Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 145 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS THE AUGUSTAN PROPAGANDA THROUGH THE NAMES Of HISPANIC CITIES RAfAEL SABIO GONZÁLEZ1 RESUMEN Con Augusto se inauguró una nueva era en la Historia de Roma. Sobrino nieto de César, retomó en parte su programa político para acaparar sobre su persona una serie de poderes con los que instauraría un régimen novedoso, el principado, que veladamente escondería ciertas concomitancias con un sistema abandonado y expresamente repudiado por Roma: la monarquía. Para implantar exitosamente su nuevo régimen, Augusto se basó de facto en la reforma administrativa y funcional del sistema político romano. Pero también desarrolló un complejo aparato propagandístico nutrido de aspectos tanto materiales (programas arquitectónicos, escultóricos, epigráficos) como inmateriales. Dentro de estos últimos podríamos enmarcar la cuestión de la toponimia oficial o toponimia imperial. En el presente trabajo y tras una somera introducción, pretendemos ofrecer un catálogo en el que se analicen los nombres de las diferentes poblaciones de la antigua Hispania en las que se pudo plasmar la propaganda augustea, seguido de dos breves apartados donde se comenten ciertos aspectos asociados al fenómeno y el problema de su fallida perduración en el tiempo. PALABRAS CLAVE: Augusto, Imperio romano, toponimia, antropotoponimia, Hispania. ABSTRACT With Augustus a new era in the history of Rome was inaugurated. Grandnephew of Caesar, he would partly resume his political program to hog on his person a number of powers that would establish a new regime, the principality, who covertly hide certain concomitants with a system not only abandoned but expressly repudiated by Rome: the monarchy. To successfully implement its new regime, Augustus would de facto use an administrative and functional reform of the Roman political system. But he also developed a complex propaganda apparatus nurtured both of material (architectural programs, sculptures, epigraphic) and intangible elements. It is among the latter where we could frame the question of official or imperial toponymy. In this (1) Conservador del Museo Nacional de Arte Romano de Mérida (MNAR). C/ José Ramón Mélida S/Nº Mérida (Badajoz) 06800. Grupo de investigación CUPARQ-EMA. Nº de investigador: https://orcid.org/0000-0003-2370-7511. Correo electrónico: rafael.sabio@mecd.es 146 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ paper, after a brief introduction, we intend to offer a catalog in which we analyse the names of the different populations of ancient Spain that could capture the Augustan propaganda, followed by two short paragraphs that discuss some features associated to this phenomenon and the problem of its failed persistence in time. KEYWORDS: Augustus, the Roman Empire, toponymy, antrotoponymy, Hispania. 1. INTRODUCCIÓN Con motivo del bimilenario del fallecimiento del emperador Augusto, y a instancias de la celebración de un curso monográfico sobre el tema en el MNAR de Mérida, desarrollamos una conferencia centrada en una cuestión que ya acometimos con anterioridad de un modo parcial: la de la toponimia oficial. Ésta se encontraba por una parte íntimamente ligada al tipo toponímico que centraba el tema del trabajo por el que obtuvimos el Diploma de Estudios Avanzados en la UAM: los nombres de los propietarios hispanorromanos a través de la toponimia peninsular2. Y es que con él compartía la fuerte presencia del elemento antroponímico dentro del tipo, si bien de un modo muy distinto. Desarrollando la cuestión de la toponimia latina desde un prisma más global pero dentro del área geográfica del Campo de Gibraltar, volvimos a enfrentarnos a la toponimia oficial, y más específicamente reparando ya en la problemática inherente a su forma de implantación y trascendencia ulterior 3 . Posteriormente y a consecuencia de la conferencia ya citada, elaboramos dos variantes de un texto en torno a la temática de la misma que podríamos considerar afines pero no idénticas: la primera, publicada en la revista Espacio, Tiempo y Forma. Serie II, Historia Antigua4, consistía en una versión sintética, con una relación de casos antecedida por una introducción y seguida de las conclusiones a la cuestión; la segunda, que es la que aquí presentamos, fue aquella de la que partió la sintética y que, a diferencia de la primera, mostraba un auténtico catálogo de topónimos, con una elaborada ficha en torno a cada uno de los mismos y un comentario centrado en el origen del núcleo al que se aplicaba o las singularidades percibidas en torno a la naturaleza, sistema de implantación o evolución ulterior del nombre de lugar que a él se asociase. El título de este último trabajo, dada la amplitud de sus perspectivas, se ajusta así plenamente al de la conferencia que le dio origen. 1.1. Singularidad de un tipo toponímico La toponomástica como disciplina científica que estudia los nombres de lugar, puede dividirse en múltiples categorías, en función de la magnitud del topónimo, su objeto de aplicación, la lengua a la que pertenece o la naturaleza del objeto aludido. En relación a esta última, se han segregado tipos referentes a nombres de accidentes geográficos, ríos, animales, plantas… más también a personas, la conocida como (2) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, Villas, propietarios y nombres de lugar en la Hispania romana. Metodología toponímica y catálogo de los casos recogidos en Castilla-La Mancha y Madrid. Madrid, 2008. (3) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, “Toponimia latina en el Campo de Gibraltar: de la romanización a la Reconquista”, Almoraina, 41 (2014), págs. 137-153. (4) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, “La toponimia oficial augustea en la Península Ibérica: nómina de núcleos poblacionales y principios de aplicación”, Espacio, Tiempo y Forma. Serie II, Historia Antigua, 27 (2014), págs. 247-263. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 147 antropotoponimia 5 . Ahora bien, un tipo que, aunque íntimamente ligado a los antropotopónimos, no suele concebirse de manera autónoma, es el de la toponimia oficial, en tanto en cuanto entendemos por ella aquella implantada conscientemente a partir de una voluntad política. La mayoría de los tipos toponímicos denotan un fuerte carácter popular. Y es que, al soler fundamentarse en un fenómeno oral, requieren de su aceptación y transmisión por una comunidad humana para poder existir de facto. Dependiendo de la magnitud de las realidades físicas nominadas a partir de la toponimia, ésta puede hacer trascender el propio nombre asignado a dicha realidad hasta unos niveles de difusión realmente notables, desde local y regional hasta nacional o incluso mundialmente. Y ello resulta muy tentador para los dirigentes políticos de cara a poder transmitir un mensaje dado ante un colectivo determinado. El problema, sin embargo, de nuestro tipo es sin duda que, al tener como origen una implantación artificial, puede no ser aceptada fuera de los vehículos oficiales de la propaganda misma, y por ello no trascender a la población que debería ser el verdadero transmisor del topónimo. La toponimia oficial ha sido ampliamente utilizada a lo largo de los siglos, desde que existen sistemas políticos de cierta complejidad, siquiera sea desde su vertiente más inmediata y extendida: la de realizar la propaganda del líder del sistema mediante la implantación toponímica de su propia onomástica 6. Ante la verdadera eclosión que nuestro tipo alcanzó dentro del panorama político del Imperio romano, y en especial en tiempos de su instaurador, Augusto, nos hemos visto forzados a aplicarle, dentro de este periodo específico, el nombre de toponimia imperial. 1.2. Antecedentes de la toponimia oficial augustea En el momento de implantar su complejo programa toponímico, Augusto debía de tener dos referentes. Uno era el de la propia historia de Roma, con la especial presencia de sus figuras militares de mayor relevancia. Y el otro, por contraste exógeno, bebía del amplio mundo que Roma iba descubriendo en su expansión misma, aunque con una particular afinidad por los dos precursores directos a su pretensión imperialista: el mundo helenístico y Cartago. El mundo helenístico le brindaba la figura de Alejandro Magno y sus sucesores, siendo notorio que el propio Augusto tomó conscientemente muchos elementos del ideario de aquel. Y en la relación del mismo con la toponimia, sobra mentar el modelo de fundaciones que, asociadas a su nombre personal, se expandieron a través de sus conquistas, desde Egipto hasta la India, especialmente popularizado a través de la Alejandría nacida en la desembocadura del Nilo. Cartago, de la mano de la dinastía de los Barca, no podía parangonarse en este empeño a la pretensión de Alejandro, pero sí que había plasmado una huella permanente en numerosos topónimos asociados a entidades de naturaleza muy variada y gran aceptación en el subconsciente colectivo ulterior a la (5) GARCÍA SÁNCHEZ, Jairo Javier, Atlas toponímico de España. Madrid, 2007. Más específicamente, sobre la cuestión antropotoponímica vid. BAUDOT, Marcel, “Les noms de personne en fonction toponymique”, Les suffixes en onomastique. Actes du colloque de Montpellier. Montpellier, 1985, págs. 11-19. (6) En el mismo Siglo XX todavía nos la encontramos en uso ante casos tan reconocidos como el de Leningrado o Stalingrado, paradigmas de su extendido uso por los estados soviéticos. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 148 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ victoria romana. Piénsese si no en un caso tan elocuente como el del rastro toponímico que dejó Aníbal en el paso de los Alpes por el que penetró a la Península Itálica. En la Península Ibérica, el referente cartaginés tuvo una especial trascendencia, de modo que la onomástica de la familia Barca fue exitosamente implantada, desde en microtopónimos como el Arx Hasdrubalis, antigua ciudadela de Cartagena, hasta en poblaciones como Mago, que ha derivado en la actual Mahón, capital de Menorca. Terminada la Segunda Guerra Púnica y en el contexto de las Guerras Celtíberas, el general Tiberio Sempronio Graco, pretor en el 181 a.C., da su nombre a la anterior población de Ilurcis, flexionada según el modelo de las lenguas indígenas como Gracchurris o Gracurris (Alfaro, La Rioja) 7 . Más avanzado el tiempo nos encontramos con Castra Servilia, un campamento levantado por Quinto Servilio Cepión durante las Guerras Lusitanas, hacia el 139 a.C. Al mismo general se le debe la construcción de la Caepionis Turris, un faro erguido para señalizar a los navegantes la entrada al Guadalquivir. También resulta temprano el uso de elementos del tipo –briga en asociación a la onomástica latina, siendo su primer ejemplo el de Brutobriga8, cuya fundación es posible que pueda asociarse con Bruto el Galaico, situándose por lo tanto en torno al 135 a.C., en el contexto de las guerras lusitanas. Llegados al Siglo I a.C., Medellín (Badajoz) y el antiguo campamento de Castra Caecilia (Cáceres el Viejo, Cáceres) toman su nombre del general Quinto Cecilio Metelo, mientras que Valeria (Cuenca), lo hace del de Valerio flaco. Aproximándonos más en el tiempo, Pompeyo Magno, tras vencer a Sertorio, le impone su onomástica a la población de Pompaelo, en el lugar donde en la actualidad se levanta Pamplona, en un claro recuerdo a la flexión genitiva del primitivo topónimo. Otros campamentos, como el Castra Aelia usado por Sertorio a mediados del Siglo I a.C. o el Castra Postumiana de las Guerras Civiles, responden ya a una larga tradición, no resultando claro a qué figura aluden en su designación. La dilatada confrontación entre Pompeyo el Grande y César, no se vio saldada en la Península Ibérica con la muerte de aquel, sino que tuvo su continuación en el tiempo de la mano de sus hijos, concluyendo en el 45 a.C. con la batalla de Munda y la subsiguiente derrota de las fuerzas pompeyanas. Es muy posible que César tuviese en proyecto un ambicioso programa político que, con relación a Hispania, se concretara en la organización de su territorio y el establecimiento de colonias y municipios. Igualmente, no podría desdeñarse que planeara imponer su onomástica a toda una serie de enclaves, como después haría Augusto. Pero la ejecución del plan constituye un auténtico dilema. Y es que, saldada la guerra en Hispania el 45 a.C., apenas medió un año entre el control de la Península Ibérica y el asesinato del dictador. Por ello, resulta muy posible que la mayoría de los topónimos que parecen aludir a su nomen, en realidad lo hagan a la gens Iulia, mientras que los que lo hacen a su cognomen, lo hagan como homenaje póstumo a su figura, bien directamente, en tiempos del segundo triunvirato, como sucede en el caso de Norba Caesarina, bien (7) Recuérdese como paralelo a su terminación el caso de Calagurris, estudiado en nuestro catálogo. (8) Esta población sólo es recordada, aparte de por la numismática, en Esteban de Bizancio, quien la sitúa entre el Guadalquivir y los lusitanos. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 149 indirectamente, a través de la asunción de dicho cognomen como nomen por parte del propio Augusto. La práctica totalidad del elenco toponímico oficial que se desarrollará en Hispania entre el último tercio del Siglo I a.C. y comienzos del Siglo I d.C. es muy probable pues que haya sido implantado por Augusto, y como tal lo afrontaremos en nuestro catálogo, con las correspondientes puntualizaciones en su aparato crítico. 2. CATÁLOGO DE TOPÓNIMOS Para la organización de nuestro catálogo vamos a atender a la distribución de sus casos a lo largo de las tres provincias en las que se dividió Hispania con motivo de la reforma territorial de Augusto y, por lo tanto, en el contexto que nos concierne. De cara a ello nos basaremos en primer término en la categoría reconocida para los enclaves en época augustea, antecedida si es pertinente por la capital provincial tras la reforma territorial mentada y procediéndose acto seguido a atender a una enumeración meramente alfabética. Para establecer esta última y con vistas a su mejor localización, se consignará en primer lugar el topónimo que mejor defina cada caso, disponiéndose tras él aquellos otros elementos contenidos en su cognomen, con independencia de la posición que ocupen en las fuentes que los transmitan. Entre paréntesis y al final se especificará bajo una abreviatura el estatuto de la población en el periodo augusteo9. Cada entrada se compondrá implícitamente de dos campos: uno referente a las fuentes antiguas en las que se nos transmita el topónimo y otro que contenga algunos datos históricos o arqueológicos de interés para nuestro trabajo, seguidos de una serie de cuestiones sobre la nomenclatura del caso, así como su evolución designativa, con anterioridad y posterioridad a la época augustea. Las fuentes distinguirán entre numismáticas (num.), epigráficas (epig.) y literarias (lit.). Las primeras se nutrirán únicamente de los ejemplares coetáneos o inmediatamente posteriores al periodo que nos concierne, haciéndose referencia a otras series en los subsiguientes apartados10. Las fuentes epigráficas y literarias, por otra parte, se basarán fundamentalmente en los datos ofrecidos por la Tabula Imperii Romani (en adelante TIR) 11 . En dichas categorías ofreceremos las diferentes variaciones que muestren los cognomina registrados para cada uno de los topónimos analizados, homogeneizando su forma en torno a la más correcta o difundida y flexionada en nominativo. Dado que ciertos nombres comunes son susceptibles de (9) Sólo transmitimos datos seguros sobre la categoría que cada enclave adquiere en este periodo, independientemente del momento exacto en el que lo hiciera. Por lo demás, tomamos como patrón para su consignación abreviada el más generalizado en la numismática: Col. = Colonia; Mun. = Municipium. (10) En relación a la mención de las poblaciones en la numismática nos basaremos, aparte de en la información sintética contenida en el Tabula Imperii Romani, en el reciente trabajo de Ripollès sobre las acuñaciones provinciales hispanas (RIPOLLÈS, Pere Pau, Las acuñaciones provinciales romanas de Hispania. Madrid, 2010). (11) VV. AA., Tabula Imperii Romani (Comité Español). Madrid, 1991-2000. Consideramos plenamente vigentes la totalidad de sus citas a las fuentes clásicas, así como gran parte de sus datos históricos o arqueológicos. Como especificamos en la bibliografía, sólo añadiremos a las entradas de nuestro catálogo aquellas referencias a estos últimos que estimemos de interés ante su omisión en la TIR, se trate de trabajos previos no incluidos en la misma o de novedades significativas en la investigación, posteriores a su redacción. Pese a su manejo preferente, no queremos olvidar la trascendencia que, como antecedente a su empeño, supuso la obra de TOVAR, Antonio: Iberische Landeskunde. Zweiter Teil. Die Völker und die Städte der antiken Spanien (3 vols.). Baden-Baden, 1974-1989. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 150 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ haber evolucionado hasta convertirse en topónimos12, cuando lo hayan hecho en relación a nuestro tipo, dentro de nuestro ámbito de estudio13, se han incluido dentro de los cognomina y sus correspondientes variaciones. Respecto a las variantes y mutaciones de los topónimos estudiados, para no obstaculizar la consulta del catálogo en torno a la cuestión que nos ocupa, se han relegado a las notas a pie de página, comentándose, si se cree oportuno, al tratar la evolución designativa de cada caso. 2.1. Bética ASIDO, Caesarina Augusta (Col.)14 Epig.: Caesarina15 / Caesarina Asido16 / Colonia Caesarina Augusta Asido17. Lit.: Asido18 / Caesarina Asido19. Asentamiento prerromano de posible origen indígena, al término de las Guerras Civiles recibe el estatuto de colonia. Durante la Antigüedad tardía fue sede de una importante diócesis, siendo ocupado sucesivamente por visigodos y bizantinos. El lugar ha estado poblado hasta la actualidad, correspondiéndose con la población gaditana de Medina Sidonia. Los restos de la urbe antigua se localizan en el cerro que domina la ciudad contemporánea. El topónimo Asido podría ser de ascendencia fenicia, apareciendo en leyendas neopúnicas de acuñaciones monetales desde el Siglo II a.C. bajo la forma ‘sdn. Las fuentes reiteran la unión al mismo de un elemento Caesarina idéntico al aplicado a la Colonia lusitana de Norba. En principio, dicho antropónimo se ha asociado a la figura de César, pero no hemos de olvidar que también Augusto adoptó dicho nombre en su onomástica personal, transmitiéndola de hecho en topónimos como Caesar Augusta. En todo caso y pese a que el sufijo genitivo nos inclina más hacia la primera opción, el caso también nos interesa por tener posiblemente constatada la asimilación del elemento Augusta al menos en una inscripción. Con ello nos hallaríamos, bien con un compuesto plenamente augusteo como el ya referido, bien con una acumulación de dos cognomina en diferentes momentos, o bien finalmente con una aplicación de ambos en tiempos de Augusto, pero aludiéndose mediante el primero a la figura de César. El elemento original es el que permaneció en uso, pasando a flexionarse con un sufijo de base /n/ hasta el momento presente, en el que ha acabado antecedida por el nombre común árabe madina en el topónimo vivo Medina Sidonia. (12) Nos referimos a vocablos como Lucus (> Lugo) o Vicus (> Vigo). (13) Tal es el caso del vocablo Colonia, usado desde la Colonia Agrippina como base para la formación del topónimo actual Köln, pero sin embargo sin constataciones evolutivas en la toponimia peninsular vigente. Por contraste, el nombre común municipium no parece dejar huella en la toponimia de ninguna región, y por ello lo excluimos de las variaciones en los cognomina, refiriendo su aparición sólo en aquellos supuestos que consideremos de interés, a través las notas a pie de página que desarrollan las referidas variantes. (14) TIR J-30. Madrid, 2000, pág. 90. (15) CIL II 1315. (16) En EE VIII 306, con referencia al gentilicio Caesarini Asidonens(es). (17) En CIL II 5407, con la abreviatura C(olonia) C(aesarina) A(ugusta) A(sido). (18) En PTOL. Geog. 2.4.10 aparece con la trascripción al griego Ἄσινδον. En Rauenn. 317.9 a su vez con la variante con doble /s/, flexionada en abdativo, Assidone. (19) PLIN. Nat. 3.11. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 151 ASTIGIS, Augusta Firma (Col.)20 Epig.: Astigis21. Lit.: Astigis22 / Colonia Augusta Firma Astigis23. Sobre un asentamiento previo establece Augusto en el lugar una colonia a la que le concede la capitalidad de uno de los cuatro conventos jurídicos de la Bética. En ella se desarrolla un fenómeno de expansión urbanística muy similar al acontecido en Itálica, y que se contrae hacia el antiguo perímetro de la urbe en la Antigüedad tardía. El nombre prerromano de la población podría estar emparentado con el primer elemento de Hasta Regia, un hecho que podría ratificar de algún modo la más temprana constatación del mismo, donde se nos muestra dotado de una /h/ inicial, como la de la urbe gaditana. Ambos topónimos detentan a su vez un radical muy similar al vocablo de origen griego que designa un tipo de asentamiento fortificado, que, de hecho, podría consistir en un préstamo de esa lengua a las prerromanas del entorno, fruto del intenso fenómeno comercial que pareció desarrollarse entre griegos y turdetanos desde una fecha temprana24. La única constatación de los cognomina augusteos de Astigis procede de Plinio, quien, tras consignar su categoría colonial, refiere los epítetos Augusta y Firma, uno alusivo al propio emperador y el otro al buen asentamiento de la ciudad, a sus fuertes defensas, o a su demostrada firmeza ante algún acontecimiento bélico. HISPALIS, Iulia Romula (Col.)25 Num.: Colonia Romula26. Epig.: Hispalis27 / Romula28 / Colonia Romula29 / Colonia Hispalis 30 . Lit.: Hispalis 31 / Colonia Romula Hispalis 32 / Colonia Iulia Romula Hispalis33. La ciudad, ya existente con anterioridad, aparece por vez primera en las fuentes al ser utilizados sus astilleros por César para la construcción de unas naves. La adscripción de algunos de sus ciudadanos a la tribu Sergia hace pensar a algunos autores que alcanzara el estatuto colonial en tiempos de este último, pero ello no obsta para que la mención en la misma de otros miembros de la tribu Galeria sirva para justificar un asentamiento posterior de Augusto. En todo caso acuña moneda bajo Augusto y Tiberio. La ciudad romana, no muy bien conocida arqueológicamente debido a su (20) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 91. (21) Vicar. I, II, III y IV. En CIL II 2201 y CILA III.1 31 referido bajo la forma abreviada de la versión sufijada Astig(itana). (22) Itin. Ant. 413.3 y 414.4; Rauenn. 315.3. En STR. Geog. 3.2.2 y PTOL. Geog. 2.4.10 aparece con la trascripción al griego de la variante sufijada Ἀστιγίς. En MELA 2.68 bajo la variante Hastigis. (23) En PLIN. Nat. 3.12, con la forma sufijada Astigitana. (24) En Huelva se ha excavado un verdadero barrio que, en función de sus materiales, pareció estar ocupado por comerciantes griegos. (25) TIR J-30, Op. Cit. 2000, págs. 192-193. (26) Según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 73-76, bajo la abreviatura Col(onia) Rom(ula). (27) Vicar. I, II, III y IV; CIL II 1180. En CIL II 1181 bajo la forma sufijada Hispalense, en CIL II 1171 bajo la abreviatura de esta misma forma Hispal(ense) y CILA II 11 bajo la de Hispalens(e). (28) CIL II 1168 y CIL II 1169. En CIL II 1183 y CILA II 2 bajo la forma abreviada Romul(a). A su vez, en CIL II 1184 y CIL II 1186 bajo la forma sufijada Romulense, así como en CILA II 2 bajo la abreviatura de esta misma forma Rom(ulense). (29) En CIL II 1171 y CIL II 1188 bajo la abreviatura de la forma sufijada C(olonia) R(omulense). (30) En CIL II 1193 bajo la forma sufijada Colonia Hispalense. (31) CAES. Ciu. 2.18.1; MELA 2.88; Itin. Ant. 410.3, 413.1 y 414.1; Rauenn. 316.11, 317.2 y 317.11. En STR. Geog. 3.2.1 y PTOL. Geog. 2.4.10 aparece con la trascripción al griego de la variante sufijada Ίσπαλις, seguida en el primer caso de la consignación de su estatuto colonial. (32) En PLIN. Nat. 3.11 quien, tras consignar el nombre Hispalis, añade la frase colonia cognomine Romulensis. (33) En ISID. Goth. 15.71, el cual, al nombre Hispalis le suma los títulos Iulia Romula. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 152 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ intensa ocupación posterior, llega a elevar su papel frente al de Córdoba durante la Antigüedad tardía, manteniendo su competencia con la misma ya durante el periodo islámico hasta el momento en el que alcanza la capitalidad, primero de un reino de taifas, y después de los imperios almorávide y almohade. El elemento Hispalis se muestra oscuro en su origen. Se ha propuesto su relación con un vocablo prerromano alusivo a la llanura del lugar en el que la población se asentaba34. La más completa serie de sus cognomina, tomada de San Isidoro, evoca a la gens Iulia y, paralelamente, a la figura mítica de Rómulo. La falta de avales anteriores a la primera de las alusiones podría poner en duda su misma realidad, y conjeturarse que fue planteada por el mismo Isidoro en una referencia cultista a los apellidos de otras poblaciones, así como a la figura de su supuesto refundador. Sin embargo, también puede estar haciéndose eco de un cognomen que careció del éxito del de Romula desde una fecha temprana. Por lo demás, la mayoría de las fuentes no combinan el elemento Hispalis con el de Romula, presentándolos, bien aislados, bien en relación a la categoría de colonia. Claramente, en las fuentes literarias se nota una preponderancia respecto a las arqueológicas del nombre indígena de la ciudad, muy eventualmente ligado a cognomina. Éste es este el topónimo que va a transmitirse, de hecho, a la Antigüedad tardía, con una pérdida temprana de la vocal inicial, que arrastra a la /h/ insonora. Ya en la Edad Media, frente a la reaparición de la vocal inicial, recibe del árabe una extrema transformación: de una parte, el paso de la /p/ a /b/ (esta lengua no distingue entre ambas consonantes); y de otra, la adhesión de un sufijo similar al que se aplica al antiguo nombre de la provincia de África, que da lugar a la forma Ishbiliya. La lengua castellana, por asimilación quizá al vocablo “sebo”, hace caer definitivamente la vocal inicial, intercala la vocal /e/ entre la /s/ y la /b/ y elimina el grupo /li/. TVCCIS, Augusta Gemella (Col.)35 Epig.: Tucci36 / Colonia Augusta Gemella37 / Colonia Augusta Gemella Tuccis38. Lit.: Tuccis39 / Augusta Gemella Tuccis40. Colonia fundada por Augusto con veteranos de las legiones IV y X. En la Antigüedad tardía se constituye en una importante sede episcopal. El topónimo Tuccis alude a un asentamiento indígena previo aledaño a la fundación augustea. La colonia asentada en su solar recibe a través tanto de la epigrafía como de las fuentes literarias una persistente serie de cognomina alusivos, por una parte, a la figura misma del emperador, y por otra, a un carácter doble cuyo objeto concreto resulta difícil de determinar, habiéndosele supuesto tanto al asentamiento en cuestión, en su dicotomía indígena y latina, como a las dos legiones que intervinieron en su fundación. (34) NIETO BALLESTER, Emilio: Breve diccionario de topónimos españoles. Madrid, 1997, pág. 324. (35) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 323. (36) En CIL II 1668, CIL II 3278, CILA III.II 30, CILA III.II 404 y CILA III.II 485, bajo la forma sufijada Tuccitanus. (37) En CIL II 1686 y CIL II 1688 bajo la abreviatura Col(onia) Aug(usta) Gem(ella). (38) En CIL II 3278 bajo la abreviatura parcial y la forma sufijada Colonia Aug(usta) Gemella Tuccitana. (39) En STR. Geog. 3.2.2 y PTOL. Geog. 2.4.9 aparece con la trascripción al griego Τοῦκκις, así como en APP. Hisp. 66 con una sometida a la variante Ἰτύκκις. En Rauenn. 317.13 bajo la variante Tuscis. (40) En PLIN. Nat. 3.12, con la referencia exacta a Tucci quae cognominatur Augusta Gemella. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 153 VCVBIS, Claritas Iulia (Col.)41 Epig.: Vcubis42 / Claritas Iulia43 / Colonia Claritas Iulia44 / Colonia Claritas Iulia Vcubis45. Lit.: Vcubis46 / Claritas Iulia Vcubis47. Enclave indígena muy activo durante las guerras civiles, con múltiples referencias en el Bellum Hispaniense. Actualmente se corresponde con la localidad cordobesa de Espejo, conociéndose poco de su trama urbanística. La concesión del estatuto colonial al asentamiento indígena previo viene acompañada de la asignación al mismo de un cognomen referente a la Claritas, sustantivo abstracto puesto en relación seguidamente con la gens Iulia que completa su designación. El topónimo compuesto encuentra una notable aceptación en la epigrafía, donde suele referirse al lugar, por contraste al elemento indígena, que suele aparecer como gentilicio en relación a sus habitantes. Ninguno de ellos ha sobrevivido sin embargo más allá de la Antigüedad tardía, siendo conocida en las fuentes musulmanas como Alcalá y a partir de las castellanas como Espejo, quizá para evitar un problema de homonimia con los múltiples enclaves que en el entorno tenían un idéntico nombre. VRSO, Genitiva Iulia Vrbs (Col.)48 Epig.: Urso49 / Genitiua50 / Colonia Genitiua Iulia 51. Lit.: Urso52 / Genitiua Vrbs Vrso53. El enclave, ya notable desde la Edad del Bronce, alcanza una enorme relevancia en el contexto de las Guerras Civiles. Aunque suele mantenerse que recibió el estatuto colonial ya en tiempos de César, la presencia de miembros tanto de la tribu Sergia como de la Galeria ha hecho pensar en un asentamiento ulterior en época augustea. En su solar ha sido hallado el texto de una ley colonial, cuyo texto data de finales del Siglo I d.C., si bien basándose en uno promulgado por Marco Antonio sobre un proyecto de César. El lugar, pese a no haber contando con una relevancia pareja a la de este momento ya durante la Antigüedad tardía y le Edad Media, sí que ha manifestado un poblamiento constante a lo largo de los siglos, superponiéndose la actual ciudad sevillana de Osuna a la primitiva urbe. El primer testimonio en el que se nos constata el nombre prerromano del lugar procede de las fuentes numismáticas, a través de las series que, primero en púnico y luego en latín, emite la ciudad con anterioridad al principado. Su versión en esta última lengua es posible que se halle condicionada por su asimilación al zoónimo ursus, dado que parece mostrarse algo indecisa en los primeros tiempos respecto a su (41) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 334. (42) En CIL II (2ª ed.) 5442 y CIL II (2ª ed.) 5446, bajo la forma del gentilicio Vcubitano. (43) En CIL II 1553 bajo la abreviatura Clarit(as) Iul(ia), tras la referencia al gentilicio, en genitivo plural, Vcubitanorum. (44) En CIL II 7870 bajo la abreviatura C(olonia) Claritas Iulia, tras la referencia al gentilicio Vcubitanus, así como en CIL II (2ª ed.) 5441, bajo la abreviatura C(olonia) C(laritas) I(ulia). (45) En CIL II 656 bajo la abreviatura de la forma sufijada C(olonia) C(laritas) Iul(ia) Vcubitanor(um). (46) Bell. Hisp. 7, 8, 20, 24 y 27. En Bell. Hisp. 24, además bajo la variante sufijada Vcubense. (47) PLIN. Nat. 3.12, con la referencia exacta a Vcubi, quae Claritas Iulia. (48) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 350. (49) En CIL II 1405, con la forma sufijada Vrsonense. (50) En CIL II (2ª ed.) 51030, bajo la abreviatura Genit(iua). (51) CIL II 5439. En CIL II 1404 y CIL II 5441, bajo la abreviatura C(olonia) G(enitiua) Iul(ia). (52) En STR. Geog. 3.2.2 y PTOL. Geog. 2.4.10 aparece con la trascripción al griego Οὔρσον, así como en APP. Hisp. 65 con la de Ὄρσωνα. En Bell. Hisp. 26.4 y 41.2 bajo la variante, flexionada en acusativo, Vrsaonem, así como en 22.1 bajo la variante sufijada Vrsaonense. En Rauenn. 316.14 bajo la variante en abdativo Cirsone. (53) En PLIN. Nat. 3.12, con la referencia exacta a Vrso quae Genitiua Vrbanorum. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 154 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ forma exacta. Con la adquisición del estatuto colonial, la ciudad adopta los apellidos Genitiua e Iulia, el primero en posible referencia a su renovación y poblamiento romanos y el segundo a la gens Iulia. Por Plinio también conocemos la aplicación de un tercer epíteto, el de Vrbs, alusivo a la categoría del enclave. El elemento persistente a lo largo de los siglos es el prerromano, que bajo su flexión en genitivo pasará a perder la /r/ ya bajo la lengua árabe para dar paso al topónimo vivo Osuna, en una evolución curiosamente pareja a la del zoónimo latino ya mentado hacia el vocablo castellano oso y quizá motivada nuevamente por un fenómeno de interpretación etimológica del caso. GADIS, Augusta Vrbs Iulia (Mun.)54 Num.: Colonia Augusta Gadis?55. Epig.: Gadis56 / Augusta Gadis57. Lit.: Gadis58 / Augusta Vrbs Iulia Gadis59. Ciudad tenida como la más antigua de la Península Ibérica según la historiografía tradicional, ya que se atribuye su fundación a fenicios procedentes de Tiro, en el año 1104 a.C. Asociados a su núcleo principal, sito en la isla de Erytheia, se erigieron otras poblaciones satélite en las islas cercanas (Cotinusa y Antipolis) y la bahía circundante (Portus Gaditanus), sin olvidar la presencia al extremo de Cotinusa del importantísimo santuario consagrado a Melkart / Hércules. Durante las Guerras Púnicas, Cádiz consigue mantener cierto grado de independencia, terminando por aliarse con los romanos. Estos últimos le conceden la categoría de municipium bajo la autoridad de César y Agripa, consecutivamente. Su enorme peso durante la Antigüedad propició que haya sido una de las poblaciones hispanas más mencionadas en las fuentes literarias clásicas, tanto griegas como latinas. La urbe declina su importancia en el Bajo Imperio, llegando prácticamente a desaparecer durante la Alta Edad Media. El más antiguo testimonio del nombre de la ciudad procede de la numismática, donde se constatan en púnico las leyendas ’gdr o hgdr. Dichas consonantes reaparecen en las fuentes griegas bajo la forma Gadeira, mientras que Avieno parece recuperar una variante más próxima aún a la original fenicia, Gadir, que es la utilizada más frecuentemente por los historiadores para evocar el topónimo primigenio. Las fuentes latinas en las que más tempranamente aparece referida la ciudad la nombran Gades, de donde deviene la designación del lugar en época romana por la historiografía tradicional. En esta nueva forma, se aprecia la mutación de la terminación en /r/ por (54) TIR J-29. Madrid, 1995, págs. 82-83. (55) Una moneda de dudosa autenticidad cita la ciudad bajo la abreviatura Col(onia) A(ugusta) Gad(itana). El resto de las acuñaciones latinas, emitidas por Agripa y Balbo, omiten la designación directa de su nombre, refiriendo sólo la leyenda Municipi Parens o Municipi Patronus Parens. (56) Vicar. I, II, III y IV. En CIL II 1725 aparece referida como Res P(ublica) Gadita(na). (57) En CIL II 1313 bajo la abreviatura Mun(icipium) Aug(usta) Gad(itana). (58) CIC. Balb 6.14, 14.32, 15.34, 17.39, 19.43; CIC. Att. 7.7.6; CAES. Ciu. 2.18; Bell. Hisp. 40.8; LIV. 21.21.9, 24.49.5; 18.16.8; MELA 2.97, 3.4, 3.46, 3.90. En STR. Geog. 3.5.3 aparece con la trascripción al griego de la variante sufijada Γαδιτανὸς, forma tomada de la latina, mientras que otras fuentes en la misma lengua (PTOL. Geog. 2.4.13; PLB. 34.5.5; D. S. 4.18.2, 4.56.3, 5.20.2 y 25.10.1; APP. Hisp. 5, 28, 31 y 37; MARCIAN. Peripl. II.9) beben de una tradición más arcaica y toman su nombre de una forma más cercana al original fenicio, Γάδειρα. Esta última es la que inspira a la inversa la trascripción que figura en AVIEN. Ora 85 y 267. PLIN. Nat. cita la ciudad y diversos elementos asociados a la misma en multitud de ocasiones (2.167, 2.219, 2.241, 3.3, 3.7, 3.15, 3.17, 3.74, 3.121, 4.116, 4.119, 5.9, 5.36, 6.202, 6.206, 6.214, 7.156, 9.8, 9.10, 9.11, 9.12 y 29.18), pero sin embargo, las escasas veces en las que consta el nombre de la urbe de un modo aislado y exento de sufijaciones, lo hace bajo la variante Gadis. Esta última forma es la consignada igualmente en VELL. 1.2.3 y Itin. Ant. 405.7, 408.4 y 409.1. finalmente, Rauenn. 306.3, cita a la ciudad como Caditana. (59) PLIN. Nat. 4.119. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 155 una nueva en –es cuyo sentido no resulta claro. Ésta, de hecho, es substituida por otra en –is desde el Siglo I d.C., en Veleyo Patérculo primero, Plinio después y, ya a partir de entonces, en todas las fuentes posteriores a ambos. La constatación de adhesiones de sufijos genitivos –itanum al topónimo base en la mayoría de las menciones al mismo, hace pensar que esta última es la forma correcta, y que Gades está consignado en plural, para referir la multiplicidad de núcleos producida a comienzos del Imperio. Respecto a sus cognomina, la serie más compleja es la transmitida por Plinio, Augusta Vrbs Iulia Gaditana, en la que extrañamente se antepone la referencia de Augusto al nombre común Vrbs, el cual es seguido ya con más normalidad por el elemento Iulia. Ello nos hace pensar en que este último le fue asignado a partir de la concesión de la categoría municipal y que, cuando Augusto la ratificó a través de Agripa, antepuso su propia onomástica a todos los apellidos previos, incluido Vrbs. Un único testimonio epigráfico confirma la asociación del nombre de Augusto al de la ciudad, de manera aislada y tras el término municipium. Tal versión se asimila mucho a otra consignada por una moneda recogida por Heiss, pero en ésta el nombre común que antecede a la referencia a Augusto es el de colonia, una categoría que no tenemos verificado que alcanzase nunca esta ciudad por otra fuente, lo que redunda en las sospechas existentes acerca de la autenticidad o correcta lectura de dicha acuñación60. Los cognomina referidos desaparecen en todo caso tras el Siglo II d.C., y a la forma Gadis que figura con claridad y reiteradamente en el Itinerario Antonino le sigue la de Caditana del Anónimo de Ravena, la cual, de asumírsele tras la retirada del sufijo adherido una terminación –is, enlazaría en una identidad total con el topónimo Cadis consignado ya en las fuentes cristianas bajomedievales. La transformación /s/ > /z/ se produjo con posterioridad a este momento y dio lugar a la forma vigente en el presente. ISTVRGIS, Triumphalis (Mun.)61 Epig.: Isturgis62 / Triumphalis63. Lit.: Triumphalis Isturgis64. Asentamiento indígena cuya importancia en época romana, pese a las escasas referencias literarias, se ve avalada tanto por la epigrafía como por la arqueología en general, y muy especialmente por la instalación en el lugar de un activo centro productor de terra sigillata. A la designación prerromana del asentamiento, dotada de una terminación muy similar a la de poblaciones como Iliturgis o Conisturgis, se añade en época romana un apelativo Trimphalis quizá referente a la vinculación del enclave con algún suceso bélico. La identidad del elemento con uno de los cognomina de Tarraco y la posible vinculación del de esta última con la propaganda augustea, hace que estimemos que en nuestro caso pueda reflejarse una voluntad semejante. En la actualidad, sólo el elemento Isturgis es posible que encuentre un lejano eco en la población de Andújar, mediando la transformación de las dentales /t/ > /d/ y la metátesis de la /r/ y la /g/. (60) RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 89 (61) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 208. (62) CIL II (2ª ed.) 7.57. En CIL II 2121 bajo la abreviatura Triumph(alis). (63) En CIL II 2124 bajo la forma sufijada Ilisturgitanus. (64) En PLIN. Nat. 3.11 bajo la referencia exacta Isturgi quod Triumphalis. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 156 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ NERTOBRIGA, Concordia Iulia (Mun.)65 Epig.: Nertobriga66 / Concordia Iulia Nertobriga67. Lit.: Concordia Iulia Nertobriga68 / Nertobriga69. Asentamiento prerromano ya mencionado por Polibio en relación a los enfrentamientos desarrollados en su entorno entre el pretor Marcelo y los lusitanos en el 152 a.C. Adquiere el estatuto municipal en tiempos de César. El lugar es abandonado en la Antigüedad tardía, localizándose sus restos en las proximidades de fregenal de la Sierra (Badajoz). El topónimo base, de tradicional filiación prerromana, se repite en Zaragoza. En época de César o Augusto recibe una serie de cognomina bien tipificados, tanto epigráfica como literariamente. De sus elementos, uno refiere una cualidad abstracta (la concordia) y el otro el nombre de la gens Iulia. OSSET, Iulia Constantia (Mun.)70 Num.: Osset71. Epig.: Osset72. Lit.: Iulia Constantia Osset73. Ciudad de tradición indígena, enclavada en el solar de la actual San Juan de Aznalfarache (Sevilla). Se suele mantener que recibió el estatuto municipal en tiempos de César. El lugar ha permanecido poblado sin solución de continuidad hasta el presente. El nombre Osset es de origen prerromano, y su doble /s/ se mantiene en prácticamente todas las fuentes que nos transmiten su nombre, por lo que debemos intuir que, o bien tuviese un valor fonético, o bien contara con un gran arraigo en la cultura escrita. La única referencia a la adhesión de cognomina al topónimo parte de Plinio, y los apellidos en cuestión, reiterados en la población de Lacimurga, lo que extraña es que dispongan en primer lugar la alusión a la gens Iulia, y ya en segunda posición la referencia a la cualidad de la urbe, cuando suele suceder al contrario. Al no contar con otras constataciones del nombre oficial de la población, no podemos verificar si se trata de una errata de Plinio o de un fenómeno verídico. En todo caso, ni el nombre original ni ninguno de sus cognomina parecen haber sobrevivido en la actualidad, siendo el actual nombre de la población una combinación de un hagiónimo castellano con un topónimo de raigambre islámica bien testimoniado en las fuentes árabes, como lo es el de Hisn al-Farach. (65) TIR J-29, Op. Cit. 1995, 97). (66) CIL II 972, CIL II 973, CIL II 6853, EE VIII 82. (67) CIL XIV 2613. (68) PLIN. Nat. 3.14. (69) En PTOL Geog. 2.4.10 y PLB. 35.2, con la trascripción al griego Νερτόβριγα. (70) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 121. (71) Existen varias acuñaciones con el nombre de la ciudad bajo dos variantes: con una /s/ simple o una /s/ doble, esta última generalizada en sus últimas emisiones, en época de Augusto. Vid. al respecto RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 58-59. (72) En CIL II 1254 referencia abreviada como Re(s) P(ublica) Oss(etanorum). En CILA II 587, referencia dudosa al M(unicipuim) Mun(icipii Ossen)sium. (73) PLIN. Nat. 3.14. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 157 OBVLCO, Pontificiense (Mun.)74 Epig.: Obulco 75 / Pontificiense 76 / Pontificiense Obulco 77 . Lit.: Obulco 78 / Pontificiense Obulco79. Asentamiento prerromano con importantes vestigios materiales de época imperial, y más concretamente tras sufrir al parecer una severa remodelación urbanística bajo las dinastías julio-claudia y flavia. El lugar se ha mantenido poblado ininterrumpidamente hasta la actualidad, ocupando su solar la localidad jienense de Porcuna. El nombre prerromano de la población, asociado al elemento oba tan habitual sobre todo en el sudoeste hispánico, aparece recogido por vez primera en acuñaciones del Siglo III a.C., bajo la grafía ibérica Ibolka. A su transcripción latina, también con reflejo en las leyendas monetales, se le suma en cierto momento un apelativo Pontificiense que, como el Patriciense de Córdoba, llegará a tener más éxito en la epigrafía que el mismo nombre prerromano. En los escasos testimonios de las fuentes literarias, sin embargo, solo encuentra un eco en Plinio. Dicho elemento, aunque no sabemos en que momento comienza a aplicarse, estimamos que podría asociarse a la propaganda imperial augustea por medio de la referencia a su cargo Pontifex Maximus. En la evolución del caso, que hace perdurar sólo el elemento original, es curioso reseñar la presencia, ya en la epigrafía, de una variante en la que la /p/ sustituye a la /b/: no podemos determinar si se trata de una errata o un proceso frustrado, ya que la lengua árabe no admite dicha consonante y sería extraño que pasara por ella, pero de lo que no cabe duda es de que en la forma vigente es la primera la que, una vez caída la vocal inicial, se nos ha transmitido. Por lo demás, reseñar en el proceso una derivación a partir de la forma flexionada con un sufijo de base /n/ y el cambio de /l/ a /r/, quizá más por un fenómeno de etimología popular que de evolución fonética, dado que tras la toma del lugar por los castellanos parece efectuarse un cruce entre nuestro topónimo y el vocablo romance puerco. SEXS, Firmum Iulium (Mun.)80 Num.: Firmum Iulium Sexs81. Epig.: Sexs82. Lit.: Sexs83 / Firmum Iulium Sexs84. Antigua población de origen fenicio, con importantes restos de una necrópolis de este periodo, acuña moneda desde el Siglo III a.C. En época romana se le atribuye una refundación en tiempos de César, alcanzando cerca del cambio de era el estatuto municipal que le asigna Plinio. (74) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 251. (75) En CIL II 2131, bajo la forma sufijada Obulconense. En CIL II 1646, bajo la variante de la forma sufijada Polconense, así como en CILA III.I 332, a su vez, bajo la de la forma sufijada corrupta Obolconenge. (76) En CIL II 2126 bajo la abreviatura Pontifici(ense), en CIL II 2129, CIL II 2132 y CIL II 2135, bajo la abreviatura Pontif(iciense), y en CIL II 2133 bajo la de P(ontificiense). (77) En CIL II 2131, bajo la forma sufijada Pontificiense Obulconense. (78) En STR. Geog. 3.2.2 y PTOL. Geog. 2.4.9 con la trascripción al griego Ὀβούλκων. (79) En PLIN. Nat. 3.10, bajo la referencia exacta a Obulco quod Pontificense apellatur. (80) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 301. (81) Según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 123A, bajo la abreviatura F(irmum) I(ulium) Sexs. (82) En ILPGranada 8, como gentilicio bajo la abreviatura Sexitan(us), así como en CIL II 5495, bajo la variante de esta última Sexsitanus. (83) En PTOL. Geog. 2.4.7 con la trascripción al griego Σέξ, así como en STR. Geog. 3.4.2, con la trascripción de la variante sufijada latina Σαξιτανῶν. En MELA 2.94, bajo la variante Ex, así como en Itin. Ant. 405.3, bajo la variante de la forma sufijada Saxetanum. (84) En PLIN. Nat. 3.8, bajo la referencia exacta a Sexi cognomine Firmum Iulium. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 158 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ El topónimo prerromano aparece ya reflejado en las acuñaciones púnicas bajo la leyenda Sks. En los años 40 del Siglo I a.C. emite una única serie con la leyenda Firmum Iulium Sexs, con una alusión a la gens Iulia combinada con un epíteto posiblemente referente a la fortaleza de su asentamiento, el cual se repite en el caso de Astigis. Dichos cognomina vuelven a aparecer recogidos en Plinio, pero nunca en la epigrafía, por lo que les colegimos un carácter altamente efímero. En todo caso, ni el topónimo original ni sus cognomina superan la Edad Media, durante la cual el lugar pasa a tomar el nombre árabe al-Munnakab, de donde deriva el actual Almuñecar. ILITVRGIS, Forum Iulium85 Epig.: Iliturgis86 / Forum Iulium Iliturgis87. Lit.: Iliturgis88 / Forum Iulium Iliturgis89. El lugar aparece recogido en las fuentes ya en relación a la Segunda Guerra Púnica, acuñando moneda con la leyenda latina Iliturgi o Ilditurgense, ya a partir del Siglo II a.C. No resulta muy claro si en época cesariana obtuvo la categoría de municipio, pero a partir de la epigrafía sí se ha podido determinar que en tiempos de Vespasiano alcanzó el estatus colonial. Sus restos se vienen situando en el Cerro Maquiz, próximo a Mengíbar (Jaén). El topónimo Iliturgis, de origen prerromano, podría haberse reiterado en Iliturgicola (fuente Tojar, Córdoba), aunque asociado a un sufijo diminutivo latino para distinguirlo del que nos ocupa. En ambos puede apreciarse a su vez el elemento Ilitan común en el Sudeste peninsular. Las fuentes griegas son bastante persistentes a la hora de hacer caer la /t/ en su versión del topónimo, obedeciendo quizá a una tradición propia para la interpretación del nombre indígena. Tanto la epigrafía como Plinio recogen la superposición hasta de dos cognomina al caso: uno asociado al establecimiento en el enclave de un forum o mercado de interés local; y el otro a la gens Iulia. Una combinación de epítetos idéntica se reitera en la Narbonense90. ITVCIS, Virtus Iulia91 Lit.: Virtus Iulia Itucis92. El lugar, del que sólo se tiene noticia por Plinio, se presume que se situó en las proximidades de Baena, y más concretamente en el Cortijo de las Vírgenes, en Torreparedones, donde se ha detectado un asentamiento con una importante ocupación en época ibérica y romana. A partir de los cognomina asociados a la urbe se han mantenido los supuestos tanto de una fundación cesariana como de una augustea. Los dos elementos asociados al nombre indígena de la población se encuentran relacionados entre sí, refiriéndose el sustantivo abstracto a una cualidad de la gens Iulia. En todo caso, el topónimo no cuenta con otro testimonio que no sean el (85) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 202. (86) En CIL II (2ª ed.) 7.32, CIL II (2ª ed.) 7.36, CILA III.I 231, CILA III.I 233, siempre bajo la forma sufijada Iliturgitano. (87) En CIL II 190, bajo la referencia exacta, tras la consignación de su estatuto colonial, al Fori Iuli Iliturgit(anorum). (88) LIV. 23.49.5, 26.17.4, 28.19.1-2, y 34.10.1; Itin. Ant. 403.2. En PLB. 11.24, PTOL. Geog. 2.4.9 y ST. BYZ. con la trascripción al griego Ἰλουργίς, así como en APP. Hisp. 32, bajo la variante de esta última forma Ἰλυργίς. (89) En PLIN. Nat. 3.10, bajo la referencia exacta a Iliturgi quod Forum Iulium. (90) Nos referimos a la población de Forum Iulii que actualmente ha devenido en el topónimo frèjus. (91) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 209. (92) PLIN. Nat. 3.14. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 159 pliniano para comprobar su evolución, habiendo desaparecido completamente en la actualidad. LACIMVRGA, Constantia Iulia93 Epig.: Lacimurga94. Lit.: Constantia Iulia Lacimurga95. Población vetona en origen, hay dudas respecto a su ubicación, así como de su identificación con la Laconimurgi citada por Ptolomeo o incluso con la Lacunis que el Anónimo de Ravena sitúa entre Contributa y Curiga, y por lo tanto entre Medina de las Torres y Monesterio (Badajoz). Últimamente parece poder enclavarse en el Cerro del Cogolludo (Navalvillar de Pela, Badajoz)96. Tomando la única forma que podemos tener por cierta respecto a una misma población, la de Lacimurga, apenas cabe reparar en que a este topónimo, de origen prerromano, se añadieron dos cognomina, aunados para expresar una virtud de la gens Iulia. Como en otros casos, tales apellidos no resulta claro si le fueron aplicados por César o Augusto. SEGIDA, Augurina97 Epig.: Augurina Segida98. Lit.: Augurina Segida99 / Segida100. Asentamiento de incierta categoría que parece haberse identificado con un despoblado sito sobre una mesa en las proximidades de Palma del Río (Córdoba). Plinio distingue nuestra población de otra homónima sita en territorio túrdulo y actualmente localizada en la provincia de Badajoz, y ante la circunstancia de su homonimia refiere la presencia de una serie de cognomina vinculados a cada una de ellas. En nuestro caso se trata de Augurina. Y pese a que no parece esconder en principio elemento alguno de la propaganda imperial, pensamos que el sobrenombre le fue impuesto paralelamente a su homónima turdula, y que si en ésta última se hacía una clara alusión a la gens Iulia, en esta otra se haría más indirectamente a la figura de Octavio a través de otro de los títulos que, como el de Augusto, se asociaron a su persona durante su dilatada carrera política: el de augur. Del topónimo original cabría pensar que se mantiene un eco en el de La Saetilla que actualmente da nombre al cerro donde los investigadores enclavan sus restos: el diptongo podría estar motivado por la caída de la /g/, y el sufijo podría habérsele aplicado a su paso por la lengua árabe, como sucede en el caso de Hispalis > Sevilla. (93) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 97 y TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 213. (94) CIL II 5068. (95) PLIN. Nat. 3.14. (96) Vid. al respecto CORDERO RUÍZ, Tomás, “El Cerro del Cogolludo. Lacimurga Constantia Iulia o Lacimurga/Lacinimurga”, Romula, 9 (2010), págs. 7-18. (97) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 296. (98) En CIL II (2ª ed.) 5.1297, bajo la forma sufijada, en referencia al ordo, Augurinorum Segidensium. (99) En PLIN. Nat. 3.10, bajo la referencia exacta a Segida quae Augurina cognominatur. (100) En PTOL. Geog. 2.4.10, con la trascripción al griego Σεγίδα. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 160 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ SEGIDA, Restituta Iulia 101 Epig.: Segida102 / Restituta Iulia103 / Restituta Iulia Segida104. Lit.: Restituta Iulia Segida105 / Segida106. Se trata de un oppidum de la Beturia Céltica con escasas referencias literarias pero numerosos testimonios epigráficos. Su enclave exacto ha generado controversia precisamente por la indeterminación de las primeras y los variados lugares de hallazgo de los segundos. Tras la hipótesis, a partir de estos últimos, de que podría haberse localizado en Zafra o en Cala, últimamente parece identificarse su asiento romano con Burguillos del Cerro, al Sur de la provincia de Badajoz, tras un traslado poblacional que Berrocal Rangel hace partir del próximo Cerro de Guruviejo. El topónimo Segida aparece reiterado en dos poblaciones distintas tanto en Plinio como en Ptolomeo, el primero de los cuales las distingue mediante los cognomina que aplica a ambas: Augurina para la localizada en la Bastetania y Restituta Iulia para la nuestra. Entre los dos elementos añadidos a la que nos interesa, junto al reiterativo Iulia, bien testimoniado en su entorno, figura una posible alusión al traslado poblacional que parece corroborar la arqueología. SERIA, Fama Iulia107 Epig.: Seria108. Lit.: Fama Iulia Seria109 / Seria110. Oppidum indígena situado por Plinio en la Beturia Céltica, así como enclavado según Ptolomeo y el Anónimo de Ravena en la vía que comunicaba Hispalis con Pax Iulia. Su localización, para la que han surgido diferentes propuestas, parece poder concretarse en la actual localidad de Jerez de los Caballeros, donde al margen de una importante villa suburbana han podido localizarse en el casco histórico una completa secuencia poblacional incontinuada que va desde el Calcolítico hasta la actualidad. La única fuente que nos transmite cognomina asociados al enclave es Plinio. En todo caso, el elemento reiterado aisladamente en las fuentes antiguas es el correspondiente al nombre del asentamiento prerromano, sobre cuya forma exacta no parecen mantener discrepancias. Este último, además, ha sido el que ha servido de base para intentar establecer tradicionalmente la localización exacta de la antigua población111. Las evidencias arqueológicas parecen avalar su identificación final con la actual Jerez de los Caballeros, siendo viable sostener incluso una posible evolución entre el topónimo antiguo y el elemento Jerez112. (101) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 145. (102) CIL II 988. El topónimo aparece sufijado bajo la variante Segedensis. (103) CANTO DE GREGORIO, Alicia María, “Noticias arqueológicas y epigráficas de la Beturia céltica”, Cuadernos de Prehistoria y Arqueología de la Universidad Autónoma de Madrid, 18 (1991), págs. 275-298. La referencia exacta, algo dudosa, estría abreviada según la autora como Rest(ituta) Iul(ia). (104) CIL II 105. (105) PLIN. Nat. 3.14. (106) En PTOL. Geog. 2.4.10, con la trascripción al griego Σεγίδα. (107) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 147. (108) CIL II/7 297; CILA II 478; EE VIII 303. El topónimo aparece en las tres inscripciones como gentilicio bajo la forma seriensi. (109) PLIN. Nat. 3.14. (110) Rauenn. 317.19. En PTOL. Geog. 2.4.10, con la trascripción al griego Σερία. (111) Se ha mantenido la presencia de ecos del topónimo Seria tanto en el nombre de la localidad de feria, como en el elemento que sigue al árabe wadi en el hidrónimo Guadajira. Sobre esta cuestión vid. SUÁREZ ZARALLO, María Paz, Toponimia de la Comarca de Tierra de Barros. Badajoz, 1999. (112) La homónima de este elemento con el que detenta la conocida localidad gaditana es seguro que no se basa en la identidad de sus radicales, sino antes bien en el acercamiento formal de dos nombres similares pero con distinto origen. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 161 TRADVCTA, Iulia113 Num.: Iulia Traducta114. Lit.: Iulia Ioza115 / Iulia Traducta116 / Traducta117. Enclave tradicionalmente identificado con Tarifa, y actualmente con Algeciras118, presenta un doble problema derivado de su mención en las fuentes textuales y de la localización de los restos materiales de la ciudad. En atención a las primeras, resulta muy irregular, contando con una nutrida serie numismática sólo de época augustea y con unos textos literarios en los que, tras su aparición en Estrabón, así como con ciertas reservas en Mela, que la cita como Tingetera, pasa a ser confusamente localizada por Plinio para después prácticamente desaparecer hasta la Antigüedad tardía, mencionando el Itinerario Antonino en su lugar el topónimo Portus Albus. Respecto a los segundos, tanto en Tarifa como en Algeciras carecemos de datos sobre la presencia de un verdadero núcleo urbano con los elementos que lo caracterizan. Ello nos llevó a pensar que nos hallamos ante una fundación augustea119, efectuada a partir de un traslado poblacional desde las dos localidades norteafricanas citadas por Estrabón, Zelis y Tingis (la actual Tanger), el cual, pese a su impulso inicial, no llegó a fraguar. Éste permanecería casi despoblado hasta que en el Bajo Imperio, con el colapso del puerto de Carteia, comenzó a ser paulatinamente ocupado en virtud de la calidad de su fondeadero. Su puerto, de hecho, sería el empleado por los vándalos en su paso al Norte de África, así como siglos después por los musulmanes para entrar en la Península Ibérica con la ayuda del gobernador de Ceuta y posible comes de la ciudad, el Urbano de los textos mozárabes y conde Julián de las fuentes árabes. Los dos cognomina de la urbe están bien definidos desde su origen en su ceca local, aludiéndose en uno a la gens Iulia y en el otro al fenómeno del traslado humano efectuado desde el Norte de África, tal y como refiere Estrabón, para poblarla. Este último autor sustituye el segundo elemento por uno en lengua púnica, quizá debido a la naturaleza idiomática del contingente trasladado, pero que debería tener el mismo valor que traducta o transducta. En todo caso, mientras que este último, bajo una forma u otra, reaparece en Ptolomeo, Marciano o el Anónimo de Rávena, llegando así a Gregorio de Tours o la Crónica Mozárabe, el cognomen Iulia sólo se constatará ya en Plinio, y acaso, muy indirectamente y desde un plano institucional, en el título asignado al último cargo civil de la ciudad bajo su control bizantino: el comes Iulianus120. De las otras dos posibles referencias a la ciudad, el Tingetera de Mela y el Portus Albus del Itinerario Antonino, el primero, referente a Tingis, aludiría a una de las poblaciones de las que intentó nutrirse la fundación augustea, mientras que el segundo podría estar aplicado a alguna suerte de puerto comercial que funcionaría como mansio en el itinerario, en sustitución de una ciudad apenas poblada aún en el Siglo III. (113) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 209. (114) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 99-100 y 108-110, bajo la abreviatura Iulia Trad(ucta), en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 98, 101, 102-104 y 107, bajo la de Iul(ia) Trad(ucta), y en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 105-106, bajo la de Iul(ia) Tra(ducta), en acuñaciones siempre de época augustea. (115) En STR Geog. 3.1.8, con la trascripción al griego Ἰουλία Ἴοζα. (116) En PLIN. Nat. 5.2, con inversión de los dos elementos, bajo la forma Traducta Iulia. (117) Rauenn. 344.6. En Rauenn. 305.12 bajo la versión, con el prefijo desarrollado, Transducta. En PTOL. Geog. 2.4.6 y MARCIAN. Peripl. II.9, con la trascripción al griego de esta última versión, Τρανσδούκταα. (118) Vid. SEDEÑO fERRER, Daniel, “Sobre la localización de Iulia Traducta. fuentes antiguas y relatos históricos modernos”, I Congreso Internacional El Estrecho de Gibraltar. Algeciras, 1988, págs. 811-819. Vid igualmente BRAVO JIMÉNEZ, Salvador, “Iulia Traducta: ¿Una colonia romana en la bahía de Algeciras?”, Actas del III Congreso de Historia de Andalucía. Córdoba, 2003, págs. 97-120. (119) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, Op. Cit. 2014. (120) Vid. GARCÍA MORENO, Luis A., “Ceuta y el Estrecho de Gibraltar durante la Antigüedad tardía (Siglos V-VIII)”, I Congreso Internacional El Estrecho de Gibraltar. Ceuta, 1988, págs. 1095-1114. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 162 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ VERGENTVM, Iulii Genius121 Lit.: Iulii Genius Vergentum122. El enclave, sólo citado por Plinio, ha sido identificado en alguna ocasión con la población de Lucurgentum referida en una serie de inscripciones123 y que se ubica en función de algunos de los hallazgos epigráficos en el entorno de la base aérea de Morón de la frontera. La identificación, no obstante, entre el topónimo pliniano y Lucurgentum no resulta totalmente satisfactoria. La única fuente literaria que cita con seguridad el topónimo lo hace con dos cognomina asociados en los que se nombra al genio de la gens Iulia, referencia singular en la Península Ibérica. VGIA, Castrum Iulium / Caesaris Salutariensis Lit.: Castrum Iulium-Caesar Salutariense Ugia124 / Ugia125. A partir del Itinerario Antonino, el enclave se viene situando en Torres Alocaz. Pese a la versión pliniana del topónimo, el resto de las fuentes, así como algunas acuñaciones republicanas, insisten en transmitir la forma Vgia para el presente caso. La única referencia a los cognomina asociados al enclave proceden de Plinio, quien nos muestra dos combinaciones de apellidos con los que el lugar es designado: Castrum Iulium y Caesar Salutariense. La primera remite por una parte a la naturaleza del asentamiento, o al menos a los orígenes castrenses del mismo, así como por otra a la gens Iulia. La segunda, tras el elemento de naturaleza onomástica Caesar, da fe de un cognomen quizá relacionado con algún aspecto salutífero del enclave. VGULTVNIA, Contributa Iulia126 Epig.: Contributa127. Lit.: Contributa Iulia Vgultunia128 / Contributa129. Asentamiento prerromano, debió alcanzar el estatuto municipal en tiempos de Vespasiano, declarándola Plinio como población estipendiaria. Pese a que se ha querido localizar en diferentes lugares de la provincia de Badajoz, finalmente se ha determinado su segura identificación con un despoblado sito en las proximidades de Medina de las Torres130. Resulta de interés destacar que, pese a la presencia de un topónimo original de raíces prerromanas asociado al enclave, éste sólo halle su reflejo en Plinio, optando el resto de los testimonios por identificarla a partir de su carácter estipendiario mediante el vocablo Contributa. Al igual que Vgultunia, la referencia a la gens Iulia se encuentra únicamente contenida en el autor ya referido. En cualquier caso, ninguno de los tres (121) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 223. (122) En PLIN. Nat. 3.11 bajo la referencia exacta Lucurgentum quod Iuli Genius. (123) En CIL II 1264 como gentilicio bajo la abreviatura Lucurgentin(us), así como en CILA II 1209 bajo la de Lucurg(entinus). En fERNÁNDEZ CHICARRO, Concepción, “Andalucía”, AEspA, 25 (1952), págs. 406-407, con referencia al ordo Lucurgentinus. (124) En PLIN. Nat. 3.15 bajo la variante Vrgia y con la referencia exacta Vrgia cognominata Castrum Iulium. (125) Vicar. I, I, III y IV ; Itin. Ant. 410.1; Rauenn. 317.4. En PTOL. Geog. 2.4.10 con la trascripción al griego Οὑκία. (126) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 67. (127) CIL II 1029; CIL II 1030. (128) PLIN. Nat. 3.14. (129) Itin. Ant. 432.6; Rauenn. 314.14. En PTOL. Geog. 2.4.10 con la trascripción al griego Κοντριβούτα. (130) En relación a la actualización de los datos en torno al yacimiento, gracias a su excavación, vid. MATEOS CRUZ, Pedro. et alii, “¿Contributa Iulia Ugultunia? Intervenciones arqueológicas en el yacimiento arqueológico de “los cercos”, en Medina de las Torres (Badajoz)”, Romula 8 (2009), págs. 7-31. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 163 elementos parece haber encontrado continuidad en el tiempo, abandonándose su asiento en favor de otro al que se le aplicó una designación nueva a partir de la Edad Media. 2.2. Lusitania EMERITA, Iulia? Augusta (Col.)131 Num.: Emerita 132 / Augusta Emerita 133 / Colonia Augusta Emerita 134 . Epig.: Emerita135 / Augusta Emerita136 / Colonia Emerita137 / Colonia Augusta Emerita138 / Colonia Iulia Augusta Emerita?139. Lit.: Augusta Emerita140 / Emerita141 / Colonia Augusta Emerita142. fundada en el 25 a.C. según el testimonio de Dión Casio, existe cierta polémica sobre la existencia o no de un establecimiento previo de tiempos de César. En su poblamiento intervinieron licenciados de las legiones V y X. El estatuto colonial debe recibirlo con posterioridad a su fundación, como reflejarían las acuñaciones numismáticas, donde no se constata hasta el cambio de era. También posteriormente a su fundación asume la capitalidad de la nueva provincia Lusitania. Su importancia fue creciendo paulatinamente hasta que, con la reforma administrativa de Diocleciano, es nombrada capital de la diocesis Hispaniarum. Durante la Antigüedad tardía hace persistir su papel preponderante en el panorama hispánico, decayendo tras la invasión islámica como consecuencia directa de sus múltiples levantamientos contra el poder central cordobés. (131) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 37. (132) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 10, bajo la abreviatura Emerit(a), así como en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 15, bajo la de Eme(rita). (133) RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 6-7, 10A-13, 17, 20-21, 23-25, 30, 38 y 41). En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 18A y B con inversión de los elementos dentro de una corona laureada, así como en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 5A y 8 con la misma inversión en el reverso, pero bajo las abreviaturas, respectivamente Emerit(a) Augu(sta) y Em(erita) Aug(usta). En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 5, bajo la abreviatura Aug(usta) Emeri(ta), en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 5A bajo la de Aug(usta) Eme(rita), en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 9 bajo la de Augu(sta) Eme(rita). (134) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 16, 18, 19, 29-30, 35-37A, 39-40 y 47-49A, bajo la abreviatura C(olonia) A(ugusta) E(merita). Así mismo, en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 22, 26-27, 31-33 y 43-44 abreviado como Col(onia) Augusta Emerita, y en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 42 bajo la variante de esta última abreviatura Col(onia) August(a) Emerita. (135) CIL II 484. (136) CIL II 956; AE (1973) 294. (137) CIL II 32; MÉLIDA ALINARI, José Ramón, Catálogo monumental de España. Provincia de Badajoz. Madrid, 1925, nº 743; AE (1915) 33; AE (1920) 165; AE (1927) 165; AE (1935) 4. (138) AE (1952) 49. En CIL II 492 bajo la abreviatura C(olonia) A(ugusta) E(merita). Y en AE (1966) 177 bajo la abreviatura Col(onia) Aug(usta) Eme(rita). (139) Desarrollo propuesto para la abreviatura CIAE contenida en tres tuberías de plomo halladas en la ciudad de Mérida (inv. MNAR 11566, 17467 y 17468), así como en un corto número de tejas con la misma procedencia (inv. MNAR 8926, 8927 y 14058). Sobre el detenido desarrollo de la marca de las tuberías vid. SAQUETE CHAMIZO, José Carlos, “Fistulae aquariae con sello halladas en Augusta Emerita”, Anas, 14 (2004), págs. 119-159. Igualmente, las mismas siglas se constatan en AE (1984) 485, un pedestal consagrado al genio de la Colonia, pese a la lectura previa de Mélida, que quiso ver en el CI una abreviatura de ciuitas. (140) En STR. Geog. 3.2.15, PTOL. Geog. 2.5.6 y D.C. 53.26.1, con la trascripción al griego Αὐγούστα Ἠμερίτα. En Rauenn. 314.5, 314.11, 314.11 y 314.19-20 se cita bajo la variante Augusta Merita. (141) MELA 2.88; PLIN. Nat. 9.141 y 15.4.117; MART. Epig. 1.61.10; TAC. Hist. 1.78.1; HYG. Grom. vol. I págs. 170171; CYPR. Epist. 67; Itin. Ant. 414.1, 415.2, 415.3, 416.3, 416.4, 418.5, 431.8, 432.8, 433,1, 438.2, 444.3; SYMM. Or. 8.339.12-14; AGENN. Grom. vol. 1 pág. 83; POL. SILV. Chron. 131.11 En PRUD. Perist. 3.186 le añade la categoría de colonia. Por su parte, pese a que en ISID. Orig. 20.1.69 la menciona como Emerita a secas, añade seguidamente el dato de su fundación por Augusto. (142) PLIN. Nat. 4.116. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 164 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ Según el testimonio de la numismática, desde una fecha muy temprana la ciudad recibe sus dos elementos más seguros: Augusta, en referencia a su fundador y Emerita, en referencia a los soldados veteranos que la poblaron143. Por lo general, y aunque dichos elementos suelen disponerse en el orden indicado en las fuentes antiguas, algunas monedas llegaron a invertirlos muy puntualmente. Una cuestión más dudosa es la manifestada por el supuesto cognomen Iulia sumado al nombre de la población. Y es que el mismo se basa invariablemente en la lectura de la abreviatura CIAE contenida en una nómina de documentos epigráficos por lo general asociados a materiales estructurales de la urbe (tejas y tuberías de plomo), así como en un ara dedicada al genio de la colonia. En un primer momento, la abreviatura fue interpretada por Mélida Alinari como alusiva a la Ciuitas Augusta Emerita, y ésta fue la hipótesis inicialmente secundada por Álvarez Sáenz de Buruaga144. Años más tarde, el autor recogería una sugerencia oral de Jean Pierre Bost, que sería quien prefiriese leer la I como una referencia a la gens Iulia145 y, a partir de este momento, ésta parece haber sido la tesis mantenida por los diferentes autores que se han acercado al tema, bien fuese bajo el tradicional prisma que sostiene una fundación de la ciudad en tiempos de Augusto146, o desde la más polémica propuesta que esgrime un antecedente cesariano 147 . Según hemos venido estudiando 148 , la cuestión del desarrollo de la abreviatura no puede sin embargo tenerse por cerrada, oponiéndose a la teoría hoy asentada tanto las interpunciones manifestadas en el pedestal del genio de la ciudad (que se interponen entre la I, la A y la E pero no entre la C y la I), como la muy avanzada datación de las tuberías de plomo, que a través de su misma marca se fechan con exactitud en el año 180 de la Colonia. Por ello, quizá nos sigamos encontrando ante una alusión a la Ciuitas Augusta Emerita que, pese a lo que podría pensarse, no tiene por qué oponerse al estatuto colonial de la ciudad, como no lo hizo de facto en el caso de la Colonia Augusta Treverorum: una cuestión es la naturaleza del enclave y otra distinta su condición jurídica. Lo que es un hecho es que durante todo el periodo imperial se mantiene la designación Augusta Emerita, aunque alternándose en las fuentes literarias con una referencia aislada a Emerita que es la principalmente admitida además por los documentos privados, y en especial a través de gentilicios, desde en epígrafes funerarios hasta en simples graffiti sobre ejemplares cerámicos. En efecto, una vez alcanzada la Antigüedad tardía, el elemento más próximo a la figura imperial desaparece, y el de Emerita por el contrario persiste tanto en las fuentes literarias como en los testimonios arqueológicos, siendo muy significativa en estos últimos su asunción por la ceca visigoda de la ciudad149. Resulta interesante reseñar que, en el proceso evolutivo del vocablo hasta el topónimo vivo Mérida, la caída de la vocal (143) Vid. ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, José, “Acerca del nombre de la Colonia Augusta Emerita”, Museos, 7 (1982), págs. 5-7. (144) ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, José, “La fundación de Mérida”, Augusta Emerita. Mérida, 1976, págs. 19-28. (145) ÁLVAREZ SÁENZ DE BURUAGA, José, Op. Cit. 1982. (146) SAQUETE CHAMIZO, José Carlos, Las élites sociales de Augusta Emerita. Mérida, 1997. (147) CANTO DE GREGORIO, Alicia María, “Colonia Iulia Augusta Emerita: Consideraciones acerca de su fundación y territorio”, Gerión, 7 (1988), págs. 149-205 (148) Vid. SABIO GONZÁLEZ, Rafael, “Tubería de plomo con sello oficial de la ciudad de Mérida”, Augusto y Emerita. Mérida, 2014, págs. 134-135. Vid. más recientemente SABIO GONZÁLEZ, Rafael, “Tubería de plomo con sello oficial de la ciudad Augusta Emerita”, Lusitania. Origen de dos pueblos. Mérida, 2015, pág. 160, y SABIO GONZÁLEZ, Rafael, “Teja con sello oficial de la ciudad Augusta Emerita”, Lusitania. Origen de dos pueblos. Mérida, 2015, pág. 157. (149) En ella se cristianiza mediante la integración de varias de sus letras en un monograma centrado por la figura de una cruz. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 165 inicial ya está constatada en el Anónimo de Ravena, siendo el árabe la lengua bajo la cual se relaja la /t/ para dar lugar a la actual /d/. finalmente, su versión romance recupera la naturaleza primigenia de las vocales preservadas al tiempo que mantiene la acentuación esdrújula latina. PAX Iulia (Col.)150 Num.: Pax Iulia151. Epig.: Pax152 / Pax Iulia153 / Colonia Pax Iulia154. Lit.: Pax155 / Pax Iulia156 / Pax Augusta157. El lugar fue al parecer una fundación romana ex nouo, si bien no queda claro si ha de atribuirse a César o Augusto158. En todo caso y como dato arqueológico seguro, acuña moneda de bronce en tiempos de este último. Plinio la incluye en su corta serie de colonias lusitanas, estatus que debió de recibir con posterioridad a sus acuñaciones monetales, todas de época augustea pero de posible datación temprana (31-27 a.C.). Actualmente, su solar lo ocupa la ciudad portuguesa de Beja, habiendo mantenido una continuidad poblacional ininterrumpida hasta el presente. Es curioso que uno de los primeros autores que citan la población, Estrabón, lo hace bajo la forma Pax Augusta. La desaparición de tal designación con posterioridad y la reiterada mención a Pax Iulia generó una larga tradición que interpretó dicho núcleo como otro distinto, el cual fue identificado con la ciudad de Badajoz, en cuyo nombre se veía una corrupción de los dos elementos del topónimo antiguo. Una vez descartada totalmente tal teoría, la mención ha servido sin embargo para entablar una controversia en torno a la fundación cesariana o augustea de la colonia. Resultando la más viable la segunda propuesta, se abre paralelamente la posibilidad de que nos hallemos ante los vestigios de un cognomen inicial más complejo, del que pronto cayó uno de sus componentes. Seleccionado en éste caso el de Iulia, su perduración parece intensa, pero únicamente en un plano institucional, ya que el verdadero elemento que se transmitió a la Edad Media, y desde entonces hasta el presente, es el más alejado de la propaganda imperial: Pax. Con tal vocablo se estaría aludiendo a la paz establecida por Augusto tras las Guerras Cántabras, con lo que, aunque de un modo más indirecto que con otro de índole onomástica, también se estaría plasmando un encomio a su labor política a través de un topónimo. En la tardoantigüedad, Pax evoluciona a Paca, tras la posible apertura de la terminación de su abdativo, y el paso de esta forma por la lengua árabe dio lugar a la transformación de su /p/ en la /b/ vigente en la actualidad. (150) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 124. (151) RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 52A. En idem, nº 52-53, bajo la abreviatura Pax Iul(ia). (152) En CIL II 516, IRCPac. 241, IRCPac. 314 e IRCPac. 320 aparece el elemento aislado como gentilicio de un individuo, bajo la forma Pacense. (153) CIL II 55. (154) En CIL II 47, bajo la abreviatura de la referencia a su estatus colonial: Col(onia) Pax Iulia. (155) PLIN. Nat. 4.117. (156) Itin. Ant. 427.3, 431.4-5, 431.7; Rauenn. 306.7. En PTOL. Geog. 2.5.4, con la trascripción al griego Πὰξ Ἰουλία. (157) STR. Geog. 3.2.15. (158) Vid. MARQUES DE fARIA, Antonio: “Pax Iulia, Felicitas Iulia, Liberalitas Iulia”, Revista Portuguesa de Arqueologia, 4 (2001), págs. 351-362. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 166 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ SCALLABIS, Praesidium Iulium (Col.)159 Epig.: Colonia Scallabis160. Lit.: Praesidium Iulium Scallabis161 / Scallabis162. El lugar estuvo ocupado por un oppidum indígena sobre el que tradicionalmente se mantiene que se estableció una guarnición romana en tiempos de César, momento en el que suele situarse la adquisición por el mismo del estatus colonial. Su enclave se halla ocupado en la actualidad por la población portuguesa de Santarém. Sobre la base del topónimo prerromano Scallabis o Scalabis, (la insistente alternancia de ambas formas en las fuentes hace pensar en la ausencia de un valor fonético en la doble /l/), se estableció en un momento indeterminado una expresión Praesidium Iulium que, por la forma en la que es mencionado por Plinio, parece que se trató más de una denominación paralela que de un verdadero cognomen. En todo caso es sólo este último autor quien la recoge, por lo que no pueden establecerse mayores conjeturas al respecto. La mención en dicho nombre a la categoría de Praesidium, en el supuesto de haber sido César quien le confiriese el estatus colonial, podría inclinarnos a pensar en que el topónimo completo es suyo, incluida la referencia a la gens Iulia. Otras propuestas, sin embargo, retrotraen tal circunstancia al triunvirato que sucedió a su muerte163. EBORA, Liberalitas Iulia (Mun.)164 Num.: Liberalitas Iulia Ebora165. Epig.: Ebora166. Lit.: Ebora167 / Liberalitas Iulia Ebora168. Marques de faria propone con reservas su posible refundación en época augustea sobre un asentamiento indígena 169 . Así lo confirmarían sus escasas acuñaciones monetales, que parten del 12 a.C. El lugar se ha mantenido poblado sin solución de continuidad hasta la actualidad, ocupando su solar la ciudad portuguesa de Évora. Sobre la base del elemento prerromano se añaden ya en las acuñaciones monetales de época de Augusto los dos cognomina que nos transmite Plinio años después: uno alusivo a la gens Iulia y el otro, a partir de un sustantivo abstracto, a la liberalidad de esta última. Ambos desaparecen de las fuentes a partir del Siglo II, manteniéndose únicamente las referencias a su estatuto municipal y el nombre indígena. Durante la Antigüedad tardía, no parece intervenir en la evolución de su denominación la forma en la que el nombre de la localidad aparece en los tremises acuñados en época visigoda: Elvbora. De hecho, lo aislado de dicha variante, junto a la constatación (159) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 145. (160) CIL II 35. La forma exacta con la que se consigna es Colonia Scalabilata. (161) PLIN. Nat. 4.117, la cita entre las colonias lusitanas, añadiendo tras la mención exacta a Scalabis, con /l/ simple, el hecho de que es llamada Praesidium Iulium. (162) Itin. Ant. 420.1. En PTOL. Geog. 2.5.6, con la trascripción al griego Σκαλαβὶς, seguida de la mención a su estatus colonial. (163) En torno a las diferentes propuestas sobre la polémica adquisición del estatuto colonial por Scallabis, vid. el reciente trabajo de MARQUES DE fARIA, Antonio: “Colonizaçâo e municipalizaçâo nas províncias hispano-romanas: reanálise de alguns casos polémicos”, Revista Portuguesa de Arqueologia, 2 (1999): págs. 29-50. (164) TIR J-29, Op. Cit. 1995, págs. 76-77. (165) Según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 50, bajo las abreviatura Liberalitatis Iul(ia) Ebor(a), así como en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 51 bajo la de Libera(litatis) Iuliae Ebor(a). (166) CIL II 5187. En CIL II 110, CIL II 114 e ILS 6900, antecedida por la referencia abreviada a su estatus municipal, bajo la forma sufijada Eborenses. (167) MELA 3.7; Itin. Ant. 418.1 y 426.5; Rauenn. 306.15. (168) PLIN. Nat. 4.117 consigna aisladamente su nombre, tras referir su carácter de oppidum de latinos viejos, añadiéndole a continuación el resto de los cognomina. (169) MARQUÉS DE fARIA, Antonio, Op. Cit. 2001. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 167 tardía de la designación primitiva o su casi intacta traslación en el topónimo actual, nos da pie a juzgar que no tuvo ninguna vigencia fonética. OLISIPPO, Felicitas Iulia (Mun.)170 Epig.: Olisipo171 / Felicitas Iulia172 / Felicitas Iulia Olisipo173. Lit.: Olisippo174. En el lugar existía un oppidum lusitano ocupado por Décimo Junio Bruto en el 139 a.C. Alcanza el rango municipal, en tiempos de César, pero ello no impide que Marques de faria proponga su posible refundación en época augustea175. Olisippo es un topónimo prerromano en el que se distinguen dos elementos: una base de incierto origen, que una tradición mítica de la Antigüedad quiso poner en relación con Ulises; y un segundo elemento –ippo claramente asociado al perceptible en multitud de topónimos del suroeste hispano, así como quizá emparentado con el –oba presente en el mismo área. Los cognomina latinos, únicamente constatados en la epigrafía, debieron añadírsele ya en tiempos de Augusto y, como en otros casos, consta de un vocablo de índole calificativa respecto a una cualidad de la gens Iulia al que sigue la alusión de esta última. Aparte de la desaparición de los referidos cognomina con el devenir de los años, resulta interesante comprobar en la evolución del topónimo dos fenómenos: en primer lugar, que la doble /p/ de su elemento –ippo tenga reflejo únicamente en la visión cultista de las fuentes literarias, no hallando eco en la epigrafía; y en segundo lugar, que desde un momento muy temprano se constate la flexión que dará lugar a la terminación del topónimo vigente, una vez caída la /n/ que motivó el diptongo final. SALACIA, Urbs Imperatoria (Mun.)176 Num.: Imperatoria Salacia177. Epig.: Municipium Salacia178. Lit.: Salacia179 / Vrbs Imperatoria Salacia180. Asociado a un poblado indígena conocido como Ketouibon a través del testimonio de monedas bilingües, surge este enclave portuario ya denominado Salacia en tiempos de César. El lugar ha permanecido poblado a lo largo de los siglos, y actualmente se halla ocupado por la población portuguesa de Alcaçer do Sal. El topónimo base, de claro origen latino, alude a una divinidad marina, refiriendo muy posiblemente de un modo indirecto la presencia de las importantes salinas (170) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 118. (171) En CIL II 959 y CIL II 5240 con un gentilicio formado a partir del genitivo Olisipona. En AE 1965, 266 e IRCPac. 269, igual pero con la abreviatura Olisip(onensis). (172) En CIL II 185, CIL II 186 aparece reiteradamente bajo la abreviatura Felicitas Iul(ia). En CIL II 170 bajo la abreviatura Felic(itas) Iul(ia) y tras la referencia, también abreviada, a su estatus municipal. (173) CIL II 4993. En CIL II 187 aparece bajo la abreviatura Fe(licitas) Iul(ia) Olis(ipo), mientras que en CIL II 188 lo hace bajo la variante Fel(icitas) Iul(ia) Olisipo. (174) VARRO, Rust. 2.1.19; PLIN. Nat. 4.116 y 4.117. En MELA 3.8, con la variante Ulisippo. En STR. con la trascripción al griego Ὀλοσιπῶνα, mientras que en Ptol. Geog. 2.5.3, con la trascripción al griego Ὀλιοσίπων. En Itin. Ant. 416.4 y 419.7 y 420.8, bajo el genitivo Olisippona. En Rauenn. 307.1, con una simplificación de la flexión señalada: Olisipona. (175) MARQUES DE fARIA, Antonio, Op. Cit. 2001. (176) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 137. (177) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 51A y C, bajo la abreviatura Imp(eratoria) Sal(acia), mientras que en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 51B, bajo la de Imp(eratoria) Salac(ia). (178) En CIL II 32 aparece constatado a través de la variante sufijada Salacien(se), tras la alusión a su estatus municipal. (179) MELA 3.8; PLIN. Nat. 4.117 y 8.191; Itin. Ant. 417.4, 418.6 y 426.4. En PTOL. Geog. 2.5.2 con la trascripción al griego Σαλάκεια, así como en MARCIAN. Peripl. II.13 con la trascripción Σάλακρα, posible error de trascripción o interpretación. finalmente, en Rauenn. 306.14 aparece con la variante Salatia. (180) PLIN. Nat. 4.116. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 168 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ enclavadas en el lugar. El cognomen asociado, que le confiere el epíteto Imperatoria, aparece constatado en un pasaje de Plinio, así como bajo la abreviatura Imp. en emisiones de la segunda mitad del Siglo I a.C. Dicha expresión viene a redundar de un modo indirecto en el sistema de propaganda imperial ideado por Augusto, aunque en éste caso más a través de uno de sus títulos que de un elemento de naturaleza antroponímica ligado a su familia o su onomástica. El topónimo vivo Alcaçer do Sal recuerda a partir de su referencia al mineral la posible fundamentación del teónimo primitivo. AVGVSTOBRIGA181 Epig.: Augustobriga182. Lit.: Augustobriga183. La población romana es posible que se superponga a un asentamiento indígena previo, alcanzando según el testimonio epigráfico el estatuto municipal en tiempos de Vespasiano. Contó con importantes restos constructivos, entre los que destacan por su estado de conservación un edificio de culto en granito y una muralla tardorromana. Éstos subsistieron integrados en la estructura urbana de Talavera La Vieja hasta que la localidad se sumergió bajo las aguas con la realización del embalse de Valdecañas. El topónimo Augustobriga combina como en otros casos una referencia onomástica latina con un elemento de origen lingüístico céltico –briga, en alusión al carácter de núcleo poblado fortificado del lugar. La única evolución perceptible en las fuentes, procedente del Anónimo de Ravena, se limita a adaptar el género de la alusión a Augusto al que detenta el elemento –briga, simplificando este último mediante la eliminación de la /g/ en un proceso lógico en la derivación lingüística hipotética del caso. Por lo demás, ésta es su última consignación, pasando ya desde la Edad Media a conocerse como Talavera la Vieja. El nuevo topónimo, lo lógico es pensar que esté reflejando el nombre de la localidad toledana de Talavera de la Reina, pero considerándola como el asentamiento original de la misma, en función de sus vestigios arqueológicos. Sin embargo, se hallan lo bastante distantes la una de la otra como para poder estimarse que en algún momento mudó su nombre en el de Talavera y que, tras ello, se pusieron ambas localidades en relación a partir de su homonimia, teniéndose la cacereña como más antigua por los motivos ya expuestos. Sobre esta cuestión, véase la siguiente entrada, así como la de su homónimo en la tarraconense. CAESAROBRIGA184 Epig.: Caesarobriga185. Lit.: Caesarobriga186. Enclavada casi con total seguridad bajo la actual Talavera de la Reina, en la que se concentran todas las menciones epigráficas a la antigua urbe, según los datos arqueológicos, la población parece surgir ex nouo a comienzos del Siglo I d.C., adquiriendo en época flavia el estatuto municipal. Escasamente citada en las fuentes (181) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 94. (182) En CIL II 5346 aparece constatado a través de la variante sufijada Augustobrigense, así como en CIL II 941, bajo una versión abreviada de la misma, Augustobrig(ense) y en inv. MNAR 17635 bajo la de Augustob(rigense). (183) Itin. Ant. 312.12. En PTOL. Geog. 2.5.7 con la trascripción al griego Αὐγυστόβριγα. En PLIN. Nat. 4.116, bajo la forma del gentilicio Augustobrigenses, así como en Rauenn. 312.12 bajo la variante Augustabria. (184) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 116. (185) En CIL II 896 aparece constatado a través de la versión abreviada de la variante sufijada Caesarobrig(ense), así como en CIL II 5320 bajo la de Cae(sarobrigense). (186) En PLIN. Nat. 4.116, bajo la forma del gentilicio Caesarobrigenses. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 169 antiguas, el lugar cobra cierta relevancia en la Edad Media ante la potenciación del mismo por los musulmanes en oposición a Toledo. Esta posible fundación augustea combina en su caso la alusión al nomen adoptado por el emperador, a partir del de su tío abuelo y al igual que en casos como el de Caesaraugusta, con un elemento –briga sobre el que ya hemos hablado en la anterior entrada. No tenemos constatada evolución lingüística alguna en el caso, siendo suplantado muy tempranamente en las fuentes medievales por el topónimo Talabira, base del actual Talavera. Lo interesante de esta última forma es que parece también de ascendencia antigua, y más concretamente prerromana, llegando a sugerirnos que en ella se esconda un antropónimo indígena Talauus, sumado a un elemento –briga similar al empleado en el topónimo augusteo. Ante ello hemos pensado que se trate de un nombre de lugar aplicado a un enclave del entorno anterior a la fundación romana que, ante la creación de esta última, pasó a adaptarse sustituyendo un posible héroe epónimo local por la figura del emperador187. Igual podría haber acontecido en el caso de la Augustobriga descrita en la entrada previa188, pero eligiéndose para reemplazar al antropónimo indígena, en este enclave por entonces de mayor relevancia, el elemento más característico de la onomástica augustea, de modo que quedasen bien diferenciados nominalmente dos núcleos sitos en un mismo extremo de la Lusitania mediante el empleo separado de los nombres combinados en el caso de la antigua Zaragoza189. 2.3. Tarraconense TARRACO, Iulia Vrbs Triumphalis (Col.)190 Num.: Colonia Vrbs Trimphalis191 / Colonia Vrbs Trimphalis Tarraco192 / Colonia Trimphalis Tarraco193. Epig.: Tarraco194 / Colonia Tarraco195 / Colonia Trimphalis Tarraco196 / Colonia Iulia Vrbs Trimphalis Tarraco197. Lit.: Tarraco198. Levantada al parecer sobre un anterior asentamiento indígena, llamado Cissis en las fuentes literarias o Kesse en las numismáticas, desde una fecha tan temprana como el 218 a.C. se establece en su solar el más antiguo campamento de invierno de los (187) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, Villas, propietarios y nombres de lugar en la Hispania romana. Metodología toponímica y catálogo de los casos recogidos en Castilla-La Mancha y Madrid. Madrid, 2008, pág. 166. (188) Queremos recordar no obstante la opción de que el origen de esta última sea diferente pero similar, a partir de la identificación de la misma con la Turobriga sede de la divinidad Ataecina citada en múltiples inscripciones. Dicha propuesta fue efectuada por GARCÍA-BELLIDO, Mª. P. 2001, “Lucus Feroniae Emeritensis”. AEspA 74, pág. 71. El paso de una forma a otra resulta en todo caso viable lingüísticamente. (189) Para un fenómeno similar de diferenciación, obsérvese el acontecido con las dos Segida béticas. (190) TIR K/J-31, Op. Cit. 1997, pág. 151-152). (191) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 210 y 214-217, bajo la abreviatura C(olonia) V(rbs) T(riumphalis). (192) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 211, bajo la abreviatura C(olonia) V(rbs) T(riumphalis) Tar(raco), y en RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 212-213 bajo la de C(olonia) V(rbs) T(riumphalis) Tarr(aco). Desde Tiberio, según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 218-227 y 231 bajo la abreviatura C(olonia) V(rbs) T(riumphalis) T(arraco). (193) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 228-230 y 232-233, bajo la abreviatura C(olonia) T(riumphalis) T(arraco). (194) Vicar. I, II, III y IV; RIT 369. En CIL II 4112, CIL II 4262, CIL II 4299, CIL II 6083, bajo el reiterativo derivado con el sufijo –ense. (195) En CIL II 4253 bajo la abreviatura de la forma sufijada Col(onia) Tarrac(onense). (196) RIT 58. (197) En CIL II 4071, bajo la abreviatura Col(onia) I(ulia) V(rbs) T(riumphalis) Tarrac(o). (198) CIC. Balb. 11.28; CAES. Ciu. 1.73.2, LIV. 21.61.1-2, 21.61.4, 21.61.11, 22.19.5, 22.22.2, 26.17.2, 26.19.12, 26.41.1, 26.45.7, 26.51.10, 27.7.1, 27.17.8, 27.20.3, 34.16.7 y 40.39.3; MELA 2.90; PLIN. Nat. 3.21, 3.29, 6.217 y 19.10; SVET. Aug. 26, Ant. 391.1 y 425.5; SIL. 3.369-370; AVIEN. Ora 519; IVL. HONOR. Cosmogr. A.19; OROS. Hist. 6.21.19 y 7.22.8; Rauenn. 342.5. En STR. 3.4.7-10 y PLB. 3.76.12, con la trascripción al griego Ταρράκωνα, así como en NIC. DAM. Vit. Caes 90.127.11 y D.C. 41.24.3 y 53.25.7 bajo la de Ταρρακῶνα y en PTOL. Geog. 2.6.17 bajo la de Ταρράκων. En CAES. Ciu. 1.73.2, QUINT. Inst. 6.3.77, TAC. Ann. 78.1, AVR. VICT. Caes. 33.3, bajo el derivado con el sufijo –ense. En Itin. Ant. 396.2 y 399.1 bajo la variante de la versión flexionada Terracona, así como en Rauenn. 303.13 bajo la de Tarsagona. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 170 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ romanos, en pleno contexto de la Segunda Guerra Púnica y de la mano del general Escipión. No queda claro el momento exacto en el que recibe el estatuto colonial, pero éste viene ya verificado en la leyenda de las emisiones locales de tiempos de Augusto, bajo el que además pasará a convertirse en capital provincial de la Citerior. En la Antigüedad tardía, el lugar va decayendo hasta ser prácticamente abandonado, no volviendo a poblarse hasta avanzada la Edad Media. Al nombre primitivo del enclave, Kesse, de origen claramente prerromano, le sucede curiosamente otro también prerromano, que ya aparece en dracmas de imitación ampuritana con la leyenda ibérica Tarakonsalir. Con la potenciación del lugar en tiempos de Augusto, éste recibe varios cognomina únicamente atestiguados por las fuentes numismáticas y epigráficas. La serie más completa que conocemos le viene dada de hecho por una inscripción, en la figura como Colonia Iulia Vrbs Trimphalis Tarraco. Igual que en el caso de Cádiz, la referencia, en este caso a la gens Iulia, se antepone a la de Vrbs, figurando ya a partir de este momento en los nombres consignados en las cecas de la ciudad. Trimphalis, sin duda más testimoniado que Iulia, no deja de ser como este último un nuevo elemento de propaganda imperial, quizá alusivo al triunfo del emperador en las Guerras Cántabras, a las que asistió enfermo desde Tarraco. En todo caso, el mismo vocablo se reitera en la Bética como apelativo de la población de Isturgis (Andújar, Jaén). El elemento Tarraco vuelve a ser el que va a perdurar, no sólo hasta el presente, sino incluso dentro de la Antigüedad a través de las fuentes literarias. Ahora sí, lo va a hacer ligado a la flexión en genitivo propia de su declinación, ya testimoniada a lo largo de la gran mayoría de las fuentes antiguas. Su variación hasta la actualidad, a partir de este punto, es casi mínima, y apenas va a afectar a la /c/. Otras posibles derivaciones atestiguadas en las fuentes no tuvieron éxito, y así, si el Itinerario Antonino nos transmite ocasionalmente y junto a la forma corriente una variante posiblemente influenciada por el vocablo latino terra, ésta no encontrará eco casi ni dentro de la misma fuente. frente a ella, la forma figurada sin embargo por el Anónimo de Ravena parece tratarse de uno más de sus corrientes errores de transmisión, acuciados ante el caso de ciertos núcleos que, como Tarragona, decayeron o se abandonaron en época tardoantigua. ACCIS, Iulia Gemella (Col.)199 Num.: Colonia Iulia Gemella Accis200. Epig.: Accis201 / Colonia Accis202 / Colonia Iulia Gemella Accis203. Lit.: Colonia Gemella Accis204 / Acci205. fundada sobre un asentamiento indígena por Augusto con veteranos de las legiones I y II. Perteneció primero a la Bética, pasando con el cambio de era a la Tarraconense. (199) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 64. (200) Según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 133-134, en época de Augusto aparece en la leyenda monetal bajo la abreviatura C(olonia) I(ulia) G(emella) Ac(cis), así como paralelamente, según idem., nº 135-136, 139-140 y 143-145, bajo la de C(olonia) I(ulia) G(emella) Acci(s). Ya en época de Tiberio, según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 137, aparece las abreviatura C(olonia) I(ulia) G(emella) A(ccis). finalmente, tanto bajo Tiberio como bajo Calígula y según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 138 y 141-142, bajo abreviatura Col(onia) Iul(ia) Gem(ella) Acci(s). (201) En CILA II 462 bajo la forma sufijada Accitana. (202) En CIL II 3392 bajo la abreviatura Colon(ia) Accis. (203) En CIL II 3391 y CIL II 3393 bajo la abreviatura Col(onia) Iul(ia) Gem(ella) Accis. En CIL II 3394 a su vez bajo la abreviatura C(o)l Iul(ia) G(emella) Accis. (204) PLIN. Nat. 3.25. (205) Itin. Ant. 412.1. En PTOL. Geog. 2.6.60, con la trascripción al griego Ἄκκι. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 171 En la Antigüedad tardía es cabeza de una importante sede episcopal, y durante la Edad Media conserva cierta relevancia, siempre a la sombra de la próxima ciudad de Granada. El nombre Accis es prerromano, recordando quizá una raíz muy usada en el Mediterráneo para la designación de recintos fortificados. A él se le suman en el momento de su refundación por Augusto dos elementos: uno alusivo a la gens Iulia, y el otro a cierta dualidad que se ha visto relacionada, bien con la de las legiones que intervinieron en su fundación, bien con los dos núcleos, el indígena y el latino, que la compuesieron. A ellos se les añade el rango de colonia, bien testimoniado en todos los tipos de fuentes que la citan. De sus tres elementos clave, pues, los más relevantes fueron Gemella y Accis, no teniendo el de Iulia eco en las fuentes literarias, así como tampoco en la mayoría de las epigráficas. Es el segundo el que perdurará en la Antigüedad tardía y se mantendrá hasta la actualidad, tras unirse en la Edad Media a un vocablo de origen árabe wadi vinculado a la corriente fluvial que pasaba a sus pies. BARCINO, Iulia Augusta Fauentia Paterna (Col.)206 Epig.: Barcino207 / Colonia Barcino208 / Colonia Iulia Augusta Fauentia Paterna Barcino209. Lit.: Barcino210 / Colonia Fauentia Barcino211 / Colonia Barcino212. fundada por Augusto en torno al 15-9 a.C., momento al que corresponden los primeros hallazgos arqueológicos de la ciudad. Según el testimonio numismático, debió de existir un asentamiento previo. El nombre Barcino, tomado del Barkeno de las cecas ibéricas, es a todas luces prerromano. Lo que no resulta claro es si pertenece a un substrato indígena o a uno de colonización, habiéndose resaltado ocasionalmente su similitud con la designación de la familia púnica de los Barca. Tras su refundación por Augusto, la ciudad recibe el estatuto colonial, así como el apelativo Fauentia. Este último podría estar haciendo alusión al hermanamiento de la urbe con una localidad italiana que llevaba dicho nombre, y reiterado en la población bética de Vesci, hallándose constatado tanto en Plinio como en las fuentes epigráficas. Ahora bien, en estas últimas lo hace acompañado invariablemente hasta de tres cognomina más, y en dos ocasiones, haciendo el primero de ellos alusión a la gens Iulia y el segundo a la figura de Augusto. El nombre más antiguo será el que perdure en el tiempo. Sin embargo, lo hará asociado al sufijo propio de su flexión latina, al cierre de la /e/ y a la (206) TIR K/J-31, Op. Cit. 1997, pág. 44. (207) En IRBarcelona pág. 216 nº 2 e IRBarcelona 23, bajo la abreviatura Col(onia) Iul(ia) Aug(usta) Fav(entia) Pat(erna) Barcin(o). (208) En IRBarcelona 32 bajo la abreviatura Colon(ia) Barcinonens(ibus), y en IRBarcelona 63 bajo la de Col(onia) Barcinonensis. (209) En IRBarcelona 62, IRBarcelona 82 y CIL II 4550, bajo la forma sufijada y abreviada Barcinon(ense). (210) MELA 2.90. En PTOL. Geog. 2.6.18 con la trascripción al griego Βαρκινών, así como en OLYMP. 26 bajo la ya tardía con disimilación y cierre de la /i/ de Βαρκέλλωνος. En Itin. Ant. 390.5 bajo la variante de la flexión en abdativo Barcenone, así como en PRUD. Perist. 4.33 bajo la de Barchinon, en Chron Caesaraug. 531 e ISID. Goth. 40 bajo la del acusativo Barcinonem o en Dig. 50.15.8 bajo el gentilicio Barcinonense. En HIL. Coll. Antiar. pág. 133 e IORD. Get. 31.163, bajo la variante por disimilación a partir de una forma flexionada Barcilona, así como en AVIEN. Ora 519-520, OROS. Hist. 1.2.104 y 7.43.8, PAUL. NOL. Epist. 1.10 y 3, bajo derivados de flexiones múltiples sobre esta última. finalmente, en Rauenn. 303.7 igual pero con el cierre de la /i/ en la versión flexionada Barcelona, forma que sirve de base para la flexión Barcelonae presente en HIER. Vir. Ill. 31, así como para la variante sufijada Barcelonense presente en GENNAD. Vir. Ill. 35. (211) PLIN. Nat. His. 3.22. (212) En Rauenn. 303.7 bajo la variante por corrupción Burcino. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 172 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ disimilación de su primera /n/. Todos estos fenómenos, así como el acercamiento de su variante flexionada a una terminación más propia de la primera declinación, se perfila claramente ya a través de las fuentes tardoantiguas, de modo que en el Siglo VIII llegamos prácticamente a la forma actual del topónimo. CAESARAVGVSTA, (Col.)213 Num.: Caesar Augusta214 / Caesaraugusta215 / Colonia Caesar Augusta216. Epig.: Caesar Augusta 217 / Caesaraugusta 218 / Colonia Caesaraugusta 219 . Lit.: Caesaraugusta220 / Colonia Caesaraugusta221 / Caesar Augusta222. Colonia fundada por Augusto entre el 19 y el 14 a.C. sobre un asentamiento indígena previo cuyo nombre era según Plinio Salduuia, y según los testimonios numismáticos y epigráficos Salduia. La designación Caesar Augusta remite a dos de los elementos que acabaron por configurar los tria nomina oficiales de Octavio, y en sendos casos a partir de referentes ajenos a su onomástica original: el primero está tomado de si tío abuelo, mientras que el segundo lo hace de un epíteto. Ambos nombres se muestran invariablemente asociados, sin primar ninguno sobre otro hasta el punto de llegar a fusionarse ya en las fuentes antiguas, especialmente de cara a la formación de formas sufijadas. Algunos textos tardíos aún separan los dos elementos, pero usando una variante de carácter literario Caesarea est Augusta sin valor para la evolución del caso. Indefectiblemente unidos ya en aras de la Edad Media, se percibe una pronta simplificación del primer componente del topónimo, Caesar, que devendrá curiosamente en una forma muy similar a la que daría en ruso el mismo vocablo: Zar. Respecto a Augusta, reduce prontamente su diptongo a una única vocal, pero no a través de la típica evolución /au/ > /o/ de las lenguas romances peninsulares, sino mediante la caída de la /u/, en un proceso muy similar al perceptible en Italia en la evolución del nombre de la antigua Augusta Pretoria > Aosta. Igualmente, pese a que en el topónimo árabe Saraqusta se percibe, frente a un paso de /g/ a /q/, una supervivencia del grupo /st/, ninguno de estos fenómenos influirán en la versión romance del caso, quizá dependiente de una tendencia evolutiva independiente o de una ultracorrección cultista: en ella reaparece la primitiva /g/, al tiempo que el grupo (213) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 73. (214) RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 304-306, 308, 311, 317, 319). (215) Idem., nº 307, 308A, 309-310 y 318. En idem., nº 314, 315, 320, 321 y 322 bajo las abreviaturas, respectivamente, Caesaraugus(ta), Caesa(r)augusta, Caes(ar)augu(sta), Caesaraugust(a), Caesaraug(usta). (216) Idem., nº 325-386. Aparece en la leyenda monetal invariablemente bajo la abreviatura C(olonia) C(aesar) A(ugusta), a partir del reinado de Augusto y ya bajo los de Tiberio y Calígula. (217) En CIL III 6417, CIL VI 9 y CIL IX 793 bajo la forma abreviada Caesar Aug(usta). En CIL III 14511 bajo la abreviatura de la variante Caesara Aug(usta). (218) AE (1946) 200. En CIL II 2292 bajo la abreviatura Caesaraugust(a). En CIL II 5764 bajo la forma sufijada Caesaraugustano. En CIL VIII 7070 y CIL VIII 19428 bajo la abreviatura de la forma sufijada Cae(saraugustana). En CIL III 14511 bajo la abreviatura de la variante Caesara Aug(usta). (219) En CIL II 2292 bajo la abreviatura C(olonia) C(aesaraugusta). En CIL II 3394 a su vez bajo la forma sufijada Colonia Caesaraugustana. (220) MELA 2.88; Itin. Ant. 392.1, 438.1, 439.4, 439.13, 443.2, 444.2, 446.1 y 446.2; PRVD. Perist. 4.1; HYD. Chron. 2.25; ISID. Goth. 34 Chron. II pág. 281; ISID. Orig. 15.1.66; Chron. Caesaraug. II pág. 222; Chron. Gall. 651; Rauenn. 310.3-4 y 311.8-9. En STR. Geog. 3.4.10 y PTOL. Geog. 2.6.62 con la trascripción al griego Καισαραυγούστα. En ISID. Sueb. 87 Chron. II pág. 301 y Epist. Pontif. 13.2, bajo la forma sufijada Caesaraugustana. (221) PLIN. Nat. 3.24. (222) En Itin. Ant. 448.1, 451.2 y 452.6 e IVL HON. Cosmogr. A 25, bajo la variante Caesarea Augusta. En AVSON. Epist. Lib. 23.88 y PAVL. NOL. Epist. 231 referida como Caesarea est Augusta. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 173 /st/ deriva en /z/. En todo caso se trata de la única población hispana que ha conservado fusionados dos epítetos imperiales hasta la actualidad223. CARTHAGO, Vrbs Iulia Noua (Col.)224 Num.: Vrbs Iulia Noua Carthago225 / Colonia Vrbs Iulia Noua Carthago226. Epig.: Carthago227 / Colonia Carthago228. Lit.: Carthago229 / Carthago Noua230 / Colonia Carthago Noua231 / Carthago Poenorum232 / Carthago Spartaria233 / Carthago Noua Spartaria234. fundada por los barca en el contexto de la Segunda Guerra Púnica, fue prontamente conquistada por Escipión. Aunque se supone que recibe el estatuto colonial en tiempos de César, éste sólo viene a atestiguarse a partir de las emisiones de Tiberio. El enclave se convierte en capital provincial con la reforma administrativa de Diocleciano, así como en principal base de operaciones bizantina en su frustrado intento por tratar de recuperar Hispania. Pese a sufrir cierto declive en la Edad Media, logra recuperarse avanzada la Edad Moderna en virtud de su arsenal. La importancia de la urbe antigua condicionó su aparición en numerosas fuentes literarias, sobre todo referentes a las Guerras Púnicas. En éstas toma principalmente el nombre de Carthago, sometido a ciertas variantes gráficas, como la del cambio de la consonante inicial a /k/ o la eliminación de la /h/ intercalada, pero por lo general estable. Dicha denominación, homónima a la que llevó la ciudad africana de la que pretendió conscientemente ser un émulo hispánico, es corriente que lleve aparejado un epíteto Noua para distinguir a ambas. El vocablo latino fue traducción de uno púnico con un similar valor, y a su vez éste se volcó al griego en las fuentes que recogen el topónimo en dicha lengua. Otras voces que se le sumaron al elemento base para singularizar el enclave fueron el de Poenorum, en alusión a su origen púnico, y Spartaria, atestiguado desde Plinio y referido a los campos de esparto que dominaban los parajes circundantes a la ciudad. El segundo de éstos, combinado con (223) Para la evolución del caso vid. NIETO BALLESTER, E., “De Caesaraugusta a Zaragoza: la toponimia española, un testimonio de la historia”, De Homero a Virgilio. El asombroso mundo del griego y el latín. Madrid, 2009, págs. 165-189. Vid, igualmente el trabajo aún más reciente de BELTRÁN LLORIS, f., “Colonia Caesar Augusta. Reflexiones en torno al nombre romano de Zaragoza”, Miscelánea de estudios en homenaje a Guillermo Fatás Cabeza. Zaragoza, 2014, págs. 129-139. (224) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 129-130. (225) Según RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 185-186, bajo la abreviatura V(rbs) I(ulia) N(oua) C(arthago). En las algunas de las series tiberianas, con la variante gráfica V(rbs) I(ulia) N(oua) K(arthago), según también idem., nº 182184). (226) Según idem., nº 179-181, bajo la abreviatura C(olonia) V(rbs) I(ulia) N(oua) C(arthago). (227) En CIL II 3602, con la variante sufijada Cartagi(nense). (228) En CIL II 5941, bajo la abreviatura de la variante sufijada Colonia Karthagi(nensis). (229) CIC. Leg. Agr. 16.4.2; LIV. 26.42.7 y 27.7.2; VAL. MAX. 4.3.1; PLIN. Nat. 3.16; fRONTIN. Strat. 3.9.1; SIL. 3.398 y 15.192-195; fLOR. Epit. 1.22.39; GELL. 7.8.3; AVIEN. Ora 114, 311 y 376. En PLB. 2.13, PLV. Sert. 7 y APP. Hisp. 12.47 y 19.74, D. C. 43.30.1 y 45.10 y ST. BYZ., con la trascripción al griego Καργηδὼν. En VARRO Rust. 1.57.2, bajo la forma sufijada Carthaginense. En STR. Geog. 3.4.14, con la trascripción al griego Καργηδόνα. En MELA 2.94 bajo la variante Certhago. (230) CIC. Leg. Agr. 2.19.51; LIV. 21.5.4, 22.20.3 y 26.42.2-3; VAL. MAX. 9.11 ext. 1. En STR. Geog. 3.2.10 y 3.4.6 y PTOL. Geog. 2.6.14, con la trascripción y parcial traducción al griego Καργηδὼν Νέα, así como en PLB. 3.39.6 y D.S. 25.12, variante con inversión de los dos elementos. En LIV. 26.47.2, variante con inversión de los dos elementos. A su vez, en IVST. 44.3.3, con la variante Karthago Noua. (231) En PLIN. Nat. 3.19 con indicación final del estatuto colonial. (232) PLIN. Nat. 3.21. (233) PLIN. Nat. 31.94. En Itin. Ant. 396.3 y 401.5, con la variante Karthago Spartaria, así como en Itin. Mar. 512.3-4 con la de Cartago Spartaria o en Rauenn. con otras dos más: en 305.1 la de Cartago Partaria, y en 343.8 la de Chartago Spartaria. (234) SVET. Galba 9. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 174 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ el de Noua por Suetonio, cundió en los textos tardoantiguos. Respecto a los cognomina que aquí nos conciernen, además de conservar el elemento Noua propio de las fuentes más tempranas, añaden al topónimo base una referencia a su categoría de Vrbs, y otro a la gens Iulia. Por lo demás y en su evolución hacia la forma actual, además de perder la totalidad de los apellidos enunciados, el nombre original vuelve a transmitirse a partir de la forma flexionada mediante un sufijo de base /n/ que figura en la mayoría de las referencias textuales antiguas, abriendo en el proceso la /i/ que le antecede para evolucionar hacia la /e/ tan corriente en las terminaciones en – ena de los topónimos rurales hispánicos, y asociándose a una vocal final más propia de la primera declinación, como sucede en otros casos similares. CELSA, Victrix Iulia Lepida (Col.)235 Num.: Celsa236 / Colonia Victrix Iulia237 / Colonia Victrix Iulia Lepida238 / Colonia Victrix Iulia Celsa239. Lit.: Celsa240 / Colonia Celsa241. fundada en el 45 a.C. por Lépido sobre un asentamiento previo llamado Kelse. Con el nacimiento de Zaragoza sufre un rápido declive. Sus restos se localizan en Velilla de Ebro. El topónimo prerromano Kelse, latinizado como Celsa en las acuñaciones monetales, recibe en estas últimas a partir del segundo triunvirato una serie de cognomina en los que a la referencia de su fundador, Lépido, se le anteponen los vocablos Victrix e Iulia. Una vez disuelto el triunvirato y ya durante los gobiernos de Augusto y Tiberio, la ceca local abandona la alusión a Lépido para mantener únicamente los otros dos apellidos. Actualmente se conserva el elemento indígena en el nombre de la cercana localidad de Gelsa. ILICIS, Iulia (…) Augusta (Col.)242 Num.: Colonia Ilicis Augusta243 / Colonia Iulia Ilicis Augusta244. Lit.: Ilicis245. Establecida en la primera mitad del Siglo I a.C. sobre un asentamiento previo de cierta relevancia, la población recibe el estatuto colonial, bien bajo el segundo triunvirato, bien ya en época de Augusto. En todo caso cuenta hasta con seis emisiones bajo el gobierno de este último, así como otras seis en tiempos de Tiberio. El nombre Ilicis, de origen prerromano, parece estar emparentado con la raíz Ilipresente en otros asentamientos indígenas del sudeste peninsular, pudiendo aludir a (235) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 91. (236) RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 280. (237) En idem., nº 277, bajo la abreviatura C(olonia) V(ictrix) I(ulia). (238) En idem., nº 261-262, 265-266, 268, bajo la abreviatura C(olonia) V(ictrix) I(ulia) L(epida). Así mismo, en idem., nº 263-264 y 267, bajo la abreviatura Col(onia) Vic(trix) Iul(ia) Lep(ida). (239) En idem., nº 269 bajo la abreviatura Col(onia) V(ictrix) I(ulia) Celsa, mientras que en idem., nº 270, 274 bajo la abreviatura C(olonia) V(ictrix) I(ulia) Cels(a), en idem., nº 271-273, 275, 278 y 279 C(olonia) V(ictrix) I(ulia) Cel(sa), en idem., nº 276 C(olonia) V(ictrix) I(ulia) Celsa. (240) En STR. Geog. 3.4.10 y PTOL. Geog. 2.6.67, con la trascripción al griego Κέλσα. (241) En PLIN. Nat. 3.24 bajo la expresión Celsenses ex colonia. (242) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 200. (243) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 189-191, bajo la abreviatura C(olonia) Il(icis) A(ugusta). (244) En idem., nº 192-193, bajo la abreviatura C(olonia) I(ulia) Il(icis) A(ugusta). Así mismo, según idem., nº 194-199, en época de Tiberio, bajo la abreviatura C(olonia) I(ulia) I(licis) A(ugusta) (245) MELA 2.93; PLIN. Nat. 3.19-20; Itin. Ant. 401.3; Rauenn. 343.7. En Rauenn. 304.17 bajo la variante Hilicis. En PTOL. Geog. 2.6.61, con la trascripción al griego Ἰλικίς. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 175 un carácter fortificado. Los cognomina de la ciudad, en sus dos variantes, vienen testimoniados únicamente en las fuentes numismáticas. En éstos, algo problemáticos debido a la persistente forma abreviada bajo la que se constatan, es posible intuir una inicial referencia a la Colonia Ilicis Augusta, extrañamente con la alusión al emperador al final del topónimo, y una posterior a la Colonia Iulia Ilicis Augusta. La actual población alicantina, que recibe su nombre del elemento prerromano original, no se levanta sobre el solar de la antigua, sino que se halla a unos kilómetros de la misma, tomando su designación a partir de un traslado toponímico producido ya en la Edad Media. LIBISOSA, Foroaugustana (Col.)246 Epig.: Libisosa247. Lit.: Foroaugustana Libisosa248 / Libisosa249. Poblado prerromano que recibió el estatuto colonial en época de Augusto. Su enclave se sitúa en la actual población albaceteña de Lezuza. El nombre prerromano Libisosa sabemos únicamente a través del testimonio de Plinio que tomó un apelativo único, generado a partir de un compuesto alusivo a dos realidades: la naturaleza del núcleo (un forum o mercado) y el promotor del mismo (Augusto), que recibe un sufijo –anum para vincularse con carácter genitivo al primero. Ante la contracción de ambos elementos, el nuevo vocablo adapta su terminación a la del topónimo prerromano. ASTVRICA Augusta (Mun.)250 Epig.: Asturica251. Lit.: Asturica252 / Asturica Augusta253. fundada en tiempos de Augusto y a consecuencia de las Guerras Cántabras, posiblemente sobre un campamento de la Legión X. Persisten en el lugar numerosos restos romanos, entre los que destacan la red de cloacas y la muralla, si bien esta última con numerosas refacciones medievales. Aunque con momentos de abandono puntuales durante la Alta Edad Media, el asentamiento ha persistido hasta la actualidad, ocupando su solar la ciudad de Astorga. El elemento Asturica ha dado lugar, con muy escasas alteraciones lingüísticas, al topónimo vivo Astorga. Lo más reseñable en su evolución es la apertura de la /u/, la caída de la /i/ y la evolución de la /c/ hacia la /g/ en su terminación, algo por lo demás común en los sufijos del tipo –acum conservados en el solar peninsular. (246) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 218. (247) Vicar. I, II, III y IV. En CIL II 3234 con referencia a la Colonia Libisosanorum. Así mismo, en CIL II 4254 como gentilicio bajo la abreviatura Libiso(sano). (248) PLIN. Nat. 3.25. (249) En PTOL. Geog. 2.6.49 con la trascripción al griego Λιβισῶκα. En Itin. Ant. 446.11 bajo la variante Libisosia, así como en Rauenn. 313.14 bajo la de Lebisona. (250) TIR K-29, Op. Cit. 1991, pág. 27. (251) Itinerario de Astorga 3, 4; CIL II 4866. (252) PLIN. Nat. 3.28; Itinerario Antonino 422.2, 423.5, 425.5, 427.4-5, 429.4, 431.3, 448.2, 439.5, 439.15 y 453.5; HYD. chron. 130, 138, 173 y 186; ISID. chron. 279.24 y 280.16; Ravenn 320.12. En Edict. Diocl. 25.3 con la variante Asturkesias, posible deformación sin valor filológico por error de trascripción. (253) En PTOL. Geog. 2.6.35, con la trascripción al griego Ἀστούρικα Ἀυγούστα. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 176 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ BILBILIS, Augusta (Mun.)254 Num.: Bilbilis255 / Augusta Bilbilis256. Epig.: Bilbilis257. Lit.: Bilbilis258. Asentamiento indígena, conocido en época romana por ser la patria del poeta Marcial. En su solar, sito a algunos kilómetros de la actual población zaragozana de Calatayud, han sido exhumados importantes restos arqueológicos, entre los que destacan los del foro. El lugar, a partir del testimonio de la numismática, parece alcanzar el estatuto municipal en tiempos de Augusto. Pese a que el nombre de la localidad no se conserva aplicado a la moderna Calatayud, es posible que encuentre un eco lejano en el del Cerro de la Bámbola que recibe su antiguo asiento. En la derivación de una forma a otra habría intervenido en todo caso y con fuerza un fenómeno de reinterpretación etimológica, lo cual no obsta para que se hayan mantenido su acentuación original y tres de sus cuatro consonantes. Mentar finalmente la común transformación de la terminación en -is en otra en -a más propia de la primera declinación. CALAGVRRIS, Nassica Iulia (Mun.)259 Num.: Calagurris260 / Nassica261 / Calagurris Iulia262. Epig.: Calagurris263. Lit.: Calagurris264 / Calagurris Nassica265. Ciudad fundada en el 171 a.C. por Publio Cornelio Escipión Nasica. La población que detenta a día de hoy el nombre de la antigua, enclavada en la Comunidad Autónoma de La Rioja, no se sitúa en el solar de aquella, sino en uno alejado del mismo algunos kilómetros, emplazamiento al que se desplazó durante la Edad Media. Al elemento indígena Calagurris, ya constatado en la numismática indígena de inicios del Siglo I a.C., se superpone un apelativo alusivo a Escipión, Nassica, así como otro en época de Augusto-Tiberio referente a su familia. Sin embargo, este (254) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 64. (255) Ripollès (2010: nº 387 y 389-391). A su vez, en Ripollès (2010: nº 392, 393, 394, 399 y 400), abreviado como Bilbili(s). (256) En Ripollès (2010: nº 395-398), tras la referencia abreviada al municipium. A su vez, en Ripollès (2010: nº 392, 393, 394, 399 y 400), respectivamente abreviado como Aug(u)sta Bilb(ilis), Augusta Bilbi(lis), Augusta Bil(bilis), Aug(usta) Bilbilis y Aug(usta) Bilbil(is). (257) En CIL II 2728 y CIL XII 735 con la variante Birbilis. Por su parte, en CIL XIII 612 se refiere como Domo Bilbil. (258) PLIN. Nat. 34.144; MART. 4.55 y 12.18.9; Itin. Ant. 437.3 y 439.1; ISID. Orig. 16.213. En STR. Geog. 3.4.13 y PTOL. Geog. 2.6, con la trascripción al griego Βίλβιλις. En PLIN. Nat. 3.24, bajo la forma sufijada Bilbilitanus. En MART. 1.49.3, bajo la variante Bilibilis, así como en IVST. 45.3.8 y AVSON. Epist. Lib. 26.57, bajo la de Birbilis o finalmente en Rauenn. 309.16, bajo la de Belbili. (259) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 75. (260) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 436-440, 442, 443 y 451B, tras la referencia abreviada al municipium, abreviado a su vez como Cal(agurris). (261) En idem., nº 431-432. (262) En idem., nº 433-435 y 451A y C, tras la referencia abreviada al municipium, igualmente abreviado como Cal(agurris) Iul(ia). A su vez, en idem., nº 441, abreviado como Cal(agurris) Iulia, en idem., nº 444-446, 448-451, como C(alagurris) I(ulia), y en idem., nº 447 como Cal(agurris) I(ulia). finalmente, en idem., nº 431, sin referencia a su estatuto y abreviado como Calagurri(s) Iulia. (263) CIL II 4326, CIL III 11239, CIL XII 3167 y CIL XIII 8731. En CIL II 4245, CIL II 2959, CIL V 6987 aparece bajo la variante Calagorris (gentilicio calagorritanus en la primera y la tercera). Por su parte, en CIL VI 32521 con la variante Calagorris o Calagoris a partir de un gentilicio abreviado cuyo desarrollo exacto es imposible de precisar. En AE (1921) 83 finalmente con la variante Calacurri. (264) SALL. Hist. Frg. 3.42; SVET. Aug. 49.1; VAL. MAX. 7.6.3; fLORO Epit. 2.10.9; PRVD. Perist. 4.967; EXVP. 8; OROS. Hist. 5.23.14; LIV. Perioch. 93. PTOLOMEO, Geog. 2.6.66 con la trascripción al griego de la variante sufijada Καλαγορίνα. En el Itinerario Antonino 393.1 con la variante Calagorra. En APP. b. c. 1.13.112 con la trascripción al griego Καλάγυρον. En AVSON. Epist. Lib. 26.57 con la variante Calagorris. finalmente, en la Epist. Pontif. 13.2 con la var. Calaguris. (265) LIV. Frag. 91, con la var. Calaguris. STRAB. Geog. 3.4.10 con la trascripción al griego Καλάγουρι Οὐασώνων. PLIN. Nat. 3.24 con la variante Nasica. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 177 último sólo se manifiesta en la numismática de dicho periodo, y nunca conviviendo con el de Nassica, al que no sabemos si trató de suplantar. En época flavia tenemos testimoniado aún el uso de este último epíteto, que ya a partir del Siglo II desaparece irremediablemente. Hacer notar finalmente que con la forma del elemento indígena Calagurris alternan las de Calaguris en las fuentes textuales y, lo que es más elocuente, la de Calagorris tanto en estas últimas como sobre todo en las epigráficas, manifestando así una mayor aproximación hacia el topónimo vivo Calahorra, ya casi enunciado en el Itinerario Antonino también a partir de su terminación en –a. DERTOSA, Hibera Iulia Ilercauonia (Mun.)266 Num.: Hibera Iulia Ilercauonia 267 / Hibera Iulia Ilercauonia Dertosa 268 . Epig.: Dertosa269 / Colonia Dertosa270 / Hibera Iulia Dertosa271. Lit.: Hibera272 / Dertosa273. Sobre un asentamiento previo, se establece una población romana con dos acuñaciones de época de Augusto, una anterior al cambio de era y la otra del 14 d.C., refiriéndose en ellas un estatuto municipal que debió de percibir en este momento. A partir de un testimonio epigráfico tardío se constata su conversión en Colonia, habiéndose atribuido este cambio de estatuto ya a un momento muy avanzado, bajo el gobierno del emperador Pertinax, a finales del Siglo II274. El lugar se ha mantenido poblado hasta la actualidad, ocupando su solar la localidad tarraconense de Tortosa. De los numerosos cognomina de la urbe antigua aplicados sobre el topónimo prerromano, referidos exclusivamente en fuentes textuales arqueológicas, destacaremos uno solo de naturaleza imperial: la referencia a la gens Iulia. Los dos restantes hacen alusión al paso del río Ebro a sus pies, así como a su asentamiento en el territorio del pueblo prerromano de los Ilercavones. El elemento subsistente remite al nombre original del enclave, habiéndose alterado simplemente con la transformación de la dental /d/ en /t/ y el cierre de la /e/ en /o/. SAETABIS, Augusta (Mun.)275 Epig.: Saetabis 276 / Augusta 277 / Augusta Saetabis 278 . Lit.: Saetabis 279 / Augusta Saetabis280. (266) TIR K/J-31, Op. Cit. 1997, pág. 69. (267) En RIPOLLÈS, Pere Pau, Op. Cit. 2010, nº 205-206, tras la referencia abreviada al municipium y con el término Ilercauonia en la cara opuesta al resto de los cognomina. (268) En idem., nº 208, tras la referencia abreviada al municipium, igualmente abreviado como H(ibera) I(ulia) Ilercauonia Dert(osa), así como en idem., nº 207, bajo la variante de la abreviatura H(ibera) I(ulia) Ilercauoni(a) Dert(osa), o en idem., nº 209 con el término Ilercauonia en la cara opuesta al resto de los apellidos. (269) Vicar. I, II, III y IV; Teg. Valencia; CIL II 4057. En EE IX.1 385 y CIL II 4062 bajo la variante sufijada Dertosana. (270) En CIL II 4058 bajo la variante sufijada Dertosana. (271) En MAYER I OLIVÉ, Marc y RODÀ DE LLANZA, Isabel, “L’epigrafía romana a Catalunya, estat de la qüestió i darreres novetats”, Fonaments, 5 (1985), págs. 161-186, junto a la alusión a su estatuto municipal. (272) LIV. 23.28.10. (273) MELA 2.90; SVET. Galba 10.4; Itin. Ant. 399.4; Rauenn. 342.9. En PLIN. Nat. 3.23 bajo la variante sufijada Dertosana. En STR. Geog. 3.4.6 y 3.4.9 con la trascripción al griego Δέρτωσσα, y en PTOL. Geog. 2.6.63, igual pero con una /s/ simple. (274) Sobre esta cuestión MAYER I OLIVÉ, Marc 2009: “Dertosa: ¿colonia de Pertinax?”. Faventia, 31 (2009), págs. 61-69. (275) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 281-282. (276) Vicar. I, II, III y IV; CIL XIV 3795. (277) En CIL II 3623, bajo la abreviatura Aug(usta). (278) En CIL II 3755, bajo la abreviatura Saetabis Aug(usta) y en CIL II 3782 bajo la de Saetab(is) Aug(usta). (279) CATULL. 12.14 y 25.7; PLIN. Nat. 19.9; SIL. 3.371-375, 16.474. En STR. Geog. 3.4.9 con la trascripción al griego Σετάβιος, y en PTOL. Geog. 2.6.61, con la trascripción al griego Σαιταβίς. En Rauenn. 304.9 con la variante Setauis, así como en 343.1 con la de Setabis. (280) En PLIN. Nat. 3.25, bajo la referencia exacta a Saetabitani qui Augustani. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 178 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ Enclave prerromano de notable importancia, que acuñó moneda entre el Siglo III a.C. y el 50 a.C. Es mencionado por varios literatos latinos en virtud de su conocida industria textil. Ha mantenido un poblamiento continuado hasta la actualidad, ocupando su solar la actual ciudad valenciana de Játiva. Al nombre prerromano, ya testimoniado en las acuñaciones bajo la leyenda en ibero Saiti, se le añade un único cognomen alusivo a la figura del emperador Augusto que encontró una gran aceptación en la epigrafía, hallándose testimoniado en las fuentes literarias sin embargo únicamente a través de Plinio. El elemento persistente en la toponimia actual denota una serie de alteraciones moderadas entre las que se cuentan el paso de /s/ a /x/ (con su correspondiente castellanización en /j/), la transformación del diptongo inicial ya a /e/ en el Anónimo de Ravena, para después abrirse, el cierre de la segunda vocal en /i/ y, finalmente, la asociación de su terminación femenina a la primera declinación. AVGVSTOBRIGA281 Epig. Augustobriga282. Lit.: Augustobriga283. Ciudad sita en territorio pelendón, en el solar de la actual localidad de Muro de Ágreda (Soria), donde se localizan numerosos vestigios materiales de época romana, junto a cerámica indígena. Se ha querido identificarla con un asentamiento prerromano que, a través de su ceca, recibiría el nombre Areikoratikos. El interés del caso, homónimo al lusitano ya referido con anterioridad, radica nuevamente en la extinción del topónimo augusteo a favor de uno presumiblemente anterior al que trató de suplantar sin éxito. En el Augustobriga pelendón es posible que la designación previa sí encuentre un testimonio antiguo a través de la acuñación referida, pese a que la identidad de la población mentada en las monedas no pueda aseverarse que se corresponda con la nuestra, fundamentada como lo está en la localización celtíbera de la ceca y la similitud formal del nombre Areikoratikos con el topónimo vivo Ágreda. La reducción de uno a otro, con todo, resulta plausible, y podría constituir un ejemplo más de la tentativa frustrada de Augusto de imponer su onomástica a asentamientos previos mediante la suplantación directa de su denominación anterior. BRACARA Augusta284 Epig.: Bracara285 / Bracara Augusta286. Lit.: Bracara287 / Bracara Augusta288. La ciudad, fundada por Augusto tras la pacificación de la región, no alcanza el estatuto municipal hasta época flavia. Durante la Antigüedad tardía se convierte en efímera capital del reino suevo. (281) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 58. (282) CIL II 4892. (283) Itin. Ant. 442.3. En PTOL. Geog. 2.6.53 con la trascripción al griego Αὐγουστόβριγα. En Rauenn. 311.2, por su parte, con la var. Augustabrica. (284) Topónimo no incluido en la correspondiente hoja de la TIR. (285) En RODRÍGUEZ COLMENERO, Antonio, Aquae Flaviae: I. Fontes epigráficas da Gallaecia meridional interior. Chaves, 1997, nº 491, bajo la abreviatura B(racara). (286) En AE (1974) 392 y EE VIII 280, bajo el gentilicio Bracaraugustanus. En idem. nº 508, bajo la abreviatura B(racara) A(ugusta). (287) PLIN. Nat. 3.28; Itin Ant. 422.1. (288) PTOL. Geog. 2.6.38, con la trascripción al griego Βρακαραυγούστα. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 179 El elemento Bracara alude a la etnia establecida en el entorno de la fundación augustea, como sucede en el caso de Asturica con los astures. Por su parte y como acontece también en este topónimo, la referencia a la propaganda imperial se relega en las fuentes a una posición posterior a la de la alusión étnica, contrayéndose con la misma en ciertos gentilicios constatados a través de la epigrafía. El nombre de lugar antiguo subsiste en Braga a través del elemento Bracara, aunque exento de su terminación, quizá por su carácter de sufijo, y suavizada la /c/ de un modo semejante a como sucede en los sufijos del tipo –acum. CAESARA289. Epig.: Caesara290. Lit.: Caesara291. Mansio próxima a Asturica, según testimonio del conocido como tramo largo de la vía XVII. Según Albaladejo Vivero 292 , el topónimo recibiría su nombre a partir de la propaganda imperial como consecuencia de las Guerras Cántabras. CASTVLO, Caesar Iuuenal293 Epig.: Castulo294. Lit.: Castulo295 / Caesar Iuuenal Castulo296. Asentamiento indígena tomado por los romanos a comienzos de la Segunda Guerra Púnica. Sede de un importante distrito minero, el lugar tiene atestiguado a través de la arqueología un notable desarrollo en el periodo republicano y en el Alto Imperio, decayendo en la Antigüedad tardía para transmitir su relevancia a la actual Linares durante la Edad Media y permanecer prácticamente despoblado hasta la actualidad. La designación prerromana, aparte de en las fuentes latinas, viene consignada en las tempranas cecas que la ciudad emite desde muy comienzos del Siglo II a.C., en púnico, bajo la forma Kastilo. La versión ofrecida por la epigrafía y las fuentes literarias latinas suele ser bastante regular y simple, mostrando un topónimo Castulo flexionado por mediación de un sufijo de base /n/ y a su vez asociado a un segundo sufijo del tipo –ense, por lo general a través de gentilicios. En su transcripción a la lengua griega es interesante reseñar que la /i/ de la forma púnica, en lugar de cerrarse como en el latín, tiende a abrirse, dando la impresión de que está tomada directamente de una tradición fonética previa en la que su traslación exacta resultaba algo indecisa para los sistemas vocálicos de las dos lenguas clásicas en las que se recoge. (289) Sin entrada en la TIR. Vid. ALBALADEJO VIVERO, Manuel, Léxico de topónimos y etnónimos del noroeste de la Península Ibérica en la Antigüedad. Madrid, 2012, pág. 52. (290) CIL II 416. En EE IX 415, bajo la variante Caesera. (291) Itin. Ant. (tramo largo de la vía XVII). (292) ALBALADEJO VIVERO, Manuel, Op. Cit. 2012, pág. 52 (293) TIR J-30, Op. Cit. 2000, pág. 140. (294) Vicar. I, II, III y IV; LOSTAL PROS, Joaquín, Los miliarios de la provincia Tarraconense (Conventos tarraconense, cesaraugustano, cluniense y cartaginense). Zaragoza, 1992, nº 51. En CILA III.I 80, CILA III.I 84, CILA III.I 91, CILA III.I 101, bajo la forma sufijada Castulonense, así como en CILA III.I 86 bajo la abreviatura de esta última Castul(onense). (295) LIV. 24.41.7-8 y 28.20.8-12; PLIN. Nat. 3.17 y 3.29; Itin Ant. 402.6, 403.6, 404.1, 405.2 y 404.5.2, . En STR. Geog. 3.2.3, 3.3.2, 3.4.9, 3.4.20 y 3.10.11, PTOL. Geog. 2.6.58 y ST. BYZ., con la trascripción al griego Κασταλὼν. finalmente, en Rauenn. 315.14, bajo la variante de la flexión en abdativo Catulune. (296) En PLIN. Nat. 3.25, bajo la referencia exacta Castulonenses qui Caesarii Iuvenales apellantur. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 180 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ Los apellidos Caesar Iuuenal cuentan con una única constatación: la de un pasaje de Plinio donde por lo demás se aplica, no al topónimo directamente, ni por tanto a su población, sino a sus habitantes a través del gentilicio formado a partir de aquel. El elemento Caesar podemos dudar que se refiera a la onomástica de César, como sucede en el caso de Norba Caesarina, o a la de Augusto, como en el caso de Caesaraugusta. Pero, igual que en ambos supuestos, es posible que le haya sido aplicada al lugar ya con posterioridad al fallecimiento del primero. Iuuenal debe remitir por su parte a algún fenómeno renovador de la urbe en el momento de la imposición de tan efímeros cognomina, entrando por lo tanto en la órbita de epítetos como el Noua de Noua Augusta o el Restituta de Restituta Iulia Segida. El topónimo base, en su perduración en el tiempo, apenas hemos de reseñar que aparece bajo la variante Catulo en el Anónimo de Ravena, quizá por asociación al nombre personal del poeta latino ante el desconocimiento de la nomenclatura exacta de un enclave ya en franca decadencia en el momento de su redacción. Tal declive no obstó para que, sin embargo, sí se haya mantenido vivo aplicado a cortijo asentado sobre sus ruinas y que lleva el nombre de Cazlona297. En su evolución se aprecia el paso del grupo /st/ a /z/ y la caída de aquella vocal que enunciábamos como dubitativa ya en las fuentes antiguas. Pero también la fosilización, como en otros casos semejantes, del sufijo de base /n/ asociado a sus flexiones, finalmente derivadas hacia la terminación /a/ de la primera declinación. IVLIOBRIGA298 Epig.: Iuliobriga299. Lit.: Iuliobriga300. Ciudad fundada por Augusto. El lugar sufre una importante reforma urbanística en época flavia. En el Bajo Imperio fue sede de la cohors I Celtiberorum, según información de la Notitia Dignitatum. Su solar se sitúa en Castro Urdiales, en la provincia de Santander. El caso combina una referencia a la gens Iulia con un elemento exógeno a la lengua latina como era Briga, que como en otros casos funciona como sufijo. La única variación a reseñar en su registro en las fuentes es la transcripción por Plinio de este último elemento como –brica, ante el posible influjo del sufijo –acum. Tras el Bajo Imperio no volvemos a tener constancia del topónimo. IVLIOBRIGA, Portus Victoria301 Lit.: Portus Victoria Iuliobriga302. Posible fundación augustea sólo citada por Plinio y enclavada en la Bahía de Santander. El topónimo es un reflejo exacto del cercano Iuliobriga pero con referencia a su naturaleza portuaria y a un sustantivo abstracto Victoria con el que posiblemente se (297) Algo similar sucede en el caso de Carteia (Cádiz), transmitido desde la Edad Media a través del topónimo Cartagena que se aplica primero a una fortificación y más tarde a un cortijo. (298) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 135. (299) Itin. Astorga 1.9; CIL II 2480; CIL VIII 3245. En CIL II 3268, abreviado como Iuliobr(iga). A su vez, en CIL II 4192 como gentilicio bajo la abreviatura Iuliobrigens(e), y en CIL II 4240 bajo la de Iuliobrig(ense). (300) PLIN. Nat. 3.27; Not. Dig. Occ. 42.30. En PLIN. Nat. 3.21 bajo la variante Iuliobrica. En PTOL. Geog. 2.6.50 con la trascripción al griego Ἰουλιόβριγα. (301) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 183. (302) En PLIN. Nat. 4.111 bajo la forma Portus Victoriae Iuliobrigensium. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 181 esté aludiendo a la del propio Augusto en las Guerras Cántabras. El topónimo no ha dejado huella en la actualidad, siendo el de Santander de origen cristiano y naturaleza hagiotoponímica. LIBICA, Iulia303 Lit.: Iulia Libica304. El lugar, únicamente citado por Ptolomeo, ha sido interpretado como la principal población de los Ceretanos, emplazada quizá en la actual localidad de Llívia (Gerona), donde han aparecido restos del Siglo I a.C. sobre materiales de la Edad del Hierro. El topónimo parece una combinación de una alusión a la gens Iulia y otra a la onomástica de la esposa del emperador Augusto, relacionada con el primer elemento del nombre de lugar mediante un sufijo genitivo del tipo –acum. De poder hallar un eco efectivo en la designación de la actual localidad de Llívia, habríamos de asumir una perduración a partir de un temprano empleo aislado de nombre de la emperatriz, lo que justificaría la ausencia del sufijo genitivo. LVCVS Augusti305 Epig.: Lucus Augusti306. Lit.: Lucus307 / Lucus Augusti308. Núcleo de población fundado por Augusto y convertido en capital del conuentum de su mismo nombre, pese a lo cual nunca pareció superar la categoría de oppidum, según nos transmite Julio Honorio. Destacan los restos de sus murallas bajoimperiales, datadas al parecer en el Siglo V. El topónimo se compone de un nombre común lucus al que se le suma en genitivo el elemento Augustus, traduciéndose como “bosque de Augusto”. Las fuentes altoimperiales, tanto epigráficas como literarias, persisten en transmitir la referencia a Augusto, la cual sólo desaparece ya en el periodo tardoantiguo, manteniéndose únicamente, como posible eco del documento previo del que debe beber, en el Anónimo de Ravena. NOVA Augusta309 Lit.: Noua Augusta310. Núcleo de población vacceo apenas mentado por Plinio y Ptolomeo y de incierta localización, si bien se ha querido identificar con la Augustobriga que citan tanto el mismo Ptolomeo como el Itinerario de Antonino o el Anónimo de Ravena dentro del convento cluniense, y que se sitúa en Muro de Ágreda (Soria). (303) TIR K/J-31, Op. Cit. 1997, pág. 94. (304) En PTOL. Geog. 2.6.63 con la trascripción al griego Ἰουλία Λίβικα. (305) TIR K-29, Op. Cit. 1991, pág. 69. (306) Itin. Astorga 2. CIL II 2638; IRL 30; CIL III 9834 citado siempre en abdativo Luco Aug(usti). En CIL II 2586 citada como Lucaug(ustana). (307) HYD. Chron. 199 y 201; Not. Dig. Occ. 42.29. (308) En Itin. Ant. 424.7 y 430.8; Rauenn. 321.3 citado siempre en abdativo Luco. En PTOL. Geog. 2.6.23 con la trascripción al griego Λούκος Αὐγούστον. En IVL. HON. Cosmogr. A 19 referido como Lucus Augusti oppidum. En Cosmogr. I.19 con la variante Lucus Augusta. (309) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 159. (310) PLIN. Nat. 3.27. En PTOL. Geog. 2.6.49 con la trascripción al griego Νοοῦα Αὐγούστα. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 182 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ El topónimo analizado se compone de un adjetivo alusivo a la fundación o más posible refundación de la población, así como de una referencia a su promotor. De identificarse con la Augustobriga del convento cluniense, nos hallaríamos ante la alternativa latina para un topónimo de naturaleza mixta de mayor aceptación, al menos por parte de las fuentes, ya que ninguno de los dos parece subsistir más allá de la Antigüedad. SEGISAMA Iulia311 Epig. Segisamo312. Lit.: Segisamo313 / Segisama Iulia314. Asentamiento empleado por Augusto como base militar en las Guerras Cántabras. El primitivo enclave de la fundación augustea se tiende a identificar con la actual localidad burgalesa de Sasamón, en cuyo solar existen notables hallazgos de época altoimperial. El nombre Segisamo, de indudable origen prerromano, detenta una raíz del tipo segmuy común en asentamientos indígenas peninsulares, en especial de la Meseta, y entre los que podemos reseñar los conocidos casos de Segobriga, Segontia o Segouia. Sobre esta base asistimos a la común aplicación de un apelativo Iulia tan sólo testimoniado directamente en Claudio Ptolomeo, así como en Plinio más indirectamente pero a través de una referencia clara y segura, bajo la forma de un gentilicio en el que se contraen los dos elementos del topónimo, de un modo muy similar a como acontece en el caso de los caesaraugustani. Un problema de cara a la perduración del nombre primitivo en el de la localidad burgalesa de Sasamón deriva de la distinción, tanto en Plinio como en Claudio Ptolomeo, de lo que parecen ser dos poblaciones distintas, Segisama Iulia y Segisamonis, detentando la segunda de éstas la terminación vigente en la forma viva. Tal duplicidad se encuentra de hecho sostenida desde hace ya años, proponiéndose la identificación del enclave que nos concierne con un antiguo campamento sito en la provincia de Palencia, cuya existencia no habría resultado tan longeva como la de su homónimo burgalés315. En esta idea redundaría la constatación aislada de Segisamonis en el Anónimo de Rávena. TEARIS Iulia316 Lit.: Tearis Iulia317. Lugar de incierta localización, ubicado en las proximidades de Segarra (Lérida). En el topónimo, sólo transmitido a través de las fuentes literarias, se distinguen claramente a través de Plinio dos elementos: uno de aspecto prerromano y el otro referente a la gens Iulia. Ambos aparecen aglutinados en Ptolomeo, lo que nos hace pensar que, en caso de haber perdurado durante cierto margen de tiempo, lo habría hecho bajo esta forma, como sucede con Caesaraugusta. (311) TIR K-30, Op. Cit. 1993, págs. 207-208. (312) CIL II 5741. Otras referencias parecen referirse más bien a Segisamona. (313) fLORO Epit. 2.33.48; OROS. Hist. 6.21.3. En PLB. 34.9.13 y STR. Geog. 3.4.13, con la transcripción al griego de la variante Σεγεσάμαν. (314) En PTOL. Geog. 2.6.49 con la trascripción al griego Σεγίσαμα Ἰουλία. En PLIN. Nat. 3.26, como gentilicio bajo la contracción de los dos elementos Segisamaiulienses. (315) ABÁSOLO ÁLVAREZ, José Antonio, Comunicaciones de la época romana en la provincia de Burgos. Burgos, 1975. (316) TIR K/J-31, Op. Cit. 1997, pág. 157. (317) En PLIN. Nat. 3.23 se refiere en genitivo Teari, y especifica a continuación que son conocidos como Iulienses. PTOL. Geog. 2.6.63 nos transmite una trascripción al griego con la aglutinación de los dos elementos especificados por Plinio, bajo la forma Τιαριουλία. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 183 3. ASPECTOS DE LA TOPONIMIA AUGUSTEA EN LA PENÍNSULA IBÉRICA Augusto, consciente del poder de la toponimia, trató de usarla hábilmente para difundir su ideario y su sistema propagandístico por todo lo ancho del Imperio, y a muy diferentes escalas: desde en macrotopónimos como la vía Augusta, anteriormente conocida como vía Heraclea, la cual discurría entre Italia y Cádiz; hasta en microtopónimos con el Forum Augusti de Roma. Centrándonos en la cuestión que nos ocupa, la de los topónimos asociados a núcleos poblados hispanos de determinada entidad, y muy especialmente de colonias y municipios, debemos comenzar indicando que, desde un punto de vista cuantitativo, la toponimia augustea se encuentra bastante bien representada por todo lo ancho del solar peninsular. En su distribución por provincias quizá podría llamar la atención la saturación de casos en la Bética (22 topónimos) que, en relación con su tamaño, contrasta con la Lusitania (8 topónimos). Ello, no obstante, es fácilmente explicable a partir de la más tardía romanización y la menor concentración de núcleos urbanos en la más indómita mitad oriental de la antigua Ulterior. Algo semejante pero sólo perceptible sobre el plano sucede en la Tarraconense, donde de los 24 topónimos analizados, casi tres cuartas partes se concentran en la mitad oriental de su territorio, esto es, el área más prontamente romanizada. En esta distribución de los casos por provincias, un aspecto asociado sobre el que deseamos llamar la atención es el de la nomenclatura de las capitales provinciales, que de un modo elocuente aluden de un modo expreso a la figura del emperador en las dos dependientes directamente de su autoridad, la Tarraconense y la Lusitania. Por contraste en la Bética, dispuesta bajo la autoridad del Senado, su capital, Corduba, prefiere referir en su titulatura al peso de la nobleza en la misma, por medio del cognomen Patricia. Morfolóficamente, han de distinguirse los casos con nombres simples de otros con nombres compuestos. Los compuestos denotan cierta tendencia a buscar los tria nomina de la onomástica personal latina, de modo que, si descontamos los nombres comunes referentes al estatuto del lugar, pero no los que, integrados a veces entre sus apellidos, refieren su naturaleza, nos encontramos con dicho número de elementos en entre 24 y 27318 de los 49 casos analizados con más de uno. De los 22 restantes, 15 presentan seguro dos elementos, frente a siete que muestran más de tres: Urso, Gadis, Tarraco, Carthago, Celsa y Dertosa, con un total de cuatro; y Barcino, con cinco. Salvo el último, muchos podrían remitir igualmente a cierta tradición de la onomástica personal, donde son frecuentes los duo nomina (aunque no en personas de alto estatus social en época augustea) y excepcional la adhesión de un sobrenombre (en especial en figuras señeras, como el general Escipión o el propio (318) Los tres casos dudosos son los de Hispalis, Pax y Emerita. El primero, únicamente los tiene constatados en una fuente tardoantigua, lo cual, cuanto menos, nos ha de obligar a mostrarnos cautelosos. El segundo, aunque no en la misma fuente, acumula hasta tres elementos a partir de la combinación de varias, los cuales sospechamos que podrían reflejar un tria nomina original. En el tercero, en fin, el elemento Iulia que en ocasiones se le ha sumado hemos de advertir que en ningún caso aparece desarrollado, basándose por lo tanto en una abreviatura para la que podrían caber otras interpretaciones. Un supuesto semejante no descartamos que pudiese haberse producido en otros topónimos con dos nombres. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 184 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ Augusto)319. Y es que, de hecho, casi todos los núcleos asociados al estatuto más elevado (el colonial), presentan o pudieron presentar tres o más nomina, mientras que los duo nomina, tienden a concentrarse en municipios o enclaves carentes de estatuto jurídico 320 . Los escasos cinco casos con nombres simples, indefectiblemente asociados a enclaves sin estatuto jurídico reconocido en época augustea, consisten en su mayoría en contracciones de dos elementos en un solo vocablo, soliendo estar constituido el segundo de los mismos por la partícula –briga321. Esta cuestión nos lleva a la de las lenguas utilizadas en la configuración de los nuevos topónimos. De una parte se encuentra el latín, de donde se nutren la totalidad de los cognomina impuestos, así como de los elementos antroponímicos. Y de otra, las lenguas prerromanas, base de la ya mentada partícula –briga o, más dudosamente, de casos como el del –ippo quizá asociado a una alusión a la gens Iulia en el topónimo Iulipa322. Una consideración aparte merecen la multitud de topónimos previos a los que se añaden los apellidos oficiales, de ascendencia indígena o púnica (ej. Asido, Astigis, Hispalis…). Respecto a los supuestos de aplicación, en atención a lo dicho, nos hallamos con asentamientos preexistentes, por lo general de origen prerromano, pero también con nuevas fundaciones. Ello puede sin embargo no reflejarse en su denominación, ya que hay casos en los que una población de nueva creación lleva asociada alguna alusión a un enclave o pueblo aledaño (caso de Barcino o Asturica respectivamente). Y, por el contrario, también los hay en que un nombre nuevo sustituye en su totalidad a otro anterior, a veces difícil de identificar (caso de Augustobriga y Caesarobriga). Dentro de la naturaleza de los elementos toponímicos utilizados en los cognomina augusteos, destaca la antroponímica y otras afines a ésta. Y en relación a esta última, puede estar aludiéndosenos a personajes míticos (como Rómulo en el caso de Hispalis) o reales. Ahora bien, los segundos son rara vez referidos de un modo directo mediante el empleo de un antropónimo en época de Augusto y, frente a Caesar, usado como homenaje póstumo al tío abuelo del emperador o en relación a la onomástica personal que este último adoptó de aquel, sólo tres poblaciones podrían esconder en las fuentes antiguas nombres personales propiamente dichos de miembros de la familia imperial: el de Octavio en el Octauiolca 323 citado por (319) ANDREU PINTIADO, Javier, “7. La onomástica individual”, en ANDREU PINTIADO, Javier (ed.), Fundamentos de epigrafía latina. Arre, 2009, págs. 143-173. (320) Excepciones a lo dicho las constituyen, por una parte, la de los dua nomina de las colonias de Pax y Caesar Augusta (después contraído en uno), aunque al menos para la primera resulta plausible sospechar la original presencia de tres elementos, como vimos en su correspondiente entrada y la nota previa. En el extremo opuesto situamos el municipium de Dertosa, con cuatro elementos. (321) Se trata de las dos Augustobriga, Caesarobriga y Iuliobriga. Este último funciona además en combinación con otros dos elementos en el caso del Portus Victoriae Iuliobriga. En torno a esta terminación vid. ALBERTOS fIRMAT, María Lourdes, “Los topónimos en Briga en Hispania”, Veleia, 7 (1990), págs. 131-143. (322) Topónimo sólo constatado epigráficamente, es posible que se identifique con la actual localidad badajocense de Zalamea de la Serena. (323) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 164. En el topónimo parece apreciarse un elemento alusivo al nombre personal Octauio al que se le suma una terminación quizá asociada a las lenguas prerromanas del entorno. No puede aseverarse que el caso esté relacionado con el emperador antes que con un particular, y más ante la aislada constatación de dicho antropónimo en los topónimos estudiados dentro de nuestro tipo, pero tampoco puede descartarse la formación local del mismo, como homenaje extraoficial al princeps. Por lo demás, la única aportación del dudoso Itinerario de Astorga respecto a la segura mención en Ptolomeo es la constatación de la /c/ en la sílaba inicial: si el documento resultase ser falto, podría tratarse de una sobreinterpretación del falsificador y por lo tanto tendríamos unas mayores reservas incluso sobre la naturaleza antroponímica del caso. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 185 Ptolomeo324 y el Itinerario de Astorga325; y el de su esposa Livia en el Iulia Libica que, en función de su primer compuesto, ya analizamos en nuestro catálogo, así como en el Libyca que Mela ubica en el Noroeste peninsular326. Más corriente resulta el empleo de nombres familiares, que en el caso de Augusto se concreta indefectiblemente en la gens Iulia a la que pertenece, así como de ciertos títulos y epítetos vinculados a su persona. Entre estos últimos hemos de recordar que se encuentran todas las referencias a Augustus de nuestros topónimos, ya que, en última instancia, remiten a un sobrenombre adoptado por Octavio en un momento muy determinado de su carrera política, y que vendría a traducirse al castellano como “excelso”. Menos frecuente es que nos hallemos con posibles ecos de la implantación de algunos de los títulos con los que se fue nutriendo la figura de Augusto durante su vida, tales como Imperator (en Salacia), Pontifex (en Obulco) o Augur (en la Segida bastetana). Elementos de otra naturaleza nos remiten, por una parte, a alusiones puntuales a la naturaleza del propio enclave, como urbs (en Urso, Gadis, Salacia, Tarraco y Carthago), forum (en Iliturgis y Libisosa), castrum (en Vgia) o praesidium (en Scallabis)327. Más recurrente aún resulta la aparición de toda una serie de adjetivos, siempre referentes a cualidades y fenómenos vinculados al enclave, tales como firme (en Astigi)328, triunfal (en Isturgis y Tarraco) o victoriosa (en Celsa), imperial (en Salacia), emérita (en Emerita), nueva (en Carthago y Noua Augusta), nacida (en Vrso) o joven (en Castulo), restituida (en Vgultunia y la Segida túrdula), trasladada (en Iulia Traducta)329, doble (en Accis y Tuccis), salutífera (en Vgia) o contribuyente (nuevamente en Vgultunia). También en una buena proporción y variedad, nos encontramos con numerosos sustantivos abstractos, siempre alusivos a la promoción de la gens Iulia: la Paz, la Concordia, la Constancia, la Claridad, la fama, el Genio, la Liberalidad, la felicidad y la Virtud. En fin, algunas referencias más puntuales nos remitirían a etnias (como los Astures en Asturica, o los Ilercauones en Dertosa), topónimos próximos (como el río Ebro, también en Dertosa) o poblaciones hermanadas (como Fauentia, actual faenza, en el caso de Barcino)330. Al margen de los núcleos de población, existieron, aunque de un modo minoritario, otro tipo de realidades sobre las que se aplicaron vocablos posiblemente alusivos a la propaganda augustea. Como macrotopónimo asociado a Hispania se encuentra el de la vía Augusta ya mentada. Pero existen otros en la misma, por lo general de naturaleza microtoponímica. Nosotros destacaríamos seis. El primero, Arae Sestinae331, remitiría a un santuario bien testimoniado en las fuentes literarias a partir de sus dos primeros elementos, a los que Plinio suma una referencia imperial (324) En PTOL. Geog. 2.6.50 con la trascripción al griego Όταουίολκα. (325) Itin. Astorga 1.8. (326) MELA 3.13. (327) Consideramos aparte, por tratarse de nombres comunes de lugar, los casos de Lucus y Vicus. El primero se reitera en el Lucus Asturum referido en PTOL. Geog. 2.6.28 y Rauenn. 320.16. (328) El epíteto se reitera en la población italiana de Firmum Picenum, dando lugar al nombre actual de la localidad de fermo. (329) El adjetivo ducta se reitera quizá en el Araducta citada en PTOL. Geog. 2.6.39. Sobre dicho enclave vid. ALBALADEJO VIVERO, Manuel, Op. Cit. 2012, pág. 28. (330) Este cognomen se reitera aplicado a la población bética de Vesci (PLIN. Nat. His. 4.10). (331) TIR K-29, Op. Cit. 1991, págs. 23-24 y TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 50. El topónimo, bajo esta forma, aparece consignado en MELA 3.13 y PTOL. Geog. 2.6.3. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 186 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ en genitivo Augusti332, que llegaría a sustituir al vocablo Sestinae en el Anónimo de Ravena333. El segundo es otro santuario, el Ara Augusta referida en una tabla de patronato334, la cual sirvió de sede a un convento jurídico en el Siglo I d.C., siendo posteriormente reemplazada por Asturica Augusta335. El tercero, la Turris Augusti336 que cita únicamente Pomponio Mela337, consistiría en un monumento conmemorativo cuya designación en ocasiones se ha querido reducir al topónimo vivo pontevedrés Torres de Oeste. El cuarto, Porta Augusta338, también evocaría a un monumento singular, y más concretamente a un arco, aunque parece que en el Siglo II se había transformado en un núcleo poblacional, y como tal lo cita Ptolomeo 339. El quinto, Ianus Augustus340, vuelve a remitirnos a un monumento en forma de arco, pero en este caso bajo la referencia a la divinidad romana de las puertas, Jano, y enmarcando la vía Augusta a su paso por el límite entre las provincias Tarraconense y Bética. Y el sexto consiste en una demarcación local, el Pagus Augusti 341 recogido en un documento epigráfico custodiado en el MNAR 342 , el cual consta en genitivo el nombre del fundador de la colonia de Augusta Emerita en la que se inscribe. Una mención aparte merecerían las numerosas referencias a acueductos con la designación Aqua Augusta, ya no siempre alusivas a Octavio343. En fin, no podemos terminar sin recordar la presencia en la toponimia, tanto antigua como vigente, de algunos nombres de lugar con remisiones a elementos propios de la toponimia imperial augustea pero una muy dudosa asociación a nuestro tipo específico. Por ejemplo, partiendo de las fuentes clásicas, la ausencia de una vinculación clara a una población hace que topónimos como el Iulia citado en el Itinerario de Antonino en las proximidades de Huesca, puedan consistir en realidad en mansiones que toman su designación de algún particular relacionado con el origen o la explotación del lugar 344. Y centrados en el elenco vigente de nombres de lugar, se nos muestran supuestos semejantes ante la constatación eventual del antropónimo Octauius y su derivado sufijado Octauianus que, al margen de su vinculación al emperador Augusto, consistió en un nombre personal de extendido uso por todo lo ancho del Imperio, como en general sucede con todos los que remiten, al menos en su origen etimológico, a la posición numérica de un vástago entre sus restantes hermanos (Primus, Secundus, Tertius, Quartus, Quintus, Sextus…). En Hispania, tanto Octauius (332) PLIN. Nat. His. 4.111. (333) Rauenn. 308.1. La referencia exacta consigna la forma Are Agusti. Las erratas en esta fuente tardía son sin embargo frecuentes, y en este caso puede restituirse con facilidad la forma original del topónimo que trata de consignar. (334) TIR K-29, Op. Cit. 1991, pág. 23. Vid. PEREIRA MENAUT, Gerardo, “Una nueva tabula patronatus en el noroeste de Hispania”, Actas del IV Coloquio de Lenguas y Culturas Paleohispánicas. Vitoria, 1987, págs. 299-303. (335) Ante la imprecisión de los datos sobre su ubicación, no puede descartarse su identificación con las Arae Sestinae, conocidas en el Anónimo de Ravena como Arae Augustae. Sobre dicha posibilidad vid. ALBALADEJO VIVERO, Manuel, Op. Cit. 2012, págs. 28-29. (336) TIR K-29, Op. Cit. 1991, pág. 104. (337) MELA 3.11. (338) TIR K-30, Op. Cit. 1993, pág. 182. (339) En PTOL. Geog. 2.6.49 con la trascripción al griego Πόρτα Αύγούστα. (340) TIR J-30, Op. Cit. 1993, pág. 196. (341) TIR J-29, Op. Cit. 1995, pág. 37. (342) MÉLIDA ALINARI, José Ramón, Op. Cit. 1925, nº 778. (343) Resultan conocidos casos como los de Mérida, Córdoba, Cabra o Cáparra, comprobándose claramente en el segundo, al seguirle la expresión Domitiana, que el empleo de tal vocablo en relación a dichas obras de ingeniería entroncaría con la adopción reiterada del epíteto Augustus por las diferentes casas imperiales a partir de la Julio-Claudia. (344) Recuérdense en relación a lo dicho algunos ejemplos tomados de la toponimia actual con posibilidad de incluir el elemento antroponímico Iulius: Illán (Toledo), Illana (Guadalajara), Illescas (Toledo). Vid. al respecto SABIO GONZÁLEZ, Rafael, Op. Cit. 2008. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 187 como Octauianus brindan una posibilidad explicativa desde la perspectiva de la onomástica privada en la formación de topónimos vivos tan distantes como Octavià (Barcelona)345 o más dudosamente Taena (Almería), La Taiba (Granada), Taibona (Málaga) y Taivilla (Cádiz y Málaga)346. Aproximándonos a los nombres personales de otros miembros de la familia imperial augustea, destacaremos el caso de Libia, en La Rioja, que en el aislamiento de su único elemento hace sospechar que, en lugar de aludir a la esposa de Augusto, lo haga nuevamente a un personaje privado desconocido, si no consiste incluso en la latinización de un topónimo prerromano. 4. CONCLUSIONES. LA TOPONIMIA IMPERIAL Y SU PERDURACIÓN 4.1. Continuidad de un tipo toponímico durante la Antigüedad Inmediatamente después del periodo augusteo, la implantación de topónimos imperiales en Hispania se redujo drásticamente. Ello se comprueba prontamente recorriendo las fuentes clásicas en busca de alusiones a miembros de la dinastía Julio-Claudia. Tiberio no encuentra ninguna, así como su sucesor Calígula. Bajo el emperador Claudio apenas podemos traer a colación desde la Bética el caso de Baelo. El Claudiomerium que se constata en la Tarraconense a partir del testimonio de Ptolomeo, en algunos de los manuscritos de su obra se refleja igualmente bajo la forma Claudionerium, combinando una casi segura alusión al emperador Claudio con el topónimo Nerium aplicado a un conocido cabo situado en sus proximidades347. Con posterioridad, en el año de los cuatro emperadores, Galba impone su nomen a la ciudad de la Citerior que bajo él alcanza el estatuto de colonia: la Colonia Sulpicia Clunia. Un nuevo episodio prolijo en la generación de topónimos imperiales devino con el ascenso al poder de la dinastía flavia (Montenegro Duque 1969: 521). A modo de nómina, recordaremos los siguientes casos: en la Bética Arua (Alcolea del Río, Sevilla), Aurgis (Jaén), Ipponoba (Minguillar, Córdoba), Irnis (El Saucejo, Sevilla), Malaca (Málaga), Mellaria (fuenteobejuna, Córdoba), Mirobriga (Capilla, Badajoz) Munigua (Mulva, Sevilla), Ostippo (Estepa, Sevilla), Salpensa (Utrera, Sevilla) y Villa (Estaca, Sevilla); en la Lusitania, Celticoflauia (Aldeatejada, Salamanca); y en la Tarraconense de Bergidum (Cacabelos, León), Brigantium (La Coruña?), Flauia Augusta (Poza de la Sal, Burgos), Flauiobriga (Castro Urdiales, Santander), Flauionavia o Flauia Auia (Pravia, Asturias), Interamnium (Congosto), Iria (Padrón, La Coruña), Lambris (Lambre?, La Coruña), Laminium (Alhambra, Ciudad Real), Mago (Mahón, Menorca) y Viuatia (Baeza, Jaén). Estos 23 topónimos, aunque numerosos, no pueden equipararse cuantitativamente con los 54 augusteos, pero tampoco cualitativamente en lo que a la variedad e sus alusiones se refiere, limitándose a reflejar el nombre de la familia a la que pertenecía la nueva dinastía. Por lo demás, los casos remiten en su mayoría a lugares que en época flavia (345) Dicho nombre funciona como apellido toponímico de una iglesia consagrada a San Pedro en la localidad de Rubí, documentada desde la Edad Media en relación al conocido monasterio de Sant Cugat del Vallès. (346) Estas últimas propuestas, sometidas a una supuesta caída de la sílaba inicial, se encuentran esbozadas en el clásico trabajo sobre los nombres de los possessores en Andalucía de PABÓN, José María, “Sobre los nombres de la Villa romana en Andalucía”, Estudios dedicados a Don Ramón Menéndez Pidal, IV. Madrid, 1953, págs. 87-165. (347) ALBALADEJO VIVERO, Op. Cit. 2012, pág. 67. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 188 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ alcanzaron el estatuto municipal, hecho que celebran a través de su nomenclatura y en el que llama la atención la casi total ausencia de poblaciones de la Lusitania. A partir de la dinastía Aelia, la generación de topónimos imperiales decae definitivamente en la Península Ibérica. De este modo y pese al origen hispano de esta última, bajo su hégira apenas podemos contar con un ejemplo seguro: el de la Colonia Aelia Augusta Italica (Santiponce, Sevilla), impuesto por Adriano a su patria familiar, bajo un modelo augusteo, para conmemorar el cambio de estatuto del municipium previo. Más allá de este caso, todo resulta más nebuloso y problemático, se parta de las fuentes antiguas o de los topónimos vivos. Entre las primeras, la Septimanca del Itinerario Antonino podría esconder un antropónimo latino del tipo de Septimio y vincularse, dado el carácter tardío de la fuente, a un miembro de la dinastía de los severos. Pero es bastante más posible que se trate del nombre de un propietario rural, fosilizado a través de una mansio. No queda claro en qué sentido debemos interpretar el elemento Aurelia que Plinio asocia al topónimo Carisa (Carija, Cádiz), pues no parece poder emparentarse con ninguna dinastía previa a los flavios, que es con la que convive el autor. Singilia Barba, despoblado próximo a Antequera (Málaga), tampoco nos permite deducir a qué alude con su segundo elemento, por lo demás un corriente nomen latino. En fin, la Aemiliana que Ptolomeo sitúa en el entorno de Sisapo, entre los oretanos, de no remitir al nombre de un latifundista podría hacerlo al del general activo en la conquista de Hispania, incluyéndose por lo tanto entre los antecedentes. En relación a los casos tomados estrictamente del elenco toponímico vigente, destacaremos en primer lugar la localidad de Teberga (Asturias), vinculado por Montenegro Duque con el emperador Tiberio348, en base a una supuesta concesión de derechos. frente a la viabilidad de la derivación, existen otras alternativas en la interpretación del topónimo. E igual le sucede a Marchena349, pese a que cuenta con una larga tradición que lo hace derivar de una hipotética Colonia Marcia para ponerla en relación, bien con un hijo de Tito350, bien con la esposa de Trajano. Paralelamente, debemos citar la localidad albaceteña de Nerpio y su similitud al nombre del emperador Nerva, aunque, como ya planteamos nosotros en el pasado, más que al mismo, es posible que debamos asociarlo a un latifundista 351 , posible clave interpretativa de los dos casos recién referidos. El barrio de Triana, que irrumpe en las fuentes medievales, pretende tomar su radical del emperador Trajano, pero a la espera de una confirmación arqueológica aún no verificada, resulta tan sólo una hipótesis que podría convivir con otras, y en especial con la cuestión de los possessores hispanorromanos 352 . Los topónimos Adrâo (Portugal), y Adrán (La Coruña), pese a que Montenegro Duque quisiese relacionarlos con derivados del (348) MONTENEGRO DUQUE, Ángel, “Toponimia latina”, Enciclopedia Lingüística Hispánica, I. Madrid, 1960, págs. 501-530. (349) Un trabajo actualizado sobre el caso y su asociación a los nombres de los possessores lo constituye el de RUHSTALLER, Stefan, “De toponimia latina. El nombre de lugar Marchena”, XIII Jornadas sobre Historia de Marchena. Nombres y Signos. Marchena, 2009, págs. 11-19. (350) La teoría se rastrea ya en el capítulo que a la localidad se le dedica en la obra de CARO, Rodrigo, Antigüedades y principado de la ilustrissima ciudad de Sevilla. Sevilla, 1634, pág. 170. (351) SABIO GONZÁLEZ, Rafael, Op. Cit. 2004, págs. 69-70. (352) PABÓN, José María, Op. Cit. 1953, pág. 143. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 LA PROPAGANDA AUGUSTEA A TRAVÉS DE LOS NOMBRES DE LAS CIUDADES HISPANAS 189 genitivo del nombre del emperador Adriano 353 , pueden obedecer a un mismo fenómeno. finalmente, a la dinastía constantiniana se tratan de asociar dos casos: Constantina (Sevilla), y Constantí (Tarragona). Ahora bien, incluso para el segundo, ligado a un mausoleo monumental que se quiso identificar con el de un usurpador del Bajo Imperio, se plantea nuevamente la alternativa de la onomástica privada354. 4.2. El fracaso de la toponimia imperial Hace ya siglos que se inició el interés en el curioso fenómeno que representa la toponimia imperial, y más particularmente la del periodo augusteo, que ofrecía desde el prisma local, así como desde el de la erudición, unos pomposos títulos con los que ornamentar los extraños nombres prerromanos que detentaban la mayoría de las poblaciones a las que se superponían. Sin embargo, algo en lo que no se suele insistir es en la trascendencia real de este tipo toponímico. Y es que, tal y como reflejan los comentarios de nuestro catálogo, pocos son los casos en los que se nos conserva una alusión a la toponimia imperial a través de la vigente. En la misma Antigüedad, de hecho, ésta pudo resultar un tanto fantasmal. Lo corriente, si nos detenemos a observar las fuentes textuales, es que sólo aquellas más vinculadas a los poderes públicos tiendan a mostrar los complejos apellidos augusteos. Tal es el caso de la numismática. Pero también de un autor como Plinio, fuente inagotable de los más variados cognomina, algo que se explica fácilmente, a partir del testimonio del mismo, al expresar en varias ocasiones que sus datos geográficos bebían directamente de la obra de Agripa. La epigrafía puede mostrar en el ámbito privado reflejos de la nomenclatura oficial por medio generalmente de gentilicios. Mas lo normal es que se trate de casos sin una alternativa a la propaganda augustea355, o en los que ésta resultara algo más tácita356. De este modo, las fuentes más objetivas, como la obra de la mayoría de los geógrafos antiguos o gran parte de las inscripciones privadas, incluidos los graffiti, suelen ya transmitirnos el nombre que va a perdurar en el tiempo, porque era aquel que realmente se utilizó a nivel oral durante la misma época en que se forjaron los topónimos imperiales. Y como resultado de este proceso de oposición toponimia oficial / toponimia real, hallamos que de los 54 casos recogidos en nuestro catálogo, sólo uno ha persistido en la actualidad con una alusión segura y clara a la propaganda imperial: el de Zaragoza. A éste, como mucho, podríamos sumar otro más, el de Iulia Libica, si es que el segundo elemento remite a la esposa de Augusto y además puede probarse su perduración en el topónimo vivo Llívia. El fenómeno, en los topónimos generados a partir del periodo augusteo, viene a replicar un idéntico fracaso. La toponimia imperial casi ha fijado una huella más firme en el devenir de los siglos, cuando ha dejado de ser oficial para convertirse en un elemento histórico. Y ello ha sucedido ya a partir de la Edad Moderna en el momento en el que, con una (353) MONTENEGRO DUQUE, Ángel, Op. Cit. 1960, pág. 521. (354) PABÓN, José María, Op. Cit. 1953, pág. 126. (355) Nos referimos a casos como los de Augustobriga y Caesarobriga. (356) Véase el ejemplo del Pontificiense empleado por los habitantes de Obulco. Pax Iulia combina a falta de alternativa con la selección del elemento más tácito de la propaganda, al soler optar por su primer elemento, alusivo a la paz que sobrevino a las Guerras Cántabras. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929 190 RAfAEL SABIO GONZÁLEZ base por lo general inexacta, comenzaron a florecer dentro de nuestra nómina toponímica más amplia toda una serie de casos en los que se remite conscientemente a miembros de las diferentes dinastías imperiales romanas. Un ejemplo temprano lo constituye el del Arco de Trajano de Mérida, nombre acuñado por Moreno de Vargas en el Siglo XVII y que ha pasado con éxito al léxico popular. También a Trajano, dado su origen hispánico, pero en este caso en una fecha más reciente, debe su nombre una localidad sevillana próxima a Utrera. Y más curioso si cabe resulta el caso de Nerva, localidad onubense próxima a Riotinto cuya denominación arranca del Siglo XVIII como consecuencia del hallazgo de una inscripción con una mención a dicho emperador en el lugar357 . Pero se trata en todo caso de nombres modernos, para enclaves modernos, en los que el matiz político del topónimo carece de la connotación artificial y propagandística que la toponimia imperial mostraba cuando se acuñaba en su contexto primigenio. (357) REMESAL RODRÍGUEZ, José, “Epigrafía y política en el siglo XVIII. La inscripción dedicada a Nerva hallada en Río Tinto. (CIL. II 956)”, Florentia Iliberritana, 9 (1998), págs. 499-517. Anas 24 (2011) pp. 145-190 ISSN:1130-1929