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PROGRAMA DE ARQUEOLOGIA PREVENTIVA PARA LA AMPLIACION DE LA LOCACION RUMBA EN EL MUNICIPIO DE AGUAZUL, DEPARTAMENTO DE CASANARE. ETAPA DE PROSPECCIÓN. JOSE DAVID GONZALEZ BEJARANO ANTROPÓLOGO UNIVERSIDAD DE LOS ANDES ELABORADO PARA: Febrero de 2016 TABLA DE CONTENIDO 1 PLANTEAMIENTO Y JUSTIFICACION 1 2.1 Generalidades del área de estudio 1 1.1.1 Geomorfología 2 2 ANTECEDENTES 4 2.1 Arqueológicos 4 2.2 Problemática regional 11 2.3 Etnohistóricos 13 3 OBJETIVOS 22 3.1 Objetivos Específicos 22 4 METODOLOGÍA 22 4.1 Fase precampo 22 4.2 Fase de Campo 23 4.3 Fase de Laboratorio 24 5 CRONOGRAMA 26 6 PRESUPUESTO 27 7 BIBLIOGRAFÍA 28 7.1 ANEXO 1: PROPUESTA DE DIVULGACIÓN Y MANEJO DEL PATRIMONIO ARQUEOLÓGICO 33 7.2 ANEXO 2: Ficha de registro de proyectos 33 7.3 ANEXO 3: Planos 33 7.4 ANEXO 4: Hoja de vida 33 TABLA DE TABLAS Tabla 1 Coordenadas de la ampliación de la locación 3 Tabla 3. Familias y Subgrupos Indígenas de los Llanos Orientales 15 TABLA DE FIGURAS Figura 1 Localización general del área de estudio 2 Figura 4 Indígenas de los llanos orientales durante la época del descubrimiento. 17 Figura 5 Mapa de la Provincia y Misiones de la Compañía de Jesús. 19 Figura 6 Distribución de pozos de sondeo cada 10 m sobre una hectárea 24 PLANTEAMIENTO Y JUSTIFICACION El objetivo de este proyecto fue realizar un plan de manejo arqueológico el cual se concibió por medio de una prospección arqueológica en donde se identificó la presencia o ausencia de artefactos arqueológicos que puedan ser afectados por la intervención de las obras civiles de la construcción de la locaciones petroleras que se planea construir. Esto se realizó dentro del marco del cumplimiento de la legislación para la protección del patrimonio arqueológico y cultural de la nación; de acuerdo a las disposiciones legales sobre protección del patrimonio arqueológico (Ley 397 de 1997, Ley 1185 de 2008 y decreto 763 de 2009), se consigna que en todo proyecto de construcción de infraestructura vial, minería, embalses, hidrocarburos y cualquier otra obra que requiera licencia ambiental o que ocupando áreas mayores a una hectárea requieran licencia de urbanización, parcelación o construcción, se debe realizar un Programa de arqueología preventiva, el cual será presentado al ICANH para su aprobación y posterior ejecución. El presente trabajo buscó detectar la posible presencia de sitios de interés arqueológico que se puedan encontrar en las áreas a intervenir en la vereda La Graciela el municipio de Tauramena departamento de Casanare. Adicionalmente este proyecto buscó contribuir al conocimiento arqueológico sobre el país y sobre la región de los Llanos orientales, indagando acerca de la relación de intercambio comercial que el piedemonte mantuvo con el altiplano cundiboyacense en épocas prehispánicas.. Autores como Langebaek (1987) postulan que estas dos regiones tenían un constante canal de comunicación y que efectuaban intercambio a lo largo del altiplano. Generalidades del área de estudio La operadora Parex Resources Colombia Ltd Sucursal como parte de sus estrategias de desarrollo ha decidido realizar la ampliación de la locación Rumba que se encuentra ubicada en la vereda La Graciela del municipio de Aguazul. La ampliación se encuentra ubicada al noreste de la locación Rumba la cual tiene un plan de manejo arqueológico bajo la licencia 4103. La ampliación consta de un área de 2 ha. Figura SEQ Figura \* ARABIC 1 Localización general del área de estudio Tabla SEQ Tabla \* ARABIC 1 Coordenadas de la ampliación de la locación Coordenadas Magna Colombia - Este Vértice Adendo locación Rumba Vértice Este Norte 1 851011,40 1030339,15 2 851014,76 1030377,85 3 851301,36 1030307,08 4 851275,64 1030207,94 Geomorfología Descripción Regional Los Llanos Orientales en Colombia se distinguen como una macro unidad morfoestructural perteneciente a los llanos del Orinoco a nivel de Sudamérica. El Bloque de Perforación Exploratoria Llanos 26, se ubica dentro de la gran provincia fisiográfica de la Orinoquía, la cual es una planicie de origen sedimentario, producto del arrastre aluvial de sedimentos provenientes de la Cordillera Central, la cual a escala regional se conforma por planos de diferentes alturas cubiertos por sabanas y bosques de galería (SMAYD LTDA, 2014). Los ríos que provienen de la cordillera y el piedemonte pierden su capacidad de carga y cambian su morfología a cuerpos meándricos que divagan a los largo de la llanura, favorecidos por el cambio de pendiente, lo que conlleva a continuos desbordamientos y depositación de sedimentos durante las crecientes. Descripción Local En el área de influencia directa de la ampliación de la Locación Rumba, se distingue la unidad de planicie aluvial de inundación: Llanura aluvial de inundación (LAI): son las unidades recientes que se han formado por acción de los caños, con cortes progresivos sobre la planicie aluvial y depositación de sedimentos por efectos de las continuas inundaciones y desbordes de los drenajes del área. La dinámica fluvial está dada por fluctuaciones en el nivel de los ríos y caños, con el aumento del caudal en la época invernal, en donde las corrientes de agua principales, han perdido su capacidad de carga y suelen llevar sedimentos en suspensión, transformándose en lechos amplios y de poca profundidad, favoreciendo a la ocurrencia de fenómenos como desbordamientos, inundaciones y cambios de curso dentro de un ambiente de planicie de inundación, favorecido por las muy bajas pendientes del terreno. ANTECEDENTES Arqueológicos La arqueología de la región de la Orinoquia Colombiana puede caracterizarse en general como un corpus de información fragmentada y dispersa que no permite una aproximación clara sobre procesos de poblamiento a nivel macroregional. En su mayoría la reconstrucción que existe sobre en pasado prehispánico de la región se ha basado en los documentos históricos mientras que lo arqueológico ha sido menos relevante aunque no escaso. Una de las primeras referencias que se tiene en la región es la de John Marwitt (1972) quien adelantó una investigación en las costas del río Ariari en el Meta. En el trabajo prospectó una distancia, aproximada, de 75 km, entre los municipios de Cubarral y Puerto Lleras, identificándose 19 sitios, 17 de los cuales correspondían al período prehispánico. Con base en los hallazgos, Marwitt (1972) sugirió la preferencia de los grupos humanos por ocupar zonas localizadas en las planicies aluviales, a pocos kilómetros de los ríos, argumento que se ha mantenido para plantear la pauta de poblamiento de las sociedades prehispánicas y sedentarias en la región de la Orinoquía, ya que no era muy común que se encontraran sitios en las sabanas interfluviales. En su estudio Marwitt se interesó por establecer vías de migración procedentes de la Amazonía hacia los Llanos y estableció relaciones entre el material cerámico recolectado con alguno de la Amazonía. Posteriormente, Marwitt (1975) planteó el uso preferencial de los grupos prehispánicos de las zonas de planicie aluvial por sobre las de la sabana y la distribución dispersa de sus asentamientos. En el año 1975, Gerardo y Alicia Reichel-Dolmatoff (1974: 198-200) realizaron en los Llanos del Río Manacacías en el departamento del Meta, la prospección de una zona aledaña al Caño Cumaral, y ubicaron entre el bosque de galería, las lagunas y los pantanos, centenares de montículos bajos circulares, cuyo diámetro y altura promedio fue de 3 metros y 60 cm. En el sitio (cuya localización no fue especificada) se realizó tan solo una excavación de un montículo de 3.48 m. de diámetro, por 55 cm. de altura, concluyendo que estos montículos habían sido construidos al recoger la tierra en el mismo lugar amontonándola para formar islotes de terreno alto, destinados para el cultivo de raíces, probablemente de yuca. En el mismo año, María de la Luz Giraldo de Puech (1975) investigó la región de Cravo Norte en el departamento de Arauca y ubicó a orillas del río Meta y a orillas del río Casanare tres áreas denominadas: Bombay, Mochuelo y San José del Ariporo. Estos tres sitios arqueológicos de aproximadamente tres fanegadas cada uno, ofrecieron abundante y variado material cerámico, y aunque en ninguno se registraron restos de vivienda, ni entierros, de Bombay fue posible obtener la fecha del 767 +/- 85 B.P. Con base en las características del material recuperado le fue posible definir 5 tipos cerámicos: Casanare Habano Carmelito, Casanare fino, Meta poroso, Casanare compacto, Casanare rojo. La investigación se constituyó en un referente para la arqueología de la región por la abundancia de material que recuperó y por las interpretación y análisis que hizo del material, que relacionó con material excavado en la región de Cravo-Norte con los hallazgos de los Llanos venezolanos registrados por Zucchi (1972) al encontrar similitudes respecto a las formas, los desgrasantes de componentes arenosos, los motivos geométricos en la decoración pintada e incisión, además de las impresiones de tejido. A partir de esta investigación Giraldo de Puech planteó una hipótesis de poblamiento en la cual se refería a las implicaciones que las vías fluviales, como "ejes de comunicación socio-económica" con influencia sobre el desarrollo de los grupos culturales. Así, de acuerdo con las tipologías cerámicas, los sitios de Mochuelo y Ariporo se distinguieron del sitio de Bombay, ya que los dos primeros se ubicaban inmediaciones del río Casanare mientras que el segundo se situaba cerca al río Meta. De esta manera, la hipótesis planteaba que el río Casanare podría considerarse como un afluente dependiente del río Meta y una vía de penetración hacia el Norte, a su vez el río Meta, sería un eje de comunicación que permitía el contacto entre dos regiones muy diferentes y aisladas, la cordillera Oriental y las llanuras colombianas y venezolanas. De esta manera los lugares de asentamiento situados sobre un eje central, como el río Meta, tendían a ser más abundantes, más densamente poblados y a presentar una fusión de rasgos culturales más variada y compleja que las que podían observarse en zonas de afluentes y vías fluviales secundarias como era el caso del río Casanare. En la década de los 80, los arqueólogos Santiago Mora y Elizabeth Márquez (1982) adelantaron en el municipio de Yopal, en el departamento del Casanare, una investigación arqueológica financiada por FINARCO (antigua Fundación de Investigaciones Arqueológicas Nacionales, FIAN), en inmediaciones del caserío de Tilodirán. En este lugar, realizaron trabajos de prospección (cuyo método no es especificado en el texto), a partir de los cuales se lograron ubicar algunos yacimientos arqueológicos, en los que se realizaron recolecciones de materiales superficiales y excavaciones en el sitio denominado Catanga (Y-1), localizado a 200 m.s.n.m., con un área de 47 m2. Sin embargo, aunque se planeó una segunda excavación (Y-2) esta fue interrumpida por el invierno. Dentro del material obtenido de la excavación, los fragmentos cerámicos fueron clasificados en 3 tipos (Catanga burdo, Catanga sencillo y Catanga fino) sin que se estableciera el criterio de clasificación; además se encontraron diferentes tipos de artefactos entre los que se contaban: rodillos o pintaderas (asociados por los autores, a la arqueología de los Llanos Orientales, y a descripciones de los sacerdotes jesuitas para la zona, quienes desde la época colonial anotaban que eran empleados por los indígenas para dibujarse el cuerpo); pendientes; cuentas; figurinas (de las cuales no se sabía de piezas similares para esta área de los Llanos); además de representaciones zoomorfas, diferentes tipos de vasijas, budares, y especies de bancos o metates. Sumado a estos se encontró una argolla metálica en Y-1 de alambre de cobre, y gran cantidad de material lítico. A partir de la evidencia de platos budares, se infirió una dieta basada en el cultivo de la yuca, aunque no se encontraron registros de montículos artificiales asociados a este cultivo (Gerardo y Alicia Reichel – Dolmatoff, 1974) algunos años antes. Los autores concluyeron, también, que parte de la dieta de estos grupos se asociaba con semillas por los martillos encontrados, y el consumo de pequeños roedores y aves por los huesos registrados. Los materiales obtenidos en el yacimiento de Catanga (Y-1 y Y-2), sirvieron para definir aunque no de manera muy clara, una serie de rasgos que establecían conexiones entre los grupos que habitaron en Caño Caroní y Catanga, tanto por la cerámica como por el material lítico. Asimismo, las fechas C14 de Caño Caroní ubicaban a sus habitantes en el lapso comprendido entre el 1200 y el 1400 d.C, mientras que para el yacimiento de Catanga la fecha obtenida fue la de 1640 d.C, lo que para los autores suponía un posible contacto o una cercana relación. El material de Catanga mostraba también similitudes con motivos decorativos relacionados con el arauquinoide, como los ojos pepa de café que, además, fueron sugeridos por Mora y Márquez como posibles registros de contacto con grupos indígenas de la Cordillera Oriental colombiana. Posteriormente, el mismo Santiago Mora e Inés Cavelier (1983) ubicaron 4 sitios arqueológicos en el departamento del Meta, en los cuales se intentaba plantear una investigación regional, realizando la prospección por zonas, basados en las divisiones de paisaje del estudio de Goosen (1964:132-133). La selección de sitios define cuatro paisajes básicos de los Llanos Orientales: el Piedemonte, la Llanura Aluvial de desborde, las Terrazas y la zona de Aluviones recientes.En términos generales, las excavaciones realizadas en Acacías revelaron según los autores, la existencia de una ocupación durante el siglo XVI de nuestra era, en la cual los habitantes eran agricultores y posiblemente tenían una proto-arboricultura, haciendo uso de los datos etnohistóricos en cuanto a las palmas se refiere. Los resultados de Acacías permitieron a los autores señalar que los asentamientos registrados en esta zona eran pequeños y dispersos, lo cual podría ser el producto de ocupaciones de corta duración o bien de grupos con una densidad de población más o menos baja, lo que se anotó como el caso opuesto al registrado en Yopal en el sitio de Catanga. Así, los habitantes de Acacías, posiblemente, se encontraban establecidos en una zona de bosque, correspondiente al piedemonte de la cordillera oriental; en tanto que los de Yopal habrían empleado como refugios las matas de monte y con gran probabilidad habrían desarrollado su economía hacia las sabanas. Esta hipótesis sustentó que al ser los materiales arqueológicos, de estas dos partes, extremadamente diferentes a partir de las comparaciones específicas, quedaba indicada la existencia de, al menos dos etnias diferentes, en zonas muy próximas durante la misma época. Estos mismos investigadores, Mora y Cavelier (1985) excavaron seis sitios en el departamento del Meta: Irique, Barranco, Tugurio, Cunimía y Güejar ubicados cerca del río Ariari, además del ya investigado Acacías, cerca del río del mismo nombre. Para este último sitio, se obtuvo una fecha comprendida entre el 1570 +/- 50 d.C., y junto a este sitio se realizaron paralelamente pozos de sondeo en las zonas aledañas a los sitios de excavación. De esta manera, a partir de los sitios de Acacías y Tugurio se estableció que lo excavado correspondía con áreas de vivienda o unidades domésticas en las cuales se tuvo una aglomeración de material cerámico con mayor concentración entre los 25 y 30 cm., de profundidad. En su investigación los autores describen diversos grupos humanos que habitaron este lugar antes del contacto con los españoles (Guayupes, Saes, Operiguas, Comuniguas y Guahibo) y, a partir de estos datos y de la fecha datada, relacionan el sitio de Acacías con un núcleo central para los habitantes de esta región y al sitio Tugurio como una unidad doméstica limitada asociada específicamente a los indígenas Guayupe. Consecutivamente, Mora (1988) reconstruye, a partir del empleo de información etnohistórica y arqueológica, las posibles áreas de captación de recursos para el yacimiento arqueológico de Catanga, reportado a partir de las investigaciones realizadas por él mismo, en el año 1982, en el municipio de Yopal, departamento del Casanare, relacionándolo con los datos sobre la economía de subsistencia de los grupos Achagua. De esta manera, partiendo de la reconstrucción de los procesos cotidianos que implicaban algunas actividades concretas de la economía de subsistencia, como la elaboración del casabe, del que daban cuenta los documentos históricos, se determinaron tres áreas o zonas diferentes de captación: la zona A, es el sitio Catanga, específicamente, en el que se localizó la planta de habitación y el basurero, que fue el lugar de concentración de mayor número de actividades relacionadas con la elaboración y procesamiento de las materias primas; la zona B, correspondía con las áreas que circundan el yacimiento, que ofrecieron el espacio necesario para desarrollar los cultivos (esta zona fue extendida 5 Km en algunas direcciones), esta zona comprendería cultivos y lugares de obtención de agua; y por último la zona C, que correspondía a los lugares que aportaron materiales no requeridos para el consumo o la elaboración de instrumentos de forma continua, y que se ubicaron a distancias, relativas al asentamiento de Catanga, de más de 10 Km a la redonda (y que incluyen parte de los ríos Charte, Cravo o Tocaría) como los lugares de pesca comunal reportados por Rivero (1956: 7, 9), de cacería, o de intercambio comercial (tomando como ejemplo la quiripa entre los Achaguas). Estas correlaciones, planteadas por Mora, se sustentaron a partir de datos etnohistóricos aportados por Rivero (1956) y algunos trabajos de Morey (1975), por medio de los cuales se asociaba, una vez más, el lugar de Catanga con los grupos Achaguas del Casanare. Realizando un ejercicio, similar al anteriormente anotado, Mora y Cavelier (1989) realizan en el departamento del Meta específicamente en los Llanos del sur del río Meta, la comparación de datos etnohistóricos con trabajos arqueológicos para determinar el territorio de los Guayupes. Los investigadores incluyen los resultados de la excavación de un sitio en cercanías de Fuente de Oro, en el costado norte del río Ariari donde fue evidente para los investigadores la existencia de un basurero fechado para el año 1630 +/- 70 d.C. A partir de los resultados de estas investigaciones, los autores establecieron correspondencias técnicas y estilísticas entre ese material y lo recuperado en Acacías anteriormente, haciendo evidente una creciente presencia de asentamientos indígenas en la región del río Ariari, en donde los autores proponían que el asentamiento y manejo diferencial llevado a cabo por los Guayupes dentro de los distintos paisajes llaneros es un rasgo evidente de una aparente especialización en la explotación de ciertos recursos: zonas de terrazas en varios niveles, para el cultivo de maíz, frijol y palmas; el plano aluvial, para uso agrícola en especial yuca y algodón; y las estribaciones de la cordillera al norte, donde se concentrarían actividades de explotación de la sal y el comercio con el territorio Muisca. Estas hipótesis se complementaron con la comparación de piezas cerámicas del ICANH, encontradas en el departamento del Meta, las cuales no son descritas dentro del artículo. De esta forma, Mora y Cavelier (1989) proponen una baja densidad de asentamientos guayupes sobre todo el piedemonte, sugiriendo que la población indígena llanera, en su gran mayoría, habría estado localizada en las planicies aluviales de los ríos principales como el Meta, y el Ariari; también se planteaba, con respecto a la concordancia de las investigaciones de Marwitt y Mora en el Meta, que la descripción de los materiales Granada coincidía con lo Guayupe en forma y decoración. De esta manera, se planteó la posibilidad de que Marwitt hubiera localizado sitios de población Guayupe temprana mientras que Mora habría localizado los asentamientos tardíos. En años recientes la arqueología preventiva ha tenido un lugar importante sobre esta área en particular, desarrollándose por medio de exploraciones hechas por el sector hidrocarburos que ha contribuido a nuevos hallazgos arqueológicos. Un trabajo que da cuenta de esto es el realizado por Bonilla (2010), en el cual se pudo evidenciar un registro arqueológico en la finca Primavera en la vereda Piñalito, municipio de Aguazul, durante los estudios hechos para el bloque Llanos 26. Sin embargo este no fue el único estudio que ha reportado hallazgos arqueológicos en el área. En el rescate arqueológico en el Municipio de Aguazul-Casanare (Alarcón y Segura; 1998) en el yacimiento arqueológico CC2 (Cupiagua, Cusiana 2), en el que según los resultados el sector fue usado como huerto casero fertilizado con desechos orgánicos según la cantidad de materia orgánica. Así mismo se ubicó un asentamiento utilizados como habitación y simultáneamente en agricultura. En la construcción del Oleoducto CPF Cupiagua-CPF Cusiana, se establecieron enterramientos entre los 150 cm y los 300 cm de recuperaron materiales arqueológicos (instrumentos líticos, fragmentos de hacha pulida, fragmentos cerámicos asas, bordes y bases anulares) Otro estudio que evidencio material fue el Estudio de Impacto Ambiental en la línea de flujo Cupiagua XZ-PST-1 (Pérez; 2008) donde se comprobó la existencia de un sitio precerámico a sólo 182 m del derecho de vía; así mismo en la línea de flujo comprendida entre el área de pozos Cupiagua H al área de Pozos Cupiagua YT (Tovar; 2008). La prospección realizada, permitió registrar un sitio arqueológico en la margen izquierda al río Únete, teniendo en cuenta la baja densidad de yacimientos arqueológicos y la presencia de arte rupestre, se sugiere que la zona de estudio pudo haber sido un lugar de tránsito, comercio y/o contacto entre grupos de filiación lingüística Chibcha de la cordillera oriental y grupos étnicos de los llanos. Finalmente otros estudios muestran una sensibilidad arqueológica alta como el Estudio de Impacto Ambiental hecho para el Bloque el Edén (Bonilla; 2009) donde se registraron áreas de sensibilidad arqueológica en guafales ubicados cerca a los nacederos aledaños al río Charte y al Río Únete que se deben tener en cuenta cuando se desarrollen las actividades de perforación. Existen otros estudios de arqueología preventiva realizados en inmediaciones del municipio de Aguazul, no obstante estos no han reportado vestigios arqueológicos que den cuenta de algún tipo de ocupación prehispánica en el área. Solo uno de estos informes vale la pena resaltar debido a que es la licencia de la locación Rumba 4103 realizada por Edna Yamile Sierra en donde la arqueóloga evidencia que la ubicación de esta locación es dentro de una planicie aluvial de inundación. Según lo reportado, se realizaron pozos de sondeo dentro del área sin hallar ningún tipo de material cultural en la zona. (Sierra, 2015) Problemática regional Desde la óptica regional, las investigaciones arqueológicas y etnohistóricas buscan un acercamiento cada vez más detallado de la forma de vida de los pueblos que sucesivamente poblaron los territorios. No obstante, hasta la fecha no se ha logrado determinar con claridad aspectos referentes al poblamiento temprano, a las diferentes formas de asentamiento, límites, fronteras y rango temporal de la ocupación de los grupos antes de la conquista española. Así, hasta finales de la década de los 70´s, la región de los Llanos Orientales aparecía en el panorama de la arqueología colombiana como una de las regiones menos estudiadas, a causa de un desinterés no fundamentado y erróneo, si se compara con los estudios realizados en los Llanos Occidentales de Venezuela, donde se cuenta con una larga trayectoria de investigación arqueológica. Una de las propuestas a estudiar para esta región ha sido el contacto que ha tenido las comunidades que habitaron la región con otras comunidades en diferentes habitas, como por ejemplo estas comunidades que habitaron en el piedemonte con comunidades amazonias o con comunidades del altiplano. Algunas propuestas como las de poblamiento en los años 80’s comenzaron a ver algún tipo de comunicación de estas poblaciones por medio de los afluentes de agua en la región. (Giraldo de Puech, M. 1988) Adicionalmente las frecuentes referencias etnohistóricas sobre los caminos de la cordillera y el piedemonte, nos hace alusión a contacto previo a la llegada de los españoles de las comunidades que habitaban el piedemonte con el altiplano. (Langebaek, 1987) El contacto de estas comunidades con el altiplano ha sido reforzado con la producción artesanal del altiplano, en donde uno de los insumos más importantes para producción de textiles, el algodón, fue comercializado con las comunidades del piedemonte. Este hecho de comercialización se puede evidenciar en los manuscritos encontrados en el AGN (Archivo General de la Nación) donde mencionan que pueblos como Tota o Choconta tenían acceso a algodón proveniente de los llanos. En este proceso de intercambio de bienes también se comercializaban del piedemonte con otros insumos como coca, tabaco, pieles de felino, coca, etc, por su parte del altiplano transaban estos productos con mantas, objetos en alfarería y orfebrería y en su defecto algunas esmeraldas. (Morey, 1975) El alcance de difusión de estos objetos transables posiblemente pudo haber llegado hasta el Orinoco. La mayoría de hipótesis al respecto de la comercialización e intercambio de bienes por parte de estas comunidades estaba basado en que la distancia entre estas comunidades era muy corta (Langebaek, 1987). A la fecha, pese al potencial arqueológico de la región, la investigación y los datos reportados para la zona son fragmentarios y limitados, de esta manera solamente se tiene un panorama preliminar sobre las complejas dinámicas poblacionales de esta extensa zona, basado en los estudios arqueológicos los cuales se han concentrado especialmente en el piedemonte y en áreas vecinas. Algunos investigadores (Baquero, 1984; Marwitt, 1975; Mora y Márquez (1982)) han enmarcado sus investigaciones dentro de amplias problemáticas, involucrando inclusive procesos externos y haciendo hincapié en el desplazamiento e influencia de grupos desde otras partes del continente, lo cual se ha traducido en discusiones por más estériles, que no han hecho aportes significativos a la arqueología de la región, manteniéndose por lo tanto grandes problemáticas por resolver. De acuerdo a los datos reportados, la mayoría de los registros pertenecen a asentamientos tardíos, no se tienen yacimientos estratificados y existen evidencias de montículos para cultivo (Mora y Cavelier, 1983) que han sido obviamente relacionados con la problemática acerca de la subsistencia. En esta misma línea se ha documentado el paso de la agricultura al maíz (Rojas de Perdomo, L. 1979), elemento que permitió dar asidero a la idea de la complejización de algunos grupos de la región. Lo anterior contrasta con los datos de Giraldo de Puech (1988) quien plantea en su investigación que existe evidencia de asentamientos muy antiguos en los cuales no encuentra este proceso de cambio en la dieta (Panche, J. 2011). En este sentido la problemática a escala regional que presentan los Llanos Orientales, ha permitido registrar importantes evidencias de asentamientos prehispánicos que permiten esgrimir la presencia de grupos como los Guayupes, los Guahibos y los Achaguas. Estos grupos étnicos fueron referenciados por los españoles a lo largo de los siglos XVI y XVII, y dentro del contexto arqueológico han sido relacionados con la problemática de los grupos nómadas y agroalfareros tardíos. Etnohistóricos Las narraciones de Juan de Castellanos (1852), permite acercarse a las aventuras belicosas y el espíritu conquistador de setecientos soldados españoles, quienes guiados por el gobernador Micer Ambrosio Alfinger, alemán de cuna y artista militar, arribaron a la ciudad de Coro (Venezuela) hacia el año de 1535. Ávidos de riqueza y velados por el mito del Dorado, emprendieron camino hacia tierras llanas, después de su líder Ambrosio, haber delegado mando a capitanes, entre ellos Nicolas Fedrimán y Esteban Martin, con el fin de dividir las cuadrillas para ampliar su huella de conquista. Relata Castellanos de varias andanzas, donde tanto en tierra como en agua se vieron sollozos y valerosos ante la presencia del llamado “Indio” y la naturaleza espesa del paisaje. Serpientes y tigres gigantes enfrentaron los soldados con valor, junto a sus espadas afiladas con las que dieron muerte. Hacia el Cabo de la Vela y hacia Pamplona se dirigieron los soldados, en ambos trayectos sus indígenas de servidumbre, esclavizados y ultrajados, los guiaron por caminos y rumbos de conquista donde los esperaría la fatalidad. Los Indígenas cayeron bajo la norma militar del despojo, que apropia lo conquistado por parte del soldado y hace esclavo y pertenencia al nativo y a sus tierras. Castellanos detalla en su Elegías de Varones Ilustres de Indias, la experiencia de los españoles y alemanes en hambrunas, ambiciones, corrupciones y asesinatos, en el desarrollo cronista de una copresencia que define la conquista como la legitimación de un dominador, que por la antonomasia que el descubrir le premia, tiene potestad sobre el nativo. Sin embargo, con finura deja entrever en sus escritos una imagen de un conquistador desmesurado y abatido por sus ansias, que fallece en el encuentro por su bravura y su confianza: “El Ambrosio, persona recatada, con Estebán Martin y seis soldados, salieron a velar la madrugada, que nunca ser quisieron reservados; y dicen descubrir una celada de los indios que tengo declarado, los cuales sin hacer algazaras arrojaron gran número de jaras. Entraron do sintieron el ruido cada cual de los dos determinando y cada cual valiente y atrevido; más fue superior siniestro hado; pues Esteban Martin salió herido, y el buen micer Ambrosio degollado por la punta cruel de seca plantaque las venas rompió de la garganta” (Juan de Castellanos. 15891852: 401). Estas incursiones produjeron una información fragmentada e imprecisa debido muchas veces a la dificultad de identificar a los grupos encontrados, hasta que en el siglo XVI con el saneamiento de misiones jesuitas, se comienza la producción de documentos que dan fe de las comunidades allí asentadas, así como algunos rasgos de su organización y estilo de vida. Dentro de estos escritos se destacan los de Gumilla, que constituyen la primera información acerca de grupos indígenas de la zona. Sumado a estos reportes se encontraron también algunos relatos de viajeros como Codazzi y Humbodlt quienes reportaron presencia indígena en la zona y hacen aportes etnográficos importantes para la caracterización de la región. Según fuentes etnohistóricas, el área específica de la presente investigación fue hábitat de los Guahibos y Achaguas, grupos que al parecer eran de carácter nómada y sedentario respectivamente. "El territorio Achagua era compartido, en su mayoría, con las bandas semi-nómades de Chiricoa-guahibos, representando así un carácter, en términos generales, "contiguo y coextensivo". Mientras los Achagua controlaban la mayoría de las vías fluviales -y de ello basaban su sustento, entre la agricultura, la caza, la pesca y la recolección de vegetales-, los Guahibo dominaban las amplias sabanas y los caños menores, siguiendo un patrón nomada de cazadores-recolectores. Debido a la relativa infertilidad de los recursos territoriales Guahibo, éstos mantenían redes de intercambio con sus vecinos mejor localizados ecosistémicamente" (Asociación de Antropólogos Egresados de la Universidad de Antioquia, AAEUA, 1994: 28). Ambos grupos se adaptaron al medio según sus características culturales. Los Achaguas son considerados, al igual que los Guayupe, uno de los grupos más importantes del piedemonte llanero en el siglo XVI. Los Guahibos pertenecientes a la familia lingüística Guahibo, junto a los Sicuani y a los Cuiva, habitarón la región que forma parte de la Orinoquía y su organización social era de carácter tribal. Tabla SEQ Tabla \* ARABIC 3. Familias y Subgrupos Indígenas de los Llanos Orientales FAMILIA GRUPOS GUAHIBO Sikuani o Guahibo, Cuiba, Hitnu o Macaguane y Guayabero ARAWAK Piapoco y Achagua SALIVA Sáliva, Piaroa y Tunebo CHIBCHA Beyote y Yaruro PAMIGUA-TINIGUA Tinigua Fuente. Gómez Augusto. (1991) “Indios, Colonos y Conflictos. Una Historia regional de los Llanos Orientales. 1870-1970” Algunos cronistas describen en sus relatos, que la región de la Orinoquía fue habitada antes del siglo XVI, por Chiracoas, Kataro, Kuiloto, los Guayabero, los Achagua, los Tunebo, los Saliva; y finalmente los Karib en el siglo XVIII (Baquero, 1981). Por la presencia de material cerámico similar al encontrado en territorio Muisca y de filiación Amazónica, se puede inferir una posible relación de intercambio comercial entre estos grupos y los Guahibos, proceso que se extendió más allá de los Llanos Orientales (Alarcón, 2005). Tenían entonces estos grupos indígenas particularidades propias de la relación gestada con las vecinas sociedades como los Muiscas del altiplano. Por ejemplo, los Teguas en cuanto a su organización política: “parece que en ella tuvieron incidencia los “señores” Muiscas de las tierras altas de Garagoa, Guatavita, Somondoco, Ubeita y Tota según lo reflejan los documentos de archivo de los siglos XVI y XVII” (Becerra, José. 2009: 46). La utilización de bejucos y troncos a manera de puentes para sortear las corrientes fluviales, o la importancia de ancianos y chamanes en la organización social de los Teguas; el intercambio de productos, como aves de pluma, o el aprovechamiento de la Yuca, para la elaboración del cazabe en los Achaguas, dan cuenta de que las relaciones con el entorno, y con otras sociedades vecinas de los grupos humanos que han habitado el territorio llanero desde hace 7000 años (Becerra, José. 2009: 46-47). Entre los grupos de cazadores - recolectores, al parecer los Guahíbos, fueron los de mayor importancia. De acuerdo con las referencias de algunos misioneros, su superioridad numérica los hacía osados y por la misma razón eran insolentes en los tratos con las demás tribus. Se caracterizaron por ser grupos guerreros que a través de actos bélicos incursionaban en las aldeas en busca de alimentos, pero con el arribo de los europeos por un lado y el comercio de esclavos que se iba expandiendo y ampliando rápidamente, terminaron dirigiendo su atención hacia este sistema económico. De esta manera, se dedicaron a capturar y comercializar con indios de otras tribus para venderlos como esclavos a los españoles y a los Caribes. Su carácter bélico, hizo que fueran temidos por los grupos cultivadores y según las referencias históricas, es probable que la estrategia de caza y recolección no les fuera suficiente para abastecer la población, adoptando entonces una estrategia doble, comerciar con sus vecinos e incursionar en sus territorios. Productos como el aceite de palma, hamacas, totumos y esclavos capturados de otras tribus, eran intercambiados por chicha, tabaco en polvo, conchas de caracol y productos agrícolas. Pero, en contraste pedían limosna y hurtaban cuando salían de la aldea que visitaban, saqueando los campos con el propósito de apoderarse de los que les hacía falta (Rausch, 1984). Como ya se ha mencionado, debido a su carácter nómada, al parecer no construían viviendas de ningún tipo y no pasaban más de tres días en el mismo sitio, colgaban sus hamacas de los troncos de los árboles o dormían sobre el suelo desnudo, se desplazaban en grupos de entre seis y ocho familias; sin embargo parte del grupo, se apartaba para ir a las actividades de cacería, pero volvían a reunirse para lanzar ataques contra otros grupos indígenas. Al respecto, Gumilla comenta lo siguiente: “Andan siempre de un rio para otro. Mientras los indios pescan, o cazan venados, fieras y culebrones para la vianda, las mujeres arrancan unas raíces, de que abunda toda aquella tierra, que se llaman guapos. Otras raíces, de hechura de un pan grande, hallan, pero no con tanta abundancia: llamanse estas en su lengua Cumacapana y son de mejor sabor que las otras. Estas raíces les sirven de pan; y todo cuanto hallan; aunque sean culebrones, buyos, tigres y leones, todo es bueno y sabroso (…)” (Gumilla 1741: 130.) “(…) hallense donde quiera que fuere, han de pelear, a fin de hacer esclavos, que van a vender a otras naciones, por cuya paga reciben hachas y machetes para formar tugurios, tan a la ligera, como que solo les sirven una, dos noches y luego pasan adelante: de modo, que su vida y la de las fieras silvestres, se distinguen en muy poco (…)” (Gumilla 1741: 130.) Los Guahibos tuvieron conflictos guerreros con otros grupos como los Chiricoa (que habitaron un sector de la Orinoquía y cuyos descendientes se encuentran en la actualidad en el Vichada). Según referencias de algunos cronistas citados por Baquero (1984), los primeros exploradores que llegaron a los Llanos Orientales entre 1531 y 1532, venían buscando el Dorado y sus minas, sin embargo, la ausencia de oro en este sector no permitió la fundación de núcleos de población al estilo europeo. Alarcón (2005), cita el concepto del padre Gumilla acerca de los Guahibos. Según el religioso, estos grupos andaban de un río a otro. Los hombres se dedicaban a la cacería de venados, fieras y culebrones, mientras las mujeres arrancaban raíces o batatas blancas las cuales eran la base de su alimentación. Rivero, otro cronista citado por el mismo autor, habla de los Guahibos como gente guerrera y de mediano valor. Sus armas son arcos, flechas y macanas. Los indígenas andaban desnudos y cabellos motilados. Las mujeres andaban también desnudas y algunas veces se cubrían con esterillas de cogollo de las palmas. Figura SEQ Figura \* ARABIC 2 Indígenas de los llanos orientales durante la época del descubrimiento. Fuente: Rousch Jane M. 1.984. En: A tropical Plains Frontier. The Llanos of Colombia 1531-1831. Con la incursión española a estos territorios se fueron deteriorando paulatinamente mecanismos sociales complejos como las redes de intercambio, los centros comerciales más populares pasaron bajo el control de los europeos, las poblaciones asociadas a las más importantes vías de comunicación fueron severamente afectadas, el flujo de bienes se vio perturbado entre otros aspectos. En los llanos del Casanare el impacto más fuerte se dio por la incursión de los jesuitas en el siglo XVIII, estos llegaron hasta el límite que marcaba el rio Cravo Norte; allí disputaron las sabanas con hatos de propietarios Venezolanos y las familias de blancos venidos desde el altiplano. Durante el siglo XVIII, los jesuitas lograron una ocupación efectiva sobre el piedemonte y las sabanas lo que significó la instalación de un sistema de producción sobre la base de reducciones de indios, lo cual significó sedentarización para el indígena al verse reducido a la misión. La ganadería pasa de ser una actividad para el consumo simple, como era entre los indígenas, a ser una explotación para el intercambio como fue con los jesuitas. Con la crisis de la hacienda en 1767, la población indígena antes reducida a vivir en ella bajo condiciones de sujeción a las comunidades religiosas, quedo prácticamente en libertad. El indígena más aculturado se hizo llanero y se dio a la administración de sus propios rebaños. Figura SEQ Figura \* ARABIC 3 Mapa de la Provincia y Misiones de la Compañía de Jesús. Fuente: Gumilla, 1791. Historia Natural, Civil y Geográfica de las Naciones situadas en las Riveras del Río Orinoco. En lo que respecta a los Achaguas, se cree que estos eran agricultores sedentarios, y compartían como rasgo común con los Guahibos, la utilización de piezas de alfarería, además de, según Giraldo Puech (1976), las fibras vegetales, calabazas, pieles, caña para flechas, arcos, arpones, instrumentos musicales y objetos de madera. El patrón de asentamiento de los Achaguas y algunas de sus características culturales es citado de la siguiente manera: “Se asentaban por períodos de varios años en áreas de bosque de galería donde cultivaban numerosas plantas, principalmente la yuca y cazaban o pescaban para complementar su dieta. Intercambiaban aceite, proveniente de la fruta “abay”, que les servía para embellecer el cabello y para fabricar antorchas. También cambiaban conchas, caracoles y perlas en collares, las cuales servían de “moneda” para todo el comercio de la zona del Orinoco. Llegaban al interior de los Llanos gracias a los Caribes quienes las introducían desde las costas del mar Caribe”. El Jesuita Joseph Gumilla, en su libro El Orinoco Ilustrado (1741) y Aguado, citan entre otras costumbres de estos grupos: “Estaban organizados en “sibs” patrilineales y practicaban la exogamia local y la poligamia. Los jefes eran nombrados por casas comunales o por aldeas y conseguían el mando después de largas y duras pruebas. Varias costumbres, entre otras las prácticas curativas, nos demuestran las creencias en el animismo. La vida religiosa ocupaba un lugar importante; su mitología incluía varios dioses y se practicaban numerosas ceremonias relativas a las estaciones de lluvia y sequía. Los ritos funerarios eran largos y comprendían un primer entierro en el centro de la habitación del muerto con un gran ajuar de objetos personales. Luego, un año más tarde, los familiares desenterraban los huesos y quemaban todo, botando las cenizas al aire para que regresaran en lluvia”. “(…) unos vivan escondidos entre las dilatadas selvas, e impenetrables bosques: otros en espaciosos llanos al abrigo de las vegas de los ríos. Los habitadores de las selvas (…) para sembrar, deben primero cortar la maleza, derribando los árboles y quemar después uno y otro para descubrir el terreno, que ha de recibir las semillas y hacen toda esta faena sin herramientas” (Gumilla 1741: 270.) “Los barbaros que vivían y los que aún viven en campos limpios, como no tienen el embarazo de las arboledas y bosques, consiguen sus frutos, aunque en menor cantidad, con menos trabajo; porque con las palas de macana que dije, levantan la tierra (en los sitios húmedos) de uno y otro lado del surco, tapando la paja y el heno con la tierra extraída del uno y otro lado; y luego siembran su maíz, yuca o manioca y otras raíces y en todas partes gran cantidad de pimiento, que tienen muchas especies y algunas demasiadamente picantes (…)” (Gumilla 1741: 275.) “Todos los indios que viven cerca de las lagunas, que las hay muchas y muy grandes, al tiempo que estas van bajando, después de la fuerza de las aguas, van ellos sembrando toda aquella tierra limpia, de que se retira el agua; y aquí si cogen abundante fruto porque desfoga y prorrumpe aquella tierra holgazana y podrida en copiosos frutos (…)” (Gumilla 1741: 276). Estas condiciones se modificaron con la llegada de los europeos en el siglo XVI. La presencia europea alteró el comportamiento socio – espacial tradicional de los grupos indígenas, contexto en el cual surgió una frontera móvil, que se caracteriza por el avance de las incursiones de los colonizadores, un saqueo sin freno que practicaron funcionarios y comerciantes, el aniquilamiento progresivo de los nativos y el desplazamiento de la mayoría de los grupos sobrevivientes hacia “la tierra – adentro” (Gómez 1991). Para mediados del siglo XVI, se han descrito varias expediciones llaneras de “conquista” y “ocupación” al territorio realizadas por diferentes grupos de europeos, que fueron posibles gracias a las rutas de intercambio material y las relaciones socioculturales prehispánicas. “La primera vía de comunicación prehispánica que referimos nosotros para el norte del Altiplano, interrelación con poblaciones muiscas, guanes, u'was, tunebos, laches, chitareros y tal vez yareguíes, primero con las poblaciones indígenas de agricultores u'was o tunebos, achaguas, jirara y beti o betoyes de la región de Arauca y de Casanare, otoma­ cos, sálivas, yaruros y adoles de Arauca, bajo Apure y medio Orinoco, a través de las postreras poblaciones aborígenes de Chita, La Salina y Sácama. Esta vía confluiría luego en la posterior fundación de la misión y resguardo de Támara, otorgado a Gonzalo Jiménez de Quesada en 1546. La segunda ruta prehispánica entre los Andes Colombianos y los llanos, privilegia las hoyas de los ríos Cravo Sur y Cusiana e intercomunicaría a las poblaciones chibchas ya referidas con achaguas, teguas y tal vez guayupes de los llanos del sur y habría confluido en la fundación de Santiago de las Atalayas por Pedro Daza en 1588. Ambas rutas permitían intercambios materiales y simbólicos entre chib­ chas y guahíbos, chiricoas y sikuani, poblaciones de recolectores-cazadores que tenían una amplia área geográfica de captación de recursos a lo largo de los bosques de galería y de las regiones interfluviales de los llanos orientales” (Becerra, José. 2009: 46-47). Se destacan además, las incursiones adelantadas por Gonzalo Jiménez de Quesada en busca de las minas de esmeraldas de la provincia y señorío de Somondóco, lugar desde donde se podía divisar los llanos; las efectuadas por Nicolás de Federmann y posteriormente por Pérez de Quesada, quienes había entrado en busca de El Dorado, la del capitán Montalvo, en busca de Federmann (Gómez, 1991). Rausch (1984) describe los llanos orientales en tiempos prehispánicos, como un fuerte campo de contactos culturales, difusión y migración entre las montañas y la costa caribe, el Amazonas y las Guayanas. No obstante, más que una región límite de los andes orientales, parece haber diferencias entre el piedemonte y la altillanura, hecho que parece verse directamente reflejado en la distribución las características del registro arqueológico. De hecho, muchos de los hallazgos arqueológicos más interesantes, han sido identificados hacia el sector del piedemonte llanero, hecho que contrasta con la baja o exigua cantidad de reportes para las áreas de altillanuras. METODOLOGÍA Fase precampo En esta fase se identificaron problemáticas arqueológicas que ayudaron a una mejor comprensión de los grupos prehispánicos que habitaron la zona. Esta fase se inició con la elaboración de la propuesta de investigación describiendo la periodización, distribución y las dinámicas sociales ocurridas allí, contextualizando al investigador en la zona que va a intervenir. Cabe resaltar que la propuesta fue de tipo preventivo por ende, la finalidad es salvaguardar el patrimonio y en lo posible se contribuirá para que los objetivos formulados logren los alcances indicados sin pretender problemas específicos de la arqueología en la región. Adicionalmente, se complementó con el análisis cartográfico del área donde se desarrollará el proyecto, lo cual sirve de base para analizar posibles unidades geomorfológicas o condiciones fisiográficas aptas para el establecimiento de ocupaciones humanas. Fase de Campo La metodología que se implementó en el presente proyecto, estuvo dirigida a garantizar la salvaguarda del patrimonio arqueológico que pueda existir en el área de influencia directa de la ampliación de la locación Rumba. Para tal efecto, se propuso realizar diferentes estrategias metodológicas para desarrollar la prospección arqueológica, en primer lugar se realizó un análisis paisajístico previo para evaluar la zona y ver si en los sitios existen terrazas aluviales con un alto potencial arqueológico, esto debido a que según los patrones de asentamiento revisados para esta propuesta, estos lugares se muestran como zonas aptas para el desenvolvimiento de sociedades prehispánicas. Esta identificación caracterizo el área para evaluar el potencial arqueológico (mencionado previamente). En segundo lugar, se propuso realizar un muestreo intensivo en toda el área. Este muestreo se realizará de la siguiente manera: Para la ejecución de la prospección se propuso la realización de una prospección intensiva por medio de pozos de sondeo distanciados cada 10 metros de distancia uno del otro, hasta abarcar toda el área de la ampliación (2 Ha.). Cada pozo de sondeo fue registrado debidamente por medio de un formato de registro fotográfico y geo referenciado con GPS para indicar su localización, que en últimas arrojo un plano general. Cada sondeo se ubicó en el plano y se asignó un consecutivo o número de lote, que además corresponde a una ficha en la cual se registrarán las características del tipo de prueba realizada. DESCRIPCIÓN DEL TRABAJO DE CAMPO A continuación se hace una descripción de las labores de campo realizadas en el área que se tiene contemplada la ampliación de la Locación Rumba para la operadora Parex. Análisis de Paisaje Esta fase hecha previamente al inicio de las labores de prospección arqueológica identifico una unidad geomorfológica dentro del área del proyecto. Es importante mencionar que El área esta en medio de una quebrada llamada Jurijure y el rio Cusiana, un rio con gran trascendencia a nivel arqueológico sobre esta área. En campo se puede mencionar que el área donde se encuentra la ampliación de la locación rumba se encuentra más bajo que la propia locación. Es importante señalar que al momento de estar en campo el hijo del dueño de la finca y su pariente que vive adjunto a esta locación (personas que ayudaron en la ejecución de la prospección), mencionaron que esta área se inundaba en época de invierno. Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 1 En la parte del fondo de la fotografía se puede evidenciar la locación Rumba Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 2 Paisaje circundante en toda el área de estudio Posteriormente contrastando con las unidades geomorfológicas registradas para esta área, se puede corroborar esta información suministrada por los propietarios de estos predios, en donde la unidad geomorfológica registrada corresponde a una llanura aluvial meándrica que está ubicada en medio de estas dos áreas. Figura SEQ Figura \* ARABIC 4 Unidades geomorfológicas identificadas en el área de estudio Como se puede apreciar en la Figura 4 la unidad geomorfológica evidenciada en el área corresponde a la denominada Flam que equivale a una llanura aluvial Meándrica que se define como una zona de transición hacia niveles más antiguos y elevados. Se caracteriza por vestigios consecutivos de meandros. Esto se pudo evidenciar en campo debido a que las características de los suelos evidenciados en esta área son de origen aluvial, la mayoría de los pozos de sondeo realizados, registran un suelo limo arenoso, muy posiblemente por pos deposiciones de meandros dejados por el rio Cusiana y parte de la quebrada Jurijure. Cabe aclarar que hacia el costado noroccidental del área los suelos que se presentan son suelos arcillo arenosos con una capa de humus en sus primeros centímetros, ya los que están más junto a la plataforma, es decir al costado suroriental son los suelos limos arenosos mencionados previamente, para tal efecto se describirán 5 sondeos a continuación: Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 3. Pozo de sondeo ALR032 Descripción Se identificó un estrato en el perfil: A: de 0 a 50 cm se encuentra un estrato muy compacto, el estrato está compuesto por un suelo arcillo arenoso, con muchas raíces de un color café oscuro. No se identificaron materiales arqueológicos ni alteraciones en el perfil estratigráfico. Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 4. Pozo de sondeo ALR 060 Descripción Se identificó un estrato en el perfil: A: de 0 a 50 cm se encuentra un estrato muy compacto, el estrato está compuesto por un suelo arcillo arenoso, con muchas raíces de un color café oscuro. No se identificaron materiales arqueológicos ni alteraciones en el perfil estratigráfico. Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 5. Pozo de sondeo ALR121 Descripción Se identificó un estrato en el perfil: A: de 0 a 5 cm se encuentra un estrato arenoso de tonalidad grisácea con escasa presencia de raíces; B: a partir de una profundidad de 5 cm hasta los 50 cm se evidencia estrato estéril arenoso de color amarillo quemado, un poco más compacto. No se identificaron materiales arqueológicos ni alteraciones en el perfil estratigráfico. Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 6. Pozo de sondeo ALR133 Descripción Se identificó un estrato en el perfil: A: de 0 a 50 cm se encuentra un estrato arenoso de tonalidad grisácea con escasa presencia de raíces. No se identificaron materiales arqueológicos ni alteraciones en el perfil estratigráfico. Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 7. Pozo de sondeo ALR221 Descripción Se identificó un estrato en el perfil: A: de 0 a 5 cm se encuentra un estrato arenoso de tonalidad grisácea con escasa presencia de raíces; B: a partir de una profundidad de 5 cm hasta los 50 cm se evidencia estrato estéril arenoso de color amarillo quemado, un poco más compacto. No se identificaron materiales arqueológicos ni alteraciones en el perfil estratigráfico. Como se pudo evidenciar con la descripción de suelos previamente hecha la parte sur de la plataforma tiene presencia de suelos limo arenosos (Fotografía 7), mientras que hacia el costado norte, se presentan suelos arcillo arenosos. (Fotografía 8) Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 8 Suelos limo arenoso al costado sur del área de estudio Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 9 Suelos arcillo arenosos presentados al costado norte del área de estudio Por otra parte, el análisis del paisaje se enfocó en la superposición de imágenes satelitales del área durante un periodo prolongado de tiempo para evidenciar como ha cambiado esta área durante el tiempo. Durante la visita efectuada en campo se pudo evidenciar que gran parte del área circundante fue utilizada para ganadería extensiva, si bien el área actual se encuentra poblada con vegetación secundaria, es necesario precisar que esta vegetación un lapso de tiempo muy largo para crecer. Inicialmente la primera imagen que se pudo encontrar del área fue por medio de google Earth del año de 1969 en donde se puede observar que la región en donde queda el área de estudio en cuestión estuvo con vegetación, muy posiblemente vegetación primaria. Cabe resaltar que a su alrededor se puede evidenciar áreas que posiblemente fueron utilizadas para ganadería. (Ilustración 1) Ilustración SEQ Ilustración \* ARABIC 1 imagen del google Earth del año de 1969 La siguiente imagen satelital que se pudo encontrar posterior a esta primera imagen fue 40 años después, es decir una imagen satelital tomada en 2009, allí se puede evidenciar que el área de estudio, esta sin arbustos, muy posiblemente esta área se usó para ganadería extensiva. Es importante mencionar que el área en donde se encuentra el proyecto es de perteneciente a una finca llamada Las Delicias, en donde en años previos, se identificó material arqueológico cerca a la casa, durante el ejercicio se colocó este sitio arqueológico dentro del mapa y este estuvo ubicado relativamente cerca al área de estudio pero en este caso, el sitio estuvo a orillas del rio Cusiana. (Ilustración 2) Ilustración SEQ Ilustración \* ARABIC 2 Imagen captada en el 2009, se puede observar un sitio arqueológico cerca del área Sitio arqueológico reportado Posteriormente se tomó la última imagen satelital tomada en el año 2015 en donde se puede observar ya construida la locación Rumba y adjunto a esta se puede observar el área del proyecto recubierta por vegetación verde, muy posiblemente esto se debe a que el caño Jurijure pudo haber regado esta parte del área constantemente lo que dejo como resultado un área verde propicia para la ganadería. (Ilustración 3) Ilustración SEQ Ilustración \* ARABIC 3 Imagen satelital tomada en el 2015 Finalmente se puede aludir que el área ha sido modificada durante los recientes años para labores de ganadería extensiva, aunque el área queda ubicada en medio de dos afluentes de agua y es propicia para labores de ganadería más frecuente, se puede aseverar que estas zona y en específico la que corresponde con el proyecto ha sido poco explotada para estas labores y si asimismo su transformación del paisaje ha sido poca. Desarrollo de las labores de campo Como se mencionó previamente en la metodología, la ejecución de la prospección arqueológica consistió en un muestreo sistemático intensivo por medio de pozos de sondeo distanciados cada 10 m entre cada muestreo. En total se proyectaron 227 puntos de prospección de los cuales se hicieron 180, es decir un 79% del total de la muestra. Gráfico SEQ Gráfico \* ARABIC 1 Porcentaje de pozos realizados vs pozos descartados Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 10 Realización de pozos de sondeo en el área de estudio Es importante resaltar que al momento al arribo a esta área, la zona presentaba vegetación secundaria muy densa. Esta vegetación fue el factor fundamental por el cual no se pudieron realizar todos los pozos a cabalidad. (Fotografía 11) Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 11 Vegetación muy densa dentro del área de estudio Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 12 Sondeo realizado al borde de la locación Rumba No obstante en los pozos proyectados en los que no se pudo realizar la prueba de pala se hicieron recorridos en donde se inspecciono superficialmente el área. Cabe aclarar que como la resolución de muestreo fue tan intensiva (10 metros de distancia) al momento de intentar abrir otro pozo cerca a los que no se pudieron abrir por vegetación generalmente estos rozaban con los otros pozos de sondeo proyectados que quedaban adjunto a estos sondeos. La distribución de pozos realizados y pozos descartados se encuentra a continuación en la Figura 5. Figura SEQ Figura \* ARABIC 5 Distribución de pozos de sondeo y pozos descartados Durante el proceso de prospección los pozos de sondeo se realizaron a una profundidad promedio de 55 cm y durante esta fase todos los pozos fueron revisados para tratar de evidenciar si existía material cultural en el área de estudio. (Fotografía 13) Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 13 Revisión de pozos de sondeo en campo Finalmente cada pozo fue debidamente enumerado, excavado, registrado, fotografiado y georeferenciado con GPS. En la revisión de todos los pozos de sondeo y en las revisiones superficiales realizadas no se encontró ningún tipo de material arqueológico asociado a culturas prehispánicas que ocuparan el lugar. CONCLUSIONES Como objetivo del proyecto se propuso contribuir al conocimiento arqueológico sobre el país y sobre la región de los Llanos Orientales, siguiendo como línea de investigación la relación de intercambio comercial que las comunidades prehispánicas que habitaron estas llanuras mantuvieron con el altiplano cundiboyacense en épocas prehispánicas. Esto hubiese sido sustentado, en el caso de haber encontrado material arqueológico que permitiera hacer algún tipo de discusión sobre esta actividad, sin embargo, con la prospección no se identificó ningún tipo de evidencias de ocupación prehispánica, muy posiblemente por un factor fundamental, el área inundable. Durante las labores realizadas durante la prospección arqueológica se constató que la parte norte del área del proyecto es susceptible a inundaciones, muy posiblemente los suelos arcillo arenosos evidenciados sobre este lugar aluden a que en época de invierno sobre estas áreas sea más difícil drenar las aguas lluvias. Por otra parte cabe resaltar que la unidad geomorfológica evidenciada dentro de esta área no corresponde a las típicas zonas de asentamientos registradas para esta región. Muy posiblemente las áreas con una descripción de terrazas aluviales pueden ser las más óptimas para el desarrollo de asentamientos prehispánicos en la zona, si bien el área queda adjunta al rio Cusiana, afluente el cual ha registrado gran parte de los hallazgos arqueológicos reportados para la zona, esta área por las mismas condiciones en cuanto a geomorfología no es la óptima para asentamientos humanos, muy probablemente estas áreas fueron utilizadas como zonas de pesca o zonas de caza debido a la confluencia de dos afluentes de agua. Es importante señalar que cercana a esta área se encuentra una terraza aluvial identificada dentro de la Figura 4 como Fta. Muy posiblemente sobre esta área adyacente si se pueda evidenciar material arqueológico. Esto es muy posible ya que en la zona se han evidenciado registros arqueológicos cercanos al rio Cusiana con este tipo de características. No obstante, se indago con los trabajadores acerca de algún tipo de hallazgo arqueológico en la zona, a lo que el hijo del dueño del predio aludió a que existe un área de alto potencial arqueológico en la finca, pero esta queda ubicada a cuestas del rio Cusiana, un poco distante del área de estudio. Los otros trabajadores que viven al lado de la locación mencionaron que hacia el área de estudio no se ha evidenciado tales hallazgos arqueológicos. Apoyando esta premisa está el estudio realizado para la locación Rumba el cual no evidencio material arqueológico durante la fase de prospección. Por ultimo podemos constatar estas premisas con los resultados de campo en donde los sondeos y las revisiones superficiales realizadas no evidenciaron material arqueológico en el área de interés, sin embargo, es importante señalar que a pesar de que la zona de influencia del proyecto no presentara hallazgos, no se puede descartar la presencia de los mismos, ya que muy posiblemente estas áreas fueron utilizadas para otras actividad como cacería o pesca y podrían haber dejado registro arqueológico que no fue evidenciado durante la prospección arqueológica. Según lo anteriormente expuesto, se puede mencionar que el área que corresponde a la ampliación de la locación Rumba, es de bajo potencial arqueológico al no presentar contextos arqueológicos susceptibles de ser alterados. Sin embargo, si durante la continuidad de la fase operativa y post-operativa, ocurriese un hallazgo fortuito de material cultural, se deberá ejecutar el Plan de Manejo Arqueológico consignado en los anexos (Anexo 4). BIBLIOGRAFÍA ALARCÓN G, Jorge A. y RESTREPO, Carlos A. 1997. Reconocimiento y prospección arqueológica de los primeros ocho kilómetros del oleoducto CPF Cupiagua, CPF Cusiana, municipio de Aguazul, Casanare: etapa de prospección arqueológica. ALARCON, Jorge y SEGURA Liliana 1998. Rescate Arqueológico en el Municipio de Aguazul Casanare. FIAN, Banco de la República, Bogotá. ALARCON, JORGE. 2005. Prospección arqueológica previa a la construcción del área de pozos Cusiana MA y su vía de acceso y corredor de líneas de flujo. BAQUERO, ALVARO. 1981. Reconocimiento Arqueológico en el Alto Río Vichada. Fundación de Investigaciones Arqueológicas del Banco de la República. (Inédito). Bogotá. BAQUERO, ALVARO. 1984. Reconocimiento Arqueológico en el Alto Río Vichada. 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ANEXOS ANEXO 1: CARTOGRAFIA ANEXO 2: Arqueología pública y divulgación La propuesta de arqueología pública en primera medida contempló la socialización de los trabajos adelantados en el área del proyecto, inicialmente, esta socialización se llevó durante la prospección arqueológica, en la que los baqueanos fueron los receptores principales de estas charlas. En estas charlas se discutió acerca de ¿Qué es la Arqueología?, ¿Qué es el Patrimonio Arqueológico?, ¿Cuál es la legislación vigente al respecto?, ¿Qué clase de evidencias se han encontrado en la región?, y ¿Qué hacer en caso de hallazgo fortuito? Fotografía SEQ Fotografía \* ARABIC 14 Charla de Socialización a los ayudantes en campo No obstante este grupo no fue el único al que se le realizó una charla de arqueología, al finalizar la fase de campo también se realizó otra charla pero esta fue hecha en la escuela La Esmeralda con niños de primero a quinto de primaria. Esta socialización estuvo dirigida por parte del equipo de arqueólogos asistentes en el desarrollo de las labores de campo. En esta charla se habló más de la disciplina como tal, explicando a los infantes cual era el objetivo de estos estudios y para que se desarrolla la arqueología. Adicional a esto, durante la charla se explicó muy someramente el régimen legal que se tiene con respecto a los hallazgos arqueológicos y se dieron definiciones de lo que se tiene como definición de patrimonio arqueológico. ANEXO 3: Plan De Manejo Arqueológico Para La Ampliación de la Locación Rumba en el Municipio De Aguazul, Departamento De Casanare. Etapa De Prospección 2 El presente documento presenta el Plan de Manejo Arqueológico para las áreas que serán intervenidas con la ampliación de la locación Rumba en el Municpipio de Aguazul, Departamento de Casanare. De acuerdo a la legislación vigente sobre el patrimonio arqueológico (Artículos 63 y 72 de la Constitución Política de Colombia, Ley 163 de 1959 y Decreto Reglamentario 264 de 1963, Ley General de Cultura o Ley 397 de 1997, Decreto 833 de 2002, Ley 1185 de 2008 y Decreto 763 de 2009) y a las directrices del ICANH (Institución competente en la materia a nivel nacional) en el Plan de Manejo Arqueológico que se presenta a continuación y que es formulado a partir de los resultados obtenidos con la prospección arqueológica, se especifican los niveles permitidos de intervención, las condiciones de manejo de los impactos esperados sobre los contextos arqueológicos y las estrategias de divulgación a tener en cuenta. En el escenario en el que durante la etapa de prospección no hayan sido identificados contextos arqueológicos o se considere que existen bajas probabilidades de encontrarse evidencias, el Plan de Manejo deberá presentar un “esquema que garantice la atención efectiva y oportuna de aquellos hallazgos que eventualmente se produzcan durante las actividades de remoción de suelos asociados a la obra” como se encuentra especificado en el documento Régimen Legal y Lineamientos Técnicos de los Programas de Arqueología Preventiva en Colombia del ICANH. La implementación del Plan de Manejo Arqueológico es de obligatorio cumplimiento y responsabilidad total de la empresa encargada de ejecutar las obras. La empresa responsable de la obra deberá siempre contar con los permisos y aprobaciones emitidas por parte del Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH –, basadas éstas en la presentación oportuna de las solicitudes de las Autorizaciones de Intervención Arqueológica correspondientes para la ejecución de las mismas, atendiendo a los protocolos, requisitos y consideraciones de temporalidad para los trámites que define ésta institución. De acuerdo a los resultados arrojados en la etapa de evaluación del potencial arqueológico del área y el análisis de las variables de densidad del material arqueológico, estado de alteración actual de los terrenos y proyectos y obras programadas, se diseñó el Plan de Manejo Arqueológico que se expone a continuación. En este sentido, el presente documento define las medidas que se deberán efectuar antes y durante la ejecución de las actividades de remoción de suelo necesarias para la construcción de la ampliación de la locación Rumba, para caracterizar de forma más detallada posibles contextos arqueológicos y en general para prevenir, proteger y sensibilizar frente al tema del patrimonio arqueológico. Una vez aprobado por el ICANH, la implementación del Plan de Manejo Arqueológico es de obligatorio cumplimiento y responsabilidad total de la empresa encargada de ejecutar las obras. En este caso particular la responsabilidad de la implementación del Plan de Manejo Arqueológico será de la Empresa Parex Resources Colombia Ltd Sucursal. La empresa deberá contar con los arqueólogos y profesionales idóneos para realizar las actividades que se especifican a continuación y estos con los permisos y aprobaciones emitidas por parte del Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH –, basadas en la presentación oportuna de las solicitudes de las Autorizaciones de Intervención Arqueológica correspondientes para la ejecución de las mismas, atendiendo a los protocolos, requisitos y consideraciones de temporalidad para los trámites que define ésta institución. Para la formulación de las medidas que se exponen a continuación se realizó una zonificación arqueológica y una evaluación de impacto como insumo para la enunciación de la medida de manejo que se propone. OBJETIVOS DEL PLAN DE MANEJO ARQUEOLÓGICO • Garantizar la protección y salvaguarda del Patrimonio Arqueológico que se halle en el terreno impactado y a impactar, y establecer las medidas preventivas apropiadas para reducir los posibles efectos que se puedan presentar sobre el patrimonio arqueológico. • Establecer las medidas preventivas apropiadas para reducir los posibles efectos que se puedan presentar sobre el patrimonio arqueológico. EVALUACIÓN DE IMPACTO ARQUEOLÓGICO Para determinar el impacto que las obras de intervención para la ampliación de la locación Rumba tendrán sobre el patrimonio arqueológico, a continuación se realiza la Evaluación teniendo en cuenta el tipo de obra que se realizará en el área objeto de estudio y los resultados obtenidos con la prospección. En esta evaluación se hace una calificación de los impactos en una escala de Muy Alto (Rojo), Alto (Naranja), Moderado (Amarillo) y Bajo (Verde). Muy Alto y Alto se aplica para obras que afectan directamente el patrimonio arqueológico o implica que éste será destruido o alterado de forma irremediable. Las categorías, moderado y bajo califican de manera discrecional el grado parcial que las obras pueden tener sobre el patrimonio teniendo en cuenta los niveles afectados con la remoción de tierras y la magnitud de las obras. Los datos tomados como referencia hacen parte del primer capítulo del Plan de Manejo Ambiental formulado para esta locación (MCS Consultoría Y Monitoreo Ambiental S.A.S, 2014) 2.1. Obras para la Construcción de la Línea de Flujo de Pendare 2 a Pendare 1 La línea de flujo que se construirá tendrá una profundidad de 60 cm y 0.8 m de ancho. Para la construcción de esta línea de flujo se realizaran las siguientes actividades: • Descapote • Movimiento de tierras (Cortes y rellenos) Para la construcción se requiere la remoción de la vegetación, árboles, arbustos que se localicen dentro de la franja del derecho de vía a utilizar, con el fin de adecuar el corredor para el manejo de tubería, zanjado y tránsito de maquinaria y equipo necesarios durante el periodo de construcción. Una vez removida la vegetación del corredor se procede a realizar las labores de descapote, es decir, la remoción de la capa vegetal existente con el fin de preservarla para las posteriores actividades de recomposición y revegetalización del corredor. Para la ejecución de esto se utilizará una retroexcavadora y herramientas menores (mano de obra). - Ponderación Impacto Arqueológico según obras de construcción de la Línea de Flujo de Pendare 2 a Pendare 1 De acuerdo con la tabla de evaluación de impacto que clasifican según una escala de Muy Alto (Rojo), Alto (Naranja), Moderado (Amarillo) y Bajo (Verde), el resultado de la evaluación de impacto sobre patrimonio arqueológico se cruza con la ponderación de los factores de valoración cultural o la importancia de las evidencias recuperadas para determinar el tipo de acción necesaria en cada caso específico. En este sentido, consideraciones como la calidad del material, tipo de yacimiento, estratigrafía, etc. también son evaluadas. No obstante, es importante señalar que en este caso no se recuperaron materiales arqueológicos y por ende la valoración cultural de los mismos no tiene lugar. En síntesis, y a pesar de ser una herramienta, estas tablas de valoración no son totalmente reducibles a una fórmula, ni un instrumento aleatorio, en éstas prima el criterio del investigador a cargo del ejercicio, cuyo concepto será validado o no, por el ICANH, al pronunciarse sobre los planes de manejo evaluados. Ahora bien, las medidas de manejo que se especifican a continuación se fundamentan en la zonificación arqueológica, la valoración del impacto sobre el patrimonio arqueológico y la valoración de la importancia de los materiales encontrados. Tabla 1. Valoración de impacto sobre el componente arqueológico según las obras en la Línea de Flujo de Pendare 2 a Pendare 1 Obra Intervención Grado de Impacto Construcción de la Línea de Flujo de Pendare 2 a Pendare 1 Obras o actividades programadas Muy Alto Alto Moderado Bajo Descapote (10 cm de espesor) X Movimiento de tierras (Cortes y rellenos) rellenos X Como se puede observar en la tabla 1 los impactos que generarán las obras de construcción en la línea de flujo en general son bajos, pues con la muestra obtenida durante la prospección arqueológica realizada, se encontró que no hay materiales arqueológicos en el área directa que será intervenida. No obstante, es importante tener en cuenta que por la longitud de la línea de flujo (3.2 km) abarca una diversidad de geoformas que pueden llegar a ser aptas para el asentamiento humano, adicionalmente como se puede ver en las coberturas vegetales, pasa cerca a lugares posiblemente sensibles, por lo que se propone el acompañamiento en las diferentes obras que se llevaran a cabo en la línea de flujo, mediante el monitoreo por parte del arqueólogo encargado. 3. MEDIDAS DE MANEJO A IMPLEMENTAR EN EL ÁREA DE ESTUDIO Las medidas de manejo que se especifican a continuación se fundamentan en los resultados de la zonificación arqueológica, la valoración del impacto y el hecho de que no se registraron materiales arqueológicos con la prospección intensiva desarrollada en los primeros horizontes del suelo que serán alterados con la implementación de las obras proyectadas. A pesar de ser una herramienta, estas tablas de valoración no son totalmente reducibles a una fórmula, ni un instrumento aleatorio, en éstas prima el criterio del investigador a cargo del ejercicio, cuyo concepto será validado o no, por el ICANH, al pronunciarse sobre los planes de manejo evaluados. Tabla 2. Medidas de manejo para la Línea de Flujo de Pendare 2 a Pendare 1 según valoración de impacto Intervención Grado de Impacto Medida de Manejo Obras o actividades programadas Muy Alto Alto Moderado Bajo Actividades de Atención para hallazgos fortuitos Actividades de Rescate (Prospección intensiva / Excavación de área) Actividades de Monitoreo Arqueológico Actividades de divulgación Descapote (10 cm de espesor) X Aplica No Aplica Aplica Aplica Conformación rellenos X Aplica No Aplica Aplica Aplica A partir de las tablas expuestas, se logra determinar que las obras programadas como parte del proyecto de construcción de la línea de flujo de Pendare 2 a Pendare 1 generarán un impacto bajo al potencial arqueológico. No obstante, las actividades de remoción de tierras en la línea de flujo implican el movimiento de capas de suelo superficiales, pero se realizarán cortes y rellenos a lo largo de toda su extensión, por lo que se debe hacer acompañamiento con actividades de monitoreo en las obras a realizarse. De otra parte, los resultados de este estudio y de las investigaciones precedentes en las áreas adyacentes, han permitido identificar un bajo potencial arqueológico, pues: Los hallazgos reportados en el área de estudio son aislados. Los sitios arqueológicos reportados están en su mayoría asociados a los grandes cauces presentes en la zona. Las condiciones ambientales y de suelos son poco favorables para la conservación de sitios arqueológicos. Los procesos de sedimentación son acelerados. En este sentido, las medidas de manejo que deberán aplicarse son las de divulgación sobre patrimonio arqueológico, monitoreo arqueológico y la atención a hallazgos fortuitos. Estas actividades de divulgación deberán estar orientadas, por un lado, a sensibilizar a los trabajadores con el tema del patrimonio arqueológico y por otro, a capacitarlos para que en caso de hallazgo fortuito pongan en marcha acciones adecuadas para la protección del patrimonio arqueológico. 3.1. Actividades de Divulgación Objetivo: Sensibilizar a los trabajadores con el tema del patrimonio arqueológico y capacitarlos para que en caso de hallazgo fortuito pongan en marcha acciones adecuadas para su protección. Orientado a: Personal encargado de la ejecución de las obras de intervención en la Línea de Flujo de Pendare 2 a Pendare 1. Estrategias: - Charlas en campo antes o durante ejecución de obras. - Publicación de cartillas, documentales, etc. Dirigido por: Las actividades de divulgación deberán ser realizadas por profesionales en antropología con conocimientos en la normatividad vigente en el país sobre el patrimonio arqueológico. 3.2. Monitoreo Arqueológico Consiste en el acompañamiento por parte del arqueólogo durante la etapa de intervención civil y de remoción de tierras en la Línea de Flujo de Pendare 2 a Pendare 1, para de esta manera mitigar los daños al patrimonio arqueológico no identificado con las labores de prospección. Objetivo: Prevenir los posibles daños al patrimonio arqueológico, específicamente en el área a construir la Línea de Flujo de Pendare 2 a Pendare 1. Además se realizará el acompañamiento por parte del arqueólogo durante las obras que se llevarán a cabo, para evitar la destrucción o el mal uso del patrimonio arqueológico durante la ejecución de las obras. Estrategias: - Realizar el acompañamiento durante y después de las obras que se ejecutaran en la línea de flujo de Pendare 2 a Pendare 1. - Comunicación constante con el personal de obras civiles en posibles caso de hallazgos fortuitos. 3.3. Atención de Hallazgos Fortuitos En caso de hallazgo fortuito es importante seguir unos simples pasos para evitar inconvenientes con las autoridades competentes. Es necesaria la intervención de profesionales que evaluarán el contexto, magnitud y los factores de valoración cultural para tomar las medidas necesarias que podrían, incluso, significar la realización de excavaciones con control estratigráfico. Estas actividades deberán realizarse en el marco de los procedimientos establecidos por el ICANH y con todas las autorizaciones necesarias expedidas para este tipo de labores. El protocolo que se propone a seguir en caso de un hallazgo fortuito es el siguiente: Suspender inmediatamente toda obra que se esté realizando en el área del proyecto. Dar aviso al ingeniero, arquitecto o capataz de la obra, quienes deben ratificar la suspensión de la misma. Efectuar un proceso de acordonamiento del área con cinta de seguridad e impedir el acceso a toda persona al área del hallazgo. Realizar un registro fotográfico lo más completo posible tanto del hallazgo específico como de toda el área involucrada. Buscar apoyo de la autoridad policial o militar en caso de ser necesario. Dar aviso inmediato al arqueólogo que está realizando la prospección y/o el monitoreo. En caso de no contar con el arqueólogo, dar aviso al Instituto Colombiano de Antropología e Historia (ICANH) vía telefónica al número (1) 4440544 Ext. 121, brindando la información clara y concreta sobre la ubicación y los elementos hallados, un arqueólogo del Grupo de Arqueología atenderá la situación de hallazgos fortuitos y dará las indicaciones necesarias de acuerdo a los datos suministrados. En el caso de contar con la presencia de un arqueólogo responsable de la Licencia de Estudios Arqueológicos en ejecución, este debe implementar las acciones necesarias para evitar la afectación y saqueo del patrimonio allí presente. Específicamente debe informar al ICANH sobre el hallazgo, aportando todos los datos necesarios y aplicar el Plan de Manejo Arqueológico vigente ante ICANH o formular uno. En caso de ser necesario, debe contar con la ayuda de la policía para la protección del sitio. El ICANH evaluará la nueva situación y revisará el Plan de Manejo Arqueológico vigente para determinar la pertinencia de las nuevas acciones propuestas por el arqueólogo. Para el rescate y la implementación de las medidas será necesario que el(los) arqueólogo(s) inicien el trámite de Autorización de Intervención Arqueológica ante el ICANH y presenten los informes de actividades desarrollados para que el Instituto pueda hacer el seguimiento del manejo del patrimonio arqueológico encontrado. En este escenario de hallazgo fortuito, es muy importante tener en cuenta lo siguiente: - Evitar el saqueo por parte del personal vinculado al proyecto o por particulares, estableciendo las medidas de seguridad y control pertinentes. - Evitar la comercialización de piezas arqueológicas y /o fragmentos paleontológicos, ya que con esto se fomenta el manejo inapropiado del patrimonio cultural. - Evitar la manipulación, rayado, marcado o cualquier tipo de afectación que se pueda ejercer sobre las piezas arqueológicas o paleontológicas. - No intentar una excavación por cuenta propia, puesto que un mal rescate puede dañar las piezas o fragmentos, y se perderían datos importantes para la interpretación arqueológica y/o paleontológica como son la posición, profundidad, orientación geográfica y agrupación de los objetos y fragmentos. Esta actividad la debe realizar única y exclusivamente un profesional calificado y con previa Autorización de Intervención Arqueológica. Lo anterior debe ser de Obligatorio Cumplimiento para cualquier empresa o personas que estén involucradas dentro de las obras que se desarrollen en el área objeto de estudio. 3.4. Propuesta de Tenencia de Materiales Recuperados En caso de encontrar piezas arqueológicas el arqueólogo debe adelantar y asesorar en el proceso de registro oficial de Bienes Muebles Arqueológicos y se determinará la tenencia de los materiales culturales recuperados, en común acuerdo entre MCS Consultoría y Monitoreo Ambiental, el ICANH y las autoridades locales y regionales. ANEXO 4: Registro fotográfico Se anexa el registro fotográfico en formato digital. ANEXO 5: Lista de asistencia Se anexa en formato digital. ESTUDIO DE IMPACTO AMBIENTAL PARA EL ÁREA DE DESARROLLO RUMBA Capítulo 1. Generalidades Fecha: Septiembre de 2015 Versión: 0 TELL - EIA –0 Página III 45 Capítulo 1. Generalidades Fecha: Septiembre de 2015 Versión: 0 TELL - EIA –0 Página 46