Módulo 4-1
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Energía
El movimiento humano se caracteriza por ser un evento energético. La
ciencia que estudia los principios que limitan el intercambio de energía
se conoce como termodinámica o energética, mientras que la ciencia
que estudia los eventos energéticos en el mundo biológico se denomina
bioenergética.
Para describir la energía en el cuerpo humano se deben tener presente
2 cosas: a) la energía no se crea, sino más bien que se obtiene en una
forma y se convierte en otra; b) los procesos de conversión de energía
son relativamente ineficientes, y la mayoría de la energía se libera en
forma de calor (Brooks, Fahey, 8 Baldwin, 2013).
Metabolismo
Reservas de energía
Los sustratos utilizados para producir ATP, siendo la vía oxidativa la
principal (salvo cuando se trata de esfuerzos intensos y breves), son los
carbohidratos (CHO), las grasas y las proteínas. Si bien las proteínas
pueden ser utilizadas como combustible, sus principales funciones son
la estructural y la reguladora, por lo que no se consideran un sustrato
energético importante.
Los triglicéridos (TG) almacenados en los adipocitos del tejido adiposo
son hidrolizados, a través de la lipólisis, a glicerol y ácidos grasos libres
(AGL). Los AGL pueden ser transportados en la sangre hasta otros tejidos
(e.g., músculo esquelético). También hay grasa almacenada en el
músculo esquelético en forma de TG (TGIM), y representan una
importante fuente de energía adicional para el músculo.
Los CHO se almacenan en forma de glucógeno, y las dos principales
reservas corporales son las ubicadas en el hígado y en el músculo
esquelético. Dependiendo de la dieta y el patrón de AF realizado, las
reservas de glucógeno muscular en el cuerpo pueden variar entre 250 y
750 g.
Debido a que una tasa muy elevada de oxidación de CHO es necesaria
para sostener un ejercicio intenso durante períodos prolongados, un
individuo puede agotar sus reservas de glucógeno y experimentar
fatiga durante el ejercicio (Coyle, 1997).
Requerimentos energéticos
del deportista
Balance energético
Esta refleja que cuando la ingesta de energía (IE) es mayor que su gasto,
se produce un BE positivo, que se manifiesta en un aumento de peso
(principalmente debido a un aumento de tejido adiposo); por el
contrario, cuando se induce un GE superior a la IE se logra un BE
negativo y una disminución del peso corporal.
Los requisitos energéticos variarán dependiendo del deporte y de cada
persona. La dieta y los programas de entrenamiento tienen que ser
cuidadosamente dirigidos para modificar la constitución, conseguir
objetivos en el rendimiento y evitar enfermedades.
Hidratos de carbono
Lípidos
Son compuestos orgánicos de estructura química muy variada; sin
embargo poseen algunas propiedades fisicoquímicas en común: son
insolubles en agua (hidrofobia) y solubles en solventes orgánicos
(alcohol, etc.) (Blanco, 1988; Menshikov 8 Volkov, 1990; Thompson et al.,
2008).
Se los puede clasificar según: 1) su origen, en animales o vegetales; 2) su
consistencia a temperatura ambiente, se los divide en grasas o aceites;
3) su composición química, se clasifican en lípidos simples (incluye
acilglicéridos y ceras), lípidos complejos y sustancias asociadas o
derivadas (Blanco, 1988; MacLaren 8% Morton, 2012).
Funciones: cumplen numerosas funciones, entre ellas se destacan la
energética (1 g de grasa = 9 kcal o 38 kj), la estructural (algunos lípidos
forman parte de las membranas celulares); aislamiento térmico; la de
sostén (para proteger a numerosos órganos); y la de transporte, ya que
se encargan de vehiculizar las sustancias que no son solubles en agua,
como por ejemplo las vitaminas liposolubles (Blanco, 1988; Menshikov
8 Volkov, 1990).
Proteínas
Micronutrientes
Vitaminas
Minerales
Nutrición deportiva
El origen de la Nutrición como ciencia se remonta aproximadamente a
mediados del siglo XVIIL Pero el de la Nutrición Deportiva (ND) es
mucho más antiguo; los registros más remotos que se tienen sobre las
prácticas de entrenamiento y alimentación se remontan a los Juegos
Olímpicos de la Grecia Clásica.
La ND podría considerarse como la aplicación de los principios
nutricionales para el mantenimiento de la salud y la mejora de la
performance deportiva. Es decir, que se refiere a aquellos aspectos de la
ciencia de la nutrición que se relacionan con la interacción de la
nutrición y la AF.
Principios y objetivos
Precompetencia
Una variedad de factores relacionados a la nutrición pueden afectar
negativamente el rendimiento durante la competencia. Entre ellos se
destacan: a) la depleción del glucógeno muscular, b) hipoglucemia, o)
deshidratación, d) malestares gastrointestinales, e) hiponatremia, f)
mecanismos de la fatiga central relacionados con neurotransmisores
(Burke, 2006).
El riesgo de desarrollar algún problema durante la competencia, así
como la severidad del mismo, va a estar influenciado por otros factores,
como por ejemplo, la duración e intensidad del esfuerzo, las
condiciones ambientales en las que se compita, el estado de
entrenamiento, las características individuales, y el éxito del plan
nutricional para antes y durante la competencia.
Las estrategias nutricionales pre-competencia pueden incluir una gran
variedad de intervenciones que pueden implementarse la semana
previa a la competencia, o solo abarcar las horas previas.
La principal meta de la alimentación pre-competitiva es optimizar las
reservas de glucógeno, debido a que la depleción de los depósitos
corporales de CHO es uno de los principales factores causantes de
fatiga. Otras metas que persigue la alimentación en esta etapa son
asegurar un óptimo estado de hidratación y prevenir el hambre que
puede ocurrir durante la competencia, pero evitando molestias
gastrointestinales que puedan perjudicar el rendimiento.
Las recomendaciones generales para este momento son que tenga un
contenido elevado de CHO, moderado de proteínas, y bajo en grasas y
fibras para que facilite el vaciado gástrico, que aporte una suficiente
cantidad de líquidos, y que los alimentos resulten familiares y
agradables (American College of Sports Medicine, 2000).
El tamaño y el momento de ingesta están inversamente relacionados,
es decir, que cuanto más cerca se esté del comienzo de la competencia,
menor debe ser la cantidad de alimentos a ingerir.
En el BFC, el tipo, la duración y la cantidad de comidas previas a los
eventos son acordados según las circunstancias individuales de cada
atleta, de su experiencia y sus preferencias. Alimentos bajos en grasa,
bajos en fibra y con contenido proteico bajo-moderado son los
preferidos para las comidas previas a los eventos ya que son menos
probables de causar problemas gastrointestinales (Jeukendrup 8 Killer
2010).
Durante la competencia
Poscompetencia
La recuperación posterior al ejercicio es un proceso complejo que
requiere que se repleten los depósitos corporales de sustratos
energéticos, que se repare el tejido muscular dañado y que se
comiencen las adaptaciones al entrenamiento (Ivy, 2004). Se necesita,
no sólo que se consuman los nutrientes apropiados, sino que también
estos sean aportados en cantidad suficiente y en el momento (“timing”)
adecuado.
Los objetivos de recuperación también incluyen atención al sistema
inmunes, al conjunto del músculo y a la reparación en lesiones. Por
tanto, puede ser útil comer carbohidratos ricos en nutrientes y bebidas
durante el periodo de recuperación para así ofrecer una gama de
nutrientes importantes (Betts 8 Williams 2010).
Nutrición aplicada a
diferentes especialidades
deportivas
Deportes de resistencia
La hidratación precompetencia
La deshidratación es probablemente uno de los problemas
nutricionales más comunes en el deporte.
Una recomendación general que podría resultar útil para la mayoría de
los deportistas es consumir 300-600 mL en la comida pre-competencia
y luego 300-450 mL unos 15'-20' antes de que comience el evento
(Burke, 2006). Otra recomendación es consumir -5-7 mL/kg al menos 4
hs antes de comenzar, si el sujeto no orina o la orina es oscura,
consumir más fluido (e.g., -3-5 mL/kg) cerca de 2 hs antes de que
empiece la competencia (Sawka et al., 2007).
Deportes de fuerza, velocidad y/o potencia
La fuerza y la potencia son factores importantes en el rendimiento de
numerosos deportes. Los principales factores nutricionales de interés
en este plan de alimentación son el logro de un balance energético
positivo, una ingesta proteica adecuada y el óptimo aporte de
nutrientes (en cuanto a tipo, cantidad y momento) en relación a los
entrenamientos de fuerza. El último punto mencionado se podría
resumir bajo el concepto de “timing”, es decir, el aporte oportuno y
coordinado de los nutrientes claves, en función de la sesión de
entrenamiento, para lograr una optimización en las adaptaciones, que,
en última instancia, permita una mejora en el rendimiento.
Ingesta de energía
Es importante recordar que para la modificación del peso corporal
debemos alterar el BE, ya sea produciendo un BE negativo si nuestro
objetivo es bajar de peso, o bien un BE positivo si lo que buscamos es
aumentar de peso.
La literatura sobre este tema no es muy basta, pero la mayoría coincide
en recomendar aumentos modestos en la IE para maximizar la
ganancia de tejido magro y minimizar los aumentos de masa grasa. La
recomendación es estimar el GE diario y a esto sumarle un pequeño
plus de energía, para el logro de un BE positivo. Algunos autores
sugieren aumentos de tan solo 200 kcal/día, o de 3 kcal/kg (Butterfield,
1991). Otros proponen un aumento de entre 300-500 kcal/día sobre el
GE estimado (Manore 8 Thompson, 2007).
Ingesta de carbohidratos
Las necesidades de CHO en esta población deportiva han sido mucho
menos investigadas, que las de otras especialidades deportivas. Sin
embargo, la ingesta de CHO puede jugar un rol importante en optimizar
las adaptaciones producidas por el plan de entrenamiento de fuerza.
Si bien es cierto que la dieta de los deportistas de fuerza y potencia no
requiere cantidades significativas de CHO, comparada con otras
especialidades deportivas (por ej., resistencia), esto no es razón para
recomendar una restricción deliberada de CHO, en la forma de dietas de
muy bajo contenido de CHO; por lo tanto, se debería aportar una
cantidad normal de CHO (i.e., 5 a 6 g/kg/día), aunque esto debería
ajustarse según el nivel de exigencia del plan de entrenamiento.
Requerimientos de proteínas
La controversia acerca de los requerimientos de proteínas de las
personas físicamente activas, y de las que entrenan la fuerza en
particular, parecería estar centrada en el concepto de adecuado.
Parece ser que los deportistas presentan requerimientos de proteínas
un poco más elevados que los sujetos sedentarios. En términos
generales, se sugiere una ingesta de proteínas que oscile entre 1,2 y 2
g/kg de peso corporal/día.
Un aspecto importante para recordar es que la cantidad de proteínas
requeridas en la dieta, tanto para mantener como para aumentar los
depósitos de proteínas corporales, está estrechamente relacionada con
la cantidad de energía consumida (Butterfield, 1991; Phillips, 2002;
Tarnopolsky, 2006); si consumimos suficiente energía nuestros
requerimientos de proteínas serán menores.
Deportes intermitentes
Competencia:
e Consumir una comida pre-competencia.
o Administrar la ingesta de fluidos y CHO durante el partido.
e Reponer las reservas de combustibles y rehidratarse
adecuadamente entre las competencias, especialmente durante
los torneos.
e Planificar la nutrición óptima cuando los atletas deben viajar para
competir.
e Consumir alcohol con moderación, especialmente luego de la
competencia para no entorpecer el proceso de recuperación.
Cada vez más, los jugadores profesionales están motivados por una
correcta alimentación y esto facilita el hacer las recomendaciones
adecuadas, que por otro lado se intenta que sean lo más personalizadas
posible.
Al inicio de temporada se realiza un cuestionario referente a aspectos
nutricionales que permite conocer los hábitos nutricionales de los
deportistas de nueva incorporación o ir valorando cambios en los
jugadores que ya pertenecían al club en temporadas anteriores.
Por ultimo decir que ciertos alimentos pueden tener afectos anti-
inflamatorios y protectores para el deportista cuando son consumidos
de manera regular
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