COMPOSICION
COMPOSICION
COMPOSICION
Es evidente que el efecto que pretendemos obtener al sacar una fotografía dista mucho de lo que
nuestros ojos ven en ese momento.
Pensaremos en la foto como si de un cuadro se tratase, imaginando que el marco nos la delimita.
Esto es lo que se denomina encuadre, y junto con otros factores es responsable de la composición de
la fotografía.
EL ENCUADRE
Por lo general, un motivo situado en el centro de la foto consigue un resultado aceptable. Pero, antes
de disparar es conveniente considerar todas las opciones que están a nuestro alcance, debiendo
preguntarnos cuál es el protagonista de la foto, así como qué pretendemos transmitir con ella. No
cabe duda de que centrar el motivo es muy adecuado para casos en que predomina la simetría (por
ej. edificios), pero a cambio, descentrarlo puede resultar interesante si nos interesa desviar la
atención hacia el resto de la foto, resaltar otros elementos de la imagen o crear un efecto visual.
También suele ser positivo descentrar el motivo cuando éste se encuentra en movimiento, ya que
podemos obtener una sensación más dinámica. Por ejemplo, un saltador de longitud podría
aparentar "escapársenos" de la foto si lo colocamos más cerca de un extremo.
Una forma clásica de componer una foto consiste en aplicar la regla de los tercios. Se trata de
imaginar la composición dividida en tercios verticales y hacer coincidir el motivo principal sobre una
de las dos líneas divisorias.
Puede ser de aplicación tanto para formatos horizontales como verticales, y consigue dotar a la
fotografía de un cierto dinamismo, pues obliga a recorrerla con la mirada sin detenerse
exclusivamente en el motivo principal. Este efecto no lo logramos si centramos el objeto, ya que la
vista se fija en él y no nos sugiere ir más allá.
Aún podemos afinar más en busca del equilibrio de nuestra foto si a las dos líneas verticales
imaginarias descritas en la regla de los tercios les añadimos otras dos horizontales. Las cuatro líneas
se cruzan en otros tantos puntos clave (vértices de un hipotético rectángulo en el interior de la foto)
que pueden definirnos aún mejor la ubicación más adecuada para el objeto principal.
Podremos alcanzar un equilibrio perfecto si compensamos la presencia del motivo principal con uno
secundario colocando a éste último en el punto clave diametralmente opuesto al que ocupa el tema
principal. En cualquier caso, el motivo secundario no deberá nunca restar protagonismo al principal.
Es importante indicar que el descentrado del motivo puede "engañar" al autofocus de la cámara, por
lo que deberemos tener la precaución de hacer un preenfoque y conservarlo mientras movemos la
cámara en busca del encuadre correcto.
De entrada, y en parte porque la propia forma de la cámara puede inducirnos a ello, tenemos cierta
tendencia a hacer las fotografías en formato horizontal.
Es éste el más utilizado para los paisajes (por ello se le suele llamar "apaisado") y para retratos de
grupo, pero sería un error pensar que no es admisible el vertical. Siempre hay que probar los dos
puntos de vista antes de hacer la foto y, ante la duda, disparar con los dos formatos. Incluso la gran
ventaja que supone la pantalla de las cámaras digitales puede resultar insuficiente para hacerse a la
idea.
Por su parte, el formato vertical suele resultar más adecuado para los retratos, si bien en este caso
es de suma importancia el encuadre, pudiendo obtenerse mayor fuerza a base de llenar
prácticamente el encuadre con el rostro del retratado.
No cabe duda que la fotografía digital aporta grandes ventajas para minimizar los errores que
puedan haberse cometido en el momento de la toma de la foto.
¿En el encuadre de la foto me ha entrado un objeto no deseado?.- No hay problema, porque puedo
dejarlo fuera de la foto a base de eliminar la zona en que se encuentra con el programa de edición
de mi ordenador.
Sin embargo, siempre será mejor partir de fotos a las que no exista la necesidad de retocar, porque
en muchos casos los reencuadres conllevan el desperdicio de parte del contenido de la fotografía, por
lo que posteriormente pueden ser necesarias mayores ampliaciones que supondrán pérdida de la
nitidez.
La posición de la cámara puede modificar el interés de la fotografía por lo que, al igual que ocurre
con el encuadre y el formato, no deberemos precipitarnos. Lo más aconsejable será probar diferentes
ángulos: más altos, más bajos, frontales, laterales, posteriores... así como distintos planos:
cercanos, medios o lejanos.
Para ello podremos ayudarnos no sólo de elementos exteriores, sino también de nuestro propio
equipo, jugando con las posibilidades de los objetivos de que dispongamos.
Uno de los casos en los que más influye el punto de vista de cara al resultado final es en las
fotografías de personas. Nuestros ojos no siempre están a la altura adecuada y, así, será aconsejable
agacharse para fotografiar a un niño si éste se halla de pie, porque en caso contrario obtendremos
una perspectiva en la que acentuaremos todavía más su pequeño tamaño.
En cambio, fotografías hechas a un nivel inferior de la persona retratada conferirán a ésta un aspecto
dominador y poderoso.
FONDO DE LA FOTOGRAFÍA
Antes de decidirnos a realizar la foto es imprescindible que comprendamos que, además del motivo
principal, hay un área más o menos extensa alrededor de él de la que podremos sacar provecho o,
por lo menos, a la que tendremos que vigilar para evitar que altere el resultado. El fondo puede
ayudarnos, por ejemplo, a que la fotografía resulte más impactante o a que por sí sola nos cuente
una historia. ¿A que será mucho más ilustrativa de nuestras intenciones una foto en la que
retratamos a un óptico si detrás de él aparecen estantes con decenas de gafas artísticamente
dispuestas que si simplemente hay una pared?.
En otras ocasiones, sin embargo, el fondo puede jugarnos malas pasadas sin que nosotros mismos
nos demos cuenta. Podemos fotografiar a una bella muchacha junto a un rosal sin apercibirnos de
que una de las rosas aparenta salirle de un oído, o bien en lo que pretendemos que sea una
fotografía de época dejar que se nos "cuele" en el fondo un joven con peinado punky.
Y, por último, puede que nos resulte necesario disponer del fondo como un elemento neutro, que no
aporte nada para no restar importancia al motivo principal pero tampoco nos lo estropee. En tal
caso, habremos de elegir adecuadamente el fondo o, si no podemos prescindir de él, hacerle perder
interés intencionadamente a base de aislar el tema con un objetivo que nos lo enfoque de forma
selectiva. El uso adecuado de la profundidad de campo y de los distintos objetivos nos proporcionará
múltiples posibilidades en este terreno.
Composición y profundidad
Los primeros capítulos de este curso nos han dado la oportunidad de comprender que
hacer una fotografía es algo más que mostrar lo que estamos viendo, ya que su
composición puede resultar determinante. Hemos conocido también los elementos
básicos de ésta (formato, encuadre, punto de vista, fondo) y la importancia de su
correcta combinación. De hecho, dicha combinación efectuada de un modo adecuado
puede proporcionar a nuestra fotografía una mayor o menor sensación de profundidad.
A ello hay que añadir lo que ya hemos aprendido acerca de la relación existente entre
abertura del diafragma, distancia focal y profundidad de campo, con lo que vemos que
para conseguir una fotografía de calidad disponemos en nuestras manos de más armas
que las que inicialmente nos podía parecer.
El primer término: suele ser lo que primero miramos en la foto. Su correcto uso
puede lograr que la fotografía dé una mayor sensación de profundidad, siempre que no
llegue a competir con las otras zonas (bien por ser demasiado importante en el
contexto total de la foto, o bien por no tener una relación directa con el tema
fotografiado, distrayendo en este caso la atención). Puede ser una buena idea incluir
en primer término algo que dé una idea clara del tamaño real del motivo fotografiado:
así, un gran edificio quedará imponentemente reflejado si en primer término aparece
un grupo de minúsculas personas.
La distancia media: éste suele ser el emplazamiento habitual del motivo principal
de la foto. Como sabemos, disponemos de métodos para conseguir un interés añadido
(recordemos la regla de los tercios) y evitar que la foto resulte anodina, obligando a la
mirada a recorrerla en busca de "algo más". Puede resultar interesante aplicar aquí lo
que ya conocemos acerca de profundidad de campo, ya que seguro que destacamos
más el motivo principal si provocamos un cierto desenfoque en el objeto que aparezca
en primer término, máxime si éste tiene sólo la misión de rellenar esa parte de la
fotografía creando ambiente (por ej., unas ramas de árbol en primer término de una
foto cuyo motivo principal es un pueblecito).
Resumiendo, el hecho de que cada una de las tres zonas contenga algún elemento
que atraiga la atención obliga a que la mirada se desplace de una a otra, obteniendo la
sensación de profundidad. Si además algún otro elemento (como una línea, un camino,
un tendido eléctrico...) conecta cada zona con la posterior, esa sensación se
incrementará notablemente. Por otro lado, nuestros conocimientos acerca de la
profundidad de campo pueden permitirnos el enfoque o desenfoque intencionado de
alguna de las zonas, haciendo que la foto resulte más o menos plana.
De todos modos recuerde que las reglas se han dictado para adaptarlas a las
circunstancias.
Pauta Geométrica:
Las pautas geométricas atraen y mantienen la atención. La repetición de las siluetas y
volúmenes unifica la imagen. la sorpresa de las rupturas inesperadas de la pauta resulta muy
agradable a la vista.
Unidad:
Cada imagen debe ser considerada como única cosa en la cual los diversos elementos que
componen no pueden ser modificados sin influencia el equilibrio inicial.
Equilibrio:
En cada imagen el elemento constitutivo de líneas y formas deben balancear adecuadamente
en la composición.
Ley de tercios:
La composición resulta más armónica cuando los centros de interés son colocados cerca de los
puntos de intersección de las líneas que cortan la imagen en los tercios.
Angulo de toma:
Pruebe diferentes ángulos. Una ángulo alto le dará una imagen muy distinta a un ángulo bajo, al
igual que la visión frontal produce una impresión muy distinta de la lateral o la posterior.
Control de Fondo:
El fondo debe servir como marco al sujeto y no apartar la atención de él. Utilice la profundidad
de campo. Lo mejor suele ser un fondo liso que no llame la atención. Para conseguirlo, pruebe
una abertura grande y elija cuidadosamente el ángulo de toma. Cuando quiera dar la definición
también al fondo, asegúrese de que armoniza con el sujeto principal.
Detalles:
Nuestra tendencia general es a mostrar el conjunto e ignorar las partes, pero muchas veces, un
detalle puede ser más expresivo que la vista general. Busque detalles que definan el tema.
Cuando tenga las respuestas, puede ir pensando como realizar una composición
de impacto visual y donde colocara su objeto centro de interés.
Es por eso que el objeto centrado resulta llamativo cuando es algo simétrico como
un edificio, o un automóvil. Peor se necesita mucha experiencia para colocarlos
justo en el centro, sino se echa a perder el efecto que deseamos. Sin embargo
colocar los objetos al centro no es la única forma de tomar fotos. Muchas veces
quedan muy estáticas. Así que colocar el centro de interés a un lado es una
opción que lleva a un disciplina creativa.
Niña en feria de Chupaca, Junín, observe como se ha colocado a la niña a un lado.
CámaraS100, f/. 4, V= 250, película Fuji Superia ISO 100
Así tendrá una imagen más dinámica que una que ponga el énfasis en el centro.
Es dinámica porque hace que el ojo se mueva a lo largo de la imagen cuando se
la mira.