UNA ARQUEOLOGIA
ENTRE TODOS
PERSPECTIVAS Y CASOS DE ESTUDIO
EN EL CENTRO Y NOROESTE DE ARGENTINA
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
PERSPECTIVAS Y CASOS DE ESTUDIO EN EL
CENTRO Y NOROESTE DE ARGENTINA
Germán Figueroa y Mariana Dantas
Editores
Una arqueología entre todos: perspectivas y casos de estudio en
el centro y noroeste de Argentina / German G Figueroa... [et al.] ;
editado por German G Figueroa ; Mariana Dantas. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CONICET - Consejo Nacional
de Investigaciones Científicas y Técnicas , 2019.
120 p. ; 21 x 15 cm.
ISBN 978-950-692-170-5
1. Arqueología. 3. Comunidades. I. Figueroa, German G II. Figueroa,
German G, ed. III. Dantas, Mariana, ed.
CDD 301
Primera impresión: 2020
© de los autores
Diseño de tapa: Melisa Natalia Gómez
Imágen de tapa: fragmento de estatuilla del sitio El Polear 1,
Valle de Ambato, Catamarca
Impresión: Imprenta Corintios 13, Luis Agote 2028, 5010, Córdoba
Lista de evaluadores
Lic. Marcos Abalos Luna, Instituto de Antropología de Córdoba
(IDACOR), CONICET-Universidad Nacional de Córdoba.
Lic. en Antropología María Guillermina Couso, Museo de La
Plata, División Arqueología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo,
Universidad Nacional de La Plata.
Dr. Luis M. del Papa, CONICET. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata.
Lic. Soledad Galimberti, Departamento de Antropología. FFyH,
Universidad Nacional de Córdoba.
Dra. Mónica Montenegro, Universidad Nacional de Jujuy/Universidad Católica de Santiago del Estero.
Dr. Eduardo A. Pautassi, Museo de Antropología, FFYH- Universidad Nacional de Córdoba, Reserva Patrimonial/ Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR)-CONICET-Universidad Nacional
de Córdoba.
Dra. Alejandra Puppio, Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur/CIC PBA.
Lic. María Cristina Scattolin, Instituto de las Culturas (IDECU),
CONICET-Universidad de Buenos Aires.
Dr. en Ciencias Antropológicas Emilio Alejandro Villafañez,
Universidad Nacional de Catamarca, Fundación Azara.
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En memoria de
Ramona del Carmen Castillo
09/07/1947 - 02/03/2020
IndIce GeneraL
Prólogo ............................................................................................. 11
Recuperar, estudiar, gestionar, dialogar: nuevas estrategias
desde la Arqueología Pública con restos sensibles ..................... 17
Diálogos en Ongamira. De arqueologías, historias y museos .. 39
Arqueología y comunidad: Valorización y conservación
del patrimonio arqueológico del Valle de Ambato, Catamarca, Argentina ............................................................................ 63
La arqueología de Ambato en imágenes. La mirada de la
población local ................................................................................ 85
De pobladores, museos y conservación de materiales. Una
experiencia participativa en el Museo de Sitio de El Shincal
de Quimivil (Londres, Catamarca) .............................................. 89
Trabajo arqueológico, memoria y protección de la tierra.
Las Reservas Campesinas de Ojo de Agua (Santiago del
Estero) ............................................................................................ 107
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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El patrimonio, en el sentido más actual y amplio del término,
refiere tanto a un conjunto de bienes materiales como al conjunto de
creaciones culturales inmateriales que pone en tensión el pasado y el
presente, nos desafía en el cuidado del derecho a la diversidad cultural, los procesos de identidad y el conocimiento, respetando saberes,
perspectivas, historias y memorias locales.
Todos factores que se integran como componentes claves en un
desarrollo que se pretenda socialmente inclusivo, integral, sostenible y
perdurable. En este sentido, esta serie de libros, producto del Proyecto
de Unidad Ejecutora “Proyecto integral de investigación, preservación
y transferencia del patrimonio, Instituto de Antropología de Córdoba,
UNC-CONICET”, incorpora al debate la necesidad de incluir y reconocer las culturas y sus patrimonios en virtud de ampliar la noción
de desarrollo para observar las relaciones y prácticas que desde las
comunidades generan cambios e impactos en las políticas de Estado.
En concordancia con ello, y en función de la meta general del
proyecto, se prevén tres líneas de acción básicas: la investigación, la
preservación y la transferencia en torno al patrimonio y los procesos
de patrimonialización, con distintas actividades en cada una de estas
líneas de acción. Esta serie de libros da cuenta de los resultados de estas líneas de investigación esperando sean un aporte a la construcción
situada desde la antropología de Córdoba al concepto de patrimonio y
por ende a su cuidado y protección.
Dr. Andrés D. Izeta
Director IDACOR-CONICET/UNC
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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PróLoGo
Desde sus inicios la arqueología argentina se arrogó el derecho
de ser la única disciplina que poseía los fundamentos teóricos y metodológicos adecuados para explorar el pasado remoto de los pueblos
originarios. De este modo, las instituciones académicas gubernamentales y, en especial, la figura del arqueólogo/a ocuparon un papel hegemónico dentro de un contexto que recién en los últimos años se comenzó a revertir. Este cambio, sobrevino, fundamentalmente, a partir
de nuevos posicionamientos surgidos dentro de la propia comunidad
arqueológica, así también como respuesta a los numerosos reclamos
realizados por los pobladores locales, en los diferentes espacios donde
se llevaban a cabo las investigaciones.
Así, surgió la idea de compilar este libro, fundamentalmente,
ante la necesidad de contar acerca de los trabajos que se vienen desarrollando en diferentes puntos del país por diferentes equipos de arqueólogos, los que no siempre se inician y finalizan en torno al análisis
detallado de los objetos y los contextos a ellos asociados. Precisamente, en estos equipos existe una línea de trabajo que se encuentra abocada en brindar una mayor participación a la comunidad local en los
trabajos investigativos. Estas labores pretenden diferenciase sustancialmente de lo sucedido en distintos periodos de la historia de nuestra
disciplina, donde la presencia de otros actores fuera de la academia
tenían un rol totalmente periférico. No es casualidad que Walsh (2007)
hable que en América Latina las Ciencias Sociales han sido parte de
tendencias liberales, imperialistas y globalizantes. Además, asegura
que estas tendencias supieron suplir los saberes locales, posicionando
como saber único y válido el científico o académico. La investigadora
se interroga sobre si es posible lograr unas ciencias sociales que no
reproduzcan eurocentrismos y colonialismo. Por colonialidad, Walsh
(2007) entiende a un mecanismo que articula los patrones de poder
desde la raza, el ser, la naturaleza y el saber, según la necesidad coyuntural del capital en beneficio de las elites americanas o europeas.
Asimismo, dentro de la colonialidad hay cuatro esferas que, actuando
de modo articulado, preservan la diferencia o jerarquización colonial.
La primera de ellas es la colonialidad del poder, que se basa en una
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marcada estratificación social donde el europeo o el blanco se hallan
por encima del pueblo originario o el afro. La colonialidad del ser,
refiere a un grupo humano que se impone sobre otros y ejercen control
y persecución sobre ellos. En tercer lugar, Walsh (2007) hace alusión
a la colonialidad de la naturaleza, donde prima una concepción que
enfatiza la división binaria cartesiana, entre la naturaleza y la sociedad. Bajo esta concepción los saberes locales son considerados como
mitos, leyendas, etc. carentes de rigurosidad y racionalidad y, por lo
tanto, deben ser dejados de lado en un proceso de investigación científica. Finalmente, afirma que en la colonialidad del saber, se descarta
toda producción intelectual afro o indígena y sólo reconoce la perspectiva eurocéntrica.
Si bien, podemos acordar o disentir con diversos puntos aquí tratados, lo cual merecería un espacio más amplio de discusión, lo cierto
es que se plantean numerosas verdades, por ejemplo, que la llamada
colonialidad de la naturaleza y del saber formó y aún hoy forma parte de nuestra disciplina arqueológica, más allá de cuantiosos intentos
de inclusión, muchos de los cuales quedaron anclados en una mera
retórica. Curtoni (2009) siguiendo este mismo hilo argumental, pero
desde una perspectiva más arqueológica, plantea, entre otras cosas,
descentralizar el papel del arqueólogo como única vía de construcción
de conocimiento y, fundamentalmente, aceptar nuevas voces y visiones extra-científicas a la hora de construir conocimiento. Es decir, el
eje central de este planteo consiste en encontrarse abiertos a construcciones conjuntas con los saberes locales, donde los diferentes actores
en juego puedan participar en un mismo plano de equidad y horizontalidad. Bajo este enfoque se forjó y luego se cristalizó la edición de
este libro, que consta de seis capítulos que reflejan el trabajo conjunto
entre comunidad y arqueólogos, en las actuales provincias argentinas
de Córdoba, Santiago del Estero y Catamarca.
La apertura del libro está a cargo de Fabra y Zabala, quienes
abordan una problemática sumamente sensible a la sociedad en su
conjunto. Las autoras plantean que desde la década de 1990, el Museo de Antropología (FFyH, UNC) fue receptor de numerosas demandas sociales vinculadas a la recuperación y al estudio de los restos
humanos recuperados de forma fortuita en la provincia de Córdoba.
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Producto de estas demandas, es que primeramente surge un equipo
de rescate abocado esencialmente a lo bioarqueológico. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, sumado a la reemergencia de los
pueblos indígenas en Córdoba, se puso en práctica un nuevo plan de
trabajo enmarcado desde la arqueología pública (diálogo con vecinos,
gobernantes, docentes y miembros de pueblos originarios). Esta nueva
forma de trabajo dejó expuestas un sinnúmero de virtudes, así como
también desafíos y limitaciones que son tratadas y reflexionadas en
estas páginas.
En el capítulo dos, Cattaneo e Izeta, presentan una síntesis de la
historia reciente de las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo
en el valle de Ongamira, Provincia de Córdoba, a partir del proyecto
gestado en el año 2010 en el Museo de Antropología (FFyH/UNC) y el
Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR- CONICET/UNC).
En el relato se exponen y analizan objetivos, intereses y se presenta
un resumen de las actividades llevadas a cabo en el marco de la construcción de saberes con la comunidad. Las experiencias originadas a
través de actividades realizadas con la población de la zona, los visitantes a los sitios arqueológico, personal y alumnos de la escuela rural
del valle y el museo local, sirven como base para plantear una serie de
reflexiones sobre el quehacer diario de los investigadores.
El equipo de Arqueología del Norte de Ambato (IDACOR/
UNC), presenta en el tercer apartado de esta publicación los primeros
resultados obtenidos del proyecto denominado Una Arqueología entre
todos, el cual persigue como principal objetivo proteger, conservar y
poner en valor el patrimonio arqueológico local. Dicho patrimonio,
actualmente se encuentra en serió peligro de desaparición debido,
fundamentalmente, al saqueo sistemático del que es objeto. En este
volumen se exponen los primeros resultados alcanzados a partir de la
labor conjunta realizada entre nuestro equipo y docentes y alumnos
de la escuela N° 370 Julio Argentino Roca, de la localidad de Los
Castillos, Provincia de Catamarca. Un balance de estos dos años de
trabajo nos señala la existencia de un camino largo y sinuoso, donde
sólo se lograrán las metas propuestas a partir del trabajo en conjunto
con la población.
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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El apartado cuatro, está realizado exclusivamente por docentes,
alumnos y familiares de la escuela de Los Castillos, Departamento
Ambato, Provincia de Catamarca. En estas páginas se expresa, mediante fotos o frases, los pareceres, las expectativas, los posicionamientos, etc. tanto de niños como de adultos acerca de la propiedad,
manejo, conservación y protección de la materialidad, así como también sobre su visión sobre el accionar del gobierno local y de los arqueólogos que allí desarrollamos nuestras actividades. Constituye un
artículo de imágenes, que sin duda invita a la reflexión profunda por
parte del sector académico.
El quinto capítulo, es elaborado por Couso y colaboradores, pertenecientes al Museo de La Plata, División de Arqueología, FCNyM
(UNLP), y que desde hace largo tiempo se encuentran realizando diversas actividades en El Shincal de Quimivil, Provincia de Catamarca.
Este sitio arqueológico en el año 2012 fue presentado por el gobierno
de la provincia ante el Ministerio de Turismo de la Nación para promover y ejecutar una segunda puesta en valor denominada “Proyecto
Integral de Revalorización del Sitio Arqueológico El Shincal de Quimivil”. En este libro, los autores centraron su mirada, especialmente,
en la ampliación, reorganización y remodelación total del Museo de
Sitio. De este modo, durante el desarrollo del escrito, se caracterizan
los diferentes momentos en la construcción del nuevo Museo de Sitio,
remarcando las constantes instancias de dialogo llevadas a cabo entre
comunidad local, investigadores y autoridades.
Finalmente, en la última sección de este libro se visibilizan las
relaciones establecidas entre comunidad y arqueólogos en el sur de la
provincia de Santiago del Estero. La interacción entre los arqueólogos
y residentes de Las Reservas Campesinas (Central MOCASE) de las
Sierras de Ambargasta, es presentado, en parte, como una escritura
de tipo confesional/impresionista ya que se intenta transmitir no la
corroboración de los saberes del grupo arqueológico, sino como los
mismos se transformaron. Se propone, además, que la relación entre
los integrantes del proyecto de investigación arqueológico y la comunidad local debe ser abierta y dinámica donde todos puedan hacer
escuchar sus voces.
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Si bien somos conscientes que este volumen no explora la totalidad de las temáticas que abarca este rico campo de estudio, arqueología y comunidad, creemos que constituye un aporte más para
dar a conocer otras facetas de la labor arqueología que muchos lectores desconocen. La participación, inclusión, horizontalidad, equidad
e incorporación de saberes locales, son algunas de las cualidades de
esta forma de pensar y practicar arqueología. Precisamente, este libro pretende mostrar el trabajo que actualmente se realiza bajo estos
lineamientos en algunas provincias argentinas, planteando no sólo resultados, sino también desafíos a futuro dentro de una profesión donde
arqueólogos/as no pueden estar disociados ni jerarquizados sobre el
resto de la población, si lo que se pretende es aportar al conocimiento
de nuestro pasado prehispánico.
Finalmente, no queremos concluir esta presentación sin dejar de
agradecer a los autores y evaluadores por su enorme entusiasmo y
compromiso en participar de este proyecto, así como a los pobladores
locales que son parte esencial de las investigaciones publicadas en
este libro. En estos tiempos, sería difícil concebir una disciplina sin su
plena participación y en equidad de condiciones con los investigadores. También queremos agradecer el aporte del IDACOR, en el marco
del Proyecto de Unidad Ejecutora “Proyecto integral de investigación,
preservación y transferencia del patrimonio, Instituto de Antropología
de Córdoba, UNC-CONICET”, y de Compromiso Social Universitario de la Dirección Nacional de Desarrollo Universitario y Voluntariado, Secretaría de Políticas Universitarias, Ministerio de Educación
y Deportes de la Nación, que proporcionaron las herramientas adecuadas para que esta publicación vea la luz y apoyaron las labores
realizadas por el Equipo de Arqueología del Norte de Ambato con la
comunidad de Los Castillos.
Los Editores,
Ciudad de Córdoba, 31 de octubre de 2019
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Bibliografía
Curtoni, R. (2009). Arqueología, paisaje y pensamiento decolonial.
Reflexiones para una diversidad epistémica. En: R. Barberena, K. Borrazzo
y L. Borrero (Eds.), Perspectivas Actuales en Arqueología Argentina, pp. 1331. Buenos Aires: CONICET-IMHICIHU.
Walsh, C. (2007). ¿Son posibles unas ciencias sociales/ culturales
otras? Reflexiones en torno a las epistemologías decoloniales. Nómadas, 26,
pp. 102-113.
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recuPerar, estudIar, GestIonar,
dIaLoGar: nuevas estrateGIas
desde La arqueoLoGía PúBLIca
con restos sensIBLes
*1 Mariana Fabra y Mariela E. Zabala
resumen
Desde fines de la década de 1990, el Museo de Antropología
(FFyH, UNC) fue receptor de demandas sociales vinculadas a la recuperación y estudio de un tipo particular de materialidades, los restos
humanos sensibles, encontrados de forma fortuita en la provincia de
Córdoba. A partir de dichos pedidos, se creó un equipo de trabajo que
integró en sus comienzos, la práctica de la arqueología de rescate con
perspectivas bioarqueológicas para el estudio de estos restos, y desde
2007, la arqueología pública, en diálogo con vecinos, gobernantes,
trabajadores de la cultura, docentes y miembros de los pueblos originarios. Este cambio se produjo en el contexto de reemergencia de los
pueblos indígenas en Córdoba y de nuevas legislaciones nacionales
y provinciales sobre los pueblos indígenas y el patrimonio, así como
el reconocimiento de la preexistencia étnica y cultural de los pueblos
indígenas en la reforma Constitucional de 1994. En este artículo se
presentan desafíos y limitaciones de las distintas estrategias llevadas
adelante desde el Programa de Arqueología Pública, así como una reflexión sobre las prácticas extensionistas, docentes y de investigación
en torno a estos restos, en vínculo con distintas comunidades.
*1 Instituto de Antropología de Córdoba (CONICET-UNC), Museo de Antropología, Facultad
de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. E-mail: marianafabra@gmail.com, marielaeleonora@gmail.com
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Palabras clave: restos humanos sensibles, diálogo de saberes,
arqueología pública, bioarqueología, Córdoba.
Introducción
Desde fines del siglo XIX era frecuente que en las excursiones y
campañas arqueológicas participaran lugareños junto con los precursores de la disciplina, ya que ellos eran quienes conocían los sitios arqueológicos, y actuaban como “guías” de estas expediciones. El destino final de los hallazgos, en general piezas enteras, eran los museos
universitarios. Pocas veces los museos locales recibían los materiales
recuperados, ni los conocimientos generados a partir de su estudio.
Los paradigmas científicos fueron cambiando con el surgimiento de la genética de poblaciones a partir de la década de 1960, y las
arqueologías procesual y postprocesual durante las últimas décadas
del XX. Dentro de las nuevas corrientes teóricas, en particular la
Bioarqueología propuso distintas metodologías y marcos teóricos para
abordar el estudio de los modos de vida tanto de personas singulares
como de poblaciones pasadas, a partir del estudio de sus restos óseos
y dentales. Por otra parte, la Arqueología Pública integró a las comunidades (locales, de pueblos originarios), sus intereses y demandas, no
sólo durante los trabajos de campo, sino particularmente al momento
de definir cuáles serán los lugares, sitios o restos materiales que consideran de valor, y, por lo tanto, deciden involucrar arqueólogos para
su conservación, investigación y gestión. Para el caso de Córdoba,
distintas comunidades locales (organizaciones no gubernamentales,
vecinos) e instituciones públicas (museos, municipios, escuelas) fueron vinculándose con el Museo de Antropología –en adelante, MA-,
y desde fines de 1990 se iniciaron trabajos que podría enmarcarse en
esta disciplina, caracterizados por la respuesta que se brinda frente a
la demanda de protección, recuperación y puesta en valor de recursos
que ellos consideraban que debían ser patrimonializados. Se solicitaba
la participación de arqueólogos frente al hallazgo fortuito, en la mayoría de los casos, de restos humanos. De esta forma, las comunidades
eran integradas al trabajo arqueológico, participando en el campo, y
luego en charlas y talleres de educación patrimonial donde se daban
a conocer los resultados de los trabajos realizados. Las demandas se
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fueron incrementando con el paso de los años y el equipo fue cobrando una identidad propia. Pero no siempre los hallazgos tenían interés
arqueológico, sino que en muchas ocasiones eran de interés forense,
o se trataba de restos de fauna. En paralelo, las comunidades locales
así como los pueblos indígenas quisieron conocer más sobre el modo
de vida de los antiguos pobladores, y estos últimos, también dar a conocer sus trayectorias de vidas familiares con respecto a su identidad
y memorias.
Sin embargo, no fue sino hasta años recientes que desde el diálogo de saberes desarrollamos nuevas estrategias para poner en valor
los conocimientos sobre los pueblos indígenas que tenían distintas
comunidades (locales, indígenas). Desde esta perspectiva multivocal,
se construyen saberes desde la comunidad científica- universitaria, la
comunidad involucrada en el hallazgo (quién recibe las materialidades recuperadas, las custodia, en caso de haber museos públicos que
puedan alojarlas) y los pueblos indígenas. De estos intercambios se
crean colectivamente propuestas museológicas y educativas que posibilitaran dar a conocer estos nuevos conocimientos en distintos formatos (museográficos, audiovisuales, publicaciones). Así, se crearon
y recrearon vínculos para la recuperación, la investigación y la gestión de restos humanos sensibles. Sobre estas estrategias, su puesta en
marcha, alcances, logros y limitaciones, queremos reflexionar en este
artículo.
¿cómo llegamos hasta aquí? el Programa
Desde el MA se vienen desarrollado diversos proyectos que
buscan dar respuesta a distintas demandas de comunidades extra-universitarias en tanto considera que su misión, más allá de reunir, conservar, investigar y exhibir, dentro de un marco científico actualizado
y crítico, objetos culturales y antropológicos, es también la de socializar sobre la cultura de las sociedades indígenas y locales, pasadas y
contemporáneas, como una manera de fomentar el respeto hacia otros
modos de vida (Reglamento Expediente 12/02/24545).
Desde la fundación del Instituto de Arqueología, Lingüística y
Folklore Dr. Pablo Cabrera en 1941, particulares, aficionados y arUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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queólogos habían llevado al Instituto restos humanos de origen arqueológico, que hoy forman parte de la colección bioantropológica
de la Reserva Patrimonial del Museo de Antropología –en adelante,
RPMA-. Si bien algunos restos fueron exhumados como parte de campañas llevadas adelante por arqueólogos, otra gran mayoría de restos
ingresaron sin datos de procedencia o contexto arqueológico. Sin embargo, no fue sino hasta fines de 1990 que frente a este tipo de hallazgos fortuitos comenzaron a trabajar arqueólogos y antropólogos para
su recuperación. A partir de 1996, y respondiendo a demandas de las
comunidades, en el Museo se implementó el equipo de Arqueología
de Rescate que ha venido desarrollando de forma ininterrumpida salvatajes arqueológicos, estudios de patrimonios locales, asesoramiento
legal, peritajes y capacitación y formación a distintos componentes
de la sociedad civil e instituciones públicas (policías, guardaparques,
docentes, estudiantes y trabajadores de la cultura).
Entre los años 2004 y 2011 se obtuvieron subsidios de la Secretaria de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la
Nación, y el aval de la Secretaría de Extensión Universitaria (UNC)
para llevar adelante diversos proyectos que vinculaban al museo como
institución universitaria con distintas comunidades del interior provincial.
En el año 2011 se formalizó el Programa de Arqueología Pública1, dependiente de la Secretaria de Extensión Universitaria de la
Facultad de Filosofía y Humanidades, y del MA. Se planteó el trabajo
con comunidades del Noreste de Córdoba frente al hallazgo de restos
arqueológicos, a través de la realización de tareas de rescate arqueológico, investigación y educación patrimonial. Se pretendía generar
propuestas culturales para dar a conocer, conservar y difundir el patrimonio regional como soporte de la memoria y su identidad (Zabala y
Fabra 2012).
1 Programa “Arqueología Publica: patrimonio arqueológico y derechos culturales en el Noreste de la provincia de Córdoba”, Dirección Mariana Fabra y Mariela Zabala (Res. HCD
267/11 y 955/11).
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En 2017 se revalidó el programa2, y se propuso trabajar desde
nuevas perspectivas teórico-metodológicas que permitieran superar la
falsa dicotomía entre la bioarqueología o la arqueología pública como
disciplinas disociadas, integrando la investigación, la transferencia, y
la gestión de este tipo particular de restos sensibles como partes de un
mismo proceso, transitado en conjunto con los pueblos originarios y
los entes gubernamentales. En el marco de dicho programa, se obtuvo
un subsidio del Ministerio de Ciencia y Técnica del Gobierno de la
Provincia de Córdoba para desarrollar un proyecto de transferencia de
los resultados de la investigación científica, titulado Historias escritas en los huesos. Los pobladores de la costa sur de la Laguna Mar
Chiquita. Se diseñó y puso en itinerancia una muestra museográfica,
un audiovisual y un libro (Fabra y Zabala 2019) cuyos guiones tienen
como base los resultados de los trabajos bioarqueológicos realizados
en el Noreste cordobés, pero que en su escritura se incorporaron los
intereses y saberes que transmitieron vecinos, trabajadores de museos
y miembros de pueblos originarios en el marco de talleres extensionistas. Durante 2018 y 2019 la muestra ha recorrido trece museos que
forman parte de la Asociación Amigos del Patrimonio Histórico de
Ansenuza, Suquía y Xanaes (APHA).
recuperar, estudiar, gestionar: el trabajo con restos sensibles.
Desde el año 2009, todas las tareas de recuperación de restos
humanos en la provincia de Córdoba se realizan en el marco del convenio firmado entre el Poder Judicial, el Equipo Argentino de Antropología Forense y la Facultad de Filosofía y Humanidades (Fabra y
Ginarte 2009). Frente al hallazgo de restos óseos, en cualquier lugar
de la provincia, dicho convenio promovió la creación de un equipo
multidisciplinario, formado por bioarqueólogos, antropólogos forenses, historiadores, biólogos, médicos forenses, y estudiantes de antro-
2
Programa de Arqueología Pública (PAP): diálogos posibles entre comunidades -locales,
científicas, originarias- sobre restos humanos arqueológicos para su recuperación, conservación, investigación y gestión -Noreste provincia de Córdoba-, Dirección Mariana Fabra y
Mariela Zabala (Res. HCD 384/17).
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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pología, para llevar adelante el trabajo de identificación, en campo,
del tipo (humanos o no) y origen (arqueológicos, históricos, forenses)
de restos óseos denunciados (Figura 1a, 1b). Los integrantes del PAP
forman parte del equipo que lleva adelante dichas tareas, coordinado
por Mariana Fabra. La importancia de la creación de dicho equipo radica en que permite el trabajo conjunto de distintos profesionales con
miradas disciplinares propias, quienes pueden dar cuenta en el lugar
del hallazgo de información valiosa para interpretar la antigüedad relativa de los restos, su pertenencia a población arqueológica o actual,
o a fauna.
Una vez en laboratorio, los restos son acondicionados, teniendo
en cuenta criterios y técnicas de conservación preventiva (Figura 1c),
y se analizan aplicando distintas metodologías bioantropológicas que
permiten por un lado, confirmar si se trata de un único individuo o de
varios, y así obtener datos sobre la biología individual de la persona
(determinar sexo, estimar edad, lateralidad, estatura, estado general de
salud tanto bucal como general, a partir del relevamiento de distintas
patologías). Esta información, que únicamente puede obtenerse del
análisis de los restos tanto dentales como óseos, permite reconstruir
no sólo la osteobiografía individual, situada temporal y espacialmente,
sino que, al trabajar con un conjunto de restos podemos aproximarnos
al conocimiento del estilo de vida de una población arqueológica determinada.
Como se mencionó anteriormente, una vez que los restos humanos son definidos como arqueológicos, pasan a formar parte, de forma
transitoria, de la RPMA, o desde 2010, se encuentran alojados en la
sede del Área de Arqueología de la Dirección de Patrimonio Cultural
de la Agencia Córdoba Cultura S.E. En estas Reservas Patrimoniales,
el manejo y gestión de los restos sensibles implica la toma de decisiones respecto a su conservación, su estudio, y su puesta en valor y
políticas de accesibilidad, así como aspectos éticos, considerando los
lineamientos de los códigos deontológicos (AAPA 2003, AABA 2007,
AAPRA 2010) y la legislación provincial y nacional respecto a estos
restos. Desde el 2005 se llevó adelante un Plan de Manejo de la colección bioantropológica del MA (Bonnin y Quiroga 2007; Fabra 2007),
realizando acciones de conservación preventiva e investigación his22 |
Figura 1. a) Trabajos de recuperación de restos sensibles en el sitio 226/19 Campo Piergentilli,
Capilla del Carmen. Febrero de 2019; b) sitio 327/19 Rucalhue, Las Bajadas. Marzo de
2019, c) trabajos de limpieza y análisis bioarqueológico, d) y e) puesta en valor de las colecciones de restos sensibles alojadas en la Reserva Patrimonial del Museo de Antropología.
tórica (Bonnin 2008) y bioantropológica, con el fin de poner en valor
la colección, en un marco de respeto y atendiendo a normativas éticas
manifestadas por diversos organismos. En el año 2015 se realizó el
traslado y acondicionamiento de los restos hacia un nuevo espacio
físico, dentro de la RPMA (Reserva E, Figura 2d, 2e). Si bien estas
acciones contribuyeron a poner en valor la colección, no fue sino hasta
2019 que se obtuvo financiamiento para llevar adelante un proyecto
por cuatro años, que permitirá el estudio integral de la colección com-
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 23
pleta de restos humanos que se encuentra alojada en la RPMA3. Este
proyecto, que incluye distintos pasos de la gestión de las colecciones
bioarqueológicas, integra por primera vez el estudio bioarqueológico
de los restos, el análisis del acervo documental del MA vinculado a la
formación de esta colección y entrevistas a los colectores o investigadores que tuvieron participación en su formación. Esta investigación
suma la mirada de la Antropología Social y la Historia para la reconstrucción de la historia de la colección y sus colectores. La RPMA posee un total de 373 lotes o cajas conteniendo un numero aun no estimado de individuos, procedentes de distintos sitios arqueológicos de las
provincia de Córdoba, Catamarca, Santiago del Estero, Buenos Aires,
Neuquén, Entre Ríos y Salta. Así, este proyecto se plantea no solo
la puesta en valor de esta gran colección, otorgándole información
bioantropológica y documental a cada lote, sino reconstruir y poner
en valor un campo disciplinar que históricamente ha sido estigmatizado por su modo de generar conocimientos acerca de las poblaciones
humanas. También, interesa, reconociendo el derecho de los pueblos
sobre sus antepasados, poner esta información a disposición de los
pueblos indígenas de Córdoba.
Cambios en las leyes que modificaron nuestras prácticas
Con la vuelta a la democracia en 1983, como afirma Briones,
se dio un proceso de juridización de los derechos indígenas a la diferencia cultural, ligado a que se los empieza a ver como derechos humanos, aunque con especialidad histórica y práctica propia (Briones
2005:9). Uno de ellos fue en la Reforma Constitucional Nacional de
1994 que reconoció “la preexistencia étnica y cultural de los pueblos
indígenas argentinos”, y su “derecho a participar en la gestión de sus
recursos naturales, así como de otro interés que los afecten” (art. 75º;
inc. 17). También prescribe el dominio provincial sobre los sitios arqueológicos y la responsabilidad del Estado Nacional de fijar las políticas generales de protección que deben ser aplicadas en coordinación
3
24 |
Mariana Fabra y Mariela Zabala, Proyecto “Restos Humanos en el Museo de Antropología
(FFyH, UNC): perspectivas etnográficas y bioantropológicas en torno a su estudio y puesta
en valor. Proyecto línea CONSOLIDAR, Secyt UNC 2018-2022.
con las provincias. Luego se sancionó en el año 2001 la Ley 25517 por
el Congreso de la Nación Argentina donde se legisla que los museos
deben poner a disposición de los pueblos indígenas y/o comunidades
“los restos mortales” de sus antepasados; y en caso de que no fueran
reclamados deben “seguir a disposición de las instituciones que los
albergan, debiendo ser tratados con el respeto y la consideración que
brinda a todos los cadáveres humanos”. En el año 2003 se promulgó
la ley nacional N° 25.743 de protección del patrimonio arqueológico
y paleontológico, en cuya elaboración no tomaron parte las comunidades y su contenido no contempló las razones históricas de las mismas
a la hora de decidir sobre estos bienes y lugares de valor patrimonial
(Berberian, 2009). Esta situación generó el rechazo indígena, manifestado abiertamente con al apoyo de arqueólogos e investigadores
en la Declaración de Río Cuarto del año 2005, donde en el marco del
“Primer Foro Arqueólogos - Pueblos Originarios” se solicitó promover los mecanismos pertinentes para la revisión integral de dicha ley
y su posterior modificación después de un proceso de debate entre
todos los interesados que no fueron consultados al momento de su
elaboración (Declaración de Río Cuarto 2005). Desde entonces, los
pueblos indígenas de la provincia se han ido organizando cada vez
más, conformando distintas comunidades –Comechingonas, Ranqueles y Sanavironas- obteniendo en el año 2015 reconocimiento legal en
la jurisdicción a través de las leyes 10.316 de creación del “Registro
de Comunidades de Pueblos Indígenas de la Provincia” cuya reglamentación por decreto 1260/2017 definió la conformación del Consejo de Comunidades de Pueblos Indígenas de la Provincia de Córdoba,
y la Ley 10317 de Adhesión a la ley nacional 25517 de restitución de
restos mortales aborígenes con el agregado de los ajuares funerarios.
Desde la comunidad de antropólogos (bioantropólogos, sociales
y arqueólogos) se generaron talleres con el objetivo de generar espacios de información, discusión y debate acerca de los alcances de la
ley 25.517 y el decreto 701/10, así como las implicancias que tenia
dicha normativa en la práctica profesional. Los “Talleres de Discusión
sobre Restitución de Restos Humanos de interés Arqueológico y Biantropológico” (TaDIRH) se realizaron en Buenos Aires (2011), Mar del
Plata (2012), Olavarria (2013), La Plata (2014), Córdoba (2015) y Necochea (2017). En Córdoba se invitó por primera vez a los miembros
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 25
de los pueblos indígenas a participar del Taller (Endere et al. 2014).
Este desarrollo de la normativa legal y la constitución de las organizaciones indígenas supone nuevos horizontes para la arqueología de
la provincia, dónde la relación entre investigadores y comunidades
parece ineludible. Estas normativas reconfiguraron el modo de vincularse los trabajadores de museos, investigadores, docentes, estudiantes
y pueblos indígenas. Asimismo, en las prácticas museológicas, educativas, de investigación y extensión en el nivel superior.
Formar: el acompañamiento de estudiantes de grado y postgrado desde una perspectiva extensionista
En el marco de los proyectos de investigación y programas de
extensión mencionados, que involucran el trabajo bioarqueológico y
la arqueología pública, se formaron 7 tesistas de grado, 4 de postgrado –doctorado y postdoctorado-, 1 becaria de extensión, 3 becarios
CIN-SPU, 30 ayudantías alumnos y 7 adscriptos de las carreras de
Historia, Geografía, Biología, Geología y Antropología. Asimismo,
han contado con la participación de estudiantes de grado y postgrado
de universidades extranjeras (Universidad de Leiden, Holanda -2008y Huelva, España, 2017). Estos trabajos de investigación y extensión
han abierto nuevos campos de estudio en torno a los restos humanos,
los museos y los pueblos originarios, así como metodologías de investigación que han articulado la arqueología, la antropología social, la
bioantropología, la museología y la educación desde una perspectiva
extensionista.
Para citar algunos casos, la tesista doctoral Valería Martín, de
la Universidad de Huelva España, hizo una Estancia durante 2017 y
realizó trabajo de campo en la localidad de Miramar para conocer qué
entienden por patrimonio. Para lo cual desarrollamos metodología
apropiada para el caso de estudios (Figura 2a, b).
En el año 2017, Julieta Bellis obtuvo una beca de extensión
universitaria (SEU-UNC) en la que se acompañó la itinerancia de la
muestra generada mediante un PROTRI, con un ciclo de talleres destinados a guías, trabajadores de museos, docentes y estudiantes de nivel
superior para dialogar acerca de qué y cómo estudia la arqueología,
26 |
el ámbito de incumbencia del arqueólogo/a y bioantropólogo/a, y el
manejo y gestión de restos óseos humanos de origen arqueológico,
así como el modo de vida de pueblos originarios de la región (Figura
2c, d, e, f, g). Los talleres se plantearon como instancias activas, en
donde guías, trabajadores, docentes y alumnos eran constructores de
Figura 2. a) y b) Flyers de difusión de los talleres sobre mapeo al paso y diagnóstico patrimonial
participativo, a cargo de la becaria Valeria Martin Silva (abril de 2017), c) Flyer de difusión
de los talleres sobre patrimonio bioarqueológico, d), e) f) y g) talleres realizados en las localidades de Miramar, Balnearia y La Puerta, a cargo de la becaria Julieta Bellis (abril, mayo
y junio de 2018).
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 27
nuevos guiones a partir de sus saberes y las propias colecciones que
posee cada museo. La intención era ofrecer información actualizada
sobre la arqueología y bioarqueología, para la provincia de Córdoba,
generada en conjunto en un diálogo de saberes. Con el intercambio
que se generó en los talleres se diseñó un material didáctico con forma
de cuadernillo, que ofrece contenidos sobre los pueblos indígenas de
Córdoba y conceptos como etnia, pueblos indígenas y cultura. Los
destinatarios son los trabajadores de museos y docentes de todos los
niveles del sistema educativo.
El “diálogo de saberes” como estrategia para poner en tensión la palabra y construir nuevos relatos sobre el pasado
Acordamos con Hernández Rincón y colaboradores (2017) respecto a la conceptualización del diálogo de saberes, como herramienta
cualitativa que permite generar conocimientos a partir de la participación de distintos actores, desde abordajes que faciliten la comprensión
y apropiación de los conocimientos compartidos. Desde la metodología de la Investigación Acción Participativa, se plantea la interacción
entre distintos actores para el reconocimiento de los problemas de su
territorio, y donde el conocimiento se genera durante todo el proceso
(Salas 2012; Merçon et al. 2014).
Es en estos espacios de diálogo donde los saberes locales, entendidos como “…las representaciones y prácticas compartidas, reproducidas informalmente, arraigadas en tradiciones particulares y circunscriptas territorialmente” (Hersch Martínez 2007: 180), adquieren
valor.
En este nuevo contexto organizamos el conversatorio en 2017
“Arqueología pública como espacio de colaboración intercultural en
la gestión del patrimonio” e invitamos a la colega Mónica Montenegro. De este espacio participaron estudiantes de grado y miembros
de pueblos indígenas. Ahí conocimos experiencias de trabajo en la
Quebrada de Humahuaca donde participaban comunidades indígenas,
universitarios y miembros del Estado en la generación de políticas
patrimoniales.
28 |
Ese año, bajo el lema “Decir lo indecible en los museos” en el
día internacional de los museos, participamos en la organización de la
“Mesa de diálogo Comunidades Indígenas y Museo de Antropología”.
En esta ocasión visitamos la Reserva Patrimonial del Museo y conversamos acerca de las políticas de custodia, resguardo y documentación
de los restos humanos.
Dando continuidad a estos intercambios generamos el espacio
“Voces desde y sobre los pueblos indígenas: Conversatorio sobre los
modos de vincularnos entre miembros de comunidades originarias y
científicas en relación a los restos humanos” se realizó el 25 de octubre de 2018, en el marco del seminario taller “Espacios “entre”: desde
la bioarqueología al entramado con otras trayectorias”, a cargo del Dr.
Ricardo Guichón y las Dras. Mariela Zabala y Mariana Fabra (Figura
3a, 3b y 3c). Se pensó como un lugar de encuentro para compartir la
realidad de los pueblos indígenas hoy y aquí en Córdoba, para pensar
posibles acciones conjuntas. Participaron más de 50 personas, entre
miembros de pueblos indígenas de la provincia de Córdoba (comunidad Aravela, Comunidad Timoteo Reyna, Comunidad Mampa Sacat,
Comunidad de la Toma), del Consejo de Pueblos Indígenas de Córdoba, de la Secretaría de Patrimonio de la Agencia Córdoba Cultura, museos públicos agrupados en Asociación Civil Amigos del Patrimonio
Histórico de Ansenuza, Suquía y Xanaes, Policía Judicial, Instituto de
Culturas Aborígenes, alumnos y docentes de la Facultad de Filosofía
y Humanidades. Luego de las presentaciones, se discutió acerca de
las modalidades de trabajo frente al hallazgo de restos humanos, la
legislación vigente, el interés de los pueblos indígenas en participar
de dichos trabajos o ser informados en lo inmediato sobre dichos hallazgos, entre otros temas. Desde lo académico tuvo la innovación de
trabajar la docencia de posgrado junto a la de grado, la investigación
y la extensión. Es decir, tuvo un momento de pensar junto “con” el
“otro” en una instancia de formación universitaria.
Más recientemente, el hallazgo fortuito de restos humanos en la
localidad Villa Cerro Azul avivó tensiones y disputas en torno a territorios y espacios de memoria por parte de los vecinos, comunidades
indígenas y propietarios privados. En febrero de 2019 se realizó la
recuperación de restos óseos humanos, restos faunísticos y fragmenUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 29
Figura 3. a) b) y c) Conversatorio “Voces desde y sobre los pueblos indígenas: Conversatorio
sobre los modos de vincularnos entre miembros de comunidades originarias y científicas en
relación a los restos humanos” octubre de 2018; d) y e) Conversatorio sobre el pasado indígena de Córdoba en la Comuna Cerro Azul. Mayo de 2019.
tos de cerámica en un terreno privado ubicado frente a la costanera de
la comuna Cerro Azul, del cual tomaron conocimiento miembros de
pueblos indígenas de la región y solicitaron la intervención del equipo
para su recuperación. Los restos ingresaron al Instituto de Medicina
Forense con el numero “243/19 Cerro Azul” y actualmente se encuentran en la sede del Área de Arqueología de la Dirección de Patrimonio
Cultural de la Agencia Córdoba Cultura S.E.
La emergencia de los pueblos indígenas en Córdoba es un proceso complejo, en el cual las disputas e intereses sobre un tipo particular de materialidades, en este caso, los restos sensibles de los que
30 |
son considerados ancestros para los pueblos indígenas cobran valor
y significado, para distintas comunidades. Como equipo que trabaja
sobre restos óseos sensibles, las memorias y las identidades, nos pareció importante ofrecer un espacio para abordar estos temas. En el
marco del día Internacional de los museos, y bajo el lema “Los Museos
como ejes culturales: El futuro de la tradición” el PAP co-organizó un
conversatorio junto a la comunidad indígena del Chavascate, la comunidad Comechingón Timoteo Reyna, y la comuna de Cerro Azul (Figura 3d, 3e) para dialogar sobre las investigaciones realizadas desde
dicho programa, sino sobre los intereses de las propias comunidades
indígenas de recuperar un espacio territorial, vinculado a esos restos
y las tensiones generadas en torno a los intereses en juego, por parte
de distintos actores, así como la posibilidad de solicitar la restitución
de los restos y las materialidad asociadas. También acerca del pedido
del lugar de ser declarado “reserva patrimonial” por el Estado Provincial. Participaron más de 30 personas, entre vecinos de las localidades
cercanas, agentes inmobiliarios de la región y miembros de las comunidades indígenas.
Hemos propiciado otros espacios, sea en el MA o en territorio,
en donde el diálogo horizontal favorece la creación de nuevas historias
sobre el pasado y el presente de los pueblos indígenas. Entrevistas
realizadas a Cristian Bustos (comunidad Sanavirona Mampa Sacat,
San José de la Dormida), a José Luis Giraudo (responsable del área
arqueología, APHA) o a Hugo Giraudo sobre el uso de plantas nativas,
sus propiedades alimenticias o curativas han permitido recuperar saberes que se suman con los hallazgos realizados desde investigaciones
arqueobotánicas, y dan cuenta de largas tradiciones y usos compartidos por comunidades indígenas y locales.
El diálogo de saberes también supone la creación de nuevas
historias multivocales, la propia gestión y presentación de propuestas
culturales y educativas, generados en el marco de esta perspectiva.
Durante 2018 y 2019 la muestra itinerante Historias escritas en los
huesos. Los pobladores de la costa sur de la Laguna Mar Chiquita
ha itinerado por los museos públicos de las localidades de Miramar,
Balnearia, La Puerta, La Para, Villa del Rosario, Miramar, Colonia
Marina, Altos de Chipión, Las Arrias, La Paquita, Marull, Arroyito,
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 31
siendo visitada por más de 1000 alumnos aproximadamente de nivel
inicial, primario y secundario y superior. Si consideramos el público
general que la ha recorrido, el número de visitantes superaría el millar
(Figuras 4a, 4c). En una de las inauguraciones, en el Museo de Arroyito, la presentación de la misma fue realizada por parte de uno de los
guías de museos de la localidad, y responsable del área de arqueología
de APHA, el señor José Luis Giraudo (Figura 4b). En dicha presen-
Figura 4. a) Flyer de difusión del ciclo cultural “Valorizando quienes somos” en la localidad
de Arroyito; b) Inauguración de la Muestra a cargo del Sr. José Luis Giraudo, en el Museo
Histórico Municipal Juan Domingo Mercado, Arroyito. Diario la Voz de San Justo, 3 de
mayo de 2019; c) alumnos de nivel inicial de la Escuela Manuel Belgrano visitando la muestra (Arroyito, Córdoba). Mayo de 2019.
tación, dió cuenta de los ejes conceptuales de la muestra itinerante, e
información sobre los modos de vida de las poblaciones cazadorasrecolectoras y hortícolas de la región, desde hace 4500 años. También
puso en valor el trabajo realizado en los talleres, que permitió la generación de nuevos guiones museográficos, que integran la información
bioarqueológica generada desde el PAP con los saberes locales y las
colecciones de los museos regionales.
32 |
Reflexiones finales
En estas páginas hemos querido transmitir la experiencia que
desde el Programa de Arqueología Pública llevamos adelante en la
provincia de Córdoba, relacionada con el trabajo con comunidades,
en problemáticas que involucran a restos humanos, restos considerados materiales sensibles para los pueblos originarios de la provincia
y reconocidos en tal carácter por los códigos de ética profesionales
(ICOM 2004). En este ejercicio de revisión y reflexión crítica sobre
nuestras prácticas, detectamos tanto fortalezas como debilidades que
merecen atención. El continuado trabajo en territorio permitió construir, a lo largo de los años, lazos de confianza y vínculos no sólo entre
las instituciones, en este caso, una institución universitaria e instituciones públicas y privadas de diversas comunidades del interior de la
provincia, sino y particularmente entre las personas. Estas relaciones
humanas generan la base sobre la cual es posible pensar el trabajo con
las distintas comunidades interesadas e involucradas con los restos
sensibles. Por ejemplo, el convenio de colaboración firmado entre el
Poder Judicial y la Facultad de Filosofía y Humanidades, que permite
el trabajo en terreno de forma interdisciplinaria, para poder contribuir
a la identificación de los restos humanos y declarar su interés forense
o arqueológico. Otras fortalezas radican en los recursos humanos involucrados en estos proyectos, posibilidad otorgada por el desarrollo
de los distintos grados académicos de la disciplina antropológica en la
Universidad Nacional de Córdoba. Dentro de las debilidades se podría
mencionar la falta de presupuesto para actividades extensionistas que
dificulta el trabajo en territorio, la falta de reconocimiento académico
de la extensión en comparación con la docencia y la investigación, la
falta de espacio físico en la RPMA o el propio MA para llevar adelante
trabajos de laboratorio que involucren los restos sensibles.
Recuperamos en esta reflexión la metáfora del rompecabezas,
tal como lo plantea Ricardo Guichón (2017) para referirse al trabajo
científico. En nuestro caso, el estudio de las poblaciones humanas que
habitaron la provincia de Córdoba desde al menos 5000 años plantea
desafíos no sólo metodológicos, propios de las disciplinas que nos
permiten su estudio, sino relacionales, que apuntan a las comunidades
con las que nos vinculamos, cómo lo hacemos, cómo construimos los
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 33
saberes desde una perspectiva multidisciplinar y multivocal. La metáfora del rompecabezas alude al intento de reconstruir e interpretar una
imagen, en este caso, los modos de vida de las poblaciones que vivieron en esta región a lo largo del tiempo, atendiendo al encaje de diversas piezas, que no siempre ocuparan el mismo lugar, tendrán la misma
forma o relevancia, mostraran la misma parcialidad de ese todo. Por
piezas del rompecabezas, entendemos cada parte de ese todo, que integrado permitiría reconstruir esa imagen que nos interesa conocer: los
propios restos sensibles, las estrategias para su recuperación, estudio,
conservación y gestión, las comunidades involucradas e interesadas
en esta problemática (científica, locales, originarias), los saberes y
cosmovisiones sobre los pueblos indígenas. Quizás el desafío sea entender que, en ese engranaje de piezas, no interpretaremos una única
imagen, sino tantas y multidimensionales como actores involucrados.
El desafío radica, entendemos, en ejercitar la reflexividad sobre nuestra práctica. Mirar hacia atrás permite pensar acerca de las
líneas o problemáticas que le dan continuidad al trabajo sobre estas
materialidades sensibles, pero también detectar cómo cambiaron las
preguntas o enfoques. Desde planteos que centraban el interés en la
perspectiva del patrimonio y el valor de los restos para las comunidades locales, a entender su estudio y puesta en valor como parte del
ejercicio de los derechos culturales de las comunidades involucradas,
y más recientemente, situarnos desde el diálogo de saberes para construir conocimientos sobre las poblaciones humanas que habitaron Córdoba desde al menos 5000 años.
Coincidimos con Pacheco (2004) en pensar las prácticas extensionistas como espacios de construcción conjunta, solidarios y comprometidos con los sectores sociales con los que co-construimos la
sociedad en la que vivimos. En donde son necesarios otros, activos,
participantes, protagonistas, para construir conocimientos. A lo que
agregaríamos que dichos espacios deben ser pensados, o caracterizados, como escenarios complejos (Guichón 2016; Lederach 2006).
Las estrategias que desarrollemos para trabajar, desde esos escenarios,
deben considerar el respeto por las múltiples miradas y el diálogo horizontal que permita pensarnos y pensar esas interpretaciones sobre el
pasado, en tono multivocal.
34 |
agradecimientos
Las autoras desean agradecer profundamente a todas las personas e instituciones que a lo largo de estos años acompañaron y posibilitaron el trabajo del PAP: a Asociación Civil Amigos del Patrimonio
Histórico de Ansenuza, Suquía y Xanaes, en particular a los Museos
Histórico Municipal de La Para y al Museo de Ciencias Naturales
Aníbal Montes de Miramar de la región de Ansenuza Aníbal Montes.
Especialmente a José Luis Giraudo, Hugo Giraudo, Cristian Bustos,
Horacio Pereyra, Mario Tulian, Carlos Loza y Julia Marta Ceballos
por la activa participación en distintos espacios de encuentro, y trabajos de campo. A la Secretaría de Extensión Universitaria (FFyH,
UNC) y al Museo de Antropología, por su acompañamiento en las
actividades. A Ricardo Guichón y Mónica Montenegro, por ayudarnos a pensar desde otros lugares la propia trayectoria y práctica. A
los integrantes del PAP, quienes con su compromiso y participación
hicieron posible las actividades presentadas en este trabajo (por orden
alfabético): Lucia Aichino, Ana Paula Alderete, Julieta Bellis, Florencia Benedetti, Romina Canova, Samia Cortes, María Cristina De
Carli, Lucas D´Agostino, María Eva Stefania Ferreyra, Lucia Giraudo
Andrade, Claudina González, Eduardo Pautassi, Darío Ramírez, Julia
Re, Soledad Salega, Aldana Tavarone y Paloma Zarate.
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38 |
dIáLoGos en onGamIra. de
arqueoLoGías, hIstorIas y museos
* Roxana Cattáneo y Andrés Izeta -
4
resumen
En este capítulo se presenta la historia reciente de las investigaciones arqueológicas en el valle de Ongamira a partir del proyecto
iniciado en el año 2010 en el seno del Museo de Antropología (FFyH/
UNC) y el Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR CONICET/UNC). Se realiza una breve síntesis de los pormenores de las
investigaciones, llevadas a cabo por un equipo multidisciplinario, los
objetivos, intereses y un breve resumen de las actividades en el marco
de la construcción de saberes con la comunidad. De los procesos de
dialogo con los habitantes del valle, ya sea individualmente o a través
de experiencias en la escuela rural del valle, el museo local, o con los
visitantes a los sitios arqueológicos trabajados, se plantean algunas reflexiones sobre nuestro quehacer diario como investigadores. También
repasaremos aquí algunas ideas en relación con ese dialogo que nos
interpela en la construcción de identidades locales.
Palabras clave: arqueologías, escuela rural, sitio visitable,
muestra itinerante, Ongamira.
Introducción
La arqueología no es una disciplina científica inocente. La arqueología situada desde el sur global, en el marco de una antropolo*4 Instituto de Antropología de Córdoba (CONICET-Universidad Nacional de Córdoba) y Departamento de Antropología, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de
Córdoba, Córdoba, Argentina. E-mail: roxanacattaneo@gmail.com, andresizeta@gmail.com
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 39
gía que hace años inició su proceso de descolonización, asume como
ciencia un compromiso ético para la construcción de una sociedad
pluricultural. Esta es nuestra postura y desde ese lugar en el año 2010
iniciamos un nuevo proyecto de arqueología en una región que en ese
momento nos era ajena: el valle de Ongamira en el norte cordobés,
Argentina.
Si bien han pasado casi diez años desde el inicio del proyecto
hasta el momento de escribir estas palabras, este capítulo no representa el cierre de una etapa sino más bien un momento de síntesis y
reflexión acerca de los diálogos con la comunidad alcanzados por el
equipo del Proyecto Arqueológico Ongamira.
Transcurrido este lapso, aquel grupo conformado por dos arqueólogos de distintas trayectorias, en la Patagonia (RC) y el NOA
(AI), y un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba, se ha transformado en un equipo interdisciplinario cuyo interés
se centró en abordar una problemática algo descuidada en la región
del norte de la provincia de Córdoba que era el estudio de las sociedades cazadoras-recolectoras o “forrajeadoras”. Este tema, analizado
entre los años ‘40 y ‘60 por varios estudiosos (por ejemplo, el Ing.
Aníbal Montes (1943), el Dr. Osvaldo FA Menghin (1954) o el Dr.
Alberto Rex González (1943, 2008) fue central para ese momento de
la arqueología argentina cuando cronologías e industrias o culturas
estaban siendo interpretadas para el armado de un modelo prehistórico del poblamiento humano. No sería hasta los años ´70 que primero
Marcellino (2001) y luego a mediados de los años ochenta, en un valle
vecino, el de Copacabana, Laguens, Bonnin y equipo (1987) centraran
su interés en la arqueología de esta zona, aunque desarrollando un programa (conocido como “Chuña”) más bien relacionado con estudios
de sociedades más tardías, probablemente con otras formas de organización, pero ubicando su interés en la posibilidad de la aplicación de
tecnologías tradicionales para el desarrollo local. Esto tuvo su continuidad espacial, aunque no temática en los trabajos de Sario y equipo
en años recientes (2017) y de autores interesados en el arte rupestre de
la región (Pastor y Tissera 2016).
40 |
Sin embargo, en particular para Ongamira, y cincuenta años después, el crecimiento tanto teórico como metodológico de la ciencia
arqueológica, ha permitido que abordemos la temática del estudio de
las sociedades pretéritas desde otras perspectivas y en ese sentido el
cambio paradigmático fundamental, al menos para nosotros, es que
esperamos que sea un aporte al conocimiento no sólo de los pueblos
originarios que ocuparon esos lugares y al análisis de los paisajes que
fueron habitados sino también a la percepción que hoy tenemos y
construimos de esas sociedades, así como esas interpretaciones son
utilizadas en la construcción de las identidades locales y para la preservación de una memoria situada. Es esta percepción, delicada, múltiple y variable, con la que hemos entrado en diálogos diversos. De
ellos han surgido riquísimas experiencias y aquí abordaremos algunos
ejemplos.
Figura 1. Área de estudio. Localización de los sitios arqueológicos identificados durante la realización de las investigaciones del Equipo Proyecto Arqueológico Ongamira. El valle se sitúa
27 km al norte de la ciudad de Capilla del Monte, Córdoba Argentina.
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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marco del proyecto arqueológico
En 2009 el Dr. Andrés Laguens (CONICET-UNC) nos llevó en
visita guiada, junto a un profesor invitado a la Universidad Nacional
de Córdoba, el Dr. Robert Kelly (University of Wyoming) y la Lic.
Nora Flegenheimer (CONICET- Área de Arqueología de la Secretaria
de Cultura de Necochea) a conocer el valle de Ongamira. A partir de
ese momento comenzó a cristalizar un nuevo proyecto arqueológico,
que se iniciaría en 2010. La orientación del proyecto tenía un objetivo
preciso y era contribuir –a partir de un enfoque multidisciplinar y con
nueva información arqueológica– a la discusión de los modelos de
ocupación humana para las Sierras Pampeanas Australes desde ese lugar particular, el valle de Ongamira, donde años atrás se habían planteado cambios, discontinuidades y procesos de complejización social
durante los últimos doce mil años (e.g. Cattáneo 1992-1994; Laguens
y Bonnin 2009; Cattáneo e Izeta 2016).
Los resultados serían integrados a la problemática del estudio
de las ocupaciones humanas, la relación con rocas, animales y plantas de grupos cazadores-recolectores, desde una perspectiva temporal amplia y espacial regional (Cattáneo et al.1994, Izeta et al.2017,
Caminoa 2016, Cattáneo e Izeta 2016, Costa 2015, Robledo 2014;
Sario et al.2017). Un resultado necesario –producto del enfoque interdisciplinar– era la obtención de datos y generación de información
de grano fino de carácter biológico (sobre plantas y animales) y geológico tanto de proveniencia cuaternaria, como de rocas duras, para una
región poco estudiada a esta escala de detalle, por lo que creíamos que
la formación de un grupo de trabajo con distinta trayectoria e intereses
era indispensable.
En este último sentido el abordaje a la escala espacio- temporal
debía ser aquella que nos permitiera interpretaciones en un paisaje que
entendemos ha sido socialmente/culturalmente comprendido (Lock y
Molineaux 2007). Así, el proyecto se inició en una microescala o microcosmos, “escala corporal” en el sentido de Costall y Dreier (2006),
de arqueología de sitio, para entender el mundo material en relación
al cuerpo, a los gestos de uso, a los modos de hacer (o habitus, sensu
Bordieu [1980] 1991:92) para luego habilitarnos a interpretar distintos
universos de experiencias en esos paisajes.
42 |
Una de las discusiones actuales sobre esta mirada es que el concepto de habitus es operativo para explicar por qué las personas se
comportan de forma similar cuando comparten una cierta experiencia
o posición social, pero no para explicar por qué se comportan de forma
diferente y en este sentido creemos que desde una mirada diacrónica
que involucra varios aspectos (e.g. la agencia de los objetos; los paleoclimas, paisajes y su variabilidad; las relaciones macro-regionales
con otras formas de organización social; entre otros) podremos sumar
ideas en un modelo antropológico sobre la variabilidad humana durante el Holoceno.
Dentro de ese marco de intereses y preguntas el proyecto avanzó desde una perspectiva que considera estudiar una forma de vida
nomádica, o semi-nomádica, en sociedades que han sido caracterizadas como poseyendo un ethos igualitario. Sin embargo, como dijimos anteriormente, estas sociedades no se encontrarían aisladas de
los cambios que a nivel suprarregional se están planteando durante
todo el Holoceno (e.g. Izeta et al.2017, Morales et al.2009, Walker
et al.2012). También, la definición de una escala de trabajo involucra
otros aspectos:
“Ancient hunters pursuing game or navigating through
unfamiliar territory seized the opportunity to climb hills and
mountains in order to see a greater expanse, prospects that
many of their societies also associated with the sacred. This duality of perception and belief suggests that the visualization of
the cosmos, the apprehension of the world beyond human space
and time that underpins and validates religions, is also, rather
humbly, an issue of scale.” (Lock y Molineaux 2006:2).
Sobre esto y otros temas relacionados es aún poco lo que se conoce, especialmente para los primeros miles de años de ocupación
humana en las Sierras Pampeanas, comenzando por los componentes
biológicos que formaron estas poblaciones (Nores y Demarchi 2011,
Nores et al.2011), aspectos sobre la continuidad o discontinuidad de
las ocupaciones (Nores et al.2016) e incluso a veces opiniones contrapuestas sobre estos procesos de colonización de espacios y paisajes
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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(e.g. Berberián y Rivero 2012, Laguens y Bonnin 2009; Laguens y
Alberti 2019).
Pensamos entonces que aportar nueva información que ayude
a comprender tanto los procesos macro a nivel paleoambiental (e.g.
Carignano 1999, Piovano et al.2009) como estudios de detalle irían
completando el marco necesario e indispensable para discutir la variabilidad que viene siendo descripta desde el inicio de las investigaciones en el área (ver resumen en Cattáneo et al. 2016). Hoy (2019) el
proyecto se sitúa en una mesoescala con una apertura a la exploración
de nuevos espacios habitados/transitados y el desarrollo de temáticas
específicas por parte de becarios doctorales y de grado y un gran número de colaboradores de diversas disciplinas (biología, paleontología, geología, química y física) sin los cuales esto no sería posible.
Ahora bien, otra perspectiva integró los objetivos académicos
del equipo y fue desde un primer momento la exploración de los sentidos que la/s sociedad/es del valle atribuían a los trabajos e interpretaciones arqueológicas. Resultado de ello y de los diálogos que comenzaron en 2010 es que se fueron definiendo necesidades por parte
de instituciones (Escuela y museo locales) y por parte de pobladores.
Familias que habitan estos espacios y que conocieron a los primeros
arqueólogos de las décadas del 40 y 50, que estuvieron y aún están en
el valle y sentían y nos proponían –demandaban– una “devolución”,
adeudada decenas de años por parte del mundo académico, tanto de
materiales arqueológicos como del producto de las investigaciones.
En este sentido, existía una mirada negativa hacia la arqueología, por
un sentimiento de despojo debido a las excavaciones arqueológicas
que retiraron materiales del valle y nunca volvieron, ni materiales, ni
explicaciones. Es decir, este es el contexto en el cual se inicia el trabajo de investigación.
Entendemos a la arqueología como parte de una disciplina científica inmersa en una realidad donde se construyen sentidos, interpretaciones en un diálogo constante con las comunidades donde se desarrolla. Es así que, en nuestro campo de conocimiento arqueológico, a
estas construcciones se las reconoce como un espacio específico, la
Arqueología Pública. Este espacio en Argentina, según Bonnin (2015),
se ha ido consolidado en los últimos años. Sin embargo, diversos es44 |
tudios (e.g. Izeta y Cattáneo 2018) dan cuenta de la poca representatividad de este tipo de aproximaciones en la práctica arqueológica
nacional donde, por ejemplo, para el periodo 2014-2016 sólo menos
del 6% de los temas de trabajo en CONICET se encuentra ligado a
esta perspectiva.
Esta situación contrasta con la definición de arqueología pública
(e.g. Merriman 2004) en la que debemos asumir que toda la arqueología es pública, por lo cual debemos interpretar que solo una porción
muy pequeña de los arqueólogos se definen o implementan proyectos
o acciones dirigidas a este campo disciplinar. Esta situación no debe
ser magnificada ya que este tipo de práctica y aproximación desde
la arqueología viene siendo implementado desde hace relativamente
poco tiempo (Salerno et al. 2016). Efectivamente, mucho del desarrollo de la arqueología pública se debe a cuestiones locales que han
desembocado en la necesidad de hacer este tipo de arqueología: la
relación entre arqueólogos y comunidades (en el sentido amplio, pero
también más específicamente en el de las Comunidades Originarias);
las actividades de divulgación o transmisión de conocimientos arqueológicos a través de la educación formal y no formal; la necesidad
de intervenir en estudios de impacto arqueológico; y la necesidad de
utilizar nuevas formas de comunicación a partir de la relación con grupos de interés diverso, entre otros casos, han determinado el desarrollo
desigual de la Arqueología Pública.
En este marco, entendemos que la cultura material es un significante importante para la comunidad de Ongamira, donde la pérdida
del patrimonio es constante e incluye la formación de un vacío en la
memoria colectiva que, de no recuperarse, se traduciría en una re-significación de la identidad local. Entonces, con este doble propósito, la
vinculación con los intereses y las necesidades comunitarias, así como
el poner en colectivo los resultados de las investigaciones no únicamente en ámbitos académicos esperábamos abordar esa problemática
con una mirada integral, con un compromiso de acceso inclusivo.
Es así que con los tiempos que demandan las investigaciones o
la solicitud de financiamiento específico para proponer profesionalmente respuestas se fueron llevando a cabo de manera paulatina una
serie de acciones concretas que detallaremos a continuación, pero que
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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no cierran ese camino abierto en 2010, que aún transitamos. Con dificultades y aciertos pensamos que es un sendero complejo que nos
relaciona e interpela como personas, pero también pone en juego a
las instituciones públicas de las que formamos parte, la Universidad
Nacional de Córdoba y el CONICET. Creemos que es mucho aún el
trabajo por hacer en este sentido, pues las exigencias hacia nosotros
como profesionales sigue priorizando la publicación académica y
desfavoreciendo las acciones con la comunidad al otorgar puntajes
mínimos en sus sistemas de evaluación (por ejemplo, en informes,
concursos y promociones), desconociendo su importancia e ignorando
esa “mirada integral” y ese “diálogo” que tratamos de proponer como
antropólogos.
Experiencias realizadas. Metodología de abordaje al diálogo.
¿Cuáles han sido las intervenciones en ese terreno y que continúan creciendo a medida que se “tejen” los lazos con las comunidades
locales? Se iniciarían en 2010 una serie de actividades, entre ellas podemos enumerar:
1.- Entrevistas no directivas, y encuestas sistemáticas y observaciones desde una perspectiva etnográfica a los pobladores locales
y turistas (con la colaboración del Dr. Thiago Costa (UNC), el Prof.
Gustavo Llanes (UNC), y la estudiante de Antropología (FFyH-UNC)
Isabel Prado). Esta fue una de las primeras acciones llevadas a cabo
con el fin de establecer contacto, diálogos, con los habitantes actuales
del Valle de Ongamira y los numerosos turistas que visitan el lugar
tanto en vacaciones de invierno como en verano. En este sentido estos contactos a través de entrevistas y encuestas nos permitió ir conociendo los habitantes, yuxtaponiendo sus miradas, complejizando el
campo en torno a las ideas de pasado, patrimonio, arqueología y en
este intercambio ellos pudieron comprender cuál era el trabajo que
estábamos planteando hacer en este lugar. Se reconoció la existencia
de distintos grupos de vecinos, por ejemplo, los pobladores locales
“antiguos” con más de 100 años en el lugar, con una forma de vida
vinculada a las actividades rurales o de servicios al turismo, que se
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diferencian ellos mismos de los “nuevos pobladores” en general provenientes de Buenos Aires, y en muchos casos vinculados a temáticas
New Age (cercanía con la naturaleza) o del tema OVNI (avistaje de
luces y naves en la zona).
Es en este momento donde recibimos las primeras impresiones
sobre la “Arqueología de los años ’50”, y en particular el Museo de
La Plata. Allí, en el imaginario local es donde todos estimaban se deberían encontrar las colecciones retiradas. Incluso en los relatos, hace
unas decenas de años, algunos visitaron dicho museo y pudieron observar que no se encontraban expuestas por lo que estimaron, erróneamente, debieron ser vendidas. Estas ideas, producto de la desconexión entre la vida académica, las historias de las colecciones, y los
lugareños abrieron una brecha importante que se desarrolló durante al
menos treinta años. En el ámbito académico, por ejemplo, Alberto Rex
González expresó numerosas veces su idea de retornar a Ongamira
(González 2008). Sin embargo, de estos trabajos de investigación sí se
recuperaron datos, en particular de noticias periodísticas del Ing. Aníbal Montes sobre las luchas de pueblos indígenas, pero fundamentalmente de su trabajo en el Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba, de donde se reinterpretaron sus conclusiones: por un lado crónicas
de un suicidio masivo de los habitantes originarios, hacia el final de
una batalla con los españoles, y por otro, la memoria colectiva de los
pobladores surgida de la recuperación de cuerpos humanos durante
las excavaciones. De allí devino la idea de un cementerio indígena,
ubicado en el alero –denominado Alero Deodoro Roca (ADR)– donde
excavaron Montes en un primer momento y luego Menghin y González (Menghin y González 1954).
2.- Construcción de espacios patrimonializados. El interés de los
pobladores de mostrar este lugar, ADR, simbólicamente muy importante, y nuestro interés académico de seguir trabajando en él se conjugó para crear un sitio arqueológico visitable en 2011, donde se realizó
el montaje de infraestructura, con señalética.
Por otro lado, una vez que comenzaron las excavaciones y particularmente luego de haber extraído el relleno contenido en las cuadrículas excavadas en los ‘50 surgió la idea de dejar abierta esa excavación con fines educativos (a solicitud de los pobladores para que
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pudiera ser visitable). Debido a la profundidad de esta excavación se
decidió montar una infraestructura que impidiera el paso, principalmente de los animales que ocupan en el campo actual. Esto fue complementado con señalética que explicaba algunas cuestiones sobre el
sitio, por ejemplo, sobre la fauna, o sobre la historia de las investigaciones, o incluso guías para interpretar qué es lo que el público puede
observar en esa excavación. Esta infraestructura fue financiada por los
proyectos de investigación y durante su montaje tuvimos la colaboración de personal de CONICET, estudiantes de la carrera de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba y los pobladores locales,
particularmente la familia de Miguel Supaga, dueña de los terrenos
donde se encuentra el alero ADR.
Figura 2. A) Infraestructura montada para la exhibición. En primer plano la cerca, al fondo uno
de los carteles explicativos. B) Alumnos de la Carrera de Antropología tomando clase en el
sitio. C) Charla a visitantes.
3.- Producción de material educativo. Con la apertura de la Escuela Mariano Moreno en la localidad, otra actividad anual fue, y es, la
participación en eventos comunitarios, charlas y talleres. Con ello comenzamos a trabajar con la docente, María Pucheta, y los alumnos de
la institución con quienes se realizaron talleres, todo ello acompañado
con visitas al sitio arqueológico. Además, en el marco de Prácticas
Socio-comunitarias de la Secretaría de Extensión de la FFyH-UNC
realizadas en el Museo de Antropología (FFyH-UNC) se prepararon
materiales específicos en unos soportes que denominamos “Valijas
viajeras”. Estas dos valijas contenían, por un lado, bibliografía específica sobre la temática de pueblos originarios y arqueología, dirigida
hacia el público infantil. Para cada texto se desarrolló una caja y un
juego didáctico específico. Durante estas actividades se contó con la
participación del personal de la Biblioteca del Museo de Antropología
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(FFyH-UNC). Por otro lado, contenían un juego/esquema de cómo se
realiza una excavación arqueológica a partir del cual los niños y niñas
podrían interpretar qué es lo que se puede observar en la excavación
arqueológica.
Figura 3. A) Visita de la excavación por parte de los alumnos de la Escuela Mariano Moreno. B)
Visitando el Museo Viajero en Ongamira (2018) Foto: Irina Moran (Museo de Antropología,
FFyH, UNC). C) Alumnos de la Escuela Mariano Moreno realizando actividades en ADR D)
Visita de personal docente y alumnos de la carrera de Antropología de la UNC.
4.- Producción de muestras en espacios locales. En 2015, los
vínculos crecieron y también la necesidad local de que al menos parte
de las colecciones estuvieran en el lugar, y se acordó con la familia Supaga armar una muestra museológica móvil, que acompañara nuestro
devenir en el valle. Este museo viajero, perteneciente al Museo de Antropología iba a contener una presentación que surgía de los diálogos
en la comuna. Llamada “Secretos bajo el alero” fue pensada, realizada y montada por el equipo de graduados y estudiantes del proyecto
Ongamira con el financiamiento del IDACOR-CONICET/UNC y la
colaboración del Área de Comunicación del Museo de Antropología
(FFyH-UNC), (Figuras 4a y b). La orientación temática de la muestra
permitía acercar al público no especialista a varias ideas importantes,
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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surgidas de los intereses de la propia comunidad: ¿Qué es la arqueología? ¿Cómo trabajan los arqueólogos? ¿Qué están estudiando en Ongamira?, ¿Qué sucede con los objetos una vez que son recuperados por
los arqueólogos? ¿Qué legislación hay al respecto? ¿Hay comunidades de Pueblos Originarios en Córdoba? ¿Dónde están?
Actualmente se encuentra montada en una casilla rodante y situada en cercanías de las excavaciones de ADR. En 2018 se realizó
una actividad que nucleó a la red de Escuelas rurales de la zona quienes visitaron el Museo Viajero, se realizaron charlas, lecturas animadas, trabajos arqueológicos en el sitio ADR con los alumnos y luego
se compartió la jornada que finalizó en la escuela local. Esperamos
pronto que la casilla comience a visitar las escuelas rurales de la zona
(Figura 5).
Figura 4. A) Panel que da la bienvenida al ingreso del Museo Viajero y la muestra “Secretos
bajo el alero”. B). Panel que responde a uno de los pedidos de la comunidad acerca de la
naturaleza del trabajo arqueológico. Este mismo diseño fue adoptado para la muestra de la
sala Excavación del Museo de Antropología (FFyH, UNC).
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Figura 5. A) Museo Viajero esperando recibir público en Ongamira. B). Instalación de la muestra “Secretos bajo el alero” en diciembre de 2015. C) Contenido de la Valija viajera, libros y
juegos. D y E) Actividades con los alumnos en la Escuela M. Moreno
5.- Producción de material impreso. Otra demanda concreta era
material de lectura. En este sentido, se editó un libro virtual de divulgación científica en 2016 (Cattáneo e Izeta, 2016). Este incluyó autores diversos en cuanto a disciplina y procedencia geográfica.
Geólogos, biólogos, físicos, arqueólogos y bioarqueólogos compartimos la tarea de revelar cuestiones solicitadas por la población local y que a su vez permitiera a nuestros colegas conocer los resultados
de este primer tramo del proyecto. Los autores locales y extranjeros
fueron los siguientes (en orden alfabético): Gabriella Boretto, José
María Caminoa, Gabriela Roxana Cattáneo, Thiago Costa, Sandra
Gordillo; Claudina Victoria González, Andrés Darío Izeta, Kazuhiro
Kato, Juan José Martínez, Hiroyuki Matsuzaki, Julián Mignino, Andrés Ignacio Robledo, Darío Alejandro Ramírez, Gisela Mariela Sario,
L. Raquel Scrivanti, Mai Takigami, Aldana Tavarone, Fuyuki Tokanai
y Marcelo A. Zárate.
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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6.- Creación de Sala expositiva. Un nuevo espacio para la memoria. Finalmente, en 2018 se postuló y ganó un subsidio específico (PROTRI MINCyT de la Prov. de Córdoba) a fin de trabajar, en
acuerdo con el Museo y Centro Cultural Deodoro Roca y miembros
de la comunidad, incluida la escuela, para repensar el guion de las
muestras, la museografía y aspectos varios como el inventariado y
conservación preventiva de las colecciones del Museo. Una demanda
de años era que propusiéramos una nueva exhibición sobre la temática
de las investigaciones a través del montaje de una nueva sala sobre las
Sociedades Originarias locales y su historia (Figura 6). En este sentido
el financiamiento ha permitido la re-funcionalización de los espacios,
la adecuación de la muestra a través del ordenamiento temático y el
diseño de señalética explicativa a distintos niveles de lectura, dado
que hasta el momento el museo no contaba con ella. Asimismo, se dio
forma a una biblioteca, que agrupa una numerosa y variada colección,
que aún resta ser clasificada. Para todo ello se contó con el apoyo tanto del IDACOR (CONICET/UNC) como del personal del Museo de
Antropología (FFyH-UNC).
Figura 6. Tareas de reconfiguración del espacio en el Museo y Centro Cultural Deodoro Roca.
A) Sala Deodoro Roca B) Sala Sociedades Originarias C) Sala La vida en Ongamira en los
últimos 150 años.
7.- Herramientas digitales para la conservación y divulgación.
Otra de las formas de abordaje en la comunicación, otros diálogos
posibles, tanto con los pobladores que hoy poseen acceso a Internet,
pero también más allá del valle, es la generación de datos en formatos
web de acceso abierto.
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Ha sido de nuestro interés, no sólo a lo largo del valle de Ongamira, sino de toda la provincia de Córdoba, la publicación de información sobre temáticas relacionadas con el manejo y protección de
bienes culturales y científicos (conservación, digitalización e informatización de objetos y procesos) que se suma a la conservación de
objetos arqueológicos únicos de interés científico y cultural para la
comprensión de la variabilidad humana en distintas condiciones sociales y ambientales (Cattáneo et al. 2013, 2015).
Este objetivo surge de la combinación de varios proyectos de
“Conservación y digitalización de fondos documentales y colecciones” del Museo de Antropología (con financiamiento de la Fundación
Williams, el CONICET y la Fundación Bunge y Born) y el Programa PLIICS (Plataforma para la investigación en Ciencias Sociales)
(IDACOR-CONICET), con financiamiento CONICET.
Recientemente se creó un nuevo repositorio digital de la FFyHUNC, denominado SUQUIA, donde han comenzado a volcarse –mediante digitalización, carga en sistemas dedicados y visibilización en
repositorios digitales de acceso público– los resultados e información
arqueológica generada en el proyecto, que puede ser consultada en el
sitio: http://blogs.ffyh.unc.edu.ar/pad-ongamira/.
Finalmente, en el transcurso de los años se fueron realizando
otras actividades de carácter audiovisual, entre las que se destacan
tres. Una fue la filmación de la primera campaña arqueológica por parte del equipo de prensa de la FFyH- UNC para un el primer video de la
Revista Al Filo (https://ffyh.unc.edu.ar/alfilo/especiales/excavacionarqueologica-en-ongamira/). Una segunda actividad en Ongamira fue
la filmación de la introducción del primer capítulo de la serie Arqueología Histórica, financiado por la UNTREF para el Canal Encuentro
(http://www.encuentro.ar/programas/serie/8329/3993). La tercera
consistió en la edición de dos capítulos para una serie web –del género
documental– dirigidos por el cineasta Santiago Sein y el equipo del
Departamento de Cine de la Facultad de Artes de la UNC, a través de
financiamiento obtenido por un concurso de la Secretaría de Políticas
Universitarias de la Nación. Allí se realizaron dos micros: 1, “Secretos
Bajo el Alero” y 2, “El Museo Viajero”. En el primero se cuentan los
trabajos del equipo de investigación, la participación de las familias
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locales en la construcción del pasado y la manera en que se difunden los resultados de las investigaciones arqueológicas, acercando a
las comunidades las piezas e interpretaciones generadas. El segundo
está centrado en las actividades del Museo Viajero, ofreciendo charlas
para comprender de qué manera vivían los pueblos originarios que
habitaron nuestro territorio, sobre todo al público turista que visita el
valle y a los niños y niñas de las escuelas de la zona, orientado a las
razones de la importancia de recuperar y conservar nuestro patrimonio
arqueológico.
Reflexiones finales
Casi una década ha transcurrido desde nuestros primeros pasos
en el valle de Ongamira. Para nosotros fue y sigue siendo una experiencia intensa, tanto institucional como de compromiso personal. En
este sentido nos referimos a una ética de la profesión arqueológica, relativa a las comunidades donde desarrollamos nuestra tarea, así como
también para con las materialidades que trabajamos y que debemos
ayudar a preservar.
Esta forma de práctica arqueológica nos ha permitido co-construir una mirada del patrimonio arqueológico local. Los diálogos han
habilitado nuevos conocimientos e interpretaciones sobre las sociedades originarias que brindan un acceso a variabilidad de miradas y con
ello nos permitieron llevar adelante acciones concretas con distintos
formatos:
1) en el terreno:
- La realización de la apertura de un sitio arqueológico visitable,
con medidas adecuadas de protección y señalética, donde se pone en
tensión la idea de cementerio versus la forma de vida de las sociedades
cazadoras recolectoras que habitaron el valle.
- Un dialogo abierto con la comunidad de estudiantes de las escuelas rurales, con materiales didácticos, con la participación activa
de los miembros más jóvenes de la comuna, donde se dialoga primordialmente sobre la conservación del patrimonio.
54 |
- La presencia de una muestra viajera, que nos habilita, respetando las leyes provinciales a mostrar in situ las colecciones obtenidas de
nuestras investigaciones, sin que queden exclusivamente guardadas en
un repositorio no visitable dispuesto por la Agencia Córdoba Cultura a
tales fines, pero alejadas de la comunidad que las siente propias.
-La creación de una nueva sala en el Museo local sobre la temática de las Sociedades Originarias, su pasado y presente y una nueva
propuesta museográfica que focaliza en la construcción de las identidades locales, que se inauguró el 4 de octubre de 2019.
-La reorganización de la Biblioteca del Museo y Centro Cultural
Deodoro Roca, para permitir que la sistematización del conjunto de
libros, la convierta en atractiva y visitable.
Para estos trabajos se cuenta con la colaboración de la docente
(Silvia Mateo) de la Cátedra de Procesos técnicos 3 de la Escuela de
Bibliotecología de la FFyH (UNC) y sus alumnos.
2) en los medios, para permitir que todo lo trabajado sea accesible tanto a pobladores locales como al público en general, por ejemplo, a través de Internet, de:
-Series documentales de tv
-Series documentales web
-Inventariado y digitalización de colecciones en repositorios
abiertos
Es mucho aun lo que queda por hacer. El proyecto arqueológico Ongamira se encuentra en un momento de diálogo permanente,
que crece y se complejiza y esperamos que nuevos proyectos vayan
consolidando esta idea de los y las arqueólogas como parte integrante
de la comunidad donde trabajan, aportando miradas en ese complejo
proceso que es el de la construcción de la identidad, desde un punto de
vista multicultural.
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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agradecimientos
En un trabajo de estas características todas las personas involucradas en los diálogos se tornan imprescindibles. Por ello deseamos
agradecer especialmente a las personas y familias del valle de Ongamira sin cuyo interés y apoyo ninguna conversación hubiera sido
posible. Los resultados de nuestros trabajos han sido viables además
gracias a un maravilloso equipo de gente, instituciones y subsidios que
permitieron llevar adelante un anhelo que era empezar un proyecto de
arqueología regional cordobesa, desde Córdoba. A todos ellos nuestro
reconocimiento.
Especialmente deseamos agradecer a todos los integrantes de la
gran familia Supaga: Miguel y Mónica Vigna, y a sus hijos, Gustavo,
Tuni, y su esposa María José, y Gerónimo, ¡nos han hecho sentir en
casa! han alimentado nuestro cuerpo y nuestro espíritu.
A Feliciano Supaga que abrió no sólo las puertas de su museo
sino también de su familia. Agradecemos la invalorable tarea de Carola Coll, Catalina, Facundo y Tomás, ya que sin su apoyo nuestra tarea
habría sido más ardua y solitaria.
A la familia Roca que habita en el valle, especialmente a Gustavo y a Vilma Maza, por su confianza e interés, por abrirnos las puertas
de su casa y de sus historias, mate de por medio.
A la familia de Alfredo Castillo y Laura Piantino por habernos
recibido en su casa y por todas las atenciones dispensadas.
A María Pucheta, la directora de la escuela rural del valle, Mariano Moreno, por su empuje y compromiso para con su tarea y para
con nuestro equipo.
Este trabajo no hubiera sido posible sin la enorme participación
“en diálogo” de los miembros del equipo de arqueología en Ongamira:
Andrés Robledo, José María Caminoa y Thiago Costa que ayudaron a
constituir el equipo desde el 2010 y hoy ya están doctorados o en proceso. A Julián Mignino, Camila Brizuela, y María Paula Weihmuller,
actuales becarios doctorales del proyecto por su compromiso. A Isabel Prado y Bernarda Conte, incansables colaboradoras, ¡por todo! En
años recientes se han sumado Maximiliano Córdoba, Marcela Tintilay
56 |
y Humberto Aguilar quienes apoyan y se suman a todos los esfuerzos.
A nuestros colaboradores académicos de otras disciplinas Silvia Mateo y Ricardo Re, Sandra Gordillo, Gabriella Boretto, Marcelo Zárate,
Gilda Collo, Marisa Martinelli, Mai Takigami, José Hierling, por su
entusiasmo y aporte a cada paso del proyecto.
Por otro lado, especialmente queremos mencionar a los Arq.
Agustín Massanet y Mariana Caro por el diseño del Museo Viajero, al
Astr. Dr. Carlos Bornancini quien se sumó a la iniciativa con fotografías. A Mariana Minervini y equipo por los diseños de la muestra del
Museo Viajero y las Valijas Viajeras.
Al equipo de cineastas dirigido por Santiago Sein y Eugenia
Monti por su interés en la divulgación de nuestros trabajos. Asimismo,
al equipo de Prensa de la FFyH, especialmente a Pablo Giordana, Irina
Morán y Camilo Ratti. Una mención destacada es para la diseñadora y
comunicadora Florencia Bacchini quien llevó adelante el diseño de todas las nuevas muestras del Museo Deodoro Roca. En este sentido debemos agradecer especialmente a la Mgter. Mirta Bonnin quien en su
gestión como Directora del Museo de Antropología en 2013 permitió
que reactivemos el Museo Viajero llevándolo a Ongamira. También a
la Mgter. Fabiola Heredia quién viene apoyando nuestras iniciativas
desde el comienzo de su gestión como Directora del Museo de Antropología (FFyH-UNC) y sin cuya ayuda muchas de las acciones no
hubieran sido posibles.
Finalmente, a dos revisores anónimos que ayudaron a mejorar
este trabajo.
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UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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arqueoLoGía y comunIdad:
vaLorIzacIón y conservacIón deL
PatrImonIo arqueoLóGIco deL vaLLe
de amBato, catamarca, arGentIna
*Germán G. Figueroa, **Gabriela Srur, ***Nehuen Bedetti,
*Axel Bachmeier, *Maximiliano Cartier, *Matías Dalto, *Melisa
Gómez, *Araceli Sánchez, *Ornella Zollo y *Mariana Dantas
resumen
La arqueología del Valle de Ambato, Catamarca, Argentina,
cuenta con una larga trayectoria, solo detenida durante la última dictadura militar. Los aportes logrados desde ese entonces fueron y son
aún profusos, generando, no sólo consensos, sino también profundos
debates acerca del modo de vida de las poblaciones Aguada que habitaron la zona entre los siglos VI al XI d.C. Sin embargo, si realizamos un breve repaso sobre la historiografía de las investigaciones,
podemos advertir que dentro de las ausencias más destacadas se halla
la escasa participación por parte de la población local. Este hecho,
originó en muchos casos una profunda desconfianza hacia los arqueólogos y a la disciplina en general, generándose fantasías en torno a
los hallazgos realizados y distanciando cada vez más la relación entre
ambos actores. Precisamente, en el contexto nacional actual, iniciado
hace unas décadas atrás, se fueron dando las condiciones necesarias
* Instituto de Antropología de Córdoba (CONICET-Universidad Nacional de Córdoba) y Departamento de Antropología, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de
Córdoba, Córdoba, Argentina. E-mail: arqueologiaambatounc@gmail.com
** Museo de Antropología y Departamento de Antropología, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba. E-mail: arqueologiaambatounc@gmail.com
*** Departamento de Geografía, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de
Córdoba. E-mail: nehuenbenedetti1@gmail.com
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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para propiciar la práctica de una arqueología inclusiva y comprometida socialmente. De este modo, es que iniciamos a fines del año 2017
un proyecto que busca poner en valor y conservar el patrimonio arqueológico de Ambato, el que actualmente se encuentra en serio peligro de destrucción y/o desaparición. Para ello, el trabajo en conjunto
con alumnos y docentes de la escuela de Los Castillos, constituye el
puntapié inicial de una labor que pretende extenderse en un futuro a
otros puntos del valle y a otras franjas etarias de la población. Si bien,
el proyecto aún se encuentra en sus primeras etapas, ya está generando
resultados, los cuales constituirán el eje este escrito.
Palabras clave: arqueología púbica, patrimonio, escuela rural,
Valle de Ambato, Catamarca.
Introducción
El noroeste argentino y la provincia de Catamarca, especialmente, vienen sufriendo desde hace décadas el constante saqueo y deterioro de piezas y estructuras arqueológicas. El Valle de Ambato no
es la excepción y constituye una de las zonas más afectadas por estas
prácticas. La ausencia de una política de control y prevención efectiva
por parte de las autoridades locales, la indiferencia de un sector de
la población del valle, así como la falta de una estrategia sistemática
de trabajo orientada hacia este problema por parte de la comunidad
arqueológica agudiza la problemática. Este contexto, generó y genera
una expoliación de magnitud de los restos arqueológicos, lo cual puede observarse desde la desaparición y/o destrucción in situ de recintos, terrazas de cultivos, canales de riego, etc., hasta la presencia de
materiales Aguada de Ambato en diferentes colecciones museísticas y
privadas de todo el mundo. El riesgo que conlleva esta situación movilizó a nuestro equipo a implementar un plan de trabajo a largo plazo
concatenado estrechamente con las tareas arqueológicas habituales
(prospecciones, relevamientos, excavaciones, etc.).
Nuestra propuesta, específicamente, reside en un programa de
conservación preventiva en Ambato, pero que el mismo no se caracterice por ser complementario a las actividades arqueológicas, sino que
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ambos actúen en un mismo plano y con igual significancia. De este
modo, en una primera etapa, nos concentramos en trabajar en la localidad de Los Castillos, con alumnos y docentes de nivel inicial y primario. Se buscó avanzar sobre objetivos concretos como, por ejemplo,
estrechar la relación existente entre arqueólogos y pobladores locales,
intentar que las autoridades locales participen activamente de políticas orientadas a la protección patrimonial, generar la participación
y el compromiso de distintos sectores de la población en la temática
tratada y construir un conocimiento donde los saberes locales ocupen
un mismo plano de igualdad que los académicos. Bajo este contexto,
surge Una arqueología entre todos, proyecto que pretende continuar
mientras dure nuestro trabajo en el valle.
Una arqueología entre todos, se enmarca en el programa de Voluntariado Universitario (Compromiso Social Universitario) de la Dirección Nacional de Desarrollo Universitario y Voluntariado (Secretaría de Políticas Universitarias, Ministerio de Educación y Deportes de
la Nación). Para su desarrollo se emplearon metodologías propias de
la arqueología pública y la conservación preventiva.
La utilización del concepto de arqueología pública se remonta
a Estados Unidos, más precisamente a principios de 1970, en asociación al manejo y la gestión de recursos culturales (McGimsey 1972).
Posteriormente, su uso trajo aparejado una ampliación semántica que
generó discusiones críticas sobre los variados posicionamientos de los
arqueólogos y la arqueología en los conflictos emanados de los procesos de interpretación del pasado. Al mismo tiempo, en su interior,
también tuvieron lugar las primeras discusiones acerca de las responsabilidades sociales y políticas derivadas del estatus profesional de
la arqueología. Actualmente, esta línea de trabajo comprende numerosos estudios que se centran, fundamentalmente, en las relaciones
arqueología-sociedad en el presente. Las problemáticas abordadas
permitieron recontextualizar tales relaciones considerando aspectos
referidos a los procesos de circulación y apropiación de conocimientos arqueológicos y sus referentes materiales en el presente. Además,
se produjeron posturas reflexivas y éticas que en cierto modo cuestionaron la legitimidad de los trabajos arqueológicos desarrollados en
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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el marco de relaciones coloniales (Ballart 1997; Gnecco 2009; entre
otros). Estos posicionamientos, pusieron en duda la “universalidad”
del llamado patrimonio arqueológico y en como se establece la autoridad de los arqueólogos con respecto a otros sujetos sociales durante
el proceso de investigación. En Latinoamérica y en los lugares donde
el legado colonial implicó la construcción de relatos históricos duales
que rechazaban la diferencia e imponían una invisibilización y una
marcada desigualdad entre las sociedades, estas ideas alcanzaron gran
relevancia (Lahiri et al. 2007; Lander 2000; Salerno 2012). Entonces,
se puede considerar que la arqueología pública radica en entender a la
arqueología como una actividad social, situada, y que se desarrolla en
diversos contextos (históricos, políticos, económicos e institucionales). No obstante, se debe tener en cuenta que la arqueología pública
aún hoy es una línea de investigación que se encuentra en proceso
de definición y estructuración, lo cual puede observarse en las discusiones en torno a su propia denominación (Public Archaeology and
Community Archaeology). Estas denominaciones aluden a diferentes
posicionamientos teóricos y éticos que surgen de la selección de temas
a investigar y de las herramientas teóricas/metodológicas utilizadas
(Salerno 2012).
Por su parte, la conservación preventiva excede la labor técnica
que se efectúa directamente sobre un bien patrimonial, ya que se la
considera un proceso social, científico y técnico. De acuerdo a este
enfoque, las intervenciones sobre el patrimonio cultural involucran el
fortalecimiento de los lazos de la sociedad con su patrimonio, debido
a que, a largo plazo, facilitará la prevención de muchos de los problemas de deterioro del que es objeto el patrimonio arqueológico, a través
de trabajos realizados por los mismos pobladores locales (Yapura et
al. 2009). De este modo, se considera que sólo se puede valorar, proteger y conservar aquello de lo que la sociedad se apropia, porque la
preservación del patrimonio arqueológico debe ir entrelazada junto
a un sentido de pertenencia para que las acciones destinadas a protegerlo no sean improductivas o estén vacías de significados (Yapura
et at. 2009). Así, la conservación preventiva, no tiene como objeto
conservar la materialidad del patrimonio por sí misma, sino que busca
valorizar y preservar los valores (inmaterialidad) contenidos dentro
del patrimonio cultural.
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Cuando nos referimos a patrimonio cultural, generalmente,
estamos haciendo mención a una expresión de solidaridad que une
y/o articula a quienes comparten una determinada cantidad de bienes
y prácticas que los identifica, aunque también suele ser un lugar de
complicidad social. Las actividades orientadas a definirlo, resguardarlo y divulgarlo, escudadas en el prestigio histórico y simbólico de los
bienes patrimoniales, habitualmente incurren en la pretensión de que
las sociedades no se hallan segmentadas en clases, etnias y grupos,
pensando que la magnitud y el prestigio contenido en estos bienes
trascienden esas fracturas sociales (García Canclini 1999).
Pensar al patrimonio como una construcción social implica, en
primer lugar, que no existe en la naturaleza, que no es algo dado, ni
siquiera un fenómeno social universal, ya que no se origina en todas
las sociedades humanas ni en todos los momentos históricos. En segundo término, también significa, análogamente, que es un artificio
ideado por uno y/o un grupo de individuos en un lugar y un momento
especifico, para lograr objetivos concretos. De este modo, el patrimonio puede ser considerado históricamente variable, vinculado con
criterios o intereses que son definidos por nuevos intereses inherentes
a diversos contextos (Prats 1997).
Ante este panorama, es posible entonces hablar de una “invención’’ y/o de una construcción social o cultural del patrimonio. En
cuanto a la primera de estas concepciones, Berger y Luckman (1983),
se refieren, fundamentalmente, a la noción de “universos simbólicos
legitimados’’. Mientras que, en la concepción restante, Hobsbawm
y Ranger (1988), hablan de la existencia de una idea de “manipulación’’. Atendiendo a estas formulaciones, se puede argumentar que en
la segunda de ellas la construcción social de la realidad no se puede
entender en ningún caso sin la intervención, más o menos directa, de
una hegemonía social y cultural. La primera es que la invención de
la realidad no se refiere única y exclusivamente a elementos (creados
ex nihilo o transformados en un alto grado) sino también a composiciones, cuyos elementos pueden haber sido extraídos inalterados de
la realidad, pero cuya ubicación en un nuevo contexto contribuye a
crear otra realidad, con otro sentido. Tal como mencionó (Prats 1997),
la invención de la realidad se refiere, por tanto, a estos procesos de
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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descontextualización y recontextualización, más a las composiciones
que a los elementos, precisamente en la medida en que estas, ratificadas por la veracidad de los elementos, se prestan más fácilmente a la
legitimación.
En definitiva, no existe, ninguna historia metódica del patrimonio, o si se quiere, de lo que, desde nuestra perspectiva actual entenderíamos por patrimonio. Lo más usual es encontrarse con historias
de los museos y de sus colecciones, pero si seguimos el pensamiento
de Kryztof Pomian (1996, citado en Prats 1997), deberíamos tener en
cuenta que la historia del patrimonio cultural es diferente de la de los
objetos que forman parte de él. Dicho de otro modo, la historia del
patrimonio cultural no es la historia de los objetos que lo conforman
ni la del coleccionismo de objetos, independientemente del contexto
sociopolítico e intelectual en que este se produce.
caso de estudio
El Valle de Ambato, Catamarca, Argentina, se ubica al norte de
la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. La localidad de
Los Varela es la cabecera de distrito y cercana a ella, existen otros
pueblos como Los Talas, Los Castillos, La Aguadita, Chuchucaruana, El Bolsón, etc. Si bien existen varios colegios primarios, el sector
norte del valle sólo cuenta con una escuela secundaria, la cual se halla
situada en Los Varela.
Precisamente, en Los Castillos funciona la Escuela N° 370 Julio
Argentino Roca, una institución educativa pública estatal de nivel inicial y primario, que se ubica en el centro de la localidad de Los Castillos, al frente de la plaza y del club deportivo. El Jardín de Infantes
cuenta con sólo un niño de cuatro años, mientras que los diez alumnos
de 1°, 2° y 3° grado comparten una misma aula, así como los catorce
estudiantes de 4°, 5° y 6° grado. En la institución trabajan dos docentes de manera permanente, una de ellas es la directora de la escuela, a
los que se suman un profesor de educación física y una profesora de
tecnología, que concurren al establecimiento sólo determinados días
de la semana.
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Anualmente, alumnos y docentes realizan diversos trabajos, proyectos y participan en numerosas jornadas educativas, no sólo dentro
de Catamarca, sino también en otras provincias. De este modo, los
alumnos primeramente realizan y exponen sus actividades localmente
en una instancia escolar, luego lo hacen a nivel departamental, para
finalmente llegar a una etapa provincial. Si son seleccionados en esta
última etapa, los trabajos participan de la Feria Nacional de Ciencias,
compitiendo con proyectos de otras instituciones del país. Los temas
presentados por docentes y alumnos de la escuela de Los Castillos,
son variados, pero usualmente sus trabajos ponen el acento en aspectos relativos a la valorización de sus saberes y prácticas como, por
ejemplo, “Lanitas Ambateñas”; proyecto que desea rescatar las costumbres y cultura de su localidad mediante la recuperación y puesta en
valor del proceso artesanal de la lana como una fibra natural obtenida
de animales criados localmente.
La preocupación por parte de alumnos y docentes de Los Castillos, materializada en estos proyectos sobre el patrimonio, el pasado
y su puesta en valor, constituye una problemática que es compartida desde hace largo tiempo por el equipo de investigación que trabaja en la zona norte del Valle de Ambato, en el marco del Proyecto
“Paisaje, materialidades y modos de vida, en el sector norte del Valle
de Ambato, Catamarca (siglos VI-XI d.C.)”, radicado en Instituto de
Antropología de Córdoba (IDACOR, CONICET-UNC) y el Museo
de Antropología (FFyH, UNC). Esta concordancia, posibilitó un fácil acercamiento entre ambas partes y permitió implementar un plan
de trabajo conjunto donde todos participan e intercambian ideas, propuestas, conocimientos, etc. en un plano igualitario, desatendiendo la
centralidad académica e incorporando conocimientos locales, tantas
veces marginados en nuestra disciplina.
antecedentes sobre trabajos de arqueología y comunidad en
el valle de ambato
Las primeras investigaciones arqueológicas de carácter sistemático en el valle se realizaron en la década de 1970, cuando se inicia el
Proyecto Arqueológico Ambato dirigido por Osvaldo Heredia y José
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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Antonio Pérez Gollán (Heredia 1988; Pérez Gollán y Heredia 1975).
Casi contemporáneamente Alberto Rex González estudia el centro ceremonial denominado la “Iglesia de los Indios”, ubicado en el sector
medio de dicho valle (González 1998). Con el ascenso de la Junta Militar al poder en 1976, el proyecto se ve interrumpido e incluso varios
miembros del equipo deben exilarse en diferentes países de América.
En el año 1983, con el regreso a la democracia se reinician las actividades que con el correr del tiempo se intensifican e incorporan nuevas
líneas de trabajo, tales como organización espacial, paleoambiente,
antracología, arqueometalurgia, zooarqueología, entre otras (Assandri 2007; Bonnin 2000; Dantas 2010; Espósito 2009; Figueroa 2010;
Laguens 2004, 2006, 2014; Marconetto 2008; etc.). Los resultados de
cada una de estas investigaciones permitieron en gran medida avanzar
sobre el modo de vida de las sociedades pasadas que habitaron el valle. Sin embargo, escasos han sido los proyectos que se centraron en
trabajar con la comunidad local. Como antecedentes de estas actividades pueden señalarse los trabajos de Bonnin y Laguens, entre las décadas de 1990 y 2000, así como los de Marconetto, Juez y Pazzarrelli en
el año 2007. Más cercano en el tiempo, en el sector sur del valle, más
precisamente en la localidad de La Puerta, se llevaron a cabo trabajos
de campo arqueológicos, los que paralelamente culminaron en la realización del museo local (Rodríguez 2010; Rodríguez y Fariluk 2008).
Como se puede advertir, todos estos trabajos, que en su mayoría
consistieron en charlas y talleres con la población local, más allá de
caracterizarse por ser asistemáticos, sentaron las bases de esta actividad para trabajos futuros sobre este tema. Entonces, se puede considerar que, a pesar de que las actividades extensivas con la comunidad
local forman parte de la historia de la arqueología de Ambato, siempre
han sido periféricas y discontinuas, estando usualmente comprendidas
dentro de un proyecto mayor. Quizás esta sea una de las principales
razones por la que nos sentimos movilizados a trazar un proyecto que,
si bien es paralelo a nuestras actividades arqueológicas propiamente
dichas en la zona, cuenta con la suficiente autonomía y centralidad,
para evitar así caer en un rol secundario o que sea absorbido por el
proyecto arqueológico macro.
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actividades
• Primera etapa
Durante los meses de septiembre y agosto del año 2017, se llevó a cabo el primer encuentro entre arqueólogos, docentes y alumnos
de la escuela de Los Castillos. El propósito central de esta visita fue
tratar de forjar lazos entre ambas partes, conocernos, intercambiar inquietudes, planificar actividades, contarles a los niños quienes éramos
y qué hacíamos, que nos cuenten como era su vida allí y cuáles eran
algunas de sus aspiraciones para el futuro, etc. De este modo, se realizaron actividades áulicas y extra-áulicas. En las primeras de ellas,
luego de las presentaciones de rigor entre ambos grupos y de una breve explicación del por qué de nuestra visita, se formaron grupos de
hasta cinco alumnos, se le asignaron consignas, consistentes en palabras sueltas, debiendo escribir o dibujar las respuestas en cartulinas.
Términos como arqueología, arqueólogos, antiguos pobladores, vasijas cerámicas, construcciones antiguas, patrimonio, Valle de Ambato,
etc., generaron un primer paso para explorar la percepción que los
niños poseen sobre estos tópicos. Las respuestas resultaron heterogéneas, dependiendo especialmente de la edad de los niños, siendo los de
más edad los que aportaron mayores precisiones. Sin embargo, la casi
todos estaban al tanto de lo que significaba cada término sobre el que
se indago. Quizás los temas que trajeron un poco de confusión fueron
patrimonio o cuando debieron explicar cómo trabaja un arqueólogo y
para qué. Finalizada esta actividad, donde los niños participaron con
gran entusiasmo, se realizó una puesta en común por grupo, donde
también intervinieron docentes de la escuela y arqueólogos de nuestro
equipo. Este ejercicio, puso a la luz consideraciones propias de los
niños, así como también la repetición de relatos familiares o comunales, algunos de los cuales son muy antiguos pero que aún se hallan
vigentes en la sociedad. Esta labor, activada mediante una lluvia de
ideas, posibilitó, fundamentalmente, que ambas partes accedieran a
saberes que no eran conocidos por todos, interiorizándonos así cada
uno (niños y arqueólogos) sobre la presencia de sitios arqueológicos,
materiales, relatos, etc. que de una parte eran participes de un presente común, pero que la otra ignoraba completamente. Además, pudo
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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observarse que, a partir de este ejercicio, en ocasiones, a un mismo
artefacto se le asignaba una función diferente, por ejemplo, un hacha
podía ser interpretada por algunos niños como un objeto destinado a
la guerra y por otros a actividades forestales o a sacrificios humanos.
En otros casos, las interpretaciones fueron casi unánimes, como por
ejemplo la presencia de la iconografía en vasijas, arte rupestre, etc.
donde el jaguar o uturunku constituye la figura central, la que a su vez
imaginan representativa de un fuerte sentido religioso o de prestigio.
Finalmente, en este primer encuentro se realizó una charla/taller donde explicamos nuestra forma de trabajar, poniendo especial énfasis en
los trabajos de campo (prospección, relevamiento, excavación, etc.),
fueron empleados en esta instancia elementos didácticos como power
point, videos, fotografías, etc. (Figura 1).
Luego de esta tarea áulica, un grupo de niños, los de mayor
edad, fueron invitados junto a sus docentes a la excavación que estaba
realizando paralelamente nuestro equipo en el sitio El Polear 1, situado a escasos kilómetros de Los Castillos. El propósito de la invitación,
consistió, sobre todo, en que observen una excavación estratigráfica,
resaltando las bondades que tiene para la interpretación de los modos de vida de las sociedades pasadas (contextualización, cronología,
etc.). También, se enfatizó sobre las desventajas de una excavación
practicada con palas y picos, efectuadas con el sólo propósito de extraer objetos para su venta o colección. Se explicó que aquí el contexto
se rompe para siempre y por consiguiente jamás se podrá saber el
modo de vida de quienes ocuparon ese sitio en el pasado (Figura 2).
Justamente, la visita al sitio coincidió con la presencia de la escuela de
nivel medio Pozo Mistol N° 83 y al profesorado en Historia del ISES,
ambas de la ciudad de Catamarca, con las cuales tenemos también trabajos en vías de desarrollo y que pretenden entretejerse con la escuela
de Los Castillos. Por último, antes de cerrar la jornada, nos agrupamos
en un sector del sitio, tanto arqueólogos, como docentes y alumnos, y
preguntamos si las actividades habían causado interés y si les gustaría que volviéramos en una próxima ocasión y que mantengamos encuentros anuales de este tipo, agregando actividades ideadas tanto por
nosotros como por ellos, lo cual fue aceptado de muy buen agrado. En
definitiva, esta primera etapa quedo cerrada con la promesa de volver
el próximo año y mientras planificar actividades en conjunto mediante
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Facebook, whatsapp, Messenger, etc. generando una estrecha comunicación y logrando trabajar conjuntamente a pesar de la distancia.
• segunda etapa
En octubre de 2018, se regresó al terreno, los trabajos en este
caso consistieron en la continuación de la excavación del sitio El Polear 1 y las actividades con la escuela de Los Castillos. La diferencia
en esta oportunidad es que ahora tendríamos para trabajar con la comunidad escolar una semana y así darle mayor continuidad y profundidad al proyecto. Para alcanzar esta meta se elaboró una secuencia
de trabajo diaria que consistió en una agenda variada que se enfocaba
en objetivos concretos, a partir de atractivas actividades acordes a los
niños de esta franja etaria. A continuación, se detallan algunas de ellas.
Primeramente, se trató de recuperar lo más importante que se
había trabajado el año anterior. Se expuso una síntesis muy didáctica
de los objetivos, técnicas y métodos con los cuales los arqueólogos
realizan sus trabajos de campo. Se exhibieron videos del año anterior, cuando algunos de ellos habían visitado El Polear 1 y donde interactuaron con miembros del equipo, alumnos de nivel medio de la
escuela Pozo Mistol N° 83 y futuros profesores de historia. También,
se conversó con los alumnos y docentes sobre lo que habían estudiado
curricularmente acerca de los pueblos originarios y sobre su propio
pasado. Durante este encuentro, las docentes exhibieron lo enseñado
sobre las sociedades prehispánicas a lo largo del año con distintos afiches y láminas que se hallaban colocados en los pasillos de la escuela.
Curricularmente, los niños de 4°, 5° y 6° grado estudian sobre los
pueblos originarios de Argentina y por ello reconocían muchos elementos estudiados que paulatinamente lo identificaron como propios
de la localidad, tales como morteros, conanas, hachas o fragmentos de
cerámica.
En otro encuentro, se trabajó con fotografías satelitales donde
los niños pudieron reconocer diferentes espacios del Valle de Ambato
y especialmente de la localidad de Los Castillos, como por ejemplo la
escuela, la plaza, la cancha de futbol, el sitio arqueológico El Polear 1
y hasta sus propias viviendas (Figura 3).
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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Figura 1: Actividades áulicas realizadas en la Escuela N° 370 Julio Argentino Roca durante el
año 2017.
Figura 2: Visita de alumnos y docentes de la escuela de Los Castillos a el sitio El Polear 1, año
2017.
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Figura 3: Alumnos trabajando con fotografías satelitales.
El interés que suscitó esta actividad, tanto en docentes como
en alumnos, originó nuevas actividades. Por ejemplo, se propuso que
cada uno de ellos llevara al día siguiente sus celulares, tablets y/o notebooks con el objetivo que logren aprender a utilizar el programa
Google Earth, no solo como un elemento recreativo, sino también
como una importante herramienta académica y laboral, poniendo énfasis en sus variadas aplicaciones. Esta última actividad, respondió,
particularmente, a una demanda de las propias docentes para introducir los TICs y emplearlos luego como un recurso para diseñar nuevos
proyectos de la institución.
Otra actividad consistió en la realización de un taller de objetos, donde los alumnos replicaron diversos artefactos (ollas, morteros,
etc.) en arcilla, explicando el porqué de su elección y planteando su
uso. Asimismo, nos acercaron diferentes artefactos arqueológicos que
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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poseían en sus propios hogares y nos contaron la historia de los mismos a través del tiempo (procedencia, funcionalidad, antiguos dueños,
posibles significados, etc.). Toda esta labor se encuentra enmarcada
dentro de una estrategia pedagógica basada en el aprender haciendo, la cual centra el aprendizaje en un medio activo y colaborativo.
Así, cada estudiante genera un sentido de pertenencia con el pasado
a partir del objeto producido, al tiempo que lo vincula con diversos
aspectos de su vida cotidiana. Esta relación entre pasado-presente resulta importante para recuperar sus experiencias, en especial cuando
encuentran material arqueológico y poder así compartir sus saberes e
interpretaciones.
En el último día, los alumnos de 4°, 5° y 6° grado participaron
de la excavación arqueológica del sitio El Polear 1. Siempre con la
ayuda y supervisión de arqueólogos, esta vez no fueron sólo meros
espectadores, sino que plantearon cuadrículas, excavaron, zarandearon y tuvieron una ligera aproximación al uso de GPS, Estación Total,
llenado de planillas, etc. Este trabajo, permitió que los niños pudieran
aprender nociones básicas del trabajo de campo arqueológico e intercambiar y aportar experiencias y conocimientos con los estudiantes
universitarios, ya que el trabajo efectuado en conjunto potenció la relación (Figura 4).
Figura 4: Participación de los alumnos de 4°, 5° y 6° grado en la excavación del sitio El Polear 1.
76 |
En tanto, los alumnos de 1°, 2° y 3° grado -que no asistieron
al sitio arqueológico- trabajaron en torno a la iconografía representativa de la zona. Mediante la confección de títeres, recrearon distintas
figuras como el jaguar y el sacrificador propio de la cultura Aguada.
A cada figura le asignaron un nombre que les resultaba familiar y le
dieron voz contando historias sobre su vida cotidiana, hablando sobre
lo que ellos saben de arqueología y que no compartirían sin la mediación del títere. Así, mencionaron que cuando salen a caminar juntan
fragmentos cerámicos y que los guardan por colores. Sostienen que,
más allá que sus padres les dicen que no deben jugar con los tiestos
porque son muy antiguos y pueden romperse, ellos lo hacen igual, ya
que les divierte y consideran que son de su propiedad. Como podemos
observar, por primera vez detectamos un sentido de pertenencia por
parte de parte de la población local con los objetos arqueológicos.
Por lo general, en el discurso de la comunidad, al menos hacia nosotros, los restos arqueológicos forman parte de un pasado remoto, de
un mundo lejano, sin ninguna conexión cultural ni biológica con ellos.
Sin embargo, a través de esta actividad quedó expuesto, ya sea debido
a la protección que les brindan los adultos a los fragmentos cerámicos
para que no sean destruidos, así como en los niños que los recolectan
y los sienten como propios, que implícitamente existe una apropiación
al patrimonio, la cual generalmente no es demostrada explícitamente
a los visitantes.
Una vez finalizadas las actividades programadas, se les solicitó
que nos cuenten, a modo de encuestas individuales anónimas, sobre
qué les parecía el trabajo del arqueólogo, las actividades realizadas
junto a nosotros y qué les gustaría hacer en próximos encuentros. Las
encuestas, en su conjunto reflejaron un real interés en valorizar su patrimonio, conocer más sobre él y sobre las personas que habitaron el
valle en el pasado.
Paralelamente, también se llevó a cabo una encuesta destinada a
indagar sobre la mirada que tiene el núcleo familiar de los niños con
respecto a la arqueología, al trabajo del arqueólogo y a la valorización
del patrimonio arqueológico. Por esta razón, el formulario con las
preguntas fue distribuida entre los niños, bajo la consigna de que sean
respondidas en sus casas junto a sus familias.
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 77
Las preguntas a responder fueron sólo tres y buscaban un primer
acceso al pensamiento de los padres sobre los tópicos trabajados con
los niños, tratando que este acercamiento no resultara invasivo. Se
preguntó ¿cuánto hace que viven en la zona?, ¿están de acuerdo en
que se generen acciones con el objeto de preservar y poner en valor
el patrimonio local?, y ¿cómo ven la intervención de arqueólogos en
la zona? Con respecto a la primera pregunta se logró establecer que
el 68,60%, de las familias viven en la zona hace más de treinta años
y que de ese total el 27,70% vive en Los Castillos hace más de cincuenta años (Figura 5.A, Tabla 1). En cuanto al segundo interrogante,
se puso de manifiesto que un 77,20% de las familias están interesadas
en valorizar y conservar los sitios arqueológicos, contemplando la posibilidad de trabajar mancomunadamente con arqueólogos para tratar
de implementar un circuito turístico o un museo y así generar recursos
económicos que les permitan mejorar su calidad de vida (Figura 5.B,
Tabla 1).
Figura 5: A) ¿Hace cuánto tiempo viven en la localidad?; B) ¿Es importante la conservación de
los sitios arqueológicos?; C) Apoyo al trabajo arqueológico y actividades de revalorización
del patrimonio.
En cuanto a la última pregunta, el 72,7% califica como positiva
la labor de los arqueólogos en el valle. Argumentan que es necesario
que los sitios sean exhibidos y conocidos por gente de otros lugares y
que se construyan espacios adecuados para su protección. Sostienen
que se debe trabajar en conjunto comunidad-arqueólogos, para cuidar
lo poco que queda y que no se lleven más antigüedades. En tanto, el
27,2% prefiere que los arqueólogos y sus prácticas no intervengan en
la zona, ya que no quieren que el lugar pierda la tranquilidad que goza
hoy en día (Figura 5.C, Tabla 1).
78 |
Pregunta
Respuesta
Menos de 30 años en el lugar
7 (31,82%)
Entre 30 y 50 años en el lugar
9 (40,91%)
Más de 50 años en el lugar
6 (27,27%)
Le importa la conservación de los sitios arqueológicos
17 (77,27%)
No le importa la conservación de los sitios arqueológicos
4 (18,18%)
No responde
1 (4,55%)
Si apoyan el trabajo arqueológico
16 (72,73%)
No apoyan el trabajo arqueológico
6 (27,27%)
Total
22 (100%)
tabla 1: Preguntas realizadas al núcleo familiar.
Para cerrar esta segunda etapa, se realizaron visitas a radios locales, como la de la localidad de Los Varela, donde se contó en qué
radican nuestras actividades, cuál es el manejo que le damos al material arqueológico recuperado, etc. Finalmente, en la escuela de Los
Castillos, se llevó a cabo una charla con alumnos, maestros y padres,
donde el intercambio de ideas y pareceres sobre el patrimonio arqueológico local resultó sumamente enriquecedor, ya que se logró acceder
a propuestas por parte de la población local acerca de la relación patrimonio.
Discusión y consideraciones finales
Los resultados obtenidos en estos dos años de trabajo pueden
ser tomados como el inicio de un nuevo ciclo para la arqueología en
el Valle de Ambato. Si bien aún estamos dando los primeros pasos, ya
hemos logrado recoger algunos frutos. Dentro de los logros alcanzados, una gran parte son inherentes a nuestro equipo de investigación y
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 79
a nuestra concepción de la disciplina en general. Por ejemplo, la formación de nuevos profesionales ya va dejando su impronta de cambio.
En nuestro caso, la participación de estudiantes de grado de la Lic.
en Antropología, FFyH, UNC, en el equipo ha potenciado una nueva
forma de hacer y pensar la arqueología, algo similar a lo que sucede
en otros equipos de nuestra institución y del país. Evidentemente, la
arqueología hoy no es la misma que la que nos enseñaron durante
nuestras carreras de grado, ya que hoy no sólo centra su interés en el
estudio de las sociedades pasadas a través de sus restos materiales,
sino que es mucho más, ahora busca de ser inclusiva, participativa y
comprometida socialmente. Algunas de estas ideas, que en ocasiones
causaban resquemor en muchos de nosotros cuando cursábamos o dábamos nuestros primeros pasos en la investigación, hoy se han naturalizado, incluso han trascendido concepciones tanto teóricas como metodológicas, haciendo impensable una arqueología que tenga puesta
la atención sólo en materiales y sociedades pasadas, sino que también
apuesta decididamente a las comunidades del presente y el futuro. Tal
como quedó expresado brevemente en este texto, si bien este cambio
se venía gestando en Ambato desde hace tiempo de forma gradual
y asistemática por parte de muchos arqueólogos, fue recién en estos
últimos años que las condiciones académicas, económicas, políticas
y sociales se conjugaron para producir el salto definitivo a esta nueva
forma de hacer arqueología.
Este nuevo panorama, trajo como efecto un mayor acercamiento
de los investigadores con la comunidad local, así los arqueólogos poco
a poco buscamos descentralizar nuestra figura en el medio académico, que hasta entonces había sido hegemónica, y para incorporar de
voces que hasta entonces nunca habían tenido participación. Por otro
lado, fruto de esta proximidad con la gente del lugar pudimos acceder, a través de los más pequeños, al pensamiento que la gente tiene
sobre nosotros, sobre los restos arqueológicos, sobre la disciplina en
general, etc. Logramos advertir también, que un sector de la sociedad
comparte casi las mismas aspiraciones que nosotros. Sobre este aspecto, vale destacar el proyecto realizado por alumnos y maestras de
Los Castillos para la instancia departamental de la feria de ciencias
de 2015, denominado Rescatando la cultura Aguada. A través de una
encuesta efectuada por los estudiantes de la escuela de Los Castillos,
80 |
a los lugareños, llegaron a la conclusión que el 97% de los pobladores
de la localidad de La Aguada y Los Castillos, no distinguen ni conocen
a la cultura Aguada, que sólo el 2% la reconoce y difunde sus valores
y que al 1% no le interesa en absoluto la temática. La hipótesis que
sostienen es que esta situación se debe a que no hubo medios ni formas
de transmisión o de difusión entre generaciones que les permitieran
adoptar los conocimientos acerca de ella. Además, advirtieron que los
restos arqueológicos encontrados no despiertan interés ni son valorados por su significado por los habitantes del lugar. Por estas razones,
se propusieron trabajar en la difusión de Aguada, mediante: la producción de folletos, volantes, etc., sobre diferentes aspectos de su modo
de vida; la creación de talleres con dictado de clases para los alumnos
y padres sobre cerámica, para mostrar, elaborar y trabajar la materia
prima (arcilla) que se encuentra en la localidad de La Aguada, con la
colaboración de personal especializado en el tema; y la realización de
charlas con arqueólogos para conocer más sobre la cultura que habitaba el departamento. Resulta claro que, quizás dicho con otras palabras,
las metas planteadas por ellos coinciden casi plenamente con las nuestras. Así, pretenden reafirmar la identidad cultural en los pobladores
de La Aguada y habitantes del departamento Ambato, destacar la importancia de la comunicación generacional en los pobladores impartiendo valores culturales provenientes de sus antepasados, despertar el
interés por las culturas pasadas e inculcar el respeto y admiración por
la identidad cultural.
Para concluir, podemos hacer un balance positivo de estos dos
años, ya que como lo expresamos más arriba, logramos acercarnos a la
población local, no solo mediante el trabajo con alumnos y maestros,
sino también a partir de visitas a radios, entrevistas con autoridades
locales, etc. Los estudiantes observaron que excavar con palas y picos
rompe el contexto y así resulta imposible avanzar sobre el conocimiento de las comunidades pasadas. En las actividades desarrolladas
lo dejan en claro al dibujar como son las herramientas de excavación
de un arqueólogo: el cucharín y el pincel. También, de la charla que
realizamos con los padres de los alumnos salió como conclusión que
si quisieran satisfacer las necesidades de sus hijos en un futuro, una
opción a largo plazo sería la puesta en valor de los sitios y es allí donde
los arqueólogos debemos profundizar y tender redes con los estamenUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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tos adecuados para lograr cumplimentarlo y de este modo posibilitar
una mejora desde lo económico en muchos pobladores. Asimismo, pudimos acceder a piezas arqueológicas y relatos que hasta hace poco no
estaban a nuestra disposición y que son de gran valor para profundizar
el conocimiento de los aspectos económicos, políticos, sociales y culturales de las sociedades Aguada que habitaron el valle entre los siglos
VI al XI d.C. En síntesis, sabemos que aún estamos lejos de lograr
los objetivos planteados, que nos falta mucho trabajo por hacer, pero
creemos que vamos encaminándonos, sin olvidar que la población local constituye una pieza fundamental en nuestra labor y que debemos
seguir trabajando en conjunto en un nivel de igualdad donde nadie se
superponga sobre el resto. De este modo, juntos, podremos lograr ese
objetivo común por el cual trabajamos, rescatar la cultura Aguada del
olvido.
Córdoba, 24 de agosto de 2019
agradecimientos
Agradecemos a Patricia, Elizabeth, Gustavo, los alumnos de la
escuela Escuela N° 370 Julio Argentino Roca y la comunidad de Los
Castillos. Los trabajos presentados en este artículo fueron financiados
con un subsidio de la Convocatoria Compromiso Social Universitario
de la Dirección Nacional de Desarrollo Universitario y Voluntariado,
Secretaría de Políticas Universitarias. y el Proyecto de Unidad Ejecutora “Proyecto integral de investigación, preservación y transferencia
del patrimonio, Instituto de Antropología de Córdoba, UNC-CONICET”.
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La arqueoLoGía de amBato
en ImáGenes. La mIrada de
La PoBLacIón LocaL
Docentes y alumnos de la Escuela N° 370 Julio Argentino
Roca, Los Castillos, Catamarca
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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86 |
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 87
de PoBLadores, museos y
conservacIón de materIaLes. una
exPerIencIa PartIcIPatIva en eL
museo de sItIo de eL shIncaL de
quImIvIL (Londres, catamarca)
*Guillermina Couso, *Julieta Pellizzari,
*, **Reinaldo A. Moralejo y *, **Diego Gobbo
resumen
El Shincal de Quimivil, es un sitio arqueológico ubicado en la
provincia de Catamarca, considerado como una de las instalaciones
que fueron capital de provincia (wamani) de la administración incaica del kollasuyu. Para Raffino (2004), constituye uno de los centros
políticos y ceremoniales más importantes del Noroeste argentino. A
principios del 2012 el gobierno de la provincia de Catamarca inició las
gestiones ante el Ministerio de Turismo de la Nación para promover y
ejecutar una segunda puesta en valor denominada “Proyecto Integral
de Revalorización del Sitio Arqueológico El Shincal de Quimivil”,
contemplando en su realización tres ejes rectores para su desarrollo.
Este trabajo hará hincapié en uno de ellos, el edilicio, que
consistió en la ampliación, reorganización y remodelación total del
Museo de Sitio. El objetivo general es el de caracterizar los diferentes
momentos en la construcción del nuevo Museo de Sitio, remarcando
la importancia de propiciar constantes instancias de diálogo entre la
comunidad local, investigadores y autoridades; aunando voluntades
* Museo de La Plata, División de Arqueología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo (Universidad Nacional de La Plata). E-mail: mgcouso@hotmail.com
** CONICET
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 89
en la actualización de las problemáticas relativas al patrimonio y su
exhibición, creando así nuevos consensos compartidos.
Palabras clave: puesta en valor, museo de sitio, patrimonio, comunidad.
Introducción
El Shincal fue reconocido por primera vez como instalación arqueológica hacia principios del siglo XX, gracias al trabajo de naturalistas e investigadores como Adán Quiroga ([1897], 1992), Hilarión
Furque (1900), Carlos Bruch (1913) y Vladimir Weiser para la expedición Muñiz Barreto hacia 19201. Sería Alberto Rex González quien
desarrollaría en el sitio las primeras excavaciones sistemáticas en el
sitio (González 1966); y a partir de la década del 80´ Rodolfo Raffino,
junto a su equipo de investigación, continúan los trabajos en el sitio
hasta la actualidad (Raffino 1981, 1997, 2004; Raffino et al. 2015,
entre otros).
En sus comienzos, Rodolfo Raffino, para llevar adelante sus trabajos en Shincal elabora el proyecto denominado “NOA: Arqueología,
Urbanismo, Ecología. Fase El Shincal”. Este fue el primer proyecto
que se formalizó por un acuerdo entre la Municipalidad de Londres,
en el que el Dr. Rodolfo Raffino como director del proyecto y el Lic.
R. Darío Iturriza como arqueólogo de campo y responsable del sitio.
Dicho proyecto científico, bajo el amparo del CONICET y otros organismos que lo patrocinaron, incluyó exámenes artefactuales, investigaciones sobre urbanismo prehispánico e hispánico, ecología y etnohistoria regional, actividades que significaban la continuidad de las
primeras investigaciones dirigidas por Raffino y el arquitecto Ricardo
Alvis a partir de 1981. Además, el proyecto contempló, la revalorización de conjuntos arquitectónicos, la creación de un Centro de Apoyo
e Interpretación del sitio en las dependencias de la Municipalidad de
Londres y una vivienda/depósito para soporte técnico, actividades de
1
90 |
Archivo de la División Arqueología del Museo de La Plata 1925-1926. Diario de Viaje y
Fotografías de la VIII Expedición Arqueológica Benjamín Muñiz Barreto a la Provincia de
Catamarca. Archivo de la División Arqueología del Museo de La Plata. Facultad de Ciencias
Naturales y Museo. Universidad Nacional de La Plata.
transferencia cultural y almacenaje de materiales arqueológicos2, es
decir, la creación de lo que sería un Museo de Sitio, siendo uno de
los primeros de este tipo en nuestro país. La incorporación de estos
últimos tres puntos determinó la apertura de un nuevo horizonte que
permitió, no solo complementar la investigación arqueológica, sino
también pensar nuevas problemáticas a través de actividades concernientes a la gestión del patrimonio del sitio y su entorno inmediato
(Figura 1).
Figura 1: a) El Dr. Rodolfo Raffino en El Shincal de Quimivil en el año 1981; b) vista del vano
de entrada de la Kallanka 5 de El Shincal en 1982.
Como resultado del mencionado proyecto, en el año 1997, El
Shincal fue declarado Monumento Histórico Nacional (Decreto Ley
Nº 1145/97) por la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos (Ley Nacional Nº 12665/40). A partir de ese
momento, El Shincal fue inscripto en el Registro Nacional de Bienes
Históricos e Histórico-Artísticos. De este modo la Comisión Nacional
de Museos, Monumentos y Lugares Históricos quedó comprometida
a cooperar con las autoridades de la provincia de Catamarca y del
2
Fue fundamental el patrocinio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), junto al Programa de Incentivos del Ministerio de Educación de la Nación
con lugar de ejecución en la Universidad Nacional de La Plata. A ellos se sumaron los permanentes aportes de la Provincia de Catamarca y de la División de Arqueología del Museo de
La Plata – Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata.
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 91
Municipio de Londres a los efectos de su preservación, rehabilitación
y guarda del sitio (Art. 3° Decreto Ley Nº 1145/97).
Posteriormente, y como parte de nuestro quehacer como investigadores, detectamos un largo periodo de desatenciones en el sitio,
siendo necesario elaborar un nuevo proyecto para volver a recuperar
el valor cultural, histórico y patrimonial de este lugar. Es así como en
el año 2012 se gestó el “Proyecto Integral de Revalorización del Sitio
Arqueológico El Shincal de Quimivil”, impulsado por los numerosos
reclamos que habíamos efectuado ante las autoridades locales y provinciales donde dábamos cuenta de una situación de riesgo del patrimonio.
Por esta razón, en el año 2012, el gobierno de la provincia de
Catamarca inició las gestiones ante el Ministerio de Turismo de la
Nación para promover y ejecutar una segunda puesta en valor denominada “Proyecto Integral de Revalorización del Sitio Arqueológico
El Shincal de Quimivil”. Esta etapa tuvo su culminación en junio de
2015, momento en el cual se llevó a cabo una ceremonia de inauguración en la que participaron cientos de pobladores de Londres, Belén
y localidades vecinas, diversas autoridades y artistas locales, regionales y nacionales, miembros de Pueblos Originarios, investigadores y
decenas de turistas3. Este nuevo proyecto de puesta en valor se desarrolló teniendo en cuenta tres ejes: a) edilicio, que consistió en la ampliación, reorganización y remodelación total del Museo de Sitio; b)
turístico, a partir del cual se generó nueva cartelería y folletería, nuevos senderos y espacios de descanso; c) gestión, organización interna
y difusión, que permitió aumentar el personal permanente a cargo del
sitio y la formación de guías. Además, se elaboró un Plan de Manejo
del sitio, un Guion Museológico y Museográfico (Fernández Balboa
2015; Fernández Balboa et al. 2015; Quaranta et al. 2016), un libro
con diversos artículos científicos donde se muestran las últimas in-
3 Este proyecto integral fue llevado a cabo por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, el Ministerio de Turismo de la Nación, el Gobierno de la
Provincia de Catamarca junto a las secretarías de Estado de Cultura y Turismo y la Dirección
Provincial de Antropología, la Municipalidad de Londres y la Fundación de Historia Natural
Félix de Azara, con el asesoramiento de investigadores del Museo de La Plata, el CONICET
y la Universidad Nacional de Catamarca.
92 |
vestigaciones realizadas en el sitio (Raffino et. al. 2015) y un libro de
narrativa infantil (Espósito 2015).
Empezando a pensar “un Museo de Sitio”
¿Qué es un Museo de Sitio?, de acuerdo a lo establecido por el
ICOM (Consejo Internacional de Museos), en un informe publicado
en 1982, los museos de sitio constituyen “un museo concebido y organizado para proteger un patrimonio natural y cultural, mueble e inmueble, conservado en su lugar de origen, allí donde este patrimonio ha
sido creado o descubierto”. Según este organismo, los “museos de sitio” pueden darse en cualquier lugar que “por su interés ecológico, sociológico, científico e incluso por el testimonio que da sobre la cultura
y la historia de una comunidad humana; forma parte del patrimonio
natural o cultural de dicha comunidad, ya sea local, regional, nacional
e internacional” (Fernández Balboa 2015).
Tomando esta definición de Museo de Sitio, focalizamos nuestro
trabajo en empezar a pensar este Museo de Sitio, pero desde una visión
compartida, con la comunidad, autoridades, museólogo, investigadores, entre otros. Esta labor comenzó en septiembre de 2012 cuando,
impulsado por el Ministerio de Turismo de la Nación, el museólogo
Carlos Fernández Balboa realizó el taller de identidad regional en la
comunidad de Londres, en donde participamos como investigadores.
Fernández Balboa sería el encargado de darle vida a este nuevo Museo
en el marco del “Proyecto Integral de Revalorización del Sitio Arqueológico El Shincal de Quimivil”. En este taller se trataron varios
temas, haciendo hincapié en los bienes depositados en el Museo y
su procedencia, pudiendo éstos ser el resultado de excavaciones arqueológicas o donados por pobladores de la zona (Fernández Balboa
2015). Estos, entre otros temas tratados en el taller, resultaron ser los
disparadores a la hora de pensar un nuevo Museo integrando con la
comunidad.
Además, previo a las tareas de revalorización del sitio, se realizaron entrevistas a los pobladores locales en diversos encuentros
y/o talleres, donde participó la comunidad junto a los investigadores,
en donde se indagó sobre cuestiones vinculadas acerca de ¿qué es un
museo?, ¿qué significa tener un museo?, ¿qué es lo que hay que preserUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 93
var?, ¿cómo se organizaría un museo?, sobre la importancia de establecer un Comité de Sitio y quiénes deberían ser los actores partícipes,
entre otros aspectos. Por otro lado, se llevaron a cabo talleres de extensión universitaria, por ejemplo en la Escuela Secundaria N° 30 “José
Hernández” de Londres, que también nos permitieron obtener un panorama más completo acerca de las diferentes concepciones vinculadas
con El Shincal y con la idea de patrimonio (Moralejo et al. 2015).
En esta instancia, resultó vital el aporte realizado por la turismóloga del proyecto Marta Laudani, la que a nuestro entender tuvo
un rol fundamental, por ser en diferentes oportunidades intérprete y
transmisora de las voces de los pobladores durante la puesta en valor
del sitio. En sus palabras
“Este es un pequeño espacio para los que construyen la identidad de un patrimonio y la memoria de un lugar, para quienes tienen
las manos ajadas de poner piedra sobre piedra para levantar una
pirca, los dedos manchados de teñir la lana o la vista cansada por
tantas horas frente al telar, la espalda dolorida de horas de excavación en metódicos estratos, la garganta gastada de ponerle su voz
a las historias y las rodillas resentidas de transitar sus escalones, el
delantal manchado de harina de los panes que se alistan en el horno
de barro, los nudillos con callos de golpear puertas para gestionar lo
mínimo, el brazo exhausto de abrirse paso entre malezas y burocracias, son ellos todos y cada uno, las “gentes” que hacen El Shincal”
(Laudani 2015:144).
Todo esto nos dio las pautas para elaborar un mapa de valoración
de la situación y así poder establecer, mediante una sumatoria de criterios, cuáles eran las tareas más emergentes, dando así inicio a los
nuevos trabajos de revalorización del sitio.
en relación a los objetos del museo
A mediados del 2013, comenzamos a trabajar en la ejecución del
proyecto. En primera instancia, junto a profesionales y vecinos de la
comunidad realizamos una evaluación del estado del Museo, haciendo
primeramente una evaluación del estado del mismo, para luego comenzar a desmontarlo lentamente, realizando un inventario provisorio
94 |
de las piezas que fueron albergadas en el antiguo depósito del museo,
y trasladando los muebles originales, que serían reemplazados, hacía
lugares de la comunidad donde fueran necesarios. Además, mientras
se desmontaba el antiguo museo, se hacía a la par una evaluación del
estado en el que se encontraban las piezas, teniendo en mente la elaboración de un procedimiento de conservación preventiva y restauración
sobre todo el material presente.
Incluso se realizaron acciones de restauración sobre la maqueta
histórica que se encontraba en el museo y que fue realizada por técnicos del Museo de La Plata, dado que los pobladores deseaban, por su
vínculo afectivo, que siguiera en exhibición por más que ya se había
proyectado una sala con una maqueta nueva, en una escala mayor.
acciones de conservación de los materiales del museo
El conjunto de bienes que actualmente se encuentran exhibidos
y depositados en el Museo de Sitio provienen de las distintas excavaciones arqueológicas realizadas en el Shincal, como también de
los diversos rescates arqueológicos efectuados en la zona, y material
donado por los pobladores de El Shincal y zonas aledañas. Parte de
este material ya contaba con un inventario realizado por el Lic. Darío
Iturriza, arqueólogo a cargo del sitio en la década del ´90. Sin embargo, esta documentación desapareció con el paso del tiempo como
producto del olvido y la falta de herramientas a la hora de administrar
el sitio, por lo que fue necesario realizar un nuevo inventario al cual
se sumó la incorporación de nuevas piezas arqueológicas que fueron
donadas al museo. De este modo, elaboramos un informe con datos
detallados y actualizados, acompañados de un registro fotográfico y
digitalización de toda la información, evaluando y documentando su
estado de conservación.
Es importante destacar que, por primera vez en la historia del
museo de El Shincal, se establecieron protocolos para el desarrollo
de dichas actividades enmarcados dentro de los parámetros actuales
de manejo y conservación de colecciones patrimoniales, incluyendo
también cuestiones vinculadas a los tratamientos de intervención y
restauración de los materiales arqueológicos.
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 95
Hasta ese momento las acciones de conservación, habían sido
condicionadas por las posibilidades de su contexto y resultaron efectivas ante la necesidad de asegurar la permanencia de la cultura material. Estas piezas eran frecuentemente manipuladas a través de limpiezas y reparaciones llevadas adelante por los investigadores, sus asistentes, voluntarios, estudiantes, e inclusive por los propios vecinos,
abordando por necesidad intervenciones intuitivas sin conocimientos
específicos. Estas intervenciones llevadas adelante durante más de 15
años, hoy en día son consideradas incorrectas, es por ellos que en este
proyecto implementamos el abordaje de conservación siguiendo los
estándares internacionales actuales, cuyos criterios están plasmados
en el “Código de Ética para el Ejercicio Profesional” (Código De
Ética del American Institute for Conservation of Historic and Artistic
Works (AIC) 1994)4. Este documento establece que el conservador
debe regir todas sus acciones por un respeto al original, debe implementar medidas de conservación preventiva esforzándose en limitar
daños o deterioros a los bienes. Además, debe tener en cuenta los materiales y métodos, los cuales deben ser pertinentes a cada objeto en
particular, respetando las huellas del pasado. Debe procurar aplicar
una intervención mínima, aplicando materiales reversibles, permitiendo de este modo retratamientos o análisis posteriores. Debe utilizar
materiales estables y documentar todo el procedimiento por medio de
fichas e informes.
De esta manera se orientaron las acciones de conservación para
permitir la legibilidad de los objetos al público en general, cumpliendo
una función social al permitir, con un debido tratamiento, brindar la
capacidad de comprender los objetos en un entorno de exhibición. Es
por ello que en primera instancia se realizó un abordaje de medidas
de conservación preventiva, contemplando factores ambientales, contenedores de guarda y soportes expositivos y situaciones puntuales
se diseñó un plan de intervención para la estabilización de todos los
bienes, tarea que implicó un registro y fichado de las piezas que estarían en guarda en el acervo, así como las que fueron seleccionadas
4
96 |
https://www.culturalheritage.org/docs/default-source/administration/governance/
c%C3%B3digo-%C3%A9tica-en-espa%C3%B1ol.pdf?sfvrsn=13&fbclid=IwAR1e5R0LFVTYFeTRmiJvglOCCiz-BTy_5p0jaaBzes0zedpuCgJCNiY_Ro
para exhibición. Por otra parte, se realizó la identificación y el registro
fotográfico de los principales deterioros, limpiezas mecánicas en seco
y en húmedo puntuales (casos excepcionales); se consolidaron las grietas y rajaduras, se procedió al remontaje y adhesión mediante materiales reversibles y se revisaron y ajustaron intervenciones antiguas.
Estas acciones se documentaron en fichas de registro con el fin de
optimizar futuras retratabilidades del objeto. Todas estas estrategias de
conservación pretendieron brindar pautas de manejo y administración
para la preservación de los bienes, que permitieron, por un lado, fortalecer la conservación de los mismos y, por otro, mejorar la calidad de la
experiencia recreativa-educativa de los visitantes. Además, se realizó
un inventario lo que permitió lograr un adecuado ordenamiento para
garantizar la conservación de los bienes, contabilizando y catalogando
todo el material, y resguardándolo en condiciones adecuadas para su
preservación a largo plazo.
sobre el acervo de las colecciones del museo
Otro de los puntos que abordamos a la hora de atender el reclamo de la comunidad, estuvo relacionado con la ubicación y condiciones de conservación de las piezas donadas o que fueran donadas al
Museo. Ello nos condujo a la idea de instalar un acervo de colecciones
“visibles” y “visitables” como una forma más concreta de democratizar el patrimonio de todos. Se trata de una característica novedosa
y particular que permite que los objetos sean observados desde una
de las salas de exhibición. De este modo, dicho espacio deja de ser
un lugar restringido y el visitante puede observar la totalidad de las
piezas de la colección. Este depósito cuenta con mobiliario adecuado
a los materiales que contiene, estanterías metálicas y soportes adecuados para las piezas más sensibles, lo que permite una distribución
ordenada y visible, donde las etiquetas de cada una de las piezas están
claras y accesibles evitando de este modo la manipulación innecesaria
de las mismas (Figura 2).
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 97
Figura 2: a) Fotografía del interior del depósito del Museo de El Shincal; b) vista del depósito
desde una de las salas de exposición.
el Plan de manejo de las colecciones de museo
Un factor que consideramos fundamental, fue la elaboración de
un Plan de Manejo, como eje conductor de toda actividad llevada adelante en el sitio con lineamientos claros para futuras intervenciones,
contemplando diversos aspectos arqueológicos, museísticos, turísticos, educativos, de difusión y comunicación. El mismo se encuentra actualmente en proceso de revisión por la Dirección Provincial de
Antropología de Catamarca dependiente de la Secretaría de Estado de
Cultura de Catamarca. Este cuerpo documental constituye de por si un
avance en cuanto a la elaboración de un documento único que sienta
precedente con respecto a la gestión y manejo de un sitio arqueológico
en la provincia de Catamarca. También se está realizando un Reglamento de Manejo Interno destinado a regular la cuestión administrativa del sitio (Quaranta et al. 2016).
En el mencionado Plan de Manejo, se presenta un acápite acerca
del Museo que incluye dos apartados que abordan lineamientos en
cuanto a lo administrativo y operativo; y uno sobre educación, divulgación científica y comunicación. En el plano administrativo se
abordan cuestiones vinculadas al manejo de colecciones, detallando
la normativa a tener en cuenta sobre los bienes patrimoniales que se
encuentran en el Museo, plan de manejo de la colección, inventario,
elementos de la colección del museo, tipos de circulación de piezas,
98 |
funciones de los responsables de la reserva, ingreso de bienes a ser
custodiados en el museo/depósito y los procedimientos para una adecuada documentación de objetos patrimoniales, en relación a la normativa vigente.
En el plano operativo se tratan cuestiones acerca del plan de
preservación de las colecciones, es decir de su conservación y cuidado, siendo estos bienes custodiados en el museo/depósito, sobre la
exhibición de los mismos, sobre la colecciones en exhibición y colecciones en depósito. Y finalmente en el plano de la educación, divulgación científica y comunicación, se define cuales son las actividades
educativas y de extensión vinculadas al museo, punto fundamental a
la hora de pensar un patrimonio construido y compartido por todos.
en relación al patrimonio cultural inmaterial
Otro punto importante que surgió de las reuniones con la comunidad y de los talleres de extensión universitaria con los colegios de la
zona, fue replantearnos que sucedía con el patrimonio cultural inmaterial. Es por ello que hemos dejado explicitado en el plan de manejo,
que el sitio está conformado por infinidad de aspectos materiales e
inmateriales que lo atraviesan desde diversas y significativas perspectivas para la comunidad. De este modo, se concibió que sea un sitio
de acceso a la comunidad en donde se puedan realizar determinadas
actividades, previa autorización de la responsable del sitio, entendiendo que estos espacios siguen revistiendo usos sagrados y ceremoniales
(Figura 3). Un ejemplo de ello es la ceremonia del Inti Raymi (Fiesta
del Sol) que se celebra entre el 20 y el 24 de junio de cada año y que
consiste en una de las principales celebraciones del mundo Andino
relacionada con el inicio de ciclo para todos los Pueblos Ancestrales
de Sudamérica. Desde el año 2003 y hasta el 2017, inclusive, esta
ceremonia fue llevada a cabo por el Comunitario Otorongo Wasi. A
partir del año 2018, la misma comenzó a ser oficiada por la Dirección
Provincial de Antropología y la Secretaría de Estado de Cultura de
Catamarca (González Mertián 2017).
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 99
Figura 3: a) Ceremonia propiciatoria para la Pachamama; b) Danzas folklóricas en la inauguración del Museo de Sitio.
El Guion Museológico y Museográfico
Dentro de este eje, se sumó la producción de un Guion Museológico y Museográfico (Fernández Balboa 2015). El primero consiste
en el desarrollo de los contenidos o temas a comunicar, por lo que se
convierte en una herramienta de base para preparar el cómo se realizará la exhibición o guion museográfico del Museo de Sitio El Shincal.
Es decir, se desarrolla la información y la división de los temas de
acuerdo con la localización de los objetos y del espacio, los tópicos
señalados para la exhibición y la catalogación de la colección.
El contenido del Guion Museológico estuvo a cargo del equipo
de investigación del sitio del cual formamos parte, mediado a la hora
de ser plasmado en el Museo, por el mencionado Fernández Balboa.
De acuerdo a la diversidad del público visitante (no siempre especializado en temas de arqueología) el mensaje transmitido tuvo como
propósito responder las siguientes incógnitas ¿Quiénes eran los Inkas?
¿Cómo era su forma de vida y qué espacio ocupaban? ¿En qué consiste el Camino del Inka? ¿Cuál es su vinculación con El Shincal? ¿Cuál
es el rol de El Shincal en el Camino del Inka? ¿Cuál es la importancia
del sitio en Argentina, quién lo descubrió y cómo fue ese descubrimiento? ¿En qué consisten los trabajos arqueológicos que se hacen en
el sitio? ¿Cuál es la relación e importancia de las plantas nativas con
la cultura incaica?
100 |
Es importante resaltar que mientras se ejecutó el proyecto de
revalorización se desarrolló una amplia campaña de difusión en el ámbito local, provincial, nacional e internacional. Se realizaron charlas
en la localidad de Londres y Belén con el objetivo de comunicar el
avance de los trabajos de investigación y conservación desarrollados
en el marco del proyecto. Es por ello, que durante uno de estos encuentros, parte de la comunidad hizo hincapié en la importancia de
que en el museo existiera un espacio donde se pudieran observar las
prácticas actuales que realiza la comunidad, como es el caso del trabajo de la nuez, la elaboración de textiles y alfarería. Este espacio recibió
la denominación de “El Shincal… un espacio para todos” dentro del
mencionado Museo.
En relación a la museografía, es decir, al montaje de la exposición en el edificio, se evitaron los espacios rígidos y se utilizaron
sistemas de montaje dinámicos que facilitaron la circulación, sin descuidar la conservación en exhibición de las piezas arqueológicas. Se
diseñaron mobiliarios adecuados a dicho espacio y se rediseñó la cartelería acorde al mensaje museológico, no solo del museo sino del
sitio en general. El discurso museográfico elaborado para el nuevo
museo se complementó y desarrolló con los contenidos de la cartelería
interpretativa, a fin de no repetir el discurso y jerarquizar los puntos
de mayor interés con las informaciones convenientes y los dibujos con
las reconstrucciones. Las ilustraciones de toda la cartelería se basan
en las crónicas ilustradas de Felipe Guamán Poma de Ayala (Nueva
Corónica y Buen Gobierno) y del Fray Martín de Murúa (Historia
General del Perú), en estudios arqueológicos y relatos etnográficos,
como así también en las diversas representaciones que actualmente se
llevan a cabo en diferentes lugares del Tawantinsuyu. Además se utilizaron diversas herramientas museográficas como maniquíes, recursos
audiovisuales y una gran maqueta del sitio (Fernández Balboa 2015;
Quaranta et al. 2016) (Figura 4).
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 101
Figura 4: a) Ilustraciones y cartelería del museo; b) Maniquíes y muñecos; c) Maqueta del sitio;
d) Cartelería en el sitio.
comentarios Finales
El trabajo de realizar un nuevo Museo, y uno que fuera en particular de Sitio, dentro de uno de los enclaves incas más importantes
de la Argentina, fue pensado desde un comienzo como un lugar para
conservar nuestro patrimonio cultural (material e inmaterial), y natural, como testimonio de las diferentes poblaciones que han convivido
en el lugar a lo largo del tiempo, pero que además, no se desentendiera
de la historia de la comunidad local, y de su idea sobre lo que es el
patrimonio. Todo ello hubiera sido una tarea imposible de realizar si
no hubiese sido construido, en palabras de Laudani, entre “las ´gentes´
que hacen El Shincal”.
Cada una de las instancias de trabajo, fue mediada por estas
“gentes”, quienes constantemente nos han hecho reflexionar sobre la
idea de patrimonio, sobre qué es lo que realmente consideran “patrimonializable”. Y de ahí comprender qué es significativo para ellos a
102 |
la hora de pensar en una exhibición que articule el saber científico del
sitio con sus saberes ancestrales, producto de sus cotidianeidades.
Es por ello que consideramos fundamental, como practica en
nuestra profesión, el diálogo continuo con la comunidad, que nos desafían a pensarnos y repensarnos constantemente. Este trabajo es una
muestra de cómo pensamos la construcción colectiva de nuestros saberes, y las formas de transmitirlo. Es por ello, además, que en este
último tiempo hemos comenzado a desarrollar otras estrategias de
transmisión, un poco más desestructuradas, que abordan otras temáticas resultantes de los nuevos estudios realizados en el sitio.
Por un lado, tenemos el proyecto COLLCA, cuyo objetivo es
generar un espacio de turismo astronómico a partir de la construcción
y funcionamiento de un observatorio y un centro de interpretación astronómica con fines educativos. Este proyecto fue ideado por el Dr.
Ricardo Moyano, especialista en astronomía cultural, y la Encargada
del Sitio la Lic. Paula Espósito.
Por otro lado, se está diseñando un software para visualizar diferentes modelos tridimensionales de las estructuras del sitio realizados
con tecnología LIDAR (Light Detection and Ranging). Este producto conocido como “kiosco interactivo” se está elaborando de manera
conjunta con profesionales de la Facultad de Ciencias Astronómicas y
Geofísicas y de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional
de La Plata.
También diseñamos el proyecto TANTA, que se desarrollará
dentro de una vivienda (kancha) inca construida en El Shincal, en
donde se abordarán diferentes aspectos de la vida cotidiana de los antiguos habitantes del sitio. Se trata de que los visitantes, en especial
los más pequeños, puedan experimentar temas vinculados con los cultivos de la época, qué herramientas utilizaban para realizarlos, cómo
elaboraban la chicha, la cerámica y los textiles. A ello se suma un
recorrido por el Qhapaq Ñan o Camino del Inca conectando diversos
sitios incaicos desde Cusco hasta El Shincal. Este proyecto fue ideado
también por la Encargada del Sitio la Lic. Paula Espósito.
Por último, se está desarrollando un primer modelo de un VideoJuego en Minecraft del sitio arqueológico, cuya autoría (idea y diseño)
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 103
corresponde a uno de los miembros arqueólogos de nuestro Equipo
Interdisciplinario de Investigación -el Lic. Diego Gobbo-. Se trata de
un juego interactivo donde el “jugador” ubicado en El Shincal durante
la época incaica, debe realizar diferentes tareas y acciones para ganar
el juego. En este sentido, el usuario puede recopilar recursos naturales y
crear objetos como vasijas de cerámica; criar y cuidar llamas; cultivar granos;
trabajar el bronce, la plata y el oro; crear vestimentas; trabajar la piedra, entre
otras cosas. Todo ello en un entorno lúdico y recreativo, donde a su vez se le
irá acompañando con indicaciones, consejos y enseñanzas de la arqueología
andina y sobre todo de las investigaciones arqueológicas de El Shincal de
Quimivil.
agradecimientos
Agradecemos especialmente a los pobladores de Londres y Belén por su constante colaboración en estos años de trabajo de investigación y extensión universitaria.
Al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva
de la Nación, Secretaría de Estado de Turismo de Catamarca, Dirección Provincial de Antropología de Catamarca, personal del Museo
de Sitio El Shincal, Municipalidad de Londres, Fundación de Historia
Natural Félix de Azara, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, División
Arqueología del Museo de La Plata y Universidad Nacional de La
Plata por todo su apoyo en las diferentes etapas de trabajo.
Al Lic. Darío Iturriza, Lic. Anahí Iácona y Dra. Aylen Capparelli
por su apoyo incondicional desde el primer momento que comenzamos a trabajar en el sitio, y en especial a nuestro equipo de investigación integrado por G. Analía Quaranta, Gonzalo Schmidt, Paula
Espósito, Milagros Aventín Moretti, M. Agustina Ochoa, M. Florencia
Muiña, ya que sin ellos esta magnífica obra hubiese sido imposible de
llevar adelante. A Carlos Fernández Balboa, Marta Laudani y Alejandro Cácharo por compartir sus saberes. A Adrián Giacchino y Sergio
Bogan de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, quienes
han trabajado a la par para que toda la comunidad pueda disfrutar de
este maravilloso Shincal. Al Comunitario Otorongo Wasi –especial104 |
mente a Juan Acevedo Peinado, Mariana González Mertián y Verónica
Inoue por su amistad y por compartir toda su sabiduría andina. Y en
especial, a Rodolfo A. Raffino, por sus sabias enseñanzas a lo largo de
estos años.
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106 |
traBajo arqueoLóGIco, memorIa
y ProteccIón de La tIerra. Las
reservas camPesInas de ojo de
aGua (santIaGo deL estero)
*
Diego Catriel Leon y **Alfredo Bustamante
resumen
En este trabajo presentamos un ejemplo de las relaciones establecidas entre comunidad y arqueólogas/os. Específicamente, la interacción entre las arqueólogas/os de un proyecto de investigación que
realiza sus estudios en el sur de la actual provincia de Santiago del
Estero y los residentes de Las Reservas Campesinas (Central MOCASE) de las Sierras de Ambargasta. Este trabajo es presentado, en parte,
como una escritura de tipo confesional/impresionista ya que se intenta
transmitir no la corroboración de nuestros saberes sino como ellos se
fueron transformando. Pero antes, nos referimos a como los discursos
y actividades arqueológicas han impactado en la sociedad santiagueña y la historia de conformación, lucha y protección de la tierra de
los integrantes de Las Reservas Campesinas. Por último, se concluye
este breve trabajo mencionando que la interacción entre las/os campesinas/os de Las Reservas con los integrantes de este proyecto de
investigación arqueológica es algo dinámica y no cerrada y, además,
se plantean una serie de lineamientos en los que se vienen trabajando
comunidad-arqueólogas/os.
*
Instituto de Estudios para el Desarrollo Social, CONICET, Facultad de Humanidades, Cs.
Sociales y de la Salud, Universidad Nacional de Santiago del Estero, Argentina. E-mail:
catriel_leon@hotmail.com
** Reservas Campesinas (MOCASE), Paraje El Cajón, Departamento de Ojo de Agua, Santiago
del Estero, Argentina
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 107
Palabras clave: Arqueología- Comunidad- Patrimonio Arqueológico- Memoria- Reservas CampesinasAntes éramos Mentes Cautivas
Mary de Las Reservas Campesinas
Partiendo de la experiencia personal de uno de los autores
(D.C.L.), las relaciones establecidas con las comunidades locales no
han sobrepasado en la mayoría de los casos el nivel de comunicación
de los resultados o a lo sumo la participación en “el trabajo de campo,
la obtención de información y/o brindando apoyo en infraestructura y
logística”, como destacan Curtoni y Chaparro (2008:25). El propósito
de este trabajo no es criticar el trabajo realizado como arqueólogo sino
más bien relatar una experiencia que ha permitido cambiar, en parte,
el foco de atención del trabajo arqueológico. En palabras de Rocwell
(2005: 10) se trata de:
“descubrir y describir los procesos sociales que afectan a los grupos subordinados, junto con ellos. En este caso,
el investigador establece una complicidad con los sujetos de
una localidad, pero para mirar ambos no hacia el interior de
la comunidad, sino hacia algún fenómeno externo de interés
común.”
En este capítulo se relata la experiencia entre un equipo de arqueólogos, a raíz del proyecto marco “Las sociedades prehispánicas
del sur de la actual provincia de Santiago del Estero”, y las comunidades campesinas de Las Reservas Campesinas del Departamento
de Ojo de Agua, Santiago del Estero. Primeramente, nos referiremos,
por un lado, a algunos antecedentes en Santiago del Estero sobre la
comunicación de los resultados de las investigaciones arqueológicas a
la sociedad y/o en la intervención de algunas/os arqueólogas/os en la
comunidad y, por otro, a la historia de la conformación de Las Reservas Campesinas.
108 |
Seguidamente, se narra de manera cronológica las interacciones
sucedidas entre investigadores-comunidades-agentes estatales. Pero,
ese apartado es narrado por uno de los autores en primera persona
(D.C.L.). La intención es generar un escrito, al menos de esa sección,
que se relacione con una escritura de tipo confesional/impresionista
(Rocwell 2005); es decir, mostrar o transmitir una especie de punto
de vista “vivencial” (en el sentido de Quirós 2014). ¿Por qué de esa
elección? Porque sucedió en esa vinculación algo que Rocwell (2005)
destaca en que el “etnógrafo” (el arqueólogo en este caso) debe dejar
el campo transformado. No buscamos ser petulantes con esto último.
Además, esto sucedió casi de casualidad ya que nuestros marcos de
interpretación (los de ambos autores) se vieron modificados y acrecentados y no nos encontramos para corroborar lo que ya creíamos
saber. Para culminar este escrito se dejan algunos lineamientos para
continuar con el trabajo.
arqueología y sociedad en santiago del estero
La comunicación de los resultados de investigaciones arqueológicas a la comunidad y/o la interacción arqueólogas/os-comunidad
no ha sido la suficiente. Tan así, que aún hoy circula la idea de los
hermanos Wagner, incluso en ámbitos académicos, de una civilización
Chaco-Santiagueña (véase Taboada 2011). Sobre todo en las décadas
de 1930-40, y en combinación con élites locales, los arqueólogos generaron un discurso que sirvió para consolidar el mito de origen de la
santiagueñidad y escindir el pasado prehispánico de las comunidades
originarias. De esa manera, el pasado fue desdibujado y apropiado por
las clases dominantes, dejando fuera a las clases subalternas (Martínez
y Taboada 2011).
Por ejemplo, y siendo claros, en sus trabajos de campo los hermanos Wagner utilizaron mano de obra campesina y fue en el único
momento en el que involucraron a esas comunidades subalternizadas
en sus cuestiones arqueológicas (Martínez et al. 2011). Este último
tipo de relaciones con comunidades locales fue el típico desde ese
entonces hasta tiempos recientes. Sólo unas pocas excepciones de comunicación al público no especialista y destinada a la sociedad sanUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 109
tiagueña se dieron en la década de 1970 (por ej. Gramajo de Martínez
Moreno 1973). Sin embargo, el contexto político de la época dificultó,
y en algunos casos impidió, actividades de este tipo para algunos investigadores.
Últimamente desde los proyectos arqueológicos radicados en
la provincia de Santiago del Estero comenzaron a indagar en temas
relacionados con el Patrimonio Arqueológico, así como en el vínculo
arqueólogas/os-comunidad y en la comunicación social de los resultados de las investigaciones arqueológicas. Por ejemplo, el resultado
de un voluntariado universitario que versó sobre las concepciones de
Patrimonio Arqueológico, Cultura y pasado indígena de la provincia.
(Togo et al. 2009). Este trabajo tuvo como objetivo generar políticas
educativas para modificar concepciones erróneas.
Para destacar es el trabajo que se viene haciendo desde el proyecto de investigación dirigido por la Dra. Taboada y que comenzaron
a reflexionar sobre el quehacer arqueológico en las comunidades en
las que trabajan (Taboada et al. 2013). Dentro de ese equipo de trabajo, Medina Chueca lleva adelante una investigación doctoral cuyas directrices se basan en esas reflexiones primeramente señaladas. Medina
Chueca (2015, 2016), desde una etnografía de lo vivido aborda las relaciones que se establecen entre arqueólogos-comunidades-objetos arqueológicos. Es decir, en como los arqueólogos se vinculan con otros
sujetos, como esos sujetos se relacionan con los objetos arqueológicos
y como nuestras propias practicas arqueológicas sobre esos objetos
influyen en nuestro quehacer.
Las reservas campesinas de ojo de agua
Cabe aclarar que este apartado se realizó con los aportes de uno
de los autores de este trabajo (A.B.) y con la síntesis del capítulo recientemente publicado por Díaz Habra y Jara (2018: 233-264). Las
Reservas Campesinas de Ojo de Agua son un ejemplo de persistencia
de explotaciones agropecuarias sin límites definidos y del uso mancomún de parte de su territorio que han perdurado a través de muchas
generaciones (Díaz Habra y Jara 2018; Paz et al. 2018). Las Reservas
Campesinas de Ojo de Agua surgieron, por un lado, como una estra110 |
tegia innovadora de resistencia de las comunidades campesinas frente
a la amenaza de desalojo y a la tenencia precaria de la tierra y, por
otro lado, como respuesta organizativa para producir y crear trabajo
en el territorio, reforzando los lazos de cooperación. Tales reservas no
tienen un estatus jurídico al modo de reservas naturales y, en realidad,
generaron un “cercamiento” jurídico-institucional (contracercamiento
dirán Díaz Habra y Jara 2018 como concepto que se contrapone al
cercamiento de la propiedad privada), utilizando las leyes por parte de
los campesinos en defensa de la tierra y los bienes comunes.
Estas reservas se localizan específicamente en las sierras de Ambargasta e implican más de 25000 hectáreas, unos 20 parajes (caserío
de 10 a 15 viviendas) y alrededor de 200 familias campesinas (Figura
1). Toda esta región posee un clima subtropical continental y una significativa biodiversidad. Sin embargo, en la actualidad presenta serios
déficits de agua. Por lo tanto, se trata de un recurso muy apreciado por
los campesinos y es una de las demandas históricas del sector hacia el
sistema político. Aunque muchos campesinos realizan trabajos artesanales (p. ej. productos de cuero y telar), la producción caprina es la
actividad económica principal. Díaz Habra y Jara (2018) destacan otra
fuente de ingresos monetarios que se relaciona con las migraciones
temporales extra-prediales para la desflorada. Además, durante décadas empresarios privados explotaron minas de manganeso. El impacto
de esta actividad extractiva fue tal que no solo generó problemas graves de salud y el deterioro de la tierra sino que aún hoy pervive en las
memorias campesinas.
Las Reservas fueron fruto de un acuerdo entre los campesinos
de la Mesa de Tierras de Ojo de Agua y el Gobierno Provincial, previendo financiamiento estatal y acceso a maquinarias agrícolas. En el
marco de este proyecto se vienen diversificando las actividades productivas de bajo impacto y poniendo en valor el paisaje y el modo de
vida campesina. Además, se ha prohibido la cacería indiscriminada,
las familias campesinas tienen el cuidado de las reservas de agua y, se
acordaron pautas para prevenir los incendios forestales y la protección
el Patrimonio Arqueológico y Natural.
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
| 111
Figura 1. Ubicación de Las Reservas Campesinas de Ojo de Agua (arriba) y parajes que se
visitaron el 15 de febrero de 2017 (abajo).
Uno de los principales conflictos en el área de las actuales Reservas Campesinas surgió cuando un terrateniente de la Sociedad Rural
Argentina compró estas tierras en la década de 1920. El objetivo fue
hipotecarlas para obtener un crédito e invertir en campos de la región
pampeana, que le daban mayor rentabilidad (Díaz Habra y Jara 2018).
Esa hipoteca nunca fue cancelada y los terrenos fueron rematados por
el banco acreedor, y habrían sido transferidos a un empresario extranjero en la década de 1960. Los campesinos recuerdan hoy en día que
este último empresario se aprovechó de ellos por el desconocimiento
112 |
del derecho y mencionan una usurpación cultural (recuérdese el epígrafe de Mary al comienzo de este texto).
El punto de inflexión de los conflictos en el área de las actuales
Reservas Campesinas surgió en el 2003, cuando un grupo de empresarios alambraron las aguadas de uso común de estas poblaciones rurales, restringiendo el paso y el acceso. A esto se le sumó, casi inmediatamente, la intensión de un sector del gobierno provincial de reactivar
las minas de manganeso. Estas situaciones fueron clave para planificar
y ejecutar una serie de acciones colectivas de autodefensa, en la que
intervinieron también actores que brindaron asesoramiento legal a las
familias campesinas. De esta forma, las comunidades comenzaron a
reunirse regularmente y a utilizar la radio para visibilizar sus problemáticas, canalizar sus demandas y acortar distancias entre vecinos de
otros parajes rurales ante la situación de aislamiento geográfico (Díaz
Habra y Jara 2018:233-264).
Desde ese momento, se ampliaron los vínculos con distintas
reparticiones del gobierno provincial. Aunque estos vínculos no han
ofrecido una solución definitiva de los conflictos de tierra, ha representado un avance respecto de la invisibilización y estigmatización
hacia el movimiento campesino, algo que caracterizó a estos grupos
sociales en las dos décadas previas. Para dar origen a las reservas, los
campesinos y técnicos estatales que acompañaron el proceso tuvieron que enmarcarse jurídicamente, sobre todo, en la Ley de Bosques
Nativos 26.331. De esta manera, se buscó evitar el desmonte y poner
límites a la actividad minera intensiva (Díaz Habra y Jara 2018). En
tal contexto, se formalizó la creación de Las Reservas en el año 2012
como “Organización Civil Mesa de tierras de Ojo de Agua”.
Ahora bien, la negociación y asistencia de las agencias estatales,
no siempre armónicas, permitieron a los residentes adquirir fondos
para alambrar los predios de uso particular de cada familia y consensuar criterios para el uso de los espacios comunes. En esta dirección,
los habitantes de Las Reservas han instalado una cisterna comunitaria
y dos perforaciones, lo cual ha permitido morigerar el déficit hídrico y llevar agua (por turnos) con el tractor a veinte comunidades y
cuatro escuelas. Otra de las actividades donde se expresan las prácticas comunales en Las Reservas se relaciona con el mantenimiento
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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de caminos internos entre los parajes. Además, los pobladores de Las
Reservas realizan la venta de leña muerta, ese dinero va a un fondo común y suele emplearse en el mantenimiento del tractor y para combustibles. Cabe aclarar que Las Reservas cuentan además con dos sedes
campesinas (salones de usos múltiples) y un vivero. Sumado a ello,
con el mismo tractor que distribuyen agua llevan a cabo otros trabajos
comunitarios (por ej. aljibes, picadas, represas y limpiezas de cerco).
Las redes que van tejiendo los campesinos de Las Reservas con
el propósito de afianzar este espacio protegido no solo se orienta a vínculos con agentes estatales, sino que incluye además a grupos urbanos
como asociaciones de beneficencia y la universidad. Estos últimos, los
agentes académicos, se han constituido también
“en mediadores que contribuyen a rescatar y (re) valorizar las características naturales, culturales, paisajísticas
de la(s) Reserva(s), creando y recreando los sentidos de la
importancia de proteger y promover el territorio campesino
de las sierras. Asimismo, su acción puede contribuir a una
mayor visibilidad de la lucha e interpelar, sensibilizar y movilizar a otros actores externos para ampliar el espectro de
solidaridades. Es decir, darle mayor densidad a la red de este
espacio protegido” (Díaz Habra y Jara 2018:253).
arqueología y arqueólogas/os en Las reservas campesinas
En esta sección se relata en orden cronológico como se fueron
desenvolviendo los sucesos y fortaleciendo los lazos entre las comunidades campesinas de Las Reservas y el equipo arqueológico que
coordino (D.C.L.). Luego de mi ingreso a la Carrera de Investigador
de CONICET (octubre de 2016) debía decidir qué sector del sur santiagueño iba a solicitar en concesión a la subsecretaria de Cultura de
la provincia (como ente de aplicación de la Ley Nacional 25.743) para
realizar la primera fase de investigaciones y prospecciones arqueológicas. Tenía que decidir si me volcaba a las llanuras con sus ríos y
bañados o a las sierras.
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Por un lado, y casi de casualidad, había trabado amistad con un
docente (J.M.) que trabajaba en una escuela del sur santiagueño. Él
fue quien nos (a Analía Sbattella y a mi) puso en contacto a mediados
de 2015 con el equipo (encabezado por Marcela Acuña) de la Dirección General de Turismo y Cultura de la Municipalidad de Sumampa
(dpto. Quebrachos) y, un años más tarde y trabajando en la Dirección
General de Patrimonio Cultural de la provincia de Santiago del Estero
(mediados de 2015-mediados de 2016), con los docentes (entre ellos
Sofía Rodríguez) de la Escuela de La Ramada (dpto. Salavina). Ambos lugares se encontraban dentro del área presentada en el proyecto
a CONICET (dpto. de Quebrachos y Salavina). Es decir, las sierras
Ramírez de Velasco y el río Saladillo y sus bañados.
Por otro lado, a comienzos de 2017 me disponía a tramitar la
concesión de área para la investigación y prospección arqueológica
cuando Alejandro Yocca (director de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la provincia) me invitó a viajar a Las Reservas
Campesinas en las sierras de Ambargasta. El 15 de febrero de ese año
nos encontramos en la Dirección General de Patrimonio Cultural (en
Santiago del Estero Capital) para emprender el viaje hacia Las Reservas Campesinas los directores de Patrimonio (Yocca) y de Relaciones
Institucionales (Abogado Pedro Orieta), el fotógrafo de esta última dependencia gubernamental y los autores de este trabajo (D.C.L. como
arqueólogo y A.B. como representante de Las Reservas Campesinas).
Debo confesar que no sabía bien de que se trataba ni a que iba y mucho
menos me daba cuenta de la relevancia que tendría aquel viaje en mi
quehacer investigativo y como repercutiría en la manera de relacionarme con las comunidades.
Luego de un poco más de dos horas de viaje por la ruta Nacional 9, tiempo en el que mantuvimos charlas amenas entre los cinco
viajeros, llegamos a la entrada de Las Reservas. Un cartel verde de
vialidad Nacional que decía “El Cajón” informaba al conocedor que
debía doblar hacia la derecha. La entrada era un camino de tierra y, en
mi primera impresión y a diferencia del calor del verano santiagueño,
no distaba en demasía de aquellos paisajes que había conocido en los
trabajos de campo en el río Colorado y Negro (Norpatagonia). Es decir, un ambiente seco y pulverulento con una vegetación xerófila.
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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Sin embargo, al adentrarnos ya en Las Reservas pude observar
cada vez más el paisaje quebrado de las sierras de Ambargasta. Desde
la ruta, y siempre por caminos de tierra, recorrimos aproximadamente
19 Km hasta el Paraje Ashpa Puca (uno de tantos dentro de Las Reservas) en donde nos esperaba la comunidad. Allí se sumaron varios
integrantes de ese Paraje (Nino, Mario, Daniel, entre otros) que nos
acompañarían hasta el Paraje Salavina (en dirección NO del anterior
y a unos 15 Km). Antes hicimos una parada en las “cicatrices” de las
Minas de Manganeso que tantas vidas se llevó y otras tantas marcas
que dejo en los cuerpos campesinos (p. ej. en Don Cisnero, campesino
que supo trabajar en estas minas).
En el Paraje Salavina, un terreno aún más quebrado que Ashpa
Puca, nos mostraron unas 33 bocas de tinajas que terminaron siendo
hornos subterráneos. De ahí, desanduvimos el camino hasta Ashpa
Puca en donde, luego del almuerzo, nos mostraron un planchón con
unos 20 morteros o tacanas y en la cima del Cerro La Teta grabados
rupestres. Hasta ahí, me parecía un viaje más de campo en el cual uno
parece cumplir esa función de voz experta que todos desean y esperan
escuchar. Sin embargo, ya me llamaba la atención la avidez de todo el
contingente en mostrar su patrimonio cultural.
Pero el recorrido de ese día no terminaba ahí, seguíamos desandando camino y esta vez nos dirigíamos al Gramillar (otros de los Parajes dentro de Las Reservas) pero antes hicimos un alto en el arroyo
el Cajón. Escuchaba entre los diálogos que manteníamos frases como
ordenamiento territorial, virtud técnica y cuidar nuestro patrimonio
natural y cultural. Para mi sorpresa, en zonas aledañas al arroyo ellos
mismos (los campesinos) habían realizado cartelerías tanto indicando
lugares naturales como culturales como otros con frases que señalaban el beneficio de cuidar su Patrimonio Natural y Cultural (Figura
2). También, en la margen izquierda del arroyo nos mostraron el arte
rupestre del sitio La Salamanca, denominado anteriormente por Gramajo de Martínez Moreno y Martínez Moreno (2005) como sitio El
Cajón.
Para finalizar el día, había una asamblea campesina en el Gramillar. Así que a la comitiva original se sumaron campesinos de distintos
parajes, entre ellos estaba la Piki, Albita, Romina, Silvia, a las vueltas
116 |
andaba Ramón y muchos otros participantes (Figura 3). El objetivo
era discutir y ponerse de acuerdo respecto a las guías para poder extraer y vender leña muerta. En la misma asamblea, además de hablar
los distintos integrantes de las reservas, hicimos algunas menciones el
director de patrimonio y yo respecto a lo arqueológico. Destacamos
a los conocimientos campesinos como Patrimonio Cultural. Es decir,
saberes generados en las relaciones establecidas entre su medio ambiente y las/os campesinas/os (y entre ellos, aunque no sólo entre ellos
–también en muchas ocasiones con “patrones” o terratenientes-) que
les sigue permitiendo reproducir y transformar sus estilos de vida que
los caracteriza y los diferencia de otras comunidades (véase García
Canclini 1985).
Figura 2. Cartelería realizada por los campesinos para proteger su Patrimonio Cultural y Natural.
Por dar unos ejemplos de esos saberes: 1) la utilización que se
hace de la goma del árbol de la brea (Cercidium praecox) como mastix, es decir se lo utiliza como pegamento; 2) el conocimiento de los
campesinos de prender fuego sobre los planchones graníticos para
perforarlos y usarlos, entre otras cosas, para instalar postes de luz; 3)
el almacenaje de las chauchas de algarroba al mezclarla con cenizas e
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introducirla en un pozo cavado en la tierra para conservarlas y evitar
el ataque de insectos coleópteros de la subfamilia de los Bruchinae y
4) los bienes de uso común así como prácticas comunales expresadas
en distintos tipos de trabajos.
Los resultados de ese primer encuentro tuvieron consecuencias inmediatas. De acuerdo al artículo 26 de la ley 25.743 que dice
“Cuando las investigaciones sean realizadas en predios de propiedad
particular, si el solicitante de la concesión lo obtuviere, anexará a
la misma el consentimiento escrito del propietario de terreno o de
quien esté en el uso y goce de ese derecho.” Basándonos en las partes destacadas en negritas de ese artículo fue que, previo a tramitar
la concesión del área de investigación y prospección arqueológica en
la subsecretaria de Cultura de la provincia, firmamos el 17 de abril
de 2017 un Acta Acuerdo entre los representantes de Las Reservas
Campesinas y yo (D.C.L.), como responsable del proyecto de investigaciones arqueológicas. Pero, además, la firma de este documento
estuvo respaldado por la Dirección de Relaciones Institucionales y la
Dirección General de Patrimonio Cultural, direcciones de la provincia
de Santiago del Estero.
Figura 3. Encuentro campesino en El Gramillar (Reservas Campesinas).
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En este punto, quiero mencionar que en esa Acta Acuerdo, además del consentimiento de las comunidades de Las Reservas Campesinas, se detallaron todos los procedimientos investigativos a desarrollarse por tres años. Pero, la firma del Acta fue sobre todo un hecho
político. Es decir, reconocer a las comunidades como legitimas dueñas
de las tierras en las que habitan y trabajan. Pero además tuvo el aval,
consiente o no, de tres reparticiones gubernamentales (las dos direcciones mencionadas que firmaron el acta y la subsecretaria de Cultura
al conceder el permiso, aceptando esta acta como consentimiento de
las comunidades).
Por mi parte, el hecho de haber tenido en cuenta a las comunidades de Las Reservas representaba un avance en lo personal y me surgía, entonces, una pregunta: ¿Por qué ahora y no antes? Quizá, aunque
no del todo claro en esos momentos, antes esa situación de no considerar a las comunidades emergía del hecho de pensar al Patrimonio
Arqueológico como perteneciente al Estado y que este lo delegaba,
entre otros profesionales, a las/os arqueólogas/os. Quiero decir, en mi
parecer había pasado de comprender al Patrimonio como de “todos”,
encomendado a profesionales, a un Patrimonio Arqueológico (P.A.)
de las comunidades en el que el arqueólogo puede, en algunos casos,
enriquecer ese P.A. desde su forma particular de generar conocimiento
(en este último sentido me había sentido interpelado por lo vivenciado
en Las Reservas).
Desde ese entonces los co-autores de este trabajo hemos mantenido reiteradas reuniones-juntadas en las que venimos charlado en
como el Patrimonio Arqueológico, al considerarlo legalmente (Ley
25.743), puede también prevenir nuevos desalojos. Aunque estas charlas continúan hasta hoy en día, algunas de esas ideas se formalizaron
en la Mesa Panel “Políticas de Patrimonio, Arqueología y Reservas
Campesinas” efectuada en la UNSE el 5 de junio de 2017 en la que
participamos Alfredo y yo, Roger Almaraz (UPPSAN) y el Lic. Alejandro Yocca. A su vez, en el marco del Acta Acuerdo hicieron sus
intervenciones en Las Reservas Campesinas en agosto de 2017 y abril
de 2019 las Dras. Natalia Carden y María Gabriela Chaparro (Figura
4). La primera de ellas re analizó, desde perspectivas actuales, el arte
rupestre de dos sitios de Las Reservas (Cima Co. La Teta y La SalaUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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manca) (Carden y Leon 2019). En tanto que la segunda efectúo un
taller participativo, un informe Diagnóstico para la puesta en valor de
los sitios arqueológicos y una comunicación en el último Congreso
Nacional de Arqueología Argentina (Chaparro 2019a, 2019b).
Figura 4. Análisis del Arte Rupestre del sitio Co. La Teta por Dra. Carden (arriba) y Taller participativo coordinado por la Dra. Chaparro (abajo).
Siempre en el marco del Acta Acuerdo he participado, dando
mi opinión como arqueólogo, en tres reuniones inter institucionales.
En dos de ellas (28/02 y 10/10 de 2018) con el objetivo de continuar
con el ordenamiento territorial de Las Reservas y recientemente (24/6
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de 2019) con el propósito de comenzar a gestar un plan sustentable
de turismo ambiental y antropológico/arqueológico. Además, he sido
invitado a dos encuentros campesinos en Las Reservas Campesinas
(Las Cañitas -14/6/18- y Alijilán -6/7/19-) para hablar sobre la relación Vestigios Arqueológicos/Memoria y sobre la Ley 25.743, en
particular el artículo 13 y la reglamentación del mismo que obliga a
suspender cualquier actividad que perjudique el Patrimonio Arqueológico y Paleontológico (Figura 5).
Hacía más de un año que venía mascullando esa relación de los
integrantes de Las Reservas Campesinas con su Patrimonio Arqueológico. En más de una ocasión me habían mencionado que ellos no
se consideraban Pueblos Originarios. Sin embargo, considero, por un
lado, que estas comunidades pueden haber sufrido procesos de invisibilización de sus identidades indígenas como en otros lugares de Santiago del Estero (véase Grosso 2001) y, por otro lado, las identidades
son dinámicas, inacabadas e históricas y por lo tanto en algún momento pueden dar lugar a un proceso de re etnización (véase por ejemplo
Restrepo 2007 y Manasse 2008).
Pero no entendía del todo ese vínculo con su patrimonio, cuando en la primera de las reuniones Interinstitucionales (28/2/2018) me
tocó hablar y recordé un texto de Pierre Nora. Ese texto me ayudo a
cristalizar esa relación que mantienen las comunidades campesinas
con los vestigios y lugares arqueológicos como lugares de memoria y
con la memoria. Quiero decir, más que ver esas materialidades y sus
lugares insertos en un proceso histórico, y en busca de una ancestralidad que por ahora no sucede (véase Manasse 2008), verlos vinculados
a lo afectivo y ligados a recuerdos borrosos que legitima el pasado
vivido por los grupos sociales (Nora 2008). El ejemplo que nos ha permitido (a la comunidad campesina y a mi) concretar estas ideas es lo
que despierta nuestra casa de la infancia en la que al recorrer los espacios recordamos vívidamente (y omitimos y olvidamos también otros)
y actualizamos aquel pasado en el presente. Entonces, esas relaciones
que se actualizan desde lo emotivo han ido conformando identidades
particulares de estos campesinos serranos.
UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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Figura 5. Encuentro campesino en Las Cañitas (Reservas Campesinas).
Consideraciones finales
A Las Reservas Campesinas de Ojo de Agua se las puede ver
hoy como un proceso organizativo inacabado, en palabras de Díaz
Habra y Jara (2018:260) “una experiencia en marcha, un diseño en
construcción”. Los campesinos que la integran, en conjunción con
agentes externos, han sabido generar un espacio protegido, no como
un parque natural sino en el sentido de red o telaraña rural combinado
con un “cercamiento” jurídico-institucional en la defensa, la protección y el aprovechamiento sostenible de los bienes comunes y parcelas familiares (Díaz Habra y Jara 2018). Es, creemos, en este punto
la importancia de contribuir al “cercamiento” jurídico-institucional a
partir de nuestra virtud técnica como arqueólogas/os (p. ej. aportando
en relación a la Ley Nacional 25.743 de Protección del Patrimonio
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Arqueológico y Paleontológico, como lo ha sido la de protección de
Bosque Nativos). Pero también para darle mayor densidad a la red de
este espacio protegido (p. ej. escribir este texto sobre como vivencian
los y las campesinos/as el Patrimonio Arqueológico como lugares y
objetos de Memoria es poner en tapa a Las Reservas dentro de nuestro
campo disciplinar).
En este último sentido, y en el marco del Acta Acuerdo pero
también excediéndolo gratamente, están en proceso una serie de actividades y de planes a corto plazo: 1) Generación de una Biblioteca
Audiovisual que recopile las memorias y los saberes campesinos (basados en la idea de Civallero 2006 sobre la generación de Bibliotecas
con Colecciones Sonoras). Que dicho material digital quede bajo la
guarda campesina en Las Reservas y que se actualice y modifique tantas veces como sea necesario. 2) Con relación a lo anterior se prevén
realizar una serie de talleres en los que los participantes expondrán
sus habilidades e intercambiarán saberes sobre una práctica en particular (por ej. teleras/os, talabarteras/os). 3) Conformar y formar los
guardianes del Monte. Es decir, capacitar a jóvenes campesinas/os en
saberes arqueológicos y ambientales para la Protección del Patrimonio
Cultural y Natural de Las Reservas. 4) Continuar con los trabajos arqueológicos para generar desde el presente más conocimiento sobre el
pasado y de esa forma producir un insumo básico que permita diseñar
un plan de turismo ambiental y antropológico. Todo esto representa un
desafío tanto para arqueólogas/os como para la comunidad, sobre todo
para no transformar estas experiencias y a Las Reservas Campesinas
en un reducto exótico para el turismo y sí, por el contrario, pensarlas
“como un espacio de re-existencia y promoción de los lazos solidarios
que están presente en la cotidianidad de sus habitantes” (Díaz Habra
y Jara 2018:260).
agradecimientos
Ambos autores consideramos esta sección no menos importante
que las anteriores. Queremos agradecer a los dos evaluadores de este
trabajo (anónimo y Dr. Luis del Papa) por sus comentarios y sugerencias y a todas las personas mencionadas en el texto e instituciones inUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS
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volucradas (CONICET, UNSE, Dirección General de Patrimonio Cultural; Dirección de Relaciones Institucionales, Dirección provincial
de Vialidad, Dirección de Bosques, Jefatura de Gabinete y la Gobernación de la provincia de Santiago del Estero). En particular, queremos agradecer al modo de comunicación logrado que nos ha permitido
transformarnos y seguir caminando juntos. Los olvidos y lo expresado
en este texto es nuestra responsabilidad (de los autores).
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