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UNA ARQUEOLOGÍA ENTRE TODOS

2019, UNA ARQUEOLOGÍA ENTRE TODOS

Desde sus inicios la arqueología argentina se arrogó el derecho de ser la única disciplina que poseía los fundamentos teóricos y metodológicos adecuados para explorar el pasado remoto de los pueblos originarios. De este modo, las instituciones académicas gubernamentales y, en especial, la figura del arqueólogo/a ocuparon un papel hegemónico dentro de un contexto que recién en los últimos años se comenzó a revertir. Este cambio, sobrevino, fundamentalmente, a partir de nuevos posicionamientos surgidos dentro de la propia comunidad arqueológica, así también como respuesta a los numerosos reclamos realizados por los pobladores locales, en los diferentes espacios donde se llevaban a cabo las investigaciones. Así, surgió la idea de compilar este libro, fundamentalmente, ante la necesidad de contar acerca de los trabajos que se vienen desarrollando en diferentes puntos del país por diferentes equipos de arqueólogos, los que no siempre se inician y finalizan en torno al análisis detallado de los objetos y los contextos a ellos asociados. Precisamente, en estos equipos existe una línea de trabajo que se encuentra abocada en brindar una mayor participación a la comunidad local en los trabajos investigativos. Estas labores pretenden diferenciase sustancialmente de lo sucedido en distintos periodos de la historia de nuestra disciplina, donde la presencia de otros actores fuera de la academia tenían un rol totalmente periférico. No es casualidad que Walsh (2007) hable que en América Latina las Ciencias Sociales han sido parte de tendencias liberales, imperialistas y globalizantes. Además, asegura que estas tendencias supieron suplir los saberes locales, posicionando como saber único y válido el científico o académico. La investigadora se interroga sobre si es posible lograr unas ciencias sociales que no reproduzcan eurocentrismos y colonialismo. Por colonialidad, Walsh (2007) entiende a un mecanismo que articula los patrones de poder desde la raza, el ser, la naturaleza y el saber, según la necesidad coyuntural del capital en beneficio de las elites americanas o europeas. Asimismo, dentro de la colonialidad hay cuatro esferas que, actuando de modo articulado, preservan la diferencia o jerarquización colonial. La primera de ellas es la colonialidad del poder, que se basa en una marcada estratificación social donde el europeo o el blanco se hallan por encima del pueblo originario o el afro. La colonialidad del ser, refiere a un grupo humano que se impone sobre otros y ejercen control y persecución sobre ellos. En tercer lugar, Walsh (2007) hace alusión a la colonialidad de la naturaleza, donde prima una concepción que enfatiza la división binaria cartesiana, entre la naturaleza y la sociedad. Bajo esta concepción los saberes locales son considerados como mitos, leyendas, etc. carentes de rigurosidad y racionalidad y, por lo tanto, deben ser dejados de lado en un proceso de investigación científica. Finalmente, afirma que en la colonialidad del saber, se descarta toda producción intelectual afro o indígena y sólo reconoce la perspectiva eurocéntrica. Si bien, podemos acordar o disentir con diversos puntos aquí tratados, lo cual merecería un espacio más amplio de discusión, lo cierto es que se plantean numerosas verdades, por ejemplo, que la llamada colonialidad de la naturaleza y del saber formó y aún hoy forma parte de nuestra disciplina arqueológica, más allá de cuantiosos intentos de inclusión, muchos de los cuales quedaron anclados en una mera retórica. Curtoni (2009) siguiendo este mismo hilo argumental, pero desde una perspectiva más arqueológica, plantea, entre otras cosas, descentralizar el papel del arqueólogo como única vía de construcción de conocimiento y, fundamentalmente, aceptar nuevas voces y visiones extra-científicas a la hora de construir conocimiento. Es decir, el eje central de este planteo consiste en encontrarse abiertos a construcciones conjuntas con los saberes locales, donde los diferentes actores en juego puedan participar en un mismo plano de equidad y horizontalidad. Bajo este enfoque se forjó y luego se cristalizó la edición de este libro, que consta de seis capítulos que reflejan el trabajo conjunto entre comunidad y arqueólogos, en las actuales provincias argentinas de Córdoba, Santiago del Estero y Catamarca.

UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS PERSPECTIVAS Y CASOS DE ESTUDIO EN EL CENTRO Y NOROESTE DE ARGENTINA UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS PERSPECTIVAS Y CASOS DE ESTUDIO EN EL CENTRO Y NOROESTE DE ARGENTINA Germán Figueroa y Mariana Dantas Editores Una arqueología entre todos: perspectivas y casos de estudio en el centro y noroeste de Argentina / German G Figueroa... [et al.] ; editado por German G Figueroa ; Mariana Dantas. - 1a ed . - Ciudad Autónoma de Buenos Aires: CONICET - Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas , 2019. 120 p. ; 21 x 15 cm. ISBN 978-950-692-170-5 1. Arqueología. 3. Comunidades. I. Figueroa, German G II. Figueroa, German G, ed. III. Dantas, Mariana, ed. CDD 301 Primera impresión: 2020 © de los autores Diseño de tapa: Melisa Natalia Gómez Imágen de tapa: fragmento de estatuilla del sitio El Polear 1, Valle de Ambato, Catamarca Impresión: Imprenta Corintios 13, Luis Agote 2028, 5010, Córdoba Lista de evaluadores Lic. Marcos Abalos Luna, Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR), CONICET-Universidad Nacional de Córdoba. Lic. en Antropología María Guillermina Couso, Museo de La Plata, División Arqueología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata. Dr. Luis M. del Papa, CONICET. Facultad de Ciencias Naturales y Museo, Universidad Nacional de La Plata. Lic. Soledad Galimberti, Departamento de Antropología. FFyH, Universidad Nacional de Córdoba. Dra. Mónica Montenegro, Universidad Nacional de Jujuy/Universidad Católica de Santiago del Estero. Dr. Eduardo A. Pautassi, Museo de Antropología, FFYH- Universidad Nacional de Córdoba, Reserva Patrimonial/ Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR)-CONICET-Universidad Nacional de Córdoba. Dra. Alejandra Puppio, Departamento de Humanidades, Universidad Nacional del Sur/CIC PBA. Lic. María Cristina Scattolin, Instituto de las Culturas (IDECU), CONICET-Universidad de Buenos Aires. Dr. en Ciencias Antropológicas Emilio Alejandro Villafañez, Universidad Nacional de Catamarca, Fundación Azara. 'UD0DUtD6ROHGDG*LDQIUDQFLVFR,QVWLWXWR6XSHULRUGH(VWXGLRV 6RFLDOHV ,6(6 &21,&(7 UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS |5 En memoria de Ramona del Carmen Castillo 09/07/1947 - 02/03/2020 IndIce GeneraL Prólogo ............................................................................................. 11 Recuperar, estudiar, gestionar, dialogar: nuevas estrategias desde la Arqueología Pública con restos sensibles ..................... 17 Diálogos en Ongamira. De arqueologías, historias y museos .. 39 Arqueología y comunidad: Valorización y conservación del patrimonio arqueológico del Valle de Ambato, Catamarca, Argentina ............................................................................ 63 La arqueología de Ambato en imágenes. La mirada de la población local ................................................................................ 85 De pobladores, museos y conservación de materiales. Una experiencia participativa en el Museo de Sitio de El Shincal de Quimivil (Londres, Catamarca) .............................................. 89 Trabajo arqueológico, memoria y protección de la tierra. Las Reservas Campesinas de Ojo de Agua (Santiago del Estero) ............................................................................................ 107 UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS |7 8| El patrimonio, en el sentido más actual y amplio del término, refiere tanto a un conjunto de bienes materiales como al conjunto de creaciones culturales inmateriales que pone en tensión el pasado y el presente, nos desafía en el cuidado del derecho a la diversidad cultural, los procesos de identidad y el conocimiento, respetando saberes, perspectivas, historias y memorias locales. Todos factores que se integran como componentes claves en un desarrollo que se pretenda socialmente inclusivo, integral, sostenible y perdurable. En este sentido, esta serie de libros, producto del Proyecto de Unidad Ejecutora “Proyecto integral de investigación, preservación y transferencia del patrimonio, Instituto de Antropología de Córdoba, UNC-CONICET”, incorpora al debate la necesidad de incluir y reconocer las culturas y sus patrimonios en virtud de ampliar la noción de desarrollo para observar las relaciones y prácticas que desde las comunidades generan cambios e impactos en las políticas de Estado. En concordancia con ello, y en función de la meta general del proyecto, se prevén tres líneas de acción básicas: la investigación, la preservación y la transferencia en torno al patrimonio y los procesos de patrimonialización, con distintas actividades en cada una de estas líneas de acción. Esta serie de libros da cuenta de los resultados de estas líneas de investigación esperando sean un aporte a la construcción situada desde la antropología de Córdoba al concepto de patrimonio y por ende a su cuidado y protección. Dr. Andrés D. Izeta Director IDACOR-CONICET/UNC UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS |9 PróLoGo Desde sus inicios la arqueología argentina se arrogó el derecho de ser la única disciplina que poseía los fundamentos teóricos y metodológicos adecuados para explorar el pasado remoto de los pueblos originarios. De este modo, las instituciones académicas gubernamentales y, en especial, la figura del arqueólogo/a ocuparon un papel hegemónico dentro de un contexto que recién en los últimos años se comenzó a revertir. Este cambio, sobrevino, fundamentalmente, a partir de nuevos posicionamientos surgidos dentro de la propia comunidad arqueológica, así también como respuesta a los numerosos reclamos realizados por los pobladores locales, en los diferentes espacios donde se llevaban a cabo las investigaciones. Así, surgió la idea de compilar este libro, fundamentalmente, ante la necesidad de contar acerca de los trabajos que se vienen desarrollando en diferentes puntos del país por diferentes equipos de arqueólogos, los que no siempre se inician y finalizan en torno al análisis detallado de los objetos y los contextos a ellos asociados. Precisamente, en estos equipos existe una línea de trabajo que se encuentra abocada en brindar una mayor participación a la comunidad local en los trabajos investigativos. Estas labores pretenden diferenciase sustancialmente de lo sucedido en distintos periodos de la historia de nuestra disciplina, donde la presencia de otros actores fuera de la academia tenían un rol totalmente periférico. No es casualidad que Walsh (2007) hable que en América Latina las Ciencias Sociales han sido parte de tendencias liberales, imperialistas y globalizantes. Además, asegura que estas tendencias supieron suplir los saberes locales, posicionando como saber único y válido el científico o académico. La investigadora se interroga sobre si es posible lograr unas ciencias sociales que no reproduzcan eurocentrismos y colonialismo. Por colonialidad, Walsh (2007) entiende a un mecanismo que articula los patrones de poder desde la raza, el ser, la naturaleza y el saber, según la necesidad coyuntural del capital en beneficio de las elites americanas o europeas. Asimismo, dentro de la colonialidad hay cuatro esferas que, actuando de modo articulado, preservan la diferencia o jerarquización colonial. La primera de ellas es la colonialidad del poder, que se basa en una UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 11 marcada estratificación social donde el europeo o el blanco se hallan por encima del pueblo originario o el afro. La colonialidad del ser, refiere a un grupo humano que se impone sobre otros y ejercen control y persecución sobre ellos. En tercer lugar, Walsh (2007) hace alusión a la colonialidad de la naturaleza, donde prima una concepción que enfatiza la división binaria cartesiana, entre la naturaleza y la sociedad. Bajo esta concepción los saberes locales son considerados como mitos, leyendas, etc. carentes de rigurosidad y racionalidad y, por lo tanto, deben ser dejados de lado en un proceso de investigación científica. Finalmente, afirma que en la colonialidad del saber, se descarta toda producción intelectual afro o indígena y sólo reconoce la perspectiva eurocéntrica. Si bien, podemos acordar o disentir con diversos puntos aquí tratados, lo cual merecería un espacio más amplio de discusión, lo cierto es que se plantean numerosas verdades, por ejemplo, que la llamada colonialidad de la naturaleza y del saber formó y aún hoy forma parte de nuestra disciplina arqueológica, más allá de cuantiosos intentos de inclusión, muchos de los cuales quedaron anclados en una mera retórica. Curtoni (2009) siguiendo este mismo hilo argumental, pero desde una perspectiva más arqueológica, plantea, entre otras cosas, descentralizar el papel del arqueólogo como única vía de construcción de conocimiento y, fundamentalmente, aceptar nuevas voces y visiones extra-científicas a la hora de construir conocimiento. Es decir, el eje central de este planteo consiste en encontrarse abiertos a construcciones conjuntas con los saberes locales, donde los diferentes actores en juego puedan participar en un mismo plano de equidad y horizontalidad. Bajo este enfoque se forjó y luego se cristalizó la edición de este libro, que consta de seis capítulos que reflejan el trabajo conjunto entre comunidad y arqueólogos, en las actuales provincias argentinas de Córdoba, Santiago del Estero y Catamarca. La apertura del libro está a cargo de Fabra y Zabala, quienes abordan una problemática sumamente sensible a la sociedad en su conjunto. Las autoras plantean que desde la década de 1990, el Museo de Antropología (FFyH, UNC) fue receptor de numerosas demandas sociales vinculadas a la recuperación y al estudio de los restos humanos recuperados de forma fortuita en la provincia de Córdoba. 12 | Producto de estas demandas, es que primeramente surge un equipo de rescate abocado esencialmente a lo bioarqueológico. Sin embargo, con el transcurso del tiempo, sumado a la reemergencia de los pueblos indígenas en Córdoba, se puso en práctica un nuevo plan de trabajo enmarcado desde la arqueología pública (diálogo con vecinos, gobernantes, docentes y miembros de pueblos originarios). Esta nueva forma de trabajo dejó expuestas un sinnúmero de virtudes, así como también desafíos y limitaciones que son tratadas y reflexionadas en estas páginas. En el capítulo dos, Cattaneo e Izeta, presentan una síntesis de la historia reciente de las investigaciones arqueológicas llevadas a cabo en el valle de Ongamira, Provincia de Córdoba, a partir del proyecto gestado en el año 2010 en el Museo de Antropología (FFyH/UNC) y el Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR- CONICET/UNC). En el relato se exponen y analizan objetivos, intereses y se presenta un resumen de las actividades llevadas a cabo en el marco de la construcción de saberes con la comunidad. Las experiencias originadas a través de actividades realizadas con la población de la zona, los visitantes a los sitios arqueológico, personal y alumnos de la escuela rural del valle y el museo local, sirven como base para plantear una serie de reflexiones sobre el quehacer diario de los investigadores. El equipo de Arqueología del Norte de Ambato (IDACOR/ UNC), presenta en el tercer apartado de esta publicación los primeros resultados obtenidos del proyecto denominado Una Arqueología entre todos, el cual persigue como principal objetivo proteger, conservar y poner en valor el patrimonio arqueológico local. Dicho patrimonio, actualmente se encuentra en serió peligro de desaparición debido, fundamentalmente, al saqueo sistemático del que es objeto. En este volumen se exponen los primeros resultados alcanzados a partir de la labor conjunta realizada entre nuestro equipo y docentes y alumnos de la escuela N° 370 Julio Argentino Roca, de la localidad de Los Castillos, Provincia de Catamarca. Un balance de estos dos años de trabajo nos señala la existencia de un camino largo y sinuoso, donde sólo se lograrán las metas propuestas a partir del trabajo en conjunto con la población. UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 13 El apartado cuatro, está realizado exclusivamente por docentes, alumnos y familiares de la escuela de Los Castillos, Departamento Ambato, Provincia de Catamarca. En estas páginas se expresa, mediante fotos o frases, los pareceres, las expectativas, los posicionamientos, etc. tanto de niños como de adultos acerca de la propiedad, manejo, conservación y protección de la materialidad, así como también sobre su visión sobre el accionar del gobierno local y de los arqueólogos que allí desarrollamos nuestras actividades. Constituye un artículo de imágenes, que sin duda invita a la reflexión profunda por parte del sector académico. El quinto capítulo, es elaborado por Couso y colaboradores, pertenecientes al Museo de La Plata, División de Arqueología, FCNyM (UNLP), y que desde hace largo tiempo se encuentran realizando diversas actividades en El Shincal de Quimivil, Provincia de Catamarca. Este sitio arqueológico en el año 2012 fue presentado por el gobierno de la provincia ante el Ministerio de Turismo de la Nación para promover y ejecutar una segunda puesta en valor denominada “Proyecto Integral de Revalorización del Sitio Arqueológico El Shincal de Quimivil”. En este libro, los autores centraron su mirada, especialmente, en la ampliación, reorganización y remodelación total del Museo de Sitio. De este modo, durante el desarrollo del escrito, se caracterizan los diferentes momentos en la construcción del nuevo Museo de Sitio, remarcando las constantes instancias de dialogo llevadas a cabo entre comunidad local, investigadores y autoridades. Finalmente, en la última sección de este libro se visibilizan las relaciones establecidas entre comunidad y arqueólogos en el sur de la provincia de Santiago del Estero. La interacción entre los arqueólogos y residentes de Las Reservas Campesinas (Central MOCASE) de las Sierras de Ambargasta, es presentado, en parte, como una escritura de tipo confesional/impresionista ya que se intenta transmitir no la corroboración de los saberes del grupo arqueológico, sino como los mismos se transformaron. Se propone, además, que la relación entre los integrantes del proyecto de investigación arqueológico y la comunidad local debe ser abierta y dinámica donde todos puedan hacer escuchar sus voces. 14 | Si bien somos conscientes que este volumen no explora la totalidad de las temáticas que abarca este rico campo de estudio, arqueología y comunidad, creemos que constituye un aporte más para dar a conocer otras facetas de la labor arqueología que muchos lectores desconocen. La participación, inclusión, horizontalidad, equidad e incorporación de saberes locales, son algunas de las cualidades de esta forma de pensar y practicar arqueología. Precisamente, este libro pretende mostrar el trabajo que actualmente se realiza bajo estos lineamientos en algunas provincias argentinas, planteando no sólo resultados, sino también desafíos a futuro dentro de una profesión donde arqueólogos/as no pueden estar disociados ni jerarquizados sobre el resto de la población, si lo que se pretende es aportar al conocimiento de nuestro pasado prehispánico. Finalmente, no queremos concluir esta presentación sin dejar de agradecer a los autores y evaluadores por su enorme entusiasmo y compromiso en participar de este proyecto, así como a los pobladores locales que son parte esencial de las investigaciones publicadas en este libro. En estos tiempos, sería difícil concebir una disciplina sin su plena participación y en equidad de condiciones con los investigadores. También queremos agradecer el aporte del IDACOR, en el marco del Proyecto de Unidad Ejecutora “Proyecto integral de investigación, preservación y transferencia del patrimonio, Instituto de Antropología de Córdoba, UNC-CONICET”, y de Compromiso Social Universitario de la Dirección Nacional de Desarrollo Universitario y Voluntariado, Secretaría de Políticas Universitarias, Ministerio de Educación y Deportes de la Nación, que proporcionaron las herramientas adecuadas para que esta publicación vea la luz y apoyaron las labores realizadas por el Equipo de Arqueología del Norte de Ambato con la comunidad de Los Castillos. Los Editores, Ciudad de Córdoba, 31 de octubre de 2019 UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 15 Bibliografía Curtoni, R. (2009). Arqueología, paisaje y pensamiento decolonial. Reflexiones para una diversidad epistémica. En: R. Barberena, K. Borrazzo y L. Borrero (Eds.), Perspectivas Actuales en Arqueología Argentina, pp. 1331. Buenos Aires: CONICET-IMHICIHU. Walsh, C. (2007). ¿Son posibles unas ciencias sociales/ culturales otras? Reflexiones en torno a las epistemologías decoloniales. Nómadas, 26, pp. 102-113. 16 | recuPerar, estudIar, GestIonar, dIaLoGar: nuevas estrateGIas desde La arqueoLoGía PúBLIca con restos sensIBLes *1 Mariana Fabra y Mariela E. Zabala resumen Desde fines de la década de 1990, el Museo de Antropología (FFyH, UNC) fue receptor de demandas sociales vinculadas a la recuperación y estudio de un tipo particular de materialidades, los restos humanos sensibles, encontrados de forma fortuita en la provincia de Córdoba. A partir de dichos pedidos, se creó un equipo de trabajo que integró en sus comienzos, la práctica de la arqueología de rescate con perspectivas bioarqueológicas para el estudio de estos restos, y desde 2007, la arqueología pública, en diálogo con vecinos, gobernantes, trabajadores de la cultura, docentes y miembros de los pueblos originarios. Este cambio se produjo en el contexto de reemergencia de los pueblos indígenas en Córdoba y de nuevas legislaciones nacionales y provinciales sobre los pueblos indígenas y el patrimonio, así como el reconocimiento de la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas en la reforma Constitucional de 1994. En este artículo se presentan desafíos y limitaciones de las distintas estrategias llevadas adelante desde el Programa de Arqueología Pública, así como una reflexión sobre las prácticas extensionistas, docentes y de investigación en torno a estos restos, en vínculo con distintas comunidades. *1 Instituto de Antropología de Córdoba (CONICET-UNC), Museo de Antropología, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, Argentina. E-mail: marianafabra@gmail.com, marielaeleonora@gmail.com UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 17 Palabras clave: restos humanos sensibles, diálogo de saberes, arqueología pública, bioarqueología, Córdoba. Introducción Desde fines del siglo XIX era frecuente que en las excursiones y campañas arqueológicas participaran lugareños junto con los precursores de la disciplina, ya que ellos eran quienes conocían los sitios arqueológicos, y actuaban como “guías” de estas expediciones. El destino final de los hallazgos, en general piezas enteras, eran los museos universitarios. Pocas veces los museos locales recibían los materiales recuperados, ni los conocimientos generados a partir de su estudio. Los paradigmas científicos fueron cambiando con el surgimiento de la genética de poblaciones a partir de la década de 1960, y las arqueologías procesual y postprocesual durante las últimas décadas del XX. Dentro de las nuevas corrientes teóricas, en particular la Bioarqueología propuso distintas metodologías y marcos teóricos para abordar el estudio de los modos de vida tanto de personas singulares como de poblaciones pasadas, a partir del estudio de sus restos óseos y dentales. Por otra parte, la Arqueología Pública integró a las comunidades (locales, de pueblos originarios), sus intereses y demandas, no sólo durante los trabajos de campo, sino particularmente al momento de definir cuáles serán los lugares, sitios o restos materiales que consideran de valor, y, por lo tanto, deciden involucrar arqueólogos para su conservación, investigación y gestión. Para el caso de Córdoba, distintas comunidades locales (organizaciones no gubernamentales, vecinos) e instituciones públicas (museos, municipios, escuelas) fueron vinculándose con el Museo de Antropología –en adelante, MA-, y desde fines de 1990 se iniciaron trabajos que podría enmarcarse en esta disciplina, caracterizados por la respuesta que se brinda frente a la demanda de protección, recuperación y puesta en valor de recursos que ellos consideraban que debían ser patrimonializados. Se solicitaba la participación de arqueólogos frente al hallazgo fortuito, en la mayoría de los casos, de restos humanos. De esta forma, las comunidades eran integradas al trabajo arqueológico, participando en el campo, y luego en charlas y talleres de educación patrimonial donde se daban a conocer los resultados de los trabajos realizados. Las demandas se 18 | fueron incrementando con el paso de los años y el equipo fue cobrando una identidad propia. Pero no siempre los hallazgos tenían interés arqueológico, sino que en muchas ocasiones eran de interés forense, o se trataba de restos de fauna. En paralelo, las comunidades locales así como los pueblos indígenas quisieron conocer más sobre el modo de vida de los antiguos pobladores, y estos últimos, también dar a conocer sus trayectorias de vidas familiares con respecto a su identidad y memorias. Sin embargo, no fue sino hasta años recientes que desde el diálogo de saberes desarrollamos nuevas estrategias para poner en valor los conocimientos sobre los pueblos indígenas que tenían distintas comunidades (locales, indígenas). Desde esta perspectiva multivocal, se construyen saberes desde la comunidad científica- universitaria, la comunidad involucrada en el hallazgo (quién recibe las materialidades recuperadas, las custodia, en caso de haber museos públicos que puedan alojarlas) y los pueblos indígenas. De estos intercambios se crean colectivamente propuestas museológicas y educativas que posibilitaran dar a conocer estos nuevos conocimientos en distintos formatos (museográficos, audiovisuales, publicaciones). Así, se crearon y recrearon vínculos para la recuperación, la investigación y la gestión de restos humanos sensibles. Sobre estas estrategias, su puesta en marcha, alcances, logros y limitaciones, queremos reflexionar en este artículo. ¿cómo llegamos hasta aquí? el Programa Desde el MA se vienen desarrollado diversos proyectos que buscan dar respuesta a distintas demandas de comunidades extra-universitarias en tanto considera que su misión, más allá de reunir, conservar, investigar y exhibir, dentro de un marco científico actualizado y crítico, objetos culturales y antropológicos, es también la de socializar sobre la cultura de las sociedades indígenas y locales, pasadas y contemporáneas, como una manera de fomentar el respeto hacia otros modos de vida (Reglamento Expediente 12/02/24545). Desde la fundación del Instituto de Arqueología, Lingüística y Folklore Dr. Pablo Cabrera en 1941, particulares, aficionados y arUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 19 queólogos habían llevado al Instituto restos humanos de origen arqueológico, que hoy forman parte de la colección bioantropológica de la Reserva Patrimonial del Museo de Antropología –en adelante, RPMA-. Si bien algunos restos fueron exhumados como parte de campañas llevadas adelante por arqueólogos, otra gran mayoría de restos ingresaron sin datos de procedencia o contexto arqueológico. Sin embargo, no fue sino hasta fines de 1990 que frente a este tipo de hallazgos fortuitos comenzaron a trabajar arqueólogos y antropólogos para su recuperación. A partir de 1996, y respondiendo a demandas de las comunidades, en el Museo se implementó el equipo de Arqueología de Rescate que ha venido desarrollando de forma ininterrumpida salvatajes arqueológicos, estudios de patrimonios locales, asesoramiento legal, peritajes y capacitación y formación a distintos componentes de la sociedad civil e instituciones públicas (policías, guardaparques, docentes, estudiantes y trabajadores de la cultura). Entre los años 2004 y 2011 se obtuvieron subsidios de la Secretaria de Políticas Universitarias del Ministerio de Educación de la Nación, y el aval de la Secretaría de Extensión Universitaria (UNC) para llevar adelante diversos proyectos que vinculaban al museo como institución universitaria con distintas comunidades del interior provincial. En el año 2011 se formalizó el Programa de Arqueología Pública1, dependiente de la Secretaria de Extensión Universitaria de la Facultad de Filosofía y Humanidades, y del MA. Se planteó el trabajo con comunidades del Noreste de Córdoba frente al hallazgo de restos arqueológicos, a través de la realización de tareas de rescate arqueológico, investigación y educación patrimonial. Se pretendía generar propuestas culturales para dar a conocer, conservar y difundir el patrimonio regional como soporte de la memoria y su identidad (Zabala y Fabra 2012). 1 Programa “Arqueología Publica: patrimonio arqueológico y derechos culturales en el Noreste de la provincia de Córdoba”, Dirección Mariana Fabra y Mariela Zabala (Res. HCD 267/11 y 955/11). 20 | En 2017 se revalidó el programa2, y se propuso trabajar desde nuevas perspectivas teórico-metodológicas que permitieran superar la falsa dicotomía entre la bioarqueología o la arqueología pública como disciplinas disociadas, integrando la investigación, la transferencia, y la gestión de este tipo particular de restos sensibles como partes de un mismo proceso, transitado en conjunto con los pueblos originarios y los entes gubernamentales. En el marco de dicho programa, se obtuvo un subsidio del Ministerio de Ciencia y Técnica del Gobierno de la Provincia de Córdoba para desarrollar un proyecto de transferencia de los resultados de la investigación científica, titulado Historias escritas en los huesos. Los pobladores de la costa sur de la Laguna Mar Chiquita. Se diseñó y puso en itinerancia una muestra museográfica, un audiovisual y un libro (Fabra y Zabala 2019) cuyos guiones tienen como base los resultados de los trabajos bioarqueológicos realizados en el Noreste cordobés, pero que en su escritura se incorporaron los intereses y saberes que transmitieron vecinos, trabajadores de museos y miembros de pueblos originarios en el marco de talleres extensionistas. Durante 2018 y 2019 la muestra ha recorrido trece museos que forman parte de la Asociación Amigos del Patrimonio Histórico de Ansenuza, Suquía y Xanaes (APHA). recuperar, estudiar, gestionar: el trabajo con restos sensibles. Desde el año 2009, todas las tareas de recuperación de restos humanos en la provincia de Córdoba se realizan en el marco del convenio firmado entre el Poder Judicial, el Equipo Argentino de Antropología Forense y la Facultad de Filosofía y Humanidades (Fabra y Ginarte 2009). Frente al hallazgo de restos óseos, en cualquier lugar de la provincia, dicho convenio promovió la creación de un equipo multidisciplinario, formado por bioarqueólogos, antropólogos forenses, historiadores, biólogos, médicos forenses, y estudiantes de antro- 2 Programa de Arqueología Pública (PAP): diálogos posibles entre comunidades -locales, científicas, originarias- sobre restos humanos arqueológicos para su recuperación, conservación, investigación y gestión -Noreste provincia de Córdoba-, Dirección Mariana Fabra y Mariela Zabala (Res. HCD 384/17). UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 21 pología, para llevar adelante el trabajo de identificación, en campo, del tipo (humanos o no) y origen (arqueológicos, históricos, forenses) de restos óseos denunciados (Figura 1a, 1b). Los integrantes del PAP forman parte del equipo que lleva adelante dichas tareas, coordinado por Mariana Fabra. La importancia de la creación de dicho equipo radica en que permite el trabajo conjunto de distintos profesionales con miradas disciplinares propias, quienes pueden dar cuenta en el lugar del hallazgo de información valiosa para interpretar la antigüedad relativa de los restos, su pertenencia a población arqueológica o actual, o a fauna. Una vez en laboratorio, los restos son acondicionados, teniendo en cuenta criterios y técnicas de conservación preventiva (Figura 1c), y se analizan aplicando distintas metodologías bioantropológicas que permiten por un lado, confirmar si se trata de un único individuo o de varios, y así obtener datos sobre la biología individual de la persona (determinar sexo, estimar edad, lateralidad, estatura, estado general de salud tanto bucal como general, a partir del relevamiento de distintas patologías). Esta información, que únicamente puede obtenerse del análisis de los restos tanto dentales como óseos, permite reconstruir no sólo la osteobiografía individual, situada temporal y espacialmente, sino que, al trabajar con un conjunto de restos podemos aproximarnos al conocimiento del estilo de vida de una población arqueológica determinada. Como se mencionó anteriormente, una vez que los restos humanos son definidos como arqueológicos, pasan a formar parte, de forma transitoria, de la RPMA, o desde 2010, se encuentran alojados en la sede del Área de Arqueología de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Agencia Córdoba Cultura S.E. En estas Reservas Patrimoniales, el manejo y gestión de los restos sensibles implica la toma de decisiones respecto a su conservación, su estudio, y su puesta en valor y políticas de accesibilidad, así como aspectos éticos, considerando los lineamientos de los códigos deontológicos (AAPA 2003, AABA 2007, AAPRA 2010) y la legislación provincial y nacional respecto a estos restos. Desde el 2005 se llevó adelante un Plan de Manejo de la colección bioantropológica del MA (Bonnin y Quiroga 2007; Fabra 2007), realizando acciones de conservación preventiva e investigación his22 | Figura 1. a) Trabajos de recuperación de restos sensibles en el sitio 226/19 Campo Piergentilli, Capilla del Carmen. Febrero de 2019; b) sitio 327/19 Rucalhue, Las Bajadas. Marzo de 2019, c) trabajos de limpieza y análisis bioarqueológico, d) y e) puesta en valor de las colecciones de restos sensibles alojadas en la Reserva Patrimonial del Museo de Antropología. tórica (Bonnin 2008) y bioantropológica, con el fin de poner en valor la colección, en un marco de respeto y atendiendo a normativas éticas manifestadas por diversos organismos. En el año 2015 se realizó el traslado y acondicionamiento de los restos hacia un nuevo espacio físico, dentro de la RPMA (Reserva E, Figura 2d, 2e). Si bien estas acciones contribuyeron a poner en valor la colección, no fue sino hasta 2019 que se obtuvo financiamiento para llevar adelante un proyecto por cuatro años, que permitirá el estudio integral de la colección com- UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 23 pleta de restos humanos que se encuentra alojada en la RPMA3. Este proyecto, que incluye distintos pasos de la gestión de las colecciones bioarqueológicas, integra por primera vez el estudio bioarqueológico de los restos, el análisis del acervo documental del MA vinculado a la formación de esta colección y entrevistas a los colectores o investigadores que tuvieron participación en su formación. Esta investigación suma la mirada de la Antropología Social y la Historia para la reconstrucción de la historia de la colección y sus colectores. La RPMA posee un total de 373 lotes o cajas conteniendo un numero aun no estimado de individuos, procedentes de distintos sitios arqueológicos de las provincia de Córdoba, Catamarca, Santiago del Estero, Buenos Aires, Neuquén, Entre Ríos y Salta. Así, este proyecto se plantea no solo la puesta en valor de esta gran colección, otorgándole información bioantropológica y documental a cada lote, sino reconstruir y poner en valor un campo disciplinar que históricamente ha sido estigmatizado por su modo de generar conocimientos acerca de las poblaciones humanas. También, interesa, reconociendo el derecho de los pueblos sobre sus antepasados, poner esta información a disposición de los pueblos indígenas de Córdoba. Cambios en las leyes que modificaron nuestras prácticas Con la vuelta a la democracia en 1983, como afirma Briones, se dio un proceso de juridización de los derechos indígenas a la diferencia cultural, ligado a que se los empieza a ver como derechos humanos, aunque con especialidad histórica y práctica propia (Briones 2005:9). Uno de ellos fue en la Reforma Constitucional Nacional de 1994 que reconoció “la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas argentinos”, y su “derecho a participar en la gestión de sus recursos naturales, así como de otro interés que los afecten” (art. 75º; inc. 17). También prescribe el dominio provincial sobre los sitios arqueológicos y la responsabilidad del Estado Nacional de fijar las políticas generales de protección que deben ser aplicadas en coordinación 3 24 | Mariana Fabra y Mariela Zabala, Proyecto “Restos Humanos en el Museo de Antropología (FFyH, UNC): perspectivas etnográficas y bioantropológicas en torno a su estudio y puesta en valor. Proyecto línea CONSOLIDAR, Secyt UNC 2018-2022. con las provincias. Luego se sancionó en el año 2001 la Ley 25517 por el Congreso de la Nación Argentina donde se legisla que los museos deben poner a disposición de los pueblos indígenas y/o comunidades “los restos mortales” de sus antepasados; y en caso de que no fueran reclamados deben “seguir a disposición de las instituciones que los albergan, debiendo ser tratados con el respeto y la consideración que brinda a todos los cadáveres humanos”. En el año 2003 se promulgó la ley nacional N° 25.743 de protección del patrimonio arqueológico y paleontológico, en cuya elaboración no tomaron parte las comunidades y su contenido no contempló las razones históricas de las mismas a la hora de decidir sobre estos bienes y lugares de valor patrimonial (Berberian, 2009). Esta situación generó el rechazo indígena, manifestado abiertamente con al apoyo de arqueólogos e investigadores en la Declaración de Río Cuarto del año 2005, donde en el marco del “Primer Foro Arqueólogos - Pueblos Originarios” se solicitó promover los mecanismos pertinentes para la revisión integral de dicha ley y su posterior modificación después de un proceso de debate entre todos los interesados que no fueron consultados al momento de su elaboración (Declaración de Río Cuarto 2005). Desde entonces, los pueblos indígenas de la provincia se han ido organizando cada vez más, conformando distintas comunidades –Comechingonas, Ranqueles y Sanavironas- obteniendo en el año 2015 reconocimiento legal en la jurisdicción a través de las leyes 10.316 de creación del “Registro de Comunidades de Pueblos Indígenas de la Provincia” cuya reglamentación por decreto 1260/2017 definió la conformación del Consejo de Comunidades de Pueblos Indígenas de la Provincia de Córdoba, y la Ley 10317 de Adhesión a la ley nacional 25517 de restitución de restos mortales aborígenes con el agregado de los ajuares funerarios. Desde la comunidad de antropólogos (bioantropólogos, sociales y arqueólogos) se generaron talleres con el objetivo de generar espacios de información, discusión y debate acerca de los alcances de la ley 25.517 y el decreto 701/10, así como las implicancias que tenia dicha normativa en la práctica profesional. Los “Talleres de Discusión sobre Restitución de Restos Humanos de interés Arqueológico y Biantropológico” (TaDIRH) se realizaron en Buenos Aires (2011), Mar del Plata (2012), Olavarria (2013), La Plata (2014), Córdoba (2015) y Necochea (2017). En Córdoba se invitó por primera vez a los miembros UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 25 de los pueblos indígenas a participar del Taller (Endere et al. 2014). Este desarrollo de la normativa legal y la constitución de las organizaciones indígenas supone nuevos horizontes para la arqueología de la provincia, dónde la relación entre investigadores y comunidades parece ineludible. Estas normativas reconfiguraron el modo de vincularse los trabajadores de museos, investigadores, docentes, estudiantes y pueblos indígenas. Asimismo, en las prácticas museológicas, educativas, de investigación y extensión en el nivel superior. Formar: el acompañamiento de estudiantes de grado y postgrado desde una perspectiva extensionista En el marco de los proyectos de investigación y programas de extensión mencionados, que involucran el trabajo bioarqueológico y la arqueología pública, se formaron 7 tesistas de grado, 4 de postgrado –doctorado y postdoctorado-, 1 becaria de extensión, 3 becarios CIN-SPU, 30 ayudantías alumnos y 7 adscriptos de las carreras de Historia, Geografía, Biología, Geología y Antropología. Asimismo, han contado con la participación de estudiantes de grado y postgrado de universidades extranjeras (Universidad de Leiden, Holanda -2008y Huelva, España, 2017). Estos trabajos de investigación y extensión han abierto nuevos campos de estudio en torno a los restos humanos, los museos y los pueblos originarios, así como metodologías de investigación que han articulado la arqueología, la antropología social, la bioantropología, la museología y la educación desde una perspectiva extensionista. Para citar algunos casos, la tesista doctoral Valería Martín, de la Universidad de Huelva España, hizo una Estancia durante 2017 y realizó trabajo de campo en la localidad de Miramar para conocer qué entienden por patrimonio. Para lo cual desarrollamos metodología apropiada para el caso de estudios (Figura 2a, b). En el año 2017, Julieta Bellis obtuvo una beca de extensión universitaria (SEU-UNC) en la que se acompañó la itinerancia de la muestra generada mediante un PROTRI, con un ciclo de talleres destinados a guías, trabajadores de museos, docentes y estudiantes de nivel superior para dialogar acerca de qué y cómo estudia la arqueología, 26 | el ámbito de incumbencia del arqueólogo/a y bioantropólogo/a, y el manejo y gestión de restos óseos humanos de origen arqueológico, así como el modo de vida de pueblos originarios de la región (Figura 2c, d, e, f, g). Los talleres se plantearon como instancias activas, en donde guías, trabajadores, docentes y alumnos eran constructores de Figura 2. a) y b) Flyers de difusión de los talleres sobre mapeo al paso y diagnóstico patrimonial participativo, a cargo de la becaria Valeria Martin Silva (abril de 2017), c) Flyer de difusión de los talleres sobre patrimonio bioarqueológico, d), e) f) y g) talleres realizados en las localidades de Miramar, Balnearia y La Puerta, a cargo de la becaria Julieta Bellis (abril, mayo y junio de 2018). UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 27 nuevos guiones a partir de sus saberes y las propias colecciones que posee cada museo. La intención era ofrecer información actualizada sobre la arqueología y bioarqueología, para la provincia de Córdoba, generada en conjunto en un diálogo de saberes. Con el intercambio que se generó en los talleres se diseñó un material didáctico con forma de cuadernillo, que ofrece contenidos sobre los pueblos indígenas de Córdoba y conceptos como etnia, pueblos indígenas y cultura. Los destinatarios son los trabajadores de museos y docentes de todos los niveles del sistema educativo. El “diálogo de saberes” como estrategia para poner en tensión la palabra y construir nuevos relatos sobre el pasado Acordamos con Hernández Rincón y colaboradores (2017) respecto a la conceptualización del diálogo de saberes, como herramienta cualitativa que permite generar conocimientos a partir de la participación de distintos actores, desde abordajes que faciliten la comprensión y apropiación de los conocimientos compartidos. Desde la metodología de la Investigación Acción Participativa, se plantea la interacción entre distintos actores para el reconocimiento de los problemas de su territorio, y donde el conocimiento se genera durante todo el proceso (Salas 2012; Merçon et al. 2014). Es en estos espacios de diálogo donde los saberes locales, entendidos como “…las representaciones y prácticas compartidas, reproducidas informalmente, arraigadas en tradiciones particulares y circunscriptas territorialmente” (Hersch Martínez 2007: 180), adquieren valor. En este nuevo contexto organizamos el conversatorio en 2017 “Arqueología pública como espacio de colaboración intercultural en la gestión del patrimonio” e invitamos a la colega Mónica Montenegro. De este espacio participaron estudiantes de grado y miembros de pueblos indígenas. Ahí conocimos experiencias de trabajo en la Quebrada de Humahuaca donde participaban comunidades indígenas, universitarios y miembros del Estado en la generación de políticas patrimoniales. 28 | Ese año, bajo el lema “Decir lo indecible en los museos” en el día internacional de los museos, participamos en la organización de la “Mesa de diálogo Comunidades Indígenas y Museo de Antropología”. En esta ocasión visitamos la Reserva Patrimonial del Museo y conversamos acerca de las políticas de custodia, resguardo y documentación de los restos humanos. Dando continuidad a estos intercambios generamos el espacio “Voces desde y sobre los pueblos indígenas: Conversatorio sobre los modos de vincularnos entre miembros de comunidades originarias y científicas en relación a los restos humanos” se realizó el 25 de octubre de 2018, en el marco del seminario taller “Espacios “entre”: desde la bioarqueología al entramado con otras trayectorias”, a cargo del Dr. Ricardo Guichón y las Dras. Mariela Zabala y Mariana Fabra (Figura 3a, 3b y 3c). Se pensó como un lugar de encuentro para compartir la realidad de los pueblos indígenas hoy y aquí en Córdoba, para pensar posibles acciones conjuntas. Participaron más de 50 personas, entre miembros de pueblos indígenas de la provincia de Córdoba (comunidad Aravela, Comunidad Timoteo Reyna, Comunidad Mampa Sacat, Comunidad de la Toma), del Consejo de Pueblos Indígenas de Córdoba, de la Secretaría de Patrimonio de la Agencia Córdoba Cultura, museos públicos agrupados en Asociación Civil Amigos del Patrimonio Histórico de Ansenuza, Suquía y Xanaes, Policía Judicial, Instituto de Culturas Aborígenes, alumnos y docentes de la Facultad de Filosofía y Humanidades. Luego de las presentaciones, se discutió acerca de las modalidades de trabajo frente al hallazgo de restos humanos, la legislación vigente, el interés de los pueblos indígenas en participar de dichos trabajos o ser informados en lo inmediato sobre dichos hallazgos, entre otros temas. Desde lo académico tuvo la innovación de trabajar la docencia de posgrado junto a la de grado, la investigación y la extensión. Es decir, tuvo un momento de pensar junto “con” el “otro” en una instancia de formación universitaria. Más recientemente, el hallazgo fortuito de restos humanos en la localidad Villa Cerro Azul avivó tensiones y disputas en torno a territorios y espacios de memoria por parte de los vecinos, comunidades indígenas y propietarios privados. En febrero de 2019 se realizó la recuperación de restos óseos humanos, restos faunísticos y fragmenUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 29 Figura 3. a) b) y c) Conversatorio “Voces desde y sobre los pueblos indígenas: Conversatorio sobre los modos de vincularnos entre miembros de comunidades originarias y científicas en relación a los restos humanos” octubre de 2018; d) y e) Conversatorio sobre el pasado indígena de Córdoba en la Comuna Cerro Azul. Mayo de 2019. tos de cerámica en un terreno privado ubicado frente a la costanera de la comuna Cerro Azul, del cual tomaron conocimiento miembros de pueblos indígenas de la región y solicitaron la intervención del equipo para su recuperación. Los restos ingresaron al Instituto de Medicina Forense con el numero “243/19 Cerro Azul” y actualmente se encuentran en la sede del Área de Arqueología de la Dirección de Patrimonio Cultural de la Agencia Córdoba Cultura S.E. La emergencia de los pueblos indígenas en Córdoba es un proceso complejo, en el cual las disputas e intereses sobre un tipo particular de materialidades, en este caso, los restos sensibles de los que 30 | son considerados ancestros para los pueblos indígenas cobran valor y significado, para distintas comunidades. Como equipo que trabaja sobre restos óseos sensibles, las memorias y las identidades, nos pareció importante ofrecer un espacio para abordar estos temas. En el marco del día Internacional de los museos, y bajo el lema “Los Museos como ejes culturales: El futuro de la tradición” el PAP co-organizó un conversatorio junto a la comunidad indígena del Chavascate, la comunidad Comechingón Timoteo Reyna, y la comuna de Cerro Azul (Figura 3d, 3e) para dialogar sobre las investigaciones realizadas desde dicho programa, sino sobre los intereses de las propias comunidades indígenas de recuperar un espacio territorial, vinculado a esos restos y las tensiones generadas en torno a los intereses en juego, por parte de distintos actores, así como la posibilidad de solicitar la restitución de los restos y las materialidad asociadas. También acerca del pedido del lugar de ser declarado “reserva patrimonial” por el Estado Provincial. Participaron más de 30 personas, entre vecinos de las localidades cercanas, agentes inmobiliarios de la región y miembros de las comunidades indígenas. Hemos propiciado otros espacios, sea en el MA o en territorio, en donde el diálogo horizontal favorece la creación de nuevas historias sobre el pasado y el presente de los pueblos indígenas. Entrevistas realizadas a Cristian Bustos (comunidad Sanavirona Mampa Sacat, San José de la Dormida), a José Luis Giraudo (responsable del área arqueología, APHA) o a Hugo Giraudo sobre el uso de plantas nativas, sus propiedades alimenticias o curativas han permitido recuperar saberes que se suman con los hallazgos realizados desde investigaciones arqueobotánicas, y dan cuenta de largas tradiciones y usos compartidos por comunidades indígenas y locales. El diálogo de saberes también supone la creación de nuevas historias multivocales, la propia gestión y presentación de propuestas culturales y educativas, generados en el marco de esta perspectiva. Durante 2018 y 2019 la muestra itinerante Historias escritas en los huesos. Los pobladores de la costa sur de la Laguna Mar Chiquita ha itinerado por los museos públicos de las localidades de Miramar, Balnearia, La Puerta, La Para, Villa del Rosario, Miramar, Colonia Marina, Altos de Chipión, Las Arrias, La Paquita, Marull, Arroyito, UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 31 siendo visitada por más de 1000 alumnos aproximadamente de nivel inicial, primario y secundario y superior. Si consideramos el público general que la ha recorrido, el número de visitantes superaría el millar (Figuras 4a, 4c). En una de las inauguraciones, en el Museo de Arroyito, la presentación de la misma fue realizada por parte de uno de los guías de museos de la localidad, y responsable del área de arqueología de APHA, el señor José Luis Giraudo (Figura 4b). En dicha presen- Figura 4. a) Flyer de difusión del ciclo cultural “Valorizando quienes somos” en la localidad de Arroyito; b) Inauguración de la Muestra a cargo del Sr. José Luis Giraudo, en el Museo Histórico Municipal Juan Domingo Mercado, Arroyito. Diario la Voz de San Justo, 3 de mayo de 2019; c) alumnos de nivel inicial de la Escuela Manuel Belgrano visitando la muestra (Arroyito, Córdoba). Mayo de 2019. tación, dió cuenta de los ejes conceptuales de la muestra itinerante, e información sobre los modos de vida de las poblaciones cazadorasrecolectoras y hortícolas de la región, desde hace 4500 años. También puso en valor el trabajo realizado en los talleres, que permitió la generación de nuevos guiones museográficos, que integran la información bioarqueológica generada desde el PAP con los saberes locales y las colecciones de los museos regionales. 32 | Reflexiones finales En estas páginas hemos querido transmitir la experiencia que desde el Programa de Arqueología Pública llevamos adelante en la provincia de Córdoba, relacionada con el trabajo con comunidades, en problemáticas que involucran a restos humanos, restos considerados materiales sensibles para los pueblos originarios de la provincia y reconocidos en tal carácter por los códigos de ética profesionales (ICOM 2004). En este ejercicio de revisión y reflexión crítica sobre nuestras prácticas, detectamos tanto fortalezas como debilidades que merecen atención. El continuado trabajo en territorio permitió construir, a lo largo de los años, lazos de confianza y vínculos no sólo entre las instituciones, en este caso, una institución universitaria e instituciones públicas y privadas de diversas comunidades del interior de la provincia, sino y particularmente entre las personas. Estas relaciones humanas generan la base sobre la cual es posible pensar el trabajo con las distintas comunidades interesadas e involucradas con los restos sensibles. Por ejemplo, el convenio de colaboración firmado entre el Poder Judicial y la Facultad de Filosofía y Humanidades, que permite el trabajo en terreno de forma interdisciplinaria, para poder contribuir a la identificación de los restos humanos y declarar su interés forense o arqueológico. Otras fortalezas radican en los recursos humanos involucrados en estos proyectos, posibilidad otorgada por el desarrollo de los distintos grados académicos de la disciplina antropológica en la Universidad Nacional de Córdoba. Dentro de las debilidades se podría mencionar la falta de presupuesto para actividades extensionistas que dificulta el trabajo en territorio, la falta de reconocimiento académico de la extensión en comparación con la docencia y la investigación, la falta de espacio físico en la RPMA o el propio MA para llevar adelante trabajos de laboratorio que involucren los restos sensibles. Recuperamos en esta reflexión la metáfora del rompecabezas, tal como lo plantea Ricardo Guichón (2017) para referirse al trabajo científico. En nuestro caso, el estudio de las poblaciones humanas que habitaron la provincia de Córdoba desde al menos 5000 años plantea desafíos no sólo metodológicos, propios de las disciplinas que nos permiten su estudio, sino relacionales, que apuntan a las comunidades con las que nos vinculamos, cómo lo hacemos, cómo construimos los UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 33 saberes desde una perspectiva multidisciplinar y multivocal. La metáfora del rompecabezas alude al intento de reconstruir e interpretar una imagen, en este caso, los modos de vida de las poblaciones que vivieron en esta región a lo largo del tiempo, atendiendo al encaje de diversas piezas, que no siempre ocuparan el mismo lugar, tendrán la misma forma o relevancia, mostraran la misma parcialidad de ese todo. Por piezas del rompecabezas, entendemos cada parte de ese todo, que integrado permitiría reconstruir esa imagen que nos interesa conocer: los propios restos sensibles, las estrategias para su recuperación, estudio, conservación y gestión, las comunidades involucradas e interesadas en esta problemática (científica, locales, originarias), los saberes y cosmovisiones sobre los pueblos indígenas. Quizás el desafío sea entender que, en ese engranaje de piezas, no interpretaremos una única imagen, sino tantas y multidimensionales como actores involucrados. El desafío radica, entendemos, en ejercitar la reflexividad sobre nuestra práctica. Mirar hacia atrás permite pensar acerca de las líneas o problemáticas que le dan continuidad al trabajo sobre estas materialidades sensibles, pero también detectar cómo cambiaron las preguntas o enfoques. Desde planteos que centraban el interés en la perspectiva del patrimonio y el valor de los restos para las comunidades locales, a entender su estudio y puesta en valor como parte del ejercicio de los derechos culturales de las comunidades involucradas, y más recientemente, situarnos desde el diálogo de saberes para construir conocimientos sobre las poblaciones humanas que habitaron Córdoba desde al menos 5000 años. Coincidimos con Pacheco (2004) en pensar las prácticas extensionistas como espacios de construcción conjunta, solidarios y comprometidos con los sectores sociales con los que co-construimos la sociedad en la que vivimos. En donde son necesarios otros, activos, participantes, protagonistas, para construir conocimientos. A lo que agregaríamos que dichos espacios deben ser pensados, o caracterizados, como escenarios complejos (Guichón 2016; Lederach 2006). Las estrategias que desarrollemos para trabajar, desde esos escenarios, deben considerar el respeto por las múltiples miradas y el diálogo horizontal que permita pensarnos y pensar esas interpretaciones sobre el pasado, en tono multivocal. 34 | agradecimientos Las autoras desean agradecer profundamente a todas las personas e instituciones que a lo largo de estos años acompañaron y posibilitaron el trabajo del PAP: a Asociación Civil Amigos del Patrimonio Histórico de Ansenuza, Suquía y Xanaes, en particular a los Museos Histórico Municipal de La Para y al Museo de Ciencias Naturales Aníbal Montes de Miramar de la región de Ansenuza Aníbal Montes. Especialmente a José Luis Giraudo, Hugo Giraudo, Cristian Bustos, Horacio Pereyra, Mario Tulian, Carlos Loza y Julia Marta Ceballos por la activa participación en distintos espacios de encuentro, y trabajos de campo. A la Secretaría de Extensión Universitaria (FFyH, UNC) y al Museo de Antropología, por su acompañamiento en las actividades. A Ricardo Guichón y Mónica Montenegro, por ayudarnos a pensar desde otros lugares la propia trayectoria y práctica. A los integrantes del PAP, quienes con su compromiso y participación hicieron posible las actividades presentadas en este trabajo (por orden alfabético): Lucia Aichino, Ana Paula Alderete, Julieta Bellis, Florencia Benedetti, Romina Canova, Samia Cortes, María Cristina De Carli, Lucas D´Agostino, María Eva Stefania Ferreyra, Lucia Giraudo Andrade, Claudina González, Eduardo Pautassi, Darío Ramírez, Julia Re, Soledad Salega, Aldana Tavarone y Paloma Zarate. Bibliografía AAPRA. (2010). Código de Ética de la Asociación de Arqueólogos Profesionales de la República Argentina. AAPA. (2003). Code of Ethics of the American Association of Physical Anthropologists. Approved by the AAPA Membership at the annual business meeting on April 25. 2003. http://www.physanth.org/ association/position-statements/ethics.pdf AABA. (2007). 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Decreto reglamentario 484/1983. 1983. Ley Provincial N° 10.316 de creación del “Registro de Comunidades de Pueblos Indígenas de la Provincia”. 2015. Decreto reglamentario N° 1260/2017. 38 | dIáLoGos en onGamIra. de arqueoLoGías, hIstorIas y museos * Roxana Cattáneo y Andrés Izeta - 4 resumen En este capítulo se presenta la historia reciente de las investigaciones arqueológicas en el valle de Ongamira a partir del proyecto iniciado en el año 2010 en el seno del Museo de Antropología (FFyH/ UNC) y el Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR CONICET/UNC). Se realiza una breve síntesis de los pormenores de las investigaciones, llevadas a cabo por un equipo multidisciplinario, los objetivos, intereses y un breve resumen de las actividades en el marco de la construcción de saberes con la comunidad. De los procesos de dialogo con los habitantes del valle, ya sea individualmente o a través de experiencias en la escuela rural del valle, el museo local, o con los visitantes a los sitios arqueológicos trabajados, se plantean algunas reflexiones sobre nuestro quehacer diario como investigadores. También repasaremos aquí algunas ideas en relación con ese dialogo que nos interpela en la construcción de identidades locales. Palabras clave: arqueologías, escuela rural, sitio visitable, muestra itinerante, Ongamira. Introducción La arqueología no es una disciplina científica inocente. La arqueología situada desde el sur global, en el marco de una antropolo*4 Instituto de Antropología de Córdoba (CONICET-Universidad Nacional de Córdoba) y Departamento de Antropología, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina. E-mail: roxanacattaneo@gmail.com, andresizeta@gmail.com UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 39 gía que hace años inició su proceso de descolonización, asume como ciencia un compromiso ético para la construcción de una sociedad pluricultural. Esta es nuestra postura y desde ese lugar en el año 2010 iniciamos un nuevo proyecto de arqueología en una región que en ese momento nos era ajena: el valle de Ongamira en el norte cordobés, Argentina. Si bien han pasado casi diez años desde el inicio del proyecto hasta el momento de escribir estas palabras, este capítulo no representa el cierre de una etapa sino más bien un momento de síntesis y reflexión acerca de los diálogos con la comunidad alcanzados por el equipo del Proyecto Arqueológico Ongamira. Transcurrido este lapso, aquel grupo conformado por dos arqueólogos de distintas trayectorias, en la Patagonia (RC) y el NOA (AI), y un grupo de estudiantes de la Universidad Nacional de Córdoba, se ha transformado en un equipo interdisciplinario cuyo interés se centró en abordar una problemática algo descuidada en la región del norte de la provincia de Córdoba que era el estudio de las sociedades cazadoras-recolectoras o “forrajeadoras”. Este tema, analizado entre los años ‘40 y ‘60 por varios estudiosos (por ejemplo, el Ing. Aníbal Montes (1943), el Dr. Osvaldo FA Menghin (1954) o el Dr. Alberto Rex González (1943, 2008) fue central para ese momento de la arqueología argentina cuando cronologías e industrias o culturas estaban siendo interpretadas para el armado de un modelo prehistórico del poblamiento humano. No sería hasta los años ´70 que primero Marcellino (2001) y luego a mediados de los años ochenta, en un valle vecino, el de Copacabana, Laguens, Bonnin y equipo (1987) centraran su interés en la arqueología de esta zona, aunque desarrollando un programa (conocido como “Chuña”) más bien relacionado con estudios de sociedades más tardías, probablemente con otras formas de organización, pero ubicando su interés en la posibilidad de la aplicación de tecnologías tradicionales para el desarrollo local. Esto tuvo su continuidad espacial, aunque no temática en los trabajos de Sario y equipo en años recientes (2017) y de autores interesados en el arte rupestre de la región (Pastor y Tissera 2016). 40 | Sin embargo, en particular para Ongamira, y cincuenta años después, el crecimiento tanto teórico como metodológico de la ciencia arqueológica, ha permitido que abordemos la temática del estudio de las sociedades pretéritas desde otras perspectivas y en ese sentido el cambio paradigmático fundamental, al menos para nosotros, es que esperamos que sea un aporte al conocimiento no sólo de los pueblos originarios que ocuparon esos lugares y al análisis de los paisajes que fueron habitados sino también a la percepción que hoy tenemos y construimos de esas sociedades, así como esas interpretaciones son utilizadas en la construcción de las identidades locales y para la preservación de una memoria situada. Es esta percepción, delicada, múltiple y variable, con la que hemos entrado en diálogos diversos. De ellos han surgido riquísimas experiencias y aquí abordaremos algunos ejemplos. Figura 1. Área de estudio. Localización de los sitios arqueológicos identificados durante la realización de las investigaciones del Equipo Proyecto Arqueológico Ongamira. El valle se sitúa 27 km al norte de la ciudad de Capilla del Monte, Córdoba Argentina. UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 41 marco del proyecto arqueológico En 2009 el Dr. Andrés Laguens (CONICET-UNC) nos llevó en visita guiada, junto a un profesor invitado a la Universidad Nacional de Córdoba, el Dr. Robert Kelly (University of Wyoming) y la Lic. Nora Flegenheimer (CONICET- Área de Arqueología de la Secretaria de Cultura de Necochea) a conocer el valle de Ongamira. A partir de ese momento comenzó a cristalizar un nuevo proyecto arqueológico, que se iniciaría en 2010. La orientación del proyecto tenía un objetivo preciso y era contribuir –a partir de un enfoque multidisciplinar y con nueva información arqueológica– a la discusión de los modelos de ocupación humana para las Sierras Pampeanas Australes desde ese lugar particular, el valle de Ongamira, donde años atrás se habían planteado cambios, discontinuidades y procesos de complejización social durante los últimos doce mil años (e.g. Cattáneo 1992-1994; Laguens y Bonnin 2009; Cattáneo e Izeta 2016). Los resultados serían integrados a la problemática del estudio de las ocupaciones humanas, la relación con rocas, animales y plantas de grupos cazadores-recolectores, desde una perspectiva temporal amplia y espacial regional (Cattáneo et al.1994, Izeta et al.2017, Caminoa 2016, Cattáneo e Izeta 2016, Costa 2015, Robledo 2014; Sario et al.2017). Un resultado necesario –producto del enfoque interdisciplinar– era la obtención de datos y generación de información de grano fino de carácter biológico (sobre plantas y animales) y geológico tanto de proveniencia cuaternaria, como de rocas duras, para una región poco estudiada a esta escala de detalle, por lo que creíamos que la formación de un grupo de trabajo con distinta trayectoria e intereses era indispensable. En este último sentido el abordaje a la escala espacio- temporal debía ser aquella que nos permitiera interpretaciones en un paisaje que entendemos ha sido socialmente/culturalmente comprendido (Lock y Molineaux 2007). Así, el proyecto se inició en una microescala o microcosmos, “escala corporal” en el sentido de Costall y Dreier (2006), de arqueología de sitio, para entender el mundo material en relación al cuerpo, a los gestos de uso, a los modos de hacer (o habitus, sensu Bordieu [1980] 1991:92) para luego habilitarnos a interpretar distintos universos de experiencias en esos paisajes. 42 | Una de las discusiones actuales sobre esta mirada es que el concepto de habitus es operativo para explicar por qué las personas se comportan de forma similar cuando comparten una cierta experiencia o posición social, pero no para explicar por qué se comportan de forma diferente y en este sentido creemos que desde una mirada diacrónica que involucra varios aspectos (e.g. la agencia de los objetos; los paleoclimas, paisajes y su variabilidad; las relaciones macro-regionales con otras formas de organización social; entre otros) podremos sumar ideas en un modelo antropológico sobre la variabilidad humana durante el Holoceno. Dentro de ese marco de intereses y preguntas el proyecto avanzó desde una perspectiva que considera estudiar una forma de vida nomádica, o semi-nomádica, en sociedades que han sido caracterizadas como poseyendo un ethos igualitario. Sin embargo, como dijimos anteriormente, estas sociedades no se encontrarían aisladas de los cambios que a nivel suprarregional se están planteando durante todo el Holoceno (e.g. Izeta et al.2017, Morales et al.2009, Walker et al.2012). También, la definición de una escala de trabajo involucra otros aspectos: “Ancient hunters pursuing game or navigating through unfamiliar territory seized the opportunity to climb hills and mountains in order to see a greater expanse, prospects that many of their societies also associated with the sacred. This duality of perception and belief suggests that the visualization of the cosmos, the apprehension of the world beyond human space and time that underpins and validates religions, is also, rather humbly, an issue of scale.” (Lock y Molineaux 2006:2). Sobre esto y otros temas relacionados es aún poco lo que se conoce, especialmente para los primeros miles de años de ocupación humana en las Sierras Pampeanas, comenzando por los componentes biológicos que formaron estas poblaciones (Nores y Demarchi 2011, Nores et al.2011), aspectos sobre la continuidad o discontinuidad de las ocupaciones (Nores et al.2016) e incluso a veces opiniones contrapuestas sobre estos procesos de colonización de espacios y paisajes UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 43 (e.g. Berberián y Rivero 2012, Laguens y Bonnin 2009; Laguens y Alberti 2019). Pensamos entonces que aportar nueva información que ayude a comprender tanto los procesos macro a nivel paleoambiental (e.g. Carignano 1999, Piovano et al.2009) como estudios de detalle irían completando el marco necesario e indispensable para discutir la variabilidad que viene siendo descripta desde el inicio de las investigaciones en el área (ver resumen en Cattáneo et al. 2016). Hoy (2019) el proyecto se sitúa en una mesoescala con una apertura a la exploración de nuevos espacios habitados/transitados y el desarrollo de temáticas específicas por parte de becarios doctorales y de grado y un gran número de colaboradores de diversas disciplinas (biología, paleontología, geología, química y física) sin los cuales esto no sería posible. Ahora bien, otra perspectiva integró los objetivos académicos del equipo y fue desde un primer momento la exploración de los sentidos que la/s sociedad/es del valle atribuían a los trabajos e interpretaciones arqueológicas. Resultado de ello y de los diálogos que comenzaron en 2010 es que se fueron definiendo necesidades por parte de instituciones (Escuela y museo locales) y por parte de pobladores. Familias que habitan estos espacios y que conocieron a los primeros arqueólogos de las décadas del 40 y 50, que estuvieron y aún están en el valle y sentían y nos proponían –demandaban– una “devolución”, adeudada decenas de años por parte del mundo académico, tanto de materiales arqueológicos como del producto de las investigaciones. En este sentido, existía una mirada negativa hacia la arqueología, por un sentimiento de despojo debido a las excavaciones arqueológicas que retiraron materiales del valle y nunca volvieron, ni materiales, ni explicaciones. Es decir, este es el contexto en el cual se inicia el trabajo de investigación. Entendemos a la arqueología como parte de una disciplina científica inmersa en una realidad donde se construyen sentidos, interpretaciones en un diálogo constante con las comunidades donde se desarrolla. Es así que, en nuestro campo de conocimiento arqueológico, a estas construcciones se las reconoce como un espacio específico, la Arqueología Pública. Este espacio en Argentina, según Bonnin (2015), se ha ido consolidado en los últimos años. Sin embargo, diversos es44 | tudios (e.g. Izeta y Cattáneo 2018) dan cuenta de la poca representatividad de este tipo de aproximaciones en la práctica arqueológica nacional donde, por ejemplo, para el periodo 2014-2016 sólo menos del 6% de los temas de trabajo en CONICET se encuentra ligado a esta perspectiva. Esta situación contrasta con la definición de arqueología pública (e.g. Merriman 2004) en la que debemos asumir que toda la arqueología es pública, por lo cual debemos interpretar que solo una porción muy pequeña de los arqueólogos se definen o implementan proyectos o acciones dirigidas a este campo disciplinar. Esta situación no debe ser magnificada ya que este tipo de práctica y aproximación desde la arqueología viene siendo implementado desde hace relativamente poco tiempo (Salerno et al. 2016). Efectivamente, mucho del desarrollo de la arqueología pública se debe a cuestiones locales que han desembocado en la necesidad de hacer este tipo de arqueología: la relación entre arqueólogos y comunidades (en el sentido amplio, pero también más específicamente en el de las Comunidades Originarias); las actividades de divulgación o transmisión de conocimientos arqueológicos a través de la educación formal y no formal; la necesidad de intervenir en estudios de impacto arqueológico; y la necesidad de utilizar nuevas formas de comunicación a partir de la relación con grupos de interés diverso, entre otros casos, han determinado el desarrollo desigual de la Arqueología Pública. En este marco, entendemos que la cultura material es un significante importante para la comunidad de Ongamira, donde la pérdida del patrimonio es constante e incluye la formación de un vacío en la memoria colectiva que, de no recuperarse, se traduciría en una re-significación de la identidad local. Entonces, con este doble propósito, la vinculación con los intereses y las necesidades comunitarias, así como el poner en colectivo los resultados de las investigaciones no únicamente en ámbitos académicos esperábamos abordar esa problemática con una mirada integral, con un compromiso de acceso inclusivo. Es así que con los tiempos que demandan las investigaciones o la solicitud de financiamiento específico para proponer profesionalmente respuestas se fueron llevando a cabo de manera paulatina una serie de acciones concretas que detallaremos a continuación, pero que UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 45 no cierran ese camino abierto en 2010, que aún transitamos. Con dificultades y aciertos pensamos que es un sendero complejo que nos relaciona e interpela como personas, pero también pone en juego a las instituciones públicas de las que formamos parte, la Universidad Nacional de Córdoba y el CONICET. Creemos que es mucho aún el trabajo por hacer en este sentido, pues las exigencias hacia nosotros como profesionales sigue priorizando la publicación académica y desfavoreciendo las acciones con la comunidad al otorgar puntajes mínimos en sus sistemas de evaluación (por ejemplo, en informes, concursos y promociones), desconociendo su importancia e ignorando esa “mirada integral” y ese “diálogo” que tratamos de proponer como antropólogos. Experiencias realizadas. Metodología de abordaje al diálogo. ¿Cuáles han sido las intervenciones en ese terreno y que continúan creciendo a medida que se “tejen” los lazos con las comunidades locales? Se iniciarían en 2010 una serie de actividades, entre ellas podemos enumerar: 1.- Entrevistas no directivas, y encuestas sistemáticas y observaciones desde una perspectiva etnográfica a los pobladores locales y turistas (con la colaboración del Dr. Thiago Costa (UNC), el Prof. Gustavo Llanes (UNC), y la estudiante de Antropología (FFyH-UNC) Isabel Prado). Esta fue una de las primeras acciones llevadas a cabo con el fin de establecer contacto, diálogos, con los habitantes actuales del Valle de Ongamira y los numerosos turistas que visitan el lugar tanto en vacaciones de invierno como en verano. En este sentido estos contactos a través de entrevistas y encuestas nos permitió ir conociendo los habitantes, yuxtaponiendo sus miradas, complejizando el campo en torno a las ideas de pasado, patrimonio, arqueología y en este intercambio ellos pudieron comprender cuál era el trabajo que estábamos planteando hacer en este lugar. Se reconoció la existencia de distintos grupos de vecinos, por ejemplo, los pobladores locales “antiguos” con más de 100 años en el lugar, con una forma de vida vinculada a las actividades rurales o de servicios al turismo, que se 46 | diferencian ellos mismos de los “nuevos pobladores” en general provenientes de Buenos Aires, y en muchos casos vinculados a temáticas New Age (cercanía con la naturaleza) o del tema OVNI (avistaje de luces y naves en la zona). Es en este momento donde recibimos las primeras impresiones sobre la “Arqueología de los años ’50”, y en particular el Museo de La Plata. Allí, en el imaginario local es donde todos estimaban se deberían encontrar las colecciones retiradas. Incluso en los relatos, hace unas decenas de años, algunos visitaron dicho museo y pudieron observar que no se encontraban expuestas por lo que estimaron, erróneamente, debieron ser vendidas. Estas ideas, producto de la desconexión entre la vida académica, las historias de las colecciones, y los lugareños abrieron una brecha importante que se desarrolló durante al menos treinta años. En el ámbito académico, por ejemplo, Alberto Rex González expresó numerosas veces su idea de retornar a Ongamira (González 2008). Sin embargo, de estos trabajos de investigación sí se recuperaron datos, en particular de noticias periodísticas del Ing. Aníbal Montes sobre las luchas de pueblos indígenas, pero fundamentalmente de su trabajo en el Archivo Histórico de la Provincia de Córdoba, de donde se reinterpretaron sus conclusiones: por un lado crónicas de un suicidio masivo de los habitantes originarios, hacia el final de una batalla con los españoles, y por otro, la memoria colectiva de los pobladores surgida de la recuperación de cuerpos humanos durante las excavaciones. De allí devino la idea de un cementerio indígena, ubicado en el alero –denominado Alero Deodoro Roca (ADR)– donde excavaron Montes en un primer momento y luego Menghin y González (Menghin y González 1954). 2.- Construcción de espacios patrimonializados. El interés de los pobladores de mostrar este lugar, ADR, simbólicamente muy importante, y nuestro interés académico de seguir trabajando en él se conjugó para crear un sitio arqueológico visitable en 2011, donde se realizó el montaje de infraestructura, con señalética. Por otro lado, una vez que comenzaron las excavaciones y particularmente luego de haber extraído el relleno contenido en las cuadrículas excavadas en los ‘50 surgió la idea de dejar abierta esa excavación con fines educativos (a solicitud de los pobladores para que UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 47 pudiera ser visitable). Debido a la profundidad de esta excavación se decidió montar una infraestructura que impidiera el paso, principalmente de los animales que ocupan en el campo actual. Esto fue complementado con señalética que explicaba algunas cuestiones sobre el sitio, por ejemplo, sobre la fauna, o sobre la historia de las investigaciones, o incluso guías para interpretar qué es lo que el público puede observar en esa excavación. Esta infraestructura fue financiada por los proyectos de investigación y durante su montaje tuvimos la colaboración de personal de CONICET, estudiantes de la carrera de Antropología de la Universidad Nacional de Córdoba y los pobladores locales, particularmente la familia de Miguel Supaga, dueña de los terrenos donde se encuentra el alero ADR. Figura 2. A) Infraestructura montada para la exhibición. En primer plano la cerca, al fondo uno de los carteles explicativos. B) Alumnos de la Carrera de Antropología tomando clase en el sitio. C) Charla a visitantes. 3.- Producción de material educativo. Con la apertura de la Escuela Mariano Moreno en la localidad, otra actividad anual fue, y es, la participación en eventos comunitarios, charlas y talleres. Con ello comenzamos a trabajar con la docente, María Pucheta, y los alumnos de la institución con quienes se realizaron talleres, todo ello acompañado con visitas al sitio arqueológico. Además, en el marco de Prácticas Socio-comunitarias de la Secretaría de Extensión de la FFyH-UNC realizadas en el Museo de Antropología (FFyH-UNC) se prepararon materiales específicos en unos soportes que denominamos “Valijas viajeras”. Estas dos valijas contenían, por un lado, bibliografía específica sobre la temática de pueblos originarios y arqueología, dirigida hacia el público infantil. Para cada texto se desarrolló una caja y un juego didáctico específico. Durante estas actividades se contó con la participación del personal de la Biblioteca del Museo de Antropología 48 | (FFyH-UNC). Por otro lado, contenían un juego/esquema de cómo se realiza una excavación arqueológica a partir del cual los niños y niñas podrían interpretar qué es lo que se puede observar en la excavación arqueológica. Figura 3. A) Visita de la excavación por parte de los alumnos de la Escuela Mariano Moreno. B) Visitando el Museo Viajero en Ongamira (2018) Foto: Irina Moran (Museo de Antropología, FFyH, UNC). C) Alumnos de la Escuela Mariano Moreno realizando actividades en ADR D) Visita de personal docente y alumnos de la carrera de Antropología de la UNC. 4.- Producción de muestras en espacios locales. En 2015, los vínculos crecieron y también la necesidad local de que al menos parte de las colecciones estuvieran en el lugar, y se acordó con la familia Supaga armar una muestra museológica móvil, que acompañara nuestro devenir en el valle. Este museo viajero, perteneciente al Museo de Antropología iba a contener una presentación que surgía de los diálogos en la comuna. Llamada “Secretos bajo el alero” fue pensada, realizada y montada por el equipo de graduados y estudiantes del proyecto Ongamira con el financiamiento del IDACOR-CONICET/UNC y la colaboración del Área de Comunicación del Museo de Antropología (FFyH-UNC), (Figuras 4a y b). La orientación temática de la muestra permitía acercar al público no especialista a varias ideas importantes, UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 49 surgidas de los intereses de la propia comunidad: ¿Qué es la arqueología? ¿Cómo trabajan los arqueólogos? ¿Qué están estudiando en Ongamira?, ¿Qué sucede con los objetos una vez que son recuperados por los arqueólogos? ¿Qué legislación hay al respecto? ¿Hay comunidades de Pueblos Originarios en Córdoba? ¿Dónde están? Actualmente se encuentra montada en una casilla rodante y situada en cercanías de las excavaciones de ADR. En 2018 se realizó una actividad que nucleó a la red de Escuelas rurales de la zona quienes visitaron el Museo Viajero, se realizaron charlas, lecturas animadas, trabajos arqueológicos en el sitio ADR con los alumnos y luego se compartió la jornada que finalizó en la escuela local. Esperamos pronto que la casilla comience a visitar las escuelas rurales de la zona (Figura 5). Figura 4. A) Panel que da la bienvenida al ingreso del Museo Viajero y la muestra “Secretos bajo el alero”. B). Panel que responde a uno de los pedidos de la comunidad acerca de la naturaleza del trabajo arqueológico. Este mismo diseño fue adoptado para la muestra de la sala Excavación del Museo de Antropología (FFyH, UNC). 50 | Figura 5. A) Museo Viajero esperando recibir público en Ongamira. B). Instalación de la muestra “Secretos bajo el alero” en diciembre de 2015. C) Contenido de la Valija viajera, libros y juegos. D y E) Actividades con los alumnos en la Escuela M. Moreno 5.- Producción de material impreso. Otra demanda concreta era material de lectura. En este sentido, se editó un libro virtual de divulgación científica en 2016 (Cattáneo e Izeta, 2016). Este incluyó autores diversos en cuanto a disciplina y procedencia geográfica. Geólogos, biólogos, físicos, arqueólogos y bioarqueólogos compartimos la tarea de revelar cuestiones solicitadas por la población local y que a su vez permitiera a nuestros colegas conocer los resultados de este primer tramo del proyecto. Los autores locales y extranjeros fueron los siguientes (en orden alfabético): Gabriella Boretto, José María Caminoa, Gabriela Roxana Cattáneo, Thiago Costa, Sandra Gordillo; Claudina Victoria González, Andrés Darío Izeta, Kazuhiro Kato, Juan José Martínez, Hiroyuki Matsuzaki, Julián Mignino, Andrés Ignacio Robledo, Darío Alejandro Ramírez, Gisela Mariela Sario, L. Raquel Scrivanti, Mai Takigami, Aldana Tavarone, Fuyuki Tokanai y Marcelo A. Zárate. UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 51 6.- Creación de Sala expositiva. Un nuevo espacio para la memoria. Finalmente, en 2018 se postuló y ganó un subsidio específico (PROTRI MINCyT de la Prov. de Córdoba) a fin de trabajar, en acuerdo con el Museo y Centro Cultural Deodoro Roca y miembros de la comunidad, incluida la escuela, para repensar el guion de las muestras, la museografía y aspectos varios como el inventariado y conservación preventiva de las colecciones del Museo. Una demanda de años era que propusiéramos una nueva exhibición sobre la temática de las investigaciones a través del montaje de una nueva sala sobre las Sociedades Originarias locales y su historia (Figura 6). En este sentido el financiamiento ha permitido la re-funcionalización de los espacios, la adecuación de la muestra a través del ordenamiento temático y el diseño de señalética explicativa a distintos niveles de lectura, dado que hasta el momento el museo no contaba con ella. Asimismo, se dio forma a una biblioteca, que agrupa una numerosa y variada colección, que aún resta ser clasificada. Para todo ello se contó con el apoyo tanto del IDACOR (CONICET/UNC) como del personal del Museo de Antropología (FFyH-UNC). Figura 6. Tareas de reconfiguración del espacio en el Museo y Centro Cultural Deodoro Roca. A) Sala Deodoro Roca B) Sala Sociedades Originarias C) Sala La vida en Ongamira en los últimos 150 años. 7.- Herramientas digitales para la conservación y divulgación. Otra de las formas de abordaje en la comunicación, otros diálogos posibles, tanto con los pobladores que hoy poseen acceso a Internet, pero también más allá del valle, es la generación de datos en formatos web de acceso abierto. 52 | Ha sido de nuestro interés, no sólo a lo largo del valle de Ongamira, sino de toda la provincia de Córdoba, la publicación de información sobre temáticas relacionadas con el manejo y protección de bienes culturales y científicos (conservación, digitalización e informatización de objetos y procesos) que se suma a la conservación de objetos arqueológicos únicos de interés científico y cultural para la comprensión de la variabilidad humana en distintas condiciones sociales y ambientales (Cattáneo et al. 2013, 2015). Este objetivo surge de la combinación de varios proyectos de “Conservación y digitalización de fondos documentales y colecciones” del Museo de Antropología (con financiamiento de la Fundación Williams, el CONICET y la Fundación Bunge y Born) y el Programa PLIICS (Plataforma para la investigación en Ciencias Sociales) (IDACOR-CONICET), con financiamiento CONICET. Recientemente se creó un nuevo repositorio digital de la FFyHUNC, denominado SUQUIA, donde han comenzado a volcarse –mediante digitalización, carga en sistemas dedicados y visibilización en repositorios digitales de acceso público– los resultados e información arqueológica generada en el proyecto, que puede ser consultada en el sitio: http://blogs.ffyh.unc.edu.ar/pad-ongamira/. Finalmente, en el transcurso de los años se fueron realizando otras actividades de carácter audiovisual, entre las que se destacan tres. Una fue la filmación de la primera campaña arqueológica por parte del equipo de prensa de la FFyH- UNC para un el primer video de la Revista Al Filo (https://ffyh.unc.edu.ar/alfilo/especiales/excavacionarqueologica-en-ongamira/). Una segunda actividad en Ongamira fue la filmación de la introducción del primer capítulo de la serie Arqueología Histórica, financiado por la UNTREF para el Canal Encuentro (http://www.encuentro.ar/programas/serie/8329/3993). La tercera consistió en la edición de dos capítulos para una serie web –del género documental– dirigidos por el cineasta Santiago Sein y el equipo del Departamento de Cine de la Facultad de Artes de la UNC, a través de financiamiento obtenido por un concurso de la Secretaría de Políticas Universitarias de la Nación. Allí se realizaron dos micros: 1, “Secretos Bajo el Alero” y 2, “El Museo Viajero”. En el primero se cuentan los trabajos del equipo de investigación, la participación de las familias UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 53 locales en la construcción del pasado y la manera en que se difunden los resultados de las investigaciones arqueológicas, acercando a las comunidades las piezas e interpretaciones generadas. El segundo está centrado en las actividades del Museo Viajero, ofreciendo charlas para comprender de qué manera vivían los pueblos originarios que habitaron nuestro territorio, sobre todo al público turista que visita el valle y a los niños y niñas de las escuelas de la zona, orientado a las razones de la importancia de recuperar y conservar nuestro patrimonio arqueológico. Reflexiones finales Casi una década ha transcurrido desde nuestros primeros pasos en el valle de Ongamira. Para nosotros fue y sigue siendo una experiencia intensa, tanto institucional como de compromiso personal. En este sentido nos referimos a una ética de la profesión arqueológica, relativa a las comunidades donde desarrollamos nuestra tarea, así como también para con las materialidades que trabajamos y que debemos ayudar a preservar. Esta forma de práctica arqueológica nos ha permitido co-construir una mirada del patrimonio arqueológico local. Los diálogos han habilitado nuevos conocimientos e interpretaciones sobre las sociedades originarias que brindan un acceso a variabilidad de miradas y con ello nos permitieron llevar adelante acciones concretas con distintos formatos: 1) en el terreno: - La realización de la apertura de un sitio arqueológico visitable, con medidas adecuadas de protección y señalética, donde se pone en tensión la idea de cementerio versus la forma de vida de las sociedades cazadoras recolectoras que habitaron el valle. - Un dialogo abierto con la comunidad de estudiantes de las escuelas rurales, con materiales didácticos, con la participación activa de los miembros más jóvenes de la comuna, donde se dialoga primordialmente sobre la conservación del patrimonio. 54 | - La presencia de una muestra viajera, que nos habilita, respetando las leyes provinciales a mostrar in situ las colecciones obtenidas de nuestras investigaciones, sin que queden exclusivamente guardadas en un repositorio no visitable dispuesto por la Agencia Córdoba Cultura a tales fines, pero alejadas de la comunidad que las siente propias. -La creación de una nueva sala en el Museo local sobre la temática de las Sociedades Originarias, su pasado y presente y una nueva propuesta museográfica que focaliza en la construcción de las identidades locales, que se inauguró el 4 de octubre de 2019. -La reorganización de la Biblioteca del Museo y Centro Cultural Deodoro Roca, para permitir que la sistematización del conjunto de libros, la convierta en atractiva y visitable. Para estos trabajos se cuenta con la colaboración de la docente (Silvia Mateo) de la Cátedra de Procesos técnicos 3 de la Escuela de Bibliotecología de la FFyH (UNC) y sus alumnos. 2) en los medios, para permitir que todo lo trabajado sea accesible tanto a pobladores locales como al público en general, por ejemplo, a través de Internet, de: -Series documentales de tv -Series documentales web -Inventariado y digitalización de colecciones en repositorios abiertos Es mucho aun lo que queda por hacer. El proyecto arqueológico Ongamira se encuentra en un momento de diálogo permanente, que crece y se complejiza y esperamos que nuevos proyectos vayan consolidando esta idea de los y las arqueólogas como parte integrante de la comunidad donde trabajan, aportando miradas en ese complejo proceso que es el de la construcción de la identidad, desde un punto de vista multicultural. UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 55 agradecimientos En un trabajo de estas características todas las personas involucradas en los diálogos se tornan imprescindibles. Por ello deseamos agradecer especialmente a las personas y familias del valle de Ongamira sin cuyo interés y apoyo ninguna conversación hubiera sido posible. Los resultados de nuestros trabajos han sido viables además gracias a un maravilloso equipo de gente, instituciones y subsidios que permitieron llevar adelante un anhelo que era empezar un proyecto de arqueología regional cordobesa, desde Córdoba. A todos ellos nuestro reconocimiento. Especialmente deseamos agradecer a todos los integrantes de la gran familia Supaga: Miguel y Mónica Vigna, y a sus hijos, Gustavo, Tuni, y su esposa María José, y Gerónimo, ¡nos han hecho sentir en casa! han alimentado nuestro cuerpo y nuestro espíritu. A Feliciano Supaga que abrió no sólo las puertas de su museo sino también de su familia. Agradecemos la invalorable tarea de Carola Coll, Catalina, Facundo y Tomás, ya que sin su apoyo nuestra tarea habría sido más ardua y solitaria. A la familia Roca que habita en el valle, especialmente a Gustavo y a Vilma Maza, por su confianza e interés, por abrirnos las puertas de su casa y de sus historias, mate de por medio. A la familia de Alfredo Castillo y Laura Piantino por habernos recibido en su casa y por todas las atenciones dispensadas. A María Pucheta, la directora de la escuela rural del valle, Mariano Moreno, por su empuje y compromiso para con su tarea y para con nuestro equipo. Este trabajo no hubiera sido posible sin la enorme participación “en diálogo” de los miembros del equipo de arqueología en Ongamira: Andrés Robledo, José María Caminoa y Thiago Costa que ayudaron a constituir el equipo desde el 2010 y hoy ya están doctorados o en proceso. A Julián Mignino, Camila Brizuela, y María Paula Weihmuller, actuales becarios doctorales del proyecto por su compromiso. A Isabel Prado y Bernarda Conte, incansables colaboradoras, ¡por todo! En años recientes se han sumado Maximiliano Córdoba, Marcela Tintilay 56 | y Humberto Aguilar quienes apoyan y se suman a todos los esfuerzos. A nuestros colaboradores académicos de otras disciplinas Silvia Mateo y Ricardo Re, Sandra Gordillo, Gabriella Boretto, Marcelo Zárate, Gilda Collo, Marisa Martinelli, Mai Takigami, José Hierling, por su entusiasmo y aporte a cada paso del proyecto. Por otro lado, especialmente queremos mencionar a los Arq. Agustín Massanet y Mariana Caro por el diseño del Museo Viajero, al Astr. Dr. Carlos Bornancini quien se sumó a la iniciativa con fotografías. A Mariana Minervini y equipo por los diseños de la muestra del Museo Viajero y las Valijas Viajeras. Al equipo de cineastas dirigido por Santiago Sein y Eugenia Monti por su interés en la divulgación de nuestros trabajos. Asimismo, al equipo de Prensa de la FFyH, especialmente a Pablo Giordana, Irina Morán y Camilo Ratti. Una mención destacada es para la diseñadora y comunicadora Florencia Bacchini quien llevó adelante el diseño de todas las nuevas muestras del Museo Deodoro Roca. En este sentido debemos agradecer especialmente a la Mgter. Mirta Bonnin quien en su gestión como Directora del Museo de Antropología en 2013 permitió que reactivemos el Museo Viajero llevándolo a Ongamira. También a la Mgter. Fabiola Heredia quién viene apoyando nuestras iniciativas desde el comienzo de su gestión como Directora del Museo de Antropología (FFyH-UNC) y sin cuya ayuda muchas de las acciones no hubieran sido posibles. Finalmente, a dos revisores anónimos que ayudaron a mejorar este trabajo. Bibliografía Berberián, E., y D. Rivero. (2008). El poblamiento de la región central del territorio argentino durante la transición Pleistoceno-Holoceno (12.000 – 9.000 a.P.). Revista Española de Antropología Americana, 38(2). doi: 10.5209/ rev_REAA.2008.v38.n2.24022, pp. 17 – 37. UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 57 Bonnin, M. (2015). Prólogo, en: La Arqueología Pública en Argentina. Historias, tendencias y desafíos en la construcción de un campo disciplinar, M. Fabra, M. Montenegro y M. E. Zabala (Eds.). Jujuy: Ediunju. Bordieu, P. (1991) [1980]. El sentido práctico, Madrid: Taurus. Carignano, C. (1999). Late Pleistocene to recent climate change in Córdoba Province, Argentina: Geomorphological evidence. Quaternary International 57-58, pp. 117-134. Caminoa, J.M. (2016). Un estudio de tecnología lítica desde la antropología de las técnicas: el caso del Alero Deodoro Roca ca. 3000 AP. Ongamira, Ischilín, Córdoba. South American Archaeology Series 26. A. Izeta (Ed.) Archaeopress: Oxford. Pp. 166. Cattáneo G. R. (1992-1994). Estrategias tecnológicas. Un modelo aplicado a las ocupaciones prehistóricas del Valle de Copacabana. NO de la provincia de Córdoba. Publicaciones 47. CIFFyH. Facultad de Filosofía y Humanidades, UNC. Pp. 1-30. Cattáneo, R., M. Bonnin y A. Laguens. (1994). 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Figueroa, **Gabriela Srur, ***Nehuen Bedetti, *Axel Bachmeier, *Maximiliano Cartier, *Matías Dalto, *Melisa Gómez, *Araceli Sánchez, *Ornella Zollo y *Mariana Dantas resumen La arqueología del Valle de Ambato, Catamarca, Argentina, cuenta con una larga trayectoria, solo detenida durante la última dictadura militar. Los aportes logrados desde ese entonces fueron y son aún profusos, generando, no sólo consensos, sino también profundos debates acerca del modo de vida de las poblaciones Aguada que habitaron la zona entre los siglos VI al XI d.C. Sin embargo, si realizamos un breve repaso sobre la historiografía de las investigaciones, podemos advertir que dentro de las ausencias más destacadas se halla la escasa participación por parte de la población local. Este hecho, originó en muchos casos una profunda desconfianza hacia los arqueólogos y a la disciplina en general, generándose fantasías en torno a los hallazgos realizados y distanciando cada vez más la relación entre ambos actores. Precisamente, en el contexto nacional actual, iniciado hace unas décadas atrás, se fueron dando las condiciones necesarias * Instituto de Antropología de Córdoba (CONICET-Universidad Nacional de Córdoba) y Departamento de Antropología, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba, Córdoba, Argentina. E-mail: arqueologiaambatounc@gmail.com ** Museo de Antropología y Departamento de Antropología, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba. E-mail: arqueologiaambatounc@gmail.com *** Departamento de Geografía, Facultad de Filosofía y Humanidades, Universidad Nacional de Córdoba. E-mail: nehuenbenedetti1@gmail.com UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 63 para propiciar la práctica de una arqueología inclusiva y comprometida socialmente. De este modo, es que iniciamos a fines del año 2017 un proyecto que busca poner en valor y conservar el patrimonio arqueológico de Ambato, el que actualmente se encuentra en serio peligro de destrucción y/o desaparición. Para ello, el trabajo en conjunto con alumnos y docentes de la escuela de Los Castillos, constituye el puntapié inicial de una labor que pretende extenderse en un futuro a otros puntos del valle y a otras franjas etarias de la población. Si bien, el proyecto aún se encuentra en sus primeras etapas, ya está generando resultados, los cuales constituirán el eje este escrito. Palabras clave: arqueología púbica, patrimonio, escuela rural, Valle de Ambato, Catamarca. Introducción El noroeste argentino y la provincia de Catamarca, especialmente, vienen sufriendo desde hace décadas el constante saqueo y deterioro de piezas y estructuras arqueológicas. El Valle de Ambato no es la excepción y constituye una de las zonas más afectadas por estas prácticas. La ausencia de una política de control y prevención efectiva por parte de las autoridades locales, la indiferencia de un sector de la población del valle, así como la falta de una estrategia sistemática de trabajo orientada hacia este problema por parte de la comunidad arqueológica agudiza la problemática. Este contexto, generó y genera una expoliación de magnitud de los restos arqueológicos, lo cual puede observarse desde la desaparición y/o destrucción in situ de recintos, terrazas de cultivos, canales de riego, etc., hasta la presencia de materiales Aguada de Ambato en diferentes colecciones museísticas y privadas de todo el mundo. El riesgo que conlleva esta situación movilizó a nuestro equipo a implementar un plan de trabajo a largo plazo concatenado estrechamente con las tareas arqueológicas habituales (prospecciones, relevamientos, excavaciones, etc.). Nuestra propuesta, específicamente, reside en un programa de conservación preventiva en Ambato, pero que el mismo no se caracterice por ser complementario a las actividades arqueológicas, sino que 64 | ambos actúen en un mismo plano y con igual significancia. De este modo, en una primera etapa, nos concentramos en trabajar en la localidad de Los Castillos, con alumnos y docentes de nivel inicial y primario. Se buscó avanzar sobre objetivos concretos como, por ejemplo, estrechar la relación existente entre arqueólogos y pobladores locales, intentar que las autoridades locales participen activamente de políticas orientadas a la protección patrimonial, generar la participación y el compromiso de distintos sectores de la población en la temática tratada y construir un conocimiento donde los saberes locales ocupen un mismo plano de igualdad que los académicos. Bajo este contexto, surge Una arqueología entre todos, proyecto que pretende continuar mientras dure nuestro trabajo en el valle. Una arqueología entre todos, se enmarca en el programa de Voluntariado Universitario (Compromiso Social Universitario) de la Dirección Nacional de Desarrollo Universitario y Voluntariado (Secretaría de Políticas Universitarias, Ministerio de Educación y Deportes de la Nación). Para su desarrollo se emplearon metodologías propias de la arqueología pública y la conservación preventiva. La utilización del concepto de arqueología pública se remonta a Estados Unidos, más precisamente a principios de 1970, en asociación al manejo y la gestión de recursos culturales (McGimsey 1972). Posteriormente, su uso trajo aparejado una ampliación semántica que generó discusiones críticas sobre los variados posicionamientos de los arqueólogos y la arqueología en los conflictos emanados de los procesos de interpretación del pasado. Al mismo tiempo, en su interior, también tuvieron lugar las primeras discusiones acerca de las responsabilidades sociales y políticas derivadas del estatus profesional de la arqueología. Actualmente, esta línea de trabajo comprende numerosos estudios que se centran, fundamentalmente, en las relaciones arqueología-sociedad en el presente. Las problemáticas abordadas permitieron recontextualizar tales relaciones considerando aspectos referidos a los procesos de circulación y apropiación de conocimientos arqueológicos y sus referentes materiales en el presente. Además, se produjeron posturas reflexivas y éticas que en cierto modo cuestionaron la legitimidad de los trabajos arqueológicos desarrollados en UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 65 el marco de relaciones coloniales (Ballart 1997; Gnecco 2009; entre otros). Estos posicionamientos, pusieron en duda la “universalidad” del llamado patrimonio arqueológico y en como se establece la autoridad de los arqueólogos con respecto a otros sujetos sociales durante el proceso de investigación. En Latinoamérica y en los lugares donde el legado colonial implicó la construcción de relatos históricos duales que rechazaban la diferencia e imponían una invisibilización y una marcada desigualdad entre las sociedades, estas ideas alcanzaron gran relevancia (Lahiri et al. 2007; Lander 2000; Salerno 2012). Entonces, se puede considerar que la arqueología pública radica en entender a la arqueología como una actividad social, situada, y que se desarrolla en diversos contextos (históricos, políticos, económicos e institucionales). No obstante, se debe tener en cuenta que la arqueología pública aún hoy es una línea de investigación que se encuentra en proceso de definición y estructuración, lo cual puede observarse en las discusiones en torno a su propia denominación (Public Archaeology and Community Archaeology). Estas denominaciones aluden a diferentes posicionamientos teóricos y éticos que surgen de la selección de temas a investigar y de las herramientas teóricas/metodológicas utilizadas (Salerno 2012). Por su parte, la conservación preventiva excede la labor técnica que se efectúa directamente sobre un bien patrimonial, ya que se la considera un proceso social, científico y técnico. De acuerdo a este enfoque, las intervenciones sobre el patrimonio cultural involucran el fortalecimiento de los lazos de la sociedad con su patrimonio, debido a que, a largo plazo, facilitará la prevención de muchos de los problemas de deterioro del que es objeto el patrimonio arqueológico, a través de trabajos realizados por los mismos pobladores locales (Yapura et al. 2009). De este modo, se considera que sólo se puede valorar, proteger y conservar aquello de lo que la sociedad se apropia, porque la preservación del patrimonio arqueológico debe ir entrelazada junto a un sentido de pertenencia para que las acciones destinadas a protegerlo no sean improductivas o estén vacías de significados (Yapura et at. 2009). Así, la conservación preventiva, no tiene como objeto conservar la materialidad del patrimonio por sí misma, sino que busca valorizar y preservar los valores (inmaterialidad) contenidos dentro del patrimonio cultural. 66 | Cuando nos referimos a patrimonio cultural, generalmente, estamos haciendo mención a una expresión de solidaridad que une y/o articula a quienes comparten una determinada cantidad de bienes y prácticas que los identifica, aunque también suele ser un lugar de complicidad social. Las actividades orientadas a definirlo, resguardarlo y divulgarlo, escudadas en el prestigio histórico y simbólico de los bienes patrimoniales, habitualmente incurren en la pretensión de que las sociedades no se hallan segmentadas en clases, etnias y grupos, pensando que la magnitud y el prestigio contenido en estos bienes trascienden esas fracturas sociales (García Canclini 1999). Pensar al patrimonio como una construcción social implica, en primer lugar, que no existe en la naturaleza, que no es algo dado, ni siquiera un fenómeno social universal, ya que no se origina en todas las sociedades humanas ni en todos los momentos históricos. En segundo término, también significa, análogamente, que es un artificio ideado por uno y/o un grupo de individuos en un lugar y un momento especifico, para lograr objetivos concretos. De este modo, el patrimonio puede ser considerado históricamente variable, vinculado con criterios o intereses que son definidos por nuevos intereses inherentes a diversos contextos (Prats 1997). Ante este panorama, es posible entonces hablar de una “invención’’ y/o de una construcción social o cultural del patrimonio. En cuanto a la primera de estas concepciones, Berger y Luckman (1983), se refieren, fundamentalmente, a la noción de “universos simbólicos legitimados’’. Mientras que, en la concepción restante, Hobsbawm y Ranger (1988), hablan de la existencia de una idea de “manipulación’’. Atendiendo a estas formulaciones, se puede argumentar que en la segunda de ellas la construcción social de la realidad no se puede entender en ningún caso sin la intervención, más o menos directa, de una hegemonía social y cultural. La primera es que la invención de la realidad no se refiere única y exclusivamente a elementos (creados ex nihilo o transformados en un alto grado) sino también a composiciones, cuyos elementos pueden haber sido extraídos inalterados de la realidad, pero cuya ubicación en un nuevo contexto contribuye a crear otra realidad, con otro sentido. Tal como mencionó (Prats 1997), la invención de la realidad se refiere, por tanto, a estos procesos de UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 67 descontextualización y recontextualización, más a las composiciones que a los elementos, precisamente en la medida en que estas, ratificadas por la veracidad de los elementos, se prestan más fácilmente a la legitimación. En definitiva, no existe, ninguna historia metódica del patrimonio, o si se quiere, de lo que, desde nuestra perspectiva actual entenderíamos por patrimonio. Lo más usual es encontrarse con historias de los museos y de sus colecciones, pero si seguimos el pensamiento de Kryztof Pomian (1996, citado en Prats 1997), deberíamos tener en cuenta que la historia del patrimonio cultural es diferente de la de los objetos que forman parte de él. Dicho de otro modo, la historia del patrimonio cultural no es la historia de los objetos que lo conforman ni la del coleccionismo de objetos, independientemente del contexto sociopolítico e intelectual en que este se produce. caso de estudio El Valle de Ambato, Catamarca, Argentina, se ubica al norte de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. La localidad de Los Varela es la cabecera de distrito y cercana a ella, existen otros pueblos como Los Talas, Los Castillos, La Aguadita, Chuchucaruana, El Bolsón, etc. Si bien existen varios colegios primarios, el sector norte del valle sólo cuenta con una escuela secundaria, la cual se halla situada en Los Varela. Precisamente, en Los Castillos funciona la Escuela N° 370 Julio Argentino Roca, una institución educativa pública estatal de nivel inicial y primario, que se ubica en el centro de la localidad de Los Castillos, al frente de la plaza y del club deportivo. El Jardín de Infantes cuenta con sólo un niño de cuatro años, mientras que los diez alumnos de 1°, 2° y 3° grado comparten una misma aula, así como los catorce estudiantes de 4°, 5° y 6° grado. En la institución trabajan dos docentes de manera permanente, una de ellas es la directora de la escuela, a los que se suman un profesor de educación física y una profesora de tecnología, que concurren al establecimiento sólo determinados días de la semana. 68 | Anualmente, alumnos y docentes realizan diversos trabajos, proyectos y participan en numerosas jornadas educativas, no sólo dentro de Catamarca, sino también en otras provincias. De este modo, los alumnos primeramente realizan y exponen sus actividades localmente en una instancia escolar, luego lo hacen a nivel departamental, para finalmente llegar a una etapa provincial. Si son seleccionados en esta última etapa, los trabajos participan de la Feria Nacional de Ciencias, compitiendo con proyectos de otras instituciones del país. Los temas presentados por docentes y alumnos de la escuela de Los Castillos, son variados, pero usualmente sus trabajos ponen el acento en aspectos relativos a la valorización de sus saberes y prácticas como, por ejemplo, “Lanitas Ambateñas”; proyecto que desea rescatar las costumbres y cultura de su localidad mediante la recuperación y puesta en valor del proceso artesanal de la lana como una fibra natural obtenida de animales criados localmente. La preocupación por parte de alumnos y docentes de Los Castillos, materializada en estos proyectos sobre el patrimonio, el pasado y su puesta en valor, constituye una problemática que es compartida desde hace largo tiempo por el equipo de investigación que trabaja en la zona norte del Valle de Ambato, en el marco del Proyecto “Paisaje, materialidades y modos de vida, en el sector norte del Valle de Ambato, Catamarca (siglos VI-XI d.C.)”, radicado en Instituto de Antropología de Córdoba (IDACOR, CONICET-UNC) y el Museo de Antropología (FFyH, UNC). Esta concordancia, posibilitó un fácil acercamiento entre ambas partes y permitió implementar un plan de trabajo conjunto donde todos participan e intercambian ideas, propuestas, conocimientos, etc. en un plano igualitario, desatendiendo la centralidad académica e incorporando conocimientos locales, tantas veces marginados en nuestra disciplina. antecedentes sobre trabajos de arqueología y comunidad en el valle de ambato Las primeras investigaciones arqueológicas de carácter sistemático en el valle se realizaron en la década de 1970, cuando se inicia el Proyecto Arqueológico Ambato dirigido por Osvaldo Heredia y José UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 69 Antonio Pérez Gollán (Heredia 1988; Pérez Gollán y Heredia 1975). Casi contemporáneamente Alberto Rex González estudia el centro ceremonial denominado la “Iglesia de los Indios”, ubicado en el sector medio de dicho valle (González 1998). Con el ascenso de la Junta Militar al poder en 1976, el proyecto se ve interrumpido e incluso varios miembros del equipo deben exilarse en diferentes países de América. En el año 1983, con el regreso a la democracia se reinician las actividades que con el correr del tiempo se intensifican e incorporan nuevas líneas de trabajo, tales como organización espacial, paleoambiente, antracología, arqueometalurgia, zooarqueología, entre otras (Assandri 2007; Bonnin 2000; Dantas 2010; Espósito 2009; Figueroa 2010; Laguens 2004, 2006, 2014; Marconetto 2008; etc.). Los resultados de cada una de estas investigaciones permitieron en gran medida avanzar sobre el modo de vida de las sociedades pasadas que habitaron el valle. Sin embargo, escasos han sido los proyectos que se centraron en trabajar con la comunidad local. Como antecedentes de estas actividades pueden señalarse los trabajos de Bonnin y Laguens, entre las décadas de 1990 y 2000, así como los de Marconetto, Juez y Pazzarrelli en el año 2007. Más cercano en el tiempo, en el sector sur del valle, más precisamente en la localidad de La Puerta, se llevaron a cabo trabajos de campo arqueológicos, los que paralelamente culminaron en la realización del museo local (Rodríguez 2010; Rodríguez y Fariluk 2008). Como se puede advertir, todos estos trabajos, que en su mayoría consistieron en charlas y talleres con la población local, más allá de caracterizarse por ser asistemáticos, sentaron las bases de esta actividad para trabajos futuros sobre este tema. Entonces, se puede considerar que, a pesar de que las actividades extensivas con la comunidad local forman parte de la historia de la arqueología de Ambato, siempre han sido periféricas y discontinuas, estando usualmente comprendidas dentro de un proyecto mayor. Quizás esta sea una de las principales razones por la que nos sentimos movilizados a trazar un proyecto que, si bien es paralelo a nuestras actividades arqueológicas propiamente dichas en la zona, cuenta con la suficiente autonomía y centralidad, para evitar así caer en un rol secundario o que sea absorbido por el proyecto arqueológico macro. 70 | actividades • Primera etapa Durante los meses de septiembre y agosto del año 2017, se llevó a cabo el primer encuentro entre arqueólogos, docentes y alumnos de la escuela de Los Castillos. El propósito central de esta visita fue tratar de forjar lazos entre ambas partes, conocernos, intercambiar inquietudes, planificar actividades, contarles a los niños quienes éramos y qué hacíamos, que nos cuenten como era su vida allí y cuáles eran algunas de sus aspiraciones para el futuro, etc. De este modo, se realizaron actividades áulicas y extra-áulicas. En las primeras de ellas, luego de las presentaciones de rigor entre ambos grupos y de una breve explicación del por qué de nuestra visita, se formaron grupos de hasta cinco alumnos, se le asignaron consignas, consistentes en palabras sueltas, debiendo escribir o dibujar las respuestas en cartulinas. Términos como arqueología, arqueólogos, antiguos pobladores, vasijas cerámicas, construcciones antiguas, patrimonio, Valle de Ambato, etc., generaron un primer paso para explorar la percepción que los niños poseen sobre estos tópicos. Las respuestas resultaron heterogéneas, dependiendo especialmente de la edad de los niños, siendo los de más edad los que aportaron mayores precisiones. Sin embargo, la casi todos estaban al tanto de lo que significaba cada término sobre el que se indago. Quizás los temas que trajeron un poco de confusión fueron patrimonio o cuando debieron explicar cómo trabaja un arqueólogo y para qué. Finalizada esta actividad, donde los niños participaron con gran entusiasmo, se realizó una puesta en común por grupo, donde también intervinieron docentes de la escuela y arqueólogos de nuestro equipo. Este ejercicio, puso a la luz consideraciones propias de los niños, así como también la repetición de relatos familiares o comunales, algunos de los cuales son muy antiguos pero que aún se hallan vigentes en la sociedad. Esta labor, activada mediante una lluvia de ideas, posibilitó, fundamentalmente, que ambas partes accedieran a saberes que no eran conocidos por todos, interiorizándonos así cada uno (niños y arqueólogos) sobre la presencia de sitios arqueológicos, materiales, relatos, etc. que de una parte eran participes de un presente común, pero que la otra ignoraba completamente. Además, pudo UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 71 observarse que, a partir de este ejercicio, en ocasiones, a un mismo artefacto se le asignaba una función diferente, por ejemplo, un hacha podía ser interpretada por algunos niños como un objeto destinado a la guerra y por otros a actividades forestales o a sacrificios humanos. En otros casos, las interpretaciones fueron casi unánimes, como por ejemplo la presencia de la iconografía en vasijas, arte rupestre, etc. donde el jaguar o uturunku constituye la figura central, la que a su vez imaginan representativa de un fuerte sentido religioso o de prestigio. Finalmente, en este primer encuentro se realizó una charla/taller donde explicamos nuestra forma de trabajar, poniendo especial énfasis en los trabajos de campo (prospección, relevamiento, excavación, etc.), fueron empleados en esta instancia elementos didácticos como power point, videos, fotografías, etc. (Figura 1). Luego de esta tarea áulica, un grupo de niños, los de mayor edad, fueron invitados junto a sus docentes a la excavación que estaba realizando paralelamente nuestro equipo en el sitio El Polear 1, situado a escasos kilómetros de Los Castillos. El propósito de la invitación, consistió, sobre todo, en que observen una excavación estratigráfica, resaltando las bondades que tiene para la interpretación de los modos de vida de las sociedades pasadas (contextualización, cronología, etc.). También, se enfatizó sobre las desventajas de una excavación practicada con palas y picos, efectuadas con el sólo propósito de extraer objetos para su venta o colección. Se explicó que aquí el contexto se rompe para siempre y por consiguiente jamás se podrá saber el modo de vida de quienes ocuparon ese sitio en el pasado (Figura 2). Justamente, la visita al sitio coincidió con la presencia de la escuela de nivel medio Pozo Mistol N° 83 y al profesorado en Historia del ISES, ambas de la ciudad de Catamarca, con las cuales tenemos también trabajos en vías de desarrollo y que pretenden entretejerse con la escuela de Los Castillos. Por último, antes de cerrar la jornada, nos agrupamos en un sector del sitio, tanto arqueólogos, como docentes y alumnos, y preguntamos si las actividades habían causado interés y si les gustaría que volviéramos en una próxima ocasión y que mantengamos encuentros anuales de este tipo, agregando actividades ideadas tanto por nosotros como por ellos, lo cual fue aceptado de muy buen agrado. En definitiva, esta primera etapa quedo cerrada con la promesa de volver el próximo año y mientras planificar actividades en conjunto mediante 72 | Facebook, whatsapp, Messenger, etc. generando una estrecha comunicación y logrando trabajar conjuntamente a pesar de la distancia. • segunda etapa En octubre de 2018, se regresó al terreno, los trabajos en este caso consistieron en la continuación de la excavación del sitio El Polear 1 y las actividades con la escuela de Los Castillos. La diferencia en esta oportunidad es que ahora tendríamos para trabajar con la comunidad escolar una semana y así darle mayor continuidad y profundidad al proyecto. Para alcanzar esta meta se elaboró una secuencia de trabajo diaria que consistió en una agenda variada que se enfocaba en objetivos concretos, a partir de atractivas actividades acordes a los niños de esta franja etaria. A continuación, se detallan algunas de ellas. Primeramente, se trató de recuperar lo más importante que se había trabajado el año anterior. Se expuso una síntesis muy didáctica de los objetivos, técnicas y métodos con los cuales los arqueólogos realizan sus trabajos de campo. Se exhibieron videos del año anterior, cuando algunos de ellos habían visitado El Polear 1 y donde interactuaron con miembros del equipo, alumnos de nivel medio de la escuela Pozo Mistol N° 83 y futuros profesores de historia. También, se conversó con los alumnos y docentes sobre lo que habían estudiado curricularmente acerca de los pueblos originarios y sobre su propio pasado. Durante este encuentro, las docentes exhibieron lo enseñado sobre las sociedades prehispánicas a lo largo del año con distintos afiches y láminas que se hallaban colocados en los pasillos de la escuela. Curricularmente, los niños de 4°, 5° y 6° grado estudian sobre los pueblos originarios de Argentina y por ello reconocían muchos elementos estudiados que paulatinamente lo identificaron como propios de la localidad, tales como morteros, conanas, hachas o fragmentos de cerámica. En otro encuentro, se trabajó con fotografías satelitales donde los niños pudieron reconocer diferentes espacios del Valle de Ambato y especialmente de la localidad de Los Castillos, como por ejemplo la escuela, la plaza, la cancha de futbol, el sitio arqueológico El Polear 1 y hasta sus propias viviendas (Figura 3). UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 73 Figura 1: Actividades áulicas realizadas en la Escuela N° 370 Julio Argentino Roca durante el año 2017. Figura 2: Visita de alumnos y docentes de la escuela de Los Castillos a el sitio El Polear 1, año 2017. 74 | Figura 3: Alumnos trabajando con fotografías satelitales. El interés que suscitó esta actividad, tanto en docentes como en alumnos, originó nuevas actividades. Por ejemplo, se propuso que cada uno de ellos llevara al día siguiente sus celulares, tablets y/o notebooks con el objetivo que logren aprender a utilizar el programa Google Earth, no solo como un elemento recreativo, sino también como una importante herramienta académica y laboral, poniendo énfasis en sus variadas aplicaciones. Esta última actividad, respondió, particularmente, a una demanda de las propias docentes para introducir los TICs y emplearlos luego como un recurso para diseñar nuevos proyectos de la institución. Otra actividad consistió en la realización de un taller de objetos, donde los alumnos replicaron diversos artefactos (ollas, morteros, etc.) en arcilla, explicando el porqué de su elección y planteando su uso. Asimismo, nos acercaron diferentes artefactos arqueológicos que UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 75 poseían en sus propios hogares y nos contaron la historia de los mismos a través del tiempo (procedencia, funcionalidad, antiguos dueños, posibles significados, etc.). Toda esta labor se encuentra enmarcada dentro de una estrategia pedagógica basada en el aprender haciendo, la cual centra el aprendizaje en un medio activo y colaborativo. Así, cada estudiante genera un sentido de pertenencia con el pasado a partir del objeto producido, al tiempo que lo vincula con diversos aspectos de su vida cotidiana. Esta relación entre pasado-presente resulta importante para recuperar sus experiencias, en especial cuando encuentran material arqueológico y poder así compartir sus saberes e interpretaciones. En el último día, los alumnos de 4°, 5° y 6° grado participaron de la excavación arqueológica del sitio El Polear 1. Siempre con la ayuda y supervisión de arqueólogos, esta vez no fueron sólo meros espectadores, sino que plantearon cuadrículas, excavaron, zarandearon y tuvieron una ligera aproximación al uso de GPS, Estación Total, llenado de planillas, etc. Este trabajo, permitió que los niños pudieran aprender nociones básicas del trabajo de campo arqueológico e intercambiar y aportar experiencias y conocimientos con los estudiantes universitarios, ya que el trabajo efectuado en conjunto potenció la relación (Figura 4). Figura 4: Participación de los alumnos de 4°, 5° y 6° grado en la excavación del sitio El Polear 1. 76 | En tanto, los alumnos de 1°, 2° y 3° grado -que no asistieron al sitio arqueológico- trabajaron en torno a la iconografía representativa de la zona. Mediante la confección de títeres, recrearon distintas figuras como el jaguar y el sacrificador propio de la cultura Aguada. A cada figura le asignaron un nombre que les resultaba familiar y le dieron voz contando historias sobre su vida cotidiana, hablando sobre lo que ellos saben de arqueología y que no compartirían sin la mediación del títere. Así, mencionaron que cuando salen a caminar juntan fragmentos cerámicos y que los guardan por colores. Sostienen que, más allá que sus padres les dicen que no deben jugar con los tiestos porque son muy antiguos y pueden romperse, ellos lo hacen igual, ya que les divierte y consideran que son de su propiedad. Como podemos observar, por primera vez detectamos un sentido de pertenencia por parte de parte de la población local con los objetos arqueológicos. Por lo general, en el discurso de la comunidad, al menos hacia nosotros, los restos arqueológicos forman parte de un pasado remoto, de un mundo lejano, sin ninguna conexión cultural ni biológica con ellos. Sin embargo, a través de esta actividad quedó expuesto, ya sea debido a la protección que les brindan los adultos a los fragmentos cerámicos para que no sean destruidos, así como en los niños que los recolectan y los sienten como propios, que implícitamente existe una apropiación al patrimonio, la cual generalmente no es demostrada explícitamente a los visitantes. Una vez finalizadas las actividades programadas, se les solicitó que nos cuenten, a modo de encuestas individuales anónimas, sobre qué les parecía el trabajo del arqueólogo, las actividades realizadas junto a nosotros y qué les gustaría hacer en próximos encuentros. Las encuestas, en su conjunto reflejaron un real interés en valorizar su patrimonio, conocer más sobre él y sobre las personas que habitaron el valle en el pasado. Paralelamente, también se llevó a cabo una encuesta destinada a indagar sobre la mirada que tiene el núcleo familiar de los niños con respecto a la arqueología, al trabajo del arqueólogo y a la valorización del patrimonio arqueológico. Por esta razón, el formulario con las preguntas fue distribuida entre los niños, bajo la consigna de que sean respondidas en sus casas junto a sus familias. UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 77 Las preguntas a responder fueron sólo tres y buscaban un primer acceso al pensamiento de los padres sobre los tópicos trabajados con los niños, tratando que este acercamiento no resultara invasivo. Se preguntó ¿cuánto hace que viven en la zona?, ¿están de acuerdo en que se generen acciones con el objeto de preservar y poner en valor el patrimonio local?, y ¿cómo ven la intervención de arqueólogos en la zona? Con respecto a la primera pregunta se logró establecer que el 68,60%, de las familias viven en la zona hace más de treinta años y que de ese total el 27,70% vive en Los Castillos hace más de cincuenta años (Figura 5.A, Tabla 1). En cuanto al segundo interrogante, se puso de manifiesto que un 77,20% de las familias están interesadas en valorizar y conservar los sitios arqueológicos, contemplando la posibilidad de trabajar mancomunadamente con arqueólogos para tratar de implementar un circuito turístico o un museo y así generar recursos económicos que les permitan mejorar su calidad de vida (Figura 5.B, Tabla 1). Figura 5: A) ¿Hace cuánto tiempo viven en la localidad?; B) ¿Es importante la conservación de los sitios arqueológicos?; C) Apoyo al trabajo arqueológico y actividades de revalorización del patrimonio. En cuanto a la última pregunta, el 72,7% califica como positiva la labor de los arqueólogos en el valle. Argumentan que es necesario que los sitios sean exhibidos y conocidos por gente de otros lugares y que se construyan espacios adecuados para su protección. Sostienen que se debe trabajar en conjunto comunidad-arqueólogos, para cuidar lo poco que queda y que no se lleven más antigüedades. En tanto, el 27,2% prefiere que los arqueólogos y sus prácticas no intervengan en la zona, ya que no quieren que el lugar pierda la tranquilidad que goza hoy en día (Figura 5.C, Tabla 1). 78 | Pregunta Respuesta Menos de 30 años en el lugar 7 (31,82%) Entre 30 y 50 años en el lugar 9 (40,91%) Más de 50 años en el lugar 6 (27,27%) Le importa la conservación de los sitios arqueológicos 17 (77,27%) No le importa la conservación de los sitios arqueológicos 4 (18,18%) No responde 1 (4,55%) Si apoyan el trabajo arqueológico 16 (72,73%) No apoyan el trabajo arqueológico 6 (27,27%) Total 22 (100%) tabla 1: Preguntas realizadas al núcleo familiar. Para cerrar esta segunda etapa, se realizaron visitas a radios locales, como la de la localidad de Los Varela, donde se contó en qué radican nuestras actividades, cuál es el manejo que le damos al material arqueológico recuperado, etc. Finalmente, en la escuela de Los Castillos, se llevó a cabo una charla con alumnos, maestros y padres, donde el intercambio de ideas y pareceres sobre el patrimonio arqueológico local resultó sumamente enriquecedor, ya que se logró acceder a propuestas por parte de la población local acerca de la relación patrimonio. Discusión y consideraciones finales Los resultados obtenidos en estos dos años de trabajo pueden ser tomados como el inicio de un nuevo ciclo para la arqueología en el Valle de Ambato. Si bien aún estamos dando los primeros pasos, ya hemos logrado recoger algunos frutos. Dentro de los logros alcanzados, una gran parte son inherentes a nuestro equipo de investigación y UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 79 a nuestra concepción de la disciplina en general. Por ejemplo, la formación de nuevos profesionales ya va dejando su impronta de cambio. En nuestro caso, la participación de estudiantes de grado de la Lic. en Antropología, FFyH, UNC, en el equipo ha potenciado una nueva forma de hacer y pensar la arqueología, algo similar a lo que sucede en otros equipos de nuestra institución y del país. Evidentemente, la arqueología hoy no es la misma que la que nos enseñaron durante nuestras carreras de grado, ya que hoy no sólo centra su interés en el estudio de las sociedades pasadas a través de sus restos materiales, sino que es mucho más, ahora busca de ser inclusiva, participativa y comprometida socialmente. Algunas de estas ideas, que en ocasiones causaban resquemor en muchos de nosotros cuando cursábamos o dábamos nuestros primeros pasos en la investigación, hoy se han naturalizado, incluso han trascendido concepciones tanto teóricas como metodológicas, haciendo impensable una arqueología que tenga puesta la atención sólo en materiales y sociedades pasadas, sino que también apuesta decididamente a las comunidades del presente y el futuro. Tal como quedó expresado brevemente en este texto, si bien este cambio se venía gestando en Ambato desde hace tiempo de forma gradual y asistemática por parte de muchos arqueólogos, fue recién en estos últimos años que las condiciones académicas, económicas, políticas y sociales se conjugaron para producir el salto definitivo a esta nueva forma de hacer arqueología. Este nuevo panorama, trajo como efecto un mayor acercamiento de los investigadores con la comunidad local, así los arqueólogos poco a poco buscamos descentralizar nuestra figura en el medio académico, que hasta entonces había sido hegemónica, y para incorporar de voces que hasta entonces nunca habían tenido participación. Por otro lado, fruto de esta proximidad con la gente del lugar pudimos acceder, a través de los más pequeños, al pensamiento que la gente tiene sobre nosotros, sobre los restos arqueológicos, sobre la disciplina en general, etc. Logramos advertir también, que un sector de la sociedad comparte casi las mismas aspiraciones que nosotros. Sobre este aspecto, vale destacar el proyecto realizado por alumnos y maestras de Los Castillos para la instancia departamental de la feria de ciencias de 2015, denominado Rescatando la cultura Aguada. A través de una encuesta efectuada por los estudiantes de la escuela de Los Castillos, 80 | a los lugareños, llegaron a la conclusión que el 97% de los pobladores de la localidad de La Aguada y Los Castillos, no distinguen ni conocen a la cultura Aguada, que sólo el 2% la reconoce y difunde sus valores y que al 1% no le interesa en absoluto la temática. La hipótesis que sostienen es que esta situación se debe a que no hubo medios ni formas de transmisión o de difusión entre generaciones que les permitieran adoptar los conocimientos acerca de ella. Además, advirtieron que los restos arqueológicos encontrados no despiertan interés ni son valorados por su significado por los habitantes del lugar. Por estas razones, se propusieron trabajar en la difusión de Aguada, mediante: la producción de folletos, volantes, etc., sobre diferentes aspectos de su modo de vida; la creación de talleres con dictado de clases para los alumnos y padres sobre cerámica, para mostrar, elaborar y trabajar la materia prima (arcilla) que se encuentra en la localidad de La Aguada, con la colaboración de personal especializado en el tema; y la realización de charlas con arqueólogos para conocer más sobre la cultura que habitaba el departamento. Resulta claro que, quizás dicho con otras palabras, las metas planteadas por ellos coinciden casi plenamente con las nuestras. Así, pretenden reafirmar la identidad cultural en los pobladores de La Aguada y habitantes del departamento Ambato, destacar la importancia de la comunicación generacional en los pobladores impartiendo valores culturales provenientes de sus antepasados, despertar el interés por las culturas pasadas e inculcar el respeto y admiración por la identidad cultural. Para concluir, podemos hacer un balance positivo de estos dos años, ya que como lo expresamos más arriba, logramos acercarnos a la población local, no solo mediante el trabajo con alumnos y maestros, sino también a partir de visitas a radios, entrevistas con autoridades locales, etc. Los estudiantes observaron que excavar con palas y picos rompe el contexto y así resulta imposible avanzar sobre el conocimiento de las comunidades pasadas. En las actividades desarrolladas lo dejan en claro al dibujar como son las herramientas de excavación de un arqueólogo: el cucharín y el pincel. También, de la charla que realizamos con los padres de los alumnos salió como conclusión que si quisieran satisfacer las necesidades de sus hijos en un futuro, una opción a largo plazo sería la puesta en valor de los sitios y es allí donde los arqueólogos debemos profundizar y tender redes con los estamenUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 81 tos adecuados para lograr cumplimentarlo y de este modo posibilitar una mejora desde lo económico en muchos pobladores. Asimismo, pudimos acceder a piezas arqueológicas y relatos que hasta hace poco no estaban a nuestra disposición y que son de gran valor para profundizar el conocimiento de los aspectos económicos, políticos, sociales y culturales de las sociedades Aguada que habitaron el valle entre los siglos VI al XI d.C. En síntesis, sabemos que aún estamos lejos de lograr los objetivos planteados, que nos falta mucho trabajo por hacer, pero creemos que vamos encaminándonos, sin olvidar que la población local constituye una pieza fundamental en nuestra labor y que debemos seguir trabajando en conjunto en un nivel de igualdad donde nadie se superponga sobre el resto. De este modo, juntos, podremos lograr ese objetivo común por el cual trabajamos, rescatar la cultura Aguada del olvido. Córdoba, 24 de agosto de 2019 agradecimientos Agradecemos a Patricia, Elizabeth, Gustavo, los alumnos de la escuela Escuela N° 370 Julio Argentino Roca y la comunidad de Los Castillos. Los trabajos presentados en este artículo fueron financiados con un subsidio de la Convocatoria Compromiso Social Universitario de la Dirección Nacional de Desarrollo Universitario y Voluntariado, Secretaría de Políticas Universitarias. y el Proyecto de Unidad Ejecutora “Proyecto integral de investigación, preservación y transferencia del patrimonio, Instituto de Antropología de Córdoba, UNC-CONICET”. Bibliografía Assandri, S. B. (2007). Procesos de complejización social y organización espacial en el Valle de Ambato, Catamarca, Argentina (Tesis de Maestría en Arqueología). Universidad Internacional de Andalucía. España. Recuperado de: http://www.unia.es/nuevo_inf_ academica/ visualizar_file_Adjunto.asp?ID=3237 82 | Ballart Hernández, J. (1997). El patrimonio histórico y arqueológico: valor y uso. Barcelona, España: Editorial Ariel. Berger, P., & Luckmann, T. (1983). La construcción social de la realidad. Buenos Aires: Amorrortu. Bonnin, M. (2000). 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La mIrada de La PoBLacIón LocaL Docentes y alumnos de la Escuela N° 370 Julio Argentino Roca, Los Castillos, Catamarca UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 85 86 | UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 87 de PoBLadores, museos y conservacIón de materIaLes. una exPerIencIa PartIcIPatIva en eL museo de sItIo de eL shIncaL de quImIvIL (Londres, catamarca) *Guillermina Couso, *Julieta Pellizzari, *, **Reinaldo A. Moralejo y *, **Diego Gobbo resumen El Shincal de Quimivil, es un sitio arqueológico ubicado en la provincia de Catamarca, considerado como una de las instalaciones que fueron capital de provincia (wamani) de la administración incaica del kollasuyu. Para Raffino (2004), constituye uno de los centros políticos y ceremoniales más importantes del Noroeste argentino. A principios del 2012 el gobierno de la provincia de Catamarca inició las gestiones ante el Ministerio de Turismo de la Nación para promover y ejecutar una segunda puesta en valor denominada “Proyecto Integral de Revalorización del Sitio Arqueológico El Shincal de Quimivil”, contemplando en su realización tres ejes rectores para su desarrollo. Este trabajo hará hincapié en uno de ellos, el edilicio, que consistió en la ampliación, reorganización y remodelación total del Museo de Sitio. El objetivo general es el de caracterizar los diferentes momentos en la construcción del nuevo Museo de Sitio, remarcando la importancia de propiciar constantes instancias de diálogo entre la comunidad local, investigadores y autoridades; aunando voluntades * Museo de La Plata, División de Arqueología, Facultad de Ciencias Naturales y Museo (Universidad Nacional de La Plata). E-mail: mgcouso@hotmail.com ** CONICET UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 89 en la actualización de las problemáticas relativas al patrimonio y su exhibición, creando así nuevos consensos compartidos. Palabras clave: puesta en valor, museo de sitio, patrimonio, comunidad. Introducción El Shincal fue reconocido por primera vez como instalación arqueológica hacia principios del siglo XX, gracias al trabajo de naturalistas e investigadores como Adán Quiroga ([1897], 1992), Hilarión Furque (1900), Carlos Bruch (1913) y Vladimir Weiser para la expedición Muñiz Barreto hacia 19201. Sería Alberto Rex González quien desarrollaría en el sitio las primeras excavaciones sistemáticas en el sitio (González 1966); y a partir de la década del 80´ Rodolfo Raffino, junto a su equipo de investigación, continúan los trabajos en el sitio hasta la actualidad (Raffino 1981, 1997, 2004; Raffino et al. 2015, entre otros). En sus comienzos, Rodolfo Raffino, para llevar adelante sus trabajos en Shincal elabora el proyecto denominado “NOA: Arqueología, Urbanismo, Ecología. Fase El Shincal”. Este fue el primer proyecto que se formalizó por un acuerdo entre la Municipalidad de Londres, en el que el Dr. Rodolfo Raffino como director del proyecto y el Lic. R. Darío Iturriza como arqueólogo de campo y responsable del sitio. Dicho proyecto científico, bajo el amparo del CONICET y otros organismos que lo patrocinaron, incluyó exámenes artefactuales, investigaciones sobre urbanismo prehispánico e hispánico, ecología y etnohistoria regional, actividades que significaban la continuidad de las primeras investigaciones dirigidas por Raffino y el arquitecto Ricardo Alvis a partir de 1981. Además, el proyecto contempló, la revalorización de conjuntos arquitectónicos, la creación de un Centro de Apoyo e Interpretación del sitio en las dependencias de la Municipalidad de Londres y una vivienda/depósito para soporte técnico, actividades de 1 90 | Archivo de la División Arqueología del Museo de La Plata 1925-1926. Diario de Viaje y Fotografías de la VIII Expedición Arqueológica Benjamín Muñiz Barreto a la Provincia de Catamarca. Archivo de la División Arqueología del Museo de La Plata. Facultad de Ciencias Naturales y Museo. Universidad Nacional de La Plata. transferencia cultural y almacenaje de materiales arqueológicos2, es decir, la creación de lo que sería un Museo de Sitio, siendo uno de los primeros de este tipo en nuestro país. La incorporación de estos últimos tres puntos determinó la apertura de un nuevo horizonte que permitió, no solo complementar la investigación arqueológica, sino también pensar nuevas problemáticas a través de actividades concernientes a la gestión del patrimonio del sitio y su entorno inmediato (Figura 1). Figura 1: a) El Dr. Rodolfo Raffino en El Shincal de Quimivil en el año 1981; b) vista del vano de entrada de la Kallanka 5 de El Shincal en 1982. Como resultado del mencionado proyecto, en el año 1997, El Shincal fue declarado Monumento Histórico Nacional (Decreto Ley Nº 1145/97) por la Comisión Nacional de Museos y de Monumentos y Lugares Históricos (Ley Nacional Nº 12665/40). A partir de ese momento, El Shincal fue inscripto en el Registro Nacional de Bienes Históricos e Histórico-Artísticos. De este modo la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos quedó comprometida a cooperar con las autoridades de la provincia de Catamarca y del 2 Fue fundamental el patrocinio del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (CONICET), junto al Programa de Incentivos del Ministerio de Educación de la Nación con lugar de ejecución en la Universidad Nacional de La Plata. A ellos se sumaron los permanentes aportes de la Provincia de Catamarca y de la División de Arqueología del Museo de La Plata – Facultad de Ciencias Naturales y Museo de la Universidad Nacional de La Plata. UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 91 Municipio de Londres a los efectos de su preservación, rehabilitación y guarda del sitio (Art. 3° Decreto Ley Nº 1145/97). Posteriormente, y como parte de nuestro quehacer como investigadores, detectamos un largo periodo de desatenciones en el sitio, siendo necesario elaborar un nuevo proyecto para volver a recuperar el valor cultural, histórico y patrimonial de este lugar. Es así como en el año 2012 se gestó el “Proyecto Integral de Revalorización del Sitio Arqueológico El Shincal de Quimivil”, impulsado por los numerosos reclamos que habíamos efectuado ante las autoridades locales y provinciales donde dábamos cuenta de una situación de riesgo del patrimonio. Por esta razón, en el año 2012, el gobierno de la provincia de Catamarca inició las gestiones ante el Ministerio de Turismo de la Nación para promover y ejecutar una segunda puesta en valor denominada “Proyecto Integral de Revalorización del Sitio Arqueológico El Shincal de Quimivil”. Esta etapa tuvo su culminación en junio de 2015, momento en el cual se llevó a cabo una ceremonia de inauguración en la que participaron cientos de pobladores de Londres, Belén y localidades vecinas, diversas autoridades y artistas locales, regionales y nacionales, miembros de Pueblos Originarios, investigadores y decenas de turistas3. Este nuevo proyecto de puesta en valor se desarrolló teniendo en cuenta tres ejes: a) edilicio, que consistió en la ampliación, reorganización y remodelación total del Museo de Sitio; b) turístico, a partir del cual se generó nueva cartelería y folletería, nuevos senderos y espacios de descanso; c) gestión, organización interna y difusión, que permitió aumentar el personal permanente a cargo del sitio y la formación de guías. Además, se elaboró un Plan de Manejo del sitio, un Guion Museológico y Museográfico (Fernández Balboa 2015; Fernández Balboa et al. 2015; Quaranta et al. 2016), un libro con diversos artículos científicos donde se muestran las últimas in- 3 Este proyecto integral fue llevado a cabo por el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, el Ministerio de Turismo de la Nación, el Gobierno de la Provincia de Catamarca junto a las secretarías de Estado de Cultura y Turismo y la Dirección Provincial de Antropología, la Municipalidad de Londres y la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, con el asesoramiento de investigadores del Museo de La Plata, el CONICET y la Universidad Nacional de Catamarca. 92 | vestigaciones realizadas en el sitio (Raffino et. al. 2015) y un libro de narrativa infantil (Espósito 2015). Empezando a pensar “un Museo de Sitio” ¿Qué es un Museo de Sitio?, de acuerdo a lo establecido por el ICOM (Consejo Internacional de Museos), en un informe publicado en 1982, los museos de sitio constituyen “un museo concebido y organizado para proteger un patrimonio natural y cultural, mueble e inmueble, conservado en su lugar de origen, allí donde este patrimonio ha sido creado o descubierto”. Según este organismo, los “museos de sitio” pueden darse en cualquier lugar que “por su interés ecológico, sociológico, científico e incluso por el testimonio que da sobre la cultura y la historia de una comunidad humana; forma parte del patrimonio natural o cultural de dicha comunidad, ya sea local, regional, nacional e internacional” (Fernández Balboa 2015). Tomando esta definición de Museo de Sitio, focalizamos nuestro trabajo en empezar a pensar este Museo de Sitio, pero desde una visión compartida, con la comunidad, autoridades, museólogo, investigadores, entre otros. Esta labor comenzó en septiembre de 2012 cuando, impulsado por el Ministerio de Turismo de la Nación, el museólogo Carlos Fernández Balboa realizó el taller de identidad regional en la comunidad de Londres, en donde participamos como investigadores. Fernández Balboa sería el encargado de darle vida a este nuevo Museo en el marco del “Proyecto Integral de Revalorización del Sitio Arqueológico El Shincal de Quimivil”. En este taller se trataron varios temas, haciendo hincapié en los bienes depositados en el Museo y su procedencia, pudiendo éstos ser el resultado de excavaciones arqueológicas o donados por pobladores de la zona (Fernández Balboa 2015). Estos, entre otros temas tratados en el taller, resultaron ser los disparadores a la hora de pensar un nuevo Museo integrando con la comunidad. Además, previo a las tareas de revalorización del sitio, se realizaron entrevistas a los pobladores locales en diversos encuentros y/o talleres, donde participó la comunidad junto a los investigadores, en donde se indagó sobre cuestiones vinculadas acerca de ¿qué es un museo?, ¿qué significa tener un museo?, ¿qué es lo que hay que preserUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 93 var?, ¿cómo se organizaría un museo?, sobre la importancia de establecer un Comité de Sitio y quiénes deberían ser los actores partícipes, entre otros aspectos. Por otro lado, se llevaron a cabo talleres de extensión universitaria, por ejemplo en la Escuela Secundaria N° 30 “José Hernández” de Londres, que también nos permitieron obtener un panorama más completo acerca de las diferentes concepciones vinculadas con El Shincal y con la idea de patrimonio (Moralejo et al. 2015). En esta instancia, resultó vital el aporte realizado por la turismóloga del proyecto Marta Laudani, la que a nuestro entender tuvo un rol fundamental, por ser en diferentes oportunidades intérprete y transmisora de las voces de los pobladores durante la puesta en valor del sitio. En sus palabras “Este es un pequeño espacio para los que construyen la identidad de un patrimonio y la memoria de un lugar, para quienes tienen las manos ajadas de poner piedra sobre piedra para levantar una pirca, los dedos manchados de teñir la lana o la vista cansada por tantas horas frente al telar, la espalda dolorida de horas de excavación en metódicos estratos, la garganta gastada de ponerle su voz a las historias y las rodillas resentidas de transitar sus escalones, el delantal manchado de harina de los panes que se alistan en el horno de barro, los nudillos con callos de golpear puertas para gestionar lo mínimo, el brazo exhausto de abrirse paso entre malezas y burocracias, son ellos todos y cada uno, las “gentes” que hacen El Shincal” (Laudani 2015:144). Todo esto nos dio las pautas para elaborar un mapa de valoración de la situación y así poder establecer, mediante una sumatoria de criterios, cuáles eran las tareas más emergentes, dando así inicio a los nuevos trabajos de revalorización del sitio. en relación a los objetos del museo A mediados del 2013, comenzamos a trabajar en la ejecución del proyecto. En primera instancia, junto a profesionales y vecinos de la comunidad realizamos una evaluación del estado del Museo, haciendo primeramente una evaluación del estado del mismo, para luego comenzar a desmontarlo lentamente, realizando un inventario provisorio 94 | de las piezas que fueron albergadas en el antiguo depósito del museo, y trasladando los muebles originales, que serían reemplazados, hacía lugares de la comunidad donde fueran necesarios. Además, mientras se desmontaba el antiguo museo, se hacía a la par una evaluación del estado en el que se encontraban las piezas, teniendo en mente la elaboración de un procedimiento de conservación preventiva y restauración sobre todo el material presente. Incluso se realizaron acciones de restauración sobre la maqueta histórica que se encontraba en el museo y que fue realizada por técnicos del Museo de La Plata, dado que los pobladores deseaban, por su vínculo afectivo, que siguiera en exhibición por más que ya se había proyectado una sala con una maqueta nueva, en una escala mayor. acciones de conservación de los materiales del museo El conjunto de bienes que actualmente se encuentran exhibidos y depositados en el Museo de Sitio provienen de las distintas excavaciones arqueológicas realizadas en el Shincal, como también de los diversos rescates arqueológicos efectuados en la zona, y material donado por los pobladores de El Shincal y zonas aledañas. Parte de este material ya contaba con un inventario realizado por el Lic. Darío Iturriza, arqueólogo a cargo del sitio en la década del ´90. Sin embargo, esta documentación desapareció con el paso del tiempo como producto del olvido y la falta de herramientas a la hora de administrar el sitio, por lo que fue necesario realizar un nuevo inventario al cual se sumó la incorporación de nuevas piezas arqueológicas que fueron donadas al museo. De este modo, elaboramos un informe con datos detallados y actualizados, acompañados de un registro fotográfico y digitalización de toda la información, evaluando y documentando su estado de conservación. Es importante destacar que, por primera vez en la historia del museo de El Shincal, se establecieron protocolos para el desarrollo de dichas actividades enmarcados dentro de los parámetros actuales de manejo y conservación de colecciones patrimoniales, incluyendo también cuestiones vinculadas a los tratamientos de intervención y restauración de los materiales arqueológicos. UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 95 Hasta ese momento las acciones de conservación, habían sido condicionadas por las posibilidades de su contexto y resultaron efectivas ante la necesidad de asegurar la permanencia de la cultura material. Estas piezas eran frecuentemente manipuladas a través de limpiezas y reparaciones llevadas adelante por los investigadores, sus asistentes, voluntarios, estudiantes, e inclusive por los propios vecinos, abordando por necesidad intervenciones intuitivas sin conocimientos específicos. Estas intervenciones llevadas adelante durante más de 15 años, hoy en día son consideradas incorrectas, es por ellos que en este proyecto implementamos el abordaje de conservación siguiendo los estándares internacionales actuales, cuyos criterios están plasmados en el “Código de Ética para el Ejercicio Profesional” (Código De Ética del American Institute for Conservation of Historic and Artistic Works (AIC) 1994)4. Este documento establece que el conservador debe regir todas sus acciones por un respeto al original, debe implementar medidas de conservación preventiva esforzándose en limitar daños o deterioros a los bienes. Además, debe tener en cuenta los materiales y métodos, los cuales deben ser pertinentes a cada objeto en particular, respetando las huellas del pasado. Debe procurar aplicar una intervención mínima, aplicando materiales reversibles, permitiendo de este modo retratamientos o análisis posteriores. Debe utilizar materiales estables y documentar todo el procedimiento por medio de fichas e informes. De esta manera se orientaron las acciones de conservación para permitir la legibilidad de los objetos al público en general, cumpliendo una función social al permitir, con un debido tratamiento, brindar la capacidad de comprender los objetos en un entorno de exhibición. Es por ello que en primera instancia se realizó un abordaje de medidas de conservación preventiva, contemplando factores ambientales, contenedores de guarda y soportes expositivos y situaciones puntuales se diseñó un plan de intervención para la estabilización de todos los bienes, tarea que implicó un registro y fichado de las piezas que estarían en guarda en el acervo, así como las que fueron seleccionadas 4 96 | https://www.culturalheritage.org/docs/default-source/administration/governance/ c%C3%B3digo-%C3%A9tica-en-espa%C3%B1ol.pdf?sfvrsn=13&fbclid=IwAR1e5R0LFVTYFeTRmiJvglOCCiz-BTy_5p0jaaBzes0zedpuCgJCNiY_Ro para exhibición. Por otra parte, se realizó la identificación y el registro fotográfico de los principales deterioros, limpiezas mecánicas en seco y en húmedo puntuales (casos excepcionales); se consolidaron las grietas y rajaduras, se procedió al remontaje y adhesión mediante materiales reversibles y se revisaron y ajustaron intervenciones antiguas. Estas acciones se documentaron en fichas de registro con el fin de optimizar futuras retratabilidades del objeto. Todas estas estrategias de conservación pretendieron brindar pautas de manejo y administración para la preservación de los bienes, que permitieron, por un lado, fortalecer la conservación de los mismos y, por otro, mejorar la calidad de la experiencia recreativa-educativa de los visitantes. Además, se realizó un inventario lo que permitió lograr un adecuado ordenamiento para garantizar la conservación de los bienes, contabilizando y catalogando todo el material, y resguardándolo en condiciones adecuadas para su preservación a largo plazo. sobre el acervo de las colecciones del museo Otro de los puntos que abordamos a la hora de atender el reclamo de la comunidad, estuvo relacionado con la ubicación y condiciones de conservación de las piezas donadas o que fueran donadas al Museo. Ello nos condujo a la idea de instalar un acervo de colecciones “visibles” y “visitables” como una forma más concreta de democratizar el patrimonio de todos. Se trata de una característica novedosa y particular que permite que los objetos sean observados desde una de las salas de exhibición. De este modo, dicho espacio deja de ser un lugar restringido y el visitante puede observar la totalidad de las piezas de la colección. Este depósito cuenta con mobiliario adecuado a los materiales que contiene, estanterías metálicas y soportes adecuados para las piezas más sensibles, lo que permite una distribución ordenada y visible, donde las etiquetas de cada una de las piezas están claras y accesibles evitando de este modo la manipulación innecesaria de las mismas (Figura 2). UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 97 Figura 2: a) Fotografía del interior del depósito del Museo de El Shincal; b) vista del depósito desde una de las salas de exposición. el Plan de manejo de las colecciones de museo Un factor que consideramos fundamental, fue la elaboración de un Plan de Manejo, como eje conductor de toda actividad llevada adelante en el sitio con lineamientos claros para futuras intervenciones, contemplando diversos aspectos arqueológicos, museísticos, turísticos, educativos, de difusión y comunicación. El mismo se encuentra actualmente en proceso de revisión por la Dirección Provincial de Antropología de Catamarca dependiente de la Secretaría de Estado de Cultura de Catamarca. Este cuerpo documental constituye de por si un avance en cuanto a la elaboración de un documento único que sienta precedente con respecto a la gestión y manejo de un sitio arqueológico en la provincia de Catamarca. También se está realizando un Reglamento de Manejo Interno destinado a regular la cuestión administrativa del sitio (Quaranta et al. 2016). En el mencionado Plan de Manejo, se presenta un acápite acerca del Museo que incluye dos apartados que abordan lineamientos en cuanto a lo administrativo y operativo; y uno sobre educación, divulgación científica y comunicación. En el plano administrativo se abordan cuestiones vinculadas al manejo de colecciones, detallando la normativa a tener en cuenta sobre los bienes patrimoniales que se encuentran en el Museo, plan de manejo de la colección, inventario, elementos de la colección del museo, tipos de circulación de piezas, 98 | funciones de los responsables de la reserva, ingreso de bienes a ser custodiados en el museo/depósito y los procedimientos para una adecuada documentación de objetos patrimoniales, en relación a la normativa vigente. En el plano operativo se tratan cuestiones acerca del plan de preservación de las colecciones, es decir de su conservación y cuidado, siendo estos bienes custodiados en el museo/depósito, sobre la exhibición de los mismos, sobre la colecciones en exhibición y colecciones en depósito. Y finalmente en el plano de la educación, divulgación científica y comunicación, se define cuales son las actividades educativas y de extensión vinculadas al museo, punto fundamental a la hora de pensar un patrimonio construido y compartido por todos. en relación al patrimonio cultural inmaterial Otro punto importante que surgió de las reuniones con la comunidad y de los talleres de extensión universitaria con los colegios de la zona, fue replantearnos que sucedía con el patrimonio cultural inmaterial. Es por ello que hemos dejado explicitado en el plan de manejo, que el sitio está conformado por infinidad de aspectos materiales e inmateriales que lo atraviesan desde diversas y significativas perspectivas para la comunidad. De este modo, se concibió que sea un sitio de acceso a la comunidad en donde se puedan realizar determinadas actividades, previa autorización de la responsable del sitio, entendiendo que estos espacios siguen revistiendo usos sagrados y ceremoniales (Figura 3). Un ejemplo de ello es la ceremonia del Inti Raymi (Fiesta del Sol) que se celebra entre el 20 y el 24 de junio de cada año y que consiste en una de las principales celebraciones del mundo Andino relacionada con el inicio de ciclo para todos los Pueblos Ancestrales de Sudamérica. Desde el año 2003 y hasta el 2017, inclusive, esta ceremonia fue llevada a cabo por el Comunitario Otorongo Wasi. A partir del año 2018, la misma comenzó a ser oficiada por la Dirección Provincial de Antropología y la Secretaría de Estado de Cultura de Catamarca (González Mertián 2017). UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 99 Figura 3: a) Ceremonia propiciatoria para la Pachamama; b) Danzas folklóricas en la inauguración del Museo de Sitio. El Guion Museológico y Museográfico Dentro de este eje, se sumó la producción de un Guion Museológico y Museográfico (Fernández Balboa 2015). El primero consiste en el desarrollo de los contenidos o temas a comunicar, por lo que se convierte en una herramienta de base para preparar el cómo se realizará la exhibición o guion museográfico del Museo de Sitio El Shincal. Es decir, se desarrolla la información y la división de los temas de acuerdo con la localización de los objetos y del espacio, los tópicos señalados para la exhibición y la catalogación de la colección. El contenido del Guion Museológico estuvo a cargo del equipo de investigación del sitio del cual formamos parte, mediado a la hora de ser plasmado en el Museo, por el mencionado Fernández Balboa. De acuerdo a la diversidad del público visitante (no siempre especializado en temas de arqueología) el mensaje transmitido tuvo como propósito responder las siguientes incógnitas ¿Quiénes eran los Inkas? ¿Cómo era su forma de vida y qué espacio ocupaban? ¿En qué consiste el Camino del Inka? ¿Cuál es su vinculación con El Shincal? ¿Cuál es el rol de El Shincal en el Camino del Inka? ¿Cuál es la importancia del sitio en Argentina, quién lo descubrió y cómo fue ese descubrimiento? ¿En qué consisten los trabajos arqueológicos que se hacen en el sitio? ¿Cuál es la relación e importancia de las plantas nativas con la cultura incaica? 100 | Es importante resaltar que mientras se ejecutó el proyecto de revalorización se desarrolló una amplia campaña de difusión en el ámbito local, provincial, nacional e internacional. Se realizaron charlas en la localidad de Londres y Belén con el objetivo de comunicar el avance de los trabajos de investigación y conservación desarrollados en el marco del proyecto. Es por ello, que durante uno de estos encuentros, parte de la comunidad hizo hincapié en la importancia de que en el museo existiera un espacio donde se pudieran observar las prácticas actuales que realiza la comunidad, como es el caso del trabajo de la nuez, la elaboración de textiles y alfarería. Este espacio recibió la denominación de “El Shincal… un espacio para todos” dentro del mencionado Museo. En relación a la museografía, es decir, al montaje de la exposición en el edificio, se evitaron los espacios rígidos y se utilizaron sistemas de montaje dinámicos que facilitaron la circulación, sin descuidar la conservación en exhibición de las piezas arqueológicas. Se diseñaron mobiliarios adecuados a dicho espacio y se rediseñó la cartelería acorde al mensaje museológico, no solo del museo sino del sitio en general. El discurso museográfico elaborado para el nuevo museo se complementó y desarrolló con los contenidos de la cartelería interpretativa, a fin de no repetir el discurso y jerarquizar los puntos de mayor interés con las informaciones convenientes y los dibujos con las reconstrucciones. Las ilustraciones de toda la cartelería se basan en las crónicas ilustradas de Felipe Guamán Poma de Ayala (Nueva Corónica y Buen Gobierno) y del Fray Martín de Murúa (Historia General del Perú), en estudios arqueológicos y relatos etnográficos, como así también en las diversas representaciones que actualmente se llevan a cabo en diferentes lugares del Tawantinsuyu. Además se utilizaron diversas herramientas museográficas como maniquíes, recursos audiovisuales y una gran maqueta del sitio (Fernández Balboa 2015; Quaranta et al. 2016) (Figura 4). UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 101 Figura 4: a) Ilustraciones y cartelería del museo; b) Maniquíes y muñecos; c) Maqueta del sitio; d) Cartelería en el sitio. comentarios Finales El trabajo de realizar un nuevo Museo, y uno que fuera en particular de Sitio, dentro de uno de los enclaves incas más importantes de la Argentina, fue pensado desde un comienzo como un lugar para conservar nuestro patrimonio cultural (material e inmaterial), y natural, como testimonio de las diferentes poblaciones que han convivido en el lugar a lo largo del tiempo, pero que además, no se desentendiera de la historia de la comunidad local, y de su idea sobre lo que es el patrimonio. Todo ello hubiera sido una tarea imposible de realizar si no hubiese sido construido, en palabras de Laudani, entre “las ´gentes´ que hacen El Shincal”. Cada una de las instancias de trabajo, fue mediada por estas “gentes”, quienes constantemente nos han hecho reflexionar sobre la idea de patrimonio, sobre qué es lo que realmente consideran “patrimonializable”. Y de ahí comprender qué es significativo para ellos a 102 | la hora de pensar en una exhibición que articule el saber científico del sitio con sus saberes ancestrales, producto de sus cotidianeidades. Es por ello que consideramos fundamental, como practica en nuestra profesión, el diálogo continuo con la comunidad, que nos desafían a pensarnos y repensarnos constantemente. Este trabajo es una muestra de cómo pensamos la construcción colectiva de nuestros saberes, y las formas de transmitirlo. Es por ello, además, que en este último tiempo hemos comenzado a desarrollar otras estrategias de transmisión, un poco más desestructuradas, que abordan otras temáticas resultantes de los nuevos estudios realizados en el sitio. Por un lado, tenemos el proyecto COLLCA, cuyo objetivo es generar un espacio de turismo astronómico a partir de la construcción y funcionamiento de un observatorio y un centro de interpretación astronómica con fines educativos. Este proyecto fue ideado por el Dr. Ricardo Moyano, especialista en astronomía cultural, y la Encargada del Sitio la Lic. Paula Espósito. Por otro lado, se está diseñando un software para visualizar diferentes modelos tridimensionales de las estructuras del sitio realizados con tecnología LIDAR (Light Detection and Ranging). Este producto conocido como “kiosco interactivo” se está elaborando de manera conjunta con profesionales de la Facultad de Ciencias Astronómicas y Geofísicas y de la Facultad de Bellas Artes de la Universidad Nacional de La Plata. También diseñamos el proyecto TANTA, que se desarrollará dentro de una vivienda (kancha) inca construida en El Shincal, en donde se abordarán diferentes aspectos de la vida cotidiana de los antiguos habitantes del sitio. Se trata de que los visitantes, en especial los más pequeños, puedan experimentar temas vinculados con los cultivos de la época, qué herramientas utilizaban para realizarlos, cómo elaboraban la chicha, la cerámica y los textiles. A ello se suma un recorrido por el Qhapaq Ñan o Camino del Inca conectando diversos sitios incaicos desde Cusco hasta El Shincal. Este proyecto fue ideado también por la Encargada del Sitio la Lic. Paula Espósito. Por último, se está desarrollando un primer modelo de un VideoJuego en Minecraft del sitio arqueológico, cuya autoría (idea y diseño) UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 103 corresponde a uno de los miembros arqueólogos de nuestro Equipo Interdisciplinario de Investigación -el Lic. Diego Gobbo-. Se trata de un juego interactivo donde el “jugador” ubicado en El Shincal durante la época incaica, debe realizar diferentes tareas y acciones para ganar el juego. En este sentido, el usuario puede recopilar recursos naturales y crear objetos como vasijas de cerámica; criar y cuidar llamas; cultivar granos; trabajar el bronce, la plata y el oro; crear vestimentas; trabajar la piedra, entre otras cosas. Todo ello en un entorno lúdico y recreativo, donde a su vez se le irá acompañando con indicaciones, consejos y enseñanzas de la arqueología andina y sobre todo de las investigaciones arqueológicas de El Shincal de Quimivil. agradecimientos Agradecemos especialmente a los pobladores de Londres y Belén por su constante colaboración en estos años de trabajo de investigación y extensión universitaria. Al Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva de la Nación, Secretaría de Estado de Turismo de Catamarca, Dirección Provincial de Antropología de Catamarca, personal del Museo de Sitio El Shincal, Municipalidad de Londres, Fundación de Historia Natural Félix de Azara, Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, Facultad de Ciencias Naturales y Museo, División Arqueología del Museo de La Plata y Universidad Nacional de La Plata por todo su apoyo en las diferentes etapas de trabajo. Al Lic. Darío Iturriza, Lic. Anahí Iácona y Dra. Aylen Capparelli por su apoyo incondicional desde el primer momento que comenzamos a trabajar en el sitio, y en especial a nuestro equipo de investigación integrado por G. Analía Quaranta, Gonzalo Schmidt, Paula Espósito, Milagros Aventín Moretti, M. Agustina Ochoa, M. Florencia Muiña, ya que sin ellos esta magnífica obra hubiese sido imposible de llevar adelante. A Carlos Fernández Balboa, Marta Laudani y Alejandro Cácharo por compartir sus saberes. A Adrián Giacchino y Sergio Bogan de la Fundación de Historia Natural Félix de Azara, quienes han trabajado a la par para que toda la comunidad pueda disfrutar de este maravilloso Shincal. Al Comunitario Otorongo Wasi –especial104 | mente a Juan Acevedo Peinado, Mariana González Mertián y Verónica Inoue por su amistad y por compartir toda su sabiduría andina. Y en especial, a Rodolfo A. Raffino, por sus sabias enseñanzas a lo largo de estos años. Bibliografía Bruch, C. (1911). Exploraciones Arqueológicas en las Provincias de Tucumán y Catamarca. Revista del Museo de La Plata, Tomo XIX, (Primera Parte), pp. 1-200. Espósito, P. (2015). El Shincal de Quimivil: coloreando nuestra historia. (1ª ed.). Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fundación de Historia Natural Félix de Azara. Fernández Balboa, C. (ed.) (2015). El Museo de sitio de El Shincal de Quimivil. Una herramienta para la conservación y el manejo del sitio arqueológico. San Fernando del Valle de Catamarca: Secretaria de Estado de Turismo de Catamarca. Fernández Balboa, C., Quaranta, G. A. y Espósito, P. (2015). De la anastilosis al paisaje cultural. Nuevos desafíos en la patrimonialización de El Shincal de Quimivil. En R. A. Raffino, L. A. Iácona, R. A. Moralejo, J. D. Gobbo y M. G. Couso (Eds. y Comps.), Una Capital Inka al Sur del Kollasuyu: El Shincal de Quimivil. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fundación de Historia Natural Félix de Azara. Pp. 127-141. Furque, H. (1900). Las ruinas de Londres de Quinmivil (Catamarca). Anales de la Sociedad Científica Argentina, Tomo L, pp. 166-171. González, A. R. (1966). Las ruinas de El Shincal. En Actas del Primer Congreso de Historia de Catamarca. Tomo III, pp. 15-28. González Mertián, M. (2017). El Shinkal y su Inty Raymi. (1ª ed.). Santos Lugares, Argentina. Editorial Imaginante. Laudani M. (2015). “Un tumi para El Shincal de Quimivil” Los mapas del alma y del tiempo. En R. A. Raffino, L. A. Iácona, R. A. Moralejo, J. D. Gobbo y M. G. Couso (Eds. y Comps.), Una Capital Inka al Sur del Kollasuyu: El Shincal de Quimivil. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fundación de Historia Natural Félix de Azara. Pp.143-153. Moralejo, R. A.; Couso, M. G.; Gobbo, J. D.; Giambelluca L. R.; Gianelli, J.; Iácona, L. A.; Raffino, R. A.; Capparelli, A.; Aventín Moretti, M.; Ochoa, M. A. y Quaranta, G. A. (2015). Londres... pasado y preUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 105 sente: construyendo el patrimonio cultural. En: R. del V. Rodríguez (Coord.), M. A. López (Ed. y Comp.), Arqueología y Paleontología de la Provincia de Catamarca. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fundación de Historia Natural Félix de Azara. Pp. 237-248. Quaranta, G. A., Schmidt, G. F., Moralejo, R. A., Couso, M. G., Espósito, P., Pellizzari, J., Aventín Moretti, M., Ochoa, M. A. y Muiña, M. F. (2016). El camino hacia la patrimonialización de El Shincal de Quimivil (Londres, Catamarca, Argentina). En M. T. de Haro, A. M. Rocchietti, A. Runcio, M. V. Fernández, O. Hernández de Lara (Comps.), Anti, perspectivas y proyectos culturales en América Latina. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Aspha. Pp. 61-83. Quiroga, A. [1897], (1992). Calchaquí. (3ª ed.). Buenos Aires: Editorial TEA. Raffino, R. A. (1981). Los Inkas del Kollasuyu. (1ª ed.) La Plata: Ediciones Ramos Americana. Raffino, R. A. (1997). El Shincal de Quimivil. Boletín de la Junta de Estudios Históricos de Catamarca, pp. 203-228. Raffino, R. A. (Comp) (2004). El Shincal de Quimivil. San Fernando del Valle de Catamarca: Ed. Sarquis. Raffino, R. A., Iácona, L. A., Moralejo, R. A., Gobbo, D. y Couso, M. G. (Comps. y Eds.) (2015). Una Capital Inka al Sur del Kollasuyu: El Shincal de Quimivil. Ciudad Autónoma de Buenos Aires: Fundación de Historia Natural Félix de Azara. 106 | traBajo arqueoLóGIco, memorIa y ProteccIón de La tIerra. Las reservas camPesInas de ojo de aGua (santIaGo deL estero) * Diego Catriel Leon y **Alfredo Bustamante resumen En este trabajo presentamos un ejemplo de las relaciones establecidas entre comunidad y arqueólogas/os. Específicamente, la interacción entre las arqueólogas/os de un proyecto de investigación que realiza sus estudios en el sur de la actual provincia de Santiago del Estero y los residentes de Las Reservas Campesinas (Central MOCASE) de las Sierras de Ambargasta. Este trabajo es presentado, en parte, como una escritura de tipo confesional/impresionista ya que se intenta transmitir no la corroboración de nuestros saberes sino como ellos se fueron transformando. Pero antes, nos referimos a como los discursos y actividades arqueológicas han impactado en la sociedad santiagueña y la historia de conformación, lucha y protección de la tierra de los integrantes de Las Reservas Campesinas. Por último, se concluye este breve trabajo mencionando que la interacción entre las/os campesinas/os de Las Reservas con los integrantes de este proyecto de investigación arqueológica es algo dinámica y no cerrada y, además, se plantean una serie de lineamientos en los que se vienen trabajando comunidad-arqueólogas/os. * Instituto de Estudios para el Desarrollo Social, CONICET, Facultad de Humanidades, Cs. Sociales y de la Salud, Universidad Nacional de Santiago del Estero, Argentina. E-mail: catriel_leon@hotmail.com ** Reservas Campesinas (MOCASE), Paraje El Cajón, Departamento de Ojo de Agua, Santiago del Estero, Argentina UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 107 Palabras clave: Arqueología- Comunidad- Patrimonio Arqueológico- Memoria- Reservas CampesinasAntes éramos Mentes Cautivas Mary de Las Reservas Campesinas Partiendo de la experiencia personal de uno de los autores (D.C.L.), las relaciones establecidas con las comunidades locales no han sobrepasado en la mayoría de los casos el nivel de comunicación de los resultados o a lo sumo la participación en “el trabajo de campo, la obtención de información y/o brindando apoyo en infraestructura y logística”, como destacan Curtoni y Chaparro (2008:25). El propósito de este trabajo no es criticar el trabajo realizado como arqueólogo sino más bien relatar una experiencia que ha permitido cambiar, en parte, el foco de atención del trabajo arqueológico. En palabras de Rocwell (2005: 10) se trata de: “descubrir y describir los procesos sociales que afectan a los grupos subordinados, junto con ellos. En este caso, el investigador establece una complicidad con los sujetos de una localidad, pero para mirar ambos no hacia el interior de la comunidad, sino hacia algún fenómeno externo de interés común.” En este capítulo se relata la experiencia entre un equipo de arqueólogos, a raíz del proyecto marco “Las sociedades prehispánicas del sur de la actual provincia de Santiago del Estero”, y las comunidades campesinas de Las Reservas Campesinas del Departamento de Ojo de Agua, Santiago del Estero. Primeramente, nos referiremos, por un lado, a algunos antecedentes en Santiago del Estero sobre la comunicación de los resultados de las investigaciones arqueológicas a la sociedad y/o en la intervención de algunas/os arqueólogas/os en la comunidad y, por otro, a la historia de la conformación de Las Reservas Campesinas. 108 | Seguidamente, se narra de manera cronológica las interacciones sucedidas entre investigadores-comunidades-agentes estatales. Pero, ese apartado es narrado por uno de los autores en primera persona (D.C.L.). La intención es generar un escrito, al menos de esa sección, que se relacione con una escritura de tipo confesional/impresionista (Rocwell 2005); es decir, mostrar o transmitir una especie de punto de vista “vivencial” (en el sentido de Quirós 2014). ¿Por qué de esa elección? Porque sucedió en esa vinculación algo que Rocwell (2005) destaca en que el “etnógrafo” (el arqueólogo en este caso) debe dejar el campo transformado. No buscamos ser petulantes con esto último. Además, esto sucedió casi de casualidad ya que nuestros marcos de interpretación (los de ambos autores) se vieron modificados y acrecentados y no nos encontramos para corroborar lo que ya creíamos saber. Para culminar este escrito se dejan algunos lineamientos para continuar con el trabajo. arqueología y sociedad en santiago del estero La comunicación de los resultados de investigaciones arqueológicas a la comunidad y/o la interacción arqueólogas/os-comunidad no ha sido la suficiente. Tan así, que aún hoy circula la idea de los hermanos Wagner, incluso en ámbitos académicos, de una civilización Chaco-Santiagueña (véase Taboada 2011). Sobre todo en las décadas de 1930-40, y en combinación con élites locales, los arqueólogos generaron un discurso que sirvió para consolidar el mito de origen de la santiagueñidad y escindir el pasado prehispánico de las comunidades originarias. De esa manera, el pasado fue desdibujado y apropiado por las clases dominantes, dejando fuera a las clases subalternas (Martínez y Taboada 2011). Por ejemplo, y siendo claros, en sus trabajos de campo los hermanos Wagner utilizaron mano de obra campesina y fue en el único momento en el que involucraron a esas comunidades subalternizadas en sus cuestiones arqueológicas (Martínez et al. 2011). Este último tipo de relaciones con comunidades locales fue el típico desde ese entonces hasta tiempos recientes. Sólo unas pocas excepciones de comunicación al público no especialista y destinada a la sociedad sanUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 109 tiagueña se dieron en la década de 1970 (por ej. Gramajo de Martínez Moreno 1973). Sin embargo, el contexto político de la época dificultó, y en algunos casos impidió, actividades de este tipo para algunos investigadores. Últimamente desde los proyectos arqueológicos radicados en la provincia de Santiago del Estero comenzaron a indagar en temas relacionados con el Patrimonio Arqueológico, así como en el vínculo arqueólogas/os-comunidad y en la comunicación social de los resultados de las investigaciones arqueológicas. Por ejemplo, el resultado de un voluntariado universitario que versó sobre las concepciones de Patrimonio Arqueológico, Cultura y pasado indígena de la provincia. (Togo et al. 2009). Este trabajo tuvo como objetivo generar políticas educativas para modificar concepciones erróneas. Para destacar es el trabajo que se viene haciendo desde el proyecto de investigación dirigido por la Dra. Taboada y que comenzaron a reflexionar sobre el quehacer arqueológico en las comunidades en las que trabajan (Taboada et al. 2013). Dentro de ese equipo de trabajo, Medina Chueca lleva adelante una investigación doctoral cuyas directrices se basan en esas reflexiones primeramente señaladas. Medina Chueca (2015, 2016), desde una etnografía de lo vivido aborda las relaciones que se establecen entre arqueólogos-comunidades-objetos arqueológicos. Es decir, en como los arqueólogos se vinculan con otros sujetos, como esos sujetos se relacionan con los objetos arqueológicos y como nuestras propias practicas arqueológicas sobre esos objetos influyen en nuestro quehacer. Las reservas campesinas de ojo de agua Cabe aclarar que este apartado se realizó con los aportes de uno de los autores de este trabajo (A.B.) y con la síntesis del capítulo recientemente publicado por Díaz Habra y Jara (2018: 233-264). Las Reservas Campesinas de Ojo de Agua son un ejemplo de persistencia de explotaciones agropecuarias sin límites definidos y del uso mancomún de parte de su territorio que han perdurado a través de muchas generaciones (Díaz Habra y Jara 2018; Paz et al. 2018). Las Reservas Campesinas de Ojo de Agua surgieron, por un lado, como una estra110 | tegia innovadora de resistencia de las comunidades campesinas frente a la amenaza de desalojo y a la tenencia precaria de la tierra y, por otro lado, como respuesta organizativa para producir y crear trabajo en el territorio, reforzando los lazos de cooperación. Tales reservas no tienen un estatus jurídico al modo de reservas naturales y, en realidad, generaron un “cercamiento” jurídico-institucional (contracercamiento dirán Díaz Habra y Jara 2018 como concepto que se contrapone al cercamiento de la propiedad privada), utilizando las leyes por parte de los campesinos en defensa de la tierra y los bienes comunes. Estas reservas se localizan específicamente en las sierras de Ambargasta e implican más de 25000 hectáreas, unos 20 parajes (caserío de 10 a 15 viviendas) y alrededor de 200 familias campesinas (Figura 1). Toda esta región posee un clima subtropical continental y una significativa biodiversidad. Sin embargo, en la actualidad presenta serios déficits de agua. Por lo tanto, se trata de un recurso muy apreciado por los campesinos y es una de las demandas históricas del sector hacia el sistema político. Aunque muchos campesinos realizan trabajos artesanales (p. ej. productos de cuero y telar), la producción caprina es la actividad económica principal. Díaz Habra y Jara (2018) destacan otra fuente de ingresos monetarios que se relaciona con las migraciones temporales extra-prediales para la desflorada. Además, durante décadas empresarios privados explotaron minas de manganeso. El impacto de esta actividad extractiva fue tal que no solo generó problemas graves de salud y el deterioro de la tierra sino que aún hoy pervive en las memorias campesinas. Las Reservas fueron fruto de un acuerdo entre los campesinos de la Mesa de Tierras de Ojo de Agua y el Gobierno Provincial, previendo financiamiento estatal y acceso a maquinarias agrícolas. En el marco de este proyecto se vienen diversificando las actividades productivas de bajo impacto y poniendo en valor el paisaje y el modo de vida campesina. Además, se ha prohibido la cacería indiscriminada, las familias campesinas tienen el cuidado de las reservas de agua y, se acordaron pautas para prevenir los incendios forestales y la protección el Patrimonio Arqueológico y Natural. UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 111 Figura 1. Ubicación de Las Reservas Campesinas de Ojo de Agua (arriba) y parajes que se visitaron el 15 de febrero de 2017 (abajo). Uno de los principales conflictos en el área de las actuales Reservas Campesinas surgió cuando un terrateniente de la Sociedad Rural Argentina compró estas tierras en la década de 1920. El objetivo fue hipotecarlas para obtener un crédito e invertir en campos de la región pampeana, que le daban mayor rentabilidad (Díaz Habra y Jara 2018). Esa hipoteca nunca fue cancelada y los terrenos fueron rematados por el banco acreedor, y habrían sido transferidos a un empresario extranjero en la década de 1960. Los campesinos recuerdan hoy en día que este último empresario se aprovechó de ellos por el desconocimiento 112 | del derecho y mencionan una usurpación cultural (recuérdese el epígrafe de Mary al comienzo de este texto). El punto de inflexión de los conflictos en el área de las actuales Reservas Campesinas surgió en el 2003, cuando un grupo de empresarios alambraron las aguadas de uso común de estas poblaciones rurales, restringiendo el paso y el acceso. A esto se le sumó, casi inmediatamente, la intensión de un sector del gobierno provincial de reactivar las minas de manganeso. Estas situaciones fueron clave para planificar y ejecutar una serie de acciones colectivas de autodefensa, en la que intervinieron también actores que brindaron asesoramiento legal a las familias campesinas. De esta forma, las comunidades comenzaron a reunirse regularmente y a utilizar la radio para visibilizar sus problemáticas, canalizar sus demandas y acortar distancias entre vecinos de otros parajes rurales ante la situación de aislamiento geográfico (Díaz Habra y Jara 2018:233-264). Desde ese momento, se ampliaron los vínculos con distintas reparticiones del gobierno provincial. Aunque estos vínculos no han ofrecido una solución definitiva de los conflictos de tierra, ha representado un avance respecto de la invisibilización y estigmatización hacia el movimiento campesino, algo que caracterizó a estos grupos sociales en las dos décadas previas. Para dar origen a las reservas, los campesinos y técnicos estatales que acompañaron el proceso tuvieron que enmarcarse jurídicamente, sobre todo, en la Ley de Bosques Nativos 26.331. De esta manera, se buscó evitar el desmonte y poner límites a la actividad minera intensiva (Díaz Habra y Jara 2018). En tal contexto, se formalizó la creación de Las Reservas en el año 2012 como “Organización Civil Mesa de tierras de Ojo de Agua”. Ahora bien, la negociación y asistencia de las agencias estatales, no siempre armónicas, permitieron a los residentes adquirir fondos para alambrar los predios de uso particular de cada familia y consensuar criterios para el uso de los espacios comunes. En esta dirección, los habitantes de Las Reservas han instalado una cisterna comunitaria y dos perforaciones, lo cual ha permitido morigerar el déficit hídrico y llevar agua (por turnos) con el tractor a veinte comunidades y cuatro escuelas. Otra de las actividades donde se expresan las prácticas comunales en Las Reservas se relaciona con el mantenimiento UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 113 de caminos internos entre los parajes. Además, los pobladores de Las Reservas realizan la venta de leña muerta, ese dinero va a un fondo común y suele emplearse en el mantenimiento del tractor y para combustibles. Cabe aclarar que Las Reservas cuentan además con dos sedes campesinas (salones de usos múltiples) y un vivero. Sumado a ello, con el mismo tractor que distribuyen agua llevan a cabo otros trabajos comunitarios (por ej. aljibes, picadas, represas y limpiezas de cerco). Las redes que van tejiendo los campesinos de Las Reservas con el propósito de afianzar este espacio protegido no solo se orienta a vínculos con agentes estatales, sino que incluye además a grupos urbanos como asociaciones de beneficencia y la universidad. Estos últimos, los agentes académicos, se han constituido también “en mediadores que contribuyen a rescatar y (re) valorizar las características naturales, culturales, paisajísticas de la(s) Reserva(s), creando y recreando los sentidos de la importancia de proteger y promover el territorio campesino de las sierras. Asimismo, su acción puede contribuir a una mayor visibilidad de la lucha e interpelar, sensibilizar y movilizar a otros actores externos para ampliar el espectro de solidaridades. Es decir, darle mayor densidad a la red de este espacio protegido” (Díaz Habra y Jara 2018:253). arqueología y arqueólogas/os en Las reservas campesinas En esta sección se relata en orden cronológico como se fueron desenvolviendo los sucesos y fortaleciendo los lazos entre las comunidades campesinas de Las Reservas y el equipo arqueológico que coordino (D.C.L.). Luego de mi ingreso a la Carrera de Investigador de CONICET (octubre de 2016) debía decidir qué sector del sur santiagueño iba a solicitar en concesión a la subsecretaria de Cultura de la provincia (como ente de aplicación de la Ley Nacional 25.743) para realizar la primera fase de investigaciones y prospecciones arqueológicas. Tenía que decidir si me volcaba a las llanuras con sus ríos y bañados o a las sierras. 114 | Por un lado, y casi de casualidad, había trabado amistad con un docente (J.M.) que trabajaba en una escuela del sur santiagueño. Él fue quien nos (a Analía Sbattella y a mi) puso en contacto a mediados de 2015 con el equipo (encabezado por Marcela Acuña) de la Dirección General de Turismo y Cultura de la Municipalidad de Sumampa (dpto. Quebrachos) y, un años más tarde y trabajando en la Dirección General de Patrimonio Cultural de la provincia de Santiago del Estero (mediados de 2015-mediados de 2016), con los docentes (entre ellos Sofía Rodríguez) de la Escuela de La Ramada (dpto. Salavina). Ambos lugares se encontraban dentro del área presentada en el proyecto a CONICET (dpto. de Quebrachos y Salavina). Es decir, las sierras Ramírez de Velasco y el río Saladillo y sus bañados. Por otro lado, a comienzos de 2017 me disponía a tramitar la concesión de área para la investigación y prospección arqueológica cuando Alejandro Yocca (director de la Dirección General de Patrimonio Cultural de la provincia) me invitó a viajar a Las Reservas Campesinas en las sierras de Ambargasta. El 15 de febrero de ese año nos encontramos en la Dirección General de Patrimonio Cultural (en Santiago del Estero Capital) para emprender el viaje hacia Las Reservas Campesinas los directores de Patrimonio (Yocca) y de Relaciones Institucionales (Abogado Pedro Orieta), el fotógrafo de esta última dependencia gubernamental y los autores de este trabajo (D.C.L. como arqueólogo y A.B. como representante de Las Reservas Campesinas). Debo confesar que no sabía bien de que se trataba ni a que iba y mucho menos me daba cuenta de la relevancia que tendría aquel viaje en mi quehacer investigativo y como repercutiría en la manera de relacionarme con las comunidades. Luego de un poco más de dos horas de viaje por la ruta Nacional 9, tiempo en el que mantuvimos charlas amenas entre los cinco viajeros, llegamos a la entrada de Las Reservas. Un cartel verde de vialidad Nacional que decía “El Cajón” informaba al conocedor que debía doblar hacia la derecha. La entrada era un camino de tierra y, en mi primera impresión y a diferencia del calor del verano santiagueño, no distaba en demasía de aquellos paisajes que había conocido en los trabajos de campo en el río Colorado y Negro (Norpatagonia). Es decir, un ambiente seco y pulverulento con una vegetación xerófila. UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 115 Sin embargo, al adentrarnos ya en Las Reservas pude observar cada vez más el paisaje quebrado de las sierras de Ambargasta. Desde la ruta, y siempre por caminos de tierra, recorrimos aproximadamente 19 Km hasta el Paraje Ashpa Puca (uno de tantos dentro de Las Reservas) en donde nos esperaba la comunidad. Allí se sumaron varios integrantes de ese Paraje (Nino, Mario, Daniel, entre otros) que nos acompañarían hasta el Paraje Salavina (en dirección NO del anterior y a unos 15 Km). Antes hicimos una parada en las “cicatrices” de las Minas de Manganeso que tantas vidas se llevó y otras tantas marcas que dejo en los cuerpos campesinos (p. ej. en Don Cisnero, campesino que supo trabajar en estas minas). En el Paraje Salavina, un terreno aún más quebrado que Ashpa Puca, nos mostraron unas 33 bocas de tinajas que terminaron siendo hornos subterráneos. De ahí, desanduvimos el camino hasta Ashpa Puca en donde, luego del almuerzo, nos mostraron un planchón con unos 20 morteros o tacanas y en la cima del Cerro La Teta grabados rupestres. Hasta ahí, me parecía un viaje más de campo en el cual uno parece cumplir esa función de voz experta que todos desean y esperan escuchar. Sin embargo, ya me llamaba la atención la avidez de todo el contingente en mostrar su patrimonio cultural. Pero el recorrido de ese día no terminaba ahí, seguíamos desandando camino y esta vez nos dirigíamos al Gramillar (otros de los Parajes dentro de Las Reservas) pero antes hicimos un alto en el arroyo el Cajón. Escuchaba entre los diálogos que manteníamos frases como ordenamiento territorial, virtud técnica y cuidar nuestro patrimonio natural y cultural. Para mi sorpresa, en zonas aledañas al arroyo ellos mismos (los campesinos) habían realizado cartelerías tanto indicando lugares naturales como culturales como otros con frases que señalaban el beneficio de cuidar su Patrimonio Natural y Cultural (Figura 2). También, en la margen izquierda del arroyo nos mostraron el arte rupestre del sitio La Salamanca, denominado anteriormente por Gramajo de Martínez Moreno y Martínez Moreno (2005) como sitio El Cajón. Para finalizar el día, había una asamblea campesina en el Gramillar. Así que a la comitiva original se sumaron campesinos de distintos parajes, entre ellos estaba la Piki, Albita, Romina, Silvia, a las vueltas 116 | andaba Ramón y muchos otros participantes (Figura 3). El objetivo era discutir y ponerse de acuerdo respecto a las guías para poder extraer y vender leña muerta. En la misma asamblea, además de hablar los distintos integrantes de las reservas, hicimos algunas menciones el director de patrimonio y yo respecto a lo arqueológico. Destacamos a los conocimientos campesinos como Patrimonio Cultural. Es decir, saberes generados en las relaciones establecidas entre su medio ambiente y las/os campesinas/os (y entre ellos, aunque no sólo entre ellos –también en muchas ocasiones con “patrones” o terratenientes-) que les sigue permitiendo reproducir y transformar sus estilos de vida que los caracteriza y los diferencia de otras comunidades (véase García Canclini 1985). Figura 2. Cartelería realizada por los campesinos para proteger su Patrimonio Cultural y Natural. Por dar unos ejemplos de esos saberes: 1) la utilización que se hace de la goma del árbol de la brea (Cercidium praecox) como mastix, es decir se lo utiliza como pegamento; 2) el conocimiento de los campesinos de prender fuego sobre los planchones graníticos para perforarlos y usarlos, entre otras cosas, para instalar postes de luz; 3) el almacenaje de las chauchas de algarroba al mezclarla con cenizas e UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 117 introducirla en un pozo cavado en la tierra para conservarlas y evitar el ataque de insectos coleópteros de la subfamilia de los Bruchinae y 4) los bienes de uso común así como prácticas comunales expresadas en distintos tipos de trabajos. Los resultados de ese primer encuentro tuvieron consecuencias inmediatas. De acuerdo al artículo 26 de la ley 25.743 que dice “Cuando las investigaciones sean realizadas en predios de propiedad particular, si el solicitante de la concesión lo obtuviere, anexará a la misma el consentimiento escrito del propietario de terreno o de quien esté en el uso y goce de ese derecho.” Basándonos en las partes destacadas en negritas de ese artículo fue que, previo a tramitar la concesión del área de investigación y prospección arqueológica en la subsecretaria de Cultura de la provincia, firmamos el 17 de abril de 2017 un Acta Acuerdo entre los representantes de Las Reservas Campesinas y yo (D.C.L.), como responsable del proyecto de investigaciones arqueológicas. Pero, además, la firma de este documento estuvo respaldado por la Dirección de Relaciones Institucionales y la Dirección General de Patrimonio Cultural, direcciones de la provincia de Santiago del Estero. Figura 3. Encuentro campesino en El Gramillar (Reservas Campesinas). 118 | En este punto, quiero mencionar que en esa Acta Acuerdo, además del consentimiento de las comunidades de Las Reservas Campesinas, se detallaron todos los procedimientos investigativos a desarrollarse por tres años. Pero, la firma del Acta fue sobre todo un hecho político. Es decir, reconocer a las comunidades como legitimas dueñas de las tierras en las que habitan y trabajan. Pero además tuvo el aval, consiente o no, de tres reparticiones gubernamentales (las dos direcciones mencionadas que firmaron el acta y la subsecretaria de Cultura al conceder el permiso, aceptando esta acta como consentimiento de las comunidades). Por mi parte, el hecho de haber tenido en cuenta a las comunidades de Las Reservas representaba un avance en lo personal y me surgía, entonces, una pregunta: ¿Por qué ahora y no antes? Quizá, aunque no del todo claro en esos momentos, antes esa situación de no considerar a las comunidades emergía del hecho de pensar al Patrimonio Arqueológico como perteneciente al Estado y que este lo delegaba, entre otros profesionales, a las/os arqueólogas/os. Quiero decir, en mi parecer había pasado de comprender al Patrimonio como de “todos”, encomendado a profesionales, a un Patrimonio Arqueológico (P.A.) de las comunidades en el que el arqueólogo puede, en algunos casos, enriquecer ese P.A. desde su forma particular de generar conocimiento (en este último sentido me había sentido interpelado por lo vivenciado en Las Reservas). Desde ese entonces los co-autores de este trabajo hemos mantenido reiteradas reuniones-juntadas en las que venimos charlado en como el Patrimonio Arqueológico, al considerarlo legalmente (Ley 25.743), puede también prevenir nuevos desalojos. Aunque estas charlas continúan hasta hoy en día, algunas de esas ideas se formalizaron en la Mesa Panel “Políticas de Patrimonio, Arqueología y Reservas Campesinas” efectuada en la UNSE el 5 de junio de 2017 en la que participamos Alfredo y yo, Roger Almaraz (UPPSAN) y el Lic. Alejandro Yocca. A su vez, en el marco del Acta Acuerdo hicieron sus intervenciones en Las Reservas Campesinas en agosto de 2017 y abril de 2019 las Dras. Natalia Carden y María Gabriela Chaparro (Figura 4). La primera de ellas re analizó, desde perspectivas actuales, el arte rupestre de dos sitios de Las Reservas (Cima Co. La Teta y La SalaUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 119 manca) (Carden y Leon 2019). En tanto que la segunda efectúo un taller participativo, un informe Diagnóstico para la puesta en valor de los sitios arqueológicos y una comunicación en el último Congreso Nacional de Arqueología Argentina (Chaparro 2019a, 2019b). Figura 4. Análisis del Arte Rupestre del sitio Co. La Teta por Dra. Carden (arriba) y Taller participativo coordinado por la Dra. Chaparro (abajo). Siempre en el marco del Acta Acuerdo he participado, dando mi opinión como arqueólogo, en tres reuniones inter institucionales. En dos de ellas (28/02 y 10/10 de 2018) con el objetivo de continuar con el ordenamiento territorial de Las Reservas y recientemente (24/6 120 | de 2019) con el propósito de comenzar a gestar un plan sustentable de turismo ambiental y antropológico/arqueológico. Además, he sido invitado a dos encuentros campesinos en Las Reservas Campesinas (Las Cañitas -14/6/18- y Alijilán -6/7/19-) para hablar sobre la relación Vestigios Arqueológicos/Memoria y sobre la Ley 25.743, en particular el artículo 13 y la reglamentación del mismo que obliga a suspender cualquier actividad que perjudique el Patrimonio Arqueológico y Paleontológico (Figura 5). Hacía más de un año que venía mascullando esa relación de los integrantes de Las Reservas Campesinas con su Patrimonio Arqueológico. En más de una ocasión me habían mencionado que ellos no se consideraban Pueblos Originarios. Sin embargo, considero, por un lado, que estas comunidades pueden haber sufrido procesos de invisibilización de sus identidades indígenas como en otros lugares de Santiago del Estero (véase Grosso 2001) y, por otro lado, las identidades son dinámicas, inacabadas e históricas y por lo tanto en algún momento pueden dar lugar a un proceso de re etnización (véase por ejemplo Restrepo 2007 y Manasse 2008). Pero no entendía del todo ese vínculo con su patrimonio, cuando en la primera de las reuniones Interinstitucionales (28/2/2018) me tocó hablar y recordé un texto de Pierre Nora. Ese texto me ayudo a cristalizar esa relación que mantienen las comunidades campesinas con los vestigios y lugares arqueológicos como lugares de memoria y con la memoria. Quiero decir, más que ver esas materialidades y sus lugares insertos en un proceso histórico, y en busca de una ancestralidad que por ahora no sucede (véase Manasse 2008), verlos vinculados a lo afectivo y ligados a recuerdos borrosos que legitima el pasado vivido por los grupos sociales (Nora 2008). El ejemplo que nos ha permitido (a la comunidad campesina y a mi) concretar estas ideas es lo que despierta nuestra casa de la infancia en la que al recorrer los espacios recordamos vívidamente (y omitimos y olvidamos también otros) y actualizamos aquel pasado en el presente. Entonces, esas relaciones que se actualizan desde lo emotivo han ido conformando identidades particulares de estos campesinos serranos. UNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 121 Figura 5. Encuentro campesino en Las Cañitas (Reservas Campesinas). Consideraciones finales A Las Reservas Campesinas de Ojo de Agua se las puede ver hoy como un proceso organizativo inacabado, en palabras de Díaz Habra y Jara (2018:260) “una experiencia en marcha, un diseño en construcción”. Los campesinos que la integran, en conjunción con agentes externos, han sabido generar un espacio protegido, no como un parque natural sino en el sentido de red o telaraña rural combinado con un “cercamiento” jurídico-institucional en la defensa, la protección y el aprovechamiento sostenible de los bienes comunes y parcelas familiares (Díaz Habra y Jara 2018). Es, creemos, en este punto la importancia de contribuir al “cercamiento” jurídico-institucional a partir de nuestra virtud técnica como arqueólogas/os (p. ej. aportando en relación a la Ley Nacional 25.743 de Protección del Patrimonio 122 | Arqueológico y Paleontológico, como lo ha sido la de protección de Bosque Nativos). Pero también para darle mayor densidad a la red de este espacio protegido (p. ej. escribir este texto sobre como vivencian los y las campesinos/as el Patrimonio Arqueológico como lugares y objetos de Memoria es poner en tapa a Las Reservas dentro de nuestro campo disciplinar). En este último sentido, y en el marco del Acta Acuerdo pero también excediéndolo gratamente, están en proceso una serie de actividades y de planes a corto plazo: 1) Generación de una Biblioteca Audiovisual que recopile las memorias y los saberes campesinos (basados en la idea de Civallero 2006 sobre la generación de Bibliotecas con Colecciones Sonoras). Que dicho material digital quede bajo la guarda campesina en Las Reservas y que se actualice y modifique tantas veces como sea necesario. 2) Con relación a lo anterior se prevén realizar una serie de talleres en los que los participantes expondrán sus habilidades e intercambiarán saberes sobre una práctica en particular (por ej. teleras/os, talabarteras/os). 3) Conformar y formar los guardianes del Monte. Es decir, capacitar a jóvenes campesinas/os en saberes arqueológicos y ambientales para la Protección del Patrimonio Cultural y Natural de Las Reservas. 4) Continuar con los trabajos arqueológicos para generar desde el presente más conocimiento sobre el pasado y de esa forma producir un insumo básico que permita diseñar un plan de turismo ambiental y antropológico. Todo esto representa un desafío tanto para arqueólogas/os como para la comunidad, sobre todo para no transformar estas experiencias y a Las Reservas Campesinas en un reducto exótico para el turismo y sí, por el contrario, pensarlas “como un espacio de re-existencia y promoción de los lazos solidarios que están presente en la cotidianidad de sus habitantes” (Díaz Habra y Jara 2018:260). agradecimientos Ambos autores consideramos esta sección no menos importante que las anteriores. Queremos agradecer a los dos evaluadores de este trabajo (anónimo y Dr. Luis del Papa) por sus comentarios y sugerencias y a todas las personas mencionadas en el texto e instituciones inUNA ARQUEOLOGIA ENTRE TODOS | 123 volucradas (CONICET, UNSE, Dirección General de Patrimonio Cultural; Dirección de Relaciones Institucionales, Dirección provincial de Vialidad, Dirección de Bosques, Jefatura de Gabinete y la Gobernación de la provincia de Santiago del Estero). En particular, queremos agradecer al modo de comunicación logrado que nos ha permitido transformarnos y seguir caminando juntos. Los olvidos y lo expresado en este texto es nuestra responsabilidad (de los autores). Bibliografía Carden, N. y D.C. Leon. (2019). Nuevas miradas sobre el arte rupestre de las sierras del sur de Santiago del Estero. Resumen enviado para el Congreso Nacional de Arte Rupestre de Argentina. Ms. Civallero, E. (2006) Voces en el silencio. Biblios 7 (25-26), pp. 1-10. Curtoni, R y M.G. Chaparro. (2008). El espejo de la naturaleza y la enfermedad histórica en la construcción del conocimiento. Intersecciones en Antropología 9, pp. 17-31. Chaparro, M.G. (2019ª) Diagnóstico para puesta en valor de sitios arqueológicos en Las Reservas Campesinas Ojo de Agua (Santiago del Estero). Informe técnico, pp. 15. Ms. Chaparro, M.G. (2019b). Acerca de la participación en la arqueología. Casos y reflexiones. Libro de resúmenes del XX Congreso Nacional de Arqueologia Argentina, pp. 644-645. Córdoba. Díaz Habra, M. del H. y C. Jara. (2018). La construcción de un espacio protegido mediante el contracercamiento de los bienes comunes. El diseño de la Reserva Campesina en las Serranías de Ambargasta. En: Sistemas comunales y explotaciones sin límites definidos. Persistencia del campesinado en la Argentina, compilado por R. Paz, R. Rodriguez Speart y C. Jara, pp. 233-264. EDUNSE, Santiago del Estero. García Canclini, N. (1985). Cultura y Sociedad: una introducción. SEP, México. Gramajo de Martínez Moreno, A. (1973) La arqueología santiagueña. Su historia y evolución. El Liberal, número especial dedicado al 75° aniversario del diario, pp. 100-112. Santiago del Estero. Gramajo de Martínez Moreno, A. y H. Martínez Moreno. (2005). Sumampa y Ojo de Agua en Las Sierras del Sur. Edición particular, Santiago del Estero. 124 | Grosso, J.L. (2001). Indios muertos, negros invisibles. La identidad “santiagueña” en Argentina. Tesis doctoral publicada en CD-ROM. Equipo Naya, Buenos Aires. Manasse, B. (2008). Articulación de saberes: mapeando territorio indígena desde las evidencias del pasado. Trabajo presentado en el IX Congreso Argentino de Antropología Social. Misiones. Martínez, A.T. y C. Taboada. (2011). Una “civilización” sin indios o la sublimación mítica del pasado. En: Los hermanos Wagner. Arqueología, campo arqueológico nacional y construcción de identidad en Santiago del Estero, 1920-1940, editado por A.T. Martínez, C. Taboada y A. Auat, pp. 367-388. UNQ, Bernal. Martínez, A.T.; C. Taboada y A. Auat. (2011) Los hermanos Wagner. Arqueología, campo arqueológico nacional y construcción de identidad en Santiago del Estero, 1920-1940. UNQ, Bernal. Medina Chueca, M.J. (2015). Hacia una etnografía de lo vivido: aportes e implicancias para un hacer arqueológico más vivencial. 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