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Proporción Aurea2

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La sección áurea es una regla matemática de disposición

milimétrica mediante la cual se ordenan los objetos de una


creación para obtener una composición armoniosa.
De forma simple establece que lo pequeño es a lo grande como lo
grande es al todo. . Esta razón ha sido venerada por toda cultura
en este planeta. Podemos encontrarla en el arte, la composición
musical, incluso en las proporciones de nuestro propio cuerpo, y
en general en toda la Naturaleza “escondida” detrás de la
secuencia de Fibonacci.
Conocida por su carácter estético, ha sido un patrón utilizado por los
grandes genios de la antigüedad. Diversos estudios han demostrado
que la percepción de la belleza radica en la proporción áurea,
debido a que nuestro cerebro tiende a buscar la media, a preferir el
orden lógico frente al caos, Por ende, aquello que matemáticamente
más se aproxime a fi, se percibirá como más bello y perfecto.
Ésta noción de belleza y perfección es aplicable a estructuras
arquitectónicas, pinturas, partituras musicales, fractales y personas.
Esta proporción nace a partir del número Fibonacci, una sucesión
infinita de números naturales. La sucesión comienza con los números 0
y 1,y a partir de estos, cada término es la suma de los dos anteriores (
1, 1, 2, 3, 5, 8, 13, 21, 34, 55, 89 . . . ). La gran mayoría de los árboles
parecen crecer siguiendo la sucesión de Fibonacci, La distancia entre el
ombligo y la planta de los pies de una persona, respecto a su altura
total, La disposición de los pétalos de las flores, e incluso está presente
en las estructuras formales de las sonatas de Wolfgang Amadeus
Mozart, en la Quinta Sinfonía de Ludwig van Beethoven, en obras
de Franz Schubert y Claude Debussy
El origen exacto del término sección áurea es bastante incierto.
Generalmente se sitúa en Alemania, en la primera mitad del S. XIX.
Muchos han sido los artistas, humanistas y matemáticos que lo han
tratado, aunque bajo distinto sobrenombre y con distinta disposición.
Otros nombres que recibe son: sección divina, sección de oro, proporción
divina, proporción dorada, canon
áureo, regla de oro o número de oro.
De esta proporción se hablaba ya desde muy antiguo, los egipcios la
descubrieron buscando medidas que les permitieran dividir la tierra de
forma exacta. De Egipto pasó a Grecia y de allí a Roma. Pitágoras (569
a.e.c) escogió como símbolo para su Escuela la estrella pentagonal,
figura geométrica que muestra en todas sus relaciones la sección áurea
y se cree que a partir de esta figura llegaron a la noción de
inconmensurabilidad y al conocimiento de los números
inconmensurables, tales como el que ahora nos ocupa. Platón (428-347
a.e.c.) hace referencia a ella en el Timeo y dice “es imposible combinar
bien dos cosas sin una tercera, hace falta una ligazón entre ellas que las
ensamble, la mejor ligazón para esta relación es el todo…”. Euclides
(450-380 a. e.c.), matemático griego, en su obra principal Elementos,
extenso tratado de matemáticas sobre geometría plana, proporciones,
propiedades de los números, magnitudes inconmensurables y
geometría del espacio, nos revela la primera fuente documental
importante sobre esta sección, su cálculo y trazado geométrico. Más
tarde, Vitruvio, arquitecto romano, vuelve a tratarla en sus Diez libros
de arquitectura.
Hoy en día son muchos los artistas que usa esta proporción para
estructurar sus obras, ya sea de forma consciente e inconscientemente,
debido al bagaje cultural de siglos.Otros como Leonardo da Vinci
(1452-1519) o Durero (1417-1528) hicieron especial hincapié en la
relación del número áureo y las proporciones humanas y elogiaron la
apariencia de armonía y equilibrio que presentan las obras creadas a
partir e dicha proporción. Andrea Palladio (1508-1580), arquitecto
italiano, estaba convencido de que las escalas musicales -relacionadas
con la sección áurea como veremos más tarde- han de usarse como
cánones de diseño arquitectónico. Uno de los últimos renacentistas que
celebraron sus virtudes fue Kepler (1517-1630), quie afirmaba: “hay
dos tesoros en la geometría… uno el teorema de Pitágoras y otro la
división proporcional”
DEFINICIÓN
La sección áurea es una proporción que aparece entre los segmentos de
una recta al dividir ésta en media y extrema razón. Una
recta AB queda dividida por un punto F en otros dos segmentos (AF y
FB) de tal forma que el segmento mayor es al menor, como el todo es al
mayor.

LA SUCESIÓN DE FIBONACCI
Leonardo Fibonacci, nace en Pisa en torno al 1170 y muere en el 1240
presumiblemente en el mismo lugar. Viajó por Egipto, Siria, Grecia y
Sicilia; en donde conoció la matemática empleada en estas regiones. De
todas sus obras, la más conocida Liber abacci (1228), es un compendio
de todos los conocimientos de aritmética y álgebra que adquirió en sus
viajes y que han tenido una función fundamental en el desarrollo de la
matemática en Europa Occidental y en particular en la numeración
indo-arábiga, que remplazó a la latina y fue conocida en Europa a
través de este libro.
Fibonacci llegó a descubrir esta sucesión de números estudiando la
evolución de una pareja de conejos. Retomemos ahora el problema al
que se enfrentó Leonardo: la pareja de conejos A concibe cada mes y a
partir del segundo una nueva pareja, que a su vez será productiva a sus
dos meses de vida. Se inicia el experimento en su primer mes con una
pareja de conejos recién nacida (anotamos el número 1). En el segundo
mes seguimos todavía con una única pareja (anotamos de nuevo el
número 1). En el tercer mes nace una pareja B (anotamos el número 2).
Al siguiente mes la pareja A ha generado una C mientras que la B no ha
procreado (anotamos el número 3). Pasado otro mes, las dos primeras
parejas generan otras dos (D y E), mientras que la tercera no tiene hijos
(anotamos el 5). Por tanto, tenemos la sucesión de números 1, 1, 2, 3, 5,
8, 13, 21, 34, 55, 89, 144…, que es la famosa sucesión de Fibonacci.
EL RECTÁNGULO ÁUREO
Los rectángulos cuya razón de lados es un número entero o
fraccionario son llamados “estáticos”, y aquellos en los que esta razón
es un número inconmensurable se llaman “dinámicos”. De estos
últimos nos ocuparemos aquí. El rectángulo Φ o rectángulo áureo es
aquel dinámico cuya razón de lados es el número de

oro
Si calculamos la media y extrema razón del segmento AF, y añadimos la
longitud BF=GA al lado mayor del rectángulo obtenemos otro
rectángulo dinámico, muy usado en arte conocido como “rectángulo
√5”. Tanto del rectángulo Φ, como el √5 podemos obtener
composiciones armónicas más o menos complicadas que son -como
más tarde veremos- el modelo de planos de templos, de alzados en
fachadas de iglesias o la trama geométrica sobre la que se estructuran
muchos cuadros.

En la siguiente figura, vemos como la base de cada rectángulo es la


suma de la base y la altura del rectángulo anterior, y la altura es la base
de dicho rectángulo. Como consecuencia, podemos aproximar esta
sucesión de rectángulos a una sucesión de Fibonacci en la que se tiende
a un rectángulo en proporción áurea.
existen formas geométricas que recurren una y otra vez formando
“nidos” armoniosos de crecimiento constante Φ. Algunas de estas
formas generan espirales que están por lo tanto en la misma relación
Φ. Partiendo de que toda espiral logarítmica está caracterizada por una
progresión geométrica, podemos asegurar que de la serie: 1,Φ, Φ2,
Φ3,… obtendremos una de estas espirales, que tienen como pulsación
radial, diametral, o cuadrantal al número áureo. Entre las espirales
logarítmicas destacamos la de la figura 18, con pulsación cuadrantal
=Φ, con pulsación diametral =Φ2 y con pulsación radial =Φ4. El
rectángulo director de dicha espiral es de módulo Φ. Al ser la razón de
crecimiento de este rectángulo igual a Φ, los módulos de los
rectángulos crecientes así obtenidos son los elementos de la sucesión
de Fibonacci.

La sección aurea en el arte


Si estudiamos el contorno de una ánfora ática que ilustra la leyenda de
Hércules y Pholus. Las proporciones principales, tanto de la altura
como del ancho comparten la relación áurea. La siguiente
figura presenta el contorno de dicha ánfora y su estudio áureo en
altura.

Se otorga en la escultura griega la absoluta primacía a la


representación del cuerpo humano. En éste, la belleza se consigue
tanto por la perfección formal como por la armonía de sus
proporciones, basada en la correspondencia de sus diversas partes. Por
otra parte, mediante la actitud, el movimiento o la mirada, el escultor
griego expresa el mundo del espíritu. Destacamos a tres grandes
escultores: Mirón, Fidias y Polícleto. En Policleto (s.V a.C.), a quien se
atribuye la autoria de un célebre tratado sobre las proporciones del
cuerpo humano, actualmente perdido, encontramos por
vez primera el concepto de belleza basada en el idealismo de
proporciones del cuerpo humano como ocurre en dos de sus obras
maestras El Diadúmenos y El Portalanza o Doríforo. Las construcciones
de la sección áurea de esta escultura(fig.40) muestran dos conjuntos de
rectángulos áureos recíprocos, cada uno de √5 de largo; el conjunto
mayor abarca todo el cuerpo, con las rodillas y el pecho en los puntos
de la sección áurea; el conjunto menor se extiende desde la parte
superior de la cabeza hasta los genitales. El ombligo se encuentra en el
punto de la sección áurea de la altura total, los genitales en el punto de
3/4 de la altura hasta el mentón.a
En la pintura del quattrocento se gestó la idea de que el arte debía
fundirse con la ciencia matemática, la geometría y la perspectiva. entre
diversas obras. destacamos
Los Reyes Magos de Benozzo Gozzoli, la Natividad de la Virgen de
Domenico Ghirlandaio, El parnaso de Andrea Mantegna y La Primavera
de Boticelli. Sandro Botticelli(1444-1510) sea quizá el más conocido de
todos ellos. Analicemos otra de sus obras con más repercusión, El
Nacimiento de Venus
La proporción utilizada es un 9/16. Volvemos a encontrar el eje de
simetría del cuadro desplazado ligeramente a un lado. La relación de
espacio entre los pies y el ombligo y la cabeza es de 0,618; que es la
misma relación que hay entre el cuello del fémur y la rodilla y la
longitud de la pierna entera y la misma que hay entre el codo y la punta
del dedo medio y la longitud del brazo.
El tránsito del “Quattrocento” al “Cinquecento” está encarnado de
forma excepcional en Leonardo da Vinci(1452-1519), considerado
siempre como una de las mentes más brillantes y prodigiosas de la
historia. Leonardo es el artista más secreto y más sabio de los tratados
hasta el momento. Apasionado de la música, habla abundantemente de
la sutileza de las relaciones del arte de los sonidos con la pintura, pero
su forma de concebir estas relaciones es realmente particular. Sus
reflexiones sobre todas las cosas son excesivamente profundas y
enigmáticas. La Última Cena, la única composición monumental que
conservamos, sigue una disposición simple del rectángulo √5. Aunque
esta composición está centrada sobre el Cristo, su traza determina otro
cuadrado central que está en proporción áurea con las longitudes
sobrantes a los lados. En el cuadrado central, se inscribe un cuadrado
más pequeño donde residen cuatro rectángulo áureos y a su vez la
figura de Cristo se inscribe en otro rectángulo áureo delimitado por la
ventana del fondo
En muchos otros cuadros suyos utilizó la proporción áurea
considerada por él como un reflejo de la proporción humana. Leonardo
establece -siguiendo los dictámenes de la arquitectura de Vitruvio- que
las proporciones del cuerpo humano son perfectas cuando el ombligo
divide al cuerpo en modo áureo y es a lavez el centro de la
circunferencia que lo circunscribe

La aplicación más directa que hace de estas proporciones la


encontramos en La Gioconda donde la relación áurea la encontramos
en
las proporciones del cuadro, en las dimensiones del rostro, en el
espacio que hay entre el cuello y la mano y en el que hay entre el escote
del vestido y el final de la mano.

La figura de Velazquez(1599-1660), de las mas grandes de toda la


pintura espanola, es en la que nos detendremos en este apartado.
Desde sus primeras obras supo representar la realidad tal como la veía
y tuvo la virtud de saber comunicar al espectador la nocion de espacio,
mediante un genial uso de luces y sombras y una pincelada segurísima.
Se ha dicho a veces que el realismo de
Velazquez es “espiritualizado” de tal manera que, siendo barroco,
parece un clasico de la epoca de Pericles; y su pintura se ha mantenido -
como el arte griegoen un plano elevado de armonía, elegancia y
profundidad que solo son reflejo de la autentica belleza. Dos de sus
grandes obras: Las Hilanderas y Las Meninas, que el autor pinto al
termino de su carrera, son ejemplo del sentido espacial que poseía este
espanol y podemos pensar que detras de estos trazos geniales se
esconde la proporcion aurea.

ARQUITECTURA Y ARMONÍAS HUMANAS


Se caracteriza la arquitectura egipcia por el empleo de la piedra, en
grandes sillares. La organización arquitectónica tomando como
elemento básico la columna es una aportación esencial del arte egipcio,
como lo es la belleza en la razón matemática de las proporciones, es
decir, de las relaciones entre las partes que integran el edificio. Las
construcciones más características del arte egipcio son las tumbas y los
templos. Como no destacar aquí La Gran Pirámide de Keops
“Herodoto relata que los sacerdotes egipcios le habían enseñado que
las proporciones establecida para la Gran Pirámide entre el lado de la
base y la altura eran tales, que el cuadrado construido sobre la altura
vertical era exactamente igual al área de cada una de las caras
triangulares”.

En toda la cultura griega el cuerpo humano fue considerado como el


modelo vivo más perfecto de simetría en sus formas, de armonía en
todas sus proporciones, de euritmia. Cuatro siglos más tarde Vitruvio,
comienza su tratado de arquitectura con la recomendación de que los
templos, para ser magníficos, se construyan análogos al cuerpo
humano bien formado, en el cual, dice, existe una perfecta armonía
entre todas las partes. Entre ellas menciona la altura que, en el hombre
bien formado, es igual a la amplitud de sus brazos extendidos. Estas
medidas iguales generan un cuadrado que abarca todo el cuerpo, en
tanto que las manos y los pies desplazados tocan un círculo centrado
en el ombligo. Esta relación del cuerpo humano con el círculo y el
cuadrado se asienta en la idea arquetípica de la “cuadratura del
círculo”, que fascinó a los antiguos, porque esas formas se
consideraban perfectas e incluso sagradas. Cuando el Renacimiento
redescubrió la vigencia clásica, Leonardo ilustró con su famoso
dibujo, la versión de esta idea expuesta por Vitruvio. El diagrama de
barras y el diagrama triangular que aquí se añaden al dibujo, muestran
cómo las partes adyacentes de este cuerpo comparten proporciones
comprendidas en el rango de la sección áurea y del triángulo
pitagórico. Leonardo, como otros maestros del Renacimiento, fue un
gran estudioso de las proporciones armoniosas. Al igual que El, Durero
publicó varios volúmenes sobre las proporciones humanas. Sus teorías
incluyen el uso de escalas armónicas, para ilustrar esas relaciones en
los dibujos de los cuerpos de un niño y de un hombre.

La división determinada por el ombligo es la manifestación más


importante de la sección áurea en el cuerpo humano, aunque se
encuentra también en las demás proporciones de las partes del cuerpo.
Sir Th. Cook en The Curves of Life señala sobre un cuerpo femenino
estas medidas
La idea de que las armonías fundamentales de la música se
corresponden con las proporciones adecuadas del cuerpo humano y
deben, por lo tato, continuarse en la arquitectura, se convirtió en una
idea dominante entre los maestros del Renacimiento. “La belleza es la
armonía y es acuerdo de todas las partes, logrados de tal manera que
nada se podría agregar, quitar o alterar, excepto para empeorarlo”. Son
las palabras de otro maestro del Renacimiento, Leon Battista Alberti,
arquitecto y autor de un famoso tratado sobre arquitectura
Siguiendo el criterio de diseño griego -diseñar los templos según
proporciones humanas- se recomienda que la longitud del templo
duplique su
ancho y que las proporciones del vestíbulo de entrada abierto
(pronaos) y de la habitación interior cerrada (cella) estén en relación
3-4-5 (3 la profundidad del
pronaos, 4 el ancho y 5 la profundidad de la cella). Vitruvio también
aportó muchas otras recomendaciones en cuanto a las proporciones de
los templos, todas basadas en modelos griegos. Por ejemplo, se refirió a
las distancias entre columnas y a la altura correcta de éstas, ambas
medidas expresadas en términos de diámetro columna. Ese elemento,
elegido para expresar las proporciones de la estructura completa (tal
como los pies lo hacen respecto de las proporciones del cuerpo
humano), se llama módulo, concepto que desempeña un importante
papel a todo lo largo de la historia de la arquitectura. Las proporciones
recomendadas para los templos griegos se pueden apreciar en tres
ejemplos pertenecientes a estilos distintos: el Templo de la
Concordia de Agrigento, el Partenón de Atenas (siglo V a.C.), ejemplos
del orden dórico, y el Templo de Atenea de Priene (siglo IV a.C.),
característico del estilo jónico.
El plano del Partenón corresponde a dos rectángulo áureos recíprocos
y refleja de ese modo la armonía de diapente. El naos o cella y el tesoro
o cámara de la virgen corresponden a la proporción áurea

Los tiempos modernos no quedan exentos de utilizar este patrón y las


grandes marcas recurren a él, para explotar su potencial

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