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Dragonscale (L.S)

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Dragonscale [l.

s]

Ale Akgon

1
Copyright Information

This ebook was automatically created by FicLab


v1.0.45 on May 12th, 2021, based on content retrieved
from www.wattpad.com/story/190867886.
The content in this book is copyrighted by Ale Akgon
or their authorised agent(s). All rights are reserved
unless explicitly stated otherwise. Please do not share
or republish this work without the express permission
of the copyright holder.
If you are the author or copyright holder, and would
like further information about this ebook, please read
the author FAQ at www.ficlab.com/author-faq.
This story was first published on June 19th, 2019, and
was last updated on March 8th, 2021.
FicLab ID: lxdzV31V/kolvvjfh/5o5008

2
Table of Contents

Cover
Title Page
Copyright Information
Table of Contents
Summary
➳dragonscale➳
➳ Prefacio ➳
➳parteuno➳
➳ 01: Alianza. ➳
➳ 02: Miedo. ➳
➳ 03: Dorado. ➳
➳ 04: Kargem. ➳
➳ 05: Pesadilla. ➳
➳ 06: Insolencia. ➳
➳ 07: Diferencias. ➳
➳ 08: Niño. ➳
➳ 09: Disculpa. ➳
➳ 10: Reikon. ➳
➳ 11: Vulkam. ➳
➳ 12: Festhé. ➳
➳ 13: Torneo. ➳
➳ 14: Arco y flechas. ➳
➳partedos➳
➳15: Ansiedad. ➳
➳ 16: Cinis. ➳
➳ 17: Los otros. ➳
➳ 18: Confianza. ➳
➳ 19: Magia. ➳

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➳ 20: Pelea. ➳
➳ 21: Tregua. ➳
➳ 22: Fuego helado. ➳
➳partetres➳
➳ 23: Cenizas. ➳
➳ 24: Lady Akgon. ➳
➳ 25: Fe. ➳
➳ 26: Estrategia. ➳
➳ 27: Boda Dorada. ➳
➳ 28: Promesa. ➳
➳ 29: Batalla por el amanecer. ➳
➳ 30: Salvación. ➳
➳ 31: Desolación. ➳
➳ 32:Prioridad. ➳
➳ 33: Coronación. ➳
➳ 34: Sangre. [FINAL] ➳
➳ Epílogo I/II ➳
➳ Epílogo II/II ➳
➳ agradecimientos. ➳
➳ BROMA XD ➳
...
Extra #1: "Estaremos bien."
Extra #2: "Fraht"
Extra #3: "Oro."
Extra #4: "Olvido."
♛ DRAKHAE - segundo libro. ♛

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Summary

title Dragonscale [l.s]


author Ale Akgon
source https://www.wattpad.com/story/190867886
published June 19th, 2019
updated March 8th, 2021
words 197,868
chapters 49
status Complete
rating Unknown
Complete, Dragones, Gameofthrones, Gay,
tags
Larrystylinson, Omegaverse, Wattys2020

Description:
« ¿Has ido a la ciudad de Dragonscale? ¿Has volado por ahí?
Donde la ciudad se encuentra sobre las montañas y sus playas
doradas brillan en los días soleados… Donde se alza un castillo
enorme al que la gente llama Krestum y Kargem reina sobre sus
tierras…»

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➳dragonscale➳

Notas de la autora:
➳ Fanfic basado en el universo creado por
George R.R. Martin, Canción De Hielo y Fuego.
(Juego de Tronos.) Sin embargo, la historia y los
nombres de las locaciones así como las casas han
sido cambiados, así como la historia.
➳ Algunos de los personajes en esta historia
pertenecen al universo A/B/O. Aunque en este fic
solo habrá Alfas y Omegas. (Guía abajo)
➳ Para más información, sígueme en Instagram, (
_ifalecouldfly_ )
GUÍA UNIVERSO A/B/O:
Primero que nada, este método que decidí usar no
me pertenece, solo he adaptado este fanfiction a este
universo a base de haber leído otras historias iguales
en las cuales he conocido acerca de este universo
alterno. Éstas tampoco son las reglas obligatorias,
cada autor es libre de editar algunas cosas en
beneficio de su historia, pero básicamente mantengo
la base del universo oficial.

6
Una vez aclarado esto, prosigamos.
En universo A/B/O es una realidad alterna en
donde los seres humanos se subdividen en las
categorías: alfa, beta y omega. Este se deriva de
temas sobre hombres lobo aplicadas a seres
humanos, donde estos, desarrollan un distinto
animal muy poderoso que los hace territoriales y
dependientes, dependiendo su categoría, lo que
veremos a continuación, además de unas
características propias de licántropos.
(Esto no significa que los individuos sean mitad
lobos. Al menos no en esta fic.)
En esta fic no habrá betas.
Alfas: son los más fuertes de los tres grupos.
Genéticamente son altos y fuertes, más que el
humano promedio. Tienen a ser muy territoriales y a
sentirse de forma superior naturalmente. Son líderes
en la sociedad, muestran orgullo y son muy
extrovertidos. Secretan una esencia característica
que los identifica, así como pueden mostrarse muy
sobreprotectores y peligrosos en cuanto a defender
lo que es suyo.
Cuentan con “la voz” que es básicamente su
propia voz más grave de lo usual y en mayor

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potencia a su tono normal, la usan cuando están
molestos, la mayor de los casos sin darse cuenta y
esto pude aplacar a casi todo omega cercano pues
los intimida a sobremanera.
Los alfas no pueden quedar embarazados, tanto
hombres como mujeres solo son capaces de
embarazar a un omega o un beta. Esto a se debe que
las mujeres alfa cuentan con órganos sexuales
masculinos internos.
Omegas: son, regularmente, parejas de los alfas,
y los más débiles de los tres grupos. Físicamente son
bajos, delgados y de contextura pequeña en general.
Suelen ser muy delicados e introvertidos, nunca le
alzarían la voz a un alfa. Cuando están nerviosos
secretan una esencia que los delata en presencia de
otros. Son muy dependientes de los alfas e
instintivamente les generan una sensación de
protección.
En algunos casos, los omegas tienen su versión
de “la voz” que es la que usan cuando se sienten en
peligro y tornan su voz más aguda buscando así
llamar a su alfa, aunque en este fic no recurriremos a
esto.
Los omegas, tanto hombres como mujeres,
pueden quedar embarazados debido a que los

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omegas hombres poseen órganos sexuales
femeninos internos.
Celos: solo afecta a los alfas y los omegas. Son
pequeñas temporadas que ocurren cada cierto
número de meses, en donde tanto el alfa como el
omega buscan mantener relaciones sexuales
desenfrenadas y sienten un terrible dolor si no lo
concretan. Vienen en olas de calor y hacen que los
alfas y omegas presenten fiebres muy altas y
extremas.
En esta fic:
El celo del omega puede durar de 2-4 días y
aunque pueden ser irregulares, serán cada 6 meses.
El lazo / la marca: solo aplica a los alfas y
omegas. La marca es una mordida que el alfa realiza
en el cuello de su omega, dejando una especie de
cicatriz que al momento de curarse se torna plateada.
Esta marca es muy poderosa y genera un lazo de
unión eterna entre las parejas. En algunos casos este
lazo permite a las parejas sentir las emociones del
otro, como la preocupación, la tristeza o si están
inquietos, así como si están emocionados o felices.
También el lazo puede servir para mandar fuerza
hacia el compañero.

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El lazo puede romperse.
Y cuando ocurre, lo más probable sea porque el
alfa decidió hacerlo por distintas razones. (Algunos
ejemplos serían, dejar de amar o serle infiel a su
omega.) El alfa puede romper el lazo marcando a
otro omega o simplemente dejando al suyo.
No muchos omegas sobreviven a esto, pues
entran en una gran depresión que los priva de comer
y beber y mueren por la inmensa tristeza. Los que
logran vivir, les toma su buen tiempo volver a la
normalidad.
Y bueno, supongo que eso es todo, sin tienen un
duda, no duden en mandarme un mensaje.
Y todas y cada una de estas normas, pueden
variar dependiendo el personaje y su forma de ser. Y
HAY excepciones.
Dedicación:
A Denisse, Julieta Perea y a Estefania
Hernández. Por ser las primeras en apoyar mis
ideas. deuxhearts WelcomeToShades
EstefaniaHernandz
Fic iniciada en Junio 2019.

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Terminada en Noviembre 2019.;)

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➳ Prefacio ➳

Los grandes bosques de Gélida rebosaban de


altos pinos cubiertos en nieve, de montañas tan altas
e imponentes a la lejanía; Se rodeaba de ríos
congelados y caminos cubiertos en escarcha. Un
lugar en donde el invierno era eterno.
Los días eran blancos y fríos, húmedos en
momentos y secos por las noches. Quedarse sin la
protección de un abrigo durante las temporadas más
violentas, podrían causar una fuerte y violenta
hipotermia. Solo aquellos quienes llevaban el hielo
en la sangre eran aquellos que no se resentían contra
el frío.
En los días calmos de otoño, la brisa se tornaba
más y más fría conforme la noche se acercaba, el
cielo grisáceo mostraba los indicios de un atardecer.
Así, entre los árboles altos y de troncos maduros,
dejando un rastro en la nieve de sus propias huellas,
lo miró a la lejanía paseando por la nieve.
El lobo se mantenía atento, lo notaba; como
siempre mantenía la cabeza en alto mientras sus
pisadas eran casi imperceptibles; su aliento era el
único ruido que se oía de él, respirando agitado tras

12
haber corrido por toda la extensión de los jardines
desde casa. Sus orejas se movían en señal de tratar
de escuchar a su alrededor, siempre alerta. Su ágil
olfato se aseguraba de que ninguna presencia
indeseada se acercara.
Era su instinto… proteger.
Louis alzó el mentón y con una voz delicada y
aguda, le llamó en voz alta:
—Ollie —. El lobo huargo volteó a ver
inmediatamente a su dueño una vez que su nombre
fue pronunciado. Enseguida, el animal se acercó con
premura hasta el chico delgado que le sonreía, peinó
su corto pero esponjoso pelaje con sus frágiles
manos, pasando sus dedos a través de sus orejas que
eran de un tono marrón rojizo. Ollie se volvió dócil
bajo su tacto de inmediato y no tardó en sentarse
frente a él para protegerlo.
El lobo era pequeño para tratarse de un raza
huargo, pues a penas y le llegaba a la altura del
pecho, cuando el que pertenecía a su padre era al
menos dos veces más grande. Aun así, a Louis le
gustaba más el tamaño de Ollie, era más ágil y
rápido. Y aún podría protegerlo de cualquier
humano que osara con acercársele, ya fuera un alfa o
no.

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Louis se sentía seguro con él.
—Lord Tomlinson —, escuchó que le llamaban
desde varios metros atrás.
Los guardias ya comprendían que no debían
acercarse tanto al muchacho si su lobo estaba cerca;
Ollie estaba instruido para atacar a todos los
extraños si Louis no comandaba que se detuviera.
Mantener una distancia prudente era lo ideal. Pero
de todas formas, Ollie se encontró gruñendo y
tensándose para cuando su amo se dio la vuelta.
— ¿En qué puedo servirle, Ser Peyton? —
pronunció de manera fuerte y clara, posando la
mano sobre el lomo de Ollie como señal de
tranquilidad. El animal volvió a sentarse con gracia
pero no dejó de estar firme al mirar al caballero.
El hombre de mediana edad y barba espesa, miró
a su lord con ojos cansados pero sinceros. Era el
caballero más importante de su casa y su padre lo
había dejado al cuidado de su familia cuando
marchó a la capital de Gélida para pelear en La
Guerra De Las Casas. Sabía que si venía
personalmente para comunicarle algo, seguro se
trataba de un asunto serio, así que se tensó.
Sintió su pecho endurecerse.

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—Se trata de su padre, mi Lord —, comentó con
emoción. —Ha vuelto.
Louis suspiró de alivio.
(…)
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la
aplicación ahora para visualizarlo.]
Lord Jacob Tomlinson, jefe de la casa Tomlinson,
había sido uno de los primeros en oponerse cuando
la casa Greenwald, las más numerosa en Gélida,
intentó coronarse a sí misma como la cabeza del
norte, de toda Gélida, así porque sí.
Lord Ethan Greenwald había creído que por tener
la casa más numerosa y poseer uno de los castillos
más imponentes, podría convertirse en el rey y señor
de todas las tierras del norte. Aún cuando nunca, en
toda su patética existencia, se había inmiscuido ni un
poco con la gente que le servía o con el bienestar de
sus tierras.
Pensaba que poseer un título de Lord lo hacía
importante, pero lo cierto es que, por muy tonto que
fuese, su título fue lo único que necesitó para crear
La Guerra de Las Casas y desatar la pelea entre las
doce familias que habitaban en todo el norte, una
lucha por hacerse con el trono de Gélida.

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Pronto la guerra se transformó en una sola riña
entre dos bandos: quienes querían que el norte
permaneciera sin corona y los que ya habían jurado
lealtad al que creían que sería el primer y mejor rey
que podrían tener; Lord Jacob de la casa Tomlinson,
un alfa duro y honesto que era justo con todos bajo
su mando y humilde con aquellos quienes lo
seguían.
Jacob era buen soldado, inteligente al tratarse de
comandar y saber llevar el poder. No tardó mucho en
dirigir sus tropas con inteligencia, y hacerlos ganar
la aclamada Guerra De Las Casas. Dejándole así la
primera corona impuesta a un lord en todo el norte
desde la última conquista, logrando así que miles de
vasallos y distintas familias se arrodillaran a sus pies
para jurarle lealtad al ahora, Rey Jacob de toda
Gélida.
(…)
El gran castillo de piedra, la fortaleza de la
familia Tomlinson, era una congregación de altas
torres con techos en punta, donde sus pisos más
altos eran casi invisibles gracias a la espesa neblina
que cubría toda la propiedad. Su entrada era un gran
arco de tabique grisáceo lleno de musgo y nieve
convertida en escarcha al ser pisada constantemente

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por los caballos que entraban y salían a todas horas.
Una vez en los terrenos del castillo, frente a la gran
explanada de la entrada, se alzaba el gran salón. Un
sitio de techos altos y ventanas enormes que dejaban
pasar enormes cantidades de luz.
Louis entró entonces por las grandes puertas de
roble con premura, Ollie a su lado. Muchos
caballeros y lores se acumulaban junto a lo que
ahora, tendrían que llamar trono, pues su padre
ahora debería buscarse una gran silla para reinar
todo el norte… incluso cuando sabía de sobra que
Jacob primero moriría a quedarse sentado para
gobernar.
El estruendo que causó al abrir la puerta, llamó la
atención de todos los presentes, alfas y omegas que
en su mayoría no conocía; rostros ajenos y distantes
que lo miraron con interés. Pero que pronto lo
reconocieron, se inclinaron con una reverencia hacia
Louis, el nuevo Príncipe en el norte.
Ser Peyton, quién no iba tan rezagado, logró
llegar a tiempo para pasar por el gran salón detrás de
Louis, que avanzó con gracia desde el centro, hasta
que las inclinaciones le dejaron ver a su padre con
una sonrisa entre sus labios, a su madre en sus

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brazos y a su hermana limpiándose las lágrimas con
un pañuelo a su derecha.
—Padre —. Exclamó su hijo cuando hubo
apartado los metros entre ellos y pudo acercarse lo
suficiente para envolverle en un cálido abrazo que
terminaba de derretir la poca nieve que aún se
colaba entre sus ropas.
Jacob tomó a su hijo con fuerza y lo apretujó
contra su cuerpo con cariño mientras sentía a su
pequeño varón soltarse a llorar sin poder evitarlo.
Pues al tratarse de un chico omega, era diez veces
más sensible que su padre.
—Mi hijo, mi familia… ¡No hay regalo más
grande que tenerlos a todos junto a mi, en este día
lleno de gloria! —exclamó al momento de abrazar a
sus dos hijos y esposa, mientras que su gente rompió
en aplausos, un estruendo que aclamaba larga vida al
nuevo rey de toda Gélida.
(…)
Jacob Tomlinson y su esposa Isabella, fueron
coronados como Reyes a la mañana siguiente; dos
coronas de plata pura fueron forjadas especialmente
para ellos, con incrustaciones de algunos diamantes
y con la elegancia que remarcaban sus diseños

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curveados en cada punta. Vistieron a los colores de
su casa, el azul y el gris pálido en sus vestidos y
capas largas que los cubrían.
La princesa Nadine, la segunda y última hija del
matrimonio Tomlinson, era una chica de invaluable
belleza que mostraba piel blanca como la porcelana
y un par de potentes ojos azules que caracterizaba a
cada miembro de su casa. El cabello de un tono
castaño casi rojizo, le caía en trenzas y bucles por la
espalda. Llevó la corona con gracia cuando la
colocaron sobre su cabeza entre algunos copos de
nieve.
Con solo catorce años, la pequeña ya tenía los
rasgos de una dulce reina.
Y por último, el príncipe Louis, mostraba un
tremendo parecido con su padre, aunque resaltaba
más los gestos delicados de su madre. El
primogénito del matrimonio y el ahora, heredero de
todo el poder de Gélida una vez que llegara el
momento.
Louis era un muchacho apuesto, delgado y fino
que había mostrado cierta destreza en el tiro con
arco. Aún así, desde muy pequeño se notó su
delicadeza y la fragilidad de sus movimientos. Una
sospecha que se confirmó cuando presentó… un

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chico omega. Sin embargo, esto nunca le representó
un problema, pues desde que nació había reconocido
que estaba destinado a grandes cosas; se decidió a
romper con los esquemas y expectativas de la gente,
él se mentalizó y se preparó; aprendió cada detalle
de su casa, mejoró su puntería y leyó cada libro
necesario para atribuirle conocimiento, alistándose
para seguir su camino y convertirse en el próximo
gran lord de su casa.
Ya que nadie habría osado meterse con el hijo de
uno de los hombres más poderosos en el norte.
Pero ahora tenía un peso más grande sobre sus
hombros; Gélida, el nombre que recibía no solo una
parte, si no todo el dominio del norte, estaría un día
bajo su reinado.
Ya no era un simple lord o solo el hijo de un gran
hombre. Ahora era un príncipe, ahora tenía sangre
real, y nunca antes se sintió tan nervioso como
cuando le pusieron la fina corona de plata sobre la
cabeza, proclamando así su destino. Sellado y
cerrado, listo para enviarse sin antes pararse a
preguntarle si estaba preparado.
Su padre reinaría unos cuantos años, hasta que él
tomara su lugar…

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—No te dejo unas tierras, hijo mío, te estoy
dejando un reino. —recordó que su padre murmuró
aquella mañana después de que los vítores del
pueblo los aclamaran y Jacob lo envolviera en un
abrazo.
No escuchó nada más ese día.
Cada voz y grito se redujo al silencio; el latido
fuerte de su corazón resonó por cada centímetro de
su cabeza. Incluso cuando su hermana le tomó de la
mano y le dio un ligero apretón cariñoso. O como su
madre le había besado en la frente.
Tampoco escuchó ninguno de los buenos deseos
de sus vasallos y a los lores a cargo de su reino,
voces vacías y huecas que se tornaron en escalofríos
por su columna, trepando hasta su cabeza para
amedrentarle sus nervios.
Y aunque se esforzó en devolver las sonrisas y
aceptar los cumplidos, Louis supo entonces que tal
vez, él nunca estaría listo para asumir ese poder.
No importaba que fuera en diez o veinte años.
Louis nunca iba a estar listo.
(…)

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Tomó dos bolsas de pan casero de la canasta y le
tendió cinco monedas de oro a la vieja mujer que le
extendía una sonrisa cansada.
—Aquí tiene, vendré la siguiente semana por
más. —dijo con ternura cuando pagó, envolviendo
las frías manos de la mujer entre sus guantes de
cuero. Se percató de que tan heladas estaban e
inmediatamente se quitó los guantes. —Está usted
muy fría, póngase estos, por favor, esas manos son
artesanas.
La mujer pareció un poco abrumada por el
regalo, incluso con el pago de más que el príncipe le
había otorgado, pero la suave sonrisa sincera del
muchacho le valió como un calmante.
—Muchacho, los dioses mantienen bien cuidados
a los que son como tú, sabrán recompensarte
sabiamente. Gracias, mi lord. —musitó la mujer en
una pequeña reverencia, mientras guardaba sus
monedas en una bolsita entre sus capas.
Louis sonrió, agradecido.
—El término correcto es Príncipe, Madame. —
aclaró un guardia. — Diríjase con respecto hacia su
alteza.
La mujer pareció terriblemente apenada.

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—Mis más sinceras disculpas, príncipe—
—No hace falta, madame. —aclaró Louis con
rapidez. —Por favor, no se disculpe. La veré la
siguiente semana.
Y así Louis dejó a la anciana para seguir su
camino por los puestos del mercado. Ollie, su lobo,
andaba cerca, a unos cuantos pasos detrás,
intimidando a todas las personas a su alrededor. La
pequeña guardia del príncipe lo cuidaba desde
cualquier flanco. Dos al frente y dos atrás, además
del guardia personal que lo seguía incluso cuando
estaba dentro del castillo.
Ser Isaak, era un joven alfa de contextura fuerte
que lo cuidaba con su vida bajo juramento real;
después de que su padre fuera coronado rey, Louis
debía tener seguridad extra. Un séquito de guardias
que lo cuidaban como si fuera una pieza de vidrio.
Aún así, no se pudo oponer, su padre lo había
ordenado y por mucho que lo quisiera, admitía que
era demasiado terco. No iba a cambiar de opinión.
A Louis no le gustaba…, pero no podía oponerse.
Le pasó sus dos bolsas de pan a su caballero y
luego este se la cedió al que iba a sus espaldas.

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—No es necesario que le aclare mi título a todas
las personas del pueblo, Ser Isaak. —comentó el
chico omega mientras miraba por los puestos en
busca de alguna otra cosa que pudiera requerir.
Su caballero se adelantó para caminar junto a él.
—Las cosas han cambiado príncipe. Usted me
disculpara, pero ya no es un simple lord. —comentó
el hombre y Louis casi tembló ante eso.
(…)
Una voz ahogada sonó por fuera.
— ¿Quién lo llama?
—Lord Payne ¿quién más?
—No me han dado instrucciones de esperar a
ningún lord Payne.
— ¡Qué si no! —escuchó que exclamaba. —
¡Soy su mejor amigo!
Louis gruñó contra las páginas de su libro. Lo
dejó en la mesita de té y se levantó con premura para
avanzar hasta la puerta de roble mientras escuchaba
“Él no está esperando a nadie, mi Lord” que
resonaba por el pasillo frente a su habitación.

24
El príncipe abrió la puerta.
Ser Isaak y lord Payne estaban de pie frente a él,
el caballero parecía imperturbable y el muchacho
castaño lucía molesto. Ambos miraron a Louis de
repente y se alejaron, solo ser Isaak formó una
reverencia.
— ¿Qué pasa aquí? —preguntó el príncipe con
fingida diplomacia.
—Este hombre no me deja verte.
—Este lord requiere verlo, alteza.
Ambos hablaron al mismo tiempo, lo que
provocó que Louis bufara. Respiró hondo y cerró los
ojos.
—Ser Isaak, Este es Lord Liam, él ha sido mi
mejor amigo desde la cuna. Hijo de Lord Rodrick
Payne. Tiene siempre permitido verme ¿me ha oído
bien? —exclamó Louis; ya estaba cansado de que
estos hombres lo protegieran incluso de sus amigos.
Solo faltaba que le retuvieran la entrada a su padre.
—Mis disculpas, su alteza —. Asintió el
caballero y le dio paso libre a su amigo para que
entrara a la habitación.

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Liam le dedicó una sonrisa orgullosa al guardia
antes de entrar y cerrar tras de sí.
El lugar era la segunda alcoba más grande de la
fortaleza Tomlinson; tenía una gran cama con dosel
y unas ventanas enormes a cada lado. Su habitación
tenía vistas a la parte trasera del castillo, al jardín,
donde habitualmente dormían los lobos de la
familia. Tenía su propio baño y un gran estudio
donde había largos estantes rebosantes de libros. Un
escritorio de madera de roble se extendía al centro
de la alcoba, y era tan grande que tenía tallado a
mano el mapa de toda gélida. Fue un regalo de su
abuelo antes de morir.
Era su pequeño santuario personal.
—Gracias. —respondió Louis, harto. Se lanzó
contra el diván más cercano y negó con la cabeza.
— ¡Me están volviendo loco!
—Y que lo digas. Me he topado con veinte de
esos por todo el castillo… y he venido directo de las
cocinas. —dijo Liam paseándose por la habitación
mientras tomaba el libro que solía leer el príncipe
para admirarlo: Conquistas de todo el Norte, por
Richard Tolero. Louis parecía estar estudiando.

26
— ¿Qué hacías en las cocinas? —preguntó Louis
con interés.
—Nadine pidió que le prepararan sus galletas
preferidas, — volteó a ver a Louis, —Oh, lo siento,
Su majestad, la princesa Nadine… pff, qué pesados.
—dijo haciendo alusión a los guardias. —Planea
mandarlas a todos los niños del pueblo para que las
prueben. Tiene tres costales de harina y a seis
doncellas trabajando. Ella se animó, así que le están
enseñando como hacerlas, pero tu pobre hermana
está arruinando todas las mezclas. —comentó
divertido, mientras le mostraba el libro a Louis,
como si le inquiriera algo.
—Estoy aprendiendo. —contestó el príncipe a
una pregunta que no fue formulada.
—Has leído este libro unas cinco veces, Louis.
—Estoy releyendo todo, tengo que estar bien
preparado… —el chico castaño de ojos azules corrió
hasta su escritorio y comenzó a ordenar los libros
que había traído de la gran biblioteca. Todos eran
sobre el reino y sus secretos, sobre las cosechas,
sobre los lores de cada casa entre otras cosas. Tenía
que saberse todo de memoria para que nadie pudiera
engañarlo o que él mismo fracasara en el futuro.

27
—Estás exagerando…
—No, Liam ¿si sabes qué mi padre es ahora Rey
de toda Gélida? Creo que sabes que yo lo seré
también…
—Si Louis, algún día…
—Ya no soy un niño, el algún día será pronto. No
puedo…, simplemente oponerme o algo, tengo que
ser un buen rey como mi padre, tengo que poder ser
la mejor versión de mí para cuando llegue el
momento, tengo que—
—Serás un buen rey, Lou.
— ¿Y tú cómo lo sabes? —contestó exasperado.
—Porque te preocupa. —dijo entonces su mejor
amigo.
Louis soltó el aire que almacenaba en sus
pulmones. Tal vez si estaba exagerando un poco.
Liam había sido su gran amigo desde que tenía
memoria. Fueron educados juntos, pasado tardes
enteras aprendiendo la historia de las casas. Jugaban
con bolas de nieve en los jardines y se sentaban
frente al fuego cuando llegaban de esquiar (algo que
prohibía su madre, pero que siempre que se caían en
el lago, nadie lo mencionaba para no asustar a la

28
gente, aunque nunca enfermaban pues eran del
norte. Llevaban el frío en sus venas.) Incluso cuando
Liam había presentado como alfa y Louis como
omega, eso nunca los había separado.
Incluso, sus padres aún presentían que esto los
uniría más en algún punto.
(Louis se hacía el tonto, pero sabía lo que sus
padres conversaban cuando él “no estaba presente” y
era que, gracias a que convenientemente Rodrick
Payne y su padre eran amigos de toda la vida, sus
hijos podrían unirse en matrimonio. Louis sabía que
Liam lo quería, pues era un buen alfa, luchaba bien,
era inteligente y muy amable. Louis también lo
quería, era como su hermano… pero eso distaba
mucho de la forma en la que sus padres querían
verlos. Aún así… casarse con él no parecía tan malo.
Prefería pasar la vida entera con él, que con otro alfa
que no conociera en absoluto y fuera parte de solo
una alianza entre Casas.)
—Si bueno, eso veremos. —dijo Louis de vuelta
a su conversación con Liam. El alfa lo miró con una
sonrisa tierna que se reflejaba en sus ojos.
Se acercó y tomó una de las manos de Louis.

29
—Vamos con Nadine, anda. Salgamos un rato,
tanto leer te tiene abrumado. —pidió con suavidad.
Los ojos azules de Louis lo miraron con cariño
desde abajo.
—Sí, está bien.
Louis cedió y dejó que Liam le envolviera su
brazo con el suyo. Listos para aproximarse a la
puerta, hasta que una alarma saltó en su cabeza y el
príncipe se detuvo.
— ¿Qué pasa? —preguntó Liam.
—Si salimos por ahí, los guardias no harán nada
por mi estrés… —razonó. Los acompañarían y eso
no dejaría que Louis se sintiera más a gusto. Liam
frunció el ceño e hizo un mohín con sus labios.
Louis se lo pensó durante unos segundos… y luego
sus ojos cayeron en la ventana entre abierta.
—Oh no… —Liam abrió los ojos como platos
mientras negaba con la cabeza. —Estás loco…
Louis sonrió como un niño. Cuando no se
preocupaba por nada, y se aventuraba a hacer
cualquier cosa con Liam a su lado.
—No es tan alto, Ollie nos atrapará…

30
—No creo que sea seguro… son más de seis
metros.
Louis pareció olvidar sus principios de un
momento a otro y se encaminó hasta la ventana.
—Bueno, te veré en las cocinas entonces —,
Louis se trepó al alféizar y pasó su cuerpo por la
ventana. Liam se puso pálido, entró en shock y antes
de que pudiera correr para retener a Louis, este saltó
por la ventana.
— ¡Louis! —gritó mientras corría para asomarse,
temiendo encontrar a su amigo muerto sobre la nieve
en los jardines. Sin embargo…, se topó con Louis
montando sobre el lomo de Ollie mientras parecía
dirigirse a las cocinas. —Ese maldito… —rió Liam
mientras se alejaba de la ventana y corría a reunirse
con Louis.
///

31
➳parteuno➳


V i d r i a g ó n.

A continuación los escudos
de las Casas:




32
➳ 01: Alianza. ➳

El príncipe Louis se reunió con su hermana en las


cocinas, un lugar amplio de varios hornos y mesas
para la elaboración de los banquetes que
normalmente se llevaban a cabo en el gran salón;
tenía vistas y una salida directa hacia el jardín, que
quedaba casi justo debajo de la habitación de Louis.
Al llegar, todas las doncellas le brindaron una
rápida y cortés reverencia antes de volver
rápidamente a su trabajo.
Nadine estaba sentada con su dama de compañía,
lady Stephanie, mientras jugaban con la masa de
galletas. Prefirieron hacer sus propias formas cuando
todos sus intentos por seguir la receta correctamente,
resultaron fallidos. La princesa sonrió cuando su
hermano estuvo frente a ella, analizando sus…
caballitos de mar hechos de harina.
—Veo que has estado leyendo sobre el mar… —
dijo el príncipe a modo de saludo, y se paró junto a
su pequeña hermana mientras una de sus manos
reposaba en su espalda cubierta por la capa de cuero
que llevaba ese día.

33
—Así es, hermano. Me he topado con un dibujo
de estos ¿te gustan? Se llaman caballitos de mar —.
Comentó la princesa, feliz y risueña como siempre,
Louis asintió fingiendo una sonrisa.
—Lord Liam fue a buscarlo, mi príncipe —
comentó Lady Steph, demasiado bien educada como
para faltar a los modales y mucho menos ahora que
se dirigía a su realeza. A Louis le incomodaba un
poco, hace menos de un mes ella le llamaba por su
nombre, no con tanta formalidad.
—Si, él debe de estar en camino. Violé la
seguridad. —comentó el chico un poco burlón,
Nadine lo miró incrédula pero terminó riendo.
—Padre se molestará contigo si se entera de que
tu guardia no va contigo —anunció la joven
princesa.
—Lo sé, pero volveré a mi habitación antes de
que lo noten, no creo… ¿qué lo escuche de ti?
—Oh no. De eso no te preocupes hermano. —
guiñó Nadine.
Poco después una doncella se acercó con una
bandeja llena de galletas recién salidas del horno, lo
suficientemente frías para ser comidas. Los
príncipes degustaron un poco hasta que de otro

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estruendo, Liam apareció corriendo por la entrada de
las cocinas. Con las mejillas coloreadas de rojo,
mostrándose sin aliento, su capa hondeando tras él.
No se tomó las molestias de saludar con
propiedad a los próximos monarcas, pues Liam era
una de las pocas cosas que no habían cambiado
desde la coronación del rey Tomlinson. Él aún se
dirigía a todos con la misma familiaridad de
siempre, lo cuál Louis apreciaba en demasía.
Tomó gustoso unas galletas antes de que Louis
mirara por la ventana del jardín y le dijera a Liam
que salieran un rato.
Las doncellas se despidieron propiamente de su
príncipe cuando este salió junto al alfa.
(…)
Liam tenía una loba de color blanco puro llamada
Nix, era tan grande como Ollie aunque
espectacularmente más rápida. A veces, podrías
confundirla solo con los montones de nieve de un
bosque y su olfato era de primera. Ese lobo se lo
había otorgado Jacob Tomlinson a la familia Payne
el día del cumpleaños cinco de su primogénito,
cuando el lobo apenas era un cachorro juguetón que
corría alrededor de Liam para hacerlo reír.

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El lobo era el emblema del norte, todos los
grandes señores poseían uno. Muchos eran
entrenados para la guerra o el ejército en tiempos
pasados, pero últimamente solo eran protectores y
buena compañía. Se acostumbraba a montarlos, solo
si se trataba única y exclusivamente de su dueño.
Como se los caracterizaba, cada uno era fiel y
eternamente leal, pero a diferencia de los lobos
comunes, la raza huargo vivía durante varios años
sin sentir los estragos de su edad. Nix a penas tenía
doce años, pero el lobo se conservaba tan ágil como
en sus primeros años de vida.
Ollie era más joven. Louis recibió su lobo el día
de su cumpleaños seis, dos años después de que Nix
llegará a la fortaleza. Aunque Ollie era de pelo
rojizo y mucho más juguetón que la loba. Aún así,
poco después se habían vuelto pareja; se llevaban
muy bien y constantemente salían de cacería juntos.
Tal como Liam y Louis.
Aquella tarde Louis decidió burlar la seguridad
por segunda vez en el día, algo que en realidad era
común entre ellos. Se montó sobre Ollie al mismo
tiempo que Liam se montó sobre Nix y salieron
sigilosamente del castillo por un atajo que ambos
habían construido cuando eran pequeños. Pronto
eran ellos a alta velocidad, internándose en los

36
bosques de pinos altos y montañas de nieve.
Montando a sus lobos mientras estos corrían
libremente entre la nieve.
Hubo una carrera. Ollie lideró por unos breves
segundos mientras Louis celebraba su victoria
prematuramente, hasta que Nix los rebasó sin mucho
problema y escuchaba a Liam burlarse de él.
Recorrieron los paisajes de Gélida mientras el
atardecer se llevaba cautiva a la luz del día,
reteniéndola, mientras el manto oscuro lleno de
estrellas, se instalaban sobre sus cabezas. Liam y
Louis se reían mientras se alejaban cada vez más y
más del castillo.
Hasta que se detuvieron.
Bajaron al borde de una colina frente a ellos,
donde solían ir casi todo el tiempo. Ahí pasaban las
tardes enteras desde su niñez cuando sólo querían
unos momentos de privacidad; la primera vez que
llegaron a ella con sus lobos, solo habían tenido que
subir sin mucho problema, escalando alguna que
otra piedra para lograr llegar a la cima.
Últimamente, con las pesadas nevadas que dejó la
última tormenta, se habían formado gruesas capas de
nieve dura que cubría los sitios donde escalaban;
ahora tenían que ser más cuidadosos y muchísimo

37
más prudentes. Un paso en falso, y caerían
asegurando una pierna rota.
Liam dejó que Louis subiera primero,
controlando sus movimientos, atento, por si las
cosas fallaban y él tenía que atrapar a su príncipe.
Ollie y Nix estaban ya acostados sobre el césped
húmedo, aunque se mantenían atentos por cualquier
cosa. Louis se tomó de dos rocas y se impulsó para
comenzar a trepar. Liam ayudándolo a subir con sus
manos fuertes. El cielo se oscurecía cada vez más y
aunque Louis seguía subiendo, una mala sensación
se asentó en su estómago.
Sentía el sudor en la palma de sus manos, el
agitado golpeteó de su corazón en su pecho, frunció
el ceño.
Su respiración se tornó agitada.
Algo le dijo que mirara hacia arriba y de repente
tuvo miedo, sintió la ansiedad recorrerle por las
venas al momento de alzar la cabeza, casi
dubitativamente, y cuando sus ojos azules lo
vieron… Louis reprimió un grito; una especie de
bestia abría unas alas tan grandes que opacaron su
vista…

38
¿Qué era eso? ¿Qué tipo de criatura era? ¿Era
peligroso, le haría daño?
El tiempo de preguntas se acabó en breve, cuando
en pocos segundos el hielo del que sujetaba se
cuarteó y sus pies resbalaron por la nieve.
Louis cayó mientras miraba como esas enormes
alas se batían en el cielo antes de que él cerrara sus
ojos para caer, dejándose ir…
Pero Liam estaba atento, y tomó el cuerpo de
Louis entre sus fuertes brazos con facilidad mientras
se apresuraba a sentarse sobre la húmeda nieve para
a revisar si Louis tenía cortes en las manos. Un par
de rasguños que sangraban un poco, pero nada
importante, heridas causadas por el hielo.
Sin embargo, Louis tenía los ojos cerrados, y los
labios entreabiertos; Liam comenzó a entrar en
pánico, dilataba de sus poros una esencia que no
tardó en alertar a sus lobos, que se pusieron alerta en
un santiamén y rodearon a Louis mientras lo
olisqueaban para tratar de entender qué estaba
sucediendo.
—Lou —. Llamó el alfa, con sus manos tomando
el rostro de Louis, este aún recostado entre sus
brazos. —Louis… —Liam sintió un nudo en la

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garganta y su voz se quebró en su segundo llamado.
Con sus ojos comenzando a llenársele de lágrimas.
La idea de haberlo perdido atravesó su cerebro de
forma fugaz. Sostuvo a Louis con fuerza y se
levantó para llevarlo al castillo de nuevo, montando
en Nix, pero antes de que siquiera se acercara a su
lobo, Louis hizo un sonido molesto.
Liam se frenó al instante.
— ¿Louis? —llamó por tercera vez y esperó. El
frágil rostro de Louis se contrajo en una mueca y sus
ojos poco a poco fueron abriéndose hasta que el azul
brilló a la luz de la luna. Liam finalmente suspiró y
se tiró de vuelta a la nieve con el príncipe aún entre
sus brazos, recostado en su pecho, mientras el chico
omega despertaba del todo de su desmayo.
A Louis le tomó unos segundos volver en sí, pero
cuando lo hizo, miro a Liam con intriga.
— ¿Qué… qué sucedió? —su rostro yacía muy
cerca del de Liam, se topó con que su aliento
chocaba contra la piel del cuello del alfa.
—Te caíste de la colina, te atrapé, ni siquiera
fueron tantos metros pero… te desmayaste.
— ¿Me “desmayé”…? ¿De qué hablas?

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—No lo sé, Louis , tu dímelo… caíste en mis
brazos y ya no respondías. Pensé… pensé que te
habías golpeado en la cabeza no sé… —Liam volvió
a entrar en pánico y al omega de Louis no le sentó
para nada bien. Así que rápida y torpemente alzó su
mano hasta que esta tocó la superficie de la mejilla
de Liam y el alfa se calmó de repente bajo su toque.
Louis sintió un tirón en el estómago.
Los ojos de Liam brillaron, miraban a Louis con
nada más que adoración. El príncipe sabía que Liam
lo quería…, pero ahora que veía a través de sus ojos,
no sabía que lo quería así.
No sabía que Liam de verdad lo amaba.
Suspiró, con el aliento caliente contra su piel, con
sus lobos alrededor, atentos; la noche tiñendo en el
cielo. Louis frotó su mano contra la piel del alfa,
mientras que Liam se apegaba más a su toque. Louis
se sentía débil pero protegido entre sus brazos y
pronto sintió por primera vez que… él también
podía sentir lo mismo que Liam sentía por él en esos
mismos instantes.
Le tomó de la otra mejilla y lo acercó a sus
labios, yendo lento, eliminando la distancia de a
poco, oliendo la esencia que se despegaba del

41
castaño, perdiéndose en aquella pesada bruma que
atontaba sus sentidos. Pronto llegó hasta donde la
barba de pocos días de su amigo, comenzaba a
picarle y hacerle cosquillas en la punta de sus dedos,
con el alfa completamente perdido…
Hasta que la voz de Ser Peyton resonó a través
del bosque frente a ellos.
—Príncipe, Lord Payne. —parecía llamar desde
el exterior de la arboleda. Louis cerró los ojos y
Liam pareció molesto, gruñó pero se puso así mismo
de pie, junto a Louis en sus brazos y finalmente lo
dejó sobre la nieve para que este yaciera frente a él.
El príncipe aún parecía mareado, así que decidió no
moverse mucho; sintiendo sus músculos
agarrotados, se aclaró la garganta y respondió al
llamado del caballero a través del bosque.
—Estamos aquí, Ser Peyton. —Liam se pasó las
manos por la cara aunque no se apartó mucho de
Louis.
Ollie y Nix se pusieron alerta, a ambos lados de
la pareja y esperaron a que Ser Peyton apareciera
montado en un caballo negro mientras sostenía una
antorcha encendida.

42
Alumbrando deliberadamente a su príncipe y a
Lord Payne, les dedicó una severa mirada una vez
que estuvo frente a los dos muchachos.
—Es de noche, mi Príncipe. ¿Por qué ha dejado
el castillo sin su guardia? —preguntó entonces. Ser
Peyton brillaba por el metal en su armadura, y por la
pesada espada que cargaba en su cinturón. El viejo
hombre también se percató del rubor que parecía
tintar las mejillas de ambos y de la esencia que aún
se mantenía en el aire… Pareció un poco incómodo
de haber interrumpido su momento, pero su deber
era más importante.
—Volveremos al castillo enseguida, Ser. —Louis
intentó proclamar, esperando que el caballero se
marchara entonces. Pero esas no parecían ser las
instrucciones del hombre.
—Me temo que he de venir a escoltarlos,
Príncipe. El rey quiere verlos. —el caballo de Ser
Peyton resopló audiblemente, haciendo que los dos
muchachos se tensaran de pies a cabeza.
Louis había burlado la propia seguridad que su
padre le obligó a mantener y salió del castillo sin su
permiso… sabía que iba a castigarlo. Imaginaba lo
furioso que estaría. La forma en que le gritaría
estando frente a los guardias y la corte real…, sabía

43
que tenía que hacerlo, ir a dar la cara por sus
acciones, porque si su propio hijo desobedecía su
órdenes ¿Cómo no lo harían sus súbditos? Louis
sabía que tendría que atenerse a las consecuencias de
sus actos. Así que asintió en silencio y se montó en
Ollie para liderar el camino de vuelta a la fortaleza.
Liam, Nix y Ser Peyton lo siguieron por detrás.
(…)
Louis caminó en silencio por los pasillos del
castillo.
Se movía con su barbilla en alto, incluso cuando
tenía un poco de miedo por enfrentar a su padre. El
príncipe seguía siendo un omega, y su padre seguía
siendo un alfa.
Las puertas del gran salón fueron abiertas por
unos guardias frente a él, así que Louis tragó saliva.
Poco a poco se abrió un panorama inusual ante sus
ojos, pero a pesar de la sorpresa, el príncipe no
detuvo su camino hasta donde yacía el trono.
Después de un mes de la coronación de su padre,
cuatro sillas de madera se hallaban ahí, talladas y
barnizadas por uno de los mejores escultores de toda
Gélida. La silla más grande y estrafalaria
pertenecería al rey, donde su padre estaba sentado

44
con una expresión severa, con los ojos azules
oscurecidos por el gesto ensombrecido. A su
derecha, se encontraba su reina, que se sentaba con
elegancia; tan recta que si no fuera su madre, Louis
pensaría que se trataba de una estatua. A un lado de
la silla de su padre estaba su propio trono, vacío. Y a
lado de su madre, Nadine se revolvía incómoda
desde su lugar.
Y como pensó, la corte real estaba ahí. Lord
Payne entre sus hombres. Liam bajó la cabeza
cuando localizó a su padre entre ellos. Y para
aumentar el nerviosismo en el fondo de Louis, Ser
Isaak, su guardia, estaba junto al resto de los
caballeros.
Si, iban a freírlo vivo.
Un silencio imperturbable se formó en cuanto
Louis dio su último paso frente al trono, y las
puertas se cerraron a su espalda, quedando justo
enfrente de su padre; con Liam y Ser Peyton
deteniéndose una vez lo hizo él. El gran salón
parecía encogerse según pasaban los minutos y el
rey, Jacob, miraba a su primogénito con severidad.
— ¿En dónde estabas? —pronunció entonces. No
tan severo como Louis lo imaginó, pero aún así, le

45
causó temor en el centro de su pecho. Trató de no
titubear cuando respondió:
—A las afueras del bosque.
Jacob Tomlinson resopló.
— ¿Y qué estabas haciendo ahí? —Louis sabía
que no debía bajar la cabeza frente a su padre. Sus
modales lo habían educado para nunca ser grosero,
de ahí cuando Jacob era solo un lord… ahora era el
rey de todo el maldito norte. Luchaba para mantener
sus ojos en su padre. Aún así, no logró responder,
pues este habló primero. — ¿Qué estabas haciendo a
veinte kilómetros del castillo entrada la noche?
¿¡Qué estabas haciendo solo ahí, Louis!?
—Su majestad, él no estaba solo —, Liam se
atrevió a interrumpir. Todos lo miraron con los ojos
desorbitados, acababa de arriesgarse a hablar
mientras su rey lo hacía. Su padre estaba
escandalizado. El rey Jacob lo miró con severidad.
—Lord Payne, me decepciona. Usted es un
muchacho muy inteligente, me intriga saber cómo es
que salió junto a mi hijo, su príncipe, sin guardias,
aún cuando no tiene mucho que la Guerra terminó.
Creo que usted puede entender que tan peligroso
debe ser eso ¿o me equivoco?

46
—Yo…
— ¡No hay excusas! ¡¡No deben salir del castillo
sin guardias, queda prohibido!! ¿Me ha oído bien,
Lord Payne? —el rey casi escupía llamas para
cuando volteó a ver a Liam. Este apretó la quijada y
asintió.
—Sí, majestad.
—Y tú —, llamó Jacob a su hijo, quién volvió a
levantar la mirada cristalizada por lágrimas hasta los
ojos de su padre. —No vuelvas a defraudar mis
órdenes, entiende ya ¡no eres un chico común y
corriente! Eres el maldito príncipe de todo un reino
ahora, Louis. ¡Actúa como tal!
Louis sintió la mirada de todos clavarse en su
cuerpo. La vergüenza se instaló en toda su alma.
Aun así, supo que debía contestar.
—Sí, padre.
Jacob Tomlinson resopló de nuevo; estaba tan
enojado como nunca. Todos sabían que este hombre
era calmo y serio siempre que estuviera en el castillo
o frente a su gente. Pero también conocían que en el
campo de batalla…, era la perdición de sus
enemigos. Parecía que la guerra misma se libraba en
el salón del trono.

47
La reina, su esposa, puso una dulce mano en la
piel de su alfa, llamando su atención. Era la única
persona en toda Gélida que podía relajar al rey con
un solo toque. Su esposo la miró con resignación,
ella le sonrió. Jacob suspiró y cerró los ojos.
—En fin, tengo un anuncio que dar. He llamado a
mi corte por esto, no para presenciar esta escena
familiar. —dijo con sarcasmo. Algunos dentro de la
corte parecieron reír, pero Louis se mantenía
regañado como un perro sobre su posición frente al
trono, así que nadie quiso relajarse tanto.
Jacob se puso de pie. Liam a su lado nunca dejó
de protegerlo, incluso cuando ni siquiera lo tocaba,
Louis sentía a Liam más que a nada.
—Me ha llegado una carta —. Pronunció Jacob y
la sala entera llena de lores y guardias miraron el
pergamino color crema que resplandecía entre las
manos de su rey. — Vino de un cuervo, pero se nota
que no ha sido enviada por alguien de Gélida.
El príncipe, que aún miraba al suelo, resultó
intrigado por las palabras de su padre. A pesar de
todo, sintió la necesidad de alzar la vista hasta la
carta que su padre examinaba desde su trono.

48
— ¿Qué escudo lleva, su alteza? —preguntó un
lord con los ojos achinados, esperando leer el
contenido de la carta incluso cuando estaba doblada.
—Ese es el problema, Lord Scott, no es ninguno
que resida en el norte ni en sus alrededores.
Louis volteó a ver alrededor de la sala cuando los
murmullos y gemidos de sorpresa resaltaron entre la
audiencia. Miró a Liam a su derecha, este le
devolvió la mirada con una ceja alzada.
Louis se encontró preguntando de golpe:
— ¿Cuál es el escudo? —la audiencia se calló de
repente. Jacob miró a su hijo con recelo, pero le
mostró la carta con el sello remarcado sobre cera
dorada.
Louis palideció y miró a su padre un poco
escandalizado. Liam lo miraba con intriga al igual
que su madre y su hermana Nadine en el trono.
— ¿Qué escudo es? —se encontró preguntando
Lord Payne.
Todos voltearon a ver a Louis, quién había
pasado una vida entera aprendiendo sobre las casas
en todo el mundo. Recordaba a la perfección la

49
mayoría y sus historias, pero esto tenía que ser una
broma.
—Es… la Casa Akgon…
Muchos lores lucieron sorprendidos, otros solo
confundidos. No todos conocían ese apellido. El
fruto de leer tanto y escarbar muy profundo en las
bibliotecas, entre los libros más viejos… se hallaban
las historias con ese apellido, que hacían temblar a
quienes lo leían. Palabras que aclamaban ser
historias, mitos o tal vez solo rumores.
Louis pensaba que eran sólo eso… leyendas. Pero
en ese momento se cuestionó todo lo que alguna vez
leyó y por primera vez, se propuso la idea de que
podían ser reales.
— ¿ “Casa Akgon”, eso qué significa? —
preguntó otro de los tantos lores que permanecían en
la sala del trono.
El rey Jacob miró a su hijo con la sombra de una
sonrisa. Todos dirigieron su ojos hasta el príncipe.
Louis tomó aire.
—La Casa Akgon es… una de las más longevas
de todos los tiempos. El primer Akgon estuvo entre

50
los primeros hombres. Es… una dinastía muy
poderosa.
La sala se llenó de murmullos nerviosos cuando
su príncipe habló. Louis sintió una presión en su
pecho.
—Los Akgon nunca existieron —, dijo Lord
Rodrick Payne. —Digo, son solo leyendas…
—No creo que una leyenda haya enviado una
carta, Lord Payne. —exclamó el rey.
— ¿Qué tipo de leyendas? ¿De qué habla? —
Nadine alzó la voz por primera vez desde su trono.
Los ojos de todos repararon en la princesa, esta sólo
tenía ojos para su hermano mayor.
—La leyenda dice que… Los Akgon vienen del
fuego, no arden. Su gente nunca perdió una batalla,
ni una guerra, en realidad…, —Louis recordó las
palabras en sus libros y tragó saliva. —ellos nunca
han perdido nada.
El rey miró a su hijo con un brillo en sus ojos.
—Y está gente del fuego… ¿de dónde viene? —
preguntó otro Lord.
—Dragonscale —, pronunció el principe. Los
rumores entre la corte empezaron de nuevo. Los

51
olores de pánico y miedo entre alfas y omegas se
extendieron por el lugar.
Pues había un mapa del mundo, y si la gente
había llegado a verlo o a estudiarlo, sabían que el
norte entero, el continente en general, llevaba el
nombre Gélida. Luego un mar angosto los separaba
de las tierras de Cinis, la costa del otro continente,
Goré.
Donde las montañas reinaban y los volcanes
hacían erupción cada dos por tres.
Pero al final…, en el sur. Del otro lado del
mundo… estaba Dragonscale.
Los mapas lo señalaban, todos sabían que existía,
sin embargo nadie en el norte había ido jamás y si lo
habían hecho, jamás habrían regresado. Ninguna
persona del norte… jamás dejaba el norte. Un
verdadero lobo nacía y moría entre la nieve de su
hogar. Todos eran leales a sus tierras.
Aún así, era un hecho que Dragonscale existía.
—Silencio —, proclamó el rey. Todos en el gran
salón callaron y Louis volvió a tragar saliva. Había
leído mucho en toda su vida, conocía la leyenda a la
perfección… si era real… esto era lo más increíble
que había en el mundo. — ¿Y que es lo más

52
importante de la Casa Akgon, Louis? —preguntó el
rey. Su hijo supo que su padre ya sabía a lo que se
refería. El príncipe sintió un escalofrío, sabía la
repuesta a su pregunta, pero no… debía ser
imposible.
—Es… —el chico omega frunció el ceño. —No,
padre, no puede ser…
— ¿Qué es… lo más importante? —preguntó de
nuevo con severidad. Louis supo, por los ojos de su
padre, que esos mitos y leyendas… de pronto eran
verdad.
Louis suspiró con miedo.
—Tienen dragones.
Y si más, el terror y la impresión estallaron en el
salón del trono. Si antes la gente comenzaba a temer,
ahora estaban ensimismados con el miedo. Los lores
comenzaron a exclamar ideas y a preguntar si se
avecinaba una guerra. Nunca nadie había visto un
dragón en toda la historia de Gélida, pero no era de
gran ciencia entender que eran bestias enormes que
escupían fuego. Y la nieve se derretía…
Louis temió por su hermana, por su madre. Liam
parecía pensar en su familia también, así como Ser
Isaak, Ser Peyton… todos en la corte estimaban una

53
guerra, fuego contra hielo. Una segunda conquista,
más muertes, el fin de Gélida… pero entonces Louis
miró a su padre, calmado y para nada intimidado por
la información que su hijo acababa de dar. Entonces
el príncipe supo que esas no eran las intenciones de
la gente de Dragonscale.
Louis habló fuerte y claro, su voz aguda
resonando por el salón.
— ¿Qué dice la carta?
El rey sonrió.
La gente lo miró asustado.
—Han oído de La Guerra de las Casas. Saben que
ahora soy el rey de Gélida. —Exclamó hacia su hijo,
el brillo de sus ojos resplandeció. —Ellos solo
quieren formar una alianza con el norte. Te han
invitado a ti y a la princesa a conocer Dragonscale.
A Louis se le formó un nudo en la garganta.
///
Mapa para salvar sus vidas. Bienvenidos a este,
su fic.

54
➳ 02: Miedo. ➳

Louis yacía recostado sobre su cama, con el


camisón puesto y con las piernas bajo las mantas.
Estaba todo a oscuras, pero la tenue luz de Luna que
entraba deliberadamente a través de las ventanas,
alumbraba todo a la perfección; el medallón de plata
que le habían regalado sus padres cuando era un
niño, brillaba como si tuviera luz propia.
Era la figura de un lobo con la pequeña insignia
de T, por su apellido. Estaba grabado y hecho por las
manos de los artesanos más importantes del norte.
Tenía el tamaño de una moneda y brillaba si la luz se
proyectaba directamente sobre el. Era su emblema.
Nadine tenía uno, su padre tenía uno. Sus tíos y
abuelos también llevababan el suyo y se iban a la
tumba junto a sus cuerpos cuando se les arrebataba
la vida; Louis miraba ese emblema todos los días, a
través de sus prendas con bordados, en los
estandartes de su Casa, incluso él tenía uno de
compañía, un lobo. Lobos por doquier, el símbolo
del norte. A pesar de eso, Louis solo se había
preguntado desde que empezó a crecer, si él era
material para convertirse en uno, y no de manera
literal; siempre supo que sería Lord de la fortaleza

55
Tomlinson, su madre se lo recordaba cuando era
niño, su abuelo le enseñaba los mapas y le hacía
aprender el nombre de cada parte en el norte.
Siempre supo que sería un heredero.
Pero siempre se preguntó de igual forma si en
verdad lo merecía.
Sentía que su vida estaba constantemente
planeada y que todas sus decisiones estaban tomadas
incluso cuando ni siquiera conocía las otras
alternativas. Y no es que Louis no quisiera el
poder…, pero le asustaba. Y no podía decirle a su
padre, porque al final no había nada que pudiera
hacer para quitarse el cargo de encima. Su madre
trataría de convencerlo de que todo saldría bien, aún
si ella no vivía para siempre y se lo dejara todo en
sus manos cuando ella se fuera.
Y Nadine… Nadine era una princesa. Su pequeña
hermana…, ella iba a casarse con un Lord poderoso
y tener una familia de numerosos hijos tan risueños
como ella. Al final, ella estaba tan encantada de su
deber como Louis jamás podría entender. Desde
pequeña había soñado con casarse con un apuesto
príncipe que viviera en un castillo bajo el sol y el
mar se divisara a través de las ventanas… quién
diría que sus sueños algún día se cumplieran.

56
Porque Louis había hablado con su padre después
de la reunión en el gran salón, cuando los lores se
retiraron entre reverencias y deseos de un buen
descanso. Intrigados con lo que pasaría cuando los
príncipes partieran al continente de Goré en unos
días bajo el mandato de su padre; el Rey Jacob había
pedido quedarse solo con su hijo, incluso los
guardias tuvieron que salir para esperarlos fuera.
Nadine se retiró con su madre y ambas subieron a
sus recámaras.
Louis escuchó todas las palabras que el rey tuvo
que decirle, conteniendo la respiración la mayor
parte del tiempo; su primer acto como príncipe, la
primera vez que sus acciones iban a ser escritas en el
papel de su historia. En el gran libro de las Casas.
Pues era la primera vez en siglos que alguien del
norte era llamado de manera oficial hasta
Dragonscale para formar una alianza. Y Louis no
podía creer que de verdad iba a dejar Gélida, nunca
en su vida pensó en conocer algo más allá, cruzar el
mar, visitar el continente vecino e ir tan al sur…
Había leído cientos de veces, en todos esos libros
viejos y atestados de polvo en los pasillos más
recónditos de las bibliotecas las historias sobre…
aquellas criaturas enormes, cubiertas en escamas y
largas alas que se alzaban para el vuelo. Monstruos

57
de fuego, que escupían ráfagas de aire caliente que
derretían cualquier cosa a su paso.
Dragones.
¿De verdad iría a lugar donde había dragones?
¿De carne y hueso? ¿Los vería escupir fuego de sus
fauces? ¿Serían tan grandes como los describían los
libros?
¿O sería todo un sueño?
Louis tenía tantas cosas en la cabeza… tal vez no
dormiría por días hasta que abordara un barco con su
hermana hasta un mundo tan lejano que temía el no
poder regresar.
Había tantas cosas que pensar.
La noche parecía infinita.
Y mientras movía el medallón del lobo entre sus
manos, escuchó un golpe desde afuera de su ventana
cerrada. Volteó rápidamente para encontrarse con
una mano tratando de abrirla. Se asustó, pero esa
sensación le duró tan solo unos pocos segundos
antes de ver cómo el rostro de Liam subía y parecía
luchar por llegar al alféizar de la ventana.
No tenía ni idea de cómo… pero en vez de
hacerse esa pregunta, se levantó con premura y

58
corrió hasta la ventana para abrirla y encontrase con
el cuerpo hirviendo del alfa que entró tan rápido
como pudo y se aferró al suelo.
— ¡Liam! —gritó en susurros. El alfa le mostró
un dedo para inquirirle que estaba tomando aire y
que lo dejara respirar. ¿Cómo había trepado los
muros de piedra? Lucía agotado y luchaba por
recuperar el aliento. Sea cual sea la forma en la que
el muchacho subió, Louis terminó agradeciéndolo
con toda el alma.
No sabía que necesitaba a Liam hasta que lo hubo
ahí en sus habitaciones.
—Ven, siéntate aquí, te traeré agua —. Louis
puso al alfa sobre la cama mientras este descansaba.
Se aproximó a tomar una jarra y un vaso de su mesa
para llevárselo a Liam. Hizo el amago de encender
su lámpara de aceite, pero el alfa se lo prohibió.
—No… la enciendas… van a ver la luz desde
afuera y vas a… llamar la atención… demasiado
ruido ya hice yo. —dijo el Lord, recuperando el aire
en sus pulmones. Louis se sintió reír pero apretó sus
manos contra su boca antes de que lo hiciera y
alertara a sus guardias afuera.

59
— ¿Qué estás haciendo aquí? —le preguntó
Louis en otro susurro, emocionado sin embargo.
Sentándose con fascinación a un lado de Liam,
tendiéndole el vaso con agua y mirándolo con una
sonrisa.
Liam se tomó un par de segundos para beber el
contenido entero del vaso y recuperar la respiración.
Su castillo no quedaba tan lejos, pero imaginaba que
había corrido hasta el refugio de Nix y luego había
intentado burlar a la guardia real que cuidaba la
fortaleza para luego escalar un muro de piedra tan
solo para reunirse con Louis.
Liam era un buen amigo.
—Pensé que no ibas a poder dormir —. Dijo el
muchacho alfa. Miró a louis con sus ojos oscuros
que, en la oscuridad de la noche, solo parecían
negros y profundos. —No dejé de pensar en ti, tenía
que venir… yo, perdón. No quería alertarte ¿te
asusté?
El pecho de Louis se calentó.
—No, es una sorpresa… agradable. —sonrió. —
Gracias por venir… lo cierto es que necesito a
alguien a mi lado. Y no a mi familia, no a Nadine, a

60
ti… Tú eres el único con el que siempre me he
sentido seguro. Sé que no vas a juzgarme.
— ¿Por qué te juzgaría?
Louis lo miró a los ojos. A diferencia del alfa, los
ojos del omega brillaban como si tuvieran luz
propia.
—Por tener miedo.
El rostro preocupado de Liam se contrajo en una
sonrisa cálida y suave. Dejó su vaso en la mesita
junto a la cama de Louis y se aproximó al omega.
—Está bien tener miedo, Lou. De hecho… no
tener miedo es el mayor error de un hombre.
El omega lo miró con admiración durante unos
breves a segundos antes de apartar la mirada. Sus
ojos volvieron al medallón de su familia entre sus
manos y Liam siguió la trayectoria de sus ojos hasta
reparar en el lobo de plata.
—Yo confío en ti —. Exclamó el alfa. —Eres
valiente, eres el chico más inteligente que conozco.
Tienes buen corazón. Y has sido educado por la
mujer más dulce del norte y el hombre más leal que
se ha conocido jamás. Estarás bien, Lou. Serás un

61
buen rey, ya eres un buen príncipe, no tienes de que
preocuparte.
— ¿Tú crees? —Louis alzó los ojos llorosos de
vuelta a su mejor amigo. — ¿Crees que lo haré bien
en este viaje? ¿Crees que le daré una buena
impresión a la gente de los dragones?
—Absolutamente. —respondió el Lord, bajando
la mirada, lucía un poco triste.
—Eso no sonó convincente —Louis sonrió.
—Es solo qué… te extrañaré, eso es todo.
Louis resopló.
—Ojalá pudieras venir conmigo…
— ¿No puedo?
—Bueno, yo
— ¡Solo lo decía para que me dijeras que si
puedo ir! —exclamó Liam con una sonrisa. Louis
cerró los ojos pero río suavemente. —Eres mi
príncipe ¿lo recuerdas? Mi familia ha jurado
protegerte a toda costa. Y yo voy contigo a
Dragonscale, a protegerte.
— ¿De los dragones?

62
—De todo.
Louis sonrió.
Liam sintió la necesidad de poner su mano en la
mejilla del omega y este solo se frotó contra la piel
fría del alfa que resultaba tras haber estado al
intemperie sin guantes. El príncipe tomó de la mano
de su amigo esperando poder calentarla entre las
suyas, sin dejar de apretujar su mejilla contra esta.
— ¿Sabes algo? —preguntó Liam, un poco
embobado por como Louis tomaba su mano entre la
suyas.
— ¿Qué?
—Yo también tengo miedo. Tuve miedo. Hoy…
en la colina, cuando caíste. —susurró de repente. Su
voz se tornó débil, sus ojos mirando hacia abajo. —
Pensé… por solo un momento, que…, tú…, te
habías…
—Hey, no… me atrapaste.
—Aún así, no… no reaccionabas. No al
principio.
—Yo… miré al suelo y…
Louis frunció el ceño, Liam lo miró intrigado.

63
— ¿Qué?
—Nada… —El príncipe recordó haber visto una
especie de criatura volando sobre su cabeza. Con sus
largas alas… eso había sido raro… pero solo negó
con la cabeza. —Padre… mi padre me ha dicho
algo.
Liam alzó las cejas.
Louis despegó la mano de Liam de su mejilla,
aunque la mantuvo entre sus manos para calentarla,
tomando la otra para acuñarlas entre la suyas. Liam
parecía maravillado.
— ¿Qué te ha dicho?
Louis tragó saliva.
—Me dijo cómo debería llevar la reunión cuando
llegue a Dragonscale. Cómo hablar con el rey de ahí,
cómo analizarlo. Me dio algunos consejos. —dijo
trazando las líneas de las palmas de las manos de
Liam. —Pero, sobretodo, mencionó que…
— ¿Qué?
—Que si Nadine conoce al príncipe y el rey lo
cree prudente, ella tendría permiso de casarse con él.
—dijo el príncipe omega, frunciendo el ceño, pero
sintiendo su voz quebrarse al final.

64
Liam pareció escandalizado.
— ¿Quiere que Nadine selle esta alianza? —
exclamó desorbitado. Louis lo hizo callar para que
no llamara la atención de los guardias afuera que
custodiaban su alcoba. El alfa bajó la voz. — ¡Está
loco! No puedes dejar que tu hermana se quede en
Dragonscale…
—Nadine ha querido casarse con un príncipe toda
su vida…
—Pero—
—Estoy seguro de que querrá quedarse ahí. He
leído mucho sobre ese lugar, parece un buen sitio.
Sin embargo, no la dejaré si la gente de ahí me da
mala espina. Aun así… se que tendré que dejarla si
así lo quiere.
Louis parecía abatido. Y lo estaba, sentía que
estaba perdiendo todo de un momento a otro.
Tendría que partir en unos días de su país, de su
hogar. Si, volvería, pero dejaría por un tiempo a
Ollie, dejaría su alcoba y sus calles amadas. Dejaría
a su madre y a su padre, y si los dioses lo elegían,
perdería a su pequeña y única hermana en una
ciudad lejana donde nunca había invierno.

65
Louis sentía que todo se le estaba escapando de
las manos.
—Nadie dijo que sería fácil ¿o sí? —dijo Liam en
un susurro calmante. Louis apretó los labios en una
sonrisa. —Pero podrás, estoy seguro. Tienes que
tener fe en ti mismo, como yo la tengo.
Louis sonrió de nuevo, agradecido de tener a
Liam en su vida. Pues era la única cosa que no veía
cambiar pronto, ni nunca. Sería el ancla que lo
mantendría estable.
—Vamos a dormir ¿de acuerdo? Estás cansado y
en unos días estaremos de camino a un lugar muy
extraño. Disfruta de tus últimas noches frías por un
largo tiempo. —Louis sonrió pero asintió. Liam se
puso de pie y se alejó de la cama.
— ¿A dónde vas? —Louis se encontró
preguntándole.
—Dormiré en el diván de aquí.
— ¡No! Es demasiado pequeño para ti.
—Entonces dame unos cobertores, haré algo
decente en el suelo.
—Mi cama es lo suficientemente grande para los
dos.

66
Liam lo miró un poco sorprendido, pero
encantado.
—B-Bien, si.
El omega se coloreó de rojo. Nunca antes había
dormido con nadie. Salvo de pequeño, cuando
dormía la siesta con Nadine. Pero habían pasado casi
diez años desde eso.
Abrió los cobertores para esperar a Liam,
mientras esté se quitaba las botas y el cinturón para
dejarlos en la silla continúa a la gran cama del
príncipe.
Louis se recostó, reposando su cabeza sobre la
fina almohada, sintiendo como Liam se metía con él
bajo los cobertores y se quedaba mirando al techo,
pronto miró a Louis y aunque ambos se vieron por
unos segundos entre la oscuridad del lugar, un poco
iluminado por la luz de la luna, Louis no tardó en
aproximarse al alfa y recostarse sobre su pecho.
Liam se tensó durante unos segundos, pero
terminó abrazando a Louis contra su cuerpo
mientras cerraba los ojos.
Lo último que Louis sintió antes de cerrar los
ojos, fue unos labios besarlo en la frente.

67
///
Una escena un poco cute, perdonEN MI LILO.
Jejejejejeje
Disfrútenlo mientras puedan.
Hay un rizado de ojos verdes que no tarda en
salir, así es.
😔

68
➳ 03: Dorado. ➳

Dedicado a 0BAMALEEP0RNOGAY POR QUÉ


SU USARIO ME DIO 4 AÑOS DE VIDA EXTRA.
(…)
—Volveré pronto, amigo. —Louis susurró contra
el pelaje esponjoso de Ollie. Un par de lágrimas
cayeron sobre este y parecía que el lobo empatizaba
con los lamentos del príncipe, pues se apegaba a
sobremanera al cuerpo de su dueño. —Juro que si
pudiera llevarte lo haría, pero sería una tortura para
ti.
No era gran misterio pensar como le iría a un
lobo huargo encerrado en los confines de un barco.
Tal vez ni siquiera cabría en un camarote. No podría
correr, ni caminar, y se aburriría mucho en todo el
camino. Sin contar la razón más fuerte: el calor que
habría de hacer en el sur. Simplemente no existía la
manera de que Ollie fuera con Louis hasta
Dragonscale.
—Cuida el castillo ¿de acuerdo? Volveré pronto.
Lo juro. —y así Louis le dejó un beso a su lobo
antes de ponerse de pie, limpiarse las lágrimas de su

69
rostro y caminar fuera de refugio para reunirse con
Ser Isaak.
(…)
La familia real, los dos príncipes y sus padres, se
subieron a un carruaje de madera tirado por cuatro
caballos. Detrás, iba el carruaje de la casa Payne. Y
por último, el carruaje que transportaba el equipaje
de los príncipes. Aldeanos y doncellas despidieron a
la caravana cuando esta salió de las tierras del
castillo Tomlinson y se dirigió hasta la costa de
Gélida, donde los muelles recibían a diario
mercancías de importación del continente de Goré.
Telas, semillas, comida y joyas entres sus
principales fuentes de comercio.
Sin embargo ese día, una flota grande y de velas
azules del mismo tono de la casa Tomlinson, se
alzaba imponente ante los barcos de mercaderes.
Parecía contar con una numerosa tripulación y la
madera lucía vieja y desvencijada, pero de alguna
manera, también se veía dura y resistente.
Para cuando los guardias bajaron para custodiar a
sus monarcas, las puertas del carruaje real se
abrieron y salieron los jóvenes príncipes junto a los
reyes de Gélida. En el carruaje de atrás, salió Lord
Rodrick Payne junto a su esposa e hijos. El joven

70
alfa Liam y sus dos hermanas omegas. Así los
sirvientes comenzaron a subir el equipaje hasta el
barco mientras Jacob e Isabella despedían a sus
hijos.
Louis sabía que iba a volver. Porque él tenía que
volver. Pero aún así, el miedo constante que eso no
ocurriera, lo perseguiría en sus sueños durante
semanas, lo sentía centro de su pecho. Y no lo había
dejado dormir en los últimos días previos a su
partida. Por suerte Liam siempre llegaba a tiempo
para acunarlo entre sus brazos. Pero aún así cuando
su madre lo tomó de las mejillas y le susurró
aquellas palabras suaves junto a consejos sabios,
mirando con adoración a su hijo, él no fue capaz de
oírle, ya que solo pudo pensar en lo hermosa que era
la reina de gélida y en lo mucho que iba a extrañarla;
Isabella le pidió que protegiera a su hermana, que se
asegurara de sentarse recto, que saludara con gracia
y que no faltara los modales en la mesa al comer.
Louis abrazó a su madre con fuerza antes de que
ella y el rey intercambiasen de hijos; Nadine pasó
hasta los brazos de Isabella y por lo tanto los ojos
severos de Jacob terminaron sobre Louis.
Esta vez, no hubo muchas palabras, pues el rey
ya le había dicho todo a su hijo. Aún así, Louis no

71
tardó en ponerse a llorar cuando su padre lo
encapsuló entre sus brazos, apegándolo a su pecho.
Su padre podía ser un gran y respetado Lord, una
bestia en combate, un hombre serio e intimidante, un
rey… pero para Louis siempre sería padre, el que le
regaló un lobo cachorro el día de su cumpleaños
seis, el que enseñó a tirar con el arco y quién le
festejó cada una de sus victorias y lo consoló en
cada una de sus pérdidas.
Jacob amaba con el alma a su hijo, aunque pocas
veces se lo dijera. Salvo esa vez.
—Cuídate hijo, cuida a tu hermana. Y vuelve a
sano y salvo a casa. Es una orden. Te quiero.
Louis rió entre sus lágrimas.
(…)
Mikhail era un alfa de complexión alta y de piel
morena. Fuerte de mente y cuerpo, con unos
asertivos ojos de color ámbar. Parecía que había
pasado la mayor parte de sus días bajo el sol, que se
proyectaba sobre la calva en su cabeza. Era un
hombre inteligente y audaz para los negocios pues
era el mejor mercader jamás conocido.
Según las historias, había viajado por todo el
mundo y conocía cada detalle de cada reino; incluso

72
se decía que era un gran amigo íntimo de cada rey
que existiera en poniente. En su pasado se
rumoreaba que era un pirata y solía robar para
comer, pero en el presente, lucía como un lord
modesto que tenía un carácter curioso: siempre
relajado y feliz aunque todos sabían que no debían
fiarse de eso.
Louis lo conoció ese mismo día, pero su padre lo
llevaba conociendo gran parte de su vida, así que le
dijo que podía confiar en él, y si eso decía el rey…
Mikhail saludó al príncipe y a la princesa con una
reverencia maltrecha y desde ahí trató de hacer que
los dos hermanos se sintieran más relajados dentro
del navío, que partió de las costas de Gélida en
dirección al sur.
—Una pregunta, Lord Mikhail —exclamó el
príncipe Louis mientras se paraba con orgullo junto
al capitán. Yacían en la popa del barco con el cielo
blanco y frío helando el clima. Navegando entres las
montañas rodeadas de niebla que desbocaban hasta
el mar abierto.
—Una respuesta, mi príncipe —. Contestó el que
no era un Lord ni de chiste, pero al que le agradaba
el título.

73
—Me temo que mis conocimientos sobre viajes
son nulos, nunca pensé que tendría que salir de
Gélida. He investigado un poco por mi cuenta pero
no sé si mis cálculos son correctos.
El viento los golpeaba en cara y hacía que sus
capas hondearan detrás de ellos. La tripulación se
movía al frente, transportando pesadas cuerdas,
apilando barriles de un lado al otro, causando mucho
ruido y riendo entre ellos. Los guardias reales se
mantenían erguidos y firmes por todo el lugar. Ser
Isaak era el único que se movía a donde Louis se
moviera.
— ¿Cuánto cree que durará este viaje, alteza? —
preguntó Mikhail, trazando rutas sobre un mapa. En
una mesita frente al timón de madera de roble
oscuro.
Louis volteó a ver a Liam rápidamente antes de
regresar su vista hasta el capitán.
— ¿Un par de meses?
Mikhail lo miró con severidad, luego miró a
Liam, luego miró al guardia y terminó por echarse a
reír. Tan fuerte, que se soltó una palmada en el
muslo mientras lo hacía. Nadine, que estaba sentada
más atrás, apretó los labios para evitar reírse

74
también y aunque nadie entendía porque se reía, su
risa era un tanto contagiosa.
Uno de los tripulantes, sirvientes de Mikhail,
llegó hasta la popa y preguntó a su amo que era lo
que encontraba tan gracioso. Al decirle que tardarían
en llegar a Dragonscale dos largos meses, el
sirviente comenzó a reír con más fuerza. Louis no
sabía si reírse también o si debería ponerse a llorar.
Miró a Liam y este sonreía levemente pero fruncía el
ceño.
Ser Isaak parecía haber tenido suficiente. Se
aproximó al marinero y de un rápido movimiento,
desenfundó la espada, apuntando al hombre directo
en el pecho. El resto de sus hombres se pusieron
alerta.
—Lord Mikhail, mofarse de su príncipe es un
grave delito —. Proclamó con una voz fuerte y clara.
El capitán paró de reír de inmediato. Louis se pusó
blanco y sostuvo la respiración. Liam no tardó en
ponerse frente al omega, protegiéndolo.
Mikhail miró al guardia real, imponente, con su
armadura plateada brillando mientras su gesto
severo le recibía. Nadine se removió incómoda
cuando su propio guardia se aseguraba de
mantenerla a salvo.

75
— ¡Oh no! M-mis disculpas su-su alteza, —
volteó hasta Louis. —No tengo malas intenciones
¡p-pero es que su comentario me ha parecido
gracioso! ruego que m-me perdone.
Ser Isaak pareció conforme con el miedo tintando
a través de la voz del hombre. Enfundó de vuelta su
espada en su cinturón y, complacido por la pequeña
aclaración, volvió a su lado, a la izquierda de su
príncipe, Louis trató de sonreír, pero aún estaba
nervioso.
Liam le puso una mano en el hombro en un gesto
de cariño, el omega pareció tranquilizarse. De todas
formas, intentó preguntar algo para alejar la tensión,
más para él, que para la situación en general. Se
aclaró la garganta.
— ¿P-por qué le ha parecido gracioso, mi Lord?
Mikhail se quedó pensativo antes de contestar.
— ¡Es que es demasiado tiempo! —exclamó el
sirviente.
— ¿Cuánto tiempo tardaremos en llegar a
Dragonscale? —Liam reafirmó la pregunta con su
voz fuerte, parándose un paso más cerca de Mikhail,
quién ya había recibido el mensaje. Tal vez Louis

76
Tomlinson no era un alfa fuerte y severo como su
padre, pero seguía siendo hijo del rey en el norte.
—Dos semanas, tal vez tres como máximo —.
dijo el capitán, un poco más serio esta vez. —La ruta
es sencilla.
Mikhail caminó hacia babor y señaló hasta
enfrente.
—Por ahí, alteza, —mostró a través de la niebla,
sujetando su mapa para mostrárselo a Louis y Liam.
—aparecerá la costa de Cinis en un par de días.
Luego seguiremos todo hacia el sur, siempre
manteniendo la costa de Goré a nuestra izquierda.
Entre más calor sientan, más cerca estaremos de
nuestro destino. —Mikhail intentó reír de manera
amistosa al final de su explicación.
Ser Isaak bufó, pero Louis alzó las cejas hacia
Liam.
No tardarían mucho en llegar.
(…)
La primera semana en el barco, Louis se la pasó
leyendo mientras que Nadine jugaba ajedrez con
Liam. Luego a la cartas, más tarde intentaron jugar a
las escondidas. Y de pronto, Louis solo supo que

77
habían inventado un juego y se la pasaban
correteando por la proa del navío.
Negaba con la cabeza mientras veía como su
hermana invitaba a los miembros más jóvenes de la
tripulación a unirse al juego.
La joven princesa acababa de cumplir los catorce.
Era risueña, linda y amable. Muy recatada en los
eventos sociales pero muy infantil cuando se trataba
de ignorar las reglas de etiqueta. Parecía estar en el
cielo al pasar días enteros jugando sin que su madre
estuviera ahí para regañarla o corregir la forma en
que se dirigía a la gente. Pero al final del día, Louis
siempre le recordaba que no debía olvidarse de sus
modales, pues no importara que tan lejos estuvieran
de Gélida, ella seguía siendo una princesa.
Aunque poco a poco Nadine comenzó a aburrirse
con los días. El barco avanzaba y las costas de Goré
cambiaban a cada día. Se le acababan las ideas para
jugar y cualquier juego que hubiera creado antes le
estaba pareciendo aburrido. Louis sabía que solo
estaba exagerando, a penas llevaba una semana de
camino y ya estaba tirándose con dramatismo frente
a su hermano, diciéndole que extrañaba con el alma
su hogar y a sus muñecas.

78
Y esa mañana, Liam y Louis recorrían el barco
tomados del brazo, después de haber almorzando en
el interior del barco hacía apenas unos minutos. La
temperatura iba cambiando drásticamente, pues el
omega recordaba que toda su vida siempre debió
salir abrigado a la intemperie o sufriría de una fuerte
hipotermia, pero ahora podía caminar por el exterior
del barco usando su ropa común en Gélida.
Como el jubón aguamarina oscuro que llevaba,
con bordados plateados del norte y sus sencillos
pantalones negros, junto a sus botas de nieve a las
que les tenía tanto cariño. Por potro lado, Liam
llevaba un jerkin de cuero café y una camisa de
mangas largas de un tono más pálido que el azul de
los Tomlinson. Aun no hacía calor, pero el frío ya
era lo suficiente soportable para no cargar con las
pesadas capas de piel de oso.
Esa mañana salieron rumbo a la proa, donde
Nadine había dicho que iba a estar, saludando a
Mikhail de camino hasta allá, siendo sigilosamente
seguidos a una distancia prudente por Ser Isaak.
Louis vio a su hermana sentada sobre una de las
bancas que mostraban el mar tranquilo rodeado por
un poco de niebla mientras el sol permanecía como
un alfiler blanco en el cielo gris.

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—Nadine ¿te encuentras bien? Estas muy
calmada… —murmuró Louis, soltándose de Liam
para proceder a sentarse con gracia junto a su
hermana.
— ¿Te ha caído mal la comida, Nad? —Preguntó
Liam a su vez, mientras la joven princesa jugueteaba
con su propio dije de lobo plateado entre sus manos.
—No, es solo que… extraño a mamá. —sinceró
la niña omega. Louis volteó a ver a Liam con una
ceja alzada.
Sabía cómo alentar a su hermana.
— ¿Pero qué no estás emocionada por conocer
Dragonscale? —le preguntó su hermano mientras le
acomodaba el cabello lacio por la espalda.
—Bueno si, pero…
— ¿Y las hermosas playas que tienen? Dicen qué
hay conchas de mar y estrellas… —animó Liam
poniéndose a su lado.
—Supongo que si, pero…
—Y vamos Nad, ¿¡Los dragones?! —inquirió el
príncipe. — ¿Si oíste que tienen dragones, verdad?
—Bueno, —Nadine sonrió mientras la animaban.

80
— ¡Vamos, incluso Ser Isaak está emocionado,
¿verdad?! —exclamó Liam y todos voltearon a ver
al caballero que permanecía serio e indiferente, casi
ignorando la conversación de su realeza.
El alfa alzó las cejas y miró a su príncipe que lo
forzaba a asentir con los ojos.
—Así es, mi princesa. —terminó diciendo.
Nadine se río con suavidad.
—Además, estoy seguro de que has oído hablar
de la familia real Akgon… —inquirió Louis.
—No… —Nadine volteó a ver a Liam. —
¿Cómo son?
—Oh…, muy guapos. —aseguró. —Altos…
dicen que tienen los ojos verdes.
— ¿Ojos verdes, como el maestre Damon? —
preguntó la princesa hacía Liam y su hermano.
Los dos asintieron, aunque nunca supieron si el
maestre tenía los ojos verdes o no.
—Y el príncipe… —comenzó Liam,
emocionando a la chica.
— ¿El príncipe?

81
—Imagínatelo, Nadine… alto, joven, guapo…
¡con un dragón! —Animó su hermano mayor. —
¡Imagínate que le gustes!
La princesa se coloreó de rojo.
— ¿Creen que yo le guste?
— ¡Pues claro! Eres la mujer más hermosa de
todo el norte ¡y les encantarás porque eres
extranjera! —exclamó Lord Payne.
—Y tu siempre has querido casarte con un
príncipe, hermanita… —Louis codeó a la princesa
con diversión.
Una sonrisa brillante y plena se dibujó en rostro
de la joven. Parecía renovada, con un nuevo objetivo
que la ponía ansiosa y feliz por llegar a Dragonscale,
olvidando su reciente tristeza y animándola con más
fuerza por llegar hasta su destino.
— ¡Tengo que prepárame un vestido perfecto
para la ocasión! —saltó de su asiento y dio vueltas
por la proa. —Y pensar en qué peinado usaré… —
rió mientras se acercaba el borde del barco para
asomarse al mar. Ser Isaak corrió para protegerla y
cuidarla de que no cayera mientras la princesa
bailaba encantada. —Le diré a una doncella que me
ayude a confeccionar un vestido con la tela que

82
trajimos. ¡Ya me voy! Adiós hermano, adiós Li ¡nos
vemos más tarde!
Y así, Nadine se marchó con Ser Isaak
cuidándola por detrás.
Louis sonrió satisfecho.
(…)
Una semana después Liam se limpió la frente con
la manga de la camisa que llevaba mientras veían los
mapas.
— ¿Qué? —preguntó Louis mientras alzaba la
vista hacia su amigo.
—Estoy… sudando. —se impresionó el alfa.
— ¿Tienes calor? —rió Louis mientras Liam
asentía.
— ¡Es una señal de que estamos cada día más
cerca, mi Lord! —Mikhail sonrió mientras llegaba a
la sala de planeación con una doncella trayendo
consigo una jarra con vasos. El moreno había
parecido olvidar el momento de tensión con el que
empezó su nula relación con Louis, pues volvía a
mostrarse alegre en torno a la corte de Gélida, aún
así, mantenía sus modales pulidos para dirigirse a

83
ellos. —Les he traído una bebida especial para su
disfrute.
Louis alzó las cejas pero se irguió sobre su
asiento en la mesa llenas de mapas y libros. Liam le
dejó espacio para que se acerca primero y mirara el
contenido de la jarra que una doncella vaciaba sobre
los vasos.
— ¿Qué es, capitán? —preguntó el príncipe de
Gélida.
—Cerveza dulce de las islas de Moráh, su
majestad. Sé que en el norte no la tienen. Permítame
introducírsela.
Louis sonrió y tomó un vaso.
—Majestad, déjeme beberlo antes. —pidió Ser
Isaak. Louis pusó los ojos en blanco, pero cedió.
— ¡No intento envenenar a nadie, muchacho! —
río Mikhail, pero el joven caballero le hizo poco
caso. Tomó un sorbo de la cerveza y la saboreó
durante unos segundos para asentir con la cabeza.
Louis bufó pero dejó que la doncella le sirviera
un vaso a él y a Liam, agradeciéndole con una
reverencia al capitán.
Ser Isaak conservó su vaso, pues estaba sediento.

84
(…)
—Vamos a morir, esto es demasiado, es… un
insulto es… es… ¡los dioses quieren matarnos! —
exclamó el príncipe Louis una semana después. Por
fin habían atravesado medio continente de Goré. Y
como bien lo había prometido Mikhail, estaban a
pocos días de llegar a Dragonscale.
—Solo es la brisa del verano, majestad. —río el
capitán mientras bebía su preciada cerveza dulce que
llevaba a todas partes una vez que las temperaturas
comenzaron a aumentar.
— ¿Está usted seguro que nos está llevando a
Dragonscale y no al infierno, Lord Mikhail? —Liam
había tenido que reemplazar sus camisas de manga
larga por túnicas de seda que los sirvientes habían
comenzado a confeccionar para todos ya que
ninguna prenda que se acostumbrara a llevar en
Gélida, era decente para soportar las olas de calor
que abochornaban a los príncipes y a Lord Payne.
—Ser Isaak, pida más cerveza fría. Por favor, no
puedo soportarlo —. Pidió Louis, quién dejaba de
lado la etiqueta y sus modales rectos para mostrar
sus lado más dramático, el cual era igual de
extremista como el de Nadine.

85
—Ya no hay hielo, majestad. Se ha derretido. —
anunció una doncella que llegaba con la cerveza que
requería.
— ¡Nooo! —Louis chilló, cubriéndose la cara
con un almohadón del diván.
Lord Mikhail reía, después de todo, por muy
príncipes recatados que quisieran ser, aún se trataba
de un puñado de jóvenes.
(…)
— ¿Cuántos días dijiste que faltaban para llegar?
—preguntó Nadine.
—Uno, —pronunció Louis adormecido bajo el
sol, que quemaba su piel y la bronceaba de a poco.
— ¿Cuántos?
—Dos.
— ¿Dos? ¡Pero dijiste uno!
— ¿Entonces por qué preguntaste de nuevo?
—Louisssssssss.
—Nadine, sh.

86
La princesa bufó audiblemente y Liam río desde
su lugar en la mesita, jugando ajedrez con Mikhail.
—Ha estado tres semanas viajando, princesa.
Puede esperar un par de días más. —comentó el
capitán mientras movía su torre y derribaba el
caballo de Liam. El joven alfa apretó la mandíbula.
— ¡Estoy ansiosa! —exclamó Nadine volviendo
a recostarse en su camastro.
El barco entonces se quedó en silencio, con los
tripulantes sin hacer mucho ruido, mientras los
graznidos de las gaviotas de las costas alcanzan a
oírse desde ahí. El sol dorando cada superficie bajo
el y las aguas luciendo cada vez más azules y
brillantes. Un cielo despejado y pleno como nunca
lo habían visto en el norte.
Era agradable.
La paz que se sentía cada vez era más y más
relajante hasta que de pronto, está se vió
interrumpida por una fuerte oleada de viento.
Una copa vacía junto a Louis, cayó por la madera
de la proa y despertó al príncipe de su siesta.
— ¿Qué fue eso?

87
Liam, quién estaba demasiado enfrascado en su
juego, no lo notó y a su vez tomó su otro caballo de
madera que le arrebató a la torre de Mikhail.
— ¿Hmmph? —murmuró Lord Payne.
Louis se sentó sobre su camastro mirando hasta la
costa.
Una oleada de viento volvió a azotarse contra el
barco.
Esta vez tiró unos cuantos peones del tablero de
ajedrez y por fin pareció llamar la atención de los
alfas.
Ser Isaak se puso de pie un tanto mareado, había
bebido ya demasiada cerveza, pero logró poner su
mano en su espada.
— ¿Lord Mikhail? —Louis miró al capitán, pero
antes de que dijera algo, una sombra larga se
proyecto por el barco y puso todo a oscuras por un
segundo.
Louis se agachó de golpe al mismo tiempo que
Nadine, Liam y Ser Isaak, mientras la princesa
gritaba.
Nada pasó… cuando Louis abrió los ojos temió
por ver lo que se encontraba enfrente, pero nada. No

88
había nada en el barco, ni en el mar, si no… en el
cielo.
A través de pesados aleteos de alas enorme, una
bestia enorme planeaba sobre el agua del océano.
Era gigante… era más grande que una casa, más
grande que el barco… de piel café, casi negra.
Garras grandes y puntiagudas, una espalda y pecho
lleno de escamas que casi brillaban en un tono
amarillezco o verdoso…
La cabeza… enorme. Con grandes dientes y nariz
prominente… los ojos parecían dos diamantes
amarillos…
Un gruñido fuerte les causó un espasmo a los tres
muchachos y a su caballero…
Un dragón…
Un jodido dragón. Que volaban tan cerca del
agua mientras sus alas planeaban moviendo el navío
entero.
Louis se quedó de a cuadros. Mirando a la gran
bestia en todo su explendor… sintió miedo,
emoción, ansiedad… toda su vida leyó sobre esas
criaturas, siempre pensando que eran un mito, una
leyenda… pero no. Ahí estaba. Frente a él. Con sus
grandes colmillos y fuertes escamas.

89
Era muchísimo más grande de lo que pensó.
Enorme, terriblemente inconmensurable. Y daba
miedo, demasiado, tal vez aparecería en sus
pesadillas esa noche… nunca jamás… iba a ver las
cosas de la misma manera. Ahora si esto era real
¿qué otros relatos lo eran también?
¿Cuantos más habría en Dragonscale?
¿Cómo podría protegerse de algo así?
Louis no sintió lo rápido que su corazón latía
hasta que el dragón se marchó dirigiéndose al oeste,
perdiéndose entre el cielo. No sintió la gota de sudor
que le caía por la cíen. Y casi no sintió las manos de
Liam en sus hombros hasta que regresó del trance.
Mikhail lo veía con una sonrisa burlona.
—Oh, la gran expresión de alguien que acaba de
conocer un dragón… ¡inolvidable, eso es! Nunca me
canso de verlo —rió el capitán mientras mordía una
fresca manzana.
—Es… eso… es… muy g-grande —exclamó
Nadine, aún en shock.
—Es un dragón de tierra, son los que viven por
las costas, este está un poco alejado de su nido, debo
decir —corroboró el alfa.

90
— ¿Dragón de tierra? —preguntó Liam aún con
la garganta semi cerrada.
—Si, son cafés y muy feos, como ese. Claro que
también son los más pequeños, la familia Akgon
tiene dragones con clase, no como estos. —dijo
Mikhail mientras levantaba las piezas de ajedrez que
habían caído por el viento.
Louis tragó saliva, regulando su respiración por
fin. Sin embargo, abrió los ojos como platos y
preguntó:
— ¿… “los más pequeños”?
—Ah, claro. Si le ha impresionado este, no podrá
con Vistione.
— ¿Con… qué? —Ser Isaak por fin pudo hablar
y reaccionar.
—Vis-tione, es el dragón del Rey. Es el más
grande de todo el mundo. —Louis se sintió
desmayar. —Ha peleado en cientos de batallas desde
tiempos anteriores de su abuelo. Los dragones nunca
dejan de crecer, es por eso que es el más grande.
— ¿Cuánto mide, lo doble? —preguntó Liam,
palideciendo.
Mikhail negó.

91
— ¿Lo triple?
Mikhail volvió a negar, esta vez riendo.
—Mejor digieran esto, tómense su tiempo.
Mentalícense. Luego hablamos de lo que mide
Vistione —y con una palmada en la espalda de
Liam, el capitán se marchó entre risas.
Los habitantes de Gélida se quedaron en shock
los siguientes treinta minutos.
(…)
Finalmente el día había había llegado, y Louis lo
sintió aún más en la temperatura. El bochorno de
haberse cerca de las playas, con un sol punzante
sobre ellos, quemaba la piel y atontaba sus sentidos.
Miró como las olas se extendían por la arena
amarilla, casi dorada. Como las murallas de la
ciudad eran blancas como el color hueso y mientras
más se acercaban, un imperio se comenzó a exponer
bajo los ojos de los príncipes del norte; enormes
colinas llenas de casas y habitantes, como nunca se
había visto en el norte. Tanta, pero tanta gente. Y en
la punta de la montaña más alta… se encontraba el
castillo de la dinastía más poderosa de Poniente: Los
Akgon.

92
Con un montón de dragones volando alrededor,
con sus rugidos sonando desde la bahía.
Louis apretó con una mano la de Nadine y con
otra la de Liam. Cuando bajaron en el bote que los
acercó hasta la playa, un comité de guardias ya
aguardaba por ellos.
Y Louis solo veía dorado.
—Bienvenido a Dragonscale, alteza. —susurró
Mikhail antes de que un nudo se le formara a Louis
en la garganta.
///

93
➳ 04: Kargem. ➳

[…]
Las playas doradas de Dragonscale tenían arena
suave y caliente que ardía incluso bajo las suelas de
los zapatos de cuero de Louis. El olor salado del mar
y el aleteo de las gaviotas que graznaban cada dos
por tres, le hizo sentir mágico. Luego estaban los
caballeros de la ciudad, que llevaban pesadas
armaduras doradas que parecían haber sido forjadas
en oro, aunque probablemente no era así.
Los dos hombres jóvenes tenían el cabello oscuro
y ojos verdosos, la misma forma de la nariz y la
misma estatura y complexión. No tardó en entender
que se trataba de gemelos. Ambos rectos y fuertes,
se pusieron de pie frente a Louis y su hermana.
Mikhail no tardó en avanzar junto a los jóvenes
omega.
—Guardias. —saludó y el par de gemelos pareció
reconocerlo de inmediato.
—Mikhail, no sabíamos que ahora transportaba
personas. –respondió el de la derecha.

94
—No son cualquier tipo de personas, esta es la
realeza de Gélida. Príncipe Louis y la princesa
Nadine de la casa Tomlinson. —señaló con sus
manos. Los príncipes correspondieron a sus
presentaciones inclinándose con gracia así como los
guardias parecieron entender de forma rápida que
estaban parados frente a próximos monarcas.
—Príncipe, princesa. —saludaron los gemelos
guardias al mismo tiempo. Nadine los miró con
estrellas en los ojos, pues nunca había visto una
pareja de hermanos idénticos en el pasado. Y mucho
menos a gente tan atractiva y tan distinta del
estándar en Gélida.
Los guardias de Gélida, cubiertos en tonos
plateados y azules como su gente, saludaron a Lord
Payne y a los guardias del sur cubiertos en tonos
dorados y amarillos. Les dieron la bienvenida al
unísono solo que esta vez la forma en que lo
pronunciaron no era la misma forma en la que ellos
habían estado haciéndolo. Louis lo notó.
—Hemos venido respondiendo a la carta que
mandó su gente hasta Gélida —, exclamó Louis. —
Tengo entendido que el rey Daeron nos ha invitado a
su Palacio.
Uno de los guardias asintió firmemente.

95
—Kargem estará encantado de verlos. —
corroboró el de la derecha. —Acompáñenos por
favor.
Los príncipes caminaron junto a Mikhail y los
guardias por la playa hasta llegar a donde los suelos
eran de arenisca dura y fresca. Los guardias
ayudaron a Louis y a Nadine a subir un carruaje real
tirado por caballos blancos. Liam se sentó a un lado
de Louis mientras que Mikhail se sentó junto a la
princesa. Los guardias iban en la parte de afuera, Ser
Isaak sobre el asiento trasero.
Los caballos relincharon cuando se dio la señal
para avanzar. Louis se les quedó mirando con cierto
detenimiento.
— ¿Qué, creías que los carruajes iban a ser
alados por dragones? — susurró Liam, codeándole
juguetonamente el costado a Louis.
Louis podría haber sonreído y seguir con la
broma del alfa, pero al mismo tiempo sintió sus
palmas sudar y como es que no había dejado de estar
nerviosos desde que descendieron del navío. Le
intimidaban los altos muros de piedra amarillesca y
el imponente tamaño de las montañas donde la
ciudad estaba asentada. Era enorme, hacía que

96
Gélida luciera como un patio de juegos para niños
en comparación.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la
aplicación ahora para visualizarlo.]
Louis lo contempló desde el barco, era mucha,
mucha gente. Sabía que si le preguntaba a alguien el
número estimado de personas en Dragonscale,
probablemente sería el doble que en Gélida. El
omega pensó que venía de un sitio poderoso, de una
fuerza inquebrantable, cuando veía los ejércitos de
su padre. Pero no, la tierra de los dragones tenía
muchísima más gente.
Y luego, maldita sea…, estaban los gruñidos en
el cielo. Los aleteos alejados que se empezaron a
escuchar más cada que avanzaban por las calles
llenas de casitas de ladrillo. Louis miraba todo a su
alrededor con la ansiedad haciendo mella en la base
de su estómago; con la mayoría de los ojos aldeanos
sobre un carruaje de gente con piel pálida que
llevaba colores plateados y azules. Resplandeciendo
en un estandarte en el que reinaba un lobo. Esa era la
primera vez que el norte era invitado del sur desde la
última conquista.
El príncipe había leído que en los años anteriores
su casa había sido una de las participes en la guerra

97
contra el sur…
Ahora eran sus invitados.
¿Qué pasaba si todo el asunto de la alianza era
una trampa? ¿Qué si ellos habían sido demasiado
tontos, demasiado ingenuos como para venir y
entregarse?
¿Qué si el rey tenía planeado conquistar el norte
también?
Montado en uno de esos dragones de tierra ya
podía haber destruido el puerto de Gélida. Ya podía
haber quemado las casas de madera. No imaginaba
el daño que podría hacer con dos… con tres. Con el
dragón que Mikhail decía que tenía, que no siquiera
se podría cuantificar su tamaño porque era
demasiado grande…
Lo cierto es que Louis estaba aterrado.
— ¿Majestad? —el príncipe omega escuchó que
lo llamaban de frente. Mikhail usaba un tono que
indicaba que no era la primera vez que lo llamaban,
obteniendo al fin la atención de los ojos de Louis. —
¿Está usted bien?
Louis tragó saliva. Los ojos de su hermana y
Liam también reparaban en él, asustados. El príncipe

98
se encontró asintiendo.
—Kargem es un buen hombre, es el mejor rey
que Dragonscale ha tenido en años. No tiene nada de
que preocuparse. —dijo el capitán de piel morena.
Louis frunció el ceño.
— ¿Kar-gem?
Mikhail alzó las cejas y se encontró riendo un
poco.
— ¡Ah, es verdad! Olvido que ustedes no tienen
ni idea de la vieja lengua. —sonrió el alfa. —En
tiempos anteriores a la conquista, en toda esta costa
se hablaba Vehstry.
— ¿Y si ya no se habla porque aún los guardias
suenan tan raros? —preguntó Nadine.
—Los aldeanos ya no la hablan en absoluto,
salvo algunas palabras para identificar ciertas cosas,
pero en general, reina la lengua común. La familia
Akgon y sus allegados aún la hablan con fluidez.
Louis miró a Liam.
— ¿Qué es Kargem? —preguntó Liam.
—Significa rey del cielo.

99
Tras eso, un gruñido muy potente resonó en el
cielo. Louis no quiso mirar arriba.
(…)
Una vez llegado al castillo, los guardias dorados
llevaron a los invitados del norte por una camino
que revelaba lo que parecía ser una eterna escalera
maltrecha desde su posición hasta lo alto de la
colina, donde la fortaleza de los Akgon se alzaba
imponente, con sus torres casi perdiéndose entre las
nubes.
Era la colina más alta de toda la ciudad y los
muros de color bronce parecían impenetrables. Sus
torres tenían diseños en cada punta y la arquitectura
era intimidante. Louis subía cada pequeño escalón
con la vista perdida en el gran castillo. La fortaleza
Tomlinson en casa, era tal vez una cuarta parte de
este.
Pronto los Príncipes y Lord Payne se encontraban
sudando mientras subían. Las altas temperaturas los
consumían; el mar y su brisa la habían dejado muy
atrás al recorrer la ciudad en el carruaje. Ahora el
bochorno y el constante esfuerzo hacía que la piel de
los alfas del norte hirviera y que los omegas frágiles
se debilitaran con el calor.

100
Mikhail se limpió la frente con la manga de su
túnica.
— ¿Los Akgon suben todo esto a diario, mi
Lord? —preguntó el príncipe Louis mientras tomaba
aire.
—Los Akgon montan dragones, alteza.
Louis quiso bufar en su cara.
—Entre más nos demos prisa príncipe, más
pronto estará en la sombra del gran salón. —
exclamó uno de los gemelos guardias.
Así que Louis no tuvo otro remedio más que
seguir junto a su gente.
(…)
Por fin habían llegado a la punta de la colina y el
castillo era más grande de cerca. Una puerta de
bronce habría sus puertas a la familia real del norte,
con los guardias dorados liderando la marcha. Louis
iba después, en medio. Nadine a su derecha, Liam a
su izquierda. Ser Isaak y Mikhail estaban detrás de
él.
Los alfas y omegas respiraron por fin el aire
fresco que se sentía dentro del castillo, la sombra y
los altos muros dejaban una sensación relajante a la

101
piel hirviendo de los norteños. Louis pensaba que
jamás podría acostumbrarse a eso. No esperaba el
momento de regresar a casa, patinar en los lagos
congelados con Liam, montar en el lomo de Ollie,
probar las galletas de las cocinas, y mirar los bellos
atardeceres tras los glaciares.
Solo quería volver a casa.
—Princesa —, un guardia se volteó hasta la
princesa Nadine y le ofreció un pañuelo de seda
blanca, para que esta limpiara las gotas de sudor en
su rostro. La chica omega, que ya estaba teñida de
rojo por el esfuerzo, se encontró tornándose
completamente como un tomate. Lo aceptó con
suavidad y le dio una bella sonrisa agradecida.
Louis rodó los ojos.
Liam le tomó de la mano para llamar su atención.
—Mira —. Le llamó el alfa, quién le señaló en
trono donde permanecía un cráneo de dragón tan
grande como las cuatro grandes sillas de oro. Parecía
medir más que dos hombres y Louis rogó a todos los
dioses que solo se tratara de una decoración y no de
un cráneo real. Pues no imaginaba el tamaño de un
dragón así. Prefería no saberlo.
Tragó saliva de nuevo.

102
Los guardias entonces se disculparon con una
reverencia exclamando que irían a avisar que los
príncipes del norte habían llegado sanos y salvos,
para así traer al “Kargem” a que les diera la
bienvenida oficial a su reino.
Y así yacía la pequeña corte del príncipe
Tomlinson, esperando en el salón del trono, de
muros de unos quince metros de alto
aproximadamente. Louis se volteó hasta Mikhail
aprovechando para hacerle más preguntas.
— ¿Cuántos guardias hay, mi lord?
—La guardia real cuenta con diez guardias,
majestad. Ellos van exclusivamente con los reyes y
príncipes. Los guardias normales patrullan los
pasillos y las calles de vez en cuando. Usted sabrá
identificarlos. —acotó el capitán.
— ¿Todos son alfas? —preguntó Nadine, quién
no había usado el pañuelo que le entregaron, y
prefirió guardarlo en sus manos como su primer
souvenir de Dragonscale.
Lord Mikhail tuvo que reprimir otra de sus risas
que nadie entendía.
—Princesa, aquí no hay tal cosa.

103
— ¿A qué se refiere con eso? —preguntó Liam.
—No hay alfas ni omegas en Dragonscale, mi
Lord. —explicó Mikhail.
Louis también estaba descolocado debido a la
pregunta. Nadine se tapó la boca con las manos y
Liam tensó la mandíbula.
— ¿Hay alguna otra cosa que olvidó decirnos,
que tal vez debamos saber, Lord Mikhail? —Louis
estaba estresado.
—No, creo que no, su majestad.
Louis apretó los labios.
Entonces un estruendo resonó por el salón, el
sonido de una puerta cerrándose y de nuevo el
sonido de una pesada armadura caminando. Detrás
del cráneo de dragón apareció un hombre alto y
fornido que llevaba una túnica de un color hueso y
con bordados de color bronce y dorado. Tenía el
cabello corto en los lados y abundante en el centro.
Una barba corta yacía por el mentón y todo el
cabello en su rostro era de un rubio platino que
también llevaba canas en ciertas zonas, casi
imperceptibles.

104
Pero lo que más saltó a la vista, fue la corona
forjada en oro puro con incrustaciones de diamante
blanco.
Louis y su pequeña corte se encontró haciendo
una reverencia de golpe.
—Están ante Daeron Akgon, primero con el
nombre. Rey de dragones, que no arde; protector de
las tierras doradas del sur y Kargem del cielo. —dijo
el guardia que caminaba junto a el. Un hombre de
cabello castaño que era visiblemente más viejo que
los gemelos guardias.
Louis lo miró. El rey Daeron no parecía viejo, en
realidad, parecía un hombre de la misma edad que su
padre. Con pequeñas arrugas en los costados de su
rostros y un gesto severo que lucía como alguien que
había visto muchas cosas impresionantes a lo largo
de toda su vida. Tenía las manos plagadas de anillos
y había varias cicatrices de guerra que se asomaban
a través de su túnica.
Kargem era temido y respetado en su pueblo por
igual. Daeron Akgon…, el jefe de la dinastía más
poderosa de Poniente. Claro que Louis temblaba en
el interior.

105
—Príncipe Louis, princesa Nadine —, habló, por
primera vez, revelando una voz grave y ronca, que
podría ser relajante en estas ocasiones, pero debía de
sonar aterradora si se le oía gritar. — Corte de
Gélida, bienvenidos a Dragonscale.
La forma de su pronunciación volvió a cambiar.
Sonaba más como “Drokgonsque” cada que un
nativo la decía. Sonaba mucho más intimidante.
Así los príncipes de irguieron de su reverencia y
mostraron la cara en alto hasta el Kargem quien
permanecía junto a su trono.
—Lord Mikhail, que sorpresa tan agradable
tenerlo de vuelta en La Capital —, sonrió Daeron.
—Supongo que usted ha sido el responsable de
mantener a los príncipes sanos y salvos durante su
viaje.
El marinero sonrió con plenitud.
—Así es su majestad. O bueno, he hecho lo
posible, el norte no estaría nunca preparado para las
temperaturas qué hay aquí, Kargem.
El Rey rió. Así entonces bajo del trono y se
aproximó hasta los príncipes.

106
—Su alteza, le agradezco en nombre de toda mi
casa la bienvenida hasta su palacio. Estamos
honorados por ser sus invitados. —Louis habló
primero, cuando tuvo a Daeron enfrente, sintiéndose
temblar, pero teniendo en control a sus sentidos.
—Mi príncipe, no hay nada que agradecer.
Espero que encuentre Dragonscale como un lugar
fascinante. Ya entenderá que no hay nada que temer.
—sonrió Kargem. Louis se sorprendió, porque no
sabía que Daeron comprendía el olor de pánico que
debía estar expulsando el príncipe por su piel. —Así
que ¿quién es este joven?
El rey del cielo se giró hasta Liam, quien lucía
decidido a saltar hasta Louis solo para protegerlo. El
príncipe se aclaró la garganta.
—Lord Liam de la casa Payne. Ha venido como
mi compañía, espero que no le moleste.
Daeron negó suavemente.
—En absoluto, bienvenido, Lord Payne.
—Gracias alteza. —Liam bajo la cabeza en
reverencia.
—Y usted, princesa. Es usted una niña muy linda,
esperemos que se sienta en casa mientras esté aquí.

107
Nadine sonrió elevando sus prominentes pómulos
y sus ojos brillaron con emoción.
—Miles de gracias, su alteza. Estoy maravillada
de estar aquí, no puedo esperar para verlo todo.
Louis intentó no poner los ojos en blanco.
Daeron sonrió.
—Perfecto. Estoy seguro de que podrán darles un
recorrido por el castillo pronto, mi esposa debe estar
en camino. Ustedes me disculparan pero no tengo la
menor idea de en dónde pueden estar mis hijos,
ruego a los dioses que no estén en la otra punta del
continente. —dijo, luciendo cansando. —Aun así,
podrán conocerlos propiamente en el banquete que
hemos organizados para ustedes al anochecer.
—Gracias alteza. —contestó Louis.
Entonces la misma puerta que resonó cuando
entró Kargem al salón, se volvió a abrir y por ella
entraron dos mujeres altas y de complexión delgada,
con cierta premura. Tras ellas, iban dos guardias más
con la misma armadura de oro.
—Ah, aquí vienen.
— ¡Disculpen la tardanza! —anunció la mujer
mayor. Tenía el cabello castaño claro recogido en

108
una coleta y trenzas que decoraban su peinado. Su
piel era notablemente más oscura que la del rey, pero
sus ojos azules relucían a través del salón. Su rostro
poseía grande belleza y su vestido dorado resaltaba
el brillo en su corona, a juego con la del Kargem.
Detrás de ella venía una muchacha notablemente
más joven. La chica tenía la piel tan blanca como la
del rey y el cabello de un rubio platino acomodado
en una pequeña trenza que solo le llegaba bajo sus
hombros. Pero sus rasgos lucían demasiado como
los de la mujer mayor y aunque sus ojos parecían
notablemente más oscuros, su belleza solo podía ser
fruto de sangre real.
Louis supo que se trataba de la reina y de la
princesa de Dragonscale.
—Príncipes, les presentó a mi esposa Anne y a
mi hija Gemma. —dijo el rey mientras que las dos
correspondían a las reverencias de la familia del
norte.
— ¡Bienvenidos a Dragonscale! —saltó la reina,
que parecía ser el contraste perfecto en el trono.
Suave y contenta, contra la dura expresión en los
ojos de Daeron. Pero Louis notó que Kargem
sonreía levemente hasta su familia.

109
La reina procedió a presentarse personalmente
con todos los invitados y luego su hija repitió sus
pasos. Louis notó que había cuatro sillas en el trono,
y que solo había tres monarcas frente a él. La
princesa Gemma pareció darse cuenta.
—Ruego que me disculpen, principes, mi
hermano no podrán unírsenos hasta más tarde. —
exclamó la chica de cabello blanco.
Louis iba a contestar, pero Daeron se le adelantó.
— ¿Dónde está tu hermano, Gemma? —preguntó
el Rey caminado de vuelta al trono.
—No lo sé, padre. Salió en la mañana.
La reina Anne miró por la ventana mientras que
el rey negó con la cabeza, como si estuviera cansado
del comportamiento del príncipe. Entonces otro
guardia entró en el gran salón, y llamó al rey, pues lo
necesitaban en la sala de estrategia. Daeron suspiró,
pero asintió.
—Temo que debo dejarlos, príncipes. Siéntanse
como en casa, Drangonscale es su hogar y tienen
toda la hospitalidad que podamos ofrecer. Me
reuniré con ustedes al anochecer —anunció y la
corte de Gélida hizo una reverencia en cuanto el rey
les dio la espalda y comenzó a alejarse en torno a la

110
misma puerta por la que había entrado. La reina, aun
los miraba con una sonrisa, sin poder dejar de ver a
los príncipes con admiración. Hasta que su esposo la
llamó. —Anne, acompáñame, por favor.
La reina asintió hasta su esposo, y de unas dulces
palabras, dejó a los príncipes y su hija con dos
guardias dorados.
Ahora la atención residía en Gemma.
— ¡Yo les mostraré el castillo! —sonrió. Era una
chica llena de energía, con una sonrisa brillante y
con el cabello tan brilloso que parecía tener luz
propia. Ordenó a uno de sus guardias que pidiera
bebidas en la cocina y que se reunieran con todos en
los jardines. —Se que deben estar cansados y
sedientos… puedo entender que el clima es terrible
para ustedes.
Liam aclaró la garganta.
—Claro que lo es, princesa. Esperamos que estas
sean las más altas temperaturas.
Gemma río con gracia.
—Este es un día fresco, mi Lord. Lamento que
deberá mentalizarse para un buen día caloroso si esta

111
para presenciarlo. —Liam alzó las cejas pobladas y
causó otra risa de la princesa.
— ¿Su pueblo alguna vez ha conocido el frío,
princesa? —preguntó Louis.
—Una sola vez, principe. —asintió. —Cuando
era pequeña, hubo un año de tormentas por toda La
Capital, las calles sufrieron tremendas inundaciones.
Pero eso fue hace años.
— ¿Desde entonces todos los días han sido
soleados? —preguntó Nadine.
—Temo decirle, que si. —sonrió Gemma.
—Maravilloso. —contestó la joven princesa.
—Bueno mis príncipes, síganme, les mostraré lo
que pueda de Krestum mientras hacemos tiempo
para el banquete. De todas formas, está por llegar el
atardecer —. Mencionó Gemma mientras lideraba la
marcha fuera del gran salón.
— ¿Krestum? —preguntó Louis, siguiéndola
junto a su corte.
—Es de la Antigua lengua, príncipe. Vehstry,
significa castillo. Así lo conocen todos los aldeanos
de la ciudad. —aclaró Gemma mientras salían de
vuelta al sol que poco a poco perdía su intensidad en

112
el cielo, pues la princesa tenía razón, el atardecer
estaba por llegar.
—Princesa Gemma, —exclamó Mikhail,
causando que todo el grupo se detuviese y lo
volteara a ver.
— ¿Si, mi Lord?
—Voy a retirarme de su recorrido, me temo. —
dijo entonces mirando hacia abajo en al ciudad. —
Tengo asuntos que atender.
—Puedo entender, —sonrió la princesa. —Sabe
que mi familia está muy agradecida por su servicio.
Aun así, sabe que está invitado al banquete.
Mikhail agradeció con un gesto de su cabeza.
—Lo se, mi princesa. Espero poder llegar a
tiempo. —con una corta reverencia y un guiño al
príncipe Louis, el alfa marinero empleó su caminata
en dirección a las escaleras.
—Bien, vengan, los llevaré a los jardines para
que puedan beber algo. —dijo la princesa Gemma
mientras Louis solo veía en la misma dirección en la
que Mikhail se había marchado.
(…)

113
Krestum era enorme.
Terriblemente enorme. Con muros sólidos y
decoraciones estrafalarias. Con grandes ventanales y
techos altos. A la luz del atardecer parecía una de las
ilustraciones pintadas en los libros que Louis solía
leer cuando era un crío.
Las vistas era increíbles, toda la ciudad en su
esplendor, vista desde tan arriba junto a las nubes,
parecía como un sueño. El cielo se refractaba en
tantos colores, desde el azul más brillante, pasando
por los rosados que terminaban en morados. Hasta
que un muy oscuro tono los bañó y se difuminó de a
poco trayendo consigo un manto de estrellas
refulgentes que destellaban con rudeza desde arriba.
Gemma los condujo por la mayor parte del lugar,
mostrándoles salones enormes. Pasillos largos y bien
decorados. Les mostró a los bellos jardines podados
y rebosantes de flores. Vegetación espesa cayendo
por las paredes junto a las fuentes. Les mostró el
salón donde pronto sería el gran banquete y con el
dedo les señaló dónde estarían hospedándose más
tarde en un piso alto de la gran fortaleza con las
mejores vistas del reino, en el mismo nivel que las
propias alcobas de los monarcas.

114
Gemma era divertida y fácil de llevar. Hablaba
con la voz suave y el tacto delicado que solo poseían
las princesas. O en su mayoría… pues Nadine estaba
encantada con ella. Más cuando Gemma preguntó
por la confección de su vestido turquesa y la
princesa del norte respondió que había sido tejido
por ella misma.
Se llevaron de maravilla al instante.
Mientras más paseban por el Krestum, Louis
parecía más sereno. Aunque no dejo de estar tenso
desde que habían llegado, Liam había servido de
gran apoyo. Poniendo su mano de manera
desapercibida sobre su hombro o sobre su espalda
baja, ayudando a Louis a respirar de nuevo.
Más cuando poco a poco, gracias a los
comentarios graciosos del alfa en su oído, él
comenzó a sonreír de nuevo, mirando todo con más
paciencia y clama. Esperando que la tensión
marcada en su estómago dejara su cuerpo para el
momento del banquete. Para así desenvolverse con
soltura cuando cenará junto a la familia real.
Aunque había aún varios puntos haciendo mella
en su cerebro.

115
Uno, aún no conocían al príncipe y Louis estaba
nervioso de que su extraña ausencia a su llegada,
fuera factor de una pésima actitud. Y Louis quería
algo bueno para su hermana.
Dos, aún no se sentía del todo conforme aunque
los habitantes de Dragonscale no hubieran sido más
que hospitalarios con ellos.
Y tres. Aún escuchaba a las bestias aletear fuera
de la fortaleza y oírlos gruñir a pesar de que la noche
ya había caído. No era de gran revelación informar
que Louis estaba aterrado.
Y, para avivar su miedo, Gemma decidió
preguntar al grupo:
— ¿Ya han visto a los dragones?
Nadine, ya en confianza con la princesa, hacía
relucir su actitud infantil y saltó con emoción
cuando la princesa mencionó a las bestias.
—Vimos un dragón de tierra antes de llegar aquí,
princesa —. Asintió. — ¿Verdad, Liam?
—Lord Mikhail dijo eso —asintió Lord Payne
hacia la princesa. —Y mencionó otro dragón.
— ¡Vistione! —saltó Nadine.

116
— ¿Quieren conocer a Vistione? —preguntó
Gemma. Louis se puso blanco y Liam se atragantó.
Gemma lo notó y se rió abiertamente. —Bueno,
pues lamento anunciarles que el dragón ya es viejo y
no tolera el ruido de la ciudad. Vistione pasa sus días
en Litoreh. Las playas de ahí están muy alejadas y
todos saben que el dragón de mi padre ronda por ahí.
Nadie se atreve a acercarse.
Louis respiró de nuevo.
—Pero puedo presentarles a Shyreh.
— ¿Quién es?
—Mi dragona. —sonrió la princesa Akgon.
(…)
Gemma los condujo al exterior, bajando unas
pocas escaleras hasta donde había una zona rocosa y
sin ningún tipo de construcción, donde Louis solo
escuchaba uno que otro gruñido y respiración fuerte.
—Ella siempre está aquí, no es como los demás
dragones, le gusta quedarse lejos de todos de vez en
cuando. —anunció la princesa, quien caminaba
frente a su guardia que al mismo tiempo cargaba una
antorcha en mano. Iluminando de poco la estancia.

117
—Shyreh, —llamó la princesa y luego aplaudió.
Nadine iba detrás de la princesa, emocionada.
Louis iba casi detrás de Liam, con el corazón
latiéndole a tope en el pecho.
La princesa Gemma se detuvo, la fresca brisa de
la noche le removió su vestido dorado.
Nadine suspiró en sorpresa.
—Nadine, regresa aquí, apártate un poco. —
llamó su hermano, que parecía estar muriéndose de
miedo. Liam lo tomó de los hombros.
—No tema, príncipe, —anunció Gemma. —
Shyreh es amigable. ¿No es cierto, amor? —dijo
hacía lo que parecía ser la nada.
Hasta que unas pisadas fuertes de escucharon y
removieron la piedra del suelo. Ser Isaak achinó los
ojos tras de Louis para alcanzar a ver mejor. Pero
fue la antorcha del caballero de Gemma que iluminó
de poco unas escamas de un tono morado suave.
Entonces dos patas se alzaron de frente y un gran
cuerpo con un cuello largo se materializó frente a
ellos. Con una cabeza enorme y brillos pálidos.
Otro dragón.
Un dragón de la realeza.

118
De un tono extraño… bellísimo… de un tamaño
mucho más grande que el habían visto en el barco.
Con las alas arrastrándose por el suelo. Su cabeza
era casi tan grande como la altura entera de la misma
princesa Akgon, quien alzó la mano para tocarle la
nariz. Era tal vez el doble que un dragón de tierra,
pero a diferencia del otro, este era hermoso.
Increíblemente fascinante…
Louis casi supo admirar su presencia.
Casi no tuvo miedo de solo contemplar al
imponente dragón que lucía tan hermoso a la luz de
la luna…
Hasta que un aleteo fuerte sonó y rompió el
momento, un estruendo hizo sacudir el suelo y
entonces otra bestia aún más grande, de color blanco
puro con escamas doradas, aún más feroz, cayó en la
explanada.
Y como sí su aparatosa llegada no hubiera sido
suficiente para los nervios de los príncipes de
Gélida, el dragón gruñó con fuerza en dirección a los
jóvenes, haciendo que Louis casi tropezara hacia
atrás. Liam lo sostuvo aunque estaba igual de tenso.
Nadine reimprimió un grito.

119
— Spacköv! —gritó Gemma en una voz que no
parecía la suya. Pero el dragón pareció calmarse de
un momento a otro cuando le soltó la orden.
Louis temblaba para cuando el dragón retrocedió
y pareció fulminar con la mirada a la princesa.
Nadine quizo preguntar algo, cualquier cosa, pero
no tenía las palabras y lucía más blanca que de
costumbre.
Louis entendió que no importara lo bellas que
lucieran esas bestias…, seguían teniendo el poder de
comérselo de un solo bocado.
Quiso dar la vuelta y huir corriendo dentro del
castillo, quiso tomar a su hermanita y llevarla al
barco con o sin Mikhail, se irían esa misma noche, y
no volverían jamás a donde el graznido de una bestia
que escupía fuego, resonara por todo el lugar. Iría a
casa y jamás, en la vida, volvería a salir de Gélida.
Nunca más.
Estuvo a punto de pedirle a Liam que se fueran
pero entonces, una voz extraña con ese mismo
acento raro sonó por toda la estancia y supo que no
procedía ni de algún guardia, ni de alguien que ya
hubiera estado con ellos.

120
Era la voz de un muchacho, y permanecía en lo
alto del imponente dragón, montado en el.
Louis no captó lo que dijo, pero supo reconocer
el tono de pregunta en su voz: burlona, grave,
sureña. Y en cuando pronunció su pregunta, Gemma
bufó y pareció contar hasta diez en su cerebro.
Entonces el dragón bajo la cabeza y el chico saltó
para caer con agilidad en el suelo.
Los ojos de la corte de Gélida repararon en él.
Alto, de complexión delgada pero tonificada.
Vestía una armadura de un tono dorado oscuro,
diferente a la de los guardias; si ellos lucían como el
oro de por sí, este chico lucía veinte veces más
costoso, con todos esos diseños y con una pesada
espada blanca atada a su cintura. Llevaba el cabello
largo suelto, con un par de trenzas cayendo con la
mata de rizos largos que le llegaban poco antes de
los hombros.
Sin embargo; este no tenía el cabello blanco
como decían las leyendas o como lo había visto en el
rey o en la princesa, si no, tenía el cabello castaño,
como lo había visto… en la reina.
Pero sus gestos, la forma de sus ojos, la forma de
su mentón, su estatura… este era sin duda, el hijo

121
más joven de los Akgon, el heredero al trono. Este
era el príncipe.
Y se notaba en su gracia al caminar, con porte,
sintiéndose dueño de todo, -porque lo era— con el
mentón alto y sus ojos con los párpados caídos,
mirando a la corte extranjera frente a él, frunciendo
el ceño, analizando lo que estaba pasando y porque
de pronto tres jóvenes vestidos de azul yacían junto
a su hermana.
—Hermano —, saludó Gemma con una corta
reverencia, al mismo tiempo, que Nadine, Liam y
por último Louis, se agachaban en una misma
reverencia, por fin reaccionando del shock.
—Hola. —saludó con la voz grave, pero mucho
menos animada que cuando había gritado en lo alto
de su dragón. Su ceño fruncido no se borró en
ningún momento.
—Los príncipes de Gélida, —anunció la princesa.
—han llegado hoy, al parecer… lo olvidaste. —
sonrió, pero era obvio que no estaba feliz.
—Bueno, yo—
—Este es mi hermano pequeño, Harry, princesa
Nadine, —lo cortó Gemma. La pequeña de ojos
azules abrió los ojos maravillada cuando el príncipe

122
Akgon se hubo acercado lo suficiente; esa piel como
el marfil, levemente bronceada y con el leve rubor
en sus mejillas del esfuerzo recién hecho. Su nariz
recta y sus labios rellenos. Tan atractivo y alto como
su padre.
Y esos bellos ojos de un verde esmeralda que
brillaban a la luz de la antorcha. El cabello suave y
esponjado, resultado como la fuerte influencia de los
genes de su madre. Louis notó, que tenía un mechón
de su cabello trenzado entre sus rizos, y ese mechón
era del mismo blanco que del cabello de Gemma.
Algo raro, algo extraño, pero interesante.
Después de todo, montaba un dragón, no había
dudas de que se trataba de un Akgon.
Harry miró a Nadine sin ápice de impresión en
absoluto, haciendo una reverencia hasta ella como lo
dictaba el protocolo, pero luciendo cien por ciento
indiferente. Aun así, había un brillo de burla en sus
ojos para cuando saludó a Liam.
Y luego sus ojos por fin parecieron reparar en
Louis.
El chico delgado y pálido que aún lucía aterrado
pero tenía el mismo poder que Harry. Ambos

123
príncipes y herederos de dos reinos totalmente
distintos.
Fue ahí cuando sus ojos azules conocieron el
verde del Akgon más joven.
Y Louis tal vez estaba alucinando, pero vió
llamas en ellos.
///
Las edades de mis personajes:
Louis 16Liam 18
Nadine 14Harry 19
Gemma 23Ser Isaak 26 Todos los adultos de ahí
en fuera tienen arriba de 35.

124
➳ 05: Pesadilla. ➳

—Príncipe —, saludó Louis de inmediato,


bajando la cabeza en un símbolo de respeto. Sus ojos
miraban a Harry como si este hubiera sido esculpido
en una roca de marfil. Tenía el cabello salvaje por la
cabeza, con esa trenza de color blanco que se
escondían entre sus rizos color chocolate; llevaban
remarcado el aspecto de haber recorrido todo el
continente montado en un dragón que no solo era
blanco y dorado -lo más imponente que jamás
hubiera imaginado-, si no que, era el más grande que
había visto hasta ahora en el sur. Y Louis tenía cada
vez más miedo.
Pero recuerda a su madre decirle: “Los modales
ante todo.” Y él está seguro de que no quiere
contradecir a su madre aunque esté del otro lado del
mundo. Se lo juró.
Harry no dijo nada, a su vez. Se suponía que él
tenía que corresponderle a su saludo, estaba en el
protocolo. Pero el príncipe de ojos verdes solo le
hizo un asentimiento de cabeza. Con la misma
indiferencia con la que había tratado al resto de su
corte. Parecía cansado, para nada impresionado con

125
todo el show que Louis suponía que causaba su
llegada al sur.
Pero… nada.
Solo supo que el primer recuerdo que tendría de
ese muchacho, sería esos ojos verdes llenos de
llamas que no supo si tomar como una buena o mala
señal.
—Bueno, estoy segura de que el banquete esta
por comenzar —, anunció Gemma de repente.
Recuperando la misma chispa feliz de momentos
atrás. —Será mejor que vayamos llegando,
probablemente tenga que presentarlos con un
montón de gente, por favor, príncipes, volvamos al
castillo —. Dijo la chica de cabello blanco mientras
Louis, aún descolocado, tuvo que ser medio
empujado por Liam para que este siguiera
caminando. Liderando la marcha y volviendo sobre
sus propios pasos cuando salieron del Krestum.
Nadine volteaba hacia atrás a cada dos por tres,
donde los príncipes Akgon mantenían una rápida
charla en susurros, aunque no entendía
absolutamente nada de lo que decían. Louis supo
que se trataba de esa lengua vieja que había
mencionado Mikhail horas antes.

126
Louis también miró atrás, ya que los hermanos
parecían discutir por algo, pero al final regresó la
vista enfrente cuando los príncipes comenzaron a
seguirles el paso.
Al llegar a la entrada del Krestum, Gemma
volvió a ponerse frente al grupo para seguirlos
guiando. Sin embargo, el príncipe se aclaró la
garganta y todos los ojos volvían a estar sobre de él.
Louis no podía alejar los ojos del príncipe; seguro
era por el hecho de que nunca encontraría a gente
como Harry de vuelta a casa. No con esa piel
bronceada y ese cabello largo. En el norte nadie
llevaba el cabello trenzado y salvaje como él. Nadie
tenía ojos verdes, ni nadie era tan apuesto de vuelta
en casa. Louis miraba al muchacho con una especie
de miedo y admiración y era extraño como todo lo
que había sentido desde que llegó a Dragonscale,
había sido con miedo y admiración.
Louis estaba intimidado.
—Si me disculpan… —Suspiró el príncipe Harry.
—iré a cambiarme por algo más… apropiado. —
dijo, evidentemente luciendo como un niño
caprichoso que acababa de ser regañado y solo
estaba harto de todo eso. Incluso rodó los ojos casi

127
imperceptiblemente. —Me reuniré con ustedes en el
banquete.
Todos se le quedaron viendo como si faltara algo.
Harry los miró durante unos segundos sin más que
decir y alzó las cejas antes de darse la vuelta sobre
sus talones para emprender camino en la dirección
contraria. Un guardia dorado apareció de la nada y
comenzó a seguir a su príncipe detrás, con los
pesados sonidos de las armaduras colisionando
contra el suelo de arenisca mientras se alejaban en el
interior de un largo pasillo.
Gemma suspiró.
—Lamento el comportamiento de mi hermano…
él está un poco cansando. —comentó la princesa
mientras guiaba a los príncipes de vuelta al interior
del castillo, donde el banquete comenzaría.
Louis volteó a ver a Liam y este le dio una
sonrisa burlona. El príncipe de Gélida no esperaba
para estar a solas con él y poder hablar de todo lo
que habían visto en ese día… o todas las veces que
Louis casi se desmaya de miedo.
El príncipe de Gélida sólo quería que ya fuera
hora de irse a la cama, para así poder soñar que

128
estaba de vuelta en casa, donde la vida era más
simple.
(…)
El salón del banquete contenía un gran pista de
baile y a un banda tocando las piezas típicas en
Dragonscale. Gemma les contó sobre la historias de
algunas canciones y aunque Nadine estaba
encantada -y le preguntaba a cada momento si al
príncipe Harry le gustaba bailar-, Louis solo empezó
a escuchar “blablabla” mientras la princesa Akgon
hablaba. Estaba harto. Estaba cansado, y no podía
creer que el día siguiera durando más y más. Gemma
les presentaba a los miembros de la corte y el
sonreía y hacía leves inclinaciones pero en su cabeza
solo estaba en blanco.
Liam lo notó, el también parecía cansado. Pero
como siempre su prioridad era Louis, le puso una
mano en la espalda como apoyo y el príncipe omega
le sonrió dulcemente antes de que Gemma los guiara
a sus asientos.
Los reyes entonces llegaron y la gente comenzó a
saludar a la pareja creando un gran alboroto. Louis
bufó entonces, él solo quería irse a dormir. Bueno, al
menos Nadine estaba feliz y encantada, pero él solo
quería poder firmar una alianza en los próximos

129
días, y tratar de no pensar en la posible unión de su
hermana con el príncipe raro.
—Príncipe Louis —, el Rey Daeron llegó hasta
su lugar en la mesa con el brazo entrelazado con su
reina. Louis tuvo que ponerse de pie. — ¿Ya le han
mostrado el Krestum?
El muchacho asintió.
—Si majestad, es un lugar increíblemente bello,
debo decir. Estamos encantados con él y sobre todo
agradecidos con la princesa Gemma, que nos ha
tratado con nada menos que amabilidad. —sonrió
forzadamente.
—Nos alegra oírlo, príncipe, esperamos que su
estancia aquí le resulte divertida. Después de todas
estas… ormalidades, estoy segura de encontrará el
momento para descansar. —La reina Anne le guiñó
un ojo. Como si ella pudiera leerle la mente y saber
que estaba completamente agotado. «Instinto de
madre…» recuerda que le decía su mamá de vuelta
en casa.
Louis sonrió de nuevo, esta vez, sincero.
—Gracias, su majestad.

130
Así los reyes procedieron hasta sus lugares de
honor y Gemma los guió de vuelta hasta sus propios
asientos donde al fin pudieron sentarse para dar
comienzo al banquete.
La música había tomado un ritmo más tranquilo y
suave, perfecto para degustar la comida, hasta que
las enormes puertas del salón se abrieron
interrumpiéndolo todo y por ellas entraron tres
muchachos riendo y causando un estruendo que
llamó la atención de toda la corte.
Pues a la cabeza del grupo se hallaba el mismo
príncipe Harry, vestido con una túnica nueva,
luciendo aseado y mucho más presentable de cuando
lo habían conocido, con el cabello arreglado y
estilizado cayendo en bucles junto a su cabeza.
Luciendo fresco y brillante como una estrella. A sus
lados, había dos jóvenes un poco más bajos. A su
derecha, un chico con una túnica similar, el cabello
no tan blanco como los Akgon, si no de un rubio
plantino que aún remarcaba su gran parecido con la
realeza, con el rostro sonrojado por la risa y
complexión de un joven guerrero como el príncipe:
delgado y un poco fornido. A la izquierda del
príncipe estaba un chica no tan menuda como
Gemma. Esta lucía fuerte, decisiva, no suave como
una princesa, pero aún así usando un vestido

131
plateado que remarcaba su hermosa figura, atractiva,
hermosa. Y llevaba el mismo cabello blanco que
toda la dinastía de los dragones. El trío era
demasiado perfecto para ser real, pero lo era.
Así que cuando todos los ojos estuvieron sobre
ellos, el trío se vio obligado a erguirse con elegancia
y a caminar con tranquilidad hasta sus lugares en la
mesa; poco a poco todo regresó a la normalidad.
Con los músicos volviendo a tocar y la gente a
regular sus conversaciones sobre la gran mesa de
madera blanca.
Louis no apartó los ojos del príncipe hasta que se
sentó con sus allegados en la otra punta de la mesa.
(…)
—Princesa, príncipe, déjenme presentarles a mis
primos antes de que los lleve a sus recámaras —.
Pidió Gemma. Louis, a quién ya se le cerraban los
ojos, tuvo que reprimir un bostezo mientras que
Liam le sonreía con dulzura.
Nadine parecía más despierta que nunca una vez
que había acabado del banquete con deliciosas
comidas que Louis no supo procesar. (Estaba
demasiado cansado y demasiado hambriento; ellos le

132
habían servido comida y su cuerpo solo la ingirió sin
parárselo a pensar dos veces.)
— ¡Fraht! [hermano] —llamó y la lengua
extrajera hizo que a lo lejos el príncipe Harry alzase
la cabeza y medio gruñera en la dirección de su
hermana. Sin embargo Louis pudo ver como él se
aproximaba -a regañadientes— junto a los dos
hermosos muchachos que llevaba a sus costados.
No era un gran misterio para Louis deducir que
probablemente el príncipe Harry era un niño
mimado y caprichoso que tenía un pésimo carácter,
pero de momento no quería pensarlo mucho, ya lo
vería mañana, cuando tuvieran tiempo para charlar.
Y luego estaba su hermana, quien de seguro ya
estaba imaginándose a ella misma como la reina y
señora de ese palacio en unos años, teniendo doce
hijos Akgon de ojos verdes y cabello blanco…
Louis intentó reprimir su frustración… una vez más.
Nadine miró a los tres con estrellas en sus ojos.
—Primos, quiero presentarlos con Louis y
Nadine de la casa Tomlinson, príncipes del norte. —
Sonrió Gemma. —Estarán quedándose por un
tiempo, son nuestros más preciados invitados que
hemos tenido en mucho tiempo.

133
Nadine sonrió.
Ahora que Louis los analizaba más de cerca,
pudo examinar sus rostros con más detenimiento; el
chico tenía una sonrisa boba en el rostro, con un
permanente sonrojo en sus mejillas, lucía como un
sujeto agradable. Y luego estaba la chica… tan…
extraña. Era demasiado bella, demasiado
intimidante. Con esos bonitos ojos verdes y esa piel
de porcelana. Tenía los labios rellenos y ciertas
pecas distribuidas por su rostro y sus hombros. Su
figura, impresionante. Era la chica más imponente
que jamás había conocido.
—Príncipe, ella es mi prima Skyler, de la casa
Akgon. Es nuestra prima tercera. —presentó
Gemma. Y la chica bajo la cabeza con rudeza
cuando Louis hizo su reverencia. Pero cuando le
tocó presentarse ante Nadine, casi fue un poco
cortante y grosera. Lo bueno es que la princesa del
norte no pareció notarlo. —Y este es nuestro primo,
Niall de la casa Horan.
—Un placer tenerlos en Dragonscale —sonrió el
muchacho.
Louis sonrió y Liam le siguió. Nadine río
encantada comenzando a mostrarle gratitud a los
primos de la realeza.

134
(…)
Louis tomó un almohadón de la cama y enterró
su cara en el para reprimir un gruñido de puro estrés
y esperó a que su respiración se regulara antes de
alzar la cabeza.
Mirando hacia su alrededor, en esa preciosa
recámara de huéspedes que lucía diez veces más
lujosa que su habitación en Gélida; la cama era
mucho más grande y cómoda. Tenía preciosas vistas
a los jardines del Krestum y todo el mobiliario era
tan extravagante y en tonos dorados, blancos y
plateados. Todo lucía costoso y mágico.
Y ¿cómo había llegado ahí?
Después de la cena y de la presentación de los
intimidantes primos de los príncipes Akgon, Gemma
finalmente pudo llevarlos a sus respectivas alcobas
en las que se hospedarían los próximos días.
Afortunadamente los sirvientes que habían traído
desde el norte bajaron su equipaje y alistaron sus
próximos conjuntos ligeros, recién hechos, para sus
próximos días de calor en la capital del sur, aún con
sus colores, el turquesa y el plateado, pero luciendo
tan distantes de lo que alguna vez se usaría en el
norte.

135
En casa… a tres semanas de ahí.
Al otro lado del continente.
Donde no había… malditos dragones.
Louis quería arrancarse el cabello.
Enterró su cabeza de vuelta en la almohada para
gruñir de nuevo.
—Oye, cálmate —Liam se burló en la entrada de
la alcoba.
Louis se alivió al instante.
— ¿Qué haces aquí?
— ¿Crees qué volveré a dejarte dormir solo? —
sonrió el alfa.
Louis admiró a su mejor amigo. Le abrió paso
entre sus finas sábanas azules para dejarlo entrar. Le
preguntó qué habían dicho los guardias y el dijo que
no debería preocuparse por ellos.
Pasaron casi toda la noche chismeando entre
susurros sobre los príncipes Akgon, y Louis confesó
todo el miedo que había sentido por cada dragón que
se mencionó y vio en todo el día. Como le aterraba
que volaran alrededor de toda la cuidad todo el

136
tiempo. Que había perdido la cuenta después del
dragón número veinte; todos adultos todos grandes y
listos para incendiar un mundo entero. Louis le
sinceró como extrañaba su hogar. Como extrañaba a
Ollie.
Le dijo que le agradaban los Akgon, pero no
quería volver a verlos jamás para así regresar a sus
pacíficas tardes en la nieve, donde los ataredeceres
lo dejaban sin palabras.
Liam lo consoló, haciendo círculos en su espalda
cuando Louis comenzó a llorar contra su pecho.
Y gracias a su olor, a lo que Liam significaba
para él, a ese pequeño pedacito de casa que lo hacía
sentir seguro, Louis pudo conciliar en sueño y
calmar a su omega por dentro.
(…)
Aquella noche, Louis tuvo un sueño.
Cuando cerró los ojos y cayó en el manto oscuro
de un imperturbable momento donde su consciencia
dormía y su cerebro descansaba, su corazón se relajó
y su respiración se volvió acompasada y lenta,
llevándolo a un mundo mucho más allá donde no
había tiempo, ni noches ni días, y el ser humano, era
libre.

137
Y es que primero miró un cielo enorme, que no
tenía fin; donde las estrellas brillaban entre destellos
débiles, un cielo en donde los colores se refractaban
en tonos pasteles, suaves y tranquilos. Miró la nieve
crujir bajo sus botas…
Estaba en casa.
Con el aire frío y fresco que tocaba su piel y lo
envolvía entre sus copos y estalactitas. Luego sintió
la pesadez del arco en su brazo y el carcaj de flechas
lleno en su espalda. Escuchó aullar a Ollie su lobo,
sentado a su derecha, y a miles de lobos a su
alrededor comenzando a cantarle a una Luna que no
existía.
Se fascinó.
Así es como recordaba al norte, pacifico, como
un hogar.
Y luego, cerró los ojos, y ya no estaba en tierra
firme. Pero el cielo se seguía viendo, el hermoso
paisaje del atardecer, con el horizonte rayando lo
infinito, hasta que sintió el ajetreado movimiento y
el aleteo de unas poderosas e inconmensurables alas
que le revolvía el pelo. Su capa ondeaba tras él
mientras montaba un dragón.
Y ¿Cómo…, cómo era posible?

138
Pero Louis no tuvo mucho tiempo para
procesarlo, porque gritó y se soltó de la escamas,
comenzando a caer.
El tiempo se volvió pesado.
Todo comenzó a transcurrir en cámara lenta.
Louis caía y veía hacia arriba. Las alas del
dragón…
Fue aquella visión que había tenido en casa,
cuando cayó al trepar la colina y Liam estuvo ahí
para sostenerlo.
Louis caía y caía, pero él no se movía, aunque el
cielo si, el dragón también, pero él parecía estar
trabado en un bucle infinito de su caída.
Entonces el cielo, que se refractaba y se
refractaba en tonos pastel, se volvió de un naranja
suave… un hermoso naranja brillante y saturado…
que se volvió rojo. Rojo y rojo. A más no poder. El
cielo…, el cielo era todo rojo.
De pronto Louis ya no caía.
Pero estaba ardiendo en llamas y su piel no ardía,
sentía como se quedaba entre la brazas.

139
Y él gritaba, gritaba de dolor. Se retorcía y
aunque él no se quemaba, su piel se sentía derretirse,
sus nervios les soltaban extremas punzadas de dolor
que acalambraban sus músculos y rompían sus
huesos una y otra vez.
Gritaba como si quisiera deshacerse de su cuerpo.
Gemía y se revolcaba a entre la lava.
Hasta que cerró los ojos y lo único que pudo ver,
fue un dragón, en la oscuridad, entre pesadas nubes
de humo negro subiendo hasta el cielo.
Y ahí estaban… sus ojos.
Ojos… verdes.
Las llamas los seguían consumiendo.
Y Louis seguía ardiendo…
Seguía gritando.
(…)
—Louis, Louis… ¡Louis!
Gritó y gritó, era Liam…, entonces, el omega
respondió.

140
Entre respiraciones agitadas y el corazón a tope,
gotas y gotas de sudor cayéndole por la espalda, por
la frente, y el aire aprisionado en sus pulmones…
pero estaba vivo.
Se sentía haber muerto en esa… pesadilla.
Pero se tocó, los brazos, la cara, el cuello… no
estaba ardiendo, no estaba quemándose entre las
brazas. Estaba bien. Y Liam estaba mirándolo con
tanta preocupación.
Él solo lo abrazó.
Louis no pudo volver dormir esa noche.
///

141
➳ 06: Insolencia. ➳

Harry lideraba la marcha de su trío con la cabeza


en lo alto y la mirada con los párpados caídos;
dirigiéndose a un lugar solitario para poder charlar
con sus primos.
— ¿Qué están haciendo los del norte aquí? —
preguntó de la nada Skyler, quien se había
mantenido sorpresivamente callada desde que
conocieron a los príncipes de Gélida de vuelta en el
gran salón de banquetes.
Niall la miró.
—Gemma lo dijo, son nuestros invitados, estoy
seguro de que mañana sabremos el por qué —acotó
el rubio mientras caminaban por los largos pasillos
del Krestum hasta sus alcobas. Sus guardias iban
detrás, protegiendo, pero lo menos que necesitaba
ese grupo era que lo resguardaran.
— ¿Tú sabes algo? —preguntó la chica de ojos
verdes a hasta el príncipe.
—No —, respondió Harry. —Pero no me agrada.
Cualquier cosa que trajera a los norteños hasta

142
Dragonscale, no me gusta. Entre más rápido se
larguen de aquí, mejor.
Niall rió.
Después de algunas escalinatas, la corte del
príncipe y su guardia real, llegaron hasta la
habitación del heredero, donde las puertas adornadas
en varios arabescos dorados fueron abiertas por dos
de los guardias. Ahí entró Harry junto a sus primos,
esperando poder tirarse sobre los sillones para
despotricar sobre sus huéspedes con libertad, como
siempre lo hacían cada que la capital del sur recibía
un invitado raro.
Y ¿qué podrían decir de tres sujetos que se hacían
llamar “Los Príncipes de Gélida”? Mucho. Pues
Harry ni siquiera tenía el más mínimo toque de
interés por cualquier nación inferior que no fuera
reino de su familia.
A Harry no le importaba toda esa mierda de las
alianzas; cuando el fuera rey, montaría en su dragón
para intimidar a todos quienes osaran con pisar el
sur.
El joven muchacho entró por su alcoba a punto
de exclamar alguna de esas ideas en su cabeza,
cuando descubrió que su padre, madre y hermana, se

143
encontraban ya ahí, protegidos por otra parte de la
guardia real. Así que se frenó de repente e hizo que
sus primos chocaran contra sus brazos.
Los guardias cerraron las puertas de la alcoba,
cómplices de todo este plan que seguro el Rey
Daeron había creado.
Harry tragó saliva.
—Padre —, saludó sarcásticamente, evaluando la
situación. Adentrándose en su alcoba, llegando hasta
el saloncito donde sus padres se sentaban. — ¿A qué
debo esta honorable visita? —Harry fingió una
reverencia y eso hizo que la quijada de Kargem se
tensara.
—Harry, no seas insolente. —lo reprimió su
madre de golpe. La dulzura de la Reina Anne era
solo perturbada por el carácter hosco de su hijo.
—Oh discúlpeme, majestad, —dijo rodando los
ojos hacia su padre.
El rey tuvo suficiente.
— ¡Ya basta! —gritó, levantándose de su silla.
Harry se apartó, echándose hacia atrás. Gemma y
sus primos se asustaron desde sus lugares. —
¡¡Estoy harto de tus faltas de respeto!!

144
El rey podría ser mayor, podría lucir totalmente
pacífico cuando caminaba por su palacio de la mano
de su reina. Pero los títulos que se pronunciaban en
cada presentación que tenía, no eran solo alardeos
hacia su persona o características que se suponían
sobre su cargo. Él era el Kargem del cielo. Daeron
Akgon había liderado un innumerable ejército
montado en el dragón más grande de poniente, y a
pesar de todas las llamaradas de fuego que expulsó
Vistione, él nunca, jamás, ardió.
Suspiró de manera frustrada.
—Vas a quedarte a escuchar mis órdenes y las
vas a cumplir, por que no solo soy tu rey, si no, tu
padre. —dijo Kargem, y Harry lo miró con fuego en
sus ojos, pero no le quedó más remedio que asentir
muy a su pesar. —Salgan.
Como respuesta a su orden, los guardias
comenzaron a caminar fuera de la alcoba del
príncipe. Skyler y Niall se sumieron a ellos en un
intento de escapar también del fuego del rey.
—No, ustedes no. —dijo señalando a los primos
reales. Ellos tuvieron que volver con la cara al suelo.
—Siéntense, los tres, ahora.

145
Niall fue el primero en obedecer, sentándose a la
derecha de Gemma con premura. Skyler le siguió,
sentándose en un sillón de una sola plaza. Harry fue
el último en tomar asiento en el reposabrazos del
asiento de su prima. Acatando a medias la orden de
su padre. Daeron suspiró.
Miró por la ventana al cielo oscuro que pintaba la
noche ante él.
—No voy a preguntar donde estuvieron todo el
día, tengo la sospecha de que la respuesta no va a
gustarme en absoluto —, soltó de repente. Luego
volteó a ver a sus hijos y sobrinos. —Pero desde
ahora, en este preciso segundo, hasta que yo lo diga,
estará estrictamente prohibido montar sus dragones.
Los más jóvenes saltaron en sus lugares con
indignación, comenzando a exigir que se
quebrantara esa orden, que no era justo, protestando
en contra de las palabras del rey.
—Silencio. —soltó Kargem con esa voz de
profundo terror que hacía bajar la cabeza a todos.
Menos a Harry. Quién miraba a su padre con mucho
enojo. Al rey no pudo importarle menos los
caprichos de su hijo. — Y, en lo que respecta a los
príncipes de Gélida, —suspiró. —Van a hacer todo
lo que ellos quieran hacer. —decretó, caminado por

146
toda la habitación mientras jugueteaba con los
anillos en sus manos. —Si quieren salir, salen con
ellos. Si quieren comer, comen con ellos. Si quieren
bailar, bailan con ellos.
— ¿Y si quieren montar los dragones? —
Preguntó Skyler. Gemma la miró escandalizada.
Como la princesa que era, ella había sido criada para
quedarse callada cuando padre hablaba. Cuando
Kargem hablaba. Skyler no conocía el miedo. Era
dura, fría, pedante e insolente. Pero era una
excelente guerrera. Y tenía sangre Akgon pura en
sus venas. A veces Gemma le tenía miedo.
Daeron la miró con los párpados caídos.
—Si así lo quieren los príncipes, los dejas montar
tu dragón. Cuando acaben, le dire a Vistione que
puede cenarselo. —dijo inmune a la insolencia de su
sobrina. —Pero si los veo, a ustedes, cerca de uno de
ellos, los echo del palacio.
Todos se miraron entre sí a excepción de la reina.
Que había encontrado fascinación en una pintura
que yacía colgada en la habitación de su hijo. Sabían
que Daeron ya había echado a miembros de la corte
anteriormente y que sus amenazas nunca iban en
broma.

147
— ¿Ha quedado claro, lo que he dicho? —dijo
entonces, mirando a todos con sus ojos verdes y el
ceño fruncido de un hacia temblar a todos.
—Dake, Kargem. [Si, Rey.] —respondieron los
jóvenes al unísono; claro, a excepción de Harry.
—Yo ni siquiera sé que están haciendo esos
norteños aquí. —dijo el príncipe.
Daeron lo fulminó con la mirada.
—Los hemos invitado, hermano. Vienen a formar
una alianza. —le dijo Gemma exasperada, como si
fuera lo más sencillo del mundo, como si Harry no
pudiera entenderlo él solo.
—Nosotros no necesitamos alianzas con ningún
reino —. Exclamó.
—Este es un imperio, Harry. Así se maneja uno.
No provocando guerras, sino erradicándolas. —le
contestó su hermana mayor. Harry bufó con sorna.
— ¿Tú qué vas a saber de un reino, si a duras
penas y sabes lo qué sucede en tu castillo? —dijo
Daeron con decepción en sus palabras. —Debería
dejarle este reino a tu hermana y no a ti, eres una
deshonra.

148
Harry lo miró herido por primera vez, sintiéndose
humillado frente a su familia.
—Ellos vienen a firmar una alianza y vienen de
una buena familia. Príncipe Louis heredará el Norte
algún día, y su hermana será una hermosa mujer
digna de ser reina —exclamó Daeron mirando a su
mujer antes de soltar la bomba. —Y tú te casarás
con la Princesa Nadine, uniremos las Casas.
Exclamó, con Harry alzando la cabeza de repente
y mirando a su padre como si tuviera arañas
saliéndole de las cuencas de los ojos. Gemma y Niall
se miraron mutuamente, sorprendidos, Skyler
parecía haber sido golpeada en el estómago,
indignada.
El joven príncipe se levantó y apretó sus manos
en puños.
— ¡No puedes…-!
—Si puedo. Y no habrá forma de que me
contradigas. Niégate y declararé que Dragonscale
será gobernando por Gemma y no por ti. —lo
amenazó. —Este es el poder, hijo, y esta es su
responsabilidad. Si no puedes cargar con ese peso, lo
dejaré en manos de quién pueda.

149
Sin más, el rey Daeron se marchó por las puertas
de la alcoba, seguido por su esposa y Gemma, quien
veía a su hermano con preocupación en sus ojos,
pero que supo que lo último que quería, es que ella
dijera algo de momento. Kargem podía ser
demasiado duro algunas veces, pero era un buen
padre. Y la actitud de su hijo estaba cruzando los
límites, su deber, era mantenerlo a raya.
Así que Harry se pasó las manos por el pelo y
pateó una de la sillas del saloncito, gritando en
frustración.
(…)
Louis estaba sentando sobre el escritorio de su
alcoba, escribiendo algo sobre un pedazo de
pergamino con cierta tranquilidad. El amanecer se
había alzado con suavidad sobre la costa sureña,
dejando pasar débiles rayos de luz por los vitrales de
las ventanas, creando sombras extrañas en la figura
del príncipe omega.
Liam despertó poco después, encontrando al
joven príncipe a pocos metros de la cama. Sacó las
piernas de las sábanas, y se sentó sobre el colchón
pasándose las manos por el rostro.

150
— ¿Qué estás haciendo? —la voz de Liam era
grave y rasposa.
—Escribo una carta para papá. Le aviso que
hemos llegado con bien al sur. Espero que cambie de
opinión en cuanto a Nadine, no haberla tenido tres
semanas en casa ya debió de haber afectado a mi
madre. —dijo, tratando de reír, pero aún notándose
cansando, pues no había conseguido dormir después
de la… pesadilla que había tenido la noche anterior.
Liam torció el gesto, pero se levantó para hasta el
escritorio. Al alfa puso sus manos sobre los hombros
de Louis y les dio un leve apretón.
—Bien, pues me voy. Tengo que cambiarme, no
sé qué es lo que tengan previsto esos… príncipes
raros para hoy. —le dijo a Louis.
El príncipe asintió mientras firmaba con su
nombre el pergamino.
—Espero que no tenga nada que ver con esos…
Y antes de que lo digiera, escuchó gruñir a un
dragón con fuerza cerca del castillo, poniéndole los
pelos de punta.
(…)

151
Ese día Louis llevaba una túnica azul ajustada
con un cinturón de cuero negro. Revelaba un poco
de sus clavículas y remarcaba un poco su delgada
figura. Pero esa era la forma en la que vestían ahí y
esperaba que con eso se sintiera un poco mejor
recibido. Cuando los sirvientes lo vistieron después
de un baño, se encontró mirándose frente al gran
espejo de su alcoba, extrañado por el reflejo. Le
había recortado el cabello, pues solía llevarlo un
poco descuidado luego del viaje en barco; lo habían
cortado casi al ras en los lados y se mantenía
abundante en el centro. Lo habían rasurado aunque
no hacía mucha falta, pues casi era lampiño al
tratarse de solo tener dieciséis.
A veces Louis olvidaba que hace a penas unos
años el aún jugaba como su hermana en los castillos
junto a su lobo… Ollie. Como extrañaba todo.
Pero no iba a ponerse triste ese día. Tenía que ser
el Príncipe hoy, no Louis. Tenía que mostrar respeto
a la familia real de los dragones y lograr que ese
extraño… chico encontrara al menos un ápice de
fascinación por su hermana. Si iba a dejarla ahí, por
lo menos que le pareciera divertida, o agradable… o
que solo sonriera un poco cuando la viera, no con
esa expresión de completa indiferencia que le había
dedicado el día anterior.

152
Cuando en el norte todos alababan la belleza de
su pequeña hermana…
Y si, iba a ser un día pesado.
Se reunió con Liam y Nadine en el pasillo. Un
par de guardias dorados -los gemelos que los habían
recibido-, y Ser Isaak estaban ya esperándolos para
acompañarlos hasta el jardín, donde sería el
almuerzo.
Así que caminaron con premura, con Nadine
hablando con Liam sobre lo bonito que era el
castillo y que si le gustaba su vestido nuevo, azul
como sus ojos, dando un par de vueltas por los
pasillos del Krestum para demostrar como su falda
giraba con sus olanes, hasta que Louis le pidió que
dejara de jugar con suavidad cuando ya se
aproximaban hasta su destino.
Los guardias dorados les abrieron las puertas al
jardín y entraron con intriga, hasta que enfocaron al
rey junto a su corte; Daeron a la cabeza de la mesa,
leyendo un par de papeles junto a su comida. La
reina Anne charlaba con Gemma sobre algo
divertido; él príncipe Harry en la otra cabeza de la
mesa, comiendo con cara de aburrimiento junto a
sus dos primos, Skyler y Niall parecían estar
discutiendo. Fue hasta que la armadura de Ser Isaak

153
resonó por el caminito de piedra hasta la mesa, que
se percataron de que ya estaban ahí.
Louis esperaba que todos se levantaran e hicieran
otras de las mil reverencias que habían hecho el día
anterior, y que se rieran con esas risas falsas y
elegantes que tanto dolor de cabeza y frustración le
causaban. Pero, para su agradable sorpresa, el rey y
reina, claro, junto a Gemma, le dedicaron una
sonrisa y lo invitaron a sentarse sin tantas
formalidades. Nadine se sentó junto a Gemma y
Louis junto a lord Horan, Liam a su derecha.
Suspiró.
—Principe Louis ¿Cómo ha pasado la noche? —
preguntó la reina mientras tomaba un panecillo y le
untaba algo amarillo que Louis nunca había visto.
—Bien, —mintió. —Gracias por preguntar mi
reina.
Y luego se sumieron en una rápida y amena
conversación sobre si las noches eran calurosas o
frías como en el norte, con Liam comentando un
poco y haciendo reír a la reina. Anne parecía un
linda mujer, un poco parlanchina pero divertida.
Louis se encontró relajándose gracias a ella.

154
Después la conversación acabó y Louis ya casi
terminaba su plato, que para su sorpresa era comida
muy rica con frutas que nunca había conocido, pero
que eran deliciosas. El pan era diferente también y el
jugo de naranja era fresco y dulce. En el norte todo
era de importación, ahí sabía que todo eso se
cultivaba en la ciudad y eso le agradaba más.
Luego la reina se puso a charlar con Nadine sobre
algo de vestidos y telas, hasta que Louis pudo
escuchar mejor la conversación que llevaban los
primos Akgon. Hablaban sobre el ejército, con Niall
diciendo algo sobre haberlos visto entrenando en los
campos aquella mañana y Skyler diciendo que era el
ejército más poderoso de todo poniente. Louis no
pudo ser un poco más discreto, pues Niall lo atrapó
mirándolos con cierta insistencia por opinar o
preguntar algo, pero el sabía que nunca debía
interrumpir.
Aún así, se coloreó un poco de rojo cuando los
ojos azul eléctrico de Lord Horan repararon en él.
—Principe Louis ¿usted ha visto en acción al
ejército de Dragonscale? —dijo de repente,
llamando la atención de Liam y del rey en la otra
punta de la mesa.

155
—Eh, no, mi Lord —negó rápidamente, medio
sonriendo, medio encantado de que el muchacho lo
hubiera incluido a la conversación.
—Pues claro que no ha visto ningún ejército en
acción ¿verdad, príncipe? —dijo Skyler
despectivamente.
Louis se tensó.
—Si se refiere a si he ido a la guerra, lady
Akgon, entonces tiene razón. —dijo Louis, siendo
poco afectado por el tono venenoso de la chica. —
No lo he hecho. Eso no significa que no esté
entrenado.
Entonces un sonido extraño -parecido al que la
gente hace cuando le da un ataque de risa y parece
ser reprimido-, sonó justo a pocos centímetros de
ahí. Todos entonces miraron al príncipe Harry que se
había cubierto la boca con una de sus manos y
cerraba los ojos. Louis alzó las cejas.
— ¿Qué es lo que encuentra divertido, príncipe
Harry? —preguntó Louis.
Entonces el rey Daeron, en la otra punta, lo miró
con cierta diversión, así como Niall miró a Skyler
con las cejas arqueadas.

156
El rizado, que ese día llevaba una túnica similar a
la de Louis, pero en un perfecto dorado con
bordados blancos, el cabello castaño cayéndole en
bucles y la trenza de color blanco formando media
coleta sobre su cabello, miró al príncipe omega
apretando los labios, intentando no reír. Con esa
expresión de estar por encima de todo, a Louis ya no
le parecía nada de intimidante como ayer.
El príncipe se acomodó en su silla.
—No, no… nada me parece divertido, príncipe
Louis —afirmó Harry.
— ¿Usted cree que no puedo pelear? Soy un
chico omega pero eso no significa que no sepa
hacerlo. —dijo con fingida diversión en su tono.
Niall apretó los labios para evitar sonreír.
—No, no es por eso…
—Perdóname si sueno grosera pero, que no se
supone que la gente como tu es muy… ¿débil? —
exclamó Skyler con el ceño levemente fruncido, con
las pecas resaltado sobre su piel blanquecina.
—Eso no significa que no se pueda luchar, mi
lady. —acotó Liam de repente, defendiendo a su
príncipe.

157
— ¿En que disciplina fue entrenado, príncipe? —
preguntó entonces Daeron hacía Louis. Todos se
giraron a verlo.
—Arquería, alteza.
— ¿Y es usted un buen arquero?
— ¡El mejor! —exclamó Nadine. —Perdón por
interrumpir, su majestad. Pero mi hermano tiene la
mejor puntería de Gélida.
Kargem alzó las cejas, impresionado.
—Eso es increíble, príncipe —dijo Niall a un
lado de Louis. Este se giró para sonreír y agachar la
cabeza en agradecimiento.
—Estos tres no tienen ni gracia para la puntería
—comentó Daeron. —Solo espadas aquí en el sur.
Gemma río un poco contra su servilleta y Skyler lo
notó.
—Bueno al menos yo si puedo empuñar una.
—Skyler —, advirtió su tía y lady Akgon rodo los
ojos mientras volvía a su comida.
— ¿Usted en qué pelea, Lord Pyne? —preguntó
Harry, diciéndose a Liam, tomando una mandarina
de una cesta y pelándola con tranquilidad.

158
—Lord Payne, alteza —corrijo el alfa. Louis
reprimió una sonrisa.
—Oh, perdón. —dijo Harry sin sentirlo en
absoluto.
—Combate con espada, príncipe.
— ¡Hey, podríamos batirnos en duelo! —dijo
Niall con diversión.
—Nadie va a batirse en duelos con nadie. —
Exclamó Daeron.
—Dake Kargem, —exclamó el rubio con
lamento.
— ¿En qué otras disciplinas que no sean de
combate, está interesado, mi príncipe? —preguntó
Nadine de la nada. Su bonita sonrisa brillaba desde
su sitio, Harry la miró directamente por primera vez
en todo el almuerzo.
Torció el gesto pero logró componer una sonrisa
en pocos segundos. Aún así, Louis lo había notado.
— ¿Hay otras disciplinas qué importen? —dijo
con sorna, causando las risas de sus primos a sus
lados y la propia. Louis rodó los ojos y aunque
Nadine pareció descolocada al inicio terminó por
reírse sin entender mucho.

159
— ¿Le gustan las artesanías, princesa? —
preguntó Gemma de repente mientras su hermano y
primos seguían riéndose.
— ¡Claro qué si! —respondió Nadine con una
sonrisa.
—La llevaré al bazar del pueblo, podrá
comprarse todo lo que le guste ¡incluso hay dulces
muy sabrosos!
— ¡Eso me encantaría!
Kargem negó con la cabeza con una sonrisa.
—Si me disculpan, tengo un reino que dirigir. —
Daeron se levantó y a su vez, Anne le siguió.
Tomándose del brazo de su esposo para
acompañarlo. —Princesa Nadine, le encargo un
dulce, tengo ganas de uno, si me hace el favor.
—Absolutamente su majestad. ¿Cuál es su
preferido?
—Usted traiga los que más les parezcan, uno para
mi y para mi esposa, espero que se divierta hoy.
Sonrió Kargem y la princesa del norte sonrió con
dulzura. Luego avanzó hasta el príncipe y Lord
Payne.

160
—Y príncipe, no deje que mi hijo sea un
insolente —dijo en voz baja. —Necesita que alguien
con carácter lo ponga en su lugar de vez en cuando.
Louis sonrió hasta Daeron y luego este le guiñó
un ojo.
—Tenga un buen día en La Capital, príncipe.
///
Skyler y Niall tienen 18

161
➳ 07: Diferencias. ➳

Las calles de la ciudad de Dragonscale eran


grandes y amplias, con caminos de piedra amarilla y
casitas pintorescas. Tenían sobre ellos, un pleno
cielo azul con una que otra nube, donde brillaba el
sol y calentaban con fuerza cada superficie lejos de
la sombra. Pero la gente ahí parecía feliz, divertida,
en calma. Todos saludaban a la corte real mientras
caminan entre ellos y regalaban cortas reverencias
como sonrisas.
La gente de ahí no parecía tener miedo de las
bestias que volaban por su cielo, de vez en cuando
gruñendo, luego pelando por alguna cabra en el aire.
Los dragones intimidaban, si, pero nunca
molestaban a los aldeanos o siquiera volaban
demasiado cerca de ellos.
El mercado del centro era una estructura bastante
imponente, según las palabras de la princesa
Gemma, había mandado a ser construido por El
abuelo de su abuelo, para que el comercio tuviera un
lugar más próspero para llevarse a cabo. Una
ubicación idónea cerca de los muelles que
transportarían mercancías de diferentes lugares, el

162
mejor pescado de la región y sobre todo, las
artesanías más bellas del continente.
Gemma les contaba sobre el lugar y su historia,
su importancia para La Capital, y como su economía
favorecía a todos los aldeanos de Dragonscale. Ella
caminaba junto a la hermana de Louis, mirando de
vez en cuando hacía atrás, donde el príncipe Harry
era el más rezagado del grupo, incluso lejos de sus
primos.
El príncipe de Gélida lo observaba todo desde un
lado, donde caminaba junto a Ser Isaak bajo el sol
abrazador. Pero en cuanto Gemma distrajo a Nadine
en un puesto de telas, Louis volteó a ver hacia atrás,
donde Harry había desaparecido, pues ya no estaba
detrás de todos, si no, en un puesto de comida,
donde le compraba a unos niños una bolsa de
manzanas.
Louis frunció el ceño, pero aprovechó el descuido
de Ser Isaak para acercarse sigilosamente al príncipe
a sus espaldas.
— ¿Entonces la bolsa de panecillos cuesta diez
monedas? —preguntó Harry, de cuclillas, mirando a
uno de los niños de salvajes rizos rubios, vestido en
harapos. El pequeño asintió, con una sonrisa
apenada. — ¿Cuántos panecillos tiene?

163
El otro niño, levemente más bajo que el otro, alzó
la voz, un poco más valiente.
—Veinte.
— ¿Y si solo quiero dieciocho panecillos?
Los dos niños se miraron con los ojos abiertos
como platos, demasiado pequeños como para
entender las matemáticas.
—Diez monedas. —dijo el más grande entonces.
—Pero son dieciocho panecillos, no veinte.
—Aún así son diez monedas.
Harry alzó las cejas y rió. Aceptó la bolsa
completa y le dejó una pequeña bolsita de monedas
sobre el mostrador de vieja madera. Era obvio que se
trataba de mucho más que solo diez monedas. Luego
les sacudió el cabello a los dos.
—Son niños listos, manténganse así.
Dijo entonces, poniéndose de pie y sonriendo
cuando se dio la vuelta para alcanzar a Gemma, pero
Louis estaba de repente frente a él. El omega lo miró
con el ceño fruncido.

164
— ¿Qué? —dijo el príncipe Harry, tomando uno
de los panecillos rellenos, mirando a Louis con la
misma cara de aburrimiento y despreocupación de
siempre, mientras que este miraba hasta la bolsa,
adoptando otra expresión más relajada en su rostro.
— ¿Qué es eso?
Harry lo miró extrañado.
—Panecillos de crema.
— ¿Puedo probarlos?
— ¿Nunca has comido panecillos de crema? —
preguntó el principe, el heredero, un Akgon, un
jinete de dragón… con la boca medio llena. Louis
quizo reírse por lo patético que lucía, pero estaba a
penas tanteado terreno con Harry.
—Absolutamente no, príncipe. No hay tal cosa en
el norte. —Harry hizo de nuevo ese ruidito de burla.
Louis lo fulminó con la mirada.
—Bien, pues estarás agradecido conmigo
entonces, toma. —le mostró la bolsa y dejó que
Louis alcanzara su mano para tomar uno. Era una
especie de pan frito en forma de cilindro con las
puntas dobladas, señales de relleno. Tenía un poco
de relleno color amarillo saliendo de uno de los

165
extremos. Lo tomó delicadamente con el dedo
pequeño y se lo llevó a la boca, saboreándolo.
— ¿Qué es? —le preguntó al príncipe.
—Es relleno de vainilla. Otros tienen relleno de
fresa. Pero no me gustan mucho. —Harry se encogió
de hombros.
—A mi me encantan las fresas.
—Entonces comete esos y déjame a mi los de
vainilla. —dijo quitándole a Louis sin pudor su
panecillo y avanzando frente a él sin reparos.
Louis lo miró escandalizado, pero maravillado al
mismo tiempo. Harry tenía un carácter extraño,
raro… diferente a todas las personas que lo habían
tratado antes. Quiso sonreír, pero se detuvo.
Alcanzó a Harry a dos puestos más adelante,
donde un viejo hombre tenía una serie de manzanas
que parecían bañadas en algo de color bronce. Harry
le preguntó como le había ido en el día mientras
tomaba tres manzanas, y el viejo le contestó de una
manera afirmativa, sonriéndole al príncipe con
afecto. Louis observó al hombre y le regaló una
suave sonrisa que fue igualmente correspondida. Ñ

166
Harry le agradeció y le pagó con otra bolsita de
monedas sin preguntarle el precio.
— ¿Esas qué son? —preguntó Louis sobre su
hombro cuando lo alcanzó. Harry era una o dos
cabezas más alto que el príncipe del norte, sus pasos
eran más grandes y Louis se encontró teniendo que
medio correr para mantenerle el paso.
—Manzanas caramelizadas —contestó el rizado,
de verdad extrañado por la pregunta del otro
príncipe.
— ¿Caramelizadas?
— ¿Qué comen en el norte, hielo?
Louis frunció el ceño.
—No, pero no tenemos nada de eso allá.
—Hmm, ya veo porque son tan amargados.
Louis abrió los ojos como platos.
— ¡No somos amargados, en absoluto!
—Pues lo parece.
— ¿Por que lo dices? —Preguntó el omega a la
vez que Harry tomaba otro panecillo del interior de
la bolsa que cargaba Louis, mientras caminaban

167
entre la gente del mercado. Ya demasiado lejos de
Gemma y el resto de su grupo. Pero ahí la gente era
amable y saludaba a su príncipe con respeto, con
amabilidad. Y debían tenerle cariño, pues en
realidad Harry era buen príncipe con su gente. El en
verdad se preocupaba por ellos, la gente afuera
parecía quererlo, así como Louis era querido en su
hogar.
Si Harry era querido así por su gente, entonces no
debía tratarse de solo un niño mimado y caprichoso;
debía haber algo más, mucho más dentro de él.
El príncipe Akgon lo miró con los párpados
caídos.
—No quieres saberlo, —dijo, fulminándolo.
Mordisqueando su panecillo como un niño. Louis
frunció el ceño, pero sonrió. —Mejor ve y alcanza a
mi hermana, escucha todo lo que tiene que decir del
lugar para que aprendas la historia de Dragonscale.
Dijo, con su voz fingida y tratando de parecerse a
la de Gemma, obviamente, burlándose de su
hermana mayor. Louis tuvo que taparse la boca para
no echarse a reír.
— ¿Ves? Por eso mismo lo digo…

168
— ¿Por taparme la boca soy un amargado? —
contestó Louis .
—Pues no se… ustedes son muy…
— ¿Refinados?
Harry se mofó.
—ABURRIDOS. —soltó.
— ¿Cómo lo sabes si quiera? —dijo Louis,
intentando lucir indignado. — ¡No nos conoces en
absoluto!
—Bueno, pues eso dicen todos del norte. Que son
serios, aburridos y… ¿qué más? Oh ya,
ABURRIDOS.
—Príncipe se comporta usted como un niño. —
Louis batallaba para no reírse.
—Agh, y luego ese… lenguaje.
— ¿Cuál lenguaje?
—Todo… formal y eso. Hablas como si tuvieras
cincuenta años.
—Tengo dieciséis.

169
— ¿Lo ves? ¡A eso me refiero! —entonces
ambos se detuvieron porque una fila de niños pasó
correteando por las angostas calles del mercado.
Mientras ellos eran de cuando en cuando iluminados
por la luz del sol, pues la mayoría de los puestos
tenían carpas entre sí. —Eres menor que yo y
hablas… así.
—Bueno, ya no lo haré entonces, si eso te hace
sentir mejor.
—Y luego está…tu amigo ese.
— ¿Lord Payne?
—Ese no es su nombre.
—Liam.
—Si, ajá. Pensé que era mudo hasta que lo oí
hablar en la mañana.
Entonces Louis no soportó más y dejó escapar
una limpia carcajada melodiosa que salió desde el
fondo de su estómago.
— ¿Qué? —Harry se contagió por la risa.
— ¿Como puede usted, príncipe, hablar de un
Lord importante de esa forma? —Louis exageró su
acento pretencioso y Harry rodó los ojos.

170
— ¿Te has dado cuenta ya? Son unos pesados…
Louis se rió de nuevo.
Volvieron a caminar por los pasillos del mercado.
Louis se percató de que el grupo de Gemma los
había dejado ya muy atrás, pero no le importaba.
Harry le acercó la bolsa de panecillos y cuando
Louis lo miró con curiosidad, el mayor rodó los
ojos, pero le pasó uno de los panecillos que tenían
relleno de color rosado.
—Gracias —, contestó bajito. Dándole un
mordisco tímido que de inmediato fue recibido con
los ojos muy abiertos, sorprendido, gimiendo de
gusto. —…sabe… ¡delicioso!
Harry asintió con los ojos cerrados.
Louis comió con gusto su panecillo mientras
seguían caminando por la explanada del mercado,
acercándose hasta un muro bajo de concreto
amarillo que dejaba vistas perfectas de la ciudad,
con el mar inundando el suelo rocoso y los dragones
volando cerca del Krestum. Las casitas posicionadas
en lugares irregulares por las curvas de las colinas, y
los carruajes y carretas moviéndose entre las calles
llenas de gente. El ruido incesante de la ciudad
rebotaba entre todas las montañas pobladas.

171
Louis admitía que el sur era precioso. La vista
amena era casi suficientemente bella como para
olvidar el norte por unos minutos; el calor era casi
más soportable cuando veías la imponente base de
un reino tan poderoso, tan magnífico. Por un
segundo… solo por un pequeño segundo, Louis no
extrañó su hogar.
Hasta que, claro:
— ¿Cómo es el norte? —preguntó el príncipe
Akgon, aún con la boca llena de panecillos, con ese
acento diferente y ese cabello salvaje que parecía
tener vida propia, los rizos danzando gracias a las
olas de viento provenientes de la playa.
Louis apartó la mirada.
— ¿Gélida? Es… un lugar precioso.
— ¿Hay glaciares?
—No de donde yo vengo –, explicó el joven
príncipe. —En Gélida hay tres zonas distintas.
Yaekor, Frigida y Glaké, todos nombrados por
dioses antiguos. Yaekor es donde yo solía vivir, el
castillo de mi casa está ubicado casi en el centro, y
son bosques, está plagado de árboles y lagos
congelados, pero, si subes a las montañas… puedes

172
ver a los lejos Glaké, ahí es donde hay glaciares y
todo se ve… infinitamente blanco.
Harry lo miró por primera con un gesto más
serio, real, empático, por primera vez desde que lo
conoció. Como si el príncipe dragón estuviera
familiarizado con la emoción de nostalgia.
—Me gustaría ir.
Louis regresó sus ojos hasta Harry.
—Puedes, cuando quieras. El norte puede parecer
frío, pero es cálido con sus invitados.
Harry le pasó de nuevo la bolsita de panecillos,
haciendo que Louis sonriera levemente y tomara
otro.
—Algún día serás el rey… ¿dejarás que llegue
ahí y lleve a mi dragón?
Louis se puso blanco.
— ¿Lle-llevarías a tu…?
Harry se rió, parecía que lo había hecho a
propósito. Con saña, para asustar a Louis .
— ¿Por qué les tienes miedo?

173
—Bueno yo…—Louis intentaba explicarse,
poniéndose nervioso, asustadizo. Comenzando a
llenar el aire de pánico que no podía sentir Harry.
Louis, el omega, que de pronto se vio abrumado de
tan solo pensar em esas… cosas gigantes con alas en
su preciado Norte, fue interrumpido por la
estruendosa carcajada de Harry. — ¡¿Como no les
voy a tener miedo!?
Harry seguía riéndose.
—Oye, ya, no es gracioso.
— ¡Lo es, mírate, estás aterrado! ¡como ayer!
Llegué y casi te desmayas del susto —Harry soltó su
bolsa de panecillos y cayó directo al suelo sucio. Se
sostuvo del estómago pues su risa era tan grande que
el aire en sus pulmones se acababa y el se ponía
rojo.
Louis se cruzó de brazos, el ceño fruncido en
sobre sus ojos.
—No es de buena educación burlarse de los
demás, —dijo, como un niño enojado. Pero no le
importaba, enserio le molestaba que Harry siguiera
riéndose.
— ¡No me importa! —Harry parecía que iba a
morirse de risa sobre el muro de concreto.

174
Actuaba como un niño, tonto e infantil. Algo que
no le quedaba para nada a su perfil de un joven
adulto, príncipe y sobre todo, jinete de un dragón.
Harry era insufrible en realidad.
—Eh… ¿Louis? —y ahí estaba, su héroe, por fin.
Liam se acercó llevando en sus brazos un montón de
telas y bolsas llenas de hilo. Seguro no pesaban nada
gracias a su fuerza y complexión. Liam, tierno,
suave y para nada irrespetuoso, tenía una expresión
de extrañeza en sus finas facciones, Louis rodó lo
ojos mientras el príncipe Akgon seguía muerto de
risa.
—Liam… —se acercó para ayudarle con una de
las bolsas, que poco pesaban gracias a su leve
contenido. Le sonrió con dulzura y alivio, era su
llave para huir de las estruendosas carcajadas del
príncipe.
— ¿Qué le pasa al príncipe Harry?
«Está comportándose como un idiota» quiso
decir, pero en su lugar, forzó una sonrisa.
—No lo sé. Ya nos vamos, ¿caminas conmigo?
—dijo medio tirando de Liam para arrastrarlo lejos
de Harry.
Y así lo hizo.

175
Cuando se hubo alejado lo suficiente, volteó a ver
a Liam.
—Pobre de mi hermana, cuando conozca cómo es
este príncipe, le saldrán canas antes que a la reina.
Liam se rió con suavidad.
(…)
Después de un día ajetreado por La Capital, los
príncipes de Dragonscale junto a su corte e
invitados, regresaron un poco cansados hasta el
Krestum, donde Gemma pidió una banda para
alegrar su estadía en el salón y para que Nadine y
ella pudiera evaluar todas las compras que habían
hecho en el mercado.
Así que ahí estaban, sentadas sobre la mesa del
salón, con Niall y Skyler jugueteando con unos
muñecos de barro que habían comprado, pues en el
fondo seguían siendo un niños. Harry se había
enojado porque no habían conseguido uno para él,
pero los tres primos estaban acostados sobre los
sillones junto a los ventanales del castillo, luciendo
dramáticamente aburridos, pues según Gemma, su
pasatiempo era volar en sus dragones o explorar las
afueras de Dragonscale, pero ahora que el rey se los
había prohibido, no tenían otra cosa que hacer.

176
Y bueno, Louis sabía que siempre había muchas
cosas que uno podía hacer aún dentro del castillo,
porque había oído de la gran biblioteca del Krestum
y se pregunta cuántos libros existían que él no ha
leído, y todas las cosas que podía aprender. Pero se
cuestionaba si es que alguna vez el príncipe Akgon o
sus primos habrían leído algo por sólo placer. Sabía
que la respuesta a eso era un rotundo ’no’.
Así que estaba de pie junto a Liam, mirando a los
músicos tocar las melodías clásicas del sur: música
divertida, a un ritmo feliz pero tranquilo, con bonitas
notas del violín y guitarras, pero sobre todo, Louis
miraba la flauta escondida tras algunos otros
instrumentos, y se preguntaba si alguno de esos
músicos sabrían alguna pieza de Gélida.
Cuando acabaron la última canción, todos en la
habitación aplaudieron -salvo los tres primos en los
sofás-, y Gemma se puso de pie.
—Lord Rakem, es usted un gran músico —alabó
la princesa de cabello plateado.
El que tocaba el violín hizo una corta reverencia
en agradecimiento.
—Es un honor tocar para su corte, princesa.
Gemma se giró hasta Louis y Liam.

177
— ¿Qué les parece la música del sur? —preguntó
hasta ellos con una ceja levantada y la otra
flexionada. Liam miró a Louis con una pequeña
sonrisa.
—Es magnifica, princesa. Es un bonita melodía,
pero me temo en el norte no estamos acostumbrados
a bailar tan rápido. —comentó Lord Payne.
—He oído que la música en Gélida es mucho más
tranquila —, concordó el compositor, Lord Rakem,
quien era un hombre moreno y regordete que tenía
ojos de un color raro entre el verde y amarillo.
—Si —, respondió Louis de repente. —Los
bailes en casa son más como un…
—Vals, —dijo entonces otro músico de la banda.
Los príncipes repararon en el. —Ruego que me
perdonen, no debí interrumpir.
— ¿Conoces la música de Gélida?
—Absolutamente.
—Edwin es del Norte, su majestad —dijo Lord
Rakem, haciéndole señas al músico para que se
adelantara y se uniera a la conversación.
— ¿De qué parte es, mi Lord? —preguntó Liam.

178
—De la costa de Cinis, Lord Payne, pero mi
madre era de Frigida, ella me enseño todas las
canciones de Gélida.
— ¿Puedes tocar algo? —preguntó entonces el
príncipe Louis, con la esperanza de escuchar algo
familiar.
Edwin asintió y se movió hasta su valija, donde
Louis había contemplado la flauta. El joven
muchacho la tomó con soltura entre sus dedos y
aspiró una gran bocanada para comenzar a tocar un
bello Vals del norte. Y Louis sintió una calidez en su
pecho, el había aprendió a bailar con esa misma
melodía. Sonrió y pareció iluminar la habitación
entera.
—Que hermosa canción —, aclaró Gemma
mientras escuchaba encantada y se movía con
suavidad para intentar imaginarse como era bailarla.
— ¿Sabes bailar, Gemma? —preguntó Nadine,
quien ya había perdido interés en sus telas y
encontraba el baile como una nueva y más divertida
actividad de momento.
—Si, pero no este tipo de música.
—Louis, muéstrale.

179
El príncipe del norte miró a su hermana
escandalizado.
— ¿Qué? No, estoy seguro de que Gemma no—
—Me encantaría ver como es un vals, príncipe. –
corroboró la princesa Akgon.
Louis suspiró.
— ¿Vamos? —Liam sonrió, suave, tierno, cálido
como siempre. Le tendió la mano con ligereza y
Louis no pudo negárselo.
Tomó a Liam de la cintura y del hombro. Recto,
como le habían enseñado. Liam guiaba, moviendo el
cuerpo de Louis con facilidad bajo la luz del
atardecer que atravesaba los ventanales del castillo.
El violín comenzó a acompañar a la flauta y
entonces los dos muchachos comenzaron a darle
más soltura a sus movimientos. Liam se sintió libre
de darle una vuelta a Louis mientras este dejaba
escapar una risa de sus labios.
Le encantaba bailar. Por un momento se sintió en
su hogar.
Movía sus pies con diversión y giró a cada vuelta
que Liam le dio sobre los pisos de marfil del gran
salón. Incluso cuando la última nota de la canción

180
terminó, y él quedó con la espalda pegada al pecho
del alfa, mirándolo con la cabeza volteada y con la
suave sonrisa en sus labios, la felicidad resplandeció
en su rostro.
Nadine y Gemma se soltaron a aplaudir.
Louis soltó a Liam entonces y cuando miró a la
izquierda, ahí estaban los tres primos, erguidos sobre
los sillones, mirándolos.
Harry no apartó la vista de sus ojos.
///

181
➳ 08: Niño. ➳

Habían pasado unos días desde que la corte de


Gélida llegó a Dragonscale.
Los príncipes habían sido llevados de un lado a
otro de La Capital del sur para conocer los más
grandes orgullos del imperio más poderoso de
poniente. Como el mercado, el templo, las playas…
y toda la hermosa arquitectura que poseían las
calles, los monumentos y cada pequeño edificio
construido en la tierra de los dragones.
La princesa Gemma Akgon había llevado a los
príncipes como una audaz guía. Mostró con
detenimiento cada parada, dejó que los príncipes
hicieran cada pregunta que quisieron y respondió
con ternura a cada una de ellas.
Estaba de sobra decir que Nadine estaba
encantada con ella, pues la veía como un ejemplo a
seguir. Quería vestir como ella, quería que la
peinasen como ella y era impresionante como la
princesa Gemma le mostraba una paciencia infinita a
la joven del norte. Le había enseñado a bordar y
poco a poco Nadine esta cada día más cosida con el
sur.

182
Esa tarde, la niña revoloteaba alrededor de su
hermano cuando iban a sus alcobas después de
cenar. Nadine decía que amaba el calor, que le
encantaba bailar como Gemma le enseñaba, que
adoraba los dulces del pueblo, que nunca se cansaría
de las hermosas vistas que ofrecía el Krestum por la
mañana. De hecho, a Louis casi le incomodó que su
hermana no estuviera extrañando Gélida para nada.
Cuando el príncipe mencionaba su hogar o a sus
padres, su pequeña hermana solo soltaba un
comentario banal.
Louis temía regresar al norte sin su hermana, o…
peor, que a ella ni siquiera le importara.
Por como lo veía, Nadine estaba enserio amando
cada comida y encariñándose más con la reina que la
trata como una sobrina a la que adoraba mucho.
Kargem se reía de sus chistes y ambos alababan los
nuevos vestidos de la princesa del norte cada que
entraba por el comedor en las mañanas para el
almuerzo.
Y todo lucía como como si todos los deseos de
Nadine fueran hechos realidad.
Pero -Claro qué hay un “pero”-, había dos
pequeñas cositas que a Louis no le estaban
agradando en absoluto.

183
La primera era:
Nadine era toda sonrisas y palabras amables.
Llamaba la atención cuando iban en las calles, pues
su belleza era cada día más resaltada cuando ella
encontraba más confianza alrededor de todo y todos,
y los vestidos que usaba a cada día eran más
reveladores. “Es lo que usan aquí, Lou” le decía con
dulzura, pero el príncipe se tragaba sus comentarios
y sus ganas de tapar a su hermana con una sábana
entera. Lo que ocasionaba los resoplidos ruidosos de
lady Akgon cada vez más molestos.
Porque si, Skyler estaba enojada y para nada
contenta con la estadía de Nadine en su castillo. La
rubia miraba con ojos letales a la chica cada que
Kargem le hacía un cumplido o que la reina le pedía
que caminasen juntas por los jardines. Lady Akgon
apretaba sus nudillos cada que Nadine llamaba la
atención, Louis lo había visto.
Bueno, en general Skyler parecía odiar a toda la
corte de Gélida sin motivos, así que Louis no se
inmutaba mucho, pues él y su hermana habían
sabido ignorarla muy bien desde que llegaron.
Pero luego, estaba el segundo problemita:

184
Ya que se suponía que, si Nadine llegaba a
quedarse en el sur, con la familia Akgon, viviendo
en el Krestum… sería porque contraería matrimonio
con el aclamado príncipe Harry. Y bueno… Louis
no veía indicios de ello en realidad…
Pues Harry no había hablado directamente con
Nadine nunca desde que ellos llegaron a
Dragonscale. Ni una vez. Solo las preguntas que la
princesa llega a hacerle al rizado ocasionalmente,
pero cada día él lucía más y más aburrido con todo.
Y lo que es más extraño, a Nadine tampoco le
importaba.
Louis tampoco había vuelto a hablar con Harry,
pero él solo era testigo de cómo el príncipe Akgon
se le quedaba viendo siempre que alzaba la mirada.
Y eso como que le asustaba.
Porque no hablaba, no se acercaba y no
empezaba ninguna conversación, pero Harry no
dejaba de mirarlo y Louis comenzó a mantenerle la
mirada. Que siempre era interrumpida
deliberadamente por Skyler, interponiéndose entre
los dos o que llamando a Harry fingidamente para
reclamar su atención.
Así que… i.

185
Y bueno, luego estaba el otro primo de los
Akgon, Niall, quien había comenzado a llevarse bien
con Liam.
Siempre charlando de espadas y viejas leyendas
de cuento; parecían agradecerse genuinamente, así
que Louis estaba contento de que al menos Liam
tuviera alguien con quien hablar más que compartir
miradas cómplices durante el día y por fin
despotricar de la realeza del sur en las noches, donde
siempre regresaba a la alcoba de Louis para dormir
con él.
Esos han sido sus días en el sur. Y Louis no sabía
cuánto tiempo más se quedaría en Dragonscale, pero
ahora tenía un nuevo objetivo, y tenía que cumplirlo
antes de que tomaran el barco de vuelta a Gélida:
hacer que Nadine y Harry se hicieran un poco más
cercanos antes de que él se marchara a casa.
(…)
—Kargem, he escuchado hablar del Solelum ¿Es
tan magnífico como dicen? —preguntó Nadine una
mañana después, con un bonito recogido de trenzas
sobre su cabeza y un vestido azul que brillaba por
los bordados en su falda. Todos estaban en la mesa,
almorzando como siempre. Daeron miró a la
princesa con una sonrisa.

186
—Espero que llene sus expectativas, mi princesa.
Cada año el pueblo sabe superarse a sí mismo —
contestó Kargem.
Louis alzó la cabeza y miró a su hermana.
— ¿Solelum?
—Es la semana de cumpleaños del rey, príncipe.
—anunció Gemma.
Louis alzó las cejas.
— ¡He oído qué hay fuegos artificiales! —saltó
Nadine.
—Los hay, princesa —Contestó la reina Anne. —
A Harry le gustaban mucho de niño ¿verdad, hijo?
El heredero de Dragonscale, que estaba
dormitando sobre su mano en la mesa, saltó gracias
a una patada de Niall por debajo de la mesa.
— ¿Qué? —Dijo, luciendo terriblemente
cansando.
—Los… fuegos artificiales. —repitió su madre.
—Ah si… en el solelum —asintió, bostezando.
— ¿Cansado, príncipe? —preguntó Kargem con
ese tono de frialdad que solían usar cuando se dirigía

187
a su hijo.
— ¡No! No…, no, para nada.
Louis tocó suavemente a Nadine con su pie bajo
la mesa. Cuando los ojos azules de su hermana
voltearon a verlo, él le hizo un movimiento con la
cabeza, inquiriéndole que hablara con Harry. La
princesa obedeció abruptamente.
— ¿Tiene problemas para dormir, mi príncipe?
—casi gritó, llamando la atención de todos, hasta de
los guardias y sirvientes presentes. Harry alzó la
cabeza en su dirección. Louis notó las ojeras bajo
sus bellos ojos.
—No… es solo que, bueno, si— un poco.
— ¡Yo sé preparar un té delicioso para dormir! —
soltó con felicidad. —Puedo prepararle uno más
tarde ¿Le gustaría?
A su vez, Daeron, Gemma y Anne miraron con
tensión al rizado para que este aceptara la propuesta.
Louis y ellos sabían que los dos príncipes debían
unirse más para su próximo compromiso. Harry,
bajo la atenta mirada de Kargem, asintió.
—Si, princesa. —dijo en un fingido todo de
felicidad.

188
(Esa iba a ser una tarea más difícil de lo que
Louis habia pensando.)
(…)
El solelum se festejaba en toda la ciudad. Había
banquetes y festejos hasta tarde. Con fuegos
artificiales y carnavales. Incluso se organizaba un
torneo de justas pero Louis no quería acercarse a
esos eventos, por lo que permaneció detrás de
Nadine los días siguientes cada salían a festejar el
cumpleaños de Kargem.
La gente bailaba y la música resonaba por cada
recoveco de Dragonscale. Y tanto Gemma como
Louis hacían que Nadine y Harry se encontraran
cerca del otro. Iniciando conversaciones por ellos y
dejándolos solos cada que ambos parecían encontrar
algo en común. Siempre fallaban; pues en donde a
Nadine le gustaban el baile y las risas, a Harry le
gustaban los dragones y el combate. No había nada
que los uniera, no tenían ni el más mínimo interés en
común. Louis se quejaba con Liam cada noche.
El día a mitad del solelum se llevó a cabo la cena
de cumpleaños del rey, con Daeron al centro de su
mesa, rodeado de toda la gente y corte de los Akgon.
Dando un discurso hasta su gente, agradeciendo otro
bello cumpleaños y el esfuerzo del pueblo, alzando

189
una copa en lo alto mientras todos se batían en
brindis y sonrisas, vítores para su Kargem.
Incluso Louis sonrió hasta el rey, quien no solo
había demostrado ser un buen anfitrión y un buen
monarca en lo poco que llevaba en su ciudad, pero
quien era lo más cercano a una figura paterna que
Nadine podría tener cuando Louis y Liam marcharán
de vuelta al norte.
(…)
—Príncipe Harry —, llamó Louis, mientras
caminaba con Nadine por el salón, a mitad del baile
en honor al cumpleaños de Kargem.
El salón estaba plagado de lores y lady’s en sus
conjuntos más prestigiosos. Con los largos vestidos
brillando a la luz de los candelabros de velas, las
copas tintineado las uñas con las otras, y la gente
riendo de cuando en cuando. El príncipe Akgon se
encontraba como de costumbre junto a Niall y
Skyler, y los tres parecían una especie de dioses con
sus hermosas túnicas y vestidos en tonos blancos y
dorados. Ese día Harry llevaba una túnica plateada
de mangas largas y su cabello se recogía en una
coleta entre algunas trenzas. Louis y su hermana lo
miraron un poco embelesados pues es que el
muchacho en sí era toda una preciosidad.

190
— ¿Si? —dijo, cansado, sacándolos de su trance.
El príncipe del norte tragó saliva.
—Ahm, bueno… —Louis parecia ido ¿Qué le
pasaba? —Nadine quiere bailar con usted, príncipe.
Nadine lo miró confundida.
—Creí que habías dicho que él me había invitado
a bailar…
— ¿Ah eso dije?
—Si.
—Bueno, no importa ya ¡bailen! —soltó Louis
antes de dejar a su hermana en manos de Harry y
darse media vuelta para regresar con Liam.
No iba a mirar atrás, esperaba que su hermana -
con el hermoso vestido que Gemma había hecho
para ella, dorado con detalles azules— fuera
suficiente para llamar la completa atención del
príncipe Akgon. Esperaba que por fin diera con el
clavo, que por fin ambos hicieran click, que
congeniaran de una buena vez, por que ya estaba
harto.
Cuando regresó con su mejor amigo, Liam lo
miró con ojos esperanzados.

191
— ¿Y bien?
—No lo sé…, se casarán de todos modos, pero
espero que al menos hablen hoy… de cualquier
cosa.
Liam asintió y le dio un apretón cariñoso en la
mano.
—Nadine es preciosa, el príncipe Harry se dará
cuenta en algún momento.
Y Louis por fin volvió la mirada hasta donde su
hermana y el príncipe Harry… bailaban -Gracias a
Dios— sobre la pista de baile y su hermana, parecía
reírse de algo. Bueno, esa era una buena señal ¿no?
Estaban…, charlando. Si. Su hermana estaba
pasando un buen rato con el príncipe.
Con el príncipe de la túnica plateada, y de los
hermosos ojos verdes y los labios rellenos… si,
Louis estaba feliz por su hermana. Absolutamente.
Harry sería un buen esposo para Nadine, y ella le
daría niños de bonito cabello caoba, rizados, y de
piel del marfil. Louis tendría bonitos sobrinos…, tan
bonitos como el príncipe.
El príncipe Akgon.
Príncipe Harry

192
Heredero de Dragonscale.
Louis estaba perfectamente bien con ello, Nadine
estaría enamorada de él para el final de la noche.
Ella no apartaría los ojos de él desde ese momento
hasta nunca. Perfecto, como Louis lo quería. Los
reyes estarían contentos, Jacob e Isabella estarían
contentos por su hija, Louis reinaría el norte algún
día, si.
Y Harry sería su cuñado.
Claro…
El rey del norte y el rey del sur…
Hielo y fuego.
Louis estaba perfectamente bien con ello…
Pero ahora que uno de sus problemas se había
resuelto en su lista, había una nueva y mínima
preocupación. Algo casi de nada, un granito de arena
en una playa.
Y ese nuevo problema era que…
El príncipe Harry no dejaba de mirarlo mientras
bailaba con Nadine.
(…)

193
Niall llegó a charlar con Louis y Liam momentos
después del baile, el primo real comenzó a entablar
una conversación con el alfa, algo que por mucho
que Louis asentía y por mucho que reía cuando ellos
lo hacían, no escuchaba absolutamente nada de lo
que decían.
De pronto hacia un montón de calor, con toda la
gente dentro del salón y con la música cada vez
sonando más y más fuerte. Se estaba convirtiendo en
una jodida pesadilla y Louis estaba al borde.
Necesitaba aire fresco, porque no quería pensar, no
quería hablar y no quería ver.
Por que no le gustaba lo que estaba sintiendo.
Vamos ¿qué sentía? El ni siquiera conocía a
Harry, es más, era un niño odioso y altivo a quién
Louis no estaba seguro de soportar en realidad. Eran
polos puestos, demasiado distantes como para
concordar. De hecho, era imposible que pudiera
surgir algo entre ellos…, bueno, hipotéticamente.
Pero cada que Louis cerraba los ojos… veía
como Harry lo miraba desde cualquier parte del
salón.
Y no, necesitaba aclarar su mente.

194
—Ser Isaak, acompáñeme por favor —, pidió a
su guardia de confianza. El alfa asintió de un solo
movimiento de cabeza y acompañó a su príncipe
fuera del gran salón, buscando desesperadamente el
aire fresco del exterior. Caminaron rápidamente
hasta que Louis encontró un balcón solitario en el
cuál poder recargarse y suspirar. Ser Isaak se quedó
unos pasos atrás, haciendo guardia.
Louis aspiro y exhaló, mirando la bonita ciudad
dorada donde las estrellas iluminaban con fuerza. El
cielo uniéndose con el mar, la brisa cálida
revolviendo su cabello, y el lejano pero constate
ruido de las olas chocar contra las rocas, lo relajó un
poco.
Incluso cuando un dragón, verde de escamas
doradas, planeó muy cerca de su posición, Louis casi
no tuvo miedo por primera vez -Qué si, se quedó
congelado y tragó saliva cuando lo vio, pero al
menos había sido capaz de no huir-, y la hermosa
bestia inmensa, imposiblemente bella, dio un
gruñido que hizo temblar al príncipe del norte, pero
cuando se marchó, Louis se decepcionó un poco al
perderlo de vista.
Cerró los ojos.
— ¿Qué haces aquí?

195
Louis saltó por la pregunta, no esperaba que
nadie le hablara en ese mismo instante y claro, esa
no era la voz de Ser Isaak. Apretó los labios, pero se
dio la vuelta.
Y ahí estaba el hermoso príncipe de cabello
rizado, alto y fornido; Louis había escuchado que
era bueno en combate, ni siquiera Kargem había
opinado, probablemente era verdad. El muchacho
tenía pinta de ser un buen guerrero. Pero ¿sería un
buen rey? ¿Sería como su padre? ¿O sería un caso
perdido?
Aún así, Harry se veía hermoso bajo la luz de la
luna, y Louis suspiró.
— ¿Dónde está mi hermana?
—Baila tu aclamado Vals con Leo. —respondió
Harry, recostándose contra la misma barda donde
Louis tenía ambos brazos flexionados segundos
atrás. Mirando a su ciudad con los párpados caídos.
—Su nombre es Liam.
—Si, no importa.
Louis rodó los ojos.
Ambos se quedaron callados durante varios
segundos, con una distancia de medio metro entre

196
los dos. Louis jugueteaba con sus dedos,
encontrándose con palmas sudorosas porque
estaba… nervioso. Aún así, era un omega pero
Harry no era un alfa y no podría olerlo en el aire.
Ellos venían de dos mundos completamente
opuestos.
— ¿Qué tu novio ese no debería estar aquí? —
Harry preguntó de repente, sin filtros y con una
especie de veneno en su voz. Se parecía al tono que
usaba Lady Skyler para cuando les dirigía la palabra.
—Liam no es mi novio —, Louis suspiró,
intentando ocultar lo mucho que eso le incomodaba.
— ¿Ah no, entonces por qué duermen juntos?
Louis se volteó escandalizado para ver al príncipe
Akgon. Un retortijón le revolvió el estómago.
—No… ormimos juntos.
—Yo lo veo entrar a tu alcoba cada noche.
«¿Qué?» Louis sintió una calidez sospechosa
establecerse en el fondo de su estómago.
—Eso no significa nada.
— ¿Entonces qué significa?

197
El príncipe del norte miró al príncipe del sur
directamente a los ojos. Donde antes había llamas en
el verde de su iris; descubrió hielo, icebergs,
glaciares enteros rodear su mirada desafiante. Con
esa mirada se parecía por completo a Daeron. Por
otro lado, Louis sentía fuego en sus propios ojos.
—Liam es mi mejor amigo.
— ¡Ja!
— ¿Qué?
—Oye no soy un experto, pero no soy un idiota.
Louis frunció el ceño.
—Ahhhh, ya entiendo, majestad, —y ese, era
Harry hablando con su tono sarcástico de nuevo. —
Comprendo que usted está en la completa ignorancia
entonces ¿verdad? Debe ser usted muy descuidado.
— ¿De qué hablas? —y también era obvio que
Louis estaba fingiendo su tono, su falsa intriga.
Enojado por la forma de hablar del rizado.
—De nada… —Harry sonrío con sorna apartando
la mirada.
—Bueno, —Louis se cruzó de brazos. —Liam es
mi mejor amigo, digas lo que digas. Y no estas para

198
saberlo, pero lo más seguro es que termine
casándome con él de todas formas.
Entonces Harry comenzó a toser, ahogándose con
su propia saliva. Aunque no fue nada grave porque
el príncipe Akgon supo recuperar el breves aliento
segundos después.
— ¿Vas a casarte con el mudo?
— ¡Liam no es mudo!
—Casi ni habla —soltó entre risas el príncipe,
burlándose como lo había hecho el otro día en el
mercado.
—Si habla, de hecho, se hace muy buen amigo de
tu primo, te aviso. Lord Horan y él hablan todo el
día cuándo tú estás dormido, dime ¿tan aburridos
somos o es que no tienes ni una pizca de modales?
Harry frunció el ceño.
—Yo—
—No ¿sabes qué? ¡estoy harto! Siempre estás
con esa actitud altiva, creyendo que puedes quejarte
de los demás, cuando en realidad eres un odioso
caprichoso —, soltó Louis, olvidándose de su
propios modales al mismo tiempo. — ¡Parece que te
estamos haciendo un favor al pasar tiempo contigo y

199
no lo es! Eres un presumido, un mimado y un
niño… ¡eres un niño! No puedo creer que seas el
heredero de todo esto.
—No soy un niño.
—¡Si lo eres! Te comportas como un tal, y
honestamente no estoy para soportarlo.
Louis bufó mientras se daba la vuelta y caminaba
con premura hasta el salón, con Ser Isaak
siguiéndolo de cerca.
Harry tensó la quijada y se pasó las manos por el
rostro, frustrado.
///

200
➳ 09: Disculpa. ➳

Nota de la autora: Véase las notas marcadas


con * al final del capítulo.
Después del almuerzo, la corte del norte y la
corte del sur compartían una estadía en el gran salón
como era común. Kargem, como el rey ocupado que
era, se pasaba el día entero en la sala de estrategia,
charlando con mercaderes, resolviendo problemas y
sellando tratos. Esa mañana Lord Mikhail se había
reunido con ellos para almorzar. El hombre parecía
feliz y tranquilo, siendo el mismo hombre divertido
que había servido como capitán del barco real.
Aunque su gesto despreocupado tambaleó cuando
Louis le preguntó en voz alta si tenía idea de porqué
sus padres no contestaban la carta que había
mandado recién llegaron a Dragonscale. Lord
Mikhail alzó las cejas y miró a Daeron Akgon con
un deje de angustia antes de responder vagamente
“debió haber ocurrido un problema con el correo, su
alteza.” Y aunque eso sonó raro, el príncipe del
norte lo aceptó, pues recordaba lo lejos que quedaba
Gélida y que probablemente recibiría una respuesta
pasados unos días más.

201
Luego Lord Mikhail se fue con Kargem para
tratar algunos asuntos reales y la reina Anne se
quedó en el salón con las dos princesas, incluso
había llamado a Skyler para que se les uniera al
bordado de una flor.
Cuando Lady Akgon se negó, Anne le obligó a
sentarse con ellas y quién sabe que debió haber visto
la chica en los ojos de su tía, pero asintió a
regañadientes.
Por otro lado estaba Louis mirando por la
ventana, pues Liam, habiendo entrado en cierta
confianza con Lord Horan, se mantenía el día entero
hablando con el rubio hasta por los codos. El
príncipe del norte lo encontraba divertido, pero
prefería alejarse y mantenerse solo.
Pues desde la forma en que le había gritado a
Harry un par de días atrás, habían reconstruido la
barrera entre los dos. Louis no se disculparía, pues
no había motivo para hacerlo, y Harry era
demasiado orgulloso para acercársele… o eso creía
el.
El príncipe Akgon estaba sentado en uno de los
sillones, solo. Escuchando a su primo hablar con el
extraño y agobiante amigo de Louis. Estaba de sobra
admitir que a Harry no le agradaba. Tampoco le

202
agradaba Nadine… aunque no era como si la odiara.
Estaba en un punto medio con la joven princesa.
Pero Louis…
Louis lo estaba frustrando más de lo que jamás
cualquier cosa o persona lo abrumó en el pasado. Y
es que Harry lo admiraba, aunque jamás fuera capaz
de admitirlo cerca de él; le gustaba su forma de
hablar y su físico tan particular. Harry nunca había
conocido un chico tan fino como Louis. Con esas
pequeñas manos y ese cabello revuelto que lucía un
llamativo tono entre el castaño y el rojizo. Le
gustaban las pequeñas pecas en su rostro y su forma
al bailar. Harry nunca había visto alguien bailar
como él…
En cierta forma Harry admiraba la forma en que
Louis temía a muchas cosas, pero era tan valiente
como para enfrentarlas. Louis era casi tres años
menor a Harry, pero era mucho mayor que él.
Él quería llegar a conocerlo… pero solo tenía dos
puntos con el príncipe, y no eran a su favor. Harry
tendría que buscar una forma de arreglar el
estruendoso daño a su relación, tenía que
convencerlo de que no era un idiota… o más bien,
que si lo era, pero que quería ser diferente. Quería

203
demostrarle que podría aprender de él, que podría
ser mejor. O como mínimo, intentar.
Harry necesitaba que Louis supiera que quería
agradarle, o que al menos estaba tratando.
Necesitaba hablar con él, pero no sabía ni por
dónde empezar.
Aunque lo único que si tenía en claro, era que
necesitaba al rarito de su mejor amigo lejos, pues
Harry había sido testigo de cómo el alfa le ponía una
mano sobreprotectora cada que estaba cerca, como si
dijera “Esto es mío, mi propiedad” y eso hacía que
se le crisparan los dedos. Estaba consiente de que
ese… Lord, estaba un poco más que enfrascado con
Louis, que el príncipe Tomlinson no estuviera en la
misma página, no era su culpa. Pero si, en resumen,
tenía que deshacerse de él…
Maldita sea, Hary necesitaba un plan.
—Mi reina, iré por un libro que dejé en mi
alcoba, me retiraré por un momento, la veré en la
cena —anunció Louis llamando la atención hasta las
chicas en la gran mesa. Nadine le sonrió y le mostró
su flor bordada a la perfección; a su hermana
siempre se le habían dado las manualidades. Louis
asintió con una sonrisa.

204
—Me parece bien, príncipe, si hay algo que
necesite, no dude en pedírselo a un guardia o a un
sirviente —Anne sonrió, mientras que Skyler
parecía estar harta de las agujas y Gemma ya llevaba
media manta.
—Gracias, mi reina. —Louis le hizo una propia
reverencia y se dio la vuelta acercándose a la puerta
donde su guardia plateado, Ser Isaak, le abría para
después seguirlo y cuidarlo.
Liam se puso de pie de repente, incluso cuando
Niall estaba a mitad de una frase.
—Voy contigo, —llamó el castaño, que se
disculpó con lord Horan, notablemente
decepcionado pero corrió tras de Louis como un
perrito faldero.
Harry rodó los ojos y soltó un resoplido. Pero
miró a su primo apretar los labios un poco apagado,
lucía como si en verdad se llevara bien con Liam.
Luego miró a Skyler, abrumada pero constante con
tratar de arreglar su flor mal hecha en la tela. Y
pensó en Louis encerrándose en su habitación con
un Liam que cada día le enfurecía más y más.
Harry miró al fuego de una de las velas de los
candelabros, escuchó a uno de los dragones rugir no

205
muy lejos del Krestum y entonces… tuvo una idea.
Se levantó con premura y se acercó hasta Niall,
quién ya estaba mirando una serie de libros en uno
de los estantes del gran salón.
—Primo —, lo llamó bajito, usando el tono de
voz que sugería discreción. Niall lo miró con una
sonrisa, sabía que siempre que Harry lo llamaba así,
era por que se trataba de un plan.
— ¿Qué?
—Necesito que me hagas un favor. —pidió
Harry, haciendo como que miraba también a las
tapas de los libros. Uno de ellos, de color azul, le
recordó ferozmente al príncipe del norte.
— ¿Para qué? —dijo Niall al mismo tiempo que
Harry le pasaba un brazo por los hombros y lo
guiaba fuera del salón. Un par de guardias les
abrieron las puertas sin preguntar y ambos salieron
al pasillo mientras Skyler los miraba intrigada.
— ¿Te agrada Lincon, no?
Niall frunció el ceño.
— ¿Quién?
—El amiguito de Louis.

206
—Lord Liam —corrigió el rubio, Harry rodó los
ojos.
—Si, eso.
—Bueno, es un buen sujeto. Tiene buenas
conversaciones, de hecho, te agradaría si le das una
oportunidad, sé que no te—
—No, no lo soporto. Pero gracias a los dioses que
tu si. —respondió el príncipe abruptamente.
— ¿Qué estás planeando? —su primo parecía
divertido.
—Necesito que tú lo alejes de Louis, por unas
horas, llévatelo a… las criptas, no sé, tú ya pensarás
en algo.
Harry siguió llevando a su primo bajo el brazo
mientras caminaban con premura por el Krestum,
girando en donde estaban las escaleras a las alcobas.
—Bueno, quería mostrarle la armería, en
realidad… —razonó Niall, rascándose la nuca.
— ¡Perfecto! La armería está muy lejos… —
Harry asintió, dando vuelta en el pasillo donde Louis
dormía; se detuvo de repente y sujetó a su primo por
los hombros.

207
—Vas a ir a la puerta de Louis y le dices al
guardia que quieres preguntarle algo a Lord Payne.
Cuando te dejen entrar, los invitas a la armería,
convences a Landon de ir, y te lo llevas.
—Liam. —corrigió Niall.
— ¡Cómo se llame!
—Bueno si, pero—
—…Louis no querrá ir, el aburrido seguro pedirá
quedarse en su habitación… tienes que hacer que se
separen ¿de acuerdo?
Niall miró a su primo con el ceño fruncido.
— ¿Y tú por qué quieres estar con él? —preguntó
con el tono de voz bajo, nadie sabría quién podría
estar escuchando. —La última vez que dijiste algo
sobre la gente del norte, era que querías que
volvieran de donde vinieron.
—Si bueno, pues no Louis.
— ¿Por qué?
—Pues… ¡nada más! No importa ¿me ayudas 0
qué?

208
Niall siguió con el ceño fruncido, evaluando los
ojos verdes de su primo, violentos como se
caracterizaba a los Akgon, pensando en la situación.
Pronto algo pareció hacer click en su cerebro, una
sonrisita burlona se grabó en sus labios.
—El príncipe Louis te… ¿gusta?
Harry palideció.
— ¿Qué? ¡No!
— ¿Entonces por qué quieres pasar tiempo con
él?
—Pues… me agrada.
—El príncipe Louis… te agrada. —dijo Niall con
un tono de burla.
—Si.
—Ajá.
—Estás loco… —Harry negó con la cabeza.
— ¿Qué no se supone que tienes que casarte con
la princesa, no con él príncipe? —bromeó el rubio.
Harry gruñó.

209
—Niall ¿vas a ayudarme o no? —soltó con furia.
Uno de sus rizos cayó en su frente y le tapó un ojo.
Niall suspiró, alzando las cejas.
—Si, si… —aceptó, asintiendo poco a poco.
—Bien, pues ve, anda—. Harry sonrió como
nunca antes le había sonreído y aventó a Niall en
dirección al pasillo de enfrente.
Lord Horan se acomodó su túnica que su primo
había arrugado con sus manos y rió, bajito, mientras
caminaba en dirección a la alcoba. Harry se
escondió detrás de un muro.
—A Skyler no le va a gustar esto para nada… —
exclamó Niall en voz baja mientras caminaba hasta
la alcoba del príncipe Louis.
(…)
—Podemos salir a los jardines si quieres, puedes
leer ahí —comentó Liam, mientras Louis se tiraba
en un diván con un pesado libro sobre la familia
Akgon, era un registro de su poderoso reinado y el
nombre de todos los que habían sido Reyes en toda
la historia de Dragonscale.
El príncipe negó, abriendo el pesado tomo en la
página donde se había quedado la noche anterior.

210
—No, gracias —dijo, sonando aburrido y
dramáticamente desolado. Liam lo miró con los
párpados caídos. Louis supo que intentar alejarlo
nunca había servido con Liam. —Mejor ven aquí, —
le dijo, levantando la piernas para hacerle sitio a su
mejor amigo. —Siéntate, lee conmigo.
Liam sonrió con el rostro brillando.
Dio el primer paso cuando escuchó la puerta
abrirse.
Los del norte miraron hasta donde Lord Horan
entraba decisivo, con una bonita sonrisa,
acompañado de un guardia dorado. Louis se vio
obligado a ponerse de pie debido a que sus modales
se lo exigían, pero Niall alzó una mano.
—No hace falta que se levante, su alteza —sonrió
el chico y Louis le correspondió el gesto.
Lord Niall Horan -según lo poco que Louis
sabía-, era hijo de Edward de la casa Horan en Valle
Rakium. La casa Horan tenía tres hijos mayores y
fueron abanderados* de los Akgon desde la primera
guerra, así que su familia fue aliada desde los
primeros hombres. Y aunque eran buenos amigos y
tendían a pelear juntos cada guerra, no había ningún
lazo que los uniera.

211
Fue hasta que en una fiesta organizada en
Dragonscale, los tres hijos Horan vinieron a la
capital del sur como invitados. Los dos mayores,
estaban ya casados y con familias, pero el menor,
Edward Horan era apenas un joven muchacho,
guerrero y de bonitos ojos azules que se presentó
hacia los reyes dragón con una elegante inclinación
y una sonrisa despampanante. Fue ahí cuando
conoció a la hermana pequeña de Daeron Akgon,
Allenya, la joven princesa, que el cayó perdidamente
enamorado.
Allenya Akgon era tan hermosa con su cabello
lacio y perfectamente blanco, tan refinada y
recatada; delicada como una flor. Se enamoró de
vuelta de Lord Horan y así, pocos meses después,
ambos contrajeron matrimonio en el Gran Septo* de
Dragonscale. Dos años más tarde llegó el primer y
único hijo de la pareja: Niall Horan. Quien tenía
sangre Akgon en sus venas y por ello, en su
cumpleaños número cuatro, le regalaron un huevo de
dragón verde.
Niall era entonces, hijo de un extranjero, pero
demasiado querido por todos que nunca nadie
cuestionaba su conexión con la familia real. Se había
criado con Harry y Skyler en el gran Krestum, pero
cuando tuvo la edad, mostrando grandes dotes con la

212
espada y su desempeño corporal, comenzó a
entrenarse para poder pelear en una guerra si era
debido, bajo el escudo de los Agkon. Sus padres se
encargaban de representar a la corona en diferentes
viajes y era por ello que Allenya y Edward no
estaban presentes en La Capital para cuando la corte
de Gélida llegó.
Y esa era la historia de Niall.
—Lord Horan, —saludó Liam, regresando al
momento en que Niall había irrumpido en la alcoba
del príncipe Louis. — ¿Qué lo trae por aquí?
Niall pareció olvidar por un momento a qué
venía.
—Bueno pues…, imaginé que podrían aburrirse
si se quedaban aquí encerrados —. Comenzó. —Y
como lo habíamos hablado, Lord Payne, quería
mostrarle la armería, claro, si usted quiere.
El muchacho rubio brilló después de dedicarle
una sonrisa, y Liam pareció apenado, pues no quería
irse y dejar a Louis solo, pero tampoco quería
perderse la visita a la armería más grande del
continente. Se giró a ver a Louis, que solo negó con
la cabeza y sonrió.

213
—No tienes por qué quedarte aquí, estaré bien,
solo estoy leyendo. Ve con Lord Horan. —lo animó
como si Liam fuera de repente un niño.
— ¿Seguro?
—Claro que si.
— ¿Está seguro de que no quiere venir, alteza? —
preguntó Niall por simples modales.
—Si, estaré aquí cuando vuelvan. —sonrió y el
muchacho rubio se despidió con una reverencia.
Liam corrió hasta Louis para plantarle un suave
beso en la frente antes de salir por la puerta junto a
Lord Horan.
Louis suspiró.
«Al fin solo…»
El príncipe volvió a respirar con tranquilidad,
abrió su libro para comenzar desde la primera
palabra de la página. Esto era lo que hacía de vuelta
en Gélida, en casa, la fortaleza Tomlinson. Leer y
leer hasta que se le acabaran los libros. Era su lugar
seguro.
No llevaba ni dos párrafos, cuando la puerta se
abrió una vez más.

214
Louis bufó.
— ¿Y ahora que—
— ¿Estás en Dragonscale y prefieres sentarte a
leer en tu habitación? —Harry parecía indignado.
—Agh, eres tu… ¿qué quieres?
— ¡Príncipe! ¿Dónde quedaron sus modales? —
Bromeó el rizado mientras se daba la vuelta y
cerraba la puerta.
— ¿Qué estas haciendo? —Louis dejó su libro
sobre el diván y se alertó por las acciones del
príncipe.
—Oye, tranquilo, no vengo a matarte. —dijo
Harry. — ¿Qué lees? Debe ser algo muy interesante
para retenerte aquí adentro.
Louis miró a Harry con el ceño fruncido y luego
apretó los ojos con señal de total desconfianza.
— ¿Qué quieres, Harry?
— ¡Vine a hacerte compañía!
—No la necesito, vete.
—Finge que no estoy aquí —dijo entonces el
rizado, caminando por la estancia, evaluando el

215
lugar, como si no fuera su castillo.
— ¿Qué? Harry, no. Déjame en paz o…-o…
— ¿Qué, le pedirás a tu guardia que me saque?
¿De una de las habitaciones de mi castillo?
—Si.
Harry lo miró con los ojos desorbitados.
— ¿¡Por qué?!
—Por qué es mi alcoba y estás invadiendo mi
privacidad.
—Claro que no ¡Estás leyendo!
—Es mi privacidad.
—Eso no tiene sentido.
Louis frunció el ceño.
— ¡Claro que lo tiene! —saltó. —Solo…-déjame,
¿Si? Ve a molestar a alguien más, no me hagas
perder el tiempo.
Aquello fue un golpe duro para el príncipe
Akgon. Que su familia estuviera decepcionada de él
no era algo nuevo, pero que siguiera decepcionado a

216
la gente…, que hartara a Louis, había llegado a un
punto diferente. ¿En verdad era así de insufrible?
Tenía que hacer algo para repararlo.
Louis volvió a su libro y comenzó a ignorar
completamente a Harry, leyendo de nuevo,
construyendo otras tres barras gruesas de concreto
para que el príncipe no se acercará más a él. El
rizado suspiró y se rascó la nuca en una señal de
nerviosismo.
—Oye, yo ehm…
Louis ni siquiera lo miraba. Bien.
—…en realidad quería que…
Louis cerró su libro y lo dejó sobre em diván, se
levantó, caminando de largo directamente hasta el
otro lado de la habitación, donde su escritorio estaba
lleno de más libros y notas. Se sentó dándole la
espalda a Harry.
—Bueno, yo… —y así, el principe Akgon
parecía estar haciendo el ridículo. Él se sentía
humillado, con el ánimo en los pies. Triste incluso,
nadie lo soportaba, nadie ya estaba dispuesto para
aguantar sus tonterías. Niall y Skyler era lo único
que le quedaba. Pero si algo había escuchado de su

217
madre, es que una disculpa era siempre un buen
inicio; el camino desde ahí no sería tan fácil, pero al
menos habría comenzado a andar. Harry se aclaró la
garganta. —Lo siento, Louis.
El príncipe omega se tensó entonces, lo notó. Al
parecer él lo estaba escuchando después de todo.
Harry encontró una pizca de seguridad a la que
aferrarse.
—Yo sé que… soy, un…
—Idiota —, exclamó Louis. Y Harry, que había
bajado la cabeza al suelo, dio un respingo.
— ¿Qué?
—Has sido un idiota. —El príncipe de Gélida se
dio la vuelta en su silla y encaró de nuevo al
heredero de Dragonscale.
—Si, bueno eso y—
—Y un caprichoso, niño mimado, burlón, altivo,
egoísta, grose—
— ¡Si, si, ya entendí! —Harry alzó las manos
como señal de que parara. El príncipe Louis se frenó
entonces y pudo o no -Quién sabe— detener formar
una sonrisa en sus labios. Harry lo miró a los ojos,

218
como había estado haciendo los últimos días. —…el
punto es, que lo siento.
El gesto serio y frío de Louis se suavizó de
inmediato, miró a Harry con el ceño levemente
fruncido, pero de pronto sus cejas se arquearon
porque pudo notar la sinceridad en las palabras del
rizado. Entendió al instante que estaba hablando en
serio -más que cuando en su rostro encontró dejes de
lo que debería lucir un gesto demacrado por la
tristeza y decepción-, él estaba disculpándose. Y él
de verdad creyó que el príncipe no era de esos que
pedían disculpas. Y de hecho, había mucha valentía
en ello.
En el fondo, siempre supo que Harry no era
totalmente un caso perdido.
—Disculpa aceptada —, dijo entonces, bajando la
cabeza en una inclinación, mirándolo como si
estuviera esperando algo más del rizado.
Y bueno, Harry de pronto había olvidado su plan.
Por que tenía a Louis de frente, sentando delante
de los elaborados muros dorados del castillo,
luciendo esa túnica del tono turquesa que
identificaba su casa, que pegaba mucho con el
mismo tono de sus ojos, sus piernas forradas en los

219
pantalones ligeros cosidos a la medida y con los
zapatos de cuero bien ceñidos a sus pies. Harry
encontraba tanta pero tanta fascinación en ese
muchacho… nunca habría conocido a nadie parecido
en Dragonscale.
— ¿Y bien? —le preguntó de repente.
Harry parpadeó varias veces para regresar a la
tierra, despertando de su ensoñacion. Le tomó un par
de segundos regresar a su elaborado plan en su
cerebro.
—Ah bueno, en realidad…, venía a sacarte de
aquí.
Louis frunció el ceño.
— ¿Para qué?
—Quiero mostrarte algo.
—No va a ser otra de tus bromitas de mal gusto
¿verdad?
— ¡No! Quiero…
— ¿Qué, qué quieres?
—Quiero que veas que puedo ser una buena
compañía.

220
Louis alzó las cejas, adoptando la expresión
burlona que Harry solía dirigirle a él.
—Wow, príncipe ¿usted se cayó de la cama esta
mañana, se ha golpeado muy fuerte en la cabeza?
Harry bufó, cruzando de brazos. La tela plateada
de su túnica se ciñó sobre sus músculos y las trenzas
sobre sus hombros se curvearon. Louis lo advirtió,
pero gracias a los dioses que Harry no lo vio tragar
saliva.
— Entonces, vas a venir o seguirás leyendo
sobre… ¿la historia de mi casa? —dijo el príncipe,
acercándose hasta el libro que Louis había dejado
sobre el diván.
—Pues aunque me encantaría saber qué pasó con
el reinado de tu abuelo, —dijo el príncipe omega,
poniéndose de pie, y acercándose a Harry, siendo
mucho más bajo que él y viendo la diferencia que
suponían sus cuerpos; aún así, sintiéndose con ganas
de una aventura con ese… extraño príncipe. —
Admito que me interesa ver que tienes preparado.
Harry miró directamente a Louis de nuevo,
sonrió.
—Bueno, pues en realidad tiene que ver con mi
abuelo.

221
— ¿Iremos a las criptas? —Louis preguntó
emocionado.
— ¡No, eso es aburrido!
— ¿Por qué iba a ser aburrido cuando tu
tatarabuelo construyó las criptas para la familia real
en el año doscientos setenta después de la conquista?
¿Sabes qué lo hizo por qué dos de sus hijos y varios
de sus sobrinos murieron en batalla, con honor,
salvando a tu familia y su legado? ¡Es un santuario
para los Akgon!
Harry lo miró escandalizado.
— ¿Por qué de pronto sabes más de mi familia
que yo? —río entre su pregunta.
—Se le llama leer, príncipe. Debería hacerlo más
a menudo.
— ¡Oye, pensé que habíamos dejado atrás las
hostilidades!
—Literalmente te acabas de disculpar hace
menos de cinco minutos.
—Bueno, pues, podrás contármelo todo ¿de
acuerdo? Pero, vamos, tenemos que volver antes de
la cena para que no noten que nos fuimos. —Harry
miró por la ventana y tomó a Louis del antebrazo

222
para guiarlo a la puerta. El príncipe omega estaba
siendo arrastrado contra su voluntad.
— ¿Qué, irnos, a dónde?
—Te gusta la historia ¿no? Pues irás a conocer
más de ella…
Eso a Louis no le molestaba en absoluto, de
hecho, le emocionaba. Y el toque del príncipe sobre
su piel le quemaba y helaba a la vez.
— ¡Espera! —dijo en un susurro, como si no
hubieran estado hablando en voz alta todo ese
tiempo.
— ¿Qué? —Harry se giró, haciendo volar el
mechón blanco de su cabeza.
—No podemos salir de aquí sin que Ser Isaak nos
siga.
Harry frunció el ceño.
—Es tu guardia, no tu niñera. Ordénale que vaya
a cuidar a Nadine o no sé…
—Él es mi guardia personal, El de Nadine está en
el salón Gemma. Mi padre le comandó que no me
dejara solo en ningún momento y… Ser Isaak puede
ser muy pesado.

223
Harry suspiró, formando un puchero con sus
labios, pensando en que podría hacer a continuación.
Para eso, no había soltado el brazo de Louis.
Ambos lo notaron, y Harry pareció colorearse de
rojo. Se aclaró la garganta.
—La ventana, —dijo entonces, apartándose de
inmediato de Louis para dirigirse hasta donde los
vitrales mostraban el gran jardín del Krestum.
— ¿Quieres qué saltemos? —Louis pregunto
emocionado, posicionándose a su lado, recordando
cuando saltaba de vuelta en la fortaleza Tomlinson.
— ¿Eres suicida? No, hay una losa que rodea este
piso, podemos llegar hasta el pasillo de ahí. —señaló
Harry a donde uno de los pasillos del Krestum se
mantenía sin ventanas y una vista directa hasta los
jardines. Louis comprendió.
—Bien, vamos —sin parárselo a pensar, Louis
levantó una pierna por el alféizar y se coló fuera de
la habitación con facilidad. Su menudo cuerpo le
ayudó a cruzar sin tanto alboroto, y Harry se
encontró sonriendo ante la intrepidez del príncipe.
Se giró hacia atrás para cerciorase de que nadie los
viera y cruzó la ventana tras de Louis enseguida.
///

224
Abanderados*: los Horan fueron los abanderados
de los Akgon, lo que significa que ellos portaban en
escudo Akgon/bandera o estandarte, y eso es un
rango de muy alto honor militarmente. [estaban de
su lado, pues.]
Gran Septo*: Según juego de Tronos, existe una
entidad llamada El Gran Septon el cual es la
máxima representación de la fe los siete entre los
hombres. [Hay 7 dioses en la historia.] Este podría
ser como El Papa, y en los libros de George R.R.
Martin, él escribe que hubo un Septon que construyó
una gran iglesia/catedral majestuosa para rendir
culto a los siete dioses, así que el Septo, es una
catedral. Xd

225
➳ 10: Reikon. ➳

—Tienes que ser más rápido —, suspiró Harry


luego de correr por uno de los pasillos más largos
del castillo, mientras se resguardaba tras un muro al
que Louis recién llegaba. Estaba más que claro que
el príncipe de Gélida no tenía la condición física
para seguirle el paso.
—No… entiendo… por qué… debemos de
correr… —Louis medio recuperaba em aliento con
las manos en las rodillas y la cabeza agachada.
—Si alguien nos ve, avisarán que estamos
saliendo del castillo —dijo Harry como si se tratara
de una cosa de nada. Y claro que el omega de Louis
se asustó ante ello.
— ¿Por qué salimos… del castillo?
—Pues para mostrarte algo.
— ¿Qué?
—Nada, solo salgamos ¡Corre! —Harry susurró,
dándole señales a Louis para que le siguiera detrás
de unas columnas en donde unos guardias habían
pasado recién haciendo sonar sus pesadas armaduras

226
contra el suelo del Krestum.Ambos príncipes
supieron escurrirse por el pasillo con cautela,
llegando hasta la salida más cercana.
Fue cuando al final estuvieron fuera, que Harry
respiró con libertad. Louis se reclinó contra el muro
más cercano, tratando de recuperar la respiración.
— ¡Lo hemos logrado! —saltó Harry.
— ¿Qué tan a… menudo escapas de tu castillo?
—Cada noche —contestó el príncipe Akgon, con
una sonrisa brillante que remarcaba sus ojeras… eso
lo explicaba. Por eso Harry siempre permanecía con
sueño en el día, o se dormía sobre los sillones del
salón. Si él salía toda la noche a escondidas…
— ¿Y por qué?
—Es aburrido quedarse adentro. —Harry se
encogió de hombros y luego miró hacia los lados,
esperando que nadie más se acercara. El pulso de
Louis comenzó a regularizarse. —Ahora, vamos,
estamos cerca.
Harry guió al príncipe Tomlinson de nuevo,
tomándolo del antebrazo -Por segunda vez en el
día-, para llevarlo hasta una explanada frente al
Krestum. Louis reconoció la entrada al castillo,

227
había estado ahí antes, en su primer día en el sur…
de hecho, recordaba muy bien a dónde llevaban esas
escaleras que se perdían colina abajo…
Louis frenó en seco, causando que Harry casi
cayera por el arrebato.
— ¡Oye!
— ¿A dónde vamos? —preguntó Louis, de
repente asustado.
—Oh ven, no será tan malo…
— ¡No, no, no, no! —Louis se soltó de Harry
mientras negaba incontables veces con la cabeza.
—Louissssss.
—No, gracias, pero no. Absolutamente no. Ya he
tenido suficiente de—
—No son tan terribles como se ven…, bueno si,
pero no te harán daño…
—Harry, no—
—Vamos, son… muy lindos —Harry soltó, con
la palabra oyéndose rara en su vocabulario, pero
haciendo completamente contraste con el enorme

228
gruñido que se alzó desde la explanada donde
estaban los dragones. Louis se puso aún más blanco.
—Van a matarme… —El príncipe de Gélida miró
a Harry con una sincera mirada asustada. El príncipe
Akgon pudo reír, hacer un comentario burlón, o
peor…, obligarlo, diciéndole que era un gallina
debilucho. Pero en su lugar, la expresión en los ojos
de Louis, llenó de calidez el pecho de Harry y eso
solo le dio un deje de paciencia.
Pensó las cosas antes de decirlas.
—No lo harán —, comenzó. —Pueden lucir
intimidantes, pero son muy amables cuando les
tienes el debido respeto. Vienes conmigo, no van a
hacerte daño.
— ¿Lo prometes?
—Claro.
—Y si…, ¿se enojan, y si tienen hambre?
—Louis, he montado uno desde que soy un niño,
no van a comerte.
—Pero tu eres un Akgon.
—Si, lo soy, así que eso debería ser suficiente
¿no?

229
Harry le regaló una sonrisa amable, empatica, y
Louis encontró confiazna en los ojos verdes del
príncipe. Asintió aún un poco dudoso, pero mantuvo
dos manos cerca de la espalda de Harry cuando
bajaron por la escalera hasta la explanada. Y maldita
sea… de día era peor.
Louis no había notado que tan grande era la
primera vez que estuvo ahí. Era incluso más grande
que los jardines del Krestum. Era una zona sin
baldosas o arreglos en su terreno. Era suelo rocoso y
quemado, donde los dragones mantenían su nido. Y
aunque Louis siempre los veía volar alrededor de la
ciudad, entre ventanas y miradas al cielo, no los
había visto tan de cerca desde que Gemma les
mostró al suyo.
Y recuerda lo que dijo Mikhail de vuelta en el
barco: “la familia Akgon tiene dragones con clase” y
vaya, claro que tenía razón.
Los dragones que se veían dando vueltas por la
ciudad, el que vio en el barco, o incluso la imagen
mental de los dragones en su cabeza… simplemente
no se comparaban con los dragones de la familia
real. Estos eran mucho más grandes de lo que pensó,
colosales, inconmensurables… y no eran feos o de
colores pardos, estos eran verdes, morados, rojos…

230
incluso había uno color naranja. Y brillaban, con sus
escamas destellando bajo la intensa luz del sol. Y
eran… hermosos. Aterradores, si, con sus grandes
colmillos y sus cabezas dos veces la altura de Louis.
El príncipe se quedó sin palabras.
Aún detrás de la espalda de Harry, con sus manos
complemente posicionadas sobre la suave tela de la
túnica de Harry, sintiendo cómo los músculos del
rizado se contraían a cada segundo para respirar.
Pero sus ojos estaban en el cielo, en los dragones
con picos y cuernos diferentes, luciendo mucho más
magníficos que la concepción que él tenía.
Reescribiendo su opinión, borrando su miedo y
naciendo sobre eso, una extraña fascinación que
recorrió todos los recovecos de su mente.
Preguntándose, ¿cómo sería montar uno? ¿qué se
sentiría?
Louis recordó el sueño que había tenido días atrás
y se preguntó ¿de verdad sería tan malo? Mirar el
horizonte montado en uno de esos.. no podría ser su
fin. No si Harry lo llevaba.
—Vamos —, Harry lo incitó a seguirlo, con Louis
aún escondido tras su espalda, comenzó a
mantenerle el paso al príncipe Akgon mientras
avanzaban por el gran terreno de suelo quemado

231
entre algunos huesos de lo que parecían ser cabras
calcinadas o aves. El príncipe omega tragó saliva
mientras seguían moviéndose. Fue hasta que Harry
estuvo en la entrada a una especie de cueva, que
gritó un nombre que se le hizo familiar a Louis.
Entonces escuchó unas pisadas terriblemente
pesadas y de la nada, una cabeza dorada salió de la
cueva para evaluar con sus enormes ojos, al joven
príncipe frente a él. Louis no se dio cuenta que
estaba temblando hasta que Harry lo tocó con
suavidad en el hombro.
—Hey, está bien…
Louis entró en shock, no logró moverse, no
cuando el dragón lo miró y rugió en su contra al no
reconocer su olor. El príncipe Akgon alzó la mano
hacia su dragón.
— Spacköv, Stúlto! [Cálmate, idiota] —le gritó.
De pronto, muy a la sorpresa de Louis, el dragón
pareció fulminar a Harry con la mirada. — Ill byt
porrénth! [Lo estás asustando]
— ¿Qu-é? —Louis parecía haber recuperado el
habla… a medias. Mientras contemplaba a la bestia.
Era blanco, de un tono casi color crema. Con las
puntas de sus escamas sobre el lomo tintadas de oro.

232
Tenía dos cuernos del mismo color, y a la luz de la
media tarde, parecía proyectar su propio brillo. Sus
alas eran blancas y sus garras eran la parte más
oscura de su cuerpo. Era un dragón precioso,
muchísimo más grande que el dragón de tierra que
vio en el mar, pero Mikhail tenía razón, era mucho
más hermoso, y si, ese era un dragón con clase.
— ¿Co-Cómo… se llama…? —preguntó Louis,
aún perdido en la forma de sus alas que parecían
estirarse luego de haber estado dentro de la cueva.
—Reikon —, Contestó con simpleza. Harry
estaba maravillado de cómo Louis estaba de pie
frente a su dragón, y -algo que no quería mencionar
— le intrigaba a sobre manera como este, que
siempre era hostil frente a la gente que no fuera
Harry, estaba sorpresivamente calmado, no solo
frente a alguien lejano a la familia… si no a un
extranjero… del norte. Harry estaba muy
sorprendido.
—Reikon… —pronunció, a lo que el dragón
pareció responder, mirando hasta el omega. Louis
ahogó un suspiro en su garganta. — ¿Cómo tu…
abuelo?
El príncipe Akgon asintió.

233
—Bueno, mi abuelo se llamaba Reigon. Pero su
nombre es en honor a él. —dijo con una sonrisa
melancólica. —Me regaló el huevo cuando era un
niño.
— ¿Cuántos años tenías?
—Tres… o cuatro.
— ¿Meses, años?
—Tal vez cinco.
— ¡Pero eras muy pequeño!
Harry frunció el ceño pero mantenía una sonrisa
en sus labios.
—Los dragones también tienen que crecer —
explicó. —Pasan unos seis años aproximadamente
para volverse adultos. Yo monté a Reikon por
primera vez a los once.
— ¿Enserio?
—Bueno, no, llevaba montándolo desde los ocho,
pero mis padres no lo saben.
— ¡Harry!
—No les digas, mi madre pensaba que era muy
peligroso, bueno, aún lo piensa. —dijo alzando las

234
cejas y cruzándose de brazos.
Louis negó con la cabeza pero ahora había los
dejes de una sonrisa apareciendo en la comisura de
sus labios. Miró de nuevo a Reikon… no se hacía
menos intimidante, pero ahora, las probabilidades de
que el heredero de Gélida se desmayara, eran
mínimas.
— ¿Quieres tocarlo?
Entonces Louis palideció. Harry tuvo que
aguantarse la risa.
—No. —dijo, comenzando a negar con la cabeza
repetidas veces, dando dos pasos hacia atrás.
Abrazando su cuerpo entre sus delgados brazos. Y,
tal vez fue cosa de Harry, pero eso lo hizo lucir
terriblemente frágil, pequeño, como si pudiera caber
en la palma de su mano. Y hubo un calor
reconfortante que se expandió por el pecho del
príncipe del sur.
—Vamos, no te comerá, creo que ya almorzó…
— ¡Harry, eso no ayuda!
—Es mi dragón, no te hará nada.
—Bueno, no se si lo sepas pero, un dragón es una
bestia en las historias que nos contaban de vuelta en

235
el norte, y en cada historia ellos estaban escritos para
dar miedo… ¡Hace dos meses pensé que solo eran
mitos y leyendas!
—Y ahora estás parado frente a uno.
— ¿Y tú quieres que lo toque? Estás loco…
—Nunca me ha hecho nada a mi, —Harry se
encogió de hombros.
—Eres un Akgon.
—Bueno si, pero… —Harry trató de pensar en
algo para convencerlo. El viento fresco lo golpeó en
su cara y un mechón de cabello le cayó en el ojo.
Tuvo una idea. — ¿Ves mi cabello?
— ¿Qué tiene tu cabello? —preguntó Louis de
forma recelosa.
—No tengo el cabello blanco como mi padre, o
como Gemma. ¿Qué no se supone -basado en tus
mitos y leyendas— qué yo debería tener el cabello
blanco?
—Tienes un mechón.
—Bueno, si pero, mi punto es que.., mi madre no
es Akgon. Ella es extranjera y mi padre fue el
primero en romper la cadena de genes puros. Si,

236
llevo su apellido y puedo montar un dragón, pero mi
sangre no es completamente Akgon.
— ¿Y eso que tiene que ver en qué pueda o no
tocar a tu dragón?
—Tiene que ver con que si yo pude montarlo, tu
también.
— ¿¡MONTARLO?! —Louis retrocedió, Harry
tuvo que acercarse hasta el evitar que el príncipe del
norte escapara de ahí. El grito del omega fue tan
fuerte que llamó la atención de otros dragones e hizo
rugir uno que parecía dormido más en el fondo.
Louis comenzó a temblar de nuevo… él enserio
estaba… rodeado de dragones. Por todas partes. —
Sácame de aquí…
—No van a hacerte nada. —Harry comenzó a
recurrir a sus reservas de paciencia; su carácter
hosco le sugirió que tomara al príncipe entre sus
brazos y lo llevara a la fuerza hasta Reikon para
mostrarle que no había nada que temer. Pero
entonces su dragón hizo algo que él nunca creyó
posible.
Reikon bajó la cabeza, Louis se giró, temblando,
hasta el dragón. Quién pronto estuvo lo
suficientemente cerca del suelo como para reposar

237
su colosal cabeza sobre el. Y Harry sintió cómo
Louis se le apegaba a la espalda y se resguardaba
detrás. El príncipe Akgon frunció el ceño, pero miró
a su dragón, mantenerse quieto, tranquilo, sin gruñir
o mostrarse hostil. Miraba al omega escondido tras
de Harry con sus ojos amarillos, como si estuviera
curioso.
Harry nunca había visto algo así.
—Oye, —El príncipe Akgon se giró, y tomó a
Louis de la cabeza, que tenía resguardada entre sus
propias manos. —Mira esto…
Louis se mantuvo firme, no dejando que Harry le
quitará las manos del rostro.
—Te prometo que no va a hacerte nada —susurró
el mayor, contra su pelo, con una vocecita frágil y
suave que nunca había usado con nadie en el pasado.
Y así Louis, emergió de su escondite. Primero
miró a Harry y luego al dragón. Reikon permanecía
en el suelo, atento, pero relajado al mismo tiempo.
— ¿Qué… qué le pasa?
—No lo sé… —respondió Harry. —Creo que no
quiere darte miedo.
—Es un dragón, Harry, no puede—

238
—Ese el problema, Louis —soltó con suavidad.
—No lo veas asi, es mucho más que eso. Confía en
mi. No es solo… un dragón. Es mi amigo, hemos
crecido juntos, me ha llevado a todas partes y míralo
¿Qué no es hermoso?
El príncipe del norte abrió la boca pero no dijo
nada; las palabras de Harry lo habían tocado en el
centro de su pecho. Y extrañamente… tenía razón.
Reikon era hermoso, imponente, y no era solo un
animal, una… bestia. Había sido el compañero de
Harry durante años, lo vio nacer y lo ha cuidado
desde niño. Si, eran letales y lanzaban fuego en las
leyendas, pero en la vida real… había un dragón
dorado y blanco acostado sobre el suelo y no dejaba
de mirarlo.
Eso le recordó a Ollie, su lobo. De vuelta en casa,
cuando él lo regañaba por morder sus zapatos y el
huargo se acostaba con una miradita que hacía que
Louis se tirara al suelo frío para abrazarlo. Su
lobo… cómo lo extrañaba. Ollie no era solo un lobo,
era su amigo. Y entonces, ahora, podía entender a
Harry.
Louis tragó saliva. Tomó aire y miró a los ojos
verdes de un príncipe que de pronto no conocía el
espacio personal; miró a Harry decisivamente y

239
asintió. El rizado le sonrió, de nuevo, con esa
brillantez especial que hizo que el corazón del
omega latiera más rápido. Así que Harry puso una
mano en la espalda de Louis y ambos se comenzaron
a acercar hasta Reikon, que no se movió, o se
inmutó, estaba tan tranquilo sobre el suelo, y aunque
Louis levantó la mano entre temblores casi
desapercibidos, una vez que estuvieron tan cerca
como para tocarlo, el príncipe del norte tuvo una
rápida visión de cuando cayó del dragón en su sueño
y eso casi le hizo retroceder, pero el toque de Harry
en su espalda, su olor y su presencia a su lado, le
daba la valentía necesaria para hacerlo.
Y Harry no era un Alfa, pero se sentía seguro
junto a él.
Así que con un quejido, Louis puso finalmente la
mano sobre la piel del dragón, áspera, llena de
escamas, pero cálida, dura, resistente. Y cuando
comenzó a moverla, resultado del espasmo de
confianza que había recibido, sintió algunas partes
más blandas, como respiraba bajo su tacto. Y al
sentir su calor tan… real, tan vivo,
Louis entonces ya no tuvo miedo.
Sonrió, y su rostro se partió en felicidad.
Mientras su otra mano tocaba al dragón también y

240
este no se movía, solo para que Louis pudiera
sentirse cómodo.
Harry estaba atónito.
— ¿Qué te parece? —le preguntó, sonriente,
feliz.
—Es… Es… grandioso. Es… ¡increíble!
—Reikon yah il byt Louis, [Este es Louis] —dijo
el príncipe Akgon bajo la atenta mirada del dragón.
—Ya il byt on drukö [es un amigo]
—No estarás diciéndole que me coma ¿o si? —
preguntó Louis, medio nervioso, medio feliz.
—Algo así.
Louis lo miró con los ojos desorbitados, pero
después de la risa del príncipe Akgon, Louis lo
golpeó juguetonamente en el abdomen.
—Bien, pues vamos, aún tenemos luz de día, si
no volvemos antes de la cena, mis padres lo notarán.
—dijo Harry de repente, tomando una cinta
escondida bajo la manga de su túnica y alzando las
manos hasta su cabello, recogiéndolo todo en una
coleta descuidada, con varios mechones
escapándose.

241
— ¿Qué, a dónde vamos?
—A dar una vuelta. —y Louis casi se relajó ante
eso, hasta que notó como Harry comenzaba a trepar
con agilidad su dragón, y los ojos se le abrieron
como platos.
— ¿Es una broma?
—No.
—Absolutamente no. —Dijo Louis. —No voy a
montar uno, no, no, no.
—Ahh vamos, le caes bien ¡es una oportunidad
de una vez en la vida!
— ¡No me importa! —respondió acalorado. —
Tengo un norte que me espera, no puedo gobernar
si…ehm… ¡Caigo y muero!
—No vas a caer…
Louis se apartó de Reikon, y se cruzó de brazos.
—No y no. —dijo, cerrando los ojos y alzando el
mentón. Esperando que eso fuera suficiente para
mantener a Harry a raya. —Mis padres confían en
mi, y no voy a sucumbir a la tentación de arriesgar
mi vida solo para cumplir un capricho. Tengo que

242
ser responsable y pensar en que soy un príncipe y no

Entonces Harry lo agarró desprevenidamente de
la cintura y lo subió al dragón de un solo
movimiento.
— ¿¡Pero qué haces!?
—Vamos aguafiestas, diviértete un poco. —Harry
saltó y se subió de nuevo con facilidad hasta Reikon.
Acomodó a Louis frente él, rodeando la espalda del
omega con su pecho.
—Harry, no ¡bájame!
—Muy bien, sostente de aquí —tomó las manos
de Louis y las colocó sobre los dos cuernos de
Reikon, quien al sentir a los dos sobre su lomo, se
irguió, alzándose a una velocidad que fue suficiente
para poner a Louis de un tono verdoso.
— ¡¡QUE ME BAJES!! —gritó el omega con el
pánico fluyendo a través de los poros de su piel
mientras Harry se reía.
—Relájate, —susurró mientras el dragón
comenzaba a correr por la gran explanada. Louis
gritó y decidió cerrar los ojos, dándose la vuelta para
refugiarse en el pecho de Harry. —Autem, Reikon!

243
[Arriba, Reikon] —gritó el príncipe Akgon, con
fuerza, claro y lo suficientemente autoritario para
que el dragón de color crema, se alzara en vuelo.
Y de pronto el movimiento incesante que hacía
temblar a los dos muchachos sobre el dragón, cesó.
De pronto ya no sintió la vertiginosa velocidad de
ir montado en una bestia de alas enormes. A su
vez… sintió una fría brisa que le besó la cara cuando
se dio la vuelta y decidió abrir los ojos.
Estaba en el aire, estaba… arriba de la ciudad,
junto a… las montañas. Planeando, arriba de un
jodido dragón. Con la respiración a tope y el corazón
golpeándole el pecho de forma incesante. Pero
ahora, estaba sobre la ciudad de Dragonscale, con
sus grandes montañas debajo como si solo fuera el
tablero de un juego. Y de pronto, las nubes a su lado,
el viento envolviéndolo como una manta…
Louis retuvo la respiración.
Pero la ansiedad se alejó de su pecho, ya no
escuchó ni sintió nada. Solo estaba ahí, en el cielo,
mirando todo como si él solo fuera una estrella y
nada más. Mirando el mundo minimizado a solo
pequeñas figuras, donde la gente parecían hormigas
y donde el mar parecía una mancha.

244
Y el cielo, imponente, infinito, sobre ellos,
compartiendo el mismo espacio.
Louis estaba maravillado, y luego, escuchó a
Reikon rugir, el sonido proveniente de lo más
profundo del dragón, estalló en su boca y reverberó
sobre el pecho donde Louis yacía sentado; sujeto al
animal con facilidad. Con sus piernas apretadas
contra su cuerpo y sus manos fuertemente agarradas
sobre dos enormes cuernos. Pero no estaba solo, la
calidez de otro cuerpo lo protegía en la espalda.
Entonces Louis en verdad no iba a caer como en
su sueño.
El príncipe del norte en realidad perdió el miedo
ese día. Porque comprendió el significado de
Kargem. Y no le quedó duda de que Harry lo sería
después que Daeron.
El Rey del cielo.
Louis comenzó a reír mientras Harry lo miraba
atónito y feliz detrás de su oreja.
///

245
➳ 11: Vulkam. ➳

Vulkam eran las tierras vecinas al norte de


Dragonscale.
Estaban constituidas al cien por ciento por
montañanas bañadas en vegetación y tenía cientos
de arroyos que desembocaban en pequeñas y
grandes cascadas. Louis había calculado que había
pasado cerca de media hora volando sobre el lomo
de Reikon, lo cual indicaba que no estaba
precisamente cerca del Krestum y que
probablemente a caballo, le tomaría mucho más que
el doble para llegar a ese lugar. Harry también le
dijo que cerca de ese lugar, estaba Litoreh. Que era
una zona desértica donde la arena se metía a tus
zapatos; estaba en el borde del continente, plagado
de playas.
Y, como lo había dicho Gemma el primer día que
estuvieron en el sur, por ahí rondaba el dragón de
Daeron, Vistione, y aunque Louis tenía una nueva
dosis de curiosidad desatada al pensar en cómo lucía
y que tan grande sería… prefirió quedarse con la
duda. De momento.

246
Harry comenzó a reír en cuánto se lo dijo y Louis
sintió como su cuerpo se contraía detrás del suyo por
la risa. Estaban muy cerca, demasiado. Y Louis no
había estado tan cerca de alguien como cuando
estaba con Liam, pero le agradaba, terriblemente. Su
omega agradecía enteramente que Harry estuviera
protegiéndolo de esa manera, sujetándolo con
decisión pero al mismo tiempo dándose el lujo de
mostrarle al príncipe todas las tierras sobre el cielo.
Y era hermoso, la vista era… mejor de lo que
alguna vez supuso. Era otra perspectiva de la que
probablemente nunca iba a tener suficiente. Louis se
sintió por primera vez, completamente libre; lejos de
acatar las reglas dentro de un castillo, lejos de
corresponder a su deber como príncipe, lejos de ser
quien tenía que ser. Ahí, en el cielo, él era solo Louis
y nada más.
Ahí estaba a salvo.
(…)
Vulkam era una zona preciosa donde el bochorno
de Dragonscale no era tan presente. De hecho, había
una constante brisa fresca que no era ni fría, ni
demasiado molesta. Sus túnicas tal vez eran un poco
ligeras para el clima del lugar, pero eso era la última
preocupación de Louis en ese momento.

247
Ya que era… hermoso. Una zona montañosa con
enormes masas de piedra cubiertas en hierba, una
que otra cascada bajando sobre una colina enorme.
Flores por doquier, rebosantes, bellas, cubriendo
campos enteros. Había pocos árboles, pero los que
habían eran altos, enormes, como si jamás hubieran
talado ahí antes. Pero no había señal de vida.
Ninguna civilización asentada, o alguna casita
construida cerca.
Louis dejó sus preguntas para cuando aterrizaran.
Harry gritó algo en Vhestry que hizo que Reikon
descendiera dando aleteos que removían cada
montículo de tierra cuando finalmente sus garras
hicieron contacto con el césped de lo alto de una
colina, donde todo parecía a sus pies. Cada montaña,
cada risco, río y cascada, parecían ser súbditos de la
colina más grande de todas.
Reikon pareció acostarse, y así Harry se levantó
sobre el lomo de su dragón, dándole la mano a
Louis, que tan pronto alzó su pierna para apoyarla en
las escamas, sintió sus músculos agarrotados; los
muslos y las rodillas le pulsaban del dolor. Había
apretado tanto que le pasaba factura.
Harry se aproximó a darle la otra mano y miró a
Louis con miedo de que se hubiera lastimado de

248
verdad.
— ¿Estás bien? —preguntó el príncipe Akgon.
—Si, yo, es solo que.., me duele, pero no
importa, puedo caminar. —dijo entonces, restándole
importancia con un gesto de mano. Pero Harry,
testarudo, no lo escuchó. Solo tomó a Louis de la
espalda baja con una mano y con la otra lo sujetó
bajo las rodillas, alzó al príncipe del norte en sus
brazos como si el omega fuera un costal de huesos
sin vida, tal fácil que incluso le hizo sentir muy
pequeño, que podía escurrirse de los brazos del
rizado.
Aunque, se tensó, Harry no se inmutó en
absoluto. Bajo de Reikon con facilidad y la soltura
de un muchacho que está acostumbrado a cargar,
trepar, y moverse con facilidad. Después de todo,
Harry era un guerrero, formado como soldado. Y
Louis no lo había visto nunca en combate, pero tenía
la sospecha de que era bueno.
Una vez de que ambos estuvieron en tierra firme,
Harry ayudó a Louis a sentarse sobre el césped y
luego él se sentó a su lado. El omega notó como las
manos del príncipe rozaban su cintura cuando lo
dejó. Sintió un escalofrío bajar por su columna y
repartirse a todas sus extremidades, un calor tan

249
fuerte en el centro de su pecho que quemaba y
helaba a la vez; era… interesante.
—Bueno, —Suspiró al fin al rizado. Con el
cabello atado en la coleta que se había hecho aún
estado en el Krestum. Su túnica plateada proyectaba
brillo debido a la luz del sol. Su piel marfil bajo el
acabado elaborado de la tela, se mostraba radiante y
cálida bajo la ropa; Louis descubrió una que otra
pequeña cicatriz sobre el pecho del príncipe y de
pronto quizo hacer una y mil preguntas. Aún así,
Harry le señaló con sus manos, todo lo el paisaje
para referirse a el. —Esta es Vulkam ¿Te gusta?
Louis apartó la vista del príncipe al fin para poder
reparar en todo lo que sus ojos alcanzaban a ver. El
joven omega estaba maravillado con todo lo que el
mundo era y que él nunca había logrado conocer si
no hubiera salido de Gélida; la gente del norte…, no
suele dejar el norte, jamás.
Pero Louis estaba enamorado de lo que veía.
—Es…, preciosa —, admitió segundos más tarde.
—La capital de Goré esta más al norte, cerca del
mar estrecho.
—De donde vienen los dragones.

250
Harry frunció el ceño, sonriendo y asintiendo.
—Olvide que leías mucho.
—Todo el tiempo.
— ¿Qué más sabes? —Harry parecía divertido
con la pregunta, acercándose mucho más al cuerpo
de Louis y aunque el omega espero que su esencia lo
perturbara, recordó que el joven príncipe no era alfa.
Olvidaba eso a menudo.
—Bueno, sé que… —comenzó luego de pasar
saliva. —Valle Rakium debe estar al noroeste, no
muy lejos de aquí, y que si mantienes un vuelo
directo al oeste, en teoría, deberías llegar a las islas
de Moráh.
Los ojos verdes de Harry resaltaron cuando alzó
sus cejas.
—Donde tienen la mejor cerveza del mundo —
acotó el príncipe, asintiendo a cada cosa que Louis
mencionó.
—Lo sé, la probé.
— ¿Tú, el príncipe amargado? —preguntó,
haciendo que Louis lo mirara con los párpados
caídos. Harry rió. —Es broma.

251
—Bueno, —el omega suspiró. —Pues si. Cuando
veníamos para Dragonscale, Lord Mikhail mandó a
unos hombres hasta ahí para traer un par de barriles.
Y hacia tanto calor que fue… lo único que tomamos
por dos semanas.
—Supongo que no recuerdas nada de lo que
viviste en ese barco —dijo en un tono burlón, riendo
como un tonto y Louis rodó los ojos.
— ¡No me puse ebrio!
— ¿Te has puesto ebrio, alguna vez?
—Claro que no…, —admitió alzando el mentón,
un poco orgulloso. —No tengo motivos.
— ¡Oh vamos! ¿Una celebración, un
cumpleaños? ¿El carnaval del verano?
—Ustedes los sureños son muy raros… —Louis
frunció el ceño, se rió, pero negó con la cabeza.
—Es la vida, Louis. No es eterna, —dijo el
príncipe, más calmado, más serio. —y uno no es
joven por siempre.
El príncipe del norte lo miró un poco maravillado
por sus palabras. Y Louis sintió otro de esos tirones
en el pecho que solo sentía cuando Harry estaba
cerca.

252
—Entonces deberas llevarme de fiesta antes de
que me vaya —dijo el príncipe, un poco incómodo
de sus palabras, pero cobrándole una risa a Harry.
—Trato.
Se quedaron mirando al hermoso paisaje, Reikon
detrás parecía haberse quedado dormido. Pero sus
respiraciones y la calidez de su cuerpo, hacían sentir
a Louis seguro. El cielo dejó de ser completamente
azul para comenzar a refractarse en tonos pastel, la
noche iba llegando.
— ¿Por qué nadie vive aquí? Si es tan
hermoso…
—Es muy hermoso, si, —concordó el rizado. —
pero peligroso. Todo esto, es zona volcánica.
— ¿Qué?
—Estamos sobre un volcán ahora.
Louis palideció.
—Pero creo que está inactivo.
— ¿ “rees”?
—Bueno, si decidiera hacer erupción justo ahora,
nos subimos al dragón y nos vamos, pan comido.

253
— ¿Qué no tienes preocupación?
—No nos pasará nada.
—Y si…
—Y si nada, Louis. ¿Confías en mi?
—No.
— ¿Qué?
—No lo sé, me llevaste con un dragón incluso
cuando sabías que estaba aterrado.
—Pero—
—Es una broma. —dijo y, para sorpresa de
Harry, Louis le guiñó un ojo.
Harry rió y negó con la cabeza.
—Eres listo.
—Eso es lo que dicen. —asintió.
Ambos rieron.
Louis volteó a ver a Reikon, dormido, resoplando
de vez en cuando. Tan poderoso, tan enorme, pero
tan bello. Se preguntó como debió haber lucido al
salir del huevo.

254
— ¿Cómo llegó a ti? —preguntó de repente.
Harry lo miró y supo que se refería a su dragón, el
rizado suspiró, su bonito rostro doblándose en una
sonrisa tierna, con el mechón de cabello blanco
curveándose sobre su cabeza como cada otro rizo.
—El día de mi cumpleaños número cinco, hubo
un festejo enorme en el Krestum —. Comenzó a
contar. —Mi abuelo, Reigon Akgon, nos regaló a mi
y a mis primos los huevos. Los guardias llegaron
cargando un cofre enorme y en el venían, envueltos
en telas de seda, dos huevos. Uno para Skyler, de
color naranja brillante, y uno a Niall, verde con
dorado…, pero yo recuerdo haber estado enojado al
principio porque no tenía uno.
Harry rió, recordando con melancolía. Louis
estaba absorto en los gestos de su rostro.
—Entonces mi abuelo mando a llamar a otros
guardias, con otro cofre. Mucho más grande, mucho
más pesado. —luego miró a Louis. —Se supone que
estos huevos son escasos, estos son dragones de la
realeza, no son como los demás. Si vendieras estos
huevos, en teoría, claro, valdrían diez veces más que
cualquier otro dragón. Así que, cuando mi abuelo
llegó con no uno, sino tres dragones, todos en la
corte estaban muy sorprendidos.

255
— ¿Y cómo era el huevo de Reikon?
—Era grande, mucho más que el de Niall o de
Skyler. Era casi el triple de grande. Era dorado,
completamente, y según mi padre, era el huevo más
hermoso que había visto… —Harry sonrió. —Yo
sabía que mi dragón iba a ser el más grande de los
tres en ese entonces. Supe de inmediato que iba a
llamarlo como mi abuelo, porque él me lo había
obsequiado.
Louis lo miró maravillado; era claro que Harry lo
ameritaba. Siempre se pensó de él como heredero
del todo el sur, de todo el continente. Era obvio que
tendría lo mejor de lo mejor y ese dragón… era
definitivamente el más hermoso que había en
Dragonscale.
— ¿Y cómo… nace un dragón?
Los ojos verdes del rizado brillaron.
—Humm, es como —, Harry lo pensó,
entrecerrando los ojos y acomodándose sobre la
hierba. —…Un ritual. Es algo que no se lee en los
libros. Pero es una tradición entre los Akgon.
— ¿Una tradición?

256
—Si, se supone que los dragones salen de su
propio cascarón a su debido tiempo, tienen que estar
siempre sobre las brazas para que no pierdan su
calor. Y ellos deben romper la coraza por si mismos.
Pero, hay una forma de que nazcan antes y más
fuertes.
— ¿Cuál?
—En el fuego. Ellos son mucho más fuertes en el
fuego y su coraza se derrite cuando llega al punto
más caliente.
— ¿Y entonces cómo…?
—Entre los Akgon, se creó la idea de que si eres
la primera persona que ve el dragón cuando nace, te
elegirá como jinete irrevocablemente. Tienes que ser
tú. Y tienes que estar ahí, debe verte, conocerte… a
ti primero. —su voz se convirtió en un susurro y
Harry volteó a ver a su dragón, con una sonrisa
cálida que solo podía ser señal de que buenos
recuerdos azotaban su mente.
—Y si es en el fuego… —continuó Louis,
siguiendo el bajo tono con el que empezó a hablar el
príncipe Akgon. — ¿Cómo lo haces?
—Entras a las llamas con el huevo —, dijo el
rizado sin inmutarse mucho, como si ese dato fuera

257
algo obvio y sin mucha importancia. Como si entrar
a las llamas fuera algo cotidiano y banal. Louis tenía
dos estrellas refulgentes por ojos, pues no imaginaba
como debía ser que los genes de esa casa, teñidos
con magia, no ardían en el fuego.
—Así que… ¿no ardes, de verdad?
Harry lo miró con los párpados caídos.
—Creí que lo sabías.
—Si, bueno, si… pero, el resto del mundo no
hacemos eso ¿tú lo sabías?
—Bueno, ustedes en el norte son… todos omegas
y alfas ¿no?
— ¿Y eso qué?
—Eso también es… extraño.
—Si fueras al norte todo te parecería extraño.
— ¿Así como el sur te lo parece a ti?
—Exacto.
Harry sonrió y apartó la vista.
—Espero que tu invitación siga intacta. —dijo el
príncipe Akgon mirando al cielo tintarse más oscuro

258
a cada minuto que pasaba.
— ¿Cuál? —Louis se perdió en el rostro de
Harry; en cada facción y en cada rizo que caía sobre
su piel.
—La que hiciste el otro día en el mercado, donde
me invitabas a tu hogar.
Harry regresó sus ojos hasta Louis.
—Si, claro —, asintió el príncipe del norte.
Y ambos se miraron durante unos segundos,
cayendo en los ojos del otro como si se tratara de
pozos sin fin y ellos no encontraran más que azul y
verde infinito. Donde el hielo se cuarteaba y las
llamas del fuego azotaban; los príncipes se miraban
con mucho ruido en un perfecto silencio, antes de
apartar la vista, algo nerviosos.
—Será mejor que nos vayamos, el banquete de
hoy no tardará en comenzar —dijo Harry,
poniéndose de pie, limpiándose la hierba de la
túnica. Louis asintió, medio perdido mientras
intentaba levantarse, encontrando la tarea mucho
más fácil, aunque nunca admitirá que medio fingió
que aún estaba adolorido, solo para tomar la mano
que el príncipe de cabello rizado le ofrecía con
delicadeza.

259
Harry no tuvo problemas en cargarlo de vuelta al
lomo de Reikon, donde el dragón, una vez que los
sintió sentados sobre él, se irguió y se estiró con un
gruñido, antes de lanzarse por el risco en caída libre,
antes de abrir sus alas, y planear con orgullo lejos de
Vulkam, perdiéndose en el sur.
(…)
Harry se asomó por el pasillo principal para
verificar que no viniera algún sirviente. Con la mano
izquierda le hizo señas a Louis para que avanzara
primero, mientras el rizado checaba por detrás de
que nadie los siguiera.
— ¡Corre! —susurró Louis tratando de ocultar
una risa. Y Harry estaba muy emocionado así que
siguió tras del omega con una sonrisa boba. Desde
que habían tenido ese momento en Vulkam, ahora se
mostraban más unidos y parecía que Louis estaba
igual de feliz de que volvieran a llevarse bien.
En realidad, ambos no dejaban de sonreír a cada
cinco segundos, pero ninguno va a mencionar eso de
momento.
Corrieron como dos niños por los largos pasillos
del castillo, riendo entre dientes y frenando de golpe
cuando alguien pasaba, escondiéndose tras de las

260
columnas o muros para evitar ser vistos. Sonrojados,
con la respiración a tope y una sonrisa brillante cada
que se resbalaban sobre los pisos de mármol.
Frenaron de sopetón, tropezándose entre ellos
cuando giraron a la izquierda en el pasillo y se
toparon súbitamente con Liam y Ser Isaak.
Ambos tenían expresiones de pura preocupación
y ceños fruncidos con fuerza, suavizándose al
momento en que repararon en Harry, quién sujetaba
a Louis de la túnica, porque este casi cayó debido al
movimiento inesperado. Ambos se quedaron
callados al encontrarse con la corte de Gélida.
Sus sonrisas se borraron de sus rostros.
Louis tragó saliva, pero Harry bufó audiblemente.
— ¡Louis! —gritó Liam, notablemente aliviado
mientras parecía respirar por fin, corriendo hasta el
príncipe castaño que se había congelado frente a
Harry. Ser Isaak lo siguió de cerca, evaluando al
príncipe Akgon con plena desconfianza en sus ojos
grises. — ¿Dónde estabas, por qué te fuiste sin
avisar?
Harry rodó los ojos.
Louis abrió los labios con suavidad.

261
—Liam, yo—
— ¡¿Por qué te vas, Louis?! ¡Nos tenías
terriblemente preocupados! —exclamó el alfa,
tomando al príncipe de los hombros, zarandeándolo
con delicadeza. — ¡Estábamos a punto de informar
al rey de tu desaparición!
Louis, quien era naturalmente frágil y sumiso,
bajó la cabeza como un niño regañado, sintiéndose
culpable, avergonzado. Su omega se sintió muy
pequeño bajo las manos del alfa, que casi estaba
usando su voz cuando le hablaba tan fuerte.
El pánico emanaba de Liam y agobiaba a Louis, y
Harry no lo entendía, pero veía la expresión en el
suave rostro del omega y de pronto sintió la
inquietante necesidad de alejar las manos de Lord
Payne fuera de los hombros de Louis.
— ¡No puedes salir solo, Ser Isaak tiene que
acompañarte en cada momento, se lo juraste a
Jacob!
—No soy un niño…—, comenzó Louis, pero la
voz del alfa se oyó más fuerte.
— ¡No me importa que no seas un niño, tienes
que estás protegido en cada momento por qué—

262
—OYE, oye, oye… —Harry alzó las manos y las
agitó frente a Liam para que pudiera verlo. El alfa lo
miró con el ceño fruncido. —Ya te escuchó ¿Si?
Estaba conmigo, no veo cuál es el problema.
Liam soltó a Louis -Por fin,— y apretó la
quijada.
—Él es nuestro príncipe y si le pasa algo… —
habló hacia Harry, terriblemente enojado y con furia
en el tono de su voz.
—Yo soy el principe también y ¿Acaso me ves
con un guardia todo el tiempo?
—Es diferente, este es tu hogar y nosotros—
—Ustedes, —dijo más fuerte. Harry no era un
alfa, pero cuando Louis lo vio, se sintió igual de
intimidado. Era levemente más alto que Liam y Ser
Isaak, y sus ojos parecían arder cuando usaba ese
tono severo. —…y ustedes, son invitados de mi
familia ¿o lo han olvidado?
—Liam, yo solo estaba con él, no tiene mayor
importancia… —Louis intentó de nuevo; su omega
le exigía quedarse callado, pero Lord Payne miraba
al príncipe Akgon con algo parecido al odio y
parecía ser recíproco por la forma en que esos ojos
verdes no apartaban la mirada de él.

263
— ¿Y qué estabas haciendo con él? —Liam le
preguntó, regresando sus ojos hasta el omega.
— ¿Qué? Nada, estábamos… dando un paseo.
— ¿Y si solo era un paseo porque ser Isaak no
fue contigo? —preguntó de nuevo con mayor
énfasis. —Abrimos la puerta y la ventana estaba
abierta de par en par, y no había nadie ahí. ¿Por qué
escapaste?
Louis frunció el ceño, encontrando un poco de
furia que aplacó a su omega interior.
— ¡Yo no… escapé! —Exclamó el príncipe con
el ceño fruncido. —Solo, salimos, quería…
queríamos…
— ¿Estar solos?
Louis lo miró con el gesto bañado en extrañeza,
con una cara de malentendido por completo. Era
como si Liam estuviera loco sin motivos y a Louis
no lo aprobaba en absoluto.
—Él no es tu propiedad. —exclamó Harry de
pronto, llamando la atención del alfa y del omega.
Liam lo miró con severidad de nuevo y Louis
tratando de decirle “Cállate, solo cállate.”

264
— ¿Qué dices? —contestó Lord Payne, ahora,
verdaderamente enojado. Louis aprovechó para
resguardarse tras de ser Isaak, quien no dudó en
protegerlo de un momento a otro.
—Que no sé como lo hagan en el norte, pero esto
no es Gélida, no puedes… marcarlo como tu
territorio, aquí no somos animales.
Liam apretó la quijada y sus puños a cada lado de
su cuerpo, y Harry no apartaba los ojos de él.
—Tu no tienes nada que hacer con Louis…, —
dijo el alfa. —Aléjate de él —lo amenazó,
recuperando un deje de cordura que hizo que Liam
se diera la vuelta y caminará en dirección a Ser Isaak
para irse de una vez por todas.
— ¿Qué, vas a orinarle encima, vas a ponerle una
cadena con tu nombre?
Liam se detuvo, gruñó y se dio la vuelta
dispuesto a tirarle un golpe al príncipe. Louis pensó
más rápido.
— ¡Liam! —saltó el omega. Rápidamente los tres
pares de ojos estuvieron sobre él; ser Isaak, Liam y
Harry lo veían como si el siempre fuera la prioridad.
Que tal vez si lo era. — ¿Acompáñame? Tenemos
que cambiarnos para el banquete —dijo con

265
severidad -y también con un poco de miedo-,
tratando de sonar autoritario. El alfa, que ya tenía los
puños cerrados, se encontró cediendo ante Louis,
fulminando a Harry con la mirada antes de irse con
el omega.
El príncipe Akgon se quedó a mitad del pasillo
para ver cómo Lord Payne, Ser Isaak y Louis, se
marchaban en dirección a sus alcobas. Con el
príncipe Tomlinson dirigiéndole una última mirada
difícil de interpretar antes de perderlo de vista.
Harry bufó audiblemente antes de darse la vuelta
y marcharse por el otro lado.
(…)
— ¿Dónde estabas? —fue lo primero que
escuchó cuando entró a su habitación. Harry rodó
los ojos antes de dirigirse directo a su cama y
lanzarse sobre ella.
— ¿De verdad te importa? —pronunció boca
arriba, mirando el techo de su cama con dosel, con
unos finos grabados sobre la madera, tallados con
cuidado para formar el escudo de su casa: un dragón
escupiendo fuego, atacando, luchando.
Se preguntó si él alguna vez iría a la guerra
mientras escuchaba como Skyler se ponía de pie del

266
sillón junto a su cama para pararse frente a Harry
con los brazos cruzados.
—Si, me importa.
El príncipe tomó una almohada y se la colocó
encima del rostro para evitar la mirada de su prima.
— ¿Montaste a Reikon? —preguntó la chica,
sabiendo que la respuesta sería afirmativa, pues los
rasguños en la tela del rizado solo apuntaban una
cosa. —Tu padre estará muy decepcionado si se
entera…
—Niall y tú también lo han hecho, —dijo bajo la
almohada. —Di una sola palabra y se joden
conmigo.
—Sabes que yo no diría nada —, dijo con una
sonrisa coqueta, incluso si Harry no podía verla, el
tono seductor resonando por la alcoba, sentándose
cerca del príncipe.
—Pues más te vale. Padre no ha estado contento
con nosotros desde hace semanas —, exclamó
Harry, poniéndose de pie al instante y dejando a
Skyler sentada en la cama. Lady Akgon bufó en
silencio. —Y tengo el presentimiento de que si lo
hacemos enojar una vez más, lo sentiremos el resto
de nuestras vidas.

267
—Si, lo sé —asintió la chica, tomando un
mechón de su cabello para juguetear con él. Se puso
de pie, con su esbelta figura remarcada a través del
fino vestido plateado que llevaba. Con sus ojos
verdes resplandeciendo ante Harry. — ¿Sabes quien
se ha perdido?
El príncipe le dio la espalda a Skyler y tomó de
su armario una túnica nueva mientras la dejaba sobre
una silla, quitándose la que llevaba puesta. Lady
Akgon miraba la espalda musculosa de Harry con
deteniemtino mientras se agachaba para quitarse las
botas.
— ¿Quién? —preguntó el príncipe mientras se
calzaba un par limpio, sentado sobre una de las sillas
de la habitación. Llevando solo el pantalón como
ropa.
—El princesito —bromeó la chica.
—Louis —, aclaró Harry mientras se levantaba y
caminaba hasta un balde con agua para lavarse el
rostro.
—Si, como se llame —Skyler lo siguió sin
apartar los ojos de su imponente figura. —No lo
encuentran. Yo digo que cayó por un risco del
castillo.

268
—Lamento romper tus ilusiones sádicas, pero
está vivo. —murmuró el príncipe, secándose la cara
con un pañuelo. Y luego soltándose el cabello de la
coleta que llevaba. Dejando caer los rizos por sus
hombros. —Estuvo conmigo toda la tarde.
Skyler frunció el ceño, escandalizada de repente.
— ¿Qué?
—Es más, él montó a Reikon conmigo —. Harry
sonrió, feliz por sus palabras, orgulloso. Se dio la
vuelta para tomar la túnica y pasársela por sus
brazos.
— ¿Estás bromeando, verdad? —preguntó la
rubia. —Por qué este es uno de tus muy malos
chistes.
—No seas tan pesada, Sky —le dijo su primo,
entrecerrando los ojos con una sonrisa.
Abrochándose la túnica sobre su pecho. —Louis
es… bueno.
— ¿Bueno? Harry, no estarás diciendo eso en
serio…
—El es… diferente. Me agrada, y creo… creo
que yo también lo hago.

269
— ¿Al príncipe aburrido? —Skyler parecía
asqueada. — ¿Para qué te preocupas, de todas
formas? En unas semanas va a volver a su iglú en el
norte y nunca más vas a oír de él de nuevo.
—No, él me invitó. Y planeo ir a visitarlo lo más
pronto posible, —dijo el príncipe sonriendo como
un niño, acomodándose la túnica para luego
aproximarse hasta la puerta. Skyler se paró justo
enfrente de el.
— ¡Oye ¿estás loco?!
— ¿Qué?
—Es el Norte, Harry, nunca hemos dejado
Dragonscale que…
—Siempre hay una primera vez.
La rubia frunció aún más el ceño y evaluó el
rostro de su primo. Estaba… feliz. Como—
genuinamente feliz. Y ese… rubor en su mejillas. El
brillo en sus malditos ojos. Skyler sintió un tirón en
su estómago, y no era para nada bueno.
— ¿Te estás oyendo?
—Sky… —Harry solo quería llegar al banquete.

270
—No ¡No me digas así! —explotó lady Akgon.
El príncipe se cruzó de brazos, sabía que su prima
no iba a retener más otro de sus berrinches. —
Estoy… ¡harta de esa gente! Todo lo que hacemos
ahora es en torno a esos… ¡norteños! —gritó,
exasperada. —Gemma pasa todo el tiempo con
esa… niñita presumida. Y Niall juega al soldadito
con ese tipo raro…
Harry rodó los ojos.
—Y tus padres parecen encantados con ellos
¡cómo si nosotros no existiéramos más! —exclamó.
—Y ahora tú… tu eres lo único que me quedaba, y
ahora ¿pasas todo el día con ese príncipe?
—Escucha él—
— ¿Él qué? —preguntó enojada. — ¿Si recuerdas
que tienes que casarte con Nadine, no?
— ¿Y eso que tiene que ver con Louis?
—Tú eres el heredero de Dragonscale.
— ¿Y?
Skyler entrecerró los ojos.
—No se que estás haciendo, pero no me gusta.
—soltó de repente con veneno en su voz, herida,

271
pero fuerte como para no dejar que su voz se
quebrara.
La rubia se dió la vuelta y se aproximó a la
puerta.
—Sabes que yo no sería un buen rey, Sky.
Lady Akgon se tensó con una mano en la manija
de puerta; Harry creyó que ella diría algo más. Pero
en su lugar, la rubia solo abrió y salió de la
habitación con un portazo.
///

272
➳ 12: Festhé. ➳

— ¡Louis! —Nadine saltó en cuánto vio a su


hermano mayor entrar en el gran salón para el
banquete. Iba con Liam y ser Isaak, aún molesto con
él por cómo había actuado horas atrás, pero prefirió
no hablarlo ahora. La joven princesa rió con
felicidad mientras corría para abrazarlo y Louis la
atrapó entre sus brazos. Era como si no la hubiera
visto en días, cuando esta mañana se habían sentado
a almorzar juntos.
— ¡Hey, déjame verte! —Louis sonrió cuando
Nadine se apartó y le dio una vuelta a su nuevo
vestido. Y tal vez era solo su cabeza, pero su
hermanita cada día se veía más grande, mayor, con
una figura más remarcada, más brillante y más
hermosa. Ese vestido que tenía era precioso y
ajustado, pero holgado en la cintura baja. Su
recogido de trenzas castañas le sentaba perfecto para
una cena formal como esa.
Estaba claro que sería una Reina con gracia
cuando llegara el momento.
— ¿Qué te parece? —preguntó, feliz. Con los
bonitos ojos azules llenos de brillo.

273
—Es precioso, me gusta. —asintió el príncipe.
—Gemma lo mandó hacer con su modista —,
exclamó la niña. — ¡Y yo he logrado hacerme el
peinado sola!
—Qué bueno que te agrade el sur, Nad, —dijo
Liam de repente, que se mantenía pegado a Louis. El
príncipe solo decidió ignorar su presencia.
— ¡Me encanta, ojalá pudiéramos quedarnos aquí
para siempre! —Nadine sonrió con dulzura y Louis
tuvo que fingirle una mueca contenta pues, de
pronto, él recordó por qué estaban en el sur en
primer lugar.
Y así como así, Harry cruzó por la puerta junto a
sus padres y hermana, con Skyler y Niall detrás,
siguiendo a Kargem y a su reina hasta sus asientos
reservados en el centro de la mesa. Louis guió así a
su corte al mismo sitio. Donde el príncipe Akgon lo
miró con los dejes de una sonrisa a la que Louis
quiso corresponder, antes de que Skyler se
interpusiera ante ellos.
Louis apartó la mirada entonces.
—Príncipe —, escuchó que lo llamaban a su
izquierda. Lord Horan estaba ahí de nuevo, sonriente
como siempre. Louis alzó las cejas. — ¿Puedo

274
sentarme aquí, alteza? Temo que me han ganado el
lugar por allá.
—Ah ¡si claro! —Louis aprovechó para que
Liam no pudiera sentarse junto a él. Nadine ya
estaba como siempre a su derecha, y ella charlaba
como siempre con Gemma. Lord Liam apretó los
labios pero tuvo que sentarse a la izquierda del rubio
entonces. Siendo rechazado públicamente por el
príncipe y sintiéndose realmente humillado.
Harry se tapó la boca tras su copa para evitar que
lo vieran reírse.
—Gracias, príncipe. —Niall sonrió con dulzura
mientras todos terminaban de tomar asiento. Frente a
ellos en la mesa tenían a la princesa Gemma y su
madre Anne, más a la izquierda estaba Kargem
sentado junto a Skyler y más allá, Harry. Como
siempre, les tocaban lugares muy distantes, pero
Louis mantenía contacto visual con el rizado a través
del banquete.
—Lord Horan —, llamó Nadine a la derecha de
Louis, mientras el príncipe omega saboreaba de su
carne. Se alejó un poco de la mesa para que su
hermana pudiera dirigirse al muchacho con más
libertad.

275
El rubio la miró con sus ojos azules.
— ¿Si, mi princesa?
—He oído que mañana habrá un torneo en la
ciudad ¿cree que podamos ir? —preguntó la joven.
El instinto de Louis quiso decirle a su hermana
que esos eventos no eran aptos para ladies, mucho
menos para princesas. Pero de nuevo, eso era el sur,
no Gélida. Y claro, también existía la curiosidad que
emanaba de su pecho, miró a Harry a través de la
mesa y supo, que ir a esos sitios, sería algo que el
príncipe Akgon haría sin rechistar.
Así que Louis se quedó callado mientras Niall
respondía.
— ¡Sería un honor para mi verla en el público,
alteza! Estaré peleando ahí –asintió el joven con una
sonrisa.
— ¿Participará en una justa, mi Lord? —
preguntó Louis de repente.
—No, no. En un duelo de espada, príncipe.
— ¿Es muy peligroso? —oyó que decía su
hermana.

276
—Un poco, si. Pero no tema, mi princesa, soy
bueno. —sonrió el rubio. Nadine le regresó la
sonrisa de la misma manera.
Y extrañamente, Louis comenzó a sentirse muy
incómodo porque desde ahí, Niall y Nadine
comenzaron a hablar, y hablar, y hablar. Y en
realidad… nunca pararon. Fue cuando la gente
comenzó a levantarse de la gran mesa cuando ellos
se vieron obligados a detenerse.
Nadine era muy parlanchina y Louis ahora creía
poder decir lo mismo de Lord Horan. Quién en
realidad, tenía un humor muy infantil que se
complementaba de maravilla con el de la princesa
del norte. Se reían como dos niños y parecían muy
enfrascados en el otro. Louis parecía a cada segundo
más sorprendido.
Su hermana se llevaba de maravilla con Gemma,
con la reina y con Kargem. Y ahora estaba Niall.
Estaba en claro que todos ellos apreciaban a la
princesa incluso cuando tenían pocos días de
tratarla. Lo cuál el príncipe no podía presumir del
todo.
Louis solo había establecido una extraña relación
con Harry y eso ni siquiera sabía cómo definirlo.

277
Estaban de pie en un pequeño círculo, con Niall
contando una historia sobre él y su dragón, que al
parecer se llamaba Meerah, que tenía a Nadine
riendo contra la palma de su mano, a Liam medio
sonriendo, buscando insistentemente los ojos de
Louis en busca de perdón. Louis estaba pensando en
la discusión que había tenido Harry con Liam tan
solo un par de horas atrás. Pensaba en su paseo en
dragón, de cómo lo había cargado para bajar de
Reikon, de cómo no dejaba de verlo, incluso ahí en
el salón.
Lo miraba pero no se acercaba.
Louis quería que lo hiciera.
Incluso Louis podía ir y acercársele el mismo
¿Por qué no?
Pero luego estaría esa pregunta golpeándole en su
cerebro; ¿Qué era lo que ellos tenían? Era… ¿una
amistad? Porque ¿podría serlo? No… tal vez no,
porque apenas y habían pasado unos días llevándose
bien a medias. ¿Era acaso, una simple complicidad?
Bueno, podía ser. ¿Eran… cuñados? En lo absoluto.
Dudaba que Harry encontrara atractiva a su hermana
e incluso dudaba lo mismo de Nadine.

278
Pero por qué… ¿se esforzaba con él entonces?
¿Por qué no dejaba de mirarlo? ¿Por qué se le
aceleraba el pulso cuando estaba demasiado cerca?
¿Por qué cuando lo tocaba, sentía que se quemaba y
le helaba al mismo tiempo?
Louis no sabía las respuestas a todas sus
preguntas, pero intuía que no eran buenas. No
podían serlo, era algo prohibido, fuera del plan,
catastrófico. Y el no podía dejar que todo ese viaje,
fuera hecho en vano.
Louis sabia que regresaría a Gélida con Liam, y
Nadine se quedaría ahí para casarse con Harry.
(…)
Después del banquete, los príncipes del norte y
Lord Payne fueron escoltados de vuelta a sus
alcobas en el Krestum por Ser Isaak y el guardia
personal de Nadine. La princesa fue la primera que
entró en su alcoba, aún entre risas, pues no dejaba de
hablar de lo gracioso que era Lord Horan mientras
Liam tan solo le seguía la corriente al ver que Louis
parecía sumido en sus pensamientos.
La joven se despidió con un beso en la mejilla de
Liam y de su hermano antes de que las puertas de su
alcoba se cerraran tras de ella y una sirvienta que la

279
ayudaría a quitarse el vestido. Su guardia se quedó a
resguardar la entrada.
Luego Louis siguió caminando directo hacia su
habitación hasta que frenó de golpe ante la puerta.
— ¿Qué ocurre? —preguntó Liam entonces,
dirigiéndose por primera vez a Louis desde que
había llegado con Harry.
—Está noche… —comenzó el omega. Se aclaró
la garganta y cerró sus ojos unos segundos antes de
hablar. Luego abrió la boca. —Quiero estar solo, si
no te molesta.
El alfa pareció terriblemente herido. Sus cejas se
arquearon.
—Louis…
—Solo, déjame… pasar esta noche por mi
cuenta. Necesito, tiempo para aclarar mi mente. —
dijo soltando excusas sin sentido. Sabía que no debía
de dárselas, que era su príncipe y tenía que
obedecerle, pero tampoco quería ser tan recto con él.
Después de todo, era su único y mejor amigo.
— ¿Estás seguro? —dijo levantando su mano y
acariciando su mentón con suavidad. El omega se
tensó.

280
—Si. —contestó decidido.
Liam le costó soltarlo y asentir mientras Louis le
daba una sonrisita fingida y sin más, se daba la
vuelta y entraba en su alcoba con Ser Isaak
parándose de pie frente a esta.
Liam apretó los labios y se fue a dormir por
primera vez solo en semanas.
(…)
Louis no se quitó la túnica ni se puso el camisón
para dormir. Pues en su mano mantenía la nota que
Niall le había pasado con discreción bajo la mesa en
el banquete. Un pedazo de pergamino arrugado, con
la desgarbada letra en tinta negra que solo podía
pertenecer a una persona.
“Deja la ventana abierta, estaré ahí después de
que todos se vayan a dormir.”
Y Louis parecía estar tomando una idea loca y
arriesgada, pero por primera vez, estaba listo para
romper la reglas. Esa noche él no sería un principe y
sería el joven muchacho que debió haber sido
siempre; no el recto príncipe que lleva el código de
modales tatuado en las paredes de su cerebro,
siempre sentándose derecho, siempre serio y

281
correcto. Pero hoy… por esa noche, él solo seria…
Louis.
Quién espera a que otro joven muchacho entrase
por esa ventana para llevárselo lejos.
Solo por esa noche.
(…)
—Necesito que guardes silencio y que corras lo
más rápido que has corrido en toda tu vida. —dijo
Harry, en un susurro, con la luz de la luna sobre sus
rizos, iluminándolo débilmente, mientras él y Louis
cruzaban la barda del mismo balcón por el que
habían escapado de la habitación esa misma tarde.
—No puedo correr tan rápido como tú. —le dijo
el omega mientras caminaban con premura por los
pasillos del castillo.
—Pues lo intentas.
Louis rodó los ojos pero sonrió, yendo junto al
príncipe Akgon con más soltura que cuando era de
día, pues los pasillos ya no estaban tan concurridos.
Casi todo el personal estaba dormido y los pocos
guardias que cuidaban el Krestum de noche, estaban
solo en sitios específicos que Hary conocía a la
perfección. Pero el rizado conocía nuevos atajos

282
vacíos en los que escabullirse, cuidando siempre a
Louis, guiándolo por cada vuelta y en cada pasillo
en el que entraban trotando por momentos. Louis
tenía el corazón golpeándole en el pecho, con el
rubor tintando sus mejillas por el esfuerzo, y el fleco
cayéndole constantemente sobre sus ojos. Pero no le
importaba si se despeinaba por completo, o si
sudaba la bella túnica de seda. Esa noche él solo era
un muchacho, un extranjero en la tierra prometida de
los dragones. Y su acompañante, era un muchacho
alto y divertido que no conocía el significado de las
reglas.
Así que lucía como una noche divertida.
Él y Harry llegaron a la entrada del Krestum, y el
príncipe Akgon se asomó para notificar que los
guardias de siempre estaban charlando de espaldas a
la entrada, con las lanzas recargadas contra una
pared, sin prestar mucha atención por si alguien
salía, pues en realidad ellos tenían que estar
pendientes de quien quiera que osara con entrar al
castillo. Así que el joven rizado tomó a Louis de la
mano para jalarlo entre risas reprimidas y sonrisas
tontas, por la oscuridad que no alumbraban las
antorchas.

283
Escabulléndose lejos del Krestum, solos, sin
guardias o gente que pudiera impedirles sonreír esa
noche que pasarían en vela en el centro del pueblo.
Louis estaba sonriendo más de lo que había hecho
en un día, y apenas acaban de salir del castillo.
Harry no soltó su mano hasta que dieron la vuelta en
una especie de calle junto a la explanada de
dragones, donde se toparon entonces con Niall y
Skyler, recargados contra el muro de ladrillo.
Louis asi soltó la mano del príncipe y miró a los
primos Akgon un poco extrañados.
—Louis —, sonrió Niall, quién llevaba una
especie de manto verde pardo, como una capa, que
escondía por completo su túnica plateada y cubría su
cabello rubio platino casi por completo. Skyler
llevaba puesto algo similar, una capa rojo oscuro,
solo que llevaba la capucha más abajo, ocultando
toda su larga trenza blanca bajo la tela. Ella lo miró
con fuego en sus ojos verdes pero Louis decidió
ignorarla.
—Lord Horan, yo—
—No te preocupes, ellos saben, —dijo Harry,
tomando dos capas de los mismos tonos que
ayudarían a hacerlos pasar desapercibidos en la

284
ciudad, estaban escondidas tras una roca. Se giró
para alcanzarle una al omega.
— ¿Qué? —preguntó Louis medio extrañado,
sosteniendo la capa.
—Y no tienes que decirme Lord, estamos lejos de
toda la gente. Solo dime Niall —guiñó el rubio.
Louis pareció intrigado, pero feliz con ese pequeño
detalle.
—Si, si, no tenemos tiempo para esas tonterías,
vámonos antes de que sea demasiado tarde. —dijo la
rubia, dándoles la espalda, pasando directamente
enfrente de Louis, golpeándolo con su capa.
El omega se giró hasta Harry, quién ya vestía el
manto oscuro con la capucha puesta.
—Así no llamaremos mucho la atención –explicó
Harry.
Entonces avanzaron hasta donde tres enormes
dragones se alzaban con orgullo. El trío de escamas,
grande, imponente y extremadamente bello. Niall le
presentó a Meerah, un dragón verde limón con
partes amarillentas y cuernos plateados. Que parecía
mucho más feliz y audaz que Reikon, pero
muchísimo más pequeño que el de Harry. Claro que
Skyler no se tomó la molestia de presentarle al suyo,

285
lady Akgon solo subió a su bestia, un intimidante
dragón naranja con escamas negras en el pecho que
parecía mucho más serio, más terrorífico. Pero
cuando todos estuvieron arriba, con Louis delante de
Harry en el lomo de su dragón, escuchó a Skyler
decir “Autem Dravho” lo que el rizado había dicho
horas atrás para hacer que Reikon volara. Así que
supuso que Dravho era el nombre de su dragón.
Aunque tampoco gastó mucho interés en eso,
porque de pronto Louis estaba en el aire de nuevo,
extrañamente sorbe el lomo de un dragón por
segunda vez… en el mismo día. Con la calidez de
Harry contra su espalda y la ciudad más hermosa de
noche, brillando como si el cielo estuviera en el
suelo esta vez.
Louis estaba completamente maravillado,
mirando a Niall volar más abajo, dando vueltas
como si se sintiera un acróbata en su dragón. A
Skyler persiguiéndolo entre risas, gritándole algo en
Vehstry mientras Harry se reía por lo bajo al
descender desde lo alto del Krestum, llegando al
centro donde el carnaval del último día del solelum
de Kargem, se llevaba acabo.
Según Harry, ese día habría fuegos artificiales y
un desfile, lleno de disfraces y muchos dulces. Con

286
serpentinas de colores cayendo del cielo y la música
de las guitarras y tambores se acompañaban de
palmas y gritos del público, era poco decir que Louis
estaba… emocionado.
Los príncipes llegaron a tierra firme, con los
dragones cayendo cerca de la playa, en una zona
oscura para no llamar mucho la atención; Skyler y
Niall bajaron con rapidez y Harry procedió a
tenderle la mano al príncipe omega para que no los
dejaran muy atrás. Se metieron entre unos callejones
para salir a donde la fiesta comenzaba; y era…, un
lugar precioso.
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la
aplicación ahora para visualizarlo.]
Louis se arrepentía de no haber venido al pueblo
en toda la semana. Porque estaba plagado de
decoraciones multicolor, con banderines colgados de
hilos sobre la calles, y las serpentinas que había
mencionado Harry por todo el lugar. A la gente
riendo, caminando entre puestos de comida, de
artesanías, o de juguetes. Con los niños correteando
por las calles de piedra mientras llevaban collares de
flores o luces que brotaban chispas para alumbrar.
La música era tan animada y toda la gente parecía
estar de verdad divirtiéndose. Había algodones de

287
azúcar y muchos adornos que llamaban la atención
de los ojos del joven príncipe a cada lado que
volteaba. Sonreía y sus ojos se le hacían más
pequeños al encontrar algo cada vez más colorido.
Le mostraba a Harry con alegría cada cosa que veía,
a pesar de que era demasiado seguro que él ya
hubiera visto todo eso cientos de veces.
Y si, Louis estaba siendo infantil y medio bobo,
riendo de cada cosa que Harry bromeaba, señalando
a los músicos, aplaudiendo por cada canción que
tocaban, encontrando a Lord Rakem en uno de los
escenarios más aclamados pero no pudiendo llamar
la atención demasiado, así que solo se dedicaron a
palmear a cada que el ritmo de la música lo
ameritaba.
—Mira, ven, te mostraré algo —Dijo Harry,
llevando a Louis de la mano por enmedio del gentío.
Pasando entre todos sin inmutar a alguien, pues la
mayoría estaba o ebria o muy inmiscuida en su
propia diversión. Llegaron al puesto de una vieja
mujer que servía tarros y tarros de cerveza. Louis
alzó las cejas mientras Harry alzaba la voz para
pedir por los dos.
Y les pasaron dos vasos de madera tan grandes
como sus propias cabezas, rebosantes de un líquido

288
espumoso que olía entre alcohol y algo dulce que
Louis no cuestionó antes de beber cuando vio que
Harry lo hizo.
El sabor era levemente amargo, pero
extrañamente agradable y familiar a la cerveza dulce
de las Islas de Morah. Louis terminó encontrando
todo mucho más gracioso después del tercer trago,
en dónde Harry ya había terminado su tarro y jalaba
a Louis de vuelta a la multitud bañada en color.
Las calles del sur estaban llenas de diversión,
todos estaban riendo con sus prendas de colores.
Algunos brindaban por su rey, otros brindaban por
los dragones que solían pasar volando por el cielo, y
muy pocos brindaban por cosas que no tenían
sentido, perdidos en el fondo de sus tarros vacíos,
con las mejillas rosadas y los ojos llorosos.
Todo estaba sumido en un ruido ensordecedor,
plagado de música, risas y gritos. Pero en medio de
todo el caos de un pueblo en plena celebración,
Harry se encontraba riéndose al costado de un chico
omega que no paraba de señalar cada cosa que
atrapaba su atención. Louis mantenía su mano
entrelazada con el brazo del heredero de todas esas
tierras, mientras no sentía nada más que la felicidad
abriéndose paso por cada parte de su cuerpo.

289
Porque si, Louis no sentía nada, ni pena, ni
preocupación, ni remordimiento por salir del castillo
a mitad de la noche. No sentía nada más que el
seguro refugio que era el cuerpo de Harry apretado
contra el suyo. Mientras regresaban al puesto de
aquella vieja mujer a rellenar tarros y tarros sin
pararse a pensar que ocurriría cuando llegara el
amanecer, cómo le iba a pasar factura todo ese
alcohol en su sangre cuando el nuevo día llegara
para los príncipes.
Ni siquiera sentía ni una pequeña pizca de culpa.
Él solo reía.
Más cuando llegaron a una bolita que rodeaba a
los músicos. Tocando la guitarra con energía,
manteniendo a todos bailando sin mucha
coordinación sobre la piedra de las calles. Varias
doncellas en vestidos brillantes y largos cabellos
sueltos. Hombres dándoles vueltas con todo menos
gracia y a pocos niños tarearear las vastas melodías
plagadas de letra de cada interpretación, a manos de
un cantante pelirrojo que mantenía a todos bailando.
—Tenemos que… bailar… —dijo Louis,
derramando un poco de cerveza sobre la capa de
Harry, arrastrando ya un poco las palabras entre sus
dientes, mientras trastabillaba pegado del príncipe.

290
— ¿Qué, ya estás borracho? —dijo Harry en un
tono burlón.
—Eso… creo —asintió el recto príncipe del
norte, riéndose como un tonto después de admitirlo.
— ¿Qué? ¡No te rías… Harrrrry…! yo no aguanto
tanto la cerveza como tú…
— ¿Es por qué eres así de pequeño?
— ¡Hey, dame un descanso! —soltó el omega
frunciendo el ceño. — ¡Soy grande!
—Si, si, si, lo que tú digas, Lou-Lou, pero no
vamos a bailar y hacer el ridículo enfrente de mi
pueblo.
— ¿Cómo me llamaste?
—Nada, solo bromeaba…
— ¡Yo soy el príncipe Louis de la casa Tom-…!
—Shhhhh ¡Callate! —dijo Harry mientras le
tapaba la boca al omega con su mano. Louis siguió
gritando bajo su palma.
Harry se partió de la risa.
—Tenemos, que bailarrrrr, Harrrrry… —Louis
comenzó a arrastrar al príncipe hasta donde todos

291
bailaban.
—Ni siquiera sabes bailar otra cosa que no sea tu
Vals —Harry ni siquiera ejercía presión para
mantenerse en su lugar, pero Louis batallaba con
todas sus fuerzas, esperando lograr mover al rizado
hasta la pista de baile, sin ningún éxito.
— ¿Eso… de verdad importa?
Harry lo miró, directamente a los ojos; sus
bonitos ojos azules pidiéndole con la mirada que lo
llevara a bailar. Y el príncipe del sur no tenía ni la
más mínima idea de cómo hacerlo, pero podría pasar
eso por alto… por esos ojos. Harry en realidad
descubrió esa noche, que habría gritado su nombre
enmedio de ese festival si Louis se lo hubiera pedido
con esos ojos. Se dio cuenta que el podría hacer el
ridículo en frente de todos por esos ojos.
Ya que si, Harry entró en la multitud y comenzó a
hacer su mayor esfuerzo por no decepcionar a ese
par de ojos azules llenos de brillo mientras reían a
mitad de las vueltas que el rizado le daba con el
brazo. O cada que el príncipe Akgon le pisaba los
pies por error. Harry se encontró sonriendo como un
tonto por esos ojos felices que mostraban pequeñas
arruguitas a los lados cada que su gesto se
intensificaba.

292
Harry se asustó incluso, cuando se encontró
pensando que podría dejar el sur…
Por esos ojos.
(…)
Encontraron a Niall y a Skyler en la playa, donde
ambos estaban cantando la misma canción que
Harry había estado bailando con Louis hacía casi un
par de horas. Ya que en realidad la noche estaba
pasando rápido y la borrachera que se había metido
Louis accidentalmente había disminuido
notablemente. Aún se notaba mareado y riéndose
suavemente de todo, pero ahora pegado sin remedio
al cuerpo de Harry.
Niall advirtió su presencia de inmediato y les
hizo señas con las manos para que llegaran a su sitio
en la arena. La gente se arremolinaba por ahí pues
según los fuegos artificiales estaban a punto de
proyectarse sobre los cielos de Dragonscale. Así que
Louis lo señaló para que Harry lo encontrara y los
llevará hasta ellos.
Ya que el rizado era el más apropiado para
guiarlo entre los pasos débiles del omega.
Niall cantaba mientras Skyler le seguía, ambos
también lucían un poco ebrios, y tal vez ese era el

293
motivo por el que la rubia no estaba matándolo con
la mirada en ese preciso momento. Aún así se sentó
lo más lejos de ella posible, con Harry pegado a su
costado como si hubieran sido cosidos juntos de
repente.
—Me gusta esa canción —, murmuró el omega
mientras movía su cabeza a la melodía que cantaban
los primos.
—Es un clásico del sur —. Exclamó el rizado,
recargándose en sus brazos para mirar a Louis. —
Todos la conocen, lleva cientos de años rodeando
por la ciudad.
— ¿De qué habla?
—Es… sobre un hombre que, se enamora de la
persona incorrecta.
— ¿Por qué?
—Por qué… -Harry frunció el ceño. —vienen de
lugares distintos, y tienen creencias diferentes. El
padre no deja a su hija casarse con él.
Louis recargó su cabeza en el hombro del
príncipe.
—Pero ¿se aman? -preguntó el omega.

294
—Si. —contestó el rizado, maravillado por cómo
el toque de Louis lo inquietaba, pero lo relajaba al
mismo tiempo. Sentados en la arena, con la gente
charlando y haciendo ruido por todos lados pero
ellos manteniéndose en su propia paz. —De hecho,
ellos en realidad se casan…, usando ropa prestada.
Es lo que dicen la canción, y tuvieron muchos hijos.
Veintidós nietos, y que no se arrepiente de nada.
— ¿Qué hizo el padre, le dejó de hablar?
—Probablemente… estuvo muy enojado al
principio. Tal vez si, le dejo de hablar, tal vez podría
haberle ignorado por años, pero siento que al final
entendería.
Louis alzó su cabeza, lentamente, quedando muy
cerca del rostro de Harry. Peligrosamente cerca, con
sus ojos brillosos esperando que el rizado continuara
con la historia. En realidad, Louis enserio lucía
como un niño en ese momento, o al menos uno al
que le habían quitado la infancia muy rápido. Pero
esa noche, él solo era un joven muchacho que se
había pasado la noche entera riendo, bailando y
tropezándose entre los cuerpos de las personas. Pero
feliz, recostado contra el hombro de otro joven
muchacho que no podía quitarle los ojos de encima.
— ¿Qué entendería?

295
—Que el amor te hace estúpido, que te hace
cometer cosas estúpidas.
Louis rió.
—Eso es cierto… —concordó el omega,
perdiéndose en los ojos verdes de un completo
extraño que aterrizó en su vida hace pocos días, pero
que ha dejado un cráter irreparable en su alma. —Y
tú lo dijiste.
— ¿Qué?
—Es la vida. No es eterna.
Harry asintió levemente mientras se sentía a sí
mismo incapaz de controlar sus movimientos,
acercándose más y más al príncipe de ojos azules,
borrando la distancia entre los dos, poco a poco,
cerrando los ojos mientras caía en un bucle infinito
donde no sentía, no oía y sobre todo, no pensaba si
esos actos tendrían muy malas consencuencias.
A Harry no le importaba ya.
Iba besarlo, sentado en esa playa, con sus primos
a un costado, con la gente a su alrededor, en la
calidez de su hogar, al que tanto extrañaría cuando
partiera, porque no dejaría a ese príncipe del norte
marcharse sin él.

296
Estaba a punto de hacerlo.
Y luego un fuerte ruido resonó en el cielo.
La gente se partió en aplausos y vítores cuando el
primer fuego artificial se rompió entre las estrellas;
las nubes se tintaron de los colores que emanaba la
pólvora y sus bellos diseños caían hasta el mar.
Creando bonitos reflejos en las olas.
Louis había apartado el rostro para admirar el
espectáculo, pero Harry mantenía su cabeza girada
en la misma posición, frenándose de golpe y
sintiendo como sus labios se quedaban a tan solo
milímetros de la piel del omega. Respiró en ella,
mientras Louis aplaudía y le pedía que mirara al
cielo.
Harry no se apartó mucho, pero giró su rostro
para ver cada explosión y figura que se logró
proyectar en el cielo esa noche; pero aunque la gente
parecía feliz, contenta, ensimismada en el
espectáculo del cielo, el príncipe Akgon no tardó en
apartar la vista, porque le interesó más ver al joven
muchacho que estaba a su lado, cerca, demasiado
cerca.
—Es hermoso… —sonrió el príncipe del norte.
Con la bonita sonrisa partiendo su bello rostro, con

297
su cabello despeinado por toda su cabeza y rastros
de purpurina tintándole las mejillas de a poco. Y
Harry ya solo sabría que a partir de ese momento, su
vida ya no era suya.
—Si, lo sé. —contestó entonces, bajito, muy
cerca del oído de Louis, así que logró ser escuchado
por él. Haciendo que girara la cabeza, suavemente,
tan frágil como el resto de sus movimientos. Su
sonrisa se evaporó en cuando se topó con Harry tan
cerca, y entendió…, el solo lo hizo al ver su rostro.
El omega suspiró y una pequeña sonrisa se formó
en sus labios.
(…)
—Festhé a byt okónthem!!! [¡El festival ha
terminado!] -Saltó Niall cuando el espectáculo en el
cielo hubo terminado, Skyler rodando los ojos,
poniéndose de pie cuando la gente de la ciudad
comenzó a abandonar la playa para al fin regresar a
sus casas para dormir.
Harry se levantó y le tendió una mano al príncipe
del norte para ayudarle. El omega sonreía hasta
Niall.
— ¿ “esthé”? —preguntó el omega.

298
—Festival, mon parét [mi principe] —asintió
este, causando otra ensoñadora risa de Louis.
—Vámonos —soltó Skyler, poniéndose la
capucha de la capa y caminando en dirección a la
calle para regresar por donde habían venido.
Pues el cielo ya no se veía tan oscuro y poco a
poco dejaba paso a el amanecer.
—Louis, ven conmigo, ayúdame escoger algo
para Nadine antes de que cierren los puestos, me
prometí llevarle algo —dijo Lord Horan mientras
llevaba al príncipe hasta donde todavía se mantenían
abiertos algunas tienditas llenas de cosas relevantes
al carnaval.
Harry los siguió de cerca. Poniéndose la capucha
de la capa y siguiendo a los muchachos con premura
fuera del centro para regresar al Krestum antes de
que nadie se diera cuenta.
(…)
Niall le consiguió un bonito collar turquesa a la
princesa. Algo sencillo pero elegante que podría usar
Nadine en cada ocasión, Louis lo había aprobado en
cuando Lord Horan lo escogió y que terminó
comprando antes de que la vendimia terminara por
ese día. Luego Louis volvió a su lugar al costado de

299
Harry mientras que se apresuraban a volver a los
dragones antes de que el cielo se aclarara más.
Skyler y Niall montaron con rapidez y
emprendieron vuelo sin rechistar, pero Harry se
cercioró de que Louis estuviera bien sujeto antes de
que gritarle a Reikon que alzara en el aire.
Llegaron al Krestum, a la explanada de dragones.
En donde todos se quitaron las capas que
escondieron tras la misma roca y volvieron con
rapidez hasta sus respectivas alcobas antes de
alguien se diera cuenta. Con el alba rayando el cielo
de a poco, comiéndose la oscuridad para retenerla
hasta la tarde.
Harry llevó a Louis hasta su propia habitación, y
cuando el príncipe estaba sentado en el alféizar, para
entrar de vuelta en su alcoba, Harry lo retuvo.
— ¿Qué ocurre? —Louis volteó, echó un
desastre. Con arena en la ropa, lleno de brillos y la
túnica manchada en cerveza y restos de comida. El
cabello alborotado por completo, pero con una bella
sonrisa que le dejó saber al rizado, que llevarlo
consiguió había sido la mejor idea que había tomado
en años.

300
—Es.., bueno, yo, te conseguí algo. —dijo el
príncipe comenzando a lucir nervioso. Los ojos
azules del omega siguieron los movimientos de las
manos del príncipe mientras buscaba entre los
pliegues de su túnica arrugada. No tardó mucho para
encontrar un bonito collar de cadena blanca con una
pequeña roca entre negra y violeta que formaba una
punta.
Louis alzó las cejas con admiración, atrapando el
dije entre sus finas manos cuando Harry se lo tendió.
Aún de pie sobre la muy angosta losa que lo sostenía
fuera de la ventana de Louis.
— ¡Es precioso!
— ¡Shhhhh!
Louis rió por lo bajo.
—Es muy bonito ¿Qué es?
—Es obsidiana.
—Vidrio volcánico.
Harry asintió.
— ¿Es para mí?
—No, Louis, es para tu lobo en casa.

301
— ¿Ollie?
—Pues claro que n—
—Creí que habías dicho que shhhhh.
Harry rodó los ojos.
— ¿Te gusta?
—Si —, contestó el príncipe del norte.
Admirando el pedazo de roca entre sus manos. —es
muy hermosa.
—Si eh… bueno. Me alegra… yo—
— ¿Harry?
— ¿Si?
—Gracias —soltó el omega, con delicadeza,
acercándose al príncipe -que se paralizó por
completo— cuando Louis le dejó un casto besito en
lo alto de su mejilla.
Pero ambos no se movieron.
Louis se quedó quieto con los labios contra la
piel del príncipe. Respirando su aroma, y sintiendo
como su corazón comenzaba a latir desbocado.

302
Y es que Louis no era tonto. Se había percatado
que Harry casi lo besaba de vuelta en la playa, y de
cierta manera le decepcionó que no lo hiciera. Pero
ahora estaban igual de cerca, y Louis tenía miedo de
qué pasaría si lo hiciera, pero también tenía ganas y
mucha impaciencia por descubrir que sería… besar a
alguien. Por primera vez.
Y aunque miles de pensamientos cruzaron por su
cerebro al mismo tiempo, Louis solo tuvo cabeza
para una cosa.
Y fue seguir a su corazón en vez de a su cerebro.
Con la otra mano libre, tomó el mentón del
príncipe rizado y lo acercó hasta que sus labios
terminaron impactando contra los ajenos con
delicadeza. Sus manos perdieron agarre por la
mandíbula de Harry mientras que sus ojos se
cerraban de golpe y se sentía derretir sobre el
alféizar de su alcoba.
Harry gimió a mitad del beso, como si hubiera
estado rogando por ese momento por semanas.
Tomó a Louis de la cintura para evitar que cayera
dentro de su habitación y comenzó a guiar sus labios
con movimientos lentos y suaves en los que el
omega parecía haberse perdido mientras sus manos
caían por el cuello del mayor.

303
Tal vez duró un par de segundos, tal vez un par
de minutos. O incontables momentos de los que
ninguno jamás tendrá conocimiento. Pero cuando se
separaron, con un chasquido, ambos tenían los
labios húmedos y las mejillas completamente
sonrojadas, ojos cerrados. Aspirando el aroma del
otro y suspirando como sólo dos personas
enamoradas podrían hacerlo.
Y tal vez estaban cometiendo un error, una
imprudencia. Un caos entre dos mundos distintos.
Pero eso… era lo que menos les importaba.
El chillido de una puerta en el Krestum los sacó
de su ensoñacion.
—Mierda —soltó Harry girándose a hasta el
pasillo cercano a la ventana.
—Vete ahora, se darán cuenta —dijo a su vez un
muy sonriente Louis; sonrojado y con los labios
curvados.
—Yo—
—Nos veremos en un par de horas.
—Bueno si pero—

304
Louis se aproximó y le dejó otro casto beso en los
labios antes de girarse y entrar en la habitación,
dejando a Harry sin palabras.
—Adiós, príncipe, tenga una buena mañana, nos
veremos para almorzar. —soltó el omega antes de
cerrar la ventana y soltarse a reír contra la palma de
su mano.
Harry se rió bajo, con otra tremenda sonrisa boba
y se alejó con rapidez para evitar ser visto.
Louis se tiró en su cama y apretó la almohada
contra su rostro para reprimir un grito.
///

305
➳ 13: Torneo. ➳

—Príncipe Tomlinson —le removieron con un


poco de insistencia.
Era la tercera vez que llamaban su nombre y el
muchacho no despertaba, fue hasta ese momento en
que los sirvientes se encontraban ya en su habitación
para alistarlo para el día y el muchacho estaba
profundamente dormido sobre las mantas sin
siquiera haberlas abierto, tirado en una posición
poco cómoda y con una amplia sonrisa sobre sus
labios. —Príncipe, alteza…
Una de las sirvientas lo removió con delicadeza
de la cama, hasta que sintió al príncipe omega
fruncir el ceño y removerse, negándose a abrir los
ojos.
—No… —Louis se removió contra una de las
almohadas y quiso evitar que siguieran
molestándolo, hasta que una de las sirvientas dijo:
—Hoy es el día del torneo, majestad. Discúlpeme
pero no puede llegar tarde —. Anunció una de las
doncellas y justo en es momento, Louis reaccionó.

306
—Lo…, lamento, yo —el joven se sentó sobre la
cama y comenzó a tallarse los ojos como un niño
pequeño. Bostezó un par de veces mientras se
estiraba.
—El agua de su baño está lista, mi príncipe —le
dijo una de las sirvientas que rápido se aproximó a
meterse al guardarropa para buscar el conjunto que
el príncipe llevaría ese día.
Y Louis supo que tenía que alistarse. Suspiró y
levantó, terriblemente cansado. Pero en cuanto puso
un pie en el suelo, sintió veinte punzadas por todo el
cuerpo; una en los muslos, que se mostraban a
doloridos por montar a Reikon. Sintió otra punzada
en los las pantorrillas, como si hubiera hecho mucho
ejercicio. La siguiente punzada fue en su cabeza, que
le zumbó inmediatamente debido la luz del sol
golpeándole en el rostro.
Estaba hecho un desastre, casi se desmayó
cuando se miró en el espejo, completamente
destruido… sucio, desaliñado. Seguro apestaba,
porque su ropa olía a comida, humedad del mar, a
sudor e incluso a dejes de cerveza. Y eso era…
¿brillo? ¿En toda su cara?
Parecía un completo salvaje. ¿Qué diría su madre
si lo viera entrar así por el salón? ¿Si se sentara a la

307
gran mesa todo sucio como estaba?
Extrañamente, Louis se encontró riendo. Bajito,
para que no lo escucharan, pero divertido de solo
pensar que no le importaba mucho.
Era raro, eso estaba cambiado.
Decidió entonces encaminarse de una vez por
todas hasta el baño, para fregarse toda esa purpurina
de encima, cuando algo se le escurrió por la túnica y
cayó justo frente a él. Louis frunció el ceño, pero
alcanzó con sus pequeñas manos el collar de
obsidiana para recogerlo y admirarlo entre sus
dedos.
«Harry…»
Una sonrisa le partió el rostro y le puso las
mejillas rojizas de repente.
Una tormenta de recuerdos lo asaltó; viajes por el
cielo, montado en un dragón, la calidez de un cuerpo
seguro que le traía calma y paz. Una risa profunda,
unos rizos color chocolate removerse por el aire.
Una canción pegajosa a la que él bailaba de manera
risueña. Y unos carnosos labios, que sabían a
cerveza, estuvieron pegados contra los suyos
haciéndole olvidar hasta su apellido.

308
Y Louis se encontró suspirando.
Con esa tonta sonrisa se fue al baño, se desnudó y
entró en el agua caliente. Se fregó el cuerpo con esa
sonrisa. Salió, envolviéndose en una toalla con esa
sonrisa. Las sirvientas lo vistieron, lo peinaron y lo
alistaron mientras Louis veía su reflejo… con esa
sonrisa.
Suspirando a cada momento, jugueteando con el
dije entre los dedos de su mano, para luego pedirle a
una doncella que le ajustara la cadena de plata en su
nuca para llevarlo bajo la ropa.
Louis se miró al espejo, usando esa bella túnica
de bordados dorados, azul turquesa con líneas
plateadas. Ajustada en su cintura, combinando con
los pantalones oscuros que se pegaban a la anatomía
de sus piernas. Se dio una vuelta, recordando como
el príncipe Akgon le había dado cientos de ellas de
vuelta en el Festhé. Él suspiró aún con… esa
sonrisa.
Louis caminó con felicidad hasta la puerta, como
si estuviera flotando y quiso reírse de lo tonto que
debería lucir, pero también quería reírse solo porque
si, porque podía. Cuando salió al pasillo del
Krestum, saludó a Ser Isaak con una radiante sonrisa
-que era mucho más de lo que el guardia estaba

309
acostumbrado a obtener de él— y justo cuando iba a
preguntarle qué tal había pasado la noche, se topó de
repente con el rostro abatido de Liam.
Oh…
Su mejor amigo se mostraba triste, preocupado,
con pequeñas ojeras levemente remarcadas bajo sus
preciosos ojos café. Mirando a Louis con la
esperanza de que lo hubiera perdonado, muy lejos de
estar tranquilo. El alfa de verdad parecía sumido en
la nostalgia.
—Liam… —el príncipe se acercó hasta su mejor
amigo y este se dejó tomar del rostro por las
pequeñas manos de Louis, quién lo examinaba con
preocupación, como si su daño fuera físico, aunque
era más que obvio que su dolor provenía de su
corazón.
— ¿Dormiste bien? —E incluso así, Liam le
estaba preguntando aquello, como si su punzante
tristeza pudiera pasar a segundo plano solo debido a
su príncipe.
—Yo…
«…en realidad solo dormí un par de horas ¡Salí
toda la noche! ¿Puedes creerlo? Bailé y vi fuegos
artificiales y ah… ¿como digo esto? Eh…, besé al

310
príncipe Akgon y me obsequió este dije, pero ¡no te
preocupes Liam! de todas formas no creo que se
case con mi hermana.»
Estuvo a punto de responder, pero Nadine salió
de su alcoba metros más allá y ambos se vieron
obligados a corresponder a sus saludos de buenos
días y a caminar tras ella en dirección al gran
comedor, en silencio.
Louis se desanimó de repente; ahora sentía la
culpa de sus actos llenarle la consciencia. Quería
contarle a alguien lo feliz que había sido la noche
anterior pero claro, no podía decirle a Nadine y
ahora que lo recordaba, mucho menos a Liam.
¿Cómo podría siquiera mirarlo a esos ojos? Si tan
solo lidiar con el hecho de no dormir en la misma
cama por una noche había destrozado al alfa…
No podía contarle, porque aunque no fuera
oficial, el y Liam estarían destinados para casarse en
unos años. Louis sabía que su mejor amigo estaba
enamorado de él, solo lo sabía, y el príncipe no
quería hacerle daño a una de las personas más
importantes de su vida.
Así que se mantuvo callado, caminando junto a
sus guardias por el castillo. Pero como siempre, el
príncipe, máximo representante de su casa, tuvo que

311
ir al frente y en medio para cuando cruzaron las
puertas hasta el salón y llegaron a donde siempre
mantenían el desayuno en el Krestum.
En cuanto Daeron y su mujer se percataron de su
presencia, sonrieron, y todo habría seguido con la
normalidad amarga de no ser porque Harry se
levantó de su silla en el mismo momento en el que
sus ojos enfocaron a Louis. El movimiento fue tan
inesperado y extraño, que todos se giraron a verlo,
confundidos, pero Harry -Qué parecía demasiado
emocionado como para notarlo-, tan solo sonrió.
—Príncipe —, saludó con un asentimiento, el
corazón de Louis dio un brinco y trató de retener una
sonrisa en sus labios. Falló. Le correspondió con una
leve inclinación. —Yo eh.., le he apartado un lugar.
Todos tenían el ceño fruncido pero Louis estaba
tan feliz, que todos sus problemas se redujeron a
cenizas. Se borró de su mente la preocupación que
guardaba en el fondo de su cabeza. Y se olvidó de
quién venía con él para adelantarse hasta la mesa en
donde había un espacio vacío junto a Harry.
Nadine y Liam se vieron obligados a sentarse en
sus lugares de siempre, un poco atolondrados,
mientras saludaban a todos al sentarse.

312
Liam había cambiado su expresión de perrito
triste por un muy inflexible ceño fruncido, tratando
por todas las formas de que no se notara mucho.
Nadine lucía extrañada, pero en cuanto Niall la
saludó con una brillante sonrisa, ella pareció
olvidarse del tema.
—Gracias —exclamó Louis cuando estuvo
sentado junto a Harry, a la izquierda de Gemma.
Daeron estaba a solo un lugar de distancia, en la
cabeza de su mesa y Anne frente a ambos.
Unos sirvientes se apresuraron a serviles jugo en
sus copas y ponerles los platillos de frente para que
comenzaran a almorzar. Louis mantuvo sus ojos en
la mesa mientras sentía la presencia de Harry a su
derecha, un poco, demasiado, junto a su silla, -pero
no podía importarle menos-. Tuvo que reprimir una
sonrisa cuando sintió el pie de Harry apegarse al
suyo bajo la mesa.
—Príncipe ¿Cómo estuvo el festejo? —Preguntó
Kargem mientras el omega bebía de su jugo; el
príncipe se atragantó y tuvo que regresar el trago de
vuelta a la copa.
— ¿Q-ué? —preguntó asustado, con el corazón
comenzando a latirle con fuerza en su pecho.

313
Skyler bufó desde el otro lado de la mesa,
luciendo su cabello blanco suelto sobre los hombros
y trenzando solo detrás de las orejas. Niall advirtió
el nerviosismo del príncipe y miró con ojos
calculadores el príncipe de Gélida.
Harry parecía alerta.
—De Dragonscale, el solelum ¿en el norte hacen
este tipo de festividades?
Louis se relajó por completo.
—Ah…, no, majestad. En el norte no tenemos
festividades así, hasta hace poco solo festejábamos
los cumpleaños en una cena y eso era todo. Cada
casa tenía sus propias tradiciones, pero nada como
aquí en el sur.
—Es verdad, el nuevo reino… Espero que lleve
un poco de la felicidad de mi pueblo de vuelta al
suyo, príncipe. —comentó con los dejes de una
sonrisa. El rey de cabello blanco acercó su copa a
sus labios antes de decir: —Esperando así que dejen
de ser tan fríos.
Y si, Kargem le había hecho una broma.
Niall se rió junto a Nadine.

314
Louis se vio obligado a reír también -de forma
incómoda y fingida— para ocultar la pronta
preocupación que había sentido segundos atrás de
tan solo pensar que Daeron los había visto salir del
Krestum a la mitad de la noche.
— ¿Hacen torneos en el norte, Lord Payne? —
preguntó Niall a la derecha de Liam con una sonrisa.
El alfa -Qué aún mantenía sus ojos sobre Harry y
Louis-, se giró para encarar al rubio. Su gesto serio y
duro se evaporó al abrir la boca y responder.
—No, mi Lord. En Gélida nunca ha habido algo
parecido. Nos enseñan a pelear desde que somos
jóvenes, tenemos maestros y entrenadores, pero
nunca hemos realizado competencias de ese tipo.
—Que aburrido debe ser el norte… —bufó lady
Akgon.
—Skyler —, exclamó la reina Anne a modo de
advertencia.
Louis la miró con indiferencia antes de regresar a
su desayuno con Harry copiando sus movimientos.
—En realidad yo estoy muy interesada, quiero
saber como son —comentó Nadine con una sonrisa
hasta Niall.

315
—Son peligrosos —comentó Gemma después de
beber un poco de té.
— ¿Lo son?
—Nah, no tanto… —Niall trató de restarle
importancia.
—Lo son. —Exclamó Kargem. —Estos niños,
todos jóvenes y fuertes, creen que por ganar un
duelo de espadas pueden ganar cada batalla que se
les presente. —Daeron negó con la cabeza.
—Siempre tengo cuidado, Kargem. Y práctico
cada día —, acotó Niall.
El rey negó con la cabeza.
—Aún así, aún corres el riesgo de salir lastimado,
como el año pasado —comentó la reina Anne.
Louis se atrevió a intervenir.
— ¿Te han lastimado? —preguntó antes de
reconocer que estaba dejándose de modales para
dirigirse a Niall con más soltura.
—Bueno, no fue de gravedad…
—No pudiste caminar rápido ni correr por
semanas —se burló Skyler. Harry medio se rió a un

316
lado de Louis .
—Fue un rasguño en el costado, solo recibí unas
puntadas —Niall le sonrió al príncipe omega como
si eso fuera una cosita de nada. Kargem bebió de su
copa para después hablar:
—Y tu madre se puso furiosa conmigo —le
recordó. Los ojos verdes de Daeron viajaron hasta
Louis. —Mi hermana casi me mata cuando supo que
su hijo casi muere en un combate. —explicó. —El
muy idiota no se apretó bien la armadura ¿puedes
creerlo? Si mi sobrino muere, aunque no haya sido
mi culpa, Dragonscale se queda sin Kargem.
Louis apretó los labios para evitar reír, y Nadine
hizo lo mismo con un gesto tremendamente similar.
—Kargem, no diga eso… —soltó la joven
princesa.
—Si, padre, eso suena horrible, —sonrió Gemma.
— ¡Sabes que es verdad! —soltó el rey. —
Allenya tiene un temperamento… especial.
Louis pensó en la hermana del rey; la imaginaba
alta, como él, de pelo largo y blanco, trenzado hasta
en la cintura baja. Allenya Akgon, la madre de Niall,
una mujer que tenía mucha historia en los libros,

317
pues había ayudado mucho al reino del sur, haciendo
hazañas memorables para su progreso en la
economía y tratados con otros reinos. Probablemente
le había enseñado mucho a Gemma, y era una tía
estricta, pero audaz.
Louis sentía respeto por ella, incluso cuando sólo
conocía su rostro mediante un retrato en la sala del
trono.
—Bueno —, exclamó Harry de repente. –Yo
participaré este año en el torneo. —soltó con una
sonrisa.
Anne pareció escandalizada por la confesión de
su hijo.
— ¿Qué dices?
—No estarás hablando en serio… —respondió
Gemma a su vez.
Louis también se había alarmado, pero intentó
controlar su impresión tomando otro bocado de su
platillo.
—No bromeo, estaré peleando en el combate con
espadas —Soltó el príncipe Akgon con indiferencia
mientras el color se le iba a la reina y su hermana

318
buscaba los ojos de su padre desesperada por una
intervención.
—Daeron, no puedes dejar que tu hijo haga esto
—pidió su mujer en un tono bajo.
—No, no, no, si ¡qué lo haga, Anne! —asintió
con el rey ceño fruncido. —Deja que le den una
buena paliza, necesita que le muestren que en los
torneos, no lo van a tratar como el príncipe mimado
que es.
—No soy un príncipe mimado, —soltó Harry,
actuando como un niño. Y aunque eso pareció
hacerle mella a Louis días atrás, eso ahora solo le
parecía tierno.
—Pues vamos, inténtalo —lo animó Daeron. —
Deja que te den una lección.
Louis tuvo que taparse la boca con una servilleta
de seda para evitar reír. Kargem se dio cuenta de su
acción.
—Príncipe, hagamos una apuesta ¿cree qué mi
hijo regresará entero o en cuántas partes?
— ¡Daeron! —saltó Anne provocando las risas
de Nadine y Niall.

319
— Il byt aune shutckú, mon laumé! [¡es una
broma, querida!] -rió el rey. Louis se soltó a reír
abiertamente entonces, causando que Harry
frunciera el ceño pero que solo luciera divertido con
su gesto, con un leve destello en los ojos que cruzó
por su iris mirando al omega reírse.
Del otro lado de la mesa, Liam apretó sus puños
entre sus cubiertos.
—Kargem —, llamó el alfa de forma inesperada,
con un tono serio pero decidido.
—Mi lord —, le contestó.
— ¿Puedo participar en el torneo? —dijo de
repente causando el total silencio sobre la mesa.
Incluso Skyler alzó la cabeza con una ceja enarcada.
A Niall se le cayó su bocado del tenedor.
Kargem pareció verdaderamente sorprendido.
—Lord Payne ¿está usted seguro de esto? —
preguntó extrañado. —Bueno, no digo que no sea
capaz, pero estamos hablando de las mejores
espadas de Poniente.
Él solo se irguió con más fuerza. Su orgullo alfa
crecía entre su pecho. Louis sintió un nudo en la
garganta.

320
—Puedo decirlo, su majestad —. Asintió, pero
solo eso reforzó su idea. –Pero daré lo mejor de mi,
confío en que puedo ganar algo.
—Pues, si su príncipe está de acuerdo, no hay
nada que pueda negarle, mi Lord. Solo espero que
no subestime sus habilidades —contestó el rey.
—No lo hago, su majestad.
Y Louis supo que Liam estaba furioso, se le
notaba, pero ni siquiera sabía el por qué.
(…)
— ¿Qué es lo que estas haciendo? —preguntó
Louis una vez que se las arregló para llevar a Liam a
su alcoba y encerrarse con él después del almuerzo,
antes de que dejaran el Krestum para ir al torneo.
— ¿Hacer qué? —preguntó el alfa con los brazos
cruzados y el rostro alzado de manera altiva.
— ¿ “Participar en el torneo”? ¿Qué estás loco o
algo? —inquirió el príncipe.
—No, es solo que quiero probarlo, no entiendo
que—
— ¿Por qué quieres participar en el torneo? —
espetó entonces, interrumpiendo a Liam a mitad de

321
su oración. El alfa lo miró a los ojos, apretó la
quijada y luego lo fulminó con la mirada; ahí estaba,
su delato, sus ojos traicioneros que le mostraban sus
verdaderas intenciones.
— ¿Dónde estabas anoche? —Liam pregunto de
la nada.
A Louis se le heló la sangre.
— ¿…qué?
—Louis no soy idiota —. acotó el alfa antes de
bufar audiblemente y apartarse del omega. La furia
comenzó a emanar de su cuerpo mientras que el
omega de Louis se resguardaba entre sus brazos,
esperando que esa situación -de pronto tensa-, no se
volviera más grande.
—Liam yo—
—No ¿tu explícame, quieres? —soltó. — —
Primero llegamos a este lugar y me dices que lo
único que quieres hacer es volver a Gélida. Luego,
te quejas del príncipe Harry y de lo poco que aceptas
su matrimonio con Nadine, y luego ¿escapas con él?
¿Regresas tres horas después riéndote a su costado?
—dice el alfa con gesto confundido, herido. —
Después pasas una noche “solo” y ahora ¿él y tú son
mejores amigos? ¿Muy cercanos?

322
—Liam, no, Harry es—
—Harry es el prometido de Nadine.
Louis se tensó por completo.
—No creo que Nadine y él—
— ¿No crees qué, Louis? -le espetó. —Yo creí
que… tu y yo... creí qué—
Louis se dió la vuelta y cerró los ojos, dándole la
espalda a Liam. Nervioso de repente, preocupado,
casi arrepentido… sintiendo un ir y venir de
hormonas pesadas que le confundían los
pensamientos.
— ¿Dónde estabas ayer, Louis?
Y el tono de Liam ya fue grosero, o prepotente,
solo se escuchaba… herido, triste. Era un pregunta a
la que probablemente el alfa ya conocía la respuesta,
pero sabía que oírla de los labios del omega iba
aclararlo de una vez por todas. Aún así, Louis no
supo si debía contestar, pues sentía que ello -de una
manera que no comprendía del todo-, podía dañar a
Liam, y el era su mejor amigo, pero…, sabía lo que
el alfa sentía por él. Sabía que su corazón podría
salir roto después de eso y era… tan solo era…
demasiado.

323
Mucho había pasado en los últimos días y su
mente estaba muy congestionada en ese momento.
—Pelearé en el torneo —dijo el alfa de repente,
como último argumento antes de darse la vuelta y
aproximarse hasta la puerta.
Louis sintió una punzada en su estómago, pero
hizo lo primero que se le vino a la mente.
—No, no lo harás.
—No puedes decirme qué hacer.
El omega giró con miedo, asustadizo y débil,
pero su parte humana, la más grande, se tornó
decidida. Tenía el dije de obsidiana entre sus dedos,
bajo el cuello de su túnica. El vidrio de dragón le
recordó que si había podido montar en una de esas
bestias, el en realidad podría hacer lo que él quisiera.
—Si, si puedo. Soy tu príncipe, tu monarca y vas
a oírme.
Liam bajó los hombros, un poco anonadado.
—No vas a participar en ningún torneo, ni aquí,
ni en Gélida, ni en ninguna parte de Goré. Y vas a
mantenerte a salvo, porque yo te lo comando ¿me
has oído?

324
Liam tensó la mandíbula y apartó la mirada.
—Dije ¿me has oído?
—Si.
—Pues ahí lo tienes, puedes ver y sentarte
conmigo y con Nadine, pero no vas a levantar una
espada ahí.
Dijo Louis antes de salir por la puerta en
dirección a la entrada del Krestum.
(…)
El torneo en nombre del solelum de Kargem
había dado inicio ese día cuando Daeron Akgon y su
familia se sentaron junto a su corte e invitados en las
sillas de honor; todos vestidos en dorado mientras
que la corte de Gélida resplandecía en sus túnicas
azules turquesa con bordados del sur.
Y todo estaba hermoso, como el Festhé, la noche
anterior. Lleno de banderines y decoraciones. Era
una explanada enorme con asientos alrededor, que
subían en forma de escaleras. En el centro se
llevarían a cabo las justas o los combates. Según
Daeron, el resto del fin de semana se llevarían acabo
otras distintas disciplinas en las cuales todos podían

325
competir, pero que la atracción principal era el
combate con espada.
Caballeros venían desde distintos sitios de Goré;
desde Cinis hasta Morah, los caballeros más
prestigiados o las mejores espadas, se presentaban
año con año a los torneos en Dragonscale. Era una
tradición de la zona dorada del sur, y así como
muchos ganaban los combates, muchos venían a
perder… la vida.
Aunque en el sur no era tan barbaros como
parecía; pues existía la regla inquebrantable de que,
si el contrincante perdedor admitía su derrota, la
pelea terminaba de inmediato sin la necesidad de
llegar a matar, pero claro. Así como había gente
humilde, había gente orgullosa.
Aún así, el ambiente se sentía de una manera
hostil, alejada de la paz o la tranquilidad; de una
manera intimidante que a los omegas de Louis o
Nadine les ponía de nervios. La princesa Gemma
entonces lo notó, y quiso aminorar la tensión
comenzando una plática con los príncipes del norte.
—Lord Liam, creí que usted iba a pelear —
comentó en un intento de disipar sus rostros serios.
En cambio, eso pareció avivar más o tension.

326
—No, majestad. Decidí quedarme con mis
príncipes —dijo este de forma apagada y sería,
Gemma lo notó pero prefirió no decir nada.
Louis por otra parte solo miraba el tamaño
colosal de algunas espadas, enormes y
perfectamente afiladas; si Harry peleaba ahí, lo cual
lo hacía muy muy estupido, o muy muy bueno. Pero
solo tenía nervios… nunca había visto a alguien
morir.
—Gemma —, llamó Nadine entonces. La
princesa Akgon se giró para verla. — ¿Skyler no ha
venido con nosotros? Pensé que a ella… le gustarían
este tipo de eventos.
—En realidad si, le gusta mucho venir pero… no
le veo por ningún lado. —exclamó la princesa,
frunciendo el ceño, mirando sobre la multitud en su
búsqueda.
—Creo que se ha quedado en el castillo —dijo
entonces la reina Anne.
—Oh… —Nadine alzó sus delgadas cejas.
—Eso es… extraño. —Gemma frunció el ceño.
La gente se movía de un lado al otro, por toda la
explanada del evento, hasta que mediante un

327
maestro de ceremonias, todos parecieron organizarse
para dar inicio al evento; muchos caballeros se
batieron en duelo frente a ellos, con el fuerte sonido
del metal contra el metal golpeando en el aire
cuando sus espadas colisionaban con fuerza para
deslizarse cada que se atacaba de nuevo. Louis
mantenía los puños apretados y los ojos bien
abiertos por cada combate que se libró ante sus ojos.
Aplaudió un poco atolondrando cada que -
Gracias a los dioses— el perdedor aclamaba por
clemencia y la pelea terminaba. Daeron daba un
sencillo asentimiento de cabeza por cada reverencia
de un ganador que se le otorgaba, y aceptaba los
saludos de varios caballeros que venían de todo
Poniente para desearle un feliz cumpleaños.
Nadine exclamaba con horror cada que pensaba
que alguien iba a ser acuchillado por el filo de una
espada, y apartaba ferozmente la mirada cada dos
por tres pero siempre regresaba a aplaudir cuando
los combates finalizaban. Los dos hermanos
Tomlinson tenían la misma cara de nerviosismo
durante todo el torneo.
Una que otra gota de sangre brotó, y uno que otro
rasguño fue causado por el filo del metal contra la
piel, pero lo peor que llegó a ver la corte del norte,

328
fue como un hombre caía al no cuidarse su pierna
izquierda y recibir un fuerte golpe que lo dejó tirado
sin remedio.
Nadine se puso más blanca de lo normal y la
reina Anne le dijo que podía irse si lo deseaba,
Gemma se apuntó para acompañarla fuera del
anfiteatro, pero la princesa del norte sólo quería que
ya fuera el turno de Niall.
(…)
Entre los campeones que llegaban a pelear al
centro del torneo, se presentaban grandes caballeros
con pesadas armaduras con diseños y grandes
escudos de sus casas resplandeciendo orgullosos
sobre los petos de metal; las espadas, largas,
potentes, filosas que al contacto cortaban
profundamente, desatando ríos incontrolables de
sangre. El hedor a lucha, sudor y sufrimiento se
despedía de ahí. Y puede que nadie ahí fuera alfa
pero Louis sentía la esencia rodearlo de forma
incómoda, que le repiqueteaba entre los huesos y
profanaba su inocencia.
Así que él y su pequeña hermana tragaron saliva
para el momento en que Niall, primogénito e hijo
único de la unión Horan-Akgon, subió a la placa de
combate bien cubierto en una armadura plateada,

329
con malla y diseños en dorado. El escudo que
llevaba era una elaborada obra de -probablemente—
uno de los mejores artistas del sur; pues mostraba al
fuerte dragón de los Akgon, rodeado de cuernos
retorcidos del venado que caracterizaba la casa
Horan. Llevaba el pelo rubio mojado y acomodado
hacia atrás. En su cinturón, una larga y delgada
espada blanca de lo que sería, claramente, acero
valirio, el más poderoso metal de todo poniente.
Se notaba a leguas que su armadura costaba diez
veces más que todo lo que portaba su contrincante.
Un caballero que era lo doble de alto y fuerte que
Lord Horan, pelirrojo, con una barba tan grande y
espesa que parecía tirar de su cabeza al suelo;
regordete y bañado en sudor, gruñó como el oso de
su escudo, y todos en la multitud aplaudieron para
que el combate comenzara. Louis tragó saliva y miró
a Daeron con desesperación en sus ojos; Niall iba a
ser totalmente masacrado por esa… bestia. No
habría manera de que Kargem dejara que este
combate ocurriera ¿o si?
Nadine tomó a Gemma y a su hermano de la
mano para cuando el rey del sur dijo algo en vehstry,
lo que significaba que la pelea daba inicio.

330
Todo enmudeció para Louis y retuvo la
respiración en el momento en que Niall saco del
cinturón, su espada con un el característico sonido
del metal raspándose. Y de un momento a otro, Lord
Horan se estaba moviendo con ligereza sobre la
placa, esquivando todos los golpes que el campeón
intentaba propinarle, pero que fallaba al instante al
ser tan grande y pesado. Daba vueltas. Se agachaba
y atizaba los golpes con gracia sin ganarse ni un
pequeño rasguño.
La multitud estaba loca, impresionada por la
forma en que Niall, tan pequeño y delgado, en
comparación al pelirrojo, estaba básicamente
humillando al campeón. Riendo mientras su destreza
le hacía evadir cada espadazo dirigido hasta su
cuerpo o cabeza.
Hasta que el espectáculo terminó, porque Niall no
iba a ganar la pelea burlando a la bestia; el duelo
remató con un combate espada a espada, el rugido
del metal colisionando a cada dos segundos, y Niall
peleando como todo un héroe. Era fuerte y
bloqueaba con agilidad. Peleaba bien…, más que
bien. Era un temerario contrincante, un campeón
audaz. Y de tres golpes, hizo que el hombre pelirrojo
cayera de la plataforma, de sopetón contra el suelo,
sentado en el lodo que la rodeaba, y con la espada de

331
Lord Horan bajo su quijada, con la punta sobre el
cuello; de un movimiento ágil y rápido, habría
acabado con su vida al encajarla a través de su piel.
Pero el hombre alzó la mano en señal de
rendición.
Louis pudo respirar de nuevo.
— ¡Lord Horan-Akgon, campeon del duelo! —
gritó el maestro de ceremonias.
(…)
El siguiente en pelear fue Harry.
—Ay, no, no quiero ver esto… —susurró Louis
para sus adentros para cuando el rizado salió bajo las
tarimas, apareciendo en su resplandeciente armadura
dorada con escamas grabadas a modo de malla
protectora en sus brazos. Llevaba el cabello bien
recogido en un moño con un rizo de su mechón
blanco, rebelde, cayéndole sobre la frente. El cuerpo
respondió con aplausos y vítores a su príncipe
cuando este hubo subido a la plataforma.
Su contrincante era otro joven de su misma edad,
un joven Lord heredero de unas tierras al este de
Valle Rakium. Tenía el cabello negro y lacio,

332
cayéndole en ondas por la frente. Su armadura era de
un tono bronce y en su escudo había un león.
Louis no recordó nada más cuando Kargem -
después de suspirar y apretar la mano de su reina-,
dio incio al combate.
Harry miró a Louis desde la plataforma antes de
empuñar su espalda con fuerza.
Esta era una pelea diferente. Ambos eran jóvenes
guerreros, ambos parecían ser igual de fuertes y
ágiles. Pero Harry era levemente más alto, y tenía
sangre mágica corriendo en sus venas, así que el
príncipe Akgon parecía reconocerlo, porque tenía
esa porte de chulo. E sabía que era iba a ganar la
pelea, confiaba en ello. Tal vez su contrincante era
más fuerte, probablemente ese Lord era más
inteligente, pero Harry tenía la confianza.
Así que se batió en un duelo en el que el sabía
que podía ganar, aunque no fue fácil. El Lord cayó
varias veces, pero se recuperó para parar los ataques
del príncipe. Que este, a su vez, recibió un par de
buenos golpes en los brazos, pero que regresó con
espadazos limpios, que casi herían al oponente.
Fue una pelea que mantuvo a toda la multitud con
los puños apretados y la respiración contenida. Pues

333
ambos eran igual de buenos. Y Louis, que había
visto miles de prácticas de esas peleas en toda su
vida, que había pasado mucho más tiempo
observando que entrenando, logró ver una
deficiencia, en la rodilla. Como si hubiera
encontrado su debilidad. El Lord parecía herido de
peleas anteriores y que si, Harry atacaba, lograría
ganar irremediablemente aquella batalla.
El príncipe Akgon lanzó al Lord de un golpe y
este rebotó con una esquina de la plataforma,
tomándose un segundo para recuperar el aliento;
pero ese segundo fue el mismo en el que Harry se
giró a ver al príncipe del norte. Con esa única
mirada, pareció entender el mensaje que Louis le
gritaba dentro de su cerebro, porque el rizado buscó
una debilidad y al parecer, después de unos golpes
más, Harry lo encontró.
De un atisbo de su espada en la pierna del Lord,
Harry logró desequilibrar a su oponente, dando una
vuelta y dejando el filo de su espada frente a los ojos
del ahora, perdedor.
Aquel Lord alzó ambas manos, soltado su
espalda, en forma de rendición. Y así Harry, había
ganado su combate.

334
Louis cerró los ojos y recuperó el aliento,
abriéndolos solo para encontrarse con la vista de un
Harry sonriéndole.
(…)
El maestro de ceremonias anunció la última pelea
del día; era una definitiva antes del ocaso. Un
caballero de mediana edad se batiría en duelo con un
campeón enmascarado, quien lucía menudo y de
poca fuerza pero que llevaba una buena armadura
sin un escudo en particular.
Kargem, que ya estaba exhausto, solo dio el
comienzo con un leve movimiento de su mano y los
dos campeones comenzaron a pelear. Niall, que ya
había vuelto con la familia, estaba sentando junto a
Nadine, charlando de algo que parecía hacerlos muy
felices, riendo a cada rato.
Liam parecía estar muy enfrascado en la pelea,
pues Harry también había llegado y se había sentado
junto a Louis. Muy cerca, sin mediar palabra, solo…
cerca. Y eso estaba poniendo al alfa de los nervios.
Louis medio veía la pelea, medio sentía la
presencia de Harry a su derecha. Pero era capaz de
ver cómo el público estaba impresionado de lo bien
que peleaba el muchacho enmascarado contra el

335
viejo caballero. Fue cuando de un movieron fugaz el
campeón sin escudo casi le corta la mano de la
espada al caballero, que este pidió por su rendición,
haciendo que el enmascarado se ganara todos los
vítores.
Pues ese enmascarado había ganado el combate
más importante del día, contra el ganador del torneo
del año pasado. Así que Kargem aceptó su victoria
mientras que el público aclamaba con ganas.
El premio era una bolsa de oro que se le otorgó al
caballero, junto con el título del ganador, un lujo del
que muy pocos podían gozar, y que dejó a todos
intrigados por saber quién era la persona bajo el
casco de metal. Kargem oyó las súplicas de su
pueblo y pidió entonces, que el campeón se mostrara
ante su gente.
El enmascarado pareció dudar un par de minutos,
pero cuando al fin se quitó el casco de la cabeza, el
estadio guardó un silencio imperturbable.
La trenza blanca cayó por su espalda y sus ojos
verdes relucieron sobre en una sonrisa orgullosa
cuando se visualizó… a Skyler Akgon.
El rey y su familia entera se quedaron
petrificados para cuando la chica abrió su bolsa de

336
oro y lanzó cada moneda al público. Saludando y
tomando su espada para largarse fuera del estadio
con singular alegría. Liam, Louis y Nadine parecían
haberse sumido en un estado de shock, mientras que
Niall y Harry solo se miraban con complicidad.
///

337
➳ 14: Arco y flechas. ➳

Al día siguiente, el sol se veía como un alfiler


blanco en el cielo. Nubes grisáceas decoraron el
cielo haciendo que una ventisca helada rondara por
las tierras del sur; haciendo que cada habitante
mirara hacia arriba por el mal tiempo, teniendo que
abrigarse como muy pocas veces lo habrían hecho
en la historia de la ciudad.
Fue extraño, pero tampoco era para tanto. Louis
tuvo que usar por primera vez un pantalón, botas y
una chaqueta que habían traído desde el norte para
vestirse. Nadine usó un abrigo de piel de oso blanco
que portaba el mismo día en el que habían dejado
Gélida, ya que el clima no parecía recomponerse
incluso cuando pasó la hora del almuerzo y la gente
del sur tuvo que mantenerse caliente.
Al encontrarse aburridos dentro del castillo, Lord
Horan sugirió dar una vuelta por el Krestum para no
quedarse quietos en un solo lugar; la fortaleza de los
Akgon había sido construida con el fin de
mantenerse fresca todo el día, congelarse era más
probable dentro así que mantenerse en movimiento
haría el día más ameno.

338
Terminaron en una sala de armería a la que Niall
mostraba más que nada a los ojos interesados de
Liam, mientras que Nadine caminaba de su brazo,
según, porque así lograrían mantenerse cálidos.
Louis por otra parte, cambiaba cerca de los dos
príncipes de Dragonscale. Gemma iba a la derecha,
mientras que Harry estaba a su izquierda. Skyler
mantenía los ojos sobre su primo mientras que el
rizado solo tenía la mirada perdida en la figura de
Louis, que era más detallada sin los tantos pliegues
de la túnica. El omega lo notaba y eso lo mantenía
sonriente durante todo el camino a la armería.
—Si no mal recuerdo, príncipe —, Gemma
comenzó a hablar, tan bien educada que no podía
pasar por alto sus modales al hablar. Louis ya no
usaba tanta rectitud cuando se dirigía a los príncipes
o Lord Horan, pero la princesa no parecía lograrlo.
Ella lo volteó a ver. —Usted mencionó que era buen
arquero.
Louis bajó la mirada, sonriente.
—Así es, princesa.
— ¿Cree que pueda darnos una demostración?
Me temo que es lo único interesante que podríamos
hacer a estas alturas… —dijo la princesa, mirando

339
hacia los ventanales del Krestum que aún mostraban
un cielo blanco.
—Princesa, yo no… —Louis intentó negarse, no
le gustaba cuando la atención residía en él. No
después del torneo en el que los tres primos habían
demostrado ser unas máquinas de pelea. ¿Qué sería
un simple omega a lado de tres gloriosos
combatientes?
—Vamos, yo quiero ver —Harry lo miró con
dulzura, se emocionó, tomando un arco de las
paredes de la armería, uno blanco con detalles
plateados que ofreció a Louis sin pararse a
preguntar. El omega medio tomó en sus manos la
madera del mango y sintió un retortijón en el
estómago.
—Yo…
— ¡Oh, Louis va a tirar! —Nadine aplaudió
desde el otro lado, trayendo consigo a Liam y Niall
para que contemplaran las habilidades de su
hermano.
—Vamos, príncipe, enséñeme si usted es bueno
para esto —bromeó el rizado, se cruzó de brazos y
alzó el mentón de manera altiva. Louis entrecerró
los ojos.

340
—Oh ¿es un reto?
—Claro, que el perdedor tenga que lanzarse a la
playa con este clima.
— ¡Harry, hace un frío terrible! —exclamó
Gemma.
Louis rió mientras aceptaba la flecha que Niall le
tendía al otro lado.
—Eso suena interesante, —Skyler que hasta ese
momento lucía aburrida, se acercó hasta donde el
grupo rodeaba al príncipe del norte.
—Hemos patinado en los lagos congelados,
princesa —, comentó Liam. —Y hemos caído
cuando el hielo se quiebra.
Gemma abrió los ojos como platos.
—Si alguien me tira a esta agua, no me pasará
nada, —comentó Louis, probando la tensión del
arco. —pero me encantaría ver cómo le resulta al
príncipe Harry.
El rizado le hizo una reverencia.
—Las dianas están por ahí, príncipe. —dijo en
tono burlón.

341
— ¿Está usted seguro, príncipe, que si acierto en
cada tiro, usted saltará al agua helada?
—Claro que si, yo nunca rompo una promesa.
—Llegas tarde a todo compromiso, fraht
[hermano] -comentó Gemma, divertida de ver a
Louis y Harry hablarse de esa forma.
—Llego tarde porque nunca me comprometí a
llegar temprano, sin embargo, esta si es una promesa
que respeto.
—Pues me temo que ha apostado mal, mi
príncipe. Soy el mejor arquero de Gélida. —
reconoció Louis mientras que le daba vueltas a la
flecha entre sus dedos. Nadine rió contra el hombro
de Niall.
— ¿Es cierto eso, Lord Peen? —preguntó Harry
hacia Liam, quien de inmediato endureció el gesto.
—El apellido es Payne.
—Si, si bueno, es un juego, mi Lord, no hay
necesidad de enojarse, por Dios… —Harry negó con
la cabeza.
—Tal vez tu y el Lord deberían competir en un
duelo, —sugirió Skyler.

342
—No creo que Lincon quiera.
—Sería un honor, majestad… —Liam había
apretado los puños a cada lado de su cuerpo.
— ¡Bueno! Bueno…, no hace falta que nadie se
bata en duelo ¿o no? —interrumpió Louis, poniendo
la mano en el pecho de Harry, robando de golpe la
atención de este como si fuera un iman atrayendo
metal. —Primero veamos si pierde o no la apuesta,
príncipe.
Sin más, todos regresaron la atención hasta el
príncipe de Gélida, que se dirigió hasta la marca en
donde se colocaban para practicar el tiro con arco.
Había seis dianas distintas a la misma altura. Si
Louis lograba atinar en cada disparo, ganaría.
—Cada flecha en el centro, mi príncipe. —
bromeó Harry mientras volvía a cruzarse de brazos.
El cabello rizado cayéndole a los lados de su
chaqueta ciñiendose en torno a sus músculos.
—Claro, mi príncipe. —le contestó Louis de
igual forma.
Así que Louis suspiró, se puso el carcaj de
flechas sobre la espalda, y el arco blanco lo sujetó
con una sola mano mientras se ponía en posición
para lanzar. Tensó su cuerpo, alineando su columna

343
de forma recta, tomó una de las flechas y la colocó
sobre la cuerda del arco. Inhaló una gran bocanada
de aire y y tensó la fecha con el brazo derecho.
Cerró el ojo izquierdo y apuntó al centro de la
diana.
Le tomó unos segundos visualizar con calma el
objetivo, sintiendo la cuerda estirarse, tensarse,
mientras que la punta de la flecha golpeaba la
madera del arco. Supo que estaba listo, y, como si
pasara en cámara lenta, Louis soltó la flecha,
manteniendo el arco erguido, dejando que el
proyectil se encaminara con elegancia hasta… el
centro rojo en la diana.
Lo había logrado, el primer punto.
Escuchó a Nadine aplaudir junto a Niall y Liam,
mientras Louis avanzaba hasta el siguiente punto
donde se detuvo de nuevo, se posicionó y tensó el
arco para dejar ir la flecha justo en el centro de
nuevo.
Luego en el siguiente. Y el siguiente.
Louis atinó al centro en las seis dianas y en la
última, se giró para ver a Harry con las cejas
arqueadas. El príncipe parecía genuinamente
sorprendido y maravillado de la misma manera, al

344
momento de que una bella sonrisa partiera en su
rostro, dignándose a plaudir junto a Gemma.
Louis se inclinó en una reverencia.
(…)
Después de que Louis acertara a cada díana, Niall
hizo su mayor esfuerzo por copiar la precisión con la
que Louis había logrado atinar en cada lanzamiento.
Luego Skyler consiguió otro arco y comenzaron a
tirar sin mucho éxito hacia la diana, provocando la
risas de los demás, incluso de Gemma, que también
pareció encontrar cómico como Niall perdía cada
tiro que lanzaba, ni siquiera cayendo cerca de la
diana. Nadine y Liam reían mientras el rubio se
esforzaba por hacerlos reír.
—Vámonos —susurró Harry cuando todos
parecían estar sumidos en su diversión. Louis se giró
a verlo con una ceja enarcada.
— ¿Qué?
—No vamos a estar todo el día con estos
perdedores.
—Nuestras hermanas están ahí.
—Estarán bien, pero yo no puedo quedarme
encerrado en el castillo. Soy claustrofobico.

345
—Claro que no lo eres.
—Vamos, Louis —susurró de nuevo, más cerca
de su oído, con los labios rozándole el lóbulo de la
oreja. El omega se tensó, y pareció dejar que Harry
lo manipulara a la hora de tomarle de la mano y
llevárselo fuera de la armería.
Escaparon, de nuevo. Corriendo entre los pasillos
con tontas sonrisas mientras que se escondían de
cualquiera que pudiera verlos. Llegando hasta la
explanada de dragones donde Reikon yacía, incluso
parecía estar esperando por ellos pacientemente.
Harry no tuvo problema en sujetar a Louis de la
cintura para ayudarlo a subir a su dragón.
El clima en Dragonscale seguía siendo frío y su
cielo seguía estando con las nubes anunciando una
próxima tormenta, pero ellos no les podía importar
menos; los jóvenes estaban listos para romper las
reglas de nuevo.
Después de las palabras en Vehstry de Harry,
Reikon estuvo en el aire, alzando sus alas,
extendiéndolas para que el aire pudiera hacerlo
volar. Cayó en picada desde la explanada hacia el
suelo, entre las montañas, entre los ríos de
desbocaban del mar en las playas en la ciudad más

346
grande del sur, del imperio más poderoso del
poniente.
El dragón voló sobre los cielos blancos del sur
esa tarde, alejándose de todo lo que los sujetaba a
los príncipes a seguir las reglas. Eran príncipes,
hijos de Reyes; peleadores que habían trabajado toda
su vida por el gran legado que dejarían en manos de
sus herederos.
Pero ahí, en dónde en cada palabra no alcanzaba
a ser escuchada, dónde cada paisaje solo lucía
infinito, donde el cielo se unía con el mar…, la vida
tenía otra perspectiva, en el cielo ellos no eran
príncipes, ellos no estaban atados a las leyes de su
tierra; en el cielo, ellos sólo eran dos muchachos que
daban la casualidad de haber congeniado.
Louis había conocido una nueva forma de ver el
mundo estando en el cielo, no era como en casa
donde siempre supo cuál sería su destino, en el cielo
todos los problemas de un pueblo se resumían a una
mancha en el suelo, todo lo que él era, entre las
nubes, se desvanecía, y el sonreía tan fuerte que sus
mejillas dolerían al final del día, pero todo eso no
importaba, porque se sentía pleno ahí. Le gustaba, le
encantaba estar ahí, nunca en su vida pensó que
lograría estar montado sobre un dragón, nunca en su

347
vida pensó en viajar, dejar el norte y conocer otro
lugar tan lejano a su hogar… pero ahora, pensaba
que no había nada imposible.
Con Harry. Con su fuerte presencia detrás de su
espalda, con esa seguridad asentándose en el fondo
de su pecho, él ya tenía esperanza en muchas cosas,
una vida en la que él ya no tuviera miedo.
(…)
Harry hizo que Reikon planeara hacía el este esta
vez.
Louis recordó la charla que tuvo con Harry en
Vulkam, y con ayuda de sus leves conocimientos de
la geografía de Poniente, recordó que a esa dirección
se encontraban las viejas playas de Litoreh. Una
zona, que según la princesa Gemma, en su primer
día de Dragonscale, les dijo que se trataba de un
desierto, playas y playas doradas donde rondaba ni
más ni menos que el dragón más grande de todos los
tiempos, hasta ahora, Vistione.
Pero Louis ya no tenía miedo.
Reikon descendió desde los cielos para aterrizar
sobre la blanca superficie de las playas. El estruendo
causó un remolino de arena a su alrededor, pero todo
estaba en paz. No había un sol cálido ese día, pero

348
los paisajes estaban igual hermosos de lo que alguna
vez imaginó. El mar estaba tranquilo y leves olas
llegaban hasta las costas de las playas trayendo
consigo conchas de mar y una que otra estrella que
decoraban el paisaje imperturbable por el hombre.
Harry se levantó sobre su dragón y le ofreció una
fuerte y confiable mano haciendo que el príncipe de
Gélida se levantara con él para bajar hasta la arena
suave de la playa.
Otra vez estaban ahí, fuera del castillo, lejos de
cualquier guardia que pudiera cuidarlos. Louis sabía
que si llegaba tarde de nuevo, volvería a causar un
alboroto, Liam estaría enfurecido, Ser Isaak
nervioso.
Louis sabía que ellos solo se preocupaban por él,
pero con Harry no le pasaría nada, no corría peligro.
Estaba allí, listo para pasar un tiempo con él a solas
y la última vez que lo hizo él lo había besado.
Así que Louis no era tonto, pero ignoraba las
alertas que su cerebro le lanzaba a cada dos por tres,
diciéndole que estar lejos del castillo, con la única
compañía de Harry, probablemente lo guiaría hasta
un laberinto sin salida -aunque ya estaba bien
perdido y realmente no sabía si le interesa encontrar
la salida o no-.

349
—Ven por aquí, hay un especie de manantial
detrás de esta colina –señaló Harry mientras guiaba
a Louis por la arena, alejándose de la playa.
—No irás a saltar ¿verdad? —preguntó el omega
mientras le seguía el paso.
—Una apuesta es una apuesta.
Louis palideció.
—Pero te enfermarás.
—Es el sur, Louis, no creo que el agua este tan
helada como en tu preciado norte.
—No ha hecho sol en todo el día, sin duda vas a
resfriarte y luego Daeron me culpará de haber
provocado una terrible gripe en su único heredero, –
bromeó el príncipe, siguiendo al rizado por la arena
hasta la colina más cercana que provocaba una larga
sombra.
—No soy su único heredero.
—Bueno, no, pero—
—De hecho, lo más seguro, es que Gemma tome
mi lugar cuando mi padre preceda del trono. Sé que
no quiere morir gobernando.

350
Louis se frenó de golpe, un ceño fruncido se
estableció en su frente.
— ¿Gemma? Pero tú eres el heredero, eres… su
único hijo, sin ti, el apellido no continuará, no habría
futuro para tu casa…
—Gemma puede tener hijos también.
Louis se soltó del príncipe.
—No estarás hablando en serio, Harry.
El príncipe Akgon se dio la vuelta. Su largo
cabello sujeto estaba en un moño en lo alto de su
cabeza pero varios mechones rebeldes le caían a a
los lados. Miró a Louis con las cejas enarcadas,
suspiró y trató de pensar antes de hablar.
— ¿Acaso tengo pinta de ser un rey?
Louis abrió la boca varías veces, pero ninguna
palabra fue profesada de sus labios. No encontraba
algo correcto para decir, no hallaba algo en su
interior que pudiera usar como refuta hacia las
palabras de Harry.
—Es lo que pensé —contestó el rizado antes de
darse la vuelta y seguir caminando hasta la colina.
Louis se mantuvo callado todo el tiempo, pensando
sin pensar, caminado detrás de Harry mientras se

351
acercaban más y más a la colina. Louis comenzó a
escuchar el agua fluir desde el mar hasta lo que
debía ser el manantial. Con una pequeña cascada,
donde el césped hacía su lucha por surgir en partes
al rededor de un pozo natural de agua, parecía un
sitio ideal para relajarse. Con un par de palmeras
decorando el sitio, lucía como un bello oasis en la
mitad del desierto.
Cuando Louis se dio la vuelta, Harry se estaba
quitando las botas, seguido de su chaqueta. Louis se
tensó, tal vez porque la brisa seguía siendo muy fría,
o porque un par de truenos en cielo anunciaban una
lluvia inminente. Pero Harry parecía estar
desnudándose frente a él sin razón aparente, hasta
que el príncipe Akgon lo notó.
—Voy a subir a la colina para lanzarme al agua,
—explicó, y ¿qué? ¿Acaso Harry de verdad estaba
loco? Eso hizo sonreír de la nada al príncipe del
norte, sintiendo la risa escalar desde el fondo de su
estómago, incrédulo de que Harry en realidad
estuviera a punto de saltar a lo que seguro sería agua
helada.
Todo rastro de preocupación se le borró de la
mente.
—Estará demasiado fría, no—

352
—Oh vamos —, Harry, que ya solo estaba en
pantalones y camiseta, se agachó junto al borde del
manantial para acercar una mano al agua. El fondo
se notaba con claridad al tratarse de agua tan
cristalina, cuando tocó la superficie, Harry fingió
quemarse con ella. Louis se asustó. —Es broma, —
dijo con una sonrisa mientras volvía a meter sus
dedos al manantial. —No está taaan fría…
Louis alzó una ceja.
— ¿No? —se sentó sobre la orilla y se acercó
hasta el agua para tocarla con la punta de sus dedos;
al sentir la superficie, se aventuró a meter su mano
entera. Abrió la boca en sorpresa. —En realidad no,
está casi tibia.
— ¿Y me dices loco a mi? ¡Louis, está helada! —
Harry lo miró con los ojos desorbitados, con un
gesto demasiado angustiado que causaba risa. —
¿Cómo diablos dices que está tibia?
—Una vez caí en un estanque que casi me deja
con hipotermia y sobreviví, así que…
—Sí, si, vivo en un iglú y mis amigos son osos
polares, ya entendí.
— ¡Qué yo no vivo en iglús! —Louis se rió.

353
—Pues vamos allá, está seguramente, es una de
las cosas más estupidas que he hecho…, así que… -
Harry se levantó y se estiró mientras pensaba en su
destino: agua helada sobre su cuerpo.
—Bueno, date prisa, está a punto de llover.
— ¿Sin presiones, eh?
—Harry, literalmente tú tuviste la idea de venir
hasta acá, te has quitado la ropa ya, así que… solo te
falta cumplir con tu “promesa”.
—Bueno, —dijo enarcando una ceja. —en
realidad creo que deberías ser solidario y saltar
conmigo —le dijo tendiéndole la mano.
Louis se la apartó de un manotazo.
— ¿Y por qué tendría que hacerlo? Yo acerté en
cada tiro que di…
—Oh vamos, Louis, no me dejes morir solo.
Louis miró al agua, no parecía estar tan helada
como lo imaginó, pero el cielo presentaba nubes
encapotadas a punto de solar una fuerte tormenta. En
realidad viera por dónde lo viera, eso ya era un
desastre. No había forma de llegar al Krestum antes
de que soltara la lluvia, de hecho, probablemente
para ese momento, ya habrían notado la ausencia de

354
los dos. Cuando llegaran seguramente tendría una
escolta esperando por ellos.
—Anda, será divertido —, dijo Harry de forma
juguetona, alargando la pronunciación de la O.
Louis comenzó a negar con la cabeza, justo al
mismo momento en que se agachaba para quitarse
las botas. Harry se rió con ganas al principio, pero su
voz se fue callando para cuando Louis se quito la
túnica y reveló una piel tostada, suave y llena de
pecas casi imperceptible por sus brazos y espalda.
Harry casi tragó saliva, pero Louis no lo notó. El frío
azotó sobre sus cuerpos mientras llegaban a la punta
de la colina.
Louis batallaba para borrar la sonrisa en su
rostro, pero era una pelea perdida. Harry hacía
bromas sobre morir congelado, sobre tener
estalactitas cayendo de su nariz y él no podía dejar
de sonreír cuando Harry intentaba ser encantador,
tendiéndole la mano para saltar juntos.
— ¿Algún adelantó de cómo se sentirá? —
Preguntó el rizado, mientras Louis tomaba su mano.
—Como si te apuñalaran cien veces al mismo
tiempo.
—Ah, perfecto, mi sensación favorita.

355
Así, Harry y Louis se miraron una última vez
antes de dirigir sus ojos hacia abajo. ¿Sería lo
suficientemente profundo? ¿Se harían daño? ¿Se
enfermarían después de eso?
A Louis no le importó cuando, sin aviso, se lanzó
a sí mismo hacia abajo, jalando a Harry consigo
irremediablemente.
Cayeron al agua mientras ahogaban un grito; se
sumergieron en el agua congelada y tras pocos
segundos tras haber caigo, ambos emergieron entre
gritos y exclamaciones de horror. Harry parecía
pasar por el dolor más grande de toda su vida, y
Louis, que lograba encontrar eso de una forma un
poco más soportable, se partió de la risa, lanzándole
agua desde su posición.
Todo el cabello húmedo del heredero de
Dragonscale le cayó sobre el rostro, haciéndolo lucir
increíblemente tienro a lo que Louis solo le hizo
sentir otro de esos tirones en el pecho cada que el
príncipe hacía algo especial frente a sus ojos.
— ¿De que te diablos ríes? ¿Cómo es posible que
te estés riendo, Louis? ¡¡Vamos a morir aquí!!
Y naturalmente, eso hizo reír más fuerte al
omega.

356
— ¡Te ves tan gracioso!
— ¡Mírate! Ni siquiera puedes dejar de reírte —.
Sonrió Harry mientras se quitaba todo el cabello
mojado de la cara para echárselo detrás de las orejas.
— ¡Es tu culpa, eres lo más ridículo que he visto
en mi vida!
— ¡Oye! —Harry le lanzó un montón de agua
con sus manos, mientras que el omega seguía riendo,
con el estómago comenzando a doler.
—Estás loco, de verdad, Harry Akgon, —rió el
omega, cerrando los ojos, mientras intentaba
relajarse, pasándose la manos mojadas por el rostro,
intentando recuperar la respiración. Pero los abrió,
se topó con un Harry había eliminado casi toda la
distancia entre los dos. Como lo miraba, con esos
ojos verdes tan resplandecientes que denotaban la
devoción en ellos. — ¿Qué ocurre?
—Así es como deberías estar todo el tiempo,
Louis.
— ¿Cómo?
—Feliz —, exclamó el joven príncipe. —Sin
preocupaciones.

357
El omega suspiró inconscientemente de solo oír
el tono de su voz. Calmado, trayéndole paz,
hablándole con tanta delicadeza que parecería
arrullarlo aún estando dentro de un manantial de
agua helada.
—Suena como una buena vida, —reconoció el
omega, alzando sus ojos azules como el hielo para
admirar el paisaje a su alrededor; la nubes grisáceas
y los rayos decorando el cielo.
—Lo es ¿no? —continuó Harry. —Podríamos
quedarnos en lugares como este, siempre. No
tendríamos que volver nunca.
Louis sintió un golpe en su estómago.
— ¿Estás hablando de… irnos?
Los ojos de Harry destellaron cuando asintió
levemente.
—No…, —comenzó Louis.
Harry apretó los labios en una sonrisa triste, negó
con la cabeza y soltó con suavidad:
—Ya lo sé. Ahí esta, lo veo en tus ojos.
— ¿Qué?

358
—Tienes miedo. —le dijo, alzando una de sus
manos bajo el agua para atraerla hasta la mejilla del
omega, que retuvo la respiración cuando el rizado
tocó su piel. —Tienes miedo de lo qué dirán cuando
regresemos al castillo, tienes miedo de lo que
piensen de ti si vuelves conmigo. Tienes miedo de
fallarle a tu familia.
El omega lo miró con confusión.
— ¿Y tú no?
Harry negó con la cabeza.
—Yo perdí cada rastro de miedo cuando me
besaste.
Louis apoyó su mejilla contra la mano de Harry.
Y si, estaban helándose en esa agua, con el cielo
cada vez oscurecido, los truenos resonando entre las
nubes, pero Louis se sentía cálido bajo el toque de
un muchacho que ni siquiera era alfa, y sentía su
corazón golpearle rápidamente contra su pecho.
—No podemos irnos —, Louis intentó convencer
al príncipe. Hacerlo razonar. –Tu padre es rey…, mi
padre es rey, de reinos completamente distintos. Nos
necesitan, no podemos renunciar a nuestro deber.

359
—Es lo que te han dicho, —contestó Harry.
Hablando cada vez más bajo, pues la cercanía de sus
cuerpos seguía acortándose. —Toda tu vida… te han
inculcado ese miedo. Y tienes que perderlo, ellos no
deciden por ti.
—Pero se trata de nuestra familia…
—Mi padre no quiere que yo gobierne.
— ¿Cómo puedes decir eso?
—Él me lo ha dicho, está decepcionado de mi.
—Pero eres joven, tienes aún mucho que
aprender, tu—
—Nunca he sabido acatar las órdenes. —Louis
bajó la mirada, su reflejo en el agua lo recibió, ¿el
podría ser capaz? ¿De dejarlo todo, renunciar a todo
lo que era, por Harry? —La orden de mi padre fue
“Cásate con la princesa del norte” —dijo, con la
boca pegada al oído de Louis, bajito, como si fuera
un secreto. —Y me he enamorado del príncipe.
Louis giró la cabeza en dirección a Harry,
alzando los ojos para mirar al príncipe directo a
donde las llamas se avivaban. Sintió una de las
manos del príncipe bien establecida en su cintura, y
la otra aún sobre su mejilla. Louis sentía el frío y el

360
calor, se sentía seguro, se sentía feliz de que alguien
lo sostuviera con esa afición, con esa delicadeza
como si él estuviera apunto de romperse. Y su amor
era tan extraño, tan inesperado, pero lo sentía.
Louis lo quería.
Claro que lo hacía; a ese hermoso muchacho, con
ojos color del jade. Que le estaba proponiendo irse
tan lejos como Reikon pudiera llevarlos. Lejos de su
deber, de su familia y hacerlo olvidar hasta de su
apellido. En realidad, Louis contestó su previa
pregunta cuando aceptó los labios de Harry,
besándolo con devoción.
Dejaría todo por Harry.
Apegó sus labios hasta los de él, con ternura, con
amor, porque en su vida jamás pensó encontrarlo,
pero ahí lo tenía, y le sentaba tan bien, se ceñía a su
pecho y le dejaba una sensación dulce en su pecho
que recorría cada centímetro de su cuerpo.
Y Harry parecía sentirse de la misma forma.
Lo besó con la devoción fluyendo de su pecho,
con el las manos enroscándose a su cuerpo bajo el
agua, apegándolo cada vez más a él.

361
Harry gimió entre el beso, encontrando su camino
por la espalda desnuda del omega, abrazándola,
apretándola con suavidad entre su toque. Y Louis
nunca había besado a nadie más que al rizado, pero
supo, desde ese momento, que jamás besaría a
alguien más.
Luego un trueno resonó en el cielo.
Se separaron de golpe, quedando solo a unos
pocos milímetros, con las mejillas rosadas y sus
labios húmedos.
—Tenemos que volver… a menos de que quieras
huir en medio de una tormenta. —le dijo Louis con
otra sonrisa, dejándole besitos a Harry en las
comisuras de sus labios, en su mandíbula, en sus
mejillas.
—Mi padre va a matarme, seguro Gemma ya se
dio cuenta de que no estamos.
—No te preocupes, dejaré la ventana abierta por
la noche —dijo el omega mientras le besaba los
párpados Harry sonrió.
—Suena como un buen plan. -asintió el príncipe,
tomando a Louis de la cintura para subirlo al borde
del agua, no sin antes dejarle otro beso profundo en

362
sus labios. –Ahora, démonos prisa, no quiero que
nos caiga un rayo encima.
Así que Harry y Louis corrieron por la arena
hasta donde Reikon rugió debido a la lluvia, ellos
subieron con premura y pronto estuvieron ya en el
aire, titiritando de frío al estar mojados, contra la
fuerte ventisca que arrasaba en el sur. Louis sentía
los fuertes brazos de Harry rodearlo para evitar que
sintiera más frío y este solo reía de oír como este
maldecía en una lengua que no conocía, pero que
entendía por la forma en la que profesaba cada
palabra.
Louis le dejaba gastos besos en la mejilla que
mantenía a Harry atolondrado.
No tardaron mucho para vislumbrar el castillo
pocos minutos después.
(…)
Las grandes puertas de la sala del trono del
Krestum, se abrieron para dejar el paso a los
príncipes, Harry y Louis caminaron al frente a sus
guardias que bien habían llegado, les pidieron que
los acompañaran pues, Daeron Akgon requería su
presciencia, y no se oía de una manera amistosa.

363
Él estaba sentado en su trono, con su hija mayor
y su esposa ambos lados de él.
En la parte baja de la plataforma del trono,
resplandecía Nadine en su impoluto vestido azul, a
su izquierda, Niall se mantenía con una expresión
seria, seguramente recién regañado por culpa de
Harry. Por otro lado, Skyler y Liam miraban en
dirección a los príncipes con fuego en sus ojos.
El alfa no aguantó mantener la postura, y se lanzó
contra Harry antes de que alguien pudiera retenerlo.
— ¡Quiero que te alejes de él, no quiero que te
acerques a Louis nunca más! —saltó con furia
mientras Harry y Louis se detenían. Niall reaccionó,
tomando al alfa del antebrazo y, como si hubiera
sido un reflejo, el príncipe Akgon puso detrás de su
espalda al omega, buscando protegerlo en todo
momento, poniéndose en guardia. Esto hizo
enfurecer más a Liam. — ¡APÁRTATE DE ÉL!
— ¡Liam! —exclamó Louis, horrorizado.
La tensión aumentó en la sala del trono, un par de
guardias dorados se acercaron hasta el alfa y lo
sujetaron con fuerza para que Niall pudiera apartarse
y también pudieran protegerlo.

364
— ¿En dónde estaban? —preguntó Kargem de
manera severa.
—Nosotros—
Louis quiso decir algo pero Kargem lo hizo callar
con una mano, dirigiendo sus ojos verdes hasta su
hijo. Harry mantuvo la boca cerrada, tensando la
quijada.
—Montaron tu dragón, —dijo el rey hasta el
príncipe Harry con la mirada bañada en decepción y
furia. Sus ojos verdes, letales como el fuego. —Creí
haberte dicho que estaba prohibido montar a los
dragones
—Sí, lo dijiste, te oí —. Aún así, Harry se
encontraba desafiando a su padre.
— ¿Entonces por qué ignoraste mi orden, –dijo
subiendo la voz por cada palabra que daba. —…por
qué escapaste del castillo sin avisar a nadie? ¡Pusiste
en peligro la vida del príncipe de Gélida, quien ha
venido desde el norte a trazar una alianza! ¿¡Por qué,
por todos los Dioses, sigues desobedeciéndome?!
—Kargem —llamó Louis en un ataque de
valentía, —Su alteza, él no me puso en peligro, yo
estaba bien, yo fui completamente consciente al irme

365
—Y usted príncipe Louis, —Daeron dirigió su
vista hasta el omega. —pensé que estaba de mi lado,
pensé que entendía…, que era maduro, pero solo veo
que se trata de un chico tonto como lo es mi hijo,
ponen en riesgo la vida y el legado de su reino, de
sus casas ¡sólo para divertirse!
Louis bajó la mirada, derrotado, sin saber qué
responder.
— ¡No le grites! —exclamó Harry, Daeron
frunció el ceño, no enojado, si no, confundido.
— ¡Harry, no le alces la voz a tu padre! —gritó
su madre, Anne, en su asiento en el trono. El joven
príncipe los fulminó con la mirada.
La sala se quedó en silencio. Liam aún era
apresado por los guardias, pero sus hombros se le
cayeron al suelo cuando miró las manos de Louis
sosteniendo la de Harry con fuerza. No le tomó
mucho unir los puntos, lo sintió en el aire, la esencia
de Louis estaba perturbada por otra que era ajena.
O tal vez no de todo.
—Lo besaste —. Soltó al alfa con la voz
destruida, con el alma en los pies, y Louis, que ya
tenía los ojos llorosos, lo miró con derrota.

366
La corte entera se quedó en silencio.
— ¿Qué hiciste qué? —Skyler se tornó roja de
furia de un momento a otro.
El castillo estuvo sometido a una enorme tensión
que terminaría en destrucción y caos, Louis lo sabía.
Una guerra acaba de crearse, lo sintió porque
entonces la tormenta se desató y los dragones
rugieron en respuesta.
Nadine y Niall se miraron entre sí, asi como
Anne y Gemma, pero los ojos de Harry seguían
contra los de Daeron.
Y ambos príncipes no se soltaban las manos.
Kargem suspiró, apartando la mirada, sobándose
la frente con una mano, todos se giraron a verlo,
esperando su veredicto.
—Eso es… lo que menos importa ahora. —dijo,
haciendo que cada miembro dentro de la sala del
trono pusiera un terrible ceño de confusión.
— ¿De qué estás hablando, padre? –titubeó
Gemma.
—Lord Mikhail trae noticias del norte, —
exclamó Daeron. Y de pronto todos repararon en el

367
moreno que recién entraba en la sala con el rostro
abatido. —Y no son buenas.
Una lágrima rodó por la mejilla de Louis.
///

368
➳partedos➳


Profecia

Apartado para preguntas del público.
[05 de agosto del 2019]
Preguntas mandadas por mi Instagram
_ifalecouldfly_ :

El género ABO viene de los licántropos, los
lobos, desde un principio, por lo que pensé que sería
más adecuado que solo la gente del norte esté bajo
dicha clasificación ya que como leyeron en los
primeros capítulos, ahí habitan los lobos huargos
(lobos gigantes).
Además está el hecho de que todo este mundo
ficcional tiene/ tendrá mucho uso de la magia, lo
fantástico. Agregar Dragones es el ejemplo más
obvio, pero, así como los Akgon son descendientes
del fuego, de hace cientos y cientos de

369
generaciones, los del norte, por ejemplo, son
descendientes de los lobos. Por eso son alfas y
omegas. (Recordemos que no existen los betas en
este fic)

Por @_TriM_
“¿La gente de Dragonscale siente lo que sentirán
los omegas?”
La respuesta sería que no.
Recordemos que tanto los alfas como los omegas
son capaces de segregar esencias fuertes
dependiendo la emoción que esté sintiendo, como el
miedo, el pánico, el amor… Lo cual sirve como una
forma de comunicaciones entre ellos, sin embargo
un humano común y corriente no puede oler las
feromonas que expulsaría un alfa o un omega. Por lo
cual no, todo individuo en Dragonscale será inmune
a estos olores.

Harry lo sabe. Está al tanto de lo que ser alfa y
omega significa, incluso lo toma como broma, como
en el capítulo que se grita con Liam. Ya sabemos
cómo es de odioso nuestro rizado.

370

No. Nadine no tuvo en un principio la apariencia
de alguien conocido; mas bien yo no me base en
alguien para crear una imagen mental de ella,
aunque admito que podría lucir como una versión
muy joven de Barbara Palvin.

También hicieron algunas preguntas sobre Skyler
y su pasado. No teman, en esta siguiente parte del fic
mostraremos un poco más de este personaje.
Todas las preguntas -en su mayoría, en realidad—
fueron sobre lo mismo, así que espero haberlas
aclarado.
Gracias a todos.
Los ama, Ale.

371
➳15: Ansiedad. ➳

— ¿A qué se refiere con eso? —preguntó Nadine


hacia Daeron, con los ojos abiertos como platos,
luciendo pálida, asustada de pronto por su familia;
había pasado los días tan contenta desde que
llegaron al sur, que no se paró a pensar en el norte.
Louis, por otra parte, solo pudo pensar en cómo
habían pasado días y días, pero sus cartas no
parecían tener respuesta. Ahora se preguntaba si
incluso habían llegado a casa. Y no solo eso, se
preguntaba miles de cosas. Todas repiqueteando en
el centro de su cerebro al mismo tiempo, cada voz
gritándole dentro de su cabeza, exigiéndole una
respuesta. Estaba abrumándolo, congestionandolo de
miedo, de inseguridad… de ansiedad.
Louis estaba pensando en una y mil cosas a la
vez, tanto, que su mente viajaba hasta el norte, en
donde había visto a sus padres por última vez en las
costas de Yaekor, cuando partieron de Gélida y él los
dejó de ver conforme el barco se alejaba más y más
de casa. Oyendo a Ollie aullar a lo lejos como
último gesto de despedida. Y de pronto, pensó en su

372
castillo, en los paisajes helados y en el crujido de la
nieve romperse bajo sus botas…
Louis estaba lleno de pánico.
Tanto que no procesó cuando la gente gritaba su
nombre de vuelta en el salón de tono, en el Krestum,
en Dragonscale…, en el sur.
A miles de kilómetros de casa.
—Louis… —Y ese era Liam, caminando hasta
él. Oliendo las enormes cargas de feromonas
sumidas en pánico, mientras que Nadine lo veía con
los ojos llorosos… con miedo. Su hermanita tenía
miedo… Ser Isaak también se asomaba para verlo,
necesitado de ayudar, de cómo su alfa sentía la
necesidad de proteger a su príncipe. Louis no había
sentido lo irregular que estaba su respiración, hasta
que su corazón latió tan fuerte que su pecho dolió.
Liam le abrió los brazos, esperando que el omega
corriera y se arrinconara dentro de ellos, pero Louis
estaba tan asustado de repente que no pudo mover ni
un solo músculo; fue el alfa que tuvo que rodearlo
en un abrazo para poder detener las enormes ganas
de calmarlo, pero se dio cuenta de que la mano de
Louis seguía sosteniendo la mano de Harry con
fuerza.

373
Y no parecía querer soltarla en un futuro cercano.
Liam le dedicó una mirada cargada de puro odio
hacia el príncipe Akgon, que tenía el mismo ceño
fruncido y aceptaba la reta en los ojos del alfa; y él
podría no entender la necesidad del instinto de Liam,
pero entendía el hecho de qué Louis lo sostenía a él
y no a Liam.
—Creí haber dicho que te apartaras de él. —
suspiró el alfa con fuerza.
—Es él quién está tomando mi mano, idiota—
—No tienes ningún derecho de—
— ¡No es tiempo para peleas! —explotó Nadine,
quien parecía exasperada de un momento a otro. Y
si, podría ser una niña aún, y le gustaba jugar a su
rol de la princesa; pero Louis había visto ciento de
veces en su nombre, y ahora que su hermano parecía
ido, era su turno de ponerlo todo en orden. Esa fue la
primera vez que la joven princesa mostró que estaba
creciendo y tenía sangre fuerte del norte.
Liam entendió de golpe y se alejó de Louis.
Así el omega pudo entrar en razón finalmente.
— ¿Qué ha pasado? —susurró en un tono bajito,
teniendo que repetir sus palabras para escucharse

374
sobre los altos muro de la sala del trono. — ¿Qué ha
pasado con mi familia?
Lo ojos de todos ahí presentes se dirigieron
entonces hasta Kargem, quien parecía pensativo y a
la vez preocupado; era completamente entendible
que también estaba pensando en mil cosas a la vez.
Pero entonces la pregunta de Louis se convirtió en
una prioridad para él. Tenía que contestar.
—Su familia está bien, príncipe—asintió
levemente. La reina Anne bajó la cabeza, ella
también parecía estar al tanto de una situación que
aún ignoraban los príncipes. —Ellos lograron
escapar a tiempo.
Louis sintió un bloque de veinte kilos caerle en el
estómago.
— ¿… “scapar”? —preguntó Liam, temiendo por
su propia familia. — ¿Qué ha sucedido?
— ¿En dónde están? —preguntó Nadine al
mismo tiempo.
Gemma, Niall, Skyler y Harry mantenían la
misma cara de impresión.
—En las costas de Cinis —Daeron suspiró. Harry
se giró hasta Louis. —Según mis fuentes, han

375
montado un campamento provisional. Quieren ver si
hay más gente a la que puedan rescatar antes de
marchar hasta aquí.
Nadine se puso aún más pálida y pareció
desmayarse, no del todo, solo tornándose lo
suficientemente débil como para perder fuerza en
sus piernas. Niall se aproximó con rapidez a
sostenerla, al mismo tiempo que su guardia.
— ¿Quiénes son tus fuentes? —preguntó Harry
en voz fuerte y clara. Su mano seguía siendo
apretada por la de Louis, pero el príncipe parecía
inmune al dolor que podría estar causando.
—Allenya y Edward, —contestó Anne, quien
parecía igual de apenada y abatida como su esposo.
— ¿Qué están haciendo mis padres ahí? —
preguntó Niall.
— ¿Desde cuándo saben esto? —Gemma le
siguió a la pregunta de su primo. Ella pasó sus ojos
de sus padres a Lord Mikhail, quien apretó los
labios.
—Recibí las noticias esta mañana, pero—
— ¿Pero qué? —Louis se pareció salir de su
trance. Soltó la mano de Harry, aunque no se alejó

376
para nada, al contrario, se apegó más a él, pero
limpió las lágrimas de su rostro para ponerse firme
ante la corte del sur.
—Ellos no lo enviaron al sur para trazar una
alianza con los Akgon, majestad. —dijo Mikhail,
que se notaba lo apenado que estaba por el rostro
destrozado de Nadine y el colapso del príncipe, pero
al mismo tiempo lucía decidido a completar con una
orden.
Una orden que no sabía si venía de Jacob
Tomlinson…, o de Daeron Akgon.
Ser Isaak puso su mano sobre el mango de su
espada, al igual que el guardia de Nadine. Liam notó
el movimiento y se acercó hasta la princesa para
protegerla. La tensión creció en escasos segundos,
los guardias dorados también parecieron ponerse en
guardia. Harry miró a todos lados, extrañado,
poniendo ambas manos sobre los hombros de Louis
para resguardarlo de ser necesario.
Pero Kargem se puso de pie.
—Está malinterpretando las cosas, príncipe. No
vamos a hacerle daño, ni a usted ni a sus padres, —
aclaró el rey. Todos parecieron bajar la guardia y
respirar.

377
—A lo qué se refiere Lord Mikhail, es que…, —
esta vez fue la reina quien habló. —Jacob los ha
mandado aquí, por que quería protegerlos. Son el
futuro de su casa, tenía que mantenerlos lejos de
todo el peligro.
—Creí que… ustedes no conocían a los reyes del
norte… —Gemma estaba igual de confundida que
los príncipes del norte.
— ¿Qué está pasando? —Skyler fue la siguiente
en preguntar.
«¿Por qué nadie responde?» gritó la consciencia
de Louis.
Y es que eran tantas cosas al mismo tiempo;
demasiado para procesar.
Primero estaba el miedo que tuvo al pensar que
Daeron los castigaría por faltar a sus órdenes. Louis
estaba aterrado de lo que Kargem pudiera pensar
cuando lo vio tomar a su hijo de la mano y como
todo eso se redujo a prácticamente a nada cuando
mencionó a sus padres. ¿Qué había pasado en
Gélida? ¿Por qué habían tenido que huir? ¿Por qué
la reina Anne se había dirigido a su padre como si
fuera su conocido de toda la vida? ¿Lo era? ¿Daeron
y su padre se conocían? ¿Por qué nadie lo había

378
mencionado? ¿Hacía donde estaba la lealtad de
Mikhail? ¿Había un lado bueno, uno malo? Y si lo
había, ¿Los Akgon eran peligrosos?
¿Esto era una trampa?
¿Louis volvería a ver a su familia?
—Necesito ver a mis padres. —Soltó Louis de
inmediato, mirando a Daeron a los ojos. Kargem
pareció pensárselo pro unos segundos, pero luego
asintió.
—Iremos en Reikon, llegaremos a Cinis al
anochecer —Exclamó Hary de repente, apuntándose
a una orden que no había sido proclamada.
—Yo llevaré a Nadine en Shyreh. —exclamó
Gemma.
—Yo puedo llevar a Liam y a Ser Isaak, —asintió
Niall.
Todos los jóvenes se miraron entre sí creando un
plan para llegar Cinis. Anne miró a su esposo con
preocupación, pero Daeron no parecía tener una
mejor idea. Asintió lentamente.
—De acuerdo —dijo pasándose las manos por al
rostro, regresando a su trono. —Van a ir y van a
volver tan pronto puedan con el rey Jacob y esposa,

379
además de la familia de Lord Payne ¿me han oído?
Los quiero aquí al amanecer.
—Dake Kargem. [Si, señor] —asintieron los
príncipes Akgon.
— ¿Yo también tengo que ir? —preguntó Skyler
con los párpados caídos.
—Absolutamente si —Exclamó Anne,
provocando que lady Akgon pusiera los ojos en
blanco.
—Andando,—comandó Harry a la cabeza del
grupo tomando a Louis de la mano, mientras que
Liam y Nadine caían en cuenta de que iba a subirse
a un dragón.
—Harry, —Llamó Daeron antes de que cruzaran
por la puertas del salón. Su hijo volteó a ver a sus
padres, ambos preocupados en el trono de oro, con
la Lord Mikhail cruzado de brazos y a la guardia
formada con rectitud. La imagen del poder ante sus
ojos. Su padre lo miró con seriedad cuando le
recordó: —Al amanecer.
—Dake Kargem —asintió en un perfecto Vhestry
antes de abandonar la sala.
(…)

380
Iban llegando a la explanada de Dragones, con
Louis pensando únicamente en el terror, en la
preocupación y en el horror que podría encontrar o
no, una vez llegando a Cinis; pensaba en su madre,
Isabella, leyéndole historias al pie de su cama
cuando era niño. A su padre, Jacob, enseñándole a
tensar el arco, a fabricar sus propias flechas.
Louis tenía miedo de encontrarse a una familia
rota…, o peor, no encontrarla en absoluto. Entonces
él se convertiría en el último suspiro de los
Tomlinson, él se convertiría en el rey…, no ahora,
no tan pronto de haber encontrado su felicidad.
Tenía que protegerse, a él y a… Nadine, mientras
pudiera conservarla sana y salva. Ahora su deber era
mantenerla en dónde nadie pudiera encontrarla;
pensó que probablemente llevarla hasta Cinis no era
una buena idea.
—Gemma, —exclamó de repente, haciendo que
todo el grupo se detuviera a medio paso. Harry y
Liam reaccionaron involuntariamente a su voz, y
Nadine pareció temblar, enserio parecía muerta de
miedo.
— ¿Si, príncipe? —contestó la rubia.

381
—Necesito que te quedes aquí, que mantengas a
salvo a mi hermana. —pidió con las cejas arqueadas,
sus ojos azules brillaron como nunca bajo la capa de
lágrimas contenidas.
Gemma pareció entenderlo en su rol de hermana
mayor, asintió sin rechistar, aunque claro, la más
joven se opuso de inmediato.
— ¡No, Louis! —exclamó la chica omega. —
¡Quiero ir contigo, quiero ver a mamá!
El omega negó con firmeza.
—No vas a ir, puede ser peligroso.
— ¿Entonces por qué tú estás yendo?
—Es mi deber.
—No quiero—
—Te necesito a salvo, Nadine —le soltó con
rudeza, luego cerró los ojos y se acercó hasta la
princesa, tomándole del rostro con suavidad,
mirándole a los ojos idénticos a los suyos. —Por
favor, quédate con Gemma. Yo regresaré con madre
y padre.
—Pero—

382
—Por favor…
Nadine se soltó a llorar en silencio pero asintió y
dejó que Louis la abrazara con fuerza antes de
dejarla ir para volver a lado de Harry. El príncipe de
Gélida le agradeció a Gemma en silencio a través de
una mirada.
—Vamos, entre más pronto nos vayamos, más
pronto regresaremos. —Harry le dedicó la misma
mirada a Gemma, pronunciando algo en Vehstry a lo
que su hermana asintió. El rizado tomó de nuevo la
mano de Louis para llegar con Reikon.
Niall, por otra parte, se quedó de pie mientras los
demás se apresuraban a seguir a Harry. Miró a
Nadine, que encontró consuelo en los brazos de la
princesa Akgon, mientras sus hombros se encogían a
cada segundo en señal de un llanto más profundo.
Lord Horan supo qué hacer.
—Nad, —llegó trotando hasta la joven princesa,
Gemma lo miró con extrañeza.
Nadine alzó la cabeza con los ojos llorosos y un
mechón de cabello castaño rojizo se le soltó del
peinado para caerle en la frente. El rubio sonrió
inconscientemente. Tenía que hacer sonreír a esa
preciosa chica.

383
—Tengo algo para ti, —sonrió mientras mientras
rebuscaba en sus bolsillos, luego encontró entre los
pliegues de su túnica un collar elaborado con varios
pendientes de diamantes minúsculos que brillaban
incluso en la oscuridad. A la luz de las antorchas,
parecía explotar de colores. Nadine alzó las cejas y
sus labios rosados se doblaron en una enorme
sonrisa.
—Niall… esto es…
—Precioso, primo ¿dónde…? —exclamó
Gemma.
—Eso no importa ahora, solo…, es un pequeño
obsequio, un… souvenir, del sur. —Lord Horan se
encogió de hombros.
— ¡Es lo más bonito que me han dado en mi
vida! —exclamó con felicidad la pequeña princesa,
limpiándose los restos de lágrimas. —Gracias, Ni.
El rubio sintió el pecho crecerle de orgullo,
mientras que la omega le dejaba un besito en la
mejilla.
—Es un honor que le haya gustado, alteza. —
Niall hizo una reverencia ante Nadine, que le cobró
una risita a la chica.

384
— ¡Niall, MUÉVETE! —Gritó alguien desde lo
lejos, llamando al muchacho, reconoció la voz de
Skyler a la perfección.
—Bien, mis princesas, me voy ¡pero vuelvo
pronto!
—Ten cuidado —pidió Gemma.
—Cuida de mi hermano… —exclamó Nadine.
— ¡Si! —gritó el Lord mientras corría en
dirección a la explanada de dragones.
Nadine suspiró y miró como Niall desaparecía a
la lejanía.
///

385
➳ 16: Cinis. ➳

Louis sintió un nudo establecerse en la base de su


garganta en cuanto Reikon estuvo en el aire. Dónde
viajaron a través de la tarde que era prontamente
consumida por la oscuridad de la noche; montados
sobre el dragón, con el frío agarrotando sus
músculos y la ventisca volviéndose cada vez más
helada. Era notable que estaban acercándose cada
vez más al norte.
Harry y él iban a la cabeza del grupo, con el
rizado revisando la expresión de Louis con dejes de
preocupación, poniéndole las manos sobre las suyas
para indicarle que todo estaría bien. Louis le besó en
la mejilla para recompensarlo.
A su izquierda, un poco rezagado, estaba Niall
quien montaba con Liam a su espalda y Ser Isaak
poco detrás. Aquellos norteños parecían muertos de
miedo, así como Louis en sus primeros segundos
sobre al dragón de Harry. A su derecha, muchos
metros más abajo, Skyler se mantenía a la par de
Reikon con su dragón, pero aunque estaban llevando
tres dragones a lo más al norte de lo que
normalmente estaban acostumbrados, a un lugar

386
desconocido para los tres jóvenes sureños, Louis se
sentía cada vez más seguro, estando cada vez más
cerca de su verdadero hogar.
(…)
Tardaron cerca de dos horas en llegar al borde de
la costa de Cinis. Donde las tierras eran húmedas y
llenas de lodo gracias a las constantes lluvias. Louis
nunca había estado ahí antes, pero había leído que su
población tenía un significante número de alfas y
omegas que habían descendido de la gente de
Gélida.
En el momento en que visualizó un campamento
desde lo alto en el cielo, llamó la atención de Harry
con un apretón en su rodilla, señalándolo con una
mano que temblaba sin razón, así que el príncipe
Akgon gritó algo en Vehstry que sonaba como una
orden para los dragones. El trío de escamas se
encontró descendiendo en torno a la costa, donde se
alzaba un sinfín de tiendas de acampar, mientras el
azul turquesa de la casa Tomlinson comenzaba a
hacerse visible en los estandartes alzados como
indicación.
Louis sintió su corazón dar un salto en su pecho.

387
—Harry —llamó en voz alta, señalando una parte
donde había encontrado la carpa más grande. Supo
que se trataba de una sala de estrategia. Y nunca
antes había estado en una zona de guerra, pero esta
lucía como tal.
Había cientos de tiendas con camillas llenas de lo
que parecían ser heridos en combate; tanto soldados
como aldeanos del pueblo. Carretillas aladas por
caballos entregaban víveres y mantas a la gente, para
mantenerlos calientes y seguros.
—Dictminet zdet! [bajemos aqui] —gritó Harry,
con autoridad, mientras miraba todo de manera
temeraria, con el ceño fruncido y unas fuertes manos
ceñidas a las caderas de Louis. Así Niall y Skyler
condujeron a sus dragones para aterrizar en el sector
que él príncipe había señalado desde los aires,
causando un gran revoltijo de tierra cuando tres
dragones adultos bajaron de un cielo encapotado,
gruñendo entre sí, chocando sus grandes hocicos
contra los otros y mordisqueandose a modo de
juego.
La gente del campamento pareció asustada por la
llegada de las tres bestias, pero se veían mucho más
aliviadas en general.

388
La respiración de Louis volvió a hacerse irregular
cuando Reikon estuvo en el suelo, agachándose
hasta la tierra para que ambos pudieran bajar.
Louis se quedó quieto mirando al campamento,
pequeño, lleno de tiendas abriéndose para ver a los
dragones con sorpresa y temor al mismo tiempo.
Reconoció las caras, los rostros de la gente que
servía a su familia, vio a mucha gente vendada y
herida. El príncipe sintió una presión en el hombro y
cuando estuvo a punto de reaccionar de forma
nerviosa, escuchó la dulce voz de Harry en su oído.
—Hey, —le llamó, provocando que Louis alzara
los ojos hasta el príncipe del sur, que lucía el cabello
revuelto y enmarañado, con sus bonitos ojos verdes
brillando hasta él. Estaba de pie, tendiéndole una
mano, como siempre, y el clima se sentía frió,
muchísimo más que en Dragonscale; Gélida solo
estaba cruzando el mar estrecho hasta su hogar, pero
la mano de Harry se sentía cálida cuando la tomó y
notó como esa misma calidez le recorría el cuerpo
entero al ponerse de pie.
Los cielos de Cinis lucían grises, de un tono muy
oscuro. Esos suelos eran tierra enlodada con grandes
rocas y piedras acumuladas. El campamento era
iluminado con antorchas y fogatas establecidas entre

389
tiendas, con la gente sentada al rededor,
compartiendo comida, mirándolo con admiración.
Louis lo contempló todo cuando bajó de Reikon de
la mano de Harry. Skyler, Niall, Liam y Ser Isaak -
estos dos últimos luciendo pálidos de haber
mantenido su primer vuelo en dragón— se acercaron
a ellos, mientras que la multitud se arremolinaba a
su alrededor, como si se tratara de una llegada divina
a la que el príncipe Tomlinson no entendía del todo.
—Príncipe…, —exclamaban los aldeanos al
reconocerlo, en voz baja, casi implorando. Haciendo
que todos comenzaran a doblarse en reverencias que
matuvieron a Louis tenso mientras caminaba.
Hombres, mujeres, viejos y niños, lo saludaban con
respeto.
Al mismo tiempo, Harry, quién era al menos una
cabeza más alta, y que tenía toda esa pinta de
extranjero en aquellas costas, destacaba más debido
a su elaborada ropa, su túnica llena en bordados de
hilo dorado, y su rizos castaños volando con el
viento, Niall lucía de la misma manera y luego,
estaba Skyler, con aquella trenza de pelo blanco que
denotaba el inmenso poder de aquella familia.
Louis sentía la presión que ejercía sobre la mano
de Harry, pero este se mantenía con la cabeza alta,

390
mirando a las tierras de Cinis. Tierras que aún eran
comandadas bajo la dinastía de Kargem, pero que en
ese momento, estaban plagadas de alfas y omegas
del norte. Invadiendo debido a la necesidad de
escapar de Gélida, y aunque nadie les había revelado
aún lo que acababa de suceder, se notaba que no
tendría un fin pronto, y las brazas del fuego de la
guerra permanecían encendidas.
Louis solo fue capaz de mantenerse caminando a
través de los senderos de gente hasta que llegaron a
una especie de claro sin tiendas en donde reconoció
de repente al guardia de su padre, erguido con
orgullo y una sonrisa de alivio en cuanto su príncipe
lo miró.
—Ser Peyton… —exclamó en cuanto llegó,
suspirando, recibiendo una reverencia perfecta de la
mano del caballero. Louis se notó un poco menos
preocupado por sus padres, ya que sabía que su
caballero nunca dejaría que les pasara algo.
Sin previo aviso, sintió a Ser Isaak correr desde el
fondo, acercándose con premura hasta Ser Peyton y
darle un abrazo que hizo chocar el metal de sus
armaduras. Pero que hizo sonreír al viejo hombre.
Ser Isaak era el hijo del caballero.

391
Louis no pudo mantener su pregunta dentro de su
pecho durante más tiempo.
— ¿Donde está mi padre? —preguntó sintiendo
la nostalgia emanar de su cuerpo.
Ser Peyton se separó de su hijo, Manteniendo una
mano en su hombro para dirigirse a su príncipe.
—Por aquí, majestad. —respondió antes de
girarse y guiarlo a través del resto del campamento,
caminando junto a más guardias plateados del norte,
quienes llevaban las antorchas que iluminaban su
camino.
Para ese momento, Liam ya iba detrás de Louis,
mientras que Niall y Skyler miraban todo con ojos
preocupados, nunca habían estado en una zona así, y
ambos parecían un poco asustados de conocer lo que
esto podría significar.
Pero Harry se mantenía alerta, con un ceño
fruncido y su fuerte presencia cerca de Louis en
cada momento.
Ser Peyton los guió durante un corto tramo entre
la oscuridad del cielo nocturno que llegó en cuanto
los dragones aterrizaron en Cinis. Al doblar la
esquina, escuchó el ruido de voces provenir de la
tienda más grande del campamento. Soltó la mano

392
de Harry cuando enfocó a Jacob Tomlinson entre el
pequeño grupo de hombres armados.
— ¡Padre! —Louis corrió hasta los brazos del rey
del norte, quien rompió el gesto serio tan pronto lo
divisó, arqueando las cejas; Jacob abrazó con fuerza
a su hijo mientras los demás se aproximaban.
—Hijo… —Louis se soltó a llorar contra el
pecho de su padre mientras Isabella Tomlinson salía
de la tienda, corriendo hasta el príncipe.
— ¡Louis! —El príncipe soltó a su padre para
abrazar a su madre esta vez, recibiendo un beso en la
frente mientras que ponían sus manos alrededor de
su espalda. —Nadine… ¿Donde está tu hermana, ha
venido contigo?
Louis negó con la cabeza mientras se limpiaba a
las lágrimas.
—Jacob, —Liam saludó al rey con un leve
asentimiento de cabeza, pidiéndole
desesperadamente con la mirada, una respuesta de
una pregunta silenciosa.
—Liam, tu padre está en—
—Aquí mismo, —exclamó Lord Rodrick Payne,
que venía montado en un caballo café oscuro, recién

393
avisado de la llegada de los príncipes a Cinis.
Desmontó de golpe para correr hasta su hijo y
envolver a Liam un caluroso abrazo.
Louis no prestó mucha atención ante el
reencuentro de Liam con su padre, solo podia pensar
en la esencia de su madre que pronto comenzaba a
fluir por sus fosas nasales, calmándolo, haciéndole
sentir seguro, protegido, en calma; por un momento
se mantuvo, en paz en la seguridad de aquellos
brazos fraternales. De haber sido por Louis, este se
habría quedado ahí por el resto del día.
Pero su madre tuvo que volver a hacer la misma
pregunta de tan solo unos segundos atrás.
—Louis ¿dónde está Nadine?
—Ella esta en Dragonscale, su majestad —,
Exclamaron a las espaldas del príncip omega. La
voz era fuerte, clara y grave, aterciopelada de una
manera especial. Cuando el rey, su esposa y Louis se
dieron la vuelta, se toparon con el rizado de ojos
verdes, con el cabello volando por el aire y el
mechón blanco trenzado sobre su mata de rizos. Su
mentón estaba alzado, pero no en una forma
orgullosa, en realidad, Harry se notaba alerta, serio
como nunca se había visto, y en sus ojos se dejaba
ver una solidez que Louis creía inexistente en la

394
personalidad del príncipe. —En el Krestum. La
acompaña mi hermana Gemma.
Isabella Tomlinson alzó sus delgadas en sorpresa
cuando cayó en cuenta de cuál era la identidad de
aquel muchacho.
—Mi nombre es Harry de la casa Akgon,
príncipe del sur, —dio una leve inclinacion de
cabeza ante los monarcas del norte. —Estos son mi
primos, Lady Skyler Akgon y Lord Niall Horan.
Niall se inclinó con respeto ante la familia real,
pero la rubia solo dio un leve asentimiento con la
cabeza, manteniendo su pose recta de brazos
cruzados.
—Claro que lo eres…, —sonrío Jacob. —
Reconocería al hijo de Daeron en cualquier parte…
— ¿Conoces a Kargem? —preguntó Louis
alejándose por fin de los brazos de su madre para
componerse.
Jacob asintió.
—Luchamos juntos cuando éramos jóvenes, lo
conozco más de lo que me gustaría. —sonrió el rey
en el norte.

395
—Espero que esté listo para verlo de nuevo, mi
rey. Dragonscale le abre las puertas a usted y a su
gente. —dijo el rizado con una media sonrisa en sus
carnosos labios.
—Llevo mentalizándome los últimos días, —
respondió Jacob de forma divertida mientras le
tendía su mano a Harry a modo de saludo. —Es un
honor tenerlo aquí, príncipe y su a compañía.
Perdone mi modales, nunca me formaron para ser un
monarca.
Harry dio un fuerte apretón a la mano de Jacob,
sonriéndole.
— ¡Mi hijo! —chillaron detrás de la caravana,
pues una mujer corría por el fango en el suelo con
gracia, usando una larga capa plateada que ondeaba
por la ventisca. Junto a ella venía un hombre de un
cabello rubio cenizo con un poco de barba, con la
misma ropa adornada con bordados verdes, este
sonrió con orgullo cuando miró a los príncipes junto
a Jacob.
Niall corrió para recibir el fuerte abrazo de sus
padres.
—Hola mamá, —respondio el muchacho a mitad
de un beso sonoro en su mejilla, mientras que la

396
mujer se apartaba para dejar que su hijo fuera
recibido por los brazos de su padre.
Asi, Louis pudo admirarla.
Allenya Akgon, una mujer extraordinariamente
bella, de cabello blanco puro que estaba trenzado
hasta la mitad de su espalda. portando los clásicos
colores de su casa, resplandeciendo aún siendo de
noche. La hermana de Daeron, la aún princesa de
Dragonscale y a su esposo consorte, Edward Horan
de las tierras de Valle Rakium, que tenía unos
potentes ojos azules, fuertes genes que habia logrado
trasmitir a su único hijo. Niall parecía encantado de
ver a su padres como ellos de verlo a él. Mientras
que rápidamente reparaban en Skyler y ellos mismos
se encargaban de abrazar a su sobrina.
Esa fue la primera vez que Louis vio sonreír a
Skyler de verdad, cuando Allenya le plantó un tierno
beso en la frente.
—Oh, miren a quién tenemos aquí, —sonrió la
hermana de Kargem.
—Tía Allenya, –Harry también se dejó abrazar
por una mujer que hasta el momento, Louis pensaba
que era una mujer fría y seria, aunque claro, ahora
todo tomaba sentido. Niall no habría podido ser así

397
de adorable si sus padres no se lo hubieran
transmitido.
—Sobrino, vas a enfermarte aquí, necesitas estar
más abrigado, ¡tráiganme una capa para mis
sobrinos y una para mi hijo! —ordenó mientras que
uno de los pocos sirvientes al rededor acataba la
petición de la princesa. —Estos niños del sur jamas
han conocido el invierno… —Negó de manera
divertida hacia los reyes del norte. —Claro que la
casa Tomlinson no puede opinar lo mismo.
Sonrió, con sus ojos recorriendo las figuras de los
jóvenes, uno a uno, hasta que reparó en Louis.
—Princesa, —Louis se agachó en una reverencia
mientras Allenya se acercaba con sigilo ante el
muchacho. Se notaba curiosa, extrañada, necesitada
de conocer la respuetas a todas sus preguntas.
Allenya Akgon miró a Louis de una manera tan…,
especial, que pronto comenzó a intimidar al
muchacho.
—Louis Tomlinson, príncipe heredero del norte,
es un placer conocerte por fin. —Allenya también le
otorgó una reverencia.
—El placer es mío, su majestad.
— ¿Qué le ha parecido el sur, mi príncipe?

398
—Es… un lugar extraordinario. —Louis trato de
darle su sonrisa más convincente.
—Ya lo creo, —sonrió la mujer mientras sus ojos
cambiaban constantemente entre él y Harry. Louis lo
notó, pero no dijo nada. —Alistense, Jacob, Isabella,
están a punto de montar un dragón hasta el sur.
Tenemos que salir lo más pronto posible.
—Sí, mi princesa, —asintió la reina del norte.
Jacob sonrió apretando los labios mientras su esposa
lo miraba con un deje de ansiedad en sus ojos.
Y asi, Allenya y Edward se introdujeron en la
tienda más cercana en compañia de su hijo y su
sobrina. Louis se quedó fuera con sus padres y
Harry. El rey en el norte miraba al príncipe del sur
con cierta admiración que Louis desconocía, pero de
cierta forma estaba un poco aliviado de que Harry y
él hubieran comenzado con el pie derecho su
relación. Esperaba que ocurriera lo mismo con su
madre.
—Príncipe Harry —. Llamó el rey del norte
mientras comenzaba a caminar junto a su esposa e
hijo, el rizado iba a la derecha de Louis. — ¿Cuánto
tiempo tardaremos en llegar al sur?
Harry se aclaró la garganta.

399
—Un par de horas, su señoría.
Jacob se rió impresionado.
— ¿Oíste eso, Bella? ¡Un par de horas! Esos…
dragones, son… criaturas fascinantes.
Caminaron alrededor de varias tiendas donde la
gente saludaba a sus monarcas con leves
movimientos de cabeza o manos ondeando en el
aire. Algunos intimidados por Harry, aunque éste se
mantenía en silencio pegado al costado de Louis.
—Te creo, pero, ahora que estamos hablando de
criaturas fascinantes, — Dijo Jacob entonces, su hijo
regresó sus ojos ante él mientras una sirvienta les
alcanzaba dos capas a ambos príncipes para
protegerse del frio; Harry y él se las pusieron
encima. —Creo que hay alguien que puede estar
muy emocionado de verte.
El rostro de Louis se partió en una radiante
sonrisa que elevó todo su ánimo hasta el cielo.
Jacob avanzó hasta la dirección contraría,
dejando con suavidad el agarre de su esposa,
indicándole a Louis que lo siquiera.
— ¡Ven, Harry! —Louis, emocionado, arrastró al
príncipe con él. Se movieron entre un par de tiendas

400
hasta que llegaron a otra zona del campamento,
donde miles de caballos reposaban en espera de ser
utilizados para el deber. Louis corrió para seguirle el
paso a Jacob, jalando a Harry del antebrazo mientras
los guiaba a una especie de jaulas improvisadas
hechas con madera pura.
Las paredes comenzaron a moverse con
impaciencia desde dentro. Harry palideció,
quedándose a una distancia racional de donde se
hallaba una pesada puerta. Y aunque pudo haberse
hecho una idea segundos antes, la verdad es que
nada lo prepararía para lo que vio cuando Jacob
soltó el seguro.
Dos grandes bolas de pelo salieron del interior de
la jaula improvisada y tumbaron a Louis de un solo
salto. Harry dio un paso hacía atrás como reflejo,
pero pronto su cerebro le indicó que solo se trataba
dos grandes -demasiado grandes-, lobos que lamían
con intensidad el rostro del chico omega.
Eran lobos gigantes, enormes… eso era algo que
Harry nunca antes había visto. Estaba anonadado del
tamaño de aquellos dos animales, tanto que se le
hacía cómico como bestias de semejante tamaño
fueran capaces de bañar en besos a un pequeño -muy

401
pequeño— chico, que reía con cariño mientras los
lobos parecían saludarlo.
— ¡Oigan, oigan! Tranquilos…, hey, —Louis rió
con más fuerza.
Harry sintió un tirón en el pecho ante la imagen
de Louis siendo tan feliz, el príncipe le regresó la
mirada brillante.
— ¿Este es el tipo de mascotas qué hay en el
norte, bolas de pelo suave? –bromeó el rizado.
—Hey, nuestros lobos también pueden ser letales.
Una orden mía y te arrancaría la cabeza antes de que
pudieras llamar a tu dragón.
Harry palideció, alzando las manos a modo de
rendición.
Louis pudo levantarse finalmente, cuando uno de
los lobos dejó de lamerlo; había alzado su cabeza
cuando pareció detectar otro olor en el aire. El lobo
blanco, olfateó durante unos segundos más, hasta
que de un momento a otro, salió corriendo en la
dirección por la que Louis y Harry habían venido.
— ¿Y ese a dónde va? —preguntó Harry,
mientras veía al lobo alejarse a una velocidad
increíble.

402
—Ha olido a su dueño, va directo hacia él. —
Aclaró Jacob con una sonrisa, regresando del
interior de una de las habitaciones improvisadas,
cargando en su cinturón una pesada espada.
—Ella es Nix, —anunció Louis. —Es la loba de
Liam.
— ¿…Loba? ¿Eso? —Harry se cruzó de brazos.
—Estos no son lobos. —dijo con los ojos
desorbitados mientras Louis se reía con un Ollie
extremadamente cariñoso, aún sintiendo la tremenda
necesidad de restregarse contra su cuerpo como el
alfa territorial que era.
— ¿Ah, no? ¿De qué les ves cara entonces? —
preguntó el omega mientras Ollie se giraba para
encarar a Harry directamente. El príncipe del sur se
incomodó de repente.
El lobo era enrome, aun sentado al costado de
Louis, era igual al tamaño de su dueño. Bastante
intimidante, con su hermoso pelaje rojizo y el par de
ojos azules que brillaban, mirándolo, juzgándole.
Harry intentó no tragar saliva.
—Es un oso, definitivamente. —Bromeó el
principe Akgon cerrando los ojos y alzando la
cabeza.

403
Jacob se echó a reír.
—Príncipe, he visto a su tía montar en esas
bestias de fuego, —comentó el rey del norte. — ¿De
verdad le impresionan estas criaturas?
—La verdad es que si, su majestad. Supongo que
se requiere de mucho para impresionar a alguien
como usted, pero hay muchas cosas que yo aún no
he visto.
Jacob asintió con lentitud. Admitiéndolo.
—Tiene razón, príncipe Harry, pero si un lobo
huargo le impresiona, entonces usted aprenderá
mucho en esta guerra por venir.
Harry torció el gesto sonriente, que rápido
cambió por un ceño fruncido. La atmósfera se sintió
toda tensa de repente. Louis se levantó, caminando
con Ollie detrás de él.
—Padre… —llamó Louis, recuperando la
atención de su padre y la de Harry. — ¿Qué ha
pasado?
Los ojos de Jacob se oscurecieron.
—Creo que será mejor que espermos ha llegar a
Dragonscale para decirles, ni siquiera yo sé muy
bien a lo que nos estamos enfrentando. Lo único que

404
se es que… si Allenya Akgon y su dragón no
hubieran llegado a tiempo, ninguno de nosotros
hubiera sobrevivido.
Louis miró a Harry con temor.
—Tienes que decirnos, no sabemos nada de lo
que ha sucedido.
—Mi padre nunca mencionó lo que estaba
pasando aquí, —contestó Harry.
—Daeron prometió no decirles nada, todo esto de
tu visita al sur era solo una forma de sacarte del
norte a tiempo.
—Entonces ustedes lo sabían. —razonó Louis.
—No del todo.
— ¿Entonces qué— ?
—No es algo que te pueda explicar, hijo. Tienes
que verlo por ti mismo.
Louis sintió el temor fluir a través de sus venas
de nuevo, Ollie lo sintió y se acurrucó contra su
dueño.
—Muéstrenos —Pidió Harry. El rey asintió,
guiándolos a dónde el ejército había alzado un par

405
de torres de madera, que dejaba ver el resto del
capamento desde un punto más alto.
Jacob subió, mientras que Harry ayudaba a Louis,
pues era una simple escalera construida con débiles
palos de algún tronco, El rizado trepó enseguida,
dejando a un triste Ollie esperándolos abajo.
En lo alto, se podía ver toda la costa de Cinis,
pero los ojos de Louis se movieron hasta donde
Jacob señalaba en dirección al norte.
Y ahí estaba…, Gélida.
O al menos, lo que quedaba de ella. Todo el lugar
se hallaba sumergido entre densas nubes de un humo
tan negro como la noche, señales de un incendio que
bien pudo acabar con todo lo que Louis conocía; por
las costas se encontraban cientos de flotas destruidas
y el gran muelle ahora solo era una ruina. Louis
tomó la mano de Harry con fuerza mientras éste se
acercaba más en forma de apoyo.
—Fue hace unos días. Nos atacaron, venían de
Glaké. —exclamó el rey con un tono de voz más
grave, mucho más serio; —Los vigilantes de las
torres los vieron primero. Ellos dieron el aviso,
tocaron las campanas… el caos se hizo de repente.

406
Louis imaginó a toda la gente entrando en pánico,
respondiendo a una señal de evacuación que causaba
miedo. Una tierra en donde los omegas pedían a sus
alfas por protección y ellos luchando por dársela.
—La gente corría hasta los muelles, yo llevaba a
tu madre en mi caballo… —continuó el rey. —Me
aseguré de que nadie quedara en el castillo cuando
lo abandonamos, pero cuando íbamos a medio
camino hacia los muelles.. lo vimos.
— ¿Qué? —preguntó Louis con miedo.
—El dragón de Allenya.
En su mente apareció la imagen de un dragón
oscuro sobre los fríos cielos de Gélida, abriendo sus
enormes alas y acercándose hasta la costa. Abriendo
la boca para desatar una enorme cantidad de fuego
que bañó a las amenazas que osaban con invadir el
reino de Jacob.
Cada uno convirtiéndose en cenizas para el
momento en que fueron quemados por el fuego de
dragón.
Louis sintió una lágrima descenderle por la
mejilla.

407
—Liam necesita ver esto, —dijo mientras sus
ojos seguían sumiéndose en lágrimas.
—No, no… esto es lo último que Liam necesita
ver ahora. —Le contestó Jacob.
— ¿A qué te refieres?
Jacob se tensó mientras respiraba hondo. Harry y
Louis lo miraban con cierta preocupación.
—Al tratar de huir de Gélida…, hubo mucho
caos. La gente corría, los caballos huían en llamas
sin jinetes, todos estaban evacuando. El fuego se
descontroló… todo comenzó a arder alrededor.
Rickon corrió en dirección al castillo Payne, pero
fue demasiado tarde.
Louis pensó en la madre de Liam, en sus
hermanas.
— ¿Co-como que… demasiado tarde? ¿Su
familia…?
—Su familia no sobrevivió.
Louis sintió el mayor nudo en su garganta
establecerse dentro de él hasta el momento. Y es que
toda esta serie de cambios comenzó cuando su padre
fue coronado, y a las pocas semanas el tuvo que
viajar al sur junto a su hermana y mejor amigo en

408
representación de su casa. Desde ahí solo había
pasado más cambios, y luego estaba Harry, llegando
de repente a su vida y tumbándole todos los
esquemas que tenía.
Todo al su alrededor cambiaba, Liam estaba
enojado con él, Nadine estaba creciendo y Louis ya
no era el mismo príncipe recatado que siempre se
juró ser en el norte. Aún así, podía manejarlo, o eso
creía él, en relidad había comenzado a alejarse de los
problemas, había empezado a pensar en que las
cosas podrían salir bien para él de ahora en adelante,
pero no, ahora habían viajado de vuelta al norte, solo
para encontrar su hogar reducido a cenizas.
Pero todo se hizo más real cuando Jacob le reveló
que se estaban perdiendo vidas.
En la cabeza del omega sólo brilló la imagen de
Liam.
—Tengo que ir a hablar con él… —susurró Louis
mientras intentaba alejarse en dirección a las
escaleras donde podría bajar y correr hasta su mejor
amigo, él que seguro acababa de oír las mismas
noticias; su familia estaba muerta.
—No Louis, él neceista estar solo con su padre
ahora, tienes que dejarlo. —Pidió Jacob mientras

409
Louis era retenido suvamente por las manos de
Harry.
—Pero Liam…
—Después podrás ir con él, necesita estar solo…
—repitió el rey mientras su hijo era resguardado por
los brazos de Harry. Jacob notó como Louis se
apegaba al pecho de un príncipe que apenas conocía
pero que, al parecer, esto no parecía incomodarle a
su hijo.
—Bien…, —dijo el rey un poco extrañado. —
Ahora, tenemos que irnos, necesito hablar con
Daeron.
(…)
Se alistaron en el claro donde los príncipes
habían llegado junto a sus dragones. Volarían de
vuelta a Dragonscale para llegar tan pronto como
pudieran y avisar a Kargem que toda la gente de
Gélida -o al menos la que quedaba— marcharía al
día siguiente hasta el sur. Jacob y su esposa Isabella
volarían junto a Allenya, mientras que Niall se
encargaría de llevar a Liam junto a su padre. Louis
regresaría en Reikon con Harry.
—Ser Isaak, —llamó Jacob mientras caminaba
hasta donde este se despedía de su padre. —No hace

410
falta que se despida, lo necesito aquí con mi gente
—, pidio. —Quédese aquí con ser Peyton y no deje
que más gente de Gélida muera. Lo veré en unos
días en el sur.
—Si, mi rey. —aceptó el cabellero con una
reverencia.
Jacob volvió a su lugar junto a su omega,
jurándole a sus ciudadanos que todo iba a salir bien.
Allenya Akgon y su hijo se despedían de Edward,
pues él se quedaría a guiar a la gente del norte hasta
La Capital del sur. El comandante Horan se
encargaría de liderar a las tropas de Jacob mientras
marchaban hasta su reencuentro.
—Nos vemos, cuidate, te quiero en el sur en una
semana, Ed —pidió Allenya a su esposo mientras
Niall abrazaba a su padre como última despedida.
—Lo haré, lo prometo.
—Te quiero, papá, —recordó Niall antes de
alcanzar a su madre, Edward le sonrió; los dos
caminaron en dirección a sus dragones.
—Vamos, Sky —llamó Allenya, pero la chica se
mantuvo con los pies en la tierra fangosa, sin
intención de moverse.

411
—No. —contestó la chica.
— ¿ “o”? No te estoy preguntando. —Dijo su tía,
de manera autoritaria. —Muévete, anda, se hace
tarde.
—Si me voy, el campamento se quedara sin un
dragón. —suspiró Skyler.
— ¿Y eso qué?
— Pues… si lo que sea que los haya atacado,
regresa…, esta gente morirá en un abrir y cerrar de
ojos. Necesitan a Dravho. —dijo con seriedad,
refieriendose a su dragón. Alzando el mentón para
demostrar que no tenía miedo de sus palabras.
—Padre va a matarnos si regresamos sin ti. —
Exclamó Harry, que había estado escuchando todo,
aproximándose.
—Si, Sky, tienes que—
—No, no tengo que volver, no me necesitan ahí.
Sere más útil aquí en Cinis, saben que puedo
defenderme. —dijo en voz alta. Allenya cerró los
ojos durante escazos segundos por la exasperación.
—Defenderte aquí no es lo mismo que defenderte
en Dragoscale, Skyler ¡Sube a tu dragón y vuela con

412
nosotros a casa! Anne va a matarme, mi hermano va
a matarme si sabe que te deje aquí…
— ¡Yo lo estoy eligiendo!
—En realidad… creó que tiene razon. — dijo
Hary con la voz grave, el ceño fruncido, Allenya lo
miro extrañada. —Tu dragón salvó a esta gente,
gracias a ello muchos lograron escapar de Gelida, —
razonó el principe. —si vuelven a atacar y no hay
alguien que pueda defenderlos…
—Necesitarán a Dravho. —repitió Skyler.
Allenya miró a su sobrina con ojos calculadores
durante unos eternos segundos que parecieron durar
minutos, pero que al final los ojos verdes de la tía de
aquellos muchachos se cerarron antes de que
suspirara y finalmente ella terminara asintiendo.
—De acuerdo…, quédate. Pero, si algo te pasa…
¡el más mínimo rasguño, Skyler…!
—Me las veré contigo.
Allenya suspiró.
—Así será —suspiró abrazando
desprevenidamente a su sobrina, quién pareció
aliviarse de que lo hiciera. –Nos veremos muy

413
pronto niña, ¿me has oído? pronto, y sigue todas las
órdenes que Edward te de.
—Lo haré, tía.
—Claro.
—Estaré bien… —intentó calmarla.
—Tienes que estarlo.
—Zhabore [Cuidate] —la señaló Harry mientras
se alejaba, apuntándola con un dedo; su prima lo
miró con los parapados caídos.
undefined—ke mon paret [si mi príncipe] —dijo
de forma sarcástica.
—Ly a skachere, Skyler (Lo digo en serio, Skyler)
—amenazó el principe antes de girarse en torno a
Reikon, que bajó la cabeza para que él y Louis
pudieran subir.
(…)
Asi tres dragones estuvieron en el cielo de nuevo,
Harry a la cabeza, seguido por Allenya y Niall a sus
costados, de vuelta a Dragonscale, con un Louis
pensativo, ansioso de saber de una vez por todas que
era lo que estaba ocurriendo en Poniente.

414
///

415
➳ 17: Los otros. ➳


Cuando aterrizaron en Dragonscale, el frío había
aumentado drásticamente desde la última vez que
habían estado ahí. Como… frío, realmente estaba
helando en el sur. Louis lo sintió en cuanto tocó la
piedra de la explanada de dragones con sus botas,
mirando hacia la ciudad, con sus antorchas
encendidas, viviendo en una paz que no duraría por
mucho; una vez que las tropas de Gélida llegaran
hasta Dragonscale… comenzaría el caos.
Los reyes del sur los recibieron en la entrada del
Krestum acompañados de su guardia; Nadine estaba
cubierta en lágrimas cuando corrió hasta los brazos
de sus padres tan pronto pisaron el suelo. Louis se
quedó de pie junto a Harry hasta que Daeron los
visualizó. Kargem abrazó a su hermana y escuchó
las explicaciones del por qué de la ausencia de
Skyler. Anne pareció ponerse blanca de la
preocupación, pero supieron que no tenían tiempo
para alargar ese argumento. Liam estaba callado
junto a su padre y Niall lo miraba con extrañeza.

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Ignorando completamente la existencia del dolor que
debería estar sintiendo en esos momentos.
Louis miró en todas direcciones en silencio, hasta
que finalmente, Jacob y Daeron estuvieron cara a
cara.
No alcanzó a escuchar sus palabras, pero una
sonrisa sincera por parte de ambos, más un rápido
abrazo, le calmó una de sus tantas preocupaciones.
Hasta que los ojos de aquellos hombres, repararon
en él.
El rey del norte y el rey del sur miraban a sus
herederos a través de la explanada. Era hora de
hablar.
(…)
Louis nunca había estado en el salón de estrategia
del Krestum, pero lo había imaginado. Con una
decoración tan parecida a la del resto del castillo,
con columnas de marfil y suelos tan brillantes que
reflejaban las luces de las antorchas. La estancia era
enorme, de techos altos y grandes ventanas. Era…
frío, con un eco que resonaba por todo el lugar si
solo respirabas.
Había una mesa de madera de abedul amplía, que
estaba hecha en la misma forma que todo el

417
continente de Goré, mostrando todos los puntos de
la nación regida bajo las leyes de Daeron. Había
muchas sillas, talladas con el escudo de los Akgon.
El dragón lanzando fuego en plena batalla.
Y Louis nunca había estado en una reunión de
ese tipo, nunca había participado en una de las juntas
de su padre con el consejo para la guerra. Sus
conocimientos de estrategia y ataque eran casi nulos.
Pero ahora, todo eso parecía ser lo último que
importaba, pues estaba sentado junto a su padre, casi
a la cabeza, a la izquierda de Harry; quién seguía
con el mismo ceño fruncido que había establecido
desde que montaron a Reikon en Cinis, pensativo,
serio, como nunca antes Louis lo había visto.
En realidad, eso lo ponía más de los nervios.
Que Harry estuviera tenso, como su padre y
básicamente todos presentes en la sala estuvieran
tensos, lo ponía a él… tenso.
Sentía el aire pesado en el lugar, y aunque al
parecer solo la mitad presentes eran alfas -Jacob,
Liam y su padre-, era como si de pronto, Harry,
Daeron y Niall pudieran secretar más hormonas y
aumentar la ansiedad en la habitación. Era mucho
para su omega interno, que estaba rasguñandole las
paredes de su interior, pidiendo por ayuda,

418
queriendo escapar y resguardarse en donde nadie
pudiera encontrarlo.
Era por ellos que ni su madre, ni Nadine estaban
presentes. En realidad, Gemma y Anne tampoco
estaban ahí. La única mujer que estaba presente era
Allenya, quién parecía dura como la roca y tenía el
gesto más intimidante que Louis jamas vio en una
mujer antes, ni siquiera en Skyler.
Aún así, Louis tenía que quedarse justo en donde
estaba, porque era su deber. Y tenía que saber que
demonios estaba pasando de una vez por todas.
— ¿Alguien va a hablar o…? —inquirió Harry de
repente, exclamando en voz alta y cortando el
silencio de un solo golpe. Los ojos de todos
estuvieron sobre él inmediatamente y Louis, que
tenía su vista en la mesa tallada, sintió como el pie
de Harry se apegaba al suyo.
—Necesitamos saber a qué nos estamos
enfrentando —corroboró Niall, quién se sentaba a la
derecha de su primo, alzando la cabeza en dirección
a Jacob, luego pasando la vista a Kargem, que tenía
el puño apretado contra la mandíbula, como si
estuviera pensando en trescientas cosas a la vez.
Louis sabía que probablemente así era.

419
Los ojos verdes de Daeron, se apagaron en
cuanto miró a su hermana.
—Allenya —llamó, dándole la indicación para
hablar. Los ojos de todos se giraron en torno a la
princesa.
Ella suspiró y miró a los más jóvenes. Liam,
Louis, Harry y Niall, esperando con ansias la pronta
liberación de toda aquella información que tanto se
habían esmerado los reyes en ocultar para ellos.
Seguro era por su bien, absolutamente, cuidando a
sus hijos, resguardándolos de la realidad. Pero lo
cierto es que ya no había ningún sitio seguro si esto
seguía avanzando.
— ¿Alguna vez oyeron hablar sobre los hijos del
bosque? —preguntó la princesa con detenimiento,
cerciorándose de que cada uno hubiera entendido
bien las palabras que profesó. Niall fue el primero
que frunció el ceño en completa ignorancia, luego
Liam miró a su padre con la misma expresión. Louis
comenzó a buscar aquel término dentro de los
recovecos de su cabeza, pero no parecía encontrar
ningún registro.
Harry era el único que no lucía como ellos.
—…Yo si.

420
Daeron y Louis lo voltearon a ver realmente muy
extrañados, pues en su concepción, el príncipe
Akgon no era precisamente alguien letrado. Incluso
Harry lucía incómodo por sus propias palabras, así
que obtuvo la completa atención de su tía Allenya de
un momento a otro.
— ¿Qué es eso? —preguntó Louis sin poder
frenar a su curiosidad.
—Es… ¿una leyenda? No lo sé… —Harry miró a
su tía en busca de ayuda, nervioso.
—No es una leyenda, es un hecho. —contestó
Allenya.
—Bueno… mi abuelo me contaba esa historia
para dormir —, se excusó el príncipe. Allenya y
Daeron suavizaron su rostro al oír sobre su padre.
— ¿Una historia sobre qué? —preguntó Niall.
—Es, oh vamos los hijos del bosque, ¿nadie oyó
hablar de ellos, no? Bueno…, eran… una especie de
criaturas. Ellos… habitaron Goré mucho antes que
los primeros hombres. —explicó el rizado.
— ¿Qué tipo de criaturas?
—Eran, no lo sé… eran como hadas.

421
—No eran hadas… —aclaró Allenya con los ojos
entrecerrados.
—Bueno, eran pequeños, y vivían en la
naturaleza, veneraban a los antiguos dioses y…
tallaban caras en los árboles.
— ¿Y esas criaturas qué tienen que ver con lo
qué pasó en Gélida? Los árboles tallados son
vestigios de hace miles de años… —comentó Lord
Rodrick, luciendo exasperado y molesto, pues no
creía que esa era la explicación de la muerte de su
familia.
—Tienen que ver en todo, Lord Payne, —aclaró
Allenya, mirando al alfa durante unos segundos
antes de regresar su vista hacia su sobrino. — ¿Qué
más te contó mi padre?
Harry se giró a ver a Daeron, luego a Louis y
finalmente habló:
—Bueno…, ahm, muchos de ellos eran muy
sabios, como que…, algunos de ellos tenían
poderes…, podían ver y escuchar consejos de los
árboles tallados… —dijo tomándose su tiempo para
recordar lo que Reigon Akgon solía relatarle en la
punta de su cama, en espera de que un pequeño
Harry de siete años conciliara el sueño. —Uno de

422
ellos, logró predecir algo, como… el futuro. Ellos
vieron venir a los primeros hombres a Goré y de los
demás males que asaltarían sus tierras.
—Exacto —asintió Allenya. —Luego llegaron
los primeros hombres, entre ellos los Akgon,
quiénes pelearon con los hijos del bosque durante
siglos por la tierras de Goré. —dijo en un tono bajo
pero perfectamente audible en toda la sala. —Los
hombres eran más fuertes, más altos y tenían armas
de metal, la victoria estaba segura para ellos, aunque
los hijos del bosque eran tercos y solo buscaban la
paz. —dijo, apoyando ambas manos en la mesa, un
mechón de cabello blanco se soltó sobre su frente;
miraba el mapa tallado mientras seguía con la
historia. —Así que llegaron a un acuerdo, los
hombres ya no talarían sus árboles sagrados y los
dejarían vivir en paz, mientras hacían sus vidas lejos
de los bosques.
— ¿Eso hace cuánto fue? —preguntó Louis, aún
o un poco más confundido que al inicio.
—Hace más de diez mil años, —Respondió
Daeron, hablando por fin, después de varios minutos
en silencio.
— ¿¡Diez mil años!? ¿Cómo esto tiene relación
con…? —comenzó Niall, pero su madre lo calló con

423
una sola mirada.
—Espera, —le soltó. —Harry, ¿Qué más te contó
mi padre? ¿Te habló sobre la larga noche?
Harry asintió con lentitud.
— ¿Qué es eso? —preguntó Jacob, como si eso le
trajera recuerdos sobre otra historia, Louis los miró
interesando.
—Fue una era que duró muchos años, la gente
nacía y moría en un eterno invierno, todo el
continente se mantuvo helado por años… era
como… Gélida.
—Cuando las tierras de Gélida seguían unidas a
Goré, antes de que se separan por el deshielo. —
Explicó Daeron. Louis alzó las cejas, porque él
desconocía que antes, todo poniente era parte de un
solo continente. —En en ese entonces nadie habitaba
el norte, era demasiado duro para los hombres
soportar las bajas temperaturas, por eso se
mantenían lo más al sur que podían. No existían ni
alfas ni omegas, todos eran iguales.
—Y luego ocurrió la Batalla por el amanecer,
que dio fin al eterno invierno, en dónde los hijos del
bosque se unieron a los primeros hombres para
derrocar a Los Otros. —Exclamó Allenya,

424
alejándose de la mesa, fijando por fin los cimientos
de todo lo que actualmente sucedía en Poniente.
—… ¿ “os otros”? —Louis sintió un escalofrío
recorrerle toda la columna, la mano de Harry
encontró la suya bajo la mesa. Tan solo la forma de
pronunciar esas dos palabras juntas le dejaba el
presentimiento de que esa noche duraría para
siempre. De qué algo muy malo estaba al borde de
emerger de lo más profundo del mundo. Sus dedos
se entrelazaron contra los de Harry cuando Allenya
lo miró directamente.
—Criaturas de la noche… —exclamó Harry,
recordándolo, comenzado a asentir. Uniendo las
piezas del rompecabezas. —Eran… seres que venían
de lo más lejano de las tierras del norte, ellos…,
llevaban consigo el frío y la oscuridad… la… la
muerte.
— ¿Cómo eran? —preguntó Liam, mirando a
Harry; por primera vez se dirigía al príncipe de
manera directa. Louis encontró sus ojos bañados en
dolor, cristalizados por las lágrimas retenidas.
—Eran criaturas altas, de piel blanca y de ojos
azules muy brillantes —describió Allenya. —Su
objetivo era terminar con cada rastro de luz y

425
calor… querían acabar con toda la vida que
encontraran.
—Cabalgaban… arañas gigantes, caballos
muertos… —aportó Harry, mirando a Allenya con
cada vez más miedo en sus ojos, mucha más
impaciencia tintando el tono de su voz. —
Resucitaban a los muertos para hacerlos parte de su
ejército.
Allenya asintió.
—Entonces… ¿cómo fue que los vencieron? —
preguntó Niall. —No, esperen… tengo una mejor
¿Por qué nadie sabe sobre esto? No recuerdo que
esto lo enseñaran o algo así…
—Los libros e historiadores tratan de evadirlo
todo el tiempo. —Asintió Jacob que, al parecer,
estaba al tanto de todo eso. Louis lo notó. —No es
algo que mucha gente sepa.
— ¿Y por qué? —Preguntó Louis. —Es la
historia del continente, es… una parte
fundamental… ¿Por qué nadie sabe sobre esto?
—Por qué, —comenzó Allenya, —un hijo del
bosque vio a través de una visión la batalla por el
amanecer, supo que Los Otros iban a atacar y por
eso ellos y los primeros hombres estuvieron listos

426
para la guerra. Lograron vencer…, —Dijo con
profundidad. —Pero…, eso no es todo lo que vieron.
— ¿A que te refieres con eso? —preguntó Harry,
tensándose.
—Ellos sabían…, que este… cataclismo…
vendría de nuevo. No en cien años, ni en mil… pero
vendría, y ellos no estarían ahí para advertirles.
— ¿A quienes? —preguntó Liam.
—A nosotros.
Harry cayó en cuenta, soltando la mano de Louis,
expulsando todo el aire de sus pulmones, sintiendo
su pecho punzar de ansiedad. Louis lo comprendió
también: Los Otros habían vuelto…, desde el norte,
en Gélida. Y su lucha ahora… era contra los vivos.
No importaba si eran alfas, omegas… si eran
sureños o no… todos los que tenían un corazón
latiente eran las víctimas. Eran ellos y venían con el
invierno eterno, con la oscuridad que amenazaba con
cubrir todo el mundo que conocían como un manto.
Llevarse cada rastro de luz…, de vida.
—Pero… —Louis comenzó, —si nadie lo
escribió, si nadie… avisó que esto pasaría ¿Cómo es
qué lo sabe? —dijo dirigiéndose a Allenya.

427
Los ojos de la princesa brillaron de repente.
Daeron se aclaró la garganta.
—Allenya tuvo… una visión. Hace varios años.
Louis volteó a ver a su padre con un ceño
fruncido. Jacob asintió débilmente.
— ¿Una visión? —preguntó el príncipe omega,
girándose hasta la princesa. — ¿Qué tipo de visión?
—Una profecía. —Aclaró la mujer.
Louis la miró durante unos segundos, imágenes
de una pesadilla que fue recurrente para él hasta
hacía tan solo unos días, comenzaron a reproducirse
en su cabeza.
Él cayendo de un dragón. Las llamas
consumiéndolo. Ojos verdes brillando en la
oscuridad. El miedo que se apoderaba de su cuerpo.
—… Una ¿profecía? —soltó Lord Payne padre,
un poco incrédulo. —Discúlpeme princesa, rey
Daeron, pero… ¿nos estamos fiando de una visión?
El gesto de Kargem se endureció. Jacob se giró
hasta su amigo.
—Se ha cumplido, Rodrick…

428
— ¿Qué? —dijo este extrañado.
—La profecía de mi hermana, Lord Payne, —dijo
Daeron, su voz grave resonando por toda la sala. —
Se ha cumplido en varios aspectos. Ella… predijo la
muerte de mi padre.
—Pero—
—Dijo la exacta manera en la que Reigon Akgon
murió. —Soltó con fuerza, irguiéndose sobre su
silla, apretando los puños. —Mi hermana, predijo la
llegada de mis hijos, el número, el día, como
lucirían… —dijo de una forma tan tranquila que era
alarmante.
—Predijo que yo sería rey del norte…, soltó
Jacob.
Rodrick Payne miró escandalizado a su amigo.
—Y sobre todo… —continuó Kargem. —Predijo
está Guerra.
Lord Payne se tornó rojo de una furia sin sentido
que se apoderó de sus facultades.
—Bueno… ¡Y sí predijo esta guerra, —alzó la
voz, poniéndose de pie. — ¿Por qué no nos avisó a
tiempo?! —gritó. ¿¡Por qué llegó tan tarde?!

429
Rodrick señaló a Allenya con un dedo acusador,
no tenía intención de dañarla, pues sus ojos pronto
estaban expulsando lágrimas de impotencia. La
fuerza en sus muñeca comenzó a abandonar su
cuerpo en cuanto el llanto lo asaltó de una forma
desprevenida, Liam se levantó, al igual que Daeron
y Jacob para sostener a su padre, que tuvo que
apoyarse de su hijo para no caer.
—No sabía a ciencia cierta cuando iban a atacar
—, intentó aclarar la princesa con delicadeza, aún
así, lucía atormentada por las palabras del Lord,
recordando que ese alfa acababa de perder a su
omega.
—Mi familia… —soltó Rodrick mientras cerraba
los ojos y soltaba más lágrimas que descendían
rápidamente por sus mejillas.
Louis estaba inmovilizado en su silla, abrumado,
lleno de ansiedad. La enorme cantidad de feromonas
en el aire lo habían mantenido a raya, asustado y a
dolorido por una pena que no cargaba en su alma,
pero que se sentía personal con toda esa esencia
volando por la sala de estrategia.
—Liam, saca a tu padre de aquí, llévatelo —pidió
Jacob al muchacho que prontamente iba a
contagiarse de la tristeza de su padre.

430
—Prakhané [Guardias], —llamó Daeron. —
Prinakhi au le lords on me komust, numeryah.
[Acompañen a los lores a una habitación, ahora.]
Los dos guardias gemelos que Louis reconoció de
su primer día en el sur, acataron la orden de su rey.
—Dake Kargem. —Estuvieron de acuerdo los
gemelos, escoltando entonces a ambos lores de la
casa Payne fuera de la sala de estrategia, dejando a
Jacob y Daeron de pie. A Niall y a Harry un poco
anonadados sobre sus asientos, y un Louis bastante
afectado por toda la información que acaba de
obtener.
Un nudo se estableció en el fondo de su garganta,
y sintió como su pecho se estrujaba. Kargem suspiró
y miró a Jacob con una mirada de complicidad.
— ¿Cómo vamos a ganar esta guerra, Kargem?
—preguntó Niall recién cayendo en la cuenta de que
no podías simplemente… matar a los muertos.
El hombre de cabello blanco miró a su sobrino
con toda la preocupación en sus ojos desbordándose
por todo su rostro. Jacob ya no tenía mucho que
perder, después de ver cómo habían dejado Gélida,
lo único que debería luchar sería por recuperar las
ruinas de su reino. Pero Daeron… tenía un

431
continente tres veces más grande que el norte,
sobrepoblado con miles y miles de familias que
correrían peligro si este… ejército cruzaba el mar
estrecho entre Gélida y Cinis; tenía que prepararse,
pelear una guerra más, mandar a sus propios
allegados a una lucha con la muerte. Y Louis sentía
el peso de su corazón incluso cuando poco conocía
al rey. Pero entendía.
Entendía lo que su padre debería estar pensando
en esos segundos… ¿Como recuperarían el norte?
¿Como le haría para devolverle su hogar a todos los
alfas y omegas que habían huido?
Tendría que haber una forma, los Akgon tenían
dragones, podían comandarlos, podían ayudarlos a
ganar. Los soldados del norte eran buenos, podrían
recuperar la vida y la luz arrebatada por esas
criaturas… los otros.
Tenía que haber una forma.
—No sabemos aún cómo vamos a ganarla, hijo
—contestó Allenya, cepillando con sus dedos el fino
cabello rubio de Niall. Este alzó la cabeza para ver a
su madre con una expresión de preocupación. —
Pero lo haremos, te lo puedo garantizar.

432
Louis sintió como la mano de Harry volvía a
buscar la suya bajo la mesa.
—Encontraremos la forma, —dijo Kargem
asintiendo. Jacob asintió pocos segundos después,
rascándose la barba de forma pensativa.
—Lidetri…, Dayashke do le krovath [Niños,
váyanse a la cama] —suspiró Allenya, volviendo a
sentarse a la gran mesa. Tomando una de las
figurillas de arcilla que simbolizaban cargamentos
de comida en el mapa. Louis la miró con
detenimiento; necesitaba hablar con ella…, tal vez
podría ayudarle a descifrar su sueño. Necesitaba su
consejo.
—Príncipe Louis, —llamó Kargem de la nada,
mientras Niall y Harry se ponían de pie. El omega,
que aún parecía encerrado en el shock de minutos
anteriores, logró girarse en torno a Daeron. —Vaya a
descansar, tuvo un largo día. —razonó. —Una mente
brillante como usted, necesita descansar.
—Yo… —intentó decir el príncipe del norte, pero
no encontraba las palabras correctas. Tal vez de
verdad estaba muy gestionado por todos los sucesos
que habían pasado aquel día.

433
—Dayash mon Paret [Vamos mi principe] —dijo
Harry en voz alta, teniéndole una mano a Louis para
ayudarlo a ponerse de pie.
Todos en la habitación contemplaron como Louis
se tensaba, pues Harry estaba mostrándole una
cálida sonrisa y ojos brillantes, pero claro que su
omega interno no puedo resistirse por mucho a la
oferta de Harry -aunque este no fuera un alfa, Louis
sentía la necesidad de complacerle-. Así que le tomó
de la mano para ponerse de pie, aún bajo la atenta
mirada de los reyes y la princesa Allenya.
Louis se despidió de su padre con un ’buenas
noches’ que sonó tan bajito que probablemente ni
siquiera lo escuchó.
Así Louis, Harry y Niall salieron hasta los
pasillos del Krestum.
///

434
➳ 18: Confianza. ➳

— ¿A dónde vas? —preguntó Harry en la punta


de las escaleras, donde él y Louis aún seguían
tomados de las manos, pues mantenían la dirección
hasta las alcobas, Niall por otro lado, parecía tener
otras intenciones, girando al lado opuesto del
camino de los príncipes.
—Al baño. —dijo Lord Horan tratando de sonar
como si fuera lo más normal del mundo -Qué lo
era-, pero usando una voz demasiado diferente a la
suya, muy rápida y con un acento raro. Lo que lo
delató de estar mintiendo.
—Los baños están acá. —dijo Harry con los
párpados caídos, mirando a su primo con poca
impresión.
—Si bueno, yo…
—Vas con Nadine. —soltó Louis de repente,
intuyendo la verdad.
— ¿Qué? ¡No! —saltó el rubio de repente,
comenzando a ponerse cada vez más nervioso.

435
—Louis es muy inteligente ¿te lo he dicho? No
puedes mentirle. —dijo Harry un poco sonrínte,
haciendo que Louis se apegara más a él.
—Bueno, pues…
—Vi como le obsequiabas ese collar… —dijo
Louis, con los ojos entrecerrados. —He visto como
la miras… —dijo el príncipe metiéndole presión,
dándose el lujo de causar una pequeña broma. Se lo
merecía después de el día que había tenido.
Niall palideció, pero de alguna manera
inexplicable, sus mejillas se tornaron de un rojo muy
profundo.
—No bueno, yo la miro por qué… por qué…—
—Si, Niall ¿Por qué la miras? —preguntó Harry.
—Bueno, porque Nads, digo— la princesa
Nadine— ella es…
— ¿Qué es, Niall?
Tanto Louis como Harry se iban acercando cada
vez más al rubio, presionándolo.
—Bonita, bueno… muy bonita, bueno, cómo no
si… es una princesa, ella…—

436
— ¿Te gusta, Niall? —le preguntó Harry,
recordando aquella vez, hacía unos días, cuando
Lord Horan le preguntó si le gustaba Louis. De
alguna manera, eso se sintió como en otra vida.
Niall se puso morado, como si fuera un camaleón
con la capacidad de cambiar de color tan fácilmente.
Estaba verdaderamente nervioso y extrañado, eso
fue la gota que derramó el vaso para Louis. No
podía hacerle eso a Niall, simplemente no. Era
demasiado adorable como para hacerle sufrir. Así
que solo comenzó a reírse, refugiándose contra el
pecho de Harry de manera instintiva.
Harry pronto dejo de lado su papel para abrazar
de vuelta a Louis con una plena sonrisa partiéndose
en su rostro mientras los dos se reían de Lord Horan.
El gesto fue tan lindo que hizo a Niall extrañarse
aún más.
— ¡¡Pero si ustedes…!! —los señaló, mientras
Harry y Louis seguían riéndose como dos tontos,
abrazados por uno de los grandes pasillos del
Krestum. Niall abrió la boca cuando entendió que se
trataba de una broma, y también cuando cayó en
cuenta de que ahora su primo si que tenía algo con el
príncipe del norte.

437
—Niall —
—No… pero ¡USTEDES! —saltó el rubio. —…
¿Cómo? ¿Qué no tú lo odiabas? —preguntó a Louis.
— ¿y que tú no… estabas molesto por la llegada del
norte a Dragonscale?
Preguntó con el ceño fruncido, tan confundido
que eso solo causó más risa en Louis.-Y que bien se
sentía reír después de un día así-.
—Las cosas cambian, primo, —dijo Harry a
mitad de un suspiro mientras que Louis alzaba su
cabeza para mirar a Harry desde la base de su cuello.
Una sonrisa tonta se posó en los labios de aquellos
jóvenes.
—Ah si… vaya que si, —asintió Niall mientras
se cruzaba de brazos. —Ah si que… Acerté ¿eh?
Harry lo volteó a ver.
— ¿Acertaste en qué? —preguntó el príncipe.
—Te gusta… —dijo con un tono mucho más
grave que su voz normal, haciendo que Louis
frunciera el ceño, pero se riera con ganas.
—Ah, si, claro. —asintió Harry, haciendo que
Niall se sintiera cómo un sabelotodo, festejando por

438
su victoria como un tonto, hasta que su primo siguió
hablando: —Así como a ti te gusta Nadine…
Niall se congeló de nuevo.
—Bueno es que, yo no… solo, pensé que… —el
rubio comenzó a explicarse sin sentido una vez más,
pero Louis solo lo calló.
—Niall, está bien… —le dijo de manera dulce.
Abrazándose más al pecho de Harry. —Mi hermana
siente lo mismo.
Los ojos azules de Niall se agrandaron tanto al
abrirlos, tiró la mandíbula y alzó las cejas que casi
se toparon con la línea de su cabello. Louis se rió
suavemente, con su tórax vibrando contra el cálido
cuerpo de Harry.
—Ella… —comenzó a trabarse nuevamente.
—Agh, solo… ¡ve con ella, por amor a los
dioses! —exclamó su primo antes de retener más al
rubio. Niall parecía aliviado, emocionado y
extremadamente feliz para cuando asintió y corrió
en dirección opuesta.
— Nozshét! [Buenas noches] —gritó Lord Horan
mientras se alejaba por el largo pasillo en dirección
contraria.

439
Louis y Harry se quedaron abrazados a mitad del
corredor.
—A puesto diez monedas a que cae por las
escaleras. —comentó Harry en una voz más baja de
que costumbre.
—Apuesto veinte a que lo hace pero está tan feliz
que no le importa.
—Bueno, puede que tú ganes. —asintió Harry
con una sonrisa mientas sentía -de repente-, como
Louis se soltaba de su cuerpo y comenzaba a
caminar solo.
El príncipe frunció el ceño como un niño al que
le han quitado su peluche preferido.
— ¿Qué haces? —le preguntó Harry.
Louis se dio la vuelta.
—Siguiendo las órdenes de Kargem, me voy a la
cama. —dijo con una suave sonrisa cansada.
—Si bueno, es por aquí —le señaló otro pasillo
de manera transversal que, para nada, era en la
dirección donde se encontraba la recámara de Louis.
—No, allá está tú habitación, la mía está aquí.

440
—Mmm, —razonó Harry. —Puede que este en lo
correcto, su majestad. —dijo cerrando los ojos y
alzando las cejas. —Sin embargo, mi padre tiene
razón, y una mente brillante como usted… tiene que
ser protegida. Mi deber es cuidarle y no puedo hacer
eso si pasa la noche lejos.
Louis se reclinó contra las frías paredes del
Krestum.
—Príncipe, literalmente su habitación está en el
siguiente pasillo. —le contestó de igual forma.
—Bueno, eso es cierto pero… considero que no
debería dormir solo esta noche.
— ¿No?
—Neth mon paret [no, mi príncipe] —Harry negó
con la cabeza.
—Pero, y si alguien nos ve y empiezan a decir
cosas y…
— ¿Qué, nos acusarán?
Louis rodó lo ojos, luchando con todas sus
fuerzas por no sonreír en ese momento.
—Bueno, está bien, me descubriste… —comenzó
Harry acercándose de nuevo al príncipe omega. La

441
luz de las antorchas creaban extrañas sobras en su
bello rostro. — ¿Quieres saber la verdad? Tengo
pesadillas, muy horribles de hecho…
— ¿Enserio? —le preguntó Louis, sin perder
contacto con los ojos de Harry mientras esté se
acercaba cada vez más.
—Si, necesito que alguien me vigile, mientras
duermo, podría morir ¿sabes?
—No te creo… —Louis intentó negar con la
cabeza, pero la cercanía de Harry lo hacía perder el
control de sus facultades. Estaba aprisionándolo
contra el muro de ladrillo.
—Entonces deberías comprobarlo… —dijo Harry
en un susurro. Con los labios peligrosamente cerca
de los de Louis.
—Bueno, no podría dejar que el príncipe muera,
lo necesitaremos en esta guerra por venir… —dijo
Louis con una sonrisa mientras subía sus manos por
el pecho de Harry y se entrelazaban por la nuca del
rizado.
—Entonces no sé qué es lo que espera, mi
príncipe —susurró el mayor contra la mejilla del
más pequeño.

442
Louis lo miró a los ojos, un poco dubitativo, no
sabía si dormir con él sería lo más acertado en esas
condiciones. Pero lo cierto es que tampoco quería
pasar la noche solo…
Louis acercó a Harry y estampó su labios contra
los del rizado, mientras este se agachaba para
seguirle el beso, apegándolos más a la fría pared de
arenisca del castillo, con las manos del más alto
bajando por el tórax del omega, encontrando un
lugar para reposar justo en su cintura, sujetándolo
con fuerza, pero no la suficiente para hacerle daño.
Era un toque que hacía sentir a Louis seguro, pero
no abrumado. Porque también era suave y delicado,
y nunca antes lo habían sujetado de esa manera, con
tanto amor y devoción.
Louis se sentía seguro bajo ese toque.
Louis se sentía en casa cuando estaba con Harry.
Se separaron segundos después con un
chasquido, con Louis completamente sin aire en sus
pulmones y totalmente ido, volando a mil metros
sobre la tierra. Perplejo, pero feliz y seguro de que
esa sensación, probablemente, era la mejor que
había sentido en toda su vida. Harry recargó su
frente contra la suya y suspiró de la misma forma.

443
— ¿Donde habías estado? —le preguntó el rizado
mientras todo lo que ambos podían sentir, era
únicamente a ellos.
—¿A qué… te refieres? —Louis respiró el aroma
del príncipe.
— ¿Dónde habías estado toda esta vida? Tardaste
mucho en llegar —, dijo Harry con un puchero,
subiendo una de sus manos para ponerla bajo el
mentón afilado del príncipe del norte.
—Probablemente en mi castillo, en el norte, ya
sabes…
Harry rió, con esa risa grave y en un tono bajo
que hacía vibrar su pecho. Negó con la cabeza.
—Pensé que el sarcasmo era lo mío.
—Tu lo dijiste ¿no?… soy muy inteligente. —
sonrió el omega antes de ponerse de puntillas y
robarle otro pequeño beso al rizado.
—Si, si, claro. Lo que tú digas ¿nos vamos? —
preguntó apartándose pero tomando la mano de
Louis, jalándolo consigo con suavidad. El omega se
apegó a su costado mientras caminaban.
Louis suspiró.

444
—Ni siquiera sé si pueda dormir.
— ¿Por qué? —preguntó Harry.
—Pues son… demasiadas cosas ¿no lo crees? —
Louis alzó la cabeza para mirarlo. —Habrá una
guerra…, mi padre acaba de volver de una. Una en
donde pensé que él podría morir. No puedo—
—Hey, no. —Harry lo calló. —No puedes seguir
pensando en eso, no ahora. Vas a preocuparte más y
no tiene sentido que pierdas la cabeza ahora. —le
dijo con suavidad. —Son los ejércitos más
poderosos de Poniente ahora, Louis, unirán
fuerzas… tenemos las de ganar.
—Si, Harry pero… ¿Cómo se mata a los
muertos?
Harry no supo responderle a esa pregunta.
—Lo descubriremos, ya verás. —le dijo,
levantado sus manos entrelazadas y dejando un beso
sobre los dedos del omega. —No dejaré que te pase
nada.
(…)
La habitación de Harry era casi igual a la de
Louis, solo que esta, estaba mucho más vacía… y
eso que el príncipe Akgon había vivido toda su vida

445
ahí y Louis acaba de llegar al sur hacía casi dos
meses. Se sentía muy impersonal, en realidad. No
había nada más allá de los muebles sin decoraciones,
probablemente porque a Harry no le gustaban. No
había cuadros, ni cartas, ni libros como en la
habitación de Louis de vuelta en Gélida.
No había señales de que Harry pasara mucho
tiempo ahí, en realidad. Pero algo que Louis si notó
que lo calmó, fue su esencia pegada en cada
centímetro de las sábanas y las almohadas. Y supo
que eso sería suficiente.
Él no tenía ropa ahí, todo su equipaje estaba en su
alcoba, pero dudaba que Harry lo dejaría regresar
por nada del mundo, así que solo se quitó las botas y
la capa que le habían dado en Cinis, así como Harry.
-Solo que el rizado lanzó sus botas sin cuidado y tiró
la capa al suelo. Louis lo miró con los ojos
entrecerrados hasta que el rizado se disculpó y las
levantó-.
Apagaron las velas y se metieron bajo las sábanas
con la ropa puesta; Harry le abrió sus brazos para
que se instalara a dormir sobre su cuerpo, algo a lo
que Louis correspondió de inmediato. El rizado
repetía una y mil veces a Louis que todo saldría
bien, que no tenía por qué tener miedo. Que podría

446
hablar con Liam en la mañana, que lo dejara estar
con su padre en ese momento. Que no dejaría que le
pasara nada. Que su padre y su familia estarían a
salvo al final. Que lograrían vencer.
Y tal vez Harry decía la verdad, tal vez mentía,
pero lo cierto es que ninguno podía predecir el
futuro…
¿Verdad?
Louis se durmió escuchando la suave y ronca voz
de Harry mientras le pasaba los dedos por los
brazos, acunándolo entre su pecho para que el
omega conciliara el sueño.
Hasta que su respiración se hizo acompasada.
(…)
Cuando Louis abrió los ojos… no era de día.
En realidad, estaba anocheciendo.
Pero él no estaba con Harry, o en su cama. De
hecho, Louis no estaba siquiera en el Krestum. Él
estaba de pie, con el viento frío raspándole las
mejillas y su aliento caliente creando vaho, mirando
a las lejanas colinas de hielo de Glaké.
Estaba soñando… otra vez.

447
Yacía de pie sobre la nieve, con el mismo arco y
carcaj lleno de flechas de siempre. Solo que esta
vez, Louis notaba todo más nítido, cada árbol, cada
sendero en suelo, cada nube en el cielo… lucían más
reales. Pero supo que se trataba de la imagen
recurrente en su cabeza, por la forma en el que el
cielo cambiaba, como se aceleraba y se oscurecía a
una velocidad vertiginosa.
Louis esperó durante los escasos segundos en que
la luz se disipaba y la noche oscurecía el norte.
Hasta que unas especies de… luces, comenzaron a
brillar bajo las montañas. Achinó los ojos y se topó
con una y miles de cabezas, comenzando a tomar
forma frente a sus ojos. Miles y miles de ojos azules.
Brillantes de una forma que sólo podía ser
antinatural.
El pánico llenó su pecho porque un ejercito
enorme se alzó frente a él y era tan grande que no le
veía fin.
Sus manos se estiraron para tomar una flecha del
carcaj, la puso sobre la cuerda y tensó el arco.
Tomando aire mientras apuntaba al norte, dejando
soltar la flecha en dirección a los glaciares con el
miedo retenido como el aire dentro de sus pulmones.
La flecha no se clavó en ningún lugar.

448
Pues alguien la sujetaba con su mano, alguien
con la piel blanca, con los ojos brillando de una
manera inquietante. Mirándolo sin emociones,
montado en un caballo.
Louis entonces escuchó el gruñido de un dragón
volando sobre su cabeza, alzando la vista para
seguirle con los ojos, hasta que de pronto ya no
estaba tocando el suelo y la imagen de un ejército
innumerable se deshacía frente a él. Porque ahora,
estaba cayendo, de nuevo, pero esta vez no gritó ni
sintió miedo, porque lo había soñado ya tantas veces
que sabía en que terminaría…
O eso pensaba.
Porque cuando finalmente dejo de caer, volvió a
sumergirse en el calor eterno de unas llamas que
azotaban contra su piel pero que no lo quemaban;
aún así, ardían con fuerza, y comenzaron a hacerle
gritar, con el dolor más profundo que había sentido
en toda su vida. Sentía el sudor caerle a chorros por
cada centímetro de su cuerpo, mientras él gritaba y
gritaba y no parecía deshacerse de ese incontrolable
dolor.
Y luego, miró esos ojos de nuevo.

449
Pero… a pesar de que lucían casi verdes, Louis
descubrió que no eran los de Harry. Pues en esta
versión de su sueño, esos ojos no tenían un color
fijo. Cambiaban y brillaban, pero lo miraban con
algo parecido a la añoranza.
Louis no entendía… ¿de quién eran esos ojos?
¿Por qué él ardía? ¿Por qué caía del dragón?
Lo único que si entendía, era el dolor… el que lo
hacía retorcerse y gritar sin piedad. Quien lo ardía
sin quemarle pero que le causaba un dolor puro y sin
remedio.
Louis gritaba y gritaba pero la pesadilla no
parecía acabar.
Y los ojos seguían mirándole.
(…)
A la mañana siguiente. Louis sintió como un rayo
de sol le pegaba directo en la cara, fue el calor y la
molestia d ella luz, que le trajo de vuelta a la
realidad. Lentamente, abrió sus ojos, tomándose su
tiempo para que las pupilas se aclaran lo suficiente
para comenzar a registrar en dónde estaba, pues el
panorama era distinto al que solía encontrarse cada
mañana.

450
La habitación de Harry.
Él estaba enterrado en algunas sábanas, sintiendo
de repente su piel fría en su rostro por falta de calor.
Estaba helando, seguro la gente del sur se estaría
congelando ahora. Cuando se irguió sobre el
colchón, sobándose un ojo con el dorso de la mano,
sintió que la única calidez sobre esa cama era la
suya.
¿Y Harry? ¿Cuándo se había ido, cuándo se había
marchado?
Louis tenía que volver a su alcoba para cambiarse
de ropa.
— ¿Harry…? —preguntó mientras gateaba al
otro lado de la cama y se deslizaba bajo ella con
delicadeza, alzando la cabeza en torno a los
vestidores, esperando escucharlo ahí. Pero para su
sorpresa, la voz que le contestó venía desde el baño.
Y no era la de Harry.
—Príncipe, buen día —saludó lo que parecía ser
una sirvienta, pequeña y menuda, que llevaba en sus
manos un par de toallas perfectamente dobladas.
Louis se tensó de repente.
—Hola, buen día…

451
—El príncipe Harry salió hace poco, creo que ha
ido a reunirse con Kargem —dijo la chica mientras
dejaba las toallas sobre una superficie y se
aproximaba a una cesta. —El me pidió que le
preparara un baño y le he traído ropa para hoy.
Louis bajó los hombros y se topó con una de sus
túnicas bien dobladas en la cesta. Una túnica de las
que usaba en Gélida, en casa; no se imaginaba el frío
que había de hacer para tener que llevarla en el sur.
—Oh… —susurró. Pensando en mil cosas a la
vez. ¿A qué había tenido que ir Harry? ¿Algo malo
había pasado? ¿las tropas del norte habían tenido
una complicación? ¿Su madre y Nadine estaban
bien?
—Príncipe —le llamó la sirvienta en un tono que
indicaba no ser la primera vez que lo llamaba.
— ¿Si?
—El príncipe Harry también me dijo que todo
estaba en orden. Que no tenía porque preocuparlo y
que lo vería para el almuerzo.
Louis se calmó de repente, suspirando.
—Venga príncipe, el agua se enfriará —le dijo
con dulzura mientras Louis asentía y caminaba en

452
torno al baño.
El cielo se veía gris a través de los ventanales y
lo único que podía pensar, era que los días desde
ahora ya no serían soleados nunca más.
(…)
Era la primera hora del día y Harry andaba en
dirección a la sala de estrategia.
Había dejado a Louis durmiendo sobre su cama,
no había tenido las ganas de despertarle, no después
de la… extraña pesadilla que había tenido durante la
noche.
[Louis se revolcaba contra las sábanas y aunque
no gritaba, lágrimas corrían desde sus ojos,
empapándole el rostro mientras parecía apretar con
mucha fuerza los puños. Harry intentó despertarlo
durante casi diez minutos, entrando en pánico e
impotencia al no lograr hacer nada. Estuvo a punto
de salir en busca de ayuda pero, cuando lo pensó,
Louis solo intentaba aferrarse a su cuerpo; cuando
Harry lo abrazó de vuelta el omega se calmó y
siguió durmiendo con parsimonia.
Había sido solo una pesadilla.

453
Pero eso mantuvo de los nervios a Harry durante
el resto de la noche, así que en cuanto se hizo de
día, se levantó con cuidado de no despertarlo. Se
cambió de ropa y al salir le pidió a las sirvientes
que vigilarán al príncipe mientras Harry se
marchaba.]
Y ahí estaba ahora, frente a las puertas de roble
mientras los guardias los saludaban antes de dejarlo
entrar sin rechistar.
Harry entró con paso decidido a la sala de
estrategia, donde Kargem estaba sentado junto a
Allenya en la mesa del mapa. A la izquierda, Jacob
Tomlinson miraba todas las tierras de Goré con el
cansancio reflejado en cada centímetro de su rostro,
al igual que todos en la sala. Incluso Lord Mikhail
estaba ahí, y advirtió su presencia junto a los demás
presentes, ayudando a planear una guerra de la cual
no sabían si estaban preparados.
—Príncipe Harry, buenos días —Saludó Jacob
con una débil sonrisa mientras las puertas se
cerraban detrás de Harry; ese día llevaba una ligera
armadura de cuero con cuello alto, y un sencillo
pantalón oscuro que se remarcaba en sus piernas, así
como sus botas. El cabello húmedo por el reciente
baño, lo mantenía recogido en un moño, aunque

454
unos cuantos mechones más pequeños se escapaban
de la coleta y caían en pequeños rizos por su cabeza.
— ¿Qué ocurre? —preguntó Kargem antes de
que su hijo pudiera corresponder al saludo del otro
rey, mirando a Harry con preocupación, como si el
hubiera venido a traer malas noticias.
—…No, nada. Yo he venido a… —Harry se
sentía tonto de repente. —he venido a ver si puedo
ayudar… con algo.
Estaba nervioso, tenso, con aquellos comentarios
tan impropios de él; en lo único que podía pensar era
en lo mucho que le preocupaba perder esta guerra. -
Aunque no se lo dijera a Louis. Actuar indiferente al
peligro inminente lo hacía para no ponerlo más
nervioso, para ayudarse a sí mismo a encontrarlo un
poco más llevadero también. Pero lo cierto es que el
príncipe Akgon estaba igual de aterrado que todos-.
Y antes, a Harry no le había preocupado esta
situación. En realidad, seguramente estaría
totalmente convencido de que lograrían ganar,
ahorrándose la práctica en la peleas, confiando que
él, montado en su dragón y su espada de acero
valyrio, iba a ser suficiente para derrotar a un
ejército de muertos. Ahora no, ahora Harry tenía una

455
razón… y esa razón aún estaba dormido entre las
sábanas de su cama.
Daeron Akgon miró a su hijo con los ojos
entrecerrados, que su incrédulo, testarudo, infantil y
desobediente hijo, estuviera a primera hora del día
en la sala de estrategia, dispuesto a ayudar en la
planeación de una guerra, sin llevar su aparatosa
armadura de siempre, sencillo y recién duchado.
Con la convicción en sus ojos.
Esa fue la primera vez que el rey del sur, vio al
siguiente Kargem frente a él.
—Proshté, [acércate] —exclamó Daeron de
forma afirmativa, Harry volvió a respirar,
acercándose a su padre.
(…)
Louis iba escoltado por dos guardias dorados de
camino al comedor. Extrañamente, estaban bajo
órdenes de Harry y eso lo ponía un poco nervioso.
Hacían muchísimo más ruido que la armadura de Ser
Isaak, de hecho, podría admitir que extrañaba el
silencio y hostigamiento de su caballero, que la
abrumadora presencia de esos dos gemelos castaños.
Pero fue a la segunda vuelta antes de llegar al
comedor, que Louis encontró a Harry recargado en

456
la entrada, esperando por él. Sin la túnica de
siempre, el príncipe lucía mucho más mayor, con ese
peto de cuero y los pantalones oscuros, muy
distantes de los colores brillantes de su casa. Louis
se encontró sonriendo de repente, con el pecho
calentándose de solo la imagen de Harry ahí de pie,
sintiendo la sonrisa crecer en su rostro para cuando
él rizado se dio cuenta que se acercaba y se irguió de
donde estaba recargado. Sonriéndole de la misma
manera.
—Hola —saludó suavemente mientras Louis se
acercaba a abrazarlo.
Sentía como si lo hubiera extrañado por semanas.
—Hola —contestó el omega, con la boca pegada
al pecho de Harry.
— ¿Cómo dormiste? —preguntó Harry sin
romper el abrazo.
—Tuve una pesadilla.
—Si… —asintió el más alto. Louis se alejó unos
centímetros para alzar su cabeza y mirarle. —Lo sé.
— ¿Te golpeé?
—No, pero… estabas como loco, tuve miedo ¿en
qué soñaste?

457
Louis alzó la cejas pero cerró su boca. ¿Le
contaría a Harry? En realidad, no le había contado a
nadie sobre su… sueño. Pero sabía que tampoco
podría quedarse dentro de él por mucho tiempo.
—Te contaré, —dijo, pero recordó que tenían que
llegar al almuerzo y que prefería hacerlo sin nadie
cerca. —más tarde.
Harry lo miró con curiosidad, pero asintió;
levantó una mano, y con un toque suave, tomó el
mentón de Louis para dejarle un tierno beso. Louis
suspiró cuando el mayor se alejó.
—Vamos, me muero de hambre.
(…)
Louis caminó por los senderos del jardín durante
varios minutos hasta que logró dar con él.
Estaba sentado sobre una de las tantas fuentes,
con las piernas doblabas y pegadas al pecho,
mientras parecía estar lanzando pequeñas rocas al
interior del pozo, con la mirada perdida y las
mejillas rojas por el frío.
Liam parecía estar evitando todo tipo de contacto
con las personas.

458
Luego de haber faltado al almuerzo y a la reunión
en la sala de estrategia esa misma mañana en
compañía de toda la corte. Incluso Niall preguntó
por él con Louis y este se impresionó de no saber su
paradero. Rodrick, su padre, también había perdido
el rastro de su hijo esa misma mañana. Pero Louis
sabía que estaba cerca. Aún podía sentirlo, y lo
conocía mejor que nadie.
Liam había sido su compañero desde que inició
su vida.
Louis extrañaba tenerlo cerca.
—Hey. —saludó cuando finalmente estuvo cerca.
Una nube de vaho salió por sus labios cuando habló.
La temperatura descendía más a cada día en el sur.
El invierno estaba cerca. Pero Liam parecía más frío
que nada a su alrededor. Louis sabía que tenía
motivos. —Mis padres dicen que debo darte tu
espacio, pero-, llámame egoísta pero no quiero.
Sintió a Liam tensarse. Había dejado de lanzar
rocas al agua, pero aún no se giraba para verlo.
—Siento que debo estar aquí ¿sabes? Bueno,
yo…— Solo quería… —Louis suspiró. —decirte
que lo siento. Por todo. Por lo que hice, por cómo te
mentí…, pero sobre todo, por lo de tu madre.

459
Y una ola de viento removió los arbustos y la
flores que comenzaban a marchitarse; unas hojas
volaron por el viento y cayeron sobre el agua de la
Fuente. Liam no dijo nada.
—Yo…, solo quería que lo supieras. —dijo Louis
con un nudo en la garganta. —Si quieres que me
vaya, lo entenderé y—
—No. —soltó de golpe. Con la voz rota, un poco
aguda.
Louis se sintió debilitarse, Liam comenzaba a
afligirlo con su olor.
— ¿No quieres que me vaya?
El alfa negó con la cabeza, aún estando de
espaldas. Louis respiró de nuevo.
—Quédate. —pidió Liam, bajando las piernas y
girándose en torno a Louis; el omega descubrió que
el rostro de su mejor amigo estaba completamente
deshecho en tristeza, con la nariz roja y los ojos
llorosos. Louis sintió su corazón oprimirse en su
pecho. No aguantó más y corrió en su dirección para
saltar a sus brazos.
Liam lo abrazó con fuerza, soltándose a llorar.
(…)

460
Cuando eran niños, Liam y Louis fueron a patinar
a las afueras de Yahekor.
Para ese entonces, Louis habría tenido doce y
Liam los trece recién cumplidos. Ollie y Nix ya eran
lo bastante grandes como para llevarlos en su lomo,
y como habían creado como su costumbre, ellos
escapaban del castillo para jugar en los exteriores.
Estaba de más decir que patinar estaba prohibido
por Isabella Tomlinson, pues de caer, ellos podrían
enfermarse severamente. Pero claro que cuando uno
es niño, suele ignorar todas esas normas; Y ahí
estaban ellos, llegando al lago congelado sobre sus
lobos y los patines que habían mandado a hacer de
contrabando con el herrero.
Dejaron sus botas en la superficie, junto a sus
lobos, y se cambiaron a los patines filosos mientras
se apoyaban de un viejo tronco para llegar a la
superficie de hielo.
Louis y Liam pronto comenzaron a patinar, entre
risas y bromas, haciendo giros e intentando hacer
trucos que terminaban con ambos cayendo de
sopetón sobre el duro hielo. Louis era mucho más
ágil, podía deslizarse con mucha más soltura sobre
el hielo, en cambio, Liam era mucho más recto y
parecía no tener la gracia que poseía el menor.

461
Aún así, se divertían.
Eran dos niños que se lanzaban bolas de nieve
para provocar la caída del otro. Se reían de bromas
sin sentido y bailaban como si fueran expertos. A
veces competían en carreras y luego se inventaban
muchos juegos. Eso era mucho antes de que Louis
asumiera su rol como un hijo de un Lord respetable,
muchísimo antes de que Louis fuera un príncipe. En
la era en que Liam le contaba chistes malos, pero
que Louis aun se reía para no hacerlo sentir mal; la
era en donde Liam escuchaba de todas las historias
que Louis encontraba en los libros de la biblioteca;
una era en donde Liam aún tenía que ponerse de
puntillas para mirar sobre el muro de piedra de los
Tomlinson para cerciorarse de que no hubiera nadie
antes de cruzar y pasar la noche en la alcoba de
Louis, donde leerían historias de dragones con la luz
de una única vela.
Una era en donde Louis aún no era omega y
donde Liam aún no era alfa. Y donde ellos eran
inseparables.
Liam siempre había estado ahí, incluso cuando
Louis era castigado pro sus travesuras al escapar del
castillo de su familia.

462
Liam había sido su amigo, el mejor de todos, su
compañero y sobre todo… su hermano.
Estuvo ahí el día que finalmente el hielo del lago
se rompió y Louis cayó dentro del agua helada. Y lo
saco, sin importar que ninguno de los dos supiera
nadar, Liam se arriesgó. Y entro a salvarlo. Lo
montó en el lomo de Nix y lo arrastró hasta la
chimenea del castillo Payne; incluso ahí estuvo su
madre, que corrió a hacerles un chocolate caliente y
a mandar a sus sirvientes a traerles ropa seca y
mantas.
Ahí estuvieron sus hermanas, cepillándoles su
cabello, prometiendo guardar el secreto de que
habían ido al lugar prohibido por la madre de Louis.
Y ahora, que ellas ya no estaban… ni estarían
nunca, Louis estaría ahí junto a Liam. Porque ese era
su deber. Y era, lo mínimo que podría hacer por la
hermosa casualidad de haberlo tenido como amigo
en esa vida.
No hubo necesidad de decir nada o tratar de
rellenar el vacío, pues los silencios nunca eran
incómodos entre ellos dos.
Así Liam se vacío y encontró lo más parecido a la
calma después de un largo rato. Mientras Louis se

463
recostaba sobre su hombro, y miraba al agua de la
fuente moverse con parsimonia mientras el viento
seguía corriendo. Pero ellos sabían aguantar bien el
frío. El cielo se fue tornando oscuro mientras ellos
seguían ahí, las luces de la antorchas sobre los
pasillos del Krestum encendiéndose de a poco,
conforme la noche de expandía sobre sus cielos.
—Bien, caballero del norte, será mejor que nos
vayamos —dijo Louis mirando a un cielo estrellado,
señal de que probablemente alguien ya había
advertido su ausencia.
—No, espera, aún no. —dijo Liam, aclarándose
la voz, mirando a Louis de forma añorante.
— ¿Qué ocurre?
Liam suspiró. Parecía dubitativo, no sabía si
hacer la pregunta que lo atormentaba o no. Louis lo
notó.
— ¿Si?
El aludido bajó la vista por unos segundos y
luego intentó de nuevo, regresando sus ojos de
vuelta a su príncipe.
— ¿Harry y tú…? —comenzó, frunciendo el
ceño, tratando de ser fuerte, pero trabándose al

464
intentar seguir.
—Liam…
—No, yo… quiero saberlo. —dijo cerrando los
ojos. —Necesito saberlo, tengo que oírlo de ti.
Louis se puso nervioso.
Sabía que Liam lo quería… de esa forma. Sabía
que no importara lo que dijera, rompería su corazón;
sabría si mentía o no, y sentía que ya le había hecho
el daño suficiente por esa vida al no poder
corresponderle de la forma en que quería.
—Yo—
— ¿Tú y él… se han…?
Louis se puso completamente rojo de repente
porque sabía que seguía en esa pregunta.
— ¡No! —saltó, apartándose unos centímetros de
forma indignada. —No… no, no, no…
Liam pareció relajarse a sobremanera.
—No, no, no…
—Pero lo besaste.
—Yo—

465
Louis se calló del golpe. Pero el gesto en su
rostro fue suficiente para Liam. El asintió, a su
pesar, pero lo hizo. Pasó varios segundos asintiendo
en realidad, como si se estuviera mentalizando, y
Louis lo miraba con nervios, esperando su reacción.
Luego apretó los labios y suspiró.
— ¿Lo quieres? —preguntó de nuevo.
Louis ni siquiera se lo pensó.
—No… —dijo demasiado rápido, —Bueno, si…
yo, no lo sé…
Eso fue suficiente para el alfa también.
— ¿Y él te quiere?
Louis lo miró a los ojos y recordó a Harry
esperando por el en el pasillo.
Asintió.
—Si… —le constaba en su corazón.
Liam bajó la mirada nuevamente.
—Y confías en él.
—Claro que lo hago, ¿por qué…?

466
—Tú solo lo haces ¿si o no? —lo interrumpió.
Louis suspiro y se cruzó de brazos.
—Si.
—Bien… —asintió el alfa poco a poco. —Si, está
bien, de acuerdo. Ok…
Liam parecía que sólo trataba de convencerse a sí
mismo de la situación.
— ¿Podrás con ello? —bromeó Louis,
poniéndose de pie, tendiéndole una mano a Liam.
El alfa lo miró con el brillo en sus ojos
recuperado.
—Pues…
—Anda, vámonos ya —sonrió Louis mientras
Liam sale aceptaba la mano y se ponía de pie para
seguirle el paso.
(…)
Louis suspiró cuando estuvo de pie frente al
pasillo donde estaba la alcoba de Harry. Cuando
avanzó, los guardias murmuraron en Vehstry un
saludo de buenas noches antes de abrirle la puerta
sin reparos.

467
Y ahí estaba, el príncipe del sur, sentado en la
orilla de la cama con la cabeza mirando al suelo, en
espera de que Louis regresara. Alzó la vista en
cuanto el príncipe omega cruzó por el umbral,
cuando los guardias cerraron, este se recargó contra
las puertas.
Harry no le dijo nada.
—Estaba con Liam, —dijo, sintiendo la
necesidad de excusarse.
—Si, lo sé.
—Lo siento, yo…
—No, no te disculpes. Es tu mejor amigo, lo
entiendo —dijo el rizado aún sentado.
—… ¿lo haces?
—El pobre perdió a su familia y… creía que te
había perdido a ti también. Creo…, creo que puedo
entenderlo.
—Él también cree que puede entenderlo. —dijo
Louis con una pequeña sonrisita en sus labios.
— ¿Qué?

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«Que te quiero.» Quiso decir, pero prefirió
guárdaselo de momento.
Solo sonrió.
Harry suspiró y no evitó sonreírle de vuelta.
Abrió los brazos y Louis solo caminó con intriga
hasta ellos. Cuando estuvo de pie frente al príncipe,
este lo miró desde abajo, aún sentado en la cama. Lo
abrazó por la cintura, Louis lo tomó del rostro, sus
manos estaban frías por haber estado afuera, Harry
rápidamente las tomó entre las suyas para
calentarlas.
Sus ojos no se despegaban del otro.
Harry no dejaba de sonreír.
— ¿Qué te pasa? —le dijo Louis, sonrojado por
la forma en que Harry mantenía sus manos dentro de
la suyas.
— ¿Qué me pasa? ¿De qué?
—Tienes esa cara de idiota.
— ¡Oiga, príncipe, ese lenguaje! —se burló.
— ¿Por qué sonríes tanto? —Louis sentía
mariposas en su estómago.

469
Harry soltó sus manos para volver a abrazarle,
solo que esta vez, atrajó el cuerpo entero de Louis y
lo sentó sobre su regazo.
Louis estaba encantado.
—Bueno, pues porque, has venido. —le contestó
Harry.
— ¿He venido?
—Si. Viniste aquí, a pasar la noche conmigo, a
voluntad. —dijo orgulloso como un niño.
— ¿Y quién dijo que he venido a pasar la noche?
—Nadie, pero se ve en tus ojos. Te mueres por
quedarte aquí, conmigo.
—Es usted un príncipe muy narcisista ¿no es así?
Harry se rió, Louis miró chispas de oro brotar de
su sonrisa.
—De todas formas, si no venías, iría a por ti,
eventualmente. —contestó el rizado.
De alguna manera, Louis supo que era capaz.
Así que se acercó para besarlo.
///

470
➳ 19: Magia. ➳

[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la


aplicación ahora para visualizarlo.]
Las tropas de Gélida y su gente arribó a
Dragonscale una semana más tarde; las campanas
resonaron por toda la ciudad cuando se dio la orden
de Kargem para abrir las puertas y dejar entrar a su
ciudad a todos los alfas y omegas.
Abanderados con estandartes de color turquesa y
el lobo aullando de los Tomlinson entraron en una
perfecta fila así como una pequeña tropa de los
Horan, usando sus estandartes verdes, liderados por
Edward Horan, ya que era mejor ver entrar a toda la
comitiva del norte detrás de una cara reconocida
para el sur.
Sin embargo la gente de Dragonscale se alivió a
sobremanera cuando escucharon un dragón rugir en
el cielo y pronto Drahvo estaba volando sobre la
cuidad, anunciando la llegada de Lady Akgon de
vuelta a su hogar de una forma poco convencional.
Louis, que estaba asomado desde uno de los
cientos de balcones en el castillo, la contempló volar

471
a un lado del Krestum durante unos pocos segundos
antes de perderla en la distancia.
Daeron y Jacob junto a su corte, habían bajado al
centro de la ciudad para recibir al norte, que
comenzaba a llenar las calles del sur, dirigiéndose al
centro, para escuchar las palabras de su rey.
Louis pasó saliva.
—Deberíamos bajar, —dijo Harry a sus espaldas,
acercándosele para posar ambas manos sobre sus
hombros y apretarlos con cariño. Louis suspiró,
apoyando su espalda contra el pecho del mayor,
asintiendo con lentitud.
—Vamos. —Louis se dio la vuelta y tomó su
mano mientras se dirigían hasta Reikon.
(…)
En el centro de Dragonscale había una enorme
explanada con una tarima construida de manera
improvisada. La gente del sur se arremolinó por todo
el lugar mientras Daeron Akgon y su familia subía
para entablar un comunicado a los sureños. Skyler se
reencontró con sus tíos y fue recibida tras un
calurosos abrazo por parte de ambos. Y Louis, quien
recién llegaba junto a Harry, se preguntó que habría
pasado con sus padres reales… sabía que nada

472
bueno venía de esa interrogativa, por lo que la dejó
pendiente en un recoveco de su cabeza para cuando
fuera el momento adecuado.
Y aunque le dio alegría ver a Ser Peyton y Ser
Isaak entre la gente recién llegada al sur, decidió
esperar antes de saludarlos propiamente.
Los murmullos se incrementaban conforme
Daeron permanecía de pie junto a Jacob. Por
primera vez, Louis intuyó que Kargem estaba
nervioso de dirigirse hacia su pueblo, tal vez se
sentía culpable o poco conforme con la situación,
pero era sabido que el era uno de los hombres más
inteligentes de Goré, tenía la corona del imperio más
grande… pero sabía que su imperio, ahora corría
peligro.
Louis sintió a Nadine apegársele de la nada. Con
sus brazos enroscándose en uno de los suyos y
recostando la cabeza con delicadeza mientras
suspiraba. Louis la abrazó de vuelta mientras Daeron
y Jacob se acercaban al borde de la tarima, lo más
cercano a su gente combinada que esperaba una
explicación.
—Pueblo de Dragonscale —empezó Kargem, con
una voz potente y fuerte. Todos se acallaron, el eco
de sus palabras se repartió por toda la explanada y

473
las calles atestadas a su alrededor. —Vengo a
traerles noticias…, noticias que temo, no son
buenas. Aún así, espero que todos acobijemos a la
gente del norte, que ha venido huyendo de sus
tierras, buscando un refugio. Nosotros se lo
daremos, así como la calurosa bienvenida que se
merecen. —dijo, con palabras optimistas, se aunque
tenían un significado positivo, pusieron tenso al
público. —Como deben de saber ya, el norte y el sur
han formado una alianza poderosa, está gente, es
parte de nosotros ahora y cada hombre bajo mi
reinado, deberá presentar lealtad al norte de la
misma manera. Ahora… tenemos que permanecer
unidos. Les pido eso.
La gente comenzó a asustarse, pues en cuanto
Daeron dejó de hablar, los murmullos comenzaron a
revolotear de nuevo hasta hacerse un sonido fuerte
por todo el centro. Louis miraba a la gente, que de
pronto tenía el pánico en sus rostros; reconocía el
susto en sus facciones y él mismo comenzó a
ponerse tenso bajo el agarre de su hermana.
—Mi gente, —llamo de nuevo, restableciendo el
silencio. Todos seguían las palabras de su rey.
Daeron cerró la boca, pero miraba a todo su pueblo
en la explanada. Lucía preocupado e impotente, pero
sobre todo, asustado. —Habrá una guerra.

474
El caos se hizo de repente.
Hubo gente que gritó y algunos que empezaron a
llorar. Kargem apretó la quijada mientras el resto de
su corte se tensaba. Esa información no era algo que
el norte ignoraba, pero el sur… pasaba
completamente por alto. Y el sur era diez veces mas
grande que toda Gélida. Había muchísimas más
bocas por alimentar, muchísimos más niños que
cuidar y sobre todo, muchísima más gente que
podría perderlo todo bajo esa guerra. Kargem tenía
mucho que tener en mente. Mucho.
—Está guerra, mi gente, —exclamó de nuevo, el
rey. Dando un paso al frente para recuperar la
atención. —No es como las demás. —anunció. —El
enemigo, no es como ninguno que hayamos tenido
antes, y peor… nuestro destino es completamente
incierto. Nuestra pelea será contra la muerte
misma… y no hablo en sentido figurado. Criaturas
de la oscuridad han venido desde lo más recóndito
del norte y vienen a extenderse por nuestros
dominios.
Kargem caminaba alrededor de la tarima sin
perder los ojos asustados de su gente.
—Mi hermana lo vio, su princesa ha luchado con
ellos de primera mano. Lo conocen, y es… es la

475
muerte. Vienen por nosotros. Y yo sé que ustedes lo
sienten, en el clima, como ha cambiado, como las
hojas caen de los árboles y el sol no ha sido más que
interrumpido por los días nublados. Esta guerra…
será la más difícil que habremos tenido nunca. —
dijo, finalmente quedándose quieto frente a todos.
—Mi gente y yo hemos estado al tanto de esta
situación las últimas semanas, pero no sabíamos que
empeoraría hasta hace unos días. —admitió. —Es
por ello que el Rey Jacob de Gélida ha venido a
reunirse con sus hijos, es por ello que el norte viene
a refugiarse. Pero estoy convencido, les prometo,
que ganaremos esta guerra.
La gente pareció levemente aliviada, pero Louis
pudo sentir que el miedo aún estaba reinando en el
sur aquella tarde.
—Y es por ello que pido que todos en la ciudad
se resguarden y ayuden al norte también. Quiero que
se mantengan a salvo, todo poniente debe sobrevivir
a esto. Y yo les prometo, que mi ejército y el ejército
de Jacob, derrocaran a la muerte.
Daeron anunció, como último argumento. Sin
embargo, todos ahí estaban demasiado
conmocionados para alegrarse por las palabras de su
rey. Y es que la presión en los hombros de su

476
Kargem nunca había sido tan pesada como en ese
entonces; cuando luchó en su juventud, siempre se
enfrentó con la confianza en su pecho, siempre supo
que ganaría cada batalla; era un Akgon, después de
todo. Vistione, su dragón, era el más grande que
jamás se había conocido en todo poniente. Él sabía,
que lo lograría.
Pero habían pasado más de veinte años desde ese
momento; ahora Daeron era padre, era un hombre
mucho más sabio. Ya no era un joven ágil: conocía
lo que era temer por su familia, entender lo que era
tener hijos y el riesgo que sería ponerlos a luchar en
una batalla. Tenía bajo suis manos a la dinastía más
longeva en toda la historia, sentía el peso de cada
hombre y padre en el sur. Su meta, era poder
salvarlos a todos.
Y eso le parecía un poco imposible.
Jacob quería entenderlo. Le puso una mano a
señal de apoyo sobre el hombro del rey del sur, pero
tampoco es como si pudiera sentir empatía al cien
por ciento; Si, conocía lo que era ser padre y tener a
mucha gente por la que ver y preocuparse. Pero
Jacob sólo tenía escasos meses de llevar ese poder, y
sabía que sus hijos no podían pelear en una guerra.
Simplemente no sentía el mismo miedo de Kargem.

477
Jacob era un peleador nato, él aún estaba convencido
de que pelearía hasta la muerte, sin importar perder
su trono al hacerlo.
Kargem no pensaba así.
Daeron tenía miedo de no hacerle justicia a su
apellido y defraudar a su casa.
—Padre —la voz de Harry resonó detrás de
Kargem, este se dio la vuelta para encarar a su
heredero. Llevaba el cabello atado en una trenza y
mantenía ese gesto m serio del que poco estaba
acostumbrado. Aún así, Daeron escuchó a su hijo.
— ¿Puedo decir unas palabras?
Le costó comenzar a asentir por la impresión.
—Si, si… —Daeron regresó donde estaba su
mujer y Jacob hizo lo mismo mientras el príncipe
heredero avanzaba al frente. Louis lo siguió con la
mirada, atento.
Harry miró a su pueblo con el mismo gesto serio,
pensante. Pero no había ni una pizca de miedo o
nervios en su cuerpo. Louis lo advirtió. Ese día el
príncipe se vestía en una camiseta de mangas largas
bajo la malla de su amadura. Pantalones grises y una
capa de un tono crema que ondeaba debido al viento.
Lucia mayor, lucía totalmente diferente del

478
momento en que Louis lo conoció, ruidoso,
aparatoso, burlón y odioso. Pero nunca antes se
sintió más real que en ese momento.
Harry se aclaró la garganta.
—Mon Ledraht [mi gente] —exclamó con fuerza,
con poder. La gente lo miró con añoranza. —Esta
guerra… será dura. Será difícil. Los días cada vez se
pondrán más helados —anunció. —Los mares se
congelarán a este punto, el mar estrecho que separa
Gelida de Goré comenzará a llenarse de hielo, los
peces morirán. —exclamó mientras se movía a la
esquina izquierda de la tarima. —El sur no podrá
soportar la temperatura del norte, los niños
enfermarán, los viejos se debilitarán… —luego
caminó hasta la punta derecha. —Y todo lo que
conocemos, esa… luz, esa calidez, se irá.
La gente comenzó a murmurar de nuevo,
asustadas, pero comprendiendo las palabras de su
príncipe. Cayendo en cuenta de su destino.
— ¿Qué pasará con sus familias? ¿Cómo
sobrevivirán entonces? —exclamó, su voz
resonando por toda la plaza. —No pueden
simplemente ir a buscar un refugio y esconderse
para que la oscuridad venga a quitarles todo lo que
han luchado por tener. Sus tierras, sus casas, sus

479
hijos y padres, no pueden simplemente quedarse
sentados a ver cómo se los quitan.
Louis volteó a ver a Daeron, que miraba al suelo
con el ceño fruncido, escuchando y esperando la
reacción de su gente con preocupación.
A su vez, el pueblo de Dragosncale comenzaba a
asentir, a entrar en razón. Acordando a las palabras
de Harry, convenciéndose de la realidad. El príncipe
ya tenía la respiración agitada pero nunca antes
llevaba más convicción en su sangre que en ese
instante.
—Mi padre no les pide que peleen… pero yo si
—anunció con fuerza. La gente asentía. Cada joven,
hombre y padre asentían, incluso varías mujeres se
sumían a sus palabras.
—Harry… —susurró Anne, pero Daeron la
acalló.
—Está no es solo mi guerra, es nuestra guerra.
Por nuestro pueblo y por el suyo. Por sus hijos y los
hijos de sus hijos ¡Nuestro deber es luchar por lo que
es nuestro!
La gente comenzó a gritar de manera afirmativa,
asintiendo, contagiándose del valor de su príncipe.

480
—Así que les pregunto, pueblo de Dragonscale…
¿Pelearán conmigo y con mi familia?
La gente soltó sus puños en el aire, poco a poco
contagiándose de la fuerza de los demás; Louis
escuchó un perfecto “Dake mon paret!” [Si, mi
principe] de cada hombre y mujer en el público,
aceptando las palabras de su príncipe, uniéndole a
las aclamaciones de todo el pueblo. Todos en la
tarima estaban tensos, pero comenzando a relajarse
por la respuesta de todo su pueblo. La gente tenía
ganas de pelear, de unirse a la batalla.
— ¿Lucharán conmigo, con mis primos y
nuestros dragones? —Harry gritó de nuevo,
parándose recto y con la barbilla alta. Con la brisa
helada ondeando su capa y los mechones sueltos de
su cabello. Alzando la mano con un gesto de unión a
su gente.
Skyler y Niall se aproximaron a su primo por
detrás, aceptando seguir a su primo.
— Dake mon paret! —gritaron al unísono de la
gente.
—Lucharemos por lo que es nuestro, y les
aseguro ¡Qué obtendremos sus cabezas! —gritó
mientras que todos aclamaban sus palabras. Kargem

481
alzó su cabeza, impresionado de cómo la masas
aceptan unirse a la pelea. — ¡Por nuestros hijos!
¡Por nuestra gente!
Y Harry tenía la respiración agitada pero gritó al
final:
—¡POR DRAGONSCALE!
Y la gente gritó con los puños al aire.
Y ahí estaba, el próximo rey del sur.
(…)
Louis caminó por los pasillos del Krestum
acompañado de Ser Isaak hasta que giró en una
esquina y estuvo en la entrada a los jardines.
Los días eran cada vez más fríos, el vaho se
acumulaba al rededor de su boca cuando hablaba y
nunca creyó que las fuentes se llegarían a congelar
en el sur… pero lo hicieron. Por lo que el incesante
y calmo sonido del agua corriendo, ya no era cosa de
los jardines. En realidad, todo últimamente lucía tan
distinto… pero no tenía el tiempo de pararse a
contemplarlo, necesitaba conseguir respuestas y
rápido. El invierno se acercaba.
—Princesa, —saludó cuando estuvo frente a
Allenya Akgon, quién caminaba frente a los arbustos

482
secos y parecían pensar en todo mientras sus manos
se paseaban por las hojas. Louis hizo una reverencia
al igual que su caballero, pero ella solo le sonrió en
respuesta.
—Louis Tomlinson, —exclamó. —Segundo hijo
de Jacob e Isabella luego de perder al primero.
Heredero entonces de cada título de su padre y
ahora, heredero de toda Gélida. —dijo,
sorprendiendo al omega con sus palabras. Pensaba
que nadie sabía sobre la muerte de su hermano
mayor, quién había fallecido pocas semanas de ser
dado a luz por su madre. —Vienes a contarme sobre
tus visiones.
Louis se quedó sin palabras.
—…Yo…
— ¿Sorprendido? No entendería el por qué, si te
soy honesta. Tú tienes el don también, puedo
sentirlo.
Louis recuperó su postura tensa, pero miró a la
princesa con cierto temor.
— ¿Lo… tengo? —preguntó. —Ese… ¿don?
—Si. —asintió con lentitud, mirándolo a los ojos
con esos característicos ojos verdes de su familia. —

483
Pero creo que a penas estás asimilándolo ¿o n
equivoco? Me atrevo a decir que incluso necesitas
ayuda.
—En realidad si, yo no estoy… entendiendo
nada. No sabía que podía…
Louis dejó de hablar porque no entendía muy
bien su situación.
Allenya lo calmó enredando un brazo con el del
omega y así comenzaron a caminar por los jardines
helados. Ser Isaak se mantuvo a raya, caminando a
algunos metros detrás para no causar problemas,
pero siguiendo las ahora estrictas leyes de Jacob;
“No lo dejes solo nunca más.”
—Tienes que contarme todo lo que has visto y
entonces así, yo podré ayudarte. —le dijo Allenya.
Así que Louis se la pensó por breves segundos antes
de hablar.
Le contó sobre la primera visión de todas. Esa de
vuelta en Yaekor, en Gélida, cuando iba de noche
con Liam y sus lobos. Luego le contó sobre todas las
demás veces que tuvo ese mismo sueño, sobre cómo
caía de un dragón y luego parecía arder en las
llamas. Incluso le comentó de cómo el sueño se

484
hacía cada vez más largo en su mente y que parecía
revelar más información en cada ocasión.
Allenya Akgon escuchó con detenimiento todo lo
que el príncipe del norte tuvo que decir sobre sus
visiones. Tratando de unir puntos y hallar un
significado al final. La mujer tenía el ceño fruncido
y trataba de entenderlo, aunque parecía que no todo
era literal.
—Creo que tienes que interpretarlo. —le dijo
entonces, frenando a mitad de un pasillo. Louis la
miró directo a los ojos.
— ¿Interpretarlo? —Louis , que todavía lucía
extrañado y hasta asustado por lo que esto de las
visiones significaba para el, miró con un poco de
temor a los ojos de la princesa.
—No creo que todo en tu visión sea literal. Como
cuando ardes en las llamas y… esos ojos. Supongo
que tomará sentido pronto, tu sueño sigue
alargándose. Se que todavía hay cosas nuevas por
revelarse, pero… creo que sea imposible que caigas
de un dragón.
— ¿No puede ser como… una predicción?
—No lo sé…, a veces las visiones son literales, a
veces son sólo interpretaciones. Pero aún no estás

485
viendo el sueño completo.
— ¿Y como hago para verlo completo?
—Esto no es algo que puedas forzar, Louis —
explicó. —Es la primera vez que tienes una visión.
Tomará tiempo.
Louis bajó la cabeza.
— ¿Y qué pasa si no tenemos tiempo?
Allenya puso ambos manos alrededor de las del
príncipe y este alzó la cabeza. La princesa tenía un
dulce rostro que supo calmarlo y darle un toque de
esperanza.
—Las cosas pasan como deben de pasar. Y si
tenemos o no el tiempo al final, será parte de nuestro
destino.
Louis la miró sin entender aquello del todo.
—Escucha, Louis —le dijo de forma más baja,
mirándolo directamente a los ojos. —Estas visiones
no son un juego, y han existido pocas personas que
han tenido el don de verlas. Y esto no se puede
forzar o apresurar. Uno tiene que ser paciente y
saber interpretar cada señal. —le dijo. —Pero, lo
mas importante… estas señales sirven para
advertimos sobre algo. Y yo lo siento… algo malo

486
viene y no sé si tenga que ver con nosotros o con
ellos, pero sé que algo se avecina. Mucho más
grande de lo que podríamos esperar… y tenemos
que ayudar a nuestro pueblo.
Louis sintió una presión en el pecho e intentó
relajarse, pero la imagen de toda su familia
despedazándose iba a retenerlo por varias noches
desde ese momento si no hacía nada al respecto.
—En tu último sueño… —dijo Allenya, mirando
al suelo, pensativa, soltando a Louis para alejarse
unos cuantos pasos y seguir pensando. —
mencionaste aquello de la flecha.
—Si, el… bueno, esa cosa… la retuvo. No le hizo
daño, ni siquiera lo lastimó…
—He oído de tu padre que nunca fallas.
—Bueno yo…,
— ¿Fallas Louis, alguna vez?
El omega se tensó, pero negó con la cabeza.
—No.
— ¿Entonces, qué crees que haya ocurrido ahí?

487
Louis recordó su visión. Gélida, los limite de
Glaké, rodeado de glaciares mientras que un enorme
ejército se alzaba ante ellos. Tensó el arco, en
posición, espalda recta y la respiración contenida. El
tenía un perfecta puntería, practicó durante toda su
infancia y él… nunca fallaba.
—La flecha… iba directo a su cabeza.
—No “la flecha”, fue tu flecha, Louis. Tu arma.
La detuvo ¿por qué?
—Es más fuerte…
Allenya asintió.
—Las flechas no son rivales para el. Un arma que
se considera letal, no le inflige problemas a su
ejército.
—Hay otra forma…
—Tiene que haberla, —asintió. La princesa lo
miraba con seriedad pura. —Es claro que no serían
tan fáciles de matar. De todas formas… los otros ya
están muertos.
Louis frunció el ceño.
— ¿Entonces cómo…?

488
—Sabes la respuesta Louis. Lo tienes. Solo…
piénsalo.
El omega de ojos azules miró a la mujer de ojos
verdes. Le dio mil vueltas en su cabeza, intentó
mirarlo por cada ángulo, recordó cada pequeño
detalle. Pensó en la charla días atrás en la sala de
estrategia, pensó en leyendas y mitos, historias
antiguas. Pensó en cada libro que leyó y en cada
nota al final de cada página.
—…Magia.
Allenya sonrió.
—Los otros… están vivos por… la magia.
—Si, por encantamientos. Fueron creados, no
nacidos. —Asintió la princesa.
—Entonces… debe haber algo que pueda
detenerlos.
—Lo hay, solo que no sé aún lo que es.
—Pero existe, digo… hay una salida.
—Tenemos que ser rápidos. —concordó la
princesa.
Y Louis supo que tenía toda la razón.

489
///

490
➳ 20: Pelea. ➳

Debido al poderoso discurso de Harry, una


semana atrás, la gente comenzó a sumarse a la lucha,
presentándose en la puertas del castillo para poder
ser entrenados.
Daeron Akgon puso así al mando del ejército al
rey Jacob y al príncipe Harry, quienes se encargarían
de dividir a todos los aldeanos en grandes equipos
bajo otros entrenadores. Entre ellos, se encontraba
Liam junto a su padre, Niall y Skyler. Que al
principio había levantado varías sospechas de
hombres de mediana edad hasta que les cerró la boca
demostrando sus poderosas habilidades en combate.
Todos ellos eran brillantes peleadores, pues en el
norte los lords se formaban como guerreros desde
pequeños. Las cualidades alfa de Liam lo habían
hecho un poderoso espadachín, duro de vencer. Y
bueno, en el sur, Harry y sus primos siempre habían
mostrado interés en la pelea, por lo cual todos los
entrenadores estarían perfectamente calificados para
enseñar a luchar al pueblo.
Entrenaban día y noche, bajo la sombra del
Krestum, comiendo la dieta especial que los

491
cocineros les preparaban, para ganar músculo, para
crecer y soportar los fuertes entrenamientos.
Y aunque hubo altibajos y algunos que se
lesionaban al no estar acostumbrados a ese tipo de
trabajo pesado, los sureños se mostraban fuertes y
decididos. De cada moretón en la piel se aprendía un
movimiento distinto. De cada desgarre en un
músculo nacía un espíritu por mejorar.
Harry y sus primos estaban orgullosos del
desempeño de sus hombres y mujeres, parecían
adaptarse rápidamente a ese nuevo estilo de vida, y
poco a poco sus fuerzas se hacían cada vez más
impenetrables.
No podía decirse lo mismo sobre los norteños.
La población de alfas y omegas que se sumaron
al ejército no era tan fuerte; pues aunque cada alfa
era genéticamente más resistente, no se podía
comparar con los omegas. Quienes a duras penas
podían levantar las espadas, retrasándose por el peso
y alentándolos muy fácilmente. Louis sugirió que
que Lord Rodrick Payne se encargara de mostrarles
a tirar con arco, asi que eso fue exactamente lo que
se hizo y todos los omegas fueron instruidos de
cómo tensar y lanzar.

492
Y aunque eso ayudó de una manera muy
significante, incluso así hubo excepciones… bueno,
unas cuantas. Había muchos omegas que
simplemente no eran material para la guerra.
Lord Liam Payne estaba a cargo de un grupo
largo de alfas que aprendían a luchar con espada, se
encontró mirando a su alrededor mientras sus filas
de hombres continuaban luchando.
Estaban en un enorme campo de entrenamiento
situado bajo el Krestum; el sonido de las espadas
chocar entre sí se alzaba por lo alto y los días
nublados y fríos hacían ver todo entre una infinita
gama de grises y negros.
Liam se dio cuenta que, a la derecha, donde
estaban fijadas las dianas que usaban los arqueros
para entrenar, había un muchacho… al fondo, que
parecía intentar e intentar pero su fuerza no le daba
para producir un tiro correcto. Cada flecha que ponía
en el arco era lanzada con escasa fuerza.
Pero Liam reconoció la convicción en sus gestos
cuando la vio.
Intuyó que aquel muchacho de verdad lo estaba
intentando, pero a veces sucede que… no se puede
dar lo que no se tiene. Y ese muchacho

493
probablemente podría ayudar a los ejércitos de
alguna otra forma.
Así se escucharon las campanadas que
anunciaban la hora de la cena y el fin del
entrenamiento diario. Liam gritó a sus hombres que
era momento de marcharse y que los vería al día
siguiente. Normalmente él cenaba con los
muchachos, pues le gustaba escuchar las charlas e
historias de aquellos jóvenes sureños, pero esa noche
prefirió ir a buscar a Nix para tratar de cazar. Sabía
que su loba no era gran fanática de la comida
extraña que servían en el sur, por muy refinada que
fuera. Ella necesitaba carne fresca.
Así que Liam esperó a que todos se marcharan
para tomar su capa y una ballesta de la armería.
Estaba por salir de aquel gran salón hasta que se dió
cuenta que no estaba vacío aún. El muchacho de las
flechas seguía intentando.
—Deberías ir a cenar con el resto —dijo el alfa
mientras se cargaba el carcaj con flechas al hombro
y llamaba la atención del joven. Este se giró de
repente, parecía asustado con la voz de Liam y
aunque pareció relajarse cuando vio que las
intenciones del alfa no eran hostiles, aún así se
mantuvo alerta.

494
Lo primero que Liam vio, fueron sus ojos color
miel de un tono casi dorado por el reflejo de las
llamas en las antorchas.
—Yo, eh… lo siento ¿majestad? —dijo
dubitativo. Liam negó mientras reía en tono bajo. —
¿Lord?… yo, eh, lo siento. Nunca antes estuve cerca
de la familia real, así que no los conozco.
Liam sonrió débilmente, se acercó hasta que
estuvo lo suficientemente cerca para analizarlo.
Llevaba ropa de buena calidad, no como los demás
muchachos. Era incluso parecida a la que él solía
usar, con un jubón naranja quemado que parecía un
poco opaco. Tenía un chaleco de cuero y unas botas
del mismo material. Su piel era ceniza y morena,
aunque parecía brillar con algunos destellos. Su
cabello era negro como la noche.
Sus facciones eran delicadas, así como el resto de
su cuerpo. Menudo y delgado, pero eso no ocultaba
que el muchacho era guapo, y su belleza no era algo
que podrías encontrar normalmente en un chico de
pueblo.
Liam sintió un revoloteo en su estómago.
—Yo bueno…, soy Liam.
— ¿Lord Liam?

495
—Mi padre es Lord de…— asentía, pero se
frenó. —Era Lord de unas tierras en el norte; para
ser honesto, no sé si sigan en pie.
El muchacho apretó los labios en un gesto de
comprensión. Y asintió mientras miraba a el suelo.
Jugueteaba con una flecha en sus manos y eso le
pareció curioso al alfa.
— ¿Tu nombre? —preguntó Liam.
—Ah, perdón si, ehm… soy Zayn. —dijo un
poco nervioso, tirando la flecha para extenderle la
mano, pero luego retractándose porque no sabía si
eso era lo que buscaba el castaño.
Liam aceptó su mano para darle un leve apretón.
— ¿Zayn…?
— ¿Qué?
—Tu apellido ¿Cuál es?
El moreno torció el gesto.
— ¿Eso importa? —dijo encogiéndose de
hombros. —Bueno, tu no me has dado el tuyo.
—El mio es—

496
— ¡No hace falta! Estamos a mano ¿no? —dijo
de nuevo, nervioso.
Eso le causó una pequeña risa a Liam. Estaba
muy intrigado en la forma que ese muchacho movía
sus pestañas largas y abundantes sobre unos ojos que
parecían brillar… como su piel, como su pelo. En
realidad ese muchacho tenía un aura extraña. Pero
no le daba miedo o le inquietaba, en realidad, la
causaba curiosidad.
—…Bueno, como quieras. —dijo Liam. —Yo ya
me voy, te recomiendo que hagas lo mismo. Se
acabará la comida.
—Gracias…
—Y…, tensa más tu arco, por eso tus flechas no
se lanzan con fuerza.
Zayn alzó las cejas y bajó la vista al arco que
dejó en el suelo. Lo tomó enseguida, apenado.
—Si, claro… ya lo sabía.
Liam reprimió una corta carcajada y le dio una
leve señal de despedida a Zayn antes de marcharse.
(…)

497
Era ya de noche y aunque algunas antorchas
iluminaban de apoco la imponente fortaleza, el
Krestum estaba sumido en un silencio imperturbable
mientras todos dormían… o al menos la mayoría.
Porque Louis Tomlison estaba sentado bajo los
pesados cobertores que ahora decoraban las camas
del sur debido al frío. No podía dormir, no desde
tuvo aquella charla con Allenya la semana pasada; la
incertidumbre lo carcomía y de hecho, había
comenzado a ir a la capilla del palacio junto a su
madre y hermana. Isabella, su madre, le había dicho
que lucía tenso y que mejor que pedirle a los dioses
del firmamento por que no tardara en recuperar su
paz. Y Louis no era un religioso… aunque se había
criado con una madre devota, él muy pocas veces
entraba a los santuarios para rezar.
Así que Nadine le sujetó de la mano y lo
acompañó dentro para que se sintiera solo un poco
más seguro.
Aún así, Louis no podía dormir.
Pues estaba demasiado preocupado, sintiéndose
inútil; quería hacer algo, ayudar como Liam y Harry
lo hacían entrenando a la gente, como Jacob y
Daeron discutían sus estrategias en el mapa… Él
solo se quedaba detrás, sin poder hacer nada más

498
que pedir que las visiones regresaran para lograr
entenderlas solo un poco más. Pero no podía tener
una visión si continuaba sin dormir y eso le
frustraba.
Podría perder la cabeza en cualquier momento.
Por eso sostenía su dije de plata entre sus manos
esa noche. Aún sumido en la oscuridad, los débiles
rayos de Luna se filtraban por los ventanales del
Krestum y el lobo aullando de su casa resplandecía.
Se había quitado ese dije después de la primera vez
que voló en dragón con Harry. Temía perderlo, la
cadena era ligera y podría romperse de un
movimiento demasiado brusco, no como el collar de
vidriagon, ese estaba sujeto a su cuello con cuerda
fina pero resistente.
Ahora que Louis volvía a ser un ermitaño, lo
mantenía consigo todo el tiempo. Mirando al dije
como si este pudiera darle una señal.
—Deberías intentar dormir… —escuchó que
Harry pronunciaba unos tantos centímetros más a la
izquierda. Claro, seguían durmiendo en su alcoba.
Bueno, ahora todo el resto de su armario había sido
trasladado a la habitación del príncipe. Gracias al
cielo, todos estaban demasiado enfrascados en los
asuntos de la guerra como para mencionarlo.

499
Louis le dio vuelta al dije entre sus dedos una vez
más.
—No puedo, ya lo he intentado… —dijo un poco
molesto, casi resignado. Frunció los labios mientras
sentía a Harry erguirse sobre la cama; eso le hizo
sentirse mal de repente. El príncipe entrenaba todo
el día, siempre enseñando y manteniendo a sus
muchachos al día. La última semana habían hablado
poco, pues ya no había tiempo libre en sus agendas.
Quería que Harry volviera a dormir.
— ¿Lo intentas? —dijo el príncipe con la voz
ronca y baja, como el ronroneo de un gato. —Estás
sentado, atormentándote con todo lo que puede
pasar. Deberías confiar en que ganaremos…
— No ganaremos si no desciframos cómo
matarlos primero.
— ¿Y qué te dijo mi tía?
Louis apretó los labios y bufó.
—… “sto no se puede forzar o apresurar” —dijo
repitiendo las palabras como un juramento. En la
mente del omega, esas eran reglas cinceladas en las
paredes de su cerebro. —“Uno tiene que ser
paciente y saber interpretar cada señal” —
refunfuñó. En el fondo, sabía que Harry tenía razón.

500
— ¿Está siendo paciente, mon paret?
Louis se pasó su dije de vuelta por su cabeza y
sintió la plata, cálida por su toque, caerle por las
clavículas. Se cruzó de brazos, se sentía estupido.
Como un niño ansioso.
—Necesito… poder ayudar en algo. —dijo
mirando hacia otro lado.
Harry sonrió, pues Louis se veía tierno cuando
parecía enojado. Y el rizado se encontró sintiendo
calidez en su pecho al encontrarlo tan entrañable.
—Necesitas dormir. —dijo el mayor.
La idea de ignorar al heredero de Dragonscale
pasó por su cabeza; tal vez podría levantarse e irse a
rondar por los pasillos en compañía de Ser Isaak…
aunque claro, eso no era para nada la preferencia de
Louis. Claro que su estómago se llenó de mariposas
cuando volteó -tan solo un poco— y vio a Harry
extendiéndole los brazos para que se acurrucara
contra él.
Louis solo… tuvo que ceder. Su omega se
derritió contra esa imagen.
Harry se rió para cuando el príncipe del norte
estuvo refugiando su cabeza contra su cuello y las

501
manos del rizado lo rodearon con ternura,
apegándolo, sintiendo su calidez y dejando cortitos
besos en su cabeza.
—Quisiera que esto acabara mañana —sinceró
Louis segundos después; habiéndose muchísimo
más calmado bajo el toque de Harry. Lo sintió
suspirar sobre su cabeza.
— ¿Te soy honesto? Yo también.
Louis se apartó un poco para admirarlo. Sus ojos
ya se habían acostumbrado a la oscuridad, lograba
ver a Harry entre las sombras, su corazón dio un
vuelco.
Siempre daba un vuelco cuando lo veía
últimamente. Lo extrañaba.
— ¿Si? —Harry asintió. — ¿Y qué haríamos
después? Digo… tendría que volver al norte.
— ¿Estás sugiriendo un relación a larga
distancia? —bromeó, Louis negó con la cabeza, pero
sintió su rostro calentarse y ruborizarse. Era la
primera vez que Harry llamaba a lo que tenían…
una relación. Gracias al cielo que el rizado no podía
verlo.
—No, bueno,…nosotros, yo—

502
Louis se tropezó entre sus propias palabras.
— ¿De verdad crees —Harry susurró, pasando
una mano por le rostro del omega, acomodándole un
mechón de cabello tras la oreja. —…que yo te
dejaría marchar solo?
Louis sintió sus ojos lagrimear, pero no de
tristeza, si no, de pura emoción.
—Bueno…
—La respuesta es no. —le dijo Harry, sonriendo
de repente. —No lo haré, y no importa lo que diga
mi madre, o mi padre… lo que diga incluso tu
padre… —comentó en un tono gracioso, Louis rió
bajito. —Yo iré…, a donde quiera que tú vayas.
Louis sonrió, de una forma que nunca creyó que
podría sonreír. Pues sentía la felicidad en sus
pómulos, en sus labios, en su pecho y en su corazón.
Y, aún tratando de retener algunas lágrimas en sus
ojos de océano, el dijo:
—No puedes dejar a tu reino.
—Si puedo.
—No… —susurró el omega. —No después de lo
que dijiste el otro día en la plaza.

503
Harry lo miró con una interrogativa no
formulada, pero pronto, por los gestos del rizado,
Louis supo que había comprendido.
—Solo hablé con la gente. Confían en mi,
necesitaba que se unieran, necesito que ellos peleen
con nosotros.
—Ellos no te ven como un príncipe.
— ¡Lo sé! Solo soy un—
—Te vieron como un rey.
Harry alzó las cejas y su rostro se transformó en
un poema.
—Y estoy muy orgulloso de ti. —le dijo. Fue su
turno de posar una mano suave contra el mentón del
rizado. —Ellos te necesitan. Te necesitan en la
guerra y te necesitan como su monarca después.
—No, necesitarán a alguien como mi hermana,
ella sabrá cómo llevar el poder. Gemma podrá.
Louis negó, pero prefirió no continuar el
argumento. Conocía lo testarudo que podía ser
Harry, además de que ya estaba adormilado, solo
quería descansar.

504
—Además no puedo dejarte ir, he llegado a
quererte demasiado, ya no puedes irte. Nunca.
Jamás.
Y Louis quiso reír pero…
“Quererte”
Harry…, él…
— ¿Me quieres? —preguntó el príncipe,
emocionado, alzándose sobre el pecho de Harry. Sus
ojos brillaron.
Harry alzó sus cejas y abrió sus ojos como platos.
—Bueno yo…,
Louis sintió fuegos artificiales en su estómago
mientras comenzaba a reírse. Una plena carcajada a
la mitad de la noche. Harry continuó un poco
descolocado durante unos segundos, hasta que luego
frunció el ceño, una sonrisa se marcó en sus labios,
difícil de quitarse.
Louis se reía con la cabeza echada hacia atrás
mientras Harry aún lo abrazaba.
—Louis… shhhh…

505
El omega entendió de golpe y se calló de repente.
Poniendo su mano contra sus labios mientras seguía
riendo bajito.
—Pareces un niño… —Harry rodó los ojos pero
seguía sonriendo.
Louis apretó sus labios antes de decir:
— ¿Es que usted se ha enamorado, príncipe?
—Agh, cállate. —dijo el rizado pero Louis fue
más rápido.
Tomó su rostro entre sus manos y se acercó para
besarlo; primero lento y luego más profundo.
Respiró contra su piel y se sintió flotar entre los
brazos de Harry. Este sostenía con fuerza su cintura,
pero cuando Louis se apartó con un chasquido, se
dirigió hasta la oreja del rizado.
—Yo también te quiero. —susurró.
Harry lo abrazó entonces y ambos entrelazaron
sus piernas mientras se quedaban dormidos.
(…)
A la mañana siguiente Harry entró en el comedor
seguido de Louis. El príncipe del sur saludó a todos
con una sonrisa boba y muy obvia que hacía que el

506
omega se coloreara completamente de rojo y solo les
dedicara una sonrisa a los demás.
Isabella Tomlinson miraba a Harry mucho
últimamente. Louis intuía el porqué. Incluso Jacob
parecía cómplice de su esposa y algo le decía al
omega… que ellos sabían. Sabían que él y Harry
tenían algo.
Que no actuaran o que pidieran alguna
explicación lo inquietaba más, en realidad. De
hecho, no quería saber su opinión, no ahora, ni
mucho menos pensar en que opinión podría tener
Kargem sobre esto.
Liam aún parecía un poco incómodo, pero desde
su charla las cosas habían vuelto a la normalidad
entre ellos. Solo que ahora tampoco podían verse
con regularidad; el entrenamiento lo mantenía igual
de ocupado que Harry.
Pero… algo extraño había sucedido.
Y también era una razón extra por la que Louis
estaba inquieto; pues ahora, Liam y Skyler tenían
una especie de conexión. Como…, ellos charlaban,
de verdad hablaban durante varios y varios minutos.
Siempre era sobre los entrenamientos o sobre los
dragones. Lady Akgon, quien había dejado

507
completamente de lado sus vestidos de gala por su
armadura de entrenamiento, le explicaba a Liam
todo lo que esté quisiera saber. De hecho, incluso a
veces se reían. Y era…, raro.
Pero todo estaba desequilibrado ahí porque,
mientras Liam y Skyler pactaban una amistad, Niall
y Nadine se reían como dos niños en cada almuerzo.
Y en cada cena también. Niall dejaba que la dulce
princesa se colgara de su brazo y hablaban por horas
y horas después de los entrenamientos. Louis
tampoco sabía mucho sobre eso, pero entendía que
el rubor en el rostro de ambos era… real.
Y bueno, claramente su propia situación también
le ponía de los nervios.
Él y Harry… era como intentar tapar la luz del
sol con un dedo. Pues el rizado no dejaba de sentarse
muy cerca. Cuando caminaban siempre hacia algo
por tocarlo… bueno, dormían en la misma
habitación.
Y Louis aún rogaba porque nadie dijera nada…
aún.
—Lord Payne, —llamó de repente, Kargem. A la
cabeza de su mesa, llamando la atención de Liam,

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quién dejó su charla con Skyler de lado para ver a
Daeron.
— ¿Si, majestad? –contestó rápidamente, alzando
el rostro para mirarlo.
— ¿Cómo le va con los entrenamientos? —Louis
hacía su mejor esfuerzo por terminar su comida y no
enfocarse en las palabras del rey, pero Harry
también parecía atento.
—De maravilla, alteza. Estamos haciendo un
gran progreso con los muchachos.
Kargem asintió lentamente.
—Es bueno saberlo, pensé que algunos sureños
tendrían problemas para aprender a pelear como en
el norte. Su táctica es mucho más pesada. —
comentó, sabiendo completamente a lo que se
refería, algo a lo que Louis tenía nulo conocimiento.
Si, había aprendido a pelear cuando era pequeño,
pero nunca fue bueno. Cuando empezó a usar el arco
dejó de lado esa disciplina.
— ¿ “Su táctica es más pesada”? —comentó
Harry en tono de burla mientras tomaba su copa de
jugo y acercaba a sus labios.
Skyler lo miró un poco recelosa.

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—Es el Norte, Harry.
— ¿Eso qué tiene que ver? —comentó el rizado
cuánto termino de beber.
—La táctica es diferente, —dijo Kargem. —
ustedes aprenden a pelear con armadura. En el norte
no.
—Bueno, pero…, es pelear el final del día ¿no?
No creo que su táctica sea mejor.
Y bueno, técnicamente Harry no había dicho
nada malo…, pero lo había dicho en una mesa donde
la mitad de asientos ocupados provenía del norte.
Louis se tensó y apretó los labios para que una
sonrisa no se formara en ellos.
—En el norte habemos alfas —dijo Liam,
dirigiéndose a Harry. Siempre que le hablaba era
frío, seco, Louis lo notaba más que todos.
—Si, bueno, te aseguro que podría contra ti. —
dijo el príncipe. Louis alzó las cejas y borró el gesto
divertido.
—Harry, no hay necesidad de portarse como un
niño —le regañó la reina Anne con una sonrisa.

510
Louis miró a su padre, quien alzó las cejas
divertido, pero impresionado por la osadía del
rizado.
—Podríamos practicar —dijo Liam. Louis notó
que este no parecía divertido. Tal vez veía esa como
su oportunidad de batirse en duelo con Harry, sabía
que ganas no le faltaban.
— ¡Si, hoy tenemos día libre! —saltó Niall en la
otra punta de la mesa.
—Dirigen un ejército y aún tienen mentes de
niños —dijo Kargem, pasándose la mano por la
frente. Louis rió bajito.
—Yo digo que sería un buena idea —comentó
Skyler.
Y Harry solo alzó las cejas de forma orgullosa
mientras que Liam fruncía el ceño en su dirección.
(…)
Al medio día, Louis caminaba con Nadine y Niall
en dirección a la explanada donde el ejército se
preparaba; ese día estaba vacío, pues les habían
dejado un día de descanso a su gente tras una
semana pesada. Así que ahora quedaba un espacio
enorme para el duelo entre Liam y Harry. El cual era

511
una completa tontería y solo lo hacían para tratar de
demostrar algo. Era como un juego, y por eso ni
Jacob ni Kargem estaban presentes. Ni siquiera
Anne o Isabella…, ellas se habían ido junto a
Gemma a pasar el rato en los jardines congelados.
Por lo que Louis caminaba a la derecha de
Nadine, quien iba tomada de su brazo y el de Niall.
Mientras ellos hablaban de cosas banales.
Entre crujidos de sus botas contra el suelo frío y
vueltas a la explanada, terminaron encarando una de
las entradas del Krestum, por la que un muchacho
salió junto a Skyler.
Un muchacho que ninguno de los tres conocía.
Niall, Nadine y Louis se frenaron cuando se
encontraron frente a ellos. Skyler llevaba el cabello
trenzado y una pesada capa blanca y gris, mientras
que el muchacho llevaba ropa de tonos mucho más
cálidos, naranjas y cafés, con una chaqueta enorme
de piel de oso. Louis lo examinó, ese muchacho no
se parecía al tipo de gente que encontrarías en
Dragonscale y el oso… no ese precisamente un
animal del sur. Lady Akgon, al encontrárselos de
frente, se vio obligada a presentar a los chicos con el
muchacho misterioso.

512
—Príncipes, primo, quiero presentarles a Lord
Malik de las tierras de Cinis. —los tres se agacharon
levemente en reverencias con respeto mientras el
muchacho los copiaba un poco extrañado y nervioso.
Los miraba con un poco de temor, pero sobre todo
con respeto.
—Hola… —dijo en un tono bajito. Louis lo
admiró durante unos segundos; era bajo y menudo,
tal vez de su misma estatura. Su ojos parecían
dorados y tenían un brillo algo… extraño. Su piel
parecía brillar y aunque eso le intrigó un poco,
pronto fue eclipsado por su esencia… era un omega.
Claro. Los lores en Cinis eran Lord Akrahm
Malik y su esposa Hadi, quien era omega ser
originaria de Gélida. Había dado a luz a un alfa, el
heredero de sus tierras. Este debería ser uno de sus
hijos más pequeños, si no que el menor.
Louis iba a preguntarle por su nombre, pues
recordó que alguna vez los lores de Cinis fueron
invitados en el norte, pudo haberlo conocido de
niño… pero antes de que pudiera hacerlo, escuchó el
metal de las armaduras. Se giró para ver a Liam
llegar desde atrás.
— ¿Estas listo, alfa? —comentó Niall de forma
burlona, pero Liam solo se ajustó su cinturón y

513
asintió.
—Liam, Lady Akgon nos ha presentado a Lord
Malik —dijo Nadine de repente. Así que Liam alzó
la cabeza y terminó mirando con impresión al joven
moreno.
Lord Malik lucía igual de consternado… o más
bien, incómodo.
—Zayn…, —pronunció en dirección al omega de
piel morena.
Skyler fruncio el ceño.
— ¿Se conocen?
—No…, —dijo Zayn.
—Si, —dijo Liam.
—Bueno, yo—
— ¿Era por eso que no querías decirme tu
apellido? —dijo el alfa. —Tu también eres hijo de
un Lord.
Zayn lo miró un poco incómodo.
Louis notó como sus ojos brillaron de nuevo.

514
— ¿Son amigos? —preguntó Nadine de forma
ingenua.
Entonces Harry apareció por detrás de Skyler,
con su armadura dorada y una enorme espada blanca
en su cinturón. Louis alzó la cabeza para admirarlo
brillar bajo un cielo gris y encapotado.
— ¡Perdón! No encontraba una de mis botas…
—sonrió mientras se acercaba y se percataba de la
pequeña bolita en medio de la entrada a la
explanada. — ¿Qué sucede?
—Solo presentaba a Lord Malik —dijo Skyler
con los párpados caídos y la expresión aburrida de
siempre.
— ¿Quién? —preguntó Harry.
Louis le dio una leve patada.
—Perdón pero, no se—
—Soy yo, alteza, —comentó Zayn desde su lugar
contra lady Akgon. Se veía terriblemente incómodo,
como si no quisiera estar ahí ni un minuto más.
—Ah… Hola…, mi Lord.
— ¿Vienes a ver la pelea? —interrumpió Niall,
emocionado. Nadine recargó su cabeza en el hombro

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del rubio.
Zayn lo miró extrañado.
—No, bueno, yo no sabía que—
—Oh vamos, no hay nada más importante por
hacer en este lugar —dijo Skyler mientras
avanzaban finalmente hasta la explanada. Niall la
siguió junto a Nadine.
Harry y Liam les siguieron.
—Quédate, —dijo Louis mirando al chico con
mucha admiración. Zayn poseía de una belleza a la
que no estaba acostumbrado. Además de había algo
dentro del moreno que o mantenía intrigado. —Lady
Akgon tiene razón, esto es lo más interesante que
hemos hecho en un tiempo.
Zayn apretó los labios, lucía como alguien que no
estaba acostumbrado a convivir, un poco recluido y
nervioso. Pero también curioso. Louis le dió un corta
sonrisa.
— ¿No estoy molestando? — preguntó el
moreno.
Louis rió.

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—No, en absoluto. —y eso pareció darle
confianza a Zayn, quien aceptó unírseles.
(…)
Las reglas de la pelea eran fáciles… bueno, la
regla única que había era básicamente: no matarse.
Lo cual había sonado como una broma -Niall y
Skyler se había reído abiertamente-, pero que
mantenía a Louis con los nervios a flor de piel.
Porque había visto pelear a Liam toda su vida… y
era bueno.
Y había visto pelear a Harry en el torneo semanas
atrás… y también era bueno.
Solo que no sabía quién era mejor…
—Si matas a Liam… te mataré. —le dijo a Harry
en voz alta mientras lo abrazaba débilmente.
Escuchó a Liam reírse detrás. —Lo mismo va para
ti.
Así que los dos se pusieron en posición. Ambos
desenfundaron y el filo de sus espadas resonó por
toda la explanada. Louis sintió un escalofrío.
—Bueno ¿Y qué pasa si gana Liam? —preguntó
Niall.

517
—Le doy mi corona, —dijo Harry, mirando al
alfa. Niall se rió.
— ¿Y yo que te doy, el norte? —contestó Liam.
—No, si yo gano, tu tendrás que ir a la guerra
desnudo. —Niall volvió a reírse contra Nadine.
—Trato hecho. —dijo Liam mientras se ponía en
posición.
Louis se pasó ambas manos por el rostro.
— ¿Hablan en serio? —preguntó Zayn en tono
bajo, hacia Louis.
El príncipe negó de forma divertida.
— ¿Listos? —preguntó Skyler.
Una ventisca helada recorrió por la explanada,
moviendo las capas de todos, y el cabello rizado de
Harry dejó un mechón caer por su nariz.
Lady Akgon comenzó una cuenta en idioma
Veshtry y en el número tres, la pelea comenzó.
De un giro, Liam bajó la espalda y comenzó a
atacar en las piernas del rizado. Harry lo predijo y
dió media vuelta para atizar en el hombro del alfa.
Ninguno de los golpes proferidos tocó nunca sus

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armaduras, ambos eran buenos acotándose en el
último momento, y durante unos minutos la pelea se
tornó de ataques que solo conseguían esquivar, hasta
que Skyler gritó:
— ¡Déjense de bromas!
Así que Harry impulsó su espada contra la cabeza
de Liam y este la recibió contra la suya, golpeando
el metal con el metal.
Niall exclamó mientras aplaudía.
—Vamos Liam ¿es todo lo que tienes? —gritó
Harry mientras de un empujón, alejaba al alfa; lo
cuál, comprobó la teoría de Louis: eran igual de
fuertes.
Liam se giró para volver a golpear con su espada
y pronto la pelea se volvió un montón de espadazos
con gracia y fuerza. Liam golpeaba con agilidad y
Harry retenía los golpes con fuerza. Su cabello
volaba el rededor cada que esquivaba y Liam parecía
cada vez más furioso.
Aún así, no era fácil para Harry tampoco.
Los golpes de Liam eran fuertes, decididos,
rectos e inevitables, pero Harry era un poco más
rápido y esquivaba con más facilidad. Así que

519
pronto, la pelea se volvió más de lo mismo, porque
ninguno se podía vencer.
No de lado limpio.
— ¡Al diablo las reglas, matense! —gritó Skyler.
— ¡Vamos Liam! —gritó Nadine.
Zayn y Louis miraban todo con los labios
apretados y su respiración entrecortada.
— ¿Qué, Liam, te estás cansando? —preguntó
Harry a mitad de un giro.
— ¿¡Qué no te callas nunca!? —dijo el alfa
exasperado.
— ¡No, en absoluto! —bromeó Harry. El príncipe
orgulloso estaba devuelta de momento, comenzó a
burlarse de Liam corriendo alrededor, mientras que
el alfa pensaba en una forma de atracarlo.
Harry se reía porque no parecía alcanzarlo, hasta
que la mente de Liam se aclaró y lanzó la espalda
directo al suelo y está se clavó un poco, lo suficiente
para provocar que el príncipe Akgon se tropezara.
Harry cayó directo al suelo.

520
Todos ahí se callaron. Harry alzó su cabeza en
dirección a Liam con los ojos furiosos.
—Oh, discúlpeme majestad ¿se ha caído? —
exclamó con una perfecta mueca de preocupación
fingida.
Louis se tapó la boca para evitar reírse.
—Ah… ¿con qué quieres jugar sucio?
Liam se reía, por lo que Harry se impulsó con
una mano en el suelo y dio un patada baja que
golpeó a Liam en los talones, derribando al alfa
consigo.
Harry se levantó de un saltó en guardia y le lanzó
su espada de vuelta.
—Vamos, Liam, demuéstrame que además de
ganarme a Louis, también puedo ganarte a ti.
Y eso fue la clave para que el alfa llegara al punto
máximo de su ira. Harry había encontrado la forma
perfecta de desafiarlo.
Los golpes de espadas comenzaron una vez más.
El sudor caía por las frentes de ambos ya que los
golpes eran ahora más bruscos.

521
La pelea se prolongó durante varios minutos más,
hasta que Harry esquivó una apuñalda de Liam…
O eso fue lo que creyó.
Pero no corrió ninguna gota de sangre, en
realidad, fue un largo mechón de cabello rizado lo
que cayó al suelo de la explanada.
Todos se quedaron quietos, en silencio. Liam
miró hacía abajo y comprobó cómo un torrente de
rizos castaños se apilaban unos contra otros… luego,
poco a poco, subió su cabeza, regresando lentamente
hasta el rostro del príncipe. Un carcajada le brotó
por la garganta, pero logró detenerla antes de que
resonara por el lugar.
Harry soltó su espada cuando miró al suelo.
Liam intentaba con todas sus fuerzas el no reírse,
alzando una de sus manos en rendición. Los suspiros
asustados de los demás no tardaron en llegar hasta
sus oídos…
—Harry, lo siento, yo—
Antes de que terminara su frase, Harry alzó el
brazo y su mano se un volvió duro puño.
Lo último que Liam vio, fueron sus ojos en
llamas.

522
///

523
➳ 21: Tregua. ➳

—Harry, espera—
—Voy a matar a tu amiguito, lo juro. —dijo
mientras los guardias les abrían las puertas y el
príncipe entraba furioso en dirección al espejo frente
su alcoba. Louis intentó frenarlo pero sus pasos no
eran tan rápidos como los de Harry.
Ya que antes de que se cerraran las puertas, Harry
ya había contemplado su reflejo en el espejo.
Liam básicamente había cortado todo el lado
izquierdo de su cabello, lo que cubría su desde su
pómulo hasta la mitad de su nuca… a la altura de su
oreja. Y el cabello de Harry solía llegarle hasta los
hombros…
El príncipe apretó los puños e intentó salir de
nuevo en busca de Liam.
— ¡Harry! —Louis tomó impulso y esta vez se
lanzó contra la espalda de Harry. Rodeando su
cuello con sus brazos y alzando las piernas para
envolver su torso. Esperando que eso fuera

524
suficiente para evitar que saliera en busca de de su
mejor amigo.
—Louis ¡¿Has visto ya lo que me ha hecho?!
— ¡¡Tú lo has golpeado!!
— ¡Cortó mi cabello!
—Harry ¡Lo noqueaste, se ha desmayado!
El rizado bufó audiblemente.
—Agh, estará bien, ni siquiera lo golpeé tan
fuerte.
—Le dejarás un ojo morado, ¿sabes cuánto
tardará eso en sanar? —soltó el omega de manera
enfurecida. —Esto fue una tontería, ¡vas a ir a ver si
está bien y te disculparás…!
— ¡No voy a disculparme! —soltó el príncipe, —
¿Sabes cuánto tiempo me dejé crecer el cabello?
Louis puso los ojos en blanco.
— ¡Harry, es cabello, crecerá! —exclamó con
énfasis. Harry apartó la mirada, viéndose tristemente
al espejo. Louis quiso seguir enojado, obligarlo a ir
y disculparse, como siempre había hecho con
Nadine cuando estaba creciendo. Aún así, Harry no

525
era su hermano, y honestamente… con ese pequeño
puchero en sus labios, le daban más ganas de
consolarlo que de regañarlo. —Oye… lo siento, es
una pena, pero llevabas el cabello suelto y pelearon
con espadas ¿que esperabas?
Harry bufó audiblemente de nuevo.
—Lo hizo intencional ¿sabes? —le dijo Harry. —
Él realmente me odia.
Louis suspiró.
—El no te odia…
—Bueno, tú no conoces esa mirada en él
entonces, pero puedo asegurarte que reconozco esa
expresión cuando la veo; él enserio quería patearme
el trasero. —Louis se mordió la lengua, lo sabía. —
Todo esto es por tu culpa, que lo sepas.
— ¿Mi culpa? —Louis parecía ofendido.
Harry se giró al el con un tono más calmado, la
sombra de una sonrisa se formó en sus labios.
—Él quiere matarme porque le quite a su
precioso omega.
Louis entrecerró lo ojos. No quería olvidarse del
asunto, Harry había golpeado a Liam. Eso no podía

526
quedarse así.
—Yo nunca fui su omega.
—Él pensaba que lo serías tarde o temprano.
—Pues ese es su problema, yo ya no seré el
omega de ningún alfa.
Harry lo miró con un par de ojos que brillaban;
dio un paso en dirección a Louis, pero este lo frenó
con un gesto de sus manos.
—Tienes que disculparte con él, —sentenció. Fue
el turno Harry para poner los ojos en blanco.
—No voy—
—Y él lo hará también —. Sentenció. —Los dos
se comportaron como un par de niños.
Harry bajó la mirada.
—… ¿Lo siento?
—No es a mi con quien te tienes que disculpar.
—Bueno, pero… —Harry se acercó ante él de
manera lenta pero decidida, tomó el rostro suave del
omega entre sus manos, Louis no quería ceder, pero
los labios del príncipe estaban peligrosamente cerca.
—Tu pareces enojado también…

527
—Lo estoy, los dos me preocupan y creo que esto
era… completamente innecesario.
— ¿Ah si? —Louis asintió, atontando, Harry se
abría camino hasta él; Poco a poco lo atrajo lo
suficiente para dejarle un beso tierno en sus labios,
causando que Louis se pusiera de puntillas; Cuando
se separó, el castaño rozó su nariz contra la del
príncipe.
Louis se alejó completamente de su enojo.
Suspiró contra la piel de Harry.
—Ven, —dijo dándose por vencido, no podía
estar enojado con él. Liam se lo había buscado.
Harry también. —vamos a tratar de arreglar tu
cabello. —le dijo tomándole de la mano y
conduciéndolo hasta la cama.
Harry se sentó en la orilla y dejó que Louis se
arodillara detrás para examinar más de cerca el
problema. Harry resopló cuando alzó una de sus
manos y se tocó los pequeños mechones de pelo que
le habían quedado, Louis le dejó un pequeño beso
sobre la mano y luego uno sobre la mejilla.
—Lo siento mucho por Liam. —dijo el príncipe
mientras Louis peinaba los rizos con sus dedos.
— ¿De verdad? —dijo este con una sonrisita.

528
—Me imagino que era un buen amigo. —
contestó Harry, suspirando. Louis rió.
—No lo has matado…
— ¿No? Yo digo que si, de hecho, esas son las
palabras que diré el día de su funeral.
Louis negó con la cabeza pero rió, tomando el
cabello del lado derecho de la cabeza de Harry y
empezando a trenzarlo de solo un lado.
—Deja de decir tonterías.
— ¡No son tonterías, Lou! —exclamó el príncipe.
— Se ha metido con el heredero del sur, si yo fuera
él, huiría del palacio.
— ¿Ahora si eres el heredero?
Harry frunció los labios.
—Yo siempre he sido el heredero.
—Agh, solo calla. —bromeó el omega mientras
ajustaba los últimos retazos de una trenza detrás de
la cabeza de Harry. — ¡Listo!
Harry alzó la mano para tocarse su cabello,
volvió a poner el puchero en sus labios.
—Solo lo trenzaste.

529
—Si bueno… —Louis le pasó las manos por la
armadura hasta que su rostro estuvo junto al de
Harry y le habló cerca del oído. —pero así ya no se
ve tanto… puedes—
—Tendré que cortarlo todo ¿verdad?
Louis suspiró.
—…Si.
Harry bajó la cabeza al suelo.
—Pero oye, no te ves mal. —le dijo el omega,
separándose y apegándose más a Harry desde un
costado; —Aún así vas a ser el hombre más
atractivo que he visto…
Harry rodó los ojos.
—Eso lo dices porque no tengo remedio.
—No, lo digo porque es muy muy cierto.
Harry sonrió sonrió y decidió acercar más a Louis
para besarlo, guiando al omega hasta su regazo y
dejando que Louis lo abrazara por el cuello. Sus
labios estaban a punto de encontrarse de nuevo,
hasta que la puertas de la habitación se abrieron y
los guardias anunciaron un nombre.

530
—Lord Liam Payne, majestad. —dijo uno
mientras que el alfa entraba, lento y con un pañuelo
blanco apretado contra el ojo. Harry gruñó
exasperado.
—Agh, algo me dice que enserio quieres morir
—pronunció el príncipe Akgon mientras Liam los
miraba, de repente un poco incómodo. El color
comenzaba a regresarle a la piel, aunque aún se
notaba un tanto mareado. Louis lo miró con una
forma en la que le dio a entender que estaba en
territorio peligroso. Ahora sabía que si, en efecto,
Liam y Harry tenían la fuerza para matarse
mutuamente.
—No eh… —Liam apegó más el trapo a su piel,
había hielos dentro de este. Los guardias cerraron las
puertas detrás de él.. —Yo he venido a disculparme.
Louis se sorprendió, aunque en realidad luego lo
comprendió y se puso feliz. Liam no era mala
persona, nunca lo había sido. Siempre fue un buen
amigo, un muy buen amigo y una perfecta familia.
Louis nunca va a olvidar que Liam y Nadine era
todo lo que tenía cuando llegó a Dragonscale y
siendo honesto consigo mismo, sabía que amaba al
alfa porque siempre había sido el tipo de persona
que cuidaría de él sin importar qué; sabía que su

531
relación con Harry era seria e importante. Que Liam
y él se llevasen bien… o al menos se tolerarán, era
lo mejor para Louis.
Aunque fuera un poco difícil.
Harry puso esa expresión orgullosa en su rostro;
esa en la que alzaba las cejas y miraba a todo a su
alrededor como si no le importara una mierda. Louis
como que odiaba esa expresión, pero bueno, Liam se
lo había ganado.
—No me importan tus disculpas. —exclamó el
rizado.
—Harry, —exclamó Louis.
—Eres insufrible ¿Lo sabías? —dijo Liam.
—Bueno tu eres un idio—
— ¡Oigan! —Louis exclamó con serenidad, con
una de sus pequeñas manos aún detrás de su cuello,
masajeando su cuero cabelludo.
El príncipe Akgon suspiró y apartó la mirada del
alfa.
—No puedo creer que de pronto ustedes tengan
cinco años. —regañó el omega, poniéndose de pie y

532
cruzándose de brazos. Mirando a los dos con el ceño
fruncido.
Liam bufó.
—Bien, admito que dejé que pelearan para saber
si así se les quitaba esas ganas de matarse entre
ustedes. —Comento el omega con un tono enojado.
—Pero solo me he dado cuenta de lo inmaduros que
son los dos.
— ¡Pero si él fue quien me puso el pie Y me cortó
el cabello! —exclamó Harry alzando sus brazos.
— ¡Y tu vas a dejarme un ojo morado! —
exclamó el alfa. — ¡Y todo por qué estaba harto de
todo lo que has hecho desde que llegué!
—Tu cállate Leonard.
—Y yo soy el infantil —Liam dijo exasperado
mirando hacia Louis.
Louis se pasó ambas manos por la cabeza.
—Okey, sea lo que sea por lo que se odien ¡ya
esto harto! —gritó. —Harry ¡discúlpate!
El príncipe Akgon lo miró ofendido.
—No, ¿qué? No voy a—

533
—Harry.
—Ah, maldición…, ¡Lo siento!
Liam lo miró con las cejas alzadas y luego rodó
los ojos. Louis tenía una sonrisa en los labios,
satisfecho, aún así, suspiró y dijo:
—Ambos son muy importantes para mi y
honestamente no quiero que se peleen por el resto de
sus vidas como dos niños. —Harry rodó los ojos
mientras que Liam miró al suelo. —Así que…
Hagan las paces, y traten, por lo menos… de
tolerarse el uno al otro. —dijo. —Por mi.
Y Louis sabía que no había un argumento mejor
empleado que ese.
—Louis tiene razón. —exclamó Liam tras unos
segundos. —No podemos pasar la vida así.
Harry, quién era mayor a Liam pero un poco más
infantil, le tomó más tiempo y una vez más de
ponerle los ojos en blanco antes de terminar
asintiendo.
—Eres su mejor amigo, supongo que tendré que
acostumbrarme a ti. —dijo como si Harry no
acabará de aparecer en la vida de Louis en los

534
últimos dos meses y como si Liam no llevará ahí
toda su vida.
El alfa lo notó, pero Louis lo advirtió con la
mirada.
—Pues has dado un buen comienzo ¿no? —le
dijo, quitándose el trapo para mostrar su ojo
hinchado. Harry hizo una mueca.
—Lo siento —repitió, un poco más bajito. Louis
sintió el orgullo en su pecho.
—Bien… —Suspiró. —Pues…, yo lo siento. De
nuevo. Por el… cabello.
—Si, claro. Y yo por…
—Bueno, Zayn me dio algo para la hinchazón,
dice que no se me pondrá morado.
Louis intentó preguntarle más, sobre quién era
ese Lord y como, aparentemente, lo había atendido
tras la pelea, aún así, prefirió guardar la
conversación para después; ya había logrado que se
disculparan.
—Pues bien, ya me voy.
Louis lo volteó a ver con una sonrisa.

535
— ¿Te vemos en la cena? —dijo acompañándolo
hasta la puerta. —
—Si, —asintió.
— ¿Cómo sigue tu padre?
—Bien, supongo —suspiró. —No habla mucho,
sigue queriendo estar solo. Aunque trato de
mantenerle un ojo encima.
Louis asintió.
— ¿Y tú?
Liam se encogió de hombros.
—Podemos mañana charlar, si quieres, —dijo. —
Llevaremos a Nix y a Ollie a dar un paseo ¿Si?
El alfa sonrió débilmente.
—De acuerdo.
Así las puertas se abrieron y Liam se marchó por
los pasillos del Krestum.
(…)
Louis montaba sobre Ollie mientras se dirigían de
vuelta al Krestum antes del anochecer.

536
Como prometió, Liam y el habían salido a dar un
paseo en sus lobos. Su ojo había mejorado mucho en
solo un día, Louis estaba impresionado, sea lo que
fuere que Zayn le dio, había surtido muy buen
efecto.
Habían hablado durante un par de horas; sobre
cómo Liam llevaba la muerte de su madre y
hermanas, diciendo que casi se sentía surreal. Pero
que seguro lo sentiría más cuando volvieran a casa,
al norte.
Louis no supo cómo responderle, aún no tenía
muy en claro su futuro; pero de lo que sí pudo
contarle, fue sobre las visiones y sobre su charla con
Allenya Akgon. Ollie y Nix caminaban junto a ellos
sobre las ahora, frías playas del sur, donde alguna
vez desembarcaron con Lord Mikhail en puerto
Dorado. Ahora todo era gris y pálido, helado como
nunca antes pensó del sur, y sobre todo, bastante
seco.
Pero entre la charlas que tuvieron, algo destacó
entre sus palabras: la respuesta que Louis buscaba,
sobre cómo ganar la guerra, estaba en los libros.
Y ¿cómo no había podido descifrarlo antes? Si se
trataba de magia, seguro había vestigios antiguos
detallados en papel. Según Liam, Niall le habló en

537
algún momento sobre la gran biblioteca del
Krestum. El lugar mas idóneo para encontrar cada
misterio de Poniente. Si era La Capital de Goré,
debía contener cientos y cientos de escritos de gente
más vieja que el mismo continente. Información de
los primeros hombres…, ahí es donde buscaría
primero y con suerte, tendría una respuesta para
final de mes.
Cuando llegaron de vuelta al Krestum, dirigieron
a sus lobos hasta los establos, donde las dos enormes
bolas de pelo habían creado una especie de nido para
dormir. Louis le rascó la orejas a Ollie antes de
despedirse con un besito en la cabeza de su lobo y
dejarlo para regresar al castillo. Liam cerró la pesada
puerta de madera por él y caminaron en silencio
hasta los pasillos que daban vistas directas de los
jardines.
Ahí estaba Lord Malik, el chico omega un poco
extraño, pero curioso. Louis lo señaló con un
movimiento de su cabeza.
— ¿Qué? —preguntó Liam.
—Ese chico que te curó ¿ya lo conocías?
Liam asintió.

538
—Yo no diría que lo conozco pero, entrena con
los demás omegas. El otro día intercambiamos un
par de palabras, al final del entrenamiento.
—No crees que… es un poco ¿raro?
— ¿Tú también lo notas?
Louis se giró a ver a su mejor amigo.
—Si, pero no logró descifrarlo aún, pero estoy
feliz de que ayudará…
Liam suspiró.
—Bueno, es un omega, y -no te ofendas pero—
no creo que sea un problema.
Louis negó lentamente.
—No siento que sea un problema, pero, tiene
algo extraño.
—E fue quien sugirió que me disculpara con
Harry. —soltó de repente.
— ¿Cómo?
—Cuando desperté, el estaba frente a mi. Me
puso unas compresas en el ojo mientras te
marchabas con Harry. —explicó el alfa. —Sugirió
que debía hacerlo porque Harry era un príncipe…

539
— ¿Y?
—Que no me convenía ser enemigo de un rey.
Louis alzó las cejas, pero pronto frunció el ceño,
extrañado.
—Harry aún no es rey.
—Bueno, pero lo será ¿no? El discurso que dió el
otro día fue… bueno.
— ¿Ahora lo halagas? —bromeó el omega.
—No.
—Entonces… solo porque te convenía, te has
disculpado.
Liam negó.
—No, lo hice porque sé que eso es lo que tú
querías y por qué, para ser honesto, prefiero no tener
que cuidarme la espada de la guardia dorada. —
bromeó codeando a Louis juguetonamente por el
costado.
—Como sea…, te agradezco que lo hayas hecho.
— ¿Qué, cortarle el cabello a tu príncipe?
Louis intentó no imitarse, pero terminó riéndose.

540
—Nunca te lo perdonará.
Liam también se mofó.
—Lo sé. Pero mira, no me arrepiento. Esto, —
señaló su ojo. — valió la pena, me recordará que
dejé calvo al príncipe Akgon.
Louis lo volteó a ver con una sonrisa.
— ¡No está calvo! —exclamó. —Y tu ojo sanará
del todo en unos días.
Liam se encogió de hombros.
—Bien, te veré en la cena, le prometí a Nadine
que la acompañaría al templo antes del atardecer.
—Nos vemos —soltó el alfa mientras su amigo
desaparecía por los pasillos. Se giró y decidió
internarse en los jardines para charlar con Zayn.
Así, el cielo empezó a liberar copos de nieve.
(…)
Liam llegó entre los senderos oscuros de los
jardines, hasta el pequeño claro donde había visto a
Zayn desde los balcones; se asomó entre las ramas
secas de aquellos arbustos que no habían estado
preparados para el invierno; la vegetación del sur no

541
esperaba que de pronto el sol pasara días escondido
entre las nubes y que la humedad frecuente se
congelara. Aún así, algunas plantas hacían su fuerte
lucha contra el violento clima, aunque no era muy
efectiva en realidad.
Ubicó a Lord Malik mirando a los matorrales
frente a él, como si rebuscara algo entre las hojas
marchitas, muy inmiscuido entre ellas. Fue debido a
las pisadas entre la nieve -que ahora caía del cielo-,
que el omega advirtió la presencia de Liam.
—Lord Malik —saludó el alfa haciendo su
debido uso de modales, pero lo que le sorprendió,
fue la falta de respuesta del muchacho, sabiendo que
lo habría escuchado. —Hey… ¿no vas a hablarme?
Zayn ni siquiera parecía inmutarse demasiado.
— ¿Cómo sigue tu ojo?
—Ahm… bien, gracias mi lord, ¡es usted un
médico incrible!
—No soy un Lord. —le dijo serenamente. No
sonando frío o cortante, solo… ausente. Su atención
no residía en el alfa.
—Es solo un saludo, —contestó Liam cruzándose
brazos bajo su capa y acercándose un poco más para

542
ver lo que el moreno hacía. — ¿Qué estas haciendo?
—Probando algo.
— ¿Qué?
—Cierra los ojos.
Liam frunció el ceño.
— ¿Por qué har-?
—Ciérralos —pidió el omega con un tono suave
pero decisivo. Liam estaba intrigado de porque este
muchacho aparentemente inofensivo… era muy
raro. Aún así, cerró sus ojos para complacerlo y
pronto sintió la manía frías del omega tomar las
suyas, quitándole los guantes de cuero negro para
luego dejarle algo frío y suave sobre sus palmas.
—Puedes abrirlos —susurró Zayn mientras
alejaba sus propias manos de Liam.
Este abrió los ojos y se encontró que, en sus
manos cálidas, se derretía la poca nieve que caía
entre los pétalos de una rosa blanca. Una perfecta y
fresca rosa recién cortada. Liam alzó la cejas,
sorprendido y mirando a Zayn con intriga.
—… ¿una rosa? —preguntó y el moreno asintió.
Liam tal vez no se hubiera mostrado tan

543
extrañado…, hasta que recordó que literalmente
cada rosal así como cada señal de florecimiento en
el jardín era prácticamente imposible con el clima.
— ¿De dónde la sacaste?
—De ese rosal.
Liam miró a la planta que parecía marchita, con
todos sus retoños fallidos. Esa debía de ser la única
rosa que quedaba en el sur.
— ¿Te gustan las flores? —preguntó el alfa
mientras la admiraba sin tocarla mucho, temía
dañarla.
—Son bonitas —dijo el omega encogiéndose de
hombros.
—He oído que Cinis en primavera está lleno de
flores.
A Zayn pareció llamarle la atención aquellas
palabras. Alzó sus ojos cafés en dirección a Liam, y
de nuevo, ese brillo dorado apareció entre sus
pupilas. Eso cautivó un poco al alfa; con esa belleza
inmaculada en sus facciones y el contraste del frío
alrededor, con el tono cálido de su piel, hizo al alfa
perderse un segundo.
— ¿Has estado en Cinis?

544
—Solo aquella vez en que fuimos a por el rey
Jacob.
Zayn asintió.
— ¿Tu has estado en Gélida?
—No.
Liam alzó una ceja.
—Mientes.
— ¿Por qué lo dices?
—Cuando era pequeño, recuerdo que Jacob
Tomlinson llevó acabo una cena por el cumpleaños
cinco de Nadine. Invitaron a varios lores, que yo
recuerde, los Malik también asistieron a esa
ceremonia.
Zayn apretó la quijada y comenzó a negar con la
cabeza.
—Yo no fui.
—…¿Qué, por qué?
—Estaba enfermo.
—No te creo.
Zayn frunció el ceño.

545
— ¿Por qué sigues insinuando que miento? Ni
siquiera me conoces y yo… yo te ayudé ayer. —le
soltó con un poco de rudeza, pero rápidamente
comprendió que solo estaba defendiéndose a sí
mismo.
—Lo… lo siento, yo—
Zayn lo miró con tristeza.
—Ese día mi padre tuvo que haber dado esa
excusa a todos en el banquete. Claro, si no se olvidó
de mencionarlo. —comentó el omega.
— ¿Por qué habría de olvidarlo?
—No lo entenderías. Tu eres un alfa.
Dijo, dándole a entender que probablemente su
familia no había recibido bien el hecho de que este
chico fuera omega; Liam nunca había lidiado con
algo así. Pues, aunque era muy poco común que se
presentara el caso de nacer como varón omega, toda
la vida la pasó con Louis, quien era hijo del hombre
más respetado en el norte. Eventualmente Louis se
había ganado ese respecto por sus propios méritos,
pero aún así, conocía que en algunos otros sitios,
esa… condición, no era bien recibida.

546
Liam quiso decirle algo, pero movió sus manos y
decido tomar la rosa entre sus dedos sin fijarse que
esta tenía un par de espinas a los costados. Se picó y
un poco de sangre comenzó a brotar de sus manos
cálidas.
La rosa se tiñó de rojo en ciertas partes y Liam no
pensó mucho antes de tirarla y lamerse la herida.
—No hagas eso… ven, —lo reprimió Zayn.
Palideciendo de un momento a otro. —Tengo que
limpiarte.
—Es solo una rosa.
—…si pero, podría… no sé, tener algo. Ven.
—Pero—
— ¡Vamos! —lo llamó un poco exasperado y
Liam decidió ir tras del omega de vuelta al Krestum.
En cuanto se marcharon, entre la nieve de los
jardines, yació la flor blanca tintada de sangre. No
pasaron muchos segundos después para que la rosa
se marchitara y se tornara de negro por completo.
///

547
➳ 22: Fuego helado. ➳

—Buenas noches —Louis saludó a los guardias


dorados junto a la puerta de la alcoba de Harry.
Estos se inclinaron en una reverencia mientras le
abrían, dejándole paso libre mientras pronunciaban:
—Nozshét mon paret. [Buenas noches principe.]
—y pronto Louis estaba quitándose la pesada capa
que ahora era indispensable en el sur. Incluso ahora
mismo nevaba en el cierto oscuro del anochecer.
El omega se quitó la botas heladas y los guantes
de cuero mientras miraba alrededor, pues sabía que
Harry estaba ahí, pues las antorchas encendidas y las
velas junto a la cama iluminaban la gran habitación
del príncipe heredero.
— ¿Harry?
—Aquí. —Le llamó desde donde estaban los
baños. Louis caminó descalzo por las frías lozas
mientras se abrazaba a sí mismo, necesitaba ponerse
una chaqueta, pues los muros alto del castillo hacían
que todo se sintiera mucho más frío que de
costumbre.

548
Louis estuvo a punto de cruzar el umbral hasta
donde estaba la bañera, pero entonces escuchó a
Harry hablar.
—Espera, cierra los ojos.
El omega frunció el ceño, pero le obedeció.
Sonriendo de repente.
— ¿Te han cortado el resto de cabello? —dijo en
un tono burlón mientras avanzaba a tientas por el
baño. Escuchó como Harry bufaba, exasperado y se
levantaba de una silla.
—…Si.
— ¿Cómo luce?
—Luce cómo si hubiera perdido toda mi fuerza.
Louis se rió.
Sintió a Harry aproximarse y pronto las manos de
este estaban tomando las suyas, atrayéndolo consigo.
La calidez de su piel hizo que Louis siguiera
acariciando sus antebrazos hasta llegar a sus codos.
Pronto se detuvo, porque entendió que Harry
probablemente no llevaba una camiseta y sintió un
poco de mariposas en su estómago al mismo tiempo
que se le calentaba el rostro.

549
Nunca lo había visto sin camiseta. Solo recordaba
haber visto su piel a través de la tela mojada aquella
vez en las playas de Litoreh, pero Harry se sentía un
poco más nervioso.
—Ven —Harry tiró suavemente de él hasta que lo
paró frente al espejo más cercano. Louis tenía el
rostro entre rojo y rosado por el sonrojo, mientras
que Harry lo posicionaba frente a él y lo abrazaba
por la cintura, llevando sus labios cerca del lóbulo
de su oreja. —Listo, puedes ver.
Así Louis abrió sus preciosos ojos azules y miró
directo al espejo, donde el panorama que esperaba
ver había cambiado radicalmente.
Los rizos largos de Harry se habían desvanecido,
ya no existía la imagen del mítico príncipe de
cabello suelto con ciertas trenzas cayendo alrededor.
Pues ahora veía su cabello casi cortado al ras cerca
de la nuca y los oídos. Pero un poco más abundante
arriba; los rizos eran lo suficientemente largos como
para que aún se curvearan sobre su frente y se
esponjaran en lo alto de su cabeza. Solo que ahora el
mechón de cabello blanco le caía por la frente en la
forma de un pequeño cairel.
Así, Harry lucía muchísimo más maduro, más
serio. Pero mucho más guapo. Resaltaba su

550
mandíbula afilada y sus facciones duras. Le quedaba
mucho mejor. Louis casi estaba babeando a la
imagen frente a sus ojos.
Él entre los brazos de Harry, con el mayor
abrazándolo con ternura y mostrándose como el
retrato de una religión falsa para sus ojos. Louis
descubrió que tenía una fe y que residía en esas dos
personas. En sí mismo… y en Harry.
— ¿Qué piensas? —le preguntó como si no
hubiera visto ya la expresión en el rostro de Louis.
El omega lo miró con condescendencia mientras
se daba la vuelta entre los brazos de Hary y se ponía
de puntillas para besarlo. Cuando se separó, dejó sus
rostros muy juntos mientras se abrazaba a la cálida
piel de Harry.
—Me gusta. —dijo por fin, suspirando frente a la
piel del major.
—Bien.
—Me gustas más así.
— ¿Resignado y abusado por las tijeras de un
sirviente? —Louis bajó la cabeza, riendo,
contemplado la piel lisa y suave del pecho de Harry.
Descubriendo lo mucho que le gustaría tocarla. —

551
Honestamente, creo que yo también me agrado más
así.
— ¿Si?
—Si, está es la versión que has hecho de mi. —le
dijo, provocando que el príncipe alzara la cabeza y
se miraran a los ojos. —Tu y tus bonitos ojos… solo
por esos ojos… —le dijo en susurró. —Haría lo que
fuera ¿Lo sabías?
Louis quiso llorar y reír al mismo tiempo. Negó
suavemente, porque aún era nuevo para él que Harry
le dijera todas esas cosas.
—Pues ahora ya lo sabes. —El omega sonrió.
Y Harry peino su cabello durante unos segundos,
hasta que este notó que probablemente los dos
terminarían congelados sin no se cubrían pronto, así
que Harry tomó a Louis de sus manos y besó sus
nudillos antes de llevárselo de vuelta a la habitación.
(…)
A la mañana siguiente, después del almuerzo,
Harry y Louis estaban en la enorme biblioteca de
Dragonscale. Eran pasadas las once de la mañana y
el entrenamiento comenzaba siempre a medio día.

552
Siempre puntual. Pero Harry había accedido a
acompañar a Louis hasta que fue la hora de irse.
Ahora que los aldeanos habían reforzado su
condición física, los entrenamientos serían más
pesados; Harry entrenaría hasta la hora de la cena y
probablemente estaría tan cansado al final del día,
que no tendría fuerzas para quedarse despierto y
pasar el rato con Louis, por lo que esos eran
técnicamente los únicos minutos libres que tenían y
bueno…
Louis no parecía verlo así.
Recién llegando a los pasillos de la biblioteca,
qué eran unas enormes columnas rebosantes de
libros, en forma de cilindro, ubicada en una de las
tantas torres del Krestum. La cantidad de libros ahí
era simplemente demencial. Y tenía tantas escaleras
para alcanzar cada tomo y libro que se requiriera. Y
era tan bien cuidada, que una comunidad de
hombres mayores mantenía el movimiento constante
en las instalaciones, preservando los libros
correctamente y organizándolos a cada segundo.
Louis estaba anonadado de todo el conocimiento
que podría adquirir ahí. Y una vez que entraba, se
sumía en sus pensamientos y acarreaba el mismo
carrito de siempre en que amontonaba los libros a

553
los que recurría siempre y los releía una y otra vez
en busca de una respuesta. Ahora sus días en el sur
se resumían a leer e investigar durante el día. Incluso
en ocasiones se llevaba un libro y leía sobre la cama
mientras Harry se apoyaba en su hombro mientras
dormía pacíficamente.
Por lo cual, ese lugar era como un santuario para
Louis y el silencio parecía imperturbable; era casi
sagrado ahí dentro, así que, claramente no era el
lugar para el joven Akgon, quién era tan alto que a
veces se golpeaba con las escaleras dispuestas por
todo el lugar. O que comentaba cada cosa como si
fuera un niño pequeño, lo cual ponía a Louis de los
nervios. Pero estaba tan concentrado en encontrar un
libro, que no prestaba mucha atención al rizado.
—Harry ¿me pasas ese libro? No, el de arriba —
decía mientras el aludido se giraba y le alcanzaba el
libro que era inmediatamente revisado por el omega.
—Louis, —susurraba porque ya lo habían callado
cuatro veces y no llevaban ahí ni quince minutos.
— ¿Mmmn?
—Oye,
— “…en tiempos de la última conquista…” no,
este no me sirve ¿puedes ponerlo de vuelta en su

554
sitio? —dijo ignorándolo y buscando en el estante de
atrás.
Harry bufó audiblemente.
—Shh. —lo acalló el mismo hombre mayor
vestido en túnica que llevaba persiguiéndolo desde
que había tirado una torre de libros sin querer.
—Oiga, ni siquiera estoy molestando a nadie…
¡no hay nadie para molestar!
—Son términos de la biblioteca.
— ¡Pero si yo soy el príncipe y este es mi
castillo!
El anciano pareció gruñir mientras fruncía el
ceño y se marchaba.
—Harry ¿puedes, por favor, ayudarme con estos?
—interrumpió el omega al momento de entregarle
tres libros enormes al rizado. Harry abrió los ojos
como platos cuando Louis siguió poniéndole una
pequeña montaña de libros sobre sus brazos.
—Ammh, Lou ¿vas a necesitar todo esto? —
preguntó extrañado. Louis ni siquiera lo miró, pues
leía el interior de otro libro con mucho detenimiento.

555
Harry apretó los labios y se asomó por el pasillo.
No había nadie ahí para molestarlos. Dejó la pila de
libros sobre una especie de mesita y luego se acercó
hasta Louis.
—Hey, hola, soy yo… —Harry movió sus manos
para llamar la atención del príncipe.
— ¿Quieres ayudarme a llevar esos libros hasta
las mesas, por favor? —pidió con sus ojos brillando
mientras comenzaba a empujar suavemente a Harry
a la salida de ese pasillo.
—Ahora no. —dijo mientras tomaba al omega de
las caderas y de un salto, lo subía a la misma mesa
donde estaban los demás libros; Louis pareció
extrañado y avergonzado, por si alguien los había
visto e intentó no montar un escándalo ahí mismo.
— ¡Harry! —susurró.
—Louis, tengo quince minutos antes de irme todo
el día a entrenar y tu estás buscando libros. —
reprochó el rizado mientras acercaba su rostro al del
omega.
Él suspiró. Si, probablemente Harry tenía razón.
—Yo… lo siento ¿si? Es solo que… creo que
puedo encontrar algo. Tengo un presentimiento… y,

556
yo… lo siento.
—Está bien. Es solo que no te veré hasta la cena
y quería llevarme un recuerdo.
Louis se sonrojó.
— ¿Un… recuerdo?
— ¿Enserio quieres que te lo explique?
Harry no le dio tiempo a contestar, pues pronto
estampó sus labios contra los del omega y comenzó
a besarlo detenidamente contra los libros. Harry
tenía ambas manos en la cintura de Louis y pronto
este comenzó a sentirse relajado bajo ese toque; por
que subió sus manos hasta la nuca del rizado, donde
rozó su pelo corto con las yemas de sus dedos y
aprovechó para traerlo más cerca.
Harry lo besaba lento, pero cada beso era más
profundo que el anterior, al grado de no querer
separarse ni un momento y respirar contra la piel del
otro, inclinándose para hacerlo más profundo, más
íntimo.
Louis se perdió.
Olvidó en dónde estaba, olvidó su nombre, su
apellido y de dónde venía. Él prácticamente olvidó
quién era en ese segundo, ese momento y solo sentía

557
la paz reverberar por cada centímetro de su piel;
imaginaba la sensación como ondas por su cuerpo,
que causaban pequeños escalofríos y le erizaban la
piel.
No supo en qué momento las manos de Harry
estaban ya en sus muslos y como es que ese toque
no le incomodó en absoluto. Solo fue -un poco-,
consiente de como el rizado tomaba sus piernas
desde abajo para separarlas un poco más y lograr
más cercanía entre sus cuerpos.
Los chasquidos de sus besos comenzaron a
resonar por todo ese pasillos de estanterías. Con la
luz de los días grises atravesando el traga luz del
techo, iluminando de apoco la gran biblioteca. Louis
mantenía sus manos contra el cabello de Harry,
nunca dejándolo ir, nunca rompiendo ese contacto.
Hasta que lo hizo.
Pero no fue él, en realidad. Fue Harry, quién
recorrió sus labios desde la boca del omega hasta su
barbilla, comenzando a bajar por su cuello y
empezando a succionar ciertas zonas de su piel,
dejando un camino húmedo sobre esta. Y ahora las
cosas eran distintas.

558
Ya no sentía paz, ya no sentía esa agradable
sensación de seguridad. O tal vez si, pero esas ahora
no eran su prioridad. Louis encontró una nueva
sensación cuando Harry apretó sus muslos, dejando
pequeñas mordidas en la base de su cuello mientras
regresaba de vuelta a su boca.
Y era… una especie de espasmo que le recorría
desde la parte baja del estómago. Que mantenía sus
sentidos diez veces más inmunes a cada caricia que
Harry le dejaba en sus piernas, como este parecía
acercarse más y más a su cuerpo y lo sentía
restregarse contra él.
Louis sintió calor, placer, cada que el rizado
apretaba sus manos contra su piel, en cada succión
de sus labios contra esta y como empezaba a
pensarle en la base de su entrepierna.
Louis gimió el nombre de Harry de una forma en
la que parecía que estaba cansado pero que al mismo
tiempo rogaba por más, y nunca antes había sentido
eso, Harry se lo había mostrado aquel día y dudaba
que desde ese momento, aceptaría otro tipo de besos
que no fueran como esos.
Y luego un par de libros se cayeron de la mesa,
despertándolos de su ensoñación.

559
Harry alzó su cabeza desde la base del cuello de
Louis y terminó apegando su frente a la del omega.
Louis se percató de que ambos tenían la
respiración entrecortada. Que sus piernas estaban a
cada lado de la cintura de Harry y que esta vez, no
sólo él estaba sonrojado. La piel blanca de Harry
reflejaba con más obviedad la forma en que sus
mejillas se coloreaban de rojo. Louis se sentía
adormilado y no tenía intenciones de separarse de
Harry… hasta que recordó de repente, todo lo que
había olvidado.
Se bajó de la mesa enseguida y acomodó su
camiseta porque al parecer Harry la había tratado de
apartar lo más posible de sus clavículas para
besarlas. Y bueno…, cuando se giró a ver al rizado,
este estaba terriblemente despeinado, con los bucles
completamente alborotados al rededor de su cabeza;
así como sus labios estaban tintados de un tono rojo
carmín.
Algo le decía a Louis que su aspecto no debería
de diferir mucho del de Harry.
—Yo ehm…, ya me voy. —dijo Harry de repente,
tosiendo por que su voz de pronto estaba ronca.
—Si-… bien.

560
Louis se encontró sintiéndose avergonzado,
mirando al suelo.
—Te veré…
—En la cena, si.
—Si… de acuerdo.
Louis se apartó y le dio la espalda mientras
reprimía una sonrisa.
Harry solo se acercó hasta su mejilla y le dejó un
sonoro beso en esta antes de marcharse corriendo.
Ya iba tarde.
En cuánto se marchó, Louis se puso una mano en
la boca para que su risa resonara por toda la
biblioteca.
(…)
Como prometió, se quedó el día entero en la
biblioteca. Un par de sirvientas llegaron en distintos
momentos a dejarle té y una corta merienda para que
no se quedara con el estómago vacío. Louis miraba
de vez en cuando al traga luz, y poco a poco notaba
como el día pasaba y pasaba. La noche llegando.
Encontró cientos de libros durante el día; algunos
de ellos eran útiles, pero la gran mayoría eran

561
bueno… para nada necesarios. Luego parecía
encontrar pistas, algunos vestigios de los hijos del
bosque entre textos y un par de mapas sobre Goré.
Revisó cientos de bestiarios e incluso investigó
sobre los dragones durante un rato. Cada libro que
leía tenía una especie de progreso en su búsqueda, lo
dejaba abierto sobre una gran mesa de madera que
pronto cubrió con velas una vez que el cielo se tintó
de negro.
Buscaba magia o alguna mención de esta
relacionada con los Akgon, registros de profecías,
pociones curativas, herbolaria, historias de brujos y
hechicería… pero nada parecía acercarse a… los
otros. Nadie hablaba de ello, ningún autor había
escrito algo así. Y Louis comenzaba a creer que no
habría una respuesta, que perdía el tiempo cuando
debería estar entrenando con el resto.
En un momento de exasperación. Cerró un libro
de golpe, y bufó audiblemente. Cada personal en la
biblioteca comenzaba a abandonar el lugar para irse
a cenar a sus hogares. Uno de los ancianos le
recomendó que se fuera a descansar, que mañana
sería un nuevo día, pero Louis lo declinó con una
sonrisa.

562
Se pasó una de sus manos por la nuca y sus dedos
hallaron la cinta del dije que Harry le había
obsequiado en el Festhé. Suspiró y decidió jugar con
este entre sus dedos mientras cavilaba y cavilaba,
dándole vueltas a todo en su cabeza, intentado
volver en sus pasos con la esperanza de hallar
alguna cosa que pudiera haber pasado por algo. Pero
no… nada.
Jugó con el pequeño pedazo de obsidiana en sus
manos hasta que se lo quitó y examinó el artefacto.
Lo puso a contra luz, y lo examinó como si eso
pudiera darle una pista.
“Vidrio volcánico” le había dicho a Harry la
noche en que se lo dió. El mismo día que habían ido
a Vulkam.
Vulkam, una zona deshabitada porque estaba llena
de volcanes activos.
Los dragones nacieron de los volcanes… de la
lava, por… magia.
La lava se convertía en obsidiana.
…Fuego helado. Los hijos del bosque les
llamaban fuego helado…

563
Louis se levantó y comenzó a buscar entre todos
los libros, a pasar páginas y páginas con la
respiración de pronto entrecortada, el corazón
latiéndole desbocado en su pecho.
Hijos del bosque…
La larga noche…
Y recordó la batalla por el amanecer, si
definitivamente había leído eso antes. Lo escuchó de
Allenya aquella noche en la sala de estrategia…
Los hijos del bosque pelearon contra los primeros
hombres. Les ayudaron porque llegaron a una
tregua. Ellos les dieron la clave.
Louis pensó en su sueño, las flechas, las armas
inservibles…
Las armas de los hijos del bosque eran de…
—Louis, —llamó Harry entrando
estrepitosamente en la biblioteca y subiendo las
escaleras de dos en dos para llegar con él. Iba a
preguntarle porque no había llegado al comedor,
cuando Louis se puso de piel y le tendió el dije.
—Vidriagón.

564
— ¿Qué? —Harry frunció el ceño y tomó el dije
entre sus manos.
—Obsidiana… eso es… —dijo entendiéndolo
todo. Eso eran lo que necesitaban. Vidriagon… —
Fuego helado.
—Louis…
—Harry con eso vamos a matarlos.
Y asi Harry alzó las cejas verdaderamente
impresionado.
///

565
➳partetres➳


Canción de Hielo y Fuego.

566
➳ 23: Cenizas. ➳

Nadine Tomlinson se sintió temblar en cuanto


despertó aquella mañana y se encontró un pedazo de
pergamino doblado frente a su puerta. Había sido
deslizado mientras dormía, pero reconocía a la
perfección la forma en que Louis enrollaba las
cartas.
Se sentó al borde de su cama, antes de que
alguien pudiera llegar e interrumpirle, tenía que
leerlo rápido si es que contenía algo de lo que
tuviera que deshacerse rápidamente. Pero en cuanto
lo abrió y reveló su contenido, la joven princesa
respiró de nuevo.
Ella solo escondió el pergamino bajo una de las
patas de una silla cuando escuchó a su sirvientas
tocar las puertas. Sonrió con la delicadeza de
siempre y actuó como cada mañana. La joven omega
dejó que las doncellas peinaran su lacio y largo
cabello de un tono castaño rojizo, mientras que le
ajustaban la pesada capa blanca que había
comenzado a usar recurrentemente. Era extraño que
Dragonscale se encontrara bajo la nieve y que en la
zonas del mar junto a la playa estuvieran

567
volviéndose hielo. Pero era reconfortante al mismo
tiempo, Nadine se sentía cada vez más en casa.
Se mantuvo callada y firme, mientras caminaba
en dirección al almuerzo, con la quijada alta y la
mirada seria. Sonrió con dulzura cuando Niall le
indicó que había guardado un asiento para ella.
Siempre le guardaba un asiento.
Cuando se sentó, el rubio le tomó de la mano y
dejó un suave beso sobre sus nudillos. Miró a los
preciosos ojos azules del joven Lord e intentó
comunicarle lo que acababa de enterarse un par de
horas atrás. Niall asintió, sabiendo que cualquier
cosa que dijera Nadine, sería apoyada por él.
Fue así cuando, al notar la enorme ausencia de
ambos príncipes junto a lady Akgon, que Kargem
preguntó:
— ¿En dónde se metieron estos muchachos?
Fue cuando ella entendió que debía hablar.
Nadine había llegado al sur siendo una niña;
estaba emocionada por las cosas que su hermano
mayor le prometía que pasarían. Quería conocer al
príncipe y enamorarse de él. Fantaseó con una boda
en la playa, donde ella vestiría de dorado para nunca

568
más usar el azul de su casa, sonriendo en los
enormes bailes dentro del palacio más grande de
poniente… convirtiéndose en la reina de un
continente entero.
Pero nada de ello había pasado. Y mientras más
tiempo pasaba en el sur, más entendía que su camino
en la vida distaba mucho de la imagen que creó en
su mente. En primer lugar porque el príncipe nunca
habría fijado sus ojos en ella, y en realidad Nadine
comenzó a pasar mejor el rato con Gemma Akgon,
quien le enseñó a bordar y mirar el mundo más allá
de solo un matrimonio tonto como respuesta a todo;
así, Gemma, le enseñó como ser monarca; fue ahí
cuando comprendió que no necesitaba casarse con
un rey para ser una reina.
Nadine dejó de ser una niña, y lo veía mientras
crecía y su cuerpo comenzaba a cambiar. Había
dejado el norte con un cofre lleno de sus muñecas
preferidas y ahora, pensaba dos veces en lo que diría
antes de decirlo, y tres veces en lo que la gente
respondía.
Había encontrado un interés particular en un Lord
que la hacía feliz, un chico encantador que nunca
antes pensó que podría interesarle, pero que la hacía
suspirar cada que él le tendía su brazo para caminar

569
junto a ella. Niall en realidad estaba volado con la
chica y Nadine amaba la forma en que su corazón se
estrujaba cada que él sonreía.
Y ahora, sobre todo, Nadine sabía su destino,
solo que nadie lo había confirmado de momento;
ella podría convertirse en la reina del norte. Y en
comparación a su hermano…, ella no sentía que
fuera una gran carga para sus delgados hombros;
Ella estaba lista para actuar como tal.
Abrió la boca y habló claro y con fuerza. Como
había visto de Gemma al entablar discursos para su
gente, como había visto de Skyler al pelear con
poder; ella había aprendido de las mujeres más
poderosas de poniente. De dos reinas, la del norte y
la del sur, y de las próximas cabezas de ese imperio.
Cuando informó lo que contenía ese pergamino,
sus padres se miraron entre sí, y esperaron por lo
mejor.
(…)
Nadine:
Harry y yo nos fuimos con Skyler recién entrada
la madrugada, creíamos que era el momento idóneo
para partir; vamos al norte. No quiero que te
preocupes y que nuestros padres también. Estaremos

570
bien. Pero necesito probar algo y tengo que ser yo,
tengo que verlo en persona.
No vengan por nosotros, volveremos tan pronto
podamos.
Dile a Liam que cuide de Ollie por mi. Te amo.
—Louis.
(…)
— ¿Ese es… el mar estrecho? —gritó Louis a
través del viento para que Harry lo oyera. El rizado
achinó sus ojos y comenzó a asentir, pues aunque a
penas comenzaba a amanecer, podía ver el mar que
separaba a Goré de Gélida y si sus ojos no lo estaban
engañando… entonces era en serio que ya no les
quedaba mucho tiempo.
El mar estrecho era lo que separaba las vastas
tierras de Cinis con el invierno eterno de las tierras
de Gélida, cerca del puerto en donde Louis había
zarpado al sur hacia casi cuatro meses de vuelta a su
vida normal y aburrida. Ahora volaba en un dragón
de escamas doradas sobre un mar completamente
congelado, liso y seco. Uniendo así los continentes
de vuelta; Poniente volvía a ser uno.
El invierno había llegado.

571
—Será mejor que bajemos, creo que será más
seguro si nos mantenemos por la costas —analizó el
omega mientras Harry acordaba con él y pronto
dirigía a Reikon de vuelta a tierra, seguidos entonces
por el enorme dragón naranja de Skyler, quien
volaba varios metros más abajo. Dravho aterrizó
detrás del dragón de Harry, sobre a las costas de
Yaekor, La Capital del norte, donde la fortaleza de la
familia Tomlinson, tenía lugar.
Louis había vuelto a casa.
Pero no se sentía como tal.
El puerto, un sitio que antes proveía al norte de
todo el comercio, estaba deshecho. Calcinado debido
al fuego descontrolado. Así como el resto de las
casas junto a los muelles. Louis mantenía la quijada
tensa mientras miraba las calles de su infancia
resumidas a cenizas.
— ¿Qué diablos pasó aquí? —preguntó Harry,
una vez que bajaron de Reikon, mientras este
parecía incómodo, pues el clima era demasiado frío
para los dragones.
Skyler saltó desde las alas de su dragón para
admirarlo todo; era la primera vez que dos Akgon
ponían sus pies en el norte. Y vaya, como resaltaban.

572
Sus armaduras de oro resplandecían bajo la luz
nítida de los días nublados. El cabello blanco de
Skyler se parecía mucho más a la nieve que cubría
las cenizas del lugar y sus espadas parecían pedazos
de hielo.
—Los caminantes atacaron primero el norte de
aquí —informó Lady Akgon. —Allenya llegó justo
a tiempo, intentó acabar con la mayoría de ellos,
pero se retiró en caso de que la amenaza fuera
demasiado para ella sola.
— ¿Quieres decir de que… puede que nos
encontremos con una de esas cosas? —preguntó el
rizado, sacando su pesada espada blanca de su
funda, para estar preparado.
—Puede, —asintió su prima, admirando todo al
rededor.
Louis apretó sus puños con fuerza en cuanto
encontró los vestigios de una caña de pescar bajo sus
botas. Habían destruido parte de su hogar. Aquel
había sido el mismo sitio en donde la familia de su
mejor amigo había perdido la vida; y ¿si su padre no
hubiera salido a tiempo? ¿Si su madre hubiera sido
agarrada por una de esas… cosas? Louis estaba
furioso, lleno de impotencia. Tenía que vengar su
hogar.

573
—Si uno de ellos sigue vivo, —dijo el omega en
voz alta, sacándose el arco de la espalda y tomando
una de sus flechas para alinearlo contra la cuerda. —
Vamos a matarlo.
Así Skyler desenfundó su espada también.
Caminaron poco a poco por las frías calles, con
las construcciones de un pueblo abandonado en
medio del caos; desértico, frío y desolado; el vaho
creando pequeñas nubes alrededor de sus labios
mientras avanzaban y se alejaban de los dragones.
Quienes tan pronto los príncipes se alejaron lo
suficiente, quemaron el suelo con el fuego de sus
gargantas creándose un nido semi estable mientras
aguardaban a sus jinetes.
Louis se mantenía alerta, mirando en cada calle a
las casas destruidas y abandonadas por la
emergencia. Notó barriles tirados por las calles,
montones de ropa colgada aún sobre sus respectivos
tendederos llenos de escarcha, y varias carretillas sin
caballos alrededor de las calles de piedra.
—Mucha gente murió aquí —reconoció Harry
mientras avanzaba cerca de Louis, notando como
muchos cuerpos parecían estar debajo de enormes
escombros o zonas donde el fuego arrasó con más
fuerza.

574
Louis mantenía la quijada dura mientras
avanzaba.
Un cuervo sobrevoló a lo lejos y Louis lanzó una
flecha sin dudarlo dos veces.
El ave cayó muerta algunos metros más lejos.
—Oye, cálmate —le dijo Lady Akgon con una
mueca de asco en dirección al príncipe.
Louis tomó un respiró antes de dirigirse a ella
con desdén.
—No me digas que me calme —le soltó. —Este
es mi hogar, es donde crecí, y está resumido a
cenizas. Esto era todo lo que conocí por años, y
mucha de gente a la que amé, la gente con la crecí,
esta muerta ahora, debajo de todos estos escombros
—dijo entre dientes, con un tono sombrío, sintiendo
la furia caminar por cada centímetro de su piel,
erizándola y marcando un fuerte ritmo en su
corazón. — ¡No me digas que calme, cuando tú no
sabes lo que se siente!
Le gritó y la chica pareció entender la furia del
omega. Aún así, en vez de disculparse, rodó los ojos
y apartó la mirada. Harry llegó detrás de su espalda,
poniendo una mano sobre su hombro y trasmitirle un
poco de calma a través de su toque.

575
Así que siguieron caminando; Louis guiaba a los
Akgon a través de las ruinas de Yaekor, mientras
comenzaba a nevar. Caminaron durante una larga
media hora con el sonido único de sus pisadas contra
los escombros, hasta que llegaron a la primera zona
que arrebató todo el aire del pecho del omega; la
fortaleza Payne. En donde Liam se había criado, en
donde él y su mejor amigo corrían a resguardarse
después de patinar en los lagos. El lugar se mantenía
levemente, aunque una de sus torres había caído.
Aún tenía arreglo y aún lucía habitable. Era bueno
saber que Liam tenía un hogar al que volver. Sin
embargo, Louis miró los largos caminos recién
formados gracias a lo que él consideró, fuego de
dragón. Que básicamente eran senderos negros y
calcinados en los cuales la nieve comenzaba a
acumularse de a poco.
Skyler se agachó para tomar una roca de entre los
escombros.
— ¿Qué es? —le preguntó su primo. Lady Akgon
se lo lanzó con ligereza; una roca negra y densa, que
parecía reflejar el brillo del día, cayó entre las manos
del príncipe. —Vidriagon.
Skyler asintió.

576
Así que Harry guardó ese largo pedazo entre su
armadura por si pudiera servir de algo, al igual que
su prima.
Mantuvieron el paso decidido durante varios
minutos más, hasta que Louis miró a lo lejos… el
castillo de su familia. Sus hombros cayeron mientras
que la flecha sobre su arco perdía agarre y él solo
suspiraba con tranquilidad al admirar su hogar casi
completamente ileso por la batalla.
Tenía un par de desperfectos, algunas puertas
vencidas y uno que otro derrumbe ocasionado por el
fuego. Pero su hogar se mantenía. Louis sintió su
pecho rebozar de felicidad en cuanto entró por la
sala del trono.
El estandarte del lobo había caído sobre los
tronos de su familia y Louis había entendido la
indirecta.
— ¿Louis? —preguntó Harry mientras el omega
parecía hacer caso omiso de sus palabras y se
adentraba por la escaleras de la fortaleza.
—Ve, yo haré guardia aquí —exclamó Skyler
mientras Harry la admiraba por unos segundos y
luego corría tras los pasos del omega.

577
Rápidamente, Louis encontró el camino que
había recorrido durante toda su vida, dieciséis años
en dirección a su habitación, en donde las puertas se
encontraban cerradas con firmeza. Nadie había
estado ahí en meses.
Cuando abrió, encontró su recámara exactamente
igual al día en que lo había dejado. Incluso el mismo
libro que releía días antes de dejar su hogar, se
mantenía sobre su mesa tallada con el mapa del
norte.
Suspiró con calma.
— ¿Está era tu habitación? —preguntó Harry una
vez que llegó hasta la puerta de la alcoba, mirando
los techos altos de los muros de piedra. El cuadro
con la familia del omega, pintado en óleo hacía
varios años. Cuando Louis era un niño todavía.
El principe del norte asintió.
Se acercó hasta una pila de muñecos de peluche.
Con los que solía jugar cuando era un niño; tomó
uno para abrazarlo como si gritara “quisiera volver a
ser un niño y no tener que preocuparme por todo lo
que hago ahora”, pero en cuanto dejo el peluche en
su sitio, una lágrima recorrió su mejilla, el recuperó
la furia con fuerza.

578
—Esto es todo lo que conocía, —suspiró,
mirando lo que alguna vez fue todo su mundo. —Y
ahora todo tiembla en una cuerda floja.
— ¿Por qué lo dices? —preguntó el rizado,
mirándolo con impotencia; no sabía qué hacer o qué
decir para que la tristeza abandonara las facciones de
su príncipe.
— ¿Y si no ganamos la guerra? —preguntó,
intentando con todas sus fuerzas no llorar. — ¿Y si
nos vencen? ¿Qué pasará con mi familia, con lo que
hemos creado?
—Vamos a ganar.
El omega apartó la mirada de los ojos verdes para
admirar su hogar hecho pedazos, y bueno, al menos
se mantenía pero… Louis supo que su deber era
luchar para mantenerlo consigo.
El rizado miraba a Louis con un poco de lástima,
no quería decir algo incorrecto en ese momento de
tensión, mejor, optó por quedarse callado; no
entendía la sensación. No podían imaginarse ver
Dragonscale en ruinas, entre las cenizas. Pero en lo
que sí no quería, ni podría soportar, era la imagen de
un mundo donde Louis ya no estaba. Eso si le
asustaba.

579
Y tan solo aquella imagen lo hizo sentirse
enfermo de repente.
— ¡Harry! —llamó Skyler desde abajo. El rizado
rápidamente se giró de vuelta a la entrada.
Louis se tensó.
— ¿Qué sucede? —preguntó Harry mientras se
asomaba por la puerta de la habitación.
Louis caminó hasta la ventana. Algo le dijo que
mirara; pues en donde antes se admiraba el jardín
del castillo, donde mantenían a los lobos de la
familia, se encontraban las enormes puertas que
guiaban fuera de la fortaleza, abiertas de par en par,
seguramente por la repentina evacuación de la gente,
solo que ahora… se encontraban tres figuras de pie
sobre la nieve dura.
Y Louis retuvo la respiración cuando sus ojos
hicieron contacto con el de aquellos tres entres.
Perfectamente azules, brillantes; tenían la mirada
seria y fija sobre el. Su piel, blanca como la nieve,
mostraba la escasez de vida bajo esta. Y Louis solo
sabía, él solo intuía… que esas… cosas…
Eran caminantes blancos.

580
—Harry, ve —exclamó primero en voz baja. —
¡Ve con Skyler, ahora! —le gritó mientras se giraba
de la ventana. El rizado rápidamente se encaminó de
vuelta a las escaleras, no sin antes percatarse de que
Louis lo siguiera; ambos bajaron mientras que
Skyler yacía ya con la espada en guardia, lista para
atacar.
Louis y Harry se reunieron con ella en la entrada
del salón, donde por las enormes ventanas, veían a
las bestias acercarse a paso lento. Mientras más y
más comenzaban a aparecer de la nada. Pronto,
había diez en los jardines. Y esos diez se tornaron en
veinte. Louis ni siqueira quería seguir contando.
Los tres mantenían su respiración entre cortada,
mientras los otros seguían avanzando con decisión
hasta ellos. Louis comenzó a sentir pánico, miedo
real. Ese no podía ser su fin.
—Tenemos que salir de aquí —dijo Harry de
repente, eso lucía como una emboscada. Seguro
habían esperado hasta que ellos estuvieran
demasiado lejos de lo dragones para que no pudieran
huir tan fácil.
Louis intentó darse la vuelta hacia atrás, pero
para sus sorpresa, los entes tambien venían desde la
entrada del castillo.

581
—Harry… —susurró el omega mientras el rizado
se daba vuelta y contemplaba, que estaban rodeados.
Los tres apegaron sus espaldas mientras se
cuidaban de todos los flancos.
— ¿Alguien tiene un plan? —preguntó Skyler
que, por primera vez, lucía genuinamente
impresionada, no asustada, pero si intimidada por la
presciencia de los otros.
—Si, —contestó Harry —No importa que,
mantén a Louis a salvo. —susurró en cuanto los
otros comenzaron a entrar y el impulso del príncipe
no pudo contenerse más.
Harry se lanzó contra las bestias y comenzó a
derribarlas con espadazos decididos que los quitaban
del camino. Skyler hizo lo mismo, encargándose del
otro flanco, mientras que Louis se mantuvo en su
lugar un poco taimado durante unos segundos hasta
que reaccionó.
Saco una flecha del carcaj y la tensó sobre su
arco. Su primer disparo terminó en la cabeza de una
de esas cosas, pero no lo retuvo. Louis sintió su
corazón detenerse, pues aquellas criaturas eran
como… momias, vestigios de cuerpos que habían
sido resucitados por la magia oscura. Louis temió

582
cuando varios de sus disparos eran inútiles para
acabar con aquellas criaturas.
Al menos Skyler y Harry podían decapitarlos,
cortarle los brazos y piernas, pero Louis no tenía
más remedio que intentar huir. El omega esquivó un
golpe de la rubia a tiempo, antes de que la hoja de la
espada terminara por cortarle la cabeza a él también,
agachándose de golpe y luego siendo levantado con
fuerza por lady Akgon. Así entendió que ahí, en
medio de la batalla no iba a lograr nada.
Subió como pudo algunos de los escalones,
mientras que Harry y su prima se encargaban del
resto de los entes; así dejando al omega
contemplando toda la batalla desde lo alto de las
escaleras; Los caminantes no morían, pues aunque
los Akgon estaban decapitándolos unos tras otros,
las criaturas se mantenían con vida, con sus cuerpos
aún moviéndose incluso cuando estaban deshechos
en el suelo. Louis pensaba, y pensaba, como iban a
deshacerse de todos ellos.
Hasta que se giró tan solo unos centímetros y
volvió a mirar los ojos azul brillante de la misma
entidad que lo miró en la ventana de su habitación.
Pero este lucía distinto. Su aspecto no mostraba
la muerte, si no, su piel se asemejaba más al hielo, y

583
parecía más alto, más fuerte. Ese no era un
caminante normal. Pues en realidad ese no se movía,
se quedaba de pie, inerte, esperando que todas las
criaturas que fueran llegando, acabaran con los
príncipes.
Así que Louis tuvo una idea.
Saco de uno de sus bolsillos una punta del
Vidriagon que habían encontrado en la entrada del
pueblo. Tomó un pedazo de la cuerda amarrada a su
arco y comenzó a amarrar la roca con fuerza junto a
la punta de una de sus flechas.
Al mismo tiempo que Skyler y Harry seguían
intentando deshacerse de los cientos y cientos de
criaturas que seguían llegando de la nada y
empezaban a ser demasiados para ellos dos. Harry
bateaba con fuerza a las criaturas y Skyler rebanaba
cada pedazo que se lanzaba contra ella, pero el
número de esos monstruos seguía creciendo.
Podía que no salieran de ahí con vida.
Louis avanzó entonces por la escaleras y corrió
de vuelta a su habitación, abrió la ventana y se
colocó con el arco tensando. No veía al caminante.
Con la respiración entrecortada, caminó por el
alféizar, hasta que logró saltar sobre las tejas de una

584
de las torres. Se deslizó por el techo hasta que
estuvo cada vez más cerca del primer piso en donde
Harry peleaba junto a su prima. Louis supo que tenía
que llegar por detrás, para que le diera a tiempo de
disparar. Un solo disparo para comprobar su teoría.
Si no, estaban perdidos.
Se asomó, saltaría hacia abajo, una caída de casi
cuatro metros. ¿Se rompería el pie? ¿El tobillo?
¿Serviría siquiera de algo?
Louis tenía mucho que perder… pero pensó en su
hermana, en su padre y en cómo Liam lloró en su
hombro aquel día después de enterarse sobre la
muerte de sus hermanas. Él tenía que arriesgarse,
por ellos.
Louis saltó.
Pero sorpresivamente, una enorme capa de nieve
lo recibió desde abajo, amortiguando su caída.
Pronto se puso de pie de vuelta y miró cómo aquella
criatura que se mantenía firme, estaba frente a él, de
espaldas, y ahora, solo tendría que disparar.
Más al frente, aquellas bestias comenzaban a ser
demasiado para Skyler y Harry. No había más
tiempo, Louis tenía que tirar de una vez; por lo que
tensó el arco nuevamente y retuvo la respiración.

585
Apuntó a la cabeza del ente. Y en un microsegundo,
este se dió la vuelta, alzando su brazo -fue ahí
cuando Louis se percató de que llevaba una especie
de lanza de hielo entre sus dedos-, pero no hubo
momento para nada más.
Él solo lanzó la flecha.
Y todo comenzó a correr en cámara lenta.
Fue Harry admirando a Louis con sorpresa a lo
lejos, y como aquella criatura intentaba enterrarle
aquella lanza directo en su garganta; Fue Skyler
intentando con todas sus fuerzas matar y seguir
matando a los entes frente a ella. Y fue Louis,
retrocediendo a lo lejos del caminante blanco,
tropezando en la nieve… hasta que su flecha tocó el
pecho de la criatura.
De un grito horrible y ensordecedor, el caminante
de la noche comenzó a retractarse como un vidrio
que se cuartea, y tan pronto como sucedió, hubo un
destello parecido a una explosión, que hizo que no
solo el caminante frente a Louis, si no a todas las
criaturas que atacaban a los Akgon metros más atrás,
se refractaran a cenizas y de un momento a otro,
cada rastro de peligro se había desvanecido.
Lo habían logrado.

586
Louis había acertado.
Vidriagon era la clave. Necesitaban forjar armas
de obsidiana.
///

587
➳ 24: Lady Akgon. ➳

— ¡Louis! — saltó Harry cuando cada una de


esas cosas se hizo añicos frente a él, mirando como
el omega estaba aún tirado sobre la nieve, el corazón
latiéndole desbocado dentro de su pecho. Louis aún
tenía los ojos abiertos como platos y la respiración
entrecortada, no podría creer que había funcionado.
Mientras Harry corría hasta Louis para ayudar a
levantarlo, Skyler se había quedado de pie con la
quijada en el suelo y los ojos desorbitados;
simplemente no podía creer que eso hubiera
ocurrido.
— ¡¿Pero qué mierda?! —gritó. —¿Cómo…
cómo…, qué…?
—Shhh, Sky, sería mejor que no hiciéramos
mucho ruido, aún puede haber más. —La regañó su
primo cuando Louis estuvo entre sus brazos. Lo
abrazó -y en realidad él lo abrazó, porque por una
milésima de segundo, rogó a todos los dioses que no
se lo llevaran, que le dieran otra oportunidad, que
Louis no merecía morir de esa manera. Él de verdad
creyó que Louis moriría segundos atrás… Harry
intentó no hacer muy obvio que seguía temblando-,

588
mientras que Skyler terminaba de acortar la
distancia entre ellos.
Eso había sido… lo más intenso que habían
vivido… en su vida.
(…)
El sol se ponía al momento en el que Louis
llegaba junto a Harry de vuelta a la fortaleza
Tomlinson.
Cargaban un par de conejos entre sus manos, ya
que eso eso lo único que habían podido cazar, no
habían encontrado otros animales y eso había
asustado un poco al príncipe omega, pero al fin y al
cabo, tenía esperanza de que todo volviera a la
normalidad una vez ellos ganaran la guerra, -y ahora
sus esperanzas se mostraban diez veces más arriba
ahora que sabía y conocía la forma de vencer a esas
cosas-.
Cuando llegaron a las puertas de la fortaleza,
Harry hizo un silbido que, según, sería la única
forma de que Skyler supiera de que se trataba de
ellos; Louis había insistido que eso no era necesario,
pero Harry parecía un niño de ocho años.
Aún así, sonrió mirando hacia otro lado para que
el príncipe no pudiera verlo.

589
Skyler abrió entonces la puerta y tan pronto los
dejó pasar, cerró de nuevo con fuerza, esta vez
atascando la puerta con el pestillo más otras rocas
que Harry ayudó a poner contra la madera pesada.
Pasarían la noche ahí, así que habían cerrado
cada parte del castillo, cada ventana y cada entrada,
así como los jardines. Se habían asegurado de que
no quedará nada vivo ahí además de ellos, y cuando
rebuscaron en las alacenas de las cocinas,
encontraron sólo algunas semillas que no iban a
poder llenar sus estómagos; así que fue idea de
Louis el cazar -aunque nunca en su vida lo había
hecho, y tuvo que reprimir cada onza de dolor que le
tomó acabar con la vida de esos dos conejos-,
mientras que Skyler se ocupaba de crear una especie
de fogata en el suelo del jardín, y Harry hacía
muecas mientras abría el conejo para intentar
cocinarlo.
Y es que los tres se habían criado en un mundo
donde todos hacían todo por ellos. Louis aprendió a
cazar a medias por su padre, que lo llevaba en
aquellas excursiones junto a Liam y sus lobos, aún
cachorros, poco había aprendido de ello. Y mientras
Jacob Tomlinson llevaba un venado entero al
banquete de esa noche, su hijo le hizo honor alzando
dos pequeños conejos.

590
Skyler por otra parte, se tardó casi media hora en
lograr que el fuego encendiera, pero lo hizo. Y
Harry tenía las manos llenas de sangre en el
momento en que lograron cocinar la carne de
aquellos mamíferos y comerla con rapidez sentados
junto al fuego.
La temperatura descendía extremadamente
durante la noche.
Lo mejor sería intentar dormir y volver lo más
rápido que pudieran por la mañana, lo cual fue fácil
para Harry, quién tan pronto terminó de comer, se
recostó sobre Louis y terminó acarreando un par de
sillas de la cocina para dormirse sobre su regazo. El
omega tan solo suspiró con ternura.
Harry le había dicho lo mucho que temió por él
horas atrás. Para ser honesto, él sintió el mismo
pánico cuando pensó, por unos cortos segundos, en
lo que hubiera pasado si el vidriagon no hubiera
servido. No estarían cenando junto al fuego esa
noche.
Louis comenzó a peinar el corto cabello del
príncipe mientras Skyler seguían mordiendo un
hueso; lo hacía por nervios, tal vez, o solo para
reprimir el intenso frío que sentía. Los sureños no
estaban acostumbrados para nada a esas

591
temperaturas. Así que, el castañeo de sus dientes
contra el hueso, más las brazas del fuego, eran los
únicos sonidos que se extendían entre Louis y Lady
Akgon; lo cual, si, comenzó a ser incómodo. Más
porque el omega conocía que su historial era tenso y
seco. Además de que se notaba que no era para nada
del agrado de Skyler y el hecho de él que sentía un
poco intimidado de ella. Pero ¿así sería toda la vida?
En realidad no quería que fuera así.
Louis suspiró antes de hablarle:
—Gracias.
La chica calmó el movimiento incesante de sus
dientes y se deshizo del hueso cuando Louis
pronunció aquellas palabras. Se giró para verlo;
Skyler tenía el cabello hecho un desastre, varios
mechones blancos se habían salido de su trenza y
una que otra mancha de tierra se hacía presente en su
rostro; Louis reconocía que él no debía lucir mejor.
Lady Akgon frunció el ceño, como siempre.
— ¿Por qué? —soltó como si estuviera ofendida
por la gratitud del omega.
Louis volvió a suspirar.

592
—Hace rato, con esas… osas. —se explicó. —me
ayudaste a pararme y me protegiste junto a Harry. —
susurró, bajando la vista hasta el nombrando, quien
ya parecía tener la respiración pesada, abrazado a
sus piernas mientras pequeñas nuevecitas de vaho se
formaban bajo su respiración. Louis regresó su visita
hasta aquella chica. —Agradezco por eso.
Skyler apartó la mirada, regresando su vista al
fuego; las llamas creaban extrañas sombras frente a
sus rasgos delicados y refinados que constituían su
rostro. Lady Akgon poseía una gran belleza cuando
no tenía mala cara; incluso con la pesada armadura
puesta, notaba su delgado cuerpo y la bonita forma
de este. Aún así, Skyler no era una princesa; pero era
una guerrera, y Louis lo había notado desde la
primera vez que la vio, incluso vestida y retocada
como una hija más de Kargem, como si hubiera sido
arrancada de unos de los cuadros en la sala del
trono.
—No tienes que agradecer, —susurró la chica en
tono bajito. Al parecer lo único a lo que no le
agradaba enfrentarse, era sincerarse frente a los
demás. —Tu eres nuestra única salida, sin ti no
hubiéramos podido con los otros.

593
La sinceridad en sus palabras tocó el pecho de
Louis.
—Aún así…, te agradezco, incluso si me odias,
yo-… Agradezco lo que hiciste. Incluso ese día, de
vuelta en Cinis. —dijo mirando al fuego, luego a la
chica. —Te quedaste en el campamento para ayudar.
Regresaste con mi pueblo. También agradezco por
eso.
La rubia pareció un poco descolocada, parecía
que quería huir y esconderse porque elogiarla le
ponía de los nervios, así que su única respuesta para
ello fue reaccionar de forma hostil.
—No lo hice por ti.
Louis suspiró y rodó los ojos.
—Si, ya lo sé… ¿Qué no puedes aceptar un
agradecimiento? Trato de… mejorar las cosas entre
nosotros.
— ¿Y por qué crees que se pueden mejorar?
Louis bufó.
— ¿Por qué? Porque eres una Akgon y no se si
sabes pero tu familia y la mía son aliadas; van a
luchar contra un ejército de esas cosas y necesito
sepas que estamos del mismo lado.

594
Lady Akgon puso los ojos en blanco.
—Sé que estamos del mismo lado ¡pero eso no
me impide seguir odiándote!
— ¡Pero ni siquiera sé por qué me odias! —Saltó
Louis, con un poco más de fuerza en su voz aguda,
lo que hizo que Harry se revolviera entre sus piernas
al intentar seguir dormido.
Skyler pudo responder, pero sólo apretó la mirada
y suspiró más fuerte.
—Yo… no te odio. —sinceró.
— ¿Ah no? —contestó el omega. —Entonces
¿cómo se le dice cuando una persona, no deja de
hacerte caras horribles y a tratarte con frialdad?
Hmmmm no lo sé.
—Es que eres… , eres raro.
— ¿Raro?
—No lo sé… —bufó la chica. —Es solo que
nosotros estábamos bien, perfectos en realidad, todo
seguía su curso… y de pronto llega un navío del
norte, zarpas con tu hermanita la princesita y todo lo
que conozco comienza a cambiar.

595
Susurró la chica mientras atizaba un poco de
fuego con una rama. Louis bajó la mirada.
—Si, bueno, pero eso no es mi culpa.
—…sé que no lo es.
Louis suspiró de nuevo. En realidad su charla
estaba llena de suspiros.
—Escucha, lamento haber infligido un cambio en
tu vida, pero ¿tú crees que no fue un cambio para mi
también? En realidad…, fue un cambio para todos,
estoy seguro de que a nadie nos gustó al inicio, pero,
hey, esto es lo que tenemos ahora, tenemos que
pelear con esas cosas, si no… no habrá nada más
para nosotros.
—Lo sé… —repitió lady Akgon.
—Y yo… yo no te odio. —soltó Louis, dispuesto
a tirar la toalla de una vez por todas. —Yo…, te
admiro en realidad. Mi hermana te admira también.
En realidad, creo que todos te admiran porque
eres… buena, eres increíblemente buena en lo que
haces. Peleas por tu pueblo, tienes voluntad de oro…
en realidad, me gustaría ser como tú.
Skyler lo miró escandalizada, pero impresionada
al mismo tiempo; no esperaba en absoluto esas

596
palabras de Louis.
— ¿Por qué lo dices?
—Lo digo porque lo creo.
Las cejas de la chica se alzaron y sus labios se
quedaron entreabiertos. No sabía cómo responder a
eso.
—Y yo solo trato de que nos llevemos.. mejor,
supongo. Harry es tu primo y yo… —dijo el omega,
regresando sus ojos azules en dirección al rostro del
rizado, pálido y un poco sucio por la reciente pelea.
—Yo… lo quiero, haría cualquier cosa por él. —
Susurró.
Skyler soltó todo el aire que retenía en sus
pulmones y cerró los ojos.
—Lo sé —dijo una vez más. Solo que esta vez,
su tono de voz fue más suave. —Él te quiere desde
mucho antes.
Louis la miró.
— ¿A qué te refieres?
—Él… tiene el ojo en ti desde el inicio. —dijo,
con un poco de molestia, pero al mismo tiempo
resignándose y resultado delicada al hablar. —Esta

597
perdido por ti. Lo he visto… y eso que lo he visto
toda mi vida yo… nunca lo había visto así por
alguien.
Louis sintió sus ojos escocer, pero intentó
mantenerse ya que por fin estaba manteniendo una
charla decente con Skyler Akgon.
—Es mutuo. —sonrió Louis en dirección a Harry,
plenamente dormido.
—Si. Se ve. —contestó la chica recuperando un
poco de su sarcasmo. Pero regresando a su seriedad
en segundos. —Él… bueno, nosotros, con Niall…
éramos unos idiotas. Habíamos pasado la vida entera
desobedeciendo las reglas de mi tío, volando por
días enteros y regresando al castillo para ser
regañados por mi tía… siempre diciendo que éramos
una deshonra para la familia y que debíamos actuar
como los príncipes que éramos —Skyler sonrió al
suelo. —Pero lo cierto es que nosotros no éramos
príncipes, —dijo, negando con la cabeza. —Niall y
yo nunca lo fuimos. Harry lo era…, pero nunca
entró en nuestras cabezas que él sería el rey algún
día; nunca pensamos que… él nunca actuó como tal.
— ¿Cómo? —preguntó Louis entre un susurro.
Skyler volvió a poner sus ojos sobre los del omega.

598
—Vivimos toda nuestra vida pensando que
volaríamos en los dragones hasta el fin de los
tiempos, sin preocupaciones, sin ataduras a nada…
dábamos por sentado que así sería siempre.
Louis asintió, acordando con las palabras de la
chica. Lo entendía. Él pensaba hasta hace unos
cuantos meses, que se convertiría en rey unos años
más adelante, y que se casaría con Liam, dejaría que
lo marcase y viviría el resto de su vida en el norte,
gobernando junto a él. Como cambiaban las cosas…
—Pero, —Louis intentó preguntar algo que
llevaba carcomiendo su consciencia desde hacía
semanas. —¿Y tus padres, qué pasó con ellos? Si no
es… indiscreción.
Skyler rodó los ojos.
—Mis padres… —suspiró. — ¿Enserio no lo
sabes?
—Bueno, nadie me ha hablado sobre—
—Están muertos. —dijo la chica sin inmutarse
mucho. Louis casi se atraganta con su propia saliva.
—Yo…,lo siento, no—
—No importa, lo han estado desde que soy una
bebé, así que… no puedo sentir lástima por alguien a

599
quien no recuerdo. —Louis tenía esa teoría pero,
nunca pensó que alguien pudiera referirse así de
sus… padres. Aún si, Skyler siguió hablando. —Mi
padre era Vekhar Akgon y mi madre era Raehlla
Akgon.
Louis alzó sus cejas, impresionado.
— ¿Ellos eran…?
—Hermanos, si. —dijo la chica. —Eran primos
de Daeron. Mi padre le llevaba siete años a mi
madre, creo. Pero él murió cuando yo estaba en el
vientre, en la guerra de Dorado y mi madre murió
cuando me dió a luz. —dijo con poco interés.
—Eso te hace una Akgon… pura. —Dijo Louis
intimidado.
—Si, eso creo. —dijo la chica, orgullosa. —
Daeron, Allenya y yo somos los únicos que quedan,
después de la muerte de Reigon, mi abuelo.
—Ah…
—Por eso, cuando éramos niños, se nos dijo a mi
y Harry que nos casaríamos cuando fuéramos
adultos. —reveló lady Akgon.
Eso descoloco aún más a Louis.

600
—Yo no… lo sabía.
—Si, bueno, éramos niños. Y luego eso pasó a
segundo plano… aún así, crecí con esa idea, pero
también crecí viendo a Harry como mi hermano.
Porque Daeron y Anne son como… mis padres, en
realidad. —admitió. —Así que el plan era casarme
con Harry y así volver a hacer nuestro apellido puro.
—Y luego nosotros llegamos a Dragonscale. —
sonrió Louis y extrañamente, Skyler copió su gesto.
—Y luego ustedes llegaron a Dragonscale —
asintió. —Y ahora Niall esta enfrascado con tu
hermana y Harry está enfrascado contigo. —explicó
sin estar enojada, solo, un poco entristecida. —Y es
extraño porque Niall nunca se había interesado por
nadie, ni por las chicas más bellas de la corte,
siempre era “Oye Sky, deberíamos ir la biblioteca y
cambiar todos los libros de lugar” —sonrió
finalmente, con melancolía. —Y era bueno. O con
Harry, que siempre había sido el chico rebelde,
siempre encontraba el momento perfecto para
escaparse con nosotros, burlar a los guardias, y crear
travesuras… todo eso solo… se acabó.
—Crecieron. —murmuró el príncipe del norte,
entendiendo por fin cómo se sentía aquella hermosa
chica de cabello blanco.

601
Ella asintió.
—Si, supongo que si. –suspiró de nuevo. —Pero
eso no deja de ser extraño, —murmuró. —Por
qué…, tú…, has hecho de Harry… es…, no sé,
como ¿cuándo dió ese discurso en la explanada?
Frente a toda la gente…
— ¿Si?
—Él de verdad se sintió como un rey.
Louis abrió su boca pero no dijo nada.
—Fue ahí cuando entendí que todo estaba por
cambiar, que yo— que nadie iba a cambiar a Harry
más que él mismo. Y ahora… él haría todo lo que
hiciera falta, para salvarte. Él es ahora el siguiente
en la línea, será un rey y será nuestro rey.
Louis no supo cómo responder a eso, por lo que
dejó que Skyler se pusiera de pie y apagara el fuego
frente a ellos.
(…)
Se fueron a la cama después de eso. Louis y
Harry se quedaron en su habitación, mientras que
Skyler durmió en la que solía pertenecerle a Nadine.

602
Esa noche Louis no se despegó del cuerpo de
Harry, y este sintió como el omega se apretaba a su
piel como si estuviera cayendo de un precipicio y
Harry fuera su único sustento antes de una inminente
muerte.
El príncipe Akgon sintió al omega cada vez más
incómodo durante el resto de la noche; pensó que
probablemente estaba teniendo otra pesadilla, por lo
qué pasó varios minutos despertándose entre
cavilaciones para checar a Louis, hasta que
conforme el amanecer llegaba, comenzó a notar que
el omega estaba sudado a través de la ropa.
Se asustó mas cuando Louis comenzó a gemir de
dolor entre sueños, Harry hizo lo posible por
despertarlo y traerlo de vuelta a la realidad.
—Louis —exclamó el rizado mientras se ponía
de rodillas sobre el cuerpo del príncipe y comenzaba
a zarandearlo con delicadeza, pero con lo suficiente
fuerza para despertarlo. — ¡Louis!
Escuchó unos pasos apresurados y la puerta se
abría liberado a Skyler sin la armadura y tendiendo
su espada en caso de que su primo estuviera en
peligro. El cabello largo de lady Akgon se
arremolinó sobre su rostro cuando notó que el único
problema parecía provenir del príncipe Louis.

603
— ¿Qué sucede? —preguntó la chica mientras se
acercaba con premura y encontraba a Louis
apegándose a las sábanas mientras parecía retorcerse
de dolor. Abrió los ojos como platos mientras que
Harry parecía entrar en pánico.
— ¡No lo sé, no despierta!
Y a Skyler se le cayeron los hombros porque tan
pronto como unió puntos dentro de su cabeza,
entendió el porqué. No era del otro mundo, en el
norte eran alfas y omegas, no era tan ajena a ello.
—Harry…, creo que—
— ¡¿Qué?! —saltó el heredero del sur, girándose
con brusquedad a su prima, al mismo tiempo en que
Louis despertaba entre un jadeo; lo vio en sus ojos:
Sus pupilas dilatadas, el sudor cayendo de sus
cienes.
Louis había entrado en celo.
///

604
➳ 25: Fe. ➳

Dedicado a: Harry Akgon, mi personaje, porque


lo quiero abrazar muy muy fuerte.
Harry cerró la puerta detrás de él, donde Louis se
retorcía por el dolor sobre su cama. Skyler se alejó
por el pasillo.
— ¡Skyler! —saltó el joven príncipe mientras
seguía a su prima hasta la habitación donde había
pasado la noche. Lady Akgon se agarró el cabello
entero en una rápida coleta y apresuró a ponerse su
armadura. — ¿Qué haces?
La chica se giró a verlo un poco pálida, mientras
se calzaba las botas y tomaba el pedazo de vidriagon
afilado para llevárselo consigo.
— ¿Qué parece que hago? ¡Me voy! —dijo
mientras prefirió cargar con sus cosas y salir de la
habitación mientras que Harry la perseguía.
— ¿Qué, cómo? ¿A dónde vas?
—De vuelta a Dragonscale.
Harry pareció aún más descolocado.

605
— ¿¡Qué!? —dijo exasperado, poniéndose de
frente a su prima para sostenerla de los hombros. —
Pero si Louis necesita—
—No crees que voy a quedarme aquí mientras tú
y él…
— ¿¡Mientras qué?!
Harry enserio no entendía nada. Lady Akgon
abrió la boca y frunció el ceño, escandalizada por
Harry, con ganas de atizarle un buen golpe en la
cara. Aún así, la chica se sonrojó salvajemente.
—Es… ¡Su celo idiota! —lo reprimió en voz
baja. — ¿Eres tonto o comes plantas?
—Su celo…
— ¡Tienes que ir ahí y acostarte con él!
Harry abrió sus ojos como platos, pero tan pronto
como Skyler lo dijo, le entregó su pedazo de
vidriagon y mientras el rizado lo sostenía, medio
ido, ella dijo:
—Yo volveré a Krestum, les avisaré sobre lo que
ocurrió, y tu regresa… cuando puedas. —dijo
inevitablemente incómoda mientras se apresuraba a
salir y dejar a Harry de pie sobre los pasillos de la
fortaleza Tomlinson, completamente descolocado.

606
(…)
Harry entró con los labios apretados de vuelta a
la habitación, donde Louis estaba sentado a mitad de
la cama y parecía abrazarse a sí mismo mientras
parecía reprimir gemidos involuntarios desde el
fondo de su pecho. Y eso ponía al rizado de los
nervios, pues no entendía como pasaba eso en el
cuerpo de Louis y mucho menos no comprendía la
magnitud de ese dolor.
Pero si algo era claro, es que no podía seguir
escuchándolo o mirándolo sufrir frente a él.
—Lou, —lo llamó entonces y cuando este alzó
los ojos, pudo encontrarse con que sus pupilas
estaban casi dilatadas. En realidad, el color azul
había desaparecido y todo lo que Harry veía, era un
iris negro mientras que el sudor de su frente, pegaba
el cabello a su piel. — ¿Cómo puedo…? —intentó
pero, Louis lo acalló de manera insistente.
—Ven. —le dijo. Harry sintió un terrible nudo en
su garganta para cuando decidió comenzar caminar
hasta la cama y ser rápidamente recibido por los
brazos del omega; las manos de Louis se sujetaron a
su cuello, abrazándose al rizado con fuerza.

607
Louis estaba en llamas, a una temperatura
extremadamente alta, y sentía como la tela húmeda
se apegaba a su piel, resaltando cada curva existente
en el cuerpo del omega. Harry tragó saliva.
Porque recordó la vez en que nadaron en Litoreh,
la calidez de su cuerpo, la silueta de su figura… y
desde ese momento, Harry no había podido sacarse
esa idea de la cabeza.
Un cosquilleo inició en la zona baja de su
estómago.
Tan pronto como abrazó a Louis de vuelta, sintió
los labios del omega buscar los suyos; comenzó a
besarlo con una fuerza desatada que le arrebataba la
respiración.
Y Louis estaba respirando contra su piel, estaba
gimiéndole directo a la oreja, besando cada
centímetro de su piel alcanzable para su boca… Y
sus manos, estaban arañando como si quisiera
mantenerlo más cerca, imposiblemente más cerca.
Harry de verdad estaba un poco nervioso. Porque
conocía todo lo que esas sensaciones provocaban en
su cuerpo, no era ingenuo, sabía por qué dirección
tomaría ese rumbo y no sabía si estaba preparado. Si
Louis estaría preparado.

608
—Harry… —gimió Louis como si le rogara por
algo, mientras que intentaba soltar el agarre de sus
piernas para atraer al rizado a la cama con él, y
Harry dudaba pero al mismo tiempo sentía sus
manos apretadas débilmente a la cintura del omega.
Así sus propias piernas -traicioneras-, parecieron
ceder, provocándole que doblara las rodillas y se
apoyara sobre el colchón, sobre las sábanas de seda,
mientras que Louis seguía gimiendo en su oído y
repetía su nombre unas diez millones de veces,
mientras la entrepierna del rizado comenzaba a
responder ante ello.
—Louis yo—
—Por favor, Harry —le estaba rogando con cada
vez más añoranza.
—Es… ¿es la primera ves que tú…?
Louis asintió con impaciencia, con un rostro
bañado en súplica. Sus manos comenzaban a
aventurarse bajo la camiseta del príncipe, sintiendo
toda la piel cálida de Harry, derritiéndose al recordar
la imagen del espejo, cuando él no llevaba puesta su
camiseta. Louis comenzó a sentirse aún más
húmedo, más abrumado.

609
Y es que Harry no era un alfa, eso no causaba
ningún estímulo en él, pero era un humano. Y
cualquier humano se hubiera deshecho por la
imagen de un príncipe castaño, delicado y suave,
con las piernas finas rodeándole la cintura, gimiendo
su nombre cada vez con más fuerza y el bulto en sus
pantalones no podía ser más evidente.
Harry estaba un poco conmocionado. No creyó
que ese momento llegaría tan pronto para ellos…, y
es que lo pensó un centenar de veces, solo que nunca
lo admitió porque siempre pensó que el omega era
más joven y que lo harían cuando él estuviese listo.
Pues el día que se besaron en la biblioteca Harry
casi perdía la razón. Estuvo a punto de volverse
loco, pero intentó con todas sus fuerzas el frenarse
porque primero tenía que encontrar la convicción en
los ojos de Louis, antes que nada sucediera en
realidad.
Pero ahí estaba, sorpresivamente. Con Louis
pidiéndole con toda la impaciencia del mundo, que
Harry lo tomara ahí mismo. Por todos los dioses.
Harry lo entendió, y asumió su papel como la
pareja de ese omega.

610
Se pasó la camiseta por la cabeza deshaciéndose
de esta.
Sus labios conectaron con los del omega de
nuevo y comenzó a besarlo con rudeza al momento
en que Louis intentaba quitarse su propia ropa, a lo
cual, Harry ayudó de inmediato.
Encontró la cintura delicada del cuerpo de ese
omega, brillando por el sudor que le perlaba la piel;
Harry besó cada parte a su alcance, recostando a
Louis suavemente mientras este seguía gimiendo
bajito su nombre y el rizado trazaba largos caminos
de besos desde su boca, hasta sus clavículas para
luego descender todavía más hasta llegar a su
ombligo.
Harry retuvo un suspiro cuando tomó los bordes
del pantalón del omega y comenzó a bajarlos
lentamente por sus muslos suaves manteniendo su
boca pegada a la piel caliente de su abdomen.
Louis perdió la razón y se sintió caer a un vacío
en el momento en que Harry continuó besando y
succionando su piel, desnudándolo por completo.
Y a Harry le hubiera encantado pasar el resto de
sus minutos en esa zona, dejando besos sobre
aquella parte tan sensible, que le causaban espasmos

611
adorables al omega, apegando la nariz a la piel de su
príncipe y dejando marcas que no lo abandonarían
por días. Pero el omega no tenía paciencia para eso.
—Harry, por favor, —le rogó de nuevo y el
rizado comprendió que probablemente esa no era la
mejor opción de momento, así que se irguió y volvió
a la posición en donde Louis lo abrazaba con su
piernas y lo apegaba de vuelta a su cintura, donde
sus labios se encontraban de nuevo y donde los
besos desenfrenados se volvían infinitos.
Louis comenzó a mover sus caderas para
restregarse contra su entrepierna de Harry, y el
príncipe aún llevaba sus pantalones puestos, así
Louis casi le gruñó con furia mientras que intentaba
quitárselos con los talones.
Harry intentó reír a mitad de un gemido, pero su
garganta estaba cerrada y el calor había comenzado
a trepar por su piel también, así que optó por
quitarse por fin aquella última prenda entre ellos; y
así ambos príncipes estaban desnudos uno frente a al
otro.
—Por favor, solo— hazlo, —gimió el omega,
impaciente. Tomó sin escrúpulos a Harry entre su
mano y lo guió hasta su entrada, el príncipe Akgon
reprimió un gemido—. No puedo soportarlo más—

612
Harry dudó, estaba nervioso, pero su cuerpo le
gritaba otra cosa.
—No quiero lastimarte… —intentó decir, pero
Louis negó con la cabeza rápidamente. Harry
encontró su entrada que estaba… húmeda, dilatada,
lista para recibirlo. Tragó saliva, hablando con el
último deje de cordura: —Iré despacio. —Le
prometió mientras se alineaba y le dejaba un casto
beso sobre la frente. Los brazos de Louis lo
abrazaban por la espalda, sus piernas se enredaban
por su cintura.
—No, no importa, solo—
Harry aprovechó ese momento para comenzar a
empujar dentro de él.
Louis se calló de repente, tirando la cabeza hacia
atrás. Gimió lo más fuerte que había hecho en toda
su vida. El placer lo bañó por un segundo y de
pronto todo el dolor que le nublaba la mente,
comenzó a desvanecerse. Harry miró aquella escena
debajo de su cuerpo y solo se sintió a su mismo
entrar en el cielo.
—Harry —gimió el omega cuando sintió el dolor
aparecer de nuevo, así que el príncipe comenzó a
empujarse más adentro. Louis lo arañó desde sus

613
omóplatos hasta la parte baja de su espalda y Harry
gimió en cuanto empezó empezar a moverse.
Se movía lento al inicio, dejando leves estocadas
que cada vez se volvían más y más profundas.
Empujó cada vez con más fuerza y los gemidos de
Louis se hacían más y más fuertes.
El omega apretaba los dedos de sus pies y la
única palabra que parecía recordar era el nombre del
rizado. En ese momento, cerró los ojos y solo pudo
ver un mar incontrolable teñido de rojo que se movía
en olas que llevaban a una costa, una playa. Y
mientras Harry llegaba más profundo, las olas eran
más grandes.
El ritmo era lento pero constante, Harry estaba
gimiendo en cada embestida que daba, mientras
admiraba la mayor obra de arte que jamás pudo
haber imaginado; Louis era el ser humano más
hermoso que había visto en toda su vida, mientras
fuertes jadeos salían de sus labios rojizos y sus
manos batallaban en un constante camino entre la
espalda del rizado y las sábanas que sujetaban en
puñados y luego soltaba.
Harry se adentraba cada vez más profundo y de
pronto Louis comenzó a buscar sus labios de nuevo.

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Entre más y más besos, la velocidad de sus
estocadas incrementó, por lo que Louis comenzó a
jadear “más, más, más” hasta que Harry, perdido en
una pesada nube de placer, lo entendió.
La velocidad aumentó.
Y Louis sentía que caía en un pozo infinito
mientras sus piernas perdían agarre junto a los
muslos de Harry y sus gemidos se hacían más
ensordecedores.
No supo en qué momento sus manos fueron
tomadas y sus dedos se entrelazaron con los ajenos,
pero Harry comenzó a dar fuertes estocadas contra
su cuerpo y ellos olvidaron en donde comenzaba uno
y donde terminaba el otro. Louis sintió las ondas de
placer viajar a través de su cuerpo, arrebatándole
fuertes gemidos e incontables suspiros y de pronto
Harry estaba imposiblemente más al fondo.
Y fue ahí cuando Louis comenzó a ser golpeado
en su punto más dulce. Se irguió un poco sobre la
cama, arqueó su espalda mientras Harry se inmiscuía
de vuelta en el sitio seguro entre su cuello y sus
clavículas.
Cuando sus labios comenzaron a succionar la piel
de aquel recoveco y la fuerza en las embestidas

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aumentó, Louis olvidó todo.
Quien era, de dónde venía y a dónde iría después.
Cada parte de su mundo se hizo pedazos.
Porque cayó al vacío, sintiendo una presión
peculiar en su abdomen para luego explotar dentro
de si, llevando a cada centímetro de su cuerpo, una
sensación grata e inimaginablemente satisfactoria.
Louis se sintió derramarse sobre el abdomen de
Harry, así como este terminó dando un par de
estocadas más para acompañarlo en la misma
dirección.
Fue así cuando Harry abrazó al omega y lo miró
sin apartar la vista de los ojos de Louis, cuando
terminó marcándolo de una forma completamente
diferente. Pues él no era un alfa, no dejaría una
marca en su cuello, no lo anudaría jamás, pero lo
amaba. Y esa sensación era sensata y duradera. Lo
amaría hasta el final de los tiempos, jamás se
separarían.
Esa promesa muda resonó en cada parte de su
cerebro al momento de mirarlo gemir por última
vez.

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Harry lo abrazaba, con las manos rodeando la
cintura erguida del omega, mientras que Louis
mantenía sus brazos alrededor de su cuello con
cariño y pereza. Aquella ola de calor había acabado,
no sabía cuánto tardaría en llegar la siguiente.
Lo que sí sabía, es que ahora amaba a Harry.
(…)
El celo de Louis duró un día y medio. Pero
ambos eran jóvenes y fuertes, aguantando aquella -
para nada— molesta tarea que solo dejaba sonrisas
en los labios de Harry cada que terminaba; se la
pasaron tomando pequeñas siestas entre cada ola de
calor, hasta que Louis volvía a gemir el nombre de
Harry y el ciclo se repetía.
Cada vez fue diferente y en realidad, se tornó
mejor; la primera vez, Harry había estado
preocupado, porque no sabía cómo era que el cuerpo
de ese omega trabajaba. Como se sentía y que era lo
que a Louis le gustaba. Fue un campo de
experimentación para ambos; así que conforme ellos
iban aprendiendo del otro, el sexo fue cada vez fue
mejor entre ellos. Además estaba el hecho de que
ambos estaban completamente enamorados el uno
del otro, Harry nunca antes lo había hecho de esa
forma, nunca sintió tanta devoción por algo más que

617
no fuera por el pequeño cuerpo de Louis.
Rellenándolo con besos, y susurrándole bellas
palabras que poco se retenían en la memoria del
príncipe, pues al final se encontraba tan exhausto
que dormía tan pronto terminaban, así que Harry
solo se quedaba admirándolo con cariño hasta que él
lo alcanzaba en sueños después.
(…)
Louis despertó a la mitad de la mañana, un par de
días después de cuando despertó con el celo; su
cuerpo ya no mostraba los espasmos de dolor con
los que había lidiado todo el día anterior cuando
Harry no estaba tomándolo insistentemente,
satisfaciendo al omega una y otra vez durante toda la
jornada. Pues ahora un diferente tipo de dolor se
establecía alrededor de sus músculos, y sentía el
cansancio reverberar por sus piernas y su espalda. Se
sentía exhausto y adormecido, incluso si acaba de
despertar.
Pero eso no era todo.
Se sentía distinto de cómo hacía dos días. Se
sentía relajado y enteramente feliz. Louis no supo
que estaba sonriendo hasta lo notó por la forma en
que sus pómulos le llegaban hasta los ojos.

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Suspiró, sintiendo una sensación de paz infinita
en su pecho, un arrebato de placer en su estómago y
una ola de ensoñacion rodeándolo como un Aura…,
hasta que se dió cuenta de que lo único que lo
rodeaba en realidad, era el brazo de Harry por la
cintura.
Louis suspiró audiblemente.
Había pasado su primer celo con Harry. Bueno,
no había sido su primer celo, pues ya lo había
presentado un año atrás por primera vez, pero…
había hecho el amor con ese príncipe que dormía a
su lado, con la cabeza apegada a su hombro,
respirando contra su piel mientras roncaba
débilmente.
Louis podría estar loco o no pero sintió la
extrema necesidad de reírse.
Porque estaba feliz, feliz, feliz increíblemente
feliz. En ese momento poco le importó como eso
influyera en su futuro, si eso causaría problemas
entre su familia. En su mente solo cabía la idea de lo
mucho que amaba ahora a ese muchacho, de lo
mucho que lo extrañaría si lo dejaba durante unos
cuantos minutos, de lo mucho que odiaría no estar
en sus brazos. Louis estaba completa e
irrevocablemente entregado a Harry Akgon.

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Así que se quedó despierto durante varios
minutos con los ojos perdidos en el rostro del
príncipe del sur, peinando su cabello por largos
minutos, suspirando inconscientemente hasta que
poco a poco, Harry comenzó a despertar, recibido
por la misma bruma de emoción en la que se
encontraba el omega.
—…Hola —le saludó, y Louis no tenía idea de
porqué se estaba sonrojando por la forma en que la
ronca voz de su príncipe lo ponía dócil, pero sonrió
más abiertamente.
—Hola… —le dijo demasiado feliz.
Harry frunció el ceño, pero la sonrisa no
abandonó sus labios para cuando se aproximó más a
Louis y le dejó un corto beso en los labios.
Acomodando el agarre del omega entre sus brazos y
dejando a Louis sobre su pecho para que descansara
sobre él.
— ¿Has terminado ya? —preguntó el rizado con
falsa molestia mientras que Louis se apegaba a su
piel y trazaba costos caminos por el pecho desnudó
del mayor.
—Si.
— ¿Estás bien?

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Louis alzó su cabeza para admirarlo con ternura,
Harry encontró sus ojos con la misma sensación.
—Nunca antes había estado mejor.
—Mmm, —asintió el rizado. —Entonces lo hice
bien.
Louis no pudo evitar reírse abiertamente.
—Dime —susurró. — ¿Yo lo hice bien?
Su pregunta era medio en broma medio en serio.
Realmente Louis no estaba completamente
consciente durante el celo; podía recordar ciertas
cosas, sobre todo como se sintió, pero no recordaba
si dijo u escuchó algo además de sus gemidos
incontrolables.
—Louis de la Casa Tomlinson… —comenzó
haciendo reír al omega una vez más. —Fue el mejor
día de mi vida.
Le sinceró, haciendo que el omega se tornara
completamente de rojo. Como si no hubiera pasado
el último día entregándose al príncipe del sur,
gimiendo su nombre tantas veces que, si las paredes
pudieran hablar, le habrían gritado que se callara un
millón de veces.

621
—Yo también creo que fue el mejor día de mi
vida, —susurró el omega. Harry se acercó para
dejarle otro beso y así rozarle la nariz con la suya,
acurrucándose cada vez más cerca del otro.
—Si bueno, yo también si, pero—
— ¿Pero?
—Estoy hambriento, Louis. —dijo el príncipe,
frunciendo los labios tan pronto como lo dijo y el
omega se rió pero admitía que él también tenía el
estómago vacío.
— ¿Tenemos que irnos ya?
Harry asintió.
—Tenemos que volver.
Louis se abrazó a Harry durante unos minutos
más, bajo las suaves sábanas que ocultaban su
desnudez; entrelazaron las piernas mientras se
despedían de su último vistazo de paz antes de
volver al sur.
(…)
Louis se puso de pie por primera vez en un día y
medio y se quejó por todo el cansancio acumulado
en cada músculo mientras se estiraba de pie frente a

622
la cama. Aún así, comenzó a recoger su ropa del
suelo y a pasarse la camiseta por la cabeza. Fue
cuando se agachaba para ponerse los pantalones que
se topó con Harry aún sentado sobre la cama
admirándolo con una sonrisa boba.
Louis le lanzó su bota a la cabeza para que él
también comenzara a vestirse.
Cuando estaban finalmente vestidos, Louis tomó
de su antiguo guardarropa una especie de bolso
pequeño en el que solía cargar cada cosa que
contrata en sus exploraciones con Liam cuando
jugaban de niños, y metió ahí un par de cosas que
llevaría de vuelta a Dragonscale con él para su
familia. Llevaba uno de los libros preferidos de
Nadine cuando era niña, el diario de su madre y
algunos anillos que su padre había dejado en su
habitación. Harry se puso la armadura y desenfundó
su espada cuando por fin salieron del castillo,
protegiendo a Louis detrás de él mientras se
aseguraba que no hubiera peligro. Con Louis
manteniendo una flecha sobre le cuerda tensada de
su arco por cualquier cosa.
Cuando se aproximaron a la costa, Harry
visualizó a Reikon volando por las playas del norte,
así que lo llamó para que viniera por ellos.

623
Louis encontró un par de los huesos que habrían
pertenecido a un par de cabras o venados casi
calcinados sobre el suelo de piedras en los muelles.
No hizo ningún comentario mientras el dragón de
Harry aterrizaba frente a ellos y se agachaba lo
suficiente para dejarlos subir.
En tan solo unos minutos ellos volvían al sur,
admirando el mar congelado mientras entraban por
Cinis, de camino a Dragonscale.
(…)
Ellos lograron visualizar el Krestum cuando el
atardecer se cernía sobre ellos; Louis intentó
tragarse el nudo que apareció por su garganta pero
solo se sintió más tenso en cuando Harry dió la
orden a Reikon para bajar y ambos se percataron que
tenían un comitiva de bienvenida en la entrada al
castillo.
Reikon rugió con fuerza en dirección a la familia
de ambos príncipes, hasta que Harry le pidió que se
calmara.
Louis se quedó de pie durante varios segundos
cuando bajó, mirando a su familia esperando por él a
la entrada del Krestum; Kargem y Anne estaban
también ahí, junto a Gemma y Skyler. Niall a la

624
izquierda de Nadine. Pero sobre todo, Liam a un
costado, luciendo un poco herido; Louis suspiró.
Fue ahí que Harry le tomó de la mano y la acercó
a sus labios para dejarle un beso sobre sus nudillos.
Los ojos verdes del rizado le dieron la confianza que
necesitaba.
Aún así, lo que acababa de pasar era evidente,
Louis y Harry ahora eran una pareja oficial, y por lo
cual tenían que actuar como tal.
(…)
En la tarde de ese día, Daeron Akgon entró por
las puertas de la capilla perteneciente a su familia.
Un lugar al que él había recurrido mucho más en sus
días como Kargem del sur que cuando era joven e
inexperto. Buscaba el consuelo de los dioses y su
guía para no perderse por el camino tembloroso que
era gobernar el imperio más poderoso de poniente.
Y la fe era un pilar importante de la vida de cada
hombre, fuera en un Dios o no; así como él
comprendía también que probablemente nadie
estaría escuchando sus plegarias, tal vez no hubiera
nada que pudiera ayudarlo a elegir lo que precia más
correcto y acertado, pero aún así, hacía el trabajo de
calmarlo.

625
Kargem visitaba esa capilla al menos dos veces
por semana, ahora, en vísperas de la guerra,
acostumbraba a ir diario. Siempre estaba vacía para
la hora en que el rey llegaba a sentarse a pedir por su
familia, por sus esposa y por sus hijos. Pedía por su
reino y por su gente; siempre pedía por alguien
ajeno a él. Usualmente solía pedir por su heredero
más que nada. Por Harry. Rogaba por su pronta
corrección y que entendiera cuál era su cargo de una
vez por todas.
Ese día, pediría igualmente por el bienestar de su
familia y por la victoria en la guerra por venir.
Así que fue una clara sorpresa, la que se reveló
en su rostro, cuando encontró a una persona en la
mitad de las bancas. No estaba agachado o postrado
para orar, solo estaba ahí, sentado y con los hombros
caídos como si se preguntara cuál era su motivo de
haberse ahí.
Kargem reconoció la sorpresa cuando Harry se
giró para mirarlo.
Hablando en un perfecto vehstry, le preguntó:
— ¿Qué estás haciendo aquí? —dijo cuando
llegó hasta la banca en que su hijo reposaba y
tomaba lugar a su vez.

626
Daeron Akgon se sentaba recto y decidido sobre
la banca, su hijo lucía un tanto desgarbado y
extrañado, pero su vista residía en la imagen de los
dioses frente a él, con los rizos cayéndole por la
frente; Kargem y su hijo tenían un tremendo
parecido, aunque el cabello blanco del rey no era
para nada comparado con los bucles color chocolate
de su heredero; aún así, reconocía el mejor retrato
que ningún artista era capaz de crear. Su propia obra,
su hijo.
—Uno viene aquí a… pedir por algo ¿no?
Kargem frunció el ceño y negó con la cabeza.
—Este no es un lugar para deseos. Uno viene
aquí a orar, a demostrar la fe. —explicó. —Uno es
recompensado cuando los dioses notan tu devoción.
Harry resopló audiblemente.
—Nunca he sido una persona religiosa —dijo,
mirando a sus padre con la réplica de sus ojos. —
¿Crees que ellos quieran escuchar?
El rostro de Daeron se cuarteó como una hoja de
vidrio que conoce el suelo a alta velocidad. Nunca
había oído algo similar procedente de su hijo. Nunca
había visto a Harry cerca de la capilla después de
que creció y se convirtió en un adolescente rebelde.

627
Pero ahora que lo pensaba, Harry cumpliría veinte
años en el mundo en tan solo unos meses y él ya no
era, precisamente un adolescente.
—Ellos escuchan siempre —asintió su padre,
sorprendido, impresionado de la actitud de su hijo.
Desde que Harry había comenzado a madurar,
Kargem sentía respeto por la persona en que se
convertía el pequeño príncipe que antes se escapaba
de sus lecciones de historia para volar en su dragón.
—Bien… —suspiró este mientras se acomodaba
y reposaba sus codos en sus rodillas.
— ¿Y por qué vas a pedir? —preguntó el
monarca, serio y con la voz grave.
Harry suspiró, apretó los labios y luego miró al
suelo.
—Por mamá —dijo en un tono bajo. —Por
Gemma. Por ti. —murmuró con el corazón a sangre
viva, sosteniéndolo entre sus manos como si lo
ofreciera ante los dioses. —Pediré por todos a
quienes amo, por la gente, por el pueblo. Por eso
voy a pedir.
Kargem asintió mientras alzaba su cabeza.

628
—Pedirás por él —inquirió, y no se tuvo que
pronunciar el nombre; ambos sabían de sobra a
quién se refería.
Harry cambió la expresión en su rostro. Kargem
lo notó. Su ceño fruncido se relajó y mostró un brillo
en sus ojos que notó incluso si su hijo no estaba
encarándolo. Notó como su pose se relajó y como la
tensión cayó.
El príncipe comenzó a asentir, primero lento y
después con más convicción.
—…Sobre todo por él. —admitió.
No hubo más palabras durante unos tantos
segundos, el silencio se mantuvo respetado durante
un largo tiempo, en donde Harry miraba hacia el
altar con ojos llorosos. Las capillas lo ponían
sensible, mucho más susceptible, inmune; descubrió
que ahí, en un templo dedicado a la fe, él se sentía
mucho más expuesto a liberar sus emociones.
—Vi a esas cosas, papá —pronunció en dirección
a Kargem, este se giró a verlo.
— ¿A quiénes?
—A los otros. —explicó. —Eran gente…
personas muertas. Gente muerta me estaba atacando.

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Cerró los ojos y recordó el momento exacto en
que él cortó la cabeza de una de esas cosas. Un poco
de líquido negro cayó en su frente. Sangre podrida.
— ¿Tuviste miedo? —le preguntó Kargem. A
Harry le tomó un tiempo, pero asintió.
—Si, pero no era por mí.
Daeron lo entendió.
—Un hombre no es un hombre si no siente
miedo. —le dijo en voz alta.
—Eso explica muchas cosas… —pensó el rizado
intentado reír mientras recordaba cómo esas bestias
no mostraban reparos en acercarse hasta él. Incluso
cuando no estaban armados o protegidos, no tenían
otra convicción más que arrebatarle la vida; esos no
eran hombres por qué no sentían temor, ni
preocupación… Esos no eran hombres.
Harry se giró de vuelta a su padre para hacerle
otra pregunta.
— ¿Crees que sea egoísta pedir por mi?
Kargem lo miró por unos segundos antes de
negar.

630
—No. —soltó con suavidad. —Pero ¿Por qué
pedirías por ti?
El rizado suspiró.
—Por qué no quiero morir sin haber hecho algo
importante de verdad. No quiero ir a esa guerra sin
servir de nada. Quiero vivir para proteger a mi
pueblo y a mi familia…
—Para proteger a Louis.
—Si.
—Sigues pidiendo por él.
— ¿Eso no es egoísta?
—No.
Harry asintió y Daeron solo fue capaz de verse
reflejado en su hijo; cuando era joven, le importó
muy poco el honor con el que había sido criado toda
su vida. La pureza de la raza Akgon se vió
interrumpida y eternamente dañada cuando Kargem
se enamoró de una extranjera; Anne se había
convertido en la primera Kogina que no tenía sangre
mágica. Aún así, los hijos de Daeron serían
legítimamente merecedores del trono de su padre
incluso si su sangre era mestiza.

631
Y ahora veía esa convicción en su hijo; Harry
pelearía esta guerra por un omega de ojos azules que
tenía modales rectos y se llevaba particularmente
bien con Kargem.
Daeron puso una mano sobre el hombro de su
hijo, y le dejó un leve apretón en señal de cariño.
///

632
➳ 26: Estrategia. ➳

El hielo se endureció en los días siguientes, la


batalla cada vez estaba más cerca. Y se sentía en el
ambiente frío y hostil, se veía en las calles vacías,
donde la mitad de la gente se preparaba para la
pelea; se escuchaba en cada rincón del sur, las armas
se preparaban, miles de carretillas iban y venían de
Dragonscale hasta Vulkam, la fuente más fácil de
vidriagon.
Los herreros pasaban día y noche aporreando sus
martillos contra las filosas puntas de obsidiana para
forjar espadas, lanzas y flechas.
Harry incluso había tenido que volver a los
entrenamientos, a preparar a sus hombres y
mantenerlos fuertes; así como el resto de los
entrenadores. Liam estaba haciendo un gran
progreso con los omegas, muchos habían
demostrado ser potenciales buenos arqueros y él
estaba satisfecho con el trabajo de la mayoría.
Incluso el día que decidió quedarse un par de
minutos extra para ayudarle a Zayn a reforzar su
postura.

633
A veces le recordaba que podía quedarse en el sur
con el resto, porque tenía la ligera sospecha de que
el omega moreno no aguantará ni diez minutos en
batalla, y le agrada bastante como para pensar en
que podría morir ahí.
Aún así, era su deber corregir su postura, sin
importar que fuera la quincuagésima vez que lo
hiciera. Así después caminaría con él directo a las
cocinas, charlando vagamente mientras cenaban las
sobras, cuando el comedor estuviera medio vacío y
fuera hora de irse a la cama.
El Krestum se mantiene frío y desolado por los
días, cálido y silencioso por las noches, cuando
todos dormían tras sus tareas y deberías diarios; así
como Louis, que practicaba a escondidas con el arco
en un salón olvidado en el que nadie solía pasearse
más. Ya que sospechaba que iban a negarle su
participación en la guerra y él no lo permitirá; Louis
simplemente no podía quedar fuera, él iba a luchar
con el resto, porque él fue quién encontró la manera
y él había visto a los caminantes blancos, a los otros;
vió al jefe directamente en su sueño, y sobre todo,
vió el norte casi destruido. Necesitaba cobrar
venganza y necesitaba recuperar el norte para su
familia.

634
No existía otra opción para él.
Pero, aún así, para no llamar la atención,
compartía paseos ocasionalmente con su madre.
Pues ella decía que la mejor forma de evitar
congelarse era mantenerse en movimiento y era,
terriblemente cierto. Así que Louis e Isabella
Tomlinson, recorrían los pasillos altos del Krestum
que daban claras vistas a los jardines cubiertos de
nieve.
Louis no sabía cuánto extrañaba de la compañía
de su madre, hasta que volvió a hacerse un hábito
para él.
Caminaban con los brazos entrelazados, con las
capas azules ondeando dentras de ellos mientras
charlaban acerca de los castillos, y de la hermosa
estética que tenía el Krestum, cuando de pronto,
Isabella hizo una pregunta completamente fuera del
tema.
— ¿El príncipe Akgon te trata bien? —dijo con
fingida ligereza; cuando eso acababa de estrellarse
contra Louis como si hubiera sido un meteorito y el
omega trataba de controlar sus pasos para no caerse,
pero Isabella lo sostuvo a tiempo.

635
— ¿Q-ué? —Louis sintió un escalofrío recorrerle
la columna.
—No te hagas el tonto, Louis —ella reprimió una
sonrisa. —Soy tu madre, no puedes ocultarme nada
a mi.
Louis se tornó completamente de rojo.
—Bueno yo…,
Y él sabía que tarde o temprano esta charla
llegaría hasta él, era inevitable, pero honestamente,
no estaba preparado para que fuera aquella mañana.
—Puedo creerte si me dices que es un buen
muchacho. —dijo, ayudándolo, apegándose más a su
hijo. —He pasado tiempo con Anne, la reina es la
persona más dulce de este lugar y bueno, ni se diga
de su hija. Nadine le tiene mucho aprecio a esta
familia… ¿Qué me dices de ti?
Louis sonrió involuntariamente, pero sus mejillas
no dejan de estar sonrojadas cuando le respondió.
—Han sido maravillosos con nosotros, —aclaró,
girando con su madre en la siguiente esquina; habían
estado caminando en círculos los últimos minutos y
sabía que Nadine podría venir a salvarlo, pero claro,
ella estaba demasiada ocupada caminando a su vez

636
con Lord Horan en el piso de abajo, junto a los
matorrales secos del jardín. —Kargem y su esposa
nos han tratando muy bien desde el inicio. Y no
puedo decir menos de Gemma, ha llevado a Nads a
todos lados, le ha enseñado un par de cosas y yo
mismo puedo sentirme intimidado de la forma en la
que habla. La respeto, tiene material de reina.
— ¿Y Harry? —lo presionó Isabella de nuevo.
Louis volvió a sonrojarse salvajemente y la reina del
norte dejó escapar una limpia carcajada mientras
caminaban y la brisa ligera del invierno los azotaba
brevemente. —Pues decirme todo, aunque claro, no
me hace falta escuchar nada.
Louis bajó la vista mientras una corta sonrisa se
abrió camino en su rostro delicado.
—Él es… diferente.
— ¿Diferente bueno? Dime que si.
—Si, claro es… es bueno.
—¿ “ueno”?
—Si, es… él te agradaría. Es divertido y es…
lindo, es… él me trata bien.
— ¿Te trata como el príncipe que eres? ¿Cómo el
rey que serás?

637
Louis comenzó a asentir incluso antes de que lo
pensara.
—Me quiere, —continuó. —se preocupa por mi.
—Puedo decirlo, —Afirmó Isabella, dándole una
suave sonrisa a su hijo. —Desde que llegamos al sur
he visto como te mira. Yo creo que es un buen
muchacho.
Louis sonrió.
—Lo es.
Isabella asintió mientras disminuían sus pasos y
terminaban por quedarse de pie frente al las
columnas que mostraran los jardines. Mirando a los
lejos a la hermosa Nadine riendo con cariño de
alguna broma que debió haber escuchado de Niall.
— ¿Qué me dices de Lord Horan? —preguntó la
monarca del norte.
Louis se giró para admirarla.
—Él es muy lindo también, tiene una buena
amistad con Liam, y es un completo caballero. Ha
tratado a mi hermana con mucho cariño…, podría
jurar que nunca le haría daño. —exclamó, sonriendo
en dirección a su hermanita, sintiendo una
reconfortante calidez recorrerle el pecho.

638
—Es bueno oírlo de ti.
— ¿Por qué? —preguntó el príncipe un poco
distraído.
—Por que fue lo que creímos tu padre y yo el día
que fue a pedirnos la mano de tu hermana.
Louis se giró con fuerza, realmente impresionado
por aquel anuncio.
— ¿Él qué?
Isabella rió.
—Lord Horan estaba todo nervioso cuando fue a
vernos; tenía el rostro completamente rojo y actuaba
de una manera torpe al inicio, tu padre casi se burla
de él —comentó un poco divertida. —Pero luego
comenzó a hablar de mi hija, de la mujer en la que
se ha convertido y sus ojos se le llenaron de
lágrimas. No lloró, pero supe que nuestra princesa
había encontrado a el mejor hombre qué hay en el
mundo para ella.
Louis sintió como su corazón dio un vuelco en su
pecho. Sus propios ojos se aguaron de tan solo oír a
su madre; Nadine… iba a casarse. Al final se había
comprometido en el sur. Y aunque no se casaría con

639
el heredero al trono, nunca antes vio a su hermana
más feliz en toda su vida.
Louis pensó en la pequeña niña que le pedía
leerle su cuento favorito entre los inviernos más
fríos en Gélida.
Ahora era la joven princesa que miraba atónita a
un Lord rubio de buen corazón que se ponía de
rodillas sobre la nieve.
Nadine había encontrado el amor y Louis no
podía sentirse mejor por su hermana.
(…)
Una semana después, Allenya Akgon tuvo una
visión nueva, por lo que a primera hora de la
mañana, la corte real formó una junta para hablar
sobre la estrategia militar y comunicar lo que el
futuro decía a través de los ojos de la princesa.
El invierno era más severo, los lagos y mares se
congelaban -Cómo habían visto los príncipes cuando
viajaron a Gélida-, pero el hielo aún era inestable
como para cruzarlo. Y, según cuando el hielo fuera
denso, seco, cubierto en espesas capas de nieve por
las fuertes nevadas que golpeaban las costas del
norte, sería el tiempo de marchar y enfrentarse a la
muerte.

640
Kargem hablaba con seriedad, con la voz grave y
fuerte mientras señalaba los puntos en los que su
ejército y el de Jacob, moverían sus fuerzas. Skyler
estaba ahí, cruzada de brazos y escuchando con
atención. Liam se grababa cada parte de la estrategia
en su cerebro y Harry, quién estaba a un lado de su
padre, compartía consejos o cuestionaba ciertos
movimientos.
Jacob asentía en torno al príncipe, ya que,
después de aquella charla con su madre, el rey del
norte había extendido su relación con el rizado.
Ahora se comunicaba más con Harry y este parecía
un poco nervioso al inicio, pero pronto comenzó a
ablandarse más en la presencia del rey Tomlinson.
Louis por otra parte, se relajaba mas a cada día;
era como si cada cosa estuviera cayendo en su sitio.
Nadine estaría a salvo en el sur, sus padres no
tenían problemas con Harry y el ejército hacía
progresos increíbles. Incluso se había dado la tarea
de visitar las armerías y le calmó a sobre manera
saber que montones de armas salían día con día,
listas para ser transportadas y entregadas a sus
respectivos soldados para la batalla.
Las cosas estaban saliendo sorpresivamente bien,
y Louis solo se encargaba de acallar la voz en su

641
interior que gritaba: “aún así, la guerra viene y la
muerte caerá sobre la gente” que era inevitable,
pero el omega tenía la ligera esperanza de que no
hubiera un enorme número de bajas y que la
mayoría de los aldeanos regresara sanos y salvos a
sus casas, de vuelta a sus familias.
Pero aún así la guerra era la guerra.
Y Louis no quería pensar en lo que pasaría en el
campo de batalla, hasta que fuera necesario. Por lo
cual se mantuvo firme durante toda la junta y esperó
pacientemente hasta que Kargem diera la orden de
marcharse.
Entonces Liam mencionó algo sobre los arqueros
y las fuerzas de los omegas a cada flanco de la
batalla y claramente eso despertó el interés del joven
príncipe, que logró regresar su atención hasta los
mapas y figurillas de arcilla que figuraban los
ejércitos y la partes que correspondían por grupo.
Kargem tenía un total de cuarenta mil soldados
entrenados, más las recientes fuerzas unidas de los
aldeanos. Jacob Tomlinson, por otra parte, mantenía
un total muchísimo menor al temible ejército sureño;
ocho mil hombres cuando mucho.
Pero aún así, eran guerreros del norte y estaban
acostumbrados a pelear contra nevadas, soportar las

642
bajas temperaturas y caminar entre hielo. Así que
eran tan fuertes como la gente de Dragonscale.
Louis se acercó un poco más a la mesa, apoyando
ligeramente su cabeza contra el bicep de Harry,
admirando los mapas de Goré, las tierras y lagos de
Valle Rakium, la fortaleza de los Horan que también
ofrecía ejércitos inquebrantables. Y luego Cinis, el
campo perfecto para proteger la retaguardia de los
ejércitos.
El príncipe Akgon se percató de su interés sobre
los planos, y tras leves segundos admirando el rostro
del omega con infinita adoración, algo se hizo
evidente dentro de su cabeza y pronto Harry tuvo el
ceño fruncido y la quijada tensa por el resto de la
reunión. No profesó ni una palabra más y se
mantuvo inmóvil hasta que Daeron mandó a sus
hombres a explicar la estrategia a sus soldados, con
toda su corte y capitanes abandonando la sala de
estrategia, dejando la mesa tallada con la silueta de
Goré llena de figurillas distribuidas para el ataque.
Kargem esperó a que sus hombres se marcharan
para retirarse él mismo, pero Harry se mantenía ahí,
mirando al mapa con una concentración que parecía
impenetrable. Louis alzó su rostro para mirar al

643
príncipe, esperando que este le dijera la causa del
cambio repentino en su actitud.
Daeron, por otra parte, también se quedó
esperando que Harry dijera algo, pero pareció
entender el gesto en las facciones de su hijo, por lo
cual se disculpó con Louis y marchó fuera de su
propia sala de estrategia.
El omega de ojos azules miró como el propio
Kargem cerró las grandes puertas detrás de su
espalda.
— ¿Harry? —preguntó mientras el nombrado
caminaba al rededor de la mesa, dándole la espalda.
— ¿Qué es lo que piensas hacer? —le dijo en un
tono frío, un poco sombrío.
— ¿De qué hablas? —dijo Louis, haciéndose el
tonto, pues sabía que Harry se había tensado después
de que Louis mostró interés en la estrategia de los
arqueros. -Tragó saliva-.
—No vas a ir a la guerra, Louis. —dijo el
príncipe, duro, con un tono grave, que resultaba
imponente; aún así, Harry no estaba sonando tirano,
como si estuviera dando un orden. Más que nada, se
parecía a una advertencia.

644
El omega tomó un respiro y pensó durante unos
segundos antes de hablar.
—No voy a quedarme aquí sin hacer nada.
Eso hizo que Harry apretara sus puños sobre la
mesa.
—Llevamos cuatro mil arqueros, si uno falta en
la formación no va a suceder nada. —dijo Harry con
la voz igual de neutra. —Vas a quedarte aquí, en
Krestum y esperarás hasta que volvamos.
Louis se indignó, se sintió débil y frágil de
repente, odiaba sentirse así en el momento
equivocado.
—No. —le respondió a Harry. El príncipe de sur
lo escrutó con sus intimidantes ojos verdes envueltos
en llamas de exasperación.
— ¿ “o”? Louis, esto es muy peligroso, no va a
ser como en Gélida, —trató de explicar pero su
paciencia parecía agotarse. —Tu oíste a Allenya, el
ejército que ve en sus visiones es enorme… ¡tu
mismo lo has visto! Casi nos hunden, a mi y a
Skyler ¡y eso no fue nada comparado a lo que vamos
a enfrentarnos!

645
—Soy arquero, y soy bueno. Podré como el resto.
—trató de defenderse.
—Si, te he visto tirar, no lo niego ¡Pero esto no es
una demostración de puntería! Esto es una guerra, y
el enemigo solo va a querer tu vida a cambio, no vas
a—
— ¿Y tú has ido a una guerra? —Louis
interrumpió. Harry frunció más el ceño.
—No, pero—
— ¡Eres igual de neófito que yo! —le dijo. —
Harry…, yo tengo que ir—
—No, no tienes.
Louis sintió la rabia recorrerle el cuerpo
entonces; su omega interno le exigía aplacarse,
callarse y bajar la cabeza, acatar con la orden. Pero
su parte humana era más consciente que nunca. Y
no, no había pasado días enteros buscando la clave
de como derrotar a los otros para que al final se
quedara a esperar detrás de los muros del castillo
como si él no fuera nadie. Como si no fuera hijo de
un rey, príncipe del norte.
Toda su vida luchó contra su condición y había
demostrado de que ser como era, nunca le había

646
puesto una pauta.
—Es por que soy omega… ¿no es así? —Espetó
con enojo. — ¿Por qué soy más bajo que la
mayoría? ¿Por qué soy más delgado, más delicado?
Si tuviera la misma altura que Liam o Niall y fuera
capaz de cargar una espada, iría sin problemas ¿o
no?
Harry cerró los ojos y se pasó las manos por el
rostro, negando lentamente.
—No…
Aunque si, ese era un factor.
—Tengo el mismo derecho que tú tienes para ir,
—le dijo Louis, un poco más calmado. —Soy el
príncipe, yo descubrí la clave para acabar con esas
cosas… tengo que ir, Harry. Quiero ir. A recuperar
lo que es mío y de mi familia…
—Louis…
—…el Norte es de mi pueblo, les quitaron su
hogar. Y tu no pareces entenderlo porque no sabes lo
que siente ver las calles en las que naciste,
destruidas hasta los cimientos y…
—Yo se qué tu—

647
—…por qué el imperio de donde vienes es fuerte
y lo ha sido por siglos, pero el norte no y—
Harry había llegado al límite.
— ¡Es que no puedo perderte, Louis! —le gritó
de repente, haciendo que el omega por fin se
aplacara y cediera sentándose en una silla, asustado
por el arrebato de Harry, que tampoco fue extremo,
pero que fue desgarrador al ver a los ojos verdes
apagando sus llamas para llenarse de lágrimas.
La sala de estrategia se sumió en un silencio
estruendoso que removió con escalofríos el cuerpo
entero de Louis.
Harry suspiró audiblemente y se pasó las manos
por los ojos, eliminando la lágrimas, pero
manteniendo sus ojos tapados mientras se sentaba en
su propia silla, apoyando sus codos en la mesa y
resignándose a su única y más fuerte debilidad:
Louis.
El omega de quedó sin palabras, miró a Harry,
destrozado sobre la mesa, moviendo sus ojos como
si estuviera llorando, pero sin proferir ningún tipo de
sonido. Y es que el omega había estado tan
ensimismado en no pensar en la guerra, alejando su
cerebro de las ideas sobre qué resultaría si perdiera a

648
alguien querido bajo el fuego de la lucha, que no
había pensado en que si alguna de esas personas…
fuera Harry. Perder a Harry.
Ni siquiera había pensado en si él mismo moría
ahí.
No lo había contemplado en realidad. Y ahora
comprendía la frustración del príncipe.
De repente, quería pararlo todo, pedirle a su
padre que no fuera. A Liam…, A Niall…, incluso a
Skyler. O Kargem… ahora él de verdad sentía
miedo.
Una fuerza dentro de su pecho lo hizo levantarse
lentamente y acercarse con delicadeza hasta la silla
en donde Harry sumía su rostro entre sus manos. Sus
manos se aventuraron hasta los brazos del muchacho
y en cuanto lo tocaron, sintieron aquel cuerpo
calmarse y rendirse por completo bajo el toque de
aquel omega.
—Harry… —susurró, sintiendo sus propios ojos
derramar algunas lágrimas mientras sus manos
tomaban las del rizado para despejar su rostro. Los
caireles de color chocolate se arremolinan en la
frente del heredero, mientras Louis tomaba su fina

649
piel entre sus manos y volvía el rostro de su amado
en su dirección. —Hey…
Y cuando Harry lo miró, a Louis casi le estalla el
pecho, pues el rizado estaba llorando, con sus ojos
cubiertos en lágrimas y sus nariz rojiza; una mirada
que le recordó a aquel viejo retrato en los pasillos
del castillo. Uno de cuando Harry y su hermana eran
aún unos niños. El corazón de Louis se rompió y un
par de lágrimas más corrieron desde sus ojos.
Louis abrazó a Harry.
El príncipe del sur enredó sus brazos sobre la
cintura del omega y enterró la cabeza en el abdomen
de este. Mientras Louis le peinaba sus rizos y se
tragaba las lágrimas.
No podía perderlo. Simplemente no.
—No me perderás… —susurró. Sonando débil,
rendido a su príncipe. —Por qué yo tampoco puedo
perderte a ti.
—No vayas a la guerra —rogó Harry con la voz
gangosa después de varios segundos. Louis apretó
los labios.
—No puedo quedarme aquí.
Harry suspiró.

650
Sabía que Louis tenía un buen argumento. Era su
ejército también, después de todo. Y aunque el
príncipe Akgon no podría continuar si algo le
sucediera a Louis… entonces él sufriría
eternamente. Pero en esa vida, en ese momento, no
podía contradecirle. Tenía que dejarlo. Era su deber.
Si no, Harry lo alcanzaría poco después.
El rizado suspiró.
—Dake, mon parét [de acuerdo, mi príncipe] —
se resignó.
Louis lo apartó un poco para mirarlo a los ojos.
Harry alzó la cabeza de su abdomen.
— ¿Eso que significa?
—Que si vas, vas conmigo y no te separas de mi
lado.
Louis sonrió levemente.
—Es la guerra, creo que eso se puede volver
difícil.
—Pues lo haces, estoy seguro de que encontrarás
la manera —dijo un poco enfadado aún, pero Louis
se acercó más y se sentó sobre su regazo, abrazando

651
a su príncipe por el cuello. Harry lo tomó de las
caderas.
—Te seguiré a donde vayas. —Louis acordó,
frotando su nariz contra la de Harry. El rizado
suspiró de nuevo.
Se quedaron así durante varios minutos, solo
siendo capaces de sentir al otro. En una burbuja
frágil que podría haberse roto por cualquier cosa en
cualquier segundo, pero mantuvo a ese par
ensoñador de la manera más pura posible. Ya que se
decían lo mucho que se querían sin profesar ningún
sonido.
—Te amo. —dijo Harry sin más, de golpe, con
delicadeza y sellando sus palabras con un beso que
atacó a los labios del omega sorpresivamente.
Louis mantuvo sus ojos abiertos pues cuando
Harry se alejó, a penas unos milímetros, con un
chasquido, sintió el pecho entero quebrarse y
alivianarse al mismo tiempo. Las millones de
mariposas viajando por cada parte de su cuerpo y los
fuegos artificiales librándose en su cerebro.
Sus ojos volvieron a escocer por las lágrimas.
Lágrimas de felicidad.

652
—Yo también lo amo, mon paret —le dijo Louis
en un pésimo acento Vehstry que hizo reír a Harry,
pero que lo conmovió como nunca antes pensó que
podría hacerlo cualquier ser humano en la tierra.
Así que lo beso de nuevo.
///

653
➳ 27: Boda Dorada. ➳

—Te ves hermosa —dijo Louis, que puso sus


manos sobre los hombros de su hermana,
admirándola a través de su reflejo en el espejo.
Nadine se sonrojó de inmediato, pero mantuvo sus
ojos en los de su hermano mientras aceptaba el
cumplido con gracia.
—Gracias. —dijo suavecito al admirarse con
ensoñación. Se removió sobre su lugar, ondeando la
suave tela de el vestido que brillaba bajo cualquier
movimiento que diera.
Pues era grande pero para nada aparatoso. Se
ceñía al nivel de su cintura y luego se acampanaba
cada vez más conforme llegaba hasta el suelo. La
tela era dorada y en ella se bordaban distintos
diseños que resaltaban entre algunos diamantes que
fueron agregados a la tela minutos después; los
pliegues causaban sombras brillantes y en realidad
parecía como si alguien hubiera lanzando un chorro
de oro líquido sobre la joven princesa, pues todo en
Nadine Tomlinson brillaba; desde su cabello
trenzado entre los diamantes de una nueva corona,

654
forjada en el sur con oro puro, hasta la sonrisa que
no dejaba sus labios.
Ya que ese era el día.
Un mes después de que la más joven de la casa
Tomlinson, se volviera prometida de Lord Horan en
aquellos jardines nevados del Krestum. La boda de
ambos muchachos que se amaban de una manera tan
pura, ocurría ese día al atardecer. Cuando el astro
rey se cerniera sobre el mar para despedirse y
estrellar los cielos oscuros.
La tradición era casarse en la playa, como buen
sureño; pero Nadine no era del sur y Niall había
vivido ahí toda su vida, pero los Horan eran
descendientes del agua dulce en los valles. Además
de que las playas estaban congeladas y
prácticamente su magia se había agotado con la
desaparición del calor. Aún así, se había organizado
una pequeña boda personal en el gran septon, donde
acudiría la pequeña corte de los Akgon junto a sus
abanderados Horan. Así como la familia del norte.
Más tarde, se daría un banquete para el resto del
pueblo, para presentar al nuevo consorte de la
princesa del norte.
Eso indicaría que una vez que la guerra acabase,
Nadine viviría en el Krestum junto a Niall. Así

655
Louis volvería a Gélida para ayudar a su padre a
gobernar hasta que Jacob envejeciera y él heredaría
la corona del norte. Lo cuál… era aún extraño y
surreal, pero ese sería su destino.
Louis acomodó la capa de piel de oso blanco
sobre los finos hombros de su hermana para que se
mantuviera cálida en el trayecto hasta la capilla.
Pero cuando acomodaba esta sobre el cuello de
Nadine, sintió la mirada de su hermanita escrutarlo
sobre el espejo.
Louis correspondió a su gesto.
— ¿Ocurre algo? —preguntó el príncipe a los
ojos azules de su hermana. Con todos esos arreglos
en su cabello y en su piel, cada día lucía más y más
como su madre.
Nadine pestañeó varias veces antes de asentir.
— ¿Puedes alcanzarme mi collar? —le pidió. —
Quiero usarlo hoy.
Louis no entendió al inicio, pero pronto su cabeza
se iluminó y se giró para tomar el dije de plata que
era una réplica del suyo. El lobo aullando, la imagen
de su casa. Se lo pasó por el cuello y se lo ajustó
detrás de la nuca mientras retenía el mar de caireles
que era su cabello; así cuando el click‘ sonó sobre la

656
cadena, Louis se alejó para admirar a su hermana
lista… para casarse.
—Tu y mamá no han dejado de mirarme así
desde hace unas semanas. —comentó la princesa. —
En realidad… se siente raro.
Louis apartó la mirada y negó con la cabeza, una
sonrisa apenada se formó en sus labios.
—No es solo que-, —suspiró. —Estamos muy
felices, orgullosos de ti.
Nadine se dio la vuelta, ella entera brillaba.
—Yo no hubiera sido nada sin ustedes, sin ti
hermano —le dijo con suavidad. —Quiero que sepas
que si he llegado hasta aquí, es gracias a ti y a
nuestros padres. Y hoy quiero que se diviertan y se
relajen solo un poco en esta fiesta. Y que sepan…,
que yo voy a estar bien. Aquí.
Louis sintió sus ojos llenársele de lágrimas, pero
él sabía que si lloraba, también Nadine lloraría y no
quería eso. Por lo que solo le otorgó un pequeño y
fugaz abrazo antes de asentir y acomodarle el
vestido -innecesariamente-, por última vez.
La puerta se abrió entonces.

657
Isabella entró, con un hermoso vestido azul que
hacía juego con una capa pesada para el frío. Un par
de sirvientas le siguieron para terminar de alistar a
Nadine. El carruaje al septon saldría en breves
minutos para iniciar la ceremonia de boda. Y
normalmente las bodas en Dragonscale -según
palabras de Gemma Akgon-, se realizaban donde
todo el pueblo pudiera festejar, aunque no fueran
conocidos cercanos de la pareja. Se acostumbraba a
llevar a los recién casados en una carretilla sin techo
por toda la ciudad mientras la gente les lanzaba
pétalos de flores, y si se trataba de una familia
adinerada, los fuegos artificiales irrumpirían en los
cielos.
Pero esa no era cualquier boda, y en realidad el
frío era cada vez más violento, por lo que sería
imposible tener una misa junto al mar congelado o
andar en carretilla sin correr riesgo a que uno de los
dos novios terminara resfriado. Aunque claro, sería
Lord Niall, pues este no esta tan acostumbrado al
invierno como su linda prometida.
Al final habían preferido llevar acabo la
ceremonia dentro de la misma capilla. Así como el
número de invitados no fue tan extravagante. Solo lo
justo y necesario para marcar la unión de aquellos

658
jóvenes sin mostrar un aparatoso festín que sería
imprudente antes de la guerra.
—Mi dulce princesa, —exclamó Isabella
mientras dejaba que las sirvientas le pusieran la capa
a Nadine antes de que se aventurasen a salir. —Hoy
es el gran día, mi niña, ¡no puedo creer que luzcas
así de bella! si hace apenas un año tu padre te
regalaba tu última muñeca.
—Gracias madre —sonrió de nuevo con aquel
brillo que le recorría desde que le habían pedido
matrimonio.
—Bueno, es tiempo, vamos, tenemos que irnos
para llegar a tiempo al septon. —contestó Isabella.
—Madre, la boda no inicia hasta dentro de dos
horas —comentó Louis mientras el mismo era
arreglado por una de las sirvientas. Estaba listo, solo
que se aseguraban que tuviera todo bien alisado y la
capa bien colocada.
—Si, lo sé cariño, pero es sabido que la novia
tiene que llegar a la capilla antes que cualquier
invitado, de otra forma serán cinco años de mala
suerte para su matrimonio. —dijo convencida.
—Mamá, esas son las costumbres del norte —
anunció la joven princesa.

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— ¡Pero mi niña, si tú te has criado ahí! Tienes
que seguirlas —dijo Isabella mientras miraba a
Nadine un poco indignada.
—En el norte también se casan de blanco y yo no
estoy usando un vestido blanco.
—Si, bueno, pero—
—Así como mi cabello no está trenzado, si no,
suelto.
— ¡Nadine! —gritó su madre. —No digas nada
más, vas a ponerme histérica y eso no es lo que
quiero hoy…
Louis se rió junto a su hermana.
—Bien, vamos, tenemos que partir—
Dijo la reina al mismo tiempo que las puertas se
abrían nuevamente por lo que parecían ser un par de
guardias dorados. Louis inmediatamente sintió el
pecho calentársele de una forma familiar.
—Príncipe Harry, —anunciaron los guardias
mientras que el heredero del sur entraba un poco
indeciso a la habitación. Pareciendo incómodo por si
llegaba a interrumpir.

660
Ese día llevaba una túnica blanca con bordados
dorados alrededor con una capa grisácea sobre sus
hombros. Al ser un evento formal, Harry llevaba
puesta una sencilla corona dorada entre sus rizos,
con diamantes blancos que reflejaban las luces
pálidas del día nevado.
Louis sonrió inconscientemente.
Él también llevaba una túnica similar, solo que el
color de la suya seguía siendo azul, aunque ya tenía
algunos bordados en dorado. Una corona de plata se
cernía entre su cabeza y era la primera vez que
lucían como verdaderos miembros reales, en lugar
de dos muchachos jóvenes e inexpertos que iban a
una guerra.
—Príncipe, —saludó Isabella con una reverencia
que rápido copiaron sus hijos -en costumbre-,
mientras que se mostraba extrañada de igual forma.
—¿Ha habido alguna complicación, todo está bien?
Harry rápidamente se compuso para contestar a la
pregunta de la reina.
—No, no mi reina. Todo está en orden, yo solo—
—Venías a ver a Louis. —le contestó Nadine con
total simpleza.

661
—Bueno, yo—
—Claro, que tonta fui —contestó Isabella. —
Venga príncipe, pase, faltaría menos en su castillo.
—le sonrió.
Harry murmuró un gracias‘ bajito, aún estando
un poco avergonzado por aquello, hasta que paseó la
vista por la habitación hasta sus ojos cayeron en
Louis, quién le sonreía con los labios apretados. El
pequeño omega avanzó entonces para eliminar la
distancia entre ellos, aprovechando la falta de interés
de su madre y hermana para tomar de las manos de
Harry; estaban frías, señal de que había hecho el
camino desde su habitación. El rizado pronto se
relajó bajo el toque de su príncipe.
—Hola —saludó Louis.
—Hola.
— ¿Vas a venir con nosotros, o llegarás con tu
familia?
Harry pareció un poco incómodo de nuevo. Bajó
la voz.
— ¿Crees qué tu y yo podamos ir aparte? No
quiero que tu familia piense que estoy estorbando…

662
— ¡Absolutamente no, príncipe! —dijo Isabella,
completamente escuchando cada palabra que decía
el rizado. —Usted no piense aquello, venga con
nosotros, el carruaje es grande.
Harry se tornó por completo de rojo.
Louis se rió suavemente, apegándose al pecho del
más alto y recargándose contra este.
(…)
Harry se mantuvo callado la mayor parte del viaje
en el carruaje, pues era el único ahí que no era del
norte.
Estaba el Rey Jacob junto a su esposa y Nadine.
Louis a su derecha. Mientras que a la izquierda tenía
a Lord Liam junto a su padre, quién tampoco estaba
muy cómodo de tener a Harry ahí en realidad. Aún
así, el carruaje partió en dirección al gran septon
mientras los mayores tenían una banal conversación.
Hasta que una pregunta sobre la ciudad surgió y
Jacob se dirigió hasta Harry para aclarar sus dudas.
El rizado se apenó un poco al hablar, pero
después de sentir las manos de Louis abrazarse a su
antebrazo, se fue calmando a medida que Harry
mantenía la conversación con su padre. Y es que los
norteños siempre se habían caracterizado por sus

663
actitudes frías y secas, tal vez un poco demasiado
duras cuando se volvían más viejos.
Así como los comentarios abruptos de Lord
Payne y el tono serio que parecía emplear con
Harry; aún así, no era nada personal. Por otro lado,
Jacob se dirigía con más soltura al rizado y prefería
seguir llamando príncipe de momento. Cada vez que
se pasaba ligeramente de la raya, Louis le mandaba
señales a su padre para que no fuera tan duro con
Harry.
Liam, por otro lado, hacía comentarios
sarcásticos en torno al rizado y este, con más
libertad y saña, respondía al alfa. Pero claro, Louis
estaba sentando entre ambos, así que los mantenía
perfectamente bajo control.
Nadine e Isabella parecían muy divertidas con
todo ello, riéndose con cautela mientras el viaje se
acortaba en dirección a la capilla.
(…)
Los carruajes fueron llegando al gran septon
cuando se acercaba la hora.
Los Horan fueron los siguientes en llegar después
de los Tomlinson, así que el lugar estaba lleno de
lores reconocidos, vestidos en los colores de su casa

664
mientras esperaban a que la ceremonia diera inicio;
aunque las familias de los prometidos ya estaban
sentados en las primeras filas frente al altar donde el
alto septo* tenía una breve charla con Edward y
Allenya, mientras que Niall se paseaba un poco
nervioso.
Harry se dirigió a su primo en lengua Vehstry
para mantener un poco de privacidad aún estando
rodeados de gente.
— ¿Quieres dejar de moverte tanto? Me pones de
los nervios… —dijo Harry.
Niall lo miró un poco -demasiado— exasperado.
—Oh ¡Perdone príncipe! ¿Usted está nervioso?
¡Qué extraño, pensé que era mi boda! —le contestó
mientras se daba vuelta y lo encaraba; Niall llevaba
una túnica dorada, cosida con el emblema de los
Horan en un lado y el emblema Akgon del otro. Pero
después de la ceremonia, Niall tendría un nuevo
título y debería dejar de ser llamado Lord; pues al
casarse con una princesa, el rubio pasaría a ser
príncipe-consorte.
—No sé por qué estas nervioso, en realidad. —
dijo con una leve sonrisa. —Vas a casarte con

665
alguien a quién amas y vas a vivir aquí con ella
¿Cuál es el problema?
—¿Qué si resbaló y caigo frente a todos?
Harry bufó mientras ponía los ojos en blanco.
—Eres un idiota —le dijo de broma mientras
parecía mirar a su alrededor. La gente comenzaba a
llegar. Ubicó a Skyler y a Gemma dentro de las
primeras filas, con su prima pareciendo
terriblemente aburrida, mientras Gemma hablaba sin
ver el final para sus soliloquios. También miró al tal
Lord Malik sillas más atrás, tratando de pasar
desapercibido junto a sus hermanos; más altos, más
fuertes, quiénes si llamaban la atención de las
chicas, al ser tan exóticos para el sur. Luego
reconoció a Liam acercársele para hacerle la plática.
Todos entre conversaciones falsamente gratas y
sonrisas forzadas. Harry aborrecía los eventos de ese
estilo, le parecían tan aburridos. Recordaba que en
cada uno, él y sus primos solían desaparecerse la
mayor parte del tiempo -Si es que Kargem no notaba
su ausencia-, y pasaban tardes enteras en cantinas
mugrientas del centro, con gente con la que
compartirían historias, y risas de cosas que ni
siquiera recordarían al día siguiente. Siempre bajo la
capas enormes para evitar que alguien los

666
reconociera. En la penumbra de ese tipo de sitios,
todos eran iguales y nadie era menos o más por tener
un título antes de su nombre.
Pero ahora estaban en el septon, minutos antes de
que Niall, su primo, su hermano, se casara. Y
estaban en la víspera de la guerra más grande de
todos los tiempos. Harry frunció el ceño mientras
evaluaba la situación. ¿En realidad valía la pena que
Niall se casase ahora? ¿De verdad toda esa gente
actuaba tan en calma antes de ir a pelear por su
vida? ¿Alguna vez él volvería a esas cantinas, a
emborracharse sin sentido?
Sentía que todo era surreal en esos momentos y
que pasaban miles de cosas por su cerebro, pero
estaba demasiado abrumado con todo como para
resolverlo de momento.
—Oye —escuchó que le llamaban, en un tono
que demostraba no ser la primera vez que lo hacían.
Harry se dio la vuelta, encontrándose con los ojos
azul eléctrico de Niall.
— ¿Qué?
—Te preguntaba por Louis. —dijo este de
manera normal, pero el príncipe sintió como todos

667
sus músculos se relajaban solo por oír aquel nombre.
Una inconsciente sonrisa se cinceló sobre sus labios.
— ¿Qué pasa con él? —dijo tranquilamente.
—Que si tú… ya has pensando en lo que
sucederá. Digo, contigo y él… cuando acabe la
guerra.
Y bueno, ese fue como el peso de un yunque
cayendo directo en su estómago. Bien, gracias Niall,
Harry no necesitaba ese punto más agregado a su
lista. Aunque bueno, era la realidad, algo de lo que
no podía huir.
Harry apretó los labios.
Solo había una cosa clara en su mente.
—Me quedaré con él.
— ¿Aquí…, en el sur, o…?
—No lo sé. Él aún es príncipe, yo también. Mi
padre y el suyo son buenos guerreros y tienen aún
mucha vida para gobernar. Lo harán después de la
guerra. —dijo como si recitará de memoria el plan
A, que fue tramado inconsistentemente en su cabeza.
— Y… ¿Qué pasa después? Cuando Kargem te
seda el trono…

668
Harry estaba casi seguro de que su padre no
quería la corona en él. Niall se anticipó ante la
respuesta.
— ¿Qué pasa si Louis hereda el norte antes?
—Me iré con él.
—No puedes dejar Dragonscale… —le dijo el
rubio, brillante a través de su túnica dorada.
—Si Nadine tuviera que irse al norte ¿lo harías?
Niall ni siquiera lo pensó.
—Claro.
— ¿Dejando tu familia, tu pueblo… tu hogar?
—Harry, me estoy casando con ella. —dijo Lord
Horan. —Haré lo que haga falta para estar con
Nadine.
Harry conocía la sensación.
—Entonces, felicidades hermano —le dijo,
pasándole un brazo por los hombros y apagándose a
él en un gesto cariñoso. Tenía mucho tiempo que no
abrazaba a Niall. Como lo esperaba, este le devolvió
el gesto.
—Gracias.

669
(…)
La boda dorada, sería el nombre con el que se
recordaría a tal ocasión tan emblemática de aquella
unión particular.
El gran septon de Dragonscale sería su sede; esta
era una estructura masiva, construida en una forma
cilíndrica que tenía un domo por techo. Había sido
construido por algún tatarabuelo de Harry, uno quien
fue muy devoto a los siete dioses y a su
representación, una estrella de siete puntas que se
grababa en el suelo y apuntaba a cada estatua en
representación de cada Dios. El salón no era tan
grande, pero era majestuoso, y era el epítome de las
arquitectura del sur, después del Krestum, claro.
Una vez que la gente estuvo sentada y en
silencio, la música del sur resonó bajo la dirección
de Lord Rakem, quién llevó a sus músicos a tocar
una pieza lenta y hermosa compuesta especialmente
para aquella celebración. En donde todos se ponían
de pie para recibir a la princesa, fue ahí cuando la
magia comenzó.
Nadine apareció desde las puertas del septon,
usando su hermoso vestido dorado que brillaba por
cada paso que daba. Ella iba del brazo del rey Jacob,
ambos usando sus coronas reales mientras alzaban el

670
rostro y sonreían con gracia al caminar entre la
gente.
El rostro de la princesa era delicado, suave.
Mantenía los labios entre abiertos por cada sonrisa
que amenazaba con cruzarle el rostro, pero que era
reprimida en cuanto los nervios la atacaban de
nuevo. Cientos de caras irreconocibles para ella en
ese momento, no ayudaban. Estaba en busca de
alguna sonrisa familiar mientras caminaba con
ligereza y se concentraba plenamente en no caer.
Hasta que miró hacia enfrente.
Lord Niall de la union Horan-Akgon,
resplandecía en una sonrisa brillante y amena que
mejoró instantáneamente la situación. Logró que los
colores se saturaran más, que las ventanas brillaran
más con la luz blanca de los días nublados, que la
música sonará un poco más baja y diera paso al
repiqueteo constante de su corazón, que latía con
ganas, con felicidad, cantando en su pecho para
dibujarle aquella sonrisa que libró tantas batallas y
por fin nació entre sus labios.
Nadine sonreía con un amor implacable cuando
ella estuvo a leves metros de su prometido.

671
El rey Jacob entregó a su hija con una sonrisa de
labios apretados y Niall sostuvo a la princesa con
tanta delicadeza que Nadine logró sentirse frágil de
repente. Y nadie hacía más fuerte a Niall que el
corazón frágil de aquella chica.
Así que los ojos de la princesa y del Lord no se
alejaron en ningún momento mientras la ceremonia
se llevaba a cabo. Con la gente tomando asiento
mientras que aquellos dos enamorados se juraban
amor eterno en un para siempre‘ solo limitado por la
muerte, tal vez ni así sería privado de seguir
ardiendo entre las brazas de un fuego fuerte y
peligroso, que no los consumía, pero que los
mantenía cálidos en las manos del otro.
Niall no soltó a Nadine en ningún momento, y le
sonrió tanto que incluso un par de lágrimas hicieron
su batalla por no correr por sus mejillas.
El amor verdadero se encuentra en donde el toque
es seguro y fuerte, pero que no aprieta, que no duele;
que deja marca pero no física. Que deja paz y
melancolía, pero sobre todo, que deja amor y
felicidad.
Y ese día, nunca se soltaron.
Y así sería, por el resto de sus vidas.

672
(…)
La boda concluyó minutos más tarde; la
ceremonia culminó con ambos esposos caminando a
través de la gente mientras eran firmemente
aplaudidos por todos.
Isabella Tomlinson lloraba en el hombro de su
esposo, con una sonrisa feliz mientras Jacob la
abrazaba por un constado. Allenya Akgon aplaudía a
su vez junto a su esposo, mientras veían marchar a
sus hijos, perdiéndose entre el mar de gente.
Louis se encontró suspirando, al mirar todo
bañado en dorado, el futuro de su hermana, lleno de
fuerte y sólido oro, convertido en una persona. En
un rubio que no dejaría de mirarla con cariño
durante toda esa noche y el resto que tuviera junto a
ella. Louis se dio cuenta que el amor, no era un solo
color; no era rojo o azul, ni siquiera blanco o negro;
el amor era dorado.
Y brillaba.
(…)
La continuación del festejo se llevó a cabo en la
explanada central de Dragonscale; donde varias
mesas fueron dispuestas a través de todo el lugar
para los invitados. Mientras que los recién casados

673
disfrutarían de sus platillos sobre la gran mesa frente
a todos.
Debido al frío, se habían alzado varías carpas
alrededor de todo el lugar para que nadie tuviera
problemas con el clima, así como la banda, que ya se
había trasladado desde la capilla hasta la recepción
para seguir tocando sonatas suaves mientras los
lores y sus ladies se acercaban a felicitar a la
princesa Nadine y su nuevo príncipe consorte, al
mismo tiempo que los niños jugueteaban entre las
sillas; los sirvientes se aseguraban de tener todo listo
para el banquete de la boda real.
Kargem se paseaba del brazo con Anne, mientras
saludaban también a la gente entre tantos invitados.
Así como Allenya e Isabella hablaban de la unión
entre sus hijos mientras se reían divertidas.
Skyler estaba con el mismo rostro aburrido solo
que ahora conversaba con Liam y Lord Malik que
parecía haberse apegado al alfa después de haber
sido completamente ignorado por su familia cuando
salieron del septon. Y Louis estaba -como siempre-,
abrazado al costado de Harry mientras se dirigían
por la explanada lentamente y en paz. Louis
apreciaba esos momentos de silencio en los cuales

674
eran solo él y Harry sin necesidad de rellenar los
espacios en blanco y gozarlos a su manera.
Aunque siempre estaba a la espera de uno de los
típicos comentarios del rizado.
—Así que ahora somos cuñados —le dijo el más
alto mientras sus botas remarcaban sonidos huecos
contra la piedra de la plaza. Y sus capas eran
levemente arrastradas mientras avanzaban.
—Niall no es tu hermano. —le dijo Louis con
una sonrisa.
—Primo hermano, —corrigió el rizado. —Y nos
hemos criado juntos, así que, si, es mi hermano.
Louis puso los ojos en blanco en forma de broma.
—Bueno, cuñado, al menos tenemos una razón
más para vernos. Ya sabes, cuando compartamos
sobrinos y tenga que regresar al sur a las enormes
fiestas que Nadine hará en honor a sus hijos…
— ¿Qué?
—Mi hermana siempre ha querido muchos hijos,
así que no te sorprendas si en unos años el Krestum
esta plagado de pequeñas cabecitas rubias… —dijo
el omega mientras se frenaba y reía contra el pecho
de Harry.

675
—Mi hermana sabrá manejarlo, —dijo este. —Es
buena amiga de Nadine, así que estará encantada
con los niños… supongo.
— ¿A ti no te agradan los niños?
Harry hizo una mueca, arrugando la nariz y
negando un poco con la cabeza.
—Son molestos.
—Pero son bonitos.
— ¿A ti te parecen bonitos? —dijo el rizado,
luciendo escandalizado. —Míralos, —señaló a un
grupo de infantes que corría uno detrás del otro en
una carrera sin sentido; risas estridentes, agudas y
chirriantes. Hasta que uno de ellos cayó y comenzó a
llorar fuerte. Harry hizo otra mueca. —Si, muy
bonitos y todo, no lo niego, pero… ¿los has visto?
Son extremadamente ruidosos y apestan.
— ¡Harry!
—¿Qué? Es verdad.
—Suenas como si no hubieras sido uno hace diez
años. —dijo Louis, resultando tremendamente
divertido por la actitud de su príncipe.
—Hace diez años estaba montado a mi dragón.

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— ¿Tienes un dragón?
Harry y Louis bajaron su vista pues, ninguno de
ellos había hecho esa pregunta, y el sonido parecía
provenir desde abajo. Donde un niño de tez
blanquecina y relucientes ojos azules, admiraba a los
dos príncipes, extrañado.
— ¿Ves? Los niños son raros, ni siquiera se de
donde siguen saliendo tantos. —le dijo Harry a
Louis, mientras que este intentaba no reírse y dirigir
su atención al pequeño.
—Calla, te hizo una pregunta. —lo reprimió y
volvió a ver al niño, asintiendo. —Él tiene un
dragón. ¿Verdad, Harry?
El rizado rodó los ojos. Él parecía ser el niño.
Bufó audiblemente y se cruzó de brazos.
—…Si.
Los ojos azules del niño parecían brillar de
emoción.
— ¿Qué tan grande es ? —le preguntó al
príncipe. Harry volvió a poner los ojos en blanco.
—Muy grande.
— ¿Cómo… cómo… el tamaño de una casa?

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Harry frunció el ceño y negó.
—Más grande.
La mandíbula del niño pareció caer.
— Como… ¿Cómo el de un… barco?
Harry bufó y cerró los ojos, negando con la
cabeza, provocando que la corona entre sus rizos se
moviera.
El pequeño niño parecía aún más descolocado,
extasiado por conocer la respuesta. Impresionado
por lo que le decía el príncipe del sur. Volteó a ver a
Louis.
— ¿Es más grande?
Louis se rió y se agachó a la altura del pequeño.
Lo analizó brevemente; el pequeño tenía el cabello
rubio cenizo, y tenía unos grandes ojos azules que
parecían familiares. Admiró su belleza y sonrió ante
el niño.
— ¿Cuál es tu nombre?
—Theo. —respondió con simpleza.
Louis alzó las cejas.

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—Es primo de Niall, hijo de Greg Horan. —
aclaró Harry. —Tiene descendencia directa de las
tierras de Valle Rakium. Será el Lord de ahí cuando
crezca.
—Ah. —dijo él omega con una sonrisa. —Eso
explica porque luce como él.
—Así serán tus sobrinos. —dijo el rizado
mientras Louis se ponía de pie y miraba el pequeño
jugar con una especie de figurilla en sus manos.
—Eso es… reconfortante. —dijo intentando
reprimir su sonrisa.
— ¡Theo! —escuchó que gritaban. Al darse la
vuelta, Niall caminaba con premura hasta su
pequeño primo que parecía completamente ajeno a
la preocupación. — ¡Ahí estas! Tus padres te están
buscando como locos…
—No me fui muy lejos, —dijo el pequeño,
encogiéndose de hombros. Louis rió en voz baja.
—Si pero eres su único heredero, si te pierdes
tendrán que reemplazarte —dijo Harry con saña, el
niño le mostró la lengua. El príncipe le correspondió
el gesto.
—Oh Dios… —murmuró Louis.

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—Vengan, la cena esta por servirse —anunció
Niall tomando a Theo de la mano mientras lo
acarreaba de vuelta a la sección designada para
comer.
Louis y Harry lo siguieron.
(…)
La cena de bodas sucedió en calma y paz. Los
lores comían y entablaban conversaciones formales
con sus allegados. Así como en la mesa principal.
Donde Niall y Nadine compartían palabras con los
lores Horan y Allenya Akgon.
Louis y Harry terminaron sentándose frente al
pequeño Lord Horan, el niño rubio debería de tener
cinco o seis años, y mantenía la guerra constante con
Harry. Lanzándose comida disimuladamente y
sacándose la lengua con saña. Louis pateaba a Harry
debajo de la mesa cada que alguien volteaba a ver.
Pero estaba secretamente divertido por la forma
en que ese niño mostraba singular atención hacia
Harry. Y no pudo evitar imaginarse cómo sería el
príncipe con hijos, sonriendo de forma
desapercibida.
(…)

680
La boda simple se tornó un poco más alegre
conforme el vino y la cerveza eran servidos. Incluso
Nadine había sido sacada a bailar por su nuevo
esposo, gracias a las recientes clases del baile del sur
impartidas por Gemma. Muchas parejas se habían
levantado para bailar y otros solo charlaban
divertidamente entre la gente. Era una celebración,
después de todo, y Louis admiraba todo desde su
lugar en la mesa.
La noche había ya caído y el cielo se mostraba
completamente oscuro. Sabía que pasarían al menos
unas tres horas antes de que fuera prudente retirarse
y honestamente, prefería alejarse de todo el ruido,
descansar un poco tras las intensas semanas que
habían estado ocurriendo.
Harry regresó cargando otra copa de vino para
Louis, se sentó suavemente a su lado de nuevo.
—Vámonos —le susurró, pues no eran los únicos
en la mesa. Rey Jacob y Kargem charlaban asientos
más allá.
Louis se giró en torno al príncipe. Harry tenía la
corona chueca entre sus rizos y un poco de nieve
entre su capa. La nariz roja por el frío pero los ojos
cálidos por el reciente consumo de alcohol. -No
tanto, solo un par de copas-.

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—No puedo irme, es la boda de mi hermana. —
Louis intentó sonar creíble, pero el cansancio en su
voz era delator.
—Técnicamente ya estuvimos en la boda de tu
hermana, —dijo con una sonrisa. —Está es la
fiesta… anda Lou, podemos irnos sin que nadie se
de cuenta.
—Somos los príncipes, claro que se darán cuenta.
—Di que te duele la cabeza, que quieres ir a
recostarse.
— ¿Y eso cómo te incluye a ti?
—Pues por qué yo… tengo que cuidarte ¿no? Tu
madre me ama y querrá que yo vaya contigo.
Louis se rió.
— ¿Cómo sabes que mi madre te ama?
—Yo solo lo sé.
—Bueno ¿y por qué no dices que tú eres el
enfermo? ¿Por qué tengo que ser yo?
—Por qué he ocupado la carta de estar enfermo
muchas veces, mi padre ya no me cree.

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Louis volvió a reírse y sintió como Harry se
recostaba en su hombro y lo miraba desde ahí. Con
un puchero entre sus labios.
—Vamos, mon paret, no sea así, déjeme llevarlo
a un lugar más tranquilo. —dijo en tono de broma,
pero siendo honesto.
— ¿Lejos de todo este ruido?
—Claro.
— ¿Donde pueda dormir?
— ¿Tienes sueño?
Louis solo negó un poco.
—Siento que podría dormir durante días, pero
sólo quiero estar unos minutos en paz.
—Perfecto, —dijo el rizado. —Ya sé lo que
necesitas. Pero antes tenemos que escapar.
—No, le diré a Nadine que—
—Nadine está bailando.
—Pero no podemos…
—Si podemos, anda. —Harry le sujetó de la
mano, mientras que Louis grababa una tonta sonrisa

683
entre sus labios y se dejaba llevar por Harry fuera de
la carpa. Llamando la atención de la gente en el
pueblo, por sus elaboradas túnicas y las coronas en
sus cabezas. Quienes les sonreían o se inclinaban en
reverencias. Así que, para evitar todo aquello, le
pidieron a un hombre que los llevara a Krestum en
una vieja carretilla, lo cual hizo sin rechistar.
Louis escuchaba la plática de Harry, mientras este
se abrazaba a su cuerpo y cerraba los ojos por ratos.
Se sentía como un niño al que le ha llegado la hora
de dormir y aunque no quiere, sus ojos se le cierran
a regañadientes. Así que dormitó un par de veces
entre los brazos de su príncipe hasta que llegaron al
castillo. Pero pareció despertar al tener que subir
todas las escaleras hasta la punta, con Harry
quejándose de que por eso tenían dragones y que en
que momento el primer Kargem creyó que era buena
idea construir el castillo en la colina más alta.
Aún así, llegaron al Krestum antes que cualquiera
otra persona, los pocos guardias ahí les abrieron las
puertas y dejaron pasar a los dos príncipes sin
miramientos. Caminaron por los pasillos tomados de
las manos, topándose con cientos de sirvientes que
aprovechaban de la ausencia de la familia real para
asear cada habitación en el castillo. Aún así, a Louis
no le importaba, solo quería llegar y recostarse.

684
Cuando llegaron a la habitación del príncipe
Harry, se toparon con que las puertas de este sitio
estaban abiertas y cuando ellos entraron, un par de
doncellas salieron de los baños. Saludaron con
perfectas referencias a los príncipes.
—Su alteza, hemos preparado su baño, está listo.
—anunció una de ellas mientras la otra encendía un
par de lámparas de aceite para alumbrar el lugar.
Louis miró a Harry con intriga.
—Gracias, —soltó Harry en un tono que indicaba
que era todo por hoy, así ambas sirvientas salieron
con premura de la habitación. Louis se giró para ver
al rizado.
— ¿Pediste un baño?
—Lo preparé para ti —asintió. —Te he visto
cansado, honestamente yo también lo estoy.
Organicé esto para los dos.
Louis sintió su pecho estrujarse.
—Harry —dijo con ternura y sintió la tremenda
necesidad de acortar la distancia. Así que lo hizo.
Abrazó al príncipe, quién lo correspondió al
instante, no creía que pudiera quererlo más. Se

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aplacó contra su pecho y suspiró sobre la tela de su
túnica, cerrando sus ojos.
—Hey, ve, date un baño. Estaré aquí esperándote.
—le dijo mientras besaba la coronilla de su cabeza.
Él omega abrió los ojos y sintió un espasmo
recorrerle la columna. Se apartó unos centímetros
del rizado y alzó la cabeza en su dirección.
Tragó saliva antes de hablar.
— ¿No quieres venir conmigo? —dijo Louis, con
los ojos brillantes y nerviosos, preguntándose si lo
que acaba de decir estaba bien. Si estaba era
prudente o de si Harry si quiera lo tomaría bien.
Dudó aún más cuando el rizado se quedó callado
durante varios segundos. Como si la cuerda se
tensara cada vez más y la tensión aumentara.
Gracias a los dioses que Harry no podía oler el
pánico que emanaba él omega, mientras los ojos
verdes del príncipe lo miraban extrañado. Raro,
como si hubiera tragado un puñado de clavos.
Louis sintió el escalofrío recorrer el cuerpo de
Harry.
— ¿Tu… estás seguro? —preguntó con los ojos
ya oscurecidos y Louis no sabía cómo interpretar

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eso.
Era nuevo en el campo, la única vez que había
estado en esa situación había sido por necesidad.
Tener a Harry así de cerca fue algo de lo que tiene
pocos recuerdos. Su omega estuvo complacido y
sintió el dulce dolor de sus músculos los días
siguientes, pero nada más. En realidad Louis no
recordaba exactamente lo que sucedió y como se
sintió y tal vez por eso estaba nervioso.
—Ya lo hicimos una vez ¿No?
—Si pero tu… estabas en tu…,
—Lo sé.
—Pero no voy a decir que no, —le dijo el rizado
de repente, rompiendo la tensión de golpe. Louis
volvió a mirarlo, pues había bajado su cabeza al
suelo, y encontró una sonrisa satisfactoria en los
labios de Harry. —Y para que te recuerde, no solo
fue una vez.
Louis se sintió enrojecer de repente. Reprimió
una sonrisa, sin éxito, y una risa boba salió de su
boca.
—Hey, te diré que, no tienes por qué estar
nervioso, —le dijo, tomando el mentón del omega

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con suma delicadeza; —No conmigo.
Harry lo miró a los ojos.
—No estoy nervioso por estar contigo, estoy
nervioso porque quiero que esto sea… Diferente.
— ¿Diferente?
Louis apartó el rostro, sus mejillas se pusieron
aún más rojas. Intentó bajar la vista, pero Harry
volvió a buscar su rostro y a reír para mostrarle al
omega que no debería sentirse tenso junto a él.
— ¿Qué? —preguntó de nuevo, entre una risa
que hizo a Louis sonreír de nuevo.
—Está vez yo quiero hacerlo, no porque tenga
que, pero quiero… —Suspiró, sus ojos
cristalizándose en torno a Harry. —Quiero hacer
esto y que sea diferente. Que se sienta como si fuera
la primera vez que tú—
—Bien si, lo haremos así —Harry parecía brillar
por la enorme sonrisa que surcaba en su rostro. —
Confía en mi.
Louis le sonrió con cariño.
—Ven.

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(…)
Harry llevó a Louis de la mano hasta los baños,
donde ambos se despojaron de sus capas y coronas
con delicadeza, donde el agua aún soltaba humo
debido a la alta temperatura. Los vidrios se
empañaban y por las pequeñas ventanas altas aún se
notaba la oscuridad del cielo. De alguna forma, era
como si el tiempo se hubiera detenido. Pues en ese
momento no les importaba si amanecía. Si el castillo
se llenaba de nuevo, si el invierno se ponía más rudo
o si de pronto la nieve se derritiera y dejará paso a
un día soleado.
Nada de eso importaba, porque entonces eran
Harry y Louis de pie, aún vestidos, frente a frente.
Mientras que el rizado le sonreía al omega en
completa adoración. Con completa rendición hasta
ese pequeño príncipe que era más bajo, más pequeño
y al que amaba de una forma completamente
ininteligible para él.
Pero le constaba.
Louis lo miró con esos ojos brillantes que habrían
derretido el corazón de Harry durante cien vidas
distintas.

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—Eres lo más hermoso que he visto en mi vida,
lo sabes ¿verdad? —le dijo el más alto, pasando una
mano por el mentón del omega, otra mano
aventurándose por la orilla de su cintura. Apegando
sus cuerpos. A Louis se le escapó un suspiro.
Harry juntó su frente contra la del omega.
—Te amo —suspiró Louis, sin poder pensar otra
cosa, sin poder idear unas mejores palabras que
expresaran todo lo que sentía dentro de él; como su
corazón palpitaba y como su piel se erizaba al sentir
las manos de Harry rodear su cuerpo con delicadeza.
No hubo una respuesta hablada para sus palabras,
en su lugar, Harry se acercó tanto, que sus labios
atraparon a los del omega con suavidad. Uniéndose
en un casto y corto beso que resonó con un
chasquido. Louis alzo sus manos y se aferró al rostro
de Harry.
No lo iba a dejar ir nunca.
No lo iba a abandonar jamás.
No iba a permitir que se lo arrebataran.
Así siguieron besándose, sin prisa, con la
delicadeza amasando la profundidad de su toque.
Donde las piernas de Louis parecía perder fuerza,

690
comenzando a ceder, los brazos del rizado se
afianzaron a sus caderas, agachándose para abrazarle
y sostenerlo mientras sus labios se amoldaban con
los del otro.
Las manos del omega habían subido hasta
entrelazarse con el cuello del mayor, quedando
inertes junto a la nuca de Harry, enredando sus
dedos entre los rizos en la base de su cabello. Harry
lo besaba, firmemente y con devoción, Louis parecía
perderse entre la bruma incesante que su omega
liberaba, encantado, plenamente sumiso y dispuesto
a dejarse manejar por las manos que no pertenecían
a un alfa, pero a las que se rendía completamente.
Fue cuando las manos de Harry se aventuraron
bajo la túnica entorno a su pecho, que él dio un
suave respingo que le hizo golpearse contra la frente
de Harry.
Sus manos estaban frías.
—Auch, —soltó Harry mientras se alejaba y
cerraba los ojos en señal de dolor. Louis se sintió
enrojecer instantáneamente mientras una risita se
escabullía entre sus labios.
—Lo siento… —Se rió, recuperando la
consciencia y sus sentidos. Sus manos se pusieron

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en marcha y tomaron el mentón del rizado para
besarle la frente, se apegó a la piel de Harry para
reírse abiertamente.
—Mis manos ni siquiera están tan frías, —dijo el
príncipe mientras Louis se reía más fuerte.
Louis se alejó y lo miró con un cariño infinito.
Nunca iba a dejar de amar a Harry.
—Déjame, te ayudo con esto, —soltó mientras se
apartaba unos tantos centímetros y comenzaba a
liberarse de la túnica. Sintiéndose un poco nervioso,
un poco dubitativo, pero extrañamente audaz; dejó
que la túnica se deslizara sobre el suelo, y luego se
pasó sencilla camiseta de mangas largas que usaba
debajo. Quedando desnudo de la cintura para arriba.
Se sintió extrañamente pequeño, frágil y dócil en
cuanto el rizado lo admiró con unos ojos verdes, que
poco a poco se fueron oscureciendo al mirarlo.
Harry Akgon, príncipe del sur, quién montaba un
dragón y peleaba con una pesada espada de acero
valyrio, tragó saliva al admirar el cuerpo semi
desnudo de un omega del norte.
No dijo nada más, no pudo retenerse, se acercó
de vuelta a Louis y lo envolvió en sus brazos
mientras regresaba a besar sus labios. Así sus manos

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se restregaron contra la espalda del omega, pasando
sus manos desde su cintura hasta sus omoplatos,
recorriendo la piel suave que cubría el cuerpo de
Louis. Pronto Harry se sintió perder la cordura, sus
besos se alejaban cada vez más y más de la boca del
omega. Trazando un camino por la mandíbula y
bajando poco a poco por el cuello de este. Louis
miraba al techo mientras Harry besaba y succionaba
la piel de sus clavículas, suspirando audiblemente y
comenzando a soltar cortos jadeos mientras su
cuerpo se calentaba cada vez más.
Harry amaba cuando Louis gemía, y por la poca
práctica que ya tenía, descubrió que su punto débil
era en la base de su cuello, por lo que se retuvo ahí
unos segundos mientras sus manos lo tocaban por
suavidad en la cintura.
Louis comenzó a ver pequeñas estrellitas brillar
alrededor de él, mientras las manos del rizado se
aventuraban por sus pantalones. Pero descubrió que
él también quería sentir la piel ardiendo del rizado,
que él también quería besar su cuello y sentirlo
todavía más cerca. Por lo que Louis lo apartó, con su
último deje de fuerza y buscó los botones de la
túnica del rizado, quitándole poco a poco esta para
dejarla caer junto a sus pies.

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Harry se dejó maravillado, mientras los ojos de
Louis también perdían su tono azul para volverse
más oscuros, más necesitados y hambrientos por la
lujuria. Le despojó de toda la ropa y ahora ambos
estaban en situaciones iguales. Solo con los
pantalones puestos. Louis miró el cuerpo de Harry,
fuerte, con músculos tensos remarcados bajo la piel
en un tono que simulaba al marfil. Un poco más
pálido de cuando lo conoció, bronceado por el clima
del sur. Pero ahora lucía más grande, más tonificado
gracias a los entrenamientos de los últimos meses.
Louis también tragó saliva entonces.
—Lo sé, soy un encanto, pero no hay necesidad
de quedarse pasmado, —bromeó el rizado, causando
otra risa de Louis, mientras que este lo acallaba con
la unión de sus labios. De nuevo se besaban y ahora
las manos del omega estaban paseándose por el
pecho cálido del rizado.
Fue así como Harry tomó la iniciativa para
aventurar sus manos de nuevo bajo los pantalones
del omega, Louis se tensó brevemente, el rizado lo
notó, pero también lo sintió relajarse bajo su toque.
A Louis nunca lo habían tocado así.
Las manos de Harry fueron lentas, delicadas,
cuidadosas. Cada toque soltó un suspiro suave en los

694
labios de Louis. Las yemas de los dedos acariciaban
la piel con amor, lujuria, pero era tan suave y él
omega comenzó a perderse en la neblina del placer
cuando las manos del rizado lo tomaron para hacerlo
sentir una y mil emociones.
No tardó mucho para que Louis sintiera una
abundante humedad entre sus piernas, sentirse
gotear desde su entrada; y es que para ese momento,
él omega ya estaba gimiendo, cada vez con más
desesperación y el rizado parecía torturarlo al ir tan
lento.
—Harry —dijo con un gemido entre cortado
mientras que el nombrado lo soltaba para tirar de sus
pantalones hacia abajo, consiguiendo así, tener a
Louis desnudo por completo. Y cuando él omega
abrió los ojos con reproche, Harry ya se estaba
deshaciendo de los suyos. Lo miró en su completo
esplendor, respirando irregularmente, con la
necesidad latiente de volver a tener su cuerpo
pegado al suyo.
Pero Harry tenía otros planes.
Pasó uno de sus brazos por la cintura de Louis y
el otro bajo sus piernas. Lo cargó de un solo
movimiento. Alzó las cejas, sorprendido, pero la
sonrisa en el rostro de Harry se contagió al suyo. Se

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sujetó de su cuello mientras el rizado los conducía
hasta la bañera y se introducía levemente en ella.
El agua estaba caliente, pero no al grado de
quemarlo. Y mientras Harry se sentaba en el centro,
fue bajando a Louis sobre su regazo, que sintió una
suave presión en la entrepierna de Harry y eso solo
le provocó un escalofrío.
— ¿Está muy caliente? —preguntó Harry, aún
sosteniendo a Louis con sus brazos, besándole los
hombros mientras lo mantenía apegado a su cuerpo,
el agua rodeándole hasta la cintura.
—Un poco —asintió. Pero estaba demasiado
perdido en la sensación del cuerpo desnudo de Harry
directamente bajo el suyo.
—Podemos… salir si quieres.
Louis negó con la cabeza y se acomodó contra su
regazo, restregándose contra Harry y sintiendo un
espasmo en la espalda baja, gimió en voz alta. Se
removió entre el agua y se acomodó frente a frente
con Harry, separando los muslos sobre los del
príncipe y sosteniéndose de los omoplatos del
rizado, se restregó de nuevo contra él.
Harry de mordió el labio inferior.

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Se restregó de nuevo, rodando sus caderas contra
la longitud del príncipe, eso les arrebató un gemido a
ambos.
Louis repitió aquel movimiento durante unos
segundos y el rizado se vio en la necesidad de tirar
la cabeza hacia atrás mientras sus manos se sujetaba
a la espalda de Louis.
Técnicamente no estaba penetrandolo, pero se
sentía como si lo hiciera y el príncipe del norte
estaba encantado con el control que estaba ganando
en esa situación.
Ya no se sentía tan frágil, ni tan pequeño ni
sumiso. Él era quién provocaba los gemidos de los
labios de Harry, mientras el placer crecía en la base
de su estómago. Pero entonces…, se detuvo.
Harry abrió los ojos levemente y alzó la cabeza,
frunció el ceño en dirección a Louis, indignado.
La satisfacción rondó en los labios del omega
durante unos segundos, antes de darse cuenta, él
estaba a cargo.
Así que se movió de nuevo y se restregó con más
fuerza y Harry comenzó a gemir nuevo, esta vez más
fuerte. Pero claro, él no estaba complacido. Al
menos no del todo.

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Así que sin darle tantas vueltas en su cabeza,
metió una de sus manos a la profundidad de la
bañera y tomó a Harry entre sus dedos, quién alzó
un poco la cabeza mientras Louis lo sostenía. La
idea de tenerlo dentro no lo dejó cuerdo durante más
tiempo, así que se lo colocó en su entrada, y de una
forma lenta y precavida, Louis se sentó de vuelta en
su regazo, penetrandose a sí mismo.
Ambos gimieron en voz alta, el omega arqueó la
espalda y recargó sus manos contra el abdomen de
Harry.
Ya no fue tan fácil para Louis seguir. Harry
dentro de su cuerpo era una sensación que no
recordaba, pues cuando su omega lo necesitó para
satisfacerlo durante su celo, claro que no pensó en lo
grande que realmente se sentía, en lo poco que podía
moverse en realidad. Además de que estaba cegado
por el placer.
Así que Harry le echo una mano.
Se sentó, con la espalda recta y Louis consiguió
sentarse propiamente sobre él, comenzando a rodar
las caderas nuevamente, esta vez siento penetrado
por el príncipe.

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Amó la sensación. Sintió el calambre recorrerle
todo el cuerpo, dejando a su paso una ola de calor
que sumió todo su cuerpo en placer entero. Repitió
el movimiento, mientras otro gemido resonó entre
sus labios. Así fue recuperando el ritmo,
comenzando a ir cada vez más rápido.
Y fue ahí cuando Louis se perdió en placer con
cada estocada que daba y cada gemido que
escuchaba, tanto suyo como ajeno, sentía cada
compensación cuando se alzaba y volvía a caer
sobre el regazo de una persona a la que amaba.
Regresando su vista hasta los ojos verdes que no
apartaban la mirada de los suyos en cuanto hicieron
contacto.
El ritmo aumentó y el agua a su alrededor,
comenzó a dirigirse fuera de la bañera. Estaban
causando un desastre, y dejaban todo el suelo de los
baños encharcado. Aún así, Louis seguía subiendo y
bajando y aferrándose cada vez más a Harry. Hasta
que se sintió cada vez más y más cerca. Donde todos
sus sentidos se agudizaron y las luces cada vez se
hacían más brillantes. Las imágenes perdían nitidez
y sus uñas rasgaban con más fuerza la piel del
rizado.

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Harry también se sintió de la misma manera, por
lo que clavó sus propios dedos en la cintura del
omega y lo ayudó a seguir el ritmo que cada vez era
más despreocupado pero mucho más intenso.
Louis gemía, en voz alta, sin importarle si alguien
lo oía o no. Pronto comenzó a articular el nombre de
Harry, mientras el nombrado guiaba las propias
estocadas del omega, y se sentía a sí mismo apretar
los dedos de los pies.
Louis dejó de escuchar, de ver y sentir, para
cuando estalló sin previo aviso entre él y Harry,
dentro del agua, sin más remedio. Cerrando los ojos
con fuerza y apretado los omoplatos del rizado entre
sus dedos. Mientras cedía su cabeza sobre el hombro
derecho del príncipe y trataba de recuperar la
respiración.
Harry se tardó unos segundos más, pero
acompañó a su príncipe a la misma pequeña muerte
que sufrió su cuerpo cuando gimió por última vez el
nombre de Louis contra su oreja y terminó dentro de
él.
Ambos mantenían la respiración entre cortada, y
se sujetaban a sí mismos como si de pronto se fueran
a desmoronar. Con Louis medio dormido sobre el
hombro de Harry.

700
El rizado besó el hombro de Louis mientras su
propia cabeza descansaba en él.
Se quedaron así durante varios minutos, mientras
sus respiraciones se normalizaban y ellos se
quedaban apretados contra el cuerpo del otro. Louis
sentía sus propios párpados caerle sobre los ojos
como si fuera jalados por el peso de un yunque,
esperando que Harry lo notara y se lo llevara a la
cama por fin.
El rizado, quien fue el primero en componerse lo
suficiente para hablar, se dirigió a él con la voz
ronca y grave que erizó algunos vellitos en la
espalda del omega.
— ¿Qué, vas a dormirte, aquí en la bañera?
Louis frunció el ceño aún los ojos cerrados.
Sintió a Harry dejarle un beso sobre su cien.
—Estoy exhausto. —dijo Louis mientras se
apegaba más a la piel húmeda de su príncipe y fingía
dormirse sobre esta.
—Si, lo dijiste cien veces en el camino hasta aquí
y aún así acabas de hacer el amor conmigo así que
ya no te creo.
Harry sintió la sonrisa de Louis en su cuello.

701
—Bueno ahora si estoy muy cansado.
—Pero debemos bañarnos.
Louis bufó.
—Yo lo haré, mon paret —dijo el rizado,
estriándose para tomar el jabón.
— ¿Harás que?
—Yo te bañaré. —dijo Harry habiéndose
recuperado perfectamente de su orgasmo. Siendo
completamente capaz de moverse con libertad,
incluso se podría decir que tenía más energía que
antes.
—Harry—
— ¿Por qué te cansas tanto? —dijo el rizado de
broma mientras frotaba la barra de jabón contra el
cuerpo del omega. Louis se dejó hacer sin
restricciones, dejando que Harry le masajeara el
cuerpo. —Ty blesah ume prerestaléh [Eres como un
anciano.]
— ¿Disculpa?
—Nada.

702
Louis alzó la cabeza y aunque sus ojos se
apretujaron, una sonrisa surcó en sus labios.
—Tendrás qué enseñarme Vehstry —le dijo.
—Vakh khoeth leesh dath? [¿para qué quieres
saber eso?] —dijo antes de reírse.
—Tu también. —le contestó Louis sin saber en lo
absoluto que significaba.
—Hey ¡no te estoy insultado!
— ¿Quieres apresurarte? Me estoy muriendo de
sueño Harry.
—Si amor, déjame terminar conmigo e iremos a
dormir. —le dijo, dejándole un casto beso en la
frente, antes de lavarle el cabello.
Louis sonrió con los ojos sorprendidos -por que
había sido la primera vez que Harry lo llamaba con
un apelativo cariñoso-, pero no quiso arruinar el
momento y tan solo se dejó hacer mientras Harry lo
bañaba y seguía dejándole besos por todo el cuerpo.
(…)
Esa noche… Louis volvió a soñar.

703
Mientras los brazos de Harry lo abrazaban desde
la espalda, apretujado bajo las sábanas que cubrían
la desnudez de ambos, el príncipe del norte tuvo una
visión más clara de su profecía tras varias semanas
sin tenerla.
Y volvió a ser lo mismo.
Él lanzando la flecha, interceptada por aquel rey
de la noche que aseguraba con darle una tediosa
lucha antes de morir. Él, cayendo del dragón a un
mar rojo e infinito.
Él volvió a arder, una vez más y de nuevo, ese
par de ojos indescifrables, lo veían a través de las
llamas.
///

704
➳ 28: Promesa. ➳

Louis sonrió a mitad del beso, sus manos se


aferraron a los cortos rizos de la nuca de Harry. Se
alejó de él con un chasquido.
—Tienes que irte, —le dijo suavemente contra la
mejilla, Harry negó con la cabeza mientras buscaba
sus labios de nuevo. Louis retrocedió un poco y se
recostó contra la pared cuando lo besó de nuevo.
Harry respiró contra la piel del omega, sintiendo
el aroma de las fresas que habían comido esa
mañana en el almuerzo. Y las manos de Louis en su
cabello no hacían nada más que relajarlo,
aumentando su pereza y sus ganas por quedarse
junto a él.
—Harry, te están esperando…, —dijo Louis
mientras el rizado seguía sonriéndole con cariño,
negándose a separarse de él. Harry metió sus dedos
bajo la chaqueta del omega y causó un respingo en
él, haciéndole cosquillas por los costados. Louis
comenzó a reírse y revolverse. — ¡Déjame!
Harry se detuvo con una sonrisa enamorada.

705
—Yo digo que nos vayamos en Reikon y
regresemos para la cena ¿qué dices? —comentó el
príncipe en dirección a los ojos azules llenos de
brillo. Louis tomó aire.
—Tienes entrenamiento hoy, te esperan y—
—Ellos ya saben cómo entrenar, si falto un solo
día—
—No. —le contestó él omega. —La guerra esta
cerca y no vas a perder un valioso día.
—Es valioso si estoy contigo. —le dijo de forma
encantadora, acercándose y usando ese tono que
derretía a Louis, pero el príncipe parecía inmune.
—No vas convencerme, Harry.
—Louissss, —lo abrazó por la cintura y lo cargó
entre sus brazos. Él omega abrió los ojos como
platos durante unos segundos pero se mantuvo serio,
incluso cuando Harry lo miraba con un puchero
desde abajo.
—No.
Harry lo bajó entonces, frunciendo el ceño y sus
labios, pareciendo un niño pequeño. Aún así, no lo
soltó. Louis se rió y le besó la nariz.

706
—Te veré en la cena ¿Si? —le dijo mientras
alzaba su mano con delicadeza y peinaba el cairel
blanco en la cabeza del rizado, de vuelta hacia atrás.
Aunque su cabello siempre estaba rebelde.
Harry suspiró, asintiendo. Pidió un beso que le
fue concedido, y se separó del omega con un
chasquido. Aún así, decidió abrazarlo una vez más,
durante unos segundos, mientras que Louis aspiraba
su esencia. El príncipe Harry marchó, soltándose de
su mano lentamente y ordenando a un par de sus
guardias quedarse a cuidarlo.
Louis suspiró a mitad del pasillo.
—Príncipe Louis, —saludaron, pasados unos
segundos en los que el nombrado seguía mirando
hacia la dirección por la que Harry se había
marchado. Se giró poco después para encontrarse
sorpresivamente con Daeron Akgon. Kargem
paseaba solo, acompañado de su propia guardia real,
de pronto el omega se sintió enrojecer. ¿Cuánto
tiempo había estado ahí el rey?
—Kargem —se inclinó en una breve reverencia.
— ¿Tienes un día ocupado? —le dijo el rey,
dirigiéndose a él por primera vez con informalidad.

707
—No… —admitió. Y luego sonrió aún entre su
sonrojo. —tenía planeado ir a ver mi arco, fabrican
uno para mi en la armería.
—¿Puedo acompañarte?
—Si… si, claro. Sería un honor.
Kargem sonrió mientras se unía a un lado del
príncipe para caminar con él. Louis se sentía un
poco tenso, nunca había estado solo con Daeron.
Pero siempre le había agradado, ya que sabía que era
un sentimiento mutuo. El rey del sur tenía una
presencia enigmática, con su corto cabello blanco,
sus anillos de oro y su presencia pulida. Tenía el
porte de alguien intimidante y terriblemente
intelectual. Louis sentía fascinación por él.
—Tu padre no está muy feliz de que vayas a la
guerra. —le dijo mientras se movían por los pasillos
del Krestum. Louis asintió, pero bajó la cabeza.
—Lo sé.
—Tampoco mi hijo, ¿verdad?
Louis alzó sus ojos temerosos hasta el rey, pero
Kargem tenía una sonrisa tranquila entre sus labios y
eso le causó una corta risa al omega.
—No.

708
Kargem suspiró.
—Supongo que puedo entenderlos, —le dijo. —
Sé lo preocupado que puede estar Jacob, lo entiendo
como padre. Y entiendo lo que es amar a alguien, así
que…, sé lo que Harry siente.
Aquella era la primera vez que Kargem
mencionaba la relación entre Louis y su hijo. Él
omega se tensó y esperó por un regaño -como si
fuera posible-, pero claramente, esas no eran las
intenciones de Daeron.
—Aún así, —continuó el rey del sur, caminando
por los pasillos llenos de arcos que mostraban los
jardines, avanzando pacíficamente entre los suelos
de mármol. —Entiendo lo que es querer pelear por
tu familia, por lo que uno cree que es correcto. Así
que puedo entender porque quieres ir a la guerra.
Louis lo miró con un poco de fascinación.
—Usted fue a la guerra cuando era muy joven —
dijo Louis, recordando un poco de la historia del rey,
había leído un poco y Gemma también le había
contado algunas cosas. — ¿No es así?
—Bueno, creo que tenía tu edad. —asintió
Daeron. —Mi hermano mayor, Vaerys era casi siete
años más grande y era el heredero directo de mi

709
padre. Comandaba un ejército en Aguas Dulces
contra los invasores, pero la guerra se le estaba
saliendo de las manos y mi padre, necesitaba más
hombres. Yo solo quería pelear por el honor de la
familia… —Kargem sonrió, así que Louis se
imaginó a un joven Daeron Akgon, desenfundando
una espada a los dieciséis años, para pelear por
primera vez, el inicio de una leyenda como guerrero.
— ¿Cómo lo tomaron sus padres?
Daeron sonrió y abrió un poco más los ojos.
—Mi madre estaba furiosa, según me cuenta
Allenya, —le contestó. —Ya que despertó esa
mañana y mi padre había marchado con sus últimas
fuerzas a la batalla, pero no sabían que yo estaba
entre esos hombres. Mi padre no lo supo hasta
después, pero luego mi hermano murió en batalla y
yo tuve que tomar su lugar.
Louis asintió, mirando al suelo.
— ¿Y tuvo miedo? —preguntó el príncipe. Los
ojos verdes de Daeron los miraron. —Me refiero
a…, fue su primer guerra ¿tuvo miedo de ir?
Kargem suspiró y asintió.

710
—Claro que lo tuve. Incluso ahora, tengo miedo
todavía.
Louis lo miró con intriga.
—Siempre pensé que el miedo era una debilidad.
—Lo es, —asintió el rey. —pero si no lo
tuviéramos entonces no seríamos humanos.
—Yo tengo miedo. —admitió Louis.
—Eso está bien, es mejor estar asustado. Uno se
vuelve un poco más precavido. —dijo, asintiendo
levemente. —Y ustedes son el futuro de nuestros
reinos, tienen que pensar muy bien las cosas antes de
hacerlas.
Kargem se refería a los príncipes como su legado.
Louis lo comprendió al instante. Él y Daeron
bajaron las escaleras en dirección a las armerías, aún
con la guardia real resonando tras ellos. Y mientras
más se acercaban a los campos, Louis olía en el aire
la fuerte esencia de los alfas y omegas entrenando.
Cuando llegaron a los campos, Daeron y Louis se
pararon frente a la imponente imagen del ejército
más grande que se hubiera concebido en poniente.
El omega tragó saliva de solo pensar en lo que se les
venía a continuación. Y luego sus ojos recayeron en

711
Harry, dando órdenes mientras los jóvenes se
ejercitaban.
Así, con las manos detrás de la espalda, con la
espalda erguida y el mentón en alto, Harry lucía
exactamente como la imagen de Daeron cuando era
joven. Louis lo miró durante varios segundos con el
miedo comenzando a surcar en su pecho.
—Serás un buen monarca, Louis —dijo de
repente el rey, causando que él omega se girara con
rapidez hasta Daeron. —Eres un chico listo y tienes
una voluntad fuerte. Jacob esta muy orgulloso de ti,
y yo creo, honestamente, que reinarás muy bien.
Louis pensó en sí mismo sentado en el trono de
su padre… un escalofrío le recorrió la columna.
—Gracias, Kargem.
—Y creo que Harry también lo será… —dijo,
suspirando. —Ha sido una astilla en el pie desde que
nació, —le reveló al omega con una sonrisa de lado,
obviando su broma. Louis sonrió también. —
Siempre rebelde, siempre terco. Su madre y yo
siempre estábamos llenos de impotencia al no poder
hacer nada contra su carácter… El niño era
demasiado difícil.
—Ya me lo imagino… —río el omega.

712
—Y honestamente, pensé que él nunca habría
sido una buena opción para el trono. Sé de antemano
que él no lo quería… —Daeron negó, como si
estuviera harto de sus propios recuerdos. —Pero, si
te soy honesto, ya no pienso de esa manera.
Y Louis lo entendía. Harry ya no era el mismo
joven caprichoso y odioso de hacía algunos meses.
Ahora estaba comprometido con una guerra,
guiando a gente que encontraba un líder en él. Y
encabezando un lucha para liberar a su pueblo.
Louis estaba orgulloso de Harry.
—Te agradezco, Louis, por lo que has hecho por
ese chico. —comentó el rey. Louis sintió una calidez
en su pecho, pero negó con la cabeza.
—Yo no hice nada, Kargem.
—Claro que si, —le sonrió. —Harry cambió para
bien desde que llegaste. Es mejor hombre por ti.
Y Louis sintió el leve apretón que el rey dejó en
su hombro mientras miraba en dirección al príncipe.
(…)
Louis se dirigió con lentitud hasta que llegó a
donde antes era su anterior alcoba y luego giró a la

713
derecha. Se postró frente a una puerta antes de
suspirar y tocar con sus nudillos.
—Adelante. —escuchó desde adentro y Louis
empujó la pesada puerta, que era mucho más difícil
de abrir cuando no tenía a los guardias dorados del
sur haciéndolo por él. Pero lo hizo, y se metió en la
habitación antes de que se cerrara de golpe.
—Estas puertas… —soltó el príncipe mientras se
recargaba contra la pared y miraba hacia enfrente.
Liam se calzaba las botas en la orilla de la cama;
lucía fresco y recién afeitado, como si acabase de
tomar un baño. Se había recortado el pelo y ahora
llevaba un corto fleco sobre la frente. Miró a Louis
con un poco de sorpresa, pero no había una sonrisa
en sus labios.
—Hola. —saludó él omega sin acercarse, un
poco de culpa nació en su pecho. Tenía casi dos
semanas sin hablar con él.
—Hola. —le contestó de igual forma.
— ¿Quieres que me vaya?
Liam no le contestó, suspiró mientras se ataba las
agujetas. Louis admiró su habitación, limpia y vacía.
A pesar de llevar casi cuatro meses viviendo en el

714
sur, Lord Payne aún se sentía como un intruso en
tierras ajenas. No importaba cuanto el clima lo había
hecho sentir más como en casa, él en realidad tenía
la esperanza de despertar uno de esos días de vuelta
en su fortaleza en Gélida, cenar con sus hermanas y
madre, pasear con Louis sobre sus lobos y escuchar
las lecciones de su padre.
Pero cada mañana, seguía despertando en el
Krestum, en una cama que no era suya, con un padre
distante que pasaba los días callado, con un mejor
amigo con el que ni siquiera charlaba y
preparándose para una guerra en la cual él nunca
hubiera estimado. Pero a veces la vida es así, llena
de daños inminentes y estabilidades derrumbadas.
Se levantó de su cama, contemplado a un chico
omega de preciosos ojos azules que habrían hecho a
Liam hacer cualquier cosa. Aún así, ahora el alfa ya
no creía seguir enamorado de Louis, pero lo estuvo
gran parte de su vida y ahora que las cosas habían
cambiado, sentía que también eso lo había hecho. En
realidad, Liam ya no creía sentir nada.
—Lamento no haber venido a verte antes —
sinceró Louis, mirando al suelo. —He estado
ocupado, pero aún así siento que he fallado a mi

715
promesa de mantenerme cerca de ti. Y no quiero que
me odies o que estés molesto conmigo.
Liam siguió sin decir nada.
— ¿Di algo?
El alfa se aclaró la garganta.
—Solo quiero volver a casa. –dijo con la voz
perdida, sin sentimiento, vacía y hueca.
—Podrás, cuando acabe la guerra.
Recuperaremos el norte. —dijo esperanzando. Los
ojos azules cristalizándose.
— ¿Podré?
Louis bajó la mirada.
—No puedes quedarte en el sur. Tienes que
gobernar el norte. —le dijo Liam.
—Mi padre seguirá gobernando durante unos
años.
— ¿Y tú?
—Estoy con Harry, todo el mundo lo sabe. No es
como que pueda volver al norte y casarme con otra
persona ahora.

716
Liam no dijo nada, sentía que había mil cosas que
decir, algunas eran malas, otras eran buenas, otras
eran racionales, pero en realidad, él ya no quería
decir nada.
—Entonces cuando la guerra acabe, iré de vuelta
a casa… ¿sin ti?
Louis alzó los ojos lagrimeantes de nuevo. Y
Liam no necesitó una respuesta. El solo asintió
secamente.
—Aún así, no creo que me quede aquí por
siempre. Regresaré, lo prometo.
— ¿Como sé si estás diciendo la verdad?
Louis suspiró y se limpió las lágrimas de sus
ojos. Avanzó con cautela hasta el alfa. Liam se
tensó. Reconocía la esencia del omega, la dulzura de
su aroma y como antes solía aplacarlo por completo.
Ya no lo hacía, lo sintió, pero aún así, era un
recuerdo familiar del que no quería soltarse.
Louis lo miró desde abajo cuando estuvo frente a
él. Alzó sus manos y por un momento pensó que lo
tocaría, pero no fue así, Louis se llevó las manos
detrás de su cuello y pareció desatar algo tras su
nuca. Liam reconoció el brillo de su collar de plata,
el emblema de su familia. El lobo aullando de los

717
Tomlinson, Louis lo miró por última vez antes de
tendérselo.
— ¿Qué haces?
—Es tuyo.
Liam se negó, no podía aceptarlo. Su corazón dio
un vuelco en su pecho.
—No, Louis es tu—
—Es mío y te lo doy a ti, es… —Louis reprimía
su llanto con fuerza. —…una promesa ¿de acuerdo?
Volveré a verte. Cuando acabe la guerra. Cuando
regreses a casa. Esto es una promesa, Liam.
El alfa creyó ya no sentir nada, pero esas
palabras, esas lágrimas contenidas en los ojos azules
que adoraba, le hicieron recordar lo que se sentía
querer a alguien.
—Es el emblema de tu casa…—negó con
suavidad.
—Es mi hogar. Y vas a volver ahí, así que me lo
darás cuando regrese. —insistió. —Por qué vas a ir a
esa guerra, y vas a volver, Liam. Vas a regresar al
norte y vas a seguir con tu vida ¿me oíste? Y lo vas
a prometer.

718
—Y ¿qué me dices de ti? Tu también iras ¿qué
me hace pensar que volverás?
Louis le tendió el collar de nuevo. Una lágrima
solitaria le cayó por el pómulo izquierdo.
—Por qué volveré por esto.
Liam sintió ganas de llorar, ganas de abrazar al
omega, ganas de consolarlo… pero fue fuerte y
aceptó el dije de palta entre sus manos. Asintió.
—Volverás, yo volveré. Es una promesa. —
asintió.
Liam lo miró directo a los ojos durante varios
segundos.
Luego la puerta fue brevemente tocada y uno de
los guardias dorados de Harry anunció que la cena
se serviría en breve. El príncipe agradeció y supo
que debía irse ya.
El alfa bajó los ojos hasta el dije y lo miró entre
sus manos durante varios segundos hasta que sintió
las manos de Louis tomar su mentón. Sus ojos
volvieron a hacer contacto, así que Louis abrazó a su
mejor amigo con fuerza. Las manos de Liam lo
abrazaron de vuelta de inmediato y cerró sus ojos
para grabarse la esencia de Louis en su memoria.

719
Él era lo único que le quedaba.
—Más te vale cumplir con esa promesa. —le dijo
contra su hombro. Louis asintió de la misma manera
y cuando se separaron, lo miró durante pocos
segundos más, antes de aproximarse y dejarle un
casto beso en los labios.
—Es una promesa. —selló. Y así le sonrió antes
de darse la vuelta y avanzar fuera de la habitación.
(…)
Louis miró a su madre durante pocos segundos
antes de que ella lo envolviera en el tercer abrazó
fuerte del día. Él suspiró, reteniendo sus ganas de
llorar de nuevo, pues Isabella no había parado de
lagrimear en toda la mañana. Contagiando así a
Nadine e inevitablemente a él.
—Te quiero de vuelta ¿me has oído? Vas a volver
Louis —le dijo ente el abrazo. Cuando se separó,
miró con cariño el rostro de su hijo. Él omega
asintió sorbiendo la nariz.
Cuando Isabella se apartó, Nadine cayó de pronto
entre sus brazos y lo sostuvo lo más humanamente
cerca posible. Ella hablaba entre lloriqueos, sus
palabras casi no se entendían, pero Louis
comprendía lo que sentía.

720
—Hermano, vuelve sano y salvo —logró
articular antes de alejarse y limpiarse el rostro con
un pañuelo.
Louis asintió.
Estaban de pie frente a la explanada de dragones,
con el día nevado y blanco por los cielos.
Hoy marchaban al norte.
Isabella y Nadine se quedarían en el Krestum
junto a las Akgon, ellas estarían bien protegidas ahí.
A Louis le constaba.
Y él estaba ahí de pie, con su capa en los
hombros, vistiendo una cota de malla como
armadura, resultando completamente perfecta para
su menudo cuerpo. Lo protegería, pero no le costaría
moverse. Louis en realidad estaba yendo a la guerra.
Isabella no evitó soltarse a llorar mientras lo
abrazaba de nuevo.
Metros más allá, Harry era besado con amor por
Anne, mientras Gemma abrazaba con fuerza a
Daeron, despidiéndose con cariño antes de partir.
Incluso Skyler abrazó con cariño a Gemma y le
prometió que volvería, Liam fue abrazado y
bendecido por Isabella también.

721
Mientras que Nadine y Niall se abrazaban
durante varios minutos.
Niall prometía que volvería.
Jacob abrazaba a Isabella.
Daeron abrazaba a Anne.
Louis y Harry abrazaban a sus hermanas.
Todos prometían volver.
Pero la guerra traía la oscuridad y la muerte
consigo.
Así fue como Kargem partió junto a su hermana,
Allenya, así como Skyler y Niall en dirección a los
dragones. Jacob, Liam y su padre, Rodrick, Ser
Isaak y Ser Peyton, partían hacia sus caballos y
lobos.
Harry le tendió la mano a Louis para subir a
Reikon.
El dragón rugió con poder cuando se alzaron en
vuelo, y Louis vio a su familia por última vez, antes
de sobrevolar el Krestum.
///

722
➳ 29: Batalla por el amanecer.

Bienvenidos al final.
La nieve crujía, el viento helado secaba la piel;
los cielos eran blancos y el frío hacía los días apenas
soportables, pero las noches eran enteramente
oscuras y tortuosas. Los copos de nieve se regaban
por los caminos.
El invierno había llegado.
(…)
El gran ejército de poniente había marchado con
diligencia desde Dragonscale, la capital del sur, por
las áridas tierras del desierto, hasta los volcanes
cubiertos en hierba de Vulkam. Acampaban por las
noches y continuaban en las mañanas. Regresando al
camino real hasta Valle Rakium; hogar de los Horan.
A los siguientes días, el ejército estaba ya en Cinis;
lugar de los Malik.
Jacob Tomlinson, montado en su lobo huargo,
negro como la noche, se adelantó frente a sus
hombres para admirar la dura corteza de hielo que

723
unía nuevamente los continentes de Goré y de
Gélida; el mar estrecho estaba congelado y parecía
ser lo suficientemente duro para soportar la marcha
de sus hombres.
El cielo se oscureció por un segundo, cuando
Skyler planeó con Dravho sobre el cielo. El dragón
sobrevoló los cielos admirando el campo de batalla.
Jacob dió la orden a sus hombres para seguir
avanzando.
(…)
Louis miraba desde los aires los vestigios de su
hogar, él y Harry volaban a los alrededores de
Gélida para asegurarse de que alguna de esas
criaturas no estuviera cerca del campamento. Reikon
se paseaba entre los campos de nieve, mientras Niall
los seguía con su dragón desde atrás.
Desde ahí, los glaciares a lo lejos resplandecían
mientras el sol se ponía y se creaban varios tonos
pastel por el cielo. Louis admiró a las fuerzas de su
padre unidas con el sur, el ejército era enorme. Lucía
interminable desde su punto en el cielo. De verdad
parecían tener las de ganar. Así que se apegó más a
Harry mientras descendían de vuelta al campamento.
(…)

724
Esa noche se repasó la estrategia una vez más.
En las primeras filas se hallarían los soldados
dorados de Dragonscale; armados con lanzas y
espadas. Tras ellos, estarían los soldados del norte
montados en caballos, quienes llegarían tan pronto a
la batalla como las primeras filas. Más atrás, estarían
los arqueros y en ese orden las líneas se repetían.
Sin embargo, no estarían desprotegidos de los
lados.
Allenya Akgon lideraría el ataque en el flanco
derecho, los soldados del sur atacarían una vez que
la batalla empezara. Así como el flanco izquierdo,
estaría cubierto por Jacob Tomlinson y sus hombres
del norte. Ellos se encargarían de rodear a los
muertos y a los caminantes blancos.
La parte clave, estaba en el cielo.
Skyler, Harry y Niall montarían en sus dragones
al inicio de la pelea. Bañarían de fuego lo más que
pudieran sobre el ejército muerto. Tratarían de
quemar a la mayor parte desde arriba, aún así,
retirarían a la mayoría de los dragones durante la
mitad de la batalla, así Harry y Skyler volverían a
tierra para luchar junto a el resto de su gente.
Niall no.

725
Bajo orden de Harry, y poco después, sello
irrefutable bajo el comando de Kargem, Niall se
mantendría en los cielos junto al príncipe Louis. El
omega podría disparar con su arco desde Meerah, la
dragona de Niall, pero así no estaría exactamente
dentro del campo de batalla. Fue algo a lo que Louis
protestó, pero después de ver la súplica en los ojos
de Harry, aceptó a regañadientes para alivio de todos
en la sala.
Y la misión era sencilla, acabar con los
caminantes.
Acabar con el rey oscuro.
Pues el ejército de muertos, aquellos que sólo
tenían la voluntad de matar, eran controlados por los
caminantes blancos. Si se mataba a un caminante,
moriría cada hombre que resucitó.
Si se mataba al rey oscuro…, la guerra acabaría.
Así esa noche, cada aldeano, soldado y guerrero,
se enfundó en sus cotas de malla, en sus armaduras
de hierro. Se acomodaron las espadas negras de
obsidiana y los arcos se tensaron. Las lanzas fueron
afiladas mientras que los caballos eran ensillados.
En lo alto de las asta banderas, se colgaban las

726
banderas azules y amarillas de cada casa, el dragón y
el lobo se unían oficialmente en batalla.
Una batalla por el amanecer.
(…)
De pie tras todo el ejército, Kargem resplandecía
bajo una armadura blanca que parecía plateada
Gracias a la luz pálida de los días nublados. La nieve
se amontonaba junto a sus botas y una espada larga
de fuego helado reposaba en su cinturón. Caminaba
entre su gente, con el mentón en alto cuando salió de
su tienda, se reunió con Allenya a la vista de todos
sus hombres.
El silencio reinaba, mientras la gente se removía
nerviosa en su posición; algunos hombres
terminaban de alistar equipo y artillería, las
estaciones de emergencia se alzaban a mano de
omegas listas para recibir a los heridos.
Skyler Akgon caminó junto a su primo Niall,
ambos enfundados bajo una armadura similar a la de
Daeron, brillando en símbolos dorados. Se reunieron
junto a su tío.
El rey Jacob, se aproximó desde el otro lado,
junto a su lobo, seguido de Lord Payne, padre e hijo.
Mientras que Nix, la loba de Liam, se apegaba a su

727
dueño mientras avanzaban para reunirse con la
gente.
Louis lo contempló todo desde su lugar junto a
Harry, quién ya llevaba la armadura puesta y tenía el
semblante serio y tenso. Aún así, sostenía a Louis de
la mano con fuerza; cada alma guardaba silencio
mientras miraban a la princesa Allenya.
Su cabello trenzado hasta la mitad de su cabeza,
los caireles blancos cayendo por su espalda, los
cielos nublados y terriblemente fríos se alzaban
sobre su ejército. Ella miraba a todos con sus ojos
verdes liberando tensión, estrés, incluso miedo. Pero
ella había sido la primera en ver al mal venir. Ella
había avisado a su pueblo, lo había prevenido. Y
sobre todo… ella anticiparía el momento de atacar.
Allenya miró a su hermano durante breves
segundos, no hubo necesidad de hablar.
Un copo de nieve cayó frente a los ojos de Louis,
y él solo lo supo…
—Es hora. —anunció, haciendo que Kargem
asintiera. Se acercó a su hermana y le otorgó un
abrazo antes de separarse y darle la mano a Jacob.
Allenya besó a Niall en la frente y repitió el
proceso con Skyler.

728
Louis corrió a abrazar a su padre, quien le susurró
un “cuídate mucho, hijo” antes de dedicarle una
sonrisa y luego se abrazó a Liam segundos después.
Lo miró a los ojos miel durante unos segundos,
antes de separarse y verlo marchar tras su padre.
Cuando se dió la vuelta, Louis se aferró a Harry
con mucha fuerza y trató con todas sus fuerzas de no
echarse a llorar.
—Voy a estar bien ¿Si? estaré con Niall…-
susurró, incluso cuando había pasado la noche
anterior repitiéndoselo una y otra vez.
El rizado cerró los ojos y se aferró a la cintura de
su príncipe.
—Te veré al final, Louis, te veré al final. -le dijo
mientras se separaba y miraba sus ojos azules una
última vez antes de decidirse a besarlo. Harry
recargó su frente contra la del omega, la respiración
cálida de ambos, se transformó en vaho alrededor de
sus rostros.
Harry lo besó de nuevo antes de apartarse.
Niall abrazó a su primo mientras el príncipe del
sur le susurraba: “Cuídalo con tu vida, Niall.”

729
Y el rubio asintió con una sonrisa de labios
apretados.
—Vareth, mon ledrath. [Victoria, mi gente.] -
profesó Daeron como últimas palabras antes de
alejarse.
—Dake Kargem. -respondieron todos al unísono.
(…)
Louis subió a la dragona verde de Niall con su
ayuda; Meerah era una bestia increíblemente bella.
Tenía las alas tintadas de oro al igual que las
escamas de su cabeza y cuernos, pero en general
resplandecía con el tono de la hierba abundante en
las colinas de Vulkam. Era visiblemente compatible
con Reikon, el dragón de Harry, pero esta era mas
pequeña, aún así, Louis supo que no podría
subestimar su habilidad conforme a su tamaño.
A diferencia de cuando montaba con Harry, Niall
se colocó en frente, mientras que Louis iba detrás
esta vez, lanzar con el arco iba a ser más fácil desde
esa posición. Louis podía ver desde el otro lado del
campo helado, a Skyler sobre Dravho, el dragón
narnaja que gruñía a cada minuto. Parecía estar
ansioso por salir a volar, mientras que Meerah lucía
emocionada por ello. Sin embargo, Reikon se

730
mantenía callado y con la cabeza en lo alto, Harry
miraba al frente con el ceño fruncido, montado en su
dragón con decisión.
Los copos caían, los suelos se amontonan de
nieve, el cielo se mantenía oscuro, incluso de día.
Los soldados estaban en silencio, muchos
temerosos, otros tantos serios y tensos.
Algo en su pecho se estrujó cuando miró directo
al norte; empezó siendo evidente por los costados, y
mientras más pasaban los segundos, parecía
esparcirse como el agua derramándose. Pronto la
mancha oscura iba tomando forma, revelando una
cantidad innumerable de hombres, todos muertos,
sin vida, y el miedo crispó en el centro de su pecho,
recorriéndolo como un escalofrío, danzando entre
sus músculos, hormigueando entre sus
extremidades… una alerta punzaba en el fondo de su
cabeza.
“Pues la noche es oscura y llena de terrores…”
decían aquellos libros en los que detallaban el
pasado de poniente, la única vez en la que el hombre
tuvo que luchar… por volver a ver la luz del día.
Louis se giró a ver a Harry.

731
El rizado respiraba lentamente, su cuerpo se
tensaba más a cada minuto que pasaba y su vista no
se apartaba del frente.
La espesa bruma de muertos se agrandaba cada
vez más. Las nubes se alejaban y parecían revelar
cada vez más y más a un ejército que parecía
impenetrable, donde la victoria se comenzaba a
dudar; aún así, el pueblo de los vivos conoció el
miedo cuando vió de relleno a las criaturas que
amenazaban con quitarle lo que era suyo, y el
incentivo que nació sobre la idea de perderlo todo…
endureció a cada hombre y mujer dentro del ejército.
Los hombres, alfas y omegas desenfundaron casi
al unísono.
La gente miraba al príncipe Harry.
El sonido del corazón de Louis, latiendo
desbocado dentro de su pecho, fue pronto el único
sonido que pudo escuchar.
Los muertos no se movían, el ejército se quedaba
quieto.
La nieve caía.
Su corazón latía más fuerte.

732
Los dragones se movían inquietos, rugiendo con
impaciencia.
Los del norte comenzaban a aporrear sus lanzas y
espadas contra el suelo, creando un leve murmullo
que se expandió por toda la extensión del ejército.
La impaciencia se había musicalizado, el sonido
incesante del metal golpear el suelo se hizo cada vez
más rápido.
Niall respiraba mirando a todos los hombres,
Liam miraba al norte listo para pelear montado en su
loba. Zayn apretaba una débil lanza entre sus
frágiles manos. Louis miraba al heredero del sur.
—Harry -Llamó Skyler, impaciente; demasiado
exaltada para poder esperar unos segundos más.
El ruido no se detenía, la gente continuaba
aporreando, la nieve seguía acumulándose.
Pero se detuvo.
De golpe, simultáneamente apagando cada
protesta en cada hombre, pues Harry Akgon alzaba
la mano, los dedos extendidos, como si saludara,
pero era claro que se trataba de una señal. Los dioses
tiraron una moneda y el mundo contuvo la
respiración. Porque de pronto se escuchó en el aire,
poco a poco, las nubes se removieron sobre el cielo,

733
y entonces el cielo se oscureció por breves
segundos.
Louis abrió los ojos como platos.
Pues el cielo se oscureció por un momento. Las
alas, se extendía por el aire con plenitud, como si de
pronto el mundo fuera infinito, como si no existieran
límites y cada forma, cosa o sentimiento fueran
relativos; pues era imposible cuantificar que tan
grande era lo que Louis estaba viendo.
Con un pecho enorme, de escamas
completamente rojas, con la piel oscura y rugosa.
Una cabeza más grande que aquel viejo esqueleto
que permanecía dentro de la sala del trono; y según
lo que había leído, los dragones nunca dejaban de
crecer, mientras más años tuvieran, más grandes se
ponían, más fuertes. Este, había vivido muchísimo
antes de que él, tal vez un par de generaciones
antes… por qué este, era el dragón más grande de
poniente, del mundo entero.
Con los ojos rojos, bañados en fuego, con una
serie de cuernos sobre la cabeza, y lleno de
cicatrices de guerras pasadas.
Vistione, la bestia más temida en todos los reinos,
el imponente dragón que había hecho ganar un

734
centenar de guerras a la familia Akgon desde sus
primeros tiempos. Había visto al menos cuatro
Kargem llegar al trono del sur y había tenido
distintos jinetes a lo largo de su vida, pero la bestia,
que era al menos cuatro veces más grande que el
mismo Reikon, ahora mismo, planea por los cielos
bajo el comando de Daeron Akgon.
Los hombres hombres se quedaron anonadados
bajo su sombra, entre ellos, Louis, maravillado ante
la criatura más legendaria de todos los tiempos.
Vistione se movió con decisión, marcando así, el
inicio de la guerra.
Avanzó por los cielos mientras que se acercaba
hasta el ejército contrario, y sus gruñidos parecían
escucharse por todo el continente. Tras él, una serie
de Dragones más pequeños y menudos le seguía;
eran bastantes, pequeños y grandes, tanto de colores
brillantes como de tonos pardos, todos llenaron el
cielo de aleteos decididos. El dragón más grande
voló y se alejó, pero nunca se perdió de vista gracias
a su punzante color, y cuando estuvo cerca, sin
dejarle alguna otra escapatoria al enemigo
inconsciente, Kargem dio una orden que fue
correspondida de inmediato.

735
El fuego nació desde el pecho de Vistione y fue
regado en línea recta sobre las fuerzas enemigas. Las
llamaradas eran brillantes, entre amarillas y
naranjas, rompiendo filas y comenzando a incendiar
sobre las costas de gélida. El fuego parecía ser
líquido, como si la misma lava se creara en el
estómago de la bestia. Vistione quemó y ardió a
través del fuego, incluso Louis reprimió un jadeo de
sorpresa cuando Kargem entró por las llamas, pero
salió completamente ileso.
Fue ahí cuando la mano extendida de Harry, se
cerró en puño sobre el aire. El momento había
llegado para ellos.
Skyler gimió de impaciencia y bajo su orden, ella
y Dravho estaban en el aire al mismo tiempo que
Harry despegaba con Reikon.
— ¡Louis, sujétate! -gritó Niall mientras el
omega recuperaba la atención y se volvía consciente
de nuevo de quién era y cuál era su papel en esa
guerra. Se sujetó al dragón mientras el rubio
comandaba “Autem Meerah” y de pronto ellos
estaban volando.
Louis admiró cómo se alzaban a través del aire,
sujetándose con fuerza mientras sostenía su arco y el
carcaj lleno de flechas se ajustaba en una correa a

736
través de su pecho. La brisa helada lo impregnó
cuando llegaron a una altura considerable, los
cientos de dragones volando a su costado. Meerah
iba detrás de Reikon, a la par de Dravho, hasta que
se alinearon junto a Harry.
Louis admiró a Skyler empapar el flanco
izquierdo de llamas con su dragón, Harry siguiendo
el camino ardiente de su padre con las escamas
blancas de Reikon, resplandeciendo entre las llamas.
Aún así, Niall sobre volaba, buscando un punto en
donde el fuego no se hubiera lanzado aún.
—Drakhae, Meerah! [fuego] -soltó el rubio, y
Louis sintió al dragón calentarse desde el pecho, no
tanto como para quemarlo, o lastimarlo, pero si
sintió la piel de la bestia incrementar de temperatura,
y escupir llamaradas de fuego que se proyectaban
contra los muertos.
Su respiración entre cortada enmudeció bajo las
llamas y sus ojos azules se tintaron de un naranja
brillante cuando admiró el mar de fuego que habían
dejado a su paso.
(…)
Jacob

737
Los dragones pasaron volando sobre la cabeza de
Jacob Tomlinson, en camino al ejército de los
muertos.
Sintió a su lobo negro gruñir debajo de él en
cuánto los dragones reales comenzaron a lanzar
fuego. Los muertos rompieron formación,
comenzaron a correr a través de la capa de hielo
mientras la nieve seguía cayendo. Jacob alzó su
espada negra en el aire, su cabello largo y oscuro se
removió con la brisa invernal. Sus hombres, alfas del
norte, gritaron al unísono en un augurio de guerra y
sangre en cuanto la espada de su rey, dio la señal
para avanzar.
La batalla en tierra había dado inicio.
El rey del norte, montado en su lobo, se apresuró
hasta alcanzar el liderazgo de la multitud, mirando
hacia el frente. Una horda de gente muerta y
putrefacta, se aproximaba con rapidez; Jacob no
sintió miedo o ansiedad, solo la punzante adrenalina
corriendo por sus venas.
Y mientras el rey alzaba la espada, un torrente de
flechas negras se precipitó sobre el cielo, marcando
su camino letal hasta el ejército de los muertos; los
arqueros ya estaban lanzando y fue así, como Jacob
gritó al momento de realizar su primer estocada con

738
la espada, recortando la cabeza de dos resucitados de
un solo golpe. Ambos ejércitos se habían encontrado
por fin.
Tras él, no muchos metros más atrás, los
caballeros, Ser Isaak y su padre, Ser Peyton,
luchaban con honor y fuerza como los valientes
guerreros que eran, enfundados en sus pesadas
armaduras.
Liam Payne montaba sobre el lomo de su loba, la
ágil Nix, quien rugía con poder mientras su amo
cortaba las cabezas de cada caminante que se le
cruzaba. Aún así, mantenerse sobre Nix no le
garantizaría la integridad de su loba, por lo cual
debería perecer de su ayuda minutos después, si
quería terminar la guerra con ella a salvo.
Así fue como los hombres del norte comenzaron
a luchar, con la fuerza del hielo en su sangre, con el
frío corriendo por sus venas.
(…)
Louis
Louis se aferraba a las escamas verdes de
Meerah, con Niall dirigiendo a su dragona a través
del cielo, surcando entre las nubes.

739
El omega contemplaba al ejército oscuro
comenzando a perecer bajo la inmensas llamas.
—Louis -gritó Niall a través de la intensa brisa
invernal.
— ¿Qué sucede? -preguntó el omega.
—Bajaremos, descenderemos un poco para que
puedas tirar ¿de acuerdo? Pero en cuanto se acaben
tus flechas, te llevaré de vuelta al castillo. -Anunció
su cuñado. Louis estuvo de acuerdo.
Así que Niall condujo a Meerah de vuelta a
donde las llamas ardían, a través de la altas
columnas de humo negro, traspasándolas con
facilidad para dirigirse hasta la punta en donde el
ejército blanco se mantenía entero. Ahí sería donde
Louis atacaría.
Una punzada en su pecho y la rápida visión que
llevaba meses en su cabeza, se atravesó ante sus
ojos.
El rey oscuro… reteniendo su flecha.
Louis supo que debería buscarlo e intentar atacar
ahí.
Si el moría, todos morían.

740
Le pidió a Niall que descendiera un poco más.
Niall aceptó hacerlo, bajando con el dragón hasta
una altura más manejable para las flechas de Louis.
Así que cuando el omega comenzó a percibir las
cabezas de los resucitados más cerca, su brazo
derecho se alzó sobre su cabeza y alcanzó una de las
fechas; Louis suspiró y dejó de escucharlo todo
cuando tomó aire, su espalda se irguió de forma
recta y cerró su ojo izquierdo para enfocar a su
primera víctima. Dejó la flecha ir con elegancia en
una milésima de segundo.
Como una estrella fugaz, la flecha marcó camino
a través de la bruma invernal, precipitándose entre
las nubes y los copos de nieve hasta atravesó el
pecho de un caminante blanco.
La criatura gritó de manera horrorosa pero no
tuvo mucho tiempo antes de fragmentarse por
completo y desmoronarse bajo la vista del omega,
haciendo que cada resucitado a su alrededor, cayera
al mismo tiempo que su creador. Una considerable
parte del ejército cayó gracias a una sola flecha de
Louis; Niall Horan se sorprendió de inmediato,
abriendo la boca de par en par, para después
terminar soltando una carcajada que nació desde el

741
fondo de su pecho. Aplaudió las habilidades de
Louis.
— ¡Eso fue increíble, Louis! -gritó Niall.
Normalmente, ese cumplido lo habría hecho
sonreír, pero Louis estaba demasiado tenso como
para poder articular una sonrisa. Sus ojos azules
lucían grises gracias a la palidez del cielo, buscando
entre los muertos el rostro que había estado soñado
por semanas.
—Tenemos que seguir buscando, -Dijo, como
única respuesta.
(…)
Daeron
Sobre el cielo, el rey del sur decidió que las
llamas habían sido suficiente para él.
Ahora bajaría para pelear junto a su gente, como
el gran rey que era. Por lo cual, llamó a Vistione en
un perfecto acento Vehstry y le hizo entender a la
bestia de fuego que era momento de regresar a tierra.
Bajo la señal de Kargem, Harry y Skyler
dirigieron sus propios dragones hacia la misma
dirección en la que el rey se marchaba de la batalla
aérea.

742
Vistione bajó por los cielos en una caída en
picada que, en un día común y corriente, habría
asustado a media población si no conocían el vuelo
del dragón, pero ahora cada persona presente tenía
otras preocupaciones como para ver el descenso de
la bestia de fuego. Daeron Akgon sintió las escamas
calientes de su dragón, la forma en que su piel se
cernía y se apretaba cada que sus alas daban un
fuerte aleteo. Sintió la fresca brisa a traves de su
cabello blanco. El símbolo de su pureza y la carga
bajo su apellido.
Bajó de un salto de Vistione y caminó hasta
donde la cabeza de su dragón se inclinaba para ser
tocado por su amo. Kargem sonrió, pasando sus
manos por las grandes fauces de su compañero de
batalla; lo acarició con cariño hasta que escuchó los
aleteos de Reikon y Dravho acercarse para aterrizar
junto a él.
—Padre -. Llamó Harry, caminando en línea recta
hasta Daeron, listo para seguirlo de vuelta a la
batalla; Skyler iba detrás, ajustándose su larga trenza
tras su espalda. — ¿Estás listo para seguir con la
batalla?
Daeron Akgon se alejó de Vistione, el dragón se
irguió nuevamente y se alzó orgulloso en medio de

743
Reikon y Dravho, Skyler lo miró maravillada, con
una sonrisa brillante de pura adoración. Sentía un
enorme respeto y fascinación en torno al dragón del
rey.
—Si, -respondió Kargem. Asintiendo débilmente,
hasta que sus movimientos se hicieron mas fuertes y
decisivos. -Van a ser muy cuidadosos, y van a
protegerse mutuamente en todo momento, -. avisó,
mirando a ambos primos con los ojos verdes llenos
de orgullo, un deje rápido del pasado le hizo
recordar a cuando ambos eran unos niños, corriendo
por los pasillos del Krestum, entre risas bobas y
cabezas despeinadas. Kargem suspiró. -Ambos son
mis hijos, no importa lo que los títulos digan.
Daeron miró a Skyler cuando lo dijo y esas
palabras fueron capaces de remover el frío corazón
de la joven lady Akgon, logrando suavizar su rostro
y mostrar un poco de vulnerabilidad bajo los bellos
rasgos de la chica. Sonrió con dulzura hacia su tío,
que toda su vida, había admirado como a un padre.
Luego los ojos de Kargem se dirigieron a su hijo:
—Van a pelear con toda su fuerza, van a
protegerse, van a arrasar con todo, y van a volver a
casa cuando termine, porque tienen un reino que
gobernar cuando esto acabe.

744
—Volverás con nosotros, Kargem -dijo Skyler,
tensándose al oír las palabras de Daeron.
—Nunca has perdido una batalla, padre -le
recordó Harry.
—Aún así, uno no debe mostrarse confiado. -le
contestó. -He enfrentado a la muerte varias veces…,
Pero nunca de esta forma.
Skyler frunció el ceño, pero claro, no demostró ni
una otra señal de debilidad. Apartó la mirada de
Kargem y suspiró al mismo tiempo que
desenfundaba su propia espada. El sonido de la
obsidiana afilada se escuchó por varios metros a la
redonda.
—Es tiempo, -cortó el rey.
Los tres se pusieron de frente a la batalla. El
fuego consumiéndose a la lejanía, los hombres
pelando, el incesante ruido de los gritos y los golpes,
el olor a sangre comenzando a brotar de las
multitudes.
El cielo se había tornado oscuro, las flechas
decoraban los cielos por momentos, los soldados
derriban al ejército de los muertos. Aún asi, el rey
nocturno aun no moría, y esa era la meta principal.

745
—Skyler, flanco izquierdo, no te apartes tanto. -
ordenó Kargem mientras la rubia asentía y se
adentraba hacia la guerra con un trote rápido. El
príncipe Harry se aproximó también, pero su padre
le puso un brazo sobre el pecho para evitar que
avanzara más. El rizado se volteó a verlo con
impaciencia en sus ojos; cuando Daeron lo miró,
advirtió el enorme parecido que tenía con su hijo y
eso le calentó el pecho.
— ¿Qué sucede?-preguntó el principe, con el
ceño fruncido, casi ofendido por el arrebato de su
padre.
—Estoy orgulloso de ti, lo sabes ¿verdad?
Harry lo miró a los ojos y trató con todas sus
fuerzas de no flaquear.
—Quiero que estés orgulloso.
Daeron sonrió débilmente. Harry no recordaba la
última vez que su padre le había sonreído así.
—Eres el siguiente Kargem, -soltó de repente. -
La corona es tuya.
Y Harry sintió un tirón en el pecho, él seguía
creyendo que su padre no quería verlo como rey. No
después de una vida en la que Harry había creído ser

746
el eslabón débil de los Akgon. Ahora que lo
escuchaba de su padre, la tensión aumentó dentro
del príncipe y las ganas por hacer sentir a Daeron
aún más orgulloso, crecieron dentro de él.
—Ahora vamos a ganar esa guerra. -le dijo su
padre, con una pequeña, casi imperceptible sonrisa
entre sus labios.
Harry también desenfundó su espada y avanzó a
la par de su padre, para unirse a la batalla con su
gente.
(…)
Louis
Su flecha se incrustó en la cabeza de otro
resucitado. La criatura cayó de golpe, mientras que
veinte más de esas cosas, corrían sobre sus restos
para seguir ante la lucha. Louis frunció el ceño,
parecía que entre más muertos cayeran, más
resucitados llegaban para cubrirlos. Y era extraño,
por que el tiempo transcurría y transcurría y no se
notaba un cambio en la atmósfera de la guerra, no
parecía tener un final pronto, y por cada minuto que
pasaba, un alfa moría, un omega moría o un sureño
moría bajo la oscuridad de la larga noche. Louis
sabía cuál sería la respuesta para acabar con todo

747
ello de una buena vez, pero aunque él y Niall
seguían sobrevolando cada vez más al norte, seguía
sin haber señales del rey oscuro.
— ¡Creo que tenemos que volver ahora, Louis! -
llamó el rubio a través del fuerte aire de los cielos.
Louis se giró para admirarlo desde atrás.
—Aún tengo medio carcaj lleno. Dijiste que no
podríamos irnos hasta que mis flechas—
—Si, sé lo que dije, pero no estamos encontrando
nada, y aunque tus flechas son útiles, será mejor que
te ponga a salvo y yo vaya a pelear con los demás -le
dijo Niall, siendo duro por primera vez con el
príncipe del norte. Claro, no había sido grosero, solo
había dicho la verdad y Louis lo sabía. Aún asi, el
omega no estaba conforme con aquella decisión; no
podía simplemente ir a refugiarse sin haber hecho
nada de lo que se había prometido. ¿Cómo miraría a
su gente de ahora en adelante sin saber qué no había
hecho nada?
No cuándo había pasado noches enteras soñado
con un rostro el cual parecía grabado a fuego en su
memoria. Conocía al rey oscuro…, su deber era
acabar con él.

748
—No, -sentenció el omega. -No vamos a irnos
ahora. Tenemos que encontrarlo, Niall, no podemos
dar media vuelta e irnos.
—Louis, si algo te pasa, cualquier cosa.., Harry
me matará como— enserio va a matarme…, no
puedo ponerte en riesgo. Tu reino entreno buscará
mi cabeza si—
—No pasará nada, solo tenemos que ubicarlo,
cuando lo hagamos, volarás de vuelta y buscarás a
Kargem para decirle dónde está ¿De acuerdo?
Niall parecía recio. Tenían que volver; y es que
no cuestionaba que el plan de Louis fuera bueno,
pero era tal vez…, era demasiado riesgoso. Pero
claro, Louis tenía una ventaja ahí…, y era que sabía
lo qué estaba buscando.
Niall cerró sus ojos cuando aceptó seguir las
palabras del omega.
Guió a Meerah hacia el norte y Louis sacó otra
flecha de fuego helado desde su carcaj, preparando
para tensar el arco de un momento a otro.
Descendieron un poco más sobre la bruma de
humo, contemplando toda la guerra desde los aires,
avanzando sobre el ejército oscuro con rapidez.
Louis se deshacía de los caminantes con sus flechas

749
ágiles, buscando por la cabeza de aquel ejército
muerto. Con el aire helado calándoles en los huesos,
y las narices rojas debido a las bajas temperaturas;
Niall y Louis se movían con rapidez entre las nubes
pero no parecían encontrar nada.
Hasta que los ojos de Louis dieron con un brillo
resplandeciente entre la multitud; algo que captó su
atención inmediata.
En un risco sobre una montaña de nieve, había un
hombre, o al menos tenía forma humana; poseía una
estatura descomunal, alto y fornido, pero con la piel
azul, pálida, como si hubiera sido un cadaver que
rescataron luego de haberse hundido por días bajo
los mares helados de Gélida.
Una corona de hielo resplandecía en su cabeza,
en su rostro lleno de facciones horrorosas que
borraban cada parecido con un humano real… Louis
sintió el mismo espasmo recorrerle por el pecho y
emerger por su garganta cuando reprimió un jadeo.
Sus ojos hicieron contacto con los otros.
Y un espasmo helado le recorrió cada centímetro
de su cuerpo.
Ahí estaba…, el rey oscuro.

750
—Niall… -susurró, un poco bajo, tal vez lo
suficiente para no lograrse oír a traves del viento.
Aún así, el rubio logró escucharlo y voltear
ligeramente en dirección al príncipe. No mucho
antes de seguir la vista en la dirección de los ojos de
louis y encontrar en donde residía la atención del
omega.
Lord Horan miró entonces al enemigo principal y
su sangre también pareció helarse, teñida solo con
un poco de terror, pero había aprendido a controlar
esa emoción desde que era muy joven y montó una
dragona por primera vez.
La dragona verde rugió entre la brisa invernal,
abriendo sus fauces para dejar a la vista una
garganta resplandeciendo de color naranja brillante;
mientras más se acercaban, la respiración de Louis
se volvía más ansiosa y su corazón volvía a latir con
fuerza dentro de su pecho.
Meerah iba cada vez más rápido, sus alas
aleteaban con rapidez a los lados y Louis apretaba el
agarre de sus manos contra los cuernos de la
dragona, mientras Niall apretaba su mandíbula y
miraba con concentración hacia enfrente.
—Drakahe -gritó el rubio a través del viento y
entonces Meerah dejó escupir un largo torrente de

751
fuego sobre el rey oscuro.
Louis cerró los ojos.
Sintió como Niall comandó a su dragona que
diera la media vuelta tras el tiro de fuego y entones
Louis sintió la necesidad de abrir los ojos y
contemplar el daño que habían influido hacia el rey
de la noche.
El omega esperó encontrarse con el final de la
guerra, alucinando por mirar las cenizas que se
llevaría la luz, alejando la oscuridad fuera de su
reino, eliminando el mal que amenazaba con la
integridad de todo lo que amaba…, de verdad esperó
encararse con el fin de esa masacre…
Pero para su sorpresa, el rey oscuro los miraba de
entre las llamas.
El rey de la noche se alzaba inmortal, fuerte y
aparentemente indestructible. Louis sintió un
espasmo recorrerle el pecho, con los nervios
danzándole a través de la garganta, llegando a su
cerebro y hormiguenando en su cabeza. Era el miedo
descomunal a través de lo mas profundo de su ser,
repiqueteando a través de su alma y deshaciéndose
por sus músculos. Louis sintió su garganta secarse y
las palmas de sus manos llenarse de sudor.

752
El terror amenazó con consumirlo, gritarle a Niall
que volvieran y se refugiaran. Su lado omega se
sumió en una bruma impenetrable de pánico, el
miedo sellando su única salida a la coherencia. Tal
vez ese era el final de todo lo que conocía.
Pero no.
No iba rendirse. No después de todo lo que había
hecho, de todo lo que había pasado. De todo lo que
había aprendido. No podía ser para nada. No podía
resumirse al pánico atacando su ser, no cuando él
mismo había encontrado una forma de matarlo.
Mirando a los ojos helados de un rey que parecía
burlarse de él a través de su mirada llena de odio y
oscuridad, él iba a arrebatarle su luz y todos lo que
iluminaba bajo ella.
Tomó una flecha antes de que lo pensara durante
más tiempo y tensó el arco con fuerza antes de que
su cerebro lo procesara por completo. Louis localizó
a su víctima, y de un momento a otro, en el mismo
momento que un suspiro se liberaba entre sus labios,
la flecha fue lanzada a través del invierno.
El mundo se detuvo.
La suave flecha del fuego helado se hizo camino
a través de la guerra, atravesando los campos donde

753
las almas dejaban sus cuerpos, donde la sangre caía
por borbotones. Pareció hacer su camino directo al
pecho del rey oscuro…
Pero justo cómo había pasado en su visión… la
flecha fue interceptada por su mano.
Y Louis sostuvo la respiración.
Niall abrió los ojos como platos.
Y antes de que cualquier otra cosa pasara, antes
de que se pensara en otro plan, Niall dio la señal a
Meerah de avanzar de nuevo, gritó fuego una vez
más, las llamas se abrieron paso, pero aquellos
intentos cada vez se hacían mas inútiles; ese fuego
no mataba al rey, las flechas de Louis parecian ser
inmunes… ¿cuál sería su salida ahora? ¿Cómo
lograrían ganar aquella guerra?
Louis estaba pasmado, ido, incluso se sentía
inerte tras la espalda de Niall, a su cabeza drenarse
de cada onza de conocimiento que adquirió con los
años, olvidándose de cada cosa que leyó; su cabeza
estaba en blanco mientras Meerah seguía volando y
surcando entre los cielos con un Niall que había
perdido la cabeza y no pensaba en lo racional, que
en ese momento, era huir de todo ese caos y poner a

754
Louis a salvo antes de que cualquier cosa pudiera
sucederle.
Pero claro, fue demasiado tarde.
Ni Niall fue capaz de anticiparlo, ni siquiera
Louis, quién estaba demasiado aterrado para lograr
pensar con claridad, pero afortunadamente el tiro
falló y ellos pudieron percatarse del peligro que
corrían.
Ya que una especie de lanza, una flecha larga
hecha de lo que parecía ser hielo puro, cruzó los
cielos y se alzó en lo alto justo a pocos metros de
Meerah. Paso casi rozando las alas de la dragona. El
tiro había fallado, pero tal vez esa fue la intención,
ya que el dragón rugió con fuerza y Niall volteó
junto a Louis a la misma dirección en la que el rey
oscuro tomaba otra de esas lanzas y se preparaba
para tirar de nuevo.
— ¡Niall! -gritó Louis, bajando la cabeza, al
mismo tiempo que la lanza se abría paso a una
velocidad vertiginosa a través de los cielos. El rubio
logró inclinarse a la derecha, siendo reflejado por
Meerah para escapar de aquel tiro.
Aún así, las respiraciones de ambos muchachos
estaba nuevamente alteradas y ahora el miedo había

755
alcanzado un nuevo nivel dentro de sus almas. Y la
única estimulación que obtuvieron de el, fue el
incesante instinto por sobrevivir.
undefined—temm Meerah! -comandó el rubio,
haciendo que la dragona se alzara inesperadamente
para evitar otro ataque. Louis se sujetó con más
fuerza, pero el aleteó de Meerah había sido tan
aparatoso, que el omega no tuvo tiempo a sujetar
bien su arco y prefirió soltarlo.
El arco cayó y se sumergió en la oscuridad, pero
eso no pudo importarle menos al omega, ahora su
única meta, era lograr salir de ahí sin algún daño, así
que finalmente, Niall comando a su dragón que se
retirara, dando una vuelta en el aire tan brusca e
inesperada, que Louis casi resbala por las escamas.
— ¡Niall, cuidado!
La suavidad en su vuelo era la última prioridad
de Niall, él solo tenía que salir de ahí y sacar a Louis
antes de que las cosas se complicaran más.
— ¡Sujétate bien, tendremos que esquivar todo lo
que lance! -dijo la rubio a través del viento.
Entonces otra lanza pasó ante ellos, pero no veían
de atrás, donde creían haber dejado al rey oscuro. Si
no, que venía de uno de los costados. Louis miró

756
hacia abajo, donde varios caminantes estaban desde
los suelos siguiéndoles el paso.
Eso era lo mas cercano a estar rodeados.
— ¡Están en el suelo! -gritó Louis.
— ¡¿Por dónde?!
— ¡¡Por todas partes!!
— ¿Qué…? -y antes de que Niall pudiera seguir
dictando su pregunta, otra lanza llegó hasta ellos, y
esta vez si logró incrustarse dentro de algo.
Meerah soltó un gruñido agudo que debió haber
resonado por todo el norte.
Louis regresó su vista a la dragona y Niall abrió
los ojos como platos cuando un torrente de sangre
salió explotando del pecho de Meerah. Una lanza
había dado en el blanco.
— ¡MEERAH! -gritó el rubio mientras la sangre
de la dragona seguía fluyendo de su cuerpo. Pronto
Meerah comenzó a perder altura y Louis gritó
cuando comenzaron a caer en picada al suelo.
Louis se giró hacia atrás de repente, y miró al rey
oscuro con una especie de coraje eterno sumido en
su pecho, con la furia resplandeciendo en sus ojos

757
azules, pero ya no tenía un arco, y ellos estaban
cayendo. ¿Que podría hacer ahora? Tal vez Niall
podría conducirlos a un aterrizaje a salvo si lograba
controlar a Meerah.
—Niall, tenemos que—
Otra lanza surcó sobre el cielo, rozando sus
cabezas.
undefined—erah, desandréh, Meerah,
soprotzhere, morehn, soprot— [Meerah desciende,
Meerah resiste, por favor, resis-] -pidió Niall con la
voz gangosa, al mismo tiempo que gritaba y le pedía
con todas sus fuerzas a su dragona para que lograra
llegar a tierra firme, donde pudiera curarla. La
tensión y la ansiedad se apoderaron del joven Lord
mientras sus manos acariciaban constantemente la
piel escamosa y rogaba a todos los dioses que no le
arrebataran a su mejor amiga.
Louis por otra parte, tenía los ojos acuosos,
completamente bañados en lágrimas, reteniéndolas
entre sus ojos. Miraba a Niall, a Meerah y luego
regresaba la vista a los suelos, esperando que no
lograran ser interceptados por otra lanza pues
seguían perdiendo altura.
Tenían que salir de ahí con vida.

758
Louis regresó su vista al frente, para preguntarle
a Niall cuál sería su plan ahora, como le harían para
escapar de esa situación y poder salvar a la dragona.
Pero justo cuando se giró hacia enfrente, él sonido
fugaz de otra lanza, cruzó los aires y entonces sintió
el golpe junto a su abdomen.
Solo que no en el suyo.
Niall tosió de repente cuando Louis abrió los ojos
como platos y miró hacia abajo. Donde Niall se
sentaba sobre Meerah, en su regazo, un torrente de
sangre salpicaba desde uno de los costados del
rubio. La lanza se había incrustado contra el lateral
de su tórax, entrando desde abajo de las costillas.
Niall cayó de repente hacia atrás, golpeándose con el
pecho Louis mientras el príncipe gritaba con horror
el nombre del rubio. Lo abrazó para evitar que
cayera.
Pero todo comenzó a ir en cámara lenta, porque
Meerah seguía cayendo, las manos de Louis se
empapaban de la sangre de Niall y este perdía el
conocimiento.
Louis gritaba el nombre del rubio, pero no había
respuesta.

759
Hasta que ocurrió, Meerah dio una vuelta en el
aire, quedando boca arriba, cayendo
precipitadamente hacia el suelo de la batalla, y
aunque Louis se intentó sujetar, simplemente su
peso junto al de Niall, no eran soportables para sus
finos brazos y sus palmas sudorosas, no pudieron
sostenerse más.
Louis se soltó del dragón.
Y cayó.
De espaldas al suelo, mirando un cielo oscuro
que se agrandaba un poco a cada segundo.
Y en un parpadeo… recordó también su propia
visión.
Meerah se extendía sus alas inertes mientras caía
sobre él, ya no veía el cuerpo de Niall… pero esa era
su visión.
Louis había caído del dragón.
Y un suspiro salió entre sus labios antes de cerrar
los ojos y despedirse de la vida.
///

760
➳ 30: Salvación. ➳

Jacob
El rey en el norte peleaba con gracia, pues a pesar
de las recientes heridas que ya había ido acumulando
por la batalla, se mostraba más fuerte que nunca.
Había optado por deshacerse de su lobo minutos
antes, mandándolo a protegerse de vuelta al
campamento. Por lo que ahora se encontraba
pelenado con la única compañía de sus hombres y su
gran espada de fuego helado.
Sus movimientos eran sueltos y decididos,
conocía a la perfección el balance de su muñeca
mientras portaba una espada. Gruñía cada que
cortaba con fiereza la cabeza de aquellos
caminantes.
La guerra no estaba representándole un
obstáculo, al menos no uno tan difícil. Pero la clave
residía en no distraerse ni por un segundo, por lo que
mantenía un movimiento constante, volteándose
sobre su mismo lugar, avanzando y delimitando las
zonas en donde los resucitados llegaban a atacar. Se
movía entre la escarcha con facilidad. Conocía a la

761
perfección el hielo y todas sus texturas, sabia
maniobrarse a través de la nieve rugosa y las zonas
resbaladizas.
Peleó durante varios minutos, siendo consciente
de como los dragones del sur peleaban en los cielos.
Incluso se mostraba maravillado por aquellas
criaturas escamosas que pasaban a su lado, peleando
por la misma causa.
Aún así, Jacob aún veía principalmente por su
gente, pues claro, él nunca peleaba solo. Se rodeaba
de sus hombres mas leales y siempre alzaba una
mano para ayudar a uno de sus soldados a ponerse
de pie.
El rey cortó la cabeza de un resucitado de un
golpe cuando escuchó un grito a la derecha. Se giró,
pues momentáneamente tuvo un campo vacío y un
blanco desprotegido. Se dió la vuelta con rapidez
para admirar a un enorme grupo de caminantes
llegar montados en caballos muertos. Con corceles
putrefactos que mostraban ya varios huesos a traves
de la carne corroída.
Fue ahí cuando logró darse cuenta de quien había
profesado aquel grito, pues una réplica de este llegó
a sus oídos con claridad pocos segundos después,
ayudándole a descubrir a ni más ni menos, que el

762
rostro conocido de Ser Isaak, quién se batía en un
duelo con varios caminantes a la vez.
El caballero peleaba con rudeza y nerviosismo,
pero aun así, lograba acertar en cada estocada que
profesaba, aunque el joven caballero no parecía ser
quién estuviera en problemas, miraba a través de la
multitud como si algo más le preocupara, hasta que
Jacob siguió la dirección de sus ojos y encontró a
Ser Peyton en problemas, en realidad en graves
problemas.
Estaba rodeado.
Jacob no dudó ni un solo segundo.
Avanzó entre sus hombres, siendo cubierto
inmediatamente por ellos para llegar con mayor
rapidez hasta su caballero, Ser Isaak se percató de
que el propio rey corría en busca de ayudar a su
padre. Y cuando por fin pareció librarse de su propia
batalla, se lanzó en la misma dirección que Jacob.
Ambos corrieron en dirección al viejo hombre
que ya lucía cansado y apunto de perecer bajo esa
lucha; Ser Peyton mantenía su espada erguida y sus
golpes aun parecían decididos por acabar con las
criaturas de la oscuridad, pero su cabellera blanca,
llena de canas, más las pesadas arrugas en su rostro,

763
denotaban con mayor esfuerzo lo cansado que ya se
notaba y lo poco que parecía seguir resistiendo aquel
combate contra la misma muerte.
Gracias a los dioses que Jacob y Ser Isaak
pudieron llegar a tiempo para darle una mano al
caballero y derribar a los demás muertos con finas
estocadas y cortes precisos. Fue asi como el viejo
caballero resultó salavado por su hijo y por su rey,
logrando recuperarse de una muerte segura bajo las
garras de la oscuridad.
—Padre ¿Estás bien, puedes seguir en la batalla?
-preguntó Ser Isaak, olvidando de momento en que
circunstancias se encontraban. El rey Jacob cubrió
sus espaldas mientras el caballero más joven se
percataba de la integridad de su padre.
El viejo caballero asintió lentamente, como si se
tratara de convencer a si mismo de que podría
seguir, cuando su propio cuerpo se quejaba a traves
de su lenguaje corporal, mostrándose terriblemente
cansado y derrotado. Tal vez lo mejor era que Ser
Peyton volviera a la estación médica y esperara a
salvo por el final de la guerra.
—Puede volver, Ser Peyton, -aclaró Jacob. El rey
en el norte entendía y sobre todo, le importaba de
verdad la salud de su caballero de confianza. Aún

764
asi, el viejo hombre parecía reacio a dejar el campo
de batalla.
—No, puedo resistir, -alegó. -solo debo descansar
un poco… -dijo, tratando de convencer a los dos
hombres que se preocupaban por él. Ser Isaak
parecía completamente en desacuerdo con su padre
y probablemente, lo habría acarreado fuera del
campo de batalla contra su voluntad, solo para
garantizar su bienestar, pero lamentablente, otra
horda de resucitados se alzó a la lejanía.
Corrían a la misma velocidad, esparciéndose
como una mancha sobre la nieve blanca que seguía
cayendo de los cielos. Era hora de seguir.
Jacob fue el primero en lanzarse de vuelta a la
lucha; sus hombres no se quedaron atrás, siguieron a
su rey con una necesidad renovada para pelear tras
el hombre que los lideraba. Ser Isaak también se
precipitó, siguiendo los pasos de su rey, atacando
con un poco más de soltura y confianza ahora que se
sentía más protegido y apoyado por los demás alfas
que peleaban con orgullo, salvajes y fríos, solo como
el norte habría podido formarlos.
Los caminantes llegaban montados en sus
caballos, cargando lanzas y espadas de hielo. La
lucha se libró con más fiereza, mostrando a los

765
innumerables torrentes de resucitados, logrando
causar varias bajas del ejército vivo, arrasando pero
siendo igual de contrarrestados por los hombres que
si tenían un latido instante en el lado izquierdo de su
pecho.
Jacob se mantenía en la lucha, poco a poco
reencontrándose con Ser Isaak en el nudo de la
batalla, ayudándose mutuamente mientras peleaban
bajo la infinita ventisca de nieve, mientras los
muertos finalmente perecían a sus pies y aquella
horda se reducía a cenizas en los suelos.
Así que mientras Jacob se daba unos minutos
para respirar y asi recuperar el aliento, se dió a la
tarea de buscar a sus rostros conocidos entre la
multitud. Checando a Ser Isaak a su derecha, aún
luciendo estable, aunque un poco cansado ya. Lo
admitía, la adrenalina comenzaba a extinguirse a
través de sus huesos y el pesado dolor y el cansancio
inconmensurable, comenzaba a pagar factura.
El rey Jacob regresó su vista para buscar de
nuevo a Ser Peyton, pero no lo encontró. Se giró
hasta ser Isaak, pero este tampoco parecía saber la
ubicación de su padre.
El nerviosismo recayó de vuelta en los hombros
del joven caballero; comenzó a correr, prontamente

766
seguido por el rey en el norte, avanzando mientras
buscaba por los suelos alguna señal de su padre. Ser
Isaak recorrió varios metros con la misma cara de
preocupación ceñída en su rostro, conteniendo el
nerviosismo muy dentro de su pecho con el deseo de
encontrar a su padre aún con vida. Mientras Jacob lo
seguía no muy lejos, manteniendo el paso de su
joven caballero, hasta que logró visualizar lo mismo
que el muchacho a varios metros a la derecha.
Era Ser Peyton, tirado sobre lo que parecía ser un
charco de fango que habría machado gran parte de
su armadura. El viejo caballero había caído de
espaldas, y estaba recostado sobre sus codos, como
si aún buscara levantarse con las muy pocas fuerzas
que le quedaban, pero, para su mala suerte, un
caminante blanco se cernió sobre él.
Ser Isaak se precipitó sobre la criatura, pero el
rey Jacob se quedó de pie, sin mover ni un músculo
cuando entendió, de golpe, que Ser Isaak no llegaría
a tiempo.
Pues así como lo predijó, la criatura se volteó al
mismo segundo en que el joven caballero alzaba su
espada y de un rápido movimiento, enterró una lanza
de hielo sobre la garganta de su padre.

767
Un suspiro salió de los labios de Ser Isaak, quién
frenó de golpe cuando admiró a su padre cuando la
vida se le escurrió con un último aliento, mirando
con resignación a su hijo. El joven caballero sintió
sus ojos llenársele de lágrimas, mientras todo se
volvía borroso para su vista.
El caminante pudo entonces haber terminado
también con la vida de aquel joven guerrero, claro,
si no hubiera sido por la espada negra del rey que
cruzó los aires y se incrustó de relleno en su pecho,
logrando que la criatura de la noche se agrietara de
golpe y explotara en miles de pedazos.
La espada del rey Jacob cayó frente al cuerpo de
Ser Peyton mientras que el hijo de este, sentía sus
propias piernas flaquear y provocar su propio
derrumbe.
Y en un espasmo de dolor inmediato, el joven
caballero se encontró gritando la frustración que
pronto nació desde el centro de su pecho al
momento de contemplar los restos de su padre.
Jacob apretó la quijada y miró con impotencia a
la primera baja representativa que habría cobrado
esa guerra para él.
(…)

768
Skyler
Lady Akgon se unió heroicamente a la batalla,
saltó sobre una roca para alcanzar a uno de los
caminantes blancos montados en uno de sus caballos
muertos; se deshizo del jinete en breves segundos y
un centenar de resucitados cayeron a sus
alrededores.
Había una fuerza misteriosa en el centro de su
pecho, la empujaba a seguir, a profesar golpes y
atacar con el filo de su espada. Había una extraña
sensación amena que recorría sus músculos cada que
el aire golpeaba contra sus pómulos y los mechones
sueltos de su larga trenza, se atravesaban por su
rostro.
Skyler Akgon tenía sangre guerrera corriendo por
sus venas, sangre pura que no ardía y que la
envolvía en una bruma poderosa e imparable que la
protegió en cada momento de la guerra. Gruñía cada
que un caminante le costaba el doble para acabarlo.
Pero incluso con el sudor recorriendo desde su frente
hasta su mandíbula, Lady Akgon no se frenaba
nunca.
Miraba en dirección a las nubes, en busca de su
dragón naranja, Dravho, nombrado en honor al
primer Akgon que pudo montar un dragón, al primer

769
guerrero que peleó no solo por gobernar la tierra, si
no, todos los cielos. Dravho Akgon fue el primer
Kargem que hubo en la historia, y bajo las leyendas
con las que Skyler se había criado, nombró a su
dragón, lo cuál servía como un constante
recordatorio de quién era ella y de dónde venía.
— ¡Dravho! -gritó la joven mientras veía a las
alas naranjas surcar sobre el cielo. El dragón
correspondió a su llamado de inmediato, profesando
un rugido como respuesta. Lady Akgon miró
entonces en dirección al norte, donde una horda de
resucitados se aproximaba; tomó aire y en lugar de
alzar su espada en señal de guardia. Gritó el
comando en Vehstry: —Drakhae!
Y no hubo tiempo para más.
Dravho expulsó llamas directo desde el fondo de
su pecho, como un torrente infinito de calor que
arrasó con todos los esclavos de la noche. Incluso
cuando estas mismas llamas, cayeron de relleno
sobre el cuerpo de Skyler.
Así, algunos dragones también se unieron a la
lucha de Dravho, quemando a su vez a los flancos de
toda esa horda de resucitados, quemando a todo sin
reparo.

770
Las columnas de humo oscuro crecieron sobre el
lugar donde los dragones habían incendiando. Y
todos se marcharon, a excepción de Dravho, quién
aún esperaba entre las nubes el resurgimiento de su
jinete.
Pronto, Skyler se puso de pie sin ningún tipo de
daño, con el metal de su armadura hirviendo sobre
su piel debido al fuego profesado, pero ella no ardía.
Ni siquiera su larga trenza volando por el viento, ni
sus preciosos ojos verdes, llenos de pestañas
curveadas con el encanto de una joven doncella que
había demostrado poseer los genes más poderosos
de poniente.
Ella era Skyler Akgon, ella era el dragón
respirando fuego.
Dravho rugió en su dirección y una vez que se
hubo cerciorado desde que ella estaba bien, fue el
momento de partir para seguir luchando su parte de
la guerra en los cielos.
Lady Akgon se puso en movimiento de nuevo,
hasta que un dragón oscuro llamó su atención en el
cielo y pudo reconocer inmediatamente a Allenya,
descendiendo rápidamente hasta ella.
— ¿Estás bien? -le preguntó.

771
—Si. -asintió la joven, admirando desde su
posición a los hombres del sur, uniéndose con los
del norte mientras alzaban sus espadas y corrían
hacia la oscuridad. — ¿Qué me dices de ti?
Allenya asintió mientras regresaba su vista a los
cielos. Seguía montada sobre su dragón, el cuál
respiraba abiertamente y sus escamas brillaban a
como si tuvieran luz propia.
—La guerra prospera, -dijo, tomando aire. -Pero
creo que tenemos las de ganar.
La rubia se giró cuando escuchó un pequeño
alboroto, ubicó a Harry pelear detrás, pero como
siempre, el era completamente capaz de seguir por
su cuenta. Skyler tenía que seguir avanzando.
Regresó sus ojos de vuelta a su tía y estuvo a punto
de despedirse para seguir peleando, hasta que algo le
llamó su atención desde los cielos, en dirección al
norte, algo.. caía entre las nubes…
Achinó los ojos y eso hizo que Allenya se girara
también para seguir la línea de su vista.
No tardaron mucho para lograr descifrar que era.
undefined—erah… -susurró Skyler en cuánto
comprendió que se trataba de la dragona, cayendo a
traves de los cielos oscuros.

772
Allenya palideció de repente. Niall.
Así que la madre del rubio se alzó en vuelo de
manera improvisada, haciendo que Lady Akgon se
quedara de pie junto a donde las alas del dragón de
su tía provocaron una enorme ventisca que casi tira a
la chica.
Skyler rezó hacia los siete dioses dentro de su
cabeza antes de regresar a la lucha.
(…)
Zayn
Lo vio caer de rodillas en el suelo, rindiéndose
ante la muerte bajo las manos de un caminante que
tan pronto lo tomó entre sus manos, apretó su cuello
con fuerza, arañado la piel a su alrededor,
admirándolo retorcerse mientras sus últimos
suspiros de vida, se le escapaban entre los labios.
Aquel omega murió horriblemente mientras el
caminante lanzaba su cuerpo en la dirección
contraria en la que se marchó y Zayn admiró aquel
cadaver durante incontables segundos, muerto de
miedo, con un terrible nudo en su garganta que lo
había privado de gritar con horror.

773
El más joven de la familia Malik se refugiaba
detrás de una carreta vencida, que tenía un rueda
rota y que habían dejado a mitad del campo de
batalla cuando otra había llegado a su rescate; así
que el joven lord, había encontrado un escondite
provisional mientras temblaba violentamente,
aferrándose nerviosamente a un arco y flechas que
no había utilizado.
Zayn se abrazaba a sí mismo, mirando a los
demás corriendo a través del campo. Muchos
volvían, muchos nunca lo hacían y otros…, caían
muertos frente a sus ojos.
Estaba tan aterrado…
No debió haber venido, no con un arco y unas
flechas de los cuales no sabía nada; debió haberse
quedado en las estaciones médicas, donde si podía
hacer algo, con todos esos conocimientos en hierbas
y curaciones que llevaba consigo desde que era un
niño y su padre le ordenó dejar los entrenamientos,
estresado, al ver que su varón mas joven había
presentado como omega y no podía ni sostener una
espada entre sus manos.
Zayn gritó cuando una oleada de fuego cayó muy
cerca de la carretilla en la que se refugiaba. Las
llamas casi calcinaron la propia madera de su

774
escondite y el grito ensordecedor de las criaturas de
la noche se grababa en su cerebro para el resto de
sus días. Sabía que iba a mantener esos recuerdos
atormentándolo en pesadillas por el resto de su vida.
Tenía que salir de ahí.
Su respiración agitada y el flujo constante de
sudor a través de cada centímetro de su piel, lo orilló
a quedarse entre los escombros de la madera durante
otros minutos, mentalizándose, dirigiendo todas sus
plegarias al Dios de la Luz, quién siempre le cuidó y
le mostró que él si importaba, aún rodeado de gente
que se esforzaba por demostrarle lo contrario.
Suspiró y abrió los ojos; primero lento, con
miedo, con ansiedad, esperando encontrar la muerte
nada más parpadear; Más lágrimas brotaron pero se
mantuvo alerta, en silencio, callando su respiración
agitada y los pocos jadeos que soltaba dentro de su
estado de pánico. Pero había destellos dorados entre
sus iris y una especie de aura lo recorrió en cuanto
una misteriosa voz en su cabeza lo alentó a salir de
su escondite.
Y Zayn normalmente no escuchaba voces.
Pero optó por seguir aquel consejo, incluso si al
salir le arrebataban la vida, si al salir se volvía un

775
esclavo de la oscuridad, si al salir su familia estaba
mirándolo con asco, como había pasado toda su
vida…, Zayn sintió la incesante necesidad de por fin
abandonar ese refugio que solo parecía retenerlo…,
escuchando.
Gateó bajo la madera y en cuanto su cabeza se
asomó bajo la carretilla, sintió la superficie caliente
que recientemente había sido quemada por fuego de
dragón. Enfriándose de golpe gracias a las bajas
temperaturas.
Zayn se levantó; primero débil y dubitativo, con
miedo y fragilidad, pero sus piernas le estaban
respondiendo y sus músculos parecían tensarse,
dándole la estabilidad necesaria para erguirse por
completo.
El omega alzó la cabeza, mirando entonces a un
entorno oscuro y lleno de muerte por doquier, donde
la luz no tenía cabida y los terrores florecían desde
cualquier sitio.
Volvió a sentir miedo.
Su labio inferior temblaba, asi cómo el resto de
su cuerpo. Aspiró profundamente, rellenando sus
pulmones de aire helado, y cuando suspiró, una nube
de vaho se arremolinó junto a sus labios rellenos;

776
sintió el pecho calentársele mientras tomaba la
iniciativa de andar. Su pasos fueron dubitativos al
inicio, pero mientras más reconocía el frío calar
sobre sus huesos, comenzó a hacer el trote cada vez
más rápido. A tal punto, que Zayn verdaderamente
estaba corriendo a través de la oscuridad,
trasladándose entre las cenizas y los copos de nieve,
hasta que pisó algo que crujió a través de varios
metros.
Era el hielo. Se estaba cuarteando.
Zayn se detuvo súbitamente, un suspiro se atoró
entre sus labios mientras miraba cada grieta
atravesar los metros incontables de la tapa dura de
hielo que cubría el mar estrecho, entre las tierras de
su familia, Cinis, y Gélida. Alzó su cabeza y miró la
batalla librarse a su alrededor. Tragó saliva mientras
sus manos sudorosas, aún mantenían el arco y una
torpe flecha entre sus dedos, armas a las cuales se
aferraban con fuerza, a pesar de no darles un uso.
Estuvo alerta entonces, porque aquel crujido
seguro no pasaría desaprecibido por el resto del
ejército ¿verdad? Y esperaba a ver si eso de verdad
se convertiría en un problema mayor.
Fue ahí cuando escuchó un ruido sordo y, al darse
la vuelta, en el suelo helado, miró como uno de los

777
cadaveres del ejército del sur, con su armadura
plateada, se levantaba como si nada de entre los
demás cuerpos inertes…
Un par de ojos azules, brillantes y fríos, lo
miraron con furia.
Los soldados caídos, asesinados por las manos un
caminante, podrían volver a surgir de entre los
caídos. Ahora eran parte del ejército muerto y a
menos de que se remataran con vidriagon, aquellas
criaturas se unían a la oscuridad. Así que el omega
comenzó a correr de nuevo entre el hielo, mientras
que un sinfín de soldados resucitados, se ponían de
pie para seguirle el paso.
Zayn estaba siendo perseguido por la muerte
misma, mientras gritaba de puro horror al creer que
moriría. Y entonces… tropezó.
Cayó de bruces contra el hielo y un par de
estalagmitas le rasparon las palmas, causándole que
sangrara de inmediato.
Herido y demasiado entrado en el estado de
pánico que lo retenía, el omega no tuvo más remedio
que suspirar su último aliento de vida, rindiéndose
así ante la oscuridad y rogando el perdón de su

778
señor, añorando clemencia por su alma y piedad por
su destino.
Cerró los ojos.
Pero cuando todo se volvió oscuro, escuchó el
filo de una especie de cuchilla y la muerte… nunca
le llegó.
—De pie, anda. -escuchó que alguien le llamaba
y tan pronto como se lo dijeron, una mano estaba
tirando de su antebrazo para ayudarle a levantarse.
Sus piernas fueron dubitativas al inicio, pero en
cuanto el resto de su cuerpo se puso en marcha,
Zayn admiró el torrente de cuerpos tirados frente a
él y a un muy alerta Liam Payne, cargando una gran
espada en posición para atacar.
Zayn sintió las lágrimas arremolinarse sobre sus
iris.
—Liam…
— ¿Estás bien? -le preguntó de golpe, pero aún
así con ese par de cejas arqueadas en un símbolo de
sincera preocupación.
—Si, yo… -iba a responder, aún medio ido, aún
tratando de procesar que este joven lord le había
salvado… la vida. Pero un resoplido, que no

779
provenía de él, lo alertó, y cuando giró la cabeza, se
encontró con una enrome bola de pelo blanco que se
sacudía bajo la nieve.
Un lobo huargo… como— uno real. Y era…
enorme, magnífico, completamente blanco y alerta
como el cazador nato que era. Zayn lo admiró
completamente boquiabierto mientras su respiración
se calmaba dentro de su pecho.
— ¿Es…?— “tuyo”, iba a decir, cuando unos
sonidos más allá, alejados, detrás de los jóvenes,
resonaron como pisadas y gritos de lo que solo podía
conocerse como otra horda de resucitados. Zayn
sintió un enorme nudo crecerle en la base de su
cuello.
—Ven, vamos. -dijo Liam, tomando al omega
desprevenidamente de la cintura para cargarlo y
montarlo sobre el lobo. Zayn no tuvo tiempo de
procesar los movimientos del alfa antes de que ya
estuviera sentado sobre el lomo de aquella criatura
de pelo blanco.
—Liam, que—
—Ve y protégete, Nix cuidará de ti, te buscaré
cuando acabe. -le dijo apresuradamente, mientras el
omega abría los ojos como platos y Liam se alejaba

780
para ponerse en guardia para recibir a los muertos
que corrían en su dirección.
—Liam… -soltó el omega con pánico antes de
que el alfa usara su voz y le ordenara a la loba salir
de ahí con premura. El instinto de supervivencia de
Zayn le obligó a sujetarse del pelaje de la criatura al
mismo momento en que esta acató la orden sin
rechistar y salió en la dirección contraria por la que
el alfa se quedaba a luchar.
Zayn se giró hacia atrás en el mismo momento en
que la horda se ceñía sobre Liam; un torrente de
lágrimas de sorpresa y emoción se escapó por sus
orbes que brillaban como el oro.
Ya no pudo ver a Liam.
(…)
Jacob
Cada aporreo que daba, cada vez que clavaba su
espada, cada gota de sudor que descendía desde sus
sienes hasta su mentón…, todo ocurría como si él
estuviera sumido en una dimensión paralela y cada
golpe que profesaba no se sintiera ni en sus propias
manos. El rey Jacob estaba atrapado en un bucle
infinito en el que peleaba y peleaba pero no parecía
rendir efecto.

781
Los muertos seguían llegando, sus hombres
seguían cayendo y la oscuridad no hacía nada más
que acrecentarse mientras la guerra solo se ceñía
más.
Sentía el nudo crecer dentro de su pecho.
Y el pensaba en su familia, en su legado…, en
sus hijos. Solo pensaba en el mañana y como el
debía de ganarlo para ellos. Un mundo en el que no
hubiera un miedo constante, una necesidad
irrefutable para atraer la calma, donde los días
fueran siempre soleados y brillantes.
Jacob Tomlinson luchaba por una primavera
constante, que envolviera con calidez a aquellos en
los que pensaba cuando incluso la esperanza parecia
un deje de su locura. El rey en el norte esperaba no
perecer sin haber dedicado hasta su último suspiro
de vida, luchando. Incluso cuando sus músculos se
mostrarán agarrotados y su huesos gritaran de dolor.
Él necesitaba seguir peleando.
Y ya comenzaba a sentirse cansado. Pero seguía
luchando porque no podía defraudar a su gente, a su
familia.
Y aunque era consciente de la mirada impaciente
de Ser Isaak a su lado, su inquietud brillando a

782
través de su pesada armadura de metal, él nunca
cedió bajo la presión del joven caballero. Aunque la
impotencia aún le estaba quemando en lo más
profundo de su pecho.
Seguía peleando.
Porque pensaba en su esposa. Quién le había
dado el regalo más preciado en todo el mundo. Y se
manifestaba a través de una niña preciosa de ojos
azules y sonrisa delicada, Nadine, su única hija, su
flor del invierno. Y luego su hijo, su varón, que sería
mucho más de lo que él podría esperar y estaba…,
malditamente orgulloso. Jacob supo que su
muchacho lo haría bien.
Lo sabía, le constaba.
Y justo en ese momento mantenía presente. En el
mismo momento en el que sus brazos ya no lo
soportaban y punzaban por el dolor, el cansancio
infligido en su cuerpo. En sus piernas cansadas que
lo llevaron lejos del peligro cuando Ser Isaak le gritó
a su rey que corrieran, porque el número de
resucitados los estaba superando y ellos eran los
únicos dos hombres en pie que peleaban de ese lado.
Jacob corrió y sostuvo la esperanza, rogando,
porque ese no fuera el fin de aquellas personas a las

783
que amaba.
Pero antes de que se girara a mirar atrás… hubo
una punzada a través de su garganta y él solo supo
que el final le había llegado.
Todo enmudeció para él.
Así que no escuchó el grito que provinó
fuertemente de Ser Isaak, solo sintió como su cuerpo
se entumeció. Los borbotones de sangre escurrieron
sobre el metal de su armadura y quemaron en la base
de cuello.
De pronto el rey en el norte cayó de relleno
contra el suelo y la nieve se tiñó de rojo.
Pues un caminante blanco había lanzado una
flecha de hielo y se había llevado consigo, a la
oscuridad, al rey Jacob.
Ser Isaak corrió, acabó con la criatura pero ya era
demasiado tarde, su rey se encontraba entre la nieve,
sintiendo el calor en sus mejillas abandonar su rostro
poco a poco.
—Mi rey, por favor, resista, lo llevaré a la
estación médica, mi rey… -escuchaba las palabras
desvaídas a través de sus respiraciones agitadas,
pero Jacob empezaba a ver manchas oscuras entre su

784
campo de visión. -Mi rey… -decía entre jadeos
cansados mientras luchaba por tragarse su llanto y
cumplir con el único motivo que tiene un hombre
como el.
Salvar a su rey.
Aún asi, Jacob se encontraba orgulloso de
haberse rodeado de gente tan leal. Él sabía que
cuidarían de su familia cuando él cerrase los ojos.
—Mi rey, resista, mi rey…
Y Jacob de verdad quería poder decirle algo, lo
intentaba, con todas sus fuerzas, pero eran tan pocas
las que tenía, que ya no podía profesar ninguna
palabra.
Extrañamente, logró alzar su mano y tocar la
barbilla del joven caballero, Ser Isaak lo admiró;
esperó que el joven entendiera, que había cumplido
con su deber y que ya era suficiente.
Jacob lo miró durante breves segundos antes de
perderse en una bruma oscura.
El caballero trastabilló entre la nieve cuando el
cuerpo de su rey se quedó sin vida entre sus brazos.
///

785
RIP Jacob.

786
➳ 31: Desolación. ➳

Skyler
La joven muchacha avanzaba con destreza sobre
el campo de batalla. Le iba bien, lo esperado para
una muchacha tan joven y ágil como ella, tan
preparada para la batalla como si hubiera estado
formándose para ese momento toda su vida.
Así peleó hasta encontrarse con Liam Payne,
metido en la batalla justo dentro de su campo visual,
un poco más adelantado que ella. Parecía haberle
alcanzado. Sonrió débilmente, y aunque
probablemente nunca lo admita en voz alta, estaba
genuinamente feliz de ver al joven lord y no
encontrar su cadaver arrimado sobre alguna pila de
cuerpos. Sintió un poco de calma rondar entre sus
huesos cuando por fin puedo acercársele lo
suficiente para unirsele.
— ¡Oye, Lincon! ¿cómo vas? -le preguntó de
broma mientras unía su espada a la lucha y se
deshacía de algunos resucitados como si eso fuera
una tarea que llevase practicando por años, como si
aquellos hijos de la noche no representaran mayor
peligro.

787
El alfa se giró a verla, tenía la cara empapada de
ceniza, así como el sudor que le recorría por toda la
piel de su rostro, le daba un aspecto sucio y
desaliñado.
undefined—y…, -dijo, notablemente confundido,
pero extrañamente alegre de encontrar a la rubia.
— ¡Agáchate! -gritó la chica, mientras el alfa
correspondía a su orden y ella lanzaba su espada en
dirección a un caminante, tirándolo de su caballo y
arrebatándole la vida. Un par de golpes más y ellos
habían acabado con otra horda. Skyler se apresuró a
recuperar su espada mientras gozaban de una
ventana de descanso entre la guerra.
— ¿Dónde está Kargem? -le preguntó el alfa,
pasando el antebrazo sobre la frente para eliminar
los rastros sobrantes de sudor.
—Debe estar abriéndose paso más al norte, se
dirigió directo allá cuando regresamos con los
dragones. -le explicó. Liam asintió mientras
recuperaba la respiración.
Los dragones en el cielo seguían volando y
quemando, los hombres iban y venían, muchas
carretillas llegaban vacías y se iban a reventar de
alfas y soldados caídos. Muchos gritando de dolor,

788
otros, despidiendo a la vida. Liam se quedó mirando
a una carretilla, luciendo perdido y desolado.
— ¿Tu padre? -preguntó la rubia.
Liam ni siquiera la volteó a ver. Él simplemente
negó con la cabeza.
Skyler se tensó por completo. Quiso decir
algunas palabras, pero siempre se había inclinado
por quedarse callada. Y esa no fue la excepción.
Más tarde habría tiempo para condolencias.
Mientras, la guerra continuaba y ella estaba con
Liam, saldrían de ahí, se encontrarían con Daeron, y
matarían al rey oscuro.
—Vamos, alfa, tenemos que seguir. -le dijo,
avanzando frente al muchacho, que tardó en
seguirle, pero quién pronto se puso tras ella.
No pasó mucho tiempo para que ella y Liam se
abrieran paso entre los muertos, peleando hombro
con hombro; Liam la protegía, así como Skyler lo
salvaba en ocasiones. Y ella nunca antes pensó que
le agradaría un norteño, pero lo hacía
sopresivamebte cuando el alfa peleaba a su lado.
Ambos se abrieron paso a través de los campos
helados y se acercaban cada vez más al punto de
encuentro en donde Skyler había acordado con

789
Kargem y Harry. Estaban a nada de lograrlo y lo
hubieran hecho de no ser porque una lanza de hielo
llegó de repente y se incrustó sobre el tobillo del
alfa.
Liam gritó de dolor.
— ¡Liam! -saltó la rubia, agachándose de repente
cuando miró al castaño caer de rodillas sobre la
nieve. Ella se precipitó junto a Liam, pero antes de
que pudiera acercarse lo suficiente, otra lanza rasgó
el hombro a Lady Akgon.
Ella gritó mientras caía sobre su trasero y sus
ojos verdes se dirigían a la herida en cerca de su
hombro. La sangre comenzó a salirle a borbotones y
pronto sintió su brazo hormigear, pero aún así, logró
girarse hasta el alfa, que se retorcía sobre el suelo.
La lanza le había cruzado casi todo el tobillo.
—Oye… -jadeó la rubia, mientras sus ojos se
alzaban y ella buscaba entre los cielos oscuros por el
tirador que los había atacado.
Otra lanza cayó peligrosamente cerca de Lady
Akgon.
Skyler no perdió mucho tiempo tras eso; se
levantó, y corrió detrás del alfa, para tomar a Liam y

790
jalarlo consigo; la sangre comenzó a salir a
borbotones y a llenar el suelo sin reparos, mientras
que este se retorcía de dolor.
—Vamos, Liam, ayúdame, tú otro pie sigue ileso,
-. Protestó la joven, cuando ella también estaba
bañada en dolor por el corte profundo en su brazo,
pero su voluntad le exigía seguir sin importar su
daño.
Liam intentó ayudarle entonces, reaccionando,
intentado ponerse de pie, así que Skyler lo soltó
breves segundos y luego hizo que el alfa pasara un
brazo sobre sus hombros. Caminaron a cuestas con
rapidez, ambos aferrándose a sus espadas; Un
torrente de lanzas se clavó en los suelos a su
alrededor pero ellos sorpresivamente, se estaban
salvando de todos los tiros.
Y tal vez habrían podido llegar a un zona a salvo
si hubieran seguido así…
Pero lamentablemente, ese no fue el caso.
Una horda de caminantes montados en sus
propios caballos muertos, se aproximó por el flanco
derecho. La falta de los soldados provocó que Skyler
y Liam quedasen rodeados de un momento a otro. El
alfa sudaba violentamente por estar perdiendo tanta

791
sangre, y Skyler se denotaba terriblemente cansada
de soportar el cuerpo de Liam, era al menos tres
veces sus propio peso y ella no podría cargarlo por
siempre.
Los caminantes los atacaron.
Liam se soltó de la rubia y logró pelar por su
cuenta, pero no era tan bueno si no podía moverse y
el dolor agudo de su tobillo lo estaba debilitando,
aún así, le dio una gran ventaja a Lady Akgon, para
poder luchar por su cuenta sin preocuparse por él,
así ella se deshizo de la mitad de los resucitados
mientras Liam peleaba flojamente y en varias
ocasiones la chica tuvo que ayudarle porque el alfa
comenzaba a ver manchas oscureciendo su campo
de visión.
Skyler sabía que tenía que llevárselo pronto a una
estación médica… muy pronto.
Cuando se deshicieron de aquella horda, la rubia
volvió a sujetar a Liam, pero él parecía cada vez más
pálido, aún así, no de detuvieron. Iban bien…, hasta
que el cuerpo del alfa pareció rendirse y el peso
pudo con Skyler.
Ambos cayeron sobre la nieve.

792
—Hey, Liam…, Liam, que… -la rubia se
precipitó sobre el alfa y lo volteó para dejarlo sobre
su espalda. — ¡Liam levántate, tenemos que seguir!
¡¡Liam!! -gritó de repente y eso logró hacer que el
aludido regresara de golpe, abriendo los labios para
respirar violentamente.
Skyler se tranquilizó, no del todo, pero al menos
el alfa seguía con vida.
—Tenemos que llevarte a la estación médica…
Liam… escúchame, no, no cierres los ojos…
¡mírame! -al alfa abría poco los ojos y parecía estar
mirando directamente al sol. Sus párpados luchaban
por cerrarse y su piel se descoloraba más a cada
segundo que pasaba.
—No… puedo… -soltó en un susurro bajito. Y
sonaba como si la vida se le estuviera extinguiendo
dentro de su pecho.
—No, si puedes y vas a venir. Vamos a llegar y te
van a curar…
—No puedo caminar.
— ¡Si puedes! Te ayudaré, pero no tenemos
tiempo para esto, levántate—

793
Liam no habría podido hacerlo de todas formas,
pues el muchacho poco a poco iba perdiendo la
consciencia y se encontraba cayendo en la
oscuridad, mientras se desangraba y el agarre de su
mano alrededor de su espada se hacía cada vez más
débil. Peso eso no fue lo que calló abruptamente las
palabras de Skyler, si no que, otra horda venía, y
lucía más grande de las que habían enfrentado antes.
Liam no tuvo que verla para entenderlo.
—Vete. -le susurró a la rubia.
Skyler se giró con horror y negó de inmediato.
—No, vamos, de pie—
—No puedo… Sky, no puedo, tienes que irte.
La rubia luchó por poner el brazo del alfa sobre
sus hombros, pero sin la ayuda de este, no iban a
poder salir de ahí a tiempo.
— ¡Ponte de pie, soldado! -le gritó Skyler pero
Liam simplemente ya no tenía la fuerza.
—Vete. -repitió el alfa.
Y Skyler miró a la horda, se aproximaba. Ella no
podría sola.

794
—Vete… -susurró Liam de nuevo.
—Liam…
—Ve… te.
Y todo se quedó en silencio. Porque solo escuchó
el latido de su corazón después de esa última
palabra. Skyler recibió a los resucitados y peleó con
furia e impotencia durante minutos incontables; se
giraba a ver a Liam, protegiéndolo, pero este ya ni
siquiera se movía.
Las lágrimas salían de sus ojos pero ella seguía
peleando.
Pronto rodeada.
Y si iba a morir, iba a morir con orgullo, con
honor, después de haber peleado junto a su amigo…,
ella habría estado satisfecha, había hecho lo
suficiente.
Se giró hasta Liam por última vez, el alfa estaba
completamente pálido sobre el suelo. Su mano ya ni
siquiera sostenía la espada. Una punzada en su
pecho, supo que Liam ya no estaba ahí. Otra lágrima
cayó por el rostro de la chica y al girarse para
entregarse a la oscuridad…

795
Sintió como algo la sujetaba desprevenidamente
y de pronto ya no estaba tocando el suelo.
Skyler gritó, soltó su espada,y cuando se giró
hacia arriba, las garras de Drahvo la sostenían y se la
llevaban lejos del peligro.
El dragón rugió en el aire.
(…)
Harry
Harry miró hacia el norte, el campo estaba
despejando por primera vez en horas; la batalla
llevaba librándose por más de medio día, para ese
momento, la capa de hielo se había cuarteado, las
bajas eran colosales para ambos ejércitos y, sobre
todo, la guerra parecía estar acercándose, de una vez
por todas, al final.
Ya que el joven príncipe estaba mirando un
camino recto y seguro, al rey oscuro.
Cada hora que pasaba, él estaba más enojado y
más enfocado en ganar esa guerra. El príncipe
miraba a las criaturas de la noche con sus ojos llenos
de fuego. Mientras que los rizos húmedos, se le
pegaban al rostro sucio.

796
Ya había roto tres espadas, siempre recogiendo
una nueva del suelo cuando parecía cada vez más
enojado. Nadie, ni siquiera los soldados del sur, se
atrevían a interrumpir al joven muchacho en batalla.
Harry era feroz, ágil y terriblemente fuerte.
Los hombres lo admiraban con un valor
incompresible; resplandecía en una armadura que
brillaba como él sol. Como capitán, dirigía a las
tropas de hombres terriblemente dispuestos a seguir
sus órdenes, encontrando algo más allá que un
líder… un rey.
Harry daba las órdenes y su gente obedecía.
Los arqueros, esos pocos que aun quedaban, se
les notaba apuntando y tirando cada que el joven
príncipe lo solicitaba. Cada hombre en tierra salía a
luchar siempre que el príncipe Akgon lo pedía.
Incluso cada dragón en el cielo respondía a los
ataques dados en comando Vehstry providentes del
heredero del sur.
Harry era un guerrero inteligente. Sabía como
pelear, conocía el campo de batalla, conocía a sus
hombres y se sabía la estrategia como si hubiera
pasado una vida entera memorizándola. No
flaqueaba, no mostraba debilidad y a pesar que los

797
innumerables cortes en sus brazos y manos ardían, él
seguía avanzando.
Aunque claro, trataba mantener todas sus
preocupaciones muy dentro de su cabeza,
encerrándolas con candado y enfocándose en el
ahora, en el presente, que ardía en sus músculos
cansados, en sus heridas sin curar, en su respiración
entrecortada y como sus piernas le rogaban por
descanso. Por que sabía, que si comenzaba a a
preocuparse, él perdería la cabeza y su gente lo
necesitaba cien por ciento ahí. Con el alma
completamente entregada a la lucha.
Aún así, sus ojos se pasearon por los cielos
durante la primera mitad de la batalla. Esperando
que Louis estuviera bien con Niall.
Por lo que el príncipe del sur, peleaba con gracia
y se libraba de cada criatura que intentó arrebatarle
la vida. Ayudó a cien solados a ponerse de pie y a
otros cien a subir cuerpos a las carretillas.
Pero había una cosa que retenía en la cabeza y la
cual punzaba como su único objetivo. Y ese era
obtener la cabeza del rey blanco.
(…)

798
Pues oraba entre cortes y golpes, peleaba por una
vida en donde un par de ojos azules brillaran ante él
por siempre, abrazando a un chico que se reía contra
su cuello y que lo acariciaba con sus manos suaves.
Mientras Harry aporreaba con su espada y cortaba
cabezas, él solo pensaba en la risa de un menudo
omega contra su oreja cuando le hacía cosquillas.
Harry seguía caminando entre el dolor, entre las
pulsadas de su corazón, entre las llamas de su
dragón, solo para luchar por un mundo que estuviera
ahí para que Louis tuviera un lugar donde vivir.
Tenía que darle eso; garantizar una victoria para
ese omega. Todo lo demás quedándose en blanco y
sin sentido. Harry solo avanzaba y se ocupaba de
cada obstáculo que atormentaba sus planes. Él tenía
que ganar esa guerra…, por Louis.
(…)
Se encontró con Daeron tiempo después.
El rey tenía el cabello blanco mojado y pegado a
la frente, un torrente de guardias dorados combatían
a su lado, protegiéndolo; recibieron a Harry con
leves inclinaciones cuando el príncipe se reunió con
su padre.
Se dirigió a él en lengua Vehstry.

799
—Padre, -llegó y abrazó a Daeron, siendo
inmediatamente correspondido por el rey. Ambos
estaban completamente gradecidos de volverse a
encontrar a esas alturas de la guerra.
— ¿Skyler? -preguntó Kargem, mirándolo con
sus potentes ojos verdes.
—La vi hace unas horas, pero no me la he vuelto
a encontrar. -sinceró. Eso pareció ser un fuerte golpe
para el rey, quién se tensó de repente, pero Harry no
logró encontrar la preocupación en absoluto. Así que
se apresuró a agregar: -Ella está bien, padre. Sabe
cuidarse.
—Sé que sabe cuidarse, -aclaró Kargem. -Pero
eso no va a tranquilizarme ahora.
Harry sabía que tenía razón. No es que no fuera
optimista, pero esa era una guerra, y ni él, ni sus
primos, por muy bien entrenados que estuvieran,
nunca habían estado ni siquiera algo parecido a lo
que era un campo de batalla. Así que todo podía ser
posible ahí. Aún así, no se lo pensó mucho, y pronto
lo agregó a la lista de cosas en las que no iba a
pensar de momento. Eso no haría nada por su estrés.
—Allenya me ha informado que lo ha visto. -dijo
Daeron, mirando al norte.

800
— ¿Dónde? -preguntó el príncipe.
—Por allá, -Daeron señaló a donde antes estaba
mirando. Harry siguió el camino de su dedo y achinó
los ojos. Pudo encontrar al dragón de color oscuro
de su tía, volando sobre el resto de los dragones,
solo tenían que llagar a donde ella estaba. -Sería
bueno que empecemos a acercarnos, entre más
rápido matemos a ese maldito…, esto terminará.
Harry estuvo de acuerdo.
(…)
El príncipe del sur avanzó entre guardias dorados,
con la gran espada de obsidiana sobre las manos.
Manteniendo el mentón alto y la seguridad brotando
de cada poro de su piel.
Él iba a ganar esa guerra, no había otra opción
para él.
Harry Akgon marchaba, dándole a los demás
hombres un camino el cual seguir; Kargem iba a su
derecha, con la espada desenfundada, listo para el
ataque. Mientras que su hijo comandaba en voz alta
que los dragones se fueran retirando. Esa ya no era
su batalla.

801
Con un ejército de resucitados casi vencido a
manos de los vivos, el príncipe Harry solo se
mantenía en una dirección convincente a donde
había visto volar al dragón de Allenya minutos atrás,
dejando que lo único que los acompañara por los
cielos, fuera Reikon, su dragón blanco que aleteaba
dejando sombras sobre sus cabezas. Rugiendo de
cuando en cuando.
La nieve seguía cayendo, el amanecer se cernía
poco a poco sobre sus cabezas y las enormes
columnas de humo debido al fuego de sus dragones,
se iba disolviendo. Dejando ver, cada vez con mas
claridad, el norte. Donde Gélida se encontraba, el
país gobernando por el estandarte azul con la imagen
de un lobo huargo. Donde los Tomlinson tenían todo
el poder.
Harry iba a recuperar el norte para Louis y para
su familia,
(…)
La caminata a se había en silencio, solo
perturbado por el constante ruido de las armaduras
pesadas golpear los suelos. Harry escuchaba también
las respiraciones de sus hombres y se mantenía
alerta. Llevaban a un total de treinta hombres, todos
del sur, pertenecientes a la guardia dorada del

802
Krestum, los que protegían directamente a la realeza
de Dragonscale. Así que el príncipe los conocía a
todos.
Desde los que cuidaban las puertas de su castillo,
los que se paseaban por los pasillos, los que
cuidaban de su hermana y de su madre, y sobre
todos, los que cuidaban a personalmente de él y de
Kargem. Y eso significaba que una baja…,
representaría un dolor a nivel personal.
Daeron se detuvo cuando escuchó algo más en el
cielo; las nubes parecían densas y oscuras, pero aún
así, pudieron reconocer las alas del dragón de
Allenya; la princesa bajó de los cielos y su dragón
aterrizó con gracia a unos tantos metros. Rugió con
poder mientras ella se alzaba sobre sus escamas, aún
sentada sobre su lomo.
—Hermana, -saludó Kargem. — ¿Qué has visto?
La princesa suspiró, su cabello blanco y suelto
sobre sus hombros, fue removido por una fría
ventisca.
—Esta aquí, -anunció, aclarando en voz alta y sin
una pizca de miedo. Pues Harry sabía, le constaba,
que ella y Louis habían visto a ese rey oscuro

803
durante meses, reconociendo su presencia de
inmediato. El príncipe se puso en guardia.
El lugar se quedó en silencio por varios
segundos. Esperaban que algo pasara o que el
mismo rey oscuro se mostrara frente a ellos. Pero
ninguna de esas cosas pasó. En realidad fue una
especie de zumbido que surcó sobre los cielos y que
Harry logró esquivar de repente. Una lanza, parecido
a un pedazo de hielo…, como una estalactita, había
caído directo en la nieve. Como una flecha, pero esta
era mucho más larga. El príncipe la admiró
fugazmente, enterrada sobre la nieve.
No pasó mucho tiempo para que un torrente
completo de estas se precipitara sobre el grupo.
Los guardias rápidamente se ocuparon de
proteger al príncipe y al rey. Allenya tomó esa como
una señal para salir de vuelta al vuelo con su dragón,
dando paso a que las llamas cayeran sobre la
dirección en que las lanzas seguían viniendo sin
reparos contra su hermano y su sobrino.
Pocos segundos después, Harry sintió a sus
caballeros alzarse y permitirle ver lo que tenían de
frente.

804
Entre todas las llamas, había varios caminantes.
Estos no eran recusitados comunes y corrientes,
sino, aquellas mentes maestras que se habían
encargado de resucitar a todo el ejercito que los
vivos se habían encargado de derrumbar. Todos
tenian la piel grisácea y el cabello blanco. En sus
ojos había un tipo de luz azul que se había ahí
debido a la magia. Pero entre ellos, entre cada
cabeza que Harry encontró, solo una fue la que
llamó su completa atención.
Reconoció la cabeza que iba a colgar del salón
del trono.
Alzó su espada y volvió a ponerse en guardia. Y
habría salido directo a la batalla, de no ser por la
mano de su padre estableciéndose en su pecho
levemente, como una suave indicación de que aun
no debía moverse mucho y que no se precipitara con
sus movimientos.
La tensión creció.
Pues nadie ahí se movía, el ataque había cesado
de repente y Harry solo escuchaba el latido de su
corazón golpear contra sus tímpanos.
Kargem sacó su espada también y se posicionó
frente a su hijo. Porque, si, esta, que era una batalla

805
que no había peleado el solo, rodeado de sus
mejores hombres, completamente enterado de que
Harry era mucho mas que un gran guerrero, un
audaz solado…, él estaba consciente de todas esas
cosas…, pero Kargem seguía siendo un padre y el
siempre, siempre iba ver por su hijo. Incluso ahí.
Así que sin más preámbulos, Daeron Akgon gritó
a su gente, que se uniera a la batalla.
Él fue el primero en salir, mientras que sus
hombres no tardaron en precipitarse a su lado para
protegerlo.
Aún así, el rey oscuro no se sumó a la lucha. No
en ese momento. Tan solo alzó sus manos con una
inquietante lentitud, con las palmas, abiertas, como
una señal para que sus propios caminantes pelearan
su guerra.
La espada de Kargem fue la primera que abrió la
guerra personal entre los pocos caminantes que
quedaban, contra los últimos vivos. Los últimos
guerreros de aquella batalla por el amanecer. Daeron
Akgon se enfrentó a las criaturas con un poder
inimaginable, que incluso Harry, luchando detrás su
padre, aún admiraba en esos mismo momentos de
lucha.

806
Y él siempre estuvo intimidado de su padre,
incluso cuando su actitud socarrona y sus malos
modales de joven lo habían orillado a actuar como si
no fuera así. Pero Harry de verdad sentía un respeto
irrevocable por Daeron.
Lo amaba, ferozmente, como lo que más
respetaba y quería de toda su familia. Fue a él quién
siempre busco como ejemplo. Incluso cuando el
pasaba los días enteros entrenando, cuando recién
cumplió los doce años, recordaba las historias que se
contaban de Kargem en los pasillos poco
concurridos de Dragonscale… ese respeto que su
pueblo sentía por su rey. Esa forma de respetarle y
temerle al mismo tempo.
Harry estaba fascinado.
Porque esa había sido la primera vez que había
visto a su padre pelear de verdad frente a él.
Y pronto confirmó todas las historias que la gente
contaba. Todos esos relatos que se hablaban del
guerrero mas fuerte de Poniente. Quién lidero una
guerra cuando solo tenía dieciséis años. Quién fue el
primer Akgon que se rehusó a seguir las reglas de la
familia y se casó con una extranjera porque estaba
verdaderamente enamorado. Harry sabía que su
rebeldía no había sido un brote espontáneo en él, si

807
no que provenía de la conducta de una hombre que
había luchado siempre por lo que tenía.
Daeron Akgon no solo había sido un guerrero
más, un príncipe más. Se había ganado el título de
Kargem al demostrar que nadie, en todo poniente,
habría podido derrotarlo.
Y Harry estaba tan orgulloso de seguirle a un
hombre tan poderoso, su propio padre.
Así que peleó, con la misma fuerza, tratando de
seguir sus movimientos y copiarlos. De aprender de
él. De gozar cada balance con la espada, de aporrear
tan fuerte, de conocer el peso de lo qué sus manos
cargaban. Harry trató de entender como es que un
solo hombre se había convertido en el salvador de
muchos, en su propio héroe.
Harry habría hecho hasta lo imposible para ser
como su padre.
Así que peleó, y aunque sintió un par de golpes
contra él, cayendo de relleno contra el hielo,
encontró la fuerza para levantarse. Esa presión por
seguir y seguir luchando que nacía de lo más interno
de su pecho, con la adrenalina liberándose a través
de sus músculos, haciendo que lograra soportar más.

808
Y mientras cada caminante caía, el sentía la victoria
cada vez más cerca.
Entonces uno de sus soldados dio la vida por él y
cayó a su pies debido a la lanza que un caminante
había tirado en su dirección.
Harry alzó la cabeza tan pronto como eso pasó y
un deje de furia inquebrantable cruzó su pecho como
un rayo. Se puso a la defensiva de repente,
corriendo, saltando en el aire y enterrando su espada
de vidriagon sobre el pecho de aquella criatura. Se
giró al mismo tiempo para seguir luchando. Pero
extrañamente, su espada chocó con algo duro por
primera vez, y para su sorpresa, se encontró con un
caminante dándole batalla con una especie de espada
de hielo tan grande como la suya.
Los papeles se invertían.
Ahora peleaban en las mismas condiciones.
Harry gruñó y apartó al caminante con un
empujón, logrando quitárselo de encima. Su mechón
de cabello blanco le cayó sobre un ojo, mientras
otros de sus guardias se encargaban de recibirlo y
desarmarlo, Harry alzó la espada sobre su cabeza y
se acercó. De otro golpe enterró el filo sobre el
cráneo de aquella criatura.

809
El caminante gritó y se resquebrajó al igual que
su propia arma y Harry acaba de derrotar a otra
criatura más.
Y así, con una victoria añadida dentro de su
pecho, se giró para buscar a su padre y al resto de
sus hombres.
Se encontró con media guardia caída. La mitad
de sus hombres inertes sobre el suelo.
Una punzada le recorrió el pecho.
undefined—n paret, -le llamó uno de los gemelos
en su guardia. Harry se giró para seguir la vista de
este, y tan pronto como localizó a Kargem pelear por
su cuenta, varios metros más allá, de puso en
marcha, decidido a socorrerlo inmediatamente.
Harry tomó otra espada del suelo, armándose con
dos de estas de una sola vez, corriendo a través del
dolor infligido en sus pantorrillas y en sus talones.
La nieve salpicando junto a sus botas en cada paso
decidido que daba. No tardó en aproximarse a
Daeron cuando otro par de caminantes se cernieron
sobre ellos.
Harry luchó de nuevo.

810
Los gemelos se batían en duelo con los mismos
tipos de caminantes que devolvían los golpes. Esta
era una guerra diferente, ya no solo era erradicar a la
muerte a base de golpes y cortes de espada; ahora
los caminantes esquivaban sus tiros y aporreaban sus
espadas de hielo contra los vivos.
Harry se topó con uno particularmente alto que le
dio una buena batalla. Pero el rizado estaba tan
furioso que cada golpe que esquivaba aquella
criatura, lo hacía ponerse más tenso y mucho más
reacio a perder aquella lucha. Incluso cuando de un
golpe, el rizado perdió una de sus espadas y cayó de
bruces contra la nieve.
Se giró en el justo momento en que su oponente,
alzaba una espada frente a s urostro, y antes de que
Harry pudiera protegerse o retroceder, el corte
estaba hecho.
Una punzada de dolor le recorrió el rostro de
repente y cerró los ojos. Pero extrañamente, no
sintió nada más, así que una de sus manos de alzó y
se toco con rapidez sobre el ojo izquierdo…
sintiendo la calidez en un torrente de sangre.
El pánico lo recorrió cuando abrió los ojos y solo
uno de ellos le respondía.

811
Por un momento creyó haber perdido el ojo
izquierdo, pero en cuanto sus manos siguieron
tocando, se dio cuenta de que solo era la sangre
tapando su vista. Él aún tenía ambos ojos. Suspiró
mientras su el corazón le latía a mil, pero se mareó
cuando, inesperadamente, alguien lo levantó de la
nieve.
Uno de los gemelos le preguntaba en Vehstry si
estaba bien.
La cabeza de Harry dio mil vueltas, se giró en
dirección a su padre y la sangre sobre su ojo volvió a
taparle la vista; haciendo una mueca de dolor, Harry
alejó la sangre mientras que uno de sus hombres le
pasaba un poco de nieve para contrarrestar el dolor,
aún así, el príncipe no tenía tiempo para eso.
Salió en busca de su padre una vez más.
Harry avanzó y admiró un campo que parecía
vacío. La desolación consumía aquel lugar, solo
encontraba la destrucción, los senderos de fuego y
los cuerpos inertes sobre el suelo. Volteó a la
derecha, a la izquierda pero nada lo recibió. Estaban
solos.
— ¡Padre! -gritó entre la nieve, mientras los
copos seguían arremolinándose junto a sus botas.

812
Otro deje de pánico atacó al joven príncipe. Kargem
no aparecía bajo ninguno de sus llamados ni los de
su guardia real.
El amanecer se cernía sobre el cielo, tintándolo
poco a poco de una serie de tonos más claros. La
larga noche estaba terminando. El rizado tenía que
darle fin de una vez por todas.
El príncipe avanzó, dando pasos dubitativos,
sintiéndose inmune de repente. El miedo le taladraba
el pecho. Hasta que algo, una fuerza sobrenatural, le
hizo detenerse.
Sus hombres detrás copiaron sus movimientos y
se pusieron en guardia de nuevo.
Harry no.
Porque se giró, y entre las pesadas columnas de
humo, encontró el par de ojos brillantes, el azul
eléctrico que no parpadeaba o que no dejaba los
rastros de humanidad. La oscuridad. La muerte. El
sacrilegio. El pecado. Harry miraba directo a esos
ojos y sentía las llamas de un nuevo y más grande
fuego renacer.
Apretó sus manos, y sostuvo con más fuerza su
espada.

813
Dio el primer paso, mientras todo lo demás
parecía correr lentamente, retrasado, moviendo sus
piernas con la decisión brotando entre sus músculos,
liberando más adrenalina, con su objetivo pensando
en lo profundo de su mente. Los aleteos de su
dragón resonaron por el cielo y el estaba a unos
metros de ganar la guerra.
Harry estaba en camino.
Pero el resto de la densa bruma se apartó y reveló
toda la escena. Si, el rey oscuro se encontraba solo,
pero si este era su fin, tras meses enteros de
preparación, de luchar con un ejército que pereció
bajo las llamas y el llanto de los vivos, no iba a irse
sin causar un poco más de daño.
Harry frenó de repente cuando descubrió a
Daeron de rodillas frente al rey oscuro.
Todo se resumió en un suspiro.
La calidez saliendo a través de los labios de
Harry, el vaho arremolinándose fuera de su boca,
mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, el miedo
abriéndose paso como un espasmo en todo su
cuerpo, y la vista del rey de la noche admirándolo
sin un solo parpadeo.
Harry miró a su padre a los ojos una última vez…

814
Hasta que una daga de hielo cortó
horizontalmente el cuello de Kargem.
La vida no tardó en escapársele del pecho.
Harry apretó la mandíbula. Sintió cada
articulación crujir bajo la tensión que le recorrió.
Retuvo la respiración y una sola lágrima le cayó por
el pómulo derecho antes de gritar con fuerza, con
impotencia, mirando al hombre que lo ayudó a
montar su dragón por primera vez, cayendo de
relleno contra la nieve. Inerte.
Reikon rugió en el cielo.
Y entonces Harry se abrió paso de nuevo.
Su cerebro se hundió en las imágenes de su
infancia, cuando él no tenía idea de lo que una
batalla significaba, cuando nunca se interesó en las
espadas, y prefería acompañar a Gemma de la mano
en las playas doradas del sur. Cuando sus pequeños
pies marcaban huellitas en la arena y él no se
preocupaba por nada más.
Harry corrió más rápido cuando recordó que al
que siempre los miraría con una sonrisa, su padre.
Quién le mostraba los mapas cuando se sentaba
sobre su regazo en las juntas del reino. Cuando

815
Harry era demasiado pequeño para entenderlas y
jugueteaba con las figurillas de arcilla que
simulaban los barcos y las carretillas de alimento.
Harry giraba la cabeza hacia arriba y vería el
cabello blanco y la corona de oro de un rey que
pronto pasó a ser su único ídolo.
Sentía las lágrimas acumularse en sus ojos
mientras corría por la nieve, sintiendo el frío calando
en sus huesos, la fría ventisca despeinando aún más
sus rizos llenos de sangre, recordando cuando
Daeron le obsequió su primera espada de acero
valyrio a los diez años; llegó a su primer práctica
usando una de las mejores armaduras de poniente
porque Kargem la había mandado a ser
especialmente para su hijo… su heredero.
Harry actuó y no pensó cuando se encontró con el
rey nocturno y comenzó a batirse en duelo con la
furia bañándolo, sollozando en cada golpe.
No supo cuantos golpes dió.
No supo si cayó, si le hizo daño, si sangró… él
no lo recuerda. Solo recordó cada palabra que
Kargem le dijo y cada vez que él pudo ser un mejor
hijo y no lo fue. La culpabilidad de haber
desperdiciado sus últimos momentos con Daeron lo

816
acorralaron inmediatamente y cuando al final, su
espada de vidriagon se clavó sobre uno de los ojos
de aquel rey, Harry regresó en si para admirar a
aquella criatura, caer de relleno contra la nieve.
Soltó su espada de repente y un sollozo salió de
su labios cuando se giró y encontró a su padre en el
suelo.
Suspiró por varios minutos.
Mirando a esa imagen sin las agallas para lograr
acercarse. No podía, no quería dar un paso, no
quería que nadie se acercara. Por lo que cuando
escuchó a los lejos a lo que restaba de su guardia
real, alzó una mano temblorosa para impedir que
alguien se acercara. No quería que nadie profanara
esa escena. Y ahora que la guerra parecía haber
llegado a su fin, el cuerpo entero del principe,
parecía despertar de toda la ensoñación.
Fue asi como cada músculo en su cuerpo gritó de
dolor, cada herida sobre su piel soltó punzadas
agudas que le recorrieron y le debilitaron al instante.
Su respiración luchaba por normalizarse y el ritmo
de su corazón fue aminorando conforme los minutos
pasaban y Harry seguía mirando al cuerpo de su
padre.

817
«Levántate.» Pensaba. «Te levantaste durante
varios años, durante cientos de batallas ¿por qué no
estas levantándote ahora?»
Su labio comenzó a temblar. Los ojos se le
nublaban por las lágrimas y sus puños seguían
apretándose, haciendo que sus nudillos se mostraran
blancos por la presión ejercida. Esperando,
admirando, rezando incluso…, pidiéndole a los
dioses que le dieran una oportunidad más a su padre.
No podía volver al sur sin él. No podía regresar y
presentarse en un castillo sin su corona. Sin el líder
que todos ansiaban ver regresar.
No podía.
Y él en realidad había ganado la guerra, escuchó
los vítores de su gente, varios metros más atrás,
donde los pocos soldados que quedaban en pie,
festejaban su victoria. La cual se había alzado como
el mismo sol que se hacia camino a través de la
oscuridad, llevándosela, reteniéndola, mostrando la
brillantez de un nuevo día.
Pero Harry no sentía nada. Ni una pizca de la
esperanza que su pueblo había recuperado cuando él
asesinó al rey oscuro y logró mantener el mundo en

818
pie como lo había prometido. Pero su padre no se
levantaba y él había visto por ultima vez a sus ojos.
Suspiró y tras varios minutos de mantenerse de
pie en el mismo sitio. Soltó la espada y esta cayó
con un ruido sordo sobre la nieve. Dio el primer
paso que casi lo hizo trastabillar, pero sus rodillas
seguían siendo fuertes y lo habrían ayudado a seguir
incluso en esos momentos de mayor debilidad.
Harry, el principe, el heredero del todo el sur, se
agachó frente al cuerpo de su padre y con manos
temblorosas, le dio la vuelta.
Apartó la mirada inmediatamente porque no
podía soportarlo.
Aún así, sin mirar demasiado, con sus fuertes
brazos, se hizo con el cuerpo de su padre.
Cargándolo. Sin importarle si sus piernas vencían en
cualquier momento, con los últimos dejes de fuerza
que poseía. Llamó a Reikon, y su dragón, siempre
dispuesto a las órdenes de su montura, llegó poco
después, aterrizando casi con delicadeza sobre el
hielo.
Harry comenzó a llorar en silencio cuando se
aproximó hasta su dragón y trepó por las escamas
para llegar hasta su lomo.

819
La gente festejaba la victoria, la noticia se
esparcía entre las estaciones de gente herida. Sus
hijos verían un mañana y crecieran para ver lo
hermoso que era un mundo lleno de vida. Estarían
agradecidos por siempre con todos aquellos que los
salvaron. A cada hombre y a cada mujer que habían
peleado en aquella guerra.
Habría un futuro seguro para todos.
Pero en ese momento, el príncipe Harry abrazaba
con fuerza el cuerpo inerte de su padre, dejando las
lágrimas caer desconsoladamente, mientras le pedía
a Reikon que se alzara en vuelo. Pues tenía que
llevar a su padre de vuelta a casa.
///

820
➳ 32:Prioridad. ➳

Harry
Era medio día cuando el dragón de escamas
blancas y doradas planeó junto a una de las torres
más altas del Krestum.
Era un día despejado, Ala nieve ya no estaba
cayendo. Al parecer el invierno se había detenido.
Incluso el sol se asomaba como un punto brillante
entre el cielo blanco. Fue así, como la gente del sur
comenzó a señalar a los cielos, pues reconocían
perfectamente a quién pertenecía tal criatura y
después de haber recibido la noticia de la victoria en
la guerra, cada persona en las calles de la gran
ciudad de Dragonscale, aplaudía y aclamaba con
felicidad, recibiendo al príncipe Harry de vuelta a
casa.
Los dragones reales, o al menos la mayoría de los
que habían servido en la batalla, rugían en torno al
vuelo de Reikon, como si lo saludaran también y le
dieran la bienvenida.
Pronto, las puertas enormes del Krestum se
abrieron tras las campanadas que anunciaron la

821
llegada del príncipe Harry. A la explanada del
castillo salieron corriendo la reina Anne y la
princesa Gemma, esperando ansiosamente ver a su
familia. Incluso Skyler Akgon, ya atendida por los
médicos, caminaba con lentitud fuera del castillo,
con el brazo completamente vendando y doblado
flojamente sobre su pecho.
El resto del personal del castillo, así como
algunos guardias y ciudadanos del norte como del
sur, se aproximaron para recibir a Harry.
El príncipe seguía temblando, con los restos de
sus lágrimas surcándole el rostro. Aterrizó mientras
que el resto de la gente retenía la respiración. Pues
cuando el joven príncipe puso un pie sobre el suelo
de la explanada, cargando el cuerpo de su padre
entre sus brazos, solo fue consiente de como su
madre resbaló entre los brazos de Gemma y como la
gente gemía de angustia al ver a su rey inerte entre
los brazos de su príncipe.
Harry no se detuvo, avanzó por el suelo de
arenisca y aunque cada mirada de dolor le punzó
justo en la sien, en la nuca, de relleno en el rostro, el
príncipe mantuvo su camino directo hasta las puertas
del Krestum.

822
Se reunió con su familia breves segundos,
mirando a su madre a los ojos, a su hermana, Skyler
también. Todos tenían los ojos llorosos y las
lágrimas cayendo por sus pómulos. La reina se
apegaba al cuerpo de su hija y durante ese pequeño
momento, fueron solo una familia atormentada,
hundiéndose en el dolor que conllevaba su pérdida.
Pero Harry no se mantuvo ahí. Comenzó a caminar
de nuevo, moviéndose con delicadeza, mientras
acomodaba el cuerpo de Daeron entre sus brazos,
entrando directo al castillo.
Cada hombre, guardia y sirviente, se postró sobre
sus rodillas cuando el joven príncipe entró al
castillo. Nadie dijo ni una sola palabra, mientras
mostraban su respeto como homenaje a quién había
guiado su reino durante décadas.
«Daeron Akgon, primero con el nombre, rey de
dragones, que no arde; protector de las tierras
doradas del sur y Kargem del cielo. »
Harry avanzó por el gran salón, el de los techos
altos y ventanales que mostraban los cielos, de una
fortaleza que yacía entre las nubes. El joven se guió
en línea recta, donde se mostraba el gran trono de
oro y los cráneos de dragones. Harry avanzó y
depositó, con suma delicadeza, el cuerpo de Daeron,

823
en a la mesa frente al trono mientras miraba con un
dolor incomprensible a su padre, con la sangre seca
rasgándole la piel pálida de su cuello.
Él príncipe finalmente cayó de rodillas.
Y con los brazos cruzados sobre la mesa, a la
misma altura que su padre, se refugió para por fin
echarse a llorar con libertad.
No pasó mucho tiempo para que el resto de su
familia llegara hasta él.
Primero sintió a su madre tomarlo de los hombros
para apretarlo en un abrazo en el cual ambos se
sujetaban mutuamente. Harry se aferró al cabello de
su madre como un refugio, recordando a cuando era
un pequeño niño y lloraba hasta quedarse dormido
sobre su hombro. Después sintió los dulces brazos
de su hermana, quién lo apretaron con fuerza. Y por
fin, Skyler los abrazó también, sosteniéndose así
primo como si la vida les dependiera de ello,
rogando porque esos pedazos de la familia rota que
eran, se mantuvieran unidos durante las olas de
dolor que estaban por bañarlos y privarlos de una
curación rápida y pronta. Aunque lo harían, porque
de eso se trata la vida.

824
Y así estuvieron, mientras el tiempo pasaba y
ellos se sostenían los unos los a los otros. Hasta que
ese abrazo se deformó y pronto cada uno paso a
arrodillarse frente a la mesa, mientras la reina oraba
y sollozaba en silencio, al igual que su hija Gemma.
Harry se irguió y miró al cuerpo de su padre
durante incontables minutos.
Sentía a Skyler a su derecha, llorando en silencio,
su vista también residía en Daeron. No pasó mucho
tiempo para que Harry se tallara uno de sus ojos y
suspirara. La pregunta nació desde lo más profundo
de su ser.
— ¿Dónde está Niall? -preguntó en un tono
monótono que aún parecía gangoso por el reciente
llanto.
Skyler no respondió.
Y aunque pasaron varios segundos, nadie ahí
profesó ninguna otra palabra y el príncipe se
impacientó. No tenía la fuerza para lidiar con la
actitud de su prima, él solo necesitaba un respuesta
que no iba a luchar por saber. Aunque Lady Akgon,
parecía un poco aterrada de hablar.
—Con Allenya. -dijo, para ahorrarse más
palabras. Aún así, sabía que Harry no era ningún

825
tonto y que iba a ordenar por más respuestas.
— ¿Cuándo llegó? -preguntó con el mismo tono
hueco.
Los ojos de Skyler se cerraron de repente. Harry
lo advirtió y se dió la vuelta levemente para encarar
a su prima; Lady Akgon llevaba el cabello suelto
sobre los hombros. Lo tenía levemente hondulado y
le llegaba casi a la cintura. Su rostro estaba sucio y
lleno de golpes, pero aún así, la belleza de la joven,
se remarcaba en su facciones finas.
—Ella lo trajo, no mucho después de que
empezara la guerra. -dijo la rubia. Un alerta apareció
en la cabeza de Harry.
— ¿Qué?
—Cayó del dragón. Lo hirieron con una… lanza.
Pero Allenya lo trajo a tiempo, -dijo la rubia con el
ceño fruncido, un mechón de cabello le tapo uno de
sus ojos.
Harry se levantó de repente. El miedo lo
consumió.
Salió del salón del trono de inmediato y avanzó
entre los pasillos, haciendo caso omiso de todos los
que llegaron a hablarle mientras se dirigía por el

826
castillo. Skyler no tardó en perseguirlo, pero él no
escuchaba los gritos de su prima.
No fue hasta que estuvo en una sala llena de
camillas repletas de heridos, que reconoció el mismo
olor de la guerra; la sangre y la muerte se esparcían
por lo que alguna vez había servido como cede de
entrenamiento. Intentó buscar por rostros conocidos,
pero se mantuvo tenso mientras caminaba por la
explanada; las enfermeras y enfermeros le daban
leves reverencias que pronto pasaba por alto mientas
avanzaba.
Y antes de que Skyler lo llamara de nuevo, se
encontró con la princesa Nadine Tomlinson,
acompañada de un par de guardias dorados, mientras
se sorbía la nariz y pasabas sus delicadas manos por
sus ojos. Harry sintió un golpe en su pecho.
—Nadine, -la llamó y de repente la atención de la
chica estuvo sobre él. Tenía los ojos hinchados, pero
estaba impecable como siempre y cuando miró a
Harry se relajó un poco.
—Harry, por todos los dioses… -sin aviso, la
princesa se abalanzó sobre él y lo abrazó con afecto.
El príncipe tardo un poco en corresponderle, pero
pronto notó que aquel gesto fue algo que se
encontraba necesitando.

827
—Hey ¿estás bien? -le preguntó el rizado y
cuando la princesa se apartó, una leve sonrisa
apareció en sus labios.
—Fuiste a la guerra ¿y me preguntas a mi si estoy
bien?
Harry encontró aquel toque de vida de Nadine,
como una sensación reconfortante que lo empapó
por completo. Eso casi lo hizo sonreír, casi.
—Bueno…
—Tengo que estarlo ¿no es así? No puedo
derrumbarme ahora mismo. -explicó, suspirando
audiblemente. Harry frunció el ceño. -Estoy entre mi
madre y Niall, vengo a checarlos a los dos de
momento en momento. No he parado desde la
noche.
— ¿A qué te refieres, tu madre…?
Los ojos de Nadine volvieron a cristalizarse. Pero
la chica, sorprendentemente fuerte, pareció tragarse
su tristeza de momento para explicarse. Tal vez era
obvio que Harry no sabía.
—Mi padre…, el lazo…, mi padre murió. Mi
madre esta muy mal. -explicó. Bajó la cabeza de
repente, mientras el rizado abría la boca con

828
verdadera sorpresa. Otra punzada saltó en su pecho.
Ahora pensaba en todas las caras conocidas con las
que no se había encontrado desde que había llegado
a Krestum y el pánico volvió a hacer de su cuerpo
una victima.
Quiso hacer una y mil preguntas, pero entonces
una fue mucho más importante que las demás. Su
prioridad… y Harry estaba a punto de colapsar.
— ¿Dónde está Louis? -preguntó con la voz
ronca, con el miedo corriendo por sus venas. En
cuanto lo dijo, Nadine lo miró con los ojos abiertos
como platos.
—Pensé que… pensé que estaba contigo.
A Harry se le escapó el aliento.
Mil punzadas atraversaron su cuerpo. Desde su
pecho, hasta su cabeza. Y de pronto todo amenazó
con darle vueltas, con desaparecer a su alrededor.
Sus piernas hormiguearon y su corazón se saltó una
pulsación.
Retrocedió un poco, mirando a su alrededor,
buscando por un par de ojos azules y una sonrisa
reconfortante, pero nada. Y de pronto cayó en cuenta
de que nadie lo había mencionado y que habían

829
pasado más de doce horas desde que había visto a
Louis, al comienzo de la batalla.
Doce horas…
Louis…
Harry sintió su mundo derrumbarse.
—Harry, -y esa era Skyler detrás de él, mirando
con tensión a su primo y la princesa Nadine.
—Skyler ¿sabes algo de mi hermano? -preguntó
la más joven. La rubia la miró durante varios
segundos, pero prefirió reparar primero en Harry que
parecía a punto de tener un ataque.
—No, yo solo vi cuando Meerah cayó, no supe
nada más cuando Allenya fue en busca de Niall yo

Harry no toleró quedarse de pie ahí sin hacer
nada más. Se movió a través de los pasillos llenos de
camillas, buscando entre la gente postrada, con la
respiración entrecortada; el cansancio en su cuerpo
paso a un completo tercer plano mientras lo único
que tomaba control de su cerebro era el nombre de
Louis y como solo tenía cabeza para buscarlo.
Skyler rápidamente lo siguió, Nadine detrás de
ellos.

830
—Harry, él no esta aquí, no lo creo. Llegué antes
que tú y si hubiéramos sabido que Louis…
— ¡¿Dónde está Niall?! -grito el principe, furioso
de repente, interrumpiendo a su prima. Su grito se
levó entre los altos muros del castillo y alertó a
todos los presentes, desde los enférmenos, hasta los
pacientes que dormitaban entre su dolor. A Harry no
pudo importarle menos. Nadine retrocedió debido al
grito del príncipe, pero rápidamente se recuperó para
decir:
—Por aquí, Harry… -llamó la esposa de su
primo; la joven princesa se apresuró a caminar en la
dirección opuesta por la que habían estado
circulando y Harry no se tardó en seguir a Nadine
muy de cerca. Caminaron entre las camillas, hasta
que de un momento a otro, estaban saliendo a una
zona más privada. Si el hijo único de Allenya Akgon
estaba delicado, iban a montarle todo un hospital al
joven lord.
Nadine iba a la cabeza de los tres, con los pocos
guardias dorados aún pisándoles los talones. Se hizo
paso a una sala donde Harry recordaba como parte
de la armería, ahora estaba cubierta en camastros
improvisados; reconoció a varios allegados de su
padre como del norte, lores importantes que habían

831
resultado heridos en la batalla. Incluso reconoció a
un par de los hijos mayores de la casa Malik.
Harry pensó fugazmente en Zayn, pero no lo
encontró entre aquellas personas.
Así que se dirigieron con premura a una pequeña
habitación de la que salía una enfermera cargando
una especie de bandeja llena de vendas empapadas
en sangre. La mujer se inclinó en presencia de los
príncipes y dio paso libre a estos a la habitación
custodiaba por más guardias.
Cuando entraron, se encontraron con Allenya,
que estaba sentada con la mano alargada al cuerpo
de su hijo. Lord Niall Horan estaba postrado sobre la
camilla, mostrando varios moretones y cortadoras
por el rostro, la piel desvanecida de color.
Estaba sin camiseta, su armadura acomodada en
la esquina de su habitación, mientras que varios
cobertores lo cubrían, pero aun asi dejaban a la vista
la enorme cantidad de vendas que se ceñían sobre su
abdomen. Harry entró y miró a su primo, sintió mil
cosas, pero lo primero que permaneció en su mente,
fue preguntar por su salud.
— ¿Cómo está? -dijo en voz alta, alertando a su
tía. Pronto Allenya se puso en marcha.

832
—Harry…, -soltó Allenya, con los ojos llorosos,
desolada; recién había oído las noticias de su
hermano. Temblaba literalmente. Le tomó su tiempo
continuar. -Esta bien… Se pondrá bien… Perdió
mucha sangre y estaba muy deshidratado, no hemos
conseguido que beba propiamente desde que llegó.
Lo han suturado ya, se sentirá mejor en unos días.
Harry la miró, con la misma tensión que
circulaba por su cuerpo, hormigueando con mas
fuerza a través de leves espasmos por toda su
espalda.
— ¿Dónde está Edward? -preguntó por el esposo
de su tía, Allenya palideció… una sola lágrima le
cayó por la mejilla; negó con la cabeza.
Harry apretó la quijada.
Skyler se aproximó a Niall, y pasó una tierna
mano por el mentón de su primo, mientras suspiraba
de alivio, mientras que Nadine Tomlinson miraba
con intriga a Allenya, asi como Harry. La mujer
suspiró y miró al suelo durante varios segundos,
pero terminó alzando la cabeza y mirando a los dos
jóvenes.
—Estaba con Skyler cuando vi a mi hijo caer de
Meerah. -explicó. -No lo pensé en absoluto, llevé mi

833
dragon de inmediato para buscar a Niall. Sabía que
él iba con Louis, así que llegue dispuesta a
llevármelos a ambos de vuelta a Krestum. Pero… no
lo encontré.
— ¿Qué? -Nadine abrió los ojos como platos y
palideció de repente.
Harry apretó sus puños y se tensó por completo.
Su primera reacción fue mostrarse enojado. Furioso
en torno a su primo, a su tía.
— ¡Se suponía que Niall cuidaría de él! -soltó
con fuerza. Nadine retrocedió unos cuantos pasos.
Los ojos de Harry escupían fuego. — ¡Mis órdenes
eran que se mantuvieran tan lejos de la batalla como
pudiera! ¿Cómo es que lo atacaron? ¿¡Cómo es que
terminó así de herido?!
—Harry, Niall casi muere ahí, si no lo hubiera
encontrado ¡ahora estaría muerto!
— ¡¡Su único deber era mantener a Louis a
salvo!! -gritó el principe. — ¿¿Y ahora me dicen que
no lo encuentran?? ¿¿Quién más lo estaba
buscando??
—Yo… -Allenya quiso poder responder, quiso
darle una respuesta a su sobrino, pero no la tenía.

834
—Seguro lo encontrarán, la gente esta volviendo
al campo de batalla, lo traerán con los demás. -Dijo
Skyler de manera ausente. Se notaba débil tras la
pelea.
Su intención no era ser tan fría, pero el heredero
al trono no tomó aquellas palabras con tranquilidad.
Se volvió para encarar a su prima en un tono hostil.
—No es un maldito solado, es un jodido príncipe
¡no hables de él como si fuera cualquiera!
— ¡Harry! -saltó su tía, exaltada. Nadine se
abrazó a si misma.
—Espera… -comentó la princesa del norte,
temblando de repente. -Sugieres que…
¿encontraran… el cuerpo de Louis?
Eso fue suficiente para Harry, quién retuvo las
lágrimas en sus ojos. Ya había perdido bastante ese
día, y no, Louis no se agregaría a esa lista. No
después de lo que había echo, no después de lo que
sufrió, de lo que perdió, Louis no podia estar…
muerto.
Salió de la habitación sin reparos; avanzó entre
los pasillos de vuelta a la entrada del castillo. Estaba
furioso, tremendamente enojado y se le notaba. Con
los puños apretados, la armadura abollada sobre el

835
cuerpo, la sangre seca sobre su frente y el corte
sobre su ceja en carne viva. Harry avanzó
escupiendo fuego.
Con la mandíbula tensa y la respiración agitada,
llegó hasta la entrada del Krestum, se dirigió a los
guardias que le quedaban, miró a uno de ellos y dio
una orden.
undefined—akhané, [guardias] -dijo en voz alta.
Todos se giraron inmediatamente a la voz del
príncipe. -Tomen sus caballos, quiero a todos los
soldados buscando a mi príncipe. los del norte, los
del sur. Quiero que regresen con él al final del dia.
La orden pareció descolocarlos a todos de
momento, pero Harry estaba tan furioso, que nadie
se atrevió a dudar frente a él.
—Dake mon paret. [si mi príncipe.] -dijeron
todos al unísono mientras el príncipe salía del
castillo en dirección a la explanada de dragones.
Harry llamó a Reikon y este rugió en respuesta,
estaba a nada de montarlo y salir en busca de Louis,
cuando Skyler lo detuvo, corriendo fuera del
Krestum.
— ¡Harry!

836
—Ahora no.
—Espera yo… ¡no sabía que Louis no estaba, no
quise decir que..!
—Calla, si vas a venir, vas a venir a ayudarme
¿Lo entiendes? -gritó, dándose la vuelta y señalando
a su prima con el dedo.
—Harry, ni siquiera sabemos dónde puede estar y
no creo que estés preparado para verlo y—
— ¡¡Si vienes ayudas, si no, regresa al castillo y
te quedas en silencio!!
Skyler apretó la mandíbula. Pero en cuánto Harry
subió a su dragón y dio la orden para salir volando,
la rubia no tardó en buscar a Dravho.
Los dos salieron de Dragonscale de inmediato.
///

837
➳ 33: Coronación. ➳

Louis
Abrió los ojos lentamente, los párpados luchaban
por cerrarse y todo le parecía borroso.
Le dolía el cuerpo entero. Tenía los huesos
agarrotados y los músculos le hormigueaban
constantemente causando que no pudiera moverse, o
que le resultara muy difícil. Y mientras su cuerpo se
aferraba a mantenerse inerte, su cerebro ardía en su
cabeza.
Gritaba, pero ningún sonido salía de sus labios y
aunque empleaba todo su esfuerzo por levantarse y
buscar ayuda, no hallaba la fuerza. Y se estaba
volviendo loco.
Louis estaba perdiendo la cabeza.
Porque no escuchaba nada. Ni un mínimo sonido
venía a través de sus oídos. Cuando lograba abrir un
poco sus ojos, solo veía una incesante oscuridad que
no hacia nada por su tensión. Y lo peor de todo, no
sabía en dónde estaba, si había caído de relleno
sobre la nieve en el campo de batalla… ¿Lo habrían

838
visto? ¿Alguien lo habría llevado hasta las tiendas de
auxilio? ¿Niall estaba bien? ¿Qué había pasado con
su dragón? ¿La guerra ya había terminado? Había un
millón de preguntas que rondaban su cerebro y
ninguna de ellas parecía tener una respuesta clara, ni
siquiera segura, todo eran especulaciones que se
trazaban en su cabeza y tan pronto como empezaba a
idear un nuevo plan, se quedaba dormido de repente.
Louis despertó en varias ocasiones. Cada vez
sintiendo el dolor en sus articulaciones punzar
menos y más libertad en sus extremidades. Pronto
pudo apretar sus manos y sentirse la palma de estas
con las yemas de los dedos. Pudo remover los dedos
de sus pies y sentir la brisa helada del invierno entre
su cabello. Pero no pudo hacer más. Ni hablar de
sentarse o intentar mover su cabeza. Estaba casi
adormecido, pero no del todo. Mientras las horas
pasaban y él seguía volviendo en si, se percataba que
sus ojos dejaban de ver oscuridad y la pronta luz del
día se alzaba sobre él.
Se preguntó si habrían ganado.
Se preguntó por su padre, por Liam… se
preguntó por Harry.
Quería verlo, más que a nadie, más que a nada en
el mundo. Y, si no iba a volver a ver nada, lo único

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que pedía era poder ver sus ojos una última vez.
Verlo sonreír. Y si nunca más iba ponerse de pie, que
al menos pudiera sujetarle de la mano. Que al menos
pudiera abrazarle de vuelta. Sentirlo cerca. Besarlo.
Louis tenía la garganta seca y la voz ronca
cuando logró pronunciar el nombre del príncipe
antes de desmayarse de nuevo.
(…)
La siguiente vez que despertó, el punzante rayo
de sol que surcó sobre sus pestañas lo molestó tanto
que apartó la cabeza de un golpe. El movimiento
había sido tan brusco que había sentido todas las
represalias por toda la longitud de su columna. Se
encontró frunciendo el ceño mientras sus ojos se
removían bajo sus párpados, hasta que lo notó.
Se había movido, por primera vez… en horas.
Louis abrió los ojos.
Nuevamente la luz comenzó siendo tan cegadora
que le tomó varios segundos lograr estabilizarse.
Pero una emoción enorme le recorrió el pecho
cuando empezó a distinguir figuras y poco a poco,
colores. Y era… verde. Enteramente verde… y azul,
y… ¿las figuras se transformaron en montañas? ¿Era
eso? No lo sabía con certeza, porque todo seguía

840
notándose borroso, demasiado saturado, como si la
misma imagen diera vueltas infinitas sobre su
cabeza y no lograra procesarla por completo.
Y estaba irguiéndose levemente sobre sus codos.
Mientras su espalda crujía al momento de intentar
sentarse. Y… ¿qué era eso? Lo que había debajo de
sus dedos… tierra. Louis tomó un puño y sintió el
polvo expandirse entre sus dedos. La textura era
rasposa, como si se hallara entre restos calcinados.
Recordaba m la sensación porque algo así se sentía
caminar entre los escombros de Gélida cuando había
ido en compañía de Harry y Skyler…
Pero si estaba en el norte… ¿por qué la brisa
era… cálida? ¿Por qué no tenía frío o porque veía
hierba si se suponía que la nieve había cubierto
todo?
Louis aún no podía ver por completo y el haberse
sentado había agotado todas sus fuerzas de repente.
Manchas parecieron en su campo de visión y algo le
dijo que todo estaba a punto de oscurecerse de
nuevo. Negó lentamente con la cabeza y luchó por
mantenerse despierto.
—No… no… n-no… -logró pronunciar de forma
bajita, con un hosco dolor de su garganta, pidiéndole
a gritos que bebiera un poco de agua, su estómago

841
rugiendo por comida. Su cabeza no dejaba de dar
vueltas.
Y Louis comenzó a decaer nuevamente por los
suelos sin tener el control de su cuerpo. Pero hubo
algo a lo que aferrarse para cuando despertara…
Había escuchado a un dragón rugir antes de
perder el conocimiento de nuevo.
(…)
Harry
La nieve crujió bajo sus botas mientras caminaba
por los campos en los que se había librado la batalla.
Nada.
Estaba vacío. Pues las carretillas que recogían las
armas rotas, las flechas destrozadas, y los cuerpos de
los soldados que habían perecido. Pero, aunque
preguntaron, en todas las estaciones médicas, nadie
había visto al príncipe Louis.
Los guardias en el norte habían seguido al pie de
la letra las órdenes de Harry, habían desplegado un
comité de búsqueda por todo Poniente, desde el sur
en Dragonscale, hasta las tierras de Cinis. Incluso
algunos alfas del norte se habían aventurado a

842
Gélida por primera vez desde que habían huido,
esperando así encontrar a su corona.
Tras el anuncio oficial de la muerte de Jacob,
todos los del norte estaban sumidos en una terrible
ansiedad, pues según las leyes, el siguiente en la
línea de sucesión era Louis, su príncipe. Él ahora
debía tomar su lugar como rey, su monarca, y eso
mantenía tensos a todos, puesto que las bajas de Ser
Peyton o, todavía peor, Lord Rodrick Payne y su
hijo, Liam, habían dejado al norte sin sus mayores
representantes. Pues la reina Isabella estaba postrada
en cama, pasando los horrores de la pérdida de su
alfa, el lazo roto la debilitaba más a cada hora y
todos temían perderla a ella también.
La única que estaba lo suficientemente cuerda y
quién daba la cara por su familia; resultó ser la joven
princesa Nadine, quién mantenía sus plegarias en lo
alto, pedía por la pronta recuperación de su madre y
de su esposo, así como que dieran rápido con su
hermano mayor.
Pero claro, el sur también estaba tenso.
Después de que la noticia de la muerte de
Kargem se diera a través de todo el sur, el pueblo
parecía sumido en una eterna tristeza que envolvía a

843
todos como un manto y no parecía tener intenciones
de marcharse pronto.
Fue así como Harry estaba de pie, en medio de un
campo vacío, con el hielo cuarteado que separaban
una vez más, Goré de Gélida. Y era como… si todo
buscara desesperadamente volver a su lugar cuando
todo había cambiando y ya nada sería lo mismo.
No después de esa guerra.
Y el joven príncipe, con la piel sucia entre sangre
y ceniza, suspiraba lentamente mientras sus ojos se
fijaban a en el norte. Tratando de calmar a su
consciencia, que le lanzaba a cada rato el reproche
de no haber echo lo suficiente. El haber perdido a su
padre, el haber pedido a Louis. El peso de asumir un
cargo al que no estaba listo.
Harry tenía miedo.
Estaba sumido en el pánico que representaba esa
nueva era para el. Tenía miedo de volver al Krestum
y decirle a la princesa Nadine que no había rastros
de su hermano. Tenía miedo de ver como la pérdida
de su padre afectaba a su madre. Tenía miedo de que
el pueblo encontrara descontento y se alzara en su
contra. ¿Podría acaso con todo eso? ¿Concentraría la
forma de resolverlo? ¿Encontrada la forma de

844
llamarse rey a si mismo si no podía siquiera con una
crisis nerviosa?
Se sentía completamente despedazado.
«Louis te necesito aquí conmigo. No puedo
hacerlo sin ti.»
Y Harry se quedó en aquel campo durante horas,
esperando que Louis volviera a él. Pero mientras el
sol se ponía y nadie traía noticias de su príncipe, él
solo sentía como moría por dentro.
(…)
Louis
Se removió a cuando finalmente estuvo
consciente de nuevo. Su cabeza estaba sobre un
suelo cálido que lo había mantenido así durante las
últimas horas. Cuando abrió sus ojos de nuevo se
encontró con la vista borrosa, pero extrañamente,
poco a poco sus ojos se fueron a acostumbrando, ya
que, por primera vez, no había una luz cegadora
frente a sus ojos que lo hiciera todo más difícil.
Ahora miraba un cielo oscuro lleno de estrellas…
hacía mucho tiempo que no contemplaba el
firmamento, tan concentrado en la guerra que se
había olvidado de todo lo que había ahí fuera y de

845
todo lo que se habría perdido si nunca hubiera vuelto
a ver. Así que se quedó pasmado con los ojos al
cielo durante varios minutos.
Poco a poco, se encontró con ese hormigueo que
le recorría cada centímetro de su cuerpo, pero
extrañamente, podía sentir cada una de sus
extremidades y moverlas. Y si, dolió horriblemente
cuando se irguió y se estiró para poder sentarse, pero
sus piernas le ayudaron esta vez, y la punzada en su
columna se hizo cada vez mas soportable. Suspiró,
aunque el mismo ejercicio de inhalar oxígeno le
causó ciertos cosquilleos para nada agradables en
sus costillas.
Sintió como sus huesos crujían a través de su
esqueleto mientras hacia lo posible por ponerse en
pie. Y cuando creyó que sus pantorrillas lo
apoyarían, que sus tobillos le darían una mano, o
que su columna permanecería erguida… su cabeza
no coordinó con él. El mundo entero comenzó a
darle vueltas, como si nada pudiera ceñirse a su
propio lugar.
Las luces de las estrellas se volvían cada vez mas
brillantes y un tipo de sudor frío le recorrió la
espalda. Louis entonces buscó desesperadamente
sostenerse de algo, lo que fuera, y cuando finalmente

846
encontró una especie de roca a la que sujetarse para
no caer, esta le gruñó en respuesta y de un empujón
logró que Louis volviese a encontrarse con el suelo,
cayendo inocente de nuevo.
(…)
Harry
Volver al Krestum sin respuestas cayó dentro de
Harry como un yunque.
Bajo todas esas miradas de decepción y las
lágrimas de la gente desesperada, Harry se abrió
camino a través de su castillo para inmiscuirse entre
la gente e ignorarla. Incluso a Skyler, quién le había
acompañado desde la mañana como la buena prima
que era, y que de verdad lucía preocupada por él.
Después de la guerra, la chica se mostraba
muchísimo más dócil, y se mostraba demasiado
conmocionada por todo lo que estaba pasando.
Eran tiempos oscuros. El amanecer procedente a
la guerra, trajo liberación al pueblo de Dragonscale
y a las demás tierras de todos los lores que habían
luchado por lo que era suyo, pero aún así, había
dejando un vacío imposible de llenar entre las masas
y el peso de la corona, parecía recaer en los hombros

847
de un joven que no tenía ni siquiera una pizca de
brillo en sus ojos.
El príncipe Harry parecía muerto en vida y
mientras caminaba entre su gente, se notaba
completamente abatido, sin motivos, con la mirada
perdida y esos ojos verdes terriblemente vacíos.
Sin embargo, el deber que residía en su familia,
no tenia tiempo para descansos.
El pueblo necesitaba un rey, alguien que los
guiara en sus decisiones, que los llevara por un
camino digno a la recuperación de las tantas
perdidas que había sufrido el pueblo sureño.
Por lo que a la mañana siguiente, el principe
Akgon, se dirigió hacia una coronación en la
explanada principal de Dragonscale para que la
mayoría de los ciudadanos tuviera la oportunidad de
estar presentes en aquel momento histórico.
El momento en que la corona de oro pasaría a
Harry Akgon.
Y extrañamente, no se sintió correcto.
Fue como si le faltara el respeto a Daeron. Tan
incorrecto, tan blasfemo. Y no ayudó en absoluto
que toda la gente lo estuviera mirando. Así que

848
Harry bajó la mirada al suelo y experimentó una
fuerte ansiedad mientras cada aplauso o aclamación
de su nombre se resumida a nada, las voces
apagándose en su cabeza.
No estaba listo para ser un rey.
Pero recordó las palabras de su padre.
«Estoy orgulloso de ti, lo sabes ¿verdad?… Eres
el siguiente Kargem, la corona es tuya.»
Daeron confiaba en él. Confiaba en que sería un
buen monarca. Y no era el único. Louis también se
lo había dicho. ¿Él estaría listo para ese título?
¿Lograría ser tan bueno, como las altas expectativas
que ellos tenían por él? Pero, si lo era, ¿lo haría bien
sin su consejo? ¿Sería un buen rey incluso si Louis
no estaba ahí para guiarlo? ¿Podría por su cuenta?
Harry había heredado la corona desde su primer
suspiro, cuando Anne dio a luz y se enteraron de que
era un varón. Él era un recién nacido, pero la gente
le decía que el día en que llegó al mundo, se hicieron
fiestas en su honor, bailes y festines por toda la
ciudad. La gente estaba emocionada de que Kargem
tendría un hijo a quién heredarle todo.
Pero Harry nunca se sintió como un rey.

849
Por diecinueve años él vivió como un príncipe y
se regocijó en lo que su nombre significaba. Se
pasaba día y noche en su dragón y no dejó que nade
lo detuviera. Ni siquiera su propio padre. Incluso
había tenido un centenar de veces la idea de irse y
nunca volver. Ya sabrían que un hacer con su cargo
cuando él se marchara. No sabía si alguna vez
recibiría el perdón de su familia por huir, pero es el
tipo de ideas incoherentes que uno crea en su cabeza
cuando es joven y lo cree saber todo.
Hasta que uno crece y se da cuenta de que nunca
fue así, y Harry lo sentía en ese momento. Sabía que
había cometido un montón de errores y a su vez
había aprendido de todos ellos. Quería que su padre
estuviera orgulloso, porque la sensación que dejó en
su pecho cuando Daeron le sonrió, simplemente fue
suficiente para él.
La sonrisa en el rostro de las personas a las que
amaba era lo que realmente lo hacía cambiar de
opinión. Lo que le daba un motivo para realizar las
cosas. Y en ese momento, pensó en Louis y en lo
mucho que significaba para él y como quería hacerlo
sentir orgulloso. En donde quiera que estuviera.
Incluso si le tomaba una vida volvérselo a
encontrar.

850
Cerró los ojos con fuerza y luego se irguió
enfrente de toda su gente.
La gente lo miraba expectante. Su quijada se
tensó y hubo un hormigueo nervioso en la punta de
sus dedos. Inhaló y admiró a su gente, esperando lo
mejor, su aceptación y su confianza. Y si ellos veían
un rey en él, Harry se esforzaría en dárselos.
undefined—n ledraht [Mi gente] -dijo, primero
un poco temeroso, con el timbre de su voz
resultando un poco débil, temblando como si no
pudiera calmarse del todo. La explanada entera se
había quedado en un silencio imperturbable.
Suspiró, admirando al torrente infinito de una cuidad
poderosa, un imperio que había tomado siglos en
construirse, en alzarse. Harry recordó la mayoría de
sus clases de historia, pero debía admitir que estaba
un poco oxidado. Pero recordaba los nombres de los
reyes que habían dejado un legado muy difícil de
sobrepasar, quienes habían hecho cosas tan
increíbles que jamás iban a poder ser olvidados por
la gente. Hombre duros de actitudes sólidas y ojos
llenos de fuego. De pronto Harry, que tan solo era un
muchacho, se encontró intimidado por todos ellos.
Pero recordó a su padre decirle que un Rey no es
necesariamente quien siempre se muestra duro y

851
serio con sus allegados, si no, que un buen rey es
quien demuestra sin reparos, lo que es tener un
corazón. Y Harry vivirá el resto de sus días bajo la
filosofía de Daeron.
—Mi padre era un gran hombre. -dijo. -El mejor
que alguna vez conoceré. Sé que a ustedes les
consta. Y que llenar sus zapatos no va a ser fácil
para mi. Aún me falta un largo camino, pero
entiendo la confianza que ustedes tienen en mi y eso
me hace querer convertirme en la mejor versión de
mi mismo… Gente de Dragonscale, yo seré su rey.
Anne le sonrió con dulzura, Gemma intentó no
llorar cuando finalmente dejó la corona de oro puro
sobre los rizos de su hermano pequeño.
—Están ante Harry Akgon, primero con el
nombre. Rey del amanecer, que no arde. Protector de
las tierras doradas del sur y Kargem del cielo.
Y así, la gente respetó el silencio que había
mantenido y se inclinó en una reverencia. Pues
según el protocolo del sur, esa era la reverencia
adecuada para cuando un rey se coronaba. Y ahora
Harry, sería el futuro de la casa Akgon, hasta que
dejara el poder en manos de su heredero.
(…)

852
Louis
Despertó con el cuerpo adolorido, como las
últimas veces que lo había hecho, solo que esta vez,
era… notablemente menos. Los párpados de Louis
volvían a pesarle sobre sus ojos, pero ahora, las
imágenes frente a el fueron muchísimo mas claras.
¿Y era… una especie de cueva? Pero veía la luz, un
cielo azul se alzaba frente a el, fuera de aquella
caverna. Parpadeó varias veces solo para asegurarse
de que no siguiera durmiendo, que no fuera una
alucinación…
Se frotó los ojos con el dorso de su mano y
cuando volvió a abrirlos, se encontró mirando un sin
fin de montañas cubiertas en hierba. La brisa era
cálida, incluso un poco demasiado. El bochorno
sofocaba un poco, pero de ahí en fuera el lugar
parecía una especie de paraíso… Entonces Louis se
cuestionó si había muerto. Porque aquella belleza
natural no podía ser real.
Pero… ¿Dónde estaba?
¿Cuánto tiempo había pasado desde la última vez
que despertó? Era de día… entonces ¿había dormido
durante un día…? ¿De verdad estaba dormido o
había estado completamente inconsciente? ¿Cuánto
tiempo había durado ahí? No… una mejor pregunta

853
sería… ¿cómo había terminado ahí? Lejos del
invierno, lejos de la guerra… lejos de Harry.
Oh, ¿Dónde estaba Harry?
Su respiración se hizo aún más entrecortada. Las
altas temperaturas le estaban haciendo daño, sentía
el sudor caer a través de su cuello y de su frente.
¿Pero, sudor? ¿En dónde estaba? Tenía que volver a
Dragonscale.
Intentó ponerse de pie nuevamente. Y si, su
cuerpo se quejo nuevamente, pero ahora era mucho
mas fácil lograr que sus rodillas cooperaran y que
sus huesos no dieran punzadas tan agudas sobre su
cuerpo. Así que logró erguirse mientras una de sus
manos se posicionaba en su vientre y trataba de
caminar a través de aquella especie de cueva. No
logró dar ni dos pasos cuando se encontró mareado
de repente y la sensación del vomito le recorrió el
cuerpo entero. Sin previo aviso, se tiro hacia
adelante para vaciar el contenido de su estomago…
Que era en realidad era… nulo. No había nada
que vomitar. Y dioses, la sensación era terrible.
Louis se sentía como si estuviera a punto de morir.
Se sentía cansado, agotado en niveles
insospechables. La temperatura no ayudaba en
absoluto y ni siquiera recordaba cuando había sido la

854
última vez que había comido algo. Estaba en el peor
estado en el que jamás se había encontrado.
Necesitaba ayuda.
Tosió con las manos en su estomago vacío y se
aferró a una de las paredes de la cueva. Mientras su
garganta seca añoraba un poco de agua, se dio
cuenta de que no estaba solo.
La piel entera se le erizó cuando se dio la vuelta y
se encontró con una larga cola llena de escamas;
siguió la extensión de piel raposa y brillosa incluso
en la oscuridad y se topo unas alas enormes
doblabas, así como una enorme cabeza entre ellas.
Un dragón.
Louis se sintió temblar. Pues, aunque parecía
acostumbrado a Reikon y a los demás dragones
reales, lo cierto es que nunca había estado cerca de
otros dragones y menos lo que… no parecían tener
un jinete. Y si estos eran dragones salvajes… el
podría estar corriendo el peligro más grande de su
vida. Retrocedió lentamente, con el labio inferior
temblándole violentamente mientras sus pies daban
pasos cortos y dubitativos y esperaba que ese dragón
no decidiera despertar de repente.

855
Su respiración se tornó más rápida mientras
retrocedía y poco a poco estaba saliendo de la cueva.
La luz un sol intenso lo recibió y baño su piel. Pero
cuando sus ojos se acostumbraron a los potentes
rayos de sol, se topó con paisaje precioso… las
colinas llenas de vegetación, el incontable numero
de arroyos y cascadas entre estas, y… cada
superficie rodeada de… dragones.
Definitivamente estaba soñando.
Tenía que salir de ahí, tenía que volver con Harry,
tenía que regresar a su familia… ¿cómo iba a
lograrlo? Ya que cuando miro hacia abajo, se dio
cuenta de que estaba en una especie de risco, de pie
entre la hierba, aun portando unas botas que
mantenían a sus pies calientes. Una prisión eterna de
calor. Ya ni siquiera llevaba la armadura puesta, y
tenía varios cortes y golpes alrededor de su cuerpo…
Entonces lo recordó. La guerra, su carcaj, su arco.
Volando entre la bruma helada a través de la muerte,
buscado entre todos los muertos por el rey que los
lideraba. El rey oscuro. Lo miro, lo vio y el estaba…
montado el dragón de Niall. Recordó sus tiros
fallidos, recordó la sangre brotar del abdomen del
rubio y sobre todo… se recordó a si mismo caer del

856
dragón. Él… había caído. Había visto a Niall caer, a
Meerah caer…, ¿entonces… donde había caído el?
El rugido de otro dragón en el aire, lo sacó de sus
pensamientos. Se giró bruscamente justo a tiempo
para tirarse sobre el césped y evitar ser arrasado por
la gran criatura. Luchó por moverse hacia atrás
mientras un dragón de piel café, bastante pequeño en
comparación a los demás, pero lo bastante grande
como para matarlo, aterrizaba a su lado con lo que
parecía ser una especie de cabra entre sus fauces.
Louis se quedó a cuadros cuando bajó en llamas
al animal ya muerto y comenzó a devorarlo poco
después.
De verdad tenía que salir de ahí.
Se levantó rápidamente, dejando de lado todo el
dolor que el movimiento causó entre sus músculos, y
se apresuró a moverse, intentado encontrar un lugar
seguro para que no muriera ahí mismo, pero fue
demasiado tarde, la bestia lo escuchó y Louis
reprimió un grito. Comenzó a correr entre la hierba
mientras el dragón se daba vuelta y lo encaraba.
El príncipe del norte se congeló en el momento
en la bestia abrió su boca y desde su garganta vio

857
nacer la luz ardiente de su fuego, contuvo la
respiración y se tapó la cabeza con los brazos.
Pero antes de que cualquier cosa pasara, otro
dragón estaba irrumpiendo; salía de la cueva y de un
momento a otro estaba atacando al mas pequeño.
Louis reaccionó, regresando su vista hasta ellos, y
quedándose plasmado cuando miró a dos dragones
pelarse frente a sus ojos.
El más grande, era el que había estado con él en
la cueva; era azul marino, con escamas que brillaban
a la luz del sol y de precisos cuernos negros. Le
rugió al otro dragón con poder, mucho más
imponente.
Se revolcaron en el suelo como si fueran dos
cachorros, pero a dimensiones completamente fuera
de lo normal.
Y antes de que pudiera procesarlo, el más grande
logró tirar al pequeño sobre el risco. Louis ahogó un
gemido…, hasta que el pequeño dragón surgió entre
las colinas, volando, escapando con miedo.
El dragón azul se quedó en la misma posición
durante varios segundos, como si estuviera en
guardia, a la espera de otro ataque o que aquella

858
bestia regresara. Cuando se cercioró de que no lo
haría, se dió la vuelta y regreso a la cueva.
Louis se mantuvo quieto durante varios minutos.
Tratando de procesar todo lo que había pasado en
ese momento. El susto recorriéndole el cuerpo y
dejándolo completamente inerte sobre la hierba.
Porque, ¿qué había sido eso? ¿Cómo…?
¿Acaso ese dragón acababa de salvarle la vida?
Tal vez había perdido la cabeza. Tal vez si se
había vuelto loco por completo y ahora estaba
atrapado irremediablemente en un mundo donde las
montañas eran verdes y los cielos azules y los
dragones lo atacaban y lo protegían al mismo
tiempo. Si. Seguro a había caído del dragón y se
había golpeado la cabeza con tanta fuerza, que había
quedado loco. Seguramente eso era lo que había
pasado. No encontraba otra explicación coherente
para todo eso.
Se quedó en la misma posición por minutos,
hasta que recayó en que el dragón había traído una
cabra consigo… y la había quemado. Louis se puso
en marcha de repente. Se acercó hasta la cabra
humeante. preguntándose si en verdad había un poco
de carne comestible entre toda la ceniza… pero
extrañamente si. Muy por debajo de las primeras

859
capas, Louis se encontró con carne jugosa, y nunca
en su vida había comido cabra, pero cuando
comenzó a dar leves mordiscos, le pareció la comida
más deliciosa que hubiera probado en toda su
existencia.
Pasados algunos minutos, él se sintió mucho
mejor.
El día avanzaba y mientras Louis se quedaba
sentado entre la hierba, con las mil preguntas
repiqueteando en su cabeza, masticando de apoco la
carne, él se preguntaba que sería de él ahora.
Se levantó y miró a toda la extensión de hierba…
las montañas alzarse, y más allá, una extensión de
mar que se extinguía en el horizonte y—
El mar. El mar… Louis frunció el ceño y luego
se giró a su alrededor. Lo notó. Había estado ahí
antes… Las montañas, no eran… montañas eran
volcanes. La región de los dragones. Harry lo había
llevado ahí hacía algunos meses.
Estaba en Vulkam.
///

860
➳ 34: Sangre. [FINAL] ➳

Louis
«Estoy en Vulkam… eso no esta tan lejos de
Dragonscale… si puedo bajar de este… volcán…
puedo caminar hasta que alguien me vea… puedo
llegar ¿verdad? ¿Podría…? »
Louis caminó a través de la hierba y se asomó
hacía abajo, el risco lo recibió, pues no había una
forma fácil de bajar. No había rocas que le sirivieran
como escalones. Era simplemente una montaña
empinada hasta donde él se encontraba, sin curvas o
pequeños montículos de piedra que lo ayudasen a
llegar abajo. Y la distancia entre el suelo y donde él
estaba era enorme… si se lanzaba, no había duda de
que moriría.
Necesitaba encontrar una forma de llegar hasta
abajo.
Regresó sobre sus pasos y admiró a lo que tenía
cerca. Solo una extensión de hierba y una especie de
cueva. Y, si entraba ¿tal vez saldría por la parte
trasera de la colina? ¿Podría encontrar otra especie
de camino hasta abajo?

861
Louis se cruzó de brazos, un par de gotas de
sudor le cayeron por el cuello. La temperatura
aumentaba con las horas. Lo notaba mientras él
parecía estar más y más deshidratado. Necesitaba
agua, necesitaba beber.
¿Cómo iba a regresar a Krestum?
Y la noche se avecinaba. ¿Cómo se supone que
iba a lograr sobrevivir ahí si no había una fuente de
agua, si no había animales o arbustos de lo que
pudiera alimentarse? Ni siquiera había un solo árbol
en esa colina. Tenía que lograr escapar…
Suspiró. Caminó en círculos durante varios
minutos y luego dió diez vueltas alrededor de la
colina. De lo cuál se arrepintió de inmediato porque
si estaba gastando su escasa fuerza en caminar, no
iba a poder pensar con claridad y moriría antes de lo
que suponía.
Los dragones pasaban a su lado por ratos,
escuchaba los rugidos provenir de distintos sitios. Y
se preguntaba, si alguno de ellos se dirigiría a
Dragonscale.
Enterró la cabeza en sus manos y se quedó así un
momento.
«Piensa Louis, piensa…»

862
Un ruido dentro de la cueva le recordó que no se
encontraba solo. El dragón azul seguía dormitando
ahí. Manteniéndose cálido, adormilado. Su cola de
momento en momento se movía, como un espasmo
de su cuerpo que conseguía tirar una serie de rocas
de cada pared. Era una criatura hermosa, era al
menos tan grande como Meerah, lo que lo hacía
inferior a Dravho o a Reikon, pero era un dragón, al
fin y al cabo.
Fue ahí cuando Louis recordó sus días en el navío
de Lord Mikhail. Cuando era tan solo un niño que
intentaba poner cara seria para aparentar ser mayor.
Un príncipe recién coronado que pensaba que iría a
trazar una alianza con otro reino y nada más.
Pensó en el dragón que los había recibido al sur
aquel día. Cuando cayó de bruces contra la madera
del barco porque se asustó tanto por haber visto a un
dragón. Uno que Lord Mikhail incluso habia
llamado feo. Y había sido como el que había
intentado atacarlo horas atrás. Recordó lo que le
dijo, que estos habitaban en las costas y que no
tenían ni un ápice de comparación con los dragones
reales… “la familia Akgon tiene dragones con
clase” había dicho. Se giró a ver al dragón de nuevo
y aquella descripción concordaba con lo que estaba
dentro de la cueva.

863
Era precioso.
Y él tenía que volver a casa… lo peor de todo es
que cuando pensaba en casa, no era el norte, no era
su habitación en Gélida, ni siquiera se trataba de su
lugar en el Krestum… se trataba de una mata de
rizos y bonitos ojos verdes. Louis sintió los propios
llenarse de lágrimas antes de cerrarlos y suspirar.
Se puso de pie y caminó hasta el dragón.
Recordó la vez que conoció a Reikon y como
estaba temblando de miedo. Harry le había dicho
que debía actuar con delicadeza, con respeto. Que
no los viera como dragones, si no, como criaturas
extraordinarias. Louis torció la cabeza un poco y con
cortos pasos, se acercó hasta el dragón.
—Eres muy hermoso… -susurró en voz baja
mientras se agachaba enfrente de este. Este parecia
aún dormido. Por lo que Louis se sintió con más
libertad mientras alzaba una de sus manos y la
posicionaba lentamente sobre las escamas. Sintió la
calidez de su cuerpo de inmediato.
La punzada de su toque recorrió el cuerpo del
dragón de inmediato, a pesar de lo fino y delicado
que había resultado, eso fue suficiente para despertar
a la criatura. Los ojos se abrieron de un momento a

864
otro y el corazón de Louis se detuvo por una
milésima de segundo cuando hizo contacto directo
con la bestia. El dragon le rugió, no tan fuerte como
antes, si no como si… estuviera molesto por haberlo
despertado.
Pensó en como Dravho siempre lucía enojado y
como Reikon parecia fulminarlo con la mirada cada
que lo veía. Como Meerah se mostraba mucho más
dócil y como Shyreh nunca rugía bajo ninguna
circunstancia. Era como si… cada uno tuviera una
personalidad, como si entendieran el lenguaje
humano.
Incluso Harry se dirigía a su dragón con palabras
en Vehstry.
Y probablemente Louis estaba demente si creía
que un dragón podría entenderlo, más si no se dirigía
a él en otro idioma, pero aún así, lo intentó.
—Me salvaste. Lo sabes ¿no es así? -dijo con su
voz aguda rebotando en cada parte de la cueva,
dejando su eco por doquier. -Ese otro dragón pudo…
matarme, pero tu me protegiste… ¿por qué?
No era como si de verdad fuera a esperar una
respuesta ¿o si?
Louis resopló.

865
—Sé que no lo entiendes, pero un así me gustaría
decir gracias.
El omega apretó sus piernas contra su pecho, se
abrazó a sí mismo mientras suspiraba y descansaba
su quijada contra sus rodillas. Las lágrimas se le
acumularon en los ojos.
—Quiero irme a casa… quiero volver con mi
familia, quiero ver a Harry… -repetía como si eso
fuera un conjuro y después de tantas veces
repitiendo las mismas palabras, sus sueños se
concedieran a través de la magia. Se sentía pequeño,
inservible… tenía sed, tenía ganas de darse un baño,
quería poder comer bien, quería estar en casa.
El dragón lo miraba atentamente. Sin moverse,
solo con un par de ojos dorados que brillaban a
través de la oscuridad.
— ¿Has ido, a la ciudad de Dragonscale? ¿Has
volado por ahí? -preguntó el príncipe entre lágrimas,
con la voz gangosa. -Donde la ciudad se encuentra
sobre las montañas y sus playas doradas brillan en
los días soleados… Donde se alza un castillo enorme
al que la gente llama Krestum y Kargem reina sobre
sus tierras…

866
Las lágrimas caían por su rostro y antes de que se
diera cuenta, el dragón estaba moviéndose a traves
de la cueva.
Louis se congeló en cuanto el dragón se acercó
todavía más. Lentamente, con su cabeza ligeramente
recargada entre su propio cuerpo. Sus ojos eran tan
brillantes, que eclipsaron al omega mientras miraba
a través de ellos. Su cuerpo entero tembló, pero el
dragón se acercaba y no tenía intenciones de atacar.
Se movía incluso con delicadeza, si es que eso se
puede decir de una criatura que es enorme y que
vuela a través de las cielos. Louis había dicho tantas
palabras en Vehstry, que había llamado la atención
de la bestia.
Una idea surgió en lo más profundo de su cabeza
y decidió actuar antes de que fuera demasiado tarde.
Alzó su mano y se acerco para tocar el dragón
con delicadeza, donde se encontraba su nariz, donde
existía la línea que abría su boca y sus monstruosos
dientes se alzaban. Louis puso su mano sobre las
escamas cálidas y extrañamente, el dragón no se
inmutó.
Louis suspiró, anonadado por lo que acaba de
pasar. El dragón incluso se apegó a su toque y dejó
que el príncipe lo tocara con más libertad.

867
Así había llegado a Vulkam. Cuando cayó de
Meerah, cuándo él miró al cielo mientras descendía
lentamente, uniendo la realidad con la visión que lo
asaltó por meses… Louis no cayó sobre la nieve o
sobre el hielo de la batalla. Había caído… en el
lomo de este dragón.
Y no lo había atacado, no lo había dejado a su
suerte ¿por qué? ¿Qué había de diferente con él?
¿Por qué confiaba en él? Louis no era un Akgon, no
tenía sangre mágica, no tenía sentido… ¿por qué…?
— ¿Por qué confías en mi? -Louis le preguntó .
Las lágrimas restantes de su lloriqueo corrieron a
traves de sus pómulos. — ¿Por qué me salvaste…?
Louis miró a la bestia y esta lo miraba como si…
le entendiera. Tal vez no del todo, pero no lo dejaba
de mirar directo a los ojos. Louis tuvo una idea loca
y descabellada, pero tenía que intentarlo, no le
quedaba nada más.
—Tienes que llevarme, a… Dragonscale. -dijo,
tratando de ser más claro con la última palabra.
Rebuscando en su memoria por si conocía otra
palabra en Vehstry. Frunció el ceño… -P-prin…
printsee? No… hem… paret… oh, maldición… -
Louis no tenía ni la mas mínima idea.

868
Pero el dragón no pareció necesitar más, se irguió
por completo y se levantó entre la cueva. Salió antes
de que Louis pudiera decir algo más.
El omega no perdió más el tiempo y se levantó,
corrió detrás del dragón y lo alcanzó fuera de la
cueva, donde el cielo comenzaba a oscurecerse. No
del todo, a penas se veían indicios de que la tarde
comenzaba a desvanecerse y que el sol comenzaba a
ponerse sobre el mar.
Louis admiró al dragón estirarse sobre la hierba y
pronto sintió pánico de que se fuera sin él. Y es que
todo estaba pasando demasiado rápido, sin darle
paso a procesarlo todo. Así que Louis solo fue
consciente de que la bestia se estaba agachando,
como si eso fuera una señal para que él subiera y
¿cómo? Enserio estaba a punto de ¿volar? Como…
¿por si solo?
«Dioses, ayúdeme… »
No lo pensó mucho, se aferró a las escamas y se
sentó, aún conmocionado, como Harry le había
mostrado. Se aferró a los cuernos de la criatura
como si eso fuera suficiente, apretando sus pies al
rededor, sintiendo como una especie de sudor
nervioso le recorría las palmas de sus manos y como
el corazón le latía a mil dentro del pecho.

869
No hubo tiempo para más, porque estaba apunto
de salir volando, de vuelta a Dragonscale, de vuelta
al Krestum, de vuelta a su familia, y…
Nada…
Nada… pasaba. Estaban en el mismo sitio.
Los hombros de Louis cayeron cuando el dragón
se quedó ausente, sin moverse. Casi a esperas de
una… orden. ¡Una orden, claro! Los dragones
correspondían a los comandos dados en… Vehstry.
Louis resopló con estrés mientras trataba, por todos
los dioses, de recordar algo, tan solo una palabra.
Estaba tan cerca de marcharse de ahí…
Y como si la suerte estuviera de su lado. Lo
recordó.
—Ahmm… oter… no, Autemm…, si,
¿¡Autemm!? -dijo con la voz más alta y aguda, tan
pronto como lo pronunció, el dragón se puso en
marcha.
Louis gritó mientras se aferraba y sentía a la
criatura comenzar a trotar levemente, se aferró hasta
con las uñas mientras la brisa removía su cabello y
él casi rebotaba sobre el lomo de la criatura. Se
movieron a través de la hierba y en breves segundos
estaban… volando. Con el sonido de las alas batirse

870
a su lado, atravesando los cielos azules y los
volcanes enterrados bajo las nubes que a penas
surcaban sobre ellos; mientras el omega mantenía
los ojos cerrados y esperaba que no se tratara de una
alucinación… sentía la calidez del dragón, el
corazón latirle a mil en el pecho.
Y cuando abríos sus ojos… el de verdad estaba
volviendo a casa.
(…)
Harry
— ¿A que te refieres con que no lo encuentran? -
preguntó con los ojos oscurecidos, mirando a un
guardia dubitativo enfrente de él, nervioso, mientras
Gemma estaba a su lado, advirtiendo cada
movimiento de su hermano.
—Hemos estado buscando desde que dio la orden
alteza, pero no hay rastros del príncipe, no—
— ¿¡Cómo va a desaparecer, quién se lo pudo
haber llevado?! ¡¡Eso no tiene nada de sentido!!
—Harry, -llamó su hermana. El rizado se volteó
para encarar a Gemma y mirarla a los ojos. Estos le
suplicaban que se mantuviera calmado.

871
Entonces él cerró los ojos y bajó su cabeza hasta
lograr recargarla en una de sus manos. Se deslizó a
través del trono mientras negaba con la cabeza y
sentía su furia canalizarse a través de sus huesos.
Suspiró audiblemente. El estrés lo estaba
consumiendo.
—El norte necesita una corona. Necesitan volver
a Gélida y no lo harán si no tienen un rey… -
murmuró el rizado mientras Gemma lo advertía y
bajaba la vista, como si tuviera algo en mente.
— ¿Enserio tiene por que ser un rey? -sugirió
Gemma, con la voz clara, llegando a Harry como si
de repente su cerebro se iluminara y pudiera ver más
allá gracias a ello. Se levantó levemente, irguiéndose
sobre el trono de su padre y miró a su hermana con
el ceño fruncido, antes de alzar las cejas.
— ¿Crees qué sea buena idea?
—El norte no tuvo reyes antes de Jacob, y lo
eligieron porque era él hombre más respetado.
Estarán mas que agradecidos de que uno de sus hijos
herede el trono, sin importar cuál sea. -sugirió la
princesa Akgon. Harry asintió levemente,
entendiendo.

872
undefined—akhan (guardia) ve y busca a la
princesa Nadine, necesito hablar con ella. -ordenó
Harry, mientras el joven de armadura dorada asentía
sin rechistar y daba una corta reverencia.
—Dake Kargem. -Harry aún se revolvió en su
asiento después de que lo llamara asi. No iba a
acostumbrarse en un futuro cercano.
Cuando otro guardia iba a entrar para pedir la
autorización de Kargem sobre otro asuntos del reino,
como llevaban haciéndolo desde la coronación
improvisada de Harry, siendo asesorado de la mano
de Gemma, hubo un estruendo cuando entró Lady
Akgon aún vistiendo pantalones y el cabello
enmarañado sobre la cabeza. Corrió precipitada por
toda la extensión del salón del trono mientras
gritaba.
— ¡¡Alguien viene!! -dijo casi sin aliento. —
¡Alguien viene y no sé quién es!
Gemma se tensó de repente; parte de la guardia
dorada que los custodiaba detrás, los gemelos que
ahora eran la mano derecha de Kargem en torno a
seguridad, se pusieron atentos tras las palabras de la
rubia. Harry se volvió a Skyler.

873
— ¿De qué hablas? -preguntó un poco
descolocado.
Kargem la miró con el ceño fruncido, su corazón
se detuvo en su pecho.
—Hay un dragón, lo vi, estaba caminando por la
explanada y tiene un jinete ¡¡no se quién es!!
—Un… ¿jinete? -Gemma palideció mientras
miraba a Harry como si esperara que su hermano
tuviera las respuestas a todo si él había pasado todo
el día pidiendo su opinión.
El rizado se tensó de repente.
—Gemma, ve con nuestra madre. Vayan por
Allenya y protejan a Nadine, prakhane, detrás de
ellos. Y tráiganme una espada.
—Harry -llamó Skyler cuando todos se pusieron
en marcha. Gemma salió por detrás de la sala del
trono, acompañado de todos sus guardias, los que
estaban en la puerta, fueron corriendo por las armas
que había solicitado el rey. Harry se levantó de un
salto y caminó a través del salón, incluso ignorando
a su prima que lo miraba como miedo.
Skyler ya no era la misma chica después de la
guerra.

874
—Ve con Gemma, Sky, protege a mi madre. -
ordenó Harry, pero esta pareció regresar del trance.
—N-no, yo voy contigo…
—Skyler, no estás bien, tienes que volver, no
puedo pedirte más, ya has hecho demasiado por este
reino. -dijo su primo mientras salía y notaba a todas
las personas evacuar los pasillos. Se había dado una
especie de orden y cada uno buscaba un lugar para
esconderse. No sabían que era lo que se avecinaba,
pero no tenían tiempo para averiguarlo. Tenían que
estar preparados antes de que se diera cualquier
señal.
Harry se encontró con sus guardias y estos le
tendieron una espada de vidriagon sin reparos.
Skyler, quién no había seguido las órdenes de su
primo, exigió que le entregaran otra, a pesar de que
su brazo izquierdo se encontrara herido, pero así
ambos fueron armados de camino a la explanada de
dragones. Si había un nuevo jinete en su reino,
entonces igualarían las cosas.
Kargem estuvo a punto de subirse a Reikon,
quien rugía en dirección a los cielos. Todos los
dragones rugían mientras se percataban que habia
uno nuevo entre las nubes y este no parecía
reconocido.

875
Por los ventanales del Krestum, la gente se
arremolinaba para admirar lo que fuera que estuviera
a punto de suceder. Mientras el rey y su prima
caminaban con la vista en el cielo casi estrellado, el
atardecer rasgando un costado de este. Los guardias
dorados se arremolinaron a través de la explanada,
caminando entre sus pesadas armaduras doradas,
pero cuando Harry y Skyler se aproximaron de
nuevo a sus dragones, lo vieron.
Un dragón azul de escamas oscuras, planeaba por
el cielo sin mucho cuidado. Su vuelo no era tan
suave como el resto de los dragones, era un poco
más desgarbado e incluso se denotaba que no tenía
experiencia en tener una montura. Harry frunció el
ceño porque nadie, nunca, además de los Akgon,
había podido montar un dragon. Nadie.
Fue entonces como todo se quedó en silencio
porque sí, en efecto, había un jinete sobre el lomo de
aquella criatura salvaje y todos parecían anonadados
por ello.
Harry sintió una punzada en su pecho.
El dragón pareció bajar cada vez más. Y cuando
finalmente sus garras dieron contra el suelo del
Krestum, con sus alas batiéndose sin control, como
si el propio dragón estuviera asustado de repente por

876
estar rodeado, el resto de los dragones reales
rugiendo hacia el con hostilidad, Skyler Akgon alzó
una mano nerviosa en dirección a la criatura e
intentó calmarlo.
— Spackov! -dijo la joven como orden para que
la bestia se detuviera.
Y extrañamente, el dragón entendió. Rugió en
dirección a los demás dragones y pronto se detuvo
por completo entre el suelo de la explanada. Incluso
se agachó y bajo su atenta mirada, como si se
mantuviera en guardia. Dejó que un joven y menudo
muchacho bajara de entre sus escamas.
Todo se quedó en silencio.
Se paró, un poco nervioso, temblando entre los
espasmos de su cuerpo, con los puños apretados,
luciendo terriblemente agotado, cansado, herido…
pero ahí estaba. Había llegado.
Estaba vivo.
Louis se quedó de pie frente a todos los guardias,
frente a Skyler, frente a Harry.
El rizado sintió su corazón detenerse para luego
volver a latir con mayor fuerza. Un suspiró de alivio
salió de sus labios, más allá de la impresión que

877
recién se habia generado dentro de su pecho, y una
sola lágrima cayó por su pómulo, mientras se abría
paso a través de sus guardias, soltando la espada y
corriendo de pronto en dirección a su príncipe.
Todos se quedaron congelados ante la escena,
pero cuando Louis decidió dar su primer paso de
vuelta a Harry, se desmayó de nuevo.
(…)
Louis
Cuando despertó, sentía que flotaba.
No quiso abrir sus ojos porque se sentía tan
cálido que habría preferido quedarse dormido. Pero
no estaba dormido, no recordó haberse quedado
dormido la noche anterior. Tampoco recordó si es
que había dormido. Porque ¿cuantos días habían
pasado desde el inicio de la guerra? ¿El seguía en
Vulkam? ¿El dragón lo habria matado?
¿Algún día volvería a ver a Harry?
Louis suspiró y se removió entre la hierba.
Porque era hierba ¿no? Era suave, cálida y se sentía
como si lo abrazaran con fuerza. Entonces suspiró,
pero no lo recibió la bruma densa y cálida de la
tierra de los volcanes, si no… aquel olor que le

878
llenaba de tranquilidad, al que varias noches se
aferró con fuerza para tener buenos sueños… la piel
de Harry lo mantenía feliz, a salvo, lejos de
cualquier peligro que—
La piel de Harry.
Louis frunció el ceño mientras abría los ojos y
poco a poco, se encontraba entre aquel recoveco
entre el pecho y el cuello de Harry. Una sensación
de calidez, completamente externa a lo que era
sentirla sobre su piel, se libró paso a traves de cada
centímetro de su pecho y le dio la fuerza necesaria
par erguirse.
— ¿Harry..,? -preguntó mientas se alejaba para
contemplar unos ojos verdes que en cuánto se
toparon con los suyos, brillaron de inmeadito,
contagiando de vida al resto de su bello rostro.
Harry lo abrazó entonces, enterrando su cabeza
en el cuello del omega, mientas éste encontraba el
alivio derramarse por el resto de su alma cuando
sintió como los brazos del príncipe se afianzaban al
rededor de su cuerpo.
Estaban en su habitación. Y era entrada la
madrugada, con la luna iluminando la cuidad de
Dragonscale.

879
Harry lo mantenía junto a él, abrazado para darle
calor. Mientras lo arropaba con un sinfín de mantas
para evitar que siguiera sufriendo los espasmos de la
fiebre. Louis había llegado muy delicado al sur. Se
notaba que no había comido ni bebido en días, por lo
que los senadores y enfermeras se habían puesto a la
tarea en cuanto oyeron que el príncipe de Kargem
estaba delicado.
Y habían llenado la habitación con varias velas
entre cada superficie, solo para lograr que Louis se
sintiera cálido. Habían pasado poco más de seis
horas desde que se había desmayado en la entrada
del Krestum.
Tan pronto como Harry se despegó de él, pudo
verlo sonreír, y la misma felicidad recorrió el rostro
de Louis, que no tardó en soltar un par de lágrimas
de tan contento que se encontraba. Había vuelto a
casa.
—Hola… -saludó el omega en dirección a los
ojos verdes que también lagrimeaban. Louis alzó
una de sus manos para poder limpiar el rostro de su
amado.
Harry no se detuvo a si mismo ni un solo segundo
más. Atrajo al omega son sumo cuidado y depositó
un profundo beso en sus labios. Aspirando la piel

880
del omega, dejando que el más pequeño se aferrara a
la tela de su camiseta. Cuánto había extrañado esos
labios.
Se separaron con un leve chasquido y un pico
mas de los labios del rizado.
—Hola… -rió Harry, más por la sorpresa que por
nada; frotando su nariz contra la de Louis. Mientras
se dejaba tocar plenamente por las manos del
príncipe en los costados de su cuerpo, el omega notó
la cicatriz roja e irregular que se trazaba desde la
ceja de Harry hasta su frente.
— ¿Te duele, estás bien?
—Estuviste perdido un día, sin comer y sin beber,
tienes moretones por todo el cuerpo y te preocupas
por mi… -dijo el rizado, sonriendo, pero frunciendo
el ceño al mismo tiempo.
Louis habría contestado, si no otra pregunta
hubiera exigido la respuesta entre sus labios.
—La guerra… ¿ha terminado?
Los ojos de Harry se ensombrecieron unos
segundos, pero asintió, y tomó la mano del omega
entre las suyas, acercándolas a sus labios para
besarle los nudillos. Louis miró las manos de su

881
príncipe, llenas en leves cortes y manchas
amarillentas.
—Los dos estamos bastante mal ¿no? -y ahí
Louis había hecho una broma. Aliviándose
enseguida por la risa del principe.
— ¿Vas a decirme en dónde estabas? Tenía un
millar de hombres buscándote a través de Goré, hay
alfas en el norte buscando por su príncipe… -dijo
Harry, abrazándolo de vuelta, atrayéndolo a su
pecho, y besando la coronilla de su cabeza. Louis
cerró los ojos, terriblemente cómodo. Así ya ni
siquiera sentía el dolor en sus huesos.
—La verdadera pregunta es ¿Cómo demonios
consiguió volar un dragón? -preguntó alguien a
través de la habitación y Louis se irguió de repente,
pues creía que se encontraban completamente solos.
Cuando miró hacia enfrente, se encontró con
Skyler, mirándolo con los brazos cruzados, setanda
en una silla no my lejos de la cama.
—Skyler…, -susurró el omega, acomodándose a
través de la cama, sintiéndose solo un poco
avergonzado. Pero Harry no dejo de sostenerlo en
ningún momento.

882
La puerta se abrió de repente y por ella entró una
sirvienta cargando una bandeja repleta de comida.
Detrás entro Gemma seguida de Nadine, y más atrás
venía la reina Anne ayudando a Isabella a caminar.
Aún estaba debilitada, pero nada más recibió la
noticia de que su hijo había vuelto, pidió que la
llevaran con él. Y cuando pensó que se trataba de
toda la comitiva, se encontró con Allenya Akgon
llegar a la habitación junto a Ser Isaak.
Louis se sentía abrumado de cariño, sonrió en
torno a ellos mientras Harry por fin lo dejaba ir para
poder ser envuelto por los brazos de su hermana y de
su madre.
Cuando se separó, les dio una brillante sonrisa a
su caballero, que lucia herido pero estable, a la reina
y a Allenya.
—Madre, -dijo a través del abrazo. Cuando se
separó, pudo ver a Nadine retener las lágrimas en
sus ojos. -¿Dónde esta papá?
Ellas arquearon las cejas y bajaron la cabeza. El
instinto de Louis fue girarse para ver a Ser Isaak. El
caballero apretó los labios y negó con la cabeza.
El omega sintió un dolor punzante cruzarle el
pecho. Un sollozo salió entre sus labios e

883
inmediatamente sintio la mano de Harry tomar de la
suya. Se sintió debilitar al mismo tiempo.
—… ¿Liam? -preguntó con la voz gangosa. Esta
vez se topó con los ojos de Skyler. Ella negó
levemente también. Las lágrimas corrieron por su
rostro sin aviso y al momento de percatase que le
faltaba una cara conocida, notó la tristeza en los ojos
de Gemma y de Anne. Su pecho volvió a punzar de
forma aguda cuando recordó a Daeron Akgon
apretarle el hombro con cariño hacía apenas unos
días.
—Harry es Kargem ahora, -anunció Nadine,
sorbiendose la nariz, mirando al rey del sur a un lado
de su hermano con una sonrisa.
Louis se giró en torno al rizado con los ojos
bañados en sopresa. Apretó su mano contra la de
Harry mientras este lo miraba atentamente.
—Entonces… si mi padre… -Louis no encontró
la palabra. La conocía y la tenía en la punta de la
legua, pero se negó a decirla. De todas formas, todos
en la habitación lo entendían. -Yo seré…
—Rey, si. -comentó Isabella mientras se aferraba
a su hija y Ser Isaak le pasaba una silla para que la
reina pudiera descansar. Louis se quedó mirando a

884
su madre mientras sentía un temor familiar
recorrerle la espina dorsal. Preguntándose si el de
verdad estaba listo para convertirse en el monarca de
su pueblo. Regresar al norte, dejar Dragonscale,
dejar a Harry…, no, no se creía capaz. Ni siquiera
un poco.
—Pero existe… pequeño inconveniente. -dijo
Allenya, detrás de todos, llamando la atención
completa de Louis de repente.
— ¿Cuál? -preguntó el omega, completamente en
la ignorancia.
—Montaste un dragón. -habló Harry, como si
fuera la respuesta a todas sus incógnitas cuando en
realidad lo habían confundido aún más.
Isabella Tomlinson se tensó y preguntó
suavemente.
— ¿Eso qué nos dice?
—Dice mucho, bastante en realidad. -Contestó
Allenya, Louis la miró, había algo en sus ojos que lo
mantuvo alerta. Algo que la princesa trataba de
comunicarle a través de su mirada.
—Nadie fuera de nuestra familia ha montado un
dragón, mi reina, -dijo Skyler. -Nadie.

885
Nadine se giró hasta Lady Akgon.
— ¿Entonces por qué Louis lo ha hecho?
—No tenemos idea. -Le respondió.
La habitación se quedo en silencio. Gemma
miraba a su madre con intriga. El resto se miraba
mutuamente con nerviosismo. Pero Harry se
mantenía cada vez más tenso. Lo había vuelto a estar
desde que se había sugerido que Louis debía
gobernar el norte y eso significaba despedirse de él.
El omega lo notó y también sintió su cuerpo
tensarse.
—Es la sangre. -respondió el nuevo Kargem. -Es
por eso que Gemma, que Niall y yo podemos montar
los dragones. Porque tenemos la sangre de nuestros
padres.
Louis suspiró, pensando que el realmente no
había hecho nada fuera de lo común para lograr
montar a ese dragón.
—Caí de un dragón, lo vi en mi visión. -explicó. -
Aterrice sobre otro. Ese mismo dragón me llevó
consigo hasta que salió de la guerra. Me protegió, un
dragón de tierra quiso matarme y ese dragón azul me
protegió.

886
Gemma frunció el ceño, así como el resto de la
habitación.
— ¿A qué te refieres? -le preguntó Harry.
—Confió en mí. Me salvó… no hice nada, yo
estaba muerto de miedo mientras volaba con él. Fue
como si…
undefined— entendiera... -completó Skyler.
Louis concordó, asintiendo con ella.
—Eso no pasa en nadie… no le pasa a cualquiera.
-dijo Gemma, verdaderamente sorprendida.
—Es porque Louis tiene sangre Akgon dentro de
él ahora.
Dijo la princesa Allenya y todos se giraron a
verla. La tensión creció en la habitación. El omega
miró en los ojos verdes de la mujer, réplicas de los
de su hermano, y reconoció la verdad en ellos. Su
pulso aumentó y el pánico creció dentro de su
estómago.
— ¿Cómo…? -preguntó Harry.
Pero Isabella lo captó más rápido, se levantó
lentamente de su asiento, la reina recibió la ayuda
automática de Nadine y Ser Isaak mientras se
acercaba de vuelta a la cama con su hijo. Louis miró

887
a su madre, esta le puso una suave mano sobre el
mentón y lo miró a los ojos durante varios segundos.
Luego las cejas de la reina se arquearon en
sorpresa.
Se giro en dirección a Allenya, completamente
impresionada.
—Es cierto.
— ¿Qué? -preguntó Louis, removiéndose entre
las mantas. Nunca soltando la mano de Harry. —
¿Qué es cierto?
Allenya tomó aire y se dirigió al principe.
—Estas esperando un bebé.
Louis y Harry contuvieron la respiración.
Fin del libro uno.
///

888
➳ Epílogo I/II ➳

Dedicado a mi persona favorita, mi mano


derecha, EstefaniaHernandz
Nadine.
Se paró en medio de la habitación mientras su
madre la admiraba desde una silla; la luz de un día
despejado remarcaba su silueta con delicadeza y
hacía que su cabello castaño desatara un brillo
peculiar que la hacía lucir mucho más hermosa. El
vestido era azul índigo, tenía bordados en color plata
y no era para nada aparatoso como el sin fin de
trajes que llevo en Dragonscale antes. Esta era un
pieza sencilla, que hacía que la tela cayera a su
costado sin abultarse y que mostraran lo menuda que
era. Pero aún así, Nadine Tomlinson había llegado al
sur como una niña, soñando con príncipes y la vida
feliz entre las playas doradas. Y ahora, era una
mujer, con la gracia que recorría su rostro y la forma
en que había pasado por cada experiencia hasta el
momento, la transformaba en una presencia fuerte y
decidida que pronto se haría el camino como una
figura imponente y llena de respeto.
Hoy el norte se pondría de rodillas frente a ella.

889
La puerta se abrió con delicadeza, y ambas
alzaron la cabeza cuando Niall Horan entró con
suavidad ante la habitación.
El pobre muchacho había sido herido de
gravedad en la batalla, pero gracias a su pronta
atención, su vida se había conservado dentro de él, y
aunque le costó un buen mes en cama sin moverse
mucho, sin esfuerzos ni complicaciones, el príncipe
consorte había sanado extrañamente rápido gracias a
las curaciones infligidas por manos de los expertos.
Aún no estaba bien del todo, claramente, pero
caminar era una de las primeras cosas que había
logrado hacer en los últimos días.
El color había regresado a su piel y sus ojos
azules brillaban más que nunca.
Niall le sonrió con cariño a su esposa mientras
entraba con lentitud y de un corta reverencia a
Isabella, tomaba a Nadine de la mano.
— ¿Lista? —preguntó mientras ella lo miraba
con un cariño infinito.
—Si.
Y ella asintió una vez antes de sentir un golpe de
nervios tintarle el cuerpo entero.

890
(…)
Después de la guerra, después de tanta perdida y
heridos, la gente del norte y del sur se mostraban
débiles y cansados. Pero los días pasaban y por cada
semana que pasaba, el invierno que había sometido a
todo poniente se extinguía y el calor regresaba poco
a poco. Aún el clima esperado del sur, no se
manifestaba frente a su gente, pero era agradable
tener días más cálidos después de todas esas
ventiscas de nieve.
Así que el pueblo del norte se reunió en el centro
de la ciudad sureña. Los alfas y omegas esperaron
pacientemente hasta que la familia real llegara y se
presentara ante ellos. Kargem y su familia presentes
a su lado. Mientras que la reina Isabella presentaba a
Nadine como el futuro de su casa.
En el norte las cosas eran distintas. Habían
pasado siglos sin monarcas hasta la coronación de
Jacob, pero eso había garantizado el trono para sus
herederos. Y aunque nunca se pensó en el plan b, ahí
se encontraban, y la gente, admiraba todo con el
debido respeto. En silencio, mientras el príncipe
Louis decía unas palabras.
Nadine sentía la sólida presencia de Niall a su
costado. Su madre manteniendo una mano sobre su

891
espalda, mientras la joven chica era admirada por su
pueblo con una fascinación que ella no entendía.
Cuando alzó la cabeza para mirar a la derecha, se
encontró con la suave sonrisa de Gemma Akgon;
cuanto la extrañaría. Se había acostumbrado tanto a
su presencia que no verla a diario iba calar en su
pecho de una forma que nunca creyó posible. En
realidad, extrañaría todo. El Krestum, las calles de la
gran ciudad, el vuelo constante de los dragones al
rededor, las vistas al mar, los vestidos grandes y
sobre todo, a la familia real en el sur.
Una nueva etapa de su vida se abría ante ella,
pero, de todas las cosas…, a lo que más extrañaría,
sería a su hermano.
Nadine miraba a Louis hablar y sentía una
opresión en su pecho. Recordó todo lo que hizo por
ella mientras crecían, mostrándole cosas,
enseñándole historia, manteniéndola segura.
Nadie lo admiraría más que ella.
Así que cuando él se giró sobre sus talones para
verla con cariño, ella casi se rompe. Delicada como
un pétalo de flor. Aunque logró encontrar la fuerza
para mantenerse mientras daba un paso al frente y la
gente la recibía con orgullo.

892
No hubo la presentación de muchos títulos
seguidos de un discurso fuerte y decidió. Ella no era
Harry, ella no era Louis o Allenya. Ella era Nadine
de la Casa Tomlinson, hija de Jacob, princesa del
norte, que ahora pasaría a ser monarca.
Retuvo la respiración cuando se agachó y bajo la
cabeza. El norte entero guardó la respiración cuando
Louis paso su corona, a su hermana, colocándola
con suavidad sobre su cabello y dejándola
firmemente en su cabeza.
—Están ante Nadine Tomlinson, reina del norte.
Y ella se irguió, levantándose como una mujer,
una reina, la primera en la historia, que gobernaría,
todas las tierras de Gélida. Y le daría al norte, todo
lo que se merecía.
El norte entero se arrodilló.
(…)
Lo primero que se haría para restablecer al
pueblo de Gélida, era obviamente, regresar al Norte.
La gente partió del sur con reverencias hasta el
nuevo Kargem, agradeciendo la hospitalidad de su
familia y marchando de vuelta a casa.

893
Nadine se despidió de Skyler con una suave
sonrisa y un leve abrazo al igual que Anne y sus
dulces palabras. Incluso se despidió de la misma
manera de ser Isaak, quién nunca se apartaría de su
hermano para cuidarle por siempre, bajo juramento
real.
Aunque sus ojos se desbordaron en lágrimas
cuando Gemma Akgon la envolvió en un caluroso
abrazo, un gesto de completo cariño mientras le
prometía escribir a menudo, visitarla con regularidad
cada que pudiera. Nadine lo juró.
Allenya y su esposo marcharían con ellos al norte
y después regresarían un tiempo a Valle Rakium, la
tierra de los Horan. Por lo que no se despediría de
ellos aún. Pero en cuánto la princesa se alejó de
Gemma, se giró para ver a Louis despedirse de su
madre.
Sintió como su corazón se rompía solo un poco.
Louis sintió su mirada a través de la habitación y
se volteó para encarar a su pequeña hermana. De pie
entre una capa delgada en color azul, con un traje
azul que se ceñía a su piel tostada y levemente
brillante. Su cabello castaño revuelto mientras su
sonrisa se encontraba entre sus labios. Su mano

894
fuertemente sujetada a la de Kargem mientras se
recargaba contra el.
Harry lo soltó con delicadeza y se acercó primero
a Nadine con una sonrisa. La chica omega alzó sus
ojos ante el joven y sonrió con cariño.
—Mi reina, vamos a extrañarla tanto por el
Krestum, nos hará falta su brillo. —dijo hablando
con falsa formalidad, pero siendo sincero con sus
palabras. Los ojos de Harry se tornaron más cálidos,
más verdes cuando la sonrisa se transformó en un
gesto más serio. Sus cejas se arquearon. —Cuidaré
de tu hermano, tenlo por seguro. Será feliz aquí, no
dejaré que nada le pase.
El pecho de Nadine dolió un poco. Pero creía en
las palabras de Harry. Ella le tomó de las manos y
sonrió ante él.
—Sé que lo harás. Eres todo lo que él necesita.
Lo que ellos necesitan. —dijo, refiriéndose al
próximo nuevo integrante de la familia real. Una
sonrisa brillante partió el rostro de Kargem.
—Eso espero. —dijo entre una suave risa.
Cuando Nadine se giró hasta su hermano, se
abrazó a él durante algunos minutos. Suspirando
entre la tela de su ropa, recordando su olor,

895
guardándolo en su memoria para mantenerlo
presente ahora que ella pasaría a extrañarlo a cada
día. Pero tenía que ser fuerte, sabía que volvería a
ver a su hermano y muy pronto.
Aún así, Nadine lloro sobre el hombro de Louis.
—Oye… —llamó su hermano con un tono de voz
suave, mientras la abrazaba y la mecía para
calmarla. —Voy a estar bien, tú vas a estar bien. Vas
a ir a casa.
—Si, pero sin ti. —Nadine dejó que un poco de
infantilismo se colara entre sus palabras. —No
quiero ir de vuelta a casa si no estarás ahí.
—Pero tienes que hacerlo, tienes que llevar a
Ollie, moriría sofocado si no lo regresas al norte…
—bromeó el omega.
—El te va a extrañar más que todos.
— ¿Más que tú?
—Bueno no, pero—
—Lo harás bien, Nad. —susurró el mayor. —
Serás la mejor reina, estarás con Niall, el cuidara de
ti. Y yo te visitaré cada vez que pueda. Lo prometo.

896
—No lo prometas, júralo —ordenó mientras
Louis reía. —Es juramento real, no puedes romperlo
o morirás.
—Lo juro.
—Bien.
Se abrazaron mientras se reían un poco. Y
cuando Nadine finalmente se alejó de su hermano, lo
miró una última vez antes de asentir a su madre y
tomar la mano de Niall para marcharse.
Caminaron en dirección al dragón de Allenya y
se alejaron por la explanada. Nadine se giró una
última vez para ver a su hermano en los brazos de
Kargem.
(…)
Skyler
La guerra había cambiado a todos.
Había cambiado familias a las cuales ya no se
encontraron completas tras la batalla. Había
cambiado a la ciudad, después de que la nieve
conoció el sur por primera vez. Había cambiado a
las coronas de cada reino. Había cambiado a la
gente. Había cambiado a Skyler Akgon.

897
Ella siempre se consideró una chica fuerte. Dura.
Creciendo con dos chicos que amaban pelear y
montar en sus dragones. Aún así, Skyler sabe que
sus primos no son el porqué de su aflicción al
combate, pues recuerda que desde muy pequeña, se
enamoraron en meterla en vestidos blancos y grises,
alisándoles el cabello, estilizándola para asegurarse
de que Daeron y Anne se vieran presentables con su
sobrina en los eventos del reino.
Skyler, la hija huérfana de genes puros. Lady por
nacimiento. Quien había sido prometida al príncipe
Harry cuando ambos aún eran dos bebés. Quien diría
que terminaría convirtiéndose en la guerra más
poderosa en el sur y que su príncipe nunca habría
sido suyo.
Y es que ella había crecido con unos primos que
ella veía como hermanos. Con dos tíos que ella veía
como padres. En un mundo donde el cabello blanco
y la habilidad para no arder la hacían una de las
personas más poderosas vivas. Así que eso, más el
aire de superioridad nativo de su persona, hacían
sentirla especial, poderosa, altiva incluso. Dándose
el lujo de lucir indiferente la mayor parte del tiempo
hacia cualquier persona o situación. Rodar los ojos
nueve de cada diez veces que se le hablaba.
Escaparse con su dragón mientras se suponía que

898
debería ir a clases de tejido o vestirse en vestidos de
seda para presentarse con lores de otras tierras y
encontrar pasión en la charlas como Gemma lo
hacía.
Esa era su vida.
Sin preocupaciones, sin reparos. Riéndose junto a
dos chicos de los que nunca antes creyó despedirse.
Y ahora, después de ir a la guerra, estaba perdida.
Por qué ella nunca vio a alguien morir hasta ese día.
Ella nunca vio tanta gente muerta, soldados que
habían entrado a su lado, regados por la nieve
mientras la sangre escurría. Ella nunca había sido
herida de gravedad y sobre todo, Skyler nunca había
visto a un amigo morir.
Desde que había regresado a Krestum, ella no
había conseguido dormir. No del todo. Siempre
despertaba a mitad de un grito en torno a Liam, solo
Para encontrase en la oscuridad de su habitación.
Aún recuerda cuando se giró y lo encontró sin
vida entre la nieve…
Nunca se va a perdonar no haberlo salvado.
Y aunque espero todos los días que su cuerpo
llegara al sur, durante un largo mes… nunca nadie

899
halló a Lord Liam Payne. Solo a Rodrick, su padre.
Quien fue enviado al norte en un ataúd para yacer
con el resto de su familia en la cripta familiar de
Gélida. Pero no Liam.
Y mientras el resto del reino se recuperaba,
mientras su primos parecían nunca soltar las manos
de sus parejas… ella se encontraba perdida y triste.
Skyler no había vuelto a volar en Dravho desde
que su dragón la salvó a ella pero no a Liam.
No tenía ganas de volver a los cielos.
(…)
Había visto a su primo crecer con una actitud
parecida a la suya.
Para Skyler, Harry era el príncipe, el heredero del
sur… en las burlas que ella y Niall le hacían
mientras bromeaban en cada sitio donde estuvieran.
Niall era el gracioso, el que siempre los mataba de la
risa entre las noches que se iban y se pasaban los
días enteros jugando por el reino, tan alejados como
sus dragones se lo permitían.
Cuando eran niños, Skyler le pondría el pie a
Harry mientras caminaba y él se giraría con furia
mientras la perseguía y luego forcejeaban por las

900
playas mientras Niall les daba puntos por golpes.
Correteaban por los pasillos del Krestum mientras
huían de las lecciones de escritura o cálculo. Se
esconderían uno sobre el otro cada que hicieran una
travesura y los maestres los buscarán para
reprenderlos.
Las cosas no cambiarían mucho en los años
siguientes. Cuando se transformaron en jóvenes y
Niall hablaba con las jovencitas de la cuidad,
encantándolas a todas con su brillante sonrisa y su
carisma desbordándose entre sus risas. Skyler
rodando los ojos porque ya había tenido suficiente y
quería marcharse. Pero aunque cada una de ellas
suspiraba cada que Lord Horan les guiñaba el ojo,
todas perdían la atención cuando el príncipe Harry
paseaba por ahí.
Con ese cabello rizado que dejó de cortar como
un acto de rebeldía. Caminando ruidosamente para
burlarse de los guardias. Riéndose socarronamente
de todo y rompiendo cada regla de cada sitio en el
que se encontrará porque era el príncipe y podía
hacer lo que le viniera en gana. La actitud de Harry
siempre fue así mientras crecían.
Y hacía que las chicas suspiraran a sus lados.

901
Incluso, a veces, Skyler entre ellas. Mucho antes
de que el norte llegara estrepitosamente al sur;
cuando ella solo había escuchado que el príncipe
estaba prometido con ella. Tal vez porque sabían que
Harry era demasiado pedante como para ser
soportado por otra chica o tal vez porque Sky podría
hacer a los herederos puros de nuevo con sus genes,
pero ella creía que en algún momento se casaría con
Harry y así sería el resto de su vida.
Pero claro, de pronto llegó un chico bonito y
delgado, de ojos azules y manos delicadas que tuvo
a Harry a sus pies en menos de un mes y todos sus
planes se evaporaron.
Aún así, Skyler nunca estuvo enamorada de su
primo. Tal vez llegó a suspirar porque era una
adolescente después de todo, y habría sido la fiebre
del momento. Pero ahora, incluso siente que
aquellos sentimientos eran tontos e ingenuos.
Pero ahora Harry era un hombre hecho y derecho.
Con el cabello recortado y las cicatrices de guerra
dejándose ver bajo su ropa. Con los anillos de su
padre, con la porte de rey que tenía… Skyler nunca
imaginó que ese chico que se burlaba de todo y de
todos, ahora era un rey serio que pasaba sus días
inmiscuido en los asientos de un reino que a penas

902
se recuperaba y necesitaba cien por ciento de su
corona. Era extraño pensar que su primo de verdad
lucía como una réplica de Kargem y como su
carácter se tornaba estoico cuando había una especie
de junta en la sala de estrategia.
Pero aún así, sonreía y se reía como un tonto
cuando iba de la mano con el mismo omega bonito
de ojos azules y parecía casi deshacerse cuando este
se paseaba a su alrededor.
Skyler aún rodaba los ojos.
Más cuando se dio cuenta que tendría que
soportarlo por su cuenta. Ahora que Niall se había
marchado al norte con su dulce esposa, la reina de
gélida. Y con la constante tensión de pensar que
pronto, habría un bebé lloriqueando a través del
Krestum por primera vez en dieciocho años. Aun
así, Skyler trataba de no pensarlo mucho.
Aún pasando noches sin dormir, sintiéndose sola
y cada vez más cansada.
Extraña su vida anterior.
Más ahora que Harry había nombrado a Gemma
reina de Dragonscale para ayudarla en sus asuntos
con el reino.

903
Y a Skyler como princesa.
///

904
➳ Epílogo II/II ➳

La última y nos vamos XDDDDDD


Nota: Este epílogo es una recopilación de
escenas. Algunas son antes del epílogo pasado, otras
durante y otras después. Aún así, recorte varias
escenas y planeo publicarlas a modo de extra
después. Así que…, disfruten. ;)
Dedicado a: EstefaniaHernandz y al grupo de
Dragonscale en WhatsApp.
(…)
El embarazo de Louis fue una experiencia
tumultuosa llena de preocupación y nerviosismo
para todo el personal del Krestum.
Desde las doncellas que iban y venían detrás del
príncipe en los primeros meses o que mantenían un
flujo constante a la habitación real cuando el
nacimiento del bebé se acercaba. Con los guardias
manteniendo vigilado al príncipe de Kargem por si
pasaba cualquier cosa. Así como los consejeros
reales que se mantenían alertas por la condición del
joven omega, un chico extranjero que había quedado
en estado por ni más ni menos que el rey de todo

905
Goré; el chico que no solo era un chico, si no, un
príncipe. Príncipe del norte. Que resultaba ser, de la
misma forma, quién llevaba en la próxima corona en
su vientre, el sucesor de Kargem, un Akgon…
Había sido la ironía más grande que jamás se
había presentado en todo Poniente. Pero era real y
así dictaba el destino.
Y más ahora, que Gemma era reina, bajo las
órdenes de Harry -como había acordado con Nadine
Tomlinson, reina en el norte, — las reglas parecían
haber cambiado. Y bajo la dictadura del nuevo rey
del sur, una nueva ley se había formado:
“…La corona pasará a la persona más adecuada
para continuar el gobierno de la dinastía; esto no
dependerá del primogénito o de su sexo…”
Sin embargo, ese era el primer hijo de Harry,
quién era ahora la cabeza de su familia. Kargem. Y
era el primero en su línea de sucesión en tener
descendencia, por lo que estaba claro, que la vista
del próximo heredero, residía en el bebé que Louis
Tomlinson daría a luz culminado su embarazo.
Fuera una niña o un niño.
(…)

906
Louis bostezó mientras cerraba sus ojos y dejaba
caer su cabeza como si fingiera quedarse dormido,
aún encontrándose dentro de la bañera mientras el
agua caliente lo calmaba. Harry fue el primero en
salir, envolviéndose a si mismo en una bata mientras
se secaba el cabello y luego se apresuraba a buscar
la de Louis para ayudarlo a salir.
—Vamos mon paret, —llamó mientras se
acercaba de vuelta a Louis y este alzaba su cabeza
lentamente, encontrando a Harry hincado frente a la
bañera para ayudarlo. Sonrió, porque estaba
agradecido de estar de vuelta con él. Así que alzó
sus brazos y se dejó cargar por el mayor, con sus
músculos y huesos aún quejándose débilmente entre
sus articulaciones adoloridas y moretones que
empezaban a sanar.
El omega se sintió de vidrio cuando Harry lo
cargó con suma delicadeza, sosteniéndolo como si
fuera el objeto más valioso en el mundo.
Envolviéndolo entre la suavidad de las mantas y
toallas para secar su cuerpo desnudo mientras se
adentraban en la habitación. Y, aunque ya habían
pasado varios días desde el término de la guerra,
desde que ambos habían vuelto a estar entre los
brazos del otro, un poco de la brisa invernal seguía
rondando por Dragonscale. El calor llegaba poco a

907
poco, con los cambios casi imperceptibles, pero
constantes.
Mantenía a los aldeanos cansados, pero en calma,
recuperándose de los estragos de la batalla y
esperando pacientemente a que las actividades se
normalizaran para el reino. Mientras que su corona,
Kargem y su familia, curaban las heridas, tanto
físicas como emocionales.
Aún así, la vida continuaba. Y Harry ahora tenía
un reino entero del que preocuparse. Millones de
personas dispuestas bajo su cuidado, su protección;
con el inconmensurable peso de la pérdida de su
padre en sus hombros, siendo consciente de que la
pérdida de Jacob también había dejado un vacío
imposible para el reino vecino. Aún era extraño
pensar que al menos, una cuarta parte de sus
hombres había perecido en la guerra, y unas cuántas
familias y niños se habían quedado huérfanos.
Con la brisa que luego acarreaba cenizas, el olor
de la desolación flotando entre aquella bruma densa
de nostalgia que recorría las calles del sur…, el
ahora, nuevo Kargem, tenía un sinfín de cosas en su
lista, teniendo que preocuparse por todo y tratar de
resolver los problemas de un pueblo que confiaba en
él.

908
Harry estaba demasiado estresado.
Pero mientras sostenía a su príncipe entre sus
brazos, regresando a la cama, se aseguró de
depositarlo con toda la delicadeza del mundo sobre
las mantas y suaves sábanas. Mientras que sentía la
calidez de Louis irradiar de su cuerpo, el latido
fuerte en su corazón y ese brillo en los ojos… que
definitivamente se habían convertido en los únicos
pilares que mantenían al nuevo rey cuerdo y lo
suficientemente fuerte para seguir lidiando con todas
sus ocupaciones día con día.
Aún así, le inquietaba ver al omega lleno de
moretones, con el cuerpo adolorido, cansado y con
los síntomas que empezaron a aparecer a los días
siguientes. Todas esas náuseas y la fiebre que luego
arrebataba contra el cuerpo frágil de Louis, lo
ponían constantemente de los nervios. Y si, Harry
estaba alerta todo el tiempo.
Aún así, el brillo del príncipe no se extinguía.
—Has pasado las últimas semanas tratándome
como si fuera a romperme en cualquier momento. —
comentó el omega con una suave sonrisa, mientras
era depositado sobre la cama. Harry apresurándose a
buscarle un camisón para mantenerlo cálido y
protegido del frío.

909
—No es cierto. —dijo el rizado mientras se
adentraba en los armarios y buscaba algo
reconfortante y cálido. Queriendo poder tenerlo todo
bajo control y cuidar de Louis.
Cuando volvió sobre sus pasos, el omega estaba
al borde de la cama, poniéndose lentamente de pie,
con la toalla cayéndole por su piel tostada,
desnudándolo por completo. Las constelaciones de
moretones se abrían paso a través de su espalda y
piernas. Harry sintió pánico de repente.
— ¡Louis! tienes que sentarte, no puedes forzarte
mucho y—
—Puedo ponerme de pie y puedo vestirme solo,
gracias. —le dijo suavemente, quitándole con
delicadeza la ropa que Harry le traía. El rizado se
congeló dubitativo mientras el omega se ponía de
puntillas y le dejaba un casto beso sobre los labios
antes de alejarse con su ropa.
—Pero yo quiero ayudarte, —dijo el rizado
mientras se sentaba sobre la cama, abatido, y
admiraba a Louis con leve un puchero sobre sus
labios. Preocupado.
Louis desdobló el camisón y no tardó en alzar sus
brazos para pasárselo por la cabeza.

910
—Auch— —se quejó suavemente y Harry se
puso en marcha enseguida, pero Louis lo miró con
una advertencia, antes de que el rizado regresara a
sentarse.
Cuando Louis iba bajando el camisón por su
cuerpo, llegando al área del abdomen, se topó con la
vista de Harry sobre este, mirándolo con una intriga
silenciosa que llevaba pintada en su rostro desde
hacía semanas.
— ¿Qué? —le preguntó, mientras dejaba que el
resto de la tela cayera sobre su cuerpo, cubriendo
finalmente su desnudez y sintiéndose un poco
nervioso. Harry apartó la vista, colorándose un poco
de rojo. —Has estado mirándome así las últimas
semanas ¿ocurre algo?
—No, bueno, yo—
—Harry.
El rizado suspiró.
—Estoy un poco… aterrado.
El rizado lo miró con un poco de miedo entre sus
gestos, ateniéndose a la consecuencias de sus
palabras. Pero extrañamente, Louis solo consiguió
reírse un poco y aligerar la tensión. Suspiró y se

911
acercó hasta Harry, sentándose lentamente sobre el
regazo de este y sonriendo cuando los brazos del
mayor se ciñeron sobre su cuerpo automáticamente.
El omega se abrazó de su cuello.
— ¿Por qué? —le dijo, muy cerca, descansando
su cabeza contra el pómulo del rizado, añorando el
calor de su piel y respirando la esencia que lo hacía
sentir como en casa.
Harry no contestó, suspiró un par de veces,
debatiéndose en si de verdad quería agregar una cosa
más a su lista de preocupaciones; incluso cuando se
le pasaba diciéndole que no había ninguna
complicación con el tema en cuestión. Asegurándole
a Kargem que todo saldría bien, incluso cuando
Louis solo parecía estar más y más feliz cada día que
pasaba.
Sintió la mano del omega sostenerle el mentón
con delicadeza, haciendo que Harry regresara su
vista a esos ojos azules… por los que haría cualquier
cosa.
—Es por el bebé ¿cierto?
Harry pareció ponerse blanco de repente.
—Yo…

912
—Nuestro hijo. —remarcó el omega, con una
sonrisa incomprensiblemente llena de felicidad,
radiante, que repartía luz por todo su rostro. Harry
quería estar así de feliz, pero tenía miedo de que…
cualquier cosa pasara. — ¿A qué le tienes tanto
miedo?
Harry apartó la vista breves segundos y suspiró.
—Tengo miedo de que algo te suceda. De que yo
te haya causado esto y no pueda hacer nada más que
esperar a ver cómo reacciona tu cuerpo… no sé, tal
vez suena tonto pero, no consigo quitarme este
miedo de la cabeza y—
—Harry, por los dioses, —Louis se rió y se alejó
un poco. —Hablas como si esto fuera algo malo.
—… ¿No lo es? —y, no es que Harry no quisiera
tener hijos, o que no le agradara la idea de tener una
familia, pero cada mañana que Louis parecía sentirse
mal y se negaba a salir de la cama o a comer lo que
sea que las doncellas le trajeran para almorzar, Harry
pensaba que él estaba inquieto con el embarazo y
siempre había conocido a Louis como un chico
sereno y paciente, pero ahora estaba constantemente
delicado y sentía que podía desvanecerse en
cualquier momento.

913
Estaba muy preocupado.
—Escucha, —le dijo Louis, quien le miró a los
ojos verdes llenos de inquietud. —Esto no es fácil,
tengo que aclararlo. Pero, no hay nada de malo con
ello. Tengo… los problemas que todo el mundo
tiene cuando está en estado. Pero fuera de eso, estoy
feliz, Harry ¿qué no me ves? ¿Qué tú no estás feliz?
—Claro que estoy… feliz. —dijo, aún demasiado
preocupado como para lograr fingir de una manera
convincente. Louis se rió.
—Bueno, mi madre y Anne han estado hablando
conmigo, así que… puedo entenderlo.
— ¿Qué, sobre qué? —Harry parecía frenético,
era Kargem y tenía la responsabilidad de todo el
continente, pero aún así había cosas que no podía
controlar y eso lo ponían un poco estresado. Miedo a
no ser suficiente y no ayudar lo necesario. Más
cuando se trataba de Louis y su salud.
Louis entrelazó sus dedos contra los rizos de la
nuca de Harry y empezó a masajearlos para relajarlo
un poco. La respuesta fue inmediata.
—Pues… estás preocupado con todo, en realidad.
No has tenido el tiempo de procesar nada, creo
que… podrías estar un poco confundido ¿No?

914
—No, no… —dijo de repente. —Estoy bien.
Louis entrecerró los ojos, pero le miró con una
sonrisa pequeña instalada entre sus labios delgados.
—De acuerdo. —suspiró. Se alejó un poco y
peinó los rizos húmedos en la cabeza del mayor.
— ¿Tú estás bien? —preguntó Harry. Esta vez no
refiriéndose a nada físico, no a los malestares de su
cuerpo, si no, a su situación sentimental.
Los ojos de Louis se ensombrecieron de repente y
Harry se culpó por traer ese tema a colación. Pero
hablar de ellos era un paso que tenían que dar si o si.
El omega suspiró.
—No del todo…, —admitió. —Aunque es aún…
extraño. Como… no logró entenderlo del todo. —
dijo, mirando a Harry con confusión. —Es como,
todos me dan su pésame y me ven con compasión.
Veo a mi madre, destruida y pálida… y entiendo lo
que significa cuando la gente me dice que mi padre
ha muerto, pero es…, como si no les creyera ¿sabes?
Como si mi padre fuera a entrar por la puerta del
comedor en cualquier momento, pero nunca lo hace.
Y me duele, pero al mismo tiempo, sé que no murió
en vano y peleó por su gente hasta el último aliento.
—explicó. —Toda mi vida pasé lejos de él. Y si,

915
tengo buenos recuerdos con mi padre, hermosos
recuerdos, pero aún trato de asimilar que en realidad
jamás volveré a escuchar su voz.
Harry asintió mientras Louis hablaba. Lo sostuvo
más cerca.
—No lo mismo con Liam. —dijo poniéndose un
poco más débil. —… creo que está fuera, que salió
de viaje, no sé… pero es más difícil con él ¿sabes?
Porque desde pequeño viví a su lado. Es extraño,
todavía no lo comprendo del todo.
Harry asintió. A él le habría gustado sentirse así
con respecto a Kargem.
— ¿Qué me dices de ti? —dijo el príncipe omega
mientras se apegaba a Harry, dejándole un pequeño
camino de besitos a través de su mentón. — ¿Hay
algo que quieras decir?
Harry asintió.
—Me siento culpable.
— ¿Culpable?
—Si, siento que debí haber pasado más tiempo
con mi padre… —comentó con la voz baja y grave.
—Tal vez así no sería tan difícil para mí tomar su
lugar. Y mi madre…, dice que estaré bien. Que

916
tengo a Gemma, la tengo a ella…, ellas sabrán
guiarme. Pero aún así, cuando camino por el
Krestum… siento que todos están juzgándome.
Nunca fui un príncipe modelo y ahora no creo que
confíen en mi para manejar el reino. Siento que en
cualquier paso en falso… lo jodere todo.
Louis lo miró con tristeza, compresivo. Suspiró y
se abrazó más a su cuello.
—No lo harás. —comenzó. —No joderas nada.
Lo harás bien, yo tengo fe en ti. Harás a tu padre
orgulloso, créeme. Yo estaré contigo, nosotros
estaremos contigo.
Louis le tomó una de sus manos y le besó los
nudillos. Harry siguió la vista de sus labios y sintió
un poco de alivio dentro de su pecho.
—Aún así, creo que es mucho trabajo para un
solo rey. —comentó el omega.
— ¿Crees que necesite más consejeros, más
asistentes?
—No. —negó rotundamente. —Lo que tú
necesitas es un igual, Alguien que conozca el reino
como tú, quién tenga la confianza de la gente y te
ayude con los asuntos del reino.

917
— ¿Tú?
Louis se rió.
—No, Harry, —sonrió. —Una reina.
Harry alzó las cejas en sorpresa. Aún así, Louis
supo que probablemente debería aclararlo más para
él.
—Gemma. —le dijo y eso pareció abrirle un
nuevo panorama al nuevo Kargem.
Con todo lo que su hermana sabía, con toda la
preparación que llevó desde niña. Sabría llevar el
poder con él. Y eso les daría paso a mayor
descendencia Akgon. Era una terriblemente buena
idea.
—Louis, eres un genio.
El omega sonrió.
—Lo sé, Kargem. —sonrió contra el rizado,
comenzando a repartirle mimos con la esperanza de
relajarlo un poco.
(…)
En los meses siguientes, cuando Nadine partió
con el resto de su corte de vuelta a Gélida, las cosas

918
empezaron por mejorarse en Dragonscale.
Fue el tiempo que mostró mejorías inmediatas.
Con las temperaturas subiendo a cada día, la brisa
trayendo consigo el bochorno y la brisa cálida que
mantenía la piel sudorosa de sus habitantes la
mayoría del día. El sol calando desde su punto alto
en el cielo y haciendo del sur, su sede oficial en todo
el continente de Goré.
Los habitantes volvían a sus labores de siempre;
pronto se regularizó el comercio y gracias a la nueva
reina, Gemma, se movilizaron para comenzar a
mejorar la economía del pueblo.
Harry ya no tenía tantas preocupaciones, pero aún
pasaba la mayor parte del tiempo en la sala de
estrategia, escuchando a sus consejeros para lograr
tomar desiciones acertadas para el pueblo. Aún así,
siempre terminaba consultándolas con Louis porque
el omega siempre tenía una idea bajo la manga y eso
mantenía a Kargem dentro del lado seguro y audaz.
Dragonscale se levantaba de los escombros de la
guerra poco a poco, manteniendo un camino recto
hacia la recuperación de la cuidad, volviendo a
posicionarse prontamente como el imperio más
poderoso de Poniente incluso pocos meses después
de la gran batalla por el amanecer.

919
Aún así, no todo parecía sonreírles.
No cuando Louis comenzó a debilitarse mucho
más al llegar a su tercer mes en estado.
Y es que los médicos reales habían llegado a solo
especulaciones de cuando se había concebido el
bebé y en cuántas lunas el príncipe o princesa
nacería. Manteniendo al palacio tenso, porque no
muchos ahí sabían de omegas y si eso cambiaba
mucho o no las situaciones de salud para el príncipe.
Ser Isaak se mantenía mandando y recibiendo
cartas de Isabella Tomlinson como su guía principal.
Pues ella estaba ocupaba de vuelta en el norte,
cuidando los movimientos de Nadine como nueva
reina y ayudando a su vez, al pequeño pueblo de
Gélida. Así que cuando el guardia regresaba a la
habitación del príncipe, solo llegaba a tener
conjeturas sobre su estado.
Y es que Louis curaba sus heridas de la batalla
con normalidad, pero eso no explicaba lo
terriblemente exhausto que se encontraba cada día.
No era normal. Y poco a poco la corte del sur
comenzó a alarmarse cuando fuertes episodios de
fiebre comenzaron a asaltar al omega a mitad de la
noche, o a la mitad de los días. Manteniendo al

920
príncipe deshidratado, débil, con dolores de cabeza
que le provocaban el vomito constantemente.
Louis estaba pálido y solo era el tercer mes en
estado.
Se la pasaba la mayor parte de sus días en cama
y, cuando parecía mejorar y ponerse de pie, siempre
siendo escoltado por sus guardias, que le pedían
llevárselo con calma para que no le sucediera
nada…, siempre terminaban regresando al príncipe
de vuelta a la cama cuando parecía ponerse cada vez
más pálido y tenían que apresurarle a regresarlo a
sus aposentos. Siempre llamando a un doctor con
ellos mientras que otro avisaba a Kargem el estado
del príncipe.
Así que Harry comenzó a pasar noches sin
dormir.
Porque Louis estaba constantemente apresado por
todos aquellos inconvenientes y él no podía hacer
nada. Absolutamente nada. Más que esperar lo
mejor…, y pasar todas las mañanas por la capilla
para rezar y pedir por la mejora de Louis. Quien
dormiría muchas horas y comería poco para luego
terminar devolviéndolo ya que su estómago no lo
soportaba.

921
Gemma estuvo investigando durante días y días,
hasta que Allenya mandó una carta con el
consentimiento de Isabella. Y el contenido de esta
no había hecho nada más que preocuparlos a todos:
el bebé era demasiado para Louis. Y es que el
omega era frágil, débil de por sí, cargar con un feto
que ni siquiera era de un alfa, sin que tuviera la
mordida de uno para fortalecerlo, estaba acabando
con el príncipe del norte. Además de que Harry y su
familia poseían sangre mágica, humanos más
fuertes. Era como si el bebé estuviera succionándole
la vida al omega de a poco, como si buscara por más
y más cuando Louis ya no tuviera nada que darle.
Esto comenzó a preocupar a sobremanera a todos,
incluso cuando Allenya volvió junto a Isabella de
manera improvisada para ver por la salud del
príncipe, topándose a un Louis bastante delgado y
pálido sobre su cama, mientras su pequeño adomen
abultado dejaba ver que el bebé crecía sin problemas
y que, mientras este no parecía tener complicaciones
en absoluto, estaba manteniendo a Louis al borde y
todos estaban preocupados.
Aún así cuando el omega insistía que estaba bien.
Que sólo faltaban unos pocos meses más y que su
bebé estaría bien. Aún así… Allenya comenzó a

922
investigar por una forma de ayudarlo y lograr
mantenerlo a salvo de… cualquier cosa.
(…)
Fue un día en el que Louis se encontraba en su
habitación, en el que su vida cambió por completo.
Allenya e Isabella habían vuelto al norte para
ayudar a Nadine, quién habría rogado por volver al
sur para ver a Louis, pero que había estado tan
sepultada en sus nuevas ocupaciones como reina,
que no había podido dejar el norte en un momento
tan crítico para su gente. Así que el Krestum volvía
a estar vacío de repente, resguardando a un omega
embarazado que parecía mejorar por días y
empeorar durante otros.
Los cuatro meses se habían cumplido y ahora
había una pequeña barriga redonda, completamente
visible sobre las mantas, que mantenía gestando al
próximo heredero del sur.
Y ese era un buen día…, no había fiebre, no
había náuseas. Pero la cabeza del omega punzaba
débilmente y lo mantenía con los ojos cerrados sobre
la cama. Esperando conseguir unos minutos de
sueño, con la esperanza de que cuando despertara, se
sintiera mejor.

923
Había mandando a Ser Isaak a conseguirle un
poco de agua y alguna fruta para comer, rogando a
los siete dioses para que pudiera comer sin miedo a
vomitarlo todo.
Así que cerró los ojos mientras esperaba y
cuando la puerta de la alcoba se abrió lentamente.
Louis se irguió sobre la cama, pero extrañamente, no
era Ser Isaak, si no, Harry. Admirándolo con la
misma expresión de preocupación que llevaba
profesándole por meses ahora. Aún así, el omega
sonrió porque no había nada que le pusiera más feliz
que tener al rizado cerca.
Harry le acercó la copa con agua cuando estuvo
cerca.
—Hola. —le saludó con una leve sonrisa,
sentándose al borde de la cama, pero lo
suficientemente cerca como para rozar el cuerpo del
omega. Louis se alzó y se acercó para recibir el
casto beso que el rey dejaba sobre sus labios.
—Hey, —contestó el príncipe, agradecido cuando
pudo tomar el vaso y beber de su contenido.
— ¿Cómo te sientes?
—Hoy me siento bien… ¡De verdad! —aclaró
cuando Harry lo miró con los ojos entrecerrados,

924
pero terminó asintiendo. Tomando la mano libre de
Louis y dejándole un leve apretón entre sus dedos
como símbolo de cariño.
—En unos minutos vienen a dejarnos la
merienda. —anunció entonces, suspirando, cansado.
— ¿Has terminado por hoy?
—Si. Los asuntos del reino pueden esperar para
mañana. —dijo en forma de broma. Dragonscale era
el imperio más poderoso en Poniente, era claro que
los asuntos eran demasiado importantes, pero aún así
Harry había optado por déjarlos pendientes para
estar con el omega.
—Harry…,
— ¿Qué? Todos ya estábamos exhaustos,
además, quiero estar contigo.
—Estoy bien. —Louis intentó, pero el color
pálido en su rostro y sus labios secos no lo
reflejaban.
—Eso no es cierto. Ayer casi no dormiste por la
fiebre. Y últimamente estás pasando mucho tiempo
solo, no puedes—
—Harry, estoy b—

925
—No, no lo digas. —dijo acercándose y
quitándole la copa con suavidad para dejarla sobre la
cómoda más cercana. El omega suspiró mientras que
Harry se subió con cuidado a la cama y se acomodó
para que Louis pudiera abrazarse a su cuerpo. —
Allenya encontrará una solución. Siempre lo ha
hecho y tu comenzarás a sentirte mejor. Solo
quedan… ¿seis?
—Cinco meses. —recodó el omega.
—Si, cinco meses.
— ¿Y qué, luego todo irá bien? —dijo Louis,
acurrucándose contra el pecho de Kargem y
respirando de su esencia.
— ¡Claro! Estarás mejor y podrás tener más
libertad de ir a donde quieras y hacer lo que quieras
y—
—Harry, amor ¿si estás contemplando lo que
estar en estado significa, verdad? —Louis se rió,
alejándose un poco del pecho del rizado para verle
con una sonrisa. Harry pareció caer en cuanta de
repente. —Habrá un bebé ahora. La vida ya nunca
será como antes.
—S-si, bueno, pero—

926
—Va a estar llorando y va a tener hambre y
necesitará un montón de atención.
—Bueno, pero eso no es la prioridad ahora. Lo
más importante es que tú estés sano y salvo. Y que
nada te suceda.
Eso había sonado tan irónico y despreocupado,
que resultó cómico para el omega. El rostro de Louis
se partió en una risa radiante que iluminó la
habitación entera.
—Creo que todavía no lo asimilas del todo ¿o si?
—Claro que sí. —contestó el rey, tratando con
todas sus fuerzas de lucir calmado, aún cuando su
cerebro ardía en preocupación la mayor parte del
día.
Louis iba a tratar de nuevo, decirle a Harry que
de verdad había un ser humano creciendo dentro de
su vientre. Una vida, un bebé, el producto del eterno
e infinito amor que Louis sentía hacia el rizado de
ojos verdes y constante ceño fruncido. Intentar, con
la mayor delicadeza posible, que el rey del sur
entendiera, que su hijo o hija… estaba dentro de su
cuerpo. Que nacería, que él y Harry serían padres en
escasos meses…
Intentaría de nuevo…

927
—Escucha, Harry, yo—
Pero entonces Louis sintió una especie de golpe
en su abdomen que lo hizo callarse de repente. Algo
que no le dolió, pero se sintió extraño, porque
provenía… de su vientre.
— ¿Qué? —preguntó el rizado tranquilamente
mientras masajeaba uno de los brazos del omega.
Louis se había quedado a cuadros mientras sentía
como otro leve golpe lo atizaba desde dentro.
Louis se irguio rápidamente y se puso ambas
manos sobre el vientre abultado.
— ¿Qué ocurre? —Harry se levantó con él y lo
admiró con temor mientras las cejas de Louis se
alzaban y un leve rubor rosáceo le coloreaba las
mejillas.
—Es… el bebé.
— ¿Qué, te duele, algo te molesta?
Los ojos azules del omega se llenaron de
lágrimas y se giró hasta encarar a Harry.
—Está pateando.
El rizado se puso pálido y luego frunció el ceño.

928
— ¿Cómo que te está pateando? —Harry casi
parecía completamente indignado.
Louis lo ignoró para poner sus manos alrededor
de su pancita, logrando sentir las patadas del bebé de
nuevo. Su madre le dijo que podría suceder, Anne lo
corroboró.
— ¿Eso es bueno, quieres que llame a un doctor?
—preguntó Harry sin miramientos, demasiado
enfrascado en ayudar a Louis a sentirse mejor como
para preocuparse por otra cosa. — ¿Quieres que te
lleve a-?
—Shhh, —lo calló el omega. Louis tomo una de
las manos de Harry y la llevó a su vientre sin
pensárselo mucho. El rizado se tensó, pues nunca, en
esos cuatro meses, se había animado a tocar a Louis.
Al menos no en esa región de su cuerpo. Harry
estaba intimidado. — ¿Lo sientes?
— ¿Qué debería sen—
Harry se quedó mudo cuando el bebé volvió a
patear.
Y ahí la vida de los dos cambió drásticamente.
— ¿Qué es eso? –preguntó el rey mientras el
brillo destellaba sobre sus ojos.

929
—Es tu hijo… o hija…, está aquí ¿lo sientes? —
dijo el omega, manteniendo la voz gangosa, pues
estaba pobremente reteniendo el llanto. —Está aquí,
Harry.
Y los ojos del rizado se llenaron de lágrimas.
(…)
Desde aquel día, Harry había cambiado
completamente para bien.
Ya no era todo una bruma incesante de
preocupación. Al menos no todo el tiempo. Porque
mientras más pasaban las semanas, Harry entendía
más como era manejar el reino. La constante ayuda
de Gemma en los asuntos del pueblo lo mantenían
cuerdo y un poco más liberado. Había mandado a
Skyler a cuidar de Louis cuando se puso más grande,
un par de meses después y necesitaba que le
ayudaran a levantarse y a caminar.
Y aunque Louis aún parecía el doble de frágil que
de costumbre, aún débil y delgado, la luz en sus ojos
nunca se extinguía.
Mucho menos para el nuevo Kargem.
Ahora, cada vez que llegaba -casi corriendo— a
la habitación, después de un largo día en la sala de

930
estrategia, entraba con plena felicidad para
encontrarse con Louis recostado sobre la cama,
hablando con Skyler, mientras él omega frotaba su
vientre ahora mucho más abultado.
El rey se deshacía de las formalidades en cuanto
llegaba hasta Louis, lo besaba y se agachaba hasta
tener la cabeza a la altura de su vientre, apegando la
oreja y masajeando la piel tensa; hablándole,
contándole sobre su día. A veces haciéndole
preguntas a la que Skyler rodaba los ojos y se
burlaba diciéndole que era un bebé y que
seguramente Harry ya lo tenía harto aún
encontrándose dentro del vientre.
Y por una breve etapa, el embarazo continuó
siendo llevadero, mientras que Louis crecía y se
alimentaba ferozmente, pues el bebé de verdad
estaba exigiéndole mucho. Aún causándole
malestares, pero eso no lograba quitarle de la cabeza
al omega, la felicidad que lo bañaba día con día,
cuando despertaba y se miraba al espejo con un
vientre cada vez más grande el cuál abrazaba
constantemente.
Mientras Harry le repartía besos sobre la piel
cada mañana al despertarse, cada vez más contento,
más feliz, pues ahora de verdad comenzaba a

931
fantasear cuando el bebé naciera y pudiera
conocerle. Ideando escenarios con Louis sobre como
sería criarlo en el Krestum. Enseñándole sobre la
historia de los fuertes linajes de los que provenía,
paseándolo por las calles calurosas del sur,
ayudándole a construir castillos de mar en la playa…
Harry le hablaba a la barriga de Louis,
insistiéndole que no podía esperar más para el
momento en que le obsequiaran su huevo de dragón.
Como si el bebé pudiera entender, al menos
comprenderlo aún…
Louis se reiría, con las arruguitas a un lado de sus
ojos, marcándose cada mirara al rizado encantando,
esperando con la misma anticipación al heredero.
Y más aquel día que Louis soñó por primera vez
en meses; Aquel sueño tumultuoso en que ardía pero
no se quemaba y veía un par de ojos a través de las
llamas. Aún era desconcertante, pero ahora podía
entender qué tal vez esos ojos se trataban de los de
su bebé. Aún así, esa no fue la mayor de la sorpresas
esa noche, por cuando despertó, se giró a Harry con
la felicidad brillando a través de cada parte del
cuerpo.
—Es un niño, Harry, lo soñé. —le dijo cuando
llegó al séptimo mes de embarazo y cada día que

932
pasaba solo detonaba más la ansiedad que sentía por
ya tener al pequeño príncipe entres sus brazos.
Harry resplandeció de orgullo toda esa semana.
Contándoselo a todos los que se cruzaba en el
Krestum. Restregándoselo a Skyler en la cara, quién
ya había apostado porque se trataba de una niña.
Mandando cartas al norte, donde Niall y Nadine les
felicitaban por la noticia.
Porque en los sueños de Louis, había Parecido un
niño de hermosos ojos verdes y el cabello rizado
oscuro que no se materializaba del todo,
mostrándose borroso y un poco opaco en sus
visiones, pero aún así, sabía que su hijo llegaría, que
estaría sano y salvo y se convertiría en el consentido
del castillo tan solo naciera.
Al pasar de los meses Louis ya se sentía cada vez
más en casa. Con las doncellas profesando un cariño
real y sincero por el joven príncipe. Con el consejo
real sintiendo un verdadero respeto por la pareja de
Kargem, al traer al mundo el primer sucesor del rey
actual. Gemma le traería remedios verbales, tés e
infusiones naturales que pudieran fortalecer al
príncipe para mantenerlo listo para el parto.
Incluso Skyler, que pasaba ya la mayor parte de
sus días, haciéndole preguntas a Louis y dándole

933
compañía. Pronto ayudándole a decidir un nombre
para el bebé. Gravitando al rededor del omega,
ayudándolo para ponerse de pie mientras que el
punto más delicado del embarazo llegaba y Louis
comenzaba a debilitarse cada vez más.
Sorprendiéndose cuando Louis tocó, por error,
una lámpara de aceite que aún estaba demasiado
caliente como para quemarle la palma entera de su
mano izquierda. Pero extrañamente… no lo hizo, y
eso hizo que Louis y Skyler se miraran
sorprendidos.
Louis no ardía.
Lo comprobaron poco después cuando llamaron a
Kargem y a Gemma, para demostrarles que Louis
era inmune al fuego como solo los Akgon lo habían
sido desde los primeros tiempos. Y era algo que
probablemente habían podido deducir por su cuenta,
pero que aún era demasiado impresionante a los ojos
de la familia dragón. Harry se quedó a cuadros
cuando Louis, dubitativo, metió la mano al fuego de
la chimenea más cercana… y no ardió.
Aún así, Harry rápidamente alardeó que Louis
necesitaba descansar, así que lo cargó y lo llevó de
vuelta a la cama para que su príncipe no tuviera
problemas.

934
(…)
Los últimos meses habrían pasado rápido… de no
ser porque la salud de Louis decayó
incomprensiblemente en picada y todo el Krestum
contuvo la respiración.
Louis empezó a presentar alarmantes cuadros de
una fiebre violenta que lo estaban debilitando más
de lo que ya habían hecho los estragos del embarazo.
Estaba cada vez más pálido y delgado, sufriendo
constantemente mientras los días pasaban y mientras
se suponía que él debía fortalecerse para el
nacimiento de su hijo…, la situación se ponía cada
vez más delicada.
Para el inicio del último mes, Isabella Tomlinson
y Allenya Akgon habían vuelto a La Capital del sur
para ver por la salud del omega. Poniéndose al
corriente de la situación en cuánto pisaron las ahora
de nuevo, tierras calurosas de Dragonscale, donde
ocho meses después de la guerra junto al trabajo
constante de su pueblo, había renacido poco a poco
en un camino directo y constante a la recuperación.
Aún así, la gente aún mantenía la salud de Louis
y su hijo en sus plegarias. Nadine y Niall desde el
Norte, el apoyo constante de Cinis y Valle Rakium

935
de los Malik y Horan. Y la gran corte real del sur
esperando que todo saliera bien.
Harry cruzándose de brazos en cada revisión
médica, mirando a Louis como un niño asustado.
Dando vueltas enteras por la habitación en las
noches en las que el omega no podía dormir por la
fiebre alta, con las doncellas pasándole trapos
húmedos y brebajes para fortalecerlo.
Isabella Tomlinson incluso sugirió buscar a un
alfa para que Louis fuera marcado y se fortaleciera
para cuando el bebé naciera. A lo cual, obviamente,
el príncipe se negó rotundamente, alardeando que el
bebé nacería pronto y que estarían bien. Sanos y
salvos.
Los doctores y enfermeros no pensaban lo
mismo… pues en realidad no hacía falta de mucha
experiencia para entender que Louis estaba
demasiado delicado como para dar a luz. Aún así…
el omega se mantenía decidido a que podía lograrlo.
(…)
Semanas después, Louis se reía mientras Harry le
hablaba a su pancita.
—…y voy a enseñarte todos los pasadizos
secretos del castillo, así que podrás escabullirte de

936
las lecciones cuando sean demasiado pesadas o
aburridas. —susurró contra la piel del omega,
mientras le dejaba un casto beso.
— ¡Harry!
— ¿Qué? No me digas que nunca te escapaste de
una lección… —preguntó el rizado mientras alzaba
levemente su cabeza y miraba al príncipe.
—No, nunca lo hice. Siempre amé las clases que
me daban. —dijo, orgulloso, pero estaba mintiendo.
Se llegó a escapar varias lecturas con Liam para
poder jugar en los bosques nevados, pero no quería
que su hijo lo hiciera.
—Eso es una mentira descarada, Lou. No le
puedes mentir a nuestro hijo. —contestó Kargem
mientras el omega rodaba los ojos y negaba con la
cabeza.
Harry regresó su atención a la barriga; el bebé
estaba a punto de nacer, tal vez en una o dos
semanas a la mucho. Allenya lo había visto. Por lo
que Louis se encontraba aún más delicado que de
costumbre; ya tenía prohibido el ponerse de pie.
Tenía que beber mucha agua para mantenerse
hidratado y se le pasaban dándole tés y remedios

937
herbales. Aún así, toda la corte mantenía la
respiración las veinticuatro horas del día.
El heredero podría llegar en cualquier momento.
Y fue a mitad de los diálogos de Harry hacia su
hijo, que Louis suspiró para llamar su atención. El
rizado lo volteó a ver de inmediato.
—Ya he pensado en un nombre. —le dijo el
omega, lento, suave. Sintiendo al bebé moverse
dentro de él. Puso sus manos sobre el vientre.
Harry se irguió sobre sus brazos y se acercó hasta
la altura de Louis con las cejas alzadas.
— ¿Ah si? —preguntó con el mayor interés que
podía sostener. El había dejado pro completo en las
manos de Louis, el nombre de su bebé. Harry
insistía que él nunca había sido bueno nombrando
algo, y ahora que se trataría del heredero del sur, no
quería tener esa presión.
Louis le había contestado algo como “Ah ¿y yo si
debo tenerla?” Pero la verdad es que agradecía tener
aquel beneficio. Por lo que se había pasado sus
últimos días en estado tratando de encontrar o
formar un nombre que sonara lindo y significativo
para su hijo. Pero que también tuviera rasgos de los

938
Akgon. Un nombre que mostrara a la perfección la
unión de dos casas tan distintas pero poderosas.
Louis lo había descifrado.
—Quería que se llamase como mi padre, —le
dijo para empezar a explicarse.
— ¿ “Jacob”? Hm, si, suena bien.
—No, espera, todavía no termino.
—Oh.
—Pero, ese nombre es del norte, además, de que
también quería pensar en tu padre. —continuó.
Harry asintió mientras ponía una de sus manos sobre
el vientre de Louis. —Así que, Skyler me trajo
algunos libros y yo pensé en otras cosas y terminé
con una lista.
— ¿Una lista? —dijo Harry.
—Si pero terminé descartándolos todos… —
dramatizó el omega.
— ¿Qué? —Harry se rió. — ¿Al menos podré
verla?
— ¡No! —contestó Louis. —No será necesario
porque ya tengo el nombre.

939
— ¿Y por qué creas todo este alboroto? —Harry
se rió de nuevo, dejándole un torrente de besos sobre
el mentón a su príncipe.
—Porque quería causar emoción… —dijo este
con un pequeño puchero.
—Estoy emocionado.
Louis lo volteó a ver con los párpados caídos
para después fulminarlo con la mirada.
— ¡De verdad, mon paret! —le dijo, acercándolo
y buscando sus labios, Louis se dejó besar por unos
segundos antes de que Harry se separara con un
chasquido.
—Bien… —sonrió el omega. — ¿Estas listo para
oírlo?
—No.
— ¡Harry!
—Está bien, si, de acuerdo, Dake mon paret,
spackov! —dijo cuando Louis comenzó a golpearlo
débilmente con un cojín junto a él.
— ¿Seguro?

940
Harry suspiró y lo miró a los ojos a Louis. Estos
brillaban, la piel del omega brillaba, su cabello se
sentía suave al tacto, el en realidad se veía como un
sueño. Demasiado hermoso.
—Si. —asintió el rey.
—Bueno…, pues… el nombre sería… —Louis se
mordió el labio. Harry lo miró ansioso. —Jaekhar.
Las cejas de Kargem se alzaron y sus labios se
abrieron débilmente.
—Jaekhar… —probó el nombre en sus labios.
—Si… —Louis arqueó las cejas. — ¿Te gusta?
La sonrisa se formó en los labios del rizado
mucho antes de que el pudiera controlarla.
—Es… es un nombre increíble… ¿alguien lo ha
tenido antes? —le dijo con emoción.
—N-no, no que yo sepa. Lo consulté con Skyler
y Gemma, ellas dijeron que no y—
— ¡Es perfecto! —saltó el rizado. —Suena
como…, el nombre de alguien de mi casa pero, lo
has hecho tuyo, personal. Es… un buen nombre.
— ¿De verdad lo piensas?

941
—Si, Jaekhar… Jaek… es hermoso.
—Jaekhar Akgon. —sonrió el omega.
—Príncipe heredero.
—Nuestro hijo. —sonrió Louis antes de sentir a
Harry regresar y acercarse para besarlo con cariño
infinito.
(…)
Dos semanas después Louis despertó a todo el
castillo a mitad de la noche.
El heredero venía en camino.
Y movilizó a todos de un momento a otro. Con
Harry desperezándose rápidamente y calzándose sus
botas mientras llamaba a sus guardias; los gemelos
de cabello oscuro murmuraron un “Dake Kargem”
de forma fugaz antes de desaparecer por los pasillos,
en busca de médicos y del resto de la familia. Ser
Isaak entró de repente en la habitación, saludando
sólidamente al rey y su príncipe omega que estaba
bañado en sudor, retorciéndose entre las sábanas por
las contracciones que estaban atormentando a su
cuerpo.
Harry se mantuvo rondando la habitación con los
brazos cruzados, preguntándole a cada cinco

942
segundos a Louis si estaba bien y solo recibiendo
asentimientos del omega que no dejaba de gemir en
protesta.
Pronto llegó Isabella acompañada de Anne, quien
a su vez traía consigo a Gemma y Allenya.
Cuatro mujeres en la habitación no iban a hacer
nada por los nervios de Harry quien casi se
encontraba arrancándose el cabello para cuando los
enfermeros y doctores llegaron a la habitación.
Y una vez que revisaron a Louis, el diagnóstico
no era nada bueno.
El doctor principal apretó los labios en cuanto
todos se quedaron en silencio para oírle. Incluso
Louis, sintiendo el sudor caerle por las sienes, con el
dolor transitándole el cuerpo entero, con los puños
apretados sobre las sábanas.
Harry frunció el ceño y exigió una respuesta.
—Está muy débil, —explicó. —Demasiado. Su
cuerpo no lo resistirá. El bebé es demasiado para el.
Es un omega y—
— ¿Y cuáles son las alternativas? —habló el
rizado con un tono más alto.

943
—Pues… —el hombre no quería seguir
hablando.
—No importa, yo podré —acotó Louis de
inmediato. Con la voz débil y la garganta ronca. Su
respiración estaba agitada, y el cabello húmedo le
caía por los ojos. Pero estaba decidido a traer a su
hijo al mundo.
—Louis… —Isabella parecía completamente
asustada. Con los ojos llorosos. —Necesitas fuerza y

— ¿Como podemos fortalecerlo? —preguntó
Harry.
Isabella miró al rey del sur con la misma mirada
que el doctor. Anne y Allenya se tensaron, como si
supieran la respuesta y les incomodara.
—La mordida de un alfa, tal vez… —dijo la
madre del omega, quién también estaba nerviosa por
la reacción de Kargem.
Harry tensó la mandíbula y se giró hasta Louis.
— ¡No! —soltó el omega instantáneamente. —
No, yo podré, no necesito que un alfa me muerda, yo

944
—Louis ¡eso lo dices porque no puedes verte! —
dijo Isabella. —Estás demasiado delgado, no has
comido bien, tu cuerpo está muy débil… un parto
será demasiada para ti, créeme hijo…
—Louis, debes oír a tu madre, —corroboró Anne,
asintiendo.
—Anne, usted no entiende, —el oemga intentó
alegar. —No puedo ser marcado con un alfa, no
cuando Harry es mi—
—No importa, si eso es lo que tú necesitas, lo
harás, Louis —hablo Kargem con la voz dura. Pero
en sus ojos había un par de lágrimas retenidas.
— ¡No! —soltó el príncipe, frunciendo el ceño.
— ¿Aquí hay un alfa? —preguntó Gemma,
sonando incómoda, pero pensativa. Allenya le
asintió.
—Ser Isaak es un alfa. —dijo y todos en la
habitación se giraron al joven muchacho que había
sido el guardia del príncipe por más de un año. Aún
asi, Isaak se había criado en el norte y había vivido
toda su vida en la fortaleza Tomlinson de vuelta en
Gélida. Aprendiendo de su padre desde pequeño y
formándose como caballero para servir a la familia
real. Estaba en su código dar la vida por ellos… pero

945
incluso en ese momento, se tensó bajo la atención de
todos en la habitación.
—Ser Isaak, es el caballero de mi príncipe. —
habló Harry con la voz grave, autoritaria. —Usted
tiene el deber de cuidarle, por lo que debe hacer lo
necesario para que—
— ¡No! —Louis volvió a gritar. — ¡No van a
obligarme a nada! ¡Soy hijo de Jacob y soy el
príncipe del norte, mi palabra es ley!
Soltó y toda la habitación lo miró con sorpresa.
Era la primera vez que Louis perdía los estribos,
pero no le importó. Ser mordido por cualquier alfa,
no era opción para él. Daría a luz a su hijo y lo haría
bajo sus propios miedos.
—Louis —intentó razonar su madre. — ¡Si no lo
haces, morirás!
Eso pareció ser un puñetazo en la cara del rizado;
Kargem palideció de repente y se giró hasta Louis
con rapidez. La súplica derramándose por su rostro y
el estrés de las palabras de Isabella cincelandose
sobre su alma de inmediato.
—Lou… —pidió Harry, mirándolo a los ojos y
aunque el omega casi se derrite ante su mirada
herida y preocupada. No cedió.

946
—Yo puedo.
Y como si los dioses hubieran escuchado a cada
plegaria pedida por todos en la habitación, las
puertas se abrieron y dejaron paso a Skyler Akgon,
quién llevaba el cabello blanco, suelto por sus
hombros y miraba a todos con la misma dureza que
la caracterizaba. Rasgo que había ido recuperando a
través de los meses.
— ¿Es tiempo? —preguntó la rubia mientras se
adentraba y se hacía un camino directo en dirección
a la cama de Louis. Nadie le contestó, ver al omega
resistiendo las contracciones fue suficiente, miró a
Harry fugazmente antes de entender el contexto. —
Louis, necesitamos sacarte de aquí.
Todos se quedaron en silencio por la sorpresa en
las palabras de la princesa. Los doctores y
enfermeros fruncieron el ceño, pero nadie estuvo tan
frenético como Kargem tras oír lo que Skyler había
dicho.
— ¿ “Sacarlo de aquí”? —repitió. — ¿¡A donde
vas a llevarlo, de qué hablas?!
— ¿Skyler que tramas? —preguntó Gemma con
la misma exasperación de su hermano.
Skyler rodó los ojos.

947
—No voy a hacer nada malo, —se explicó. —
pero tengo una teoría.
Todos estaban igual de extrañados.
— ¿Cu-al? —jadeó el omega desde su lugar en la
cama. Una doncella le pasó un trapo por la frente
para eliminar el sudor en ella.
— ¡No tenemos tiempo para teorías, Skyler! —
soltó Harry. —Louis necesita una cura, una salida a
todo esto, no vamos a perder el tiempo con tonterías.
Los ojos verdes de la rubia se oscurecieron y
bufó.
—Si, Kargem, ya lo sé. —contestó con frialdad.
—Pero creo que no tenemos muchas opciones ¿o si?
Mi pequeño sobrino va a llegar en breve y no
tenemos el tiempo para que te pongas a la defensiva,
así que escucha lo que tengo que decir y deja de ser
un idiota.
Gemma, Anne y Allenya se quedaron a cuadros
cuando la rubia soltó aquellas palabras. Por muy hijo
de Anne, muy sobrino de Allenya que Harry fuera,
era Kargem y nadie, nunca, se atrevía hablarle así al
rey del sur. Mucho menos a uno tan frenético como
el rizado en esos momentos.

948
Excepto Skyler, claro.
— ¿Qué tienes en mente, Sky? —llamó Louis
mientras Harry apretaba sus puños con fuerza
mientras su prima le daba la espalda y se acercaba al
omega.
La princesa Akgon miró a todos en la sala y abrió
la boca para proferir su idea.
(…)
Llamas.
El calor inmenso.
El fuego.
Los Akgon habían nacido del fuego.
Se dice que el primer Akgon que no ardió, vino
desde lo profundo de la lava, naciendo con el cabello
blanco. Sin arder. Proviniendo de los volcanes, así
como los dragones. La leyenda cuenta que fue, por
el sacrificio de una madre para la vida de su hijo.
Para que naciera con bien.
Y el dios de la Luz escuchó.
Gracias a la devoción de la madre, el hijo fue
amparado por el dios, fue atribuido con varios

949
rasgos que lo harían superior que a los humanos
comunes. No se quemarían ante el calor de las
llamas, portarían el símbolo de la pureza, el cabello
blanco puro. Y sus iguales, criaturas del fuego,
pelearían de su lado; es por eso que los dragones y
los Akgon han sido aliados desde los primeros
hombres. Cuando Dravho Akgon nació y se
convirtió en la primera montura de un dragón de
plata.
El nació de las llamas.
El dejo a sus genes la misma suerte.
Todos su descendientes pertenecían al fuego y
serían cuidados por el Dios que alguna vez, lo
amparó a él.
Y si Louis Tomlinson daría a luz a un Akgon…,
tenía que correr la misma suerte.
Por lo que lo llevaron a la sala del trono, entre
jadeos y ojos apretados. El dolor circulando a través
de sus músculos y huesos. Con la corte real pisando
los talones de Kargem, quién cargaba al omega con
decisión. Skyler liderando la marcha para cuando
llegaron y le pidieron al resto del personal que
preparara una enorme hoguera por toda la estancia.

950
Louis sentia el sudor caer a chorros por su frente
y espalda y jadeaba el nombre de Harry por cada
contracción que sentía, gritando desde el fondo de su
estómago. Apretando la mano del rizado mientras
este lo miraba con preocupación en sus ojos. Aún
así, Harry admiraba a su príncipe y sentía eterno
respeto ante él.
Así como el resto del castillo.
Para cuando las llamas se alzaban con fiereza en
la hoguera, Skyler se giró hasta su primo para
advertirle que el momento había llegado.
Así el resto de la corte contuvo la respiración.
Louis fue despojado de toda su ropa, y fue
cargado por Kargem mientras el resto de la gente se
quedaba helada. Era de noche, con las estrellas y el
cielo oscuro resplandeciendo a través de los enormes
ventanales del gran salón.
Isabella Tomlinson se aferraba al brazo de Anne,
quien le daba fuerzas para esperar por lo mejor.
Y mientras el fuego soltaba chispas y retorcía la
madera bajo las llamas, Kargem avanzó entre el
fuego, adentrándose con Louis en sus brazos para
dejarlo justo en el centro. Las llamas revoloteaban a
su alrededor, pero ninguno de ellos se quemaba.

951
Louis se aferró al cuerpo de Harry, mientras la
humedad del sudor se evaporaba a través del calor.
El omega mantuvo sus ojos cerrados mientras sentía
la fiebre de su cuerpo aminorar, irónicamente,
mientras más tiempo pasaba entre las llamas.
Suspiró cuando Harry lo dejo por completo sobre el
fuego y la duda de dejarlo solo lo carcomió por
largos segundos antes de que Skyler se internara
también y lo alejara.
Esto debía ser entre Louis y el fuego.
No había nada más que ellos pudieran hacer.
Aún la idea sonaba loca y descabellada, pero el
hecho de que un príncipe nacido y criado entre el
hielo del norte, no ardiera entre aquellas llamas…,
dejaba a todos con la boca cerrada.
Louis apretó los ojos y los puños, pero de un
momento a otro, el dolor se extinguió y el calor se
desvaneció. Con sus manos sobre su vientre, Louis
cayó en la oscuridad dentro de su cabeza.
(…)
Un suspiro salió de entre sus labios con fuerza,
como si hubiera luchado por recuperar la
respiración. Aliviado, el aire entró en sus pulmones
de nuevo, no recordando cuando perdió el aire o si

952
perdió el conocimiento… pero ahora sus sentidos
volvían y el dolor que lo había asaltado segundos
atrás se había extinguido por completo.
¿Había acabado todo ya?
¿El había dado a luz?
¿Y su bebé…?
—Jaekhar… —susurró en un tono apenas
audible. Tan débil que ni siquiera causó vibración
por su cuerpo. Louis se sintió liviano, más que
nunca, con la fuerza que no había sentido en meses,
rondando por sus huesos de nuevo. Fortaleciendo.
Se sintió mucho mejor que antes.
Pero, si todo había acabado ¿dónde estaba su
hijo?
—Jaek… —Louis finalmente abrió los ojos y se
encontró con una oscuridad infinita…
Una escalofrío le recorrió la columna entera.
Con la fuerza ya recuperada en sus músculos,
Louis pudo erguirse sobre si mismo, encontrándose
mucho más libre. Y cuando sus ojos se dirigieron a
su vientre… se halló con la superficie plana y
delicada que siempre había llevado toda su vida. Su

953
complexión delgada y pequeña. Se tomó del cuerpo
con sus manos y solo se sintió a sí mismo. Sin
marcas, sin su barriga abultada… sin bebé.
El pánico se extendió por todo su cuerpo,
ardiendo en su cabeza, taladrando en su pecho.
— ¿Harry? —Louis gritó y el eco se extendió por
toda la estancia. Aunque todo era oscuro, sintió su
propia exclamación rebotar por todo el lugar. El
silencio sonando ensordecedor.
¿Dónde estaba? ¿Qué había pasado con el? ¿El
fuego lo había ayudado…?
¿O lo había matado?
— ¡Harry! —soltó ya con las lágrimas en sus
ojos, dejando un largo camino por sus mejillas y con
la respiración agitada. Louis se puso de pie y se
sintió a si mismo solo, frío, fuerte pero débil. Pero el
pecho le ardía, como si aún el corazón latiera dentro
de él. Entonces, si estaba vivo… ¿Donde estaba?
¿Donde estaba su hijo? — ¡¡Harry!! —gritó de
manera lastimera y desesperada. Tan fuerte que
sintió un rasguño tirar desde su garganta.
La angustia formando un nudo en su garganta, su
rostro romperse en una mueca de miedo puro. Las

954
lágrimas nunca cediendo en una constante caída
desde sus ojos azules.
—Harry… —lloriqueó mientras sentía su cuerpo
temblar, el zumbido incesante del silencio apresar
sus músculos, tensándolo e inmovilizándolo. Su
respiración seguía agitada y brusca dentro de su
pecho.
—El no va a oírte aquí. —escuchó que le
llamaban y el sonido fue tan ensordecedor, que le
causó una fuerte oleada de temblores por cada parte
del cuerpo. Louis se giró, pero no vio a nadie. Se
giró de nuevo y tampoco.
Retrocedió, mirando a todos lados, pero nada…
— ¿Quien eres? —preguntó con la voz gangosa,
aguda, temerosa. Miró hacia arriba, hacia el suelo…
pero no había nada más que un mar negro de
oscuridad.
— ¿No lo sabes? —respondió la voz, grave y
aguda. Lejos y cerca. Louis no sabría cómo
describirlo. Pero sentía las ondas de vibración a
través de sus huesos.
—N-no… —admitió.
—Yo si se quién eres.

955
El nudo en la garganta de Louis crecio y le privó
del habla. La angustia quemando en el fondo de su
estómago. La respiración rápida entre sus labios. La
tensión sobre sus hombros crecía y lo mantenía
preso del pánico, del miedo…, pero aún así, el
omega sentía que debía de ser valiente. Y algo le
dijo que si contestaba sabiamente… obtendría lo que
el quería.
— ¿Quien soy? —preguntó y el silencio le
recibió por varios segundos. Pero no por siempre. La
voz volvió a hablar.
—Eres Louis, de la casa Tomlinson. Segundo hijo
de Isabella y de Jacob, heredero al trono de Gélida
desde tu nacimiento. Omega. —contestó aquella
voz. Le erizo la piel. Como cuando un sonido
chirriante suena a través de la estancia y te provoca
escalofríos imposibles de controlar. El labio de
Louis comenzó a temblar, señal del nerviosismo.
Pero aún así, el joven príncipe se mantuvo unido,
aferrándose al último estrago de valentía que tenía.
— ¿Y tu quién eres? —respondió entonces.
No obtuvo respuesta.
No después de varios segundos que se
transformaron en minutos.

956
— ¿No lo sabes? —repitió aquella voz.
—No. —le contestó más confiado. —No lo sé.
Y entonces una pequeña chispa de luz nació
desde el otro lado de la estancia. Y cuando el
príncipe la miró, asombrado, con los puños aún
apretados, con la respiración aún agitada entre su
garganta, esta luz se hizo aún más grande, más
brillante, y el tuvo que entrecerrar los ojos para
mirarla directamente.
Louis entonces lo entendió.
La luz…
— ¿Dónde estoy?
—En ninguna parte. —le contestó.
Tragó saliva y relajó la postura. Sus hombros
cayeron sin fuerza a cada lado de su cuerpo. Su
respiración se alentó.
— ¿Donde está mi hijo? —pidió en un susurro,
con el medio ciñéndose a su pecho. El pánico
rondándolo como una capa.
Y, sin mediar palabra, otra luz se alzó a su
costado, lejos, pero no tanto. Sin embargo, no lo
suficientemente cerca para admirarlo por completo.

957
Pero aquella luz le reveló una bolita de mantas que
se movía débilmente; entre los pliegues reconoció el
brillo de una piel rosada bajo los pliegues de la tela.
«Jaekhar…»
Louis avanzo sin pensarlo dos veces; primero
lento, luego más decidido. Pronto comenzó a trotar y
de un momento a otro… estaba corriendo a través de
la oscuridad en busca de esa luz. Su bebé, su hijo,
quería verlo…
Pero aunque corría, cada vez más rápido, el no
parecía acercarse. No parecía llegar.
La desesperación lo baño y le dejó la peor
sensación de su vida sobre su cuerpo. La impotencia
rondando a través de el.
— ¡Jaekhar! —gritó con la voz derrotada, las
lágrimas cegándolo por segundos.
Louis cayó sobre el suelo frío y comenzó a llorar
abiertamente mientras la imagen de su hijo yacía
frente a él, pero no parecía poder llegar hasta su
bebé.
—Tu hijo. —le dijo aquella voz. —El primer
Akgon hijo de un omega. Me pregunto cómo es que

958
resististe llevarlo en tu vientre durante todos esos
meses…
Louis reprimió un sollozo, mirando al bebé
cubierto entre aquellas mantas blancas.
—Déjame ir con él…
— ¿Ir a donde? Ambos están aquí.
—Déjame verlo…
—Está bien. Esta sano. Habría sido un niño muy
fuerte.
Las lágrimas cayeron sobre los pómulos de
Louis, pero cuando dio un respingo, sintió como su
pecho se saltaba un latido. Se congelo de repente y
de pronto lo entendió todo.
—No… —negó con la cabeza. —No, no él… el
no puede… el tiene que vivir.
—Tu cuerpo no lo soportara. Morirás a mitad del
parto. Él morirá contigo y ambos se quedarán aquí.
Louis ya estaba negando con la cabeza a la mitad
de aquel diálogo. Sus movimientos se hicieron más
fuertes y decisivos segundos después. Se irguió de
nuevo y se giró ante aquella luz. La impotencia
tiñiendo sus siguientes palabras.

959
— ¡No! —gritó. — ¡El no puede morir!
—Si el nace. Tu morirás.
—No me importa, tienes que dejarlo vivir a él.
— ¿Estas seguro?
—Si.
— ¿De verdad?
—Si. —repitió, automáticamente. Sin pensar en
nada más. Habría dicho que si un millón de veces.
No había otra respuesta más. Ninguna otra opción.
Su bebé tenía que vivir, estaba claro.
El silencio lo recibió durante un largo tramo de
tiempo. Pero finalmente, la voz se hizo escuchar de
nuevo.
— ¿Qué pasará con Isabella? —preguntó. —
¿Cómo crees que lo tome Nadine? Ha perdido a tu
padre hace unos meses, no podrán con tu pérdida…,
sería demasiado para ellas.
Louis sintió como su corazón se resquebraja
dentro de su pecho.
—Nadine tiene un reino que gobernar. Podrá.
Tiene a Niall ahora, no me necesita más. Es una

960
chica fuerte.
— ¿Y tu madre?
Louis trago saliva.
—Ella lo entenderá. Sabrá que lo hice por mi
hijo…
Las imágenes mentales de su hermana y su madre
llorando su muerte acribillaron su cerebro. El dolor
casi le fue físico. Aún así, no habría nada que no
hubiera hecho por su hijo. Incluso sin haberle
conocido antes.
Él solo tenía que vivir.
—Y que me dices… de Harry.
El escalofrío que le recorrió, enfrió todo su
cuerpo de un momento a otro.
Cerró los ojos mientras las lágrimas descendían
por sus mejillas.
¿Dejarlo a él…?
—Él…
—El rey del sur. Hijo de Daeron y Anne, el
segundo eslabón impuro de la cadena. Kargem…
¿no es así como le llaman? —dijo la voz. El dolor en

961
el corazón de Louis resplandeció como una
llamarada de fuego que se intensifica. —El joven
rey no podrá con tu pérdida.
Louis echó la cabeza hacia atrás y abrió los ojos,
mirando hacia arriba para deshacerse de las lágrimas
dictando sus bellos ojos.
—Tendrá que hacerlo.
Y es que no había otra opción para Louis. El no
podía dejar a su hijo morir, no lo haría por nada en el
mundo. Y si era injusto… eso no estaba en sus
manos. El destino hablaba ahora y era inevitable.
Tomar la opción correcta era lo único que residía en
su poder, y definitivamente, no iba a escoger su vida
por encima de la de su hijo…
Jaekhar tenía que vivir.
— ¿Enserio haces todo esto por los Akgon? —le
preguntó la voz.
Louis cerró los ojos en una calma inestable que lo
baño entero cuando hubo tomado su decisión
irrefutable. Volvió a presionar sus dedos en dos
puños con fuerza.
Suspiró.
—Si. —soltó sin interés.

962
—Has dejado tu hogar, tu corona… a tu familia,
por quedarte en el sur.
—Si, lo hice.
—Y ahora vas a perder tu vida.
—Si.
— ¿Por qué?
Louis sintió la calma establecerse finalmente
sobre sus huesos, la realización de haber tomado el
camino correcto. Sin remordimientos. Conforme con
su decisión.
Louis respondió de manera plena:
—Por amor.
Y era cierto. Louis lo habría dejado todo por
Harry si solo se hubiera tratado de él. Pero ahora era
imposible no negarse a nada… por la pequeña
personita que soltaba patadas dentro de su vientre y
a la que le había prometido tantas cosas.
Por esos dos… lo habría dejado todo.
Incluso su vida.
—Eres el primer omega que iba a herederar una
corona. Eres el primero que la rechaza. —le dijo. —

963
Eres el primero en tener el don de la visión en el
norte. Eres el omega que fue a la guerra en estado,
que cayó de un dragón… y aún así volviste a casa…
montado en un dragón salvaje.
Louis se giró hasta su bebé.
—Eres el primer omega en dar a luz a un Akgon.
—repitió lo de antes. —Y me dices que todo esto lo
hiciste por amor.
—Si.
—Entonces no mereces morir.
Louis se giró ante la luz de nuevo. Inhalo
profusamente y contuvo la respiración.
—Los Akgon ahora son tu familia, Louis. —le
dijo. —Ya no habría vuelta atrás, lo sabes ¿no?
—Lo sé.
—No podrías dejar el sur nunca, no para siempre.
No podrías recuperar tu corona… nunca.
—No la quiero.
— ¿Lo juras?
—Lo juro.

964
— ¿Sabes quién soy?
Louis asintió, alejando su vista de la Luz, y
regresando su vista hasta su bebé.
—Entonces no me traiciones.
Le dijo antes de que todo se volviera brillante y
que aquella luz se hiciera tan cegadora, a tal punto
de dejarle ciego.
(…)
Los llantos resonaron por todo el salón del trono.
Las llamas se extinguieron al mismo momento en
que Allenya Akgon se arrodillaba entre la brasas que
se apagaban de a poco bajo sus rodillas. Isabella y
Anne se asomaron sobre sus hombros mientras que
Gemma envolvía a Louis con una manta. El omega
tosía entre el humo denso del fuego extinto, pero
extrañamente se recuperaba fácilmente.
—Skyler, trae una manta más —pidió Allenya
mientras su sobrina corría por la estancia y traía lo
que su tía le pedía. —Agáchate, voy a ponerlo sobre
tus brazos ¿si? Ten cuidado.
— ¿Qué…? No— No, yo—

965
Allenya la ignoró por completo y dejó entonces,
sobre aquella manta blanca, un bulto rosáceo,
pequeño y cálido que estaba removiéndose
lentamente entre llantos, y que tan pronto sintió la
superficie estable que lo recibía, se calmó y dejó de
llorar. Se acurrucó entre la tela. Skyler se tensó.
Y ahí estaba… el heredero.
El príncipe.
El siguiente en la línea de sucesión.
—Quiero verlo, —susurró Louis, quien ya estaba
sentado sobre las brazas, tapado entre las mantas.
Con las lágrimas contenidas en sus ojos, añorando,
extendiendo las manos para sostener a su hijo.
Skyler no lo dudó ni un segundo.
Se levantó y miró fugazmente al bebé entre sus
brazos, lo cubrió con delicadeza y un suspiro salió
de sus labios cuando descubrió aquella sensación
que nunca habita sentido hacia nada o algo antes; el
cariño infinito hacia una persona, a una carita
pequeña y unas manitas que se formaban en
pequeños puños.
Un sobrino.

966
Y aunque se sintió vacía cuando lo dejo con
delicadeza sobre los brazos de Louis, la imagen del
príncipe sosteniendo al nuevo príncipe, le dejó una
paz enorme en el pecho de la chica; y no sólo a ella.
Sino al resto de la corte dentro de la sala.
Fue el momento de Louis para admirarlo.
Reprimió un sollozo.
La felicidad que se estableció en su pecho se
acrecentó con los segundos que pasaban mirándolo.
La fascinación le tomó desprevenido y le arrebató
unas cuantas lágrimas; ahí estaba. Después de meses
tortuosos, de noches en vela y dolores
inexplicables…, ahí estaba. El fruto de su amor, el
fruto de la devoción y el cariño infinito.
Louis nunca antes había sentido tanto orgullo por
algo que él había hecho… hasta que lo sostuvo entre
sus brazos.
Cálido, fuerte…, sano.
Y que lo sepa el mundo, que lo sepan todos los
dioses en la tierra; el moriría por esta persona. Este
bebé que se removía ligeramente entre las manos de
su padre, quién lo sostenía con devoción infinita.
Su hijo.

967
—Hola… —susurró con la voz gangosa. Se
sorbió la nariz antes de apegarlo más a su pecho. —
Hola Jaekhar, —saludó mientras el bebé se removía
ante la mención de su nombre. —Si, ese eres tú…
¿recuerdas mi voz? Llevo meses llamándote, estaba
ansioso de conocerte…
El bebé se apegó a Louis, acurrucándose bajo el
sonido de su voz. El omega sollozó de felicidad.
Luego sintió la mirada penetrante de alguien
sobre su cabeza.
Se encontró con los ojos brillantes de Harry,
acuosos por el llanto, sin palabras… completamente
sorprendido por lo que estaba admirando.
Louis le sonrió y la habitación entera brilló.
Así que Harry se acercó, primero dubitativo,
luego con más confianza. Asomó su cabeza arriba de
las mantas y Louis le ayudó a destapar el rostro de
su bebé.
Fue ahí cuando el rizado conoció a Jaekhar.
Y Louis admiró la expresión en su rostro; estaba
maravillado, por completo. Completamente perdido
en el rostro de aquel pequeño bebé que descansaba
entre las mantas blancas.

968
— ¿Quieres sostenerlo? —le preguntó bajito, con
los ojos azules brillando de emoción.
Harry palideció.
— ¿Yo-…estás seguro?
Louis se rió levemente.
—Es tu hijo, Harry.
—Si, pero, si se cae o—
—Vamos, —dijo con diversión. Alargando sus
brazos con delicadeza mientras el Kargem tomaba a
su hijo entre sus brazos por primera vez. Los ojos
verde del rey se quedaron absortos en el pequeño
heredero.
Saludó al bebé en Vehstry al mismo tiempo que
Louis se percataba que las mujeres a su alrededor
lloraban y sonreían con amor.
—Es un bebé grande, —acotó Allenya.
—Es precioso, Louis —dijo Gemma.
—Pido cargarlo después —comentó Skyler,
asomándose sobre el hombro de su primo,
causándole una leve risa al omega.

969
— ¿Cómo dijiste que se llamará nuestro nieto? —
preguntó Isabella, sonriendo entre lágrimas.
—Jaekhar.
—Jaekhar Akgon. —acotó Kargem.
Louis sonrió mientras se sorbía la nariz y
apretaba el agarre de las mantas alrededor de su
cuerpo.
—Oye Louis, —lo llamó Skyler.
— ¿Si? —alzó la cabeza y la miró a los ojos, ella
tenía el ceño fruncido, pero no lo veía al rostro, si no
a la cabeza. — ¿Que ocurre?
Ella se acercó lentamente y se dirigió al cabello
del omega. Todos se giraron a verlo y entonces se
quedaron en silencio.
Un mechón sobre su fleco, empujado hacia atrás
por la humedad, resplandecía de más puro blanco.
Skyler lo peinó con sus dedos y cayó sobre uno de
los ojos de Louis.
Un dragón rugió desde la explanada.
(…)

970
Jaekhar Akgon no fue como las visiones en la
cabeza de Louis dictaban; el pensó en un niño de
cabello oscuro, rizado y de ojos verdes.
Así no fueron las cosas.
Cuando el cabello comenzó a crecer en la
cabecita del pequeño príncipe. Fue del mismo
blanco que del resto de los Akgon. Por completo. Y
se rizó descontrolado por cada mechón que le crecía.
Allenya dijo que era porque el pequeño príncipe era
puro de nuevo, nacido del fuego. Así que era tan
legítimo a la casa como Skyler o Allenya misma.
Sin embargo, los ojos se mostraban en una
condición extraña.
Las primeras semanas el bebé parecía tener los
ojos grises, pálidos, pero conforme pasaba el tiempo,
el color iba saturándose cada vez más, solo que en
un tono distinto en cada pupila. Uno de los ojos de
Jaekhar era azul, con pequeños destellos verdes. El
otro era completamente verde. Y aunque eso fue
completamente raro, Skyler acotó que era la
característica más fascinante de su sobrino.
Aún así, era casi imperceptible. Solo si te
acercabas mucho, notabas la diferencia, pero aún así,
el niño tenía sangre mágica.

971
Creció grande y fuerte, era un niño muy ruidoso.
Lloraba de manera descontrolada cuando Louis o
Harry estaban lejos, pero reía estridentemente
cuando Harry jugaba a esconderse bajo la cama.
Dormitaba entre los cuerpos de sus padres y
resplandecía entre pequeños ronquidos agudos. Con
su piel blanca apegándose a un tono cada vez más
marfil cuando comenzó a salir y ser bañando por la
luz del Sol.
Aprendió a caminar antes de que cumpliera el
año, con la mata de rizos blancos rebotando sobre su
cabeza. Siempre corriendo con sus pequeñas
piernitas, mientras jalaba la mano de Louis, hasta la
sala de estrategia, donde Harry lo recibiría hincado,
con los brazos abiertos para luego cargarlo y hacerlo
volar sobre sus brazos.
El pequeño Jaekhar era una explorador, ruiseño,
feliz, siempre feliz.
Traía a Louis de lado a lado cuando estaba
despierto. Balbuceando todo el día como el
parlanchín que era, haciendo a todos temer de
cuando aprendería a hablar… aún asi, gozaba las
siestas en el jardín y cuando Louis le contaba los mil
y un cuentos sobre la historia de poniente y aunque

972
el bebé no parecía entender nada, miraba a Louis
con fascinación hasta quedarse dormido.
Y el Krestum se había visto completamente
gobernado por la llegada del príncipe.
Se levantaban con los llantos de Jaekhar, que no
se callaba hasta que le daban de comer, movilizando
al todo el personal por las mañanas. Mantenía a los
guardias divertidos cuando el pasaba en brazos de
Louis por los pasillos y el pequeño los saludaba a
todos con sus pequeñas manitas. Robandoles
sonrisas a los maestres cuando llegaba junto a Louis
hasta la sala de estrategia para ver a Harry.
Y provocándole a Kargem una sonrisa de oreja a
oreja cuando el pequeño príncipe pedía sentarse
sobre su regazo para jugar con las figurillas de la
mesa.
Reía en los brazos de Gemma, Anne, o Allenya
cuando los arrullaban para irse a dormir o para pasar
el rato.
Pero sobre todo…, chillaba de emoción cada que
Skyler llegaba con un nuevo juguete del pueblo para
hacerle sonreír y la princesa lo llevaba en los
hombros y le repartía besos estruendosos que lo
hacían partirse de risa.

973
Aún así, Jaek volvía a los brazos de Louis o
Harry al final del día. Dormitando en el hombro de
Louis después del almuerzo o tirando de la mano de
Harry cuando iban a la playa pidiéndole a Kargem
que le hiciera un castillo de arena.
El príncipe heredero reiría entre los brazos de sus
padres.
Porque Jaekhar Akgon no tenía miedos ni
preocupaciones. Mucho menos el día en que, sobre
los brazos de Louis, a un lado de Harry, llegaron a la
explanada de dragones… y alzó sus manos ante un
dragón blanco de escamas doradas. Llamando
también la atención de uno azul que lo miraba con
familiaridad. Otro naranja oliéndolo al reconocer sus
genes…
Jaekhar alzó la mano y tocó a los tres dragones
sin miedo.
Incluso cuando ellos rugieron y se inclinaron en
respeto.
El heredero del sur.
///
:D
Ahora si.

974
Ya acabe.
—Ake.

975
➳ agradecimientos. ➳

Bueno… en realidad no sé como iniciar esto…


pero bueno. Veamos que sale.
Gente, si has llegado hasta este apartado…
muchísimas gracias. En serio, no entiendo como es
que esto sucedió tan rápido, no sé como diablos
creció tanto… bueno eso si sé; por ustedes. Así que
el primer agradecimiento de este libro, va para todos
aquellos que leyeron Dragonscale.
Desde los que siguieron desde el primer capítulo,
hasta los que apenas comenzaron a leer. Estoy
encantada. Con sus comentarios, sus fanarts, su
amor… es increíble el apoyo que me han brindado y
yo no puedo estar más feliz.
En enero yo no era nadie… y ahora miren. Miren
lo que han hecho de mi… nunca terminaré de
agradecerles. Desde el fondo de mi corazón, gracias.
El siguiente agradecimiento va para mi mano
derecha, mi editora, mi otra mitad:
EstefaniaHernandz . Quien ha sido parte vital para
mi desde hace un año. Ella fue la primera persona a
la que le mande el prólogo de Dragonscale por

976
correo. Ella lo leyó y me ha estado apoyando desde
ese momento con este y más proyectos. Sin ella no
soy.
Gracias Estef.
El siguiente agradecimiento va para el grupo de
Dragonscale en WhatsApp. Las señoritas de ahí me
dan vida. Y fíjense que yo no soy de grupos… me
encanta el ambiente que hemos creado ahí. Chicas,
las quiero y gracias por estar.
Las amo a las +30 de ustedes.
También mención especial para
WelcomeToShades quien es mi guía. He sido tan de
su trabajo desde hace años y ahora que cuento con
su ayuda, la consulto siempre en todas las decisiones
importantes de mi trabajo. Encantada con ella y la
forma en la que me trata. Te adoro dude! Gracias
Y finalmente, a la gente de Stars in our eyes…
gracias por seguirme. Gracias por apoyar el proyecto
de todos lados.
Ha sido un placer escribir esto para mi y para
ustedes.
Gracias por hacerme tan feliz.

977
Brindo por todos ustedes ¡y por los que vienen!
Gracias mon Ledrath!
—Ake
18-11-2019

STREAM WATERMELON SUGAR

978
➳ BROMA XD ➳

EXPLICACIÓN:Hace algunos ayeres, publique


este capítulo con una intención: HACERLES UNA
BROMA. Jajajajajaj siempre fue un sueño que
llevaba reprimido por años, así que, lo intenté y lo
disfruté mucho!!! Así que, los comentarios que
lleguen a ver, son de aquel bello día. Sin mas, lo
traje de vuelta para que la gente lo pueda leer, así
que disfruten y ríanse!
—Ake.
Dedicado a __hades , EstefaniaHernandz y
WelcomeToShades , mis mejores amigas ahorita
mismo, como de que no.
😔
(…)
Louis se despierta con un nudo en la garganta. Es
media noche y la luz de la luna se filtra a través de
los grandes ventanales de la habitación de Harry.
Espera encontrarse con el cuerpo del rizado, pero
le sorprende encontrarse solo de nuevo en aquella
gran cama; espera escuchar algún ruido cercano, o

979
tal vez alcanzar a divisar alguna de las antorchas por
el baño o los vestuarios, pero nada. Aquella
habitación del Krestum está sumida en plena
oscuridad.
— ¿Harry? —llama, alzándose sobre la cama,
sentándose sobre las sábanas y divisando entre las
sombras, las grandes puertas de la alcoba abiertas de
par en par.
Louis frunce el ceño ¿que estará sucediendo?
¿Por qué no hay ninguna luz encendida?
Normalmente los pasillos del Krestum siempre están
bien iluminados incluso tratándose de noche, y aún
más, se trata de los pasillos de las alcobas reales…
¿Por qué no hay nadie?
Louis siente como su sangre se hiela para cuando
decide levantarse y el suave camisón de tela azul le
cae por sus delgadas piernas. Siente la frescura del
suelo de mármol cuando sus plantas de los pies lo
tocan y siente un espasmo recorrerle la columna
cuando camina y no hay ningún sonido presente. Ni
siquiera la ciudad a lo lejos profesa ruido, es como si
estuviera en otro de sus sueños extraños… pero sabe
que no lo está; nunca ha soñado en algo parecido,
nunca estando en el krestum y en realidad… todo
luce nítido, real.

980
Louis se acerca a tomar uno de los pilares de
madera de la cama para cerciorarse.
—Harry —llama de nuevo, pero vuelve a ser
recibido con la plena calma de un lugar que parece
desierto.
Se aproxima hasta las grandes puertas de la
habitación, se asoma por los pasillos y… no ve nada.
Absolutamente nada. No hay guardias ni sirvientes,
o alguna otra persona. Incluso los balcones que
muestran los jardines parecen oscuros, como si
alguien hubiera apagado cada antorcha de aquella
increíblemente enorme fortaleza.
Nunca hacían eso…
Louis teme. De verdad… hay un nudo muy
pesado en su garganta. Esta a punto de tener una
crisis nerviosa. Probablemente debería ir hasta la
alcoba de Liam… o de sus padres. Necesita que
alguien le diga que esta sucediendo.
O… ¿podrá llegar a la sala de estrategia? ¿Estaría
muy lejos?
Lo cierto es que Louis a penas y reconoce los
caminos a plena luz del día, ni se diga a oscuras…
pero, tiene que intentar ¿no es así? No puede
quedarse en la habitación esperando ¿verdad?

981
Con su respiración agitada, y el pulso resonando
en todos los rincones de su cerebro, Louis inicia la
caminata por el pasillo, de a poco, esperando que
pronto se encuentre con una luz que guíe su camino.
Cuando llega hasta los balcones, se encuentra con
los jardines oscuros, aunque las fuentes aún
funcionan y parecen mantener su ritmo constante.
Aún así, Louis siente el pavor inundarlo cada vez
más, conforme pasan los minutos y el no siente la
mínima señal de vida.
Está girando en dirección a la alcoba de Liam
cuando escucha un golpe sordo.
Un muy fuerte golpe que parece como el de un
peso completamente enorme caer contra los suelos
del castillo.
¿Qué fue eso? ¿De dónde provino?
Algo le dice que viene del gran salón…
Louis cree que puede llegar hasta el aún a
oscuras. Cree que puede lograrlo. Así que comienza
a caminar con premura, sintiendo el frío suelo cada
vez más rápido mientras sus pisadas se convierten en
un trote seguro y poco a poco, sea él corriendo por
los pasillos del Krestum mientras sus respiración

982
comienza a ser el único eco resonando por todo el
lugar.
Es a la punta de las escaleras del gran palacio,
que nota finalmente los rayos de alguna luz
proyectada hacia abajo. Es una antorcha, que debe
estar en… el gran salón ¡lo descifró! Ahora solo
tiene que llegar.
Louis baja rápidamente, avanzando lo más rápido
que sus piernas le permiten, hasta que gira sobre la
entrada, pero algo caliente y húmedo lo hace perder
el equilibro, haciéndolo resbalar; aún así, el príncipe
omega es lo bastante rápido para prevenir la caída y
se toma de uno de los muros junto al arco de la
entrada. Se frena antes de caer de bruces contra el
suelo.
Cuando mira hacia abajo, se encuentra con el
rostro de un guardia con los ojos abiertos y la mirada
perdida. Tiene la boca entre abierta y un hilo de
sangre corre hasta su cuello. Louis se horroriza
cuando ve como su garganta cortada se abrió y
liberó todo el torrente de sangre con el que el casi se
resbalaba.
El príncipe se tapa la boca con una mano para
evitar sollozar con fuerza mientras se aparta,
alejándose lentamente del cuerpo. La lanza esta

983
también sobre el suelo y sus manos están inertes a su
lado como el resto de sus extremidades. Louis gira y
advierte a otro cuerpo casi enseguida.
Son los gemelos… los guardias. Quienes lo
recibieron en su primer día…
A él… y a Nadine… a Liam.
Su hermana…
— ¿¡Nadine?! —Louis profesa a mitad del
pasillo, pero rápido siente una mano ceñirse sobre
sus brazos, alentándolo a su cuerpo e impidiéndole
el movimiento. Antes de seguir gritando, una mano
de pone sobre su boca y lo priva de pedir ayuda.
Louis se revuelve, sintiendo sus ojos llenársele de
lágrimas, pataleando, y removiéndose contra el
cuerpo pero es inútil. Este es muchísimo más fuerte
y el es solo uno omega. El pánico en su pecho está
comenzando a quitarle la respiración… o es la mano
contra su nariz, por que no puede respirar, no puede
inhalar y solo puede oler… el cuero de su
armadura… su esencia a brisa del sur…
—Quédate quieto. —Le susurra con delicadeza,
pero su voz no es para nada como suena siempre.
Es… autoritaria, casi burlona, casi… casi no la
reconoce.

984
Louis lloriquea en los brazos de Harry.
—Shhhhhh —susurra mientras Louis comienza a
llorar, haciendo el panorama aún más borroso. Sigue
viendo aquella luz a la lejanía, pero aún no sabe de
donde proviene. Y aún siente la sangre empapando
sus pies. — ¿Problemas para dormir, príncipe?
Harry suena sucio, vulgar, ajeno… este no es el
príncipe dulce que le tiene acostumbrado. No es para
nada el muchacho que lo espera para almorzar…
este no puede ser Harry, esta no puede ser la vida
real.
Definitivamente no.
—Oiga príncipe, no llore, si llora no podrá
contemplar la sorpresa que hemos estado
preparándole… —y aunque suena como Harry,
huele como Harry y se sienta como Harry… Louis
se siente violado bajo su toque.
Louis gime de nuevo contra la palma de Harry.
Piensa en Liam.
En Nadine.
En sus padres…

985
¿Donde están los guardias? ¿Por qué hay dos
muertos en la entrada del salón? ¿Donde está
Kargem?
—Eso es…, calmado… —le dice Harry mientras
Louis siente como sus lágrimas caen por sus
mejillas, empapándolas, mientras la mano del
príncipe del sur lo libera de la presión de su boca
para sujetarle mejor de los brazos.
—Harry…
—Shhhhh, no llore mon paret… —se ríe en tono
bajo mientras Louis comienza a parpadear para
alejar todas las lágrimas de sus ojos, aclarando su
vista; Harry lo lleva por lo que parece el gran salón,
a un sitio medio iluminando. Lo lleva de espaldas al
trono, como si estuviera ocultándole algo.
— ¿a…-a… donde me llevas? —pregunta cuando
su vista se aclara sobre los cuerpos de los gemelos
sobre el suelo, ya desangrados.
—Voy a enseñarte una sorpresa… —le dice le
príncipe de manera espeluznante.
— ¿Donde está mi familia…?
—Shhhhhh, ellos estarán pronto contigo…
¿Qué?

986
¿Qué sucede, Harry?
¿Por qué?
— ¿Estás listo? —susurra el rizado contra su
oído, mientras más lágrimas descienden de los ojos
del omega, el niega con la cabeza, porque acaba de
entenderlo. Lo peor… su miedo más grande. La
traicion…
Nunca tuvo que haber venido al sur…
—Ta-daaa… —Harry le dio la vuelta para que
Louis pudiera contemplar su sorpresa.
Y es el gran salón del trono, como si nada, pero
luego louis siente una gota espesa caerle sobre la
frente y para cuando se gira…
Encuentra a Nadine colgada del techo.
La mirada perdida, la sangre cayéndole por los
pies igual descalzos.
A su derecha esta Isabella Tomlinson,
desangrándose.
Jacob está más allá y Liam…
Liam esta decapitado.

987
—WEY QUÉ PEDO—dice Niall, entrando de
repente.
— CORTE! —grita Ale desde su silla de director.
—NIALL ¿¿¿QUE TE DIJE SOBRE HABLAR EN
LA TOMA?????
Harry suelta a Louis mientras niegan con la
cabeza.
Se encienden las luces liberando el set de
Dragonscale.
—PERDON, ES QUE ESTO ES MUY RARO!
—salta el Rubio.
—SE LE LLAMA BROMA, NIALL! —dice
Louis recibiendo una toalla para limpiarse el sudor
falso, mientras que __hades le sostiene una bebida
y le suelta aire con un ventilador de bolsillo.
—Ale se va a enojar contigo… —dice Harry
mientras EstefaniaHernandz le acomoda la peluca y
le retoca el maquillaje.
—¿¡DONDE ESTA ESE CABRON?! —grita Ale
desde el otro lado del set, mientras se dirige con
rapidez a Niall, —AHÍ ESTÁ, ATRÁPENLO,
Sus guardias corren tras el rubio, así que Louis y
Harry se apartan mientras Ale viene en busca de

988
Niall, este se escapa, alejándose fuera del set.
—Ahhhhhhhhhgggggg lo voy a MATAR!!!! —
dice la mexicanita mientras se detiene a la altura de
sus protagonistas. —Voy a matarlo en el siguiente
capítulo…
— ¡No, no lo mates! —pide radiantes en el
público.
— ¡Amo a Niall! —grita LadyAkgon .
— ¡Me acaba de arruinar mi broma!
—Bueno, si lo matas, a quien vas a meter como
relleno? —dice Skyler a mitad de tratamiento
exfoliante dado por WelcomeToShades .
—Hum, no lo sé… al primero que me
encuentre… —dice Ale mientras Harry y Louis se
encogen de hombros y se toman de las manos.
—Bien, suerte con ello. —dice Harry caminando
en dirección a su camerino de la mano del Louisito.
— ¿A quien vas a meter? —dice Liam vestido en
una bata de seda y un puro entre sus labios.
—Mmmm, no lo sé, Niall ya me estaba cargando
la pila con eso de sus historias de Golf en Instagram
y lo que dijo de modest… —dice Ale cruzándose de

989
brazos, negando con la cabeza mientras sostiene el
guion de dragosncale en sus manos.
— ¿Le habló a Shawn? —dice Liamsito.
—Nel, ahorita anda de tour. —dice Ale pensando,
hasta que tiene una idea. Sonríe mientras chifla en
dirección al señor de la limpieza.
—Oiga, señor… ¿quiere un papel estelar en mi
fic? —pregunta la gordita.
El moreno, que fregaba los suelos del set, se quita
los audífonos y después de fruncir sus labios, dice:
—Órale va.
— ¿Como te llamas? —pregunta ale.
—Zayn.
—A cámara, —asiente La Niña rata, —Pues
bueno, ahora si, posiciones gente, que ahora si se
nos viene el maratón de 30k, ÓRALE ESTEFANIA,
APÚRATE CON LAS LUCES!!!!
(…)
Okey si no entendieron esto -.— es una BROMA.
Siempre quise hacer esto
Mep3r d0nan¿

990
Y miren, yo se QUE ME QUIEREN PEGAR,
PERO, también les digo: agarren el pedo. Jajajaja
sIEMPRE quise hacer algo así. Y lo amé. Pero
ALTO, Que aquí todos ganamos.
Tendrán su mini maratón de Dragosncale pronto
¿okey? Denme tiempo de escribirlo bien. Se nos
vienen tres capítulos. Por favor, ténganme me
paciencia. Me acabo de tomar una semana de
descanso de la fic, espero que entiendan que este
tipo de procesos creativos no se dan de la noche a la
mañana, sin embargo… llevaron a Dragonscale a los
30k y eso como que WOW, gracias de verdad 😳 los
amo con todo mi corazón. Enserio.
Así que, nos vemos pronto con el maratón.
No se arrepentiran, y ya perdón.
Jajajajajaj

991
...

:)
La nieve crujía durante cada pisada, había dejado
de nevar hacia un par de horas.
Cuando la guerra terminó.
Y, según lo que había oído…, el príncipe Harry
Akgon había sido el héroe. Vengando la muerte de
Kargem… o eso era lo que estaban ya murmurando
en las orillas del campo de batalla, donde los heridos
comenzaban a ser trasladados de vuelta al sur, a
Dragonscale, para poder curarse y levantarse de
nuevo; como el resto de la ciudad, como el resto de
las tierras en Goré.
¿Que vendría ahora?
¿La paz…?
¿Paz para un chico como él…? Un chico omega
que avergonzaba a su familia, que no significaba
nada para el linaje de su casa… tal vez la paz que
tanto ansiaba no se encontraba en Cinis, no bajo el
escudo Malik.

992
Tal vez Zayn no pertenecía ahí.
Trato de bajarse; la blanca bola de pelo blanco
aún lo mantenía sobre su lomo.
“Ve y protégete, Nix cuidará de ti, te buscaré
cuando acabe….” escuchó como la voz en su
cabeza, resonaba con fuerza, como un grito a la
lejanía que le puso la carne de gallina.
Zayn se tensó.
Pero antes de que pudiera moverse y bajar del
lomo de aquella loba, está pareció anticipar sus
movimientos y comenzó a moverse con rapidez. El
omega se aferró a su pelaje mientras la criatura se
movía con fiereza entre la densa bruma que perecía
a la guerra. El humo pesado del fuego de dragón
cubriendo su campo de visión…
Zayn cerró los ojos mientras Nix lo conducía a
través de la nieve y pasados unos segundos, la
velocidad disminuyó.
Probablemente el omega debió aprovechar ese
momento y bajar de Nix, regresar con el resto de los
soldados y esperar instrucciones…, pero algo fue
mucho más importante para el. Por qué de pronto
descubrió que la loba, no estaba actuando como un

993
animal común y corriente. No corría solo por que si,
no escapaba, no huía… estaba buscando algo.
Raspaba el suelo con sus patas, olfateaba la nieve
y alzaba sus orejas en busca de intentar localizar un
sonido…
Un nombre retumbó en el cerebro de Zayn.
—Liam…
Y cuando lo pronunció, Nix volvió a la carrera.
El omega se sujetó nuevamente y comenzó a
moverse con rapidez bajo el humo. Zayn miraba a
todos lados, en busca también del mismo objetivo,
pero no lo veía en ningún lado. Se paseo sobre el
lomo de Nix durante varios minutos… hasta que la
loba pareció frenarse y comenzar a seguir… un
rastro.
La respiración del omega se volvió entrecortada y
una sensación, parecida a la angustia, tiñió su pecho
de un momento a otro.
Mucho más cuando el rastro que Nix seguía… se
convirtió en un rastro de sangre.
Zayn ahogó un gemido.
La luz del amanecer rasgó el cielo y Zayn lo
notaba cada que miraba hacia arriba. Pero cuando

994
sus ojos volvían al suelo, Nix seguía persiguiendo
un sendero rojo que no daba un buen augurio.
Entonces la loba se frenó, se detuvo y Zayn
pareció esperar por su respuesta. No la obtuvo.
Un gran torrente de humo le impedía pasar. El
omega frunció el ceño, pero tuvo una corazonada.
Bajó del lomo de Nix.
Sus piernas le temblaban, el frío perturbaba sus
huesos y el vaho se arremolinaba junto a su boca.
Pero se mantuvo avanzando directamente hasta que
se adentró entre la bruma y siguió el rastro de
sangre.
Su corazón latía cada vez más rápido.
Nix no se aventuraba a venir.
El omega sintió un espasmo de nerviosismo,
recorrerle la columna…
Y entonces. La bruma se aclaró. El humo se
desvaneció y ante él, se reveló un escenario que lo
congeló por completo.
El labio inferior le temblaba violentamente y sus
nudillos crisparon cuando apretó sus manos en
puños. Las lágrimas le nublaron la vista.

995
“De pie, anda.”
Se recordó a sí mismo girarse y ver al alfa
ayudándole a ponerse pie. Lo recordó riendo en los
entrenamientos. Lo recordó sonriéndole cuando lo
curó cuando se picó con aquella rosa…
Liam…
Zayn sintió las lágrimas descender por su bello
rostro cuando se percató de que el cuerpo entre la
nieve, oculto entre una pesada armadura y
borbotones de sangre, pertenecía al único alfa que le
había sonreído con sinceridad en toda su vida.
“Ve y protégete, Nix cuidará de ti, te buscaré
cuando acabe.”
Le dijo, aún cuando no había entablado tantas
conversaciones con él en el pasado. No cuando a
penas y se conocían. Aún cuando Zayn no era nada
para Liam… él lo había salvado. Sin miramientos.
Con seguridad…
Liam había salvado la vida de Zayn…
Pero no la suya.
En realidad, no lo pensó mucho.

996
Entre lágrimas y vista borrosa, se arrodilló ante el
suelo, sus rodillas empapándose de sangre helada.
Entre lágrimas y jadeos, logró encontrar unas
manos heladas entre la nieve, pero no se lo pensó
mucho cuando jalo de estas para traerlo consigo.
Zayn era solo un omega, Liam era un alfa con
complexión de guerrero. Le sacaba una cabeza de
alto, pero eso no iba a retenerlo. No cuando recordó
los bellos ojos avellana de un alfa que no parecía ser
tan duro como el resto, quién había optado por ir a
hablarle… a él, a Zayn…
Las lágrimas nublaron la vista del omega.
— ¡Nix! —llamó a través de un sollozo.
La loba apareció bajo la niebla y comenzó a
mover la cola de manera descontrolada mientras
olfateaba el cuerpo de su dueño. Saltó sobre Liam
como si este pudiera regresarle el cariño, pero Nix
comenzó a chillarle cuando el alfa no le
correspondió.
Entre lágrimas y varios intentos fallidos, donde
Zayn trataba de que la loba se quedara quieta y se
agachara para ayudarlo a subir a Liam sobre su
lomo, hubo gotas de sudor que corrieron por las

997
sienes del omega, tratando de levantar el cuerpo del
alfa sobre sus delgados brazos.
Hasta que lo logró.
Logró subir a Liam hasta el lomo de Nix,
subiéndose el también, para luego correr lejos de
donde estaban, alejándose de cada ojo humano,
buscando las sombras entre colinas alejadas.
Siguiendo el mismo camino que Zayn había
encontrado por sus propios medios, hacia un plan
que ahora mismo se reescribía sobre su cabeza; ya
había planeado huir después de la guerra. Había
apartado una pequeña maleta con sus pertenencias
bajo unas rocas a las afueras de Dragonscale.
Después cruzaría el desierto de Litoreh, hasta los
muelles al este de Valle Rakium, donde tomaría un
barco y huiría a las islas libres.
Donde ser un hechicero no sería mal visto como
en Cinis.
Donde ser un omega varón no le quitaría las
oportunidades.
La gente solía tener la mente más abierta ahí; así
que ahí se dirigiría. Pero ahora, tenía un nuevo plan,
antes de partir. Pues el alfa que se hallaba inerte
sobre el lomo de su loba le recordaba que detrás del

998
mundo gris y oscuro en el que Zayn Malik se había
criado… había colores y lays a través de la sonrisa
de un castaño de piel blanquecina.
Así que no, no se lo pensó mucho cuando echó
por la borda todos sus planes.
Porque si, detrás de la piel luminosa del omega,
del halo dorado en sus iris, ese… brillo en general
en su persona tenía un motivo; pues cuando Zayn no
encontró nada más que el rechazo completo de su
familia al presentar, encontró la confianza y el
refugio que tanto buscó, en los libros de la sección
prohibida de su castillo.
Libros de magia, encantamientos, pociones… y
ser brujo en Cinis tenía su condena. No era bien
visto, por muy hijo de Lord que fuera el moreno,
seguro y si lo descubrían, habrían montado un
escándalo y excusarse de esa forma para deshacerse
de Zayn de una vez por todas.
Y no todos tenían el don, no como él.
Que había demostrado tener suerte en sus
pequeños encantamientos, en sus brebajes
especiales… en sus hechizos.
E iba poco a poco, tratando consistentemente.
Enfrentando fracasos y decepciones, como triunfos y

999
hallazgos mágicos. Por eso huía al este de Goré,
donde encontraría las respuestas a sus preguntas y la
guía que necesitaba para prosperar.
Pero la resurrección era algo casi imposible para
él. Porque lo había leído, una y mil veces, incluso
comenzó con las flores muertas del jardín en el
Krestum… y había tenido éxito, a medias.
Hasta que los mechones del cabello de un
príncipe con sangre mágica corriendo por sus venas,
cayeron sobre las baldosas del castillo y Zayn tuvo
la buena suerte de conservarlo…
Entonces el omega llegó hasta una cueva con
poca luz, arrastró a Liam y preparó un brebaje
siguiendo las recetas grabadas en las paredes de su
mente. Con las hierbas que había ido colectando,
con los talismanes y las palabras que había
memorizado desde sus primeros años de vida. Con
sus manos sanadoras, sabias, despejó al joven Lord,
el guerrero, de su armadura, de sus pesadas botas
llenas de sangre y atendió rápido una herida que
llevaba horas bajo las costras de sangre.
Con los músculos tensos y fríos como el resto de
cuerpo, Zayn titubeó el tiempo entero en que tardó
en hacer los conjuros y hechizos debidos. Con las
lágrimas arremolinándose a través de sus ojos cada

1000
que parpadeaba y veía a Liam sin vida sobre el suelo
de una cueva oscura.
Y lo intentó, con todas sus fuerzas, en verdad…
Pero no parecía estar haciendo efecto.
A pesar de que la paciencia se mantenía en cada
vez que repetía las palabras, se encontró a si mismo
perdiéndola mientras los minutos se convirtieron en
horas y no había éxito en sus conjuros.
Tal vez había llegado demasiado tarde.
Tal vez no era tan buen hechicero como se creía.
Tal vez era la vida, dándole la espalda una vez
más.
Así que Zayn gritó con frustración cuando, con
impotencia, se dio cuenta que nada de lo que dijera o
hiciera iba a salvar a Liam de la muerte.
Una a la que se había rendido por Zayn…
¿Cómo iba a vivir ahora? Con ese tipo de peso
sobre sus hombros…
El omega caminó fuera de la cueva, la luz de la
luna lo recibió con debilidad y se abrazó a si mismo
cuando iba corriente helada lo baño por completo,

1001
haciéndole castañear. Zayn se sorbió la nariz y se dio
la vuelta, lleno de impotencia y decepción consigo
mismo.
Regresando sobre sus pasos para rendirse sobre el
cuerpo del alfa, mirándolo una última vez antes de
tenderse a llorar sobre su pecho, despidiéndose,
odiándose, arrepintiéndose. Preguntándose una y mil
veces que tanto mal habría hecho en una vida
anterior. Porque ¿enserio se merecía tanta desgracia?
¿Estaba destinado a fallar en todo? ¿En nunca ser
suficiente?
Zayn algún día ¿conocería la luz en su oscuridad?
Llorando desconsoladamente sobre el cuerpo de la
única persona que le había hecho sentir bien en toda
su vida…
Hasta que, a través de un sollozo, sintió como el
cuerpo de Liam se contraía y el alfa se erguía y
boqueaba por aire de forma desesperada.
Vivo.
///
TAN. Tan. Tan…
Liam esta VIVOOOOOOO
OLEEEEEE, oleee oleeee oleeee. 100K!

1002
Por si no lo captaron, esta escena es
inmediatamente después de la guerra. ;)
Uy, si supieran, yo sabía que esto iba a pasar
desde que empecé a escribir el libro, perdónenme
por hacerlos llorar, el Liam nunca se iría de este
universo. ;) se merece ser feliz. Y… lo será.
:D
Es que esta escena post créditos (xd) es para eso,
para que les de esperanza.
Y gente. Los amo, gracias de verdad, nunca creí
que algo que yo escribiera llegara a las cien mil
lecturas.
Por favor voten! Y esperen Dragonscale dos:
[Titulo no revelado aún, pero existe XDDDD] que
espero poder comenzar a escribir a finales de este
año. Así que sin duda esperen el regreso de esta
historia en Enero 2020! Denme unas vacaciones y
aprovechen para leer mi nuevo proyecto: Dark
Paradise! :) cuando acabe esa fic, se viene el libro
dos de los dragoncitos! Es una REALIDAD!
:)
Con TODO EL JODIDO AMOR DEL MUNdo,
Ake.

1003
Extra #1: "Estaremos bien."

Dedicado a: El grupo de Dragonscale WhatsApp.


Tuve un concepto y debo prepararlos para el libro
dos, so… ¡disfruten!
(…)
— ¡BOOM! —soltó en voz alta cuando su
figurilla de madera chocó contra la torre de juguete.
— ¡Oh no, la torre se caerá! —gritó con
dramatismo mientras ella misma movía aquella
pequeña representación del palacio. Que durante
años, había sido un modelo a escala del Krestum,
ideado por los arquitectos más importantes del
continente, cuando la fortaleza de los Akgon solo
era un boceto que se dibujaba en la visión de las
grandes monturas de dragón. Una figura que había
sido preservada en la sala de la estrategia por siglos,
ahora pertenecía a una pila de juguetes.
— ¡Pum, pum, pum! —soltó de nuevo, aquella
pequeña cabecita de pelo blanco y rizado que de
pronto golpeaba todas las pequeñas edificaciones
con su figurilla. Un dragón tallado en madera por un

1004
viejo artesano de Dragonscale, que volaba gracias a
las manitas en lo alto de un pequeño niño, uno que
sostenía el futuro del imperio más poderoso de todos
los tiempos, sobre sus hombros, aunque aún no
pudiera ni soportar el peso de la aclamada corona de
oro.
— ¡Es un desastre! ¡El dragón está acabando con
La Ciudadela, todos van a morir, que los siete dioses
los bañen con su luz! ¡Oh, no! —gritaba de manera
aguda mientras tiraba rápidamente todos los
pequeños edificios y esto causaba, a su vez, las
estruendosas carcajadas del pequeño niño.
Jaekhar Akgon tenía el rostro de piel blanca,
teñido por el salvaje sonrojo sobre sus mejillas
robustas, esos ojos brillantes entrecerrados por la
risa, mientras que seguía gateando entre la alfombra,
destruyendo todo con un pequeño juguete entre sus
manos.
— ¿De que tanto te ríes, niño? ¡La cuidad ha
quedado en ruinas! ¡Mira como se queman los
aldeanos! —de pronto tomó dos figurillas que
asemejaban personas y las hacía correr entre los
juguetes en fingidas ruinas, modulando su voz para
lograr causarle más risas al pequeño príncipe. —

1005
¡Aaaaah, estamos ardiendo, nos quemamos,
ayudaaaaa!
Jaekhar tuvo que soltar su dragón de juguete para
reírse más fuerte, sentado sobre sus pequeñas
piernitas.
—Skyler.
Llamaron de la nada y de pronto ambos se
tensaron en sorpresa. Ambas cabelleras blancas se
giraron hasta arriba, donde un par de ojos azules se
entrecerraban.
Louis se cruzó de brazos sobre su túnica azul; en
su mano llevaba lo que parecía ser un trozo de
pergamino. La luz de medio día le pegaba por un
costado, mostrando los reflejos de los bordados en la
tela sobre sus brazos, marcando un brillo que parecía
emanar de él. Y ese mechón blanco cayéndole
deliberadamente junto al resto de cabello castaño. El
nunca dejaba de ser tan hermoso y delicado, aunque
Louis parecía volverse más imponente con los años,
un príncipe poderoso.
Skyler soltó las figurillas, mientras regresaba su
vista a su sobrino. Jaekhar había cerrado su boca y
mantenía una expresión de alerta, con sus cejas
alzadas y los ojos de distintos colores bien abiertos.

1006
— ¿Qué están haciendo? —preguntó el castaño,
mientras entrecerraba sus ojos.
—… ¿Jugando? —. Soltó la rubia sigilosamente,
tanteando el terreno.
— ¿Y a qué jugaban? —presionó el príncipe
omega. Sus ojos recayeron en su hijo, este apartó la
mirada como quien no quiere la cosa.
—…A…¿la cuidad en ruinas? —Skyler apretó el
rostro en un gesto que denotaba pena. Louis cerró
entonces los ojos y se tomó un par de segundos para
suspirar. — ¡Al niño le gusta!
—Ah Dioses, —Louis se pasó las manos por la
frente, con el pedazo de pergamino aún entre sus
dedos. — ¿Cuántas veces te he dicho que no es
bueno enseñarle eso…?
—Ay, por favor, señor aburrido, nos estábamos
divirtiendo ¿Verdad, Jaek?
El pequeño heredero asintió ferozmente con la
cabeza en dirección a su padre, Louis a su vez
miraba a Skyler con los párpados caídos y el
descontento total cincelado en sus facciones. Jaekhar
pareció convencido a llamar la atención de su padre,
por lo que pronto se puso de pie y corrió hasta las
piernas de este para envolverlas en un abrazo

1007
amoroso, mirando hacia arriba con una terrible carita
de ternura a la que Louis no pudo resistirse ni dos
segundos.
—Nos divertimos —dijo con su vocecita aguda y
con los rizos blancos arremolinándose sobre su
frente.
La imagen más hermosa que había visto.
El rostro de Louis se rompió en una sonrisa
cargada de cariño, pronto poniéndose de rodillas
para tomar la carita de su hijo y dejarle un
rechinante beso en la frente.
—Ay, mi pequeño príncipe ¿cuántas veces vas a
convencerme con esa carita que tienes? —le
preguntó, con una vocecita que solía causarle risas al
heredero. Pronto Louis le hizo cosquillas a los
costados mientras Jaekhar se reía más fuerte. La
sonrisa de su niño nunca le iba dejar de hacer sentir
tan feliz. —Pero no me gusta que juegues a eso.
—No juego papa. —negó con la cabeza,
completamente dispuesto a lo que sea por complacer
a Louis. Había empezado a actuar así desde que
había cumplido los dos años, hacía poco en realidad.
— ¡Aghhhhh, que aburrido! —soltó Skyler
mientras se ponía de pie y se alisaba su túnica. Louis

1008
reprimía una sonrisa en torno a la princesa.
—No digo que no puedas jugar, amor, solo que
no deberías destruir una cuidad entera… —frunció
el ceño mientras Jaekhar se alejaba fugazmente y se
tiraba en la alfombra para comenzar a poner de pie
todo lo que había tirado segundos atrás.
—No lo detruyo papá, lo levanto —dijo mientras
Louis se erguía y miraba a su hijo con una sonrisa.
—Dessssstruyo, mon paret, —llamó Skyler.
Jaekhar alzó la cabeza. —Dessstruyo.
—Detruyo. —le contestó el niño.
—Destruyo.
—Destruyo. —pronunció correctamente y Skyler
le dio una pequeña sonrisa.
—Dapréh, mon paret! [Correcto, mi príncipe] —
dijo la rubia animadamente con esa sonrisa que
Louis captaba en ella cada que Jaekhar la hacía
sentir orgullosa. Estaba completamente consciente
del enorme cariño que Skyler tenía por su hijo.
El pequeño soltó una risita.
— ¿Todo bien? —preguntó la princesa,
cruzándose de brazos, apartando la vista de Jaekhar

1009
para mirar a Louis. Sus ojos señalaron el pergamino.
—Si, si. —Asintió Louis un poco extrañado. —
Solo le mando a mi madre una carta, es todo.
Skyler alzó las cejas.
—Bien… —dijo esta con un tono que denotaba
lo poco convencida que se quedaba.
— ¿Qué?
—Nada, —soltó, encogiéndose de hombros. —
Solo que…, luces raro.
— ¿Yo, raro? ¿Por qué? —Louis soltó con
brusquedad, parecía frenético.
Fue el turno de Skyler para entrecerrar los ojos.
—No lo sé, hay algo que intentas ocultar…
Louis palideció un par de tonos y el labio inferior
pareció temblarle un poco. Se mantuvo callado con
la misma expresión durante algunos segundos y la
princesa Akgon notó que había acertado en su
suposición. Pero cuando Louis abrió la boca, el leve
estruendo de la puerta lo mantuvo callado.
— ¡AGHHH, ESTOY HARTO! —exclamó de
pronto mientras alzaba sus brazos de forma

1010
dramática al cerrar la puerta por la que acababa de
entrar. Los rizos castaños cayeron por frente
mientras sus manos se cernían sobre sus ojos y los
anillos de oro brillaban.
— Fraréh! [Padre] —Jaekhar se puso de pie de
un salto y corrió para recibirlo.
Harry Akgon advirtió el gesto de su hijo, por lo
que se puso de cuclillas para atraparlo y lanzarlo en
el aire. Pronto las risas del pequeño resonaron por la
estancia de nuevo.
—Hante, pekhy paret, kastre mhonte? [Hola
pequeño príncipe, ¿Como estás?] —sonrió mientras
acercaba a su heredero al pecho y le sonreía con
cariño. Jaekhar se apegó al cuerpo de su padre y
respondió en un perfecto acento Vehstry.
—Moshto trein, fraréh. [Muy bien, papá.]
—Dake. [Me parece bien.]
— ¿Día largo en la sala de estrategia, Kargem?
—Skyler pronunció de repente, tras segundos de
esperar una respuesta por parte de Louis, quien
había apartado la mirada de ella en cuanto Harry
entró. El omega dobló el pergamino y lo guardó
dentro de su manga.

1011
El joven rey del sur se dio la vuelta para encarar a
su prima y pronto reparar en Louis, quién se frenó
en cuanto sus ojos azules se toparon con los de
Harry.
La sonrisa en el rostro de Kargem no tardó en
ensancharse aún más.
—Ah, si. Estamos llenos de problemas en el
puerto, Mikhail se encargará de eso. —dijo
restándole importancia, como si no hubiera entrado
como un torbellino segundos atrás, gritando de
forma dramática que estaba harto. Era solo la actitud
de Harry; aún así, era completamente entendible que
el rizado se la pasara enterrado en trabajo, tomar el
poder como rey lo había sepultado en un sinfín de
responsabilidades, y aunque Gemma lo ayudase de
forma constante, había días en los que a veces era…
un poco demasiado. Louis lo sabía.
Pero de todas formas, siempre que Harry tenía un
tiempo libre, se escapaba para visitar a su hijo, quién
siempre se mantenía con Louis, lo cual era el doble
de gratificante para el rey.
Rápidamente Harry bajó a Jaekhar de sus brazos
y este corrió de vuelta a sus juguetes; Kargem no
tardó en aproximarse al omega, el cual se debilitó de
repente ante la presencia del mayor; Harry no era un

1012
alfa, pero aún así el omega de Louis se rendía ante
él.
—Hola mon paret, —sonrió el rizado cuando
acortó la distancia y enredó sus brazos sobre el
cuerpo de Louis. Este cedió de inmediato y
correspondió al abrazo sin rechistar. La estabilidad
de Harry, esa sonrisa radiante y el olor de su
persona, lograban calmarlo en cada situación. Relajó
la postura y reclinó su cabeza contra su pecho,
suspirando. —Hey, ¿todo bien?
Harry tomó con delicadeza el rostro de su
príncipe y lo alzó con lentitud para lograr encararlo.
Louis mantuvo sus ojos cerrados durante un tiempo
antes de mirar hasta el rizado con una inquietud
nueva bañándose entre sus ojos. Preocupó a
Kargem.
—Yo… —Louis estuvo a punto de sincerarse,
luciendo nervioso e inquieto. Skyler lo advirtió, por
lo que alzó una mano hasta su sobrino y exclamó:
—Iremos a dar un paseo, —anunció la rubia,
sintiendo como Jaekhar lo tomaba y se erguía
mirando a sus padres con intriga.
Harry frunció el ceño ligeramente, nunca le
gustaba cuando Louis no parecía estar conforme.

1013
Había algo en la mirada de su príncipe, ese destello
de inestabilidad que había tumbado a todas las
prioridades en el reino para posicionarse como su
más latente preocupación. Y es que desde que Harry
había tomado la corona de Kargem, había entendido
la responsabilidad que esto lidiaba, mantener a su
reino sano y fuerte, mantener al castillo
impenetrable y a su familia cómoda y protegida…,
amada. Harry tenía una y mil preocupaciones, pero
al final del día todo se resumía a Louis y a su hijo.
El omega apartó la mirada de Harry para advertir
como Jaekhar parecía dudar al tomar la mano de
Skyler. No quería dejar solo a Louis; el pequeño
príncipe había desarrollado una extrañaba
posesividad por mantenerse cerca de su padre
cuando este lucía estresado. Con unas terribles ganas
de poder ayudarlo aunque él solo tuviera dos años.
Jaekhar parecía reacio a irse sin Louis.
Harry se percató, pero estuvo a nada de decirle a
Skyler que cuidara de él, cuando la puerta del salón
se abrió nuevamente y esta vez se trató de un par de
guardias acompañados que ni más ni menos que de
la actual Kogina en Dragonscale y su madre;
Gemma y Anne Akgon entraron con la elegancia de
siempre, forradas en vestidos dorados con detalles
blancos y la cabeza en alto.

1014
Aunque sus poses pronto se rompieron en cuanto
Jaekhar corrió hasta su abuela y Anne se agachó
para sostener a su nieto entre sus brazos.
Gemma se acercó para recibir un estruendoso
beso del pequeño príncipe en su mejilla, seguido de
los cariños entregados por su tía la reina y su abuela.
El niño sonreía entre ambas hasta que Harry se
aclaró la garganta y miró a su familia con una ceja
enarcada. El cabello rizado del príncipe se había
mantenido corto por los lados y abundante en el
centro de su cabeza. Aunque ahora, Harry parecía el
doble de imponente de cuando Louis lo conoció;
llevando esos anillos en oro y esas túnicas ajustadas
en cuello alto. Además de las cicatrices de guerra
que ahora decoraban su piel, como aquella delgada y
casi imperceptible que le recorría desde la frente
hasta su párpado izquierdo, marcando para siempre
una abertura en su ceja. Esto lo hacía lucir mucho
más intimidante cuando fruncía el ceño, sentado en
el trono, comandando en Vehstry un sinfín de
órdenes en voz grave.
Gemma miró hasta Kargem, su pequeño
hermano, el que compartía un trono con ella.
—Harry, perdóname por interrumpir, pero te
necesito. A ti y a Skyler. —la princesa dejó caer sus

1015
hombros en cuánto su prima la mencionó. —Hay
demasiados problemas en los muelles, Mikhail no
puede manejarlos solo; será mejor que estés ahí.
Tenemos que estar ahí.
Harry cerró los ojos y suspiró. El deber era el
deber, no podía negarse. Gemma pareció
verdaderamente apenada, pero no había nada que
pudiera aplacar sus responsabilidades como reina.
De todas formas, entendía que Harry ahora tenía una
familia y que el luchaba por verla lo más posible, y
aunque ella solía encargarse mayormente de los
problemas en el sur, había veces en las que
necesitaba la mano fuerte de Kargem para cerrar los
tratos.
Esta era una de esas veces.
Louis miró hasta Gemma y esta pareció
disculparse con la mirada; el príncipe no tardó en
sonreírle, comunicándole que todo estaba en orden.
Anne seguía jugando con Jaekhar en sus brazos.
—Bien, pues… —Harry se giró hasta Louis, lo
tomó de las manos. —Regresaré pronto.
Louis intentó lucir tranquilo, restándole
importancia a su anterior preocupación, logrando
sonreírle a Kargem.

1016
—Tómate el tiempo que tu reino necesite,
estaremos bien. —le dijo, mirándolo hacia arriba,
Harry masajeando sus muñecas. El ceño fruncido no
abandonó su rostro.
— ¿Está todo bien? —susurró en un tono más
bajo, más íntimo. A Louis le picó la consciencia
cuando mintió.
—Si, si…, no te preocupes ¿de acuerdo?
Hablaremos en la noche. —sin más, atemorizado de
no mostrar una buena actuación por más tiempo, se
acercó hasta Kargem y le dejó un casto beso sobre
los labios del rey. Manteniéndolo a raya, finalmente,
dispuesto a marcharse. Harry asintió.
—Dake. —apretó las manos a de Louis una
última vez, antes de dejarles un beso en cada una y
acceder a marcharse con Gemma y Skyler. Tomó a
Jaekhar de los brazos de su madre para abrazarlo
fugazmente, antes de irse. —Nos vemos. —miró a
Louis un par de segundos antes de que las puertas se
cerraran y la corte del sur se marchara junto con su
guardia dorada.
Louis suspiró y bajó la mirada. Jaekhar no tardó
en apartarse de su abuela, Anne, que se mantenía en
el salón con ellos, para correr hasta Louis y
abrazarlo nuevamente de las piernas. Sus ojos

1017
encontraron a los de su padre una vez más; esas
pupilas de colores distintos, el verde y el azul
refractándose los unos con los otros mientras
brillaban en torno al príncipe Tomlinson, su padre.
Louis sintió una amena calidez recorrerle el pecho
cuando su hijo lo miraba así.
Recordaba el amor que sentía por él y como este
era irrevocablemente correspondido por su niño.
Con una de sus manos, acarició el rostro de su
heredero y sintió como este se ponía de puntillas
para apegarse más a su toque, poniendo sus manos
pequeñas sobre la de Louis en una señal silenciosa
de: todo estará bien, yo te protejo. Lo cual era
divertido porque Jaekhar tenía dos años, pero
parecía entenderlo.
Louis sintió una onda de paz recorrerle dentro de
su cuerpo.
—Louis, cariño, ¿Puedes acompañarme a la
mensajería? —dijo Anne, pasados unos segundos,
un poco apenada de interrumpir. Louis la miró de
manera atenta.
—Si, si, claro. —asintió febrilmente. Dándole la
mano a Jaekhar, quien no rechistó en tomarla para
comenzar a caminar con su padre.

1018
—Oh, gracias, tengo algunos asuntos pendientes
y no quiero quedarme sin hacer nada. —explicó la
madre de los reyes mientras se apegaba a Louis y
comenzaba a explicarle al príncipe lo que planeaba a
hacer, con Louis asintiendo en cada enunciado que
Anne decía y comentando en algunas ocasiones para
llenar los espacios e blanco en sus conversaciones.
Aunque en realidad, su mente permanecía en otro
lado.
Mientras caminaban por el Krestum, seguidos por
la guardia real dorada y claramente, por Ser Isaak a
su izquierda, cuidando de Jaekhar tomado de su
mano. En lo único en lo que podía pensar, era en el
pedazo de pergamino, metido entre los pliegues de
su túnica.
(…)
Tras el nacimiento de Jaekhar Akgon, un par de
modificaciones se realizaron en la construcción del
Krestum; y fue evidentemente, en la habitación para
el heredero.
Mientras crecía, Louis quería mantenerse lo más
cercano a su pequeño príncipe, por lo que Kargem
mandó a construir una especie de pasillo que
conectara su propia habitación con la continua;
tirando la pared para crear una especie de pasadizo

1019
que uniera las dos alcobas, tapando la puerta que
tuviera la otra habitación. Esto haría que la única
entrada, fuera frente a la cama de Louis y Harry,
resguardando así a su hijo.
Y es que los mejores arquitectos en el sur, habían
tomado parte en aquella obra. Ideando una recámara
adecuada para el pequeño principe, siguiendo los
consejos de Louis para transformar una simple
alcoba, en la habitación idónea para su príncipe
heredero. Dejando una gran cuna en forma circular
en el centro, tallada en madera, que mantenía varios
almohadones a los costados para la comodidad del
pequeño. Un techo pintado a mano por los mejores
pintores del continente, mostrando la procedencia
del heredero en un mural que unía la casa Tomlinson
con la Akgon.
Decoraba con artilugios que habían traído desde
el norte, perteneciente a Louis cuando el vivía en la
fortaleza de su familia. Como aquella mesa tallada
que su abuelo le había obsequiado de niño, ahora
tenía un lugar para Jaekhar, que jugaba sobre esta,
preguntando a Louis sobre los lobos y la nieve que
escaseaban en el sur.
Así este era el lugar más cómodo para el único
hijo de Kargem, el príncipe que lo merecía todo sin

1020
rechistar, pero que también era instruido siempre
con buenos modales y carácter recto. Jaekhar Akgon
era la perfecta combinación entre sus padres:
ruidoso e hiperactivo la mayor parte del tiempo,
riéndose de todo, feliz, risueño. Corriendo a través
de los jardines mientras Skyler lo perseguía o Harry
lo cargaba sobre sus hombros. Era orgulloso cuando
se molestaba y se cruzaba de brazos antes de que
Louis lo admirara con las manos sobre la cintura con
una ceja enarcada y el pequeño abandonara su
berrinche poco más tarde.
Pero el contraste se hallaba cuando el niño se
adormecía contra el regazo de Louis, quién le leía a
la mitad del día, después de la hora del almuerzo,
para enseñarle sobre la historia de su casa. Sobre los
dragones y sobre su imperio. Jaekhar era educado,
atento e inteligente, como su padre, el príncipe del
norte. Su devoción residía en el.
Y aunque Louis estuviera completamente feliz
con su hijo, amándolo imposiblemente más de lo
que se creyó capaz, ser padre no había sido tarea
fácil.
Tuvo que aprender a serlo, y aunque Anne
revoloteó a su lado los primeros meses desde que su
hijo nació, Louis tuvo que aprender a cuidar de otra

1021
vida desde cero. Isabella intentaba viajar al sur lo
más que podía, pero Nadine aún necesitaba mucha
ayuda en el norte. Y en el sur, en el Krestum…, no
habían lidiado con un bebé durante más de quince
años, cuando Skyler, Niall y Harry dejaron de serlo
y ya no hubo niños correteando entre los muros del
castillo.
Así que fue un poco difícil al inicio. Cuando
Jaekhar lloraba sin razón aparente a mitad de la
noche y Louis se levantaba con premura hasta la
cuna de su hijo, tomándolo con delicadeza de entre
las mantas, meciéndolo entre sus brazos para lograr
calmarlo; Harry siempre insistía en ayudar, aunque
Louis sabía que había pasado el día anterior
enterrado bajo los asuntos del reino.
Ambos pronto comenzaron a generar círculos
oscuros bajo los ojos mientras que su hijo dormía
tranquilamente en el día y lloraba estruendosamente
en la madrugada.
O cuando Jaekhar comenzó a caminar y tuvieron
que asegurarse de que nada filoso estuviera cerca del
pequeño, cuando cumplió el año y sentía la
tremenda necesidad de meterse todo a la boca.
Skyler Akgon mandó a todos los guardias a quitar
las armaduras de los pasillos y a proteger cada punta

1022
de las escaleras por si el pequeño príncipe escapaba
-lo cual era a menudo— y amenazaba con intentar
bajar por ellas.
Louis siempre suspiraba de alivio cuando lo
entraba a mitad del pasillo, sosteniéndose de las
paredes para recuperar el aliento.
O cuando al bebé de Louis le dio una especie de
resfriado que mantuvo al príncipe de arriba a abajo
por todo el castillo, temiendo por la salud de su hijo.
Harry estaba tremendamente estresado, alegando
que trajeran a los mejores médicos del continente,
porque Jaekhar estornudaba a cada dos por tres.
Pero claro, el pequeño mejoró tras un par de
semanas, volviendo a correr por las playas del sur,
pero eso no logró hacer nada por el estrés de sus
padres.
Jaekhar había sido lo más cercano al impacto de
un meteorito en la vida de sus padres. O más bien…,
del reino entero. Porque cuando nació, tan solo
semanas después, una comitiva de gente se paseó
por el Krestum para mostrarle respeto al heredero,
dormido plenamente entre los brazos de Louis cada
que un Lord importante se aproximaba a
arrodillarse. O como el pueblo organizó una fiesta
humilde pocos meses tras la guerra en las calles del

1023
sur, para festejar su nacimiento. Como habían tirado
los muros del castillo para construirle una
habitación. Como mantuvo al Krestum movilizado
desde la primera mañana en la que despertó bajo su
techo y lloro de una manera tan estruendosa…
No había forma de negar que el niño se
convertiría en un rey poderoso cuando llegara el
momento. Pero si que había sido un gran reto…
Por lo que ahora, que Jaekhar dormía
tranquilamente en su cuna, bajo las suaves sábanas,
con su pulgar derecho entre sus labios, Louis
suspiraba de pie ante su hijo. Con la luz de la luna
que se proyectaba sobre su pequeño cuerpo y la
tenue iluminación de las velas que creaba extrañas
sombras sobre su piel lechosa y su cabello blanco.
Louis cerro los ojos y suspiró en silencio.
Hasta que el estruendo leve de la entrada hizo eco
hasta la habitación de su hijo.
Harry había acabado su trabajo por el día.
— ¿Louis? —llamó a través de la estancia y el
omega tan solo se alejó en torno al pasillo para
llegar hasta Harry.

1024
—Aquí, —suspiró con una pequeña sonrisa
cuando se topó con Kargem despojándose de sus
anillos. La presión en su consciencia aumentó
cuando Harry se estiró bajo su túnica y el cansancio
en las facciones se dibujó en rostro del joven rey.
— ¿Ya se durmió? —preguntó con la voz
cansada, pero los ojos brillantes ante la vista de
Louis.
Los ojos de Harry siempre brillaban cuando lo
veía.
—Si, tiene un rato. —asintió levemente, antes de
que Harry asintiera y caminara sigilosamente por el
pasillo que unía las alcobas. Louis lo siguió de
cerca; Jaekhar se mantuvo imperturbable cuando
Harry se agachó sobre el para dejarle un besito en la
frente y luego se separara con un suspiro.
Le molestaba cuando no llegaba a tiempo para
desearle buenas noches.
— ¿Tuviste mucho trabajo? —preguntó Louis en
voz baja cuando Harry se alejó de la cuna. Este lo
miró un poco -demasiado estresado— y suspiró.
—Si…, intenté volver antes, yo—

1025
—Harry, está bien, sé que tienes trabajo, no hay
problema.
—No, si hay problema, —dijo con el ceño
fruncido. —Quiero pasar más tiempo contigo, con
Jaek, no me gusta estar todo el tiempo en la sala de
estrategia…
—Eres Kargem ahora, Harry. Es tu deber.
Nosotros lo entendemos.
—Si, pero, me gustaría verlos más tiempo. —
suspiró y apartó la mirada, regresando sus ojos hasta
su heredero. Louis apretó sus labios; normalmente se
acercaría a Harry y lo abrazaría, le diría que todo
está en orden. Se acostarían pero no dormirían,
hablarían de sus días y de cómo Jaekhar aprendió a
pronunciar otra palabra, Harry pondría un puchero
por cada cosa que se perdió pero al final se
enorgullecería y dejaría que Louis lo besara hasta
quedarse dormido.
Pero eso no pasaría esa noche.
Louis no podía quedarse callado ante algo que le
molestaba, menos cuando estaba frente a Harry. Y
aunque sus intenciones no eran estresarlo más, era
imposible que Kargem no se diera cuenta del estrés
que residía en su príncipe. Se delataba en sus

1026
facciones y se remarcaba en sus ojos; azules como el
mar, como en los cielos despejados en La Capital del
sur. Louis denotaba inconformidad y Harry no iba a
descansar hasta que le dijera el por qué.
—Skyler mencionó que estabas inquieto. —dijo
entonces. Louis lo miró con los ojos entrecerrados.
Por mucho que Skyler y él se llevaran mucho
mejor en los últimos dos años, la princesa Akgon
siempre estaba más ligada al lado de Harry.
Louis suspiró.
—Bueno, no es nada del otro mundo yo—
—Y mi madre también lo notó.
(Claro.)
Louis se puso nervioso de inmediato.
—Harry…
— ¿Por qué me lo ocultas, Louis? ¿Acaso el
problema es conmigo? ¿Fue algo que dije, algo que
hice? —La voz de Harry comenzó a elevarse. Un
poco más aguda mientras avanzaba entre sus
preguntas; y es que Kargem era serio e intimidante.
Harry era solo un chico enamorado que haría
cualquier cosa por su amado.

1027
Jaekhar se removió entre las sábanas.
—Vámonos, lo despertaremos. —anunció el
omega antes de girarse y salir de la alcoba de su
hijo. La tensión creció para el momento en que
regresaron al pequeño salón de su habitación. Louis
se preparo para lo que tuviera que venir; muy pocas
veces peleaba con Harry, contadas las veces fueron
aquellas discusiones que mantuvieron en los últimos
meses, pero aún así, eran dos jóvenes estresados con
mucho peso en sus hombros, era de esperarse que
tuvieran suficiente de vez en cuando.
—Louis ¿qué sucede? —pero a diferencia de la
tensión en los músculos del omega -quién intenaba
refugiarse entre sus brazos, asustado por hablar-,
Harry mantenía la preocupación emanando de si.
—Es… es algo conmigo, no es contigo. —la voz
le tembló. Harry pareció recibir una apuñalada en el
estómago.
— ¿Qué…?
—Me he sentido, raro… últimamente. Y me…
preocupa.
Harry palideció seis tonos; la última vez que se
había preocupado por la salud de Louis, fue cuando
Jaekhar crecía dentro de él.

1028
— ¿Raro en qué sentido? —preguntó
rápidamente. — ¿Te sientes mal? ¿Es tu celo, se
aproxima?
Louis quiso desaparecer.
— ¡No! —soltó, cerrando los ojos. Pasándose
ambas manos por el rostro, se alejó, caminando por
la estancia. Pensó en Harry y en su trabajo, en como
esto solo iba a generarle el doble de estrés. Pensó en
el reino y como apenas se estaba alzando tras la
guerra. Pensó en sí mismo y en lo mucho que
prefería ayudar a Harry, no a causarle más
preocupaciones…, él pensó en todo y cada onza de
tensión que se liberó a través de su cuerpo en ese
momento. —Tal vez deberíamos ir a dormir y hablar
de esto en la mañana.
— ¡¡Louis!! —exclamó Harry, frenético. —
Tienes que decirme, no puedo irme a dormir así, no
puedo irme a trabajar así…, si hay algo que puedo
hacer desde ahora es—
—No, no puedes hacer nada. —Louis se rindió,
caminando hasta el borde de la cama para sentarse.
Se tapó la cara con ambas manos y reposó sus codos
sobre sus rodillas. Harry sintió sus hombros caer.

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— ¿A qué te refieres? —dijo, asustado. Su
cuerpo dudando entre acercarse o quedarse de pie en
su lugar. — ¿Qué…?
—Mi celo se ha retrasado. —soltó de repente.
Harry se quedó helado.
La habitación se sumió en un silencio total. Louis
no apartó su rostro de entre sus manos y Harry no
supo cómo reaccionar, estaba demasiado
descolocado por la noticia.
Tras unos minutos, Louis emergió de su
escondite. Sus ojos azules estaban bañados en
lágrimas.
—Y no sé si es por… no lo sé, pero tengo miedo
de que esto sea un problema y que tú estés más
preocupado y que yo enferme de nuevo y… Jaekhar
me necesita, aún es muy pequeño y el reino está aún
débil y tu estás enterrado en trabajo y—
— ¿Estás…? —tras largos minutos en silencio,
Harry habló.
Louis lo miró directo a los ojos; Harry tenía el
rostro tenso y la mandíbula recta. Parecía una
estatua y Louis sintió un tirón en su estómago.
Comenzó a asentir levemente.

1030
—Creo que si… —soltó en un murmuró bajito
que, de no ser por el silencio, Harry no lo habría
escuchado.
Y en un segundo, Louis estaba siendo abrazado
ferozmente por el rey del sur.
Inesperado, cálido, fuerte, seguro. Louis se hubo
entre los brazos de Harry, aferrándose de un
momento a otro a la piel bronceada y los rizos
castaños. Sus lágrimas comenzaron a brotar de sus
ojos sin reparos, desbordándose en cuanto Harry lo
acarreó hasta su regazo y lo besó en la frente, en las
cienes, en la nariz, en la barbilla. Louis se mantuvo
en sorpresa cuando Harry llegó hasta sus labios y lo
beso de aquella forma en profunda y delicada que
solo conocía gracias a él.
Esa sensación de calma que le dejaba, aún si
Harry no era un alfa, aún si Louis y el fueran tan
distintos… ahora eran una unión. Donde el príncipe
del norte había pasado los últimos tres años viviendo
bajo el techo de los Akgon, durmiendo entre lo
brazos del rey. Criando a mi más ni menos que el
heredero de Goré.
Y aunque esa calma se tambaleara de vez en
cuando, era tan sólida como el oro en la corona de
Kargem.

1031
Harry se separo de los labios de Louis con un
chasquido, recargado su frente contra la del omega.
— ¿Estás seguro? —preguntó con esperanza.
—Si… —asintió Louis con los ojos cerrados,
gozando de la cercanía y la seguridad que le causaba
Harry.
—Otro bebé… —pronunció por primera vez
entre los dos. Suave, bajito. Y luego un espasmo le
recorrió la columna. Harry se alejó… — ¿Otro
bebé?
Louis se tensó de nuevo, se secó la lagrimas con
su mano.
—Harry…
— ¡¡Otro bebé!! —Kargem dejó a su príncipe
sobre la cama con delicadeza antes de avanzar por la
habitación de manera frenética. Alzando sus brazos,
casi danzando entre los pisos de mármol.
Louis frunció el ceño, pero una sonrisa inevitable
se alargó entre sus labios.
— ¡Louis! –Harry parecía un niño. — ¿Por qué
no me lo habías dicho?
—Yo…

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— ¡Tendremos otro hijo! –saltó, brillando por
completo. — ¡¡Otro hijo!!
La sonrisa del rey resplandecía, su felicidad
saltaba entre el resto de su cuerpo. Louis se sintió
notablemente más calmado, aún así, se mantuvo
quieto en el borde de la cama.
Harry se frenó en seco.
—Pero… tu no pareces tan feliz…
— ¡Estoy feliz! —asintió de repente, —Aunque
bueno, estaba más preocupado pensando en cómo lo
tomarías que si me alegraba o no, para ser honesto…
—rió de manera nerviosa. Harry corrió de vuelta
hasta la cama.
— ¿Por qué te preocupaba? —Harry se acercó de
vuelta a Louis y este no tardó en amoldarse a su
cuerpo de nuevo. Se sentó en su regazo.
—Pues… por el reino. El trabajo y yo—
—Oh…
—Si.
Harry frunció el ceño, pero pronto apartó la
preocupación de su rostro. Ese nuevo brillo no se
alejó de sus facciones.

1033
—Pero Louis… esto es, ¡es diferente!
— ¿A que te refieres? —Louis peino el cabello
de Harry mientras hablaba.
—Bueno, mientras más tiempo pasa, el trabajo
será menor, de eso no te preocupes. Yo me encargaré
de estar libre para cuando nazca… —dijo
completamente convencido. —Y… ¡Dioses, Louis!
—una rápida idea llegó a su mente. — ¿Te imaginas
a Jaekhar? Tendrá un hermano ¡crecerá con alguien!
¿No lo habías pensado?
Louis pareció caer en cuenta de ello; tiñéndose
de la emoción de Harry poco a poco.
— ¡Será como tu con Nadine! Yo con Gemma y
mis primos… —sonrió el rizado.
—Si bueno, y…
— ¿Y… qué tal si es una niña?
Ambos se miraron emocionados.
Fantaseando con una vida aún más dulce. Una
donde sus hijos crecieran y pronto Harry les diera,
en sus cumpleaños, una hermosa casa con adornos
que en oro y plata, para cuando los abrieran,
descubrieran un huevo de colores vibrantes. Un par
de dragones en los que volarían tan pronto como

1034
crecieran. Un mundo en donde Harry y Louis
llevaran a los niños al mar y esta vez habría un par
de manos extras para construir los castillos de arena.
Jaekhar sería un buen hermano mayor, de eso se
encargarían los dos.
Sería protector, cuidadoso, le mostraría sus
juguetes y lo protegería de todo…
Harry y Louis estaban soñando demasiado alto.
—Pero… —Louis interrumpió, tronando su
burbuja, regresándolos hasta el momento en el que
aún no empezaban las complicaciones.
— ¿Qué?
— ¿Qué pasa si enfermo de nuevo? Tengo que
estar para Jaekhar, tengo que cuidarlo y—
—Louis, ¿que no has aprendido nada de mi
familia, de nosotros?
El omega pareció completamente descolocado
ante las palabras de Harry.
—Eres parte de nosotros ahora, —le recordó. —
Eres padre de mi hijo, lo diste a luz entre las llamas,
no ardiste… tienes un dragón.

1035
Louis recordó a la bella bestia de escamas azules
con la que paseaba de vez en cuando junto a Reikon.
—Eres uno de nosotros ahora. —le recordó,
peinando el mechón blanco entre su cabello castaño.
Louis lo entendió. Ahora sería diferente, ahora no
sólo era un omega del norte, era uno de ellos. —
Vamos a estar bien.
Y eso fue lo único que Louis necesito para
calmarse, dejando que Harry pusiera sus manos
sobre su vientre.
///
:D
Hola buenas tardes! Feliz 2020! Este extra les
estará preparando para el libro dos.
El libro dos se viene pronto.
Gracias por leer y gracias por lo 128K
Los ama, Ake.

1036
Extra #2: "Fraht"

Mini extra porque estoy de buenas.


Conozcan a mi nuevo personaje favorito.
[…]
—Papá, Daerys está llorando otra vez —susurró
el mayor de los dos, poniéndose frente a la cama de
sus padres, Louis dormido cerca de la orilla, con
Harry abrazándolo desde la espalda. Caído en un
sueño profundo, imperturbable, incluso por los
lloriqueos de su hijos.
El omega de ojos azules bostezó mientras
parpadeaba y trataba de despertarse,
acostumbrándose a la oscuridad. Jaekhar le miraba
un tanto alerta.
— ¿Y por qué está llorando? —le preguntó
Louis, con paciencia. Últimamente era siempre por
lo mismo.
—No lo sé… —contestó su hijo mayor con la
culpa remarcada en aquellas tres sílabas.

1037
Louis suspiró pero alejó las mantas para
levantarse, retirando con suavidad el brazo de Harry.
—No, duérmete, yo hago que no llore, yo—
—Jaek, silencio, vas a despertar a Fraréh [Papá]
—susurró el omega mientras se pasaba el dorso de la
mano sobre un ojo para desperezarse.
—Pero es que—
— ¿O quieres que lo despierte? —preguntó
Louis, con una ceja enarcada. Jaekhar se quedó en
silencio de repente. Louis lo miró directo a los ojos
mientras su hijo de cinco años negaba lentamente.
—Bien.
El omega se levantó entonces, dirigiéndose
directamente al pasillo que conectaba con la
habitación de sus hijos, Jaekhar siguiéndolo por
detrás de manera dubitativa. Era alto, al menos para
su edad, le llegaba a Louis a la altura de la cadera.
Su cabello blanco brillaba gracias de la luz de la
luna, y sus rizos largos le caían sobre la frente
mientras miraba con temor a su padre, tragó saliva
cuando Louis estuvo en frente a la cama que
compartía con su hermano.
— ¿Daerys? —preguntó el omega con suavidad,
acercándose a la cama redonda llena de

1038
almohadones donde, entre cientos de sábanas, un
pequeño cuerpecito se acurrucaba mientras parecía
sollozar. Louis volteó a ver a Jaekhar con los ojos
entrecerrados, dándole una mirada decepcionada. —
Pekhy paret [pequeño príncipe] ¿Por qué lloras,
amor?
Louis comenzó a quitarle las sábanas que tenía
encima, encontrando así, otra cabecita de pelo
blanco, que tapaba con su rostro con un par de
manitas de piel un poco más tostada que la de su
hermano, que cubrían su rostro y evitaban que
alguien lo mirara. Aún así, las lágrimas se entreveían
en su piel, brillando como si fueran de plata líquida.
Louis retiró las manitas del pequeño rostro y
descubrió así, los bellos ojos azules de su hijo más
pequeño.
Daerys Akgon, segundo hijo de Harry Akgon y
Louis Tomlinson, príncipe del sur. Un niño menudo
y de complexión pequeña que había llegado semanas
antes de la fecha estimada de su nacimiento, tras un
embarazo cómodo y saludable que ayudó a calmar
los nervios del personal del Krestum.
Daerys era un niño completamente diferente a su
hermano mayor. Era delicado, tierno e incluso
bastante miedoso. Le temía a casi todo, hasta que

1039
Jaekhar le demostraba que no era peligroso. Y, a
comparación con la mata rizada de su hermano,
Daerys era completamente lacio, con un par de ojos
azules idénticos a los de Louis. Y aunque tenía solo
tres años, era muchísimo más calmado que el
primogénito de sus padres. Aunque era
constantemente protegido por su hermano, Daerys
también solía ser el que menos aguantaba los
arrebatos de su hermano y su poca paciencia, así que
lloraba por todo.
Louis sintió su corazón partirse en su pecho,
como cada que veía a sus hijos llorar.
— ¿Qué pasó, Dae, qué te hizo tu hermano?
— ¡No le hice nada! —soltó el mayor mientras se
cruzaba de brazos y miraba hacia otro lado,
intentando lucir inocente.
Daerys se sorbió la nariz, Louis se sentó al borde
de la cama y tomó al pequeño entre sus brazos.
—Me pegó, —Anunció entre hipidos y lágrimas
descontroladas. Louis se giró con una cara seria
hasta el mayor.
— ¡No le pegué tan fuerte! —intentó excusarse.
Sus rizos blancos rebotando cuando abrió las manos

1040
de forma dramática. —Él tenía miedo y no dejaba de
molestar y—
— ¿De qué tenía miedo? —La habitación se
quedó en silencio, salvo por los lloriqueos de
Daerys. — ¿Jaekhar? —insistió su padre.
—Del monstruo de las tinieblas… —dijo
apenado el mayor. Y esa seguramente era una
historia de Skyler les había contado… Louis negó
con la cabeza. Hablaría con ella la mañana siguiente.
El padre suspiró.
—Escúcha, —le dijo directo a los ojos de su hijo
mayor, mientras sentía como Daerys se apegaba a su
hombro, dejando de sollozar de a poco. —No quiero
que dejes que tu hermano escuche esas historias ¿de
acuerdo?
—Pero, papá—
— ¿Entendiste?
Jaekhar bajó la cabecita, avergonzado, pero
asintió segundos después.
—Y recuerda que tu hermano es todavía muy
pequeño, no puedes golpearle. —dijo sonando la
espalda del más pequeño. — ¿Entendiste eso
también?

1041
—Dake… —asintió mirando al suelo.
Louis suspiró, sintiendo a Daerys quedarse
dormido entre sus brazos. Jaekhar luciendo triste
debido al reciente regaño.
De pronto el silencio tensó en la habitación se vio
interrumpido por la voz de Harry.
— ¿Y ahora quién le pegó a quién? —Kargem
entraba en la habitación tallándose un ojo. El pelo
rizado alborotándose en su cabeza, sus pies
descalzos sobre los suelos de mármol blanco.
— ¿Tú que crees? —preguntó el omega mientras
los ojos verdes del rey se pasearon de Louis a su hijo
mayor. Jaekhar apartó la mirada.
—Jaek —, Harry le reimprimió como un tono
decepcionado. —Es tu hermano, si no lo cuidas tú
¿quién más lo hará?
—Je prestéh, mon frareh [lo siento papá] —dijo
el príncipe heredero, bastante apenado.
—Bien, —Louis se puso de pie, Daerys
completamente dormido entre sus brazos. —Que no
suceda de nuevo, por favor —se arrodilló junto a su
hijo mayor y le dejó un beso en la frente. Jaekhar

1042
asintió entorno a su padre. Louis regresó a su
habitación a mitad de un bostezo.
—Ven, —Harry tomó una de las manos de su
primogénito. El pequeño Jaekhar lo miró con una
sonrisa de admiración, aceptando gustoso la mano
de su padre.
Llegando a la gran cama de sus padres, Jaekhar
esperó a que Louis pusiera a su hermano entre las
sábanas para acercársele y dejarle un beso sobre una
de sus mejillas, luego se acostó a su lado para
protegerlo. Daerys lo sintió e inmediatamente se
colgó al cuerpo de su hermano mayor para continuar
durmiendo. Jaek miró a sus padres con sorpresa.
A Louis y a Harry les constaba que la persona
preferida de Daerys, era su hermano.
Así que Louis se acostó, acurrucando a sus hijos
entre sus brazos, dejando que Harry lo abrazara de
nuevo por la espalda, protegiendo a su familia.
///

1043
Extra #3: "Oro."

Ay, ya se iban a dormir??? Aim sonris.


N/A: pañuelos, gente. Son necesarios aquí.
Dedicado a: EstefaniaHernandz
(…)
Las mañanas en el sur, a mediados de verano,
eran un tanto bochornosas.
Pues esta era la época más calurosa del sur, donde
las temperaturas eran tan altas que incluso los
propios habitantes se quejaban de ellas. Había
incluso casos de deshidratación que mantenían a
Gemma Akgon inmiscuida en los sanatorios del sur,
niños que necesitaban agua fresca y ancianos que
presentaban cuadros de calor intenso. Con la reina
siempre pendiente de la salud de su pueblo.
Por otro lado, Skyler Akgon notaba como los
dragones parecían más cómodos que de costumbre.
Más alegres, fuertes. Estaban en su elemento. De
hecho, era la época en la cual se reportaban más
nacimientos; cascarones rompiéndose en Vulkam,
pequeñas criaturas escamosas naciendo a cada dos

1044
por tres desde las profundidades de los volcanes.
Los dragones volaban con más libertad sobre los
cielos de Dragonscale.
Normalmente, Louis tendía a despertarse
temprano, su reloj biológico no le dejaba quedarse
dormido después del amanecer, cuando los rayos de
Sol se filtraban a través de sus recámaras y bañaban
su alcoba del más brillante oro, la luz eclipsando en
cada centímetro. Pero aquella mañana, casi a medio
día, el príncipe del norte dormía con parsimonia,
enterrado entre las sábanas. Cálido, cómodo y
profundamente en los brazos de morfeo.
Su sueño de la noche pasada había sido
interrumpido deliberadamente; Ya que Jaekhar vino
a decirle, con sus grandes ojos bicolor brillando a
través de la oscuridad, que su pekhy frath [hermano
pequeño] estaba llorando. Lo cual significa dos
cosas. O Daerys tenía una pesadilla o su primogénito
se había metido con su hermano pequeño por
quincuagésima vez en el día.
Lo cual acabó con un regaño y una especie de
fiesta de pijamas en la cama de Louis y Harry. Con
todos acurrucados entre sí mientras dormían.
Pero aquella mañana, cuando finalmente Louis
despertó lentamente, abriendo los ojos azules de

1045
manera delicada y suave, se percató de que estaba
solo entre las sábanas de su cama; el calor de sus
hijos no estaba a su lado, menos el de Harry. Por lo
que Louis se vió obligado a alzarse sobre las sábanas
y admirar alrededor, agudizando el oído por si ellos
se escuchaban en los baños o en su propia
habitación…, pero nada. Solo fue capaz de oír a los
dragones rugir fuera del Krestum, el día soleado
quemando sobre el sur.
Se estiró lentamente, y pronto se levantó de la
cama mientras el camisón blanco se escurría entre su
cuerpo, la brisa de las ventanas abiertas se paseó
entre los pliegues de la tela y le regaló un sensación
momentánea de libertad.
— ¿Harry? —. Exclamó de pie a mitad de la
estancia, asomándose por el pasillo a la habitación
de sus hijos, pero nada. Al parecer estaba
completamente solo. Hizo un puchero con sus labios
y al momento de decidir cambiarse para ir en busca
de su familia, un par de sirvientes entraron por las
puertas doradas.
—Buen día mi príncipe, —saludó una de ellas,
quien servía a Louis de primera mano. Así que el
omega le sonrió de vuelta.

1046
—Buen día, —se abrazo a sí mismo. —¿Sabe en
dónde están…?
—Kargem me pidió que le entregara esto,
majestad. —asintió la chica, acercándose y
entregándole un pedazo de pergamino. —Al parecer
tiene el día para usted.
Con el ceño fruncido, Louis tomó el papel y lo
desdobló rápidamente para leer su contenido.
“Mon paret ¡buen día!
Los niños han querido ir a la playa, y no les he
podido decir que no. Querían esperarte, pero sé que
no has descansado ni un segundo desde hace varios
meses; tómate un día, cuidaré de ellos.
No sabes lo difícil que fue sacar a Daerys de tus
brazos en la mañana. Dormías tan bien.
Te veremos en la tarde, te amo.
Harry. “
Y Louis pareció verdaderamente impresionado
por ello.
(…)

1047
Desde el nacimiento de Daerys, la vida de Louis
había sido mucho más ajetreada. Ahora había dos
niños llorando en las madrugadas. Porque siempre
que Jaekhar lloraba, su hermano lloraba.
Y Louis correría entre ponerle la ropa a un
semidesnudo Jaek -quién se paseaba por la
habitación frenético por ir al desayuno— y trataba al
mismo tiempo de asear a Daerys.
Aunque en las buenas mañanas, cuando Harry no
tuviera mucho trabajo, lo ayudaría con uno de los
dos. (Siempre se iba por Jaekhar, porque era mayor
y supuestamente “más controlable”.) (O eso creía…
porque Louis siempre se reía cuando Harry gritaba
desde el baño, ya que su primer hijo hacía un
desastre con las esencias de la tina.)
Fue peor cuando Daerys creció y empezó a dar
sus primeros pasos, intentando siempre corretear a la
misma velocidad que su hermano mayor, que claro,
era imposible. Así que terminaba cayéndose y
comenzando a llorar, poniendo de los nervios a
Louis y a Skyler porque, tan pronto se girarán para
buscar a Jaekhar, el príncipe ya estaría desaparecido.
Aunque siempre lo encontraban en la sala de
estrategia, sentado en las piernas de Kargem a mitad
de una importante junta.

1048
Louis realmente pasaba día y noche cuidando de
sus hijos, meticuloso en cada detalle de sus rutinas.
Qué comían, qué jugaban o qué aprendían; era
gratificante cada que uno de los dos hacía un
progreso, por pequeño que fuera. Louis gozaba el
crecimiento de sus hijos, criarlos era la tarea más
grata que pudo tener en su vida. Aunque no siempre
estaba por su cuenta.
Skyler era una gran tía, bastante divertida y de
gran ayuda cuando Louis asistía a una junta con
Harry y le ayudaba a tomar buenas decisiones para
el reino.
Gemma era una buena maestra para las pocas
lecciones que Jaekhar comenzó a tomar desde los
cinco; bastante paciente para el alma hiperactiva y
fugaz que era el heredero.
Daerys sería su consuelo en los momentos en que
Louis se quedara solo con él. Era bastante callado y
pasaba los días enteros admirando como Louis
cumplía con sus tareas. Mandando algunas cartas y
paseándose por el Krestum para organizar algunos
asuntos del castillo. Su pequeño hijo siempre lo
estaría tomando de la mano, o recargándose en su
hombro. Hasta que Harry regresara con Jaekhar tras

1049
sus tutorías y los hermanos corrieran el uno al otro
para jugar.
Momentos de oro que brillaban como la estrellas.
Eran un familia increíblemente feliz; Harry lo
agradecía constantemente a los siete dioses.
Sonriendo ante sus hijos, abrazando a Louis cada
que lo tuviera cerca. Suspirando en sus días libres,
cálido bajo el Sol de las playas de Dorado. Cada
momento grabado a fuego en su memoria; como el
día en que voló por primera vez con Jaekhar entre
sus brazos, su primogénito abrazándose a las
escamas de Reikon. O cuando Daerys dijo sus
primeras palabras y su parecido con Louis lo hizo
deshacerse en cariño por él.
Amaba a sus hijos, mas allá de lo posible,
rebasando los límites de lo imaginable. Y a todos a
su alrededor les constaba. Louis lo veía, siempre con
una sonrisa que soltaba chispas y destellos brillantes.
Louis había dejado su preciado norte, su hogar, a
Ollie y los árboles bañados en nieve. Dejó marchar a
su hermana de vuelta a casa, a su madre, sin él.
Rechazó su corona, el legado de su difunto padre…
porque cuando se giraba, dándole la espalda a los
días fríos y estandartes azules con el lobo
aullando…, se topaba con el sol brillante del sur, las

1050
sonrisas de dos niños preciosos que le miraban con
el cariño eterno, dos hijos sanos y felices. Esas
vistas de una ciudad imposiblemente grande, desde
las ventanas de aquel castillo tan grande. Y la
sonrisa del hombre al que más amaba en el mundo,
el poderoso Kargem, el rey de todo lo que él
alcanzara a ver con sus ojos. Su Harry, brillando
entre varias tonalidades doradas y ojos verdes que
nunca se apartaban de él.
Por él lo había dejado todo… y si lo habría tenido
que hacer de nuevo, lo haría.
Una y otra vez.
(…)
Louis pasó su día en completa calma.
Tomó un largo baño caliente y disfrutó del más
puro silencio en parsimonia. Desayunó en la terraza,
en compañía de ser Isaak, hablando sobre viejos
recuerdos en Gélida. Leyó un libro del que tanto
había lamentado prescindir cuando sus hijos
preferían jugar con él. Y disfrutó de las brisas en la
terraza cuando salió a dar un paseo.
Y es que, extrañamente, habían pasado cuatro
horas y Louis comenzó a impacientarse.

1051
Porqué… ¿qué era su vida cuando no era padre?
Antes de llegar al sur y enamorarse perdidamente
del príncipe heredero, Louis también era un príncipe
heredero… el cual pasaba sus días leyendo junto al
fuego, caminado entre los mercados del norte para
ayudar a su pueblo. Paseaba con Liam a través de
los bosques en compañía de sus lobos… pero no.
Pensar en Liam le abriría una herida bastante
profunda, tal vez debería alejar eso de su mente y
cuánto hubiera querido que su mejor amigo
conociera a sus hijos.
Pero ahora… ¿cómo sería la vida de Louis sin
hijos?
No, más bien, ¿cómo sería su vida sin haberse
enamorado de Harry?
¿Se habría quedado en el norte, gobernando junto
a Liam? ¿Sus hijos serían castaños y de ojos color
miel? ¿O habría muerto en la guerra? Oh, la
guerra… ¿habría ido a la guerra? ¿Habrían ganado?
Y si hubiera sido así, en otra realidad ¿Harry se
habría casado con Nadine? ¿Qué habría pasado con
Niall? ¿Daeron habría seguido gobernando, tratando
de hacer que su hijo madurara? ¿Jacob estaría
instruyendo a Louis en el norte?…¿Louis sería rey?

1052
¿Qué pasaría con sus hijos?
¿Qué habría pasado con Harry?
—Eh, ¿mi príncipe, me ha oído? —Louis dio un
respingo cuando finalmente escuchó a su sirviente.
Se había perdido en una densa bruma de
pensamientos no deseados. Eso le pasaba por estar
tanto tiempo solo, sin haberse acostumbrado.
—Disculpa, ¿qué pasó? —Louis se levantó y dejó
su libro sobre la mesita de la terraza más cercana.
—Le preguntaba si podía seguirme, hay algo que
llegó para usted. —sonrió la joven. Louis alzo sus
delgadas cejas y se percató que el atardecer ya
raspaba el cielo, pronto vería a sus hijos de nuevo.
—Si, si, claro. —Louis siguió a la chica de vuelta
al interior del Krestum, Ser Isaak siguiéndolo desde
atrás, preguntándole a su príncipe si todo estaba en
orden. —Si, Ser… Ahm, ¿En dónde están mis hijos?
— ¿Quiere qué los vaya a buscar, alteza? —
preguntó el caballero.
—Los pequeños príncipes están con Skyler, Ser.
—anunció la sirviente. Louis la miró con el ceño
fruncido.
— ¿Dónde está Harry?

1053
—Me pidió que lo llevara con él después, mi
príncipe. Pero antes, debe de cambiarse. —sonrió la
chica.
Ser Isaak partió en búsqueda de los príncipes, tras
una mirada de parte de Louis. Este, por otro lado,
siguió su camino hasta su alcoba. Cuando llegaron,
los gemelos de la guardia de Harry estaban de pie
frente a la puerta.
—Nozhet mon paret [Buenas noches, mi principe]
—dijeron al unísono, agachándose en una reverencia
mientras abrían las puertas. Louis correspondió al
saludo en su mejor Vhestry -que aún era un poco
maltrecho— y se adelantó hasta la cama, donde
pudo ver a la perfección una túnica nueva, con unos
pantalones de una tela preciosa.
Alzó las cejas, sorprendido.
El conjunto brillaba, entre un tono entre el blanco
y el plateado, con detalles bordados a mano, en el
mismo azul de su casa. Pero tenía incrustaciones de
pequeños diamantes y uno que otro decorativo en la
tela que hacía lucir al traje como algo terriblemente
costoso y elegante.
Louis nunca había usado algo así…, pues en casa
nunca llevó un traje de gala tan precioso. En los

1054
bailes en sus primeros meses en el Krestum nunca
pidió un traje especial, ni para la boda de Nadine uso
algo tan bello…
—Kargem lo mandó a hacer para usted, mon
paret. —explicó la sirviente en cuanto Louis parecio
salir de su trance; maravillado ante lo que sus ojos
veían. —Lo espera, así que por favor, vístase.
Louis pareció completamente descolocado.
Extrañado, curioso por lo que, aparentemente, había
sido un plan trazado por Harry desde hacía
semanas… un traje como ese no podía ser fabricado
en días. La incrustación de los diamantes era un
trabajo que tomaba semanas… Louis tragó saliva
cuando se puso enfrente a los espejos de su alcoba y
tuvo a sus dos sirvientes arreglándolo a sus lados.
Recortando su cabello, manteniéndolo corto en los
lados, abundante en el centro. Sus mechones blancos
desperdigados entre la mata castaña. Sus ojos
resaltando gracias a los detalles en azul de la túnica.
Cuando estuvo listo, se admiró. El reflejo que le
miraba de vuelta era casi irreconocible para él. Ya
no era un muchacho menudo del Norte, era un
hombre ahora. Aunque mantenía sus rasgos
delicados, ahora presumía la piel bronceada del sur,
el cabello esponjado por el bochorno en la

1055
temperatura, el brillo en su piel debido a la poca
brillantina que se había despegado del traje. Su
cuerpo incluso había cambiado tras el nacimiento de
sus hijos, ya no era tan plano y delgado, pero no
trataba de pensar mucho en ello.
Aún así, se sentía hermoso en ese momento.
Brillando, tomado por alguien, amado. Una sonrisa
se cruzó entre sus labios de forma inevitable.
Las puertas se abrieron.
—Mon paret, Kargem le espera. —dijeron los
gemelos guardias, resplandeciendo en oro,
iluminados por la luz de las antorchas en los
pasillos, era completamente de noche.
Louis hizo el amago de bajar del pequeño escalón
que tenían para arreglarlo, hasta que su sirviente le
pidió que esperara. Entró a los armarios y pronto
sacó de una caja dorada, la corona de Louis. Un aro
de plata pura con diamantes azules que le perteneció
desde el día en que Jacob Tomlinson fue proclamado
Rey en el norte, haciéndolo así, merecedor del título
como príncipe.
Y él nunca había dejado de serlo.
—Entonces sí que es algo formal, —sonrió Louis
en cuánto bajó para reunirse con los guardias. Su

1056
sirviente le sonrió y se inclinó en una reverencia.
Cuando el omega llevaba su corona, era mucho más
imponente que de costumbre, tan hermoso, tan
delicado.
—Yo diría que si, mon paret —sonrió la chica
antes de despedirse, cuando Louis salió de su alcoba
en compañía de los gemelos.
Se movieron por los pasillos del Krestum,
bajando los escalones y siguiendo el camino hasta la
entrada al castillo. Louis entrecerró los ojos, pero se
dejó conducir por los guardias dorados fuera del
castillo.
— ¿Que está tramando? —preguntó a los jóvenes
castaños. Los hermanos se miraron entre sí. Le
contestaron algo en Vhestry a lo que Louis no pudo
entender. — ¡Eso no es justo! —exclamó entre unas
risas de los guardias. —Todavía sigo aprendiendo.
—Confíe en nosotros, mon paret. —dijeron al
unísono de nuevo, y Louis rodó los ojos causando
las risas de los guardias.
(…)
Dorado era la zona de Dragonscale más
importante, aunque claro, después del Krestum; no
estaba exactamente en el centro de la ciudad, si no

1057
en la costa, pegada al mar, donde las playas se veían
y se mojaban de vez en vez por las olas
arremetiendo de forma más violenta tras el
anochecer. Aún así, Louis visualizó, a través del
carruaje, el camino de antorchas que lo guiaba hasta
la mitad de la playa.
Los nervios comenzaron a recorrerle cada parte
de su cuerpo, pero aún así intentó mantenerse fuerte
cuando bajó, tomando una de las manos de los
guardias. (Aún tenía problemas en descifrar quién
era quién, y más si en su cabeza tenía cosas más
importantes.)
Se mantuvo recto y estoico mientras avanzaba.
Optando por retirarse los zapatos de mimbre en
cuánto llegó a la arena. La fresca brisa alejaba el
calor en el ambiente y aunque Louis sintió su piel
bañarse de una ligera capa de sudor, aún podía gozar
del clima y la extraña emoción que comenzó a
crecer en cuanto avanzaba.
A los cuántos pasos, dejó de escuchar a los
guardias seguirle. Porque de pronto se hubo cada
vez más cerca de lo que parecía ser un arco de flores
y una especie de fogata que iluminaba en donde
Kargem, Harry, estaba de pie en una túnica similar a

1058
la del omega. Portando su propia corona de oro.
Brillando como si él mismo proyectara la luz.
Terriblemente apuesto, con ese cabello recién
recortado y el mechón blanco entre el resto de los
rizos. Alto, fuerte, mayor. Harry se ponía mejor el
tiempo , como un perfecto vino de la mejor cosecha.
Sabía mejor con los años, era más fuerte, más
embriagador; con su piel brillante y sus facciones
duras. Incluso las cicatrices en su cuerpo lucían
como decorativo, la prueba de que el hombre al que
amaba, era lo mejor que podría tener en esta vida. Y
como él pasaría las vidas siguientes volviendo a
buscarle.
Louis amaba tanto a Harry…
Que incluso sintió sus propios ojos llenársele de
lágrimas cuando se hubo, finalmente, frente al
rizado.
—Nozhet —saludó, con su voz grave y rasposa.
Louis alzó la cabeza y sonrió cuando Harry tomó su
rostro en sus manos, acerándole para restregar su
nariz contra la del omega.
—Hola —. Saludó este, perdiéndose entre la
esencia del más alto. Ojalá Harry fuera un alfa, así
notaría lo mucho que el omega de Louis se deshacía

1059
entre su toque, así podría marcarlo y sentir en todo
momento lo mucho que Louis le pertenecía.
— ¿Pasaste un buen día solo? —preguntó
Kargem.
—Te extrañé, —admitió. — ¿Puedes creerlo?
Harry le sonrió y estuvo a punto de besarlo, Louis
poniéndose de puntillas, dejándose llevar por la
sensación abrumadora de pertenencia, devoción
completa a su amado… cuando un aclaramiento de
garganta les hizo respingar a ambos.
Louis abrió los ojos como platos y se apartó
levemente de Harry para cuando se topó con el viejo
sacerdote del gran septon.
—Septo Dalius, —dijo extrañado. — ¿Qué está
haciendo aquí?
El viejo hombre de pelo canoso y complexión
menuda, se rió con su voz ronca y acabada por los
años.
—Correspondo a las órdenes de mi Kargem,
príncipe Louis. Me ha requerido.
Louis se giró de nuevo hasta Harry. El rizado se
coloreó de rojo, como si no fuera el rey más

1060
poderoso del mundo. Se dirigió al Septo cuando
habló de nuevo.
—Podría otorgarme cinco minutos, Septo Dalius,
¿Por favor?
—Dake Kargem. —asintió el hombre mayor
mientras se alejaba de manera lenta y les otorgaba
de nuevo la intimidad que él mismo había robado
segundos atrás.
Louis se tensó de repente cuando Harry lo atrajó
un par de metros más lejos. Las manos del mayor de
pronto eran frías, heladas, aunque su toque seguía
siendo tan liviano, que Louis casi no lo sintió. Su
cabeza dio mil vueltas y su corazón se escapó un
latido.
¿Qué hacía un sacerdote con ellos? ¿Por qué
estaban solos en la playa, alumbrados por antorchas,
vestidos de esa manera? ¿Por qué Harry lo hacía, por
qué no le avisó?
Louis quería llorar cuando cayó en cuenta.
Una opresión cálida rodeó su pecho y los ojos se
le cristalizaron cuando Harry se aclaró la garganta y
atrajó la mirada del omega cuando levantó su rostro
levemente, admirándolo con el cariño inmenso de
una galaxia entera. Kargem tenía estrellas en sus

1061
ojos, desbordándose entre la mirada radiante y
eléctrica de un cariño imposible de contener.
Louis lo miró, como nunca antes lo había visto.
—Harry…
—Quería que fuera una sorpresa. —dijo el rizado
con la voz gangosa. Se notaba como retenía las
lágrimas y trataba de no tropezarse entre sus propias
palabras. —Por qué han pasado unos años y
normalmente hay una tradición en mi pueblo
¿sabes?
Louis intentó no sonreír por la seriedad del
momento, pero incluso la risa de Harry resonó entre
ellos.
—Bueno, aquí en el sur, cuando encuentras… a la
persona indicada…, tú, cor— cortejas a esa persona.
La cubres en regalos y la llevas a los bailes para que
la gente vea el amor que sientes… —Kargem
intentaba no llorar para cuando Louis tenía una sola
lagrima cayéndole por el fino rostro. —Y, luego…,
la llevas a la playa, tiene que ser durante un
atardecer, porque si no concuerda contigo, en el
amanecer lo dejas atrás. Eso dicen las viejas
historias…

1062
— ¿Y yo no concordaría contigo? —rió Louis en
una voz trémula.
Harry se rió nerviosamente.
—Bueno…, solo te contaba lo que—
—Está bien, lo siento. Sigue.
Harry miró al cielo estrellado para alejar las
lágrimas, Louis sonrió, limpiándose las propias.
—Si, ahm… Uno, normalmente, se pone de
rodillas… —dijo, alejándose unos centímetros, sin
soltar a Louis, mientras estropeaba la impoluta
túnica nueva, para poner una pierna sobre la arena, y
agacharse frente al omega. Louis reprimió un
sollozo. —…Y pide su mano. Y lo hace por qué,
está seguro de qué… no habrá nadie que ame más a
esta persona, que el que le pide matrimonio. No
existirá nunca un alma, que te ame tanto como yo.
No en esta vida, no en ninguna otra.
Las lágrimas de Louis se arremolinaban por
tiempos en sus ojos, tornando todo borroso y luego
claro de nuevo. Su corazón latía tan fuerte, cantando
en su pecho.
Harry también lloraba a este punto.

1063
—Y sé, —continuó. —qué nunca habíamos
hablado de esto porque nuestra… situación, fue algo
especial. —bromeó. Rompiéndose en una sonrisa
temblorosa. Lágrimas cayendo de sus ojos verdes.
—Pero lo pensé, muchas veces, cuando aún no venía
la guerra. Y seguro pensarás que estoy loco pero, lo
pensé incluso después de la primera vez que me
besaste, después del torneo. Yo habría renunciado a
mi corona, a mi familia… lo habría hecho, después
de verte bailar esa noche en el festejo del
Solelum…, esa madrugada que llegué por fin a mi
habitación, soñé con tus ojos.
Louis recordó aquel día, los recuerdos llegaban a
él como explosiones, como los fuegos artificiales
que había visto con Harry en el festhé. Bailando,
tropezándose sobre sus propios pies, riendo con su
brazo entrelazado con el del príncipe sureño. Como
lo besó en el alféizar de la ventana, cuando el
amanecer raspaba el cielo.
Él aún conserva el collar de obsidiana entre sus
pertenencias más sagradas.
—Había planeado que podría irme, un tiempo.
Sabría que mi padre estaría furioso por muchos
años…, pero creo que entendería al final.
— ¿Que entendería? —titubeó el omega.

1064
—Que lo que había hecho, lo hice por amor, por
algo más grande a mi… creo que habría estado
orgulloso. Eventualmente. Pero yo habría huido al
norte contigo, me habría escondido entre los árboles
llenos de nieve de haber sido necesario. —Louis se
rió de nuevo, sorbiéndose la nariz, ahuyentando las
lágrimas. —tú habrías sido Rey, lo habrías hecho de
maravilla, y yo estaría ahí contigo.
El corazón de ambos se quebró un poco.
—Pero…, no fue así. La guerra vino y se llevó
tanto…, pero yo recé. Cada día, desde que volvimos
de Gélida…, yo realmente me arrodillé en la capilla
y pedí que no te pasara nada. —confesó, mirando a
Louis a los ojos. El azul refractándose en el verde.
—Y yo solo era un muchacho tonto e ingenuo…,
pero te amo, y ha sido lo mejor que he hecho, lo más
increíble que llegaré a hacer en esta vida.
—Harry…
—O eso creí, hasta que me diste dos hijos y creo
que ahora lo mejor que tengo y que tendré es esta
familia.
Louis pensó en sus recuerdos dorados, brillantes
más que el Sol y las Estrellas juntos. Pensó en lo

1065
mucho que el también había dejado por Harry y en
como la vida que tenía, era el más preciado regalo.
Amar a Harry, amar a sus hijos… todo lo había
hecho por amor.
—Por eso decidí hacer esto, no porque no lo
sepas, no porque crea que sea necesario, si no por
que quiero que el mundo entero sepa que yo soy
tuyo, que te pertenezco, Louis. Que no soy un alfa,
pero que haré hasta lo imposible por mantenerte
feliz, a salvo. Que el mundo conozca cuánto te amo
y que tan agradecido estoy de que me hubieras dado
una segunda oportunidad. Cuando tomaste control
de todo lo que era y de todo aquello que conocía…
Las olas rompían en las rocas junto a la costa. La
noche se alzaba y la brisa se tornaba cada vez un
poco más fría, pero Louis estaba cubierto en la
calidez de las palabras de Harry, que lo envolvían en
oro. Fuerte y sólido oro. Louis estaba bañado en la
sensación devota de lo que era amar y ser amado.
—Así que, si tú quieres, claro… sería un honor si
aceptaras casarte conmigo.
Louis sintió sus piernas débiles y su corazón
aletear por todo su pecho. Volvió a sollozar cuando
asintió, primero lento, luego cada vez más decidido.

1066
Harry pareció suspirar de alivio, expulsando todo el
aire retenido en sus pulmones, que no tardó en
convertirse en una risa plena.
Se levantó al justo instante en que Louis se rendía
sobre su cuerpo para sostenerle en un abrazo. Sus
brazos enredándose en el cuello del mayor, los de
Harry sobre la cintura del omega, aspirando el olor
fresco en su cabello, sintiendo las costuras y los
diamantes de su túnica bajo su piel.
Louis se apego más a Harry para oler de su piel.
—Yo aceptaré todo lo que me pidas Harry, —dijo
en susurros a su oído. —Yo no me iré nunca, eres
todo, eres lo que más deseo, lo que nunca tendré será
fuerza para apartarte. Me enseñaste un mundo que
no sabía que estaba ahí…, me diste la vida que
nunca pensé que podría tener y me encanta. La amo.
Y tampoco encontrarás otra persona que te ame
como yo lo hago. A ti y a nuestros hijos… jamás.
Harry lo abrazó más fuerte.
Los dos se aferraban al otro como si de pronto
fueran a desaparecer.
— ¿Louis?
— ¿Si?

1067
Harry se separó para mirarlo, le besó la frente
antes de decir:
—Eres dorado, eres tan dorado.
(…)
Bajo el firmamento, testigo del amor, Harry y
Louis, con ojos aún llorosos y sonrisas infinitas,
sostuvieron sus manos frente al septo Dalius, quien
llevó acabo una ceremonia privada e íntima que los
sentenciaba como esposos. La luna los bañaba en su
tierna luz, la arena bajo sus pies calentaba su piel y
la brisa veraniega los cubría como un manto.
Hubo dos anillos de oro, forjados a mano.
Idénticos, a juego. Sus almas se entrelazaron y sus
ojos nunca dejaron los del otro.
Harry le juró amor eterno esa noche.
Louis mostró la misma devoción en su mirada.
Recordando los momentos del pasado, su primera
caminata juntos en el mercado de Dragonscale. La
primera discusión que habían mantenido, cuando
sólo eran dos adolescentes inocentes. Su escape a
Vulkam, su escape a Litoreh. La primera vez que
Louis voló con Harry…

1068
La primera vez que lo besó, la primera vez que se
entregaron al otro.
Cuando se reencontraron tras la guerra.
Cuando nació su primer hijo.
Las noches que dormían entre cabecitas de pelo
blanco y risas agudas y estridentes, provenientes de
dos niños que les amaban tan inmensamente como
ellos…
Y tras un palabrerío que seguro ninguno de los
dos escuchó a ciencia cierta, ellos estaban protegidos
bajo los siete dioses, como una pareja casada.
Y estaban cubiertos en oro.
///
NANANANANANNANANANA YO SO
GOLDEN NANANANANA PerDONENME. Hasta
yo lloré.

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#streamfineline

1069
Bueno para aclarar. En el primer extra, Jaekhar
tiene dos años; en el segundo, y en este, Jaekhar
tiene cinco y Daerys tres. ¿Me siguen? Y la razón
por la cual el tiempo avanza tan rápido, es porque
me gusta más escribir a infantes, que a bebés recién
nacidos.
Los infantes son mucho más divertidos. ;)
Okey, este es el último extra hasta el libro dos.
(¿Habrá más extras después? quién sabe.)
#WALLSiscoming YASSSS
LOS AMA, Ake.
!!!!

1070
Extra #4: "Olvido."

Nota de la autora: continuación inmediata del


apartado “• • •” de este libro. ;)
[Aquí debería haber un GIF o video. Actualiza la
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[…]
Liam boqueó por aire una y otra vez hasta que el
oxígeno inundó sus pulmones, poniendo en marcha
a su organismo; el corazón encontrado un latido, la
sangre comenzando a bombear por la piel pálida y
descolorida, su sentido siendo recuperado, el susto,
la ansiedad, el dolor… Liam miraba a su alrededor y
los nervios se hicieron cargo de él.
Notaba oscuridad, notaba el frío contra su cuerpo,
el punzante dolor agudo que le recorría desde el
talón hasta la mitad de su pantorrilla, el cansancio
exorbitante que recorría cada músculo y lo
agarrotaba, pidiéndole alivio inmediato…
Lo último que Liam recuperó entonces…, fue el
pensamiento. Su cerebro comenzado a hilar ideas,
recuerdos borrosos… recordó exactamente quién

1071
era, de dónde venía y a dónde se suponía que se
dirigía. El peleaba, estaba peleando… la guerra, la
batalla por el amanecer. Los dragones en el cielo, su
fuego cayendo por doquier. La cuenta perdida de a
cuántos caminantes blancos había matado, cuántos
más se aproximaban por enfrente, por detrás, a la
izquierda o derecha… él peleaba, él mataba, él solo
seguía luchando…
Pero… lo hirieron.
Si, fue una lanza… recordó la sangre, la punzada
de dolor que recorrió su cuerpo, el grito que profirió
cuando se clavó a través de su tobillo. Él supo que
moriría por eso, lo supo cuando vio la sangre salir a
borbotones, lo entendió cuando vio a la enorme
horda acercárseles desde el frente, a él y a… Skyler.
Skyler Akgon.
Luego… todo en su cabeza se oscureció de
repente; uno que otro recuerdo borroso en el que él
caía y todo volvía a teñirse de negro. Otros en donde
la luz se recuperaba y se notaba tirado entre la nieve.
No dejaba de sangrar, pero notaba a Skyler luchar
frente a él… y de pronto… nada.
Recuerda haber aceptado su destino: él moriría
ahí, tras haber luchado por su pueblo, por su tan

1072
preciado norte, y Skyler tenía que correr y
salvarse… él le dijo que se marchara. Poco más
podría haber dicho cuando todo se volvió negro de
nuevo…
Y cuando él creyó que nunca volvería a ver la
luz…
Ahí estaba, boqueando por aire, abrazado a la
vida, mientras su cuerpo gritaba por el dolor y él
mismo se sentía cansado… terriblemente cansado.
Deshecho y abatido. Él ya no tenía nada qué hacer,
ningún camino qué seguir…
¿Qué hacía con vida entonces?
Respiró e inhaló unas cuantas veces más hasta
que sus pulmones se relajaron y siguieron un ritmo
lento y acompasado. El latido de su corazón ya no
chocaba con fuerza contra su pecho, y aunque el
dolor reverberaba entre cada centímetro de su
cuerpo, él encontró lo más cercano a la paz, aún si él
no la quería.
Y sus ojos, castaños y casados, se movieron a
través del oscuro lugar, dándole un forma y
contexto. Parecía una especie de cueva, aún así,
oscura y desconocida para él, se hizo miles de
preguntas, pero cada una de ellas se desvaneció en

1073
cuanto se topó con la figura de otra persona justo
frente a él.
Lo reconoció de inmediato.
—Zayn… —murmuró. Habló mediante una voz
ronca y seca, sintiendo de pronto una inmensa
necesidad de comer, de beber. Aún así, pudo
aclararse la garganta y admirar al chico moreno de
Cinis que poco tiempo atrás, había encontrado entre
la guerra, vivo, sorpresivamente. Liam recuerda
haberlo ayudado a escapar.
El moreno no dijo nada. Se mantuvo
completamente callado mientras Liam lo miraba con
una expresión un tanto extrañada.
¿Qué estaba haciendo en una cueva oscura con
Zayn Malik? ¿Que había pasado con él, por qué no
estaban en el campo de guerra? ¿La guerra había
terminado ya? ¿Habían perdido…?
Liam logró pronunciar:
— ¿Qué ha pasado…? —preguntó con un tinte de
temor en voz, unos flashes de rostros conocidos
atosigando su cabeza; Skyler, Niall, Jacob… Louis.
El alfa tragó saliva. —. Zayn… ¿qué ha ocurrido, la
guerra…?

1074
El omega no contestó, palideció en cuánto Liam
intentó moverse, deteniéndose de inmediato. Su pie
dolía tanto que no iba a poder caminar en semanas,
tal vez en meses… se preguntó si tendrían que
amputárselo o no, si él lograría sobrevivir al día de
mañana si es que no estaba infectado. Si él volvería
a casa pronto…
Liam se frustró.
—Zayn ¡contéstame! —pidió de nuevo,
exasperado. — ¿Qué ha pasado, hemos perdido?
El moreno tragó saliva… y empezó a negar con
la cabeza. Unas lágrimas brillantes arremolinadas en
sus ojos dorados.
— ¿Ganamos…?
Zayn asintió.
Así que Liam pudo respirar de nuevo; volvió a
recostarse con delicadeza, pasándose las manos
magulladas y sucias por el rostro. Lo habían
hecho… acabaron con los caminantes, vencieron la
batalla por el amanecer… Gélida y Goré estarían a
salvo ahora.
Él volvería a casa…
Casa.

1075
Ya no tenía una casa… ¿o si?
Liam sintió un enorme nudo crecerle en el fondo
de su garganta cuando recordó que él debería volver
a Gélida, a casa… ¿con quién? Pues en sus
recuerdos… su padre había muerto a principios de la
lucha. El alfa estaba oficialmente huérfano.
No le quedaba… nada.
No había a dónde volver, con quién volver, para
qué volver… es por eso que él luchó hasta morir. Es
por eso que salvó a Zayn cuando vio a su padre
morir, le dejó su loba porque Liam ya no planeaba
regresar. Le dijo a Skyler que se marchara porque él
ya no tenía nada más por qué luchar…
Liam perdió su batalla.
Es por eso que soltó su espada, que cerró los ojos,
que se dejó reposar entre la nieve fría… Liam murió
en esa guerra.
¿Qué estaba haciendo ahí?
El alfa frunció el ceño y tras varios minutos en
pleno silencio… él se irguió nuevamente y regresó
la vista hasta el joven Lord, Zayn Malik, aún
abrazado frente a donde él estaba recostado, en una
cueva oscura que solo estaba iluminada por unas

1076
cuentas velas, admiró a su alrededor; un torrente de
frascos y hierbas dispersadas a unos cuantos metros,
uno que otro libro el cuál no podía leer porque no
entendía su dialecto…
¿Qué hacía ahí, en una cueva, alejado del campo
de batalla, con Zayn?
Liam no dejó de fruncir el ceño.
— ¿Qué fue… lo qué pasó? —preguntó de
nuevo, esta vez con la voz más densa, más grave,
más lenta. La amenaza tiñendo el tono de su voz.
Admiró a Zayn a los ojos y el omega, temblado, con
ojos llorosos y brillantes, alzó su vista ante el alfa.
No dijo nada. — ¡ZAYN, CONTÉSTAME!
El omega soltó un lloriqueo que hizo sentir mal al
alfa de inmediato.
La necesidad incontrolable de disculparse y
protegerlo, nació al fondo de su pecho. Aún si no
podía moverse del todo, si no podía caminar… la
furia de Liam se vio obstruida por su instinto.
—Zayn… —casi rogó, suave, delicado, ansioso
por una respuesta.
El omega rompió a llorar.

1077
—Me salvaste la vida… —sollozó este. —Estaba
a punto de morir y tu me salvaste.
— ¿Qué…?
—No p-podía dejarte, n-no despu-pués de lo que
hiciste por m-mi.
—No estoy entendiendo…
—Tenía que salvarte…
Liam soltó un suspiro mientras Zayn se abrazaba
y se apegaba a la pared de piedra de la cueva. Se
dejó caer, poco a poco, hasta que estuvo
completamente en el suelo. Liam apretó sus puños
en manos, uno que otro corte profundo entre las
palmas y sus dedos, ardió como el infierno, pero su
dolor y enojo fue más allá que un simple corte.
—No. —respondió tras unos minutos de silencio.
—No tenías qué...
—Liam… —pronunció el omega con los ojos
llorosos, sorprendido por la reacción del alfa.
— ¡No tenías qué hacerlo, Zayn!
El omega entró en pánico.

1078
— ¿¡Y qué querías que hiciera?! —gritó
exasperado. — ¡¡Estabas m-muerto!! No creí que
funcionaría, pero lo intenté po-por qué era lo men-
nos que merecías… Me salv-vaste, quería que…
— ¿A qué te refieres con qué estaba muerto? –el
alfa interrumpió de repente. Zayn sintió crecer el
nudo en la garganta que lo privó de hablar, Liam,
que ya estaba harto del silencio del omega, intentó
moverse, ponerse de pie, pero el dolor intenso en su
tobillo lo retenía inmóvil. —Aghhh…
Liam sintió unas cuantas lágrimas de dolor
arremolinarse con sus ojos, pero entre la bruma de
su aflicción, intentó atar cabos por su cuenta; pensó
¿cómo habría llegado hasta esa cueva, Zayn lo
habría traído, siendo tan… débil? ¿por qué, si habían
ganado la guerra, él estaba ahí y no siendo atendido
propiamente? ¿Qué eran todos esos libros, esas
hierbas y frascos desperdigados alrededor?
Liam se giró a ver a Zayn, como sus ojos dorados
y refulgentes le recordaban al sol. Pero sobre todo,
el recuerdo que más palpitaba en su cabeza, fue del
día que le tendió una rosa completamente fresca…
de una planta seca.
Una sola rosa entre un jardín marchito…

1079
El alfa palideció por completo.
— ¿Qué fue lo… que me hiciste? —preguntó con
una voz rota. Pensó en lo poco que conocía en el
norte, y lo mucho que llegó a conocer en el sur;
bestias enormes volando sobre su cabeza, nobles de
cabello blanco que no ardían, visiones sobre el
futuro a través de sueños, y gente muerta que
luchaba contra ellos… Liam supo que todo era
posible entonces.
Incluso su resurrección.
—Tenía que salvarte… —susurró el omega de
nuevo, pasados unos segundos.
El silencio se ciñó sobre ellos como una lluvia
que empapa, hace pesada tu ropa y que enfría cada
centímetro de cuerpo. Ningún ruido fue proferido en
los confines de esa cueva, pero, por algún motivo, el
silencio comenzó a ser tan ensordecedor que Liam
sintió la tremenda necesidad de taparse los oídos.
Él… estaba con vida, cuando se supone que no
debería estarlo. No hizo más preguntas sobre lo que
era Zayn, no hizo más preguntas sobre lo que había
pasado en la guerra, pero lo que sí se preguntó,
decidió hablarlo en voz alta:

1080
— ¿Por qué…? —dijo con hilo de voz roto y
afligido.
El omega lo miró y abrió la boca, pero no
encontró las palabras correctas. Liam si.
— ¡Yo tenía que morir ahí, Zayn! —soltó el alfa
de manera devastadora, herida, rota. — ¡¿Por qué lo
hiciste?! ¡No tengo nada más aquí, yo tenía que
morir ahí!
El omega se soltó a llorar de nuevo.
—No tienes ese derecho… —continuó. — ¡¡No
puedes decidir sobre la vida!! Menos sobre la mía…
¡¡tuviste que haberme dejado ahí!!
— ¡NO!
— ¡¿Por qué lo hiciste?!
— ¡Por qué allá fuera tienes una vida, tienes
alguien a quién regresar! —soltó con frustración. —
Tu si lo tienes, yo no.
— ¿A quién regresar?… —Liam frunció el ceño.
— ¿A quién? ¡No, Zayn! No quiero regresar…, no
iba a regresar.
— ¡¿De qué hablas?! —soltó el omega
desprotegido, con el pánico fluyendo a través de sus

1081
músculos. Pensando en lo mucho que siempre se
esforzaba para impresionar a la gente que le
importaba y como, durante toda su vida… nunca
había sido suficiente aquel esfuerzo. ¿Es qué nunca
hacía nada bien?
Liam lo miró con ojos llorosos.
—Mi madre murió hace meses. Ella y mis
hermanas —comentó de manera desolada. — ¿Mi
hogar? Destruido hasta los cimientos, quemado,
como el resto del norte. Y hoy, fui a esa guerra, y
sólo sentí a gente morir, hombres que crecieron
conmigo, morir a mi lado, escuché como mi rey
moría…
—Liam…
—Y luego vi a mi padre morir.
—Yo… lo siento, no—
—Y ¿qué más tengo? Nada, nada más allá…
— ¡Tienes al príncipe Louis, a la princesa
Nadine! Eres familia para ellos…
Liam negó lentamente.
—Ya no tengo a Louis… —razonó en voz baja,
como si fuera un pensamiento y no algo que hubiera

1082
querido decir en voz alta. —Nadine se ha casado y
hará su vida con alguien más, yo no estaré en su lista
de prioridades.
Zayn se apresuró a seguir pensando.
—Están los Akgon, ellos te aprecian… eres
amigo de Niall, amigo de Skyler… eres mi amigo.
—No tengo nada en el sur. –exclamó. —Ellos lo
tienen todo, pero yo no. No quiero esta vida, no me
la hubieras devuelto.
Las palabras que soltó el alfa, fueron suficientes
para terminar de romper el corazón de Zayn; aunque
el omega sintió, que esta vez, fue diferente.
Toda su vida había sido decepcionado, tratado
mal por su propia familia, reteniéndolo dentro de un
frasco para que continuara mirándolo todo a su
alrededor, pero nunca dejándolo disfrutar de la
libertad que tanto ansiaba. Y Zayn no culpaba a
Liam… incluso él había pensado en dejar la vida
que tanto odiaba…, pero más tarde pensó, que no les
daría esa satisfacción a sus padres, a sus hermanos, a
la familia que nunca fue su familia. Por eso
escapaba. Ese fue su plan desde siempre, esa guerra
solo le dio una brecha para escapar y fingir que
había perecido en una batalla.

1083
Había logrado salir de ahí con vida y ahora solo
quedaba marcharse, desaparecer… pero claro.
Incluso en su propio plan, las cosas tenían que salirle
mal abruptamente.
Porque Liam, la única persona que le había
importado de verdad… lo miraba con un tinte de
desdén que podría haber terminado con la vida del
omega en un chasquido. Lo único que le faltaba era
que… la última persona que lo hizo sentir especial,
le hiciera sentir miserable al mismo tiempo.
Zayn comenzaba a arrepentirse de todo… hasta
que un haz de luz creció en su pecho, un espasmo de
valor nació en su pecho y rápidamente comprendió
que se trataba de la misma fuerza que lo había
acompañado toda su vida, haciéndole saber que no
estaba solo. Y que siempre había esperanza…
La luz.
Zayn abrió sus labios y habló ante el alfa.
—No tienes nada aquí… ¿Qué me dices de otro
lugar?
Liam intentó ignorarlo, pero no pudo. No era tan
malo. Y la voz de Zayn… sonaba tan linda, incluso
si estaba rota, incluso si estaba enojado, Liam no
quería admitir que, muy en el fondo, agradecía estar

1084
vivo para contemplar sus bonitos ojos y escuchar su
bonita voz.
— ¿Otro lugar?
—Si… —asintió el omega. —Un… lugar
donde… n-nadie conozca tu nombre, dónde nadie
sep-pa de tu pasado… ¿qué me dices de un lugar
así?
El alfa arqueó las cejas hacia abajo, tragó saliva y
pensó en lo que él omega le dijo.
—No tiene sentido.
— ¿Por qué no?
—Porque aunque me vaya, yo seguiré sintiendo
todo este dolor. —argumentó de manera devastada.
—Si me voy, yo seguiré siendo Liam Payne, aunque
nadie en otro lugar me conozca, yo seguiré siendo
hijo de una familia muerta. Seguiré siendo quien lo
perdió todo, seguiré estando así de roto por
siempre… dudo que alguna vez pueda recuperarme.
Que… ¿qué tu no piensas en eso?
Zayn negó con la cabeza; estaba tan dispuesto a
marcharse, que olvidar de dónde venía no le
resultaba difícil, en cambio, sería lo más sencillo que
haría en toda su vida.

1085
—Ven conmigo —pidió. —Nadie sabrá que nos
hemos marchado. Nadie jamás nos encontrará de
nuevo… ven conmigo.
—No puedo ni caminar, tendrán que amputarme
el pie y entonces no seré nada más que un inválido,
no podré hacer nada.
—Tu pie sanará.
— ¿Y tú como lo sabes?
—Por qué yo lo curaré.
Liam frunció el ceño, extrañado, pensando en una
y mil cosas, tentado ante la idea de escapar, pero
igual de tentando a dejar cada plan y regresar a la
oscuridad, donde él suponía que debía estar.
— ¿Sabes algo sobre la magia, Liam? —preguntó
el moreno, apegando sus piernas a su pecho y
abrazándose a si mismo. El alfa negó. —La magia,
este tipo de magia… no se le otorga a cualquiera. El
don de la Luz solo se le da a quien lo merece de
verdad… ¿sabes por qué los Akgon montan
dragones, resisten el fuego? Por qué uno de ellos se
sacrificó por amor… ¿sabes por qué tu estás aquí?
Por qué se consideró que tenías mucho más por
delante… si… n-no lo merecieras… no habría
podido traerte de vuelta.

1086
— ¿Y qué si no lo quiero?
—El Dios de luz te da lo que necesitas, no lo que
quieres.
—Es un dios un tanto injusto… ¿no?
A pesar de todo, Zayn Malik se encontró
sonriendo. A través de la tristeza, de la desolación,
del horror por el que había pasado cuando creyó no
haber podido salvar a Liam… una sonrisa se abrió
paso por sus labios, y entonces la oscuridad de la
cueva se extinguió. El brillo en su piel resaltó y sus
ojos dorados soltaron un brillo que eclipsó ante los
ojos del alfa.
Zayn era hermoso… frágil como una hoja de
otoño, débil como la brisa de verano, pero entre su
delicadeza, encontró una fuerza tan grande, tan
brillantemente extraordinario… que le recordaba al
sol.
Y su calidez llegó hasta Liam.
—Ven conmigo —, pidió de nuevo. El omega lo
miró con esos bonitos ojos dorados que parecían
retener estrellas en ellos; el alfa creyó poder negarse,
pero extrañamente, dentro de él nació una
convicción inquebrantable por complacerlo por
siempre.

1087
—Me has traído de vuelta, contra mi propia
voluntad ¿y ahora quieres que te sirva? —comentó
de manera divertida, pero Zayn no pareció
entenderlo así.
—Y-yo… n-no… No, lo siento, n-no…
—Estaba bromeando. —aclaró el alfa. Zayn se
congeló, pero se relajó de un momento a otro.
Liam se le quedó mirando, Zayn bajó su mirada
al suelo. El alfa pensó en toda su vida, en todo lo
que había hecho hasta ese momento.. y recordó algo
de manera fugaz. Se sentó como pudo y comenzó a
buscar algo entre los pliegues de su ropa. Bajo el
peto de cuero que llevaba, ente músculos ardientes
de dolor y cortes semi profundos, dio con el dije que
colgaba de su cuello; lo tomó entre sus manos.
El lobo huargo aullando al cielo, la plata grabada
entre sus dedos, resplandeciendo por la luz de las
velas alrededor. El emblema de la casa Tomlinson…
Liam prometió volver a Louis.
Si se iba con Zayn… no lo vería nunca más. Lo
extrañaría… ¿lo haría, de verdad? No sabía
exactamente lo que el príncipe de ojos azules al que
tanto amó, haría a continuación, pero lo que sí supo
de inmediato, fue que sería entre los brazos de Harry

1088
Akgon. Sabía que estaría bien, incluso tras la muerte
de su padre. Louis estaría bien si él se iba. Rompería
su promesa… pero sabía que nadie más en el
mundo, lo entendería mejor que su mejor amigo.
Lo amaba tanto… pero Liam supo que incluso
marcharse, con todo ese amor… no haría las cosas
tan fáciles.
Se aclaró la garganta.
—Iré contigo. —condicionó. El omega alzó la
cabeza de un respingo y miró a través de la cueva
con felicidad. —Pero antes tienes que hacerme un
favor. Será mi única condición.
Zayn pareció confundido, pero asintió.
— ¿Qué es?
Liam rodó el dije entre sus manos y luego se lo
colocó en el cuello de nuevo.
—Al parecer eres un hechicero… uno… muy
bueno. —dijo de manera un tanto sarcástica. —Y si
pudiste traerme de vuelta… puedes hacer que mis
recuerdos no.
Zayn palideció.
— ¿Que-é?

1089
—Bórrame la memoria, Zayn.
—Liam…
—Puedes, ¿o no? Puedes hacerlo, hazlo, quítame
todo este dolor de encima… por favor.
—N-no puedo.
—Si puedes.
—Nu-nunca he hecho un encantamiento asi, no…
n-no se si…
—Confío en ti.
— ¿Y… y que pasará si tú…? ¿Y…?
—Es mi única condición, me iré contigo,
iniciaremos juntos una nueva vida… pero no dejes
que mis recuerdos vayan con nosotros. No puedo, no
soy tan fuerte.
Zayn lo admiró con horror al principio, pero
luego, fue comprendiéndolo más y más con los años.
Había leído sobre ese tipo de hechizos, sabía de cada
uno de ellos, se volvió un experto mucho después
pero ahora, él sabía que no quería partir solo, no
después de aquella charla, y si quería tener a Liam
con él… tendría que hacerlo.

1090
— ¿Qué ta-tanto quieres o-olvidar?
El alfa suspiró.
—Todo… menos a ti.
El corazón de Zayn se saltó un latido; su rostro
ardió por la vergüenza, las palmas de sus manos
comenzaron a sudar… pero los ojos de Liam eran
sinceros, así como el resto de su alma. Sabía que le
decían la verdad, aún si Zayn encontró difícil el
confiar en todo y todos en el pasado, supo que podía
confiar en ese alfa. Supo de repente… que tenía un
futuro, y el futuro era con Liam.
—Y… ¿te irás conmigo?
—Hasta el fin del mundo. —prometió.
Los ojos dorados del omega brillaron de nuevo.
—Trato.
///

Liam cariño, se qué fui muy injusta contigo en


este libro, pero quiero que sepas que serás feliz, muy
feliz con ese omega bonito de ojos dorados…

1091
Nuestro Li pidió olvidar su pasado, ¿qué piensan?
¿Si fueran Zayn… lo habrían ayudado? ¿Ustedes
pedirían lo que Liam pidió?
Ayyy, que bonito es escribir Ziam. Les diré que,
si llega a los 111 votos xd, escribo otro extra de
estos dos. UwU.
Feliz martes, les ama, Kargem Ake.
PSD! EN MI INSTAGRAM, _ifalecouldfly_
estaré realizando la segunda edición de mis premios
LARRYSES (las mejores fanfics larry del 2020) por
favor, vayan a mis historias y nominen a sus
favoritos! Les pido que nominen DRAGONSCALE
en la categoría de drama! Me pondría muy feliz.
Ahora si, byeeeee!

1092
♛ DRAKHAE - segundo libro.

Hellouuuuuu
Bue, pues mucha gente que me lee esta al tanto
de esto, y me acompaña en cada paso que doy, pero
se qué hay muchas personas que no saben que el
libro dos ya llegó, ya hasta aquí yyyyyyy LO
MEJOR, YA ESTA TERMINADITO Y LISTO
PARA LEERSE!
Lee la segunda parte de Dragonscale!
Seis años han pasado desde la batalla por el
amanecer, Jaekhar y Daerys son dos niños
preciosos, Harry es Kargem, Louis es su elegante
consorte y su vida se ha tornado pacífica después de
la guerra. Todo cambia cuando unos prisioneros
peculiares llegan a Dragonscale para pedir ayuda
por su reino.
¿Cómo responderá Kargem?
¿Quienes son estos prisioneros y de dónde
vienen?
Descúbrelo en el libro dos ya terminado!!!!!

1093
♛ DRAKHAE

➳ DISPONIBLE EN MI PERFIL. ➳

1094
Table of Contents
Title Page 1
Copyright Information 2
Table of Contents 3
Summary 5
➳dragonscale➳ 6
➳ Prefacio ➳ 12
➳parteuno➳ 32
➳ 01: Alianza. ➳ 33
➳ 02: Miedo. ➳ 55
➳ 03: Dorado. ➳ 69
➳ 04: Kargem. ➳ 94
➳ 05: Pesadilla. ➳ 125
➳ 06: Insolencia. ➳ 142
➳ 07: Diferencias. ➳ 162
➳ 08: Niño. ➳ 182
➳ 09: Disculpa. ➳ 201
➳ 10: Reikon. ➳ 226

1095
➳ 11: Vulkam. ➳ 246
➳ 12: Festhé. ➳ 273
➳ 13: Torneo. ➳ 306
➳ 14: Arco y flechas. ➳ 338
➳partedos➳ 369
➳15: Ansiedad. ➳ 372
➳ 16: Cinis. ➳ 386
➳ 17: Los otros. ➳ 416
➳ 18: Confianza. ➳ 435
➳ 19: Magia. ➳ 471
➳ 20: Pelea. ➳ 491
➳ 21: Tregua. ➳ 524
➳ 22: Fuego helado. ➳ 548
➳partetres➳ 566
➳ 23: Cenizas. ➳ 567
➳ 24: Lady Akgon. ➳ 588
➳ 25: Fe. ➳ 605
➳ 26: Estrategia. ➳ 633
➳ 27: Boda Dorada. ➳ 654
705

1096
➳ 28: Promesa. ➳
➳ 29: Batalla por el amanecer. ➳ 723
➳ 30: Salvación. ➳ 761
➳ 31: Desolación. ➳ 787
➳ 32:Prioridad. ➳ 821
➳ 33: Coronación. ➳ 838
➳ 34: Sangre. [FINAL] ➳ 861
➳ Epílogo I/II ➳ 889
➳ Epílogo II/II ➳ 905
➳ agradecimientos. ➳ 976
➳ BROMA XD ➳ 979
... 992
Extra #1: "Estaremos bien." 1004
Extra #2: "Fraht" 1037
Extra #3: "Oro." 1044
Extra #4: "Olvido." 1071
♛ DRAKHAE - segundo libro. ♛ 1093

1097

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