Ilicit Ties
Ilicit Ties
Ilicit Ties
Illicit Ties
A Deviant
Desires
Novella
Lily Black
3
Heath
Los deseos oscuros son como sombras, siempre acechando justo debajo de la
superficie, esperando a ser desatados. Ese es el sermón que el padre Evans ha
predicado esta mañana, y me recuerdo a mí mismo esas palabras mientras estoy
sentado en el asiento trasero de nuestro coche con mi hermana June, a escasos
centímetros de mí. El aroma de su perfume floral me hace querer inclinarme y
pasar mi lengua por la piel expuesta de su cuello. Nadie puede conocer la
oscuridad que llena mi mente, la maldad contra la que lucho cada día y cada
noche. La malicia que me hizo levantarme y salir a mitad del sermón para
pajearme ante la idea de follarme a June en aquel altar delante de todos. Su corta
falda rosa y su ajustada camisa blanca no hicieron nada para someterme. Bombeé
mi longitud violentamente mientras el predicador hablaba de la salvación a través
de los altavoces instalados en el baño, luego me corrí en toda la pared de la
cabina del baño.
Mi padre le dice algo a June, no lo entiendo bien, pero a ella le hace reír, de
forma caprichosa, y es suficiente para que vuelva a apretarme los vaqueros.
Esta obsesión enfermiza con mi hermana me ha atormentado durante años, y se
ha convertido en una locura.
No puedes tocarla. Está prohibido.
Estos antojos están al borde de la locura. Su risa no debería excitarme. Ni
siquiera debería fijarme en la forma en que su camisa blanca abraza sus pequeñas
tetas a la perfección, empujando sus pezones erectos, cortesía del aire
acondicionado. No debería imaginarme follando su pequeño y perfecto cuerpo
hasta la sumisión.
Es una visión, con sus ojos color avellana y su larga melena oscura de la que me
imagino tirando mientras le follo su coño virgen. Con su metro cincuenta y cinco,
es diminuta comparada con mi metro noventa y dos, lo cual es parte del atractivo.
Siempre me han gustado las chicas pequeñas.
Aparto el pensamiento, sintiéndome como una mierda. Pensé que ir a la
universidad frenaría la lujuria, pero sólo la empeoró. Por muchas chicas que me
follara, y hubo muchas, ninguna se comparó con mi June, y cuando se vuelve
hacia mí, con una pequeña sonrisa en sus labios rosados y los ojos brillantes de
emoción por la semana que nuestro padre ha planeado para nosotros en las 6
montañas, sé que estoy jodido, jodido de verdad, catastróficamente jodido. Lo he
intentado todo para librarme, pero estas vacaciones son casi obligatorias para mi
familia.
-Chicos, están entusiasmados con el viaje. Es tan bueno tener a mis dos bebés en
casa, - dice mamá, volviéndose hacia mí. Sonrío. Estoy emocionado por volver a
estar en la misma habitación que June. Emocionado por verla a hurtadillas,
cambiándose o entrando por error cuando lo hace. Estoy tan empalmado ahora
mismo. Es jodidamente doloroso.
-Tengo casi dieciocho años, mamá. No soy un bebé, - ríe June.
-Me alegro de estar en casa, mamá, - digo, aclarándome la garganta.
-Haríamos esto más a menudo si Heath no pensara que ahora es un gran
universitario que casi nunca viene a casa, - hace un mohín June. Es de lo más
tierno. He tenido pensamientos sobre esa dulce boca envuelta alrededor de mi
polla, mientras ella se atraganta y amordaza.
No sé cuándo ocurrió, esta enfermedad, esta obsesión. Tal vez fue cuando sus
muslos se aferraron a mi cuello en la piscina en una pelea de gallinas o la visión
de ella en bikini por primera vez. Puede que fueran esas noches en las que se
sentaba acurrucada en mis brazos viendo películas de terror, subiéndose a mi
regazo cuando tenía miedo... Fuera lo que fuese lo que lo provocó, estallé y la
chica que tenía a mi lado se convirtió en el objeto de todos mis sucios y
desviados deseos.
-Ya estoy aquí, mocosa, - le digo, dándole un ligero puñetazo en el brazo. Ella
odia ese apodo y me saca la lengua, pero ese nombre no es más que otro
mecanismo de supervivencia. Mocosa es un sustituto de todos los demás
nombres que imagino llamando a mi dulce June.
-Estoy deseando ir de acampada bajo las estrellas, hacer smores y nadar en el
lago. -
-Puede que haga un poco de frío para el lago, June bug, - se ríe papá.
-Oh, no seas tan aguafiestas, papá, - dice June, cambiando la música a alguna
mierda pop. Alargo la mano y le cojo el móvil para volver a Imagine Dragons, y
mi mano roza su muslo. Ella no parece darse cuenta de que me detengo en su
suave carne, pero es como si me recorriera una corriente eléctrica. Estoy
durísimo, lo suficiente como para notarlo, y tengo que apartarme un poco.
¿Cómo coño voy a pasar la próxima semana solo en la misma habitación con 7
ella, acampando con ella, y no sentir la tentación de follármela? Va a ser una
tortura. Tengo que contener mis malditos pensamientos enfermizos. Es mi
hermana, joder.
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June
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Heath
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Cuando vuelven del lago, June está de mal humor y ni siquiera me saluda antes 19
de encerrarse en la habitación.
- ¿Qué le pasa? -
Papá suspira: -Este año no vienen sus amigos, así que está un poco enfadada. Ni
siquiera quiere ir al pub esta noche, y ya sabes que le encanta el karaoke. -
-Déjame hablar con ella, - le ofrezco.
Mamá niega con la cabeza. -Claro que puedes intentarlo, pero ya conoces a tu
hermana. -
Llamo a la puerta y ella grita: - ¿Qué? -
- ¿Podemos hablar, mocosa? -
Se oyen ruidos y abre la puerta. Entro y la cierro. -Deja de llamarme así, - dice, y
se deja caer en la cama.
- ¿De verdad vas a estar enfurruñada aquí toda la noche? Nunca te pierdes un
karaoke en la montaña. -
-Todo se ha estropeado, - pone mala cara.
- ¿Pero lo está? - Sonrío, me abalanzo sobre ella y le hago cosquillas en los
costados. Ella suelta una risita, se retuerce bajo mis caricias y veo que se le
levanta el ánimo.
- ¡Para, para! - jadea entre risas.
- ¿Te vienes o no? - le pregunto, sin dejar de hacerle cosquillas.
-Vale, vale, ya voy, - dice recuperando el aliento. -Pero me debes la dedicatoria
de una canción. -
-Trato hecho, - digo, levantándome y tendiéndole la mano para ayudarla. -Vamos,
mocosa. -
-Deja de llamarme así, - vuelve a decir, pero me doy cuenta de que ya se siente
mejor.
Me levanto y le ofrezco una mano.
-Gracias, Heath. - Me mira de una forma que hace que me duela el pecho. Quiero
tanto a esta chica.
-Cuando quieras, mocosa, - le digo, pasándole un mechón de pelo por detrás de la 20
oreja. Un rubor sube por su mejilla y bajo la mano. Necesito mantener cierta
distancia.
-No hagas eso, - susurra.
- ¿Hacer qué? -
-Aléjarte como si nunca hubiera pasado. Fingir que no quieres esto también. -
Esta maldita chica.
Le echo el pelo hacia atrás y mis labios chocan contra los suyos, esta vez con
fuerza, con toda el hambre contenida que he sentido durante años. Nuestras
lenguas chocan y nuestras respiraciones se mezclan mientras profundizo el beso.
Mi necesidad de June sólo es superada por su respiración.
Esto es lo que he estado deseando todo el tiempo. El tacto de sus labios contra los
míos y el ajuste perfecto de su cuerpo contra el mío. Es como si estuviéramos
hechos el uno para el otro. Nacidos en esta familia sólo para esto.
Profundizo el beso y mis manos recorren su cuerpo, sintiendo cada curva y cada
pliegue. Ella gime en mi boca, pidiendo más.
Interrumpo el beso un momento, jadeando y mirándola a los ojos color avellana.
-No quiero separarme, - susurro. -Quiero esto. Te quiero a ti. -
Me sonríe, sus ojos arden de lujuria y adoración. -Yo también te deseo, - susurra
antes de volver a besarme. Y entonces las risas de nuestros padres en el salón me
devuelven al presente.
-Deberíamos irnos, pero esto no ha terminado, - digo contra sus labios.
Nos reunimos con nuestros padres en el salón. Papá ha encendido un fuego en la
chimenea y la habitación es cálida y acogedora.
- ¿Lista para cantar a pleno pulmón, June? - pregunta mamá con una sonrisa.
June le devuelve la sonrisa. La luz de sus ojos es más brillante, y me encanta
haber hecho que eso ocurra. -Ya lo sabes. -
En el karaoke suena "Livin' on a Prayer", de Bon Jovi, y el bar se llena de risas y
canciones. Mi hermana está en el escenario, cantando la letra con los ojos
cerrados y las manos en alto. Yo estoy sentado en el sofá con papá, tomando una
cerveza y mirándola con una sonrisa.
Hay pocas cosas más bonitas en la vida que June cantando con el corazón. Está 21
sordomuda de cojones, pero mi chica es tan libre y contagiosa que puede atraer a
una habitación llena de gente.
Papá se inclina y se ríe: -Tu hermana no ha mejorado mucho cantando, ¿verdad?-
Me río y mamá le da un golpe en el brazo. -Gregory, nunca ha sido mala. -
Cuando termina la canción, June sale corriendo del escenario, radiante. -Ha sido
muy divertido, - exclama.
Mi madre aplaude. -Has estado genial, cariño. ¿Quién es el siguiente? -
Me levanto. -Voy yo, - digo, y todo el mundo parece enarcar una ceja. Yo nunca
canto. June sonríe ampliamente.
Les hago un gesto para que se vayan y cojo el micrófono, mirando al público.
Suenan las primeras notas de "Sweet Caroline", de Neil Diamond, y se me dibuja
una sonrisa en la cara. Es una de mis canciones favoritas.
Cierro los ojos y me dejo llevar por la música. La letra fluye sin esfuerzo y noto
cómo crece la energía en la sala. Cuando llego al estribillo, el público se une y
canta a pleno pulmón. Al final de la canción, hago una reverencia y siento una
descarga de adrenalina y satisfacción. Los aplausos son ensordecedores y me
siento un poco avergonzado.
Cuando vuelvo a mi asiento, June chilla y me abraza. -No tenía ni idea de que
tuvieras tan buena voz. Heath, nos has estado ocultando algo. -
-Realmente lo ha hecho. Chico, perteneces a ese escenario, - dice papá. Sacudo la
cabeza. Nunca había pensado en dedicarme a la música. Nunca había estado en
mis planes.
El resto de la velada transcurre entre risas y buena comida. June y yo nos
miramos fijamente, algo peligroso cuanto más tarde se hace. Mi mano descansa
sobre su muslo, frotando pequeños círculos que la hacen sonrojarse. Aunque dije
que quería que esto acabara, sólo podía pensar en llevarla a la cama de nuevo.
Subo la mano por su muslo y rozo con los dedos el borde de sus bragas. Sigo
hablando con mi padre, riéndome de algún chiste de tíos que hace. El calor
emana de su interior y sé que está desesperada por liberarse. Su respiración se
vuelve superficial y sus mejillas se sonrojan, pero se muerde el labio para ahogar
cualquier sonido que pudiera delatarnos.
- ¿Estás bien, cariño? Pareces ruborizada, - dice mamá. 22
###
Nuestros padres se han ido a dormir después de beber demasiado vino. June y yo
estamos en el estudio viendo películas. Estoy colocado por la divertida noche que
hemos pasado y por su embriagador aroma, así que cuando se arrodilla entre mis
piernas, por muy jodidamente imprudente que sea, dejo que me baje la
cremallera de los pantalones y saco mi polla ya dura.
-Eres enorme, - susurra, y yo sonrío, agarrando su mandíbula y dejando que me
mire.
-Y te vas a tragar hasta el último centímetro. -
Ella traga saliva, lo que me hace reír. -Princesa, esta vez te lo pondré fácil. -
Ella sonríe y cubre mi punta con su boca, luego me lame como si fuera una puta
piruleta. Mi pre semen pinta sus bonitos labios y no puedo ver bien.
- ¿Esto está bien? -
-Joder, lo estás haciendo muy bien, nena, - le digo, con los dedos enredados en su
pelo, tirando de ella hacia delante. -Ahora ábrete un poco, - le digo mientras me
meto profundamente en su boca. Apenas puede penetrarme antes de que se le
salten las lágrimas. -Respira por la nariz. Despacio. -
Le coge el tranquillo, se menea en mi polla tan bien que sé que va a hacer que
eyacule en su garganta.
-Tócate, nena, - digo apretando los dientes, me encanta el apodo. Es mi dulce 23
niña.
Se mete la mano en el pantalón y gime alrededor de mi polla. -Eres tan perfecta,
June. Tan jodidamente hermosa con la boca llena de mi gorda polla. -
Le agarro la cabeza, guiándola sobre mi polla mientras se mete los dedos en su
pequeño y húmedo coño. -Me voy a correr, y te vas a beber mi leche como una
buena chica. -
Ella asiente, y yo la uso hasta el borde de la locura, empujando dentro de su boca
casi violentamente. Esta es mi chica.
- ¿Te gusta eso, putita? - Gruño, y ella asiente, con arcadas, saliva goteando de su
boca. Jodidamente exquisito. He imaginado este momento muchas veces, pero no
se parece en nada a estar aquí, viendo cómo mi hermanita se atraganta con mi
polla. Y entonces levanto las caderas y la penetro una vez más, y me corro tan
fuerte que veo las estrellas.
-Bébete mi semen, - siseo.
Ella lame hasta la última gota, y yo la agarro por el cuello y aprieto mis labios
contra los suyos, chupando sus labios, su lengua.
-Móntate en mi dedo, - digo apretando los dientes, y ella se sienta a horcajadas
sobre mí, con un grueso dedo presionando su apretado coñito. Gime, pero no
grita, pero me doy cuenta de que la invasión es demasiado.
-Heath, - gime suavemente, y yo le chupo el cuello.
-Ruge contra mí, como en un rodeo. Haz lo que te haga sentir bien. - Y entonces
se mueve, rechinando contra mi mano, mi dedo penetrándola más
profundamente. Está tan apretada que me temo que no va a ser capaz de recibir
toda mi polla. Noto el calor y la humedad entre sus muslos mientras se mueve
contra mí. Quiero penetrarla aquí y ahora, pero sé que debo ser paciente. Quiero
hacerla suplicar.
-Eso es, June, - murmuro, acercando la otra mano a su pecho. -Déjame sentir
cómo te corres. -
Gime y sus caderas se mueven más deprisa a medida que se acerca al límite.
Noto cómo sus paredes se estrechan alrededor de mi dedo y su respiración se
entrecorta.
-Voy a correrme, -susurra, clavándome las uñas en la espalda.
-Vente por mí, - le digo, con mi boca caliente contra su oreja. Y entonces se 24
viene, su cuerpo tiembla mientras aguanta su orgasmo. Sigo moviendo la mano,
alargando su placer todo lo posible.
Finalmente, se desploma contra mí, con la respiración agitada. Saco la mano y
me lamo los dedos, saboreándola.
-Eres increíble, - murmura, y noto el calor subir por mis mejillas.
-Tú lo eres, nena. -
Me levanto, le agarro el culo para estrecharla contra mí y la acompaño a nuestra
habitación.
Lo que daría por meterle la polla en el coño, abrirla bien y hacerla gritar, pero eso
lleva su tiempo. Tiene que estar preparada, y yo necesito mantener a raya a mi
cavernícola interior.
Capítulo 4 25
June
Estamos sentados bajo las estrellas y estoy algo achispada por el sorbo de
bourbon que me han dejado beber. Nuestra tradición es acampar en el bosque una
noche de las vacaciones. Nuestros padres aprovechan ese momento para
reconectar y suelen pasar la noche en el salón, frente al fuego. Llevamos años
haciéndolo, pero esta noche es diferente. Lo noto en la electricidad que surge
entre nosotros.
Mientras nos metemos en la tienda, no puedo evitar sentirme nerviosa. Nunca he
tenido relaciones sexuales y la idea de intimar tanto con alguien tan
experimentado como Heath me asusta un poco. He visto a las chicas con las que
ha salido y apuesto a que ninguna era tan inexperta como yo.
Me acerca a él, con los ojos oscuros de deseo. -Estás preciosa esta noche,
mocosa, - susurra, con su aliento caliente en mi cuello. Sus palabras me hacen
saltar chispas hasta la médula.
Mi corazón se acelera cuando sus labios presionan los míos, sus manos
desabrochan mi chaqueta y me la quitan del hombro. Tengo que rendirme a este
momento. Es Heath. Me quiere. Cuando nos desnudamos, se aferra a mi pezón,
chupándolo y mordisqueándolo, mientras con la otra mano me acaricia el coño. -
Después de esta noche, eres mía, dulce June. Mía. -
Suelto un gemido cuando me mete un dedo, estirándome gloriosamente. Pero no
consigo concentrarme. Heath nota mi vacilación y se aparta, con la preocupación
grabada en la cara. - ¿Estás bien? -
Asiento con la cabeza y me acaricia la cara. - ¿Podemos parar si no te apetece? -
-Quiero esto, pero no quiero que me trates como a una muñeca de porcelana. - Mi
deseo por él es más fuerte que mi miedo.
Aprieta su cuerpo contra el mío, sus manos recorren mis curvas mientras me
gruñe al oído. -Nunca fue mi intención, nena. Quiero sentir cómo te corres sobre
mi polla mientras te embisto una y otra vez. - Su lengua me roza los labios
mientras explora mi boca. Jadeo cuando sus dedos vuelven a buscar mi coño y
esta vez me mete dos dedos. -Necesito estirarte un poco, nena. Estás tan
apretada.-
-Heath, - jadeo cuando sus dedos entran en mí. 26
-Estás tan jodidamente húmeda para mí, - susurra, su aliento caliente contra mi
oreja. - ¿Necesitas que te penetre con fuerza? ¿Verdad? -
-Sí, - gimo, perdida en él. -Fóllame, Heath. Fuerte. -
Me besa por todo el cuerpo, sus labios se detienen en cada punto sensible antes
de posarse entre mis piernas. Me abre con las manos, exponiéndome por
completo a su mirada hambrienta.
-Dios, qué guapa eres, - murmura antes de bajar la cabeza y devorarme con la
boca. Su lengua me roza el clítoris, provocándome sacudidas de placer mientras
mete y saca los dedos. -Tan hermosa, extiéndete así para mí. -
Arqueo la espalda y le agarro el pelo con las manos mientras cabalgo sobre las
olas de placer. -Sí, sí, Dios mío, - grito, incapaz de contener las sensaciones que
me recorren, pero justo cuando estoy a punto de correrme, él se aparta, con un
brillo diabólico en los ojos mientras se coloca entre mis piernas. -Esta noche te
correrás en mi polla, June. -
Y entonces me penetra con una fuerza que me deja sin aliento. Aprieto los dientes
contra el dolor agudo y desconocido. Se queda dentro de mí, apenas me deja
adaptarme antes de salir y volver a entrar.
-Tan apretada... joder, - gruñe. El dolor y el placer se funden de una forma
desconocida y estimulante, y sé que soy suya en todos los sentidos.
-Buena chica, - me dice, limpiándome las lágrimas de los ojos.
Lo hace varias veces, me penetra y me saca, me estira, me besa los labios, las
mejillas... Mi cuerpo se estremece cada vez y me duele el coño.
Luego entra y sale de mí, sus caderas chocan contra las mías con cada potente
movimiento. Y me siento jodidamente bien. Su ritmo es preciso, calculado para
mi placer.
-Rodéame con las piernas, nena, - me dice, besándome la mejilla, la barbilla y el
cuello. Cuando le rodeo con las piernas, le atraigo más y su polla se hunde más,
haciéndome gemir y clavarle las uñas en la espalda.
-Ahora muévete conmigo, dulce niña. -
Empiezo a moverme, insegura al principio, pero luego me encuentro con él
empujón a empujón. El sudor mancha nuestra piel y jadeamos.
Ni en un millón de años imaginé que haría esto con Heath, pero sinceramente no 27
se me ocurre nadie más a quien quisiera entregarme.
-Joder, qué bien te sientes, June, - gime, con los ojos clavados en los míos
mientras me penetra. -Podría quedarme dentro de ti para siempre. -
-Te quiero dentro de mí para siempre, - gimo mientras mi cuerpo se estremece,
mi coño palpita y mis paredes se estrechan alrededor de él. Heath siente mi
inminente liberación y aumenta el ritmo de sus embestidas, golpeándome contra
el suelo y llevándome más arriba.
Cierro los ojos y grito su nombre mientras me invade una oleada tras otra de
placer y mi cuerpo se convulsiona a medida que me deshago.
-Eres preciosa cuando te corres, - dice Heath, mientras sus movimientos se
vuelven más frenéticos y gruñe como una bestia, aguantando su orgasmo.
Derramando su semen dentro de mí.
-Eres mía, June. Mía, - gruñe mientras su semen caliente me llena. Y sé que lo
soy. No quiero ser de nadie más que suya. Ni ahora ni nunca.
Le acaricio la cara y su frente cae sobre la mía. -Soy tuya. -
Siento mariposas en el estómago cuando se aparta y me sonríe como si yo fuera
su mundo.
###
Heath
Follar con June fue mucho mejor de lo que imaginaba, así que odio el hecho de
que, a pesar de haberme despertado con ella en brazos, me invada la culpa al
verla inocente y dormida. No hay duda de que hicimos algo malo, ilegal de
hecho, pero ¿cómo puedo hacerme creer que lo que sentimos no es real? Rastreo
su rostro, apartando su oscura cortina de pelo.
-Hora de vestirse, dulce niña. -
Ella gime, y es el sonido más sexy. - ¿Tenemos que hacerlo? -
Le beso la frente. Sí, tenemos que hacerlo. Vendrán a buscarnos en cualquier
momento.
No estamos en nuestro lugar habitual de acampada. No quería arriesgarme a que
nuestros padres nos descubrieran, así que caminamos hasta una zona más
apartada.
June me toca la polla juguetonamente y yo tengo que contener un gruñido. -
Necesito sentirte dentro de mí, Heath. Sólo una vez más. -
-June, no puedes decir una mierda así y no esperar que te dé lo que quieres. -
Entonces se sienta a horcajadas sobre mí, y no puedo resistir la atracción entre
nosotros. Agarro sus pequeños pechos y los aprieto. - ¿Eso es un no? - mueve los
párpados.
-Es difícil decirte que no, mocosa, - sonrío.
-Entonces no lo hagas. Haz que me corra, por favor. -
La subo a mi polla y gime cuando se hunde en mí centímetro a centímetro. -
Todavía estoy dolorida. Me encanta que me hayas hecho doler. - Echa la cabeza
hacia atrás, perdida en el placer que sólo mi polla puede darle.
-Móntame como hiciste con mi dedo el otro día, - gruño. -Toma mi semen,
pequeña. -
Ella asiente, sus ojos fijos en los míos, y empieza a moverse. Rechina contra mí,
moviendo las caderas de un modo que me hace olvidar todo excepto la sensación
de su apretado coño apretándome.
La agarro por las caderas y la animo a seguir, deseando que vaya más rápido y 30
más fuerte, deseando sentir cómo se corre encima de mí.
-Eso es, nena, - gruño, con los dedos clavándose en su carne mientras ella sube y
baja sobre mi polla. -Tómalo todo. Toma todo lo que tengo para darte. -
Ella gime en respuesta, su cuerpo se mueve con una urgencia que coincide con la
mía. La necesidad de liberarse dentro de ella es casi abrumadora.
-Joder, - gimo, con la voz enronquecida por el deseo. -Me voy a correr.
-Vente dentro de mí, - susurra, sus ojos fijos en los míos. -Lléname con tu semen
caliente. -
Esa jodida boca sucia. Le meto dos dedos en la boca, y verla chupar mis dedos es
todo lo que necesito para correrme, y fuerte. Exploto dentro de ella, mi cuerpo
tiembla mientras me derramo dentro. Ella sigue moviéndose, sacándome hasta la
última gota, hasta que nos quedamos sin aliento.
-Te amo, - susurro, dándole un beso en la frente.
-Yo también te amo, - murmura ella, con voz suave. -Pero no como a un
hermano, Heath. Como algo más. Quiero ser tu única chica. -
En ese momento, sé que no hay nada en este mundo que no haría por ella. -Eres
mi única chica. El año que viene, cuando estés en la universidad, conseguiremos
un apartamento juntos, fuera del campus, y podremos ser sólo nosotros, June. Si
eso es lo que todavía quieres. - Ha estado en mi mente desde que hundí mi polla
en ella. Sigue siendo una obsesión, pero ahora estamos unidos.
-Me gusta como suena eso. Nosotros. -
Me agarro a su cuello, la beso larga y profundamente, pasando las manos por su
pelo. -Nosotros. -
###
El grito de otra chica resuena entre los árboles cuando entramos en la cabaña.
- ¿Aria? - June me mira y corre hacia la cabaña, donde están su mejor amiga y su
hermano. Ya puedo sentir cómo aumenta mi irritación ante la idea de tener que
compartir a June con ellos.
June abraza a Aria y yo aprovecho para fulminar a Tyler con la mirada. Tyler, el 31
muy capullo, mira a June de una forma que me dan ganas de cambiarle la cara.
Sé que no tengo nada por lo que estar celoso, pero eso no impide que el feo
monstruo verde asome la cabeza.
-No me puedo creer que estés aquí, - dice June emocionada. -Estas vacaciones no
serían lo mismo sin ustedes. - June abraza a Tyler e intento no exagerar. Ningún
hombre debería tener las manos cerca de mi chica.
-Eh, tío, - digo, con la voz cargada de sarcasmo.
-Hola, Heath. Cuánto tiempo, - dice, con los ojos todavía puestos en June. -June,
estás increíble. -
Siento que las manos se me cierran en puños. ¿Qué demonios le pasa? Creía que
ella no era su tipo.
June se sonroja al oír sus palabras, y me dan ganas de desnudarla y darle unos
azotes en el culo tan fuertes que no pueda sentarse en días.
-Me voy dentro, -digo, sin querer hacer algo de lo que me pueda arrepentir. Sé
que estoy siendo irracional, pero no puedo evitar lo que siento por June.
Paso el resto del día en el dormitorio, observando a June desde la ventana. Tyler
coquetea abiertamente con ella. Sus risas y su conversación se filtran por la
ventana abierta y, al final, no puedo soportarlo y salgo con ellos, cerveza en
mano. Intento ser educado con Aria, pero me hierve la sangre cada vez que Tyler
mira a June. A ese tío le gusta mi chica y ella no se da cuenta. ¿O no?
Cuando sugieren que vayamos a esa hoguera en el bosque, por poco apetecible
que parezca, no pierdo de vista a June.
La veo vestirse con un vestido de lana y unos leggings, admirándose en el espejo.
- ¿Qué tal estoy? -
-Como si te esforzaras demasiado, - le digo bruscamente.
- ¿Qué? -
-Ya me has oído, -digo con sorna. - ¿Por qué intentas impresionar a Tyler? -
- ¿Cómo dices? - La voz de June es incrédula.
-Me has oído, - repito, esta vez mi tono es más áspero. -Vi cómo flirteabas con él
todo el puto día. No creas que no me di cuenta. Demasiado para que no seas su
tipo. -
-Eres un descarado, -responde ella, con los ojos encendidos de ira. -Y aunque me 32
estuviera mirando, no es asunto tuyo. -
-Sí es asunto mío, - le digo con firmeza, acercándome a ella. -Eres mía, June. Y
no quiero que ningún otro tío te toque, y mucho menos que te mire. -
-Esto no funciona así, - dice, con la voz temblorosa por la emoción. -No te
pertenezco, Heath. Sabes qué, quizás no deberías venir a la hoguera esta noche. -
-Vale, -gruño, echándole en cara. Se mantiene firme, coge su abrigo y sale furiosa
de la cabaña. Debería perseguirla. Arrastrarla de vuelta por el puto pelo, atarla a
la cama y enseñarle lo que les pasa a las niñas malas.
Joder, ¿en qué estoy pensando? No debería haberle dicho esas cosas, pero mis
celos y mi posesividad se desbordaron. Estoy bebiendo bourbon, esperándola
despierta. Mis padres se acostaron temprano. Mañana salimos temprano. Estoy a
punto de llamarla cuando la veo caminando de vuelta con Tyler, y mi ira estalla
de nuevo.
Pero entonces veo algo que me hace detenerme. Tyler tiene el brazo alrededor de
la cintura de June y se inclina para besarla. No espero a ver más, sino que me
dirijo al dormitorio, enrojecido, incapaz de pensar con claridad.
Cuando entra en la habitación, la estoy esperando, con un cinturón de cuero en la
mano, y sé lo que tengo que hacer.
June abre mucho los ojos cuando me ve. -Heath, ¿qué estás...? -
Pero no la dejo terminar. -Cierra esa puerta. -
Es una orden, y ella obedece vacilante.
-Ven aquí, putita. -
- ¡Heath! -
La tiro sobre mi regazo, mi erección presionando su estómago. Subo su vestido
de lana alrededor de su cintura. Le arranco los leggings. -Las putas malas
necesitan ser castigadas. Y tú vas a cerrar la puta boca. -
-Por favor, Heath, - suplica, -lo siento, lo siento mucho. -
- ¿Sabes lo que has hecho, zorra? - Le pregunto, sintiendo que me recorre la rabia
más pura. Como no contesta, vuelvo a golpearle el culo y me encanta el tinte rojo
de su carne. No paro hasta que tiene el culo rojo y solloza incontrolablemente.
Cuando grita con fuerza, la tiro del pelo y la tiro al suelo, dándole una bofetada 33
en la cara. -Ni un jodido ruido. -
Me siento demasiado bien para hacerle daño. Sus ojos se abren de par en par y
grita por la violencia. Pero las putillas tienen que aprender la lección. Las
lágrimas corren por su cara, y es el espectáculo más hermoso.
-Desabróchame los pantalones, putita, - gruño, y cuando se arrodilla para hacerlo.
Cojo mi polla con las manos y le golpeo la cara con ella.
Veo vacilación en sus ojos, pero sé qué hará lo que le diga. Me mete en la boca y
chupa con avidez, con la lengua girando alrededor de la cabeza. Me agarro a su
pelo y guío sus movimientos mientras me penetra más y más, con los labios
estirados alrededor de mi polla.
- ¿Dejaste que te bese, puta? -
Menea la cabeza, y su negación de lo que he visto con mis propios ojos me hace
follarle la boca como se merecen las zorras como ella. Fuerte, sucio y rápido.
Hasta que las lágrimas y la saliva corren por su hermosa cara. Gruño, sintiendo
cómo se me tensan las pelotas mientras me hundo más en su garganta.
La pongo en pie, presiono su espalda contra la pared y la levanto. Me rodea la
cintura con las piernas y su coño rechina contra mi cuerpo.
-Esto es para mí, - le susurro al oído antes de penetrarla de un solo empujón. Ella
gime y me agarra por los hombros mientras empiezo a moverme, cada vez más
fuerte y más profundo que el anterior. Siento que sus paredes se estrechan a mi
alrededor, que su cuerpo se estremece, pero la empujo al suelo y me corro en su
cara antes de que ella se corra. Ahora llora y se hunde en un charco en el suelo.
-Te odio, joder, - sisea con los dientes apretados mientras se levanta y se dirige al
baño.
¿Qué jodido he hecho?
Capítulo 6 34
June
¿Se supone que el amor duele como una daga en el pecho? Heath se ha ido, y ha
dejado un alma jodidamente rota. Intentó hablar conmigo antes de irse, pero no
pude, no cuando aún estaba tan fresca la forma en que me humilló. Sus llamadas
siguen sin contestar porque no soporto la idea de oírle al otro lado de la línea y
no rogarle que vuelva a casa y lo arregle todo. Odio lo mucho que deseaba su
castigo, lo desesperadamente que quería hacerlo feliz, compensar lo que había
hecho o lo que él percibía que había hecho. Sí, Tyler intentó besarme ese fin de
semana. Resulta que le gusto y es bisexual. Pero no se lo permití. Me aparté en el
último segundo, y él consiguió mi mejilla. Si Heath hubiera tenido la decencia de
esperar a ver qué pasaba en realidad, lo habría sabido. En vez de eso, me hizo
daño. ¿Pero por qué coño le echo tanto de menos? Quiero conducir un estado
más allá y rogarle que me folle. Quizá sea una puta asquerosa.
Me pongo el vestido plateado hasta el suelo y me miro en el espejo de cuerpo
entero. Llevo el pelo recogido en un elegante moño y he optado por un
maquillaje atrevido, labios rojos y ojos ahumados. Aria y yo hemos pasado meses
planeando cada detalle, desde nuestros trajes hasta las citas. Pero tengo el
corazón encogido y un nudo en la garganta.
-Estás impresionante, - dice Aria entrando en mi habitación.
-Gracias, amiga. Tú también estás estupenda, - le contesto, admirando su vestido
azul marino.
-Falta una cosa, - dice, acercándose y pidiéndome que sonría.
Logro esbozar una pequeña sonrisa e incluso nos hacemos un par de selfies antes
de salir. No puedo hablar con nadie de mis sentimientos, así que lo único que
puedo hacer es poner mala cara.
El lugar es impresionante. Se celebra en una mansión histórica transformada en
espacio para eventos. Las lámparas de araña iluminan el gran salón de baile y
proyectan un cálido resplandor sobre los suelos de mármol blanco y negro. Las
paredes están adornadas con obras de arte vintage y retratos de los antiguos
habitantes de la mansión.
El tema del baile es "La mascarada de medianoche", y todos los invitados llevan 35
máscaras. Yo llevo una máscara de plumas plateadas y blancas a juego con mi
vestido, mientras que Aria opta por una máscara azul marino y dorada que
complementa su atuendo.
El DJ pone una mezcla de música pop y dance, y las parejas dan vueltas por la
pista de baile. Los observo con envidia, deseando que el único hombre con el que
querría bailar estuviera aquí. Pero sé que es imposible.
Aria me toma de la mano: - ¡Vamos, June, vamos a bailar! -
Nos unimos a un grupo de amigos y empezamos a bailar al ritmo de la música.
Mientras bailamos, intento apartar de mi mente la idea de Heath y disfrutar de la
noche.
Después, tengo sed y me dirijo a la ponchera para beber algo. Por el rabillo del
ojo, veo que se me acerca una figura vestida con un traje negro y una máscara a
juego. La forma en que se mueve me resulta familiar y el corazón me da un
vuelco. No puede ser.
- ¿Me concedes este baile? -Me pregunta, tendiéndome la mano, y casi caigo de
rodillas.
- ¿Heath? -
-Shh, - dice. -Sólo soy un chico que quiere bailar contigo. -
Dudo un momento, pero cedo, pongo mi mano en la suya y dejo que me lleve a la
pista de baile. Mientras nos movemos al ritmo de la música, no puedo evitar
sentirme mareada por su presencia.
- ¿Por qué estás aquí? - le pregunto, rompiendo por fin el silencio.
No contesta, pero me agarra por la cintura. Puedo sentir el calor que emana de su
cuerpo y cómo se mueve contra mí me acelera el corazón. -Baila conmigo,
pequeña. - Cierro los ojos y aprieto la cara contra su pecho mientras nos
balanceamos juntos. Esto es tan normal, como si fuéramos dos adolescentes
bailando en un baile de graduación sin preocuparnos de nada.
La canción termina y él se inclina para rozarme la oreja con los labios. -Nos
vemos en el laberinto del jardín, - susurra.
Y desaparece entre la multitud, dejándome sin aliento.
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Me adentro en el laberinto con el corazón acelerado. -Heath, - susurro, pero no 36
hay respuesta. Estoy a punto de volverme cuando siento una mano en el hombro.
Me doy la vuelta y lo veo de pie ante mí, sin la máscara.
-Lo siento mucho, June, - me dice, agarrándome la cara. -He tenido que hacer
algo drástico para llamar tu atención porque no puedo pasar otro día sabiendo
que estás enfadada conmigo. -
-Me haces daño, - digo, pero sus labios se estrellan contra los míos antes de que
pueda decir más. Siento su lengua invadiendo mi boca, tomando el control. Gimo
durante el beso, mi cuerpo responde a él como siempre. Se aparta y me mira con
ojos hambrientos.
-Te deseo, June, - gruñe, empujándome contra el seto. -Quiero demostrarte lo
buenos que somos juntos. - Sus manos bajan hasta mi cintura y me levanta,
haciéndome rodearle con las piernas. Siento su polla dura presionándome, y sé
que yo también lo deseo. Soy una adicta, y mi hermano es mi droga preferida.
Me besa el cuello y me muerde la piel con los dientes. Jadeo cuando me baja la
parte delantera del vestido y se lleva un pecho a la boca, chupando con fuerza. Le
paso los dedos por el pelo, insistiéndole. -Joder, echaba de menos esto. Te he
echado de menos, - gimo.
De repente, nos da la vuelta y me aprieta contra el seto, agarrándome las caderas
con fuerza. Tantea con los pantalones para quitárselos. Me agacho y le ayudo,
ansiosa por volver a sentirlo dentro de mí.
Finalmente, se libera y me sube el vestido, quitándome la ropa interior. Vuelve a
llevarse un pezón a la boca, haciéndome gemir con fuerza. Su mano desciende
por mi cuerpo y encuentra mí ya húmedo interior. Jadeo cuando desliza un dedo
dentro de mí y luego otro. Empieza a meterlos y sacarlos, excitándome.
-Por favor, Heath, - le suplico, con las caderas agitándose contra su mano.
Saca los dedos y se coloca en mi entrada. Me penetra con fuerza. Grito, pero me
calla la boca con la mano.
-Tenemos que estar callados, - me susurra al oído. -No podemos dejar que nadie
nos oiga. -
Empieza a moverse dentro de mí, tocando todos los puntos adecuados. Le rodeo
el cuello con los brazos y me agarro con fuerza, sintiendo que el orgasmo se
apodera de mí. Me golpea con más fuerza contra el seto, gruñendo con cada
movimiento. Estoy al borde del orgasmo y, de repente, se sale.
-Date la vuelta, - me ordena, y obedezco. Me empuja contra el seto, mis manos 37
sobre la superficie rugosa. Siento cómo me penetra por detrás, sus manos
agarrando con fuerza mis caderas. Empuja fuerte y rápido, me penetra con todas
sus fuerzas. Suelto un gemido, incapaz de contenerme más.
Sigue moviéndose, su polla golpea en todos los puntos adecuados, y siento cómo
me desgarra el orgasmo. Grito su nombre mientras me corro, con el cuerpo
temblando de placer. Él no tarda en seguirme, gruñendo con fuerza mientras se
corre dentro de mí.
Nos quedamos ahí un momento, jadeando, antes de que salga de mí y se arregle
los pantalones. Me enderezo el vestido, con el corazón todavía acelerado.
-Ha sido excitante, - dice sonriéndome.
Solo puedo asentir, aun intentando recuperar el aliento. -Lo ha sido. Caliente y
tan imprudente. -
Me besa y por un momento me olvido de dónde estamos. Perdida y locamente
enamorada de este chico roto.
-Siento lo que hice, - dice Heath cuando rompe nuestro beso. -Es que no soporto
la idea de perderte. -
-No lo harás. Pero tengo que volver al baile. Aria se preocupará. ¿Te vas a quedar
el fin de semana? -
- ¿Quieres que me quede? -
Sonrío, mordiéndome el labio inferior. Nuestros padres me han cedido la casa
para el fin de semana, pensando que voy a dar una fiesta. Aria cree que estaré
fuera con mis padres. Así que ahora tengo a mi hermano para mí sola durante
todo un fin de semana.
Me pongo de puntillas y lo beso. -Claro que sí. -
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THE END