Bt. Moralidad y Algunos Temas 2
Bt. Moralidad y Algunos Temas 2
Bt. Moralidad y Algunos Temas 2
1. Términos
2. El concepto de persona
La palabra “racional” engloba todas las capacidades del ser humano: tanto la cognitiva
como la volitiva, amar, elegir, desear. El término “racional” incluye también todas las
capacidades corporales íntimamente relacionadas con las anteriores.
La expresión “naturaleza” indica las condiciones propias del ser humano que hacen
posibles las diversas operaciones y experiencias: la naturaleza es el “principio del obrar”.
El ser humano no crea su naturaleza; la posee como un don recibido y puede cultivar,
desarrollar y enriquecer sus capacidades.
Toda persona posee una dignidad que proviene de ser una creatura amada por Dios.
En ningún caso la persona humana puede ser instrumentalizada para fines ajenos a su
mismo desarrollo, que puede realizar plena y definitivamente sólo en Dios y en su
proyecto salvífico: el hombre, en efecto, en su interioridad, trasciende el universo y es la
única criatura que Dios ha amado por sí misma. Por esta razón, ni su vida, ni el desarrollo
de su pensamiento, ni sus bienes, ni cuantos comparten sus vicisitudes personales y
familiares pueden ser sometidos a injustas restricciones en el ejercicio de sus derechos y
de su libertad. DSI 133
Vemos que hay diferentes clases de valores (económicos, estéticos, religiosos, morales o
éticos, etc.) pero todos ellos se caracterizan por ser cualidades especiales que están en
los objetos, en las personas o en las acciones, y sólo los seres humanos somos capaces
de valorar esas cualidades.
b) Son universales, es decir, válidos para todos los individuos sin excepción
La libertad
La justicia
La caridad
La acción moral
Para que una acción humana para ser considerada de tipo moral tendrá las siguientes
características:
• Este código moral, no debe ser impuesto por la sociedad a las personas, sino que
el individuo lo debe poder elegir libremente.
Por ejemplo, yo debo ser libre de elegir si acepto moralmente la eutanasia o no, no se me
puede imponer mi forma de valorar ciertas cuestiones. Por este motivo, la moral es, sobre
todo, una cuestión individual.
El hecho de ser libre cuando actúo es de total importancia a la hora de ser valorada
moralmente una acción porque, si la realizo libremente, entonces soy responsable moral
de lo que hago y de lo que dejo de hacer. La responsabilidad es la obligación de
responder acerca de nuestros actos. En este sentido, si las acciones de una persona se
ajustan a las normas morales existentes en una sociedad, se la considera moralmente
buena, etc. pero, si, por el contrario, una persona conoce las normas y valores morales de
una sociedad y, a pesar de ello, las transgrede, entonces estamos ante un individuo
inmoral.
Constituye el dato fundamental: es la acción misma del sujeto, pero tomada bajo su
consideración moral.
Nótese que el objeto no es el acto sin más, sino que es el acto de acuerdo con su
calificativo moral.
Un mismo acto físico puede tener objetos muy diversos. P. ej.: El acto de MATAR puede
tener como objetos asesinato, defensa propia, aborto, pena de muerte. el acto de hablar:
mentir, rezar, insultar, adular, bendecir, difamar, jurar, blasfemar.
P. ej.: Nunca es lícito blasfemar, perjurar, calumniar, etc., por más que las circunstancias
o la finalidad sean muy buenas.
Otro ej.: El pasear recibirá la calificación moral de la finalidad (para descansar y conservar
la salud es distinto que observar los movimientos de un banco para robarlo), o de las
circunstancias (cuando uno debería estar trabajando)
Las circunstancias
Son los diversos factores o modificaciones que afectan al acto humano. P. ej.: Quién, qué
cosa, dónde, con qué, el modo cómo, cuándo.
Las circunstancias pueden modificar las connotaciones morales al acto. Pueden, p. ej.:
1. Añadir una connotación moral al acto, haciendo que en un solo acto se cometan
dos o más actos malos específicamente distintos (robar un cáliz).
2. Cambiar la especie teológica del pecado haciendo que un pecado pase de venial
a mortal (la suma de lo robado)
3. Atenuar o agravar sin cambiar su especie.
La finalidad
Es la intención que tiene el hombre al realizar el acto, y puede coincidir o no con el objeto
de la acción.
Cuando el acto es de suyo indiferente, el fin lo convierte en bueno o malo (Pasear frente a
una casa para raptar al dueño). Si el fin es malo, agrega una nueva malicia a un acto de
suyo malo (Robar para drogarse). El fin bueno no convierte en bueno una acción mala.
Por ejemplo, pasear por una calle para robar a los transeúntes; ayudar a una anciana para
quedarse con la fortuna; aprobar una asignatura copiando, etc.
El mal es siempre un daño para las personas (autoras o receptoras, según la ética
clásica), así como una inadmisible ofensa a Dios (según la revelación divina). Por tanto, es
moralmente inadmisible la aceptación del mal en la intencionalidad humana, antes
incluso de actuar. Si surge algún caso en que se deba tolerar algún efecto malo (de
acciones buenas, por supuesto), éste sólo podrá ser admisible si lo hace bajo condición
de que el efecto malo:
El fin bueno no justifica medios malos. Y no lo hace nunca, como principio universal
que es, a menos que se quiera llevar a la práctica, o justificar, cualquier tipo de aberración
moral, como las ejecutadas por Hitler, Stalin y sus nobles ideales, que magníficamente...
ejecutaron a más de 50 millones de seres humanos.
El fin no sólo no justifica los medios injustos, sino que él mismo se adultera al derivarse
de ellos. Así, por ejemplo, si se pretendiera defender el bien de la humanidad eliminando
vidas humanas inocentes, se estaría revelando que lo pretendido no era realmente el bien
de la humanidad, sino de un sector de ella, privilegiado y discriminante por injustas
No se puede hacer el mal para que venga, por consecuencia, ningún bien, decía al
respecto San Pablo[1]. Pues sería como poner una enorme bomba (mala) en los cimientos
de nuestra casa (buena), o acabar adquiriendo la coherencia que humorísticamente
sugería Chesterton: “Como las cabezas no se adaptan a la clase de sombreros de moda,
deben cortarse las cabezas de la gente, como medio indispensable para hacer frente al
déficit o pérdidas causadas por el llamado Problema del Sombrero”.
4. El principio de totalidad
Este principio procede de la visión de la relación entre la parte y el todo, del significado
más completo que posee el todo respecto a la parte y de la preferencia consiguiente que
es preciso otorgarle en el plano de la realidad propia de la persona humana particular; en
otros términos, de la visión de la preferencia que merece el valor de la totalidad cuando
entra en conflicto con el valor de la parte, como, por ejemplo, cuando se hace necesaria
la amputación de un miembro para la supervivencia del individuo.
El principio se usa también para indicar la preferencia que el sujeto deberá dar siempre al
valor moral de su bondad personal en el caso en que ésta entre en conflicto con otros
valores no morales, aunque se trate también del de la vida. En uno y otro caso la
referencia implícita y la reinterpretación aplicativa del pasaje de Mc 9,43-48 (y textos
paralelos) aparece más bien evidente. Léase, por ejemplo, uno de los muchos párrafos en
los cuales Pío XII hace referencia a este principio: "A la subordinación de los órganos
particulares respecto al organismo y a su finalidad peculiar se añade también la del
organismo en orden a la finalidad espiritual de la empresa misma" ("AAS" [1958], 693-
694).
Este principio permite resolver aquellos casos en los cuales una acción determinada
provoca contemporáneamente al menos dos consecuencias, de las cuales una es
positiva y la otra negativa. Consiste en valorar este tipo de acciones no según el criterio
deontológico normalmente usado para el contexto operativo global dentro del cual se
insertaban estas acciones, sino según el criterio teleológico. La teología moral tradicional
recurría a este principio en el momento en que la norma moral deontológicamente
Por ejemplo, se extrae el útero afectado de tumor en una mujer encinta con una
hemorragia, porque a la consecuencia negativa de la muerte del feto acompaña la
consecuencia positiva de la no pérdida de la vida por parte de la madre.
Se trata de casos que han de iluminarse bajo los principios que ha sostenido
siempre la ética clásica, conforme a la recta razón y a la revelación divina. Son los
siguientes:
«Cuando es necesario elegir entre dos cosas, de las cuales dos se sigue
cercanamente un peligro, debe elegirse por encima de todo aquella de la cual se sigue
menos mal» y «hay que huir más de aquello de lo cual, en más ocasiones, pueden
seguirse mayores males».
El principio del mal menor, de acuerdo con este texto, implicaría lo siguiente:
1. Situación forzosa: significa que sí o sí, por una causa precedente que escapa al
momento actual, una de dos cosas sucederá, y por eso hay una necesidad de
elegir entre dos cosas, porque no se puede quitar la causa precedente que
nos coloca en esta situación.
3. Hay que elegir: existe un deber de elegir aquella de la cual se siga menos
mal (o el mal menor). Santo Tomás dice «debe elegirse por encima de todo aquella
de la cual se sigue menos mal. No se elige aquello de lo que se siguen
solamente bienes porque no existe esa posibilidad, pero se debe elegir aquello
de lo cual se siga menos mal (“minus malum”).
Sin embargo, optar por el «mal menor» como práctica común y sistemática está mal por
varias razones:
En resumen, aunque la elección del «mal menor» puede parecer atractiva en situaciones
difíciles o, por ejemplo, ante unas elecciones, para un católico, este enfoque nos puede
llevar a la normalización del mal y desviar la atención de la búsqueda de soluciones
verdaderamente buenas.
Además de ser un deber moral, este rechazo es también un derecho humano elemental
que, precisamente por ser tal, la misma ley civil debe reconocer y proteger: « Quien
recurre a la objeción de conciencia debe estar a salvo no sólo de sanciones penales, sino
también de cualquier daño en el plano legal, disciplinar, económico y profesional ».
FUENTES:
Bioética Personalista
https://eticapsicologica.org/index.php/documentos/articulos/item/57-principios-de-la-
bioetica-personalista
EL MAL MENOR.
https://www.mercaba.es/filosofiasactuales/cuestion_del_mal_menor.htm
Dignitas infinitas
https://www.vatican.va/roman_curia/congregations/cfaith/documents/rc_ddf_doc_20240
402_dignitas-infinita_sp.html