Tratados
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Introducción:
La forma de relacionarse jurídicamente los sujetos del derecho internacional en el marco
de este derecho, según la escuela positivista, se da a través de la costumbre internacional y los
tratados internacionales.
En el desarrollo del Derecho de Gente, durante mucho tiempo, la costumbre fue la fuente
normativa más importante, pero con la cambiante y cada vez más compleja sociedad
internacional, los tratados fueron adquiriendo mayor preponderancia1.
Ahora bien, históricamente, los tratados internacionales que se firmaban entre los sujetos
originarios del derecho internacional -los Estados-, versaban en su mayoría sobre temas de neto
corte político2 y en mucho menor medida sobre cuestiones comerciales.
1
Pastor Ridruejo, José, “Curso de Derecho Internacional Público y Organizaciones Internacionales”, Ed. Tecnos,
Madrid, año 1992, págs.87/88.
2
Podesta Costa, L.A. y Ruda, José María, “Derecho Internacional Público”, T.II, Ed.Tea, Buenos Aires, año 1985,
pág.12.
3
Lanus, Juan Archibaldo, “El Estado-nación frente a la globalización”, en “Archivos del Presente”, Fundación Foro
del Sur, año 2, nº5, Buenos Aires, invierno 1996, pág.116.
4
Kehoane, Robert y Nye, Joseph, “Poder e interdependencia: la política mundial en transición”, Ed. GEL, Buenos
Aires, año 1988.
No obstante lo señalado en los párrafos anteriores, durante el período del derecho
internacional clásico, se suscribieron importantes convenciones multilaterales que
esquemáticamente se pueden citar a modo ilustrativo:
a) La Convención de Viena de 1815, que trata sobre la navegación del río Rhin; la
precedencia de los agentes diplomáticos y la neutralidad de Suiza.
b) El Tratado de París de 1856, que estableció la neutralidad del Mar Negro; la abolición
de la guerra del corso y la regulación del contrabando de guerra.
Concepto de tratado
De forma tentativa, porque como se suele decir que en derecho toda definición es
peligrosa, sin embargo, se podría conceptualizar al tratado internacional como el acuerdo de
voluntades entre dos o más sujetos del derecho internacional, para crear, modificar o extinguir
derechos y obligaciones internacionales.
En segundo lugar, los sujetos que están legitimados para suscribir tratados son los
Estados, las organizaciones internacionales, la Santa Sede y otras entidades a las que se les
reconozca personería internacional como ser la “comunidad beligerante”.
Está claro que no son tratados internacionales, sino contratos inter- nacionales, los
acuerdos celebrados entre Estados y personas físicas o jurídicas privadas (ej: sociedades,
empresas), porque estas últimas no son sujetos de derecho internacional, y por eso, así lo tiene
entendido la Corte Internacional de Justicia desde el caso “Asunto Anglo-Iranian Oil Co” de
concesión petrolera, entre Irán y Gran Bretaña, del año 19526.
5
Podesta Costa, L.A. – Ruda, José M, “ob.cit.”, pág.279.
6
Podesta Costa, L.A. – Ruda, José M, “ob.cit.”, pág.13; Pastor Ridruejo, José, “ob.cit.”, págs.111/112. Diez de
Velazco, Manuel, “Instituciones de Derecho internacional público”, Ed. Tecnos, Madrid, año 1997, pág.134/135.
Por un problema de concesión petrolera entre el Gobierno de Iran y la compañía Anglo-Iranian Oil Co., el Gobierno
Británico, solicitó a la Corte Internacional que resolviera la cuestión fundado en el hecho de que el gobierno iraní
había aceptado la competencia del Tribunal en todas las controversias relativas a la aplicación de tratados entre
ambas partes posteriores al año 1933. Inglaterra adujo que el acuerdo que databa de 1933 tenía un doble carácter;
En tercer lugar, las cláusulas deben estar regidas por el derecho internacional; no sería un
tratado el acuerdo entre Estados, por el cual la cuestión abordada estuviera regulada por el
derecho interno de alguna de las partes, como por ejemplo la compraventa de un inmueble, para
el funcionamiento de una embajada7.
En quinto lugar, los tratados pueden hacerse por escrito o verbalmente, en uno o varios
instrumentos, simultáneos o sucesivos. A modo ilustrativo la “Declaración Ihlen”, sobre la
soberanía de Groenlandia Oriental, se enmarca en lo que puede asegurarse como acuerdo
verbal9.
por una parte, el de contrato de concesión entre el Gobierno de Irán y la sociedad y de otro lado, un tratado entre los
dos Gobierno. La Corte rechazó este planteo y consideró que el Gobierno del Reino Unido no era parte del contrato
y además que la concesión petrolífera entre el Estado iraní y una sociedad privada no podría tener carácter de un
tratado internacional.
7
Pastor Ridruejo, José, “ob.cit.”, págs.114.
8
Pastor Ridruejo, José, “ob.cit.”, págs.114/115.
9
Ante la situación controversial entre Noruega y Dinamarca, sobre Groenlandia Oriental, el ministro Ilhen declaró
al ministro danés acreditado ante Noruega, que “los planes del Real Gobierno con respecto a la soberanía danesa
sobre toda Groenlandia…no encontraría ninguna objeción por parte de Noruega”, siendo utilizado posteriormente
ante la Corte Permanente de Justicia Internacional en 1931, por Dinamarca como reconocimiento verbal de la
soberanía danesa sobre Groenlandia, por parte de Noruega. Ver Puig, Juan C., “Derecho de la Comunidad
Internacional”, V.1, Ed.Depalma, Buenos Aires, 1986, pág.134/136.
10
Gutierrez Posse, Hortensia D.T., “Guía para el conocimiento de los elementos de Derecho Internacional Público”,
Ed. La Ley, Buenos Aires, año 2004, pág.40.
interesados no hubieran acordado otras normativas para regular el tema que concretamente han
convenido11.
Por lo tanto, la Convención de los Tratados sólo es de aplicación, en los casos en que el
acuerdo este hecho por escrito, solamente entre Estados12 y que la temática gire en torno del
derecho internacional.
Por otro lado, la Convención deja fuera de su regulación el régimen jurídico de ciertos
ámbitos del “derecho de los tratados”, tales: los tratados celebrados en forma no escrita ; los
efectos de la apertura de hostilidades sobre los tratados; la sucesión de Estados respecto de los
tratados; los efectos de los tratados en la extinción de la personalidad internacional de un
Estado; la responsabilidad internacional por violación de normas contenidas en un tratado; el
régimen de la cláusula de la nación más favorecida, los que se seguirán rigiendo por el derecho
consuetudinario13.
Clasificación (son 8)
Los tratados se pueden clasificar de diferentes maneras. Así, por la forma de dar el
consentimiento en obligarse, se tiene los acuerdos simplificados que no revisten forma
solemnes, que entran en vigor con la sola firma de un funcionario de categoría inferior al Jefe de
Estado y los acuerdo en buena y debida forma que para su aprobación requiere un
procedimiento, pasando por varias instancias, incluso la firma y ratificación por parte del Jefe de
Estado (en el caso argentino, el Poder Ejecutivo, negocia y firma el tratado –art.99, inc.11 C.N.-,
luego el Poder Legislativo aprueba o desecha en todo o en parte –art.75, inc.22 C.N.-; si fue
aprobado, el Poder Ejecutivo entonces promulga –art.99, inc.3 C.- y ratifica). Por la cantidad de
11
Mariño Menendez, Fernando M., “Derecho Internacional Público, Parte General”, Ed. Trotta, Madrid, año 1993,
pág.229.
12
Halajczuk, Bohdan T., Moya Domínguez, María Teresa, “Derecho Internacional Público”, Ed. Ediar, Buenos
Aires, año 1999, pág.98. Concretamente no es aplicable la Convención de los Tratados, en función de los sujetos, a
los Concordatos que la Santa Sede concluye con los Estados; a los acuerdos entre Organizaciones Internacionales,
por ejemplo el convenio por el que la O.I.T. adquirió el estatuto de organismo especializado de la O.N.U.; o a los
convenios que los Estados suscriben con las Organizaciones Internacionales, tales las asistencias financieras; etc.
13
Mariño Menendez, Fernando M., “ob.cit.”, pág.230.
sujetos participantes: bipartitos -por ejemplo el Tratado de Paz y Amistad entre Argentina y
Chile de 1984-, y multipartitos o colectivos -la Convención de Jamaica, sobre el derecho del
mar-; por las obligaciones a cargo de las partes, en unilaterales y bilaterales14; por el objeto
abordado, pueden ser políticos, económicos, sociales, deportivos, científicos, etc.. Por el
contenido se pueden distinguir entre tratado normativo o marco, por el que se crea normas
jurídicas generales, ya que el mismo tratado autoriza a que se pueda seguir pactando y
acordando nuevas normas; intentan crear normas de carácter general aplicable a toda la
comunidad internacional o una parte de ella -por ejemplo el Tratado de Niza del año 2002, que
profundiza el proceso de integración europeo- y tratado contrato, los que prevén un cambio de
prestaciones entre los contratantes; que crea normas jurídicas particulares, que no permite que se
extienda más allá de los términos del tratado -por ejemplo un tratado por el cual se cede un
territorio-. Por la participación de los Estados, los hay abiertos, que permiten la incorporación de
Estados que no intervinieron en la negociación y cerrados que solo forman parte del mismo
aquellos Estados que participaron de la negociación. Por el ámbito de validez espacial15, se
distinguen en regionales, que engloban solo a Estados que se hallan en una determinada zona
geográfica, por ejemplo el Tratado de Asunción, creador del MERCOSUR, etc. y universales,
los que tienen una vocación universal, como la Carta de las Naciones Unidas. Por su duración,
los hay que tienen un plazo de vigencia determinado, pasado el cual se extinguen y los de
duración indeterminada, salvo denuncia y prorrogables, bien expresa o tácitamente –es muy
frecuente la cláusula de prórroga tácita por períodos determinados-16.
Ámbito de validez
Sintéticamente el ámbito de validez de la Convención puede resumirse en tres aspectos:
personal, territorial y temporal.
14
Puig, adopta esta clasificación en función de la cantidad de Estados participantes, no de las obligaciones. Puig,
Juan C., “Ob.cit.”, pág.114.
15
Gutierrez Posse, Hortensia D.T., “ob.cit.”, pág.39.
16
Diez de Velazco, Manuel, “ob.cit.”, pág.135.
17
Gutierrez Posse, Hortensia D.T., “ob.cit.”, pág.40.
En lo que hace al ámbito territorial, salvo que las partes manifiesten algo diferente, el
tratado es aplicable a la totalidad del espacio geográfico del Estado, metropolitano o
dependiente, terrestre, marítimo y aéreo (Convención, art.29).
1) Negociación: En primer lugar los representantes de los Estados munidos con “plenos
poderes” (documento emanado de las autoridades del Estado al que representa, que autoriza al
representante a realizar las negociaciones, la adopción o la autenticación del texto de un tratado,
o para ejecutar cualquier otro acto con respecto a un tratado –art.2, inc.c-), deben llevar adelante
las conversaciones para tratar de arribar a un entendimiento respecto del tema que se
comprometieron abordar y reglamentar, presentando propuestas y contrapropuestas, las que son
debatidas por las delegaciones que las aceptan, rechazan o procuran enmendar. La negociación
constituye la esencia misma del método diplomático18.
Es pertinente aclarar que no necesitan “plenos poderes” los Jefes de Estado o Gobierno y
los Ministros de Relaciones Exteriores. Los Jefe de Misión Diplomáticos acreditados ante el
Estado con el cual se propicia el tratado y los Representantes acreditados por los Estados ante
una Conferencia Internacional u Organización Internacional, no necesitan presentar plenos
poderes para la adopción del texto del tratado (Art.7 de la Convención).
2) Adopción del texto: Una vez que las partes han arribado a un acuerdo sobre lo que
estaban negociando, se procede a redactar el texto. Habitualmente en los tratados colectivos se
los hace por votación; por ejemplo mayoría, 2/3 o 3/4; a veces se usa también el consenso. La
Convención en el art.9, indica que a menos que los Estados por mayoría de 2/3 decidan aplicar
una regla diferente, la adopción del texto de un tratado en una conferencia internacional, se
efectuará por mayoría de 2/3.
18
Diez de Velazco, Manuel, “ob.cit.”, pág.137.
19
Puig, Juan C., “Ob.cit.”, pág.115.
negociadores, antes de decidir si van a ser partes o no del tratado sepan cuál es el contenido
inalterable del mismo20.
4) Manifestación del consentimiento en obligarse: Para que el tratado obligue a las partes
que lo han negociado y adoptado y autenticado su texto, es indispensable que presten su
consentimiento, para lo cual se pueden utilizar distintas formas y momentos; la Convención
regula esta etapa en los arts.11 al 15: a- Firma: ya sea al tiempo de autenticar el texto o bien
después. Este mecanismo es muy utilizado en los tratados simplificados. b- Canje de
Instrumento: por el que se hace el intercambio formal del documento. Es común emplearlo
cuando se trata de Notas Reversales. c- Ratificación (aprobación) del texto: Se hace por medio
de un documento escrito, por el cual el órgano superior de un Estado, generalmente el Jefe de
Estado, confirma la firma de su plenipotenciario y declara que el tratado es tenido para el Estado
que representa como jurídicamente obligatorio. Si el tratado es bipartito se procede al “canje de
los instrumentos de ratificación”; si el tratado es colectivo se hace el “depósito” de la
ratificación, por ante el Estado que ha sido designado depositario del tratado, quien tiene la
obligación de comunicar dicha circunstancias a los otros Estados interesados. La ratificación es
una institución histórica del derecho internacional público; así, el monarca absoluto no actuaba
por si mismo en la celebración de los tratados, sino mediante sus mandatarios a quienes
concedía “plenos poderes” al efecto, pero reservándose el soberano la facultad de aprobar lo
hecho por ellos mediante el instrumento jurídico de la ratificación; un segundo paso se dio en la
evolución de ésta figura al abandonarse la teoría del mandato por la llamada “reserva de
ratificación, de donde surgía que la ratificación era necesaria siempre; finalmente, a fines del
Siglo XVIII, la soberanía nacional depositada en el pueblo se organiza mediante un sistema de
división de poderes, en el que el legislativo –en representación del pueblo- se reserva la
facultad de autorizar al ejecutivo para que este ratifique los tratados 21. d- Adhesión: Este
supuesto se da en los tratados abiertos, cuando un Estado que no participó en el proceso de
celebración del tratado, expresa su voluntad de obligarse por él.
Entrada en vigor:
Es el momento a partir del cual el tratado comienza a producir efectos jurídicos, a tener
fuerza obligatoria.
Los tratados entran en vigor cuando así lo establecen los Estados, como lo prescribe el
art.24. Los tratados en forma simplificada normalmente entran en vigencia el mismo día de la
firma o del canje del instrumento. Los tratados bipartitos en buena y debida forma, cuando se
hacen el intercambio de los instrumentos de ratificación y los tratados multipartitos o colectivos,
cuando se llega al número mínimo de Estados ratificantes, conforme al tratado, por ejemplo la
Convención de Jamaica de 1982, en su art.308, estableció que entraría en vigor 12 meses
20
Pastor Ridruejo, José, “ob.cit.”, págs.118.
21
Diez de Velazco, Manuel, “ob.cit.”, pág.138.
después de la fecha en que haya sido depositado el sexagésimo instrumento de ratificación,
hecho que ocurrió en el año 1995.
Observancia y aplicación
Cuando el tratado entra en vigor es obligatorio su cumplimiento, en función del principio
pacta sunt servanda, que ha sido consagrado en el art.26, al prescribir que los tratados obligan
de “buena fe”.
A su vez, como fuera indicado “supra”, es de reiterar que el tratado es de aplicación para
el futuro, salvo que las partes hayan acordado que tenga efectos retroactivos (Convención,
art.28).
Es de recordar, que como no hay jerarquía normativa entre las fuentes del derecho
internacional público, un tratado puede quedar derogado por la formación de una costumbre
sobre la misma materia, de contenido distinto, entre quienes son partes en el tratado, siempre
que la regla convencional no sea de carácter imperativa24.
La Convención de Viena sobre el derecho de los tratados reglamenta este tópico en los
arts.31 a 33, de lo que se desprende que la Convención, si bien parte del análisis del texto –
22
Gutierrez Posse, Hortensia D.T., “ob.cit.”, pág.45.
23
Pastor Ridruejo, José, “ob.cit.”, págs.133.
24
Gutierrez Posse, Hortensia D.T., “ob.cit.”, pág.46.
incluidos el preámbulo y anexos-, en su sentido ordinario o común, en caso de ambigüedad u
oscuridad del texto o que conduzca a un resultado manifiestamente absurdo o irrazonable, se
puede acudir a los otros métodos para poder interpretar adecuadamente los términos del tratado.
Puede ocurrir que un tratado llegue a ser obligatorio para un Estado que no es parte del
mismo, en virtud de la costumbre internacional (Convención, art.38).
En el marco de las Naciones Unidas, cuando se estaba discutiendo lo que sería el Tratado
sobre Prevención y Sanción del Genocidio (1952), se solicitó a la Corte Internacional de Justicia
una opinión consultiva sobre la extensión de las reservas. Esta se expidió en el sentido de que
podía ser parte en el tratado un Estado que hiciera reservas en la medida que dicha reservas
hubieran sido aceptadas por un solo Estado, adoptando de hecho el sistema panamericano.
En los tratados que son admisibles las reservas, éstas producen sus efectos
modificatorios o extintivos solo entre el Estado reservante y los Estados aceptantes. Ahora bien,
si un Estado objeta las reservas, el tratado entra en vigor entre el Estado objetante y el Estado
reservante, excluyéndose los artículos con reservas; es decir, tales artículos quedan vacío de
contenido (Convención, art.21.3). Pero, si un Estado contratante no solo objeta sino que además,
manifiesta inequívocamente su oposición a la entrada en vigor del tratado con el reservante,
entonces el tratado no va a ser vinculante entre ambos Estados (Convención, art.20.4.b).
Tanto las reservas, como la objeción y la oposición a las reservas deben hacerse por
escrito y comunicarse a todos los Estados contratantes (Convención, art.23.1).
Las reservas, como la objeción a las reservas pueden retirarse, debiendo hacerse por
escrito (Convención, art.23.4).
Las “declaraciones interpretativas”, que tienen como fin aclarar el sentido y alcance de
las cláusulas del tratado y no otro, para Diez de Velazco 29, son verdaderas reservas (reservas
interpretativas).
28
Pastor Ridruejo, José, “ob.cit.”, págs.130.
29
Diez de Velazco, Manuel, “ob.cit.”, pág.139.
En este tema rige el principio de la autonomía de la voluntad, por lo que solo se puede
enmendar o modificar un tratado con el acuerdo de los Estados partes.
Para solucionar el abuso de muchos Estados de denunciar los tratados, bajo diferentes
pretextos, se dirige el art.42 de la Convención, que estipula que la validez de un tratado, puede
impugnarse únicamente en virtud de las disposiciones de la nombrada convención31.
Por lo tanto, las causas de nulidad que establece la Convención de los Tratados es
taxativa, en otros términos, tienen el carácter de “numerus clausus”, en base al artículo
mencionado en el párrafo precedente32.
Los tratados pueden verse afectados por nulidades absolutas, es decir aquellas que no
admiten la confirmación de un tratado nulo y nulidades relativas en la que el tratado se puede
convalidar no obstante el vicio nulificante, en este caso el tratado no es nulo, sino anulable 33.
Son causas de nulidad absoluta, cuando un tratado se firma con los vicios a detallar: a- la
coacción, mediante actos de amenazas sobre el representante del Estado (Convención, art.51); b-
la amenaza o el uso de la fuerza sobre el Estado negociador mismo (Convención, art.52), porque
vulnera una norma de jus cogens, en la propia celebración del tratado (art.2.4 de la Carta de la
O.N.U.). Un ejemplo de este supuesto fue la imposición de protección de Checoslovaquia por
parte de la Alemania Nazi en 1939 34 y c- en forma genérica, cuando el tratado está en oposición
a una norma imperativa del derecho internacional, también llamadas jus cogens. Para los efectos
de la Convención, una norma imperativa de derecho internacional general, es una norma
aceptada y reconocida por la comunidad internacional de Estados en su conjunto, como norma
que no admite acuerdo en contrario y que solo puede ser modificada, por una norma ulterior de
derecho internacional general que tenga el mismo carácter (Convención, art.53). Sería el caso de
30
Pastor Ridruejo, José, “ob.cit.”, págs.143/144.
31
Halajczuk, Bohdan T., Moya Domínguez, María Teresa, “ob.cit.”, pág.116.
32
Pastor Ridruejo, José, “ob.cit.”, págs.144.
33
Diez de Velazco, Manuel, “ob.cit.”, pág.171.
34
Puig, Juan Carlos, “ob.cit.”, pág.128/129.
la prohibición de la amenaza o del uso de la fuerza contra la integridad territorial o la
independencia política de cualquier Estado, o en cualquier otra forma incompatible con los
propósitos de las Naciones Unidas, conforme al art.2.4 de la Carta de las Naciones Unidas.
El tratado concluye por: a- voluntad de todas las partes (Convención, arts.54 y 56); b-
finalización del plazo de vigencia; c- denuncia por parte de los Estados (Convención, art.56); d-
por suscripción de otro tratado posterior sobre el mismo tema (Convención, art.59); e- por
violación grave de una cláusula esencial para el objeto y fin del tratado; por ejemplo el régimen
de Mandato otorgado por la Sociedad de Naciones a favor de Sudáfrica, respecto del territorio
de Namibia y que por violaciones de las normas del mandato, las Naciones Unidas dio por
terminado dicho régimen37. Este supuesto tiene como excepción los tratados de carácter
humanitario, toda vez que la violación por parte de un Estado de las normas de humanidad, no
autorizan al otro u otros Estados a comportarse de la misma forma (Convención, art.60);
efectivamente, esta norma concuerda con lo que establecen los Convenios de Ginebra de 1949
sobre las protección de las víctimas de los conflictos armados –cuyos principio, por el hecho de
su aceptación generalizada, tiene el carácter de costumbre internacional-, en el sentido de que
ninguno de los Estados partes puede exonerarse, en función de los incumplimientos de las otra u
otras Partes; Además la denuncia de esos tratados no surtirá efecto alguno sobre las obligaciones
que haya de cumplir en virtud de los principios del derecho de gentes, tal como resultan de los
usos establecidos entre las naciones civilizadas, de las leyes de humanidad y de las exigencias
de la conciencia pública38 (cláusula Martens); f- imposibilidad subsiguiente de cumplimiento no
imputable al Estado parte (desaparición del objeto –inmersión de una isla; desecación de un río;
destrucción de un dique o instalación hidroeléctrica, etc-; cambio de circunstancias; etc.)
(Convención, arts.61, 62); siendo de aplicación la teoría de la imprevisión, o la cláusula rebus
35
Pastor Ridruejo, José, “ob.cit.”, págs.145/146.
36
Pastor Ridruejo, José, “ob.cit.”, págs.144.
37
Pastor Ridruejo, José, “ob.cit.”, págs.150.
38
Gutierrez Posse, Hortensia D.T., “ob.cit.”, pág.50.
sic stantibus de manera excepcional, al principio pacta sunt servanda39 y g- aparición de una
norma jus cogens contraria a las disposiciones del tratado (Convención, art.64).
Con expresión franca y hasta poética, Pastor Ridruejo arguye en relación a la forma de
resolución de controversias que “aunque, desde un punto de vista ideal este mecanismo de
solución de controversias no sea del todo satisfactorio y pueda dejar descontento a un espíritu
inconformista, desde una perspectiva realista que tome en consideración el estado actual de la
sociedad internacional no deja de significar un progreso40.
La Convención de los Tratados lo reglamenta en los arts.76 al 80, disponiendo que los
Estados negociadores del tratado designarán un depositario que podrá ser uno de los Estados
signatarios o una organización internacional, al que le cabrán las obligaciones propias del
depositario, pudiéndose mencionar entre las más importantes: la custodia del texto original del
tratado; la recepción de las firmas y las ratificaciones de los Estados; la comunicación a los
demás Estados de las firmas recibidas; el registro del tratado en la Secretaría de las Naciones
Unidas; etc.
39
Gutierrez Posse, Hortensia D.T., “ob.cit.”, pág.51.
40
Pastor Ridruejo, José, “ob.cit.”, págs.156.
Conclusión:
De la misma manera que en el derecho internacional clásico la fuente normativa más
utilizada por las unidades políticas fue la costumbre, en el derecho internacional contemporáneo
-que convencionalmente se lo ubica a partir del año 1945, con la creación de las Naciones
Unidas-, son los tratados.
41
Kehoane, Robert, “Instituciones internacionales y poder estatal”, Ed. GEL, Buenos Aires, año 1993, págs.16/17.