Semiótica Del Quijote, Teoría y Práctica de La Ficción Narrativa - José María Paz Gago
Semiótica Del Quijote, Teoría y Práctica de La Ficción Narrativa - José María Paz Gago
Semiótica Del Quijote, Teoría y Práctica de La Ficción Narrativa - José María Paz Gago
1. INTRODUCCIÓN
Teoría y práctica de la novela moderna, 15.
1.1. Contexto y bases de la teoría literaria expuesta en el Quijote, 18 - 1.2. La
teoría de la mímesis, 20 - 1.3. La mímesis moderna, 22 - 1.4. El principio de
verosimilitud como principio realista: la fición verosímil, 25 - 1.5. Dimensión
semiótica de la teoría realista de la novela, 29.
2. UMBRAL
La convención paratextual de lectura, 31.
2.1. Los títulos, 35 - 2.2. Epígrafes internos, 38 - 2.3. Las dedicatorias, 43 - 2.4.
El paratexto editorial, 45 - 2.5. Preliminares, 48 - 2.6. Los prólogos, 50.
3. NARRACIÓN
Narradores y narratarios, 55.
3.1. El Cervantismo y los autores ficticios, 57 - 3.2. El narrador extradiegético-
heterodiegético, 63 - 3.3. Narradores intradiegéticos y niveles narrativos, 68 -
3.4. El sistema narratorial de la Segunda Parte, 77 - 3.5. Narración y
descripción, 81 - 3.5.1. Descripción referencial, 82 - 3.5.2. La descripción
creativa: parodia de la descripción ornamental, 86.
4. DIALOGÍA
Pluralidad de voces y de discursos, 89.
4.1. El realismo de los diálogos, 92 - 4.2. Polifonía y poliglosia: pluralidad de
voces y de lenguajes, 96 - 4.2.1. El habla rústica: el sociolecto de Sancho, 97 -
4.2.2. El habla culta: el sociolecto de don Quijote, 100 - 4.3. Tipos de discurso,
103.
5. FICCIÓN
Mecanismo referencial y universos ficcionales, 107.
5.1. Una teoría de la ficción narrativa: los mundos ficcionales, 110 - 5.1.1.
Mundos ficcionales, 112 - 5.1.2. Tipología, 114 - 5.1.3. Los mundos ficcionales
en el Quijote, 116 - 5.2. Ficción realista y ficción maravillosa caballeresca, 118
- 5.2.1. La ficción caballeresca, 122 - 5.2.2. El predominio de la ficción realista
en el Quijote de 1615, 129 - 5.3. Ficción realista y ficciones maravillosas
sentimentales, 131 - 5.3.1. Ficciones sentimentales, 132 - 5.3.2. La ficción
italianizantes, 135 - 5.3.3. Ficciones históricas: relatos de moriscos y cautivos,
137 - 5.3.4. La ficción pastoril, 140 - 5.4. La ficción fingida, 144 - 5.5. La
ficción falsa, 153 - 5.6. Naturaleza existencial de los seres ficcionales: de don
Quijote a Dulcinea, 158 - 5.7. Hacia nuevos tipos de ficción: la ficción
fantástica, 167.
7. CRONOTOPÍA
El tiempo y el espacio de la ficción, 201.
7.1. Velocidad y ritmo del relato, 204 - 7.1.1. El ritmo narrativo normal, 205 -
7.1.2. El cronotopo configurante de la novela, 207 - 7.2. La noche más larga:
reducción de la velocidad narrativa, 213 - 7.3. El camino de Zaragoza,
cronotopo configurante del Quijote de 1615, 216 - 7.4. La simultaneidad
temporal: don Quijote en el Palacio de los Duques, 220 - 7.5. La aceleración del
tiempo y del desenlace, 224 - 7.6. Ficcionalidad realista y maravillosa de las
coordenadas espacio-temporales, 226.
8. METATEXTOS
El Quijote y la crítica, 233
8.1. El enigma metatextual: el pensamiento de Cervantes en el Quijote, 237 -
8.1.1. Erasmismo, 238 - 8.1.2. El judaísmo de Cervantes, 240 - 8.2. El delirio
metatextual, 244 - 8.3. La nuevas perspectivas críticas: de la Narratología al
Psicoanálisis, 247 .
EPÍLOGO
Por un nuevo Cervantismo, 253
BIBLIOGRAFÍA
3En el último capítulo nos referiremos al gravísimo problema que supone el hecho de
no contar todavía con un texto crítico definitivo del Quijote. La edición que hemos
utilizado es la preparada por Luis Andrés Murillo (Madrid:Castalia, 2 vols., 3ª ed.
1984), cuyas valiosas notas nos han sido de gran utilidad. Otras ediciones que
hemos tenido en cuenta se citan al final de este epígrafe.
Este libro debe mucho a algunos colegas y amigos a los que quiero hacer
explícito mi reconocimiento: cuando comencé a redactarlo, en la Universidad
Nacional de Costa de Marfil, conté con la ayuda inestimable de Serge
Gaulupeau, de l'École Normale Supérieure de Abidjan, y de Guy Larroux, de la
Universidad de Toulouse-Le Mirail. Buena parte de su contenido fue también
leído y comentado por Félix Martínez Bonati, de Columbia University de
Nueva York, a quien debo muchas sugerencias, así como a Darío Villanueva, de
la Universidad de Santiago de Compostela, y a José María Pozuelo, de la
Universidad de Murcia. El magisterio de la Profesora Carmen Bobes Naves, de
la Universidad de Oviedo, y del Profesor Juan Bautista Avalle-Arce, de la
Universidad de California en Santa Bárbara, donde realicé una provechosa e
inolvidable estancia, no han dejado de acompañarme en todo el proceso de
elaboración de este trabajo. Por último, en la Universidad de La Coruña, he
contado con la colaboración paciente y generosa de José Angel Fernández Roca a
quien agradezco sinceramente su cuidada revisión del texto.
4En sus imprescindibles trabajos sobre la parodia (1978, 1980 y 1985), Hutcheon
se refiere al Quijote cuando pone de manifiesto cómo la parodia moderna es un factor
decisivo de aceleración de la historia y de las formas literarias y, en este caso, del
nacimiento de la novela: Les formes évoluent dans le temps; de nouvelles synthèses
apparaissent pour générer de nouvelles formes. Des parodistes comme Cervantès
hâtent simplement cette procédure: du roman de chevalerie et de préoccupations
nouvelles pour la réalité quotidienne, naît don Quichotte, et le roman tel que nous
le connaissons aujourd’hui (1978:474).
1Sin duda leyó otros muchos tratados, pero desgraciadamente no ha llegado hasta
nosotros ningún video doméstico -permítaseme la broma- con Cervantes trabajando en
su biblioteca, que ni siquiera sabemos si tuvo. Imagino mal a un enemigo declarado de
la pedantería y la afectación erudita -como recuerda el propio Riley- citando el origen
de las ideas teóricas de sus personajes.
del siglo XVII se consideran sinónimos imitatio, fictio y fabula además de inventio
(1981:101).
En la crítica contemporánea, tanto los formalistas rusos como los últimos traductores de
la Poética al francés, Dupont-Roc y Lallot (1980) identifican fábula con historia
(histoire). La propuesta de Ricœur coincide esencialmente con la concepción de Scholes
que entiende por fábula la estructura narrativa de una ficción en la que se imita una
historia.
Cuando un lector de principios del XVII se topaba con el título -que muy
pronto se hizo popular- El Ingenioso Hidalgo Don Quijote de la Mancha, tenía
ante sí un signo lingüístico cargado de significaciones denotativas y
connotativas a partir del cual podía establecer su estrategia de lectura.
Este largo sintagma nominal que -destacado tipográficamente en la
portada con tres tamaños de mayúsculas en tres líneas- sirve para designar el
libro, posee la estructura morfosintáctica más usual en la titulación de los libros
de caballerías, los más leídos durante el siglo anterior. Estas novelas adoptaban
como título el nombre, atributo fundamental, estatus social y patria del héroe
andantesco: El virtuoso cavallero Amadís de Gaula o El famoso cavallero
Palmerín de Oliva, por no citar más que los dos relatos caballeriles más
diversos.
A partir de este molde lingüístico, el título del libro presenta una serie de
peculiaridades lexemáticas que van a condicionar decisivamente su recepción,
orientando las expectativas del lector hacia una transformación paródica y
genérica de la ficción caballeresca1. Según la forma de titular característica de
Cervantes, el adyacente adjetival antepuesto ingenioso aporta el sema definidor
de la personalidad del protagonista, como ocurre en el celoso extremeño, el
curioso impertinente o la ilustre fregona.
El contenido semántico de ingenioso ha hecho correr los ríos de tinta a
los que nos tiene acostumbrados el cervantismo erudito, desde Harold Weinrich
(1956) y Otis H. Green (1957). De acuerdo con las fuentes lexicográficas de la
época (Herrera, Covarrubias, Mal Lara o Ambrosio de Morales), Weinrich
interpreta el ingenio que define al protagonista como una aptitud natural del
entendimiento para las ciencias, las artes y toda suerte de invenciones y engaños
(cfr. Covarrubias, Tesoro), sentido que integra la inclinación a las invenciones,
en el sentido literario de ficciones. También ha sido interpretado el lexema a la
luz de la literatura precientífica de la época, sobre todo del Examen de Ingenios
de Huarte de San Juan, contexto en el que ingenio sería sinónimo de un carácter
complejo en el que se incluye el delirio y la visión, la melancolía y la
discreción. Si Rosenblat (1971:160) rechaza de plano esta significación para los
usos de ingenio e ingenioso en el Quijote, Avalle Arce (1976:120-123) aporta
una precisión definitiva del sentido que tiene el lexema adjetival tanto en la obra
2Desde este punto de vista se ocupa N. Ushijima del título que es, para él, la historia de
una metamorfosis o transfiguración del hidalgo Alonso Quijana en el caballero andante
Don Quijote, motivado por los libros de caballerías (1993:325-326). No hemos de
olvidar que Don Quijote no se convierte en verdadero caballero pues es armado en
forma burlesca.
4Otra anomalía la constituye el epígrafe del capítulo 43, que no aparece en cabeza del
texto, pero que sí se cita en la Tabla de la editio princeps con la indicación Comienza:
Marinero soy de amor. El capítulo siguiente tiene numeración incorrecta, XLIIII en
lugar de XLIV; todo ello parece error del cajista responsable de esta y de otras
anomalías tipográficas, ortográficas y de composición.
Como era usual en la época, Cervantes dedica las dos partes del Quijote
a sendos protectores, Grandes de la España de entonces, con el fin de obtener de
ellos una satisfacción moral y material.
Una primera manifestación de la dedicatoria es la mención en la portada
del nombre y calidad del beneficiario, con una lista de títulos nobiliarios tan
amplia que, como pone de manifiesto Genette, no deja de sorprender que se
confiera mayor espacio al dedicatario que al título de la obra o al nombre del
propio autor. La razón es fácilmente comprensible en el contexto
metapragmático en el que se publica la novela, un medio sociocultural en el que
la tarea literaria era tarea poco lucrativa, por lo que se hacía necesario acogerse
al auxilio de los hombres de mayor fortuna.
Una epístola dedicatoria desarrolla este elemento paratextual, que pasa
así a integrarse en el cuerpo prefacial junto a los prólogos, exponiendo tanto los
méritos de la obra ofrecida como los del beneficiario del homenaje. En el
Quijote de 1605, esta epístola precede al prólogo como era de rigor, mientras
que en la Segunda Parte va situada después de él. En el protocolo paratextual
correspondía el primer lugar a la dedicatoria, por lo que esta inversión del orden
normal debe de tener un sentido que en este caso no es ajeno a la contaminación
5 Esta disposición novedosa de los preliminares, sería una equívoca práctica cervantina
que tendría como objeto, en la interpretación de Carrascón (1991:173), intensificar el
grado de intimidad y verídico reconocimiento, perdiendo la dedicatoria su carácter
protocolario y retórico.
6Más que la imitación lúdica en que consiste el pastiche, esta dedicatoria parece una
falsificación (forgérie, en la terminología de Genette), pues a primera vista estamos ante
una imitación seria no declarada. Independientemente del carácter burlesco de esta
dedicatoria a Béjar, lo cierto es que resulta confusa la distinción genetiana entre las
prácticas imitativas lúdica y seria. Así dice sobre un poema del Satiricón, qui m'apparaît
plutôt comme une imitation purement ludique -voire serieuse- à la manière de Lucain
(1982:106).
7El latrocinio y recuperación del asno aparecen en los capítulos I,23 y 30, cuando en
I,24 y 25 se menciona el tal rucio. La mayor parte de los editores modernos, siguiendo a
Hartzenbusch, insertan el episodio en el capítulo 25. No parece haber sido el escritor el
que lo coloca en el capítulo 23, como tampoco habría hecho el resto de las correcciones
sobre el asno que aparecen en la edición de 1608. Aunque la mayoría de los cervantistas
no ponen en duda la autoría de los fragmentos añadidos sobre el robo y la recuperación
de la montura de Sancho, Lathrop (1984) ha expuesto serias dudas al respecto.
8Esta marca tipográfica fue utilizada por Jehan II Bonhome de París (1551) y seguida en
España, entre otros, por Pedro Madrigal, impresor en Madrid de 1578 a 1599; Juan
Gracián, Juan Godínez de Millis o Adrián Ghemar, impresor de Medina entre 1551 y
1578. Puede verse el trabajo de E. Batey "La marca del impresor Juan de la Cuesta",
Revista Bibliográfica y Documental, 2/1-2:179-182, 1948.
2. 5. PRELIMINARES
9La expurgación como método de salvar obras enteras de contenido ortodoxo con
algunas ideas heréticas aisladas fue regulada por el Dictamen acerca de la prohibición
de obras literarias por el Santo Oficio, obra de Zurita, que respetó prácticamente la
totalidad de la producción literaria del Siglo de Oro (Alcalá 1984:307).
2 Así, en el modelo fundador del género, aparece el sabio Elisabad en función de ese
tópico historiador poco fiable; además se recurre también al manuscrito encontrado en
una tumba, escrito en griego y traducido por el narrador (cfr. Eisenberg 1982:119-129).
3Las dudas y las contradicciones son constantes. Si Weich (1989:110) y Martín Morán
(1990:129) constatan los problemas que conlleva considerar a Cide Hamete como
narrador omnisciente puesto que ignora fragmentos importantes de la historia, López
Navia (1989:17) expresa las similares inquietudes, aun habiendo hecho recurso al
segundo autor: Son muchas preguntas que se alimentan circularmente, y las posibles
respuestas se concatenarían en un entramado de especulaciones que no sería nada
resolutivo plantear, a no ser que quisiéramos perdernos en la gratuidad de la
adivinación.
4Tras los inicios del formalismo francés que, con Barthes a la cabeza, proclamaba la
muerte del autor, la Narratología contemporánea ha recuperado esta noción
indisolublemente unida a la noción de narrador (véase Briosi 1986).
5 I shall use the term "supernarrator" tu refer to this principal narrative presence... It
is, then, the supernarrator who organizes and manipulates the discourse of all the
subordinate voices: the historian/collator of chapters 1-8, the second author of chapter
9, the translator, and of course Cide Hamete and his pen. It is not a particularly
felicitous term. (1988:11).
6 Puesto que este supernarrador no controla efectivamente todo el sistema autorial y
narratorial, Parr recurre a una especie de autor implícito que denomina autor inferido
(Inferred Author), la verdadera instancia exterior que controla todas las voces textuales,
diegéticas, miméticas y autoriales, una especie de proyección textual del autor, al que se
dan las competencias que, en nuestra opinión, corresponden al narrador externo
principal (1988:6 y ss.).
7 Con su inteligencia crítica habitual, Molho (1989) pone de relieve esta instancia
narradora que se manifiesta mediante un yo intratextual en el enunciado apertural del
libro pero, al no reconocer que se trata de la manifestación de una instancia narratorial
globalizante, piensa que el yo tiene referentes diversos, los autores ficticios, quienes
alternarían el uso de la primera y la tercera persona, fenómeno que recibe una
interesante y curiosa justificación: La alternancia de dos instancias narradoras de
primera y tercera persona no es sino una consecuencia del principio que todo yo se
convierte en él si se le delocuta, y reciprocamente todo él se significa como yo si se
erige en locutor, tomando la palabra por cuenta propia.
En términos de teoría de la enunciación, el Quijote es un organismo narrativo en que
cada sujeto de enunciación engendra un sujeto de enunciado, que a su vez pasa a ser
sujeto de enunciación, y así indefinidamente (1989:279).
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