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Inteligencia Multiple

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HOWARD GARDNER (biografía)

Nació en Scranton, Pensilvania en 1943, poco después de que su familia emigrase de


la Alemania nazi hacia los Estados Unidos. Estudió en la Universidad de Harvard, donde
se orientó hacia la psicología y la neuropsicología. Sus líneas de investigación se han
centrado en el análisis de las capacidades cognitivas en menores y adultos, a partir
del cual ha formulado la teoría de las 'inteligencias múltiples' (Frames of Mind,
1983). Fue investigador de la Universidad de Harvard y, tras años de estudio, ha
puesto al sistema de educación escolar de EE. UU. en una situación comprometedora.
[
cita requerida]
Gardner es codirector del Proyecto Zero en la Escuela Superior de Educación

de Harvard, donde además se trabaja como profesor de Educación y de
Psicología, y es también profesor de Neurología en la Facultad de Medicina
de la Universidad de Boston.
En 1983 presentó su teoría en el libro Frames of Mind: The Theory of Multiple
Intelligences y, en 1990, fue el primer estadounidense que recibió el Premio
Grawemeyer de la Universidad de Lousville. En él, se critica la idea de la existencia de
una sola inteligencia, a través de las pruebas psicométricas.
Participa en el GoodWork Project, destinado a mejorar la calidad y la autoestima
profesionales, en el que se toman en consideración, fundamentalmente, los
factores de la excelencia y la ética.
Está en posesión de una veintena de distinciones ‘honoris causa’ por universidades
como las de Camilo José Cela, Tel Aviv, Princeton, McGill, etc.

El jurado de la Fundación Príncipe de Asturias ha galardonado a Gardner con


el Premio Príncipe de Asturias de Ciencias Sociales (España, 11 de mayo de 2011). Fue
acompañado a la recogida del premio con la directora del Colegio Montserrat de
Vallvidrera (Barcelona), donde se trabaja con esta metodología. Fue propuesto
como candidato a este premio por la Fundación Avanza.

TEORIA
Es conocido fundamentalmente por su teoría de las inteligencias múltiples, que señala
que no existe una inteligencia única en el ser humano, sino una diversidad de
inteligencias que marcan las potencialidades y acentos significativos de cada
individuo, trazados por las fortalezas y debilidades en toda una serie de escenarios
de expansión de la inteligencia.
La inteligencia no es una cantidad que se pueda medir con un número como lo es
el cociente intelectual (CI), sino la capacidad de ordenar los pensamientos y
coordinarlos con las acciones. La inteligencia no es una sola, sino que existen tipos
distintos. Su sistema para implementar las inteligencias múltiples está dedicado a
estimular las potencialidades en los niños en un clima activo y afectivo como lo
exige el siglo XXI.
La teoría básica puede resumirse en las siguientes palabras: cada persona tiene
ocho inteligencias, habilidades cognoscitivas. Estas inteligencias trabajan juntas,
aunque como entidades semiautónomas. Cada persona desarrolla unas más que
otras. Diferentes culturas y segmentos de la sociedad ponen diferentes énfasis en
ellas.

1. Inteligencia lingüística. En los niños y niñas se aprecia en su facilidad para escribir, leer,
contar cuentos o hacer crucigramas.
2. Inteligencia lógico-matemática. Se aprecia en los menores por su interés en patrones de
medida, categorías y relaciones. Facilidad para la resolución de problemas aritméticos,
juegos de estrategia y experimentos.
3. Inteligencia visual y espacial. Los niños y niñas piensan en imágenes y dibujos. Tienen
facilidad para resolver rompecabezas, dedican el tiempo libre a dibujar, prefieren juegos
constructivos, etc.
4. Inteligencia musical. Los menores se manifiestan frecuentemente con canciones y sonidos.
Identifican con facilidad los sonidos.
5. Inteligencia corporal cinestésica. Facilidad para procesar el conocimiento a través de las
sensaciones corporales. Los menores tienen una marcada capacidad para realizar
actividades que requieren fuerza, rapidez, flexibilidad, coordinación óculo-manual y
equilibrio.
6. Inteligencia naturalista. Los niños y niñas piensan instintivamente. Tienden a dejarse
llevar, observan el entorno, idean con material de la natura, etc.
7. Inteligencia interpersonal (inteligencia social). Se comunican bien y son líderes en sus
grupos. Entienden bien los sentimientos de los demás y proyectan con facilidad las
relaciones interpersonales.
8. Inteligencia intrapersonal. Relacionada con la capacidad de un sujeto de conocerse a sí
mismo: sus reacciones, emociones y vida interior.
A estas siete líneas de inteligencia, inicialmente descritas (1983), Gardner añadió
posteriormente una octava, la inteligencia naturalista o de facilidad de
comunicación con la naturaleza, que consiste en el entendimiento del entorno
natural y la observación científica de la naturaleza como la biología, geología o
astronomía.
La diversificación del desarrollo cognitivo que preconiza la teoría de las inteligencias
múltiples ha venido a indicar líneas de acción pedagógica adaptadas a las
características del individuo, modos de comunicación más eficaces y aplicaciones
tecnológicas con un grado de conectividad adecuado al perfil intelectivo de sus
usuarios.
Para Gardner, la inteligencia natural cociente intelectual no es un sustrato idéntico de
todos los individuos, sino una base biopsicológica singular
formada por combinaciones de potencialidades múltiples que no siempre se
despliegan como consecuencia de una educación estandarizada que no distingue
los matices diferenciales del individuo.
En términos de mediación cultural e informativa esta disección de las capacidades
perceptivas y, consecuentemente, de las demandas intelectivas permite explorar
nuevas vías de acercamiento a los llamados objetivos públicos, generalmente
descritos mediante parámetros sociológicos y de acuerdo con los intereses del
emisor o de quienes usan los soportes. El análisis de la recepción a partir de las
potencialidades perceptivas e intelectivas sugiere una relación nueva entre el
creador del mensaje y la audiencia.

Gardner estudia asimismo el liderazgo, cómo se forma éste y su relación con las
modas y con la diseminación de las actitudes a través de la comunicación. Es
inimaginable un líder que no comunique bien, que no transmita los valores que le
sustentan ante la opinión pública. Al revés, el líder debería saber describir
estrategias de comunicación que le hagan llegar a públicos heterogéneos y
especializados, esto es, que tengan en cuenta la naturaleza diversificada de las
mentes perceptivas, su sensibilidad y desarrollo cognitivo.

INTELIGENCIA VISUAL Y ESPACIAL


inteligencia visual espacial, definida como “la capacidad de percepción de la
realidad y sus detalles para la formación de modelos mentales que puedan ser
rotados y manipulados de manera abstracta, o bien reproducidos
gráficamente”.
En otras palabras, es nuestra habilidad para pensar en objetos en diferentes
dimensiones (bidimensionales, tridimensionales…) y para poder moverlos
mentalmente. Es decir, pensar en tres dimensiones. Aunque la capacidad de
pensar así pueda resultar tarea fácil, no lo es ya que son varios los sentidos
que nos permitirán hacerlo: como podemos imaginar, está la vista -como su
propio nombre indica-, pero también el tacto y el oído.
Sin ir más lejos, las personas ciegas, a pesar de no poder ver, perfectamente
pueden disponer de una alta inteligencia visual espacial. Dicha inteligencia
se encuentra principalmente en el hemisferio derecho del cerebro —aunque
no exclusivamente— pues está demostrado que el cerebro derecho es el que
piensa y recuerda en imágenes.
8 características de personas con inteligencia visual espacial
1. Aprenden por medio de la observación.
2. Reconocen con facilidad caras, objetos, formas, figuras, colores, detalles,
escenas.
3. Pueden desplazar objetos en el espacio.
4. Perciben y producen imágenes mentales.
5. Disfrutan haciendo todo tipo de arte: desde garabatos hasta figuras de
papiroflexia.
6. Pueden ver objetos reales o imaginarios de otra forma o nuevas perspectivas.
7. Diseñan representaciones visuales para la información.
8. Tienen memoria espacial.
En qué profesiones la encontramos
Hablamos de un tipo de inteligencia aplicable tanto en los campos de la
ciencia como el arte, al verse implicados múltiples procesos cognitivos: la
creatividad, la memoria visual, el razonamiento espacial, la capacidad de
abstracción y la orientación espacial. Por ello, los diseñadores, astrólogos,
escultores, tipógrafos, médicos cirujanos, pilotos, arquitectos, fotógrafos,
ingenieros y hasta guías turísticos son los que a diario ejercitan su mente
ayudándose de este tipo de inteligencia.
Por qué es importante poseer este tipo de inteligencia
Saber ubicarnos en el espacio es indispensable para sobrevivir. ¿Cómo si no
seríamos capaces de dirigirnos a un lugar específico sin tener consciencia del
sitio exacto donde nos encontramos? Este tipo de inteligencia está presente en
toda actividad humana: a la hora de orientarnos, dar instrucciones a otra
persona, conducir, distribuir los muebles en casa… La realidad es que la
inteligencia humana es mucho más que el cociente intelectual de cada uno.
Cómo estimular su desarrollo
Incorporando a nuestra rutina diaria algunas sencillas costumbres podremos
desarrollar la inteligencia visual espacial. Se podría recomendar, por ejemplo:
 Ampliar el vocabulario espacial. Evitando referirnos a algo diciendo “aquí” o
“allí” e implementando descripciones más precisas sobre la ubicación o
localización.
 Practicar la orientación. Cuando salgas a pasear, haz uso de un mapa —
puede ser virtual también— para interpretarlo.
 Observar, memorizar y reproducir. Intenta fijarte en objetos cotidianos para
después recordarlos mentalmente.
 Hacer fotos. Fotografía aquello que te apasione, poniendo especial énfasis en
ángulos y perspectivas.
 Conducir. Cuando vamos al volante, necesitamos prestar atención al entorno y
sus elementos, distancias, movimientos.
 Jugar (también virtualmente). El ajedrez, los cubos de Rubik, los
rompecabezas 3D, los puzles o los videojuegos amplifican esta capacidad
de resolución de problemas espaciales.
A través de materias escolares también podemos enseñar y ejercitar la
inteligencia visual espacial en los más pequeños. En matemáticas, por ejemplo,
podemos enseñarles a sumar o restar con palillos, lápices o frutas. En ciencia,
y desde casa, podemos hacer pequeños experimentos para que comprendan
conceptos, o bien jugar a imaginar todas las cosas que les gustaría que se
inventasen. Para aprender geografía, pueden dibujar el mapa del mundo o
construir cordilleras con cartón, papel, arcilla… Por último, a través de crear
modelos de herramientas hechas por el hombre con arcilla o pintar escenas
del pasado, podemos enseñarles sobre Historia.
INTELIGENCIA NATURALISTA

¿Qué es la inteligencia naturalista?


De acuerdo a la Teoría de las inteligencias múltiples propuesta en 1983 por el psicólogo
estadounidense Howard Gardner (1943) y, especialmente, a sus añadidos posteriores en 1995,
la inteligencia naturalista es el tipo de inteligencia humana que determina las sensibilidades
humanas respecto a la naturaleza y sus dinámicas, los animales y las personas.

Las características atribuidas a este modelo de inteligencia eran previamente asignadas en la


teoría de Gardner a la inteligencia lógico-matemática o a la visual-espacial, pero posteriormente
le parecieron lo suficientemente sólidas para proponer un tipo propio de inteligencia, dotada de
un espíritu propio y propias herramientas.

Así, los individuos con alta inteligencia naturalista se hallan cómodos en entornos silvestres,
dada su alta sensibilidad para este tipo de ámbitos, su facilidad para el vínculo con
otras especies y el reconocimiento de las dinámicas climáticas, biológicas o de otra naturaleza
que se dan de manera independiente al ser humano.

Características de la inteligencia natural


La comprensión ambiental también puede darse en ámbitos urbanos.

A pesar de su nombre, este tipo de inteligencia no está necesariamente vinculada a


entornos rurales o alejados del urbano, sino que tiene que ver con la sensibilidad del ser
humano a su entorno, especialmente a las fuerzas que no dependen de su voluntad ni de la de
otros.

Una persona con alta inteligencia naturalista podrá reconocer patrones a su alrededor y
atreverse a predicciones, ya sea sobre el clima, sobre la vida vegetal, etc.

Sin embargo, los talentos de la inteligencia natural también pueden aplicarse al reconocimiento,
clasificación y comprensión ambiental en ámbitos industriales, urbanos y “artificiales”, dado
que en el fondo se trata del talento humano para observar su entorno y reconocer rápidamente
las fuerzas interactuando en él.
Ejemplos de inteligencia naturalista
La inteligencia naturalista representa un aspecto bastante subvalorado de la mente humana, que
es su conexión primigenia con la realidad. A lo largo de una historia, que ha rendido culto a
la razón y a la innovación, estos aspectos se han relegado como primitivos, superados o
básicos, pero eso no ha impedido que se hallen más desarrollados en ciertos tipos de individuos
que en otros.

Así, es común observar una alta inteligencia naturalista en biólogos, ambientólogos,


climatólogos, ingenieros forestales, paleontólogos, agrónomos, veterinarios o incluso en
exploradores, guardias forestales, jardineros, cazadores o exterminadores. Es decir, está
presente en todos aquellos que trabajan en la observación del ambiente o de especies
diferentes.

El paradigma usual de este tipo de individuos lo fueron los científicos y exploradores


Alexander von Humboldt o Charles Darwin, cuyas observaciones de la naturaleza respondieron
a muchas preguntas fundamentales de la humanidad.

Actividades para desarrollar la inteligencia naturalista


Practicar la jardinería permite desarrollar la inteligencia naturalista.
Algunas actividades simples para desarrollar este tipo de inteligencia son:

 Practicar el mindfulness o conciencia plena, para ejercitar la capacidad


de observación de nuestro entorno.
 Hacer frecuentes salidas al campo, viajes o cambios de entorno.
 Practicar la jardinería, asistencia veterinaria o actividades semejantes que
propicien el encuentro con seres vivos no humanos.
 Cultivar el conocimiento herbícola, o sea, de las plantas y sus procesos.
 Cultivar el conocimiento zoológico, o sea, de los animales y sus dinámicas.
 Tener una mascota.

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