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LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE
LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS
THE AUGUSTAN PROPAGANDA THROUGH THE NAMES
Of HISPANIC CITIES
RAfAEL SABIO GONZÁLEZ1
RESUMEN
Con Augusto se inauguró una nueva era en la Historia de Roma. Sobrino nieto de
César, retomó en parte su programa político para acaparar sobre su persona una serie
de poderes con los que instauraría un régimen novedoso, el principado, que
veladamente escondería ciertas concomitancias con un sistema abandonado y
expresamente repudiado por Roma: la monarquía. Para implantar exitosamente su
nuevo régimen, Augusto se basó de facto en la reforma administrativa y funcional del
sistema político romano. Pero también desarrolló un complejo aparato
propagandístico nutrido de aspectos tanto materiales (programas arquitectónicos,
escultóricos, epigráficos) como inmateriales. Dentro de estos últimos podríamos
enmarcar la cuestión de la toponimia oficial o toponimia imperial. En el presente
trabajo y tras una somera introducción, pretendemos ofrecer un catálogo en el que se
analicen los nombres de las diferentes poblaciones de la antigua Hispania en las que
se pudo plasmar la propaganda augustea, seguido de dos breves apartados donde se
comenten ciertos aspectos asociados al fenómeno y el problema de su fallida
perduración en el tiempo.
PALABRAS CLAVE: Augusto, Imperio romano, toponimia, antropotoponimia,
Hispania.
ABSTRACT
With Augustus a new era in the history of Rome was inaugurated. Grandnephew
of Caesar, he would partly resume his political program to hog on his person a
number of powers that would establish a new regime, the principality, who covertly
hide certain concomitants with a system not only abandoned but expressly repudiated
by Rome: the monarchy. To successfully implement its new regime, Augustus would
de facto use an administrative and functional reform of the Roman political system.
But he also developed a complex propaganda apparatus nurtured both of material
(architectural programs, sculptures, epigraphic) and intangible elements. It is among
the latter where we could frame the question of official or imperial toponymy. In this
(1) Conservador del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (MNAR). C/ José Ramón Mélida S/Nº Mérida (Badajoz)
06800. Grupo de investigación CUPARQ-EMA. Nº de investigador: https://orcid.org/0000-0003-2370-7511. Correo
electrónico: rafael.sabio@mecd.es
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paper, after a brief introduction, we intend to offer a catalog in which we analyse the
names of the different populations of ancient Spain that could capture the
Augustan propaganda, followed by two short paragraphs that discuss some features
associated to this phenomenon and the problem of its failed persistence in time.
KEYWORDS: Augustus, the Roman Empire, toponymy, antrotoponymy,
Hispania.
1. INTRODUCCIÓN
Con motivo del bimilenario del fallecimiento del emperador Augusto, y a
instancias de la celebración de un curso monográfico sobre el tema en el MNAR de
Mérida, desarrollamos una conferencia centrada en una cuestión que ya acometimos
con anterioridad de un modo parcial: la de la toponimia oficial. Ésta se encontraba
por una parte íntimamente ligada al tipo toponímico que centraba el tema del trabajo
por el que obtuvimos el Diploma de Estudios Avanzados en la UAM: los nombres de
los propietarios hispanorromanos a través de la toponimia peninsular2. Y es que con
él compartía la fuerte presencia del elemento antroponímico dentro del tipo, si bien
de un modo muy distinto. Desarrollando la cuestión de la toponimia latina desde un
prisma más global pero dentro del área geográfica del Campo de Gibraltar, volvimos
a enfrentarnos a la toponimia oficial, y más específicamente reparando ya en la
problemática inherente a su forma de implantación y trascendencia ulterior 3 .
Posteriormente y a consecuencia de la conferencia ya citada, elaboramos dos
variantes de un texto en torno a la temática de la misma que podríamos considerar
afines pero no idénticas: la primera, publicada en la revista Espacio, Tiempo y Forma.
Serie II, Historia Antigua4, consistía en una versión sintética, con una relación de
casos antecedida por una introducción y seguida de las conclusiones a la cuestión; la
segunda, que es la que aquí presentamos, fue aquella de la que partió la sintética y
que, a diferencia de la primera, mostraba un auténtico catálogo de topónimos, con
una elaborada ficha en torno a cada uno de los mismos y un comentario centrado en
el origen del núcleo al que se aplicaba o las singularidades percibidas en torno a la
naturaleza, sistema de implantación o evolución ulterior del nombre de lugar que a él
se asociase. El título de este último trabajo, dada la amplitud de sus perspectivas, se
ajusta así plenamente al de la conferencia que le dio origen.
1.1. Singularidad de un tipo toponímico
La toponomástica como disciplina científica que estudia los nombres de lugar,
puede dividirse en múltiples categorías, en función de la magnitud del topónimo, su
objeto de aplicación, la lengua a la que pertenece o la naturaleza del objeto aludido.
En relación a esta última, se han segregado tipos referentes a nombres de accidentes
geográficos, ríos, animales, plantas… más también a personas, la conocida como
(2) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, Villas, propietarios y nombres de lugar en la Hispania romana. Metodología toponímica
y catálogo de los casos recogidos en Castilla-La Mancha y Madrid. Madrid, 2008.
(3) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, “Toponimia latina en el Campo de Gibraltar: de la romanización a la Reconquista”,
Almoraina, 41 (2014), págs. 137-153.
(4) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, “La toponimia oficial augustea en la Península Ibérica: nómina de núcleos poblacionales
y principios de aplicación”, Espacio, Tiempo y Forma. Serie II, Historia Antigua, 27 (2014), págs. 247-263.
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antropotoponimia 5 . Ahora bien, un tipo que, aunque íntimamente ligado a los
antropotopónimos, no suele concebirse de manera autónoma, es el de la toponimia
oficial, en tanto en cuanto entendemos por ella aquella implantada conscientemente a
partir de una voluntad política.
La mayoría de los tipos toponímicos denotan un fuerte carácter popular. Y es que,
al soler fundamentarse en un fenómeno oral, requieren de su aceptación y
transmisión por una comunidad humana para poder existir de facto. Dependiendo de
la magnitud de las realidades físicas nominadas a partir de la toponimia, ésta puede
hacer trascender el propio nombre asignado a dicha realidad hasta unos niveles de
difusión realmente notables, desde local y regional hasta nacional o incluso
mundialmente. Y ello resulta muy tentador para los dirigentes políticos de cara a
poder transmitir un mensaje dado ante un colectivo determinado. El problema, sin
embargo, de nuestro tipo es sin duda que, al tener como origen una implantación
artificial, puede no ser aceptada fuera de los vehículos oficiales de la propaganda
misma, y por ello no trascender a la población que debería ser el verdadero
transmisor del topónimo.
La toponimia oficial ha sido ampliamente utilizada a lo largo de los siglos, desde
que existen sistemas políticos de cierta complejidad, siquiera sea desde su vertiente
más inmediata y extendida: la de realizar la propaganda del líder del sistema
mediante la implantación toponímica de su propia onomástica 6. Ante la verdadera
eclosión que nuestro tipo alcanzó dentro del panorama político del Imperio romano, y
en especial en tiempos de su instaurador, Augusto, nos hemos visto forzados a
aplicarle, dentro de este periodo específico, el nombre de toponimia imperial.
1.2. Antecedentes de la toponimia oficial augustea
En el momento de implantar su complejo programa toponímico, Augusto debía
de tener dos referentes. Uno era el de la propia historia de Roma, con la especial
presencia de sus figuras militares de mayor relevancia. Y el otro, por contraste
exógeno, bebía del amplio mundo que Roma iba descubriendo en su expansión
misma, aunque con una particular afinidad por los dos precursores directos a su
pretensión imperialista: el mundo helenístico y Cartago. El mundo helenístico le
brindaba la figura de Alejandro Magno y sus sucesores, siendo notorio que el propio
Augusto tomó conscientemente muchos elementos del ideario de aquel. Y en la
relación del mismo con la toponimia, sobra mentar el modelo de fundaciones que,
asociadas a su nombre personal, se expandieron a través de sus conquistas, desde
Egipto hasta la India, especialmente popularizado a través de la Alejandría nacida en
la desembocadura del Nilo. Cartago, de la mano de la dinastía de los Barca, no
podía parangonarse en este empeño a la pretensión de Alejandro, pero sí que había
plasmado una huella permanente en numerosos topónimos asociados a entidades de
naturaleza muy variada y gran aceptación en el subconsciente colectivo ulterior a la
(5) GARCÍA SÁNCHEZ, Jairo Javier, Atlas toponímico de España. Madrid, 2007. Más específicamente, sobre la cuestión
antropotoponímica vid. BAUDOT, Marcel, “Les noms de personne en fonction toponymique”, Les suffixes en
onomastique. Actes du colloque de Montpellier. Montpellier, 1985, págs. 11-19.
(6) En el mismo Siglo XX todavía nos la encontramos en uso ante casos tan reconocidos como el de Leningrado o
Stalingrado, paradigmas de su extendido uso por los estados soviéticos.
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victoria romana. Piénsese si no en un caso tan elocuente como el del rastro
toponímico que dejó Aníbal en el paso de los Alpes por el que penetró a la Península
Itálica. En la Península Ibérica, el referente cartaginés tuvo una especial
trascendencia, de modo que la onomástica de la familia Barca fue exitosamente
implantada, desde en microtopónimos como el Arx Hasdrubalis, antigua ciudadela
de Cartagena, hasta en poblaciones como Mago, que ha derivado en la actual
Mahón, capital de Menorca.
Terminada la Segunda Guerra Púnica y en el contexto de las Guerras Celtíberas, el
general Tiberio Sempronio Graco, pretor en el 181 a.C., da su nombre a la anterior
población de Ilurcis, flexionada según el modelo de las lenguas indígenas como
Gracchurris o Gracurris (Alfaro, La Rioja) 7 . Más avanzado el tiempo nos
encontramos con Castra Servilia, un campamento levantado por Quinto Servilio
Cepión durante las Guerras Lusitanas, hacia el 139 a.C. Al mismo general se le debe
la construcción de la Caepionis Turris, un faro erguido para señalizar a los
navegantes la entrada al Guadalquivir. También resulta temprano el uso de elementos
del tipo –briga en asociación a la onomástica latina, siendo su primer ejemplo el de
Brutobriga8, cuya fundación es posible que pueda asociarse con Bruto el Galaico,
situándose por lo tanto en torno al 135 a.C., en el contexto de las guerras lusitanas.
Llegados al Siglo I a.C., Medellín (Badajoz) y el antiguo campamento de Castra
Caecilia (Cáceres el Viejo, Cáceres) toman su nombre del general Quinto Cecilio
Metelo, mientras que Valeria (Cuenca), lo hace del de Valerio flaco.
Aproximándonos más en el tiempo, Pompeyo Magno, tras vencer a Sertorio, le
impone su onomástica a la población de Pompaelo, en el lugar donde en la actualidad
se levanta Pamplona, en un claro recuerdo a la flexión genitiva del primitivo
topónimo. Otros campamentos, como el Castra Aelia usado por Sertorio a mediados
del Siglo I a.C. o el Castra Postumiana de las Guerras Civiles, responden ya a una
larga tradición, no resultando claro a qué figura aluden en su designación.
La dilatada confrontación entre Pompeyo el Grande y César, no se vio saldada en
la Península Ibérica con la muerte de aquel, sino que tuvo su continuación en el
tiempo de la mano de sus hijos, concluyendo en el 45 a.C. con la batalla de Munda y
la subsiguiente derrota de las fuerzas pompeyanas. Es muy posible que César tuviese
en proyecto un ambicioso programa político que, con relación a Hispania, se
concretara en la organización de su territorio y el establecimiento de colonias y
municipios. Igualmente, no podría desdeñarse que planeara imponer su onomástica a
toda una serie de enclaves, como después haría Augusto. Pero la ejecución del plan
constituye un auténtico dilema. Y es que, saldada la guerra en Hispania el 45 a.C.,
apenas medió un año entre el control de la Península Ibérica y el asesinato del
dictador. Por ello, resulta muy posible que la mayoría de los topónimos que parecen
aludir a su nomen, en realidad lo hagan a la gens Iulia, mientras que los que lo hacen
a su cognomen, lo hagan como homenaje póstumo a su figura, bien directamente, en
tiempos del segundo triunvirato, como sucede en el caso de Norba Caesarina, bien
(7) Recuérdese como paralelo a su terminación el caso de Calagurris, estudiado en nuestro catálogo.
(8) Esta población sólo es recordada, aparte de por la numismática, en Esteban de Bizancio, quien la sitúa entre el
Guadalquivir y los lusitanos.
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indirectamente, a través de la asunción de dicho cognomen como nomen por parte del
propio Augusto. La práctica totalidad del elenco toponímico oficial que se
desarrollará en Hispania entre el último tercio del Siglo I a.C. y comienzos del Siglo
I d.C. es muy probable pues que haya sido implantado por Augusto, y como tal lo
afrontaremos en nuestro catálogo, con las correspondientes puntualizaciones en su
aparato crítico.
2. CATÁLOGO DE TOPÓNIMOS
Para la organización de nuestro catálogo vamos a atender a la distribución de sus
casos a lo largo de las tres provincias en las que se dividió Hispania con motivo de la
reforma territorial de Augusto y, por lo tanto, en el contexto que nos concierne. De
cara a ello nos basaremos en primer término en la categoría reconocida para los
enclaves en época augustea, antecedida si es pertinente por la capital provincial tras
la reforma territorial mentada y procediéndose acto seguido a atender a una
enumeración meramente alfabética. Para establecer esta última y con vistas a su
mejor localización, se consignará en primer lugar el topónimo que mejor defina cada
caso, disponiéndose tras él aquellos otros elementos contenidos en su cognomen, con
independencia de la posición que ocupen en las fuentes que los transmitan. Entre
paréntesis y al final se especificará bajo una abreviatura el estatuto de la población en
el periodo augusteo9.
Cada entrada se compondrá implícitamente de dos campos: uno referente a las
fuentes antiguas en las que se nos transmita el topónimo y otro que contenga algunos
datos históricos o arqueológicos de interés para nuestro trabajo, seguidos de una serie
de cuestiones sobre la nomenclatura del caso, así como su evolución designativa, con
anterioridad y posterioridad a la época augustea.
Las fuentes distinguirán entre numismáticas (num.), epigráficas (epig.) y literarias
(lit.). Las primeras se nutrirán únicamente de los ejemplares coetáneos o
inmediatamente posteriores al periodo que nos concierne, haciéndose referencia a
otras series en los subsiguientes apartados10. Las fuentes epigráficas y literarias, por
otra parte, se basarán fundamentalmente en los datos ofrecidos por la Tabula Imperii
Romani (en adelante TIR) 11 . En dichas categorías ofreceremos las diferentes
variaciones que muestren los cognomina registrados para cada uno de los topónimos
analizados, homogeneizando su forma en torno a la más correcta o difundida y
flexionada en nominativo. Dado que ciertos nombres comunes son susceptibles de
(9) Sólo transmitimos datos seguros sobre la categoría que cada enclave adquiere en este periodo, independientemente del
momento exacto en el que lo hiciera. Por lo demás, tomamos como patrón para su consignación abreviada el más
generalizado en la numismática: Col. = Colonia; Mun. = Municipium.
(10) En relación a la mención de las poblaciones en la numismática nos basaremos, aparte de en la información sintética
contenida en el Tabula Imperii Romani, en el reciente trabajo de Ripollès sobre las acuñaciones provinciales hispanas
(RIPOLLÈS, Pere Pau, Las acuñaciones provinciales romanas de Hispania. Madrid, 2010).
(11) VV. AA., Tabula Imperii Romani (Comité Español). Madrid, 1991-2000. Consideramos plenamente vigentes la
totalidad de sus citas a las fuentes clásicas, así como gran parte de sus datos históricos o arqueológicos. Como
especificamos en la bibliografía, sólo añadiremos a las entradas de nuestro catálogo aquellas referencias a estos últimos
que estimemos de interés ante su omisión en la TIR, se trate de trabajos previos no incluidos en la misma o de novedades
significativas en la investigación, posteriores a su redacción. Pese a su manejo preferente, no queremos olvidar la
trascendencia que, como antecedente a su empeño, supuso la obra de TOVAR, Antonio: Iberische Landeskunde. Zweiter
Teil. Die Völker und die Städte der antiken Spanien (3 vols.). Baden-Baden, 1974-1989.
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haber evolucionado hasta convertirse en topónimos12, cuando lo hayan hecho en
relación a nuestro tipo, dentro de nuestro ámbito de estudio13, se han incluido dentro
de los cognomina y sus correspondientes variaciones. Respecto a las variantes y
mutaciones de los topónimos estudiados, para no obstaculizar la consulta del catálogo
en torno a la cuestión que nos ocupa, se han relegado a las notas a pie de página,
comentándose, si se cree oportuno, al tratar la evolución designativa de cada caso.
2.1. Bética
ASIDO, Caesarina Augusta (Col.)14
Epig.: Caesarina15 / Caesarina Asido16 / Colonia Caesarina Augusta Asido17. Lit.:
Asido18 / Caesarina Asido19.
Asentamiento prerromano de posible origen indígena, al término de las Guerras
Civiles recibe el estatuto de colonia. Durante la Antigüedad tardía fue sede de una
importante diócesis, siendo ocupado sucesivamente por visigodos y bizantinos. El
lugar ha estado poblado hasta la actualidad, correspondiéndose con la población
gaditana de Medina Sidonia. Los restos de la urbe antigua se localizan en el cerro que
domina la ciudad contemporánea.
El topónimo Asido podría ser de ascendencia fenicia, apareciendo en leyendas
neopúnicas de acuñaciones monetales desde el Siglo II a.C. bajo la forma ‘sdn. Las
fuentes reiteran la unión al mismo de un elemento Caesarina idéntico al aplicado a
la Colonia lusitana de Norba. En principio, dicho antropónimo se ha asociado a la
figura de César, pero no hemos de olvidar que también Augusto adoptó dicho
nombre en su onomástica personal, transmitiéndola de hecho en topónimos como
Caesar Augusta. En todo caso y pese a que el sufijo genitivo nos inclina más hacia
la primera opción, el caso también nos interesa por tener posiblemente constatada la
asimilación del elemento Augusta al menos en una inscripción. Con ello nos
hallaríamos, bien con un compuesto plenamente augusteo como el ya referido, bien
con una acumulación de dos cognomina en diferentes momentos, o bien finalmente
con una aplicación de ambos en tiempos de Augusto, pero aludiéndose mediante el
primero a la figura de César. El elemento original es el que permaneció en uso,
pasando a flexionarse con un sufijo de base /n/ hasta el momento presente, en el que
ha acabado antecedida por el nombre común árabe madina en el topónimo vivo
Medina Sidonia.
(12) Nos referimos a vocablos como Lucus (> Lugo) o Vicus (> Vigo).
(13) Tal es el caso del vocablo Colonia, usado desde la Colonia Agrippina como base para la formación del topónimo
actual Köln, pero sin embargo sin constataciones evolutivas en la toponimia peninsular vigente. Por contraste, el nombre
común municipium no parece dejar huella en la toponimia de ninguna región, y por ello lo excluimos de las variaciones en
los cognomina, refiriendo su aparición sólo en aquellos supuestos que consideremos de interés, a través las notas a pie de
página que desarrollan las referidas variantes.
(14) TIR J-30. Madrid, 2000, pág. 90.
(15) CIL II 1315.
(16) En EE VIII 306, con referencia al gentilicio Caesarini Asidonens(es).
(17) En CIL II 5407, con la abreviatura C(olonia) C(aesarina) A(ugusta) A(sido).
(18) En PTOL. Geog. 2.4.10 aparece con la trascripción al griego Ἄσινδον. En Rauenn. 317.9 a su vez con la variante con
doble /s/, flexionada en abdativo, Assidone.
(19) PLIN. Nat. 3.11.
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ASTIGIS, Augusta Firma (Col.)20
Epig.: Astigis21. Lit.: Astigis22 / Colonia Augusta Firma Astigis23.
Sobre un asentamiento previo establece Augusto en el lugar una colonia a la que le
concede la capitalidad de uno de los cuatro conventos jurídicos de la Bética. En ella
se desarrolla un fenómeno de expansión urbanística muy similar al acontecido en
Itálica, y que se contrae hacia el antiguo perímetro de la urbe en la Antigüedad tardía.
El nombre prerromano de la población podría estar emparentado con el primer
elemento de Hasta Regia, un hecho que podría ratificar de algún modo la más
temprana constatación del mismo, donde se nos muestra dotado de una /h/ inicial,
como la de la urbe gaditana. Ambos topónimos detentan a su vez un radical muy
similar al vocablo de origen griego que designa un tipo de asentamiento fortificado,
que, de hecho, podría consistir en un préstamo de esa lengua a las prerromanas del
entorno, fruto del intenso fenómeno comercial que pareció desarrollarse entre griegos
y turdetanos desde una fecha temprana24. La única constatación de los cognomina
augusteos de Astigis procede de Plinio, quien, tras consignar su categoría colonial,
refiere los epítetos Augusta y Firma, uno alusivo al propio emperador y el otro al
buen asentamiento de la ciudad, a sus fuertes defensas, o a su demostrada firmeza
ante algún acontecimiento bélico.
HISPALIS, Iulia Romula (Col.)25
Num.: Colonia Romula26. Epig.: Hispalis27 / Romula28 / Colonia Romula29 / Colonia
Hispalis 30 . Lit.: Hispalis 31 / Colonia Romula Hispalis 32 / Colonia Iulia Romula
Hispalis33.
La ciudad, ya existente con anterioridad, aparece por vez primera en las fuentes al ser
utilizados sus astilleros por César para la construcción de unas naves. La adscripción
de algunos de sus ciudadanos a la tribu Sergia hace pensar a algunos autores que
alcanzara el estatuto colonial en tiempos de este último, pero ello no obsta para que la
mención en la misma de otros miembros de la tribu Galeria sirva para justificar un
asentamiento posterior de Augusto. En todo caso acuña moneda bajo Augusto y
Tiberio. La ciudad romana, no muy bien conocida arqueológicamente debido a su
(20) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 91.
(21) Vicar. I, II, III y IV. En CIL II 2201 y CILA III.1 31 referido bajo la forma abreviada de la versión sufijada
Astig(itana).
(22) Itin. Ant. 413.3 y 414.4; Rauenn. 315.3. En STR. Geog. 3.2.2 y PTOL. Geog. 2.4.10 aparece con la trascripción al
griego de la variante sufijada Ἀστιγίς. En MELA 2.68 bajo la variante Hastigis.
(23) En PLIN. Nat. 3.12, con la forma sufijada Astigitana.
(24) En Huelva se ha excavado un verdadero barrio que, en función de sus materiales, pareció estar ocupado por
comerciantes griegos.
(25) TIR J-30, Op. Cit. 2000, págs. 192-193.
(26) Según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 73-76, bajo la abreviatura Col(onia) Rom(ula).
(27) Vicar. I, II, III y IV; CIL II 1180. En CIL II 1181 bajo la forma sufijada Hispalense, en CIL II 1171 bajo la abreviatura
de esta misma forma Hispal(ense) y CILA II 11 bajo la de Hispalens(e).
(28) CIL II 1168 y CIL II 1169. En CIL II 1183 y CILA II 2 bajo la forma abreviada Romul(a). A su vez, en CIL II 1184 y
CIL II 1186 bajo la forma sufijada Romulense, así como en CILA II 2 bajo la abreviatura de esta misma forma
Rom(ulense).
(29) En CIL II 1171 y CIL II 1188 bajo la abreviatura de la forma sufijada C(olonia) R(omulense).
(30) En CIL II 1193 bajo la forma sufijada Colonia Hispalense.
(31) CAES. Ciu. 2.18.1; MELA 2.88; Itin. Ant. 410.3, 413.1 y 414.1; Rauenn. 316.11, 317.2 y 317.11. En STR. Geog.
3.2.1 y PTOL. Geog. 2.4.10 aparece con la trascripción al griego de la variante sufijada Ίσπαλις, seguida en el primer caso
de la consignación de su estatuto colonial.
(32) En PLIN. Nat. 3.11 quien, tras consignar el nombre Hispalis, añade la frase colonia cognomine Romulensis.
(33) En ISID. Goth. 15.71, el cual, al nombre Hispalis le suma los títulos Iulia Romula.
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intensa ocupación posterior, llega a elevar su papel frente al de Córdoba durante la
Antigüedad tardía, manteniendo su competencia con la misma ya durante el periodo
islámico hasta el momento en el que alcanza la capitalidad, primero de un reino de
taifas, y después de los imperios almorávide y almohade.
El elemento Hispalis se muestra oscuro en su origen. Se ha propuesto su relación con
un vocablo prerromano alusivo a la llanura del lugar en el que la población se
asentaba34. La más completa serie de sus cognomina, tomada de San Isidoro, evoca a
la gens Iulia y, paralelamente, a la figura mítica de Rómulo. La falta de avales
anteriores a la primera de las alusiones podría poner en duda su misma realidad, y
conjeturarse que fue planteada por el mismo Isidoro en una referencia cultista a los
apellidos de otras poblaciones, así como a la figura de su supuesto refundador. Sin
embargo, también puede estar haciéndose eco de un cognomen que careció del éxito
del de Romula desde una fecha temprana. Por lo demás, la mayoría de las fuentes no
combinan el elemento Hispalis con el de Romula, presentándolos, bien aislados, bien
en relación a la categoría de colonia. Claramente, en las fuentes literarias se nota una
preponderancia respecto a las arqueológicas del nombre indígena de la ciudad, muy
eventualmente ligado a cognomina. Éste es este el topónimo que va a transmitirse, de
hecho, a la Antigüedad tardía, con una pérdida temprana de la vocal inicial, que
arrastra a la /h/ insonora. Ya en la Edad Media, frente a la reaparición de la vocal
inicial, recibe del árabe una extrema transformación: de una parte, el paso de la /p/ a
/b/ (esta lengua no distingue entre ambas consonantes); y de otra, la adhesión de un
sufijo similar al que se aplica al antiguo nombre de la provincia de África, que da
lugar a la forma Ishbiliya. La lengua castellana, por asimilación quizá al vocablo
“sebo”, hace caer definitivamente la vocal inicial, intercala la vocal /e/ entre la /s/ y
la /b/ y elimina el grupo /li/.
TVCCIS, Augusta Gemella (Col.)35
Epig.: Tucci36 / Colonia Augusta Gemella37 / Colonia Augusta Gemella Tuccis38. Lit.:
Tuccis39 / Augusta Gemella Tuccis40.
Colonia fundada por Augusto con veteranos de las legiones IV y X. En la Antigüedad
tardía se constituye en una importante sede episcopal.
El topónimo Tuccis alude a un asentamiento indígena previo aledaño a la fundación
augustea. La colonia asentada en su solar recibe a través tanto de la epigrafía como
de las fuentes literarias una persistente serie de cognomina alusivos, por una parte, a
la figura misma del emperador, y por otra, a un carácter doble cuyo objeto concreto
resulta difícil de determinar, habiéndosele supuesto tanto al asentamiento en cuestión,
en su dicotomía indígena y latina, como a las dos legiones que intervinieron en su
fundación.
(34) NIETO BALLESTER, Emilio: Breve diccionario de topónimos españoles. Madrid, 1997, pág. 324.
(35) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 323.
(36) En CIL II 1668, CIL II 3278, CILA III.II 30, CILA III.II 404 y CILA III.II 485, bajo la forma sufijada Tuccitanus.
(37) En CIL II 1686 y CIL II 1688 bajo la abreviatura Col(onia) Aug(usta) Gem(ella).
(38) En CIL II 3278 bajo la abreviatura parcial y la forma sufijada Colonia Aug(usta) Gemella Tuccitana.
(39) En STR. Geog. 3.2.2 y PTOL. Geog. 2.4.9 aparece con la trascripción al griego Τοῦκκις, así como en APP. Hisp. 66
con una sometida a la variante Ἰτύκκις. En Rauenn. 317.13 bajo la variante Tuscis.
(40) En PLIN. Nat. 3.12, con la referencia exacta a Tucci quae cognominatur Augusta Gemella.
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VCVBIS, Claritas Iulia (Col.)41
Epig.: Vcubis42 / Claritas Iulia43 / Colonia Claritas Iulia44 / Colonia Claritas Iulia
Vcubis45. Lit.: Vcubis46 / Claritas Iulia Vcubis47.
Enclave indígena muy activo durante las guerras civiles, con múltiples referencias en
el Bellum Hispaniense. Actualmente se corresponde con la localidad cordobesa de
Espejo, conociéndose poco de su trama urbanística.
La concesión del estatuto colonial al asentamiento indígena previo viene acompañada
de la asignación al mismo de un cognomen referente a la Claritas, sustantivo abstracto
puesto en relación seguidamente con la gens Iulia que completa su designación. El
topónimo compuesto encuentra una notable aceptación en la epigrafía, donde suele
referirse al lugar, por contraste al elemento indígena, que suele aparecer como
gentilicio en relación a sus habitantes. Ninguno de ellos ha sobrevivido sin embargo
más allá de la Antigüedad tardía, siendo conocida en las fuentes musulmanas como
Alcalá y a partir de las castellanas como Espejo, quizá para evitar un problema de
homonimia con los múltiples enclaves que en el entorno tenían un idéntico nombre.
VRSO, Genitiva Iulia Vrbs (Col.)48
Epig.: Urso49 / Genitiua50 / Colonia Genitiua Iulia 51. Lit.: Urso52 / Genitiua Vrbs
Vrso53.
El enclave, ya notable desde la Edad del Bronce, alcanza una enorme relevancia en el
contexto de las Guerras Civiles. Aunque suele mantenerse que recibió el estatuto
colonial ya en tiempos de César, la presencia de miembros tanto de la tribu Sergia
como de la Galeria ha hecho pensar en un asentamiento ulterior en época augustea.
En su solar ha sido hallado el texto de una ley colonial, cuyo texto data de finales del
Siglo I d.C., si bien basándose en uno promulgado por Marco Antonio sobre un
proyecto de César. El lugar, pese a no haber contando con una relevancia pareja a la
de este momento ya durante la Antigüedad tardía y le Edad Media, sí que ha
manifestado un poblamiento constante a lo largo de los siglos, superponiéndose la
actual ciudad sevillana de Osuna a la primitiva urbe.
El primer testimonio en el que se nos constata el nombre prerromano del lugar
procede de las fuentes numismáticas, a través de las series que, primero en púnico y
luego en latín, emite la ciudad con anterioridad al principado. Su versión en esta
última lengua es posible que se halle condicionada por su asimilación al zoónimo
ursus, dado que parece mostrarse algo indecisa en los primeros tiempos respecto a su
(41) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 334.
(42) En CIL II (2ª ed.) 5442 y CIL II (2ª ed.) 5446, bajo la forma del gentilicio Vcubitano.
(43) En CIL II 1553 bajo la abreviatura Clarit(as) Iul(ia), tras la referencia al gentilicio, en genitivo plural, Vcubitanorum.
(44) En CIL II 7870 bajo la abreviatura C(olonia) Claritas Iulia, tras la referencia al gentilicio Vcubitanus, así como en
CIL II (2ª ed.) 5441, bajo la abreviatura C(olonia) C(laritas) I(ulia).
(45) En CIL II 656 bajo la abreviatura de la forma sufijada C(olonia) C(laritas) Iul(ia) Vcubitanor(um).
(46) Bell. Hisp. 7, 8, 20, 24 y 27. En Bell. Hisp. 24, además bajo la variante sufijada Vcubense.
(47) PLIN. Nat. 3.12, con la referencia exacta a Vcubi, quae Claritas Iulia.
(48) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 350.
(49) En CIL II 1405, con la forma sufijada Vrsonense.
(50) En CIL II (2ª ed.) 51030, bajo la abreviatura Genit(iua).
(51) CIL II 5439. En CIL II 1404 y CIL II 5441, bajo la abreviatura C(olonia) G(enitiua) Iul(ia).
(52) En STR. Geog. 3.2.2 y PTOL. Geog. 2.4.10 aparece con la trascripción al griego Οὔρσον, así como en APP. Hisp. 65
con la de Ὄρσωνα. En Bell. Hisp. 26.4 y 41.2 bajo la variante, flexionada en acusativo, Vrsaonem, así como en 22.1 bajo la
variante sufijada Vrsaonense. En Rauenn. 316.14 bajo la variante en abdativo Cirsone.
(53) En PLIN. Nat. 3.12, con la referencia exacta a Vrso quae Genitiua Vrbanorum.
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forma exacta. Con la adquisición del estatuto colonial, la ciudad adopta los apellidos
Genitiua e Iulia, el primero en posible referencia a su renovación y poblamiento
romanos y el segundo a la gens Iulia. Por Plinio también conocemos la aplicación de
un tercer epíteto, el de Vrbs, alusivo a la categoría del enclave. El elemento
persistente a lo largo de los siglos es el prerromano, que bajo su flexión en genitivo
pasará a perder la /r/ ya bajo la lengua árabe para dar paso al topónimo vivo Osuna,
en una evolución curiosamente pareja a la del zoónimo latino ya mentado hacia el
vocablo castellano oso y quizá motivada nuevamente por un fenómeno de
interpretación etimológica del caso.
GADIS, Augusta Vrbs Iulia (Mun.)54
Num.: Colonia Augusta Gadis?55. Epig.: Gadis56 / Augusta Gadis57. Lit.: Gadis58 /
Augusta Vrbs Iulia Gadis59.
Ciudad tenida como la más antigua de la Península Ibérica según la historiografía
tradicional, ya que se atribuye su fundación a fenicios procedentes de Tiro, en el año
1104 a.C. Asociados a su núcleo principal, sito en la isla de Erytheia, se erigieron
otras poblaciones satélite en las islas cercanas (Cotinusa y Antipolis) y la bahía
circundante (Portus Gaditanus), sin olvidar la presencia al extremo de Cotinusa del
importantísimo santuario consagrado a Melkart / Hércules. Durante las Guerras
Púnicas, Cádiz consigue mantener cierto grado de independencia, terminando por
aliarse con los romanos. Estos últimos le conceden la categoría de municipium bajo la
autoridad de César y Agripa, consecutivamente. Su enorme peso durante la
Antigüedad propició que haya sido una de las poblaciones hispanas más mencionadas
en las fuentes literarias clásicas, tanto griegas como latinas. La urbe declina su
importancia en el Bajo Imperio, llegando prácticamente a desaparecer durante la Alta
Edad Media.
El más antiguo testimonio del nombre de la ciudad procede de la numismática, donde
se constatan en púnico las leyendas ’gdr o hgdr. Dichas consonantes reaparecen en
las fuentes griegas bajo la forma Gadeira, mientras que Avieno parece recuperar una
variante más próxima aún a la original fenicia, Gadir, que es la utilizada más
frecuentemente por los historiadores para evocar el topónimo primigenio. Las fuentes
latinas en las que más tempranamente aparece referida la ciudad la nombran Gades,
de donde deviene la designación del lugar en época romana por la historiografía
tradicional. En esta nueva forma, se aprecia la mutación de la terminación en /r/ por
(54) TIR J-29. Madrid, 1995, págs. 82-83.
(55) Una moneda de dudosa autenticidad cita la ciudad bajo la abreviatura Col(onia) A(ugusta) Gad(itana). El resto de las
acuñaciones latinas, emitidas por Agripa y Balbo, omiten la designación directa de su nombre, refiriendo sólo la leyenda
Municipi Parens o Municipi Patronus Parens.
(56) Vicar. I, II, III y IV. En CIL II 1725 aparece referida como Res P(ublica) Gadita(na).
(57) En CIL II 1313 bajo la abreviatura Mun(icipium) Aug(usta) Gad(itana).
(58) CIC. Balb 6.14, 14.32, 15.34, 17.39, 19.43; CIC. Att. 7.7.6; CAES. Ciu. 2.18; Bell. Hisp. 40.8; LIV. 21.21.9, 24.49.5;
18.16.8; MELA 2.97, 3.4, 3.46, 3.90. En STR. Geog. 3.5.3 aparece con la trascripción al griego de la variante sufijada
Γαδιτανὸς, forma tomada de la latina, mientras que otras fuentes en la misma lengua (PTOL. Geog. 2.4.13; PLB. 34.5.5;
D. S. 4.18.2, 4.56.3, 5.20.2 y 25.10.1; APP. Hisp. 5, 28, 31 y 37; MARCIAN. Peripl. II.9) beben de una tradición más
arcaica y toman su nombre de una forma más cercana al original fenicio, Γάδειρα. Esta última es la que inspira a la inversa
la trascripción que figura en AVIEN. Ora 85 y 267. PLIN. Nat. cita la ciudad y diversos elementos asociados a la misma en
multitud de ocasiones (2.167, 2.219, 2.241, 3.3, 3.7, 3.15, 3.17, 3.74, 3.121, 4.116, 4.119, 5.9, 5.36, 6.202, 6.206, 6.214,
7.156, 9.8, 9.10, 9.11, 9.12 y 29.18), pero sin embargo, las escasas veces en las que consta el nombre de la urbe de un
modo aislado y exento de sufijaciones, lo hace bajo la variante Gadis. Esta última forma es la consignada igualmente en
VELL. 1.2.3 y Itin. Ant. 405.7, 408.4 y 409.1. finalmente, Rauenn. 306.3, cita a la ciudad como Caditana.
(59) PLIN. Nat. 4.119.
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una nueva en –es cuyo sentido no resulta claro. Ésta, de hecho, es substituida por otra
en –is desde el Siglo I d.C., en Veleyo Patérculo primero, Plinio después y, ya a partir
de entonces, en todas las fuentes posteriores a ambos. La constatación de adhesiones
de sufijos genitivos –itanum al topónimo base en la mayoría de las menciones al
mismo, hace pensar que esta última es la forma correcta, y que Gades está
consignado en plural, para referir la multiplicidad de núcleos producida a comienzos
del Imperio.
Respecto a sus cognomina, la serie más compleja es la transmitida por Plinio,
Augusta Vrbs Iulia Gaditana, en la que extrañamente se antepone la referencia de
Augusto al nombre común Vrbs, el cual es seguido ya con más normalidad por el
elemento Iulia. Ello nos hace pensar en que este último le fue asignado a partir de la
concesión de la categoría municipal y que, cuando Augusto la ratificó a través de
Agripa, antepuso su propia onomástica a todos los apellidos previos, incluido Vrbs.
Un único testimonio epigráfico confirma la asociación del nombre de Augusto al de
la ciudad, de manera aislada y tras el término municipium. Tal versión se asimila
mucho a otra consignada por una moneda recogida por Heiss, pero en ésta el nombre
común que antecede a la referencia a Augusto es el de colonia, una categoría que no
tenemos verificado que alcanzase nunca esta ciudad por otra fuente, lo que redunda
en las sospechas existentes acerca de la autenticidad o correcta lectura de dicha
acuñación60.
Los cognomina referidos desaparecen en todo caso tras el Siglo II d.C., y a la forma
Gadis que figura con claridad y reiteradamente en el Itinerario Antonino le sigue la de
Caditana del Anónimo de Ravena, la cual, de asumírsele tras la retirada del sufijo
adherido una terminación –is, enlazaría en una identidad total con el topónimo Cadis
consignado ya en las fuentes cristianas bajomedievales. La transformación /s/ > /z/ se
produjo con posterioridad a este momento y dio lugar a la forma vigente en el presente.
ISTVRGIS, Triumphalis (Mun.)61
Epig.: Isturgis62 / Triumphalis63. Lit.: Triumphalis Isturgis64.
Asentamiento indígena cuya importancia en época romana, pese a las escasas
referencias literarias, se ve avalada tanto por la epigrafía como por la arqueología en
general, y muy especialmente por la instalación en el lugar de un activo centro
productor de terra sigillata.
A la designación prerromana del asentamiento, dotada de una terminación muy
similar a la de poblaciones como Iliturgis o Conisturgis, se añade en época romana
un apelativo Trimphalis quizá referente a la vinculación del enclave con algún suceso
bélico. La identidad del elemento con uno de los cognomina de Tarraco y la posible
vinculación del de esta última con la propaganda augustea, hace que estimemos que
en nuestro caso pueda reflejarse una voluntad semejante. En la actualidad, sólo el
elemento Isturgis es posible que encuentre un lejano eco en la población de Andújar,
mediando la transformación de las dentales /t/ > /d/ y la metátesis de la /r/ y la /g/.
(60) RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 89
(61) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 208.
(62) CIL II (2ª ed.) 7.57. En CIL II 2121 bajo la abreviatura Triumph(alis).
(63) En CIL II 2124 bajo la forma sufijada Ilisturgitanus.
(64) En PLIN. Nat. 3.11 bajo la referencia exacta Isturgi quod Triumphalis.
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NERTOBRIGA, Concordia Iulia (Mun.)65
Epig.: Nertobriga66 / Concordia Iulia Nertobriga67. Lit.: Concordia Iulia Nertobriga68
/ Nertobriga69.
Asentamiento prerromano ya mencionado por Polibio en relación a los
enfrentamientos desarrollados en su entorno entre el pretor Marcelo y los lusitanos en
el 152 a.C. Adquiere el estatuto municipal en tiempos de César. El lugar es
abandonado en la Antigüedad tardía, localizándose sus restos en las proximidades de
fregenal de la Sierra (Badajoz).
El topónimo base, de tradicional filiación prerromana, se repite en Zaragoza. En
época de César o Augusto recibe una serie de cognomina bien tipificados, tanto
epigráfica como literariamente. De sus elementos, uno refiere una cualidad abstracta
(la concordia) y el otro el nombre de la gens Iulia.
OSSET, Iulia Constantia (Mun.)70
Num.: Osset71. Epig.: Osset72. Lit.: Iulia Constantia Osset73.
Ciudad de tradición indígena, enclavada en el solar de la actual San Juan de
Aznalfarache (Sevilla). Se suele mantener que recibió el estatuto municipal en
tiempos de César. El lugar ha permanecido poblado sin solución de continuidad hasta
el presente.
El nombre Osset es de origen prerromano, y su doble /s/ se mantiene en
prácticamente todas las fuentes que nos transmiten su nombre, por lo que debemos
intuir que, o bien tuviese un valor fonético, o bien contara con un gran arraigo en la
cultura escrita. La única referencia a la adhesión de cognomina al topónimo parte de
Plinio, y los apellidos en cuestión, reiterados en la población de Lacimurga, lo que
extraña es que dispongan en primer lugar la alusión a la gens Iulia, y ya en segunda
posición la referencia a la cualidad de la urbe, cuando suele suceder al contrario. Al
no contar con otras constataciones del nombre oficial de la población, no podemos
verificar si se trata de una errata de Plinio o de un fenómeno verídico. En todo caso,
ni el nombre original ni ninguno de sus cognomina parecen haber sobrevivido en la
actualidad, siendo el actual nombre de la población una combinación de un
hagiónimo castellano con un topónimo de raigambre islámica bien testimoniado en
las fuentes árabes, como lo es el de Hisn al-Farach.
(65) TIR J-29, Op. Cit. 1995, 97).
(66) CIL II 972, CIL II 973, CIL II 6853, EE VIII 82.
(67) CIL XIV 2613.
(68) PLIN. Nat. 3.14.
(69) En PTOL Geog. 2.4.10 y PLB. 35.2, con la trascripción al griego Νερτόβριγα.
(70) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 121.
(71) Existen varias acuñaciones con el nombre de la ciudad bajo dos variantes: con una /s/ simple o una /s/ doble, esta
última generalizada en sus últimas emisiones, en época de Augusto. Vid. al respecto RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010,
nº 58-59.
(72) En CIL II 1254 referencia abreviada como Re(s) P(ublica) Oss(etanorum). En CILA II 587, referencia dudosa al
M(unicipuim) Mun(icipii Ossen)sium.
(73) PLIN. Nat. 3.14.
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OBVLCO, Pontificiense (Mun.)74
Epig.: Obulco 75 / Pontificiense 76 / Pontificiense Obulco 77 . Lit.: Obulco 78 /
Pontificiense Obulco79.
Asentamiento prerromano con importantes vestigios materiales de época imperial, y
más concretamente tras sufrir al parecer una severa remodelación urbanística bajo las
dinastías julio-claudia y flavia. El lugar se ha mantenido poblado ininterrumpidamente
hasta la actualidad, ocupando su solar la localidad jienense de Porcuna.
El nombre prerromano de la población, asociado al elemento oba tan habitual sobre
todo en el sudoeste hispánico, aparece recogido por vez primera en acuñaciones del
Siglo III a.C., bajo la grafía ibérica Ibolka. A su transcripción latina, también con
reflejo en las leyendas monetales, se le suma en cierto momento un apelativo
Pontificiense que, como el Patriciense de Córdoba, llegará a tener más éxito en la
epigrafía que el mismo nombre prerromano. En los escasos testimonios de las fuentes
literarias, sin embargo, solo encuentra un eco en Plinio. Dicho elemento, aunque no
sabemos en que momento comienza a aplicarse, estimamos que podría asociarse a la
propaganda imperial augustea por medio de la referencia a su cargo Pontifex
Maximus.
En la evolución del caso, que hace perdurar sólo el elemento original, es curioso
reseñar la presencia, ya en la epigrafía, de una variante en la que la /p/ sustituye a la
/b/: no podemos determinar si se trata de una errata o un proceso frustrado, ya que la
lengua árabe no admite dicha consonante y sería extraño que pasara por ella, pero de
lo que no cabe duda es de que en la forma vigente es la primera la que, una vez caída
la vocal inicial, se nos ha transmitido. Por lo demás, reseñar en el proceso una
derivación a partir de la forma flexionada con un sufijo de base /n/ y el cambio de /l/
a /r/, quizá más por un fenómeno de etimología popular que de evolución fonética,
dado que tras la toma del lugar por los castellanos parece efectuarse un cruce entre
nuestro topónimo y el vocablo romance puerco.
SEXS, Firmum Iulium (Mun.)80
Num.: Firmum Iulium Sexs81. Epig.: Sexs82. Lit.: Sexs83 / Firmum Iulium Sexs84.
Antigua población de origen fenicio, con importantes restos de una necrópolis de este
periodo, acuña moneda desde el Siglo III a.C. En época romana se le atribuye una
refundación en tiempos de César, alcanzando cerca del cambio de era el estatuto
municipal que le asigna Plinio.
(74) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 251.
(75) En CIL II 2131, bajo la forma sufijada Obulconense. En CIL II 1646, bajo la variante de la forma sufijada Polconense,
así como en CILA III.I 332, a su vez, bajo la de la forma sufijada corrupta Obolconenge.
(76) En CIL II 2126 bajo la abreviatura Pontifici(ense), en CIL II 2129, CIL II 2132 y CIL II 2135, bajo la abreviatura
Pontif(iciense), y en CIL II 2133 bajo la de P(ontificiense).
(77) En CIL II 2131, bajo la forma sufijada Pontificiense Obulconense.
(78) En STR. Geog. 3.2.2 y PTOL. Geog. 2.4.9 con la trascripción al griego Ὀβούλκων.
(79) En PLIN. Nat. 3.10, bajo la referencia exacta a Obulco quod Pontificense apellatur.
(80) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 301.
(81) Según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 123A, bajo la abreviatura F(irmum) I(ulium) Sexs.
(82) En ILPGranada 8, como gentilicio bajo la abreviatura Sexitan(us), así como en CIL II 5495, bajo la variante de esta
última Sexsitanus.
(83) En PTOL. Geog. 2.4.7 con la trascripción al griego Σέξ, así como en STR. Geog. 3.4.2, con la trascripción de la
variante sufijada latina Σαξιτανῶν. En MELA 2.94, bajo la variante Ex, así como en Itin. Ant. 405.3, bajo la variante de la
forma sufijada Saxetanum.
(84) En PLIN. Nat. 3.8, bajo la referencia exacta a Sexi cognomine Firmum Iulium.
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El topónimo prerromano aparece ya reflejado en las acuñaciones púnicas bajo la
leyenda Sks. En los años 40 del Siglo I a.C. emite una única serie con la leyenda
Firmum Iulium Sexs, con una alusión a la gens Iulia combinada con un epíteto
posiblemente referente a la fortaleza de su asentamiento, el cual se repite en el caso
de Astigis. Dichos cognomina vuelven a aparecer recogidos en Plinio, pero nunca en
la epigrafía, por lo que les colegimos un carácter altamente efímero. En todo caso, ni
el topónimo original ni sus cognomina superan la Edad Media, durante la cual el
lugar pasa a tomar el nombre árabe al-Munnakab, de donde deriva el actual
Almuñecar.
ILITVRGIS, Forum Iulium85
Epig.: Iliturgis86 / Forum Iulium Iliturgis87. Lit.: Iliturgis88 / Forum Iulium Iliturgis89.
El lugar aparece recogido en las fuentes ya en relación a la Segunda Guerra Púnica,
acuñando moneda con la leyenda latina Iliturgi o Ilditurgense, ya a partir del Siglo II
a.C. No resulta muy claro si en época cesariana obtuvo la categoría de municipio,
pero a partir de la epigrafía sí se ha podido determinar que en tiempos de Vespasiano
alcanzó el estatus colonial. Sus restos se vienen situando en el Cerro Maquiz,
próximo a Mengíbar (Jaén).
El topónimo Iliturgis, de origen prerromano, podría haberse reiterado en Iliturgicola
(fuente Tojar, Córdoba), aunque asociado a un sufijo diminutivo latino para
distinguirlo del que nos ocupa. En ambos puede apreciarse a su vez el elemento Ilitan común en el Sudeste peninsular. Las fuentes griegas son bastante persistentes a la
hora de hacer caer la /t/ en su versión del topónimo, obedeciendo quizá a una
tradición propia para la interpretación del nombre indígena. Tanto la epigrafía como
Plinio recogen la superposición hasta de dos cognomina al caso: uno asociado al
establecimiento en el enclave de un forum o mercado de interés local; y el otro a la
gens Iulia. Una combinación de epítetos idéntica se reitera en la Narbonense90.
ITVCIS, Virtus Iulia91
Lit.: Virtus Iulia Itucis92.
El lugar, del que sólo se tiene noticia por Plinio, se presume que se situó en las
proximidades de Baena, y más concretamente en el Cortijo de las Vírgenes, en
Torreparedones, donde se ha detectado un asentamiento con una importante ocupación
en época ibérica y romana. A partir de los cognomina asociados a la urbe se han
mantenido los supuestos tanto de una fundación cesariana como de una augustea.
Los dos elementos asociados al nombre indígena de la población se encuentran
relacionados entre sí, refiriéndose el sustantivo abstracto a una cualidad de la gens
Iulia. En todo caso, el topónimo no cuenta con otro testimonio que no sean el
(85) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 202.
(86) En CIL II (2ª ed.) 7.32, CIL II (2ª ed.) 7.36, CILA III.I 231, CILA III.I 233, siempre bajo la forma sufijada Iliturgitano.
(87) En CIL II 190, bajo la referencia exacta, tras la consignación de su estatuto colonial, al Fori Iuli Iliturgit(anorum).
(88) LIV. 23.49.5, 26.17.4, 28.19.1-2, y 34.10.1; Itin. Ant. 403.2. En PLB. 11.24, PTOL. Geog. 2.4.9 y ST. BYZ. con la
trascripción al griego Ἰλουργίς, así como en APP. Hisp. 32, bajo la variante de esta última forma Ἰλυργίς.
(89) En PLIN. Nat. 3.10, bajo la referencia exacta a Iliturgi quod Forum Iulium.
(90) Nos referimos a la población de Forum Iulii que actualmente ha devenido en el topónimo frèjus.
(91) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 209.
(92) PLIN. Nat. 3.14.
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pliniano para comprobar su evolución, habiendo desaparecido completamente en la
actualidad.
LACIMVRGA, Constantia Iulia93
Epig.: Lacimurga94. Lit.: Constantia Iulia Lacimurga95.
Población vetona en origen, hay dudas respecto a su ubicación, así como de su
identificación con la Laconimurgi citada por Ptolomeo o incluso con la Lacunis que
el Anónimo de Ravena sitúa entre Contributa y Curiga, y por lo tanto entre Medina
de las Torres y Monesterio (Badajoz). Últimamente parece poder enclavarse en el
Cerro del Cogolludo (Navalvillar de Pela, Badajoz)96.
Tomando la única forma que podemos tener por cierta respecto a una misma
población, la de Lacimurga, apenas cabe reparar en que a este topónimo, de origen
prerromano, se añadieron dos cognomina, aunados para expresar una virtud de la
gens Iulia. Como en otros casos, tales apellidos no resulta claro si le fueron aplicados
por César o Augusto.
SEGIDA, Augurina97
Epig.: Augurina Segida98. Lit.: Augurina Segida99 / Segida100.
Asentamiento de incierta categoría que parece haberse identificado con un
despoblado sito sobre una mesa en las proximidades de Palma del Río (Córdoba).
Plinio distingue nuestra población de otra homónima sita en territorio túrdulo y
actualmente localizada en la provincia de Badajoz, y ante la circunstancia de su
homonimia refiere la presencia de una serie de cognomina vinculados a cada una de
ellas. En nuestro caso se trata de Augurina. Y pese a que no parece esconder en
principio elemento alguno de la propaganda imperial, pensamos que el sobrenombre
le fue impuesto paralelamente a su homónima turdula, y que si en ésta última se hacía
una clara alusión a la gens Iulia, en esta otra se haría más indirectamente a la figura
de Octavio a través de otro de los títulos que, como el de Augusto, se asociaron a su
persona durante su dilatada carrera política: el de augur. Del topónimo original
cabría pensar que se mantiene un eco en el de La Saetilla que actualmente da nombre
al cerro donde los investigadores enclavan sus restos: el diptongo podría estar
motivado por la caída de la /g/, y el sufijo podría habérsele aplicado a su paso por la
lengua árabe, como sucede en el caso de Hispalis > Sevilla.
(93) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 97 y TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 213.
(94) CIL II 5068.
(95) PLIN. Nat. 3.14.
(96) Vid. al respecto CORDERO RUÍZ, Tomás, “El Cerro del Cogolludo. Lacimurga Constantia Iulia o
Lacimurga/Lacinimurga”, Romula, 9 (2010), págs. 7-18.
(97) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 296.
(98) En CIL II (2ª ed.) 5.1297, bajo la forma sufijada, en referencia al ordo, Augurinorum Segidensium.
(99) En PLIN. Nat. 3.10, bajo la referencia exacta a Segida quae Augurina cognominatur.
(100) En PTOL. Geog. 2.4.10, con la trascripción al griego Σεγίδα.
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SEGIDA, Restituta Iulia 101
Epig.: Segida102 / Restituta Iulia103 / Restituta Iulia Segida104. Lit.: Restituta Iulia
Segida105 / Segida106.
Se trata de un oppidum de la Beturia Céltica con escasas referencias literarias pero
numerosos testimonios epigráficos. Su enclave exacto ha generado controversia
precisamente por la indeterminación de las primeras y los variados lugares de
hallazgo de los segundos. Tras la hipótesis, a partir de estos últimos, de que podría
haberse localizado en Zafra o en Cala, últimamente parece identificarse su asiento
romano con Burguillos del Cerro, al Sur de la provincia de Badajoz, tras un traslado
poblacional que Berrocal Rangel hace partir del próximo Cerro de Guruviejo.
El topónimo Segida aparece reiterado en dos poblaciones distintas tanto en Plinio
como en Ptolomeo, el primero de los cuales las distingue mediante los cognomina
que aplica a ambas: Augurina para la localizada en la Bastetania y Restituta Iulia
para la nuestra. Entre los dos elementos añadidos a la que nos interesa, junto al
reiterativo Iulia, bien testimoniado en su entorno, figura una posible alusión al
traslado poblacional que parece corroborar la arqueología.
SERIA, Fama Iulia107
Epig.: Seria108. Lit.: Fama Iulia Seria109 / Seria110.
Oppidum indígena situado por Plinio en la Beturia Céltica, así como enclavado según
Ptolomeo y el Anónimo de Ravena en la vía que comunicaba Hispalis con Pax Iulia.
Su localización, para la que han surgido diferentes propuestas, parece poder
concretarse en la actual localidad de Jerez de los Caballeros, donde al margen de una
importante villa suburbana han podido localizarse en el casco histórico una completa
secuencia poblacional incontinuada que va desde el Calcolítico hasta la actualidad.
La única fuente que nos transmite cognomina asociados al enclave es Plinio. En todo
caso, el elemento reiterado aisladamente en las fuentes antiguas es el correspondiente
al nombre del asentamiento prerromano, sobre cuya forma exacta no parecen
mantener discrepancias. Este último, además, ha sido el que ha servido de base para
intentar establecer tradicionalmente la localización exacta de la antigua población111.
Las evidencias arqueológicas parecen avalar su identificación final con la actual
Jerez de los Caballeros, siendo viable sostener incluso una posible evolución entre el
topónimo antiguo y el elemento Jerez112.
(101) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 145.
(102) CIL II 988. El topónimo aparece sufijado bajo la variante Segedensis.
(103) CANTO DE GREGORIO, Alicia María, “Noticias arqueológicas y epigráficas de la Beturia céltica”, Cuadernos de
Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, 18 (1991), págs. 275-298. La referencia exacta, algo
dudosa, estría abreviada según la autora como Rest(ituta) Iul(ia).
(104) CIL II 105.
(105) PLIN. Nat. 3.14.
(106) En PTOL. Geog. 2.4.10, con la trascripción al griego Σεγίδα.
(107) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 147.
(108) CIL II/7 297; CILA II 478; EE VIII 303. El topónimo aparece en las tres inscripciones como gentilicio bajo la forma seriensi.
(109) PLIN. Nat. 3.14.
(110) Rauenn. 317.19. En PTOL. Geog. 2.4.10, con la trascripción al griego Σερία.
(111) Se ha mantenido la presencia de ecos del topónimo Seria tanto en el nombre de la localidad de feria, como en el
elemento que sigue al árabe wadi en el hidrónimo Guadajira. Sobre esta cuestión vid. SUÁREZ ZARALLO, María
Paz, Toponimia de la Comarca de Tierra de Barros. Badajoz, 1999.
(112) La homónima de este elemento con el que detenta la conocida localidad gaditana es seguro que no se basa en la
identidad de sus radicales, sino antes bien en el acercamiento formal de dos nombres similares pero con distinto origen.
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LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS
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TRADVCTA, Iulia113
Num.: Iulia Traducta114. Lit.: Iulia Ioza115 / Iulia Traducta116 / Traducta117.
Enclave tradicionalmente identificado con Tarifa, y actualmente con Algeciras118,
presenta un doble problema derivado de su mención en las fuentes textuales y de la
localización de los restos materiales de la ciudad. En atención a las primeras, resulta
muy irregular, contando con una nutrida serie numismática sólo de época augustea y
con unos textos literarios en los que, tras su aparición en Estrabón, así como con
ciertas reservas en Mela, que la cita como Tingetera, pasa a ser confusamente
localizada por Plinio para después prácticamente desaparecer hasta la Antigüedad
tardía, mencionando el Itinerario Antonino en su lugar el topónimo Portus Albus.
Respecto a los segundos, tanto en Tarifa como en Algeciras carecemos de datos sobre
la presencia de un verdadero núcleo urbano con los elementos que lo caracterizan.
Ello nos llevó a pensar que nos hallamos ante una fundación augustea119, efectuada a
partir de un traslado poblacional desde las dos localidades norteafricanas citadas por
Estrabón, Zelis y Tingis (la actual Tanger), el cual, pese a su impulso inicial, no llegó
a fraguar. Éste permanecería casi despoblado hasta que en el Bajo Imperio, con el
colapso del puerto de Carteia, comenzó a ser paulatinamente ocupado en virtud de la
calidad de su fondeadero. Su puerto, de hecho, sería el empleado por los vándalos en
su paso al Norte de África, así como siglos después por los musulmanes para entrar
en la Península Ibérica con la ayuda del gobernador de Ceuta y posible comes de la
ciudad, el Urbano de los textos mozárabes y conde Julián de las fuentes árabes.
Los dos cognomina de la urbe están bien definidos desde su origen en su ceca local,
aludiéndose en uno a la gens Iulia y en el otro al fenómeno del traslado humano
efectuado desde el Norte de África, tal y como refiere Estrabón, para poblarla. Este
último autor sustituye el segundo elemento por uno en lengua púnica, quizá debido a la
naturaleza idiomática del contingente trasladado, pero que debería tener el mismo valor
que traducta o transducta. En todo caso, mientras que este último, bajo una forma u
otra, reaparece en Ptolomeo, Marciano o el Anónimo de Rávena, llegando así a
Gregorio de Tours o la Crónica Mozárabe, el cognomen Iulia sólo se constatará ya en
Plinio, y acaso, muy indirectamente y desde un plano institucional, en el título asignado
al último cargo civil de la ciudad bajo su control bizantino: el comes Iulianus120. De las
otras dos posibles referencias a la ciudad, el Tingetera de Mela y el Portus Albus del
Itinerario Antonino, el primero, referente a Tingis, aludiría a una de las poblaciones de
las que intentó nutrirse la fundación augustea, mientras que el segundo podría estar
aplicado a alguna suerte de puerto comercial que funcionaría como mansio en el
itinerario, en sustitución de una ciudad apenas poblada aún en el Siglo III.
(113) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 209.
(114) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 99-100 y 108-110, bajo la abreviatura Iulia Trad(ucta), en RIPOLLÈS,
Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 98, 101, 102-104 y 107, bajo la de Iul(ia) Trad(ucta), y en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit.
2010, nº 105-106, bajo la de Iul(ia) Tra(ducta), en acuñaciones siempre de época augustea.
(115) En STR Geog. 3.1.8, con la trascripción al griego Ἰουλία Ἴοζα.
(116) En PLIN. Nat. 5.2, con inversión de los dos elementos, bajo la forma Traducta Iulia.
(117) Rauenn. 344.6. En Rauenn. 305.12 bajo la versión, con el prefijo desarrollado, Transducta. En PTOL. Geog. 2.4.6 y
MARCIAN. Peripl. II.9, con la trascripción al griego de esta última versión, Τρανσδούκταα.
(118) Vid. SEDEÑO fERRER, Daniel, “Sobre la localización de Iulia Traducta. fuentes antiguas y relatos históricos
modernos”, I Congreso Internacional El Estrecho de Gibraltar. Algeciras, 1988, págs. 811-819. Vid igualmente BRAVO
JIMÉNEZ, Salvador, “Iulia Traducta: ¿Una colonia romana en la bahía de Algeciras?”, Actas del III Congreso de Historia
de Andalucía. Córdoba, 2003, págs. 97-120.
(119) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, Op. Cit. 2014.
(120) Vid. GARCÍA MORENO, Luis A., “Ceuta y el Estrecho de Gibraltar durante la Antigüedad tardía (Siglos V-VIII)”, I
Congreso Internacional El Estrecho de Gibraltar. Ceuta, 1988, págs. 1095-1114.
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RAfAEL SABIO GONZÁLEZ
VERGENTVM, Iulii Genius121
Lit.: Iulii Genius Vergentum122.
El enclave, sólo citado por Plinio, ha sido identificado en alguna ocasión con la
población de Lucurgentum referida en una serie de inscripciones123 y que se ubica en
función de algunos de los hallazgos epigráficos en el entorno de la base aérea de
Morón de la frontera. La identificación, no obstante, entre el topónimo pliniano y
Lucurgentum no resulta totalmente satisfactoria.
La única fuente literaria que cita con seguridad el topónimo lo hace con dos
cognomina asociados en los que se nombra al genio de la gens Iulia, referencia
singular en la Península Ibérica.
VGIA, Castrum Iulium / Caesaris Salutariensis
Lit.: Castrum Iulium-Caesar Salutariense Ugia124 / Ugia125.
A partir del Itinerario Antonino, el enclave se viene situando en Torres Alocaz.
Pese a la versión pliniana del topónimo, el resto de las fuentes, así como algunas
acuñaciones republicanas, insisten en transmitir la forma Vgia para el presente caso.
La única referencia a los cognomina asociados al enclave proceden de Plinio, quien
nos muestra dos combinaciones de apellidos con los que el lugar es designado:
Castrum Iulium y Caesar Salutariense. La primera remite por una parte a la naturaleza
del asentamiento, o al menos a los orígenes castrenses del mismo, así como por otra a
la gens Iulia. La segunda, tras el elemento de naturaleza onomástica Caesar, da fe de
un cognomen quizá relacionado con algún aspecto salutífero del enclave.
VGULTVNIA, Contributa Iulia126
Epig.: Contributa127. Lit.: Contributa Iulia Vgultunia128 / Contributa129.
Asentamiento prerromano, debió alcanzar el estatuto municipal en tiempos de
Vespasiano, declarándola Plinio como población estipendiaria. Pese a que se ha
querido localizar en diferentes lugares de la provincia de Badajoz, finalmente se ha
determinado su segura identificación con un despoblado sito en las proximidades de
Medina de las Torres130.
Resulta de interés destacar que, pese a la presencia de un topónimo original de raíces
prerromanas asociado al enclave, éste sólo halle su reflejo en Plinio, optando el resto
de los testimonios por identificarla a partir de su carácter estipendiario mediante el
vocablo Contributa. Al igual que Vgultunia, la referencia a la gens Iulia se encuentra
únicamente contenida en el autor ya referido. En cualquier caso, ninguno de los tres
(121) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 223.
(122) En PLIN. Nat. 3.11 bajo la referencia exacta Lucurgentum quod Iuli Genius.
(123) En CIL II 1264 como gentilicio bajo la abreviatura Lucurgentin(us), así como en CILA II 1209 bajo la de
Lucurg(entinus). En fERNÁNDEZ CHICARRO, Concepción, “Andalucía”, AEspA, 25 (1952), págs. 406-407, con
referencia al ordo Lucurgentinus.
(124) En PLIN. Nat. 3.15 bajo la variante Vrgia y con la referencia exacta Vrgia cognominata Castrum Iulium.
(125) Vicar. I, I, III y IV ; Itin. Ant. 410.1; Rauenn. 317.4. En PTOL. Geog. 2.4.10 con la trascripción al griego Οὑκία.
(126) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 67.
(127) CIL II 1029; CIL II 1030.
(128) PLIN. Nat. 3.14.
(129) Itin. Ant. 432.6; Rauenn. 314.14. En PTOL. Geog. 2.4.10 con la trascripción al griego Κοντριβούτα.
(130) En relación a la actualización de los datos en torno al yacimiento, gracias a su excavación, vid. MATEOS CRUZ,
Pedro. et alii, “¿Contributa Iulia Ugultunia? Intervenciones arqueológicas en el yacimiento arqueológico de “los cercos”,
en Medina de las Torres (Badajoz)”, Romula 8 (2009), págs. 7-31.
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LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS
163
elementos parece haber encontrado continuidad en el tiempo, abandonándose su
asiento en favor de otro al que se le aplicó una designación nueva a partir de la Edad
Media.
2.2. Lusitania
EMERITA, Iulia? Augusta (Col.)131
Num.: Emerita 132 / Augusta Emerita 133 / Colonia Augusta Emerita 134 . Epig.:
Emerita135 / Augusta Emerita136 / Colonia Emerita137 / Colonia Augusta Emerita138 /
Colonia Iulia Augusta Emerita?139. Lit.: Augusta Emerita140 / Emerita141 / Colonia
Augusta Emerita142.
fundada en el 25 a.C. según el testimonio de Dión Casio, existe cierta polémica
sobre la existencia o no de un establecimiento previo de tiempos de César. En su
poblamiento intervinieron licenciados de las legiones V y X. El estatuto colonial debe
recibirlo con posterioridad a su fundación, como reflejarían las acuñaciones
numismáticas, donde no se constata hasta el cambio de era. También posteriormente
a su fundación asume la capitalidad de la nueva provincia Lusitania. Su importancia
fue creciendo paulatinamente hasta que, con la reforma administrativa de
Diocleciano, es nombrada capital de la diocesis Hispaniarum. Durante la Antigüedad
tardía hace persistir su papel preponderante en el panorama hispánico, decayendo tras
la invasión islámica como consecuencia directa de sus múltiples levantamientos
contra el poder central cordobés.
(131) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 37.
(132) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 10, bajo la abreviatura Emerit(a), así como en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op.
Cit. 2010, nº 15, bajo la de Eme(rita).
(133) RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 6-7, 10A-13, 17, 20-21, 23-25, 30, 38 y 41). En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op.
Cit. 2010, nº 18A y B con inversión de los elementos dentro de una corona laureada, así como en RIPOLLÈS, Pere Pau,
Op. Cit. 2010, nº 5A y 8 con la misma inversión en el reverso, pero bajo las abreviaturas, respectivamente Emerit(a)
Augu(sta) y Em(erita) Aug(usta). En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 5, bajo la abreviatura Aug(usta) Emeri(ta), en
RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 5A bajo la de Aug(usta) Eme(rita), en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 9
bajo la de Augu(sta) Eme(rita).
(134) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 16, 18, 19, 29-30, 35-37A, 39-40 y 47-49A, bajo la abreviatura C(olonia)
A(ugusta) E(merita). Así mismo, en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 22, 26-27, 31-33 y 43-44 abreviado como
Col(onia) Augusta Emerita, y en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 42 bajo la variante de esta última abreviatura
Col(onia) August(a) Emerita.
(135) CIL II 484.
(136) CIL II 956; AE (1973) 294.
(137) CIL II 32; MÉLIDA ALINARI, José Ramón, Catálogo monumental de España. Provincia de Badajoz. Madrid, 1925,
nº 743; AE (1915) 33; AE (1920) 165; AE (1927) 165; AE (1935) 4.
(138) AE (1952) 49. En CIL II 492 bajo la abreviatura C(olonia) A(ugusta) E(merita). Y en AE (1966) 177 bajo la
abreviatura Col(onia) Aug(usta) Eme(rita).
(139) Desarrollo propuesto para la abreviatura CIAE contenida en tres tuberías de plomo halladas en la ciudad de Mérida
(inv. MNAR 11566, 17467 y 17468), así como en un corto número de tejas con la misma procedencia (inv. MNAR 8926,
8927 y 14058). Sobre el detenido desarrollo de la marca de las tuberías vid. SAQUETE CHAMIZO, José Carlos, “Fistulae
aquariae con sello halladas en Augusta Emerita”, Anas, 14 (2004), págs. 119-159. Igualmente, las mismas siglas se
constatan en AE (1984) 485, un pedestal consagrado al genio de la Colonia, pese a la lectura previa de Mélida, que quiso
ver en el CI una abreviatura de ciuitas.
(140) En STR. Geog. 3.2.15, PTOL. Geog. 2.5.6 y D.C. 53.26.1, con la trascripción al griego Αὐγούστα Ἠμερίτα. En
Rauenn. 314.5, 314.11, 314.11 y 314.19-20 se cita bajo la variante Augusta Merita.
(141) MELA 2.88; PLIN. Nat. 9.141 y 15.4.117; MART. Epig. 1.61.10; TAC. Hist. 1.78.1; HYG. Grom. vol. I págs. 170171; CYPR. Epist. 67; Itin. Ant. 414.1, 415.2, 415.3, 416.3, 416.4, 418.5, 431.8, 432.8, 433,1, 438.2, 444.3; SYMM. Or.
8.339.12-14; AGENN. Grom. vol. 1 pág. 83; POL. SILV. Chron. 131.11 En PRUD. Perist. 3.186 le añade la categoría de
colonia. Por su parte, pese a que en ISID. Orig. 20.1.69 la menciona como Emerita a secas, añade seguidamente el dato de
su fundación por Augusto.
(142) PLIN. Nat. 4.116.
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RAfAEL SABIO GONZÁLEZ
Según el testimonio de la numismática, desde una fecha muy temprana la ciudad
recibe sus dos elementos más seguros: Augusta, en referencia a su fundador y
Emerita, en referencia a los soldados veteranos que la poblaron143. Por lo general, y
aunque dichos elementos suelen disponerse en el orden indicado en las fuentes
antiguas, algunas monedas llegaron a invertirlos muy puntualmente. Una cuestión
más dudosa es la manifestada por el supuesto cognomen Iulia sumado al nombre de
la población. Y es que el mismo se basa invariablemente en la lectura de la
abreviatura CIAE contenida en una nómina de documentos epigráficos por lo general
asociados a materiales estructurales de la urbe (tejas y tuberías de plomo), así como
en un ara dedicada al genio de la colonia. En un primer momento, la abreviatura fue
interpretada por Mélida Alinari como alusiva a la Ciuitas Augusta Emerita, y ésta fue
la hipótesis inicialmente secundada por Álvarez Sáenz de Buruaga144. Años más
tarde, el autor recogería una sugerencia oral de Jean Pierre Bost, que sería quien
prefiriese leer la I como una referencia a la gens Iulia145 y, a partir de este momento,
ésta parece haber sido la tesis mantenida por los diferentes autores que se han
acercado al tema, bien fuese bajo el tradicional prisma que sostiene una fundación de
la ciudad en tiempos de Augusto146, o desde la más polémica propuesta que esgrime
un antecedente cesariano 147 . Según hemos venido estudiando 148 , la cuestión del
desarrollo de la abreviatura no puede sin embargo tenerse por cerrada, oponiéndose a
la teoría hoy asentada tanto las interpunciones manifestadas en el pedestal del genio
de la ciudad (que se interponen entre la I, la A y la E pero no entre la C y la I), como
la muy avanzada datación de las tuberías de plomo, que a través de su misma marca
se fechan con exactitud en el año 180 de la Colonia. Por ello, quizá nos sigamos
encontrando ante una alusión a la Ciuitas Augusta Emerita que, pese a lo que podría
pensarse, no tiene por qué oponerse al estatuto colonial de la ciudad, como no lo hizo
de facto en el caso de la Colonia Augusta Treverorum: una cuestión es la naturaleza
del enclave y otra distinta su condición jurídica.
Lo que es un hecho es que durante todo el periodo imperial se mantiene la
designación Augusta Emerita, aunque alternándose en las fuentes literarias con una
referencia aislada a Emerita que es la principalmente admitida además por los
documentos privados, y en especial a través de gentilicios, desde en epígrafes
funerarios hasta en simples graffiti sobre ejemplares cerámicos. En efecto, una vez
alcanzada la Antigüedad tardía, el elemento más próximo a la figura imperial
desaparece, y el de Emerita por el contrario persiste tanto en las fuentes literarias
como en los testimonios arqueológicos, siendo muy significativa en estos últimos su
asunción por la ceca visigoda de la ciudad149. Resulta interesante reseñar que, en el
proceso evolutivo del vocablo hasta el topónimo vivo Mérida, la caída de la vocal
(143) Vid. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, José, “Acerca del nombre de la Colonia Augusta Emerita”, Museos, 7
(1982), págs. 5-7.
(144) ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, José, “La fundación de Mérida”, Augusta Emerita. Mérida, 1976, págs. 19-28.
(145) ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, José, Op. Cit. 1982.
(146) SAQUETE CHAMIZO, José Carlos, Las élites sociales de Augusta Emerita. Mérida, 1997.
(147) CANTO DE GREGORIO, Alicia María, “Colonia Iulia Augusta Emerita: Consideraciones acerca de su fundación y
territorio”, Gerión, 7 (1988), págs. 149-205
(148) Vid. SABIO GONZÁLEZ, Rafael, “Tubería de plomo con sello oficial de la ciudad de Mérida”, Augusto y Emerita.
Mérida, 2014, págs. 134-135. Vid. más recientemente SABIO GONZÁLEZ, Rafael, “Tubería de plomo con sello oficial de
la ciudad Augusta Emerita”, Lusitania. Origen de dos pueblos. Mérida, 2015, pág. 160, y SABIO GONZÁLEZ, Rafael,
“Teja con sello oficial de la ciudad Augusta Emerita”, Lusitania. Origen de dos pueblos. Mérida, 2015, pág. 157.
(149) En ella se cristianiza mediante la integración de varias de sus letras en un monograma centrado por la figura de una cruz.
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LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS
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inicial ya está constatada en el Anónimo de Ravena, siendo el árabe la lengua bajo la
cual se relaja la /t/ para dar lugar a la actual /d/. finalmente, su versión romance
recupera la naturaleza primigenia de las vocales preservadas al tiempo que mantiene
la acentuación esdrújula latina.
PAX Iulia (Col.)150
Num.: Pax Iulia151. Epig.: Pax152 / Pax Iulia153 / Colonia Pax Iulia154. Lit.: Pax155 /
Pax Iulia156 / Pax Augusta157.
El lugar fue al parecer una fundación romana ex nouo, si bien no queda claro si ha de
atribuirse a César o Augusto158. En todo caso y como dato arqueológico seguro, acuña
moneda de bronce en tiempos de este último. Plinio la incluye en su corta serie de
colonias lusitanas, estatus que debió de recibir con posterioridad a sus acuñaciones
monetales, todas de época augustea pero de posible datación temprana (31-27 a.C.).
Actualmente, su solar lo ocupa la ciudad portuguesa de Beja, habiendo mantenido
una continuidad poblacional ininterrumpida hasta el presente.
Es curioso que uno de los primeros autores que citan la población, Estrabón, lo hace
bajo la forma Pax Augusta. La desaparición de tal designación con posterioridad y la
reiterada mención a Pax Iulia generó una larga tradición que interpretó dicho núcleo
como otro distinto, el cual fue identificado con la ciudad de Badajoz, en cuyo nombre
se veía una corrupción de los dos elementos del topónimo antiguo. Una vez
descartada totalmente tal teoría, la mención ha servido sin embargo para entablar una
controversia en torno a la fundación cesariana o augustea de la colonia. Resultando la
más viable la segunda propuesta, se abre paralelamente la posibilidad de que nos
hallemos ante los vestigios de un cognomen inicial más complejo, del que pronto
cayó uno de sus componentes. Seleccionado en éste caso el de Iulia, su perduración
parece intensa, pero únicamente en un plano institucional, ya que el verdadero
elemento que se transmitió a la Edad Media, y desde entonces hasta el presente, es el
más alejado de la propaganda imperial: Pax. Con tal vocablo se estaría aludiendo a la
paz establecida por Augusto tras las Guerras Cántabras, con lo que, aunque de un
modo más indirecto que con otro de índole onomástica, también se estaría plasmando
un encomio a su labor política a través de un topónimo. En la tardoantigüedad, Pax
evoluciona a Paca, tras la posible apertura de la terminación de su abdativo, y el paso
de esta forma por la lengua árabe dio lugar a la transformación de su /p/ en la /b/
vigente en la actualidad.
(150) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 124.
(151) RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 52A. En idem, nº 52-53, bajo la abreviatura Pax Iul(ia).
(152) En CIL II 516, IRCPac. 241, IRCPac. 314 e IRCPac. 320 aparece el elemento aislado como gentilicio de un
individuo, bajo la forma Pacense.
(153) CIL II 55.
(154) En CIL II 47, bajo la abreviatura de la referencia a su estatus colonial: Col(onia) Pax Iulia.
(155) PLIN. Nat. 4.117.
(156) Itin. Ant. 427.3, 431.4-5, 431.7; Rauenn. 306.7. En PTOL. Geog. 2.5.4, con la trascripción al griego Πὰξ Ἰουλία.
(157) STR. Geog. 3.2.15.
(158) Vid. MARQUES DE fARIA, Antonio: “Pax Iulia, Felicitas Iulia, Liberalitas Iulia”, Revista Portuguesa de
Arqueologia, 4 (2001), págs. 351-362.
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SCALLABIS, Praesidium Iulium (Col.)159
Epig.: Colonia Scallabis160. Lit.: Praesidium Iulium Scallabis161 / Scallabis162.
El lugar estuvo ocupado por un oppidum indígena sobre el que tradicionalmente se
mantiene que se estableció una guarnición romana en tiempos de César, momento en
el que suele situarse la adquisición por el mismo del estatus colonial. Su enclave se
halla ocupado en la actualidad por la población portuguesa de Santarém.
Sobre la base del topónimo prerromano Scallabis o Scalabis, (la insistente alternancia
de ambas formas en las fuentes hace pensar en la ausencia de un valor fonético en la
doble /l/), se estableció en un momento indeterminado una expresión Praesidium
Iulium que, por la forma en la que es mencionado por Plinio, parece que se trató más
de una denominación paralela que de un verdadero cognomen. En todo caso es sólo
este último autor quien la recoge, por lo que no pueden establecerse mayores
conjeturas al respecto. La mención en dicho nombre a la categoría de Praesidium, en
el supuesto de haber sido César quien le confiriese el estatus colonial, podría
inclinarnos a pensar en que el topónimo completo es suyo, incluida la referencia a la
gens Iulia. Otras propuestas, sin embargo, retrotraen tal circunstancia al triunvirato
que sucedió a su muerte163.
EBORA, Liberalitas Iulia (Mun.)164
Num.: Liberalitas Iulia Ebora165. Epig.: Ebora166. Lit.: Ebora167 / Liberalitas Iulia
Ebora168.
Marques de faria propone con reservas su posible refundación en época augustea
sobre un asentamiento indígena 169 . Así lo confirmarían sus escasas acuñaciones
monetales, que parten del 12 a.C. El lugar se ha mantenido poblado sin solución de
continuidad hasta la actualidad, ocupando su solar la ciudad portuguesa de Évora.
Sobre la base del elemento prerromano se añaden ya en las acuñaciones monetales de
época de Augusto los dos cognomina que nos transmite Plinio años después: uno
alusivo a la gens Iulia y el otro, a partir de un sustantivo abstracto, a la liberalidad de
esta última. Ambos desaparecen de las fuentes a partir del Siglo II, manteniéndose
únicamente las referencias a su estatuto municipal y el nombre indígena. Durante la
Antigüedad tardía, no parece intervenir en la evolución de su denominación la forma
en la que el nombre de la localidad aparece en los tremises acuñados en época
visigoda: Elvbora. De hecho, lo aislado de dicha variante, junto a la constatación
(159) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 145.
(160) CIL II 35. La forma exacta con la que se consigna es Colonia Scalabilata.
(161) PLIN. Nat. 4.117, la cita entre las colonias lusitanas, añadiendo tras la mención exacta a Scalabis, con /l/ simple, el
hecho de que es llamada Praesidium Iulium.
(162) Itin. Ant. 420.1. En PTOL. Geog. 2.5.6, con la trascripción al griego Σκαλαβὶς, seguida de la mención a su estatus
colonial.
(163) En torno a las diferentes propuestas sobre la polémica adquisición del estatuto colonial por Scallabis, vid. el reciente
trabajo de MARQUES DE fARIA, Antonio: “Colonizaçâo e municipalizaçâo nas províncias hispano-romanas: reanálise
de alguns casos polémicos”, Revista Portuguesa de Arqueologia, 2 (1999): págs. 29-50.
(164) TIR J-29, Op. Cit. 1995, págs. 76-77.
(165) Según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 50, bajo las abreviatura Liberalitatis Iul(ia) Ebor(a), así como en
RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 51 bajo la de Libera(litatis) Iuliae Ebor(a).
(166) CIL II 5187. En CIL II 110, CIL II 114 e ILS 6900, antecedida por la referencia abreviada a su estatus municipal,
bajo la forma sufijada Eborenses.
(167) MELA 3.7; Itin. Ant. 418.1 y 426.5; Rauenn. 306.15.
(168) PLIN. Nat. 4.117 consigna aisladamente su nombre, tras referir su carácter de oppidum de latinos viejos, añadiéndole
a continuación el resto de los cognomina.
(169) MARQUÉS DE fARIA, Antonio, Op. Cit. 2001.
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LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS
167
tardía de la designación primitiva o su casi intacta traslación en el topónimo actual,
nos da pie a juzgar que no tuvo ninguna vigencia fonética.
OLISIPPO, Felicitas Iulia (Mun.)170
Epig.: Olisipo171 / Felicitas Iulia172 / Felicitas Iulia Olisipo173. Lit.: Olisippo174.
En el lugar existía un oppidum lusitano ocupado por Décimo Junio Bruto en el 139
a.C. Alcanza el rango municipal, en tiempos de César, pero ello no impide que
Marques de faria proponga su posible refundación en época augustea175.
Olisippo es un topónimo prerromano en el que se distinguen dos elementos: una base
de incierto origen, que una tradición mítica de la Antigüedad quiso poner en relación
con Ulises; y un segundo elemento –ippo claramente asociado al perceptible en
multitud de topónimos del suroeste hispano, así como quizá emparentado con el –oba
presente en el mismo área. Los cognomina latinos, únicamente constatados en la
epigrafía, debieron añadírsele ya en tiempos de Augusto y, como en otros casos,
consta de un vocablo de índole calificativa respecto a una cualidad de la gens Iulia al
que sigue la alusión de esta última. Aparte de la desaparición de los referidos
cognomina con el devenir de los años, resulta interesante comprobar en la evolución
del topónimo dos fenómenos: en primer lugar, que la doble /p/ de su elemento –ippo
tenga reflejo únicamente en la visión cultista de las fuentes literarias, no hallando eco
en la epigrafía; y en segundo lugar, que desde un momento muy temprano se constate
la flexión que dará lugar a la terminación del topónimo vigente, una vez caída la /n/
que motivó el diptongo final.
SALACIA, Urbs Imperatoria (Mun.)176
Num.: Imperatoria Salacia177. Epig.: Municipium Salacia178. Lit.: Salacia179 / Vrbs
Imperatoria Salacia180.
Asociado a un poblado indígena conocido como Ketouibon a través del testimonio de
monedas bilingües, surge este enclave portuario ya denominado Salacia en tiempos
de César. El lugar ha permanecido poblado a lo largo de los siglos, y actualmente se
halla ocupado por la población portuguesa de Alcaçer do Sal.
El topónimo base, de claro origen latino, alude a una divinidad marina, refiriendo
muy posiblemente de un modo indirecto la presencia de las importantes salinas
(170) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 118.
(171) En CIL II 959 y CIL II 5240 con un gentilicio formado a partir del genitivo Olisipona. En AE 1965, 266 e IRCPac.
269, igual pero con la abreviatura Olisip(onensis).
(172) En CIL II 185, CIL II 186 aparece reiteradamente bajo la abreviatura Felicitas Iul(ia). En CIL II 170 bajo la
abreviatura Felic(itas) Iul(ia) y tras la referencia, también abreviada, a su estatus municipal.
(173) CIL II 4993. En CIL II 187 aparece bajo la abreviatura Fe(licitas) Iul(ia) Olis(ipo), mientras que en CIL II 188 lo
hace bajo la variante Fel(icitas) Iul(ia) Olisipo.
(174) VARRO, Rust. 2.1.19; PLIN. Nat. 4.116 y 4.117. En MELA 3.8, con la variante Ulisippo. En STR. con la trascripción al
griego Ὀλοσιπῶνα, mientras que en Ptol. Geog. 2.5.3, con la trascripción al griego Ὀλιοσίπων. En Itin. Ant. 416.4 y 419.7 y
420.8, bajo el genitivo Olisippona. En Rauenn. 307.1, con una simplificación de la flexión señalada: Olisipona.
(175) MARQUES DE fARIA, Antonio, Op. Cit. 2001.
(176) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 137.
(177) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 51A y C, bajo la abreviatura Imp(eratoria) Sal(acia), mientras que en
RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 51B, bajo la de Imp(eratoria) Salac(ia).
(178) En CIL II 32 aparece constatado a través de la variante sufijada Salacien(se), tras la alusión a su estatus municipal.
(179) MELA 3.8; PLIN. Nat. 4.117 y 8.191; Itin. Ant. 417.4, 418.6 y 426.4. En PTOL. Geog. 2.5.2 con la trascripción al
griego Σαλάκεια, así como en MARCIAN. Peripl. II.13 con la trascripción Σάλακρα, posible error de trascripción o
interpretación. finalmente, en Rauenn. 306.14 aparece con la variante Salatia.
(180) PLIN. Nat. 4.116.
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168
RAfAEL SABIO GONZÁLEZ
enclavadas en el lugar. El cognomen asociado, que le confiere el epíteto Imperatoria,
aparece constatado en un pasaje de Plinio, así como bajo la abreviatura Imp. en
emisiones de la segunda mitad del Siglo I a.C. Dicha expresión viene a redundar de
un modo indirecto en el sistema de propaganda imperial ideado por Augusto, aunque
en éste caso más a través de uno de sus títulos que de un elemento de naturaleza
antroponímica ligado a su familia o su onomástica. El topónimo vivo Alcaçer do Sal
recuerda a partir de su referencia al mineral la posible fundamentación del teónimo
primitivo.
AVGVSTOBRIGA181
Epig.: Augustobriga182. Lit.: Augustobriga183.
La población romana es posible que se superponga a un asentamiento indígena
previo, alcanzando según el testimonio epigráfico el estatuto municipal en tiempos
de Vespasiano. Contó con importantes restos constructivos, entre los que destacan
por su estado de conservación un edificio de culto en granito y una muralla
tardorromana. Éstos subsistieron integrados en la estructura urbana de Talavera La
Vieja hasta que la localidad se sumergió bajo las aguas con la realización del
embalse de Valdecañas.
El topónimo Augustobriga combina como en otros casos una referencia onomástica
latina con un elemento de origen lingüístico céltico –briga, en alusión al carácter de
núcleo poblado fortificado del lugar. La única evolución perceptible en las fuentes,
procedente del Anónimo de Ravena, se limita a adaptar el género de la alusión a
Augusto al que detenta el elemento –briga, simplificando este último mediante la
eliminación de la /g/ en un proceso lógico en la derivación lingüística hipotética del
caso. Por lo demás, ésta es su última consignación, pasando ya desde la Edad Media a
conocerse como Talavera la Vieja. El nuevo topónimo, lo lógico es pensar que esté
reflejando el nombre de la localidad toledana de Talavera de la Reina, pero
considerándola como el asentamiento original de la misma, en función de sus vestigios
arqueológicos. Sin embargo, se hallan lo bastante distantes la una de la otra como para
poder estimarse que en algún momento mudó su nombre en el de Talavera y que, tras
ello, se pusieron ambas localidades en relación a partir de su homonimia, teniéndose la
cacereña como más antigua por los motivos ya expuestos. Sobre esta cuestión, véase la
siguiente entrada, así como la de su homónimo en la tarraconense.
CAESAROBRIGA184
Epig.: Caesarobriga185. Lit.: Caesarobriga186.
Enclavada casi con total seguridad bajo la actual Talavera de la Reina, en la que se
concentran todas las menciones epigráficas a la antigua urbe, según los datos
arqueológicos, la población parece surgir ex nouo a comienzos del Siglo I d.C.,
adquiriendo en época flavia el estatuto municipal. Escasamente citada en las fuentes
(181) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 94.
(182) En CIL II 5346 aparece constatado a través de la variante sufijada Augustobrigense, así como en CIL II 941, bajo una
versión abreviada de la misma, Augustobrig(ense) y en inv. MNAR 17635 bajo la de Augustob(rigense).
(183) Itin. Ant. 312.12. En PTOL. Geog. 2.5.7 con la trascripción al griego Αὐγυστόβριγα. En PLIN. Nat. 4.116, bajo la
forma del gentilicio Augustobrigenses, así como en Rauenn. 312.12 bajo la variante Augustabria.
(184) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 116.
(185) En CIL II 896 aparece constatado a través de la versión abreviada de la variante sufijada Caesarobrig(ense), así
como en CIL II 5320 bajo la de Cae(sarobrigense).
(186) En PLIN. Nat. 4.116, bajo la forma del gentilicio Caesarobrigenses.
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LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS
169
antiguas, el lugar cobra cierta relevancia en la Edad Media ante la potenciación del
mismo por los musulmanes en oposición a Toledo.
Esta posible fundación augustea combina en su caso la alusión al nomen adoptado por
el emperador, a partir del de su tío abuelo y al igual que en casos como el de
Caesaraugusta, con un elemento –briga sobre el que ya hemos hablado en la anterior
entrada. No tenemos constatada evolución lingüística alguna en el caso, siendo
suplantado muy tempranamente en las fuentes medievales por el topónimo Talabira,
base del actual Talavera. Lo interesante de esta última forma es que parece también de
ascendencia antigua, y más concretamente prerromana, llegando a sugerirnos que en
ella se esconda un antropónimo indígena Talauus, sumado a un elemento –briga similar
al empleado en el topónimo augusteo. Ante ello hemos pensado que se trate de un
nombre de lugar aplicado a un enclave del entorno anterior a la fundación romana que,
ante la creación de esta última, pasó a adaptarse sustituyendo un posible héroe epónimo
local por la figura del emperador187. Igual podría haber acontecido en el caso de la
Augustobriga descrita en la entrada previa188, pero eligiéndose para reemplazar al
antropónimo indígena, en este enclave por entonces de mayor relevancia, el elemento
más característico de la onomástica augustea, de modo que quedasen bien diferenciados
nominalmente dos núcleos sitos en un mismo extremo de la Lusitania mediante el
empleo separado de los nombres combinados en el caso de la antigua Zaragoza189.
2.3. Tarraconense
TARRACO, Iulia Vrbs Triumphalis (Col.)190
Num.: Colonia Vrbs Trimphalis191 / Colonia Vrbs Trimphalis Tarraco192 / Colonia
Trimphalis Tarraco193. Epig.: Tarraco194 / Colonia Tarraco195 / Colonia Trimphalis
Tarraco196 / Colonia Iulia Vrbs Trimphalis Tarraco197. Lit.: Tarraco198.
Levantada al parecer sobre un anterior asentamiento indígena, llamado Cissis en las
fuentes literarias o Kesse en las numismáticas, desde una fecha tan temprana como el
218 a.C. se establece en su solar el más antiguo campamento de invierno de los
(187) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, Villas, propietarios y nombres de lugar en la Hispania romana. Metodología
toponímica y catálogo de los casos recogidos en Castilla-La Mancha y Madrid. Madrid, 2008, pág. 166.
(188) Queremos recordar no obstante la opción de que el origen de esta última sea diferente pero similar, a partir de la
identificación de la misma con la Turobriga sede de la divinidad Ataecina citada en múltiples inscripciones. Dicha
propuesta fue efectuada por GARCÍA-BELLIDO, Mª. P. 2001, “Lucus Feroniae Emeritensis”. AEspA 74, pág. 71. El paso
de una forma a otra resulta en todo caso viable lingüísticamente.
(189) Para un fenómeno similar de diferenciación, obsérvese el acontecido con las dos Segida béticas.
(190) TIR K/J-31, Op. Cit. 1997, pág. 151-152).
(191) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 210 y 214-217, bajo la abreviatura C(olonia) V(rbs) T(riumphalis).
(192) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 211, bajo la abreviatura C(olonia) V(rbs) T(riumphalis) Tar(raco), y en
RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 212-213 bajo la de C(olonia) V(rbs) T(riumphalis) Tarr(aco). Desde Tiberio, según
RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 218-227 y 231 bajo la abreviatura C(olonia) V(rbs) T(riumphalis) T(arraco).
(193) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 228-230 y 232-233, bajo la abreviatura C(olonia) T(riumphalis)
T(arraco).
(194) Vicar. I, II, III y IV; RIT 369. En CIL II 4112, CIL II 4262, CIL II 4299, CIL II 6083, bajo el reiterativo derivado con
el sufijo –ense.
(195) En CIL II 4253 bajo la abreviatura de la forma sufijada Col(onia) Tarrac(onense).
(196) RIT 58.
(197) En CIL II 4071, bajo la abreviatura Col(onia) I(ulia) V(rbs) T(riumphalis) Tarrac(o).
(198) CIC. Balb. 11.28; CAES. Ciu. 1.73.2, LIV. 21.61.1-2, 21.61.4, 21.61.11, 22.19.5, 22.22.2, 26.17.2, 26.19.12, 26.41.1,
26.45.7, 26.51.10, 27.7.1, 27.17.8, 27.20.3, 34.16.7 y 40.39.3; MELA 2.90; PLIN. Nat. 3.21, 3.29, 6.217 y 19.10; SVET. Aug.
26, Ant. 391.1 y 425.5; SIL. 3.369-370; AVIEN. Ora 519; IVL. HONOR. Cosmogr. A.19; OROS. Hist. 6.21.19 y 7.22.8;
Rauenn. 342.5. En STR. 3.4.7-10 y PLB. 3.76.12, con la trascripción al griego Ταρράκωνα, así como en NIC. DAM. Vit. Caes
90.127.11 y D.C. 41.24.3 y 53.25.7 bajo la de Ταρρακῶνα y en PTOL. Geog. 2.6.17 bajo la de Ταρράκων. En CAES. Ciu.
1.73.2, QUINT. Inst. 6.3.77, TAC. Ann. 78.1, AVR. VICT. Caes. 33.3, bajo el derivado con el sufijo –ense. En Itin. Ant. 396.2
y 399.1 bajo la variante de la versión flexionada Terracona, así como en Rauenn. 303.13 bajo la de Tarsagona.
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RAfAEL SABIO GONZÁLEZ
romanos, en pleno contexto de la Segunda Guerra Púnica y de la mano del general
Escipión. No queda claro el momento exacto en el que recibe el estatuto colonial,
pero éste viene ya verificado en la leyenda de las emisiones locales de tiempos de
Augusto, bajo el que además pasará a convertirse en capital provincial de la Citerior.
En la Antigüedad tardía, el lugar va decayendo hasta ser prácticamente abandonado,
no volviendo a poblarse hasta avanzada la Edad Media.
Al nombre primitivo del enclave, Kesse, de origen claramente prerromano, le sucede
curiosamente otro también prerromano, que ya aparece en dracmas de imitación
ampuritana con la leyenda ibérica Tarakonsalir. Con la potenciación del lugar en
tiempos de Augusto, éste recibe varios cognomina únicamente atestiguados por las
fuentes numismáticas y epigráficas. La serie más completa que conocemos le viene
dada de hecho por una inscripción, en la figura como Colonia Iulia Vrbs Trimphalis
Tarraco. Igual que en el caso de Cádiz, la referencia, en este caso a la gens Iulia, se
antepone a la de Vrbs, figurando ya a partir de este momento en los nombres
consignados en las cecas de la ciudad. Trimphalis, sin duda más testimoniado que
Iulia, no deja de ser como este último un nuevo elemento de propaganda imperial,
quizá alusivo al triunfo del emperador en las Guerras Cántabras, a las que asistió
enfermo desde Tarraco. En todo caso, el mismo vocablo se reitera en la Bética como
apelativo de la población de Isturgis (Andújar, Jaén).
El elemento Tarraco vuelve a ser el que va a perdurar, no sólo hasta el presente, sino
incluso dentro de la Antigüedad a través de las fuentes literarias. Ahora sí, lo va a
hacer ligado a la flexión en genitivo propia de su declinación, ya testimoniada a lo
largo de la gran mayoría de las fuentes antiguas. Su variación hasta la actualidad, a
partir de este punto, es casi mínima, y apenas va a afectar a la /c/. Otras posibles
derivaciones atestiguadas en las fuentes no tuvieron éxito, y así, si el Itinerario
Antonino nos transmite ocasionalmente y junto a la forma corriente una variante
posiblemente influenciada por el vocablo latino terra, ésta no encontrará eco casi ni
dentro de la misma fuente. frente a ella, la forma figurada sin embargo por el
Anónimo de Ravena parece tratarse de uno más de sus corrientes errores de
transmisión, acuciados ante el caso de ciertos núcleos que, como Tarragona,
decayeron o se abandonaron en época tardoantigua.
ACCIS, Iulia Gemella (Col.)199
Num.: Colonia Iulia Gemella Accis200. Epig.: Accis201 / Colonia Accis202 / Colonia
Iulia Gemella Accis203. Lit.: Colonia Gemella Accis204 / Acci205.
fundada sobre un asentamiento indígena por Augusto con veteranos de las legiones I
y II. Perteneció primero a la Bética, pasando con el cambio de era a la Tarraconense.
(199) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 64.
(200) Según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 133-134, en época de Augusto aparece en la leyenda monetal bajo la
abreviatura C(olonia) I(ulia) G(emella) Ac(cis), así como paralelamente, según idem., nº 135-136, 139-140 y 143-145,
bajo la de C(olonia) I(ulia) G(emella) Acci(s). Ya en época de Tiberio, según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 137,
aparece las abreviatura C(olonia) I(ulia) G(emella) A(ccis). finalmente, tanto bajo Tiberio como bajo Calígula y según
RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 138 y 141-142, bajo abreviatura Col(onia) Iul(ia) Gem(ella) Acci(s).
(201) En CILA II 462 bajo la forma sufijada Accitana.
(202) En CIL II 3392 bajo la abreviatura Colon(ia) Accis.
(203) En CIL II 3391 y CIL II 3393 bajo la abreviatura Col(onia) Iul(ia) Gem(ella) Accis. En CIL II 3394 a su vez bajo la
abreviatura C(o)l Iul(ia) G(emella) Accis.
(204) PLIN. Nat. 3.25.
(205) Itin. Ant. 412.1. En PTOL. Geog. 2.6.60, con la trascripción al griego Ἄκκι.
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LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS
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En la Antigüedad tardía es cabeza de una importante sede episcopal, y durante la
Edad Media conserva cierta relevancia, siempre a la sombra de la próxima ciudad de
Granada.
El nombre Accis es prerromano, recordando quizá una raíz muy usada en el
Mediterráneo para la designación de recintos fortificados. A él se le suman en el
momento de su refundación por Augusto dos elementos: uno alusivo a la gens Iulia, y
el otro a cierta dualidad que se ha visto relacionada, bien con la de las legiones que
intervinieron en su fundación, bien con los dos núcleos, el indígena y el latino, que la
compuesieron. A ellos se les añade el rango de colonia, bien testimoniado en todos
los tipos de fuentes que la citan. De sus tres elementos clave, pues, los más relevantes
fueron Gemella y Accis, no teniendo el de Iulia eco en las fuentes literarias, así como
tampoco en la mayoría de las epigráficas. Es el segundo el que perdurará en la
Antigüedad tardía y se mantendrá hasta la actualidad, tras unirse en la Edad Media a
un vocablo de origen árabe wadi vinculado a la corriente fluvial que pasaba a sus
pies.
BARCINO, Iulia Augusta Fauentia Paterna (Col.)206
Epig.: Barcino207 / Colonia Barcino208 / Colonia Iulia Augusta Fauentia Paterna
Barcino209. Lit.: Barcino210 / Colonia Fauentia Barcino211 / Colonia Barcino212.
fundada por Augusto en torno al 15-9 a.C., momento al que corresponden los
primeros hallazgos arqueológicos de la ciudad. Según el testimonio numismático,
debió de existir un asentamiento previo.
El nombre Barcino, tomado del Barkeno de las cecas ibéricas, es a todas luces
prerromano. Lo que no resulta claro es si pertenece a un substrato indígena o a uno
de colonización, habiéndose resaltado ocasionalmente su similitud con la designación
de la familia púnica de los Barca. Tras su refundación por Augusto, la ciudad recibe
el estatuto colonial, así como el apelativo Fauentia. Este último podría estar haciendo
alusión al hermanamiento de la urbe con una localidad italiana que llevaba dicho
nombre, y reiterado en la población bética de Vesci, hallándose constatado tanto en
Plinio como en las fuentes epigráficas. Ahora bien, en estas últimas lo hace
acompañado invariablemente hasta de tres cognomina más, y en dos ocasiones,
haciendo el primero de ellos alusión a la gens Iulia y el segundo a la figura de
Augusto. El nombre más antiguo será el que perdure en el tiempo. Sin embargo, lo
hará asociado al sufijo propio de su flexión latina, al cierre de la /e/ y a la
(206) TIR K/J-31, Op. Cit. 1997, pág. 44.
(207) En IRBarcelona pág. 216 nº 2 e IRBarcelona 23, bajo la abreviatura Col(onia) Iul(ia) Aug(usta) Fav(entia) Pat(erna)
Barcin(o).
(208) En IRBarcelona 32 bajo la abreviatura Colon(ia) Barcinonens(ibus), y en IRBarcelona 63 bajo la de Col(onia)
Barcinonensis.
(209) En IRBarcelona 62, IRBarcelona 82 y CIL II 4550, bajo la forma sufijada y abreviada Barcinon(ense).
(210) MELA 2.90. En PTOL. Geog. 2.6.18 con la trascripción al griego Βαρκινών, así como en OLYMP. 26 bajo la ya
tardía con disimilación y cierre de la /i/ de Βαρκέλλωνος. En Itin. Ant. 390.5 bajo la variante de la flexión en abdativo
Barcenone, así como en PRUD. Perist. 4.33 bajo la de Barchinon, en Chron Caesaraug. 531 e ISID. Goth. 40 bajo la del
acusativo Barcinonem o en Dig. 50.15.8 bajo el gentilicio Barcinonense. En HIL. Coll. Antiar. pág. 133 e IORD. Get.
31.163, bajo la variante por disimilación a partir de una forma flexionada Barcilona, así como en AVIEN. Ora 519-520,
OROS. Hist. 1.2.104 y 7.43.8, PAUL. NOL. Epist. 1.10 y 3, bajo derivados de flexiones múltiples sobre esta última.
finalmente, en Rauenn. 303.7 igual pero con el cierre de la /i/ en la versión flexionada Barcelona, forma que sirve de base
para la flexión Barcelonae presente en HIER. Vir. Ill. 31, así como para la variante sufijada Barcelonense presente en
GENNAD. Vir. Ill. 35.
(211) PLIN. Nat. His. 3.22.
(212) En Rauenn. 303.7 bajo la variante por corrupción Burcino.
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disimilación de su primera /n/. Todos estos fenómenos, así como el acercamiento de
su variante flexionada a una terminación más propia de la primera declinación, se
perfila claramente ya a través de las fuentes tardoantiguas, de modo que en el Siglo
VIII llegamos prácticamente a la forma actual del topónimo.
CAESARAVGVSTA, (Col.)213
Num.: Caesar Augusta214 / Caesaraugusta215 / Colonia Caesar Augusta216. Epig.:
Caesar Augusta 217 / Caesaraugusta 218 / Colonia Caesaraugusta 219 . Lit.:
Caesaraugusta220 / Colonia Caesaraugusta221 / Caesar Augusta222.
Colonia fundada por Augusto entre el 19 y el 14 a.C. sobre un asentamiento indígena
previo cuyo nombre era según Plinio Salduuia, y según los testimonios numismáticos
y epigráficos Salduia.
La designación Caesar Augusta remite a dos de los elementos que acabaron por
configurar los tria nomina oficiales de Octavio, y en sendos casos a partir de
referentes ajenos a su onomástica original: el primero está tomado de si tío abuelo,
mientras que el segundo lo hace de un epíteto. Ambos nombres se muestran
invariablemente asociados, sin primar ninguno sobre otro hasta el punto de llegar a
fusionarse ya en las fuentes antiguas, especialmente de cara a la formación de formas
sufijadas. Algunos textos tardíos aún separan los dos elementos, pero usando una
variante de carácter literario Caesarea est Augusta sin valor para la evolución del
caso. Indefectiblemente unidos ya en aras de la Edad Media, se percibe una pronta
simplificación del primer componente del topónimo, Caesar, que devendrá
curiosamente en una forma muy similar a la que daría en ruso el mismo vocablo: Zar.
Respecto a Augusta, reduce prontamente su diptongo a una única vocal, pero no a
través de la típica evolución /au/ > /o/ de las lenguas romances peninsulares, sino
mediante la caída de la /u/, en un proceso muy similar al perceptible en Italia en la
evolución del nombre de la antigua Augusta Pretoria > Aosta. Igualmente, pese a que
en el topónimo árabe Saraqusta se percibe, frente a un paso de /g/ a /q/, una
supervivencia del grupo /st/, ninguno de estos fenómenos influirán en la versión
romance del caso, quizá dependiente de una tendencia evolutiva independiente o de
una ultracorrección cultista: en ella reaparece la primitiva /g/, al tiempo que el grupo
(213) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 73.
(214) RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 304-306, 308, 311, 317, 319).
(215) Idem., nº 307, 308A, 309-310 y 318. En idem., nº 314, 315, 320, 321 y 322 bajo las abreviaturas, respectivamente,
Caesaraugus(ta), Caesa(r)augusta, Caes(ar)augu(sta), Caesaraugust(a), Caesaraug(usta).
(216) Idem., nº 325-386. Aparece en la leyenda monetal invariablemente bajo la abreviatura C(olonia) C(aesar) A(ugusta),
a partir del reinado de Augusto y ya bajo los de Tiberio y Calígula.
(217) En CIL III 6417, CIL VI 9 y CIL IX 793 bajo la forma abreviada Caesar Aug(usta). En CIL III 14511 bajo la
abreviatura de la variante Caesara Aug(usta).
(218) AE (1946) 200. En CIL II 2292 bajo la abreviatura Caesaraugust(a). En CIL II 5764 bajo la forma sufijada
Caesaraugustano. En CIL VIII 7070 y CIL VIII 19428 bajo la abreviatura de la forma sufijada Cae(saraugustana). En CIL
III 14511 bajo la abreviatura de la variante Caesara Aug(usta).
(219) En CIL II 2292 bajo la abreviatura C(olonia) C(aesaraugusta). En CIL II 3394 a su vez bajo la forma sufijada
Colonia Caesaraugustana.
(220) MELA 2.88; Itin. Ant. 392.1, 438.1, 439.4, 439.13, 443.2, 444.2, 446.1 y 446.2; PRVD. Perist. 4.1; HYD. Chron.
2.25; ISID. Goth. 34 Chron. II pág. 281; ISID. Orig. 15.1.66; Chron. Caesaraug. II pág. 222; Chron. Gall. 651; Rauenn.
310.3-4 y 311.8-9. En STR. Geog. 3.4.10 y PTOL. Geog. 2.6.62 con la trascripción al griego Καισαραυγούστα. En ISID.
Sueb. 87 Chron. II pág. 301 y Epist. Pontif. 13.2, bajo la forma sufijada Caesaraugustana.
(221) PLIN. Nat. 3.24.
(222) En Itin. Ant. 448.1, 451.2 y 452.6 e IVL HON. Cosmogr. A 25, bajo la variante Caesarea Augusta. En AVSON.
Epist. Lib. 23.88 y PAVL. NOL. Epist. 231 referida como Caesarea est Augusta.
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LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS
173
/st/ deriva en /z/. En todo caso se trata de la única población hispana que ha
conservado fusionados dos epítetos imperiales hasta la actualidad223.
CARTHAGO, Vrbs Iulia Noua (Col.)224
Num.: Vrbs Iulia Noua Carthago225 / Colonia Vrbs Iulia Noua Carthago226. Epig.:
Carthago227 / Colonia Carthago228. Lit.: Carthago229 / Carthago Noua230 / Colonia
Carthago Noua231 / Carthago Poenorum232 / Carthago Spartaria233 / Carthago Noua
Spartaria234.
fundada por los barca en el contexto de la Segunda Guerra Púnica, fue prontamente
conquistada por Escipión. Aunque se supone que recibe el estatuto colonial en
tiempos de César, éste sólo viene a atestiguarse a partir de las emisiones de Tiberio.
El enclave se convierte en capital provincial con la reforma administrativa de
Diocleciano, así como en principal base de operaciones bizantina en su frustrado
intento por tratar de recuperar Hispania. Pese a sufrir cierto declive en la Edad
Media, logra recuperarse avanzada la Edad Moderna en virtud de su arsenal.
La importancia de la urbe antigua condicionó su aparición en numerosas fuentes
literarias, sobre todo referentes a las Guerras Púnicas. En éstas toma principalmente
el nombre de Carthago, sometido a ciertas variantes gráficas, como la del cambio de
la consonante inicial a /k/ o la eliminación de la /h/ intercalada, pero por lo general
estable. Dicha denominación, homónima a la que llevó la ciudad africana de la que
pretendió conscientemente ser un émulo hispánico, es corriente que lleve aparejado
un epíteto Noua para distinguir a ambas. El vocablo latino fue traducción de uno
púnico con un similar valor, y a su vez éste se volcó al griego en las fuentes que
recogen el topónimo en dicha lengua. Otras voces que se le sumaron al elemento base
para singularizar el enclave fueron el de Poenorum, en alusión a su origen púnico, y
Spartaria, atestiguado desde Plinio y referido a los campos de esparto que
dominaban los parajes circundantes a la ciudad. El segundo de éstos, combinado con
(223) Para la evolución del caso vid. NIETO BALLESTER, E., “De Caesaraugusta a Zaragoza: la toponimia española, un
testimonio de la historia”, De Homero a Virgilio. El asombroso mundo del griego y el latín. Madrid, 2009, págs. 165-189.
Vid, igualmente el trabajo aún más reciente de BELTRÁN LLORIS, f., “Colonia Caesar Augusta. Reflexiones en torno al
nombre romano de Zaragoza”, Miscelánea de estudios en homenaje a Guillermo Fatás Cabeza. Zaragoza, 2014, págs.
129-139.
(224) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 129-130.
(225) Según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 185-186, bajo la abreviatura V(rbs) I(ulia) N(oua) C(arthago). En las
algunas de las series tiberianas, con la variante gráfica V(rbs) I(ulia) N(oua) K(arthago), según también idem., nº 182184).
(226) Según idem., nº 179-181, bajo la abreviatura C(olonia) V(rbs) I(ulia) N(oua) C(arthago).
(227) En CIL II 3602, con la variante sufijada Cartagi(nense).
(228) En CIL II 5941, bajo la abreviatura de la variante sufijada Colonia Karthagi(nensis).
(229) CIC. Leg. Agr. 16.4.2; LIV. 26.42.7 y 27.7.2; VAL. MAX. 4.3.1; PLIN. Nat. 3.16; fRONTIN. Strat. 3.9.1; SIL. 3.398
y 15.192-195; fLOR. Epit. 1.22.39; GELL. 7.8.3; AVIEN. Ora 114, 311 y 376. En PLB. 2.13, PLV. Sert. 7 y APP. Hisp.
12.47 y 19.74, D. C. 43.30.1 y 45.10 y ST. BYZ., con la trascripción al griego Καργηδὼν. En VARRO Rust. 1.57.2, bajo la
forma sufijada Carthaginense. En STR. Geog. 3.4.14, con la trascripción al griego Καργηδόνα. En MELA 2.94 bajo la
variante Certhago.
(230) CIC. Leg. Agr. 2.19.51; LIV. 21.5.4, 22.20.3 y 26.42.2-3; VAL. MAX. 9.11 ext. 1. En STR. Geog. 3.2.10 y 3.4.6 y
PTOL. Geog. 2.6.14, con la trascripción y parcial traducción al griego Καργηδὼν Νέα, así como en PLB. 3.39.6 y D.S.
25.12, variante con inversión de los dos elementos. En LIV. 26.47.2, variante con inversión de los dos elementos. A su vez,
en IVST. 44.3.3, con la variante Karthago Noua.
(231) En PLIN. Nat. 3.19 con indicación final del estatuto colonial.
(232) PLIN. Nat. 3.21.
(233) PLIN. Nat. 31.94. En Itin. Ant. 396.3 y 401.5, con la variante Karthago Spartaria, así como en Itin. Mar. 512.3-4 con
la de Cartago Spartaria o en Rauenn. con otras dos más: en 305.1 la de Cartago Partaria, y en 343.8 la de Chartago
Spartaria.
(234) SVET. Galba 9.
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RAfAEL SABIO GONZÁLEZ
el de Noua por Suetonio, cundió en los textos tardoantiguos. Respecto a los
cognomina que aquí nos conciernen, además de conservar el elemento Noua propio
de las fuentes más tempranas, añaden al topónimo base una referencia a su categoría
de Vrbs, y otro a la gens Iulia. Por lo demás y en su evolución hacia la forma actual,
además de perder la totalidad de los apellidos enunciados, el nombre original vuelve
a transmitirse a partir de la forma flexionada mediante un sufijo de base /n/ que
figura en la mayoría de las referencias textuales antiguas, abriendo en el proceso la /i/
que le antecede para evolucionar hacia la /e/ tan corriente en las terminaciones en –
ena de los topónimos rurales hispánicos, y asociándose a una vocal final más propia
de la primera declinación, como sucede en otros casos similares.
CELSA, Victrix Iulia Lepida (Col.)235
Num.: Celsa236 / Colonia Victrix Iulia237 / Colonia Victrix Iulia Lepida238 / Colonia
Victrix Iulia Celsa239. Lit.: Celsa240 / Colonia Celsa241.
fundada en el 45 a.C. por Lépido sobre un asentamiento previo llamado Kelse. Con
el nacimiento de Zaragoza sufre un rápido declive. Sus restos se localizan en Velilla
de Ebro.
El topónimo prerromano Kelse, latinizado como Celsa en las acuñaciones monetales,
recibe en estas últimas a partir del segundo triunvirato una serie de cognomina en los
que a la referencia de su fundador, Lépido, se le anteponen los vocablos Victrix e
Iulia. Una vez disuelto el triunvirato y ya durante los gobiernos de Augusto y Tiberio,
la ceca local abandona la alusión a Lépido para mantener únicamente los otros dos
apellidos. Actualmente se conserva el elemento indígena en el nombre de la cercana
localidad de Gelsa.
ILICIS, Iulia (…) Augusta (Col.)242
Num.: Colonia Ilicis Augusta243 / Colonia Iulia Ilicis Augusta244. Lit.: Ilicis245.
Establecida en la primera mitad del Siglo I a.C. sobre un asentamiento previo de
cierta relevancia, la población recibe el estatuto colonial, bien bajo el segundo
triunvirato, bien ya en época de Augusto. En todo caso cuenta hasta con seis
emisiones bajo el gobierno de este último, así como otras seis en tiempos de Tiberio.
El nombre Ilicis, de origen prerromano, parece estar emparentado con la raíz Ilipresente en otros asentamientos indígenas del sudeste peninsular, pudiendo aludir a
(235) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 91.
(236) RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 280.
(237) En idem., nº 277, bajo la abreviatura C(olonia) V(ictrix) I(ulia).
(238) En idem., nº 261-262, 265-266, 268, bajo la abreviatura C(olonia) V(ictrix) I(ulia) L(epida). Así mismo, en idem., nº
263-264 y 267, bajo la abreviatura Col(onia) Vic(trix) Iul(ia) Lep(ida).
(239) En idem., nº 269 bajo la abreviatura Col(onia) V(ictrix) I(ulia) Celsa, mientras que en idem., nº 270, 274 bajo la
abreviatura C(olonia) V(ictrix) I(ulia) Cels(a), en idem., nº 271-273, 275, 278 y 279 C(olonia) V(ictrix) I(ulia) Cel(sa), en
idem., nº 276 C(olonia) V(ictrix) I(ulia) Celsa.
(240) En STR. Geog. 3.4.10 y PTOL. Geog. 2.6.67, con la trascripción al griego Κέλσα.
(241) En PLIN. Nat. 3.24 bajo la expresión Celsenses ex colonia.
(242) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 200.
(243) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 189-191, bajo la abreviatura C(olonia) Il(icis) A(ugusta).
(244) En idem., nº 192-193, bajo la abreviatura C(olonia) I(ulia) Il(icis) A(ugusta). Así mismo, según idem., nº 194-199,
en época de Tiberio, bajo la abreviatura C(olonia) I(ulia) I(licis) A(ugusta)
(245) MELA 2.93; PLIN. Nat. 3.19-20; Itin. Ant. 401.3; Rauenn. 343.7. En Rauenn. 304.17 bajo la variante Hilicis. En
PTOL. Geog. 2.6.61, con la trascripción al griego Ἰλικίς.
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LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS
175
un carácter fortificado. Los cognomina de la ciudad, en sus dos variantes, vienen
testimoniados únicamente en las fuentes numismáticas. En éstos, algo problemáticos
debido a la persistente forma abreviada bajo la que se constatan, es posible intuir una
inicial referencia a la Colonia Ilicis Augusta, extrañamente con la alusión al
emperador al final del topónimo, y una posterior a la Colonia Iulia Ilicis Augusta. La
actual población alicantina, que recibe su nombre del elemento prerromano original,
no se levanta sobre el solar de la antigua, sino que se halla a unos kilómetros de la
misma, tomando su designación a partir de un traslado toponímico producido ya en la
Edad Media.
LIBISOSA, Foroaugustana (Col.)246
Epig.: Libisosa247. Lit.: Foroaugustana Libisosa248 / Libisosa249.
Poblado prerromano que recibió el estatuto colonial en época de Augusto. Su enclave
se sitúa en la actual población albaceteña de Lezuza.
El nombre prerromano Libisosa sabemos únicamente a través del testimonio de
Plinio que tomó un apelativo único, generado a partir de un compuesto alusivo a dos
realidades: la naturaleza del núcleo (un forum o mercado) y el promotor del mismo
(Augusto), que recibe un sufijo –anum para vincularse con carácter genitivo al
primero. Ante la contracción de ambos elementos, el nuevo vocablo adapta su
terminación a la del topónimo prerromano.
ASTVRICA Augusta (Mun.)250
Epig.: Asturica251. Lit.: Asturica252 / Asturica Augusta253.
fundada en tiempos de Augusto y a consecuencia de las Guerras Cántabras,
posiblemente sobre un campamento de la Legión X. Persisten en el lugar numerosos
restos romanos, entre los que destacan la red de cloacas y la muralla, si bien esta
última con numerosas refacciones medievales. Aunque con momentos de abandono
puntuales durante la Alta Edad Media, el asentamiento ha persistido hasta la
actualidad, ocupando su solar la ciudad de Astorga.
El elemento Asturica ha dado lugar, con muy escasas alteraciones lingüísticas, al
topónimo vivo Astorga. Lo más reseñable en su evolución es la apertura de la /u/, la
caída de la /i/ y la evolución de la /c/ hacia la /g/ en su terminación, algo por lo demás
común en los sufijos del tipo –acum conservados en el solar peninsular.
(246) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 218.
(247) Vicar. I, II, III y IV. En CIL II 3234 con referencia a la Colonia Libisosanorum. Así mismo, en CIL II 4254 como
gentilicio bajo la abreviatura Libiso(sano).
(248) PLIN. Nat. 3.25.
(249) En PTOL. Geog. 2.6.49 con la trascripción al griego Λιβισῶκα. En Itin. Ant. 446.11 bajo la variante Libisosia, así
como en Rauenn. 313.14 bajo la de Lebisona.
(250) TIR K-29, Op. Cit. 1991, pág. 27.
(251) Itinerario de Astorga 3, 4; CIL II 4866.
(252) PLIN. Nat. 3.28; Itinerario Antonino 422.2, 423.5, 425.5, 427.4-5, 429.4, 431.3, 448.2, 439.5, 439.15 y 453.5; HYD.
chron. 130, 138, 173 y 186; ISID. chron. 279.24 y 280.16; Ravenn 320.12. En Edict. Diocl. 25.3 con la variante
Asturkesias, posible deformación sin valor filológico por error de trascripción.
(253) En PTOL. Geog. 2.6.35, con la trascripción al griego Ἀστούρικα Ἀυγούστα.
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BILBILIS, Augusta (Mun.)254
Num.: Bilbilis255 / Augusta Bilbilis256. Epig.: Bilbilis257. Lit.: Bilbilis258.
Asentamiento indígena, conocido en época romana por ser la patria del poeta
Marcial. En su solar, sito a algunos kilómetros de la actual población zaragozana de
Calatayud, han sido exhumados importantes restos arqueológicos, entre los que
destacan los del foro. El lugar, a partir del testimonio de la numismática, parece
alcanzar el estatuto municipal en tiempos de Augusto.
Pese a que el nombre de la localidad no se conserva aplicado a la moderna Calatayud,
es posible que encuentre un eco lejano en el del Cerro de la Bámbola que recibe su
antiguo asiento. En la derivación de una forma a otra habría intervenido en todo caso
y con fuerza un fenómeno de reinterpretación etimológica, lo cual no obsta para que
se hayan mantenido su acentuación original y tres de sus cuatro consonantes. Mentar
finalmente la común transformación de la terminación en -is en otra en -a más propia
de la primera declinación.
CALAGVRRIS, Nassica Iulia (Mun.)259
Num.: Calagurris260 / Nassica261 / Calagurris Iulia262. Epig.: Calagurris263. Lit.:
Calagurris264 / Calagurris Nassica265.
Ciudad fundada en el 171 a.C. por Publio Cornelio Escipión Nasica. La población
que detenta a día de hoy el nombre de la antigua, enclavada en la Comunidad
Autónoma de La Rioja, no se sitúa en el solar de aquella, sino en uno alejado del
mismo algunos kilómetros, emplazamiento al que se desplazó durante la Edad Media.
Al elemento indígena Calagurris, ya constatado en la numismática indígena de
inicios del Siglo I a.C., se superpone un apelativo alusivo a Escipión, Nassica, así
como otro en época de Augusto-Tiberio referente a su familia. Sin embargo, este
(254) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 64.
(255) Ripollès (2010: nº 387 y 389-391). A su vez, en Ripollès (2010: nº 392, 393, 394, 399 y 400), abreviado como
Bilbili(s).
(256) En Ripollès (2010: nº 395-398), tras la referencia abreviada al municipium. A su vez, en Ripollès (2010: nº 392, 393,
394, 399 y 400), respectivamente abreviado como Aug(u)sta Bilb(ilis), Augusta Bilbi(lis), Augusta Bil(bilis), Aug(usta)
Bilbilis y Aug(usta) Bilbil(is).
(257) En CIL II 2728 y CIL XII 735 con la variante Birbilis. Por su parte, en CIL XIII 612 se refiere como Domo Bilbil.
(258) PLIN. Nat. 34.144; MART. 4.55 y 12.18.9; Itin. Ant. 437.3 y 439.1; ISID. Orig. 16.213. En STR. Geog. 3.4.13 y
PTOL. Geog. 2.6, con la trascripción al griego Βίλβιλις. En PLIN. Nat. 3.24, bajo la forma sufijada Bilbilitanus. En
MART. 1.49.3, bajo la variante Bilibilis, así como en IVST. 45.3.8 y AVSON. Epist. Lib. 26.57, bajo la de Birbilis o
finalmente en Rauenn. 309.16, bajo la de Belbili.
(259) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 75.
(260) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 436-440, 442, 443 y 451B, tras la referencia abreviada al municipium,
abreviado a su vez como Cal(agurris).
(261) En idem., nº 431-432.
(262) En idem., nº 433-435 y 451A y C, tras la referencia abreviada al municipium, igualmente abreviado como
Cal(agurris) Iul(ia). A su vez, en idem., nº 441, abreviado como Cal(agurris) Iulia, en idem., nº 444-446, 448-451, como
C(alagurris) I(ulia), y en idem., nº 447 como Cal(agurris) I(ulia). finalmente, en idem., nº 431, sin referencia a su estatuto
y abreviado como Calagurri(s) Iulia.
(263) CIL II 4326, CIL III 11239, CIL XII 3167 y CIL XIII 8731. En CIL II 4245, CIL II 2959, CIL V 6987 aparece bajo la
variante Calagorris (gentilicio calagorritanus en la primera y la tercera). Por su parte, en CIL VI 32521 con la variante
Calagorris o Calagoris a partir de un gentilicio abreviado cuyo desarrollo exacto es imposible de precisar. En AE (1921)
83 finalmente con la variante Calacurri.
(264) SALL. Hist. Frg. 3.42; SVET. Aug. 49.1; VAL. MAX. 7.6.3; fLORO Epit. 2.10.9; PRVD. Perist. 4.967; EXVP. 8;
OROS. Hist. 5.23.14; LIV. Perioch. 93. PTOLOMEO, Geog. 2.6.66 con la trascripción al griego de la variante sufijada
Καλαγορίνα. En el Itinerario Antonino 393.1 con la variante Calagorra. En APP. b. c. 1.13.112 con la trascripción al
griego Καλάγυρον. En AVSON. Epist. Lib. 26.57 con la variante Calagorris. finalmente, en la Epist. Pontif. 13.2 con la
var. Calaguris.
(265) LIV. Frag. 91, con la var. Calaguris. STRAB. Geog. 3.4.10 con la trascripción al griego Καλάγουρι Οὐασώνων.
PLIN. Nat. 3.24 con la variante Nasica.
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LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS
177
último sólo se manifiesta en la numismática de dicho periodo, y nunca conviviendo
con el de Nassica, al que no sabemos si trató de suplantar. En época flavia tenemos
testimoniado aún el uso de este último epíteto, que ya a partir del Siglo II desaparece
irremediablemente. Hacer notar finalmente que con la forma del elemento indígena
Calagurris alternan las de Calaguris en las fuentes textuales y, lo que es más
elocuente, la de Calagorris tanto en estas últimas como sobre todo en las epigráficas,
manifestando así una mayor aproximación hacia el topónimo vivo Calahorra, ya casi
enunciado en el Itinerario Antonino también a partir de su terminación en –a.
DERTOSA, Hibera Iulia Ilercauonia (Mun.)266
Num.: Hibera Iulia Ilercauonia 267 / Hibera Iulia Ilercauonia Dertosa 268 . Epig.:
Dertosa269 / Colonia Dertosa270 / Hibera Iulia Dertosa271. Lit.: Hibera272 / Dertosa273.
Sobre un asentamiento previo, se establece una población romana con dos
acuñaciones de época de Augusto, una anterior al cambio de era y la otra del 14 d.C.,
refiriéndose en ellas un estatuto municipal que debió de percibir en este momento. A
partir de un testimonio epigráfico tardío se constata su conversión en Colonia,
habiéndose atribuido este cambio de estatuto ya a un momento muy avanzado, bajo el
gobierno del emperador Pertinax, a finales del Siglo II274. El lugar se ha mantenido
poblado hasta la actualidad, ocupando su solar la localidad tarraconense de Tortosa.
De los numerosos cognomina de la urbe antigua aplicados sobre el topónimo
prerromano, referidos exclusivamente en fuentes textuales arqueológicas,
destacaremos uno solo de naturaleza imperial: la referencia a la gens Iulia. Los dos
restantes hacen alusión al paso del río Ebro a sus pies, así como a su asentamiento en
el territorio del pueblo prerromano de los Ilercavones. El elemento subsistente remite
al nombre original del enclave, habiéndose alterado simplemente con la
transformación de la dental /d/ en /t/ y el cierre de la /e/ en /o/.
SAETABIS, Augusta (Mun.)275
Epig.: Saetabis 276 / Augusta 277 / Augusta Saetabis 278 . Lit.: Saetabis 279 / Augusta
Saetabis280.
(266) TIR K/J-31, Op. Cit. 1997, pág. 69.
(267) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 205-206, tras la referencia abreviada al municipium y con el término
Ilercauonia en la cara opuesta al resto de los cognomina.
(268) En idem., nº 208, tras la referencia abreviada al municipium, igualmente abreviado como H(ibera) I(ulia)
Ilercauonia Dert(osa), así como en idem., nº 207, bajo la variante de la abreviatura H(ibera) I(ulia) Ilercauoni(a)
Dert(osa), o en idem., nº 209 con el término Ilercauonia en la cara opuesta al resto de los apellidos.
(269) Vicar. I, II, III y IV; Teg. Valencia; CIL II 4057. En EE IX.1 385 y CIL II 4062 bajo la variante sufijada Dertosana.
(270) En CIL II 4058 bajo la variante sufijada Dertosana.
(271) En MAYER I OLIVÉ, Marc y RODÀ DE LLANZA, Isabel, “L’epigrafía romana a Catalunya, estat de la qüestió i
darreres novetats”, Fonaments, 5 (1985), págs. 161-186, junto a la alusión a su estatuto municipal.
(272) LIV. 23.28.10.
(273) MELA 2.90; SVET. Galba 10.4; Itin. Ant. 399.4; Rauenn. 342.9. En PLIN. Nat. 3.23 bajo la variante sufijada Dertosana.
En STR. Geog. 3.4.6 y 3.4.9 con la trascripción al griego Δέρτωσσα, y en PTOL. Geog. 2.6.63, igual pero con una /s/ simple.
(274) Sobre esta cuestión MAYER I OLIVÉ, Marc 2009: “Dertosa: ¿colonia de Pertinax?”. Faventia, 31 (2009), págs. 61-69.
(275) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 281-282.
(276) Vicar. I, II, III y IV; CIL XIV 3795.
(277) En CIL II 3623, bajo la abreviatura Aug(usta).
(278) En CIL II 3755, bajo la abreviatura Saetabis Aug(usta) y en CIL II 3782 bajo la de Saetab(is) Aug(usta).
(279) CATULL. 12.14 y 25.7; PLIN. Nat. 19.9; SIL. 3.371-375, 16.474. En STR. Geog. 3.4.9 con la trascripción al griego
Σετάβιος, y en PTOL. Geog. 2.6.61, con la trascripción al griego Σαιταβίς. En Rauenn. 304.9 con la variante Setauis, así
como en 343.1 con la de Setabis.
(280) En PLIN. Nat. 3.25, bajo la referencia exacta a Saetabitani qui Augustani.
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Enclave prerromano de notable importancia, que acuñó moneda entre el Siglo III a.C.
y el 50 a.C. Es mencionado por varios literatos latinos en virtud de su conocida
industria textil. Ha mantenido un poblamiento continuado hasta la actualidad,
ocupando su solar la actual ciudad valenciana de Játiva.
Al nombre prerromano, ya testimoniado en las acuñaciones bajo la leyenda en ibero
Saiti, se le añade un único cognomen alusivo a la figura del emperador Augusto que
encontró una gran aceptación en la epigrafía, hallándose testimoniado en las fuentes
literarias sin embargo únicamente a través de Plinio. El elemento persistente en la
toponimia actual denota una serie de alteraciones moderadas entre las que se cuentan
el paso de /s/ a /x/ (con su correspondiente castellanización en /j/), la transformación
del diptongo inicial ya a /e/ en el Anónimo de Ravena, para después abrirse, el cierre
de la segunda vocal en /i/ y, finalmente, la asociación de su terminación femenina a la
primera declinación.
AVGVSTOBRIGA281
Epig. Augustobriga282. Lit.: Augustobriga283.
Ciudad sita en territorio pelendón, en el solar de la actual localidad de Muro de
Ágreda (Soria), donde se localizan numerosos vestigios materiales de época romana,
junto a cerámica indígena. Se ha querido identificarla con un asentamiento
prerromano que, a través de su ceca, recibiría el nombre Areikoratikos.
El interés del caso, homónimo al lusitano ya referido con anterioridad, radica
nuevamente en la extinción del topónimo augusteo a favor de uno presumiblemente
anterior al que trató de suplantar sin éxito. En el Augustobriga pelendón es posible
que la designación previa sí encuentre un testimonio antiguo a través de la acuñación
referida, pese a que la identidad de la población mentada en las monedas no pueda
aseverarse que se corresponda con la nuestra, fundamentada como lo está en la
localización celtíbera de la ceca y la similitud formal del nombre Areikoratikos con el
topónimo vivo Ágreda. La reducción de uno a otro, con todo, resulta plausible, y
podría constituir un ejemplo más de la tentativa frustrada de Augusto de imponer su
onomástica a asentamientos previos mediante la suplantación directa de su
denominación anterior.
BRACARA Augusta284
Epig.: Bracara285 / Bracara Augusta286. Lit.: Bracara287 / Bracara Augusta288.
La ciudad, fundada por Augusto tras la pacificación de la región, no alcanza el
estatuto municipal hasta época flavia. Durante la Antigüedad tardía se convierte en
efímera capital del reino suevo.
(281) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 58.
(282) CIL II 4892.
(283) Itin. Ant. 442.3. En PTOL. Geog. 2.6.53 con la trascripción al griego Αὐγουστόβριγα. En Rauenn. 311.2, por su
parte, con la var. Augustabrica.
(284) Topónimo no incluido en la correspondiente hoja de la TIR.
(285) En RODRÍGUEZ COLMENERO, Antonio, Aquae Flaviae: I. Fontes epigráficas da Gallaecia meridional interior.
Chaves, 1997, nº 491, bajo la abreviatura B(racara).
(286) En AE (1974) 392 y EE VIII 280, bajo el gentilicio Bracaraugustanus. En idem. nº 508, bajo la abreviatura
B(racara) A(ugusta).
(287) PLIN. Nat. 3.28; Itin Ant. 422.1.
(288) PTOL. Geog. 2.6.38, con la trascripción al griego Βρακαραυγούστα.
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El elemento Bracara alude a la etnia establecida en el entorno de la fundación
augustea, como sucede en el caso de Asturica con los astures. Por su parte y como
acontece también en este topónimo, la referencia a la propaganda imperial se relega
en las fuentes a una posición posterior a la de la alusión étnica, contrayéndose con la
misma en ciertos gentilicios constatados a través de la epigrafía. El nombre de lugar
antiguo subsiste en Braga a través del elemento Bracara, aunque exento de su
terminación, quizá por su carácter de sufijo, y suavizada la /c/ de un modo semejante
a como sucede en los sufijos del tipo –acum.
CAESARA289.
Epig.: Caesara290. Lit.: Caesara291.
Mansio próxima a Asturica, según testimonio del conocido como tramo largo de la
vía XVII.
Según Albaladejo Vivero 292 , el topónimo recibiría su nombre a partir de la
propaganda imperial como consecuencia de las Guerras Cántabras.
CASTVLO, Caesar Iuuenal293
Epig.: Castulo294. Lit.: Castulo295 / Caesar Iuuenal Castulo296.
Asentamiento indígena tomado por los romanos a comienzos de la Segunda Guerra
Púnica. Sede de un importante distrito minero, el lugar tiene atestiguado a través de la
arqueología un notable desarrollo en el periodo republicano y en el Alto Imperio,
decayendo en la Antigüedad tardía para transmitir su relevancia a la actual Linares
durante la Edad Media y permanecer prácticamente despoblado hasta la actualidad.
La designación prerromana, aparte de en las fuentes latinas, viene consignada en las
tempranas cecas que la ciudad emite desde muy comienzos del Siglo II a.C., en
púnico, bajo la forma Kastilo. La versión ofrecida por la epigrafía y las fuentes
literarias latinas suele ser bastante regular y simple, mostrando un topónimo Castulo
flexionado por mediación de un sufijo de base /n/ y a su vez asociado a un segundo
sufijo del tipo –ense, por lo general a través de gentilicios. En su transcripción a la
lengua griega es interesante reseñar que la /i/ de la forma púnica, en lugar de cerrarse
como en el latín, tiende a abrirse, dando la impresión de que está tomada
directamente de una tradición fonética previa en la que su traslación exacta resultaba
algo indecisa para los sistemas vocálicos de las dos lenguas clásicas en las que se
recoge.
(289) Sin entrada en la TIR. Vid. ALBALADEJO VIVERO, Manuel, Léxico de topónimos y etnónimos del noroeste de la
Península Ibérica en la Antigüedad. Madrid, 2012, pág. 52.
(290) CIL II 416. En EE IX 415, bajo la variante Caesera.
(291) Itin. Ant. (tramo largo de la vía XVII).
(292) ALBALADEJO VIVERO, Manuel, Op. Cit. 2012, pág. 52
(293) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 140.
(294) Vicar. I, II, III y IV; LOSTAL PROS, Joaquín, Los miliarios de la provincia Tarraconense (Conventos tarraconense,
cesaraugustano, cluniense y cartaginense). Zaragoza, 1992, nº 51. En CILA III.I 80, CILA III.I 84, CILA III.I 91, CILA III.I
101, bajo la forma sufijada Castulonense, así como en CILA III.I 86 bajo la abreviatura de esta última Castul(onense).
(295) LIV. 24.41.7-8 y 28.20.8-12; PLIN. Nat. 3.17 y 3.29; Itin Ant. 402.6, 403.6, 404.1, 405.2 y 404.5.2, . En STR. Geog.
3.2.3, 3.3.2, 3.4.9, 3.4.20 y 3.10.11, PTOL. Geog. 2.6.58 y ST. BYZ., con la trascripción al griego Κασταλὼν. finalmente,
en Rauenn. 315.14, bajo la variante de la flexión en abdativo Catulune.
(296) En PLIN. Nat. 3.25, bajo la referencia exacta Castulonenses qui Caesarii Iuvenales apellantur.
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Los apellidos Caesar Iuuenal cuentan con una única constatación: la de un pasaje de
Plinio donde por lo demás se aplica, no al topónimo directamente, ni por tanto a su
población, sino a sus habitantes a través del gentilicio formado a partir de aquel. El
elemento Caesar podemos dudar que se refiera a la onomástica de César, como
sucede en el caso de Norba Caesarina, o a la de Augusto, como en el caso de
Caesaraugusta. Pero, igual que en ambos supuestos, es posible que le haya sido
aplicada al lugar ya con posterioridad al fallecimiento del primero. Iuuenal debe
remitir por su parte a algún fenómeno renovador de la urbe en el momento de la
imposición de tan efímeros cognomina, entrando por lo tanto en la órbita de epítetos
como el Noua de Noua Augusta o el Restituta de Restituta Iulia Segida.
El topónimo base, en su perduración en el tiempo, apenas hemos de reseñar que
aparece bajo la variante Catulo en el Anónimo de Ravena, quizá por asociación al
nombre personal del poeta latino ante el desconocimiento de la nomenclatura exacta
de un enclave ya en franca decadencia en el momento de su redacción. Tal declive no
obstó para que, sin embargo, sí se haya mantenido vivo aplicado a cortijo asentado
sobre sus ruinas y que lleva el nombre de Cazlona297. En su evolución se aprecia el
paso del grupo /st/ a /z/ y la caída de aquella vocal que enunciábamos como
dubitativa ya en las fuentes antiguas. Pero también la fosilización, como en otros
casos semejantes, del sufijo de base /n/ asociado a sus flexiones, finalmente derivadas
hacia la terminación /a/ de la primera declinación.
IVLIOBRIGA298
Epig.: Iuliobriga299. Lit.: Iuliobriga300.
Ciudad fundada por Augusto. El lugar sufre una importante reforma urbanística en
época flavia. En el Bajo Imperio fue sede de la cohors I Celtiberorum, según
información de la Notitia Dignitatum. Su solar se sitúa en Castro Urdiales, en la
provincia de Santander.
El caso combina una referencia a la gens Iulia con un elemento exógeno a la lengua
latina como era Briga, que como en otros casos funciona como sufijo. La única
variación a reseñar en su registro en las fuentes es la transcripción por Plinio de este
último elemento como –brica, ante el posible influjo del sufijo –acum. Tras el Bajo
Imperio no volvemos a tener constancia del topónimo.
IVLIOBRIGA, Portus Victoria301
Lit.: Portus Victoria Iuliobriga302.
Posible fundación augustea sólo citada por Plinio y enclavada en la Bahía de
Santander.
El topónimo es un reflejo exacto del cercano Iuliobriga pero con referencia a su
naturaleza portuaria y a un sustantivo abstracto Victoria con el que posiblemente se
(297) Algo similar sucede en el caso de Carteia (Cádiz), transmitido desde la Edad Media a través del topónimo Cartagena
que se aplica primero a una fortificación y más tarde a un cortijo.
(298) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 135.
(299) Itin. Astorga 1.9; CIL II 2480; CIL VIII 3245. En CIL II 3268, abreviado como Iuliobr(iga). A su vez, en CIL II 4192
como gentilicio bajo la abreviatura Iuliobrigens(e), y en CIL II 4240 bajo la de Iuliobrig(ense).
(300) PLIN. Nat. 3.27; Not. Dig. Occ. 42.30. En PLIN. Nat. 3.21 bajo la variante Iuliobrica. En PTOL. Geog. 2.6.50 con la
trascripción al griego Ἰουλιόβριγα.
(301) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 183.
(302) En PLIN. Nat. 4.111 bajo la forma Portus Victoriae Iuliobrigensium.
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LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS
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esté aludiendo a la del propio Augusto en las Guerras Cántabras. El topónimo no ha
dejado huella en la actualidad, siendo el de Santander de origen cristiano y naturaleza
hagiotoponímica.
LIBICA, Iulia303
Lit.: Iulia Libica304.
El lugar, únicamente citado por Ptolomeo, ha sido interpretado como la principal
población de los Ceretanos, emplazada quizá en la actual localidad de Llívia
(Gerona), donde han aparecido restos del Siglo I a.C. sobre materiales de la Edad del
Hierro.
El topónimo parece una combinación de una alusión a la gens Iulia y otra a la
onomástica de la esposa del emperador Augusto, relacionada con el primer elemento
del nombre de lugar mediante un sufijo genitivo del tipo –acum. De poder hallar un
eco efectivo en la designación de la actual localidad de Llívia, habríamos de asumir
una perduración a partir de un temprano empleo aislado de nombre de la emperatriz,
lo que justificaría la ausencia del sufijo genitivo.
LVCVS Augusti305
Epig.: Lucus Augusti306. Lit.: Lucus307 / Lucus Augusti308.
Núcleo de población fundado por Augusto y convertido en capital del conuentum de
su mismo nombre, pese a lo cual nunca pareció superar la categoría de oppidum,
según nos transmite Julio Honorio. Destacan los restos de sus murallas
bajoimperiales, datadas al parecer en el Siglo V.
El topónimo se compone de un nombre común lucus al que se le suma en genitivo el
elemento Augustus, traduciéndose como “bosque de Augusto”. Las fuentes
altoimperiales, tanto epigráficas como literarias, persisten en transmitir la referencia a
Augusto, la cual sólo desaparece ya en el periodo tardoantiguo, manteniéndose
únicamente, como posible eco del documento previo del que debe beber, en el
Anónimo de Ravena.
NOVA Augusta309
Lit.: Noua Augusta310.
Núcleo de población vacceo apenas mentado por Plinio y Ptolomeo y de incierta
localización, si bien se ha querido identificar con la Augustobriga que citan tanto el
mismo Ptolomeo como el Itinerario de Antonino o el Anónimo de Ravena dentro del
convento cluniense, y que se sitúa en Muro de Ágreda (Soria).
(303) TIR K/J-31, Op. Cit. 1997, pág. 94.
(304) En PTOL. Geog. 2.6.63 con la trascripción al griego Ἰουλία Λίβικα.
(305) TIR K-29, Op. Cit. 1991, pág. 69.
(306) Itin. Astorga 2. CIL II 2638; IRL 30; CIL III 9834 citado siempre en abdativo Luco Aug(usti). En CIL II 2586 citada
como Lucaug(ustana).
(307) HYD. Chron. 199 y 201; Not. Dig. Occ. 42.29.
(308) En Itin. Ant. 424.7 y 430.8; Rauenn. 321.3 citado siempre en abdativo Luco. En PTOL. Geog. 2.6.23 con la
trascripción al griego Λούκος Αὐγούστον. En IVL. HON. Cosmogr. A 19 referido como Lucus Augusti oppidum. En
Cosmogr. I.19 con la variante Lucus Augusta.
(309) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 159.
(310) PLIN. Nat. 3.27. En PTOL. Geog. 2.6.49 con la trascripción al griego Νοοῦα Αὐγούστα.
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El topónimo analizado se compone de un adjetivo alusivo a la fundación o más
posible refundación de la población, así como de una referencia a su promotor. De
identificarse con la Augustobriga del convento cluniense, nos hallaríamos ante la
alternativa latina para un topónimo de naturaleza mixta de mayor aceptación, al
menos por parte de las fuentes, ya que ninguno de los dos parece subsistir más allá de
la Antigüedad.
SEGISAMA Iulia311
Epig. Segisamo312. Lit.: Segisamo313 / Segisama Iulia314.
Asentamiento empleado por Augusto como base militar en las Guerras Cántabras. El
primitivo enclave de la fundación augustea se tiende a identificar con la actual
localidad burgalesa de Sasamón, en cuyo solar existen notables hallazgos de época
altoimperial.
El nombre Segisamo, de indudable origen prerromano, detenta una raíz del tipo segmuy común en asentamientos indígenas peninsulares, en especial de la Meseta, y entre
los que podemos reseñar los conocidos casos de Segobriga, Segontia o Segouia. Sobre
esta base asistimos a la común aplicación de un apelativo Iulia tan sólo testimoniado
directamente en Claudio Ptolomeo, así como en Plinio más indirectamente pero a
través de una referencia clara y segura, bajo la forma de un gentilicio en el que se
contraen los dos elementos del topónimo, de un modo muy similar a como acontece
en el caso de los caesaraugustani. Un problema de cara a la perduración del nombre
primitivo en el de la localidad burgalesa de Sasamón deriva de la distinción, tanto en
Plinio como en Claudio Ptolomeo, de lo que parecen ser dos poblaciones distintas,
Segisama Iulia y Segisamonis, detentando la segunda de éstas la terminación vigente
en la forma viva. Tal duplicidad se encuentra de hecho sostenida desde hace ya años,
proponiéndose la identificación del enclave que nos concierne con un antiguo
campamento sito en la provincia de Palencia, cuya existencia no habría resultado tan
longeva como la de su homónimo burgalés315. En esta idea redundaría la constatación
aislada de Segisamonis en el Anónimo de Rávena.
TEARIS Iulia316
Lit.: Tearis Iulia317.
Lugar de incierta localización, ubicado en las proximidades de Segarra (Lérida).
En el topónimo, sólo transmitido a través de las fuentes literarias, se distinguen
claramente a través de Plinio dos elementos: uno de aspecto prerromano y el otro
referente a la gens Iulia. Ambos aparecen aglutinados en Ptolomeo, lo que nos hace
pensar que, en caso de haber perdurado durante cierto margen de tiempo, lo habría
hecho bajo esta forma, como sucede con Caesaraugusta.
(311) TIR K-30, Op. Cit. 1993, págs. 207-208.
(312) CIL II 5741. Otras referencias parecen referirse más bien a Segisamona.
(313) fLORO Epit. 2.33.48; OROS. Hist. 6.21.3. En PLB. 34.9.13 y STR. Geog. 3.4.13, con la transcripción al griego de
la variante Σεγεσάμαν.
(314) En PTOL. Geog. 2.6.49 con la trascripción al griego Σεγίσαμα Ἰουλία. En PLIN. Nat. 3.26, como gentilicio bajo la
contracción de los dos elementos Segisamaiulienses.
(315) ABÁSOLO ÁLVAREZ, José Antonio, Comunicaciones de la época romana en la provincia de Burgos. Burgos,
1975.
(316) TIR K/J-31, Op. Cit. 1997, pág. 157.
(317) En PLIN. Nat. 3.23 se refiere en genitivo Teari, y especifica a continuación que son conocidos como Iulienses.
PTOL. Geog. 2.6.63 nos transmite una trascripción al griego con la aglutinación de los dos elementos especificados por
Plinio, bajo la forma Τιαριουλία.
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3. ASPECTOS DE LA TOPONIMIA AUGUSTEA EN LA PENÍNSULA
IBÉRICA
Augusto, consciente del poder de la toponimia, trató de usarla hábilmente para
difundir su ideario y su sistema propagandístico por todo lo ancho del Imperio, y a
muy diferentes escalas: desde en macrotopónimos como la vía Augusta,
anteriormente conocida como vía Heraclea, la cual discurría entre Italia y Cádiz;
hasta en microtopónimos con el Forum Augusti de Roma.
Centrándonos en la cuestión que nos ocupa, la de los topónimos asociados a
núcleos poblados hispanos de determinada entidad, y muy especialmente de colonias
y municipios, debemos comenzar indicando que, desde un punto de vista
cuantitativo, la toponimia augustea se encuentra bastante bien representada por todo
lo ancho del solar peninsular. En su distribución por provincias quizá podría llamar la
atención la saturación de casos en la Bética (22 topónimos) que, en relación con su
tamaño, contrasta con la Lusitania (8 topónimos). Ello, no obstante, es fácilmente
explicable a partir de la más tardía romanización y la menor concentración de
núcleos urbanos en la más indómita mitad oriental de la antigua Ulterior. Algo
semejante pero sólo perceptible sobre el plano sucede en la Tarraconense, donde de
los 24 topónimos analizados, casi tres cuartas partes se concentran en la mitad
oriental de su territorio, esto es, el área más prontamente romanizada. En esta
distribución de los casos por provincias, un aspecto asociado sobre el que deseamos
llamar la atención es el de la nomenclatura de las capitales provinciales, que de un
modo elocuente aluden de un modo expreso a la figura del emperador en las dos
dependientes directamente de su autoridad, la Tarraconense y la Lusitania. Por
contraste en la Bética, dispuesta bajo la autoridad del Senado, su capital, Corduba,
prefiere referir en su titulatura al peso de la nobleza en la misma, por medio del
cognomen Patricia.
Morfolóficamente, han de distinguirse los casos con nombres simples de otros con
nombres compuestos. Los compuestos denotan cierta tendencia a buscar los tria
nomina de la onomástica personal latina, de modo que, si descontamos los nombres
comunes referentes al estatuto del lugar, pero no los que, integrados a veces entre sus
apellidos, refieren su naturaleza, nos encontramos con dicho número de elementos en
entre 24 y 27318 de los 49 casos analizados con más de uno. De los 22 restantes, 15
presentan seguro dos elementos, frente a siete que muestran más de tres: Urso, Gadis,
Tarraco, Carthago, Celsa y Dertosa, con un total de cuatro; y Barcino, con cinco.
Salvo el último, muchos podrían remitir igualmente a cierta tradición de la
onomástica personal, donde son frecuentes los duo nomina (aunque no en personas
de alto estatus social en época augustea) y excepcional la adhesión de un
sobrenombre (en especial en figuras señeras, como el general Escipión o el propio
(318) Los tres casos dudosos son los de Hispalis, Pax y Emerita. El primero, únicamente los tiene constatados en una fuente
tardoantigua, lo cual, cuanto menos, nos ha de obligar a mostrarnos cautelosos. El segundo, aunque no en la misma fuente,
acumula hasta tres elementos a partir de la combinación de varias, los cuales sospechamos que podrían reflejar un tria
nomina original. En el tercero, en fin, el elemento Iulia que en ocasiones se le ha sumado hemos de advertir que en ningún
caso aparece desarrollado, basándose por lo tanto en una abreviatura para la que podrían caber otras interpretaciones. Un
supuesto semejante no descartamos que pudiese haberse producido en otros topónimos con dos nombres.
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Augusto)319. Y es que, de hecho, casi todos los núcleos asociados al estatuto más
elevado (el colonial), presentan o pudieron presentar tres o más nomina, mientras que
los duo nomina, tienden a concentrarse en municipios o enclaves carentes de estatuto
jurídico 320 . Los escasos cinco casos con nombres simples, indefectiblemente
asociados a enclaves sin estatuto jurídico reconocido en época augustea, consisten en
su mayoría en contracciones de dos elementos en un solo vocablo, soliendo estar
constituido el segundo de los mismos por la partícula –briga321.
Esta cuestión nos lleva a la de las lenguas utilizadas en la configuración de los
nuevos topónimos. De una parte se encuentra el latín, de donde se nutren la totalidad
de los cognomina impuestos, así como de los elementos antroponímicos. Y de otra,
las lenguas prerromanas, base de la ya mentada partícula –briga o, más dudosamente,
de casos como el del –ippo quizá asociado a una alusión a la gens Iulia en el
topónimo Iulipa322. Una consideración aparte merecen la multitud de topónimos
previos a los que se añaden los apellidos oficiales, de ascendencia indígena o púnica
(ej. Asido, Astigis, Hispalis…).
Respecto a los supuestos de aplicación, en atención a lo dicho, nos hallamos con
asentamientos preexistentes, por lo general de origen prerromano, pero también con
nuevas fundaciones. Ello puede sin embargo no reflejarse en su denominación, ya
que hay casos en los que una población de nueva creación lleva asociada alguna
alusión a un enclave o pueblo aledaño (caso de Barcino o Asturica respectivamente).
Y, por el contrario, también los hay en que un nombre nuevo sustituye en su totalidad
a otro anterior, a veces difícil de identificar (caso de Augustobriga y Caesarobriga).
Dentro de la naturaleza de los elementos toponímicos utilizados en los cognomina
augusteos, destaca la antroponímica y otras afines a ésta. Y en relación a esta última,
puede estar aludiéndosenos a personajes míticos (como Rómulo en el caso de
Hispalis) o reales. Ahora bien, los segundos son rara vez referidos de un modo
directo mediante el empleo de un antropónimo en época de Augusto y, frente a
Caesar, usado como homenaje póstumo al tío abuelo del emperador o en relación a la
onomástica personal que este último adoptó de aquel, sólo tres poblaciones podrían
esconder en las fuentes antiguas nombres personales propiamente dichos de
miembros de la familia imperial: el de Octavio en el Octauiolca 323 citado por
(319) ANDREU PINTIADO, Javier, “7. La onomástica individual”, en ANDREU PINTIADO, Javier (ed.), Fundamentos
de epigrafía latina. Arre, 2009, págs. 143-173.
(320) Excepciones a lo dicho las constituyen, por una parte, la de los dua nomina de las colonias de Pax y Caesar Augusta
(después contraído en uno), aunque al menos para la primera resulta plausible sospechar la original presencia de tres
elementos, como vimos en su correspondiente entrada y la nota previa. En el extremo opuesto situamos el municipium de
Dertosa, con cuatro elementos.
(321) Se trata de las dos Augustobriga, Caesarobriga y Iuliobriga. Este último funciona además en combinación con otros
dos elementos en el caso del Portus Victoriae Iuliobriga. En torno a esta terminación vid. ALBERTOS fIRMAT, María
Lourdes, “Los topónimos en Briga en Hispania”, Veleia, 7 (1990), págs. 131-143.
(322) Topónimo sólo constatado epigráficamente, es posible que se identifique con la actual localidad badajocense de
Zalamea de la Serena.
(323) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 164. En el topónimo parece apreciarse un elemento alusivo al nombre personal
Octauio al que se le suma una terminación quizá asociada a las lenguas prerromanas del entorno. No puede aseverarse que
el caso esté relacionado con el emperador antes que con un particular, y más ante la aislada constatación de dicho
antropónimo en los topónimos estudiados dentro de nuestro tipo, pero tampoco puede descartarse la formación local del
mismo, como homenaje extraoficial al princeps. Por lo demás, la única aportación del dudoso Itinerario de Astorga
respecto a la segura mención en Ptolomeo es la constatación de la /c/ en la sílaba inicial: si el documento resultase ser
falto, podría tratarse de una sobreinterpretación del falsificador y por lo tanto tendríamos unas mayores reservas incluso
sobre la naturaleza antroponímica del caso.
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Ptolomeo324 y el Itinerario de Astorga325; y el de su esposa Livia en el Iulia Libica
que, en función de su primer compuesto, ya analizamos en nuestro catálogo, así como
en el Libyca que Mela ubica en el Noroeste peninsular326. Más corriente resulta el
empleo de nombres familiares, que en el caso de Augusto se concreta
indefectiblemente en la gens Iulia a la que pertenece, así como de ciertos títulos y
epítetos vinculados a su persona. Entre estos últimos hemos de recordar que se
encuentran todas las referencias a Augustus de nuestros topónimos, ya que, en última
instancia, remiten a un sobrenombre adoptado por Octavio en un momento muy
determinado de su carrera política, y que vendría a traducirse al castellano como
“excelso”. Menos frecuente es que nos hallemos con posibles ecos de la implantación
de algunos de los títulos con los que se fue nutriendo la figura de Augusto durante su
vida, tales como Imperator (en Salacia), Pontifex (en Obulco) o Augur (en la Segida
bastetana).
Elementos de otra naturaleza nos remiten, por una parte, a alusiones puntuales a la
naturaleza del propio enclave, como urbs (en Urso, Gadis, Salacia, Tarraco y
Carthago), forum (en Iliturgis y Libisosa), castrum (en Vgia) o praesidium (en
Scallabis)327. Más recurrente aún resulta la aparición de toda una serie de adjetivos,
siempre referentes a cualidades y fenómenos vinculados al enclave, tales como firme
(en Astigi)328, triunfal (en Isturgis y Tarraco) o victoriosa (en Celsa), imperial (en
Salacia), emérita (en Emerita), nueva (en Carthago y Noua Augusta), nacida (en
Vrso) o joven (en Castulo), restituida (en Vgultunia y la Segida túrdula), trasladada
(en Iulia Traducta)329, doble (en Accis y Tuccis), salutífera (en Vgia) o contribuyente
(nuevamente en Vgultunia). También en una buena proporción y variedad, nos
encontramos con numerosos sustantivos abstractos, siempre alusivos a la promoción
de la gens Iulia: la Paz, la Concordia, la Constancia, la Claridad, la fama, el Genio,
la Liberalidad, la felicidad y la Virtud. En fin, algunas referencias más puntuales nos
remitirían a etnias (como los Astures en Asturica, o los Ilercauones en Dertosa),
topónimos próximos (como el río Ebro, también en Dertosa) o poblaciones
hermanadas (como Fauentia, actual faenza, en el caso de Barcino)330.
Al margen de los núcleos de población, existieron, aunque de un modo
minoritario, otro tipo de realidades sobre las que se aplicaron vocablos posiblemente
alusivos a la propaganda augustea. Como macrotopónimo asociado a Hispania se
encuentra el de la vía Augusta ya mentada. Pero existen otros en la misma, por lo
general de naturaleza microtoponímica. Nosotros destacaríamos seis. El primero,
Arae Sestinae331, remitiría a un santuario bien testimoniado en las fuentes literarias a
partir de sus dos primeros elementos, a los que Plinio suma una referencia imperial
(324) En PTOL. Geog. 2.6.50 con la trascripción al griego Όταουίολκα.
(325) Itin. Astorga 1.8.
(326) MELA 3.13.
(327) Consideramos aparte, por tratarse de nombres comunes de lugar, los casos de Lucus y Vicus. El primero se reitera en
el Lucus Asturum referido en PTOL. Geog. 2.6.28 y Rauenn. 320.16.
(328) El epíteto se reitera en la población italiana de Firmum Picenum, dando lugar al nombre actual de la localidad de
fermo.
(329) El adjetivo ducta se reitera quizá en el Araducta citada en PTOL. Geog. 2.6.39. Sobre dicho enclave vid.
ALBALADEJO VIVERO, Manuel, Op. Cit. 2012, pág. 28.
(330) Este cognomen se reitera aplicado a la población bética de Vesci (PLIN. Nat. His. 4.10).
(331) TIR K-29, Op. Cit. 1991, págs. 23-24 y TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 50. El topónimo, bajo esta forma, aparece
consignado en MELA 3.13 y PTOL. Geog. 2.6.3.
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en genitivo Augusti332, que llegaría a sustituir al vocablo Sestinae en el Anónimo de
Ravena333. El segundo es otro santuario, el Ara Augusta referida en una tabla de
patronato334, la cual sirvió de sede a un convento jurídico en el Siglo I d.C., siendo
posteriormente reemplazada por Asturica Augusta335. El tercero, la Turris Augusti336
que cita únicamente Pomponio Mela337, consistiría en un monumento conmemorativo
cuya designación en ocasiones se ha querido reducir al topónimo vivo pontevedrés
Torres de Oeste. El cuarto, Porta Augusta338, también evocaría a un monumento
singular, y más concretamente a un arco, aunque parece que en el Siglo II se había
transformado en un núcleo poblacional, y como tal lo cita Ptolomeo 339. El quinto,
Ianus Augustus340, vuelve a remitirnos a un monumento en forma de arco, pero en
este caso bajo la referencia a la divinidad romana de las puertas, Jano, y enmarcando
la vía Augusta a su paso por el límite entre las provincias Tarraconense y Bética. Y el
sexto consiste en una demarcación local, el Pagus Augusti 341 recogido en un
documento epigráfico custodiado en el MNAR 342 , el cual consta en genitivo el
nombre del fundador de la colonia de Augusta Emerita en la que se inscribe. Una
mención aparte merecerían las numerosas referencias a acueductos con la
designación Aqua Augusta, ya no siempre alusivas a Octavio343.
En fin, no podemos terminar sin recordar la presencia en la toponimia, tanto
antigua como vigente, de algunos nombres de lugar con remisiones a elementos
propios de la toponimia imperial augustea pero una muy dudosa asociación a nuestro
tipo específico. Por ejemplo, partiendo de las fuentes clásicas, la ausencia de una
vinculación clara a una población hace que topónimos como el Iulia citado en el
Itinerario de Antonino en las proximidades de Huesca, puedan consistir en realidad en
mansiones que toman su designación de algún particular relacionado con el origen o la
explotación del lugar 344. Y centrados en el elenco vigente de nombres de lugar, se nos
muestran supuestos semejantes ante la constatación eventual del antropónimo
Octauius y su derivado sufijado Octauianus que, al margen de su vinculación al
emperador Augusto, consistió en un nombre personal de extendido uso por todo lo
ancho del Imperio, como en general sucede con todos los que remiten, al menos en su
origen etimológico, a la posición numérica de un vástago entre sus restantes hermanos
(Primus, Secundus, Tertius, Quartus, Quintus, Sextus…). En Hispania, tanto Octauius
(332) PLIN. Nat. His. 4.111.
(333) Rauenn. 308.1. La referencia exacta consigna la forma Are Agusti. Las erratas en esta fuente tardía son sin embargo
frecuentes, y en este caso puede restituirse con facilidad la forma original del topónimo que trata de consignar.
(334) TIR K-29, Op. Cit. 1991, pág. 23. Vid. PEREIRA MENAUT, Gerardo, “Una nueva tabula patronatus en el noroeste
de Hispania”, Actas del IV Coloquio de Lenguas y Culturas Paleohispánicas. Vitoria, 1987, págs. 299-303.
(335) Ante la imprecisión de los datos sobre su ubicación, no puede descartarse su identificación con las Arae Sestinae,
conocidas en el Anónimo de Ravena como Arae Augustae. Sobre dicha posibilidad vid. ALBALADEJO VIVERO, Manuel,
Op. Cit. 2012, págs. 28-29.
(336) TIR K-29, Op. Cit. 1991, pág. 104.
(337) MELA 3.11.
(338) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 182.
(339) En PTOL. Geog. 2.6.49 con la trascripción al griego Πόρτα Αύγούστα.
(340) TIR J-30, Op. Cit. 1993, pág. 196.
(341) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 37.
(342) MÉLIDA ALINARI, José Ramón, Op. Cit. 1925, nº 778.
(343) Resultan conocidos casos como los de Mérida, Córdoba, Cabra o Cáparra, comprobándose claramente en el segundo,
al seguirle la expresión Domitiana, que el empleo de tal vocablo en relación a dichas obras de ingeniería entroncaría con la
adopción reiterada del epíteto Augustus por las diferentes casas imperiales a partir de la Julio-Claudia.
(344) Recuérdense en relación a lo dicho algunos ejemplos tomados de la toponimia actual con posibilidad de incluir el
elemento antroponímico Iulius: Illán (Toledo), Illana (Guadalajara), Illescas (Toledo). Vid. al respecto SABIO
GONZÁLEZ, Rafael, Op. Cit. 2008.
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como Octauianus brindan una posibilidad explicativa desde la perspectiva de la
onomástica privada en la formación de topónimos vivos tan distantes como Octavià
(Barcelona)345 o más dudosamente Taena (Almería), La Taiba (Granada), Taibona
(Málaga) y Taivilla (Cádiz y Málaga)346. Aproximándonos a los nombres personales de
otros miembros de la familia imperial augustea, destacaremos el caso de Libia, en La
Rioja, que en el aislamiento de su único elemento hace sospechar que, en lugar de
aludir a la esposa de Augusto, lo haga nuevamente a un personaje privado
desconocido, si no consiste incluso en la latinización de un topónimo prerromano.
4. CONCLUSIONES. LA TOPONIMIA IMPERIAL Y SU PERDURACIÓN
4.1. Continuidad de un tipo toponímico durante la Antigüedad
Inmediatamente después del periodo augusteo, la implantación de topónimos
imperiales en Hispania se redujo drásticamente. Ello se comprueba prontamente
recorriendo las fuentes clásicas en busca de alusiones a miembros de la dinastía
Julio-Claudia. Tiberio no encuentra ninguna, así como su sucesor Calígula. Bajo el
emperador Claudio apenas podemos traer a colación desde la Bética el caso de Baelo.
El Claudiomerium que se constata en la Tarraconense a partir del testimonio de
Ptolomeo, en algunos de los manuscritos de su obra se refleja igualmente bajo la
forma Claudionerium, combinando una casi segura alusión al emperador Claudio con
el topónimo Nerium aplicado a un conocido cabo situado en sus proximidades347. Con
posterioridad, en el año de los cuatro emperadores, Galba impone su nomen a la
ciudad de la Citerior que bajo él alcanza el estatuto de colonia: la Colonia Sulpicia
Clunia.
Un nuevo episodio prolijo en la generación de topónimos imperiales devino con el
ascenso al poder de la dinastía flavia (Montenegro Duque 1969: 521). A modo de
nómina, recordaremos los siguientes casos: en la Bética Arua (Alcolea del Río,
Sevilla), Aurgis (Jaén), Ipponoba (Minguillar, Córdoba), Irnis (El Saucejo, Sevilla),
Malaca (Málaga), Mellaria (fuenteobejuna, Córdoba), Mirobriga (Capilla, Badajoz)
Munigua (Mulva, Sevilla), Ostippo (Estepa, Sevilla), Salpensa (Utrera, Sevilla) y
Villa (Estaca, Sevilla); en la Lusitania, Celticoflauia (Aldeatejada, Salamanca); y en
la Tarraconense de Bergidum (Cacabelos, León), Brigantium (La Coruña?), Flauia
Augusta (Poza de la Sal, Burgos), Flauiobriga (Castro Urdiales, Santander),
Flauionavia o Flauia Auia (Pravia, Asturias), Interamnium (Congosto), Iria (Padrón,
La Coruña), Lambris (Lambre?, La Coruña), Laminium (Alhambra, Ciudad Real),
Mago (Mahón, Menorca) y Viuatia (Baeza, Jaén). Estos 23 topónimos, aunque
numerosos, no pueden equipararse cuantitativamente con los 54 augusteos, pero
tampoco cualitativamente en lo que a la variedad e sus alusiones se refiere,
limitándose a reflejar el nombre de la familia a la que pertenecía la nueva dinastía.
Por lo demás, los casos remiten en su mayoría a lugares que en época flavia
(345) Dicho nombre funciona como apellido toponímico de una iglesia consagrada a San Pedro en la localidad de Rubí,
documentada desde la Edad Media en relación al conocido monasterio de Sant Cugat del Vallès.
(346) Estas últimas propuestas, sometidas a una supuesta caída de la sílaba inicial, se encuentran esbozadas en el clásico
trabajo sobre los nombres de los possessores en Andalucía de PABÓN, José María, “Sobre los nombres de la Villa romana
en Andalucía”, Estudios dedicados a Don Ramón Menéndez Pidal, IV. Madrid, 1953, págs. 87-165.
(347) ALBALADEJO VIVERO, Op. Cit. 2012, pág. 67.
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alcanzaron el estatuto municipal, hecho que celebran a través de su nomenclatura y
en el que llama la atención la casi total ausencia de poblaciones de la Lusitania.
A partir de la dinastía Aelia, la generación de topónimos imperiales decae
definitivamente en la Península Ibérica. De este modo y pese al origen hispano de
esta última, bajo su hégira apenas podemos contar con un ejemplo seguro: el de la
Colonia Aelia Augusta Italica (Santiponce, Sevilla), impuesto por Adriano a su patria
familiar, bajo un modelo augusteo, para conmemorar el cambio de estatuto del
municipium previo. Más allá de este caso, todo resulta más nebuloso y problemático,
se parta de las fuentes antiguas o de los topónimos vivos.
Entre las primeras, la Septimanca del Itinerario Antonino podría esconder un
antropónimo latino del tipo de Septimio y vincularse, dado el carácter tardío de la
fuente, a un miembro de la dinastía de los severos. Pero es bastante más posible que
se trate del nombre de un propietario rural, fosilizado a través de una mansio. No
queda claro en qué sentido debemos interpretar el elemento Aurelia que Plinio asocia
al topónimo Carisa (Carija, Cádiz), pues no parece poder emparentarse con ninguna
dinastía previa a los flavios, que es con la que convive el autor. Singilia Barba,
despoblado próximo a Antequera (Málaga), tampoco nos permite deducir a qué alude
con su segundo elemento, por lo demás un corriente nomen latino. En fin, la
Aemiliana que Ptolomeo sitúa en el entorno de Sisapo, entre los oretanos, de no
remitir al nombre de un latifundista podría hacerlo al del general activo en la
conquista de Hispania, incluyéndose por lo tanto entre los antecedentes.
En relación a los casos tomados estrictamente del elenco toponímico vigente,
destacaremos en primer lugar la localidad de Teberga (Asturias), vinculado por
Montenegro Duque con el emperador Tiberio348, en base a una supuesta concesión de
derechos. frente a la viabilidad de la derivación, existen otras alternativas en la
interpretación del topónimo. E igual le sucede a Marchena349, pese a que cuenta con
una larga tradición que lo hace derivar de una hipotética Colonia Marcia para ponerla
en relación, bien con un hijo de Tito350, bien con la esposa de Trajano. Paralelamente,
debemos citar la localidad albaceteña de Nerpio y su similitud al nombre del
emperador Nerva, aunque, como ya planteamos nosotros en el pasado, más que al
mismo, es posible que debamos asociarlo a un latifundista 351 , posible clave
interpretativa de los dos casos recién referidos. El barrio de Triana, que irrumpe en
las fuentes medievales, pretende tomar su radical del emperador Trajano, pero a la
espera de una confirmación arqueológica aún no verificada, resulta tan sólo una
hipótesis que podría convivir con otras, y en especial con la cuestión de los
possessores hispanorromanos 352 . Los topónimos Adrâo (Portugal), y Adrán (La
Coruña), pese a que Montenegro Duque quisiese relacionarlos con derivados del
(348) MONTENEGRO DUQUE, Ángel, “Toponimia latina”, Enciclopedia Lingüística Hispánica, I. Madrid, 1960, págs.
501-530.
(349) Un trabajo actualizado sobre el caso y su asociación a los nombres de los possessores lo constituye el de
RUHSTALLER, Stefan, “De toponimia latina. El nombre de lugar Marchena”, XIII Jornadas sobre Historia de Marchena.
Nombres y Signos. Marchena, 2009, págs. 11-19.
(350) La teoría se rastrea ya en el capítulo que a la localidad se le dedica en la obra de CARO, Rodrigo, Antigüedades y
principado de la ilustrissima ciudad de Sevilla. Sevilla, 1634, pág. 170.
(351) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, Op. Cit. 2004, págs. 69-70.
(352) PABÓN, José María, Op. Cit. 1953, pág. 143.
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genitivo del nombre del emperador Adriano 353 , pueden obedecer a un mismo
fenómeno. finalmente, a la dinastía constantiniana se tratan de asociar dos casos:
Constantina (Sevilla), y Constantí (Tarragona). Ahora bien, incluso para el segundo,
ligado a un mausoleo monumental que se quiso identificar con el de un usurpador del
Bajo Imperio, se plantea nuevamente la alternativa de la onomástica privada354.
4.2. El fracaso de la toponimia imperial
Hace ya siglos que se inició el interés en el curioso fenómeno que representa la
toponimia imperial, y más particularmente la del periodo augusteo, que ofrecía desde
el prisma local, así como desde el de la erudición, unos pomposos títulos con los que
ornamentar los extraños nombres prerromanos que detentaban la mayoría de las
poblaciones a las que se superponían. Sin embargo, algo en lo que no se suele insistir
es en la trascendencia real de este tipo toponímico. Y es que, tal y como reflejan los
comentarios de nuestro catálogo, pocos son los casos en los que se nos conserva una
alusión a la toponimia imperial a través de la vigente. En la misma Antigüedad, de
hecho, ésta pudo resultar un tanto fantasmal. Lo corriente, si nos detenemos a
observar las fuentes textuales, es que sólo aquellas más vinculadas a los poderes
públicos tiendan a mostrar los complejos apellidos augusteos. Tal es el caso de la
numismática. Pero también de un autor como Plinio, fuente inagotable de los más
variados cognomina, algo que se explica fácilmente, a partir del testimonio del
mismo, al expresar en varias ocasiones que sus datos geográficos bebían
directamente de la obra de Agripa. La epigrafía puede mostrar en el ámbito privado
reflejos de la nomenclatura oficial por medio generalmente de gentilicios. Mas lo
normal es que se trate de casos sin una alternativa a la propaganda augustea355, o en
los que ésta resultara algo más tácita356.
De este modo, las fuentes más objetivas, como la obra de la mayoría de los
geógrafos antiguos o gran parte de las inscripciones privadas, incluidos los graffiti,
suelen ya transmitirnos el nombre que va a perdurar en el tiempo, porque era aquel
que realmente se utilizó a nivel oral durante la misma época en que se forjaron los
topónimos imperiales. Y como resultado de este proceso de oposición toponimia
oficial / toponimia real, hallamos que de los 54 casos recogidos en nuestro catálogo,
sólo uno ha persistido en la actualidad con una alusión segura y clara a la propaganda
imperial: el de Zaragoza. A éste, como mucho, podríamos sumar otro más, el de Iulia
Libica, si es que el segundo elemento remite a la esposa de Augusto y además puede
probarse su perduración en el topónimo vivo Llívia. El fenómeno, en los topónimos
generados a partir del periodo augusteo, viene a replicar un idéntico fracaso.
La toponimia imperial casi ha fijado una huella más firme en el devenir de los
siglos, cuando ha dejado de ser oficial para convertirse en un elemento histórico. Y
ello ha sucedido ya a partir de la Edad Moderna en el momento en el que, con una
(353) MONTENEGRO DUQUE, Ángel, Op. Cit. 1960, pág. 521.
(354) PABÓN, José María, Op. Cit. 1953, pág. 126.
(355) Nos referimos a casos como los de Augustobriga y Caesarobriga.
(356) Véase el ejemplo del Pontificiense empleado por los habitantes de Obulco. Pax Iulia combina a falta de alternativa
con la selección del elemento más tácito de la propaganda, al soler optar por su primer elemento, alusivo a la paz que
sobrevino a las Guerras Cántabras.
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base por lo general inexacta, comenzaron a florecer dentro de nuestra nómina
toponímica más amplia toda una serie de casos en los que se remite conscientemente a
miembros de las diferentes dinastías imperiales romanas. Un ejemplo temprano lo
constituye el del Arco de Trajano de Mérida, nombre acuñado por Moreno de Vargas
en el Siglo XVII y que ha pasado con éxito al léxico popular. También a Trajano, dado
su origen hispánico, pero en este caso en una fecha más reciente, debe su nombre una
localidad sevillana próxima a Utrera. Y más curioso si cabe resulta el caso de Nerva,
localidad onubense próxima a Riotinto cuya denominación arranca del Siglo XVIII
como consecuencia del hallazgo de una inscripción con una mención a dicho
emperador en el lugar357 . Pero se trata en todo caso de nombres modernos, para
enclaves modernos, en los que el matiz político del topónimo carece de la connotación
artificial y propagandística que la toponimia imperial mostraba cuando se acuñaba en
su contexto primigenio.
(357) REMESAL RODRÍGUEZ, José, “Epigrafía y política en el siglo XVIII. La inscripción dedicada a Nerva hallada en
Río Tinto. (CIL. II 956)”, Florentia Iliberritana, 9 (1998), págs. 499-517.
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