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1 Arquitectura Vernácula

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Arquitectura

Vernácula
Patrimonio + Ambiente + Tecnología

Silvia de Schiller y John Martin Evans


Editores

Buenos Aires, Argentina


2014.
Incluye trabajos presentados en el marco del
Seminario-Taller dictado en la FADU-UBA
por el Prof. Paul Oliver
Universidad de Oxford Brookes
Reino Unido
organizado por
el Centro de Investigación Hábitat y Energía
y el Instituto de Arte Americano.
Secretaria de Investigaciones.
FADU – UBA.

Publicado por
Centro de Investigación Hábitat y Energía.
Secretaría de Investigaciones.
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo
Universidad de Buenos Aires.

ISBN

Buenos Aires,
Septiembre, 2014.

Compaginación Editorial: Claudia Rispo


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .3

ÍNDICE
Contenidos 3
Introducción.
John Martin Evans y Silvia de Schiller. 5

Sobre los autores 9

SECCIÓN 1: 13
REFLEXIONES DE ARQUITECTURA VERNÁCULA

La arquitectura vernácula, una nueva manera de ver


15
nuestro espacio.
Graciela María Viñuales

Crisis ambiental y sustentabilidad. Arquitectura vernácula y 23


alta tecnología - elementos de reflexión sobre la arquitectura
sustentable.
Clímaco Bastidas

Arquitectura regional y sustentable. 35


Alfonso Ramírez Ponce

La importancia de llamarse Palapa. 43


Gabriel Gómez Azpeitía

SECCION 2: 47
ESTUDIOS DE ARQUITECTURA VERNÁCULA

De arqueólogos, arquitectos y comunidades: una 49


perspectiva arqueológica de la arquitectura vernácula.
Gisela Spengler

Arquitectura vernácula en el Noroeste Argentino:


65
viviendas de adobe y quincha tradicionales en la Provincia
de Tucumán.
Josefina del Huerto Chaila

Arquitectura quebradera en los Andes. Simbolismo y


73
significado.
Adolfo Rodrigo Ramos

Continuidad y cambios en la arquitectura del Altiplano. El caso


85
de la Reserva de Biósfera Laguna de Pozuelos, Argentina.
Rodolfo Rotondaro

Del campo al pueblo. Relaciones entre la vivienda rural y


95
urbana en Susques, Jujuy, Argentina.
Jorge Tomasi
.4 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Tipología de la arquitectura de tierra en la zona semiárida del


107
Estado de Tamaulipas, México.
R. S. Roux Gutiérrez, J. A. Espuna Mújica, V. M. García
Izaguirre, Y. G. Aranda Jiménez, L. E. Padilla Castillo

La arquitectura popular chilota. Cultura y tecnología


121
maderera en Chiloé.
Jorge Ramos

Arquitectura vernácula en la región del Nahuel Huapi. 131


Verónica Skvarca
Arquitectura de la ribera de Quilmes. 141
Juan Carlos Patrone
Bóvedas mexicanas dentro de la globalización. 149
Ramón Aguirre Morales
Arquitectura urbana y clima. Revalorización ambiental de
161
la recova de Buenos Aires.
Claudio Alberto Delbene Saiz
Paraíso en peligro. 171
Pablo Calvo

REFLEXIÓN FINAL 175


Notas al pie. Procurando ajustar cuestiones terminológicas. 177
Luis Müller

ANEXO 183
Seminario Taller. Paul Oliver 185
Arquitectura Vernácula: Patrimonio + Ambiente
+Tecnología
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .5

INTRODUCCIÓN

El patrimonio edilicio, ambiental y tecnológico de la arquitectura vernácula,


producto de un proceso de evolución del hábitat popular, ha respondido a lo
largo de la historia a las exigencias del ambiente físico, social y cultural
sustentado por los recursos locales disponibles. El desarrollo de la
arquitectura vernácula es resultado de la experimentación transmitida de
generación a generación, con el fin de consolidar las experiencias favorables
y evitar la repetición de efectos perjudiciales. Esta evolución arquitectónica
también responde al desarrollo social, las demandas culturales y las
tradiciones patrimoniales de la comunidad a la cual corresponde.

Si bien el estudio de la arquitectura vernácula no se relaciona con las etapas


y desarrollo de la historia convencional de la arquitectura, las lecciones y
experiencias resultan de gran valor por sus respuestas intuitivas logradas por
la experimentación directa, tal como lo demuestran las siguientes
consideraciones:
 Las respuestas bioclimáticas de la arquitectura proporciona lecciones
valiosas que demuestran sensibilidad a los requerimientos de protección
ante las inclemencias del clima y aprovechamiento de las variables
favorables, desarrolladas con recursos limitados y recurriendo a
materiales de disponibilidad local.
 Las respuestas a los requerimientos sociales y culturales también son
indicativas de las necesidades que, frecuentemente, perduran hasta el
presente y se pueden detectar después de traslados, no siempre exitosos,
hacia contextos distintos.
 La tradición vernácula sigue vigente, especialmente en los sectores de la
población sin acceso a proyectistas profesionales. Sus mecanismos de
desarrollo se continúan en los asentamientos marginales o espontáneos
del hábitat popular.
 La extracción y uso de materiales locales para la construcción
responden a los recursos disponibles y minimizan el impacto ambiental
tan asociado con la industria convencional de la construcción.

Por todo ello, la arquitectura vernácula ofrece relevantes lecciones para el


estudio y desarrollo de criterios y fundamentos de habitabilidad,
sustentabilidad y respuesta socio-cultural del hábitat construido. En ese
marco, también se facilita la posibilidad de rescatar tecnologías y usos
olvidados o no considerados en los actuales ámbitos institucionales y
profesionales.

Lejos de proponer aquí un regreso a prácticas del pasado ni a la búsqueda


romántica o melancólica de recuperar antecedentes, vale mencionar que la
arquitectura vernácula del pasado no siempre ofrece soluciones o
condiciones de habitabilidad apropiadas a los requerimientos de vida actual.
Sin embargo, el estudio de la arquitectura vernácula proporciona conceptos y
percepciones de gran vigencia para la práctica profesional en el campo de la
construcción, la vivienda social y la activa participación en el proceso de
producción del hábitat además de proporcionar soluciones armónicas al sitio
y su contexto

En este marco se presentó el Seminario ‘Arquitectura Vernácula: Patrimonio


+ Ambiente + Tecnología’ que tuvo lugar en la Secretaría de Investigaciones
de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos
.6 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Aires, organizado por el Centro de Investigación Hábitat y Energía y el


Instituto de Arte Americano. El Seminario contó como invitado de honor al
Profesor Paul Oliver, destacado especialista en arquitectura vernácula, con
amplia experiencia internacional e importantes publicaciones sobre el tema,
tanto sobre las técnicas y procesos como la relación con aspectos sociales,
culturales y simbólicos. En el Anexo se presenta el programa del Seminario,
los objetivos y una bibliografía con sus publicaciones.

La participación especial del Prof. Oliver en la Facultad tuvo como objetivo


principal introducir el enfoque que ha desarrollado durante muchos años en
estudios de campo en los cinco continentes, presentaciones en congresos y
cursos de posgrado. Los estudios incluyen trabajos y relevamientos
realizados en la Universidad de Kumasi, Ghana, la Escuela de Arquitectura
de la Architectural Association, Londres, Dartington Hall, Devon, y en el
Departamento de Arquitectura Vernácula que fundó y dirige en la
Universidad de Oxford Brookes, Oxford, con investigaciones realizadas en
el marco de Maestrías y Doctorados de dicha universidad. Esta vasta
experiencia, enriquecida por una extensa serie de publicaciones, dió sustento
y base a la Enciclopedia de Arquitectura Vernácula, que consta de 5 tomos,
editada por Paul Oliver.

El vínculo entre los editores de este libro y Paul Oliver se inició en el


Arquitectural Association donde Martin Evans realizó estudios sobre la
arquitectura vernácula de Noruega y la Costa Oeste de África, con
relevamientos publicados en Shelter en África (Oliver, 1971; Archer, 1971).
Otros estudios sobre vivienda del medio oriente publicado por Paul Oliver
(Al Azzawi, 1970) también fue incluido en la publicación ‘Clima y el diseño
de casas’ Naciones Unidas (1970) preparado por el Martin Evans con Otto
Koenigsberger y Carl Mahoney.

La conexión continuó años después con Silvia de Schiller cuando realizó su


tesis doctoral en la Universidad de Oxford Brookes, donde Paul Oliver
dirigía la Maestría y Doctorado en el Departamento de Arquitectura
Vernácula. Como resultado de estos encuentros y re-encuentros, se organizó
la visita de Paul Oliver a Argentina y se organizó el Seminario en la SI-
FADU-UBA.

Como parte el Seminario, los asistentes elaboraron un trabajo monográfico


sobre un ejemplo de arquitectura vernácula de su interés, aplicando los
enfoques presentados por el Prof. Oliver. Los participantes presentaron sus
primeras ideas durante el Seminario y, posteriormente, desarrollaron sus
trabajos. La excelente acogida que tuvieron esos trabajos y la calidad de los
resultados motivaron la preparación de esta publicación conformando la
parte principal. Los editores agradecen este importante aporte y valioso
esfuerzo.

Los artículos presentados por los participantes cubren una amplia gama de
regiones geográficas y climáticas, evidenciando distintos enfoques y
contextos, los que configuran la Sección 2 ‘Estudios de Arquitectura
Vernácula’.

A fin de complementar el material de los participantes, se convocaron otros


autores, muchos de ellos resultado de intercambios con académicos e
investigadores de Argentina y de otros países latinoamericanos, cuyos
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .7

aportes fueron incorporados en la Sección 1 ‘Reflexiones sobre arquitectura


vernácula’:
 Graciela Viñuales inicia esta sección con un valioso aporte sobre la
arquitectura vernácula como una nueva manera de ver el espacio
cultural.
 Clímaco Bastidas relaciona la arquitectura vernácula y la arquitectura
de alta tecnología, en el complejo marco actual de la sustentabilidad.
 Alfonso Ramírez Ponce reflexiona sobre la arquitectura regional y su
potencial para aportar al desarrollo sustentable.
 Gabriel Gómez Azpeitía basa el artículo en su editorial de la Revista
Palapa, planteando los orígenes de esta construcción tradicional.

La Sección 2 ‘Estudios de arquitectura vernácula’ presenta ejemplos de


distintas regiones, con una serie de estudios del Noroeste Argentino:
 Gisela Spengler adopta un enfoque arqueológico para aporta a los
estudios de la arquitectura vernácula en Catamarca.
 Josefina de Huerto Chaila presenta un estudio de la arquitectura
vernácula de adobe y quincha en la Provincia de Tucumán.
 Adolfo Rodrigo Ramos analiza aspectos del simbolismo y significado
de la arquitectura de las quebradas de los Andes en el Noroeste de
Argentina.
 Rodolfo Rotondaro presenta estudios sobre la continuidad y los
cambios en la arquitectura vernácula de la laguna de Pozuelos, declarada
reserva de Biosfera.
 Jorge Tomasi investiga la relación entre la vivienda urbana y la
vivienda rural en Susques, Jujuy en el Noroeste de Argentina.
 Ruben Roux y su equipo de investigación analiza los tipologías de
arquitectura con tierra en la zona semi-árida de Tamaulipas, México.
 Jorge Ramos presenta un estudio sobre la arquitectura de madera en la
isla de Chiloe.
 Verónica Skvarca presenta otro estudio de la arquitectura de madera en
el Parque Nacional Nahuel Huapi.

Los últimos estudios muestran la vigencia de las tradiciones vernaculares y


su aplicación y vigencia que continua al presente:
 Juan Carlos Patrone analiza las características de las viviendas de la
ribera de Quilmes en la costa de Gran Buenos Aires, donde se emplea
una construcción liviana de madera.
 Ramón Aguirre Morales rescata una tradición de zonas de México,
donde las bóvedas de ladrillo puede aportar una solución constructiva
con vigencia hoy.
 Claudio Delbene realiza una revalorización ambiental de la Recova de
Buenos Aires.
 Pablo Calvo, con su artículo ‘Paraíso en peligro’, aparecido
inicialmente en la Revista Viva, suplemento del diario Clarín, merece
una mención especial por la doble relevancia en el contexto de sitios
declarados ‘Patrimonio Cultural de la Humanidad’.

Este último artículo ejemplifica los problemas de declarar patrimoniales a


sitios o regiones con arquitectura vernácula notable, y el impacto indeseable
que pueden sufrir con el turismo internacional y los inversores y
desarrolladores inmobiliarios, muchas veces insensibles a las calidades
especiales de estos ejemplos destacados de la cultura popular. Estas
.8 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

observaciones son especialmente relevantes en relación con la visita del


Prof. Oliver a la Quebrada de Humahuaca, posterior al dictado del
Seminario, la cual contó con el apoyo del Instituto de Arte Americano, IAA
de la Facultad, cuando pudo comprobar personalmente estos impactos
preocupantes.

 Luis Müller, en una reflexión final, con sus ‘Notas al pie. Procurando
ajustar cuestiones terminológicas’, esclarece el empleo de términos,
frecuentemente confusos o imprecisos, relacionados con la vivienda
popular y la construcción natural.

Nuestro agradecimiento a todos los autores que contribuyeron a esta


publicación y a los Arqtos. Mariano Cabezón y Alejandro Pérez por su
apoyo a la tarea editorial, con la revisión y compaginación final de la
Arq.Claudia Rispo.
Esperamos que la demora en su publicación se compense con la calidad y el
valor de los contenidos.

John Martin Evans y Silvia de Schiller

Referencias
Al Azzawi, S. (1970). Oriental Houses in Iraq, en Oliver, P. Ed. (1969). Shelter and
Society, Barrie and Rockliff, Londres.
Archer, I. (1971) Nabdam Compounds, Northern Ghana, en Oliver, P., Ed. (1971)
Shelter in Africa, Barrie & Jenkins, Londres.
Koenigsberger, O., Mahoney, K y Evans, J. M. (1970). Clima y el Diseño de Casas,
Naciones Unidas, Nueva York.
Oliver, P (Ed) (1971), Shelter in Africa. Barrie and Jenkins, Londres.
Oliver, P. (1987), Dwellings, the house around the world. University of Texas Press,
Austin.
Oliver, P. (Ed) (1969) Shelter and Society. Barrie and Rockliff, Londres.
Oliver, P. Editor (1998). Encyclopedia of Vernacular Architecture of the World,
Cambridge University Press,
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .9

SOBRE LOS AUTORES

Aguirre Morales, Ramón. Arquitecto. Facultad de Arquitectura, UNAM, México.


Director técnico de la firma Triángulo Diseño y Construcción desde 1996. Realizó
el Posgrado en Cubiertas ligeras de la UNAM. Escribió artículos en México, Cuba y
Colombia, en Red Ecosistema Frágiles de América Latina. Participó en conferencias
en la Universidad de Buenos Aires, la Universidad de La Plata y la Universidad de
Rosario. Actualmente investiga y construye edificaciones con bóvedas mexicanas.
E-mail: aguirre30@msm.com

Aranda Jiménez, Yolanda Guadalupe. Arquitecta, Doctorada en Arquitectura con


énfasis en vivienda, Mención Honorífica y Premio Universitario 2010 a la
Investigación de excelencia. Colaboradora del Cuerpo Académico de la Facultad de
Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad Autónoma de Tamaulipas, México,
Catedrático TC y Perfil PROMEP, Línea de Investigación Edificación y Diseño
Sustentable, experimenta con materiales naturales y procesos constructivos en la
edificación alternativa.
E-mail: yaranda@uat.edu.mx

Bastidas, Clímaco. Arquitecto graduado de la Universidad Central del Ecuador.


Magister en Renovación Urbana, Facultad de Ciencias Aplicadas, Universidad Libre
de Bruselas, Bélgica. Director del Instituto de Investigación y Posgrado,
anteriormente Director del Instituto de Investigaciones de Arquitectura y
Urbanismo, y Profesor de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo; Universidad
Central del Ecuador, Quito.
E-mail: climacobc2001@yahoo.com

del Huerto Chaila, Josefina. Arquitecta graduada en la Universidad Nacional de


Tucumán, Especialista en GIS, Universidad Internacional de Andalucía, España.
Becaria Doctoral Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas
(CONICET). Investigadora del Centro Regional de Investigaciones de Arquitectura
de Tierra Cruda de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo, Universidad Nacional
de Tucumán. .
E-mail: josefinachaila@gmail.com

Delbene, Claudio Alberto. Arquitecto. Docente de la Facultad de Arquitectura,


Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos Aires, y realizó la VII Maestría
2005/07 en ‘Energías Renovables. Arquitectura y Urbanismo. La Ciudad
Sostenible’, Universidad Internacional de Andalucía, Sede Iberoamericana de La
Rábida. Es investigador en el Centro de Investigación Hábitat y Energía y Profesor a
cargo de la materia ‘Introducción el Diseño Bioambiental’, FADU-UBA.
E-mail: cladel2002@yahoo.com.ar

de Schiller, Silvia. Profesor Consulto de la Universidad de Buenos Aires, Doctora


en Diseño Urbano por la Universidad de Oxford Brookes, Gran Bretaña, con
posgrados en Buenos Aires y los Países Bajos, docente Facultad de Arquitectura,
Diseño y Urbanismo desde 1984, funda el Centro de Investigación Hábitat y Energía
en 1987. Investigadora en sustentabilidad urbana, participa en redes internacionales
de certificación en Edificación Sustentable y dirige el Programa de Trabajo
‘Arquitectura para un Futuro Sustentable’, Región 3 Las Américas, de la Unión
Internacional de Arquitectos.
E-mail: sdeschiller@gmail.com

Espuna Mújica, José Adán. Arquitecto. Doctor por la Universidad de Sevilla,


Maestro Investigador de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo;
Universidad Autónoma de Tamaulipas, México. Profesor Perfil PROMEP y
miembro del Cuerpo Académico de Diseño y Edificación Sustentable.
E-mail: anupse@gmail.com
.10 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Evans, John Martin. Profesor Consulto Universidad de Buenos Aires, Doctor en


Arquitectura por la Universidad Tecnológica de Delft, Países Bajos, y arquitecto,
graduado y docente de la Architectural Association Londres. Profesor Titular de
Arquitectura desde 1984 en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo,
Universidad de Buenos Aires, estableció el Centro de Investigación Hábitat y
Energía en 1987 y el Laboratorio de Estudios Bioambientales. Consultor en
arquitectura bioclimática y eficiencia energética, integra Comisiones de IRAM
Argentina sobre normativas de eficiencia energética y construcción sustentable.
E-mail: evansjmartin@gmail.com

García Izaguirre, Víctor Manuel. Arquitecto. Doctor por la Universidad de


Sevilla, Jefe de la División de Postgrado y Educación Continua de la Facultad de
Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad Autónoma de Tamaulipas, México.
Profesor Perfil PROMEP y miembro del Cuerpo Académico de Diseño y
Edificación Sustentable.
E-mail: vgarcia@uat.edu.mx

Müller, Luis. Arquitecto y Magister en Ciencias Sociales, Universidad Nacional del


Litoral. Profesor Titular de Historia e Investigador de la Facultad de Arquitectura,
Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos Aires, y Director del INTHUAR,
Instituto de Teoría e Historia Urbano Arquitectónica, FADU-UNL, dicta cursos de
posgrado en universidades latinoamericanas e integra el Consejo de Redacción de
las revistas ‘Polis’, FADU-UNL y ‘Block’, UTDT.
E-mail: lmuller@fadu.unl.edu.ar

Padilla Castillo, Laura Eugenia. Arquitecta. Catedrática de tiempo completo de la


Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo; Universidad Autónoma de
Tamaulipas, México.
E-mail:

Patrone, Juan Carlos. Arquitecto, egresado de la Facultad de Arquitectura y


Urbanismo, Universidad de Buenos Aires, con posgrado en Diseño Bioambiental, es
investigador del Centro de Investigación Hábitat y Energía CIHE-SI-FADU-UBA
sobre el desempeño ambiental y energético de la construcción con tierra. Miembro
de la Red Iberoamericana Proterra, dicta cursos en el Programa FI, Formación en
Investigación, de la Secretaría de Investigaciones de la SI-FADU-UBA, y es
profesional independiente en empresas y organismos estatales en proyecto, dirección
y construcción
E-mail: arqpa@yahoo.es

Ramos, Adolfo Rodrigo. Arquitecto. Facultad de Arquitectura, Universidad


Nacional de Tucumán (UNT). Investigador del Instituto de Arte Americano (IAA)
de la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos Aires
(FADU). Doctorando en la Facultad de Arquitectura Diseño y Urbanismo. Becario
Doctoral CONICET para la tesis:”La cuestión de la durabilidad en el
proceso/proyecto en la arquitectura de tierra”. Pertenece al Centro de Estudios
Indígenas y Coloniales de la Facultad de Humanidades y Ciencias Sociales de la
Universidad Nacional de Jujuy. Trabaja en colaboración con el Centro Regional de
Investigaciones de Arquitectura de Tierra Cruda (CRIATIC; FAU/UNT) y el Grupo
Construcción con Tierra (FADU/UBA).
E-mail: arquinatt@hotmail.com

Ramos, Jorge. Profesor Titular Consulto, Universidad de Buenos Aires, Arquitecto


y Magister en Arquitectura por la UNAM, México, dicta cursos en Maestrías de
Historia y Crítica de la Arquitectura y el Urbanismo, FADU-UBA, Intervención y
Gestión del Patrimonio Arquitectónico y Urbano, UNMdP, Mar del Plata, e Historia
de Arquitectura y Urbanismo Latinoamericano, UNT, Tucumán, y Profesor invitado
en la Maestría en Centros Históricos y Conservación del Patrimonio Edificado,
Universidad de Camagüey, Cuba. Investigador del Instituto de Arte Americano ,
FADU-UBA, en arquitectura pre-hispánica de Mesoamérica, colonial de
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .11

Iberoamérica y contemporánea de Latinoamérica y Caribe, diseñó y construyó


arquitecturas de tierra en Morelos, México.
E-mail: jorra@datamarkets.com.ar

Rotondaro, Rodolfo. Arquitecto y Máster CRATerre/UPAG, es Investigador


Independiente del CONICET en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo,
Universidad de Buenos Aires. Dirige el Programa ARCONTI, Arquitectura y
Construcción con Tierra, y el Proyecto CONICET ‘Tecnología y gestión participativa
para mejorar la vivienda auto-producida de sectores urbanos en situación de pobreza’.
Trabaja desde 1986 en la investigación y el desarrollo de la arquitectura de tierra en
Argentina, co-dirige el Centro Terrabaires, de Asesoría Técnica, Buenos Aires, y es
miembro activo de la Red Iberoamericana Proterra.
E-mail: rotondarq@telecentro.com.ar

Roux Gutiérrez, Rubén Salvador. Arquitecto, Doctor en Arquitectura por la


Universidad de Sevilla, es Jefe de Investigación y Líder del Cuerpo Académico de la
Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad Autónoma de
Tamaulipas, México. Catedrático TC y SNI Nivel 1, Línea de Investigación
Edificación y Diseño Sustentable, trabaja en construcción con tierra, caña y
reciclado de materiales de desecho, dicta cursos de grado y posgrado y dirige tesis
de maestría y doctorado.
E-mail: rroux@uat.edu.mx

Spengler, Gisela. Licenciada en Ciencias Antropológicas, con Orientación Sección


Arqueología, Instituto de Ciencias Antropológicas (ICA), Facultad de Filosofía y
Letras; Universidad de Buenos Aires. Magister en restauración y Gestión del
patrimonio Construido, Universidad del País Vasco. Actualmente doctoranda en
Arqueología, Universidad de Buenos Aires.
E-mail: arqueologiauba@yahoo.com.ar

Tomasi, Jorge. Arquitecto, FADU-UBA, Magíster en Antropología Social por la


Universidad Nacional de San Martín, Doctor en Geografía por la Universidad de
Buenos Aires y becario Posdoctoral CONICET en el Instituto Interdisciplinario
Tilcara, Facultad de Filosofía y Letras, UBA. Desde 2004 trabaja en Susques, Jujuy,
sobre arquitectura, espacio doméstico, territorialidades alto-andinas y lógicas locales
de construcción con tierra. En 2006-2009 integró el proyecto ‘Puna y Arquitectura’,
FADU-UBA.
E-mail: jorgetomasi@hotmail.com

Viñuales, Graciela María. Doctora en Arquitectura por la Universidad Nacional de


Tucumán, Arquitecta graduada en la Universidad de Buenos Aires y especializada
en Restauración de Monumentos en el Proyecto PER 39, UNESCO, realiza
docencia, investigación y publicaciones sobre temas de Historia, Patrimonio y
Arquitecturas de Tierra. Es Fundadora del Centro de Documentación de
Arquitectura Latinoamericana, CEDODAL, e Investigadora Principal del Consejo
Nacional de Investigaciones, CONICET, Argentina.
E-mail: cenbarro@interserver.com.ar
.12 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Viejo tambo de Inacayal, en el Albergue de la Universidad de Buenos Aires, Villa


La Angostura, Neuquén, Argentina.

Croquis, Silvia de Schiller, diciembre de 1984.


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .13

SECCIÓN 1:
REFLEXIONES SOBRE
ARQUITECTURA VERNÁCULA
.14 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Trinidad, Cuba. Patrimonio Cultural de la Humanidad.

Croquis, Silvia de Schiller, 4 de diciembre de 2011


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .15

LA ARQUITECTURA VERNÁCULA,
UNA NUEVA MANERA
DE VER NUESTRO ESPACIO
Graciela María Viñuales

En torno a los significados


Antes de tratar el tema en sí, quisiéramos puntualizar algunos asuntos que
suelen confundirnos. Si bien en este trabajo se está hablando de arquitectura
vernácula, también nos encontramos con autores que utilizan otros vocablos
para definir a esta arquitectura a la que se ve, de algún modo, como opuesta
a la que se hace en los grandes centros urbanos y por mano de profesionales.
Sin embargo, adjetivos como “popular”, “tradicional”, “rural” y hasta
“natural”, han sido aplicados para casos semejantes. De todos modos, no son
realmente sinónimos y, por ello, no pueden ser intercambiables, si bien
puede haber coincidencias o, al menos, confluencias.

No nos extenderemos sobre el tema pues ya ha sido objeto de otros trabajos


más centrados en la lexicografía. Pero quisiéramos detenernos en dos voces:
“vernáculo” y “popular”. Lo vernáculo es lo propio de un país o región, lo
popular es lo propio del pueblo, aceptado por el pueblo, vulgar. Estas
definiciones no terminan de delimitar los campos, aunque muchas veces la
palabra “popular” ha sido usada en tono algo despectivo, mientras que lo
“vernáculo” pareciera tener un cariz más culto. La forma de hablar el
castellano tiene una gran variedad en América, en España y en algunos
puntos hispanoparlantes de África. Por ello, tanto en este artículo, cuanto en
otros de este trabajo, lo vernáculo y lo popular se alternarán más de una vez,
y es posible que se utilicen otros vocablos semejantes. Tampoco debemos
olvidar que en algunos momentos los gobiernos de turno esgrimen el
vocablo “popular” para adjetivar sus diseños -sobre todo- de barrios de
viviendas. No confundamos: eso nada tiene que ver con el concepto de
popular tal como lo estamos manejando en este texto. Quizás la
consideración de algunos ejemplos nos sirva como para entender mejor el
tema. Por ejemplo, si hablamos de un ranchito correntino, podríamos
agregarle cualquiera de los adjetivos. Porque sería tradicional, vernáculo,
rural, popular. Pero al hablar de monumentos de la antigüedad americana, de
conjuntos arqueológicos, es posible que a veces el epíteto de “popular” no
resulte adecuado, ya que fueron hechos para las autoridades políticas o
religiosas. Pero sí podría llamárselos “vernáculos” con toda propiedad. ¿Para
qué le damos tantas vueltas al asunto? Para hacer ver que las definiciones tan
cortantes terminan siendo engañosas, así que más vale reconocer que lo
vernáculo es lo propio de un lugar, lo que se ha adecuado a él, lo que da
buenos resultados en unas condiciones precisas.

Palabras clave: Transferencias. Técnica. Historia. Culto. Popular.


.16 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Historia y transferencias
Esa arquitectura vernácula es la que desde tiempo inmemorial fue definiendo
formas, tamaños, detalles básicos que luego, paso a paso fue adaptando a las
circunstancias. Pero también fue nutriendo de sus “hallazgos” a la
arquitectura culta. Los estudios sobre esta cuestión vienen del renacimiento
y posiblemente hayan sido aun estudiados en tiempos más antiguos. Lo
cierto es que en los tratados y estudios del siglo XIX pueden verse muchos
ejemplos de estos traslados, como lo investigado sobre la arquitectura griega
clásica. Metopas, triglifos, entablamento, son “recuerdos” plasmados en
piedra de antiguas soluciones en madera propias de períodos anteriores y de
instancias más populares.

Normalmente, se cree que lo que las clases altas realizan es imitado por las
capas sociales medias o bajas. Sin embargo, está poco estudiado el camino
inverso: el que va de lo popular a lo culto.

O tal vez, no es tanto que no se haya estudiado, sino que no se lo ha tenido


en cuenta o directamente se lo ha despreciado. En muchas instancias de la
vida actual, las transferencias pueden verse en ambos sentidos, aunque no se
las quiera reconocer a las que suben desde las clases bajas. Ello ocurre con
las comidas, la ropa y hasta los rituales y festejos. En la arquitectura sucede
lo mismo y, como decimos, hubo ya autores que encararon el tema.

Hace un par de años, investigadores como Juana Font1, trabajaron el tema


haciendo referencia a lo que las arquitecturas de tierra habían aportado a las
arquitecturas clásicas y hasta dónde los tratadistas del renacimiento se
habían nutrido del saber popular. Por eso, hay que tener en cuenta que los
préstamos entre lo popular, lo vernáculo y lo culto son múltiples.

Más allá de lo comentado sobre la arquitectura griega, podríamos anotar lo


que las construcciones domésticas egipcias, levantadas con barro y ramas,
sirvieron de modelo para muchos detalles que encontramos en los pilonos de
los templos o en otros detalles de la arquitectura funeraria hecha en piedra.
Pero en sentido inverso, podemos ver cómo se toman algunas soluciones de
los órdenes clásicos y se las usan en situaciones totalmente populares. Basta
con darnos una vuelta por cualquier barrio de cualquier ciudad grande para
observar la “traducción” que hacen los constructores de esos sitios de los
elementos prestigiados en el centro de la ciudad u observados en revistas,
cine o televisión. Inclusive se encuentran elementos prefabricados hechos a
semejanza de los “cultos”. En tal sentido, zonas portuarias como la Boca son
las que suelen mostrar el uso de esos elementos, casi siempre hechos en
madera, que visten las superficies de la chapa ondulada agregándoles
cornisas, pilastras y otros detalles ornamentales. El uso del color -
contrastando el fondo y la figura- ayuda a dar unidad al conjunto.

Asimismo, las arquitecturas vernáculas han recibido influencias de otras


arquitecturas vecinas, ya que las vías de intercambio social y económico
favorecen estas conexiones y aprovechamientos de experiencias ajenas.

1
Conferencias dictadas en: Congreso “La Arquitectura de Tierra. Tradición
e Innovación”. Grupo Tierra de la Universidad de Valladolid. Cuenca de Campos,
España. Julio 2004.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .17

Nada, por muy típico que sea de un lugar, puede considerarse puro e
incontaminado. Si las influencias en vertical entre las escalas sociales están
siempre presentes, lo mismo podemos decir de los traslados en horizontal,
entre diferentes pueblos. Ya hay mucho escrito sobre esto en general y en lo
que pasa entre los diferentes pisos ecológicos en la zona andina y en la
periamazónica. Lo mismo sucede en casos fortuitos en los que la llegada de
ciertos elementos provoca su inclusión con nuevos usos y nuevos
significados. Recorrer el interior de cualquier país latinoamericano nos llena
de ejemplos en los que latas de conserva, botellas, desechos de máquinas y
herramientas, son aprovechados como partes de la construcción, más allá de
lo que podríamos anotar como de “reciclaje interno” cuando una olla de
barro se convierte en boca de chimenea, una teja en cuña para ajustar un
adobe o un marco de puerta, o un hueso de animal sirve para anclar un techo.

Justamente, esta sabiduría popular es la que sin las velocidades urbanas, ha


ido probando, aceptando o descartando esas soluciones. Y son esas
soluciones eficaces las que se han ido repitiendo, decantando, ajustando
hasta consagrarse y pasar a los niveles profesionales, así como a la tradición
de otros pueblos vecinos que han visto sus bondades.

En lugares como América en que había una población estable, pero que
recibió en corto tiempo dos afluencias importantes; luso-hispana y africana,
los contactos, intercambios y adecuaciones fueron múltiples, imponiéndose
generalmente los grandes lineamientos peninsulares y los detalles indígenas
y africanos. Ello generó una arquitectura propia de nuestro continente, con
las diferencias de cada región, en las que la proporción de estos ingredientes
fue muy variada. El clima, la situación económica, las costumbres, los
valores espirituales y la historia de cada pueblo, fueron definiendo
arquitecturas propias en un riquísimo mestizaje. La decantación lenta fue
llevando a normalizar tamaños, formas y sistemas, que han llegado a
constituir esa arquitectura vernácula de uno y otro sitio.

Esas formas de construir suelen ser cuidadosas de esas normativas empíricas


y con ello siguen funcionando bien aun frente a situaciones difíciles, como
desastres naturales, guerras, escasez. Este respeto, esta precaución, es la que
en cierta medida se ha ido perdiendo a lo largo del siglo XX, cuando
apoyados en los avances técnicos, en los nuevos materiales, en el uso de
sistemas inadecuados para concertarlos y en una cierta soberbia ante lo
popular, los arquitectos “diplomados” hicieron caso omiso de las enseñanzas
que le daba la arquitectura propia del sitio y se adhirieron a las ideas de una
arquitectura universal. Atendieron más a su tiempo y mucho menos a su
espacio. Las transferencias entre lo culto y lo vernáculo no fueron cuestiones
de la remota antigüedad, sino que conocidos arquitectos contemporáneos
han echado mano de saberes populares para encarar algunas de sus obras.

Cambios e hibridaciones
Porque la evolución de la arquitectura culta a partir de la consolidación de
las Academias, a imagen de la francesa creada a fines del XVII, produce un
quiebre que pretende separar aguas: esto es lo que vale y aquello es lo que
no interesa.

De esa manera, los caminos de ida y de vuelta dejan de estar tan


entrecruzados. Lo “correcto” está en un sitio y es a eso a lo que se debe
.18 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

tender. Pero la gente sigue construyendo a pesar de las imposiciones


oficiales y, gracias a Dios, la arquitectura vernácula sigue en pie con una
producción modesta pero más amplia que la académica.

El siglo XVIII con todos los cambios que se van dando con la revolución
industrial, el positivismo, los avances científicos y el nuevo control ejercido
por las autoridades centrales, tiene otras contrapartidas. Una de ellas es la
gran cantidad de viajeros que recorrerán el mundo en busca de nuevos
horizontes, aventuras y descubrimientos botánicos, arqueológicos, mineros.
Conocemos a muchos viajeros que dejaron sus observaciones escritas y
hasta publicadas. En esos relatos, más allá de los temas por los que
comenzaban su excursión, ellos anotaban impresiones personales sobre lo
que veían y llamaba su atención, narrando y dibujando asuntos referentes a
la construcción típica de una zona. Así que la documentación de finales del
siglo XVIII y principios del XIX es muy valiosa pues recoge lo atinente a lo
vernáculo, más allá de los monumentos y edificios destacados de las
ciudades principales.

Pero no sólo estaban los viajeros que recorrían el mundo -entre los que para
nosotros son especialmente interesantes los que anduvieron por América-
sino que también hubo quienes se dedicaron a tomar nota de lo que ocurría
en el interior de sus propios países. Así se documentaron técnicas
constructivas populares con todos los detalles de materiales, disposiciones,
medidas, herramientas y otros detalles. La posibilidad que se había abierto
con la litografía permitía complementar el texto con grabados explicativos
de alta calidad. Además, con la nueva visión que se iba teniendo de los
progresos técnicos, tanto podía encontrarse libros dedicados a mejorar
edificios rurales cuanto a proveer nuevos recintos para las tareas que se
desarrollaban en el campo. La bibliografía del siglo XIX es muy rica en tal
sentido. Allí, la palabra vernáculo no aparece con frecuencia, se habla más
de rural y de popular.

La postura de los autores va desde quienes rescatan esos valores


conservados por el pueblo y los llevan al nivel culto a través de esas
ediciones, hasta quienes tratan estos temas como la salvación frente a la
máquina que parece destruir el mundo. Sólo con el tiempo llegará un cierto
equilibrio.

Aunque será un tanto difícil, porque empezarán a aparecer en escena los


materiales industrializados que pretenderán ser utilizados en toda nueva
construcción. Materiales y disposiciones pensados para aplicarse en
caminos, puentes, estaciones de ferrocarril o grandes salones de exposición,
serán lanzados al mercado como la panacea para ser usada en toda situación.
La dureza de esos materiales, la idea de su perdurabilidad y la creencia de
que no necesitaban mantenimiento constante, fueron esgrimidas por los
fabricantes y aceptadas por los clientes, que quedaban absortos frente a la
publicidad comercial que tomaba también nuevos rumbos. Ciertamente, las
ciudades iban necesitando nuevos espacios amplios y sin muchas divisiones
internas para cubrir las demandas de las grandes concentraciones de público:
estaciones, teatros, museos, depósitos, fábricas.
Pero éstas no eran las necesidades de la arquitectura doméstica, ni siquiera la
de los otros edificios del barrio cercano, como comercios, escuelas y cafés.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .19

Es ése el momento en que los materiales industrializados se meten en la


arquitectura vernácula y son utilizados por las capas medias de la sociedad,
así como por las autoridades de los países menos desarrollados. Es notable
ver que las obras públicas de estos últimos tenían una clara relación con el
saber popular, pero ante la introducción de nuevos elementos, hicieron que
la obra pública pronto abandonara esos rumbos y decidiera parecerse a lo
que se tenía por importante, destacado, moderno, y que se mostraba en los
países tenidos como modelos.

Y allí viene la hibridación, que logrará unir a lo culto con lo vernáculo, pero
sin respetar las leyes de cada uno, sino tomando sistemas, materiales,
dimensiones y proporciones que se alejan de ambos extremos, pero que no
construyen con lo mejor de cada uno, sino con lo que cree más vistoso. Estas
hibridaciones se producen a lo largo del siglo XX y hacen peligrar tanto a las
nuevas construcciones populares, que con ello pierden sus valores
tradicionales, cuanto a las obras que se amplían o se restauran. Lo que
parece que no se entiende, es que cada material tiene sus propios sistemas
constructivos, y que cambiar estas leyes intrínsecas, no llevará a buen
puerto.

Esos cambios, que se profundizarán en la segunda mitad del siglo, harán que
se pierdan muchos edificios notables o modestos por el mal tratamiento que
de ellos se hace. La ampliación de ventanas, la poca claridad de planta, la
extremada confianza en hierros y hormigones, se intensificaron hace unos
sesenta años. Más allá de poner en peligro obras preexistentes, por ejemplo
frente a un sismo o a un huracán, sirvieron para dar la idea de que la
arquitectura vernácula era algo que no funcionaba bien.

Otras perspectivas
Sin embargo, también surgieron nuevas ideas porque la profundización del
estudio de la historia de la arquitectura desde otra perspectiva y el avance de
los asuntos de la conservación y la restauración, hicieron ver la riqueza que
encerraba la arquitectura vernácula y cuánto de ella podía ser aplicado en la
revitalización de las técnicas y en la arquitectura nueva que acompañaba a
los monumentos. Poco a poco también se vieron sus bondades en lo atinente
al ambiente, al ahorro energético, a los valores culturales y a lo que lo
vernáculo podía aportar en los campos sociales y económicos. Con ello, se
fueron descubriendo nuevas visiones como las de la identidad y la
pertenencia.

Técnicamente, empezó a tomarse en cuenta no sólo el diseño arquitectónico,


sino también las posibilidades de los materiales, las disposiciones, las
herramientas, la organización laboral y las relaciones humanas dentro de una
obra. El uso de las técnicas tradicionales promovió una coherencia y una
integración que superaba las obras en sí de restauración o de
complementación, para verse dentro de un entorno amplio de conjunto,
barrio, pequeño poblado.

Este uso “profesional” llevó a que poco a poco las técnicas populares fueran
estudiadas a través de los mismos sistemas de ensayo y medición que se
aplicaban a los materiales modernos. Así se trabajó sobre la piedra, la tierra,
los cerámicos, las maderas, las cañas. Los cursos, congresos y publicaciones
fueron ampliando el radio de acción y se logró mejorar las características de
.20 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

los materiales, probar aditivos, ajustar sistemas y sacar a relucir antiguas


investigaciones y conocimientos que por varias décadas habían quedo
olvidados.

De todos modos, siempre hay gente más papista que el Papa, que quiso
aplicar a ultranza la tradición sin considerar si la oportunidad era la propicia.
Mientras que por otro lado, algunos dicen seguir tradiciones y lo que hacen
es usar materiales antiguos pero mal trabajados, sobre todo en las periferias
de las ciudades. Lo mismo sucede cuando los arquitectos diplomados toman
formas del pasado y las reinterpretan con materiales nuevos, algo que cada
tanto se produce y que en nuestro país se reconoce en el neocolonial de las
décadas de 1920 a 1940. Pero hoy asimismo regresa a través de algunos
modelos que se aplican en barrios cerrados y zonas de vacaciones que se
suponen insertas en ambientes cargados de historia.

Encuentros y desencuentros entre la arquitectura popular


y la arquitectura “culta”
Mientras nosotros nos estamos preocupando de estos temas, hay toda una
corriente que trata de cancelar las diversidades -como lo vemos a diario en la
llamada globalización-. Como nos dice Enrique Ortiz (Ortiz, E. 2000)
sabemos que a la larga eso produce aburrimiento y saturación. Por ello, no
debemos dejar de considerar que lo tradicional tiene profundas intuiciones,
no conquista la naturaleza, sino que la acoge. Asimismo, lo vernáculo no
está en una quietud inmutable: crece, cambia, evoluciona, aunque a diferente
ritmo. Se adecua a las necesidades, al clima, a los cambios económicos y
laborales, y a la organización familiar.

Las migraciones e intercambios sociales llevan a nuevos acomodamientos y


a la aplicación de novedades, que se insertan en el conjunto de saberes
populares y formas de construir y habitar. Porque lo vernáculo es tarea
solidaria, de grupo, es idea de conjunto unitario, opuesto al individualismo
que se pregona en las ciudades.

La arquitectura vernácula ha ido tomando rumbos basados en esas


adecuaciones y en cada lugar ha tenido en cuenta una economía no escrita y
ha visto la facilidad de trabajar con diseños cuadrados, redondos,
rectangulares o con puntas redondeadas, encontrando una racionalidad,
aunque por caminos diferentes a los de lo “culto”. Lo que deberíamos es
romper dicotomías que llevan a mundos excluyentes y dejar que nuevamente
fluya lo que dan y lo que reciben mutuamente lo tradicional de lo culto. Es
fundamental encontrar espacios de libertad, dentro de la aventura del
desorden que parece tener la arquitectura vernácula. Habrá que recuperar la
convivencia, los usos mezclados del suelo urbano y el periurbano. También
tenemos que recuperar lo sagrado, los ritos, los simbolismos, las creencias
que son parte de ese mundo vernáculo en el que la arquitectura en un
ingrediente dentro de una masa aglomerante. Y con estos principios, es
necesario buscar caminos para reencontrar ese continuo entre lo vernáculo y
la arquitectura con arquitectos.

La mirada de hoy
Lo cierto es que para que consideremos a algo como respetuoso de las
tradiciones y de la historia, es necesario tener en cuenta algunos puntos que
superan lo arquitectónico, como la forma de agrupamiento de los edificios,
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .21

la organización de sus espacios abiertos, el diseño de sus “afueras” (que no


son espacios residuales), la relación general con el paisaje. Del mismo modo
hay que dejar de mirar sólo las viviendas y extender la mirada hasta
escuelas, capillas, pueblos, caminos y puentes, los hitos dentro del campo y
en sitios particulares de las rutas. En todo ello veremos signos que nos abren
nuevas perspectivas.

Consideremos que a lo largo del tiempo se fueron dando decantaciones y


adecuaciones, se fueron superponiendo tradiciones indígenas, mudéjares,
barrocas, algunas que fueron persistiendo y fueron siendo muy aceptadas,
como la profusión de ornamentación, las colgaduras simbólicas en los días
de fiesta, los rituales, las pinturas murales. En el día de hoy, no podemos
dejar de considerar todo esto que no es arquitectura en sí, pero que hace a la
calidad de vida de la gente.

En el fondo, hoy volvemos la mirada a la arquitectura vernácula por


diferentes motivos, pero ya no cuenta más la visión exploratoria de siglos
pasados, ni la romántica, ni siquiera la que la tomaba como un catálogo de
buenas acciones de diseño. Porque ahora estamos ante ella como ante
cualquier arquitectura de la cual hay algo que aprender, como de la griega
clásica, la gótica o la barroca, pero no por lo que nos muestra a primera vista
en sus formas y proporciones, sino por su sentido intrínseco que incluye
también a muchos otros parámetros tangibles e intangibles. Quizás, la
atención que desde hace unas décadas se está dando al ambiente, sea un
impulso para reflexionar seriamente sobre sus bondades, sobre sus
capacidades de adecuación y sobre las características que en cada ocasión
fueron definiendo las formas de construir el hábitat de un sitio determinado.

Algunas de esas características podrán ser hoy inaplicables por motivos


diversos -económicos, sociales, técnicos- pero habrá un número mayor que
sí podrá ser retomado, utilizado, adaptado a la que hemos llamado
arquitectura “culta”. Ella podrá hacer gala de ser realmente culta, de
representar cabalmente su cultura, si sabe reestablecer los canales de
intercambio que por siglos nutrieron y enriquecieron a todo el quehacer
arquitectónico. En ello no debe estar ausente el tema de las relaciones
interpersonales, los simbolismos y rituales, la manera de vivir las etapas de
la construcción intangible del hábitat, los sueños e ilusiones que han estado
subyacentes y que van concretándose en una larga historia.
.22 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Bibliografía
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vernácula en Mérida, Mérida (VE).
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1, Universidad Nacional de Tucumán, San Miguel de Tucumán, pp.11-31.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .23

CRISIS AMBIENTAL Y SUSTENTABILIDAD


Arquitectura vernácula y alta tecnología
Elementos de reflexión
sobre arquitectura sustentable
Clímaco Bastidas

‘El desafío contemporáneo –el


más imperativo- es organizar la
habitabilidad humana del
planeta’2
Paulo Mendes da Rocha,
Premio Pritzker 2006

Resumen
Este artículo aborda principalmente dos elementos de interés:
- Crisis ambiental global: posiciones divergentes sobre sus causas,
responsabilidades geopolíticas. Noción integral de la sustentabilidad,
nuevos retos del desarrollo.
- Sustentabilidad en el marco de la arquitectura: referencias a la arquitectura
vernácula (y neovernácula), y a la arquitectura de alta tecnología, análisis
crítico, elementos de una arquitectura sustentable.

Palabras clave: Gases de efecto invernadero. Sustentabilidad integral.


Ahorro energético. Energías renovables. Tecnociencia. Climatismo pasivo.
‘Green issues’. Certificación ambiental. Cultura ambiental.

2
Expresado con la fuerza de una sentencia moral, este desafío supone en América Latina, la
necesidad de reconectar la arquitectura y sus posibilidades creativas, con nuestros propios
contextos, apostando a recuperar condiciones esenciales de existencia social y ambiental.
.24 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Convergencias y divergencias sobre los cambios climáticos


Los impactos ambientales globales convergen, desde la cotidianeidad, en el
centro de la preocupación mundial pero divergen en torno a las causas
atribuidas y a cómo enfrentar sus efectos. De modo que mientras un sector
de la comunidad científica3, fundado en estudios e indicadores
responsabiliza de sus exacerbaciones a causas antrópicas (Lovelock, J.;
Margulis, L.; Kirchner, J.) generadoras de masivas emisiones de gases de
efecto invernadero, otro sector, esgrimiendo causas naturales, explica estos
trastornos como parte de los procesos cíclicos planetarios de alteración de
sus regularidades.

En el cruce de caminos que supone la búsqueda de razones científicas


dirigidas a explicar el origen de la crisis ambiental mundial, todos,
incluyendo quienes somos la gran mayoría de “no expertos” estamos
obligados a articular respuestas responsables frente al presente y futuro de la
humanidad.

Significa que, admitiendo una razonable interacción de los dos tipos de


causas no podemos actuar desde la perspectiva de los tiempos geológicos
sino desde las exigencias de los tiempos históricos a los que estamos sujetos
y podamos seguir estándolo como sociedad humana, frente a cuya existencia
material, cultural y ambiental –eventualmente muy breve dentro del contexto
planetario-, debemos dar cuenta con nuestra propia conducta.

No ser responsables del comportamiento intrínseco y autónomo del planeta,


no significa negar que las acciones humanas producen efectos globales
(Parsons, T. 1937), y que en el ámbito y escala de nuestras responsabilidades
frente al medio ambiente, es imperativo redefinir nociones de sustentabilidad
mundial, replanteando modelos geopolíticos esencialmente hegemónicos.

Sustentabilidad global - sustentabilidad integral


El “incremento exponencial de vulnerabilidades ambientales agravado por
acción de emisiones incontroladas de gases de efecto invernadero… trae
consigo la agudización de cambios climáticos, crisis severa de agua y
energía, y efectos impredecibles sobre los asentamientos humanos urbanos y
rurales” (Sistema nacional de planificación y ordenamiento territorial,
2007), de cuyas emisiones los mayores responsables son los países
industrializados, admitiendo grados variables de corresponsabilidad
mundial.

3
Dentro de la iniciativa del ‘Panel Intergubernamental de Cambios Climáticos de la ONU’
(IPCC), que desde inicios de los 90 evalúa los riesgos del cambio climático y sus efectos en
el medio ambiente, participan más de 3 mil investigadores, especialistas y científicos del
mundo. Algunos de sus integrantes compartieron con el ex - vicepresidente norteamericano
Al Gore el Premio Nobel de la Paz 2007, por promover un amplio debate mediático sobre
la crisis ambiental mundial, cuyas mayores responsabilidades políticas, sociales y
económicas, recaen en las potencias industriales.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .25

Es en este escenario de impactos, y en el marco de iniciativas de


mitigación/remediación ambiental4, que organismos supranacionales,
asignan a los países subdesarrollados o del tercer mundo, cuotas de
responsabilidad difícilmente practicables, dentro de un cuadro de relaciones
económicas, tecnológicas y de inversión social prevalecientemente
disimétrico. No obstante, la necesidad de avanzar exige caminar por dos vías
simultáneas:
 La una llamada a apoyar medidas de amplia aplicación, desde fomentar
compromisos de conciencia con el medio ambiente en el conjunto de actores
sociales -sin excepción-, en tanto consumidores, productores, agentes de
decisión política y financiera y ejecutores de gestión pública y privada,
fortaleciendo una cultura ambiental activa, hasta promover la aplicación de
modelos sustentables en materia de planificación social y económica, en el
marco de políticas de inversión social dirigidas a racionalizar el
aprovechamiento de recursos naturales estratégicos que forman parte del
patrimonio hídrico, energético no renovable, geológico y biótico, a
promover energías alternativas de bajo impacto, a ejecutar infraestructuras e
iniciativas productivas convergentes con la prevención y reducción de
impactos y vulnerabilidades socio – ambientales, a ejecutar sistemas de
ordenamiento territorial, ecológicamente coherentes, y a difundir la
aplicación de estrategias bioambientales de diseño arquitectónico y urbano
en sus distintas escalas.
 La otra destinada a impulsar agendas e iniciativas globales5, destinadas a
implementar y cofinanciar sistemas y programas de gestión ambiental y de
protección de recursos naturales sensibles6, de alcance regional y mundial,
cuyas políticas, mecanismos de ejecución, alcance y eficacia deben ser
evaluados, y sus resultados verificados en el corto, mediano y largo plazo.

4
Los mercados de carbono y los MDL (mecanismos de desarrollo limpio), auspiciados por
las NNUU y ligados al protocolo de Kyoto hacen parte de mecanismos creados para
promover el control de emisiones GEI (gases de efecto invernadero). Interesantes desde su
propuesta, resultan restrictivos al estar concebidos como ‘premio’ a la ejecución de
proyectos de desarrollo limpio, cuya validación de resultados y acciones certificadas
obtienen un beneficio económico una vez puestos en operación, y no como instrumentos
patrocinadores, factibilizadores y financiadores de tales proyectos, que de ser así los
convertiría en actores pro-activos de desarrollo sustentable.

5
Surge el imperativo de fortalecer una conciencia planetaria, cuya construcción y
convergencia de voluntades y acciones dentro de la compleja ecuación medio ambiente /
desarrollo sustentable, rompan paradigmas de relaciones excluyentes, viabilizando políticas
y programas trazados a partir del Informe Brundtland de 1987, los objetivos de desarrollo
del milenio de la ONU del 2000 -de los cuales el Nº 7 se refiere a la sostenibilidad del
medio ambiente-, y un número considerable de protocolos y acuerdos (Río – agenda 21,
Kyoto, Kobe, Johannesburgo), muchos esencialmente declarativos que han dominado los
temarios de las cumbres y encuentros internacionales recientes sobre sustentabilidad y
energía, entre ellas las cumbres presidenciales de Venezuela, de las NN.UU y de
Washington, y el encuentro sobre cambios climáticos de Ecuador, y cuyas preocupaciones
continuarán presentes en el encuentro mundial de ciudades de Corea de octubre 2007, en la
cumbre Bali- Indonesia de diciembre 2007 (Kyoto II), en la cumbre presidencial regional
de presidentes de Lima 2008 y las que sigan sucediéndose. Pero es claro que no se podrá
avanzar significativamente, sin situar la responsabilidad de los actores mundiales y
regionales sobre una primera plataforma consolidada de acciones y procesos tangibles de
reequilibrio socioambiental global.

6
Se trata de buscar salidas a temas fundamentales como el agudizamiento de la crisis global
de agua y energía, y la protección de recursos naturales y bióticos sensibles, cuyo papel
estratégico en los procesos de desarrollo reclama disponer y racionalizar su uso, dentro del
marco de la soberanía y responsabilidad de los estados.
.26 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

En este escenario cabe reclamar de la ‘tecnociencia’ entendida como ciencia


+ tecnología + transferencia (Surgida de la conferencia de Estocolmo de
1972), su condición de aliada de la sustentabilidad socio - ambiental, de
manera que dentro del marco de reciprocidad económica global, se
institucionalicen flujos y procesos de conocimiento / investigación /
aplicación, entre los países centrales y el conjunto de la comunidad mundial,
bajo condiciones de inclusión y participación corresponsable de todos los
involucrados, como lo debe ser América Latina.

Recapitulando: esta visión integral de desarrollo sustentable7 obliga a


redefinir parámetros e incorporar modelos que permitan resolver la ecuación
territorio / hábitat construido, mediante una combinación equilibrada de
variables socio - económicas y ambientales, políticas productivas, políticas
de manejo de recursos naturales, financieros, investigación y transferencia
tecnológica, procesos de expansión urbana, vivienda social, incorporación
de infraestructuras y servicios, y retos de conectividad, en los que la buena
salud de los indicadores macro – económicos deberá garantizar y no atentar
contra la buena salud de una socio-economía redistributiva orientada a
aprovechar y proteger la naturaleza y no a destruirla.

Arquitectura vernácula: sus enseñanzas y límites


Los mensajes dejados por la crisis climática global, al interior de la relación
medio ambiente / sociedad / arquitectura; dan ocasión de practicar lecturas
sobre elementos ambientales de la arquitectura vernácula y, sucesivamente,
de la arquitectura de alta tecnología para, a pesar de su contrastante
naturaleza, extraer lecciones de validez general.

Caben, de principio, destacarse referentes ambientales, identitarios y


antropológicos de la arquitectura vernácula, con el interés, no de apelar a
una reproducción mecánica de modelos -que supondría promover un manejo
empírico de materiales y recursos extraídos de sus entornos naturales, que en
escalas de demanda actual tienden a ser restrictivos y agotables y por tanto
no sustentables, cuando el objetivo es inverso-, pero sí de reparar en
nociones técnicas vinculadas al uso de estructuras, espacios y dispositivos
bioambientales, recuperar valores éticos capaces de poner fronteras a la
acción humana e inducir a la adopción de nuevas estrategias enfocadas a
reequilibrar los habitats contemporáneos. Apelando a Rapoport, el análisis
de la arquitectura vernácula de comunidades primigenias históricas o
contemporáneas, algunas denotadas como ‘étnicas’, obliga a despojarla de
“romanticidad” (Rapoport, A. 1972), para diferenciar objetivamente lo
emblemático / simbólico de lo socialmente sustentable, que es igual a situar
los límites entre lo trascendental y lo práctico sin afectar sistemas de valores
subyacentes.

7
Noción con la que merecen ser re-enfocadas las políticas de ordenamiento y gestión
territorial que engloban infraestructuras, servicios, sistemas de comunicación /
conectividad, actividades productivas y manejo de recursos naturales, entre los cuales los
hídricos y energéticos tienen una importancia estratégica fundamental.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .27

La huella histórica ratificada por la presencia de esta arquitectura,


actualmente marginal, emplazada en zonas heladas, trópicos, estepas o
desiertos, da cuenta de la interacción humana y su capacidad de adaptación
con los medios naturales a través del tiempo. Casas-cueva de Crevillente,
Guadix o Surullena al sur de España, de influencia árabe nor-africana, casas-
cueva de Anatolia en el Asia Menor, viviendas subterráneas de Matmata en
el Sahara o de Techine en Túnez, u otras como las palafíticas de Dahomey o
de las zonas costeras inundables del Ecuador, muestran el común
denominador de incorporar conceptos de habitabilidad de notable
integración ambiental.

Se trata de arquitecturas que aseguran sombra mutua, superficie mínima y


masa máxima en zonas calientes y áridas; o que incorporan dispositivos de
ventilación, enfriamiento, control de temperatura, calefacción o aislamiento,
según lo exijan las condiciones ambientales locales de cada región,
permitiéndonos destacar dos elementos de aporte práctico: capacidad de
adaptación al medio ambiente y coherencia técnica, amén de sus atributos
simbólicos e identitarios.

Las viviendas tipo campamento de comunidades indias de Alberta en


Canadá o kiowas estadounidenses, de comunidades laponas nor-europeas,
como las tiendas de los beduinos del Sahara o los pastores tibetanos, tienen
la virtud de ser ligeras y portátiles, además de adaptarse a una existencia
trashumante y ser eficaces ante el rigor climático. Pero claro, en el mundo
contradictorio que nos gobierna, cada vez es más frecuente que, bajo los
mismos principios, se multipliquen precarias habitaciones reciclando
materiales de desecho, para dar cabida a miles de damnificados por
siniestros naturales o a refugiados que huyen de la perversidad de guerras
que no les pertenece.

Mientras tanto, los escaparates de las exposiciones internacionales se


encargan de difundir una arquitectura ‘efímera’ por su temporalidad, pero
emblemática, que desarrolla similares principios y lógicas estructurales bajo
exigentes condiciones de calidad, velocidad de montaje y desmontaje,
expansión y reversibilidad, en correspondencia con la dinámica del mercado
y la globalización cultural.

A la arquitectura que surge bajo la denominación de ‘neovernácula’ se le


suele atribuir propuestas, cuya taxonomía no es fácil de establecer, sea por la
combinación de elementos de inspiración vernácula con lenguajes
expresionistas, tecnologistas o minimalistas -entre otros-, que escapan al
interés del presente análisis8, o por su orientación hacia el folclorismo o
hacia formas de vanalización cultural que merecen ser enfrentadas
críticamente; sin embargo existen ejemplos capaces de transmitir mensajes y
potenciar fortalezas espaciales y bio-ambientales relevantes.

Entre estas últimas, merece mención el Centro Cultural Jean-Marie Tjibaou,


nombre del líder histórico del pueblo Kanak de Nueva Caledonia, levantado
en esta isla colonial francesa del archipiélago melanesio, después de los
movimientos independentistas de1988, y como parte del ‘acuerdo de paz y
desarrollo de Matignon’ (Figura 1 a 3).

8
Esta arquitectura como cualquier otra, por efecto de interacciones lingüísticas, difícilmente
se expresa de modo tendencialmente puro.
.28 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Sin pretensión de justificar inequidades políticas, se debe reconocer en el


proyecto de Renzo Piano su esfuerzo por reivindicar la identidad de un
pueblo que trasciende al conjunto de las sociedades étnicas del mundo,
expresando la intención de revalorizar desde una perspectiva simbólica las
arquitecturas y hábitats regionales, mediante una combinación de elementos
lingüísticos y constructivos tradicionales y contemporáneos.

Esta propuesta añade a las favorables condiciones microclimáticas de sus


espacios, un valor agregado tecnológico, dirigido a reducir su vulnerabilidad
estructural frente a la acción de agentes ambientales -o aleatorios- como el
fuego y el agua, e incrementar la resistencia de su estructura frente a
solicitaciones dinámicas, entre ellas el viento. Bajo estas condiciones acude
al uso de madera local, perfiles, cables, ensambles y conectores de acero,
mallas, dobles tabiques verticales, y elementos vegetales, que articulan una
sucesión de bohíos cónicos de planta circular y espacios semicubiertos, cuya
disposición axial actúa como barrera filtrante y moderadora de la acción
eólica de los vientos del Pacífico sudoriental, al tiempo de asegurar un
conjunto de efectos bioambientales favorables.

Figura 1. Centro Cultural Jean-Marie Tjibaou, New Caledonia. Fuente: Renzo Piano Building Workshop

Mientras en la Expo Hannover 2000, el pabellón venezolano diseñado por


Fruto Vivas y Frei Otto, se encargó de plasmar por analogía orgánica y con
clara intencionalidad simbólica, una estructura inspirada en una orquídea -
flor nacional de Venezuela-, en la que los ‘pétalos’ móviles de su cubierta
fueron dispuestos para girar en atención a condiciones lumínicas, de
humedad, aireación y variación de temperatura.

Lo dicho deja sentada la posibilidad de explorar propuestas dirigidas a


tender puentes entre identidad cultural y tecnología (Figura 4); al tiempo que
la estructura neovernácula del pabellón ecuatoriano, cubría el espacio de
exposición con una malla espacial de caña guadúa auxiliada por conectores y
tirantes metálicos, en línea a demostrar que soluciones sucedáneas a las
estructuras tradicionales asociadas a tecnologías disponibles en el mercado,
son capaces de articular y potenciar valores funcionales, estéticos y
ambientales.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .29

Figura 2. Centro Cultural Jean-Marie Tjibaou, New Caledonia.


Fuente: Renzo Piano Building Workshop

Figura 3. Centro Cultural Jean-Marie Tjibaou, New Caledonia.


Fuente: Renzo Piano Building Workshop

Figura 4. Pabellón de Venezuela, F. Vivas / Frei Otto. Hannover 2000.


Fuente: www.skyscrapercity.com
.30 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Una variedad de soluciones concebidas con estructuras isotensas, mallas


espaciales, o estructuras mejoradas de tecnología de tierra enfocadas a
mejorar su resistencia y ductilidad ante comportamientos dinámicos, adaptan
y agregan a la experiencia de las arquitecturas tradicionales desarrollos
tecnológicos que las hacen más eficientes.

Admitiendo que en nuestros países la arquitectura vernácula es capaz de


inspirar propuestas de interés cultural, simbólico y tecnológico, cualquier
intención de generalizar (o masificar) sistemas de este género, atraviesa por
la exigencia de experimentar, innovar y normalizar sus componentes,
minimizar impactos ecológicos, mejorar el confort ambiental bajo
estrategias de climatismo pasivo, reducir consumos de energía, y optimizar
costos sociales y financieros, porque fuera de estas condiciones tales
sistemas dejan de ser sustentables.

Contextos de la arquitectura de alta tecnología


En la orilla opuesta, en el ámbito de los ‘green issues’ de los países
centrales, la arquitectura tecnologista lidera la aplicación de iniciativas de
control ambiental y obtención de certificaciones verdes, cuyos procesos de
normalización técnica y reglamentación urbana se hallan en una etapa inicial
de difusión e irradiación. Esto ocurre en medio de una gestión ambiental
urbana mundial atravesada por una sensible descoordinación política entre
los niveles globales, regionales y locales de planificación y ordenamiento
territorial y urbano, y una acción pública y privada afectada por lógicas del
mercado, que acentúa disimetrías socioespaciales.

Esto pone en evidencia conflictos en el establecimiento de prioridades y


disposición de recursos, y en la credibilidad respecto a la adopción de
políticas ambientales progresivas que incluyan la aplicación emergente de
medidas de corrección de impactos.

Políticas que deben ir acompañadas de normas técnicas, operatividad


jurídica y mecanismos garantizados de control de emisiones de origen
industrial, de tráfico motorizado y arquitectónico, así como de evaluación de
consumo energético e hídrico, entre otras variables determinantes, cuyo
comportamiento señale pautas para la reorientación de iniciativas
energéticas y ambientales.

El conflicto de escalas entre esta arquitectura, numéricamente excepcional,


que exhibe reconocibles avances técnicos en el plano ambiental, y el enorme
universo urbano afectado por contradicciones latentes, da cuenta de la
envergadura de la tarea a enfrentar.

Se trata de una arquitectura identificada con proyectos emblemáticos de


iniciativa institucional pública, pero en mayor número, con emprendimientos
inmobiliarios o corporativos originados en mercados globales dentro de un
marco de inversiones de alto rendimiento dirigido a mercados cautivos de
altos ingresos, y que en razón de sus costes y sofisticación, hacen restrictiva,
y con mayor acento al interior de nuestra realidad regional, la reproducción
de sus innovaciones tecnológicas.

Sin embargo, estas circunstancias objetivas no impiden reconocer el aporte


de proyectos como el Educatorium de la Universidad de Utrecht - Países
Bajos, (Fig.5 y 6), diseñado por Rem Koolhaas y Cristophe Cornubert,
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .31

miembros del Office for Metropolitan Architecture (OMA), en soluciones


orientadas a la erradicación de materiales nocivos para el medio ambiente, e
interesadas en la optimización de condiciones térmicas naturales en los
interiores arquitectónicos, reducción de consumo de energía para
iluminación9, disposición de sistemas pasivos de ventilación, reducción de
emisiones de dióxido de carbono por minimización de uso de aire
acondicionado y sistemas de climatización artificial.

Figuras 5 y 6. Educatorium, Universidad de Utrecht, Países Bajos. Arqs. Koolhaas / Cornubert (OMA).
Fuente: www.oma.eu/index.php

Figuras 7 y 8. Reichstag de Berlín. Arq. Sir Norman Foster, 1992-1999.


Fuente: www.fosterandpartners.com

9
Ésta acude a amplias superficies acristaladas aislantes para asegurar una alta incidencia de
rayos solares y una acumulación controlada de calor de efecto invernadero. La iluminación
natural, ideal en las salas de estudio, contempla ventanas bajas para la visión y ventanas
altas que dirigen la luz natural hacia un techo blanco encargado de reflejar la luz hacia las
mesas de lectura. En verano, la fachada este, también acristalada, recibe la sombra de
grandes árboles, mientras la fachada sur dispone de un sistema mixto de pantallas
semiautomáticas que permiten filtrar la luz de forma diferente en función de los usos
internos.
.32 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Figuras 9 y 10. Torre Swiss-Re, Londres. Arq. Sir Norman Foster, 2006.
Fuente: www.amebasaladeriva.com

Figuras 11 y 12. Fundación Cartier, Paris. Arq. Jean Nouvel, 1994.


Fuente: www.jeannouvel.com

En consecuencia, no se trata de ignorar los aportes del primer mundo en el


campo del desarrollo tecnológico vinculado a sistemas de bio y micro-
climatización arquitectónica, sino de encontrar salidas sustentables,
generalizables y reproducibles en amplia escala, mediante el desarrollo de
iniciativas innovadoras, en atención de los recursos tecnológicos y
financieros disponibles y a la promoción de estrategias destinadas a lograr
un eficaz aprovechamiento de las variables ambientales locales.

Esto significa que, en nuestros países, al tiempo de procurar confort


ambiental, debemos cimentar una cultura de ahorro y racionalidad energética
a la que deben responder, en sentido amplio, los asentamientos humanos, la
vivienda, las infraestructuras, los servicios, los equipamientos y las
estructuras productivas.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .33

Arquitectura bioambiental en clave de sustentabilidad


El recoger y procesar unas y otras experiencias, tiene el objeto de ampliar
los referentes éticos y prácticos a tomar en cuenta en el diseño de políticas
destinadas a promover modelos alternativos de sustentabilidad.

A nivel regional y en cada uno de nuestros países, resulta indispensable


transitar de una arquitectura bioambiental individual hacia una de alcance
social, dentro de un proceso de escalas progresivas, en el cual estrategias de
climatismo pasivo vayan acompañadas de sistemas compartidos de
reciclamiento de aguas lluvias, control de emisiones, gestión de desechos,
prevención de vulnerabilidades, iniciativas sociales de ahorro energético
(incluyendo programas de ahorro público), microproyectos ampliables de
uso de energías alternativas -solar, biogas, eólica, entre otras-.

Nos referimos a una arquitectura sustentable que, bajo una visión integral,
esté presente en planes nacionales, regionales y locales, en prioridades de
inversión pública, en campañas de concientización e inducción a la
reducción de impactos, contribuyendo a la construcción de una cultura
proactiva que apueste por el respeto y aprovechamiento racional de los
recursos de la naturaleza y simultáneamente por un desarrollo social,
territorialmente equilibrado.
.34 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Bibliografía y referencias
Sistema nacional de planificación y ordenamiento territorial (2007),
Lineamientos básicos para la Asamblea Nacional Constituyente, documento
ISI / ISP, FAU-UCE, Pág. 6, Quito.
Rapoport, A. (1972), Vivienda y Cultura. p.113. Ed. Gustavo Gili,
Barcelona.
Rapoport, A. (1972), Opinión desmitificadora, pero valorativa respecto a la
arquitectura vernácula, que no contradice los aciertos de Louis Kahn, quien
tras su recorrido por África en los años 50’s sostenía: “no había arquitectos
(pero) volví con la impresión de cuan inteligente era el hombre que resolvía
los problemas del sol, la lluvia y el viento.”
Parsons, T. (1937). Teórico norteamericano de la sociología contemporánea,
en su obra La estructura de la acción social, apoyado en Weber, advierte
que toda acción social se halla articulada a los subsistemas biológico,
psíquico, social y cultural, sosteniendo su carácter ‘global’ al identificar esa
acción como resultado de la interacción de sus fuerzas o influencias. En una
relación de mayor complejidad, este criterio es extrapolable al marco de la
crisis climática planetaria, si identificamos la acción social también de
carácter ‘global’ como causa contribuyente de los desajustes de un conjunto
de subsistemas analógicos de tipo ambiental, ético, socio-económico y
geopolítico, atravesados por la crisis de valores de una sociedad que
confunde crecimiento económico con bienestar social, y que al sacralizar
una ideología de consumo no sometida a normas éticas, es responsable de
acentuar efectos de disimetría, polarización e insustentabilidad ambiental.
Lovelock, J; Teoría original (1969); Margulis, L. Enfoque ecologista (años
80); Kirchner, J. Teoría modificada (años 80-90). La ‘hipótesis de Gaia’
sostiene que en la biosfera la vida mantiene determinadas condiciones
sistémicas autorreguladoras para sí misma y para su entorno, particularmente
la incidencia de la biomasa sobre condiciones de temperatura, composición
química y salinidad en el caso de los océanos, condiciones que ubican en la
sociedad humana la responsabilidad de cuidar ese sistema de interacciones y
asegurar su meta-equilibrio.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .35

ARQUITECTURA REGIONAL
Y SUSTENTABLE10
Alfonso Ramírez Ponce

Resumen
La premisa inicial de este trabajo propone que el concepto de la arquitectura
regional, popular o indígena11, es el de una arquitectura perteneciente a su
lugar. Esto implica tres aspectos: el respeto a la regionalidad cultural y
social, la adaptación o regionalización de las obras al medio y, en tercer
lugar, la forma y los materiales con que las obras son proyectadas y
construidas. A su vez, esta arquitectura está formada por dos partes: la
autónoma o vernacular y la apropiada. Paralelamente, la ahora llamada
‘arquitectura sustentable’ tiene, como principal característica, la utilización
racional de los recursos naturales, en especial, los energéticos, para su
conservación futura. Esto implica el empleo de materiales de bajo consumo
de energía, es decir, materiales primeros o materias primas, así como
materiales de una alta eficiencia estructural. En breves palabras, pareciera
que la arquitectura sustentable no es un concepto nuevo, sino una
reintepretación de la tradicional arquitectura regional.

10
Conferencia dictada por el autor en el Seminario Internacional sobre
“Sustentabilidad en la Arquitectura”, celebrado en Provincia de Córdoba, Argentina en
Septiembre, 2006; en la presentación del proyecto ganador del primer concurso “Holcim
Awards” sobre el tema.
11
La palabra indígena significa, según sus raíces latinas; inde: de allí y de genus eris:
origen, nacimiento, raza. Lo que es originario de allí, de un lugar; lo que nace allí, lo que es
propio y pertenece a un lugar. Aunque sabemos que comúnmente no empleamos la palabra
como adjetivo, sino como sustantivo para nombrar a determinadas personas y/o grupos
sociales.
.36 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

El contexto de la sustentabilidad
A partir de la celebración del primer Día de la Tierra, en junio de 1970, se
mencionó por primera vez, el concepto de sustentabilidad, que vino a
reemplazar el de ecología, y que, relacionado con el medio y el desarrollo,
apareció en 1980 en la publicación de la UCN, Union for the Conservation
of Nature, llamada “Estrategia para la conservación del Mundo”. La
Comisión Brandt (1977-1983) produjo el documento “Norte-Sur: Un
Programa para la supervivencia”, el cual contenía, entre otros aspectos
inéditos, recomendaciones para el cambio en las políticas del Banco
Mundial y del FMI, evidenciando las cercanas relaciones y los intereses que
defienden ambas instituciones.

El Informe Brundtland (WCED, 1987) publicó ‘Nuestro futuro comun’


refiriéndose al desarrollo sustentable, el cual involucra “…los caminos del
progreso social, económico y político que satisfacen las necesidades del
presente sin comprometer la posibilidad de las futuras generaciones de
encontrar sus propias necesidades.” (citado por Steele, 2005 p.167).

Este es un concepto bastante amplio y poco preciso, del que todos hablan
aunque no para todos signifique lo mismo. El propio Grupo de los 7, G7, por
ejemplo, en su reunión en Halifax nos dice: “...la democracia, los derechos
humanos, la transparencia, la responsabilidad gubernamental, la protección
ambiental son las bases de un desarrollo sostenido.” (Chomsky y Dieterich,
1995). Bases insuficientes, pues pareciera que los factores económicos no
existieran o que pudiera pensarse realmente en un efectivo desarrollo, sin
tomarlos en cuenta. Se pueden analizar dos opiniones críticas de la
parcialidad evidente de este enfoque.

Chomsky y Dieterich (1995, p.101) argumentan que “…es ciertamente


demagógico sostener que la miseria latinoamericana sea el resultado de la
deficiente educación, cuando hay una serie de variables de mayor
importancia como, la deuda externa; la corrupción; el proteccionismo del
primer mundo; la falta de ahorro interno, la fuga de capitales; la
distribución extremadamente desigualdad del ingreso; los gastos militares...
la dependencia de la clase política empresarial criolla ante los centros de
poder mundiales”.

Mientras Borja y Castells (1997, p 195) consideran que “El concepto


desarrollo sostenible debe enfatizar el desarrollo como incremento de
riqueza material, de aumento de la calidad de vida... la sostenibilidad no
tiene una única dimensión ambiental sino que incluye una visión integral del
desarrollo urbano.”

Una breve digresión. Al referirme al medio o al ambiente, no suelo citar las


dos palabras juntas, porque decir “medio ambiente” es tautológico, pues las
dos palabras en nuestro idioma, significan lo mismo. Ambiente de ambiens,
“que rodea, que cerca” y medio, “elemento o circunstancias que nos
rodean”.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .37

En varios idiomas se usa sólo una palabra: environment en inglés,


environnement en francés, umwelt, en alemán, ambiente en italiano, en
chino son dos palabras pero tienen significados distintos: huán, “alrededor,
redondo” y ging, lugar. Por esto, Fernando Salinas, amigo y arquitecto
cubano decía con su peculiar sentido del humor: “En vez de hablar del
medio ambiente hablemos del ambiente entero”. Y esto, significa el sentido
integral de la ecología, el estudio de las relaciones del hombre, como ser
vivo y como persona, con su ambiente natural y social.

Desde este marco totalizador, desde esta “visión integral” podemos


acercarnos a otro concepto, corolario del “Sustainable Development”; y que
ahora parece concentrar la atención general, me refiero a la “arquitectura
sustentable”. ¿A qué nos referimos con esta denominación? Si el desarrollo
sustentable, como hemos visto, se refiere a un desarrollo que perdura a
través del tiempo, lo que implica un actual uso racional de los recursos
naturales, ¿Qué debemos entender por “sustainable architecture”?

Los términos sostenible y sustentable, parecen adecuadas traducciones para


hablar del desarrollo (sustainable development), pues se refieren a un
desarrollo que perdure, que siga existiendo para las futuras generaciones. La
imprecisión se presenta cuando la adjetivación se traslada a la arquitectura,
entonces “sustainable architecture” se convierte en arquitectura sustentable.
Pero si el adjetivo sustentable conlleva la idea de sustentar, sostener,
soportar, entonces estamos hablando de una arquitectura que se sustenta, que
se sostiene. Y esto, como todos sabemos, tiene que ver más con la solidez y
la estabilidad, la firmeza, la “firmitas” vitruviana, que con la perdurabilidad
y la relación de la arquitectura con el ambiente natural y su conservación.

Antes de analizar los posibles significados de lo “sustentable”, habría que


anotar una realidad insoslayable, la construcción de obras artificiales, la
intervención de los arquitectos dentro de un ámbito natural significa siempre
una alteración de la naturaleza. En 1992, la Cumbre de la Tierra realizada en
Río, publica la Agenda 21 con seis grandes temas. El relativo a los
asentamientos humanos, anota una flagrante condena a la industria de la
construcción por su capacidad destructiva del ambiente, según cita Steele
(2005, p. 171) “…la industria de la construcción es… la mayor fuente del
daño ambiental a través de la degradación de frágiles zonas ecológicas, el
deterioro de los recursos naturales; la contaminación química y la
utilización de materiales que son dañinos a la salud humana.”

En su esencia, la actividad de los hacedores del habitar, altera, modifica y


daña al medio natural. Lo artificial contra lo natural. Este hacer perjudica al
entorno y, por tanto, es necesario tener conciencia que al menos podemos
tratar de reducir los daños a la naturaleza en el menor grado posible. Con los
matices obligados, la responsabilidad de los proyectistas no es la misma a
nivel de las megaconstrucciones que a nivel de la mayoría de las
construcciones de menor envergadura.
.38 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Más allá de los términos, al significado de la “arquitectura sustentable”,


podemos decir que es aquella que utiliza en forma responsable y racional los
recursos naturales del planeta, en especial los energéticos, para la
preservación del bienestar de las futuras generaciones.

Y la pregunta es inmediata ¿cuáles son las características de este supuesto


nuevo tipo de arquitectura que, según sus apologistas, es una corriente
arquitectónica que no existía hasta ahora y a la que tenemos que sumarnos,
para estar a la “vanguardia”?

Si se trata del empleo responsable de los recursos del planeta, entonces


habría que hablar de los materiales utilizados en la construcción, de los
recursos energéticos necesarios para producirlos y de su eficiencia
estructural, como primeros criterios. En este sentido, podemos dividir la
producción de los materiales en dos grupos; de bajo y de alto consumo de
energía. Y resulta que los materiales de bajo consumo de energía o
materiales “responsables” –metafóricamente hablando-, son la tierra, la
madera, el bambú, la piedra, y en otro nivel, el ladrillo y el concreto.

Un ejemplo significativo es el puente peatonal de bambú, en Bogota.


Originalmente fue planificado para una zona céntrica, pero se construyó en
la salida de la ciudad rumbo a Medellín. Tiene una luz de 45m. y una
cubierta a dos aguas, terminada con tejas de barro. Su corte longitudinal fue
dibujado por el autor a escala 1 a 10. Otro es el Gimnasio en Ciudad de
Durazno, Uruguay. Cuya cubierta esta construida a base de bóvedas
"gaussas" de cerámica armada. La técnica y formas fueron inventadas por el
Arq. Eladio Dieste. Tiene una luz aproximada de 45m. (Figura 1 y 2).

Figura 1. Puente peatonal de bambú. Bogotá, Colombia. Figura 2. Gimnasio. Ciudad de


Arq. Simón Vélez. Durazno, Uruguay.
Arq. Eladio Dieste.

Materiales que hemos utilizado desde hace milenios en las obras


arquitectónicas hechas con y sin arquitectos. Y por otra parte, los de alto
consumo, los “irresponsables”, el vidrio, el aluminio, el acero y claro, el de
moda, el titanio, que necesita sólo el 80000% de energía para producirlo,
contra el 100% de la madera (Tabla 1); sólo escasas ¡800 veces más!.
(Gordon, J. E. 1978, p.319 y 322.)
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .39

PRIMER GRUPO SEGUNDO GRUPO

Madera (1) (1); Vidrio (24)

Concreto (4) (25) Acero (60) (500)

Ladrillo (6) (50) Aluminio (240) (1000)

Titanio (800)

Tabla 1. Energía necesaria para producir los distintos materiales, cuantificada en


toneladas de petróleo. Para mayor claridad, he clasificado los materiales en dos
grupos: de bajo y alto consumo. También, he hecho la conversión considerando a la
madera limpia como la unidad. (No hay datos específicos para la Tierra, Piedra,
Bambú, pero los suponemos afines a los de la madera.

El contexto regional
Resulta que las materias primas o primarias, con las que hemos construido
durante milenios nuestra arquitectura regional y propia o indígena, son la
base y el sustento de la llamada así, arquitectura “sustentable”. Esto por
supuesto, no excluye el empleo racional y discreto de los materiales
industrializados o de alto consumo energético. Dicho con otras palabras, la
regionalidad y la “sustentabilidad” encierran ideas de distintas extensiones.
La primera abarca a la segunda y también, a la arquitectura sin arquitectos o
la llamada arquitectura vernacular12, por tanto, la arquitectura regional tiene
una mayor extensión y un carácter incluyente, del que carecen la sustentable
y la vernacular.

La arquitectura regional comparte con la sustentable el empleo de las


materias primeras, con las que hemos edificado una arquitectura propia que
no existe aislada ni es independiente del paisaje natural y artificial (Figura 3
y 4). Pero además, la regionalidad implica la inclusión del factor económico
como imprescindible para la realización de las obras. Respeto que significa
adaptación al clima, a los vientos, a las orientaciones, a la topografía, a los
elementos existentes naturales y artificiales, a la relación entre los espacios
exteriores e interiores (Figura 5 y 6). Esta adaptación es el respeto a las
condiciones urbanas y ambientales e incluye la adecuada solución de las
necesidades de iluminación, soleamiento y ventilación, con la consecuente
reducción de los costos de construcción, operación y mantenimiento.

12
La palabra vernacular proviene del latín, vernaculus, que significa, “indígena,
nacional”; a su vez, de verna, “esclavo nacido en la casa de su dueño”. De donde vernacular
es sinónimo de indígena o lo que es propio del lugar, pero además, conlleva, el sentido de una
arquitectura impuesta o enajenada, propia de los países colonizados, como los nuestros. Es
por este segundo sentido y su carga ideológica que no simpatizo con el término. Es así que,
prefiero su sinónimo, la palabra indígena, por tres razones: su eufonía comparada, su rescate
como adjetivo, dado que su uso común es como sustantivo y por intentar hacernos olvidar el
significado etimológica e ideológica de la primera.
.40 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Figura 3. Museo Terrassa. España. Arq. Lluis Figura 4. Casa Tepoztlán. México.

Figura 5. Fundación Dar-Al-Islam. Abiquiu, Nuevo Figura 6. Casa-Cuernavaca. México.


México. Arq. Hassan Fathy.

Es la arquitectura regional, indígena, con o sin arquitectos, una arquitectura


al servicio del hombre, por, para y con el hombre. Es una arquitectura que
privilegia el espacio habitable y no sus apariencias. Una arquitectura para la
gente y sus habitantes, no para los arquitectos, críticos ni revistas de
arquitectura. (Figura 7 y 8)

Figura 7. Escalera en casa Cuernavaca. México. Figura 8. Gimnasio Durazno. Uruguay.


Arq. Eladio Dieste.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .41

Es una arquitectura:
 que corresponde a las condiciones económicas de nuestros países
empobrecidos. Países con insuficientes recursos para satisfacer las demandas
espaciales y poder garantizar la vida digna de sus habitantes. Una
arquitectura donde la economía, sobre todo en las obras públicas, es uno de
sus principios rectores. Construir con el menor costo. Hacer más y mejor con
menos.

 de la realidad, del talento y de la imaginación acrecentadas aún más por


las limitaciones económicas. No es la arquitectura del derroche y del
despilfarro, no es tampoco, la materialización de la prepotencia del discurso
oficialista, sino su contrario.

 donde la economía, la habitabilidad, la diversidad, la desigualdad, la


sinceridad, la modernidad y la regionalidad, son sus principios insoslayables,
guías de lo arquitectónico en nuestros países y en nuestros días.

La redefinición del concepto de una arquitectura indígena, propia de su lugar


y de su tiempo, es decir, moderna y regional; cuyas características sean el
objeto principal de estudio en las escuelas de arquitectura y urbanismo, por
cierto, un pensamiento expresado por Luis Barragán13 :

“…en la arquitectura popular de cualquier parte del mundo, vemos que es


siempre bella y que resuelve el problema de la vida comunitaria. Lo
interesante sería analizar en qué consisten esas soluciones tan buenas, para
poder dar en la vida contemporánea al ser humano, esa dosis de “sabor”
que le evite la angustia de las ciudades modernas. A este análisis debería
orientarse el estudio del urbanismo y (la arquitectura)… las edificaciones
en todos sus programas.”

Conclusiones
¿Por qué entonces resulta ahora, que a nuestra arquitectura regional, es decir,
autónoma y apropiada, a la arquitectura responsable y solidaria, debemos
rebautizarla como “sustentable”? Tengo la respuesta en parte. Como secular
herencia colonial, solo resta esperar que las ideas nos lleguen de fuera, para
adoptarlas acríticamente y actuar en consecuencia. Otra vía es entender que
las ideas se producen tanto dentro como fuera y que las primeras suelen
corresponder más a nuestra realidad, porque parten precisamente de ella.

Quedémonos entonces con nuestra precisa y tradicional idea de la


arquitectura regional e indígena, es decir propia, autónoma y apropiada e
incluyamos la idea de lo sustentable como una de sus partes.

Hemos dicho ya que en 1992, la Cumbre de la Tierra realizada en Río


publica la Agenda 21 con seis grandes temas y que el relativo a los
Asentamientos humanos, anota una flagrante condena a la industria de la
construcción por su capacidad destructiva del ambiente.

13
Guión video “Luis Barragán”. Alfonso R. Ponce. Publicado en el periódico EL
DÍA. México, 27 de abril de 1997.
.42 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Como colofón, citemos un resumen de las recomendaciones de la Agenda


21:

 Emplear técnicas de construcción de uso intensivo de la mano de obra.


 Promover las técnicas tradicionales, con recursos regionales.
 Utilizar materiales locales y fuentes de construcción indígenas
 Mejorar el empleo y fabricación de materiales y técnicas constructivas.
 Reutilizar los materiales de construcción
 Desalentar el uso de materiales dañinos al ambiente.

El énfasis en los materiales regionales y sus técnicas tradicionales es el


argumento sustantivo del texto y está relacionado directamente con obras y
proyectos.

Bibliografía y referencias
Borja, J. y Castells, M. (1997), Local y global. Ed. Taurus.
Chomsky y Dieterich (1995), La Sociedad Global. Ed. J. Mortiz. México.
Gordon, J. E. (1978), Structures or Why things don´t fall down. Da Capo
Press, Londres.
Steele, J. (2000), Desarrollo sostenible en la periferia neoliberal, Werner
Raza. Plural Editores, México.
Steele, J. (2005), Ecological Architecture. Ed. Thames & Hudson, Londres.
WCED, World Commission on Environment and Development (1987), Our
common future, the Brundtland Report, Naciones Unidas.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .43

LA IMPORTANCIA DE
LLAMARSE “PALAPA”
Gabriel Gómez Azpeitía

Hoy en día, los paisajes costeros de Colima son dominados por una especie,
la palma de coco o cocotero (Cocus nucifera), que sin embargo no es
oriunda de ahí. Fue introducida por un tal Álvaro de Mendaña en los
tempranos años del siglo XVI, proveniente de las islas de la Mar del Sur,
concretamente de las que hoy se conocen como Islas Salomón. Pronto
mostró sus extraordinarias ventajas sobre el cacao, el cultivo más popular
desde tiempos anteriores a la conquista, que requería demasiados cuidados:
agua en abundancia, espacios sombreados, mantenimiento frecuente, etc. En
cambio, el cocotero no exigía demasiados esfuerzos, además de que podía
ser aprovechado de manera integral, no solamente por su fruto.

Junto con las semillas del cocotero, llegó también un extenso número de
esclavos filipinos, conocidos entonces como indios chinos, portadores del
conocimiento más refinado acerca de las posibilidades productivas de la
planta. Desembarcados furtivamente en Salagua para evadir la aduana
acapulqueña, pasarían prácticamente inadvertidos para la historia. Apenas
unos cuantos instrumentos notariales los mencionan vagamente, en virtud a
que su ocultamiento era una forma muy socorrida de evasión fiscal -la
tenencia de esclavos causaba impuestos-. No obstante su invisibilidad
oficial, o quizás gracias a ella, pronto dejarían su carácter de esclavos para
constituirse en capataces y poco más tarde en hacendados, al tiempo que se
mestizaban con los habitantes de la provincia, borrando así las pocas huellas
de su origen.
.44 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Los indios chinos poseían los secretos del cultivo de la palma. Eran hábiles
para sustraer los jugos y néctares del preciado árbol, no solamente el agua de
coco, extraída directamente de la semilla y cuyo consumo no requiere
ningún proceso de transformación, sino sobre todo la savia de la palma,
conocida también como tuba, que por sí misma constituye una bebida de
sabor dulce y agradable, pero que fermentada se convierte en un aguardiente
que fue sumamente apreciado por propios y extraños durante prácticamente
todo el virreinato. Dada su gran calidad y bajo precio el vino de cocos llegó
a conquistar mercados distantes, y por lo tanto a competir con el monopolio
real del vino de Castilla. Esto desencadenó una furiosa persecución oficial,
disfrazada de procuración de bienestar e higiene social, que hizo que la Real
Audiencia de México ordenara la tala total de los palmares de Colima en
1612. La medida nunca llegó a ejecutarse gracias a una resistencia local bien
organizada por lo que la bebida siguió produciéndose sin mayor problema
hasta fines del siglo XVIII. Para entonces, la cultura del coco se había
convertido ya en una manifestación indiscutible de la identidad colimense.

La arquitectura asociada a esa cultura, fue el producto de una serie de


singulares coincidencias. Por una parte, los indios chinos contribuyeron con
su propia tradición constructiva que aprovechaba todas las partes de la
palma: su fuste, su hoja e incluso la vena de sus hojas para configurar un
hábitat adecuado a las inclemencias del clima tropical, como lo era el de su
lugar de origen, pero también el de destino. Por su parte, los indígenas
mesoamericanos sobrevivientes a la conquista contribuyeron con su propia
tecnología edificatoria muy similar a la filipina, por lo que la mutua
asimilación transcurrió sin tropiezos.

Las diferencias eran mínimas y se reducían al uso de especies diferentes para


determinados elementos constructivos o a ciertas soluciones de la geometría
estructural. Por ejemplo, los indígenas de Colima empleaban para la
confección de techos, el zacate de los valles costeros y la hoja de la palma
nativa (Orbignya guacuyule) ya casi extinguida en nuestros días. En algún
momento del dilatado proceso de mestizaje entre las tradiciones filipina e
indígena, se puso en evidencia que la hoja de gran porte de la especie nativa
resultaba más eficiente para cubrir los techos de las cabañas, que la de la
palma del cocotero. Lo curioso es que no obstante que la palmera nativa
ganó con creces su permanencia en el sistema constructivo, perdió su
nombre náhuatl cayaco y se le empezó a designar con el vocablo tágalo
(lengua malayo-polinesia que se habla en Filipinas) con que se le llama a la
hoja del cocotero: palapa. Para finales del siglo XVIII, el término palapa se
refería no nada más a la hoja de la palma que servía para cubrir un techo,
sino a toda la construcción que se servía de este sistema de cubierta.

Hoy la palabra palapa ocupa un lugar destacado en la tradición constructiva


de las regiones ribereñas de nuestro país, y ha incursionado con éxito en la
terminología de la arquitectura destinada al turismo de playa, donde más allá
de su significado estricto o ampliado, sugiere la idea de placer, ocio y
relajamiento frente al mar y al cobijo de su sombra. Como puede entenderse,
el nombre de Palapa asignado a la revista que edita la Facultad de
Arquitectura y Diseño de la Universidad de Colima, es un tributo a esa
cultura arquitectónica que nos ha identificado durante siglos. Es también una
forma de vincular nuestra realidad presente con la historia, y de cierta
manera con nuestro futuro. Las vicisitudes de la planta y sus diferentes
aprovechamientos, que constituyen una valiosa enseñanza de cómo una
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .45

gestión exitosa de los recursos naturales engendran valores que permanecen


a través de las generaciones, es otro de los motivos que el nombre de nuestra
revista quiere evidenciar.

Pero sobre todo, la adopción del nombre de Palapa pretende mantener viva
la memoria de cómo la colaboración creativa entre diferentes pueblos,
creencias y culturas, puede dar lugar a una tradición, local sí, pero que cuyos
vasos comunicantes con otros pensamientos la hacen trascender a una
categoría universal. Así, nuestra revista se visualiza como un medio donde
investigadores de todos los horizontes puedan coincidir para compartir sus
experiencias en el desarrollo de la ciencia arquitectónica y en donde los
conocimientos generados por ellos puedan incidir en una práctica
profesional responsable que promueva a su vez entornos arquitectónicos
cada día más habitables y mejor adaptados a su medio.

Bibliografía
Gómez Azpeitía, G. (2006), “Palapa”, texto adaptado por el autor del publicado
originalmente en la Revista de investigación científica en arquitectura del mismo
nombre. Universidad de Colima, Volumen 01 - Número 02. Julio-Diciembre, ISSN
1870-7483, pp. 3-6.
.46 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Esquina de Manabí y García Moreno, Quito.

Croquis, John Martin Evans.


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .47

SECCIÓN 2:
ESTUDIOS DE
ARQUITECTURA VERNÁCULA
.48 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Balcones a la Plaza Fernández de Madrid, Cartagena, Colombia.

Croquis, Silvia de Schiller, 12 de octubre de 2011.


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .49

DE ARQUEÓLOGOS, ARQUITECTOS
Y COMUNIDADES.
UNA PERSPECTIVA ARQUEOLÓGICA
DE LA ARQUITECTURA VERNÁCULA
Gisela Spengler

Resumen
La Arquitectura, como toda manifestación cultural, es producto de
tradiciones y costumbres particulares, y por tanto, parte integrante del
Folklore de una comunidad. Una de sus características más singulares es su
especial perdurabilidad en el tiempo, y esto hace que sea un importante
indicador para documentar los cambios y continuidades acaecidos en las
sociedades. Creemos que existen componentes de la arquitectura
prehispánica que perduran de diversas maneras en la arquitectura vernácula
contemporánea de los asentamientos rurales del Noroeste Argentino. Se
considera que a partir del abordaje interdisciplinario entre arquitectos,
arqueólogos y antropólogos se enriquecerán los análisis sobre dicha
problemática. Se presenta para ello un proyecto que se está desarrollando en
las inmediaciones de la localidad de Villa Castelli, en el sector medio del
Valle de Vinchina (Departamento de General Lamadrid, La Rioja).

Palabras Clave: Arquitectura Tradicional. Arqueología de la Arquitectura.


Paisaje Cultural. Sincretismo .Técnicas Constructivas.
.50 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Introducción
La arquitectura ha sido abordada por diferentes enfoques provenientes de
diversas disciplinas como la Arqueología, la Antropología, la Historia del
Arte, y la Arquitectura propiamente dicha. Esta multidisciplinariedad, es
decir, la existencia de distintas aproximaciones independientes, se plasma en
la aplicación de diferentes objetivos y metodologías (Fig.1). Es así que
desde los abordajes de la Historia de Arte y de la Arquitectura se ha tendido
a considerarla como una disciplina netamente artístico-técnica cuyos
objetivos la definen como la correcta aplicación de los materiales y
principios económicos a la creación de espacios para el hombre (Giedion
1998 citado en Mañana Borrazás et al 2002).

Ahora bien, otras posturas, desde el campo de la arqueología y la


antropología la han considerado como un producto más de la cultura
material de las sociedades (Rapoport 1990; Mañana Borrazas 2002),
brindando información relevante sobre la organización social y simbólica de
las comunidades que las generaron. En este campo ha surgido la denominada
Arqueología de la Arquitectura, que se nutre de los postulados de la
corriente teórica del Paisaje que considera la Arquitectura como un espacio
social y culturalmente construido. Esta tendencia basa muchos de sus
supuestos en los aportes de los estudios etnoarqueológicos (p.ej. Kent 1984;
1990; Rapoport 1990; Blanton 1994; Delfino 1996), inspirados en la
investigación etnográfica con las comunidades.

Por último, recientemente ha surgido un nuevo campo disciplinar conocido


como Arquitectura Vernácula tendiente ha investigar las manifestaciones
constructivas y espaciales consideradas “tradicionales” de comunidades
rurales. Dichos estudios, aunque objeto de trabajo de arquitectos, han sido
influenciados, la mayoría de las veces de manera indirecta, por metodologías
y objetivos antropológicos

Figura 1. Abordajes multidisciplinarios de la arquitectura


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .51

El espacio construido en términos arqueológicos


En las últimas décadas han surgido, en arqueología, nuevos enfoques
teórico-metodológicos que hacen énfasis en la interrelación de los
componentes espaciales y humanos de los asentamientos. Se trata de una
estrategia de investigación que pretende reconstruir e interpretar los paisajes
arqueológicos (Criado 1993). Esta tendencia denominada Arqueología del
Paisaje afirma la necesidad de comprender estos fenómenos como
construcciones sociales, sin descontextualizarlos de sus implicancias
históricas y culturales (Criado 1996). Este enfoque relativamente reciente se
caracteriza por un fuerte componente humanista y fenomenológico, marcado
por los postulados de la corriente de la arqueología post procesual (Criado
1996; Thomas 2001).

A partir de esta postura se concibe al paisaje no solo como telón de fondo


topográfico-ambiental de las actividades humanas, sino como un espacio
socialmente construido cargado de representaciones (Criado 1996), esto
incluye tanto a los espacios monumentales como a los domésticos, y a los
espacios construidos como a los no construidos materialmente. Así, el
espacio físico se transforma en paisaje o espacio social a partir de la acción
humana (Thomas 2001), tanto material como simbólica.

Ahora bien, todo Paisaje implica una construcción simbólica, no obstante


esto no siempre involucra un arreglo o transformación material. Es así que
puede hablarse de espacios construidos y no construidos (Rapoport 1990;
Steadman 1996), mientras que los últimos, desde una perspectiva más
geográfica, se plasman en localizaciones o parajes que cobran importancia
sólo dentro de la cosmología de una comunidad determinada (p.ej.
montañas, huacas, sitios con arte rupestre, etc.), los primeros están asociados
a la Arquitectura propiamente. Sobre este último aspecto se han concentrado
los estudios de la denominada Arqueología de la Arquitectura.

Arqueología de la arquitectura
Ya desde sus orígenes, y por definición, esta disciplina implica una
investigación necesariamente multidisciplinaria. Se trata de una arqueología
del espacio construido cuyo análisis es aplicable tanto en periodos
prehistóricos como históricos

En términos arqueológicos la arquitectura es considerada un producto más


de la cultura material de una sociedad particular (Rapoport, 1990; Mañana
Borrazas, 2002), modela el espacio físico-natural y su resultado es la
construcción de paisajes culturales. Está relacionada tanto con su entorno
físico como con la sociedad que la genera, siendo su forma concreta
producto de una idea o percepción compartida por la colectividad de
individuos de una sociedad, directamente relacionada con sus códigos de
uso, concepciones del espacio y esquemas de pensamiento. De esta forma, la
arquitectura es ante todo forma, pero no está ausente de contenido y
significado (Eco 1979 citado en Mañana Borrazas et al, 2002).

Mañana Borrazas et al (2002) afirman que la arquitectura es el medio más


evidente que concreta los conceptos espaciales de racionalidad que indican
un determinado modo de concebir el espacio.
.52 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Este tipo de manifestaciones refleja y produce conducta social al funcionar


como mecanismo mnemonético, sugiriendo y provocando recorridos y
visuales, separando espacios y delimitando áreas. En términos de Boudieu y
Guiddens, la arquitectura puede ser vista como un instrumento de la acción
social, participando de manera activa en la construcción social de la realidad,
pudiéndose observar el trasfondo socio-simbólico tras el modelo de
espacialidad (Mañana Borrazás et al 2002). Todo ello, sumado a su
particular perdurabilidad en el tiempo, sugiere que la evidencia
arquitectónica puede servir como un indicador sensible del cambio social y
organizativo (Steadman 1996). En algunas oportunidades puede ser incluso
más valiosa que los vestigios cerámicos para tratar problemas de adscripción
cultural (Aldenderfer y Stanish 1993).

Ahora bien, existen dos fuertes tendencias en Arqueología de la


Arquitectura. La primera, dedicada al estudio de la arquitectura publica,
religiosa, monumental o Arquitectura Monumental, con larga tradición en
los estudios arqueológicos clásicos y de historia del Arte; y la segunda, más
reciente, enfocada al análisis de la arquitectura de la unidad doméstica o
Arquitectura Domestica (p.e. Kent 1990; Aldenderfer y Stanish 1993;
Blanton 1994; Nielsen 2001). Para la investigación que aquí nos ocupa nos
concentraremos en ésta última.

En los últimos 20 años, los enfoques en Arqueología de la Arquitectura y de


la Unidad Doméstica han visto gran cantidad de aportes significativos (p.ej.
Foster, 1989; Kent, 1984; 1990; Rapoport,1990; Aldenderfer y Stanish,
1993; Blanton, 1994; Pearson y Richards, 1994; Moore, 1996; Steadman,
1996; Mañana Borrazas, et al 2002). Estos trabajos se han enfocado tanto en
cuestiones del despliegue y variedad de materiales, la complejidad de la
estructura y de la construcción como indicadores de la riqueza expresados en
la organización socio-económica de las unidades domesticas, así como en el
análisis de la diferenciación espacial doméstica respecto del genero, la edad,
dualidades perceptuales, cosmología y aspectos simbólicos (Kent, 1984;
1990; Rapoport, 1990; Blanton, 1994; Pearson y Richards, 1994; Steadman,
1996).

Las unidades domésticas son elementos fundamentales de las sociedades


humanas y sus manifestaciones físicas principales son las casas que sus
miembros ocupan. Es así que la arquitectura doméstica (o de la vivienda) no
es solo cimientos, paredes y techo, sino que implica también la construcción
del lugar donde la gente elige quedarse y planifica su vida, y de esta forma,
representa el marco espacial de reproducción y desarrollo de las relaciones
sociales. Por tanto, la organización del espacio dentro de una casa revela
información sobre las relaciones y actividades sociales (Steadman, 1996:65).

Es por ello que los estudios de la Etnoarqueología y la Etnografía han sido


muy útiles para descubrir la naturaleza de las relaciones sociales dentro de la
unidad domestica, y otros elementos simbólicos que no son evidentes en el
registro arqueológico (Kent, 1984; 1990; Rapoport, 1990; Blanton, 1994;
Delfino, 1996).
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .53

La aproximación de la etnoarqueología
La etnoarquelogía como subdisciplina pretende comprender el pasado a
partir del estudio del presente. Para ello se basa en la información obtenida
por medio del trabajo etnográfico, a partir del registro del trabajo de campo
que implica: la aplicación del método de la observación participante, la
recopilación del testimonio oral (Aldunate et al, 2003) la implementación de
encuestas y entrevistas dirigidas informales (Kent, 1984) con presencia
conversacional semiestructurada (Delfino,1996:384), entre otras. De esta
manera, el enfoque etnoarqueológico permite logar la comprensión étnica
del paisaje, rescatando la cultura oral como fuente complementaria de
conocimiento para la arqueología (Aldunate et al, 2003:305).

Antropología de la arquitectura vernácula


Este tipo de manifestación cultural ha recibido diversos adjetivos con los
que se la nombra usualmente: vernácula, folk, primitiva, nativa, rural,
popular, natural, informal, tradicional, autóctona, sin arquitectos, auto-
constructiva, etc. (Rotondaro, 1991; Morán Rodríguez, 1998; Benavides
Curtois y Rodríguez Valdés, 2000; Espinar Moreno y López Osorio, 2000;
Pastor, 2000). Desde el punto de vista de técnico, la arquitectura tradicional
se ha definido en función de las tecnologías y materiales empleadas para la
construcción, su contexto de producción y planificación, y su localización
geográfica. Muchos autores la han caracterizado con mayor o menor
especificidad, no obstante creemos necesaria la recopilación de una
definición completa. Es así que la arquitectura vernácula es considerada
como un conjunto de construcciones de factura tradicional en cuanto a
formas, materiales y sistemas constructivos vinculados al entorno
geográfico, a la economía y a la cosmología de grupos sociales basados en
comunidades (Morán Rodríguez, 1998). La misma se caracteriza por:

 Ser la expresión de las formas de vida, costumbres y tradiciones de sus


moradores como resultado de un proceso histórico, que logra una particular
forma de entender y configurar el espacio (Benavides Curtois y Rodríguez
Valdés, 2000; Espinar Moreno y López Osorio, 2000).
 Utilizar tecnologías producto de conocimiento colectivo (Pastor, 2000).
 Implicar la participación comunitaria a la hora de su ejecución (Pastor,
2000).
 Mantener sistemas constructivos resultado de los recursos disponibles
(Rotondaro, 1991; Morán Rodríguez, 1998; Benavides Curtois y Rodríguez
Valdés, 2000; Espinar Moreno y López Osorio, 2000; Pastor, 2000), por lo
que Espinar Moreno y López Osorio la han denominado también
“arquitectura de lo disponible”. Esto significa utilizar, en su ejecución,
materiales de construcción primarios extraídos directamente del lugar y/o
que sufren muy pocas transformaciones para su puesta en obra (Espinar
Moreno y López Osorio, 2000). No obstante es importante rescatar que “lo
popular” de esta arquitectura no es tanto el tipo de material específico
utilizado, sino aquello que el poblador autóctono decide incorporar a su
vivienda (Morán Rodríguez, 1998; Espinar Moreno y López Osorio, 2000).
 Utilizar técnicas sencillas en su ejecución (Morán Rodríguez 1998;
Benavides Curtois y Rodríguez Valdés, 2000; Pastor, 2000).
.54 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

 Manifestar un gran respeto por el entorno físico-geográfico que se plasma


en una relación profunda y omnipresente con la tierra (Benavides Curtois y
Rodríguez Valdés, 2000). Esta integración de elementos humanos y
naturales con el paisaje genera la imagen de cierto “mimetismo” con el
medio circundante (Pastor, 2000; Tomasi, 2005), contratante con la idea de
la sociedad urbana, que ha llevado a muchos a plantear que la relación de
este tipo de arquitectura con el entorno tiene un sentido “ecológico” (p.ej.
Morán Rodríguez, 1998). No obstante, cabe destacar que esta “adecuación al
medio”, aunque condicionante de los emplazamientos, no debe presuponer
ningún tipo de determinismo geográfico-ambiental, puesto que, finalmente,
es siempre la sociedad quien decide como y donde asentarse o construir.

Ahora bien, debe llamarse la atención sobre este tipo de caracterizaciones


que pueden caer en lecturas romanticistas y etnocéntricas de la arquitectura
vernácula. Éstas que no hacen más que reproducir las prácticas de los
antiguos folkloristas y antropólogos que se abocaban al estudio de lo
culturalmente exótico y diferente a la sociedad occidental. Éstos se
dedicaban: o bien al rescate y colección de rasgos estereotipados de lo
tradicional, por contraposición con la sociedad urbana y la mentalidad
capitalista; o bien a la explicación de dichos fenómenos cayendo en un
rígido determinismo ambiental, obviando un intento de explicación y
comprensión de los mismos en sus propios términos culturales.

Esta constante oposición entre lo tradicional y lo moderno, o lo rural y lo


urbano no hace más que exaltar una visión romanticista y melancólica del
imaginario académico acerca de la arquitectura vernácula que intenta
sustraer lo tradicional al reordenamiento industrial del mundo simbólico
para fijarlo en formas esencialistas y artesanales de producción (García
Canclini,1987). La experiencia crítica de la antropología sobre estas
cuestiones puede enriquecer los estudios sobre asentamientos rurales
ayudando a evitar las interpretaciones superficiales, muchas veces sesgados
por aproximaciones de corte funcionalistas y evolucionistas.

Este riesgo en las interpretaciones es producto de la escasez del trabajo


interdisciplinario en el abordaje de este tipo de investigaciones. Ya
Rotondaro (1991) y Pastor (2000) han llamado la atención sobre este punto,
considerando la importancia del trabajo conjunto entre diferentes disciplinas,
como la antropología y la arqueología, dado que la mayoría de los estudios
en torno a ésta temática han sido realizados únicamente desde el campo de la
arquitectura. Es por ello que, por cuestiones netamente disciplinares, se ha
enfatizado en el abordaje técnico y de las manifestaciones explícitas en
detrimento de los análisis culturales que implican la investigación de los
componentes implícitos de la organización social y simbólica de las
sociedades.

Consideramos que sería muy enriquecedor tanto para arquitectos de lo


vernáculo como para antropólogos y arqueólogos de la arquitectura, la
incorporación del trabajo interdisciplinario, es decir, el trabajo conjunto e
interrelacionado entre distintas disciplinas. Conjuntamente, la aplicación de
metodologías de análisis y corpus conceptuales provenientes de la
Etnografía y la Antropología proporcionaría nuevas herramientas a la hora
de interpretar y analizar las concepciones y comprensiones vernáculas del
paisaje.
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Arquitectura tradicional andina


La Arquitectura, como toda manifestación cultural, es producto de
tradiciones y costumbres particulares, y por tanto, parte integrante del
Folklore de una comunidad. Luego de la conquista hispánica, en toda
América las sociedades autóctonas sufrieron la ruptura de muchas de sus
estructuras y manifestaciones tradicionales (costumbres, valores, saberes,
mitos, etc.), al mismo tiempo que el sincretismo, es decir, la mezcla y
resignificación de aspectos culturales (tanto americanos como europeos), les
permitió hacer perdurables algunas otras. Actualmente, en muchas
oportunidades, esta subsistencia de elementos y narrativas prehispánicas va
olvidándose y resignificándose progresivamente a medida que la sociedad
contemporánea, y sus modernos sistemas de exclusión, imponen nuevas
tecnologías y formas de vida.

Con un sentido algo escencialista y evolucionsita, autores como Benavides


Curtois y Rodríguez Valdés han distinguido, para el caso andino, entre Pre-
Arquitectura y Arquitectura Vernácula, vinculando a la primera con los
rasgos indígenas prehispánicos que fueron violentamente interrumpidos por
la conquista hispánica, y a los segundos con el mestizaje o síntesis de la
influencia indígena con las prácticas coloniales y europeas cuyas trazas
urbanas y técnicas predominan en la actualidad (Benavides Curtois y
Rodríguez Valdés 2000).

En los Andes Centrales el estudio de las manifestaciones de la arquitectura


tradicional ha cobrado gran importancia en la descripción de la arquitectura
religiosa (p.ej. Benavides Curtois y Rodríguez Valdés, 2000; Tomasi, 2005).
En lo que respecta a la arquitectura doméstica, su estudio ha estado dirigido
a la evaluación de pautas para el ordenamiento territorial y mejoramiento de
la tecnología que contribuyan a mejorar la calidad de vida de la población
rural, en el marco de proyectos de desarrollo sostenible (p.ej. Rotondaro,
1991). En este proceso se han enumerado rasgos característicos, aunque no
excluyentes, de la vivienda vernácula andina implicando:

 Gran influencia de las culturas prehispánicas en lo que respecta a las


tipologías y técnicas constructivas (Benavides Curtois y Rodríguez Valdés,
2000)
 El uso de piedra, adobe, paja y barro como materiales constructivos
(Rotondaro, 1991; Benavides Curtois y Rodríguez Valdés, 2000; Pastor,
2000)
 La construcción de la vivienda como un complejo de habitaciones
individuales y separadas que forman agrupamientos que no se unifican en un
solo cuerpo (Rotondaro, 1991; Tomasi, 2005). Este tipo de configuración
genera la aparición de espacios intermedios abiertos conocidos como
“patios”, cuya importancia funcional y carga simbólica lo convierten en el
espacio principal de la casa, jerarquizado por su ubicación central dentro del
complejo y por su protagonismo en la organización y articulación de
espacios y actividades (Benavides Curtois y Rodríguez Valdés, 2000; Pastor
2000; Chelela, 2003)
 La conformación de patios en forma de L o U a partir del agrupamiento
de las habitaciones y construcciones auxiliares de la vivienda. (Rotondaro,
1991; Pastor 2000; Tomasi, 2005).
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 La existencia de al menos tres unidades funcionales básicas: cocina,


habitación y depósito. Las habitaciones están construidas de una sola planta,
con pocas o ninguna ventana, y una única puerta que las comunica al patio
central (Rotondaro, 1991)
 La disposición de dos tipos de emplazamientos rurales,
1) los pequeños asentamientos o puestos aislados, ubicados en zonas
alejadas a los núcleos de población y resguardados por la topografía
dedicados fundamentalmente a las actividades pastoriles;
2) los caseríos o conjuntos de viviendas, muchas veces continuadas a lo
largo de caminos y desparramados a través de la geografía (Rotondaro,
1991; Benavides Curtois y Rodríguez Valdés, 2000; Tomasi, 2005)
 La orientación de los complejos habitacionales con preferencia hacia el
Este (al sol de la mañana) o al Norte, o en función del reparo de los vientos
dominantes (Rotondaro, 1991)
 La presencia de techos a 1 o 2 aguas y cubiertas de paja y torta de barro,
pisos de tierra apisonada, escasas carpinterías de madera y existencia de
camas o “poyos” de adobe, barro y cueros (Rotondaro, 1991; Pastor, 2000;
Tomasi, 2005)

El caso del sector medio del Valle de Vinchina


La Arquitectura, dada su característica material perdurable en el tiempo, es
un elemento fundamental para registrar los cambios y continuidades
acaecidos en la organización doméstica. En gran parte del territorio andino,
como el Noroeste Argentino, el Norte de Chile, etc., se ha mencionado la
existencia de gran analogía entre la arqueología y los actuales fenómenos de
ocupación del espacio, patrones de asentamiento, modos de vida, etc.
(Maldonado, 1992; Delfino, 1996; Aldunate et al, 2003). Es así que
podemos afirmar que existen componentes prehispánicos que perduran de
diversas maneras en la arquitectura vernácula contemporánea de los
asentamientos rurales de Noroeste Argentino.

En el caso particular que nos ocupa se propone analizar y comparar la


arquitectura prehispánica de algunos sitios arqueológicos y la arquitectura
vernácula de asentamientos rurales en las inmediaciones de la localidad de
Villa Castelli, en el sector medio del valle de Vinchina (Dpto. de General
Lamadrid, La Rioja) (Fig.2). El objetivo de dicha empresa es evaluar el
desarrollo histórico-contemporáneo del paisaje local en lo referente a los
cambios y continuidades socio-temporales plasmados en el uso y
significación del espacio construido. Se trata de un proyecto en desarrollo
cuyos resultados aun no han sido completados y que se proponen registrar y
comparar dichas continuidades o rupturas entre los contextos arqueológicos
y vernáculos en función de:
1) aspectos técnico-constructivos y tipológico-formales.
2) los patrones de uso y circulación del espacio.
3) la distribución y orientación de los asentamientos y sus habitaciones.
4) el patrón de asentamiento y uso del territorio.
Por otra parte se considera importante también el registro de las
percepciones, tradiciones y cosmovisiones en torno a la arquitectura
vernácula, a fin de rescatar y conocer los mitos y narrativas relacionados con
la vivienda, los modos de transmisión y aprendizaje de las técnicas
constructivas, y las concepciones y percepciones acerca de la continuidad
con la arquitectura arqueológica
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Figura 2. Ubicación de los sitios arqueológicos y parajes rurales del sector medio
del Valle de Vinchina, en las inmediaciones de la localidad de Villa
Castelli (Dpto. de General Lamadrid, La Rioja).

Con el fin de efectuar dicha tarea se plantea la aplicación futura de tres


instancias metodológicas.

 La primera destinada al relevamiento íntegramente arquitectónico y


espacial en base al trabajo interdisciplinario y a los aportes de la arqueología
de la arquitectura (ver Kent, 1990; Steadman, 1996; Mañana Borrazas et al,
2002).
 En segunda instancia, nos abocaremos la recopilación del testimonio oral
y de las costumbres y tradiciones asociadas a la arquitectura de los
habitantes de caseríos y asentamientos rurales por medio de metodologías
procedentes de la Etnoarqueología (p.ej. Kent, 1984; Maldonado, 1992;
Delfino, 1996).
 Por último, se procederá a la recopilación y análisis de la información
Etnohistórica y documental (Maldonado, 1992) para tratar de establecer no
sólo el impacto de la conquista, sino también los cambios producidos en los
últimos siglos con la introducción de nuevos cultivos y animales domésticos,
las transformaciones de las antiguas formas de riego y uso del espacio, la
imposición de nuevos sistemas de explotación y trabajo, la reorganización
sociopolítica del territorio, y el repoblamiento moderno del área en cuestión
.58 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

La Arqueología de Villa Castelli


En la porción Noroeste de la provincia de La Rioja, en las inmediaciones de
la localidad de Villa Castelli (Dpto. de General Lamadrid) existen gran
cantidad de sitios arqueológicos de épocas agroalfareras. Dicha área es
producto de investigaciones sistemáticas desde el año 1989 por parte de la
Dra. Adriana Callegari (Callegari et al, 2006). Entre el 1000 y el 1650 DC la
zona estuvo habitada por poblaciones sedentarias con cierto grado de
complejidad en la organización socio-política y diferenciación social. Los
diferentes grupos tipológicos cerámicos indicaron la ocupación de
comunidades correspondientes de las entidades socio-culturales Aguada y
Sanagasta sucesivamente (Callegari 2003 ms). Dichos asentamientos se
ubican, en su mayoría, en las entradas o “rincones” de los cerros de los
faldeos terminales de la Sierra de Famatina, en particular, en los dos cerros
que enmarcan la localidad, el Cerro el Toro al Este y el Cerro Aspercito al
Oeste (ver Fig. 2). Se identificaron 10 sitios arqueológicos en el interior de
estas formaciones integrando un sistema de asentamiento para momentos
más tempranos, y un asentamiento en el fondo de valle (El Carmen) que
corresponde a momentos más tardíos (Callegari 2003 ms). Todos ellos con
evidencia de arquitectura en pié en muy buen estado de conservación, hecho
poco común en la provincia de La Rioja en donde imperan fuertes agentes
erosivos y depositacionales como “los barreales” que evitan, la visibilidad,
la supervivencia de la evidencia arquitectónica.

R Recintos
MC Muros de contención
PL Plataforma
P Petroglifo
Área excavada

Figura 3. Plano del sitio Rincón del Toro, Cono Norte (Dpto. de General Lamadrid,
La Rioja).

A los fines del presente proyecto han sido seleccionados algunos recintos
excavados cuyas características se consideran representativa,
correspondientes al sitio Rincón del Toro (Fig.3), interpretado como un
asentamiento residencial por sus características funcionales y espaciales
(Callegari et.al.2006). Las estructuras del sitio se distribuyen de manera
irregular sobre los faldeos Norte y Sur de un amplio “rincón” del Cerro El
Toro, acomodándose a la accidentada e inclinada topografía (Callegari 2003
ms). Las mismas se disponen de manera individual, como los recintos 1
(Fig.4A) y 46 (Fig.6), o en conjuntos de recintos en ocasiones comunicados
como es el caso del 19, 19A y 20 (Fig.4.C), conformando, en algunos casos,
espacios abiertos comunes formados por la asociación de estructuras
independientes y asociadas (Fig.3). En su mayoría presentan formas
circulares o subpoligonales (Callegari 2003 ms) (ver Figs.4, 5 y 6), pero, por
lo menos en lo que respecta a este sitio particular, no se constata la evidencia
de ángulos rectos claramente marcados.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .59

Figura 4. Recintos del sitio Rincón del Toro, Cono Norte.


A) Recinto 1, B) Recinto 2, C) Complejo de recintos intercomunicados (19, 19A y 20).

Figura 5. Recinto 45, sitio Rincón del Toro, Cono Norte.


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Las técnicas constructivas del sitios son relativamente homogéneas,


observándose el uso extendido de muros dobles de piedra con relleno de
ripio, que oscila entre 0,7 y 1 m de espesor (Callegari 2003 ms) y 1,5 m de
alto, esto último registrado de forma variable dependiendo de la
conservación y el sepultamiento de las paredes. En todos los casos
observados se utilizaron grandes piedras para los cimientos y jambas,
clavadas en sentido longitudinal y cuidando la vista de las caras más lisas
hacia el exterior del muro (Fig.4.B y detalle superior de Fig.6). En muchas
oportunidades se ha identificado también el aprovechamiento de grandes
rocas del lugar, imposibles de movilizar, como parte del cimiento e inclusive
del muro (Callegari 2003 ms) (Fig.4.B y detalle inferior de Fig.5). En cuanto
a los mampuestos, se observa el uso de piedras del entorno sin cantear,
aunque con cierto con cierto grado de selección en cuanto al tamaño y
particularmente en lo que respecta a la apariencia más o menos lisa en las
vistas (ver detalle inferior de Fig.5 y superior de Fig.6)

Figura 6. Recinto 46, sitio Rincón del Toro, Cono Norte.

La arquitectura rural de La Rioja


La actual localidad de Villa Castelli, antiguo distrito de Cerro Negro, se
compone de una pequeña trama urbana junto con pequeños caseríos o
“barrios” circundantes, y una serie de puestos dispersos en los alrededores.
Entre los caseríos más importantes se destacan El Condado, Las Parecitas,
Rivadavia, y El Altillo (Gobierno de la Provincia de La Rioja 2005). El
primero de estos podría corresponder al antiguo pueblo fundacional de la
zona, y se encuentra actualmente en avanzado proceso de abandono
(Callegari com.pers.).
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .61

En cuanto a los puestos aislados, se trata de pequeños asentamientos rurales


como El Pescadero, La Ciénaga, La Batea, El Carmen, Vallecito y Aguadita,
entre otros (Gobierno de la Provincia de La Rioja 2005). Esta población
rural relativamente dispersa desparece progresivamente a causa de la
emigración acaecida en las últimas décadas, producto de la falta de trabajo
que ha obligado a familias completas al desarraigo de sus tierras hacia
lugares más poblados u otras localidades. Los fenómenos de emigración
masiva a las ciudades experimentados durante el siglo XX trajeron como
consecuencia que los pueblos rurales quedaran despoblados o casi
abandonados (Romero Torres 2000), haciendo desaparecer espacios
históricos y manifestaciones tradicionales.

El estudio de la arquitectura vernácula de esta porción del Valle de Vinchina


está aun en sus inicios, no obstante, en otras zonas de La Rioja se ha
observado la presencia de arquitectura ligada a lo tradicional en cuanto a
técnicas y materiales contractivos, usos del espacio y tipos de
emplazamiento (Rotondaro com.pers.). Puede mencionarse a este respecto el
caso la posada de “El Mirador” en la porción sur del Valle de Vinchina con
algunos muros construidos en piedra con asiento barro (Fig.7 Izquierda) y
otros con adobes, y cuyas configuraciones espaciales recuerdan el patrón de
de disposición de habitaciones independientes en forma de U conformando
un espacio a central abierto (Rotondaro 1991; Tomasi 2005). Por otra parte,
es de destacar la relación entre los contextos prehispánicos y los rurales, no
sólo en cuanto a lo constructivo y al uso del espacio, sino también en cuanto
a las percepciones y significados que los pobladores actuales tienen y
asignan, respectivamente, a lo arqueológico o “de los antiguos”. Respecto a
esto cabe mencionar el caso registrado al sudeste del pueblo de Chañarmuyo
(Dpto. de Famatina, La Rioja), en un sector ya casi despoblado del caserío
conocido como Bajo de Chañarmuyo. Allí pudieron observarse las ruinas de
unas habitaciones abandonadas construidas en adobes que habían reutilizado
los cimientos y algunas piedras de los muros de unos recintos prehispánicos
(Callegari y Rotondaro com.pers.) (Fig.7 Derecha). Esto pudo constatarse en
base a la tipología de las líneas de pirca arqueológicas que se prolongaban
hacia el valle del Río Chañarmuyo, concordante con el sistema de
emplazamiento conocido para el área (ver Gonaldi et.al. 2006), por un lado,
y a la abundante presencia de tiestos cerámicos de clara filiación
prehispánica cubriendo la superficie del terreno, por otro.

Figura 7. Izquierda detalle de construcción actual con mampuestos de piedra en la posada de “El Mirador” a la
entrada del Valle de Vinchina (Dpto. de XXX, La Rioja). Derecha, sitio Bajo de Chañarmuyo en el
Valle de Antinaco (Dpto. de Famatina, La Rioja), detalle de puesto histórico abandonado
construido en adobes y reutilización de cimientos y mampuestos de piedra arqueológicos
.62 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Discusión
La cuestión de la continuidad entre la arquitectura vernácula y la
arqueológica, en líneas generales para el área andina, y particularmente en el
noroeste argentino, adquiere relevancia a la hora de interpretar la
espacialidad y la materialidad el registro prehispánico frente a los límites
impuestos por la mudez de propia de la evidencia arqueológica.

La posibilidad de encontrar similitudes y diferencias nos habla también del


impacto de los sistemas coloniales e industriales, y de las ideologías
modernistas sobre la vasta población americana prehispánica, y de los
mecanismos sincréticos que sintetizaron y resignificaron, de diversas
maneras, las expresiones, las costumbres y las creencias. El mantenimiento
de determinadas prácticas y manifestaciones implica también un trasfondo
simbólico, una narrativa de la compleja red de sentidos, percepciones y
relaciones sociales asociados la producción y reproducción de la existencia
social de los grupos humanos.

El acceso a este tipo de información no puede hacerse de otra forma más que
por medio del trabajo interdisciplinario que conjugue los objetivos y
comparta las metodologías de disciplinas tan afines como la Arquitectura, la
Antropología y la Arqueología. Cabe destacar aquí la importancia de los
estudios etnoraqueológicos y etnográficos como nexo metodológico entre
arquitectos y arqueólogos, reivindicando, de esta manera, el valor del
registro de la memoria oral como una importante herramienta de análisis
para la interpretación de contextos pretéritos, la comprensión contextos
contemporáneos, y la vinculación entre ambos.

Agradecimientos
A la Doctora Adriana Callegari por brindarme su apoyo y experiencia, e
iniciarme en la investigación de la arqueología riojana y de los enfoques del
paisaje en arqueología. A los Arquitectos Rodrigo Ramos, Jorge Tomasi y
Rodolfo Rotondaro por introducir mi interés en las problemáticas de la
Arquitectura Vernácula, y especialmente a éste último por su confianza en
este proyecto. A Javier Nastri por su apoyo incondicional, sus comentarios
y sugerencias.

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Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .65

ARQUITECTURA VERNACULA
EN EL NOROESTE ARGENTINO:
VIVIENDAS DE ADOBE Y
QUINCHA TRADICIONALES
EN LA PROVINCIA DE TUCUMÁN
Josefina del Huerto Chaila

Resumen
El siguiente trabajo presenta casos en los que se refleja la vigencia de las
construcciones con técnicas de la tradición vernácula en diferentes sectores
de la Provincia de Tucumán, con la intención de promover la revalorización
de recursos y técnicas tradicionales locales. Se describen sistemas
constructivos de muros de tierra en los que se aplican técnicas populares de
adobe y quincha. Se considera el contexto socio-cultural, los aspectos
técnico-constructivos relativos a la selección y preparación de materiales, la
fabricación de componentes básicos, elementos y muros. La metodología de
trabajo se basa en relevamientos gráficos y fotográficos de campo, encuestas
a constructores locales y propietarios, fichaje técnico e identificación de los
sistemas empleados. Se establecieron las tendencias actuales en cuanto a la
vigencia de los distintos tipos estudiados y la posibilidad de su inserción en
el medio como una manera viable de contribuir al mejoramiento de la
situación habitacional imperante en el Noroeste argentino y particularmente
en la Provincia de Tucumán.

Palabras claves: Tecnología constructiva tradicional. Tradición


vernácula.
.66 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Introducción
En diversos puntos del planeta y a través de los siglos, la técnica de
construcción con tierra estuvo presente demostrando su versatilidad al
adaptarse a las necesidades del hombre y su medio. En la Provincia de
Tucumán, los materiales y técnicas tradicionales son reemplazados por las
imposiciones del mercado, esto nos lleva a procurar medios y formas de
promover el “buen arte de construir” basado en las tradiciones vernáculas
transmitidas de generación en generación. A partir de ejemplos registrados
en distintos ámbitos de la provincia se muestra la vigencia del material y la
técnica en el medio.

Contexto físico y socio cultural


La Provincia de Tucumán constituye el centro geográfico del Noroeste
Argentino (NOA) (Figura 1). Su reducida superficie (22.524 km²), contrasta
con la gran variedad de caracteres físico-naturales. Los primeros habitantes
de Tucumán residieron en los Valles Intermontanos, donde florecieron
importantes culturas con particulares formas de organización del espacio:
pucaras, menhires y terrazas entre otros. Algunos pueblos indígenas fueron
Calchaquíes, Lules y Tonocotés. Hoy sus descendientes mantienen
costumbres, modos de vida y concepción de sus viviendas, ligados al saber
ancestral transmitido generacionalmente.

Se han seleccionado casos de viviendas registrados en diferentes paisajes


(Figura 2):
 Cordones montañosos del Oeste (Cumbres y Valles Calchaquíes),
 Pedemonte (Valle de La Sala, Pedemonte, Sierras de San Javier) y
 Llanura central (Monteros)

Figura 1.
Localizacióngeográfica de
la Provincia de Tucumán.

En estos ámbitos se registraron numerosas viviendas que responden a


técnicas constructivas de la tradición vernácula: viviendas de adobe y de
quincha (Figura 3).
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .67

Valle de La Sala
(Sierras de San Javier)
QUINCHA - ADOBE
Ampimpa
Amaicha del Valle
Los Zasos
(Valles Calchaquíes)
ADOBE

Monteros
QUINCHA

Figura 2. Recorridos y localización de casos.

En los ejemplos seleccionados se evidencia la práctica constructiva ligada al


“saber popular”, el empleo de materiales autóctonos y de tecnologías
adecuadas a las características bioclimáticas del emplazamiento.

Figura 3. Vivienda de adobe. Ampimpa. Vivienda de quincha. Valle de La Sala.

Quincha
Existen numerosas técnicas “mixtas” de construcción con tierra, entre ellas
se puede enunciar el bahareque con sus variantes, tradicional, parado o
Gualaluchaqui, la taipa de mao, también llamada taipa de sopapo o pau-a-
piqu, la tierra aligerada, el estaqueo o pared francesa. Según el
emplazamiento presentaran distintos materiales y técnicas constructivas
(Tabla 1).

En Argentina, la técnica de tierra mixta empleada recibe el nombre de


“quincha”. El término, deriva de la voz quechua “quinzha” que significa seto
de varas de madera, barrera o cerca. (Gomes Reis López W., et al. (2003).
.68 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Tabla 1. Proceso de Producción.

Casos de quincha registrados


Caso Monteros

La construcción de quincha fue registrada en la periferia de la ciudad de


Monteros. Es una vivienda precaria. En su construcción se observan tres
partes ejecutadas en distintas etapas con técnicas y materiales diferentes: un
sector de bloques de hormigón, otro de madera machihembrada y otro de
quincha (Figura 6).

Figura 4. Entramados en estructuras de quincha.

Figura 5. Quincha embarrada. Figura 6. Construcción de quincha. Figura 7. Detalle de esquina

Los muros de quincha en esta vivienda no presentan aberturas a excepción


de la puerta de acceso, que se resolvió dejando el vano de piso a techo. La
construcción fue llevada a cabo por el propietario.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .69

Los materiales utilizados para la estructura del entramado son cañas tacuara
de 6 a 8cm de diámetro y cañas huecas de Castilla de 2cm de diámetro
aproximadamente. El embarrado se realizo con tierra del lugar, agua y cal.
El sistema estructural está conformado por cañas entrelazadas que
constituyen la estructura de soporte (Figura 7).

Caso Valle de La Sala de San Javier

El siguiente caso se registró a 32km de la capital de la provincia en el


ámbito de las serranías de San Javier, zona húmeda de la provincia. La
construcción de esta vivienda fue llevada a cabo por la familia propietaria
con colaboración vecinal. El sistema estructural está conformado por
horcones de nogal en las esquinas y cañas tacuara de 4 a 6cm de diámetro
entrelazadas. El embarrado se realizo de tierra con paja y agua y la
terminación superficial es irregular y encalada. Presenta desprendimientos
del material de relleno (tierra y paja) que es renovado anualmente por el
propietario (Figura 8). Los muros realizados con esta técnica no poseen
grandes vanos a excepción del acceso principal (Figura 9).

Figura 8. Desprendimientos Figura 9. Muros con reducido


del embarrado numero de vanos

El basamento se resuelve con cimiento corrido de hormigón ciclópeo sobre


el nivel del terreno, en cuyas esquinas se colocan enterrados los horcones.
(Figura 10) La cubierta de esta vivienda fue originariamente “torta de
barro”, posteriormente, para evitar los continuos trabajos de reparación ante
las constantes lluvias de esta región, la familia decidió cubrir la cubierta
existente con una de chapa de cinc común ondulada (Figura 11).

Figura 10. Esquina Horcón, Figura 11. Encuentro techumbre


entramados de caña cimiento quincha y superposición de cubierta de chapa
.70 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Adobe
Desde épocas remotas se explota la tierra como material de construcción,
mejorando sus propiedades adicionando otros materiales y protegiendo las
construcciones de los agentes degradantes. Hay diversos sistemas
constructivos de albañilería de tierra según las características climáticas y
tradiciones de cada región. Uno de los sistemas más antiguos en
construcción de albañilería es el adobe.

Figura 12. Acopio de adobe Figura 13. Viviendas de adobe en Ampimpa


en obra

En el área de estudio, la construcción con adobe es propia de las áreas


rurales con fabricación totalmente artesanal (Figura 12). Se utilizan moldes
sencillos de madera donde se dispone el mortero de tierra que se apisona a
mano. El tamaño del adobe es variado y depende del molde utilizado.
Algunos miden 10x15x30cm ó 10x20x40cm. Algunas ventajas del adobe
son, mayor plasticidad, ejecución simple y rapidez de ejecución (Tabla 2).

Tabla 2. Esquema del proceso de producción

Casos de adobe registrados


Caso Ampimpa (Valles Calchaquíes)
La técnica constructiva empleada es la tradicional, producen el adobe en el
lugar donde erigirán su vivienda. El propietario construye su propia
vivienda. Utilizan la tierra del sitio o buscan en zonas cercanas, algunas con
mayor contenido de limo. Les adicionan excremento de caballo o burro, en
algunos casos, viruta de madera o paja de trigo. (Figura 13)

Los muros construidos con adobes presentan una superficie irregular,


algunos fueron revocados y otras dejaron los adobes a la vista. Las juntas
tienen un espesor aproximado de 2,5cm, levantadas sobre cimientos corridos
de hormigón ciclópeo que se elevan por sobre el nivel del terreno, nivelando
la superficie y protegiendo el adobe de humedad. Dichos muros cuentan en
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .71

general con escasas aberturas lo que responde a condicionantes climáticos.


La escasa humedad de la zona beneficia este tipo de material y técnica, en la
mayoría de las viviendas no se ejecutaron aislamientos horizontales ni
verticales.

Caso Amaicha del Valle / Caso Los Zasos (Valles Calchaquíes).


Los materiales y características constructivas presentan similitudes en los
distintos poblados de los Valles Calchaquíes. En la mayoría de los casos se
observa cierta semejanza formal otorgada por el empleo del adobe y los
similares métodos constructivos adoptados en la región (Figura 14).

A continuación se presentan ejemplos de edificaciones de considerable


antigüedad (Figura 15) y obras en ejecución que responden a la misma
técnica tradicional de construcción con tierra (Figura16).

Figura 14. Adobe en Amaicha del Valle y Vivienda de adobe en Los Zasos

Figura 15. Vivienda de 85 años. Los Zasos Figura 16. Vivienda en ejecución.
Amaicha del Valle

Caso Valle de La Sala (Sierras de San Javier)


La vivienda registrada en el Valle de La Sala es un pequeño habitáculo
totalmente expuesto a la intemperie en una región de clima húmedo
subtropical serrano, a lo largo de 20 años. (Figura 17)
Es apreciable la deteriorada superficie irregular, la degradación y presencia
de líquenes y moho pero más allá de estas patologías, la vivienda se
mantiene en pie y continúa albergando al propietario que la erigió.
.72 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Figura 17. Vivienda de adobe. Valle de La Sala.

Conclusiones
Se observa, especialmente en las áreas rurales y periurbanas de la Provincia
de Tucumán, que actualmente prevalecen las tradiciones vernáculas. El
estudio y mejoramiento de materiales y técnicas tradicionales permiten su
incorporación gradual y eficiente en el medio, convirtiéndolas en eficaces
herramientas de trabajo, desarrollo y bienestar social

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Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .73

SIMBOLISMO Y SIGNIFICADO
EN LA ARQUITECTURA
QUEBRADEÑA ANDINA
Adolfo Rodrigo Ramos

Resumen
El objetivo del presente trabajo es introducir en un aspecto específico de la
arquitectura vernácula en la región de transición entre puna y quebrada; y en
la región de transición entre quebrada y valles orientales, en el extremo norte
de la quebrada de Humahuaca, en la provincia de Jujuy, Argentina. Se
trabajó con dos recorridos transversales penetrando en dichas áreas para
realizar encuestas, entrevistas con lugareños y observación evaluativa in situ.
Con datos construidos a través de preguntas recurrentes se relevó la
importancia simbólica que poseen para los habitantes de esta zona elementos
ambientales como el relieve; los sitios arqueológicos y los testimonios de
antiguas culturas; las creencias actuales y las antiguas; las construcciones
coloniales. Se plantea una hipótesis sobre esos elementos del ambiente, cuyo
significado local sustenta el impulso constructivo vernáculo. Esta hipótesis
dice que la incorporación de esos elementos en las construcciones, antiguas
o nuevas en la zona, son las que fundamentan la construcción vernácula, no
los esteticismos o texturas exteriores. Para esto se muestran imágenes de los
sitios y de construcciones que reflejan el impacto de esos elementos
simbólicos en la elección de un sitio para la vivienda y para la construcción
de la misma.

Palabras clave: Quebrada. Quebradeño. Pachamama. Carnaval


.74 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

La zona de estudio
Se eligieron dos franjas territoriales 3000-3700 y 2400-3000 metros sobre el
nivel del mar (msnm) correspondiente a la transición entre tres ámbitos muy
diferenciados, puna seca-quebrada de Humahuaca; quebrada de Humahuaca-
valles húmedos orientales (Figura 1).

Esta elección no es casual y corresponde aproximadamente al sector norte de


la zona de amortiguación de la quebrada de Humahuaca. Se pretendió
analizar una zona alejada de los pueblos y las rutas principales de dichas
unidades ambientales, bajo la hipótesis de un impacto menor en las
construcciones de esta zona. Sabemos que actualmente se desarrolla un
proceso acelerado de estilización de la arquitectura hacia una estética
quebradeña, debido al incremento del flujo turístico interno y externo. Este
proceso se difunde desde la quebrada hacia los ambientes colindantes (puna
y valles orientales) a través de las quebradas transversales, en sentido oeste-
este, como las de Purmamarca; Tumbaya grande; Huichaira; Juella;
Yacoraite y otras numerosas que permiten el acceso a sectores alejados de la
columna norte sur constituida por el río Grande, la ruta nacional nº 9 y las
vías del ferrocarril General Manuel Belgrano, hoy en desuso. Este proceso
avanza progresivamente desde el sur hacia el norte, siendo el extremo norte
seleccionado uno de los menos alterados.

El objetivo principal del trabajo es detectar aquellos aspectos simbólicos


más fuertes que caracterizan a la construcción de la zona, los cuales deben
ser atendidos como elementos componentes fundamentales ante la irrupción
de transformaciones inevitables aunque de forma o exteriores.

El objetivo secundario de este trabajo es lograr un diagnóstico o monitoreo


de los cambios producidos desde la época de declaración de Patrimonio de la
Humanidad para la quebrada de Humahuaca, hasta la fecha.

Los pobladores y las entrevistas


Los pobladores de la zona en estudio son coyas, es decir habitantes “de entre
los cerros”. Las características de estos pobladores son: tradición en el sitio
de al menos dos generaciones; asidua frecuencia a los pueblos cabeceras;
población juvenil emigrada a dichos pueblos o ciudades del sur con motivos
de estudio y/o trabajo, población infantil local que concurre a escuelas
rurales cercanas o trabaja en tareas pastoriles cuidando la hacienda familiar.
Otra característica es la permanencia en el sitio a causa de la tradición
heredada. El rango etario de estos habitantes es superior a los 50 años. La
problemática en estudio es la capacidad de las familias quebradeñas para dar
continuidad en su práctica constructiva al carácter de “arquitectura
vernacular”, mientras abren sus puertas para recibir un turismo que busca lo
autóctono, lo verdadero, lo no contaminado, proceso que a su vez modifica
el carácter vernacular. Esto se relaciona con la problemática del habitante
quebradeño anteriormente planteada (Ramos, 2005; p 216-239).
Se realizaron caminatas con el fin de establecer encuentros con pobladores
particulares residentes en el área, en dos recorridos transversales a las franjas
en estudio. Desde Humahuaca hacia Ronque y desde Humahuaca hacia Inca
Cueva. Para esto primero se llegó en ambos casos en vehículo hasta escuelas
situadas en lugares de menor altura, donde un guía o trabajador local nos
orientó hacia un recorrido más interno.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .75

C-Norte 22º 35´ 32´´ 65º 21´ 22´´ O


B-Este 23º 09´ 24´´ 65º 02´ 45´´ O
C-Oeste 23º 08´ 39´´ 65º 43´ 39´´ O
C-Sur 24º 01´ 41´´ 65º 26´ 20´´ O
Área declarada patrimonio de la humanidad

Área de amortiguación
Figura 1. Mapa de ubicación de la quebrada de Humahuaca y de los sitios visitados

En el primer caso se estableció contacto con una mujer mayor residente en la


zona, la cual se encontraba cocinando junto a su pequeño nieto. En el
segundo caso no se pudo establecer contacto directo con una mujer que nos
vigilaba desde un cerro cercano mientras cuidaba sus animales. De modo
que los datos vertidos en el presente trabajo corresponden en parte a la
comunicación mantenida con los guías o baqueanos.

La Pachamama y las celebraciones agrarias

La cosmovisión andina, a la que no son ajenos los pobladores locales, se


manifiesta de diversas maneras, aunque con particularidades. El culto a la
madre tierra o Pachamama; y la celebración del ciclo agrario de acuerdo a
los ciclos solar y lunar, son las características más difundidas en los Andes,
debido al sustrato cultural agrario. Es la personificación de la naturaleza en
una madre: la madre tierra. Ella rige todo lo relacionado con el campo, con
la agricultura, la cría de animales y los viajes.
.76 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Figura 2. Celebraciones de las ofrendas a la Pachamama

Tradicionalmente, durante el mes de agosto, antes del equinoccio de


primavera, es el tiempo reservado para el culto a la Pachamama Este se
realiza por medio de una reunión de todos los habitantes de una vivienda,
caserío o familia para una ceremonia consistente en la ofrenda de alimentos,
bebidas y hojas de coca en un pozo cavado dentro del espacio doméstico,
pero en la parte de atrás o la zona más intima de las casas (Figura 2). El
propósito de esta ofrenda es agradar a la Pachamama antes de la siembra
para que ella sea generosa con los hombres.

Figura 3. La celebración del carnaval

Este culto finaliza con el carnaval, ante el advenimiento del solsticio de


otoño, con una celebración marcada por la abundancia de alimentos y
bebidas consumidos con alegría y desenfreno al final de la cosecha.
Verdaderamente es un momento de festejo cuyos excesos son atribuibles al
“diablo del carnaval”, también liberado de la tierra (Figura 3).

La mención de estas dos celebraciones más importantes es solo una muestra


del calendario que rige el tiempo de los quebradeños. Esto presenta
dificultades al concertar citas o reuniones con ellos, ya que los rige los
tiempos del campo y los animales más que los usos horarios.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .77

Los cerros
En la zona en estudio los cerros están distribuidos como cordones paralelos
norte-sur que limitan hacia el oeste la puna de la quebrada; y hacia el este
limitan la quebrada de los valles. La presencia de los picos elevados,
mayores a los 4500 m son visibles desde los principales asentamientos
humanos. Pero también son visibles desde los emplazamientos dispersos o
rurales y permiten ubicarlos respecto de determinados picos.

Más allá de este fin utilitario, los cerros ocupan el nivel más importante
dentro de la cosmovisión andina debido a su carácter tutelar respecto de su
entorno mediato. Algunos de ellos, nevados casi durante todo el año,
transfieren su nombre a diversas áreas circundantes, provocando topónimos
que trascienden las fronteras locales. El caso más singular es el del cerro
Chañi que tutela a San Salvador de Jujuy desde los 6200 metros de altura.

En el sector estudiado los cerros más importantes son el Cerro Negro al


oriente (Figura 4a); y el cerro Chulín al oeste (Figura 4b). Estos dominan
todo ascenso en las inmediaciones, de manera que llegar a los mismos es
algo infrecuente pero tutelan las actividades humanas en los planos más
bajos. Las cumbres de los cerros evidentemente no son habitables sino que
las culturas antiguas, omaguaca e incas, las empleaban como receptáculo de
las ofrendas para lo sagrado. Por esto es muy frecuente encontrar
testimonios en los picos más significativos para las culturas antiguas.

Figura 4ª. Cerro Negro Figura 4b.Cerro Chulín

El siguiente nivel es de los promontorios o cerros de menor altura (3000


msnm), que son soporte de asentamientos antiguos o “pukaras”, testimonio
de poblados elevados.

También pueden ser tutelas privadas para la familia, al albergar “mallqus”


domésticos, es decir deidades protectoras benignas que habitan en
promontorios o túmulos. Por esta razón es común ver que las viviendas no
son construidas exentas o aisladas en el territorio sino que están respaldadas
por un pequeño cerro o promontorio (Figura 5).
Estos cerros son visibles desde su entorno y accesibles regularmente a
diferencia de las cumbres. El simbolismo de aquellos es similar al de las
“huacas”, montículos naturales o artificiales de la zona serrana y la costa
norte de Perú que representaban lo sagrado para los antiguos Incas y
Chimúes respectivamente.
.78 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Figura 5. Una vivienda en Ronque, detrás el cerro tutelar

Es significativa la confluencia de simbolismos originarios y cristianos en


estos montículos ya que en muchos casos se emplean los mismos para
organizar vía crucis e incluso cementerios.

Los antiguos, los antigales y los emplazamientos actuales


Una de las creencias más determinantes es la persistencia de los espíritus de
aquellos pobladores preexistentes en la zona. La cultura omaguaca,
desarrollada desde el 600 d.C. (Fernández Distel, 1997: 436) deja una huella
innegable en la cosmovisión local, con una directa filiación de los actuales
habitantes respecto de aquellos. Esto es algo vivo en los quebradeños,
produciendo una efectiva pertenencia jurídica y simbólica en los mismos,
que veneran a los espíritus y detentan sus posesiones territoriales.

Figura 6. Imagen de un enterratorio en Humahuaca descubierto por la lluvia.


Pobladores se reúnen para deliberar sobre su origen y pertenencia. (Gentileza: Humberto Madani)

Esto se manifiesta en nuestros días en lo que llamaríamos la “conservación


anticipativa”, es decir la “no conservación”, el ocultamiento a los foráneos
de los sitios arqueológicos bien conocidos por ellos pero descritos con
evasivas e imprecisiones. Sin embargo ocurre que las crecidas de los ríos y
las lluvias intensas descubren aquellos testimonios que los vivos pretenden
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .79

ocultar (Figura 6). Cuando ocurre esto los pobladores se movilizan para
saber un poco de sus ancestros y para reclamar su pertenencia respecto de
ellos. Estos pobladores realmente creen que todo el territorio omaguaca es
de ellos, como descendientes.

Los antiguos también están presentes en numerosos sitios con


manifestaciones pictóricas, pinturas rupestres y petroglifos. Inca Cueva es
uno de los complejos más conocidos y visitados en la zona en estudio, cuya
singularidad reside tanto en extensión física y temporal en cuanto a los
registros (Figura 7). Este sitio al igual que Sapagua, son simbólicamente
muy importantes para toda la región estudiada. Constituyen referencias
imprescindibles de la antigüedad de los originarios y de las actividades
ancestrales de los mismos en esta zona.

Figura 7. Imagen de la cueva 1 en Inca cueva. A la derecha, pinturas rupestres con agresiones antrópicas:
arriba placas desprendidas y abajon grafismos con carbón.

Con respecto a la elección de un sitio para vivienda se prefiere una posición


alejada respecto de los antiguos pukaras o pueblos, por dudar de la completa
benignidad de los mismos. Estos reciben el nombre genérico de “antigales”
o lugares de los antiguos. Poseen arquitectura arqueológica y también
enterratorios y objetos de uso doméstico. Para ejemplificar citemos el pukara
de Tilcara que ya no es un antigal en el sentido estricto, debido a que han
sido excavados y extraídos tanto los restos óseos como las pertenencias de
los antiguos. Su valor reside en lo constructivo y en el carácter sagrado del
sitio, ya que la presencia de los antiguos ha sido reducida o anulada.

Los verdaderos antigales son aquellos no conocidos ampliamente, o apenas


prospectados, con lo cual se constituyen en referencias simbólicas, tesoros
de los habitantes próximos. Son sitios que generalmente se evitan, no se
informa de ellos a los visitantes y además se mantiene una distancia
prudencial de ½ jornada de viaje.

En la actualidad, las viviendas cuyos habitantes emigraron temporal o


permanentemente, no son ocupadas sino que permanecen abandonadas
aunque “amparadas” por los vecinos próximos, hasta el regreso de aquellos.
Esto explica por qué se construyen nuevas casas para nuevas familias, cerca
de otras en buen estado o en condiciones de ser reconstruidas, deshabitadas
pero no “tomadas” (Figura 8).
.80 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

El coquena
Es la deidad protectora de los animales, principalmente las llamas. Es un
coya pastor que anda solo y cuida del robo de los animales en las zonas de
pasturas distantes de las casas.

Si bien la función asignadas a esta deidad es protectora, no siempre es


amigable aún para los dueños de los mismos, razón por la que no se
franquea el acceso a las casas sino que se lo delimita por medio de
accidentes naturales, vados o barrancas; o sino se construyen pircas para
delimitar claramente el espacio de los vivos (Figura 9).

Figura 8. Vivienda contemporánea deshabitada Figura 9. Proximidad de una vivienda rodeada por
próxima a una vivienda habitada. pircas

Las abras y las apachetas


Si tenemos en cuenta el territorio antes mencionado, con cordones
montañosos que separan valles serranos, podemos entender mejor el
significado de las abras. Reciben esta denominación aquellas junturas entre
cerros; pasos naturales que permiten el acceso a otro valle o llanura aluvial.
Son el punto más elevado de un trayecto entre dos pueblos, caseríos o
parajes. Las abras significan el paso, de un valle a otro; de un espacio a otro;
de un ámbito a otro ámbito de diferentes características (Figura 4b; 10). Este
paso no es indiferente a los caminantes, caravanas, e incluso a los que viajan
en vehículos motrices. Al llegar a un abra, el viajero ofrece una piedra, un
poco de agua o de bebida espirituosa, un manojo de hojas de coca a la
Pachamama (Madre Tierra) agradeciendo el trayecto realizado hasta el abra
y pidiendo buenos augurios para el trayecto restante (Figura 4b). Esta
ofrenda se realiza en un pequeño hoyo cavado en la tierra, a los pies de un
promontorio de piedras acumuladas por los mismos viajeros, llamado
“apacheta”. La apacheta es una construcción colectiva ya que numerosas
manos intervienen en la erección de este promontorio en las abras. Es más
importante de lo que parece a simple vista, más que un simple gesto de
respeto es testimonio de la colaboración entre los que no se ven, de su
confianza en la protección de lo que no ven pero representan por medio de
una pequeña construcción evocativa. El simple apilar de piedras que en sus
tierras construye una casa, aquí erige una casa para lo sagrado, para lo que
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .81

no necesita casa. Ofrecen su capacidad de construir, de poner piedra sobre


piedra allí donde los rinde el cansancio, donde los lleva el esfuerzo máximo,
y donde regresarán una y otra vez.

El camino del Inca


En este contexto de cerros, valles y apachetas, las caminatas y los viajes son
la actividad más peligrosa e inquietante. Esto fue así desde que existe el
intercambio comercial y cultural entre las diversas regiones, tanto del
altiplano como de la quebrada y los valles. Sin embargo desde la
implantación del régimen incaico en la región, a través de tambos, puestos y
caminos, los testimonios de este proceso le confieren una globalidad inca a
toda el área de estudio. El camino del inca o Qhapaqñan, está presente en
diversos ambientes uniéndolos por medio de su presencia material y
fuertemente simbólica, antes del gobierno estatal, ahora de la pertenencia
lejana a la herencia inca. Es una referencia ineludible para todo caminante
que pretende atravesar los cerros uniendo valles importantes y para toda
estancia o pernocte ante la sucesión de jornadas.

Figura 10. Vista desde el abra de Altar hacia Inca cueva. A la derecha una construcción que relaciona el
tránsito por los cerros con el vía crucis cristiano (cfr. Figura11)

El camino del inca puede reconocerse por apenas unos deflectores de piedra
en senderos angostos, hasta veredas empedradas en zonas de lluvias o
derrumbes de laderas (Hyslop, 1992: 86). Su importancia para la
construcción vernacular reside en la proximidad al emplazamiento, ya que
implica comunicación e intercambio. Este viario originó, y a la vez fue
condicionado por, los numerosos pueblos y establecimientos que se
encuentran en su proximidad en la zona de estudio. También fue estación de
tránsito para las técnicas constructivas que fueron modificándose según las
particularidades de cada región. Las construcciones que ahora vemos son
resultado en parte de la innovación técnica venida por esta vía (Figura 8). El
camino del inca es sin duda la más importante fuente de modificaciones
técnico constructivas en la región hasta la construcción de la moderna ruta
nacional y el ferrocarril. Estas últimas fueron prefiguradas por el trazado del
antiguo camino real durante la colonia.

Las formas evocadoras


Otra creencia con influencia directa sobre la práctica constructiva es el
resultado de la fuerte presencia de las construcciones coloniales, sobre todo
.82 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

las iglesias. El característico perfil triangular de tímpano y cubierta a dos


aguas, es adoptado por los constructores locales en reemplazo de las
antiguas formas de techos planos o levemente inclinados. Los habitantes
reproducen este característico perfil en los techos de sus viviendas evocando
el arquetipo de templo o lugar sagrado (cfr. cerros). Esta actitud posee
particularidades según las zonas, llegando en algunos casos a trasladar la
síncresis religiosa a una fusión de significados y formas constructivas hoy
característicos de la región (Figura 11). También es frecuente complementar
esta forma protectora con la ubicación de pequeñas cruces de madera en las
cuatro esquinas de las viviendas.

Las reuniones y la manka fiesta


La llegada de caravanas o viajeros de distintas latitudes implica el
intercambio de productos y noticias. Esto origina las fiestas o reuniones
populares donde se celebra dicho encuentro. Para esto son necesarios lugares
especialmente adaptados a la manera de plazas o explanadas que se reservan
en los caseríos o en un espacio delante de la vivienda. Este espacio
generalmente se encuentra bien separado de la misma por un desnivel o
incluso una pirca a veces sin puerta, como un recurso para mantener la
distancia del viajero respecto de la casa propiamente dicha.

Figura 11. Iglesia de Ronque. A la derecha un pequeño templo u oratorio en Sapagua, camino a Inca cueva.

Conclusiones
Se observa que existe un grupo de creencias que influyen directamente en el
emplazamiento y otras que lo hacen sobre la práctica constructiva o la
vivienda propiamente dicha.

En el primer grupo está el relieve, no solo el topográfico sino el simbólico,


que es un condicionante muy fuerte a la hora de elegir el emplazamiento de
la vivienda. Este relieve simbólico es como un verdadero mapa religioso o
de simbolismos del hombre de la quebrada, que ve en todo accidente del
terreno un significado malo o bueno, siempre como un augurio nunca
indiferente.

El camino como una forma de comunicación y comercio también representa


una columna o arteria a la cual conectarse con relativa proximidad. Debemos
tener en cuenta que el camino principal de la antigüedad no era la playa del
río sino los faldeos de los cerros y las altiplanicies, con lo cual hablamos de
un espacio de circulación alto o de cotas elevadas respecto al cauce del río.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .83

La creencia en las deidades, de las cuales la Pachamama es la principal,


también deja su impronta en los aspectos del emplazamiento, sobre todo en
lo referente a las decisiones principales sobre un sitio bueno para el hábitat y
la vivienda.

En el segundo grupo de creencias se encuentran las formas evocadoras de


antiguas construcciones tanto originarias como coloniales que generan
benignidad o protección para los habitantes. Es el caso de las iglesias
coloniales, con sus techos a dos aguas. No se analizó aquí la disponibilidad
de recursos naturales, principalmente agua y protección del viento, que
confluyen plenamente con la elección simbólica de un sitio de habitación.
Algunas de ellas también influyen en la construcción de la vivienda
propiamente dicha aunque no de manera tan determinante. También se
observa que los no vivos siguen teniendo un espacio existencial y físico
importante entre los vivos.

La densidad de ocupación del territorio quebradeño y la extensa “esfera de


vecindad”, proveniente de la distribución de tierras agrarias, permiten que
todavía sigan conviviendo sitios de antiguos con sitios habitados en la zona.
La relación simbólica que existe entre ellos es importante pero silenciosa,
sus presencias se complementan pues una le da carácter a la otra.

La fuerte relación de esta creencia con aspectos no explícitamente


constructivos nos lleva a corroborar la hipótesis inicial sobre la existencia de
condiciones implícitas más fuertes y de menor variabilidad que las
explícitas, dentro del acelerado proceso de transformación de la práctica
constructiva local. Llegando a un caso extremo podríamos decir que
construir una hostería con materiales y formas nuevas en la zona de estudio,
pero en un emplazamiento elegido sobre la base de ese mapa de creencias o
simbólico, sería menos perjudicial para los patrones de habitabilidad
autóctonos; que construir una hostería o vivienda con una estética
quebradeña y materiales locales pero en un sitio inconveniente por su
simbolismo.

Además dicha inconveniencia muy probablemente asociaría una mayor


exposición a las inclemencias climáticas. Esto se observa también del
estudio de las implicancias simbólicas, que generalmente asocian buenas
condiciones ambientales.

Como conclusión final se reconoce que antes que cuidar las formas de la
arquitectura vernácula quebradeña es preciso cuidar sus contenidos, el
mensaje, las creencias que sustentan esa práctica constructiva. Es necesario
interpretar al hombre quebradeño en su hábitat físico y simbólico. Si bien las
técnicas constructivas cambian e irrumpen, es la relación simbólica y
religiosa del hombre con su medio, lo que decide el éxito o no de su
reproducción cultural.

Reconocimientos
Al personal de la escuela de Ronque, departamento de Humahuaca,
Provincia de Jujuy y el señor Waldo Gutierrez, guía de Humahuaca.
.84 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Bibliografía y referencias
Fernández Distel, A.A. (1997), Diccionario arqueológico. Editorial de la
autora, Jujuy.
Hyslop, J. (1992), QHAPAQÑAN El sistema vial incaico. Instituto Andino
de Estudios Arqueológicos Petróleos del Perú, Lima.
Ramos, A. R. (2005), Patrimonio y Arquitectura de tierra en la quebrada de
Humahuaca. El paraje Bellavista de Hornillos. En Jujuy: arqueología,
historia, economía, sociedad/ Daniel Santamaría comp. CEIC (Centro de
Estudios Indígenas y Coloniales). Cuadernos del Duende, Jujuy. ISBN 987-
1212-03-8.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .85

CONTINUIDAD Y CAMBIOS
EN LA ARQUITECTURA DEL ALTIPLANO
El caso de la Reserva de Biósfera
Laguna de Pozuelos, Argentina
Rodolfo Rotondaro

Resumen
En este trabajo se resumen resultados de investigaciones realizadas en la
cuenca de Pozuelos, Jujuy, Argentina, referidas al estudio y caracterización
de la arquitectura, las técnicas constructivas y el proceso de cambio que
afecta a ambas. Mediante trabajos de campo en distintos pueblos, caseríos y
viviendas rurales del sistema poblacional de Pozuelos se registró la
información necesaria para el análisis de los distintos estados y aspectos de
las construcciones de la cuenca. Se emplearon técnicas de registro por
observación directa y entrevistas informales a pastores, líderes comunitarios
y autoridades gubernamentales del área. Se analizaron y compararon
aspectos relativos a la organización del espacio, las orientaciones, las formas
y la estética popular en los procesos de producción de construcciones
autóctonas y no autóctonas mediante casos de viviendas, escuelas, puestos
de salud, oficinas y pequeños edificios de servicios seleccionados. Se
indagaron también los aspectos que identifican a los modos constructivos
locales, y a los principales cambios que los mismos experimentan a partir
del empleo de materiales y técnicas industrializadas. Se establecieron
diferencias y similitudes en los cambios observados según la localización
geográfica y el tipo de edificio y sus usos. Se detectó la coexistencia de
valores a favor y en contra de las tradiciones constructivas locales
vinculadas con las arquitecturas que se identifican con el ambiente
altiplánico de los Andes Centrales.

Palabras clave: Construcción autóctona. Transformaciones. Altiplano.


Argentina.
.86 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Introducción
El área geográfica de estudio es la cuenca de la laguna de Pozuelos (Figura
1), en el altiplano jujeño, Noroeste de la Argentina. El territorio de la cuenca
fue reconocido en 1990 como la Reserva de la Biosfera “Laguna de
Pozuelos” por el Programa MAB de la UNESCO (Tecchi et al,1990;
UNESCO,1995). Es un amplio bolsón lineal a 3600 msnm., rodeado por dos
cadenas montañosas de eje Sur-Norte, con la laguna de Pozuelos en su
centro. Entre la laguna y los cerros, los largos pedemontes están surcados
por numerosos lechos arenosos de cursos intermitentes que desaguan en la
laguna central.
Tanto en las zonas bajas como en los cerros existen diferentes
microambientes, de los cuales son significativas las pequeñas mesetas y
quebradas húmedas en el Suroeste; la cadena de lagunillas en el Oeste; el
valle del río Santa Catalina en el Norte; la perilaguna; y las partes altas. El
clima de la región es semiárido, seco y frío, típico del altiplano, con
temperaturas medias anuales de entre 9ºC y 4ºC (en las partes altas); la
amplitud térmica diaria es importante en las zonas bajas, de alrededor de
25ºC.
Las lluvias estivales promedian los 350mm anuales, y cada 8 o 9 años hay
sequías extremas. Corren vientos a partir del mediodía, con velocidades
medias entre 9 y 20km/h, que cambian del Sur y Oeste en invierno al Norte
en el verano. Desde el punto de vista fitogeográfico la Reserva pertenece a la
provincia puneña. Están presentes la estepa arbustiva, hasta los 4600 m de
altitud y la estepa graminosa, a partir de los 4300m de altitud; hay césped
bajo de gramíneas, hierbas perennes, cojines, tolares y otros arbustos
medianos y altos.

Figura 1. Ubicación geográfica de la Reserva de Biósfera Laguna de Pozuelos


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .87

Están presentes también el pastizal altoandino con arbustos, y el pastizal


altoandino puro. La única especie arbórea es la queñoa, Polilepis tomentela,
abundante en quebradas húmedas del Suroeste y con menor frecuencia en las
sierras del Este. La fauna de la cuenca es característica por la vicuña,
camélido silvestre característico del altiplano, que abunda en el Este y Sur;
mamíferos carnívoros entre los que se encuentran el zorro, el puma, el
quirquincho y la vizcacha; el "suri" o "ñandú petiso"; aguiluchos y lechuzas;
el cóndor, algunos reptiles, numerosos paseriformes, gran variedad de
roedores, insectos y aves en la laguna.

La cuenca está habitada además por población humana descendiente de


pueblos originarios, identificada con la de otras zonas altas de los Andes
Centrales (Merlino et al, 1983; García F. et al 1989). Los "coyas" o "collas"
de Pozuelos se reconocen a sí mismos como tales y es muy probable que su
origen pueda ubicarse en las antiguas poblaciones quechuaparlantes de la
región. Fueron dominados por los Incas durante el siglo XV y luego por los
españoles, desde mitad del siglo XVI.

Un rico patrimonio arqueológico es testigo de la ocupación humana del área,


datada en once mil años en la región. Se encuentran restos de un tambo,
aterrazamientos y caminos del Inca; y ruinas de fuertes, iglesias y tejidos
urbanos claramente españoles. En el presente viven alrededor de 3500
habitantes (una densidad aproximada de 0.75hab./km2), estructurados en unas
600 familias de entre 5 y 10 miembros cada una.

Los pueblos importantes son cuatro: Cieneguillas, Santa Catalina, Rinconada


y Pan de Azúcar, y no pasan de 150 habitantes estables cada uno. Son centros
de servicios y de intercambio durante todo el año, y están interconectados con
los caseríos menores configurando una trama territorial organizada a partir
del pastoreo (Rotondaro,1991). Un sistema de puestos sanitarios y de
escuelas albergue establecidos por el estado provincial en caseríos y pueblos
atiende los aspectos salud y educación primaria.

La población de la cuenca mantiene creencias y ritos paganos, ligados


principalmente a una deidad andina: la "Pachamama" (madre tierra), y al
mismo tiempo practica religiones cristianas (católicos y evangélicos). Cada
pueblo tiene su iglesia y es común ver casas de campo con un oratorio
incorporado al conjunto de habitaciones y patios. Hay numerosas fiestas y
encuentros populares a lo largo del año, que nuclean a la población para
realizar múltiples actividades de intercambio.

A pesar de que los habitantes de Pozuelos son en su mayoría población


nativa, con una fuerte identidad cultural ligada al ambiente geográfico y
productivo de la cuenca, en las últimas cinco décadas se observa una
marcada tendencia al despoblamiento del área. En especial la población más
joven, debido a las dificultades para mantener la economía de subsistencia
local, para estudiar y realizar otras ocupaciones aparte de la cría y
comercialización de ovinos y camélidos, situación que se agravó con la
paralización de la actividad minera de la zona.
.88 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Permanencias y cambios en la arquitectura y las construcciones


de la cuenca
En el territorio de Pozuelos conviven las tradiciones y las transformaciones
culturales y económicas. Estas últimas son reflejo de lo que ha venido
ocurriendo en la región y el mundo, y a partir de las cuales la urbanización y
las ciudades han ejercido poderosas influencias que afectan, entre otros
aspectos, a las formas y a los valores tradicionales vinculados a la
autoproducción del hábitat. En este sentido, Baigorri (1995) aclara que “El
proceso de urbanización dejó de ser hace mucho tiempo un mero proceso
cuantitativo, de mera acumulación demográfica en torno a una acumulación
de recursos, para pasar a ser un proceso de carácter cualitativo. Si los
sociólogos han hablado de la urbanización como modo de vida (como hizo
Wirth), es porque ya no puede verse en términos de acumulación
exclusivamente, sino en cuanto extensión de estilos culturales, de modos de
vida y de interacción social.”

Por una parte, en los pequeños asentamientos y en las construcciones de la


vivienda rural presentes en Pozuelos, se observa la vigencia de patrones
locales en cuanto a la organización espacial y a los modos constructivos,
con rasgos comunes a la arquitectura presente en las zonas altiplánicas de los
Andes Centrales (Ascencio et al, 1974; Rotondaro, 1992). Dado que la
actividad productiva dominante se desarrolla con un soporte territorial y se
basa en los movimientos periódicos de ganado y personas desde las zonas
bajas a los cerros, respondiendo al pastoreo transhumante de ciclo anual de
ovinos y camélidos, la actividad constructiva está fuertemente asociada y
dependiente de estos movimientos. El pastoreo está ordenado en circuitos
según la oferta ambiental, y genera en el territorio una serie de
construcciones de apoyo: pequeñas viviendas y refugios transitorios,
aguadas, cercos, mojones, corrales y fogones.

En referencia a estas formas populares de construir el hábitat, que para


Rapaport (1972:16) son “...el resultado de la colaboración de muchas
personas durante generaciones, así como de la colaboración entre los que
construyen y los que utilizan los edificios, que es lo que significa el término
“tradicional”, en las viviendas se puede observar de manera clara la
persistencia de los rasgos propios de los patrones espaciales, formales,
estéticos y constructivos andinos. En las zonas planas de la cuenca
alrededor de la laguna central, por ejemplo (Figura 2), las viviendas son más
amplias y extendidas que las ubicadas en pie de cerro. En los cerros, el
núcleo principal de habitaciones se presenta por lo general más apiñado, y
los patios casi totalmente cerrados. En ambos casos aparece una orientación
predominante de aberturas, patios y zonas de cocción, hacia el cuadrante
Este o Noreste (“naciente”), buscando el mejor reparo climático.

La vivienda está habitualmente acompañada por una serie de construcciones


auxiliares inmediatas y cercanas al núcleo principal, tales como hornos, pozo
de agua, cercos, huertas, corrales, maceteros, fogones, gallineros, aguadas y
estanques, canales, depósitos, mesas y mojones rituales, terrazas, telares y
cocinas. El área de cocción, ya sea cubierta o de fogón abierto, está
claramente separada del resto de las habitaciones; los techos son a una y dos
aguas; y la letrina se ubica fuera del núcleo principal de habitaciones.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .89

Las aberturas de ventanas son escasas y cuando las hay son de pequeñas
dimensiones, y los espacios creados responden al esquema diario de las
actividades del pastoreo: durante el día se está afuera, en los patios o
pastoreando en el territorio, y los espacios cubiertos se usan casi
exclusivamente para dormir o reunirse. Los materiales y las técnicas de
construcción son locales, y el conocimiento empírico es una parte
importante de la sabiduría popular, transmitida por generaciones en forma
oral de padres a hijos varones.

Figura 2. Vivienda autóctona de pastores en zonas planas al Norte de la cuenca.

Predominan en Pozuelos el empleo de la mampostería de adobe con juntas


de barro y revoques también de barro, techos de paja o de torta de barro
sobre enramadas o cabreadas de ramas o cardón. En algunos casos hay tapias
o quincha en los muros de la vivienda, aunque se utilizan sobre todo en la
construcción de corrales, fogones y otros equipamientos domésticos. El
mantenimiento es contínuo y es realizado por los propios pastores
autoconstructores.

Por otra parte, en Pozuelos hay también claras manifestaciones del empleo
de modelos espaciales, formales, estéticos y constructivos propios de áreas
urbanas, que los pobladores ven y copian de los centros regionales cercanos,
tales como La Quiaca, Villazón y Abrapampa.

En el caso de los aglomerados estudiados, los pueblos y los pequeños


caseríos, su rol de centros de servicios zonales dentro de la cuenca, han
promovido la instalación de edificios institucionales pioneros en cuanto a la
introducción de modos de organización espacial y tipos constructivos
urbanos: escuelas, destacamentos de gendarmería y policía, usinas, galpones
de acopio, oficinas gubernamentales, iglesias nuevas, puestos sanitarios.

Estas construcciones generan fuertes impactos a nivel doméstico, lo cual se


puede observar en la adopción de diseños urbanos en las ampliaciones y
mejoramientos de la vivienda de pueblo, y a veces de vivienda completa
nueva, con empleo de materiales y técnicas industrializadas. Un ejemplo
claro de edificación “urbana” es el de la escuela nueva en el caserío de
Rodeo, al Noreste de la cuenca (Figura 3), que se ha constituido en el
edificio más importante del asentamiento, y justamente representa a los
modelos edilicios urbanos.

Estos modelos implican, entre otras cosas, una organización de usos y


espacios cerrados, compactos, sin el clásico agrupamiento en L o en U;
habitaciones más grandes y altas que las tradicionales, con ventanas y
.90 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

puertas industrializadas, baño incorporado al edificio, techos de chapa de


cinc y estructura resistente metálica, revoques y pisos cementicios,
revestimientos en cocina y baños.

A pesar de esta supuesta "modernidad", las verdaderas necesidades de


cantidad, calidad y tipo de espacios no son cubiertas satisfactoriamente: las
aulas son inadecuadas o pocas, y de gran superficie para la población de
alumnos que alberga; son ambientes muy fríos para el clima local; y los
equipamientos para cocción de alimentos no siempre son posibles de utilizar
y mantener, lo cual obliga a los maestros a cocinar y preparar materiales en
el edificio de la escuela original (habitualmente de construcción autóctona
local de adobe y techos de barro y vegetales).

Figura 3. Edificio de la escuela nueva en el caserío de Rodeo.

Los sistemas constructivos autóctonos y sus cambios


En las edificaciones de pueblo y en el área rural de la cuenca se siguen
construyendo con la tecnología autóctona14 viviendas y su equipamiento
productivo, edificios religiosos, oficinas, albergues, salones, y obras
comunitarias. En el análisis de la vivienda es tal vez donde se puedan
comprender todavía las tradiciones constructivas locales con mayor claridad.
La vivienda es por lo general autoproducida y mantenida empleando los
materiales locales más próximos a ésta, y de acuerdo con los conocimientos
generados a nivel popular. Se usan distintas tierras y arcillas, arenas, gravas,
piedras, arbustos y vegetales del campo, árboles, guano, bloques cortados en
el piso, agua, tientos de cuero, caña hueca, que son combinados según las
diferentes técnicas autóctonas.

Las construcciones auxiliares y los edificios institucionales son construidos


también con tecnología tradicional, con excepción de los pueblos y caseríos
principales. Los encargados de construir son los varones, padres e hijos con
edad adecuada, en la mayoría de los casos. La mujer participa de otra forma:
en la preparación y a veces en el traslado de materiales, y en tareas auxiliares
durante la construcción. El mantenimiento de la vivienda es realizado
periódicamente por los varones, en especial en las cubiertas de barro que
generalmente se dañan bastante luego de las violentas lluvias estivales.

14
Se entiende por autóctona/o a lo “Que se ha originado o ha nacido en el
mismo país o lugar en que se encuentra”. (www.wordreference.com).
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .91

En este contexto de autogestión y autoproducción del hábitat, caracterizado


por las construcciones autóctonas de tierra cruda, un proceso de cambio
importante afecta desde hace varias décadas a los hábitos y costumbres
tradicionales, promoviendo transformaciones en el uso de los materiales, la
pérdida de conocimientos y tradiciones populares ligadas a la edificación, y,
en parte, a rituales y valores asociados con la productividad y con las
festividades. Se usan materiales y técnicas industrializadas, elementos
prefabricados (dinteles y vigas de madera aserrada y metálicas, cubiertas
metálicas, revoques cementicios, carpinterías industrializadas) y diseños que
son imitados de la vivienda urbana de la región. Especialmente, los edificios
institucionales son los que en la mayoría de los casos introducen los tipos
urbanos, aunque también lo hacen las construcciones de vivienda y las
iglesias y galpones de algunos de los grandes productores o ex-mineros que
siguen habitando la cuenca.

En torno al empleo de materiales industrializados, en la opinión de los


pobladores de Pozuelos es común escuchar frases tales como:"son mejores",
en comparación con el bloque de adobe y con la cubierta de torta de barro
autóctonas. Se cambia el significado cultural del construir dentro de la
propia comunidad y se acentúan los valores vinculados al poder y al “estatus
tecnológico”.

Se alteran y deprecian ventajas de los diseños y de los materiales autóctonos:


la interacción apropiada edificio-terreno; las orientaciones buscando el
reparo y el asoleamiento; el empleo de materiales con mejor
comportamiento higro-térmico y larga durabilidad para ese clima; son parte
del saber comunitario y de las festividades ligadas a las deidades andinas.

En la vivienda es menor la cantidad de casos que demuestran una adopción


de rasgos de los modelos urbanos en cuanto al uso del espacio; sí es
progresivo en cambio, el uso de materiales industrializados tales como chapa
de cinc, cemento, cal, alambre, vidrio, puertas y ventanas estandarizadas,
azulejos, mosaicos, baldosas y pinturas industriales.

Conclusiones y comentarios finales


Los aglomerados de la cuenca (pueblos y caseríos) cumplen un rol de
"irradiadores" de novedades, a partir de su funcionamiento como centros
micro-regionales en los cuales se celebran los intercambios socio-culturales
y económicos más importantes a lo largo del año, influyendo poderosamente
sobre las áreas rurales bajo su jurisdicción. Las “novedades” compiten con
igual fuerza con los patrones autóctonos de organización y uso del espacio y
de las formas constructivas, y a veces los desplazan. Estos se ven
condicionados por factores económicos, por los modelos "urbanos", y por
factores estatutarios y utilitarios. A pesar de que la población identifica
ventajas de la construcción autóctona y que ésta predomina en las áreas
rurales, la insistencia de las "imágenes de progreso y poder" asociadas a la
practicidad y velocidad de algunos tipos constructivos urbanos, pone en tela
de juicio a las tradiciones locales vinculadas con la autoproducción del
hábitat, y cambia la valoración de dichas tradiciones.
.92 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Aparece en forma recurrente una resistencia a utilizar materiales y técnicas


autóctonas para construir, y una visión de que “si está revocado y pintado,
con techo de chapas”, seguramente será “mejor que algo de adobe con torta
de barro”.

Los principales cambios que se observan y que afectan a los patrones


autóctonos de construcción se pueden sintetizar en los siguientes:

a) Hay una selección del emplazamiento del edificio con descuido de las
orientaciones que buscan reparo climático y calentamiento solar, que por lo
general tienen que ver con el Este y el Norte (dando la espalda al Sur);

b) Se observa un diferente agrupamiento de las habitaciones en torno al


patio, empleando esquemas de agrupamiento más compactos, y un aumento
en las dimensiones espaciales de locales y salones;

c) Se observa un incremento en el empleo de recursos formales y estéticos


de construcciones urbanas en la vivienda autóctona de pueblo y rural.

En cuanto a las transformaciones observadas en los modos constructivos


autóctonos, se pueden señalar algunos aspectos generalizables a toda la
cuenca, y establecer un patrón de cambio tecnológico que involucra a
materiales, técnicas constructivas y modos comunitarios de construir. Dicho
patrón de cambio está presente, en particular, en el ámbito de la vivienda y
sus construcciones auxiliares, y en su identificación se destacan los
siguientes aspectos:

a) Aparecieron diferentes criterios para la selección y preparación de los


materiales locales y en la fabricación de componentes básicos;

b) Se observan modificaciones de las técnicas tradicionales de preparación y


ejecución de cimentaciones, muros, mezclas de asiento, techos, carpinterías,
revoques y pisos;

c) Hay una diferente organización de las distintas etapas de ejecución de la


vivienda, cambiando modos comunitarios de construcción (habitual para los
techos, salones, cercos, canales, aguadas, oratorios), con aceleración de los
tiempos constructivos;

d) Se observan cambios en los modos populares de transmisión de


conocimientos constructivos y en las prácticas mismas, modificando el
proceso popular de aprendizaje familiar-comunitario;

e) Cada vez más gente emplea materiales y elementos de fabricación


industrializada (cemento, cal, pinturas, alambre, hierros), en forma parcial o
total, y mezclas híbridas con sistemas autóctonos;

f) Se observa una modificación de las tareas y de la frecuencia en el


mantenimiento de las construcciones.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .93

Teniendo en cuenta las presiones que ejercen los modelos urbano-


industrializados sobre los modos locales de construcción de viviendas y
demás edificaciones, a partir del contexto regional de cambios (sus causas
tienen que ver con aspectos culturales y económicos de la región y el
mundo), en la Figura 4 se presenta un esquema de la situación de Pozuelos:

MATERIALES
INDUSTRIALIZADOS migraciones
recursos
locales
otro sistema de
TECNOLOGIA URBANA
valores

técnicas intereses políticos


locales TIPOS ARQUITECTONICOS y económicos
URBANOS

arquitectura
construcciones
autóctonas “oficial”
PRODUCCION Y
TRANSMISION
Culturas locales DE CONOCIMIENTOS edificios
alternativos
SISTEMA DE VALORES

Sociedades tradicionales Centros de poder


(Andes Centrales) de la región

Figura 4. Influencias de los centros urbanos regionales sobre los modos autóctonos
de construcción en el hábitat de Pozuelos

Aún así, a pesar del proceso de cambio mencionado y de los impactos sobre
los patrones autóctonos de organización del espacio y de construcción,
puede decirse que éstos últimos predominan todavía en el ambiente de
Pozuelos, probablemente debido a factores de aislación geográfica, a
factores socio-culturales y religiosos, y a que la economía del pastoreo
transhumante sigue siendo sostenible.

Es habitual, incluso, escuchar opiniones y comentarios favorables de


pastores de la cuenca en referencia a las construcciones de adobe con techo
de paja o de torta, con su clásico patio con horno y fogón, en un claro
reconocimiento hacia “bondades bioclimáticas” de las viviendas de adobe y
en relación con las costumbres festivas que vinculan a los procesos de
construcción del ambiente.

En Pozuelos persisten las tradiciones, así como persiste el pastoreo


transhumante, pero ambos están inmersos en un proceso de cambio
importante, muy marcado por la emigración de la población y por la
tendencia hacia los modos de vida urbano-dependientes.
.94 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Reconocimientos
Los resultados presentados en este trabajo pertenecen a la producción de
varios proyectos de investigación y desarrollo que fueron financiados por la
Universidad Nacional de Jujuy, el Programa MAB de la UNESCO,
organismos oficiales de la cuenca de Pozuelos, el Gobierno de Jujuy y el
CONICET, entre 1994 y 1998. Las actividades fueron posibles, además,
gracias a la colaboración de líderes comunitarios, de pastores y de
pobladores de la cuenca de Pozuelos, que participaron en forma directa en
los proyectos mencionados.

Bibliografía
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UNESCO (1995), Reservas de Biosfera. 3:14-15, París.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .95

DEL CAMPO AL PUEBLO. RELACIONES


ENTRE LA VIVIENDA RURAL Y URBANA EN
SUSQUES, JUJUY.
Jorge Tomasi

Resumen
Las comunidades pastoriles de la puna han desarrollado en el tiempo una
estrategia de asentamientos relacionada con su actividad productiva, que les
permite un mejor aprovechamiento de los recursos disponibles. Cada grupo
familiar dispone de una serie de establecimientos dispuestos en el territorio
entre los que se desplazan siguiendo un ciclo anual.
Dentro de este sistema de asentamientos pastoril se encuentran diferentes
tipos de establecimientos: la “casa en el campo”, los puestos y la “casa en el
pueblo”. En este trabajo analizaremos específicamente la relación existente
entre la vivienda rural y la vivienda urbana, caracterizando al mismo tiempo
los distintos tipos de asentamiento, a fin de observar cuáles son sus
particularidades y sus puntos de contacto. Se elige como espacio de estudio
el poblado de Susques, en la Provincia de Jujuy, (Argentina) y los parajes
cercanos. En este caso en particular, la conformación de una vivienda
permanente en el pueblo es relativamente reciente. Hasta principios del siglo
XX los pobladores vivían en el campo y sólo bajaban a Susques en ocasión
de fiestas religiosas o civiles. Por diferentes motivos el espacio urbano fue
ganando espacio frente al rural, y como consecuencia, las “casas en el
pueblo” se consolidaron. Se nota como en este proceso se retomaron muchos
de los valores de la vivienda rural adaptándolos al contexto urbano. Se
recurre para este análisis al material de campo relevado en el marco del
proyecto de investigación que se desarrolla en Susques. Este proyecto, con
sede en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la Universidad
de Buenos Aires, tiene como objetivo analizar los sistemas de asentamientos
pastoriles en relación con el territorio, observando sus cambios a lo largo del
siglo XX. Para este texto se suma a lo relevado en el campo, los trabajos de
otros investigadores sobre la región y material de archivo escrito y
fotográfico.

Palabras clave: Puna. Pastoreo. Sistemas de asentamiento. Susques.


Vivienda.
.96 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Introducción
La forma de asentamiento de la población en buena parte de la Puna esta
fuertemente caracterizada por la dinámica de la actividad pastoril. Durante el
año los grupos de pastores se desplazan en su territorio entre los diferentes
puestos y casas en busca de las mejores condiciones para su hacienda de
llamas, cabras u ovejas. Cada unidad familiar tiene dentro de su sistema de
asentamiento una cantidad variable de establecimientos, en general: una casa
en el campo, el “domicilio”, una serie de puestos, “estancias” y también una
“casa en el pueblo”.

La existencia de la “casa en el pueblo” es relativamente reciente y se fue


consolidando en muchos poblados a lo largo del siglo XX. Veremos como
este proceso está asociado a la visión dentro de la comunidad de que el
espacio urbano tiene un mayor “futuro” que el rural. Esta mirada se
construyó en buena medida a partir del tipo de políticas estatales que se
aplicaron en la región en el período.

Existe una serie de relaciones arquitectónicas y sociales entre la casa del


campo y la del pueblo entre los grupos de pastores que serán el objeto de
análisis en este texto. Se observa como a pesar de las diferencias propias de
las particularidades del espacio rural y el urbano, son muchos los elementos,
como las configuraciones y los usos del espacio, que son compartidos en los
dos casos.

El área de estudio serán los parajes cercanos y el propio pueblo de Susques,


un pequeño poblado en la Puna de Atacama en la provincia de Jujuy. Más
adelante se analiza el poblado de Susques que ha vivido un creciente proceso
de consolidación urbana desde principios del siglo XX.

Este trabajo surge de una investigación en curso sobre los sistemas de


asentamiento y la movilidad pastoril en Susques que comenzó a
desarrollarse con una Beca de Estímulo de la Universidad de Buenos Aires
en el año 2004. Continúa en este momento a partir de una Beca Doctoral del
Conicet con sede en la Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo de la
misma universidad, bajo la dirección de los Arqs. Daniel Schávelzon y
Ramón Gutiérrez.

Para el presente estudio se utilizaron métodos históricos, como el estudio de


material de archivo escrito y fotográfico, que sumado a la historia oral de los
pobladores nos permite analizar las transformaciones arquitectónicas y
urbanas a lo largo del siglo XX. Se han tomado en cuenta los trabajos de
otros investigadores que desde diversas disciplinas (arquitectura,
antropología, arqueología, geografía, entre otras) han analizado la región. Se
recurrió a técnicas como la observación participante para analizar los usos
del espacio doméstico por parte de la comunidad y se relevaron numerosos
casos de viviendas, tanto rurales como urbanas.

Es nuestra intención en este trabajo hacer una presentación general sobre las
relaciones entre la vivienda rural y urbana en Susques, y no un estudio
pormenorizado de los casos. De todas maneras, hemos incluido parte del
material relevado de dos viviendas con un carácter meramente ilustrativo.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .97

Contexto
El pueblo de Susques se encuentra en la región conocida como Puna de
Atacama, dentro de la Provincia de Jujuy en el Noroeste Argentino, y es la
capital del departamento del mismo nombre. Se sitúa en los 23º 24´ S y 66º
21’ O en la confluencia de los ríos Pastos Chicos y Susques, y sobre la
actual Ruta Nacional 52, a 120 km al Oeste de Purmamarca y a 155 km al
Este del límite con Chile a través del Paso de Jama.

De acuerdo al censo del año 2001, Susques tiene 1140 habitantes (Fuente
Indec. www.indec.gov.ar). Este poblado ha experimentado un notable
crecimiento demográfico en los últimos veinte años, en parte debido a la
apertura oficial de la mencionada ruta y paso cordillerano (Benedetti, 2005).

Desde el punto de vista ambiental, la Puna es descripta por diversos autores


como una planicie de altura semidesértica que se encuentra en el extremo sur
de los Andes centrales, incluyendo en el territorio argentino parte de las
provincias argentinas de Jujuy, Salta y Catamarca. El clima es el usual de las
estepas de altura siendo frío y seco con escasas precipitaciones concentradas
de diciembre a marzo y una gran amplitud térmica diaria (Yacobaccio,
1998). Históricamente la caracterización del ambiente de la Puna se extendió
a sus comunidades. Así es como en las descripciones de la región,
especialmente desde los ámbitos oficiales, se habla de lo estéril de la
naturaleza, pero también de lo uraño de sus pobladores, la pobreza de su
arquitectura y el resto de sus expresiones culturales y sus escasas
posibilidades productivas. La Puna se fue configurando a lo largo del tiempo
como un territorio marginal con un limitado futuro (Benedetti, op. cit.).

El poblado de Susques se funda en relación con la explotación minera como


un “Pueblo de Indios” en el contexto de la conquista española. Estos
poblados tenían el objetivo de “reducir” a las comunidades indígenas
dispersas en un centro urbano para permitir un efectivo control del territorio
y facilitar la pretendida evangelización (Gutiérrez, 1993).

De acuerdo a los documentos citados por Gutiérrez y Bolsi (1974), para


1772 Susques se encontraba dentro del “Partido de Atacama” en la Provincia
de Potosí, dependiendo de San Pedro de Atacama, hoy en territorio chileno.
Luego de la Independencia, toda la Puna de Atacama formó parte de Bolivia
hasta que en 1884 producto de la Guerra del Pacífico fue ocupada por Chile.
En 1901 la región es anexada por vía diplomática a la Argentina, creándose
la Gobernación de Los Andes formada por los departamentos de Antofagasta
de la Sierra, Pastos Grandes y Susques, luego se sumaría San Antonio de los
Cobres como Capital. La nueva Gobernación fue disuelta en 1943 y su
territorio repartido entre las provincias de Catamarca, Salta y Jujuy,
quedando Susques dentro de esta última (Benedetti op. cit.).

De acuerdo a diversos cronistas en las primeras décadas del siglo XX


Susques era un poblado prácticamente “desierto” que consistía en la Capilla
y unas decenas de habitaciones a su alrededor (Boman, 1908); (Figura 1).
Los pobladores se dirigían sólo en ocasión de fiestas religiosas, ferias o
reuniones, el resto del año se encontraban en sus viviendas del campo con la
hacienda (Ibidem, Cerri 1903).
.98 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Con la incorporación efectiva de la región a la Argentina, el espacio urbano


de Susques fue tomando mayor relevancia con el paulatino establecimiento
de una cierta parte de la población. Este proceso tomó varias décadas y
fueron determinantes la instalación en el pueblo de las instituciones
oficiales, especialmente la escuela, la aparición de fuentes laborales urbanas
y, más tarde, la apertura de vías de comunicación (Benedetti op cit).

Figura 1. Fotografía de Susques de 1903, tomada por Eric Boman. Gentileza del Archivo Fotográfico y
Documental del Museo Etnográfico “Juan B. Ambrosetti”, Facultad de Filosofía y Letras,
Universidad de Buenos Aires.

En 1930 Susques seguía siendo un asentamiento temporario aunque las


fotografías de época muestran un crecimiento en el área urbana y el
ordenamiento de las construcciones en torno a una vía principal frente a la
capilla, que, desde 1925, conectaba el poblado con San Antonio de los
Cobres (Bolsi y Gutiérrez op cit).

El relevamiento de Bolsi y Gutiérrez de 1968 muestran una mayor


consolidación del tejido urbano en relación con el establecimiento ya
permanente de parte de la población. Durante la década del setenta se abrió
la ruta que comunica con San Salvador de Jujuy. En los noventa se habilitó
el Paso de Jama como parte de un corredor bioceánico y se instaló la
infraestructura aduanera en Susques, a partir de ese momento el poblado
registró un violento crecimiento urbano y demográfico (Tomasi 2005).

A pesar de este proceso de transformaciones y cambios jurisdiccionales que


han marcado a Susques, son muchas las tradiciones ancestrales que se
sostienen en la comunidad. El pastoreo ha demostrado una notable
persistencia como actividad productiva. Incluso hoy en día en muchos casos
parte de la familia vive en el pueblo con los niños en edad escolar o
dedicados a algún empleo urbano y resto del grupo permanece en el campo
al cuidado de la hacienda.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .99

El sistema de asentamientos en la actividad pastoril


El pastoreo es una actividad esencialmente dinámica. El movimiento del
grupo está mayormente en función de la disponibilidad de recursos
necesarios para el sostenimiento de la hacienda, sean pasturas, agua o
protección ante factores climáticos. Estas necesidades van a depender del
tipo de animales que componen la “tropa”. Para el caso de Susques, en
general, se trata de llamas, cabras u ovejas, siendo lo más común encontrar
composiciones mixtas de la hacienda. De acuerdo a lo observado por
Yacobaccio: “En el pastoreo andino (...) el grado de movilidad depende no
sólo de la disponibilidad de pasturas sino también de la cercanía de los
territorios de pastoreo asociados a los distintos asentamientos y de la
composición de los rebaños dados los diferentes requerimientos de manejo
de cada especie” (Yacobaccio op cit).

El territorio de pastoreo es de carácter familiar, siendo en general de uso


exclusivo. En la mayor parte de los casos analizados la presencia de un
grupo familiar registra varias generaciones en un área de pastoreo que en
muchos casos se ha ido subdividiendo. A lo largo de este territorio
controlado por el grupo familiar se distribuyen una serie de asentamientos de
distinto tipo entre los que se desplaza el grupo siguiendo un determinado
ciclo anual. A partir de lo observado en el área de Susques podemos
reconocer dentro del área de pastoreo dos tipos de asentamientos
diferenciados: la casa en el campo, llamada “domicilio” por los pobladores y
una cantidad variable de puestos o “estancias”. Esta diferenciación se
corresponde con lo observado por otros investigadores en Susques y en otras
áreas de la Puna (Göbel, B. 2002), (Rotondaro, R.1991), Yacobaccio, H.
1998).

La casa en el campo (Figura 2) es el establecimiento más importante de la


familia siendo a su vez el que más funciones alberga y el que tiene mayor
superficie. Si bien las dimensiones son variables en general involucran al
menos tres habitaciones techadas pudiendo llegar a tener hasta siete u ocho.
Aunque el uso de los espacios es relativamente flexible podemos
caracterizar que en general existen habitaciones para la familia y para
invitados, depósito, una cocina techada, una cocina abierta, llamada
“kancha” o “fueguero”, el horno, el telar y la letrina. A esto debemos
sumarle los corrales, dos o tres, los chiqueros para colocar a las crías, un
dormidero para las llamas y en algunos casos pequeños rastrojos15.

Si bien estos elementos en general funcionan como piezas sueltas o en tiras,


se disponen según configuraciones en L o en U, formando espacios
protegidos, especie de patios. Las habitaciones se abren a este espacio,
siendo escasas las comunicaciones directas entre estas. La orientación de las
habitaciones es preferentemente Este o Norte y en muchos casos las
viviendas se estructuran alrededor de esta cuestión. En el espacio exterior
protegido es donde la familia realiza la mayor parte de sus actividades
cotidianas, siendo limitado el uso de los espacios techados durante el día.
Así es como la “kancha” es el lugar preferido para cocinar diariamente
(Göbel op cit)

15
Esto también es coincidente con lo observado por Göbel y Yacobaccio.
.100 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Figura 2. “Casa en el campo” cercana a Susques. Referencias: a y f.: kancha, b y c:


habitaciones, d: habitaciones abandonadas, e: cocina techada, g:
chiqueros, h: rastrojos, i: horno, j: corrales

Una cuestión importante a observar es que las viviendas son un espacio en


constante proceso de construcción, a las que permanentemente se les van
agregando nuevas “casas” o desplazando de lugar otras, pudiéndose llegar
incluso a derribar una habitación para utilizar los materiales en la
construcción de una nueva. Se trata entonces de un hecho constructivo
dinámico que se transforma en el tiempo de acuerdo a los cambios en las
necesidades. No es extraño, entonces, que al relevar una de estas viviendas
podamos encontrarnos con partes construidas hasta por tres o cuatro
generaciones diferentes.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .101

Los cambios en las técnicas constructivas, la aparición de cierto tipo de


espacios o las proporciones, por ejemplo, pueden darnos una pauta de las
diferentes etapas de la vivienda16.

En general los “domicilios” están ubicados cerca de algún camino o ruta que
facilita el acceso y, a diferencia de los puestos, siempre tienen una fuente
agua próxima, sea un arroyo o un “ojito”. Este emplazamiento ha sido
ocupado en general por varias generaciones y tiene un valor dentro de la
tradición local. En relación con esto, Göbel observa que en muchos casos las
personas son reconocidas por el lugar donde tienen su domicilio, así uno es
de un cierto paraje (Göbel op cit).

La propiedad sobre ese espacio pareciera tener un cierto valor simbólico en


la comunidad. Cabe considerar que la importancia del “domicilio” no está
directamente relacionada con el tiempo que el grupo familiar habita en él, ya
que en muchos casos son sólo dos meses o menos. El resto del año la familia
permanece en los puestos con la hacienda y sólo bajan esporádicamente,
algunas veces para que los animales accedan al agua. De todas maneras es
allí donde la familia tiene la mayoría de sus posesiones como ropa, enseres o
recuerdos. Es también en el “domicilio” donde se realizan las ceremonias de
carácter religioso, incluyendo las relacionadas con la hacienda (Ibidem). En
muchos casos la vivienda tiene un pequeño oratorio que está dedicado a los
santos de diferentes generaciones de la familia.

Los puestos o “estancias” (Figura 3), en cambio, se distribuyen en el


territorio de pastoreo familiar. La cantidad de puestos de cada grupo familiar
es variable. Yacobaccio ha detectado que para Susques existen entre 2 y 9
por territorio de pastoreo (Yacobaccio op cit). Esto es coincidente con
nuestras observaciones, aunque cabe aclarar que no todos los puestos
disponibles son utilizados durante el año. La distribución de las “estancias”
permite un manejo de la disponibilidad de pasturas, aprovechando
determinados sectores en un período del año y preservando otros para los
meses en los que la hacienda está más flaca. El movimiento entre puestos
está relacionado entonces con la disponibilidad y manejo de pasturas, pero
también con el acceso al agua y la búsqueda de lugares reparados para los
animales en los meses más fríos o, en algún caso, con aleros de protección
para las lluvias del verano.

Algunos pastores presentan también como una razón para el traslado el


“aburrimiento” de los animales que los vuelve “duros” para caminar (Göbel,
B. 2002). Los puestos funcionan como estaciones dentro del recorrido anual.
En general, en el movimiento de la hacienda se tiende a evitar el cansancio
excesivo de la “tropa” producto de grandes desplazamientos diarios. Las
“estancias” funcionan como centros desde donde se controla un cierto radio
de pasturas cercano. El movimiento de los animales se da, entonces, entre
los puestos cada cierto tiempo, minimizándose así el esfuerzo.

En la mayoría de los casos relevados los puestos se conforman


aprovechando la topografia. Así es como laderas, aleros rocosos, peñas,

16
Por ejemplo, en general las construcciones más antiguas están construidas
íntegramente con piedra, mientras que actualmente se prefiere una estructura mixta
con una base de piedra y la elevación de abobe.
.102 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

pequeñas cuevas o quebradas secundarias se convierten en parte de la


construcción. Al igual que en los “domicilios” invariablemente los puestos
van a orientarse al Este o al Norte. Las técnicas constructivas utilizadas se
basan en los materiales de recolección disponibles en el lugar. Lo usual es
que los muros sean de pirca seca de piedra y las techumbres de tola o cardón
y en algunos casos barro. Esto no quita que en algunos casos se encuentren
construcciones que utilizan adobe, pero la falta de agua en la mayoría de los
puestos es una limitante para el uso de esta técnica. En general los puestos se
componen de un recinto de alojamiento -que puede ser techado o no-, una
“kancha” y corrales y chiqueros de la hacienda.

Como en el caso de los “domicilios”, el emplazamiento de los “puestos”


tiene una historia dentro del grupo familiar y una carga simbólica. Es usual
que las construcciones sean modificadas en cada generación, pero
manteniendo el lugar de asiento. Como lo observa Göbel, los pastores no
suelen construir nuevos puestos.

Un tercer tipo de asentamiento, aunque más reciente, es la “casa en el


pueblo”. Si bien a diferencia del “domicilio” y las “estancias”, no tiene un
rol directo en la actividad pastoril, si lo tiene dentro de la organización y las
prácticas del grupo familiar. Como veremos, en la configuración de la
vivienda urbana se han trasladado elementos del “domicilio”, aunque
adaptados al contexto urbano.

El proceso de constitución de la “casa en el pueblo”


Para poder comprender el proceso de consolidación de la residencia urbana
en Susques es necesario que la pongamos en contexto de las
transformaciones que se sucedieron en el poblado a lo largo del siglo XX.
Hemos mencionado que para el 1900 Susques no tenía una población
permanente. La comunidad residía en el campo y bajaba al pueblo para
ciertos eventos anuales. En este contexto las viviendas consistían sólo en una
habitación que funcionaba como espacio de residencia temporario, a
diferencia del sistema de asentamiento en el campo, cuya complejidad ya
hemos descrito.

Eric Boman en su recorrido por la región en 1903, describió estas viviendas


diciendo: “Las casas son rectangulares, casi todas de las mismas
dimensiones, alrededor de 6 m. de largo por 3 m. de ancho (...) El hogar,
una simple plataforma circular de tierra, bordeada de piedras, tiene su
lugar fuera de la casa, en un pequeño galpón, que está también provisto de
techo de paja y cerrado, por lo menos en tres lados, por paredes (...) La
casa no tiene más que una habitación (...) Al lado de algunas de las casas
había un patio cerrado por paredes.” (Boman op cit)

Las habitaciones de cada familia se alineaban contiguas en hileras,


respetando la orientación Este, con una serie de calles angostas entre ellas.
Esta configuración se mantuvo por varias décadas, dando cuenta de que la
adopción de los hábitos urbanos fue relativamente lenta. A partir de la
década del cincuenta y sesenta, la radicación en el pueblo se fue volviendo
más habitual de la mano, en parte, de una mayor presencia de la escuela, de
los empleos urbanos y de las migraciones producto de los trabajos
temporarios en los ingenios o en las minas.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .103

Figura 3. Puesto o “Estancia”.

El relevamiento de Bolsi y Gutiérrez (Bolsi y Gutiérrez op cit) de 1968


muestra cambios importantes en la configuración urbana y de las viviendas.
Las hilera habitacionales comienzan a consolidarse como manzanas y,
asociado con esto, un gran porcentaje de las viviendas están estructuradas en
torno a un patio. Esta tipología se mantiene hasta el día de hoy siendo la
configuración más habitual de las viviendas en Susques (Figura 4).

Figura 4. Vivienda urbana en Susques

La mayoría de las familias hoy tiene una vivienda en el pueblo, incluso


aquellas que sostienen el trabajo del pastoreo. Lo habitual es que parte de la
familia permanezca en el poblado con algún empleo y con los niños en edad
escolar, y el resto residen en el campo al cuidado de la hacienda. En ocasión
de las fiestas patronales, carnavales o asambleas comunitarias generalmente
el grupo se reúne nuevamente en el pueblo.
.104 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

En muchos casos en una vivienda cohabitan hasta tres generaciones de una


misma familia compartiendo los servicios comunes y el patio, y
manteniendo una cierta independencia en el espacio de sus habitaciones.
Actualmente algunas de esas habitaciones se alquilan temporariamente a
otras familias o, por ejemplo, a maestros.
Siguiendo en parte el patrón de la vivienda rural, las funciones se
distribuyen en habitaciones independientes que se comunican entre sí a
través del patio.

Estas funciones van a ser similares a las del campo, excepto claro las
relacionadas estrictamente con la actividad pastoril como los corrales y
chiqueros. En ese sentido, se encuentran las habitaciones destinadas a los
miembros de la familia, una cocina techada y algunos depósitos. Como
introducción urbana alguna habitación lindera con la calle y con acceso
directo se utiliza para locales comerciales. A esto debemos sumarle la
“kancha” o cocina abierta, el horno, un telar, la letrina o baño y,
eventualmente, algún pequeño rastrojo.

La mayor parte de las prácticas cotidianas de la familia se dan en el patio.


Constituye el espacio de trabajo, cocina y relaciones. A su vez tiene un
fuerte contenido simbólico, en tanto es allí donde se realizan muchas de las
ceremonias religiosas como la de la Pachamama el 1 de agosto. Al centro del
patio se destapa un pequeño pozo donde se “alimenta” con las ofrendas a la
tierra.

En tanto espacio protagónico de la casa, es al patio al que se accede


inicialmente, siempre a través de un zaguán que media con el afuera de la
calle. Éste puede estar techado y cerrado o ser solamente un espacio dejado
entre dos habitaciones. En muchos casos incluso se generan acodamientos
que impiden la visión directa del patio. La privacidad es una cuestión que se
enfatiza en el ámbito urbano. Si el patio no llega a estar completamente
rodeado de habitaciones, lo que es habitual, se construyen tapias que limitan
la visión hacia el interior desde los linderos o desde la calle. Se debe
considerar, al igual que en el ámbito rural, que la construcción de la vivienda
se da en el tiempo e intervienen varias generaciones en un trabajo que toma
muchos años y da como resultado una superposición de momentos. En este
sentido, el patio no pareciera darse con una morfología a priori sino que
surge como resultante de las operaciones parciales de construcción, a pesar
de que su existencia se haya proyectado desde un comienzo.

En las últimas dos décadas el proceso de urbanización de la población se


profundizó, con la consiguiente disminución de la importancia del ámbito
rural. Especialmente en las áreas donde el pueblo se expandió se han ido
adoptando configuraciones compactas de vivienda, donde el patio se limita
en muchos casos a un pequeño espacio trasero.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .105

Estas construcciones parecen representar el traslado y adopción de modelos


de los grandes conglomerados urbanos y se da en conjunto con la adopción
de nuevos materiales constructivos como el hormigón o la chapa. Las
construcciones realizadas por el Estado, nacional y provincial, para las
instituciones públicas y los planes de vivienda, sumado al proceso de
apertura producto del Paso de Jama parecen tener algún grado de
responsabilidad en este proceso (Tomasi 2006). Hoy en día se superponen en
la traza urbana de Susques las viviendas con sus patios y los nuevos modelos
habitacionales.

Conclusiones
El contexto urbano impone ciertas condiciones a las viviendas. Una de las
principales es la limitación del tamaño del lote. Mientras que en el campo el
espacio disponible para construir es virtualmente ilimitado, en el pueblo está
fuertemente restringido por las calles y por las viviendas de los vecinos. Esto
le da una cierta introversión al planteo en contraposición con el carácter más
expansivo de las casas en el campo. Otra cuestión interesante se refiere a las
orientaciones, hemos planteado que las casas en general se abren hacia el
Este o Norte, en el pueblo eso va a depender de la disposición que tenga el
terreno.

Si bien es cierto que estas y otras particularidades que hemos expuesto le


dan un carácter diferencial a la “casa en el pueblo”, no es menos cierto que
son muchos los elementos comunes que tienen las dos viviendas.
Probablemente el más importante sea el modo en que se utilizan y las
prácticas sociales y valores que reproducen. En los dos casos la actividad del
grupo familiar se da en los espacios exteriores protegidos y las habitaciones
tienen un rol más limitado. De alguna manera esto representa la adaptación
de una forma de habitar y de una configuración en un contexto urbano que
se fue imponiendo como una necesidad en la comunidad.

La presencia de nuevos modelos arquitectónicos ha influenciado a la


construcción tradicional de la comunidad en las técnicas y configuraciones,
provocando transformaciones notables en muy poco tiempo. Esto implica a
su vez un cambio en la relación de la persona con el espacio construido. Si
históricamente cada grupo familiar construía y transformaba generación tras
generación ese espacio, hoy en día eso está cambiando.

Reconocimientos
El mayor reconocimiento es para la comunidad de Susques que en estos años
ha colaborado, y lo sigue haciendo, con mi trabajo, abriéndome las puertas
de sus casas y puestos con mucha generosidad. A todo el equipo del
proyecto “Puna y Arquitectura” por su trabajo. Mis directores, Daniel
Schávelzon y Ramón Gutiérrez han sido de gran ayuda introduciéndome en
la investigación. Alejandro Benedetti, Rodolfo Rotondaro y Graciela
Viñuales, conocedores e investigadores de la Puna, me han brindado mucho
apoyo. A Carolina Rivet por su incansable lectura de los textos y
acompañamiento en el trabajo.
.106 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

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Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .107

TIPOLOGÍA DE LA
ARQUITECTURA DE TIERRA
EN LA ZONA SEMI-ÁRIDA
DEL ESTADO DE TAMAULIPAS, MÉXICO.
Rubén Salvador Roux Gutiérrez, José Adán Espuna Mújica, Víctor Manuel
García Izaguirre, Yolanda Guadalupe Aranda Jiménez, Laura Eugenia
Padilla Castillo

Resumen
Para los arquitectos la vivienda es el concepto que más se ha proyectado en
la escuela y desarrollado o edificado durante su ejercicio profesional.
Académicamente se realizan ejercicios de este tema desde los primeros
talleres siempre buscando el proyecto idóneo, que solucione la problemática
de vivienda, desgraciadamente la mayoría de las veces éstos se encuentran
desvinculados de la realidad del usuario o de su contexto. En nuestros días
es usual que se culpe al progreso, de hecho es considerado correcto, y a los
actuales sistemas de construcción de los problemas de habitabilidad que
tienen las viviendas contemporáneas, razonándose que la actual arquitectura
se preocupa más por las condicionantes técnicas y de procedimientos que
por cuestiones sociales, alejándose paulatinamente de la experiencia
humana. La arquitectura vernácula debe su permanencia a la constante suma
de experiencias que se han vertido en su proceso de ensayo y error, donde
sus habitadores no tratan de conquistar a su contexto o medio ambiente, sino
que ensayan sus respuestas constructivas y buscan adecuarla y adaptarla al
sitio, para que ésta sea agradable para quien la vive y no sea agresiva para el
lugar donde se edificó. Precisamente por tener una evolución formal y
constructiva apenas perceptible, pues la vivienda se ajusta a las dimensiones
y necesidades de quien habita el inmueble, sin los caprichos del arquitecto o
diseñador, siendo fiel a un estilo y adecuada al hábitat, sin pretender
modificarlo.

Palabras Clave: Sustentabilidad. Vivienda vernácula. Construcción e


impacto ambiental.
.108 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Introducción

La industria de la construcción absorbe el 50% de los recursos mundiales


(Edwards: 2004) lo que la constituye como una de las actividades humanas
menos sostenibles, en donde la vida cotidiana, o “moderna” se desarrolla en
espacios que cada vez son más demandados: casas, restaurantes, centros
comerciales, por solo mencionar algunos ejemplos de edificios
contemporáneos realizados actualmente, por lo que la construcción deberá
modificar su papel, en especial para los arquitectos.

Para éstos, el concepto de sostenibilidad resulta complejo, pues en el


aprendizaje de la arquitectura se ha soslayado la enseñanza de los espacios
de sitios considerados marginales o de regiones poco pobladas, inclinándose
siempre a mostrar los grandes ejemplos de edificios monumentales de los
que Rudofsky comenta que se convierten en un abrumador catálogo de
ejemplos con una mayor carga de datos y pequeñas notas, sin embargo,
siempre se omite la vivienda sostenible y la rural (Rudofsky, 2000). Si son
pocos los estudios relacionados con el origen de la vivienda sostenible,
menor son todavía los relacionados con la casa rural regional, debido a que
el interés por desarrollar o describir y estudiar espacios saludables, con
viabilidad económica y congruentes con lo que en muchos casos se ha
olvidado, que es, en muchos de los casos las respuestas de vivienda dadas
por las personas de determinada región son adecuadas al medio físico,
cultural y social.

Sin embargo, para los arquitectos éstas pasan inadvertidas, sin valor o se les
asigna poca importancia, porque un diseño arquitectónico sostenible desde la
óptica de consumo energético es de muy escaso valor, originado por el
desconocimiento del impacto ambiental que la construcción tiene en el
contexto físico. Es por las razones mencionadas que se ha seleccionado la
vivienda rural del altiplano tamaulipeco, como una alternativa de
construcción en la cual se aplica la técnica benéfica milenaria de la tierra.

Se podrá inquirir sobre dicha importancia y la respuesta sea que la influencia


globalizadora de otros procesos de construcción han desplazado a dicha
práctica tradicional y, sobre todo, adecuada al medio ambiente del altiplano
tamaulipeco, con el riesgo de desaparecer, al ir evolucionando las viviendas
con más de 100 años en extraños híbridos que deforman la originalidad de
las casas.

En buena medida la vivienda rural, sin el exagerado formalismo o el


denominado “pedigrí” por Rudofsky, está caracterizada por un amplio
respeto a los factores ecológicos. Este autor describe que: “Paradójicamente,
su vivienda mostraba mucho más imaginación que la del salva de hoy”
(Rudofsky, 2000). En los centros urbanos se concentra la población con los
beneficios que esto acarrea, como ser: mayores servicios de infraestructura,
educación, diversión y comercio también se observan los efectos de salud,
por la polución del aire y los cuerpos de agua.

Con la utilización de tecnologías más adecuadas al contexto, respetuosas del


medio ambiente y utilizando recursos renovables, los edificios construidos
con estas premisas contribuirán a mejorar el ecosistema en el que se
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .109

encuentre. El deterioro que un edificio sustentable tiene sobre el medio


ambiente puede ser evaluado y a la vez aprovechar estos resultados para
conseguir a través de la investigación, un modelo que propicie el cambio.
Pueden verse ejemplos de ideas de arquitectura sustentable como las
edificaciones de los arquitectos Sir Norman Foster y Richard Rogers, que
han adoptado, para evitar el deterioro medioambiental.

La arquitectura urbana está muy influenciada por las condiciones sociales y


políticas, aunado a la globalización que en esta época se vive, propiciando el
desarrollo del “…individualismo en detrimento de los valores colectivos”
(Edwards, 2004). Debe entenderse la sostenibilidad como el conjunto de
valores basados en la responsabilidad medioambiental, en donde los
arquitectos deberán desarrollar sistemas enfocados en cuestiones ecológicas,
creando edificios con imaginación, con el valor añadido del respeto al medio
ambiente. Es cierto que existen técnicas constructivas y tecnologías
sostenibles, sin embargo, se deberá enfatizar el conocimiento de ejemplos y
aplicaciones de éstas en las viviendas, como lo son las viviendas del la zona
semiárida del estado de Tamaulipas.

Otro de los factores que han contribuido a la diferencia, entre la vivienda


vernácula y la moderna urbana es olvidar los orígenes mismos de la
arquitectura habitacional, que si bien ha evolucionado poco en cuanto a
materiales y formas se debe a que ha comprobado a través del tiempo sus
bondades para desarrollar las actividades de personas y no ser solamente
“recipientes” en donde se debe desarrollada forma de vida.

Descripción del sitio

1. Aspectos geográficos, flora y fauna


La región semiárida de Tamaulipas se encuentra localizada hacia el oeste, en
la Sierra Madre Oriental, área también conocida como cuarto distrito.
Comprende cinco municipios del Estado: Jaumave, Miquihuana, Palmilla,
Bustamante y Tula (Figura 1); considerados como zona de pobreza y
exclusión social.

Su extensión territorial es de 8,517 Km2 con 55,700 habitantes que


conforman 13,103 familias en 276 comunidades dispersas, cuya densidad de
población es de 6.5 habitantes por km2. En las partes altas el clima es
templado, en las partes bajas caluroso. Es la región donde menos llueve y
son frecuentes las heladas. No tiene ríos importantes. El agua se encuentra
en manantiales.

Por ser en parte desértica, crecen plantas como biznaga (Cereus greggi),
nopal (Opuntia vulgaris) y lechuguilla (Agave lechuguilla). Su fauna la
componen víboras, tarántulas (Eurypelma californica), ratas canguro
(Dipodomys merriami), lagartijas (Gerrohnotus coeruleus), camaleón
(Chamaeleo chemaeleon) y oso (Ursus americanus) entre otras.
.110 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

En lo alto de la sierra hay bosques de pino. En Jaumave y Miquihuana se


explotan los bosques de pino (Picea mexicana). El 56% proviene de la
Reserva de la Biosfera “El Cielo” se encuentra ubicada en el municipio de
Jaumave con un total de 17,330.74 has.

M iq u ih u a

Jaum ave

B u s ta m a n te P a lm illa

T u la

Figura 1. Localización de los municipios que conforman el altiplano

En Tula se encuentran dos áreas naturales que están en proceso de ser


decretadas zonas protegidas, estas son “El Coronel” (32 km2) y “El
Picacho” (3 km2), en Miquihuana, Jaumave y Bustamante se encuentra “La
Perdida” área también en proceso de decreto. Se realizan estudios e
investigaciones paleontológicas en vestigios recién encontrados. Como
llueve poco la agricultura no se ha desarrollado, la hidrografía de la región
está compuesta por manantiales, su fuente de empleo es agropecuaria de
autoconsumo.

En Tula y Miquihuana siembran maíz, frijol, algo de trigo, chile y cebolla y


papa serrana. Se crían ganado porcino, caprino y bovino. La principal
actividad comercial es la explotación de maderas, de pino (Picea mexicana)
y cedro (Cupressus arizonica) en los municipios de Jaumave y Miquihuana,
lugares que cuentan con aserraderos; la lechuguilla (Agave lechuguilla), con
la que fabrican cepillos, estropajos, jarcería, grabado y muebles hechos en
madera y artesanía como bolsas y morrales, se trabajan en Tula así como el
curtido de pieles para la fabricación de chamarras, botas y las “cueras”, que
son el traje típico del Estado.

2. Aspectos históricos
Los primeros establecimientos fueron en esta región realizados por los
misioneros que se desplazaban de Río Verde o del Nuevo Reino de León,
actualmente son las cabeceras municipales llamados antes San Antonio de
Tula (1640), Villa de Palmillas (1714), y Real de los Infantes (1746), su
patrimonio cultural está representado en Palmillas y Miquihuana donde se
encuentran los templos de nuestra Señora de las Nieves y San Juan Bautista
respectivamente, las más antiguas arquitectura del Estado, la ex hacienda del
Caracol de Álvarez y el Capulín, San Lorenzo y San Miguel Arcángel.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .111

Algunos vestigios arqueológicos de la tribu janambre se han encontrado a 8


Km. de la carretera Tula-Ocampo. La mayor parte de los habitantes se
encuentran en las poblaciones de Tula y Jaumave, son las más comunicadas.
Sus recursos naturales, las minas inexploradas en Bustamante, los turísticos
en Miquihuana con sus paisajes”. (Estrada, 2002)

3. Análisis de las tipologías


Utilizar la tipología arquitectónica permite fundamentar los conceptos
básicos de forma y construcción, dirigiéndolos a contrastar y evaluar el
hábitat edificado del pasado y el presente, para poder generar formas
adecuadas a un contexto social, urbano o físico. En toda obra arquitectónica
se cuenta con varios ejemplos de rasgos o características, por lo que para
poder sintetizarlos adecuadamente, se requiere identificar y reducir los datos
representativos, que es a lo que se entiende por tipo o tipología (Espuna y
Roux, 2003). El tipo se entiende como ese “sistema reductor de los
fenómenos espaciales a esquemas de relaciones invariantes. El tipo no es
una configuración espacial definida, sino una idea abstracta que reduce un
cierto grupo de relaciones conceptuales” (Guerrero Baca: 148; 1996). El tipo
no es “…una plantilla abstracta a la cual adscribir un edificio” (Caniggia, 69;
1995) es la síntesis de todos los rasgos del propio edificio.
La vivienda rural es respuesta natural a las características del entorno, así
como a las tradiciones y particularidades de sus habitantes, los que siempre
han respetado el medio físico, así como también han contribuido con
soluciones adecuadas a sus características sociales y de confort. Estas
respuestas son transmitidas tradicionalmente y son, según Guerrero Baca
(1996), los mecanismos de autocorrección, enriquecidos con la actualización
y reutilización.

Figuras 2 y 3. Tipologías constructivas de diferentes viviendas rurales.

El nivel de tipicidad máximo, de acuerdo a Caniggia (1995), se consigue


cuando se consigue identificar uno y solo un objeto de las características que
se le pueden imputar, con todas las particularidades que pudiese presentar,
distinguiéndose de los demás de manera tan contrastante a las demás “casas”
o edificios, que será cuando se equiparen o coincidan entre un tipo de
.112 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

edificio y otro. En síntesis, el análisis tipológico puede llegara profundizarse


tanto hasta que se pueda asociar en un ordenamiento general de categorías
que pueda presentar todas las características o rasgos, en donde se deberán
advertir los que puedan ser de mayor utilidad para el análisis tipológico
deseado, que pueden ser válidas para el tipo de edificación, de categoría
histórica o de sistemas constructivos (Figura 2 y 3).

Tipología constructiva de la zona


El hecho de que una edificación ocupe un sitio en un predio o terreno se
transforma en pérdida de recursos naturales, por la natural superposición del
edificio sobre éstos, destruyendo y desestructurando las naturales
características del subsuelo. Por lo general los aspectos ambientales están
relacionados con el espacio construido, no solamente por la cantidad de
suelo ocupado. Surge aquí una pregunta, ¿qué es el desarrollo sostenible? De
acuerdo a la Comisión Brundtland, que fue dirigida en 1987 por Gro Harlan
Brundtland y auspiciada por la Organización de las Naciones Unidas, para
afrontar las necesidades de las “…generaciones presentes y futuras en
cuanto a recursos medioambientales” (Edwards, 2004)

Figura 4. Vivienda en Jaumave. Figura 5. Vivienda en Miquihuana.

Esta Comisión define al desarrollo sustentable como aquel que pueda


satisfacer las necesidades actuales sin comprometer la capacidad de las
generaciones futuras de satisfacer sus propias necesidades. Como respuesta
al entorno natural, la tipología constructiva utilizada en las viviendas en la
zona, se manejan los materiales que la naturaleza provee en gran cantidad en
este sitio, como son la tierra y la piedra

Se ha considerado como vivienda sustentable a la realizada en el


denominado “Cuarto Distrito”, por ser un sitio de extrema pobreza ya que el
estilo de vida ejerce clara influencia en la cantidad de polución que se hace
en el contexto.

A medida que crece la prosperidad más cosas son deseadas, por lo que se
tiende a consumir más, resultando en el crecimiento de uso de recursos
naturales, lo que incrementa los residuos y como efecto final, producción de
bióxido de carbono (CO2). Toda edificación, sobre todo la vivienda se
convierten en el hábitat natural del ser humano, fundamentales para su vida
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .113

cotidiana, deberían ser menos agresivos, es decir, producir menos CO2


mediante un mejor diseño ecológico.

En los municipios de Jaumave, Miquihuana, (Figura 4 y 5) Palmilla,


Bustamante y Tula, presentan la tipología constructiva que se describirá por
los cinco municipios del Altiplano Tamaulipeco y analizarán las diferentes
viviendas. Se encontraron una serie de elementos y sistemas constructivos
de los cuales se realizaron apuntes y fotografías para facilitar la descripción
que a continuación se enuncian. Dichos elementos son necesarios para toda
edificación sustentable respetando o desarrollados conforme a los
parámetros ambientales, de acuerdo a Cuchí (2003), que se centran en cuatro
campos básicos y responden a objetivos esenciales que las demandas de
sostenibilidad exigen: cerrar los ciclos materiales implicados y producir la
mínima afectación a los sistemas naturales o contexto, siendo estos campos:

 Emplazamiento o sitio.
 Consumo de energía.
 Consumo de agua.
 Consumo de materiales.

Se describirán a continuación estos rasgos, así como los objetivos


ambientales que se desean lograr, además de algunas ideas para
conseguirlos.

Emplazamiento o Sitio
Es bien sabido que toda construcción ocupa o “consume” un terreno o
predio, es decir, el suelo, con la natural modificación y paulatina
degradación de los sistemas preexistentes. De suyo, las demandas
ambientales que están ligadas al sitio en donde se asienta la edificación están
estrechamente vinculadas, no solo con el área del predio ocupada, si no por
la repercusión en cuanto al consumo de energía, producido para satisfacer
las necesidades del habitante de la edificación, como lo son comer,
protegerse, asearse, en síntesis, toda actividad humana consume medios
alterando el contexto en mayor o menor grado.
Para lograr la sostenibilidad se deberá evitar “consumir” territorio nuevo y
recuperar la “calidad” ecológica que poseía el solar o predio antes de la
construcción de la vivienda o edificio. Es un concepto que puede parecer
fácil, sin embargo, el adecuado planteamiento que implica el impacto
ecológico deberán estar establecidas en la planificación territorial.

Consumo de Energía
La necesidad de energía, que se consume en las viviendas se solventa
generalmente mediante las empresas dedicadas a abastecerlo de manera
comercial.

Este consumo está relacionado con la comodidad doméstica, sin embargo,


ésta energía por lo general se obtiene, directa o indirectamente, del petróleo
y gas natural. La utilización de energéticos de origen fósil, que en una
vivienda estándar puede llegar a los 100 kWh/m2 (Cuchí, 2003), provocando,
.114 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

en consecuencia una serie de impactos ambientales que son contrarios a la


sostenibilidad ambiental:

 Las emisiones de la combustibles fósiles son los causantes del efecto


invernadero y la lluvia ácida, esta última provoca la corrosión de los metales
y erosión de materiales pétreos.
 Existe una dependencia, en los centros urbanos, excesiva de los recursos
petroleros,¡ los cuales son no renovables, empero, en las viviendas se pueden
sustituir con algunas otras fuentes de energía, por ejemplo la eólica o celdas
fotovoltaicas.
Se deduce de esto que uno de los objetivos de la sostenibilidad es la
paulatina disminución del uso de combustibles fósiles. Está implícita en este
objetivo que la energía de origen nuclear es inaceptable. La utilización de
recursos no renovables o nucleares es el paradigma de la ausencia de
sostenibilidad. Para lograr los objetivos de reducción de utilización de
hidrocarburos pueden enunciarse las siguientes estrategias aplicables en la
construcción de viviendas:

Para favorecer el ahorro de energía se deberá mejorar el grado de


aislamiento térmico, utilizar aparatos de mayor eficacia y mejorar las
instalaciones eléctricas, además de utilizar fuentes de energía alternativa. Si
se analiza adecuadamente el contexto físico se pueden aprovechar al
máximo las características físicas locales, como lo pueden ser:
aprovechamiento de los vientos y la iluminación natural. La captación de la
radiación de sol, como energía alternativa, es fácilmente aprovechable para
generar electricidad mediante celdas fotovoltaicas, calentar el agua, con
colectores térmicos e iluminación natural de los espacios arquitectónicos.

Consumo de Agua
El agua es el elemento más importante desde el punto de vista biológico, por
ser el principal componente de los seres vivos, lo que la convierte en
importante aspecto ambiental en el consumo de las viviendas en donde se
pueden consumir más de 150 litros/persona día, de acuerdo a Cuchí (2003),
obligando a “sustraerse y movilizarse” desde sitios más alejados al
asentamiento urbano, ocasionando una mayor afectación al contexto, sobre
todo si tenemos en cuenta que el agua de uso doméstico se utiliza en buena
medida como sistema para evacuar los residuos, convirtiéndola en “aguas
residuales”, que en teoría se deberán depurar antes de ser restituidas al
medio ambiente, labor que poco se realiza, debido a alto costo económico
que representa. La reducción del consumo hídrico es, sin lugar a dudas, el
objetivo principal en las viviendas para atenuar el impacto ambiental del
ciclo natural del agua, lo que sugiere que se desarrollen algunas estrategias
como: eficientar en el consumo del agua mediante el ahorro de este mismo y
mejorando los equipos e instalaciones con aparatos y grifos de bajo
consumo.

Aprovechar las aguas que se desalojan en la vivienda, sobre todo si éstas son
utilizadas para algunos aspectos en donde no se requiere agua potable, es
decir, reciclar las aguas grises o jabonosas en los sanitarios. Una buena
fuente de obtención del agua es captar, canalizar y almacenar las
precipitaciones pluviales. Las aguas negras o residuales que se produzcan en
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .115

la vivienda se deberán separar de la red doméstica y darles una


pretratamiento antes de verterla al entorno.

Consumo de materiales
Probablemente el menos estudiado en México de los impactos ambientales
sea la causada por la construcción, tanto por el consumo de materiales, en
ocasiones más de 2 toneladas por metro cuadrado edificado, como los
consumos de agua y energía, aunado a los residuos generados en la misma.
Habrá que añadir que la extracción, transformación y producción de los
materiales también afectan y modifican el contexto. Siendo una actividad
que genera impactos en el sitio, en el consumo de agua y energía,
suponiendo que la fabricación de los materiales pueda ser “…el equivalente
a un 33% del consumo energético de esta misma vivienda a lo largo de 50
años de vida útil” (Cuchi, 2003), adicionando al impacto lo que se genera
por demoliciones y residuos de obra. El objetivo ambiental en la edificación
e insumo de materiales estará basado en la disminución de los impactos
asociados a la extracción, fabricación y la posterior reintegración de los
materiales con que se construye el edificio, por lo que se sugiere que exista
una mayor eficiencia en los consumos de materiales.

Para esto se deberá potenciar la rehabilitación del entorno además de utilizar


materiales reciclados, que coadyuven a potenciar la rehabilitación. Para la
mejora ambiental en el consumo de materiales y, en consecuencia, disminuir
los impactos relacionados con la extracción y elaboración de los materiales
utilizados en la vivienda se deberán usar productos comerciales que atenúen
el impacto ambiental, sustituyéndolos con sistemas constructivos más
ecológicos. Sin embargo, no se cuentan con indicadores fiables que permitan
determinar un consumo óptimo de materiales, lo que en consecuencia ha
llevado a investigar las distintas tradiciones constructivas, sobre todo, si se
tiene en cuenta que el impacto ambiental de la edificación es elevado.

El déficit de datos sistematizados ha impedido que se tengan referencias que


permitan sustentar algunas propuestas en la construcción sostenible, sin
embargo se cuentan con propuestas realizadas en sitios más avanzados en
estudios ambientales que en consecuencia no son aplicables directamente a
nuestro contexto por las diferencias observables en los sistemas
constructivos.

En México la falta de referencias de materiales de construcción conlleva que


se haga una primera aproximación a lo que en este trabajo se propone: el
consumo adecuado y viable, sosteniblemente refiriéndose, a los materiales
más significativos entre los empleados en el Cuarto Distrito, con la premisa
de que los resultados obtenidos permitan desarrollar sistemas ecológica,
técnica y económicamente viables a las características del entorno.

Por la carencia de información y de la diversidad de los sistemas


constructivos se realizaron visitas al sitio mencionado para conocer el estado
que guarda la construcción, además de obtener datos que puedan medir y
definir el concepto de “consumo óptimo” de manera confiable, o al menos,
distinguir las acciones a realizar.
.116 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Comparando, entre los procesos empleados actualmente y los realizados de


manera tradicional, se desglosan los datos recopilados en la visita al sitio y a
continuación se clasifican por el sistema o concepto constructivo para
proporcionar mayor objetividad en el análisis:

Cimientos y rodapiés: Los cimientos utilizados en la generalidad de las


viviendas son de buena calidad, en los que se utiliza la piedra basáltica de la
región conocida como “piedra azul”, junteada con mortero, antiguamente de
cal apagada y en la actualidad de cemento arena.

Se apreció que además en algunas viviendas se construyó más arriba del


nivel natural del terreno la cimentación, con la intención de evitar el
contacto de las corrientes de agua, formadas después de precipitaciones
pluviales, sobre los muros de la vivienda (Fig.6). Es conveniente mencionar
que la zona no presenta temporada de precipitaciones abundantes, sin
embargo cuando éstas se presentan pueden ser copiosas.

LAMINA

TRONCO
BARDA DE PIEDRA
LAMINA
TRONCOS

LAMINA

VARAS
TRONCOS
DE MADERA

TRONCOS DE
MADERA

TECHO DE ENTRAMADO
TEJA DE VARAS

VIGUETAS DE
MADERA MORTERO
DE ADOBE

CA
LL
EA
LL
EN
DE MUROS DE ADOBE HECHO
EN SITIO ASENTADOS CON
EL MISMO ADOBE

ACABDO EN CIMENTACION DE PIEDRA


PINTURA VINILICA

Figura 6. Detalle de sistema constructivo. Vivienda del Municipio de Bustamante.


Dibujo realizado por Christian Proa

Muros de bajareque: Por los resultados del análisis, se pudo deducir que
hace unos 50 años aproximadamente, era un material utilizado en la
construcción de muros para vivienda. El sistema es a base de la utilización
de puntales o varas verticales (Figura 7) denominados horcones de barreto,
haciéndose una “cesta” con varas de carrizo más delgadas, dejándose la
estructura, sin recubrimiento. Este sistema se empleó para la construcción de
cocinas, cobertizos de guardado de alimentos.

Muros de adobe: Es el sistema más empleado en los cinco municipios


estudiados, para el cual se utilizan piezas de adobe de 12 x 14 x 28 cm.
fabricados de forma tradicional, utilizándose tierra de la región, mezclada
con fibras vegetales y estiércol de ganado. Se dejan secar al sol durante 10
días y una vez secos se procede a fabricar los muros, los cuales son de
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .117

28 cm. de espesor. El junteado de los ladrillos se hace con la misma tierra


con la que se manufacturan los adobes, utilizando rajuela de piedra para el
nivelado. Una vez terminado los muros se puede dejar sin recubrir, pero
preferentemente se recubre con el mismo barro y posteriormente se les
aplica pintura vinílica (Figura 8).

Figura 7. Vivienda de varas, en el municipio de Jaumave. Figura 8. Detalle constructivo de vivienda de varas.
Foto: Cecilia Sustaita Croquis realizado por Francisco Ortega, Julio 2004.

Techumbres: Los techos de las viviendas son de origen realizados con dos
sistemas constructivos:

De palma: techumbre tradicional a base de la hoja de la palma real


(Roystonea regia) que se daba en abundancia en la región, aunque en la
actualidad es escasa.

El aterrado: consiste en la interposición de mosaicos de cerámica colocados


de manera cuatrapiada, para así formar un elemento sólido y grueso, al cual
esta soportado por vigas de madera de 50 x 100 mm., colocadas a una
distancia máxima de 50 cm. entre una y otra, esta en la actualidad han sido
sustituidas por vigas de concreto.

El tejamanil: es la utilización de tejas de madera o barro colocadas sobre una


estructura de madera de 50 x 100 mm. Actualmente se están utilizando
láminas de metal galvanizado, aunque este material presenta el
inconveniente de su alta conducción de calor, en las horas de mayor
soleamiento y su fácil pérdida del mismo en las épocas de frío, lo que ha
provocado que las viviendas sean inadecuadas para el entorno físico.

Ventanas: Como resultado de la utilización de los materiales constructivos


originales de las viviendas rurales, es decir, el adobe, los vanos de las
ventanas responden al sistema constructivo utilizado tradicionalmente, con
ventanas pequeñas en relación al macizo de los paramentos, con medidas
que por lo general oscilan entre los 0.60 a 1.20 metros en su anchura y con
altura de los 0.90 a 1.50 metros, utilizándose un dintel de madera en la parte
superior del vano y en ocasiones un repisón de madera. Cabe destacar que
las ventanas son de madera, con dos hojas abatibles hacia fuera, para lograr
una mayor ventilación.
.118 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Puertas: Al igual que las ventanas los vanos de puertas cuentan con un
dintel de madera, para salvar el claro, las puertas exteriores son de madera
originalmente, aunque han sido sustituidas por puertas de hierro.

Deformaciones del sistema


El cambio de materiales tradicionales por otros se debe más a un aspecto
social que a la escasez de los materiales tradicionales. Tal vez el único caso
es el de las palmas utilizada en techos, sin embargo un fenómeno importante
que se da es la utilizan de materiales importados que son transportados desde
el núcleo urbano más cercano que es Cd. Victoria, capital del estado, siendo
los materiales más usados, en la mayoría de las casas actuales, en las
techumbres de lámina metálica o de cartón. De igual forma se encuentran los
bloques de concreto, grava, arena y acero de refuerzo.

Haciendo un análisis de este fenómeno se detectó que principalmente


obedece a un fenómeno de aspecto social, porque el vivir en una casa de
materiales “urbanos”, por llamarlos de alguna manera, da un mayor status
social. Por otra parte, ha sido fomentado por políticos, que en épocas de
campaña electoral les regalan esta clase de materiales en las comunidades
rurales. Los habitantes mencionaron que los usan por que “son gratis”,
porque mejoran su vivienda en cuanto a su aspecto, sin embargo
reconocieron que su vivienda se hizo más calurosa o más fría, según la
época del año. Dichas viviendas han perdido la sensación de bienestar
térmico de las originales y consecuentemente han incrementado su costo de
mantenimiento, sobre todo por la dificultad de llevar los materiales por una
región con caminos en malas condiciones.

Conclusiones
Es importante buscar los mecanismos que permitan preservar los
procedimientos constructivos regionales, por sobre la influencia de los
nuevos sistemas. Por éste motivo se hace necesario el estudio y la mejora
tecnológica de dichos procedimientos, que les permita ser competitivos con
los actuales y a la vez informar a los usuarios de las ventajas del uso de los
materiales de la región, tanto para la construcción de sus viviendas como la
mejora de la calidad de vida.

Se considera que las mejoras de propuesta medioambiental deben estar


relacionadas con dos aspectos fundamentales sobre los que se ha estado
comentando, de manera genérica, en los sistemas estudiados: el reciclado de
materiales y la sustitución de materiales agresivos desde el punto de vista
ambiental, por los impactos que provoca en el contexto y los ciclos de vida.

La retoma de sistemas tradicionales de construcción permitirá garantizar una


mayor reciclabilidad en los materiales desechados, con la consecuente
reducción del impacto generado por los residuos, los cuales serán
directamente aprovechado en la promoción de materiales con contenidos de
reciclados.

La propuesta de sustituir materiales agresivos al medio ambiente se realizará


a partir de un listado de componentes en aquellas viviendas que pueden o
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .119

deberían tener un uso más restringido, con la intención de atenuar el impacto


ambiental. La ausencia de precedentes para este listado significa el primer
paso en nuestro país y estado en el estudio de la disminución al deterioro del
medio ambiente. Partiendo de estas ideas se pretende que, con mayor
participación de los investigadores en el rescate de la vivienda rural y sus
procedimientos constructivos así como la promoción en el uso de materiales
regionales, se consiga desarrollar un modelo sostenible de vivienda en
diferentes puntos del estado.

Colaboradores
Agradecemos la participación en la recolección de datos, así como
elaboración de croquis constructivos las siguientes personas: Josué Ramón
Cárdenas Priego, Diana Calles Requena, Agustín Garza Robledo, Rubén
González Martínez, Ana Luisa Hernández Azua, Martínez Lorena
Covarrubias, Christian Iván Proa Valdez, Linda Cristal Ramos Montaño,
Rojas García Ricardo. Nelly Segovia Flores; Cecilia Sustaita Mendoza,
Francisco Ortega.

Bibliografía
Caniggia, G. (1995), Tipología de la edificación: Estructura de un espacio
antrópico. Celeste Ediciones. Madrid.
Cuchí i Burgos, A. et al. (2003): Parámetros de sostenibilidad. ITeC;
Generalitat de Catalunya. Barcelona.
Edwards, B. (2004), Guía básica de la sostenibilidad; Ed. Gustavo Gili.
Barcelona.
Gobierno de Tamaulipas, Datos de los municipios (en línea). Tamaulipas.
Disponible en: http//: www.tamaulipas.gob.mx.
González Salas, C. (1989), Tampico es lo azul. Ed. Universidad Autónoma
de Tamaulipas; Cd. Victoria, Tamps.
Guerrero Baca, L. F. (1996), Estudios de Tipología Arquitectónica.
Universidad Autónoma Metropolitana.
INEGI. (2000), XII Censo General de Población y Vivienda. México
Rodríguez Viqueira, M. et al. (2002), Introducción a la arquitectura
bioclimática. Ed. Limusa. México, D. F.
Rudofsky, B. (2000), “Constructores prodigiosos” Ed. Árbol. México, D. F.
.120 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Bocas del toro, Panamá.


Croquis, Silvia de Schiller, 9 de julio de 2010.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .121

LA ARQUITECTURA POPULAR CHILOTA


Cultura y tecnología maderera en Chiloé,
Chile.
Jorge Ramos

La arquitectura vernácula tiene


el encanto morboso de lo destinado a desaparecer,
o a desvirtuarse al punto de quedar irreconocible.
Mario Coyula, “Campeando en la ciudad”, La Habana, 2004.

Palabras clave: Arquitectura vernácula. Tecnología maderera. Chiloé.


.122 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

El territorio chilote comprende la Isla Grande de Chiloé, el archipiélago que


se despliega en el Mar Interior y los fiordos costeros del sector continental.
El occidente de la Isla Grande está recorrido en toda su longitud por una
desgastada cordillera, relativamente baja, que detiene los vientos húmedos
del Pacífico favoreciendo un microclima en las áreas ribereñas del Mar
Interior. En este clima benigno, libre de nevadas a pesar de la latitud, con
fuertes precipitaciones sobre el océano y leves pero constantes lloviznas en
el resto de la isla, predomina el bosque y la vegetación densa. Esta
circunstancia ha contribuido al desarrollo de una cultura maderera desde
hace siglos.

Con la apertura del comercio después de la Independencia, tardíamente


establecida en 1826 (última bandera española que flameó en Sudamérica),
Chiloé se constituye en centro abastecedor de los balleneros, proveedor de
durmientes para los ferrocarriles de todo el continente, comenzando el
desarrollo de astilleros e industrias madereras y pesqueras, dando lugar a la
formación de poblados como Quellón, Dalcahue, Chonchi y otros, cuyas
características arquitectónicas estarán determinadas fuertemente por la
construcción en madera. Desde la ocupación española de 1567 hasta la
fundación de Puerto Montt en 1853 este territorio permaneció aislado,
desarrollando una cultura "intramuros" basándose en el mestizaje hispano-
mapuche.

Las primeras arquitecturas configuradoras de las tipologías madereras


chilotas surgen a partir de las misiones jesuíticas, las cuales si bien estaban
instaladas desde 1608, serán recién alrededor de 1740, con la primera
colonización alemana, que aportarán las técnicas y estilemas propios de
Bavaria y el Tirol. Tras la expulsión de esa orden de los territorios
hispanoamericanos en 1767, tomarán la posta los franciscanos en 1771. De
este modo comienza a desplegarse sobre todo el territorio una característica
arquitectura religiosa en madera, de la cual hoy se conservan
aproximadamente 150 obras (una decena de ellas declaradas Monumentos
Nacionales) y cuya cabeza de serie es la iglesia de Santa María de Achao,
construida en 1740.

Este monomaterial predominó también en la arquitectura doméstica desde la


Colonia, hibridizado con técnicas de los pueblos originarios, como la
construcción con quincha y paja. La ruca mapuche comenzó a incorporar
características de la casa europea, construyéndose con estructuras de troncos
rústicos, forradas con tablas y calafateadas con trapos y pellejos, como
protección de vientos y lluvias. En crónicas de 1770 consta que “las casas de
Castro y Chacao (Figura 1) como las de la campiña, son todas de tabla y a
excepción de muy pocas que tienen tablas en el techo, las demás lo tienen
todas de paja”.

La segunda colonización de pioneros alemanes en el sur chileno, acaecida a


mediados del siglo XIX, termina por definir la fisonomía de los poblados
chilotes, en base a los ya mencionados modelos formales bávaro-tiroleses y
a dos técnicas constructivas: el blocado o "block haus" (Figura 1) primero, y
algo más tardíamente el "balloon frame" (Figura 2). La primera, de origen
tardomedieval europeo, consiste en muros de troncos superpuestos, cruzados
en las esquinas con entalladuras a media madera y uniones entarugadas. La
segunda, de origen norteamericano, es un esqueleto liviano de tirantes, con
uniones clavadas y revestimiento de tablas, orillas o tejuelas.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .123

Figura 1. Estructura Block-haus. Oslo, Noruega Figura 2. Estructura balloon-frame. Achao, Chiloé

Cabe hacer notar que estas transculturaciones sufrieron significativas


adaptaciones al sitio, el clima y los modos particulares de habitar.
Asimismo, estas persistentes tipologías estructurales, junto a los aspectos
formales y funcionales, conservan una asombrosa vigencia -con las
correspondientes reinterpretaciones contemporáneas- generando una
verdadera escuela regional, donde coexiste el saber popular y profesional.

Estas arquitecturas tradicionales, al dar cuenta de un largo proceso histórico


de prueba y error, se presentan como una auténtica expresión de la cultura
popular chilota, alejada de ciertas miradas “morbosas” como bien lo señala
Coyula en el epígrafe de estas notas. Este crítico cubano advierte que si la
arquitectura vernácula “se mantiene fiel a sus raíces culturales, sustrato
económico y entorno físico y social, generalmente se le asocia con atraso,
pobreza, chovinismo y marginación. Y si se ‘moderniza’ o suaviza para
adaptarla al gusto contemporáneo globalizado -como pasó con la comida
china en Occidente- no responde ya a su contexto y termina deformada,
falsificada o convertida en una escenografía hueca”.

La presencia de la madera es notable no sólo en la arquitectura sino también


en los objetos de la vida cotidiana. La ausencia casi total de metales y la
abundancia de bosques incentivó ingeniosas tecnologías lignarias aplicadas a
todo tipo de artefactos. Entre ellos son notables los cercos de arrayán, cuyas
varas flexibles van tejidas como canastos sobre estacas de la más dura
madera de luma. Esta técnica, utilizada frecuentemente para protección de
ganado es de origen mapuche. Los suelos casi permanentemente barrosos
hacen impracticable el uso de rodados para el transporte de papas, trigo o
huiros (algas marinas), por lo que los chilotes idearon el birloche, un
vehículo sin ruedas tirado por bueyes (Figura 3), con dos maderos curvados
en la base, a manera de trineo, para deslizarse por barrancos lodosos o playas
de arena y piedras.
.124 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Figura 3. Birloche tirado por bueyes. San Juan, Chiloe

Otros artilugios lignarios son el almud, de origen español, que es un


cajoncito de madera usado en todos los mercados y ferias como medida de
capacidad; el molino de trigo impulsado por una caída de agua y construido
también en madera, salvo las dos piedras de amolar, introducido por los
jesuitas; la prensa para fabricar chicha de manzana; los telares horizontales,
de origen mapuche; y el más paradojal de los artefactos: el ingenioso sacho,
un ancla de madera que no flota, hecha en base a tres varas que encierran
una piedra, unidas en la base a dos trozos puntiagudos de madera
ensamblados en forma de cruz, todo amarrado con fibras de boquí y
conectado a la embarcación con una cuerda vegetal llamada beta.

En el caso de la arquitectura religiosa podríamos hablar tanto de una estética


clásica vernácula como de un conjunto de ejemplos paradigmáticos de la
escuela chilota de construcción. En general nos encontramos con una planta
basilical de tres naves, con cielorrasos de madera suspendidos, abovedados
en la nave central y planos en las laterales. El acceso va precedido de un
nartex porticado y sobre el mismo se erige un pedimento y una torre central
con campanario, de dos o más tambores de aristas ochavadas, rematada en
chapitel de faldones cóncavos. Este pórtico es el principal elemento, que da
cuenta de la carga estilística de origen, variando del neogótico al neoclásico;
y de su función vestibular protectora de la lluvia, situación espacial que será
frecuente en toda la arquitectura doméstica del archipiélago. El pedimento,
en forma de frontón, parece responder más al remate del techo a dos aguas
que al referente clásico. El altar está flanqueado por la sacristía y la
contrasacristía.

El sistema de fundaciones consiste en sobrecimientos de piedra en los que


apoyan las soleras del piso (de ciprés trabajado con azuela), asegurando de
este modo la ventilación inferior y el aislamiento de la humedad. La
estructura de la caja muraria se arma con pies derechos, también en ciprés de
6” x 6”. En correspondencia con esos pies derechos, se colocaron
exteriormente maderos inclinados a manera de puntales o contrafuertes
antisísmicos, eliminados durante años por erradas consideraciones estéticas,
pero ya repuestos en las últimas obras de restauración. Dividiendo las naves
se disponen columnas enfiladas con una sección muy particular: un núcleo
de ciprés de 8” x 8” y un revestimiento cilíndrico de tablas de alerce
clavadas sobre anillos formeros, como traducción tecnológica maderera del
fuste de la columna clásica occidental europea. La citada bóveda de la nave
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .125

principal se arma con tablas de alerce clavadas a cuadernas; técnica derivada


de los constructores navales de las islas. En cuanto a los revestimientos
exteriores de muros y techos, lo tradicional es ejecutarlos con tejuelas de
alerce, aunque encontramos también sistemas mixtos, con entablonado y/o
chapas de zinc acanaladas.Si bien las características tipológicas apuntadas se
presentan como dominantes, las interpretaciones propias de los constructores
locales generaron una rica variedad de arquitecturas en los diversos poblados
isleños.

En lo que respecta a la arquitectura habitacional, en el cambio-de-siglo XIX


a XX, se generaliza muy rápidamente una tecnología maderera radicalmente
innovadora, de fácil autoconstrucción y mucho más liviana y resistente que
las anteriores: había aparecido el ya citado sistema “balloon frame” (Fig.4).
Se trataba de una estructura desarrollada en el área angloamericana y
difundida en poco tiempo a toda la región. Se adjudica su invención a
George Washington Snow, en Chicago, Estados Unidos de América, ca.
1830; siendo el primer constructor en utilizar el sistema, el arquitecto
Augustine Deodat Taylor, con su obra de la iglesia St. Mary, en la misma
ciudad, en 1833. Se eliminaban de esta forma los elementos más pesados del
blocado y de la “New England frame”, a base de postes, vigas y diagonales.
Su característica principal es el empleo de gran número de tirantes verticales
livianos, los cuales, junto con umbrales, alféizares y dinteles, todos unidos
con clavos, conforman una estructura plana que se une por sus bordes con
piso y techo. Fue decisiva en este desarrollo la invención de la máquina de
hacer clavos, en 1777 y de la sierra circular en 1814, que permitía nuevas
técnicas de aserrado. Los tirantes de 2” x 4”, están separados 40 cm. (16”)
entre sí.

En su origen esta separación se correspondía con el uso del martillo Stanley


de 37,5 cm. (15”) de largo, usado como metro, generando una distancia de
40 cm entre eje y eje de tirante. El revestimiento interior y exterior se
resuelve con diversos sistemas de entablonado. Su resistencia proviene,
precisamente, de que las cargas de los entrepisos y techo se reparten sobre
muchos elementos delgados; evitándose con el entablonado las posibles
deformaciones. Otras ventajas sobre las técnicas precedentes son la
simplicidad de construcción (con serrucho, martillo y clavos) y la rapidez de
ejecución (una cuadrilla puede levantar una casa o un granero en menos de
una semana). Dichas ventajas, junto a una agresiva estrategia industrial-
comercial, hicieron que se extendiera su uso en territorios rurales y urbanos
americanos en menos de una generación.

En Norteamérica y sus zonas de influencia, particularmente en los enclaves


de explotación minera, salitrera, petrolera, azucarera o bananera -las
llamadas “company towns”-, el sistema se caracterizó por una impronta de
prefabricación, a fin de facilitar transporte y montaje in situ. En 1860 varias
firmas de Boston, Nueva York y Chicago estaban preparadas para despachar
secciones prefabricadas de estructuras, muros, pisos, tabiques, techos,
puertas, ventanas, escaleras, barandas, frisos, cornisas y molduras, a
cualquier terminal ferroviaria de E.U.A. Las piezas estaban numeradas y se
unían en el lugar con clavos y bulones.

En 1867 el sistema se presentó en la Exposición Internacional de París, en


1880 era una de las industrias más importantes del país y en 1897 se
realizaron los primeros embarques desde Nueva York hacia Alaska, para los
.126 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Figura 4. Tipología salt-box, con estructura balloon frame. New England

asentamientos que surgían allí como hongos en plena fiebre del oro. La ruta
de introducción del sistema a territorio chileno parece estar asociada a la
instalación de las compañías salitreras, principalmente inglesas y alemanas,
en Iquique y el departamento de Moquegua, tras la conquista chilena de esos
territorios en la guerra de 1879. Los barcos que tocan los puertos del
Pacífico Sur transportan secciones y componentes, popularizando el sistema
constructivo con la infaltable ayuda de los catálogos y manuales de
construcción, los famosos “pattern books”.

La cultura popular chilota, algo alejada de aquellos enclaves, con su ya larga


tradición maderera, se apropia de la nueva técnica imprimiéndole ese
carácter mestizo tan propio de lo americano, donde conviven tradición y
modernidad, artesanía e industria, manufactura y producción seriada. La
prescindencia de mano de obra especializada sumada a la autoconstrucción
colectiva, contribuyen a imprimir una fisonomía de peculiar carácter a los
poblados chilotes del interior y, muy especialmente, del bordemar. La
flexibilidad estructural del “balloon frame” permite una amplia libertad de
distribución espacial y múltiples combinatorias en lo morfológico y
ornamental, favoreciendo armonías con los recursos naturales y humanos
disponibles, con la topografía, el clima y los modos locales de habitar. Es
práctica común en la construcción de las viviendas, apelar a una institución
ancestral propia de los pueblos originarios: el sistema de la minga:. Se trata
de la solidaridad de los vecinos cooperando como constructores en la
vivienda de cada nuevo habitante, quien a su vez participará en la
construcción de otras nuevas casas.

Estas arquitecturas domésticas muestran una tendencia a quebrar su


volumetría con balcones y miradores, muchas veces cerrados con
carpinterías vidriadas, generando conjuntos de fachadas discontinuas, con
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .127

entrantes y salientes. Un elemento insoslayable es el portal de entrada a las


viviendas, como espacio de reparo climático, tal como en el caso de los
atrios cubiertos en las iglesias. Dichas variaciones se enriquecen con los
tratamientos exteriores. Los revestimientos de tablas horizontales
sobrepuestas conviven con la chapa acanalada de zinc y con las
omnipresentes tejuelas, dispuestas siempre de tal modo de asegurar la
impermeabilidad de los paramentos. Las tejuelas reemplazaron el
entablonado, de uso corriente durante la Colonia española, habiendo sido
introducidas por los alemanes de la segunda colonización, asentados en
Puerto Montt y en la zona del lago Llanquihue. Esta modalidad de
tratamiento superficial, de larga tradición en el norte europeo, cuyo
paradigma fue las “stavekirche” escandinavas del siglo XII, vino a
corresponderse con la destreza de los tejedores textiles y canasteros chilotes,
generando así esas graciosas fachadas filigranadas. Las tejuelas son tablillas
de madera de alerce (Figura 5 y 6); mientras las más antiguas tenían 90 cm
de largo, 15 cm de ancho y 1 cm. de espesor, las actuales redujeron su largo
a 56 cm.

Figura 5. Portal de entrada en vivienda. Huillinco, Figura 6. Revestimiento de tejuelas de alerce,


Chiloé detalle. Dalcahue, Chiloé

En cubiertas y muros se montan parcialmente unas sobre otras, en forma


descendente, de manera tal que aparece a la vista 1/3 de su largo. Es decir
que siempre tenemos 3 espesores superpuestos evitando así el paso de la
lluvia. El dibujo o aspecto filigranado se logra con diferentes recortes del
extremo visible o cabeza, registrándose entre ellas las rectas, poligonales,
circulares, convexas, cóncavas, biseladas, ojivales, triangulares y alternadas.
La madera de alerce (Figura 7 y 8) tiene un tono rojizo claro que, al ser
cortada y puesta a la intemperie, se torna gris. Este fue el color predominante
en la arquitectura popular, hasta la aparición de la nueva tradición cromática
con sus desaturados rojos, azules y amarillos, hoy predominantes en la
mayoría de los poblados.

Un significativo testimonio de persistencia cultural lo encontramos en los


cementerios donde las tumbas reproducen, en menor escala, la morfología de
la vivienda con sus mismos pórticos, aberturas y materiales. Tal el caso de
los notables camposantos de Huillinco y Nercón.
.128 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Figura 7. Viviendas con tejuelas de alerce pintadas. Figura 8. Viviendas con tejuelas de alerce natural,
Curaco de Vélez, Chiloé Curaco de Vélez, Chiloé

Un hecho notable lo constituye el asentamiento sobre palafitos en la franja


del bordemar en los fiordos y en la costa pacífica, situación que se remonta a
fines del siglo XIX. Ahora bien, años más tarde, debido a cierta carencia
económica de los trabajadores de áreas agrícolas y forestales se produjo, en
las décadas del ’20 y ’30 del siglo pasado, una lenta y progresiva
inmigración del campo a la ciudad, particularmente a las periferias norte y
sur de la ciudad de Ancud y Castro. En esta última ciudad, estos núcleos
marginales ocuparon ilegalmente la zona fiscal del borde marino entre las
cotas de más alta y baja marea, que dos veces al día oscila entre seis y siete
metros de altura. La solución adoptada para preservarse del nivel de la marea
alta, fue entonces la ya tradicional fundación sobre pilotes de madera, que
con la densificación y crecimiento poblacional durante los años ’50 y ’60,
conformó verdaderos sectores palafíticos urbanos. (Figura 9)

Figura 9. Palafitos en el bordemar, Castro, Chiloé

Lo que han demostrado estas arquitecturas supuestamente efímeras o


precarias, que en realidad dan cuenta de la levedad, es su voluntad de
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .129

permanecer, de durar, así como su capacidad de dar respuesta a los peligros


del sismo, el fuego, las termitas y la intemperie (viento, lluvia, humedad), ya
sea por innovaciones tecnológicas o disposiciones funcionales. A esto debe
agregarse una acertada política patrimonial acompañada de una toma de
conciencia y participación activa de la comunidad sobre el valor de este
patrimonio modesto sudamericano. La conservación de las construcciones
en madera requiere un mantenimiento periódico y la ocasional sustitución de
piezas, por lo que podríamos hablar de una restauración “in progress”, con
algunos ciclos de sutiles transformaciones incorporando nuevos materiales.
Tal el caso de la chapa ondulada de zinc, luego de la chapa estampada, de la
tejuela de zinc y, más recientemente de las tiras de zincalum.

En resumen, con una adecuada reelaboración de las arquitecturas históricas


desde una perspectiva contemporánea, las aldeas y ciudades chilotas
configuran un hábitat de vigorosa arquitectura vernácula en este confín
continental.

Bibliografía
AA.VV. (1994), Región del Archipiélago de Chiloé. Revista Nº 78, Colegio
de Arquitectos de Chile, Santiago de Chile.
Condit, C.W. (1960), American Building Art. Oxford University Press, New
York.
Coyula, M. (2005), Campeando en la ciudad. Actas I Jornadas técnicas de
arquitectura vernácula, La Habana.
Salinas J. I. y Berg C. L. (1992), La conservación de las iglesias de Chiloé.
Rilán, un caso de intervención. Revista de Arquitectura, Nº 3, Universidad
de Chile, Santiago de Chile.
.130 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

“Las Flores”, Villa La Angostura, Neuquén, Argentina.


Croquis, Silvia de Schiller, 6 de marzo de 2011.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .131

ARQUITECTURA VERNÁCULA
EN LA REGIÓN DEL NAHUEL HUAPI
Verónica Skvarca

Resumen
En la región patagónica de las inmediaciones del lago Nahuel Huapi, al
inicio del siglo XX se producen asentamientos pioneros que se dedican
mayoritariamente al comercio y a la explotación maderera de los inmensos
bosques autóctonos de la región. Utilizando el recurso del lugar, la madera,
desarrollan una arquitectura popular, con un lenguaje resultado de los
escasos recursos, del aislamiento y de influencias centroeuropeas y
trasandinas. A mediados de la tercera década del siglo se concreta la
creación del Parque Nacional del Sud, con carácter de reserva, dentro de la
cual se prohíbe, el corte de árboles y la matanza de animales silvestres,
gestando la simiente para la posterior creación de la Administración
Nacional de Parques Nacionales. En la actualidad, han quedado poblaciones
dispersas, conviviendo en forma armónica con el ambiente, que constituyen
parte del patrimonio cultural de la región.

Palabras clave: Patagonia. Pobladores. Bosques. Madera. Patrimonio


cultural.
.132 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Diversas muestras de arquitectura popular emergen entre las montañas y los


bosques nativos de esta región fundiéndose con el paisaje patagónico. Con
un lenguaje lleno de materiales, formas y colores comulgan sencillamente
con el entorno. Estas representaciones arquitectónicas fueron ejecutadas por
el poblador rural, quien supo utilizar con sabiduría el recurso más abundante
del lugar, la madera, localizándose en asentamientos dispersos y viviendo
casi exclusivamente de los recursos que le brindaba el ambiente natural. Para
comprender su génesis, es imprescindible realizar un breve recorrido por los
condicionantes históricos y ambientales de la región.

La historia maderera
Los primeros asentamientos permanentes se realizaron en la región,
posteriormente al repliegue indígena de la zona, a fines del siglo XIX.
Ingresando por el oeste, inmigrantes chilenos en su mayoría de origen
alemán, fueron instalándose en las proximidades de los cursos de agua y
arroyos. También, provenientes del este, inmigrantes internos y de diversas
nacionalidades (centroeuropeos, libaneses, italianos, daneses, etc.) se
afincaron en la zona, buscando nuevos territorios que colonizar. La
explotación de la madera se inició en forma simultánea con la llegada de los
pioneros. Inicialmente extraían y manufacturaban la madera en forma
manual, utilizando herramientas como hachas, trozadoras y azuelejos
(Figura 1 ). En 1895, Carlos Wiedherhold, comerciante alemán llegado
desde el sur de Chile, fundó la casa de comercio “La Alemana”, que estaba
ubicada en lo que hoy es el Centro Cívico de la ciudad de Bariloche. Inició
un intercambio comercial con Chile a través del paso Pérez Rosales.

Figura 1.Almacén “La Alemana” de Carlos Figura 2.Vista de la Compañía Chile-Argentina y


Wiedherhold. Puerto San Carlos (circa 1917).
(Foto archivo documental F. Silin) (Foto archivo documental F. Silin)

Fortalecida por capitales de ambos países y vinculada a Alemania, la


Compañía Chile-Argentina se hizo propietaria de las mejores tierras
(Figura 2). A las explotaciones agrícolas y ganaderas se sumaban las
forestales en una vasta actividad comercial cuya extensa línea de transportes
cubría toda la región y se conectaba con las numerosas sucursales que la
Compañía poseía en Chile. Allí se comercializaba la mayor parte de la
madera que se extraía aquí, en donde existía gran demanda.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .133

El transporte hasta el país vecino era fácil: se talaban bosques de zonas


costeras y los troncos se trasladaban por agua en jangadas hasta el paso
fronterizo cercano a Puerto Blest.

En 1917, el establecimiento de la compañía Chile-Argentina, en Bariloche,


fue adquirido en sociedad por los señores Primo Capraro y Santiago Roth,
radicado en Peulla. Capraro había montado en Bariloche un enorme
aserradero y fabricaba casi la totalidad de las viviendas existentes en el
pueblo que, para 1915, contaba ya con 1500 habitantes. Postes, tirantes y
parantes, proveían al pueblo de material necesario para la construcción de
las viviendas, así como de cercos y de corrales. Roth tenía en Chile hoteles,
autos y lanchas con los que contribuyó a dinamizar el intercambio comercial
entre ambos países, hasta que en 1920 se instaló una aduana en la región.

La abundancia del recurso hizo que se cometieran abusos en la explotación


del mismo, desmontando a veces vastas zonas de bosque natural sin ningún
tipo de control. El año 1922 marcó un cambio de rumbo en la historia de la
región: se creaba el Parque Nacional del Sud, comprendiendo una extensión
aproximada de tierras fiscales de 785.000 ha.17 (Berjman, S. y Gutiérrez, R.
1988). El Parque tendría un carácter de reserva, dentro de la cual se
prohibiría el corte de árboles, la matanza de animales silvestres, la alteración
de las corrientes de agua y se establecería que no podrían hacerse
concesiones para explotación industrial. El Parque no solo debía promover
la conservación de los recursos naturales sino también atraer al turismo y
para ello habría que desarrollar una infraestructura adecuada. El proyecto
incluía la creación de un verdadero centro de actividades turísticas y
recreativas accesible, por sus costos, al mayor número posible de visitantes.
A la construcción y acondicionamiento de pequeños hoteles y casas de
pensión debía sumarse un gran hotel en la península Llao-Llao.

El año 1934 está marcado por dos hitos que dan inicio a una nueva etapa
floreciente en la ciudad: el arribo del ferrocarril, después de muchos años de
espera, permitiendo un intenso flujo de pasajeros a la zona y favoreciendo la
comunicación de la ciudad con las regiones atlánticas, y la sanción de la Ley
12.103 que dio origen a la primer Dirección de Parques Nacionales, a cargo
de Exequiel Bustillo. Los pobladores que se asentaron antes de la creación
del Parque Nacional en estas tierras, pasaron entonces a tener un Permiso
Precario de Ocupación y Pastaje con determinadas condiciones fijadas por la
Administración Nacional de Parques Nacionales.

El medio natural
A los fines de comprender las respuestas constructivas, se hace importante
mencionar brevemente las características ambientales de la región. Esta zona
está comprendida dentro de lo que se denomina Bosque Andino Patagónico.
A lo largo de la Cordillera de los Andes se extiende en forma de extensa y
angosta faja de 2000 Km. de largo, y tan sólo 75 Km. de ancho, que
comienza en la provincia de Neuquén y termina en Tierra del Fuego.

17
“La donación realizada por el Perito Moreno en 1903 se concretó en la práctica con
la creación por Ley del 8 de abril de 1922 del Parque Nacional del Sud.” Berjman, S. y
Gutiérrez, R. (1988).
.134 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Su clima es templado frío, en invierno las temperaturas medias son de 4ºC y


las mínimas medias son inferiores a 0ºC. En el período invernal hay
abundantes precipitaciones originadas por los vientos húmedos del Pacífico
que pueden atravesar la cordillera y son de menor altura en esta zona que en
el Norte. En verano, estación seca, los días son frescos con temperaturas
medias inferiores a los 16º, la humedad es muy baja (menor a 30%) que
implica grandes amplitudes térmicas.

Los bosques no sólo forman suelo fértil al aportar restos de vegetales ricos
en sustancias orgánicas, sino que también los protegen. Puede decirse que el
suelo actúa como una esponja que deja pasar lentamente el agua hasta las
napas subterráneas y desde allí hasta los ríos y lagos que son tan numerosos
en la zona. De este modo impide los aluviones en épocas de lluvias y hace
posible disponer de agua en períodos de sequía. Toda la vida del bosque se
centra en el árbol que, además de formar y proteger el suelo, da sombra y
humedad a la gran cantidad de plantas existentes en el sotobosque,
brindando refugio a las aves y soporte para sus nidos.

El Bosque Andino Patagónico presenta diversas características según la


zona: al Oeste se encuentran los árboles de hojas perennes y al Este, los de
hojas caducas. En estos últimos las hojas toman colores amarillentos y
rojizos antes de caer, que otorgan, durante el otoño, una especial belleza al
paisaje.

Entre las principales especies se encuentran: al Oeste y como parte del


bosque perennifolio: el Alerce: árbol de gran porte que alcanza a vivir cerca
de 3.000 años (Pérez, A. 2004)18, el pehuén o araucaria: tronco semejante a
una columna y copa en forma de parasol, el ciprés: especie maderable muy
utilizada de la familia de la cupresáceas, el coihue: especie de la familia de
las fagáceas. Al Este y como bosque caducifolio, aparece la lenga, de altura
variable según la altitud, y el ñire, que crece en los sitios más húmedos.

También existen vastas plantaciones de especies exóticas, como el pino


oregón, el cual se utiliza habitualmente para la construcción. La humedad
que existe en el sotobosque hace posible el crecimiento de numerosos
musgos, helechos y cañas, en especial la típica caña coihue, que llega a más
de 6 metros de altura. En muchos ejemplares es común observar líquenes
que cuelgan como largas y delgadas barbas de las ramas. Con una gran
cantidad de ríos y lagos, ricos en peces, se distinguen diferentes paisajes en
el relieve.

Las elevaciones de mayor altura son los cerros Catedral y Bayo. La más alta
muestra el límite entre Argentina y Chile: el cerro Tronador (3478 m.), la
cual debe su nombre a los aludes que se desprenden constantemente desde lo
alto y ruedan por sus laderas siempre blancas. Tanto el bosque como los
numerosos ríos y lagos de este bioma constituyen el hábitat de numerosas
especies de animales.

18
“El alerce está incluido en la categoría especie vulnerable según criterios
de la UICN dado que se considera que enfrenta un riesgo significativo de extinción
en estado silvestre. En Chile y Argentina las poblaciones originarias de estas
especies fueron sometidas a lo largo de la historia de la colonización de la región, a
variados disturbios, como los resultantes de la habilitación de tierras para uso
agrícola ganadero, quemas y explotación maderera”. Pérez, A. (2004).
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .135

El patrimonio construido

“Nuestro patrimonio natural constituye en legado frágil e inestimable, con


el cual el hombre está en constante interacción. Como testimonio de esto
han quedado a través de los siglos, una serie de hitos que forman parte de la
rica y variada herencia cultural que refleja cada una de nuestras
civilizaciones. Ambos, el patrimonio natural y cultural, son irremplazables
y, por lo tanto, urge preservarlos. Sin embargo, tan importante como su
perpetuación, es el conocimiento de los vínculos que existen entre estas
creaciones naturales y humanas”. (Berjman, S. y Gutiérrez, R. 1988).

La región del Nahuel Huapi cuenta con una amplia variedad de


construcciones que conforman el patrimonio cultural de la región, como
aquellas realizadas por el poblador rural, quien supo interactuar y
vincularlas con la naturaleza circundante. A modo de ejemplos de
arquitectura popular existente en la región, haremos un breve paseo por dos
conjuntos de construcciones representativas: la Hostería Las Flores, y la
Población Montero, ubicadas al Norte y al Sur, respectivamente del Lago
Nahuel Huapi.

Hosteria “Las Flores”


Sobre el circuito histórico y camino a Villa La Angostura, sobre la ruta
provincial Nº 231 en el Km. 41, se encuentra la Hostería “Las Flores”, (Fig.
3 y 4), ejemplo edilicio representante de la arquitectura popular de la zona,
rodeado por una gran variedad de plantas y flores, y atendido por la Sra.
Sara Montes de Tierno.

Figura 3. Hostería “Las Flores”. Figura 4. Hostería ‘Las Flores’.Leñera y depósito

La casa fue construida en 1937 por Antonio Tierno que llegó a la zona en
1902 que, como retribución por su labor pionera, recibe del Gobierno
Nacional un predio de tres hectáreas donde se encuentra la hostería. Doña
Sara, como solían llamarla, se esmeró por mantener el edificio al margen de
los cambios que la modernidad imponía. Sólo presenta un pequeño sector de
la cubierta que ha sido alterado de su génesis: se ha recubierto la tejuela de
alerce original, tan común en la zona, por chapa.
.136 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

El 28 de enero de 1992, bajo Resolución 005 del Presidente del Directorio


de la Administración de Parques Nacionales, el edificio es declarado de
interés histórico cultural, enunciando en su Artículo 2º, que “por intermedio
de la Intendencia del Parque Nacional Nahuel Huapi, se mantendrá
relación con los propietarios de los citados inmuebles en función de
procurar que estos sean conservados y mantenidos sin modificar sus
características originales, contribuyendo a tal fin en la medida de sus
posibilidades”.

Sobre el predio existen varias muestras representativas de construcciones


vernáculas, las que fueron utilizadas en forma provisoria y sucesivamente
como morada familiar. En primer lugar, y enunciadas por orden cronológico,
se encuentra un antiguo cobertizo, pronto centenario, que fuera la primera
habitación de la familia y que ahora es utilizado como gallinero. Luego hay
una construcción semienterrada, ubicada detrás de la hostería, realizada
aprovechando el desnivel del terreno, que fuera la segunda morada familiar
y ahora es utilizada como leñera y depósito. Ésta es una clara muestra de los
conceptos de arquitectura bioclimática y de aprovechamiento de la tierra
para lograr confort térmico.

En 1937, Don Antonio construyó la primera etapa de la Hostería, una planta


rectangular con una galería al frente y al contrafrente. Es visiblemente
distinguible de la ampliación posterior, ya que está realizada con troncos con
hacha y encastrados entre sí. La provisión de herramientas varias como
clavos, cepillos y serruchos en los centros poblados era un fuerte
condicionante para construcción. En una segunda etapa, aproximadamente
en la década del 50, se adosaron a la construcción original dos laterales
realizados en tabla. Desde lo morfológico, simétricos, no así desde lo
funcional. Estas dos etapas son de fácil identificación: los diferentes
sistemas constructivos en madera, evidencian el avance tecnológico que iban
adquiriendo los pobladores.

La cubierta está materializada con “tablitas” (según la denominación


española, ripias y según la denominación patagónica, tejuela) de alerce,
aunque también se realizaban en ciprés, hachueladas. En el lugar hay un
galpón-establo que recientemente sufrió serios daños debido a la caída de
una rama de árbol sobre la cubierta. Existen corrales delimitados con
tranquillas y palos a pique. La ubicación de los asentamientos humanos
estaba definida por la existencia del agua. Este caso no fue la excepción: una
vertiente de agua fue canalizada con tablas de madera, desde su naciente
hasta una cisterna, también de madera. Madera y agua, binomio como parte
el mismo lenguaje, en el hábitat natural y en el hábitat construido (Lolich, L.
1989).

Las construcciones en la Población Montero


Por la ruta 40 y camino a El Bolsón surge un desvío que nos lleva hacia el
Lago Steffen. Allí se encuentran variadas poblaciones rurales que se han
desarrollado en las cercanías del lago. Rodeando el imponente marco que
ofrece el paisaje, vamos a adentrarnos en una en particular, la hoy
denominada Población Montero, que muestra una gran variedad de
elementos dignos de ser conocidos: Joaquín Montes nace en la provincia de
Salamanca, España, en 1885.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .137

Se radica en Bariloche en 1918 y se dedica al comercio. Cerca de 1926 se


afinca en la cabecera norte del Lago Steffen para dedicarse a las tareas
rurales. En 1937 recibe de Parques Nacionales el Permiso Precario de
Ocupación y Pastaje Nº 21 para la ocupación de aproximadamente 625
hectáreas. Don Joaquín fallece en 1971 y Anselmo Montero queda a cargo
de la población. En estas poblaciones es común encontrar un conjunto de
construcciones, en donde cada una tiene su función dentro de las actividades
cotidianas: comer, dormir, guardar. Aparecen salpicadas en el terreno, tal
vez con una inconsciente intención de recreación de ciudad. Se vinculan a
través de un espacio exterior claramente delimitado por tranquillas y palos a
pique.

Figura 5. Población Montero, construcción principal

Estos espacios exteriores, de un uso intensivo, funcionan como nexo entre


las diferentes viviendas. En ellos se enmarcan y desarrollan buena parte de
las tareas rurales: plantación de frutales, huerta, trabajo de madera y granja.
Las casas están realizadas sin elementos metálicos de unión, se presentan en
casi todos los casos como una caja compacta de troncos entramados,
colocados en horizontal y en forma alternada. Los troncos están asentados
directamente sobre el terreno natural y la junta entre ellos está realizada en
adobe (Figura 5). Suelen ofrecer ampliaciones también en madera,
generalmente colocada en forma traslapada. Estas construcciones no tienen
ningún ornamento, con una génesis basada en lo puramente práctico.

Pero hay una que se destaca del resto. Funcionó originalmente como
vivienda y en la década del 50 se la amplía anexándole por detrás el
ambiente destinado a un gran comedor. Presenta también, una volumetría
compacta: una gran caja con un techo a dos aguas, con visibles
ampliaciones hacia los laterales. Presenta un cielorraso plano con entrepiso
frío, muy común en este tipo de construcciones, luego devenido en
dormitorio, al que se accede por una escalera muy empinada. El acceso
principal está orientado este, como en casi todo el resto de las
construcciones. Presenta pequeños vanos que privilegian el asoleamiento y
en donde la pérdida de calor en el invierno es fácil de controlar. Los muros
están realizados con rollizos en forma horizontal, con la clara diferenciación
de piezas esquineras a modo de columnas. El interior se encuentra revestido
con machimbre de madera y en algunos lugares forrados con placas de
hardboard. Predominan en la fachada los colores oscuros, como simple
modo de atraer los escasos rayos de sol de la zona.
.138 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Y siempre la madera

Figura 6. Restos de rueda hidráulica y canal derivador Figura 7. Moledora de manzanas de madera.

Tanto el canal como las ruedas estaban construidos completamente en


madera (Figura 6). “Con grandes esfuerzos y sacrificios los pioneros se
apropiaron de la riqueza hidrográfica y maderera incorporándola
inteligentemente a su hábitat.” (Lolich, L. 1989). En segundo lugar, una
moledora de manzanas, también realizada en madera, con la cual fabrican,
también hoy como años atrás, la chicha y la sidra (Figura 7).

Nuestros modelos
Todas estas construcciones mencionadas anteriormente representan una
arquitectura vernácula libre de toda contaminación, y no sólo desde lo
ambiental. Se presentan exentas de lenguajes atados a los vaivenes de las
modas de turno y de elementos transculturados. Estos modelos son parte de
nuestra identidad regional, ya que a través de ellos se puede leer todo
aquello que se encuentra detrás de la arquitectura: la historia, la sociedad, la
geografía, el clima, la antropología y el mundo cotidiano de la gente.

“Durante mucho tiempo el concepto de patrimonio, por lo demás, el de la


cultura, se aplicó a productos de alta excelencia, los que descuellan en el
panorama de una época o de una sociedad. La extensión de este concepto a
las más modestas producciones, no es sino la expresión del creciente
protagonismo de la masa de la población en la historia. Los tipos
arquitectónicos expresan formas de la vida social” (Waisman, M. 1989).

Tal como lo expresara el Arq. Amancio Williams allá por diciembre de


1943, con este concepto tan avanzado a su tiempo: "Los llamados "estilos":
vasco, bretón, tudor, etc. Son la expresión, en un país y época dados, de
ciertos climas, modos de vivir, recursos locales, etc. Es decir que son la
negación de la universalidad. Son esencialmente locales. Tienen encanto, no
todos, cada uno en su sitio y en su tiempo, pero es tan absurdo imitarlos
como querer imitar el clima, el paisaje u el modo de vivir que les dieron
nacimiento. Es tan incongruente como querer viajar en góndola por la
pampa o en trineo por las sierras de Córdoba".19

19
Fragmento de carta de A. Williams a su hermano, defendiendo el diseño
de su casa en Mar del Plata, (1943)
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .139

El hacedor de la Casa del Puente de la ciudad de Mar del Plata, nos habla de
una concepción muy actual de cómo se debería pensar la nueva arquitectura,
teniendo en cuenta los parámetros de ubicación geográfica y topografía,
clima, recursos naturales y costumbres. Nos habla de lo coherente que debía
ser con la naturaleza y de su estrecha relación con su medio natural, relación
no siempre respetada.

Difícil cuestión en un mundo globalizado, cada vez más unido por las vías
de información y tecnología. “Cuando el mundo es apoderado por la
multinacionales, las comunicaciones se maximizan y las distancias se
virtualizan, la cultura del no-lugar, del desapego y de una identidad
universal crecen.

La arquitectura no respeta fronteras, ni tradiciones, ni recursos naturales y


surge como resultado de un pensamiento internacional. Pero…por qué no
pensar en una arquitectura global dentro de lo local .Una arquitectura única
para cada lugar dentro del pensamiento universal. Una arquitectura de ideas
que tenga que ver con su implantación, que no agote sus recursos naturales,
sino que ayude a conservarlos; sin dejar de ser parte de este mundo
globalizado” (Pérez Elizalde, L. 2001).

Reflexión final
“Una imagen deseable es aquella que celebra o enaltece el presente,
estableciendo conexiones con el pasado y el futuro”. Kevin Lynch. (Moro,
O. 1989)

En un mundo donde el futuro se presenta cada vez más comprometido desde


lo ambiental, donde el destino energético es verdadero interrogante, donde
habitamos en viviendas que poco tienen que ver con el lugar donde están
emplazadas, donde para vivir consumimos combustibles que no podrán ser
nunca reemplazados. Pero pareciera que está creciendo un nuevo estado de
conciencia.

Hoy existe una gran preocupación por proteger al planeta, para tratar de
aprovechar los recursos que tenemos, sin necesidad de extinguirlos.
Pensamientos que aunque suenen utópicos, dependen en gran parte de
nosotros. En muchos países, en el campo de la arquitectura se está dando a
conocer el desarrollo sostenible, que consiste en el máximo
aprovechamiento de los recursos de cada lugar, como el clima, los recursos
naturales, y la construcción con materiales ecológicos.

Tal vez sea el momento de echar una mirada hacia atrás y sin dejar de
evolucionar ni quedarnos en el pasado, podamos rescatar lo sustentable de la
arquitectura, de la economía y del modo de vida de éstos y tantos otros
pobladores que supieron vivir en franca comunión con su hábitat. Porque
seguramente ha llegado el tiempo de aprovechar las buenas enseñanzas de
nuestro patrimonio pasado y unirlas a las proyecciones de un futuro mejor,
en el único momento posible, el presente.
.140 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Bibliografía
Berjman, S. y Gutiérrez, R. (1988), La Arquitectura en los Parques
Nacionales. Instituto Argentino de Investigaciones de Historia de la
Arquitectura y el Urbanismo.
Lolich, L.(1993), Patagonia Arquitectura rural en madera. Instituto
Argentino de Investigaciones de Historia de la Arquitectura y del
Urbanismo.
Lolich, L. (1989), Madera y agua como recursos del hábitat cordillerano.
Revista Summa Temática, p.31/32 La arquitectura y el Agua / Arquitectura
de madera.
Moro, O. Extracto de sus ideas acerca de la enseñanza de la arquitectura,
vertidas en marzo de 1986, en ocasión de la presentación de su Cátedra de
Arquitectura Osvaldo Moro (1928-1988) Homenaje/Alfredo Carlos Casares,
arq. (1989). Revista Summa 261.
Pérez, A. (2004), Revista Parques Nacionales. Año I Nº 1
Pérez Elizalde, L. (2001,) El fenómeno de la globalización
Suplemento de Arquitectura, Clarín, Diario de Arquitectura (2007),
Arquitectura sustentable. Consejos de diseño para clima frío
Tam Muro, C. y Aizen, H. (1992), Museo de la Patagonia “Francisco
Pascasio Moreno” .Historia de Bariloche.
Waisman, M. (1989), El patrimonio modesto y su reutilización. Revista
Summa, p.266/267.
www.equipoweb.com.ar/eduteca
www.ubp.edu.ar/todoambiente
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .141

ARQUITECTURA DE
LA RIBERA DE QUILMES
Juan Carlos Patrone

Resumen
En este trabajo se presenta la arquitectura típica del bañado de la zona sur
del Gran Buenos Aires, principalmente sobre la costa de la ciudad de
Quilmes. Las viviendas aquí desarrolladas son una variante de la tipología
de vivienda isleña de la zona del delta del Paraná, construidas con estructura
y revestimiento de madera, apoyadas sobre pilotes del mismo material y
techadas con chapa galvanizada. La costa frente a Quilmes fue habitada
desde mediados del siglo XIX por familias de pescadores, quienes fueron los
primeros pobladores, si bien no se sabe de la existencia de habitantes
naturales de origen pampa en la zona. Posteriormente, la costa comienza a
utilizarse como balneario, comenzando su ocupación con viviendas de fin de
semana, a principios del siglo XX. Las características de la zona
periódicamente inundable, condicionaron fuertemente en la utilización de
una misma tipología para la construcción de las viviendas, tanto las
permanentes como las destinadas a esparcimiento veraniego o de fin de
semana. El trabajo tiene por objetivo analizar el desarrollo habitacional de la
zona y comparar las viviendas originales con viviendas de uso turístico o de
recreación ocasional y sus sucesivas transformaciones debido a los cambios
operados en la zona, resultado de la transformación socio-económica
ocurrida en el Gran Buenos Aires durante el siglo XX, modificando su uso y
la ocupación de las mismas por otros habitantes con necesidades distintas.

Palabras clave: Vivienda de palafito. Ribera rioplatense.


.142 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Introducción
El bañado, una faja de terreno muy bajo de un ancho de dos a cuatro
kilómetros que se extiende al sur del Riachuelo, a lo largo de la costa del Río
de la Plata, frente a Quilmes, fue utilizada desde el siglo XVII para el
comercio ilegal de mercancías y esclavos (Lombran, 1992), dadas su
característica de cercanía con Buenos Aires, un canal natural costero con
buen calado para las embarcaciones y el escaso ancho del bañado
periódicamente anegadizo que dificultaba su tránsito hacia la costa. Otra de
las causas que permitieron este comercio fue la fundación de la “Reducción
de la Exaltación de la Santa Cruz de los Quilmas” en 1666 sobre las tierras
altas de la zona, quedando estos parajes olvidados y muy poco controlados
por las autoridades de Buenos Aires, más cuanto que frecuentemente las más
altas autoridades estaban vinculadas con el contrabando (Lombran, 1992).

Desde el primer tercio del siglo XIX la costa frente a Quilmes fue habitada
por familias de pescadores, siendo estos los primeros pobladores, de los
cuales hay documentos que los ubican después de 1820, trabajando para la
estancia la Higuerita en las cercanías de la reducción de los Quilmes, cuyo
producto era salado y exportado a Brasil, Cuba y Europa (Arana E.).
Promediando el tercer tercio del siglo XIX se establecen en la costa dos
familias de pescadores de origen Vasco, explotando fundamentalmente la
pesca del sábalo, pez rico en grasas utilizado para la producción de aceite,
que permite su captura a muy poca profundidad sobre la playa, la que se
hacia arrastrando redes a caballo sobre la playa. Hoy la posibilidad de
utilizar botes de plástico livianos con motores fuera de borda les permite un
cambio en la labranza de la pesca y consecuentemente mayores
oportunidades económicas que derivaron en el abandono de las viviendas
ribereñas, conservando algunas de ellas solo como depósitos, vestuarios y
pañoles.

El otro factor a tener en cuenta es que hacia fines del siglo XIX la costa fue
utilizada como balneario, la mejora del camino que unía Quilmes con
Buenos Aires y posteriormente, la construcción del camino al río,
permitieron que familias de altos y medianos recursos de Buenos Aires
alquilasen quintas ubicadas sobre la barranca para descanso veraniego y
utilizasen el río como balneario junto a familias quilmeñas.

Figura 1. Murallón de defensa costera Figura 2. Rambla restaurada en 1995


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .143

Con la extensión del tranvía desde el centro de la ciudad hasta la costa a


principios del siglo XX y la posterior urbanización de la zona que incluyo la
construcción de un murallón de defensa costera (Figura 1), una rambla y
balneario sobre un muelle de hierro y madera (Figura 2), que penetra
doscientos metros en el estuario, similar a los Europeos de fines del siglo
XIX y con la venta de tierras en la zona urbanizada, se inicia la ocupación
con la implantación de clubes y recreos sobre la ribera y viviendas de bajo
costo destinadas a esparcimiento de fin de semana para sectores de
población de medianos ingresos, estas “casillas” eran ocupadas
generalmente por uno o más propietarios asociados para disfrute del fin de
semana y como casa de citas.

Figura.3. Vistas de la vivienda

Desde la inauguración de la rambla (1915) y hasta la década del cuarenta el


balneario fue uno de los más populares e importantes del país pero con el
desarrollo del transporte, que redujo costo y tiempo, permitió a estos
sectores optar por la costa atlántica, comenzando el balneario a degradarse
cuando comenzó a ser utilizado por población de menores recursos.

Paralelamente con el desarrollo industrial y la ocupación de zonas


marginales por sectores de muy bajos ingresos en el Gran Buenos Aires, las
viviendas de la ribera son ocupadas paulatinamente por habitantes de estos
sectores produciéndose una transformación de la zona, que se extendió hacia
el interior del bañado. Además sus moradores al ocuparlas permanentemente
comienzan a rellenar los terrenos para mitigar los efectos de las
inundaciones periódicas lo que, a posteriori, les permitió agrandar las
mismas cerrando la planta baja.

Varias de las casas existentes en el Delta del Paraná fueron construidas con
Kits importados. La estructura es del tipo balloon frame, con pisos y
revestimientos de madera interior y exterior, apoyadas sobre pilotes de
madera dura. La cubierta es de chapa galvanizada y cielorrasos de madera
machihembrada.
.144 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Objetivo
Exponer una tipología de vivienda transitoria de fin de semana desarrollada
en una zona costera, en una época determinada, su posterior transformación
en viviendas definitivas con el cambio de usuario y la similitud con las
viviendas de los primeros pobladores de la zona que con los materiales
disponibles, resolvieron sus viviendas dentro de una tipología similar,
particularidad que perdura hoy en nuevas construcciones para usuarios con
otra disponibilidad económica y aspiraciones distintas.

Desarrollo
Se tomaron dos viviendas para comparar, una típica casilla de fin de semana
(Figura 3) que ha tenido muy pocas modificaciones y que se encuentra en
muy buen estado de conservación. Ésta fue construida en la década del
cuarenta por constructores del delta con maderas nacionales de la zona del
delta. Una de las características de estas casillas era el acceso por una puerta
trampa y la escalera rebatible, esta modalidad se repetía también en aquellos
casos en que la vivienda poseía balcón, hoy en muchas de estas el mismo fue
cerrado para la ampliación de la vivienda. Las modificaciones introducidas
en este caso son el reemplazo del revestimiento de tablas de madera por
chapa galvanizada, la escalera fija y fundamentalmente el relleno del lote a
la altura de las avenidas asfaltadas (Figura 4 y 5).

Figura 4. Corte y vista de la vivienda modificada

Figura 5. Planta de la vivienda Detalle constructivo


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .145

Casilla relevada
El espacio destinado al baño se ocupó por un depósito, y se trasladó a la
planta baja, al fondo del lote. Cuando se construyeron las casillas no había
agua corriente en la zona, entocnes se extraía de pozos con bombas
manuales.

Figura 6. Casilla relevada, típica de fin de semana. Vistas del frente y fondo.
Se aprecian los cambios sobre el revestimiento exterior y el relleno del
terreno, que quedó más alto que el nivel de la vivienda en planta baja. En
este caso, si bien es habitada en forma permanente, aun conserva los usos
originales de vida al exterior, la vivienda solo se utiliza para pernoctar
(Figura 6).

Figura 7. Viviendas de las cercanías con revestimiento de tablas de madera


En los ejemplos se observan, además del deterioro, las transformaciones que
sufrieron las viviendas con el cambio de destino, de vivienda veraniega a
permanente. Se ocupó y cerró la planta baja, se levanto el terreno a una cota
superior y se cerró el bacón. La escalera continua en el mismo lugar bajo la
proyección de la casa, accediéndose a la plana alta por el vano de la puerta
trampa original y el cerramiento de la planta baja, que fue posterior al
relleno del lote, quedando una galería donde se halla el acceso de menor
altura que la planta alta (Figura 7 y 8).

Figura.8. Cerramientos agregados posteriormente en planta baja.


.146 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Viviendas de pescadores
Las otras viviendas lamentablemente en muy mal estado se encuentran en la
desembocadura del arrollo Jiménez sobre el Río de la Plata (Figura 9),
fueron abandonadas como viviendas mas de diez años atrás, hoy se las
utiliza como pañol y vestuario al igual que otras construcciones del lugar.

Figura 10. Viviendas graficadas de la zona del puerto, se aprecia el mal estado de conservación y la
mayor precariedad constructiva
Se diferencian de las anteriores en su rusticidad ya que las escuadrías
utilizadas, tanto en parantes como en tirantería, son distintas, al igual que las
maderas utilizadas. También los pilotes son de troncos de madera dura
combinados con puntales de escuadría rectangular (Figura13). La
construcción es más sencilla, algunas tienen cubiertas a dos aguas pero la
mayoría de ellas las tienen a una sola y carecen de cielorraso o entablonado
bajo la misma (Figura 11 y 12).

Figura 12. Vivienda con techo plano inclinado


Figura 11. Vivienda con techo a dos aguas. Planta y vista
levemente Planta y vista del frente
del frente

Figura 13.
Detalle constructivo
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .147

Viviendas de pescadores emplazadas en el puerto natural. Repiten la


tipología que tuvieron las anteriores construidas por sus antepasados,
durante el siglo XIX en otro sector de la costa, cercano al camino primitivo,
cuando la pesca se realizaba fundamentalmente a caballo.

En los gráficos se aprecian las viviendas de pescadores emplazadas en el


puerto natural. Éstas repiten la tipología que tuvieron las viviendas
anteriores, construidas por sus antepasados, durante el siglo XIX en otro
sector de la costa, cercano al camino primitivo, cuando la pesca se realizaba
fundamentalmente a caballo.

Las mismas fueron construidas aproximadamente en el año 1930. La más


antigua del conjunto que conforman el puerto natural, (Figura 10 derecha)
tiene el techo a un solo agua y es la más deteriorada, las otras de más
reciente construcción también presentan un deterioro importante, haciendo
muy dificultosa la visión de las casas originales.

Solo a través de los relatos de los pescadores más ancianos, descendientes de


las dos familias instaladas con anterioridad a mediados del siglo XIX, es que
podemos reconstruirlas mentalmente encontrando similitud constructiva con
las casillas, tanto en la topología de palafito, como las características típicas
de construcciones madereras, como el uso de la planta baja de las viviendas,
uso que hoy continúan dando sus ex moradores con la reparación de redes y
elementos afines a la pesca, merendar y realizar transacciones comerciales y
la transformación de las mismas con el reemplazo de los revestimientos
exteriores de madera por chapa galvanizada Hoy esta zona no tiene
habitantes ni permanentes ni temporarios, solo es utilizada como puerto
pesquero, siendo las antiguas viviendas depósitos, pañoles y talleres de
reparación de embarcaciones, existiendo en la zona solo personal
permanente de seguridad.

Construcciones recientes
A partir de la restauración de la rambla durante la década del noventa, que
pretendió levantar el nivel socio económico del turismo del balneario,
algunos vecinos Quilmeños comenzaron a construir sus viviendas en la
rivera, iniciando una nueva transformación en la misma. (Figura14 y 15).

Figura 14. Viviendas de reciente construcción con tipología ribereña


.148 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Figura 15. Estas construcciones refuerzan el tipo de construcción en madera y la vivienda en palafito

Conclusión
Si bien en la zona hubo grandes modificaciones en el transcurso de su
historia. Hay condicionantes permanentes como sus periódicas inundaciones
que definen una topología que perdura en el tiempo ya que las nuevas
construcciones de habitantes con mayor disponibilidad económica, la
adoptan y refuerzan, al copiar y recrear el estilo de casas de construcción
maderera, apoyadas sobre pilotes dejando la planta baja libre para usos
secundarios y recreativos.

Lamentablemente la zona de la ribera ha sufrido una fuerte degradación, si


bien hoy parece surgir una nueva ocupación de habitantes con mejores
estándares económicos, requiere la instrumentación de una política clara
para dictar una reglamentación que permita un desarrollo sostenido y
sustentable del bañado y su costa.

Bibliografía
Arana (h), E. (1953), “Rosas en la evolución política argentina”. Instituto
Panamericano de Cultura, Buenos Aires.
Craviotto, J. A. (1969), “Quilmes a través de los años”. Ed. Municipalidad
de Quilmes, Quilmes.
Lombán, J. C. (1992), “Nueva Historia de Quilmas”. El monje editor,
Quilmes.
Instituto de Investigaciones de la Vivienda (1972), “Tipos predominantes de
vivienda natural en la República Argentina”, EUDEBA, Buenos Aires.
Giesso, F. y Mezzera, R. F. (1997), “Nuestras casas de Tigre”. Fondo
Nacional de las Artes, Consejo Profesional de Arquitectura y
Urbanismo, Buenos Aires.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .149

BÓVEDAS MEXICANAS DENTRO


DE LA GLOBALIZACIÓN
Ramón Aguirre Morales

Resumen
Este trabajo pretende contribuir a la difusión de un sistema constructivo que
representa una alternativa viable, económica y adaptable a las necesidades y
posibilidades de pueblos de Latinoamérica. También podrá ser apropiado en
otros países y culturas del mundo con situaciones semejantes a las de
México. Se trata de una investigación que recoge la experiencia de por lo
menos dos siglos. Este sistema, rico en posibilidades, es una técnica
constructiva utilizada tradicionalmente y constituye en la actualidad una
alternativa para construir viviendas y espacios de cualquier género,
pertenecientes a ámbitos rurales, urbanos o suburbanos.
.150 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Contexto global
Este modelo de globalización se ha caracterizado principalmente porque el
desarrollo tecnológico, especialmente el de telecomunicaciones, ha
contribuido a la liberalización de un mercado económico y financiero a nivel
mundial. Paralelamente, este proceso ha sido acompañado por la formación
de una “cultura internacional”, la cual tiende a integrar consumidores de
gran parte del mundo con información y estilos de vida homogenizados. Si
bien, este modelo de globalización supone el incremento de la dependencia
recíproca entre países, en la práctica ha generado la intensificación de las
añejas relaciones de dependencia unilateral, debido a los altos
requerimientos técnicos y económicos para lograr una adecuada inserción al
mercado global. En este sentido, la desigualdad de condiciones en la
participación global ha polarizado todavía más a las naciones y a sus
ciudadanos, estableciendo un segmento moderno y abierto al mundo y, en
otro extremo, una mayoría marginada.

Con afán de síntesis, podríamos enumerar algunas de las amenazas que se


derivan de la globalización:

 Mayor polarización económica entre países y dentro de ellos.


 Desarraigo de tradiciones.
 Desigualdad social.
 Incremento de la pobreza.
 Problemas de desarrollo.
 Homogenización de las aspiraciones de vida.
 Tensión entre localismos, nacionalismos, bloques y aldea global.

Como contraparte, no son despreciables las oportunidades que ofrece o ha


desatado la globalización:

 Aceleración y multiplicación de los flujos de información y mercancías.


 Replanteamientos acerca del papel e importancia de las culturas locales.
 Replanteamientos acerca de los conceptos de diversidad,
multiculturalidad e interculturalidad.

Contexto latinoamericano
En países subdesarrollados en general, y en América Latina en particular, se
vive la continuidad de múltiples rezagos estructurales, lo cual complica su
perspectiva de desarrollo. Más desalentador se torna su futuro, si a ello se
suma la presión demográfica, que sigue siendo un multiplicador de
necesidades (educación, empleo, salud, vivienda, etc.), la grave marginación
socioeconómica y los altos índices de exclusión del desarrollo globalizado.
En este sentido, no cabe más que reconocer la persistencia de problemáticas
ancestrales del desarrollo local, nacional y regional, agravadas por la
tendencia a desdibujar la sabiduría originaria ante la aplastante infiltración
del modelo de globalización imperante.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .151

Contexto del sector de la arquitectura y la construcción en la


región
Por su parte, el sector de la construcción en América Latina no es ajeno a las
influencias de la globalización. La necesidad de adquisición o mejoramiento
de la vivienda se entrecruza con algunos de los puntos analizados
anteriormente. Por ejemplo, el costo de la vivienda, incluida la de interés
social (subsidiada), cada vez puede ser sufragada por una menor parte de la
población, incrementando el, ya de por sí alto, porcentaje de
autoconstrucción.

La dinámica de productividad, propia de la globalización, ha provocado dos


fenómenos importantes en este sentido, por un lado, el incremento de la
especialización con el cual se rompe el vínculo entre los que crean las
viviendas y quienes las habitan; y por otro lado, el distanciamiento de la
colaboración creativa entre el hombre y su entorno. Vivimos una era en la
que la colaboración creativa entre el hombre y su entorno casi se ha
extinguido. En la transición al perfeccionamiento y especialización del
trabajo se ha roto el importante vínculo que existía entre los que crean los
edificios y sus usuarios. La arquitectura va dirigida a un público anónimo y
es producida por un especialista para quien la búsqueda desesperada de la
originalidad se ha convertido en un fin por sí mismo.

Los logros técnicos de la arquitectura de hoy son innegables, sin embargo,


aunque aparentemente las técnicas modernas nos dan la posibilidad de hacer
cualquier tipo de construcción, es muy alto el riesgo de producir
arquitecturas escenográficas cuyo contenido emocional e intelectual se basa,
con demasiada frecuencia, en teorías artificiales que guardan escasa relación
con las necesidades reales del ser humano. Si se pierden de vista los fines
del hombre, cualquier búsqueda puede ser estéril, el costo económico,
cultural y el precio del desarrollo pueden resultar demasiado altos.
Las culturas globalizadoras y sus códigos han venido ejerciendo una
influencia unidireccional, induciendo necesidades y deseos a presión que no
pueden ser satisfechos o apoyados por el marco tradicional de la cultura
receptora, viéndose éste, amenazado. Si los cambios o las influencias se
produjeran al ritmo con que a cada sociedad le sea posible asimilarlos, de
modo que le permitan proyectarse hacia el futuro desde la base de su propia
realidad, entonces la tradición no tendría que concebirse como algo estático
y rígido, cerrado al mundo y al presente.

La tradición sintetiza las conclusiones de los experimentos prácticos de


muchas generaciones frente a un mismo problema aportando a las nuevas
generaciones el conocimiento empírico. Mientras que el análisis científico
no es sino la observación, recolección y sistematización de los fenómenos
asociados a determinado problema. Nos preocupa la falsa arquitectura que se
viene adoptando en las comunidades.

Se trata de un modelo cuyas técnicas no son dominadas en absoluto por los


constructores que las ponen en práctica, quienes las copian de segunda y
hasta tercera mano. Se construye con materiales que no son dóciles al
manejo y comprensión empírica y que no resultan apropiados para todos los
.152 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

climas. Esta avalancha de arquitectura sinsentido puede y debe ser detenida


devolviendo a los pueblos la herencia renovada de una vigorosa tradición de
construcción, inspirada en el territorio, en el conocimiento profundo del sitio
y de su realidad. Una práctica que se extienda hasta establecer una forma
apropiada que identifique verdaderamente a cada grupo con su entorno y sus
condiciones culturales. Una verdadera arquitectura nace de la vida diaria de
un pueblo y de su herencia cultural. Sus creencias, ritos, patrones de
comportamiento y todas las manifestaciones culturales se graban, como una
herencia genética, en sus expresiones estéticas y en los espacios que el
hombre delimita para su uso. De esta manera, los lugares se construyen
como parte fundamental de la identidad con su riqueza de matices
regionales.

Copiar las técnicas y la producción arquitectónica de las culturas


hegemónicas, en que los ritmos y los costos de construcción son congruentes
con el sistema bajo el cual funcionan, nos ha llevado como un espejismo a
una crisis y pérdida de identidad fundamental. En ello se lastima a los
pueblos con menores recursos económicos cuya gran riqueza cultural se ve
igualmente empobrecida.

Creemos en utilizar una alternativa que permita usar todos los elementos de
la técnica actual que estén al alcance, sin ninguna preocupación folklórica y
tradicionalista, pero recreando las técnicas, sin copiarlas, sino más bien
apropiándolas. Los principios que determinan la concepción de las formas
adoptadas en la arquitectura, encuentran su origen en una relación estrecha
entre la escala, el material y la naturaleza de sus fuerzas y leyes (propias y
ajenas) y las necesidades humanas de carácter universal diversificadas en el
seno de cada sociedad.

La arquitectura es una producción de fundamento universal asimilada


culturalmente. El lenguaje formal que representa está esencialmente ligado a
la sociedad a la que pertenece. A medida que los actos de construcción de
una sociedad estén gobernados por un sistema que proyecte su propia
síntesis asimilada a partir de las conclusiones y los principios universales y
por supuesto, la necesidad particular que los origina, entonces los grupos
humanos estarán en posibilidad de recrear, cada vez con mayor naturalidad,
el cuerpo de formas adecuadas con que se componen los espacios vivos que
han formado parte de la arquitectura desde el comienzo de las sociedades.

Un sistema constructivo adecuado


La arquitectura es también, fundamentalmente, construcción. La forma de
los espacios y su expresión será siempre consecuencia directa de como se
construyan; un factor siempre presente durante su creación. Cubrir espacios
y salvar claros ha sido un ejercicio que implica una lucha del peso contra la
gravedad, sin embargo es el peso mismo, y su disposición adecuada en el
espacio, lo que vuelve apta a la materia para resistir las flexiones.

Durante toda la historia de la construcción y hasta la revolución industrial, la


capacidad inventiva se recreó trabajando con materiales que no eran
resistentes a las flexiones, a excepción de la madera. La historia es larga y la
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .153

búsqueda de estructuras cuya estabilidad y resistencia dependen de la forma,


trabajando en conjunción con las cualidades del material de que está hecha,
ha generado soluciones muy diversas, aunque técnicas muy semejantes han
aparecido en diferentes puntos del globo con muchos años, e incluso
milenios de distancia.

Desde hace más de trescientos años, en la zona centro de la República


Mexicana, se ha construido con una técnica muy semejante a la que fue
desarrollada en la parte meridional de Egipto con las llamadas bóvedas
núbicas. Esta forma de construir apareció en México en las mismas
latitudes, con una diferencia de poco más de tres milenios después. Es un
sistema asimilado de generación en generación. Su empleo se concentra en
las poblaciones de San Juan del Río, Querétaro y Lagos de Moreno, Jalisco,
México y en sus alrededores. Esta técnica es el resultado de esa búsqueda de
formas que adecuan lo que se construye a las leyes que rigen la materia en
equilibrio, y ha sido conseguido aquí con una comprensión intuitiva
extraordinaria.

Las bóvedas mexicanas son uno de los sistemas que, asimilados a lo largo
del ejercicio constructivo y con el paso del tiempo, se ha consolidado como
una alternativa de una sociedad no industrializada para hacer frente a la
problemática económica y a los complicados y costosos sistemas
constructivos que, importados sin adaptarse a las circunstancias particulares,
han venido empobreciendo la producción arquitectónica y la calidad de vida
de nuestra sociedad.

Figura 1. Domo en la Iglesia Álamo. Figura 2. Prueba de resistencia en la bóveda de una vivienda.
Veracruz, México D.F., México
.154 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Los constructores han consolidado, con escasos medios, un sistema


estructural tan racional y adaptado a las propiedades del material y a las
exigencias económicas de sencillez constructiva, que es posible que se
adapte a muy diversas necesidades y programas. Una técnica ancestral y
vigente que hace surgir en nosotros la necesidad y el deseo de difundir sus
características, sus ventajas sobre otras y el sencillo método de su ejecución:
consiste en superficies abovedadas, ligeras y flexibles a las deformaciones y
que por lo tanto son aptas para construcciones en zonas sísmicas. Esta
técnica permite importantes ahorros en tiempos de ejecución y en costos de
producción.

El aprendizaje de la técnica y la capacitación de los futuros constructores


resultan sencillos, tanto para los profesionales en la materia, para los auto-
constructores, así como para aquellos que tengan la voluntad de hacerlo. El
sistema constructivo es simple y repetitivo; parte de la colocación de
ladrillos formando arcos que se apoyan en la hilada inmediatamente anterior.
Las bóvedas son autoportantes durante todo el proceso de construcción sin
necesidad de cimbra que la sostenga. Los esfuerzos de tracción generados
por este tipo de estructuras son tan pequeños que hasta el barro es capaz de
soportarlos (Figura 1 y 2).

Para la realización de estas bóvedas se utiliza el ladrillo, un material de


ilimitadas posibilidades. Dichas bóvedas se caracterizan por una ligereza
inalcanzable a diferencia de otros materiales como el hormigón o el
concreto. Se pueden usar como sistemas de entrepiso o de azotea. Permiten
cubrir claros hasta 10m en su lado corto. Este sistema abre la posibilidad de
dimensionar una estructura con seguridad y economía con base en métodos
no rigurosamente matemáticos. Sus posibilidades formales y geométricas
son ilimitadas.

¿Qué importancia tiene el conservar una tradición? Primero que nada nos
hace ser únicos, orgullosamente diferentes a los demás sin sentirnos
superiores a nadie, con capacidad de compartir nuestros conocimientos y
forma de ser con los demás dando lo mejor de nosotros mismos y
aprendiendo de los otros su riqueza espiritual y también cultural, para así
adaptar lo mejor de ellos a nuestras tradiciones con el fin de
complementarlas, que fructifique en un conocimiento universal, que traiga
armonía a todos los pueblos del orbe de tal forma las raíces de cada persona
no se perderán y estarán abiertas a compartir su esencia con los demás.
Cuando una persona esta plenamente identificada con su cultura, adquiere
una forma de ser propia que lo puede llevar a crear ideas originales y
adecuarse a los diferentes tiempos, la tradición no significa atraso, ni que sus
características la hagan incompatible con los tiempos modernos, se pueden
conservar tradiciones y al mismo tiempo ser punta de lanza en innovaciones
tecnológicas, ejemplo de ello son Japón, Gran Bretaña y más recientemente
China.

En México nuestra cultura ha actuado al contrario de cómo lo han hecho las


naciones antes mencionadas, aquí se nos ha enseñado a despreciar lo
tradicional, no solo mediante el bombardeo de publicidad, lo que es peor nos
han envenenado el corazón a lo largo de la historia, se asumió la imagen de
un conquistador implacable con sentimientos opuestos a los de nuestros
abuelos, ese fue para muchos el hombre ideal a seguir, nos hicieron olvidar
valores (ingenio, belleza interior, sencillez) que eran parte del diario vivir de
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .155

nuestra gente pero ¿qué hay de adecuar un sistema constructivo antiguo a la


modernización, sin que sea una imposición de un país supuestamente
desarrollado?, ¿ se puede?, y que además no ignore, niegue, ni excluya a los
demás.
En el ramo de la construcción esto es posible si el conocimiento se difunde
sin un afán egoísta de anteceder el yo antes que “el compartir”, en otras
palabras es enseñar a otros la solución de sus problemas.

Esto es posible si se empieza a conocer el uso de las bóvedas mexicanas


como una alternativa de construcción que aminore el problema de la
vivienda que día a día se agudiza más por el incremento de la población y
por la necesidad de buscar un espacio que paulatinamente se reduce,
viéndolo desde este punto de vista, se puede dar un fenómeno de
convergencia, en una época en que la globalización actúa como un proceso
de imposición, basado en la riqueza y tecnología, justificada a su vez en la
visión etnocéntrica de un selecto grupo que tiende a fracasar históricamente.

Proceso constructivo
Este sistema de construcción tradicional en México ha sido enseñado de
generación en generación, lo que ha permitido su trascendencia. Los
albañiles mexicanos han tenido la habilidad y la sensibilidad para desarrollar
distintos diseños a través de un solo material: el ladrillo.

- Condiciones óptimas para construir bóvedas mexicanas:


- Utilizar ladrillo ligero.
- Apoyar las hiladas de ladrillo en las hiladas anteriores.
- Siempre se forman arcos.
- El ladrillo se pega en seco.

- Materiales
El ladrillo: Material de barro cocido con medidas de 5x10x20 centímetros
(en México se le conoce como cuña), con un volumen 1000 cm3, un peso de
1,5 a 1,6 Kg., una resistencia de 60 a 75 Kg. /cm² y al cortante 4 Kg., esta
baja resistencia permite que pueda ser cortada manualmente por el albañil,
por esta razón el ladrillo es el material óptimo para trabajar en la elaboración
de bóvedas mexicanas. Para cuantificar el ladrillo por m² se mide de forma
cóncava aumentando el 20 % al área a cubrir, por ejemplo en una superficie
de 4x4 = 16 m2 por el 20 % de flecha será de 19.20m2. El rendimiento es
de 87 piezas por m² y un desperdicio del 2,5% lo que tomaremos como base
de 90 piezas por m².

La mezcla: Debe tener una consistencia viscosa y aguada, similar a la que se


usa para hacer muros de ladrillo, para lograr una mejor adherencia con el
ladrillo que se pega en seco. Se prepara en proporciones de un bulto de
cemento (de 50 Kg.) por dos bultos de cal (de 25 Kg.) más siete botes de
arena cernida (de 20 litros) con un rendimiento de 4 m²; la cantidad de
cemento puede variar dependiendo de la calidad de la arena. El andamio: Es
la estructura de madera que se coloca dentro del área a cubrir y sobre la que
trabajará el albañil. La altura de este andamio le permitirá moverse
libremente por lo que el albañil tendrá que alcanzar la trabe de borde (inicio
de bóveda) y la altura máxima de la bóveda al mismo tiempo.
.156 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

La trabe: Es el elemento donde se apoyara la bóveda. El cálculo de la trabe


de borde depende del tamaño de la construcción y del claro a cubrir tomando
como referencia el empuje de los arcos hacia el lado corto. Por ejemplo para
una habitación de 3x4 m es tan pequeño el empuje (coceo) que ocuparemos
un armado con cuatro varillas de 3/8 y alambrón de 1/4. El patín (base de
bóveda), de concreto armado, es de mínimo 6 cm. de base y de 10 cm. de
altura (Figura7).
La flecha: Es la altura máxima que tiene la bóveda, ésta se traza tomando
como referencia la distancia del lado corto del claro a cubrir. Para la altura
de la bóveda se recomienda entre el 20% y 25%. La medida de la flecha se
toma a partir del arranque de la bóveda, hasta el lecho bajo de la misma; por
ejemplo, en un espacio de 3 x 6 m la flecha será de 60 cm. a 70 cm.

Construcción de una bóveda cuadrada


En este caso, se toma como ejemplo una superficie de 4x4 m este tipo de
bóveda es la más simple, se construye sobre cuatro rectas (directrices)
horizontales formando cuatro pechinas.

- Colocación del ladrillo:


1. Sacamos la mitad de las directrices del claro a cubrir, en este caso es de 2
m por lado.

2. Unimos las intersecciones y obtenemos cuatro triángulos conoides a los


que llamaremos pechinas.

3. La primera hilada se inicia colocando el ladrillo en una esquina cortándolo


a la mitad, ochavando las esquinas, es decir, cortando sus esquinas de
manera que quede horizontal a ambas trabes y con una inclinación de 45°
para mantenerse dentro de los esfuerzos de compresión.

4. En la segunda hilada se apoyan dos ladrillos sobre la primera hilada con la


misma inclinación, semejando un arco y cortando las esquinas del ladrillo
del lado de las trabes.

5. La tercera hilada se apoya sobre la segunda, con la misma inclinación,


compuesta por tres ladrillos, teniendo el ajuste con la pieza del centro,
semejando un arco, aunque en realidad lo que forma son líneas rectas, así
colocamos el ladrillo de canto, mostrando sus aristas de 5x20 cm.

6. La cuarta hilada ésta compuesta por cuatro ladrillos cortados. Recordemos


que esta pieza de ladrillo estará cortada en una esquina en forma horizontal a
la trabe y apoyada con la misma inclinación de la hilada anterior y ajustando
al centro.

7. De la quinta hilada en adelante, varía la cantidad de piezas de ladrillo; ya


que depende del tamaño de la pieza en que esté apoyada a la trabe éste
método se repite hasta llegar a la mitad de la trabe, colocando los ladrillos a
los extremos y teniendo el ajuste al centro del arco hasta terminar la primera
pechina, este procedimiento se realiza en las cuatro esquinas.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .157

8. La limpieza se hace durante todo el proceso de la construcción de la


bóveda con un cepillo de alambre, dejando el ladrillo aparente del intradós
(lado interior de la bóveda), con el criterio que llamamos “construir
terminado” (Figura 5).

9. Terminadas las cuatro esquinas, se coloca una hilada en cada pechina en


forma espiral, paulatinamente mientras avanzan las hiladas, se cierra la
bóveda. (Figura 3 y 4)

10. En la parte superior se deja un acabado común cuando es en entrepiso y


cuando es de cubierta (Figura 6) se limpia la superficie perfectamente con
una pala o cuchara y se le pone una lechada de cemento con arena fina.

11. Después de la lechada se coloca tela de gallinero, metal desplegado, o


malla electro soldada, estos dos últimos son los más económicos, y
terminamos con un entortado de tres a cuatro centímetros de espesor con
arena-granzón-cemento, dejando una superficie lisa pulida con cemento lista
para recibir el impermeabilizante.

Figura 3. Vista de la bóveda en ejecución. Figura 4. Cierre de la bóveda

Figura 5. Ejemplo de bóveda finalizada con lucarnas Figura 6. Vista exterior de bóveda cerrada.
.158 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Figura 7. Ejemplos de la trabe o apoyo de la bóveda

Conclusiones
Somos herederos de una riqueza constructiva, fruto del saber popular,
probada, vigente, y que en nuestra realidad latinoamericana, donde los
procesos de industrialización son costosos y escasos, ha significado una
alternativa real y favorable ante las limitaciones económicas que la
caracterizan y que puede servir de apoyo a las necesidades fundamentales de
sociedades en que se viven situaciones semejantes a las de nuestro país.

Nos sumamos al esfuerzo y al trabajo conjunto por difundir y seguir


elaborando propuestas acordes a cada cultura sin necesidad de importarlas,
pero sin que esto signifique rechazar el desarrollo técnico que se adapte a las
posibilidades de cada sociedad. Las carencias de nuestra civilización actual
son demasiado evidentes como para no estar seguros de que son
indispensables los cambios fundamentales en la asimilación de la técnica
para que ésta sea sinónimo de progreso.

Como arquitectos y constructores creemos que la arquitectura tiene un


compromiso social, vemos en esta forma de construir una alternativa en la
que los materiales se usan en comprensión profunda de su esencia y de sus
posibilidades. Al difundir herramientas como ésta y ponerlas en práctica,
podrá acercarnos a una forma equilibrada de re-humanizar la técnica y
dirigirla al servicio y desarrollo del hombre, de las sociedades y de la
arquitectura. Es necesario creer en la posibilidad de crecer en el
conocimiento de nuestra propia capacidad sin olvidar la estructura de nuestra
cultura, sin necesidad de dar la espalda a las alternativas que representen los
avances tecnológicos y que también forman parte de nuestro acervo, usados
con sentido crítico. Una arquitectura no puede ser sana si no responde a las
necesidades esenciales del hombre.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .159

Bibliografía
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de Construcción con Tierra, Anuario de Investigación de Construcción con
Tierra y del Diseño Sustentable, pp. 171-177. Ediciones Universidad
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Aguirre Morales, R. (2004), Bóvedas Autoportantes. IV Congreso
Desarrollo Local en Municipios de Ecosistemas Frágiles, CD. Del evento.
Santiago de Cuba.
Apunte Las grandes bóvedas hispanas. Curso realizado del 19 al 23 de
mayo de 1997. Madrid.
Heino, E. (2002), Sistemas de estructuras. Editorial Gustavo Gili.
Barcelona.
Moya Blanco, L. (2000), Bóvedas tabicadas. Centro de Publicaciones
Secretaría General Técnica Ministerio de Fomento. Madrid.
Ramírez Ponce, A. (2001), Habitar una Quimera. UNAM. México.
Ramírez Ponce, A. (2002), Bóvedas de Suspiro y Barro. Revista Bitácora, nº
7, pp. 48-51. Facultad de Arquitectura de la UNAM. México.
Tonda, J. A. (2000); Candela Félix. CONACULTA, México.
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Purmamarca, Quebrada de Humahuaca, Jujuy, Argentina.

Croquis, Silvia de Schiller, 1990.


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .161

ARQUITECTURA URBANA Y CLIMA.


REVALORIZACIÓN AMBIENTAL
DE LA RECOVA DE BUENOS AIRES
Claudio Alberto Delbene Saiz

Resumen
Un análisis del crecimiento de la ciudad de Buenos Aires desde su
fundación, evidencia que la respuesta, históricamente considerada, de la
incorporación de la recova como solución a la necesidad cultural del
momento, no solo respondía a las Leyes de Indias establecidas para las
nuevas ciudades del nuevo continente, sino que además respondía a las
condiciones climáticas y ambientales del sitio en el marco del desarrollo
urbano. En el estudio realizado sobre las recovas de Buenos Aires se
reconoce que las mismas configuraban el primer paseo de la Ciudad de
Buenos Aires, o Ciudad de la Santísima Trinidad, y que la incorporación de
la recova en los reglamentos y códigos de edificación de la ciudad
permitieron el desarrollo del eje junto al crecimiento de la ciudad. La
ausencia de un planeamiento consciente en este sentido, los intereses
económicos y las excepciones que admitieran las distintas gestiones
municipales que se sucedieron, han alterado estas situaciones provocando la
inserción de morfologías que no solo afectan, en muchos casos, la identidad
cultural, sino que producen rupturas en el tejido, las que afectan
directamente el confort urbano y, en particular, el peatonal.

Palabras clave: Recova. Patrimonio cultural. Arquitectura urbana.


Microclima. Confort Urbano.
.162 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Introducción
Se plantea aquí, una revisión crítica de la recova, o ‘pórtico’ como se
denomina en otras regiones de Latinoamérica, y su rol ambiental y social,
basado a la preocupación por la desaparición de este elemento de fuerte
identidad en el carácter de la ciudades latinoamericanas, del repertorio
urbano dada las modificaciones sufridas en los códigos y normativas de la
Ciudad de Buenos Aires. La recova contribuye a controlar el impacto del sol
estival y permite aprovechar la captación solar en invierno. Durante la época
del Proceso Militar (1976-83), con el avance de la política de construcción
de autopistas urbanas y la consecuente ruptura de la trama vial y tejido
edificado, sumado a las excepciones a las ordenanzas vigentes, se permitió
erigir edificios de gran altura sobre la arteria bordeada por la recova, sin
considerar la incorporación de la misma sobre la línea municipal. En este
marco, es relevante analizar las ventajas de la recova como elemento
arquitectónico de gran valor urbano, como respuesta simultánea al medio
cultural y al ambiental, así como evaluar los efectos que produce la ausencia
de la misma en el ámbito urbano peatonal.

La historia de la ciudad

Figura 1. Ciudad fundada por Juan de Garay, 1536. Figura 2. Ciudad de la Santísima Trinidad,
Puerto de Santa María de los Buenos Aires. 1628

Figura 3. Ciudad de Buenos Aires, aprox. 1950.

Desde su fundación en 1536 (Figura1), la Ciudad de Buenos Aires ha


cumplido y sufrido un desarrollo urbano que acompañó el crecimiento
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .163

económico, social y cultural de una sociedad floreciente y en pleno


crecimiento. En un principio, la vida social se desarrollaba
fundamentalmente en las casas y residencias particulares, en ámbitos
relacionados a la religión, en la plaza por su función de mercado, en las
corridas de toros o en los enjuiciamientos.
A pesar de ser una ciudad frente al río (Figura 2), uno de sus grandes
atractivos potenciales, la ciudad daba la espalda y no se tenía acceso al
mismo. Por lo cual, durante varios años, se fue desarrollando la idea de
incorporar el río a la ciudad. Es así como se pensó en un paseo al pie de la
barranca, donde se pudiese contar con un espacio de reunión y
sociabilización. A mediados del siglo XVIII, la Ciudad de la Santísima
Trinidad, Puerto de Santa María de los Buenos Aires, era cabecera de la
Provincia del Río de la Plata (Figura 3) y estaba alcanzando cierta
hermosura con paseos que contribuían no solo a la diversión, sino además a
la salud de sus habitantes, gestándose así la idea de incorporar el río a la
ciudad.
En 1766, Buenos Aires le daba la espalda al río y el entonces Gobernador
Francisco de Paula Bucarelli y Usúa, comienza a gestar la idea de dotar a
Buenos Aires de un Paseo Ribereño (Figura 4), seguido por su sucesor que
continúa con la gestión y las obras correspondientes. En 1767, y a pesar de
contar con mucha oposición, se comienza la construcción de La Alameda,
pero las obras no avanzaban suficientemente y el lugar entra en el
abandono, hasta que en 1804, el Virrey Rafael de Sobremonte, rellena y
limpia esos terrenos, inaugurando oficialmente el paseo el 4 de diciembre de
1804.

A pesar de las obras realizadas, La Alameda seguía inundándose con las


sudestadas y es recién durante el gobierno de Rosas que se encarga la
construcción de un muro que contenga y detenga el avance de las aguas. En
1930 dijo Arsene Isabelle “En la Alameda donde desembarqué, es el lugar
de cita del mundo elegante en las noches de verano, y durante todas las
estaciones en las tardes de los días de fiesta. La Alameda, no es muy larga.
Apenas ocupaba una cuadra a mi llegada, pero más tarde fue prolongada al
doble y continua en un largo camino que llega hasta muy lejos, siguiendo la
costa del río que denominan ‘el Bajo’. Es uno de los más gratos lugares de
Buenos Aires por su fresca temperatura, la pureza del aire que allí se respira
y la hermosa vista que permite apreciar el panorama de la rada, siempre
poblada de buques empavesados”.

Figura 4. Grabado de la ribera. Figura 5. Paseo a principios de siglo XX.


Siguiendo con el avance de obras en el paseo, en 1857 comienza el
empedrado del ahora Paseo de Julio, llamado así desde 1848. En 1874 se
.164 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

rellena y se construye un jardín con arboleda y en 1868 se construye la 1º


arquería cubierta sobre el Paseo de Julio y se promulga la ordenanza de
construir un frente uniforme de arquería. Es así que en 1878 el Paseo de
Julio (Figura 5) era una de las arterias más importantes de Buenos Aires.

Este paseo constituía el punto obligado de las diversiones nocturnas de la


juventud andariega de todos los barrios. Allí todo alcanzaba vida y
movimiento de feria y romería durante las horas de la noche, pues en las del
día otro era el griterío y la animación: los fondines olorosos de pescado,
morcilla y polenta frita, las casas de compra-venta, los ropavejeros y los
vendedores de libros y estampas. No obstante la disparidad de criterios, la
recova de la actual Av. Leandro N. Alem (1919) constituía un elemento
decorativo y poseía un fuerte carácter funcional, pues permite caminar sin
sobresaltos protegidos de la lluvia invernal y del fuerte sol estival.

Según Florencio Escardó en Geografía de Buenos Aires, los fundadores


españoles debieron sentir la necesidad de refugio e iniciaron un sistema de
recovas y soportales contra las lluvias inopinadas y los soles enérgicos. Bajo
la recova del Paseo de Julio se afincaron inmigrantes con negocios como un
mercado puesto en la vereda y metido en la pared (Figura 6), y esta función
continua vigente en la actualidad (Figura 7).

Figura 6. Recova en 1919.


Figura 7. Recova actual. Foto del autor.
Foto del archivo (IAA).

La recova adquiere así un perfil característico que se continúa hacia el Norte


a lo largo de la Av. Leandro N. Alem (Figura 8) y continúa manteniendo
sus características sobre Av. del Libertador (Figura 9) frente a la actual
estación de ferrocarril de Retiro; y hacia el Sur a lo largo de Paseo Colón. En
su primer tramo la recova está orientada al Este y gira sobre Av. del
Libertador hacia el Noreste.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .165

Figura 8. Recova sobre Av. Leandro N. Alem. Figura 9. Recova sobre Av. del Libertador.
Elementos urbanos como la recova, indicados en las Leyes de Indias para las
nuevas ciudades en la época colonial, sumado a la exigencia de normativas
que obligaban a incorporarlas en distintas áreas de desarrollo de la ciudad,
han permitido que aún hoy se pueda ver y analizar como este elemento
además de dar lugar a un espacio socio-cultural, también es una respuesta a
las condiciones climáticas dando beneficios de confort a nivel urbano-
ambiental.
Durante la época del Proceso Militar (1976-83), en un tramo sobre Av. del
Libertador, el avance de las autopistas sobre la ciudad y excepciones a la
ordenanza vigente permitieron erigir edificios de gran altura sobre esta
arteria sin considerar la continuidad de la recova. En este lugar se puede
visualizar los efectos que produce la ausencia de la misma en el ámbito
urbano peatonal.

Figura 10. Lenguajes y tipologías de las recovas en el eje de las Avenidas Alem - Libertador.
El lenguaje de la recova a lo largo del eje (Figura 10) presenta un carácter
variable: en el primer tramo, el más cercano al micro-centro porteño, se
encuentran las recovas más antiguas, con sectores comerciales y
administrativos y vegetación en el eje de las calles. A medida que se avanza
hacia el norte, aparece una zona de carácter comercial y bancario,
especialmente frente al sector denominado Catalinas Norte.

Ecléctica Racionalista Institucional


.166 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Administrativa Comercial Bancaria

Doble altura con oficinas en PA Doble altura con usos mixtos Simple altura
Figura 11. Distintas tipologías de recovas a lo largo del eje sobre Av. L. N. Alem y Av. del Libertador.

En el tramo de Av. del Libertador, comienzan a alternarse sectores


comerciales y habitacionales, caracterizado por ser la zona más moderna de
este eje, más al norte encontramos una zona de edificios de alto costo y la
irrupción de la autopista como ruptura de la continuidad del ejido urbano.
Continuando hacia el norte, un lenguaje de viviendas en torres de perímetro
libre, desdibuja el eje de frente sobre Av. del Libertador.

A lo largo del eje en estudio existen distintas tipologías de recova, las que se
pueden clasificar según el estilo arquitectónico, las actividades, las
funciones o las dimensiones (Figura11).

Respuesta al clima

Vistas del sol durante el verano

Figura 12a. Recova sobre la Av. L. N. Alem. Recova sobre la Av. del Libertador.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .167

La recova contribuye a controlar el impacto del sol estival mientras permite


aprovechar la captación solar en invierno (Figuras 12a y 12b). El efecto del
sol sobre la Av. Alem, presenta un control adicional, otorgado por la
vegetación existente en las calles.

Verano Invierno

Proyección
del sol en la
Av. L.N.
Alem.

Proyección
del sol en la
Av. del
Libertador.
Figura 12b. Impacto del sol sobre la recova según las estaciones:

La acción de los vientos


La interrupción de la línea de recova (Figuras 13 y 14), produce
desprotección a las inclemencias climáticas a nivel peatonal urbano
evidenciando en estos sectores alta exposición a la radiación solar, falta de
protección a las lluvias e influencia directa del viento, especialmente de las
‘sudestadas’ típicas, que genera aceleraciones y remolinos produciendo
disconfort en los peatones.

Figura 13. Acción del viento sobre la recova


.168 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Figura 14. Ruptura de la recova continua por la aparición de nuevos edificios de perímetro libre.

Exposición
a la
radiación
solar
estival

Influencia
de los
vientos
Figura 15. Vista de la interrupción de la línea de recova.

Se evidencia que la respuesta dada históricamente, no sólo constituía una


solución a la necesidad social del momento, y respondía a las Leyes de
Indias establecidas para las nuevas ciudades, sino que además mitigaba las
condiciones climáticas, favoreciendo el contacto social (Figura 15).

Conclusiones
La ausencia de un planeamiento conciente en este sentido, los intereses
económicos y las excepciones al código de ordenamiento urbano, han
llevado a alterar estas situaciones provocando la inserción de morfologías
edilicias que no solo afectan la identidad cultural, sino que las rupturas
producidas en el tejido, lo hace directamente el confort urbano a nivel
peatonal.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .169

La propuesta de este estudio se orienta a sustentar lineamientos generales


para ser incorporados en las reglamentaciones ó códigos de edificación y
planeamiento urbano, así como en la implementación de programas o
estudios que permitan diagnosticar y predecir el impacto sobre:
 Variaciones microclimáticas en los espacios abiertos.
 Alteraciones en el tejido urbano, de variables climático-ambientales: sol
y viento.
 Consumo energético para acondicionamiento de los edificios.
 Economía local de las nuevas tecnologías.
 Identidad social y cultural local respecto a las nuevas tendencias
arquitectónicas.
Ello permitirá corregir errores, y transitar hacia una ciudad más confortable,
con mayor identidad y menor impacto ambiental.

Bibliografía
"Buenos Aires nos cuenta" Nº 10 (1985) - "La Alameda – El primer aseo de la
Ciudad". CPC Impresores. Buenos Aires, Argentina.
EVANS, J. M. y de SCHILLER, S., (1994) Diseño Bioambiental y Arquitectura
Solar, EUDEBA Ediciones Previas, Buenos Aires, 1ra. edición.
de SCHILLER, S. (2001), Forma edilicia y tejido urbano sustentable, Serie Difusión
15, pags. 61-74, Capitulo 4, SICyT, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo,
Universidad de Buenos Aires, Editorial La Colmena, Buenos Aires.
EVANS, J. M., (1992), ISOL - Programa de computación. Centro de Investigación
Hábitat y Energía, Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de
Buenos Aires, Buenos Aires. Ejecutable desarrollado en Excel.
.170 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Plaza Grande de Coyoacán, Distrito Federal, Méjico.

Croquis, Silvia de Schiller, 12 de septiembre de 2014.


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .171

PARAÍSO EN PELIGRO
Pablo Calvo

Potreros que valen un millón de dólares, gringos ventajeros, lugares


estafados. Desde que la declararon Patrimonio de la Humanidad, la
Quebrada de Humahuaca parece otra.

Una luna finita, hacia arriba, como una sonrisa, es testigo de un momento
impensado: hay tránsito en la noche azul de Tilcara. Alguna vez fue reino
del silencio, pero hoy manda el alboroto. Un turista pregunta qué gusto tiene
la llama, el mozo no sabe: "Disculpe, señor, soy de Buenos Aires, abrimos
recién esta semana". Tres músicos tienen los cachetes colorados de tanto
soplar quenas y antaras, pero los tapa el equipo de músicas del local de al
lado. Las artesanías tienen precio en pesos y en dólares. Y la mayoría no son
artesanías, sino productos fabricados en serie. Las cosas han cambiado en la
Quebrada de Humahuaca desde que, el 2 de julio de 2003, fue declarada
Patrimonio Mundial de la Humanidad.

De tan hermosa es el mapa de un suspiro, pero nuevos habitantes la


incomodan: la voracidad por la tierra, la ambición, las construcciones
desordenadas, la falta de agua, la acumulación de basura son algunos de los
recién venidos. Ni los cardos gigantes, esos granaderos de espinas que desde
hace siglos vigilan este valle andino, están tranquilos. Ahora, además de ser
atacados por polillas, comparten laderas con decenas de carteles recién
.172 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

pintados, muchas veces con imprenta mayúscula, como si quisieran imponer


un grito, uno dice: "Prohibido el ingreso. Propiedad privada".
En los pueblos de la Quebrada, el valor del metro cuadrado subió hasta diez
veces en los últimos tres años y una variedad de estrategias comerciales, que
van desde las compras de buena fe hasta los engaños con títulos falsos, la
averiguación de precios desde Europa y Estados Unidos y los juicios contra
el Estado, han desalojado la paz de la zona.

Amanece y la silueta negra de los cerros empieza a pintarse de colores. Para


mirarlos, hay que buscar una buena ubicación, porque los cables y los postes
de teléfono enjaulan las miradas. "Se les ha pedido a las empresas que hagan
instalaciones subterráneas, pero por el momento es imposible, por los altos
costos", admite la Comisión Nacional de Cooperación con la Unesco.
Cuentan en las ciudades de Volcán, Tumbaya, Maimará y Humahuaca que
años atrás había muy pocos teléfonos y debían ser compartidos. Hoy,
Telecom tiene 1.600 clientes en la zona y cada vez más demanda, por el
aumento del turismo. Donde solía haber telares, hoy hay cibercafés.

"Suban al cerro de la antena y vean, es una estructura de acero que rompe la


estética del paisaje", refunfuña Félix Diaguita Pérez, intendente del
Municipio Indígena de Tilcara, como él lo bautizó por decreto, en honor a
sus ancestros y a las comunidades que supieron habitarlo ayer nomás.

En esa cumbre, los zapatos hacen crujir a las piedras y el viento parece un
dios asmático, que aspira ahogado y suelta el aire de repente, con las manos
ahuecadas. "Desde acá, mirabas para abajo y veías todo verde. Ahora hay
menos vegetación y más hoteles, galpones, techos de chapa. Verde queda
poco", describe Normando Regino Díaz, artista, herrero, vendedor de
artesanías, fabricante de instrumentos de viento, nostálgico. Talla trompos
de madera, parrillas, flautas en cerámica.

Además ataja, en este momento en el arco que da espaldas al Pucará de


Tilcara. Es la cancha del barrio Huasamayo, un punto emblemático de los
conflictos por la tierra. Un recién llegado se juega el honor. Su grito puede
retumbar a lo largo de los 155 kilómetros de largo y 13 de ancho que tiene la
Quebrada.

Sabe, eso sí, que está a 2.464 metros sobre el nivel del mar y que la pelota,
por eso de que no "dobla", puede resistirse a tomar la comba. Regino está
agazapado, se aprieta los guantes, mira fijo. No quiere quedar mal ante su
hijo Josué, de ocho años, que mira ansioso a un costado. El pateador inicia la
carrera, con cierto aire de suficiencia. Ahí va...

Esta no es una revista deportiva: por lo tanto se obviará especificar si fue gol
o no. Y menos si la pifia compromete a uno de los enviados especiales de
Viva. Por lo pronto se dirá que Regino y su hijo - luego del festejo -
aceptaron guiar una recorrida por los 350 sauces, álamos y mimbreros que
plantaron en los alrededores de la cancha para evitar el avance de
alambrados y personas que "aparecen cada tanto" - para reclamar la
titularidad de esos espacios. Es una frontera de árboles, que no figura en las
cartografías oficiales pero insinúa que las disputas están expuestas a un
empujón de topadora.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .173

Alquileres por las nubes


El escritor Ricardo Dubin compró un terreno pegado a la cancha, pero no
puede ocuparlo. El boleto de compra - venta se firmó el 5 de mayo del año
pasado, el mismo día en que una ordenanza municipal expropió el lugar. "El
juicio sigue, no me indemnizaron y no recibí ningún terreno de reemplazo.

Sigo viviendo en Tilcara, pero tengo que pagar un alquiler que, en este
contexto es cada vez más caro", señala Dubin, también investigador del tema
de las tierras: "En 1947, Perón expropió grandes latifundios y en 1952 se
dieron los primeros títulos de propiedad. Ahora se están haciendo títulos
anteriores a la expropiación. Cinco años atrás, la gente venía a disfrutar la
cultura del lugar, pero hoy aterriza una segunda inmigración, que sólo viene
a multiplicar dinero".

Se estima que sólo el 30 por ciento de la superficie de la Quebrada de


Humahuaca está mensurado. Un mismo terreno puede llegar a tener tres o
cuatro pretendientes, algunos con supuestos papeles en regla. Los registros
oficiales incluyen propietarios que murieron en 1916. Y donaciones que, en
lugar de estar respaldadas por escrituras públicas, sólo cuentan con el aval de
jueces de paz, más bien expertos en sellar matrimonios. Hasta los
cementerios quedan atrapados a veces en los alambrados de apuro. "Hay
transferencias de palabra, gente que viene y dice: 'Esto me lo regaló un tío
en 1950'. Son casos donde la documentación es muy endeble. También es
cierto que existe una fuerte desactualización en el sector de la titularidad de
dominio del inmueble", explica Hugo Insausti, fiscal de estado de la
provincia de Jujuy. El funcionario afirma que no son pocos los inversores
extranjeros "interesados en saber cómo tienen que hacer para comprar tierras
allí porque, es verdad, hoy tienen otra perspectiva de explotación
económica".

El senador nacional Gerardo Morales (de la UCR jujeña) entiende que


"detrás de la declaración de la Quebrada como Patrimonio de la Humanidad
se estaría gestando un gran negocio inmobiliario, en especial con los juicios
de prescripción adquisitiva. Los propios pobladores sostienen que, desde
2003, el lugar se encuentra sometido a un despojo insensato de tierras con
más de 500 años de historia".

En uno de esos juicios, una mujer llegó a reclamar una porción del Pucará,
una fortaleza aborigen con muros de piedra que se conserva y es la principal
atracción de Tilcara. En la entrada, hay un aviso con pintura fresca: "Señor
visitante, los vehículos generan movimientos hoy imperceptibles, pero que
tendrán consecuencias futuras. Colabore. Realice la visita a pie y podrá
disfrutar de este paisaje sin igual. Prohibido a las visitas a caballo, bicicletas
o moto".

El cuento del tío


Para llegar a la casa de la abuela Estefanía, 89 años, la mayor del pueblo,
hay que caminar 150 m cuesta arriba y cruzar el puente sobre el río Grande.
Chivos y ovejas comen de sus pastizales y una radio a todo volumen no
logra captar ninguna emisora. "La estafaron - cuenta Félix Pérez- porque un
día la llevaron a comer, la trataron lindo y le hicieron dejar la huella de su
.174 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

pulgar derecho en un papel que le impone un régimen de albacea, por el cual


unos vivos dicen que la van a cuidar a cambio de quedarse con su casita
cuando ella muera. Pudimos frenarlo por ahora, pero ellos siguen con ese
documento en su poder".

El intendente despliega un mapa y comienza a marcar las zonas donde hay


conflictos por la tierra. En dos minutos, la fotocopia del mapa satelital de
Tilcara se llena de trazos fosforescentes de fibra que agita el jefe comunal.
"Se dice que este potrero, por ejemplo, de la sucesión Zamar, cuesta hoy un
millón de dólares, es todo una locura".

Su orgullo es la construcción del barrio "Sumay Pacha" (es decir, "Tierra


Linda") sobre 37 hectáreas reconquistadas tras la aparición de un comprador
que cercó el lugar sin permiso de los tilcareños. Allí, una mujer ofrece a los
caminantes un vaso de chicha: harina de maíz fermentada en olla de barro.
Todos tiran un sorbo al piso, como ofrenda a la Pachamama, la Madre
Tierra.

“Antes, el promedio de tierra por familia era de 2.500 ó 3.000 metros


cuadrados. Tenían la huerta, animales, una pequeña producción de
subsistencia. Eso ahora está en peligro, el promedio bajó a 400 metros
cuadrados”, es la estimación de Pérez. Un motivo: existe hoy el doble de
alojamientos que hace tres años. Algunos hospedajes se levantan incluso
sobre las acequias y canales de riego, lo que complica el suministro de agua.
Se autoriza la construcción de piletas, pero hay gente que no tiene agua para
cocinar. "No queremos más hoteles", dice un graffiti escrito con punzón
sobre un cartelón de chapa compartido por tres inmobiliarias.

Más gente, menos viviendas


En la Quebrada de Humahuaca, la población creció hasta llegar hoy a los
35.000 habitantes. "Es una contradicción que haya espacio para nuevos
hoteles y no para viviendas. En mi ciudad, Humahuaca, hay ocho
asentamientos nuevos, en zonas improductivas. Es cierto que gracias a la
declaración como Patrimonio de la Humanidad hay más trabajo vinculado al
turismo, pero también hay problemas nuevos", indica Jesús Olmedo,
referente local de la Pastoral Social de la Iglesia Católica.

Se cruza un caballo por la ruta 9. El juego consiste en adivinar formas


dibujadas en los cerros. El chofer tiene la imaginación afiliada, más bien
entrenada para generar propinas: "Miren, miren, un dragón". Después
señalará a "San Martín a caballo", "la mujer embarazada", "el elefante
dormido". Frena. En la entrada a Purmamarca, dos carteles ocultos entre
viñedos anuncian que también allí hay casas disputadas en la Justicia.

La llama está un poco seca, pese a las seis horas que hirvió en un caldo de
hierbas. Una mujer ofrece artesanías, traídas desde Bolivia. El majestuoso
cerro de los Siete Colores ve pasar camiones con alambre de fardo y
materiales de construcción y el Cristo de madera, que está a una cuadra de la
plaza principal, presiente que tendrá nuevos vecinos: la casa de enfrente está
en venta.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .175

REFLEXIÓN FINAL
.176 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

“Genciana”, Villa La Angostura, Neuquén, Argentina.

Croquis, Silvia de Schiller, 6 de marzo de 2011.


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .177

NOTAS AL PIE
Procurando ajustar
cuestiones terminológicas.
Luis Müller

El escaso interés por aquellas arquitecturas que no habían sido registradas


por las historias canónicas de la tradición occidental, al no haber sido
consideradas “piezas de arte” o producciones de profesionales destacados,
comienza a dar señales de un cambio de dirección hacia la década de 1960
con exploraciones sobre la temática iniciadas en Europa a partir de
renovados enfoques propuestos por el holandés Aldo van Eyck y
proponentes de la arquitectura bioclimática como Victor Olgyay (1963), así
como en nuestro medio por algunos estudios iniciados en el Instituto de la
Vivienda de la Facultad de Arquitectura y Urbanismo de la UBA, (1969).

Los estudios de Paul Oliver (1987), abarcan aspectos antropológicos,


bioclimáticos, simbólicos y sociales de la arquitectura popular, tanto de las
formas tradicionales como en asentamientos urbanos informales. Esta
tendencia a volver la mirada hacia las expresiones primitivas y ancestrales,
tiene un punto de inflexión (en el que gana mayor consideración y
visibilidad internacional) con la exposición Architecture without architects,
realizada por Bernard Rudofsky en el Museo de Arte Moderno de Nueva
York entre el 9 de noviembre de 1964 y el 7 de febrero de 1965. La
publicación de este material, originalmente editado como libro / catálogo de
la exposición, conoció su versión castellana en Argentina en 1973
(Rudofsky, B. 1973).

A partir de esa instancia y coincidente con un clima social y político en el


que, tanto en este país como en gran parte de América latina, se miraba con
.178 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

atención las producciones de la cultura popular y se alentaba la circulación


de imágenes y textos orientados a difundir, analizar y ayudar a comprender
las posibilidades y virtudes de ciertas arquitecturas enraizadas en tradiciones
ancestrales, fue creciendo en paralelo al estudio de las por entonces
relativamente nuevas condiciones de vida generadas por el fenómeno de las
migraciones internas hacia los conglomerados urbanos industriales y la
precariedad con que se hubieron de resolver situaciones de un tipo de hábitat
para el que, lejos de encontrarse soluciones, las siguientes décadas lo vieron
crecer descontroladamente.

Unos años más tarde, los alertas emitidos por grupos ecologistas e informes
producidos por científicos ambientales (con la posterior confirmación de
muchas de sus predicciones), renovaron el interés por aquellas arquitecturas
que, haciendo uso de materiales y técnicas que antiguas comunidades
conservaron vigentes y en los que se ofrecen diversos ejemplos de
utilización de los recursos disponibles con bajo impacto en el ambiente,
hicieron que cada vez más arquitectos y urbanistas orientaran sus búsquedas
hacia aquellas opciones que hoy se conocen como ‘alternativas’,
‘sustentables’, ‘apropiadas’, etc.

En el trayecto, se fueron sumando intereses, preocupaciones, desarrollos,


investigaciones que, en sede académica, a través de distintas ONG, o en
acciones combinadas, fueron produciendo (y lo siguen haciendo con cada
vez mayor intensidad), un corpus teórico que condensa el conocimiento
acumulado y se amplía y renueva continuamente. En razón de la presente
publicación, que viene a sumarse al mismo, parecería conveniente establecer
algunos parámetros para definir el campo de trabajo, procurando encontrar
principios básicos de comunicación y consenso significativo en la
terminología utilizada.

Para el caso, la propuesta es volver a analizar el uso de algunos de los


términos utilizados oportunamente por Rudosfsky, con los cuales refería a
esta arquitectura “sin genealogía” y explicaba: “es tan poco conocida, que ni
siquiera posee una denominación específica.

En busca de un nombre genérico, la llamaremos vernácula, anónima,


espontánea, indígena, rural, según los casos” (Rudofsky, op. cit. p.).Todos
aquellos adjetivos utilizados resultan válidos aunque, obviamente, no
significan lo mismo y remiten a distintas manifestaciones arquitectónicas.
Por lo tanto, acudiendo al Diccionario de la Real Academia Española,
intentaremos despejar para cada una de estas adjetivaciones el referente
arquitectónico correspondiente. Siguiendo el orden en que Rudofsky los
enuncia, usaremos las itálicas para destacar las citas textuales del diccionario
mencionado.

Vernáculo: 1. Adj. Dicho especialmente del idioma o lengua. Doméstico,


nativo, de nuestra casa o país.
Si bien refiere al idioma, es perfectamente aplicable en tanto “arquitectura
vernácula” ya se ha instalado como una categoría reconocida, designando de
ese modo a aquella que se produce con características propias de una región
y se identifica con sus tradiciones y las prácticas usuales de sus pobladores
autóctonos.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .179

Anónimo: 1. Adj. Dicho de una obra o de un escrito: Que no lleva el


nombre de su autor.

En este caso, la categoría se establece a partir de la ausencia de un autor


reconocido. Para la arquitectura, habitualmente se considera de este modo a
la ausencia de un “profesional” en la materia, refiriéndose a la ausencia de
un saber disciplinar cuya falta de intervención generalmente se hace notar
por la ingenuidad de sus soluciones y el escaso dominio de los instrumentos
propios de una formación específica. De hecho, no toda construcción
anónima ofrecerá motivos de interés para su estudio.

Espontáneo: 1. Adj. Voluntario o de propio impulso. 2. Adj. Que se produce


sin cultivo o sin cuidados del hombre. 3. Adj. Que se produce aparentemente
sin causa. 5. Persona que por propia iniciativa interviene en algo para lo
que no tiene título reconocido.

De las distintas acepciones posibles, la primera podría considerarse válida en


tanto se trate de una obra realizada por voluntad e iniciativa propias y en
combinación con la número 5 se puede llegar a un resultado aceptable, en
tanto que además de las características mencionadas, intervienen
constructores a partir de su iniciativa personal pero haciéndolo desde un
conocimiento empírico, determinado por la pura praxis y para el cual no han
recibido educación formal.

En cambio, los significados 2 y 3 no resultan adecuados, dado que un hábitat


humano requiere de la participación del hombre en su construcción y
cuidado y es producido con una causa o fin determinado, albergarlo y
servirle de morada. Si bien una caverna, gruta o cualquier accidente
geográfico o elemento natural puede ser apropiado para tales fines, en ese
caso no podríamos hablar de construcción o arquitectura, sino de un refugio
elegido por conveniencia. Luego, será necesario considerar el grado de
intervención humana para adaptarlo y conservarlo según sus necesidades.

Indígena: 1. Adj. Originario del país de que se trata.


En este aspecto, puede asimilarse al término “nativo”, siempre entendiendo
por ello a la arquitectura producida por comunidades originarias que
conservan tradiciones, prácticas constructivas, configuraciones espaciales,
tipológicas y formales provenientes de la propia cultura y en la que
sobresalen aspectos provenientes de un estado anterior a procesos de
transculturación, mestizaje o colonización.

Rural: 1. Adj. Perteneciente o relativo a la vida del campo y a sus labores.


2. Adj. Inculto, tosco, apegado a cosas lugareñas.
Este vocablo puede sumar a varios de los anteriores según las circunstancias,
pero el rasgo que lo diferencia es la concreta ubicación geográfica
determinada por el ambiente rural en que se produce la obra: “relativo a la
vida del campo y a sus labores”, sin embargo esta condición no le exime de
otros posibles adjetivos tales como: “espontánea”, “vernácula”, “anónima”,
etc.
Incluso pueden ser consideradas en esta categoría obras que, por el contrario,
provengan del trabajo de un estudio profesional, aspecto que añade un grado
de complejidad por el cual, en la instancia de presentación de casos, será
conveniente establecer claramente los parámetros que definen el campo de
estudio.
.180 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

En este orden de cosas, y finalizando con los términos establecidos por


Rudofsky, se podría avanzar también sobre otros tres vocablos no incluidos
en su lista, pero sí utilizados con mayor o menor frecuencia y que de tanto
en tanto aparecen en textos vinculados a estas temáticas, son “primitivo”,
“popular” y “natural”.

Primitivo: 1. Adj. Primero, que no tiene origen. 2. Adj. Perteneciente o


relativo a los primeros tiempos de alguna cosa. 3. Adj. Rudimentario o
elemental.

En muchos casos, la arquitectura vernácula o anónima mantiene elementos y


características de tiempos anteriores y, desde Vitruvio, varios autores
especulan sobre la relación entre la ‘choza primitiva’ y los orígenes de la
arquitectura egipcia, griega y romana. Sin embargo, Paul Oliver (1987)
desaconseja su uso, dado que el vocablo implica una calificación peyorativa,
justamente por su asociación con lo rudimentario.

Popular: 1. Adj. Perteneciente o relativo al pueblo. 2. Adj. Que es peculiar


del pueblo o procede de él. 3. Adj. Propio de las clases sociales menos
favorecidas. 4. Adj. Que está al alcance de los menos dotados económica o
culturalmente. 5. Adj. Que es estimado o, al menos, conocido por el público
en general. 6. Adj. Dicho de una forma de cultura: considerada por el
pueblo, propia y constitutiva de su tradición.

De estas seis acepciones consignadas por el diccionario, probablemente la


última de ellas sea la que mejor define los intereses de estudio que se
enfocan sobre este tipo de arquitectura, ya que lo hacen asumiendo que se
trata de una expresión cultural, que es constitutiva de modos propios de los
sectores populares y que manifiesta rasgos identitarios y tradiciones
construidas colectivamente. Además, este enunciado introduce un aspecto
que pone en juego un factor determinante para despejar en el análisis del
próximo y último término considerado: la dimensión cultural, figura opuesta
a la condición de lo natural.

Natural: 1. Adj. Perteneciente o relativo a la naturaleza o conforme a la


cualidad o propiedad de las cosas.

Si bien es cierto que el concepto “arquitectura natural” ha sido utilizado y


hasta hace un tiempo se lo encontraba con alguna frecuencia, deberíamos
considerar que en su propia estructura anida una contradicción y, por lo
tanto, su utilización resulta inapropiada.

La arquitectura es producto de la cultura, con independencia del tipo y


procedencia de los materiales utilizados. Siempre es el resultado de una obra
humana que, generalmente, se vale de la naturaleza utilizando sus productos
y hace jugar a su favor determinadas condiciones para mejorar el ambiente
habitable, pero toda transformación de la naturaleza por el hombre es
deliberada, persigue propósitos y obedece a fines. Cuando en ella
intervienen prácticas y saberes, ya sean adquiridos por la transmisión de
generación en generación y decantando incontables experiencias de prueba y
error (y constituyendo una herencia que a veces es asumida como tal
conscientemente y otras es asimilada directamente) o a través de estudios
más o menos formales, se está produciendo un hecho cultural, con
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .181

independencia de la mayor o menor aproximación a los aspectos


disciplinares de la arquitectura.

Para sostener este planteo, se puede hacer referencia a una cita de Margaret
Mead, “Cultura: conjunto, histórica y geográficamente definido, de las
instituciones características de una determinada sociedad, que designa -no
solamente sus tradiciones artísticas, científicas, religiosas y filosóficas, sino
también sus técnicas propias- sus costumbres políticas y los mil usos que
caracterizan la vida cotidiana.” (Morfaux, L-M. 1985).

Por lo visto, se diferencian ambas esferas, la natural y la cultural y, por lo


tanto, apelar a la idea de lo natural para referir a la arquitectura (ya sea por
los materiales que intervienen en su realización o por la condición nativa de
quienes la produjeron), entraña un problema en su propia construcción
conceptual, de irresoluble conciliación. Con frecuencia las tradiciones
además de enseñanzas también nos ofrecen trampas ocultas y es
responsabilidad del investigador prestar atención para descubrirlas y
sortearlas en su trabajo individual, así como también hacer extensiva la
advertencia a su comunidad científica de pertenencia.

Concluyendo, y en la convicción de que tanto el lenguaje, los estudios


histórico-arquitectónicos (así como la misma arquitectura), son producciones
en permanente construcción, en la que se van reformulando significados y
actualizando sus formas y estructuras. Este artículo no fue escrito con la
intención de sancionar términos inapelables sino que, desde el subtítulo,
anuncia sus intenciones de procurar contribuir al ajuste de algunas
cuestiones terminológicas.

En consecuencia, se espera que colabore en promover un debate al que se


sumen voces diversas, con la voluntad de construir una plataforma de
consenso acerca del significado de algunos términos incorporados al
quehacer cotidiano de la investigación, muchos de los cuales se han fijado a
partir del uso reiterado, pero que su adopción a veces amerita una reflexión
y, por qué no, también una oportuna revisión.

Bibliografía y referencias
Morfaux L-M. (1985), Diccionario de Ciencias Humanas. Ed. Grijalbo,
p.71. Barcelona
Olgyay, V. (1963), Design with Climate, bioclimatic approach to
architectural regionalism. Princeton University Press, Princeton,
New.Jersey.
Oliver, P. (ed) (1969), Shelter and society. Ed. Barrie and Rockliff, London.
Oliver, P. (1987), Dwellings, the house arround the world. University of
Texas Press, Austin.
Rudofsky B. (1973), Arquitectura sin arquitectos. Breve introducción a la
arquitectura sin genealogía. Ed. Eudeba, Buenos Aires.
IIV, Tipos predominantes de vivienda rural en la República Argentina.
Instituto de Investigaciones de la Vivienda, Facultad de Arquitectura y
Urbanismo, Universidad de Buenos Aires; Buenos Aires, (1969).
.182 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Patio en Cartagena, Colombia.

Croquis, John Martin Evans.


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .183

ANEXO
.184 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Iglesia Nuestra Señora de Andacollo, Ruta del Adobe, Catamarca, Argentina.

Croquis, Silvia de Schiller, 26 de agosto de 2007.


Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .185

SEMINARIO TALLER - PAUL OLIVER


Arquitectura Vernácula: Patrimonio + Ambiente + Tecnología

Programa
Conferencia abierta
10 de Noviembre 2005
2º Encuentro Regional de Investigación Proyectual
SI + TEC / Tecnología y proyecto
XX Jornadas de Investigación
SI / FADU / UBA

Seminario Taller
11 y 12, 18 y 19 de Noviembre 2005

Facultad de Arquitectura, Diseño y Urbanismo, Universidad de Buenos


Aires. Secretaria de Investigación (SI). Instituto de Arte Americano (IAA).
Centro de Investigación, Hábitat y Energía (CIHE)

Coordinación:
Prof. Alberto de Paula (IAA)
Prof. John Martin Evans (CIHE)
Prof. Silvia de Schiller (CIHE)
Prof. Javier Fernández Castro (SI)

Marco del Seminario-Taller

El Seminario-Taller propone analizar variedad de culturas alrededor del


mundo, a fin de reconocer las necesidades y respuestas específicas según
clima, tradición, recursos, tecnologías disponibles y contextos socio-
económicos. Dado que aun hoy el 90% de todas las construcciones del
mundo de definen como “arquitectura vernácula”, el seminario-taller
propone a evaluar los diversos contextos del hábitat construido alrededor del
mundo, con el objetivo de profundizar el estudio, las causas y las
perspectivas de las múltiples y variadas influencias que afectan su
desarrollo. Se espera que la comprensión de las condiciones ambientales,
patrimoniales y tecnológicas específicas de cada lugar y sociedad contribuya
a adecuar la respuesta apropiada de los arquitectos a las necesidades de la
sociedad de hoy y mañana.

El Seminario-Taller plantea la realización de un trabajo práctico con el fin


de destacar la relación entre la arquitectura vernácula, la arquitectura popular
y del sector formal, incluyendo el rol del arquitecto trabajando en un
contexto vernáculo.

Se enfatiza la manera en que el estudio de la tradición vernácula puede


aportar la provisión del hábitat construido del futuro, en el contexto
dinámico de globalización, cambio ecológico, crecimiento poblacional y
acelerado desarrollo tecnológico.

El contenido incorpora experiencias del curso de Maestría “Estudios


internacionales de arquitectura vernácula”, establecido por el profesor Paul
Oliver y dictado en la Universidad de Oxford Brookes, Oxford, Reino
Unido.
.186 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Programa del seminario-taller


Arquitectura vernácula y ambiente. Contexto físico, materiales y recursos.
Tecnologías de construcción relacionadas con materiales disponibles,
conocimientos y habilidades. Estructuras tradicionales y su relación con el
clima, topografía y amenazas natrales. Introducción al proyecto.
Contexto cultural de la a arquitectura vernácula. Introducción a economías
y sistemas de sustento relacionados con nomadismo y asentamientos
espontáneos. Estructuras sociales y la familia. Creencias, sistemas de valores
y visiones del mundo de distintas culturas, respondiendo a necesidades y
objetivos locales con construcciones apropiadas.

Prof. Paul Oliver


Reconocido experto internacional en el campo de la arquitectura vernácula.
Editor de la obra Enciclopedia de Arquitectura Vernácula, publicada en
1998. Profesor de la Universidad de Oxford Brookes, Oxford, Reino Unido
y fundador del Centro de Estudios Internacionales de Arquitectura
Vernácula en la misma universidad donde dicta cursos y seminarios
especializados y la Maestría “International Studies in Vernacular
Architecture”.

Fue profesor de la Escuela de Arquitectura de la Architectural Asociation,


A.A.- Londres y de Dartington Hall, Devon, Inglaterra. Es autor y editor de
varios libros, incluyendo “Hábitat en África” (Shelter in África) y “Hábitat y
Sociedad” (Shelter and Society). Actualmente se encuentra finalizando un
nuevo libro “Arquitectura Vernácula en el Siglo XXI: teoría, educación y
práctica” de próxima aparición.

Dirigió una larga serie de programas radiales emitidos por la BBC sobre otro
aspecto de la cultura popular, el jazz. El Prof. Paul Oliver fue condecorado
en Gran Bretaña por sus contribuciones al estudio de la cultura.

Selección de Publicaciones de Paul Oliver

Oliver, P. Editor (1969), Shelter and society. Barrie and Rockliff, Londres.
Oliver, P. Editor (1971), Shelter in Africa. Barrie and Jenkins, Londres
Oliver. P. (1975). Shelter, Sign and Symbol, Barrie and Jenkins, Londres.
Oliver P. (1975). English cottages and Small farm Houses, Exhibition
Catalogue, Arts Council of Great Britain, London.
Oliver, P. (1980) The cultural context of shelter provision, en Davis, I. (Ed).
Disasters and the small dwelling, Pergamon Press, Oxford.
Oliver, P. (1983). Earth as a building material today, The Oxford Art
Journal, Vol 5, N° 4.
Oliver, P. (1987), Dwellings, the house around the world. University of
Texas Press, Austin.
Oliver, P. Editor (1998). Encyclopedia of Vernacular Architecture of the
World, Cambridge University Press.
Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología. .187

Trinidad, Cuba.

Croquis, John Martin Evans.


.188 Arquitectura vernácula. Patrimonio, ambiente y tecnología.

Pasajes de la Pinacoteca, Colima, Méjico.

Croquis, Silvia de Schiller, 20 de septiembre de 2006.

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