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Gráfico Gráfico 1 1 Comentario sobre los resultados obtenidos tras la elaboración del grafico Los datos recogidos muestran los porcentajes según el número de obras del compositor español José Martínez de Arce (1662-1721), que comprenden respectivamente a la forma compositiva de la cantata, villancico y cantata/villancico, editadas entre 1710 y 1714, y catalogadas por las Doctora Clara Mateo Sabadell. Como se puede observar en el gráfico, Martínez de Arce –quien fuera maestro de capilla en las catedrales de Segovia y de Valladolid- mantuvo un ritmo de producción regular durante los años analizados en el gráfico: entre diez y trece obras editadas cada año. No obstante, resulta llamativo ver en los porcentajes por año, la diversidad de los criterios de elección en cada estilo compositivo, priorizando así el lanzamiento de villancicos en uno, como el de cantatas, en otro –ver el desglosamiento exacto de los porcentajes en el gráfico-. En definitiva, este gráfico -ejemplo que se fundamenta en la práctica de un ejercicio didácticopone en relieve la importancia de la catalogación adecuada, sistematizada y detallada de los archivos históricos y patrimoniales que representan la obra de José Martínez de Arce, tarea titánica llevada a cabo durante varios años por la Doctora Clara Mateo Sabadell, en la Universidad de Valladolid. Por Juan Pablo Gavilanes. 2 Encuesta Link de acceso: https://n9.cl/0czj 3 Música en La Real Audiencia de Quito: las obras completas del Archivo de la Curia Diocesana de Ibarra Juan Pablo Gavilanes Almeida. Las atmósferas que circundaron el ámbito musical en la época de la Real Audiencia de Quito (1563-1822), hoy solamente serían el recuerdo improbable de tenues manifestaciones artísticas, si no fuera por el arduo empeño de musicólogos como Mario Godoy, capaces de recobrar el pasado, rescatando los archivos que representan infatigablemente las huellas de una historia musical quiteña en tiempos de la Colonia y la República en el Ecuador. Su libro La música en la Presidencia y Real Audiencia de Quito (2016) testifica el hallazgo de invaluables villancicos, romances y chanzonetas del período entre 1680 y 1730. Uno de los méritos en la investigación de Godoy, fue la de identificar varias de estas obras, presumiblemente anónimas, para adjudicarlas a sus verdaderos autores, como Gonzalo Pillajo y José Ortuño. Además, el musicólogo riobambeño catalogó estos documentos, descubiertos en el Archivo de la Curia Diocesana de Ibarra en 1994, sentando así el soporte patrimonial histórico que décadas después conformaría el catálogo GIJ (Godoy, Ibarra, Juárez), cuya travesía finalizaría con el lanzamiento del libro Villancicos, Romances y Chanzonetas, publicado en 2018 bajo el auspicio de la Fundación Filarmónica Casa de la Música -en Quito-, gracias a la iniciativa de su director musical Gustavo Lovato. Este segundo libro, presenta la edición completa de las obras halladas por Mario Godoy en el Archivo de la Curia Diocesana de Ibarra, cuyo trabajo de transcripción de los documentos originales a notación moderna, fue llevado a cabo por el músico argentino –radicado en el Ecuador- Miguel Juárez. El repositorio de estos tesoros patrimoniales y sus posteriores publicaciones en libros, representa uno de los más importantes y mayores trabajos archivísticos realizados en el Ecuador durante los últimos treinta años. 4 Referencias Bibliográficas Godoy, M. (2016). La música en la Presidencia y Real Audiencia de Quito. Quito: Centro de Publicaciones de la Pontificia Universidad Católica del Ecuador. Juárez, M. (2018). [Transcripción]. Villancicos, Romances y Chanzonetas. Archivo Histórico de la Diócesis de Ibarra, Ecuador. Siglos XVII y XVIII. Quito: Fundación Filarmónica Casa de la Música. Stevenson, R. (1989). La música en Quito, Vol. 3. Quito: Banco Central del Ecuador. 5 Foro 01, Fuentes y documentación Respuesta Foro 1 Si un investigador quisiera estudiar mi historial de vida con el propósito de recabar información veraz sobre ésta, iniciaría en los campos y recintos donde se recopilan los datos de la mayoría de los ciudadanos. Es decir, tendría que trasladarse a la ciudad donde nací, precisamente al hospital donde su personal registró formalmente dentro del documento de mi historia clínica, mediante una fuente indirecta escrita, la hora de mi nacimiento; si mi investigador cuenta con más suerte, encontrará algún documento donde el doctor que asistió el parto pudo haber dejado sentado formalmente los detalles de mi nacimiento, tomando en cuenta la importancia de contar con este documento, que es una fuente directa escrita. 6 Este mismo procedimiento se repetirá, si mi investigador visitara las escuelas y colegios donde estudié, ingresando a los archivos donde se guarda el historial de mis calificaciones; los registros civiles donde he obtenido los documentos de identidad y certificados de votación; y los bancos donde está registrado mi record financiero: en todos los casos, se encontrará con documentos que recogen los datos necesarios para recopilar información mediante fuentes orales directas –profesores que le relaten a mi investigador cómo fui como estudiante-, fuentes escritas directas –mis libretas de calificaciones-, fuentes virtuales textuales –un empleado público recupera en su computadora el registro de mis votaciones en diversos comicios electorales-, etc. Por otro lado, enfocándose en lo que ha sido mi trayectoria musical, mi investigador llegaría a la casa de mi padre, quien guarda casi el total de la documentación sobre mi carrera artística, que recopila todo tipo de fuentes iconográficas medallas de concursos, regalos diplomáticos, fotos de conciertos enmarcadas, programas de mano de recitales, registros sonoros en formato de CD, etc-. Con respecto a las fuentes textuales, se ve cómo queda registrado en papel algunas críticas de conciertos que en su momento fueron fuentes orales; o, ante el hecho de leer el programa de mano de un recital que he brindado, queda sentada la fuente textual de un acontecimiento musical pasado que bien puede catalogarse como una fuente sonora, y que, si no se registró tecnológicamente mediante una oportuna grabación, tiene la susceptibilidad de extinguirse en el espacio, salvo que mi investigador decida encontrar a una persona que haya asistido a mi recital y le comente –ya como una fuente oral- sus percepciones de lo que fue mi interpretación. No obstante, el hecho de testificar su asistencia a mi recital, ya confirma el dato que informa como fuente directa; empero, sus apreciaciones sobre lo que fuera mi interpretación, solo alcanzan el registro de una fuente indirecta, por su naturaleza subjetiva que no representa un criterio estético absoluto sobre lo que fue mi interpretación. Lo mismo se puede aducir de las críticas especializadas de conciertos publicadas en los diarios. 7 Por último, cabe resaltar un fenómeno que es exclusivo del siglo XXI, dada su propagación y difusión global. Me refiero a cómo el despliegue de documentos que registran en papel el acontecimiento musical de un concierto, salvo los programas de mano y eventuales flyers promocionales, han ido dejando paso a la difusión de fuentes virtuales, donde es más fácil convertirse en un profesional visible en la Red. Es decir, mi investigador encontrará en la nube de Google, una gran cantidad de información formal e informal relacionada a mis conciertos y trayectoria profesional y musical: con fotos, reseñas de conciertos, información de un evento, entrevistas en radio, videos musicales y referencias biográficas. Por Juan Pablo Gavilanes. 8 Foro 02, Fiabilidad y elocuencia de las fuentes Respuesta Foro 2 ¿Qué información obtendría el investigador que te estudiara tras el manejo de esas fuentes? Principalmente obtendría una parcial información formal e informal de fuentes virtuales relacionadas a mi carrera musical, que mi investigador recopilaría de la Red. ¿Llegaría a conocerte del todo? No. El psicólogo ruso Lev Vygotsky -fundador de la psicología histórico-cultural- escribió que “la conducta realizada es una parte insignificante de la conducta posible. El hombre, a cada momento, está lleno de posibilidades irrealizadas”. 9 Mi investigador, después de su visita a las instituciones educativas donde cursé mis estudios secundarios, y al constatar que no fui un alumno de los más sobresalientes, no podría inferir de ningún modo que aquel desempeño se aplica a mi carrera profesional. Siguiendo el mismo criterio, que mi investigador constate un relativo éxito –por la naturaleza subjetiva del concepto en sí- de mi carrera musical, debido a la recopilación de información y documentación que revelen una carrera concertística internacional, no garantiza que de esta manera obtenga los datos necesarios que le lleven a conocer y demostrar mi calidad ética dentro del mismo medio musical, así como en el plano humano. ¿Hay algún documento que pudiera incluso inducirle a error? Desde luego. De las varias entrevistas que he brindado en radio, prensa escrita y virtual, y televisión, en algunas de éstas se han publicado frases fuera del contexto en el que las expresé; y, también, errores y omisiones –en algunos casos jocosos-. ¿Sería capaz de ver reflejos de tu vida personal en tu actividad musical? En caso afirmativo: ¿cuáles? Claro que sí. Por las críticas y reseñas de algunos de mis conciertos; entrevistas que he brindado; y, escritos académicos que he redactado dentro de la vida universitaria, mi pensamiento filosófico, estético e interpretativo, marcan una clara directriz hacia una vocación espiritual por el arte y las humanidades. Mi Trabajo Final de Máster (TFM) para la Universitat Internacional de Valencia (VIU), se desenvuelve a partir de este enfoque. Por Juan Pablo Gavilanes. 10 11