Clientes-WPS Office
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El cliente interno es quien tiene una relación con la empresa, bien sea que consuma o no las soluciones
de la compañía en la que trabaja. Por estar asociado a la organización, de forma directa o tercerizada,
generalmente puede adquirir productos con descuento. Actúa como un puente entre la empresa y el
consumidor final.
El cliente interno es una persona que tiene relación con una compañía, aunque puede o no ser parte de
los trabajadores de la empresa. Por lo general, este puesto es ocupado por empleados o gerentes, no
necesariamente necesitan estar internos y pueden asociarse con otras compañías, con el objetivo de
entregar el producto a clientes externos.
Además, todos los clientes internos participan en la entrega de producto al cliente final, funcionando
como un puente entre la empresa y el usuario. Por lo general, los clientes internos pueden acceder a
productos con descuento.
El cliente externo es el cliente tradicional. O sea, es el consumidor final que adquiere el producto o
servicio de la compañía y mantiene el ingreso de la organización.
Los clientes externos son personas que pagan y utilizan los productos o servicios que ofrece una
empresa. Así cuando se crean ideas para el diseño de sus soluciones, pues estos clientes son las
personas para quienes están diseñados.
Son aquellos que hacen compras a una empresa de forma periódica o que lo hicieron en una fecha
reciente. Estos clientes generan el volumen de ventas actuales.
Los clientes actuales son la fuente de ingresos que percibe la empresa en la actualidad y es la que le
permite tener una determinada participación en el mercado, además de la posición actual en él.
Un cliente potencial o prospecto de ventas se define como la persona que puede convertirse en
consumidor de un producto o servicio.
El estudio del perfil de clientes potenciales, sus necesidades, intereses y afinidad, así como su capacidad
económica para adquirir el producto, determinan ese potencial.
La importancia del cliente potencial radica en la posibilidad de conversión en cliente real. Crear un perfil
de prospectos y clasificarlos en tipos de clientes potenciales facilita la precisión en la proyección de
ventas.
Se le conoce como cliente activo a aquella persona que consume el bien o servicio de una marca con
cierta frecuencia. Además hay que tener en cuenta que esta compra o adquisición la debe haber
realizado dentro de un periodo corto o mediano de tiempo.
“Un cliente activo es la persona que ha realizado al menos una compra en los últimos 12 meses en un
sitio web. Como los clientes activos son más propensos a comprar que los ocasionales o los no activos,
suelen ser objeto de campañas de publicidad o promociones de una forma más asidua”, señala Woko
Agency.
Por definición, un cliente inactivo o dormido es aquel que ha visitado su marca una o más veces, pero no
ha interactuado con usted durante algún tiempo.
Son clientes que han realizado compras, pero fuera del periodo establecido por la empresa. Son clientes
a los cuales se puede recurrir en algún momento, de cara a que vuelvan a comprarnos, previo análisis
del motivo de la baja, la frecuencia de compra, etc.
Un cliente frecuente es aquel que realiza compras repetidas en una empresa. Su importancia radica no
solo en que puede aumentar las ventas con pedidos regulares, sino que también populariza la marca
entre sus conocidos.
Los clientes habituales son aquéllos que realizan compras con cierta regularidad porque están
satisfechos con la empresa, el producto y el servicio. Por tanto, es aconsejable brindarles una atención
esmerada para incrementar su nivel de satisfacción, y de esa manera, tratar de incrementar su
frecuencia de compra.
Los clientes ocasionales son aquellos que han realizado compras en un negocio y que conocen la oferta
que tienen, sin embargo, no siempre satisfacen su necesidad de compra adquiriendo tus productos o
servicios.
El grado de satisfacción de los clientes es un factor clave para el éxito de cualquier negocio. Según su
nivel de satisfacción, los clientes pueden clasificarse en diferentes categorías:
1. Clientes Satisfechos: Son aquellos que han tenido una experiencia positiva con la empresa, están
contentos con los productos o servicios recibidos y es probable que sigan siendo clientes leales a largo
plazo. Estos clientes suelen ser promotores de la marca y recomendarla a otros.
2. Clientes Insatisfechos: Son aquellos que no han quedado satisfechos con su experiencia. Pueden
haber tenido problemas con el producto, el servicio al cliente u otros aspectos de la interacción con la
empresa. Estos clientes representan un riesgo para la reputación de la empresa y es importante abordar
sus inquietudes de manera efectiva para intentar recuperar su confianza.
3. Clientes Neutros: Son aquellos que no tienen una opinión fuerte sobre la empresa. Pueden estar
satisfechos con su experiencia, pero no lo suficiente como para convertirse en promotores, o
simplemente no han tenido una interacción significativa que les permita formarse una opinión clara.
La gestión del grado de satisfacción de los clientes es fundamental para cualquier empresa, ya que los
clientes satisfechos tienden a comprar más, recomendar la empresa a otros y contribuir positivamente a
la reputación de la marca. Por otro lado, los clientes insatisfechos pueden tener un impacto negativo en
la imagen de la empresa y en sus resultados financieros.
Para gestionar eficazmente el grado de satisfacción de los clientes, las empresas suelen recopilar
comentarios y retroalimentación a través de encuestas, reseñas en línea, análisis de redes sociales y
otros métodos. Esto les permite identificar áreas de mejora y tomar medidas para garantizar la
satisfacción del cliente y fomentar relaciones duraderas con ellos.
Los clientes también pueden clasificarse según su volumen de compra, lo que puede ser útil para
segmentar el mercado y adaptar las estrategias de marketing y servicio al cliente. Algunas categorías
comunes en función del volumen de compra son:
1. Clientes Ocasionales: Son aquellos que realizan compras de forma esporádica o puntual. Pueden estar
interesados en productos o servicios específicos, pero no tienen una relación continua con la empresa. A
menudo, suelen ser sensibles al precio y a las promociones.
2. Clientes Regulares: Son aquellos que realizan compras de manera frecuente, pero no necesariamente
en grandes cantidades. Suelen tener una relación estable con la empresa y pueden ser leales si reciben
un buen servicio y valor por su dinero.
3. Clientes de Volumen: Son aquellos que realizan compras en grandes cantidades o con una frecuencia
significativa. Estos clientes suelen tener un impacto significativo en los ingresos de la empresa y pueden
requerir un nivel más alto de atención y servicio personalizado.
La gestión de los diferentes tipos de clientes en función de su volumen de compra es importante para
adaptar las estrategias de marketing, fijación de precios, promociones y programas de fidelización. Por
ejemplo, los clientes ocasionales pueden ser el objetivo de campañas promocionales para atraerlos a
realizar compras más frecuentes, mientras que los clientes de volumen pueden beneficiarse de
descuentos por volumen o servicios exclusivos.
1. Clientes Satisfechos: Son aquellos que tienen una percepción positiva de la empresa, están contentos
con los productos o servicios que reciben y tienen una buena experiencia de compra en general. Suelen
ser leales, recomendar la empresa a otros y tener una actitud positiva hacia futuras compras.
2. Clientes Insatisfechos: Son aquellos que han tenido una mala experiencia de compra, no están
satisfechos con los productos o servicios recibidos o tienen una percepción negativa de la empresa en
general. Pueden expresar sus quejas o críticas abiertamente y pueden estar en riesgo de dejar de ser
clientes.
3. Clientes Neutros: Son aquellos que no tienen una opinión fuerte, ni positiva ni negativa, sobre la
empresa o los productos y servicios que ofrece. Pueden ser indiferentes o no estar muy comprometidos
con la marca, lo que los convierte en un grupo interesante para fidelizar y convertir en clientes
satisfechos.
La gestión de los diferentes tipos de clientes según su actitud es fundamental para mejorar la
satisfacción del cliente, retener a los clientes leales, abordar las quejas y preocupaciones de los clientes
insatisfechos y convertir a los clientes neutros en promotores de la marca. Las empresas pueden utilizar
encuestas de satisfacción, programas de fidelización, seguimiento de quejas y comentarios, entre otras
estrategias, para gestionar eficazmente la actitud de los clientes hacia la empresa.