EL PLAN INDIVIDUALIZADO DE REHABILITACIÓN (PIR) EN PERSONAS CON
PROBLEMAS DE SALUD MENTAL: LA EXPERIENCIA DEL
HOSPITAL NACIONAL PSIQUIÁTRICO
Lic. Carlos Sandoval Chacón *
RESUMEN
la decisión de los equipos de rehabilitación sobre
la oportunidad del egreso de un (a) usuario (a) a
otra alternativa residencial, opuesta a la
instituciona-lización permanente en el Hospital
Nacional Psiquiátrico (HNP) – Caja Costarricense de Seguro Social (CCSS).
En el presente artículo se intenta definir algunos
conceptos claves del Plan Individualizado de
Rehabilitación (PIR) en personas con problemas
de salud mental en internamiento de estancia
prolongada, entre ellos, los objetivos de
rehabilitación,metodología, intervención y área
vital de funcionamiento. Así como también, la
forma en que tornamos prácticos dichos conceptos en nuestra experiencia de trabajo cotidiana.
Posteriormente, se propondrá un modelo de PIR
y de Informe Resumen de Evaluación. Se concluirá con algunos criterios orientadores que faciliten
Palabras clave: PIR, Planes individuales, rehabilitación, objetivos, desinstitucionalización,
hospital psiquiátrico.
ABSTRACT
Present article tried to define some concepts of
Individual Rehabilitation Plan (IRP) in chronic
mental illness people under long term hospitalization condition. Some of them are related to
rehabilitation objective, methodology, intervention and functional vital area. Also, the way we
put in practice these concepts in our daily work
*Psicólogo clínico, Servicio de Psicología Clínica, Hospital Nacional Psiquiátrico, Profesor investigador Centro
de Investigaciones Psicológicas Universidad Católica de
Costa Rica, San José. carlosaug@costarricense.cr
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experience. Next, we propose a model of IRP
and an Evaluation Inform Resume. It must be
concluded with some orientation criteria, which
could make easy the professional decisions of
the rehabilitation teams about opportunities of
egress of a client to other residential alternative
opposed to permanent institutionalization in
Costa Rican National Psychiatric Hospital of the
Social Security Services.
interdisciplinariedad en la rehabilitación (Durán,
Delgado y Denigra, 1995, p. 1202) nos obliga a
planear las intervenciones de un modo integral y
con la participación activa del conocimiento de
diversos profesionales vinculados con la
problemática. Así, quienes trabajan en rehabilitación deben planificar, de un modo muy flexible e
individualizado, múltiples estrategias e intervenciones, y utilizar todas las técnicas disponibles
procedentes de otros campos que sean
relevantes y pertinentes: intervención psicológica
y modificación de conducta, trabajo social,
estrategias socioeducativas, técnicas de recursos
humanos, animación comunitaria, entre otras
(Otero, 2004).
Key words: Individual Plan, rehabilitation,
objectives, desinstitutionalisation, psychiatric
hospital.
I. INTRODUCCIÓN
Uno de los elementos esenciales de este proceso
es la elaboración de un Plan Individualizado de
Rehabilitación (PIR) que sirva de guía, justificación y evaluación de dicho proceso. Siendo
esta premisa compartida por todos los que trabajamos en rehabilitación, las dificultades se
plantean a la hora de confeccionar dicho plan y de
elaborar un informe del mismo (Informe Resumen
de Evaluación). Este fenómeno es particularmente descrito por profesionales españoles que
se han dedicado al campo de la rehabilitación
psicosocial (Fernández Blanco, Fernández y
Fernández, González Cases, Orviz García 2002,
p.2)
La heterogeneidad de la problemática que acompaña tanto a las personas con discapacidad
física, como trastornos mentales crónicos y severos en cuanto a síntomas, curso de enfermedad,
habilidades, necesidad de apoyos, déficits,
recursos, entre otros, hace necesario que la
intervención en rehabilitación integral se planeé
como un proceso individualizado y multidisciplinario (Sandoval, 2002, p.3). Reconociéndose así
una orientación individualizada, la continuidad de
cuidados con adecuada coordinación de los
diferentes dispositivos de red, el trabajo en
equipo e integración de las distintas intervenciones para cada paciente en particular
(Canales, Sandoval, 2005, p.10)
En nuestro medio, dentro del Plan de Rehabilitación Funcional para los usuarios (as) de Larga
Estancia
Hospital
Nacional
Psiquiátrico
(Casasola R. y otros, 2001) el PIR se configura
como un recurso metodológico que utilizan los
equipos de larga estancia del hospital en su objetivo por dirigir a los y las usuarias (os) hacia una
alternativa residencial distinta de la institucionalización permanente, o bien intentar llenar sus
necesidades en una institución de tercer nivel o
clase A. Dicho proceso, se desarrolla de forma
sistemática en los pabellones 3 de larga estancia
(alto funcionamiento de hombres y mujeres) hace
unos 3 años, lo que no quiere decir –y esto que
quede bien claro– que previo a esta experiencia
os equipos no desarrollaran planes de rehabilitación; sino por el contrario, sí se diseñaban,
aunque no la orientación y sistematicidad que
aquí se propone.
Así la planificación individual juega un papel
determinante. Según Liberman (1988,1993) la
rehabilitación psicosocial se planifica a través de
un proceso individualizado que, por un lado,
combina el entrenamiento y desarrollo de las
habilidades y capacidades que cada persona
requiere para desenvolverse efectivamente en la
comunidad y por otro, incide en el ambiente, lo
que implica desde la psicoeducación y el
asesoramiento a las familias, hasta el desarrollo
de ayudas sociales destinadas a compensar o
fortalecer el nivel de desarrollo psicosocial de la
persona con problemas de salud mental.
Así mismo, la intercausalidad de factores generadores de discapacidad, elemento que justifica la
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De forma progresiva, se han ido identificando
otros servicios hospitalarios (pabellones 4, 5 y 6
de hombres y mujeres) con la herramienta metodológica del PIR e incorporándola a sus actividades de atención. Incluso, tal grado de importancia institucional se le ha cedido en estos
últimos años, que en la actualidad se encuentra
pactado dentro de los Compromisos de Gestión
de la Institución.
Ejemplos:
a. Que el usuario aprenda a administrar su medicación según prescripción
médica.
b. Que el usuario se integre a un
programa de capacitación laboral
c. Vivir de forma integrada y adaptada
en la comunidad.
No obstante, a pesar de configurarse los PIR en
nuestro realidad inmediata como una alternativa
de rehabilitación de tercer nivel, los mismos,
pueden ser aplicables y replicables a otros
dispositivos o programas que tengan como objetivo la rehabilitación integral de personas con
discapacidad (centros y albergues de rehabilitación, residencias privadas, hogares, centros
diurnos, talleres y comunidades terapéuticas
entre otros) (Fernández Blanco y otros, 2002).
Para muestra de esto, de manera reciente el
Servicio de Hospital Diurno y Estructuras Residenciales (programa de rehabilitación extrahospitalario del HNP), también ha incorporado dentro
de sus materiales de trabajo el diseño y
aplicación de un modelo de PIR.
Para evitar males entendidos o confusión con las
intervenciones (actividades), en su formulación
procuraremos que el sujeto de la expresión del
objetivo sea siempre el usuario y no un profesional.
Para que un objetivo sea considerado como objetivo de rehabilitación ha de cumplir tres condiciones:
1ª. En su formulación expresará lo que hemos
definido como “área vital” de la persona.
2ª. Ha de ser permanente o estable en el tiempo
o, lo que es lo mismo, no coyuntural o efímero en
la vida de una persona.
3ª Podrá ser clasificado como objetivo general y
como específico siempre y cuando se entiendan
los primeros como metas ideales, finales y
globales, mientras que los segundos se refieren
a metas precisas, inmediatas, concretas y formuladas en términos de conducta observable,
susceptible de análisis y evaluación. De estos
últimos derivarán las propuestas de intervención
(Fernández, Cañamares y Otero, 1997, p. 114)
II. CONCEPTOS CLAVES
A. DEFINICIÓN DE OBJETIVOS
Para González y otros (2002) un objetivo es el
resultado que se pretende alcanzar a través de
una intervención diseñada para ese fin, es decir,
lo que esperamos conseguir de una persona. Es
aquello que un sujeto está en condiciones de
hacer o realizar, y no el procedimiento por el cual
desarrolla, adquiere o recupera esa capacidad de
hacer o realizar.
Para clarificar esta diferenciación Fernández
(1997) aporta el siguiente ejemplo:
Objetivo general:
Todo objetivo implica un propósito, una meta
hacia la que necesariamente ha de tender
cualquier plan o acción que en su función se
concrete. Sirve para evaluar, directa o indirectamente, la acción de la que es guía o directriz
(Campos, 1996 p. 10). En nuestro contexto, no
es extraño que las intervenciones se realicen de
forma poco sistematizada o planificada, por tal
razón, se hace necesaria la comprensión y la
utilidad de la formulación correcta de objetivos.
1. Conseguir una mayor integración adaptativa
en el entorno comunitario
Objetivos específicos:
1.1 Permanecer dentro de un comercio
durante un tiempo (mínimo 15 minutos)
sin realizar compras innecesarias
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1.2 Esperar el turno en una fila hasta que le
corresponda ser atendido
A partir del año 1998, se reorganizaron los
pabe-llones del HNP por niveles de funcionamiento o deterioro funcional. Para tal efecto, se
adaptó y aplicó la Escala de Evaluación Funcional de la Persona con Trastorno Mental Crónico
(EEFPTMC). De esta manera, a partir de los
resultados que obtenían los y las usuarias a los
que se les aplicó dicho instrumento, se
agruparon progresivamente en los pabellones de
acuerdo a su grado de deterioro. Estos, fluctuaron desde alto grado de deterioro (severo) y con
altas necesidades asistenciales (perfil de usuario
de los pabellones Nº. 5), pasando por un funcionamiento moderado (perfil de pacientes
pabellones Nº. 3 en aquel entonces, hoy
pabellones Nº. 4), hasta llegar a los usuarios de
alto funcionamiento y deterioro ausente o leve
(perfil de pacientes de los pabellones otrora Nº.
4, hoy pabellones Nº. 3).
1.3 Utilizar de forma adecuada las instalaciones de un polideportivo o parque
recreativo.
Ejemplos de objetivos cuya formulación pueda
llamar a equívoco:
a. Entrenar a los familiares en manejo
de contingencias.
b. Informar a los usuarios sobre el valor
prepreventivo de los fármacos.
Una formulación menos polémica o confusa de
los objetivos anteriores podría ser esta:
a. Que los familiares utilicen técnicas
de modificación de conducta adecuadamente.
De esta forma, en cada pabellón se determinaron programas de rehabilitación homogéneos y específicos para atender las necesidades
de los y las usuarias, las cuales, nunca son
necesariamente homogéneas a pesar de compartir un nivel de funcionamiento. Es esto último,
un a autocrítica que se debe señalar a la luz de la
heterogeneidad de la problemática de las personas con discapacidad, pues dos personas a
pesar de una semejanza diagnóstica y funcional,
nunca entrañan necesidades homogéneas en
otras áreas. Esta diferenciación y particularidad,
sólo es posible de dilucidar a partir de un plan
que sea necesariamente individualizado.
b. Que el usuario se informe y conozca el
valor preventivo de los fármacos.
Más adelante, específicamente en el apartado de
“Informe Resumen de Evaluación” se hará una
referencia adicional sobre la preponderancia de
los objetivos de rehabilitación y el lugar que
ocuparán en la elaboración del PIR.
B. DEFINICIÓN DE METODOLOGÍA
Según González Cases (2002), entendemos por
metodología, la agregación ordenada de métodos
que permiten proceder de modo organizado en
aras de alcanzar un fin o complementar un
proceso. O también la manera coherente de realizar cualquier propósito. Tomando en cuenta esta
definición, se conceptualizarían como partes de la
metodología los sistemas reglados y los criterios
de acción (conjunto de técnicas) a partir de los
cuales pretendemos conseguir algunos objetivos
dados.
C. DEFINICIÓN DE INTERVENCIÓN
Entendemos por tal la aplicación estricta de una
técnica o acción que permita conseguir un objetivo. Intervenir es realizar, hacer, acontecer. Es
una práctica sistemática que media entre un
objetivo (como propósito) y su realización (como
hecho que se consuma) González Cases (2002).
En nuestro medio, la implementación de los PIR
llena la necesidad de sustituir la intervención que
se pretende homogénea por nivel de deterioro, a
una intervención específica por áreas de funcionamiento (también llamadas áreas funcionales).
En el presente artículo se denominarán áreas
vitales, tomando en cuenta la experiencia española en rehabilitación psicosocial.
En nuestro caso particular, se ha venido
desarro-llando una estrategia rehabilitativa implementada por niveles de funcionamiento. Para
esquematizar esta línea de trabajo en el diagrama
1 (ver diagrama al final del artículo) se puede
dejar claro el flujo y dinamismo de nuestra
metodología.
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Es importante señalar a este nivel, un fenómeno
usual que amerita atención y una eventual
discusión entre los profesionales capacitados que
se encuentran a cargo de servicios de rehabilitación. Esto es, que para llevar a cabo una
intervención, necesariamente esta derivará del
objetivo propuesto.Muchas veces se puede
incurrir en gran cantidad de objetivos para los
cuales puede no existir una respuesta profesional
realista. Por ejemplo, los problemas que vivimos
relacionados con la baja cantidad de recursos
humanos comprometidos y motivados con la
rehabilitación pueden tornar insuficiente, ineficaz
y hasta iatrogénica una intervención. Otro ejemplo, más positivo, pero no menos realista, se relaciona con las buenas intenciones de los profesionales motivados que no pueden ser concretadas
por una reducida jornada laboral (medio tiempo) o
falta de seguimiento y cooperación en la supervisión de sus recomendaciones terapéuticas.
básicos de su propio medio vital (Fernández
Blanco y otros, 2002, p. 4)
Enumeración
Vitales”
y
descripción
de
“Áreas
Los contenidos que se exponen en las “áreas
vitales” no se han desarrollado caprichosamente ni por mera convención. Encuentran su
razón de ser en la propia definición de “área
vital” y en el alcance teórico y práctico de la
misma. (Fernandez Blanco y colaboradores,
2002 p. 4)
En nuestro caso y de manera específica, refiriéndome a la experiencia que hemos desarrollado en el HNP, se ha hecho una propuesta
nominal de áreas vitales. Reconocemos que
podrían
proponerse otras áreas o ser éstas
denominadas de otro modo. No entendemos
que esto sea verdaderamente sustancial o
problemático. No obstante, la descripción viene
dada por nuestra disponibilidad de programas
en los que se desarrollan diariamente objetivos
e intervenciones en rehabilitación.
D. DEFINICIÓN DE ÁREA VITAL
Tomando de igual manera la conceptualización
de Fernández Blanco (2002) y sus colaboradores
del Centro de Rehabilitación Psicosocial (CRPS)
Alcalá de Henares, Madrid, las “áreas vitales”
serían áreas o parcelas de funcionamiento que
contemplan los distintos ámbitos, donde las
personas tienen que desenvolverse para tener
una vida adaptada y normalizada. En torno a las
“áreas vitales” se estructuran la evaluación, el
P.I.R. y la intervención. Por tanto, entenderíamos
por “área vital” todo aquello que es determinante,
aunque no imprescindible, para la integración y/o
autonomía de las personas en la comunidad y
tiene sentido por sí mismo. No sería imprescindible ya que podría darse un funcionamiento
global adecuado en una persona, sin tener un
funcionamiento apropiado en una o varias de las
“áreas vitales” que se proponen.
Estas son las nueve áreas que proponemos:
1. Área de Salud y Rehabilitación Físicas
(control médico y fisioterapia)
2. Área de Vida Diaria Básica (V.D.B.).
3. Área de Vida Diaria Instrumental (V.D.I.).
4. Área de Vida Diaria Compleja (V.D.C.).
5. Área Social, Familiar, Legal.
6. Área de Salud mental y Conductual.
7. Área de Autonomía Laboral y Ocupacional.
Al ser determinante para la integración y/o
autonomía de las personas el área vital, de
hecho, estará fijando los términos de la adaptación del individuo. De tal modo que quien
evidencie carencias fundamentales en alguna o
en todas las áreas vitales, será una persona
mayor o menormente desadaptada a contextos
8. Área de Ocupación del Tiempo Libre.
9. Área de Autonomía en el Entorno Comunitario.
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1. Área de Salud y Rehabilitación Física
privacidad, manejo de llaves y casilleros con
pertenencias. Las relaciones y dinámica familiar
también se incorporan a este nivel. Tanto el
entrenamiento en el área de V.D.B como V.D.I.
se desarrollan en una fase intrahospitalaria que
comprende el pabellón mismo, y áreas de entrenamiento específico como el centro de lavado y
los talleres de terapia ocupacional.
Las disciplinas biológicas actuaran evaluando el
equipo de respuesta, nivel de recepción sensorial: auditivo, visual, táctil, etc.
Fuentes de
estimulación interna y estado general anatómico
y fisiológico del individuo. Limitaciones generales en cuanto al funcionamiento biológico
(respiratorio, cardíaco, digestivo, movilidad, etc.).
Por lo tanto, se orientarán las acciones terapéuticas invasivas tales como implementaciones
quirúrgicas o farmacológicas, o bien no invasivas
tales como procesos fisioterapéuticos.
4. Área de Vida Diaria Compleja (V.D.C.)
Esta área se encuentra como un nivel de
autonomía superior en una fase ahora extrahospitalaria, administrada por el Hospital Diurno. En
este proceso, los y las usuarias habrán
alcanzado tal grado de funcionalidad e independencia que pueden ser capaces de habitar una
estructura residencial u hogar transitorio,
proceso intermedio e inductivo entre el hospital y
la comunidad en búsqueda de la autonomía
doméstica. Con autonomía doméstica, nos
referimos a un conjunto de habilidades, destrezas y competencias que favorecen un
desempeño normalizado en aspectos como:
Los recursos protésicos u ortésicos son
indispen-sables. Dentro de este rubro, entra la
presencia de audífonos, sillas de ruedas, apoyos
y ayudas biomecánicas. Así mismo, los sistemas
de comunicación para personas con necesidades
comunicacionales especiales: Lenguaje Costarricense de Señas (LESCO), por ejemplo.
2. Área de Vida Diaria Básica (V.D.B)
Comprende comportamientos relacionados con el
nivel más elemental de desempeño autónomo. A
saber la ejecución y habituación de hábitos tales
como el levantado, el baño, el aseo y acicalamiento personal, la preocupación por el uso de
insumos básicos de autocuidado, vestido,
cepillado de dientes, lavado de manos, uso adecuado del inodoro entre otros. El adecuado funcionamiento a este nivel nos permite desplazar a la
persona a un nivel de funcionamiento superior, en
este caso, evolucionar a un entrenamiento en
vida diaria instrumental.
a. Mantenimiento y cuidado de la casa, incluyendo habilidades para diligenciar la
seguridad de la misma.
b. Alimentación. Se refiere a competencias
para comprar y preparar comida.
c. Convivencia integrada entre el hospital y
la comunidad de vecinos, participación
de un libre tránsito y capacidad de desplazamiento comunitario.
En los casos de las personas que conviven con
su familia, debemos hacer una valoración
preventiva, cara al futuro, sobre las posibilidades
de autonomía vital de esas personas en el
supuesto de que se vean obligadas a vivir solas.
3. Área de Vida Diaria Instrumental (V.D.I.)
Tras un óptimo nivel en la V.D.B, el usuario
estaría en capacidad de adquirir destrezas con
mayor nivel de complejidad. Esta área vital se
compone de conductas complejas siempre relacionadas con mayores grados de autonomía de la
persona en su funcionamiento cotidiano. Entre
ellas el aplanchado, el uso de lavadora o lavado a
mano, cuidado del espacio personal en una
habitación autoadministrada con cierto grado de
5. Área Social, Familiar y Legal
Con esta área nos referimos a las relaciones
estables de pareja, a las que se establecen entre
personas que conviven en la misma casa y a las
que se entablan con familiares significativos que
no cohabitan en el domicilio.
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Para que una relación de pareja sea considerada
estable, al menos, ha de cumplir alguna de las
siguientes condiciones:
6. Área de Salud Mental y Conductual
Con esta área nos referimos a aspectos que
tienen que ver con:
a. Intercambio de información personal.
6.1 Hábitos de vida diaria que tengan marcada repercusión en la salud mental:
b. Relaciones mutuamente contenedoras y de
apoyo, tanto a nivel emocional como instrumental.
6.1.1
Higiene y aseo personal
c. Compartir el tiempo de cada cual con el otro.
6.1.2
Hábitos de sueño y alimentación.
d. Participar de un proyecto común de futuro.
6.1.3
e. Continuidad temporal (perdurabilidad)
6.1.4
Consumos tóxicos para el organismo.
Otros hábitos (deporte, revisiones
médicas, comportamientos preventivos de enfermedad, entre otras).
De suma importancia se ha convertido en los
últimos años la condición legal de nuestros(as)
usuarios(as). La presencia de medidas de seguridad curativa, medidas cautelares y de observación enviadas por los juzgados al centro
hospitalario, ha hecho que algunos de nuestros
pabellones (particularmente pabellones 3 y 4 de
hombres) revistan características psicoforenses.
6.2 Distintos aspectos que atañen específicamente a la población en el contexto intraextrahospitalario:
6.2.1 Prevención de crisis (medicación,
conductas de riesgo, detección de pródromos, consumo de drogas, variables ambientales de riesgo, habilidades, capacidades
y competencias de los usuarios para contener o enfrentar situaciones de crisis).
Por encima de la discusión que existe en el seno
del Comité de Rehabilitación, sobre la conveniencia de incorporar a estos y estas usuarios
(as) a los programas de rehabilitación, somos del
criterio que no pueden ser privados de un
proceso de tal magnitud, dado que son
poseedores de problemas de salud mental con la
característica de haber cometido un delito y que
esto no los torna necesariamente una población
de riesgo en un sentido absoluto, sino en casos
muy particulares evaluando la peligrosidad de
las conductas.
6.2.2 Funcionamiento, rehabilitación y
estimulación cognitiva (memoria, atención,
concentración, pensamiento abstracto y
función ejecutiva).
6.2.3 Entrenamiento en Habilidades
Sociales (EHS) (Liberman, 1992, Verdugo,
1995)
En este ámbito, los objetivos de rehabilitación
que orientarán el PIR, irán dirigidos hacia la
búsqueda del levantamiento de la medida de
seguridad a partir de reportes favorables de
buen desempeño del sujeto en los programas
de rehabilitación, los cuales, se envían por parte
del equipo al juzgado que ejecuta la pena. Adelantado el proceso y mediando autorización de
dicho juzgado, se desarrolla un proceso de acercamiento, sensibilización y reinserción familiar y
comunitaria de la persona, esto, mediante
permisos especiales hasta lograr su total reinserción.
6.2.4 Programas de Economía de Fichas
(Ayllon y Azrin, 1964,1965) dirigidos al moldeamiento e instauración de conductas
productivas y prosociales, elevar motivación,
extinción o modificación de conductas desadaptativas o inapropiadas.
17
7. Área de Autonomía Laboral y Ocupacional
posibilidades distintas, sin que el no hacer una de
esas actividades derive consecuencias perjudiciales o aversivas para su salud.
Aquí, nos estamos refiriendo al proceso de incorporación y mantenimiento integrado y adaptado
en el “mundo laboral”, haciéndolo extensible a
los procesos de formación y capacitación. Por
ejemplo, los enlaces y convenios posibles que se
puedan desarrollar como cooperación interinstitucional con Instituto Nacional de Aprendizaje,
Ministerio de Educación Pública y otros, serán
recursos primordiales.
Esta área también hará referencia a todas aquellas actividades individuales (pasatiempos u ocio)
y a las relaciones que un individuo mantiene con
profesionales o personas de su entorno de
trabajo, siempre y cuando esas relaciones
transciendan el ámbito estrictamente profesional
o laboral.
9. Área de Autonomía en el Entorno Comunitario.
Considerando las múltiples implicaciones y la
importancia que la integración laboral tiene en el
proceso
de
rehabilitación,
estimamos
imprescindible valorar las capacidades laborales
de los y las usuarios (as) y tener en cuenta las
condiciones actuales que, de forma más clara,
conforman y caracterizan el medio en el que se
desenvuelve y opera.
Con esta área nos referimos a las capacidades y
competencias que debe poseer una persona
para
desenvolverse de forma integrada en su entorno
comunitario, y para utilizar los recursos que le
sean necesarios.
No es de extrañar que la incorporación al mercado de trabajo merezca un énfasis especial. De
todos es sabido que la actividad laboral, per se,
potencia o amplifica la integración facilitando
beneficios circunstanciales a otras áreas. Razonar esta afirmación, parece simple al contrastar
cómo el trabajo favorece las relaciones con los
demás, el acceso a recursos, el disfrute del ocio,
la posibilidad de elegir, la capacidad de decidir o
bien, de intentar dar un sentido particular al
futuro (con independencia económica es posible
ejercer un cierto control sobre él).
Por recursos comunitarios se entienden todos
aquellos recursos (medios de transporte,
entidades bancarias, correo, demás instituciones
públicas o privadas) que una persona necesita
para “funcionar” con los mínimos problemas
posibles en su entorno, satisfacer sus necesidades y responder de modo adecuado a las
exigencias del medio.
8. Área de Ocupación del Tiempo Libre.
A. Justificación:
Con esta área nos referimos a la cantidad y
calidad de las actividades que las personas realizan en su tiempo libre, principalmente en interacción con los demás, y si de esa interacción
se desprenden apoyos instrumentales y emocionales.
Los resultados obtenidos durante el proceso de
evaluación inicial, así como la exploración de
áreas vitales, fundamentan la elaboración del
PIR. Así, el PIR es resultado y expresión del
conocimiento obtenido a partir de la “evaluación
conductual” realizada. La evaluación es preliminar a la elaboración del PIR (Liberman, 1988),
siendo la que marca sus diferentes estadios y a
partir de ella se programan los objetivos de rehabilitación, se diseñan las intervenciones y se
controlan sus resultados (Hall, 1981; Wallace,
1986, citados por Fernández, 1997, p. 103)
III. PLAN INDIVIDUALIZADO DE
REHABILITACIÓN
Tiempo libre es el que no se ocupa con actividades laborales, formativas u obligaciones
domésticas. Para que una actividad sea considerada de tiempo libre, el individuo ha de tener la
opción de elegirla entre un amplio abanico de
18
El proceso de evaluación consta de:
c.1 Objetivos generales y específicos. No serán definitivos, estarán
sujetos a cambios y modificaciones, han de proponerse para el o la
usuaria (o) y no para el profesional.
Se dividirán en generales y específicos. Deberán de diferenciarse,
sobretodo cuando se operacionalizan, de lo que es una intervención.
Para esto nada mejor que definirlos
(Fernández Blanco y colaboradores, 1997, p. 114). Para ver
ejemplos ver apartado II del
presente
artículo
“Conceptos
Claves” sección A: “Definición de
objetivos”
a. Recolección de datos.
b. “Análisis funcional”.
c. Formulación de una hipótesis explicativa.
d. Elaboración del PIR a partir de las conclusiones derivadas del “análisis funcional”,
en las que legitimamos la hipótesis formulada.
B. Definición:
c.2. Propuestas de intervención:
con ellas nos estamos refiriendo,
más que a los contenidos, al
“formato”
de
intervención
(rehabilitación o habilitación física,
grupos, tutorías, charlas, trabajo
social, atención individual). Al
indicar el “formato” de intervención, se podrá sugerir la utilización
de recursos no dependientes de
determinada institución o centro
directo de rehabilitación.
El PIR es un esquema o programa sistemático
(es decir, ajustado a sistema o método) en el
que se proponen objetivos y formas de llevarlos
a cabo, estructurado secuencialmente, flexible y
dinámico (permite realizar modificaciones y
cambios). Es una programación del trabajo
rehabilitador centrada en el individuo y su
idiosincrasia, en la que se definen objetivos y se
proponen
“formatos
de
intervención”
(Fernández Blanco, 1997, p. 113)
Lo utilizaremos a modo de plano – guía, o
marco, desde el que resulta más fácil la toma de
decisiones durante el proceso de rehabilitación.
Dos son sus componentes esenciales: objetivos
y formatos de intervención. Esta guía se podrá
condensar en el Informe Resumen de Evaluación.
c.3. Observaciones: en ellas quedarán recogidas las prioridades en
cuanto a los objetivos, y los factores que pueden dificultar o entorpecer el proceso de rehabilitación.
C4. Plan de seguimiento: idealmente lo definirán los miembros del
equipo de rehabilitación responsables por la ejecución de las intervenciones, así como los indicadores que permitirán medir el logro de
los objetivos y metas propuestas en
un plazo determinado de tiempo.
IV. INFORME RESUMEN DE EVALUACIÓN
Como su nombre indica, el informe resumen de
evaluación, supone una compilación de las
distintas partes que conforman el proceso de
evaluación, y los planes y propuestas que de
ese proceso se agrupan, según áreas críticas y
prioritarias de la persona.
Elaborado el PIR, un paso de vital importancia es
someterlo a consideración de la persona y, en su
caso, también a la familia o encargado de la
persona. Obviar este trámite es improcedente
por varias razones:
Partes que lo conforman:
a. Datos biográfico – clínicos.
b. Exploración de áreas vitales
c. P.I.R.
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Finalmente, se tomará como criterio de alta la
consecución de los objetivos planteados en el
PIR. ¿Esto quiere decir que para dar un alta han
de cumplirse todos los objetivos propuestos? No.
En el propio devenir del proceso rehabilitador han
podido desestimarse algunos objetivos. Tal
decisión habrá de argumentarse oportunamente
en las revisiones sistemáticas del PIR (informes
de tutoría en equipo). Ese ejercicio crítico resulta
necesariamente preliminar a un alta y constituye
la justificación de una decisión razonada.
a) Porque la persona tiene el derecho a ser
informada y conocer con detalle su PIR.
b) Porque conviene recoger opiniones y hacerse eco de sus propuestas para determinar un consenso entre profesionales y usuarios (as), en torno al PIR que los comprometa activamente en su aplicación.
c) Porque compartiendo entre profesionales
y usuarios (as) un propósito común, se aumenta la posibilidad de llevarlo a cabo.
(Fernández y otros, 1997, p.115)
VI. CONSIDERACIONES FINALES
Siempre que sea posible, se debe difundir este
compromiso y consenso que supone un PIR
entre los profesionales y recursos comunitarios
involucrados en la rehabilitación de la persona.
Cuando se realiza una buena evaluación y se
elabora un PIR ajustado y adecuado a la realidad y necesidades del sujeto, se construye de
forma sólida el trabajo rehabilitativo posterior y
se tornará más eficaz la toma de decisiones en
el proceso rehabilitador.
Desarrollar un taller de capacitación en el área de
evaluación conductual y análisis funcional
(requisito indispensable para la elaboración de
los PIR) a los equipos interdisciplinarios del
hospital que laboran directamente con usuarios
del Plan Rehabilitación Psicosocial.
Para ampliar el proceso de la evaluación funcional en rehabilitación psicosocial Fernández
Blanco y otros (1997) brindan un capítulo extenso
y útil. Se omite tocar a fondo el tema en este
artículo, pues excede las posibilidades e intencionalidad del mismo.
V. CRITERIOS DEL ALTA
Un alta se decidirá previa revisión del PIR
actualizado (vigente en ese momento). Se trata
de evaluar los objetivos propuestos, o revisar las
evaluaciones de los mismos que se hayan
hecho a través de los distintos informes de
tutorías (así suele denominarse a las reuniones
de equipo donde se revisa periódicamente el
PIR).
Someter a evaluación los PIR en su aplicabilidad,
utilidad programática, versatilidad en la aplicación
y ejecución. Así como también en el compromiso
de seguimiento por parte de los equipos
interdisciplinarios.
Estas evaluaciones no deben independizarse
unas de otras. La frecuente relación entre los
objetivos exige evaluaciones interrelacionadas.
Las conclusiones que de ellas se obtengan se
aproximarán en mayor o menor medida a lo
cierto, cuando las distintas valoraciones críticas
que las precedan se relacionen entre sí atributivamente. (González Cases y colaboradores,
2002, p. 8)
Generar discusión e intercambio de ideas en
torno a los conceptos aquí planteados con el fin
de mejorar el desarrollo de las estrategias
rehabilitativas del HNP.
20
VII. BIBLIOGRAFÍA CITADA Y DE CONSULTA
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Diagrama 1
Implementación del Plan de Rehabilitación del HNP por niveles de
funcionamiento
Extrahospitalaria
Fase Intrahospitalaria
– Estructuras residenciales u
Hogares transitorios
– Familia
– Residencias privadas subvencionadas o
“albergues”
– Comunidad
– Hogares de Ancianos
– Otros
I Nivel Pabellón
II Nivel Pab. 4
III Nivel Pab. 3
Psicogeriatrías Pab 6
Fuente: Casasola R. y otros (2005) “Sesión clínica Estrategia Rehabilitativa”.
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