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PALESTINA

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Quien

es
el
Verdadero
Heredero
de
Pa l e s t i n a
Por Su Eminencia +Monseñor PHILIP SALIBA - Arzobispo Metropolitano
y Primado de la Iglesia Ortodoxa de Antioquía de Norteamérica y Canadá.

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Cada vez que se discute sobre Palestina, una parte de los
cristianos de occidente aparecen diciendo que Palestina siempre
ha sido la tierra de los judíos, la cual fue usurpada por los otros
pueblos, que su derecho en Palestina está muy claro, que son
el pueblo elegido de Dios, y que volverá Dios por su voluntad, a
reunirlos en la Tierra Santa destinada para ellos.
En tanto, nuestra Iglesia Ortodoxa tiene una posición
fundamentada completamente opuesta a dicha opinión. Por ello,
siempre ha sido acusada por tomar una postura a favor de los
árabes palestinos. Pero estos acusadores olvidan que decenas
de miles de cristianos árabes ortodoxos fueron arrancados de
sus raíces en Palestina, expulsados de sus hogares ancestrales,
los cuales luego fueron ocupados por familias judías foráneas.
Por lo tanto, nuestra Iglesia Ortodoxa de Antioquía alza su voz
para oponerse al sionismo extranjero en Palestina.
La propaganda sionista siempre ha tratado la cuestión de
Palestina considerándola como relacionada con la Toráh y no
cómo la injusticia y el desarraigo de un pueblo de su suelo patrio,
desde sus raíces. Mi deber es analizar este pretexto de la Toráh
para refutarlo religiosa y políticamente.
Plantear que los judíos deben retornar a la tierra que
antiguamente ocuparon por un corto lapso de tiempo histórico,
es algo reciente, que no sobrepasa los cien años. Sólo en este
siglo aparecieron las voces como los protestantes que llaman
al retorno de los judíos a la tierra habitada por otro pueblo de
distintas religiones, iglesias y denominaciones, incluidos los
protestantes. Desde hace siglos las Iglesias en el Oriente y el
Occidente han sostenido claramente una exégesis de la Toráh de
forma diferente de la de los judíos y la de algunos protestantes
actuales.
La Iglesia Ortodoxa cree que la Iglesia se transformó en
el nuevo Israel. Y cuando entendamos el significado de esta
interpretación, comprenderemos el porqué la Iglesia Árabe
de Antioquía en Estados Unidos está con el pueblo palestino y
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condena la opresión sionista, y por qué rechaza tajantemente la
pretensión que Israel es quien tiene en su mano el destino legal
y jurídico de la nación para ser el heredero de la Tierra Santa.
El Antiguo Testamento, en la Toráh, reafirma que los palestinos
habían vivido en la Tierra Santa desde la prehistoria, mientras que
los hebreos sólo estuvieron ahí por un tiempo; en la antigüedad,
y de ahí que algunos crean que es su tierra.
El Antiguo Testamento en Génesis (11;31) reitera que
Abraham había emigrado desde Ur, en el sur de Irak (Caldea)
cerca del río Eufrates (Génesis (12;6), hacia Palestina, que estaba
habitada por los Cananeos; los Jebuseos y los Hititas, quienes
estaban en esta tierra mil años antes del arribo de hebreo alguno
a ella. Cuando llegó Abraham a Palestina, (2000 AC.) se encontró
con un país desarrollado y civilizado,(de acuerdo con aquellos
tiempos).
Abraham, aquel nómade beduino llegó a una tierra en que
residía una raza que fue ancestro del actual pueblo árabe
palestino.
Esto demuestra el porqué Abraham intentó asegurarse
una tumba para su mujer Sara, cuando ella hubo fallecido
en Palestina; (Génesis.(23:1-7) diciendo; «soy extranjero y
peregrino entre vosotros, os pido que me deis una sepultura en
propiedad para poder enterrar a mi esposa». Los Palestinos le
contestaron: «entierra a tu esposa en el mejor lugar, en el que
más te guste». Abraham insistió en pagar el precio de la tierra,
porque ésta pertenecía a los palestinos, y pagó 400 siclos de
plata; (AT; Génesis 23:16).
La Toráh menciona que «la tierra había sido otorgada a los
judíos por una promesa”. Muchos pueblos han sido echados de
sus territorios por sus pecados, Israel también fue expulsado por
su incumplimiento y perversidad, aunque no aparece texto bíblico
alguno que señale que la antigua promesa sea incondicional.

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LA PROMESA FUE REVOCADA
Israel presume que la promesa de otorgarles la tierra le fue
dada de manera incondicional, pero los judíos y sus simpatizantes,
de entre los cristianos occidentales, olvidan que la promesa
divina del Antiguo Testamento fue revocada. Al mismo tiempo,
aquella fue temporánea y no permanente ni eterna; y sólo fue
“una sombra de los bienes futuros”. San Pablo, en su Epístola a
los Hebreos (10;1), le señala como un mero prólogo de la nueva
promesa, “Al decir: Nuevo Testamento (o Alianza), Dios ha dado
por viejo al primero; ahora bien, todo lo que es decadente y
anticuado, está a punto de desaparecer”. (Hebreos: 8;13).
Nuestro Señor Jesucristo (el Mesías) con su llegada, dió una
nueva oportunidad, y se hizo una Nueva Promesa no sólo para
los judíos, sino para todas las naciones; esto es lo que aclaró el
evangelista San Juan cuando dice: «Vino a los suyos, y los suyos
no lo recibieron. Pero a los que lo recibieron. El les dio el ser hijos
de Dios». (Juan 1:11-12). El Cristianismo Ortodoxo sostiene que
la antigua promesa, y las antiguas leyes otorgadas a los judíos
fueron revocadas con la llegada de Cristo. Esto lo reafirma San
Juan evangelista diciendo: «Las leyes fueron dadas a los judíos a
través de Moisés, pero la gracia y la verdad nos vinieron mediante
Jesucristo, el Mesías”. (San Juan 1:17).
¿Acaso se salvaron los judíos con la llegada del Mesías?.
Una parte se salvó, pero no la mayoría, puesto que la salvación
sólo se consigue creyendo en el Nuevo Testamento, y no por
retornar a la tierra. Tanto los judíos como los intérpretes de la
Toráh de entre los actuales occidentales y protestantes deben
entender que Dios no negocia con la gente, con propiedades,
ni con asuntos inmobiliarios; !Qué gran error están cometiendo
ciertos cristianos occidentales y, especialmente protestantes de
los Estados Unidos cuando dicen que la antigua promesa que
fue dada a los judíos en el Antiguo Testamento, fue incluida en el
Nuevo Testamento y que esta promesa es eterna y que los judíos
son los herederos de la Tierra Santa!.

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Si sus pretensiones son de verdad, entonces ¿porqué no
siguen este sendero completamente hasta su fin, y se dirigen a
realizar sus oraciones en el templo de Jerusalén llevando consigo
terneros, corderos y cabritos para sacrificarles como ofrendas
para que Dios les perdone sus pecados y faltas?.

Aceptan su gran error cuando discutimos con ellos, pero


cuando llegamos a la cuestión del tema de la propiedad de la
tierra de Palestina, les aflora la ceguera y la obstinación.

El Cristianismo es claro en esta cuestión: la promesa a los judíos


fue revocada, y Palestina no vuelve a ser la tierra prometida,
porque dicha promesa fue dada con una condición y los judíos no
la respetaron. De ahí que San Pablo diga en su carta a los Gálatas
que los hijos de Israel y de la nueva Jerusalén son los que creen en
Cristo y como el Israel de la Toráh rechazó el mensaje del Mesías,
Dios les expulsó y derogó su compromiso con ellos, para continuar
como los custodios de esta Alianza y las leyes.

La Iglesia Ortodoxa se extraña por la actual interpretación de


la Toráh que adoptan algunos protestantes en Estados Unidos,
por cuanto se avalan acciones de crímenes, castigos, usurpación,
persecución y desarraigo de los habitantes árabes de Palestina,
de sus hogares, sean estos musulmanes o cristianos, y aprueban
la injusticia, y la discriminación racial practicada por el sionismo.

Es sorprendente también que la política norteamericana, la


cual proclama la libertad y la justicia para todos, incluya en su
seno a quienes apoyan a Israel en su ocupación de las viviendas
y tierras de los árabes, en asesinar a los palestinos y a sus hijos,
y expresan su alegría cuando Israel, sionista asesina a los árabes
ó los expulsa de sus tierras, ¿Acaso es este el espíritu de Cristo?.

En nuestra Iglesia Ortodoxa de Antioquía, hay un himno que


en uno de sus versos señala: “Concluyó la sombra de las leyes
con la llegada de la gracia”. Es decir que desaparecieron las leyes
mosaicas con la llegada de Cristo.
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Vale decir que la promesa divina para los judíos fue revocada
y la nueva se hizo para todas las naciones en toda la faz de la
tierra.

En Cristo Jesús no hay judío ni gentiles, sino un solo hombre,


el que crea en Cristo y se convierta en hijo de la gracia. Esto lo
afirma concretamente San Pedro en su primera epístola (capítulo
2) cuando explica que en el Antiguo Testamento las promesas de
Dios se limitaron solo a los judíos, pero con la llegada de Cristo
estas promesas de Dios son para todos y para todas las naciones.
El apóstol se dirigió a los cristianos diciendo: «Sois linaje escogido,
sacerdocio real, nación Santa, pueblo especial de Dios» (1 Pedro
2:9). Es decir que Dios descartó que los judíos fuesen la generación
elegida y la nación santa. Consecuentemente, los desahució,
concibiéndose la nueva realidad cristiana, revocándose las leyes
mosaicas y todo lo que estaba relacionado con ellas, después de
haber llegado la plenitud de los tiempos y el cumplimiento de
las profecías.

Esto lo reafirma san Pablo al decir: «La bendición de Abraham


se extenderá a todas las naciones por Jesucristo (Gálatas 3:14).
“Si vosotros sois de Cristo, ciertamente sois linaje de Abraham y
sus herederos según la promesa, (Gálatas 3:29); y la promesa de
Dios alcanzará a todos los que creen en Cristo. (Gálatas 3:26-29).

La Iglesia es el verdadero Israel. El actual Israel político y


sionista no tiene nada que ver con dicha promesa, ni es su
heredero.

Los protestantes contemporáneos que erróneamente


interpretan la Toráh, acusan a nuestra Iglesia Ortodoxa de
Antioquía, de estar a favor de los árabes palestinos por tratarse
de una Iglesia Árabe, y porque cuanto tiene sangre árabe.

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¿Acaso ellos quieren que nuestra Iglesia bendiga el
terrorismo, el exterminio y los encarcelamientos?. ¿Pretenden
que apoyemos al Israel sionista y bendigamos su usurpación de
la tierra Palestina perteneciente a sus legítimos hijos, herederos
de los Cananeos y Jebuseos que con el tiempo se transformaron
en la nación árabe?.

¿Acaso quieren que aplaudamos la expulsión injusta de un


pueblo, y se instale a otro en su lugar, violando sus legítimos
derechos?. Ojalá que ellos vuelvan a leer la Toráh con la visión
cristiana milenariamente tradicional e histórica. Entonces,
reconsiderarán su gran error por apoyar a Israel sionista y
entenderán lo que es más importante: que, Israel no es el
heredero de la tierra Palestina, sino su verdadero pueblo patriota
que nunca la abandonó, que siempre ha sido el pueblo árabe
Palestino.

Patriarcado de Antioquía
Arquidiócesis Ortodoxa de Chile
Parroquia de la Santísima Virgen María
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