Caso 1 - Accor KXCP
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ACCOR
ACCOR empezó en 1957 con un solo hotel en el norte de Francia y llegó a convertirse en una
de las empresas más grandes del mundo en el ramo de hostelería y servicios turísticos. En enero
de 1992, ACCOR dirigía 1.900 hoteles con 200.000 habitaciones, más de 6.000 restaurantes, y
1.000 agencias de viaje, así como empresas de alquiler de automóviles y la compañía de vales por
servicios (vouchers) más grande del mundo, que contaba con 54 millones de usuarios al día. (En el
anexo 1 se presenta la lista de las 46 marcas de ACCOR). ACCOR empleaba a 140.000 persona en 127
países, e inauguraba tres hoteles semanales y un restaurante nuevo al día. Su posición de
gigante en el ramo de servicios de hostelería y turísticos no tenía rival entre sus
competidores europeos. Una empresa equivalente en los Estados Unidos hubiera tenido que sumar
las compañías Marrito, Ramada Inn y Motel 6 en la industria hotelera, más Roy Rogers, Pizza
Hut, Ardes y Dairy Queen en el sector de restaurantes, y agregar empresas de alquiler de
automóviles y agencias de viaje. (En el Anexo 2 se presentan resultados financieros recientes).
Los copresidentes de ACCOR también eran los fundadores de la empresa: Paul Dubrule y Gérard
Pélisson. Bajo su gestión, la empresa había crecido continuamente, tanto a través de la
introducción de productos nuevos como de adquisiciones, y se había establecido firmemente en
toda Europa y muchas otras partes del mundo. Hasta 1990, la presencia de ACCOR en
Norteamérica no había sido más que moderada, pero en julio de ese año, ACCOR dio un
gran paso hacia adelante mediante la compra de la cadena hotelera estadounidense Motel 6,
por un valor de US $ 2.300 millones. Con este solo paso, el porcentaje de los ingresos totales
de la empresa aportado por las operaciones de ACCOR en Norteamérica aumentó de un 3% a un 6%.
La adquisición de Motel 6 fue una importante medida estratégica para ACCOR, pero también
presentó una serie de desafíos. Dubrule y Péllisson tenían que hallar la mejor forma de
integrar Motel 6 a su organización. Una pregunta era de orden organizativo: ¿dónde encajaría
Motel 6 en ala estructura organizativa de ACCOR? ¿Debería formar parte de ACCOR
Norteamérica o debería ser tratado como una entidad independiente? Otra decisión involucrada el
gerente general de Motel 6: ¿en qué medida era crítico que se retuviera a su Principal Funcionario
Ejecutivo, Joseph W. McCarthy, y qué podía hacerse para mantenerlo en la organización? Más
allá de estos desafíos inmediatos, Dubrule y Pélisson también estaban reevaluando el papel
de la dirección general en una empresa en continuo crecimiento, diversificada y extensa. La
integración exitosa de Motel 6 y los desafíos de orden organizativo eran algunos de los retos
apremiantes que Paul Dubrule y Gérard Pélisson debían enfrentar.
Paul Dubrule nació en el norte de Francia en 1934 y se graduó del Institute des Haute Etudes
Commerciales de la Universidad de Ginebra. A comienzos de la década del sesenta viajó a los
Estados Unidos y trabajó durante dos años para NCR. Durante su estadía en los EE.UU., Dubrule
quedó impresionado con la cadena de hoteles limpios y eficientes como Holiday Inn y pensó que
cadenas de este tipo podían tener éxito en Europa, donde generalmente los hoteles tenían un
solo propietario y administrador. A su regreso a Francia en 1963, Dubrule concibió la idea de una
cadena de hoteles situados cerca de los aeropuertos y de las carreteras del creciente sistema
vial nacional, para atender al número cada vez mayor de viajeros de negocios y turistas. Pero su
idea no fue tomada en serio por los inversionistas a quienes se dirigió, y Dubrule no contaba
con los recursos ni la credibilidad como para hacerla realidad.
Dubrule y Pélisson empezaron con una meta ambiciosa: abrir un hotel al año durante los
siguientes diez años. A través de un préstamo del gobierno y capital inicial privado, la nueva
empresa, denominada Novotel, se fundó en 1967. El primer Novotel se inauguró cerca del
aeropuerto de Lille, una ciudad grande cerca de la frontera con Bélgica. Poco tiempo después
abrieron un hotel en Colmar. Los hoteles prosperaron rápidamente y en 1970 ya existían
siete Novotels, situados desde Lille al norte hasta Marsella en el Mediterráneo.
A principios de la década del setenta, Novotel era ya un nombre firmemente establecido, con
hoteles a todo lo largo del territorio francés. La meta de diez hoteles en diez años había sido
sobrepasada desde largo tiempo atrás. Sin embargo, Dubrule y Pélisson previeron que Novotel
dentro de poco podría llegar a su punto de saturación en Francia y decidieron diversificarse, no
sólo a través de productos nuevos, sino hacia nuevas zonas geográficas. Se hizo un primer
intento de diversificación en 1973, con la apertura de un hotel de dos estrellas, el Ibis,
incursionando en un segmento más económico de la industria hotelera que Novotel. Al año
siguiente, Dubrule y Pélisson adquirieron una cadena pequeña pero popular de restaurantes,
Courte Paille, y en 1975 adquirieron una cadena de hoteles de tres estrellas, Mercure.
Simultáneamente, Novotel empezó a abrir hoteles en lugares en el extranjero visitados por
turistas franceses, incluyendo Africa y el Medio Oriente. Poco tiempo después se emprendió la
expansión hacia otros países europeos, tales como Alemania, Suiza y el Reino Unido.
hallaba en apuros financieros. En 1983, compraron el resto de JBI, que abarcaba una serie de
restaurantes de servicio rápido y Ticket Restaurant, una compañía que comercializaba vales para
consumo en restaurantes. La fusión de las empresas se denominó ACCOR.
La fusión con JBI tenía sentido a nivel estratégico, porque las líneas de productos de JBI
complementaban las de Novotel y eran una extensión de la experiencia fundamental en la
industria de la hostelería y de servicios, pero presentaba varios desafíos administrativos. El
más difícil era que los estilos administrativos de las dos empresas eran diametralmente
opuestos. En Novotel, Dubrule y Pélisson habían creado una empresa eficiente con bajos gastos
generales, donde se alentaba a los empleados a que tomen riesgos. En JBI, las decisiones eran
tomadas a un nivel centralizado y la oficina central agobiaba a las divisiones consus controles
estrictos y sus solicitudes de información de todo tipo. En Novotel, la mayoría de gerentes habían
estudiado hotelería y muy pocos tenían grados universitarios. En JBI, los gerentes venían de
universidades prestigiosas y tenían un alto grado de sofisticación, pero, según un empleado
antiguo, “les faltaba experiencia práctica respondiendo al mercado”. Dadas estas diferencias, la
integración de JBI y Novotel fue lenta y complicada. Tal como Dubrule y Pélisson señalaron:
“La cultura empresarial de Jacques Borel era el opuesto de la nuestra: nosotros éramos
pragmáticos y ellos tenían controles estrictos. Su dependencia en el control era comprensible,
ya que habían estado en apuros económicos durante años.
Ellos traían una metodología y el rigor del control, peor nosotros traíamos un cierto enfoque
hacia la toma de decisiones y el derecho de cometer errores.”
Poco a poco los integrantes de ambas organizaciones adquirieron una confianza mutua. Para 1985,
ACCOR era propietario y administrador de 536 hoteles con más de 64.000 habitaciones, así
como de 2.000 restaurantes, y sus ingresos habían alcanzado los 10.000 millones de francos
franceses (aproximadamente US$ 2.000 millones).
ACCOR resaltaba entre las empresas francesas tanto por su estilo de gestión como por su
crecimiento y rentabilidad. En 1984, Paul Dubrule y Gérard Pélisson fueron nombrados
“Gerentes del Año” por la revista francesa de negocios, “Le nouvelle Economiste”. A su estilo de
gestión se
La combinación funciona porque Dubrule y yo no vemos todo desde la misma perspectiva. Cuando
estamos de acuerdo en algo, considero que nueve de cada diez veces estamos en lo
correcto. Cuando estamos en desacuerdo, entonces sabemos que debemos actuar con cautela y
tomarnos nuestro tiempo. Cuando finalmente llegamos a un acuerdo, es porque uno de nosotros ha
podido convencer al otro mediante la lógica y el razonamiento.
Dubrule agregó:
La importancia de contar con dos directores ejecutivos se vuelve evidente cuando se está
tratando con personas de distintas personalidades. Se han presentado ocasiones cuando me
he encontrado muy irritado con un gerente en particular y estoy listo para echarlo por la
borda. En ese momento interviene Pélisson y me dice, “Mira, tranquilízate. Efectivamente, este
tipo es un pescado, pero también tiene sus puntos buenos.” Por eso, un socio le da a uno cierto
equilibrio. Cuando una sola persona tiene todo el poder, se ve tentada a usarlo.
Dubrule y Pélisson explícitamente dirigían ACCOR en beneficio de tres grupos: los clientes, los
empleados y gerentes, y los accionistas. Según declaración de Pélisson:
Estamos interesados en los tres, pero si me pregunta a cuál le doy más importancia,
contestaría que a los empleados y gerentes. La razón debería ser evidente – todo empieza con lo
personal. Si los empleados están contentos, prestarán un buen servicio a los clientes y
lograremos dividendos lucrativos para los inversionistas. No es que los inversionistas no sean
importantes – después de todo yo también soy un inversionista – sino que, en este negocio, todo
tiene que empezar desde los empleados.
La evolución de la organización de ACCOR tuvo tres etapas claras. Durante la primera etapa, desde
1967 hasta la adquisición de Jacques Borel International en 1983, la línea Novotel representaba la
mayor parte de las actividades de la empresa. Líneas adicionales, tales como la Courte Paille,
fundamentalmente se trataban de negocios secundarios.
Con la adquisición de JBI y la adición de varias líneas de productos nuevos, ACCOR cambió a
una estructura dividida de acuerdo a productos. Cada uno de los rubros tenía un presidente
quien reportaba directamente a Dubrule y Pélisson. Estos presidentes están a cargo de todas
las unidades de operación (hoteles o restaurantes), situadas casi en su totalidad en Francia ola
zona de Benelux. A medida que ACCOR se expandía en el extranjero, instauraba una serie de
organizaciones por país que complementaban a la organización por rubros en Francia. Tal
como explicó Dubrule, era importante mantenerse al tanto de las particularidades de cada
uno de éstos. A los presidentes de país se les ponía totalmente a cargo de todas las unidades de
ACCOR en su territorio; dirigían los aspectos tanto de administración como de operaciones de
las actividades de ACCOR.
Sin embargo, con el paso del tiempo y a medida que las operaciones en los países
extranjeros crecían en términos de tamaño y madurez, se volvió menos importante que
se mantuviera un planeamiento principalmente nacional y empezaron a cambiar de una
estructura de país a una estructura de rubro. El primer país donde se instauró este cambio
fue Alemania; en 1987, las diversas unidades en Alemania – tales como Novotel e Ibis -
Estos cambios en la línea de mando tuvieron como resultado que las gerencias de rubro adquirieran
mayor poder. En el caso de Novotel, por ejemplo, se dio que hasta 1987, el presidente de Novotel
estaba a cargo de las operaciones de todos los hoteles en Francia y el Benelux, pero los Novotels
de otras partes del mundo reportaban a los diversos gerentes de país. En 1987, la sede de
Novotel fue hecha directamente responsable de las operaciones de sus hoteles en Alemania y
otros lugares europeos, y en 1989, fue puesta a cargo de los Novotels den el Medio Oriente y
Africa. En 1990, los Novotels que no reportaban a la sede eran los cuatro territorios restantes:
Asia, Norteamérica, Brasil e Italia.
ACCOR mantuvo una organización regional tanto en Asia como en Norteamérica porque
la penetración en esas regiones era relativamente reciente y se necesitaba continuar con un
enfoque a nivel regional. El caso de Italia era distinto ya que, aunque las operaciones
italianas con ACCOR habían logrado la misma madurez que las de otras zonas europeas, se
mantuvo una organización nacional por una simple razón: el gerente de país italiano era tan capaz y
su comprensión de cómo desempeñar la gestión en Italia tan absoluta, que Dubrule y Pélisson
consideraron que no iban a ganar nada con trasladar el control de sus operaciones a las sedes de los
rubros respectivos.
El resultado no fue una política única y coherente respecto al diseño organizativo que
fuera aplicable a todas partes del mundo, ni una estructura de doble mando simultáneo, tal
como se presenta en una organización de matriz, sino lo que Dubrule y Pélisson denominaron
como una organización de “geometría variable”. Una estructura variable era lo adecuado para
Dubrule y Pélisson: “Estamos a favor de las estructuras variables de organización, porque las
organizaciones tienen que adaptarse a las personas que las conforman. No nos convencen los
organigramas excesivamente definidos puesto que crean cierta rigidez.”
La decisión tomada con respecto a las operaciones italianas de ACCOR fue un ejemplo de suma
importancia que Dubrule y Pélisson daban a la persona, no al puesto. Tal como explicó Dubrule:
Se necesita diseñar el mejor trabajo para cada persona, no sólo poner a la persona en un
comportamiento existente. Las personas no encajan en un comportamiento tipo – les puede
quedar muy grande o muy pequeño y se encontrarán constreñidos o forzados.
Tratamos de adecuar el trabajo a la persona. Un trabajo debe ser como un buen terno. Cuesta
hacerlo a medida, pero queda mejor y dura más.
De conformidad con su énfasis en las personas, no en los puestos, ACCOR se resistió a adoptar una
estructura formal que delineara las relaciones entre las distintas unidades. Más aún, ACCOR
intencionalmente se abstuvo de publicar un organigrama formal de la empresa donde
aparecieran cargos y nombres y, en su lugar, simplemente proporcionaba una lista de los rubros de
la empresa. Un gerente de alto mando recordaba: “Una vez un empleado nuevo me pidió una copia
del organigrama de ACCOR. Le entregué el directorio telefónico de la empresa. – Aquí está la
organización, le dije”. Esta actitud se oyó repetida por gerentes de todo nivel, quienes describieron
ACCOR como una organización compuesta por personas, no por papeles formales. : “No ponemos a
las personas en casillas, edificamos empleos para personas”, explicó Volker Buring, Vicepresidente
de Recursos Humanos de ACCOR.
La simplicidad se hizo evidente en la sede central de ACCOR, que ocupa un edificio sencillo
de tres pisos en Evry, en las afueras de París. (ACCOR también ocupaba un piso de Tour
Montpanasse, con una vista panorámica de París, pero utilizaba estas oficinas principalmente
para albergar al Departamento de Finanzas, el cual necesitaba estar en estrecho contacto con
la comunidad financiera parisina.) Paul Dubrule y Gérard Pélisson ocupaban la Oficina de los
Presidentes de Directorio, donde contaban con la asistencia de uno o dos gerentes. El cargo de
asistente de dirección normalmente era rotativo, desempeñado temporalmente hasta asumir otro
puesto en una división de producto o de país. En la sede también se encontraban los
departamentos administrativos claves: finanzas y administración, técnico y construcción,
recursos humanos, y operaciones. Un vicepresidente estaba a cargo de cada departamento
administrativo. En total, la sede central de ACCOR sólo empleaba a150 personas.
Recursos humanos Cada división estaba ampliamente facultada para utilizar su discreción en
materia de recursos humanos, pero las responsabilidades claves se mantenían en la sede. Según
describió Pélisson:
Cada división está a cargo de contratar, atraer y despedir a su propio personal y de desarrollar
sus propios programas de motivación y remuneración. Las divisiones pueden decidir recompensar a
sus empleados conforme a distintas pautas – eso es asunto suyo. En la sede, nos centramos en
la implantación uniforme de la cultura empresarial general de ACCOR, en la ética de ACCOR y
en la capacitación dada en la Academia ACCOR.
Un elemento que sirvió para implantar una ética firme fue la publicación de los principios de la
empresa en el “Libro azul de ética y gestión” de ACCOR. Estos principios se reforzaban en extensas
sesiones de capacitación. ACCOR enfatizaba la capacitación y el continuo perfeccionamiento de sus
empleados, y en 1985, en Evry, estableció la Academia ACCOR, el primer complejo de su tipo
dedicado exclusivamente a la capacitación en Europa. Los gerentes generales nuevos participaban
en un seminario intensivo de tres semanas en la Academia. Se organizaban seminarios para
los jefes de departamento sobre los temas tales como Mercado, Ventas, Relaciones Humanas,
Construcción de Equipos. El énfasis en la capacitación le dio a ACCOR una ventaja importante frente
a competidores más pequeños que no podían proporcionar oportunidades de capacitación y
educación similares. Más de 4.500 empleados al año pasaban por la Academia ACCOR para
participar en sesiones de capacitación. Esto, sumado a las sesiones de capacitación locales
realizadas en cada país, elevó el número total de participantes en sesiones de capacitación a 14.000
empleados al año.
Recursos externos
su decorador de interiores”, señaló Pélisson, “pero si quieren construir diez hoteles nuevos,
necesitan de nuestra asesoría para redactar contratos y coordinar la dirección de la construcción.”
La mayoría de los materiales y equipos eran comprados por la división correspondiente. Sin
embargo, en algunos casos la compra del equipo, o incluso de mercadería para el
consumidor, se coordinaba desde la sede central cuando esto representaba un ahorro. “De cada
100 productos adquiridos por una división,” explicó Pélisson, “vale la pena comprar a nivel mundial
sólo cinco. Esto deja unos 95 productos adquiridos por las divisiones”. Algunos de los productos
comprados en un volumen suficiente como para ameritar que la compra se haga desde la
sede central eran las marcas más conocidas de bebidas gaseosas y agua mineral, ropa
blanca y los combustibles.
Gérard Pélisson enfatizó que, conjuntamente con Dubrule, eran responsables de la orientación
estratégica de la empresa y que estaban muy involucrados en estas cuatro responsabilidades – pero
sólo estas cuatro. Frecuentemente visitaban hoteles y restaurantes individuales, pero no
controlaban las operaciones a nivel detallado. Pélisson señaló:
Si un gerente de división desea construir un hotel en Jamaica o en una isla del Océano Indico, esa
decisión es sólo suya. No es un problema mío. Una vez un gerente vino donde mi para que le
aconsejara se debía comprar un negocio de preparación de comidas por encargo en Chile. Le
contesté: - ¿Me lo pregunta a mí? Ese no es mi problema, es su problema.
Saber con cuánta autonomía se cuenta forma parte de la cultura empresarial de ACCOR. Los
gerentes saben lo que pueden hacer y cuándo es el momento de una consulta.
Para dirigir una empresa multinacional que se extendía por distintas partes del mundo, se requerían
gerentes con amplia diversidad de experiencia y de habilidades, lo cual convertía la tarea de
desarrollo y asignación de gerentes a todo nivel en una alta prioridad. Durante muchos años, la
centralización de la función de recursos humanos en ACCOR era mínima. En 1989, Volker Büring,
un ciudadano alemán quien había adquirido experiencia en Hay Management, fue contratado para
desempeñar el cargo de Vicepresidente de Recursos Humanos de ACCOR. La misión que se le asignó
fue nada menos que la de integrar la función de recursos humanos de la totalidad de la empresa.
Una frase usada comúnmente y repetida frecuentemente por los gerentes y en las
publicaciones de la empresa, subrayaba la naturaleza del desarrollo profesional en ACCOR:
“Una carrera en ACCOR exige por lo menos dos habilidades y experiencia en por lo menos dos
países.” Por ejemplo, un gerente podía ser trasladado de una división hotelera a una división de
restaurantes, o de Alemania a Brasil. Dubrule y Pélisson estaban de acuerdo en que: “La
movilidad profesional es fundamental para que una empresa que opera en todos los continentes.
Las habilidades no pertenecen a un país en particular y las carreras no tienen fronteras. ”
Para poner en práctica este concepto de desarrollo y rotación, desde la sede central se
administraban las carreras de unos 400 empleados de alto nivel. “A todos los conocemos por su
nombre,” dijo Pélisson, “y conocemos sus intereses y su motivación”. Las divisiones y unidades de
operación de ACCOR en todo el mundo comunicaban la disponibilidad de empleos a la sede
central, donde cada tres meses los gerentes principales celebraban una reunión, moderada
por Büring, en la cual se deliberaba acerca de carreras y puestos específicos. Dubrule describió el
proceso:
Cada área identifica sus necesidades claves y también presenta a sus gerentes que estén
listos para ser reasignados. Se procede a una especie de bolsa de valores, donde se empatan
personas con empleos. Seguimos el proceso caso por caso, persona por persona. Sólo
funciona porque nos damos el tiempo para conocer personalmente a todos nuestros gerentes.
Se dio el caso de un gerente que había sido asignado a puestos en el extranjero durante mucho
tiempo y su esposa y familia realmente querían regresar a Francia. Me pidió que le encontrara
trabajo en Francia y le dije que no se preocupara, que yo me encargaría. Cuando se trata de
alguien que tiene 50 años y ha dedicado 15 años de su vida a ACCOR, se le tiene que hallar
un lugar. Tiene que hacerse. Me encargué personalmente de que así fuera. Se tiene que hacer un
esfuerzo – no sólo a favor de esta persona en particular, sino para que el resto lo sepa.
Después de todo, los asuntos financieros, lo relacionado con productos, son aspectos
importantes, pero no suficiente. Antes que nada, para lograr el éxito se necesita contar con las
personas apropiadas. No existe una ciencia exacta para dirigir a las personas. Sólo hay que
darse el tiempo para hacerlo correctamente. Se tiene que resaltar su importancia ya asegurarse de
dictar la pauta mediante el ejemplo.
Aunque ACCOR ofrecía seguridad laboral a sus empleados, también daba gran importancia al
rendimiento personal. Como premio a su desempeño, muchos gerentes recibían bonificaciones
de fin de año que ascendían a un tercio de sueldo, una cantidad considerable en comparación con
lo usual en la mayoría de empresas francesas. Normalmente se aplicaban tres criterios para
recibir bonificaciones por concepto de desempeño: haber logrado metas de utilidades, haber
logrado metas de calidad, y algún componente de gestión de recursos humanos, generalmente
haber logrado metas de capacitación. Michael Flaxman, Presidente de ACCOR Norteamérica dijo:
“Estos tres criterios para las bonificaciones reflejan nuestros tres grupos de constituyentes. La
rentabilidad atañe a las necesidades de nuestros accionistas, la calidad atañe a las
necesidades de nuestros clientes y la capacitación a nuestros empleados. Para merecer una
bonificación, se requiere prestar atención a los tres grupos de constituyentes, no sólo haber
cumplido metas de ingresos o utilidades.”
ACCOR era una de las pocas empresas que poseía hoteles en los tres segmentos de la
industria. Durante la mayor parte de su historia, ACCOR se había desempeñado en los
mercados de lujo (Sofitel) e intermedios (Novotel, Mercure e Ibis). En 1985, ACCOR completó sus
líneas con el lanzamiento de la primera cadena de moteles en Europa, denominada Formule 1.
El éxito de Formule 1 fue instantáneo y su rendimiento sobrepasó las expectativas. En un plazo
de tres meses, la línea había recuperado su inversión inicial y logrando un equilibrio entre
ganancias y pérdidas. Parte de su éxito se debía a su método de construcción: las unidades se
prefabricaban y se llevaban a la obra en camión, donde se erigían rápidamente en un motel.
ACCOR no sólo tenía por lo menos una línea en cada segmento de la industria hotelera, también era
una empresa completamente integrada verticalmente, involucrada en toda la gama de actividades,
desde la identificación inicial del terreno y la compra de los bienes raíces, hasta el financiamiento,
la construcción, la concesión de licencias y, finalmente, la administración de los hoteles. En
años anteriores, muchas firmas hoteleras se habían ido centrando en algún área de
especialización, por ejemplo, en el desarrollo de hoteles pero no en la administración de
hoteles, o en la dirección de operaciones bajo licencia pero sin arriesgar ningún capital de
inversión. En opinión de Pélisson, el éxito de largo plazo en la industria hotelera dependía de tener
un dominio de todas y cada una de las actividades que la componían. Quienes se limitaran a
desarrollar y dirigir hoteles, peor no a participar en el riesgo financiero, no tenían muchas
probabilidades de éxito a largo plazo, al igual que los financistas que no entendían cómo funcionaba
el negocio. Más aún, la participación a cada paso era importante, porque en cualquier momento
dado cualquiera de las etapas podría enfrentar dificultades económicas. Por ejemplo, si
los bienes raíces estaban atravesando malas épocas, sería fundamental que las operaciones
hoteleras rindieran utilidades; y si un exceso de habitaciones vacantes estaba bajando las tarifas,
haciendo que las operaciones hoteleras pasen dificultades si se pudiera obtener ganancias del área
financiera.
La adquisición de Motel 6
Hacia fines de los años ochenta, la industria hotelera estadounidense estaba sintiendo los
efectos de una década de sobreconstrucción, debido en parte a las protecciones tributarias y
a otras políticas gubernamentales que fomentaban la construcción. Un exceso de oferta de
habitaciones hizo que bajaran las tarifas, lo cual, a su vez, hizo menos rentables a los hoteles de
lujo e intermedios. Para fortalecer su rendimiento financiero a corto plazo, algunas empresas
hoteleras norteamericanas empezaron a vender bienes raíces, entre otros.
Los ejecutivos de ACCOR advirtieron los problemas escalantes de los hoteles de lujo y de precio
intermedio en los EE.UU. y, alentados por el éxito de Formule 1 en Europa, razonaron que el
segmento económico era el de que ofrecía mejores perspectivas de crecimiento en
Norteamérica. Sin embargo, para lograr el éxito en el éxito en el segmento económico se
requería una red enorme y simplemente no era factible que se desarrollara una cadena de
esa magnitud desde cero. Parecía que la adquisición de una red de gran tamaño ya existente
era lo más aconsejable como estrategia de introducción. ACCOR examinó la posible
adquisición de una serie de cadenas existentes, incluyendo Days Inn, Motel 6 y Quality Inn.
De éstas, una se presentó como el candidato más atractivo: Motel 6.
Motel 6 había sido el pionero entre las cadenas nacionales de moteles económicos. E
primer Motel 6 abrió sus puertas en Santa Bárbara, California, en 1962, ofreciendo alojamiento
básico por US$6 la noche. Su producto era una habitación sin “extras”, sin teléfono ni
televisión, una ducha sin tina y una decoración mínima. No había un sistema de reservaciones y
la única forma de pago aceptada era en efectivo. El producto tuvo un éxito inmediato,
particularmente entre familias, parejas de edad avanzada y la gente joven con pocos recursos.
Rápidamente creció en la zona occidental de los Estados Unidos y posteriormente se extendió hacia
el resto del país. Hacia 1982, en su vigésimo año, Motel6 tenía 344 locales con más de 37.000
habitaciones. El índice de ocupación era del 76% y la tarifa media por noche era de US$17.
Sin embargo, en al década del 80, la competencia considerable presentada por cadenas económicas
rivales, tales como Super 8, Red Roof y Days Inn, empezó a erosionar la participación de
mercado de Motel 6 y la ocupación bajó al 66%. En 1985, atravesando un mal momento, Motel 6
fue comprado por Kohlberg Kravis Roberts & Co. (KKR) por US$928 millones. Poco tiempo
después, KKR reemplazó a la alta directiva y puso al mando a Joseph W. McCarthy como
Presidente y Principal Funcionario Ejecutivo. A los 55 años de edad, McCarthy gozaba de
amplia y larga experiencia en la gestión hotelera. Había sido Director de Mercado de
Sheraton, luego pasó al cargo de Presidente del Holiday Inn a fines de los años setenta y,
más recientemente en los años ochenta, fue Presidente de Lincoln Hotels, una cadena con
sede en Dallas. Como parte del contrato ofrecido por KKR, McCarthy recibiría una
considerable participación patrimonial en la empresa.
publicitaria por radio a nivel nacional. Los ingresos de Motel 6 empezaron a ver una recuperación a
fines de los años ochenta.
Hicimos que la empresa crezca de 378 moteles con 42.279 habitaciones y 7.000 empleados a la
fecha de la compra a comienzos de 1985, a 554 moteles con 63.765 habitaciones y más de
11.500 empleados, según proyección para fin del año 1990. Además, las ventas de Motel 6
han incrementado de US$226 millones en 1984 a US$475 millones estimados en 1990. Las
entradas netas de operación aumentaron de US$122 millonesa US$220 millones en ese mismo
período.
ACCOR consideraba a Motel 6 como una posible adquisición interesante debido a varias
razones: todos sus moteles eran de propiedad de la empresa (ninguno estaba cedido bajo
licencia), lo cual permitía un control estricto de precios y calidad; tenía un producto
claramente definido y uniforme; era el líder del mercado en su segmento de la industria; y
contaba con una dirección fuerte. Frente a otros moteles económicos como Red Roof y La
Quinta, Motel 6 ofrecía habitaciones a precios más reducidos; frente a moteles concedidos
bajo licencia, tales como Comfort y Super 8, Motel 6 tenía un control mejor sobre su producto.
Tanto ACCOR como KKR estaban interesados en la transacción: APRA ACCOR significaba una
posición importante en la industria hotelera norteamericana y para KKR representaba la
obtención de una utilidad considerables después de cinco años de gestión exitosa y mejoras
significativas. Los representantes de ACCOR y KKR sostuvieron una serie de reuniones preliminares
durante los primeros meses de 1990. Después de llegar a un acuerdo inicial sobre ciertos
aspectos, se celebraron reuniones adicionales en Nueva York en mayo de 1990, con la
participación de directivos de KKR y de ACCOR. Paul Dubrule y Gérard Pélisson estuvieron
directamente a cargo de negociar la adquisición, para lo cual visitaron Nueva York varias
veces durante la primavera de 1990. Contaron con la asistencia de Georges Le Mener cuya
amplia experiencia en Norteamérica fue muy valiosa. Michael Flaxman, Presidente de ACCOR
Norteamérica, también brindó su ayuda en las áreas de análisis y negociación.
Un aspecto crítico en las negociaciones de la adquisición fue el precio. Mediante una fórmula
establecida desde tiempo atrás, que fue propuesta por primera vez por el magnate hotelero
Conrad Hilton, se calculaba el precio de un hotel multiplicando la tarifa de una habitación
por 1000. De acuerdo a esta fórmula, las 63.000 habitaciones de Motel 6, a una tarifa media
de US$25 la noche, estarían valorizadas en aproximadamente US$1.600 millones. Con otra
fórmula, el valor de un hotel se obtenía multiplicando el EBDIT de 7 a 10 veces, que en el
caso de Motel 6 rendía un resultado de entre US$1.500 millones y US$2.200 millones.
Finalmente, ACCOR acordó comprar Motel 6 por US$ 1.300 millones por concepto de capital, más
US$ 1.000 millones por concepto de endeudamiento, lo cual ascendía a un total de US$ 2.300
millones. El precio salía a US$ 37.000 por habitación. Según un gerente, aunque ACCOR no ganara
mucho dinero de las unidades que había adquirido, estaba en una posición excelente para
En tercer lugar, puesta que la clientela de Motel 6 era casi totalmente norteamericana y no
tendría a viajar fuera de los EE.UU., no quedaban claras cuáles eran las sinergias entre Motel 6
y las otras divisiones hoteleras de ACCOR. Dubrule y Pélisson necesitaban decidir hasta qué medida
tenían que cambiarse las operaciones de Motel 6 y hasta qué medida tenían que permanecer como
estaban.
A pesar del precio elevado que pagaron por Motel 6, Paul Dubrule y Gérard Pélisson seguían
convencidos de que la mayor oportunidad en la industria hotelera no se presentaba en los hoteles
de lujo sino en el mercado económico, donde las tarifas por habitación eran de US$ 30 o
menos por dos semanas / noche. Tal como declararon después de finalizada la transacción: La
alianza de ACCOR con Motel 6 nos ayuda a llevar a cabo nuestro plan estratégico de
establecer a ACCOR como la empresa hotelera más importante del mundo en el mercado del
alojamiento económico. Con la adquisición de Motel 6, habremos alcanzado un hito significativo:
ACCOR ahora es el propietario y operador de más de 775 moteles económicos y, además,
pensamos alcanzar nuestra meta de 2.000 moteles económicos en los próximos años.
Reconceptualización de la organización
No obstante, como resultado del rápido crecimiento de ACCOR, algunos ejecutivos estaban
reevaluando la política de “descentralización y cohesión” de la empresa. Algunos consideraban
que, debido al mayor tamaño de la empresa, la influencia de la sede debería extenderse para
lograr una mayor coordinación y cohesión. Una posibilidad era la de nombrar a un
vicepresidente de grupo para cada rubro principal: alojamiento, restaurantes, vales por
servicios, etc. Otra posibilidad era la de crear un sistema de comités ejecutivos que
trasladaran parte de la responsabilidad de los presidentes de directorio al siguiente nivel de
presidentes de directorio al siguiente nivel de presidentes de rubro. Otros consideraban que el
crecimiento exigía mayor descentralización y autonomía para las divisiones de operaciones, y que
los presidentes de rubro podrían seguir bajo el mando directo de la Oficina de los Presidentes
de directorio, si las funciones adicionales, tales como fianzas, permanecieran a cargo del rubro.
ACCOR no es simplemente la suma de todos los balances y cuentas de ventas de sus diversas
líneas. ACCOR tiene una existencia muy real, su propia cultura, una imagen empresarial, su
propia ética, su política de recursos humanos – en resumen, una identidad que va más allá del
dominio financiero y que le atribuye a ACCOR un papel importante en la comunidad europea e
incluso en la economía mundial.
empresa. La Hénin.
1983: Creación de ACCOR mediante la fusión de Novotel SIEH y Jacques Borel International.
1984: Paul Dubrule y Gérard Pélisson son nombrados “Gerente del Año” por Le Nouvel
conomiste.
1985: Apertura de la Academia ACCOR. Apertura del primer hotel económico Formule 1.
1987: Paul Dubrule y Gérard Pélisson son condecorados como “Chevaliers de la Legión
d’Honneur” por el Ministro de Industria de Francia.
1991: Motel 6 compra nueve hoteles de Suisse Chalet y 53 hoteles de Regal Inns. ACCOR finaliza la
adquisición de una participación mayoritaria en Compagnie Internationale des Wagons - Lits et du
Tourisme, una empresa de FF 16.000 millones con 54.000 empleados, con lo cual agregaron
Pullman, Altea, Wagons Lits y Europcar a la línea de productos de ACCOR.
Estos 3 – Empleado, Cliente y Accionista - son como las tres patas de un trípode. Si una está
ligeramente desequilibrada, el trípode se inclina y toda la energía debería ser dirigida a restaurar el
equilibrio lo más pronto posible.
Idealmente, nos gustaría un equilibrio perfecto y permanente entre las tres patas.
Realistamente, sabemos que esto es difícil. El arte de la administración consiste en reajustar
continuamente el trípode para optimizar el equilibrio.
- Una cantidad exitosa significa resultados financieros satisfactorios para el accionista, lo cual
conduce a nuevas inversiones
Calidad
Utilidades
Crecimiento
Innovación
Capacitación
Participación
Descentralización
Comunicación
Actividad política:
No me dedicaré a ningún tipo de actividad política que `podría ser perjudicial para
ACCOR; sin embargo, trataré de participar en las organizaciones culturales, sociales y
humanitarias de mi localidad
Hacia accionistas:
Nunca perderé de vista que estoy trabajando con su capital y que debo esforzarme
por retener su confianza
El caso ACCOR es un resumen del crecimiento y desarrollo de ACCOR, una corporación que se ha
posicionado como líder en el sector de la hostelería y servicios turísticos a nivel mundial. Desde sus
humildes comienzos en 1957 con un solo hotel en el norte de Francia, ACCOR ha experimentado una
expansión impresionante, gestionando para enero de 1992, una vasta red de 1.900 hoteles, 6.000
restaurantes, 1.000 agencias de viaje, empresas de alquiler de automóviles y la mayor compañía de
vales por servicios a nivel mundial, con 54 millones de usuarios diarios. Esta expansión se ha
apoyado en una estrategia de crecimiento continuo bajo la dirección de sus fundadores y
copresidentes, Paul Dubrule y Gérard Pélisson, quienes han liderado la empresa a través de
innovaciones y adquisiciones clave, solidificando su presencia no solo en Europa sino globalmente.
Es la historia de cómo Paul Dubrule y Gérard Pélisson fundaron Novotel, una cadena que revolucionó
la industria hotelera en Francia y, posteriormente, a nivel internacional. A través de sus experiencias
personales y profesionales, ambos emprendedores lograron identificar una oportunidad de mercado
en Europa, inspirada en el modelo de eficiencia de cadenas hoteleras estadounidenses como Holiday
Inn. A pesar de las iniciales dificultades para convencer a inversionistas debido a la falta de recursos
y credibilidad, la colaboración entre Dubrule y Pélisson, enriquecida por sus estudios y experiencias
en Estados Unidos, les permitió finalmente atraer el capital necesario para lanzar su proyecto. La
historia de Novotel, bajo la dirección de Dubrule y Pélisson, es un claro ejemplo de cómo la visión
empresarial, combinada con estrategias de gestión innovadoras y una apertura a adoptar lo mejor
de diferentes culturas, puede transformar una industria. Su éxito no solo radica en haber establecido
una cadena hotelera líder sino en haber cambiado la manera en que se concibe y opera la hostelería,
enfatizando la eficiencia, el servicio al cliente y la calidad del producto.
Un periodo crucial en la historia de Novotel, marcado por una estrategia agresiva de diversificación y
expansión que culminó en la creación de Accor, una de las mayores empresas de hospitalidad y
servicios del mundo. El análisis de este proceso revela varias lecciones importantes sobre gestión
estratégica y fusiones y adquisiciones: *Visión Estratégica y Diversificación, *Desafíos de la
El enfoque de gestión bicéfalo empleado por Paul Dubrule y Gérard Pélisson, cofundadores de Accor,
destacando su método de colaboración y complementariedad tanto en la toma de decisiones como
en la personalidad, lo cual fue crucial para el crecimiento y éxito de la empresa. Este enfoque no solo
subraya la importancia de la diversidad de habilidades y perspectivas en la alta dirección, sino que
también resalta cómo una gestión equilibrada y reflexiva puede beneficiar a la empresa en su
conjunto. El enfoque de gestión bicéfalo de Accor, caracterizado por la especialización
complementaria, el equilibrio en la toma de decisiones, y la priorización del bienestar de los
empleados, fue fundamental para el crecimiento y éxito de la empresa. La colaboración y el respeto
mutuo entre Dubrule y Pélisson sirvieron como un modelo de liderazgo efectivo, destacando la
importancia de la diversidad de habilidades, temperamentos y perspectivas en la alta dirección.
Revela cómo ACCOR ha logrado integrar la autonomía operativa de sus divisiones con una
coordinación estratégica centralizada, aprovechando al máximo los recursos y las capacidades de la
sede central. Este enfoque ha sido fundamental para el éxito continuo de la empresa, permitiéndole
adaptarse a entornos cambiantes mientras mantiene una visión unificada y coherente en su gestión
y operaciones.
éxito a largo plazo, lo que la ha posicionado como una de las principales empresas en su
sector.
Reconceptualización de la organización
ACCOR en la industria hotelera global, así como los desafíos organizativos y financieros asociados
con este crecimiento. A pesar de los debates internos sobre la estructura organizativa, los
fundadores de la empresa se mantuvieron fieles a su visión y principios fundamentales, destacando
la importancia de la identidad corporativa y la ética empresarial en el éxito continuo de ACCOR.