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Interpretacion Constitucional

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Resumen

La interpretación constitucional debe detectar una unidad de sentido, una coherencia,


una concordancia práctica, la integración de sus elementos, para así, maximizar la
eficacia de sus mandatos sin distorsionar su contenido. Así mismo es políticamente
necesario y jurídicamente obligatorio interpretar todo el ordenamiento jurídico desde el
prisma de la Constitución, de conformidad con ella, y no, interpretar la Constitución de
acuerdo con las normas que la desarrollan.

La Constitución es el documento expedido por el poder constituyente que expresan las


normas reguladoras de la organización del Estado, los derechos fundamentales de la
persona humana, y los procedimientos de creación de las leyes.
Introducción

El presente informe expone lo que es la interpretación constitucional, su naturaleza,


conceptos, características, entre otros aspectos que son relevantes en el ámbito
jurídico de Honduras.

Habitualmente se ha considerado que las normas constitucionales contienen la


creación de los órganos supremos del Estado, su organización y la distribución de sus
competencias; también los derechos fundamentales de la persona humana y de los
grupos sociales, que los gobernadores pueden oponer a los órganos de poder público y
los procedimientos de creación y derogación de las leyes.

La clasificación de las normas constitucionales atendiendo a su contenido:


Normas capitales
Normas estrictamente fundamentales
Normas de contenido secundario
LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL.

El ordenamiento jurídico es algo más que un conjunto o agregado de normas.

Es una totalidad normativa organizada, estructurada con muchas subestructuras u


ordenamientos menores.

Esta pluralidad de ordenamientos parciales ha de tener una unidad de sentido para


poder ser un todo sistemático y eficaz. Y esa unidad de sentido la proporciona la
constitución.

Pero evidentemente, la unida del ordenamiento jurídico exige la de la Constitución. La


interpretación constitucional debe detectar una unidad de sentido, una coherencia, una
concordancia práctica, la integración de sus elementos, para así, maximizar la eficacia
de sus mandatos sin distorsionar su contenido.

Además, es políticamente necesario y jurídicamente obligatorio interpretar todo el


ordenamiento jurídico desde el prisma de la Constitución, de conformidad con ella, y
no, interpretar la Constitución de acuerdo con las normas que la desarrollan.

La Constitución es el documento expedido por el poder constituyente que expresan las


normas reguladoras de la organización del Estado, los derechos fundamentales de la
persona humana, y los procedimientos de creación de las leyes.

A este conjunto de normas se agregan aquellas que se considera pertinente otorgarles


la categoría de constitucionales. En ese sentido, se considera como normas
constitucionales todas aquellas que se encuentren contenidas en el texto
constitucional, sean o no materialmente constitucionales, creadas por un poder
constituyente primario o incorporadas a la Carta Magna por el poder revisor de la
Constitución.

Al tratarse de una norma, de una ley, aunque con las peculiaridades que se han
expuesto las concepciones de interpretación jurídica son trasladables a la
interpretación constitucional.

La interpretación constitucional puede llevarse a cabo por los órganos del Estado, en
cuyo caso puede ser legislativa, administrativa o judicial; por los académicos, dando
lugar a la interpretación doctrinal y también puede realizarla el público en general,
creando así la interpretación popular.

1.1. Concepción lingüística.

Esta teoría entiende que la Constitución como objeto de interpretación no supone


muchas diferencias cualitativas, sino todo lo más, cuantitativas.

Que no plantee diferencias cualitativas, hace referencia que la Constitución es también


un conjunto de enunciados lingüísticos plasmados en un texto, el cual se tiene por
jurídico, y de la mayor jerarquía dentro de los textos jurídicos, en función de ciertas
razones históricas, políticas, sociales, etc., que hacen que en nuestro tiempo, y a
diferencia de otras épocas, aún sea reconocido con carácter general. 1.2.

1.2. Concepción voluntarista.

En este supuesto, se considera que la Constitución es la expresión de una suprema


voluntad, individual o colectiva, cuyos designios concretos y más allá de la capacidad
de expresión de las palabras, se constituyen en límite infranqueable de la práctica
jurídica en el ordenamiento.

Con lo que interpretar sus cláusulas es intentar averiguar dichos contenidos de


voluntad a través de las palabras, pero sin tener que quedarse en ellas cuando se
quiera detectar discrepancia entre lo que significan y lo que con ellas se quiso expresar
o conseguir.

1.3. Concepción Material.

La constitución sería, para esta concepción, un fondo y realidad última de un orden


objetivo de valores que constituyen una prefiguración ideal y permanente de los"….
Jurídicamente posibles". Por debajo de la Constitución formal existe una Constitución
material. El legislador constitucional habría sido el mediador a través del que ese orden
valorativo de fondo se plasma en un texto, pero la interpretación de ese texto
constitucional tiene que ser regresiva, es decir, operar hacia atrás, de las palabras al
legislador y de este a los valores que alimentan y dan sentido a una obra.
2.- NATURALEZA Y CARACTERÍSTICAS DE LA INTERPRETACIÓN
CONSTITUCIONAL.

Tradicionalmente se ha considerado que las normas constitucionales contienen la


creación de los órganos supremos del Estado, su organización y la distribución de sus
competencias; también los derechos fundamentales de la persona humana y de los
grupos sociales, que los gobernadores pueden oponer a los órganos de poder público y
los procedimientos de creación y derogación de las leyes. Sin embargo, existen normas
de diverso contenido que no difieren del que poseen las normas ordinarias; se les
denomina "agregados constitucionales" siendo su distinción menos evidente en
relación con las normas ordinarias, pero aun en este caso podemos afirmar que el
contenido de las primeras tuvo mayor transcendencia y valor, que se optó por
protegerlas con el manto constitucional que les otorga el carácter de supremas.

La conjunción de estos tres elementos de distinción de las normas constitucionales


acentúa la importancia de la supremacía constitucional que implica que todas las
disposiciones que integran el ordenamiento jurídico, y todos los actos que regulan
deben conformarse a los postulados de la Ley Fundamental.

No obstante, y aunque la totalidad de las normas contenidas en el documento


constitucional comparten la misma jerarquía y autenticidad suprema respecto a las
normas ordinarias, existen diversas categorías que deben tomarse en cuenta para la
correcta interpretación de los preceptos constitucionales.

2.1. La clasificación de las normas constitucionales atendiendo a su contenido.

Normas capitales: Son aquellas que establecen la forma y la naturaleza del Estado,
una reforma ocasionaría una mutación en el ser propio del Estado alterando su
creación.

Normas estrictamente fundamentales: Se identifican con la Constitución en sentido


material, que comprende aquellas que regulan la organización y el funcionamiento de
los poderes públicos, llamada parte organizativa: los derechos fundamentales de la
persona humana y de los grupos sociales y las normas que establecen los
procedimientos de creación y derogación de las leyes.
Normas de contenido secundario: Estas se insertan en la Constitución por así
considerarlo conveniente el poder constituyente, primario o secundario.

2.2. Clasificación atendiendo a su eficacia.

Normas de eficacia plena: Son aquellas que a partir de que entren en vigor producen o
tienen posibilidad de producir sus efectos, sin necesidad de ningún acto legislativo
posterior para ese fin. Su aplicación es directa, inmediata e integral y están dotada de
todos los medios y elementos básicos necesarios para su ejecutoriedad.

Normas de eficacia contenida o atenuada: En ellas el poder constituyente reguló


suficientemente los aspectos relativos a determinada materia, pero restringió su
alcance en virtud de las situaciones que la ley establece o de la incidencia de otras
normas constitucionales. Su aplicación es directa e inmediata, pero no integral, por
estar sujetas a determinadas restricciones que se contemplan en alguna de las
hipótesis que se establecen en la propia norma o en otras posteriores.

Normas de eficacia limitada: Estas normas requieren de posteriores actos legislativos


para que puedan surtir los efectos esenciales trazados por el poder constituyente.
Pueden adoptar dos modalidades, según definan principios constitucionales o
principios prográmaticos.

Son de aplicación indirecta, mediata y reducida porque únicamente inciden en los


intereses que pretenden regular a propósito de una normatividad posterior que le dé
eficacia, y surten efectos no esenciales para los fines de la norma.

Normas de principio institutivo: A través de ellas el poder constituyente traza esquemas


generales de estructuración y atribuciones de órganos, entidades o instituciones, para
que el legislador ordinario los estructure, en definitiva, mediante una ley, por eso
también se les denomina normas de principio orgánico u organizativo.

Su eficacia es limitada porque el legislador ordinario les va a conferir obligatoriedad


plena, mediante leyes ordinarias complementarias o integrativas. La diferencia entre las
normas programáticas está en sus respectivos fines y contenidos. Las primeras regulan
la creación y estructuración de órganos; y las segundas envuelven el contenido social y
plasman la intervención del Estado en el orden económico social, con el fin de propiciar
la realización del bien común.

Normas de principio programático: Son aquellas a través de las cuales el poder


constituyente, en vez de regular directa e inmediatamente determinados intereses, se
limita únicamente a trazar los principios para ser cumplidos por sus órganos como
programas de sus respectivas actividades con el propósito de realizar los fines sociales
del Estado. El objeto de las mismas es configurar los fines sociales a que se dirige el
Estado y la sociedad, de acuerdo con las exigencias del bien común, de esta manera,
toda la ley o norma integrante del orden jurídico nacional debe conformar la pauta de
valor indicada por las normas programáticas de la Constitución.

Las normas programáticas acentúan la discrecionalidad del órgano que pretende


aplicarlas, porque la constitución se limita a indicar ciertos principios a ser observados,
más no totalmente definidos.

3.- SECTORES DE LA INTERPRETACIÓN CONSTITUCIONAL.

La interpretación constitucional puede llevarse a cabo por los órganos del Estado, en
cuyo caso puede ser legislativa, administrativa o judicial; por los académicos, dando
lugar a la interpretación doctrinal y también puede realizarla el público en general,
creando así la interpretación popular.

3.1. Interpretación legislativa.

La concepción tradicional: El órgano legislativo ostentó durante mucho tiempo el


monopolio de la actividad interpretativa, siendo relevante en aquellos países en que
aún subsiste el control de la constitucionalidad de las leyes por un órgano político.

La interpretación legislativa de carácter implícito: La realizan los órganos que participan


en el procedimiento de creación legislativa, constitucionalmente establecido.

La interpretación legislativa constitucionalmente auténtica: Cuando la ley fundamental


faculta al poder legislativo para interpretar las disposiciones constitucionales. Posee un
valor vinculante respecto de cualquier interpretación y aplicación futura del precepto
interpretado.
3.2. La interpretación administrativa.

Es la que realizan los órganos que integran el poder ejecutivo.

Los actos de gobierno y los actos administrativos: La diferencia entre los actos
ejecutivos de las disposiciones legislativas y los actos de gobierno o políticos estriba en
que los primeros están siempre condicionados, delimitados y subordinados a un orden
jurídico en el que se hallan insertos. Los de gobierno, en cambio, son actos que
excluyen la idea de disposiciones legislativas a las que haya de sujetarse.

Como poder administrativo, el principio de legalidad: Como poder administrativo, la


primera exigencia que debe satisfacer el órgano ejecutivo es conducirse de acuerdo
con el principio de legalidad, derivado de la propia Constitución. Esto implica la sujeción
de los actos de los órganos del Estado al orden jurídico, esto es, todo acto o
procedimiento llevado a cabo por las autoridades estatales debe tener su apoyo estricto
en una norma legal, la que, a su vez, debe estar conforme a las disposiciones de fondo
y forma consignadas en la Constitución.

3.3. La interpretación judicial.

La interpretación judicial constitucional es relevante respecto de la que lleva a cabo el


Poder Legislativo, principalmente porque en la mayoría de los países se ha depositado
el control de la constitucionalidad de las leyes en órganos jurisdiccionales, ya sea
mediante el sistema difuso, el sistema concentrado o sistemas mixtos, (que son
analizados en el tema 3), que poseen aspectos de ambos. Esto abarca también a las
leyes interpretativas o de interpretación auténticas en aquellos países que las
contemplan.

En la actualidad, se ha reconocido la enorme trascendencia que han adquirido los


jueces en virtud de su carácter de intérpretes oficiales y definitivos de la Constitución
(piénsese que tanto los actos administrativos, como los políticos pueden ser
supervisados por la autoridad judicial).
Convirtiéndose así en los guardianes de la Constitución, funcionando como verdadero
contrapeso de los órganos legislativo y ejecutivo, vigilando y controlando a los mismos
e impulsando el orden constitucional.

3.4. La interpretación doctrinal.

Carece de obligatoriedad formal, pero se impone por el prestigio o por la calidad de sus
autores.

La doctrina ha desempeñado un papel fundamental en la evolución de la interpretación


constitucional, principalmente en la sistematización de los principios que la distinguen y
en la orientación de aquéllos llamados a interpretar el texto constitucional, para que no
pierdan de vista todo lo que puede auxiliarles al llevar a cabo esta difícil tarea.

3.5. La interpretación popular.

Es aquélla que realizan los gobernados, el público en general; se percibe mediante la


opinión pública y con mayor claridad cuando es manifestada vía los grupos de presión
y los partidos políticos.

En este tipo de interpretación incluimos la que realizan quienes actúan como partes en
los litigios, para fundar su pretensión cuando alegan la violación de preceptos
constitucionales.

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