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INFORME QUIPISCA Cristhian Cerna Felipe Lagos ** Informe elaborado a solicitud de Comunidad indígena quechua de Quipisca TABLA DE CONTENIDO INTRODUCCIÓN ................................................................................................................... 4 ÁREA DE ESTUDIO ................................................................................................................ 5 Localización: ....................................................................................................................... 5 Características socioculturales asociadas a la biogeografía de la Quebrada: ............... 6 Vocación productiva del área: .......................................................................................... 7 Actividad productiva: ......................................................................................................... 8 Riego: ................................................................................................................................... 9 Aspectos demográficos de Quipisca:................................................................................ 9 Sociedad civil local: .......................................................................................................... 11 Organizaciones indígenas (comunidades y asociaciones): .......................................... 13 Criterios de género: .......................................................................................................... 13 Relación con estructura pública-privada de oportunidades: ........................................ 13 PATRON DE ASENTAMIENTO, HOY ................................................................................ 14 La localidad como asentamiento base de la identidad de pueblos originarios: ......... 15 CONFIGURACIÓN SOCIOCULTURAL DE LA COMUNIDAD ...................................... 16 Descendencia local y el peso de los históricos: ............................................................. 17 Lógicas de residencia: ...................................................................................................... 19 DIMENSIÓN PATRIMONIAL .............................................................................................. 19 Patrimonio inmaterial: ...................................................................................................... 19 Patrimonio material: ......................................................................................................... 21 INSTRUMENTOS DE PLANIFICACIÓN Y PLANES DE MANEJO DEL PATRIMONIO BIOCULTURAL ..................................................................................................................... 21 OBSERVACIONES FINALES ................................................................................................ 22 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS........................................................................................ 23 ANEXOS ................................................................................................................................ 24 2 Figura N° 1. Localización de Quipisca (Fuente: http://quipisca.cl/) ......................................... 5 Figura N° 2 Pirámide de población de la localidad de Quipisca según censo del año 1992 ....................................................................................................................................... 10 Figura N° 3 Pirámide de población de la localidad de Quipisca según censo del año 2002 ....................................................................................................................................... 10 Figura N° 4 Pirámide de población de la localidad de Quipisca según censo del año 2017 ....................................................................................................................................... 10 Figura N° 5 Extensión horizontal del valle según sitios con significación cultural y arqueológica (Fuente: Larraín, ed 2012: 199).................................................................... 14 Figura N° 6 Patrón residencial patrilocal (Fuente: https://www.umanitoba.ca/) ............ 18 Tabla N° 1 Organizaciones sociales vinculadas al valle .................................................. 12 Tabla N° 2 Organizaciones indígenas vinculadas al valle (Ley Nº 19.253) ................... 13 Tabla N° 3 Estructuración de mitades de algunos sectores de la quebrada. .................. 14 Tabla N°4 Tabla 1, Recursos y activos identificados por la comunidad. ....................... 19 Tabla N° 5 Celebraciones y ceremonias relevantes en la comunidad. ........................... 20 Tabla N° 6 Gastronomía local. ........................................................................................... 20 Tabla N° 7 Algunos de los mitos en el área ...................................................................... 21 3 INTRODUCCIÓN El presente informe describe aspectos del uso ancestral y los patrones de ocupación en la Quebrada de Quipisca, en el contexto de la comunidad indígena quechua de Quipisca. La quebrada de Quipisca se encuentra ubicada en la comuna de Pozo Almonte, provincia del Tamarugal, hallándose a 112 km de la ciudad de Iquique, capital regional, y a 53 km de la ciudad de Pozo Almonte, mediante la ruta de la carretera A65. Este sector se inserta en un territorio más amplio, configurado por la experiencia sociocultural y ecológica andina. En este sentido, su proceso está implícitamente conectado con las dinámicas prehispánicas, coloniales, republicanos tempranos y tardíos que en tal área se dan. Considerado lo anterior, el documento se estructura de la siguiente manera. En primer lugar, se hace una breve descripción de las operaciones metodológicas. Luego, se describen aspectos del área de estudio y el caso en análisis. De manera posterior, se caracteriza la ocupación de los asentamientos en el área. En lo subsiguiente, se aborda la cualificación del componente sociocultural de la comunidad, la dimensión patrimonial de ésta y su entorno, así como se hace referencia a instrumentos de planificación construidos por la colectividad en el afán de promover la escalabilidad asociativa y estratégica en el valle. Finalmente, se formulan observaciones breves en torno al caso. 4 ASPECTO METODOLÓGICO El trabajo se realizó una sistematización de fuentes secundarias (registros administrativos, documentos descriptivos del área, y datos audiovisuales) referente al caso intrínseco de la quebrada y de la Comunidad Indígena Quechua de Quipisca. En lo siguiente, se realiza una observación directa en el área, registrando información de primera fuente. En particular, en el mes de agosto de 2019, se asiste al sector y se realizan entrevistas no estructuradas y se sistematiza la observación directa y participativa. Posteriormente, se realiza una triangulación de fuentes y análisis cualitativo vía Atlas.ti 8, confeccionándose la sistematización de los componentes relativo a la descripción de aspectos del uso ancestral y los patrones de ocupación en la Quebrada de Quipisca. ÁREA DE ESTUDIO Unidad de observación: Comunidad quechua de Quipisca Localización: La localidad de Quipisca se encuentra a 1.886 msnm, en el sector de quebradas de la precordillera de la región de Tarapacá. Esta unidad territorial intermedia limita al norte con la quebrada de Choja, al sur con la quebrada de Juan Morales, al oriente con Coya -que son los límites de la comunidad de Iquiuca-, así como con la quebrada de Parca y al poniente con la pampa del Tamarugal. Ubicada en la comuna de Pozo Almonte, provincia del Tamarugal, Quipisca se halla a 112 km de la ciudad de Iquique, capital regional, y a 53 km de la ciudad de Pozo Almonte, mediante la ruta de la carretera A-65 (ver figura N°1). Figura N° 1. Localización de Quipisca (Fuente: http://quipisca.cl/) 5 Características socioculturales asociadas a la biogeografía de la Quebrada: El clima ha sido un elemento de aprendizaje sociocultural, generándose un calendario de los cambios climáticos. Así, las comunidades hacen observación de las estaciones según el tiempo de lluvia (o de agua) y del seco (o de calor, en los meses de abril y mayo). Aquella transición coincidió con la celebración de la Virgen de Lourdes y la costumbre, ya en desuso, de la siembra de trigo (Gómez 2012). Asimismo, revela un conocimiento tradicional en torno al medio natural, que discrimina los tiempos de siembra (primeros meses del año, abril hasta agosto), la época de poda de árboles frutales de membrillo y granadas (junio y julio), la cosecha en tiempos de lluvia (comenzando en noviembre, época de crecimiento de cabezas de ajos y cebollas, hasta inicio del siguiente año con el tiempo de la fruta de membrillos y granadas),y el momento de intercambio y comercialización, fundamentado en la lectura de los ciclos calendáricos del clima y el agua. Tal dimensión involucra un tiempo circular y una perspectiva animista hacia la naturaleza, caracterizado por un tiempo estacional conectado con las festividades patronales1; y de un espacio local clasificado en términos de arriba y abajo. Así, por ejemplo, esto tiene relevancia ante la realización de ámbitos festivos patronales, los que se dan, por lo general, arriba (en este sentido, arriba se encuentran la iglesia y la sede social); en tanto el carnaval, comienza arriba y termina abajo, conectando simbólicamente las dos mitades del valle (en esta época se da la siembra del trigo), en actos alegóricos como la histórica “boda” realizada en el terraplén de Taypimarka (Gómez 2012). En todas estas instancias, juegan un rol fundamental la música. Así, en tiempos de fiestas patronales se vinculan con la tradición de la interpretación de melodías religiosas mediante una trompeta ejecutada por un comunero, o conforme el canto dedicado a San Isidro y el resguardo del bienestar de la comunidad, y del valle como su hábitat (Gómez 2012). En el caso de los carnavales se manifiestan cantos en versos referentes a los sectores. En este marco, se puede sostener que la quebrada presenta una actividad humana continua, la que vincula el entorno natural y cultural local. Esto es posible de rastrear desde épocas prehispánicas. Su manifestación se observa en el desarrollo de tecnologías andinas como terrazas de cultivo, y arquitectura de viviendas, formuladas con la utilización de recursos del área. Aquello forma parte del paisaje de la producción agrícola del sector, donde en tiempos coloniales se introduce la agricultura por era, y el modelo de pueblo-centro de las reducciones toledanas (Albó 2002). Aquello guarda asociación directa con el despliegue de la cosmovisión andina, relevándose ámbitos simbólicos, creencias y significación cultural de la quebrada como espacio de hábitat. De tal modo, se han desarrollado conocimientos prácticos transmitidos oralmente sobre las propiedades curativas y de uso doméstico de las hierbas locales, invocándose en casos puntales figuras como parteras y curanderos. Se connotan acá hierbas como cola de caballo, cáscara de granada, llantén, molle, yerba buena, coca, cedrón, retama, chilca, flor de retama, matico, apio y manzanilla, que fueron útiles 1 Estas celebraciones fusionan componentes católicos (figuras de santos, el rol del sacerdote, curas, y rezos, cánticos, entre otros) con los andinos, incorporando licores, reformulación de imágenes, relaciones y la adición de elementos locales, música, bandas de bronce e instrumentos de viento. 6 para procedimientos terapéuticos locales o para “sacar” el mal (es decir, la brujería o las maldades) (Concha 2012). Asimismo, diferentes eventos naturales han quedado impresos en la memoria local, en clave de socio-desastres, ya que han provocado catástrofes naturales como sismos, aluviones e incremento del caudal del río, los que han desplazado a la población local, especialmente hacia Mamiña, y luego hacia sectores regionalizados. En tal coordenada, la generación más adulta releva que en 1884 hubo un terremoto en La Capilla, que en el año 1900 se presentó un inédito aluvión en Taypimarca, y que a mediados de 1900 se dieron fuertes lluvias y bajada del río principal que dañó a las eras y chacras. Vocación productiva del área: En el presente apartado se analizan los resultados del VII Censo Agropecuario y Forestal realizado el año 2007 en la región de Tarapacá, y en específico de la comuna de Pozo Almonte, la cual comprende datos de un conjunto de localidades, entre ellas la localidad de Quipisca, constituyendo una aproximación a la estructura agropecuaria y forestal de la comuna para, luego, circunscribir en lo específico la localidad antes mencionada. En la comuna de Pozo Almonte, se censaron 275 explotaciones agropecuarias equivalente a 3.325,7 hectáreas, de las cuales la gran mayoría (95.6%) se encuentran catalogados “con actividad”. Desagregando lo anterior, un cuarto de la superficie total censada (24.5%) corresponde a suelos de cultivo, siendo en su mayoría cultivos de barbecho y descanso, 3% de cultivos anuales y permanentes y el 1,5% cultivos de forrajeras permanentes y de rotación. Las restantes tres cuartas partes de los suelos censados (75.49%) fueron catalogadas como “otros tipos de suelos” siendo en su mayoría (81.37%) terrenos estériles y otros no aprovechables como arenales, pedregales, y pantanos. El resto (18%) responden a plantaciones forestales (tamarugos) y una ínfima parte (menos del 1%) suelos destinados a la infraestructura como construcciones, caminos, embalses, etc. En cuanto a extensión los terrenos censados en la comuna, casi la mitad (48.11%) corresponde a terrenos de 1000 a menos de 2000 hectáreas y solo el 10% responde a terrenos de menos de 10 hectáreas. La condición jurídica de los terrenos con explotación agropecuaria censados, casi la mitad (46.62%) pertenecen a personas naturales siendo en su mayoría (95%) terrenos de productores individuales, un 4.23% a productores comuneros con goce individual y 0.76% de terrenos sucesiones y sociedades de hecho sin contrato legal. La otra mitad de los predios censados corresponde personas jurídicas del sector privado en su mayoría (94.73%) a sociedades anónimas de responsabilidad limitada, 5.24% correspondientes a comunidades indígenas y una mínima parte (0.03%) a otras sociedades con contrato legal (órdenes religiosas, escuelas técnicas, universidades privadas, etc.). La superficie regada en las explotaciones agropecuarias existentes en la comuna de Pozo Almonte asciende 4.73% equivalentes a 152,13 hectáreas. El tipo de sistema de riego más importante (54.33%) es por riego gravitacional del tipo tendido, e 7 incipientemente otro riego tradicional. En segunda mayoría (41.26%) corresponde al sistema por micro riego por goteo y cinta. Del total de exploraciones informadas con actividad los principales grupos de cultivos desarrollados por los agricultores son principalmente las plantaciones forestales (plantación de tamarugos), hortalizas, plantas forrajeras, frutales y en menor medida flores, cereales, leguminosas y tubérculos y por último semilleros. En lo específico a la comunidad de Quipisca, se sabe que ésta desarrolla una tradición productiva agrícola, donde grupos familiares han efectuado ancestralmente la actividad. Las condiciones geográficas que posee, favorecen el desarrollo de la agricultura intensiva y la ganadería. Sin embargo, dadas las características del clima desértico implica la existencia de fuentes limitadas de agua, y sumado a ello, su pobre calidad química, los suelos se caracterizan por su baja capacidad de retención, poca materia orgánica y altos niveles de sales que limitan el cultivo extensivo de la actividad agrícola del sector. No obstante, se destaca el cultivo tradicional de productos hortofrutícolas como la cebolla valeciana y morada, el ají, membrillo, y la granada, entre los productos agroalimentarios más importantes. En cuanto a la actividad ganadera, ésta se ha desarrollado de manera incipiente, constituyéndose en una actividad tradicional utilizada tanto para el autoconsumo como la venta minoritaria, especialmente en la crianza de conejos, ganado ovino y auquénidos. Es por ello que parte de los predios cultivados se destina al a la siembra de alfalfa utilizado como forraje para dicho ganado. Actividad productiva: Históricamente, las comunidades se han configurado en torno a sectores de cultivo en unidades de chacras o huertas en faldeos de la quebrada. En este orden de cosas, se distinguen en el trabajo agrícola dos momentos de producción histórica: cuando la producción es realizada arriba (cultivo de hortalizas, y verduras), y cuando la producción es realizada abajo (cultivo de verduras, flores y trigo). Así también, desde la década de 1950, cuando se da la plantación de membrillos provenientes de Huasquiña (pueblo ubicado en la quebrada de Tarapacá) (Mardones 2012). Estas unidades guardan un pliegue simbólico, asociado a ritos de la Colla, el “pago a la tierra” y el pago del agua, destinados a proveer abundancia. De tal forma que de las chacras derivan productos como granadas, melones, membrillos, cilantro, perejil, cebollas, cebollines, lechugas, apio, tomate, caigua, col, ajo, coliflor, acelga, zapallos, aceitunas, ají. Complementariamente, el sector tiene memoria de otras fuentes de trabajo local, como lo son la pirquería (actividad con tendencia masculina), la producción de flores y la arriería (actividad que requería traslado hacia la pampa, y la costa, definiendo rutas troperas). Dado aquello, se ha formulado la definición singular de un modo de vida en el valle, que dice relación a la síntesis de diferentes procesos socio-productivos que han marcado su cotidiano (Concha 2012). En este sentido, se invoca las experiencias de arrieraje (asociada a mulares, y el estatus que en la época supuso), la agricultura 8 familiar y su asociación con los hechos de economías de enclave que han ocurrido en el S. XIX, XX y XXI (siendo una de las más relevantes la de las salitreras). Con todo, la chacra es un espacio sustantivo en la dinámica de la comunidad. En ella se da el rito de la colla o del collanchar, que implica la manifestación de una reciprocidad, involucrando un “pago a la tierra”, y la alusión a las figuras del “señor” y la Pachamama, en los primeros días de agosto, y disponiendo una mesa de pago2 en las chacras, para ganar certidumbre, en la esfera familiar, en torno a la productividad y la calidad de los frutos que brinde. La colla se realiza mediante una mesa ritual (compuesta por hojas de coca, billetes, granos de maíz, y zapallo) dirigido por el/la presidente de la comunidad indígena (o la figura que detente el estatus de autoridad en el valle), acompañado del/la presidente/a de la asociación agrícola, familias y amistades por la noche, llamándose al “señor”.3Al día siguiente, a primera hora se prepara pan amasado. En lo sucesivo, se dirige la colectividad a la chacra y se vuelve a preparar la mesa ritual, ofrendándole esta vez a la pachamama, o madre tierra, como acto re reciprocidad, el primer plato de comida. Riego: El riego es un arreglo comunitario para el manejo productivo del recurso hídrico superficial. Se halla destinado a desarrollar la agricultura, y la subsistencia local. Asociativamente se han instalado mociones como las faenas de obras de riego, en la figura de construcción comunitaria de represas, y las construcciones de reparación o edificación de infraestructura para la racionalización del agua. En esta sintonía, el recurso hídrico guarda relación en el valle con la presencia de San Isidro, santo patrono de la quebrada, y de la agricultura. Asimismo, con la Virgen de Lourdes, quien intercede por la lluvia (Gómez 2012). Ante aquello, se asocian costumbres de pago a la tierra, y el pago al agua (Mardones 2012). Asociativamente está la memoria de la práctica de la construcción de cochas. Éstas sirven para acumular agua destinada para riego de la parte baja de la quebrada. La construcción de las cochas se ha realizado históricamente con piedras, caliza y barro o huayco del sector, localizándose próximo a los cañaverales. De esta forma, existen dos cochas en el sector “La Pampa”, y un estanque en “El Puquio”. Aspectos demográficos de Quipisca: En el siguiente acápite, se describen algunos aspectos de la demografía del lugar, considerando las fuentes censales. Cabe mencionar acá que los dispositivos de índole censal o de encuesta aplicados a la fecha carecen de documentar la dimensión de funcionamiento en red y trans-territorialmente de la comunidad, lo que se debe connotar. De manera consecuente, donde hay una o dos personas es menester entender a aquellas como parte de relaciones virtuales y efectivas prolongadas, también, fuera del terruño efectivo de Quipisca (Figura 2, 3 y 4). 2 Compuesta de incienso, hoja de coca, alcohol, y khopala, acompañada de una fogata y oraciones a deidades o “al señor” y la tierra; enterrándole luego en la chacra. 3 Aquello se da en presencia de luna, y su capacidad para guiar en torno a los días en que hay que sembrar. En tanto, el Tata Inti concentra la energía y da vida a la tierra. 9 Figura N° 2 Pirámide de población de la localidad de Quipisca según censo del año 1992 Figura N° 3 Pirámide de población de la localidad de Quipisca según censo del año 2002 Figura N° 4 Pirámide de población de la localidad de Quipisca según censo del año 2017 Según los datos obtenidos desde el censo 1992 hasta el 2017, la localidad de Quipisca ha tenido una población fluctuante entre 3 a 16 personas. En el registro en el año 1992 se obtuvo un total de 3 personas en la localidad, en el año 2002 se reconocieron 4 personas y el año 2017, 16 personas. Para el caso del año 2017, en la localidad se censaron 13 viviendas (4 casas, 8 viviendas precarias y 1 con otro tipo vivienda particular). Del total de viviendas censadas 9 de ellas tuvieron moradores presentes y 4 con moradores ausentes por ser 10 viviendas de temporada (vacacional u otro). En correspondencia durante el proceso del último censo en la localidad se identificaron 9 hogares, de los cuales 6 de ellos son de jefatura de hogar masculina y 3 femenina. El tipo de hogar que predomina es el hogar unipersonal donde se identificaron 5 casos, 1 hogar nuclear monoparental, 1 hogar biparental sin hijos y 2 hogares sin núcleo. La localidad tuvo un crecimiento intercensal del 84% desde el censo del año 2002 y el índice de masculinidad es del 300%, siendo así una pequeña población masculinizada, donde existen 3 hombres por cada mujer. Como se aprecia en el árbol de edades del último censo, la población se encuentra envejecida siendo el promedio de edad en los hombres de 55 años (mediana 57 años) y en las mujeres de 62, siendo éstas últimas las que presentan mayor envejecimiento. Tomando en cuenta el último censo 2017, la adscripción cultural de los pobladores (16 personas registradas) 15 de ellas (93%) se considera perteneciente a un pueblo indígena u originario, los que en su mayoría (11 personas) se adscriben al pueblo quechua, 3 personas al pueblo aymara y 1 persona al pueblo yagan o yamana. En el caso del censo 2002 se registraron 3 personas del pueblo quechua y 10 años antes, en el censo de 1992 se registró la adscripción cultural de 1 persona al pueblo aymara y 3 pobladores declararon no declararon pertenecer a ningún “grupo étnico”. En cuanto al estatus migratorio y el patrón de asentamiento de los pobladores, se identifica que la mayoría (13 casos) son residentes habituales de la localidad de Quipisca, 1 persona residente habitual de la comuna de Iquique y 2 personas residen en otro país (Estado Plurinacional de Bolivia y Perú). En cuanto al lugar de nacimiento de los comuneros (as) la mayoría (11 casos) nacieron en la comuna de Pozo Almonte y 3 personas de la comuna de Ovalle, Chaitén y Arica. La procedencia migratoria (hace 5 años) de algunas de las personas que residen en la localidad fue de la comuna de Iquique y Alto Hospicio, y en el caso de los extranjeros de Bolivia y Perú (nacidos y criados y con arribo al país entre el año 2010 a 2017). Conforme la Ley Nº 19.235 (año 1993), La suscripción a pueblos originarios en el área, considera los criterios de tronco familiar, la tenencia de parcelas familiares e individuales en territorio de comunidad histórica, y de proveniencia de un poblado antiguo. Sociedad civil local: En lo siguiente, se aborda la descripción breve de aspectos de las organizaciones vinculadas al valle de Quipisca en la actualidad. Organizaciones territoriales y funcionales: Losdiferentes formatos organizativos, territoriales y funcionales, en el área son coherentes con los grupos humanos referentes de la ocupación histórica del valle, y sus prácticas socioculturales y de manejo de bienes comunes. Asimismo, con los 11 procesos de translocalización4 que vive la comunidad, al conectar el territorio local con el altiplano, la pampa y las ciudades litorales, estas relaciones se han complejizado teniendo realización también fuera del territorio efectivo. En este énfasis, los vínculos que pueden desarrollar los miembros consideran diversos tipos de manifestación. Estos pueden estar determinados por el lugar de origen y por ascendencia, la participación recurrente en festividades, ritos o ceremonias de relevancia comunitaria, la participación en procesos de trabajo, tenencia de la tierra y/o residencia, la participación en organizaciones sociales vinculadas a Quipisca o espacios de trabajo comunitario como la faena, y la conformación de una relación subjetiva de arraigo hacia el territorio local. Estas instancias resultan ser convergentes con otros formatos complementarios, participando los mismos miembros de los grupos territoriales en más de un formato de organización. Visto así, se formula una red comunitaria que formalizan organizaciones en referencia a la quebrada de Quipisca. En esta coordenada, es posible advertir, a inicios de la década 1990, la formalización de comunidades de aguas de sectores de cultivo en el valle que formalizan los derechos consuntivos de aprovechamiento comunitario del recurso hídrico del área (en vínculo directo con las redes de miembros de Mamiña), así como la comunidad cristiana de Quipisca5, orientada a la promoción y ejecución de la celebración de la festividad de Señora de Lourdes (Tabla 1). Registro s/i 939 899 893 Nombre COMUNIDAD DE AGUAS Nº 15, El Puquio COMUNIDAD DE AGUAS Canal Accha COMUNIDAD DE AGUAS Canal Liaxa COMUNIDAD DE AGUAS Canal Tauquinsa COMUNIDAD CRISTIANA DE QUIPISCA, Nuestra señora de Lourdes Tabla N° 1 Organizaciones sociales vinculadas al valle En este orden de cosas, se debe mencionar la organización consuetudinaria de la faena, o, en clave quechua, la minka. Esta actividad comunitaria involucra un trabajo productivo destinado a la labor de la chacra, involucrando también su riego. 4 Con este concepto se hace referencia a un proceso descrito por Gundermann (2013), que caracteriza la complejización y regionalización de las comunidades andinas del norte de Chile. Siguiendo al autor mencionado, las comunidades hasta mediados del S. XX mantuvieron la figura de una comunidad local con asiento en la localidad como espacio de realización de la colectividad y, luego, con la emigración masiva, fueron desarrollando un nuevo vínculo con sus territorios, centrado en lo evocativo y la asistencia parcial, desde espacios de llegada, en busca de oportunidades laborales y/o educativas. Cuando lo último ocurre, se formula un nuevo tipo de comunidad, caracterizada por su realización virtual en los territorios de base, y asiento en las urbes, desarrollando nuevos perfiles sociológicos. 5 Es relevante acá señalar que, en 1994, progresivamente las celebraciones religiosas ganan mayor connotación al retornar a Quipisca las imágenes de sus Santos Patronos (la Virgen de la Concepción y San Isidro). Aquello implicó el poder volver a reunirse comunitariamente para celebrar a sus antiguos patronos. En este orden, más recientemente, es posible señalar la vinculación de lo advertido con la emergencia de nuevas agrupaciones de bailes, como las de Tobas, originada en el flanco de la familia Bacián. 12 Organizaciones indígenas (comunidades y asociaciones): En el área se pueden observar tres organizaciones vinculadas al territorio que convocan la adscripción a pueblos originarios: dos asociaciones, y una comunidad indígena, las que se constituyen entrada la década de 2000 (Tabla 2). En particular, la comunidad indígena se orienta a la sistematización y salvaguarda del patrimonio biocultural en clave quechua. Año de Constitución Tipo Agrupación Nombre 2008 Asociación indígena Asociación Indígena agrícola San Isidro De Quipisca 2012 Asociación indígena Asociación indígena Cuenca de Quipisca 2009 Comunidad indígena Comunidad Indígena Quechua De Quipisca Tabla N° 2 Organizaciones indígenas vinculadas al valle (Ley Nº 19.253) N° Socios 28 43 40 Estado P.J. Vigente Vigente Vigente Criterios de género: Las relaciones de género, asumidas como arreglos socioculturales que definen roles masculinos y femeninos en el escenario de un sistema social, deben entenderse en el contexto de la historia local que ha tenido el valle. Por un lado, asumiendo la particularidad de su sistema familia-chacra. Por otro lado, desde las complejidades que introducen los nuevos miembros y su aprehensión de inéditos marcos referenciales para asumir su identidad de género, y de pueblo, de acuerdo a sus perfiles educativos, socioeconómicos y de ciclo vital. Relación con estructura pública-privada de oportunidades: Con la entrada en vigencia del Convenio Nº 169 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT), ratificado por Chile el año 2009, se establece un nuevo marco de relacionamiento entre las comunidades de la Quebrada y la Compañía Minera Cerro Colorado, que es responsable de la explotación del yacimiento homónimo, próximo a la quebrada.6 Los nuevos estándares han guiado diálogos y acuerdos, los que han posibilitado recursos económicos directos a la comunidad, la que ha destinado hacia acciones afirmativas de su identidad, a la reconstrucción de su patrimonio biocultural, a la adquisición de infraestructura comunitaria propia y a la financiación de la estructura organizativa. La estructura pública de oportunidades viene asociada a la acción del gobierno local. En este sentido, la Municipalidad de Pozo Almonte cuenta con una unidad de pueblos originarios que procura la articulación de la oferta pública regional y nacional respecto de la promoción de los territorios ancestrales. En este ámbito, a nivel regional está CONADI quien aborda una oferta regular de fondos para personas naturales, comunidades y organizaciones indígenas. Últimamente, aquello se ha ampliado a 6 Esta es una relación frágil, ya que supone una probable afectación del medio local. Según INDH (2015) en el área existe un conflicto activo vehiculizado por el uso y/o contaminación de recursos naturales según la sobre explotación del recurso hídrico en el sector Lagunilla, material articulado en Parca, y la afectación de lugares con significación ceremonial en Quipisca. Aquello afecta derechos al ambiente libre de contaminación, derecho al agua, a la consulta indígena (Convenio 169 OIT), al territorio y a los recursos naturales, así como a la salud y la vida. De igual forma, la acción de agentes gubernamentales de frontera también afectan el componente patrimonial (ver el caso de la denuncia del año 2017 de la comunidad indígena quechua de Quipisca al ejército por dañar segmentos del QhapaqÑan: https://www.fundaciondesiertoatacama.cl/noticias/comunidad-indigena-quechuade-quipisca-denuncia-al-ejercito-de-chile-por-causar-danos-irreversibles-a-monumento-nacional-camino-del-inca/) 13 fondos del Ministerio de las Culturas, Artes y Patrimonio, así como los fondos de promoción medioambiental, como el FPA del Ministerio de Medio ambiente. PATRON DE ASENTAMIENTO, HOY Siguiendo a Mardones (2012), desde la perspectiva de la comunidad, las épocas históricas que han definido sus procesos de identidad son los tiempos anteriores a la llegada española (prehistoria), e inca; el tiempo de los gentiles; tiempos coloniales; tiempo de la población de La Capilla (asociado a la noción del tiempo de los abuelos); la Guerra del Pacífico; la República; el tiempo de las salitreras; el tiempo de reetnicidad y democracia; y el tiempo de revitalización y resguardo del patrimonio biocultural en contexto de la Ley Nº 19.253 y la ratificación del Convenio Nº 169 (OIT) por parte de Chile. La antigua población de Quipisca se asentó en los sectores de La Capilla y La Palma. Desde aquello, se estructura el valle en dos mitades, denominadas arriba y abajo, las que articulan a la población y a las dinámicas socioculturales de la quebrada (Tabla 3, Figura 5; tambén véase en anexo Figuras 7, 8, 9 y 10). MITADES Arriba Arriba Arriba SECTORES Taypimarka El Puquio Catiticsa Abajo La Capilla Abajo La violeta Abajo Angostura Abajo Limarika Abajo Del Bosco Abajo Accha Abajo Tauquinza Hortalizas y frutos (membrillos y granados) Hortalizas y frutos (membrillos y granados) Hortalizas y frutos (membrillos y granados) Asociación a mitos (espíritus, brujas y el diablo) Asociación a mitos (espíritus, brujas y el diablo) Asociación a mitos (espíritus, brujas y el diablo) Asociación a mitos (espíritus, brujas y el diablo) Asociación a mitos (espíritus, brujas y el diablo) Asociación a mitos (espíritus, brujas y el diablo) Asociación a mitos (espíritus, brujas y el diablo) Recurso hídrico Concentración religiosa Historia agrícola (en desuso, trigo y brevas) Historia agrícola (en desuso, trigo y brevas) Historia agrícola (en desuso, trigo y brevas) Historia agrícola (en desuso, trigo y brevas) Historia agrícola (en desuso, trigo y brevas) Historia agrícola (en desuso, trigo y brevas) Historia agrícola (en desuso, trigo y brevas) Patrimonio arqueológico; chacras La Palma Tabla N° 3 Estructuración de mitades de algunos sectores de la quebrada. Figura N° 5 Extensión horizontal del valle según sitios con significación cultural y arqueológica (Fuente: Larraín, ed 2012: 199) El patrón de asentamiento contemporáneo se encuentra comprendido en las laderas de la quebrada siguiendo la estructuración histórica, guardando intensa relación con el pueblo de Mamiña, el que queda a 18 km. 14 En este sentido, los grupos humanos en el área se dedican a labores agrícolas y comerciales, principalmente. Asimismo, se asocia otro segmento de miembros, con perfiles urbanos, que comprenden un flujo translocal entre los espacios urbanos de la región, y otro migrante transfronterizo andino e indígena aymaraasociado como fuerza laboral de complemento para las faenas agrícolas. La localidad como asentamiento base de la identidad de pueblos originarios: (…) Todos vuelven a la tierra en que nacieron, al embrujo incomparable de su sol, todos vuelven al rincón donde vivieron, donde acaso floreció más de un amor (…) Celebración de vísperas Quipisca constituye un espacio de identidad colectiva, que en dos décadas ha presentado una re-etnificación7 relevante (Concha 2012; Gundermann 2013). En este sentido, la quebrada conforma un proceso singular de identificación territorial, donde las redes de familias que guardan relación entre sí, salvaguardando un cierto corporativismo respecto de quien es originario del sector, se diferencian en la forma de comprender y aprehender su relación sociocultural con el valle. De esta forma, las redes familiares han reformulado sus orígenes étnicos, estableciendo diferenciaciones identitarias entre sí (Albornoz & Mc Phee 2008). En este orden de cosas, se observa la presencia de pueblos con ocupación ancestral con dialécticas internas en el territorio local, como lo son quechua y aymara, y sus procesos de reafirmación como pueblos originarios ante el Estado, la sociedad y el sector privado (Mardones 2012). Ejes de esta definición étnica se establecen desde la adscripción con el valle, la pertenencia reflexiva y dialógica a lared de familia, la auto-adscripción indígena (según la definición que hace el Estado), el piso ecológico habitado, de arraigo, su actividad productiva, la posición laboral-educativa en el ciclo vital, y la memoria familiar al respecto de la emotividad con el terruño. De igual forma, se consigna que la lengua autóctona no está vigente, seguramente producto de políticas de colonización, chilenización y de homogeneización hasta entrada la década de 1990; estando, por tanto, los miembros actualesen búsqueda de promover el aprendizaje de las lenguas originarias de referencia en jóvenes, y la población en general vinculada a las organizaciones. Lo último se ha asociado a la aprehensión de símbolos andinos con una re-semantización. Es el caso de la bandera wip`hala, la utilización de símbolos (chacana, sapo moteado y figuras antropomorfas, entre otros), ritos y frases en la lengua autóctona de referencia declamadas en espacios públicos o performativos, aspirando también a situarse desde los principios morales respecto del resguardo de lo propio, o empoderamiento al respecto.8 7 Es decir, proceso de revisión de los recursos de identidad comunitaria, que abordan la incorporación de nuevas dimensiones, de acuerdo a la re-lectura de los procesos históricos, la actualidad y la proyección colectiva e individual (Bello 2004; Gundermann 2013). 8 Es interesante revisar el siguiente documento audiovisual, donde la Comunidad Quechua aparece en el programa televisivo “Lugares que Hablan” de Canal 13 este año 2019, presentando la historia de la quebrada, su patrimonio biocultural, y la resiliencia ante siniestros naturales y humanos. Ver: https://www.youtube.com/watch?v=VWM6YgfG9BE 15 Con todo, la categoría identitaria se define como un fenómeno dinámico y en transformación, manifestado en Quipisca como una fusión de elementos agrícolas, pampinos, indígenas andinos, y urbanos-globalizados. Se estructura por su contexto relacional y de poder, implicando espacios de encuentro y desencuentro. En este escenario, como señala Mardones (2012), se pueden identificar dos momentos étnicos en Quipisca, que introducen elementos para la formulación de los “otros”, en tantoaymara9 y quechua. Uno, donde se señala el origen quechua como base de los antiguos pobladores, y la condición de inmigrante de los segmentos aymara. Y, otro, donde se señala la membresía quechua como una innovación tardía, una reconstrucción y reafirmación que se adosa a la socialidad del valle, en referencia a un valle-lugar que ha formulado una identidad desde su asiento local conectado con los apellidos y ancestros, más que étnico (Gundermann 2013). Consecuentemente, se observa que la pertenencia local concierta las posibles diferencias étnicas según criterios del lugar de nacimiento y antepasados a los que se vincula el miembro parentalmente. Ello define ser “quipisqueño/a” (Albornoz & Mc Phee 2008). CONFIGURACIÓN SOCIOCULTURAL DE LA COMUNIDAD La familia extensa constituye el grupo humano de referencia en el área. Ésta ha comprendido diferentes procesos de diferenciación histórica hasta la actualidad, donde se han contextualizado los procesos identitarios y la definición del sujeto colectivo territorial (Gundermann 2013; Mardones 2012). En Quipisca son relevantes las redes sociales involucradas con descendencia (consanguínea o ficticia) y alianza (uniones de hecho o matrimonio), las que se sitúan en un entorno de constante movilidad geográfica, de migración y de flujo altiplanoprecordillera (especialmente el cordón de pueblos vecinos como lo son Parca, Macaya, Mamiña, Tarapacá, y más distante como Colchane), y campo-ciudad (Albornoz y Mc Phee 2008; Concha 2012). Específicamente, la migración masiva tuvo su origen a mediados del S. XX por motivos educacionales y laborales, sea hacia las salitreras o a la ciudad. Consecuentemente, los lazos significativos se establecen desde el parentesco y la experiencia de vecindad, los que se extienden a los formatos organizativos locales y translocales. Estas vinculaciones estables surgen desde la familia nuclear (consanguínea o de crianza) y se amplían hasta parientes de la familia extensa, a través de reconocimiento de afinidad consanguínea, política y/o ritual (en este último caso, adicionándose la figura de ahijados/as, padrinos, madrinas, compadres y comadres). En este criterio, esta red se hace cargo de la socialización primaria de los miembros y la transmisión de valores de la comunidad, siendo también un lugar de la 9 Los grupos aymara se vinculan especialmente al radio de Parca, y el altiplano regional, incluyendo los flujos transfronterizos. En particular, se observa en el caso que hay personas que pueden vincularse por alianza, aymara-quechua, generando espacios comunes e interculturales desde el ámbito de reconocimiento territorial, mediándose aspectos de diferenciación étnica, o propias agendas de colectividades escindidas por procesos socioeconómicos del territorio (Albornoz y Mc Phee 2008). 16 crianza familiar y la actualización de la identidad colectiva e individual. Luego, se complementan otras dimensiones de socialización según la experiencia de la escuela y las siguientes instituciones en la progresión del ciclo vital de los miembros y sus espacios de interacción. Descendencia local y el peso de los históricos: La comunidad reconoce su origen extensivo en los miembros históricos, desde los cuales formula su concepto de originario (es decir, que se puede acreditar su participación en el origen de la ocupación histórica en el valle y tiene significancia en la memoria de la comunidad actual). Desde la perspectiva de la comunidad, la vinculación ascendiente guarda un patrón patrilineal. Aquellos miembros ascendentes recogen una experiencia de conexión intensa con el proceso territorio próximo de Mamiña, y constituyen la legitimidad que los miembros invocan ante la pertenencia al territorio local. De esta forma, en los censos de la provincia de Tarapacá 1841 y 1866, es posible advertir de la población de Mamiña apellidos identificados como originarios de Quipisca, donde el sector, hacia la segunda mitad del S. XIX figura como “lugar de siembra” más que como propiamente pueblo10. De esta fuente, los apellidos recurrentes en el área de Mamiña son: Capetillo, Caqueo, Cautín, Bacián, Callpa, Cholele, Estica, García, Paicho, Paycho y Quiguata. De esta forma, en particular los apellidos asociados al valle de Quipisca son: Quihuata, Fuentes, Bacián, Cholele, Calisaya,Caqueo, Estica, Ramos, Cautín y Paicho (Mardones 2012). Acá, el centro productivo, y reproductivo, de la comunidad está asociado originalmente a la dinámica de la Chacra, la propiedad de la tierra y arreglos para administrar los bienes comunes del agua y los recursos naturales. En este último sentido, el estilo de vida agrícola se formula desde un entorno de redistribución de áreas de cultivo, consecuencia del aumento de la descendencia que puede acceder a los predios. Asimismo, por el acopio de un conocimiento agrícola singular. Alianza: Previo al rito religioso o civil de matrimonio, las comunidades observan que existe un paso de afinidad por enamoramiento y convivencia. Por su parte, que se dé este fenómeno está asociado a la idea de la familia, trabajo, comunidad y territorio local, lo que posibilita estructurar la economía doméstica y orienta la configuración de roles de género según la situación en el ciclo vital de los miembros. Este proceso involucra una formalidad interna (aprobación de los padres y el entorno), una ritualidad religiosa y legal, así como una subsiguiente complementariedad entre los esposos y sus grupos familiares extensivos (Mardones 2012). El aspecto afectivo, en catalogación de compañía de vida diaria, acompañamiento en los desafíos de los ciclos vitales y reproductivos, las labores 10 Según Mardones (2012) existe un documento del año 1787 que identifica pretéritos apellidos, dando luces aquello a la tenencia de tierras. 17 productivas del valle y el entorno ha sido sustantiva para los miembros históricos. Aquello era la antesala de la consecución de la realización de los matrimonios.11 Esto iba acompañado a la transferencia en tanto obsequio por parte de los padres de chacras o animales, así como en solidaridades materializadas en la residencia primera en casa de los padres, hasta que la pareja pudiera contar con su propia unidad residencial independiente. En este último aspecto, se observa un patrón residencial originario de tipo patrilocal, que transitaba hacia otro neolocal. Acá, una práctica histórica fue la construcción de las propias casas al alero de la quebrada, de caña, piedra y barro. Figura N° 6 Patrón residencial patrilocal (Fuente: https://www.umanitoba.ca/) Este proceso consistió en un desprendimiento gradual de la familia nuclear en términos de autonomía económica y residencial. Asimismo, de mantención y fortalecimiento de vínculos de confianza y afinidad, siendo el hogar la expresión mínima de un circuito corporativo de complementariedad y de diferenciación respecto de la comunidad. Así, las relaciones de uniones maritales comprendían previamente una relación de convivencia. Probablemente lo mencionado está asociado a la ausencia de agentes eclesiásticos a inicios del S. XX que pudieran consagrar las uniones, lo que tuvo como alternativa la adopción de la formalización de las uniones ante el Registro Civil, los que eran materializados en la ciudad de Iquique, u otros asentamientos intermedios. La concreción de la relación afectiva o la unión de parejas estaba precedida por la etapa de enamoramiento y los escenarios festivos o sociales. Tal momento otorga singularidad sociocultural a la unión de parejas. Con todo, este ámbito de arreglo reproductivo de los miembros es relevante, porque actualiza la red familiar y su función sociocultural de perpetuación de la diferenciación comunitaria, mediante la invocación a la ascendencia, donde los apellidos son indicadores de la territorialidad, y del estatus de originario del valle. 11 Situación semejante la describe Albó (1972) para el caso altiplánico fronterizo con Chile, en la figura de matrimonios de prueba. Asimismo, es observada como una práctica del territorio ancestral andino por parte de Arnold (1998). 18 Padrinos y compadres: Una expresión del parentesco ficticio local es el compadrazgo, donde son relevantes los roles de padrinos, compadres y “madrinas de agua”, los que representan unos “segundos padres” para la persona bautizada. Se trata de la consagración, mediante el bautizo, de una relación entre padrinos, madrinas y un menor, al que eventualmente puedan asistir material y espiritualmente en momento de su ciclo vital. Este vínculo particular se proyecta también entre los padres y los miembros que asumen de padrinos, guardando entre sí coherencias sociales en tanto compadres. Se pueden expresar dos tipos de padrinos-compadres, elegidos entre los miembros de la red de familias de la localidad. El primero asociado al bautizo ritual católico, celebrado en la Iglesia. El segundo de carácter local, fundamentado en la creencia en el rezo, que busca la tranquilidad del menor en bautizo, siendo relevante la figura de la “madrina de agua”. En este último caso, se refiere a una forma de socorro ante la vicisitud, teniendo como figura de poner agua al menor al momento de pronunciar palabras rituales. Aquello luego tendría una consagración en el aceite o crisma que le impone un sacerdote. Lógicas de residencia: La residencia dependía de la eficacia productiva de las unidades familiares nucleares. Aquello estuvo vinculado a un contacto intenso con los ascendientes directos y sus redes de familia extensa, guardándose una tendencia agnaticia en la residencia histórica de los miembros. DIMENSIÓN PATRIMONIAL En lo siguientes, se describen algunos de los aspectos asociados al patrimonio dinámico de la comunidad, el que debe entenderse como paisajes que conectan a los entornos natural y cultural. Acá, el concepto de territorio se estructura por la ocupación y el habitar el espacio sentido para la colectividad local (CIQQ 2016; FdACIQQ 2017). En términos de recursos y activos locales, la comunidad indígena considera los siguientes (Tabla 4): RECURSOS Fiestas y ceremonias locales Paisajes naturales Gastronomía y preparaciones típicas Recursos arqueológicos ACTIVOS Prácticas artísticas e identitarias Productos hortofrutícolas Tabla N°4 Tabla 1, Recursos y activos identificados por la comunidad. Patrimonio inmaterial: Estos activos son elementos intangibles que fundamentan la vida espiritual y la cosmogonía de los pueblos como sujetos colectivos. Particularmente, se refiere a conocimientos, ritos, mitos e historias familiares que establecen el arraigo y la 19 emotividad con el sector por parte de la comunidad. Aquellas dimensiones se constituyen desde el territorio e involucran experiencias contadas desde los abuelos. En este sentido, se observa que la red familiar nuclear y extensa es el soporte desde donde se transmiten conocimientos acerca de la relación entre la persona, la comunidad y la naturaleza, manifiesta en mitos, leyendas, y catalogación de lugares, entre otros. Aquello, tiene como elemento vinculante celebraciones y ceremonias, que cuentan con un orden calendarizado y expresan un sentimiento local en términos de emociones diversas (Tabla 3). Las festividades manifiestan un espacio singular de la comunidad, donde se fortalecen complementariedades y se median tensiones, en términos de diferencia cultural, respecto del pueblo de Mamiña12 (donde se sostienen importantes vínculos residenciales, de parentesco y económicos) y las propias de las familias locales. FECHA CELEBRACIÓN Rito de la Colla de la Chacra (rogativa hecha mediante una mesa de pago, y el Agosto (inicio; o cuando se siembra por acto de paguar a la Pachamama). Solicitud de permiso para ocupar la tierra y primera vez un terreno no trabajado solicitar abundancia. Carácter familiar, y desde ahí se convidan miembros de la luego de bastante tiempo) comunidad. Celebración de Virgen de Lourdes (mayor relevancia; celebrada previa al 11 febrero Carnaval). Asociada a la transición del “seco” a la lluvia. Fiesta Patronal de San Isidro. Realización de procesión desde iglesia, portando imágenes de los Santos patronos. Es una práctica que hace converger a las 15 de mayo comunidades del valle. San Isidro fue agricultor. Celebración anual de Inti Raymi, en época del solsticio de invierno. Asociada a la Comunidad Indígena Quechua, acompañando miembros de Quipisca y otros asentamientos regionales. Se realiza en el cerro ApuWataWatana, para renovar energías y la abundancia agrícola, comercial y la cohesión de la comunidad. El rito se realiza con símbolos y deidades en clave quechua (Tata Inti), e implica la invocación a los ancestros. Junio 8 de diciembre Fiesta de la Inmaculada Concepción Carnaval (históricamente asociado está la realización de almuerzos en Taypimarka. Entre otros; acompañado de cánticos y versos evocativos de los Febrero-marzo sectores de la quebrada y zapateos). Se da en tiempos de lluvias. Tabla N° 5 Celebraciones y ceremonias relevantes en la comunidad. Otro elemento relevado por la comunidad son los saberes gastronómicos, con uso de tecnología local específica como el kjona y marán para moler el trigo y el maíz. Las comidas tienen un rol protagónico en diferentes manifestaciones comunitarias rituales (festividades) y cotidianas (trabajo agrícola y la convivencia), y guardan una tendencia hacia transmitirse y ejecutarse desde los miembros femeninos (Tabla 6). HECHO Festividades Trabajo agrícola y cotidiano COMIDA Puchero (Caldo de carne con papas, cole y mote de maíz) Picante de conejo Cazuela de cole con charqui y maíz molido Raspado con conejo (trigo majao, mediante el pelado de trigo) Pataska o "pan de gallo" con maíz tostado Pan de trigo hecho en horno Tabla N° 6 Gastronomía local. Asimismo, los mitos cuentan con un rol relevante a nivel moral y normativo. Estas narraciones se asocian a la experiencia de comuneros históricos, y la cualificación de los lugares como seguros y no seguros (o no recomendados, o de 12 Este pueblo es reconocido, entre otros componentes patrimoniales, por el trabajo en artesanía en piedra pómez o liparita, y el mito Inca y su hija ciega que recupera la visión al bañarse en la choca del sector. 20 agarre). Según este último tipo de lugares, asociado a la presencia de los “gentiles”, se cae en riesgo de “agarre de la tierra”-también puede darse el “agarre de agua”-; asociativamente se tiene la idea de la presencia, en zonas de vertientes, de los protectores de lugares llamados anchanchos, en forma de animales o humanos, cuya proximidad a las personas ordinarias provoca enfermedades. En particular, las zonas de vertientes son consideradas “sagradas” y cuentan con vida y emocionalidad (así como el agua), incorporándole como señal una cruz. Complementariamente, los cerros también son sectores de respeto (Tabla 7). MITO Bruja de Guajasama La Cueva del Diablo FUNCIÓN SOCIAL Relato centrado en la capacidad de organización de la comunidad en crisis o dificultad, considerando sanciones sociales para volver al equilibrio entre comuneras/os Aprendizaje de la obediencia a las promesas hechas y las consecuencias de sus incumplimientos, donde se connota la figura de la bruja como portadora de males, y a la experiencia con el diablo personificado. Presencia de un riesgo de una perdida de sus Santos Patronos (imagen de lucha con la serpiente, y la pérdida y La Serpiente retorno de los Santos) Tabla N° 7 Algunos de los mitos en el área Patrimonio material: El patrimonio material se define como mueble e inmueble. En este sentido, la quebrada contiene en su paisaje diferentes recursos patrimoniales asociados a épocas prehispánicas, coloniales y republicanas (CIQQ 2016; FdA-CIQQ 2017). En este sentido, la comunidad ha intencionado procesos de registro catastral de sus bienes culturales materiales, identificando petroglifos, geoglifos, arte rupestre, asentamientos (viviendas y lugares de almacenaje como las trojas, especialmente en el sector La Capilla y Taypimarka), colcas (receptáculos utilizados para conservar productos agrícolas y de subsistencia perecibles), construcciones asociadas a la vida económica prehispánica, colonial y republicana, el cementerio antiguo, y eras de cultivo (en esta última situación, considerando los casos más relevantes de La Isla, Cawasilka, La Palma y Tauquinza). Esta dimensión guarda relevancia para la colectividad según se han vivenciado con él situaciones personales, familiares y comunitarias (Gundermann 2013). INSTRUMENTOS DE PLANIFICACIÓN Y PLANES DE MANEJO DEL PATRIMONIO BIOCULTURAL Existen diferentes instrumentos de planificación atingentes, formulados por la comunidad desde los nuevos esquemas de relacionamiento con la estructura pública y privada de oportunidades, a partir de la década de 2000. Son relevantes los instrumentos formulados en el mutuo propio de la comunidad, en la figura de planes de vida, y de escalamiento asociativo y estratégico, desde lo que proponen planes de manejo de recursos de patrimonio biocultural y de fomento a su asociatividad como sujetos colectivos de Quipisca. 21 Aquello permite sostener un catastro de recursos y activos de la comunidad, revisión de su proceso histórico hasta la actualidad, su prospectiva hacia dónde visualizan dirigirse y la vinculación con cartera de iniciativas o ejes de inversión en materia social, medioambiental, de infraestructura y de organización sociopolítica local que apunten a planes de salvaguarda y manejo local del patrimonio biocultural, con pertinencia y en primera persona de los actores territoriales. Considerando lo anterior, en el contexto de la comunidad quechua de Quipisca, son relevantes los instrumentos desarrollados el año 2016, donde se hace un diagnóstico, se formula y valida un plan de desarrollo territorial con identidad de pueblos originarios. Asimismo, el año 2017 se diseña y valida comunitariamente un plan de puesta en valor del patrimonio cultural y natural de la quebrada.13 En síntesis, estos planes han sido consecuencia de abordar el cómo densificar las relaciones comunitarias, en el horizonte a que desde aquellas sea posible escalar asociativa y estratégicamente. En el último punto, situándose en la toma de decisiones que involucra el destino socioeconómico, productivo y cultural del valle, desde un ámbito de promoción a su proyección, como espacio de pueblos originarios, con criterios de autodeterminación y propia visión del bienestar de acuerdo a su historia local. Acá se incorporan vocaciones declaradas como la de agroturismo, y agricultura con valor agregado fundamentado en articulación a la cadena de valor del comercio justo. OBSERVACIONES FINALES Conforme al análisis de fuentes primarias y secundarias de información, es posible observar un proceso activo de identidad cultural en el valle de Quipisca, asociado a sistemas consuetudinarios de ocupación y una territorialidad fundamentada en las redes de familias que constituyen la experiencia del sujeto colectivo en el sector. De esta forma, es la Comunidad quechua de Quipisca la que ha desarrollado interesantes planes de gestión de patrimonio biocultural local, y ha dinamizado el territorio de manera inédita, al incorporar propuestas de innovación social, documentación y modelos de negocio con pertinencia sociocultural que se revelan como acciones concretas para mitigar la despoblación en el área, la gobernanza de bienes comunes y la perpetuación del sujeto colectivo quipisqueño. Consecuentemente, se puede sostener que la comunidad representa una experiencia histórica que acredita ocupación continua, territorialidad, y usos y costumbres propias, y que representa a un sujeto colectivo territorial, en complemento a los grupos humanos que radican en el territorio, en términos de ocupación efectiva o virtual. 13 Ver CIQQ (2016) y FdA-CIQQ (2017). 22 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Albó, X. (1972). Esposos, suegros y padrinos entre los aymara. PUMAPUNKU. Revista oficial del Instituto de Cultura Aymara, 6, 20-34. Albó, X. (2002). Pueblos indios en la política. La Paz: CIPCA. Albornoz, P., & Mc Phee, B. (2008). Ser quechua pero no indio o las paradojas de la etnicidad. Construyendo una identidad étnica en Mamiña (Tesis para optar al título de Antropólogo Social). Universidad Academia de Humanismo Cristiano, Santiago. Arnold, D. (1998). Introducción: De "Castas" a Kastas Enfoques hacia el parentesco andino. In D. Y. Arnold (Ed.), Gente de carne y hueso. 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Pozo Almonte: Comunidad Indígena Quechua de Quipisca. 23 462500.000 462550.000 462600.000 462650.000 462700.000 7781650.000 7781650.000 ANEXOS 462750.000 46 L FISCA 45 O CERR 7781600.000 ACEQUIA ACEQUIA 39 ACCESO 47 7781600.000 IEDAD PROP 44 38 ESTANQUE 37 43 40 ACEQUIA 9 18 19 42 ACEQUIA 41 20 35 10 BODEGA 17 8 ESTANQUE 14,08 6 7781550.000 30 31 ACEQ 22 4 21 3 UIA 7 ACEQUIA 32 CASA DE COMUNIDAD INO CAM 7781550.000 IA ACEQU ACEQUIA 23 16 2 5 29 34 24 1 15 11 33 ACCESO 14 25 28 UIA ACEQ CIERRE 12 PERIMETRA 26 13 L 27 462500.000 Figura 7. Sector Accha 462550.000 462600.000 462650.000 462700.000 462750.000 462900.000 462950.000 463000.000 7781750.000 462850.000 7781750.000 462800.000 10 8 3 4 ACCESO 11 12 7781700.000 7781700.000 7 5 2 L CA IE 1 OP O RR CE 7781650.000 IME TR AL PR CIE RRE PER 7781650.000 FIS D DA 462800.000 462850.000 462900.000 Figura 8. Sector Liaxa 25 462950.000 463000.000 463200.000 463250.000 463300.000 463350.000 463400.000 L METRA RI RE PE 7781700.000 7781700.000 CIER 4 AL ISC AD F IED ROP P RO 7781650.000 7781650.000 CER 463200.000 463250.000 463300.000 463350.000 Figura 9. Sector Palma 26 463400.000 462950.000 463000.000 463050.000 PROPIEDAD FISCAL CERRO 3 5 4 2 6 7 7781800.000 8 7781800.000 9 1 ACCESO 462950.000 463000.000 463050.000 Figura 10, Sede social Comunidad Quechua de Quipisca 27