Mistletoe Montana 12 - Sleigh Bride - Xavier Neal
Mistletoe Montana 12 - Sleigh Bride - Xavier Neal
Mistletoe Montana 12 - Sleigh Bride - Xavier Neal
Xavier Neal
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Sinopsis
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Dedicatoria
Al Universo... gracias por traer las palabras a este divertido
viaje.
3
Playlist
Aquí tienes cinco canciones de la playlist de 'Sleigh Bride'.
No dudes en seguirla en Spotify para encontrar más
canciones que me parecieron relacionadas con el libro.
1. Let It Snow - Boyz II Men ft. Brian McKnight (R&B)
2. When I See You, I See Home - Tyler Hilton (Folk Pop)
3. Sleigh Ride - TLC (Hip-Hop)
4. Dig - Incubus (Rock)
5. Magic Hour - Jhené Aiko (R&B/Soul)
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Capítulo 1
Lark
5
pesadilla, pero tener que fingir ser Santa Claus con alguien
como Megan Storwell -una mujer cuya sonrisa pertenece
claramente a otra horrible película de Krampus más que a
cualquier cosa asociada con la clásica franquicia navideña de
Tim Allen- me habría hecho tostar sus pelotas en una hoguera.
Con Da'Nika como mi compañera del crimen navideño, por
suerte, sé exactamente lo que me espera en las próximas dos
horas y media. Nuestra amistad comenzó en una última
negociación de galletas durante un evento cultural al que
asistimos para los pequeños que dirigen nuestras vidas, a
pesar de que no son directamente nuestros pequeños. La
ahijada de Da'Nika y mi sobrino, Oren, no sólo están en la
misma clase, sino que suelen ser los compañeros de juego
preferidos el uno del otro.
Son, básicamente, dos partes de la misma galleta de
chocolate.
Y, de forma extraña, nosotros también lo somos.
Ella se levanta sus diminutas gafas de señora Claus: —¿Tu
nueva gordura es por las galletas o por las magdalenas?
La alusión a lo que hago fuera de este traje rojo que pica me
hace reír. —Oye, ¿por qué no hacemos magdalenas como
regalo de Santa Claus? Ya sabes... ¿Una combinación de
mierda? Soy más un hombre de magdalenas, de todos modos.
—Porque la tradición dicta galletas.
—Eh. Depende de la tradición.
—¿Es este... realmente el debate en el que quieres entrar
dos minutos antes de la hora del espectáculo?
—No —me excuso casualmente, —¿pero después? Vamos a
arreglar esta mierda con pizza, Guinness y los mejores
momentos del hockey.
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Su mirada marrón oscura se llena de entusiasmo.
Nuestro amor compartido por el hockey es una de las
muchas razones por las que esta amistad funciona.
También ayuda que compartamos el amor por el mismo
equipo.
¡Vamos Dalvegan Dragons!
Mi cabeza hace un gesto hacia la puerta para dar a entender
que debemos ponernos en marcha, y Da'Nika gira en esa
dirección para marcharse. Los dos salimos del aula designada
para esconder nuestras pertenencias en el Jardín de Infancia
Privado Pequeños Duendes en un relajado silencio y nos
dirigimos por el pasillo hacia la sala de eventos donde nos
esperan las familias.
Aquí, en Mistletoe, Montana, todo es de temática navideña,
hasta los servicios de limpieza de nieve que se ofrecen. Con un
nombre como Mistletoe -donde se ha establecido abrazar la
temporada navideña durante todo el año, sobre todo teniendo
en cuenta la alta población turística que recibimos incluso en
la 'temporada baja'- ajustarse al tema es crucial para la
supervivencia de cualquier negocio, ya sea grande o pequeño.
Los colegios no son una excepción.
Tampoco lo son los barrios.
No hay nada más varonil que decirle a las chicas con las
que esperas follar que vives en Gingerbread Grove1.
—No puedo creer que esté renunciando a una de mis únicas
mañanas libres para dejar que niños extraños lloren en mi
regazo —refunfuño mientras me acerco a las puertas por las
que tenemos que entrar. —¿Sabes qué podría estar haciendo
en su lugar?
1 El Bosque de Jengibre
7
—Cualquier cosa —dice Da'Nika con una risita. —Como,
literalmente, cualquier otra cosa sería mejor que llevar estos
disfraces en los que los niños van a estornudar y limpiarse los
mocos como si fuéramos servilletas gigantes.
No puedo evitar el estremecimiento que se produce en mi
cara.
Joder, tiene razón.
Tanta razón que prácticamente ya puedo ver los mocos
apelmazados en mi chaqueta.
—Sí —murmuro mi acuerdo al mismo tiempo que admiro la
limpieza del abrigo por última vez, —hacer cualquier otra cosa
probablemente sería mejor que esto.
—¡Lark! —Una inesperada voz chillona me llama. —¡Lark,
cariño!
De acuerdo.
Casi cualquier otra cosa.
Levanto cautelosamente la cabeza para ver a mi madre y a
mi padre saludando frenéticamente.
Tener dos padres que, curiosamente, parecen
descendientes de la dinastía Keebler no es algo fácil de ignorar,
tanto si te saludan alegremente como lunáticos como si te
regañan por haberte colado en casa a las tres de la madrugada
después de un intento fallido de perder la virginidad con Shelly
Vega cuando estabas en el primer año de instituto. También es
difícil pasar por alto el hecho de que ambos miden un metro y
medio y tienen dos hijos que los superan por 30 centímetros.
Ahora que lo pienso, es probable que su nieto pueda mirarlos
desde arriba en su primer día de guardería.
Papá aprovecha su turno para llamar mi atención. —¡Hola,
hijo!
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—¿Esos son tus padres? —pregunta Da'Nika en voz baja,
dejando caer la mano a su lado en lugar de alcanzar la manilla.
—¿O... elfos ayudantes perdidos?
—Mis. Padres —respondo de mala gana antes de
saludarlos. —¡Hola! —Por fin llegan hasta mí e inmediatamente
recibo cálidos abrazos. Después, me retiro y les pregunto
rápidamente: —¿Qué hacen aquí? Saben que ya no pueden
soportar el frío.
Su necesidad de temperaturas más cálidas debido al
envejecimiento de sus cuerpos y a sus problemas respiratorios
es lo que los trasladó de todo lo que han conocido y amado
aquí al sur, donde disfrutan del clima soleado y se han
enamorado de los clubes de jardinería.
—Lo sabemos, lo sabemos —suspira mi madre, lanzando la
mano cariñosamente en mi dirección, —pero cuando ninguno
de ustedes pudo venir a visitarnos, pensamos, maldita sea,
¿por qué no venimos con ustedes?
—Por los pulmones de papá, tus rodillas y el hecho de que
ninguno de los dos debería estar caminando por la nieve.
Papá pone los ojos en blanco ante la respuesta. —Nunca
dejaríamos que una cosita como la nieve nos impidiera ver a
nuestros dos hijos.
—Además, pensamos que esta es una Navidad extra dura
para tu hermano pero extra especial para ti, ¡así que no
podíamos perdérnosla! —La boca de mamá se mueve más
rápido que la mía. —Entonces, ¿está es ella? ¿Es tu prometida?
¡¿Es la futura Sra. Wellington?!
La cabeza de Da'Nika se inclina desconcertada: —¿La
futura Sra. Qué?
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—Sí. —Asintiendo rápidamente, repito las palabras como si
fueran completamente ciertas y no una extensión de la mentira
que dije. —Novia. Ella. —Un pequeño movimiento de cabeza es
lanzado en dirección a mi amiga. —Futura... Señora... Poner.
Anillo. Um... —Me sacudo la incapacidad de formar una frase
coherente y afirmo: —Esta es Da'Nika. Da'Nika estos son
Agatha y Walter, mis padres.
A pesar de que su confusión continúa, ella balbucea: —
¿Hola?
—¡Hola! ¡Hola! ¡Hola! —mamá canta y enreda sus pequeños
brazos alrededor de la cintura de Da'Nika. —¡Me alegro de
finalmente conocerte!
Me lanza una mirada de desconcierto que me hace despegar
rápidamente a mi madre de donde está encajada. —Mamá,
papá —empiezo mientras ejecuto la acción, —voy a suponer
que han venido aquí con Sparrow y Oren, que probablemente
estén esperando agarrándose a las agujas de un pino a que se
reúnan con ellos en uno de los puestos de galletas, así que por
qué no se adelantan y vuelven con ellos, y nos ponemos al día
después. —Una vez que mi madre vuelve a estar al lado de mi
padre y hace un mohín, fuerzo una amplia sonrisa en mi cara.
—¿De acuerdo?
—De acuerdo. —Sus grandes ojos azules -que Sparrow y yo
hemos heredado- se abren de par en par hacia mi amiga. —
Deberías saber que eres más bonita de lo que esperaba.
—Aw —arrulla dulcemente Da'Nika en respuesta. —
Gracias.
Asiente felizmente, me da una palmadita en el pecho y nos
empuja hacia las puertas por las que deberíamos seguirlos.
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En cuanto volvemos a estar solos en el pasillo vacío, me
quejo: —No sé cómo carajos tomar eso último. —Nuestras
miradas se encuentran de nuevo. —¿Acaba de decir mi madre
que tengo un mal gusto para las chicas?
—Más o menos lo tienes.
—No lo tengo.
—Definitivamente lo tienes.
—Yo...
—Está Maureen, la mujer leñadora, cuyo nombre era
definitivamente lo único femenino en ella. ¿Recuerdas la
pequeña barba de chivo que se enorgullecía de tener?
Mi cara muestra una pequeña mueca.
—También está Tonia, la camionera con una ceja y un
arbusto ochentero, con la que te enrollaste en el baño de esa
cafetería que está como justo en las afueras de la ciudad.
Aprieto los labios.
—Y no te olvides de Cyn, esa chica que conociste por
internet, por la que condujiste más de una hora para
encontrarte en su pueblo sólo para descubrir que usó la foto de
su hermana como doble de Christina Applegate para atraerte
hasta allí y que en realidad se parecía a la lesbiana de pelo
encrespado de Workin' Moms con una operación de tetas mal
hecha.
Sí, fue entonces cuando dejé de lado el experimento de 'salir
al mercado' por completo.
Acepté que nunca tendría lo que mis padres tienen.
Lo que tenía Sparrow.
El trabajo sería mi esposa y los juegos de hockey grabados...
mi amante.
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—Ahora, ¿podemos avanzar rápidamente más allá de esos
errores pero rebobinar un pequeño momento? Quiero decir...
sólo necesito saber - ¿estás teniendo un ataque inducido por
la naftalina, o lo estoy yo? Porque siento que acabas de decirle
a tus padres que estamos comprometidos.
—Lo hice.
—Pero... no lo estamos.
—¿Podemos fingir?
El desconcierto vuelve a aparecer en su cara.
—Mira... yo... no estaba de humor para que me regañaran
por estar solo otra temporada navideña o para escuchar cómo
los hijos de la tía Milly están teniendo hijos y ellos no pueden
esperar a que yo les dé nietos. Sólo quería un año en el que, en
lugar de tener que escuchar los discursos de 'cuando por fin
sientes cabeza', pudiera comerme el pavo de Navidad en paz...
o al son de The Nightmare Before Christmas. Nunca se es
demasiado viejo para eso.
—Cierto.
—Les dije que no podía ir a casa porque iba a pedirle
matrimonio a mi novia unos días antes de Navidad y quería
pasar nuestra primera Navidad como pareja aquí, donde la
Navidad lo es todo, algo que juré que me libraría de ellos, no
que los convencería de tomar un vuelo improvisado e,
inevitablemente, quedarse en mi casa porque es donde siempre
se quedan cuando vienen a la ciudad.
Da'Nika asiente lentamente, con la bola de su sombrero
rebotando. —Así que... has mentido.
—Algo así como una pequeña mentira piadosa.
Ella sacude rápidamente la cabeza en señal de desacuerdo.
—Bien, una gran mentira roja como la nariz de Rudolph.
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—Sabes que vas a recibir carbón en tu media por esta
mierda.
No puedo evitar unirme a sus pequeñas risas. —¿Ayúdame?
Sus cejas castaño miel que hacen juego con su pelo
verdadero se levantan en forma de pregunta.
—Sólo será por unos días. Para algunas cosas. Les daré la
noticia de que las cosas no funcionaron cuando estén de vuelta
en Florida comprando nuevos gnomos de jardín y felices de
volver al calor. Lo juro.
Pasa un lapso de silencio más largo de lo que me gusta
antes de que ella lance las manos al aire en forma de espiral.
—Ugh. Bien.
Inmediatamente doy un golpe de victoria al aire.
—Pero, te va a costar.
—¿Precio?
—Porque soy una buena amiga...
—Una amiga increíble.
—Todo lo que pido es café gratis de tu tienda durante el
próximo año.
—¡¿El próximo año?!
—Son sólo trescientas sesenta y cinco tazas si tomo todos
los días, aunque si me salto un día, puedo hacer que pase al
siguiente, y obtener una especie de trato de dos en un día - de
esa manera, mi taza duramente ganada no se desperdicia
innecesariamente. Puedo dársela a Pammy como un regalo de
trabajo o quizás, ocasionalmente, a Suzie, aunque a ella sólo
le gusta el té chai con leche, y a mí no me gusta pedirlo.
—¿Por qué siento que has estado esperando una razón para
hacer este trato o chantajearme con esto?
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—Porque es un hábito caro, y sabes tan bien como yo que
tu tienda, aunque sabrosa, es carísima.
Inmediatamente brota de mí una carcajada sonora y llena
de resoplidos, y es difícil ignorar el hecho de que ella es una de
las únicas personas, además de Sparrow y Oren, que saca ese
sonido de mí. Le ofrezco una amplia sonrisa y una mano
extendida: —Trato. —En el instante en que nuestras manos
dejan de agitarse, se produce un suspiro por mi parte. —Muy
bien, Sra. Claus. Vamos a montar un espectáculo para los
niños y mis padres.
14
Capítulo 2
Da'Nika
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admitir que no sé casi nada de flores o plantas, pero tengo
unas habilidades increíbles para el servicio al cliente y aprendo
rápido.
Lark se ríe ligeramente de nuevo ante mi comentario,
arrancándome otra sonora carcajada.
Sin embargo, he aquí un ejemplo de cuando soy un poco
más lenta que el reno promedio.
Uno pensaría que a estas alturas aprendería que nunca me
sale bien hacer este tipo de favores, pero siempre accedo a
ellos.
Siempre intento hacer lo que mis amigos necesitan que
haga.
Son básicamente todo lo que tengo.
—Bien, ¿cuál es nuestra historia de fondo? —Avanzo en la
conversación, no queriendo realmente mantenerla en las
temperaturas árticas que estamos experimentando mientras
charlamos al lado de mi coche. —¿Cómo nos conocimos?
¿Cuánto tiempo llevamos juntos? ¿Fue amor a primera vista?
¿Cuántas de estas preguntas has respondido ya en las tres
horas que llevamos separados? Y, ¿por qué no llevo mi anillo
de compromiso? ¿Es demasiado grande? ¿Demasiado
pequeño? ¿Tamaño incorrecto?
—¿Hay un tamaño incorrecto?
Mi comentario se hace con otra sacudida de la cabeza. —
Oh, una pregunta tan masculina.
Lark se burla del comentario antes de preguntar: —¿Por
qué parece que ya has hecho esto antes?
—Porque lo he hecho.
—¿Qué?
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De mala gana, le explico la vergüenza que me trajo a esta
pequeña ciudad a la que me alegra llamar hogar: —Hice algo
parecido en la universidad cuando estaba en segundo año. Un
amigo de entonces necesitaba mi ayuda, yo necesitaba el
dinero que me ofrecía como compensación por mi tiempo, y eso
me llevó a arruinar mi reputación durante los dos años
siguientes, lo que hizo que la decisión de seguir a mi mejor
amiga hasta aquí -a un millón de kilómetros de casa- fuera
poco pensada.
El ceño de Lark se frunce. —¿Arruinarla cómo?
—Puta de alquiler era el consenso general —murmuro
incómoda. —No importa que nunca me haya acostado con él
ni nada parecido.
Su mandíbula tallada se contrae, aunque no estoy segura
de si es por rabia, asco o tristeza.
Lark Wellington es uno de esos tipos altos, oscuros y de
aspecto melancólico que sin importar la emoción se ve sexy
ejecutándola. Mide poco más de un metro noventa, tiene el pelo
oscuro y unos ojos azul oscuro que pueden derretirte las
bragas o helarte el corazón.
Elección del distribuidor.
Es un bello contraste con la imagen casi siempre demasiado
brillante y demasiado alegre de la mayoría de la gente de esta
ciudad.
—¿Qué tal si nos olvidamos de eso? —me apresuro a decir,
—y volvemos a lo nuestro. ¿Cuáles son los detalles?
—¿Los detalles de qué? —La voz de Sparrow nos sobresalta
inesperadamente a ambos.
—¡Joder, hombre, eres como un ninja! —se queja Lark
mientras su hermano mayor cierra la puerta de su todoterreno.
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Se da la vuelta para situarse a mi lado, frente a él. —Ni siquiera
te hemos oído llegar.
—Ajá —se desentiende Sparrow, interrumpiendo la elección
de abrir la puerta para buscar a Oren, —¿detalles sobre qué?
Informo casualmente: —Nuestro compromiso.
Apoya uno de sus grandes brazos en la ventana e inclina la
cabeza con curiosidad. —¿El compromiso de quién?
Lark nos señala casualmente a él y a mí. —Mamá y papá
creen que estamos comprometidos.
—¿Por qué demonios pensarían eso?
—Porque eso es lo que les dije.
—Oh, bueno, entonces, sí, tendría sentido por qué piensan
eso... —Su par de azules que son el tono opuesto de los de Lark
inmediatamente ruedan. —¿Por qué les dirías eso?
Mi falso prometido se rasca rápidamente la barbilla,
incómodo. —Porque en lugar de decirles simplemente a
nuestros padres que no quería pasar otra Navidad
escuchándolos básicamente rogarme que me ponga las pilas y
encuentre a la 'señora adecuada', les dije que ya la había
encontrado y que me estaba declarando. Que quería pasar
nuestra primera Navidad aquí con ella, lo que podían
comprender fácilmente teniendo en cuenta lo que sienten por
esta época del año y esta ciudad. Y, pensé que me había salido
bien la jugada hasta que aparecieron esta tarde contigo -que te
jodan por no avisar, por cierto- y tuve que buscar una
prometida sobre la marcha.
—Hola —inserto en un tono agudo y burlón.
Sparrow me lanza una sonrisa divertida. —Siempre es
bueno verte, Da'Nika.
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De repente, un pequeño gruñido de disgusto sale de Lark y
nos hace mirar a los dos en su dirección. Hace todo lo posible
por disimularlo aclarándose la garganta; sin embargo, es obvio
para ambos que era algo más que eso.
No tiene nada de qué preocuparse.
De los hermanos Wellington, que prácticamente parecen
gemelos con la única diferencia de que Sparrow tiene un
hoyuelo y parece cinco años mayor que él, Lark es el único con
el que he querido anidar.
Juego de palabras de aves tan previsto3.
Pero somos amigos.
Prácticamente mejores amigos.
Y, probablemente es mejor que seamos sólo eso.
Si no, las cosas ya habrían cambiado a estas alturas, ¿no?
Sparrow opta por ignorar el ruido, pero no la explicación: —
Lark, esta es la idea más estúpida que has tenido, y estoy
incluyendo aquel verano en el que tenías ocho años y pensaste
que podías atrapar a un elfo Keebler de verdad para
interrogarlo y averiguar si nuestros padres están realmente
emparentados con ellos.
—¡Ese fue un gran plan!
—Fue una estupidez —suspira Sparrow, —y esto también
lo es. —Sacude la cabeza con evidente desaprobación al mismo
tiempo que tira del pomo de la puerta. —No digas que no te
advertí, hermanito.
—No lo haré.
—¡Tío Lark! —chilla Oren desde su asiento del coche.
—¡Hola, colega! —saluda rápidamente Lark y se apresura a
pasar de mi lado al de su hermano. —¡Te he echado de menos!
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—¡Yo también te he echado de menos! —Oren se hace eco
mientras pasa de los brazos de su padre a los de su tío. —¡No
has visto a Santa Claus con nosotros!
Preservar su inocencia infantil y esta conversación tiene
prioridad sobre la discusión que deberíamos tener, pero no me
molesta ni lo más mínimo. Lo entiendo perfectamente. Soy
exactamente igual cuando se trata de Kammy. —Lo sé,
muchachote. Lo sé. Tuve que trabajar. ¿Por qué no nos lo
cuentas a mí y a Da'Nika?
—¡Da'Nika! —canta alegremente al verme.
—¡Hola, mi hombrecito favorito! —Después de chocar los
cinco, lo animo a seguir hablando: —¡Definitivamente, quiero
escuchar todo sobre cómo viste a Santa!
Nuestra atención vuela hacia el niño de tres años cuyo
cuarto cumpleaños está a una semana de distancia -algo que
sé gracias tanto a su emocionado tío como a su emocionada
mejor amiga, a la que llevé a comprar el regalo 'perfecto' porque
su madre tenía que encargarse de algunas tonterías con la
contabilidad.
No hace falta decir que creo que fingir ser la falsa prometida
de su tío será una experiencia mucho menos dolorosa que
tener discusiones poco serias sobre que Superman es mejor
que Shazam.
La transición de preescolar parlanchín a suegros fingidos
parlanchines es bastante indolora. Un minuto estoy
escuchando cómo ha hecho comida para renos en el evento de
camino al interior de la casa y al siguiente estoy escuchando a
su abuela describir las guirnaldas de golosinas con las que
vamos a decorar los árboles exteriores, algo que ella insiste en
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que van a masticar después de engullir la avena brillante que
ha hecho antes en el día.
Tazones de arándanos, cuerda y palomitas -frescas y
rancias- se extienden por el suelo de madera del salón de Lark,
un lugar en el que no tengo que fingir que me siento cómoda
porque realmente lo estoy. Nos sentamos uno al lado del otro,
con Oren y Sparrow como separador entre nosotros y sus
padres. La televisión pone a todo volumen El Grinch mientras
los seis buscamos los ingredientes que debemos combinar
entre sí. Lamentablemente, me cuesta más la actividad que al
niño pequeño que está al otro lado de mí, que está cosiendo su
mierda como si lo estuvieran filmando para un episodio de
Project Runway, edición niño prodigio.
—¿Cómo es que eres tan mala encadenando las palomitas?
—se burla Lark juguetonamente. —Y, ¿cómo no lo he sabido
antes?
Lo apunto con la aguja -que me juro a mí misma que es
falsa- directamente a él. —No me obligues a usar esta cosa de
forma no apropiada.
Inclina su cara hacia delante para susurrar: —¿Querías que
eso sonara aterrador o sexy? ¿O algo así como... ambas cosas?
La perplejidad sólo dura un momento en mi expresión
porque su madre interviene: —Estás siendo un novio muy
malo, Lark. Estás viendo que tu futura esposa está luchando
con algo, y tu trabajo es ayudarla y apoyarla, no echarle nieve
cuando está deprimida... Aunque, dulzura, él plantea una
pregunta muy válida, ¿cómo es que no eres mejor en esto? ¿Tu
madre no te enseñó este tipo de cosas?
—Ella no lo hizo —confieso casualmente. —No somos muy
cercanas. Y, la Navidad nunca se trató de cosas como esta
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mientras crecía o incluso cuando me mudé aquí hace poco más
de un año. Todo el asunto de la Navidad, todo el tiempo, fue
un poco intenso al principio, pero... he llegado a amarlo.
—Podrías decir lo mismo de mi hijo, ¿eh? —suspira
dulcemente.
En realidad... sí. Lark era un poco intenso al principio y
definitivamente hacía honor a ser el más gruñón de los
hermanos Wellington; sin embargo, una vez que lo conoces, es
fácil ver que no es difícil de manejar si estás preparado para
ponerte a trabajar.
El rubor que calienta mis mejillas es tan inesperado como
la respuesta que se desprende de mis labios: —
Definitivamente.
Sparrow me lanza una mirada incrédula que me hace volver
a mirar la actividad en la que estoy fallando.
—¿Tal vez debería dejar de intentarlo? ¿Simplemente comer
puñados de palomitas?
—Ayuda a la pobre chica, hijo —alienta rápidamente
Walter. —Demuéstrale que ha elegido a un buen hombre que
puede hacer algo más que cantarle una bonita canción.
Su obvia referencia de aves4 hace que mi cara se mueva
para encontrar su mirada. —Tienes un buen par de gaitas.
Quiero decir que nadie canta 'H.' o 'Rudolph the Red-Nosed
Reindeer' como tú.
—Son muy diferentes, nena, pero aun así agradezco el
cumplido.
Nuestras expresiones de sorpresa por el término afectuoso
se exponen simultáneamente y luego son modificadas como si
fuera algo cotidiano.
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No lo es en absoluto.
Pero, me encuentro deseando cada vez más que lo sea.
—Déjame... déjame mostrarte cómo se hace. —Abandona
su propia cuerda, se acerca para que su cuerpo esté detrás del
mío y atrapa un nuevo trozo de hilo. —¿Por qué no empezamos
por conseguirte una cuerda nueva? —Una vez que lo tiene en
su poder, Lark ayuda en el proceso de hacer el nudo, con la
cara sobre mi hombro. —Recuerda hacer un nudo gordo en
este extremo. —Su aliento me hace cosquillas en el cuello,
provocándome escalofríos. —Y luego ensarta con cuidado
éste... —Sentir su duro cuerpo presionado tan estrechamente
contra el mío me saca el aire de los pulmones y destierra mi
capacidad de hablar. —Vamos a empezar con un arándano
primero —continúa guiando, sus manos ejecutan ahora cada
movimiento por mí, haciendo que la piel se me ponga de
gallina. Juntos, perforamos hábilmente la fruta antes de
deslizarla lentamente hacia el extremo opuesto. La acción me
roba el pequeño aliento que había logrado reunir, y Lark sonríe
como si lo supiera. —Luego, ensartamos un trozo de palomitas,
que es un poco... más duro de lo que imaginas.
Así es exactamente como describiría la situación de su
entrepierna presionando contra mí.
Forzamos la aguja a través del obstinado alimento rancio y
la deslizamos en la misma dirección y a la misma velocidad
gradual que hicimos con el trozo anterior. Después, su voz es
grave y apenas superior a un susurro cerca de mi oído. —
¿Crees que lo tienes, o debo seguir ayudando?
Quiero recordarle que en realidad es él quien está
recibiendo la ayuda en este momento, dado el increíble
espectáculo que estamos ofreciendo, pero decido ignorar mi
23
habitual malicia y optar por un enfoque más suave, porque no
puedo recordar la última vez que un chico fue tan dulce
conmigo, y mucho menos la última vez que un chico del que
estaba enamorada me dedicó tanta atención. Mi cabeza se gira
para que estemos frente a frente, con las bocas demasiado
cerca para resistirnos el uno al otro si nos quedamos mucho
más tiempo en este lugar. —Tal vez... um... ¿sólo un par más?
—Sí... —Los ojos de Lark roban una mirada a la zona de
separación preparándose claramente para presionar sus labios
contra los míos. —Puedo... absolutamente hacer eso.
—Tío Lark —llama Oren con entusiasmo, rompiendo el
momento de tensión. —¡Se llama patrón! —Él muestra su
cuerda perfectamente armada. —Mira. Es así. Arándano. —Su
pequeño dedo señala el objeto apropiado. —Palomitas de maíz.
Arándano. Palomitas...
Observamos colectivamente y arrullamos lo impresionados
que estamos con sus habilidades y su vocabulario.
Yo misma necesito tomar una lección de esto.
No puedo volver a hacer otro favor de prometida falsa.
Es sin duda un patrón personal que debo dejar de hacer.
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Capítulo 3
Lark
25
—Eso suena a trabajo antes de tener que ir al trabajo real.
—¿Será divertido?
—¿Más divertido que dormir hasta tarde?
Mi espalda golpea la puerta de mi oficina al mismo tiempo
que bajo la voz para suplicar: —Vamos, Da'Nika, te necesito...
Se produce un largo momento de silencio antes de un suave
y derrotado suspiro. —Bien, pero te va a costar darme bollos
gratis durante un año.
—Trato hecho.
—Nos vemos en veinte.
—¿Puedes... hacer que sean quince?
—¿Puedes hacer que sea un bollo y una magdalena?
—Veinte será.
Cada uno cuelga con eso.
Desaparezco de nuevo en la parte principal de It's Beginning
to Look A Latte Like Christmas, que está ajetreada y bulliciosa
con varios concursantes decorando sus casas de pan de
jengibre por un lado y los clientes habituales que entran a
tomar su café habitual por otro.
Por suerte, evitar a mi familia, que está reunida ayudando
a mi sobrino a trabajar en su obra para el concurso infantil, es
bastante fácil. Por mucho que los quiera, evadir la
impresionante cantidad de preguntas sobre mi falso romance
es agotador. Y, teniendo en cuenta que soy el actual encargado
de administrar nuestra cafetería familiar para que mi hermano
pueda hacer de padre, el estrés añadido de un interrogatorio
invasivo sobre una mentira que he creado no es realmente
necesario.
Aunque... después de tenerla en mis brazos anteanoche he
empezado a desear que fuera verdad. Que nuestra relación
26
fuera real y que besarla, cosa que desearía como el demonio
haber hecho cuando tuve la oportunidad, no se sintiera como
una representación de la peor obra de Navidad del mundo.
Da'Nika llega justo a tiempo, y verla con un jersey de 'Get
Baked' con un hombre de jengibre en la parte delantera me
arranca instantáneamente una sonrisa. Su estilo y su actitud
están lejos de ser íntegros, como los míos. A veces pienso que
por eso nos llevamos tan bien. Ninguno de los dos está limpio
en una ciudad que espera exactamente eso.
Los dos somos más propensos a ver películas de terror
incluso durante la época de 'Holly Jolly' del año.
Los dos somos más propensos a ser sorprendidos
escuchando Tool en lugar de algo patrocinado por Disney
Radio.
Y... es más probable que nos vean comprando una caja de
cerveza en el supermercado en lugar de ponche de huevo.
Saludo a mi falsa prometida antes de explicarle cómo
funciona todo mientras esperamos a que le preparen su
delicioso café con leche de canela y ella echa un vistazo a la
última ronda de golosinas de Kringle's Catering que han
llegado a la tienda. Después, la conduzco a la zona de jueces
para presentarle a nuestra otra ayudante, Ethel, una mujer de
ochenta y seis años que lleva haciendo esta mierda desde que
mis abuelos dirigían el local. Ella decide quedarse hasta que
sea el momento de colocar las cintas y los votos en las
creaciones, mientras nosotras dos nos paseamos casualmente
observando las manualidades. En algún momento, un
concursante choca accidentalmente con nosotros, y nuestras
manos se unen para no tropezar. En lugar de separarlas, las
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dejamos juntas, y no puedo negar que me encanta cada
segundo.
—Um, qué. Es. ¿Eso? —jadea Da'Nika, rompiendo nuestro
agarre para señalar un bol de glaseado en el puesto de mi
sobrino. —¡¿Cómo consiguió glaseado verde brillante para su
casa?!
—El truco mágico de Aggiepie —responde papá en voz baja
con un guiño. —La mujer siempre supo cómo hacer un
glaseado.
—Eso suena pervertido —replica Da'Nika sin pensar.
—Es porque lo es.
—¡Papá!
—Oh, relájate, Lark —se ríe antes de sugerir algo a la mujer
a mi lado. —Deberías probarlo. Y, con ello, me refiero a probar
el glaseado... Sabe bastante bien en mi opinión. Mi mujer hace
todo el glaseado de estas cosas desde cero.
Da'Nika se encoge ligeramente. —Eso suena... agotador.
—No olvides que es extremadamente ruidoso, por lo que
deberías estar agradecida de no haberte quedado a dormir
anoche.
No por falta de presión de mis padres. Dios, inventar las
razones por las que ella tenía que irse y luego explicar lo de
esperar a la mudanza hasta después de las vacaciones fue una
pesadilla. Una que en realidad me dio pesadillas de que todo
esto me explotara en la cara. Si a eso le sumamos los sonidos
de mi madre a una hora inadecuada, se obtiene la receta
perfecta para un ganso gruñón.
Ugh.
Más referencias a las aves.
28
Esta mierda siempre ocurre cuando estoy cerca de mi padre
durante largos periodos de tiempo.
Da'Nika me lanza una sonrisa dulce y comprensiva antes
de preguntarle a papá: —¿Por eso estás aquí solo, Walter? ¿Te
han dejado para que guardes el secreto familiar mientras ellos
iban a espiar a la competencia?
—No, no —replica despreocupadamente y sorbe una goma
de mascar. —Sparrow llevó a Oren al baño y Aggiepie fue a
saludar a unos amigos en el mostrador.
Mi amiga canturrea en señal de comprensión mientras yo
redirijo mi mirada hacia donde puedo ver a mi madre
cotilleando con un par de mujeres de su edad, todo el grupo
lanzando miradas escépticas en nuestra dirección.
Oh, mierda.
Eso... no es bueno.
Eso es... realmente malo.
Jodida y realmente malo.
De repente, recibo un golpe húmedo en la nariz que
interrumpe el pánico que se estaba generando mentalmente.
Sacudo la cabeza con confusión e incomodidad por igual. —
¿Qué mier...?
—Lenguaje, Lark —se ríe papá. —Hay muchas orejitas de
elfo por ahí...
Me limpio rápidamente el glaseado que ha terminado en mi
nariz y frunzo el ceño ante una risueña Da'Nika. —¿Te parece
gracioso?
—¿Te refieres a que Snack Frost te muerda la nariz? —Su
juego de palabras consigue otra risa de mi padre. —Sí... un
poco.
29
Ella asiente lentamente y yo replico la acción en otra parte
de su cuerpo.
—¡Oye!
—Ahora, él está mordiendo tu cuello.
Sus dedos van al instante a limpiarlo.
—Va a parecer que has dejado que el Grinch te haga un
chupetón.
Papá se ríe más, y Da'Nika deja su bebida para ir a por otro
ataque de glaseado. Mete los cinco dedos en el glaseado de
neón y se lanza hacia mí como un duende malvado. Esquivarla
es fácil. No reírse es imposible. Agarro sus muñecas y las
mantengo alejadas de mi jersey blanquecino al que claramente
está apuntando. Da'Nika se contonea, con todo su cuerpo
luchando por recuperar algún tipo de control, con una
determinación tan adorable como las risas que se le escapan.
El sonido es demasiado tentador.
Demasiado imponente.
Me llama para que lo capture.
Para que lo saboree.
En un acto poco elegante, me inclino hacia delante y
presiono mi boca contra la suya, deteniendo las sacudidas. Su
cuerpo se funde con el mío al mismo tiempo que sus labios se
separan para permitir que nuestras lenguas se toquen. Los
sabores dulces de la combinación de glaseado y café palidecen
en comparación con los increíbles que ella posee de forma
natural. Hago girar mi lengua alrededor de ella, saboreando
cada pasada más que la anterior. Unos ligeros gemidos llegan
a mis oídos y me hacen abandonar sus muñecas para rodear
con mis brazos la parte baja de su cintura. No me importa
dónde aterricen sus pegajosos dedos. Lo único que me importa
30
es lo delicioso que es cada roce. La perfección con la que se
adapta a mí. Lo dura que está mi polla al oírla gemir porque
ella también lo está disfrutando.
Un carraspeo exagerado rompe inesperadamente el dulce y
pegajoso momento.
Nos separamos bruscamente para ver a mi familia
sonriendo alegremente hacia nosotros, con la excepción de
Oren, que parece no estar interesado en nada más que en
meterse puñados de M&M's en la boca mientras teóricamente
nadie está mirando.
Da'Nika se disculpa suavemente en nuestro nombre: —Lo
siento... Supongo que... Supongo que nos hemos dejado llevar
un poco.
Mamá sonríe alegremente y le ofrece una toallita húmeda
para que se limpie las manos. —No hace falta que lo sientas,
dulzura. A veces, cuando el momento te toma, te toma.
No fue el momento el que la tomó.
Yo lo hice.
Y quiero hacerlo de nuevo.
Y quiero patear mi trasero por no haber hecho esa mierda
antes.
Mi falsa prometida le ofrece una dulce sonrisa mientras
empieza a restregar el glaseado de sus dedos.
—Saben —empieza mamá astutamente, —las señoras de mi
antiguo club de cartas dijeron que aún no se habían enterado
del compromiso, y que ni siquiera sabían que ustedes dos eran
pareja...
—Oh... —Sparrow sonríe maliciosamente. —Apuesto a que
ahora sí lo saben.
31
—Después de un beso así, es imposible que no lo sepan —
me recuerda alegremente mamá con un guiño demasiado
exagerado.
Da'Nika y yo fijamos rápidamente las miradas para acordar
en silencio que tenemos que analizar cómo manejar este nuevo
asunto.
Sin embargo, para mi sorpresa, no hay ningún signo de
preocupación por el hecho de que hayamos tenido público.
No hay un parpadeo de preocupación por las habladurías
que seguramente se han desatado.
Ni un atisbo de arrepentimiento por lo que ha ocurrido de
forma irreflexiva.
Tal vez ella quería que la besara tanto como yo quería
hacerlo.
Tal vez fingir ser una pareja no fue la peor idea que he
tenido.
Tal vez... sólo tal vez... fue la mejor.
32
Capítulo 4
Da'Nika
33
Ya tengo suficientes malas ideas en mi calcetín para que me
duren al menos las próximas cuatro Navidades sin añadir más.
Lark suelta su aprensión en lugar de tragársela como yo: —
¿Te parece bien hacer esto?
—¿Dormir en tu enorme cama en forma de trineo durante
una noche para convencer a tus padres de que la razón por la
que no vivimos juntos es porque estaba esperando un anillo en
mi dedo mientras tú tienes que dormir en el suelo? —digo
juguetonamente. —Sí, creo que estaré bien.
Se ríe ligeramente y se baja el gorro para cubrirse las orejas,
sin saberlo, manteniendo mi atención durante cada acción.
Definitivamente estaba enamorada de él antes de esta
terrible y falsa relación de pareja, pero ahora que he
experimentado lo que es ser realmente su chica, me odio por
no haber hablado antes... casi tanto como me odio por no
haber hablado de ello.
No creo que pueda soportar perder mi amistad con Lark.
El chico de la universidad era una cosa.
Lark es... bueno, Lark significa más para mí de lo que ese
tipo podría haber significado.
—¡Cambio de planes! —anuncia Agatha, con entusiasmo, al
acercarse por sorpresa.
Cielos, juro que tiene pies de hobbit.
Perfecto para acercarse sigilosamente a la gente.
—Walty y yo vamos a ir con ustedes dos mientras Sparrow
y el pequeño O van solos.
El tono de Lark está cubierto de sospecha. —¿Fue idea de
él o tuya?
—De él.
—Sorprendente —murmura mi falso prometido en voz baja.
34
—Pero, él tuvo un buen punto.
—¿Era que papá no debería montar en estas cosas en
absoluto, teniendo en cuenta la frecuencia con la que necesita
su inhalador ahora?
—No.
—¿Era que tú no deberías montar en estas cosas en
absoluto, considerando lo difícil que es para ti subir y bajar de
ellas?
—No.
Su hijo muerde sarcásticamente: —Entonces, ¿qué fue?
—Que esta es su primera Navidad juntos sin Jeanie.
Nuestros hombros caen rápidamente en conjunto.
—Cree que es importante que el pequeño sepa que, incluso
con su madre ausente de su mundo, su padre todavía lo
quiere. Todavía se preocupa. Que aún hará todo lo posible para
que esta época del año sea mágica. Que todavía se tienen el
uno al otro.
Es difícil ignorar el dolor que crea la explicación.
No conocía mucho a Jeanie antes de que muriera de
neumonía a principios de este año. Sólo nos habíamos visto un
puñado de veces y, la mayoría de ellas, pasé más tiempo
hablando con su cuñado que con ella. Parecía bastante
agradable, y Lark nunca tuvo nada malo que decir sobre ella.
Poco después de que ella muriera fue cuando él empezó a hacer
más esfuerzo por salir realmente en lugar de trabajar todo el
tiempo. Supongo que la muerte de alguien cercano a él lo
animó a querer vivir un poco más.
—Estoy segura de que ambos saben que esa es parte de la
razón por la que no quiso volar a Florida para la Navidad este
año. Cree que es importante que tengan esa conexión este año,
35
así que vamos a respetarlo -más o menos- y los dejaremos ir
en su propio trineo mientras nosotros vamos con ustedes dos.
—Da una palmada con sus pequeñas y regordetas manos. —
¡Esto es bueno! Nos dará a Walty y a mí la oportunidad de
conocerlos más como pareja.
Oh, sí. Un interrogatorio navideño patrocinado por
Hallmark.
—¡Estamos listos, Aggiepie! —llama Walter desde más cerca
del brillante trineo rojo.
Ella chilla vertiginosamente como el personaje de dibujos
animados que parece ser y se apresura a ir en esa dirección.
Nosotros, menos emocionados, la seguimos de cerca mientras
Lark le pide que tenga más cuidado con lo que hace.
No es que sus padres no sean cálidos o acogedores, de
hecho, sus rostros deberían estar junto a esas definiciones en
el diccionario, es sólo que... empiezo a sentirme mal por
engañar a gente que tiene tan buen corazón.
Y... no me gustan los pensamientos de no volver a estar
cerca de ellos debido a un acuerdo de mierda que hice con su
hijo menor.
Durante el paseo en trineo - una tradición Wellington desde
hace muchas generaciones, según me han informado - sus
padres cuentan historias de Lark cuando era un joven 'pollito'.
La mayoría consisten en algún tipo de problema en el que lo
metía su curiosidad, pero todas ellas hacen que sea fácil ver
las raíces de la personalidad que tanto adoro. La terquedad. El
amor por la risa. La etiqueta de 'gruñón' que se ve obligado a
llevar en comparación con sus animados padres. Lo que me
gusta más que las historias es ver el amor entre los tres. Es
una conexión profunda que no tengo con los míos. Ni siquiera
36
parecía que se lo pensaran dos veces cuando les anuncié mi
mudanza a través de un mensaje de texto o el hecho de que
ésta fuera a estados de distancia de ellos. Apenas llaman para
saber cómo están las cosas a no ser que sea realmente
Navidad. Probablemente es por eso que me he apegado tanto a
Pammy y Kammy. Y, por qué odio la idea de dejar ir a dos
personas nuevas que están más que dispuestas a invitarme a
su familia, un sentimiento que he anhelado desde que era más
joven.
La culpa crece profusamente en la boca de mi estómago,
impulsándome a confesar todo a la inocente pareja, cuando
Lark rodea mi hombro con un brazo para atraerme hacia él,
lejos del viento.
¿Y si... y si ya no estamos mintiendo exactamente?
¿Y si esto es realmente nosotros empezando a salir?
¿La transición a ser una pareja de verdad?
Si ese es el caso, ¿qué tan horrible soy realmente como
persona?
¿En una escala de Dexter a Jason?
—Muy bien, ustedes dos, es hora de que nos lo digan —
afirma inesperadamente Agatha en tono serio, haciendo que la
bilis me suba por la garganta. —Ha llegado la hora de la
verdad.
Dios, voy a vomitar.
Literalmente, todo lo que he comido hoy.
El chili del día anterior y las galletas de Rice Krispy con
temática navideña no son una buena combinación.
¿Puedo culpar al olor del caballo?
Su pequeña sonrisa se convierte en un gran rayo brillante.
—¿Cuándo supieron que eran el uno para el otro?
37
La aceleración de mi corazón disminuye rápidamente y
suelto un profundo suspiro de alivio. —Oh, Dios, eso es muy
fácil.
—¿Lo es? —gruñe Lark, desconcertado.
—No te lo tomes como algo personal, cariño. —Agatha lanza
una manopla blanca en su dirección. —Las mujeres tienen la
tendencia a saberlo mucho antes que los hombres. —No se
detiene a hacer comentarios o preguntas sobre esa afirmación
basada en su opinión. —¡Dinos, Da'Nika! ¿Cuándo supiste que
mi hijo era 'el indicado'?
—Sí, Da'Nika, cuéntanos cuándo supiste que yo era el
indicado... —me incita Lark como si necesitara un momento
extra para ordenar mis pensamientos.
—Era la semana del Día de San Valentín y necesitaba un
impulso extra para sobrevivir a mi turno. Los pedidos estaban
atrasados y los vendedores llegaban tarde, y era simplemente...
una locura. —El recuerdo continúa desarrollándose
suavemente en mi mente. —Llegué allí, pedí dos Santa, Baby
lattes, sólo que me olvidé la cartera en la tienda y no tenía
tiempo para volver a buscarla y luego regresar para pagar,
sobre todo porque era un descanso para comer más corto de lo
normal. Le juré que pasaría por allí después del trabajo y le
devolvería el dinero o que podría hacer que el sheriff me
persiguiera y me pusiera una multa por falta de pago, pero
Lark me dijo que no me preocupara. Que él invitaba. Incluso
me regaló un par de brownies Santa, Baby para acompañar,
que son los que tienen un árbol de Navidad y pepitas de
corazón encima del glaseado de chocolate, y me dijo: 'Espero
que esto te mejore un poco el día'. —Hago una pausa
momentánea, dejando que el sentimiento me invada
38
libremente. —En ese momento supe que cualquier día en el
que Lark estuviera presente mejoraría automáticamente y que
él era una persona de la que no quería privarme.
Un pequeño golpe de su pulgar en mi brazo me obliga a
mirarlo fijamente. En cuanto eso ocurre, pregunta: —¿En
serio?
Sorprendida por mi propia admisión, apenas soy capaz de
asentir.
—¡Ah! —arrulla Agatha en voz alta, llamando nuestra
atención hacia donde se abanica la cara. —¡Eso es tan dulce!
También es, absolutamente, tan cierto.
No puedo creer que lo esté admitiendo.
—Tu turno, hijo —anima Walter desde el otro lado del
pequeño trineo. —Será mejor que lo hagas bien también, o
preveo que alguien dormirá en el sofá esta noche.
Lark se ríe incómodamente antes de aclararse la garganta.
—Supongo que para mí fue la noche en que se quedó dormida
accidentalmente en el susodicho sofá.
Mi cabeza se ladea en señal de confusión.
Su mirada vuelve a posarse en la mía al mismo tiempo que
recuerda: —Venías después del trabajo a ver hockey conmigo,
lo cual, ya sabes, no es inusual. Trajiste una pizza extra grande
de salchichas y aceitunas negras. Siempre doblas las
porciones como una especie de anarquista.
—¡No quiero que los ingredientes se caigan!
—Ni siquiera terminaste tu cerveza antes de quedarte
dormida esa noche. Medio despierta habías mencionado que
habían sido un par de días duros en tu apartamento. Kammy
había tenido pesadillas, se despertaba gritando como si Freddy
Krueger la persiguiera, y tú habías estado ayudando a Pammy
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a tranquilizarla porque... bueno, porque siempre estás ahí
cuando una amiga te necesita.
La veneración surge inmediatamente en mi mirada.
—Tú, eventualmente, simplemente colapsaste. La cabeza
sobre mi hombro. Un cuerpo diminuto acurrucado bajo la
manta de los Dragons que Sparrow me regaló para Navidad.
Mentí a la mañana siguiente y te dije que ambos nos quedamos
dormidos allí, pero la verdad es que me quedé allí a propósito.
Me... gustaba la sensación de dormirme a tu lado.
Despertarme a tu lado. Sólo... estar a tu lado. —Su manzana
de Adán se hunde profundamente antes de continuar. —
Simplemente se sentía bien.
—Awwwww —interviene Agatha, de nuevo sin percibir
ninguna de nuestras miradas.
El hecho de estar casi en silencio me deja incapaz de
susurrar más de una palabra. —¿De verdad?
—De verdad —susurra Lark.
La emoción y la incredulidad chocan entre sí, empujando
mi boca hacia la suya. Desgraciadamente, soy una fracción de
segundo demasiado lenta. Los copos de nieve interrumpen lo
que podría haber sido nuestro segundo beso -uno del que
realmente hablaríamos, a diferencia del primero- aterrizando
en el pequeño espacio que nos separa.
Se echa hacia atrás y sonríe ampliamente. —¿Alguna vez
has atrapado uno en tu lengua?
—No. —Sacudo rápidamente la cabeza. —No. No. No.
Siempre estábamos bajo techo cuando llegaba la nieve. Mi
madre odia lo que le hace a su pelo, y mi padre odia lo que le
hace a sus trajes más bonitos.
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—Los chicos atrapan los copos en la lengua desde que son
bebés —describe Agatha, recibiendo ahora nuestra atención.
—Nosotros ni siquiera les enseñamos eso.
—No —se carcajea Walter ligeramente, a pesar del pequeño
resoplido que podemos escuchar. —Simplemente abrían sus
grandes bocas de par en par, movían la lengua lo mejor que
podían y probaban la Navidad por su cuenta.
—Todavía lo hacemos —informa Lark al mismo tiempo que
inclina la cabeza hacia atrás, abre la boca y extiende la lengua
para atrapar uno. En cuanto uno se posa en él, volvemos a
cerrar los ojos. —Inténtalo.
—Ooo —ríe Agatha y me da una palmadita en la rodilla, —
deberías hacerlo, dulzura. Es una cosa tonta y divertida que
hacemos todos. Ves. —Imita las acciones de su hijo sólo unos
segundos antes de que su marido lo haga también.
No queriendo sobresalir, y con un poco de curiosidad por
saber a qué sabe la 'Navidad', sigo el ejemplo. Con la cabeza
inclinada hacia atrás, abro la boca de par en par para dejar
que los pequeños copos bailen por ella. No tiene un sabor
especial ni un gusto alucinante, pero el sonido de las risas de
todos sobre lo tontos que nos parecemos son el verdadero
placer.
Después de un largo viaje en trineo lleno de risas, Lark, mi
mochila y yo nos metemos en su habitación mientras sus
padres se trasladan a la suya. Se asegura de cerrar la puerta
detrás de nosotros en previsión de un escenario terrible, como
que su madre irrumpa en la habitación sin avisar -su cosa
favorita- y nos vea durmiendo por separado.
Sinceramente, después de lo que hemos dicho el uno del
otro en el trineo, una parte de mí espera que lo hagamos juntos.
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El nerviosismo me sube por la columna vertebral y me hace
temblar inconscientemente.
Lark no se pierde la acción ni la deja pasar por alto. —¿Frío?
Temo que la verdad sea mucho más ártica de lo que siento
ligeramente. —Un poco.
—Probablemente sean los suelos de madera —afirma al
mismo tiempo que se acerca haciendo que me resulte más
difícil respirar. —No ayudan precisamente.
—No... ellos... um... no lo hacen.
—¿Quieres que te caliente?
Sin saber qué está insinuando exactamente o si está
insinuando exactamente lo que yo quiero, me quedo clavada
en el lugar y dejo que la esperanza inunde mi mirada. —¿En
qué estás pensando? ¿Chocolate caliente? ¿Bourbon? Bran...
Los labios de Lark aplastan los míos con más fuerza que el
día anterior. Los de ayer estaban llenos de curiosidad.
Precaución. Hoy, están llenos de precisión. Propósito. El fuerte
gemido que se desprende de mí lo impulsa a acercarme
bruscamente, a levantarme por el culo y a llevarme sin
esfuerzo a su cama. Me arroja con cautela sobre ella, y
rápidamente me cubre el cuerpo antes de que tenga un
momento para respirar. Nuestras lenguas y extremidades se
enredan como si hubieran estado esperando que apareciera un
momento así. La famosa melodía de Kelly Clarkson amenaza
con resonar en mi mente; sin embargo, los rápidos tirones de
Lark en mi atuendo aniquilan la oportunidad.
No hay forma de detener la velocidad de la bola de nieve en
la que nos hemos metido. Me quita una prenda y luego otra.
Su determinación se parece a la de un niño que no puede
concentrarse en otra cosa que no sea desenvolver el único
42
regalo que cree que es todo lo que siempre ha querido. Yo
manoseo el material que me bloquea la vista de forma similar,
sabiendo que he soñado con esto demasiadas veces como para
considerarlo saludable. Nuestras bocas sólo se separan lo
suficiente para darnos el espacio necesario para desnudarnos
y, una vez que lo hacemos, sólo nos permitimos un breve
momento para admirarnos mutuamente en nuestros nuevos
estados.
Lark sonríe intensamente como si hubiera sido bendecido
con algún tipo de milagro alucinante, mientras que yo
simplemente hago todo lo que está en mi mano para no babear
por la colección de abdominales, bíceps, tríceps y polla enorme
que conforman al hombre por el que estoy, sin duda, loca.
Mantiene su mirada transparente pegada a mí, recorriendo mi
figura curva a curva, pero utiliza su mano derecha para rozar
el cajón de su mesita de noche en una búsqueda torpe de
protección.
Todo lo que sucede a continuación se hace en lo que parece
un solo parpadeo.
Lo juro, un momento estoy viendo cómo abre el condón y al
siguiente me tapa la boca para amortiguar mis gritos. Parece
que nos saltamos todo lo que se llama 'hacer el amor' para
follar como estrellas porno recién llegadas a la industria con
algo que demostrar. Gime con fuerza contra mi oído. Resopla.
Maldiciendo. Mordiendo un lóbulo cada vez que empuja con
dureza. Lloro contra su palma al tiempo que mi coño grita
alrededor de su polla. Mis piernas se enroscan con fuerza en
torno a él, como si el más mínimo espacio cedido fuera a
terminar con todo. Los músculos de mis piernas se flexionan y
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aprietan al mismo ritmo que los de mis caderas, atrapándolo
en un tornado de excitante tensión.
Lark deja caer su mano de mi boca a mi cadera, su cara al
pliegue de mi cuello, y deja escapar un aullido hambriento. La
mayor parte de su peso descansa sobre el otro brazo, pero el
trozo que no lo hace ejerce una deliciosa presión en todos los
sentidos.
Mis uñas recorren con avidez su piel morena, arañando con
mi aprobación cada vez que se sumerge en las profundidades
que no ha visitado nadie desde que me mudé aquí. Nuestros
gemidos oscilan al mismo ritmo de nuestras caderas, y el
constante choque nos llama a ambos a ceder, una orden que
no podemos seguir ignorando por mucho tiempo. Los gruñidos
se cambian por jadeos codiciosos. Los duros jadeos se ven
recompensados por los mordiscos dados en el hombro. Las
oleadas de humedad son recibidas por una hinchazón cada vez
mayor de su polla. Cuanto más duro se pone, avisando lo cerca
que está de correrse realmente, más se arquea mi espalda
sobre la cama en su desesperación por hacer lo mismo.
En un suspiro compartido de rendición, los dos nos
soltamos juntos. Nuestros cuerpos se agitan simultáneamente,
y nuestros gemidos de satisfacción son sofocados por nuestras
bocas que se mueven frenéticamente una contra la otra.
Bueno, maldita sea.
Justo cuando pensaba que no podía querer ser su futura
esposa real más de lo que ya lo hacía... sucede esto.
Empiezo a preguntarme... ¿soy demasiado mayor para
escribir a Santa Claus y pedirle a Lark Wellington algo más que
una falsa propuesta navideña?
44
Capítulo 5
Lark
45
paredes, empujándome rápidamente hacia el límite. Sus finos
dedos acariciando y tirando suavemente de mis pelotas sin que
nadie se lo diga, sin que nadie se lo pida, sin que nadie se lo
indique, hacen que salgan de mí gemidos cada vez más fuertes.
Da'Nika zumba alegremente en señal de aprobación por las
ráfagas de semen que se filtran continuamente en mi lucha por
contenerme, y las innecesarias vibraciones añadidas hacen
que me ponga una almohada sobre la cara para amortiguar las
maldiciones que se me escapan. Gruño y grito contra el
bloqueo mientras levanto las caderas para responder a una
succión cada vez más desordenada. La histeria de mis
movimientos se hace eco de la prisa de los suyos hasta que ella
recibe una oleada abrasadora tras otra para tragar. Abandono
la sábana para dejar que mis dedos se enreden cariñosamente
en sus mechones, queriendo que no sólo se quede en su lugar
mientras traga, sino que también sepa que apruebo la acción.
Aprecio a una mujer que no teme tragarse hasta la última
gota.
Cuando por fin le suelto el pelo, se retira de la zona y me
dice: —Feliz Nochebuena, Lark.
—Una jodida Feliz Nochebuena, nena.
—¿Qué?
Devolviendo la almohada a la cama, me repito, aunque
dulcificando los sentimientos: —Feliz Nochebuena para ti
también, nena.
Las yemas de los dedos de Da'Nika acarician ligeramente
mis muslos al mismo tiempo que dice: —Me encanta cuando
me llamas nena.
Dejo que una sonrisa se deslice por mi cara. —A mí también
me encanta.
46
El silencio se instala momentáneamente entre nosotros, y
lo aprovecho para preparar un paso sencillo.
Uno en el que declaro que eso no es lo único que me gusta.
Uno en el que declaro que fui demasiado estúpido para no
ceder a estos sentimientos antes.
Uno en el que declaro que ella es mía y siempre ha sido mía
y siempre será mía.
Mi boca se abre para empezar, sólo para ser interrumpida
por un débil zumbido.
—¿Oyes eso? —pregunta Da'Nika con cautela. —¿Es... es
un vibrador? ¿Tienes un vibrador?
—¿Para qué demonios tendría yo un vibrador?
—¿Me estás preguntando para qué se usan, o por qué son
imprescindibles para una vida sexual feliz?
—¿Qu...?
—Espera, ¿es mi teléfono? —Su cuerpo se despega del mío,
y se oye inmediatamente un gruñido bajo de desaprobación. —
Creo que es mi teléfono.
—Tu teléfono tiene más sentido que un vibrador sin sentido.
—¿Lo tiene? —se burla mientras arrastra los pies.
Me río ligeramente de su réplica y me incorporo por
completo, ansioso por saber quién le envía mensajes de texto a
estas horas de la noche.
Corrección.
De la mañana.
¿Quién demonios está a punto de estar muy decepcionado
porque ella ya no está disponible para ligar antes del trabajo o
para salir a tomar un café?
Su teléfono ilumina repentinamente su cara mañanera y los
celos de mi voz aumentan exponencialmente. —¿Quién era?
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—Llamada perdida de Pammy.
Mis hombros se hunden rápidamente en señal de alivio.
—Varias llamadas perdidas de Pammy, en realidad.
—¿Crees que algo va mal?
—Sólo llama cuando es así.
—Oh, mierda —murmuro sin pensar.
—Sí, voy a bajar a la cocina, a por una bebida -ya sabes,
para quitarme el sabor de la boca- y la volveré a llamar.
¿Quieres algo mientras estoy allí?
—No, estoy bien. Gracias por el pensamiento.
—Cuando quieras —anuncia dulcemente Da'Nika antes de
afirmar, —pero deberías saber que soy demasiado perezosa
para buscar mi ropa, así que me voy a poner tu jersey de
anoche en su lugar.
Otra gran sonrisa brillante se dibuja en mi cara. —Por mí
no hay problema, nena.
Es imposible no oír la felicidad en su respuesta. —Bien.
Veo a Da'Nika usar la luz de su teléfono para encontrar el
suéter gris desechado, ponérselo y salir de la habitación.
Hablando de una visión que no puedo esperar a ver una y
otra vez.
La mujer de la que estoy enamorado caminando por mi casa
como si también fuera suya.
Un día lo será.
Un día, pronto, espero.
48
Capítulo 6
Da'Nika
49
Hay una pequeña pausa seguida de: —¿Lo hiciste? Quiero
decir, ¿estaba realmente escuchando o haciendo esa cosa en la
que creo que estoy escuchando porque estoy haciendo varias
cosas a la vez, pero en realidad te estoy ignorando
accidentalmente y no tendré ni idea de lo que sea que estés
hablando cuando saques el tema más tarde durante la
conversación?
—Voy a basarme en las pistas circunstanciales y decir que
es eso.
Aspira un poco y se disculpa rápidamente: —Lo siento,
Da'Nika. Todo ha sido una locura con las confusiones de
pedidos y los papeles mal etiquetados que he estado totalmente
perdida.
Me tiro el pelo a un lado de la cara y señalo la situación: —
Obviamente.
—Sí, amiga de mierda extraordinaria aquí. Puedes
regañarme por eso más tarde, pero puedes refrescarme la
memoria ahora. ¿Por qué has vuelto a pasar la noche en casa
de Lark?
—Él necesitaba un favor.
—Como... ¿un favor con la ropa puesta o sin ella?
Definitivamente, esto último también ocurrió.
Pero, ya que ambos nos corrimos las tres veces que lo
hicimos, ¿es realmente un favor a estas alturas?
—Da'Nika...
—Él um... Él solo necesitaba que yo fingiera ser su
prometida por unos días para impresionar a sus padres. —Me
doy la vuelta para agarrar la botella de agua que había dejado
en el suelo cuando ella contestó. —No es gran... —Las
expresiones igualmente horrorizadas y enojadas de Agatha y
50
Walter me hacen susurrar la última palabra, —... cosa... yo...
tengo que irme.
—Pero...
—Te veré en la tienda.
Mi mejor amiga emite otro sonido, pero se corta cuando
cuelgo.
Sin saber si hay algo que pueda decir que no empeore la
situación, simplemente hago una mueca de incomodidad y
aprieto los labios.
—¡Lark! —grita Agatha a pleno pulmón sonando como una
tetera. —¡Lark! —Apenas hace una pausa para exigir: —¡Baja
aquí ahora mismo! En este mismo instante, jovencito.
Esperamos en un silencio incómodo, evitando los ojos, a
que se una a nosotros.
En el momento en que entra en la habitación, pregunta
frenéticamente: —¡¿Qué?! ¿Qué? ¿Qué ha pasado? ¿Qué pasa?
¿Es Oren? ¿Es Sparrow? ¡¿Le ha pasado algo a Sparrow?!
Su madre mueve su mano en mi dirección. —¿Te importa
explicar esto?
—¿Mi prometida semidesnuda bebiendo agua en la cocina?
—Se ríe levemente a pesar de que estoy acobardada. —No
merece la pena tanto grito, mamá.
—Te refieres a tu falsa prometida —dice con sorna.
Los ojos de Lark se abren de inmediato.
—Sí... —Walter deja escapar un suspiro de decepción. —
Nosotros... escuchamos a Da'Nika por teléfono...
—¡¿Ese hermoso nombre es realmente suyo?! —grazna
Agatha.
—Sí, ese es mi verdadero nombre —interrumpo en voz baja.
Su mirada de desaprobación se eleva en mi dirección.
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—Y esa es mi verdadera señal para... ir... —Me aclaro la
garganta y me dispongo a salir rápidamente de la cocina, pero
me detengo para decir: —Miren, Sr. y Sra. Wellington, siento
haberles mentido. De verdad, pero sólo intentaba estar ahí
cuando mi amigo dijo que me necesitaba. Siento que eso les
haya hecho daño a cualquiera de ustedes. Los dos son
personas muy dulces. Yo... —otro suspiro entrecortado se
desprende, —estoy agradecida de que me hayan dejado pasar
este tiempo con su familia durante las fiestas. Realmente es
más de lo que he tenido antes.
Un atisbo de tristeza destella en sus miradas.
—Feliz Navidad, Wellingtons.
Lark hace su mejor esfuerzo para hablar, —Da'Nika...
—Está bien —me apresuro a decir mientras paso junto a él.
—Sólo voy a buscar mis cosas y dirigirme a la tienda temprano.
—Pero...
—Lark —lo corta su madre, reclamando su atención. —
Queremos una explicación.
—Una muy buena... —se hace eco Walter.
Nuestras miradas no se cruzan de nuevo, lo que
probablemente sea lo mejor.
No estoy segura de poder soportar ver la tristeza, la traición
y la verdad de que todo lo que estábamos experimentando era,
muy probablemente, sólo una fantasía que habíamos llevado
demasiado lejos.
52
Capítulo 7
Lark
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—Yo...
—¿Cómo pudiste? —Ella le arrebata el plato a medio comer
y lo pone fuera de su alcance. —¿Cómo pudiste ayudar a tu
hermano a mentirnos?
Me mira con los ojos entrecerrados y una sonrisa de
disgusto. —Espero que Santa Claus te meta carbón donde yo
pienso meter el pie cuando nos levantemos de esta mesa.
—Papá, nadie debería querer que Santa Claus regale
carbón —dice Oren con indiferencia, demostrando que está
escuchando un poco.
Prefiero el carbón al gigantesco agujero que tengo en el
pecho.
Da'Nika ni siquiera se despidió cuando se fue.
Sólo tomó sus cosas y salió corriendo.
Es difícil culparla, teniendo en cuenta que mi madre sonaba
como si estuviera canalizando su maestra de Charlie Brown
interior con todos los balbuceos incoherentes y los lloriqueos.
Yo también habría inventado una excusa para irme, si
hubiera sido una opción.
—Lark —empieza a decir papá en voz baja desde donde está
de pie junto a la isla, protegiendo los gofres de mi consumo, —
¿por qué has mentido? ¿Por qué has montado todo este
montaje sólo para engañarnos, hijo?
Me revuelvo un poco el pelo sin lavar antes de admitir: —
Estaba cansado de todas las preguntas incesantes sobre
cuándo iba a sentar cabeza. Cuándo voy a darle a Oren un
primo con el que jugar. Cuándo voy a ayudar a aumentar esta
familia. Yo sólo... —mis manos se cruzan sobre la mesa frente
a mí, —quería una Navidad en la que mi falta de vida amorosa
no fuera el tema principal. Y, sabía que siendo... este el primer
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año sin... —digo su nombre en silencio para no molestar a mi
hermano o a su hijo, —no había forma de que no sucediera.
Sabía que sus discursos empezarían a girar en torno a que la
vida es demasiado corta para trabajar tanto y vivir tan poco, y
no quería escucharlo. Así que... yo. Mentí. Inventé que tenía
una novia y que planeaba comprometerme. Pensé que podría
pasar la Navidad en paz. Decirles que ella había dicho que no
o que lo había cancelado después de las fiestas y tener un año
en el que no me sintiera como una mierda por estar soltero.
—Aw, Lark, cariño —dice mamá dulcemente al mismo
tiempo que coloca su mano sobre la mía. —No queremos que
te sientas mal por no estar casado todavía. Simplemente no
queremos que acabes perdiéndote muchas cosas por estar tan
ocupado intentando impulsar el negocio.
—Hijo —papá toma el mando de la conversación, —estamos
muy orgullosos de ti y de cómo has llevado la tienda. Has
ampliado todas las ideas. Has añadido las tuyas propias.
Convertido nuestro pequeño negocio en algo que fue
reconocido en la televisión nacional.
—Mostramos ese clip de televisión a la gente cada vez que
podemos.
—Has asegurado el legado familiar de forma muy
importante, pero no queremos que tu dedicación a eso
sustituya a la de vivir una vida fuera de la oficina. —Hace lo
posible por ofrecerme una sonrisa. —Sólo queremos que sepas
que la vida es mejor cuando disfrutas de todo lo que te ofrece
en lugar de sólo una parte.
—Tienen razón —interviene inesperadamente Sparrow. —
Trabajas... mucho más de lo necesario. Quiero decir que te
agradezco todas las horas extra que dedicas, que siempre me
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han facilitado estar con mi familia, pero tú también eres mi
familia, Lark. No me importaría pasar más tiempo juntos para
ver un partido o tomar una cerveza o cualquier cosa que no
esté relacionada con la tienda. Sé que te has esforzado más
este año desde... —se detiene para expresar la razón obvia, —
y todos lo apreciamos, pero no me importaría ver a mi hermano
pequeño experimentar algo de la felicidad que yo he tenido la
suerte de tener.
La culpa me hace deslizarme aún más en mi silla.
Arreglé todo el asunto de la falsa prometida para evitar este
sermón, y aun así sucedió.
¿Karma?
¿Eres tú vestido con un traje de Santa?
—No apruebo que nos mientas, Lark —me regaña mamá,
dirigiendo mi mirada hacia ella, —pero lo que desapruebo más
es que se mientan entre ustedes.
La confusión me hace fruncir el ceño.
—Puede que hayan fingido ser novios, pero han estado lejos
de fingir estar enamorados. —Se ríe alegremente y se lleva la
taza a los labios para beber otro trago. —¡Fue tan bonito de
ver!
—No estamos... —La frase se detiene bruscamente a mitad
de camino gracias a que sacudo la cabeza. —Yo no... —corto
inmediatamente lo que sé que es otra mentira. —Ella no es...
Nosotros somos...
—Dos de los peores actores de todo el mundo —critica
Sparrow juguetonamente.
—Estoy de acuerdo —se ríe ligeramente papá. —Están locos
el uno por el otro. Y, lo único más loco que eso es el hecho de
que no están ya juntos.
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Las sagaces observaciones de mi familia me dejan
completamente sin palabras.
—Júrame que irás a buscarla para que su relación sea real
cuando ella salga del trabajo y que no volverás a mentirnos, y
podrás comer un gofre —me informa mamá con cariño.
Eso es exactamente lo que quiero.
Quiero que Da'Nika esté aquí con nosotros en estas fiestas
y en todas las fiestas.
Quiero que se ría, que sonría y que nos regañe a mí y a mi
hermano.
Quiero que aprenda nuestras tradiciones, no porque intente
engañar a mis padres para que crean que va a formar parte de
esta familia, sino porque es parte de esta familia.
Quiero eso más que cualquier otra cosa que haya querido
en toda mi vida.
Incluyendo los gofres de chocolate con nueces que me están
provocando desde la encimera.
—Juro que no volveré a mentir.
Papá me mira de forma mordaz. —¿Y?
—Y juro que iré a buscar a mi chica en cuanto salga del
trabajo.
—Ese es mi chico —afirma papá con alegría mientras trae
el plato.
—¡Ella puede ayudarme a cocinar esta noche! —proclama
mamá con entusiasmo. —Ooo, incluso puedo enseñarle el
secreto súper especial para hacer un perfecto puré de patatas
horneado dos veces.
—¿No es sólo mantequilla? —pregunta Sparrow
casualmente.
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Su mirada se posa en él. —Por eso, no te devolveré tus
gofres.
—Yo los tomaré —me ofrezco juguetonamente.
Las risas se arremolinan en mi cocina haciendo que
aumente el notable dolor de mi pecho.
En pocas horas habrá desaparecido.
Se habrá ido para bien.
Para siempre.
Cuando Da'Nika sea oficialmente mía, esa sensación
desaparecerá permanentemente.
58
Capítulo 8
Da'Nika
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Su cara hace una mueca en respuesta a la descripción. —
Sabes que siempre eres bienvenida a unirte a mí y a Kammy.
Puedo llevarte conmigo en lugar de dejarte en el apartamento.
Sabes que a tu ahijada le encanta tenerte cerca, y a mis padres
no les importará... Y, aunque les importe, que se jodan. Es
Navidad.
—Extraño emparejamiento de palabras, pero estaré bien. —
Suelto un suave suspiro y cruzo los brazos sobre mi jersey nerd
de Rudolph. —De verdad.
—Estás mintiendo.
Oh, ciertamente lo estoy.
Pensé que no decirle a alguien lo que realmente sientes es
lo peor que puedes hacer ante una situación como en la que
nos encontrábamos. Resulta que lo peor que puedes hacer es
desarrollar sentimientos reales en un romance falso. O, más
exactamente, exponer tus verdaderos sentimientos en un
romance falso. Dios, se diría que nunca me senté a ver un
maratón de películas navideñas del canal Lifetime con mi
amigo latino amante de las películas de chicas aprendiendo
que todo este escenario sólo iba a terminar mal.
Y así fue.
Lo que duele aún más que saber que he hecho daño a gente
buena en el proceso es este anhelo por alguien que nunca fue
realmente mío para empezar.
Que nunca será realmente mío.
—Estoy segura de que después de las fiestas —mi mirada
se desplaza hacia mis pies, —y cuando todo se calme y Lark
pueda perdonarme por haberle jodido su plan de Navidad...
—Engaño.
—...las cosas volverán a la normalidad.
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—¿Pero es eso lo que realmente quieres?
Su pregunta merece mi mirada.
—¿Volver a ser amigos?
La oportunidad de responder es cortada por el timbre de la
puerta.
—Lo siento, señor —dice Pammy lentamente, —pero...
estamos cerrados. No puede entrar aquí.
—¿Puede hacer una excepción?
La inesperada voz de Lark hace que me dé un latigazo de
sorpresa, mientras que mi mejor amiga retrocede lentamente y
de forma discreta para salir de la situación. —¿Qué haces
aquí?
—He venido a buscar a mi Sra. Claus —afirma
despreocupadamente y señala el gorro de Santa Claus que
lleva en la cabeza. —¿No es obvio?
Hago lo posible por mantener la voz firme. —Ya sabes, no
tenemos que fingir que estamos casados o casi casados.
—¿Y si no quiero fingir? —Su cuerpo se posa justo al otro
lado del mostrador. —¿Y si nunca he fingido estar enamorado
de ti? —Lark se inclina un poco más cerca. —¿Y si sé que
nunca estuviste realmente fingiendo estar enamorada de mí?
Mi corazón late rápidamente contra mi caja torácica.
—¿Y si todo esto de la novia falsa fuera sólo un extraño
milagro navideño para unir a dos personas que han estado
deseando estar juntas... juntas?
La esperanza invade mi mirada, así como mi sonrisa.
—Dos personas que, en un principio, estaban siendo
frenadas por sus miedos o por su pasado o simplemente por
su propia estupidez, pero a las que se les dio la oportunidad
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de ver lo grandes que son juntos, cómo deben estar juntos, a
través de un fingimiento inusual.
Coloco las palmas de las manos firmemente sobre el
mostrador y cierro aún más la brecha que nos separa. —Si ese
es el caso...
—Oh, absolutamente lo es.
—Entonces sólo tengo una pregunta...
—¿Cuál es?
Mi cabeza se inclina burlonamente hacia un lado. —¿Dónde
está mi gorro, Sr. Claus?
—En mi trineo —hace un gesto con la cabeza en dirección a
la puerta para dar a entender su coche. —Junto con una taza
de chocolate caliente y una galleta de canela decorada como
cortesía de Oren.
—Ah, ¿me ha decorado una galleta?
—Bastante seguro de que me decoró a mí -Santa- una
galleta, pero siendo que eres mi otra mitad y todo eso, estoy
dispuesto a compartir.
Intercambiamos risas y sonrisas de boca ancha que sólo
cesan cuando Pammy nos echa de la tienda. —Ustedes dos
sigan adelante y salgan de aquí.
La miro por encima del hombro. —¿Estás segura? Puedo
ayudarte a cerrar. No es un problema. No se necesita tanto
tiempo.
—No —suspira alegremente, —vete a empezar... una nueva
tradición navideña en la que tu novio de ensueño viene a
buscarte al trabajo en Nochebuena para hacer algo más que
comer hot pockets y ver películas de terror en pijama.
—No suena nada mal —responde Lark con
despreocupación. —No es tan asombroso como el tradicional
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bistec y el puré de patatas horneado dos veces, pero es un
competidor cercano.
—¿Qué tan horrible es la cocina de tu mamá que eso es un
competidor cercano? —Pammy inmediatamente se ríe.
—Oh, no, esa mierda es jodidamente genial —me informa
mientras agarro mi bolso del armario de debajo de la encimera
y me dirijo hacia él. —Es que es difícil dejar pasar una noche
en el sofá comiendo porquerías con ropa cómoda.
—Después de que se vayan —insisto al mismo tiempo que
lo agarro de la mano. —Lo haremos el día después de que se
vayan.
—¿Podremos comer pizza?
—Sí.
—¿Cerveza?
—Siempre.
—¿Navidad negra?
—Algo que deberíamos hacer una nueva tradición de ver el
día después de la Navidad real.
—Trato.
Los dos nos reímos de acuerdo, nos despedimos
calurosamente de mi mejor amiga y nos dirigimos a su coche,
que está calentito.
Como no podía ser de otra manera, hay un chocolate
caliente y una galleta esperando, lo que me lleva a bromear: —
¿Esto sale de nuestro acuerdo de suministro anual, o corre por
cuenta de la casa, ya que yo, técnicamente, no lo he pedido?
Lark deja que la comisura de su boca se levante antes de
inclinarse para ronronear: —Siempre será por cuenta de la
casa para ti, nena. Es una ventaja de ser mi futura esposa.
Falsa o real.
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En lugar de cuestionar el comentario del matrimonio
sabiendo que algún día yo también quiero que sea real,
simplemente presiono mis labios suavemente contra los suyos,
señalando el verdadero fin de nuestra relación falsa y el dulce
comienzo de la futura.
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Capítulo 2
Da'Nika
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con Oren para comer, jugar y, a veces, hacer manualidades
juntos. De vez en cuando, vemos una película, pero los niños
prefieren que seamos activos y, sinceramente... Me gusta dejar
las citas en el sofá para después de que Wren se ha ido a la
cama o cuando se queda a dormir en casa de su tío.
Ayuda a mantenernos a Lark y a mí conectados a cómo nos
hicimos amigos.
A cómo pasamos muchos de nuestros primeros días.
A cómo me propuso matrimonio de verdad sólo un mes
después de que pasara la Navidad.
A pesar de los comentarios de algunos de que íbamos
demasiado rápido y que no duraríamos, no teníamos dudas de
que lo lograríamos. Prometimos seguir siendo sinceros con
nuestros sentimientos después de haberlos ocultado durante
demasiado tiempo, lo que ha hecho que nuestra relación sea
diez veces más fácil. Me pidió que me mudara el día que sus
padres se fueron oficialmente. Me dijo que estaba dispuesto a
casarse conmigo cualquier día que yo quisiera. Mantuve la
línea de comunicación abierta al expresar que me importaba
un bledo que mis padres estuvieran allí y no lo estaban por
unas vacaciones ya pagadas en Bali, pero que los de él tenían
que estar cerca. También fui muy franca cuando le dije, en
nuestra noche de luna de miel, que quería tener su bebé.
Desde fuera, parece que todo ha sucedido en un torbellino,
pero ¿para nosotros dos? Bueno, las cosas van a la velocidad
perfecta.
Me echo al hombro la bolsa de Nightmare Before Christmas
de Wren, compruebo el papeleo en su tableta asignada a la
clase y deseo a sus profesores que tengan un buen fin de
semana.
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Lark se hace eco de mis sentimientos antes de decir: —
¿Puedes darle un beso a papá?
Sus brillantes ojos azules se abren de par en par y, una
fracción de segundo después, le da un cabezazo.
Me río sin poder evitarlo de su habilidad no dominada. —
Te advertí que no le enseñaras a dar cabezazos tan joven.
—Oh, ¿este acto de guerra enmascarado de amor es culpa
mía? —se burla Lark mientras sale por las puertas principales
del edificio.
—Bueno, no es mi culpa. Yo tengo gracia.
—Derramaste tu cerveza fría sobre mí la mañana que me
fui.
—Tal vez eso no fue un accidente...
—¿Fue un acto de guerra enmascarado como un accidente?
—Su tono se mantiene ligero y juguetón. —Porque, estoy
empezando a sentir que mis chicas han iniciado un ataque.
¿Quién ha sembrado la semilla de la discordia en mi ausencia?
¿Sparrow? ¿Oren? ¿Papá, al no querer que volara para unirse
a nosotros en Las Vegas?
Surgen más risas entre los dos, e independientemente del
hecho de que Wren no tiene ni idea de por qué nos reímos, se
une.
Agatha y Walter adoran tanto a sus nietos que se están
planteando volver a vivir con ellos. Hemos tenido muchas
reuniones familiares y debates sobre el tema; sin embargo, al
final, será lo que ellos elijan. Quieren pasar el tiempo que les
queda siendo felices, que es algo que Sparrow y Lark parecen
entender a un nivel más profundo desde que perdieron a
Jeanie. Se echa de menos su presencia en las fiestas y
reuniones, pero hago todo lo que puedo para dar a Oren la
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mejor experiencia posible como tía. Sé que palidece en
comparación, pero eso no me impide intentarlo ni a Sparrow
expresar su agradecimiento.
A pocos pasos de la camioneta, Lark se detiene
bruscamente y pregunta: —¿Has visto eso?
—¿Ver qué?
Deja pasar un rato antes de señalar el objeto. —El primer
copo de nieve de la temporada.
La comisura de mi labio se levanta. —Curiosamente, esto
me hace querer cantar 'It's Beginning to Look A Lot Like
Christmas'.
—No. No. Demasiado pronto.
—¡También lo es la nieve!
—Aunque lo sea, no...
Su objeción es cortada abruptamente por la dulce visión de
nuestra niña, inclinando la cabeza hacia atrás con la boca
abierta para intentar atrapar uno. Se balancea de un lado a
otro en sus brazos, decidida a probar lo que sea que caiga del
cielo. Su padre se pone inmediatamente a enseñarle cómo se
hace, y ver que la tradición de Wellington está viva y en buen
estado de conservación me llena el corazón.
Nunca pensé que fingir un poco me llevaría a las
experiencias más reales que he tenido en toda mi vida.
Y, tal vez para una persona ajena, no fue la forma más
tradicional de empezar una relación, pero definitivamente fue
de temática navideña, lo que la convierte en el estilo Mistletoe,
Montana, sin duda.
Fin
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