5 Mitos Sobre La Depresión
5 Mitos Sobre La Depresión
5 Mitos Sobre La Depresión
DEPRESIÓN
SANTIAGO ACOSTA BEDOYA
PSICÓLOGO CLÍNICO – UNIVERSIDAD DE SAN BUENAVENTURA
1. LA DEPRESIÓN, ¿TRASTORNO O
ENFERMEDAD?
• Un trastorno mental es un síndrome caracterizado por una alteración clínicamente significativa en:
el estado cognitivo
la regulación emocional
el comportamiento de un individuo
• Refleja una disfunción de los procesos psicológicos, biológicos o del desarrollo que subyacen en su
función mental.
• Habitualmente los trastornos mentales van asociados a un estrés significativo o una discapacidad, ya sea
social, laboral o de otras actividades importantes.
• Cinco (o más) de los síntomas siguientes han estado presentes durante el mismo período de dos semanas
y representan un cambio del funcionamiento previo (EDM):
1. Estado de ánimo deprimido la mayor parte del día, casi todos los días
2. Disminución importante del interés o el placer por todas o casi todas las actividades
3. Pérdida importante de peso sin hacer dieta o aumento de peso o disminución o aumento del apetito casi
todos los días
4. Insomnio o hipersomnia casi todos los días
5. Agitación o retraso psicomotor casi todos los días
6. Fatiga o pérdida de energía casi todos los días
7. Sentimiento de inutilidad o culpabilidad excesiva o inapropiada
8. Disminución de la capacidad para pensar o concentrarse, o para tomar decisiones, casi todos los días
9. Pensamientos de muerte recurrentes (no sólo miedo a morir), ideas suicidas recurrentes sin un plan
determinado, intento de suicidio o un plan específico para llevarlo a cabo
• Estado de ánimo deprimido durante la mayor parte del día, presente más días que los que está ausente,
durante un mínimo de dos años. Presencia, durante la depresión, de dos (o más) de los síntomas
siguientes (distimia):
2. Insomnio o hipersomnia.
4. Baja autoestima.
6. Sentimientos de desesperanza.
• Esta breve descripción de los cambios que caracterizan la entidad denominada como trastorno depresivo,
ponen de manifiesto la concurrencia de alteraciones de carácter:
(1) afectivo: tristeza, abatimiento, desánimo, disminución de la capacidad de disfrute, apatía o indiferencia,
etc.
(2) comportamental: agitación motora, lentitud al hablar y andar, disminución del nivel de actividad, etc.
(3) cognitivo: disminución de la capacidad de concentración, memoria y atención y, con ellos, del
rendimiento; incremento de las cogniciones negativas auto-referidas (auto-crítica, auto-culpa, etc.)
(4) fisiológico: insomnio o hipersomnia, disminución del apetito, de la actividad y del deseo sexual, dolores
y molestias;
(5) interpersonal: disminución del interés por los demás, deterioro de las relaciones sociales
• El concepto de enfermedad implica la existencia de una alteración estructural o funcional del organismo
que es la causa de un determinado problema de salud, pero estas causas biológicas todavía no se han
encontrado para la depresión; el concepto de trastorno mental está abierto a la posibilidad de que los
comportamientos problemáticos de una persona sean debidos a una alteración biológica, pero también a
una disfunción comportamental o psicológica
• Cuando todo en la vida le va bien a una persona, cabe la posibilidad de que aun así esta persona pueda
deprimirse; es falso que un porcentaje muy grande de personas que no sufren estresores se depriman. La
presencia de estresores previos en las personas que sufren depresión es más bien la norma, más que la
excepción
“los estresores son 2,5 veces más probables en pacientes depresivos en comparación con controles, y
en muestras comunitarias, el 80% de los casos depresivos fueron precedidos por acontecimientos
vitales importantes (…) las pruebas científicas recientes basadas en métodos sólidos de evaluación del
estrés y en diseños novedosos sugieren inequívocamente que la mayoría de los episodios de depresión
mayor están precedidos por acontecimientos vitales estresantes” (Hammen, 2005, p. 294-295).
• Dado que la existencia de acontecimientos vitales negativos aumenta el riesgo de depresión, hay que
considerar que cuando a una persona todo en la vida le va bien, es menos probable sufrir una depresión
MODELOS EXPLICATIVOS
• Persona con un balance positivo (satisfacción de sus distintos ámbitos de actividad) = se siente bien
emocionalmente; tiene un nivel adecuado de autoestima y competencia; tiene un razonable nivel de
actividad (física, social, etc.)
• Recoge los aspectos más estrictamente conductuales relativos a la depresión, señalando que ésta tiene su
origen en una baja frecuencia de refuerzos
• Se centra en la valoración del propio comportamiento y en la capacidad de la persona para ser su propia
fuente de refuerzo. Así, establece que el comportamiento de las personas deprimidas presenta ciertas
tendencias significativas en cada una de las tres fases del autocontrol:
• El estilo atribucional de las personas que padecen depresión estaría caracterizado por una tendencia a
hacer atribuciones internas, estables y globales para los propios fracasos o los acontecimientos negativos
y, por el contrario, hacer atribuciones externas, inestables y específicas para los logros y los
acontecimientos positivos
• El estilo atribucional y su relación con la depresión delimita la desesperanza como factor fundamental de
riesgo, incluso como agente causal. La desesperanza, como estilo atributivo, en interacción con el
manejo de determinados sucesos negativos, llevaría a la depresión.
ENFOQUE COGNITIVO DE BECK
• Estos patrones cognitivos delimitan una característica personal, asituacional y, en gran medida,
responsable de cómo la persona percibe la realidad concreta. Son representaciones de experiencias
pasadas, guardadas en la memoria; operan como filtros en el análisis de la información recibida en la
actualidad. Cuando una persona padece una depresión se activan esquemas depresógenos, que podían
haber permanecido inactivos durante años
LA ACTIVACIÓN CONDUCTUAL
• Desde esta perspectiva, la depresión se considera como una interacción entre diferentes aspectos
contextuales
• Las enfermedades crónicas acompañan al paciente desde el momento en que se contraen hasta el final de
su vida. Si está bien tratada, la depresión remite, aunque sí es cierto que los síntomas pueden volver a
aparecer en otras ocasiones
• Sin embargo, los datos de los estudios sobre la prevalencia de los problemas depresivos revelan que al
menos un 50% de los pacientes recuperados de una depresión acaban por sufrir un nuevo episodio
depresivo (Paykel, Ramana, Cooper, Hayhurst, Kerr y Barocka, 1995)
• Aunque el primer año constituye un periodo altamente vulnerable para la recaída, en el que la tasa ya
asciende al 30% (Vázquez y Sanz, 1998), la probabilidad de volver a recaer se va incrementando con las
subsiguientes recaídas, llegando a un 67% en pacientes con una historia de tres o más episodios
depresivos (Keller, Lavori, Lewis y Klerman, 1983)
• Una de las líneas de estudio más fructíferas en este ámbito ha sido la desarrollada por Teasdale (1983,
1988) y que comenzó por demostrar cómo la inducción de un estado de ánimo depresivo reactivaba
estilos de pensamiento propios de situaciones de tristeza vividas previamente, haciendo a la persona más
vulnerable a la recaída
• Investigaciones posteriores (Post, 1992) sugieren, además, que los mecanismos de la recaída se activan
con más facilidad con el paso del tiempo; así, mientras los primeros episodios suelen ser precedidos de
alguna situación negativa, cuando se han padecido varios episodios depresivos las situaciones
desencadenantes son cada vez menos relevantes.
• Parece como si, con los episodios reiterados de depresión, los procesos implicados en el inicio de un
nuevo episodio depresivo se fueran haciendo progresivamente más autónomos (Segal, Williams,
Teasdale y Gemar, 1996) y los pacientes se volvieran más vulnerables a la depresión
• 1ª. La primera comprende las cuatro primeras sesiones y está básicamente destinada a que los
participantes aprendan a prestar atención con conciencia plena (de forma consciente, en el momento
presente y sin juzgar) a diferentes aspectos (aunque de uno en uno), primero el propio cuerpo, después la
respiración y finalmente los pensamientos negativos
• 2ª. La segunda fase (sesiones 5 a 8) se centra en aprender a detectar los cambios del estado de ánimo y
afrontarlos adecuadamente. Para ello se instruye a los participantes para que primero acepten la
ocurrencia de pensamientos o sentimientos negativos y les permitan estar ahí, en su mente, sin
emprender ninguna estrategia para modificarlos. Una vez aceptados, se les enseña a que elijan cuál es el
mejor modo de responder ante esos pensamientos o sentimientos, optando bien por estrategias propias
del abordaje de la atención plena (aceptación, meditación) o adoptando estrategias propias de la terapia
cognitiva de la depresión
• Los resultados demostraron que en pacientes con tres o más episodios previos (el 77% de la muestra), el
programa de TCAP reducía en casi un 50% las tasas de recaídas depresivas
• En una replicación posterior (Ma y Teasdale (2004) se confirmó la eficacia de la TCAP para reducir
entre el 40% y el 50% la probabilidad de recaída en pacientes que han sufrido previamente tres o más
episodios de depresión
4. LAS PERSONAS OPTIMISTAS Y
EXTRAVERTIDAS SE DEPRIMEN TANTO O
INCLUSO
MÁS COMO LAS QUE NO LO SON
• Es verdad que las personas optimistas y extravertidas también se pueden deprimir, pero la literatura
científica señala de manera inequívoca que su riesgo es menor al de las personas pesimistas e
introvertidas o al de las personas con otros rasgos de personalidad
• Kotov, Gamez, Schmidt y Watson (2010) demostraron que, en comparación con los grupos de control (p.
ej., grupos de personas representativos de la población general), los pacientes con distimia mostraban
niveles significativamente más bajos de extraversión, mientras que los pacientes con trastorno depresivo
mayor también mostraban niveles más bajos de extraversión
• Todos los grupos de pacientes con distimia y trastorno depresivo mayor mostraban niveles
significativamente más altos de neuroticismo, con diferencias todas ellas grandes en comparación a los
grupos de control
• Respecto al optimismo, un metaanálisis sobre su principal medida como rasgo de personalidad, el Test
de Orientación Vital, encontró una relación negativa, significativa y casi grande entre el optimismo y la
depresión medida por el Inventario de Depresión de Beck (Andersson, 1996)
• Diversos estudios han encontrado que el optimismo es un factor de protección para la aparición futura de
síntomas depresivos (Giltay, Zitman y Kromhout, 2006; Vickers y Vogeltanz, 2000)
• En un estudio con parejas de gemelas monocigóticas en las cuales una de ellas había sufrido en algún
momento de su vida un trastorno depresivo mayor, mientras que la otra no, se encontró que, tras
controlar un buen número de posibles terceras variables, la existencia de un nivel bajo de optimismo era
una las características que mejor distinguía a las gemelas con trastorno depresivo mayor de las gemelas
sin trastorno (Kendler y Gardner, 2001).
5. LA PSICOTERAPIA: NO CURA LA DEPRESIÓN, ES MENOS
EFICAZ QUE LA MEDICACIÓN ANTIDEPRESIVA, PREVIENE PEOR
LAS RECAÍDAS; EL PSICÓLOGO NO TRATA LA DEPRESIÓN
• En las revisiones metaanalíticas realizadas por el Instituto Nacional de Salud y Excelencia Clínica
(NICE) del Reino Unido para elaborar su guí de práctica clínica para la depresión en adultos, se
analizaron un total de 64 ensayos clínicos sobre la eficacia de tres tipos de terapias: 46 sobre la TCC, 4
sobre la terapia de activación conductual y 14 sobre la terapia interpersonal (National Collaborating
Centre for Mental Health, 2010); los resultados de las revisiones confirmaron la eficacia de las tres
terapias, de ahí que fueran recomendadas por su guía como tratamientos para la depresión en adultos.
• La División 12 (Sociedad de Psicología Clínica) de la Asociación Americana de Psicología (APA) ha
propuesto una serie de criterios para establecer los tratamientos psicológicos “bien establecidos” en
cuanto a su eficacia para un trastorno psicológico; actualmente, las siguientes terapias psicológicas han
demostrado empíricamente su eficacia para la depresión en adultos (Division 12 of the APA, 2016):
• Terapia interpersonal
En este sentido, en un reciente metaanálisis de Johnsen y Friborg (2015) se demostraba que, al finalizar
la terapia cognitivo-conductual, el 57% de los pacientes podría considerarse recuperados de su depresión
La eficacia de la psicoterapia, al menos la de los tratamientos que cuentan con un aval empírico sólido al
respecto no es diferente de la de la medicación antidepresiva (Sanz y García-Vera, 2017)
• La literatura científica actual sugiere claramente que la TCC es más eficaz para prevenir las recaídas y
recurrencias de la depresión que la administración aguda de medicación antidepresiva, y que su eficacia
en este aspecto es igual, o incluso mayor, que la administración continuada de medicación antidepresiva
durante 6 o 12 meses adicionales tras la finalización del tratamiento agudo
• Tanto la TCC como la terapia interpersonal y la terapia cognitiva basada en la atención plena
(mindfulness) consiguieron, a los 12 meses, una reducción significativa del 22% de las recaídas en
comparación con las condiciones de control, entre las cuales se incluía el tratamiento habitual, el apoyo
no específico y la evaluación continuada, pero también los fármacos antidepresivos (Clarke, Mayo-
Wilson, Kenny y Pilling, 2015).
• De acuerdo con el resultado de algunas investigaciones, que una concordancia entre las características
personales y las del tratamiento favorece la eficacia de éste; aquellas personas que tienen una actitud de
pasividad ante el tratamiento pueden beneficiarse más de un tratamiento farmacológico, a diferencia de
las que vienen dispuestas a la actividad, que se beneficiarían más del tratamiento psicológico (Simons,
1985)
• Algunos estudios (Fournier y cols., 2009) que determinan qué variables personales pueden orientar hacia
la terapia cognitiva o al tratamiento farmacológico:
Terapia cognitiva: personas con un mayor número de sucesos estresantes, desempleadas y casados o que
viven en pareja; existencia de problemas o situaciones que es necesario afrontar
• Las intervenciones psicoterapéuticas están indicadas cuando:
Existe contraindicación de manejo farmacológico (embarazo, lactancia, enfermedad médica compleja
con polifarmacia, presencia de interacciones con otros medicamentos)
Existen alteraciones en el contexto psicosocial o crisis como desencadenante (duelo, divorcio reciente,
disfunción familiar o de pareja, pérdida laboral, etc.)
Hay síntomas cognitivos predominantes en el cuadro (predominan las ideas de corte depresivo y los
pensamientos negativos)
• Durante la fase aguda, para pacientes adultos con depresión moderada o grave ofrecer una combinación
de antidepresivo y psicoterapia