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LA ESTRUCTURA DEL ACTO MORAL

La moral -como ya hemos señalado- se da en un doble

plano: el normativo y el fáctico. Por un lado, encontramos en

ella normas y, principios que tienden a regular la conducta de

los hombres, y, por otro, un conjunto de actos humanos que se

ajustan a ellos, Cumpliendo así su exigencia de realización. Lia

esencia de la moral tiene que buscarse, por ende, tanto en un

plano como en el otro, y de ahí la necesidad de analizar el com-

portamiento moral de los individuos reales a través de los actos

coneretos en que se manitiesta. Veamos, pues, en qué consiste el

acto moral.

Un acto moral como, por ejemplo: acudir en ayuda de al-

guien que sin poder defenderse es atacado impunemente en la

calle; cunplir la promesa de devolver algo prestado; denunciar

la injusticia cometida con un compañero o amigo, etc.,-- es siem-

pre un acto sujeto a la sanción de los demás; es decir, susceptible

de aprobación o condena, de acuerdo con normas comnnente

aceptadas. No todos los actos humanos pueden recibir senejante

calificación. Si se trata de un acto cuya realización no pudo ser

evitada, o cuyas consecuencias no podían ser previstas, no puede

ser caliicado --en un sentido u otro- desde el punto de vista

moral, y, por tanto, no es propiamente moral.

Pero de lo que se trata ahora es de mostrar la estructura del

acto propiamente moral, poniendo de maniliesto sus fases o as-

pectos, así como el modo de articularse éstos entre sí para ver

si, en definitiva, hay alguno que pueda considerarse como el

centro eje en torno al cual gravita el acto entero.


Tenemos que destacar, en primer lugar, el motivo del acto

moral. Por motivo puede entenderse aquello que impulsa a ac-

tuar o a perseguir determninado fin, El motivo que puede impul-

sar, por ejemplo, a denunciar la injusticia cometida con un com-

pañero puede ser una pasión sincera por la justicia, o bien algo

muy distinto: el deseo de notoriedad. Un mismo acto-como

vemos- puede realizarse por diferentes motivos, y, a su vez, el

misno motivo puede impulsar a realizar actos distintos con diie-

rentes îines. El sujeto puede reconocer el notivo de su acción,

y. en este sentido, tiene un carácter consciente. Pero no siempre

muestra ese carácter. La persona que es impulsada a actuar por

fuertes pasiones (celos, ira, etc.), por impulsos incontenibles o

por rasgos negativos de su carácter (crueldad, avaricia, egoís-

Xno, etc.) no es consciente de los motivos de su condueta, Esta

motivación inconsciente no permite calificar al acto estimulado

por ella como propianente moral. Los motivos inconscientes de

la conducta humana -a los que tanta importancia da el psico-

análisis de Freud al reducir el fondo de la personalidad a un

conjunto de fuerzas inconscientes que él llama "instintos" de-

ben ser tenidOs en cuenta, pero no para determinar el carácter

moral de un acto, sino para comprender que justamente porque

dicho acto obedece a motivos inconscientes, irracionales, escapa

de la esfera moral y no puede ser objeto, por tanto, de aproba-

ción o desaprobación, El motivo -como aquello que induce al

sujeto a realizar un acto no basta para atribuir a este tim0

un significado moral, ya que no siempre el agente puede reco nocerlo


claramente, Ahora bien, el motivo del que es consciente
el sujeto forma parte del contenido del acto moral, y ha de ser

tenido presente al calificar moralmente este acto en un sentido

u otro. Y ello se hace necesario puesto que, como hemos visto en

el ejemplo antes citado, dos motivos distintos-sincera pasión

por la justicia, o afán egoísta de notoriedad pueden impulsar

a una misma acción. Los notivos constituyen, por consiguien te,

aspecto importante del acto moral.

Otro aspecto fundamental del acto moral es la conciencia del

fin que se persigue. Toda acción específicamente humana exige,

cierta conciencia de un fin, o anticipación ideal del resultado

que se pretende alcanzar. El acto moral entraña también la pro-

ducción de un fin, o anticipación ideal de un resultado. Pero el

fin trazado por la conciencia implica asimisno la decisión de al-

canzarlo. Es decir, en el acto moral no sólo se anticipa idealmen-

te, como fin, un resultado, sino que además hay la decisión de

alcanzar efectivamente el resultado que dicho fin prefigura

anticipa. La conciencia del fin, y la decisión de alcanzario, dan

al acto moral el carácter de un acto voluntario. Y, por esta

luntariedad, el acto moral --en el que el sujeto, consciente del

fin, decide la realización- se distingue radicalmente de otr

que se dan al Imargen de la conciencia, como son los actos fisio-

lógicos o los actos psiquicos automáticos --instintivos o habi-

tuales que se producen en ei individuo sin su intervención ni

control. Dichos actos no responden a un fin trazado por la con-

ciencia ni a una decisión de realizarlos; son, por ello, incons-

cientes e involuntarios y, consecuentemente, no Son morales.

El acto moral implica, pues, la conciencia de un fin, así como


la decisión de realizarlo. Pero esia decisión presupone, a su vez,

en muchos casos, la elección entre varios fines posibles gue, en

ocasiones, se excluyen mutuamente. La decisión de realizar un

fin presupone su elección entre otros. La pluralidad de fines

exige, por un lado, Ja conciencia de la naturaleza de cada uno

de ellos y, asimismo, la conciencia de que, en una situación con-

creta dada, uno es preferible a los demás, lo cual significa tam-

bién quc un resultado ideal, no efectivo aún, es preferible a otros

posibles, La pluralidad de fines en el acto moral exige, pues:

a) elección de un fin entre otros, y b) decisión de realizar el fin

escogido.

El acto moral no se cumple con la decisión tonada; es preciso

llegar al resultado efectivo. Si decido plasmar cierto fin y no doy

los pasOs necesarios para ello, el fin no se cumple y, por tanto, el acto
moral no se produce, El paso siguiente, aspecto también

fundamental del acto mnoral, es la conciencia de los medios para

realizar el fin escogido y el empleo de ellos para aleanzar asi,

finalmente, el resultado querido.

EI empleo de los medios adecuados no puede entenderse

Cuando se trata de un acto moral- en el sentido de que todos

los medios sean buenos par alcanzar un fin o que el fin justifi-

que los medios. Un fin elevado no justifica el uso de los medios

más bajos, comno los que ertrañan tratar a los hombres como

cOsas o meros instrumentos, o lo humillan como ser humano. Por

ello, no se justifica el empleo de medios como la calumnia, la

tortura, el soborno, etc. Pero, por otro lado, la relación entre

fines y medios -relación de adecuación del medio a la natura-


leza moral del fin- no puede ser considerada abstractamente,

al margen de la situación concreta en que se da, pues de otro

modo se caería en un moralismo abstracto, a espaldas de la vida

real.

El acto moral, por lo que toca al agente, se consuma en el

resultado, o sea, en la realización o plasmación del fin persegui-

do. Per, como hecho real, tiene que ser puesto en relación con

la norna que aplica y que forma parte del "código moral" de la

comunidad correspondiente. Es decir, el acto moral responde

de un modo efectivo a la necesidad social de regular en cierta

forma las relaciones entre los miembros de una comunidad, lo

Cual quiere decir que hay que tener en cuenta las consecuencias

objetivas del resultado obtenido, o sea, el modo como este resul-

tedo afecta a los demás.

El acto moral siupone un sujeto real dotado de conciencia

ITLOral, es decir, de la capacidad de interiorizar las normas o re-

glas de acción establecidas por la comunidad, y de actuar con-

forme a ellas. La conciencia moral es, por un lado, conciencia del

fin que se persigue, de los medios adecuados para realizarlo y

del resultado posible, pero es, a la vez, decisión de cumplir el

fin escogido, ya que su cumplimiento se presenta como una exi-

gencia, o un deber.

El acto moral se presenta, asimismo, con un aspecto subjetivo

(motivos, conciencia del fin, conciencia de los medios y decisión

personal), pero, a la vez, muestra un lado objetivo que trascien-

de a la conciencia (empleo de determinados medios, resultados

objetivos, consecuencias). Por ello, la naturaleza moral del acto


no puede reducirse exclusivanente a su lado subjetivo. Tampoco

puede verse el centro de gravedad del acto en un solo elemen to de él


con exclusión de los dem:s. Por esta razón, su significadu

horal no puede encontrarse sólo en los motivos que impulsan a

actuar. Ya hennos señalado anteriormente que el motivo no basta

para caracterizar el aeto moral, ya gue el sujeto puede no reco-

nocerlo claramente, e incluso ser inconsciente. Sin embargo, ern

muchas ocasiones, ha de ser tenido en cuenta, ya que dos motivos

Opuestos pueden conducir a un mismo acto moral. En ee caso,

no es indiferente, al calificar el acto moral, que el motivo sea la

generosidad, la envidiao el egoísmo.

A veees, el centro de gravedad del acto moral se desplaza,

sobre tudo, a la inteneión con que se realiza o al fin qtue se persl-

gue, con independencia de los resultados obtenidos y de las conse-

Cuencias que nuestro acto tenga para los demás. Esta concepción

subjetivista o intencionalista del acto moral se desentiende de

sus resultados y cosecuencias. Pero ya hemos subrayado que

la intención o el fin entrana una exigencia de realización; po

tanto, no cabe hablar de intenciones o fines gue sean buenos

por si mismo, al margen de su realización, pues en cuanto que

son la anticipación ideal de un resultado, o guia de una acción,

la prueba o validez de las "buenas intenciones'" tiene que bus-

carse en sus resultados. La experiencia historica y la vida coti-

diana están llenas de resultados-moralmente reprobables- que

fueron alcanzados con las mejores intenciones, y con los mnedios

más obietables. Las inteneiones no pueden salvarse moralnente,

en esos casos, ya que no podemos aislarlas de los medios y resul-


tados, El agente morai ha de responder no sólo de lo que pro-

yecta, o se propone realizar, sino también de los medios emplea-

dos y de los resultados obtenidos. No todos los Inedios son buenos

moralmnente para alcanzar un resultado. Se justifica moralmente,

como nedio, la violencia que ejerce el cirujano sobre un cuerpo,

y el consiguiente dolor que produce; no se justifica, en cambio,

la violencia física ejercida sobre un homnbre para arrancarle una

verdad. El resultado obtenido, en un caso y otro, no puede ser

separado del acto moral en su conjunto, haciendo exclusión de

otros aspectos fundamentales. Por otro lado, el acto moral tiene

un carácter social; es decir, no es algo que competa exclusiva-

mente al agente, sino que afecta o tiene consecuencias para otro,

razón por la cual éstas tienen que ser tenidas muy presentes al

calificar el acto moral.

En suna: el acto moral es una totalidad o unidad indisolu-

ble de diyersos aspectos o elementos: motivo, fin, medios, resul-

tados y consecuencias objetivas. Lo subjetivo y lo objetivo son aquí


como dos caras de una misma medalla, El acto moral no

puede ser reducido a uno de sus elementos, sino que está en to-

dos ellos, en su unidad y relaciones mutuas, Así, pues, aunque

la intención se encuentre genéticamente antes que el resultado,

es, decir, antes que su plasmación objetiva, la calificación moral

de la intención no puede dejar de tonar en cuenta el resultado.

A su vez, los medios no pueden ser considerados al margen de

los fines, ni los resultados y las consecuencias objetivas del acto

moral tampoco pueden ser aislados de la intenión, ya que cir-

cunstancias externas imprevistas o casuales pueden dar lugar


a resultados que el agente no puede reconocer como suyos.

Finalmente, el acto moral, como acto de un sujeto real que

pertenece a una comunidad humana, históricamente determina-

da, no puede ser calificado sino en relación con el código moral

que rige en ella. Pero, cualquiera que sea el contexto normativo

e histórico-social en gue lo situemos, el acto moral se presenta

como una totalidad de elementosmotivo, intención o fin, deci-

sión personal, empleo de medios adecuados, resultados y conse-

cuencias- en unidad indisoluble.

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