BCN Como Espacio de Consumo
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capitalista
Transformación urbana y conflicto social en
el Estado Español
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traficantes de sueños
Índice
Epílogo. Del plano al mapa. Juan Rodríguez Medela y Óscar Salguero Montaño
(Grupo de Estudios Antropológicos La Corrala) 275
En el último lustro, algunos de los autores y autoras que presentamos este tra-
bajo nos hemos ido encontrando en caminos entrecruzados. En unas ocasio-
nes, el encuentro ha tenido lugar en el anonimato de la lectura y el estudio de
sus escritos; y en otras, ha sido el fruto de espacios compartidos, de relexión,
políticos y también vitales.
Lo cierto es que en este tiempo, hemos podido ver cómo distinta gente esta-
mos trabajando lo urbano desde diferentes puntos de la geografía del Estado,
coincidiendo en procesos de análisis o formas de hacer y/o llegando a conclu-
siones muy similares. Este eje vertebrador ha sido un modelo de ciudad auspi-
ciado bajo las lógicas del capitalismo actual y de la democracia parlamentaria
representativa; un modelo que no es exclusivo de una ciudad en particular, sino
que se reproduce a través de las mismas planiicaciones, intervenciones y pre-
tensiones en distintas ciudades del mundo insertas en este sistema.
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se permite la copia
Es por ello que consideramos este libro como una oportunidad para visibili-
zar, todavía más si cabe, el complicado y destructivo engranaje en el que están
insertas nuestras ciudades y que de una forma u otra tratamos de habitar. Pre-
tendemos que su lectura sirva para ser más conscientes de cómo se gestionan,
conocer las circunstancias y las dinámicas ejercidas y, así, poder ser más eicaces
en nuestras intervenciones para transformar una determinada realidad.
13
14 Cartografía de la ciudad capitalista
Desde las ciencias sociales el abordaje quizás más intenso y signiicativo sobre la
©
2 Topalov, 1979.
16 Cartografía de la ciudad capitalista
nismo como una ideología al servicio del poder y una herramienta de control
de la población. El espacio urbano es instrumento fundamental del Estado, así
como posibilidad de subversión contra el mismo. Desde este punto de vista,
6 Sassen, 1999.
7 Davis, 2003 y 2014.
8 Harvey, 1982.
9 Lefebvre, 2014.
18 Cartografía de la ciudad capitalista
En este trabajo colectivo están recogidos los estudios de nueve ciudades del
Estado español. Las orientaciones de los análisis de estas ciudades se centran
por un lado en cuestiones vinculadas a los medios de producción y a la ges-
tión del territorio en relación con estos, como sucede en los casos de Mallorca
y Murcia; y por otro, en la reconversión de la ciudad en ciudades turísticas
y la potenciación de la marca ciudad, como en las ciudades de Barcelona y
Granada. En los estudios de todas estas ciudades, coincide un modelo que
se reproduce a través de las mismas planiicaciones, intervenciones y preten-
siones. Este eje vertebrador ha sido un modelo de ciudad auspiciado bajo las
lógicas del capitalismo actual.
En este sentido, el primer capítulo, «La producción de Barcelona como
espacio de consumo. Gentriicación, turismo y lucha de clases», de Agustín
Cócola Gant, analiza la transformación sufrida por Barcelona en las últimas
décadas y viene a ser, en primera instancia, una historia abreviada de la pro-
ducción del espacio y su conversión en una mercancía de la que obtener plus-
valías. Debido a que las plusvalías se obtienen mediante el aumento del precio
del valor del suelo y bienes generales de consumo, el texto explica cómo la
alianza entre la administración local y las grandes empresas que dirigen todo
tipo de políticas urbanas supone un ataque premeditado contra residentes
con escasos ingresos. Y, al mismo tiempo, ya que dichas empresas se apropian
de las plusvalías que el espacio genera a costa de la destrucción de formas de
vida no mediadas por el dinero, el texto sostiene que la venta de la ciudad
debe ser entendida, en realidad, como la expresión urbana de la lucha de cla-
ses, como una forma de explotación que sobrepasa los límites laborales y llega
a todos los ámbitos de la vida cotidiana.
El segundo capítulo «De la bicefalia de la ciudad portuaria a la bicefalia
de la ciudad industrial», del antropólogo jerezano Miguel González Márquez,
hace un recorrido por la transformación de la ciudad de Tarragona que pasó
en poco tiempo de ser una ciudad administrativa conservadora a convertirse
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de ciudad atractiva que eluda los conlictos sociales de la ciudad real para
producir una falsa armonía con el in de convertirlos en escenarios turísticos
especialmente reglados bajo el discurso del civismo y la ciudadanía.
En el capítulo tercero nos encontramos con «La ocupación del espacio y el
común denominador del trabajo urbano. Apuntes desde Mallorca» del tam-
bién antropólogo social Marc Morell. De la mano del concepto de «obra» de
Henri Lefebvre y de la literatura al uso sobre «bienes comunes», este capítu-
lo ahonda en el carácter productivo de la ciudad, y lo hace considerando la
relación que mantienen el trabajo muerto y el trabajo vivo en el proceso de
patrimonialización al que desde hace varias décadas se ha visto sometida la
Ciutat de Mallorca (conocida habitualmente como Palma). El autor mallor-
quín mantiene que, al igual que en otros procesos productivos, en el proceso
de patrimonialización la reproducción del capital se halla inexorablemente
vinculada a la desposesión de bienes comunes previamente laborados. Si bien
el foco de atención del capítulo está puesto en la patrimonialización que plan-
tea la industria turística, éste no deja de estar estrechamente vinculado a las
dinámicas de gentriicación que el autor ha trabajado en publicaciones ante-
riores. Marc Morell airma que sin el reconocimiento de lo que viene a llamar
trabajo urbano, un trabajo realizado fuera del ámbito salarial, perdemos la
oportunidad de entender la ciudad como una forma más de acumulación de
capital y por ende a ignorar la fuente misma de la creación de valor que con-
tiene el espacio urbano.
El capítulo cuarto está dedicado a la ciudad de Valencia, la tercera más
poblada del Estado. En el texto «Otra vuelta de tuerca. La bicicleta en Valencia
y el renovado capitalismo urbano», el antropólogo Diego Ortega Botella y el
sociólogo Rodrigo Martínez Novo evalúan las lógicas prácticas que utiliza
el Gobierno municipal a la hora de organizar las conexiones del entramado
urbano. Tomando el ejemplo de la reciente implantación de estaciones de bi-
cicletas, se muestra cómo medidas aparentemente tan innovadoras y verdes
sirven, paradójicamente, para dar continuidad a los antiguos postulados de
la ciudad capitalista: se llevan a cabo con base en una concepción del espacio
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el control social y la iscalización de los usos del espacio público en aras de posi-
cionar a Granada en el competitivo mercado internacional de ciudades. Por otro
lado, se presentan también otras Granadas que surgen en contextos de conlic-
tividad y lucha social, tales como la vivienda, la especulación, la reconversión
de barrios, los usos del espacio público, la implantación de grandes infraestruc-
turas, la celebración de megaeventos, la defensa de recursos naturales como el
agua, etc.; estas otras Granadas tienen en común el claro rechazo a este modelo
de ciudad impuesto, la ciudad capitalista.
Tras la lectura de estos nueve capítulos sobre ciudades del Estado español
nos encontramos con el epílogo, «Del plano al mapa», en el que a partir de los
distintos elementos en los que profundiza cada capítulo se esboza una pano-
rámica de las coordenadas con las que deinimos la ciudad capitalista.
El libro se cierra con una «caja de herramientas» en forma de anexo, rea-
lizado por Let Hand Rotation, un colectivo artístico que, entre sus distin-
tos frentes de acción y de creación crítica, realiza intervenciones urbanas con
herramientas capaces de cuestionar el actual modelo hegemónico de hacer
ciudad y muy especialmente los procesos de gentriicación en los barrios po-
pulares de nuestras urbes. Uno de los proyectos que se enmarcan en este fren-
te es el taller Gentriicación no es nombre de señora, una propuesta didáctica y
para la acción con la que tratan de visibilizar los procesos de transformación
urbana y gentriicación (aburguesamiento, elitización, etc.), en virtud de los
cuales, las zonas estratégicas de una ciudad aumentan artiicialmente su va-
lor, provocando el desplazamiento de la población económicamente vulne-
rable, para quienes la vivienda deja de ser accesible en el área revalorizada.
Todo ello produce urbanalización (consumo de espacios desconlictivizados,
estandarización del paisaje, pérdida de identidad espacial, de la memoria ba-
rrial y la ruptura del tejido social). Así, se generan espacios excluyentes y de
segregación social; espacios colonizados en los cuales se origina un conlicto
de ocupación urbano de unas clases sociales frente a otras.
En esta caja de herramientas se incluyen los «Pasatiempos sobre procesos
de gentriicación», una forma amena de comprender los procesos de gen-
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Introducción
31
32 Cartografía de la ciudad capitalista
que hoy nadie puede negar: los políticos y la patronal han vendido la ciudad al
capital, lo que implica destruir formas de vida populares que, por deinición,
suponen un estorbo para la obtención de beneicios.
La evolución de Barcelona en las últimas décadas evidencia un cambio
generalizado en la era postindustrial en el que los centros urbanos pasan de
ser lugares de residencia a espacios de acumulación de capital. Si para la po-
blación local el barrio es el lugar habitado donde se desarrolla la vida social,
para los mercados y su representante el Ayuntamiento es un espacio abstracto
del que se pueden sacar beneicios. El conlicto entre este valor de uso al que
aspira el residente y el valor de cambio con que los poderes locales gestionan
la ciudad se ha decantado ampliamente a favor de estos últimos, mientras
que la derrota sufrida por el residente ha derivado en que el hecho de vivir en
Barcelona se haya convertido en un auténtico acto de resistencia: resistencia
contra la violencia inmobiliaria y la diicultad de acceder a una vivienda, y re-
sistencia contra la privatización de un espacio público producido como lugar
de consumo y entretenimiento para turistas y residentes con altos ingresos.
En el plano de la vivienda, soportar la especulación para intentar permanecer
en el barrio ha dado lugar a prácticas de supervivencia de todo tipo, mientras
que la privatización del espacio público ha generado una creciente moviliza-
ción vecinal en donde antiguas prácticas cotidianas de convivencia son ahora
actividades reivindicativas.
Este texto es un intento de explicar cómo se ha llegado hasta aquí.
Mientras que el Ayuntamiento4 celebra el éxito de la fama internacional
de la ciudad y el creciente número de visitantes, el presente capítulo ana-
liza la conversión de Barcelona en un parque temático, en una burbuja de
consumo vigilada que elimina de la faz de la ciudad cualquier tipo de vida
popular. Aunque el turismo es una actividad dedicada exclusivamente al
consumo, en realidad depende de la producción de espacios para que sean
consumidos. Este texto, en primera instancia, es una historia abreviada de
la producción del espacio en Barcelona y su conversión en una mercan-
cía de la que obtener plusvalías. Debido a que las plusvalías se obtienen
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mediante el aumento del precio del valor del suelo y bienes generales de
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4 Este texto es previo a las candidaturas municipalistas que llegaron a las alcaldías de algunas
ciudades del Estado español, entre ellas Barcelona. Cuando se habla del Ayuntamiento se reiere
a gobiernos municipales anteriores a 2015. [N. de E.]
1. La producción de Barcelona como espacio de consumo.Gentriicación, turismo y lucha de clases 33
del capitalismo, Lefebvre sostenía que hoy, más que nunca, la lucha de clases se
encuentra inscrita en el espacio6. Anticipaba, además, que si la explotación capi-
talista para obtener plusvalías se iba a centrar en la especulación inmobiliaria,
el futuro de la lucha de clases se relejaría en la defensa del territorio, ya fuera
el monte, la ladera o el espacio vivido del barrio, en donde la defensa del valor
de uso se levantaría ante el avance de la acumulación y el ansia de beneicios.
Desde esta perspectiva, la idea central de este texto se basa en cuatro pun-
tos. Primero, la coalición entre el Estado y los ayuntamientos y las grandes em-
presas permite a estas últimas usar el espacio urbano como una máquina de
extracción de rentas, proceso estructural en la economía del Estado español.
Cuando se habla de clase capitalista no nos referimos a un ente abstracto, sino
a un lobby inanciero formado por personas concretas que se reúne constan-
temente con los representantes del Estado para decidir todo tipo de políticas
públicas. Segundo, para extraer rentas de la ciudad es necesario atraer consu-
midores con altos ingresos y que puedan pagar altos precios por una vivienda
y servicios básicos de consumo. Tercero, si bien algunos casos anglosajones
muestran que estos consumidores con altos ingresos suelen ser profesionales
del sector servicios que eligen el centro urbano como lugar de residencia, tan-
to en el Estado español como en Latinoamérica dichos consumidores tienden
a ser turistas atraídos mediante continuas campañas de promoción7. Y cuarto,
ya sean nuevos residentes o turistas, estos consumidores con altos ingresos
desplazan a la población local, proceso conocido como gentriicación. En este
sentido, interesa resaltar que si bien el conlicto a nivel diario se suele dar
entre los nuevos usuarios de la ciudad y el vecino aincado en el barrio, en
realidad dicho conlicto esconde que grupos inancieros y grandes empresas
son los grandes beneiciarios, para los cuales la ciudad debe ser una máquina
de crecimiento ilimitado8.
Este proceso no tiene lugar siempre de la misma forma. Sin embargo, la
mejor manera de ejemplarizarlo es mediante lo que se conoce como «restruc-
turación» o «regeneración» urbana. La regeneración está ligada a la geografía
del espacio urbano en tanto en cuanto algunas áreas contienen posibilidades
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6 Otros autores también han asimilado esta concepción de la producción del espacio como relejo
de la lucha de clases. Véanse el ensayo de Marc Morell en el presente libro y Morell, «El trabajo de
la gentriicación. Un bosquejo en torno a la formación de un sujeto histórico urbano», Contested_
Cities Working Paper, núm. 14002, 2014; disponible en Internet. También Jaume Franquesa,
Urbanismo neoliberal, negocio inmobiliario y vida vecinal. El caso de Palma, Barcelona, Icaria, 2013.
7 Hiernaux y González, 2014, pp. 55-70.
8 Logan y Molotch, 2007 [1987].
1. La producción de Barcelona como espacio de consumo.Gentriicación, turismo y lucha de clases 35
sonas que pueden distinguirse por su vida cultural son las que poseen unas
condiciones materiales de existencia superior al resto, es decir, las personas
9 Esta teoría del «diferencial de renta» ha sido desarrollada por Neil Smith en diferentes
publicaciones. En 2012 se tradujo al castellano uno de sus libros fundamentales: La nueva frontera
urbana. Ciudad revanchista y gentriicación, Madrid, Traicantes de Sueños.
10 Bourdieu, 1988 [1979].
36 Cartografía de la ciudad capitalista
con un mayor grado de consumo cultural son, al mismo tiempo, las que en
general más consumen. La cultura como capital simbólico tiene, al menos,
tres consecuencias directas en la regeneración urbana. Por un lado, al atraer
a población con elevados ingresos la inversión en cultura ha sido en parte
promovida y inanciada por empresas constructoras y hoteleras, en tanto el
capital simbólico hace posible revalorizar el capital económico invertido por
medio del aumento del precio del suelo y de bienes de consumo. Por otro, la
cultura proporciona una imagen positiva en la reconiguración de ciudades
industriales y es utilizada en campañas de city marketing como reclamo estra-
tégico para la promoción urbana y la reairmación de «espacios de calidad». Y
por último, la cultura como capital simbólico excluye a población con escasos
recursos que no tienen ni formación adecuada para entender «un diferente
estilo de vida» ni posibilidades para resistir tras el aumento generalizado del
precio de la vivienda y de servicios básicos de consumo. En este sentido, las
infraestructuras culturales han servido de lanzadera para procesos intencio-
nados de gentriicación y son una de las soluciones favoritas del neoliberalis-
mo para revertir la «degradación» de barrios populares.
Al hablar de neoliberalismo nos referimos a un «estilo» de gobierno en
donde el Estado es gestionado como si se tratase de una empresa. En este
sentido, el neoliberalismo representa el abandono de la gestión pública como
mediadora entre el mercado y la sociedad –redistribución– para ser sustitui-
do por una administración cuyo principal objetivo es la competitividad y el
crecimiento. Mientras que el neoliberalismo aspira a crear una utopía de libre
mercado liberado de intervención estatal, en realidad conlleva una dramática
intensiicación de esta última, aplicando la disciplina del mercado a todos los
ámbitos de la vida social. El punto clave en este contexto es que en la gestión
del gobierno local, el imperativo de generar ingresos y reducir costes sociales
ha encontrado en la gentriicación el remedio más acertado. Si grupos con
bajos ingresos no contribuyen a elevar los índices de consumo, pero solicitan
sanidad y escuelas públicas así como subsidios y ayudas sociales, son con-
siderados indeseables. La solución es sustituirlos por residentes con mayor
poder de consumo, sin importar el destino de aquellos.
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Hasta ahora hemos hablado de la ciudad como espacio abstracto del que
obtener beneicios y cómo dicho espacio se produce por medio de lo que se
conoce como regeneración urbana. También hemos apuntado que para que
existan beneicios la ciudad tiene que ser promocionada para que consumi-
dores con altos ingresos vayan a visitarla o vivir en ella. Por último, entonces,
deberíamos centrarnos en el tipo de espacio que es producido para atraer a
dichos consumidores, y en este sentido me reiero a la conversión de la ciudad
1. La producción de Barcelona como espacio de consumo.Gentriicación, turismo y lucha de clases 37
niñas y niños que juegan en la calle con el in de que la ciudad sea el simula-
cro perfecto para que turistas y profesionales de clase media converjan en un
emancipador consumo.
Por último, remarcar que este marco legal se completa con lo que en el mundo
anglosajón se conoce como Business Improvement District (Distrito de Mejora
Empresarial, BID) y que en el Estado español pretende ser introducido con
el nombre de Áreas Comerciales Urbanas (ACU). Los BID se extendieron en
Estados Unidos e Inglaterra en la década de 1970 y 1980 y forman parte de la
alianza público-privada en la gestión empresarial de la ciudad. El BID es un
instrumento legal que permite que las asociaciones de comerciantes y empre-
sas administren el barrio en función de sus necesidades, asumiendo compe-
tencias propias de los ayuntamientos como limpieza, promoción o progra-
mación de actividades de ocio, pero también vigilancia y seguridad. Es decir,
supone una vuelta de tuerca más en la privatización de la gestión del espacio
público, en donde las calles comerciales (prácticamente todo el centro urbano
en ciudades turísticas) se gestionan como centros comerciales privados.
Los rasgos que hemos sintetizado sobre la ciudad postindustrial son de vital
importancia para entender el caso de Barcelona. Durante el siglo XIX y gran
parte del XX, Barcelona fue la ciudad más industrializada del Estado español
y, por consiguiente, fue la que más sufrió los efectos de la desindustrializa-
ción. La huida de capital agravó una histórica carencia de inversiones debido
al franquismo, generando una profunda crisis que se tradujo en altas tasas de
desempleo, marginalidad y conlictos sociales, carencia de infraestructuras y
degradación física del espacio urbano. En este contexto, en 1979 fue elegido el
primer Gobierno municipal de la democracia –socialista durante más de tres
décadas–, el cual convirtió la ciudad en un completo experimento de regene-
ración urbana autodenominado «modelo Barcelona».
El Ayuntamiento de 1979 se nutrió de un buen número de militantes que
provenían de los movimientos vecinales, los cuales pasaron de la lucha anti-
capitalista a dirigir la ciudad, generando además la paradoja de que la pro-
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testa fue más intensa cuando estaba prohibido protestar. La militancia social
durante el franquismo, en gran parte debido a la prohibición de sindicatos y
partidos políticos, se concentraba en torno a dichos movimientos vecinales,
los cuales adquirieron cada vez más importancia desde inales de la década
de 1960. Junto a la notoriedad de los conlictos laborales, reclamaban una his-
tórica deuda social en relación con las condiciones de la ciudad como chabo-
lismo, equipamientos o carencia de espacios públicos, luchando por convertir
40 Cartografía de la ciudad capitalista
22 Los icarianos fueron un movimiento del socialismo utópico francés del siglo XIX que apostaban
por la construcción de colonias comunitarias y que tuvo una fuerte inluencia en Barcelona.
23 Padrón, 2013.
1. La producción de Barcelona como espacio de consumo.Gentriicación, turismo y lucha de clases 43
del complejo Can Ricart, una fábrica del siglo XIX que constituía uno de los
mejores ejemplos de arquitectura industrial que se conservaban y en donde
aún se localizaban 34 talleres de economía familiar. La lucha ciudadana por
salvar Can Ricart centralizó las frustraciones de todo un barrio que veía cómo
desaparecían sus viviendas y relaciones personales en favor de lo que se de-
inía como especulación inmobiliaria, y se exigió al Ayuntamiento la parali-
zación del derribo y un nuevo uso público del ediicio. La lucha salvó parte
del complejo y consiguió un centro cívico para el barrio, demostrando que la
retórica de la participación ciudadana en el modelo Barcelona solo es posible
gracias a la movilización y la resistencia. A cambio, el Ayuntamiento produjo
otra metáfora de la postmodernidad: lo que queda del antiguo ediicio es una
línea de fachada incorporada como elemento decorativo a nuevos lotfs y resi-
dencias exclusivas.
La transformación del litoral y del Poble Nou que hemos descrito muestra la
recíproca relación entre producción y consumo del espacio urbano en la ciudad
postindustrial: un espacio devaluado y, por lo tanto, atractivo para inversiones
rentables que es transformado para albergar exclusivas zonas de consumo. La
inversión inmobiliaria se rentabiliza gracias al aumento del valor del suelo y,
por consiguiente, ésta es atraída si se le garantiza procesos de gentriicación. El
espacio producido, en cambio, no contempla ningún tipo de contacto humano
más que en el centro comercial; viviendas, actividades de ocio y de consumo se
enfocan hacia residentes con altos ingresos o turistas, que a la vez son atraídos
por los nuevos ediicios de diseño y hoteles de la zona.
Los casos del litoral y el Poble Nou suponen el ejemplo local de espacio
industrial devaluado y, por lo tanto, atractivo para ser regenerado. Pasamos
ahora a la transformación del centro histórico.
Ciutat Nova que surgió con el Ensanche de Cerdà en 1860– sufrió un proceso
de abandono y degradación física que lo convirtió en la zona de la ciudad
donde mayor era la diferencia entre el precio del suelo y lo que se podría
pedir por él una vez regenerado. En este sentido, constituía un verdadero
yacimiento para atraer inversiones inmobiliarias, facilitado por la voluntad
del Ayuntamiento de cambiar la imagen de lo que estaba destinado a pasar de
lugar de residencia de clases populares a espacio tematizado para el consumo
44 Cartografía de la ciudad capitalista
Turismo y gentriicación
local lo sufre de forma cotidiana: «Ciutat Vella vive bajo una presión turística
sin precedentes. Esta situación está contribuyendo a culminar una serie de
procesos de gentriicación que devastan la calidad de vida de los vecinos. Sus
efectos recortan drásticamente las posibilidades de acceso a la vivienda y las
A modo de conclusión
Las críticas hacia el modelo de ciudad que hace más de una década solo se
veían en algunas publicaciones o movimientos sociales constituyen hoy un
frente de batalla común en todos los barrios de la ciudad. Bajo diversos le-
mas como «La ciudad no está en venta», diversos colectivos y asociaciones
54 Cartografía de la ciudad capitalista
es, por lo tanto, expresión urbana de la lucha de clases. Es desde esta pers-
se permite la copia
pectiva que el problema debería ser abordado y hacia donde las acciones
deberían ser canalizadas.
1. La producción de Barcelona como espacio de consumo.Gentriicación, turismo y lucha de clases 55
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57
58 Cartografía de la ciudad capitalista
3 La génesis de la zona portuaria ha sido ampliamente documentada por Escoda y Baiges, 2005.
60 Cartografía de la ciudad capitalista
poblado tanto por obreros como por nuevos y viejos comerciantes o aristócratas
dando muestra de la tendencia escasamente segregacionista del urbanismo del
momento. Oicinas, aseguradoras, ediicios administrativos, barcos mercantes,
almacenes, pensiones, bodegas, carpinterías de ribera y tonelerías supusieron
un gentío (con una presencia de forasteros que hasta entonces la ciudad no ha-
bía vivido) que requirió de tabernas y burdeles, los negocios más presentes en
la memoria histórica de la ciudad respecto a la zona.
Más allá del muelle de carga se iría consolidando el Serrallo, que comenzaría
como asentamiento temporal de los trabajadores de la pesca, sobre todo de los
más pobres, que malvivían en pésimas condiciones ya que se trataba de cons-
trucciones de baja calidad para guardar las artes de los armadores, que vivían
en ediicaciones más consistentes en la Part Alta. Las barracas estaban justo en
el emplazamiento elegido para el nuevo puerto, por lo que la misma Junta de
Obras obligó a desplazarlas en dirección al río, junto al viejo baluarte del Lla-
zaret. Este asentamiento se convertiría en un barrio de pescadores (aunque su
aislamiento respecto a la ciudad por el trazado del tren y la lejanía, le dio más
carácter de poblado que de barrio) de pequeñas y precarias viviendas que aca-
barían consolidándose. La máxima expresión de la consolidación del Serrallo
sería la ediicación de la Iglesia de Sant Pere en 1878.
Planimétricamente, la ciudad no vivió transformaciones notables durante
la primera mitad del siglo XX, salvo la progresiva consolidación de la unión
entre la Part Alta y el Barri del Port, así como un leve crecimiento de baja
densidad en dirección norte, donde la burguesía buscó segundas y nuevas
residencias. Sí tuvo impacto paisajístico la consolidación de la Rambla Nova,
que si bien se planiicó en la segunda mitad del siglo XIX frente a la antigua
muralla de Sant Joan, se desarrollaría durante las primeras décadas del siglo
XX como nuevo eje frente a la primera Rambla Vella4. Las formas modernistas
e historicistas se repitieron en las ediicaciones de la época en el Barri del Port
con ejemplos como los ediicios de la Junta de Obras del Puerto, el ediicio
de las Carretas o la Sede del Banco Hispano Americano5. En esas primeras
décadas del siglo XX se dieron también ediicaciones ligadas al fenómeno de
©
6 Tatjer, 2005.
62 Cartografía de la ciudad capitalista
Hoy se consideran Barrios de Poniente a todos los situados al otro lado del río,
aunque sus características son distintas al menos en origen. Además se desa-
rrollaron los barrios periféricos de la margen norte del río, Sant Pere i Sant Pau
y Sant Salvador. El primero daba en origen solución al chabolismo de la platja
del Miracle con promociones públicas de viviendas sociales de 1961. Éstas se-
rían eclipsadas diez años después por las promociones de urbanizaciones (con
espacios públicos de calidad y un diseño arquitectónico más cuidado que el de
los polígonos de viviendas del régimen) a modo de cooperativa, que subieron
el valor del conjunto del barrio y las consideraciones al respecto. Sant Salvador,
que se hizo alejado y sin apenas conexiones a unos kilómetros de la zona norte
de la ciudad, y que pretendía ser una especie de urbanización de retiro, perdió
valor con el posterior emplazamiento del núcleo petroquímico de Repsol. El
proyecto de elitizar esa zona como área de viviendas para rentas altas se rescató
con la urbanización contigua de Sant Ramon en los años 90.
Bonavista (que pertenecía al actualmente independizado municipio de
la Canonja, entonces pedanía) se caracterizó por la parcelación de privados
que se beneiciaron notablemente de la llegada de nuevos pobladores a través
de la venta de suelos. Los nuevos vecinos, que desarrollaron poco a poco un
verdadero poblado de autoconstrucción a partir de los años sesenta, fueron
en su mayoría andaluces de origen rural vinculados al oicio de la construc-
ción, aunque existían otras procedencias de otras partes del Estado. Bonavista
fue el barrio más estigmatizado hasta los años noventa, especialmente por un
núcleo chabolista que se consolidó con el posterior desarrollo de viviendas
sociales para solventar problemas de chabolismo y que se convirtió en uno de
los supermercados de la droga, el barrio de la Esperanza, que sería derribado
en 1995. Su aislamiento lo mantenía en una especie de estatus liminal que se
asociaba a la pobreza y lo delictivo. Las paupérrimas condiciones del espa-
cio público y el contraste cultural hacían del barrio una especie de poblado
respecto al cual la ciudad vivía de espaldas9. Torreforta (que a su vez dista
notablemente de Bonavista) también creció tomando como eje las primeras
viviendas, situadas junto a la vieja torre de vigilancia del siglo XVII, en torno
a las cuales se dieron viviendas de protección oicial y promociones de priva-
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dos. El fenómeno de las barriadas también se hizo presente en esta margen del
río con promociones posteriores (sobre todo a partir de los años setenta) como
las de Icomar, Riu Clar, La Floresta, La Granja y Camp Clar, donde se repite la
estética de los bloques formando colmenas que podemos ver en las periferias
de la mayoría de municipios españoles.
Los Barrios de Poniente, como indican aún algunos ancianos de esta zona,
estaban faltos de urbanización y de servicios. Su ilegalidad encubierta (con
un tácito acuerdo entre parcelistas y el régimen en pro de la creación de plus-
valías) hizo que no quedasen incluidos en los planes urbanísticos hasta que,
tras la transición del régimen franquista, los problemas comenzaron a llegar a
la prensa de la ciudad a través de las protestas de los vecinos, que mantuvie-
ron pulsos con la Administración. El movimiento vecinal, que era una de las
pocas formas de asociación posible bajo el régimen franquista, reclamó con
intensidad la solución a los déicits que arrastraban desde sus orígenes, que
iban desde el alumbrado, el agua y el espacio público hasta servicios médicos
o centros de enseñanza. El clima de conlicto fue apaciguándose a partir de
las primeras legislaturas del alcalde socialista Recasens, que ha pasado a la
historia reciente, según muchos informantes (sobre todo de la Tarragona de
la margen norte del río), por dar un «trato de favor» a los Barrios de Poniente,
cuyas condiciones eran prácticamente desconocidas para el resto de la ciu-
dad. Como señalan algunos representantes vecinales actuales, la generación
de asociados que lograron notables mejoras dando visibilidad al conlicto
derivado de los déicits (la que ha pasado a la memoria como una especie
de «Edad de Oro» del movimiento vecinal) fue desarticulada a través de la
absorción de sus más destacados líderes por parte de los partidos y sindicatos
mayoritarios, que ofrecieron un espacio de más poder en la ciudad.
La etapa de notable crecimiento industrial acabaría con el rebote de la cri-
sis internacional del crudo, que coincide con la transición política del régimen
franquista. El sector industrial comenzaría entonces a contraerse generando
altas tasas de desempleo a diferencia del sector terciario, que tendería a crecer,
sobre todo ligado al fenómeno turístico y a la necesidad de servicios derivada
de un aumento de la capacidad de consumo y de densiicación de la población
urbana. Este proceso implicó una diversiicación de la población de la ciudad.
El fenómeno turístico, especialmente notable en los municipios costeros
como el nuestro, implicaría la construcción de alojamientos, restauración y acti-
vidades lúdicas, así como el desarrollo de la actividad inmobiliaria10. En el caso
©
No fue hasta 2007 cuando la sociedad civil tarraconense se plantó con deci-
sión ante el frenético ritmo de la especulación inmobiliaria que transformaba
el territorio en nombre del desarrollo cada vez con más autoritarismo. Un plan
urbanístico agresivo y escasamente participativo junto a numerosos casos de
corrupción llevaron a reacciones y movilizaciones ciudadanas que implicaron
un cambio de gobierno en busca de otra forma de concebir y transformar la ciu-
dad. El POUM del año 2007, que ha tardado doce años en aprobarse tras nume-
rosos conlictos, nos sirve de presentación para comprender la direccionalidad
del modelo: una vez que el suelo urbano no consolidado estaba prácticamente
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se permite la copia
14 Capel, 2007.
15 Logan y Molotch, 1987.
68 Cartografía de la ciudad capitalista
16 Borja, 2013.
17 Smith, 2012, p. 77.
2. Tarragona: De la bicefalía de la ciudad portuaria a la bicefalia de la ciudad postindustrial 69
las zonas donde viven a otras peores una vez revalorizados los suelos que
antes ocupaban. Las zonas más atractivas de la ciudad, ya sea por su posición
respecto al resto del núcleo o por su calidad paisajística, suelen vivir procesos
semejantes que desembocan en la revalorización al alza del suelo. Se trata
de la lógica de vaciar y llenar propia de la urbanización neoliberal18, de la
destrucción creativa en pro de la creación de riqueza. Este fenómeno, ya sea
por acción o por omisión, suele estar presente con diferentes grados en las
ciudades neoliberales, que acentúan la mercantilización de la urbe respecto al
consumo de suelo y al consumo de usos urbanos.
No debemos imaginar un fenómeno del todo consolidado, aunque sí pue-
den reconocerse estas tendencias, sobre todo en zonas como la Part Alta, que
ha vivido el fenómeno con más intensidad que otras que acumulan menos ge-
nius loci. No obstante, el fenómeno puede reconocerse también en el Barri del
Port y el Serrallo, que si bien no han recibido inversiones tan notables como la
ciudad amurallada, son observados con atracción por los especuladores que
aguardan una gran operación pública en el frente marítimo [waterfront] que
revalorice la zona aún más.
La Part Alta hasta inales de los años ochenta contaba con una población
envejecida de bajas rentas que habitaba en viviendas en malas condiciones
entre solares hechos basurales, donde además contaban con pocos servicios
públicos y equipamientos. Hasta entonces, acumulaba signiicaciones nega-
tivas vinculadas a la marginalidad y la prostitución resaltadas desde un dis-
curso higienista. A este hecho se le añaden los prejuicios étnicos respecto a la
población gitana, que eran moradores (y propietarios) históricos del barrio.
Jordà Fernández, por ejemplo, habla directamente de «degradación social»19.
Sin embargo, el potencial especulativo hizo que se apostara con decisión por
su renovación.
Se abordó con un lento programa de actuaciones que comenzaría en la
etapa de Recasens con el Plan Especial de la Part Alta (PEPA), que sería conti-
nuado por el gobierno convergente. El plan pretendía renovar (y revalorizar)
la zona dotándola de los servicios fundamentales como la mejora del alcan-
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se permite la copia
18 Franquesa, 2007.
19 Jordà Fernández, 2006, p. 166.
70 Cartografía de la ciudad capitalista
20 Muñoz, 2008.
21 Cambrón, 2011.
2. Tarragona: De la bicefalía de la ciudad portuaria a la bicefalia de la ciudad postindustrial 71
22 Ibidem.
23 Las okupaciones vivieron unos años de relativa estabilidad con varios centros sociales de los
que actualmente no sobrevive ninguno. El fenómeno de las okupas, de hecho, fue utilizado por el
discurso urbanístico municipal como justiicación del proceso gentriicador con tintes higienistas.
Cada desalojo, incluso de las okupaciones con carácter residencial, ha sido comunicado haciendo
especial hincapié en las condiciones de salubridad y los incumplimientos de la ordenanza, por
ejemplo, en cuestiones de mascotas. Contrasta con el «toque de atención», también en presa, que
la Guardia Urbana da a ancianas que alimentan gatos y palomas, un hecho igualmente prohibido.
24 Hiernaux, 2006.
72 Cartografía de la ciudad capitalista
25 Así, mientras los sectores de la izquierda marxista anticapitalista (la izquierda independen-
tista, en palabras del mismo sector) pusieron de maniiesto durante la etnografía la persecución
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de sus colectivos: multas por carteles, multas por concentraciones y actos, etc., con la ordenanza
se permite la copia
como principal mecanismo de represión, otros colectivos (por ejemplo de carácter paciista o
solidario) no han sido amonestados por la ocupación de la vía pública sin permiso o por montar
un puesto informativo. Aun hoy, con juicios abiertos, se hacen conmemoraciones y campaña (por
ejemplo la que se llevó a cabo por las detenciones del activista Jordi Romeu). Un ejemplo es el
contraste entre la permisividad ante la acampada del 15M, las movilizaciones de platja Llarga y
la represión inmediata del acto pacíico del colectivo feminista Cau de Llunes contra la presión
visual frente a Bershka o los incidentes del activista Jordi Romeu, que llevaron a otra campaña de
solidaridad por su absolución. Este nivel de represión también lo vivió el colectivo antimilitarista
Patrimoni de la Pau en etapas de mayor conlictividad en acciones directas o por pintadas en 1997
o 2010 con condenas en irme a sus miembros.
2. Tarragona: De la bicefalía de la ciudad portuaria a la bicefalia de la ciudad postindustrial 73
26 La plaza de los Carros sería la mayor de la ciudad, con una zona verde y, además, un hotel de
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lujo y un gran auditorio. Se quería construir también una isla artiicial que sería plataforma para
bañistas y la base de la iluminación de la fachada marítima a la altura del Fortín de San Jordi.
Esta iluminación nos hace ver la necesidad de la ciudad de construir un paisaje con identidad,
un espacio reconocible que sumase a la solera del patrimonio un mensaje de modernización. En
2004 se creó una comisión especial para tratar esta cuestión desde el gobierno de la ciudad, el
gobierno autonómico y el estatal; se presentaron los estudios técnicos y inancieros acordados por
oposición y gobierno local; y en 2006 se hizo un convenio entre el Ayuntamiento convergente y
la Consejería primera del autonómico (ERC) que incluyó la creación de la Comissió de la Façana
Marítima de Tarragona, grupo al que se incorporaría el Ministerio de Fomento, que invertiría 30
millones de euros.
2. Tarragona: De la bicefalía de la ciudad portuaria a la bicefalia de la ciudad postindustrial 75
27 La normativa municipal para los centros de culto, de 2014, obliga a que el solar no pueda
compartir otros usos, de modo que quedan prácticamente excluidos del entramado urbano.
76 Cartografía de la ciudad capitalista
La deriva del Serrallo ha sido más completa. El tamaño reducido hizo que una
inyección de dinero relativamente pequeña lograse transformar la dinámica
del viejo barrio de pescadores. Éstos retiraron sus actividades del muelle, que
quedó como espacio de paseo, hacia una nueva lonja situada en un extre-
mo. Los bajos de los ediicios que sirvieron como almacenes (en su mayoría
propiedad de las dinastías de armadores y otras familias del barrio) se fue-
ron convirtiendo en restaurantes, lo que desembocó en monofuncionalidad,
pues la mayoría de servicios se desplazaron fuera. Aprovechando la tradición
pesquera y restauradora, antiguos pescadores pivotaron hacia la restauración
aprovechando los bajos de sus propiedades. Además se sumaron nuevos em-
presarios del sector. La Asociación de Restauradores y Comerciantes del Se-
rrallo fue ganando la relevancia que la Cofradía de Pescadores fue perdiendo
con la caída de la pesca respecto al barrio, un hecho que sirve como ejemplo
de cómo el barrio ha pasado de ser pescador e industrial a turístico aun sin el
proceso colmatado.
La ciudad residencial: el contraste entre «los barrios» y las nuevas áreas de crecimiento
ta, por su parte, sería receptora más adelante de población de origen magrebí,
se permite la copia
que se tratase de orientar hacia el sector de los servicios como las institucio-
nes europeas apuntaban (las mismas que favorecían la territorialización del
capital transnacional en el ladrillo español), se basó en la construcción y la
especulación hoy resumida bajo el concepto de «burbuja inmobiliaria». Pero
el municipio de Tarragona, tanto por atascos políticos como por luchas y resis-
tencias, ha vivido el tsunami con mucha más moderación que otros puntos de
su entorno sobre los que se ha volcado la especulación, generando una expan-
sión mucho más desproporcionada. La presión especulativa ha sido mayor
sobre las zonas que ya contaban con una tradición turística, espacios donde
se han encadenado planes parciales con alta repercusión sobre el territorio
a partir de paseos, enlaces y expansiones de viviendas. Capitales externos
e internos han invertido en el mercado inmobiliario litoral consolidando la
relevancia funcional de la Costa Daurada y alimentando tal marca. Este hecho
se convierte en un obstáculo para la consolidación de una marca propia de la
ciudad de Tarragona según su voluntad, pues no responde tanto al veraneo
como a ciertos rasgos culturales que la diferencian del entorno, factores que
resultan menos atractivos funcionalmente al capital exterior, ya sea barcelo-
nés o extranjero. Salou, Cambrils, L´Hospitalet de l’Infant y Miami Platja o
Torredembarra acumulan más urbanizaciones nuevas que la capital provin-
cial, aunque no debemos pasar por alto que en buena medida esto sucede por
el bloqueo de proyectos de considerable envergadura (desde la villa olímpica
para los Juegos del Mediterráneo a la zona de la Platja Llarga, una por falta de
fondos y el otro por movilización ciudadana y cruces administrativos) que ha-
brían eliminado la relativa excepción que la ciudad vive respecto al entorno.
Debemos resaltar el crecimiento de la ciudad en dirección al río a partir de
la plaza Imperial Tàrraco, desde donde se proyectó la creación de un parque
de viviendas para rentas altas con, tal y como explicaba una informante, «edii-
cios de los que tienen nombre» en referencia al marketing de las promociones31.
Desde la plaza Imperial se proyectan dos vías en dirección al río, avenida de
Roma y avenida Francesc Macià, ambas consolidando una nueva área destina-
da a compradores con alto poder adquisitivo. La otra gran zona de crecimiento,
también para rentas altas, es la que se dio en dirección al puerto con la prolon-
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gación de la calle Pere Martell y el PERI Jaume I-Tabacalera, que dejaba la aveni-
da Vidal i Barraquer como nueva arteria de la ciudad. En cuanto al Serrallo, este
31 Los ejemplos más signiicativos son Torres Roma, Torres Jardín o Ediicio Nuñez y Navarro.
A estas promociones de viviendas se les asignan signiicaciones propias sin hacer barrio. No solo
sucede en la zona de más nivel económico, pues las distinciones están también presentes en algunas
urbanizaciones en barrios periféricos con cierto grado de exclusión cuando se desarrollan promo-
ciones de más nivel como sucede con Torre Nova en Torreforta, un conjunto de bloques cerrados.
2. Tarragona: De la bicefalía de la ciudad portuaria a la bicefalia de la ciudad postindustrial 79
¿Y fue ante este ritmo frenético del desarrollo capitalista cuando se visibilizaron los
desajustes del mismo capital?
a normalizarse los proyectos parados y las obras a medias como mapa político
y urbanístico del momento. De hecho apenas se reconocen movimientos urba-
nísticos de relevancia desde el estallido de la burbuja con la excepción reciente
de BCN World que, aunque esté emplazado fuera del término de la ciudad
de Tarragona, se convierte en un proyecto (o más bien una incógnita, pues de
momento todo es una campaña comunicativa de La Caixa y empresas amigas)
donde la especulación a través del ladrillo, la segregación y la elitización del
2. Tarragona: De la bicefalía de la ciudad portuaria a la bicefalia de la ciudad postindustrial 81
un hecho del que se deriva un enorme beneicio para las cabezas de las coa-
liciones desarrollistas (promotores, constructores y parcelistas) con el favor
de sectores políticos locales (si es que pueden separarse) y en detrimento de
los trabajadores que ven las consecuencias, sobre todo, en un peor acceso a la
vivienda y una reducción (cuando no privatización) de los servicios públicos.
82 Cartografía de la ciudad capitalista
Bibliografía
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generación integral de barrios en Cataluña mediante la “Llei de Barris”: análisis
comparado y valoración de los casos de “La Mariola” (Lleida) y Campclar (Tarra-
gona)», Polígonos. Revista de Geografía, núm. 25, pp. 277-309.
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Tatjer, Mercedes (2005), «La vivienda obrera en España de los siglos XIX y XX: de la
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trónica de geografía y ciencias sociales, vol. IX, núm. 194(23); disponible en Internet.
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2008: desde sus orígenes a facebook, Barcelona, Crítica.
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encrucjada: entre el boom inmobiliario y la crisis económica, Madrid, Asociación de
Geógrafos Españoles.
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3. La ocupación del espacio y el
común denominador del trabajo
urbano. Apuntes desde Mallorca
Marc Morell. Universitat de les Illes Balears y Universitat de Barcelona
Desde hace más de una década, y siguiendo la moda marcada por ciudades
más grandes como es el caso de Barcelona, es cada vez más común, y especial-
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85
86 Cartografía de la ciudad capitalista
3 Morell, 2015b.
4 Ajuntament de Palma, 2013.
5 García García, Sánchez Cota y Rodríguez Medela, 2013.
6 Alain C, 2001; Domínguez Sánchez, 2010; y Delgado, 2013.
7 Esta airmación no es baladí y conlleva serias consecuencias. La cuestión es ciertamente política
pero responde, como no podía ser de otra manera, a las relaciones de producción y, por ende, a las
de reproducción. La ciudad, medio reproductivo donde lo haya en las relaciones de producción,
ha acabado siendo, toda ella, al por mayor o al por menor, una mercancía.
3. La ocupación del espacio y el común denominador del trabajo urbano. Apuntes desde Mallorca 87
el turismo en lo que hoy en día es uno de los lugares más turistiicados del
mundo entero. Y es que en Ciutat, y por extensión toda Mallorca, la centra-
lización de lo urbano, y la consecuente ocupación del espacio que conlleva,
no es que vaya cada vez más ligada al turismo, sino que este constituye lo
urbano. Según la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas
(UNWTO), éste es uno de los sectores que más rápidamente crece a nivel pla-
netario. Tomemos el año 2009, entonces hubo más de 875 millones de llegadas
turísticas a escala planetaria8 de los que 10 millones o bien aterrizaron o bien
atracaron en la Islas Baleares, con sus escasos 5000 km2 y poco más que un
millón de habitantes9.
A lo largo de 2009, el 91 % de la población oicialmente empleada en el
archipiélago balear trabajaba en actividades relacionadas con los servicios y
la construcción10. Los negocios turísticos en sentido estricto dieron empleo a
casi el 12 % de la mano de obra a lo largo de todo el año11, denotando con ello
lo que se esconde detrás de tal cifra: estacionalización, lexibilización y pul-
verización de la seguridad laboral. Baste decir que es el mismo sector encar-
gado del alojamiento turístico el que dicta la política de gobierno en materia
turística12; un sector que urge al ciudadano a trabajar a destajo, incluso en su
tiempo libre. Tomemos como ejemplo una campaña emprendida en 2004 por
el Institut de Promoció del Turisme que animaba a dar un paso más en la cor-
dial urbanidad de los locales instándoles a abrir de par en par las puertas de
su casa al visitante: «Un turista, un amigo. Háganle volver».
Tal imagen reproduce la jocosa descripción de los mallorquines que realizó
en 1871 el Archiduque Luis Salvador de Austria, un aristócrata centroeuropeo
y pionero en el viaje a Mallorca:
Todo forastero, aun siendo un perfecto desconocido, representa para ellos un in-
vitado bien recibido al que no se cansarán de colmar de atenciones. Así, hacen lo
indecible por agasajarlo, y diríase cuestión de honor el obsequiarle y enseñarle las
bellezas de la isla o de la ciudad de residencia13.
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se permite la copia
8 UNWTO, 2011, p. 8.
9 Botín Torres et al., 2011.
10 Sansó Rosselló, 2011, pp. 172-173.
11 Agència del Turisme de les Illes Balears, 2012, p. 129.
12 Amer Fernández, 2006
13 de Austria, 1985, p. 177.
88 Cartografía de la ciudad capitalista
Que los anitriones formaran parte de estas bellezas de la isla no estaba escrito
en el guión, todavía no. Sin embargo, muchos años después encontramos a
gente disfrazada de estatuas salpicando los espacios públicos de la ciudad.
Aunque pueda que alguien argumente que Roberto tan sólo es un mendigo
bajo un disfraz, mantengo que en todo caso tiene mucho más que ver con
aquellos papuanos del río Sepik que ilmó O’Rourke a inales de la década de
los ochenta del pasado siglo14. Allí, pues, el paisaje del Sepik incluía tallas lo-
cales en madera, estilos de vida e incluso cuerpos, todos ellos expuestos, cual
si fuera un escaparate, ante la mirada ávida de los turistas a la búsqueda de
algún atisbo de autenticidad, que se marchitaba cuando no desvanecía com-
pletamente tan pronto se le asignaba un precio15. Ahora bien, al in y al cabo,
no es el trabajo performativo de Roberto lo que atrae a los turistas al Centre
en primera instancia, sino el escenario al que se sube día tras día, a menudo
sintiendo que hace de sus cohabitantes turistas en su propia ciudad.
El Centre es patrimonio y este patrimonio, uno que atrae turistas, se traba-
ja de una u otra manera. Y es interesante constatar que lo que se trabaja es un
material que ya había sido trabajado.
14 O’Rourke, 1988.
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se permite la copia
15 Aunque O’Rourke evita en todo momento explicitar cualquier airmación política, busca de
manera meditada el «momento extático» del encuentro entre los turistas y la gente del Sepik
(Lutkehaus y O’Rourke, 1989: 428). Casi desde el principio, el documental nos revela que el
encuentro auténtico no es una cuestión de «nosotros» y «ellos», sino un encuentro con nuestro
«nosotros» colectivo a través de la relexión sobre la mercantilización de todo y de todos.
16 Wolf, 1987, pp. 359-375.
17 Roseberry, 2002, pp. 63-64. En el trabajo que llevo desarrollando en los últimos años he llegado
a mantener un argumento similar por lo que respecta tanto al urbanismo imperante como a los
sectores económicos que lo impulsan a lo largo y ancho del territorio (por ejemplo, el turismo).
3. La ocupación del espacio y el común denominador del trabajo urbano. Apuntes desde Mallorca 89
18 Mollona, 2009.
19 Hardt y Negri, 2003, pp. 3-21.
20 Graeber, 2012.
21 Harvey, 2013, pp. 107-136.
22 Linebaugh, 2013, p. 62.
23 Para una de las primera formulaciones de la tesis de la «fábrica social», véase Tronti, 2001.
Y para un mayor acercamiento a la misma, véanse Negri, 2000, sobre la «subsunción real del
trabajo» (p. 35) y Cleaver, 2000, sobre la relevancia de las implicaciones de la fábrica social por lo
que respecta a la reproducción ampliada del capital.
24 Morell, 2013, 2014 y 2015a.
25 Tomo la distinción entre «trabajo muerto» y «trabajo vivo» de la obra de Marx, especialmente
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de las diversas referencias que podemos encontrar en El capital. A menudo, la traducción al cas-
se permite la copia
tellano aquí manejada se reiere al «trabajo muerto» como «trabajo inanimado» o «trabajo preté-
rito». Grosso modo, por «trabajo muerto» se entiende todo aquello que entra en el proceso produc-
tivo y que de por sí ya ha sido sometido a un trabajo (materias primas, maquinaria, instrumento,
el espacio construido, etc.), lo que a menudo se conoce por «capital constante», y por trabajo vivo
la fuerza de trabajo presente empleada en cualquier proceso productivo, y que también recibe el
nombre de «capital variable». Si bien la mayoría de las referencias tanto al «trabajo vivo» como
al «trabajo muerto» (léase también «inanimado» o «pretérito») aparecen en el primer libro de El
capital (Marx, 1975a-1975b-1975c: 220-222, 234-236, 258, 279-280, 376-377, 753 y 759), es en el tercer
volumen en el que encontramos la referencia explícita donde equipara el «trabajo inanimado» al
«capital constante» (Marx, 1976: 213-214).
90 Cartografía de la ciudad capitalista
Digamos en seguida que el término «obra» se tomará en toda su amplitud. ¿Se tra-
tará de las obras de arte? Sí, pero [… t]ambién se tratará de obras más vastas: la ciu-
dad, lo urbano y lo monumental. ¿No se puede considerar también la socialidad y la
individualidad, lo cotidiano y lo insólito, aun las instituciones, el lenguaje e incluso
la naturaleza formada por la práctica, como obras?27
26 Véanse, por ejemplo: Lefebvre, 1973; 1978a [1968]; 1983b [1972]; 2013 [1974]; 1976-1976b-1977-
1978b; y 1983a [1980].
27 Lefebvre, 1983b, p. 27.
28 Lefebvre, 1973, p. 20.
29 Benjamin, 1999.
30 Lefebvre, 1973, p. 167; 1978, p. 96; 1983a, p. 28.
31 Lefebvre, 1973, pp. 42-45.
3. La ocupación del espacio y el común denominador del trabajo urbano. Apuntes desde Mallorca 91
La relación que los productos y las obras mantienen con el espacio que ocu-
pan tampoco es la misma. El hecho de que el espacio esté ocupado o bien por
obras o bien por productos es sumamente revelador dado que la conversión
de obras en productos puede ponernos sobre la pista de cómo producir el es-
pacio mismo, cómo convertirlo, pues, en mercancía. En suma, las obras no son
mercancías y dado que en principio no acarrean consigo valores de cambio,
pueden suponer una alternativa a la lógica del capital. Tal enfoque se halla le-
jos de confundir valor de cambio con valor de uso, un tipo de proudhonismo
que según Desai vienen practicando continuamente los nuevos comunistas de
los comunes (entiéndase lo que en castellano a menudo se traduce por «bienes
comunes»)32. Al in y al cabo, las obras se pueden trabajar para que devengan
productos, y así entrar en el quehacer del capital. De hecho, uno de los atribu-
tos más signiicativos de las obras es que se usan –¿se trabajan?– por parte de
grupos anteriores al, o que se hallan en los márgenes del, sistema capitalista.
Lefebvre reconocía así la tesis de Rosa Luxemburgo respecto a la expan-
sión del capital como condición necesaria para su propia existencia33:
32 Desai, 2011, mantiene que cualquier proyecto que tenga por objetivo el cese de la producción
de valor (entiéndase valor de cambio) conllevará necesariamente la expansión de valores de uso.
Dado que estos valores de uso ya no estarán encaminados a, ni preparados para, su potencial
conversión, ¿por qué no podemos sencillamente referirnos a ellos como «usos» a secas?
33 Luxemburg, 2003.
34 Lefebvre, 1976b, p. 322, el énfasis es mío.
35 Lefebvre, 2003, pp. 111-140.
92 Cartografía de la ciudad capitalista
36 Este trabajo de Lefebvre y Harvey sobre los vínculos existentes entre la reproducción ampliada
del capital y su acumulación primitiva, por usar el término que Marx ya utilizó en su día (véase
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se permite la copia
Marx, 1975c: 891-954), y el papel fundamental que juega en el proceso la producción del espacio,
conecta con el trabajo de otros autores, entre ellos el ya citado Eric Wolf, quien desde una sólida
antropología social comprometida con la expansión espacial del capitalismo y su relación con
los lugares que atraía hacia sí, apuntó hacia la tesis de la diferenciación que ayudaba a explicar
la resolución de las crisis sistémicas mediante nuevas oleadas de extracción de plusvalías (Wolf,
1987: 359-376).
37 Nonini, 2006, p. 164.
38 Ibidem, p. 168.
39 Linebaugh, 2008.
3. La ocupación del espacio y el común denominador del trabajo urbano. Apuntes desde Mallorca 93
40 Para De Angelis esta cooptación viene bien ilustrada por los «cercamientos» que no son tan solo
una manera de separar la gente de sus medios de vida mediante cercamientos y la securitización
de bienes de variada índole sino también, y de manera más importante, como un medio de cercar
la fuerza de trabajo y así poder tratarla como a una «cosa» (Angelis, 2007: 137).
41 Ibidem, pp. 137-139.
42 De Angelis, 2013, pp. 610-612.
43 Ibidem, p. 612.
44 Smith, 2007; Kelly, 2011; Macip y Zamora Valencia, 2012; y Büscher y Fletcher, 2014.
94 Cartografía de la ciudad capitalista
el mismo Centre de Ciutat que Roberto, la estatua humana, pisa día tras día.
Con ella pretendo ir detallando cómo se combinan las obras con la creación
de comunes, el «comunalizar». Aunque en la práctica el proceso no es tan ní-
tido como en la teoría, en líneas generales sí queda suicientemente explícita
la transformación de las obras en patrimonio, que a la vez hace de obra para
futuras reencarnaciones. Ahora bien, aquello que realmente hay que tener en
cuenta es que durante el proceso las obras antiguas y el espacio que ocupan
pueden convertirse en productos, es decir, mercancías para los negocios vin-
culados al turismo y a lo inmobiliario.
Éstos, el turismo y lo inmobiliario, no dejan de ser los principales pilares
del tejido productivo del sector turístico de las Islas Baleares, un tejido pro-
ductivo que aparece enormemente localizado, si bien, en este caso, mediado
por el nivel urbano.
gente como ella. Ella, que había llegado proveniente de un pasado extrema-
se permite la copia
45 Es Barri se halla en los márgenes orientales del Centre y en los últimos 25 años ha sido objeto de
una intensa «gentriicación» (sustitución espacial de clase) liderada por las autoridades públicas
con base en el estigma y la reforma urbana. Véase Morell, 2009 y 2010a.
3. La ocupación del espacio y el común denominador del trabajo urbano. Apuntes desde Mallorca 95
46 «Palma wants to become a UNESCO world heritage Site», Majorca Daily Bulletin, 19 de
diciembre de 2014; disponible en Internet.
47 A lo largo de la historia las diversas autoridades, municipal, insular y autonómica, han
otorgado un estatus patrimonial a Ciutat, muy especialmente al Centre.
48 Decreto 1842/1964, de 11 de junio, por el que se declara conjunto histórico-artístico el casco
antiguo de la ciudad de Palma de Mallorca (Baleares), en Boletín Oicial del Estado, núm. 158, de 2
de julio de 1964, p. 8.555; el énfasis es mío.
96 Cartografía de la ciudad capitalista
[La pobrea l]a formaban todas las familias proletarias que, por falta de recursos,
se hacían la vida en la indigencia, incluyendo los trabajadores afortunados, los de
pocas mañas, los vagos de oicio, y los que, a causa de enfermedades o reveses de
fortuna, eran venidos a menos y se llamaban pobres vergonzantes y de solemnidad.
Unos y otros se las ingeniaban para encontrar cobjo […] En el último tercio del si-
glo, ya la pobrea joven había entrado de auxiliar en todas las industrias movidas por
el vapor, y en sus talleres de todo tipo que invadían y transformaban nuestra ciudad
(antes tranquila y adormecida) en una pequeña Babilonia49.
El objetivo del Ayuntamiento era llevar a cabo una obra de saneamiento interior de
la ciudad con el in principal de dar trabajo a los miles de soldados licenciados que
se hallaban desocupados. La vida en la ciudad estaba muy difícil51.
52 Ibidem, p. 42.
53 Alomar Esteve, 2000 [1950], p. 8.
54 A su vuelta a España, Alomar importó las ideas de barrio y patrimonio (véase Alomar Esteve,
1980). Entonces se instaló en Madrid, donde tendría un papel importante en la redacción de la
nueva Ley del Suelo de 1956 y más adelante en la representación internacional de España en el
quehacer patrimonial (todo ello recogido en Alomar Esteve, 1986).
55 Cócola Gant, 2011.
56 Graves y Hogarth, 1965, p. 26.
98 Cartografía de la ciudad capitalista
El señor Martorell [... r]aramente visita las calles donde corre el caballo y, de hacerlo,
nunca lo hace solo. Fulanas viejas le salen al paso y las invita a café con leche o a
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dos dedos de aquello que quieran con un imperceptible gesto de la mano derecha
dirigida al camarero. Tiempo atrás se las folló tanto como quiso. [...] La otra gente
le evita y le clava la mirada sesgadamente, en caso de deber el caudal o los réditos
de algún préstamo61.
No fue hasta mediados de la década de los ochenta del siglo pasado que se
ideó un plan general para el conjunto de la ciudad62. Uno de sus objetivos
fue «salvar» Es Barri de la degradación, entendiendo convenientemente por
ésta la degradación social que traía como consecuencia el deterioro físico del
entorno construido. Ahora bien, una intervención de tal magnitud tenía que
tener el aval de una organización perteneciente a lo que se ha venido a llamar
la «sociedad civil». Esto no fue fácil dado que todas las organizaciones de este
cariz se negaban a prestar el servicio. ARCA (Asociación para la Revitaliza-
ción de Centros Antiguos) se creó en 1987 para asumir a regañadientes esta
función63. Además, debía concienciar a la ciudadanía al mismo tiempo que
indicaba qué obras debían convertirse en patrimonio. Mientras tanto, junto a
fondos provenientes del programa URBAN de la Unión Europea64, se llevo a
cabo un plan de reforma interior para Es Barri65.
Gracias a la presión de ARCA, la recién fundada Asociación de Vecinos
Canamunt y el grupo ecologista más importante del archipiélago, el Grup
d’Ornitologia Balear i de Defensa del Territori, se consideró inicialmente con-
servar el patrimonio industrial y mantener la población marginalizada66. El
lenguaje que se utilizó para la ocasión apelaba al trabajo de la ciudad, tanto el
muerto como el vivo:
Si prestáis atención a estos nombres, todos ellos comparten una profunda reso-
nancia palmesana, os daréis cuenta de que son nombres que nos recuerdan al
hombre trabajador, que nos recuerdan las manos de la persona, un ser que se
Aquí es importante subrayar el carácter fugaz de las obras que hemos tratado
en la sección anterior. La preocupación que muestra Lefebvre por el «derecho
a la ciudad»68, concepto mediante el cual formula sus primeras relexiones
en torno a «la ciudad como obra», caliicó a los habitantes de la ciudad como
aquellos quienes habían «trabajado» la ciudad, y me permito añadir, haciendo
de ella una obra en construcción constante a la que, precisamente por estar
trabajándola, tendrían todo el derecho. Sin embargo, en una formulación pos-
terior sobre el espacio abstracto, Lefebvre también mantuvo que estos habi-
tantes podían perder el control de su obra bajo pena de desposesión gracias
a la habilidad del capital a la hora de subsumir la creación de su trabajo co-
mún69. Semejante inal, al menos en apariencia, del derecho de la ciudad pron-
to saldría a la supericie70. El mismo responsable de urbanismo de la oposición
socialdemócrata defendió la necesidad de atraer nuevos habitantes:
Es un paso positivo. La idea es buena para actuar en una zona que es la más de-
gradada e intentar revitalizarla […] en deinitiva, un cambio de gente. Lo que pasa
es que se tiene que prever que se tiene que reubicar en otros lados a la gente que
actualmente vive allí y deinir qué tipo de gente queremos para llenar el agujero
de estos que parten. Si tienen que ser nada más que «yupis» capaces de comprar
viviendas de treinta millones o más [de pesetas] o si también se puede hacer una
política de viviendas para gente más joven con otras características que hagan que
la población sea un poco más normalizada, más correspondiente a lo que es el nivel
medio de Palma71.
67 Pregón de Joan Bonet para la campaña del 1991 «Rehabilitar no es destruir», material
perteneciente al archivo de la Associació de Veïnats de Canamunt-Ciutat Antiga.
68 Lefebvre, 1978a.
69 Lefebvre, 2013, pp. 271-327.
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70 Desde que Lefebvre dio con este concepto, el del derecho a la ciudad, han sido varias las
instituciones que lo han utilizado para sus propios ines políticos, por ejemplo, el documento
de trabajo en políticas urbanas que produjo la UNESCO a in de contribuir al debate (UNESCO,
2006). La misma producción académica sobre el derecho de la ciudad es vasta. Traigo a colación
el trabajo de Butler (2012) quien intenta reconectar cómo pensaba Lefebvre tal concepto con otros
que desarrolló exhaustivamente a lo largo de su prolíica carrera. Otras contribuciones de suma
importancia que también exploran las luchas que privilegian el derecho a la ciudad y que tratan
de discernir de qué trata dicho derecho, son las de Mitchell (2003) y Harvey (2013).
71 Carles Bona, portavoz de urbanismo del PSIB-PSOE, citado en Oliver, 1997, p. 27.
3. La ocupación del espacio y el común denominador del trabajo urbano. Apuntes desde Mallorca 101
Dicho y hecho. Dejando de lado lo que este concejal entendía por «población
normalizada» y por lo que correspondería al «nivel medio» de Ciutat, los da-
tos con los que contamos nos indican que se desahució a los antiguos vecinos
y luego llegaron nuevos residentes72. Algunos de los de antes, especialmente
los que con el paso de los años consiguieron hacerse con negocios de restau-
ración, como Gabi, consiguieron quedarse, pero ¿hasta cuándo? El Centre es
cada vez más centro, más escenario.
Además de las reformas del Centre, de las que Es Barri que ahora ha de-
jado de estar al margen es tan solo una de ellas, se ha resuelto la creación de
una zona de aluencia turística que delimita un espacio de la ciudad con cierta
apertura de horarios, favoreciendo así a los grandes almacenes y a las cadenas
transnacionales que ocupan el espacio más central, en detrimento del pequeño
y mediano comercio. Curiosamente, y tal y como he sacado a relucir en la intro-
ducción con el caso de Roberto, el espacio público de este suelo más céntrico es
el objetivo de las nuevas normativas que regulan sus usos. Por si ello fuera poco,
en las zonas como Es Barri que anteriormente se consideraban marginales, se
han ido abriendo lo que a día de hoy se conoce por «hoteles boutique».
Se trata del último grito en la relación que mantienen las relaciones de
producción (el capital constante del trabajo muerto y el capital variable del
trabajo vivo) en la creación de valores nuevos a partir del entorno construido
del Centre. Aquí, las luchas colectivas por preservar las obras acaban siendo
desposeídas en aras de un proceso de mercantilización del espacio que adopta
nuevos signiicados. Tomemos como ejemplo la siguiente cita recogida en un
artículo aparecido en prensa bajo el título «Dormir como los nobles de Pal-
ma», que nos recuerda la ciudad para los «caballeros» que ideó Alomar, y en
el que igura el hotel de la plaza donde Gabi tiene su bar:
esperaba la llegada del cónsul que le debía relevar, alquiló un apartotel […] cuando
se permite la copia
72 Morell, 2015a.
73 Wilms, 2015, p. 15.
102 Cartografía de la ciudad capitalista
Parece ser que basta con el turismo para salir adelante y, no obstante, éste exi-
ge una y otra vez de un urbanismo contundente, un urbanismo a disposición
del turismo, se entiende, y un turismo a disposición de alguien, se entiende
también. Y tampoco es tan sencillo, a menudo turismo y urbanismo, y los inte-
reses que representan se repelen. Llamo, pues, «turbanismo» a este complejo
conglomerado de intereses, programas y prácticas que sobrepasa al turismo a
secas, y que de por sí ya es difícil de aprehender. Efectivamente, el sector está
compuesto de transporte, alojamiento, restauración, entretenimiento, etc.,75
pero además, y esto es lo que aquí nos atañe, el turismo también necesita del
conjunto de la sociedad. Recordemos la campaña de «un turista, un amigo»
que apareció en la introducción a este capítulo, o la misma insinuación de
hacer al habitante un turista en su propia ciudad...
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74 Mientras que por un lado el énfasis recae en las conexiones que hay entre el patrimonio y el
aumento de valor, por el otro hallamos, de manera harto implícita, la idea de la «mejora» y a
quién beneicia ésta mediante la desposesión del «botín» legado por la historia.
75 Todo ello requiere de un «proceso turístico particular», es decir, orientación laboral, comuni-
dades profesionales, lexibilidad, temporalidad y segmentación. Véase Shaw y Williams, 2004,
pp. 65-82.
3. La ocupación del espacio y el común denominador del trabajo urbano. Apuntes desde Mallorca 103
Efectivamente, estamos ante un «manos a la obra», pero «de la mano del sec-
tor», «¡sin manos!» añadiría el gracioso creyente del laissez faire, mejor dicho,
el gracioso que nos quisiera hacer creer en ello. La política del lugar que en-
trañan las designaciones patrimoniales es un buen ejemplo para ver cómo
el espacio, en este caso el espacio urbano, se adecúa al turismo y con ello,
como el urbanismo lo adecúa. En este proyecto que es el turbanismo, lo que
entendamos como trabajo acabará siendo crucial. Cuando contemplamos la
producción de paisajes como el del Centre, no solo necesitamos localizar sus
materias primas y ofrecer un relato plausible de los medios utilizados para
transformarlas, sino que, de manera más importante, también tenemos que
identiicar formas especíicas del trabajo que requieren tales creaciones. Tal y
como nos recuerda Chio: «Al in y al cabo, en turismo, el ocio de una persona
es el trabajo de otra»77.
Está claro que si tenemos en cuenta la fascinación del turista por descu-
brir lugares, cuando no simplemente consumirlos, las formas de trabajo que
encontramos, lejos de ser homogéneas son enormemente variadas78. En el
mismo discurso inaugural, un poco más adelante, el president desarrollaría
esta relexión, al menos por lo que respecta a los paisajes de las campiñas del
archipiélago:
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Desde hace tiempo se dice del sector primario que es fundamental para que nuestra
principal industria, el turismo, tenga en el paisaje isleño una fuente de imágenes
que lleven a nuestros visitantes a percibir la diversidad de los entornos de las Islas
Baleares, relejados en sus cosechas, en un paisaje modiicado por el hombre en casi
todo el territorio79.
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4. Otra vuelta de tuerca. La
bicicleta en Valencia y
el renovado capitalismo
urbano
Diego Ortega Botella y Rodrigo Martínez Novo
Si queremos que todo siga como está, es necesario que todo cambie.
Giuseppe Tomasi di Lampedusa, El Gatopardo, 1958.
Introducción
1 Winner, 1980.
2 Ghel, 2006.
111
112 Cartografía de la ciudad capitalista
En los últimos años, sin embargo, diversas ciudades, sobre todo del Occidente
industrial, han incorporado políticas urbanas que parecen romper con dicha
tradición organizativa y sus consecuencias. Mediante un discurso basado en
la innovación y la sostenibilidad promocionan actuaciones que vendrían a su-
perar los problemas planteados por la antigua ciudad capitalista vertebrada
en torno al automóvil. Unas de las más visibles en esta materia han sido las
destinadas a impulsar el uso de la bicicleta a través de la instalación, en las
vías públicas, de servicios externalizados de libre disposición. Con las nuevas
infraestructuras la ciudad podría presumir de ser más moderna, basada en
tecnologías menos contaminantes y libres de ruidos; en suma, una ciudad
donde el ambiente, por in, se volvería convivencial.
Pero más allá de las buenas intenciones mencionadas, algo que merece la
pena explorar son las diicultades que conlleva conseguirlas. La existencia to-
davía hoy en las ciudades que abrazan estas políticas de los problemas socio-
ambientales que se querían resolver es muy notoria. Sirva como ejemplo los
señalados por los últimos informes relacionados con los costes externos del
transporte3. Además, uno de los motivos podría encontrarse en las propias
políticas, en las incoherencias que surgen entre el halo rupturista del que se
rodean y las prácticas continuistas que promueven. De hecho, si tomamos en
consideración la permanencia de los mismos poderes hegemónicos que en los
últimos tiempos han guiado los modelos urbanos, así como las variaciones
en sus formas de legitimarlos4, tal vez sería adecuado decir que lo que actual-
mente promueven no es tanto una novedad del planeamiento espacial como
una renovación (reajuste) algo matizada de los intereses y las percepciones
que lo venían imponiendo. El resultado sería un panorama social teñido de
verde en el que mientras la Administración reivindica el cambio por medio de
la proclama «viva la bici», al tiempo, lo hace a partir de «lógicas prácticas»5
que dejan sin solucionar las cuestiones fundamentales.
Por todo ello, en el presente capítulo abordaremos el caso de la ciudad de
Valencia y la reciente implantación de las estaciones de préstamos de bicicleta.
El objetivo será evaluar si la medida supone realmente un cambio sustancial
©
Para llevar a cabo este objetivo, en la primera parte expondremos las carac-
terísticas socio-espaciales que tiene la ciudad de Valencia en el momento en
el que irrumpe el servicio de bicicletas. Veremos a través de las diversas po-
líticas cómo el desarrollo urbanístico de la ciudad se ha caracterizado por
buscar satisfacer las necesidades del coche y por dejar de lado aquellas que
provienen de perspectivas basadas en lo que denominaremos «paradigma de
la movilidad». En el segundo epígrafe analizaremos los supuestos innovado-
res (lógicas prácticas) con los que la Administración lleva a cabo la instala-
ción del servicio de bicicletas y qué efectos genera en el espacio. En el tercero,
compararemos estos supuestos con los que subyacen en las propuestas de
quienes han sufrido las consecuencias del modelo que impera en la ciudad;
nos centraremos especíicamente en el movimiento social vinculado al uso de
la bicicleta, defendido desde los diversos colectivos pro-bici de la ciudad de
Valencia. Finalmente, en el cuarto epígrafe mostraremos las principales con-
clusiones que se derivan del trabajo.
7 Miralles-Guasch, 2002.
8 Miralles-Guasch y Cebollada, 2003.
9 Urry, 2002, 2004.
4. Otra vuelta de tuerca. La bicicleta en Valencia y el renovado capitalismo urbano 115
decir, frenar a aquel vehículo que es capaz de coartar con su paso los otros
posibles usos del suelo11. En deinitiva, se trata no sólo de un espacio más vin-
culado a la proximidad que a la velocidad, sino también de uno más cercano a
la igualdad que a la hegemonía. Un entorno en el que cobra sentido transitar
de manera autónoma y muy poco transportarse a motor12.
10 Gutiérrez, 2010.
11 Sanz, 2008.
12 Illich, 1974.
116 Cartografía de la ciudad capitalista
13 Este texto es previo a las candidaturas municipalistas que llegaron en 2015 a las alcaldías de
algunas ciudades del Estado español, entre ellas Valencia. [N. de E.]
14 Gaja y Boira, 1994; Boira, 2013.
15 Pese a que la movilización social evitó que el río Turia se convirtiera en una autopista
(actualmente un parque), la elección de la solución Sur no evitó, sin embargo, una macro
estructuración de la ciudad en base a grandes viales (Torres, 2005).
4. Otra vuelta de tuerca. La bicicleta en Valencia y el renovado capitalismo urbano 117
16 A fecha de diciembre de 2014, este plan está en fase de revisión. En la versión simpliicada
se plantea que el desarrollo urbano no debe renunciar al crecimiento y la modernidad como
estrategia para conseguir el equilibrio en el territorio del término municipal de Valencia.
118 Cartografía de la ciudad capitalista
17 Harvey, 1989.
18 La Zona de Actividad Logística (ZAL) es un centro de distribución de mercancías marítimas
que, a pesar de haber sido declarado ilegal por el Tribunal Superior de Justicia de la Comunidad
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se permite la copia
Valenciana, inalmente se ha llevado a cabo en la parte sur de Valencia (terreno de cultivo). Esto
ha supuesto el desplazamiento de más de 300 familias y la desaparición de 750.000 metros cua-
drados de huerta protegida.
19 Gaja, 2013.
20 Estevan y Sanz, 1996.
21 Arturo Soria y Puig (1980) nos advierte que establecer nuevas y mejores vías de comunicación
entre dos núcleos desiguales, en términos generales no favorece a la menor, sino que suele aumentar
la desigualdad y la dependencia. La supresión de la proximidad, a través de la velocidad, permite
que las relaciones asimétricas entre las ciudades se intensiiquen, convirtiendo de este modo la no-
4. Otra vuelta de tuerca. La bicicleta en Valencia y el renovado capitalismo urbano 119
distancia en un elemento de dominación que favorece al núcleo urbano más poblado y dinámico.
22 Boltanski y Chiapello, 2002.
23 Mónica Ros, «El servicio público de alquiler de bicicletas arranca con 242 abonados», Levante-
EMV, 22 de junio de 2010; disponible en Internet.
24 Desde que Valencia, al igual que muchas otras grandes ciudades, abriera la posibilidad de dejar
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Las políticas contemporáneas, sobre todo las surgidas al calor de la «crisis eco-
nómica» internacional, están llenas de conceptos que hacen alusión al cambio
en abstracto, a la regeneración, a la innovación, etc.28. Como señalan diversos
autores, estos vocablos dan forma a discursos muchas veces imprecisos y am-
biguos en sus signiicados, pero con intereses marcadamente orientados por
la industria, los gobiernos o en general por el capitalismo29. Se han convertido
en un recurso retórico muy utilizado para impulsar trasformaciones que, pa-
radójicamente, siguen basándose en los viejos postulados de la modernidad30.
La planiicación urbana, ya sean las políticas, los informes o las declara-
ciones oiciales vinculadas a ella, no está al margen de esta tendencia31. En el
caso de Valencia encontramos numerosos ejemplos. Uno de ellos podría ser la
declaración realizada por el técnico del Ayuntamiento que presentamos a con-
tinuación, en las jornadas realizadas entre INDEA (Ingeniería de aplicaciones)
y la Universidad Politécnica de Valencia (UPV).
Para nosotros la gestión del tráico en Valencia puede ser considerada como excelen-
te. No lo decimos nosotros, los datos nos avalan. Somos la segunda gran ciudad de
Europa casi con menos congestión de tráico. En Valencia fue donde inicialmente se
creó el primer centro de gestión del tráico por allá en 1970 y yo creo que un poco lo
que estamos pretendiendo ahora con la ciudad inteligente es ni más ni menos que
iniciar esa misma evolución que se tuvo entonces con la implantación de sistemas
inteligentes de tráico y transporte, pero no sólo al ámbito de la movilidad sino tam-
bién al ámbito de la ciudad. Entonces yo lo que querría es que fuéramos capaces de
trasladar a toda la gestión de la ciudad pues esto mismo que ya se inició en su día en
el ámbito del tráico [...] Una ciudad es muy inteligente si tiene un liderazgo inteli-
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gente, si gestiona muy bien la gestión relacional, quiero decir si trata como estamos
haciendo hoy con otros elementos, con universidades, con empresas tecnológicas,
con distritos tecnológicos, etc., si tiene en cuenta todo lo que hacemos todos y al
28 Gudeman, 2010.
29 Godin, 2011; Alonso y Fernández Rodríguez, 2011; Boltanski y Chiapello 2002.
30 Martínez-Novo, 2014.
31 Rodríguez y Vicario, 2005.
122 Cartografía de la ciudad capitalista
inal pues toma decisiones también estratégicas que hacen que las ciudades sean
inteligentes. Yo me harto de decir que una de las cosas más inteligentes que alguien
ha pensado sobre Valencia es hacer que en su día no creciera más de entre 800.000 o
un millón de habitantes y gente que tomó ciertas decisiones, sobre todo en movili-
dad, que nos permiten que, hoy por hoy Valencia la podamos seguir cruzando en 25
minutos de norte a sur y de este a oeste. Esas decisiones, esas rondas norte, rondas
sur y aspectos de movilidad estratégicas de urbanismo también son muy importan-
tes y aquí aplican menos las TIC y lo que aplica es escuchar a los que saben, a quien
nos puede decir por dónde tenemos que ir y a tomar decisiones de largo recorrido.
Y nada más que decir. Muchas gracias32.
cubrir grandes desplazamientos son los éxitos que más celebra, siendo en rea-
lidad éxitos únicamente achacables al vehículo motorizado y especialmente al
automóvil. Esta manera de obviar el privilegio del motor sobre otras opciones
35 PMUSV, p. 205.
36 En la página web que ha desarrollado la empresa para publicitar el servicio se puede leer en
inglés: «De la Innovación al Diseño: un concepto galardonado (5 de julio de 2013). Cyclocity es un
escenario innovador que ofrece a sus usuarios una nueva manera de viajar que está en sintonía
con los requerimientos de las ciudades para un desarrollo sostenible».
124 Cartografía de la ciudad capitalista
ciudades como París37; algo que, sin embargo, puede ponerse en duda a te-
nor de las controversias que han surgido tras la instalación y el desarrollo de
la actividad38. Aquellas que merecen más atención en nuestra investigación
son las que surgen de la lógica del transporte que aplica la Administración,
sobre lo que aparentemente es una infraestructura dirigida a favorecer la mo-
vilidad. Un fragmento de entrevista realizada a uno de los responsables del
Ayuntamiento nos permite demostrarlo. El tema que trata el informante versa
sobre las razones que llevaron al gobierno municipal a elegir dónde instalar
las estaciones de anclaje.
El criterio era que hubiera una equidistancia entre las estaciones, de servir al territo-
rio. Lo ideal hubiera sido situarlas a unos 600 metros; no pudo ser con el número de
estaciones que teníamos para cubrir toda la ciudad y bueno pues aquí había varios
criterios de implantación. En primer lugar tenía que haber una disponibilidad de
suelo. Bueno, hay que empezar diciendo que un criterio fue la afección a las plazas
de aparcamiento fuera la menor posible, por eso la inmensa mayoría de las estacio-
nes están sobre aceras. Luego la equidistancia y luego pues que hubiera disponibili-
dad de suelo, porque la estación requiere una gran supericie para su ubicación y la
ciudad la tenemos pues llena absolutamente llena de mobiliario y no ha sido fácil,
no ha sido fácil implantarlas. No todas se han puesto en el sitio que teóricamente
habría sido deseable, ha habido que desplazarlas un poquito hasta encontrar un
entorno adecuado39.
37 Tironi, 2011.
38 La existencia de unas cláusulas abusivas incluidas en el contrato del servicio; o el incremento
constante en el precio de los abonos. Véanse respectivamente Europa Press, «Valenbisi deiende
que no hay cláusulas abusivas en su contrato», Levante-EMV, 11 de diciembre de 2013; disponible
en Internet; y EFE, «Denuncian la subida “excesiva” de las tarifas de Valenbisi para 2015», El
Mundo, 4 de diciembre de 2014; disponible en Internet.
39 Informante 2 - Técnico municipal.
4. Otra vuelta de tuerca. La bicicleta en Valencia y el renovado capitalismo urbano 125
Figura 4.2. Distribución de las 250 estaciones de Valenbisi en sus dos fases de
implantación.
Como djimos en el primer apartado, esta concepción lineal, que pone el valor
en el origen-destino de un trayecto y no en las condiciones que se dan durante
el mismo, es propia del transporte. Una prueba más evidente de cómo dicha
concepción orienta las actuaciones del técnico es la parte del discurso en el
que nos muestra las prioridades del uso del suelo. Cuando ahonda en los
criterios que llevaron a dirimir dónde situar las estaciones de Valenbisi, deja
en evidencia la importancia que tuvo deinir qué uso podía ser el más inter-
venido. Según nos dice, las aceras de la ciudad estaban repletas de mobiliario
urbano, lo que obligaba a buscar «espacios libres» («disponibilidad de suelo»)
en los que poder implantar las infraestructuras. Pero «las plazas de aparca-
miento» en la calzada, no podían verse afectadas.
©
Pese a que el discurso nos muestra que ésta fue una decisión determinante,
se permite la copia
al mismo tiempo nos invita a reconocer lo natural que fue ejecutarla. Para el
informante no parece haber duda de que en la ciudad-casa hay un espacio
dedicado al mobiliario urbano en el que pueden introducirse nuevos objetos
y usos (infraestructuras de bicicleta), pero también de que en aquel por el que
transita su principal habitante y propietario, el coche, no puede añadirse nada
que lo haga compartido. Si fuera ocupado con otros usos se le estaría impi-
diendo cumplir con su potencial velocidad y con los grandes desplazamientos.
126 Cartografía de la ciudad capitalista
Por eso, los peatones y los ciclistas no tienen más remedio que conformarse
con los restos que les deja, pues en deinitiva deben comprender la elección
habitual que acaban haciendo quienes ordenan la ciudad y que consiste en
segregarles en los márgenes.
Otro de nuestros informantes también deja claro lo natural que es optar
por esta concepción segregada del espacio, cuando en el marco de la jornada
de presentación del PMUSV, el director técnico del estudio maniiesta las cau-
sas que impiden al proyecto estratégico intervenir en el recorrido del coche y
fomentar la circulación de la bicicleta por la calzada.
hacia los «lugares seguros» (márgenes viarios), hayan aumentado en los últi-
mos años los siniestros ciclistas en puntos de cruce con la calzada42. A lo que
cabe añadir, entre otros perjuicios, los cada vez más frecuentes conlictos que
surgen entre los peatones y los usuarios de la bicicleta, al verse estos últimos
obligados a invadir la acera –para no ser atropellados– allí donde no hay carril
o donde este no tiene un bordillo suicientemente separado43.
En este sentido, podría decirse que las novedosas prácticas que se llevan
a cabo en la ciudad bajo la lógica del transporte, ni tienen visos de ser una
solución capaz de disminuir la accidentalidad y mejorar la convivencia, ni
tan siquiera parece que puedan incidir signiicativamente en cuestiones como
la disminución de la contaminación (aire-ruido). Como señalan diversos me-
dios e informes, el uso de Valenbisi ha supuesto un efecto sustitutivo de los
transportes públicos colectivos, pero no de aquellos involucrados en los peo-
res efectos ecológicos: el vehículo privado44. Lo provocado por las renovadas
iniciativas público-privadas de la Administración está más cerca de ser una
intensiicación de los nocivos inconvenientes que reporta la antigua ciudad
del transporte que de solventarlos.
Diversos colectivos, sobre todo los vinculados al uso de la bicicleta, han
dejado patente su malestar con respecto a estas consecuencias. Comparar las
lógicas que previamente hemos descrito con las que subyacen en algunas de
sus más importantes propuestas, puede ayudarnos a entender mejor las dife-
rencias y disputas que existen en el proceso de construcción del espacio de la
ciudad de Valencia.
Yo no pienso en dos ruedas, yo pienso siempre en general, yo creo que hasta que
los rangos de edad entre 5 y 12 años y 65 o 70 hasta los 90 no puedan salir solos a
la calle, no habrá un buen plan para la ciudad. O sea, para mí el objetivo es ese, no
pienso en dos ruedas, pienso en general. Entonces, yo creo que el día que eso pase,
la gente que va en bicicleta tendrá su espacio, su espacio digno, porque ahora no hay
mucha dignidad, porque te insultan46.
45 Grosso modo, las entidades que conforman la plataforma se pueden agrupar en cinco grandes
ámbitos: 1) grupos ecologistas y medioambientalistas (Ecologistas en Acción, Col·lectiu Soterranya,
Acció ecologistas Agró); 2) colectivos ciclistas (Castelló en Bici, Universitat en Bici, Ontenient en
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se permite la copia
Yo estoy convencido que las ciudades principalmente son para las personas, el he-
cho de que, bueno igual soy un poco radical en ese sentido, pero yo desplazaría el
coche lo máximo posible… yo no soy un anti-coche, el coche cumple su papel, pero
en la ciudad no acabo de verlo. Es verdad que las ciudades deben avanzar mucho en
el tema del transporte y en algunos otros temas, pero yo no acabo de verlo […] estos
coches [...] vayan a unas velocidades imposibles que lo único que hacen es desplazar
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47 Con la expresión «ola verde» nos referimos a los distintos ciclos semafóricos, que desde el
centro de gestión del tráico municipal facilitan el mantenimiento de una importante velocidad
media del automóvil. Esta prioridad semafórica se establece en las vías principales (avenidas
y rondas), de tal modo que evitan el máximo de paradas y arranques de salida de los coches.
La consecuencia de ello es que los desplazamientos transversales de peatones y ciclistas y el
transporte público se ven muy afectados por los largos ciclos semafóricos en rojo que encuentran.
48 Estevan, 2001.
130 Cartografía de la ciudad capitalista
Hay zonas donde el carril bici se acaba o gira hacia donde no debería […] y el carril
bici va por otro lado […] Y entonces esos ciclistas se bajan en ese punto de carril bici,
cogen un tramo de calzada, que conozco alguno que es casi una autovía [...] Ahora
¿qué pasa? Que vayan o no vayan ciclistas sólo van llenos los otros tres carriles. […]
Como ya sí se han acostumbrado, ya directamente se pasan al otro para no tener
ese ciclista delante. Con lo cual ahí se ha creado un carril bici de verdad, totalmente
espontáneo. Eso es una forma de conveniencia entre bicis y coches. [...] Se van a los
otros carriles y dejan ese carril para las bicis, ahí tenemos un buen carril bici, sin que
nadie lo haya diseñado. Los carriles bici ya están hechos, no hay que diseñarlos, no
hay que crearlos, ya están hechos, solamente hay que poner los medios para que se
utilicen como tal, nada más50.
Consideraciones inales
Cabe añadir a todo esto la falta de participación social que acompaña al de-
sarrollo del servicio de bicicletas y en general al Plan de Movilidad Urbana
Sostenible de Valencia (PMUSV). Con ello se ha impedido que tomen prota-
gonismo otras propuestas más próximas a la «movilidad» y a una concep-
ción «compartida» del uso de la calle. Un ejemplo representativo podrían ser
muchos de los colectivos locales vinculados a la Plataforma Ciudad 30, que
buscan hacer de la calle un lugar socialmente relevante. Pese a que sus inicia-
tivas comparten el interés por promover el uso de la bicicleta, no comparten
la percepción del espacio que tiene la Administración. Ponen el énfasis en la
proximidad, impulsan la construcción social de un espacio donde la persona
pueda ser capaz de cubrir de manera autónoma (sin depender del petróleo)
las necesidades de desplazamiento. Desde este punto de vista y para conse-
guirlo es inevitable limitar el poder del coche, especialmente con respecto a
su potencial velocidad. Sólo así es posible que la calle tome diversos usos, sin
recurrir a jerarquizarlos o a separarlos, tal y como ocurre ya en las ciudades
de Drachten (Holanda) o Bohmte (Alemania).
La presencia dominante que tiene el modelo del transporte en la ciudad
no sólo se debe al escaso reconocimiento que hacen los responsables públicos
de otras alternativas, como las aquí mencionadas. Está relacionado, también,
con la manera que tienen de legitimarlo a través de sus discursos (informes,
políticas, declaraciones, etc.), para que parezca el único posible. Al contrario
que los discursos de los colectivos sociales, la Administración pone continua-
mente énfasis en la objetividad que tienen sus argumentos técnicos, con la
intención de volverlos indiscutibles. Lo que es simplemente una opinión a
debatir se convierte en algo esencialmente natural e incontestable que debe
ser asumido por la ciudadanía.
A través de este tipo mecanismos, el Ayuntamiento puede normalizar to-
das aquellas consecuencias que surgen de las decisiones personales que toma
la ingeniería del tráico. Al adquirir una apariencia inevitable, los perjuicios
acaban perpetuándose en el tiempo y las modernas transformaciones pro-
metidas apenas contribuyen a darles solución. Son simples variaciones tec-
©
Por contra, las verdaderas reivindicaciones del cambio, nacidas desde la base
ciudadana, de las innovaciones sociales, se presentan ante la opinión pública
como inexistentes, minoritarias, o sencillamente imposibles.
134 Cartografía de la ciudad capitalista
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121-136.
5. Los tiempos de la ciudad de los
centros comerciales: capital,
trabajo y vida.
El caso de la reestructuración territorial
de Murcia
Andrés Pedreño Cánovas, Miguel Ángel Alzamora Domínguez
y Antonio J. Ramírez Melgarejo
2 Este capítulo es producto de una investigación que recoge un número amplio de casos de
estudio (Madrid, Lisboa, Pamplona, etc.) y se desarrolló en el marco del Proyecto Nuevos modelos
de vida y trabajo en la Sociedad de la Información. El caso de las grandes periferias metropolitanas
(TRAVIDA) (Plan Nacional de I+D 2008-2011: CSO2008-04002). Investigador Principal: Juan José
Castillo (Universidad Complutense de Madrid). La presente aportación se basa en el Informe de
Investigación del caso de estudio sobre la metrópolis murciana desarrollado por el equipo de la
Universidad de Murcia, cuyo título fue: «En el interior de los Palacios de Cristal. Crisis, trabajo
y organización social del tiempo en la ciudad de los centros comerciales: una aproximación
mediante relatos de vida» (Equipo de Investigación: Andrés Pedreño, Antonio J. Ramírez, Miguel
Ángel Alzamora, Alejandro Toledo e Iñaki García, 2012).
137
138 Cartografía de la ciudad capitalista
la ciudad, puesto que los llamados «alcaldes pedáneos» eran elegidos a dedo
por el partido que detentara el gobierno municipal. Este tipo de organización
territorial se ha mantenido hasta nuestros días, siendo actualmente 54 las pe-
danías del municipio de Murcia.
4 Este concepto es utilizado por el equipo de urbanistas coordinado por Max Welch Guerra para
entender las nuevas transformaciones urbanas de Buenos Aires según los designios del urbanismo
neoliberal: «Una tendencia a la bunkerización con alta seguridad y aislamiento, donde el espacio
público se desarticula y desdibuja, y rompe los criterios que históricamente lo consagraron como
tal para dar lugar a un tipo de urbanización dispersa y fragmentaria, cerrada y excluyente, que
pone en discusión los conceptos de representatividad, identidad y subsidiaridad como pilares del
proyecto colectivo de ciudad» (Welch, 2005 :30).
5 CES, 2008, p. 672.
142 Cartografía de la ciudad capitalista
6 Logan y Molotch proponen este concepto para dar cuenta de «cómo las estructuras políticas
son movilizadas para intensiicar los usos del suelo para la ganancia privada de muchas formas»
(1987: 65). En estas coaliciones pueden detectarse una multiplicidad de agentes locales: políticos,
medios de comunicación, líderes de agencias públicas o cuasi-públicas y otros agentes auxiliares
(universidades; museos, teatros o exposiciones; deportes profesionales; sindicatos; profesionales
autónomos y pequeños comerciantes; corporaciones capitalistas).
7 Marx, cit. en Harvey, 2008, p. 151.
8 Hudson y Sommers, 2001, p. 78.
5. Los tiempos de la ciudad de los centros comerciales: capital, trabajo y vida. 143
mercancías, algunas de ellas básicas para una vida digna como la vivienda,
muy sobrevalorada en la última década, debido a lo que Isidro López y Em-
manuel Rodríguez (2010) del Observatorio Metropolitano llaman «keynesia-
nismo de precios de activos», según el cual:
Si la Ley estatal dispuso que todo el suelo que no estuviera protegido podía ser
urbanizable, la Ley regional descatalogó, además, suelo protegido para que pudiera
ser urbanizado. Si la Ley estatal disponía que el suelo quedara lo más desregulado
©
Con esta coniguración oligárquica del espacio se crea un urbanismo sin pla-
niicación municipal, que convierte la reclasiicación de suelo según los in-
tereses de la iniciativa privada en la lógica de las cosas. La expansión de las
nuevas supericies comerciales y sus nuevas urbanizaciones asociadas sobre
los antaño periféricos espacios de huerta o de secano, necesita como requisito
político imprescindible la conversión del urbanismo a la norma neoliberal.
En su análisis histórico sobre las políticas urbanas seguidas por la ciudad de
Murcia desde los años 50, Gadea, Beltrán y Riquelme concluyen:
Por tanto la norma que rige la reorganización de los espacios y los tiempos
de la ciudad es la neoliberal. En Murcia los nuevos centros comerciales se
instalaron en las afueras, en lugares desiertos, reorganizando la trama urbana
y fomentando la apertura de grandes avenidas destinadas a la movilidad ba-
sada en el transporte privado.
Por otro lado, las explicaciones sociológicas sobre el proceso de suburba-
nización de las metrópolis modernas han enfatizado razones culturales –vin-
culadas a idearios de búsqueda de calidad de vida o recreación de espíritus
comunitarios– o han relacionado tales dinámicas al patrón de acumulación de
capital que habría constituido y reproducido una determinada norma social
de consumo destinada a cumplir con el imperativo de la tasa de ganancia. Así,
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se permite la copia
13 Ibidem, p. 22.
14 Alonso, 1998 y 1999.
5. Los tiempos de la ciudad de los centros comerciales: capital, trabajo y vida. 147
grandes centros comerciales inciden sobre los tiempos de la ciudad, esto es, la
se permite la copia
16 Para Ascher (1995) la metápolis dota de atributos urbanos a todos aquellos espacios que per-
teneciendo o no a la ciudad, sin embargo, contribuyen a la misma con sus recursos, fuerzas de
trabajo y hábitat, garantizando el funcionamiento cotidiano de la metrópolis.
17 Los usuarios critican la escasa frecuencia, el diseño de la red y la impuntualidad. Véase OCU,
«Los puntos negros del transporte público», Ocu.org, 27 de enero de 2015; disponibe en Internet.
5. Los tiempos de la ciudad de los centros comerciales: capital, trabajo y vida. 149
Conclusiones
Estado español, permitiéndole con ello pagar sus gastos. La mayor parte de la
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dirigido por los periodistas griegos Katerina Kitidi y Aris Chatzistefanou. El documental trata
sobre la crisis inanciera global iniciada en 2008, la crisis económica de Grecia de 2010, el contexto
europeo de la crisis del euro en 2010, los antecedentes en otros países y las posibles soluciones
que podrían resolver el problema que no están siendo consideradas por el gobierno del país
griego y estarían radicalmente alejadas de las medidas impuestas por la Unión Europea, el Fondo
Monetario Internacional y el Banco Central Europeo: realización de auditorías sobre la deuda,
caliicación de la misma (deuda odiosa y deuda externa legal), responsabilidad en la contratación
de créditos, anulación de la deuda, etc». Véase «Deudocracia» en Wikipedia.
23 Hardt y Negri, 2011, p. 160.
5. Los tiempos de la ciudad de los centros comerciales: capital, trabajo y vida. 153
tareas domésticas o en el cuidado de los hjos (sobre todo ahora que muchos
han quedado en el desempleo o han visto reducida su jornada laboral), las
mujeres siguen asumiendo un rol principal de planiicación y gestión de lo
doméstico y de los cuidados, el cual se suma a las exigencias de su participa-
ción como asalariadas adaptables en los hiperlexibles esquemas organizati-
vos de la organización social del trabajo propia del capitalismo global.
Por ello, efectivamente, tal y como vienen insistiendo autoras feministas,
sobre todo desde la economía y la sociología, la crisis de los cuidados es el sín-
toma de una organización social de los tiempos caracterizada por la precarie-
dad del trabajo y la degradación de las coberturas sociales. Como ha analiza-
do Pérez Orozco con brillante concisión en una intervención coloquial (2010):
«Podemos airmar que siguen siendo las mujeres quienes se encargan de la
gestión individualizada (porque no es social24) de los cuidados en las casas. Y
aquí lo hacen, lo hacemos, de dos formas: volviéndonos un poco locas, si no
tenemos más responsabilidad que la gestión cotidiana de un hogar con pocas
necesidades, o muy locas cuando la cosa se complica y hay niños o personas
mayores o alguien tiene una enfermedad o una discapacidad, desplegando
mil y una estrategias para conciliar lo imposible».
En los relatos de vida de las mujeres trabajadoras de los centros comerciales
se han podido rastrear los múltiples malabarismos que han de realizar para
conseguir precariamente la conciliación familiar y laboral, diicultades que
se derivan tanto de los modelos de relación salarial hegemónicos (política de
tiempos en las jornadas, inestabilidad e incertidumbre en los contratos, bajos
salarios, etc.) como de los modelos familiares neotradicionalistas que siguen
adjudicando a la mujer una función privilegiada en la esfera doméstica y del
cuidado. Así mismo, en el interior de las plantillas se está viviendo un con-
licto por las facilidades para la conciliación otorgadas por las empresas a las
empleadas-madres, las cuales son vividas como agravios comparativos por los
y las empleadas sin hjos, que han de asumir las reorganizaciones de turnos y
horarios derivadas de estas medidas de conciliación, «privilegios» las denomi-
narán, por imperativo de la política empresarial de organización de tiempos.
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24 En este punto de la cita de Pérez Orozco no resistimos la tentación de intercalar esta otra de
Arlie Hochschild: «El Estado no ha hecho nada para aliviar la carga que recae sobre la familia»;
Hochschild, 2008, p. 62.
154 Cartografía de la ciudad capitalista
25 La asunción de esta directiva comunitaria supuso una modiicación de la Ley del Comercio
en España que venía a suprimir la denominada «doble licencia» exigida a las grandes supericies
comerciales, es decir, implicó la supresión tanto de la deinición del concepto de gran supericie
comercial (artículo 2.3 de la LOCM, Ley 7/1996 del Comercio Minorista) como de la llamada licencia
comercial autonómica para la apertura de grandes supericies comerciales (artículo 6 de la LOCM).
5. Los tiempos de la ciudad de los centros comerciales: capital, trabajo y vida. 155
Los apuntes de una geografía política de los usos sociales del territorio sugieren,
precisamente, incorporar en el apartado de la conlictividad obrera la prolifera-
ción de ciertas luchas desencadenadas fuera de los espacios productivos pero ínti-
mamente asociadas a las condiciones de proletarización ya que en ellas es elevado
el uso del territorio. El dentro –los muros de los espacios productivos– y el fuera
–los espacios de vida– no son unas realidades separadas e infranqueables en los
vínculos obreros26.
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26 López, 1993, p. 39. Esta perspectiva teórica de geografía política de los usos sociales del terri-
torio, que analiza la ciudad en el contexto de cambios sociales y económicos y como espacio de
antagonismo entre las clases sociales es la que anima fructíferamente los trabajos de Pere López
sobre Barcelona en el contexto de la Reforma Interior a la Revolución de julio de 1909 (López,
1993) y de David Harvey sobre el París de Haussmann y la Comuna (Harvey, 2008).
156 Cartografía de la ciudad capitalista
Desde el ciclo de protesta social abierto a inales de 2010, abanderado por una
pluralidad de sujetos amplia, de estudiantes a precarios y desempleados, de
funcionarios a desahuciados, ya hay varias Murcias en Murcia. La ciudad de
los centros comerciales comenzó a ser contestada como proyecto hegemónico.
A partir de aquí se abrió otra historia que aún no tiene inal.
Tabla 1. «La ciudad del trabajo»: ciclo de reapropiaciones obreras y populares del
espacio público como respuestas colectivas a la crisis en Murcia y otras localidades
de la región (septiembre de 2010 - primer semestre de 2011).
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6. Órdenes urbanos: centros
y periferias en el Madrid
neoliberal
Débora Ávila Cantos, Beatriz García Dorado, Sergio García García,
Eva García Pérez, Óscar Muñoz Carrera y Daniel Parajuá Navarrete
(Observatorio Metropolitano)
Introducción
161
162 Cartografía de la ciudad capitalista
2 Si bien es cierto que desde 2015 el nuevo gobierno municipal de Ahora Madrid pretende contra-
rrestar la desigualdad social mediante medidas de reequilibrio territorial es difícil evaluar toda-
vía hoy el efecto de las mismas, puesto que, por un lado, tendrían que dar fruto a más largo plazo
y, por otro, parecen de momento débiles para enfrentar las razones sistémicas que conducen a la
ciudad a ser objeto de extracción de riquezas comunes.
6. Órdenes urbanos: centros y periferias en el Madrid neoliberal 163
3 Muestra de ello se hizo patente en la cumbre de Davos, a principios de 2014, que reunió a las
iguras más inluyentes y poderosas del mundo como jefes de Estado o empresarios, y en la que
también se encontraban alcaldes de ciudades tales como Madrid o Barcelona, evidenciando la
importancia de la escala urbana en los centros de poder internacional.
4 Muchas de las ideas relejadas en este texto han sido obtenidas del libro El mercado contra la ciu-
dad. Globalización, gentriicación y políticas urbanas, publicado por la editorial Traicantes de Sueños
en otoño de 2015 y que recopila trabajos de autores como Neil Brenner y Nik Theodore, Harvey
Molotch y John Logan, Rosalyn Deutsche, Jamie Peck, Tom Slater, Neil Smith y Loïc Wacquant.
164 Cartografía de la ciudad capitalista
5 Quizá uno de los expolios más llamativos por su valor simbólico fuera el que la emblemática
©
estación de metro de Sol de la capital madrileña pasara a llamarse Vodafone-Sol, hecho justiicado
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por la Comunidad Autónoma de Madrid ante la necesidad de ingresos del suburbano y cuyo
contrato inaliza en el verano de 2016. Natasha R. Silva, «Vodafone dejará de patrocinar la estación
de Metro de Sol y la línea 2», El País, 17 de febrero de 2016; disponible en Internet.
6 Ministerio de Hacienda y Administraciones Publicas. Deuda viva de los Ayuntamientos a 31 de
diciembre de 2015; disponible en Internet.
7 Las dos herramientas legislativas que dan cobertura a estas acciones son la Ley 2/2011, de 4
de marzo, de Economía Sostenible y la Ley 27/2013, de 27 de diciembre, de Racionalización y
Sostenibilidad de la Administración Local; Ley 7/1985, de 2 de abril, Reguladora de las Bases del
Régimen Local; BOE, núm. 80, de 3 de abril de 1985.
6. Órdenes urbanos: centros y periferias en el Madrid neoliberal 165
8 Observatorio Metropolitano, «Del Madrid global a la crisis urbana», cit. Los datos actualizados
©
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externalizada, donde las listas de espera son «menores», nos muestran hasta
qué punto podemos llegar a ser partícipes en el cotidiano del proceso de
neoliberalización de nuestras ciudades.
Las infraestructuras y los servicios urbanos también juegan un papel fun-
damental en la economía de la ciudad y no han resultado indemnes a los
intentos de privatización. En la capital madrileña el servicio de recogida de
basuras, limpieza viaria y mantenimiento de parques y jardines se declaró en
huelga durante trece días en el verano de 2013 ante la amenaza de despido de
más de 1.100 trabajadores y fuertes bajadas salariales para el resto de la plan-
tilla de la contrata concesionaria del servicio, medidas que prácticamente fue-
ron retiradas en su totalidad10. Tiempo atrás fue el Canal de Isabel II, empresa
pública que gestiona el abastecimiento de agua en la Comunidad de Madrid11,
el que se privatizó parcialmente a pesar de un movimiento de consulta popu-
lar y una fuerte oposición. Otros conlictos como los del metro de Madrid o el
de los bomberos y retenes forestales han dado lugar también a movimientos y
plataformas de apoyo y defensa de los servicios públicos. Paradójicamente, a
la vez que las ciudades están a la vanguardia de la experimentación institucio-
nal y la aplicación de estas políticas neoliberales, constituyen también fuertes
focos de resistencia a las mismas.
En relación con la competencia interterritorial y la modiicación de los «fac-
tores de producción» para atraer inversiones y población, en Madrid se creó,
como en tantas otras ciudades españolas, un aparato discursivo en forma de
marketing urbano12 capaz tanto de justiicar la realización de grandes even-
tos (como, por ejemplo, las tres candidaturas a sede de los Juegos Olímpicos)
como de competir por el turismo de masas, como en el caso del macropro-
yecto de casinos Eurovegas13, que demandaba una fuerte desregulación tanto
10 Es precisamente la limpieza una de las herencias más envenenadas del actual consistorio,
que se ve supeditado a contratos integrales de compleja resolución y a grandes diicultades para
remunicipalizar el servicio. Diego Sanz Paratcha, «El cambio en Madrid tropieza con la basura»,
Diagonal, 12 abril de 2015; disponible online.
©
11 Bruno García Gallo y José Marcos, «La privatización del agua de grifo», El País, 25 de febrero
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del Grupo Wanda debido la negativa del nuevo gobierno de Ahora Madrid
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15 Datos de Inversión Extranjera en España, «Flujos Inversión Bruta en miles de euros», Estadís-
ticas de Inversión Extranjera en España [datainvex.comercio.es].
16 Ecologistas en Acción, «Numerosas deiciencias en el proyecto que desprotege y demuele el
Ediicio España», septiembre de 2014; disponible en Internet.
170 Cartografía de la ciudad capitalista
la inversión a otro holding del ladrillo murciano del que se espera la revalori-
zación de una zona que permanecía a la sombra de la gentriicación del barrio
de Maravillas17.
El segundo caso es la Operación Canalejas, que comprende la transforma-
ción de seis ediicios (entre ellos el Ediicio La Equitativa y el Banco Hispano-
americano) en un complejo que da forma a un hotel de cinco estrellas, pisos
de lujo (se habla de los más caros de la capital) y zona comercial, con la misma
polémica por la desprotección patrimonial del conjunto. Esta obra, ya en eje-
cución, fue paralizada por el consistorio y el juzgado, entre otros motivos, por
el derribo de elementos protegidos no autorizados. Las obras se reanudaron
tras la posterior resolución judicial a inales de 2015 y la negociación entre
administración y promotores que supuso la reducción de la ediicabilidad y
la supresión de la estación subterránea de autobuses18. El centro pasa así a
convertirse, con 13.000 nuevas plazas hoteleras19, en el espacio de recepción
del turismo de lujo, espacio de reverencia y suntuosidad. Un tercer proyecto
es la construcción de un gran centro comercial de 21.000 metros cuadrados,
desechando la idea original de construir además un hotel en una torre de 27
plantas, frente a las instalaciones del complejo cultural de Matadero Madrid,
que fructiique parte de la transformación que el proyecto Madrid Río20 ha
tenido en la zona.
Un segundo paquete de actuaciones pretende sacar partido residencial a
grandes solares «liberados» en la capital y que gozan de una excelente locali-
zación. Se trata de operaciones de enajenación de patrimonio público de suelo
que sacan partido de infraestructuras públicas para obtener liquidez. Dos de
ellas se encuentran en el límite de los distritos de Chamberí y Tetuán, próxi-
mos al eje inanciero de la Castellana. Sendas gestoras inmobiliarias21, para-
19 Elena Sanz, «¿De ediicio infrautilizado a hotel de lujo? La nueva tendencia del sector hotelero»,
El Conidencial, 26 de enero de 2015; disponible en Internet.
20 «El propietario de una gran parcela en Madrid Río se decanta por un centro comercial en lugar
de una torre de 27 plantas», Europa Press, 29 de enero de 2015; disponible en Internet.
21 Jorge Salido, «Grupo Ibosa gana la puja por las cocheras del Metro de Madrid junto a la
Glorieta de Cuatro Caminos», El Mundo, 12 de noviembre de 2014; disponible en Internet. Jorge
Salido, «355 nuevos pisos junto a La Castellana por 3.400 euros/m2», El Mundo, 7 de noviembre de
2014; disponible en Internet. Elena López, «Defensa vende por 111 millones el solar más deseado
de Madrid», El País, 14 de noviembre de 2014; disponible en Internet.
6. Órdenes urbanos: centros y periferias en el Madrid neoliberal 171
con la propuesta de construcción de otras seis torres más, entre las que se
se permite la copia
22 Bruno García Gallo, «Carmena tumba el plan para construir pisos en las cocheras de Cuatro
Caminos», El País, 20 de mayo de 2016; disponible en Internet.
23 Andrés Gil, «Carmena aprueba una operación inmobiliaria de lujo con el voto en contra de seis
de sus ediles», El Diario, 27 de noviembre de 2015; disponible en Internet.
24 Bruno García Gallo, «El Atlético incluye un parque elevado sobre la M-30 en la Operación
Calderón», El País, 16 de abril de 2016; disponible en Internet.
172 Cartografía de la ciudad capitalista
25 Sandra López Letón, «Madrid quiere redibujar su ‘skyline’», El País, 18 de abril de 2016;
disponible en Internet.
26 Ruth Ugalde y Paloma Esteban, «Operación Chamartín: Carmena la reduce a la mitad sin
pactar con Fomento ni CAM», El Conidencial, 10 de mayo de 2016; disponible en Internet.
27 Bruno García Gallo, «La última reunión de la Operación Chamartín acaba en fracaso, El País, 8
de junio de 2016; disponible en Internet.
28 Pablo Gómez, «Au revoir a la operación campamento, Wanda», La Razón, 1 de marzo de 2016;
disponible en Internet.
6. Órdenes urbanos: centros y periferias en el Madrid neoliberal 173
29 Esther Sánchez, «Del botellón al terrazón», El País, 10 de agosto de 2013; disponible en Internet.
30 «El Ayuntamiento simpliica la normativa de terrazas para dinamizar la actividad económica»,
©
31 Roberto Bécares, «El Ayuntamiento de Madrid pone cerco a las terrazas en plena temporada
alta», El Mundo, 14 de junio de 2016; disponible en Internet.
32 Antonio Rodríguez, «El silencioso efecto nocivo de la contaminación en Madrid», El Mundo, 13
de diciembre de 2015; disponible en Internet.
33 Mario Toledo, «Botella aplaza la peatonalización de calles céntricas de la capital por falta de
dinero», 20minutos, 8 de marzo de 2012; disponible en Internet.
34 Beatriz Guillén, «Carmena peatonalizará Carretas y pondrá carril bici en la calle Atocha», El
País, 9 de noviembre de 2015; disponible en Internet.
174 Cartografía de la ciudad capitalista
35 Bruno García Gallo, «Botella negocia con los vecinos ampliar a Chueca y Malasaña el cierre del
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se permite la copia
Ante este panorama, ¿son los centros de las ciudades algo más que grandes
cajas registradoras? ¿Quién vive pared con pared con esta vorágine? Tradicio-
nalmente el estilo de vida de las ciudades compactas mediterráneas oponía la
densidad, la heterogeneidad y la proximidad a los valores del suburbio, cuya
garantía de tranquilidad y espacios verdes se impuso sin embargo en el últi-
mo cuarto del siglo XX. La paulatina degradación del espacio y el abandono
patrimonial del parque de viviendas arrastró entonces al centro de Madrid a
sufrir durante cuatro décadas pérdidas de población (hasta un 40 % entre la
década de 1960 y los 200038), a pesar de ser el distrito más denso de la ciudad
con 268 habitantes por hectárea. Sin embargo, en el cambio de siglo, el análi-
sis demográico relejó un cambio de tendencia: a la población envejecida se
le sumaron la migración transnacional y jóvenes precarios, que encontraban
en las infraviviendas y ediicios degradados de la zona la única opción de
vivir en el centro. Se produjo un rejuvenecimiento y una redensiicación de
los tejidos antiguos que compensó en cierto grado el tradicional abandono
que sufrieron años atrás y otorgó un nuevo dinamismo a los barrios centrales.
Buena parte del sabor castizo y cañí de Madrid, fraguado en la suciedad de
los barrios populares y mezclado ahora en una nueva imagen multicultural39,
se puso de moda.
A partir de la burbuja y de los procesos de rehabilitación puestos en mar-
cha, los jóvenes que llegan a las zonas centrales ya no son tan precarios sino
universitarios y profesionales, y los migrantes, muchos de vuelta a sus tie-
rras con la crisis, han dado paso a otros grupos de mayor poder adquisitivo.40
Tanto la orientación de las políticas urbanas de rehabilitación y renovación
como los nuevos actores económicos adoptan un discurso de calidad de vida
y recuperación residencial del centro de Madrid... pero solo para unos pocos
merecedores. La centralidad urbana se ha convertido en un codicioso objeto
de deseo para las clases medias y altas, así como para sacar provecho turístico
a la pintoresca escena urbana. Con ello la sombra de la gentriicación o la eliti-
©
a la ciudad, desplazando tanto los usos como a los habitantes que no pueden
soportar la presión inmobiliaria. El centro se ha convertido así en un escenario
del campo de batalla de la lucha de clases, donde la crisis vuelve a representar
una oportunidad de extracción de rentas.
El turismo, convertido en motor económico de la ciudad, es el principal
vector que justiica una política de renovación urbana que de nuevo usa el
espacio para su cesión a los intereses económicos41. Más de ocho millones de
turistas en 2014 y un incremento anual del 10 %42, sitúan a Madrid como el
municipio más exitoso en la materia, por encima incluso de Barcelona. Basta
un pequeño ejercicio de búsqueda virtual de alojamiento de in de semana en
Madrid para demostrar cómo el parque inmobiliario del centro vive ahora
volcado en esta nueva mina de oro. Bajo el paraguas del turismo colaborativo
se esconden más de mil alojamientos disponibles, casi en su totalidad concen-
trados en el distrito Centro y en los barrios en proceso de gentriicación, pues-
tos a producir rentas por encima del precio de mercado de alquiler43. Algunas
ciudades como Berlín44 y Barcelona45 ya han tomado las medidas jurídicas y
sancionadoras oportunas para controlar este lucro, sin embargo en Madrid46
el Tribunal Superior de Justicia (TSJM) considera que limitar estos alquileres
supone una restricción a la competencia.
La consecuencia de la revalorización inmediata de ciertas áreas urbanas es
la inminente sustitución de usos de locales, viviendas y población por otros
más beneiciosos. La misma maquinaria urbana está también produciendo de
la mano del turismo y la franquización de ciertos ejes de la ciudad la transfor-
mación de viejos espacios culturales (los cines y teatros) en espacios comer-
ciales o gastronómicos a lo largo del eje Gran Vía / Alcalá. Los Cines Madrid,
41 Así quedaba relejado en los criterios y objetivos del Preavance de la Revisión del Plan General
de Ordenación Urbana (PGOUM97) que inalmente no sería tramitado esa legislatura. Bruno
García Gallo, «Botella renuncia al plan urbanístico», El País, 2 de diciembre de 2014; disponible
en Internet.
42 «Madrid bate el récord histórico de turistas en 2014», Abc, 23 de enero de 2015; disponible en
©
Internet.
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43 Se puede ver el efecto airbnb en las principales ciudades europeas en la base de datos insideair-
bnb.com.
44 Luis Doncel, «En Berlín, el vecino puede chivarse de tu Airbnb», El País, 16 de junio de 2016;
disponible en Internet.
45 «Barcelona multa a Airbnb por anunciar pisos turísticos ilegales», El País, 21 de diciembre de
2015; disponible en Internet.
46 «Anulado el decreto que impedía a los turistas alquilar viviendas menos de cinco días», El País,
8 de junio de 2016; disponible en Internet.
6. Órdenes urbanos: centros y periferias en el Madrid neoliberal 177
cios que allí se instalen no van a ser semejantes a los anteriores y que el nuevo
se permite la copia
47 Feliciano Tisera, «El ediicio del cine Bogart: de símbolo okupa a cabaret de lujo», 20 minutos,
29 de marzo de 2015 ; disponible en Internet.
48 María Lillo et al., «Forzados a echar el cierre», El País, 11 de enero de 2015; disponible en
Internet.
178 Cartografía de la ciudad capitalista
49 Francisco López Groh, «La eicacia de la ciudad compleja y los viejos comercios tradicionales»,
El País, 12 de enero de 2015; disponible en Internet.
©
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50 Neil Smith, La nueva frontera urbana. Ciudad revanchista y gentriicación, Madrid, Traicantes de
Sueños, 2012.
51 Cristina Fernández y Fernando Roch, «La quiebra de la ciudad global y sus efectos en la
morfología urbana. Madrid, bajo la lógica inmobiliaria de la acumulación-desposesión», Urban,
núm. NS03, 2012, pp. 45-63.
52 Esta rentabilidad se cifra en el 5 % para Madrid. Piedad Oregui, «El alquiler gana terreno a la
propiedad», El País, 31 de enero de 2015; disponible en Internet.
53 La Asamblea de Vivienda Centro (Madrid) ha recuperado al menos tres ediicios para la Obra
Social en los barrios de La Latina y Malasaña en lugares estratégicos para la gentriicación.
6. Órdenes urbanos: centros y periferias en el Madrid neoliberal 179
Crisis y re-periferización
54 A la espera de poder apreciar los efectos reales de la política de reequilibrio territorial de la llegada
de Ahora Madrid al gobierno de la ciudad en 2015, gracias precisamente al voto de las periferias.
Véase Marta Belver, «Manuela Carmena arrasa en el Madrid humilde», El Mundo, 25 de mayo de 2015;
disponible en Internet.
180 Cartografía de la ciudad capitalista
Desigualdad
59 Oriol Güell, «Los hombres de Orcasur viven siete años menos que los de Salamanca», El País,
5 de diciembre de 2007; disponible en Internet.
182 Cartografía de la ciudad capitalista
60 Dentro de la cobertura de un perceptor, se beneician todos los familiares con los que resida,
en total 6.873 para Puente de Vallecas y 96 para Salamanca.
61 Estadísticas del Ayuntamiento de Madrid, 2014; disponible en Internet.
62 Estos datos no son publicados por el Ayuntamiento de Madrid, sino que proceden de la
información proporcionada por trabajadoras sociales de los distritos de Latina, Carabanchel,
Usera, Centro y Moncloa.
6. Órdenes urbanos: centros y periferias en el Madrid neoliberal 183
Un recorrido por los barrios de la periferia sur madrileña nos enseña un pai-
saje de descampados eternamente provisionales, derribos de casas antiguas,
casas con puertas y ventanas tapiadas, locales comerciales cerrados, solares
vacíos y, sobre todo, muchas viviendas donde ya no se sabe si vive gente, si
fue expulsada o si, de nuevo, volvió a entrar en ellas.
Señales de la crisis en las periferias que se corroboran con las estratosféri-
cas cifras de desahucios65 y las miles de historias de gente entrampada que,
entre subidas y bajadas de precios, no puede afrontar los pagos hipotecarios
y del alquiler. En el ránking de barrios con gentes expulsadas de sus casas
ganan por goleada Vallecas, Carabanchel y Villaverde. Un poco más allá, en
el segundo anillo periférico, Parla. Y si buena parte de la vivienda pública se
ha concentrado en los barrios y espacios relegados de la periferia, ahí preci-
©
63 Carmen M. Gutiérrez, «La oferta más barata se hace con el contrato de recogida de basura en
la periferia», madridiario.es, 15 de octubre de 2014; disponible en Internet.
64 Bruno García Gallo, «Madrid gasta en limpiar los distritos ricos casi el doble que en los pobres»
El País, 14 de enero de 2016; disponible en Internet.
65 «El número de desahucios se mantiene pese a la supuesta recuperación: 37.608 hasta junio de
2015», Público, 13 de octubre de 2015; disponible en Internet.
184 Cartografía de la ciudad capitalista
66 Se trata de casas baratas en relación con los precios de mercado en el momento de su adjudica-
ción, pero cuyos precios se elevaron al tiempo que sus moradores quedaban en paro. El resultado
fue el rechazo de muchas adjudicaciones y numerosos abandonos.
67 Ejemplo paradigmático es el proceso de rehabilitación llevado a cabo en el barrio de San Cris-
tóbal de los Ángeles, en el que viviendas con graves defectos estructurales se reformaron ha-
ciendo recaer un alto porcentaje del coste sobre sus habitantes. El resultado fue la expulsión de
multitud de vecinos que no pudieron pagar.
6. Órdenes urbanos: centros y periferias en el Madrid neoliberal 185
68 Así, las funciones de gestión pasaron a manos de la empresa Hermanos Alonso Garrán (HAG);
la recaudación, con un contrato de 7,3 millones de euros, a la unión temporal de empresas for-
mada por Iconsa y Conurma (nombrada en el sumario de la trama Gürtel); y en junio de 2012,
la gestión de su patrimonio, fue entregada por más de un millón de euros a Diagonalgest. Véase
Observatorio Metropolitano, «Auge y crisis del modelo Madrid», La apuesta municipalista, Ma-
drid, Traicantes de Sueños, 2014.
69«La Comunidad de Madrid vende 3.000 pisos del Plan Joven del Ivima a Goldman Sachs por
201 millones», Público, 9 de agosto de 2013.
70 Véase Observatorio Metropolitano, «Auge y crisis del modelo Madrid», cit.
186 Cartografía de la ciudad capitalista
Los desahucios, las ocupaciones y las prácticas carroñeras de los fondos bui-
tre han venido a sobrecargar de incertidumbre y deterioro convivencial los
barrios de la periferia. Sin embargo, la periferia no presenta ya un paisaje
uniforme. La compleja espacialización social de la ciudad de Madrid no se
puede reducir, en todo caso, a una dualidad urbana que opone centro versus
periferia (o sección noroeste versus sureste). La composición de las periferias
remite más bien a un espacio fractal con una estructura segregada que se re-
©
se permite la copia
71 Puede consultarse una versión extendida de las modalidades de periferia en Observatorio Me-
tropolitano, «Viejas y nuevas periferias en la ciudad neoliberal: seguridad y desigualdad social»,
Enclaves de riesgo. Gobierno neoliberal, desigualdad y control social, Madrid, Traicantes de Sueños,
6. Órdenes urbanos: centros y periferias en el Madrid neoliberal 187
2015. Estos modos no aspiran a ser una tipología rígida ni mucho menos, sino que constituyen
una propuesta de análisis a partir de una investigación cualitativa realizada en los últimos años
junto a habitantes de estas zonas.
188 Cartografía de la ciudad capitalista
72 Por tratarse de un espacio demográicamente minoritario, no hemos querido incluir al mismo nivel
que las anteriores una cuarta periferia, la de los persistentes poblados de infravivienda (como el Galli-
©
se permite la copia
nero o la Cañada Real Galiana). No obstante, su presencia como espacios extremadamente relegados
y ocultos, y el acoso institucional y mediático que sufren, retrata la evidente brecha de desigualdad
existente en la ciudad. Estos espacios autoconstruidos, concentradores de extrema exclusión, luego
desmantelados y de nuevo levantados en otros territorios aún más lejos de la ciudad, representan el
carácter indeinido y dinámico de su existencia. Su papel de último sitio, los conforma como el espacio
social sobre el que ensayar los discursos de deshumanización de los pobres —«barro», «ratas», «ladro-
nes de cable»— y el lugar idóneo para las políticas represivas más explícitas.
73 Una ampliación sobre la relación entre ciudad, periferia y seguridad puede encontrarse en
García, Sergio y Ávila, Débora (eds.) (2015), Enclaves de riesgo. Gobierno neoliberal, desigualdad y
control social», Madrid, Traicantes de Sueños.
6. Órdenes urbanos: centros y periferias en el Madrid neoliberal 189
de mala fama serán los que, a falta de otros elementos, deinan con orgullo un
se permite la copia
74 Las promesas de seguridad son uno de los elementos deinitorios de estos espacios de ocio,
se permite la copia
pone en marcha uno de sus más potentes motores: aquel que, lejos de ofrecer
una imagen inmediata de destrucción, precariedad o acción negativa, ofre-
ce más bien un escenario de posible mejora a través del esfuerzo individual,
proponiendo nuevas formas de relación con los otros —promesas de ascenso
social, de diferenciación— y nuevas dinámicas habitacionales —«disfrutar de
mi urbanización», «sentirnos seguros»—.
Pero las fronteras en la periferia son también el espacio de posibilidad, el
del encuentro inesperado entre diferencias que se recombinan y alumbran lo
nuevo. Cuando las gentes recuperan los espacios fronterizos de nadie y los
convierten en espacios habitados para la charla y el juego, juntando músicas y
bancos desperdigados, bajando con el perro al encuentro de otros o plantando
calabacines en el descampado, ponen en cuestión los límites y las limitacio-
nes, tanto los materiales como los de las posibilidades. A la vez, en su uso más
que en su deinición, tanto espacios a priori públicos como privados y semi-
privados, son capaces de comunarse, esto es, de pasar a tener un uso comunal.
tado en 2015 afronta un gran reto. No será fácil ni pueden tener éxito solo des-
de las instituciones. Treinta años de neoliberalismo marcan el espacio urbano
y los cuerpos, las formas de pensar y los afectos76; la enorme desigualdad de
renta, acceso a la información y tiempo libre diiculta la participación de más
gente en la vida pública, sobre todo la de aquella en peores condiciones.
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7. Sevilla 1929-1992. La producción
de una mercancía
Ibán Díaz Parra
Introducción
Cuando pensamos en una ciudad capitalista puede que nos venga a la cabe-
za una gran urbe industrial de inales del siglo XIX. La ciudad industriosa,
productora de manufacturas, plagada de chimeneas, obreros de cuello azul,
slums por un lado y paseos burgueses y oicinas bancarias por otro. Acep-
tando que el capitalismo ha podido transformarse notablemente en el último
siglo, ciudades paradigmáticas del neocapitalismo, que decía Lefebvre, o del
capitalismo postfordista, que dirían los regulacionistas, serían las grandes ur-
bes como Nueva York, Londres o Tokio. Son estos los centros de negocio y de
mando desde donde se dirigen los grandes lujos de inversión distribuyéndo-
se por todo el mundo y donde las grandes multinacionales, más ricas que mu-
chos Estados, localizan sus sedes por las que pululan ejércitos de profesiona-
les embutidos en trajes negros con corbata, mientras las periferias tienden a la
irrelevancia. Pues bien, Sevilla está lejos de responder a ninguna de esas dos
imágenes de ciudad capitalista. Diría que también está lejos de las versiones
©
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195
196 Cartografía de la ciudad capitalista
2 Harvey, 1977.
3 Ibidem, p. 244.
7. Sevilla 1929-1992. La producción de una mercancía 199
A inales del siglo XIX, Sevilla era una ciudad que dejaba muy atrás sus épo-
cas doradas y que apenas superaba las dimensiones y población que podría
haber tenido en el siglo XII. La situación era de franco subdesarrollo, con una
tasa de mortalidad muy superior a la de los principales centros urbanos de la
mitad septentrional de la península, ajena tanto a los avances del urbanismo
higienista como (en cierta medida) al desarrollo económico de la industriali-
zación. La Memoria de la Inspección Sanitaria de la Compañía acerca del Esta-
do Higiénico de la Ciudad de 1890 señalaba como grandes retos de la ciudad
el suministro de agua, la necesidad de desagüe y el aumento de los inmuebles
residenciales con buenas condiciones de higiene. Asimismo, denunciaba la
existencia de una ediicación muy deiciente donde se hacinaban las clases
populares. Viviendas colectivas realizadas a partir de materiales pobres, faltas
de luz, con fosas sépticas mal construidas y sin ventilación. A pesar de estas
condiciones, era un hecho notorio que los propietarios extraían grandes bene-
©
icios de los corrales de vecinos, ediicios que albergaban 200 o más personas
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4 El primer Castells llegó a trabajar estas cuestiones, por ejemplo Castells, 1977.
200 Cartografía de la ciudad capitalista
Durante el último tercio del siglo XIX, con el ejemplo de los ensanches de ciu-
dades como Madrid, Barcelona o Bilbao, los planes de este tipo se sucedieron,
solo para caer en el olvido ante la inoperancia de la autoridad y la debilidad
de la élite local. Las innovaciones urbanísticas en las últimas décadas del XIX
apenas supusieron el derribo de las murallas, la instalación del ferrocarril y
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tante, para la mayor parte de las clases populares, la migración para trabajar
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Tras un primer proyecto de ensanche que podría haber destruido el barrio, bajo
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la dirección del Marqués de la Vega se ejecutó una renovación que daría lugar
a su aspecto actual: pavimentación, adecuación de las plazas, ajardinamiento y
donación real de los Jardines de la Huerta del Retiro, que dio lugar a los actua-
les Jardines de Murillo, desarrollados por Juan Talavera con la omnipresente
11 La tesis de la Exposición del ‘29 en Sevilla como un empleo temprano de la estrategia de crea-
ción de imagen de marca es desarrollada de forma convincente por Martín, 2009.
7. Sevilla 1929-1992. La producción de una mercancía 207
estética regionalista. Estos jardines servían para establecer una conexión directa
entre el barrio de Santa Cruz, la Ronda Histórica y la calle San Fernando, donde
se localizaba el nuevo lamante hotel de la ciudad. Con esto, los adarves, las ca-
lles quebradas y los muros blancos se convirtieron en un atractivo turístico más.
Una buena parte de la ediicación burguesa modernista que existe en el barrio
procede de esta época, no siendo del todo descabellado hablar de un proceso
temprano de museiicación, cuando no de gentriicación.
Interludio
a los centros industriales del norte del país, a la que suma la exportación de
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mano de obra barata, tanto dentro del Estado (Madrid y Barcelona), como al
resto de Europa occidental. En este contexto, Sevilla funciona en gran me-
dida como puente entre una primera migración del campo a la ciudad y un
segundo salto a las regiones industrializadas. Andalucía occidental, a su vez,
ve reforzada su función como base militar de cara al Mediterráneo y a África,
13 Harvey, 1990.
14 Jager, 2003.
210 Cartografía de la ciudad capitalista
15 Naredo, 1998.
16 Lefebvre, 2003 y Harvey, 1982.
7. Sevilla 1929-1992. La producción de una mercancía 211
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18 Ibidem, p. 371.
19 Estos casos son expuestos con mayor profundidad en Delgado, 2009.
214 Cartografía de la ciudad capitalista
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Espacios subalternos
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Desde la década de los años setenta, gran parte del Mediterráneo ha pasado
de ser un espacio subdesarrollado y exportador de productos con bajo valor
añadido a uno subalterno, mercancía-lugar dispuesta para ser consumida por
el norte de Europa. Se hace evidente así una clara separación entre ciuda-
des que son soporte de la producción de tecnología, investigación y diseño,
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8. Cádiz, un quiero y no puedo
en la conformaciónde la
ciudad neoliberal
Lorena Garrón Rincón, Vanessa Gómez Bernal,
Rosa de Lima Sánchez Cerpa y José Manuel Mato Ortega
(Asociación Gaditana de Antropología)
1 Con capitalismo lexible nos referimos a un sistema que va más allá en forma y contenido de lo
que conocimos como capitalismo industrial moderno. Como indica el sociólogo Richard Sennet
(2010), el capitalismo lexible desestructura el tiempo y el espacio social. El acento se pone en la
lexibilidad, como valor máximo del emprendimiento y la empresa eicaz. En el pasado, quitarle
la connotación maldita a la expresión sistema capitalista dio lugar a muchas circunlocuciones
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219
220 Cartografía de la ciudad capitalista
que con la llegada del neoliberalismo, se crea una nueva forma de entender
la planiicación de lo urbano que Francesc Muñoz resume en cuatro elemen-
tos que veremos ejempliicados a lo largo del capítulo: 1) El diseño de políti-
cas de marketing y promoción urbana orientadas a la competición con otras
ciudades, en este caso, la construcción de las marcas «Cádiz, la ciudad que
sonríe» y «Cádiz 2012, Ciudad Constitucional»; 2) la planiicación estratégica
entre agentes tanto públicos como privados; 3) la multiplicación de equipos
de gestión urbana; y 4) la privatización de infraestructuras y servicios urbanos
(transporte urbano, servicios de limpieza, etc.).
Todo esto ha derivado en una pérdida de control sobre la ciudad por parte
del Gobierno local; una progresiva desinversión en áreas económicas e in-
fraestructuras por las privatizaciones; una especialización absoluta en mono-
cultivos como el turismo y los usos vinculados al entretenimiento urbano;
desatención a ciertos sectores y problemas urbano, como la vivienda pública;
y una distribución desigual de la inversión, dirigida en gran parte a sufragar
ambiciosos proyectos de imagen.
Por otra parte, podemos deinir la festivilización, concepto acuñado por Mar-
co Venturi3, como el desarrollo de políticas urbanas concebidas a partir de la nece-
sidad de un gran evento como la máquina principal para la transformación de la
ciudad. Aunque este hecho no es nuevo (ferias de ganado, juegos olímpicos, etc.),
sí tiene una novedad, y es que introduce la necesidad del marketing para crear
una imagen de la ciudad para atraer inversión. Además, esta marca es inventada
antes de que se produzca el cambio en la ciudad, es decir, la creación de la imagen
es condición indispensable para la transformación urbana.
Dicho esto, creemos que es imprescindible tener en cuenta la situación geo-
gráica de Cádiz. Aunque parezca una obviedad, debemos aclararlo. Hablamos
de un enclave que, de forma natural, tiene características insulares. Existen tres
entradas a la ciudad: una sería la carretera que une San Fernando con Cádiz.
Otra es el puente Carranza que une Puerto Real con la ciudad. Una tercera en-
trada-salida, el llamado «Segundo Puente», une Cádiz y Puerto Real a través de
la barriada de Río San Pedro. Esto es importante a la hora de analizar la distri-
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«Las ciudades deben gestionarse con criterios similares a los de las empresas,
porque deben asumir riesgos, promover iniciativas e innovar. Aquí la ciudad
se convierte en “cliente” de otros agentes empresariales y los ciudadanos
en consumidores de ese mismo espacio»8. Estas palabras de Hermenegildo
7 SEPE, 2011.
8 Seisdedos, 2006.
8. Cádiz, un quiero y no puedo en la conformaciónde la ciudad neoliberal 223
Seisdedos, nos dan muchas claves para introducirnos en este tema. En el con-
texto del capitalismo postindustrial han ido cobrando cada vez más relevan-
cia, por un lado, la conceptualización de la ciudad como «producto» y objeto
de consumo, tanto material como simbólico; y, por otro, la construcción arque-
típica y fetichista de las ciudades como «marca» de gestión lexible, fruto de
los incesantes procesos de transformación urbana con el in de adaptarse a los
nuevos nichos de mercado y a lo que demanda el nuevo sistema productivo.
Como indican Rodríguez Medela y Salguero Montaño9, el sistema de mar-
keting urbano y la construcción de las marcas de ciudad se está consolidando
como estrategia para transformar muchas de las ciudades de hoy día. Por ello,
tanto en lo concerniente al turismo y al consumo, como a la industria y a otros
servicios, la competencia entre ciudades a través de sus marcas corporativas
representa uno de los principales factores que actualmente impulsan los pro-
cesos de renovación urbana. En este sentido, Cádiz es un buen ejemplo de
todo ello. A continuación nos dedicaremos a exponer los intentos por parte
de los diferentes actores políticos y económicos por insertar Cádiz en la com-
petición del mercado de las ciudades, y cómo ha ido evolucionando la cons-
trucción de su marca como ciudad culminando en la ciudad arquetípica y de
ensoñación que pretendió ser «Cádiz 2012: Ciudad Constitucional».
11 Colores y formas que nos recuerdan casualmente al logotipo del Partido Popular.
12 Mayte Huguet, «La simpatía de Cádiz y su gente se hace marca turística con una gran sonrisa»,
lavozdigital.es, 9 de junio de 2006; disponible en Internet.
8. Cádiz, un quiero y no puedo en la conformaciónde la ciudad neoliberal 225
talidad del gaditano que llega incluso a acompañar a un turista al lugar que
quiere conocer13. De este modo se quería asentar una marca turística de Cádiz
como un destino que vive de la iesta. Se trata de una marca que ahonda en la
imagen mediática que identiica a Cádiz con el Carnaval y el ser gracioso. Una
imagen vendida durante años que parece no decaer aún en los momentos de
más conlictividad social en la ciudad derivado de las condiciones precarias
de vida de gran parte de la población.
En 2006, Ignacio Romaní, y el concejal delegado de Turismo, Bruno García,
acompañados por técnicos de las delegaciones de Fomento y Turismo, se pre-
sentaban en la World Travel Market de Londres, primera feria internacional
de turismo a nivel mundial junto con Berlín y Fitur en Madrid. Ese año la
ciudad de Cádiz, por primera vez, acude a esta feria con un stand propio con
el principal objetivo de presentar internacionalmente la recientemente creada
marca turística «Cádiz, la ciudad que sonríe». Romaní destacaba que dentro
de la promoción internacional de la marca de Cádiz teníamos que valorar que
nuestro eslogan coincide con la imagen que el Gobierno de España ofrece de
nuestro país bajo el lema «Sonríe, estás en España», por lo que se consigue
que nuestra oferta turística se sume a la imagen global de España. Asimismo
Bruno García señalaba que nuestro principal objetivo en esta feria era, además
de dar a conocer en todo el mundo la marca turística «Cádiz, la ciudad que
sonríe», conseguir cifras satisfactorias y consolidar la ciudad de Cádiz como
destino turístico14.
13 Ibidem, 2006.
14 Declaraciones publicadas por el Ayuntamiento de Cádiz. Véase Ayuntamiento de Cádiz,
«El Ayuntamiento promociona la marca turística en la Feria de Turismo de Londres», 2007 ;
disponible en Internet.
15 Jose Antonio Hidalgo, «Cádiz busca su marca», Diario de Cádiz, 19 de enero de 2014; disponible
en Internet.
226 Cartografía de la ciudad capitalista
16 Eduardo Ruiz, «Elcano navega con el símbolo del ‘Cádiz Constitucional de 2012’», El País, 13 de enero
de 2008; disponible en Internet.
17 Rodríguez Medela y Salguero Montaño, 2012, p. 61.
8. Cádiz, un quiero y no puedo en la conformaciónde la ciudad neoliberal 227
Por otro lado, en el plano político, se consiguió que la ciudad fuera nombrada
sede de la XXII Cumbre Iberoamericana de Jefes de Estado y de Gobierno21, lo
cual, según el Ayuntamiento, es el acontecimiento de mayor relevancia social
18 Para un acceso completo a toda esta información y declaraciones al respecto por el Gobierno
local, véase htp://teoila.es/.
19 Victoria Elizagarate se reiere a la ciudad-producto como el conjunto de características de la
©
como son los visitantes, inversores, empresas o nuevos residentes (Elizagarate, 2003: 54).
20 Declaraciones publicadas en htp://www.casadeiberoamerica.es/cincominutos.asp?id=4
21 Sirva como un detalle que ha querido pasar desapercibido los regalos pagados con dinero
público que el Ayuntamiento de Cádiz hizo a los 23 mandatarios reunidos en la Cumbre Ibe-
roamericana: un ejemplar facsímil de la Constitución de 1812, encuadernado en piel con decora-
ción dorada de principios del siglo XIX, elaborado en el taller de los hermanos Galván. En una
entrevista en Diario de Cádiz (14 de noviembre de 2012), los artesanos fueron preguntados por el
valor económico de estos ejemplares pero se djo que preferían no hablar de temas económicos. El
segundo regalo que recibieron los mandatarios fue un reloj-joya conmemorativo del nacimiento
228 Cartografía de la ciudad capitalista
¿Y ahora qué?
de la bandera española en 1843. El reloj-joya Toro Watch Orígenes es el primer reloj español con
diseño patentado internacionalmente y se creó exclusivamente para conmemorar el 170 aniver-
sario del nacimiento de la bandera española. De este reloj-joya se realizó una serie limitada de
1843 unidades y representa la bandera por medio de dos rubíes y un zairo engarzados; cada reloj
está valorado en 375 euros lo que supone alrededor de 8700 euros de dinero público destinados
a relojes para mandatarios.
22 Rodríguez Medela y Salguero Montaño, 2012, p. 178.
23 Ibidem, pp. 178-179.
8. Cádiz, un quiero y no puedo en la conformaciónde la ciudad neoliberal 229
- El peatón, que la ciudad esté concebida para el peatón... Del espacio público, ha-
bría que quitar aquellos obstáculos que hacen que las ciudades no sean totalmente
accesibles. Nos deberíamos poner siempre en la posición de los que tienen diiculta-
des para desplazarse porque esa es la mejor forma de hacer una ciudad sostenible,
habitable y amorosa ¿no? Que te acoja, que no te sientas distinto en tu casa que en la
calle. Pues yo en los espacios públicos echo en falta más árboles, echo en falta más
espacios amables para los mayores y para los niños [...] O sea, me gustaría que la
calle fuera tomada por todo el mundo, no solo por unos pocos, si no que el hecho
de compartir se diera en la calle porque hablamos de solidaridad, de compartir y
muchas veces hay muchas personas que abandonan la calle porque creen que han
sido expulsadas de la calle, que no tienen sitio en la calle porque hay veces que nos
toman la calle aquellas personas que no utilizan los espacios públicos con el respeto
a la generalidad, a todos los demás26.
26 Declaración durante el taller La rebelión del espacio público por parte de Teóila Martínez Arquitecta
Técnica y Alcaldesa de la ciudad de Cádiz, organizado por el Colegio de Arquitectos de Cádiz;
disponible en Internet.
27 Este texto es previo a las candidaturas municipalistas que llegaron al Gobierno de algunas
ciudades del Estado español, entre ellas Cádiz. Teóila Martínez fue alcaldesa de Cádiz entre 1995
y 2005. [N. de E.]
28 Rodríguez Medela y Salguero Montaño, 2013, pp. 192.
29 Egea Jiménez et al., 2008.
8. Cádiz, un quiero y no puedo en la conformaciónde la ciudad neoliberal 231
el uso consumista y privativo del espacio público y, por otro, que diiculte el uso social del espacio
público; generar alarmismo social con diferentes «problemáticas» como el tema de la inseguridad
ciudadana que conlleva a una intensiicación de la presencia y el número de agentes policiales,
entre otras cuestiones.
32 Concepto coloquial utilizado en Cádiz para deinir a aquellos promotores inmobiliarios desho-
nestos que presionan a inquilinos que pagan alquileres bajos para que abandonen sus viviendas y
poder comprar así los inmuebles en los que viven (para demolerlos y construir nuevas viviendas
o simplemente para conseguir mayores rentas).
33 Esta área metropolitana la delimita Cádiz, Puerto Real, San Fernando, Chiclana, Puerto de
Santa María y Jerez de la Frontera.
232 Cartografía de la ciudad capitalista
34 Instituto de Estadística y Cartografía de Andalucía. Encuesta social 2011: Movilidad en las regio-
nes urbanas de Andalucía.
35 Consejería de Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía, Plan andaluz de la bicicleta. PAB
2014-2020. Documento para la Comisión de Redacción, Sevilla, Junta de Andalucía, 2013, p. 63; dis-
ponible en Internet.
36 No obstante, en principio, el 18 de julio de 2014 el Ayuntamiento de Cádiz y la Consejería de
Fomento y Vivienda de la Junta de Andalucía desbloquearon el inicio de la construcción de los carriles
bicis en Cádiz incluidos en el Plan Andaluz de la Bicicleta y cimentados en Fondos Feder de la UE.
8. Cádiz, un quiero y no puedo en la conformaciónde la ciudad neoliberal 233
37 Mercadillo dominical en el que se pone a la venta todo tipo de utensilios de segunda mano.
Este mercadillo anteriormente estaba ubicado alrededor de la plaza de abastos y no era necesaria
ninguna licencia municipal para poder vender. El 16 de diciembre de 2007 se realiza su traslado
a la Avda. Gómez Ulla, frente al Parque Genovés y comienza a ser obligatorio la tenencia de li-
cencia municipal. El 23 de marzo de 2014 se vuelve a ubicar a los baratilleros en los aledaños del
Mercado Central aunque no de forma deinitiva.
38 Ordenanza reguladora del comercio ambulante en el término municipal de Cádiz. BOP, núm.
49, 15 de marzo de 2011.
234 Cartografía de la ciudad capitalista
Son muchos los conlictos que se pueden producir entre diferentes usos y
funciones del espacio urbano, pero tal vez hay una tensión estructural difícil
de gestionar entre dos funciones diferentes, entre el estar y el pasar, entre el
viandante y los usos de sociabilidad. Existe una diferencia importante, desde
el punto de vista antropológico, entre estas dos funciones. La función prin-
cipal en el modelo de ciudad capitalista es la de paso y consumo, la función
social y comunitaria del uso de los espacios desaparece como tal, apareciendo
como una consecuencia, no como un in, como una función necesaria para el
8. Cádiz, un quiero y no puedo en la conformaciónde la ciudad neoliberal 235
Trasformación del espacio público para el modelo de ciudad capitalista: la Plaza de San
Juan de Dios
39 Sennet, 2001.
40 Las terrazas de los bares y los restaurantes de la ciudad de Cádiz, están siendo las grandes
usuarias de los espacios públicos de la ciudad. Véase «Ordenanza municipal de publicidad y uso
de la vía pública». BOP, núm. 188, 16 de agosto de 2005.
41 PMD, «Investigan una posible falsiicación de licencias para terrazas de bares», Diario de Cádiz,
8 de agosto de 2013; disponible en Internet.
42 Augé, 1992, p. 83.
236 Cartografía de la ciudad capitalista
43 Augé, 1992.
44 Ibidem, p. 110.
8. Cádiz, un quiero y no puedo en la conformaciónde la ciudad neoliberal 237
46 Desempleo que no afecta sólo a Cádiz capital sino al conjunto de la provincia, con más del 40 %
de la población activa en paro. Véase Mercedes Morales, «Más del 40% de la población activa de
©
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50 Localismo identiicado en torno a tres ejes: el club de fútbol Cádiz SAD, el Carnaval y la
Semana Santa.
51 Mato Ortega, 2005, pp. 163-182.
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52 A parte del COAC, donde el Carnaval de estilo andaluz ha alcanzado cotas de estilismo muy
altas, caracteriza al Carnaval gaditano la toma de las calles por agrupaciones y aición. La presión
que ha recibido por parte del Ayuntamiento a través de la policía alcanzó su culmen en los Car-
navales de 2013, motivando la aparición de la Plataforma Por un Carnaval Libre. Véase: htp://
poruncarnavallibre.blogspot.com.es/. Al mismo tiempo, ni siquiera el COAC es fomentado, pese
a las apariencias, pues al tiempo que se inancian las cofradías, nos encontramos con una cantera
del carnaval descuidada que sólo ha recibido apoyo desde los movimientos sociales. Véanse Jesús
Cañas, «Las cofradías cobrarán subvención por la semana santa de 2014», La Voz Digital, 9 de abril
de 2014 (disponible en Internet) y José M. Sánchez Reyes, «”Ensayódromo” en Valcárcel», Diario
de Cádiz, 6 de octubre de 2011; disponible en Internet.
240 Cartografía de la ciudad capitalista
Encontramos entonces, por un lado, una clase obrera con escasa conciencia y
hundida en la depresión colectiva, a lo que se suma un envejecimiento de la
población debido a la emigración53; y por otro, una burguesía bastante pacata
y, pese a los brotes neoliberales, muy conservadora y pegada a la tradición, lo
que, más allá de los proyectos faraónicos como el del segundo puente y la remo-
delación de la Caleta, ha provocado un tímido enfoque de la marca Cádiz 2012
en cuanto a transformación de la ciudad. Esto, obviamente, ha afectado a los
conlictos sociales: pocos han tenido esta cuestión como telón de fondo directo
y ninguno ha sido consciente de ello, salvo probablemente el movimiento Sal-
vemos la Caleta54. No ha habido una oposición concreta al Bicentenario y a los
planes urbanísticos que pudiera haber traído consigo55. En este sentido, hay que
53 El PP ha centrado sus políticas en la población mayor, han sido escasas las políticas dirigidas
a la juventud o enfocadas a elaborar un plan de fomento de la cultura. Eso explica que surgieran
iniciativas como SED (Salvemos el Directo). Véase Lakshmi I. Aguirre, «Comunicado de Salvemos
el Directo de Cádiz», Tertuliaandaluza.com, 24 de abril de 2009; disponible en Internet. En gran me-
dida, incluso el turismo que llega a la ciudad es un turismo de tercera edad embarcado en cruceros.
54 Comunicado al pleno del Ayuntamiento el 9 de abril de 2010: «La Plataforma Salvemos la Caleta
como organismo independiente […] 5. Su suspicacia ante la propia elección, con insistencia, del
Castillo de San Sebastián, que no tiene ninguna relación especial con el 12, como centro de los fastos
del Bicentenario. Ésta resulta sospechosa e induce a pensar si el verdadero interés de las obras se
encuentra no en su protagonismo en 2012 si no en su aprovechamiento económico a partir de 2013.
/ 6. Su exigencia de que el uso que se le dé al Castillo de San Sebastián respete pues, estas cuatro
premisas: uso público y no especulativo, uso popular y no privativo, encaje con el entorno paisajís-
tico tradicional y respeto por el medioambiente». Véase la web htp://salvemoslacaleta.scoom.com/.
El artículo que, dos años después del conlicto, publica el periódico La Levantera, se enmarca clara-
mente en las coordenadas que trazamos en el presente capítulo: «Del año 2012 vendían las institu-
ciones que iba a ser el gran revulsivo para Cádiz. A la vez que se quejaban de la escasa implicación
de la ciudadanía gaditana en el asunto. Lo sucedido en otras localidades con los grandes eventos
institucionales venían a dar la razón a los escépticos. La Expo de Sevilla o el Fórum de Barcelona,
ciertamente, mejoraron la transitabilidad de dichas ciudades y su puesta en valor de cara al turismo
y la compra-venta, convirtiéndolas en marcas (la marca Barcelona o la marca Sevilla), pero a costa
de una pérdida de la identidad urbana y de una operación de expulsión de los barrios populares de la
ciudadanía con menores ingresos. En Cádiz, ha destacado el paralizado segundo puente. Sin em-
bargo, había otro macroproyecto de transformación de la playa de la Caleta»; véase en Internet «La
zanahoria y el asno: turismo depredador en la Caleta».
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55 Lo único que se hizo desde los movimientos sociales fue sacar un cartel en el que se intentaba
ridiculizar a la alcaldesa de Cádiz superponiendo su rostro en la igura principal del monumento
a las cortes. La escasa utilidad de esta iniciativa que pretendía ser hiriente se demostró cuando
días después la portada del suplemento dominical de El Mundo, llevaba la misma imagen, en
este caso, a la alcaldesa disfrazada. Véase «Diez grandes portadas de ‘Magazine’, dominical de
El Mundo que cierra en octubre», 33grados, 20 de septiembre de 2013; disponible en Internet.
Durante los días de celebraciones institucionales del 200 aniversario de las Cortes de Cádiz, se
realizó una manifestación convocada por la Plataforma Ciudadanía ante el Bicentenario y dos
«contracumbres». Véanse respectivamente «Plataforma Ciudadanía 2012 ante el Bicentenario
de la ‘Pepa’», Rojo y Negro, 16 de marzo de 2012 (disponible en Internet) y «Sobre la Cumbre
Latinoamericana alternativa en Cádiz», La Levantera, 8 de enero de 2013 (disponible en Internet).
8. Cádiz, un quiero y no puedo en la conformaciónde la ciudad neoliberal 241
56 «Pues sí, un miércoles más, aún echando de menos a much@s que se dan día a día golpes en el
pecho por su Caleta, nos concentramos un grupo de irreductibles para dar “caló” a las instituciones
que andan detrás del proyecto e información y una oportunidad de oponerse maniiestamente
a quienes están en contra del mismo, a saber, cualquiera que no tenga un interés directo en la
proyectada obra: caleteros hombres y mujeres; gente de Cádiz; turistas habituales, enamorados de
Cádiz por cómo es y no por cómo quieren que sea; turistas ocasiones y casuales encandilados con
lo que ven, porque es auténtico, y hartos de tanto turismo artiicial en ciudades de diseño y cartón
piedra». Comunicado del 5 de Julio de 2010; véase la web htp://salvemoslacaleta.scoom.com/
57 Así lo demuestra la propia autodenominación de muchos de estos movimientos: Salvemos la
Plaza Santa María del Mar, Salvemos la Aduana, Salvemos la Caleta, Salvemos el Directo, Platafor-
ma ciudadana contra el Tercer Acceso a Cádiz y por un Transporte Sostenible para la Bahía.
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Puede constatarse también que en la mayor parte de los casos ha sido nula la in-
dependencia respecto a los partidos políticos, entendible en tanto rotas, como co-
mentábamos anteriormente, las redes sociales básicas. Así, la mayor parte de las
veces los movimientos se han conigurado a la manera de plataformas donde de
manera explícita (Por un PGOU alternativo, por ejemplo, donde estaba Izquierda
Unida, o la Plataforma Salvemos la Aduana, que contaba con el apoyo explícito
del expresidente de la diputación Francisco Cabaña, del PSOE) o no tanto (Plata-
forma Más Tranvía, Plataforma Salvemos la Plaza Santa María del Mar) encontra-
mos a partidos políticos o al menos a integrantes de los mismos con un papel más
o menos director. En este campo, encontramos también una salvedad en los dos
movimientos mencionados: la Plataforma Salvemos la Caleta, en la que el intento
de acaparación por parte de partidos políticos fue neutralizado y se mantuvo
consciente y batalladoramente autónoma60, y la Asamblea Ciclista, siempre alerta
ante los posibles intentos no ya de acaparación, sino de mera capitalización de las
protestas y de los resultados por parte de los partidos61.
60 En el Comunicado al pleno del Ayuntamiento del 9 de abril de 2010 y con relación al cumpli-
miento por parte del cabildo de las exigencias proclamadas: «(...) 10. Cualquier otra opción tomada
por este Pleno demostrará: a) el alejamiento de las instituciones públicas y en concreto de este pleno
y los partidos políticos en él representados de los intereses, deseos y querencias de la ciudadanía a
la que dicen representar; b) en este mismo sentido, la cada vez mayor necesidad de que la ciudada-
nía se organice al margen de los partidos y de las instituciones, pues al inal, sólo los/as ciudadanos/
as se representan a sí mismos/as, estando los partidos e instituciones más al servicio de los intereses
especulativos del ladrillo y del turismo que a otra cosa; c) por corolario, la necesidad de que la Pla-
taforma continúe su camino. Camino que pasa por: primero, seguir informando a nuestros vecinos
de Cádiz, (cosa que no hacen las administraciones, más interesadas en seguir con sus cantos de si-
renas en loor del desarrollismo); segundo, seguir recogiendo irmas para la declaración de la Caleta
como Monumento Natural, y tercero, iniciar las movilizaciones pertinentes para mostrar el rechazo
mayoritario (por si las irmas no bastaran a ojos de la administración) de la sociedad gaditana a las
obras de alteración de uno de los escasos remansos de paz y de dignidad colectiva que quedan en
esta ciudad». Véase la web htp://salvemoslacaleta.scoom.com
61 «La Asamblea Ciclista Bahía de Cádiz se siente estos días de campaña electoral sorprendida por
el hecho de que muchos partidos políticos la llamen y ahora estén dispuestos a escuchar nuestras
propuestas. La invitan a participar en actos, recibe promesas sobre el carril bici para Cádiz y hasta
disparates como el de obligar a tener carnet de conducir a los usuarios de la bici, capaces de pedirlo
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para los peatones también. Sabemos que en el fondo, a los que apoyan los vehículos privados les es-
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torbamos todos, para ellos la calle es sólo de los coches. El único objetivo es la utilización de colectivos
como la Asamblea Ciclista Bahía de Cádiz en reuniones y actos electorales para ofrecer a los votantes
una imagen de partido político comprometido y preocupado por la movilidad sostenible, cuando han
tenido tiempo de sobra para preocuparse. Es puro oportunismo político encaminado a ofrecer una
imagen social menos rigurosa y más cercana a los ciudadanos, convirtiéndose en una especie de farsa
[...] Como conclusión, la Asamblea Ciclista de la Bahía de Cádiz muestra su más enérgico rechazo a
este tipo de prácticas porque considera que se trata de una mera artimaña de los partidos políticos por
captar más votos, y no una actividad encaminada a mejorar los problemas de la sociedad. Así mismo
desearíamos se nos tuviese más en cuenta a la hora de la elaboración de los proyectos de movilidad
sostenible para nuestra ciudad y no solamente en periodos electorales». Comunicado de prensa del
8. Cádiz, un quiero y no puedo en la conformaciónde la ciudad neoliberal 243
19 de mayo de 2011.
244 Cartografía de la ciudad capitalista
62 El sábado 18 de junio de 2011, se repartió por Cádiz el siguiente panleto: «A todas las vecinas y ve-
cinos de Cádiz: Un grupo de ciudadanos y ciudadanas indignadas de la ciudad de Cádiz ha decidido
libre y voluntariamente recuperar el ediicio Valcárcel […] Con esta acción se pretende: [...] 3. Reivin-
dicar la necesidad de espacios de encuentro y de uso para la ciudadanía, en los que desarrollar sus
iniciativas y gestionar sus propias necesidades. / 4. Visibilizar el proceso de especulación y privatiza-
ción que se está produciendo sobre este y otros bienes patrimoniales de nuestra ciudad en detrimento
de su uso ciudadano (Antigua Escuela Náutica, el Olivillo, Club Marte, Colegio Mayor Beato Diego,
Residencia de Tiempo Libre…) […] / 5. Abrir Valcárcel para que el pueblo de Cádiz inicie un proce-
so de recuperación del espacio mediante el que se recojan todas las ideas e iniciativas ciudadanas
(Universidad popular, biblioteca, talleres de autoempleo, locales de ensayo, teatro, exposiciones…)
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para dar uso popular a este emblemático ediicio en un contexto de recuperación horizontal, pacíica,
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autogestionada y desvinculada de organizaciones políticas. Esta acción pretende así mismo animar a
la ciudadanía a que participe activamente en la vida política, social y cultural de su ciudad frente a la
usurpación de sus espacios públicos y sus derechos civiles».
63 En los últimos años ha habido hasta seis plataformas diferentes de parados: una en el verano
de 2009 (tras encerrarse en el Convento de Santo Domingo y amenazar con la huelga de hambre,
consiguieron unos cursos de formación); otra en el verano de 2010 (se dividió en dos); una
tercera entre agosto de 2012 y aproximadamente enero de 2014, coincidente con la Plataforma de
Trabajadores del Metal desde agosto de 2013; otra más que inicia su andadura en marzo de 2014;
y, transversalmente a todas ellas, existente desde 2007 pero realmente activa a partir de diciembre
de 2010 y, principalmente, desde marzo de 2013, la plataforma de desempleados de Delphi. Este
8. Cádiz, un quiero y no puedo en la conformaciónde la ciudad neoliberal 245
A modo de conclusión
En las últimas décadas hemos visto cómo, a la vez que se estructuraba un nue-
vo modelo económico en gran parte del mundo (capitalismo lexible), se ha
dado también un cambio en el modelo de ciudad donde las políticas de pro-
moción de ésta a través de una marca y la privatización de los servicios y las
infraestructuras son las características más notables. En este capítulo hemos
analizado cómo se da este cambio y las consecuencias que se derivan de él en
la ciudad de Cádiz, pero sostenemos que este proceso se desarrolla a nivel
global. Así, de modo general, hemos visto cómo el monocultivo del turismo
ha ido creciendo a medida que otros sectores como la agricultura, la pesca o la
industria han ido perdiendo peso, con las consecuencias económicas, labora-
les y sociales que de ahí se derivan.
En el caso de Cádiz, la promoción de la ciudad con la marca Cádiz 2012,
en conmemoración de la Constitución de 1812, ha favorecido la generación
de gran cantidad de eventos publicitarios por parte del Ayuntamiento y de
empresas privadas asociadas, a los que se ha destinado gran parte del dine-
ro público y privado. La ciudad ha sido vendida como producto y objeto de
consumo, para justiicar así los procesos de renovación urbana destinados a
hacer de Cádiz un lugar atractivo para el turismo. Para ello, como decimos,
se ha invertido gran cantidad de recursos económicos que no han revertido
en la mejora de las condiciones de vida de la población local. De esta forma,
las grandes tasas de paro, los desahucios, la precariedad laboral, la economía
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número de plataformas, en las que cambian muchos de sus integrantes si no todos, algunas de
ellas coincidentes en el tiempo y otras cogiéndose el testigo, indica claramente la incapacidad
organizativa de la clase trabajadora gaditana y el desinterés o la diicultad por parte de los actores
políticos y sindicales de potenciar su coordinación. También es destacable la prácticamente nula
presencia de mujeres en estos colectivos de desempleados.
246 Cartografía de la ciudad capitalista
Bibliografía
Augé, Marc (1992), Los no lugares. Espacios del anonimato. Una antropología de la sobremo-
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249
250 Cartografía de la ciudad capitalista
a usos industriales y/o comerciales, tales como los parques tecnológicos, caso
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1 Rodríguez Medela y Salguero Montaño, 2012, p. 29; 2009a, p. 63; 2009b, p. 502.
9. Granada(s), un tronco, muchas ramas 251
El evento viene a ser como los Juegos Olímpicos de invierno a nivel univer-
sitario y se celebra cada dos años en una ciudad distinta. Al igual que su-
cedía con el Milenio, la Universiada llegaba a Granada cargada de prome-
sas de promoción de la ciudad y del impulso de múltiples intervenciones
urbanas cuya marcha se veía obstaculizada por los conlictos partidistas:
la Villa Olímpica, cuatro pabellones, tres de las once intervenciones que
incluye el Plan Estratégico 2007-2017 de Cetursa para la estación de esquí
de Sierra Nevada, la conversión en una autovía de la nueva carretera de
la Sierra (construida para los mundiales de esquí de 1995 que acabaron
celebrándose en 1996 por falta de nieve), así como la previsión de otros
accesos a la Sierra (teleférico, el metro ligero o el tren de cremallera, la po-
sibilidad de extenderlo a los pueblos de la Sierra y la conexión con la A-92,
ya sea a través de la Ronda Este o de la ampliación de la carretera Beas de
Granada-Quéntar).
Sin embargo, la crisis económica no tardó en hacer mella en el proyec-
to inicial. Primero se cayó el proyecto estrella, la Villa Olímpica, que se
vendió como una apuesta por el tejido hostelero local; también se notó en
los accesos a la Sierra, no materializándose ninguna de las propuestas pre-
vistas; el traslado de las pruebas de esquí nórdico y biatlón a Eslovaquia,
después de que la estación recreativa de La Ragua se cayese del proyecto,
supuso otro gran golpe; la imposibilidad de construir los pabellones que
tenían pensado ha hecho que las pruebas de hielo se disputen en carpas
provisionales; y las pruebas de salto no se harían inalmente, ni tampoco
las de fondo, porque Medio Ambiente no autorizó a Diputación a tocar el
Parque Natural. Así llegó la Universiada y todo su séquito a su presenta-
ción oicial en Madrid el 7 de noviembre de 2014: un evento descafeinado
que tuvo lugar entre los días 3 y el 14 de febrero de 2015, sin nada de
ambiente en la ciudad y con problemas de presupuesto, al carecer de ga-
rantías la propuesta que plantean los posibles promotores privados, para
obtener beneicios iscales hasta el 20168.
También desde Cetursa se promueven y debaten aspectos tan diversos
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sos viarios y de otro tipo como el controvertido teleférico, que fue caliica-
do en 2005 por el entonces director general de Cetursa, Mariano Gutiérrez
8 Daniel Olivares, «A 100 días de algo o de nada», El Ideal de Granada, 19 de octubre de 2014;
disponible en Internet. Para más información sobre la Universidad Granada 2015, véase el capí-
tulo «Otros eventos para la renovación urbana. La Universiada Granada 2015» de la monografía
Transformación urbana y conlictividad social. La construcción de la Marca Granada (Rodríguez Medela
y Salguero, 2012: 99-137).
254 Cartografía de la ciudad capitalista
20 El coste de las obras será sufragado por el Ministerio de Cultura, la Junta de Andalucía y el
Ayuntamiento, quienes abonarán un total de 1.483.000 euros cada uno (el 30 por ciento de los
trabajos que quedan por ejecutar), mientras que la Diputación aportará el 10 por ciento restante,
cerca de 500.000 euros. Véase «Las obras que posibilitarán la inalización del Centro Federico
García Lorca arrancan este lunes», Europapress.es, 20 de octubre de 2013; disponible en Internet.
21 J. R. V., «Inauguran las esculturas del bulevar de la avenida de la Constitución, en Granada»,
El Ideal de Granada, 27 de marzo de 2010; disponible en Internet.
22 Véase htp://www.premiogarcialorca.es.
9. Granada(s), un tronco, muchas ramas 259
Esta manera de construir ciudad responde, por tanto, a las mismas lógicas que
operan en las propias pautas del consumo capitalista. Del mismo modo que
sucede en otro de los mercados existentes, en el de ciudades, el inversor o el
turista se encuentran ante una elección similar en la que inalmente optarán
por una ciudad u otra en función de una serie de particularidades que la dife-
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23 Véase htp://servicios.ideal.es/lorca.
24 Véase htp://www.patronatogarcialorca.org/territorios_paisajes_lorquianos.php.
260 Cartografía de la ciudad capitalista
La Granada impuesta
De la misma manera que sucede con las otras acepciones de Granada que
acabamos de exponer, hemos buscando un caliicativo que nos sirviera para
dotar de un contenido extra a la Granada que se promueve desde el Gobier-
no local.26 Esta signiicación complementaria la encontramos en el participio
«impuesta», ya que uno de los principales elementos a destacar es la forma
mediante la cual se construye la ciudad.
©
25 Rodríguez Medela y Salguero Montaño, 2012: 29; 2009a: 63; 2009b: 502.
26 Después de concluirse este capítulo, en abril de 2016, el alcalde del PP José Torres Hurtado y su concejal
de Urbanismo Isabel Nieto fueron detenidos en una operación contra la corrupción; Ciudadanos dejó
de apoyar al PP y en mayo fue nombrado alcalde Francisco Cuenca del PSOE. Cuando aquí se habla de
Gobierno local se reiere por lo tanto al gobierno del PP de 2003 a 2016. [N. de E.]
9. Granada(s), un tronco, muchas ramas 261
local a través de alguna actuación pública como las alegaciones, cuyos términos
son restringidos desde un primer momento. Es decir, el discurso muchas veces
interesado de la participación y el consenso que habitualmente emplea la clase
política, se reduce a un mero discurso populista en forma de consenso institu-
cional o, lo que es lo mismo, a un acuerdo entre partidos políticos.
Así pues, dada la estrecha relación y retroalimentación entre el capitalismo
y el sistema democrático representativo, consideramos oportuno resaltar la
distancia entre lo que dicen y lo que hacen los gobernantes, que trae consigo
la imposición de un modelo de ciudad determinado, con una fórmula única y
excluyente (basada en la «no convivencia») y un peril de ciudadanía que se
adapte a los requerimientos de la ciudad que pretenden.
Crecimiento y renovación
suscitar ciertos intereses en los agentes del suelo públicos, pero especialmente
en los privados (inmobiliarias, constructoras...), a partir de la citada declara-
ción como Patrimonio de la Humanidad del conjunto Alhambra-Generalife,
otorgada por la UNESCO en 1984.
Sin embargo, no fue hasta la declaración del propio Albaicín como Patri-
monio de la Humanidad en 1994 cuando se hicieron palpables los efectos de
un nuevo proceso de reconversión del barrio para transformarse en uno de
9. Granada(s), un tronco, muchas ramas 263
del barrio, fue transformada en una recreación kitsch de un zoco árabe, donde
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Ritmo e intensidad
Control y privatización
Para completar los elementos que conforman esta particular visión de la ciu-
dad de Granada, queremos prestar atención al elemento intermedio entre
la habitabilidad (viviendas y servicios) y la movilidad (infraestructuras de
transporte), es decir, al espacio público; las calles, las plazas y parques que
completan el entorno donde habitamos.
Pero ¿cómo se interviene sobre este espacio? El Gobierno local actúa so-
bre estos espacios de múltiples maneras, algunas más sutiles e indirectas y
otras más obvias y directas. Podemos hablar desde la persecución, sanción y
represión de determinados colectivos y prácticas (desde la venta ambulante
hasta las manifestaciones y concentraciones) hasta el tipo y disposición del
mobiliario urbano de nuestras calles y plazas, la peatonalización progresiva
del centro histórico, el cercado de plazas y parques31 o la iscalización de los
usos del espacio público a través de normativas como la «Ordenanza cívica».
Podríamos decir que el currículo oculto de este último instrumento tiene
como uno de sus objetivos principales el control de la ciudadanía a través de
la regulación de los espacios donde desarrollan su actividad. En el caso de
la prostitución, por ejemplo, dado que no es una actividad legislada y por lo
tanto no puede ser ilegal, la única forma que tiene el Gobierno local de tener
un cierto control sobre este colectivo es desplegando una serie de dispositivos
entre los que se incluyen una mayor presencia de la policía y el propio marco
normativo de la Ordenanza, con base en la cual se prohíben tanto el ofreci-
miento como la demanda de servicios sexuales en el espacio público.
Pero este tipo de normas administrativas inluyen directamente o van aso-
ciadas a una serie de dinámicas que visibilizan la orientación capitalista de
la ciudad. Por un lado, encontramos la dinámica recaudatoria, que se ma-
terializa tanto en las sanciones económicas (multas) como en la explotación
económica del espacio público, a través de la privatización y concertación de
parte de estos espacios para su explotación privada. En el caso de Granada, y
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a título de ejemplo, numerosos hoteles del centro urbano acaparan las plazas
se permite la copia
31 Un ejemplo del simbolismo que podemos encontrar en el vallado de plazas fue el cercado de
la Plaza de la Libertad con las rejas de la antigua cárcel de Granada.
32 La supresión de plazas de aparcamiento y del propio tráico rodado en el centro urbano
266 Cartografía de la ciudad capitalista
otra muestra de ello, ya que en los últimos años han ido progresivamente
ocupando el espacio público de nuestras calles y plazas. Si tenemos en cuenta
que, según la Ordenanza de la convivencia, no se puede beber en la calle, la
única forma permitida de tomarse una cerveza al sol es pagando el precio que
convienen estas terrazas.
Una segunda dinámica sería el efecto contagio de la norma, entendiendo
éste a dos niveles: en la extensión de prácticas sujetas a sanción (la persecu-
ción del ofrecimiento o demanda de servicios sexuales acabó extendiéndose
a otras muestras de afecto que la policía considere como sancionables, inde-
pendientemente de que no haya transacción monetaria); y en la expansión de
este tipo de ordenanzas a municipios próximos como medida cautelar para
evitar el éxodo de gente que se gana la vida en la calle, como consecuencia de
la aplicación de la norma en Granada.
Una tercera dinámica, ya mencionada, sería el progresivo control social
a través de cuatro vías: el miedo a la autoridad, tanto a las sanciones pecu-
niarias como al aumento progresivo de policía en las calles (en presencia, en
efectivos y dispositivos desplegados); la restricción de los espacios públicos,
a través de la iscalización de su uso o de la limitación de acceso a los mismos
(como ocurre con el vallado de plazas y parques); el control de los colectivos
sociales a través de controlar el espacio donde desempeñan su actividad (no
sólo hablamos de aquellos que practican la mendicidad y/o el arte callejero,
también afecta a aquellos colectivos que utilizan el espacio público para hacer
política, para protestar y denunciar públicamente las injusticias que vivimos);
y el perilar el modelo de ciudadano propicio para la ciudad que quieren im-
poner (buen consumidor, obediente, delator, autocensurado...).
Lo que nos lleva a una cuarta dinámica, consecuencia, entre otros factores,
de la aplicación de este instrumento normativo: nos referimos al gradual au-
mento de la brecha social en la ciudad de Granada y a la construcción en el
imaginario colectivo local de una defensa a ultranza de «lo individual frente
a lo colectivo», máxima del pensamiento neoliberal. Está claro que la Orde-
nanza afecta a todo el mundo que pasa por o reside en la ciudad, pero a quien
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más afecta es a los colectivos que, ya sea por necesidad o por opción de vida,
utilizan estos espacios de otras maneras para poder sobrevivir; precisamente,
afecta más a aquellos colectivos que viven en una situación más vulnerable.
Competitividad y mercado
Otras Granadas
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33 Para más información sobre la marca Granada véase Transformación urbana y conlictividad social.
La construcción de la Marca Granada 2013-2015 (Rodríguez Medela y Salguero Montaño, 2012).
268 Cartografía de la ciudad capitalista
Politización de lo cotidiano
36 Para más información sobre la Asamblea de vecinos amenazados por la especulación, véase
Aprendiendo a decir NO (Rodríguez Medela, Salguero Montaño 2009).
37 Para más información sobre el conlicto en Santa Adela, véase el blog de la Plataforma: htp://
plataformadesantaadela.blogspot.com.es
38 Lourdes Mingorance, «La ‘corrala Utopía’ de Granada se disuelve con un acuerdo social»,
Granada Hoy, 13 de mayo de 2014; disponible en Internet.
39 Para más información sobre la Asamblea de la Ronda Este, véase el capítulo titulado «A propósito
de resistir» de la monografía ¿Cuestión de movilidad? Implicaciones sociales, culturales y políticas en el
proceso de implantación de una autovía metropolitana. La Ronda Este de Granada (Rodríguez Medela, 2010).
270 Cartografía de la ciudad capitalista
43 Para más información sobre Hart@s de la Dictadura del Cemento, véase el capítulo «¿Hacia
una fuerza social? Hart@s de la Dictadura del Cemento» de la monografía Aprendiendo a decir NO.
Conlictos y resistencias en torno a la formas de concebir y proyectar la ciudad de Granada (Rodríguez
Medela y Salguero Montaño, 2009: 233-265).
272 Cartografía de la ciudad capitalista
«Haciendo» ciudad
A lo largo del presente texto hemos intentado mostrar de qué manera se está
imponiendo un modelo de ciudad que beneicia a unos colectivos y entes so-
ciales determinados de Granada, en detrimento de otros, que se correspon-
den a la mayoría de la población local y metropolitana. Desde hace ya algún
tiempo, los derechos y libertades de la ciudadanía se han ido recortando sig-
niicativamente. Y aun así, queda pendiente el interrogante acerca de «cómo
nos venden la moto». Una primera respuesta sería a través de la insistencia y
la repetición de los discursos oiciales que enmascaran, en aras del Progreso
y el Desarrollo, los objetivos reales de los proyectos y las consecuencias que
de los mismos se derivan. El discurso del poder local es, en suma, también el
discurso cultural hegemónico e incuestionable.
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En primer lugar, que por mucho que se empeñen los agentes del suelo, tanto
públicos como privados, en convertir a la ciudad en un producto, ésta no deja-
rá de ser un espacio que se construye social y colectivamente, en lo cotidiano y
en respuesta a las necesidades de la población real, en toda su heterogeneidad
y diversidad, y no icticia como la que plantean los gobernantes. Sin embargo,
parece poco probable que los promotores de este devastador modelo sintoni-
cen en algún momento con esta otra concepción y vayan a cambiar sus parti-
culares formas de pensar y hacer ciudad. Ante esta situación la única salida
parece ser la organización social para hacer frente al poder establecido.
Segundo, que el potencial de transformación está en la propia ciudadanía,
en la vecindad, quien, como hemos apuntado, ha de ser la protagonista del
cambio. Las bases de estas luchas, como ha quedado expuesto, ya se están
gestando, a la vez que han comenzado a materializarse nuevas iniciativas ciu-
dadanas, vecinales y/o autónomas que tratan de hacer frente a una o varias
ramiicaciones del conlicto urbano de la Granada capitalista.
Bibliografía
Anholt, Simon (2007), Competitive identity: the new brand management for nations, cities
and regions, Basingstoke, Palgrave / MacMillan.
García García, Álvaro (2009), Retablo de la devastación. Sobre la devastación social e imagi-
naria de la ciudad de Granada, Granada, Biblioteca Social Hermanos Quero
García García, Esther, Juan Rodríguez Medela, Ariana Sánchez Cota (2013), ¿Por qué
no nos dejan hacer en la calle? Prácticas de control social y privatización de los espacios
en la ciudad capitalista, Granada, Asociación de Estudios Antropológicos La Co-
rrala y COTALI.
Nogués Pedregal, Antonio Miguel (2008), «Poder político local y urbanismo en entor-
nos turísticos. La mediación del espacio turístico en la producción de signiicados»,
Gazeta de Antropología, vol. 24, núm. 2; disponible en Internet.
Rodríguez Medela, Juan y Óscar Salguero Montaño (2012), Transformación urbana y con-
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Epílogo. Del plano al mapa
Juan Rodríguez Medela y Óscar Salguero Montaño
(Grupo de Estudios Antropológicos La Corrala)
En este libro hemos recorrido nueve ciudades concebidas bajo los paráme-
tros del modelo de ciudad capitalista, las cuales sirven de ejemplo de las dife-
rentes formas en las que se materializa la ciudad capitalista a lo largo y ancho
del territorio global dominado por el neoliberalismo.
A continuación, presentaremos una serie de relexiones generales que con-
sideramos importantes al hilo de lo expuesto en los distintos capítulos, para
dar una visión global de qué es y cómo se transforma la ciudad capitalista. Es
decir, daremos un salto «del plano al mapa». Si cada capítulo ha desarrollado
una serie de aspectos particulares de este modelo de ciudad, la visión conjun-
ta de los mismos permite ofrecer una perspectiva más amplia e interrelaciona-
da de esta devastadora forma de hacer ciudad.
cimiento. Pero podemos destacar una serie de etapas que más o menos se van
repitiendo, con diferentes matices, en las distintas urbes que se analizan en
este libro.
Con el progresivo desmantelamiento de los sectores primarios y secun-
darios, se apuesta por un urbanismo desacerbado, con la construcción como
principal sector de la economía del Estado, asociada a las prácticas espe-
culativas propias del mundo inanciero, que en este caso se transieren al
275
276 Cartografía de la ciudad capitalista
sión productiva.
Si el capitalismo necesita crecer para no entrar en crisis, la ciudad capitalis-
ta también necesita renovarse y expandirse constantemente, con el objeto de
seguir siendo competitiva. De ahí que espacios del capital como las grandes
áreas comerciales o los parques tecnológicos, son, a su vez, un primer paso en
la urbanización de nuevas zonas. Manchas de aceite que se van expandiendo
y absorbiendo los pueblos circundantes, en un entramado de urbanizaciones
Epílogo. Del plano al mapa 277
que buscan hacer un entorno más agradable para vivir. Nos encontramos,
pues, ante un nuevo ejemplo de confrontación entre la ciudad habitable y la
ciudad como producto para la acumulación de capital.
Pero cuando hablamos de movilidad o de transporte, según la perspectiva
que tomemos, no nos referimos únicamente a la construcción de carreteras
y carriles bicis. Existen otros medios que también inciden en la consecución
de un estatus diferenciador, como puede ser la introducción del tren de alta
278 Cartografía de la ciudad capitalista
Por ello, puede airmarse que el sector turístico no solo no ha decaído, sino
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y como señala Marc Morell para el caso de Mallorca, las mismas autoridades
conminan al «buen ciudadano» a sumarse a la llamada para atraer turistas
cuando no a convertirse en turistas en su misma ciudad.
Hoy de forma semejante a la película de 1968 de Pedro Lazaga, El turismo
es un gran invento, donde don Benito Requejo, alcalde de Valdemorillo del
Moncayo, al ver cómo se están desarrollando algunas ciudades y pueblos de
España gracias al turismo, decide que su pueblo no va a ser menos y se va de
viaje a la Costa del Sol con su secretario para conocer cuáles son las claves
del éxito. Las ciudades españolas han visto en la receta del turismo urbano
potenciales fuentes de ingresos, obviando en muchas ocasiones los intereses
de sus propios habitantes, como quedó ejempliicado recientemente en las
protestas ciudadanas contra el turismo «de borrachera» y la proliferación de
pisos turísticos en barrios como La Barceloneta.
En términos de insostenibilidad sería difícil precisar una escala exacta y
precisa de la barbarie. El Observatorio Metropolitano, por ejemplo, apunta
que Madrid ha recibido en el 2014 más de ocho millones de turistas, con un
incremento anual del 10 %, lo que la coloca como «el municipio más exitoso
en la materia, por encima incluso de Barcelona». Por su parte, Granada, se-
gún cifras del Patronato Provincial de Turismo, registraba dos años antes un
total de 2.387.194 viajeros y 4.974.578 pernoctaciones en hoteles y pensiones
(sin contar los desplazamientos en vehículos privados, ni las pernoctaciones
en casas privadas, de amistades y demás) y todo ello en un contexto demo-
gráico de solo 240.099 habitantes censados en la capital. Las cifras que apor-
ta Marc Morell para el caso de Mallorca, y la conclusiones que se derivan de
ellas, van a la par.
Esta insostenibilidad se traduce no sólo en la creación de una brecha so-
cial entre el residente y el visitante, sino en muchas otras consecuencias que
han sido ejempliicadas en este libro, como la dudosa rentabilidad de algunas
de sus fórmulas, como el «turismo de cruceros», cuyos servicios consumibles
para los cruceristas ya están garantizados en el barco y cuya impronta en la
ciudad es más visual que económica, caso relatado para la ciudad de Cádiz; la
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Esta ciudad hecha producto trae consigo una serie de dinámicas con impor-
tantes componentes sociales, culturales, económicos y políticos, que cabe re-
saltar para hacernos una idea de los mecanismos que se implementan para
hacer de la ciudad el objeto deseado.
Una primera dinámica nos sitúa en el avance de lo privado frente a lo
público. De la misma manera que estamos viendo un cierto asedio de los pro-
cesos de privatización en servicios cruciales para el mantenimiento y desa-
rrollo de las personas como son la sanidad o la educación, en el plano urbano
también podemos observar un proceso de privatización y/o concertación, de
mercantilización, tanto de ediicios públicos reconvertidos en hoteles u otros
negocios de explotación privada como de plazas tomadas por empresas de
turismo y veladores, así como servicios de transporte, de recogida de basuras
o de abastecimiento de aguas, por poner algunos ejemplos. En la ciudad capi-
talista todo espacio es objeto de ser rentabilizado. El predominio de la función
de consumo sobre la de espacio de socialización, hace que las calles y plazas
dejen progresivamente de ser entendidas como espacios fundamentales para
el desarrollo de la comunidad y se vean únicamente como objeto de explota-
ción económica.
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mente en espacios de consumo modernista para las clases medias y los turistas.
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A lo largo de este periplo por las nueve ciudades tratadas, sus autores y au-
toras nos han venido acercando a la realidad de distintas «ciudades capitalis-
tas», cada una de las cuales con sus propias particularidades culturales, geo-
gráicas, demográicas, políticas y económicas. No obstante, como resultado
de una visión general de lo expuesto a lo largo de estos capítulos y de un ejer-
cicio de síntesis relexiva, pueden extraerse una serie de elementos comunes
en todas ellas, que se corresponderían con los que hemos convenido en llamar
«fundamentaciones de la ciudad capitalista», en tanto que resultan aplicables
a todas y cada una de las ciudades tratadas, así como a aquellas otras del mis-
mo contexto con el que guarden algún tipo de similitud.
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bitos de la vida social: hogar, cultura, ocio, cuidados, relaciones sociales, etc.
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Resistencias
Como hemos visto en nuestro recorrido por estas nueve ciudades del Estado,
todo este proceso de renovación urbana trae consigo una serie de consecuen-
cias determinantes para la población. Agustín Cócola en relación con Barcelo-
na, mencionaba cómo el mismo hecho de permanecer en determinadas zonas
es un acto en sí de resistencia ante la especulación, la privatización del espacio
público, la destrucción de nuestros entornos. Pero la ciudad, recuerda Marc
Morell en sus «apuntes desde Mallorca», no sólo es capital, también es trabajo,
trabajo vivo, y trabajo muerto. Y, habida cuenta de lo que llevamos relatan-
do hasta ahora, su enfoque ofrece atisbos de esperanza en tanto y en cuanto
nos recuerda que es gracias al trabajo urbano, al trabajo colectivo, al trabajo
común, que la ciudad deviene producto. Está en nuestras manos, pues, poner-
nos «manos a la obra» y virar el rumbo.
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zarse por sus propios medios para intentar hacer frente a imposiciones que
afectarán a su vida cotidiana, representando así un nuevo formato de la lucha
de clases entre los poseedores y los desposeídos, en este caso del derecho
a la ciudad. Hemos visto cómo luchas inmediatas y microrresistencias van
surgiendo en busca de resquicios que posibiliten la emergencia de otras for-
mas de concebir la ciudad. Tanto desde el ámbito de la vivienda, como desde
el de la movilidad y el del espacio público, han ido gestándose procesos de
Epílogo. Del plano al mapa 291
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Caja de herramientas:
«Gentriicación no es un
nombre de señora»
Let Hand Rotation
1 Véase: www.lethandrotation.com/gentriicacion
293
294 Cartografía de la ciudad capitalista
Bilbao
Intervención
Ejemplo. Placa 1. «En esta misma acera transcurrían las horas de Joseba La-
suen, indigente y hombre sin fortuna, antes de que el barrio sufriera un pro-
ceso de gentriicación por el cual se vio desplazado a otro lugar».
Gjón
2 N. M. S., «Los vecinos de Ceares, hartos de que Viesques se “coma” su barrio», 20minutos, 16 de
junio de 2008; disponible online.
296 Cartografía de la ciudad capitalista
Mapas subjetivos
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São Paulo
Memoria Interditada
lugares les queda en pie, según las fases de demolición y con su color corres-
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Valencia
ha sufrido durante las últimas décadas un abandono absoluto por parte del
poder público, provocando una profunda degradación en sus calles, división
vecinal y diversos conlictos que no hacen más que facilitar la implantación
del plan urbanístico PEPRI, que propone continuar hasta la playa la avenida
Blasco Ibáñez, lo que exige la demolición de un 30 % de este antiguo barrio
de pescadores, cuyos restos quedarían divididos en dos mitades aisladas,
Caja de herramientas: «Gentriicación no es un nombre de señora» 299
Intervención: Expolio
Roterdam
En el contexto del festival organizado por los artistas del barrio Kunstweekend
Charlois 2012 proponemos una acción de evaluación de riesgo (paso previo
necesario en la gestión de riesgos), siendo el riesgo a medir la posible gentri-
icación del barrio de Charlois.
El riesgo se evalúa partiendo de las características sociales y económicas
del barrio, mediante la medición de los dos parámetros variables que lo deter-
minan: la concentración de clase creativa en el espacio físico y la acumulación
de capital simbólico en el espacio subjetivo de percepción colectiva del barrio.
Trabajadores de la empresa de mediciones socio-ambientales Creative
Charlois Control, llevaron a cabo mediciones del porcentaje de Clase Creativa
y su correspondiente índice de acumulación de Capital Simbólico en zonas
estratégicas del barrio, catalogando los espacios en tres niveles de riesgo de
gentriicación.
Morir de éxito
Glocalización
Archivo de subjetividades
4 Véase www.museodelosdesplazados.com
Caja de herramientas: «Gentriicación no es un nombre de señora» 303
Plataforma de colaboración
Pasatiempos.
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Caja de herramientas: «Gentriicación no es un nombre de señora» 305
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306 Cartografía de la ciudad capitalista
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Este libro ha sido publicado con una campaña de crowdfunding albergada en la
plataforma Goteo.org, un equipo multidisciplinar que desarrolla herramientas y ser-
vicios de co-creación y inanciación colectiva, al que queremos expresar nuestro más
sincero agradecimiento por su profesionalidad y lo bien que nos han cuidado.
Así mismo, unas gracias muy sentidas a la artista Rosa Tortosa, por el diseño e
ilustración de la cubierta, así como por compartir su obra en las serigrafías de los
retornos de esta campaña.
Un libro colectivo «por dentro y también por fuera» gracias a quienes de una u
otra manera han apostado porque esta Cartografía de la ciudad capitalista sea una
realidad (la gente de Traicantes de Sueños por sus labores de edición, maquetación,
diseño y distribución; nuestra compañera Ari por su atención a la coordinación de
la campaña, diseño web, revisión y apoyo, las autoras y autores por sus relexiones,
prácticas y saberes…) y, cómo no, a todas las personas coinanciadoras: