Fluir en La Vida - Riesgo Psicosocial
Fluir en La Vida - Riesgo Psicosocial
Fluir en La Vida - Riesgo Psicosocial
EN EL NORTE: la alegría
EN EL SUR: la tristeza
AL ORIENTE: la ira
AL OCCIDENTE: el miedo
EJERCICIO PRÁCTICO
Realiza estos ejercicios para reafirmar tu habilidad para el manejo de las emociones. Hazlo a
consciencia para identificar los aspectos que ya tienes desarrollados y los que debes fortalecer.
EJERCICIO PRÁCTICO
Realiza estos ejercicios para reafirmar tu habilidad para el manejo de las emociones. Hazlo a
consciencia para identificar los aspectos que ya tienes desarrollados y los que debes fortalecer.
HORA DE REFLEXIONAR
El anciano, el niño y el burro
Un viejo y un joven viajaban con un asno. Al llegar a una aldea iban caminando al lado del
animal y los niños se rieron al verlos pasar: -Mirad a esos tontos, tienen un asno robusto
y van los dos andando. ¡Al menos el viejo podría subirse en él! Al escuchar a los niños, el
anciano y el muchacho pensaron que deberían seguir el consejo, pues pronto llegarían a
otra aldea y no querían que la gente se riera de ellos nuevamente. Así pues, el viejo se
montó en el burro y el joven continuó andando. Al entrar en el segundo pueblo un
grupo dijo: - ¡Mirad! El viejo montado en el burro y el pobre muchacho caminando. Qué
abusador, quizás lleva kilómetros caminando y el viejo ahí tan cómodo. Pensaron que lo
mejor era cambiar las posiciones antes de entrar en la tercera aldea, para evitar este
comentario nuevamente. Fue allí cuando un par de mujeres les criticaron de nuevo:
¡Vaya muchacho más arrogante! Quizás el anciano es su padre o su maestro y va
caminando, mientras él, a quien le sobran las fuerzas, va cómodamente sentado.
Muchacho y anciano se miraron de nuevo desconcertados. ¿Qué podían hacer? Al final
de una larga deliberación decidieron montarse ambos en el burro Era día de mercado y
los comentarios se sucedían a su paso: ¡Mirad que gente tan cruel! El pobre burro está
casi muerto por soportar tanto peso, ¡mejor harían cargándolo ellos sobre sus
hombros!
HORA DE REFLEXIONAR
El anciano, el niño y el burro
Discutieron otra vez y optaron por llevar el burro a cuestas, pues de otra manera
pensaban que la gente les llamaría tontos. Cortaron un tronco largo y flexible, ataron al
burro de las patas y lo colgaron del tronco, que llevaban entre ambos. El pobre animal
trató de escapar, pero viejo y muchacho no pararon hasta conseguir transportar al
burro de esa guisa. Fue cuando estaban cruzando un puente cuando una multitud se
reunió a su alrededor: ¡Vaya par de estúpidos! ¡En vez de montar el burro lo llevan a
cuestas! El burro, con tanto ruido y gentes, se puso tan inquieto que saltó y cayó al río,
muriendo al instante. Ambos bajaron junto al animal muerto, y entonces el anciano habló
al muchacho. Y es que el anciano era un maestro que creaba situaciones, ya que creía
que para aprender algo de verdad se tenía que presentar la situación: -Mira, así como el
burro, estarás muerto si escuchas demasiado la opinión de los demás.
REFLEXIÓN
El anciano, el niño y el burro
¿Vives tu vida pendiente de las opiniones de los demás? ¿Te afecta lo que dicen y cómo
lo dicen? ¿Das demasiado poder a esas opiniones sobre tu vida? ¿Fluyes o te bloqueas en
tus emociones por lo que los demás piensan de ti? Cada persona tiene unas maneras de
vivir las emociones y también la capacidad de elegir qué tanta influencia tiene frente a
los demás. Si escuchas a los otros en lugar de a ti mismo, siempre irás de un lado a otro
sin rumbo propio. Escucha tus emociones y también lo que los otros de manera cercana
y amorosa te dicen.