La mentalidad laical en Vasco de Quiroga1
Pablo Arce Gargollo
Jiquilpan, Michoacán,10 de septiembre de 2015
Sumario:
1. Concepto de laico. 2. Mentalidad laical en el siglo XVI. 3. La iglesia pre
tridentina en la España de Vasco de Quiroga. 4. Eclesiásticos en la
monarquía de los Austrias. 5. Familia de Vasco de Quiroga. 6. Caballero de
Malta. 7. Mentalidad laical de un caballero reformista. 8. Reflejos de la
mentalidad laical de Vasco de Quiroga. 9. Conclusiones.
Decir que Vasco de Quiroga era un laico antes de recibir el sacramento del
orden sacerdotal y episcopal, es una obviedad.
Sostener que mantuvo siempre, durante toda su vida –incluso siendo
obispo–, una mentalidad laical y secular, nos permitirá entender a cabalidad
la persona y actuación de Vasco de Quiroga.
Esta afirmación es aun más sorprendente si se tiene en cuenta el ambiente
preponderantemente clerical y religioso en el que desarrolló su actividad.
Será interesante, por tanto, entender el concepto del laico en el siglo XVI y
señalar algunos rasgos de la vida de la Iglesia en España y América anterior
al Concilio de Trento (1545-1563), con el regalismo y la influencia de los
eclesiásticos de la Corte. Este es el ambiente que rodeaba a la familia de los
Quiroga.
Estas circunstancias nos dejarán ver el clericalismo imperante en la época
en que vivió Vasco de Quiroga, en donde la participación activa del laicado
en el ámbito propio de la Iglesia era reducido y en donde los laicos asumían
ciertas actitudes sumisas a lo religioso o se planteaban acceder al mundo
clerical para poder sobresalir. Es por todo esto que sobresale notablemente
la mentalidad laical que a lo largo de toda su vida mantuvo Vasco de
Quiroga. Reseñaré algunos hechos en su vida de que lo muestran con
claridad.
1
Presentación en el “Coloquio Vasco de Quiroga en el 450 aniversario de su muerte
1565-2015". Unidad Académica de Estudios Regionales, Coordinación de Humanidades,
UNAM, Jiquilpan de Juárez, Michoacán,10 de septiembre de 2015.
1
1. Concepto de laico
Una imprescindible exigencia de precisión conceptual obliga en primer lugar
a definir el concepto de laico y el modo como era entendido en tiempos de la
vida de Vasco de Quiroga.
Desde los primeros siglos del cristianismo hasta la Edad Media, el nombre
de laico se usó para designar a los fieles cristianos inmersos en las
realidades profanas, lo que los distinguía tanto de los monjes como de los
clérigos.2
A partir de la Edad Media se da un paulatino desdoblamiento del concepto
laico que lo deforma un poco. En concreto:
a) Se va perdiendo paulatinamente el sentido de participación activa del
laicado en el ámbito propio de la Iglesia, tan vivo en los primeros siglos,
hasta el punto de que la misión de la Iglesia llega a identificarse de modo
casi exclusivo con el ministerio de los clérigos.
b) A la vez, se piensa que la plenitud de la vida cristiana corresponde
solamente a clérigos y religiosos, mientras que los laicos han de contentarse
con vivir las virtudes comunes en el ejercicio de sus tareas profanas,
consideradas por muchos como un obstáculo para la verdadera santidad.
En este contexto ideológico e histórico, la palabra laico en tiempos de Vasco
de Quiroga designará a un miembro meramente pasivo de la Iglesia –no
ordenado ni religioso–, sin ningún elemento positivo que especifique su
condición, puesto que la inserción en el orden temporal se ve sólo como algo
negativo, como reflejo de una falta de vocación más alta.
2. Mentalidad laical en el siglo XVI
Entender el concepto de “mentalidad laical” no es fácil y menos aún la
connotación que pudo tener en el siglo XVI.
Álvaro Silva, “el historiador español que mejor conoce a Tomás Moro”,3 me
ha señalado que el concepto “mentalidad laical” es una “una expresión
moderna que no hubiera tenido mucho sentido en el siglo XVI, cuando
todavía la religión lo empapaba todo.” 4 Álvaro Silva ilustra su afirmación
2
Cfr. Del Portillo, Álvaro, Beato, voz Laicos, teología, Gran Enciclopedia Rialp, Madrid,
1991.
3
Lo afirma Ricardo García Cárcel, Catedrático de Historia Moderna en la Universidad
Autónoma de Barcelona, en Santo Tomás Moro, Carta a un monje, (2009), Salamanca,
Ediciones Universidad de Salamanca, Biblioteca de pensamiento y sociedad, 96,
introducción, traducción y notas de Álvaro Silva, 148 p.
4
Conversación con Álvaro Silva desde Boston, 27 de febrero de 2015. Álvaro Silva es un
reconocido estudioso de Tomás Moro. Sostenemos algunas conversaciones al año sobre
conceptos y coincidencias que se dan entre Quiroga y quien fue gran Canciller de Enrique
2
diciendo que “Moro, por ejemplo, era un laico, es decir, no era clérigo y hace
una crítica fuerte a los monjes (Carta a un monje) pero su vida cristiana sigue
más o menos el ideal o modelo monástico”. Concluye Silva con una
sugerente aseveración: “quizá Lutero tuvo mucha mayor “mentalidad laical"
aunque sólo fuera por su ímpetu contra el sacerdocio de la Iglesia Romana”.
Parece cierto que muchos de los laicos que buscaban la perfección cristiana
en la edad media y en el renacimiento –y después hasta el siglo XX–, se
vieron en la necesidad de seguir algunas pautas monásticas o religiosas,
pues prevalecía la idea de que la plenitud cristiana correspondía solamente a
clérigos y religiosos.
Los laicos que no se conformaban con vivir las virtudes comunes en el
ejercicio de sus tareas profanas, consideradas por muchos como un
obstáculo para la verdadera santidad, tomaban los ideales religiosos y los
adoptaban a su vida diaria, buscando seria y decisivamente la santidad. Es
el caso de Moro y de pocos más. Basta considerar que en el santoral de la
época no hay santos laicos.
Sin embargo, me parece que el caso de Vasco de Quiroga es diferente y, por
eso, sorprendente. No se le conocen rasgos monásticos o religiosos ni en su
actuación ni en su vida de piedad. Su modo de actuar, en toda circunstancia,
tienen la marca de una auténtica mentalidad laical.
Hay dos elementos que le dan a Vasco de Quiroga su fisonomía laical: el
haber sido caballero de una orden hospitalaria y su humanismo renacentista
con inspiración erasmista.
3. La iglesia pre tridentina en la España de Vasco de Quiroga
Una rápida valoración de la vida de la Iglesia en la España en que vivió
Vasco de Quiroga antes de su arribo al Nuevo Mundo puede ser de utilidad,
como contraste, para entender unos rasgos importantes en la vida del
licenciado Quiroga.
Aunque es verdad que las reformas animadas por los Reyes Católicos
lograron revitalizar la vida de la Iglesia en España, en especial a partir de la
renovación de algunas instituciones de los religiosos y contuvieron la difusión
del protestantismo, sin embargo, los frutos fueron lentos y titubeantes. De
manera somera vale la pena señalar algunos rasgos muy generales, con el
riesgo de faltar a la verdad, de lo que era la vida de los laicos y de los
eclesiásticos en aquella época.
La ignorancia religiosa entre los fieles laicos estaba sumamente extendida, y
el primer concilio en España que tomó nota del problema, el celebrado en
VIII. Es muy recomendable su libro: Silva, Álvaro, Tomás Moro: un hombre para todas las
horas, (2007), Marcial Pons editores, Madrid.
3
Sevilla en 1512, constató que numerosos fieles desconocían las oraciones
básicas.5
Muchos eclesiásticos de mediados del siglo XVI afirmaban que no hacía falta
marcharse a América a evangelizar, ya que también en España había
«Indias», entendiendo por tales aquellas zonas en las que predominaba la
ignorancia religiosa y se seguían practicando ritos precristianos.6
4. Eclesiásticos en la monarquía de los Austrias
El nivel moral e intelectual de buena parte del estamento eclesiástico no era
ejemplar y se dieron casos que ocasionaron auténtico escándalo.7 Un buen
número de candidatos al presbiterado buscaban las instituciones
eclesiásticas como medio seguro de subsistencia; eran pocos los sacerdotes
que sabían predicar; era deficiente su formación específica y algunos
obispos se contentaban con que los sacerdotes supieran leer, escribir,
pronunciar el latín y conocer el modo de administrar los sacramentos; estaba
extendido el concubinato, las pendencias y la corrupción; muchos canónigos
no eran sacerdotes pero percibían las rentas de sus prebendas sin cumplir
con sus obligaciones; vivían aseglarados; vestían trajes lujosos;
frecuentaban actos sociales frívolos y no se ocupaban de la cura de almas;
el absentismo clerical campaba por doquier.
La jerarquía eclesiástica en el siglo XVI español ha sido bien estudiada.8
Estamos bien informados acerca de su procedencia social que es
marcadamente nobiliaria, sobre todo hidalga; su preparación intelectual, por
haber cursado alguna carrera universitaria, constituyó en la práctica un
requisito fundamental para acceder al episcopado, así como sus cargos
detentados con anterioridad, en especial el haber sido del clero capitular, que
se estableció como la gran cantera de futuros obispos.
5
Cfr. Colección de cánones de la Iglesia española: Concilios del siglo XV en adelante,
(1855), tomo V, editado por Francisco Antonio González, Madrid.
6
Testimonios relativos a Cataluña, Asturias, Andalucía o Galicia dan buena prueba de
ello. Cfr. Kamen, H. (1993). The Phoenix and the Flame. Catalonia and the Counter
Reformation. New Haven: Yale U. P.
7
Núñez Roldan, F. (2002). El pecado nefando del obispo de Salamina. Un hombre sin
concierto en la Corte de Felipe II. Sevilla: Universidad.
8
Cfr. Barrio Gonzalo, M. (2000). «La jerarquía eclesiástica en la España moderna.
Sociología de una élite de poder (1556-1834)», Cuadernos de Historia Moderna, 25.
Barrio Gonzalo, M. (2001). «La Iglesia y los eclesiásticos en la España del Seiscientos.
Beneficios y beneficiados». En: Alcalá Zamora, , J. y Belenguer Cebria, E. (coords.).
Calderón de la Barca y la España del Barroco, vol. 1. Madrid: Centro de Estudios
Constitucionales y Sociedad Estatal Nuevo Milenio. Barrio Gonzalo, M. (2004). El Real
Patronato y los obispos españoles del Antiguo Régimen (1556-1834). Madrid: Centro de
Estudios Políticos y Constitucionales.
4
Estudios recientes de la actuación de los eclesiásticos en los niveles más
altos de la monarquía española de los siglos XVI y XVII, nos permiten
también conocer el ambiente en el que se debió mover Vasco de Quiroga y –
por contraste–, su postura laical.9
La presencia de altos dignatarios eclesiásticos en la Corte, como los
arzobispos de Toledo, inquisidores generales, diversos obispos y los
confesores reales hacen pensar en un influjo notable de clérigos en la vida
social y política que enseña poco el papel preponderante que deben tener
los laicos en la vida de la Iglesia.10
5. Familia de Vasco de Quiroga
La familia de Vasco de Quiroga es de origen noble. Había venido a menos
desde la posición de ricoshombres en el siglo XIII a la de hidalgos de
mediana fortuna en el siglo XV. Partían de una destacada posición entorno
de la Orden de San Juan de Jerusalén, en la que varios familiares, incluido
su padre, habían ostentado cargos importantes a lo largo de los siglos.11
Madrigal, lugar de nacimiento de Vasco, y Arévalo, donde radicaban los
orígenes maternos, fueron los puntos de contacto con la corte itinerante de
Juan II y la reina Isabel de Portugal, madre de la Reina católica. En ese
ambiente Vasco tuvo su primera educación y las amistades que
determinaron su vida de forma decisiva.
En el ambiente familiar de Vasco de Quiroga aparecen con frecuencia
eclesiásticos. Un tío abuelo, Fray Gonzalo de Quiroga, fue prior de la Orden
de San Juan. Un sobrino, hijo de su hermano Álvaro, Gaspar de Quiroga, fue
visitador del Reino de Nápoles, Inquisidor, obispo de Cuenca, arzobispo de
Toledo y cardenal. Su hermana Constanza y cinco sobrinas profesaron como
religiosas.12 Sobrinos de su sobrino Gaspar fueron eclesiásticos, como
9
Morgado García, Arturo, “El clero en la España de los siglos XVI y XVII. Estado de la
cuestión y últimas tendencias”, en Manuscrits, 25, 2007: 75-100, Cádiz, España.
10
Cfr. Álvarez Ossorio, A. (1991). «La Corte: un espacio abierto para la historia social»,
en: Castillo, A. (coord.). La historia social en España: actualidad y perspectivas. Madrid:
Siglo XXI.
11
Cfr. Delgado Pérez, María Mercedes, “Vasco de Quiroga y la génesis de un códice
fronterizo”, IX Estudios de Frontera., (2013), Universidad de Sevilla.
12
Su sobrino Juan, hijo de su hermano Álvaro, casó con Doña Teresa de Villarcel y
tuvieron cuatro hijas: Elena, María Elvira y Ana; dos de ellas fueron monjas en Santa
María de Gracia. Catalina de Aldrete, hija de su sobrina María y Francisco de Aldrete fue
monja de las Huelgas de Valladolid. Su sobrina Agustina que casó con Alonso de
Guzmán y Zuazo tuvieron por hijos a fray Tomás de Guzmán, provincial de la Orden de
Santo Domingo, a Tomás de Quiroga, rector del Colegio de San Bartolomé de
Salamanca, Álvaro de Quiroga, caballerizo del Rey y Caballero de Santiago y a dos hijas
que fueron monjas.
5
Pedro, Juan, Gaspar y Tomás Quiroga; otros sobrinos fueron eclesiásticos
como Álvaro y Francisco de Monsalve, así como León de Alderete y
Francisco Morejón, y fray Tomás de Guzmán quien fue provincial de la orden
de santo Domingo.13 Como se puede observar, en la familia Quiroga hay un
buen número de vocaciones a la vida sacerdotal o religiosa.
Desde niño Vasco de Quiroga tuvo contacto con muchos eclesiásticos,
amigos de la familia. Fue decisiva su relación con Juan Pardo de Tavera, en
1524 Arzobispo de Santiago de Compostela, nombrado Cardenal en 1531 y
a través de él, con fray Diego de Deza, que fue arzobispo de Sevilla. Pardo
de Tavera ayudó a Vasco de Quiroga a entrar a la Universidad de
Salamanca. Otra importante relación en la vida de Vasco de Quiroga fue la
que mantuvo con el jerónimo Hernando de Talavera a quien prestó servicios
mientras ejerció de obispo de Ávila quien fue confesor y consejero de Isabel
la Católica, luego, en 1493, arzobispo de Granada donde le apodaron el
alfaquí santo. Con Hernando de Talavera compartirá conceptos
fundamentales: la evangelización no violenta y progresiva de los infieles, el
respeto a la dignidad de la persona y la convivencia entre personas de
diversa religión. En estos años apareció́ un nuevo mentor, Juan Bernal Díaz
de Luco, futuro obispo de Calahorra, perteneciente también al círculo de
Pardo Tavera, con quien compartió conceptos que luego aplicará Vasco de
Quiroga en el Nuevo Mundo.14 Cuando laboraba para la Corte su relación
con eclesiásticos era una constante. Baste señalar sus contactos con García
de Loaysa y Mendoza, en 1524 presidente del Consejo de Indias, obispo de
Osma y cardenal en 1530. Y el trato que mantuvo con Mercurino Arborio di
Gattinara, Gran Canciller de Carlos V, elevado a Cardenal en 1529.
13
Pizarro Llorente, Henar, “Los miembros del cabildo de la Catedral de Toledo durante el
arzobispado de Gaspar de Quiroga (1577-1594)”, en Hispania Sacra, LXII, 126, juliodiciembre 2010: 563-619. Cfr. también: AHN, Consejos 5310, cuarta pieza, f. 14s y f. 84s.
14
Juan Bernal Díaz de Luco es señalado como uno de los reformadores hispanos de la
Iglesia en la primera mitad del siglo XVI. Autor de una prolífica producción en donde
destaca Aviso de curas, publicada en 1531. Destacó como miembro del Consejo de Indias
y participó en el Concilio de Trento. Fue gran amigo de Vasco de Quiroga y es el
destinatario de su escrito de 1535 que se conoce como Información en derecho y del
tratado perdido De debellandis indis. En 1988 René Acuña publicó una obra anónima bajo
este título y lo atribuyó, sin pruebas suficientes, a Vasco de Quiroga. La aparición de una
Suma [sobre] como serán compellidos los indios que quedan por ayanar y subiectar,
parece ser un documento signado por Quiroga y es el compendio del tratado perdido del
De debellandis indis. Este texto no se corresponde en absoluto con lo publicado por
Acuña y si, en cambio, con el Parecer sobre este tratado remitido hacia 1551 por fray
Miguel de Arcos al Arzobispo Alonso de Montufar.
6
6. Caballero de Malta
En ese ambiente de eclesiásticos, Vasco de Quiroga decidió ir a la
Universidad, muy probablemente en la de Salamanca. No hay noticia alguna
que tuviese intenciones de ser sacerdote. En cambio, tenemos certeza que
mientras hacía sus estudios universitarios cumplió con los requisitos para ser
nombrado caballero de la Soberana Orden Militar y Hospitalaria de San Juan
de Jerusalén, que luego fue de Rodas y actualmente es de Malta.15
Hoy podemos afirmar que Vasco de Quiroga fue investido Caballero de Malta
en el año de 1511, cuando cuenta con 23 años.16
15
Jerusalén, ciudad santa por excelencia es venerada por las tres religiones monoteístas:
los Judíos la tienen por sede capital desde la época del rey David donde está el Templo
construido por Salomón; los Musulmanes aseguran que en ella ascendió a los cielos
Mahoma; y los Cristianos, entre otros muchos motivos, por los lugares en los que estuvo
Jesucristo, de manera especial los correspondientes a su Pasión, Muerte y Resurrección.
Fue conquistada por los musulmanes en el año de 637 lo que ocasionó las distintas
Cruzadas buscando su recuperación. Lugar de muchas peregrinaciones, en el año 1048,
Gerardo, caballero italiano de Amalfi, erigió una iglesia y un hospital constituyendo una
Cofradía dedicada a alimentar, sanar y cuidar a peregrinos. La Cofradía debió trasladarse
a la Isla de Rodas perseguidos por los musulmanes donde permanecieron hasta 1530.
Nuevas persecuciones los llevaron hasta la Isla de Malta por concesión dada por el
Emperador Carlos V.
16
Se puede señalar como 1488 el año en que nació Vasco de Quiroga. Los
investigadores, al no disponer de un dato cierto, diferimos en datar su nacimiento. Hay
diversas posturas: 1470 (Juan Joseph Moreno, Gil González Dávila); 1477 (Cristóbal
Cabrera, Warren) 1479 (Félix F. Martínez); 1485 (Francisco Martín Hernández); 1488
(Pablo Arce Gargollo). Sostengo que nació en 1488 gracias a las siguientes fuentes: su
fecha de investidura como Caballero de la Orden de San Juan; dos Breves pontificios y
una declaración de Vasco ante la Real Audiencia de México. La primera fuente señala
que en 1511 Vasco fue investido como Caballero de Malta. De haber nacido entre 1470 y
1479, se hizo caballero entre los 34 y 43 años de edad, lo que parece poco probable. En
cambio, si su nacimiento fue en 1488, recibió la orden de caballero a los 23 años de edad,
lo que parece más probable, considerando que desde joven, por influencia familiar, quiso
serlo. Hay también dos documentos pontificios que ofrecen algunas pistas: el Breve
pontificio Exponi nobis de 12 de mayo de 1549, por el que se dispensa a Vasco de hacer
la visita ad limina apostolorum, en virtud de las siguientes circunstancias: la distancia, los
peligros de viaje y de la edad del solicitante: sesenta años. Si atendemos a este Breve y
restamos 60 años a 1549, entonces Vasco de Quiroga debió nacer en 1489. Hay que
tener en cuenta, sin embargo, que la petición debió hacerla Vasco con suficiente
antelación, atendiendo a las dificultades de comunicación de la época. Debió hacer la
solicitud estando ya en España, a finales de 1547, pues partió de Veracruz el 23 de mayo
de 1547 o al inicio del año 1458, lo que supone 1488 como el año de su nacimiento. Hay
sin embargo una dificultad que debe mencionarse pues el Breve de 1549 hace referencia
a un anterior, que no se encuentra, de fecha 7 de enero de 1538, en el que se le impone
la obligación de hacer la visita cada seis años en vez de cada tres por los mismos
motivos. Si atendemos a este primer Breve, del año 1538, y le restamos sesenta años,
Vasco debió nacer en 1478. Otra línea de investigación se puede apoyar en una
declaración testimonial presentada por Vasco ante la Real Audiencia de México, del 9 de
agosto de 1555, en la que declara “que es de edad de más de sesenta años”. El rango de
7
En concreto, el 10 de marzo de 1511 se le asignó en Rodas un Comisario
que examinó “los escritos y sus juramentos, y el informe”. Meses después, el
4 de junio de 1511, también en Rodas, se le reconoció la “antianitas” por lo
que se le recibió como caballero de la Orden de San Juan.17 Es probable, por
tanto, que Vasco de Quiroga haya pasado una temporada viviendo en
Rodas, al menos un tiempo que corre previo a su examen y a la fecha de su
investidura como caballero.18
De acuerdo con la estructura de la Orden en el siglo XVI, Vasco debió
pertenecer al primero de los estamentos que estaba constituido por
caballeros mayores de dieciséis años, de sangre ilustre y limpio nacimiento.19
A este primer grado pertenecían siempre seglares.
Lo más probable es que Vasco de Quiroga fue nombrado Caballero de
Justicia correspondiente a los que tienen las principales dignidades.20 En la
época se daba también el título de Caballero de Gracia, a quienes se les
pedía algunos servicios concretos a favor de preservar la religión católica.
En una solemne ceremonia, los que eran nombrados caballeros, prometían
huir de guerras injustas, proteger a los huérfanos, pobres y viudas, así como
aliviar a los pobres enfermos. Debían ser hombres ejemplares, caritativos y
cuidadosos de vivir la virtud de la castidad. La cruz de ocho puntas que
podían usar en sus blasones significaban las ocho bienaventuranzas que les
debía llevar a lo siguiente: mantener un gozo espiritual, vivir sin malicia, llorar
los pecados, sufrir las injurias, amar la justicia, ser misericordioso, ser puro
de corazón y sincero, así como llevar con paciencia la persecución.
Vasco de Quiroga nunca ocultó su pertenencia a la Orden hospitalaria pero
tampoco hizo ostentación ni pregonó su calidad de caballero. En su escudo
de armas, y luego en el episcopal, puede observarse, como lo ha señalado
su edad, por tanto, puede ir de los 61 a los 69 años, lo que permite inferir que nació entre
los años de 1486 al 1495.
17
Los datos nos fueron confirmados por la Dott.ssa Valeria Maria Leonardi, Responsabile
Archivi e Biblioteca Magistrali del S.M.O. di Malta, Roma, en comunicación que mantuve
con ella el 4 de marzo de 2014. El registro de Vasco de Quiroga está en la National
Library of Malta-La Valletta, en AOM 81, f. 159 y f. 172v. Valeria Maria Leonardi me
aseguró que no hay registro de un periodo de permanencia Vasco en Rodas y a la
pregunta sobre la antianitas, contestó lo siguiente: “L'aver acquisito anzianità significa che
da una data precedente alla bolla di ammissione si calcola l'anzianità appunto nell'Ordine.”
18
“Todos los Caballeros estaban obligados a residir en Malta durante un lustro” sostiene
Rafael Pérez Peña en su tesis doctoral con el título: “La Soberana Orden de Malta a
través de diez siglos de historia”, Universidad de Málaga, 2009.
19
Cfr. Brockman, Eric, (1995), The Two Sieges of Rhodes: The Knights of St. John at
War, 1480-1522, Barnes & Noble, New York.
20
En comunicación con la citada Dott.ssa Valeria Maria Leonardi, al preguntarle sobre
qué tipo de caballero pudo ser Vasco de Quiroga, nos contestó: “Data l'epoca, molto
probabilmente un Milite di Giustizia.”
8
Armando Escobar, una cruz octógena, es decir, con ocho puntas, que está
acolada o puesta por detrás, que es la utilizada sólo por quienes pertenecen
a la Orden de Malta. En el escudo de Vasco sobresalen sólo dos puntas de
la cruz blanca o de plata por la parte central de cada lado del escudo, que
suele ser el modo de representarla en los demás escudos de estos
caballeros.21
7. Mentalidad laical de un caballero reformista
Que el Licenciado Quiroga fuese un caballero de Malta no es un asunto
menor. A lo largo de los siglos los caballeros de malta han defendido que son
seglares y no religiosos.22
Que Quiroga fuese un caballero de Malta explica muy bien, a nuestro
parecer, su tenor de vida y toda su actuación. Vasco de Quiroga, primero
como seglar, más tarde como obispo, tuvo una mentalidad laical.23
Ser en su época un caballero de Malta le proporcionó a Vasco de Quiroga un
modo de pensar y actuar diverso, por muchos motivos, al comportamiento
propio del estado religioso e incluso al que solían tener los eclesiásticos de la
época. Ser un caballero de Malta, lo señala con la singularidad de ser uno de
los quizá pocos laicos de su tiempo que entendieron a cabalidad su puesto
dentro de la Iglesia Católica. Los efectos de su pertenencia a la orden
hospitalaria se pueden observar en su afán por ejercer con perfección su
trabajo profesional y, con ocasión de su trabajo, en base a su prestigio
profesional, ayudar a los demás. Vasco podrá mantener consistentemente
esa manera de actuar con un sello muy laical, gracias a su preocupación por
conocer a fondo la doctrina católica, lo que le evita deformar la vida cristiana,
y mantener el hábito arraigado de practicar una piedad que le lleva a tratar
con Dios en medio de sus inquietudes y dificultades, sin descuidar sus
ocupaciones ordinarias.
El segundo elemento que le proporciona a Vasco de Quiroga su mentalidad
laical es el estar imbuido de las corrientes reformistas dentro de la Iglesia.
21
Así lo prueba el trabajo de Escobar Olmedo, Armando Mauricio, (1999), Los escudos de
don Vasco de Quiroga, Morelia, México.
22
Cfr. Antúnez Aldunate, Jaime, 900 años en la mirada de hoy, conferencia en la
celebración de los 900 años de la Soberana Orden de Malta, 7 de octubre de 2013,
Pontificia Universidad Católica de Chile.
23
No está de más decir que el concepto de laico no tiene nada que ver con el de laicismo
que hace referencia a la actitud de indiferentismo oficial o enfático ante el fenómeno
religioso, que trata de prescindir de todo criterio obediente a una religión positiva,
especialmente en los campos de las instituciones políticas y de la enseñanza. Un
interesante trabajo sobre el particular puede verse en Ollero, Andrés, (2005), España: ¿un
estado laico? La libertad religiosa en perspectiva constitucional, Thomson-Civitas,
Navarra.
9
Vasco es un humanista24 que recibió una notable influencia del ambiente
universitario25 y de la Corte.26 Influyó también en Vasco, sin duda, la visión
reformista de Juan de Gerson, Gran Canciller de la Soborna, quien fue el
primero que sostuvo el derecho natural de cada persona a la libertad, a quien
Quiroga cita con frecuencia como apoyo indispensable de su pensamiento.27
Erasmo de Rotterdam influyó también en Vasco de Quiroga como en muchos
ambientes de la iglesia en Europa. Deseaba el humanista neerlandés una
cristiandad que sin desprenderse de los tesoros intelectuales anteriores,
tanto profanos como sagrados, apareciera reformada y renovada,
abandonando todo aquello que se había mostrado como perjudicial a la
trasmisión del luminosos mensaje de Cristo.
Se entiende así el afán y la ilusión de Vasco de Quiroga de aprovechar el
nuevo mundo, no contaminado por malos eclesiásticos, para volver a la
iglesia primitiva, aquella en donde la participación activa del laicado en el
ámbito propio de la Iglesia, tan vivo en los primeros siglos, pudiera ser de
nuevo una realidad actuante.28 Botón de muestra son los diversos modos
como el licenciado Quiroga se refiere a la Iglesia en un escrito de 1535:
«muy grande Iglesia»; «nuestra común Iglesia»; «renaciente Iglesia de este
nuevo Mundo»; «Iglesia católica y apostólica»; «una muy grande y muy
24
Debió conocer al menos por sus escritos y su influjo intelectual, a quienes mantuvieron
su condición laical o que, siendo sacerdotes no son religiosos: Luis Vives (1492-1540);
Antonio de Guevara (1480-1545); Alfonso de Valdés (1490-1532); Guillaume Budé (14681540) y, por supuesto, Tomás Moro (1478-1535) y Erasmo (1467-1536). Merece especial
atención el caso de Francisco Cervantes de Salazar (1514-1575) por la semejanza de su
vida con la de Quiroga.
25
Su formación filosófica y teológica, incluyó seguramente a los de la Escuela
Dominicana, como Juan Capreolo (1380-1444); Pedro Crockaert (1470-1514); Diego de
Deza (1443 -1523); Francisco Silvestre de Ferrara (el Ferrariense) (1474-1526); Tomás de
Vio Cayetano (1469-1534) y los llamados "maestros nominalistas españoles en París".
26
Vasco de Quiroga trabajó en la corte de Carlos V, por lo que puede conjeturarse que le
influyeron pensadores que gravitaban en el peripatético gobierno como Adriano de
Utrech; Guillermo de Croy; Mercurino Gattinara (1465-1530); Jean Sauvage; Francisco de
los Cobos; Antonio de Guevara (1480-1545) y los hermanos Valdés.
27
En Informaciones en derecho, cap. III, cita con frecuencia la obra de Gerson Tractatus
de potestate et de origine juris et legum, publicada en “Ópera”. Antwerpiae, 1706, vol. III.
Juan de Gerson fue gran personaje nominalista de la filosofía moderna.
28
Zumárraga deja sentado un aspecto de Vasco en este sentido: «el electo Obispo de
Mechoacán, con mucho estudio y cuidado, ha hecho un tratado en el cual se resume que
no se puede ni debe hacer dicho bautismo, sino como se hacía en la primitiva iglesia».
Cfr. Carta de Fray Juan de Zumárraga al Consejo de Indias, México 8 de febrero de 1537,
en García Icazbalceta, Joaquín, (1947), Don Fray Juan de Zumárraga, primer obispo y
arzobispo de México, México, Porrúa, t. 4, doc. 12: 239.
10
reformada Iglesia»; «esta nueva Iglesia de estas partes»; «nueva y naciente
Iglesia de este Nuevo Mundo».29
Un viejo refrán español del siglo XVI que se repetía cuando el erasmismo iba
permeando el mundo intelectual humanista afirmaba: “Quien habla mal de
Erasmo, o es cura o es asno”. Quizá refleja de algún modo que el afán de
reformas en la Iglesia era más afín al mundo de los laicos que al de los
eclesiásticos.30
Vasco de Quiroga asimila las ideas reformistas y las aplica. Esto nos permite
entender correctamente su actuación a lo largo de su vida, tanto en su papel
de laico siendo funcionario real, juez, oidor y máxima autoridad en la Nueva
España, como en los pocos meses de ejercicio sacerdotal y los años en que
tuvo la plenitud del sacerdocio en su ministerio episcopal.
8. Reflejos de la mentalidad laical de Vasco de Quiroga
Con objeto de comprender mejor el concepto de “mentalidad laical” que debe
tener todo bautizado, puede ser de utilidad señalar algunos modos como lo
laical se reflejó en el Siervo de Dios Vasco de Quiroga.31
Mencionaré algunos hechos anecdóticos a lo largo de su vida y obra. Son
solo un botón de muestra de su mentalidad laical, pero que no agotan, como
es lógico, su entera fisonomía.
a. Como juez en África
Las primeras noticias que se disponen de su actividad profesional señalan
que en 1523, cuando Vasco de Quiroga tenía treinta y cinco años, recibió del
Rey Carlos I de España y V como Emperador del Sacro Imperio Romano
Germánico, el nombramiento de Juez de Residencia en Orán, al norte de
África, tierras conquistadas por España pocos años antes. Es de suponer
que laboraba para la Corona desde tiempo antes.
En su trabajo en África, sobresalió por su actuación como juez prudente y
justo en un mundo cosmopolita en el que convivían personas de muchas
naciones y credos. Ese periodo de su vida fue notable por su combate a los
actos de corrupción, en especial de los funcionarios reales. Dictó sentencias
29
Herrejón, Carlos, (1985), Información en derecho del Licenciado Quiroga sobre algunas
provisiones del Real Consejo de Indias, Cien de México, México: nn. 5, 7, 9, 27, 28, 173,
182, 206, 221, 238, 239, 241.
30
Hubo eclesiásticos, sin embargo, que hicieron buen eco de las ideas de Erasmo. Basta
citar a Juan Bernal Díaz de Luco, gran amigo de Vasco de Quiroga.
31
Muchas referencias a su vida ejemplar se recogen en mi libro: Arce Gargollo, Pablo,
(2015), La vida santa de Vasco de Quiroga, Indosoc-Usem-U. Panamericana, México.
11
contra ellos, atreviéndose incluso a condenar al mismo Corregidor de Orán y
los encerró en la cárcel. Los encausados lo presionaron, buscaron
influencias en eclesiásticos y miembros del Real Consejo de Castilla. Vasco
no solo no cedió sino que tuvo que sufrir un largo proceso en su contra y
empeñar algunos de sus bienes para hacer frente a las cargas del proceso y
prevenirse contra posibles sanciones. Finalmente fue absuelto de todo, ganó
prestigio y no solo continuó como juez de residencia sino que le fue asignada
otra misión más difícil y delicada, logrando la firma conclusiva de un tratado
de paz con el Rey de Tremecén que se distinguió por su precisión y
celeridad, en donde Quiroga pudo introducir conceptos, inéditos entonces, de
respeto a la libertad religiosa y de comercio.
b. Oidor y Juez de vida coherente
Vasco de Quiroga entró a la ciudad de México-Tenochtitlan el día 9 de enero
de 1531. Llegó con todos los poderes para ejercer como Oidor, es decir,
siendo integrante de un cuerpo colegial que se conoció como la Segunda
Audiencia, primera autoridad en el gobierno de la nueva España.
Siendo laico destacó por su vida ejemplar y coherente. Su condición de
funcionario real y máxima autoridad en la Nueva España no le hizo nunca
ocultar su fe cristiana ni le llevó a ocultar su vida de oración y la frecuencia
de sacramentos.
En el Juicio de Residencia practicado de oficio al entonces licenciado Vasco
de Quiroga en su desempeño como Oidor, se interrogó a varios testigos
acerca de su actuación como funcionario real. Uno de los testigos, el
Canónigo Don Manuel Flores, en ese entonces Deán de la Catedral de
México y contemporáneo del Siervo de Dios Vasco de Quiroga, expresó en
su testimonio esta afirmación contundente:
«Creo, por Dios y en conciencia, que Quiroga nunca ha hecho
conscientemente un acto que constituya un pecado mortal; y no hay fraile en
la tierra que le aventaje en vivir religiosamente».32
Otro testigo, fray Juan de Zumárraga, dice:
«Que a la verdad, el dicho Licenciado Quiroga nos da buena lección y aún
reprensión para los obispos de estas partes con todo lo que él hace en
gastar cuanto tiene en sus hospitales e congregaciones, e ejercitar todas las
buenas obras de misericordia con ellos». 33
Arnaldo de Yssasi, Francisco, Demarcación y Descripción de Michoacán (1649),
Bibliotheca Americana, september 1982, vol. I, n. 1, pp. 61-204. El manuscrito se localiza
en la “Ayer Collection of Americana”, MS 1106.
32
Juicio de Residencia en Icazbalceta, Joaquín, Colección de documentos para la historia
de México, 2ª Ed., México, Porrúa, 1975, t. 4, doc. 30, Pp. 89 ss. y Pp. 190-197.
33
12
El mismo Zumárraga, en carta que envió al Rey Carlos I, le expresó su
beneplácito al conocer que el licenciado Quiroga había sido nombrado
obispo de Michoacán diciendo:
«Siendo oidor gasta cuanto S.M. le manda dar de salario a no tener un real
y vender sus vestidos para proveer a las congregaciones cristianas que
tiene en dos hospitales».34
«Lo hará harto mejor aunque no sé otro que le iguale en esta tierra y para mi
es harta reprensión y tengo lo dicho y por averiguado que nos ha de hacer
vergüenza a los Obispos dacá presertim a los frailes».35
c. Prestigio profesional
La muerte violenta de Tzintzincha Tagaxoan, Cazonzi, en febrero de 1530
causó gran malestar y rebelión en la región de los tarascos. Para efectos de
la evangelización, este hecho y sus consecuencias, son relevantes.
Las noticias que recibieron los integrantes de la Segunda Audiencia de lo
que sucedía en Michoacán les llevó a pedir permiso a la Corona para que
uno de los oidores acudiera a esa Provincia para hacer una inspección. La
Emperatriz autorizó la visita con una Real Cédula36 y la Audiencia decidió
que fuera el Licenciado Quiroga quien se trasladara a la Provincia de
Mechuacán y así se lo hicieron saber a la Reina.37 Juan Salmerón,
compañero de Vasco en la Audiencia, declaró el motivo:
«El Licenciado Quiroga podrá ocuparse de lo de Mechuacán, porque es
hombre virtuoso, buen cristiano y muy celoso del servicio de Dios.»38
De su llegada a Michoacán dieron cuenta los oidores en una carta que
mandaron al Emperador:
«Tenemos carta suya que es llegado y comienza a entender en la
averiguación de ello, y hasta ahora parece poca cosa. Estamos ciertos que
Carta dirigida al Consejo de Indias, fechada en México el 8 de Febrero 1537 en García
Icazbalceta, Joaquín, Don Fray Juan de Zumárraga, Primer Obispo y Arzobispo de
México, (1988) Porrúa, T. 4, pp. 149-150, México.
34
35
Ibid.
36
Cédula expedida en Medina del Campo el 19 de abril de 1532.
37
Paso y Troncoso, Francisco Epistolario de Nueva España, México, 1939-1942, t. 2, pp.
218 s.
38
AGI, Patronato, leg. 184, ramo 13, apud. Paso y Troncoso, Epistolario, op. cit., t. 16, p.
20.
13
se hará toda la diligencia posible para saber la verdad, porque así se le
encargó.»39
d. Apóstol no profesional en su profesión
El licenciado Vasco de Quiroga no era ciertamente un apóstol de profesión.
Sin embargo, hizo apostolado con ocasión de su trabajo profesional.
Su mentalidad laical le lleva a buscar a los otros para acercarlos a Dios. No
considera, con mentalidad clerical, que esa es función es propia solo de
sacerdotes y religiosos.
En agosto de 1533 el licenciado Quiroga llegó a Michoacán con objeto de
pacificar la provincia. Se reunió con don Pedro Panza Cuinierángari,40
entonces Gobernador de Tzintzuntzan, y con los Principales del reino, para
escuchar sus quejas y reclamos. Los movió a dejar la idolatría y los vicios.
Les enseñó un panorama inmenso de las ventajas que recibirían si lograban
vivir en una sociedad organizada y los animó a realizar un trabajo bien
hecho. Se detuvo en explicarles con detalle lo que era una verdadera familia
y los serios inconvenientes de tener varias mujeres, práctica usual entonces
entre los tarascos. Luego, con ejemplos adecuados, les enseñó muchos
aspectos de la doctrina católica.
De los frutos de aquellos primeros meses, el Licenciado Quiroga dio cuenta
en el Juicio de Residencia que se le siguió entre 1535 y 1536:
«Yo, el dicho Lic. Quiroga fui (…), se estaban los naturales de la dicha
provincia bestyales e ignorantes en el conocimiento de Dios nuestro Señor
(…), e salvajes en su manera y atavíos. E después que ahí fui por el dicho
mandato, e les hablé de parte de la dicha Audiencia, y di a entender las
cosas del servicio de Dios nuestro Señor (…) y, luego se cubrieron e
honestaron e entregaron ellos mismos sus ídolos que hasta entonces
habían tenido secretos y encubiertos, y destruyeron sus idolatrías e
entendieron las cosas como debían y se comenzaron a casar a ley e a
bendición como lo manda la Santa Madre Iglesia, las mujeres las cabezas
39
Paso y Troncoso, Francisco Epistolario de Nueva España, op. cit., t. 3, pp. 110 s.
40
Muerto el Cazonci se hizo cargo de la Gobernación de Michoacán por ser los hijos del
difunto, don Francisco y don Antonio, de corta edad. Gobernó don Pedro hasta 1543, año
en que murió. Para entonces había muerto don Francisco Tariácuri el otro hijo del Cazonci
y tomó el gobierno don Antonio Huitziméngari, con la natural molestia del hijo de don
Pedro, don Bartolomé, quien reclamó derechos de ser el Gobernador. Poco tiempo
después don Bartolomé acusó a don Antonio de abusos hacia los naturales de
Tzintzuntzan.
14
cubiertas, e a concurrir mucha gente a la doctrina cristiana, y a los
sermones, misas, e a recibir el santo bautismo los que no eran cristianos.»41
Además de lo que hizo en Michoacán, el licenciado Quiroga refiere una
notable entrevista sostenida con tarascos en su oficina en la ciudad de
México. En 1535 –lo cuenta él mismo en carta a un amigo–, recibió en la sala
de la Audiencia a dos hijos de Cazonzi, don Francisco Tariácuri y don
Antonio Huitziméngari y a don Bartolomé, hijo de don Pedro Panza
Cuinierángari. Anota el licenciado Quiroga, suponemos que luego de varios
días de tratar con ellos, el modo como ya entonces vivían el cristianismo,
señal clara de que habló con ellos al respecto y les enseñó algunas cosas en
relación a su fe.
«Después informados bien de todo, (…) y así se volvieron desta Real
Abdiencia consolados y alegres en sus tierras, donde al presente están, tan
buenos cristianos y tan leales vasallos de su majestad, y de tan buena
voluntad, que es para darse muchas gracias a Dios.»42
Es de destacar también el celo apostólico que mostró el licenciado Quiroga
en el ejercicio de su trabajo profesional como oidor. Trabajaban con el en la
Real Audiencia dos jóvenes, Cristóbal Cabrera y Pedro de Yepes. No es
casual que estos dos fueran luego los primeros sacerdotes que ordenó el
obispo don Vasco al iniciar su ministerio episcopal.
e. Responsable de su trabajo
Vasco de Quiroga fue nombrado obispo el 8 de agosto de 1536. Recibió la
ordenación episcopal a finales de 1538. Poco más de dos años después.
Diversos motivos retrasaron la ordenación: dificultad para que llegaran las
Bulas papales, falta de obispos que pudieran ordenarlo y, una más, el
sentido de responsabilidad de Vasco de Quiroga.
Sabemos que Vasco de Quiroga, con gran espíritu de servicio, siguió
colaborando en los trabajos de la Audiencia. Aceptó, el 30 de noviembre de
1537, la difícil encomienda que le hizo el Virrey don Antonio de Mendoza de
llevar la cuenta de los vasallos de Hernán Cortés, Marqués del Valle.43 Eso
significó que se tuvo que retrasar su ordenación episcopal.
41
Juicio de Residencia en García Icazbalceta, Joaquín, Colección de documentos para la
historia de México, Librería de J.M. Andrade, Portal de Agustinos n.3, 1858. Edición
facsímil: México, Porrúa, 1980, t. 3, doc. 30, pp. 85 ss.
42
Ibidem.
43
AAH, Colección Muñoz A/108 f. 91: Mandamiento del Virrey Mendoza al oidor Quiroga
para la cuenta de vasallos del Marqués del Valle, México 30 de noviembre de 1537.
15
f. Resistencia a ser obispo
No es posible saber a ciencia cierta lo que debió pasar por la cabeza y el
corazón del Licenciado Quiroga al conocer de su nombramiento como
obispo, ni tampoco las horas de oración y reflexión previas a su aceptación.
No hay dato histórico que mencione que hizo gestiones en busca del
episcopado o que añoraba ese estado. Hay, en cambio, una referencia a
cierta resistencia:
«me arrancaron de la magistratura y me pusieron en el timón del sacerdocio,
por mérito de mis pecados. A mí, inútil y enteramente inhábil, para la
ejecución de tan grande empresa; a mí, que no sabía manejar el remo me
eligieron Primer Obispo de la Ciudad Michoacana. Y así sucedió que antes
que aprender, empecé a enseñar, tal como de sí mismo decían,
lamentándose, el padre Ambrosio y Agustín.»44
La expresión me arrancaron de la magistratura indica su profundo amor por
el ejercicio de su profesión.
g. Amor a la verdad
Vasco, amante de la verdad y del derecho, pide al Papa que se haga una
corrección a la Bula de su nombramiento como obispo, pues en ella se
menciona que es licenciado en Teología cuando en realidad lo es en
Cánones. 45
h. Separación Iglesia-Estado
La traza de Pátzcuaro fue obra de Vasco de Quiroga. Llama la atención la
Plaza Mayor en donde no hay ningún edificio religioso, a diferencia de otras
plazas construidas en el siglo XVI en donde conviven el poder civil y el
eclesiástico.
Quiso Don Vasco dejar clara la separación de poderes por lo que eligió la
gran plaza prehispánica para sentar ahí su catedral, el palacio episcopal, el
colegio de San Nicolás y el hospital.
44
Decreto de erección del obispado, tomado de Cevallos, Manuel, La acción pastoral de
Don Vasco de Quiroga, Tesis Doctoral en la Facultad de Teología de la Universidad de
Navarra, publicada en Mérida en 1988, p. 127.
45
Cfr. Méndez Arceo, Sergio, (1941), Contribución a la historia de Don Vasco de Quiroga,
Abside, México, p. 201.
16
i. Formación de laicos
Las primeras semillas de la fe llegaron a la Provincia de Michoacán por los
laicos. La conversión, en 1525, de Tzintzincha Tagaxoan, el Cazonzi, Rey
tarasco, quien con el bautismo recibió el nombre de Francisco y la de su
hermano adoptivo, Pedro Panza Cuinierángari, así como el bautismo de
Alonso Uisie, yerno de Francisco, y los nahuatlatos Gonzalo Xuarez
Cuyçique y Alonso de Ávalos Acaysante. Sabemos también de la conversión
de dos hijos de Cazonzi, don Francisco Tariácuri y don Antonio
Huitziméngari y de don Bartolomé, hijo de don Pedro Panza Cuinierángari.
Estos hechos marcan con mucha fuerza el inicio de una cristianización
peculiar y diversa a lo sucedido en otros lugares de la Nueva España. Los
laicos están antes que cualquier religioso.
Desde el principio don Vasco intuyó que debía formar bien a los laicos y
fomentó algunas instituciones en donde la vida cristiana se pusiera en
práctica. Lugares en donde todos practicaran, de modo habitual, en medio de
su quehacer y de la vida familiar lo que es vivir en cristiano. De esa intuición
genial surgieron el Pueblo-Hospital, las Guataperas y los hospitales de la
Concepción.46
Vale la pena hacer notar la visión que tuvo Vasco en cuanto a la imperiosa
necesidad de formar a la mujer de un modo especial, pues es ella la que
debe, dice, presidir en la casa. El valor ejemplar de la mujer es parte
fundamental en esa recomposición social que deseó hacer. De algún modo
se adelantó a esas instituciones modernas que están enfocadas a la mujer
para aprender todo lo referente a la administración de los hogares o de otras
instituciones de servicio.
Los laicos fueron los colaboradores habituales en la labor pastoral del obispo
quien confió en ellos desde el principio para que le ayudaran en su labor
pastoral. Estamos delante de algo inédito en la evangelización primera en la
nueva España, pues don Vasco de Quiroga, con mentalidad laical y secular,
entendió bien el papel de los laicos.47
j. Decisión de asistir ir al Concilio de Trento
Los gobernantes españoles a la vez que procuraron mantener a las Indias en
un monopolio comercial cerrado, controlando férreamente la actuación de
otros Estados, procuraron también aislar los territorios americanos
conquistados de la Sede romana. Establecieron que los obispos y
46
Cfr. Arce Gargollo, Pablo, (2014), Tata Vasco de Quiroga, emprendedor y visionario
social en el siglo XVI, ECA, México.
47
Cfr. Arce Gargollo, Pablo, (2007), Vasco de Quiroga, jurista con mentalidad secular,
Porrúa, México.
17
eclesiásticos residentes en las Indias no tuvieran relación directa con el Papa
y las Congregaciones romanas de modo que sus actuaciones se canalizaron
a través del Consejo de Indias.48 No se logró del todo a la luz de abundantes
testimonios históricos que muestran la existencia de relaciones directas,
aunque fueron mal vistas por la Corona.
La política de aislamiento de los obispos americanos hacia Roma abarcó
desde la prohibición de participar en el Concilio de Trento, efectuar
personalmente la «visita ad límina» junto con el envió de la Memoria
informativa correspondiente y evitar el trato con el Nuncio apostólico en
España. El cauce informativo habitual había de ser el Embajador de España
en Roma. Se estableció con carácter obligatorio el «pase regio» a las bulas y
breves pontificios para que pudieran tener vigencia en las Indias.
El Papa Paulo III publicó una Bula con fecha 2 de junio de 1536, por la que
convocaba a todos los obispos, de no mediar enfermedad o causa grave, a
un Concilio Universal a celebrarse en Mantua a partir del 23 de mayo del año
siguiente. Diversas dificultades hicieron que se fijara la celebración hasta el
año de 1545 en la ciudad de Trento. A México llega la Bula cuando el
Licenciado Vasco de Quiroga es todavía obispo electo.
En México había entonces solo cinco obispos. Ante la convocatoria del Papa,
los obispos de Nueva España se reúnen y deciden consultar al emperador
sobre si ellos tienen obligación de asistir por la enorme distancia que los
separa de Trento, las dificultades del viaje y el serio inconveniente de dejar
abandonadas sus diócesis. Fray Juan de Zumárraga, obispo de México,
manifestó a la Corona –en cartas de febrero y noviembre de 1537–,49 su
deseo de participar en el Concilio de Mantua.50 Después tendrá que
excusarse. El obispo de Tlaxcala desde 1526, Fray Julián Garcés, entonces
de edad muy avanzada, enfermo y en el proceso de cambio de su sede de
Tlaxcala a Puebla, también se excusó. Lo mismo hicieron Francisco
Marroquín,51 obispo de Guatemala, el primero consagrado en la Nueva
48
Cfr. Sánchez Bella, Ismael (1990), Iglesia y Estado en la América Española, Eunsa,
España: 55
49
Carta del 8 de febrero de 1537 sobre su decisión de ir al Concilio General de Mantua;
Carta del 13 de febrero de 1537, sobre lo mismo (García Icazbalceta, Joaquín, apéndice,
Doc. n. 50, 25-28); Carta sobre la intención de ir al Concilio General, junto con Marroquín
y Zárate, el 30 de noviembre de 1537 (Lorenzana, Concilio, II, apéndice, n.1).
50
El 2 de junio de 1536, el Papa Pablo III convocó un concilio a realizarse en Mantua para
el mes de mayo siguiente, pero la oposición de los príncipes protestantes y el rechazo del
Duque de Mantua para asumir la responsabilidad de mantener el orden, frustraron el
proyecto. Entonces publicó una nueva bula, convocando un concilio en Vicenza, el 1 de
mayo de 1538, pero tampoco pudo llevarse a cabo. Finalmente, el 13 de diciembre de
1545, el concilio de Trento celebró su primera sesión. En siete sesiones, la última el 3 de
marzo de 1547, discutieron las cuestiones más importantes de fe y disciplina.
51
Fray Juan de Zumárraga ofició la ceremonia el 8 de abril de 1537, siendo ésta la
primera en su tipo en celebrarse en las Indias.
18
España, y Juan López de Zárate,52 de Antequera, Oaxaca, argumentando
que llevan muy pocos meses en sus respectivas diócesis y están a una
distancia considerable.
Don Vasco, en cambio, decide acudir al llamado del Papa. Su mentalidad
laical y jurídica le dice que no debe hacer caso a la prohibición real de
participar en el Concilio de Trento, sino a la llamada papal. El primero obispo
de Michoacán considera en 1542 que tiene posibilidad de ir al Concilio, que
es su obligación y que lo puede hacer. Deja a cargo de su diócesis a fray
Alonso de la Veracruz, lector entonces en filosofía en el convento agustino
de Tiripetío y decide embarcarse en Veracruz rumbo a España para luego
irse a Trento.
Viajar entonces era una aventura en donde se ponía en riesgo la vida. No
hay datos de lo que sucedió exactamente. Parece que después de algunos
meses logró embarcarse pero el barco tuvo una avería y como “hacía
demasiada agua”53 decidieron volver al puerto. Don Vasco no pudo asistir al
importante Concilio de Trento y volvió a su diócesis, pero no se plegó a la
voluntad del rey.
k. No escuchó el canto de las sirenas
Los diversos conflictos con los que se enfrentó don Vasco y la necesidad de
aclarar acusaciones y proteger sus fundaciones lo llevaron a tomar la
decisión de ir a España y realizar las gestiones necesarias para lograr sus
objetivos.
En 1547 va a España y permanece en la Península hasta el año de 1554.54
En España, dedicó mucho tiempo en la Corte, en Valladolid, donde trabaja
intensamente en los aspectos jurídicos.
Cuenta Cristóbal Cabrera, su secretario, lo siguiente:
«Efectivamente, siendo ya obispo, y más que sexagenario, no tuvo reparo
en emprender largo y penoso viaje a España, en donde estuvo varios años
arreglando en el Consejo de Indias algunos negocios arduos y difíciles
tocantes a los neófitos e infieles; estando ahí, un antiguo condiscípulo, muy
influyente, Patriarca de las Indias y Canciller del reino, le ofrecía un pingüe
obispado de España; el señor Quiroga le respondió: “Reverendísimo padre
mío, todo cuanto decís es muy bueno; mas ¿no os parece indigno e
52
Fue consagrado en Madrid y tomó posesión de su sede el 28 de septiembre de 1536.
53
Moreno, Juan Joseph, Fragmentos…, ob.cit., capítulo XIV.
54
Muy probablemente viajó en la flota que salió de Veracruz el 23 de mayo de 1547 y
acaso en el mismo navío en el que vuelve a España el visitador Francisco Tello de
Sandoval, canónigo de Sevilla, inquisidor en Toledo y miembro del Real Consejo de
Indias. Cfr. Carillo Cázares, Alberto, Vasco de Quiroga: La pasión por el Derecho. El pleito
con la Orden de San Agustín (1558-1562), op. cit., t. 1, pp. 64-65.
19
indecoroso de un siervo fiel que, después de haberme dado el señor una
esposa amantísima, la deje y abandone así fuere por el mundo entero?
Lejos de mí tal acción. Mientras yo viva, apacentaré mis corderos y mis
ovejitas, que son los indios; procuraré atraer al aprisco de Cristo a los
convertidos y a los que están todavía por convertirse; y trabajando hasta
morir, pondré voluntariamente mi vida por ellos (Jn 10, 15)”. Así fue que,
arreglados todos sus negocios, al poco tiempo se hizo a la vela regresando
a su obispado, a su amada esposa, como él solía llamarle».55
l. Conflictos jurídicos
Don Vasco de Quiroga, por vocación y profesión, enfrentó toda su vida
problemas jurídicos. Buscó siempre que todos, sin excepción, cumplieran
con la ley. Su mentalidad laical, le permitía distinguir perfectamente el ámbito
religioso del civil, así como lo que constituía un trabajo profesional sin
mezclar asuntos internos con externos, y que católico es quien no se sirve de
la Iglesia y busca servirla del mejor modo posible, con el cumplimiento
responsable de las obligaciones personales.
El derecho era su pasión. Bien se puede calificar a don Vasco como un
hombre con pasión por el derecho tanto por la manera de ejercerlo como por
los sufrimientos que le causa. Lo estudia, lo aplica y busca que los demás se
guíen por la ley, pues el estado de derecho es la única forma posible de
convivencia entre los hombres. Algunos lo criticaban diciendo que siempre
estaba en pleitos. Quizá sea mejor decir que siempre estaba defendiendo el
derecho de los demás.
Así se entienden los pleitos jurídicos que tuvo que sostener con otros
obispos, con religiosos y con autoridades reales, incluido el Virrey, así como
con particulares prepotentes.
9. Conclusiones
Nos parece que hay al menos tres consecuencias necesarias que se derivan
necesariamente de la actuación de quien tiene mentalidad laical y que se
dan plenamente en la vida de Vasco de Quiroga.
Un católico con mentalidad laical debe:
1. Ser lo suficientemente honrado para asumir siempre la responsabilidad
por las acciones propias.
De Sollicitanda Infidelium Conversione. Justa illud Evangelicum Lucae XIIII, Compelle
Intrare, Christophori Cabrerae Presbyteri Theologi Tractatus, ad Amicum quaerentem
ejusdem Evangelici verbi expositionem ac sensum. Biblioteca Vaticana, Colección
Barberini, Códice Misceláneo Vat. Lat. 5026.
55
20
2. Ser lo suficientemente cristiano, para respetar a los otros –cristianos o no–
, que proponen en materias opinables soluciones diversas a la que uno
sostiene.
3. Ser lo suficientemente católico, para no servirse de la Iglesia, mezclándola
en banderías humanas.56
Un conocimiento más profundo de la vida de Vasco de Quiroga nos permitirá
entender mejor a todos el papel que cada uno debe desarrollar en la vida de
la Iglesia y de la sociedad.
Con ocasión del aniversario 450 de su fallecimiento, Vasco de Quiroga nos
puede interpelar para que mantengamos una mentalidad laical.
56
Inspirados en la enseñanza de San Josemaría Escrivá. Cfr. Conversaciones, (1968),
Rialp, n. 117
21
BIBLIOGRAFÍA
Arce Gargollo, Pablo, (2007), Vasco de Quiroga, jurista con mentalidad
secular, Porrúa, México.
–, (2014), Tata Vasco de Quiroga, emprendedor y visionario social en
el siglo XVI, ECA, México.
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perspectiva constitucional, Thomson-Civitas, Navarra.
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22