Clase 4 Ebook A

Formación dictada por
Laura Robles
Constelaciones
Familiares
Módulo 4
Escuela de Terapias Sistémicas

www.astroconstelaciones.com
Laura Robles
Constelaciones
Familiares
Parte 1

Triángulo dramático
Es una de las figuras relacionadas con la

psicología y las terapias alternativas más
conocida. El Triángulo de Karpman, también
conocido como el Triángulo dramático, se basa
en la existencia de tres roles, o tres “Yo
interno”: Salvador, Perseguidor o Acusador y
Víctima.
A estas transacciones comunicacionales del
Triángulo Dramático se les llama juegos
psicológicos o de relación; estos se aprenden
durante la infancia en el seno de la familia y
escuela y se utilizan para confirmar los mitos
existenciales de cada uno.
Podemos darnos cuenta que hemos entrado en
este triángulo cuando estamos manteniendo
una conversación con alguien y vemos cómo
nos quedamos atascados/as en un punto
determinado. La conversación deja de fluir, no
avanza, y todo se va transformando poco a
poco en negativo. Es muy posible en ese
momento que las personas que participan en
la situación hayan adoptado un
comportamiento de Víctima, Salvador o
Perseguidor.
Estos roles se alimentan recíprocamente, y la
aparición de uno de ellos hace que
automáticamente se generen las emociones
adecuadas para que otro de los
comportamientos “dramáticos” se ponga en
acción. Que aparezca el Triángulo dramático.
En ocasiones, sin darnos cuenta, adoptamos
estos roles como patrones de comunicación.
Es decir, siempre que nos comunicamos con
cualquier persona, sabemos qué adoptando
estos comportamientos vamos a obtener unos
resultados determinados.
Si los analizamos de forma separada, podemos
ver sus características más destacadas, y sobre
todo, podemos darnos cuenta si en algún
momento nos estamos dejando dominar por
ellos.
El acusador
Se expresa siempre en tono de rabia y/o
reproche. Siempre está enfadado y se siente
con la potestad de poder juzgar los
comportamientos de los demás de una forma
completamente libre y sin limitaciones. Vive
calibrando lo ajeno y midiendo lo justo o
injusto de las situaciones. Tiene frases típicas,
o más bien patrones de comunicación, como
por ejemplo: “Yo de ti no haría eso” “No
entiendo por qué tienes que comportarte así”
“Después de todo lo que hice por ti y haces
esto…”
El víctima
Siempre en un tono de sumisión o pasividad,
necesitando de un Salvador/a para salir
adelante en cada momento. Lo más importante
de la figura de la Víctima es que el triángulo
dramático no existiría sin su presencia.
Adopta una postura triste y de miedo hacia
todo lo que le rodea. Llega a sentir que el
miedo le/la paraliza literalmente, teniendo
incluso ataques de pánico por esta situación.
En la Víctima observamos frases como: “no
puedo” “soy incapaz” “Sí, pero…” “Menos mal
que existes…” Solemos verle como el/la
pobrecito/a, lo cual da alas al papel del o la
salvador/a o de aprovechado/a, lo cual
alimenta el rol del o la acusador/a.
El Salvador
Es un papel muy fácilmente adaptable para
personas realmente emocionales. Es el rol de
la persona que ayuda a las demás sin que ni
siquiera le hayan pedido nada. Son personas
realmente empáticas, que pueden sentir la
necesidad en los demás.
Se siente bien “salvando” a las personas, y
muchas veces tapan sus necesidades o
carencias tomando este papel.
Como ya dijimos antes, para que exista el
Salvador, en esta ocasión, es necesario que
haya una víctima. Sin ella, todo carecería de
sentido. No habría Triángulo dramático.
Las frases tipo de este rol serían: “tengo la
solución”, “no te preocupes, yo lo arreglo”,
“menos mal que estoy aquí para ayudarte”
“que harías sin mí…”
Es necesaria la presencia de todos los roles
para que se pueda dar el dramatismo de este
triángulo. Se retroalimentan mutuamente,
turnando su aparición según el objetivo de la
comunicación, las personas que intervienen o
las emociones que sienten en cada momento.
Lo más importante es saber si estamos
adoptando alguno de los roles, tanto en
momentos concretos como si lo hacemos
tomando estos como patrón para nuestro
desarrollo comunicativo. El triángulo
dramático existe bajo la influencia de una
relación tóxica entre todos los que utilizan
estos roles para comunicarse. Se alimentan de
carencias, necesidades, o falta de gestión
emocional.
Si observas que estás adoptando alguna de
estas actitudes, es importante pedir ayuda
para salir de ella, abandonando el rol y
entrando en una comunicación positiva,
basada en saber pedir, poner límites, y no
juzgar.
Salir del triángulo y liberarte de la
codependencia es posible, pero requiere
dedicación. Primero identificar cuál suele ser
tu rol. Ir tomando conciencia de cuantas
veces, de manera inconsciente, entras en ese
rol. Te puede llevar algo de tiempo, pero es un
paso imprescindible para cambiar y que
seguramente no lograrás solo.
Después viene la parte más interesante
aunque más compleja para algunas personas,
que es hacer cosas que nunca antes han
hecho. Por ejemplo, el que está habitualmente
en el rol de salvador, deberá dejar de volcarse
tanto en los demás, y dejarles su espacio para
que se equivoquen y resuelvan las cosas por sí
mismos.
En este caso, tendrá que separar mucho la
falsa creencia de que los demás le querrán más
si les ayuda en todo, si está pendiente de todo
lo que les afecte. Es un trabajo de mucha
constancia y persistencia. Como todo trabajo
de desarrollo personal hace falta trabajar en
profundidad (autoconciencia) y estar dispuesto
a cambiar y adquirir nuevos patrones de
conducta.
Cómo Cambiar Los Patrones de Conducta de

Cada Rol
Rol de Salvador: Desarrolla la capacidad de

dejar que los demás resuelvan sus propios
problemas. Piensa que por muchos problemas
que los salvadores quieran solucionar, la
propia vida es una sucesión de problemas a
resolver y de los que aprender. ¿Por dónde
empezar? Por ayudar solo cuando te pidan
ayuda, sin adelantarte.
Rol de Perseguidor: Desarrolla la capacidad de
enseñar y formar. Evita criticar y comparar tus
conocimientos con los de las demás personas.
Entiende que cada persona tiene los recursos
que tiene y se encuentra en un momento de su
vida distinto al tuyo.
Rol de Víctima: Desarrolla la capacidad propia

de aprender. Accede a formación de
habilidades personales. Evita la queja y la
actitud reactiva. Trabaja por ir adoptando una
actitud más proactiva.
Si bien en constelaciones no constelamos a las

personas que se victimizan, los que entran en
el triángulo dramático de Karpman son
verdaderas víctimas de repeticiones ciegas del
árbol y los reconoceremos rápidamente por su
historia familiar. Constelaremos claramente
desde sus ancestros la influencia ancestral que
los han colocado a los miembros en ese rol
como víctimas de esas repeticiones ciegas de
sus destinos trágicos.
Amor ciego
“Una vez se reunieron en un lugar de la tierra
todos los sentimientos y cualidades de los
hombres. Cuando el aburrimiento había
bostezado por tercera vez, la locura como
siempre tan loca, les propuso: ¿vamos a jugar a
las escondidas?
La intriga levantó la ceja intrigada y la
curiosidad sin poder contenerse preguntó: "a
las escondidas... y ¿eso cómo es?"
"Es un juego - explicó la locura - en que yo me
tapo la cara y comienzo a contar desde uno
hasta un millón mientras ustedes se esconden
y cuando yo haya terminado de contar, el
primero de ustedes que encuentre, ocupará mi
lugar para continuar el juego".
El entusiasmo bailó entusiasmado, secundado
por la euforia, la alegría dio tantos saltos que
terminó por convencer a la duda, e incluso a la
apatía, a la que nunca le interesaba nada. Pero
no todos quisieron participar.
La verdad prefirió no esconderse. ¿Para que?
Si al final siempre la hallaban.
Y la soberbia opinó que era un juego muy
tonto (en el fondo lo que la molestaba era que
la idea no hubiera sido de ella) y la cobardía
prefirió no arriesgarse.
Uno, dos, tres… Comenzó a contar la locura.
La primera en esconderse fue la pereza, que
como siempre tan perezosa, se dejó caer tras
la primera piedra del camino. La fe subió al
cielo y la envidia se escondió tras la sombra
del triunfo que con su propio esfuerzo había
logrado subir a la copa del árbol más alto.
La generosidad casi no alcanza a esconderse.
Cada sitio que hallaba le parecía maravilloso
para alguno de sus amigos. ¿Que si un lago
cristalino? Ideal para la belleza. ¿Que si una
rendija de un árbol? Perfecto para la timidez.
¿Que si el vuelo de una mariposa? Lo mejor
para la voluptuosidad. ¿Que si una ráfaga de
viento? Magnífico para la libertad... Así
terminó por acurrucarse en un rayito de sol.
El egoísmo, en cambio, encontró un sitio muy
bueno desde el principio: airado, cómodo,
pero solo para él. La mentira se escondió en el
fondo de los océanos (mentira, en realidad, se
escondió detrás del arco iris) y la pasión y el
deseo en el centro de los volcanes. El olvido...
se me olvidó donde se escondió el olvido...
pero eso no es lo más importante.
Cuando la locura contaba 999.999 el amor aún
no había encontrado sitio para esconderse,
pues todo lo encontraba ocupado... Hasta que
divisó un rosal y enternecido decidió
esconderse entre sus flores.
Un millón contó la locura y comenzó a buscar.
La primera en aparecer fue la pereza, a sólo
tres pasos detrás de una piedra. Después
escuchó a la fe hablando con Dios en el cielo
con convicción, y la pasión y el deseo los
sintió en el vibrar de los volcanes.
En un descuido encontró a la envidia y claro
pudo deducir donde estaba el triunfo.
Al egoísmo no tuvo ni que buscarlo: él solito
salió disparado de su escondite, que había
resultado ser un nido de avispas. De tanto
caminar sintió sed y al acercarse al lago
descubrió a la belleza. Con la duda, resultó
más fácil todavía, pues la encontró sentada
sobre una cerca, sin decidir aún de qué lado
esconderse. Así fue encontrando a todos, al
talento entre la hierba fresca, a la angustia en
una oscura cueva, a la mentira detrás del arco
iris (mentira, si estaba en el fondo del mar) y
hasta al olvido que ya se había olvidado que
estaba jugando a las escondidas.
Pero sólo el amor no aparecía en ningún sitio.
La locura buscó detrás de cada árbol, bajo
cada arroyito del planeta, en cada cima de las
montañas y cuando estaba al darse por
vencida, divisó un rosal y pensó: el amor como
siempre tan cursi, seguro se escondió entre las
rosas. Tomó una horquilla y comenzó a mover
unas ramas, cuando de pronto un doloroso
grito se escuchó.
Las espinas habían herido en los ojos al amor.
La locura no sabía qué hacer para disculparse:
lloró, rogó, imploró, pidió perdón y hasta
prometió ser su lazarillo.
Desde entonces, desde que por primera vez se
jugó en la tierra a las escondidas, el amor es
ciego y la locura siempre lo acompaña.¨
“Las constelaciones Familiares de Bert
Hellinger”
Por Yolanda Alonso
… Desde un punto de vista descriptivo, las

Constelaciones Familiares sostienen como
idea principal que determinados hechos
impactantes tienen un efecto residual en
todos los miembros de la familia en la que
ocurren, y que las dinámicas no resueltas que
persisten tras tales hechos, se transmiten a
generaciones posteriores.
Se trata de una herencia sutil e inconsciente
de obligaciones que fueron contraídas por
familiares precedentes, y que viajan a través
de las generaciones formando parte del acervo
cultural familiar. La asunción, también
inconsciente, por parte de un miembro
posterior de una tal obligación, es lo que se
llama “enredo” (que en algunos textos se ha
traducido como “implicancia” o “implicación”).
El consultante paga así las consecuencias de
conflictos que no vivió.
Otra forma de enredo consiste en la
identificación con otro familiar ya
desaparecido, de forma también involuntaria,
sin que le sea conocido. Suele tratarse de
ascendientes que sufrieron un evento
particular traumático en su vida, como el
abandono, la muerte prematura, un crimen,
etc.
Mediante esta identificación consistente por
ejemplo, en asumir maneras de comportarse
similares, el miembro actual reintroduce en el
sistema, por así decir, al miembro anterior que
en su día estuvo excluido o ausente. Esta es la
razón por la que el coordinador de las sesiones
(constelador) se interesa sobre todo por los
acontecimientos traumáticos pasados y llama a
representar especialmente a sus
protagonistas.
Así se entiende que la muerte (como hemos
visto también en el vientre materno) adquiera
un papel fundamental, al construir el trauma
por antonomasia de la vida familiar.
Veamos algunos ejemplos de enredos:
Un embarazo no deseado que conduce un

matrimonio infeliz, puede derivar en un
sentimiento de culpa del hijo por la
infelicidad de los padres.
Las ideas suicidas y el comportamiento

autodestructivo de un adolescente, pueden
entenderse como solidaridad por un
hermano muerto en accidente a edad
temprana.
La actitud agresiva de una mujer hacia su

pareja, puede ser la expresión de la ira
reprimida de un ancestro maltratada por su
esposo.
Una mujer joven, incapaz de mantener

relaciones amorosas estables, puede estar
identificándose con una antigua novia del
padre, que fue abandonada por él de forma
injusta…”
El Amor Ciego
En las Constelaciones Familiares,
consideramos al individuo como parte de un
todo mayor, un sistema familiar del que forma
parte desde su nacimiento. Según este
enfoque sistémico, la conducta de cada
persona, sus sentimientos y actitudes, se
comprenden mejor en el contexto de este
grupo más amplio. A este sistema familiar
pertenecen las generaciones pasadas, los
padres, hermanos, relaciones de pareja, hijos y
otras personas que, por alguna circunstancia,
se han visto estrechamente implicadas en el
destino de la familia.
Como hemos dicho en módulos anteriores, en
los sistemas familiares existen leyes no
explícitas, descritas por Bert Hellinger como
los "órdenes del amor", de las que no somos
conscientes, que rigen el comportamiento de
cada individuo. El sufrimiento de un miembro
de la familia aparece normalmente cuando uno
o más miembros de su sistema transgreden
inconscientemente estas leyes.
Por ejemplo, cuando una persona del sistema
familiar sufre un destino especialmente
trágico, o fue excluido, menospreciado u
olvidado, en las siguientes generaciones se
pueden producir identificaciones e
implicaciones sistémicas.
Es decir, un miembro posterior de la familia,
movido por el alma familiar, representará a
aquel que fue excluido del sistema. Hará esto
sin saberlo, no como un acto de rebeldía, sino
por amor, amor "ciego". Reconocerlo es el
primer paso hacia el orden.
Además del enfoque sistémico, las
Constelaciones Familiares tienen un enfoque
fenomenológico. Esto significa que se observa
lo que la constelación muestra, prescindiendo
de conocimientos previos y prejuicios. Este
enfoque fenomenológico consiste en
exponerse a un contexto mayor sin
comprenderlo, sin intención de ayudar, sin
intención de comprobar nada, exponiéndose a
todo tal y como es, y mientras uno se expone
a ello, de repente, como un relámpago,
destella la comprensión de algo que se halla
detrás de los fenómenos.
Dinámicas ocultas
Toda enfermedad refleja el trastorno de un
orden. Cada vez que excluimos algo de la
conciencia perdemos el equilibrio de las
fuerzas del alma porque incurrimos en una
carencia. El síntoma denuncia una falta, tiene
un propósito y sentido e instaura un nuevo
equilibrio.
Bert Hellinger investigó las dinámicas
inconscientes que conducen a enfermedades
graves e implicaciones trágicas en la familia y
la red familiar de una generación a la
siguiente.
Estas dinámicas son:
El deseo de un hijo que quiere seguir a
algún miembro muerto de la familia
(hermano, padre, madre). En este caso la
enfermedad puede estar diciendo: "Te
sigo" a la muerte, a la enfermedad, o a tu
destino.
Cuando un hijo percibe que alguno de sus

padres quiere marcharse o morir. En este
caso la enfermedad puede estar diciendo:
"Prefiero morir yo antes que tú" o
"Prefiero marcharme yo antes que tú".
La expiación de una culpa personal o no. A

veces se concibe como culpa aquello que
se sustrae a toda influencia humana, como
un hijo cuya madre muere al darle la vida.
Muchas enfermedades tienen su origen en

movimientos interrumpidos hacia los padres.
Hacer consciente donde se interrumpió este
amor y sacar a la luz este amor ciego posibilita
que se libere encontrando otra solución.
El amor ciego nos lleva a la enfermedad
Stephan Hausner
Nadie puede pasar de largo de sus padres, y lo

que sea que fuese el precio, solamente los
puede tomar como son y con todo lo que les
pertenece. Y a quien no le es demasiado alto
el precio, puede apoyarse en sus padres, sabe
que están a sus espaldas, y puede dejarse
penetrar por su fuerza, quizás incluso aunque
no los conozca.
En ocasiones un padre se preocupa por su hijo
porque a este le resulta difícil tener una vida
exitosa y por ello puede cargar con su pareja o
inclusive sufrir de alguna enfermedad que le
impida lograr el éxito que merece... porque en
él actúa la fuerza invisible de sus vínculos
familiares, alguien se quedó excluido y no
obtuvo aquello que deseaba, pueden ser sus
padres u otro miembro de la familia.
Con la finalidad de compensar y de expiar la
culpa del miembro de la familia marginado o
excluido, este hijo sin saberlo lleva la carga, en
un “destino ciego” y por “la buena consciencia”
y el deseo inconsciente de pertenencia decide
seguir el destino de la persona excluida, es por
eso que Bert Hellinger lo llama destino ciego,
porque es un destino que sigue por amor,
aunque no le pertenezca pero por los vínculos
del orden del amor, se aferra a cumplir dicho
destino para que siga perteneciendo al sistema
esa persona excluida. En una especie de
lealtad le otorga “visibilidad” al miembro
excluido.
Es como una especie de “expiación” “ofrezco
mi vida por ti”. Y la única manera de regresar
el orden al sistema es viendo la situación con
amor y abriendo un espacio en nuestro
corazón para que emerja esa persona excluida,
logrando de esta manera que los lazos fluyan
en armonía. Sólo haciéndolo de esta manera,
se puede lograr algo de paz, honrando la vida
de ese familiar, llevando una vida diferente,
una que impulse a seguir el propio destino y
no el del otro.
A veces pensamos que la vida nos pertenece,
o que podemos hacer con ella lo que
queramos. Probablemente, es más cierto lo
contrario: nosotros somos los que
pertenecemos a la vida que, querámoslo o no,
tiene sus reglas, llenando de dicha a quien,
humildemente, recoge todo de quienes le
precedieron, reconoce el lugar de todos, y se
abre a intercambiar y a transmitir lo recibido.
Las personas en nuestro grupo familiar nos
vinculamos con amor y lealtad, aun cuando no
nos percatamos de ello y bajo cualquiera sea la
circunstancia de nuestra casta.
Hay 3 órdenes del amor:
-Respetar la Jerarquia
-El equilibrio entre el dar y el recibir
-Y el principio de pertenencia
En la pertenencia, el vínculo es firme, ya que
de ella depende nuestra supervivencia,
surgiendo así adhesión al grupo. Esta devoción
es invisible. Usando parte del término de
Boszormenyi-Nagy, no nos percatamos de su
existencia, de no ser por sus consecuencias.
Este es el amor ciego a nuestro clan en el que
no ponemos límites.
¿Qué es la conciencia?
Todo sistema familiar, sumergido en una
cultura que conlleva normas, formas de actuar
y realizarse, códigos propios que dan la
identificación y la pertenencia, tiene
características propias en cada familia,
aquellas que dan la impronta, la marca, lo que
nos hace ser diferentes y a la vez únicos.
Ser leal a esa forma de ser y actuar, se
denomina conciencia, es decir, es la forma en
que mantendremos nuestro paradigma de
ideas familiares a través del sostenimiento de
las lealtades y las noblezas que nos asegurarán
seguir perteneciendo a la familia.
Movimientos de la conciencia:
La conciencia familiar nos vincula, nos hace
sentir la seguridad de pertenencia. Sin
embargo, cuando se rompe un equilibrio
adentro del sistema como el de la exclusión,
por ejemplo, cuando alguien es negado,
rechazado o de él/ella no se habla, la fuerza de
la conciencia generará un movimiento para
recuperar al excluido, ¿Cómo? Utilizando a los
miembros de la familia, aun en las siguientes
generaciones.
La conciencia no tolera que se excluya a nadie,
simplemente porque somos los que somos si
todos estamos y pertenecemos. Por ello, en
Constelaciones familiares, se observa a través
de los movimientos, cómo la conciencia va
actuando, buscando en una sutil, pero férrea y
drástica solución, a través de toda clase de
manifestaciones, como enfermedades,
proyectos que se bloquean, crisis sin sentido ó
sensaciones de vacío entre otras, es decir, el
sistema familiar buscará el equilibrio.
El clan niega, excluye, deshonra, desplaza,
olvida, pero la conciencia se encarga de
recapturar, trayendo a la superficie, más allá
del tiempo, aquellos que fueron olvidados y
borrados.
El amor de la conciencia hace que los
movimientos surjan en un grito desesperado
por recuperar lo que se olvidó y excluyó. Solo
así el sistema recupera su equilibrio.
¿Qué es la buena y la mala conciencia?
Bert Hellinger plantea la noción de buena y
mala conciencia no en un aspecto valorativo
moralista, sino que se refiere a la conciencia
que nos mantiene bajo el paraguas de la
pertenencia.
Tengo buena consciencia cuando copio el
modelo familiar y tengo mala consciencia
cuando lo hago diferente a las leyes de mi
familia.
Cuando reconozco mi buena conciencia puedo
comenzar a elegir, hacerlo diferente.
Cuando las normas son creadas dentro del
sistema se espera que se respeten y acaten
(buena conciencia). Sin embargo, cuando
alguien quiere romperlas, las normas castigan y
promueven culpa (mala conciencia).
La conciencia
Entrevista a Bert Hellinger
Y ahora tocaré un tema muy difícil. Al alma y a
los movimientos del alma, se opone algo que
tradicionalmente estimamos muchísimo, como
si fuera algo muy especial, incluso, pensamos
que Dios mismo nos lo dio: la conciencia.
Muchos dicen “la conciencia es la voz de Dios
en mi alma”. Pero si nos fijamos bien, cuando
una persona dice “yo lo hago siguiendo mi
conciencia”, “mi conciencia me obliga a hacer
esto”, por regla general, ¿qué es lo que hace?
Quien de esta manera se remonta a su
conciencia, por regla general le hace daño a
otra persona. ¿Y eso lo habrá hecho por un
mandamiento de Dios? No, la conciencia no
tiene nada que ver con Dios.
Mirando cómo funciona esa conciencia,
primero sentimos que tenemos un sentimiento
de culpa y, a veces, muchas veces, un
sentimiento de inocencia. Cuando nos
sentimos inocentes nos sentimos bien, y
también ligeros y serenos. Sintiéndonos
culpables, nos sentimos cargados, no nos
encontramos tan bien.
Es decir, la conciencia nos dirige a través de
un sentimiento agradable, eso sería la
inocencia, y a través de un sentimiento
desagradable, lo cual sería la culpa.
Algo similar ocurre en nosotros con el sentido
del equilibrio. Si estamos en equilibrio, nos
sentimos seguros. En cuanto nos salimos del
equilibrio, la sensación es tan desagradable,
que inmediatamente procuramos recuperar el
equilibrio. También el sentido del equilibrio
nos va dirigiendo a través de un sentimiento
agradable y otro desagradable. No es nada
más que un sentido muy normal e instintivo,
pero no es ciego, porque de inmediato percibe
lo necesario. Por tanto, al mismo tiempo es
sabio. Mirando este ejemplo, tal vez podamos
comprender mejor, más fácilmente, cómo
actúa la conciencia.
También la conciencia es un sentido instintivo,
con el que inmediatamente podemos percibir
algo que para nosotros resulta bueno o
peligroso.
¿Cuál es, pues, la meta de la conciencia? La
conciencia nos vincula con nuestra familia.
Cuando un hijo hace algo que le asegura la
pertenencia a la familia, si se comporta -como
nosotros decimos- “bien”, este hijo se siente
inocente. Pero “inocente” no únicamente
significa que puede estar contento de formar
parte de la familia y puede estar seguro de
poder formar parte. Si, en cambio, el hijo hace
algo que en la familia se considera malo, este
hijo desarrolla una mala conciencia y esa mala
conciencia es tan desagradable que el hijo
corregirá su comportamiento para volver a ser
“bueno”, como solemos decir. Y así puede
volver a estar seguro de su pertenencia.
Es decir, con la ayuda de la conciencia, en
cualquier momento percibimos aquello que
asegura la pertenencia y aquello que la pone
en peligro, y eso no solamente es válido para
nuestra familia, también es válido para
cualquier otro grupo.
Laura Robles
Constelaciones
Familiares
Parte 2

Vidas pasadas
Las terapias de vidas pasadas, son técnicas
psicoterapéuticas transpersonales,
entendiendo por este término todas las
experiencias de las personas que trascienden
el sí mismo para integrarse con la consciencia
cósmica y los estados místicos.
Si examináramos por un instante la vida
presente, seguramente encontraríamos un
sinfín de experiencias que nos marcaron
profundamente, por ejemplo: la muerte
temprana de un ser querido, la separación de
nuestros padres, una sola experiencia de estas
es suficiente para condicionar la conducta de
una persona durante toda su vida y generar un
trauma.
Un trauma es el recuerdo de un hecho
asociado a una carga emocional. Con el tiempo
el recuerdo desaparece, es olvidado, pero la
carga emocional permanece intacta en nuestro
inconsciente y desde allí determina nuestra
conducta, nuestra forma de vida y nuestra
respuesta frente a situaciones similares. Todo
esto puede suceder con apenas un solo
incidente de nuestra vida actual.
Ahora bien, sucede que a lo largo de miles de
existencias hemos atravesado por incontables
situaciones marcantes. En cada
acontecimiento quedan grabados en nuestra
memoria espiritual, cada gesto, palabras,
emociones, pensamientos y sensaciones.
En cada nueva existencia, el alma va
adquiriendo conocimientos, desarrollando
aptitudes, aprendiendo lecciones, que en la
vida siguiente, se convertirán en peldaños
para seguir creciendo, pero al mismo tiempo,
ese aprendizaje generará emociones,
sensaciones y pensamientos que quedarán
grabados profundamente.
Una experiencia placentera intentará
repetirse, un deseo insatisfecho, buscará
satisfacerse en la vida siguiente, una culpa que
no se resolvió buscará calmarse mediante el
autocastigo. Un dolor no resuelto, seguirá
arrastrando su pena hasta sanar la herida que
quedó abierta. Una experiencia traumática se
convertirá en advertencia, y su manifestación
en la vida cotidiana, será un bloqueo o un
miedo para hacer determinadas cosas.
Una vida pasada me puede estar
atormentando aunque ya haya sucedido,
porque para el alma el tiempo no existe.
Posiblemente, hablamos de un hecho que
sucedió 600 años atrás, pero para el alma es
como algo que acaba de ocurrir y como
consecuencia de esto cuando hay experiencias
traumáticas son imposibles de vivir y de sentir
y de procesar en todo su contenido. Se
produce un atrapamiento, es decir, hay
momentos en que el alma queda atrapada en
esas experiencias porque no se pudo resolver
en ese momento o en esa situación, quizá
porque ya la persona había partido y no tenía
un cuerpo físico para sanar o para resolver.
Entonces, el cuerpo se muere, pero la
experiencia continúa porque no existe el
tiempo, entonces, lo que es una eternidad
desde el tiempo físico, lo sigo procesando
continuamente, por ejemplo: un abuso que
sucedió hace 500 años.
Esta experiencia sigue ocurriendo en el cuerpo
mental, queda atrapado y la experiencia
continúa. Pasan los años, la persona se
convierte en adulto y la experiencia traumática
continúa
A esto se agrega un problema más:
Como tenemos muchas experiencias en
distintos cuerpos y muchas experiencias fueron
difíciles, estamos atrapados en cientos
experiencias difíciles en el mismo tiempo
ocurriendo a la vez. Como si fuera el mismo
actor interpretando distintos personajes, pero
seguimos siendo el mismo actor.
En el momento que está sucediendo la experiencia
dolorosa es imposible ser consciente de todo lo
que está sucediendo en el cuerpo.
Muchas veces suceden muertes tempranas
dejamos situaciones o familias inconclusas
sentimos qué partimos antes de lo que
debiéramos y en el reencuentro de otras vidas nos
parece reconocer que debemos continuar desde
nuestro subconsciente para completar aquellas
situaciones que habían quedado pendientes. Por
supuesto que el otro puede reconocernos o no
por supuesto que nosotros podemos reconocerlo
o no.
Lo mal llamado almas gemelas habla de
parejas, amigos o relaciones qué creímos
haber dejado pendientes sin ser conscientes
que cada situación o relación tiene un
principio y un final y nos creemos con derecho
de continuarla en otra vida o encarnación.
Esto hace que muchas veces los hijos adopten
roles de padres de sus propios padres o los
padres adopten roles de hijos de sus propios
hijos por ejemplo.
Esto se puede sanar en constelaciones
abriendo un campo de vidas pasadas y viendo
si está distorsión viene de otras vidas y
asignando a cada uno el rol que le
corresponde en esta encarnación,
estipulándole las frases sanadoras
correspondientes.
"En esa vida tú eras la grande y yo la pequeña.
En esta vida Yo soy la grande y tú la pequeña".
O bien permitiendo que desde el campo de la
vida actual la persona pueda ver la vida
anterior y decir frases sanadoras como:
"Suelto el dolor, la injusticia que me tiene
atrapada/o a esta situación que ya no está en
mis manos resolver Asumo el presente y me hago
responsable de mi historia actual, honrando a mi
pasado y todo lo que aprendí de él, pero
dejándolo en el pasado.
Permito que mi alma sostenga el aprendizaje de
esa vida, pero suelto el atrapamiento que me
impide avanzar libre hacia el futuro."
Constelaciones cuánticas
Como ya sabemos Hellinger, a través de las
Constelaciones Familiares revela con maestría
que la realidad física es una metáfora que
ilumina la comprensión del contexto familiar y
social, y su impacto en el individuo. Pero Hay
un campo de energía que trasciende al
individuo y lo contiene todo. Desde este
modelo, nuevamente se sitúa la relevancia de
la cualidad de conciencia de la persona, y lo
demuestra a través de la figura del
representante que ya sea ciega o no la
constelación, queda en la mayor parte de las
veces, atrapada/o o implicado/a por la
situación a constelar con relación al campo
energético familiar.
Dependiendo del tipo de vínculo que la
persona establezca con la realidad familiar de
origen, será su nivel de conciencia. Un nivel
generativo de conciencia se dará cuando la
persona se relaciona desde un vínculo de Sí a
la Vida.
Esto ocurre cuando el individuo es capaz de
potenciar la seguridad y confianza personal,
una guía interna, de presencia, apertura
emocional y curiosidad en el presente.
La frustración, miedo, dolor e inseguridad
coexisten con paz, calma y vitalidad. En
contextos difíciles, se mantiene una actitud
positiva acerca del futuro, las propias
habilidades y posibilidades de entendimiento
con otros. Como un árbol que alguna vez fue
una semilla, sin cuestionar ni analizar, toma la
vida para expandirse hacia la luz, ocupar su
lugar, interactuando con los demás, creciendo,
conectado a sus raíces. Fluyendo ante la
adversidad. Florece, a través de las diferentes
estaciones, para alcanzar la madurez en la
expresión de sí mismo. En un Sí a la Vida, cada
semilla se transforma en la unicidad de su
existencia. En el modelo de Constelaciones
Familiares se han establecido principios de
funcionamiento en el sistema familiar, para
potenciar un campo emocional-energético de
paz y amor entre sus miembros, fomentar una
familia suficientemente nutricia, y
proporcionar un buen soporte para el vínculo
de Sí a la Vida.
Esto se hace imprescindible porque hay un
efecto claro cuando faltan esos principios, y
surgen enredos y lealtades invisibles,
asociados a un niño herido, con un vínculo en
rechazo. Son los condicionamientos históricos
y disfunciones de la familia los que
condicionan la manera de ser y estar de la
persona en el mundo, definiendo su ego. Así,
el potencial de un estado centrado de
conciencia se limita, y lo que generalmente
observaremos con mucha nitidez, será que en
contextos de incertidumbre, inseguridad,
conflicto y estrés, o en cualquier escenario
que despierte la vivencia de vulnerabilidad, el
individuo actuará desde diferentes patrones
de comportamientos.
Entonces, así como se marca una huella en la
arena a la orilla del mar, muy clara y
profundamente, así nuestros padres, familia y
sistema social, tanto en la niñez como en la
adolescencia, definen y marcan de manera
consistente el manejo de esas emociones y
contextos.
Y esa relación no solo la define la generación
actual de la familia, sino que en ese campo
también actúan generaciones previas.
Hay un campo emocional de energía en la que
participamos con nuestros antepasados, lo que
impacta nuestra vida. Y dependiendo de dónde y
cómo nos instalamos en la vida, cómo nos
relacionamos con ese pasado, se definirán
nuestros propios guiones y orientaciones
presentes y futuros. Dependiendo si la persona
está implicada en algún enredo en la familia, su
forma de ser y actuar cuestiona la pertenencia de
todos los integrantes de la familia, la jerarquía
parental y/o tiene un modo de relación que
quiebra el balance entre dar y recibir en sus
relaciones. Los enredos impiden estar en sintonía
con los principios de una familia suficientemente
nutricia.
Esto alude a relaciones al interior de la familia,
que se fundan en el deber, la lealtad y un alto
compromiso en una relación de alianza con uno o
más de sus integrantes. A veces, están presentes
en nuestra conciencia, y en su mayoría operan
desde nuestro inconsciente. Nacimos en un día
único, para ocupar un lugar específico, en una
familia, en un país, con cierta cultura y
condiciones naturales.
El apego con la madre alcanza una condición
especial. Desde el sexto mes de gestación las
neuronas espejo maduran y, a partir de ese
momento, el bebé se sintoniza con el emocionar y
actuar de su madre. Siendo tan pequeño, la
calidad del vínculo del bebé con la vida será
influenciada directamente por la experiencia y
campo emocional de su madre.
La fusión con nuestra madre o con quien se
ocupa de nosotros cuando niños –padre, abuela,
si es el caso–, es la siguiente etapa. A través de
ella o él, iremos estableciendo un patrón de
relación entre nuestro “yo” y los otros. Esta
polaridad es el primer vínculo establecido por
nosotros, creando una matriz básica que irá
enriqueciéndose gradualmente. Somos parte de
una familia y de un sistema social, tenemos una
historia. No obstante, todo niño se encontrará en
algún momento con desafíos y frustraciones, que
le crearán incertidumbre y un quiebre en su
confianza.
Todos hemos tenido frustraciones en algún
momento de nuestras vidas, sin embargo, la
cualidad del campo básico hará la diferencia.
Influenciará la calidad emocional y la actitud
hacia los otros y la cualidad de la relación,
Percibirá la vida como un lugar seguro, donde
explorar centradamente, confiado, con
curiosidad, en sintonía con el momento presente
y con un sentido de ser en totalidad. En cambio,
un campo agresivo y excluyente estimulará una
estrategia de sobrevivencia como una forma de
ser. Así como puntualiza Susan Hart, las
estrategias de sobrevivencia son respuestas
autoprotectoras y nos desconectan de nuestro
momento presente: evadiendo, luchando o
“congelándonos”, deprimiéndonos, como patrones
básicos de sobrevivencia.
La semilla, que es sembrada en un campo
nutricio, estimula el crecimiento y la
manifestación en el árbol familiar. Un campo
incluye cientos de años, diversas temáticas y
concibe la vida y la muerte como una fuerza que
impacta nuestro comportamiento. Los hechos
importantes, que influenciarán la cualidad del
campo, están relacionados con eventos
traumáticos. Es como cuando se lanza una piedra
en un lago y las ondas se irradian en amplitud.
Así, un evento traumático en la historia de una
familia puede crear ondas generacionales que
impactan la futura descendencia, activando
algunas manifestaciones arquetípicas
dependiendo del campo donde se generaron, si
fueron nutricios o agresivos.
Brigitte Charpentier desarrolla las constelaciones
cuánticas. Ella la llama las nuevas constelaciones.
Sí bien acepta que las leyes del amor van dirigidas
a las leyes del crecimiento, como dice Hellinger
esa práctica del amor aporta el éxito.
1 Aceptar a todo.
2 Estar en sintonía con todo lo más grande.
3 Respeto al lugar en qué cada uno entra en la
vida. Estamos inmersos en dos dimensiones,
tiempo y espacio. Entonces hay un orden y ese
orden nos da fuerza y éxito
4 Todos pertenecemos por igual, al margen de
nuestras acciones. A esto lo llamamos ley de
pertenencia. Ese respeto es fuente de abundancia,
de éxito, de salud.
5 El equilibrio entre dar y recibir. Ella considera
que esas polaridades cuando se unen se crea un
salto cuántico y evolutivo.
Lo principal es aceptar a la vida cómo es
humildemente y de ahí viene nuestro éxito .
Aceptar a que somos hijos de un sistema familiar
aceptar y agradecer esos padres haya pasado lo
que haya pasado.
Solamente verlos como dos seres humanos que
han estado al servicio de quebrar nuestra vida
Cuándo tenemos esa visión podemos decir que
todas las bendiciones entran a nuestras vidas
Y ahí aceptamos el sentido de responsabilidad, de
compromiso.
Lo más difícil es aceptar a nuestros padres
exactamente como son. Lo más difícil es poder
tomar recibir incondicionalmente a nuestros
padres y nuestros ancestros y a nuestra historia
tal cómo es o cómo fue
Buena parte de aceptar el SI TE TOMO, TAL
COMO ERES, dependerá quizá si venimos más
allá de las vicisitudes de nuestra vida, de un
campo nutricio o agresivo, donde nos han
enseñado a defendernos o a aceptar la vida como
es. El día a día con amor.
La visión sistémica de la vida nos ha enseñado
que todos los problemas del pasado no
integrados, las culpas no asumidas, los ancestros
no asumidos, van a llamar a sus descendientes
para terminar o compensar lo que no se pudo
afectar y ahí es donde estamos atrapados en el
pasado absolutamente sin saberlo
inconscientemente.
Claro, si estoy atrapado en mis abuelos no veo a
mis padres como padres, los veo como muy
pequeños. Cuando pueda aceptar dónde estoy mi
vida se transforma.
Este es el trabajo de las nuevas constelaciones, se
trata de un gran trabajo de crecimiento y de
compromiso, la humildad de aceptar
incondicionalmente a ese padre. Y esa madre y a
esos ancestros con humildad y eso es
inmediatamente gratificado por la libertad que
vamos a adquirir.
Las constelaciones cuánticas se abren a la
aceptación, no cuestionan, solo funcionan cuando
la persona está dispuesta y no hay resistencia:
Frase sanadora
Acepto lo que me toca

Tomo mi vida exactamente como es
Gracias a mis padres por la vida que me dieron
Gracias a todos mis ancestros por la vida que me
transmitieron
Gracias por cada uno de ellos
Los amo a todos, los amo a todos
Y ahora dejo el pasado en el pasado
Todo fue como tuvo que ser
Y ahora elijo el presente
Asumo mi responsabilidad
Y elijo la vida
Elijo disfrutar de lo que me toca
Me abro a algo nuevo
Frases sanadoras
Acepto lo que me toca, me rindo, me despido del

ayer, acepto el pasado tal como fue, como tuvo
que ser al servicio del destino colectivo, digo sí a
lo que me toca y me abro a algo nuevo.
Aunque no te entienda, te tomo. Gracias por ser

mis ancestros. Gracias por la vida que me han
transmitido. Ahora tomo lo que me toca, dejo con
ustedes todo lo que es de ustedes, por ustedes y
por mí. Todo fue como tuvo que ser y ahora tomo
la vida y le aceptó tal como me toca.
Me rindo a ese dolor y ahora elijo la vida tal como
es. Ahora elijo disfrutar de la vida que tengo.
Me abro a algo nuevo.
Anexo de Frases sanadoras
para utilizar en nuestras Constelaciones:
Lo Siento
Por favor
Ahora puedo verte
Gracias
Yo veo esto con buenos ojos
Tienes mi bendicion
No lo sabía
Me quedo responsable de lo mío. Asumo lo mío.
Te llevo en mi corazón
Tienes mi fuerza
Mi alma sabe lo que es mejor para mi
Yo me voy, tú te quedas, y está bien
Estoy aquí. Ahora hay infinitas posibilidades
Yo me asiento. Me quedo en la vida
Tomo todo de ti, te honro
No estaba en tus manos
Te doy mi honra, te llevo en mi corazón y te dejo
descansar
La vida sigue
Lo dejo en manos del destino y en la fuerza mayor
Lo hice por ti
Lo acepto
Mejor yo que tú
Lo hice por amor
Mamá/Papá te acepto como eres y tomo todo de ti
Anexo de Frases sanadoras
para utilizar en nuestras Constelaciones:
Esto no me pertenece
Esto no te pertenece
Yo cargo con mi propia responsabilidad
(Nombre del familiar muerto) te doy las gracias por
acercarme a la muerte. Pero ahora elijo la vida.
Gracias por bajar abajo. He podido subir.
No estaba en nuestras manos
Yo también te dejo descansar
Te honro
Todo salió bien y yo lo tomo de ti. Míralo.
Yo me ocupo de mis asuntos y me hago cargo de mí
responsabilidad
Querida mamá/papá: Tomo la vida de ti, toda, entera,
con lo bueno y lo malo. Y la tomo al precio entero
que a ti te costó y que a mí me cuesta. La
aprovecharé para alegría tuya, y en tu memoria. No
habrá sido en vano. Sujeto la vida que me has dado
con fuerza y te a partir de ahora voy a hacer algo
bueno con ella.
En el aguante de la soledad está la medida de la
autonomía de cada uno
Yo soy el grande y tú el pequeño
Yo soy el pequeño y tú el grande
Tu lugar está en tu lugar. Mi lugar está en mi
lugar.
Bibliografía:
Schmoller, Alicia. La sombra cómo
iluminar nuestros aspectos ocultos. Ed.
Kier
Norberto Levy. La sabiduría de las
emociones. Ed. Debolsillo
Cabouli José Luis. Terapia de vidas
pasadas, un camino hacia la luz del
alma. Ed. Continente.
Champetier de Riber Brigitte. Ejercicios
Sistémicos. Movimientos esenciales y
prácticas sanadoras de las nuevas
Constelaciones familiares. Ed.Gaia
Edwards Gills. El triángulo dramático
de Karpman, cómo trascender los roles
de perseguidor, salvador o víctima. Ed.
Gaia
García Robles, Cecilia. Astrogenealogía.
Un viaja hacia las raíces familiares.
ED.Kier
Formación en
Constelaciones Familiares
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Prohibida su reproducción o
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