cuadernos
de arquitectura
virreina!
FACULTAD DE ARQUITECTURA
UNAM
14 índice
Editor: Juan B. Artigas
Consejo editorial:
Xavier Cortés Rocha
Fernando Greene
Carlos Chanfón Olmos
Ricardo Arancón Garcia
Elisa Garcia Barragán
Guillermo Tovar de Teresa
Luis Ama! Simón
Javier Villalobos Jaramillo
Juan Antonio Siller C.
Ramón Vargas Salguero
Enrique Cervantes
Editorial ..................... , ....................... .
1
La Guardianía de Izamal y sus construcciones
religiosas en el siglo XVI.
Luis Millet Cámara.
Rafael Burgos Villanueva . ..... ........... .. ... . ..... .
3
Izamal, Yucatán: su evolución urbano arquitectónica.
Raúl Ancona Mena . ................................ .
15
Arquitectura a cielo abierto, parte III. Ciudades: Jzamal.
Juan B. Artigas ..................................... .
31
Aplicación del Análisis Cluster a los complejos
conventuales franciscanos en Yucatán (S. XVI).
Gloria Espinosa Espíndola .................. ..... .... .
38
Las trincheras: un sistema colonial de defensa de la
costa norte de Yucatán.
Alfredo Barrera Rubio.
Miguel Leyva ................ ....... .. ..... . ....... .
45
La expresión renacentista en la arquitectura colonial
de Yucatán.
Pablo Chico Ponce de León ..................... . .... .
57
Mérida. Patrones históricos de desarrollo.
Marco T. Peraza Guzmán ............... .... . ........ .
69
Arquitectura de Yucatán. Cuadernos Nos. 2 a 6.
Facultad de Arquitectura. Universidad Autónoma de
Yucatán ..................... . . . ............ . ...... .
80
Redacción y diseño gráfico:
Juan B. Artigas y Jaime Salcido y Romo
Tipografía electrónica:
AB Informática y Consultoría Aplicada,
S. A. de C. V.
Impresión: Jaime Salcido y Romo,
Editor. Estrella Cefeida 76, Col. Prados
de Coyoacán. C. P. 04810, México, D. F.
Tel. 679 53 08
Tiraje: 1500 ejemplares
Distribución y correspondencia:
En la Dirección de la Facultad de Arquitectura de la UNAM y al Dr. Juan B.
Artigas. Seminario de Historia de la
Arquitectura Virreina!. División de Estudios de Posgrado de la Facultad de
Arquitectura, UNAM. Edificio de Posgrado . Primernivel,junto a la Torre II de
Humanidades, Ciudad Universitaria.
C. P. 04510, México, D. F.
Portada: Calkiní, Cam. Reconstitución
de la capilla abierta aislada siguiendo la
descripción de fray Antonio de Remesa!.
Por Juan B . Artigas, dibujo de Blanca
Anguiano .
Notas:
El consejo editorial se reserva el derecho
de selección y autoriza la reproducción
parcial de artículos, debidamente entrecomillados, siempre que se cite la fuente.
No se devolverán originales.
Los editores sólo responden del interés
científico de la publicación, el contenido
y las ilustraciones son responsabilidad
de los autores. Estos Cuadernos de Arquitectura Virreina/ no persiguen fines
lucrativos.
© D.R. Facultad de Arquitectura, UNAM
y cada uno de los respectivos autores.
editorial
Yucatán destaca como uno de los lugares de más recia arquitectura, a la vez
delicada, del país. Lo más conocido y espectacular son sus ruinas prehispánicas que
alcanzan cumbres grandiosas en Edzná, Uxmal, Chichén-Itzá, Tulum, Cobá y en
tantos otros lugares más. Arte que auna a su excepcional calidad estética, el misterio
de permanecer indescifrable en muchos de sus aspectos. Arquitectura que permaneciera oculta, ignorada y sin valorar durante cientos de años, porque la mayoría de los
centros ceremoniales que hoy admiramos, habían sido abandonados con bastante
antelación al descubrimiento de América.
Las primeras incursiones en este mundo artístico desconocido entonces, de la
Península de Yucatán, hacia su valoración actual, son debidas a John Lloyd Stephens
y a Federico Catherwood (1839-1841), después de los cuales el interés y el conocimiento continuaron y siguen cada día en aumento ante las revelaciones que ofrecen
los constantes, siempre sorprendentes, hallazgos arqueológicos. Dichos estudios, o
porqué no descubrimientos, obedecían a las corrientes de pensamiento originadas
por los gustos Neoclásico y Romántico, alrededor de personajes de la talla de Juan
Joaquín Winckelmann (1717-1768) yJohan Wolfgang Goethe (1749-1832). Antes de
ellas no hubiera sido posible apreciar el arte de tiempos pasados o alejados en la
geografía de los centros culturales establecidos. Carece de sentido pretender - como
lo hace buena parte de la crítica cotidiana- que con anterioridad a estos sucesos se
hubiese tomado en cuenta el arte maya, o si hablamos en términos generales, el arte
mesoamericano. Es por ello que el arte prehispánico, dada su novedad, se estudió con
independencia de todo el conocimiento vigente; no podía concebirse en aquellos
momentos de otra manera.
La situación filosófica mencionada, si bien abrió inmensos campos de conocimiento,
al ser aplicada en nuestro medio, originó un rompimiento del saber nacional en dos
épocas fundamentales: la prehispánica y la virreina[, a manera de dos polos incompatibles y hasta antagónicos; así se escindió el conocimiento no sólo de la historia del
arte, sino también en la manera de sentir lo mexicano y hasta en el reconocimiento
del propio individuo hacia sí mismo. Se produjo una dicotomía en lo más profundo del
ser al sentirse obligado a tomar partido por una de las dos etapas en que se dividía
la historia, cada uno elegía la más acorde con sus afinidades, de manera que su otra
mitad permanecía ignorada o menospreciada, es decir quedaba en la obscuridad
buena parte de su propio ser, o sea, lo español o lo indio.
Como les pregunto a mis estudiantes para caricaturizar esta situación ilVecesariamente
hay que irle al Atlante o al América, no habrá nadie que le vaya al futbol? Es
peifectamente comprensible, ante esta situación, que una porción muy amplia del
pensamiento no esté de acuerdo con los libros de texto de Historia de México, ni con los
anteriores ni con los nuevos, lo que no sucede con los de matemáticas o de biología.
Hoy en día estamos en condiciones de establecer la síntesis porque debemos
comprende1· que buena parte del mundo prehispánico continuó vigente durante las
1
épocas siguientes; ya estamos en situación de establecer una síntesis cultural con respecto
de la historia pasada, de la cual surgirá el respeto hacia las diferentes épocas. Esta
posición científica, que ya es posible y aceptable filosóficamente, y hasta vivencialmente,
tal vez represente para muchos una pérdida en el campo de las pasiones y en el terreno
de lo mítico. Ciertamente que aceptar la realidad puede conllevar su dosis de desencanto
en lo profundo del individuo, pero no es posible ni deseable seguir alentando esta escisión,
ni crear más confusión entre las diversas corrientes históricas del pensamiento nacional;
mucho menos seguir confundiendo diferencias étnicas con las de posición social o de
marginación, porque son problemáticas distintas que deben valorarse, cada una en su
propio terreno. Para avanzar es necesario desasirse de algunas creencias del pasado. Ya
nos está alcanzando la fenomenología de un futuro muy próximo y no es posible seguir
colgados de interpretaciones que ya resultan trasnochadas, porque todavía no asimilamos
nuestra propia historia de la manera debida. Debemos crear una disposición orientada
hacia la creatividad. La mejor forma de conseguirlo es alentar la investigación con
respecto del pasado común, nosotros lo hacemos en el área de la arquitectura y del
urbanismo.
Particularmente en la Península de Yucatán se hace presente el mundo maya, tanto
como el español, claro está que trasculturados ambos durante quinientos años, en los
paisajes creados pm· el hombre, donde conviven los vestigios mesoamericanos y los
europeos, inmersos en una cultura mestiza surgida a partir del siglo XVI, hasta nuestros
días. Por ello investigar Yucatán tiene un encanto tan especial, porque estas presencias
se respiran por los poros de todo el cuerpo. Me darán la razón quienes hayan visto torear
un cebú en alguno de los pueblos de Quintana Roo. (Nada más sorprendente que ver
jugar beisbol a los deportistas de Zempoala, Ver., en un campo de juego instalado dentro
de las antiguas ruinas de las pirámides.)
Me parece a mi que en estos casos se rompen todas las normas esperadas, se presiente
que, de alguna manera, irrumpimos en un mundo exótico, mucho más complejo que
nuestros esquemas de conocimiento.
Porque la fachada o el espacio interior de determinado edificio es, efectivamente,
renacentista, según lo expresa Pablo Chico Ponce de León en su artículo; mientras que,
el urbanismo del centro de lzamal muestra caracteres derivados de la primitiva ciudad
maya, lo cual queda claro en los tres artículos que dedicamos a la localidad. Pero ¿y lo
demás qué es? ¿Acaso no es nada? Yo diría que lo demás, aunque incluidos en él lo maya
y lo europeo, sería lo yucateco que todo lo envuelve.
Por todo lo anterior consideramos que es un privilegio ofrecer a los lectores de los
Cuadernos de Arquitectura Virreina!, este número dedicado a la arquitectura de
Yucatán. También lo es haber contado con la excelente disposición de los investigadores
de la región que en él colaboran, dados su profesionalismo y prestigio profesional con que
nos distinguen. Su labor conforma el cuerpo de la publicación.
Especial mención merece Rafael Burgos Villanueva porque hizo posible esta recopilación
al encargarse de la coordinación regional. Resaltamos el invaluable apoyo que proporcionan para la investigación arquitectónica local las instituciones a las cuales pe1tenecen
los articulistas.
Contamos también con la colaboración de Gloria Espinosa Espíndola, de la
Universidad de Granada, centro docente que ha impulsado la investigación y publicación de diversos temas de arquitectura y arte novohispano, iberoamericano, y aún de
lugares como el centro de África y del cercano Oriente. A todos ellos nuestro reconocimiento. O
Juan B. Artigas
México, D. F. Noviembre de 1993
2
la guardianía de izamal
y sus construcciones religiosas
en el siglo XVI
Iuis millet cámara
rafael burgos villanueva
C. R. Y. - !.NA. H.
Como parte de su estrategia para realizar la evangelización de Yucatán, los franciscanos, la orden en
la que recayó la tarea, dividieron la península en
guardianías, en cuya cabecera se encontraba el convento donde residían de manera permanente algunos frailes dedicados a la atención de esa región.
Izamal se contaba en 1549 entre los cinco conventos
existentes en Yucatán, siendo los otros el de Mérida,
Campeche, Maní y Calkiní, pero al ir creciendo el
número de religiosos se pudieron realizar nuevas
fundaciones y se pudo definir con mayor precisión
el área bajo el cuidado de cada uno de los conventos.
Para 1582, del convento de Izamal dependían las
siguientes comunidades: (ver cuadro 1).
Comunidad
Iza mal
La Concepción
Pomolche
Kimbila
Chalante
Uitzil
Pixila
Dzudzal
Distancia de la cabecera
En el mismo sitio
En el mismo sitio
2 leguas
2 leguas
En el mismo sitio
1 legua
2 leguas
La guardianía de Izamal estaba en la frontera del
distrito de Mérida, de hecho, Tecoh era el último
pueblo que había antes de entrar al distrito de Valladolid, y sus límites a excepción del poniente,
eran bastante vagos a causa de una menor población. En la fig. 1 se marcan sus límites, obtenidos al
dividir a la mitad las distancias entre los pueblos situados en diferentes guardianías.
Para atender a estas dieciséis comunidades ubicadas en diez asentamientos diferentes 1 , una de las
cuales era la cabecera de la guardianía, era necesario
que los frailes se desplazaran continuamente, por
lo cual en cada uno de los otros nueve asentamientos
se hizo indispensable contar con instalaciones acleComunidad
Xanaba
Kantunil
Sitilpech
Chaltunpuhuy
Tecoh
Cuxbila
Tocobadz
Tekal
Distancia de la cabecera
2 leguas
3 leguas
1 legua
En el mismo sitio
2 leguas
En el mismo sitio
En el mismo sitio
2 leguas
Cuadro No. l. Pueblos de la guardianía de Izamal y distancia desde la cabecera según Scholes et al.: 1936-1938.
3
0
TE.YA
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CITILCUM
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1
1
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a.
1
LA euAADIARIA H
IZAIIAL
0 NUMI
l. Límites de la guardianía de lzamal.
cuadas a su ministerio, requiriéndose en consecuencia de emprender un importante proyecto constructivo, con el fin de darle solución a estas necesidades.
Ya que solamente en la cabecera residían continuamente los frailes, sus necesidades eran muy
diferentes a las de los otros sitios. Los primeros
religiosos que llegaron a lzamal se alojaron en unas
casitas de paja y fue hasta 1552, cuando el célebre
fray Diego de Landa ocupó el cargo de guardián,
que se inició la construcción del convento y la
iglesia, los cuales se concluyeron en 1561, bajo la dirección de fray Juan de Mérida. Según deseos de
Landa, las nuevas construcciones se levantaron en
el mismo sitio donde se encontraba uno de los edificios más majestuosos de la antigua ciudad conocido
como Ppap Hol Chac:
Porque el demonio fuese desterrado con la divina
presencia de Christo Sacramentado asignó, que se
edificase el Conve13to e Iglesia en el mismo lugar, que
los sacerdotes de Idolos vivían, 2
En agosto de 1588, fray Alonso Ponce acompa·
ñado de Ciudad Real visitó lzamal, dejándonos luego la relación de las construcciones más relevantes
con las que contaba su convento dedicado a San
Antonio:
C COWEIITO
1
.....___
4
.·-·
.
o CAPILLA Dt: VISITA
1
6
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íb KIL
está acabado, con su claustro alto y bajo, dormitorios
y iglesia, hecho todo de cal y canto y de bóveda, ...En
lo bajo del convento está la huerta, ...demás de la
iglesia hay una buena ramada y capilla para los indios
dentro de un muy vistoso patio, que tiene otras
cuatro capillas, en cada esquina la suya; moraban en
aquel convs;nto cuatro frailes. 3
Con el paso de los años, se añadieron los corredores del atrio y otras construcciones a este importante convento, que atrajo el fervor religioso de la
población yucateca por la presencia de una imagen
de la Inmaculada Concepción traída por Landa
desde Guatemala. A principios del siglo XIX éste era
uno de los conjuntos arquitectónicos de mayor
importancia en Yucatán.
En los otros pueblos se optó por un proyecto
más sencillo; en primera instancia porque los frailes solamente permanecían algunos días en cada
sitio y también porque seguramente una parte importante de los recursos se destinaron a las obras de
Izamal. Tiempo después, cada una de estas poblaciones fue ampliando su iglesia o añadiéndole nuevas construcciones, con lo cual el proyecto original
del siglo XVI se encuentra en la mayoría de los casos
bastante alterado. Una excelente descripción de
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FIGURA 2
PROYECTO TECOH
r=f=jL.,
CRY-INAH
r:r
LEVANTAMIETO
TOPOGRAFICO
F2-l
F4-2
F!5-l
O
20
40
lrJJ CONSTRUCCIONES
COLONIALES
60 m
• POZO
X SASCABERA
2. Proyecto Tecoh, CRY-INAH. Levantamiento topográfico.
uno de estos cOI·tiuntos arquitectónicos es la de
Muxupip de la guardianía de Motul, hecha por su
encomendero Pedro de Santillana, con el auxilio
de Gaspar Antonio Chi en 1581; la que como caso
poco común ya contaba con una iglesia de bóveda:
está fundada una iglesia de piedra con su capilla a
donde se dice misa, con su sacristía y coro donde se
oficia la misa por los cantores del dicho pueblo. Así
mismo, tiene un patio cercado de cal y canto con sus
tres puertas, dentro del cual está la dicha iglesia, ... y
dentro del dicho patio, a la banda del norte, tiene
una casa de piedra con tres piezas y un corredor, a
donde los religiosos se aposentan cuando vienen a
visitar y decir misa ... y en la dicha iglesia hay ornamentos bastantes para celebrar el culto divino, y en
una torre de piedra que sobre la dicha iglesia, tiene
dos campanas ... 4
Afortunadamente, para realizar el estudio de la
guardianía de lzamal, se cuenta con Tecoh, un sitio
que ha permanecido abandonado desde los últimos
años del siglo XVI o los primeros de la siguiente
centuria, y cuyos vestigios, en bastante buen estado
de conservación, y auxiliados de las fuentes históricas, nos permiten lograr una concepción más precisa y fidedigna de lo que fueron sus construcciones
y las características que tuvieron durante la segunda
mitad del siglo XVI (fig. 2). Para comparar las construcciones de Tecoh con las de otros pueblos que
aún están habitados, se seleccionaron Kimbilá, Citilcum y Euan, que en 1582 pertenecían a las guardianías de lzamal, Tekantó y Tixkokob respectivamente (figs. 3, 4 y 5).
1
En el cuadro No. 1 se han subrayado cada uno de los diez
asentamientos; fue muy común en los años iniciales de la
colonia el mover a poblaciones enteras a otros sitios con el fin
de tener un mejor control sobre ellas. La ubicación de Chalante y Uitzil en 1582 no es segura; Roys la ubica al S.E. de
Dzudzal por existir en esa región una hacienda con el nombre
de la primera, sin embargo nosotros pensamos que la ubicación probable es al S.O . pues en la relación publicada por
Scholes et al, todos los pueblos a partir de Kimbila, son nombrados, tomando como referencia a Izamal, en sentido contrario a las manecillas del reloj.
セ@ Cogolludo, 1957, T. J. p. 290.
3
Ciudad Real, 1976, T . JI. p . 332.
4
Relaciones de Yucatán, 1983, T. J. p. 375.
5
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CAPILLA
CAPILLA
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30 m
3. Construcciones religiosas en: a) Citilcum, b) Kimbla. Dibujos basados en Femández, 1945.
O
4. Plano de las iglesias de Citilcum, Kimbila y Euan (tomados de Femández, 1945).
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JO
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5. Plano de las capillas de Dzibichaltum y Ecab (tomados de Andrews, 1990).
6
L
10m
En algunos estudios que abordan la arquitectura
religiosa de la época colonial en Yucatán, el tratar
acerca de las construcciones presentes en los pueblos de visita, o sea de aquellos que dependían de
algún convento, se le ha dado mayor importancia a
la capilla con su ramada, a las que generalmente se
les presenta desligadas de las otras construcciones
a las que estuvieron asociadas. Bajo el enfoque con
el cual pretendemos estudiar a estas construcciones,
se les aborda como parte de un conjunto arquitectónico que no sólo trataba de brindar un espacio para
la celebración de los actos religiosos, sino también
resolver algunos problemas cotidianos de los frailes
y de la comunidad bajo su cuidado.
Tecoh y sus construcciones religiosas coloniales
En otro trabajo se han presentado algunos resultados acerca de la identificación del Tecoh prehispánico y su relación con el sitio colonial poblado hacia
1552_5 Según hemos visto, para 1582, al mismo sitio
de Tecoh habían sido trasladados, desde años
anteriores, los habitantes de Cuxbila y Tocobadz,
pero durante los trabajos arqueológicos efectuados
por el INAH en 1988, sólo se localizaron los vestigios
de una capilla, la que seguramente era utilizada por
las tres comunidades.
En el plano que se anexa esta localización de las
principales construcciones prehispánicas y coloniales y en él se puede observar que en el lado norte del
sitio a la orilla de un desnivel natural del terreno,
se 」セョウエイオケ@
la capilla de visita y sus anexos, para lo
cual fue necesario nivelar un conjunto de construcciones prehispánicas, probablemente las más importantes, de las cuales sólo queda un vestigio expuesto
en el costado norte. Al realizar esta nivelación, se
formó una gran plataforma de poco más de 4,500
m2., que a causa del desnivel natural del terreno
tiene una altura sobre la superficie de un metro en
el lado sur, mientras que en la esquina N.O. alcanza
2.20 mts.
La plataforma está delimitada por un muro de
mampostería, a excepción del lado oriente y un tramo del norte. Además se construyó una barda, con
la misma técnica, que a excepción del lado oriente
coincide con el muro que se hizo para delimitar la
plataforma, y encierra al conjunto arquitectónico;
su altura debió de ser considerable como se puede
deducir de los vestigios que de ella quedan en sus
lados oriente y norte, donde en un tramo alcanza
una altura sobre el nivel dd terreno de 3.35 mts., y
que antiguamente debió de ser aún mayor.
Esta barda le daba un carácter defensivo a este
conjunto y probablemente es una señal del estado
de inseguridad que prevalecía en esa época. En
otros pueblos como Kimbila, Citilcum y Euan, cuyas capillas y anexos también fueron construidos
sobre sendas plataformas, seguramente de origen
prehispánico, el muro del atrio no tiene la altura
que distingue al de Tecoh, probablemente a causa
de modificaciones posteriores, o porque no se necesitó desde su origen.
En Tecoh, el acceso principal al 」ッセオョエ@
religioso es por medio de una amplia escalinata situada
en el costado sur, como caso excepcional pues generalmente se encuentra en el poniente, para que
al entrar se tenga de frente a la capilla. Probablemente la causa de esta particularidad sea el que la
plaza que tiene los restos de dos de las construcciones habitacionales rnás importantes del sitio, está situada al sureste de la capilla, haciendo el acceso
por el sur más fácil y cómodo. En el costado poniente, que da a una pequeña plaza, existe otro acceso
que aparenta ser de menor amplitud y en el cual hay
vestigios de un arco; entre los resultados de un trabajo previo está el que la traza prehispánica セ・@ J_'ecoh casi no fue modificada. 6 Tanto en KunbJla
como en Citilcum hay dos accesos, mientras que en
Euan son tres.
Una vez franqueado el acceso se llega a un patio,
término con el que los documentos designan al
atrio: ahí, en el lado oriente y ocupando la parte
central, se encuentra la capilla (Est. H4 - 2) con un
gran arco toral en el punto en que se unía. a la
ramada, de la cual aún son claramente perceptibles
sus dimensiones; la nave tenía un ligero desplante
de dos escalones . La capilla como es muy usual,
estaba flanqueada por un cuarto de cada lado; el
campanario en muchas de estas capillas está apoyado sobre el muro que divide a la capilla del coro,
pero como esta parte es la que más destruida se encuentra en Tecoh, no queda ningún vestigio (figs. 6
y 7).
Tanto los muros de los cuartos como los de la capilla son muy gruesos y hechos de mampostería; en
ninguno se conserva la techumbre pero probablemente la sacristía y el coro hayan tenido una cubierta
5
6
Millet et al, Ms. ! 991.
!bid.
7
o entortado sostenido por rollizos, no así la capilla
que con seguridad debió de ser de bóveda de cañón, más es necesario comprobarlo realizando una
pequeña excavación. La ramada estaba construida
totalmente con materiales vegetales tales como
troncos, guana o zacate y lianas, y proporcionaba
un lugar fresco y cobijado a la población que acudía
a las ceremonias religiosas; no hay vestigios de que
haya tenido un muro de mampostería que la protegiera como en Xcaret, pero por el momento no
sabemos si lo pudo tener de bajareque. En las Relaciones de Yucatán existen numerosas menciones
a este tipo de capillas y así en la de Citilcum se dice:
Y el dicho pueblo de Quitelcum, de mi encomienda
tiene una iglesia con su capilla de cal y canto y de
madera, y donde los religiosos de la dicha provincia
van a predicar y decir misa a los naturales de ella, los
días de fiesta ... tiene su iglesia, capilla y campanas y
ornamentos para decir misa con algunos indios
cantores}
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1
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O 1 2 3 4 5 m.
6. Proyecto Tecoh CRY-INAH, capilla de visita
Est. H4-2 Planta.
7. Capilla, arco toral.
8
o
De manera similar se expresaba el encomendero
de Sitilpech, y no es arriesgado proponer que para
1580 o aún antes, todos los pueblos de la guardianía
de lzamal ya contaban con su capilla y ramada. El
interior de las capillas debía de ser bastante modesto, en algunos lugares se menciona que había un
retablo hecho al óleo (Yalcon, Kampocolche, Chochola, Tihotzuc y Chikindzonot) y en otros sólo se
dice que hay retablos (Tekom y Ecab) pero sin
especificar de qué clase. 8
Debido a la avanzada destrucción en la que se
encuentran sus vestigios es poco lo que se puede
observar en Tecoh de lo que fue el antiguo coro, al
que ubicamos con bastante certeza, en el costado
sur de la capilla. En el caso de Dzibilchaltun existía
un amplio arco que comunicaba la capilla con la
pieza situada al sur; pero el reporte no precisa la
función de esta habitación; si es que se trataba de la
sacristía o del coro. Para nosotros a cada una de
estas actividades o funciones le debía corresponder
una pieza separada y esto se puede apoyar en un
pasaje de Ciudad Real que hablando de las construcciones del convento de Tizimín dice que la misa
la oficiaban los indios desde el coro, que está a un
lado de la capilla ... y al otro lado está la sacristía.9
En lo que fue la capilla de visita de Itzimna, también existía este arco de comunicación y en obras
más o menos recientes fue nuevamente abierto des"
pués de haber permanecido tapiado por muchos
años: igualmente en Yotholin se puede observar
este arco tapiado, y en Jo que fue la antigua capiJJa
de indios de lzamal, es todavía posible observar las
huellas de un arco que se clausuró situado también
セQ@ sur de la capilla. Así mismo en Kimbila, Citilcum
y Euan este arco fue clausurado, seguramente al ser
remplazada la ramada por otra construcción más
fuerte y segura, aunque no hay que descartar que
tal vez, en épocas posteriores, los nutridos grupos
de músicos y cantores entraron en decadencia y en
muchos sitios ya no se necesitó de un amplio espacio destinado exclusivamente para ellos.
En la pieza destinada al coro se ubicarían los
músicos y cantores y el amplio arco les permitiría
seguir con atención las diferentes etapas de los oficios religiosos; en una de las Relaciones de Yucatán
se dice:
tienen misales y breviarios y libros que sirven al coro; tienen maestro de capilla con más de quince cantores; tienen su música de trompetas y sacabuches,
flautas y otros instrumentos con que se oficia el culto
divino. 10
La sacristía, tal como se ha dicho, es la otra pieza
que se encuentra junto a la capilla y generalmente
está aliado norte; se comunicaban por un paso bastante menor, que seguramente estaba cerrado por
una puerta y en su interior debían de guardarse los
ornamentos y otros objetos destinados al culto, de
los que todas ellas estaban bien provistas. Según
Ciudad Real, la pila bautismal generalmente se
encontraba situada en el coro aunque no siempre
era asíll; sin embargo, tanto en Kimbila como en
Citilcum, la pila aún se conserva en el interior de la
sacristía, aunque en el primer caso la pila está integrada a uno de los muros y en el otro está sobre una
base, aunque no enmedio del cuarto y en las capillas
de indios de lzamal y Motul, el bautisterio del convento, es al mismo tiempo uno de los anexos de la
capilla y pudo ser su sacristía y bautisterio. Este
punto merece una mayor atención y es bastante
difícil de resolver, dado que la mayoría de las pilas
bautismales fueron cambiadas de lugar cuando estas capillas de visita contaron con una nave con muros de mampostería o un bautisterio; pero parece
que al menos en la región de lzamal, la sacristía y el
bautisterio compartían la misma pieza.
Respecto al cementerio de las poblaciones, las
Relaciones de Yucatán y otras fuentes históricas del
siglo XVI no hacen mención de ellos. Se sabe que en
Citilcum hay vestigios de uno en el lado sur de la
iglesia12 , y en la misma posición está el de Tckal; en
ambos sitios se escogió un lugar algo retirado del
tránsito de las personas, pues de ese lado no hay
acceso desde la calle, por lo que es probable que el
cementerio de Tecoh lo podamos localizar en el
costado norte de la capilla, que resulta el área más
apartada. Excavando se podría verificar este supuesto y también el de que si se realizaban entierros en
el interior del templo.
Por último, otra construcción presente en Tecoh
y que también localizamos en estado de abandono
en Kimbila, Citilcum y Euan, es una casa de mampostería que con el auxilio de las Relaciones de
Yucatán fue fácil de identificar su función. Se trata
de una casa de visita, que servía para alojar a los
frailes durante el tiempo que permanecían en los
pueblos. Desconocemos si todas las poblaciones de
la guardianía de lzamal contaban con la suya a finales del siglo XVI, pero de lo que si podemos estar
seguros, gracias a la información contenida en la
fuente mencionada, es que ya en muchos pueblos
existía. Según el encomendero de Kampocolche y
Chocho la:
tienen en cada pueblo de éstos tres celdas donde se
aposentan los frailes cuando les van a visitar, las
cuales celdas son de piedra de cal y canto, y en las
dichas celdas tienen para los dichos frailes camas de
cordeles con sus esteras y almohadas de ruán, llenas
de lana; tienen sus frazadas en que duermen; sus
necesarias donde se proveen; sus bateas con que les
lavan los pies y sus toallas con que les limpian. En
cada pueblo tienen los dichos frailes cocineros y
panaderos que les hacen pan. Dánles de comer de
limosna gallinas de la tierra y de Castilla, pollos,
venados y conejos, y cuando un fraile entra en algún
pueblo de éstos salen todas las indias vestidas con sus
guaypiles (hipil), enaguas, a recibir los dichos frailes
a la entrada de los dichos pueblos, y todos los indios
sacan sus tambores y músicas que ellos acostumbran
y reciben a los dichos frailes hasta que entran en la
iglesia y celda donde se aposentan. 13
La casa de Tecoh (Est. H4 - 1), se encuentra
situada en la esquina S.O. del atrio y su estado de
conservación es bastante bueno. Consta de una cru-
7
Relaciones tú Yucatán, 1983., T. l. p. 180.
!bid. T. 11, pp. 199, 232, 328 y 335.
9
Ciudad Real, 1976, T. II, p. 323.
10 Relaciones tú Yucatán, 1983, T. 11 p. 328.
ll Ciudad Real, 1976, T. 11 p. 323.
12 Fernández, 1945, T. l. p. 261.
13 Relaciones tú Yucatán, 1983, T. 11, p. 328.
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9. Fachada oriente de la casa.
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5 m.
10. Detalle de la fachada oriente de la casa.
11. Fachada poniente de la casa.
11
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1.00
2.00rft
12. Proyecto Tecoh. Casa de religiosos, corredor, alzado del muro oeste interior.
jía de cuatro piezas con su fachada principal mirando al oriente, en la cual hay dos arcos sostenidos
por una pilastra, que permite el acceso a un corredor
(figs. 8, 9 y 10); su decoración es muy sobria pues
solamente tiene un alfiz que enmarca a los dos
arcos, logrado de manera sencilla con sólo darle un
poco más de grosor al acabado del muro y alisarlo
mejor; hay también tres huecos que aparentemente
alojaron algunas piedras esculpidas que probablemente hayan sido tres cruces.
El corredor es el espacio más amplio de la casa
y a ambos extremos está un cuarto, las tres ·piezas
tienen una sola ventana que mira al poniente (figs.
11 y 12), por lo que su ventilación no debió de ser
muy buena, y un nicho en la pared que posiblemente
servía para colocar la ropa o los utensilios; posteriormente en el cuarto 1 se tapió la ventana y se
abrió una nueva un poco más amplia. También en
época más tardía se le anexó una habitación en el
lado sur, con su acceso probablemente dando al
atrio, pero actualmente está reducida a un montón
de escombros.
Los arcos del corredor están construidos con
muy poca destreza y revelan la escasa habilidad que
todavía tenían los recién conquistados para hacerlos. Los muros son de mampostería y tienen un
grosor de 90 cms.; el techo debió de ser un entortado
sostenido por rollizos y el desnivel que tenía indica
que el desagüe debió de ser para el poniente o sea
para el exterior del conjunto religioso.
12
Las casas de visita de Kimbila, Citilcum y Euan
están fabricadas con los mismos materiales que la
de Tecoh; hace muchos años que fueron abandonadas pero aun se conservan en regular estado. Todas
ellas están sobre la plataforma y desligadas de la
capilla y sus anexos. La de Kimbila es de dos crujías
paralelas, la de Citilcum tiene sólo una aunque más
grande que la de Tecoh y la de Euan está construida
en escuadra. En Euan el corredor ya no se conserva
y el de Kimbila y Citilcum tienen los arcos construidos con bastante destreza.
Conclusiones
Para reforzar sus actividades evangelizadoras, los
franciscanos emprendieron un complejo proyecto
constructivo en el cual cada región a cargo de un
convento debía de resolver de manera más o menos
rápida y económica sus necesidades. Así fue como
surgieron los grandes conventos, que rodeados de
numerosos pueblos dependientes, en los cuales se
contaban con construcciones más o menos similares
como hemos visto y con ello se logró resolver los
problemas de las comunidades. Con el paso de los
años estas construcciones se fueron transformando
a causa de ampliaciones y reformas, por lo que no
siempre es identificable con facilidad el proyecto
original.
Por lo tanto, resultan de un gran valor los vestigios de Tecoh, en virtud de que al haber sido aban-
donado poco tiempo después de la conquista española, sus construcciones no sufrieron tantos cambios; además con el auxilio de las fuentes históricas, en especial con el de las Relaciones de Yucatán y la obra de Ciudad Real, se pueden recrear
con mayor facilidad las funciones que tuvieron cada uno de sus edificios y al mismo tiempo darles vida, y gracias a esta combinación entre la arqueología y la historia se enriquece nuestra visión del
pasado. Resulta sumamente sugestiva la presencia
de los numerosos grupos de músicos y cantores; tal
vez no se le ha dado el peso debido a la música, en
el proceso evangelizador.
Al comparar las construcciones de Tecoh con las
de Kimbila, Citilcum y Euan nos resulta más evidente el proyecto original y la similitud, más no la
igualdad de sus construcciones y podemos aislar en
los tres últimos pueblos, las partes que les fueron
adicionadas. Posiblemente un gran período constructivo en la región izamaleña y circunvecinas, se
puede situar entre los años de 1552 y 1575, que
coincide con el nombramiento de Landa, el inicio
de las obras del convento de lzamal y la reubicación
de muchos pueblos. Tal vez la casa de visita de
Tecoh sea una de las primeras de su clase, pues el
grosor de los muros y lo tosco de los arcos del
corredor, que denotan poca experiencia, así parecen indicarlo.O
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UNA.\1,
13
izamal, yucatán: su evolución
urbano arquitectónica
raúl ancona mena
C.R Y. - IN A. H.
Para tener un panorama general y completo de la
arquitectura regional, no basta solamente estudiar
los ejemplos mayores como los conventos o templos parroquiales, o las grandes casas de Mérida,
hay que estudiar los ejemplos de las poblaciones del
medio rural.
Izamal es un buen ejemplo de esto ya que se
encuentra en una posición intermedia entre el campo y Mérida y comparte tipologías similares a ambos
medios.
La ciudad de Izamal se encuentra ubicada en la
parte norte de la Península, dentro de la zona henequenera. Anteriormente al monocultivo del agave la producción era básicamente, como el resto de
la península, de maíz y algodón.
Es una de las poblaciones más importantes tanto
en lo económico como en lo político y religioso.
14
Fue capital del Partido de la Costa llamado posteriormente de Izamal y actualmente cabecera del
municipio del mismo nombre.
Debido a su producción agrícola y artesanal, así
como a su relativa cercanía a Mérida, alcanzó una
considerable importancia económica, floreciendo
en sus alrededores un buen número de estancias y
haciendas siendo así mismo un centro receptor y
distribuidor de su región y punto intermedio entre
el campo y la capital.
Fue pueblo de indios, su fundación resultó de la
reunión de siete u ocho pueblos de indios de la
provincia de Akin-chel, cuya cabecera fue Cachupuy. Esta reunión fue propiciada por los franciscanos para facilitar la evangelización (Relaciones, p.
303) fundando el convento de San Antonio Padua
en el año de 1549, iniciando su construcción Fray
Diego de Landa en 1553 y la termina Fray Francisco
de la Torre en 1561. (Catálogo, p. 241.)
. Junto con los indios mayas, se asentaron tam. bién un grupo de indios naborios (mexicanos) que
llegaron con Montejo para ayudarle en la conquista. Este grupo de indios se asentó en el pueblo de
Santa María, situado al poniente del de los indios
yucatecos en el área del cerro Kabul, separados
ambos pueblos solamente por una calle (actualmente C. 31). (Vera, lzamal, p. 6, Relaciones, p. 303.)
Ocupaban ambos lo que actualmente es el centro
de la población.
El convento fue construido sobre el templo de
pap-holchac, venerándose en él a la imagen de la
Inmaculada Concepción de María, traída de Guatemala en el siglo XVI por Diego de Landa, teniendo
fama de ser muy milagrosa, cobró popularidad entre la gente de la región manteniendo así la importancia religiosa que tenía la población desde antes
de la conquista.
Para los primeros años de la colonia permanecían, aún, los grandes basamentos de la ciudad prehispánica, unos doce aproximadamente (Catálogo,
p. 238); al norte del montículo donde se construyó
el convento se encontraba la plaza principal.
El caserío se asentaba de forma regular y con
calles trazadas a cordel, alrededor de la plaza, del
convento y de los cerros. Existía además la capilla de San Idelfonso al norte de la población en el
lugar que ocupaban el santuario de Pomalché o del
Tambor.
Como en casi todo el resto.de la provincia, la
actividad económica más importante fue la agrícola, dedicándose a esto gran parte de la población,
así para 1800 el 50% de la población vivía en
haciendas aunque también había campesinos libres
que vivían en la población. (Patch, La Formación ...
p. 38). En 1798 contaba con 176 ranchos independientes y 296 estancias. (Rubio, Archivo ... p. 75).
Existían, además, otras actividades, como las artesanales, siendo las principales: la alfarería, las curtiembres y la elaboración de sombreros de palma.
l. Vista del Convento . donde se pueden ver aún los
portales al pie del cッョカ・セエN@
Puede también verse la fachada de la Iglesia sin la torre del reloj y el óculo circular
sobre la ventana coral de cerramiento de medio punto.
De fotografía, 1880.
2. Vista del Palacio Municipal y parte del portal del
antiguo Cuartel de Milicias Blancas. Foto fines del siglo XIX
15
El comercio fue otra actividad importante, debido a su situación intermedia entre Mérida y el campo, se convirtió tanto en centro receptor como distribuidor de productos agrícolas y manufacturados,
de primera necesidad como suntuarios. Esto se vio
incrementado por el gran número de peregrinos
que acudían al santuario.
Fue cabecera de la Sub-delegación de la Costa en
1798, Izamal tuvo ayuntamiento como todas las poblaciones importantes a partir de 1812 con la promulgación de las Constituciones de Cádiz, aunque
anteriormente tuvo Cabildo indígena. El edificio
actual fue construido a finales del siglo XVIII (Vera,
Izamal, p. 9).
Al principio de la colonia la población era predominantemente indígena, sin embargo, probablemente para la segunda mitad del siglo XVII contaba
ya con población no indígena, esta última estuvo integrada por mestizos, esclavos libertos y españoles
no tan ricos, dedicándose a actividades artesanales
o bien eran comerciantes o tratantes, formándose
con estos últimos una incipiente burguesía.
Estas nuevas poblaciones no acostumbradas a la
habitación maya, demandarán y construirán sus casas de acuerdo a su requerimiento y a su nivel racial,
edificándose así casas de mampostería, de tal suerte
-que para finales del siglo XVIII la ciudad había crecido y tomado gran importancia. Tenía para 1794,
3,841 habitantes (Rubio, Archivo ... p. 213). Para
1814, Izamaljunto con Tekal y Calkiní, además de
Mérida, Campeche y Valladolid eran las únicas poblaciones que contaban con casas de mampostería
(Calzadilla, Apuntaciones ... p. 31).
Para principios del siglo XIX, finales de la colo-
3. Izamal, planta general.
4. Vista de la esquina nor-poniente de la plaza del Mercado. A la izquierda los Portales Comerciales construidos
en 1816; inmediatamente uno de los dos arcos de acceso
a la capilla del Divino Maestro y la casa. En la esquina el
portal de arcos mixtilíneos de la casa 5, pueden notarse
los remates calados en los tres edificios.5. Portales del costado poniente de la plaza del mercado,
construido en 1816.
17
nia, tenía 5,456 habitantes (Rodríguez, Geografía, p.
46). Permanecían cinco de los montículos, la figura
dominante continúa siendo el convento, cuenta
セッョ@
la plaza principal o del mercado en el costado
norte, la plaza del ayuntamiento en el costado
poniente con un portal de arcos al frente del ayuntamiento y del edificio contiguo del cuartel de milicias blancas regladas. Al sur del convento la pequeña plaza de Toro.
Estas plazas son ocupadas por casas y comercios
de mampostería. El costado norte del convento
cuenta con un portal a nivel de la calle adosado a la
plataforma. En él se encuentra la pequeña capilla
de San Antonio.
El convento es reformado cambiándose su aspecto con los elementos decorativos adosados y las
espadañas de arcos mixtilíneos en los accesos del
atrio.
El edificio del actual colegio Guadalupe Victoria
que en ese entonces fue casa habitación, contaba
con una capilla a la cual, en 1811 se le construye un
pequeño portal de dos arcos mixtilíneos y sacristía
según dice la placa alusiva:
CONSTRUYÓ CORREDOR CAMPANARIO Y SACRISTÍA DE VO.
D. SUBD. JOSÉ MA RYBAS Y SU
MUJER MARÍA M QUIXAD 1811
En el costado poniente de la plaza, contiguo a
esta capilla se construye el corredor de arcos de
medio punto en 1816. Aunados a éstos se encuentran los portales de la casa del costado norte contando con cuatro arcos mixtilíneos; esta casa junto
con su portal son quizá de fines del siglo XVIII. Así
mismo en el costado oriente de la plaza se encuentra un corredor de arcos, que junto con el gran arco
del convento conforman esta plaza. Los edificios de
mampostería ocupaban, además de estas plazas, las
manzanas circundantes y el eje de los caminos a
Mérida y a Valladolid, actualmente la calle 31 y el
del camino a Tepakan, hoy calle 30.
Alrededor del centro de la población se desarrollaron los barrios con sus pequeñas plazuelas y sus
respectivas capillas. Estos barrios fueron: San Idelfonso al norte en el camino a Teya, Los Remedios
al nor-poniente a unas cuantas cuadras del ayuntamiento, el Santo Cristo al oriente con su capilla de
indios, La Santa Cruz al poniente en la plaza del
Gallo y San Román al sur.
Todas estas capillas, con excepción de Los Re18
medios que es una iglesia de mediano tamaño, son
pequeñas construcciones.
La habitación en estos barrios está, casi exclusivamente formada por casas de paja, aunque hay algunas de mampostería. La población estuvo iluminada por faroles (Stephen, lncidents ... , p. 296) y lo
más probable es que como Mérida, estuviera pintada de blanco y contaba con escarpas con baldosas
de piedra.
En 1823 adquiere el título de Villa y eA 1841 es
elevada al rango de Ciudad (Vera, lzamal p . ·10).
La Guerra de Castas provocó cambios drásticos
en todo el estado, Izamal no fue la excepción. Fue
atacada el20 de mayo de 1848 siendo abandonada
por los pobladores ladinos, trasladándose a Tekantó. La ciudad fue saqueada y muchos de sus edificios dañados. Al ser recuperada la plaza regresaron
sus habitantes, aunque no todos ya que un buen número de ellos se establecieron definitivamente en
Mérida lo que aunado a la crisis agrícola que se
generó, dio como resultado una disminución en el
número de sus habitantes.
Después de los años más críticos de la guerra, en
los partidos de lzamal y del Camino Real se empezó
a cultivar el henequén en mucha mayor escala.
El costado sur del atrio y de la huerta (Calle 33)
así como el costado norte de la misma (Calle 31)
comenzaron a ser invadidos por construcciones fabricadas por Pablo Bolio y otros particulares hacia
1857 (Catálogo, p. 243).
Durante el segundo imperio se construyó frente
al convento la arcada, para local del nuevo mercado, (Catálogo, p. 243) construyéndose con los ya en
ese entonces arcaicos arcos mixtilíneos aún utilizados ampliamente en Yucatán.
Desiré Charnay la describe en 1884: "lzamal es
una de las principales ciudades de la provincia
grande y hermosa población de cinco a seis mil
almas ... tiene dos plazas con pórticos formados por
columnas esbeltas y ligeros arcos moriscos" (Charnay, Viaje ... p. 372).
En los años del gran auge henequenero del último cuarto del siglo XIX y principios del actual, hay
una gran bonanza económica, recuperando la ciudad su importancia y que no había perdido del todo, consecuentemente, hay también una gran actividad constructiva.
Se da, paralelamente, una importante actividad
cultural. El periódico "La Infancia" aparece en
1876 y el teatro Justo Sierra fue inaugurado en 1888
(Vera, La evolución ... p. 2).
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Entre las mejoras materiales están la construcción del parque 5 de Mayo en 1877 y la colocación
del reloj en la fachada de la Iglesia del Convento en
i884 (Vera, La evolución p. 2), para lo que fue
construida una pequeña torre en el hdo norte.
En 1907 se construyó el Colegio Civil de Niños
actualmente local de la Biblioteca. El ferrocarril llegó a Izamal en 1890 (Vera, La evolución p.2), construyéndose la estación en el camino hacia Tepakán
(C. 30) siendo ésta un nuevo polo de atracción,
construyéndose nuevas casas en la calle que va
hacia ella sumándose a las que ya tenían en buen
número.
Hacia 1905 cuando se construye el ramal del ferrocarril a Espita, Izamal pierde su hegemonía como centro distribuidor, aunque sigue controlando
una extensa zona de la región henequenera.
I lacia finales del siglo pasado y los primeros
años del presente compite con Motu! como la ciudad más importante de la zona henequenera y éstas
con Valladolid en ser la segunda ciudad del estado.
Se le describe en 1900: "magníficas dos casas
para escuela, el rastro y el parque 5 de Mayo hacen
de Izamal una ciudad importante con calles rectas
y de buen piso, mercado y regular alumbrado"
(Guía, p. 60). Con toda seguridad fue hacia mediados del siglo XlX que las casas de la ciudad empezaron a ser pintadas de colores, alejándose de su
aspecto moro-andaluz de casas pintadas de blanco.
De tal suerte que para principios del siglo se le
describía como: " ... una graciosa poblacioncita de
unos 4,200 habitantes. Sus casas pintadas de colores vivos contribuyen a darle un aspecto de especial
alegría ... " (Civiera, lzamal, p. 94).
Arquitectura religiosa
El edificio más importante en la ciudad es el convento de San Antonio de Padua, fue fundado en 1549,
Fray Diego de Landa inició su construcción en 1553
sie ndo su arquitecto el célebre FrayJuan de Mérida.
La obra fue terminada en 1561 en tiempos de Fray
Francisco de la Torre (Catálogo, T. I, p. 24).
En 1588 cuando lo visita el padre Ponce lo describe: "El convento de Izamal, cuya vocación es de
San Antonio, está acabado, con su claustro alto y
bajo, dormitorios e Iglesia, hecho todo de cal y canto y de bóveda; está edificado sobre un mul, y súbese a él por muchos escalones. Para edificarlo se bajó
el mul un poco, ...En lo bajo del convento está la
20
huerta y en ella hay muchos aguacates, guayabos,
ciruelos, naranjos, zapotes, granados, plátanos, parras y cocos, tres o cuatro árboles de los que llevan
el incienso de aquella tierra ... dase también allí muy
buena hortaliza y todo se riega con agua que con
una noria se saca ... además de la iglesia hay una
buena ramada y capilla para los indios dentro de un
muy vistoso patio que tiene otras cuatro capillas, en
cada esquina la suya; moraban en aquel convento
cuatro religiosos ... " (Ciudad Real, Tratado ... pp.
332-333).
La iglesia es de una sola nave, con coro sobre el
acceso, la cubierta es de cañón corrido. El presbiterio con ábside poligonal está cubierto por bóvedas
de nervaduras.
El convento ubicado al norte, es un gran volumen cúbico de dos plantas de mampostería y cubiertas de cañón, al centro el claustro también de
dos niveles tiene arcos de medio punto asentados
sobre gruesos pilares en ambas plantas.
La capilla de indios se encontraba al sur de la
iglesia en lo que es actualmente la capilla del Tercer
Orden. Al frente el gran atrio con sus capillas posas
en las esquinas y sus tres arcos de acceso, en cada
costado.
En 1618 se construyen los corredores de arcos
que unen las capillas posas y a mediados del siglo se
construye el Camarín de la Virgen.
En el costado norte del conjunto a nivel de la
plaza, estuvo la pequeña capilla de San Antonio y el
portal para descanso de los peregrinos. Al norte del
edificio ael c_onvento se construyó un segundo patio de una planta con galerías de arcos de medio
punto sobre columnas y habitaciones en derredor
usando el espacio del costado norte que se derrumbó en fecha desconocida.
A finales del siglo XVIII se alteró la imagen del
conjunto al hacerle algunas modificaciones consistentes en la construcción de las espadañas mixtilíneas de la iglesia y de la capilla del Tercer Orden;
colocación de remates y ornamentos en el portal y
en los arcos de acceso al atrio.
Al ponérsele el reloj en 1884 fue necesario construirle una pequeña torrecilla en el costado norte
de la fachada en el espacio en que quizá estuvo la
espadaña primitiva. Para estas fechas fueron unidas
la ventana coral con el óculo creándose así una
absurda ventana en herradura.
La capilla de los Remedios, ubicada en la plaza
del mismo nombre, es por su tamaño la segunda en
importancia en la ciudad. Construida en la segunda
CAPI LL:6.
De
LA セnイa@
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Capilla de la Santa Cruz.
Capilla de los Remedios.
mitad del siglo XVIII, es オョセ@
iglesia de nave única
con cubierta de cañón a base de rollizos sobre arcos
torales. Su sencilla fachada es rematada por dos pequeñas espadañas mixtilíneas.
Otras capillas de barrio. Las de San Román, San
ldelfonso y la Santa Cruz, son en su esquema muy
similares entre sí, constituidas por un pequeño
cuarto que es en sí la capilla con cubierta de cañón
de mampostería, la de San Idelfonso y la de la Santa
Cruz con cañón de rollizos. La de San Román es de
techos planos de rollizos. Junto con ellas una pequeña habitación; sus fachadas igualmente sencillas
son rematadas por pequeños campanarios.
La Capilla del Santo Cristo de Sitilpech, aunque
también de reducidas dimensiones, es una capilla
de indios, consta de un pequeño presbiterio con
cubierta de cañón de rollizos, y al frente la nave de
la iglesia con muros de mampostería originalmente cubierta de p:ya. El presbiterio tiene un pequeño cuarto adosado.
Existen otras tres capillas construidas en las orillas de los montículos prehispánicos. Éstos son: la
del Carmen en el Kinich-kakmko, la de San Antonio
en el Pap-Hol-Chac (sobre la que está el convento)
y la del Divino Maestro, anexa a la escuela Guadalupe Victoria en el Kabul.
La primera, la del Carmen, consta de un largo
cuarto dividido por un arco, con cubierta plana de
vigas de madera. En el exterior la portada de piedra
contaba con un claro con el águila bicéfala esculpida en ella (ahora en las bodegas del CRY/INAH) y un
par de ventanas, como decoración entre los vanos
un toro, un león y un caballo, este último ahora
desaparecido. La capilla se puede datar del siglo
XVII (Millet, La Vi?gen; p. 41)
La capilla del Divino Maestro que forma parte
de la actual Escuela Guadalupe Victoria, es una pequeña construcción de gruesos muros de mampostería que tiene abiertos grandes arcos en los muros
del frente y sur, cubierta con una bóveda de rincón
de claustro.
A principios del siglo XIX se le construyó un pequeño portal de arcos mixtilíneos al frente.
De la capilla de San Antonio no se tienen datos
pero seguramente se trata de un amplio salón muy
similar a la capilla del Carmen. Formaba parte del
conjunto de los portales de la posada que se encontraba en la esquina nor-poniente de la plataforma
del convento.
Existe otra pequeña capilla mucho más tardía
quizá de finales del siglo XIX. De propiedad particular, fue utilizada para dar catecismo según datos
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Ex-rastro o matadero construido en 1826.
proporcionados por los actuales propietarios. Se
trata de una pequeña habitación con espadaña en
la fachada y un amplio salón contiguo. Se accede a
ella a través de una casa de paja. Se encuentra al
oriente de la ciudad sobre la calle 31.
Arquitectura civil
El palacio municipal originalmente formaba parte
de un conjunto mucho mayor construido sobre un
basamento prehispánico. Edificado a finales del siglo XVIII por el Sub-delegado de la Intendencia,
Don Manuel Antolín, con dinero y faginas de los
indígenas (Vera, Iz.amal ... p. 9).
Su conformación a principios del siglo XIX era
un conjunto que por el lado que mira al oriente se
conocía como Capitanía, por el norte se hallaba el
Cuartel de Milicias Blancas Regladas, al poniente
dos piezas antiguas deterioradas que servían de audiencia y casa real a los indígenas y por el sur el
cuartel de Milicias de los Pardos Reglados (Vera,
Izamal... p. 9).
Actualmente el edificio está ubicado en el costado sur de la manzana. construido sobre un terra-
22
plen de unos dos metros de altura. Cuenta con una
crujía de cuartos orientados de norte a sur y otra
crujía de oriente a poniente en el lado norte. Al
frente una galería originalmente de nueve arcos de
medio punto a excepción del central que tenía un
pequeño conopio. Le fue suprimido uno de sus arcos en las modificaciones de los años setenta de este
siglo. Un gran arco sirve como acceso en el extremo
norte
Construcciones modernas ocupan el área restante del predio. En la parte norte de la manzana se encontraba el edificio de las Milicias Blancas Regladas
que fue gravemente modificado en los años setentas.
Originalmente era un edificio con patio central
porticada y una galería de arcos de medio punto al
frente contigua al ayuntamiento que es el único elemento original que aún subsiste. Los interiores fueron demolidos y se creó una arcada en el costado
norte sobre la calle 31.
El Rastro o Matadero construido en 1826 es formado por un gran patio que contaba con pilas de
agua y un pozo al fondo un edificio de una planta
con un portal de tres arcos donde se amarraba el ganado y dos piezas, una en cada costado. Su construcción es de mampostería con cubierta de rollizos.
CASA 1
6. Casa l. Pequeña casa del siglo
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Hay una placa que dice: "Este matadero se concluyó
el 1º de marzo de 1826 siendo alcalde de esta Villa
el C. Juan de Dios López y 2º el C. Manuel Ponce
año 4º de la República".
Arquitectura habitacional
Como se mencionó con anterioridad lzamal contaba, a principios del siglo XIX con un buen número
de casas de mampostería lo que nos permite suponer la misma situación en el siglo XVIII. Esto debió
iniciarse en el siglo XVII pues contaba con población
no indígena. Aunque originalmenie fue un pueblo
de indios y sus casas fueron de paja, como lo siguen
siendo actualmente, ya desde entonces los caciques
comenzaron a construir casas de mampostería algunos el día de hoy hacen sus casas como españoles.
Eran también los antiguos amigos de vivir en alto
(Relaciones ... p. 308) aunque estos ejemplos debieron ser muy escasos aumentándose el número al
aparecer los primeros pobladores no indígenas. Seguramente muchos de ellos vivieron también en casas de casas de paja aunque quizá éstas fueron más
amplias.
1
XVIII, de dos habitaciones, la delan-
tera usada como estar y en la noche
como dormitorio, la otra dormitorio.La cocina estaba ubicada en el
patio en una construcción de paja
a la usanza maya.
7. Casa 2. Casa en la plaza de los
Remedios del siglo XVIII, compuesta de estar-dormitorio, una recámara y en el extremo una accesoria. La cocina en el patio igual a la
anterior. Posiblemente tuvo un
corredor de paja en la parte trasera
de la casa.
Existieron también las casas que combinaron
construcciones de mampostería de una o varias habitaciones con cubierta de paja, costumbre que se
mantuvo hasta principios del presente siglo.
En las 」。ウセ@
de mampostería y techos de azotea
podemos encontrar varias tipologías de distribucióm Para su estudio las dividiremos en tres períodos: el primero el que comprende la Colonia y los
primeros años de la vida independiente presentando elementos formales y constructivos muy similares, que en muchos casos hace imposible su datación más precisa.
El segundo período abarca la segunda mitad
del siglo XIX apareciendo ya elementos neoclásicos
aunque constructivamente no hay prácticamente
ningún cambio.
El tercer período y el último en este estudio comprende los últimos años del siglo XIX y los primeros
del presente correspondiendo al lapso del auge henequenero, donde aparecen elementos eclécticos,
nuevos materiales constructivos y pocos cambios
en el esquema distributivo.
Del prime r pe ríodo las casas peque ñas de planta
muy sencilla, que cue ntan con una o dos pequeñas
piezas que alojan el dormitorio y el estar. La cocina
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y otros servicios se ubican en el patio en construcciones de paja a la manera indígena. Su fachada es
formada por una puerta de cantería y balcones.
Hay casas mayores que cuentan con un número
reducido de habitaciones pero con funciones más
definidas entre el estar, los dormitorios y la cocina,
muchas veces el estar se utiliza como dormitorio en
las noches.
El esquema está formado por una o dos crujías
al frente en forma lineal paralela a la calle o en L.
En la crujía principal se encuentra el acceso, el estar
y la recámara principal. La crujía lateral es utilizada
para dormitorios y cocina, aunque también pueden
encontrarse la cocina y los servicies en edificios de
paja. La crujía de arcos cuando cuenta con ellos es
paralela a la fachada.
Existen además edificios mixtos, que combinan
comercio y taller con la habitación siendo por lo
general estos edificios de tamaño reducido.
El esquema de las casas mayores no es muy diferente a las del grupo anterior solamente hay un
mayor número de espacios al igual que el tamaño y
escala de ellos.
En algunos casos presentan ya patios cerrados
con un par de corredores de arcos. El acceso es casi
siempre por el zaguán que se encuentra en un cos-
8.Casa 3. Casa de la esquina del Venado, siglo XVIII, casa
un poco más amplia con zaguán, recámaras a los costados
y accesoria en la esquina. Posiblemente la cocina estuvo
en el cuarto del lado poniente siendo también área para
comer. Posiblemente tuvo un corredor de paja en la parte
posterior. Esta casa aún mantiene el nombre y la figura
que servían como nomenclatura la cual, actualmente,
aún se mantiene vigente a pesar de que existe otra, la
ofici,al, de calles numeradas.
9. Casa 4. Casa del siglo XVIII, que combiQa la habitación
con el comercio. En la parte derecha comercio y en la
izquierda un estar-dormitorio.Ésta presenta un corredor
de arcos de medio punto sobre columnas de piedra. Dos
cuartos lo flanquean, uno de ellos pudo haber servido
como cocina. Los cuartos del norte fueron posiblemente
construidos en el siglo XIX.
10. Casa 5. Casa del siglo XVIII en Len la Plaza del Mercado. Se accede por el zaguán dando un corredor de
arcos de medio punto.Junto al zaguán un estar con un acceso secundario, común en Izamal, accesoria en la esquina y una recámara en el extremo, posiblemente se le
segregó una parte en el siglo XIX. Tiene un portal de arcos
mixtilíneos que miran a la plaza.
11. Casa 6. Gran casona con capilla de los siglos XVIII-XIX.
Posiblemente en dos etapas. Se accede por un zaguán a
un corredor en L de arcos trilobulados. Un estar al frente
y habitaciones en el costado sur, al fondo cocina, servicios
y bodega. La capilla ya está descrita en arq. religiosa.
tado de la fachada, contando además de éste con
otro acceso menor directo a la estancia. Algunas de
estas casas tienen accesorias en las esquinas.
Dependiendo de la cercanía al mundo maya o al
mundo español, los habitantes usaban en el primer
caso, la cocina en una construcción de paja con fogón del tipo maya y los servicios sanitarios se hacían
en d patio. En el segundo caso la cocina se ubicaba
dentro de la casa, con hornilla sustituyendo al fogón y los servicios en las recámaras con bacinillas.
El baño, en ambos casos, se hacía al interior con
tinas o bateas de madera detrás de cortinas o
biombos.
Sólo se conocen un par de casas de dos plantas.
La planta baja se destinaba para bodegas y accesorias y la planta alta para habitación siendo de menor altura la planta baja.
Hay tres casas con portales al frente: dos en el
costado oriente y una en el norte de la plaza del
mercado.
Todas estas casas son de muros de mampostería
con aplanados de argamasa y encalados. Las cubiertas planas de rollizos y terrado con fuerte pendiente para el desalojo de las aguas pluviales por medio
de gárgolas, hacia la calle las habitaciones del frente
y hacia el patio las del interior.
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12. Casa 7. Casa de dos plantas del
siglo XVIII, posiblemente construida
sobre una plataforma maya. La planta
baja para comercios y bodegas. A la
planta alta se accede por un zaguán
a medio nivel subiendo luego a la segunda planta a un pequeño corredor.
Un estar en el lado norte y recámaras
en el poniente, cocina y servicios en
el lado este.
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13. Casa 8. Comercio-habitación de principios del siglo
Gran parte del área es usada para comercio dejando
una pequeña habitación. La cocina en el patio del tipo
maya.
14. Casa 9. Casa del siglo XVIII, dividida y ampliada en el
siglo XIX: Originalmente era una casa de cuartos a lo largo
y un corredor de arcos mixtilíneos paralelos. Actualmente es una casa de dos crujías. Se accede a un estar, a la
derecha una recámara, en la segunda crujía a la cocina y
el comedor. Un par de recámaras al norte. La fachada
aunque aún conserva el remate calado de la arquitectura
del siglo XVIII y principios del XIX, ya tiene balcones de
hierro neoclásico.
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Los pisos en el interior de las habitaciones fueron de hormigón de éal quizá pintados en rojo y en
los corredores y el zaguán baldosas de piedra. Puertas y ventanas de madera y estas últimas protegidas
por balcones generalmente ajimezados de barrotes
de madera torneada.
La decoración se reducía solamente a enmarcar
los vanos con argamasa bruñida, ya sea solamente
un marco sencillo o con decoración geométrica de
ajaracas rematados por florones y cruces. (El resto
de la fachada tiene una textura diferente, más rugosa o con rajuelas de piedra.) Esta decoración se
repetía en la parte superi0r del edificio y bordeando las gárgolas. Algunos edificios presentan remates calados y almenas y cruces en las esquinas.
Los arcos son generalmente de medio punto
aunque también hay mixtilíneos y trilobulados.
Durante el segundo período, segunda mitad del
siglo XIX, las casas empiezan a ser más amplias y con
espacios más definidos. Empiezan a construirse
grandes casonas con patios cerrados aunque se
mantienen las casas con crujías paralelas a la calle.
En cuanto a materiales y sistema constructivo casi no hay cambio solamente aparecen elementos
neoclásicos en las fachadas y se colocan balcones de
hierro . Muchas casas anteriores son modificadas a
este nuevo gusto. Empiezan a llegar los pisos de ter racota mar selleses.
En el último período, el del auge henequenero,
no hay muchos cambios en planta, solamente aparece un nuevo elemento demandando un espacio,
el baño.
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15. Casa 10. Casa del siglo XIX. Se accede por un zaguán,
la estancia y una recámara en ambos lados. En la segunda
cnuía un pequeño corredor de arcos de medio punto lo
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la cocina y otra recámara. En la fachada balcones de hierro.
16. Casa 11. Gran casona del siglo XIX que presenta una
de las tipologías más comunes en la arquitectura de los
centros rurales. Formada por una crujía de cuartos al
frente, se accede por el zaguán, en la esquina una accesoria al norte de ella la cocina y bodegas. En el otro costado
la estancia y gran recámara, un corredor de arcos de medio punto paralelo a la casa.
17. Casa 12. Gran casona del siglo XIX con dos etapas
constructivas, la primera con crujías de cuartos paralelas
a las calles, con un corredor de arcos en la cnuía del
frente. Actualmente se accede por un zaguán, junto a él
la estancia y una recámara, en la esquina una accesoria.
En el costado norte una crujía de recámaras, al fondo la
cocina, servicios y bodegas. Los tres costados cuentan
con portales de arcos de medio . punto. Al frente del
zaguán un pequeño espacio con un arco y un cuarto posiblemente usado como capilla.
Donde hay cambio en los materiales constructivos: vigas de metal, pisos marselleses y de pasta de
varios colores y diseños, tinglados de madera y
lámina de zinc.
En fachada aunque se mantiene la sencillez característica de lzamal aparecen algunas casas con
elementos eclécticos, las ventanas son adornadas
por rejas con complicados trabajos de herrería.
Conclusiones
Después de dar un recorrido por la arquitectura de
Izamal y comparándola con la de otras poblaciones
similares, podemos concluir en lo siguiente: El edificio más importante es el Convento o la Iglesia
principal.
Los demás ejemplos de arquitectura religiosa
son pequeñas capillas casi sin intenciones artísticas.
Hay algunos ejemplos de más pretensiones como la
iglesia de los Remedios aunque no se puede comparar con ninguno de los templos parroquiales de
cualquier poblado. Estas capillas cumplían una función ideológica y simbólica.
Los esquemas que desarrolló la arquitectura doméstica durante la colonia, son los que permanecen a lo largo del siglo XIX y principios del XX con
muy pocos cambios.
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Aunque hay la tendencia (básicamente en el siglo XIX), de hacer casas de patios cerrados como los
de Mérida, el esquema básico son las casas con crujías de cuartos a lo largo de la calle presentando así
grandes fachadas pretendiendo ser casas mucho
más amplias, quizá también debido a la disponibilidad de terreno y al gran tamaño de los salones.
A excepción de las casas más pequeñas el acceso
se hace por un zaguán a un costado de la fachada,
en el caso de lzamal hay un segundo acceso menor
directo al estar.
Este es el esquema común de las casas de las
poblaciones del medio rural yucateco encontrándose un gran número en la península y con excepción de poblaciones como lzamal, Tekax, Sotuta y
otras de mayor importancia que cuentan con ejemplos coloniales, casi todas las demás son del siglo
XIX. Estas casas solamente en la parte de la plaza
son alineadas unas a otras, en otras ubicaciones son
generalmente aisladas. O
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CASA 12.
1991.
29
Izamal, vista aérea. Foto MiniJ!:Uía
l.N.A.H.
1992.
Las rampas de acceso al atrio, desde la plaza norte. Foto J B. Artigas, 1988. El Jardín que vemos en primer término fue
destruido indebidamente con el pretexto de la visita del Papa Juan Pablo II en 1993.
30
arquitectura a cielo abierto,
parte 111. ciudades: izamal
juan b. artigas
división de estudios de posgrado
facultad de arquitectura unam
La historiografía tradicional suele expresar que
las capillas abiertas eran necesarias porque los indígenas se atemorizaban al penetrar a los espacios interiores de las iglesias "cerradas" del siglo XVI. Grave equívoco. Los indígenas americanos no entraban
en un principio a las iglesias "cerradas", porque no
se habían construido todavía.
Las grandes edificaciones techadas del dieciséis
que incluían templos de nave rasa o de planta basilical se fabricaron con profusión a partir de mediados del siglo, por lo tanto, antes de dicha fecha,
las iglesias de México fueron, en su inmensa mayoría, capillas abiertas aisladas, es decir, arquitectura a cielo abierto.
Por citar un ejemplo, recordemos que Motolinía
registra para Tlaxcala, en 1540, " ... más de cincuenta
iglesias pequeñas y medianas, todas bien aderezadas ... "1 Ahora bien, sabemos que excluyendo la cabecera, la Ciudad de Tlaxcala, cuyo edificio franciscano grande se edificó de 1537 a 15402, los demás
conventos de la zona comenzaron a construirse a
partir de 1555, llegando a doce en 1585. 3 Como
consecuencia de lo anterior resulta que las más de
cincuenta iglesias eran, al menos en su mayor parte,
si no es que en su totalidad, capillas abiertas.
También se equivocó Kubler cuando expresó
que las capillas abiertas "se anexaban al templo
para celebrar los oficios de culto los domingos o
días de fiesta." 4 Y es que Kubler, al igual que los
demás investigadores de su época, nunca concibieron este género de edificios independientemente
de los templos totalmente techados y menos que las
capillas abiertas antecedieran a las iglesias cerradas.
Aquella primera generación de historiadores de
la arquitectura virreina} mexicana no tomó en cuenta con la profundidad requerida, que los conventos
del dieciséis, tal y como han llegado a nosotros, se
levantaron en diferentes etapas constructivas. Hoy
por hoy, decía yo en 1982, al iniciar los estudios que
habrían de conducirme a este tema de la Arquitectura a Cielo Abierto, son insospechadas las consecuencias que pueden deducirse para el 」ッョゥセ@
miento de la historia de México, con la introducción de las variantes debidas al paso del tiempo
en los conjuntos arquitectónicos. 5 Esta conclusión
fue uno de los frutos del análisis pormenorizado,
llevado a cabo en cada uno de los edificios que
presenté en el libro Capillas Abiertas Aisladas de
México.
Vale la pena abundar en el tema. Hace pocos
días, en un trabajo por escrito, del curso de Maestría en Arquitectura del Virreinato en la Escuela de
Churubusco, expresaba la distinguida alumna, ingeniera civil Elina Vilá D'Acosta Calheiros, los siguientes juicios: "Las capillas abiertas no fueron, de
ninguna manera, una estructura improvisada, como
lo expresó Kubler, en su libro La Arquitectura Mexicana del Siglo XVI, fueron diseñadas y pensadas para
resolver el problema de evangelización. Hubo sobradas razones para que este tipo de construcción se
desarrollara en México".
"Primero, por razones religiosas, la misa debía
oficiarse solemnemente si había lugar decente para
darla. O sea, la misión evangelizadora necesitaba,
aunque fuera sencilla, una infraestructura, o para
no mencionar estos términos, una fábrica decente,
para oficiar sus misas". Efectivamente, digo yo, en
el Primer Capítulo Agustino, celebrado en Ocuituco el 9 de junio de 1534 se dijo: Mandamos "que las
misas se celebren en lugares decentes con gran
limpieza". Y se reafirma esta necesidad: "Item
mandamos que cuando se dijere la misa en los
pueblos, donde hubiere infieles: si hubiere lugar
decente se diga la misa: y si no lo hubiere no se
diga." 6
31
Estas disposiciones echan por tierra cualquier
teoría que pretenda apoyarse en la celebración de
la misa en lugares improvisados.
"Segundo, estas fábricas no podían ser tan costosas como una iglesia convencional, sino que, para
los lugares alejados, se precisaba de algo sencillo,
pero respetable para el ejercicio del culto. De nada
hubiera servido construir iglesias suntuosas en poblados importantes solamente, si el objetivo de la
evangelización era llevar la fe cristiana a todos los
rincones donde hubiera población indígena". A lo
cual se podría añadir que, aunque se tratase de
centros importantes de población, resultaba más
práctica una construcción de menor volumen, que
el implicado en las enormes estructuras techadas,
mucho más complejas en sus sistemas y elementos
constructivos.
"En tercer lugar -continúa Elina Vilá- el
indígena estaba acostumbrado al culto al aire libre.
Para él no era costumbre una ceremonia religiosa
bajo techo, por lo que esta fotma arquitectónica,
favorecía psicológicamente el acercamiento de los
indígenas a la fe católica".
Así es. Ahora bien, la pervivencia profunda de
costumbres ancestrales de los pueblos mesoamericanos en las culturas posteriores, que estamos buscando a través de la arquitectura y el urbanismo, no
debe confundirse con la transcripción literal de elementos arquitectónicos o de edificios. De haber sido transpuestos dichos elementos, así nomás, el alarife novohispano hubiese reproducido un juego de
pelota, y esto habría coartado cualquier posibilidad de creación, de creatividad. Este elemento imposible de descartar en la producción artística, es
por lo tanto, condición necesaria e indispensable
en la arquitectura.
Hay quienes, dejados llevar por estos planteamientos, que son ciertamente muy atractivos, no
exentos de encanto, exageran. Exageran al ver los
templos de la parte alta, altísima de los teocalis,
transpuestos en las capillas abiertas; alucinan el
templo de los guerreros de Chichén-Itzá en las
escasas salas hipóstilas de las mal llamadas capillas
abiertas de Jilotepec, del convento franciscano de
la Ciudad de México y de Cholula, que ya fueron
antes llamadas plantas de mezquita. No falta quien
sobreponga un trazo geométrico prehispánico, sobre un plano de la Ciudad de México, iDel siglo
XVIII! y pretenda derivar la traza de la urbe del
dibujo. Estamos rayando en el delirio. Si ya se hizo
una historia de la arquitectura virreina) mexicana
32
por comparación con la española contemporánea,
no vayamos a hacerla ahora buscando los arquetipos en la historia prehispánica. Caeríamos exactamente en el mismo error que tanto criticamos en la
historiografía tradicional. Sólo que ellos tenían justificación dado el momento histórico que vivían,
mientras que ahora disponemos, o deberíamos de
disponer, de elementos de juicio más sensatos,
mejor equilibrados. La posición que criticamos
equivale a reducir la historia de la arquitectura del
virreinato a una simple caricatura de lo prehispánico. Además, no caer en esta especie de "canto de las
sirenas" hace mucho más atractivo el tema de la
arquitectura a cielo abierto.
Y es que las capillas abiertas aisladas novohispanas del siglo XVI son las iglesias que dio la propia
tierra, fueron inventadas para resolver la necesidad
de evangelizar a los indígenas americanos sin romper su costumbre de reunirse al aire libre. Por su
disposición y su emplazamiento en lugares elevados
del terreno, visibles a la distancia, conforman el
paisaje cultural del siglo XVI, y siguen dominándolo
todavía, en muchos casos, a través de los siglos.
El poderío de la iglesia, que era, de alguna manera, el del estado, 7 debía mostrarse como signo y
símbolo del nuevo orden social, mismo que se hacía
presente por medio de la arquitectura, elemento
visual permanente que normaba toda la existencia
como punto focal dominante. Esto ocurría simultáneamente en la España peninsular, en los territorios recientemente reconquistados, y también en los virreinatos americanos, particularmen-
1
Fray Toribio de Motolinía. Historia de los indios de la
Nueva España. "Sepan cuantos ... ". No. 29. Ed. Porrúa, S.
A. México, 1979, p. 186.
2
Juan B. Artigas. Capillas Abiertas Aisladas de México.
Facultad de Arquitectura, UNAM, México, 1992, p. 120.
3
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Instituto de Geografía, UNAM, México, 1965.
4
George Kubler. Arquitectura Mexicana del Siglo XVI.
Fondo de Cultura Económica. México 1982, p. 372.
5
Artigas. op. cit., pp. 344 y 345.
6
Fray Joan de Grijalva. Cr6nica de la Orden de N.P.A. en las
Provincias de la Nueva España ... p. 39. En mi tesis doctoral
Metztitúin, Hidalgo. Arquitectura, siglo XVI. UNAM, México,
1988, p. 3.
7
Rafael López Guzmán. Arquitectura y carpinteria mudéjar
en Nueva España. Grupo Azabache. México, 1992, pp. 23
y 24.
te en el de Nueva España, lugar del Nuevo Continente donde habría de desarrollarse un inmenso
auge arquitectónico. La diferencia estriba en que
mientras en España se reconstruía en ciudades densamente urbanizadas a la manera europea, o a la
islámica si se prefiere, en Nueva España, los centros ceremoniales prehispánicos activos en 1519 no
eran muchos si los comparamos con la gran cantidad
de ciudades mesoamericanas, sumadas a través de
miles de años y en relación con la enormidad del territorio. Esta situación permitió elegir los emplazamientos enmedio de un paisaje natural, prácticamente virgen.
Con frecuencia al príncipio de la evangelización, los edificios religiosos del cristianismo se sobrepusieron a los prehispánicos, de ahí que no deba de sorprendernos la semejanza de ubicación en
ambas culturas, con respecto de la topografía y del
espacio natural. Es indiscutible que se hereda el
gusto por los emplazamientos a cielo abierto, que
seguramente habría de repercutir aún cuando no
hubiese asentamiento prehispánico previo.
En apoyo de esta tesis citaremos un documento
de 1533, del Archivo de Simancas, dado a conocer
recientemente por el investigador Antonio Garrido
Aranda8 ; copio una frase de su cita: " ... será servido
de mandar que las tierras de los cues o templos de
ídolos que los indios naturales poseen en este
obispado se apliquen a esta santa iglesia ... "
Este dato ratifica las semejanzas que habíamos
planteado a partir de un análisis visual de los emplazamientos del siglo XVI, por comparación con los
prehispánicos que la precedieron.
Estos emplazamientos tan característicos fueron
válidos en México, tanto para las capillas abiertas
como para las iglesias cerradas del siglo XVI. En
todas ellas los elementos arquitectónicos sin techo,
como son la nave descubierta de las capillas y los
inmensos atrios, siguieron siendo la dominante en
extensión, porque la vida tradicional americana a
cielo abierto, así lo requería.
Aún en el caso de las grandes estructuras techadas, iglesias cerradas con convento adjunto, se trata
de una arquitectura de gran "fortaleza", entendido
este término como cualidad estética, arquitectura
expuesta al sol y a los cuatro vientos, enmedio del
paisaje. Contrastará este gusto con el de la arquitectura citadina posterior, localizada en el recodo de la
plaza; distinta la del dieciséis de la barroca que se
complace en el detalle ornamental del rincón, sobre
todo e-n sus periodos avanzados. Por ello la arquitec-
tura del XVI, por su emplazamiento y por su tratamiento formal resulta grandiosa. Pensemos en
Cuauhtinchan, Coixtlahuaca, Yecapixtla, Tecpatán,
Metztitlán, Valladolid de Yucatán y en tantos y tantos otros ejemplos.
Es por ello que la denominación de arquitectura
a cielo abierto abarca todas estas creaciones del
arte mexicano. Pero no nos detendremos esta vez
en los edificios por sí mismos, vamos a considerarlos
como eje arquitectónico del paisaje, como centros
de ordenamiento de las poblaciones y del territorio.
Nos referiremos a ellos en su aspecto urbanístico
que, según vamos viendo, resulta inseparable del
arquitectónico particular. Recurriremos primero a
unos párrafos de mi ponencia de diciembre de
1991 en la Universidad de Granada. 9
"Bien, partimos del edificio, de su emplazamiento y de la expresión de fortaleza de sus formas que
nos han llevado hasta el centro del poblado y en
medio del paisaje"
"No se cuántos de ustedes hayan estado en Montealbán, en Xochicalco o en Teotihuacán. Allí se hace evidente que aquellas ciudades fueron edificadas
mirando hacia la bóveda celeste. La misma forma
troncopiramidal que nace de la tierra en su base,
eleva su centro por efecto visual de los taludes y de
las aristas inclinadas, hasta el firmamento, mucho
más allá que el término físico de la construcción. Su
eje central es verticalidad pura que asciende, impresión que se acentúa cuando otro eje arquitectónico horizontal, encuentra en su final a la pirámide. Horizontalidad en profundidad que se sigue
en elevación".
"Se ha comprobado científicamente, por medio
de mediciones con instrumentos ópticos actuales,
que algunas de estas pirámides prehispánicas situaron sus ejes longitudinales en relación con algún
monte de los alrededores y con el movimiento del
sol, en posiciones precisas de solsticios o equinoccios o de los días intermedios entre uno y otro".
"El ejemplo más vistoso que nos ha quedado de
la conservación de los emplazamientos precolomAntonio Garrido Aranda. Granada: ¿modelo de Indias?
Moriscos e Indios. En Mudéjar Iberoamericano, una expresión
cultural de dos mundos. Universidad de Granada, Granada,
1993, pp. 151 y 152.
9
Juan B. Artigas. Arquitectura a Cielo Abierto, México en
Mudéjar Iberoamericano, una expresión cultural de dos
mundos. Universidad de Granada, Granada, 1993, pp. 287
a 306.
8
33
Vista del atrio y del volumen de la iglesia, desde el norte, cuando la plaza tenía jardín.
Aspecto de las arquerías desde el acceso oeste del atrio.
34
binos ... por su belleza y armonía, es la ciudad de Izamal, en el Estado de Yucatán, donde la iglesia franciscana del lugar se levantó sobre una plataforma
piramidal. La esplendidez del emplazamiento enmedio de superficies tan generosas, tan a cielo abierto,
nos acerca más a la arquitectura precolombina que
a la arquitectura de la Península Ibérica".
"El monumental templo católico y el convento
se ubican en lo alto, con su espléndido atrio porticado al cual se accede por las rampas y escalinatas,
desde las tres plazas, una en el frente y a cada lado,
tres. De manera que la magnitud y ordenación de
los espacios abiertos nos reporta a los sentimientos
vitales mesoamericanos, mayas en este caso. Bien
mirado el ejemplo nos hace comprender la profundidad de logros de este encuentro entre dos mundos, porque no se trata, según vamos viendo, de
una simple sobreposición cultural, sino de la elaboración de una cultura diferente".
"A la vista de estas imágenes del México prehispánico -las que presenté en dicha ocasión que
mostraban la posición del sol sobre las estructuras
de Teotihuacan y Xochicalco- tal vez se perciba
mejor la relación de aquella cultura con el
firmamento; relación vivencia! que de cierta manera tuvo, necesariamente, que permanecer, en tanto
que existieran quienes habían concebido así la
existencia. Este es el enriquecimiento que recibió el
mundo occidental y que tal vez no sea consciente de
ello, enriquecimiento que no se debe captar como
pugna, sino, precisamente, como parte de la creatividad del encuentro. Gracias a él, la arquitectura
pudo realizar caminos propios, impensados en otras
latitudes y en otros momentos históricos. Ante esta
situación no queda duda de la participación indígena, desde su trasfondo cultural, en la nueva arquitectura que se estaba gestando. No hubiera podido
ser de otra manera".
Iza mal
Pues bien, ya estamos en lzamal, subidos al enorme
basamento piramidal situado al norte de la plaza
principal, a poca distancia de ella, desde donde se
domina, en medio del calor, una inmensa porción
del territorio llano circular de la selva plana yucateca. Unos niños que subieronjugando se acercaron
a nosotros y nos dijeron que desde allí, en días de
claridad, se podía ver el mar. Callaron cuando les
pregunté si ellos lo habían visto. Esta es una leyenda
que corre desde el tiempo del obispo Landa. Nosotros no supimos ver el mar, seguramente nos faltó
imaginación si no es que claridad en el aire. Tanta
es la altura del mul de lzamal, que quiere decir cerro hecho a manos, o sea, montaña artificial, en un
lugar donde las montañas naturales n o existen, que
da lugar a este género de leyendas y de mitos. Tal
es la m,Yestuosidad de la ruina, tal era el sentido de
las altas pirámides.
Desde luego que resulta el mul mirador privilegiado hacia el firmamento y hacia el centro de la
población actual. Es una de las localidades más interesantes que podamos ver o imaginar, donde las
construcciones se levantan de la superficie plana,
plana geométrica, del terreno.
Sorprende que el ombligo del lugar, el antiguo
convento franciscano, sobresalga en altuta de las
demás construcciones, no sólo por la que alcanza
su recia estructura, sino porque 、・ウーャセョエ。@
desde un
nivel más alto que las plazas, las casas y las calles. El
artificio de que se vale para ello es haber sido fabricado sobre otra plataforma piramidal, de la cual
hubo que demoler los recintos palaci.egos precolombinos superiores. Ciertamente que de no haber
actuado así el obispo Landa, nunca hubiese
obtenido un emplazamiento más vistoso para su
iglesia, que habría quedado a nivel inferior que las
estructuras prehispánicas y esto, por razones de
prestigio, religioso y político, hubiese constituido
un desacierto 10 • El convento franciscano es la dominante visual urbanística del lugar, todo gira a su
alrededor, con sus colores beige de filos blancos y
manchas de agua, aún cuando los restos del mul del
norte alcancen más altura. Inmediata al convento
franciscano, también del lado norte, se abre una
gran plaza que fue antes, con su misma extensión o
mayor todavía, la plaza principal del centro ceremonial prehispánico; lleva arquerías en tres de sus
lados porque por el otro se accede al atrio conventuaJlL
Y en frente del convento, es decir, hacia el sol
poniente, se abre otra plaza más, horizontal. Pero
además, en el lado sur, se abre otro espacio amplio,
con una pequeña plaza, una calle ancha y una zona
10
Véase la nota 7.
Raúl Ancona Medina. iキュ。セ@
Yucatán: su evoluci6n urbano arquitect6nica. En Cuadernos de Arquitectura Virreina[
No. 14. División de Estudios de Posgrado. Facultad de
Arquitectura, UNAM. México, 1993. pp. 14 a 29.
11
35
Una de las arquerías de la plaza. La delicadeza de esta pintura fue destruida, totalmente falseada en las obras de 1993.
jardinada junto al convento. De esta manera el atrio
limita con dos plazas y con este otro amplio espacio,
más bajos que él, con lo cual destaca de manera
relevante, el edificio religioso, en el centro de la
urbe. El ancho de la calle y los jardines laterales del
sur se continúan a lo largo de todo el edificio, que
por el oriente, calle de por medio, presenta un
enorme terreno arbolado, sin duda la antigua huerta
de los frailes, desde donde se iniciarían muchos de
los nuevos cultivos para la tierra.
Contribuyen a esta impresión de realce, la solidez y la altura del otrora basamento piramidal, al
cual se accede por rampas, larguísima y doble las de
los costados norte y sur, fuerte y empinada la del
oeste. Sobre este muro macizo y en talud que
sustenta el atrio, se elevan puntiagudas las capillas
posas del siglo XVI 12 y entre cada una de ellas,
siguiendo los cuatro lados del camino procesional
desarrolla sus arquerías barrocas, transparentes,
un andador con techumbre plana de viguería. La
doble línea de arcos paralelos que conforma cada
corredor no desplanta sus columnas siguiendo la
perpendicular a su desarrollo, sfno que se alternan
los apoyos, cada uno en el centro del arco que le es
36
paralelo. Es así como contrastan y se complementan visualmente, el basamento macizo del cuerpo
bajo, con la ligereza emergente de las arquerías,
acentuada ésta por la alternancia de los apoyos, que
permiten el paso de la luz y de la vista, en un
singular calado de cuyo fondo surge ligero y desde
lo alto, el azul del cielo. Excepcional composición
plástica la de este conjunto urbanístico; recuerda la
transparencia de las espadañas de los templos
neoclásicos yucatecos, y, tal vez, las cresterías caladas de la cultura maya. Bien pudiera ser este un
aspecto de la arquitectura de Yucatán que debiera
considerarse como uno de los invariantes castizos
de la arquitectura peninsular.
Notable resulta en Izamal, además del colorido
tan particular que ya mencionamos, la serie de danzas de arcos que por lo bajo, en el frente de las casas
y del mercado, y en lo alto a los costados del atrio,
hasta llegar a la espadaña superior que corona el
templo, pasando por el arco que, sobre la calle, da
continuidad visual a los paramentos de la plaza, para unirlos con los del convento. Todo en un misma
armonía.
Asombra la constancia de una creatividad que
aprovecha parte de la organización volumétrica de
la cultura prehispánica y la recrea, a partir del siglo
XVI, pasando por el barroco y por el neoclásico, sin
que se note un corte entre los elementos de la composición, con una total complementación de las novedades del momento, de los diversos momentos,
hacia los patrones establecidos en el origen de esta
cultura hispanoamericana. lzamal es uno de los
grandes ejemplos de la arquitectura mexicana, entre
los de más fuerte y hermoso carácter. Es lugar que
debemos proteger como uno de los centros urbanos más originales que pueden verse.
En lzamal se cumple, ya con pleno sentido del
urbanismo, la culminación de esta teoría que hemos denominado de la arquitectura a cielo abierto.
Cuántas cosas de la antigua historia del siglo XVI, en
su trascendencia hacia la actualidad, nos puede
hacer comprender lzamal. Implícitos en ellas quedan los temas del fecundo mestizaje que fue, y debe
seguir siendo este país.
No quisiera terminar estas líneas sin enunciar
una síntesis, todavía en ciernes, que promete amplio
desarrollo cuando sea referida a la arquitectura de
México en diferentes épocas. Ya quedó esbozada
en temas como el de la religiosidad común a las
culturas mesoamericana e hispánica virreina], punto de encuentro 15, también en estos ensayos de Arquitectura a Cielo Abierto y en su prolongación
hacia la apertura del templo como recinto, hasta
abarcar áreas importantes de la población y aún a la
ciudad entera, como sería el caso de las "capillas
posas barrocas" 14 y de los "vía Crucis" y caminos
procesionales que se trazaron en lugares como
Tlayacapan y Atlatlahuacan, del Estado de Morelos,
o como el que todavía existe en uso en la Ciudad de
Antigua de Guatemala.
A la misma síntesis conllevan los estudios de
arqueoastronomía referidos a los centros ceremoniales prehispánicos. Es el terna que Andre Corboz
tituló recientemente La ciudad como templo: "La
religión nueva -se refiere Corboz a la implantación
del cristianismo en el aョエゥセッ@
Continente- favorecía una mentalidad que prolongaba las de las civilizaciones tradicionales, que sólo pueden vivir en un
espacio sagrado o en función de él. Pronto prevaleció una representación inédita de la ciudad que
combinaba dos realidades opuestas, una contingente y otra trascendente" 15 ••• "conferían -a los
lugares de su aplicación- una especie de estatuto
místico, suspendido entre el cielo y la tierra" 16
Estos párrafos, con todas las ideas que puedan
Perspectiva de John Me. Andrew.
Croquis del autor.
desatar en nuestro interior, bien pudieran haber
sido escritos para Izamal, sentido profundo que se
palpa en las texturas de sus.Jtiedras y en la conformación de su arquitectura.U
John Me. Andrew. The open-Air Churches... Harvard
University Press. Cambridge, Massachusetts, 1969, p.
242.
Q
セ@ Juan B. Artigas. Participaci6n indígena en la conformaci6n
arquitect6nica de Nueva España. En Formaci6n Profesional y
Artes Decorativas en Andalucía y América. Junta de Andalucía, Consejería de Cultura y Medio Ambiente. Asesoría
Quinto Centenario. Sevilla, 1991, pp. 28 y 29.
14
Ma. Eugenia Saavedra Novoa. Tesoros de la arquitectura
religiosa novohispana. En UNAM hoy, año 2, No. 4. Dirección
General de Información de la UNAM, México. Enerofebrero de 1993, pp. 11 a 16. Artigas, nota 10.
15
Andre Corboz. La ciudad como templo. En Dios, Arquitecto. Ed. Siruela. Madrid, 1991, p. 53.
16
ldem, p. 54.
12
37
aplicación del análisis cluster a los
complejos conventuales
franciscanos en yucatán (s. XVI)
gloria espinosa espíndola
universidad de granada
E1
proceso de conversión y evangelización de la
comunidad maya de Yucatán se inició en 1544 con
la llegada de un grupo de cuatro religiosos franciscanos constituido por Fray Luis de Villalpando,
Fray Lorenzo de Bienvenida, Fray Melchor de Benavente y Fray Juan de Herrera. Su asentamiento
en el territorio, llegó tras una primera expedición
fallida en 1533. 1 Por consiguiente, la conversión de
este territorio se retrasó 20 años en relación con el
centro de México. Esta circunstancia, posibilitó
una mayor planificación de los métodos misionales
empleados en la península, aplicándose directamente las soluciones a los problemas planteados en
el centro del país.
En este sentido, una de las innovaciones más
importantes dispuestas por los franciscanos, fue la
organización territorial de los asentamientos religiosos, ya que se establecieron relaciones jerárquicas entre los distintos núcleos poblacionales, si bien
partiendo del sistema cabecera-visita aplicado en
las tierras novohispanas del interior. Así, el término
cabecera designaba una ciudad principal de un distrito o provincia de la iglesia. La circunscripción básica, o parroquia, se denominaba "doctrina"; su ciudad principal o cabecera de doctrina e ra llamada
38
"guardianía" por los franciscanos y "beneficio" por
el clero secular.2
Las cabeceras se establecían en los núcleos poblacionales más importantes, tanto en ciudades
prehispánicas como de nueva traza. Desde ellas se
organizaba la vida religiosa de la comunidad indígena residente tanto en las propias cabeceras, como
en las poblaciones dependientes de ellas. Las visitas, en cambio, eran núcleos poblacionales más pequeños, bien preexistentes o fundados por los frailes al concentrar grupos de indígenas dispersos, y
estaban subordinadas en su funcionamiento religioso a las cabeceras.
En 1552llegó a Yucatán el licenciado Tomás López, enviado por la Audiencia de los Confines, como Visitador General de la provincia. Su misión fue
la de organizar la comunidad atendiendo a las siguientes necesidades:
- Concentrar a los indígenas dispersos.
- Dotar a los jefes autóctonos de un poder oficial,
bajo el título de gobernadores de pueblo.
- La definición de reglas por las que 'dichos jefes
mayas organizaran la vida cultural y religiosa de los
indígenas.
- La adopción de medidas relacionadas con la
naturaleza y periodicidad del pago de tributos, para
frenar los abusos de los encomenderos.3
Esta política congregacionista fue apoyada por los
misioneros franciscanos, pues reforzaba la propia
organización de la orden. De esta forma, se procedió
al reagrupamiento de pueblos, aplicando los religiosos, preferentemente, tres criterios:
l. Reunir varios pueblos en uno solo. Estos pueblos
se creaban bien dentro de la zona de influencia de
un establecimiento religioso, bien próximos a las
vías de comunicación.
2. Reagrupamiento de pueblos, aldeas, caseríos o
parajes, en un pueblo ya existente.
3. Transferir la población de un sitio a otro,
cambiara o no el nombre del pueblo 4 •
La materialización de las congregaciones de indígenas reforzó la distribución equilibrada de los
centros religiosos franciscanos. En este sentido, las
congregaciones de indios fueron uno de los objetivos prioritarios de esta orden en Nueva España, tal
como indica Fray Jerónimo de Mendieta: "A los
principios cuando esta Nueva España se conquistó,
... se hicieron dos yerros bien dañosos para la cristiandad de españoles e indios, y para la conservación de éstos últimos. El uno fue no juntar generalmente, a todos los indios en pueblos formados, ciudades, villas, y aldeas, puestos por su traza de calles
y solares, lo cual entonces se pudiera hacer con
mucha facilidad, porque no era menester más que
mandarlo a los señores y principales ... El segundo
fue no hacer también luego pueblos formados por
españoles, donde vivieran por sí, sin revolverse con
los indios". 5
En Yucatán, la política territorial franciscana
consiguió articular de forma organizada las fundaciones religiosas, lo que le permitió tener bajo su
influencia la mayor parte del territorio peninsular.
Así, lo muestra la "Memoria de los conventos, vicarías y puestos que hay en esta gobernación de
Yucatán, Cozumel y Tabasco". 6 Este documento de
índole civil manifiesta la importancia de la organización territorial religiosa. De las 25 cabeceras consignadas en este documento, sólo las visitas de Valladolid, las de Salamanca de Bacalar y las de Peto
estaban a cargo del clero secular; mientras que el
resto eran fundaciones franciscanas. Por consiguiente, la orden de San Francisco desde su llegada
en 1544 hasta 1582, momento en el que se realizó
el censo de pueblos, había conseguido, en tan sólo
40 años, engarzar por medio de fundaciones más o
menos importantes todo el territorio peninsular
yucateco (fig. 1).
En general, los criterios seguidos para el establecimiento de las doctrinas fueron:
- Elección de las cabeceras políticas del territorio,
ya fueran creadas por los españoles (Mérida), ya de
tradición maya (Maní), o la unión de ambas
(Campeche y Valladolid).
- Las zonas de importancia económica, tanto anteriores a la conquista (Conkal), como después de la
presencia española y la política congregacionista
(Calkiní).
-Los centros religiosos prehispánicos más significativos como Izamal, Maní y Mérida.
Estas pautas de asentamiento seguidas por los
franciscanos, para la ubicación territorial de los
complejos religiosos, condicionó que únicamente
se construyeran aquellas estructuras arquitectónicas adecuadas a cada uno de ellos.
Tanto en las cabeceras religiosas como en sus
visitas, la unidad mínima constructiva fue la articulación atrio-capilla abierta. En ella, la capilla abierta
solía ser un espacio cuadrado o rectangular de
mampostería, que presenta a ambos lados sendos
espacios, normalmente rectangulares, usados como
sacristía y baptisterio, coronado uno de ellos por
una espadaña. La nave descubierta que constituía
la explanada atrial se encontraba limitada por una
ramada. En las visitas no se construía ningún espacio más ya que la ausencia de frailes residentes, hacía innecesario cualquier otro edificio.
1
Las fuentes franciscanas (Landa, Mendieta, Lizana) coinciden en este año de 1533 como el momento de llegada del
grupo encabezado por Fray Jacobo de Testera. Sin embargo,
Fray Fidel Chauvet apunta que esta expedición no se materializó hasta el año de 1537, según una carta del Virrey Don
Antonio de Mendoza del1 de diciembre de 1537. Cfr. González Cícero, S., Perspectiva religiosa en Yucatán. 1517-1571,
México, D. F., Colegio de México, 1978, pp. 78-80.
2
Femández Tejerlo, l. La comunidad indígena maya de Yucatán.
Siglos XVI y XVII, México, D. F., Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1990, p. 67.
3
Ibídem, p. 74.
4
Ibídem, p. 75.
5
Mendieta, J. Historia eclesiástica indiana, México, D. F.,
Editorial Ponúa, 1980, pp. 496-497.
6
Carta del Gobernador de Yucatán, Don Guillén de las Casas, a
Felipe JI, Archivo H istórico Nacional, Madrid, Diversos, 254,
fol. 1r-4v.
39
l. Localización de las cabeceras y VISitas franciscanas
según la "Memoria de conventos, vicarías y puestos que
hay en esta gobernación de Yucatán, Cozumel y Tabasco"
• (año 1582).
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41
De igual modo, esta política condicionó la inexistencia de prototipos arquitectónicos en la construcción de los complejos conventuales. Esto determinó que en cada doctrina se construyeran sólo
aquellos espacios acordes con las necesidades que
planteaba el núcleo poblacional elegido. De esta
forma, se procedió a una jerarquización constructiva que posibilitaba la realización, en un corto período de tiempo, de una red de cabeceras religiosas,
distribuidas de forma racional por el territorio peninsular.
Cabría la posibilidad que en Yucatán, se implantara este sistema organizativo desde el mismo momento en el que llegaron los franciscanos, ya que
éste fue un esquema que se intentó aplicar en el
centro de Nueva España pero, al hacerlo con posterioridad a la existencia de asentamientos religiosos, fracasó. Esta jerarquización fallida nos la revela
Mendieta:
"En un capítulo que los frailes menores celebraron en México, año de mil quinientos y treinta y
ocho por el mes de mayo, pareció convenir por la
falta que había de frailes, que algunos monasterios
cercanos a otros, no fuesen conventos sino como
vicarías sujetas a otros conventos, y de allí los provechesen los guardianes de frailes que los tuviesen
a cargo y enseñasen, con aquella subjección de
ser visitados y regidos por los guardianes de los
conventos". 7
Para emprender el estudio de la jerarquización
constructiva y funcional de las cabeceras franciscanas existentes en Yucatán en la década de 1580, hemos partido de dos fuentes documentales de gran
interés: la "Memoria de conventos, vicarías y puestos que hay en esta gobernación de Yucatán, Cozumel, y Tabasco" inserta en la Carta del Gobernador
de Yucatán, Don Guillén de las Casas a Felipe 11; y
la obra de Fray Antonio de Ciudad Real Tratado
curioso y docto de las grandezas de Nueva España.
Tomando como base los datos arquitectónicos proporcionados por este último manuscrito, el año de
fundación de los diferentes ;complejos, el número
de tributarios de cada localidad, el número de visitas dependientes de cada doctrina, y el número de
frailes residentes en cada una de ellas, realizamos
un análisis estadístico (CLUSTER Q-MODE) para determinar las posibles relaciones existentes entre los
distintos componentes analíticos señalados. De esta
forma, los resultados obtenidos podrían facilitar la
interpretación de las variaciones constructivas que
presentaban los distintos complejos conventuales.
42
Para la obtención del análisis se han estudiado
20 de los 22 conventos descritos por Fray Antonio.
Desestimamos los conventos de San Francisco de
Tahuman y la Concepción de Tixchel ya que no son
mencionados en la "Memoria de conventos, vicarías y puestos que hay en esta gobernación de Yucatán, Cozumel y Tabasco". Consecuentemente,
no podíamos determinar el número de visitas que
poseían. Por otro lado, el convento de Tixchel no lo
visitaron personalmente estos franciscanos, por lo
que sólo hacen una breve referencia a él: "no era
más de una casa de paja". 8
Según se desprende del análisis cluster, se distinguen dos grandes grupos de cabeceras-conventua·
les (fig.2):
l. Complejos de alta complejidad arquitectónica. Se localizan en los núcleos poblaciones de importancia política, económica y religiosa. Estos son
los conventos de Mérida, Campeche, Sisal-Valladolid, Conkal, Mani, Izamal, Tizimín, Calkiní, Dzindzantún y Motul. Todos ellos se caracterizan por
contar con un número de frailes residentes elevado
(como mínimo a 3), lo que propiciaba un mayor numero de visitas dependientes. Sólo Calkiní tenía 3
visitas, sin embargo, hay que tener en cuenta que en
este núcleo se congregaron 8 poblaciones. A su vez,
este grupo puede dividirse en varios subgrupos:
1.a. Complejos de Mérida, Campeche y Sisal. Estas tres cabeceras eran asentamientos donde residían españoles. También son de las fundaciones
más antiguas de la península (las fechas oscilan
entre 1546 y 1553). Por consiguiente, eran complejos que presentaban todas las construcciones características de los conventos-cabecera, es decir, iglesia
conventual, sacristía, coro, portería, claustros, celdas, sala de profundis, refectorio, cocina, atrio, capilla abierta y huerta. Únicamente no tenían capillas
posas en el atrio. La alta complejidad arquitectónica
que presentan estos centros, es el resultado de las
diferentes funciones que tenían que abarcar, puesto
que, eran los núcleos evangelizadores desde los que
se organizaba la labor religiosa de cada distrito,
además de asistir a la población española y adoctrinar a la maya.
l.b. Complejos de Mani, Izamal y Conkal. Eran
núcleos significativos en época prehispánica, fundados en 1549. Eran los grandes centros de conversión y asistencia a la población autóctona. Por este
motivo, presentan una dotación arquitectónica
completa, conformada tanto por las construcciones características conventuales como por los edifi-
cios de la conversión (atrio, capilla abierta y capillas
posas). Además,'Mani contaba con escuela, lzamal
con hospital y Conkal, que si bien no tenía iglesia
conventual, estaba dotado de escuela y hospital.
l.c. Complejos de Calkiní y Tizimín. Ambos núcleos poblacionales adquieren entidad tras las congregaciones de 1552. Eran cabeceras de gran
importancia en la evangelización de los mayas, por
lo que en ellas predominó la construcción de los
edificios de la conversión. Eran complejos que no
contaban con iglesia conventual, por lo que presentaban una sala para resguardar la Eucaristía.9
l.d. Complejos de Dzindzantun y Motul. Ambas
fundaciones se realizaron en 1567, en comarcas populosas y de trascendencia económica y política.
Por tanto, son asentamientos de gran complejidad, ya que se encuentran dotados de todas las
construcciones conventuales y de los edificios de
la conversión.
2. Complejos de baja complejidad arquitectónica. Este grupo está constituido por los conventos de
Hunucma, Tixcocob, Hocaba, Oxcutzcab, Tinum,
Ichmul, Hecelchakan y Tekak. Las fechas de construcción de estas doctrinas se sitúan alrededor de la
década de los años 80. Todos ellos presentan como
características comunes el no poseer iglesia conventual, ni claustros. (Salvo el convento de Tixcocob que tenía "claustro y aposentos bajos, muy
pobres y humildes, aunque hechos de cal y canto".10) Por esta razón, el centro religioso de estos
conventos era la articulación atrio-capilla abierta.
La menor complejidad de estos conventos revela
que se realizaron en poblaciones que, bien por su
localización marginal (por ejemplo Ichmul y Tinúm en el límite del territorio no controlado por
los españoles), bien por ser centros de apoyo a
complejos conventuales de mayor entidad (por
ejemplo Hecelchakan a Calkiní o Oxcultzcab a
Maní), bien por otras razones, fueron considerados
por los franciscanos como asentamientos de menor
categoría.
En conclusión, los factores determinantes para
la agrupación de cabeceras son: año de fundación
y complejidad arquitectónica (las más antiguas son,
a su vez, las más completas). Esta elevada complejidad posibilitó, al mismo tiempo, un mayor número
de frailes residentes y, por tanto, la asignación de
un mayor número de visitas dependientes.
El volumen de la población, que apriori podía
tener mayor peso en la instauración de conventos
complejos, no fue determinante en este sentido, se-
Grado de Similaridad
50%
100%
MÉRIDA
SISAL
CAMPECHE
CONKAL
MANI
IZAMAL
TIZIMÍN
CALKINÍ
HUNUCMA 1
TINUM J
OXCULTZCAB
ICHMUL
TIXCOCOB
HECELCHAKAN
HOCABA
TEKAK
M01UL
l
DZINDZAN1UN J
TEKANTO
HOMUN
0%
セ@
f--
Jrセ@
1
l
1
2. Dendrograma de análisis cluster mostrando las agrupaciones
reconocibles entre los 20 complejos conventuales analizados.
gún se desprende del análisis cluster. Así, asentamientos que hacia 1549 tenían un volumen de
población elevada 900 tributarios como Tekab y
Homún, fueron dotados de cabeceras de baja complejidad. En cambio Mani, que en el mismo año
tenía 970 tributarios, si se dotó con un convento de
alta complejidad arquitectónica, ya que era la cabecera del cacicazgo maya del mismo nombre y centro
de peregrinación religiosa en época prehispánica.
En definitiva, la unión de una política territorial
racionalmente planificada, junto a la creación de
complejos religiosos en los que primaba la construcción de las estructuras arquitectónicas útiles
para cada comunidad, asentaron las bases para la
」ッョカ・イウゥセ@
evangelización de la comunidad maya
Yucateca.U
Mendieta, J., f1l· cit., p. 323.
Ciudad Real, A. Tratado curioso y docto lk las Grarukzas lk
Nueva España, México, D. F., Instituto de Investigaciones
Históricas, UNAM, 1976, p. 356.
9
Ibúlem, p . 322.
10 Ibúlem, p. 322.
7
8
43
l. Plano de parte de la costa de
Yucatán, su capital la ciudad de
Mérida, con los pueblos que señala que visitó su Gobernador y Capitán General, Don Antonio de
Cavatayre. Año de 1722.
44
las trincheras: un sistema colonial
de defensa de la costa norte
de yucatán
alfredo barrera rubio
miguel leyba
centro LN.A.H. yucatán
facultad de ciencias antropológicas
universidad autónoma de yucatán
Fue en tiempos de la Colonia
que los siglos esfumaron
cuando ocurrieron los hechos
que consigna este relato,
pintorescos a las veces,
en otras muy sanguinarios,
algunos de flojo alcance,
pero otros de alcance largo
y que iremos descosiendo
de las crónicas de antaño
LUis RosADO VEGA
Roma·rtcero Yucateco, MÉRIDA, 1949.
E1 descubrimiento y conquista de América por los
hispanos en los siglos XV y XVI, traJo como consecuencia la apropiación de las riquezas del nuevo
continente en beneficio de éstos y de la corona española.
Gran parte de estas riquezas eran transportadas
a la Península Ibérica, a través de un circuito marítimo que incluyó Sevilla y los puertos del caribe,
bajo la protección naval hispana, la cual durante la
primera mitad del siglo XVI, conservó el dominio
casi absoluto de los mares.
Sin embargo, esta ruta marítima y los puertos
americanos, se vieron amenazados constantemente por los piratas de origen inglés, francés y holandés principalmente, cuyas acciones fueron encaminadas a la expoliación del oro, plata y otros bienes,
que constituyeron la base del capitalismo mercantil
de aquella época.
Las actividades piráticas, se extendieron también
al contrabando, al saqueo y al pillaje de las poblacwnes.
Todas las acciones referidas estuvieron bajo la
protección encubierta de las potencias europe as rivales de España.
2. Trincheras, Ixil, Yuc.
-
LAS
TRINC!iERAS, IXIL, YUC.
MURALLA
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ALBARRADA
CASA
POZO
LEVANTO: ALFREDO BARRERA RUBIO
DIBUJO: ALFREDO BARRERA RUBIO
SERGIO GOMEZ
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45
En 1560, Inglaterra inicia su expanston naval,
que corresponde a un estado de guerra constante
con España, que culmina con la derrota de la Armada Invencible en 1588.
A partir de entonces, Felipe 11 decide invertir
una parte importante de los recursos americanos,
en la construcción de edificaciones militares, para
proteger a las colonias españolas.
Los ataques de los piratas tuvieron como escenario el Océano Pacífico, el Golfo de México y el Caribe, siendo sus principales puertos de intercambio
comercial, como Acapulco, Veracruz y Campeche.
Los piratas también asediaron a las poblaciones
de la costa y de tierra adentro, con la finalidad de
realizar acciones de saqueo y de pillaje.
Otra actividad propia de los corsarios lo fue el
contrabando y la explotación ilícita de las riquezas
naturales, como el palo de tinte.
Desde el siglo XVI, la península yucateca fue acosada y sus principales puertos y poblaciones fueron
invadidos y saqueados por los filibusteros.
Así en 1558 los piratas se apoderaron de la Isla
del Carmen y desde entonces la convirtieron en
guarida suya y base de operaciones que emprendieron después contra la provincia (Molina Solís 1904,
/:40).
En los años de 1559 y 1560 vinieron a la Costa de
Yucatán y al Puerto de Campeche, corsarios franceses en dos navíos, con los cuales saltearon y robaron
en diferentes tiempos. Así poco después de comenzar el gobierno del Dr. Diego Quijada (1561) piratas franceses tomaron la Villa y Puerto antes mencionado (!bid.: 50-51).
En 1571, bajo el gobierno de Don Diego de
Santillán corsarios franceses llegaron al Puerto de
Sisal y no hallando resistencia, entraron al pueblo
d e Hunucmá, para robar y saquear (López de Cogolludo, 1957, /:333-4).
Estas acciones tuvieron como consecuencia que
los colonizadores tomaran medidas preventivas y
de defensa, como lo hizo el sucesor de Santillán,
Francisco Velázquez Gijón:
Crió vigías en las costas e informó
al Rey que convenía poner Alcaldes,
guardias y custodios en los Puertos y
levantar alguna gente de armas
que estuviere a las órdenes de
los capitanes a guerra, sin duda
con d objeto de que pudiera acudir
prontamente a donde se presentase
el peligro (Ancona, 1978, JI: 104-105)
46
De la vigilancia que existió en la costa norte de
Yucatán, Ciudad Real nos relata cómo al desembarcar Fray Alonso Ponce, en 1588 en el Puerto de Río
Lagartos observó:
... tienen a la entrada de este
Puerto, por la parte de tierra
firme, los españoles de aquella
provincia, puesta una vela que
le guarde y descubra los navíos,
y dé aviso cuando llegare algún
corsario francés u otro enemigo,
y hay para esto hecha una torre de
madera y junto a la torre unas casas
de paja, en que está la vela y
algunos indios que le sirven ...
(Ciudad Real, 1976, 11:313)
De esta manera, desde los primeros años de la
colonia, se adoptaron medidas defensivas de las
costas de la Península Yucateca y las primeras construcciones militares estuvieron ubicadas en aquellos
puntos estratégicos o vulnerables a los ataques e
invasiones de los corsarios.
En este aspecto destaca en primer término el
puerto de Campeche, el cual por su importancia
mercantil fue presa constante de los filibusteros. La
primera construcción formal para la defensa del
puerto, se llevó a cabo durante el gobierno del
Mariscal D. Carlos de Luna y Arellano hacia 1611 y
posteriormente se continúan las edificaciones, hasta
concluirse la muralla de la ciudad en el siglo xvm
(Ancona, 1978, II:363).
Por otra parte, después de expulsar a los corsarios, principalmente ingleses, de regiones que ocuparon como base para sus incursiones, así como para la explotación del palo de tinte y la madera de
caoba, se construyeron los fuertes del Carmen en la
Laguna de Términos y el de San Felipe de Bacalar
en el siglo XVIII (Molina Solís, 1913, II/:136,186).
Asimismo Sisal, el principal puerto de entrada
para la ciudad de Mérida, fue fortificado en el siglo
XVII y formó parte de un sistema de veintitrés vigías
con centinela alerta, d e los cuales, los principales
eran Champotón, Lerma, Celestún, Sisal, Chuburná, Ixil, Chicxulub, Telchac, Santa Clara, Holkobén
o Río Lagartos, Cuyo, Choacá, Cotoch (Molina
Solís, 1910, II:428) y la vigía de Tihosuco (Farriss
1984:434).
La ciudad de Mérida estuvo principalmente fortificada por la ciudadela de San Benito construida en
el siglo XVII, cuya finalidad fue propiamente para la
San Cris
.
ESCALA
3. Mapa de ubicación.
defensa mterna, ya que se habían experimentado
algunos temores de levantamiento de indios y aún
de invasiones piráticas (Ancona, 1978, Il:261).
Existe información histórica y arquitectónica de
las fortificaciones anteriores, así como de otras que
conformaron el sistema defensivo de la Península
Yucateca durante la colonia, tales como los trabajos
de Escalona Ramos (1943); Novelo Erosa (1950);
Trueba Urbina (1960); Messmacher (1966); Civeira
Taboada (1968); Carda Preciat (1977); Piña Chan
(1977); Calderón Quijano (1984); Suárez Molina
(s/f); Andrews (1981) y Barrera Rubio (1984).
Las trincheras
Un sistema defensivo complementario de las vigías
y fortificaciones de la costa norte de Yucatán, lo
constituyeron una serie de construcciones militares del siglo XVIII, conocidas con el nombre de trincheras. Estas edificaciones estaban ubicadas inmediatamente después del área de manglar, a lo largo
de los caminos que partían de la costa hacia la ciudad de Mérida y su función principal era la defensa
de los accesos a la capital yucateca y de las poblaciones intermedias.
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Trincheras
Las referencias más antiguas de este sistema aparecen por primera vez en un plano de Yucatán, levantado en 1722 cuando el Gobernador Don Antonio de Cortaire visitó parte de la costa, la capital y
otros poblados (Torres Lanzas, 1900, /:88, plano
núm. 119; A.G.I., México 3018). (Fig. l.)
En dicho mapa se observan las trincheras de piedra suelta que defienden los caminos de Ixil, Chicxulub, Chuburná y Sisal, que conducen a Mérida.
En el año de 1766, en un reconocimiento general que hace el ingeniero Juan de Dios González, de
toda la provincia de Yucatán y publicado por Calderón Quijano, (1984:392-405) se mencionan y describen brevemente las trincheras de Jolcoben o Río
Lagartos, Telchac, Ixil y Sisal. Asimismo en el plano
de la provincia de Yucatán de 1770 y en el del surgidero de Sisal de 1771, del mencionado ingeniero,
se vuelven a referir las citadas defensas de Sisal
(/bid.:456,4 73).
En 1986 el periódico "El Horizonte de Progreso",
hace una breve referencia a los vestigios de la trinchera de Chicxulub (Frías Bobadilla y Frías Bobadilla, 1957:203).
No obstante, de que el interés de los investigadores se ha centrado tradicionalmente en las grandes
construcciones de arquitectura militar, no por ello
47
4. Trincheras de Chuburná, Yuc.
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LAS TR1NCHERAS. CHUBLRNA, YUC.
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LEVANTO: ALFREDO IARRRERA RUBIO
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SERGIO OOMEZ
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...
carecen de valor histórico, las obras defensivas referidas.
Durante muchos años permanecieron ignoradas y en el olvido, hasta que en 1978 tiene lugar la
verificación contemporánea de su existencia, cuando el que suscribe reporta las trincheras de Ixil
(Barrera Rubio, 1978) y poco después el Arqueólogo Anthony P. Andrews las de Chicxulub (1981:12).
El estudio pormenorizado de la primera edificación militar mencionada se lleva a cabo en 1981,
cuando se realizó el estudio arqueológico e histórico de la misma (Barrera Rubio, 1984). (Fig. 2.)
De la trinchera de Chicxulub existe un breve artículo periodístico y una ponencia reciente inédita
(Victoria Ojeda y Pérez de Heredia, 1991, 1991a) y
a últimas fechas se publicó un reporte sobre las trincheras coloniales de Ch'en inglés Chelém, Yucatán
(Victoria Ojeda y Pérez de Heredia, 1991 ).
Las trincheras, aunque no constituyen construcciones fortificadas de grandes dimensiones, comparables a otras más conocidas, su importancia radica
en que formaron parte de un sistema amplio de defensa de la costa norte y de la capital yucateca,
durante la colonia.
En consecuencia, su estudio nos ayudará a com48
prender un aspecto importante de la historia regional en el contexto de las contradicciones e intereses
de las grandes potencias hegemónicas de la época
y sus repercusiones en la vida de los pobladores del
Yucatán colonial.
Con el paso del tiempo hemes tenido la oportunidad de obtener mayor cantidad de datos de campo relativos a estas trincheras, lo cual nos ha permitido realizar el estudio arqueológico e histórico de
dos más de ellas: las de Chuburná y las de Chicxulub.
Ello aunado a las ya reportadas, nos brindan un
panorama más amplio de estudio de este sistema
defensivo.
Chuburná
Esta trinchera fue localizada en enero de 1986, después de hacer recorridos en diversas poblaciones al
noroeste de Mérida, cercanas a la costa norte. 1 Ésta
se ubica a unos 8 km. ál noroeste del pueblo de Dzidzilché y aproximadamente 1Okm. al sur del puerto
de Chelém, poco después de la ciénega (fig. 3). Sus
coordenadas UTM (Cuadrícula Universal Transversal) son aproximadamente 16QBU165447.
Dzidzilché se encuentra a 5 km. al poniente de
San Ignacio (en la carretera Mérida, Progreso) y
dista unos 18 km. de Mérida.
En la zona existe una vegetación baja compuesta
por matorrales y su suelo es calcáreo (tzekel). El
plano del sitio se levantó con brújula azimutal y
cinta y se completó en una segunda visita en marzo
del rflismo año.
La disposición general de las estructuras de este
complejo responden a un plan básico general. Éstas
conforman tres agrupaciones bien definidas de
murallas, que se ordenan sucesivamente una detrás
de la otra a distancias cada vez mayores, alineándose en una dirección noroeste-sureste.
A estos conjuntos los hemos denominado A, B y
e (véase fig. 4) y cada uno consta de dos elementos,
uno formado por la intersección de dos muros en
ángulo casi recto, que da lugar a una planta en forma de "L" (la cual puede ser invertida) y el otro es
un muro sencillo que se dispone paralelamente al
sur de la base de la "L" anterior. Esta última construcción se traslapa parcialmente en uno de sus extremos, para dar lugar a una entrada de seguridad.
Esta disposición singular de las trincheras permitió defender militarmente el frente y los flancos,
con una táctica de contragolpe, ya que se pretendía
CORTE
OIBU'Jo: SERG IO QOMIEZ
RECONSTRUCCION DEL GRUPO A
(VISTA DE SUR A NORTE l
DE UNA TRINCHERA
5. Reconstrucción del grupo A de una trinchera (vista de sur a norte).
obstaculizar e impedir el avance de los piratas sobre
los caminos vecinales que conducían a los poblados
del interior (fig. 5).
El conjunto A, del extremo noroeste, es el de
mejor セ」。「、ッ@
y factura (fig. 4, fotos 1 y 2), ya que
está construido con grandes bloques de piedra caliza con un acabado de estuco y argamasa. La muralla
presenta una planta en forma de L invertida y los
muros tienen una altura de 1.60 m. y de un ancho
de 92 cm. Su costado norte-sur consta de 13 troneras
rectangulares para las piezas de artillería, que se
ubican sucesivamente (cada 0.30 m.) a lo largo de la
construcción y el muro que va de oriente a poniente
consta de 16.
El parapeto situado al sur del costado anterior
consta de 13 troneras y su longitud es similar. En su
base presenta huellas de haber tenido una banque·
ta, en su costado norte y sur, la cual se encuentra
muy derruida.
De los extremos oriente y norte de este conjunto
se desprende una albarrada (1.10 m. de altura por
50 cm. de ancho), que cierra rectangularmente los
costados anteriores. En el interior de este espacio
se ubica una construcción circular (foto 3).
Los elementos referidos constituyen agregados
al conjunto A de la trinchera de Chuburná.
El grupo B está ubicado al sur del anterior y presenta la misma disposición general que éste, con la
variante de que la planta del parapeto frontal es
una "L" bien dispuesta y la obra constructiva es de
menor calidad, ya que la muralla fue hecha de piedra ウオ、セN@
El muro akanza 1.1 O m. de altura y está formado
de una serie de losas de piedra que se superponen
horizontalmente, el cual se refuerza con grandes
bloques de piedra que se adosan verticalmente (foto 4). Hay que señalar que varios tramos constructivos de este segundo conjunto se hallan muy deteriorados.
En el extremo norte de este conjunto se encontraron los vestigios de un basamento habitacional
ovalado.
El conjunto C se halla al sur de la agrupación anterior y presenta la misma disposición del primero,
aunque sus característic<J.S constructivas son simila-
1
Esta labor se facilitó gracias a la ayuda brindada por los
guías Pedro López Cen y Filiberto Canul Chac, oriundos
del pobladoae Dzidzilché.
49
6. Trincheras, Chicxulub, Yuc.
N
t
Es probable que ambas trincheraS estén muy cercanas la una de la otra y formaban parte del sistema
defensivo del camino que partía de la vigía de
Chuburná a la ciudad de Mérida.
Es interesante anotar que ambas construcciones
no aparecen consignadas en el plano de Cortaire de
1722 (fig. 1), sino únicamente las casas de los carエ・イッセ@
que conducen los avisos.
Chicxulub
LAS
-
TRINCHERAS, CHICXULUB, YUC.
MURALLA
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POZO
LEVANTO: ALFREDO BARRERA RUBIO
MIGUEL LEYVA
MIGUEL LEYVA
DIBUJO:
SERGIO GOMEZ
..........
o
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res a las del segundo grupo, es decir los muros carecen de argamasa y estuco. Los parapetos presentan
en su parte superior una serie de piedras rectangulares dispuestas verticalmente que se alternan sucesivamente, las cuales sirvieron de apoyo para la
artillería. Las losas están muy deterioradas y conjuntamente con el muro alcanzan una altura de l. 70 m.
La ubicación de esta trinchera aparentemente
coincide con la de Ch'en Inglés situada a 10 km. en
línea del actual puerto de Chelem, según el reporte publicado por Victoria Ojeda y Pérez Heredia
(1993:28).
Sin embargo, ambas edificaciones defensivas
son distintas, ya que si cotejamos, el plano de esa
última trinchera (Ibid.:33), publicado sin escala y
sin especificar las técnicas de levantamiento, observamos diferencias notorias.
Por otro lado, llama la atención que el conjunto
A de la trinchera de Ch'en Inglés, aparece en una
disposición atípica de las defensas de esta naturaleza, hasta ahora reportadas, ya que la agrupación de
murallas presenta la base de la L hacia el oriente y
no hacia el sur. Esta ubicación hace que la entrada
de seguridad quede en una posición vulnerable a
los ataques y es ilógica desde el punto de vista
militar.
50
Esta fortificación se encuentra ubicada en el costado
poniente de la carretera que va de Chicxulub pueblo
a Chicxulub puerto, a la altura del km. 22, distante
5 km. del puerto del mismo nombre y aparece en el
plano de 1722, antes mencionado. Sus coordenadas
UTM son 16QBU325525.
De esta trinchera existe una referencia en el periódico "El Horizonte de Progreso", publicada el4
de octubre de 1896, en la cual se da una información somera del sitio y se transcribe una inscripción
de una de las piedras halladas en el lugar que dice:
"Hoy 26 de marzo de 1799 se acabó esta obra por
orden del Sargento Mayor" (Frías Bobadilla y Frías
Bobadilla, 1957:203).
Desgraciadamente dicha piedra, se ha extraviado, lo cual impide verificar el dato cronológico de
esta fuente secundaria. El primer reporte moderno
de investigadores, sobre esta construcción fue llevado a cabo en 1981 (Andrews, 1981:12) y posteriormente en 1991 (Victoria Ojeda y Pérez Heredia,
1991 y 1'991a).
Debemos señalar que desde el mes de octubre
de 1985, llevamos a cabo el levantamiento planimétrico de esta fortificación, utilizando una brújula
azimutal y longímetro.
Esta trinchera se ubica inmediatamente después
de la ciénega y en el área pudimos observar vegetación baja compuesta de matorrales y un suelo calcáreo.
Como en el caso anterior, se detectaron tres conjuntos de murallas, que siguen el mismo plan básico
de la trinchera anterior, es decir, se alinean una tras
otra a partir de una orientación noroeste-sureste
(fig. 6).
Siguiendo la nomenclatura anterior, la agrupación A es la que presenta mejor acabado y factura,
ya que sus muros fueron fabricados con grandes
bloques de piedra caliza, con un acabado de estuco
y argamas. Estos tienen a una altura de 1.66 m. y un
ancho de 92 cms. (fotos 5 y 6).
Fot. l. Extremo noreste de la trinchera. Conjunto A, Chuburná, Yuc.
Foto Barrera Rubio.
Fot. 2. Frente norte del parapeto.
Conjunto A, Chuburná, Yuc. Foto
Barrera Rubio.
Fot. 3. Estructura circular y albarrad a (segundo plano) al norte del
Conjunto A. Foto Barrera Rubio.
51
Fot. 4. Trinchera de piedra suelta,
Chuburná, Yuc. Foto B. Rubio.
Fot. 5. Troneras del Conjunto A
(base de la "L" invertida) Chicxulub,
Yuc. Foto Barrera Rubio.
Fot. 6. Entrada de seguridad (grupo
A) Chicxulub, Yuc. Foto B. Rubio.
52
La muralla que tiene la planta de una "L" invertida, constaba de varias troneras, las cuales se encuentran en gran parte deterioradas. De oriente a
poniente consta de 16 troneras. Se encuentran también evidencias de que esta construcción tuvo una
banqueta, la cual está muy destruida.
El parapeto ubicado al sur del anterior y completa el conjunto A consta de 16 troneras (foto 7).
El grupo B está ubicado al sur de la muralla
anterior y la planta conforma una "L" bien dispuesta
con un elemento al sur y paralelo a la base como en
el caso anterior (foto 8).
Los muros están compuestos de una serie de lozas de piedra que se superponen verticalmente, alcanzando una altura de 1.15 m. y un grosor de poco
más de un metro.
El grupo C se halla a 66 m. de distancia del anterior y las murallas presentan similar disposición
de las del grupo A, pero por las características constructivas son similares a las del grupo B, es decir,
son de piedra suelta y los muros alcanzan 1.40 m. de
altura.
Otras construcciones defensivas
En mayo de 1993, tuvimos la oportunidad de llevar
a cabo un reconocimiento breve de la Isla de Jaina,
Campeche y a Jos costados del camino de terracería,
que conduce a este sitio arqueológico y que parte
del poblado de Pomuch, pasando por Sodzil, observamos una serie de barricadas de piedra suelta
(foto 9).
Estas construcciones tienen forma rectangular y
miden alrededor de 2.30 m. de largo por 1.1 O m. de
ancho y 1 m. de altura y están dispuestas regularmente en filas, constituyendo una vía fortificada o
defensas de un antiguo camino, de manera similar
a las defensas reportadas en Ixil (Barrera Rubio,
1984, II:219). Estos vestigios comienzan a aparecer
a unos 15 Km., antes de llegar a la costa y a la Isla
de Jaina.
Existen referencias que nos indican que en el
siglo XVII y XVIII, Jaina fue utilizada como base o
refugio ocasional por los piratas, con miras a atacar
embarcaciones y la ciudad de Campeche (Dampier,
1906:146-470; Pérez Martínez, 1937, Sotelo Regil,
1963, /:101; Juárez Moreno, 1972:58; Piña Chan,
1977:78 y Andrews, 1978:40).
Aunque no hicimos un estudio detallado de las
construcciones referidas, por sus características y
factura parecen indicar que se construyeron en la
época antes mencionada, con la finalidad de evitar
la penetración de los piratas tierra adentro, y proteger el camino real de Mérida a Campeche.
Consideraciones finales
En el contexto del desarrollo del capitalismo mercantil, las potencias hegemónicas se disputaron las
riquezas generadas por las colonias americanas.
Una expresión característica de esta lucha de
intereses de naciones como Inglaterra, Francia y
Holanda, contra España, fue la actividad pirática,
que permitió la expoliación de bienes, el contrabando, el saqueo y el pillaje, de los principales
puertos de intercambio y poblaciones de la Nueva
España.
La península Yucateca no estuvo exenta de esta
situación y los puertos mercantiles de Campeche y
Sisal, así como algunas poblaciones del interior,
fueron saqueadas en múltiples ocasiones. En la
Costa Norte, Sisal y las comunidades de Hunucmá,
Ixil y Chicxullub, fueron, en diversas épocas objeto
de la depredación de los piratas, por lo que estas acciones pusieron en peligro la seguridad de la capital
yuca teca.
Esta situación creó la necesidad, a la corona
española, de construir un sistema defensivo de los
caminos que conducían a Mérida y a otras poblaciones de importancia. De esta manera, se protegerían
los puntos neurálgicos y estratégicos de esta área de
la península yucateca.
Las trincheras constituyeron, conjuntamente
con las fortificaciones y vigías existentes en la costa
norte, una organización militar, para proteger principalmente a Mérida y a las poblaciones circunvecinas, así como algunas poblaciones de importancia
del oriente, de las invasiones piráticas.
La aparición de estas defensas inmediatamente,
después del área de la ciénega con su disposición
característica en agrupaciones de tres murallas,
que se ordenan y ubican alineándose una detrás de
otra a distancias cada vez mayores, obstaculizaron la penetración de Jos intrusos, a lo largo de
los caminos que conducían a los poblaciones del
interior. La orientación general noroeste-sureste,
de estas fortificaciones y su planta arquitectónica
peculiar en forma de "L", permitieron defender militarmente el frente y los flancos y adquirir una movilidad de un extremo a otro, a través de las entradas
de seguridad.
53
Fot. 7. Muro con troneras del extremo sur del Conjunto A Chicxulub,
Yuc. Foto Barrera Rubio.
Fot. 8. Trinchera del Grupo B, Chicxulub, Yuc. Foto Barrera Rubio.
Fot. 9. Barricada rectangular, en el
camino hacia Taina. Foto E. Canche.
54
Todo parece indicar que estas defensas, no fueron lugares de ocupación permanente, sino de
acuerdo a los avisos de peligro de las vigías, se trasladaban los destacamentos, desde los poblados más
cercanos, hacia ellas para repeler a los piratas.
En cuanto a su cronología ya hemos menciona·
do que la referencia más antigua de estas construcciones, aparece en el plano de la costa de Yucatán,
levantado en 1722, a raíz de la visita del Gobernador Don Antonio de Cortaire (fig. 1), en el que se
señalan 17 trincheras de piedra suelta que defendieron los caminos que partían de las vigías de Sisal,
Chuburná, Chicxulub e Ixil, así como una aislada al
oriente, que defendía la vía que partía de Dzilám.
Como es lógico suponer, todas estas construcciones no se hicieron en el año mencionado, sino con
mayor probabilidad se iniciaron antes, a principios
del siglo XVIII o a fines del XVII.
El hecho de que en el plano referido, se indique
que las trincheras son de piedra suelta, sugiere que
las murallas de mampostería se construyeron después, como también lo plantean Victoria Ojeda y
Pérez Heredia, (1991, 1993).
Así por ejemplo, las trincheras de Ixil y de Sisal,
aparecen en el plano de 1722 (fig. 7), como de
piedra suelta y en ambas fueron ·reportadas y reconocidas posteriormente, murallas de mampostería.
La primera asociada a una fecha de 1744 (Barrera
Rubio, 1984) y la segunda a las descripciones y los
planos que hace el ingeniero Juan de Dios González
en 1766, 1770 y 1771 (Calderón Quijano, 1984:
396, 456, 473).
Es de observar que en el plano de 1722, no se registra la trinchera de Chuburná, cercana a la costa,
sino sólo las casas de los carteros que conducen los
avisos, de lo cual se infiere que después de dicho
año, se continuaron edificando trincheras de mampostería y de piedra suelta, con miras a completar
el sistema defensivo de los caminos que conducían
a Mérida o a las poblaciones principales.
Por otra parte, Calderón Quijano da una referencia que atribuye la construcción de estas trincheras al Gobernador Antonio de Benavides Bazán
y Molina (Calderón Quijano, 1984:316), quien gobernó Yucatán de 1743 a 1750. Este dato parece
indicar que hay una continuidad constructiva hasta
mediados del siglo XVIII y en otros casos quizá poco
después.
No es creíble que se prolongara esta actividad,
hasta fines del siglo XVIII, a pesar de la fecha reportada para Chicxulub (1799) (Frías Bobadilla y Frías
Bobadilla, 1957:203), que no fue posible verificar.
Las trincheras, fueron planeadas para ubicarse
en puntos neurálgicos, de las vías de acceso a la capital yucateca, u otras poblaciones de importancia
y formaban parte integral de un operativo militar
para la protección de la costa norte yucateca. Su eficacia dependió de la oportunidad de los avisos de
la presencia de los potenciales invasores, a través de
las vigías y de la rapidez con que los destacamentos
militares acudían a la defensa de los caminos fortificados. En consecuencia, cualquier retraso en la
información preventiva, pudo traer consecuencias
fatales, como los casos de destrucción y pillaje que
registra la historia regional.
Todo parece indicar que de principios hasta mediados del siglo XVIII, fue un lapso crucial para la
constitución y operación de este sistema defensivo
singular, cuyos vestigios han llegado hasta el presente, como un testimonio de una etapa relevante
de los sucesos de la colonia española.
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Quiero expresar mi reconocimiento
por sus comentarios y observaciones al Dr. Anthony P.
Andrews, así como al Arq. Aercel Espadas y a la Antrop.
Ella Fanny Quintal, por su ayuda en la lectura del
manuscrito del presente artículo.
AGRADECIMIENTOS:
la expresión renacentista en la
arquitectura colonial de yucatán
pablo chico ponce de león
facultad de arquitectura de la
universidad autonóma de yucatán
La conquista y el primer impulso colonizador de
la Península de Yucatán se producen en el siglo XVI
coincidentemente con el desarrollo pleno de la
arquitectura renacentista española: mientras que
Diego de Sagredo publica en 1526 su tratado de
arquitectura "Medidas del Romano ... "1, Francisco
de Montejo realiza la primera fundación en la costa
Oriental de la península de Yucatán en 15272 ; de
igual manera, mientras se desarrollan las siguientes
fases de la Conquista en Yucatán (segunda fase:
1529-35 y conquista final: 1535-48)5, en España destacan las figuras centrales del Renacimiento arquitectónico: Alonso de Covarrubias, Rodrigo Gil de
Hontañón, Diego de Siloe, Andrés .de Vandaelvira
y Pedro Machuca. 4
El descubrimiento y la descripción de nuevas tierras, pueblos y costumbres, también forman parte
del espíritu renacentista; el humanismo renacentista dio en el siglo XVI en la Nueva España un enorme
impulso al conocimiento científico, ya sea a través
de obras filosóficas, históricas o antropológicas como las de Las Casas, Acosta o Sahagún o bien con
tratados sobre la medicina o la naturaleza, como los
de Martín de la Cruz, Francisco Bravo y Francisco
Hernández.5 En Yucatán, la contradictoria personalidad de Fray Diego de Landa produce su Relación de las cosas de Yucatán, de la que nos dice Ángel
Ma. Garib<ly que es un alegato, es un informe, es
una historia y al referirse a la posible influencia de
Sahagún sobre Landa, nos dice que aunque es muy
probable que Landa haya conocido a Sahagún, y
aún visto los escritos de éste, no hay necesidad de
suponerlo: flotaba en el ambiente del Renacimiento la sed de conocer al hombre, en sus fases y en sus
situaciones todas ...6 y al describir el contenido de la
Relación, Garibay nos dice que Landa hombre del
Renacimiento bajo la ponderada luz hispana nada
deja fuera del ámbito de su escrito. Nada del hombre le es extraño ... '
Si la conquista y colonización de Yucatán se produjeron en la época del Renacimiento y' si sus protagonistas fueron hombres que algo compartieron
de los ideales o del espíritu renacentistas, es muy
probable que las obras materiales de esos tiempos
en el territorio yucateco tuvieran algunas de las características formales y constructivas propias de la
arquitectura renacentista. Los testimonios que en
favor de este planteamiento quedan a la fecha son
escasos, sin embargo suficientes para corroborarlo.
Sin"embargo, el Renacimiento entendido globalmente como modernidad económica y social no
llega en plenitud a España y sus do.m inios; el Renacimiento en España es semejante a uno de esos monumentos, cuyo porte exterior se acoge a las nuevas
fórmulas artísticas, mientras que su fábrica interna
sigue fiel al magisterio gótico. Al punto salta a la
memoria la fachada plateresca de la vieja Univer-
1
Rafols, Arquitectura de las edades moderna y contemporánea,
p. 67.
2 Salamanca
de Xelha fue fundada antes del 30 de octubre de
1527. Vid. Chamberlain, Conquista y colonización de Yucatán,
pp. 37-38.
5
Ibídem, pp. 71, 183.
4
Rafols, op. cit., pp. 68-75.
5
Moreno, Obra científica novohispana; siglos XVI-XVII, p. 48.
6 Garibay, lntroducción.p. XV.
7
Ibídem, p. XVI.
57
sidad de Salamanca ... 8 De igyal manera, en el Yucatán recién colonizado coexisten elementos arquitectónicos de carácter netamente medieval (tales como
las bóvedas nervadas de los presbiterios de muchos
conventos) con elementos de carácter renacentista
(arcos de medio punto y bóvedas de cañón corrido,
portadas de estructura clásica, etc.).
Si la traza reticular de los pueblos y ciudades de
la Península de Yucatán, con sus grandes plazas y
sus principales edificios en torno a ellas, corresponde a una modernidad urbanística, aún está por ser
dilucidado si ello fue producto de las ideas renacentistas sobre la estética y la función de la ciudad9 o
bien, si la imponente presencia de los vestigios de
las ciudades mayas fue un factor determinante en
su configuración morfológica. Los asentamientos
mayas causaron gran ゥューイ・セョ@
a los españoles,
tanto es así, que bautizaron a la antigua lchcanzihó
como Mérida, por la extrañeza y grandeza de los
edificios, en recuerdo de la Emérita Augusta de
Extremadura, España. 10 Esta evocación toponímica
quizá sea un indicador de que la arquitectura de la
antigüedad clásica formaba parte de la experiencia
cotidiana de los conquistadores; debe recordarse
en este sentido, que una de las razones que se dan
para el surgimiento de la arquitectura renacentista
58
en Florencia en las primeras décadas del siglo xv,
fue la gran cantidad de vestigios romanos existentes
en el territorio Toscano, y que éstos no eran sólo
viejas ruinas olvidadas, sino que formaban parte
del ambiente y del pais,Ye.
Pensamos que existe un paralelismo entre la
producción arquitectónica del primer período del
Renacimiento italiano (1420-1500) y la arquitectura de la Península de Yucatán en los primeros años
de la Colonia, sobre todo en el siguiente sentido
que apunta Symonds: "la imperfecta comprensión
de los modelos clásicos y la exuberante vivacidad de
la imaginación en el siglo XV explican la florida
arquitectura de este período. Queda en pie todavía
algo de la fantasía medieval; los detalles tomados de
los antiguos sufren una fantástica transmutación
en manos de hombres acostumbrados a la vehemente emoción de las edades románticas. Por mucho
que el Renacimiento tomase del arte antiguo, era,
al principio, incapaz de asimilarse ni el equilibrio
de los griegos ni la práctica sobriedad de los romanos ... " 11 • Evidentemente, son muchas más las diferencias que las afinidades entre la Florencia del
siglo XV y el Yucatán del siglo XVI; en un caso
tenemos que se da la agregación y la estratificación
urbana, en tanto que en el otro, se produce un
proceso de destrucción y construcción a gran escala de manera simultánea; en Italia se da el surgimiento de las personalidades artísticas que innovan
y recrean técnica y estéticamente el lenguaje clásico
de la arquitectura, en tanto que en Yucatán, se
produce la innovación como producto del empirismo que enfrentó a casi todos con la labor constructiva.
Los principales edificios coloniales de Yucatán
en los que se percibe con toda claridad la expresión
renacentista, son, en el orden de su construcción
los siguientes: La Casa de Montejo, la Catedral de
Mérida y el Convento de Santa Clara en Dzidzantún; además, existen otros edificios en los que se
aprecia algún elemento renacentista, pero sin poseer la complejidad o calidad de los ya mencionados. En estos tres monumentos yucatecos, se encuentran las tres variantes estéticas del Renacimiento arquitectónico: la plateresca, la purista y la
manierista; sin embargo, veremos cómo el purismo
clasicista deberá tomarse más como una tendencia
que como una variante realmente lograda.
La Casa de Montejo fue construida, según una
inscripción en su portada, en 1549, es decir, siete
años después de la fundación de la ciudad de Mérida.12 De esta casa, de la cual sólo se conserva en su
estado original la portada, nos dice el historiador
Molina Solis: " ... ocupaba todo el lado meridional
de la Plaza Mayor. Tenía como hasta hoy, en el
centro, la puerta principal con una fachada de
piedra esculpida de curiosos dibujos y decorada
con altos y bajos relieves de cantería, trabajo de
arquitectos mayas con sujeción a diseños o planos
españoles" .13
Esta casa es considerada por muchos como una
de las más importantes obras del plateresco mexicano. Mac Gregor define el plateresco como el Renacimiento en la arquitectura hispana y de este estilo
nos dice que tiende a usar de los órdenes antiguos
revistiéndolos de grutescos, quimeras, amorcillos,
cabezas de querubines, tatjas y cartelas, lacerías,
medallones, coronas, escudos, follajes y paños.
Distribuye con profusión las columnas abalaustradas, los nichos con escultura, los candelabros, las
cresterías. Concentra las decoraciones tal vez por
tradición mudéjar en ciertos puntos y establece
contrastes de zonas sumamente ricas con grandes
superficies desnudas. A veces en éstas salpican algunos motivos delicadamente tallados. Quiebra las líneas y, en el extraño maridaje de las formas góticas,
mudéjares, clásicas y del Renacimiento, se percibe
l . El sobrio clasicismo de la portada del templo de San
Francisco en Oxkutzcab. Del Catálogo de construcciones
religiosas del Estado de Yucatán.
2. Portada de la Casa de Montejo. De Abundis y Siller, en
Cuadernos de Arquitectura Virreina!.
8
Femández Álvarez, La sociedad española del Renacimiento,
p. 34.
9
Nos dice Kubler (Arquitectura mexicana del siglo XVI, p. 105)
que "... puede deducirse que los españoles en México, trabajando con un material humano extremadamente moldeable y
sin la obligación de preservar los monumentos de una cultura antigua, estuvieron en posibilidad de aplicar de manera ilimitada las teorías italianas".
10
Rubio Mañé, La casa de Montejo, p. 2. Un indicador de que
la arquitectura de la antigüedad clásica formaba parte de la
experiencia cotidiana de los conquistadores; debe recordarse
en este sentido, que una de las razones que se dan para el
surgimiento de la arquitectura renacentista en Florencia en
las primeras décadas del siglo XV, fue la gran cantidad de
vestigios romanos existentes en el territorio Toscano, y que
éstos no eran sólo viejas ruinas olvidadas, sino que formaban
parte del ambiente y del paisaje.
11
Symonds, El Renacimiento en Italia, V. 1, p. 698.
12
Rubio Mañé, op. cit., p . 17.
13 Molina, Historia de Yucatán , T. 1, p. 279.
14
Mac Gregor, El pwteresco en México, pp. 16-17.
59
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3. El esquema compositivo de Serlio para las portadas,
basado en el Arco del Triunfo. De Serlio, Tercero y Cuarto
libro de architectura.
4. Fachada principal de la Catedral de Mérida, en donde
se aprecia la portada principal basada en el esquema compositivo divulgado por Serlio. Del Catálogo de construcciones Religiosas del Estado de Yucatán.
60
el anuncio de las libertades barrocas. 14 Muchos de
los elementos de la anterior descripción están presentes en la Casa de Montejo, al igual que en otros
edificios de la ciudad de Mérida y del interior del
Estado de Yucatán 1\ incluso de los siglos XVII y
XVIII, por lo que Mac Gregor considera que el plateresco siguió empleándose en Yucatán por inercia
y por haber estado estas regiones desconectadas
del movimiento artístico del centro. 16
La Casa de Montejo ha sido objeto de estudios y
descripciones detalladas; desde el punto de vista
iconográfico cuenta con varias interpretaciones,
pero, para el tema que nos ocupa, es necesario señalar que este edificio fue en Yucatán el primero en
el que se plasmaron elementos del lenguaje clásico
de la arquitectura, aunque éstos hayan servido más
que otra cosa como las líneas guías de una copiosa
ornamentación.
Otras manifestaciones del estilo plateresco en la
arquitectura, se diéron en los retablos de algunas
iglesias, como las de San Cristobal en Mérida, San
Francisco en Oxkutzcab, Hocabá y Conkal, San
Miguel en Maní y la Asunción en Mama. 17
El segundo ejemplo significativo de la arquitectura renacentista en Yucatán, lo constituye la Catedral de Mérida, la cual fue construida entre 1562 y
1578 18 y tuvo como arquitectos primero a Pedro de
Aulestía y finalmente a Juan Miguel de Agüero. De
este importante monumento nos dice Toussaint:
" ... no puede ser considerado como plateresco, sino
más bien busca un Renacimiento puro ... " 19
Esta idea es cuestionada por González Galván,
quien sostiene que " ... puede decirse, en términos
generales, que en nuestras tierras se pasó directamente del ecléctico plateresco, lleno de reminiscencias medievales, al manierismo oficial, sin conocer la pureza del Renacimiento ... "20 De una o de
otra manera, sea Renacimiento puro o sea manierismo, lo cierto es que los elementos del lenguaje
clásico de la arquitectura, que en la Casa de Montejo aparecen como telón de fondo de un complejo
programa iconográfico y decorativo, en la Catedral
de Mérida se expresan con toda claridad y en un
primer plano; es más, no solamente se trata de la
expresión estética, sino también de la constructiva
y de la espacial: columnas y pilastras, entablamentos, frontones, arcos, bóvedas de casetones y balaustradas, etc. Otros elementos, como las torres, a
las que se les ha encontrado cierta influencia morisca, vienen a confirmar el carácter ecléctico de la
Catedral. 21
El tercer ejemplo de presencia renacentista en
Yucatán, es el Ex'-Convento de Santa Clara en Dzidzantún. La época de construcción de la iglesia y de
los demás espacios de este convento, deben estar
entre 1567, año en que fue erigido como sede
conventual y 1588, año de la visita del padre Fray
Alonso Ponce, cuando ya estaba prácticamente terminado22, de tal manera que su edificación coincidió con algunas de las etapas constructivas de la Catedral de Mérida. Gracias a los cronistas de la
Orden Franciscana es posible conocer los nombres
de varios de los frailes que fungieron como arquitectos de los conjuntos conventuales; en el caso de
Dzidzantún fue el arquitecto Fr. Francisco Gadea.%5
El convento de Santa Clara es de gran importancia
para documentar el r・ョ。」ゥュセッ@
en Yucatán, ァイセᆳ
cias a que aún se conservan en el elementos arqUItectónicos, escultóricos y pictóricos de gran calidad;
decimos que es una suerte que aún se conserven
esos elementos, ya que estuvieron a punto de perderse, cuando en la época de Salvador Alvarado, el
Presidente Municipal de la localidad intentó demoler el inmueble debido a su estado de ruina y abandono; afortunadamente esta labor destructiva no
fue completa: se demolió parte de la fachada y algunas piezas de la portada fueron desprendidas, pero
en 1923 se recogieron de entre los escombros y se
conservaron varios años en el Museo de Yucatán 2\
lo que permitió que en intervenciones recientes
fueran devueltas a su sitio, algunas restituidas a la
portada y otras como piezas sueltas al pie de la
fachada, siendo necesaria y conveniente una nueva
intervención de restauración, para reintegrarlas a
su sitio original, sobre todo porque se cuenta con el
documento que muestra la disposición correcta de
las mismas.
Analizando los diversos detalles arquitectónicos
y escultóricos que componen el convento 、セ@ Santa
Clara de Dzidzantún, llegamos a la conclusiÓn de
que se trata de un conjunto. ・」ャ←セエゥッL@
en el アセ@
セ・@
dan las ya conocidas supervivencias de la tradtcton
constructiva medieval, como son las bóvedas nervadas en el presbiterio, el ábside poligonal y el almenado perimetral del conjunto, pero en el que
al mismo tiempo, se labra una magnífica portada
principal y unos enmarcamientos de ventana en el
muro sur del templo, de clara filiación clásica, con
características manieristas y con algunos detalles
platerescos; incluso, puede apreciarse una especie
de alfiz mudéjar formado con un cordón franciscano enmarcando el arco y las esculturas de la portada principal.
CATEDRAL D E M E RmA
5. Bóvedas y cúpula casetonadas de la Catedral de Mérida, Yuc. Del Catálogo de Construcciones Religiosas del Estado
de Yucatán.
Después de haber hecho esta breve mención de
tres edificios del Renacimiento en Yucatán, pasemos ahora a ver el repertorio de elementos que los
caracterizan como pertenecientes a esta corriente
expresiva. Los clasificamos de la siguiente manera:
elementos arquitectónicos (portadas, bóvedas, enmareamientos de ventanas), elementos decorativos
escultóricos (medallones, seres fantásticos y mitológicos, ángeles o niños, personajes, ornamentación
plateresca, ornamentación manierista) y elementos
decorativos de pintura mural (frisos, nichos simulados, escudos, etc.).
15 Mac Gregor menciona como pertenecientes al plateresco,
además de la Casa de Montejo, las siguientes obras: 1) la
portada de la Casa de Ribero Trava, 2) las portadas de la iglesia
de la Tercera Orden, 3) la portada de la iglesia de San Cristóbal,
4) la portada de la casa de Sierra, en la calle 62, número 90 y 5)
la portada de la capilla de la Hacienda de Uxmal: op. cit., p. 39.
La realidad es que, al considerar obras tan diversas, se diluye el
concepto del plateres<::o; algunas de estas obras que habría que
ubicárlas más bien en las versiones yuca tecas del manierismo y
del barroco, tales son los casos de la Tercera Orden y de San
Cristóbal respectivamente.
16 Idem.
17
Carda Preciat, Historia de la 'arquitectura, p . 471.
18
México-SHCP, Catá?ogo de ... , V. 1, pp.335-337.
19
Toussaint, Arte colonial en México, p . 55.
20
González Galván, El hombre como alegoría... , p . 99.
%l México-SHCP, op. cit., p. 342.
22
Ibídem, p. 149.
23
México-SHCP, op. cit., p. 149.
24
Ibídem, p. 150.
61
6. Ex Convento de Santa Clara en Dzidzantún, Yuc., en una fotografía de ca. 1900; su portada en esa época estaba íntegra.
Foto de archivo del CRY-INAH.
6.a. Ex Convento de Santa
Clara en Dzidzantún, en la
actualidad. Obsérvese que
faltan todos los elementos
del segundo cuerpo de la
portada: ventana del coro,
ornamentación org-.illica plateresca y frontón. Foto P.
Chico.
62
Las portadas más sencillas y al mismo tieh.rJ las
más abundantes en la arquitectura religiosa de Yucatán están formadas por simples arcos de medio
punto con marcos labrados en la piedra calcárea
única en Yucatán ...25; otras veces, como en el templo de san Francisco de Asís en Oxkutzcab, el arco
de medio punto está encuadrado por dos pilastras
con pedestal, base y capitel toscanos y por un
sencillo cornizuelo con remates y frontón 26, lo que
ya las hace pertenecer de manera simple al clasicismo renacentista (ver ilustración 1).
El plateresco de la portada de la Casa de Montejo es más complejo en cuanto a la estructura de los
elementos clásicos que la componen: las columnas
corintias que enmarcan el vano adintelado resaltan
sobre dos planos de pilastras superpuestas, lo que
provoca que también el entablamento セ・ョァ。@
esos
resaltes; esto constituye ya, como un adelanto, uno
de los recursos del barroco para crear el claroscuro
en fachadas y retablos. El segundo cuerpo de esta
portada consta de dos pilastras con sus pedestales
con estriado tritóstilo (detalle más que plateresco,
manierista) y con capiteles que de lejos tienen la
apariencia de corintios, pero que vistos con detenimiento, muestran en vez de las tradicionales hojas
de acanto, unos animales fantásticos parecidos a las
arpías; estas pilastras tan originales, reciben un entablamento más o menos proporcionado y finalmente, del ancho de toda la fachada, un frontón en
cuyo tímpano se inscriben dos leones rampantes.
Por otro lado, se aprecia el recurso de diferenciar
las texturas de los fustes de pilastras y columnas, utilizando respectivamente tableros o estrías (ver ilustración 2).
Otros importantes elementos renacentistas en
la portada de la Casa de Montejo, son los medallones; de hecho, además de los dos medallones y de
los dos rostros que asoman de recuadros en las esquinas del enmarcamiento de la puerta y que tienen
un carácter netamente renacentista, en Mérida sólo
se encuentra otro medallón similar de esa época,
empotrado en un extremo del edificio central de la
Universidad de Yucatán, sobre la calle 60, aunque
dicho medallón originalmente ornaba la fachada
de una casa que fue demolida.
25
26
García Preciat, op. cit., p. 462.
México-SHCP, op. cit., V. 2, p. 480.
7. Detalle de la portada principal del templo del ExConvento de Santa Clara en Dzidzantún. Obsérvese la
calidad de la escultura en piedra, así corno la cadena de
soles y cartelas manieristas. Foto P. Chico.
8. Portada principal del templo del Ex-Convento de Santa
Clara en Dzidzantún: fauno y alabardero en los pedestales, pilastras almohadilladas, planas un poco gotizantes,
cordón franciscano a modo de alfiz, querubines en el friso. Foto P. Chico.
63
9. Fauno con alabarda en un pedestal de la portada
principal de Santa Clara de Dzidzantún Foto P. Chico.
1O. Detalle de la ventana en el muro sur del templo del ExConvento de Santa Clara en Dzidzantún. Foto P. Chico.
64
Continuando con la enumeración de los elementos renacentistas de la Casa de Montejo, no podemos dejar de mencionar los seres fantásticos o
mitológicos. Guillermina Vázquez, en su interesante análisis iconográfico de este monumento; identifica con Hércules al personaje que está en la clave
del dintel y que aparece simultáneamente como soporte del balcón, ya que la figura de este héroe se
popularizó en el siglo XVI, contribuyendo el fervor
humanista del Renacimiento a su asimilación y difusión: " ... no es extraño que el autor del programa
iconográfico de la fachada de la casa que nos ocupa
tomara la figura de Hércules, impulsado por el
entusiasmo mitológico renacentista e identificara a
Montejo con Hércules, como el más noble representante de la gente que pisó estas tierras, para que
lo honrasen en su calidad de conquistador. Todo
esto explicaría el lugar tan relevante que ocupa en
el cuerpo de la portada" Y Los animales fantásticos,
como esfinges, quimeras o arpías, así como otros
no muy claramente definidos, se ubican en frisos,
tableros o capiteles y también están asociados a la
cultura clásica humanística, aunque la Edad Media
también tuvo sus propios seres fantásticos, como
son los hombres lanudos que rematan las columnas
del primer cuerpo.
Respecto a la portada central de la fachada principal de la Catedral de Mérida, encontramos que
está basada en las láminas del Libro Tercero de Sebastián Serlio (ver ilustración 3), siendo éste, junto
con el del convento Franciscano de Tecali, Pue.,
uno de los casos en que se aplica el esquema de arco
triunfal que ayudó a popularizar Serlio a través de
su tratado 28 ; para González Galván, el esquema de
arco enmarcado con cuatro columnas o pilastras
predomina en las obras que pueden considerarse
propiamente manierJstas ... y encuentra un amplísimo desarrollo que culmina en el barroco. 29 Si entendemos que el manierismo es la corriente renacentista que tergiversa, que cambia el significado
de algunos de los elementos del lenguaje clásico de
la arquitectura, pero siempre basándose en dicho
lenguaje, entonces en la Catedral de Mérida, encontramos otros elementos manieristas además de
su portada central, como son: 1) el arco gigante que
cobija el escudo, la ventana del coro y la portada
central y cuyo carácter manierista radica en su gran
escala y en su independencia respecto a los otros
planos de la fachada, y 2) las pequeñas portadas
laterales de esta misma fachada, en las que el arco
de medio punto está rematado por un frontón, sin
existir de por medio entablamento, pilastras, ménsulas o cualquier otro elemento virtual de soporte
(ver ilustración 4).
Las bóvedas y cúpulas de casetones, también son
propias de la arquitectura renacentista; los encasetonados de las bóvedas fueron también representados y difundidos por Serlio en su Libro Tercero 30 •
Víctor Manuel Villegas, en su introducción a una
edición de esta obra, se refiere a esta influencia de
la siguiente manera: "en México, Serho dejó una
honda huella. Sus libros el Tercero y el Cuarto,
especialmente llegaron a la Nueva España desde
principios del siglo XVI, como queda demostrado
en la construcción de la Catedral de Mérida, entre
otras obras mexicanas hasta ahora estudiadas" 31
(ver ilustración 5). La influencia Serliana también
se manifiesta en Mérida en la portada (de una casa
que fue demolida) que se adosó en el costado norte
de la iglesia de Santa Lucía.
Veamos ahora la portada del templo de Santa
Clara de Dzidzantún, en la que se produce una mezcla de plateresco y de manierismo, sobre todo si
analizamos sus elementos antes de que se produjera su destrucción parcial, tal como se aprecia en
una fotografía de principios de siglo (ver ilustración 6). El plateresco se manifiesta en la ornamentación de roleos vegetales que enmarcaban la
ventana del coro, acentuando el contraste entre la
composición decorada de la portada y el resto del
paño liso de la fachada; también son platerescas, de
influencia clásica, las esculturas de pequeños niños
desnudos como remates sobre cada pilastra, ya que
de esa misma manera se aprecian en las portadas de
Acolman, Méx. y de Yuriria, Gto., con la diferencia
de que los pequeños de Acolman y de Yuriria tienen poses de atlantes, al soportar cestos de flores o
frutas, en tanto que los de Dzidzantún se apoyan en
sendos báculos (ver ilustración 7); el plateresco se
descubre también en el friso cargado de querubines y en el ingrediente mudéjar de cordón franciscano en forma de alfiz. Por su lado, el manierismo
se expresa en las pilastras con fuste almohadillado
que encuadran el arco (ver ilustración 8); también,
son ruanieristas las pilastras estriadas desfasadas
del eje del arco, cuyos capiteles reciben unas peanas
11. Ventana renacentista en el muro sur del templo de
Dzidzantún. Foto P. Chico.
27
Vázquez, Una aproximaci6n a la iconografía ... , pp. 163-164.
Serlio, Tercero y Cuarto libro de Architectura, p. LXVIII.
29
González Galván, op. cit., pp. 99-100.
30
Serlio, op. cit., pp. XVIII y XIX.
28
31
Villegas, /ntroducci6n a la Edici6n Facsimilar, p.14.
12. Friso pictórico en el corredor del claustro bajo del ExConvento de Santa Clara en Dzidzamún. Foto P. Chico.
65
13. Detalle del mural con un nicho simulado en el hueco
de la puerta que comunica el claustro bajo con el templo
de Dzidzantún. Obsérvese el detalle plateresco de la
columna balaustrada. Foto P. Chico.
sobre las que descansan los apóstoles Pedro y
Pablo; otro detalle manierista que se aprecia en la
fotografía antigua, es un frontón flotante que remata la ventana adintelada del coro; finalmente, el
sello manierista lo proporcionan los soles con rostro
humano enlazados de manera alterna con cartelas
manieristas. El humanismo renacentista se manifiesta en esta portada con la fidelidad de las esculturas
de cuerpos humanos, ya sean vestidos (San Pedro y
San Pablo) o desnudos (los niños en el remate de las
pilastras a los que ya hicimos referencia) siendo éstas, probablemente, las mejores esculturas coloniales de talla en piedra en la Península de Yucatán;
además, la presencia de seres híbridos, propios de
la mitología clásica, como el fauno con alabarda en
uno de los pedestales de las pilastras, nos remiten
66
también a este ambiente de la cultura clásica (ver
ilustración 9).
Otros elementos renacentistas en Santa Clara de
Dzidzantún, son los enmarcamientos de las ventanas del templo en su muro sur, los cuales simulan
bóvedas casetonadas vistas en perspectiva (ver ilustraciones 10 y 11). Estos elementos, los habíamos
visto con anterioridad en otros sitios, como en el
portal principal de la catedral de Tarazona en Españast; en la catedral de Santo Domingo (1512), su
pórtico geminado también muestra este artificio55 ,
en México, quizá el caso más logrado de este elemento, sea el de la portada de Actopan, Hgo.; sin
embargo, la originalidad de las bóvedas simuladas
de Dzidzantún, consiste en que son utilizadas en
marcos de ventanas y no en portadas como en los
ejemplos anteriores.
Este convento de Santa Clara en la costa norte
de Yucatán, tiene también la importancia de aportar elementos de decoración pictórica mural, al repertorio de elementos renacentistas. Vemos un friso, parcialmente descubierto en el corredor norte
del claustro bajo, en el que se eslabonan roleos de
acanto que tienen en sus extremos cabecitas humanas y de animales, con cartelas manieristas (ver ilustración 12). En el paso que se forma entre el corredor sur del claustro bajo y la nave del templo, las
paredes están decoradas con nichos pintados, ya en
muy mal estado, en los que los apóstoles Pedro y
Pablo se alojan bajo de sendas conchas y entre dos
columnas balaustradas, lo que nos indica la fuerza
del plateresco (ver ilustración 13). El intradós de la
bóveda del cerramiento de este vano, está decorado con un escudo franciscano, inserto en una corona circular de hojas de acanto, y bordeando a ésta
por tres lados, se repite el motivo del friso del corredor del claustro con roleos entrelazados con cartelas manieristas (ver ilustración 14).
Como conclusión, nos permitimos señalar que,
dada la fuerza expresiva de los elementos renacentistas descritos, y considerando que existen otros
que deben ser estudiados, el Renacimiento arquitectónico en Yucatán tuvo plena vigencia; mucho
se ha destruido, pero lo que aún queda en pie es
testimonio de ello. Al término de este breve recorrido, y a reserva de un estudio más profundo, quizá
podamos aseverar a manera de hipótesis, que el
purismo renacentista no se da en Yucatán, y que el
plateresco y el manierismo tienen una vida más prolongada que: en otras regiones.D
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68
mérida: patrones históricos
de desarrollo
marco t. peraza guzmán
facultad de arquitectura de la
universidad autonóma de yucatán
Reflexionar sobre el V Centenario y los resultados de la fusión indo-ibérica que originó las principales características de la ciudad de Mérida en
Yucatán, implica la necesidad de la dinámica de edificación de sus principales construcciones, su traza
y patrón original de asentamiento colonial, pero
también la apropiación y asimilación que de ello
hicieron los descendientes y postreras generaciones originarias del lugar. La ciudad es ante todo,
sobre todo en su centro urbano, resultado de un
proceso permanente de sobreposiciones que lejos
de desaparecer o sustituir sus rasgos históricos, los
ha conservado y adecuado a su estructura actual,
aunque no sin pagar un alto costo patrimonial.
A 500 años de nuestro renacimiento como cultura y raza y a 450 de la fundación de la ciudad de Mérida, nos parece particularmente propicio intentar
vislumbrar el carácter de sus cambios y los patrones
históricos de su estructura urbana, a fin de profundizar la interpretación de su evolución y buscar con
ello nuevas pautas y opciones de desarrollo que le
permitan enfrentar la creciente problemática que
le plantea el fin de siglo.
tenecía al cacicazgo de Chakán, cuya capital ei'a
Caucel, pequeño poblado en la actualidad ubicado
al poniente de la ciudad. 1
Tomassi López ubica los principales templos,
plazas, palacios y calzadas con acusada intención
geométrica2 y Landa describe el Palacio Municipal
entre dos templos dedicados a los dioses principales en una descripción que recuerda a la ciudad de
UxmaP Asimismo, aseguran que había casas de paja en número suficiente para todos los que las fundaron, alineadas a lo largo de caminos y avenidas
haciendo un conjunto urbano con un radio aproximado de 1,000 mts. aunque investigadores recientes
(Callaghan y Gallareta) han identificado alrededor
de 30 núcleos de asentamientos conservados, en un
radio aproximado al del anillo periférico actual, lo
que lleva a pensar que pudo ser mucho mayor}
Al momento de su conquista T'ho estaba ocupada por aproximadamente 1000 indígenas que habitaban unas 200 casas de paja diseminadas en torno
a los antiguos templos y palacios que se articulaban
alrededor de 3 plazas principales, una de las cuales
fue tomada como punto de referencia y centro de
la traza colonial. 5
La estructura aldeana
Originalmente la ciudad maya de lchcaanzihó, también llamada T'ho, fue fundada en el período postclásico alrededor del año 1240 y respondió a un
trazo ortogonal compuesto por grandes plazas de
las que partían 4 avenidas que comunicaban la ciudad con los principales cacicazgos cercanos hacia
los 4 puntos cardinales. En esa época la ciudad per-
1 Tomassi López, Leopoldo. La ciudad de ayer, de hoy y de mañana. Ed. Porrúa, México, 1962 p. 100.
2
Idem.
5
Landa Diego de. Relación de las cosas de Yucatán. Ed. Dante,
Mérida, Yuc. 1986, p. 102.
4 Callaghan, James y Gallareta Tomás. Proyecto arqtUológico de
conservación de la ciudad de Mérida, Yucatán. En Memoria del cong;reso interno 1979. INAH-Centro Regional del Sureste, p. 145.
5
Tomassi López ... op. cit.
69
l. Iglesia de San Cristóbal, detalle.
2. Centro del barrio de San Cristóbal.
70
Como lo constatan sus historiadores y la misma
arquitectura patrimonial del Centro Histórico, el
patrón original de asentamiento de la Mérida colonial implicó una traza sobrepuesta al anterior asentamiento, tipo damero, con forma rectangular y
que partía de un cuadrado destinado a la plaza mayor, así como de una apropiación por parte de los
colonizadores, sus familias y sus instituciones, de
los puntos principales de la misma tal y como lo
había recomendado la corona a los conquistadores:
Al Oriente una manzana destinada a la iglesia de
Nuestra Señora de Reencarnación, luego Catedral;
al norte de la plaza, la Casa de los Gobernadores, el
Cabildo, la Alhóndiga y la Cárcel; al sur de la plaza,
la casa del Adelantado Montejo y todas las demás
manzanas que se dividieron en 4 solares para repartir a los soldados de la conquista.
El convento mayor de los franciscanos en Yucatán se erige sobre las ruinas del que fuera el Palacio
del Cacique de la antigua T'ho al sur-oriente de la
plaza mayor.
La incipiente urbanización apenas alcanzaba
unas 20 manzanas en el núcleo central dispuestas
en una traza regular ortogonal con un radio promedio de 500 mts., estando bordeados de asentamientos precarios circundantes que constituyeron los
barrios naturales de Santiago, Santa Catarina y el
poblado de Itzimná, al Poniente y Norte respectivamente.6
Alrededor de este esquema concéntrico, se fue
articulando paulatinamente durante el siglo XVI
una estructura de cuarteles y barrios que colindaban con el núcleo central, que tenían como cen-tro
su propia parroquia y a los que se les pusieron por
patrones diferentes santos: el Sector sur se le encomendó a San Sebastián y el Poniente a Santiago y
Santa Catarina, todos ellos habitados por naturales. San Cristóbal fue el patrono del barrio oriente
destinado a los indios mexicanos que Montejo trajera entre sus huestes. Santa Lucía y Santa Ana al
norte, lugar de residencia de negros y mulatos así
como de indígenas respectivamente. 7 A ellos habría
que agregar el de San Juan catalogado como cuartel
por su cercanía al núcleo central al sur, y Mejorada
cuyos principales edificios se construyeron en el
siglo XVII, al oriente.
Aun cuando se pueda hablar de espontaneidad
en el desarrollo de los barrios, difícilmente se podría pensar que la ubicación de los Centros de Barrio lo haya sido. La construcción de Parroquias,
Ermitas y Capillas, según tradición colonizadora,
respondía a lineamientos evangelizadores que consideraban lugares de culto y respetados por los pobladores (como ruinas de templos prehispánicos) o
: criterios urbanos derivados de experiencias anteriores y leyes colonizadoras que contemplaban consideraciones político-militares y funcionales en la optimización del uso de la ciudad. El carácter ordenado
y equilibrado de la estructura barrial colonial deja
entrever dichas condicionantes.
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, la organización y estructura de la ciudad respondió a un esquema de desarrollo con fuerte presencia y papel
gravitador de un núcleo central densamente urbanizado que se articulaba a un sistema de barrios poblados en su mayor parte por indígenas, con gran
autonomía de vida y actividad urbana. Su relativo
alejamiento y carencia de medios de transporte ágiles les proporcionaba una independencia, casi aldeana, que los condicionaba a subsanar en buena
medida con sus propios recursos, sus respectivas
necesidades de gestión, intercambio, consumo y
producción dentro de su mismo ámbito. Determinando una acusada identidad barrial que se sintetizaba en elementos simbólicos urbanos y arquitectónicos ubicados por lo general alrededor de sus
Centros de Barrio.
El carácter y la importancia de esta identidad
llevó a cada barrio a adoptar, incluso, una personalidad propia compartida por sus habitantes que a
veces rayaba en la aversión y competencia respecto
a los demás barrios. Paralelamente, sin embargo,
este aldeismo permitió promover y crear entidades,
mecanismos y elementos institucionales y sociales
que tenían una manifestación urbana y arquitectónica que a la vez que afirmaba y alentaba esta identidad, fueron propiciando una vocación predominantemente habitacional y una presencia cada vez
más plural de usos del suelo, con cierto tipo de
equipamiento acorde a las necesidades habitacionales y otras actividades colaterales, como la arquitectura consolidada durante estos siglos que se ubica
casi siempre en los Centros de Barrio, enmarcándolos alrededor de sus respectivas parroquias. Entre
el equipamiento inicialmente desplazado a los barrios sobresalen las parroquias y conventos que
prestaban diversos tipos de servicios en cada uno
de ellos, como el Hospital Franciscano construido
en lo que se conoce como Cuartel de Dragones en
Mejorada y el Convento de San Francisco, hoy desaparecido, en San Cristóbal.
En el Centro, además de alrededor de 13 iglesias
y conventos que aún existen, estuvieron el Hospital
de Nuestra Señora del Rosario, a un costado de la
Catedral (1575), el Mercado de la placita en lo que
hoy es el Bazar García Rejón, el Colegio de San
Francisco Javier (1618) en donde hoy está el Peón
Contreras, el Colegio de San Pedro (1711) establecido en el lugar que hoy ocupa la Universidad y el
Seminario de San Idelfonso a espaldas del Palacio
Episcopal.
A pesar de la evidente concentración de infraestructura y equipamiento en el sector central, los
barrios subsanaban sus necesidades principales con
sus propios recursos. Así, aun cuando la gestión administrativa tenía su asiento en la plaza principal y
sus alrededores, las parroquias de los barrios se
ocupaban de complementar y a veces de sustituir a
las autoridades civiles en los problemas y requerimientos que cotidianamente se presentaban. Entre
las funciones que se encontraron mucho tiempo ligadas a las parroquias se tuvieron los servicios relacionados con la educación, la salud, la organización
social e incluso administrativa dada la influencia,
papel hegemónico y ligado al Estado que la Iglesia
desempeñaba en aquel entonces y en casi todas las
esferas de la actividad social. Lo anterior lo propiciaba en buena medida la predominante presencia indígena en los barrios que se encontraba vinculada
grandemente con la religión y sus representantes a
través de las llamadas tareas de evangelización.
El intercambio se ejercía incipientemente y a escalas mucho menores que en los mercados del sector centr"al, alrededor de las plazas de los barrios
por hallarse a la vera de los caminos de otros poblados y las dificultades inherentes al traslado de mercancías desde el centro de la ciudad, a donde sin
embargo se acudía según las necesidades de intercambio, empleo o abastecimiento.
Las actividades de esparcimiento por su parte,
aun c;uando también tenían su principal asiento en
las plazas ubicadas en el sector central, en particular la plaza principal, excluían sin embargo a los indígenas y mestizos quienes no eran bien recibidos
en ellas, por lo que otras fueron consolidándose en
los Centros de Barrio, aunque casi sin infraestruc-
6 Cervantes, Enrique, Bosquejo del Desarrollo Histórico de la
ciudad de Mérida, México 1945, p. 14.
7
Dulanto Enrique, Apuntes históricos y anecdóticos sobre Mérida
de Yucatán. Artes de México, 169-170, 1960, p. 15.
71
3. Casa de Montejo, detalle.
tura y mobiliario urbano, ofreciendo sin embargo
amplios espacios semiarbolados aledaños a las parroquias donde se celebraban casi todo tipo de celebraciones locales y autóctonas.
La vivienda, aun cuando en los barrios no fuese
en su mayoría de material y características permanentes, más bien esta era excepcional, era sin
embargo sumamente homogénea con un marcado
carácter indígena, alineada y apegada, eso sí, a los
tra-zos de organización erpacial de la urbanización
colonial. La mayor parte de las veces servía, asimismo, no sólo como habitación, sino también como
local de trabajo para la producción, específicamente para los oficios y trabajos artesanales, cuando
menos hasta que era posible edificar para dicho género de actividad.
A esta ciudad nuclear en su organización y aldeana en su estructura funcional y gestiva, se agregaba
una acusada pluralidad de usos de suelo que aunque
presente en mayor medida en el Centro y en menor
en los barrios, le permitía a ambos un equilibrio
que se reflejaba en su tranquilidad y actividad comunitaria.
En los barrios como en el Centro, los oficios
72
relacionados con la elaboración de objetos de uso
doméstico, el vestuario, el mobiliario, las herramientas, etc. eran comunes y compartían no sólo
las mismas calles con la vivienda, sino incluso los
mismos predios, chozas o construcciones, aunque
por lo general rudimentarias estas últimas, dándole
al asentamiento barrial un carácter productivo y
socializador de día y otro familiar y de dormitorio
en la noche.
La diferencia del impacto de las actividades económicas en la vida del Centro y los barrios parecía
determinarla el alto grado de especialización y la
gran cantidad y destino comercializador que adquirían los objetos producidos en los talleres artesanales del Centro, respecto a los elaborados en los barrios generalmente para el autoconsumo o intercambio en escala reducida. Determinando para las
primeras instalaciones e inmuebles especiales e incluso unifuncionales, mientras las de los barrios se
desarrollaban en el mismo ámbito de la vivienda, si
acaso en locales adjuntos, propiciando la multifuncionalidad y simultaneidad del uso de la habitación
en ellos
Centro y Periferia, aunque a escalas diferentes,
no constituían ámbitos especializados en el uso del
suelo. La vivienda compartía y alternaba con actividades disímbolas, fungiendo como elemento homogeneizador y de equilibrio que permitía, por un
lado, sacar el máximo provecho a las actividades
productivas consumiendo cotidianamente sus mercancías in situ. Y por otro, dotar de vida social permanentemente a esos lugares aun en horas inhábiles, proporcionando un uso heterogé11eo a la vez
que simultáneo que se traducía en seguridad, convivencia e identidad zonal.
El Centro más que espacio de excepción por su
función concentradora de actividades específicas,
lo era por sus cualidades simbólicas y culturales, así
como por su alto desarrollo de infraestructura respecto a la periferia constituida en barrios. La contradicción de usos no existía, más bien sólo diferencias
en la escala y la jerarquía de las actividades según su
origen y destino social.
En tal sentido, el papel estructural del Centro
respecto a la ciudad, asumía un carácter menos funcional que simbólico, que acababa otorgando a las
actividades que ahí se desarrollaban una preeminencia más no una exclusividad.
Una cuarta característica, basada en una estructura socioespacial jerárquica, formaba parte de los
patrones de desarrollo de la Mérida en estos sus
primeros siglos. A nivel ciudad, alrededor del primer cuadro se asentaban los sectores de mayor influencia, riqueza o hidalguía, disminuyendo su nivel
s6cial conforme su asentamiento se alejaba de dicho núcleo hacia los barrios.
Para mediados del siglo XVII Mérida tenía ya
configurada una estructura con un Centro y 6 barrios que tenían definida su traza en los alrededores
de sus respectivas plazas. El único elemento que alteraba sus calles era el referido convento de San
Francisco. Mérida contaba ya con cerca de 80 manzanas y medía aproximadamente 1.5 Km. de norte
a sur y 1.2 de oriente a poniente.8
Con su desarrollo y creciente papel económico
en la región, durante el siglo XVIII los barrios fueron poblándose con otros grupos de población,
tendiendo a admitir sectores sociales intermedios y
aún altos, que ya no encontraban acomodo en el
área central, adoptando el referido patrón de asentamiento nuclear en cada barrio. Esto es, cada estamento social se asentaba según su nivel de ingreso
y posesiones más cerca o más lejos de su núcleo
principal o a lo largo de sus principales calles. Con
ello, los barrios vieron poco a poco enriquecida su
arquitectura que acompañaba al asentamiento habitacional de mayor jerarquía social. Como consecuencia, la tipología urbana Centro de Barrio se
consolidó en los diferentes rumbos de la ciudad al
mismo tiempo que lo hacían las de sus marginales
y paupérrimas periferias.
Aun cuando siempre existió la segregación social urbana, el asentamiento de nuevos estratos sociales en los alrededores de cada Centro de Barrio,
modificó el carácter absoluto de la contradicción
Centro-Periferia en el interior de la ciudad. Los
nuevos enclaves sociales propiciaron no sólo una
mayor pluralidad en la estructuración social y
urbana, sino también de las actividades en dichas
áreas de la ciudad. Por tal motivo, esta peculiar estructura policéntrica propició la paulatina presencia
de más y mejor equipamiento en los Centros de
Barrio y por ende, en los diferentes rumbos de la
ciudad.
La ubicación de las familias adineradas fueron
asegurando la extensión de los servicios y la infraestructura en ellos, beneficiando y acercándolos en
alguna medida, incluso, a los sectores de población
indígena que se asentaban en los adentros y alrededores de cada barrio, propiciando al mismo tiempo
sus respectivas ampliaciones y desplazamiento vía
mercado de· la tierra.
4. Torre de la catedral de Mérida.
El paulatino asentamiento de sectores criollos y
económicamente solventes en las inmediaciones
de los Centros de Barrio fue desplazando durante
los siglos XVIII y XIX a los indígenas hacia las respectivas periferias externas de los barrios.9 Los cuales
al unirse entre sí con estos nuevos asentamientos,
fueron endureciendo y homologando socialmente
un segundo perímetro, esta vez constituido por las
inmediaciones de los Centros de Barrio, haciendo
crecer de manera natural y continua el núcleo
civilizado, es decir, propiamente urbanizado (ver
plano 1864), caracterizado por una traza crecientemente radial con edificaciones <>onsolidadas que
poco a poco fueron sustituyendo a la vivienda indígena en una expansión que iba de dichos centros
hacia afuera.
A este desarrollo de los barrios lo acompañaron
también intentos de delimitar cual feudos su crecimiento y el de la ciudad, a fin de no sólo definir y
restringir el área civilizada y españolizada de la misma, sino también propiciar el control de epidemias
y alzamientos indígenas que de tiempo en tiempo
se tenían. Para ello fueron siendo construidos du-
8
González Durán. Jorge. Quién decide el futuro de Mérida, Ayuntamiento de Mérida, Mérida, Yuc., p. 5.
9 Idem., p. 4.
73
5. Parque Hidalgo. Centro de Mérida.
rante este mismo siglo XVIII, 7 arcos ubicados en los
márgenes externos de los Centros de Barrio o principales caminos de acceso a la ciudad. Sin embargo,
poco a poco fueron perdiendo ese significado al ser
rebasados por el asentamiento de la población
blanca en la parte externa de dichos límites, adquiriendo, asimismo, una connotación simbóliccl más
que funcional. 10
Como consecuencia de este desarrollo a medi,ados del siglo XVIII la ciudad ya duplicaba su superficie de asentamiento que tuvo el siglo anterior
(con cerca de 4,554,000m) y su población (30,565,
hab.) debido sobre todo al auge de los oficios
artesanales asentados en los barrios que atrajeron a
cientos de campesinos que huían de la encomienda
y las hambrunas periódicas del campo. Con el crecimiento, su traza desde el siglo pasado había comenzado a alterarse y a adquirir una configuración
radial que se apegaba en sus márgenes a la dirección de los caminos que partían del Centro hacia
los poblados cercanos como Itzimná, que llegó a
ser asiento de quintas y casas de los más ricos
criollos, constituyéndose por entonces en el primer
satélite de la ciudad. 11
En suma, el carácter histórico de los Centros de
Barrio se lo dieron varias dimensiones y características si bien no completamente desarrolladas, acordes a los requerimientos y posibilidades de la época.
Así, se puede hablar del papel funcional que asumieron como núcleos de ordenamiento y referencia de
las actividades y habitantes en cada uno de los
sectores de la ciudad aldeana, permitiendo dotar
de centros de referencia urbana a los asentamien-
74
tos y organizar a partir de ahí su asentamiento y
desarrollo.
También se puede hablar de su papel como sede
del poder económico y administrativo en ese entonces caracterizado por la Iglesia en colaboración
con el naciente Estado. Lo cual hizo posible administrar y dotar de servicios diversos a la población
asentada a la vez que fomentar su crecimiento y
extensión al brindar servicios que difícilmente se
encontraban en el área rural.
Desde el punto de vista productivo, el Centro de
Barrio prohijó, aunque a niveles incipientes, el intercambio y con ello el fomento de los oficios en
cada barrio, permitiendo la vida aldeana y relativamente autosuficiente que tuvieron respecto al Centro de la ciudad.
A nivel social vino a constituir una estratificación socioespacial que permitió concentrar y diferenciar, simultáneamente, estratos de población diversos. Creando condiciones para desarrollar poco
a poco su infraestructura en las zonas centrales socialmente privilegiadas a la vez que marginaba y
desplazaba hacia sus afueras a la población de escasos recursos dando pie, sin embargo, a una ampliación espácial del equipamiento originalmente
concentrado en un solo punto central y a una nueva
convivencia social entre sectores antes segregados
espacialmente al obligar a compartir los servicios
que correspondían a cada barrio.
Por último, la estructura aldeana dotó a la ciudad de identidades diversas, parciales y diferenciadas que originalmente admitían un solo símbolo: el
Centro de la Ciudad. Así, aunque éste siguió siendo
el predominante y representativo para toda la ciudadanía, tendió a compartir sus cualidades simbólicas con otros centros de menor jerarquía y alcance
ー セ イッ@ de igual e incluso, en algún sentido, mayor poder identificador. Situación que definió y caracterizó a los habitantes entre sí de acuerdo a su procedencia barrial, a la vez que los identificó como
ciudadanos.
La ciudad policéntrica
Alrededor de mediados del siglo XIX (1847) estalla
la guerra de castas en Yucatán y trae grandes afectaciones para el desarrollo urbano de Mérida. El auge y la tendencia al crecimiento se ven severamente afectadas temporalmente y se viene a reflejar en
una disminución de su población urbana.
Una vez concluida la lucha racial, sin embargo,
viene el período de auge de la industria henequenera que a principios de siglo vino a despuntar llegando a constituir en las 3 últimas décadas del siglo
XIX, y primeras del siglo XX, el motor de la economía
regional. Situación que se reflejó en un desarrollo
urbano sin precedentes en términos de infraestructura y equipamiento modificando radicalmente la
fisonomía de la ciudad. Todo ello implicó asimismo,
la necesidad de prever con mayor rigor y coherencia
el futuro de la ciudad, dando pie a esfuerzos de planeación correspondientes.
Aunque al parecer hubo intentos previos de planear y organizar el desarrollo de Mérida, como lo
dejan entrever manuscritos oficiales y testimonios
en las medidas para combatir las epidemias, que ya
mencionan una estructura de cuarteles y barrios,
no es sino hasta el siglo XIX, en 1864, que se actualiza y cobran un carácter explícito y oficial con el
Plan de Nomenclatura del Segundo Imperio. Este
último, buscando una estructura funcional, racional
y flexible, concibe una organización urbana a partir
de los 4 cuarteles centrales y los 5 barrios históricos,
ya que uno de ellos, el de Santa Catarina, había
prácticamente desaparecido a raíz de la epidemia
de cólera que diezmó a sus habitantes en 1833 y
otro, el de San Juan, era considerado como cuartel
tercero, integrado al sector central. El plan limitó
los cuarteles a la actual calle 50 al oriente, la 70 al
poniente, la 45 al norte y la 73 al sur, dejando las
iglesias de los barrios, salvo la de San Sebastián, en
sus márgenes. Asimismo, numeró 130 manzanas
divididas en cada uno de sus cuarteles y estableció
una numeración creciente de las calles en cada sector y hacia cada punto cardinal. 12
El sentido evidente de dicho plan fue, el de restablecer una estructura urbana lógica y estructurada a fin de facilitar la gestión y control de la ciudad.
Así como para delimitar y jerarquizar sus diferentes
áreas respecto a su valor, importancia y atención.
Por estos años se promulgan las leyes que fundan el
Catastro y con ello la valoración predial de la ciudad. Dkhas disposiciones urbanas propiciaron sin
duda una mejor interpretación y uso de la ciudad,
y aun cuando el plan de nomenclatura tuviera una
existencia efímera de 3 años, no dejaron de influir
en los subsiguientes planes de 1867 y 1895 dando la
pauta para la integración de la misma, que con el
tiempo, el transporte, el repoblamiento de los barrios y el desarrollo de su infraestructura y equipamiento harían una realidad palpable. Con dicho
proceso se empezó a definir un modelo urbano distinto .al existente desde la fundación de la ciudad y
que tenía en dicha integridad y policentralidad urbana
sus principales características, mismas a las que se
vienen a agregar una mayor pluralidad socio-espacial
y funcional en sus usos del suelo.
Desde las primeras décadas del siglo XIX la floreciente economía maicera y después la henequenera, impulsó en Mérida la ampliación de su equipamiento comercial que se extendió al barrio de San
Cristóbal. Instalando en 1833 los portales de las
pescaderías, posteriormente el de granos y el Mercado Lucas de Gálvez en 1883, en terrenos de la
ciudadela de San Benito, antes convento de San
FranCisco.
Se crea, asimismo, el Parque Eulogio Rosado
que propicia la instalación de una gran variedad de
comercios en sus alrededores así como una gran
cantidad de edificaciones residenciales que se agrupan a lo largo del Paseo de las Bonitas, antecedente
del Paseo de Montejo en la ciudad.
En lo que respecta al equipamiento educativo, a
partir de 1830 el Ayuntamiento crea escuelas primarias en los 5 suburbios meridianos, los cuales a
partir de entonces forman parte del equipamiento
10
Idem., p. 4
Tomassi López, op. cit., p. 151.
Q
セ@ Espadas Medina, Aercel, La nomenclatura de Mérida en
Cuadernos de Arquitectura de Yucatán No. 4, Nov. 1991, Mérida,
Yuc., p. l.
11
75
6. Centro del Barrio de Santiago.
básico de los barrios, logrando consolidarse entre
fines y principios del siglo XIX y XX respectivamenteY
En esta segunda mitad del siglo XIX se fundan
varias instituciones de educación media y superior,
las cuales funcionan en muchos casos en edificios
construidos con anterioridad. Como la Academia
de Ciencias y Literatura (1848) y la Escuela Normal
de Profesores (1868) que funcionan en el Ex-Colegio de San Pedro.
El Instituto Literario (1887) que opera en el antiguo colegio de los jesuitas y el Instituto Literario
de niñas (1881) contiguo al Convento de Monjas.
Es importante también el equipamiento urbano
de beneficencia pública y privada que cuenta con el
Hospital San Juan de Dios, el Hospital General
(1861) y el Hospital O'Horan (1884) en Mejorada.
Durante el siglo pasado resalta también la consolidación del equipamiento recreativo en la Plaza
Grande (1871-1889) y en los barrios de Santa Lucía
(1878), Santa Ana (1880) y Santiago, así como el del
Parque Hidalgo (1896), donde se diseñan y construyen plazas, fuentes, kioscos, jardines y mobiliario constituyéndolos en un ;atractivo para toda la
ciudad, respecto a los que hasta entonces posee.
Por estos últimos años del siglo XIX se instala
también el servicio de energía eléctrica en la Plaza
Central y sus alrededores, lo que viene a aumentar
su atractivo. 14
Complementa este equipamiento recreativo el
de carácter cultural, como el Peón Contreras ( 1908)
y durante las primeras décadas del siglo XX, el circoteatro de Santiago y los cines de Barrio que se
76
ubican en sus respectivos centros como el Apolo y
el Frontera que fueron sustituidos por el Rivolí y el
Rialto en Santiago; el Pathé, después Encanto y el
Montejo en Santa Ana; el Esmeralda y el Allende en
San Cristóbal; el San Juan, del mismo barrio; el Alcázar de Mejorada y el Allende, el Principal, el Hidalgo y el Aladino en el Sector Central.
Los Barrios cuentan también para estas primeras décadas con mercados propios que remodelan
de cuando en cuando y que permiten dotar de servicios integrales no sólo a su propio ámbito sino incluso a zonas colindantes.
La industria propiamente dicha toma su asiento
en los barrios a través de numerosos talleres relacionados con la explotación del henequén, cuya
producción se encuentra en auge para entonces.
En ella se podían reparar máquinas desfibradoras,
calderas, motores, molinos y demás instrumentos
relacionados con la explotación del agave. Su insentir sobre todo en Mejorada donfluencia se 、セェ。@
de se ubican bodegas, cordelerías y terminales de
ferrocarril, marcando en buena medida su posterior vocación.
El carácter plurifuncional del suelo en el Centro
y los Barrios permitió compaginar usos de suelo diversos y de diferente naturaleza, como lo constatan
los inmuebles de la época y el censo de 1900.
En ese entonces se contabilizaban 633 herreros,
214 hojalateros, 250 talabarteros, 380 plateros y
239 curtidores, a parte de tipógrafos, zapateros, alfareros y costureros. En total 400 comerciantes,
1600 artesanos, 1500 labradores y 800 jornalerosY
Había instalada además de la industria asociada al
henequén, instalaciones de la industria eléctrica,
fábricas de maquila de ropa, talleres artesanales de
diverso género, comercios y una gran variedad de
equipamiento de salud, educación y recreción que
alternaban con los predominantes usos habitacionales que alcanzaban cerca de 75% en el Centro y
más de un 90% en los barrios. 16
Durante esta primera década del siglo XX destaca el desarrollo de infraestructura de primer orden
como el Edificio de Correos en San Cristóbal, la
Penitenciaría del Estado, el Centenario, el Hospital
O'Horan y el Asilo Ayala en Santiago. Así como un
desarrollo residencial sin precedentes en los Centros de Barrio que implica la remodelación, ampliación y refuncionalización de varias casonas, en particular Mejorada, donde incluso se instala la familia
del entonces gobernador Don Olegario Molina. Paralelamente factores propiciados por el crecimiento poblacional, que para entonces alcanzaba ya los
60,000 habs., aunado a la dinámica de las actividades
económicas asentadas en el sector central y los Centros de Barrio, así como la intensificación y paulatina
mecanización del transporte que reduce y agiliza
las distancias y el desplazamiento a la vez que intensifica la vida citadina, orillan a la clase hacendada
a inaugurar desde 1888 el Paseo de Montejo en Santa Ana y con ello, un nuevo esquema de desarrollo
urbano de carácter línea], inspirado en modelos europeos y metropolitanos que las grandes ciudades,
incluido el D. F., había comenzado a adoptar para
revalorar y desarrollar nuevas áreas residenciales.
Con él se dota a la ciudad de un eje longitudinal
de crecimiento al norte. A lo largo del cual se comienzan a agrupar en sus costados un importante
número de colonias como la Inalámbrica, San Cosme, hoy García Ginerés, al poniente y Chuminopolis, al oriente, conformados por sectores altos y medios respectivamente. El nuevo esquema excéntrico de este nuevo desarrollo urbano que se crea al
norte tiende así a segregarse al ir recibiendo cada
vez más clases y estamentos con mayores recursos
que optaban por salir del Centro, creando su propia
infraestructura y servicios a lo largo de avenidas como Reforma, Colón y más adelante Pérez Ponce
que incluso llega a unir Itzimná a este crecimiento.
Los valores catastrales actualizados durante la administración porfirista de D. Olegario Molina ( 1903)
y el comportamiento de la oferta y demanda del
suelo, determinan las características del asentamiento y la homogeneidad social que en adelante empezará a dividir en sectores y zonas ya no concéntricas,
sino apartadas según su ubicación geográfica.
El sur principalmente y en igual medida el poniente y el oriente adquieren así una vocación de
rumbos pobres y clase media respectivamente. En
el primero se amplían los barrios de San Sebastián
y San Cristóbal y posteriormente surgen colonias
proletarias colindantes como la Vicente Solís y Dolores Otero que, aprovechando la concentración
de equipamiento a que da lugar el Mercado Lucas
de Gálvez, buscan la satisfacción de sus servicios y
Lo
el empleo que el mercado central ーイッ」ゥセョ。N@
mismo pasa respecto al crecimiento al poniente y al
oriente, aunque en este caso el equipamiento de los
barrios de Santiago y Mejorada subsana en buena
parte la demanda de sectores medios que se asientan a sus alrededores.
Aunque desde la administración Carrillista hubo
intentos de equilibrar el desarrollo polarizado con
asentamientos de diverso nivel social, sin embargo,
el mercado del suelo terminó expulsando o aislando dichos intentos. Tal es el caso de colonias como
el Reparto Dolores Patrón, al norte, inaugurado en
1928 como colonia obrera y la colonia Miraflores de
posterior fundación. La primera fue prácticamente
asimilada e integrada a la García Ginerés y la segunda aislada por asentamientos de menores ingresos.
Sintetizando, el período acaecido entre principios del siglo XIX y principios del siglo XX, conllevó
dos procesos complementarios y simultáneos: uno
integrador que operó en su ámbito histórico y que
significó la configuración de un sistema urbano policéntrico y otro socialmente segregacionista que se
empezó a generar en su nueva y moderna periferia.
Aun cuando parecieran contradictorios fueron, sin
duda, dos procesos articulados e incluso interdependientes.
La estructura policéntrica que desarrolló al máximo la autonomía y autosuficiencia de los barrios
respecto al núcleo central, permitió el desarrollo
de una nueva periferia que se les anexó al carecer
prácticamente de los factores indispensables para
su autogeneración. A diferencia de los barrios his-
15
Chico Ponce de León, Pablo, Diagnóstico del Centro Histórico
de Mérida (Evoluci6n Hist6rica). FAVDAY, 1991, p. 43.
14
Tomassi López, op. cit.
15
González DuránJorge, op. cit. p. 11.
16
Peraza Guzmán Marco, Diagnóstico del Centro Hist6rico de
Mérida, FAVDAY, 1991, p. 54.
77
7. Centro del Barrio de SanJuan.
tóricos, la conformación del denominado cinturón
intermedio que constituyen las colonias creadas
durante la primera mitad de este siglo y concentradas dentro del perímetro del actual Circuito Colonias no estuvo acompañada, salvo excepciones, por
la generación de núcleos propios ni equipamiento
para satisfacer sus demandas en materia de gestión,
intercambio, recreación o servicios, por lo que
lejos de generar en ellos identidades y símbolos urbanos característicos como los mismos barrios históricos tuvieron, se limitaron a anexarse y proveerse
de los de éstos. Los barrios fueron así durante estas
primeras décadas especies de Subcentros que a la vez
que extendían los servicios que el Centro proporcionaba, pudieron subsanar y filtrar la demanda de la
periferia al núcleo central permitiéndole a éste último una economía de escala que aplazó por largo
tiempo su saturación.
La estructura policéntrica que se configura desde
mediados del siglo XIX y que operó durante casi un
siglo, conlleva varios caracteres de la que le precede
y que aquí denominamos Aldeana o Colonial. Sin
embargo, la diferencia de esta última, su consolidación como tal y su carácter integrador y articulador
respecto a la ciudad en su conjunto, como zona de
transición entre la estructura urbana fundacional y
la de corte propiamente moderno.
Así podríamos decir que no sólo conserva el papel referencial y satisfactor de servicios que los
Centros de Barrio en forma incipiente jugaron en
la Colonia, sino !nduso la enriquecen con funciones
más especializadas al contar con equipamiento de
diversa naturaleza y acorde a la escala de su ámbito
78
e influencia, diversificando los usos de suelo al Interior 、セ@ los barrios y dotándolos de satisfactores que
los hacían todavía más autosuficientes. 17
El crecimiento externo de la ciudad, aunado a la
carencia de nuevos polos de servicio, motiva en
ellos una dinámica que satisface dos requerimientos: uno que le llega del sector central consistente
en dotarlo de las mercancías y productos necesarios para su mercantilización en gran escala y otro
que se origina en la periferia, que tiene que ver con
contribuir a satisfacer las necesidades de empleo,
servicios, infraestructura y equipamiento que demanda cada se.ctor de la ciudad y que satisface fa
partir de la extensión de los que cada barrio posee.
La primera demanda del Centro fomenta en los
Barrios la polifuncionalidad de usos del suelo que
aunque presente desde siglos anteriores, como hemos visto, se acentúa y alcanza su mayor auge en
este período de principios del siglo XX. Convirtiéndose en factor, a su vez, de fomento de la estructura
policéntrica al crear dinámicas autónomas de productividad y consumo en los propios barrios.
La segunda demanda, la de la nueva periferia,
también viene a reforzar la estructura de barrios al
constituirlos en zonas de atracción y servicio ayudando a consolidar con ello sus respectivas zonas
centrales. Los Barrios juegan durante todo este
tiempo un papel de transición y a la vez autónomo
entre Centro y Periferia, que les reditúa en su mismo desarrollo, adquiriendo el carácter de auténticos Subcentros Urbanos.
En virtud de lo anterior, se puede inferir que
aunque la infraestructura y edificaciones consoli-
dadas de los barrios tal y como ahora los conocemos, se desarrollaron entre fines del siglo anterior
y P.,rincipios del actual, su carácter manifiesto en su
エイ。セN@
alineamiento, alturas, proporciones y códigos
arquitectónicos y urbanos en general, les confieren
cualidades del período republicano pero de clara
procedencia colonial y en tal sentido de índole histórica más que contemporánea.
La ciudad propiamente moderna se configura
en Mérida a partir precisamente de los márgenes
externos de los barrios centrales y manifiesta patrones de desarrollo arquitectónico y urbano radicalmente diferentes, asumiendo cualidades incluso
opuestas, tales como la segregación socio-espacial
ya no concéntrica sino zonal; la inexistencia de ámbitos funcionalemente intermedios entre Centro y
periferia; los procesos de descentramiento observados en zonas de alto desarrollo y la pérdida de
referentes parciales y nucleares secundarios que
proporcionen escala y organización espacial a las
nuevas colonias' a nivel urbano. Asimismo, la tipología edilicia 3e torna individualmente autónoma e
incluso contradictoria con su entorno diferenciando la moderna arquitectura de los precedentes patrones de edificación. 18
Los barrios históricos colindantes al Centro Urbano de Mérida son sin duda un referente distinto
al de la ciudad funcional y moderna, sin embargo,
su desarrollo y función urbana siempre ha estado
ligada a la primera, de la cual forma hoy parte
ゥョ。ャ・セ「@
tal como lo formó en el pasado en sus
orígenes. Hoy día se hace necesario reconocer su
procedencia y carácter histórico para salvarlos de la
picota modernizante, pero también el de su identidad y autonomía propia que les devuelva su papel
original y los libre del carácter centralista que los
arrastra a seguir el mismo destino terciario del Centro meridiano.
Sostener su carácter habitacional y restituirles
su equipamiento y función desconcentradora en
beneficio de los ámbitos asociados históricamente
a ellos, podría representar sin duda una fórmula no
sólo para su rescate, sino que incluso de la clave para reorganizar la ciudad entera. Hoy como nunca,
cuando se viene perdiendo el sentido original de lo
que el término ciudad implica y la reducimos a su
mera función de asentamiento urbano, se vuelve indispensable volver la mirada a los orígenes y buscar
ahí su dimensión humana y socializadora.
Visualizar en las metrópolis el posible futuro de
la ciudad de Mérida, es sin duda razón suficiente
para buscar patrones y opciones de desarrollo diferentes que eviten llevarla a la misma encrucijada
que las grandes ciudades enfrentan en la actualidad. Dentro de esta búsqueda, por tanto, la implantación de modelos y soluciones foráneas que
predominaron durante la denominada urbanización salvaje de las grandes ciudades, estaría siendo
suplantada por una búsqueda interior e histórica
que permita retomar de su misma evolución, pautas, vocaciones y reinterpretaciones que pudieran
generar alternativas propias que den sustento cultural a su desarrollo.
En tal sentido, la búsqueda de rastros, patrones
y permanencias de vida y organización urbana de
otras épocas vendría a resultar esclarecedor y profundamente aleccionador para la ciudad actual.
Someter al discernimiento y clarificación tal desarrollo resulta hoy día imprescindible a fin de identificar códigos y normas de funcionamiento, uso y
articulación urbana que pudieran retomarse creativamente a fin de devolver cualidades hoy perdidas
pero requeridas en la ciudad moderna.
Volver la mirada al pasado de la Mérida histórica
y dejar de darle la espalda hacia estos 500 años de
colonización y 450 años de su desarollo, pudiera
representar la mejor forma de conmemorar y al
mismo tiempo de rescatar los objetivos, sueños y aspiraciones que llevaron a su fundación y con ello, a
sentar las bases de su indispensable modernización
sin sacrificar sus principales rasgos de identidad y
tradición.D
17
Assel T. Hansen y Bastarra<;heaJorge, Mérida; su transformación de capital colonial a naciente metrópoli., INAH, México, 1984,
p. 324.
18
Peraza Guzmán Marco, op. cit.
Nota: La información anterior se basó en buena medida en la
recopilación cronológica sobre la evolución de Mérida realizada por el Arquitecto Pablo Chico Ponce de León en el capítulo respectivo del Diagnóstico del Centro Histórico de Mérida
elaborado en la FAUDAY durante 1991.
79
ARQUITECTURA
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CUADERNOS
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FACULTAD DE ARQUITECTURA
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UNIVERSIDAD NACIONAL
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Rector
Dr. Francisco Barnés de Castro
Secretario General
Dr. Salvador Malo Alvarez
Secretario Administrativo
Dr. Roberto Castañón Romo
Secretario de Servicios Académicos
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Secretario de Asuntos Estudiantiles
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Director de la Facultad de Arquitectura
Mtro. en Arq. Gabriel Mérigo Basurto
Secretario General
Dr. Fernando Greene Castillo
Jefe de la División de Estudios de Posgrado
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