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Consecuencias de La Fornicación

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LAS CONSECUENCIAS DE LA FORNICACIN EN LA REALIZACIN VOCACIONAL Dra.

Zelmira Seligmann Son cada vez ms numerosos los pacientes que debemos atender con esta extraa patologa como es la incapacidad para la vida matrimonial, si es que ya estn casados, o para la realizacin de un proyecto matrimonial, si es que an buscan casarse y realizarse en una vida familiar. A la vez encontramos tambin muchos fracasos, incluso despus de largos aos de convivencia, de matrimonios que haban logrado tener una familia con hijos y una cierta estabilidad, y donde nada pareca predecir el triste desenlace de la disolucin y disgregacin de la familia. En todos estos casos la imposibilidad de concretar la propia vocacin matrimonial, la incapacidad para llevarla adelante tanto sea al comienzo del matrimonio como luego de varios aos de convivencia puede haber diferentes causas, pero analizaremos la ms comn, pues se refiere a una cierta mentalidad que aparece como normal en nuestra cultura, cada vez ms alejada de la ley natural, donde la libertad y el capricho subjetivo, parecera ser el nico valor por el cual se mueven las personas. Por eso quiero analizar el problema de la fornicacin o sea, el mantener relaciones sexuales prematrimoniales, entre varn y mujer, pero sin estar casados y sus consecuencias psicolgicas, sobre todo en cuanto a la realizacin o frustracin de la propia vocacin. Habra que hacer primeramente una distincin por otro lado, estudiada por Santo Toms siguiendo a Aristteles entre el incontinente y el intemperante. En el incontinente la voluntad es arrastrada por la pasin y se arrepiente en cuanto la pasin va desapareciendo. Esto quiere decir que hay gente que fornica dejndose llevar por los impulsos, sin resistirlos debidamente, apartndose as del orden de la razn, pero sabe que est mal y se arrepiente de lo hecho por debilidad. Sin duda, como observa Santo Toms, la causa est

2 principalmente en el alma (el cuerpo es slo ocasin del pecado), pues no se propone resistir con firmeza a la tentacin, mediante el juicio de la mente1. Diferente es la situacin del intemperado, que es aquel que no se arrepiente, porque ya tiene el vicio contrario a la templanza. La templanza es una virtud que modera los placeres sensibles sometindolos al juicio de la razn. Por eso la intemperancia es un vicio (hoy en da llamado adiccin al sexo) verdaderamente corruptor de la vida humana, y sobre todo de su vida psquica. Por qu? Porque la bondad de la virtud moral est en seguir el orden de la razn, ya que no existe ms bien para el hombre que el racional 2. En la intemperancia la voluntad se decide a pecar por propia eleccin porque ya tiene el hbito adquirido por el ejercicio. La persona ya juzga bueno seguir sus pasiones y no le importa refrenarlas. Es ms, las justifica. Ya Santo Toms cuando estudia la intemperancia dice que es un pecado pueril, o sea que es un vicio propio del infantilismo; como los caprichos de los nios3. Por eso no cabe duda de que sumerge a la persona en una tremenda inmadurez, con todas las consecuencias que esto supone en las responsabilidades de una persona adulta, principalmente porque como afirma Santo Toms es un vicio que al hundir en los placeres animales, obnubila la luz de la razn. Estudiaremos principalmente los efectos nocivos de la intemperancia porque cuando ya est instalado el vicio, las consecuencias son ms graves, sobre todo teniendo en cuenta que el vicio es causa de la enfermedad mental y de todos los desordenes patolgicos del carcter. Tambin debemos considerar que el problema de la cultura actual es principalmente que se pervierte el orden de la razn ya desde la misma niez y juventud, pues se ve como negativo el subordinar los impulsos a la razn. Sin lugar a dudas ha sido determinante la influencia del modernismo, y especialmente del psicoanlisis y otras teoras psicolgicas, aun aceptadas por los catlicos que educan, y donde se pone de relieve el tema de no reprimir, el dejar que sean autnticos y espontneos, el dejar en libertad para manifestar el amor, el hecho de que hay que dejar que hagan su propia vida, etc. En la cultura moderna ya no se

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Cf. Santo Toms de Aquino, Suma de Teologa, II-II q. 156. Pseudo-Dionisio Areopagita, De div. Nom, cap 4. Citado en S. Th II-II q. 141 a. 6 corpus. 3 Cf. S. Th. II-II q. 142 a. 2

3 educa para la virtud y mucho menos para la virtud de la templanza. Y esto trae gravsimas consecuencias a nivel psquico y social. Podra decirse an ms, y es que en la cultura actual hay una disposicin para el desenfreno y la fornicacin. No slo por las costumbres corruptas de nuestra sociedad (incentivadas por los poderosos medios de comunicacin), que incluso las confirma con leyes humanas positivas, sino tambin y principalmente por la educacin deficiente que reciben nuestros jvenes. An la educacin en mbitos catlicos. Las nuevas generaciones ya no ven como malo no slo el tener relaciones sexuales ocasionales con el novio y a veces hasta en la primera salida, sino que ya por principio no conciben una vida de castidad, y les parece muy normal irse a convivir con su pareja. A veces hay planes matrimoniales a largo plazo pero, en la mayora de los casos, no existe ningn proyecto y se cambia de pareja con mucha frecuencia. Por eso podemos afirmar que hoy en da la fornicacin no se da por el slo hecho de un desborde pasional el incontinente para Aristteles sino que ya existe la conviccin de que hay derecho a vivir con esa libertad. Y en la mayora de las familias se acepta este desorden, generalmente porque justifica problemas de los padres mismos. Pero me parece interesante al anlisis que hace Santo Toms de este vicio, porque lo primero que observa es que es un pecado que sumerge a la persona en una gran inmadurez, porque son actos semejantes a los de los nios, y esto por tres razones: 1) en cuanto al objeto apetecido, la concupiscencia tiende a algo torpe, bajo, con acciones que no son razonables, que no se ordenan a un fin ms elevado, no escuchan la voz de la inteligencia como ya deca Aristteles (en el Libro VII de la tica). 2) respecto de las consecuencias, el que fornica es como el nio que si se le dejan realizar sus caprichos, crecen cada vez ms sus deseos desordenados. As la concupiscencia al verse satisfecha exige cada vez ms, estructurndose una personalidad que no sabe poner lmites a sus impulsos y deseos desordenados; 3) en cuanto al remedio, as como al nio hay que corregirlo, la concupiscencia debe ser refrenada para disminuir su poder, sometindola al rgimen de la razn.

4 La fornicacin trae tambin sus consecuencias4 en la inteligencia y en la voluntad: por ejemplo la ceguera de la mente, o sea que la persona no percibe la bondad del fin y por lo tanto no puede deliberar y poner los medios adecuados a ese fin (es corruptora de la prudencia, segn Aristteles). Y as cae fcilmente en la precipitacin, en los juicios errados, en la inconstancia, por lo cual tambin se equivoca mucho respecto de las situaciones y las personas que involucra en su vida. Esto lo lleva a vivir continuas frustraciones afectivas y a medida que pasan los aos se va truncando tambin la vocacin matrimonial a la que pueden estar llamados. A cierta edad, cuando la juventud se va yendo y tambin las posibilidades concretas de la maternidad y paternidad, esto trae grandes depresiones pues se enfrentan al dolor de la nodeseada y tan temida vida en soledad. No son menos los estragos que hace la fornicacin en la voluntad, pues la persona se hace cada vez ms egosta, crece su amor propio, en esa bsqueda del placer desordenado que, no slo lo aleja de los dems, sino que tambin lo separa de Dios. Como muy bien observa Santo Toms, el amor a las cosas de la vida presente donde se encuentra el placer, lo hacen desesperar de la vida futura, porque quien no reprime los placeres carnales no slo no se puede ocupar de los espirituales, sino que hasta siente fastidio por ellos. Cuando viven con este pecado se alejan de Dios y de los sacramentos, y aqu nos referimos a los que son catlicos. Cuando conviven porque saben que estn en falta y, en el fondo, slo les importa vivir esos momentos de placer, de estar bien con su pareja. Pero tambin cuando estn solos, si bien quisieran volver a los sacramentos, muchas veces no lo hacen porque saben que no pueden confesarse porque no se arrepienten de lo que han hecho ni tienen propsito de enmienda, pues si volvieran a encontrar otra persona, volveran a fornicar. Por eso dice muy bien Santo Toms que es un problema del alma y no del cuerpo. Es que mentalmente ya estn dispuestos a la fornicacin como si fuera algo normal, si bien ven claramente que choca con su conciencia por lo cual no pueden fcilmente volverse a Dios y a la vida sacramental. Se sumergen en un atesmo prctico.

Cf. S. Th. II-II q. 153 a. 5: Si estn bien clasificadas las hijas de la lujuria.

5 La ceguera de la mente, el desorden respecto de la razn, y la voluntad herida por el vicio, con toda la carga de egosmo que supone, comprometen seriamente su vida futura y su proyecto vocacional. Porque no slo eligen mal sus amistades y sus parejas (que muchas veces los usan o se usan mutuamente) sino que tambin eligen mal la persona con quien luego se casan, y el riesgo de fracaso matrimonial es muy alto. Se les hace muy difcil el discernimiento, porque su apego a lo sensible obnubila la razn. Y el problema no se plantea slo por la mala eleccin, sino tambin por las patologas del carcter que llevarn luego a la vida comunitaria y que pueden hacerla insoportable, involucrando luego a los hijos, si es que los hay. Por supuesto estas situaciones traen consecuencias muy negativas para la sociedad en general. La fornicacin al hacerse vicio (adiccin al sexo), estructura la personalidad de manera que pone en peligro el matrimonio, sus fines y la realizacin vocacional en este estado de vida. Por eso requiere de una rectificacin y purificacin de la vida, para la realizacin de una buena familia. Ciertamente muchas veces es necesario hacer una reeducacin del carcter y una adaptacin al matrimonio y sus fines, debido a los malos hbitos que ya han conformado la personalidad. En estas personas, es necesario reducir la impulsividad sin lmites, desarraigar los caprichos y deseos egostas que entorpecen la vida en comn, desarrollar la capacidad de razonar, de enfrentarse a la realidad, de asumir responsabilidades adultas; es necesario tambin llevar a la persona a vencer el miedo a las relaciones estables y duraderas, el miedo a los abandonos, y a veces, hasta es necesario desarrollar la sensibilidad y el afecto, que se han endurecido y enfriado por el vicio. La mayora de las veces hay que hacer una adaptacin a los fines del matrimonio: corregir la inmadurez para la vida en comn, despertar el deseo de los hijos y, lo que es ms difcil, que tomen conciencia de la responsabilidad en su cuidado y educacin. Y en esto no podemos dejar de considerar las gravsimas consecuencias de la anticoncepcin en s misma (como principio que rige estos actos desordenados) y de los mtodos contraceptivos usados en las relaciones sexuales prematrimoniales. Es ms, en muchos casos se recurre directamente al aborto provocado, que es un crimen aborrecible. Es en estas circunstancias

6 en que realmente se juega la vida y la muerte. El tema del aborto y sus consecuencias psquicas para toda la vida, estn hoy en da muy bien estudiados y hay mucha bibliografa al respecto (Cf. por ejemplo Miriam por qu lloras? Pius Stssel, Combel, 2004). Y no slo en la mujer sino tambin en el varn, que no solamente frustra su paternidad, sino que adems se convierte en el homicida de su propio hijo. Ya sabemos cun graves son los efectos del aborto y de la anticoncepcin, que adems de provocar problemas orgnicos (hormonales, de esterilidad, etc.) se le suman los trastornos psquicos, como depresiones, angustia, intentos de suicidio, sentimiento de culpa, fobias, incomprensin de la pareja, soledad, tristeza, problemas de comunicacin, etc. Ya Santo Toms adverta sobre la gravedad de la fornicacin en este sentido, porque es un pecado cometido directamente contra la vida humana, infiere un dao evidente a la vida de quien ha de nacer, por el acto cometido5. Por esto va contra el derecho natural, que exige la estabilidad del matrimonio para la procreacin y educacin de la prole. Otro aspecto que me parece importante resaltar es que, cuando llegan a situaciones de crisis, no pueden superarlas, porque buscan siempre soluciones en el aspecto sensible y frente a nuevas frustraciones razn. Tambin sabemos por experiencia que suelen tener graves problemas de comunicacin, porque el desorden interior se lleva a los actos exteriores, principalmente la palabra. Y en esto coincide Santo Toms, cuando siguiendo a San Isidoro, dice que es por cuatro causas: en cuanto a la materia del discurso, slo saca las torpezas de su interior; en cuanto a la precipitacin e inconsideracin, se precipita en palabras sin pensar y habla de cosas tontas; en cuanto al fin, porque busca el placer y el quedar bien delante de los dems, con expresiones muchas veces desubicadas; y en cuanto a la ceguera de la mente propia del que fornica, prorrumpe en necedades y estupideces, cambiando el sentido de las palabras para expresar sus concupiscencias6. La templanza es una virtud que se requiere para vivir bien la vida presente y ordenar y moderar las necesidades vitales, pero el fin propio de la
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las crisis se

profundizan. Obviamente, en esto influye el hecho de que no saben usar la

S. Th. II-II q. 154 a. 2 corpus. S. Th. II-II q. 153 a. 5 ad 4.

7 templanza es la felicidad, a la que subordina estas necesidades. Por eso los que fornican y no refrenan los impulsos de sus concupiscencias, no slo se sumergen en una profunda tristeza sino que adems viven perturbados e intranquilos. La inseguridad los tortura, pues al no ser capaces de someter sus pasiones a la razn y hacer su vida razonable, las cosas presentes se les escapan de las manos. Tienen consciencia de que muchas situaciones los desbordan y que no pueden manejarlas. Sin duda alguna, porque si no pueden controlar sus propios impulsos, tampoco pueden resolver debidamente los problemas que se les presentan cotidianamente. Otro aspecto que no podemos dejar de lado, tambin por las consecuencias negativas en la vida en comn, es la ira. El inmaduro caprichoso responde con enojo a aquellas cosas que no le gustan como son. El que fornica, al tener una gran debilidad en el control de sus emociones y el egosmo siempre creciente, se irrita con frecuencia cuando algo lo disgusta, y por eso hace la convivencia insoportable. Esto es tambin otro aspecto de la inestabilidad de los concubinatos. Hay estudios estadsticos recientes que demuestran que el matrimonio estable reduce notablemente el stress en las personas. Por ltimo quiero reflexionar sobre las posibles causas de este fenmeno moderno que es la fornicacin como un vicio aceptable socialmente, como si fuera algo normal. Una primera causa y muy importante por cierto considero que es el grave problema educativo que vivimos en la actualidad. Principalmente la falta de buena doctrina y la enseanza de las verdades ms fundamentales, ya que ni siquiera se ensean los Mandamientos de la Ley de Dios y la gravedad de su transgresin, no slo ante Dios, sino tambin como causa de enfermedades mentales. Por supuesto esta crtica involucra a la educacin catlica que, en muchos lugares, es deficiente. Otra posible causa son los grupos de pares, los amigos, los mbitos sociales, los medios de comunicacin, la cultura en general, el miedo a ser distinto de los dems que tienen los adolescentes (y muchos adultos tambin) y por lo cual S. S. Benedicto XVI les ha pedido que sean capaces de ir contracorriente.

8 Fundamentndome en mi experiencia como psicoterapeuta, he podido comprobar que hay jvenes y adultos que habiendo tenido una formacin adecuada consideran que han claudicado a sus principios, que han traicionado su consciencia por no quedar mal delante de los dems, por no pasar por tontos y reprimidos, por miedo a ser excluidos de los grupos en los que se mueven. Muchas veces este vicio comienza por las exigencias de la pareja y el miedo a perder el afecto. Desgraciadamente tambin podemos decir que los padres y a veces hasta los abuelos apoyan la iniciativa de sus hijos de irse a vivir con su pareja. Muchos padres justifican sus propias situaciones irregulares o la vida que llevaron antes del matrimonio, y hasta aprovechan para desligarse de la educacin de sus hijos, que siempre es ardua. Recordemos que las consecuencias negativas de la fornicacin estn principalmente en el cumplimiento de los fines del matrimonio: la ayuda mutua, la procreacin y la educacin de la prole. Esta ltima herida se lleva por largo tiempo. En este papel central de la educacin, es muy importante el testimonio de la familia y sobre todo el ejemplo de los padres. Muchos jvenes de hoy en da no encuentran directivas claras de los padres con respecto al comportamiento sexual. Esta es una negligencia y un abandono gravsimo de su misin. Y aqu tendramos que involucrar a todos los que educan: docentes, sacerdotes, etc. Y para terminar quisiera presentar la causa principal de este problema y es la ausencia de la vida sacramental. Ya un gran educador de la juventud como fue Don Bosco, fundamentaba su sistema preventivo (para prevenir del pecado) en tres pilares: el amor, la razn y la religin. El ms importante es la vida religiosa (porque incluye a los otros dos), la oracin y la frecuencia de los sacramentos: la confesin y la Eucarista. Se puede educar en la castidad pero si no se recurre a la oracin y la gracia de los sacramentos, no se tiene fuerza para vencer las tentaciones que son cada vez ms fuertes en la sociedad en que vivimos. Pero por el contrario y esto es una gran esperanza muchos jvenes hoy en da no slo consagran su vida a Dios con voto de castidad, sino que tambin hay muchos que prometen vivir su virginidad hasta el matrimonio, y

9 hasta hay movimientos de jvenes que se comprometen a empezar nuevamente, una vida ms plena y feliz con una renovada castidad. Pero todos ellos saben que necesitan una fuerza especial, que no viene de la propia naturaleza herida y asediada por tantas tentaciones del medio ambiente, viene slo de Dios. Hoy, en el da de la fiesta de Santa Teresita, debemos recordar tambin a sus padres, los beatos Louis y Zlie, quienes supieron formar un matrimonio santo y dar frutos de santidad. Una familia digna de ser imitada.

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