El Daño Extrapatrimonial-3
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El Daño Extrapatrimonial-3
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Responsabilidad Civil
El daño es uno de los elementos constitutivos de la responsabilidad civil, autores con Jorge
Subero Isa sostienen que aquel no ha sufrido un daño no puede accionar en justicia, puesto
que carece de interés jurídico para buscar una indemnización por este. A diferencia de
legislaciones como la de argentina, donde se define elementos como el daño, en el contexto
dominicano, nuestra ley no hace esa conceptualización, por lo cual fuentes como la
jurisprudencia se ha tenido que encargar conceptualizar estos términos, estableciendo
nociones básicas y particulares de los mismos. En este caso, es la jurisprudencia la que se ha
dado la tarea de definir conceptos como es el daño extrapatrimonial, es en la SENTENCIA
DEL 29 DE ENERO DE 2014, NÚM. 48, donde podemos encontrar una definición,
ejemplificación y justificación de lo que son los daños extrapatrimoniales o morales:
El daño patrimonial engloba todo atentado o detrimento que se produce en los bienes u
objetos que forman parte del patrimonio de una persona. Éstos son susceptibles de una
valoración económica. Asimismo, donde la persona afectada puede obtener una
compensación por la pérdida en su patrimonio e incluye una indemnización de la pérdida de
los beneficios o pérdida de oportunidad de beneficios económicos o materiales. Es decir, que
constituye algo tangible y medible ya sea por pruebas o peritajes.
Por otro lado, la sentencia del 30 de septiembre de 2020, núm. 214 ha precisado que “los
daños morales constituyen un sufrimiento interior, una pena, un dolor, cuya existencia puede
ser notoria debido a su propia naturaleza o ser fácilmente presumible de los hechos
concretos de la causa.”1
Lo que constituye que posee un valor sentimental y un daño moral sufrido en los bienes
extrapatrimoniales, lo que significa que daña al ser humano debido al sufrimiento que causa
ya sea físico o emocional.
3. Narrar la evolución jurisprudencial, principalmente de la Suprema Corte de Justicia
en cuanto a indemnizar el perjuicio extrapatrimonial y las diferentes clasificaciones
que propone en sus sentencias.
En el caso de Puerto Rico, desde principios del siglo XX, reconoce la reparación del perjuicio
moral. En 1902, en Zalduondo v. Sánchez, el Tribunal Supremo Puertorriqueño concedió
reparación por daños físicos y mentales a una víctima basándose en el artículo 1803 del
Código Civil de Puerto Rico, el cual es una copia fiel del artículo 1902 del Código Civil
Español. Dicha sentencia abrió paso a la redacción en 1909 de una norma jurídica que
admitía el derecho a obtener compensación por daños morales en una acción al amparo del
artículo 1803.
Considerando, que en ese sentido, es preciso destacar que el perjuicio por afectación del
proyecto de vida, incluye las repercusiones dentro de un proyecto familiar ya materializado,
es decir, resulta indistinto que a la fecha de la realización del daño la víctima haya formado
un hogar con una familia estable o no.
La Corte Suprema de República Dominicana ya para el año 1970 indicaba que: “Por su
naturaleza, los daños morales no pueden ser objeto de descripción y son de la soberana
apreciación de los jueces del fondo.” Sin embargo, el 27 de octubre de 1999 se dictó una
sentencia que estableció que: “La soberanía del juez no lo libera de la obligación de indicar
en sus sentencias los hechos, circunstancias y motivos pertinentes relativos a la evaluación
del perjuicio, sin importar el hecho generador”. Sin duda alguna, esto significó una
transversalidad en la descripción del daño al momento de ser reparado, la SCJ confirmó que
el juez debe hacer una descripción exhaustiva, especificando una objetiva separación entre el
perjuicio moral y patrimonial, y de las circunstancias que llevaron a repararlo.
La Suprema Corte de Justicia de la República Dominicana, en lo que son sus funciones como
Corte de Casación, se reserva el derecho a determinar si las sumas que corresponden a la
indemnización se ajustan al daño sufrido, en el caso que nos ocupa, el extrapatrimonial. Para
determinar la cuantía de esas indemnizaciones la Corte de Casación analiza los principios de
razonabilidad y proporcionalidad, la cual consiste en que los jueces de fondo, en principio,
tienen el poder facultativo y soberano para establecer los hechos constitutivos que
ocasionaron o ocasionan el daño y fijar su cuantía, ese poder no puede valerse de lo absoluto
ya que puede, como consecuencia, provocar una iniquidad o arbitrariedad en el poder
discrecional que tienen los jueces. Es por ello por lo que, la Corte ha establecido que las
indemnizaciones deben ser, en principio, razonables por lo que respecta a la envergadura de
la falta, y proporcionales con relación a la dimensión del daño.
Otra clasificación que propone la SCJ en sus sentencias es la del perjuicio funcional,
particularmente, en la sentencia del 1ero de octubre del 2020 lo estableció de la siguiente
manera:
En este sentido, añadir que por este tipo de lesión la víctima sufre un perjuicio funcional,
definido como cualquier alteración de las funciones vitales del cuerpo como resultado de una
lesión corporal, lo cual no solo tiene consecuencias económicas como la pérdida o
disminución de ingresos profesionales, sino que necesariamente tiene consecuencias
extrapatrimoniales como dificultades en las condiciones de existencia o privación de
comodidades de la vida cotidiana, ya sea actividades de ocio, familiares o afectivas”. Este
tiene como consecuencia la afectación del modo de vida de la víctima, daños que incluyen el
deterioro de las funciones fisiológicas, la pérdida de calidad de vida y la alteración a las
circunstancias personales, familiares y sociales de la víctima.
El derecho francés se hace clara distinción de un principio general sobre el cual se demuestre
el daño “por lo que la conclusión necesaria es que toda persona que demuestre haber sufrido
un mal causado por otro, puede, en calidad de principio, demandar su indemnización, se
ejerce en cualquier caso, no especialmente, como se ha dicho, por medio de la limitación de
los perjuicios reparables, sino a través de otros elementos como son la culpa, el nexo de
causalidad, y también, a través de la exigencia del carácter cierto de los perjuicios”
Puntos claves que son destacdos la autora Milagros Koteich Khatib es que la
conceptualizacion de de la gravedad de la lesión que sufre la victima “deben ser reconocidos
por el juez a título de pretium doloris (“precio del dolor”)”
La doctrina francesa señala que deben tenerse presente dos elementos principales, como son
la intensidad y la duración del padecimiento, es decir, por la suma del daño emergente y el
lucro cesante.
la Corte de Casación Francesa consideraría que “la incapacidad permanente debe ser
establecida incluso en ausencia de cualquier incidencia profesional o económica, por el solo
hecho de que cercena el potencial humano de la víctima, esto es, su capacidad de actuar y de
gozar la vida” (1955), y que es necesario, además, tener en cuenta los problemas fisiológicos
que afectan las condiciones de trabajo y de existencia (1985)
En Francia existen procedimientos valorativos para medir esa indemnización la cual consta
de dos procesos; el primero es relativo apreciación medica de las lesiones y sus gravedades a
lo que es la integridad física de la víctima, y por segundo, consiste en la valoración pecuniaria
por las consecuencias a largo plazo y/o perjuicios respectivos. Asimismo, poseen medidores a
través de las experticias donde apoyándose en baremos, la tasa de IPP (incapacidad
permanente parcial), de 1 a 99 de acuerdo con la naturaleza y la gravedad de las heridas,
seguido de una segunda fase, “que se realiza con base en un método inspirado
originariamente en el modelo del derecho de accidentes laborales, denominado “cálculo por
puntos” (calcul au point)”.2
1. Subero Isa, Jorge A., autor. Tratado práctico de responsabilidad civil dominicana /
Jorge A. Subero Isa. -- octava edición ampliada, corregida y actualizada. -- Santo
Domingo, República Dominicana : Editora Corripio, 2018. 851 páginas.
8. Corte Interamericana de Derechos Humanos. Caso Loayza Tamayo vs. Perú [en
línea]. Sentencia de 3 de junio de 1999 [consulta: 5 junio 2024]. Disponible
en:http://www.corteidh.or.cr/cf/jurisprudencia2/ficha_tecnica.cfm?nId_Ficha=3
11&lang=es