Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Cielo, Infierno y Purgatorio

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 3

I.

QUÉ DEBE ENTENDERSE POR PURGATORIO


El purgatorio debe entenderse como un momento, no temporal, de la acogida en el amor
consumador de Dios. Es una parte de la consumación positiva. ¿En qué consiste? En esa
separación de verdad y error, de lo integrable y lo no integrable, en la superación de la
permanente resistencia de la voluntad de autoafirmación, que se aferra a lo falso y lo
arbitrario. Este momento de la consumación se hace posible gracias a la identidad que se
descubre de uno mismo en el encuentro con Jesucristo.
Problemas que plantea el material histórico
• La doctrina católica sobre el purgatorio adquirió su definitiva concreción eclesiástica en
los dos concilios medievales que intentaron rehacer la unión con las iglesias orientales. La
doctrina se volvió a formular resumidamente en el concilio de Trento, al rechazar los
movimientos reformadores.
• En este proceso de clarificación se sitúa la doctrina del purgatorio, en la cual la Iglesia ha
conservado algo de la idea de la «situación intermedia»: ciertamente que la decisión tomada
en la vida se cierra de modo definitivo con la muerte (DH 1000; cf. § 5, III), pero eso no
quiere decir necesariamente que el destino definitivo se alcance en ese momento.
• La fórmula tridentina, por ejemplo, es la más breve: «La Iglesia católica, ilustrada por
el Espíritu Santo, apoyada en las sagradas Letras y en la antigua tradición de los padres
ha enseñado en los sagrados Concilios y últimamente en este ecuménico Concilio que
existe el purgatorio (purgatorium) y que las almas allí detenidas son ayudadas por los
sufragios de los fieles y particularmente por el aceptable sacrificio del altar» (DH 1820).
• Las primeras raíces de la doctrina sobre el purgatorio, y lo mismo se diga de toda la
cuestión referente a la situación intermedia, nos remiten al ámbito del judaísmo primitivo:
en 2 Mac 12,3246 (siglo 1 a.C.)
Lo permanente de la doctrina sobre el purgatorio
¿Cuál es el núcleo válido de la doctrina sobre el purgatorio? ¿Cuáles son sus fundamentos?
• Al ocuparnos de los padres, nos hemos encontrado con que se remite a 1 Cor 3, 1015. Ahí
se dice que, sobre el único fundamento que existe –Jesucristo– los unos edifican con oro,
plata o con piedras preciosas, mientras que los otros lo hacen con madera, heno o paja.
• Con lo dicho se nos pone en claro el significado esencialmente cristiano del purgatorio: no
se trata de una especie de campo de concentración en el más allá (como ocurre en
Tertuliano), donde el hombre tiene que purgar penas que se le imponen de una manera más
o menos positivista. Se trata más bien del proceso radicalmente necesario de
transformación del hombre gracias al cual se hace capaz de Cristo, capaz de Dios y, en
consecuencia, capaz de la unidad con toda la communio sanctorum.
Fundamentación bíblica.
 Bíblicos: 1 Cor 3, 11-15; Ap 1, 14; Hech 12, 29; Dn 10, 6; Is 66, 15ss.
 Del Magisterio: Clemente VI DS (1066) Trento. (DS 1820; 1580).

II. EL CIELO
El cielo es otro momento destacado del único proceso de consumación: La identidad
definitivamente lograda de una persona y de su mundo. El individuo sólo encuentra su
destino pleno como ser humano cuando se diluye en su relación con Cristo Sólo ahí su
libertad se libera de toda traba y de toda falsedad para participar plenamente de la vida del
Resucitado, La consumación en Dios es la meta de toda esperanza cristiana.
El cielo, ¿puede entenderse como descanso eterno? La felicidad del cielo consiste en la
sintonía entre el amor recibido y el futuro de lo siempre nuevo. Acerca de la “visión de
Dios” hay dos interpretaciones: de los dominicos y de los franciscanos. El cielo no significa
en modo alguno una visión de Dios a-cósmica o un estar sumergido en Dios. Lo que
esperamos de él es la experiencia plena de ver todo acontecimiento fundamentado en el
amor de Dios, incluso el sufrimiento.
«Cielo» quiere decir participación en esta forma de existencia de Cristo y, en consecuencia,
plenitud de lo que comienza con el bautismo. El cielo, por tanto, no se puede localizar en
un sitio, ni fuera ni dentro de nuestro espacio, pero tampoco se le puede desvincular
sencillamente del cosmos, considerándolo como mero «estado». Cielo quiere decir, más
bien, ese dominio sobre el mundo que le compete al nuevo «espacio» del cuerpo de Cristo,
a la comunión de los santos. Por tanto, el cielo no está espacial sino esencialmente «arriba».

III. LA PROBLEMÁTICA DEL INFIERNO


La doctrina del infierno, cuenta con el testimonio de las fuentes: figura en muchos escritos
del nuevo testamento; en la misma predicación de Jesús (Mt 18, 8; se trata de una
advertencia; Mt 22, 1-14: parábola de los invitados a la boda; Mt 25, 1-13: parábola de las
diez vírgenes; Mt 25, 31-46: parábola del juicio universal). Se contiene en la tradición
doctrinal de la Iglesia: Quicumque (DS76); Benedictus Deus (DS 1002).
¿Qué decir a todo esto? En primer lugar, que Dios respeta absolutamente la libertad de su
criatura. Se le puede regalar el amor y, en consecuencia, el cambio de toda la miseria que le
es propia.
• Cristo, va al infierno y sufre hasta dejarlo vacío, pero no trata a los hombres como
menores de edad, que no pueden, en definitiva, ser responsables de su propia suerte, sino
que su cielo descansa en la libertad, que hasta a los condenados les deja el derecho de
querer su condenación. Así se explica que la realidad del infierno haya adquirido una
importancia y una forma totalmente nuevas en la historia de los santos especialmente de los
últimos siglos: en Juan de la Cruz, en la religiosidad carmelitana y, con mayor profundidad
aun, en Teresa de Lisieux. Para ellos no se trata tanto de una amenaza que lanzan contra los
demás, cuanto, más bien, de una exigencia de sufrir profundamente en la oscura noche de la
fe la comunión con Cristo precisamente como comunión con lo oscuro de su descenso a la
noche. Para ellos representa la exigencia de acercarse a la luz del Señor compartiendo su
oscuridad y de servir a la salvación del mundo dejando atrás su propia salvación por los
demás. La única posibilidad que hay de mantener la esperanza frente a esa realidad es la de
apurar el sufrimiento de su noche al lado de Aquél que vino a trasformar con su sufrimiento
la noche de todos nosotros.

También podría gustarte