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  • Licenciada y Doctora en Filología Hispánica (Lengua Española) por Universidad de Salamanca y Licenciada en Lingüístic... moreedit
Resumen: El Quilatador de la plata, oro y piedras (Valladolid, 1572), de Juan de Arfe y Villafañe, es un manual práctico para la consulta de ensayadores y tasadores de piedras publicado en una época en que las técnicas empleadas en la... more
Resumen: El Quilatador de la plata, oro y piedras (Valladolid, 1572), de Juan de Arfe y Villafañe, es un manual práctico para la consulta de ensayadores y tasadores de piedras publicado en una época en que las técnicas empleadas en la valoración de metales y minerales alcanzan una gran precisión. El propósito de este trabajo es presentar y analizar las voces referidas a las piedras preciosas recogidas en este tratado, que incluye tanto las designaciones de las gemas conocidas en este período, como tecnicismos relativos a sus características o tallado. La tardía recepción de algunos de estos términos en los diccionarios convierte esta obra renacentista en una fuente valiosa para el estudio histórico del léxico de especialidad.
La consolidación del castellano como vehículo de divulgación científica se hace patente en la España del siglo xvi con la publicación de una amplia serie de tratados técnicos que reflejan, junto a los avances tecnológicos de la época, un... more
La consolidación del castellano como vehículo de divulgación científica se hace patente en la España del siglo xvi con la publicación de una amplia serie de tratados técnicos que reflejan, junto a los avances tecnológicos de la época, un notable incremento del léxico que los componen. Los autores de estos tratados, para expresar conceptos anteriormente comunicados sobre todo en latín, o incorporar a su tecnolecto la denominación de nuevas realidades de origen americano, han de recurrir a métodos diversos, como el préstamo de términos ya existentes o la creación directa de unos tecnicismos específicos en castellano. Algunas de las técnicas practicadas en este período son la metalurgia y la minería, cuyos avances y vocabulario específico se recogen en obras como De re metallica (1568), de Bernardo Pérez de Vargas, el Quilatador de la plata, oro y piedras (1572), de Juan de Arphe, el Diccionario y maneras de hablar que se usan en las minas (1609-11), de García de Llanos o el Arte de los metales (1640), de Álvaro Alonso Barba. En ellas, junto a las denominaciones de metales y minerales, sus técnicas de extracción y beneficio o instrumentos utilizados, encontramos numerosas voces con que se designan los diferentes oficios relacionados con ambas artes. Nuestro propósito es dar cuenta de estos términos, que sobrepasan la cincuentena, con los que se nombraban a los trabajadores de las minas y a los encargados de la fundición y labrado de metales y minerales, algunos de los cuales se documentan en estos textos por vez primera. A continuación, los clasificaremos en función de los procedimientos morfológicos de formación que operan en ellos y de las técnicas de adaptación al castellano que han experimentado tras tomarse en préstamo de otras lenguas, especialmente las indígenas con las que entran en contacto.
Con la consolidación del castellano como vehículo de divulgación científica, se imprimen en la España del siglo XVI multitud de tratados técnicos que reflejan no solo los avances de la ciencia del momento, sino también un nuevo caudal... more
Con la consolidación del castellano como vehículo de divulgación científica, se imprimen en la España del siglo XVI multitud de tratados técnicos que reflejan no solo los avances de la ciencia del momento, sino también un nuevo caudal léxico que viene a enriquecer la lengua de la época. Para hacer frente a la expresión de conceptos que antes eran comunicados en las lenguas de cultura, los autores han de recurrir a métodos como la traducción directa de obras anteriores o, en los casos en que nos encontramos ante nuevas realidades, a ser los propios autores, en la mayoría de ocasiones científicos, técnicos o artesanos, los que le confieren un nombre ya en castellano. A partir de aquí, observamos cómo la lengua vernácula es perfectamente apta para abarcar, mediante sus propios procesos de formación de palabras, una considerable porción de la parcela que constituye la terminología científica renacentista. Una de las técnicas ejercitadas en este período es el Arte Separatoria, tronco, junto a otras disciplinas, de la actual química, que cuenta con el apoyo material de los laboratorios de El Escorial. El amplio volumen de aguas destiladas que se obtienen en ellos da fe de su importancia a finales del XVI, momento en que se imprimen dos tratados que reflejan el estado de la cuestión: el Tratado de las aguas destiladas (1592), de Francisco de Valles, y el Arte Separatoria (1598), de Diego de Santiago. A partir del léxico especializado extraído de ellos, pretendemos hacer un estudio de los procedimientos de formación de tecnicismos más rentables para este tipo de voces, así como analizar la relación existente entre los sufijos utilizados y los principales campos semánticos que de su examen se deducen.
1. INTRODUCCIÓN Tras la llegada de los colonos españoles al Nuevo Mundo, el vocabulario propio de las técnicas de extracción, beneficio de metales y minerales y otras realidades referentes al campo de la metalurgia y la minería que éstos... more
1. INTRODUCCIÓN Tras la llegada de los colonos españoles al Nuevo Mundo, el vocabulario propio de las técnicas de extracción, beneficio de metales y minerales y otras realidades referentes al campo de la metalurgia y la minería que éstos emplean se ve considerablemente incrementado con un notable elenco de voces procedente de las lenguas indígenas con las que entran en contacto. De esta manera, los diversos tratados especializados que se escriben en los siglos XVI y XVII se convierten en reflejo fiel de la incorporación y afianzamiento de toda una serie de vocablos alusivos al ámbito minerometalúrgico con origen sobre todo en las lenguas quechua o aimara, hecho que se demuestra con la existencia ya de algún compendio lexicográfico de fecha temprana que da entrada a numerosos indigenismos junto a otros tantos tecnicismos castellanos, como el Diccionario y maneras de hablar que se usan en las minas, compuesto por García de Llanos hacia 1609. Un claro ejemplo de la naturalidad con que esta nueva nomenclatura penetra en el tecnolecto minero lo encontramos en el Arte de los metales del Padre Álvaro Alonso Barba, texto publicado en 1640 que describe, además de aspectos concernientes a las características y propiedades de metales y minerales, distintos métodos de beneficio en uso en la América colonial, y que ha sido considerado la única obra metalúrgica original escrita en cualquier idioma en el siglo XVII 2. En ella, el Padre Barba se vale de diferentes términos indígenas relativos tanto a los materiales que encuentra a su llegada a Potosí, como a la tecnología empleada en los procesos químicos a los que los someten, que él conoce a nivel teórico y práctico. Así, encontramos en su obra diversos nombres de aparatos o de metales y minerales, que aparecen bien junto a su doblete castellano, en el caso de ser conceptos ya conocidos por los españoles, o bien en solitario, cuando las realidades pertenecen exclusivamente a suelo indiano, por lo que el propio autor las ha de definir. El carácter novedoso de estos americanismos queda patente al ser algunos de ellos documentados por primera vez en esta obra, como veremos. Con este trabajo pretendemos, por tanto, hacer un pequeño estudio de todos ellos y de la manera que tiene Barba de presentarlos, al tiempo que pondremos de manifiesto, como hemos dicho, el significativo caudal de términos especializados de origen americano que se introducen en castellano como resultado del contacto lingüístico producido en las minas. 2. TECNICISMOS DE ORIGEN AMERICANO RECOGIDOS EN EL ARTE DE LOS METALES Como exponíamos más arriba, el hecho de que nos encontremos ante un manual práctico sobre el trabajo minerometalúrgico en la América inmediatamente posterior al Descubrimiento hace que los americanismos presentes en el texto se refieran principalmente a las realidades cotidianas con las que el trabajador se encontrará en el Nuevo Mundo, o bien a las concernientes al ámbito social cercano a las labores que el Padre Barba conoce durante su estancia en estas tierras, de las que no nos ocuparemos en este trabajo. Sí que nos resulta de gran interés, por su aportación a la configuración del tecnolecto minero castellano, el campo léxico relativo a los diversos nombres de metales o minerales hallados en el Arte. Su importancia radica sobre todo en que, además de introducirse un gran número de ellos en nuestra lengua, algunos llegan a producir ya derivados en castellano, lo cual es prueba evidente de cómo determinados vocablos se han asentado con éxito en nuestra lengua, llegando a convertirse en raíces válidas para la formación de nuevas palabras mediante uno de los mecanismos de creación léxica más profusamente utilizado en castellano, la sufijación. 1 Este trabajo se inserta en el marco del Proyecto HUM2004-0402/FILO, financiado por la DGCYT. 2 Para ampliar la información sobre este autor y su obra, remitimos a la ficha biográfica y a la bibliografía recogida en La ciencia y la técnica en la época de Cervantes: textos e imágenes (2005).