Revista Aquelarre
Revista Aquelarre
Revista Aquelarre
Aquelarre
N 1 Enero - Junio 2002
erraleuqA
Revista semestral de filosofa, poltica, arte y cultura del Centro Cultural de la Universidad del Tolima
Aquelarre
Aquelarre
Revista semestral del Centro Cultural de la Universidad del Tolima. Rector: Editor: Consejo Editorial: Dr. Jess Ramn Rivera Bulla Julio Csar Carrin Castro Arlovich Correa Luis Fernando Rozo Javier Vejarano Delgado Libardo Vargas Celemn Diseo y Diagramacin: Freddy Rojas Impresin: El Poira Editores Direccin Postal: Centro Cultural Universidad del Tolima Barrio Sta. Helena - Ibagu Telfono: (98)2669156 - Ibagu Correo Electrnico: ccu@ut.edu.co
Tabla de Contenido
11 41 59 83
EL AQUELARRE
Manuel Len Cuartas
DE LA EPISTEMOLOGA A LA HERMENUTICA
Nidia Chaparro Cuervo
25
VIVIRS MI TOLIMA
Pedro J. Ramos
45
19 29
53
73
65
erraleuqA
89
77
DESMADRE.TIERRA.CO
Javier Vejarano Delgado
Aquelarre
Revista Aquelarre
Los artculos son publicados bajo la exclusiva responsabilidad de sus autores
Se llam Aquelarre, en la edad media europea, a esa mezcla de fiesta religiosa, carnavalesca y orgistica, que fantasiosamente convocaba a brujas y hechiceros en oscuros y lbregos parajes, en los cruces de caminos y en otros sombros rincones de los confines medievales, durante fechas especiales del ao, supuestamente a rendir culto al demonio, a expresarle incondicionales adhesiones espirituales y a realizar alegres vnculos sexuales; pero en realidad se trataba de la reactualizacin de antiguos festejos populares precristianos, evocadores de arcaicos ritos paganos a la fertilidad y la abundancia y, por otra parte, de formas de evasin ante las difciles condiciones de existencia que llevaban los humildes villanos y aldeanos, as como de una furtiva exaltacin del principio femenino por sobre lo masculino Los ms diversos grupos humanos, cautivos de poderes que los niegan y anhelantes de justicia social y de equidad, siempre han buscado escapar de la opresiva realidad, mediante el eficaz recurso de la imaginacin colectiva que les permite apropiarse de invenciones como el milenarismo, el mesianismo, los encantamientos, la brujera,las posesiones y muchos otros mitos y utopas. En las sociedades contemporneas la orientacin general de la cultura y de la educacin responde a los intereses de la economa. Indefectiblemente todas las estrategias y quehaceres educativos se dirigen hacia el desarrollo productivo, la competitividad internacional y la inclusin en los avances de la ciencia y la tecnologa. Ello ha conducido a una visin unilateral, sesgada, utilitaria y pragmtica de la formacin acadmica y universitaria que enaltece el positivismo, la objetividad y la razn instrumental, en detrimento de las dems dimensiones del saber y del sentir humanos, excluidos hoy de los currculos y las asignaturas. Como en la vieja edad media, la universidad profesionalizante se encuentra atrapada por los paradigmas omnicomprensivos que no quieren dejarle espacio a otras opciones. Bajo el peso inexorable de una realidad supuestamente desencantada y objetiva, sufriendo el rigor y los desastres de
la velocidad, del ritmo y del uniformismo que impone la ideologa del progreso, la universidad slo pareciera buscar el rendimiento, la eficiencia, la rentabilidad y, en consecuencia, funcionar nicamente a favor del capital y del mercado ( capital humano, mercado laboral, etc.) La dimensin simblica de la nostalgia por el Paraso Perdido, o la irrefrenable esperanza por un mundo mejor, por alcanzar la Tierra Prometida, permanentemente se expresa mediante la realizacin de asambleas de fraternidad, que puedan llegar a permitir la construccin de la tan esquiva comunidad ideal, soada en tantas utopas. El Aquelarre o Sabbat de las brujas, como reflejo de las primitivas reuniones evanglicas, constitua una especie de conspiracin hertica, subversiva y contracultural que se opona a los paradigmas polticos, ticos y estticos de una poca, impuestos por quienes ejercan el dominio y la hegemona cultural.
erraleuqA
Hoy, atenazados por temores semejantes a los que agobiaron a nuestros antepasados, frente al imperio de la objetividad cientista que ha llevado a la amoralidad tecnolgica, al complejo industrial-militarista, a la amenaza nuclear, a la barbarie ecolgica y ante el imparable consumismo, la manipulacin conductual y la ingeniera gentica que se avecina, urge de nuevo la construccin de colectivos intelectuales capaces de confrontar la deshumanizacin que muchas veces prohijan las mismas universidades. Insertos en la sinrazn de la razn civilizada, ansiamos la irreal atmsfera contracultural y pluralista de los Aquelarres, as como el desenfreno y la alegra de esos saberes vencidos. No olvidemos, como Michelet lo dijo, que esa bruja que le prest aliento popular a los orgenes de la medicina y que en su momento enfrent el patriarcalismo y la androcracia, hoy ha desaparecido, ante todo por el progreso de
esas mismas ciencias iniciadas por ella, por el mdico y el naturalista para quienes haba trabajado... la bruja ha perecido para siempre... y la mujer ha perdido su papel de hada que cura... Convencidos, por supuesto, de que ni el retorno de las brujas, ni todo el alboroto de las ms variadas expresiones de los saberes subyugados, podr detener la marcha triunfal de la ciencia y la tecnologa, pero esperando que la loca lucidez del arte, la dimensin esttica, la diversin y la fiesta, puedan ayudarnos a desmitificar la diosa razn y a confrontar la violencia generalizada que caracteriza nuestro pas as como a la cosificacin y alienacin que pesa sobre el hombre, entregamos la posibilidad de este Aquelarre a todos aquellos que crean en una nueva conspiracin de herejes y renegados. Nietzsche ya lo advirti: La vida es bruja y es serpiente.
El Editor
Aquelarre
EL AQUELARRE
MANUEL LEN CUARTAS
7
Pintor. Profesor de la Universidad del Tolima
Hacer un anlisis, un estudio aproximado sobre el significado de la obra de Goya, denominada por el artista El Gran Cabrn, y por los crticos, historiadores, , los compiladores de la profusa obra del maestro, como El Aquelarre, implica arriesgarse a correr los velos ideolgicos que se han tendido, como oscuros mantos iconoclastas, sobre su verdadera dimensin esttica. El maestro aragons es producto de una sociedad convulsionada por los acontecimientos histricos que se suceden con relativa rapidez durante la segunda mitad del siglo de las luces y el comienzo del siglo de las revoluciones burguesas, perodo que va a estar marcado por la consolidacin del despotismo ilustrado de la monarqua absoluta, por el proyecto de la ilustracin como punto tridico, junto al humanismo y al racionalismo, que ofreca la modernidad; por el imperio napolenico luego de la Revolucin Francesa, por las plataformas ideolgicas y el desarrollo del nacionalismo, y por la revolucin industrial, con la cual la burguesa ira a consolidar el nuevo sistema econmico conocido como el Capitalismo. Los sucesos de comienzos del siglo XIX que tiene que vivir Espaa con la invasin francesa, la abdicacin de Carlos IV, la reposicin en el gobierno de Jos Bonaparte, y el ascenso al poder de Fernando VII El Deseado, van a llevar a Goya a su exilio en Burdeos, pero lo ms importante de estos acontecimientos, es la transfiguracin iconolgica del artista haca la exaltacin romntica, en cuya corta etapa de su produccin esttica, estableci la gnesis del expresionismo que cerca de cien aos despus, los artistas alemanes redescubriran con su movimiento plstico de El Puente. A esta etapa pertenece la obra de El Gran Cabrn El Aquelarre. Como hombre que crece en el proyecto de la modernidad y en uno de sus postulados La Ilustracin los efectos de la guerra, acaecidos durante el lapso de ocupacin francesa de Espaa, y por la llamada Guerra de independencia,
generaron en su pensamiento sentimientos de contradiccin con el modelo social imperante, reflejados en las obras que en estos aos hizo, y que, de un lado son testimonio los Desastres de la guerra, pero de otro lado, son su preocupacin por su actitud de neutralidad frente a los hechos, y que a la postre, le costara la salida de palacio como pintor de cmara del rey. Ya antes de este perodo, en la serie de Los caprichos, haba manifestado su preocupacin por el papel que la ilustracin vena cumpliendo en la consolidacin de la monarqua y que se conocera ms adelante como despotismo ilustrado, con su grabado No. 43 titulado El sueo de la razn produce monstruos, anunciando as su estructuracin ideolgica manifiesta claramente en sus obras de la se-
erraleuqA
rie de Las pinturas negras, que Goya producira en su Quinta de Manzanares, a cuyo conjunto pertenece la obra El Gran Cabrn, o El Aquelarre, motivo del presente estudio. El asunto del Aquelarre es reducido ideolgicamente por los jerarcas de la iglesia cristiana en el Concilio de Trento y los subsiguientes concilios sinodales, como uno de los temas condenados por la inquisicin, toda vez que, se relaciona con aspectos escatolgicos de brujas y demonios, haciendo alusin clara del advenimiento del anticristo en el rito de esa misa negra, reunin sabatina presidida por satn. El conocimiento de Goya del asunto por l expresado como El Gran Cabrn es evidente tanto por su nominacin como por su intencionalidad ideolgica. El personaje del enorme Cabrn ubicado como el principal topo de la composicin artstica, presidiendo la ceremonia; el tamao y expresin sensual de sus cuernos y la atmsfera nocturna sobre el paisaje baado tenebrosamente por la luna; las mujeres oferentes en extrema ansiedad de ser posesas; toda la obra elaborada con la solemnidad formal y esttica del tratamiento plstico del ms grande pintor de la poca, no deja dudas de la importancia del tema tratado por el artista. Es de suponer que un hombre de la ilustracin como lo era Goya conoca el origen y significado de su asunto: Aquelo fue un dios fluvial del Asia menor, posiblemente de origen griego, de similar iconologa que el dios Pan, dios griego de la naturaleza, representado con cuernos, patas, rabo y forma de macho cabro, que hacia el ao 1000 (d.C) en plena Edad Media es suplantado y transfigurado por la iglesia cristiana, catlica, apostlica y romana en la imagen de satn. El rito de Aquelo fue trado a Roma por los Etruscos, quienes haban emigrado de Asia menor haca el siglo XII a.C. y hablaban una lengua similar a un dialecto que se habl en la isla Egea de Lemnos. El macho cabro est relacionado con las hierofanas de los Dioses Fecundado-res, smbolo del espritu macho y combativo de poderes elementales de la sangre, de
la fertilidad csmica, de los ciclos lunares que gobiernan las lluvias y las aguas que distribuyen la fecundidad universal. Son dioses de la tormenta y de la fuerza gensica, con relaciones cultuales y mticas del toro (macho cabro) en la hierogamia con la diosa tierra trenzados en coito ritual. El toro es suplantado por el macho cabro (Gran Cabrn) en todas sus valencias, y es expresin, por sus cuernos, de potencia divina, smbolo del poder fecundador masculino. Los cuernos son a su vez, en las hierofanas lunares expresin dual, del mundo inferior punto de las tinieblas, figurado por la luna moribunda representada en los cuartos menguantes, y significantes solares como smbolos de la fertilidad masculina. Los hombres y las sociedades cambian las mitografas adecundolas a sus concepciones ideolgico religiosas, aunque sus significados y conteni-
Aquelarre
dos primordiales se conservan de manera analgica y metafrica, como sucedi con las fiestas y rituales grecoa-siticos celebrados en honor de Sabazios, dios semejante a Dioniso-Baco, los cuales se convirtieron en uno de los principales antecedentes del Sabbat, o reunin inicitica, que sola celebrarse bajo el influjo de la luna en determinadas fechas. Este sabbat se convirti en una asamblea reunin nocturna de brujos y brujas llegados por el camino de los aires, sobre sus escobas, o, a lomos de un macho cabro. El sabbat a la vez se transcultura en el Aquelarre, llamado simblicamente Misa Negra convocatoria de demonios, la cual es presidida por el propio Satans, quien asume el rol de dios fecundador, en este caso particular, de su hijo el Anticristo, anunciando simblicamente el fin del mundo, configurando as, la imagen apocalptica de las visiones escatolgicas judeocristianas. El anticristo, como pregonero del fin del mundo y del juicio final, es smbolo del mito del retorno del caos, es decir, significante de la total subversin de los valores sociales, humanos, morales, religiosos, y, a su vez, significante del mito del eterno retorno, o sea del regreso al edn o paraso, equivale a decir, al origen del cosmos creado por Dios, al principio del tiempo. Sobre esta obra, la crtica de los bigrafos de Goya, los historiadores del arte espaoles, y desde luego la iglesia, han observado los ms controvertidos conceptos que van desde demeritar el trabajo artstico del pintor aragons, como relacionarlo de manera directa con el contexto sociopoltico de la vida espaola de la poca. Bernardino de Pantorba en su Gua del museo
del Prado nos comenta1 : Desconcierta siempre el considerar que pertenecen a la misma mano estos rudos brochazos de las pinturas negras y esas exquisitas delicadezas perlinas en que es Goya, cuando se lo propone, tan consumado maestro. Muy cerca de los repelentes brujos del Aquelarre estn, en el Prado, las plateadas fuerzas del retrato de Bayeu y de la Pradera de San Isidro y el juego maravilloso de grises y ocres que da vida al retrato de Silvela el de grises y rosas que luce la figura de doa Tadea Arias. Esas obras (pinturas negras) cuya tnica es la fealdad y, en el terreno de la ejecucin, la soltura briosa, impresionista, despreocupada de todo rigor de dibujo, han sido muy alabadas por gran parte de la crtica moderna, si bien para ella no ha sido tarea fcil exponer las razones (fuera de las puramente subjetivas) en que tales elogios pueden fundarse. Se ha dicho numerosas veces que Goya, decorando de modo tan poco decorativo y agradable su propia vivienda, (la quinta del Sordo) no hizo sino mostrar las acideces de su humor sombro y pesimista, o acaso conseguir con tenebrosas pinceladas, unos burlescos desahogos (Pg. 193-94) En la obra Antecedentes, coincidencias e influencias del arte de Goya, de Enrique Lafuente Ferrari, en relacin con la obra en cuestin, se dice: alguna vez se ha hecho notar si una lejana prxima ascendencia vasca, puede ser puesta en relacin con esta parcela que en la mente y en las obras de Goya tiene el mundo de los conjuros y de las brujas y no sera ello imposible, porque alguna explicacin, aunque sta sea difcil, o casi imposible de seguir, habr de tener la sbita aparicin reiterada en las creaciones
goyescas, de este diablico mundo de las viejas supersticiones rurales casi extinguidas ya, que pareca sepultado ante la penetracin secular de la cultura y de la fe cristiana2 Sobre la interpretacin que de esta obra hace el artista francs Louis Bouloiger, en una litografa, para ilustrar una balada de Victor Hugo, Lafuente, plantea lo siguiente: Aquella catarata de seres demoniacos posesos, de hechiceras vestidas o desnudas, de fantsticos personajes infernales y de clsicas brujas con escoba, se precipitan en torrente arrollador en los naves de una catedral gtica, rodeando en danza macabra al gran macho cabro que preside la orga revestido de atributos episco-pales..., nada ms lejos de la idea de Goya. De manera paradjica, Lafuente Ferrari, trata de justificar la expresin artstica de Goya, con el anlisis que hace de la poca: El siglo racionalista que fue el XVIII, es en efecto, un precursor de nuestros tiempos, en ese soberbio empeo de querer descomponer los mecanismos del hombre para someterlos a razn, del mismo modo que luego se aplicar la receta al propio mecanismo social, y finalmente, a la economa sobre la que orienta la vida de la comunidad humana. Este empeo ingenuo e intransigente, provocar en la poca de Goya, como en todos los tiempos en que su fro rigor quiere actuar sobre la vida, los aquelarres del desastre, que en nuestro artista vienen a ser expresados y precedidos por las brujas y por los ritos demoniacos del sbado. De muy lejos, de las profundidades de primitivas pocas, de un transfondo ancestral inconsciente y activo de sociales supers-
erraleuqA
10
ticiones soterradas, acuden los monstruos evocados por una magia negra que puede coexistir con las fantasas racionalistas en el vaco que deja la fe ahuyentada y escarnecida (Pg. 128) De una u otra forma, para la poca en que Goya hizo esta obra exista en Espaa un ambiente propicio para los Aquelarres, lo cual nos lo confirma el historiador Rodolfo Gil en su trabajo sobre Magia, Adivinacin y Alquimia3 , en el captulo 12: El Sabbat y la Metamorfosis: Sin entrar en detalles, podemos imaginar que este tipo de ceremonias englob reuniones de diferente origen y propsito. Posiblemente son restos de cultos precristianos de tipo solar bquico, tambin es posible que haya algn significado oculto de gnero exttico, ms o menos emparentados con antiguos chamanismos. E, indudablemente, tuvieron que servir como clulas de carcter prctico-religioso y conspiratorio, dirigidos contra el absolutismo de los reyes europeos y contra los cristianos oficiales. A esta ltima suposicin viene a sumarse el hecho de que los asistentes al sabbat no eran personajes ms o menos marginados, sino, en muchas ocasiones, la crema misma de la burguesa y parte de la nobleza (pgina 27) Esta apreciacin sobre el sentido teleolgico del Aquelarre como conspiracin contra el absolutismo monrquico y contra el absolutismo inquisitorial, parece coincidir con el propsito de la burguesa ascendente de acabar con los dos poderes centrales de Europa, la monarqua y la iglesia, como lo confirman las revoluciones que a partir de 1789 y durante el siglo XIX se van a suceder para consolidar definitivamente el rgimen burgus y con ste el sistema econmico capitalista. No es extrao pensar que la imagen del Gran Cabrn, como advenimiento del anticristo, se traslape con la de Fernando VII El Deseado, en el sentido metafrico del anuncio del fin de la modernidad, de la ruptura del paradigma humanstico y racionalista y del modelo de la ilustracin, es decir, como expresin endgena de una nueva realidad. No es absurdo pensar, tampoco, con el sentimiento
goyesco, que tanto en la obra que se encuentra en el Museo Lzaro Galdeano de Madrid, como en la del Museo del Prado tambin de Madrid, ambos sobre el tema del Aquelarre, exista un extrao parecido morfolgico entre las mujeres que observan el Deseado y nos introducen a las obras con sus miradas incitadoras, con la reina Mara Luisa, progenitora, en el mundo real del Deseado. No es, en ltima instancia, difcil de entender que este tema tratado por Goya con singular esmero, vaya orientado a expoliar la iglesia de su velo de inmoralidad e hipocresa, en tanto que la existencia de los Aquelarres le es til para la intimidacin y sumisin ideolgica apocalptica de sus feligreses. Sin duda alguna, el desconocimiento exprofeso de estas obras, o su cuestionamiento esttico con animadversin, estn ligados, con razn, al sentido simblico que Goya les confiere. Como tambin, es sencillo comprender el sealamiento que se hace de su ascendencia vasca, en tanto, esta regin del norte de Espaa es considerada la cuna de brujas y demonios, y, coincidencialmente, en la poca de Franco, cuna del comunismo, motor fundamental del sindicalismo combativo de aquella poca, causas suficientes para planear con Hitler, en abril de 1937, el etnocidio de Durango y de Gernica, como los nuevos desastres de la guerra civil espaola, visualizados iconolgicamente cien aos antes por Goya. Las pinturas negras de Goya, lo son, no por su tendencia cromtica, sino, por su significacin social, lo mismo que el Gran Cabrn transculturado en el Aquelarre no dejar de significar el advenimiento del caos y la ruptura del proyecto de la modernidad engendrado por la burguesa ascendente del Renacimiento y malformado por el Despotismo ilustrado, para luego ser sepultado sin pompas ni honores por el capitalismo salvaje. El Aquelarre, sera entonces, la materializacin del mito del eterno retorno, en busca del paraso prometido en la revelacin, slo que esta vez, paradjicamente, estara simbolizado en el modelo anglosajn de la postmodernidad.
Aquelarre
NOTAS
1. Esta gua fue impresa en los Talleres Tipogrficos de E. Snchez Leal, en Madrid, ao de 1950, y publicada por la Editorial Gran Capitn. 2. Editada en Madrid por la Sociedad Espaola de Amigos del Arte, en el ao de 1947. 3. Editada por Salvat Editores. Temas clave. Barcelona, 1986.
DE LA EPISTEMOLOGA A LA HERMENUTICA
11
PRESENTACIN
Uno de los debates de la filosofa del siglo XX, respecto del cual han debido tomar partido, casi que inevitablemente, los principales filsofos de este siglo, es la confrontacin entre epistemologa y hermenutica. Dicha confrontacin reedita, aunque en otros trminos, una problemtica que atraviesa la historia del pensamiento filosfico occidental y que ha sido abordada, unas veces, de manera explcita y directa y, otras veces, ha permanecido implcita o subyacente a otras tematizaciones. Se trata de la relacin u oposicin entre lo Uno y el Todo, como originariamente se formul. Otras veces se plante en trminos, que de cierta manera son equivalentes: lo idntico y lo diverso, lo universal y lo particular, lo atemporal y lo histrico, lo trascendente y lo inmanente. Contemporneamente, y en el marco de la mencionada polmica, se reformular la misma cuestin pero en trminos de la confrontacin entre lo conmensurable y lo inconmensurable, entre lo necesario y lo contingente; estos polos constituyen los presupuestos tericos del fundamentalismo de la epistemologa y del antifundamentalismo de la hermenutica. Aunque en dichas oposiciones est la clave de tales filosofas y de sus grandes diferencias, lo que me interesa destacar en este escrito es que en la polmica epistemologa - hermenutica, lo que est realmente en juego, no es tanto, o solamente, la toma de partido en la confrontacin
fundamentalismo-antifundamentalismo, sino lo que se entiende por filosofa, lo que hace y cmo lo hace. En apoyo de la pertinencia de mi planteamiento, traigo estas lneas de Javier Bengoa:Parece claro que estudiar las relaciones entre la concepcin hermenutica y la concepcin fundamentalista de la filosofa es estudiar ni mas ni menos que la frontera que delimita el mbito posible de la misma1
erraleuqA
12
Para llevar a cabo este propsito (que bien puede quedarse slo en intencin), he elegido como referente principal la filosofa de Richard Rorty, particularmente lo expuesto por l en La Filosofa como Espejo de la Naturaleza, que adems de ser una excelente historia temtica ( desde el conocimiento y su elaboracin por la filosofa, en distintos momentos ) de la filosofa occidental, muestra, a travs del proceso que l llama de deconstruccinde la epistemologa, su propuesta de la sustitucin de sta por la hermenutica y por una forma de entender la filosofa, radicalmente diferente de la moderna.
ticos. Por lo mismo, reclama para s la condicin de saber universal, con acceso privilegiado a la verdad. Esto se evidencia, de manera ms clara, en las filosofas sistemticas, de las cuales el mejor ejemplo es quizs la hegeliana. Consecuente con esa pretensin fundamentadora, a partir del siglo XVII, con Descartes, la filosofa se centra en la bsqueda de un fundamento cierto, firme y constante del saber, lo que inaugura la filosofa moderna. Desde entonces, el conocimiento se entiende como el resultado de la confrontacin entre la mente y los objetos, como una representacin exacta en la mente, tanto del mundo exterior como del interior, de los objetos lo mismo que de los contenidos del pensamiento. Entendido as el conocimiento, la autocomprensin de ste, que corre por cuenta de la filosofa, se funda en el sujeto reducido a conciencia cognoscente. La mente ser, a decir de Rorty, como un gran espejo que contiene representaciones diversas -algunas exactas, y otras no- y se puede estudiar con mtodos puros, no empricos4 . De ah que use la metfora de Espejo de la Naturalezapara referirse a la mente y para caracterizar a la filosofa moderna como epistemologa. De Descartes a Husserl, pasando por los empiristas y Kant, tendr la forma de una teorizacin sobre el conocimiento, sus contenidos y estructuras elaborada desde la conciencia5 . Con Kant dicho problema dar lugar a una disciplina filosfica espe-
cial, la llamada epistemologa. La idea predominante de lo que es filosofa, es la de una teora general de la representaciny la mente se entender como algo sobre lo que se debe elaborar una visin filosfica6. Su proceder es el de un pensamiento de la reflexin y la autorreflexin, en el que el sujeto cognoscente, que se representa el mundo exterior como objeto, puede volverse reflexivamente sobre s, como si fuera otro objeto, para aprehender las facultades de su propia conciencia. En este contexto, la epistemologa se ver a s misma como teora fundante de la ciencia, por que est, supuestamente, en condiciones de comprenderla y guiarla, por cuanto se ocupa de esclarecer los presupuestos y fundamentos de produccin y aplicacin del conocimiento cientfico, su estatuto terico y sus criterios de validez. Esta pretensin de la epistemologa ha dado lugar a que su funcin sea, a decir de Habermas, similar a la de un juez supremo, que acta como juez y acomodadora de la razn, incluso respecto de la cultura en su conjunto, de forma que se da una relacin entre la teora fundamentalista del conocimiento, que atribuye a la Filosofa la funcin de acomodador de las ciencias, y un sistema de conceptos histrico que cubre la totalidad de la cultura y al que la Filosofa ha de agradecer la funcin, no menos dudosa, de un juez con jurisdiccin en el campo de la ciencia, de la moral y del arte7.
LA EPISTEMOLOGA EN CRISIS?
Desde sus orgenes, la filosofa se present a s misma como una bsqueda racional y sistemtica de los primeros o ltimos principios; del ser primero, de lo uno, que permanece y subyace al cambio, pero que l mismo se sustrae a las dimensiones espacio temporales. Lo particular y diverso, lo cambiante, aparecen como parte de una totalidad que tiene en ese ser primero, de carcter universal, lo que unifica la multiplicidad, la funda2 y la torna racionalmente cognoscible. El Uno es a la vez principio y fondo esencial, principio y origen. De l deriva lo mltiple, en el sentido de fundamentacin y origen. Y, merced a este origen, se reproduce como una diversidad ordenada3 . En tanto accede a los primeros principios, la filosofa pretende fundamentar, no slo la realidad sino tambin el conocimiento y la accin, pues los principios que devela son, a la vez, principios ontolgicos, epistemolgicos y
Aquelarre
Los caminos que han conducido a la ruptura con la filosofa fundamentalista, empezaron a andarse a mediados del siglo XIX, cuando empiezan a manifestarse duras crticas y distanciamientos respecto del pensar fundamentalista, las que constituirn parte importante de los desarrollos filosficos del siglo XX. Esa actitud crtica adquiri, algunas veces, la forma de una bsqueda de criterios que permitieran diferenciar la ciencia de la filosofa, como es el caso del positivismo lgico; y en otros casos, que permitieran guiar la filosofa por los caminos seguros de la ciencia, como sucede en Husserl y el estructuralismo. De igual manera, grandes sistemas filosficos de los siglos XIX y XX, como el hegeliano y el marxista, adoptaron una perspectiva historicista que confrontaba radicalmente la idea de estructuras estables del ser, a las que deba corresponder el pensamiento que aspiraba a la certeza. Sin embargo, como desde la perspectiva historicista, el ser se transfor-
ma segn ritmos necesarios, permanentes y reconocibles, el distanciamiento respecto de la perspectiva fundamentalista, es apenas parcial8 Por su parte, Nietzsche y Heidegger, pondrn en tela de juicio, no slo el contenido metafsico y la pretensin fundamentalista del pensamiento occidental moderno, sino la nocin misma de fundamento y la idea del pensar como base y va de acceso al mismo. A juicio de Vattimo, esta s constituye una verdadera ruptura con el pensamiento moderno, por cuanto su crtica no la adelantan desde un supuesto fundamento ms verdaderoy porque sustituyen la perspectiva de la filosofa de la conciencia por la del lenguaje. Filsofos de la ciencia como Kuhn y Feyerabend, desde visiones histricas y sociolgicas de la ciencia, contribuyeron a la crisis de la epistemologa. Kuhn rebatir la concepcin acumulativa del progreso de la ciencia, a la que contrapuso la idea de revolucin cientfica, entendida como cambio de paradigmas, e insistir en que los paradigmas rivales, en tanto expresan percepciones heterogneas de mundo que permiten que un mismo fenmeno sea visto de maneras diferentes, son inconmensurables y no cabe acuerdo entre ellos; por lo mismo, no pueden traducirse el uno al otro plenamente, pues no existe un lenguaje universal que lo haga posible. Feyerabend, por su parte, negar la existencia de un conjunto de reglas o criterios metodolgicos fijos e invariables, que guen al cientfico en la formulacin y validacin de hiptesis9. En ambos casos, lo que se afirma es la existencia de mltiples miradas sobre el mundo, sin que ninguna pueda reclamar superioridad sobre las otras; se rechaza la idea de una racionalidad invariable, central, que oriente el quehacer cientfico y la de un lenguaje universal que pretenda homogenizar esas diversas miradas en resultados, desde donde fuera posible fundar el conocimiento cientfico de forma racional e inconfundible y diferenciar claramente la ciencia de la no ciencia, el contexto de descubrimiento del de justificacin; cuestiones centrales en la filosofa de la ciencia del siglo XX. Sin embargo, a juicio de Habermas, todas estas tentativas de ruptura con la filosofa de la conciencia continan atrapadas en los presupuestos de dicha filosofa, que slo ser posible superar con el trnsito al paradigma del lenguaje, en una perspectiva semntico-pragmti-
13
erraleuqA
14
ca (el lenguaje en uso), que se orienta por las emisiones con las que los hablantes se entienden entre s sobre algo, que parte de las situaciones de habla y de los contextos en que se emplea el lenguaje, que toma en cuenta las pretensiones, roles dialgicos y posturas asumidas por los hablantes10 . A partir de una lectura que radicaliza los planteamientos de Wittgenstein, Heidegger y Dewey -a los que considera los filsofos ms importantes del siglo XX-, lo mismo que los de Quine, Sellars, Kuhn, Rorty adelantar una crtica radical de la filosofa como epistemologa, bajo la forma de una deconstruccin de los presupuestos de la filosofa como Espejo de la Naturaleza, es decir, de las ideas a priori, necesidad, permanencia, mente, representacin, conmensurabilidad. Propone cambiar la idea del conocimiento como representacin exacta por el punto de vista de Dewey, para quien el conocimiento es lo que creemos justificadamente, lo que implica negar la existencia de presupuestos del conocer en los cuales se fundamentara, que se pueden conocer a priori, y que deben ser objeto de una teora, es decir, busca dejar sin objeto y sin sentido la teora del conocimiento11 . Movido por una intencin que llama teraputicao edificante, ms que constructiva, y de ninguna manera sistemtica, la deconstruccin rortyana no se propone, como l mismo lo afirma, ofrecer una nueva epistemologa, porque lo considera imposible e innecesario; porque el conocimiento no requiere de una teora y menos de fundamento; en ltimas, porque el problema del conocimiento, su explicacin causal, que, por lo dems, se ha confundido con fundamentacin, es, filosficamente hablando, un falso problema.
que no, pues entender lo que la filosofa desde Descartes quera entender, o sea, la ciencia moderna y sus relaciones con las matemticas y con el sentido comn, lo mismo que las bases de la teologa y la moralidad, exige, segn l, dirigirse hacia fuera en vez de hacia dentro, hacia el contexto social de la justificacin ms que a las relaciones entre las representaciones internas13. Esta perspectiva genera un marco para el pensamiento filosfico radicalmente diferente del de la filosofa tradicional, que denomina conductismo epistemolgico Este consiste en un enfoque pragmtico del conocimiento al que entiende como una prctica social de elaboracin de creencias, que se construye en las interacciones concretas y cuyo carcter racional es contingente, histrico y no universal, que no requiere de fundamentacin alguna y que est referido a otras prcticas. Dicho conductismo se opone radicalmente a ver las prcticas sociales de justificacin, en
Aquelarre
Sera mejor para la claridad filosfica que entregramos la idea de cognicin a la ciencia predictiva, y dejramos de preocuparnos por los mtodos cognitivos alternativos La palabra conocimiento no parecera digna de que se luchara por ella si no fuera por la tradicin kantiana de que ser filsofo es tener una teora del conocimiento, y la tradicin platnica de que la accin que no est basada en el conocimiento de la verdad de las proposiciones es irracional12. A la pregunta de si queda todava algo que pueda ser la epistemologa, Rorty responde
este caso a la epistemologa, como si fueran algo ms que tales prcticas, es decir, rechaza su pretensin fundamen-tadora14. Desde la perspectiva rortyana dicha discusin tiene un resultado previsible, pues, de una parte, lo que se propuso Rorty fue justamente deconstruirla, en cierto sentido, eliminarla, y de otra parte, en su idea de la filosofa edificante, no tiene cabida algo as como la filosofa de la ciencia y mucho menos la epistemologa con pretensin fundamen-tadota. Para Rorty, la filosofa es una prctica social, una prctica conversatoria, no una reflexin sobre el mundo o el conocimiento, no en el sentido de autorreflexin, ni tampoco un quehacer reconstructivo. La filosofa no es una disciplina que se vuelva reflexivamente sobre otras prcticas ni solipsista ni dialgica-mente; la filosofa conversa con otras prcticas, no trata de entenderlas, relacionarlas o explicarlas, slo conversa con ellas. Evidentemente, despus de Rorty, si aceptamos sus planteamiento, para qu ms epistemologa?. Qu tan acertado sea afirmar que las crticas referidas antes, y particularmente la decons-truccin rortyana, hayan provocado la muerte de la epistemologa, es algo que podra ser una exageracin, aunque es innegable la proliferacin de crticas a esa reflexin sobre la ciencia desde los presupuestos de la filosofa tradicional, fundamen-talista. Sin embargo, la cuestin de la ciencia, como forma de conocimiento, sigue inquietando a los filsofos y mantiene vivas algunas de las tradicionales polmicas, ahora planteadas en el marco de nuevas pespectivas. Lo que se escribe al respecto, que no es poco, as lo indica; y la filosofa es, como se
ha dicho, ante las dificultades de precisar su mbito de reflexin, lo que hacen los filsofos. La discusin sobre la muerte o no de la epistemologa, pienso que slo tiene sentido si an le asignamos a la filosofa tareas de comprensin reflexiva de las diversas prcticas humanas, entre las que se encuentra el conocer, o si aceptamos la posibilidad de una reconstruccin racional de los distintos saberes y de la ciencia, como propone Haber-mas, la cual ha de permitir mediar entre la totalidad y lo particular (problema filosfico por excelencia, an vigente), trascendiendo el momento, sin renunciar a la vinculacin al contexto sociohistrico. Esta tarea, creo, no conduce, por s misma, a una postura fundamentalista, mientras no reclame la filosofa la infalibilidad de un acceso privilegiado a la verdad, y aunque mantenga el carcter universalista de sus planteamientos15.
una metateora sobre la universalidad del fenmeno hermenutico. La hermenutica, dice: no es el nombre de una disciplina, ni de un mtodo de conseguir los resultados que la epistemologa no consigui obtener, ni de un programa de investigacin... es una expresin de esperanza de que el espacio cultural dejado por el abandono de la epistemologa no llegue a llenarse -que nuestra cultura sea una cultura en la que ya no se siente la exigencia de constriccin y confrontacin16. Supone, igual que en Gadamer, el rechazo a la constitucin trascendental de los objetos del conocimiento y al dualismo cartesiano mente-cuerpo, lo mismo que la concepcin del hombre como auto-creador. En este contexto, el conocimiento (creencias) es una actividad de auto-formacin o edificacin, es una conversacin, una prctica social; todo ello contra la idea de que el conocimiento es una confrontacin entre ideas o palabras y objetos que dara lugar a una representacin exacta de los mismos. En la conversacin avanzamos y retrocedemos entre distintas opiniones sobre cmo caracterizar las afirmaciones particulares u otros hechos y opiniones sobre el sentido de toda la situacin, hasta que poco a poco nos vamos sintiendo a gusto con lo que hasta ahora nos era extrao17, pero, diferencia de la argumentacin habermasiana, no est regida por reglas. En el curso de la conversacin se llega a compromisos o se trascienden los desacuerdos entre disciplinas y discursos... conversacin que no presupone ninguna matriz disciplinaria que una a los hablantes, pero donde nunca se pierde la esperanza de llegar a un acuerdo mientras dure la conversacin18.
15
erraleuqA
16
La referencia al conversar sustituye la metfora visual del espejo, porque en la conversacin, el habla no se entiende como representacin de objetos de la experiencia ni como exteriorizacin de representaciones internas (ideas), sino slo como una conexin de unas oraciones con otras, en la que las palabras toman su significado de la relacin con otras palabras. En ello radica, para Rorty, la diferencia entre conversar e investigar, proceder, este ltimo, orientado por convenciones (mtodo) admitidas previamente con miras a la construccin de explicaciones verdaderas y objetivas de los fenmenos, segn la concepcin de la ciencia normal. Por el contrario, la ciencia revolucionaria, consiste en plantear nuevos problemas y efectuar redescrip-cionesdel mundo, que no renen lo mltiple en una visin y un lenguaje nicos, sino que usa nuevos lenguajes, como la metfora, lenguajes no conmensurables. As, por ejemplo, las redescripciones de lo que los hombres somos -pro-
te en comprender las prcticas sociales mediante las cuales se justifican las creencias, cosa diferente de encontrar el proceso causal que lo genera20; lo que torna innecesaria una prctica justificatoria como la epistemologa. Esta es sustituida por la conversacin sobre las otras prcticas sociales, constituyendo un modo diferente, no fundamentalista, de relacionarse con el resto de la cultura 21 . De este modo, la filosofa pasa a ser una voz en la conversacin de la humanidad Como tal, habla, no de temas puestos por ella sino por diferentes interlocutores, en diferentes tiempos y contextos; participa en conversaciones iniciadas por otros saberes (teologa, ciencia, poltica, etc.), pero sin pretender aportar fundamentos ni sealar los argumentos pertinentes; es slo un interlocutor entre otros. Esto es justamente, lo que Rorty entiende por hermenutica, por prctica hermenutica. Conviene agregar que la hermenutica es mucho ms que una
una posicin filosfica que puede definirse por el distanciamiento del fundacionalismo metafsico y por la concepcin del mundo como conflicto de interpretaciones22. Es decir, intenta superar el primado de la teora sobre la prctica (logocentrismo) y de la razn abstracta, introduciendo la referencia a las prcticas en el mundo de la vida y partiendo de los contextos y mbitos en que la razn opera, con lo que pone de presente la finitud, la temporalidad y la historicidad de sus manifestaciones. Esta mirada lo que implica, en sntesis, es la sustitucin de la idea de totalidad por lo fragmentario, de la idea de una razn central por el descentramiento, de la unidad por la multiplicidad, de la referencia a lo universal por lo local, de lo atemporal por lo histrico, de la necesidad por la contingencia, de lo trascendente por lo inmanente, de la conmensurabilidad por la inconmensurabilidad. A decir de Vattimo, la hermenutica se ha convertido en la
Aquelarre
blema de las ciencias humanas-; no es tarea de una teora, sino de gneros tales como la etnografa, el informe periodstico, los libros de historietas, el drama documental y, especialmente, la novela,19 lo cual evidencia el carcter sustancialmente esttico de lo que llama redescripcindel mundo. Entender el conocimiento consis-
postura asumida por Rorty; parece ser el carcter de la filosofa del siglo XX, que, como en l, da continuidad a la perspectiva filosfica nihilista asumida por Nietzsche, a la comprensin de la metafsica realizada por Heidegger y a los planteamiento de Gadamer, de Verdad y Mtodo. En palabras de Vattimo, por hermenutica entendemos actualmente, ms o menos todos,
Koin23, en una especie de idioma comn de la cultura occidental contempornea, y de cierta manera en moda, en parte por las coincidencias mencionadas y porque hoy est demasiado poco caracterizada filosficamente, y por eso puede parecer tan aceptable, urbana e inocua24 ; ello a causa de la prdida de su sentido filosfico originario, que Vattimo encuentra en la voca-
cin nihilista, presente, aunque en formulaciones diferentes, tanto en la filosofa del acontecer de Nietzsche como en la crtica heideggeriana de la metafsica. El acuerdo general sobre estos aspectos ha permitido acercamientos entre posturas filosficas tan diversas como las de Apel, Habermas, Derrida , Foucault, Rorty, Taylor, Heidegger, Gadamer, Ricoeur y otros. Pero posiciones como la de Rorty, segn Habermas, nutren formas modernas de escepticismo y de contextualismo que restringe todas las pretensiones de verdad al radio de alcance de juegos de lenguaje locales y reglas de discurso que fcticamente se han logrado imponer25. Si no hay ms verdades que las que, en cada caso, acepta la tradicin y la comunidad social desde la que se habla, se cae en el relativismo y en el etnocentrismo, porque desaparecen los referentes culturales y los estndares de racionalidad que vayan ms all de los vnculos locales, dificultando el dilogo y el acuerdo intercultural y dogmatizando el contenido de la tradicin de referencia. Habermas agregar, que el contextualismo y relativismo en que cae el pragmatismo radical de Rorty, slo es el reverso del logocentrismo, que slo acepta como racionales las elaboraciones relativas a las cuestiones de verdad; todo lo que rodea y delimita a la ciencia, los contextos en que ella se inserta, lo mismo que las elaboraciones que los sujetos hacen de s mismos, pertenecen a la esfera de lo irracional per se26. Aceptando tambin la referencia al contexto y a los mltiples juegos de lenguaje lo mismo que la idea de una razn situada e histrica, Habermas concluye en algo diferente del relativismo de la hermenutica de Rorty y los posmodernos. Ve en la pluralidad de juegos de lenguaje una incentivo para el dilogo, entendido desde una concepcin pluralista y procedimental no sustancial- de la razn, que permita criticar y validar normas que merezcan universalizarse si son avaladas por razones. y que respeta el pluralismo de formas de vida, sin caer en el fundamentalismo. Desde este punto de vista, el problema con la hermenutica de Rorty y las filosofas posmodernas es que eliminan todo referente y criterio a la luz de los cuales adelantar la crtica y juzgar las acciones, cayendo en una racionalidad funcional, estratgica y una tica del depende27. En ltima instancia, lo que se pone en cuestin es la existencia de la filosofa, en la medida en que pierde su especificidad, cual es la mirada al todo y la cierta universalidad de sus planteamientos. Y no es que pretenda que un campo de conocimiento, en este caso, la filosofa, no pueda modificar la idea que de s misma tiene, ni ampliar su mbito de estudio; ni tampoco se pretende desconocer, justamente por esa idea del todo, las relaciones y vnculos entre distintas formas de la realidad, ni la imposibilidad de establecer fronteras entre diferentes mundos y formas de acceso a la realidad, que en cambio hoy se enfatizan, por ejemplo, con el concepto de mundo de la vida de Habermas, o con la nocin de complejidad de Morn, o con la teora de
sistemas, o con la idea de interdisciplinariedad. Pero, desde cualquiera de las mencionadas miradas, los acercamientos o la interdisciplinariedad que se propone, desdibuja las fronteras pero no elimina las diferencias ni se pierde la identidad. En Rorty, el acercamiento a la narrativa y a la perspectiva esttica, que se expresa en una concepcin edificante de la filosofa, la cual enfatiza la actitud creativa y que encuentra en la poesa su prototipo, conduce a la prdida de la especificidad de la filosofa: la referencia a la totalidad, el carcter universalista de sus planteamientos, aunque no infalibilidad ni superioridad respecto de otros saberes; lo mismo que no encontrar cmo cumplir su tarea de gua para la construccin de una vida guiada por una autocomprensin reflexiva28. La idea de filosofa que ha alimentado, es la de un pensamiento, retrico, ni objetivo ni descriptivo, sino ms bien persuasivo, como dira Vattimo, cuya finalidad es hacer que la conversacin se mantenga29; formulacin que deja sin responder la pregunta acerca de qu se entiende por filosofa, situacin incomprensible si a lo que se hace, se le da un nombre que se lo delimita y diferencia; se le llama filosofa. Pero adems, Rorty parece dudar de que exista una actividad especfica que pueda llamarse filosofa, lo que propicia su creciente acercamiento a la perspectiva esttica y el proponer un giro global en contra de la teora y hacia la narrativa30. Su opcin por la contingencia y la inconmensurabilidad, conceptos que estn a la base de su concepcin edificante de la filosofa, le hacen mirar hacia la narrativa, en la que dichos conceptos encuentran el mbito propicio. La poesa, dice, ha sido el esfuerzo por lograr autocreacin mediante el reconocimiento de la contingencia, mientras que la filosofa ha sido el esfuerzo por conseguir universalidad mediante la trascendencia de la contingencia31. En consecuencia, afirma que los filsofos importantes de nuestro propio siglo son los que han intentado seguir el impulso potico de los romnticospara hacer patente la univer-
17
erraleuqA
18
salidad y la necesidad de lo individual y lo contingente32. El filsofo edificante es un tipo de intelectual literario que lee y escribe con el fin de enfrentar un vocabulario contra otro, intentando ver si son con-
sistentes entre si y tratando de inventar otros nuevos, acorde con esto, la filosofa se define como un tipo de escritura que no puede aspirar a algo ms que los otros gneros de literatura.
NOTAS
1. BENGOA, Javier. De Heidegger a Habermas. Barcelona: Herder, 1997. p. 9 2. Por fundamento no se entiende aqu un principio evidente, indemostrable, del que se derivan argumentos, sino como supuestos que hemos de considerar como necesariamente verdaderos, sin los cuales no es posible la argumentacin y la intersubjetividad. Al respecto ver: CORTINA, A. y MARTNEZ, E. Etica. Madrid: Akal, 1996. 3. HABERMAS, J. Pensamiento posmetafsico. Madrid, Taurus, 1990. p. 40. 4. RORTY, R. La Filosofa como espejo de la naturaleza. Madrid: Ctedra, 1989. p. 20 5. La conciencia es la mente que refleja el mundo exterior y que reflexiona sobre s misma, o mundo interior, y sobre su actividad (autorreflexin. 6. RORTY, R. Op. cit., p. 20 7. HABERMAS, J. Conciencia moral y accin comunicativa. Barcelona: Pennsula, 1994, p. 12-13. 8. VATTIMO, G. El fin de la modernidad. Barcelona: Gedisa, 1990 p. 11 9. ECHEVERRIA, Javier. Filosofa de la ciencia. Madrid: Akal, 1998. p. 16-17. 10. HABERMAS, J. Pensamiento posmetafsico. Op. cit. p. 57. 11. RORTY, R. Op. cit. p. 19. 12. RORTY, R. Op. cit. p. 322. Las ciencias que han de ocuparse del conocimiento son para Rorty la Antropologa Cultural y la Historia Intelectual, que usan mtodos empricos. 13. RORTY, R. Op. cit. p. 196. 14. Citado por MCCARTY, Tomas. Ideales e ilusiones. Madrid: Tecnos, 1992. p. 23. 15. HABERMAS, J. Pensamiento posmetafsico. Op. cit., p. 24-26. 16. RORTY, R. Op. cit. p. 287. 17. Ibid., p. 289. 18. RORTY, R. Op. cit. p. 289. 19. RORTY, R. Contingencia, irona y solidaridad. Barcelona: Paidos, 1996. p. 18. 20. RORTY, R. La filosofa como espejo de la naturaleza. Op. cit. p. 162. 21. RORTY, R. El giro lingstico. Barcelona: Paidos, 1990. p.21-27 22. VATTIMO, G. Hermenutica, democracia y emancipacin. En: Revista Leviatn N 63. 23. VATTIMO, G. Ms all de la interpretacin. Barcelona: Paids, 1995 p. 57. 24. Ibid., p. 32. 25. HABERMAS, J. Pensamiento posmoderno. Op. cit., p.60 26. Ibid., p.61. 27. CORTINA, A. tica sin moral. Op.cit., p.32. 28. HABERMAS, J. Pensamiento posmetafsico. Op. cit., p. 25-28 29. Citado por BENGOA, J. Op.cit., p.189. 30. RORTY, R. Contingencia, irona y solidaridad. Op. cit., p.18. 31. RORTY, R. El giro lingstico. Op. cit., p. 10. 32. Ibid., p.10.
Aquelarre
19
INTRODUCCIN
Existe una preconcepcin aplicable a casi toda visin comn de los griegos: que estos slo son en la poca de la democracia clsica. Esta falsa nocin trae aparejadas otras igualmente erradas: No se diferencia el cmulo de aos que van desde la Grecia mtica, pasan por la poca homrica, se detienen en el siglo de oro y se precipitan entre el infierno de las derrotas militares, la gloria de sus filsofos y el eclipse espectacular de Alejandro, para no referirnos a la decadencia preimperial romana; adems, no permite diferenciar entre la organizacin poltica homrica preateniense, la democracia clsica de la ciudad estado y el imperio de Alejandro; y por ltimo, deja sobrenadando la idea que convierte a los griegos en un pueblo homogneo, sin fisuras, y supremamente feliz, que vive no se sabe de qu. Si bien es cierto, para mucho de lo aqu afirmado, se pensar en lo griego como en un ente abstracto y similar en el tiempo, nuestras referencias se ubican temporalmente en la Grecia determinada por el pensamiento de los grandes filsofos: Platn y Aristteles, siendo su pensamiento acerca del papel de la literatura y de la poesa en particular, lo que en ltimas nos interese. Partimos en este proyecto de algunas ideas base que slo en trabajos posteriores trataremos de dilucidar, porque quiz, no exista otro mecanismo para sustentarlas en un debate. La primera concepcin afirma que la literatura toda, es necesariamente un hecho poltico; no hay literatura que no sea en esencia un fenmeno poltico; en segundo lugar, la literatura es un hecho autnomo fuera de toda ley poltica. Se interpreta siguiendo sus propias leyes. En tercer lugar, la literatura debe ser comprometida, cual-
quier otra manera de verla es traicionarla. En cuarto y ltimo lugar, y aunque parezca un lugar comn, la literatura es ante todo literatura. Esta es la problemtica a discutir hasta ahora, de manera abstracta, fuera de toda experiencia histrica. La idea es verla en lo concreto al analizar autores y obras especficas. Partimos del pensamiento griego, de Platn y Aristteles, porque en ellos encontramos pensamiento modlico, formas y propuestas que an hoy son retomadas como recursos tiles en la formacin de un escritor ciudadano demcrata. Es necesario tener presente en esta introduccin, la importancia pedaggica y por tanto, poltica de lo que est en juego. Trabajamos con pensamientos formadores, o mejor, pensamientos forjadores de hombres, con ideas constructoras de futuro.
erraleuqA
20
para ellos. Los primeros cristianos rechazaron esta literatura por pagana. En un nivel diferente, al convertirse los primeros eruditos, el problema fue otro. El aporte del paganismo tena un valor cultural intrnseco. La literatura contena la historia cultural. No se poda arrancar de cero, haba que aprovecharla. Cmo conciliar paganismo e historia en la fe cristiana? Un primer elemento fue el concepto de la poesa como inspiracin divina. No siendo la fe revelada (Sagradas escrituras), s contena premoniciones de la verdad. En el interior de los mitos estaban los ncleos de las verdades. En segundo lugar, los cristianos usaron la llamada potica teolgica. La poesa no era mala en s. En el antiguo testamento se encontraban libros de poe-
Aquelarre
sa (Job, Los Salmos). Si era mala, cmo estaban all?. Con este argumento se rescataba la teora platnica. Como discurso lleg hasta bien avanzado el siglo XVIII. De esta manera, Platn pasa de detractor a defensor de la poesa. En El Banquete, un dilogo que debi llamarse La sexualidad, El amor o Las libaciones, pues de la comida es de lo que menos se habla, encontramos la idea de que todo hombre aspira a la inmortalidad. Los hombre brutos lo hacen a travs de la reproduccin procreacin. Otros por medio de la poesa y la ley. Desarrollando estas, el hombre alcanza un nivel ms alto de inmortalidad. La poesa sera consecuencia del deseo fundamental de inmortalizarse, siendo la posibilidad ms elevada de satisfacer este deseo innato. Este argumento no vuelve a aparecer en su obra. Los elementos anteriormente descritos, configuran el ncleo de la concepcin platnica acerca de la poesa y son esenciales para comprender el desarrollo por l planteado en su obra La Repblica. Platn era un amante de la poesa. Ese era el fondo real de su actitud. Casi podramos decir que arguy contra s mismo, cosa no extraa, en el mejor de los discpulos de Scrates. En La Repblica encontramos una teora utpica. Aqu se nos presentan los requisitos para la caracterizacin de un estado que no ha existido jams y que jams existir. Nos informa sobre cmo debera ser la educacin, o quiz, mejor, la pedagoga, proceso que es considerado como fundamental. La Repblica es considerada como el primer tratado de pedagoga. La necesaria reforma polti-
ca que requiere, segn Platn, la malparada sociedad ateniense, que no griega, asociacin que histricamente nunca existi, residira en la educacin. La relacin: poltica, ciudadana y democracia segn Platn en La Repblica, pasaba por la educacin. Quien mejor lo comprendi, no fue un griego sino un lacedemonio, Filipo, quien entreg a su hijo Alejandro en manos del mejor pedagogo posible: Aristteles. Infortunadamente la ciudad Estado no resisti sus alcances y se perdi como pesadilla imperial de una fiebre adquirida en un pequeo y perdido villorrio asitico. Sobre qu presupuestos se fundaba el pensamiento pedaggico platnico?. Tres parecan ser los argumentos centrales: 1 ) El hombre est abierto a influencias ajenas: es maleable. Educable diran hoy nuestros asesores pedaggicos. 2 ) El maestro no tiene que ensear a ver, debe dirigir la mirada. Lo importante para la educacin es el ambiente; si el educando ve buenos ejemplos, se inspira en buenas acciones, ser bueno; de otra manera, se torcer y terminar como excrecencia si no como traidor a su comunidad. (Esto debe desarrollarse caracterizando el ideal de hombre de la ciudad Estado). Y, 3 ) Educacin es ante todo una formacin del carcter. A diferencia de lo que nos es comn hoy, en nuestro quehacer pedaggico utilitario modernizante, que no moderno, para Platn la enseanza de conocimientos concretos es secundaria; secundaria que no intil como algunos otros querran. Lo primero, lo esencial para construir ciudadanos es la formacin tico moral del carcter. Aqu son importantes las artes y en
ellas la poesa. Las ironas propuestas desde la Apologa de Scrates hasta La Repblica misma, no son ms que inteligente defensas del arte potica y de la literatura. A partir de un Estado concreto, se propone uno ideal, llegndose a l por la educacin, no por la reforma o la revolucin. Slo gracias a la educacin, incluidas en ella las artes que no son slo las bellas, sino, tambin y en grado sumo las necesarias, que lo son todas, y dentro de ellas, las ms necesarias, las imaginarias creadoras poticas, si Castoria-dis nos lo permite. Platn distingue tres clases o estamentos sociales; siendo su preocupacin esencial la del sector de los guerreros, guardianes o defensores. Algo as como policas y militares, sin cargar con el lastre del terrorismo de Estado contemporneo. Su funcin es defender la ciudad Estado contra enemigos externos e imponer el orden en el interior. Sus miembros deben reunir-satisfacer dos calidades opuestas. Tienen que ser fieras terribles contra los enemigos externos por un lado, y por otro, mansos defensores de la ley y hermanos del ciudadano respetuoso de la comunidad. Esto no podra ser sin una muy particular y especial educacin. Ah es donde la literatura y la poesa parecen salirse del proyecto platnico de sociedad. La justicia es buena pero difcil, la injusticia es mala en s, pero cuando se impone brinda buenos resultados. Es a partir de esta discusin desde donde se pretende construir el Estado ideal. Cmo educar a los defensores? Los poetas presentan a los jvenes el ejemplo de que la vida de los injustos es mucho ms fcil.
21
erraleuqA
22
(Repblica, Libro II). Refirindose a Homero y a Hesodo, dice que las fbulas no son verdaderas, que son mentirosas.
centrales para la interpretacin del Libro III de La Repblica, el cual es la base de la argumentacin posterior. Si el justo la pasa muy difcil y el injusto la pasa bien, esto no debe ser tema de los poetas sea verdad o no. Al analizar las narraciones, encuentra tres tipologas a saber: La narracin simple, la narracin imitativa y, la compuesta de una y otra o mixta. Parte de la imitacin estricta, en sentido potico, a una en un sentido ms amplio. La plantea como peligrosa. Es un valor secundario. Su valor depende de lo imitado. Presenta los valores que no deben imitarse. Para el hombre libre era prohibido trabajar. El artesano entonces no es un buen ejemplo. Propugna por la narracin simple, pero reconoce la importancia de la narracin mixta. No hay un rechazo de toda la poesa. Rechaza la forma potica imitativa: el teatro. Qu significa imitacin? El origen de esta palabra no es griego. Es una palabra proveniente de la Grecia italiana, de Sicilia: mimesis. Estrictamente era la representacin de una obra de teatro, en un sentido ms amplio, copiar la accin de cualquier hombre y en uno mucho ms amplio, copiar alguna cosa o accin. La comprensin de lo dicho por Platn depende de cmo la use, de qu sentido quiera darle a la expresin. Los poetas deben presentar un modelo de buenas costumbres, algo similar debe hacerse con las otras artes. Imitacin para Platn es toda poesa, todo arte. Lo dramtico se rechaza porque es imitacin de acciones mixtas buenas o malas. Slo se admite la narracin simple, donde habla el
poeta por su propia cuenta, que es tambin imitacin pero restringida; pero, esta imitacin no puede ser de lo real, de la vida tal como es, sino, de modelos ideales, de lo bello y lo bueno. Esto es consecuencia de los presupuestos sobre educacin. El nio es maleable e impresionable, por tanto, deben presentr-sele ejemplos buenos, no malos. Por eso rechaza a los imitadores indiscriminados, no a todos. Admite los imitadores de lo bueno y lo bello. Este es el principio de la normativa. Pero quin dice qu es lo bueno o lo malo, qu lo bello o lo feo?. El Estado compuesto por sabios y filsofos. Ellos pueden ser tiranos tambin. En este aspecto puede sustentarse el autoritarismo. En este caso la discusin no se plantea en el plano esttico, sino, como expresin del arte como instrumento de la educacin y de la poltica. Es consecuencia de la utilizacin del arte para la educacin de los nios en general y en particular para aquellos nios que estn destinados a ser defensores o guerreros. Platn retoma la polmica en el libro X. Se supone que este libro se aadi posteriormente como respuesta a La Potica de Aristteles. La narracin es distinguida de la imitacin: teatro; de la forma mixta: epopeya. En sentido estricto, la imitacin es accin teatral, en uno amplio es toda manera de accin y en uno mucho ms amplio, lo es sobre toda la naturaleza, se equipara a la poesa en general. Imita acciones o fenmenos naturales. Como imitacin de lo real la poesa es peligrosa. Esto resume lo planteado en los libros II y III. En el libro X, Platn retoma la problemtica sobre la poesa, y des-
Aquelarre
pus de hacer una distincin de las partes del alma, procede a reargumentar contra la poesa: Reconoce la belleza de la poesa y comienza criticando la imitacin. Introduce una nueva argumentacin, estableciendo tres grados de verdad: 1)Las ideas: la verdad mxima, esencial. Obras de dios supremo creador. 2)Los objetos concretos. Producto de artesanos, obreros. Imitadores. 3)Los pintores y los artistas, imitadores de tercer grado. Esta situacin es tambin la de los poetas. Su obra est muy alejada de la verdad. En segundo lugar, Platn introduce la relacin oposicin entre razn y engao. La razn se identifica con la idea de dios, es la parte ms elevada del alma. La facultad opuesta es la parte inferior del alma, los sentidos. Estos ltimos se relacionan con las artes. El hombre tiende a imitar y se apasiona por la parte ms oscura, ms mala de su ser. En la literatura los ejemplos son muchos. No slo
en la literatura griega con Homero a la delantera, sino con Shakespeare y sus Macbeth, y el mercader o el moro, pero tambin Dostoyevsky, Cervantes, etc. Se busca agradar a la parte dbil del alma. Por eso debe negrsele la entrada en el Estado perfecto. Se imitara eso y no lo que apela a la razn, parte que como ya se dijo, es la ms elevada del alma. Pero an ms, la poesa no slo corrompe a los infantes, sino, tambin pone en peligro a los hombres sabios y discretos. El espectador lector se conmueve ms con las debilidades de los actores que con sus aspectos ms dignos. La literatura nos lleva a un juicio falso de lo real. La poesa seduce a la conmiseracin por los instintos bajos del alma, las pasiones, la risa. Esta ltima aparece de manera secundaria. Esto parece estar relacionado con el hecho de que, como puede verse de manera genial en Humberto Eco y su Nombre de la rosa, la segunda parte de La Potica de Aristteles aparentemente se refera a la risa y a la comedia. Para Platn slo son aceptables los himnos a los dioses y los homenajes a los grandes hombres. Es inadmisible aceptar la musa voluptuosa. Las artes se dirigen a lo que el hombre tiene de ms malo. En ese sentido la poesa es opuesta a la razn. Por eso es expulsada del Estado ideal. Hecha la resea de los argumentos platnicos sobre las artes y la poesa, intentaremos en muy corto espacio mostrar la posicin de Aristteles sobre el mismo tema. Aristteles asume su actitud critica en La Potica, obra en la que es necesario aclarar, nunca menciona en forma negativa a su maestro, actitud esta que caracteriza toda su obra: el profundo respeto a Platn. El caso es que para Aristteles, se haba atribuido demasiada importancia a la poesa en la obra platnica. La poesa no tena tanta capacidad corruptora como lo afirmaba Platn en sus dilogos. La Potica se introdujo inicialmente en Europa a travs de la versin mutilada de Averroes y fue slo en el siglo XV cuando se conoci en su totalidad, siendo decisiva para la historia de las ideas estticas hasta bien entrado el siglo XIX. Platn relaciona el hecho potico con las normas ticas. Aristteles tan slo realiza descripciones, nunca hace evaluaciones sobre el tema. Empieza con la imitacin. Para l, en esencia, es eso la poesa: imitacin. El objeto de la imitacin es la accin; y eso es poesa para Aristteles en segundo lugar. En La Potica es claro que la poesa es accin e imitacin: nada ms. No hay juicios ticos o morales sobre ella. En tercer lugar, la imitacin es algo innato en el hombre, siendo as, la base de la educacin.
23
erraleuqA
24
Nos agrada la reproduccin de aspectos desagradables de la realidad. Este mismo argumento en Platn sera negativo para la poesa. La poesa nace de un principio innato, la imitacin, principio adems por el cual el hombre aprende. Aqu slo hallamos descripciones. Las cosas son as. No hay que juzgar. De lo ms discutido en la esttica, es el concepto de la catarsis o purificacin moral. Trmino medio entre la conmiseracin y el terror, en el cual los afectos ofrecen estados de pureza. Para Platn eran condenables pues seducan a los hombres. Pertenecan a la parte baja del alma. Qu se purifica? Ese es el problema. Lo importante, la imitacin de las pasiones no seduce sino que purifica. La fortuna, el cambio de ella, es el ncleo de cada tragedia. Son posibles diversos cambios; incluso el que teme Platn; pero, un hombre bueno que cae en desgracia y se desva hacia el mal y la corrupcin, no genera ni temor ni compasin: solamente repugnancia. Los malos que terminan reconocidos y halagados son muy raros. Esos casos apologticos de la maldad son muy escasos. El hombre medio, el que atrae y es simptico, cuando cae en desgracia, lo hace por inadvertencia, y esto es comprensible an para los nios. Se equivoc.
Para Platn hay un abismo entre razn y pasin; en cambio, Aristteles echa un puente. En el hombre hay de bueno y de malo. No es bueno ni malo. El arte se dirige a ste hombre. Esa es la respuesta de Aristteles a la argumentacin moral de Platn. Pero an queda en el aire el problema de la verdad. Para enfrentarlo Aristteles compara poesa e historia y afirma que el historiador dice las cosas como pasaron. En cambio el poeta, como quisiera que hubieran pasado. Segn esto, la poesa es ms verdadera y ms universal, en el sentido de filosfica, que la historia. El poeta al ser libre de escribir las cosas tal como las imagina puede llegar a la verdad ntima de las cosas. El historiador est limitado por la particularidad, no pudindose dedicar a la filosofa, de la cual, por desgracia estn exentas las cosas, los hechos particulares. El poeta s puede: es ms verdadero. En este sentido la verdad para Aristteles se confunde con la filosofa. Para terminar, Aristteles hace una ltima defensa de la poesa en el sentido de afirmarla como invencin, como creacin. Podra pensarse que esta es una apelacin a argumentos tico morales. Eso queda al gusto del lector.
BIBLIOGRAFA DE REFERENCIA
Aquelarre
ARISTTELES. Obras completas. Dos tomos. Editorial Aguilar S. A. de Ediciones. Madrid. 1953. ECO, Humberto. El nombre de la rosa. RBA Editores, S.A. Barcelona 1994 MANFREDI, Valerio Massimo. Alxandros. El hijo del sueo. Las arenas de Amn. El confn del mundo. Tres volmenes. Grijalbo, Barcelona, 1999. PLATN. Dilogos. Cuatro tomos. Ediciones Universales. Bogot. Sin fecha. PLATN. Dilogos. Editorial Porra, SA. Mxico, 1979 RAMREZ, Fabio. Las formas del saber segn Aristteles. Documento de trabajo. Mimeo. Bogot, 2000. ROSS, David. Aristteles. Cruz del Sur. Buenos Aires. 1957. SABINE, George H. Historia de la teora Poltica. Fondo de Cultura Econmica de Mxico. Mxico, 1984.
25
Pocos aos despus de haber concluido la segunda guerra mundial, concretamente en el ao 1954, escriba Hannah Arendt que el abismo entre la filosofa y la poltica se abri histricamente con el proceso y la condena de Scrates, que en la historia del pensamiento poltico desempea el mismo papel de punto crtico que el proceso y la condena de Jess en la historia de la religin. Con esta condena, afirma la autora, se estableci una profunda duda con respecto a la importancia de la persuasin y el convencimiento logrados gracias a la palabra libre de toda coaccin, a la retrica, como expresin de la poltica, sobre la cual se sustentaba el edificio de la democracia griega. En la Apologa de Scrates, Platn luego de que se conociera la sentencia proferida por el tribunal, le hace decir: quizs habr alguno entre vosotros que acordndose de haber estado en el puesto en que me hallo, se irritara contra mi, porque peligros muchos menores los ha conjurado, suplicando a sus jueces con lgrimas y, para excitar ms la compasin, haciendo venir aqu a sus hijos sus parientes y sus amigos, mientras que yo no he querido recurrir a semejante aparato, a pesar de las seales que se advierten de que corro el mayor de los peligros Con su tragedia fija Scrates, precisamente, la negativa del filsofo a la obediencia interesada, a la subordinacin que se quiere imponer a las ideas y a las doctrinas polticas sustentadas en la filosofa, por parte de la todopoderosa razn de Estado. Las elites, en su ejercicio de poder y de dominio, se acostumbran a escuchar de sus subalternos, no argumentos ni razones, sino, splicas y lamentos, y pretenden obligar tambin a los contradictores, a pensadores e intelectuales, a la humillacin y a la renuncia en nombre de una normatividad establecida. Reflexionando acerca de la sentencia de Scrates, Platn lleg a la conclusin de que el discurso filosfico -o dialctico- que exige el dilogo, la argumentacin entre iguales, es lo opuesto al discurso retrico de la poltica, que busca fundamentalmente la persuasin de las multitudes, es decir, rei-
nar sobre las opiniones, no argumentar; el error de Scrates consisti en dirigirse a sus jueces en la forma de la dialctica, y esta es la razn por la cual no pudo persuadirlos Posteriormente Aristteles en su Retrica recavara sobre el tema, al establecer que el arte de la retrica, es decir el arte de la persuasin y por ende el arte poltico del discurso, es la contrapartida del arte de la dialctica, arte del discurso filosfico. Para los antiguos griegos la doxa, la opinin, era el discurso de lo que me aparece, es decir, la expresin del mundo tal como se me manifiesta, no una simple fantasa, sino, mi particular forma de captar la realidad que, por supuesto, es especfica, singular y exclusiva de cada individuo; cada hombre tiene su propia doxa, su propia abertura al mundo. Scrates respetaba, no pretenda destruir la doxa, pero quera hacer surgir una verdad ms colectiva, liberando al hombre de las verdades particulares. Entenda que esto no se alcanzara en la vida domstica y privada, que slo sera posible gracias al dilogo, a la mayutica, que consista en ayudar al nacimiento de la verdad. Como se puede apreciar, se trata del respeto al otro en un mundo compartido, de ser ciudadanos, no de la imposicin ni de la manipulacin por parte de la autoridad; se trata del encuentro de las subjetividades, para ayudarse en la comprensin del mundo.
erraleuqA
26
Hoy sabemos que slo se puede construir la democracia, si se toma en cuenta el punto de vista del otro, si se trabaja entendiendo la existencia de la ms amplia diversidad de opiniones. La intencionalidad de Scrates era, pues, otorgar a la doxa el valor de razn pblica, desdeando las razones oficiales, las verdadesestablecidas por el poder. La condena de Scrates obedeci, por ello mismo, no tanto al pretendido ultraje a la religin del Estado, o a la corrupcin de las juventudes -que constituyeron las acusaciones oficiales en su proceso-, como al persistente sealamiento que hiciese a los grandes polticos, a los estadistas, a los oradores, a los poetas y a los artistas que gobernaban en su patria, indicando la impostura y la simulacin de sabidura en que se pertrechaban. La dura crtica a las apariencias del poder y el humilde reconocimiento socrtico sobre la banalidad de unos saberes establecidos, expresados con la firmeza de sus convicciones, seran asumidos como altanera e irrespeto, por unas autoridades incapaces de aceptar las diferencias, pero dispuestas al eficaz manejo de los mecanismos de coercin, miedo y control, que siempre detentan los opresores, y que en ltima instancia, estn distribuidos tambin como una microfsica del poder. Scrates con su sabidura, irona y eticidad era incompatible con la legalidad establecida. Su mtodo de seduccin y de convencimiento argumentado, resultara contrario a la orgullosa opinin que de s mismo tiene todo poder poltico estatuido. La responsabilidad social de los intelectuales en el mundo de la poltica, y en particular en las pocas de crisis, consiste en entender y expresar el espritu humano en su multiplicidad, contribuyendo desde la politeia (la poltica) y la paideia (la educacin, la pedagoga), al despliegue de esta pluralidad, contra toda obediencia, uniformismo y homogeneidad, para alcanzar, gracias a la autonoma intelectual y a la autenticidad una mejor convivencia, porque, como lo apreciaba Scrates, la virtud existe y puede ser pensada y enseada. La misma Hannah Arendt lo ha expresado: el papel del filsofo si es que podemos aplicarle esta palabra a Scrates pues l todava no pensaba en esos trminos - no consiste en gobernar la ciudad, sino en ser su tbano; no decir a los ciudadanos una verdad filosfica o poltica, sino hacerlos ms verdaderos Este comportamiento tan tempranamente sealado,
debera ser arquetipo del comportamiento tico de quienes se dediquen, como intelectuales, a la administracin pblica, al periodismo poltico, a la administracin universitaria o a las labores educativas. No servir de amanuenses de unas elites, tan altaneras como ignorantes, que ven su hegemona legitimada gracias a las peripecias de intelectuales fletados al poder, encargados de acomodarles tesis, discursos y zalameras. No se trata de reclamarle a los intelectuales particulares razones militantes, o conformidad con pretendidos paradigmas, queriendo atraparlos como loros y monos en sus jaulas. Estanislao Zuleta precis la responsabilidad social de los intelectuales en los siguientes trminos: El intelectual no tiene responsabilidad sino con el rigor de su pensamiento, con el rigor de su obra, con el desarrollo de su trabajo. Y los efectos sociales que esta obra tiene no proceden de sus procesos polticos conscientes Claro est que sta concepcin no puede implicar un prurito de neutralidad valorativa, menos an en un pas como el nuestro, sumido en mltiples formas de violencia y en las tinieblas de una democracia retrica y formal.
Aquelarre
No es posible soslayar el compromisode los pensadores. No se trata de la obligada adscripcin a un bando o a un polo del conflicto, sino, del rigor intelectual, de la confrontacin al nihilismo, de su necesario reconocimiento como hombres pblicos, no ajenos a la comunidad. Si bien como lo ha expresado Fernando Savater, hay quienes exigen un mayor compromiso a los intelectuales, lo que se debe reclamar es mayor intelectualidad a los comprometidos, no permitir que la simulacin y la publicidad, sustituyan la intervencin consciente en la construccin de un nuevo orden. Los intelectuales, de alguna manera, son los constructores de la opinin pblica, ojal, dice Savater, no se quedaran en la estrechez periodstica de esta acepcin, y su ejercicio civil lo llevaran hasta convertir la opinin pblica en razn pblica; en sustento filosfico de la pluralidad. En nuestro medio social, por el contrario, tanto la politiquera tradicional, basada en la subordinacin clientelista y en fatuas ortodoxias, como las nuevas tendencias tecnocrticas, cientistas e instrumentalizadoras, persiguen la uniformidad acrtica de todos los ciudadanos, no su realizacin en la diversidad, ni el encuentro de las ms variadas utopas. Bstenos reiterar aqu la condicin servil que, de manera casi generalizada, se ha impuesto sobre esa intelectualidad vinculada a los quehaceres polticos o acadmicos, quienes histricamente han hecho de la simulacin, del rastacuerismo y del trepadorismo, elementos centrales de sus inconsistentesconvicciones ideolgicasy de sus pasajeras militancias. El travestismo ideolgico o lentejismo -como popularmente se denomina este fenmeno en Colombia, en referencia quizs al canje que, por un plato de lentejas, hiciese el bblico Esa de las ventajas de su primogenitura en favor de Jacob, su hermano menor- no es exclusivo del bipartidismo tradicional, pues tambin intelectuales, acadmicos y cientficos, ayer comprometidos con el vigor de las causas revolucionarias y de izquierda, hoy, marchitos e impotentes, ensayan desde el desencanto y la renunciacin, pragmticas posturas que les permitan allanar el camino hacia probables asesoras, consejeras y asistencias a los sectores dominantes y reaccionarios, o absorbidos por una pudibunda mediocridad cotidiana, oculta tras la mscara de la investigacin o de la ctedra, que presentan deliberadamente como aspticas e incontaminadas, convencidos, tal vez, de la publicitada muerte de las ideologas
Es torpeza pseudointelectual el clamor por la superacin de las diferencias, y anhelar que la opinin ciudadana sea enteramente favorable a un nico proyecto. Sobre este tipo de ilusiones campean los fundamentalismos, incluido el fundamentalismo cientista que hoy gobierna el mundo universitario y empresarial, que como lo denuncia Michel Foucault, esgrime una poltica que desde el siglo XIX se obstina en ver en el inmenso territorio de la prctica, slo la epifana de una razn triunfante de la que no hay ms que descifrar el destino histrico-trascendental de Occidente. Estos consensos no se alcanzan sino bajo el imperio coactivo de las formas totalitarias de poder, las cuales suprimen tanto el debate y la discusin entre individuos, como los ms autnticos sentimientos de solidaridad y de mutualidad, al inscribir a las masas humanas en el tranquilizante espacio de lo gregario; como acontece, por ejemplo, cuando se instaura el discurso de lo cientfico como regla universal de todas las prcticas, sin tener en cuenta el hecho de que el mismo discurso cientfico es una prctica reglamentada y condicionada; las ms de las veces, bajo la supervisin y control de burocracias intelectuales y profesionales, que annimamente se encargan de mantener la permanencia del statu quo. Hannah Arendt (esta vez en su obra Eichmann en Jerusaln, un estudio sobre la banalidad del mal) seala cmo toda esa maquinaria de extermino nazi, que funcion con increble precisin tecnolgica en Alemania, tanto en los aos de fcil victoria, como en los de previsible derrota, fue planeada y perfeccionada en todos sus detalles, mucho antes de que los horrores de la segunda guerra mundial se hicieran presentes, por los asesores jurdicos, tcnicos e intelectuales, que cooperaban estrechamente con el aparato militar y con el andamiaje propagandstico y publicitario, encargado de lograr la persuasin del conjunto de una sociedad civil aletargada que terminara apoyando irrestrictamente todas las propuestas del Nacional- Socialismo, incluso la de la solucin final, esto es el mtodo expedito de suprimir por la violencia y por la muerte a todos sus contradictores. (A propsito de la complicidad que tuvieron los propios Consejos de las Comunidades Judas en la organizacin de la persecucin y finalmente en el propio holocausto, nos explica Arendt que: No cabe duda de que, sin la cooperacin de las vctimas, hubiera sido poco menos que imposible que unos pocos miles de hombres, la mayora de los cuales trabajaba en oficinas, liquidaran a mu-
27
erraleuqA
28
chos cientos de miles de individuos... y agrega a manera de crtica a quienes afirman que esta pudo ser una tctica desesperada de sobrevivencia: entregarse a los enemigos para evitar algo peor no supone forma alguna de resistencia, sino una refinada estrategia para tranquilizar la conciencia y para no reconocer la implicacin en las reglas de juego del enemigo). Cuando nos referimos a la refundacin de la poltica, al reencantamiento de ste quehacer, estamos manifestando la imperiosa necesidad de tender puentes sobre ese abismo abierto entre la filosofa y la poltica, por quienes han despojado a la poltica de la teora, en nombre de una supuesta seguridad garantizada por el autoritarismo, la certidumbre cientista, o por el pragmatismo oportunista que nos aleja de la libertad.
Es innegable que ante una realidad surcada por mltiples opciones y frente al necesario fracaso de quienes propenden por la homogenizacin del pensamiento humano, es tarea de los intelectuales comprometidos con una poltica progresista no guardar silencio, sino, adems de ejercer la crtica a lo estatuido, articular sus prcticas, sus discursos y sus propias condiciones de existencia, al proyecto de la transformacin general de la sociedad, superando, claro, el obvio temor por las repercusiones que el ejercicio de la autonoma intelectual le pueda acarrear manes de Scrates-. Se debe, incluso desde las aulas y las ctedras, reconocer el pluralismo, la validez de los ms variados imaginarios colectivos, de los conocimientos subyugados y adems trabajar solidariamente por la convergencia de utopas, ms all de las razones de Estado, de las imposiciones tecnocrticas, de la globalizacin cultural, de las verdades oficiales, de las conveniencias y de los oportunismos personales.
Aquelarre
BIBLIOGRAFIA DE REFERENCIA
ARENDT Hannah. Filosofa y poltica En revista La Gaceta del Fondo de Cultura econmica. Mxico mayo 1989. ARENDT Hannah. Eichmann en Jerusaln. Ed. Lumen 2. Edicin. Barcelona. Espaa 1999. FOUCAULT Michel. La funcin poltica del intelectual, Respuesta a una cuestin. En Saber y verdad. Las ediciones de la Piqueta. Madrid, Espaa 1991. PLATON. Apologa de Scrates. Obras. EDAF Madrid. 1969. SAVATER, Fernando. Perplejidad y responsabilidad del intelectual. En instrucciones para olvidar el Quijote Ed Taurus Madrid. 1985. ZULETA, Estanislao. Responsabilidad social del intelectual y otras responsabilidades. En conversaciones con Estanislao Zuleta. Ed. por la Fundacin Estanislao Zuleta. Cali. Colombia. 1997.
29
GONZALO PALOMINO ORTZ
Profesor Titular de la Universidad del Tolima
I.- INTRODUCCION
En un reino lejano, un soberano magnfico y cruel, aferrado a los atributos de su poder, encerrado en su suntuoso palacio, al parecer no haba visto que el mundo, imperceptiblemente, estaba cambiando a su alrededor. Un da, para su asombro, comenz a percibir, que sus rdenes no eran nada mas que simples ruidos y no se traducan en actos. Al parecer su poder se haba desplazado y el soberano magnfico haba dejado de ser el amo del mundo Ramonet piensa que aquellos que en las grandes democracias libran interminables luchas electorales por conquistar el poder,... no se arriesgan, en caso de victoria, a experimentar un desengao semejante al del soberano de esta fbula ? No saben que el poder se ha, y se est moviendo ? Esos luchadores se vern obligados a retroceder, renegar de sus opiniones y reconocer que el verdadero poder est en otra parte, fuera de su alcance. Ya los jefes de estado o de gobierno, ni los senadores ni los ministros, son personas influyentes en el mundo.... ahora los importantes son los Bill Gates. Esos cambios se deben especialmente a la revolucin de la informtica y las comunicaciones, que construy las dos verdaderas columnas de la sociedad moderna: los mercados financieros y las redes de informacin. Las redes de informacin, poco a poco, han cambiado de arriba abajo el orden del mundo. Y muy especialmente el mundo de las finanzas... dando lugar a un nuevo culto, una nueva religin: la del mercado. Ahora se intercambian instantneamente, da y noche, datos de un extremo a otro de la Tierra. Las principales Bolsas estn vinculadas entre si y funcionan sin interrupcin. Simultneamente, a travs del mundo, delante de sus pantallas electrnicas, millares de jvenes superdiplomados, superdotados, pasan sus das colgados del telfono. Son los expertos de la nueva ideologa dominante: el pensamiento nico. Ideologa que siempre tiene la razn y ante la que todo argumento con mayor motivo si es de orden social o humanitario tiene que inclinarse. En las democracias actuales, cada vez mas ciudadanos libres se sienten enfangados, atrapados por esta viscosa doctrina que, imperceptiblemente, envuelve todo razonamiento rebelde, lo inhibe, lo paraliza y acaba por ahogarlo. Hay una sola doctrina, la del pensamiento nico, autorizada por una invisible y omnipresente polica de la globalizacin. El mundo hoy es ms caluroso, ms urbano, econmicamente ms rico y medioambientalmente ms pobre que nunca - Julen Rekondo El Correo Espaol-El Pueblo Vasco, en Signos Vitales No.15.Madrid.
erraleuqA
30
La nueva recontualizacin coincide con dos procesos: por una parte, la necesidad de crear una base de legitimidad poltica a la recientemente creada Organizacin Mundial del Comercio, OMC, en la cual los acuerdos establecidos se convierten en acuerdos vinculantes por sobre la normatividad de cada pas. De all la insistencia en la necesidad de la democracia; y de otra parte,... la intencin de las grandes corporaciones transnacionales de asumir un peso poltico explcitamente reconocido en relacin con los Estados Nacin.
dial otorgo a la Argentina nuevos prestamos por un valor de US $8.000 millones, mediante promesa del gobierno, - la camisa de fuerza dorada, - de realizar profundos recortes de gastos presupuestarios de la gran burocracia gubernamental. La deuda presupuestal Argentina es de US $130.000 millones. Y para lograr el prstamo el Presidente prometi reducir burocracias estatales y reformar el sistema de transferencias de efectivos entre el gobierno central y las provincias: cualquier similitud con lo impuesto al gobierno colombiano y protestado popularmente, no es coincidencia, es la misma camisa de fuerza dorada. El equilibrio tradicional entre la superpotencia y las dems naciones le correspondi al presidente George Bush, quien dijo telefnicamente a De la Ra, que Estados Unidos estaba complacido con el paquete del FMI y que estaba comprometido a ayudar a Argentina a poner fin a sus crisis financieras. EL SEGUNDO EQUILIBRIO en el sistema de la globalizacin es entre las naciones y los mercados globales. Estos mercados globales estn hechos de millones de inversores que mueven dinero alrededor del mundo con el chasquido de un mouse. A estos inversores se les denomina el rebao electrnico y se renen en centros financieros fundamentales del globo, como Wall Street, Hong Kong, Londres y Frankfurt, sitios que reciben el nombre de los supermercados. Las acciones del rebao electrnico y los supermercados pueden tener un impacto enorme sobre las naciones, inclusive hasta el punto de provocar la cada de los gobiernos. Hoy no pode-
Aquelarre
mos entender los sucesos si no incorporamos a los supermercados en nuestro anlisis. Los Estados Unidos pueden destruirnos dejando caer bombas, y los supermercados pueden hacerlo disminuyendo el valor de nuestros ttulos. Estados Unidos es el jugador dominante que mantiene el tablero de la globalizacin, pero no es el nico que influye sobre los movimientos sobre el tablero, que es mas parecidos la tabla Ouija: a veces las piezas del juego son movidas por la mano visible de la superpotencia, otras por las manos ocultas de los supermercados. La mexicana Cemex SA, el tercero en ventas y produccin de cemento en el mundo, esta planeando una
ambiciosa serie de inversiones en Asia en anticipo a la eventual recuperacin econmica de esa regin. Segn afirmaciones de Lorenzo Zambrano, presidente de Cemex, Esperamos contar con US$2.500 millones para adquisiciones el prximo ao, y Asia es nuestro foco. Estamos interesados en pases como Tailandia, India, Indonesia y China. Cemex report ingresos por US $5.600 millones el ao pasado y produce cerca de 80 millones de toneladas mtricas de cemento al ao en 33 pases. Generalmente compra plantas de cemento a precios de ganga, despus de las crisis, como lo hizo en Filipinas, Indonesia y Tailandia, en sitios con bajos costos de produccin y un fuerte potencial de crecimiento . EL TERCER EQUILIBRIO, el mas nuevo de todos, corresponde al equilibrio entre los individuos y las naciones. Debido a que la globalizacin ha derribado muchos de los muros que limitaban el movimiento y expansin de las personas, y ha conectado al mundo por medio de redes, ello da mayor poder a los individuos para influir sobre los mercados y las naciones. Las caravanas de pastores en las montaas de Laos y Birmania usan telfonos mviles para encontrar el mejor camino a los mercados durante la estacin de las lluvias. La poblacin mundial lleg a los 6.000 millones de personas el12 de octubre de 1999. De manera que ya tenemos no solamente una superpotencia, no solo supermercados, sino, tenemos individuos superpotentes. Algunos de estos individuos superpotentes son muy colricos, otros son maravillosos, pero todos ellos estn capacitados hoy para actuar directamente en el escenario del mundo sin la mediacin tradicional de los gobiernos, corporaciones u otras instituciones pblicas o privadas.
31
erraleuqA
32
Osama bin Laden, un desconocido millonario saudita con su propia red global, declaro la guerra los Estados Unidos hacia fines de la dcada de 1990, y la Fuerza Area de los Estados Unidos tuvo que lanzar un ataque de msiles contra l, como si se tratara de una nacin. Jody William gan el Premio Nobel de la Paz por su contribucin a la prohibicin internacional de minas terrestres. Lo logr sin mucha ayuda de los gobiernos, y frente a la oposicin de las cinco grandes superpotencias. Su arma secreta para organizar mil grupos de derechos humanos fue El Correo Electrnico, lo cual lo convierte en individuo superpotente.
el estado, la sociedad, la cultura, la poltica exterior - debe ser tratado como una empresa. En este sentido, se trata de un imperialismo de lo econmico bajo el cual las empresas exigen las condiciones bsicas con las cuales poder optimizar sus objetivos. Para Beck, globalidad, significa vivir en una sociedad mundial. No hay ningn pas ni grupo que pueda vivir al margen de los dems. Es decir, que las distintas formas econmicas, culturales y polticas no dejan de entremezclarse. ASCII, sociedad mundial significa la totalidad de las relaciones sociales que no estn integradas a la poltica del Estado nacional ni estn determinadas a travs de sta. Por su parte, la globalizacin significa los procesos en virtud de los cuales los Estados nacionales soberanos se entremezclan e imbrican mediante actores transnacionales y sus respectivas probabilidades de poder, orientaciones, identidades y entramados varios. Pero... qu es lo nuevo en todo esto? Desde el punto de vista histrico, emprico y terico, lo NUEVO va ms all de la vida cotidiana y de las transacciones comerciales, NUEVA es la autopercepcion de la transnacionalidad en los medios de comunicacin, en el consumo, en el turismo, etc.; NUEVA es la translocalizacion de la comunidad, el trabajo y el capital; NUEVOS son tambin la conciencia del peligro ecolgico global y los correspondiente escenarios de actividad; NUEVA es la incoercible percepcin de los otros transculturales en la propia vida, con todas sus contradictorias certezas; NUEVO el nivel de circulacin de las industrias culturales globales; NUEVO es tambin el paulatino abrirse paso de una imagen estatal europea, as como la cantidad y poder de los actores, instituciones y acuerdos transnacionales, y, finalmente, NUEVO es tambin el nivel de concentracin econmica, que pese a todo, se ve contrarrestado por la nueva competencia de un mercado mundial que no conoce fronteras. Finalmente, concluye Beck, globalizacin significa tambin: ausencia de Estado mundial; mas concretamente: sociedad mundial sin Estado mundial y sin gobierno mundial. Estamos asitiendo a la difusin de un capitalismo globalmente desorganizado,
Aquelarre
Estamos asitiendo a El globalismo pretende que un edificio la difusin de tan complejo como Aleun capitalismo mania es deglobalmente desorganicir, zado, donde no existe ningn poder hegemnico ni ningn rgimen internacional, ya de tipo econmico ya poltico.
donde no existe ningn poder hegemnico ni ningn rgimen internacional, ya de tipo econmico ya poltico.
V.- TITTYAINMENT
Los pragmticos y tericos que se renen en Seattle peridicamente, reducen el futuro de las democracias actuales, a un par de nmeros y a un concepto: 20 a 80 y tittytainment. Los numeritos se refieren a que en el futuro, el 20% de la poblacin activa bastar para mantener en marcha la economa mundial: No se necesitar mas fuerza de trabajo, opina uno de los magnates. Con esta quinta parte bastara para producir todas las mercancas y aportar valiosas prestaciones de servicios que la sociedad mundial pueda permitirse. Ese 20% participara, por tanto, activamente en la vida, el beneficio y el consumo, no importa en qu pas. Las caravanas de pastores en las montaas de Laos y Birmania usan telfonos mviles para encontrar el mejor camino a los mercados durante la estacin de las lluvias. La poblacin mundial lleg a los 6.000 millones de personas el 12 de octubre de 1999. Sin duda, el 80% tendr grandes problemas, afirma el escritor norteamericano Jeremy Rifkin, autor del libro El fin del trabajo. Un ejecutivo de Sun, resume: En el futuro, la cuestin ser to have lunch or be lunch, comer o ser comido. La expresin tittytaiment, se la invent un veterano polaco, quien
fuera durante cuatro aos consejero de seguridad nacional del presidente Jimmy Carrer; y ahora se dedica a la geoes-trategia. La define como una combinacin de entertainment y tits. Tits, pechos en el argot americano, concebido no tanto como sexo sino como la leche que brota de una madre lactante. El piensa que puede traducirse como una mezcla de entretenimiento aturdidor y alimentacin suficiente... nosotros queremos verlo como circo y pan. El modelo del mundo del futuro, con su frmula 20 a 80, se perfila con un 80 % de excluidos que tendrn que ser calmados con CIRCO Y PAN.
ternacional y la expansin del comercio, para facilitar la convertibilidad monetaria y para asegurar la estabilidad financiera. El FMI es un organismo internacional con 140 miembros. En teora el poder est en manos de 21 directores ejecutivos, pero de hecho lo ejercen los cinco miembros con cuota mas alta: el Reino Unido, Alemania, Francia, Japn y, en particular, los EEUU, cuya cuota es la mayor. Fundamentalmente el FMI es el que realiza los prstamos, en ltima instancia, a los gobiernos del Tercer Mundo que estn sufriendo dificultades en la balanza de pagos, y que estn en deuda con bancos internacionales privados. Un gobierno deudor puede pedir hasta el limite de los derechos de su cuenta corriente especial, a cambio de su propia moneda. Si ello no es suficiente puede pedir una cuota adicional, pero entonces tiene que aceptar las condiciones que impone el FMI como parte del amplio espectro de su programa de ajuste ejecutado en conjunto con el Banco Mundial. Mientras ms pide el pas deudor, por encima de su cuota, las condiciones son ms estrictas y se hacen cumplir con ms vigor. Si un pas pide prestado un equivalente al doble de su cuota, y sigue necesitando dinero, el FMI tomar un control efectivo de su economa y, de hecho, de su poltica social. Dado que la aprobacin del FMI es fundamental para recibir prstamos de otras fuentes, su poder es considerable. Las condiciones que se imponen a los pases deudores tienen diversas modalidades. Para comenzar se hace que el gobierno deudor reduzca sus gastos, en particular los gastos no-productivos en bienestar social, educacin,
33
erraleuqA
34
salud y subsidios alimen-tarios. Ello ha provocado muchas penurias, en particular en los cordones de miseria del Tercer Mundo, donde miles de personas (muchas de ellas refugiadas medioambientales por causa de los programas de desarrollo) dependen de los subsidios alimenticios para sobrevivir. No debe sorprender que semejante poltica haya acabado en disturbios por la comida en Per, Turqua, Egipto y otros lugares. Tambin se obliga al pas deudor a reducir los salarios reales, provocando, evidentemente, mas penurias. Una tercera caracterstica de la poltica impuesta por el FMI, es su insistencia en la expansin de los cultivos para la exportacin, a expensas de los cultivos que producen alimentos para el consumo local. Con ello la miseria humana ha empeorado, particularmente en aquellos pases donde ya haba desnutricin grave y hambruna. No obstante el FMI no se ha flexibilizado a la hora de imponer esta condicin. Cuando, por ejemplo, Sudn redujo la produccin de algodn para dar alimento a su poblacin hambreada, el FMI insisti en que abandonara esa poltica, o no dara ms prstamos. Para aumentar las exportaciones tanto como sea posible y, con el mismo criterio, limitar las importaciones, frecuentemente se pide al pas deudor que devale su moneda. Y ello, mientras el FMI permite al pas deudor mantener la reduccin del gasto en importaciones para que resuelva sus problemas de balanza de pagos. El FMI prohibe estrictamente que se fijen cuotas de importacin u otras limitaciones a la importacin de mercancas manufacturadas del
mundo industrializado, incluso cuando los gastos descontro-lados en productos superfluos son, con la mayor frecuencia, la causa principal de la situacin del pas deudor. No debe sorprender que los crticos del FMI lo hayan acusado de priorizar por los intereses econmicos a corto plazo del mundo industrializado, en contra de las naciones deudoras del Tercer Mundo, y en detrimento de la salud de millones de seres humanos y del medio ambiente. FMI cuya sede esta en el piso 13 del inaccesible edificio de hormign armado de la calle G, al noroeste de la capital norteamericana es una de las instituciones mas discutidas y, sin embargo, al parecer, mas imprescindibles del mundo. Siempre que los gobiernos buscan ayuda ante bancos y ministros de Hacienda extranjeros, por cuanto ya no pueden pagar sus deudas ni superar las crisis econmicas sin apoyo internacional, se les remite al poder financiero mundial, que con 3.000 trabajadores, atiende peticionarios de todo el mundo. En negociaciones que a veces duran aos, los peticionarios se comprometen siempre a adoptar draconianos programas de ahorro y a reducir radicalmente su burocracia estatal, se comprometen a ponerse de rodillas. Luego de consultas con los donantes, que son los mismos a quienes debe pagarse la deuda... finalmente, se ordena el endeudamiento y se desembolsa. De la mano con el FMI, opera su organizacin hermana, el BANCO MUNDIAL, que desde Washington, es el responsable de las inversiones a largo plazo.
BANCO MUNDIAL
Establecido en 1944 en la Conferencia de Bretton Woods con la asistencia de 44 naciones, el Banco Mundial es ahora, con mucho, el mayor y mas influyente de los bancos multilaterales de desarrollo. No slo invierte unos $16.000 millones al ao en el Tercer Mundo; as mismo los proyectos que aprueba o financia parcialmente, tienen pocas dificultades a la hora de obtener financiacin suplementaria de los dems bancos de desarrollo, y de las instituciones de ayuda bilateral. El Banco Mundial opera de la mano de su organizacin hermana, el Fondo Monetario Internacional (FMI). All donde el Banco es responsable de inversiones a largo plazo, el papel del FMI es proporcionar la financiacin que sirva de puente a los pases con dificultades a corto plazo en su balanza de pagos. El Banco Mundial est constituido por tres cuerpos principales: el Banco Internacional de Reconstruccin y Desarrollo (BIRD), que rene dinero en los mercados financieros internacionales y presta con ndices comerciales de inters; la Agencia Internacional de Desarrollo (AID), que otorga prstamos con ndices de favor a los pases mas pobres y que obtiene financiacin de las suscripciones de miembros, donaciones y aportes de BIRD; y la Corporacin Financiera Internacional, que presta dinero al sector privado con garantas de los gobiernos. El Banco est controlado por los pases miembros, cuyos votos concuerdan con el volumen de sus respectivas donaciones. Esto significa que, en gran medida, el
Aquelarre
control corresponde a los EEUU, por ser el donante mas importante. El Banco Mundial tiene su sede en Washington y su director es, invariablemente, ciudadano de los EEUU. Las polticas del Banco reflejan la poltica exterior occidental y, en particular, la de los EEUU, con respecto al Tercer Mundo, lo que no debe resultar en absoluto sorprendente pues su objetivo es asegurar el crecimiento ininterrumpido de la economa occidental e industrial. El Banco est firmemente comprometido con el libre comercio y su poltica contribuye a promocionar la venta, al Tercer Mundo, de las mercancas manufac-
turadas en el mundo industrializado. Los pases del Tercer Mundo, por su parte, son estimulados a exportar su produccin agrcola y las materias primas que occidente necesita. Dado que el Banco es una organizacin comercial y requiere que sus prstamos sean pagados, slo presta dinero a aquellos proyectos que tengan visos de resultar rentables. Un departamento especial del Banco, el Departamento de Evaluacin de Operaciones, aconseja acerca de la viabilidad econmica de los proyectos propuestos. Hasta ahora las consideraciones sociales y medioambientales han sido casi enteramente ignoradas, pese a las continuas declaraciones en sentido contrario. En 1984 el Banco confes, en un memorando interno, que como rutina los temas medioambientales no son tomados en cuenta. Tambin ha admitido que no tiene capacidad para llevar a cabo trabajos sectoriales sobre temas medioambientales, como prctica habitual. Por ahora la Oficina de Asuntos Medioambien-tales del Banco tiene solamente cinco funcionarios para evaluar el impacto sobre el medio ambiente de ms de 300 proyectos nuevos cada ao. De los 6.000 empleados del banco, slo hay un profesional especializado en Ecologa. Los proyectos financiados por el Banco que han tenido repercusiones adversas sobre el medio ambiente y los pueblos locales incluyen muchas grandes presas y otros proyectos de desarrollo hidrulico; programas de construccin de caminos, especialmente en reas boscosas; y muchos proyectos ganaderos. En aos recientes tres proyectos del Banco han sido severamente criticados; el proyecto Polonoroeste, en Brasil, el proyecto del Valle Narmada, en la India; y el proyecto de Trasmigracin, en Indonesia. En 1986 las acciones del Banco respecto al medio ambiente fueron duramente criticadas por parte del Sub-
35
erraleuqA
36
comit de Apropiaciones del Senado de los EEUU, presidido por el Senador Kasten, de Wisconsin. Kasten dijo que si se supiera la verdad acerca de los proyectos financiados por el Banco Mundial y otros bancos multilaterales de desarrollo, los ciudadanos saldran a las calles a preguntar por qu se estaba utilizando su dinero en semejante destruccin. El comit presidido por Kasten rehus el apoyo de los EEUU al proyecto Polonoroeste. El Banco recibi otro duro golpe cuando Hugh Foster, su director ejecutivo alterno de los EEUU, vot contra la financiacin de una serie de proyectos hidroelctricos en Brasil, calificndolos de absolutamente insensatos y desastrosos para el medio ambiente. En la actualidad el Banco ha prometido modificar su conducta. Su comit de desarrollo emiti, en abril de 1987, un informe titulado Medio ambiente, Crecimiento y Desarrollo, en que fija las nuevas directrices para sus acciones respecto al medio ambiente. Los proyectos futuros tendrn que cumplir con tres criterios: crecimiento econmico, alivio a la pobreza y proteccin del medio ambiente. En 1987, el Banco lanz una iniciativa para integrar a las mujeres en el desarrollo. Dicha iniciativa se concentra en aumentar la productividad de las mujeres invirtiendo en capital humano e incrementando el acceso de las mujeres a las fuentes productivas y el mercado laboral. Por un lado, podra condenarse al Banco por reconocer finalmente, aunque tarde, el importante papel que desempean las mujeres en todas las economas. Por otra parte, la incorporacin de las mujeres a los mercados internacionales resultar seguramente ms beneficiosa para el Banco y sus clientes que para las propias mujeres. El trabajo para negocios a gran escala y la venta a travs de empresarios suele traducirse en una prdida del control sobre los que se produce, para quin y a qu precio. Resulta claro, no obstante, que el Banco Mundial tiene mucho por hacer antes de que la retrica de proteccin al medio ambiente se convierta en acciones reales. Pese a la devastacin que conllevan, el Banco contina financiando proyectos tan flagrantes con el de Trasmigracin, en Indonesia, y el de Narmada, en la India. Es ms, aunque ha retirado su apoyo a varios proyectos, slo lo ha hecho despus de que las protestas de los ecologistas y los defensores de los pueblos indgenas se hicieran or.
Si los objetivos fijados en las nuevas directrices son compatibles o no, es tema de discusin. En particular resulta difcil ver cmo la finalidad de crecimiento econmico se compatibiliza con la proteccin al medio ambiente.
Aquelarre
destinado a reducir las barreras al comercio, hacer que los pases se abstuvieran de imponer aranceles y cuotas sobre las importaciones, o subsidios sobre las exportaciones y, en general, movilizar las condiciones de libre comercio entre las naciones de todo el mundo.
las vidas de los 800 millones de personas que vivimos en este continente. Sin embargo, los pueblos de Amrica, que luchan por una integracin, nunca tuvieron noticias de su existencia. ALCA es una versin ampliada del Tratado de Libre Comercio de Amrica del Norte (NAFTA) y como tal, transfiere a las transnacionales el poder de dictar a los Estados la estandarizacin de reglas y de polticas macro econmicas. El ALCA significa en la prctica muchas cosas que son pecado: como la depredacin ambiental, al imponer los derechos privados de las empresas multinacionales por encima de las Constituciones Nacionales; como la liberalizacin de los mercados que conduce a la desintegracin de las economas nacionales, las sociedades y las culturas; como el desconocimiento de la soberana de los pueblos y la pretensin de certificar, desde la ptica imperial, la legitimidad de un gobierno.
37
erraleuqA
38
americanas contra su nico medio de vida: el queso roquefort. En Chile, en este momento, hay una enorme lucha del pueblo Mapuche en contra del modelo de monocultivo de pinos. En Ecuador la Resistencia es contra la compaa japonesa Bishimetals, subsidiaria de Mitsubishi, que pretende una explotacin minera que talar los bosques y contaminar el ro. Los amigos de la Tierra de Escocia defienden la justicia ambiental con la consigna No menos que un ambiente decente y no ms que una parte justa de los recursos de la Tierra para todos y cada uno. En Alemania la lucha es contra la energa nuclear, ya que existen 19 plantas nucleares en operacin. En Brasil el movimiento de los Sin Tierra impulsan una reforma agraria y cambios estructurales en la sociedad brasilea. En el Tolima se impulsa el caf orgnico en fincas en donde se persigue el incremento de la biodiversidad cultivada, el rescate de las especies nativas que producen comida, en donde se utilizan productos naturales, se evitan los endeudamientos econmicos, y se ofrece Resistencia para impedir que el acoso econmico obligue al campesino a perder su dignidad, su tierrita y a su familia. Y la nueva modalidad adoptada por muchas comunidades de oponerse a la violencia, con presencia, asambleas permanentes, marchas de antorchas, himnos y cantos, dilogos, tolerancia y comprensin... para impedir mas muertes ciudadanas.
Los miembros de la Red tienen presente, en sus reflexiones diarias, que la produccin es prioritariamente para el consumo de su familia, no para el mercado. Deben hacer esfuerzos por rescatar aquellas tradiciones que enriquecen la solidaridad de la comunidad, como son la minga, la mano prestada, el intercambio de productos, el trueque, el prstamo, intercambiar o prestar semillas, y todas aquellas enseanzas de nuestros abuelos... que por fortuna no dependan del dlar... Creemos firmemente que podemos convertir a la agricultura y ganadera, en formas de resistencia ecolgica, en donde se utilicen los recursos de la finca y no se gaste el dinero ni se adquieran deudas comprando productos qumicos, concentrados, fertilizantes qumicos, etc. La economa de la globalizacin ha cogido tanta fuerza, que algunos la denominan la nueva religin, por cuanto ha logrado lo que antes, ninguna religin haba podido, tener de rodillas, a todos los Estados, las razas, los pueblos... a todos los habitantes de la Tierra. Y todo ello lo ha logrado en unos pocos aos... mejor dicho, en doce aos creci y se consolid tanto, que su capacidad de destruccin est fuera de control. No pretendemos derrotar la globalizacin, pero si podemos mamarle gallo y el mejor camino es la solidaridad en RED, las Resistencias, creer en la gente y rescatar la fe en la comunidad.
Aquelarre
industrial; o resaltando la similitud de la reunin de la OMC en Seattle con la actividad del agente secreto y unas corporaciones multinacionales que pretenden monopolizar los mercados y utilizar el conflicto para generar demanda de sus productos. Los autores del ensayo, irnicamente, sacan un mensaje muy claro y proftico: los Estados son mas capaces de defender a los ciudadanos de la violencia que proviene de los otros Estados que de la violencia y la explotacin ocasionada por corporaciones o grupos al margen de la ley.
de industria del acero, militantes pro-libertad del Tbet, defensores de animales... bloquearon las vas de acceso al Centro de Convenciones para impedir que los ministros de 135 pases se reunieran a consolidar un orden econmico mundial basado en la liberalizacin total del comercio. El objetivo de los representantes de la economa global consista en desconocer y someter a las leyes del mercado los acuerdos multilaterales sobre el medio ambiente, en particular el Convenio de Biodiversidad Biolgica y el Protocolo de Bioseguridad sobre Organismos Gentica-mente Modificados. La OMC intenta erigirse en una entidad mundial que por encima de todo acuerdo y consenso internacional, antepone los intereses econmicos a todo derecho ciudadano: Esto es lo que ha quedado desenmascarado en Seattle. Y as sucesivamente, en donde se renen los amos del mundo, los emperadores de los imperios, llmense G3, G4, G5, G6, G7, G8, o sus obedientes enviados especiales, se dan las protestas pacficas, aunque a veces se salen de las manos,... y la cuenta crece: Seattle... Washington... Davos... Londres... Praga... Niza... Gotemburgo... Gnova teida de sangre... Qatar... Qubec... Ro... Nueva York... Porto Alegre...
...y se repite la historia, por cuanto todas esas custodiadas reuniones, persiguen los mismos objetivos: El gran capital transnacional pretende aprobar acuerdos para sentar las bases de un nuevo orden econmico en el cual el papel de los gobiernos ha de reducirse a crear condiciones mas favorables para mejorar la competitividad de las empresas, es decir... rebajar las exigencias de proteccin laboral, sanitaria y medioambiental, y financiar con fondos pblicos la Investigacin + Desarrollo y la infraestructuras de transporte necesarias para la expansin comercial, y mantener el orden en unas sociedades en las que crecientes tensiones y marginacin social se hacen insoportables. Y el gran objetivo para con las gentes, es que entre menos sepamos el contenido real de los acuerdos, y del significado de la jerga econmica utilizada.... MEJOR... En el ultimo evento de Resistencia, el FORO SOCIAL MUNDIAL, realizado en Porto Alegre Brazil entre el 31 de Enero y 4 de Febrero de este ao, Y bajo la consigna de que OTRO MUNDO ES POSIBLE, se aprob concluir el documento oficial con una frase muy linda, que define la conviccin de los asistentes y recoge el pensamiento de muchos ciudadanos del planeta. LA OMC, EL FMI Y EL BANCO MUNDIAL SE REUNIRAN EN ALGUNA PARTE Y EN ALGUN MOMENTO DADO. ! ALLI ESTAREMOS !
39
erraleuqA
40
BIBLIOGRAFIA DE REFERENCIA
BECK, Ulrich.- 1998.-.- Qu es la Globalizacin?: falacias del globalismo respuestas a la globalizacin. Paids. Barcelona. pp. 224. BERMEJO, Isabel. 2.000.- Despus de seattle: Como se hizo Fracasar a la omc y a sus planes. En: Boletn de la Asociacin Viuda Sana No. 1. Barcelona. p 7-8 DVALOS, Pablo. 2001.- La Globalizacin: gnesis de un discurso. Va Alterna. www.viaalterna.com.co (Tomado del servicio informativo ALAI-amlatina) DRUCKERMAN, Paula.- 2001.- El Tiempo. Tras el rescate del FMI, se intensifica la batalla por reducir costos en Argentina. Pg. Econmica. 1-12 Agosto 24. Bogot. EARNEST, David C. & James N. Rosenau.- 2000.- EL ESPIA QUE AMABA LA GLOBALIZACION. Rev. Cambio. 11 de Septiembre 2000. Bogota. p.76-77 GOLDSMITH, Edward & Hildyard Nicholas.- 1.992.- Informe Tierra: Gua de la A a la Z sobre temas medioambientales. Parthnon. Espaa. pp. 198. MARTIN, Hans Peter & Schumann Harald.- 1.998.- La Trampa de la Globalizacin: el ataque contra la democracia y el bienestar. Taurus. Espaa. pp. 319. PALOMINO Ortiz, Gonzalo.- 2001.- Resistencias ambientales a La globalizacin. Peridico: El Nuevo Dia.- Pg. Ecolgica. Martes 6 de Noviembre. Ibagu - Colombia. PALOMINO Ortiz, Gonzalo.- 2000. Abrir mercados mundiales y Levantar barreras. Peridico: El Nuevo Dia Pg. Ecolgica. Martes 21 de Diciembre. Ibagu - Colombia. PALOMINO Ortiz, Gonzalo.- 2.000.- Otro mundo es posible. Peridico El Nuevo Dia. Pgina Ecolgica.-Martes 5 de Marzo.- Ibagu. Colombia. PANDEY UMESH.- 2001. El Tiempo. Cemex compra en asia. Pgina econmica. Agosto 23. Bogot.
Aquelarre
VIVIRS MI TOLIMA
DE PEDRO J. RAMOS
41
Versin para piano Dedicada a Ruth Marulanda de Csar Augusto Zambrano R.
GUABINA
La partitura de la guabina Vivirs mi Tolima fue revisada nota a nota en su lnea meldica entre el compositor y el maestro Csar Augusto Zambrano, por lo cual se garantiza su absoluta fidelidad.
El Centro Cultural de la Universidad del Tolima ha querido que esta partitura para piano sea un homenaje al Maestro Pedro J. Ramos, en esta serie de publicaciones de compositores colombianos que iniciamos.
erraleuqA
42
Aquelarre
erraleuqA
43
44
Aquelarre
45
LUIS FERNANDO ROZO VELASQUEZ
Profesor Asociado de la Universidad del Tolima
...en las ciencias sociales( Foucault dira disciplinas sociales), suele haber escuelas con presupuestos y orientaciones bastante divergentes que coexisten en permanente pugna. (Mockus,1987,99). La tradicin escrita refiere en occidente a textos de constitucin dismil, de configuraciones divergentes, con lgicas ortodoxas y heterodoxas, pero tambin guiadas por la dinmica que est ms all de la lgica de la identidad que propone al lenguaje la categorizacin en bipolaridades, de la lgica dialctica que hace posible la confluencia de lo idntico y lo distinto o de lgicas de valores de verdad que ya es el campo de las paradojas y de los enunciados de incompletitud. Existen textos cuya configuracin no solo afecta los convencionales textos denominados cientficos (vase cmo la inercia fue un concepto pleno de la idea de fuerzas divinas en Newton), sino el conjunto de textos de la cultura, desde los textos rituales, mticos, del sentido comn, de la literatura no slo especializada sino igualmente de la tradicin oral popular tan rica en la cultura de todos los lugares del planeta. En la Europa mediterrnea conformaran la literatura de cordel y de buhoneros. La tradicin escrita ha configurado entonces textos no solamente racionales sino igualmente textos con otras estrategias discursivas que hacen parte sustancial de la cultura occidental.
Evidentemente la cultura ha pasado por la oralidad, permanece en ella articulada a la escritura pero actualmente y de manera progresiva mltiples maneras de representacin circulan por la sociedad y sus instituciones. La informtica est posibilitando lo que Alexandre Astruc enunciara en 1948 en su clebre articulo La Camra-Stylo refirindose en ese entonces al cine: Despus de haber sido sucesivamente una atraccin de feria, una diversin parecida al teatro de
erraleuqA
Ahora bien, en la cultura humana existe no solo el texto escrito, el texto oral sino tambin el texto simblico, el texto que se construye desde las distintas prcticas sociales y que se generaliza al texto de la Cultura. Hoy da se habla de discurso, de texto para referirlo al tejido social donde se producen y reproducen diferentes sentidos que circulan no solo mediados por la palabra escrita, o por el habla, sino por dismiles lenguajes no agotados por la estructura de lengua. Saussure nos hizo esa gran aportacin aunque sus teoras de la dualidad sgnica se han discutido fuertemente en direccin a crear otras representaciones. Saussure nos proporcion la diferenciacin entre lengua y lenguaje.
46
boulevar, o un medio de conservar las imgenes de la poca, se convierte poco a poco en una lengua. Un lenguaje, es decir, una forma en la cual y mediante la cual un artista puede expresar su pensamiento, por muy abstracto que sea, o traducir sus obsesiones exactamente igual como ocurre actualmente con el ensayo o con la novela.(Astruc, 1948,221) Alexandre Astruc es mucho ms atrevido y a los ojos de los partidarios de la cultura y la tradicin escrita aparecer como un exabrupto Ningn terreno debe quedarle vedado (se refiere al cine). La meditacin ms estricta, una perspectiva sobre la produccin humana, la sicologa, la metafsica, las ideas, las pasiones son las cosas que le incumben exactamente. Ms an, afirmamos que estas ideas y estas visiones del mundo son de tal suerte que en la actualidad slo el cine puede describirlas. Maurice Nadeau deca en un artculo de Combat: Si Descartes viviera hoy escribira una novela. Que me disculpe Nadeau, pero en la actualidad Descartes se encerrara en su habitacin con una cmara de 16 mm y pelcula y escribira el discurso del mtodo sobre la pelcula, pues su Discurso del Mtodo sera de tal ndole que slo el cine podra expresarlo de manera conveniente ( Astruc,1948,221).
la misma manera que el escritor escribe con una estilogrfica (Astruc, 1948, 224). Estas afirmaciones no constituan una simple apreciacin subjetiva sino que miraban hacia atrs en los primitivos del cine desde su invencin, pasando por la etapa del cine mudo, sino igualmente por referencia al sonoro que ya se haba inaugurado desde 1933, y no solo al cine documental que tena ilustres representantes como Robert Flaherty autor norteamericano y Dziga Vertov en la Unin Sovitica. Tambin haca referencia al cine argumental como bien lo haban asumido los directores soviticos caso Eisenstein y Pudovkin, que prcticamente relataban los acontecimientos cruciales de una sociedad en revolucin, pero tambin los autores desde los Estados Unidos como David Griffith que hacan del cine no solo un espectculo sino una manera de construir una representacin expresiva y adecuada de la conformacin de dicho pas como nacin y como cultura. En Norteamrica desde muy temprano las universidades se comenzaron a preocupar de la capacidad del lenguaje del cine para indagar procesos sociales y para construir relatos pertinentes de la cultura de los pueblos no urbanos, no metropolitanos, hasta los intentos por indagar las realidades urbanas de ciudades ya con una dinmica de desarrollo metropolitano. El movimiento documentalista influido por los trabajos del cineasta ingls Jhon Grierson influira tambin en Holywood, sobre todo en la realizacin de pelculas realistas pero argumentales o sea de ficcin, que referan procesos sociales e histricos que dicho pas enfrentaba con su participacin en las dos guerras mundiales. Hoy podemos apreciar cursos ofrecidos por la Universidad de Nueva York cuya temtica se asume desde el cine y su capacidad de conformar representaciones criticas sobre la gran metrpoli. Ninguna era en la historia ha experimentado mas cambios que el siglo xx. Nuevas tecnologas innovadoras han transformado el arte, la economa, la poltica y la cultura. Escritores y cineastas han respondido a estos cambios creando pelculas que proporcionan una critica social o conceptos alternativos del futuro. Ellos han explorado realidades como el proceso del diseo de las ciudades, el poder manipula-
El atrevimiento casi llega a lindar con la audacia de los viajeros que no prevn todos los detalles sino los fundamentales en la aventura del pensamiento:
Aquelarre
Es posible que esta idea del cine expresando el pensamiento no sea nueva. Feyder ya deca: Puedo hacer un film con El espritu de las Leyes mediante la imagen. Pero Feyder pensaba en una ilustracin de El Espritu de las Leyes mediante la imagen, de la misma manera que Eisenstein en una ilustracin del Capital...Nosotros afirmamos, en cambio, que el cine est a punto de encontrar una forma en la que se convertir en un lenguaje tan riguroso que el pensamiento podr escribirse directamente sobre la pelcula... (Astruc, 1948, 222) El cine actual es capaz de describir cualquier tipo de realidad...La puesta en escena ya no es un medio de ilustrar o presentar una escena, sino una autntica escritura. El autor escribe con su cmara de
dor de los mass media, y el impacto de las invenciones en el cambio social y econmico. Fritz Lang intriga a las audiencias con su oscura visin del futuro en su notable pelcula METROPOLIS, que configura una severa critica de las condiciones ambientales y sociales de las industria en las ciudades de los aos 20. En dcadas ms recientes existen filmes que han explorado los problemas urbanos ms corrientes: en BRAZIL el humor y la exageracin fueron utilizados para expresar la prdida de la individualidad en el entorno urbano; en KOYAANISKAQSI, la msica de Philip Glass y las imgenes intensas de la cmara lenta y de la imagen acelerada fueron integradas para describir la escala de los rascacielos, la velocidad del transito masivo y la complejidad de la vida en las ciudades modernas ( Taller de Arte: Conceptos visionarios del cine, 1997,103) El taller ofrecido por la universidad de Nueva York tambin refiere un texto clsico de Eisenstein, el cineasta sovitico sobre la naturaleza del lenguaje del cine: Se propone la lectura del libro de Eisenstein El Sentido del Cine como una introduccin a las teoras visuales desarrolladas en las pelculas propuestas para el taller. Se explora la manera como las tecnicas visuales de la profundidad de campo, la variacin de los ngulos de cmara, la composicin del cuadro proporcionan un rico conjunto de imgenes, y tambin como el montaje rtmico y reiterativo junto con metforas visuales son utilizadas para expresar ideas filosficas complejas. Adems de los ensayos escritos semanales los estudiantes realizan un ensayo visual sobre el entorno urbano en diapositivas o vdeo. (ibid)
La enseanza de este lenguaje se volvi tambin temtica corriente en mltipes universidades europeas y soviticas. Citaremos en particular un caso entre los muchos significativos de una corriente que se ha venido labrando una perspectiva. El Museo del Hombre de Paris, donde bajo la orientacin del etnlogo Jean Rouch y el socilogo Edgar Morin se configur todo un programa de investigaciones sociolgicas y etnogrficas que utilizaban el lenguaje del cine como un medio privilegiado. Catorce aos despus de publicado el articulo de Alexandre Astruc sobre la cmara Stylo Rouch en 1962 estaba exponiendo ante la comunidad acadmica la decidida concepcin del cine como una escritura: As que la cmara ( y desde hace algunos aos el magnetfono) se han convertido para m en unos instrumentos indispensables, tan indispensables como el bloc de notas y la estilogrfica (Rouch,1962,155). Jean Rouch consideraba que el cine etnolgico haba tomado sus fuentes de tres maestros (ancestros totmicos los denominaba incluyendo aqu a los Lumiere ). De Flaherty el principio determinante de confrontar con los sujetos del filme el montaje definitivo, introduciendo el punto de vista de un tercer sujeto para hacer posible la interlocucin que relativice el punto de vista del realizador y del directamente implicado. Es el juego de las tres personas que enuncian, replican y llegan a un punto de acuerdo. Esto lo vemos claramente propuesto en Una Cronica de Verano dirigida por Edgar Morin y Jean Rouch en donde los sujetos entrevistados protagonistas de la pelcula se confrontan en grupo
con el montajes de sus propias imgenes. De Dziga Vertov que vea en la cmara un ojo mucho ms refinado para observar el mundo macrofsico como el microfsico, pero tambin el mundo cotidiano, en particular cuando se lanz a las calles, a las fbricas, a los distintos escenarios de la convulsionada sociedad sovitica en revolucin. El cine ojo abierto al mundo para captar su procacidad pero tambin su poesa. De Jean Vig, que por la misma poca, en Francia, tambin intentaba utilizar la cmara libre para mostrar sin ms los gestos de sus contemporneos, a travs de su cultura..(Rouch, 1962,160) Jean Rouch encuentra continuadores: del lado de la etnografa, bajo el impulso de Marcel Mauss, el cine se aventur por un camino no menos extrao, el de la investigacin total. Mauss recomendaba a sus alumnos que utilizaran la cmara para grabar cuanto ocurra en torno a ellos...(Rouch, 1962, 160). Este principio de la observacin total basado en la toma secuencia recuerda la argumentacin de Andr Bazin cuando criticaba a la teora del montaje como manipuladora de la realidad y le abonaba una vocacin realista a la toma secuencia. Sin embargo y con todas las crticas que se le han hecho a esta alienacin de la realidad que impone una toma de todo lo que ocurra en torno a los investigadores, la idea de Jean Rouch de que el cine constituye todo un lenguaje vlido de investigacin, lo lleva a establecer esa comparacin que anotbamos era un eco de la teora de la Cmara Stylo de Alexandre Astruc:
47
erraleuqA
48
Ya lo he explicado muchas veces, cuando el cineasta registra en la pelcula los gestos o los hechos que le rodean se comporta como un etnlogo que registra en su cuadernillo de apuntes las observaciones; cuando a continuacin los monta es como un etnlogo que redacta su informe; cuando las difunde hace como el etnlogo que entrega su libro para ser publicado y difun-dido...(Rouch 1962, 160). Al parecer en los aos 60 Jean Rouch an sufra por la incredulidad de los acadmicos serios, sistemticos y de ceo fruncido tan comn actualmente en los medios acadmicos de muchas universidades, cuando en aquellos aos todava sealaba: A fuerza de hacer filmes, demostraremos a los escpticos que el cine es un instrumento de investigacin insustituible, no solo por su facultad de reproducir indefinidamente lo que ha sido observado sino -recuperando la vieja tcnica de Flaherty-, por la posibilidad de proyectar el documento extrado ante las personas observadas y estudiar con ellas a partir de las imgenes su comportamiento (Rouch, 1962, 161). A partir de ahora, los etnlogos y socilogos podrn ir a cualquier parte del mundo y recoger unas imgenes jams vistas hasta el momento, unas imgenes en las que se obtendr una mezcla total del sonido y de la imagen, del gesto, del decorado, del lenguaje (ibid). Podramos hacer referencia a muchos otros realizadores y gran numero de universidades que han involucrado esta escritura audiovisual, a su trabajo acadmico, institucional e inves-tigativo.
Este es otro documento que se preparo para la conferencia sobre investigacin socio-cultural y vdeo. Nos interesa por ahora insistir que existen otras formas narrativas, en particular la ficcin como una particular escritura que est asumindose como un adecuado modo de construccin de representaciones que interactuan con los sentidos sociales ya conformados por los sujetos sociales y sus practicas. Porque ya desde los documentales de Flaherty encontramos secuencias enteras que se enmarcan en este parmetro de la ficcin que tiene su correlato en la puesta en escena: en varios documentales la reconstruccin de acontecimientos y procesos se realizaron con puesta en escena actuadas por los directos protagonistas de los sucesos. Es el caso de la clebre secuencia de la construccin del igl en medio de la tormenta que precipitadamente construye Nanok con su familia para no perecer de fro enterrados por la nieve. Efectivamente no haba tormenta. Podemos considerar a Oliver Stone como uno de los seguidores de este antecedente. Sus pelculas constituyen un fresco radical de la realidad social y poltica de los Estados Unidos. Vanse sus pelculas Platoon, J.F.K., Nixon, o la que recientemente acaba de producir para milos forman sobre la vida del editor de la revista pornogrfica The Hustler. La investigacin sobre la sociedad, sobre su cultura puede tomar la forma del cine denominado de ficcin o argumental que nutrindose de informaciones, de archivos, testimonios, documentos flmicos, fotografas y registros sonoros configure una narrativa
con un tratamiento dramtico y sea propuesta como una puesta en escena. Y el montaje como lo plantea Jean Rouch desde el ao 1962 -podemos tambin remitirnos a Eisenstein - puede ser una autntica escritura audiovisual. En ltimas podemos prescindir de esa sobredeterminacin de la Lengua y hablar simplemente de montaje. Es necesario puntualizar sin embargo, que las grandes producciones como las que asumen Oliver Stone en sus filmes de indagacin social y poltica no son precisamente el modelo ms al alcance de las instituciones que manejan exiguos recursos y carecen de la experiencia de la industria en la que se inscribe el trabajo de este tipo de realizadores. En la Universidad tenemos que pensar en un trabajo ms minucioso, con un ritmo ms sosegado de produccin, donde pueda disponerse de los equipos de manera permanente y donde sean posibles las reediciones sin que se tenga que pensar en los altos alquileres extras de los equipos requeridos para el efecto. En Latinoamrica el cine desde muy temprano ha registrado el acontecer social y cultural de las diferentes regiones. Incluso ha servido de difusor y transformador de patrones culturales entre una regin y otra. El cine mejicano influy en las reas rurales y muchos pueblos de Colombia. El vdeo hoy en da ha configurado una masa critica de imgenes que nos hacen reconocer como sociedad y cultura como una forma de continuar lo que se estrangula en el terreno del cine. En Colombia tanto la historia del cine argumental como documental dan testimonio cierto de la ca-
Aquelarre
pacidad que tenemos de expresarnos y configurar una realidad de imgenes que nos pertenecen. Y esto a pesar de la gran carga inhibitoria que ha existido y pesa actualmente sobre la produccin nacional. Sobre el cine y el audiovisual ha pesado en el contexto cultural nacional una representacin inadecuada que obstaculiza cualquier aproximacin: hemos entendido el cine y el vdeo como simple divertimento. El cine es fundamentalmente el que vemos en los fines de jornada o de semana. El vdeo es el registro casero sobre nuestras celebraciones cotidianas, festividades caseras o eventos institucionales. O como apoyo didctico. Adems se cree que se pueden tomar las vistas con cmaras de mano para emisin en los canales nacionales, regionales y tevecables locales importando poco la calidad de las mismas. O como apoyo didctico. No hemos relacionado el cine y el vdeo tambin con la indagacin y construccin de representaciones adecuadas sobre la realidad que nos corresponde vivir como ciudad, como regin. En Colombia existi un movimiento documentalista que se comprometi con la crtica y la denuncia de graves problemas sociales surgidos de la marginacin y la violencia liberal conservadora que asolo los sectores campesinos en los aos 50. Vale mencionar a los realizadores Martha Rodrguez y Jorge Silva, seguidores del estilo documental propuesto por Jean Rouch -Martha haba sido su alumna en el Museo del Hombre en Pars-, abordaron aspectos problemticos de la realidad colombiana en los trabajos como Chircales, Planas Testimonio de un Etnocidio, Campesinos, Nuestra Voz de Tierra, Memoria y Futuro. Tambin es inevitable referir a Francisco Norden con camilo un cura guerrillero (1974), a Diego Len Giraldo con Camilo Torres (1967); Chichigua (1963) de Pepe Snchez; El 9 de Abril(1968) de Fernando Vallejo; Carlos Alvarez con Los Hijos del Subdesarrollo; Alfredo Snchez con El Oro es Triste. Pero el cine argumental tambin proporcion referencias muy explcitas de lo que nos estaba aconteciendo histricamente en una contnua cadena de violencias y miserias. Tres Cuentos Colombianos (1964) de Julio Luzardo y Alberto Meja; Raices de Piedra (1962) de Jos Mara Arzuaga; El Rio de Las Tumbas (1963) tambin de Julio Luzardo; Pasado Meridiano (1967) de Jos Mara Arzuaga.
En Colombia tanto la historia del cine argumental como documental dan testimonio cierto de la capacidad que tenemos de expresarnos y configurar una realidad de imgenes que nos pertenecen.
Con el desarrollo de la tecnologa Audiovisual y sobre la base del lenguaje desarrollado por el cine, el vdeo y la televisin vinieron a ocupar en gran parte la funcin investigativa que el cine antropolgico y etnogrfico haban desarrollado en la primera mitad del presente siglo. Los altos costos de la realizacin cinematogrfica y el desarrollo de la televisin volcaron a una buena cantidad de realizadores al formato del vdeo que instrument los productos audiovisuales que no se podan asumir con el cine. Significa esto que actualmente existen una cantidad considerable de productos audiovi-suales que han sido realizados en vdeo y han sido emitidos o no por la televisin, y si se trata de hablar de patrimonio audiovisual sera necesario tener en cuenta. Vale mencionar la produccin documental y argumental realizada en vdeo para los canales pblicos, comerciales y las instituciones ms diversas. Yurupar dirigida por Gloria Triana para Audiovisuales y Colcultura; los programas de Aluna y El Corazn de Las Ciudades de Colcultura; los trabajos de la Universidad del Valle sobre todo su programa de Rastros y Rostros. La universidad de Antioquia ha asumido gran parte de la programacin del Canal Regional, igualmente la Universidad del Norte con TV Caribe; la Universidad de Caldas con Telecaf; la Universidad Javeriana, la Tadeo Lozano y la Universidad Nacional de Colombia con Seal Colombia. El vdeo no ha resultado ser tan barato si se lo asume en condiciones profesionales, pero an constituye un medio que ha recibido la herencia del lenguaje desarrollado por el cine, adicionando actualmente una multiplicidad de posibilidades de manipulacin de la imagen que hoy da se ha potenciado con la involucracin del computador y la grabacin y edicin no lineal o sea digital, hasta el punto de poder decir que cualquier pesadilla puede ser llevada al trmino de la imagen y el sonido. En verdad no se pretende con las pginas anteriores informar sobre la problemtica del cine y el vdeo en la investigacin social y cultural. Nuestra referencia va dirigida a contrastar fundamentalmente la afirmacin por un lado que la Universidad ha definido una va comunicativa por excelencia: la comunicacin escrita. No estamos contra ella. Pero es necesario
49
erraleuqA
50
considerar que han surgido desde hace tiempo otras escrituras que hoy es necesario considerar. Y la escritura audiovisual entre ellas se presenta como un campo ineludible desde ya y sobre todo en el futuro. No es raro encontrar socilogos y semiologos afirmando que la especie humana est entrando en el universo del lenguaje audiovisual como un desarrollo que se vena gestando desde la oralidad, pasando por la escritura. Y se escuchan voces desde muchas latitudes del planeta y desde las universidades pidiendo que se inicie una tarea generalizada de alfabetizacin audiovisual, no solo para ensear a las nuevas generaciones la lectura de los textos audiovisuales, sino la posibilidad de su construccin ( Roberto Aparici, coordinador, La Revolucion de los Medios Audiovisuales, Educacion y Nuevas Tecnologias, Ediciones de la Torre, Madrid). Pero claro est no solo hace referencia a los textos audio-visuales solamente. Tambin hace referencias a Textos como los que cit en la primera secuencia donde su construccin no est configurada por la visin haber-masiana de la razn comuni-cativa. Tampoco estamos diciendo que no tiene pertinencia la Razn. Pero si se quiere sealar que existen otras maneras de construir los textos, los enunciados, las redes de sentido, en definitivas la Cultura que en verdad en lo fundamental y propio de la Universidad. Con Guil-bert Durand queremos llamar la atencin sobre lo que la Razn ha considerado por tanto tiempo el patio trasero de la casa. Se trata de lo imaginario. Durand propone una perspectiva ambiciosa que va ms all de la consideracin de lo imaginario como una zona o un topos de la mente humana:
a c t u a l , mistificando la eficiencia y el desarrollo tecnolgico. Al imaginario se lo ha tratado como el patio trasero de la casa: En nuestra civilizacin tecnocrtica y analtica, el valor de cambio enmascara y mistifica con demasiada frecuencia el valor de uso (Durand, 1981,342). Esta pretensin ya haba sido relativizada por Levi-Strauss en su libro El Pensamiento Salvaje, al considerar que la misma lgica est actuando en el pensamiento mtico y en el pensamiento cientfico. Pero para Durand, la postura estructuralista no es sino una manera de escamotear lo mtico en beneficio de la lgica y la matemtica cualitativa (Durand, 1971, 341). Durand ser an ms estricto y afirmar que esta interpretacin o traduccin del Mito a una lgica matemtica es empobrecerlo. Es limitar el semantismo del mito en beneficio de su semiologismo. La diferencia que Durand establece entre semantismo y semiolo-gismo se basa en la predomi-nancia que le da la semiologa al signo y en particular a su aspecto formal afincado en el significante en detrimento del significado: el mito no se traduce, ni siquiera en Lgica, todo intento para traducir el mito -como todo intento por pasar de lo semntico a lo semiolgico-, es un intento de empobrecimiento (Durand,1981,341). Al mostrar la imposibilidad de un pensamiento sin imgenes, Durand remite lo imaginario como un punto de partida para enfrentar cualquier proceso que refiera a la cultura. Esta por su parte se abre as a los diversos procesos de simbolizacin por los que el Homo Sapiens transita en la His-
Aquelarre
toria. Desde los grandes acontecimientos, a los eventos ms cotidianos. En la cotidianidad afectada por las religiones, la mitologa, articuladas a las grandes constelaciones de significados culturales relacionados. Las tradiciones literarias, las narrativas populares, los circuitos de comunicacin de los grandes mitos de la industria cultural, los medios masivos, el cine, siguen dando noticia de la la dinmica de lo imaginario. Pero tambin los conceptos, las categorias no pueden desprenderse de lo imaginario: ...la funcin fantstica...constituye ese <<mundo pleno del que ningn significado est excluido>>,...entonces nada impide verla participar en toda actividad squica tanto terica como prctica (Durand, 1981,377) Esta funcin fantstica...est en la raz de todos los procesos de la conciencia y se revela como la marca originaria del espritu (Durand,1981, 378) Estas consideraciones las traemos al debate porque en la visin
de la razn discursiva y la tradicin escrita como nico referente de la universidad se est limitando de entrada configuraciones de pensamiento que han sido y son actualmente el centro de una labor, y de un debate que an no se ha cerrado. Es un tanto la impresin que se saca de un texto de Derrida como El Principio de Razon y La Idea de Universidad en el que se pregunta por los fundamentos del mismo principio de Razn como fundamento de la Universidad Moderna. Sin pensar que Derrida est dando un mentis a la razn si seala en su articulo como existen otras maneras del pensamiento que no coinciden con este modo de la razn demostrativa o discursiva, an se trate de hacer tan elstico la nocin de razn que ya no quiera parecerse a s misma: El pensamiento requiere tanto el principio de razn como el ms all del principio de razn, la arch como la an-arqua (Derrida,1994,206) Pero al comprometer la idea de razn tambin se compromete el problema de la verdad como razn de ser de la universidad. En
verdad aqu se utiliza la nocin positivista de verdad. La verdad como verdad que esta en la realidad y se trata de traducir en un lenguaje formal. Adems la posibilidad de una verdad a secas conduce a una verdad instalada en su seguridad y acabamiento. Seria mejor pensar que estamos en una institucin donde se supone se trabajan configuraciones discursivas con estrategias y modalidades de construccin de sentidos que no solo ponen en juego construcciones demostrativas sino tambin expresivas, y que tanto las unas como las otras conforman representaciones que son fruto de un dialogo transformador con otras constelaciones discursivas que existen como tradicin y saberes decantados. Un conocimiento puede ser un tejido de errores como nos lo propuso Bachelard, y tambin podemos aprender del error. Bachelard tambin nos hablaba de lo profundamente instructivo que es el error. Pero tambin como Wittgenstein se dio cuenta que en el sentido potico y en el sentido no construido more geomtrico se construan pensamientos como saberes instructivos y vlidos.
51
erraleuqA
52
BIBLIOGRAFA DE REFERNCIA
ASTRUC, Alexandre, Nacimiento de una Nueva Vanguardia: La Camra Stylo, en Textos y Manifiestos del cine, Joaquin Romaguera I Rami, Homero Alsina Thevenet, Ctedra Imagen Madrid, 1989. DURAND, Gilbert, Las Estructuras Antropologicas de lo Imaginario, Taurus, Madrid, 1981. DERRIDA, Jacques, Las Pupilas de La Universidad. El Principio de Razon y La Idea de Universidad, Norma, 1994, Bogot. MOCKUS, Antanas, La Mision de La Universidad, Conferencia Universidad Nacional de Colombia, 9 Sep. 1987, Bogot. NEW YORK UNIVERSITY BULLETIN, Taller de Arte: Conceptos Visionarios del Cine, Vol. XCVII N 2 March 10, New York, 1997. ROUCH, Jean, El Cine del Futuro, en Textos y Manifiestos del cine, CtedraImagen, Madrid, 1989.
Aquelarre
53
mercado de consumo, buscando con ello, una gran aceptacin, difusin y compra por parte del pblico. Sin embargo, termina siendo asimilado en forma individual por la persona que en su intimidad la lee y observa. Es una rareza o situacin anmala encontrar a dos personas leyendo un cmic al alimn, tal vez, tal hecho
erraleuqA
54
ocurra en la niez o en la adolescencia, pero es casi, por no decir imposible, la presencia del fenmeno en la vida adulta. Se recalca o advierte, que el cmic que conocemos, es ante todo una mercanca, un producto de consumo, el cual se encuentra inscrito en un sistema cultural de masas y en una sociedad determinada capitalista, por tanto, existen factores y elementos que condicionan y constrien al individuo, incluso, donde se supone que se le concede el don o el derecho a la privacidad y a la autonoma, es decir, el tiempo del ocio y descanso ( hogar, cuarto, cama). Por eso, el mensaje de muchas historietas clsicas norteamericanas y de otras nacionalidades, es directo y claro, en cuanto recomienda un trabajo duro y enajenador, unas consignas ticas y morales, unos valores ejemplarizantes, que pueden ser asimilados y asumidos como la denominada. The american way of life. Respecto de este modo de vida, se observa que la propuesta de la felicidad y existencia plena, se equiparan con la propiedad privada, la ganancia, el lucro, la democracia liberal, la libertad del mercado, la venta de la fuerza de trabajo, el capitalismo, y de forma mas reciente, con la globalizacin, los bloques econmicos, el neoliberalismo y el fin de las ideologas.
Ms all de los elementos mercantilistas, las historietas muestran una caracterstica que poco se menciona, pero se encuentra presente en la mayora de ellas: el sentido ertico o sensual de las figuras humanas, las cuales se representan con mayor o menor grado de intencionalidad (ertica), incluso en aquellas dirigidas al pblico infantil, o donde, la temtica no esta relacionada directamente con lo ertico-sexual. Claro ejemplo de lo anterior, lo constituye el manejo sensual de las imgenes y situaciones del denominado Manga Japons, sean estas figuras de nios, adultos o ancianos. En nuestra sociedad, los individuos sin importar su edad, tienen muchas preguntas y pocas respuestas frente a su sexualidad, dada la influencia y condicionamiento, tanto de la cultura Judea-cristiana en que nos encontramos, como del sistema poltico-econmico al que pertenecemos. As los comportamientos sexuales son controlados desde mbitos singulares: el religioso, educativo, social, ideolgico, entre otros, sin que de hecho, estos le sean intrnsecamente propios.
Aquelarre
Adems, se puede observar que la manipulacin y condicionamiento, trata por todos los medios de introducir un mensaje en lo ms profundo de la mente y conciencia del individuo, donde se crean un sin-nmero de apetencias, deseos y anhelos de nuevas mercancas y productos, los cuales en la mayora de casos son superfluos, banales y ftiles. Estos nuevos requerimientos son asimilados mediante estereotipos, clichs, slogan, campaas publicitarias, donde el pensar libre se convierte en opinin controlada, ajena e impersonal y la no-satisfaccin de estas falsas necesidades se convierte en desgracia e infelicidad.
...El individuo no debe ser dejado solo. Porque dueo de s mismo,y ayudado por un libre, inteligente conocimiento de las potencialidades de la liberacin de la realidad de la represin, la energa libidinal generada por el id presionara contra sus an ms ultrajantes limitaciones y luchara por abarcar un campo todava ms amplio de relaciones existenciales, haciendo explotar, por tanto, el ego de la realidad y sus actuaciones represivas... (1) En este orden de ideas, no es descabellado sostener que gran cantidad de jvenes, por no decir nios, tienen un acercamiento desprevenido al cmic, para luego encontrarse con lo ertico. Muchos de ellos tienen estremecimientos y escarceos sexuales, observando el inocente cmic norteamericano, el Manga japons, o las series televisivas de los mencionados estilos. Nadie puede negar que ciertos personajes tienen claras connotaciones al respecto: la Mujer Maravilla, Gatbela, el Capitn Amrica, Estrella
del Norte, Sailor Moon, Ramma , entre muchos otros. Adems de los gneros del cmic, que recorren lo ertico hasta lo pornogrfico: la serie de Maestros del Erotismo, Selem, el cmic europeo en general, el underground, el Hentai japons y los folletines mexicanos. ...En Japn existen publicaciones de cmics con contenido prohibido para menores. Uno es el Hentai (de corte pornogrfico) y el otro, el Yaoyi (que es solo para gays), pero cuando llegan a Colombia, por ejemplo, estn al alcance de cualquiera... (2) Este tratamiento de la historieta, puede provocar una especie de rechazo, por parte de muchas personas, en tanto, conlleva un peligro. Y es en extremo peligroso, como lo atestiguan las campaas recurrentes y reiterativas en los establecimientos educativos, desde los plpitos de las iglesias, las publicaciones cristianas, va Internet o de otra ndole, en donde se prohbe, quema, y anatematiza este tipo de lectura. As, los jvenes en actos y rituales de contricin y arrepentimiento arrojan al fuego purificador los cmics, muecos, figuras y otros objetos, en una recreacin semejante a los arrebatos de f, a las cruzadas de la Edad Media, en donde se escuchan voces lejanas que nos recuerdan con sus gritos y exclamaciones, momentos aciagos e infames de la historia humana. Todo, con el pretexto de perseguir conductas dainas y antisociales de y para los nios (satanismo, drogadiccin, amoralidad, libertinaje, promiscuidad). El yo adulto, escogiendo lo que se debe leer u observar, lo hago por tu propio bien. ...El sacerdote Juan Ramn Bautista dijo que iba a exorcizar el
mal. Pokemn, el dibujo japons, ira indefectiblemente a la hoguera, comenzara as su lucha contra esa satnica creacin. Pero el mueco jams fue abrasado por las llamas. Ocurri algo inesperado: el clrigo pidi perdn de rodillas por no haber calculado las consecuencias de este acto simblico. Sus feligreses, ese domingo, en la iglesia del Espritu Santo, en Hidalgo (Mxico), nunca entendieron que pas... (3) ...Dragon Ball no ha enfrentado la hoguera. Pero esta creacin, tambin japonesa, origin una descomunal descarga de criticas. Algunas comunidades cristianas empezaron a difundir, va Internet, contenidos en los que se la tildaba de sat-nica...(4) Como ya mencionamos con anterioridad, algunas historietas cumplen funciones represivas, destinadas en principio a reproducir el sistema social al que pertenecen. Sin embargo, tal manejo puede producir efectos contradictorios y antagnicos, que se traducen, por un lado, en la afirmacin del mensaje o misin, o por el otro, en la subversin del mismo. Esta ltima, es originada por la cualidad esttica de los objetos, y ms, si se trata de la figura humana, de la belleza de los cuerpos. ...El arte reta al principio de la razn prevaleciente: al representar el orden de la sensualidad evoca una lgica convertida en tab la lgica de la gratificacin contra la de la represin. Detrs de la forma esttica sublimada se revela el contenido insublimado; muestra el principio del arte con el principio del placer... (5) El cmic como expresin artstica no escapa a este dominio, en donde los contenidos son presen-
tados a travs de una dimensin esttica, la cual supone un manejo simblico del campo de la libertad. Aunque la utilizacin de dicho simbolismo no excluye la posibilidad de un trato claro y directo del mensaje libertario, como en el caso del cmic europeo o el denominado underground. ...Y la representacin del arte, la puesta en escena, tambin sigue el camino de buscar lo que oculta lo reprimido. El arte, el sentido extrao del arte, busca decir lo indecible, representa lo imposible. Y all sobreviene de nuevo la violencia como coartada de la creacin...(6) Las imgenes de las cosas y del hombre son sensuales; slo pueden ser aprehendidas mediante la actividad sensorial, en un acto que de manera esencial es intuitivo, ms all de la nocin, concepto o idea. Dicha sensualidad esta determinada por la forma pura en que se es afectado por objetos dados, en donde la materia, formas, objetivos o propsitos, tanto externos como internos, son relegados a un segundo plano. Esta representacin y aprehensin de los objetos, se logra por medio de los sentidos, que al unirse al juego de la imaginacin, dan como resultado el placer, la subjetividad, la intensidad, de observar la imagen esttica. En lo que respecta al individuo aislado, que puede ser catalogado como un hombre perdido y slo; se sostiene que l, en la intimidad y privacidad se reconoce como tal. Por y a travs de muchas cosas se asimila en parte como ser humano. El cmic ayuda a este reconocimiento, en cuanto puede reflejar su existencia, su realidad, sus actitudes y comportamientos, o tal vez, recree sus angustias, tristezas, sus
55
erraleuqA
56
sueos y fantasas. No es extrao, que algn nio, joven e incluso adulto, se identifique o copie la conducta de su hroe o hroes preferidos, no obstante, el peligro que esto encierra para la formacin de los individuos. El cmic y sobre todo el ertico, puede proponer un choque, una ruptura con el complicado y sutil sistema de prohibiciones, reglas y estmulos, que cobijan dentro de s, una amplia gama de aspectos de la naturaleza humana: desde los bsicos y antiguos tabes; los diferentes complejos y mitos; las enfermedades mentales, las desviaciones y aberraciones; los diversos comportamientos sexuales, hasta los temas cotidianos, comunes y corrientes.
Por estos motivos, los protagonistas del cmic ertico, usualmente entablan luchas, combates de por s tremendos y desgarradores, donde se mezclan elementos antagnicos, y su vez, complementarios de la vida del hombre: el instinto y la razn, los derechos y deberes, el bien y el mal, el placer y el trabajo, lo divertido y lo trgico, el odio y el amor, la vida y la muerte; en donde la separacin tajante de los valores no existe, y ms bien, el punto intermedio es lo dominante. El campo de batalla de esta lucha, es lo ertico, teniendo como escenario dispuesto y propenso al cuerpo. En el encuentro con el otro o con uno mismo, todas las posibilidades estn dadas, tanto de la vida como de la muerte.
...Lo que amo de Valentina son sus pequeos senos erectos, apresados en extraos aparatos de sdica tortura; o tal vez lo que me atrae de Valentina es su cabello corto, negro, que enmarca un rostro perfecto de italiana; o sus ojos oscurecidos por el deseo. O su boca de labios carnosos, pequea puerta hacia el placer. Preludio de otros labios y otro goce...
Muchos hroes y heronas de los cmics, asumen esta dimensin ertica, que de alguna manera se vincula con la muerte, en una especie de amor eterno reproducido en el miedo, un sentimiento que obliga a morir para ser posible. As los personajes enfrentan la vida, traspasando las barreras convencionales que separan el bien y el mal, para hacerse amos y seores del mismo terreno. A modo de ejemplo, citamos a Felipe Ossa, conocedor y estudioso del Cmic, quien refirindose a Valentina Roselli personaje creado por el genial dibujante Guido Crepax en 1965, nos seala lo siguiente: ...Lo que amo de Valentina son sus pequeos senos erectos, apresados en extraos aparatos de sdica tortura; o tal vez lo que me atrae de Valentina es su cabello corto, negro, que enmarca un rostro perfecto de italiana; o sus ojos oscurecidos por el deseo. O su boca de labios carnosos, pequea puerta hacia el placer. Preludio de otros labios y otro goce... (8)
Tales imgenes y situaciones escnicas, que provocan dichas palabras, son el reflejo de un cuerpo deseado, una mujer tan cercana como inasible, un amor que propone vivir en la violencia de la trasgresin y la muerte.
Aquelarre
La historieta vista desde esta perspectiva, en palabras de Hernando Salcedo Fidalgo, emplea un lenguaje terrorfico, demonaco, mrbido, desequilibrado y fantstico, el que en cierta forma se opone a una propuesta normal del amor y la sexualidad. O quizs, dicho manejo contenga en s mismo la turbacin, el espanto y la locura, ante la cercana y cmplice afinidad del erotismo y la muerte. esa forma de rechazo y fascinacin que representa la escena de terror que quiere ser vista y no vista al mismo tiempo (7). Es aquel que abre sus ojos y por entre la rendija de sus dedos, deja escapar su mirada, ante la escena que le produce terror o asco.
NOTAS
1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. MARCUSE, Herbert. Eros y civilizacin. Bogot: Planeta-Agostini, 1985. p.56-57. TV MUECOS MALDITOS? En: El Tiempo, Bogot, (16, Dic. 2001), p. 2-10. Ibdem, p. 2-10. Ibdem, p. 2-10. MARCUSE, Herbert. Op. Cit, p.174. SILVA, Armando. Larga es la dimensin dolorosa del erotismo. En: El Espectador, Magazn Dominical, No. 182, Bogot, (21, Sep. 1986), p.9. SALCEDO FIDALGO, Hernando. La muerte como ideal ertico del cuerpo. En: El Espectador, Magazn Dominical, No. 535, Bogot, (35, Jul. 1993), p. 9. OSSA, Felipe. Los hroes de papel. Bogot: Ediciones Altamira, 1996. p.97.
57
erraleuqA
58
Aquelarre
59
ciudad enviaba cartas angustiosas a sus amigos para que lo rescataran de la miseria. El aventurero que haba sido, miraba ahora con preocupacin cmo se iba agotando el tiempo de su vida y cmo no haba logrado atesorar un pequeo capital para ofrecerle un futuro bienestar a sus hijos y a su seora.
erraleuqA
60
Isaacs deja a su familia en Ibagu y marcha como jefe de una comisin investigadora hacia el norte del pas, esta experiencia Ie permite dar rienda suelta a su espritu de buscador de minas, pero tambin Ie posibilita adelantar estudios antropol-gicos empricos en las tribus que visita. De su paso por la Guajira dejar libros curiosos como Estudios sobre las tribus indgenas del Estado del Magdalenay adems dar cuenta oficial de la existencia de las minas del Cerrejn en un texto que titul Hulleras de la Republica de Colombia en la Costa Atlnti-caescrito en Ibagu en 1890, las mismas que sern explotadas cien aos ms tarde. De su experiencia en Antioquia deja el libro Revolucin Radical en Antioquia Ibagu es un refugio para este luchador que es el prototipo del intelectual del siglo XIX en nuestro pas. Llega invitado por Emiro Kastos ( Juan de Dios Restrepo), un paisa que se hallaba instalado en la ciudad desde hacia varios aos y que era considerado uno de los escritores colombianos ms radicales, ya que con su pluma y su singular irona, se haba convertido en un temible cronista que, con elegancia y buena prosa, defenda la libertad de enseanza, de imprenta y de comercio, como un verdadero panfletario que incendiaba con su palabra de liberal, los entusiasmos de algunos grupos sociales. Emiro Kastos fue el benefactor de Isaacs, Ie dio para que viviera la finca de La Meseta, sitio que hoy se encuentra prcticamente en ruinas, y en cuyos cuartos y corredores pas largos das de meditacin este hombre que tena un corazn tan inmenso, que haba sido capaz de hacer llorar a Latinoamrica con su historia de idilios frustrados, pero que tam-
bin describa las luchas intestinas que siempre hemos librado los colombianos, como el mejor ejemplo de la estulticia humana. El combatiente de la palabra y antecesor de Vargas Vila, Emiro Kastos, sera el verdadero amigo de Isaacs durante los ltimos aos de su vida. Pasaban largas veladas a la orilla del Combeima dialogando sobre autores y poemas favoritos, sobre la situacin del pas y sus proyectos abortados por las condiciones polticas en que haba cado su patria. Rafael Nuez haba sido el blanco de sus mordaces crticas y morira unos meses antes que su gran adversario, quien en noviembre de 1894 abandonara la vida terrena sembrando el dolor y la angustia en su protegido. Hoy nos parece curioso que los poetas y novelistas del siglo XIX tuvieran esa extraa mezcla de luchadores polticos, militares y practicantes de mltiples oficios para sobrevivir. Tal vez una de las ideas que obsesionaban a Isaacs en Ibagu fue la posibilidad de poder explotar oro, se dedic a buscar minas y a denunciarlas ante las autoridades. Le fueron otorgadas autorizaciones para explotar por lo menos nueve filones, pero la suerte no estaba de su lado, la mayora de estas vetas estaban llenas de impurezas y sus esfuerzos para hacerlas productivas, solo lograron consumirlo ms en la miseria en que viva. Un hombre derrotado poltica y militarmente, un minero fracasado y un padre de familia desesperado por dejarle una herencia decorosa a sus hijos, tal era el panorama del autor de Mara en sus ltimos aos de vida. Ya no volvi a sus andanzas por el pas, escasamente viajaba a Bogot a
compartir algunas tertulias con Jos Asuncin Silva, y regresaba a este lugarejo, como alguna vez bautiz a Ibagu. Su arraigo a la ciudad era nulo, el poblado era una ambigedad en sus sentimientos, por una parte era el albergue donde haba encontrado una relativa paz, pero por otro se converta en el sitio donde comenzaba a enterrar sus ltimas aspiraciones. La familia de Jorge Isaacs tena un pequeo negocio en la plaza principal, sin embargo no era suficiente para vivir holgadamente. Las inversiones en las minas slo le haban dejado prdidas y los derechos de autor de ms de catorce ediciones de Mara, que se haban realizado en Mxico, no llegaban. El paludismo poco a poco iba minando su salud y el desespero por poder terminar sus nuevos escritos tambin lo acosaban. Aqu en Ibagu inici los borradores de Camilo o Alma Negra, una novela de la que slo dej seis captulos, y Fania, la obra que, segn sus propias palabras, sera ms importante que Mara. Objetivamente la estada de Isaacs en Ibagu no le report muchos beneficios para la realizacin de su obra, pues ya la haba escrito en su juventud. Aqu slo encuentra un paisaje agreste al que le canta con la amargura y el desespero del perdedor. Sus ltimos escritos reflejan precisamente eso, la despedida de un hombre que so y luch por lo que consider sus ideales y a quien sus contemporneos negaron la estabilidad y la tranquilidad que necesitaba para poder escribir obras maduras. El testamento de Isaacs es la mejor prueba de sus pocos afectos por la tierra de Ibagu, la peticin de que sus despojos morta-
Aquelarre
les reposaran definitivamente en Medelln, se cumpli sagradamente, pero a pesar de todo la ciudad de prodig un postrero homenaje, lo enterr con gran despliegue y cinco aos despus las autoridades cumplieron con su ltima voluntad, los restos fueron enviados all.
con la que siempre se enfrent al mundo. Cuentan los bigrafos de Vargas Vila que este se enamor perdidamente de una dama de la sociedad ibaguerea y que la asediaba con sus escritos e insinuaciones. Dicha dama no le prestaba atencin y antes por el contrario, una vez en una gran velada, tuvo la oportunidad de hacerle un desaire, pues entre los alumnos y conocidos Vargas Vila era llamado el zancudopor su cuerpo menudo y la forma de su rostro. A sabiendas de esto la dama ibaguerea se dedic a espantar supuestos moscos y zancudos tan pronto lo vio en el saln. Presa de gran ira, Vargas Vila sali precipitado de la fiesta y esa misma noche tram su venganza. Dos das despus en el pequeo poblado circulaba profusamente un escrito dirigido a la dama que haba agraviado a Vargas Vila. El texto de dicha estrofa deca lo siguiente: Cuadrada como un sargento Mirada ardiente y bellaca De sonrisa afrodisaca Y, por raza, sin talento, En su brusco movimiento, En su manera de actriz Manifiesta la infeliz, Que Ie gusta el casamiento, Pero tiene impedimento, Pues le huele la nariz Por supuesto familiares y amigos juraron vengarse de ese intruso que se atreva a dejar en ridculo a su doncella y Vargas Vila debi partir precipitadamente del poblado y se inici as el rosario de problemas que tendra en todas partes donde iba a trabajar, pues siempre sala con sus fletos atacando la honray la moral de las personas que compartan el mismo lugar. Una de las polmicas
ms arduas la libr contra el presbtero Tomas Escobar, rector de un colegio de Bogot, a quien Vargas Vila acus por escrito de ser homosexual y acosador de los estudiantes.
61
erraleuqA
62
daggicas, choca con los intereses de quienes estn en la docencia y cuentan con padrinos en las altas esferas que los respaldan. Por eso Ie recomiendan limitarse a rendir sus informes sin mas comentarios. El contacto con la naturaleza en los alrededores de Ibagu sensibilizan las capacidades descriptivas del poeta y narrador, el contacto con la flora y fauna de la regin, impregnan sus sentidos y va almacenando ideas para sus composiciones futuras. Aqu mismo en Ibagu escribe una serie de poemas que harn parte de su famoso libro Tierra de promisiny en ellas se puede detectar fcilmente la influencia del entorno. La vida afectiva de Rivera se resquebraja con la muerte de su hermana Ins ocurrida en la ciudad de Bogota, mientras el laboraba en Ibagu. Esto afligi bastante al poeta y su situacin emocional comenz a entrar en choque y la mente de este joven, deseoso de escalar grandes posiciones, comenz a sentirse constreida y a preparar la posible marcha hacia nuevos horizontes. Las incursiones al cerro de Pan de Azcar Ie proporcionaron suficiente material para elaborar, segn algunos crticos, uno de los mejores poemas de la literatura colombiana, La paloma torcaz Aunque existen algunos artculos que hablan de amores furtivos de Rivera con una dama ibaguerea, de quien se afirma, contaba con algunos poemas erticos escritos de puo y letra del poeta, parece que el normalista Rivera no estaba muy interesado en congraciarse con la flor y nata de la sociedad ibaguerea y mas bien optaba por tratar a mujeres mas sencillas. Rivera public un relato cuya referencia vivencial todos los habitantes conocieron. En el ao de 1911, la Revista Tolima public un cuento llamado La mendiga de amor, parece que la ancdota que lo inspir fue cierta y tena que ver con una indigente que se enamor del poeta y cuando este intent darle unas monedas, esta se puso furiosa y no se las recibi. En julio de 1910 se realiz una serie de actividades culturales en Ibagu para conmemorar el centenario de la independencia; con tal motivo se efectu un concurso de poesa que tena como tema un homenaje a Espaa. Rivera particip y sus amigos estaban seguros del triunfo, sin embargo el poeta y fillogo Manuel Antonio Bonilla, tambin envi un trabajo. La noche de la decisin ambos participantes leye-
ron sus obras y se Ie otorg el primer lugar a Manuel Antonio Bonilla, con las consabidas protestas de los partidarios de Rivera, quienes afirmaban que haban existido preferencias y aseguraban que la calidad del trabajo del poeta de Neiva, no tena rivales. Creo que el mejor aporte que Ie dio la ciudad a Rivera fue el contacto que tuvo con Custodio Morales, un ex militar que se haba desempeado como coronel de los ejrcitos que haban estado en plena selva y que conoca historias de indios, blancos y caucheros, en especial todo lo relacionado con la famosa Casa Arana. De las extensas tertulias con Custodio Morales fue surgiendo en Rivera su entusiasmo por las historias de las selvas, aos ms tarde se internara en esas trochas que antes conoci por boca de Morales, quien sin saberlo, fue preparando el camino para que la sensibilidad del poeta, convertido en novelista, penetrara en las profundidades del conflicto de los caucheros y realizara su gran denuncia sobre la explotacin de los mismos. En alguna ocasin el joven que los poetas y novelisRivera fue tentado a expresar sus ideas polticas y tas del siglo XIX tuvieran esa pedaggicas a un grupo de extraa mezcla de luchadores artesanos de Ibagu, pospolticos, militares y practeriormente dict una conticantes de mltiples oficios ferencia similar en Neiva, donde habl de la necesipara sobrevivir. dad de transformar la educacin, de crear mayores espacios de democracia y otras posiciones que hoy pareceran ingenuas, solo que el obispo de Neiva, Monseor Rojas no lo vio as y lo acus ante el Ministro de Educacin, quien decidi suspenderlo de su cargo. Acompaado del hermano Juan, un antiguo profesor de la Normal, Rivera se present ante el furioso Ministro de Educacin, quien despus de escuchar al poeta, termin aceptando sus explicaciones y lo reintegr al cargo. Ya Rivera estaba deseoso de cambiar su horizonte de trabajo y haba realizado algu-
Aquelarre
nas gestiones para ser nombrado en la ciudad de Bogot, en el Ministerio de Gobierno, como efectivamente ocurri. En el mes de diciembre del ao 1911 sale Rivera definitivamente de Ibagu, pronto ingresar a la universidad y se graduar de abogado, ms tarde viajar a Mjico y a su regreso estar en los llanos orientales y en todos aquellos sitios que terminaron por reafirmarle el inters nacido en las calles polvorientas de Ibagu y, una especie de necesidad comenz a abrirse camino en su vida, tena que contarle al mundo la explotacin inhumana que Ie estaban haciendo a muchos compatriotas, a quienes consideraban como esclavos.
Pronto Barba Jacob participa de este carrusel y Ie es entregado un billete para que reclamara el premio para una de sus sobrinas, pero Barba Jacob se dedica a compartir los diez mil pesos del premio con los bohemios de la ciudad, dura varios das ebrio y finalmente tiene que irse de la ciudad, cuando ya ninguna disculpa satisface a su sobrina. Barba Jacob tuvo la oportunidad de montar un peridico financiado por su cuado, sin embargo no se interes demasiado. Despus tendra su propio peridico en la ciudad de Cali y ante el triunfo de la primera edicin, se dedica a beber y se gasta la base econmica que tena. Todas estas acciones lo colocan en el nico camino posible para sus aspiraciones, el exilio y as lo hace. Esta corta temporada que pasa Barba Jacob en Ibagu no deja ninguna huella, ni para sus escritos (existen tan solo dos poemas, que tienen como referencia la ciudad, pero no figuran en sus antologas), ni para la vida cultural de la ciudad, lo nico que logra el poeta con la reconciliacin con su hermana, es que esta lo haga pasar por el moribundo de su esposo y tenga que testar ante un notario pblico y como recompensa recibe el pasaje que lo alejar de esta patria, a la que jams regresar.
hagan. cuando digo que ya conoc el paraso, estoy diciendo la verdad, a mi no me lo tienen que contar, se llama Coello. Ese paraso donde terminan los llanos del Tolima y comienza la cordillera hacia la lnea A Coello regresaba lvaro Mutis cada ao desde Bruselas, cuando apenas era un nio y un adolescente. Dejaba Europa y se internaba en los ros y las montaas que circundaban la finca que hered su madre. All se fue despertando esa sensibilidad que Ie ha permitido escribir muchos poemas que hablan del vocero vegetal, que enumera la flora y la fauna de Ibagu y que se encarga de estar repitiendo el aroma del caf, la sombra de los guamos, las enredaderas y las lianas que se aferran a las rocas por donde pasan los cauces del Cocora y el Coello. Aunque Mutis advierta que no conoce la patria chica de su famoso Maqroll el gaviero, uno logra deducir que este tiene que haber nacido por los lados de Dantas, Laureles o en el mismo Coello, porque si bien trata de esconder su personalidad, en una visin universal de la vida y aparenta ser ciudadano del mundo, muchas de sus afirmaciones en La Nieve del Almirante y en Un Bel Morir lo delatan. Esta especie de pcaro e intelectual, casi asesino y aventurero sin escrpulos, es uno de los personajes ms enigmticos de la literatura colombiana. Nace en uno de los primeros poemas de Mutis y se replica en las seis novelas que ha escrito este autor. Los recuerdos que tiene el autor de Ibagu y su nicho de sensaciones y expectativas, no solo los explicita en las entrevistas, sino que hacen parte de muchos p-
63
erraleuqA
64
rrafos presente en sus novelas. La Nieve del Almirante es un recorrido por la regin de la Lnea, Un Bel morir, el transito por las Cordilleras y montaas que rodean a Ibagu, de manera especial las que van hacia la regin de Cocora, en Amirbar estn las minas abandonadas y el pueblo de San Miguel, todas estas novelas cuentan con la presencia del paisaje tolimense. Personajes como Flor Estvez o Dora, tienen no slo los perfiles fsicos de nuestras mujeres, sino tambin el arrojo y el mpetu de sus luchas, tal vez hayan surgido con el trato deferente que el nio lvaro tena para las hijas de los arrendatarios de las sesenta parcelas que constituan la finca de Coello. Creo que la insistencia de Mutis sobre la importancia que para su obra han tenido sus vivencias en este espacio geogrfico no son gratuitas, pues todo
escritor se nutre de su experiencia personal y son los aos de la niez, aquellos que se tornan ms imborrables y se acumulan de tal manera que fcilmente se puede evocar. Mutis lo reitera siempre cuando afirma: Todo sale de los caminos de Coello, de las lecturas en la hamaca que colgaba de la terraza de la casa, y de la gente maravillosa que viva en la finca y que habitaba esa regin en donde la llanura se va convirtiendo en una imponente cordillera lvaro Mutis cierra este recuento de los novelistas y poetas importantes que han visitado este lugar, que sin ser paradisaco, si ha logrado influir de alguna manera en sus visiones, en sus formas de percibir la naturaleza, en la tranquilidad que tuvieron para reflexionar sobre tcnicas y asuntos, en consonancia con el paisaje de cerros azules y llano ilimitado que encierra esta pequea ciudad, la misma que ha tenido la fortuna de contar con tan ilustres huspedes.
Aquelarre
65
INTRODUCCIN.
El presente trabajo es un informe preliminar, sobre lo que pretende ser la introduccin a la Historia Social de la Ciencia Mdica en el Tolima. Esto implica un esfuerzo grande ante la necesidad de construir todo un cuerpo terico que de cuenta de la comprensin global de la Historia de la Ciencia Mdica en lo que fue y es este Departamento, y ms especialmente, lo que ha sido en la ciudad de Ibagu. Cuerpo terico que debe ser visto como un proceso, dialctico y perfectamente interrelacionado con el desarrollo histrico del pas y del continente, adems del devenir del conocimiento en el viejo mundo. En este primer acercamiento, recurriremos a un anlisis historiogrfico, o como dice Lrtora Mendoza (1) a la historia externa de la ciencia, revisando datos que nos permitan hacer un seguimiento de las respuestas institucionales a las necesidades de salud de las gentes de esta comarca.
medicamentos, lavativas, vesicatorios, sangras y dems alternativas para la curacin de los pacientes. La capacidad de pago determinaba a quien se atenda mdicamente, quedando los pobres y menesterosos a la Buena de Dios y en manos de las formas tradicionales de medicina. La lepra o mal de San Lzaro, se present por primera vez en el Tolima y tal vez en el pas, por el ao 1573. Gonzalo Jimnez de Quesada, muerto en Mariquita en 1579, fue uno de los afectados por la enfer-
LA CONQUISTA.
El avasallamiento de los indgenas por el podero espaol que implic su persecucin y exterminio casi total, porque al decir de don Juan de Castellanos, el Valle de las Lanzas estaba habitado por los aguerridos indios pijaos, y los describa Selvticos, caribes, atrevidos todos en general y en tanto grado que muertos pueden ser, ms no rendidos a condicin de servil estado (2), esta persecucin oficial oblig a los aborgenes a refugiarse en las montaas y zonas agrestes como medida para preservar su integridad como tnia. La atencin Mdica como tal no exista y las necesidades de salud eran suplidas por las formas tradicionales de salubridad, vigentes an, como curanderos, comadronas, yerbateros, brujos, etc. La Ciencia Mdica estaba poco desarrollada y se dependa de los mdicos venidos y formados en el Viejo Mundo. La atencin mdica era privada y el mdico deba desplazarse a las casas de los enfermos, en ocasiones vivir en ellas y all preparaba los
erraleuqA
66
medad, al igual que un soldado suyo, de apellido Zrate, quien lo haba acompaado en la pacificacin de la Sierra del Gual (3). Como medidas preventivas a tomar por los gobiernos locales para contener la proliferacin epidmica de enfermedades, se solan hacer cosas como expulsar a los realmente enfermos de las aldeas o a quienes se sospechara que estaban afectados de cualquier enfermedad contagiosa. As mismo se incineraban sus enseres y se les obligaba a usar cencerros o sonajeros que avisaban de su presencia cerca de los lugares de habitacin de los pobladores. (4,5), similares medidas se tomaron para los afectados de la viruela (6,7,8).
LA COLONIA.
Informes que nos permitan tener una visin real sobre el estado de salubridad en el Tolima e Ibagu durante la conquista o la colonia, son prcticamente desconocidos. Pero existen informes globales sobre la Nueva Granada que nos pueden hacer una imagen sobre la Medicina y la Salud de esa poca. Veamos entonces algunos artculos al respecto, iniciando por el de Emilio Quevedo que nos da una idea de la capacidad econmica de los pobladores como para pagar un tratamiento mdico por un galeno de escuela: al finalizar el siglo XVIII la situacin econmica del Virreinato era desastrosa. Refirindose a la situacin de los indios, Camilo Torres y Frutos Joaqun Gutirrez, en un documento de la poca dicen: No haba en sus pueblos una escuela pblica para educarlos, ni un hospital para curar sus enfermedades, ni tenan cama en que dormir, ni pan para comer, pereciendo las tres partes de ellos de necesidades y miseria. As mismo, contina contando Emilio
Quevedo, nos dice Antonio Nario, uno de los precursores de nuestra independencia: Aunque el Reino ofrece, por su situacin en tanta variedad de temperamentos bajo la zona trrida, un comercio ventajossimo a la monarqua y a sus habitadores, no obstante, vemos todo lo contrario. El comercio es lnguido; el erario no corresponde ni a su poblacin ni a sus riquezas territoriales; y sus habitantes son los ms pobres de Amrica. Nada es ms comn que el espectculo de una familia andrajosa, sin un real en el bolsillo, habitando una choza miserable, rodeada de algodones, de canelos, de cacaos y de riquezas, sin exceptuar el oro y las piedras preciosas. Tunja, Mariquita, Velez y un sinnmero de otras ciudades, que se hallan en el da casi desiertas, prueban bien la necesidad en que se han visto sus pobladores de retirarse a una choza, para ocultar su miseria en medio de los bosques. La pobreza, junto con la necesidad de contribuir, es la causa de que el Reino est amenazado si no se atiende a su remedio. Hay un gnero de contribuciones que son ms gravosas por los obstculos que oponen al adelantamiento de los vasallos, que por la cantidad que de ellos se exige o por lo que al erario reporta (9) Jos Celestino Mutis en su condicin de cirujano, formado en el Real Colegio de Ciruga de Cdiz (10), tambin nos hace un balance general sobre el estado de la poblacin en la Nueva Granada: Un reino medianamente opulento, que por sus notorias riquezas debera ser opulentsimo, camina a pasos lentos en su poblacin a causa de las enfermedades endmicas que resultan de la casual y arbitraria eleccin de los sitios en que se han congregado sus pobladores. De esta
inconsiderada y psima eleccin de sus poblaciones han dimanado dos plagas endmicas que afligen mucha parte de sus habitantes; las escrfulas llamadas vulgarmente cotos, y las bubas, llagas y dems vicios que acompaan al primitivo mal glico, se han ido propagando hasta el punto de representar algunos pueblos un verdadero hospital. Para cmulo de su desgracia, se van aficionando con los contagios de otras enfermedades no menos asquerosas como la lazarina y caratosa. Si a stas dos calamidades se agregan los males propios de la humanidad, las anuales epidemias y la inmensa variedad de enfermedades originadas en los excesos de los alimentos, bebidas y mal rgimen; forman la espantosa imagen de una poblacin generalmente achacosa que mantiene inutilizada para la sociedad y felicidad pblica la mitad de sus individuos, a los unos por mucha parte del ao, y a los otros, por todo el resto de su vida(11). La situacin de la Ciencia Mdica no era menos lamentable. En 1778, Sebastin Lpez Ruiz, mdico y adems jurista, formado en ambas disciplinas en la Universidad de San Marcos de Lima (12) entrega al Virrey Flora su Informe contra empricos y curanderos donde presenta la muy grave situacin de la atencin mdica del Nuevo Reino de Granada. Considera que la ausencia de facultativos deja al pueblo en manos de empricos y de boticarios quienes venden medicamentos sin estar certificados para hacerlo; pero los que son mdicos y titulados carecen de la estructuracin terica y logstica para ejercer. Segn l, las parteras cometen delitos frecuentemente y los sangradores ejecutan sangras inadecuadas y en exceso (13).
Aquelarre
a Ciencia Mdica estaba poco desarrollada y se dependa de los mdicos venidos y formados en el Viejo Mundo.
Jos Antonio Burdallo, profesor espaol de Ciruga y de lgebra residenciado en Amrica, en su informe al Rey sobre el Estado de la Medicina en el Nuevo Reino de Granada, en 1796, hace una descripcin de la situacin de Salud en Cali y Popayn contrastndolo con la situacin que existe en la ciudad de Lima, en donde la medicina es de muy buena calidad, ya que all hay universidad y por tanto existen facultativos que administran remedios con aciertos y exactitud. En cambio en Popayn y Cali, slo hay caos y miseria. Los enfermos son auxiliados por curanderos ajenos a cualquier conocimiento fsico y natural. El convento que hace las veces de hospital slo tiene dos religiosas y una botica que no tiene medicamentos. Adems de estos hechos, dice Burdallo, hay en la misma ciudad un individuo que, de pobre carpintero, pas a escribano y, al mismo tiempo, a mdico y cirujano. Al referirse a Popayn dice que existen en esa ciudad religiosos que sin otros principios que la lectura de uno u otro libro de la facultad, se ponen a ejercer con tanto descaro la medicina y la ciruga como el mejor profesor. Dice adems, que la situacin es igual en otras ciudades del Reino, entre ellas Quito y Santa Fe (14). Este era el lastimoso panorama de la Ciencia de la Salud en el Nuevo Reino de Granada, el cual no debera de variar mucho para el Tolima ni para Ibagu. Ms si tenemos en cuenta que ciudades como Cal, Popayn y Santa Fe, eran, de lejos, para la poca, ms importantes que San Bonifacio de Ibagu.
Fechado el 21 de Junio de 1788 en San Bonifacio de Ibagu, encontramos un bando capitular del Virrey Antonio Caballero y Gngora remitiendo al cabildo y a don Francisco de Villanueva teniente Gobernador decano dinero para la construccin de una casa de hospitalidad a beneficio pblico y para la curacin de los pobres y para que esta jurisdiccin no carezca de mdicos, botica y ms necesario. (15) Es esta la primera evidencia institucional que trata de dar respuesta a la terrible situacin sanitaria y de salubridad de las gentes del cantn. El 30 de Abril de 1790 el Cabildo de San Bonifacio de Ibagu dicta un auto para recolectar fondos para la construccin del hospital antes mencionado. En Mayo del mismo ao, se encuentra otro auto, donde se convoca al vecindario del cantn para colaborar en su construccin (16). Al parecer esta obra nunca se llev a cabo. Durante 1776 a 1799, segn evidencias de archivo, labor en Ibagu el mdico Jos Sotelo, facultativo educado en Espaa. Es el primer profesional radicado en esta ciudad del que se tiene noticia (17). En 1784 lleg a Honda el mdico Sebastin Prat y Gual, despus de haber ejercido en Popayn, Ibagu, Mariquita y Cartago (18). Por los aos 1788 estuvo en Ibagu y luego en Mariquita Francisco Javier Matis, mdico que estudiaba la planta conocida como guaco (Mikania guaco H.B.K.) que tena la reputacin de evitar la mordedura de serpiente y de ser antdoto del veneno ofdico (19). El 18 de Junio de 1805, la Junta de Sanidad del Cantn de Ibagu, disea una campaa de vacunacin contra la fiebre amarilla o vmito negro, con la aplicacin del fluido para vacunacin brazo a brazo. En el documento de la Junta dice: Por no haber mdico cirujano de profesin en el Cantn(20) lo que habla de la orfandad mdica de la ciudad por aquellas calendas. La concepcin en boga sobre el origen de las enfermedades, como contravencin a rdenes celestiales y polticas, y de acuerdo a ello, las medidas conducentes a su recuperacin, se pueden ver en el siguiente auto del seor Francisco Ruiz, alcalde ordinario primero y Miguel Zetina, regidor alcalde ordinario segundo, por depsito de la vara del cantn de San Bonifacio de Ibagu: A todos los estantes y habitantes de esta ciudad hacemos saber que teniendo en consideracin ser una de las primeras obligaciones la conservacin
67
erraleuqA
68
del buen orden y el celo recomendado por las leyes de polica y que la falta de este trae graves perjuicios a la salud pblica, porque el desaseo ocasionando la putrefaccin y corrupcin del viento trae preparadas las enfermedades del pas; y en cumplimiento y ejecucin del Bando de Polica de Gobierno de la Provincia, el 20 de Diciembre de 1823 hemos acordado el siguiente auto y por l ordenamos y mandamos: 1.Todos los vecinos asistirn a la misa y procesin de los Domingos de Minerva con la decencia posible y la contraventura de este artculo, no teniendo excusa legtima, sufrir la multa de una libra de cera aplicada a la cofrada. 2.Del mismo modo y bajo la pena del anterior, concurrirn todos los residentes en el lugar cuando se haga la seal de salir con el Beatico a visitar algn enfermo(21). La misa, la conservacin del buen orden, el acatamiento a la ley y la marcha colectiva en procesin se constituan en las medidas preventivas y de salud pblica, ms eficaces de la poca.
critura pblica nmero 174 se adquiere el solar donde se construir la primera casa que servir como Hospital de Ibagu (24). En 1889 una Junta de Beneficencia integrada por Dolores Plata de Restrepo, Casimira Iriarte de Roche, Elisa Esponda de Garca, Fermn Rocha Castilla, Clemente Maz y David Orjuela, con bazares y donativos recolectaron fondos para la primera casa en que funcion el Hospital San Rafael de Ibagu (25). Durante la guerra de los mil das, la casa donde funcionaba el hospital San Rafael, nica medida asistencial en ese entonces, fue destinada a cuartel de tropas. Despus a Hospital de Sangre (26). En 1903, un ao despus de su posesin como primer obispo de Ibagu, Monseor Perdomo ordena a las hermanas de la Presentacin hacerse cargo del Hospital San Rafael en reemplazo de la sociedad de San Vicente de Paul (27). En 1917 el 23 de Octubre, el basurero localizado en la carrera 1. Entre calles 12 y 13, lote infecto, surcado por canales de aguas negras, es pedido por Monseor Perdomo, para la construccin de un asilo de ancianos. El jerarca eclesistico encarg al sacerdote Antonio Hartmann del asunto. En 1918, el Hospital San Rafael se traslad a este sitio (28). El 23 de Julio de 1919, asignada por el entonces Presidente de la Repblica, Doctor Marco Fidel Suarez y por su ministro de Gobierno, Doctor Marcelino Arango, se expide la resolucin ejecutiva reconociendo la Personera Jurdica del Hospital San Rafael de Ibagu (29).
El 30 de Marzo de 1924 mediante escritura nmero 199 de la Notara 2 de Ibagu, Monseor Perdomo y los presbteros Jess Enrique Calvo, Manuel Suarez Saavedra, Jos Ignacio Lpez y Tefilo Vera, ceden al Hospital San Rafael el lote de terreno denominado La manga de los Curasubicado entre las calles 19 y 20 y las carreras 3 y 4 lote que despus entrara en litigio, muchos aos despus, con el municipio (30). En 1929 el Municipio y el Departamento mediante acuerdo y ordenanza, ceden a la dicesis de Ibagu los derechos del lote y mejoras del Asilo de Mendigos del Hospital San Rafael. Esto se protocoliz el 11 de Enero de 1929 por escritura nmero 34 de la Notara 2 de Ibagu (31). El 8 de Febrero de 1934 se reconoce la personera jurdica del Hospital San Rafael y se protocoliza en la escritura 87 de la Notara 1 de Ibagu (32). El Hospital San Rafael presta en atencin al pblico hasta los aos 70, poca por la que desaparece.
LA REPBLICA.
Aquelarre
En Octubre de 1839 encontramos instalado en Ibagu, segn consta en los certificados mdicos que expidi, el Doctor Nazario Ortiz profesor de Medicina y miembro de la Universidad Central de Bogot (23). En 1869, mediante el acuerdo nmero 4 del 22 de Abril, el municipio cede gratuitamente a la sociedad de San Vicente de Pal, un lote en Santa Librada (actualmente calle 15 con carrera 3). Por es-
quienes careciendo de medios de subsistencia y de derecho para exigirla a otras personas, estn fsicamente incapacitadas para trabajar. El articulo 16 (reformado en su forma por el artculo 9 del acto legislativo No. 1 de 1936) dice: Las autoridades de la repblica estn instruidas para proteger a todas las personas residentes en Colombia, en su vida, honra y bienes y para asegurar el cumplimiento de los deberes sociales del Estado y de los particulares(34). Con respecto a esto dice Alberto Vasco: Los dos artculos citados, nos permiten captar la aceptacin formal de una necesidad de prestar atencin social y en particular salud, a toda la poblacin, quedando establecido desde aquella poca, el reconocimiento de que en el pas existen, grupos diversos de ciudadanos, que tienen, en cuanto a las fuentes de atencin en salud, posibilidades reales bien diferentes, situacin que slo por los aos 60, fue captada por los tcnicos, postulando entonces la divisin del sector salud en tres subsec-tores. La Constitucin habla de quienes carecen de medios y de derecho a exigir, es decir la asistencia pblica a la que hoy se llama el sector oficial; quienes por lo tanto, tienen el derecho a exigir a otras personas, pero no tienen los medios, es decir lo que es la seguridad social, por ltimo, los que tienen medios y el derecho, es decir, el llamado sector privado. Esta distincin entre grupos de ciudadanos, fue subrayada en el captulo 1 del Decreto 3224/63, separando claramente el concepto de asistencia pblica de las otras formas de prestacin de servicios de salud, con lo que se limita de hecho, la ayuda del Es-
tado en este campo, a quienes no tienen el derecho ni los medios para brindrsela. Con esta restriccin, el mandato constitucional de 1886 y su modificacin del ao 36, no es implementado mediante leyes al respecto, sino a partir de 1940 aproximadamente, lo que nos est diciendo que la atencin mdica, no es un derecho reconocido realmente por el Estado y que ste, no da salud como una obligacin propia, como se ha querido sustentar en reiterados postulados que se concretan en frases como La Salud es un derecho, El Estado debe dar salud(35). La Ley 33 de 1913 organiza un consejo superior de sanidad a nivel Nacional y crean Juntas Departamentales de higiene (36). La Junta Central de Higiene es creada en 1914 por la Ley 84 se crea adems, el cargo de Director Departamental de Higiene. En 1922 la Ley 99 establece las funciones de la Direccin Nacional de Higiene del Ministerio d Instruccin y Salubridad Pblica, modificada luego por la Ley 25 de 1925. Posteriormente la Ley 56 de 1927, cambia de nombre a este Ministerio denominndolo Ministerio de Educacin Nacional, adscribindole la Direccin Nacional de Higiene y Asistencia Pblica (37). En 1938, la Ley 96, transfiere las funciones de higiene al Ministerio de Trabajo, Higiene y Previsin Social. En 1946 aparece por primera vez el concepto de atencin mdica, como una obligacin del Estado, expresada en la creacin del Ministerio de Higiene, por la Ley 6 de 1945 y en la Ley 90 de 1946 sobre Seguridad Social (38).
La Ley 90 de 1948 crea el Instituto Colombiano de los Seguros Sociales. El Decreto 4179 de 1949, crea las Secretaras Municipales de Higiene, encargadas de velar por el derecho constitucional a la salud (39). A mediados de los aos cincuenta, el Gobierno Central orden la construccin de un Hospital Nacional en Ibagu, en el Barrio Ancn. All se edific un Hospital tipo pabellonal, que fue tomado sin inaugurar, por el Ministerio de Guerra, como cuartel durante la poca nefasta de la denominada violencia. En este sitio alcanz a funcionar la Gobernacin del Coronel Cuellar Velandia (40). En 1968 la Beneficencia del Tolima compra al municipio de Ibagu un lote de 29.137m2, segn consta en la escritura pblica nmero 1950 del 30 de Octubre de ese ao, de la Notaria 1. De Ibagu, donde se construir el Hospital Federico Lleras Acosta. El 16 de Julio se firma el contrato de construccin por el Ministerio de Salud, el Fondo Nacional Hospitalario, el I.C.S.S., la Gobernacin y la Beneficencia del Tolima. El 13 de Noviembre de 1973, el seor presidente, Misael Pastrana Borrero inaugura oficialmente el Hospital Federico Lleras. El Hospital San Francisco de Ibagu, es fundado en 1966 por la liga antituberculosa de Colombia Seccional Tolima. Es construido en lote vendido por el municipio segn escritura nmero 367 del 9 de Mayo de 1966 en la notara 2. Del Circulo de Ibagu. Actualmente, el Hospital Federico Lleras, es un hospital de referencia Universitario, dotado para atender todo tipo de urgencias y
69
erraleuqA
70
donde confluyen diversos tipos de especialistas para conformar un amplio equipo de trabajo mdico, presto a ofrecer la mejor atencin a su alcance. Existe en el Federico la Unidad de Cncer para ayudar a los tolimenses que padezcan tal flagelo. El Hospital San Francisco hace las veces de Hospital local.
El servicio seccional de salud del Tolima completa su cobertura de atencin mdica, adems de los hospitales descritos, con varios puestos de salud, localizados de manera estratgica en el permetro urbano para una mejor atencin en salud.
NOTAS
1. LERTORA Mendoza, Celina A. Un problema Metodolgico de la Ciencia Latinoamericana: Recepcin vs Creacin. En Historia Social de las Ciencias: Sabios, mdicos y boticarios. Colciencias. Universidad Nacional. Bogot 1986 14777-164. 2. TRUJILLO Muoz, Augusto. Monografa del Municipio de Ibagu DANE y Cmara de Comercio de Ibagu, 1983: 19. 3. SORIANO Lleras, Andrs. La Medicina en el Nuevo Reino de Granada durante la Conquista y la Colonia. Universidad Nacional. Imprenta Nacional 1966: 63. 4. Archivo Histrico del Tolima (a.h.l.) Contagios de Lepra. Seccin Colonia, caja 5, legajo 1, Doc. 10, Folio 55 r.v. 1735. 5. Ibid. 6. Ibid. 7. Ibid. 8. Ibid. 9. QUEVEDO, Emilio y Zalda, Amarillys. Antecedentes de las Reformas Mdicas del Siglo XVIII y XIX en el Nuevo Reino de Granada: Una polmica entre mdicos y cirujanos en Historia Social de las Ciencias. Sabios, mdicos y boticarios. Colciencias Universidad Nacional. Bogot 1986: 65,66. 10. QUEVEDO, Emilio y Colabs. Jos Celestino Mutis y la Educacin Mdica en el Nuevo Reino de Granada. En Ciencia, tecnologa y Desarrollo, Vol. 8, No. 1 4. Enero Diciembre 1984. Bogot: 88. 11. MUTIS, Jos Celestino. Estado de la Medicina y de la Ciruga en el Nuevo Reino de Granada en el siglo XVIII y medios para remediar su lamentable atraso. Santa F, 1801. Biblioteca Nacional. Seccin Libros Raros y Curiosos, Man 165, folios 388 - 395. 12. SUSTO, Juan Antonio. El Mdico Naturalista Panameo. Doctor Sebastin Lpez Ruiz, Panam: Imprenta Nacional, 1950. 13. LPEZ Ruiz, Sebastin Jos. Informe contra empricos y curanderos. Santa F 1778. Biblioteca Nacional. Seccin Libros Raros y Curiosos. Man 169. Folios 119 - 127. 14. QUEVEDO, Emilio y Zaldua, Amarillys. Ibid: 71. 15. Archivo Histrico del Tolima. Seccin Colonia. Caja 16. Legajo 1. Doc. 21, Folio 113. 16. Ibid. 17. Ibid. 18. SORIANO Lleras, Andrs Ibid: 79. 19. Ibid. 20. Archivo Histrico del Tolima. Libro de Juntas de Vacuna y Sanidad. Seccin Colonia. Caja 10. Legajo 10. Doc. nico. 1805 1806. 21. Ibid. 22. Ibid. 23. Ibid.
Aquelarre
24. 25. 26. 27. 28. 29. 30. 31. 32. 33. 34. 35. 36. 37. 38.
Lombo, Marcos, Osorio J. L. Hospital San Rafael. Folleto editado por la Curia de Ibagu. 1972. Ibid. Ibid Ibid Ibid Ibid Ibid Ibid Ibid Constitucin Poltica de Colombia. Artculos 19 y 120. Ordinales 19 y 182, 1886. VASCO Uribe, Alberto. Estado y Enfermedad en Colombia. Universidad de Antioquia, 1988: 60. Ibid. Ibid. Ibid. Bobadilla G., Mara Nohora y Cols. Estudio sobre la Organizacin de la Seccin de Suministros del Servicio Seccional de Salud del Tolima. Facultad de Administracin de Empresas. Universidad del Tolima. Tomo I. Ibagu, 1980: 14. 39. Ibid. 40. Ibid.
71
erraleuqA
72
Aquelarre
73
famosa tradicin kantiana, pensar su historia desde sus propios zapatos. Casi un comienzo sin dioses, Tuvo la misin asumida, a mediados de la dcada de los setenta del siglo veinte, por una fascinante espaola ( hermosa, inteligente y adinerada), de recorrer tierras americanas con el fin de promover entre sus aborgenes los que ella presuma eran los ms significativos valores de la civilizacin occidental.
No quera hablar del asunto, no obstante unas pocas palabras suyas bastaron para hacerme entender que era cierta la historia que me haba impulsado a visitarla en Melilla, ciudad espaola, situada en un pequeo enclave de la costa marroqu, que constituye, esto me lo explic ella misma con harto orgullo, un municipio especial con estatuto autonmico propio Perdone el pleonasmo, cuando dije autonmico propio quise subrayar que dicho estatuto no fue otorgado por el gobierno central... Pero, mire seor, no quiero ser retrica ni cortante, sin embargo razono necesario establecerle que lo que a usted le interesa no lo considero importante: Resulta descontextualizado, por decir lo menos, que suponga dentro de su Trabajo de Grado mi incidente con los Tukano como una muestra de resistencia ante la aculturacin sufrida por su pas, al fin y al cabo, todas las religiones orientales filtradas por lo helenstico tienen como centro el xtasis... Asimismo, muchas verdades estn llenas de mentiras... Por eso, no deja de ser una bobada haber dejado mi tarea empujada por algo que en mi ha sido recurrente, casi enfermizo, confundir la emotividad con la dignidad... Si usted insiste, vislumbro que terminar como cierto filsofo frente a las aporas eleticas, cuando dijo: Veo la solucin, lo que no veo es el problema,me indic, notndosele an residuos de desconcierto. Adems, en la cosmovisin de los indios tukano del Vaupsagreg tras una breve pausa, en tono sentencioso y evidenciando incomodidad el ensimismamiento es emparejado a una caza maravillosa: Segn ellos, slo han logrado experimentar el tibio abrazo de la bveda celeste, aquellos que alguna vez se ensimismaron observando la flecha que hera cubrindose lentamente de sangre No me atrev a importunarla ms, y me call. Intentando, mientras me alejaba y como lo aconseja una
Cuento premiado en un concurso regional en 1989
erraleuqA
74
Cometido que todava se recuerda con recelo en algunas regiones de Colombia, pas donde inici su gira. Verbigracia, en la Sierra Nevada de Santa Marta, lugar de residencia de los indgenas Kogi, y en donde los adultos suelen reunir a sus jvenes en las pocas de las lluvias fuertes para, prevenirlos de hermosas plagas racionales que son producidas por el sereno marino, como aquella encarnada por una deslumbrante mujer extranjera que lleg aos atrs a arrancar ideas felices y a sembrar otras sin races. Determinados as sus amplios y benvolos objetivos, la mujer recorri con aparente xito de norte a sur el territorio colombiano. Hasta cuando arrib al noroeste del Amazonas, geografa de Colombia, y tante con los Tukano. Motivada (ms exactamente, enojada) porque dicha comunidad divinizaba los animales, y relacionaba la luna con los nidos de los pjaros y con una bestia amarilla manchada de rosetas oscurasCapaz de matar de un salto Analiz con rigor la mentalidad colectiva tukana y resolvi concretar su trabajo transmitiendo algunas de las rocosas parbolas de la Biblia La Biblia es en lo fundamental un libro potico y ellos parecen aspirar a la poesa: consideran al guacamayo la sonrisa de la selva, eso s es hermoso, se dijo. Para tomarse confianza convino empezar sus lecciones con los nios: Les revel que hubo un tiempo de desordenados abismos en que todo era nada. Pero que un Dios todopoderoso, con calor y humedad de semilla en su aliento, por
medio de ordenes eficaces y de soplos, cre el mundo y sus muchedumbres. ...Y los infantes quedaron perplejos. La mujer apreci que la explicacin haba sido contundente, suficiente, eficaz, y se sinti de inmediato satisfecha. Incluso se atrevi a conjeturar que aquella comunidad iba a ser fcilmente moldeableComo el agua para Lao Tse, estas cndidas almas superan los obstculos que encuentran adoptando las formas de los mismos, concluy. ...La tarde slo fue ms luz. Al da siguiente la mujer despert pletrica de entusiasmo y se anim a ensayar con los mayores. Reuni un considerable nmero de expectantes adultos y reanud sus labores civilizadoras.
faz del ocano y le pona puertas a la arrogancia de sus olas, era su encanto cotidiano, todo el tiempo jugaba en su presencia, ley enfatizando. Les habl de un rey muy ecunime, que sola repartir entre todos sus sbditos y en partes iguales los botines obtenidos en sus batallas triunfantes. No slo entre los que peleaban, sino tambin entre los que cuidaban las provisiones, incluso las mujeres. Agregando que en una nica ocasin dicho rey opt por entregarle una parte mayor a un soldado que haba dejado perder un muro estratgico por estar pensando lo que significaba la sombra de una lanza en la arena (Quiz la silueta de una mujer?), explicndole al resto de sus combatientes que procedi as tras comprender que aquel soldado estuvo al mismo tiempo en dos guerras.
Aquelarre
Les expuso que el Dios venerado por ella era tan generoso que hasta le haba regalado su nico hijo a los hombres, para que predicara entre ellos el desprendimiento y la despreocupacin por el maana: les ilustr que al precepto Mirad los lirios del campobien se le podra considerar una de sus ms trascendentales lecciones. Para complementar lo anterior seleccion Proverbios 8-22, en donde se cuenta como mientras Dios delimitaba sus inquietos ocanos, la sabidura ya se deleitaba jugando con el universo cuando trazaba la bveda de la
Cuando los nativos indagaron sobre los animales existentes en las regiones de arena les describi que el Behemoth era capaz de acallar la cantinela del ro jordn de un solo sorbo; y que de las fauces del Leviatn salan antorchas capaces de convertir el ro Amazonas en un caldero hirviente Ante l danza el terror, alarde de memoria. Como aquellos hombres le escuchaban con total atencin ( acariciados por misterios? ), la ibrica renov su entusiasmo y decidi dejarlos de cara a la palabra
sagrada: Los ubic en grupos de a cuatro; les proporcion a cada colectivo un ejemplar de la Biblia (en la traduccin de Luis Alonso Schquel y Juan Mateos, que consideraba era la mejor), les pidi que leyeran por su propia cuenta y se alej. Sin esforzarse demasiado pareca que todo le sala bien a la espaola, sin embargo las cosas comenzaron a cambiar de manera vertiginosa cuando horas despus retorn a medir los alcances de su experimento, ya que en medio del camino se encontr con decenas de hojas de papel cebolla que eran arrastradas por las primera brisas nocturnas y que al examinarlas resultaron ser de la Biblia. La mujer indignada apresur el paso (veloz cual jaguar espantado, cuentan los que la vieron en ese momento), y cuando lleg al lugar donde haba deja-
do a los lectores, se encontr con una situacin inesperada que hizo acrecentar su desconcierto. Los indgenas continuaban leyendo a pesar de que ya importunaba una enorme oscuridad, y ni siquiera notaron su presencia: ajenos por completo a cualquier distraccin o complejo de culpa. Lean maravillados; arriesgando corazn; prestados al deleite; casi anulados mgicamente: con un fervor similar al que le ponan a sus rituales y juegos. Pero, al terminar de leer cada pgina realizaban lo que ella al punto presumi era una accin absurda y un irresponsable roce con la blasfemia: Esta ya no servir, ya estar leda,gritaban con inocente jbilo aquellos nativos, arrancaban la pgina acabada de leer y la arrojaban al viento.
75
erraleuqA
76
Aquelarre
DESMADRE.TIERRA.CO
JAVIER VEJARANO DELGADO
Coordinador de teatro. Centro Cultural de la Universidad del Tolima
77
Personajes:
idntico uniforme ) Pieza breve en un acto, compuesta de dos cuadros intermediados por oscuridad. El primer cuadro se representa en un espacio campestre a las 6 a.m. en el patio de una casa de finca. Hay elementos de labor, una enjalma, varios costales (Talegos de fique) y cajas de guadua, montones de maz, naranja, banano, tomate. Durante el primer cuadro los costales y las cajas se llenarn y se amarrarn. El segundo cuadro se desarrolla en la ciudad: Una calle, un parque, siendo las 12:45 del medio da, donde quienes tienen la gran fortuna de almorzar hacen la digestin mientras es hora de regresar al trabajo, otros, los ms numerosos, son desempleados que aprovechan cualquier ocasin que rompa la rutina, que distraiga la derrota, la miseria, en fin, ciudadanos varios en su ir y venir. Este ser el pblico ficticio al que se dirigirn nuestros personajes. Entra el campesino tarareando una cancin y con una taza de caf, a la que le agrega con disimulo un trago de aguardiente de una botella camuflada en un costal. Campesino: Cerrero y con alma! (Bebe y tararea un fragmento de cancin)... En voz alta, para ser escuchado de lejos: Antonio, vaya por las mulas mientras yo acabo de empacar y de amarrar los costales. (Toma caf y tararea el mismo fragmento de cancin ). En voz alta, para ser escuchado de lejos: Magdelena, no se olvide de traer la frmula para comprar los remedios, ya hace un mes que se los formularon y es mejor no dejar avan-
zar los males. (Empieza a llenar los costales con los montones que hay en la escena, que luego ir cosiendo con una aguja capotera, mientras canta la cancin que antes tarareaba) yo tena una mula rucia en la ciudad de Medelln con una peladurita de la cola hasta la crin pero hay que ver y ver tena una maa que siempre corcoveaba cuando le pona la enjalma arre, mula, por qu corcovea ? porque le pongo la enjalma, la cincha y la correa Mientras canta y empaca, sorpresivamente entran ocho militares, con fusiles... acabando de acechar, acabando de mirar...: Buenos das, saluda alguno, con saludo sigiloso. El Campesino sorprendido, agarra la cacha de su machete (Instinto de conservacin en extrema alerta). Militar: Tranquilo amigo, no se asuste, ha visto gente armada por aqu?
erraleuqA
78
Campesino: No seor, por estos montes olvidados no viene nadie. Y Uds., Quines son, seores? (Todava no suelta la cacha de su machete). Militar: Somos guerrilleros, nos tienen cercados hace tres das y tenemos un herido, necesitamos que nos venda lo que pueda de primeros auxilios y algo de comer si tiene. Campesino: (Suelta la cacha de su machete y respira ms tranquilo). Seores, precisamente vamos para el pueblo a vender esta cosecha, para poder hacer algo de mercado y de primeros auxilios debe haber un poco de alcohol y alguna pasta para el dolor. Militar: Tome esta plata y vndanos las pastas y el alcohol, y una panela, de las de reserva. Campesino: (Que no recibe la plata y en voz no tal alta). Mija! mire haber que tenemos por ah de droga y si qued algn pedazo de panela... (Vuelve a la actividad y con tmido humor): y Uds. De que grupo son: EPL, Elenos, FARC, maostas, trotskistas, bolcheviques, ERP, porque grupos si hay a la lata, no? Militar Guerrillero: Si, pero todos buscamos lo mismo, la revolucin socialista, porque la revolucin es el nico camino para alcanzar la dignidad y hacer realidad el derecho a la educacin, a la salud, al trabajo... Campesino: Mire seor, este pas no tiene arregladero, toda nuestra historia es una historia de desastres, si me permite la compa-
racin con la agricultura, lo que ha prevalecido son las sequas, las inundaciones, las malas cosechas, mejor dicho, sequa permanente de bienestar, inundacin de miserias y cosecha de violencias. Militar guerrillero: Lo que usted est diciendo compadre es absolutamente cierto, es lo que nosotros repetimos en todas partes: Mientras exista la injusticia, la explotacin, la miseria de la mayora de la poblacin, un Estado que abandon su funcin social, un gobierno compuesto por politiqueros que hicieron de la administracin un negocio para enriquecerse, siempre habr rebeldes dispuestos a luchar. Tenemos que destruir este Estado capitalista y empeado al imperio norteamericano, y construir un Estado Socialista, digno y soberano. Militar guerrillero 2: Vmonos que estamos dando papaya por aqu. Militar guerrillero: Gracias compadre, otro da discutimos. (Salen los Guerrilleros). Campesino: (Al verlos salir respira, ahora s profundo y se toma un buen trago de aguardiente). Y dice en voz alta: Magdelena, Cmo est mija? Campesina: (En off). El susto fue muy berraco, pero por este lado haba una guerrillera jovencita, tan flaca que pareca un esqueleto uniformado, me dio fue pesar y le di un caf con leche y arepa, la boba esa, en lugar de tomrselo se lo llev al enfermo, seguramente era el novio. Mijo, nos dejaron $20.000 pesitos,
con eso completamos para los remedios. Campesino: Esta gente es ms terca que una mula, llevan aos y aos guerreando y no se cansan. Mija vaya y avsele a Antonio que le apure con las mulas, menos mal que no estaba o si no hasta se lo hubieran llevado. (Cose con ms rapidez mientras tararea la cancin que luego canta: Yo tena una mula rucia en la ciudad de Medelln, Con una peladurita de la cola hasta la crin, Pero hay que ver y ver y ver tena una maa, Que siempre corcoveaba cuando le pona la enjalma... Mientras canta es sorprendido por otros ocho militares, quienes entran con una actitud ms agresiva, lo que hace que saque su machete y se ponga en posicin de defensa contra ataque. Tensin. Machete en alto ansioso de cuello, fusiles ansiosos de pulmn! Paramilitar: Alto, no se mueva, somos AUC, autodefensas campesinas. Ha visto pasar guerrilla por aqu? Sabemos que esa gente usa mucho esta ruta. Campesino: (Sin guardar el machete). Si, por aqu pasaron corriendo como mulas, no vi cuntos eran ni por dnde se perdieron, pero les digo una cosa seores, a m no me van a descuartizar as como as, yo no puedo impedirle el paso a gente armada por aqu. Paramilitar 2: Lo desarmo comandante?
Aquelarre
Paramilitar comandante: No, djelo, ahora vamos de afn y este paisano nos sali bravito, despus lo investigamos, miren a ver si hay algo de comer y sigamos... Cuidado con ayudar a los bandoleros, a esa plaga de secuestradores, porque al capitn motosierra le gusta coleccionar orejas, testculos y tetas. (Tensin final). Salen. Campesino: Guarda el machete, toma un buen trago doble y ahora respira ms hondo. Magdelena entra muy asustada. Mija, los vio, qu le dijeron, y Antonio? Magdelena: Me escond en el fical cuando los vi, al escuchar quines eran me asust muchsimo, ellos asesinaron a un primo en las bananeras solo porque era del sindicato, ahora s me entr el terror, vmonos mijo, y Antonio no aparece, estoy muy asustada Dnde se habr metido? Campesino: Tranquila mija, Antonio es un camalen que conoce muy bien esta montaa, debe estar revisando las trampas. (Contina su labor, pero ya no canta ni tararea ). Mujer: (Tono alto, -y con razn). Deje ya de pensar en los huevos del gallo! Qu est esperando? Que nos destrocen a pedazos? Estos matones son ms terribles que el ejrcito de la inquisicin! Vmonos! Yo me voy con mi hijo, usted ver si se queda, la prxima vez que pasen nos van a sacar los ojos y eso ser lo menos que nos hagan! ( Sale ). Pausa. Voces agresivas se escuchan por todas partes:
Alto, nadie se mueva! Un militar entra apuntndole a la mujer, los otros siete rodean la escena. Militares: Alto no se muevan! (Revisan los costales, voltean algunos, requisan al campesino). Campesino: (Con las manos en alto y el tmido humor). Miren seores, yo no s quienes son ustedes, porque todos se visten lo mismo y tienen las mismas armas, si van a disparar disparen de una vez, ya estoy mamado de tanta amenaza, pero eso s dejen tranquila a mi esposa y a m hijo. Todos se persiguen, todos se buscan, todos amenazan, todos roban, y nosotros que no hacemos sino trabajar somos los que pagamos el pato, ahora hasta la delincuencia usa uniforme camuflado. Militar: Deje ya de tanto discurso, ejrcito slo hay uno y somos nosotros, el ejrcito de la patria, los dems son bandoleros, y recuerde que usted est en la obligacin de informar sobre cualquier movimiento de la delincuencia armada, usted qu sabe? Campesino: Lo que vi seor, primero pasaron como 20 uniformados, al rato pasaron como 50 uniformados, por aqu pasan todos, ya se lo dije, unos roban, otros amenazan y el campesino solo aguante y aguante. Militar: (Revisando una lista, y unas fotografas )... Cul es el nombre de esta finca ?... Ya la encontr, La esperanza, bueno no hay informes de ustedes (Guarda la lista y las fotografas ). Recuerde que es delito colaborar con la subversin, esa gente lo nico que sabe es secuestrar y llevar-
se a los nios como carne de can, su deber de ciudadano es avisar todo lo que vea por ah. Ni un vaso de agua para esos hideputas terroristas ! Campesina: ( Muy tranquila ). Seor oficial, como usted se puede dar cuenta no somos ninguna clase de bandoleros, ni delincuentes, ni asaltantes. Heredamos de nuestros padres el amor por el campo, por la tierra y el trabajo, pero como usted vio al venir para aqu, la carretera est en muy mal estado, en invierno se pone imposible de transitar; el puesto de salud no tiene enfermera y mucho menos mdico desde hace ms de un ao; y la escuela de la vereda lleva ms de tres aos sin profesor porque no hay presupuesto para pagarle.... Militar Oficial: (Interrumpindola). Mire seora, nosotros no nos metemos en poltica, nuestro deber es reprimir a la subversin para darles a ustedes tranquilidad y la seguridad. Bueno, no se olviden de informar acerca de cualquier movimiento de elementos armados. Vanguardia avanzar! ( Salen). El campesino: De forma apresurada saca todos los bultos de la escena, la herramienta, mientras vuelve a tararear la cancin de la mula de la peladurita: Aydeme a terminar de empacar, hay que llegar temprano para lograr buen precio, y a ver si alcanzamos al mdico para que atienda a Antonio. Campesina: S, vmonos, pero para otra parte. Campesino: Tranquila mija, deje el desespero, no podemos salir
79
erraleuqA
80
corriendo as como as, sin saber para dnde, aqu la tierrita no es tan mala, hasta ganado podemos engordar. Campesina: Pues lo engordar su abuela porque yo me largo con mi hijo. Salen. El espacio queda vaco. Oscuro Se escucha en la oscuridad el ruido de helicpteros artillados Black Hawk AH-60L (45)
caliente, tan caliente que ola a azufre por todas partes, a fsforo blanco, y las piedras se pusieron todas rojizas. Bueno pero ya estamos en esta hermosa ciudad y les voy a mostrar estas semillas, son muy especiales, ya no se encuentran casi, son muy escasas. (Transicin). Dirigindose a la calabaza azul. Quieta Pancracia ! No se me desespere que ya la voy a sacar, espere un momentico yo atiendo a los seores. (Transicin). S seoras y seores, ms tarde se la muestro, porque lo primero es lo primero, miren estas semillitas (El mimo recorre el espacio mostrando las semillas), son de girasol azul, abre de noche y cierra de da; la siembran en su jardn o en una matera, tiene que ser de barro, de plstico no sirve, porque la quema, cuando florezca, su presencia calmar la angustia del insomnio crnico... (Transicin). Busca en su bolso... Y lo que es ms espectacular, lo ltimo en botnica indgena: Si ven estas semillitas transparentes? Parecen perlas, pero no, son semillas de hierbabuena, germinan en menos de ocho das y a los 15 ya florecen y su aroma espanta las pesadillas ms horrendas y persistentes, y lo que es mejor, favorece la ensoacin: Es decir, sin necesidad de qumicos u otras yerbas ustedes suean despiertos toda clase de fantasas contra la depresin, contra el estrs, y contra la mala tristeza. (Transicin). El mimo muestra y ofrece semillas, ramitas, florecillas, con su leve danza de antigua hechicera. l escarba en su mochila. Y si necesitan ayuda para el amor, Les tengo la semilla del pimen-
tn!, su fruto consumido todos los das desencalambra las ternuras adormecidas y hasta las oxidadas ! Compren la bolsita, compren que es muy buena inversin, solo cuesta 1000 pesos el paquetico, tres bolsitas por 2500 y recuerden que a este bello pas slo lo arregla una gran pachanga social que invente una nueva legislacin. (Transicin). Se dirige de nuevo hasta la calabaza. Quieta Pancracia, que ya la voy a sacar, no me acose nia, s seores y seoras, este animalito es una especie en va de extincin, es el ltimo ejemplar en Amrica, pero antes de que conozcan a Pancracia, quiero que sepan que el mimo que les est vendiendo las semillitas no es mudo ni tartamudo, lo que pasa es que los mimos solo hablan con gestos en su funcin. (El mimo contina con leve danza de hechicera, yerbatera y teatrera ofreciendo las mgicas semillitas); pero este mimo en la finca aprendi el canto de las aves maaneras,sabe de los silencios de las sombras al atardecer y de las voces del agua y de los vientos entre los bosques. (Transicin). Bueno seoras y seores, lleven las semillitas que ya nos vamos, y vamos de ciudad en ciudad, de pueblo en pueblo buscando a nuestro hijo (El mimo y l sacan fotografas grandes y giran con ellas)... Mrenla bien, es nuestro hijo, lo mand una tarde a un mandado y no ha regresado, Cualquier informacin muy bien les pagar, se llama Antonio Luna Das, le encantan las mulas,sabe de siembras y tambin ordear, toca muy bien el tiple y la bandola... Bueno seoras y seores por su amable atencin les vamos a regalar una frmula de los indios Pijaos: Si sus hijos tienen el mal de ojo, es decir, que
CUADRO SEGUNDO.
Una calle de la ciudad. Sonido de maracas y tambora. Aparece un mimo, se nota que es Magdelena. Viste traje sencillo, de ama de casa. Resaltan las lgrimas del mimo, que organiza un espacio circular: va colocando flores, semillas, algunas frutas. Cuando termina de delimitar el espacio, sale de l. Entra sorpresivamente un vendedor ambulante, eso parece, por su forma de hablar. Vemos al Campesino que inicia su espectculo de culebrero. Campesino: Mientras coloca una calabaza en el centro, dice: Seoras y seores, hombres y mujeres de sta bella ciudad, prstenme un minuto de su valioso tiempo por favor, venimos de las montaas, de fincas ganaderas y cafeteras y tambin de las arroceras, y no es para pedirles una ayudita, o una limosna por favor, al menos una moneda No faltaba ms, primero la dignidad ! S, seoras y seores, soy jornalero, trabajador del campo, administrador de fincas y cosechero, tuve que salir corriendo de la finca por que el clima se puso muy
Aquelarre
ya no pueden quitar el ojo de la televisin, denles todas las noches a las 7 en punto, changua de cilantro y agrguele trocitos de manzana roja, y a las 6 de la maana denles 2 vasos de jugo de naranja y luego acompelos al parque a trotar 45 bien despacito para que no se cansen, eso s, el tratamiento dura todo el ao, pero los beneficios son para toda la vida. (Transicin). Y ahora s les voy a mostrar a Pancracia, la cascabel alada ! (Pequea danza de los dos entorno a la calabaza)... A la voz de una,a la voz de tres, abro la calabaza y zz !? (Pausa). Si la ven? Claro mis amigos que no se ve. Y no se ve por que ella es invisible, pero existe!! Seoras y seores, Existe! Y todos ustedes, quienes la esperaron, la desearon, y la quisieron, ustedes, los impacientes tendrn su recompensa: Segn la leyenda de los Mamas Arahuacos, ustedes la vern en su soar por tres noches consecutivas, sern verdaderas ensoaciones placenteras y plenas de gozo, vern
fantasas que los alegrarn todo el resto de ao. ( Tapa y guarda la calabaza). Y ahora si nos vamos rapidito, y no se olviden de regar las semillas con agua de alberca, el agua de lluvia las daa por la acidez. Y nos vamos corriendo Que ya viene la polica y no hemos pagado el IVA. Huyamos Magdelena para las tierras fras, y si preguntan por nosotros: Que no los vimos, no los conocemos, no sabemos, no los omos. Y adis seores y muchas gracias por su colaboracin. Con semillitas rojas escriben: Viva la vida ! Salen rpido. Oscuro Se escucha cada vez ms fuerte el ruido de helicpteros Black Hawk UH-60 A/L rumbo a la zona de combates. (30 segundos). Fin
81
erraleuqA
82
Aquelarre
83
El nombre de Pierre Bourdieu, sin duda alguna, estar asociado en adelante al papel de renovacin de las Ciencias Sociales, en cuanto a su responsabilidad crtica ante todas las formas de dominacin, alienacin y fetichizacin que recorren el mundo actual y de las cuales nuestro pas no escapa*
El pasado 25 de enero el mundo acadmico universitario fue sorprendido con la desagradable noticia que supuso la muerte de Pierre Bourdieu. Los diversos titulares con los que la prensa internacional rese la infausta noticia pudieron ser indicativo del reconocimiento de su amplia produccin intelectual. Falleci el ltimo gran pensador, Uno de los padres de la sociologa contempornea, falleci en Pars, Muere el socilogo que fustig la mundializacin contempornea, Falleci el Sartre del momento, etc. etc. Pero ms all de los reconocimientos periodsticos, la obra que nos leg Bourdieu es de una importancia significativa para las Ciencias Sociales en su conjunto; sus 40 libros y sus ms de 300 artculos publicados a lo largo de su vida son el mejor ejemplo del apasionado y arduo trabajo que siempre le caracteriz. A manera de informacin presentamos una breve semblanza de su vida, de sus publicaciones ms destacadas, los temas centrales de su obra y algunas referencias en torno de los diversos comentarios polmicos que ha suscitado su produccin intelectual:
erraleuqA
84
ciologa, en la Escuela Normal Superior, tradicional centro universitario de los intelectuales franceses. En 1958 se publica su primer libro: Sociologie de l Algrie En 1964 se cristaliza su vinculacin al mundo universitario. Publica Los herederos, los estudiantes y la cultura, texto que, segn algunos autores, funda una nueva manera de hacer sociologa. Igualmente, a partir de este ao, se vincula como profesor de la Escuela de Altos Estudios de
Sociologie, que diez aos ms tarde se publicar en espaol con el nombre de Sociologa y Cultura. En 1982, despus de pronunciar su famosa clase inaugural, fue nombrado como profesor del Colegio de Francia. En 1984 publica Homus Academicus obra de la cual el socilogo argentino Lucas Rubinich afirma: all las categoras que siempre tratamos de pensar para otros grupos sociales, se aplican a nuestro propio grupo de
obreros franceses en protesta por impedir la implementacin de reformas que vulneraban sus derechos. Para este mismo perodo publica varios libros que circularn a bajos precios. Estos escritos se vendieron rpidamente, alcanzando record, de venta (entre 120.000 y 150.000 ejemplares), encontraron un pblico cada vez ms deseoso de escuchar reflexiones cuestionadoras de la banalidad reinante. Sobre la televisin: en donde realiza una fuerte crtica a la televisin y a los grandes gru-
Aquelarre
dominacin masculina, que se convertir en su ltimo libro. Segn Octavio Mart, en este texto Bourdieu denunciaba hasta qu punto muchas mujeres y el propio discurso feminista haban interiorizado la lgica masculina como la nica con fundamento. Igual de importante ser La esencia del neoliberalismo, clebre artculo que apareci en Le Monde Diplomatique en marzo de ese ao, el cual ha sido publicado en numerosas revista internacionales y nacionales, especialmente en el mundo universitario. En l se nos advierte sobre lo nefasto del modelo neoliberal, no solo para la economa mundial, sino para el porvenir de la humanidad. De los mltiples escritos realizados en sus ltimos aos, se destaca: La Nueva Vulgata Planetaria publicada en Le Monde, en mayo de 2000. Seguramente muchos de sus escritos no publicados seguirn apareciendo. Las editoriales se interesaran para traducir del francs a otros idiomas su innumerable produccin escrita. Ojal los centros de publicaciones universitarios asuman tambin este reto, y nos permitan acceder con mayor facilidad a la obra de este gran pensador que, si bien ya no esta con nosotros, nos dej un gran legado.
tacar cuales podran ser los conceptos bsicos que estn presentes en ella. La argentina Mariana Maestri nos plantea que los estudios de Pierre Bourdieu se centran bsicamente, en el anlisis de los consumos culturales, del arte y de la educacin por esto para comprender como se generan las categoras, de percepcin esttica que determinan la experiencia subjetiva de lo bello desde Bourdieu es necesario hacer referencia a los conceptos de: habitus, campo, capital cultural, y codificacin entre otros. Nstor Garca Canclini nos plantea al respecto: Muy pocos de los principales socilogos,los que producen un sistema original de interpretacin de la sociedad, han puesto como Bourdieu, en el centro de su trabajo, las cuestiones culturales y simblicas. En el mismo sentido, Jos Manuel Jaramillo afirma que uno de los aportes ms significativos de Pierre Bourdieu, en el que caben la totalidad de sus intereses y producciones, tanto tericas como empricas, sin duda lo es haber alcanzado un nivel de conceptualizacin tal de la sociedad, que permite concebirla como un incesante mecanismo de relaciones o relacional-, cuyo desenvolvimiento explica un funcionamiento coherente de estructuras sociales, campos culturales compuestos por fuerzas sociales interrelacionadas en espacios particulares- y comportamientos individuales, constituidos en formas de pensar y de actuar. Segn Fabin Sanabria, discpulo de Bourdieu y profesor de la Universidad Nacional de Colombia, un tema central en la obra
del maestro es la nocin de violencia simblica y la de capital simblico. Los conceptos de habitus y campo, son reconocidos por los numerosos estudiosos de su obra como dos conceptos fundamentales que, junto al de capital simblico, aparecen desarrollados de manera muy clara en su libro Razones prcticas. Sobre la teora de la accin. Sera imperdonable terminar este aparte del escrito sin reconocer y destacar las dos recientes publicaciones de la Universidad Pedaggica de Colombia: Pierre Bourdieu. Conceptos bsicos y construccin socio-educativa de Gustavo Tllez Ireguri (actual rector), y el nmero especial de la Revista Colombiana de Educacin. Estos escritos no solo nos introducen a la obra del gran socilogo francs, sino que nos ilustran acerca del carcter polmico de la misma. Felicitaciones a la U.P.N., el mundo universitario se los sabr agradecer
85
AMORES Y DESAMORES
Admirado, controvertido y polmico, Bourdieu es un autor que no pasa inadvertido. Sin pretender caer en el simplismo de clasificar entre buenos y malos a sus lectores, lo que s es cierto es que su produccin escrita es motivo de admiracin o de controversia. Con el propsito de ilustrar este hecho a continuacin se presenta, una breve resea en la cual quedan incluidas estas posturas: En trminos casi absolutos, es el intelectual ms influyente de Francia Emily Eakin
erraleuqA
86
Gracias a Bourdieu el mundo ha pasado a ser sencillo, dividido entre dominantes y dominados Alain Finkielkraut
Desde las agitadas pocas en que Jean Paul Sartre seduca con sus discursos el corazn de los estudiantes de la mtica revuelta de Pars del 68, ningn pensador francs de gran prestigio haba causado hasta ahora tanto revuelo ni concentrado tantas furias de los intelectuales que comparten las ideas del establishment, quienes se sintieron muy descolocados por las crticas puntuales de este acadmico al que su impresionante produccin terica y aura simblica lo han convertido en un opinante digno del mayor de los respetos. Ricardo Matienzo Me parece importante sealar como factor primordial de ese fenmeno la propia obra de Bourdieu: ms de cuarenta libros escritos algunos de ellos con otros autores- y una enorme cantidad de artculos publicados en distintos medios. A esto hay que aadir el gran xito editorial del libro La miseria del mundo, que se venda hasta en los supermercados. Esta obra colectiva realizada bajo su direccin y recientemente traducida al espaol, estuvo destinada a darle la palabra a aquellos que casi nunca tuvieron una oportunidad, a quienes viven y sufren angustiados por sus condiciones de existencia: jvenes de barrios marginales, pequeos agricultores, trabajadores sociales que, estando fuertemente impactados por las contradicciones sociales, viven esas condiciones bajo la forma de dramas personales. Alicia Gutirrez
toda Francia en el campo de la sociologa era marxista, l se declaraba weberiano; ahora, que todos son weberianos, l dice que es marxista. Es una actitud provocativa, pero muestra las dos grandes lneas de su formacin Carlos Mangone Personalmente, no comparto las escogencias actuales de Pierre Bourdieu, pues lo encuentro excesivo en la manera como instala un grupo en el pensamiento acadmico, pero presentndose como vctima de todos los poderes y de todos los complots, hablando al mismo tiempo en nombre de la ciencia y del pueblo. Por lo tanto yo, que no soy bourdieusiano, y que no lo he sido nunca, no quisiera que el Pierre Bourdieu de hoy olvidara al socilogo de ayer, al imponer una quietud inalterable que slo deja como alternativas la ignorancia o la idolatra. Probablemente sta sera la mayor injusticia de su regreso al trabajo, y el camino ms seguro hacia el olvido. Francois Dubet Actualmente en los ms variados crculos acadmicos e intelectuales del mundo, se reconoce la contribucin significativa de la obra de Pierre Bourdieu al avance de las Ciencias Sociales, en particular a la sociologa, durante los ltimos treinta aos. Su trabajo es el complemento y desarrollo ms importante de los principales conceptos de los clsicos de la sociologa (Marx, Weber, Durkheim, Mead, entre otros). Gustavo Tllez Concluimos este espacio de reseas de los comentarios acerca de la obra del autor destacando que la historiadora Jeannine Ver des-Leroux escribi un libro que titul: El sabio y la poltica. Un ensayo sobre el terrorismo sociolgico de Pierre Bourdieu As las cosas, queda claro que el estudio y el debate en torno a la obra de Bourdieu es un compromiso inaplazable para las Ciencias Sociales en su conjunto, el reto nos queda planteado, asummoslo.
Aquelarre
El caso de Bourdieu es curioso. Fuertemente crtico del funcionalismo americano y de formacin weberiana, tiene tambin influencia del marxismo, del que usa ms el lxico que las categoras. En mi opinin, l termina produciendo la aplicacin de un programa marxista ms all de la letra marxista y cuando muchos marxistas terminan siendo funcionalistas. En varios reportajes de estos ltimos aos ha dicho que cuando
BIBLIOGRAFA DE REFERENCIA
BOURDIEU, Pierre.1990 Sociologa y Cultura, editorial Grijalbo, Mxico, 1999 La Esencia del Neoliberalismo. EN: Revista Universidad del Valle, No 20,Cali1999. Estado y Miseria. EN: Revista Universidad del Valle, No 20,Cali EAKIN, Emily.2002 El Polmico Pierre Bourdieu. Pagina Web, Peridico The New York Time JARAMILLO, Jos Manuel. 2000 Puede ser liberadora la sociologa? Acercamiento a Pierre Bourdieu, EN: Revista Universitaria Humanstica No. 50. Pontificia Universidad Javeriana. Bogot MAESTRI, Mariana. 2000 Consumo cultural y percepcin esttica. Pgina Web anuario@fepolit,unr.edu.ar MATIENZO, Ricardo. 2000 Quien le tema a Bourdieu. Ecos de una teleconferencia. Pgina Web de la Revista Arca No. 45- 46, Buenos Aires Revista Colombiana de Educacin No 42. Nmero especial en memoria de Pierre Bourdieu. Universidad Pedaggica Nacional, Bogot 2001 TLLEZ, Gustavo. 2002 Pierre Bourdieu. Conceptos bsicos y construccin socioeducativa. Claves para su lectura. Universidad Pedaggica Nacional, Bogot * EDITORIAL de la Revista Colombiana de Educacin No. 42, Universidad Pedaggica Nacional, Bogot 2002
87
erraleuqA
88
Aquelarre
89
HUMBERTO RAMIREZ MORENO Profesor asociado. Universidad del Tolima. Libro Cartelier, Jean. La Economa Keynesiana publicado en Bruselas el 1995. La interpretacin critica de este, hecha en el ao 2000 por Benetti, Carlo. La estructura lgica de la Teora General. Se insiste, desde la perspectiva de los autores del texto Economia Poltica del Crecimiento, que el desempleo masivo y la infrautilizacin de la capacidad productiva no representan un desequilibrio transitorio sino que se trata de los desequilibrios congnitos del crecimiento del capitalismo que descubriera Marx.(Bricall, de Juan, 1999). Finalmente, y con una mayor insistencia, aparecen los economistas como William Vickrey, Paul Krugman, Joseph Stiglitz, que con la critica a las falacias y horrores de la teora econmica neoliberal reclaman un regreso a la politica macroe-conmica creada por Keynes. Desde la poltica nos encontramos a Manuel Funes Robert en su libro La lucha de clases en el siglo XXI, pu-
Despus que se impusiera los teoremas neoclsicos como la corriente principal de la investigacin y la accin econmica Keynes qued convertido en un intelectual que solo es de inters para los estudios de la historia de la teora econmica o como un economista que trata problemas pertinentes a un pasado ya superado. No se estudia en las Facultades de Economa - Robert Lucas cree que los estudiantes de economa no lo deben leer porque se confundiran en la comprensin del modelo neoclsico- y los pocos que intentamos usarlo como parte del legado econmico, somos vistos como intelectuales anacrnicos. El mismo Paul Krugman, se refiere a ello cuando afirma La verdad es que la antigua macroeconoma de la demanda tiene mucho que ofrecer en nuestros apuros actuales, pero a sus defensores les falta conviccin, mientras que sus crticos son intensamente apasionados (KRUGMAN, 1999, 240) Durante el ao 1983, con ocasin de celebrase el centenario de su nacimiento, salieron a la luz una serie de artculos sobre su vida y obra y la relacin con otros economistas de merecido prestigio como Marx, Schumpeter y Kalecki. En primer lugar cabe mencionar el articulo de Barrere, Alain. Keynes, Schumpeter o la heterodoxia de los fundamentos analticos. La Teora General y la Teora del Desenvolvimiento econmico y el artculo de Sherman, Howard, El ciclo econmico capitalista: La visin de Marx, Keynes y Schumpeter. En Colombia se realizaron en ese ao las siguientes publicaciones Posada, Carlos Esteban. Los ciclos econmicos y la crisis en la Teora General. Una dcada despus vuelve a replantearse la recuperacin del pensamiento Keynesiano esta vez como renovacin critica de la teora dominante neoclsica. Sweezy, Alain. La revolucin Keynesiana y sus pioneros. Los keynesianos y las polticas del gobierno. El
erraleuqA
90
blicado en 1997. Keynes someti a razn el nuevo hecho y enseo a los polticos de su tiempo el manejo de esa nueva arma, que revolucionaba al mismo tiempo la ciencia econmica y la ciencia poltica. En particular descubri la manera de liberar a empresarios y obreros, a productores y consumidores, a la sociedad toda de la tirana de la usura, al dejar de ser la cantidad de dinero necesariamente escasa, con lo que su precio era necesariamente alto. Superada la traba de la usura, Keynes nos hizo ver que la revolucin monetaria permita romper el circulo vicioso del ahorro y el crecimiento: No se puede crecer sin mas ahorro, pero no puede haber mas ahorro sin crecimiento. Ahora se puede crecer sin ahorrar previamente; el ahorro aparece al final y como consecuencia, y no al principio como causa. Y al elevarse al mximo el PIB mediante el pleno empleo los gastos de sostn del Estado disminuiran y los ingresos aumentaban. El pleno empleo no es solo un logro social; tambin es un negocio pblico licito y redondo (Funes, 1997,15)
mado (en prstamo) de la biblioteca de Benthan. A los ocho aos empez a aprender latn y asumi la responsabilidad de ensear lo que haba aprendido a su hermanos y hermanas menores. (EKELUND, Hebert, 1992, 183). Cuando tuvo doce aos, Mill se embarc en estudios de lgica, en ingls y en latn. Al ao siguiente ley los Principios de Ricardo, formulando a su padre numerosas preguntas sobre economa poltica. Sobre estos ltimos estudios, Mill observ mas adelante: Creo que nunca se habr dado una enseanza cientfica ms profunda, ms adecuado para ejercitar las facultades que la que mi padre us para ensearme la Lgica y la Economa(EKELUD, Herbert, 1993, 183) Esta similitud de sus dos vidas ha creado dos personalidades intelectuales muy absorbentes. La vida universitaria de la poca posea un slido confort que significaba viajes a Europa, asistencia a teatros y conciertos, una casa bien provista, servicio domstico libros y revistas en cantidades y los mejores colegios y universidades. Keynes ingres al colegio de Eton donde recibi premios de matemticas y menciones de excelencia en la preparacin de estudios clsicos presentados a la Eton Literary Society. El joven asumi la direccin de la Asociacin de Estudiantes, la cual participaba en el gobierno del colegio. Se dibujaba ya una rara mezcla de originalidad del pensamiento y eficacia en la accin, cualidades que habran de marcar lo mas importante de su vida adulta. Desde 1902 ingres a estudiar matemticas en el King College de Cambridge. All sera el escenario donde ira a desarrollar gran parte de sus dotes de orador y hombre pblico. En 1904 gan el premio de ensayo sobre doctrinas polticas de Edmundo Burke. Tena una notable inclinacin por el servicio del Estado sus profesores de economa Alfred Marshall y A.C. Pegou, intentaron persuadirle de abandonar tal inclinacin pero encontraron un rotunda negativa. En tanto Keynes, tena un sin nmero de actividades: por aquel tiempo entr a formar parte del grupo Bloosbury, al cual pertenecan personajes como Leyton Strachey, Vanessa Bell, Leonard y Virginia Wolf y E.M. Forster; las aficiones y actividades de estas personalidades eran extremadamente variadas, los una una inteligencia excepcional, un gran poder de conviccin, una simpata personal extraordinaria y personalmente una doctrina: era el libro de Principios de Lgica de G. E. Moore, Keynes dira mas tarde que sus enseanzas eran especialmente atrac-
Aquelarre
Keynes naci en la ciudad de Cambridge, hijo del rector de la Universidad de Cambridge el seor John Neville Keynes, quien sobrevivi a la muerte de su hijo John y su madre la alcaldesa de la ciudad Florence Ada. Se dice que fue tan afortunado como John Stuart Mill, pues como este sus padres eran intelectuales; a Stuart Mill le sucedi algo inslito: A la edad de tres aos comenz a aprender griego y cuando tena ocho haba ledo las obras de los grandes autores griegos ( Herdoto, Jenofonte, Platn y Digenes) en su lengua. Durante el mismo perodo su padre le ense aritmtica, mientras que de manera autodidacta el propio Stuart aada la lectura de las historias, entre otros, de Hume, Gibbon y Plutarco, muchas de las cuales su padre haba to-
tivas para los jvenes solo importaba los estados mentales, los nuestros y los de las restantes gentes naturalmente, pero principalmente los nuestros. Estos estados mentales no se guiaban por la accin, los hechos o los resultados. Constituan unos estados intemporales y apasionados de contemplacin y comunicacin en gran parte desligados del antes y del despus. Su valor dependa de acuerdo con el principio de unidad orgnica del estado de las cosas como un todo, cuyo anlisis de partes no tiene utilidad. Por ejemplo, el valor del estado mental de estar enamorado no dependa meramente de la naturaleza de sus propias emociones sino tambin de la vala de sus objeto y reciprocidad y naturaleza de las emociones del objeto; pero no dependa si la memoria no me falla o no dependa en gran cosa de lo que sucediese, o de lo que sintiese acerca de ello al cabo de un ao; aunque por mi parte fui partidario de un principio de unidad orgnica a lo largo del tiempo que me sigue pareciendo lo nico sensato, los temas apropiados de contemplacin apasionada con una persona amada, la belleza y la verdad y los objetos primarios de la vida eran el amor, la creacin y el disfrute de la experiencia esttica y la conquista del conocimiento. De ellos el amor era con mucho el ms importante. Bajo la epidermis del individualismo ms refinado y de pacientes bsquedas msticas el grupo defenda una doctrina burguesa altamente aristocrtica y muy personal. Supona una sociedad suficientemente estable y satisfactoria en sus bases sociales, econmicas y polticas para permitir a los practicantes de la tica de Moore dedicar todo su tiempo a la adquisicin de estos estados
mentales deseables. Entre todo esto vivi Keynes en Cambridge y el grupo Bloomsbury. A comienzos de 1905 presenta el examen para ingresar a la administracin pblica en el que obtuvo el segundo puesto y es nombrado en el Indian Office y con la ayuda del profesor Pigou vuelve a la Universidad de Cambridge, obtiene Fellowship que le daba una base acadmica por el resto de su vida. Entre 1909 y 1915, Keynes se dedic a la actividad acadmica, daba lecciones de economa a los estudiantes que se interesaban por el dinero, crditos, precios. En 1909 public el libro El mtodo de los nmeros ndices con el cual obtuvo el premio Adam Smith. En 1913 es nombrado miembro de la Real Comisin sobre moneda y la hacienda de la India y al mismo tiempo se public su primer trabajo importante: Moneda y Hacienda de la India fruto de su anterior servicio burocrtico, en el cual se dedicaba a analizar el patrn oro como instrumento de intercambio internacional. Cuando comenz la guerra Kenes se hizo asesor del Tesoro Nacional de Inglaterra en temas econmicos internacionales. En el ltimo ao de la guerra era director del Tesoro Nacional y en 1919 era nombrado representante financiero en la Conferencia de Paz en Pars. Su participacin iba a ser de una gran trascendencia puesto que all se da cuenta de lo injusto y poco prctico del tratado que se obliga a firmar a Alemania. Dos meses despus renuncia a su cargo en la administracin pblica y entrega a la imprenta una acusacin contra el Tratado de Versalles que fue publicada con el nombre Las Consecuencias Econmicas de la Paz. En ella Keynes expresa su desacuerdo con el Tratado y es visto como un ingles con simpa-
tas pro alemanas lo cual le acarrea serios problemas. La indignacin de keynes por la estupidez de sus superiores dio origen a una de las mas grandes polmicas del siglo. La esencia del argumento de Keynes consista en que las medidas sobre reparaciones que debera pagar Alemania, eran profundamente ilusorias. Segn Keynes, la prosperidad de Alemania se haba fundado sobre tres pilares: Un comercio exterior importante, en el cual desempeaba un papel la marina mercante, las inversiones en el extranjero, las exportaciones en manufacturas y las conexiones extranjeras sus comerciantes. Las explotaciones de los yacimientos de carbn y hierro y las industrias que emplean estas materias primas, Un sistema de transporte y de aranceles que facilitaban eficazmente los objetivos de la produccin y las exportaciones. Segn Keynes, el Tratado de Versalles impuesto a Alemania planeaba la destruccin de esos tres pilares a la vez que impona a un territorio desmembrado y a una economa debilitada las mas tremendas obligaciones por concepto de reparaciones. La furia de la opinin pblica y privada de Inglaterra no mir hacia el futuro: fue separado de la actividad administrativa por largo tiempo. keynes regresa a la Universidad de Cambridge pero no estuvo dispuesto a dejarse aislar en la sola vida acadmica, pues pasaba la mitad del tiempo en Cambidge, diriga su ctedra a estudiantes de formacin avanzada, supervisaba el trabajo de los mejores economistas jvenes y diriga el Club de Economa Poltica que luego despeara un importante
91
erraleuqA
92
papel en la formacin de la escuela keynesiana al muerte de Keynes. Los ltimos veinte aos de su vida los reparti entre Cambridge y Londres. En 1931 publica su Ensayo de Persuasin una recopilacin de artculos escritos entre 1919 y 1931. Uno de ellos era el manifiesto electoral que redacto en mayo de 1929 para asesorar al candidato liberal Lloy George, un programa de obras pblicas con un costo de cien millones de libras que dara empleo quinientos mil hombres; este planteamiento resultaba ser mas que un despropsito mas cuando la mayora de los tericos econmicos e idelogos polticos opinaban que en un periodo de grave recesin industrial lo adecuado era disminuir el dficit fiscal mediante la reduccin del gasto pblico y no aumentarlo mediante el crecimiento del gasto del Estado. Otro texto contenido en Ensayo sobre Persuasin, denominado Breve Visin de Rusia, despus de haber visitado la Unin Sovitica en luna de miel con una bailarina rusa, analiza la poca capacidad de sobrevivencia del rgimen sovitico, que era organizativa y econmicamente muy similar al denominado Estado de Bienestar que se construira posteriormente basndose en las ideas de intervencin econmica del Estado que l construira aos despus. Sin embargo, si se mira la duracin del rgimen de planificacin centralizado sovitico en trmino su duracin este sobrevivi mas tiempo que el propio Estado del Bienestar. Sin duda la diferencia entre su sistema de intervencin estatal y el rgimen sovitico no son tan radicales. La actitud de Keynes mas bien se explica, a nivel ideolgico por sus
intereses de clase: si yo tengo que defender intereses parciales defender los mos, cuando llegue la lucha de clases como tal, mi patriotismo local, mi patriotismo personal estarn con mis fines. Yo puedo estar influido por lo que opino es justicia y buen sentido, pero la lucha de clases me encontrar de lado de la burguesa educada. Los ltimos quince aos de su vida estuvieron ligados a dos grandes acontecimientos: uno poltico y otro intelectual. La publicacin de La Teora General el Inters y el Dinero y la segunda Guerra Mundial y sus secuelas. El Keynes famoso y reconocido mundialmente es el de los ltimos 10 aos ( 1936 - 1946). A la publicacin de La Teora General le sucedieron otros escritos econmico como Memorias sobre la Reforma Monetaria y Medios para la Prosperidad y otro trabajo importante publicado en dos volmenes el Tratado sobre el Dinero. El viaje de seis aos entre el Tratado y La Teora General se aceler con la colaboracin de un importante auxiliar intelectual el profesor Kahn miembro de la Universidad de Cambridge quien fue el creador del concepto del multiplicador de Ocupacin que Keynes perfeccionara con el nombre del Multiplicador de Inversiones, un coeficiente que establece una relacin entre el incremento de la inversin que genera un incremento mucho mayor en el ingreso nacional, el cual depende de la propensin marginal a consumir concepto que es definitivo en la explicacin de la intervencin econmica del estado en la Teora General. Al estallar la Segunda Guerra Mundial escribi un folleto titulado Como Pagar por la Guerra el cual le sirvi para ser
llamado de nuevo al Tesoro Nacional y aunque no tena responsabilidades administrativas, sirvi como asesor en una amplia gama de problemas financieros planteados por la Guerra. Keynes cumpli una destacada actuacin en la creacin del Fondo Monetario Internacional en Washington y en la reunin de Bretton Woods. Keynes no solo discrepaba de los americanos sino de las directrices de Londres. Las decisiones adoptadas por el F.M.I le quitaron toda esperanza sobre el futuro de estas instituciones y de regreso a Inglaterra muere en Sussex en 1946.
Aquelarre
recursos hasta entonces ociosos, al aadir al proceso circular del ingreso y la produccin, se paga a si mismo ya que agranda la corriente del ingreso por una cantidad equivalente ( en condiciones de equilibrio ) a la cantidad retirada de la misma corriente a travs de la venta de sus productos. Un nuevo proceso productivo, al pagar ingresos a los factores ocupados, genera demanda al mismo tiempo que aade oferta ( HANSEN, 1974, 14 ). Esta doctrina aparentemente lgica fue aceptada sin discusin durante ms de medio siglo como un dogma tirnico por todos los economistas de su tiempo, o fundamentalmente por aquellos que queran que la economa funcionara a nivel de pleno empleo sin situaciones de fluctuaciones criticas recurrentes en la actividad econmica. Sin embargo, la generacin de economistas que inicio su vida intelectual en el periodo de la primera guerra mundial se senta frustrada por el estril anlisis prevaleciente: la teora neoclsica dominante, con su impecable forma de entender el mercado, era incapaz de explicar la realidad de la crisis econmica creada por la guerra misma. Muchos de estos economistas se convirtieron en disidentes de la teora econmica ortodoxa. En EE.UU. Veblen y sus seguidores de la escuela institucionalista americana ( Cammos, Mitchell, Ayres ) eran escpticos de la teora pura. No obstante estos asaltos a la teora ortodoxa fracasaron. En otros contextos y con otras argumentaciones se cuestionaron los paradigmas de la teora ortodoxa ( Hobson, Clark, Aftalion ) lucharon desesperadamente para modificar las viejas ideas pero los hechos por si solo no destruyen las teoras. Dos premisas fundamentales se constituan en defensa que se alzaban contra toda critica: 1.La tasa flexible de inters asegurara la igualdad entre el ahorro y la inversin en condiciones de ocupacin plena. 2.Un sistema flexible de salarios y de precios asegurara un mercado adecuado, excepto cuando ocurrieran disturbios ocasionales (HANSEN, 1974, 17) La tradicin ortodoxa del pensamiento econmico no estaba preparada para enfrentarse a esta situacin. La estructura de la explicacin neoclsica se haba construido sobre el supuesto de que el pleno empleo siempre ocurrira y que todo distanciamiento que alejara a la economa de l seria un asunto sin
importancia y que en cuanto ocurriera el mismo sistema econmico generara los remedios necesarios. Esta imagen era totalmente extraa a la realidad del momento. El paro obrero haba alcanzado proporciones impresionantes, la capacidad productiva se ocupaba en pequea cantidad y los indicativos que la situacin se fuera auto corrigiendo no parecan presentarse. En el prologo de la teora general Keynes cuestiona de entrada a los economistas ortodoxos: Si la teora clsica solo es aplicable al caso de la ocupacin plena, es una falacia aplicarla a los problemas de la desocupacin involuntaria - si tal cosa existe ( quin lo negara ? ) - los tericos clsicos se asemejan a los gemetras euclidianos que, quienes al descubrir que en la realidad las lneas aparentemente paralelas se encuentran con frecuencia, las critican por no conservarse derechas - como nico remedio para los desafortunados tropiezos que ocurren -. No obstante, en verdad, no hay mas remedio que tirar por la borda el axioma de las paralelas y elaborar una geometra no euclidiana. Hoy la economa exige algo semejante; necesitamos desechar el segundo postulado * de la doctrina clsica y elaborar una teora del comportamiento de un sistema en el cual sea posible la desocupacin involuntaria en el sentido riguroso (Keynes, 1974, 26 ). Se trata de una crtica muy radical a la capacidad del sistema de precios flexibles para eliminar el desempleo. Cuestiona la rigidez de la imposibilidad del equilibrio con desempleo involuntario en circunstancias de flexibilidad de salarios.
93
erraleuqA
El 19 de octubre de 1929 comienza la crisis ms impresionante de la economa capitalista, se produce el crack de la bolsa de valores de New York, donde las acciones salan al mercado a precios cada vez ms bajos sin encontrar compradores. Las empresas se derrumbaron, limitaron la demanda al mnimo, los bancos dejaron de otorgar crditos, las fbricas empezaron a ver crecer sus inventarios y unas materia primas que no se podan manufacturar. Todas las compaas empezaron a despedir gran parte de sus trabajadores y al empresas se derrumbaron, limitaron la demanda al mnimo, los bancos dejaron de otorgar crditos, las fbricas empezaron empre-
94
sas se derrumbaron, limitaron la demanda al mnimo, los bancos dejaron de otorgar crditos, las fbricas empezaron a ver crecer sus inventarios y unas materia primas que no se podan manufacturar. Todas las compaias empezaron a despedir gran parte de sus trabajadores y al cabo de un corto periodo solo en EE.UU cerca de doce millones de obreros quedaron sin trabajo y la poblacin activa que aun se encontraba ocupada reciba cada vez salarios ms bajos y como consecuencia de todo esto las compras de bienes de consumo disminuyeron notablemente. Rpidamente Europa fue contaminada por la crisis. Alemania que viva gracias a los crditos otorgados por los EE. UU. e Inglaterra, cuando estos cesaron bruscamente su produccin lo mismo que su ocupacin descendi de manera violenta. Las exportaciones Alemanas bajaron y varios bancos alemanes quebraron. La crisis tambin afecto a Inglaterra. En 1932 tenia dos millones de desempleados mientras que Alemania eran de 5.5 millones. Los pases subdesarrollados sufrieron la crisis con bastante intensidad por la enrgica reduccin de sus exportaciones. La teora ortodoxa neoclsica ha sostenido que este tipo de problema se presenta por dos rigideces en el sistema econmico que son las que entorpecen los mecanismos de ajuste automtico: La rigidez de los salarios como consecuencia de la influencia de los sindicatos. Solo la disminucin de estos podra garantizar la obtencin del pleno empleo. Las organizaciones laborales impedan toda poltica al respecto. Los economistas ar-
gumentaban que los sindicatos eran socialmente irresponsables. Las empresas se alejaban de las normas de la libre competencial. La aparicin del monopolio que ejerca un gran control de precios impeda el desarrollo de las fuerzas productivas. Los elementos monopolistas reducin la flexibilidad de los precios y aumentaban la capacidad de los vendedores para resistir a las presiones a la reduccin de los precios cuando decrecia la demanda. Esta lnea explicativa gano importancia al principio de los aos 30 con la publicacin de las teoras de la competencia imperfecta y monopolstica desarrolladas por la profesora Joan Robinson en Inglaterra y Eduard Chamberlin en EE.UU. El mal fue atacado por los gobiernos utilizando instrumentos proteccionistas como la elevacin de los aranceles y la devaluacin de la moneda, polticas contraproducentes que agravaron la crisis en el comercio internacional lo que a su vez disminuy el empleo. La calamidad existente era demasiado obvia y su gravedad de extrema urgencia para ser pasada por alto. Faltaba una estrategia cuidadosamente elaborada para atacar la enfermedad econmica (BARBER, W, 1984, 213) Mientras los economistas atacaban la ley de Say buscando una explicacin para el diagnstico acertado, los gobiernos ensayaban mltiples remedios: En los EE.UU., la administracin Roosevelt, que haba llegado al poder con la promesa de equilibrar los impuestos con niveles
reducidos de gasto pblico tom sin embargo audaces iniciativas de utilizacin de programas de obras pblicas para estimular la economa. Estos atrevidos experimentos rompieron alentadoramente con la sabidura convencional pero no tena fundamento analtico. En ausencia de un diagnstico terico de la economa del desempleo, no haba medida racional disponible para distinguir las medidas salvadoras de las panaceas ofrecidas por chiflados y excntricos. (BARBER, W. 1984, 214) Aparece entonces la Teora General de la Ocupacin, el Inters y el Dinero. Explicar a fondo el problema de la subocupacin es el propsito primordial de Keynes. Para la ortodoxia econmica segn Keynes - la desocupacin puede presentarse porque los trabajadores no aceptan un menor salario que corresponde al descenso de la productividad marginal de su trabajo. La desocupacin es pues un fenmeno voluntario que se corrige con un baja adecuacin de los salarios. Salvo falta de empleo provocada transitoriamente para los ajustes del sistema econmico, debido al tiempo de demora del desplazamiento de los trabajadores de una actividad a otra. Keynes rechaza esta rigidez o resistencias a los obreros a recibir un menor salario real como lo explicacin de la persistencia del desempleo para l la desocupacin es un fenmeno involuntario que tiene otro origen, esto se debe a la insuficiencia de la demanda para absorber todos los productos resultantes del pleno empleo de las fuerzas productivas. Fue la Teora General la que realiz por primera vez a fondo un impresionante ataque a la ley de
Aquelarre
Say para ello tuvo que escaparse de las opresivas redes del paradigma clsico: La dificultad reside no en las ideas nuevas, sino en rehuir las viejas que entran rondando hasta el ltimo pliegue del entendimiento, de quienes se han educado en ellas como la mayora de nosotros. (KEYNES, 1976, 17). O como bellamente lo dijera Marx: La tradicin de las generaciones muertas oprime como una pesadilla el cerebro de los vivos (MARX, 1976, 408) As como la Riqueza de las Naciones de Smith que constituy un resonante reto al marcantilisimo y El Capital de Marx es una crtica demoledora al capitalismo, La Teora General de Keynes es un inteligente rechazo al fundamento del laissez faire basado en la inamovible ley de Say. Por ello impresion obsesivamente a los economistas jvenes de la poca. La Teora General atrap a la mayora de los economistas de tenan alrededor de treinta aos con la virulencia inesperada de una enfermedad que estaba primero atacando y luego diezmando a una tribu apartada de isleos del mar del sur. Los economistas de ms de cincuenta aos resultaron ser bastante inmunes a la dolencia. Con el tiempo la mayora de los economistas que se hallaban entre esas edades comenzaron a correr tras la fiebre, a menudo sin saber ni admitir en que condiciones se hallaban (Samuelson, 1974) En verdad la Teora General de Keynes fue demoledor ataque a la ley de say, pero desde una perspectiva cortoplacista; su concepcin a largo plazo esta viciada de paradigmas neoclsicos: dej cubierto con los fragmen-
tos de vidrio de la teora esttica una gran rea de problemas a largo plazo y slo hizo vagas insinuaciones sobre como reconstruir la resquebrajada estructura (ROBINSON, 1976, 7) Keynes considera como economista clsico a todos los economistas anteriores a l lo que le permite meter en un solo saco, a los clsicos, a los llamados economistas vulgares y a los neoclsicos. Los economistas clsicos fue una denominacin inventada por Marx para referirse a Ricardo, James Mill y su predecesores, es decir, para los fundadores de una teora que culmino con Ricardo. Me he acostumbrado cometiendo quiz un solecismo, a incluir en la escuela clsica a los continuadores de Ricardo, es decir aquellos que adoptaron y perfeccionaron la teora econmica ricardiana, Piguo (KEYNES, 1965, 15) Debemos recordar que la escuela clsica sufre en la segunda mitad del seglo XIX una profunda escisin entre la escuela neoclsica dedicada al estudio del consumidor, de la empresa individual y del equilibrio microeconmico. Simultneamente aparece el pensamiento marxista que constituye una profunda crtica al funcionamiento del sistema capitalista y a las teoras ms difundidas an cuando gran parte de su instrumento analtico fue tomado del pensamiento clsico ( MARX, 1987 HCP) Sin embargo a pesar de haber tenido un tronco comn y de haberse desarrollado en la misma poca, se ignoraron mutuamente. Por ello puede decirse que gran parte de las criticas de Keynes sean a lo que l llam escuela clsica
se refiere ms bien al pensamiento econmico neoclsico. En que me eduque y domina el pensamiento, tanto prctico como terico, los acadmicos y gobernantes de sta generacin que ha dominado durante los ltimos cien aos (KEYNES, 1976, 15) En cuanto al pensamiento marxista, Keynes lo ignora casi por completo y ms bien lo trata en forma despectiva y superficial perdindose la oportunidad de haber desarrollado una discusin que hubiera tenido caractersticas de agudeza y profundidad dado el pensamiento de Keynes. As escriba en 1925: Como puede aceptar la doctrina que rige como Biblia por encima de toda critica, un manual de economa anticuado ( El Capital) que yo s que no slo es significativamente errneo, si no adems carece de inters y no tiene aplicacin al hombre moderno (KEYNES, 1974, 99) Analizando el libro de Silvio Gessel al cual cataloga con un socialismo antimarxista, profetiza anacrnicamente creo que el porvenir aprender ms de Gessel que de Marx.( KEYNES, 1976, 314). Es tan marcada su orientacin burguesa que un pensador que no se reconoce a si mismo como marxista lo desautoriza: Yo no soy marxista, no obstante reconozco suficientemente la grandeza de Marx para ofenderle considerndole de la misma categora de Silvio Gessell (SCHUMPETER, 1936, 793) Este desconocimiento olmpico permite que su critica se centre en la concepcin neoclsica conocida como la ley de Say, pero la afirmacin sobre Gessell parece revelar ms la propia suerte de Keynes que la de Marx.
95
erraleuqA
96
cuando el precio que hay que pagar por el dinero se eleva, muchos tipos de negocios que podran emprenderse a tipos de inters ms bajos no se emprendern en absoluto. Por tanto, un aumento en el tipo de inters tiende a reducir la demanda efectiva y, en tiempos normales a originar paro. Aunque la nocin de inters como recompensa por no atesorar dinero puede parecer muy vulgar desde el punto de vista del profano, es de la ms inslita desde el punto de vista de la teora econmica tradicional. El inters de ha considerado por los economistas, como una recompensa por posponer el consumo, ms bien que como un premio a la cesin de liquidez. La importancia del inters y el dinero se advierten por la inclusin en el titulo Teora General de la Ocupacin el Inters y el Dinero. Un examen detenido indicar que la explicacin terica fundamental se encuentra en las propiedades peculiares del dinero y del inters. En ausencia del dinero o de cualquier forma de riqueza con las propiedades convencionales del dinero, Keynes sostiene que el sistema econmico tenderia a la auto adaptacin el punto del empleo. Aunque el ttulo indica una consideracin terica destacada hacia el dinero y el inters como base de la explicacin fundamental del paro, desde el punto de vista poltico - prctico Keynes concede una mayor importancia a la inestabilidad de la demanda de bienes de capital que surge de la irracionalidad del mercado de inversin privada.
Aquelarre
Como los poseedores de riqueza expresan en general una preferencia por atesorar dinero, ms bien que por prestarlo invertirlo, la produccin de riqueza social real est en desventaja. Esta preferencia por la posesin de riqueza rentable, no solo de manera importante en un mundo en el que el futuro econmico es incierto. Si fuese un mundo en el que se pudiera predecirse el futuro econmico con precisin matemti-
sin ayuda va la demanda a la produccin existente de medios de consumo. Para utilizar las fabricas ya existentes se tienen que seguir construyendo nuevas fabricas. De otro modo no se gastar en la sociedad, con su caracterstica esencial de tipo capitalista de la desigual distribucin del ingreso, explicacin de la insuficiencia de dinero en circulacin, lo cual no permite mantener en funcionamiento el sistema capitalista. Aqu Keynes encuentra la terapia adecuada para mantener el sistema funcionando. Para evitar el paro es necesario aumentar la inversin. Pero Cul es la cusa de la inestabilidad de la inversin? Por qu flucta y porque casi siempre se encuentra por debajo de la cuanta necesaria para mantener la economa al pleno empleo?
para llegar a una decisin final de construir o no una nueva fabrica. La situacin vaga e incierta de nuestro conocimiento excluye la posibilidad de que estas previsiones sean orientadas por una base racional o cientfica. Como la gente practica vive en una sociedad cuya productividad depende de la inversin en gran escala de capitales duraderos, tenemos que tomar y tomamos decisiones relativas al futuro a largo plazo, aun cuando descansen sobre una base de arena movediza. Quienes toman decisiones tienen muy poca confianza en la exactitud del juicio que conduce a una inversin particular. Las actitudes predominantes que tan seriamente afectan a la inversin y al empleo son susceptibles de cambiar repentinamente. Si la acumulacin de riqueza fuese una cuestin de importancia secundaria la situacin vaga o incierta de nuestro conocimiento del futuro no nos afecta tanto. Pero en el moderno capitalismo industrial, la acumulacin de riqueza es la base del prospero funcionamiento del sistema econmico, la subestimacin de factores ocultos de la duda radical, la incertidumbre, la esperanza y el temor (KEYNES, 1975). La psicologa supra - racionalista de los economistas clsicos conduce a un falsa interpretacin del comportamiento del mercado de la inversin, y no tiene en cuenta el papel estratgico del dinero en cuanto a nexo protector del presente y el futuro incierto, la incertidumbre del futuro, que hace aventurada la inversin real, presta tambin encanto al dinero en cuanto a acumulacin de valor. Mientras los economistas clsicos se ocupan del comportamiento racional en un mundo racional, Keynes se ocupa del comportamiento racional en un mundo irracional
97
erraleuqA
98
cin salarial, la empresa fordista y los vnculos entre el capital y el Estado: La relacin salarial gira entorno al papel del trabajo semicalificado en grandes plantas y establecimientos; la direccin reconoce la validez del sindicato, y los sindicatos a su vez reconocen a la administracin el derecho a controlar el proceso de trabajo y la estrategia corporativa; los salarios aumentan con el crecimiento de la productividad y de los precios y se vuelven rgidos a la baja pese a las fluctuaciones de la demanda de trabajo; se difunden las negociaciones colectivas y la legislacin sobre el salario mnimo, lo cual aumentan los salarios de los empleados en sectores no fordistas y por lo tanto mantienen las proporcionalidades de la demanda; beneficios aumentados del bienestar financiados con impuestos progresivos, extienden la posibilidad del consumo masivo a los econmicamente inactivos. La empresa tpica del fordismo es un gran establecimiento donde la propiedad y el control estn separados. Tienen una organizacin caracterstica divisiones mltiples, descentralizadas y orientadas al mercado-, supervisadas por una junta central que tiene a su cargo la planeacin a alto nivel. La principal fuente de beneficio es la plusvala relativa, basada en tecnologas de mayor productividad y en economas de escala. La principal forma de competencia capitalista es el monopolio mas que una competencia liberal. En vez de participar en un sistema de precios flexibles donde estos varan con la demanda, estn comprometidos en una fijacin de precios basados en un margen sobre costos, en un comportamiento de liderazgo de precios y en la competencia a travs de la publicidad, La moneda tiene un carcter fiduciario nacional y no el de un dinero mercanca internacional; el crdito privado es proporcionado por un sistema bancario organizado jerrquicamente por un banco central; el crdito de consumo es un factor importante en la capacidad de las familia s para comprar vivienda y artculos de consumo durables; las polticas de crdito del estado tienen metas de demanda agregada y pleno empleo. El papel del capital comercial es crucial en la relacin entre productores en serie y la demanda masiva a travs de publicidad, venta al detal masiva, crditos masivos ( contratos salriales, compras a plazos, financiacin hipotecaria) la investigacin del consumidor. El estado en el fordismo es un estado de bienestar
Aquelarre
keyesaiano EBK-. Este cumple dos funciones bsicas en la promocin del proceso de acumulacin del fordismo: maneja la demanda agregada de tal modo que las inversiones intensivas en capital funcionan cerca de la plena capacidad productiva, y los empresarios tienen suficiente confianza para emprender actividades extensas y costos de inves-
tigacin y desarrollo as como la capacidad de hacer enormes inversiones de capital posterior en serie s complejas ( GALBRAITH, 1967) y generaliza las normas de consumo masivo de modo que la mayora de los ciudadanos pueden participar de la prosperidad generada por las economas de escala crecientes.
99
BIBLIOGRAFA DE REFERENCIA
BARBER, William. Historia del Pensamiento Econmico. Alianza Editorial. Madrid, 1984. BARRE, Alain. Keynes y Schumpeter o la heterodoxia de los fundamentos analticos. La teora General y la teora del desenvolvimiento econmico. Universidad de Antioquia,1983. BENETTI, Carlo. La Estructura de la Teora General. Revista Cuadernos de Economia. Universidad Nacional. BRICALL, Joseph, DE JUAN, oscar. ( Coordinadores) Economa Poltica del crecimiento, fluctuaciones y crisis. Nuevas reflexiones poskeynesianas. Editorial Ariel. Barcelona, 1999. CARTELIER, Jean. La economa de Keynes, de Boeck Wesmael. Bruselas 1985. CATAO, Jos Felix. La economa de Keynes. Resea del libro L conomie de Keynes. de Jean Cartelier. Cuadernos de Economa No28. Universidad Nacional de Colombia, 1998, pag 285. CLARAMUNT, Carlos Ochando. El Estado del Bienestar. Objetivos, Modelos y Teoras Explicativas. Editorial Ariel, Barcelona, 1999. EKELUND, Robert B, HERBERT, Robert. Historia de la Teora Econmica y de su mtodo. Santaf de Bogot, Mc Graw Hill, 1996. Tercera Edicin. FOLEY, Ducan. La ley de Say en Marx y Keynes, 1983 FUNEST, Robet Manuel. La lucha de clases en el Siglo XXI. Visin Poltica de las Crisis Econmicas de Nuestro Tiempo. ESIC. Madrid.1979 GALBRAITH, John Kenneth. El Nuevo Estado Industrial. Editorial Ariel, 1967. HANSEN, Alvin. Gua de Keynes. F.C.E. Mxico, 1974. JESSOP, Bob.. Crisis del Estado del Bienestar. Hacia una nueva teora del Estado y sus consecuencias Sociales. Siglo del Hombre editores Universidad Nacional de Colombia, 1999. KEYNES, John Maynard. La Teora General de la Ocupacin el Inters y el Dinero. Editorial. Fondo de Cultura Econmica. Mxico, 1974.
erraleuqA
100
KRUGMAN, Paul R. De Vuelta ala Economa de la Gran Depresin. Grupo Editorial Norma. Santaf de Bogot. 1999. LEIJONHUFVUD, Alex. Anlisis de Keynes: Un estudio de Teora Monetaria. Vincens Vives, 1976 MARX, Carl.El 18 brumario de Luis Bonaparte. En Obras Escogidas de Marx y Engels. Tomo I. Ed. Progreso, 1976. Historia Critica de la Teora de la Plusvala. Editorial Comunicacin. PATINKIN, Don. Money, Interest and Prices. 2a Edicin N.Y 1965. POSADA, Carlos Esteban. Los ciclos econmicos y la crisis de la Teora General: Superacin de una perspectiva tradicional, 1983 PREBISCH. Raul. Introduccin a Keynes. Editorial Fondo de Cultura Econmica. Mxico 1974. ROBINSON, Joan. La Acumulacin de Capital. Fondo de Cultura Econmica. Bogota, 1976 SAMUELSON, Paul. The General Theory Econometrica. Volumen 14. SHERMAN, Howard. El ciclo econmico capitalista: la visin de Marx, Keynes y Schumpeter, 1983. SWEEZY, Alain. La revolucin keynesiana y sus pioneros. Los keynesianos y las Polticas del Gobierno. VICKREY, William. Quince falacias funestas del fundamentalismo financiero. En: Cuadernos de Economa. Vol. XVIII No. 30 Facultad de Economa de la Universidad Nacional
Aquelarre
INDICE DE IMGENES
101
Pgina 5.Pgina 7.Pgina 8.Pgina 11.Pgina 13.Pgina 14.Pgina 19.Pgina 20.Pgina 23.Pgina 25.-
Silvano, dios de los bosques, buril de Cornelius Cort sacado de Frans Floris, 1565. Detalle de escena brujesca, Museo Lzaro Galdiano, Francisco Goya. El sueo de la razn produce monstruos, aguafuerte y aguatinta, Francisco Goya El Sortilegio de Amor, pintura de Platzi. Bildenden Kunst, Leipzig. Plancha grabada al aguafuerte por Martin van Maele en la Sorcire de Michelet, 1911. Linda Maestra, aguafuerte, aguatinta bruida y punta seca, Francisco Goya. La ronda diablica, pintura de David Rickjaert. Museo Bargoin, Clermont-Ferrand. Detalle La ronda diablica. Ensayos, Francisco Goya. Saturno, patrn de las brujas, buril de Cripin de Passe, sacado de Martin de Vos, finales del siglo XVI. Pgina 26.- Detalle Saturno, patrn de las brujas. Pgina 29.- Errando durante la noche por un lugar solitario, aguafuerte de Claude Gillot, repasado al buril por Jean Audran, principios del siglo XVIII. Pgina 31.- La extrema - uncin, Francisco Goya. Pgina 35.- Mujer acusada de brujera en la Edad Media soportando la tortura sin mostrar seales de sensibilidad, grabado del siglo XIX. Pgina 36.- Detalle Errando durante la noche por un lugar solitario. Pgina 44.- Las brujas, pintura de Hans Balduns Grien. Pgina 45.- Escena de aquelarre, plancha grabada al aguafuerte por Martin van Maele, en la Sorcire de Michelet, 1911. Pgina 53.- La joven bruja, pintura de A. Wiertz. Pgina 57.- Vampirella. Pgina 58.- La ronda del aquelarre, litografa de Louis Boulanger, 1829. Pgina 59.- Retrato de Emiro Kastos. Pgina 62.- Detalle La ronda del aquelarre. Pgina 65.- Plancha grabada al aguafuerte por Martin van Maele en la Sorcire de Michelet, 1911. Pgina 67.- Detalle Plancha grabada al aguafuerte por Martin van Maele. Pgina 72.- All va eso, pintura de Francisco Goya. Pgina 73.- Plancha grabada al aguafuerte por Martin van Maele en la Sorcire de Michelet, 1911. Pgina 76.- Mucho hay que chupar, pintura de Francisco Goya. Pgina 77.- Adveniat regnum tuum, grabado annimo del siglo XVII. Pgina 82.- Chitn, pintura de Francisco Goya. Pgina 83.- Pierre Bourdieu, retrato. Pgina 88.- Las brujas, grabado de Barathier, sacado de Fussli. Col. Peral. Pgina 89.- La trapera, dibujo de Boilly. Pgina 101.- Partida hacia el aquelarre, grabado de Maleuvre, sacado de Quererdeau.
erraleuqA