TFG - Tejedor Blanco, Lucia
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Área: Contabilidad
Madrid
Junio de 2020
La vida siempre te da dos opciones: la cómoda y la difícil. Cuando
dudes elige siempre la difícil, porque así siempre estarás seguro de
que no ha sido la comodidad la que ha elegido por ti.
Adolfo Suárez
RESUMEN
A pesar de que ya hace casi veinte años desde que la Unión Europea adoptó las
normas internacionales de contabilidad emitidas por el IASB, con la finalidad de
armonizar la información financiera facilitada por las sociedades con cotización oficial,
todavía siguen existiendo discrepancias entre aquellas normas y el Plan General de
Contabilidad español. Una de las áreas donde se produce esta divergencia es en la
valoración posterior del inmovilizado material y de las inversiones inmobiliarias, debido
a la posibilidad de optar entre distintos criterios (coste, valor de revalorización o valor
razonable). Según el modelo elegido, el valor resultante será diferente, al igual que su
reflejo contable, lo que produce asimetrías informativas. El objetivo de este trabajo es
contribuir a dilucidar qué criterio es el más idóneo a fin de poder llegar a una
armonización completa que permita que la información contable presentada por las
empresas sea homogénea y comparable.
ABSTRACT
Although it has been almost twenty years since the European Union has adopted the
International Accounting Standards issued by the IASB, in order to harmonize the
financial information provided by the officially listed companies, there are still
discrepancies between those standards and the Spanish General Accounting Plan. One
of the areas where this divergence occurs is in the later valuation of property, plant and
equipment and real estate investments, due to the possibility of choosing between
different criteria (cost, revaluation value or fair value). Depending on the chosen model,
the resulting value will be different, as will its accounting reflection, which produces
asymmetry in information. The objective of this work is to contribute to clarify which
criteria is the most suitable in order to be able to reach a complete harmonization that
allows the accounting information presented by the companies to be homogeneous and
comparable.
3
ÍNDICE DE CONTENIDO
1. INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 8
2. MARCO NORMATIVO....................................................................................................... 13
2.1. Tratamiento contable del inmovilizado material en las NIC/NIFF y en el PGC:
NIC 16 frente a NRV 2ª ............................................................................................................ 13
2.1.1. Definición de inmovilizado material.......................................................................... 14
2.1.2. Criterios de reconocimiento...................................................................................... 15
2.1.3. Criterios de valoración .............................................................................................. 15
2.1.3.1 Valoración inicial ................................................................................................. 15
2.1.3.2 Valoración posterior ............................................................................................ 18
2.1.4. Baja en cuentas ......................................................................................................... 22
2.1.5. Información a revelar ................................................................................................ 22
2.2. Tratamiento contable de las inversiones inmobiliarias en las NIC/NIIF y en el PGC: NIC 40
frente a NRV 4ª ....................................................................................................................... 23
2.2.1. Definición de inversiones inmobiliarias .................................................................... 24
2.2.2. Criterios de reconocimiento...................................................................................... 25
2.2.3. Criterios de valoración .............................................................................................. 26
2.2.3.1 Valoración inicial ................................................................................................. 26
2.2.3.2 Valoración posterior ............................................................................................ 26
2.2.4. Transferencias por un cambio de uso del activo....................................................... 27
2.2.5. Baja en cuentas ......................................................................................................... 28
2.2.6. Información a revelar ................................................................................................ 28
2.3. Comparación de los distintos tratamientos contables .................................................... 29
3. LITERATURA CONTABLE PREVIA .............................................................................. 33
3.1. Causas de la disparidad normativa y problemas que ocasiona ....................................... 33
3.2. Características de los modelos de valoración. Ventajas e inconvenientes ...................... 37
3.2.1. El modelo del coste ................................................................................................... 37
3.2.2. Los modelos del valor de revalorización y del valor razonable................................. 38
3.3. Aplicación de los modelos de valoración atendiendo a los países y empresas ............... 42
4. CASO PRÁCTICO ............................................................................................................... 46
4.1 Valoración posterior del inmovilizado material ................................................................ 46
4.1.1 Solución aplicando el modelo de revalorización ........................................................ 46
4.1.2 Solución aplicando el modelo del coste ..................................................................... 48
4.1.3 Cuadro comparativo del registro contable del Inmovilizado Material ...................... 49
4
4.2 Valoración posterior de las inversiones inmobiliarias ...................................................... 50
4.2.1 Solución aplicando el modelo del valor razonable..................................................... 50
4.2.2 Solución aplicando el modelo del coste ..................................................................... 51
4.2.3 Cuadro comparativo del registro contable de las Inversiones Inmobiliarias ............. 52
5. CONCLUSIONES ................................................................................................................. 53
6. REFERENCIAS .................................................................................................................... 57
5
ÍNDICE DE TABLAS
6
ÍNDICE DE ABREVIATURAS
7
1. INTRODUCCIÓN
Reflejar la imagen fiel de la empresa, de manera que sea útil para los usuarios de la
información contable, es el objetivo principal de la contabilidad. Los criterios que eligen
las empresas para registrar sus operaciones contables son muy diversos, de forma que el
resultado reflejado será distinto dependiendo del criterio utilizado. Para que la
información que revelan las distintas empresas sea comparable, dichos criterios deben
ser lo más homogéneos posibles. Por esta razón, existen unas normas contables que son
de obligado cumplimiento para todas las empresas. Este es el objetivo de la
normalización contable, que es definida como el conjunto de normas, principios y
recomendaciones de carácter contable que tiene por finalidad conseguir que la
información emanada de la contabilidad, dentro de un país, sea homogénea,
comprensible, comparable y agregable (Muñoz Orcera, 2013, p. 117).
8
que pudieran utilizarse para las operaciones transfronterizas o la cotización en cualquier
bolsa del mundo1. Para ello, la UE adoptó las NIC y NIIF emitidas por el IASB.
Con ello se trataba de buscar y promover la transparencia, dentro del conjunto único
de normas de información financiera internacional, en el reflejo de los estados
financieros que sirven de base para la toma de decisiones a las partes interesadas, ya que
estas confían en la información en ellos revelada. Este objetivo fue establecido por la
NIIF 1 Adopción por primera vez de las Normas Internacionales de Información
Financiera, dictada para asegurar que los estados financieros elaborados con arreglo a
las NIIF contuviesen información de alta calidad que fuese transparente para los
usuarios y comparable para todos los ejercicios que se presentasen3.
1
Reglamento (CE) nº 1606/2002 (DOCE 11 de septiembre de 2002). Considerando (5). Obtenido el
17/02/2020 de https://eur-lex.europa.eu/legal-content/ES/ALL/?uri=CELEX:32002R1606.
2
Ibid. Art. 4.
3
NIFF 1. Objetivo. Instituto de Contabilidad y Auditoría de Cuentas (ICAC). Obtenido el 8/03/2020 de
http://www.icac.meh.es/Normativa/Contabilidad/Internacional/NormInterInfoFina.aspx
9
En junio del año 2002, una Comisión de Expertos presentó el Libro Blanco de la
Contabilidad4, elaborado para fijar unas líneas básicas con el fin de abordar la reforma
de la contabilidad española teniendo en cuenta el proceso de armonización contable
iniciado por la UE. En él se recomendó mantener la normativa contable española para
los estados financieros individuales y adaptarla a un marco conceptual y criterios de
valoración compatibles con el cuerpo normativo internacional, y consideró adecuado
dar la opción de aplicar voluntariamente las NIC/NIIF respecto a los estados financieros
consolidados de grupos no cotizados.
Esta línea fue la seguida por el actual Plan General de Contabilidad (en adelante,
PGC), aprobado mediante Real Decreto 1524/2007, y el PGC de Pequeñas y Medianas
Empresas (en adelante, PYMES), aprobado por Real Decreto 1515/2007, ambos de 16
de noviembre. De esta forma, en España, los grupos de sociedades con cotización oficial
tienen que presentar sus cuentas individuales conforme al PGC, y sus cuentas
consolidadas conforme a las normas internacionales contables, por lo que se generan
una serie de desajustes; y las no cotizadas pueden elegir entre aplicar el PGC o aplicar
voluntariamente las NIC/NIFF.
A pesar de que han transcurrido casi veinte años desde que se inició en Europa el
camino hacia la armonización contable, todavía existen discrepancias contables entre el
cuerpo normativo internacional y el PGC español. Una de las áreas donde se aprecia
mayormente esa discordancia es en el tratamiento contable del inmovilizado material y
de las inversiones inmobiliarias, en concreto en el tema de la valoración posterior de
dichos activos. Debido a la existencia de tres modelos diferentes de valoración, su
elección y aplicación da lugar a diferentes reflejos contables del valor de los citados
elementos patrimoniales de las empresas, siendo también distinta la información a
revelar, lo que produce asimetrías informativas. De aquí la importancia que tiene
encontrar una solución a este problema para poder llegar a una armonización completa
que permita que la información contable presentada por las empresas sea homogénea y
comparable.
4
ICAC (2002). Informe sobre la situación actual de la contabilidad en España y líneas básicas para
abordar su reforma. Madrid, España: ICAC. Obtenido el 8/03/2020 de www.icac.meh.es › 10.Libro
Blanco de la Contabilidad.pdf
10
Ante esta situación, la finalidad del presente trabajo es determinar cuáles son las
diferencias entre ambos conjuntos normativos en el tratamiento contable de los
inmuebles y demás elementos tangibles. A la vista de las respuestas obtenidas, será
necesario conocer las causas de la disparidad normativa y los problemas que ocasiona, e
identificar las características de los modelos de valoración y las ventajas e
inconvenientes en que se traducen, e indagar qué países y qué empresas usan los
distintos modelos contables. Finalmente, se presentarán una serie de conclusiones y se
intentará encontrar un punto en común que en un futuro pueda servir para reducir las
diferencias entre los sistemas contables internacional y español en el tratamiento del
inmovilizado material y de las inversiones inmobiliarias, llegando a una armonización
completa.
11
El trabajo se estructura en cinco partes. La primera corresponde a la introducción, en
la que se señala la importancia que tiene optar por aplicar la normativa nacional o la
internacional en la valoración posterior del inmovilizado material y de las inversiones
inmobiliarias. En ella se contextualiza el tema, se fijan los objetivos, tanto general como
específicos, que se pretenden alcanzar y se determina la metodología empleada para tal
fin, así como la estructura del trabajo. En un segundo apartado se expone el marco
normativo relativo al tratamiento contable del inmovilizado material y de las
inversiones inmobiliarias en las NIC y en el PGC español, señalando las coincidencias y
divergencias detectadas. En el tercer bloque, se procede a revisar la literatura contable
previa para extraer las causas que provocan las divergencias contables, las ventajas y
desventajas de los criterios contables reconocidos en la norma española y en las
emitidas por el IASB, así como en qué tipo de empresas y en qué países se aplica una u
otra normativa. El apartado cuarto, contiene un caso práctico confeccionado para poder
comprobar las diferencias valorativas que se producen al aplicar distintos criterios de
valoración posterior. Finalmente, en el capítulo quinto, tras una breve recapitulación de
los aspectos más relevantes analizados, se recogen las conclusiones derivadas de la
investigación, se señalan sus limitaciones y las posibles líneas de investigación para
futuros trabajos, y se expone una opinión personal del tema analizado.
12
2. MARCO NORMATIVO
Una de las divergencias más relevantes que se produce entre la normativa contable
internacional y la española afecta al inmovilizado material y a las inversiones
inmobiliarias. El inmovilizado material está constituido por elementos patrimoniales
tangibles, muebles o inmuebles, que una empresa tiene para su uso propio, mientras que
las inversiones inmobiliarias son los terrenos y las construcciones que posee para
alquilarlos u obtener plusvalías por ellos a largo plazo.
13
carácter estratégico para muchas empresas, cuya valoración inicial y posterior
condicionan su situación financiera y económica, así como sus resultados, por ello, es
importante el tratamiento contable que se dé a esta agrupación de elementos económicos
y financieros.
5
Deloitte (2029). NIC 16 Propiedades de Inversión. IFRS Foundation. P. A1171. Obtenido el 17/02/2020
de https://www2.deloitte.com/content/dam/Deloitte/cr/Documents/audit/documentos/niif-
2019/NIC%2016%20-%20Propiedades,%20Planta%20y%20Equipo.pdf
14
necesita para desarrollar su actividad normal, no estando destinados a su venta. Por esta
razón, permanecen en su patrimonio durante un periodo superior al año, y están solo
condicionados por el desgaste y la evolución tecnológica.
La NIC 16 señala que “todo elemento de inmovilizado material, que cumpla las
condiciones para ser reconocido como un activo, se valorará por su coste”. Ese coste
comprende su precio de adquisición (incluidos aranceles e impuestos), cualquier coste
directamente relacionado con la ubicación del activo en el lugar y en las condiciones
necesarias para que pueda operar de la forma prevista por la dirección, y los costes de
desmantelamiento o retiro del activo y de rehabilitar el lugar sobre el que se asienta.
15
Según la NRV 2ª 1 del PGC, “los bienes comprendidos en el inmovilizado material
se valorarán por su coste, ya sea éste el precio de adquisición o el coste de
producción”. Asimismo, formará parte del valor del inmovilizado material, los gastos
derivados del desmantelamiento o retiro del citado activo, como son los costes de
rehabilitación del lugar sobre el que se asienta, así como los gastos financieros que se
hayan devengado antes de la puesta en funcionamiento del inmovilizado siempre que
correspondan a una deuda específica o genérica utilizada para su adquisición y que el
inmovilizado necesite más de un año para estar en condiciones de uso.
También existe plena coincidencia en incluir como parte del costo del inmovilizado
material la estimación inicial de los costes de desmantelamiento o retirada del
elemento, entre los que se incluye la rehabilitación del lugar sobre el que se encuentra.
16
el coste del inmovilizado material recibido se medirá por su valor razonable (incluso
cuando la entidad no pueda dar de baja inmediatamente el activo entregado), salvo que
la permuta no tenga carácter comercial o no pueda medirse con fiabilidad el valor
razonable del activo recibido ni el del activo entregado. En estos casos, el coste del
activo recibido se valorará por el importe en libros del activo entregado.
17
2.1.3.2 Valoración posterior
Para la valoración de los elementos del inmovilizado material una vez que ya están
incorporados al patrimonio de la empresa, la NIC 16 permite elegir “como política
contable el modelo del coste o el modelo de revalorización” y aplicará esa política a
todos los elementos que compongan una misma clase de inmovilizado material (16.29).
El modelo del coste se establece como criterio general o tratamiento de referencia y el
modelo del valor de revalorización, como tratamiento alternativo. Sin embargo, la NRV
2ª.2 del PGC solo establece el modelo del coste para la valoración posterior de aquellos
elementos, sin contemplar la alternativa de la revalorización de los mismos. Esta es una
de las diferencias más notables entre una y otra normativa y que provoca la dificultad de
comparar a nivel internacional los estados financieros de las empresas.
Según el modelo del coste o coste histórico (NIC 16.30 y NRV 2ª.2) un elemento de
inmovilizado material se contabilizará, después de su reconocimiento inicial, por su
coste de adquisición o de producción (valoración inicial) menos la amortización o
depreciación acumulada y, en su caso, el importe acumulado de las pérdidas por
deterioro del valor. Es decir, se mantiene el coste por el que inicialmente se valoró el
activo y se actualiza mediante las amortizaciones y bajas por deterioro.
Este modelo solo permite contabilizar como gasto en la cuenta de resultados las
disminuciones en el valor de los activos, tanto irreversibles (amortizaciones) como
reversibles (pérdidas por deterioro de valor), y no los aumentos en dicho valor porque se
trata de ingresos potenciales que no deben ser imputados a aquella cuenta en virtud del
principio de prudencia que preside este modelo del coste.
18
Ejemplo 1: Diferencias de valoración posterior de un inmovilizado material
según el modelo utilizado
La sociedad LUSA cuenta con un edificio que fue adquirido para su propio uso
por un precio de coste de 300.000 €. Su amortización acumulada es de 50.000 € y
no ha tenido pérdidas por deterioro. Y la entidad estima que el valor de mercado
actual del edificio es de 500.000 €.
19
Cuando se revaloriza un activo del inmovilizado material se debe ajustar el importe
de su amortización acumulada. La NIC 16.35 señala dos formas de ajustar el importe
de la amortización acumulada del activo revalorizado en la fecha de la revalorización.
Así la amortización será:
b) Eliminada con abono a la cuenta que recoge el valor bruto en libros del activo y
ajustando el valor resultante para que alcance el importe revalorizado del activo.
Este método se suele utilizar en edificios.
Edificios 40.000
[(30.000 / 150.000) x 200.000]
Amortización acumulada de edificios 10.000
[(30.000 / 150.000) x 50.000]
Reservas de revalorización 30.000
(180.000 – 150.000)
Edificios 50.000
Edificios 30.000
Reservas de revalorización 30.000
20
En cuanto al reflejo contable de los cambios en el valor razonable, la NIC 16.39-40
distingue si, como consecuencia de la revalorización, se produce un aumento o una
disminución en el valor de un activo:
Maquinaria 20.000 €
(PN) Reservas de revalorización. Maquinaria 20.000 €
Terrenos 20.000 €
(PN) Reservas de revalorización. Terrenos 20.000 €
21
Vemos que el importe en libros de los activos incrementado tras la revalorización se
ha llevado a la cuenta de reservas de revalorización del patrimonio neto, mientras que el
importe disminuido se ha reconocido en la cuenta de resultados del ejercicio.
22
de valor; las restricciones, pignoraciones y garantías, los valores capitalizados a activos;
los contratos para compra futura de activos; las compensaciones recibidas en pérdida de
activos; el valor de depreciación del período; la depreciación acumulada; los cambios
contables; y, para los activos revaluados, la fecha de revaluación, el método usado, el
monto reconocido y los movimientos de las revaluaciones.
Por tanto, a la vista de todo lo expuesto, podemos afirmar que el tratamiento contable
del inmovilizado material en la normativa internacional y en la española no presenta
diferencias significativas, a excepción de los criterios establecidos para la valoración
posterior. Ambas coinciden en prescribir el criterio de rentabilidad para su registro, el
modelo del coste para su valoración inicial y la imputación en la cuenta de resultados de
la pérdida o ganancia obtenida al dar de baja un activo. Las divergencias se producen en
cuanto a los modelos de valoración posterior previstos, que llevan a distintos reflejos
contables dificultando la comparabilidad de la información contable.
23
La norma básica internacional dedicada a las inversiones inmobiliarias es la NIC 40,
siendo la NRV 4ª la que ofrece el tratamiento contable de este tipo de activos. La NIC
40 Propiedades de Inversión entró en vigor el 1 de enero de 2001. Se había emitido en
abril de 2000, sustituyendo a las partes de la NIC 25 Contabilidad para las inversiones
(1986) referidas a las propiedades de inversión; en diciembre de 2003 se revisa para
incluir los derechos sobre propiedades inmobiliarias mantenidas bajo arrendamiento
operativo; se vuelve a revisar en los años 2008, 2009, 2011 (como consecuencia de la
aprobación de la NIIF 13 Medición a valor razonable), 2013, 2014, 2016, 2017 y, por
último, en 20186.
Esta sería una primera diferencia entre las normativas contables internacional y
española: mientras la internacional trata singularmente a estos activos a través de la NIC
40, el PGC se remite a lo dispuesto para el inmovilizado material. Por ello, en la
comparación de ambas normativas no remitiremos en muchas ocasiones a lo dicho en el
apartado anterior. Se analizará la definición de inversiones inmobiliarias, los criterios de
reconocimiento, los criterios de valoración inicial y posterior, las transferencias por un
cambio de uso del activo, la baja en cuentas y la información revelable en las notas de la
memoria.
6
Deloitte (2029). NIC 40 Propiedades de Inversión. Obtenido el 1/03/2020 de
https://www2.deloitte.com/content/dam/Deloitte/cr/Documents/audit/documentos/niif-
2019/NIC%2040%20-%20Propiedades%20de%20Inversi%C3%B3n.pdf
24
dueño o por parte del arrendatario como activo por derecho de uso) para obtener
rentas, plusvalías o ambas, en lugar de para: (a) su uso en la producción o suministro
de bienes o servicios, o bien para fines administrativos; o (b) su venta en el curso
ordinario de las operaciones”. Es decir, se trata de inmuebles no usados en la actividad
productiva o de suministro de la empresa (que serían regulados por la NIC 16) y que no
son existencias (que serían regulados por la NIC 2).
Esta definición coincide casi plenamente con la dada por el PGC en su parte quinta,
que señala que las inversiones inmobiliarias son “activos no corrientes que sean
inmuebles y que se poseen para obtener rentas, plusvalías o ambas, en lugar de para su
uso en la producción o suministro de bienes o servicios, o bien con fines
administrativos; o su venta en el curso ordinario de las operaciones”.
7
Vid. apartado 2.1.2. Criterios de reconocimiento.
25
2.2.3. Criterios de valoración
La NRV 2ª 1 del PGC, a la que se remite la NRV 4ª, también establece como criterio
de valoración inicial el coste o precio de adquisición8. Por tanto, tampoco existen
diferencias a la hora de valorar las inversiones inmobiliarias en el momento de su
reconocimiento, siendo aplicable también lo dicho para la valoración de los activos
adquiridos mediante permuta.
Es en este punto, al igual que ocurre con el inmovilizado material, donde se presenta
la mayor divergencia entre la normativa internacional y la española. La NIC 40 permite
elegir a las empresas, como política contable, entre el modelo del valor razonable o el
modelo del coste, excepto si la propiedad de un inmueble, mantenida por el arrendatario
en régimen de arrendamiento operativo, se clasifique como propiedad de inversión, en
cuyo caso debe aplicarse obligatoriamente el modelo del valor razonable. Una vez
elegido un modelo, la empresa debe aplicar esa política a todas sus inversiones
inmobiliarias (40.30). En cambio, el PGC (por la remisión de la NRV 4ª a la NRV 2ª.2)
solo reconoce el modelo de coste para llevar a cabo esa medición posterior. De nuevo
hay que recordar que, según el modelo que se utilice, las cifras reflejadas en el balance y
8
Vid. apartado 2.1.3.1. Criterio de valoración inicial.
26
en la cuenta de resultados de la empresa serán distintos, complicando la comparación de
la información contable.
La NIC 40 permite cambiar de modelo solo si el cambio hace que los estados
financieros proporcionen información más relevante. Esto es posible si se cambia del
modelo del coste al del valor razonable, pero altamente improbable en el caso contrario.
La NIC 40.57 señala que cuando se produzca un cambio de uso en los activos
inmobiliarios, la empresa debe realizar transferencias hacia o desde sus cuentas de
9
Vid. apartado 2.1.3.2 Criterio de valoración posterior
27
inversiones inmobiliarias. Estos cambios pueden deberse a diversas circunstancias:
La información que las empresas deben incluir en las notas de la memoria, según la
NIC 40 (74-79), es muy extensa, pudiendo clasificarse en información de tipo general,
información específica del modelo del valor razonable e información específica del
modelo del coste. Entre la información genérica destaca el deber de informar sobre:
28
a) el modelo de valoración aplicado.
b) los criterios para distinguir las inversiones inmobiliarias del inmovilizado
material y de los inmuebles considerados como existencias.
c) las tasaciones realizadas por peritos.
d) las cifras de ingresos de rentas de las inversiones y gastos directos de
explotación incluidos en la cuenta de resultados.
e) las restricciones asociadas con la venta o cobro de ingresos de las inversiones.
f) las obligaciones para adquirir, construir, reparar, mantener o mejorar el activo.
También las empresas que utilicen el modelo del coste deben revelar el valor
razonable en las notas de la memoria, no ocurriendo lo mismo en el caso contrario, es
decir, no se exige a aquellas que optan por el modelo del valor razonable que
proporcionen información sobre los costes históricos. Esta circunstancia indica que la
NIC 40 establece una preferencia por el modelo del valor razonable para la medición de
las inversiones inmobiliarias, a diferencia de la NIC 16 que establece el modelo del
coste como criterio general.
29
Tabla 1. Comparación de las normativas internacional y española sobre el inmovilizado
material y las inversiones inmobiliarias
30
Tabla 2. Comparación de los modelos de valoración posterior del inmovilizado material y las
inversiones inmobiliarias
31
mientras las disminuciones patrimoniales se llevan a la cuenta de resultados, los
aumentos se contabilizan en las reservas de revalorización del patrimonio neto.
Son tres, pues, los modelos que las empresas cotizadas pueden elegir para
contabilizar sus elementos patrimoniales tangibles y elaborar sus cuentas consolidadas
conforme a la normativa internacional. Y esos tres mismos modelos pueden ser objeto
de elección por aquellas para la elaboración de las cuentas individuales y por las
sociedades sin cotización oficial si eligen aplicar las normas internacionales (si optan
por las normas españolas deberán aplicar obligatoriamente el modelo del coste, único
reconocido en el PGC). Esto provoca asimetría informativa que impide que la
armonización contable llegue a su plenitud.
32
3. LITERATURA CONTABLE PREVIA
Con el objetivo de comprender las consecuencias que implica usar los diferentes
tratamientos contables en la valoración posterior del inmovilizado material y de las
inversiones inmobiliarias reconocidos en las normativas internacional y española, se va
a revisar la literatura contable existente. Se empezará por investigar las causas que han
llevado a la disparidad normativa y los problemas que causa seguir diferentes criterios
contables, sobre todo en la valoración posterior de los citados activos. Para saber qué
modelo de valoración es más conveniente, se analizarán las características de cada uno
de ellos puestas de relieve por los diferentes estudios sobre la materia, así como los pros
y contras detectados. Finalmente, se expondrá el modelo de valoración que predomina
en los diferentes países y en las diferentes empresas.
A pesar del proceso de armonización contable iniciado desde hace ya dos décadas, la
disparidad normativa entre las normas internacionales contables y financieras y las
normas nacionales, así como entre las normas contables de los distintos países, continúa
debido a las diferencias existentes entre los distintos entornos culturales, sociales,
económicos y políticos. Mueller (como se citó en Garrido y Sanabria, 2003) ya señaló
en 1968 la importancia de los factores del entorno como causas de la diversidad
contable internacional. Garrido y Sanabria (2003) indican como causas de las
divergencias entre las diferentes normas y prácticas contables, además de los sistemas
legales y fiscales y los factores políticos y económicos y socioculturales, la multitud de
variedades de formas empresariales existentes, así como los diferentes usuarios
interesados en la información contable.
33
contables, por lo que son flexibles; la normativa fiscal (de origen estatal) es
independiente de la contable (de origen profesional); y existe una cultura popular
amante del riesgo, la apuesta y la incertidumbre.
Por el contrario, como indica el mismo autor, en los países de tradición continental,
como son la mayoría de los de la UE y Japón, las empresas prefieren buscar dinero para
su financiación en el sistema bancario y, en menor medida, en los mercados de
capitales; rige el principio de prudencia y, en consecuencia, la información financiera
está dirigida a los acreedores, sobre todo a los acreedores bancarios para garantizar la
solvencia de la empresa; las normas contables son establecidas por organismos
gubernamentales o legislativos por lo que poseen un carácter rígido; el resultado
contable sirve de base para el cálculo del resultado fiscal; y la actitud cultural es más
prudente ante el riesgo y la incertidumbre, de forma que se invierte más en productos
inmobiliarios que en productos financieros (Muñoz Orcera, 2013, p.118).
34
financieros y contables y con capacidad suficiente para la lectura e interpretación de los
estados financieros de las empresas, por lo que están en condiciones de asumir el riesgo
que suponen sus inversiones. Sin embargo, en España, como en el resto de países que
siguen el modelo continental, los acreedores son los principales usuarios de la
información contable, como señala el referido autor, pues necesitan conocer la situación
patrimonial de la empresa de forma que puedan confiar en que sus créditos van a estar
garantizados, por lo que rige en este modelo el principio de prudencia.
Ante dos sistemas contables tan distintos es muy difícil conciliar la normativa
internacional con el PGC español (Garrido y Vázquez, 2011), de ahí que, llevando lo
expuesto al tema objeto de este trabajo, se pueda comprender la divergencia de criterios
a la hora de efectuar la valoración posterior tanto del inmovilizado material como de las
inversiones inmobiliarias. El PGC, emitido por organismos públicos de los que se exige
poca ambigüedad e incertidumbre en la redacción de las normas, y basado en el
principio de prudencia que permita mostrar a los acreedores la solvencia o no de la
empresa, opta por el criterio del coste. Y ello, aunque, como consecuencia del proceso
de armonización, el principio de prudencia haya sido desplazado por el de imagen fiel,
de origen anglosajón, considerándose, como dicen Cañibano y Herranz (2013) “un
verdadero macroprincipio de la contabilidad” (p.58).
En cambio, las NIC 16 y 40 permiten utilizar, junto al modelo del coste, un criterio
de medición basado en el valor razonable que, como indican Navarro y Pérez (2009),
“generaría estados financieros más útiles para representar la imagen fiel del patrimonio
de la empresa” (p. 141). Es decir, se persigue que la información sea lo más relevante y
útil posible para los inversores, destinatarios principales de esa información según el
modelo anglosajón, que condicionan su inversión a las perspectivas de lograr buenos
resultados anuales y al dividendo repartido.
35
adecuadas (Garrido y Sanabria, 2003). Y el problema se agrava cuando se trata de
comparar informes elaborados y presentados por empresas ubicadas en diferentes países
que utilizan métodos y criterios contables distintos. Y eso a pesar del avanzado estado
del proceso de armonización que pretende conseguir, según señaló García Benau en
1995 (como se citó en Garrido y Sanabria, 2003) “que la información publicada por las
empresas de los distintos países sea equivalente y comparable” (p.59).
36
En resumen, se puede señalar que entornos contables distintos han dado lugar a
sistemas contables diferentes. La normativa contable, según se base en un modelo u
otro, establecerá unos criterios y principios contables diferentes. Y según se usen unos u
otros criterios, las cifras de los resultados y del patrimonio reflejadas en los estados
financiaros serás distintas, creando problemas de comparación. Por ello, estando basado
el modelo IASB en el anglosajón y el español en el continental, es lógico que existen
aún hoy en día divergencias entre sus normativas contables, teniendo en cuenta, además,
que España, como cualquier otro país perteneciente al sistema legalista, es reacio a
abandonar su tradición contable y quiere conservar los rasgos que caracterizan su
sistema contable, aunque con el tiempo, es de esperar que se vaya cediendo y se llegue a
un punto intermedio.
Como ya hemos dicho, las NIC 16 y 40 permiten una valoración de los activos
inmobiliarios en función de su coste o mediante la aplicación del valor de revalorización
para el inmovilizado material o del valor razonable para las inversiones inmobiliarias.
Para comprender el por qué una empresa opta por un criterio u otro es necesario revisar
la literatura contable acerca de las características principales de cada uno de ellos y
analizar las ventajas e inconvenientes que resultan de esas características, tanto para las
empresas como para los usuarios de los estados financieros. El vigente y actual debate,
como ahora veremos, sobre aplicar un modelo u otro de valoración posterior se centra
fundamentalmente en el predominio de la fiabilidad o de la relevancia de la información
financiera.
El modelo del coste está basado en la fiabilidad, una de las cualidades esenciales de
la información contable, pues, como menciona De Andrés y Lorca (2002), “es siempre
imparcial, objetivo y verificable” (p. 19). La fiabilidad significa que los usuarios de los
estados financieros confían en la información contable proporcionada por la empresa. Y
confían porque el modelo del coste se apoya en el principio de prudencia para la
realización de estimaciones, de forma que se contabilizan los beneficios solo cuando se
producen y las pérdidas cuando se conozcan, aunque luego no lleguen a producirse.
37
Además, como señalan Molina, Ramírez y De Vicente (2009), el criterio del coste
aporta objetividad y verificabilidad, características principales de la fiabilidad, ya que el
valor o coste de adquisición de un activo inmobiliario se puede comprobar fácilmente.
Y es un método menos costoso, como señala Gonzalo Angulo (2003), pues no hay que
estar revisando continuamente el valor de los inmuebles evitando, por ejemplo, los
costes de las tasaciones de dichos activos.
Otras ventajas son la menor volatilidad que introduce en los resultados (Menéndez
Alonso, 2007), ya que el valor del inmueble apenas se aleja del precio inicial con el
paso de los años, así como el reflejo más inmediato en los estados contables de los
cambios en el entorno económico y en la situación financiera de la empresa.
38
De esta forma, al exponerse valores presentes más cercanos a la realidad económica
de las empresas, los usuarios de los estados financieros encuentran en ellos una
información fundamental al analizar el rendimiento económico de la entidad que les
permite tomar decisiones más adecuadas (García y Zoiro, 2002).
En un estudio realizado por Hervás (2005) sobre empresas vascas que optaron por
revalorizar sus activos fijos, se concluye que la revalorización proporciona valores
contables más acordes a la realidad económica y mejoran, en consecuencia, la imagen
fiel de sus cifras contables. Este autor señala la necesidad de “evolucionar hacia las
corrientes más actuales que dotan a la contabilidad de una herramienta de información
actual y oportuna encaminada hacia el valor razonable” (p. 49).
Distintos autores vienen señalando desde hace años que el valor razonable, frente al
modelo del coste, aporta información más oportuna, consistente, y algunos lo hacen
referido al inmovilizado material como Aboody, Barth y Kasznik (1999). Para
Herrmann, Thomas y Saudagaran (2006) el modelo del valor razonable prevalece sobre
el coste en la valoración de los inmuebles ya que posee mayor valor predictivo y
confirmatorio, características principales de la relevancia.
Finalmente, como indica Muller, Riedl & Sellhorn (2008), el valor razonable supone
un incremento de la comparabilidad con ciertos grupos cotizados europeos.
39
Entre los inconvenientes de aplicar el valor razonable en la medición de las
propiedades inmobiliarias, los estudiosos del tema señalan que introduce volatilidad en
la cuenta de resultados de la empresa, ya que el reconocimiento de beneficios aún no
obtenidos impacta directamente en dicha cuenta, así como en los mercados financieros
al alejarse el valor del activo del precio inicial conforme pasa el tiempo, sobre todo en
los casos de empresas inmobiliarias por las inversiones en inmuebles para alquilarlos
(Muller et al., 2008).
Pero la literatura contable se centra en comparar el modelo del coste y el modelo del
valor razonable, deduciendo sus ventajas e inconvenientes, existiendo pocos estudios
sobre el modelo del valor de revalorización. Este modelo, como señala Bada (2016),
tiene las mismas ventajas que las señaladas para el modelo del valor razonable pero los
inconvenientes se reducen. A diferencia del modelo de valor razonable, en que los
aumentos de valor de los activos se contabilizan como mayores ingresos en la cuenta de
resultados, el modelo de revalorización los registra como reservas en el patrimonio neto,
de forma que no se infla artificialmente el resultado anual de la empresa, aportando con
ello mayor fiabilidad de la información contenida en los estados financieros y menor
volatilidad en la cuenta de resultados de la empresa, limitando, asimismo, los efectos
pro cíclicos futuros.
40
Por su parte, Herrmann, Saudagaran y Thomas (2006) critican las normas americanas
emitidas por el FASB, que prohíben las revalorizaciones del inmovilizado material, y
afirman que la medición de estos activos según el modelo de revalorización, de acuerdo
a la NIC 16, aporta más relevancia para la toma de decisiones que el uso del modelo del
coste.
En definitiva, cada modelo presenta unas ventajas y unas desventajas. Por eso el
debate sobre cuál es el más conveniente está muy abierto. Lo cierto es que, si se quiere
llegar a una armonización completa de la normativa contable, sería aconsejable tender
hacia la aplicación del valor razonable, modelo preferente en la valoración de
inversiones inmobiliarias, aunque revisando aquellos puntos que puedan resultar más
conflictivos. Como señala Ciríaco (2009):
“No negaré que el valor razonable tiene debilidades muy significativas por
resolver, pero, como hemos dicho, tiene la relevancia, aunque debe ganar, y
puede hacerlo, en fiabilidad. En cambio, el coste de adquisición quizás tenga
41
la fiabilidad, pero nunca podrá estar dotada de la característica de
relevancia, al faltarle la calidad en sus cifras”.
Para continuar entendiendo por qué las empresas prefieren utilizar un modelo u otro
en el tratamiento de sus propiedades inmobiliarias, de acuerdo con la dualidad permitida
por las normas internacionales, vamos a ver en qué países predomina o es obligatorio un
modelo de valoración u otro y qué tipo de empresas opta por cada uno de ellos.
También, el mismo estudio señaló como otros motivos para que las empresas del
sector inmobiliario optaran antes de la adopción de las NIFF por el modelo del valor
razonable, el propósito de mostrar un compromiso de transparencia en la información
financiera por medio de la adopción voluntaria de las mismas antes del año 2005, así
como el ser auditadas por una de las cuatro grandes empresas de auditoría (Deloitte,
PricewaterhouseCoopers, KPMG y Ernst & Young). Finalmente, se indica que las
empresas que no proporcionan información sobre el valor razonable, siendo menos
transparentes, tienden a estar domiciliadas en países con un sistema judicial menos
eficiente y con niveles más altos de corrupción.
42
En el entorno europeo, un estudio de Boukari y Richard (2007) sobre los grupos
cotizados franceses, concluye el limitado impacto que la adopción de las NIIF produjo
en ellos. Excepto ciertas empresas de inversión inmobiliaria que usaron el modelo de
revalorización para medir los activos inmobiliarios y terrenos, no se constata un uso
masivo del modelo de revalorización contenido en la NIC 16, a pesar de que son
muchos los expertos contables que apuestan por este modelo como modelo superior al
del coste.
Christensen y Nikolaev (2009) analizaron el uso del modelo del valor razonable para
medir activos no financieros por empresas de Alemania y de Reino Unido, dos países
con sistemas contables distintos. Llegaron a la conclusión de que las empresas utilizan
el valor razonable cuando las valoraciones puedan realizarse a un bajo coste, como
ocurre con las propiedades inmobiliarias. Para la revalorización de otros activos del
inmovilizado material, se requieren costes elevados. Por ello, serán las empresas del
sector inmobiliario quienes más utilicen este modelo, prefiriendo el resto optar por el
modelo del coste. Además, si se deja a la elección de la empresa usar uno u otro
modelo, concluyen estos autores que sería poco probable que el modelo de
revalorización del inmovilizado material fuera el modelo más usado.
En esta misma línea se encuentran Dahl y Nyman (2012), que en sus investigaciones
concluyeron que las empresas suecas prefieren utilizar el modelo del coste sobre el de la
revalorización para medir los activos que componen el inmovilizado material, dado que
su objetivo es presentar números confiables.
Si se analizan países de América Latina, Suardi et al. (2015) señalan que las
empresas cotizantes argentinas apenas usan el modelo de revalorización ya que
entienden que no les aporta mayores beneficios económicos que el empleo del modelo
del coste. Estos autores comprobaron en su estudio que la mayoría de las empresas que
optaron por la revalorización lo hicieron para medir sus inmuebles, ya que para este tipo
de activos existe un mercado activo que facilita el poder determinar su valor razonable.
43
aplicando en los periodos posteriores hasta 2015. Concluyen que este modelo provoca
un importante aumento en el valor contable del patrimonio de las empresas. Si bien es
cierto que en Chile existe una situación particular de las empresas del sector de
distribución eléctrica y gas pues tienen que estimar el llamado Valor Nuevo de
Reemplazo de sus instalaciones para llegar a un valor justo del inmovilizado material.
En cuanto a la preferencia de las empresas entre el modelo del coste o los modelos
basados en el valor razonable de los activos inmobiliarios, de la revisión de la literatura
contable se extrae la predilección por el criterio del valor razonable en caso de empresas
del sector inmobiliario y de la construcción. En España, durante la época de crecimiento
económico las empresas del sector inmobiliario, cuyas inversiones inmobiliarias
constituyen una parte importante del objeto de su negocio, eligieron el modelo del valor
razonable señalado en la NIC 40. Álvarez, Horno y Restrepo (2016) recogen como
empresas que a partir de 2005 aplicaron el modelo del valor razonable a sus inversiones
inmobiliarias, Quabit Inmobiliaria, Inmobiliaria Colonial o Nyesa Valores Corporación,
a las que se unieron tras la crisis de 2008, Realia, o Merlin Properties.
En este mismo sentido se pronuncian Navarro y Pérez (2009), que realizaron una
encuesta a los responsables de la contabilidad de 151 empresas españolas del sector de
la construcción, concluyendo que estos perciben que el valor razonable de los inmuebles
puede generar estados financieros más útiles para representar la imagen fiel del
patrimonio de la empresa que si utiliza el modelo del coste histórico.
Igualmente, Molina et al. (2010), estudiando los grupos cotizados españoles, señalan
que el modelo del valor razonable se aplica por empresas cuyas características exigen
mayor demanda de información y que tienen un compromiso de mayor transparencia en
la información financiera. Esto ocurre en las empresas cuyas inversiones inmobiliarias
predominan en el total de sus activos, de forma que tanto accionistas como inversores
demandan una información relevante como es la proporcionada por el valor razonable.
Sin embargo, cuando aumenta el impacto del valor razonable sobre los activos de la
empresa, esta opta por el modelo del coste para evitar que los usuarios de la información
contable puedan interpretar que la elección del valor razonable es una decisión
oportunista destinada a la gestión del resultado y del patrimonio de la empresa. También
44
concluyen que la elección del modelo de valoración está relacionada con el auditor de
las cuentas anuales.
Y este mismo autor señala que el aumento del valor de los activos, al revalorizarse,
disminuye la ratio de rentabilidad de la empresa, por lo que serán las empresas más
rentables y con mayor liquidez las que optarán por el modelo de revalorización. Y,
finalmente, también observa diferencias por sectores, siendo el primario y el secundario
más propensos a la revalorización que el terciario, dejando al margen las empresas
inmobiliarias que, como hemos dicho, son las que más utilizan el modelo del valor
razonable.
45
4. CASO PRÁCTICO
46
Por la amortización anual de la construcción del primer año:
47
Tras la revalorización el edificio queda valorado en 335.000 € y la nueva
cuota de amortización anual será de 18.611,11 € (335.000 € / 18 años).
48
La valoración posterior del edificio es de 315.000 €, que resulta de restar a
su valor inicial el importe de la amortización acumulada de los dos años
(350.000 - 35.000). No se tiene en cuenta el valor razonable porque en este
modelo se mantiene el coste por el que inicialmente se valoró el activo y se
actualiza mediante las amortizaciones y bajas por deterioro.
49
4.2 Valoración posterior de las inversiones inmobiliarias
50
Por tanto, el importe de la revalorización es de 20.000 € (370.000 –
350.000).
Conforme a la NIC 40, si se opta por el modelo del valor razonable las
inversiones inmobiliarias quedan valoradas al valor razonable. Así, en este
caso el edificio destinado a arrendamiento queda valorado en 370.000 €.
51
Por la amortización anual de la construcción:
Fecha Cuenta Debe Haber
31/12/16 Amortización de inversiones 17.500
inmobiliarias (682)
52
5. CONCLUSIONES
Para concluir este trabajo debemos recordar el objetivo que nos planteamos al
iniciarlo, que consistía en poner de manifiesto las diferencias existentes entre la
normativa contable internacional y la española en el tratamiento del inmovilizado
material y de las inversiones inmobiliarias, a fin de buscar un punto en común que
permita lograr una armonización internacional más completa de las normas contables.
Como hemos señalado en el marco normativo, la principal diferencia se encuentra en la
valoración posterior de estos activos patrimoniales, ya que mientras que el PGC solo
prevé el modelo del coste, la normativa internacional permite optar por el modelo del
valor de revalorización para el inmovilizado material y por el del valor razonable para
las inversiones inmobiliarias. Aunque la comunidad contable destaca, en general, la
superioridad de estos dos modelos, muchas empresas siguen utilizando el modelo del
coste, sin que sea posible llegar a una estandarización contable internacional.
53
proporcionar una información relevante y útil, que refleje la imagen fiel de la empresa,
y lo más actualizada posible para que puedan tomar sus decisiones de acuerdo a ella.
Por otra parte, inclinarse por un método u otro de valoración depende de los recursos
con los que cuente cada empresa y con la existencia o no de un mercado en el que
coticen estos activos. Así, las empresas del sector inmobiliario y de construcción, cuyas
propiedades de inversión representan una parte sustancial de las actividades de su
negocio, optarán por el modelo del valor razonable ya que les ofrece mayores ventajas,
como son los bajos costes de las valoraciones posteriores al contar con mercados activos
de los que se pueden obtener fácilmente los valores razonables. Además, el modelo de
revalorización se aplica a los elementos del inmovilizado material que sufren
habitualmente incrementos sustanciales en el precio que hacen que su valor contable sea
poco significativo respecto a su valor real o de mercado.
Finalmente, existen razones de tipo práctico. A las sociedades cotizadas que preparan
sus cuentas individuales siguiendo el modelo del coste, les resulta más fácil y cómodo y
menos costoso elaborar de la misma forma las cuentas consolidadas, no teniendo así que
duplicar el trabajo.
54
información contable que verán a la empresa con unos activos del inmovilizado material
fuertes. En cambio, siguiendo el criterio del valor razonable, las plusvalías se
contabilizan como ganancias en la cuenta de resultados.
En tercer lugar, las diferencias valorativas tan grandes que se producen al utilizar los
diferentes modelos contables (sobre todo entre el del coste y el del valor razonable) nos
llevan a concluir que es necesaria la unificación de criterios, debiendo eliminarse la
posibilidad de optar entre dos alternativas (las sociedades siempre optarán por la que
consideren más beneficiosa). Solo así se podrán eliminar las asimetrías informativas
cumpliendo el objetivo establecido en la NIFF de que la información contable
internacional sea comparable.
En cuarto lugar, los hallazgos del trabajo de investigación nos permiten proponer el
criterio del valor de revalorización como punto común de los tres modelos de valoración
posterior estudiados: está basado en el valor razonable, de forma que refleja de forma
fiel el valor real de la empresa, pero se detraen las amortizaciones y los deterioros de
valor acumulados como en el modelo del coste. Además, mientras las disminuciones
patrimoniales se llevan a la cuenta de resultados, como en los modelos del coste y del
valor razonable, los aumentos se contabilizan en las reservas de revalorización del
patrimonio neto y no en la cuenta de pérdidas y ganancias, de forma que no se infla
artificialmente el resultado anual de la empresa. Por ello, el modelo de revalorización
debería incorporarse a la normativa española.
55
Para terminar, mi opinión personal sobre el tema investigado es que es muy difícil
que, en países con tradición contable continental, como ocurre en España, las empresas
abandonen el modelo del coste, modelo obligatorio por la normativa nacional antes de
entrar en vigor las Normas Internacionales de Información Financiera; y, sobre todo,
aquellas en las que las inversiones inmobiliarias son menos importantes sobre el total de
activos. Además, existiendo libertad para que las empresas cotizadas españolas
presenten sus cuentas individuales siguiendo el PGC, es lógico que eviten la doble
contabilidad que supone presentar sus cuentas consolidadas usando un modelo distinto
al del coste. Esto no obsta para que yo considere personalmente que el criterio del valor
de revalorización es el que mejor refleja la imagen fiel y actualizada de la empresa y
que la evolución del sistema contable español debería ir por esta línea.
56
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