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Conductismo - Wikipedia, La Enciclopedia Libre

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Conductismo

corriente de la psicología

Se ha sugerido que este artículo o sección sea fusionado con Psicología conductista.

El conductismo, según John B. Watson, es


el estudio experimental objetivo y natural
de la conducta, excluyendo la conciencia y
la introspección.[1] ​Para Burrhus Frederic
Skinner el conductismo es una filosofía de
la ciencia de la conducta,[2] ​definió varios
aspectos esenciales de su objeto de
estudio y a diferencia de Watson se centró
en describir las leyes generales que rigen
la conducta.[3] ​El objeto de estudio de la
psicología y la forma en cómo se concibe
la conducta es entendida de diversos
modos, según el enfoque desde el que se
vea.

John B. Watson
B.F. Skinner en el Departamento de Psicología de Harvard, alrededor de 1950

Se pueden identificar más de diez formas


de conductismo,[4] ​desde el propuesto por
Watson hasta nuestros días; pasando por
el conductismo de Tolman, Hull y Skinner,
el interconductismo y la psicología
interconductual de Kantor, el conductismo
teleológico de Rachlin, empírico de Bijou,
teórico de Staddon y biológico de
Timberlake, el contextualismo funcional
de Hayes, etc. Las formas más estrictas
de conductismo, que excluyen el estudio
de la conciencia, se consideran como
obsoletas desde los años 1950s [5] [6]
​ [7]
​ [8]
​ ​
[9] [10]
​ ​(véase revolución cognitiva).

Jacob Robert Kantor define el


conductismo como «una renuncia a las
doctrinas del alma, la mente y la
conciencia», para ocuparse del «estudio
de los organismos en interacción con sus
ambientes». En términos más amplios, lo
considera como equivalente al término
ciencia (Kantor 1968, cit. por Campos,
1973, p. 91), dado que se ocupa de la
naturaleza a partir del «principio del
comportamiento». Así, la química estudia
el comportamiento de los elementos y la
sustancia, la física estudia el
comportamiento de la materia y sus
propiedades, la astronomía estudia el
comportamiento de los astros y galaxias, y
la psicología estudia las interacciones
entre los organismos y su entorno.

El desarrollo del conductismo privilegió


algunos enfoques más que otros, que
descendían directa o indirectamente de
los anteriores, pero finalmente fue el
sistema de Skinner (1938) el que llegó a
ser dominante desde la década de los
cuarenta.

Características principales
Condicionamiento clásico: Proceso de
aprendizaje mediante el cual se asocia
un estímulo inicial (por ejemplo el olor a
comida) que provoca en el organismo
una respuesta incondicionada regular y
mensurable (por ejemplo salivación),
con un evento neutro (por ejemplo un
ruido) que no provocaba respuestas
antes del condicionamiento. Luego de
varias presentaciones en contigüidad
espacio-temporal, el evento neutro
adquirirá las funciones del estímulo
inicial, provocando la misma respuesta
que aquel. De este modo, un ruido
podría terminar evocando la salivación
del organismo.
Condicionamiento operante: Proceso de
aprendizaje por el cual una acción en
particular es seguida por algo deseable
(lo cual hace más factible que la
persona o animal repita la acción) o por
algo no deseable (lo cual hace menos
factible que se repita la acción). Un
estudiante, por ejemplo, estudia durante
varias horas porque anteriormente el
estudio le proporcionó satisfacción
intelectual, notas altas o elogios de sus
padres. Su aplicación es consecuencia
del condicionamiento operante.

En suma, «conductismo» constituye una


manera de estudiar lo psicológico, o
cualquier fenómeno del mundo, desde la
perspectiva de una ciencia de la conducta,
sin mentalismo (atribuciones dualistas
extramateriales como el alma o la mente).
Los partidarios del conductismo sostienen
que este no es reduccionista porque no
utiliza explicaciones tomadas de
disciplinas como la neurología, la lógica, la
sociología o el procesamiento de datos.
Sin embargo, desde la perspectiva del
resto de las teorías de la psicología, el
conductismo incurre en reduccionismo
conductista, al considerar que "todo es
conducta" (la cognición, las emociones,
etc.) y que lo que no es conducta
observable en laboratorio (por ejemplo los
códigos culturales, creencias religiosas,
etc.) es irrelevante o es inexistente.

Esto no significa dejar de lado los


procesos cognitivos como tantas veces se
malinterpreta,[cita requerida] sino
considerarlos como «propiedades de la
conducta en función». O sea,
comportamientos sujetos a las mismas
leyes que el comportamiento manifiesto
que involucran respuestas lingüísticas y
sensoriales de tipo encubierto, las cuales,
para ser investigadas deben especificarse
en términos del tipo de interacción,
amplificarse mediante aparatos o acudir al
autoinforme del individuo.

Existe también una clase especial de


conductismo denominado
«metodológico», que no se guía sobre la
base de las precedentes consideraciones
filosóficas ni teóricas, sino simplemente
en función a criterios pragmáticos de
abordaje objetivo de la conducta como
referente observable inmediato de
fenómenos «internos». Este no es más
utilizado.
Origen
Esta corriente tiene su origen en los años
10, en 1913 de la mano de J. B. Watson,
quien fue un psicólogo que tenía una gran
influencia en esta época y trabajó en la
Universidad John Hopkins al momento de
escribir el artículo que se conocerá como
“El Manifiesto Conductista”, el título de
este artículo era “Psychology as the
behaviorist views it”, de esta obra nació la
escuela del conductismo, esta obra se vio
influida por la filosofía naturalista, por
Darwin y la evolución. Él consideraba la
psicología una ciencia natural y con una
importante aplicación social. Esta obra
destacó en su momento porque abogaba
por un estudio objetivo de la conducta, ya
que para Watson la psicología se tenía
que estudiar como la física o la química,
es decir, había que estudiar la psicología
desde fuera, sin método introspectivo. En
esta obra Watson hizo mucho énfasis en
el ambiente, es decir, le da mucha
importancia a la sociedad para hablar del
comportamiento del individuo.

Críticas

Crítica de Noam Chomsky

Una de las críticas más conocidas al


conductismo fue realizada por el lingüista,
filósofo y científico cognitivo Noam
Chomsky en su revisión del libro Verbal
Behavior (1957) de B. F. Skinner.[11] ​En
este libro Skinner esboza una teoría para
explicar la adquisición del lenguaje en la
infancia basándose en el
condicionamiento operante y las
contingencias de reforzamiento. Chomsky
(1959) en cambio tiene una teoría
innatista y logicista sobre la sintaxis del
lenguaje, la teoría de la gramática
generativa. De acuerdo a la postura de
Chomsky, el cerebro humano tendría un
módulo genético especializado para la
adquisición del lenguaje. La crítica que
dirigió entonces al ambientalismo de
Skinner se basa en que un animal no
humano (un perro, por ejemplo) sin
importar cuánta cantidad de exposición al
lenguaje y de reforzamientos y
recompensas se le proporcionen, nunca va
a entender ni hablar el lenguaje humano.
En cambio, los niños lo aprenden en poco
tiempo a pesar de la enorme variedad de
ambientes y culturas, lo que implicaría que
la conducta verbal no se basa
simplemente en asociaciones aprendidas,
sino que involucra mecanismos
neurocognitivos evolutivamente
determinados.[12] ​
Neurociencia cognitiva

Desde la neurociencia cognitiva también


algunos autores han formulado distintas
críticas a la teoría conductista, entre ellos
están John Pinel, Gerald Edelman, Antonio
Damasio, Charles Randy Gallistel y F.
Javier Álvarez-Leefmans.

John Pinel y Steven Barnes critican la


tendencia académica a pensar en
dicotomías tales como “¿es fisiológico o
psicológico?” o “¿es heredado o
aprendido?”. La dicotomía herencia vs.
crianza se manifestó, dicen estos autores,
en la psicología conductista de la primera
mitad del siglo xx, que en Estados Unidos
estaba totalmente comprometida con el
polo de la crianza (aprendizaje) en
detrimento de la herencia genética.
Ejemplifican esto con la famosa frase de
John Watson, quien dijo que si le dan 12
niños saludables podría hacer de
cualquiera de ellos un médico, abogado,
artista o ladrón, con solo controlar el
ambiente donde se criaran. Al mismo
tiempo, en Europa el estudio de la
conducta animal era llevado a cabo en la
etología que, en contraste con el
conductismo de Estados Unidos, se
focalizaba en estudiar las conductas
instintivas, comunes a todos los
miembros de una especie, enfatizando la
naturaleza heredada (no aprendida) de
tales comportamientos.

De acuerdo a Pinel y Barnes, ambas


posturas, la norteamericana y la europea,
estaban equivocadas al solo acentuar un
aspecto del origen de las conductas,
negando el otro. En cambio, la conducta
surge de la interacción entre genes y
ambiente, pues la experiencia modifica la
expresión de los genes de cada
individuo.[13] ​

Gerald Edelman en su libro Bright Air,


Brilliant Fire afirma que la idea de que el
único objeto de estudio científico de la
psicología es la conducta es “extrema” y
señala que esta postura fue adoptada por
John Watson y B. F. Skinner. Este autor
critica al abordaje conductista por haber
ignorado, debido a su metodología,
fenómenos como las gestalt perceptivas
estudiadas por los psicólogos de la
gestalt. Edelman también menciona los
experimentos del psicólogo cognitivo y
social Frederic Bartlett sobre la memoria,
entre otros, y concluye que la biología y
naturaleza humana mostraron las
limitaciones del paradigma
conductista.[14] ​
En su libro Second Nature. Brain Science
and Human Knowledge Edelman señala la
necesidad de una “epistemología basada
en el cerebro”, y propone su teoría de la
consciencia como activación de patrones
neuronales reentrantes en el sistema
talamocortical como explicación del
aprendizaje, la memoria y la conducta.
Añade: “El conductismo, filosófico o de
otro tipo, es rechazado por la
epistemología basada en el cerebro, que
considera que los actos mentales son
conscientes.” (Edelman, 2006, p. 155)[15] ​

Antonio Damasio en su libro Sentir Lo Que


Sucede critica la equiparación entre la
mente y la conducta:[16] ​

“La resistencia en
ciertos ámbitos
científicos al uso de
observaciones
subjetivas es simple
revisitación de un añejo
argumento de los
conductistas, para
quienes solo las
conductas (no la
experiencia mental)
pueden ser estudiadas
objetivamente, y de los
cognitivistas, que
postulan la ineptitud del
estudio de conductas
para abarcar la
complejidad humana.
La mente y su
consciencia son
fenómenos
prioritariamente
privados, aunque
ofrezcan diversos signos
públicos al observador
interesado. La mente
consciente y sus
propiedades
constitutivas son
entidades reales, no
ilusiones, y deben ser
investigadas como lo
que son, esto es,
experiencias personales,
privadas y subjetivas.
(…) La idea de que la
naturaleza de la
experiencia subjetiva
pueda ser captada
eficazmente por el
estudio de sus
correlatos conductuales
es errónea. Aunque
mente y conducta sean
fenómenos biológicos,
mente es mente y
conducta es conducta.
Pueden relacionarse, y
la relación será más
precisa conforme
progrese la ciencia, pero
mente y conducta son
diferentes en lo tocante
a sus especificaciones
respectivas.”
Antonio Damasio, 2000,
pp. 335-336

Otro neurocientífico, Charles Randy


Gallistel, desarrolló una teoría
experimental del aprendizaje animal que
explica los procesos que eran explicados
en términos conductistas, pero ahora en
términos cognitivistas actuales. Gallistel
se basa en el trabajo anterior del
psicólogo experimental Robert Rescorla,
quien explicó que el aprendizaje asociativo
en animales depende de la cantidad
subjetiva de información disponible para
el organismo, no solo de las
características objetivas del entorno.
Rescorla postuló que el animal utiliza
representaciones mentales de su entorno
y puede asociar las representaciones en
su memoria, en lugar de solo asociar
estímulos y respuestas. Continuando esta
línea teórica y experimental, y
formulándola más claramente aún que
Rescorla en términos de ciencia cognitiva,
Gallistel plantea que en el
condicionamiento los animales en realidad
no asocian estímulos y respuestas sino
que procesan información cognitiva sobre
su entorno.[17] [18]
​ ​Con respecto a la
conducta instrumental y dirigida a metas,
Gallistel sostiene que el condicionamiento
operante, tal como era conceptualizado
tradicionalmente, no existe:[19] ​

“Creo que la perspectiva


que he estado
defendiendo socava la
idea del
condicionamiento
operante como un
proceso distinto.
Actualmente estoy
preparando un artículo
basado en nuevos
experimentos con el
emparejamiento en el
ratón que, creo, socavan
aún más la idea de que
el animal ajusta su
comportamiento sobre
la base de las
recompensas que ha
producido la conducta,
que es, por supuesto, la
idea clave en el
condicionamiento
operante. Uno tiene que
hacer la distinción sutil
entre lo que el animal
aprende sobre el mundo
a través de su
comportamiento (por
ejemplo, el alimento se
encuentra en ese lugar
con frecuencia X) y lo
que el animal aprende
sobre el efecto de su
comportamiento en el
mundo (ir a ese lugar
produce comida con
frecuencia X). Nuestros
resultados sugieren que
sólo importa lo primero,
mientras que, a nivel
teórico, siempre se hizo
hincapié en lo segundo
para comprender el
comportamiento
operante”.
C. Randy Gallistel

En el contexto latinoamericano, el
neurocientífico mexicano Francisco Javier
Álvarez-Leefmans, investigador de la
fisiología molecular y celular de las
moléculas de proteína que transportan
iones de cloruro a través de la membrana
plasmática de neuronas y células
epiteliales, señala que “por algún tiempo, a
consecuencia de la nefasta influencia del
conductismo, la psicología ignoró o
incluso negó la existencia de la
conciencia” (Álvarez-Leefmans, 1998, p.
51), sin embargo al decaer el conductismo
en los 1960s la conciencia comenzó a ser
un objeto de estudio importante para
neurobiólogos como Penfield, Adrian, y
Mountcasltle, entre otros. Hoy es
estudiada por investigadores como
Edelman, Crick, Llinás y Damasio. De
acuerdo a Álvarez-Leefmans, el estudio de
la conciencia hoy es una de las
prioridades en la neurociencia, hasta el
punto que prácticamente no es posible ser
un neurocientífico sin abordarla.[20] ​

Terapia de conducta
La terapia de conducta (o terapia
conductual) incluye una variedad de
procedimientos terapéuticos derivados de
los principios del condicionamiento
clásico y operante. Fue desarrollada
durante los años 1950s por Joseph Wolpe,
Hans Eysenck y otros autores.

Las técnicas incluyen el moldeamiento


(reforzar progresivamente conductas del
paciente que se van acercando a la
conducta deseada), la desensibilización
sistemática (construir junto al paciente
una jerarquía de estímulos ansiógenos e ir
exponiéndole progresivamente a los
estímulos, partiendo desde los menos
hasta los más ansiógenos), la inhibición
recíproca (producir una conducta
incompatible para extinguir otra conducta)
y muchas otras.

Existen estudios que indican que la terapia


de conducta ha demostrado ser útil para
tratar varios problemas como la depresión,
adicciones, trastornos de personalidad y
trastornos de ansiedad.[21] [22]

Denuncias sobre estudios de


resultados de Eysenck

Eysenck sostuvo en una serie de


publicaciones entre los 1950s y 1990s que
la terapia conductual es exitosa y el resto
de psicoterapias no lo son.[23] [24]
​ [25]
​ [26]
​ ​
Sin embargo, en lo que respecta a Eysenck
específicamente, varios investigadores
independientes, incluidos Anthony Pelosi,
David Marks, Henk van der Ploeg,
Hermann Vetter, Roderick Buchanan y el
King’s College London (universidad donde
Eysenck fue profesor desde 1955 a 1983),
han denunciado grave falseamiento de
datos en varios estudios publicados por él
desde los años 50s hasta los 90s.[27] [28]
​ ​
[29] [30]
​ [31]
​ ​

El crítico y escéptico David Marks[27] ​


sostiene sobre las investigaciones
publicadas por H. J. Eysenck y R.
Grossarth-Maticek y sus afirmaciones de
poder prevenir el cáncer con terapia
conductual:

“Hay múltiples aspectos


de estas afirmaciones
que son imposibles de
creer. Por ejemplo, la
afirmación de que la
biblioterapia que
consiste en lectura
casera puede reducir la
mortalidad relacionada
con enfermedades
humanas en un 50 por
ciento es totalmente
imposible de creer. Los
datos están tan lejos del
límite de una
distribución normal de
tamaños de efecto, que
ciertamente nunca
podrían haber sucedido
sin error. H. J. Eysenck y
R. Grossarth-Maticek
legítimamente podrían
ser canonizados como
“San Hans” y “San
Ronald” por hacer tales
milagros si se pudieran
probar sus
afirmaciones, lo que
nunca sucederá. Para su
eterna vergüenza, los
intentos de Hans
Eysenck de desacreditar
los vínculos causales
bien establecidos entre
el tabaquismo y el
cáncer mientras recibía
grandes sumas de la
industria tabacalera son
uno de los engaños más
vergonzosos cometidos
por cualquier científico
del siglo XX.”
David Marks.

Durante 2020 la International Journal of


Social Psychiatry, la Journal of the Royal
Society of Medicine y otras revistas
emitieron 64 expresiones de preocupación
y 14 retractaciones de papers de Eysenck.
Los críticos denuncian que es necesario
retractar muchos otros papers y libros.[29] ​

Polémica por la terapia de aversión

En la década de 1970 el activista por los


derechos LGTB+ Peter Tatchell se
manifestó en varias ocasiones contra la
práctica de la terapia de aversión, un
método de terapia conductista que
buscaba convertir a los homosexuales (en
ese entonces considerados enfermos
psiquiátricos) en heterosexuales
aplicándoles shocks eléctricos mientras
observaban imágenes de hombres
desnudos o de relaciones homosexuales.
El objetivo era que asociaran los estímulos
vinculados a la actividad homosexual con
el dolor. Luego desaparecían los shocks
eléctricos y se les mostraban imágenes de
mujeres, buscando crear una asociación
entre el sexo femenino y el reforzamiento
negativo (el alivio del dolor). Uno de los
principales promotores de la terapia de
aversión para los homosexuales fue el
famoso psicólogo conductista Hans
Eysenck. En 1972 Peter Tatchell irrumpió a
la fuerza en un simposio del London
Medical Group en el que Eysenck estaba
explicando el método. Tatchell denunció
que lo consideraba como tortura y que
había casos de personas gays que
padecían depresión o estrés crónicos
como efecto de la terapia de aversión.[32] ​
[33] ​

Actualmente se reconoce que este


método puede provocar trastorno de
estrés postraumático y que no cambiaba
ni cambia la orientación sexual de las
personas como Eysenck sostenía. En
2017 Wendy Burn, presidenta del UK Royal
College of Psychiatrists, pidió disculpas
públicas a la comunidad gay por lo
ocurrido en la década de los 1970s.[34] [35]
​ ​
Véase también

Psicología Ingeniería del


conductista comportamiento
Análisis Modificación de
experimental del conducta
comportamiento Terapia de la
Interconductismo conducta
Conductismo Terapia
psicológico cognitiva
Teoría de marcos Terapia de
relacionales aceptación y
compromiso
Referencias
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el manifiesto conductista de 1913 Revista
latinoamericana de psicología (http://public
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(on-line (http://psychclassics.yorku.c
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2. Sobre el Conductismo, Fontanella, p.
13.

3. Pellón, Ricardo (2013). «Watson,


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Buenos Aires: Paidós.
Enlaces externos
Wikcionario tiene definiciones y otra
información sobre conductismo.

Datos: Q168338
Multimedia: Behaviorism (https://com
mons.wikimedia.org/wiki/Category:Beh
aviorism) / Q168338 (https://common
s.wikimedia.org/wiki/Special:MediaSea
rch?type=image&search=%22Q16833
8%22)

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