Los Papeles Del Capitán
Los Papeles Del Capitán
Los Papeles Del Capitán
Me respondió que el doctor había estado durante toda la tarde, pero que
en aquel momento se encontraba en la mansión del squire, porque estaba
invitado a cenar y pasar la velada con él.
Como esta vez la distancia era más corta, ni siquiera monté, sino que fui
corriendo asido al estribo de Dogger hasta las puertas del parque, y
después, por la larga avenida de árboles, cubierta entonces de hojas y que
la luz de la luna iluminaba, al final de la cual se perfilaba la blanca línea de
edificaciones que componían la mansión, rodeada por inmensos jardines de
centenarios árboles. El señor Dance desmontó y sin dilación fuimos
admitidos en la casa. Un criado nos condujo por una galería alfombrada
hasta un amplio salón cuyas paredes estaban todas cubiertas por
estanterías con libros rematadas por esculturas. Allí se encontraban el
squire y el doctor Livesey, sentados ante un maravilloso fuego de chimenea
y fumando sus pipas.
Yo nunca había visto tan de cerca al squire. Era un hombre muy alto, de más
de seis pies, y bien proporcionado; su rostro era enormemente expresivo, y
su piel, curtida y algo enrojecida, supongo que por sus largos viales; las cejas
eran muy negras y espesas y, al moverlas, le daban un aire de cierta fiereza.
El doctor lo miró por todos lados, temblándole los dedos por la impaciencia
de abrirlo; pero, en vez de hacerlo, se lo guardó tranquilamente en el
bolsillo de su casaca.
—No se saca mucho de aquí —dijo el doctor Livesey pasando las hojas.
En las diez o doce páginas siguientes había una curiosa serie de asientos. En
los extremos de cada renglón constaba una fecha, en uno y en el otro una
cantidad de dinero, como suelen figurar en los libros de contabilidad; pero,
en lugar de anotaciones explicativas del concepto, sólo había un número
variable de cruces. Así, el 12 de junio de 1745, por ejemplo, se indicaba
haber asignado a alguien una suma de 70 libras esterlinas, pero sólo seis
cruces indicaban el motivo. En otros casos, es cierto, se añadía el nombre
de algún lugar, como «A la altura de Caracas», o una mera indicación del
rumbo, como «62° 17’ 20”, 19° 2’ 40”».