TEMAS DE ACTUALIDAD EN CARDIOLOGÍA 2005
Actualización en cardiopatía isquémica 2005
Alfredo Bardajía, Joaquín Alonsob, Xavier García-Mollc y Héctor Buenod
a
Servicio de Cardiología. Hospital Universitario Joan XXIII. Tarragona. España.
Servicio de Cardiología. Hospital de Fuenlabrada. Madrid. España.
c
Servicio de Cardiología. Hospital de la Santa Creu i Sant Pau. Barcelona. España.
d
Servicio de Cardiología. Hospital General Universitario Gregorio Marañón. Madrid. España.
b
En este artículo se revisan los principales avances publicados o comunicados durante el año 2005 en la fisiopatología, la prevención secundaria, el pronóstico y el tratamiento de los síndromes coronarios agudos con y sin
elevación del segmento ST, así como las nuevas guías
de práctica clínica.
Ischemic Heart Disease: 2005 Update
This article is a review of the main developments in
acute coronary syndromes reported in publications and
conference presentations in 2005. It covers the pathophysiology, secondary prevention, prognosis, and treatment
of ST-segment elevation and non-ST-segment elevation
acute coronary syndromes, and the latest clinical practice
guidelines.
Palabras clave: Síndromes coronarios agudos. Infarto
de miocardio. Fisiopatología. Prevención.
Key words: Acute coronary syndrome. Myocardial infarction. Pathophysiology. Prevention.
NOVEDADES EN FISIOPATOLOGÍA
Y BIOMARCADORES
simplemente el cHDL. Las HDL son entidades complejas formadas por diferentes tipos de proteínas
(apoA1, apoE, lecitin colesterol aciltransferasa, etc.) y
distintas clases de lípidos. Así, pacientes con cambios
cualitativos (no cuantitativos) del cHDL puede llegar a
multiplicar por tres el riesgo CV. Las HDL tienen propiedades antiinflamatorias: antioxidantes, antiangiogénicas, vasomoduladoras, antiapoptóticas, antitrombóticas. Muchos de estos efectos parecen mediados por los
lisoesfingolípidos, moléculas de la superficie de las
HDL. Estas moléculas desencadenan cascadas de señales a través de receptores específicos en las membranas de células endoteliales y del sistema inmunológico. En cualquier caso, y como ya se apuntaba en el
artículo de revisión del año pasado, el cHDL puede ser
una nueva estrategia en el tratamiento de la aterosclerosis.
Durante el año 2005 se han publicado datos sobre
nuevos marcadores del riesgo cardiovascular en pacientes con cardiopatía isquémica, nuevos datos sobre
marcadores ya conocidos, y nuevas interpretaciones
sobre hechos conocidos que son ciertamente provocadoras, de forma que pueden llegar a exigir un replanteamiento de algunas hipótesis fisiopatológicas que en la
actualidad son ampliamente aceptadas.
cHDL
No hay dudas acerca de los beneficios, en términos
de mortalidad y de nuevos infartos agudos de miocardio (IAM), que se obtienen con fármacos que reducen
el colesterol unido a lipoproteínas de baja densidad
(cLDL). Sin embargo, un 25% de pacientes no se beneficia con dicha estrategia. Actualmente se sabe que
aumentos moderados de colesterol unido a lipoproteínas de alta densidad (cHDL) reducen el riesgo cardiovascular (CV), de forma que se han iniciado investigaciones para incrementar el cHDL plasmático. Sin
embargo, el beneficio no se obtiene incrementando
Correspondencia: Dr. A. Bardají.
Servicio de Cardiología. Hospital Universitario de Tarragona Joan XXIII.
Dr. Mallafré Guasch, 4. 43007 Tarragona. España.
Correo electrónico: abardaji@comt.es
Marcadores de inflamación
Algunos de los efectos proinflamatorios de la proteína C reactiva (PCR) en la fisiopatología de la aterosclerosis, como el aumento de la expresión endotelial de moléculas de adhesión y de citocinas, o la
inducción de apoptosis1, podrían deberse a la contaminación con azida y endotoxina en las preparaciones
comerciales de PCR2. En estudios recientes con diferentes tipos de ratones a los que se introduce el gen de
PCR humano o de conejo se ha demostrado que no
hay diferencias entre los animales control y los manipulados genéticamente en cuanto al tamaño de las leRev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
3
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
ABREVIATURAS
AP: angioplastia primaria.
ACV: accidente cardiovascular.
cLDL: colesterol unido a lipoproteínas de baja
densidad.
cHDL: colesterol unido a lipoproteínas de alta
densidad.
CV: cardiovascular.
HBPM: heparina de bajo peso molecular.
IAM: infarto agudo de miocardio.
IL: interleucina.
ICP: intervencionismo coronario percutáneo.
PCR: proteína C reactiva.
SCASEST: síndrome coronario agudo sin elevación
del segmento ST.
VI: ventrículo izquierdo.
siones y el contenido de lípidos de sus aortas3-5, a pesar de que otros autores han obtenido resultados
opuestos, probablemente debido a la gran concentración de PCR que utilizaron en su modelo experimental6. Por tanto, en conjunto podemos afirmar que la
PCR no tiene un papel relevante en el desarrollo de
aterosclerosis en el ratón. Sin embargo, la principal limitación del modelo murino es que la activación del
complemento por la PCR no es relevante, al contrario
de lo que ocurre en humanos, de forma que no está
claro si la PCR y los complejos PCR/LDL tienen la
misma capacidad de activar la cascada del complemento en ratones que en humanos. A finales del año
2004 se publicaron 2 grandes estudios epidemiológicos sobre PCR en poblaciones de diferentes orígenes
étnicos. Se trata de 2 estudios interesantes en los que
se observa que una gran parte de la población aborigen
australiana tiene concentraciones de PCR elevadas y,
por tanto, puede considerarse de alto riesgo cardiovascular, mientras que la población china tiene unas concentraciones muy bajas7. Por su parte, Ford et al8 demuestran que un 26% de las mujeres norteamericanas
tiene una PCR elevada, y que las concentraciones de
PCR difieren entre mujeres de origen caucásico o mexicano incluso tras ajustar por multitud de variables de
confusión. Por tanto, desde un punto de vista práctico,
la PCR tiene una serie de limitaciones que dificultan
su uso sistemático en la clínica.
Marcadores de antiinflamación
La antiinflamación ha tenido un mayor protagonismo durante el año 2005. Una de las interleucinas con
propiedades antiinflamatorias que mayor atención ha
atraído es la interleucina 10 (IL-10). Se ha descrito
que suprime la expresión de factor tisular en macrófagos estimulados, por lo que disminuye el potencial
4
Rev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
trombogénico de las lesiones9. Por otro lado, se ha
descrito que aumenta la acumulación de LDL oxidadas en los macrófagos, en parte a través de efectos antiapoptóticos a favor de dichos macrófagos10, y constituye un nuevo mecanismo por el que la IL-10 favorece
la estabilización de la placa aterosclerótica. A través
de estos mecanismos podemos explicar el beneficio
clínico que se observa en pacientes con valores elevados de IL-10 respecto de los que tienen la misma enfermedad con menor valor de IL-1011,12.
La adiponectina se conoce en el mundo de la endocrinología desde 1995, pero en los últimos años, y especialmente durante 2005, ha merecido un gran número de publicaciones sobre síndrome metabólico,
cardiopatía isquémica y aterosclerosis. La adiponectina es una hormona proteínica sintetizada en los adipocitos con un importante papel en el desarrollo de
resistencia a la insulina y aterosclerosis13-16. Se sabe
que la disminución de las concentraciones de adiponectina se asocia con el aumento del índice de masa
corporal, la reducción de la sensibilidad a la insulina,
un perfil lipídico desfavorable, mayores concentraciones de citocinas proinflamatorias, el tabaquismo y,
como no podía ser de otra manera, un mayor riesgo
CV. Las concentraciones de adiponectina se incrementan con el tratamiento con tiazoledindionas, lo
que explica en parte el aumento de la sensibilidad a
la insulina que se obtiene con estos fármacos. Por el
contrario, las concentraciones se reducen con citocinas proinflaamatorias, especialmente el factor de necrosis tumoral alfa. Los adipocitos, sobre todo los situados en la grasa visceral, son grandes factorías
secretoras de multitud de hormonas y citocinas. Probablemente, al conocer la adiponectina, la leptina y
las citocinas que producen los adipocitos seremos
más vehementes con nuestros pacientes a la hora de
aconsejar modificaciones en el estilo de vida y los
hábitos dietéticos.
Adventicia, vasa vasorum y eritrocitos
Las hipótesis clásicas de la aterogénesis mantienen
que el colesterol intraplaca proviene básicamente de la
luz vascular a través de la íntima. Sin embargo, en los
últimos años se está volviendo a considerar la relevancia de la adventicia y de los vasa vasorum. Se trata de
observaciones ya realizadas hace décadas pero cuyo
significado fisiopatológico se está descubriendo sólo
en los últimos años, particularmente durante 2005. Se
sabe por estudios observacionales que uno de los factores más importantes en el crecimiento y la desestabilización de las placas es la hemorragia intraplaca. La
novedad está en considerar la propia hemorragia como
fuente de colesterol libre (a partir de las membranas
eritrocitarias) y de macrófagos. Con una hemorragia
intraplaca se acumulan rápidamente colesterol libre y
un importante infiltrado de macrófagos. ¿Cómo se
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
produce una hemorragia intraplaca? La neoangiogénesis se asocia con la progresión de la placa. La neovascularización de la íntima se realiza desde la adventicia, donde se localizan los vasa vasorum. En las
lesiones con centros necróticos, la mayoría de los vasos que las invaden desde la adventicia se localizan en
lugares específicos donde se rompe la capa media, lo
que facilita el rápido crecimiento de microvasos desde
la adventicia. Dichos microvasos, al exponerse a un
medio ateromatoso, se desarrollan de forma alterada,
con ramificaciones desorganizadas y tubos de células
endoteliales inmaduras con uniones intercelulares que
son permeables. Esta red de microvasos es una posible
fuente de hemorragia intraplaca, que aportará fosfolípidos y colesterol libre eritrocitarios. El cambio
abrupto causado por la excesiva acumulación de eritrocitos puede desestabilizar una lesión aterosclerótica17.
Vacunas y aterosclerosis
La respuesta inmunológica humoral ha ganado protagonismo durante el año 2005. Se han publicado artículos especiales en New England Journal of Medicine
sobre la relevancia de su papel en la génesis y la evolución de la aterosclerosis18. Se ha revalorado la contribución en la fisiopatología de la aterosclerosis de los
anticuerpos naturales, que pueden considerarse factores humorales de la inmunidad innata19. Se ha sugerido
que las lipoproteínas de baja densidad oxidadas (LDLox) son un autoantígeno en la aterosclerosis. De hecho, en animales inmunizados con LDLox se ha logrado un efecto protector contra la aterosclerosis20. En el
lado opuesto, se sabe que animales sin células CD4+
tienen una menor respuesta aterosclerótica, lo que sugiere que la presencia de dichas células T confiere un
fenotipo proinflamatorio21.
Por otro lado, durante el año 2005 se ha publicado
que el bloqueo de IL-12 mediante vacunación atenúa
el desarrollo de aterosclerosis22. La IL-12 es un inductor clave de los linfocitos T de tipo Th1, que desencadenan la respuesta inflamatoria productora de citocinas. En un modelo animal (ratones) se ha demostrado
que al bloquear la acción de IL-12 se reducía la aterogénesis en un 69% respecto a los animales control. La
relación del grosor íntima/media y el grado de estenosis inducido mediante lesión se redujo en los animales
vacunados; por otro lado, el número de células musculares lisas y la cantidad de colágeno presentes en la neoíntima aumentaron también de forma significativa.
Por tanto, además de reducir la aterogénesis, parece
que se puede aumentar la estabilidad de las placas ateroscleróticas.
Todo ello sugiere que no podemos descartar que en
un futuro sea posible una eventual vacunación contra
la aterosclerosis23,24, suprimiendo selectivamente respuestas inmunológicas proaterogénicas o activando
respuestas inmunológicas antiaterogénicas de forma
selectiva.
Células madre en infarto agudo de miocardio
Durante el año 2005 se han presentado diferentes
trabajos sobre el posible papel de las células madre en
la cardiopatía isquémica, particularmente en la prevención de la insuficiencia cardíaca y en la metodología
para liberar las células.
Algunos pacientes tienen una movilización alterada
de células madre, lo que podría explicar que evolucionen hacia insuficiencia cardíaca. Datos presentados en
el Congreso de la Sociedad Europea en Estocolmo
(Dr. W. Wojakowski, comunicación personal) han
mostrado, en una serie de pocos pacientes con infarto
agudo de miocardio, que aquellos con un recuento basal bajo de células madre tienen una mayor incidencia
de insuficiencia cardíaca en el seguimiento, lo que sugiere que la alteración de la movilización precoz puede estar relacionada con la aparición tardía de insuficiencia cardíaca postinfarto.
Durante el año 2005 se han publicado diferentes estudios clínicos basados en el uso de células madre, con
criterios de inclusión de pacientes, protocolos de tratamiento y momento de administración de las células
muy diferentes. Sin embargo, en todos ellos se hace
patente la seguridad de este tipo de tratamiento, y en
algunos se observa una mejoría de la función ventricular izquierda. En el estudio BOOST25, en el que se utilizaron células de médula ósea autóloga en pacientes
con infarto agudo de miocardio (IAM) durante un intervencionismo coronario percutáneo (ICP) pocos días
después de realizar el ICP primario, se demostró una
mejoría de la función del ventrículo izquierdo (VI), y
en un estudio similar (TOPCARE AMI)26 se demostró
que los beneficios todavía se mantenían a los 2 años
de seguimiento, en ausencia de una mayor tasa de restenosis coronaria. Por tanto, los datos parecen ser positivos, pero la información más detallada la aportarán
estudios aleatorizados prospectivos, como el REPAIR
AMI, que incluirá a 200 pacientes.
En general, actualmente se acepta que la liberación
intracoronaria es mejor que la intravenosa o la subendocárdica para mejorar la función ventricular, aunque
los sistemas de liberación de células madre todavía tienen amplias posibilidades de mejoría. Por otro lado, el
número de células inyectadas también influye en la
mejoría de la función y en el remodelado ventricular
izquierdo. Sin embargo, todavía no se conoce completamente el sistema por el que las células se fijan a los
tejidos, de forma que no hay técnicas estandarizadas
que permitan un uso sistemático de este tratamiento en
el postinfarto. Para concluir podemos afirmar que se
debe conocer mejor el tipo de célula ideal, la mejor
forma de liberación, y la metodología para cuantificar
y valorar el anidamiento de las células.
Rev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
5
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
SÍNDROME CORONARIO AGUDO SIN
ELEVACIÓN DEL SEGMENTO ST
El síndrome coronario agudo sin elevación del segmento ST (SCASEST) continúa siendo uno de los
apartados de las enfermedades CV de mayor interés en
el campo de la investigación. Así, en los últimos 12
meses se han publicado o comunicado resultados de
estudios que aportan contribuciones relevantes en 3 aspectos clínicos: el tratamiento antiplaquetario, la terapia anticoagulante y los beneficios y las limitaciones
de una estrategia invasiva de manejo del SCASEST.
Los hallazgos y los avances más importantes se discutirán a lo largo de este apartado, pero antes es preciso
comentar 2 aspectos especialmente relevantes producidos durante el último año: a) la publicación de las guías de intervencionismo coronario percutáneo de la Sociedad Europea de Cardiología27, en las que figuran
recomendaciones actualizadas del SCASEST tratado
mediante procedimientos invasivos y, b) aportaciones
importantes al conocimiento de la epidemiología, las
características clínicas, el pronóstico y la forma de tratamiento del SCASEST en nuestro medio, gracias a
los datos del estudio DESCARTES28.
El estudio DESCARTES ha sido promovido por la
Sección de Cardiopatía Isquémica y Unidades Coronarias y proporciona información sobre la situación asistencial, a escala poblacional, del SCASEST en España.
Se puede considerar como uno de los estudios más rigurosos publicados en este campo. Su objetivo principal es conocer la situación de atención médica de los
pacientes con SCASEST en España. Para ello se desarrolló un registro prospectivo de los 1.877 pacientes
consecutivos que ingresaron en abril y mayo de 2002
con SCASEST en 45 hospitales españoles representativos. El hecho de que la muestra de hospitales fuera aleatoria y abarcara todos sus tipos, desde terciarios hasta
comarcales, que los pacientes fueran consecutivos y
que se evaluara la exhaustividad permite que el estudio
tenga una gran validez externa, de forma que sus resultados representan de una manera muy fiable nuestra realidad asistencial. Los pacientes, considerados de forma
global, no eran de bajo riesgo. De hecho, el 76% de los
pacientes tenía alteraciones electrocardiográficas y el
53%, elevación de la troponina. El diagnóstico final definido por el médico responsable fue de angina inestable en el 54% de los pacientes, de infarto de miocardio
en el 28% (el 24% sin onda Q y el 3,2% con onda Q) y
de dolor torácico no coronario o no filiado en el 18%.
La evaluación del tipo de tratamiento que recibieron
muestra resultados dispares, con una alta utilización de
aspirina (88%) y heparina (81%), fundamentalmente
heparina de bajo peso molecular (HBPM), y un empleo
más bajo de lo que cabía esperar, en función de las recomendaciones de las guías de práctica clínica entonces
vigentes, de bloqueadores beta (62%), inhibidores de la
enzima de conversión de la angiotensina (46%) y estati6
Rev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
nas (52%). Es llamativa la baja tasa de coronariografías
(41%) y de revascularización (sólo en el 20% se realizó
una angioplastia coronaria y en el 4,2% se indicó cirugía coronaria), a pesar de que, como hemos descrito,
más del 53% de los pacientes tenía concentraciones elevadas de troponina. Este hecho, aunque pueda sorprender, es común en otros registros europeos29 y americanos30 contemporáneos al DESCARTES. Así, en el
registro americano CRUSADE30, con 17.926 pacientes
incluidos (también en el año 2002,) sólo se realizó coronariografía en las primeras 48 h en el 45% de los pacientes, a pesar de que todos tenían un SCASEST de
alto riesgo. A la luz de estos datos, parece que algunas
medidas diagnósticas y terapéuticas eficaces se han infrautilizado, lo que indica que en España hay oportunidades para mejorar la calidad médica de los pacientes
con SCASEST. El otro hallazgo relevante del estudio
DESCARTES es la alta incidencia de complicaciones
durante la hospitalización y el mal pronóstico a medio
plazo, con una mortalidad global del 8% a los 6 meses
y que era superior al 13% en los pacientes con infarto
de miocardio (tabla 1 y figs. 1 y 2).
TABLA 1. Evolución hospitalaria y durante
el seguimiento de 6 meses de los pacientes
incluidos en el estudio DESCARTES
n (% válido)
a
Estancia, días
Complicaciones hospitalarias
Angina recurrente/postinfarto
IAM/reinfarto
Insuficiencia cardíaca
Accidente cerebrovascular
Hemorragia mayor
Muerte
Diagnóstico definitivob
Angina inestable
IAM sin onda Q
IAM con onda Q
Dolor torácico no coronario/no filiado
Seguimiento
Muerte a 28 días
Muerte entre 28 días y 6 meses
Muerte total a 6 meses
Causa del reingreso hospitalario
Cualquier causa
Angina
Revascularización coronaria
IAM
Coronariografía
Insuficiencia cardíaca
Otras
Desconocida
IC del 95%
7 (5-12)
376 (20,2)
95 (5,1)
182 (9,8)
16 (0,9)
32 (1,7)
51 (2,7)
18,4-22,0
4,1-6,1
8,5-11,2
0,4-1,3
1,1-2,3
2,0-3,5
968 (53,8)
442 (24,6)
57 (3,2)
331 (18,4)
51,5-56,1
22,6-26,6
2,4-4,0
16,6-20,2
66 (3,7)
71 (4,1)
137 (7,8)
2,7-4,3
3,2-5,1
6,5-9,0
257 (16,1)
80 (5,0)
52 (3,3)
11 (0,7)
10 (0,6)
4 (0,3)
18 (1,1)
82 (5,1)
14,3-17,9
3,9-6,1
2,4-4,1
0,3-1,1
0,2-1,0
0,0-0,5
0,6-1,6
4,0-6,2
IC: intervalo de confianza; IAM: infarto agudo de miocardio.
a
Mediana (percentiles 25-75).
b
Realizado por el médico responsable.
Adaptada de Bueno et al28.
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
Probabilidad de supervivencia
libre de muerte/IAM
1,00
0,95
0,90
0,85
0,80
0,75
A
0
30
60
90 120 150
Seguimiento (días)
Fig. 1. Curvas de supervivencia a
6 meses en los 1.877 pacientes
incluidos en el DESCARTES28
para los siguientes eventos:
muerte (A); muerte u hospitalización por infarto agudo de miocardio (B); muerte, hospitalización por infarto agudo de
miocardio o por revascularización coronaria (C), y muerte u
hospitalización por cualquier
causa (D).
IAM: infarto agudo de miocardio.
Probabilidad de supervivencia libre
de muerte/IAM/revascularización
1,00
0,95
0,90
0,85
0,80
0,75
C
0
30
60
90 120 150
Seguimiento (días)
180
0,95
0,90
0,85
0,80
0,75
180
Probabilidad de supervivencia libre de
muerte/hospitalización por cualquier causa
Probabilidad de supervivencia
1,00
B
0
30
60
90 120 150
Seguimiento (días)
180
60
90 120 150
Seguimiento (días)
180
1,00
0,95
0,90
0,85
0,80
0,75
D
0
30
1,00
Probabilidad de supervivencia
0,95
0,90
0,85
0,80
Fig. 2. Curvas de supervivencia a
6 meses en los 1.877 pacientes
incluidos en el DESCARTES28 de
acuerdo con su diagnóstico de
alta. Prueba de Mantel-Cox con
p < 0,01 para la comparación de
cualquier par de curvas.
IAM: infarto agudo de miocardio.
Dolor torácico no filiado/no coronario
Angina inestable
IAM sin onda Q
IAM con onda Q
p < 0,01
0,75
0
30
60
90
120
150
180
Seguimiento (días)
Rev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
7
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
Tratamiento antiagregante plaquetario
en el SCASEST
Está bien establecida, y así se recoge tanto en las
guías de manejo del SCASEST de la Sociedad Europea de Cardiología27,31 como en las del AHA/ACC32, la
utilidad de los inhibidores de los receptores P2Y12,
como el clopidogrel, en el contexto del SCASEST. Su
administración asociada con aspirina es aceptada de
forma casi general. Sin embargo, hay dos aspectos en
estudio y pendientes de aclarar: a) la búsqueda de la
dosis de carga adecuada y la variabilidad en la respuesta terapéutica y, b) conocer si la llamada triple terapia antiagregante (aspirina, clopidogrel e inhibidores
de la glucoproteína IIb/III) es superior a la combinación de aspirina y clopidogrel, y en qué casos.
En relación con la cuestión de la dosis óptima, hoy
día sabemos que la administración de una dosis de carga de 300 mg y una dosis de mantenimiento de 75 mg
reduce el tiempo hasta el pico del efecto de 5 días a 12
h, y ésta es la posología aprobada por la Food and
Drug Administration. Datos recientes33 demuestran
que una dosis de carga de 600 mg consigue la máxima
acción antiplaquetaria en 2 h y, al mismo tiempo, disminuye el porcentaje de no respondedores del 40 al
25%34,35. Se ha demostrado que esta posología administrada antes de un procedimiento intervencionista
percutáneo es segura y reduce la incidencia de muerte,
infarto o revascularización del vaso tratado36. Basándose en estas consideraciones, las recientes guías de
intervencionismo coronario percutáneo de la Sociedad
Europea de Cardiología27 recomiendan una dosis de
carga de 600 mg en los pacientes con SCASEST en
los que se va realizar un cateterismo cardíaco antes de
6 h. La investigación en el terreno de los inhibidores
de los receptores P2Y12 es intensa. En la actualidad conocemos ya los primeros datos clínicos de la eficacia y
la seguridad de nuevos inhibidores de los receptores
P2Y12. El prasugrel, una nueva tienopiridina, parece
ser, en relación con el clopidogrel, de acción más rápida, diez veces más potente (medida por la inhibición
de la agregación plaquetaria inducida por adenosina) y
con una respuesta más predecible, es decir, sin no respondedores37. En el estudio JUMBO-TIMI-26, el prasugrel se asoció con una disminución de la incidencia
de trombosis del vaso tratado con stent e isquemia recurrente38. Mayor interés tiene aún el desarrollo de 2
bloqueadores reversibles de los receptores P2Y12: el
cangrelor y el AZD614037. El cangrelor es un fármaco
de uso intravenoso que tiene una vida media en el
plasma de 5 min y consigue en este punto un 90% de
inhibición de la agregación plaquetaria, con normalización de ésta a los 20 min de la interrupción de la infusión intravenosa, mientras que el AZD6140 es un inhibidor reversible de administración oral.
El otro aspecto clave actual del tratamiento antiplaquetario en el SCASEST es la eficacia comparativa de
8
Rev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
la «doble» terapia (aspirina y clopidogrel) frente a la
«triple» terapia (aspirina, clopidogrel e inhibidores de
la glucoproteína IIb/IIIa). La doble terapia ha demostrado su mayor eficacia frente al tratamiento con aspirina sola (estudio CURE). También ha sido superior en
los pacientes con SCASEST de alto riesgo o en los
que se indica un procedimiento de revascularización
percutáneo en relación con la no utilización de los inhibidores de la glucoproteína IIb/IIIa. Es decir, cada
combinación (clopidogrel + aspirina e inhibidores de
la glucoproteína IIb/IIIa+ aspirina) por separado ha
demostrado su eficacia, pero la triple agregación todavía se ha estudiado poco. La guías europeas27 recomiendan con un grado I la triple terapia en los pacientes con SCASEST de alto riesgo o en aquellos en los
que se ha programado una coronariografía y una eventual revascularización percutánea. Las guías americanas32 sólo la recomiendan en aquellos en los que está
prevista una intervención percutánea con un nivel IIa.
Hay controversia sobre si realmente se obtiene beneficio con la administración adicional de los inhibidores
de la glucoproteína IIb/IIIa al tratamiento combinado
con aspirina y clopidogrel, sobre todo si este último se
utiliza con una dosis de carga elevada. En 3 estudios
con resultados a corto y largo plazo, el abciximab no
mejoró la evolución clínica de pacientes sometidos a
intervencionismo percutáneo pretratados con clopidogrel con dosis de carga de 600 mg39-42. Sin embargo,
en 2 estudios (PEACE43 y CLEAR-PLATELETS44) se
ha observado el beneficio de la administración adicional de eptafibatide a la combinación de aspirina y clopidogrel en términos de grado de inhibición plaquetaria. En el estudio PEACE43, realizado en pacientes con
infarto de miocardio sin onda Q, se observó una mayor
reducción de la actividad de los receptores de la glucoproteína IIb/IIIa (del 72 al 80%) cuando al tratamiento
con aspirina, clopidogrel y enoxaparina se le añadía
eptafibatide. De forma similar, en el CLEAR-PLATELETS44, que incluía a pacientes con un procedimiento
intervencionista percutáneo (no necesariamente pacientes con SCASEST), la asociación de eptafibatide a
aspirina y clopidogrel incrementaba significativamente
el grado de inhibición plaquetaria, sobre todo si se utilizaba una dosis de carga de 600 mg de clopidogrel (la
inhibición que se conseguía era doble con eptafibatide). En el último Congreso de la Sociedad Europea de
Cardiología se presentaron los resultados del estudio
ELISA II45, cuyo objetivo es precisamente comparar
los efectos de la doble y la triple antiagregación en pacientes con SCASEST de alto riesgo en los que se planifica la realización de una coronariografía. Los 328
pacientes incluidos fueron aleatorizados a doble antiagregación (aspirina y clopidogrel con dosis de carga
de 600 mg) o a triple terapia (aspirina, clopidogrel con
dosis de carga de 300 mg y tirofibán) y en el 58% de
los pacientes se realizó una angioplastia coronaria, en
el 16%, cirugía de revacularización, y el 12% siguió
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
tratamiento médico. Los objetivos principales del estudio fueron el tamaño del infarto (valorado mediante
determinaciones de LDHQ48) y el flujo (de acuerdo
con la clasificación TIMI) de la arteria causante. Los
resultados mostraron que la triple antiagregación se
asociaba con una disminución no significativa del tamaño del infarto, una mejoría significativa del porcentaje de pacientes con flujo TIMI 3 (el 67 frente al
47%) y una tendencia hacia una mayor supervivencia
sin desarrollar infarto. Así pues, este último estudio
tampoco aclara definitivamente la cuestión. Se deben
tomar con precaución los hallazgos de estos estudios
ya que, en general, son de tamaño reducido, muchos
de ellos no incluyen sólo a pacientes con síndrome coronario agudo y, además, evalúan parámetros de valoración primaria blandos. Por tanto, la cuestión en el
momento actual no está resuelta y debemos esperar a
estudios de mayor tamaño y con objetivos clínicos
(ISAR-REACT 2).
Terapia anticoagulante en el SCASEST
La eficacia de la anticoagulación con heparina en el
SCASET asociada a la antiagregación plaquetaria está
bien establecida. Las ventajas y las desventajas de la
utilización de HBPM o heparina no fraccionada
(HNF) en el SCASEST han sido objeto de controversia en los últimos años. El análisis conjunto de los
21.946 pacientes incluidos en los 6 estudios aleatorizados que compararon enoxaparina y HNF en el SCASEST estimó que el tratamiento con enoxaparina es similar, en términos de mortalidad, al uso de HNF, pero
reduce un 9% (intervalo de confianza [IC] del 95%,
1-17%) la incidencia de muerte e IAM a 30 días en
comparación con la HNF, sin causar un incremento en
la incidencia de hemorragias mayores o transfusión en
los primeros 7 días46. Por tanto, parece que la enoxaparina es similar o ligeramente mejor que la HNF en
los pacientes con SCASEST considerados de forma
global, con un perfil de seguridad similar. De esta forma, diferentes expertos consideraban que la enoxaparina era preferible tras analizar los datos anteriores, junto con su comodidad de administración y el hecho de
no precisar controles analíticos para el ajuste de dosis47. Sin embargo, las guías de práctica clínica del Sociedad Europea de Cardiología recientemente publicadas aconsejan la utilización de HNF en lugar de
enoxaparina en los pacientes con SCASEST de alto
riesgo en los que se ha planificado una estrategia invasiva27. Las razones que consideran son dos: a) en la
mayor parte de los estudios, la realización de una coronariografía precoz era excluyente, no estaba recomendada o se dejaba a criterio de los médicos, y en los
estudios SYNERGY48 y A to Z49 (SCASEST tratado
invasivamente) la incidencia de complicaciones hemorrágicas fue mayor sin beneficio en la incidencia de
eventos y, b) la más fácil reversibilidad de la HNF con
protamina en caso de complicación hemorrágica aguda
grave. En cambio, considera preferible la enoxaparina
si el paciente va a ser tratado de modo conservador y
es muy tajante en el hecho de que, una vez administrado un tipo de heparina, no debe cambiarse.
El segundo aspecto de interés en el campo del tratamiento antitrombótico es el marcado por la comunicación, en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología de septiembre de 2005, de los resultados del
estudio OASIS-5/MICHELANGELO50. Es el estudio
multicéntrico de mayor tamaño desarrollado en pacientes con SCASEST y en él participaron 578 centros de
41 países. Los 20.000 pacientes incluidos fueron aleatorizados a tratamiento con fondaparinux (2,5 mg al día)
o enoxaparina (1 mg/kg cada 12 h). Todos los pacientes
recibieron aspirina y clopidogrel y, por lo demás, fueron tratados de acuerdo con las recomendaciones de las
guías locales. El objetivo principal era doble y evaluaba, según una hipótesis de no inferioridad, por una parte la eficacia (mortalidad, incidencia de infarto o isquemia refractaria a 9 días) y, por otra, la seguridad
(complicaciones hemorrágicas). Entre los objetivos secundarios figuran la incidencia de eventos al mes y a
los 6 meses. Los pacientes incluidos tenían un riesgo
moderado o alto, ya que casi tres cuartas partes tenía
elevación de la troponina y más del 80%, alteraciones
en el electrocardiograma. Un 25% fue tratado también
con inhibidores de la glucoproteína IIb/IIIa. A los 9
días, el fondaparinux se mostró equivalente en términos
de eficacia a la enoxaparina (incidencia de muerte, infarto o isquemia refractaria del 5,0 frente al 5,8%; p
para no inferioridad = 0,0068 y p para superioridad =
0,847) y, sin embargo, se asoció con una reducción de
las hemorragias mayores del 45% (el 3,4 frente al
4,4%: hazard ratio [HR] = 0,55; IC del 95%, 0,450,62). Pero quizá lo más llamativo fueron los resultados
al mes y los 6 meses. A los 6 meses hubo una reducción
significativa en la incidencia del objetivo secundario
combinado de muerte, infarto o accidente cerebrovascular (ACV) (el 11,1 frente al 12,3%; p = 0,005), y
también de la mortalidad y la incidencia de accidentes
cerebrovasculares por separado. Los resultados fueron
consistentes al analizar los diferentes subgrupos y, aunque la reducción absoluta del riesgo a los 6 meses no es
alta (1,2%), el tratamiento de 1.000 pacientes con fondaparinux en lugar de con enoxaparina previene 10 infartos fatales, 4 ACV y 25 hemorragias mayores. El
fondaparinux tiene un mecanismo de acción diferente
del de la enoxaparina. Se une al factor Xa y previene la
generación de trombina, mientras que los anticoagulantes previos inhibían la trombina después de su formación. Es necesario evaluar con detenimiento el estudio
una vez publicados los hallazgos principales y secundarios, y ser prudentes al analizar las implicaciones de estos resultados.
Por último, y fuera del campo de las heparinas, hace
un año se han publicado los resultados del estudio RERev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
9
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
PLACE-251, que estudia la posible sustitución de la heparina por este antitrombínico. En este ensayo clínico
se demostró que en pacientes con angioplastia urgente
o electiva, la bivalirudina asociada, sólo en caso necesario, a los inhibidores de la glucoproteína IIb/IIIa era
similar a la combinación de HNF e inhibidores de la
glucoproteína IIb/IIIa (objetivo principal: combinación
de muerte, infarto de miocardio, necesidad de revascularización urgente y complicaciones mayores). En el
grupo tratado con bivalirudina hubo menos complicaciones hemorrágicas, sin diferencias a largo plazo en
la incidencia de muerte, infarto o necesidad de revascularización. El uso asociado de clopidogrel disminuyó los eventos en ambos grupos52. En un estudio monocéntrico53 se han observado resultados similares,
mientras que otros estudios47 han mostrado que la bivalirudina asociada con los bloqueadores de los receptores IIb/IIIa, en comparación con la enoxaparina asociada con inhibidores de la glucoproteína IIb/IIIa, se
asocia con una peor perfusión miocárdica y una mayor
duración de los episodios de isquemia, y se observa
una tendencia hacia el aumento del número de eventos, aunque la incidencia de hemorragias mayores fue
menor. Si tomamos todos estos datos en conjunto podemos señalar que la bivalirudina parece tan segura e
igual o ligeramente menos efectiva que la alternativa
que supone la combinación de de heparina con inhibidores de la glucoproteína IIb/IIIa47.
Estrategia invasiva de manejo del SCASEST
Los resultados de los ensayos clínicos aleatorizados
publicados desde 1999 con utilización stent, en caso
de ICP, tienopiridinas e inhibidores de la glucoproteína
IIb/IIIa, han mostrado la superioridad de la estrategia
invasiva precoz sobre la conservadora en pacientes de
riesgo alto con SCASEST. Esto ha sido recogido por
las guías más recientes26-30. Durante el último año se
ha generado información adicional de interés a partir
de un metaanálisis54 y una metarregresión55, en los que
se ha recopilado y analizado la información de todos
los ensayos clínicos que han comparado la estrategia
invasiva con la conservadora en los pacientes con
SCASEST a partir de la publicación de los resultados
del seguimiento a 5 años de los pacientes del estudio
RITA 356 y de la comunicación de los resultados preliminares del estudio ICTUS57.
Mehta et al54 recogen en un metaanálisis los datos
de los 7 ensayos clínicos con diseño adecuado (TIMI
IIB, MATE, VANQWISH, FRISC II, TACTICS-TIMI
18, VINO y RITA 3) que compararon la estrategia invasiva y la conservadora en 9.208 pacientes con SCASEST. El análisis de la evolución clínica desde el ingreso hasta el alta hospitalaria muestra que la
estrategia invasiva está asociada con un exceso de
eventos en relación con la conservadora, probablemente por las complicaciones de la coronariografía y la
10
Rev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
posterior revascularización percutánea o quirúrgica. La
mortalidad se incrementó un 60% (odds ratio [OR] =
1,60; IC del 95%, 1-14-2,25; p = 0,007), de forma que
pasó del 1,1% en el grupo conservador al 1,8% en el
grupo invasivo. Las tasas de infarto o reinfarto mostraron también una tendencia no significativa a ser más
altas en los pacientes asignados al grupo intervencionista (un 24% más; p = 0,07), de forma que la incidencia de muerte o reinfarto fue de un 36% (OR = 1,36;
IC del 95%, 1,12-1,66) más alta en los pacientes tratados invasivamente (el 5,2 frente al 3,8%; p = 0,002).
Sin embargo, en la evaluación desde el alta hasta una
media de seguimiento de 17,3 meses se observó una
significativa reducción, en los pacientes asignados al
grupo invasivo, tanto de la mortalidad (grupo invasivo
3,8%; grupo conservador 4,9%; OR = 0,76; IC del
95%, 0,62-0,94; p = 0,01), como de la tasa de infarto o
reinfarto (grupo invasivo 3,8%; grupo conservador
6,6%; OR = 0,56; IC del 95%, 0,46-0,67; p < 0,001),
así como de la incidencia de muerte o infarto (grupo
invasivo 7,4%; grupo conservador 11,0%; OR = 0,64;
IC del 95%, 0,56-0,75; p < 0,001). Esta mejor evolución tras el alta de los pacientes del grupo invasivo
compensó el exceso de eventos producidos durante la
hospitalización, de forma que la estrategia invasiva
disminuyó significativamente la tasa de infarto, muerte
o infarto desde el ingreso hasta el final del seguimiento. También en el metaanálisis54 se detectó que la estrategia invasiva se asociaba con una reducción del
23% en la tasa de angina severa al final del seguimiento (OR = 0,77; IC del 95%, 0,68-0,87) y del 34% en la
necesidad de nuevas hospitalizaciones (OR = 0,66; IC
del 95%, 0,60-0,72), y que los pacientes de más riesgo
(con elevación de los marcadores de daño miocárdico)
se beneficiaban más de la estrategia invasiva. Así, en
los pacientes con elevación de los valores de troponina, la estrategia invasiva se asociaba con una clara reducción de la incidencia de muerte o infarto de miocardio, de forma que ésta fue del 10% en los pacientes
manejados invasivamente y del 14% en los asignados a
tratamiento conservador (OR = 0,69; IC del 95%,
0,55-0,86; p = 0,001). En los pacientes sin elevación
de las concentraciones de troponina, la incidencia de
eventos (infarto de miocardio o muerte) fue similar en
los asignados a una estrategia invasiva que a una conservadora (el 6-7 frente al 7,4%; p = 0,42). Por tanto,
estos datos, junto con la evaluación por separado de
los distintos estudios, aportan suficiente evidencia para
concluir que los pacientes con elevación de los marcadores de daño miocárdico se benefician de una estrategia invasiva, mientras que los resultados comparativos
entre las dos estrategias en los pacientes con valores
normales son similares.
La metarregresión realizada por Biondi-Zoccai et
al55 mostró que los predictores de supervivencia sin infarto en los pacientes con SCASEST tratados mediante procedimientos invasivos fueron el uso de antiagre-
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
gación plaquetaria agresiva (aspirina, tienopiridinas e
inhibidores de la glucoproteína IIb/IIIa) y el uso de
stent.
Recientemente se han publicado los datos de seguimiento a largo plazo de los pacientes del estudio RITA
356, que confirman la superioridad a largo plazo de la
estrategia invasiva en los pacientes de alto riesgo. A
los 5 años, la incidencia de muerte o infarto se redujo
un 22% en los pacientes asignados a la estrategia invasiva (el 16,6 frente al 20%; OR = 0,78; IC del 95%,
0,61-0,99; p = 0,044), y también la mortalidad total (el
12,1 frente al 15,1%; OR = 0,76; IC del 95%, 0,581,00; p = 0,054) y cardiovascular (OR = 0,68; IC del
95%, 0,49-0,95; p = 0,026). El beneficio de la estrategia invasiva se observó principalmente en los pacientes de más riesgo (reducción de la incidencia de muerte o infarto del 56%; OR = 0,44; IC del 95%,
0,25-0,76), mientras que los pacientes de muy bajo
riesgo no obtuvieron ninguna ventaja con el tratamiento intervencionista.
Por tanto, estas 3 aportaciones del último año apoyaban el consenso general, recogido en las guías de
práctica clínica más actuales27, sobre la superioridad
clínica de la estrategia invasiva en los pacientes con
SCASEST de alto riesgo. Sin embargo, los resultados
del estudio ICTUS57, presentado hace 1 año en el Congreso de la Sociedad Europea de Cardiología de 2004
en Munich, introducen algunos puntos de controversia.
En este ensayo clínico, se aleatorizó a 1.201 pacientes
con SCASEST de alto riesgo (elevación de los valores
de troponina y alteraciones electrocardiográficas en
más del 60% de los pacientes, o historia documentada
de enfermedad coronaria) a una estrategia invasiva
(coronariografía e ICP en menos de 48 h del ingreso o
cirugía lo más pronto posible) o a una estrategia más
conservadora (invasiva selectiva) en la que se efectuaba cateterismo si el paciente presentaba angina o isquemia en la prueba de esfuerzo realizada antes del
alta. Todos los pacientes fueron tratados con clopidogrel y abciximab en caso de ICP. En el grupo invasivo
se realizó un ICP en el 73% de los pacientes en una
media de tiempo de 19 h. En el grupo asignado a un
manejo selectivamente invasivo esto ocurrió en el 47%
de los pacientes en una media de tiempo de 11 días. La
evolución clínica de ambos grupos fue similar, con una
incidencia de muerte, infarto o necesidad de revascularización del 21,7% en el grupo invasivo y del 20,9%
en el asignado a la estrategia invasiva selectiva (p =
0,59). Tampoco hubo diferencias en la mortalidad (el
2,2 frente al 2%; p = 0,86), pero sí una mayor incidencia de infarto o reinfarto en el seguimiento en el grupo
invasivo (el 14,6 frente al 9,4%; p = 0,006). Al año, la
situación clínica en términos de angina fue similar.
Las implicaciones clínicas de este estudio deben ser
analizadas con precaución, pero los resultados podrían
ser atribuidos al excelente tratamiento médico que recibieron ambos grupos y al alto porcentaje de pacien-
tes del grupo más conservador en el que se efectuaron
coronariografía y revascularización. Este aspecto abre
un nuevo campo de investigación, que debería centrarse en la eficacia clínica de un tratamiento intermedio
de los pacientes con SCASEST (tratamiento médico
muy intensivo, investigación sistemática de isquemia
en el seguimiento precoz e indicación «liberal» de procedimientos invasivos en los pacientes evaluados como
de riesgo).
INFARTO AGUDO DE MIOCARDIO
CON ELEVACIÓN DEL SEGMENTO ST
La incidencia del IAM en el ámbito poblacional no
sólo no parece estar descendiendo en España a tenor
de la comparación entre los años 1985 y 1997 realizada por el equipo MONICA-Cataluña, sino que aumentó un 2,1% anual en los varones y un 1,8% en las mujeres. La tasa de mortalidad a 28 días se mantiene
próxima al 50% en ambos sexos, si bien ésta parece
encontrarse en ligero descenso entre los varones
(–1,4% anual), sin cambios significativos en las mujeres58.
Tratamiento concomitante
Entre las novedades en la investigación del IAM
publicadas en el año 2005 se pueden destacar los resultados de varios estudios sobre eficacia y seguridad
de varios tratamientos combinados de reperfusión y
los de algunos tratamientos concomitantes. De ellos,
los estudios que probablemente van a tener más impacto sobre la práctica clínica son los que evaluaron
el papel del clopidogrel en los pacientes con IAM que
no reciben angioplastia primaria. Dos estudios han
demostrado por primera vez su eficacia y seguridad
en este contexto. En el CLARITY (CLopidogrel as
Adjunctive ReperfusIon TherapY), un estudio mixto,
angiográfico y clínico, se aleatorizó a 3.491 pacientes
> 75 años con IAM de < 12 h desde el inicio de los
síntomas que fueron tratados con fibrinólisis a recibir
clopidogrel (300 mg de carga + 75 mg/día hasta la realización de una coronariografía, que debía efectuarse
entre las 48 y las 192 h desde el ingreso, o el octavo
día postinfarto) o placebo. El tratamiento con clopidogrel demostró una reducción relativa del 36% (del
21,7 al 15%; p < 0,001) en la incidencia del objetivo
principal del estudio (combinación de oclusión de la
arteria causante del IAM en la coronariografía –flujos
TIMI 0 o 1–, muerte o infarto recurrente antes del cateterismo), sin incrementar el riesgo de hemorragia
mayor o intracerebral (incidencias respectivas del 1,3
y el 0,5% con clopidogrel y del 1,1 y el 0,7% con placebo). A los 30 días, la incidencia del riesgo de muerte cardiovascular, infarto recurrente o revascularización urgente por indicación clínica fue un 20% menor
en el grupo activo (el 11,6 frente al 14,1%; p = 0,03).
Rev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
11
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
Estos resultados eran homogéneos en todos los subgrupos preespecificados59. Un subestudio previamente
establecido (CLARITY-PCI) para analizar el efecto
del clopidogrel en la incidencia de muerte CV, infarto
recurrente y ACV desde el procedimiento hasta los 30
días en los pacientes en los que se implantó un stent
coronario mostró que los pacientes pretratados presentaron una incidencia un 46% menor (el 3,6 frente
al 6,2%; p = 0,008) del objetivo combinado que los
que recibieron placebo, sin incremento en la incidencia de hemorragias de cualquier tipo. Además, la incidencia de reinfarto y ACV antes del cateterismo fue
un 38% menor, por lo que la diferencia absoluta de
eventos entre la aleatorización y los 30 días era del
4,5% (reducción relativa del riesgo [RRR] = 41%; p =
0,001), y se estimó que el número de pacientes que
era necesario tratar (NNT) para reducir un evento en
este ámbito era de 2360.
El estudio COMMIT (ClOpidogrel & Metoprolol in
Myocardial Infarction Trial), que fue presentado por
primera vez en el congreso del American College of
Cardiology 2005, es un megaensayo clínico que incorporó, en 1.250 hospitales chinos, a 45.852 pacientes
con sospecha de IAM con elevación del segmento ST
o bloqueo de rama izquierda de menos de 24 h de evolución que no iban a recibir tratamiento con angioplastia primaria ni tenían alto riesgo de sangrado, para evaluar el efecto del tratamiento con metoprolol y del
clopidogrel en una aleatorización cruzada 2 × 2 sobre
la mortalidad o la incidencia de muerte, reinfarto y
ACV hasta el alta (o hasta las 4 semanas en los pacientes hospitalizados). De las características de la población destacan una edad de 70 años en el 26%, la mitad
aproximadamente presentaba infartos de localización
anterior, un tercio ingresó en las primeras 6 h, un 24%
se encontraba en clase Killip III o IV, y recibían tratamiento con fibrinólisis la mitad de los pacientes y dos
tercios de los que ingresaron en las primeras 12 h. En
el grupo de clopidogrel, el tratamiento con 75 mg/día
durante un promedio de 16 días, sin dosis de carga, se
asoció con una reducción relativa de 7% en la mortalidad por cualquier causa (el 7,5 frente al 8,1%; p =
0,03) y de 9% (el 9,3 frente al 10,1%; p = 0,002) en la
incidencia de muerte, reinfarto o ACV, sin ningún
efecto en la incidencia de hemorragia cerebral o de hemorragias mayores (el 0,58 frente al 0,54%). Estos resultados eran concordantes en la mayor parte de los
subgrupos analizados, aunque el efecto parece tener
relación con el tiempo en el que se iniciaba el tratamiento (máximo en las primeras 6 h, nulo a partir de
las 12 h). En el segundo subestudio se comparó el
efecto del tratamiento precoz con metoprolol (15 mg
intravenosos en 3 dosis en 15 min + 200 mg/día durante un promedio de 16 días) frente a placebo. Un 98,5%
de los pacientes recibió al menos una dosis intravenosa y un 90%, las 3, y completó el tratamiento oral más
del 86% de los pacientes. El metoprolol no mostró
12
Rev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
ningún efecto sobre la mortalidad (el 7,7 frente al
7,8%) o la incidencia del objetivo combinado. Sin embargo, este efecto era la combinación de una reducción
relativa del 22% en la incidencia de muerte arrítmica
frente a un incremento del 29% en la muerte secundaria a shock cardiogénico. Este efecto era particularmente marcado en los pacientes de alto riesgo, sobre
todo en los que ingresaron en clase III de Killip, y durante los primeros 2 días de evolución. El tratamiento
con metoprolol fue efectivo y se obtuvo una reducción
significativa en la incidencia de reinfarto (del 2,5 al
2%) y fibrilación ventricular (del 3 al 2,5%), aunque el
beneficio fue más importante en los pacientes tratados
con fibrinolíticos.
El estudio DIGAMI-2 intentó ampliar los conocimientos sobre el beneficio de la terapia intensiva con
insulina observado en el DIGAMI en pacientes diabéticos con IAM. En este estudio se compararon 3 pautas
distintas de tratamiento en 1.253 pacientes con diabetes mellitus tipo 2 (menos de la mitad de los previstos)
para demostrar un efecto sobre la mortalidad por cualquier causa: a) una infusión de insulina-glucosa durante 24 h seguida de un control a largo plazo con inyecciones de insulina subcutánea; b) una infusión de
insulina-glucosa durante 24 h seguida de un control
estándar de la glucemia, y c) un tratamiento metabólico sistemático de acuerdo con las pautas locales. Tras
2,1 años de seguimiento promedio no se encontraron
diferencias entre los grupos en la mortalidad (el 23,4,
el 21,2 y el 17,9%, respectivamente), la incidencia de
reinfarto o ACV o en los valores de HbA1c o de glucemia, aunque un estudio epidemiológico añadido por
los autores confirma que la glucemia es un importante
predictor de mortalidad a largo plazo en estos pacientes61. En otro gran estudio se investigó la eficacia de la
administración sistemática durante 24 h de la «solución polarizante» (infusión de glucosa, insulina y potasio [GIK]) para reducir la mortalidad en 20.201 pacientes con IAM de menos de 12 h de evolución
comparada con el tratamiento habitual. La infusión de
GIK no produjo ningún efecto significativo en la incidencia de muerte, parada cardíaca, shock cardiogénico
o reinfarto a los 30 días, tanto en el grupo completo
como en los subgrupos preespecificados62.
A la espera de la publicación de los resultados definitivos del COMMIT, cabe esperar que el clopidogrel
se incorpore al tratamiento sistemático del IAM no tratado con angioplastia primaria, así como la eplerenona
en los pacientes con disfunción sistólica ventricular izquierda que desarrollan insuficiencia cardíaca. Por el
contrario, la utilización sistemática de bloqueadores
beta y de GIK en todos los pacientes queda definitivamente descartada, mientras que la pauta óptima de
control de la glucemia en los diabéticos con IAM sigue pendiente de investigación, aunque se sugiere que
debe centrarse en un control estricto y efectivo de la
glucemia.
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
Tratamiento de reperfusión
Respecto al tratamiento de reperfusión, no ha habido avances significativos, tanto en la fibrinólisis como
en la angioplastia primaria (AP) en sí mismos. Sin embargo, en varios estudios se han valorado distintas estrategias para intentar optimizar los tiempos de reperfusión y los tratamientos asociados. Así, el estudio
FASTER-TIMI 24 no encontró ninguna dosis de tirofibán que, añadida a una dosis reducida de tecneplasa
(TNK), mejorara la proporción de pacientes con un
flujo TIMI 3 a los 60 min, objetivo principal del estudio, en comparación con los que recibieron TNK solamente, aunque sí se observó una mayor proporción de
pacientes con resolución completa del segmento ST63.
Un tema polémico es el de la angioplastia de rescate
tras la fibrinólisis fallida. En un estudio observacional
francés se estudió a 345 pacientes con IAM de menos
de 6 h de evolución que fueron tratados con fibrinólisis y a los que se les realizó una coronariografía a los
90 min, y se comparó la evolución de los 208 pacientes que tuvieron una fibrinólisis efectiva (flujo TIMI 3
en la arteria causante del IAM) con los 91 que en que
fue fallida (flujo TIMI 0 o 1) y se realizó una angioplastia de rescate. Las supervivencias global, CV y libre de infarto recurrente o revascularización u hospitalización por insuficiencia cardíaca fueron virtualmente
idénticas en ambos grupos, lo que sugiere que la angioplastia de rescate se asocia con un excelente pronóstico64.
El grupo de Zwolle estudió la utilidad clínica de la
implantación sistemática de stent en la AP. Para ello
aleatorizaron a 1.683 pacientes consecutivos con IAM,
sin criterios de exclusión, a recibir AP con balón frente
a la implantación sistemática de stent. No se encontraron diferencias en la incidencia de muerte o reinfarto
al año entre los dos grupos (el 14 frente al 12,5% según el análisis por intención de tratamiento y el 12,4
frente al 11,3% según el tratamiento recibido), lo que
pone en duda la utilidad del uso sistemático del stent65.
El grupo alemán BRAVE-2 (Beyond 12 hours Reperfusión AlternatiVe Evaluation) realizó un estudio aleatorizado en 385 pacientes para determinar si una estrategia invasiva precoz en pacientes con IAM de 12-48 h
de evolución es capaz de reducir el tamaño del infarto
comparada con una estrategia convencional. El tamaño
final del infarto medido mediante tomografía computarizada por emisón de fotón único (SPECT) con
99m
Tc-sestamibi a los 5-10 días fue menor (8%; IC del
95%, 2-15,8) en el grupo con coronariografía-revascularización que en el de tratamiento conservador (13%;
IC del 95%, 3-27), con una diferencia media de la
fracción de eyección del ventrículo izquierdo (FEVI) a
favor del grupo invasivo del 6,8% (IC del 95%, 3,510,2). Este beneficio se asoció con una menor incidencia de eventos clínicos: muerte, infarto recurrente y
ACV (el 4,4 frente al 6,6%; p = NS)66.
Uno de los aspectos más investigados en la actualidad es el de la angioplastia facilitada. En varios estudios reducidos se ha obtenido resultados discrepantes.
En la reperfusión farmacológica, en un pequeño estudio (164 pacientes) se comparó una pauta de fibrinólisis combinada (aspirina, heparina, abciximab y media
dosis de reteplase) frente a una estrategia de angioplastia facilitada con la misma pauta para evaluar el
impacto en el tamaño del infarto medido por resonancia magnética, la resolución del segmento ST y el objetivo clínico de muerte, reinfarto, hemorragia mayor y
ACV a 6 meses. La estrategia de angioplastia sistemática tras el tratamiento mixto de reperfusión se asoció
con un menor tamaño del infarto y una mayor resolución del segmento ST, con una tendencia hacia una
menor incidencia de eventos clínicos que el tratamiento farmacológico aislado67. El estudio CAPITAL AMI
(Combined Angioplasty and Pharmacological Intervention versus Thrombolysis ALone in Acute Myocardial Infarction) comparó la fibrinólisis con TNK frente
a una estrategia de angioplastia facilitada con TNK en
170 pacientes con IAM de alto riesgo. La incidencia
del objetivo principal (muerte, reinfarto, isquemia recurrente inestable o ACV a los 6 meses) fue menor en
el grupo de angioplastia facilitada que en el de fibrinólisis (el 11,6 frente al 24,4%; p < 0,04), principalmente
a expensas de la reducción en las recurrencias isquémicas, con una tasa de hemorragias mayores del 8,1
frente al 7,1% (p = NS)68.
El estudio más importante hasta el momento es el
ASSENT 4, presentado en el congreso de la Sociedad
Europea de Cardiología (Van de Werf, comunicación
personal, ESC 2005). En él se comparó la AP frente a
la angioplastia facilitada con dosis completa de TNK
en pacientes con IAM extensos (6 mm de elevación
acumulada del segmento ST) de < 6 h de evolución. El
comité de seguridad interrumpió prematuramente el
estudio cuando se había incluido a 1.667 pacientes por
encontrarse una mortalidad a los 30 días en el grupo
de angioplastia facilitada (6%) superior a la de la AP
(3,8%; p = 0,04), con incidencias más elevadas de
oclusión aguda (el 1,9 frente al 0%), reinfarto (el 4,1
frente al 1,9%), necesidad de nueva revascularización
de la arteria causante (el 4,4 frente al 1%), ACV total,
isquémico y hemorrágico (el 1,81, el 0,6 y el 0,97%,
respectivamente, frente a ninguno) y hemorragias totales (el 31,3 frente al 23,4%). La diferencia se explicó
por los excelentes resultados obtenidos por la AP sola,
mejores que los esperados de acuerdo con lo publicado
previamente. Sin embargo, el objetivo principal del estudio (muerte, shock o insuficiencia cardíaca a los 90
días) sigue pendiente de comunicación.
Reperfusión en el anciano
La elección del tratamiento de reperfusión en el anciano es uno de los temas más controvertidos en la acRev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
13
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
A
B
1,0
100
Angioplastia primaria
Fibrinólisis
Proporción de utilización
80
60
35,6%
40
20
0
42%
Probabilidad de supervivencia
22,4%
No reperfusión
0,9
0,8
0,7
0,6
0
7
14
21
Seguimiento (días)
tualidad69. Las secciones de cardiopatía isquémica y de
hemodinámica de la Sociedad Española de Cardiología realizaron el registro TRIANA (TRatamiento del
Infarto Agudo de Miocardio eN Ancianos) como un
estudio piloto para decidir si era factible y apropiado
realizar un ensayo clínico en el que se compararan la
fibrinólisis y la AP en pacientes de 75 años. Con este
estudio se determinó cuál es el tratamiento de reperfusión utilizado en los pacientes ancianos (de 75 años)
con IAM en los centros españoles con programas activos de angioplastia primaria y su evolución clínica.
Para ello se realizaron 2 subregistros: TRIANA-1, en
el que se incluyó a los pacientes de cualquier edad que
recibieron una angioplastia precoz tras el IAM70, y
TRIANA-2, en el que se estudió a los pacientes de 75
años que no recibieron un tratamiento intervencionista
precoz71. En el TRIANA-1 se incluyó a 459 pacientes
en 3 meses, el 76% por AP y el resto de rescate. La
tasa de éxito del procedimiento fue del 83%, con una
mortalidad hospitalaria del 10,8%. El retraso promedio
desde el inicio de los síntomas hasta el paso de guía
fue de 260 min y el tiempo puerta-guía, 102 min (IC
del 95%, 60-190 min). Se utilizó stent en el 93% de
los casos e inhibidores de la glucoproteína IIb/IIIa en
el 55%. Al comparar los resultados de los pacientes de
75 años con los de los más jóvenes se observó que
aunque la tasa de éxito era similar (el 84 y el 86%, respectivamente), los primeros tenían incidencias muy
superiores de muerte, shock cardiogénico, complicaciones mecánicas, ACV y hemorragias mayores, si
bien su situación clínica inicial (factores de riesgo,
cardiopatía previa y clase de Killip) era mucho más
desfavorable70. En el TRIANA-2 se incluyó a 306 pacientes en 4,5 meses, a los que se sumaron en el análisis los 104 del TRIANA-1 de 75 años de edad. De los
14
Rev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
28
35
Fig. 3. Resultados de los 410 pacientes de 75 años con infarto agudo de miocardio recogidos en los
registros TRIANA-170 y TRIANA-271.
A. proporción de pacientes que recibieron o no tratamiento de reperfusión. B. supervivencia a 30 días
de acuerdo con el tratamiento de
reperfusión recibido.
410 pacientes, un 42% no recibió terapia de reperfusión, un 35,6% fue tratado con fibrinólisis y sólo un
22,4%, con AP. Las causas referidas para no administrar fibrinólisis fueron retraso (51%), edad avanzada
(12%), comorbilidad (11%) y otras (18%). En un 22%
no había causa aparente. No se encontraron diferencias
de acuerdo con el tratamiento recibido en la mortalidad hospitalaria (el 21,2% con fibrinólisis, el 23,9%
con AP y el 26,7% sin reperfusión) y en la supervivencia a 30 días. En la figura 370,71 se resumen los resultados principales de los pacientes ancianos incluidos en
TRIANA 1 y 2. Varios estudios analizan el efecto de la
edad sobre los resultados de las terapias de reperfusión. El estudio Pronóstico del Primer Infarto de Miocardio en Mayores de 75 años, un registro español de
pacientes de 75 años de edad ingresados en una unidad
coronaria por su primer IAM, analizó el impacto de las
distintas estrategias de reperfusión en 706 pacientes
ingresados consecutivamente entre 1988 y 2000. En
este estudio se demostró que la fibrinólisis aumenta en
más de 3 veces el riesgo de rotura cardíaca en los ancianos con primer IAM, lo que podría explicar el
«riesgo precoz» o, al menos, la ausencia de beneficio
inicial que ha sido descrito con esta terapia en ellos.
Este riesgo es particularmente importante en mujeres,
infartos anteriores y, sobre todo, cuando la fibrinólisis
se administra pasadas las primeras 6 h desde el inicio
de los síntomas. A largo plazo, tanto la fibrinólisis
como la AP se asocian con un mejor pronóstico72. En
otro estudio observacional se planteó si un menor grado de perfusión miocárdica es la explicación de la menor eficacia de la AP en los pacientes de edad avanzada y se compararon las tasas de perfusión miocárdica
y de resolución del segmento ST entre los distintos
grupos de edad (< 45, 45-55, 55-65, 65-75 y > 75
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
IAM con ↑ST
en las primeras 12 h tras inicio de síntomas
Hospital sin ICP
Hospital con ICP
Fig. 4. Adaptación del esquema
de manejo del IAM con elevación
del segmento ST propuesto en
las guías de práctica clínica sobre intervencionismo coronario
percutáneo de la European Society of Cardiology27. En rojo se
señalan los cambios más relevantes respecto a las recomendaciones de las guías de práctica
clínica sobre IAM con elevación
del segmento ST publicadas en
el año 2003 por la misma sociedad.
IAM: infarto agudo de miocardio;
ICP: intervencionismo coronario
percutáneo.
3-12 h
Traslado
inmediato
<3h
Fibrinólisis
Fallida
Con éxito
ICP disponible ≤ 24 h
ICP no disponible ≤ 24 h
Isquemia antes del alta
ICP primaria
años) de 1.548 pacientes consecutivos tratados con AP.
La edad avanzada se asociaba con un mayor riesgo clínico y angiográfico, así como con un mayor retraso en
la AP. Las tasas de reperfusión, éxito angiográfico,
perfusión miocárdica y resolución del segmento ST
disminuían progresivamente con la edad, y estas asociaciones persistían tras ajustar por las diferencias en
los factores de confusión. En el análisis multivariable,
tanto la edad (p < 0,00001) como una menor perfusión
miocárdica (p < 0,0001) fueron seleccionados como
predictores independientes de una mayor mortalidad al
año73.
Se han comunicado los resultados del SENIOR
PAMI74, un ensayo clínico que pretendía comparar la
AP con la fibrinólisis en pacientes de > 70 años e infarto de miocardio entre 30 min y 12 h. Por desgracia,
el estudio fue suspendido precozmente por la falta de
incorporación de pacientes a partir de los años 2004 y
2005, cuando se publicaron estudios que indicaban la
superioridad de la AP sobre la fibrinólisis en el infarto
de miocardio. Sin embargo, el análisis de los datos de
481 pacientes ha revelado que la AP no era estadísticamente superior a la fibrinólisis en esta población de
pacientes ancianos. La mortalidad fue similar entre
ambos tratamientos (el 10% en la AP frente al 13% en
la fribrinólisis; p = 0,48), aunque el evento combinado
de mortalidad, ACV o reinfarto fue menor con AP (el
11,6 frente al 18%; p = 0,05). Esta discreta ventaja de
estos eventos combinados se perdía en el subgrupo de
edad > 80 años.
Finalmente, la European Society of Cardiology publicó sus nuevas guías de práctica clínica sobre ICP. El
hecho de que gran parte del documento revise las indicaciones del ICP y los tratamientos alternativos ha
ICP de rescate
ICP posfibrinólisis
ICP guiada por isquemia
convertido a estas guías en una actualización de facto
de las guías de IAM y SCASEST. Desde el punto de
vista del IAM, las recomendaciones incluyen la utilización mucho más frecuente del intervencionismo en
casi todos los pacientes. Los aspectos clave que se modifican respecto a las últimas recomendaciones, publicadas en 2003, son principalmente dos (fig. 4, señalado en rojo). El primero es la importancia que adquiere
el tiempo desde el inicio de los síntomas para decidir
el tipo de tratamiento de reperfusión y la estrategia
para alcanzarla. Así, se recomienda la realización de
AP en todos los pacientes que lleguen con > 3 h de
evolución desde el inicio de los síntomas. En los centros sin disponibilidad para realizarla se recomienda el
traslado de estos pacientes a centros con capacidad. En
los pacientes que llegan en las primeras 3 h se admite
el uso de la fibrinólisis en los centros sin disponibilidad para realizar AP, aunque también se recomienda
valorar el traslado ante la ventaja en la reducción en la
incidencia de ACV (indicación de grado IC). La segunda novedad es la recomendación de grado IA de
realizar coronariografía sistemática a todos los pacientes con reperfusión farmacológica con éxito en los
centros en que hay disponibilidad para hacerla en menos de 24 h27. Esta es la que probablemente supone
una modificación mayor de la sistemática clínica usada por la mayoría.
En resumen, los puntos clave sobre las novedades
presentadas en el año 2005 acerca del manejo del IAM
están más basados en las estrategias que en el propio
tratamiento de reperfusión, así como en la demostración de la eficacia del clopidogrel para mejorar el pronóstico en los pacientes con IAM no tratados con AP.
Por el contrario, se ha constatado que todavía no se ha
Rev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
15
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
diseñado una pauta de facilitación de la angioplastia
más eficaz que los tratamientos disponibles y que son
necesarios más estudios para definir el tratamiento óptimo en los pacientes diabéticos y ancianos con IAM.
La utilización de GIK parece ya descartada en este
ámbito.
PREVENCIÓN EN CARDIOPATÍA ISQUÉMICA
Prevención primaria
El estudio revelación del año 2005 sobre prevención
primaria ha sido la publicación de los resultados del
efecto de la aspirina en las mujeres75. En este estudio,
cerca de 40.000 mujeres > 45 años se aleatorizó a recibir aspirina o placebo y seguidas durante 10 años, sin
que se demostrara ningún efecto significativo en el objetivo primario (muerte de causa CV, infarto de miocardio no fatal o ACV no fatal). Sin embargo, al analizar los objetivos por separado se demostró una
reducción significativa del ACV isquémico (a expensas de un ligero aumento no significativo de la hemorragia cerebral), pero no del infarto de miocardio ni de
la muerte de causa CV.
Prevención secundaria
El control de los factores de riesgo coronario sigue
siendo esencial después de un evento coronario y, en
este sentido, el abandono del hábito tabáquico es fundamental. Se ha publicado una revisión de los principales estudios que analizan diferentes métodos para
dejar de fumar76 (nicotina en parche, chicle o inhalada,
bupropión o modificación conductual) realizados desde 1970 a 2004. En general, todas estas medidas son
efectivas comparadas con el placebo, pero la tasa de
tabaquismo activo a los 12 meses sigue siendo elevada.
La depresión después de un síndrome coronario
agudo es frecuente (entre el 17 y el 26% de los casos)
y sigue siendo un tema muy mal evaluado entre los
cardiólogos; además, tiene importantes implicaciones
pronósticas, ya que se asocia con un mayor riesgo de
muerte súbita y reingresos77. Asimismo, se ha descrito
una relación entre la insuficiencia cardíaca postinfarto
y la depresión78. Los inhibidores de la recaptación de
la serotonina pueden mejorar los síntomas depresivos,
pero no tienen un impacto significativo en la evolución
de los ACV en estos pacientes, por lo que en el futuro
es necesario un gran esfuerzo investigador para analizar este frecuente problema y encontrar nuevas vías terapéuticas.
La prevención secundaria postinfarto con antibióticos no ha encontrado nuevas evidencias en las publicaciones de los últimos meses. El tratamiento con gatifloxacina contra la Chlamydia pneumoniae utilizado
en el estudio PROVE IT TIMI 22 no ha demostrado
16
Rev Esp Cardiol. 2006;59(Supl 1):3-19
ningún beneficio en pacientes con síndrome coronario
agudo reciente79. En pacientes con cardiopatía isquémica estable, la azitromicina tampoco ha demostrado
ningún beneficio en su evolución80.
El tratamiento con estatinas en todas las formas de
cardiopatía isquémica se está generalizado. En pacientes con síndrome coronario agudo, el inicio de
tratamiento durante las primeras 24 h de ingreso se
asocia con un mejor pronóstico en el seguimiento, según el análisis de la base de datos del Cuarto Registro Americano de infarto de miocardio realizado en
algo más de 300.000 pacientes81. Además, los pacientes que discontinúan el tratamiento con estatinas
cuando son ingresados por un síndrome coronario
agudo tienen un peor pronóstico. En pacientes con
cardiopatía isquémica estable, la atorvastatina en dosis de 80 mg ha demostrado tener un mayor impacto
en la reducción de ACV que la atorvastatina 10 mg, a
pesar de que ambas dosificaciones eran capaces prácticamente de reducir el cLDL por debajo de 100
mg/dl (101 mg/dl con atorvastatina 10 mg y 77 mg/dl
con atorvastatina 80 mg)82. Sin embargo, las dosis
elevadas de estatinas no parecen tener efecto en la isquemia ambulatoria, el tiempo hasta la isquemia en
una prueba de esfuerzo o la frecuencia de las crisis
de angina83.
La muerte súbita postinfarto de miocardio sigue
siendo un motivo de fuerte preocupación. En los últimos meses hemos tenido nueva información sobre la
historia natural de este acontecimiento y la necesidad
de su prevención. En un subanálisis reciente del estudio Valiant84 se ha estimado que la máxima incidencia
ocurre en el primer mes postinfarto (1,4%) y posteriormente hay una reducción, pero con una frecuencia que
se mantiene constante entre un 1,14 y un 1,18% por
mes. Para prevenir este acontecimiento fatal tenemos
nuevos datos de estudios ya realizados. Por ejemplo,
un subanálisis del ensayo EPHESUS85 ha demostrado
que la administración precoz de eplerenona 25 mg al
día en pacientes con infarto de miocardio, fracción de
eyección < 40% y signos de insuficiencia cardíaca reduce de forma significativa la mortalidad total en el
primer mes del tratamiento (el 4,6 frente al 3,2%; reducción relativa del 31%; p = 0,004). Otro aspecto interesante en la prevención de las arritmias postinfarto
de miocardio y su impacto en la reducción de la mortalidad es el subanálisis de CAPRICORN, en el que
los pacientes con infarto de miocardio y disfunción
ventricular ya tratados con IECA se benefician de
la adición de carvedilol en cuanto a la reducción de la
muerte súbita86.
El tratamiento antiagregante-anticoagulante oral
postsíndrome coronario agudo sigue siendo objeto de
debate. Un reciente metaanálisis del uso combinado de
anticoagulación oral y antiagregación confirma la superioridad de esta asociación sobre la antiagregación
sola en la prevención de eventos coronarios mayores,
Bardají A et al. Actualización en cardiopatía isquémica 2005
pero a expensas de un mayor riesgo de hemorragia87.
En el futuro se deberá definir si esta asociación tiene
un riesgo/beneficio similar o mejor que las nuevas asociaciones entre antiagregantes plaquetarios («doble antiagregación»).
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