Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
“Hoy es el sacro y venturoso día”:
un centón epitalámico de Vera Tassis1
Daniel Mateo Benito
Universidad Complutense de Madrid
Título: “Hoy es el sacro y venturoso día”: un cen- Title: “Hoy es el sacro y venturoso día”: a Epitatón epitalámico de Vera Tassis.
lamic Centon of Vera Tassis.
Resumen: Este artículo estudia la hibridación
entre el epitalamio y la técnica centonaria apreciable en un poema laudatorio de Diego Juan de
Vera Tassis dedicado a las nupcias de Carlos II y
María Luisa de Borbón (1679).
Abstract: This article examines the hybridization
of the centonary technique and the epithalamic genre made by Diego Juan de Vera Tassis in
an encomiastic composition dedicated to the
wedding of Carlos II of Spain and María Luisa
of Borbón in 1679.
Palabras clave: Centón, Epitalamio, Poesía lau- Key words: Centon, Epitalamium, Laudatory
datoria, Vera Tassis, Góngora.
Poetry, Vera Tassis, Góngora.
Fecha de recepción: 2/9/2020.
Date of Receipt: 2/9/2020.
Fecha de aceptación: 15/9/2020.
Date of Approval: 15/9/2020.
A lo largo de los últimos años, el creciente interés por la poesía laudatoria
ha dado lugar a valiosas aportaciones. Entre los diversos géneros de elogio
que han sido objeto de análisis ocupa un lugar destacado la lírica nupcial,
a la que ha consagrado un libro modélico Antonio Serrano Cueto, así
como una importante serie de artículos, centrados en la literatura neolatina2. En marcado contraste, los epitalamios vernáculos no han recibido
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Este artículo forma parte del Proyecto de Investigación «Hibridismo y Elogio en la
España Áurea» (HELEA) PGC2018-095206-B-I00, financiado por el Ministerio
de Ciencia e Innovación y por el Fondo Europeo de Desarrollo Regional (FEDER).
El epitalamio neolatino. Poesía nupcial y matrimonio en Europa (siglos XV y XVI),
Lisboa-Alcañiz, Centro de Estudos Clássicos-Instituto de Estudios Humanísticos,
Creneida, 8 (2020). www.creneida.com. ISSN 2340-8960
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aún la atención debida, ya que son muy numerosos los textos que integran dicho corpus y, además, la mayor parte de tales piezas no ha sido
objeto de examen detenido. La tesis doctoral de Thomas George Deveny
—defendida hace cinco décadas— supuso un primer intento de acotar
los parámetros creativos de este tipo de escritura epidíctica, si bien adolece de numerosas imprecisiones y no responde a los criterios comparatistas
requeridos para un estudio en profundidad del género3. Por fortuna, en
fechas recientes, un conjunto de asedios críticos ha empezado a iluminar aspectos centrales de la tradición nupcial en autores como Góngora,
Salcedo Coronel, Gabriel de Corral, Salazar y Torres, así como en varios
ingenios menores del siglo xvii (como Pérez de Montoro)4.
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2019; “La novia remisa y el novio ardiente en el epitalamio latino: una imagen
que pervive en el Renacimiento”, Cuadernos de Filología Clásica. Estudios latinos,
XXIII, 1 (2003), pp. 153-170; “El epitalamio latino (1560) de Diego de Guevara
en honor de Felipe II e Isabel de Valois”, Calamus Renascens, 9 (2008), pp. 245-292;
“Las lágrimas de la “nova nupta” en la tradición del epitalamio latino”, Minerva, 24
(2011), pp. 137-155; “Isabel de Valois como esperanza de paz contra la herejía. Motivos del epitalamio en la Oratio christiana (1560) de Pedro del Frago”, Cuadernos de
Filología Clásica. Estudios latinos, XXXI, 2 (2011), pp. 311-331; “Hacia un repertorio de la poesía nupcial latina de los siglos xv y xvi”, en Humanismo y pervivencia del
mundo clásico. Homenaje al profesor Juan Gil, Alcañiz-Madrid, Instituto de Estudios
Humanísticos-CSIC, 2015, pp. 1485-1528.
Thomas George Deveny, The Epithalamium in the Spanish Renaissance, Chapel Hill,
University of North Carolina, 1978.
Mercedes Blanco, “El toro nupcial de la Soledad primera. Paradigmas y creación
simbólica”, en Góngora o la invención de una lengua, ed. Mercedes Blanco, León,
Universidad de León, 2012, pp. 315-340. Jesús Ponce Cárdenas, “El epitalamio
barroco: algunas notas sobre la narratio mítica”, en Estudios sobre tradición clásica
y mitología, coords. Jesús Ponce Cárdenas e Isabel Colón Calderón, Madrid,
Ediciones Clásicas, 2003, pp. 83-94; “Sobre la praxis poética: consideraciones para
una breve historia del epitalamio desde los orígenes hasta el siglo xvii”, “De algunas
hibridaciones del género epitalámico”, “Avatares de la sensualidad clásica: entre
la poesía didáctica y el centón nupcial”, “Ludunt laeti in amore pares: de milicia
amorosa y entorno nupcial en la lírica neolatina”, varios capítulos de su monografía
Evaporar contempla un fuego helado. Género, enunciación lírica y erotismo en una
canción gongorina, Málaga, Universidad de Málaga, 2006, pp. 63-86, 87-116, 205226, 227-248; “La variedad culta en Agustín de Salazar y Torres: lectura de tres
sonetos y dos epitalamios”, Analecta Malacitana, XXXI, 1 (2008), pp. 31-59; “Eros
nupcial: imágenes de la sensualidad en la poesía epitalámica europea”, eHumanista,
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El propósito de este artículo es analizar una olvidada composición barroca: el Epitalamio real a las bodas de Carlos II de Juan de Vera Tassis y
Villarroel. Esta pieza encomiástica reviste un rasgo que la hace especialmente notable, ya que se adscribe a la tradición nupcial cortesana y, al
mismo tiempo, al género del centón. Para valorar en profundidad todos
sus aspectos, el artículo se organizará en torno a cinco apartados: en el
primero se traza una sucinta historia del centón y las peculiaridades de
este tipo de composiciones desde sus orígenes; la figura y la obra de Vera
Tassis constituyen el objeto de reflexión de la sección segunda; el apartado
tercero se centra en el análisis minucioso del centón-epitalamio consagrado al último rey de la Casa de Austria, atendiendo a las peculiaridades
técnicas y temáticas del mismo; seguidamente, se ofrece la edición de este
curioso poema; por último se plantea una breve conclusión sobre la pieza.
1. Apuntes para una breve historia del centón
La voz griega κέντρων y el término equivalente latino cento designaban
un “vestido hecho con muchas pieles” o confeccionado con “retales”, de
15 (2010), pp. 176-208. Inmaculada Osuna, “Recepción y creación poética: el ms.
90-V1-9 de la Fundación Bartolomé March y la poesía en Granada a finales del
siglo xvii”, Criticón, 103-104 (2008), pp. 93-117. Madoka Tanabe, “Tradición e
innovación en el epitalamio de la Primera Soledad”, Analecta Malacitana Electrónica,
30 (2011), pp. 59-89. Nieves Baranda, “Cantos al sacro epitalamio o sea pliegos
poéticos para las tomas de velo. Deslindes preliminares”, Bulletin Hispanique,
CXIII, 1 (2011), pp. 269-296. María Dolores Martos, “Panegíricos nupciales a las
bodas del IX y X duque de Medina Sidonia: mecenazgo, propaganda y renovación
estética”, en El duque de Medina Sidonia: mecenazgo y renovación estética, ed. José
Manuel Rico García y Pedro Ruiz Pérez, Huelva, Universidad de Huelva, 2015,
pp. 289-298. Alain Bègue, “Ven, Himeneo, ven; ven, Himeneo: el epitalamio en las
postrimerías del siglo xvii”, en La poesía epidíctica del Siglo de Oro y sus antecedentes,
ed. Alain Bègue, Vigo, Academia del Hispanismo, 2013, pp. 111-165. Encarnación
Sánchez García, “Ecos gongorinos en la Nápoles del III duque de Alcalá: el
Epitalamio de Salcedo Coronel en honor de María Enríquez de Ribera y Luis de
Aragón y Moncada”, en Lingua spagnola e cultura ispanica a Napoli fra Rinascimento
e Barocco. Testimonianze a stampa, ed. Encarnación Sánchez García, Napoli, Tullio
Pironte Editore, 2013, pp. 241-272.
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acuerdo con una primera acepción material relativamente común en el
mundo antiguo. Del léxico de la costura y el ámbito de la confección de
tejidos, el vocablo se desplazó al campo de la terminología literaria, designando por analogía un tipo de poema compuesto a partir de fragmentos
extraídos de textos, citados literalmente5. Merced a dicho procedimiento de ensamblaje (o zurcido si desea mantenerse la imagen), aún hoy se
entiende por centón la “transposición de los fragmentos originales” de
una composición célebre a “un nuevo poema” que ostenta un significado
“radicalmente opuesto” al del original.
Al contemplar la literatura grecolatina desde una perspectiva amplia,
la producción centonaria parece haber conocido especial fortuna durante
dos etapas6: la primera de ellas se sitúa hacia finales del siglo ii d. C.; la
segunda, ya en época tardo-antigua, se despliega a lo largo del siglo iv,
cuando entró en juego un nuevo tipo de poesía, de materia cristiana7. En
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Óscar Prieto Domínguez, “Teoría y estética griegas sobre el centón literario”, Rivista
di cultura classica e medioevale, L, 1 (2008), pp. 111-138 (pp. 111 y 113). Sobre la
originalidad de este tipo de poemas, frente a la mera idea de plagio o copia, véase
Ana Luisa Coviello, “El centón: opusculum... de alieno nostrum”, Emerita, LXX, 2
(2002), pp. 321-333.
La primera muestra de la técnica centonaria parecería remontarse hasta la
comedia ática, a Aristófanes y los versos 1285-1295 de Ranas, pasaje compuesto
por fragmentos de varias tragedias antiguas —entre ellas de Esquilo—, versos
hartamente reconocibles que, al ser descontextualizados, dotan de humor a la nueva
obra. Sobre las etapas en ámbito grecolatino, sigo el panorama trazado por Óscar
Prieto Domínguez, “Historia del centón griego”, Cuadernos de Filología Clásica.
Estudios griegos e indoeuropeos, 19 (2009), pp. 217-232 (p. 224). Para los textos más
tardíos, véase asimismo José Luis Vidal, “Observaciones sobre centones virgilianos
de tema cristiano”, Boletín del Instituto de Estudios Helénicos, VII, 2 (1973), pp. 5364 (p. 53).
Sobre el carácter jocoso que a menudo asumen algunas de estas composiciones,
apuntaba el rétor Ausonio: “Centonem uocant, qui primi hac concinnatione luserunt.
Solae memoriae negotium sparsa colligere et integrare lacerata: quod ridere magis quam
laudere possis” (‘Centón le llamaron los primeros que se divirtieron con esta clase de
composición. Es únicamente cuestión de memoria: se recogen fragmentos sueltos de
versos y a estos trozos inconexos se les integra de nuevo en un todo, cosa más digna
de risa que de elogio’). Sigo la edición bilingüe latino-francesa Ausone, Oeuvres
complètes, ed. Bernard Condeaud, Bordeaux, Mollat, 2010, p. 342. La traducción
castellana se localiza en Ausonio, Centón nupcial, introd., trad., y notas de Enrique
Monterio Cartelle, Madrid, Gredos, 1990, pp. 231-234. Este mismo volumen se
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el mundo helénico, los hexámetros de Homero dominaron este tipo de
composiciones, tal como evidencian algunas piezas breves de Luciano de
Samósata (125-181 d. C.), el filósofo Diógenes Laercio (siglo iii d. C.) y
el gramático Heliodoro (siglo vii d. C.)8. Tan destacable fue el impacto
de los versos homéricos en este tipo de creación erudita que, durante el
siglo iv, Flavio Eutolmio Taciano compuso una secuela, hoy perdida, de
la Ilíada a partir de versos extraídos de la obra del propio Homero9.
En la tradición latina, los hexámetros de Virgilio sirvieron para el ejercicio de un virtuosismo propio de la composición de centones, ocupando
así el mismo lugar simbólico que el autor de la Odisea en la literatura
griega. En una fecha tan temprana como el siglo i, Hosidio Geta compuso la tragedia Medea (donde refiere los amores de la princesa y hechicera
con Jasón) mediante la reelaboración de una serie de fragmentos extraídos
de la epopeya virgiliana (en especial, aquellos que trataban sobre la gesta
de Niso y Euríalo, junto a la desdichada historia de Dido y Eneas)10.
recoge las traducciones de los Priapeos, Grafitos amatorios pompeyanos, La velada de
la fiesta de Venus, así como El concúbito de Marte y Venus de Reposiano.
8 Óscar Prieto Domínguez desarrolla la presencia de las obras homéricas en estos
autores: de Luciano de Samósata se pueden identificar versos homéricos de la Ilíada
y la Odisea en Caronte, 14 y 22; Fugitivos, 30; Zeus trágico, 1 y 6. En las Vidas de
los filósofos (IV 9, 64) de Diógenes Laercio se introduce un centón de cuatro versos:
los dos primeros de la Odisea (IV, 384 y II, 268), con pequeñas modificaciones, el
cuarto de la Ilíada (II, 52) y el tercero podría ser una reelaboración del verso 203 de
la Antígona de Sófocles. El centón de Heliodoro, Arte gramatical (I, 3), está formado
por seis versos y está editado, traducido y ampliamente comentado en Óscar Prieto
Domínguez, “De alieno nostrum”: el centón profano en el mundo griego, Salamanca,
Universidad de Salamanca, 2010, pp. 111-119.
9 Algunos testimonios de centón griego se desvían a la vertiente religiosa, entre
ellos los epigramas de Ario, poeta del Egipto de principios del siglo ii d. C., autor
de poemas epigráficos-centonarios, un epitafio fúnebre anónimo dedicado a un
rey armenio —con los versos 616 del Hipólito y el 2 del Orestes de Eurípides—;
los Papiros Mágicos Griegos —con versos de las dos epopeyas homéricas—, cuya
finalidad era predecir el futuro; y una composición de la que solo se conservan los
nueve versos finales —siete de la Ilíada y uno de la Odisea—. De época bizantina
se conservan tres centones homéricos de contenido erótico dentro del Appendix
Barberino-Vaticana, ABV 7, y de la Anthologia Palatina.
10 Cabe destacar que este centón contiene un fragmento de temática epitalámica a
partir del verso 106, asunto tratado por Márcio Meirelles Gouvêa Júnior, “Medea
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Transcurridas varias centurias, el burdigalense Ausonio compuso el famoso Cento nuptialis, sazonando esta curiosa obra con algunos toques
lascivos. Desde los renglones de una carta preliminar en prosa, dirigida a
su amigo Axio Paulo, el poeta galorromano teorizaba sobre la técnica del
centón a la luz de los variados precedentes y configuraba, al mismo tiempo, una suerte de preceptiva para acometer ese tipo de divertimento erudito11. Además de la audaz composición de asunto epitalámico, entre los
centones latinos más importantes cabe destacar el titulado Hippodamia,
otro centón de materiales virgilianos, considerado anónimo, en el que se
refiere el intento de secuestro de la beldad argiva durante los festejos de
su boda con Pirítoo, rey de los lápitas. El conocido mito protagonizado
por los centauros ebrios no aparecía en la obra de Virgilio, mas el ignoto
autor del patchwork poético logró ensamblar una serie de versos extraídos
de las Geórgicas, las Bucólicas y, sobre todo, de la Eneida, para dar forma
a un vívido relato12.
Carthaginis - El centón de Hosidio Geta”, Revista de Estudios Clásicos, 41 (2014),
pp. 111-126 (pp. 118-119). El verso 71 del libro 5 de la Eneida sustituye el primer
verso del fragmento epitalámico de Geta, ya que se toma la anunciación de Eneas
sobre el funeral de Anquises para enunciar el canto nupcial de Creúsa con Jasón
cuando este abandona a Medea. Los versos virgilianos 248-249 del libro 2 de
la Eneida, donde se describe el saqueo de los griegos a la ciudad de Troya, son
utilizados para describir el estado de la ciudad después de la celebración de las
bodas. Los versos 109-111 de Virgilio sobre los antiguos vates son empleados por
Geta para avisar a Creonte, a modo de amenaza, de que no se celebrarán unas bodas
sino unas exequias (vv. 120-121).
11 Se reserva la valoración del centón de Ausonio para el apartado sobre la retórica de
este género y la aplicación de la misma en el poema de Vera Tassis.
12 Léase el apartado dedicado a la técnica compositiva de Paola Paolucci, “Introduzione”,
en Il centone virgiliano “Hippodamia” dell’ “Anthologia latina”, ed. Paola Paolucci,
Hildesheim, Georg Olms, 2006, pp. LXI-XCIX. Se explica los procedimientos
de los que se vale el autor anónimo para la composición de la obra: división de un
verso virgiliano en dos versos del centón [LXVIII-LXIX], combinación de dos versos
virgilianos enlazados por palabras presentes en ambos versos [LXXII-LXXIV] o
manipulación del caso declinatorio para la concordancia entre versos [LXXX-LXXXII],
las variaciones sintácticas, de tipología oracional, y otras motivadas por la transitividad
verbal o por la polisemia y otros fenómenos semánticos [LXXXIX-XCIX]. Sobre los
problemas de traducción y adaptación de los versos, léase Marcos Carmignani, “El
centón de Hippodamia: apuntes de traducción”, Stylos, 25 (2016), pp. 23-33.
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Antes del siglo iv, los autores cristianos dedicaron sus mejores esfuerzos
a adaptar los logros formales de la tradición poética pagana a la expresión de
nuevos contenidos y valores espirituales. Los modelos de Virgilio, Horacio
y Ovidio se aplicaron a partir de entonces a una materia nueva, a una espiritualidad diversa. En ese contexto, los vates cristianos no solo practicaron
la imitatio multiplex, sino que cultivaron con destreza la técnica centonaria.
Al igual que ocurriera en las centurias precedentes, el poeta favorito para la
extracción de teselas con las que componer el nuevo mosaico sacro fue Virgilio13. Planteando una suerte de teoría sobre el género y un encendido ataque contra la herejía, Ireneo (fl. 170-180 d. C.), obispo de Lyon, compuso
la pieza titulada Adversus haereses (I 9, 4), donde acusaba a los gnósticos del
mal uso de la técnica centonaria para malinterpretar las Sagradas Escrituras.
Por otro lado, desde la vertiente helénica, entre las paráfrasis de los Evangelios y los Salmos destacan los versos homéricos de Apolinar de Laodicea14.
Entre los centones virgilianos de materia cristiana, cabe destacar un
conjunto de piezas, como el poema de Petronia Proba titulado escuetamente Cento Vergilianus Probae15. A su lado, merece figurar el De ecclesia —erróneamente atribuido a Mavortio—, el De Verbi incarnatione
—adjudicado sin mucho fundamento a Sedulio— y el Tityrus o Versus
ad gratiam Domini, —una de las primeras églogas religiosas, atribuida a
Pomponio—16. Ya en el siglo v, el obispo Patricio compuso un homero13 Sobre la adaptación de las letras clásicas al mundo cristiano remito a Roger P. H.
Green, “Proba’s Cento: Its Date, Purpose, and Reception”, The Classical Quarterly,
XLV, 2 (1995), pp. 551-563 (p. 556).
14 Texto editado, traducido y comentado en Óscar Prieto Domínguez, “De alieno
nostrum”, pp. 98-111.
15 Como analiza A. L. Coviello, op. cit., p. 325, la translación de los versos de Virgilio
a la composición de Proba adopta los símbolos paganos a la temática bíblica. Los
sacram efigiem (Aen. II 167) y ramis (Aen. XI 5) de los vv. 614-7 no son referencias
a Palas ni al entierro de Menelao, sino que ahora se entienden como una referencia
a la cruz por medio de la metonimia del tronco y la rama. Para la comprensión
del centón de Petronia Proba es fundamental el artículo de José Luis Vidal,
“Observaciones sobre centones virgilianos de tema cristiano”, Boletín del Instituto
de Estudios Helénicos, VII, 2 (1973), pp. 53-64 (p. 54-56).
16 José Luis Vidal, op. cit., pp. 57-59. La composición de Pomponio puede datarse
antes del siglo vii, debido a la proximidad con el centón de Proba. Cuenta, además,
con claras referencias a la Égloga I del mantuano en el nombre de los protagonistas,
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centón, en el cual recreaba la historia del nacimiento y la vida de Cristo.
La esposa del emperador Teodosio II, Eudocia, corrigió posteriormente el
centón de Patricio y elaboró algunos otros17.
Durante la Edad Media, la doctrina cristiana trató de mantener en
una decorosa penumbra el contenido pagano de los grandes dechados
clásicos, purgándolos de sus aspectos más problemáticos. Con el correr
de los siglos, el Renacimiento supuso la vuelta a los modelos grecolatinos
a través de la imitatio y, con ella, la recuperación de los centones virgilianos. Lelio Capilupi compuso entonces dos centones: In foeminas y
Cento ex Virgilio Gallus, este último de contenido cristiano, considerado
uno de los más excelsos representantes de la historia de este género18.
Posteriormente, se produjo el auge y defensa de las lenguas vernáculas,
promoviendo así a lo largo del Quinientos un cambio de paradigma que,
inevitablemente, también afectó a la práctica de los centones. Dada la
aunque la mayor parte de versos citados corresponda a la Eneida (143).
17 Óscar Prieto Domínguez, “Teoría y estética”, pp. 120-121, ha escrito sobre la
dualidad semántica de algunos conceptos, concretamente del verso 10. Esta
reasignación léxica supone uno de los puntos más censurados del centón dentro
de la doctrina cristiana dada la trasposición de los mitos y referencias paganos y
la interpretación errónea de la palabra divina. Sin embargo, el doble sentido es,
precisamente, una característica semiótica que permite la creación de centones
religiosos. Sobre los problemas editoriales y las diferencias de la composición, véase
Mark David Usher, “Prolegomenon to the Homeric Centos”, The American Journal
of Philology, CXVIII, 2 (1997), pp. 305-321, donde se contrastan la editio princeps
de Aldo Manucio (Venecia, 1502), la de Henricus Stephanus (1578), edición
revisada de la veneciana, y un manuscrito del monasterio del monte Athos de
Grecia, posiblemente conocido por Manucio.
18 Sobre la historia y contenido de esta composición, véase Luis Parra García,
“Pervivencia del centón en el Renacimiento: Cento ex Virgilio Gallus de Lelio
Capilupi”, Cuadernos de Filología Clásica. Estudios Latinos, 16 (1999), pp. 363-412.
Según estima el profesor Parra, Capilupi aplica las pautas marcadas por Ausonio
—así como su tono erótico, aunque menos elevado—: no repite varios versos del
modelo seguidos, sino que lleva a cabo procesos complejos, como la combinación
de varios versos, fragmentos —de un verso de Virgilio en dos hemistiquios— o
la combinación del mismo verso en diferentes partes. Entre los versos virgilianos
se localizan 50 referencias a las Églogas, 65 a las Geórgicas y 326 a la Eneida, así
como una asimilación estructural y de contenido de algunos pasajes de las obras
virgilianas (art. cit., p. 399). Puede leerse el texto completo y su traducción en el
citado estudio, pp. 376-393.
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influencia y prestigio de sus versos, la obra lírica de Petrarca transpuso los
límites del Canzoniere y se erigió por derecho propio en el gran modelo
de los centones compuestos en lengua italiana19. De hecho, desde el plano estético y cultural, la concepción de la realidad amorosa promovida
por el neoplatonismo petrarquista hacía que este tipo de versos resultara
especialmente adecuado para depurar o limar los excesos y servidumbres
del amor terrenal, reconduciendo la lectura de los mismos hacia el amor
celestial o divino, como muestran las composiciones de Girolamo Malipiero con su Petrarca spirituale (1536), Giulio Bidelli y sus Centoni del
Petrarca (1544) y Dugento stanze con dui capitoli tutte de versi del Petrarca
(1551) e ingenios anónimos como los autores de los centones Nelle lodi
della Vergine o In dispregio delle cose terrene, publicados entre las Rime
spirituali di diversi autori (1576). Dentro del conjunto de centones de
inspiración “petrarquista”, Lelio Capilupi compuso algunas pieza breve,
como el soneto “Donne che ragionando ite per via”20.
A tenor de los testimonios conservados, la introducción en España de
la práctica centonaria en lengua vernácula debió de producirse ya entrado
el siglo xvii, si bien dicha aclimatación no supuso el abandono definitivo
de la escritura de centones en latín21. Como cabía esperar, el ejemplo
19 Señala Francesco Erspamer que otros autores a los que atendieron los centonistas
italianos del Quinientos fueron Ariosto, como demuestra el Discurso sopra il
principio di tutti i canti d’Orlando Furioso (Venecia, 1551) de Laura Terracina, y,
poco avanzado el siglo siguiente, Sannazaro, en Il giudizio di Paris (Nápoles, 1602)
de Donato Porfirio Bruno, quien también refiere versos de Ariosto y Petrarca.
Remito a “Centoni e Petrarchismo nel Cinquecento”, en Scritture di scritture. Testi,
generi, modelli nel Rinascimento, eds. Giancarlo Mazzacurati y Michel Plaisance,
Roma, Bulzoni, 1987, pp. 463-495 (p. 476).
20 Sobre los versos in volgare de Capilupi, véase Floriana Calitti, “Fatica o ingegno.
Lelio Capilupi e la pratica del Centone”, en Scritture di scritture. Testi, generi, modelli
nel Rinascimento, eds. Giancarlo Mazzacurati y Michel Plaisance, Roma, Bulzoni,
1987, pp. 497-507 (pp. 500-505).
21 Destacan el Principi Emmanveli advenienti ab astris deo nacenti in stabvlo homini.
Ex uariis P. Virgilii Maronis. Contextum Epos de José de la Barrera, que transgrede
algunas normas de Ausonio (se permite la secuencia original de dos, tres y hasta
siete versos de Virgilio, así como la adaptación de género, número, caso, tiempo
o persona de algunos versos para su concordancia dentro del centón). El curioso
texto fue comentado, traducido y editado ejemplarmente por Joaquín Pascual Barea,
“Un centón virgiliano de José de la Barrera poeta latino y castellano de la Sevilla
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elegido para procurar en bloque los materiales con los que llevar a cabo la
labor de taracea y recomposición lírica fue el príncipe de los poetas españoles del Renacimiento, Garcilaso de la Vega, muchas de cuyas composiciones fueron transformadas a lo divino merced a la fácil extrapolación de
la temática amorosa22. El opúsculo de inspiración garcilasiana más notable vio la luz en la villa y corte bajo la extensa rúbrica Christo nuestro Señor
en la Cruz, hallado en los versos del Príncipe de nuestros poetas, Garcilasso
de la Vega, sacados de diferentes partes y unidos con ley de centones (Madrid,
por la Viuda de Luis Sánchez, 1628). El ingenio —menor y hoy no muy
conocido— que se aplicó a esta curiosa estrategia compositiva fue Juan de
Andosilla y Larramendi23.
del Seiscientos”, Anales de la Universidad de Cádiz, VII-VIII, 2 (1990-1991), pp.
455-471. Puede también recordarse en el ámbito europeo los Acta Domini N.J.C.
et primum martyrum Virgilio Centonibus conscripta (París, Taupinart, 1618) del
canónigo parisino Esteban de Pleure, el Cento Cristianus (1644), sobre versos de
Ovidio, de Raul Ferrier, el centón de G. Bellenden sobre la institución monárquica a
partir de la prosa de Cicerón (1608) y el De Bello Siciliae (1677) del médico modenés
Bernardino Ramazzini en elogio a Luis XIV y los triunfos de su ejército. Tales
referencias proceden de la contribución del profesor Pascual, ibidem, pp. 458-459.
22 Para Francisco Javier Sánchez Martínez, Historia y crítica de la poesía lírica culta “a
lo divino” en la España del Siglo de Oro. Tomo III. De los orígenes a la divinización
de la lírica de Garcilaso, con un estudio del centón poético “a lo divino” de Juan de
Andosilla¸ Alicante, F. J. Sánchez editor, 1994, p. 396, la influencia de la Égloga I
de Garcilaso en el centón de Andosilla es comparable con la Elegía a la Madre
de Dios en el Viernes Sacro de Sebastián de Córdoba en temática y, sobre todo,
en estructura. Como indica este estudio, el poeta de Úbeda no fue el único en
componer contrafacta a partir de los poemas de Garcilaso. Aparte del autor ya
citado, en esta monografía se resalta como Juan Timoneda y Juan López de Úbeda
reescribieron el soneto “Pasando el mar Leandro el animoso”, e incluso se pueden
observar reminiscencias del pasaje epitalámico de la Égloga II de Garcilaso en el
Cántico espiritual de San Juan de la Cruz, a lo que cabe recordar que se trata de una
paráfrasis del Cantar de los Cantares, tres textos que en mayor o menor medida se
pueden integrar en de la temática nupcial (pp. 120-125, 139-140). A parte de este
volumen, véase también otra contribución de Francisco Javier Sánchez Martínez,
“Imitación e intertextualidad centónica en la lírica religiosa barroca. Mutaciones
métricas, sintagmático-semánticas y pragmáticas en el centón garcilasiano de Juan
de Andosilla”, en Estudios de Lingüística Textual. Homenaje al Profesor Muñoz Cortés,
Murcia, Universidad de Murcia-CAM, 1998, pp. 457-475.
23 Carlos Mata Induráin, “El Divino Garcilaso, A lo divino: el centón de Miguel de
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A partir de la tercera década del siglo xvii, Garcilaso dejaría de ostentar
en solitario el cetro de la monarquía lírica, ya que según la estimativa de
numerosos autores jóvenes Luis de Góngora encarnaba a la perfección el
nuevo estilo culto que pedían los tiempos. La imitatio gongorina de escritores de la talla de Soto de Rojas, Villamediana, Paravicino, Pantaleón de
Ribera, Domínguez Camargo, Sor Juana Inés de la Cruz y tantos otros corrió parejas con la práctica centonaria sustentada en los versos gongorinos a
lo largo del Barroco. Entre los ingenios que acometieron esta empresa musivaria puede recordarse ahora al lojeño Martín de Angulo y Pulgar, a cuya
pluma se debe la Égloga fúnebre a don Luis de Góngora (Sevilla, Simón Fajardo, 1638), así como los Epitafios, oda-centón anagrama para las exequias
a la Serenísima Reina de las Españas doña Isabel de Borbón (Madrid: Imprenta del Reyno, 1645)24. Como indican sendos títulos, ambas piezas se
inscriben en un contexto celebrativo luctuoso, de carácter sacro-funerario.
Otro escritor que se valió de la práctica centonaria fue el novohispano
(de adopción) Agustín de Salazar y Torres, refinado poeta de signo cultisAndosilla y Larramendi (1628)”, Cuadernos del Lazarillo: Revista literaria y cultural,
24 (2003), pp. 50-56 (pp. 50-53). Se destaca en esta aportación entre los más
famosos contrafactistas de Garcilaso a Sebastián de Córdoba, quien traslada los
sonetos “Cuando me paro a contemplar mi estado” y “Escrito está en mi alma
vuestro gesto” hacia la temática religiosa con la modificación de algunos términos
de los veros originales (editados en las páginas indicadas). Ha de consignarse aquí
una curiosa vacilación que afecta al nombre de pila del poeta. Frente a publicaciones
anteriores en las que el antropónimo empleado es Juan, el investigador navarro se
refiere siempre al escritor como Miguel de Andosilla y Larramendi.
24 Francisco J. Escobar Borrego, “Égloga fúnebre a D. Luis de Góngora, de Angulo y
Pulgar: caracterización genérica, contexto sociocultural y paratextos”, en Cancionero
del Siglo de Oro. Forma y formas, ed. Andrea Baldissera, Pavia, Ibis, 2019, pp. 275313. Sobre el profundo conocimiento de la obra gongorina que tuvo Martín de
Angulo y Pulgar, el estudioso sevillano apunta que aquel fue el autor de un curioso
manuscrito (Varias poesías y casi todas las que compuso aquel ingeniosísimo, erudito y
doctísimo varón Don Luis de Góngora) y de una obra en defensa del genio cordobés,
las Epístolas satisfactorias (Granada, Blas Martínez, 1635) (pp. 280-282). Además,
estaba vinculado al gran grupo de gongoristas encabezado por Pellicer, Salcedo
Coronel, Uztarroz, Vázquez Siruela y Salazar Mardones. Para profundizar en la
figura del escritor de Loja, véase Juan Manuel Daza, Contribución al estudio de la
polémica gongorina: las Epístolas satisfactorias (Granada, 1635) de Martín de Angulo
y Pulgar, Sevilla, Universidad de Sevilla, 2015.
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ta. En el volumen de la Cythara de Apolo (Madrid, Francisco Sanz, 1681),
veía la luz un poema de llamativo título: Describe la visión del capítulo doce
del Apocalipsis, con solos versos mayores de don Luis de Góngora, siguiendo el
método de sus Soledades25. Algunas décadas después, el erudito mexicano
Carlos Sigüenza y Góngora cuidó la relación titulada Triunpho Parthénico
(México, Juan de Ribera, 1683), donde se recogían algunas composiciones poéticas de los certámenes literarios celebrados en Nueva España entre 1681 y 1683. Entre aquellos versos figuran dos centones gongorinos:
la canción que comienza “Poniendo ley al mar robusto pino” de Francisco
de Ayerra Santa María y la canción “Con naval pompa de inquieto lino”
de Alonso Ramírez de Vargas, ambos ganadores de los respectivos certámenes. Otros tres centones forman parte del certamen recogido en el
tomo titulado Empresa métrica (México, Viuda de Bernardo Calderón,
1665): “Si arrebatado merecí algún día” de Juan de Guevara, “Cuantos
me dictó versos dulce musa” de nuevo de Alonso Ramírez de Vargas y
“Templado pula tu divina mano” de Félix López Muñiz26.
La tradición centonaria sustentada en teselas gongorinas llegó a prolongarse hasta las postrimerías del siglo, ya que un anónimo poeta portugués compuso en 1697 cuatro sonetos con versos extraídos de la obra
del vate cordobés para eternizar otro acontecimiento luctuoso, el óbito
25 Al estudiar el origen de los materiales gongorinos empleados por Salazar y Torres
en esta composición, Jesús Ponce Cárdenas indicaba que, entre los denominados
poemas mayores, las Soledades ocupan un tercio de los versos (27/80), seis versos se
extraen del Panegírico al duque de Lerma y otros seis de las octavas Al favor que San
Ildefonso recibió de Nuestra Señora, en tanto que tan solo dos versos proceden del
Polifemo. Del resto de fragmentos seleccionados, un gran número se localiza entre
los sonetos amorosos de juventud. Además, Salazar y Torres insertó en el centón
trece versos de autoría propia. Véase su artículo “El oro del otoño: glosas a la poesía de
Agustín de Salazar y Torres”, Criticón, 103-104 (2008), pp. 131-152 (pp. 143-149).
26 Los dos centones del Triunpho Parthénico pueden leerse en Irving A. Leonard,
“Some Góngora Centones in Mexico”, Hispania, XII, 6 (1929), pp. 563-572 (pp.
568-571). Junto a estos, Martha Lilia Tenorio, “Centones gongorinos en Nueva
España”, (An)Ecdótica, III, 2 (2019), pp. 11-46 (pp. 21-43), edita el centón de
Salazar y Torres y los centones de la Empresa métrica. Además, apunta la dificultad
añadida que se impuso en ambos certámenes: cada verso de la nueva composición
debía estar formado por la fusión de varios versos de Góngora.
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
del predicador Antonio Vieira27. A tenor de los hallazgos que se han ido
produciendo, no puede descartarse que en años venideros se localicen
otros centones gongorinos, custodiados en manuscritos o impresos como
sueltas.
2. Vida y obra de un ingenio menor: Diego Juan de Vera Tassis
Desafortunadamente, los datos que se conocen hoy sobre la vida y andanzas de Diego Juan de Vera Tassis y Villarroel (Soria, hacia 1634-1640-¿Madrid, 1701?) resultan escasos28. Su infancia debió de transcurrir en Castilla, en su ciudad natal, que fue objeto de diversas alabanzas en sus escritos29. En un momento no bien definido debió de fijar su residencia
en Madrid, donde llegó a establecer profundos vínculos de amistad con
varias figuras literarias bien asentadas en la corte, como Pedro Calderón
de la Barca y Agustín de Salazar y Torres.
La dedicación de Vera Tassis a la literatura comprendió diversas facetas. Generalmente, suele ponderarse más su labor como dramaturgo
27 Víctor Infantes, “Poesía sobre poesía: España y Portugal entre nuevos centones
gongorinos”, Claro-Escuro. Revista de Estudos Barrocos, 4-5 (1990), pp. 115-124.
Agradezco a la profesora Ana Martínez Pereira que me facilitara una copia de este
importante estudio. En el artículo, Víctor Infantes edita: “Renace a nueuo Sol ya en
nueuo oriente”, “Esta que admiras —con razón doliente”, “Está en forma elegante,
oh peregrino” y “Aquel inmortalmente generoso” (pp. 118-119). Cito los dos últimos
sonetos a partir de Augusto Mendes Simões de Castro, Catálogo de manuscritos (Códices
nºs 556 a 630), Coimbra, Boletim da Biblioteca da Universidade, 1935, pp. 892-93.
28 Véase Cayetano Alberto de la Barrera y Leirado, Catalogo bibliográfico y biográfico del
teatro antiguo español, desde sus orígenes hasta mediados del siglo XVIII, Madrid, imprenta
de M. Rivadeneyra, 1860, pp. 472-473. Junto a lo apuntado en este ensayo clásico,
resultan asimismo de obligada consulta dos trabajos: Don William Cruickshank,
“Don Juan de Vera Tassis y Villarroel”, en Aureum Saeculum Hispanum, eds. Karl
Hermann Kôrner y Dietrich Briesemeister, Wiesbaden, F. Steiner, 1980, pp. 43-57;
Javier Huerta Calvo, Emilio Peral Vega y Héctor Urzáiz Tortajada, Teatro español
[de la A a la Z], Madrid, Espasa Calpe, 2005, p. 736. Finalmente cabe remitir al
catálogo digital de la Biblioteca Nacional de España.
29 Por espigar una muestra, se refiere a la ciudad como “tronco feliz de tantas gloriosas
ramas, en letras, en armas y en nobleza” en Agustín de Salazar y Torres, Cýthara de
Apolo, Madrid, a costa de Francisco Sanz, 1681.
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que sus desvelos como poeta. A su pluma se deben más de una decena
de obras dramáticas, que no han tenido excesiva fortuna crítica30. Este
ingenio menor del Barroco tardío cuenta también en su haber con varias
obras en prosa: una biografía de Calderón (la Fama, vida y escritos de don
Pedro Calderón de la Barca)31, un elogio funeral de la reina (las Noticias
historiales de la enfermedad, muerte, y exequias de la esclarecida Reyna de las
Españas Doña María Luisa de Orleans, Madrid: por Francisco Sanz, 1690)
y dos relatos sobre la patrona de Madrid32. Desde otro ámbito relacionado con las letras, puede mencionarse asimismo la rúbrica de Vera Tassis
en la licencia de tres obras dramáticas de finales de siglo xvii33.
A pesar del interés de su obra, la crítica se ha centrado más en su labor como editor que como creador literario. Tras el óbito de Calderón
30 En la Parte 46 de Comedias nuevas escogidas (Madrid, a costa de Francisco Sanz
impressor, 1679) se publicaron Quanto cabe en hora y media (h. 23-41r), El Patrón
de Salamanca, San Juan de Sahagún, con Monroyes y Manzanos (h. 61-83v), La
corona en tres hermanos (h. 149v-174v) y Más merece, quien más ama (h. 197v-213v;
obra escrita junto a Antonio de Mendoza); de la misma imprenta, La corona en tres
hermanos (Madrid, a costa de Francisco Sánz, 1679) y Más triunfa el amor rendido
(Madrid, a costa de Francisco Sánz, 1684; acompañada de una loa y del baile El
agrado y la esquivez); y varios manuscritos del siglo xvii localizados en la Biblioteca
Nacional de España, Bailete florentín, el sainete El oído y la vista, El triunfo de Judith,
y muerte de Olofernes (también conocida como La valerosa Judith y cerco de Betulia
por el soberbio Holofernes, de la cual se conservan dos manuscritos y un impreso de
Valencia, por la Viuda de J. de Orga, 1770), Felipe V en Italia (manuscrito del siglo
xviii, obra también conocida como Felipe quinto en Campaña) y El triunfo de Castro
(también conocida como Francisco de Castro; desconozco datos editoriales o del
manuscrito).
31 Esta obra se conserva en el manuscrito de la Biblioteca Nacional de España titulado
Poesías varias de diferentes autores (MSS/3930) de 1722 (h. IV-XI).
32 A saber, por Cayetano Alberto de la Barrera, op. cit., p. 473, Historia del origen,
invención y milagros de la sagrada imagen de Nuestra Señora del Almudena (Madrid,
por D. Francisco Sanz, 1692) y El triunfo verdadero y la verdad defendida en la
historia del origen, invención y milagros de Nuestra Señora la Real del Almudena
(Salamanca, por Isidro de León, 1701), en defensa de la obra anterior impugnada
por el padre Cano y Olmedilla.
33 Los títulos de las comedias (1690) y Las posadas de Madrid (1692), bailes manuscritos
de Margarita Ruano, y el entremés La regañona y fiesta de toros (manuscrito del siglo
xvii) de Jerónimo de Cáncer y Velasco, testimonios con ejemplares en la Biblioteca
Nacional de España.
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en 1680, Vera Tassis tomó las riendas de la publicación de las piezas del
genial dramaturgo, cuidando así la impresión de la Quinta parte de las
Comedias (1682), a la que seguirían las partes Sexta y Séptima en 1683, y
la Octava en 1684. Entre 1685 y 1688, reeditó las cuatro partes deslegitimadas, ahora autorizadas merced a una revisión detenida. Vera llegaría
a anunciar la publicación de una décima parte de comedias, aunque finalmente su trabajo concluyó con la impresión de la Novena en 169134.
La relación de Vera Tassis y Calderón de la Barca explicaría muchas
de las enmiendas que el dramaturgo pudo llevar a cabo siguiendo acaso
la recomendación de su amigo; así como el acceso a fuentes manuscritas
o cercanas al autor, o manuscritos de compañías teatrales que habrían
sido revisados por el mismo Calderón. Durante los siglos xvii y xviii, las
partes de Vera Tassis fueron consideradas el mayor acierto editorial de la
obra del dramaturgo madrileño. Sin embargo, a partir del siglo xix y en
el siglo xx cambiaron las tornas: gran número de críticos ha cuestionado
la labor de Vera Tassis debido a los dudosos procedimientos empleados
a la hora de editar las obras. Pese a ello, se antoja indudable que la tarea
editorial de Vera Tassis (más o menos acertada según los casos) continúa
siendo imprescindible en los estudios calderonianos35.
34 Fernando Rodríguez-Gallego, “La labor editorial de Vera Tassis”, Revista de
Literatura, LXXV, 50 (2013), pp. 463-493 (pp.464-465). El estudioso ofrece
un brillante panorama de las conclusiones actuales sobre la edición de Calderón
realizada por Vera Tassis. Como indica Cayetano Alberto de la Barrera, op. cit., p.
472, de “las trece comedias [de Calderón] que [Vera Tassis] ofrecía para el tomo X,
hoy desconocemos diez, entre ellas el Don Quijote de la Mancha, también conocido
como El Quijote perdido de Calderón”.
35 Para una lectura detallada de las “acusaciones” de Hartzenbusch, James Lyman
Hitmney, Milton Buchanan, Cotarelo, Astrana Marín, Everett Hesse y Oppenheimen,
y las observaciones favorables de otros críticos, véase Fernando Rodríguez-Gallego,
op. cit., pp. 467-484. Para evitar prolijidad, se ofrece a continuación una gavilla
de estudios centrados en la relación entre el dramaturgo y el editor, Norman D.
Shergold, “Calderón and Vera Tassis”, Hispanic Review, XXIII, 2 (1955), pp. 212218. Sobre las partes de comedias, Everett W. Hesse, Vera Tassis’ text of Calderón’s plays
(Parts I-IV), New York: New York University, 1941; Alejandra Ulla Lorenzo, “La
labor editorial de Vera Tassis en la Segunda parte de Calderón: el ejemplo de Origen,
pérdida y restauración de la Virgen del Sagrario”, en Lectores, editores y audiencia. La
recepción en la literatura hispánica, coord. M.ª C. Trujillo Maza, Vigo, Academia del
Hispanismo, 2008, pp. 539-546; Germán Vega García-Luengos, “Consideraciones
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En cuanto a la relación de camaradería literaria y amistad que mantuvo con Agustín de Salazar y Torres, cabe apuntar cómo ambos ingenios compusieron a dos manos la comedia Más triunfa el amor rendido
(1674)36. La inopinada muerte de Salazar y Torres antes de concluir otra
obra (El encanto es la hermosura, Sevilla, Joseph de Hermosilla, [17251738]) explica un curioso caso. En efecto, el final de esta pieza dramática
pudo leerse en dos versiones distintas, continuadas por ingenios próximos
al difunto: una de Vera Tassis y otra de sor Juana Inés de la Cruz37. El papel que jugó el escritor soriano como albacea de los escritos de su amigo
es capital, ya que solo gracias a sus desvelos los versos de Salazar y Torres
consiguieron ver la luz. En efecto, Vera Tassis cuidó de la elaboración de
la edición póstuma de la Cythara de Apolo (Madrid, a costa de Francisco
Sanz, 1681), en la que incluyó además una biografía de su amigo y una
elogiosa Canción fúnebre en su honor38.
sobre la configuración del legado de comedias de Calderón”, Criticón, 103-104
(2008), pp. 249-271; y José María Viña Liste, “La intervención de Vera Tassis en
la Sexta parte de comedias de Calderón (1683) y su valor testimonial”, Criticón, 108
(2010), pp. 115-132. Sobre otras ediciones, destacan los artículos de Erik Coenen,
“Juan de Vera Tassis, editor de Calderón: el caso de Amar después de la muerte”,
Revista de Filología Española, LXXXVI, 2 (2006), pp. 245-257, “Sobre el texto de
Darlo todo y no dar nada y la transmisión textual de las comedias de Calderón”,
Criticón, 102 (2008), pp. 195-209 y “Las atribuciones de Vera Tassis”, Castilla.
Estudios de Literatura, 0 (2009), pp. 111-133; véase asimismo Adrián J. Sáez, “Luces
y sombras en la labor editorial de Vera Tassis: el caso de La devoción de la cruz”, en
Variante et variété. Actes du VIe Dies Romanicus Turicensis (Zurich, 24-25 juin 2011),
ed. Cristina Albizu et alii, Pisa, ETS, 2013, pp. 251-265.
36 Vera Tassis se ocupó de redactar la segunda jornada. Tomo la fecha de redacción
de Javier Huerta Calvo et alii, op. cit., p. 736. Además, el catálogo digital de la
Biblioteca Nacional de España ofrece los siguientes datos editoriales: Sevilla, en la
imprenta Castellana y Latina de los herederos de Tomàs Lopez de Haro, en calle
Genova, [1696-1722].
37 Estos datos proceden del ejemplar de la Biblioteca Nacional de España. Esta obra
también es conocida como El Hechizo sin hechizo y La segunda Celestina.
38 De la Barrera, op. cit., p. 473. En relación a la obra de Vera Tassis que se va a
analizar, cabe destacar que entre las obras de Salazar y Torres que editó se localizan
dos epitalamios, “¡No ignoraba yo, señor...!”, al hijo del Almirante de Catilla Luis
Enríquez de Cabrera, y “¿Dónde apresuras la dorada pluma?”, al duque de Veragua.
Ambas composiciones se ligan a la tradición gongorina del epitalamio, igualmente
cultivada por Vera Tassis. Téngase además presente cómo Vera Tassis dedicó la
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Por lo que concierne a la producción poética personal, Vera Tassis escribió unos Consejos políticos, teológicos y morales (s.l., s. n., s. a.); aunque
las obras que aquí interesan especialmente son dos poemas de asunto
nupcial: el Fescennino plausible en el feliz consorcio de los Señores D. Iuan de
Muxica Cañete y Paz... y Doña Francisca de Chavarri y Garço (s.l., s.n.) y,
especialmente, el centón titulado Epitalamio real a las prósperas, augustas,
sacras bodas de las Cathólicas Magestades de don Carlos II de Austria, Rey de
las Españas, y doña María Luisa de Borbon Stuart y Austria (Madrid: por
Francisco Sanz, 1680)39.
La labor editorial y la producción para las tablas de Vera Tassis permite, pues, apreciar cómo este ingenio menor tuvo una relación bastante
estrecha con tres destacados autores de su tiempo: Calderón de la Barca,
Agustín de Salazar y Torres y Sor Juana Inés de la Cruz. No estará de más
recalcar cómo las tres personalidades citadas comparten una afinidad estilística indudable, ya que todos ellos se dedicaron con ahínco a la imitatio
y aemulatio de la obra gongorina. En ese contexto creativo no parece
casual que se inscriba el curioso Centón dedicado a las reales bodas, construido todo él con versos de Góngora.
3. Temas y problemas de una composición híbrida
El doble interés que presenta el encomio regio de Vera Tassis radica en los
senderos que confluyen y se integran dentro de una misma composición.
De un lado, la técnica centonaria, que obliga al autor a llevar a cabo un
edición póstuma de la Cýthara de Apolo a la reina Mariana de Austria, esposa de
Carlos II, con motivo de sus bodas.
39 Este género lírico corresponde a composiciones de contenido erótico cuyo origen
se remonta a la Antigua Grecia con composiciones de Safo de Lesbos y, en el
mundo latino, los Versos fesceninos en honor de Honorio y María de Claudiano,
como ejemplos más relevantes. Sobre la evolución, tópicos y principales autores de
ambos subgéneros nupciales desde la Antigüedad hasta el siglo xvii, puede leerse la
monografía de Jesús Ponce Cárdenas, Evaporar contempla un fuego helado, 2006. Por
otro lado, las dos composiciones de Vera Tassis aparecerán descritas detalladamente
en el catálogo de epitalamios del Siglo de Oro español como una parte de mi tesis
doctoral, actualmente en curso.
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auténtico tour de force, seleccionando y ensamblando con virtuosismo un
caudal de versos gongorinos extraídos de numerosos poemas; del otro, la
adscripción al género nupcial, lo que conlleva el desarrollo de una serie
de motivos y el uso de una serie de tópicos cristalizados, que debe abordar con materiales líricos preexistentes, lo que añade mayor dificultad (si
cabe) al ejercicio creativo.
3.1. El arte de recortar y ensamblar: la norma ausoniana
Para comprender cómo funcionaba la técnica del centón desde la época
grecolatina hasta el siglo xvii hispánico, conviene ante todo recordar la
influyente reflexión de Ausonio sobre un tipo de creación no exenta de
ocasionales ribetes lúdicos. El autorizado poeta y rétor burdigalense, desde las líneas de la carta prologal que abría el Cento nuptialis, dictaba algunas advertencias para la correcta elaboración de tales patchwork poéticos:
Variis de locis sensibusque diuersis quaedam carminis structura solidatur, in unum ut uersus coeant aut caesi duo aut unus et sesque cum
medio. Nam duos iunctim locare ineptum est et tres una serie merae
nugae40.
Dicta así que la sucesión de versos ha de cuidar que no se dispongan
varios versos seguidos en el orden de la obra original. La mayoría de los
autores, y el propio Ausonio, no cumplen esta norma, siendo Vera Tassis
otro ejemplo de poeta centonario que reproduce secuencias de dos versos
en su composición41:
40 ‘Con pasajes de variada procedencia y sentido se construye un poema, de modo
que o bien se juntan dos hemistiquios diferentes para formar un solo verso o bien
un verso y (la mitad del) siguiente con la mitad de otro, pues poner juntos dos
versos seguidos es una torpeza y una serie de tres es pura tontería’. Cito el texto
latino cuidado por Bernard Combeaud: Ausone, op. cit., p. 344. Para la traducción
castellana, remito a Ausonio, op. cit., p. 233.
41 Obsérvese entre los versos del centón 5-6, 15-16, 24-25, 33-34, 41-42, 52-53,
54-55, 65-66, 70-71, 79-80, 82-83, 86-87, 92-93, 98-99, 114-115, 125-126,
129-130, 138-139, 143-144, 147-148, 175-176, 184-185, 201-202, 209-210,
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
5 sobre este fuego, que vencido envía
su humo al ámbar y su llama al oro,
Son. her. 5 [a], v. 7, fol. 27r
Son. her. 5 [a], v. 8, [fol. 27r]
Sin embargo, en muchos casos emprende una serie de tácticas para no
cometer dicho error.
1. Una práctica habitual para salvar la sentencia de Ausonio consiste
en alterar el orden de la secuencia disponiendo el primero de ellos en
segundo lugar y el segundo en primer lugar42:
12 Un dulce y otro cántico sagrado
al Júpiter dirige verdadero,
Son. fún. [b], v. 14, [fol. 30r]
Son. fún. [b], v. 13, fol. 30r
2. Otro fenómeno es la secuencia de cuatro versos de la misma obra con
uno o varios versos de otra obra intercalado tras el primer par43:
161 de cuya monarquía
el sol, que cada día,
tan vecino a su cielo
nace en las ondas y en las ondas muere,
saber todos los términos no quiere.
Soled. I, v. 435, [fol. 160r]
Soled. I, v. 436, [fol. 160r]
Soled. II, v. 822, [fol. 178v]
Soled. I, v. 437, [fol. 160r]
Soled. I, v. 438, [fol. 160r]
3. También puede identificarse una combinación de dos versos en que
se reproducen el primero y el tercero de una secuencia de tres versos del
modelo, omitiéndose el segundo y así no cayendo en la falta44:
232-233, 241-242, 253- 254, 276-277, 296-297, 299-300, 304-305, 309-310,
323-324, 329-330, 341-342, 346-347, 366-367, 368-369, 387-388, 395-396,
413-414, 418-419, 420-421, 422-423, 469-470, 472-473, 498-499, 506-507,
514-515, 517-518, 519-520, 523-524, 527-528, 529-530, 536-537, 538-539,
542-543, 544-545, 569-570, 618-619, 631-632, 637-638, 645-646, 648-649,
654-655, 657-658 y 669-670.
42 Sucede entre los versos 12-13, 223-224, 312-313, 474-475 y 495-496 del centón.
43 Véanse los versos 161-162 y 164-165, 247-248 y 251-252, 281-282 y 284-284,
288-289 y 291-292, 301-302 y 307-308, 357-358 y 360-361, 370-371 y 373-374,
571-572 y 575-576, 659-660 y 663-664.
44 Se produce entre los versos 182-183, 206-207, 249-250, 260-261, 347-348, 408409, 426-427, 456-457 y 642-643 del centón.
180
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
182 cuantos árboles sudan del Orontes,
conculcando sus piélagos de montes,
Oct. her., v. 171, fol. 156v
Oct. her., v. 173, [fol. 156v]
4. En otro caso, se produce la secuencia de versos cercanos en la obra
original, siendo el siguiente ejemplo uno de los más reconocibles entre el
corpus gongorino:
339 goza mano, cabello, labio y frente
oro, lilio, clavel, marfil luciente,
Son. am. 10, v. 9, fol. 10v
Son. am. 10, v. 12, [fol. 10v]
Hay seis casos en los que las anteriores técnicas se combinan entre sí.
- Tres versos de una secuencia de cuatro (2) donde se omite el segundo
verso (3):
227 en lo que alumbra el sol, la noche ciega.
Para quien no tan solo España ara,
y siembra Francia mas Sicilia siega
Canc. sac. [1], v. 69, [fol. 50r]
Canc. sac. 1, v. 71, fol. 50r
Canc. sac. 1, v. 72, [fol. 50v]
- El primer verso del fragmento es el cuarto (1) de una secuencia en la
que se omite el tercero (3):
351 de la alta fatal rueca al uso breve
venza no solo en su candor la nieve,
mas plata en su esplendor sea cardada,
Soled. I, v. 937, [fol. 166r]
Soled. I, v. 934, [fol. 166r]
Soled. I, v. 935, [fol. 166r]
- De una secuencia de tres versos se omite el segundo (3) y los dos que
se mantienen alternan el orden (1):
278 Himeneo, añudando
el lazo de ambos cuellos,
Soled. I, v. 800, [fol. 164r]
Soled. I, v. 798, [fol. 164r]
- En una secuencia de cinco versos, se omite el tercero y se sustituye
por otro del corpus gongorino (2), alternando el orden de los dos últimos
(1):
181
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402 cuantas del uno ya y el otro cuello
cadenas la Concordia engarza rosas;
del galán novio, de la esposa bella,
purpúreo son trofeo
de sus mejillas siempre vergonzosas:
Soled. I, v. 826, [fol. 164v]
Soled. I, v. 827, [fol. 164v]
Soled. I, v. 1015, [fol. 168v]
Soled. I, v. 829, [fol. 164v]
Soled. I, v. 828, [fol. 164v]
- Una secuencia de dos versos se separa por otro verso (2), que además
es el quinto respecto del primero (3):
402 Primero en quien más puros,
con tan alto ejemplo,
viven los fuegos de este sacro templo,
Oct. her., v. 75, fol. 143v
Oct. her., v. 79, [fol. 143v]
Oct. her., v. 76, [fol. 143v]
- De una secuencia de cuatro versos, se mantienen el primero y el cuarto (3) alternando su disposición (1):
584 el Tiempo lo vincule en bronces duros,
y a los siglos envidia sea futuros.
Son. [her] 16, v. 14, fol. 4v
Son. [her] 16, v. 11, [fol. 4v]
Como bien indica Ausonio, otra posibilidad es aprovechar “todas las cesuras que admite el verso heroico” y con ello combinar las mitades de dos
versos45:
26 al galán novio, * al príncipe excelente,
Soled. I, v. 758, [fol. 163v] y
Oct. her., v. 109, fol. 144r
Un caso peculiar es el verso 268 en el que se combinan dos versos de la
misma composición:
268 a la tea nupcial * esclarecida,
Panegírico, v. 283, [fol. 184v]
[y v. 433, fol. 186r]
Por otro lado, como dicta el antiguo rétor latino, hay que “evitar que
se noten las incoherencias, que los pasajes traídos a colación no acusen
violencia, que, condensados en exceso, se apelotonen o, desunidos, dejen
45 Se indica en la edición dividiendo el verso con un asterisco (*) para separar las dos
fuentes. Se produce en los versos 26, 34, 78, 84, 155, 214, 218, 268, 303, 382, 475,
478, 480, 557, 561, 580, 595 y 665.
182
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ver hiatos”46. Es decir, que la combinación de los distintos versos de un
autor sea medida y encaje a la perfección, de tal forma que, si lo leyera
un aficionado a la lectura que no conozca estos versos, podría pensar que
se trata de una composición cuyas palabras y versos son originales de la
pluma del poeta centonario.
3.2. Un canon gongorino sui generis: en torno a la selección de Vera Tassis
Dado que el impreso identifica en los ladillos el origen de cada uno de
los versos extraídos de la obra gongorina con bastante pormenor, resulta
posible perfilar cuál fue la edición que manejó Vera Tassis. Para aclarar
este particular tan relevante se han consultado las diferentes ediciones
del poeta cordobés impresas en el siglo xvii. El examen atento de dicho
corpus, la identificación de cada epígrafe (con especificación de forma
métrica y tema) así como la localización en el folio respectivo, permiten
concluir que Vera Tassis había consultado un ejemplar de la edición de
Todas las Obras de Góngora, cuidada por Gonzalo de Hoces47. Otro asunto
más espinoso es individuar sin margen de error cuál pudo ser la impresión
concreta de Todas las Obras de Góngora, ya que este volumen tuvo una
46 Ausonio, ibidem, p. 234.
47 Otra pista más sutil para la identificación de ediciones es explicada en Antonio
Pérez Lasheras, “La distribución poética de los manuscritos y ediciones de la Edad
de Oro y la poesía gongorina: un caso de condicionamiento paratextual”, en
Antonio Pérez Lasheras, Piedras preciosas... Otros aspectos de la poesía de Góngora,
Granada, Universidad de Granada, 2009, pp. 17-44 (p. 18): “En el siglo xvii, la
tendencia de copistas de manuscritos y editores era la creación de unos epígrafes
rígidos en los que el primer criterio clasificador correspondía a la métrica [...] y,
dentro de cada uno de estos apartados, se operaba según una latente jerarquización
de las composiciones por temas”. Dicha clasificación es complicada en algunos
casos —sobre todo entre las composiciones burlescas, como bien indica Pérez
Lasheras—, pues algunas composiciones son mezcla de varias temáticas y cada
editor pondera con un criterio distinto cuál predomina en esos versos. Para
la identificación de la edición empleada en la elaboración de un centón, estos
“epígrafes” pueden ayudar a descartar ediciones hasta encontrar la acertada. Se
trata de otro análisis empleado para confirmar que Vera Tassis consultó alguna de
las ediciones de Hoces.
183
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fortuna editorial notable en el siglo xvii: dos emisiones de la edición de
Madrid de 1633, otra edición madrileña salida de las prensas el siguiente
año, una edición localizada en Sevilla en 1648 y, finalmente, dos emisiones de una edición de Madrid de 1654. Dirimir cuál de estas pudo
utilizar el escritor soriano no resulta en verdad tarea fácil, ya que (excepto
una) reproducen el texto gongorino a plana y renglón. En efecto, tan solo
la edición de 1634 presenta diferencias respecto a las demás en cuanto a la
distribución de los versos en sus páginas, lo que permite descartarla como
posible candidata.
Como se acaba de apuntar, las restantes impresiones coinciden exactamente en la distribución de las páginas y solo se diferencian en la disposición de los preliminares, así como la falta de algunos elementos paratextuales en ciertos casos. Por mera conjetura, acaso podría descartarse
el empleo de la edición sevillana, ya que a priori resultaría más fácil para
un poeta asentado en la corte acceder a un texto editado en las imprentas
de la capital.
Antes de entrar a valorar la selección de los fragmenta gongorinos,
conviene apuntar otro detalle de cierto calado. Entre las composiciones
que cita Vera Tassis a partir de la edición de Hoces, figuran dos poemas
que hoy no se adjudican al genio de Córdoba. Se trata de dos piezas
consideradas como simplemente atribuidas: el texto polimétrico “En
buen hora, oh gran Felipe” y la octava exenta “El pelícano rompe el
duro pecho”. La curiosa composición en la que se alternan los octosílabos y los versos de arte mayor, etiquetada como canción heroica según
Hoces, resulta asimismo conocida como Congratulatoria y se trata de
una composición dialogada en la que intervienen la Religión y la Justicia.
El poema está integrado por 460 versos y se considera una pieza menor
de dudosa autoría desde que Angulo y Pulgar, en la conocida epístola a
Francisco de Cascales, así lo estimara. Conviene además recalcar que Vera
Tassis tan solo extrajo materiales del pasaje comprendido entre los versos
121-376, compuesto en endecasílabos, tanto por razones métricas como
por la materia nupcial que se despliega entre los versos 345-360. No deja
de resultar curioso que, a pesar de tratarse de una oscura obra atribuida,
resulte en la labor de taracea una de las composiciones más empleadas por
184
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Vera Tassis. Sobre el otro poemita que se atribuye a Góngora en la edición
de Hoces, la octava epigramática, puede destacarse cómo desde una fecha
relativamente temprana también se excluyó del corpus del vate cordobés,
merced al texto del Escrutinio48.
Debido a la metri necessitas, el centón veratassiano excluye, con
indicación en el título de la composición, las obras de arte menor
del poeta cordobés (a saber: décimas, romances, quintillas, letrillas
y redondillas). Pese a ello, en esta composición encontramos versos
heptasílabos procedentes, en muchos casos, de la Soledad primera, ya
que allí se localiza el pasaje nupcial más perfecto de toda la literatura
española.
En cuanto a las obras de arte mayor, se engastan 443 versos. Los sonetos lideran la clasificación de composiciones más citadas y de mayor
variedad, siendo 187 los versos seleccionados, procedentes de un total
de setenta y nueve sonetos49. Seguidamente se ofrece una tabla de formas
métricas empleadas, con una valoración porcentual de la relevancia de los
fragmentos seleccionados, así como una gráfica en la que puede contemplarse en un golpe de vista el papel jugado, respectivamente, por los sonetos, canciones, octavas, silvas, tercetos y madrigales en la configuración
del centón epitalámico.
48 Sobre la atribución de la primera composición véanse los apuntes de Antonio
Carreira en su edición de los Romances de Góngora, Barcelona, Quaderns Crema,
1998, v. 4, pp. 35-62 y Dámaso Alonso, “Temas gongorinos”, Revista de Filología
Española, XIV (1927), pp. 329-404 (pp. 377-380). Sobre la segunda, Luis de
Góngora, Canciones y otros poemas en arte mayor, ed. José María Micó, Madrid,
Espasa Calpe, 1990, pp. 295-296.
49 Aunque Hoces no diferencia entre canciones, madrigales y silvas y los incluye bajo
el primer término, en las siguientes tablas aparecen diferenciados.
185
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
Hoces
Nº.
Comp.
N.º versos
citados
% versos
Hoces
Nº.
Comp.
N.º versos
citados
% versos
Sonetos
79
187
42,21%
Silvas
3
30
6,77%
Canciones
12
120
27,08%
Tercetos
2
6
1,35%
Octavas
550
94
21,21%
Madrigales
1
6
1,35%
En cuanto al número de poemas citados, de las 102 composiciones “no
extensas” o menores de Góngora citadas en el centón, el 77,45 % corresponde a los sonetos (79/102).
Atendiendo a un análisis estadístico más detallado en el que se examinan las composiciones sub-clasificadas por temática, entre las canciones
predominan las de temática heroica, tanto en número de composiciones
como de versos citados; entre las octavas, solo de las sacras se cita más de
una obra, mientras que es la composición heroica atribuida la más citada
en todo el centón; entre los sonetos, los de temática amorosa y los heroicos son los más consultados, superando los amorosos en número de citas
por una docena; y entre los tercetos, tan solo uno es heroico y se cita en
una mano de versos51:
50 Se han incluido en esta contabilización las dos composiciones atribuidas falsamente
por Hoces siguiendo la intención de Vera Tassis.
51 Dado que se trata de una tabla que atiende a la terminología de Hoces, no se
diferencia entre canciones, madrigales y silvas.
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Hoces
Nº.
Comp.
N.º versos
citados
Hoces
Nº.
Comp.
N.º versos
citados
Canc. heroicas
6
134
Sonetos amorosos
29
81
Canc. fúnebres
4
12
Sonetos heroicos
29
69
Canc. amorosas
4
8
Sonetos fúnebres
13
24
Canc. sacras
1
1
Sonetos burlescos
6
9
Canc. líricas
1
1
Sonetos sacros
1
3
Octavas heroicas
1
79
Sonetos líricos
1
1
Octavas sacras
3
14
Tercetos heroicos
1
5
Octavas fúnebres
1
1
Tercetos burlescos
1
1
Si atendemos a la temática de las composiciones, independientemente
de las estrofas, nos encontraríamos con que las composiciones heroicas
predominan como fuente del centón de Vera Tassis, tanto en número de
composiciones citadas como por versos citados:
Hoces
Nº.
Comp.
N.º versos
citados
% versos
Hoces
Nº.
Comp.
N.º versos
citados
% versos
Heroicos/as
37
287
64,93%
Sacros/as
5
18
4,07%
Amorosos/as
33
88
19,90%
Burlescos/as
7
10
2,26%
Fúnebres
18
37
8,37%
Líricos/as
2
2
0,45%
De las composiciones citadas, el 64,93% son de temática heroica
(287/442), seguidas por un 19,90% de composiciones amorosas (88/442)
187
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y un 8,37% fúnebres (37/442). La abundancia de composiciones de
asunto heroico se justifica por la intención encomiástica del centón. Al
tratarse de un epitalamio cortesano encaminado a ensalzar las nupcias del
monarca, el primer fin del mismo es alabar a los reales contrayentes, para
lo que estos versos resultan los más adecuados, ya que, aunque se desvirtúe en ocasiones el significado estricto de los versos, persiste la naturaleza
heroica y el estilo elevado de los mismos.
En cuanto a los poemas mayores y obras dramáticas de Góngora, se
observa (como ya se había avanzado) una clara preferencia por las Soledades, concretamente por la primera:
Hoces
N.º versos
% versos
citados
Hoces
N.º versos
% versos
citados
Hoces
N.º versos
% versos
citados
Soled. I
129
44,94%
Soled. II
49
17,07%
Firmezas
17
5,92%
Panegírico
63
21,95%
Polifemo
24
8,71%
Carlino
5
1,74%
Es interesante observar que, de las 129 citas de la Soledad primera, sesenta y siete versos (con seis repeticiones) se acotan entre los versos
705-1091, el conocido pasaje epitalámico de la composición gongorina. Debido a ello, resultan más fáciles de encajar en el centón, tanto por
la temática como por la presencia de los tópicos propios de los carmina
nuptialia.
La adscripción del Panegírico al duque de Lerma al basilikòs lógos —cima de los antiguos géneros del encomio— justifica que esta
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composición inconclusa sea bastante más citada que la Fábula de
Polifemo y Galatea. En efecto, el epilio no se erigió en una cantera
muy rica para extraer materiales susceptibles de ser engastados en el
centón.
Hoces
Nº. Comp.
N.º versos citados
% versos
Poemas menores
102
443
58,83%
Poemas mayores
4
287
38,11%
Obras dramáticas
2
23
3,05%
La diversa frecuencia de uso existente entre los poemas mayores (38%)
y las composiciones breves o menores (58 %) podría servir de indicador
para valorar la incidencia de cada género o tema en el nuevo texto epidíctico.
Ahora bien, respecto a la totalidad de la obra gongorina, incluyendo
las obras que Vera Tassis no incluye, las octavas, las canciones y la Soledad
Primera son las composiciones cuyos versos tienen mayor presencia en el
centón:
189
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Nº. Comp.
N.º versos citados
N.º versos de la
obra gongorina
%52
Sonetos53
79
187
2.968
6,30%
Canciones
Hoces
16
156
908
17,18%
Soledad I
-
129
1.091
11,82%
Octavas55
5
94
14456
65,27%
54
Panegírico
-
63
632
9,96%
Soledad II
-
49
979
5%
Polifemo
-
24
504
4,74%
Firmezas
-
17
3.553
0,47%
Tercetos57
2
6
160
3,75%
Carlino
-
5
2.016
0,24%
Total
730
12.955
5,61%
52 La sumatoria de los porcentajes es superior a cien, ya que el número de versos
citados es superior al número de versos totales de la composición debido a los versos
compuestos por la fusión de dos versos.
53 Siguiendo la edición de Luis de Góngora, Sonetos, ed. Juan Matas Caballero, Madrid,
Cátedra, 2019, Vera Tassis no cita los sonetos 1, 3, 8, 10, 11, 12, 14, 15, 16, 18, 23,
26, 28, 34, 37, 40, 41, 42, 43, 44, 45, 46, 47, 49, 50, 51, 52, 53, 55, 56, 57, 58, 59,
60, 63, 64, 65, 69, 70, 71, 72, 73, 74, 74, 77, 83, 84, 85, 86, 89, 90, 91, 93, 94, 95,
96, 97, 99, 101, 103, 1014, 106, 107, 109, 110, 111, 115, 116, 117, 118, 119, 120,
121, 124, 125, 126, 127, 130, 131, 132, 133, 134, 135, 139, 141, 142, 143, 144,
146, 147, 148, 149, 150, 153, 154, 155, 156, 157, 158, 159, 162, 163, 164, 165,
166, 167, 168, 170, 171, 176, 182, 186, 187, 188, 189, 191, 192, 194, 195, 196,
197, 198, 199, 201, 202, 203, 204, 205, 206, 207, 208, 209, 210, 211 y 212.
54 La edición de Hoces agrupa dentro de la designación Canciones las composiciones
de dicha categoría métrica, así como los madrigales y las silvas, de los cuales don
Luis compuso, 5 y 3, respectivamente. Siguiendo la edición de José María Micó, op.
cit., 1990, Vera Tassis ha excluido de su selección las canciones I, VII, IX, XII, XVI,
XVII y XVIII, y los madrigales, I, III, IV y V, incluyendo versos de las tres silvas de
don Luis.
55 Siguiendo la edición de José María Micó, ibidem, 1990, Vera Tassis excluye la octava III.
56 En este cómputo se han excluido las octavas atribuidas, ya que no tiene sentido
incluirlas en el resultado comparativo con las obras originales de don Luis.
57 Vera Tassis cita versos de los dos únicos tercetos compuestos por Góngora.
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
A la luz de los análisis porcentuales que se han llevado a cabo, puede
concluirse que las teselas de poemas gongorinos más abundantes en el
mosaico nupcial de Vera Tassis proceden de las composiciones escritas en
sonetos, seguidas por las canciones (heroicas) y la Soledad Primera.
3.3. Los códigos del epitalamio: la tradición poético-oratoria
En la literatura castellana, la revalorización de los modelos grecolatinos que
tuvo lugar durante el Quinientos motivó también la recuperación de la escritura epitalámica, cuya primera manifestación —con reminiscencias del
estilo catuliano, combinadas con ecos de Pontano o Bernardo Tasso— se
puede localizar en un fragmento de la Égloga II de Garcilaso de la Vega
(vv. 1401-1418)58. Quizá no sea arriesgado afirmar que originariamente el
dechado del veronés fue el que tuvo mayor arraigo en la tradición epitalámica de los siglos xvi e inicios del xvii. Sería a comienzos del Barroco cuando
el género fue cobrando una importancia paulatina, impulsado también por
la imitatio de otros modelos latinos (Estacio, Claudiano), como prueba el
ejemplar epitalamio que Góngora insertó en la Soledad primera, así como las
composiciones nupciales de autores tan diversos como Gabriel de Corral,
58 Roland Béhar, “Garcilaso de la Vega y la cuestión epitalámica: reflexiones sobre la
Égloga segunda, vv. 1401-1418”, Bulletin Hispanique, 122, 2 (2020), pp. 16-17.
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
García de Salcedo Coronel, Agustín de Salazar y Torres, Gabriel Bocángel,
Fernando Manojo de la Corte o Francisco de Trillo y Figueroa, por espigar
algunos nombres bien conocidos en la corriente culta de la poesía secentista.
Dentro de la clasificación que Antonio Serrano Cueto propuso, atendiendo a la categoría de los destinatarios, el centón-epitalamio de Vera Tassis
se integra entre las composiciones nupciales cortesanas o de alabanza al monarca59. Como anuncia el propio título, el poema está consagrado a las bodas del último soberano de la Casa de Austria, Carlos II, y su primera esposa,
María Luisa de Borbón, cuya unión se celebró el 31 de agosto de 1679. La
importancia de la renovada alianza dinástica entre los Austrias y los Borbones fue, lógicamente, muy celebrada entre los ingenios de la corte. Con
motivo de los esponsales se llevó a cabo la Academia que se celebró en esta corte
en... demonstración de los desposorios de sus Majestades... el Rey... Carlos Segundo con... Doña María Luisa de Borbón, el mes de Noviembre de mil seiscientos y
setenta y nueve (Madrid, por Andrés García de la Iglesia, [1679]), entre cuyas
composiciones figuran los versos epitalámicos de Tinacracio Fontano, Sigismundo de Astrea, Fitonio Rodano, Leoneldo Pantasio, Leopoldo Senato y
un anónimo60. Al margen de la literatura de academias, también se conserva
59 Como apunta Antonio Serrano Cueto, “Las lágrimas de la nova nupta en la tradición
del epitalamio latino”, Minerva: Revista de filología clásica, 24 (2011), pp. 137155 (p. 144), los epitalamios pueden dividirse en tres grupos: literarios —ejercicios
poéticos que no corresponden con una boda real—, familiares —destinados a
miembros de la familia del poeta— y cortesanos —destinados a la aristocracia y la
realeza—. Así, tres de los grandes epitalamios del Siglo de Oro son composiciones
dedicadas a unas bodas ficticias: el epitalamio de Garcilaso parece ligarse y dedicarse
entre enigmas a don Fernando Álvarez de Toledo, III duque de Alba, y doña María
Enríquez; el epitalamio de Gaspar Gil Polo de la Diana enamorada recrea unas bodas
ficticias en un entorno bucólico y el epitalamio gongorino entre las celebraciones de
unión de dos pastores en la Soledad primera.
60 Un soneto acróstico con el nombre de Don Carlos Austria (asunto I), Un soneto acróstico
con el nombre de la Reyna nuestra señora Doña María Luisa (asunto IV), En seis estancias
de canción real alegórica se mostrará la eloquencia, falta de vozes para dar el parabién a la
fortuna de este casamiento (asunto VI), Cuatro octavas acrósticas, que digan al Rey nuestro
Señor Don Carlos Segundo (asunto VII) —quizá también de Fitonio Rodano—, Un
romance heroyco en diez y seis coplas, celebrando el feliz acierto deste casamiento (asunto
IX), En nueve liras se explicará el contento que recibieron los términos de España al ver a
su Reyna y Señora (asunto XI) y Un soneto dos veces acróstico, al principio que diga Don
Carlos Austria, y en medio Doña María de Borbón (asunto XIII).
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
una composición de Juan Vélez de León61. Por otro lado, no estará de más
recordar cómo a las segundas nupcias de Carlos II con Mariana de Neoburgo se compusieron asimismo diversos poemas nupciales62.
Haciendo algo de memoria sobre la configuración de la alabanza nupcial desde el orbe grecolatino, cabe destacar la importancia que este tipo
de escritura encomiástica asumió en los manuales de ejercitación oratoria
durante el Helenismo. En los Tratados de retórica epidíctica, Menandro de
Laodicea ofrecía ya valiosas orientaciones sobre algunas de las características principales del género. Entre ellas recalca la posibilidad que tiene el
sujeto de la enunciación para presentarse en el texto como invitado de las
nupcias o la intención de componer alabanzas para satisfacer los deberes
de amistad para con alguno de los contrayentes. Los elogios nupciales
han de ostentar un ornato mayor en su modalidad lírica que aquellos
escritos en prosa y pueden valerse además de relatos mitológicos a modo
de paralelismo63.
Más avanzada la composición, el laudator no debe olvidar la invocación del dios mismo del matrimonio, Himeneo, numen esencial en todos
los nuptialia, así como el elogio de las familias. Tanto por su grandeza
como por su linaje, entonará las alabanzas de los desposados, centrándose
en su belleza y virtudes —prudencia en el caso de la novia y fortaleza en
el novio; pudor y timidez en una, arrojo en el otro; marcando así una serie
61 Motivos que tiene el excelentísimo señor marqués del Carpio para celebrar con tan
continuas y cristianas demonstraciones el casamiento del católico monarca don Carlos
II, nuestro señor, y la serenísima princesa doña María Luisa de Francia, ya hoy nuestra
reina y señora (en Poesías varias, f. 88r, BNE MSS/2100).
62 Cabría destacar varias composiciones de Francisco Bueno y de Alonso Antonio
Sedeño, y otras de Martín Dávila y Palomares y un autor anónimo. Podrán
encontrarse referencias detalladas a estas composiciones y las anteriormente citadas
en un catálogo extenso que estoy preparando como parte de mi tesis doctoral.
63 Dos ejemplos de epitalamio en prosa son el Alma de la gloria de España, eternidad,
magestad, felicidad y esperanza suya en las reales bodas y el Epitalamio en las bodas de...
Don Gaspar Iuan Alfonso Perez de Guzman el Bueno, y Doña Antonia de Haro, Condes
de Niebla. Deducido de los antiguos griegos y latinos de José Pellicer de Ossau y Tovar,
composiciones que desarrollan una larga genealogía de los contrayentes, Felipe
IV y Mariana de Austria y Gaspar Juan Alfonso Pérez de Guzmán y Antonia de
Haro, respectivamente. También compondría el epitalamio en verso A las Católicas
Majestades de Felipe 4º y Mariana de Austria.
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
de rasgos contrapuestos, que definen una visión tópica de lo femenino y
lo viril—.
Finalmente, se tratará la materia relativa al tálamo, para concluir que
de esa unión dichosa provenga una larga descendencia destinada a perpetuar la fama y grandeza de la estirpe64. Algunos rasgos que Menandro
atribuye al discurso del lecho nupcial, el kateunastikòs lógos, se integran
habitualmente en el epitalamio, como la incitación a retirarse al tálamo,
la alabanza de la belleza y su poder cautivador, así como el fin último
de la unión amorosa de los recién casados, el futuro nacimiento de una
progenie legítima.
Con el auge de los modelos clásicos y la recuperación del legado grecolatino que advino con el Humanismo, Giulio Cesare Scaligero dedicó
en 1561 el décimo capítulo del libro X de los Poetices libri septem a una
reflexión en torno al epitalamio. Los vates neolatinos elaboraron también
nuevas piezas para ensalzar las bodas. Entre el erotismo, el encomio de las familias, el aparato mitológico y el estribillo —elementos clásicos—, los vates
que se dedicaron a la escritura nupcial en latín humanístico incluyeron otros
elementos en sus poemas, como la naturaleza apacible propia de las églogas
—tomando como modelo las Bucólicas de Virgilio—, la narración del viaje
de la novia —que se inspira en Estacio y Claudiano, ocupando una parte
destacada en los epitalamios de Elisio Calenzio, Matteo Canale, Gabriele
Altilio y Manuel da Costa—, las profecías de la Edad de Oro, la écfrasis de
elementos ornamentales o de mobiliario con referencias o metáforas de los
desposados y lo que reviste mayor interés desde el punto de vista cultural, en
algunos casos, la inclusión de elementos cristianos —tal como se aprecia ya
en composiciones medievales de John de Garland y Alán de Lille—65.
64 Puede leerse el texto en Menander Rhetor, ed. y trad D. A. Russell y N. G. Wilson, Oxford,
Oxofrd University Press, 1981, pp. 134-150. Existe traducción al español: Menandro el
Rétor, Dos tratados de retórica epidíctica, introd. Fernando Gascó, trad. y notas de Manuel
García García y Joaquín Gutiérrez Calderón, Madrid, Gredos, 1996, pp. 194-213.
65 Para una revisión exhaustiva sobre la evolución del epitalamio, sus tópicos y su
remodelación en la poesía neolatina, véase Antonio Serrano Cueto, El epitalamio
neolatino. Poesía nupcial y matrimonio en Europa (siglos xv y xvi), Alcañiz-Lisboa,
Instituto de Estudios Humanísticos-Centro de Estudos Clássicos, 2019. En la misma
línea, sobre la temática erótica y su evolución, se publicó unos años antes la monografía
de Jesús Ponce Cárdenas, Evaporar contempla un fuego helado: género, 2006.
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3.4. En el texto de un centón epitalámico: la estructura de una alabanza regia
Atendiendo a la tradición milenaria que define este género laudatorio,
Vera Tassis desarrolló en el centón cortesano algunos motivos tradicionales que guardan significativa semejanza con los desarrollados en
la Soledad Primera. Entre los mismos, destaca la alabanza de la unión,
el canto amebeo y los deseos de una próspera fortuna para los recién
desposados. Tal como se ha puesto de manifiesto, la composición gongorina y, por ende, la veratassiana siguen la tradición catuliana del
empleo de coros alternos, a modo de altercatio, repitiendo un esquema que ya había empleado con éxito Ariosto en el elogio neolatino
consagrado a las bodas de Lucrezia Borgia y el heredero de la Casa
d’Este66.
A la hora de identificar la estructura del centón-epitalamio, puede proponerse una organización en cuatro partes bien diferenciadas: introducción a las nupcias; alabanzas puestas en boca del laudator; intervención
de los coros alternos; deseo de glorias venideras. El esquema siguiente
permitirá ver con claridad cómo se suceden los motivos:
1. Introducción (v. 1-78):
1.1. Exaltación de la boda: vv. 1-11.
1.2. Cantos de las Musas y presencia de divinidades: vv. 12-20.
1.3. Preparación y adornos para la celebración: vv. 21-45.
1.4. Alcance mundial de la celebración: vv. 46-78.
2. Primeros elogios (vv. 79-285):
2.1. Laudatio de los contrayentes:
2.1.1. Alabanzas a la reina María Luisa: vv. 79-83.
2.1.2. Alabanzas al rey Carlos: vv. 84-108.
2.1.3. Nuevas alabanzas a la reina María Luisa: vv. 109-121.
2.2. Unión de los desposados como una primavera copiosa: vv. 122-152.
66 Mercedes Blanco, “Góngora y la poética del epitalamio”, Bulletin Hispanique, 122,
2 (2020), pp. 479-516. Sobre Pontano, Ariosto y la materia nupcial, puede verse
Jesús Ponce Cárdenas, “En torno a la Lepidina de Pontano: traducción y comentario
de la Pompa I”, en Estudios dedicados a Tobia R. Toscano sobre Nápoles en tiempos
de Garcilaso, ed. Eugenia Fosalba, Barcelona, Universitat de Barcelona, pp. 49-72.
Para la proyección del modelo nupcial pontaniano en las Soledades, cabe remitir
asimismo a Jesús Ponce Cárdenas, “Pontano y Góngora: ecos de la Lepidina en la
Soledad primera”, Bulletin Hispanique, 122, 2 (2020), pp. 517-542.
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
2.3. Divinización de los desposados:
2.3.1. Origen divino-mitológico de la reina: vv. 153-158.
2.3.2. Origen divino-mitológico del rey: vv. 159-202.
2.3.2.1. Admiración de las divinidades al rey Carlos: vv. 166-202.
2.4. Virtudes de la novia por su linaje: vv. 203-215.
2.5. Belleza de la novia en la que se fija el novio: vv. 216-227.
2.6. Posesiones territoriales de los novios: vv. 228-257.
2.6.1. Conquistas de Carlos: vv. 243-257.
2.7. Unión y cesión de la novia al novio: vv. 258-278.
2.8. Llegada de Himeneo junto a los coros: vv. 279-285.
3. Canto amebeo (vv. 286-522):
3.1. Coro I de ninfas (vv. 286-325):
3.1.1. Estribillo: v. 286.
3.1.2. Bendición de Amores-Cupidillos: vv. 287-297.
3.1.3. Guía de los Amores-Cupidillos, que conducen a la novia hasta el
novio: vv. 298-324.
3.1.4. Estribillo: v. 325.
3.2. Coro I de jóvenes (vv. 326-356):
3.2.1. Estribillo: v. 326.
3.2.2. Invocación a Himeneo: vv. 327-331.
3.2.3. Grandeza del novio: vv. 332-347.
3.2.4. Esperanza de buen futuro: vv. 348-355.
3.2.5. Estribillo: v. 356.
3.3. Coro II de ninfas (vv. 357-466):
3.3.1. Estribillo: v. 357.
3.3.2. Alabanza de la belleza-virtudes de la novia: vv. 358-369.
3.3.3. Estribillo: v. 466.
3.4. Coro II de jóvenes (vv. 467-522):
3.4.1. Estribillo: v. 467.
3.4.2. Deseo de unión en el lecho y de descendencia: vv. 467-521.
3.4.3. Estribillo: v. 522.
4. Cierre-tópicos de deseos del futuro (vv. 523-670):
4.1. Deseo de larga unión: vv. 523-532.
4.2. Eternidad en los cielos: vv. 533-539.
4.3. Alabanza de la belleza de la novia (los ojos): vv. 540-559.
4.4. Genealogía del novio y virtudes heredadas: vv. 560-611.
4.5. Intervención de divinidades:
4.5.1. Mercurio como mensajero: vv. 612-617.
4.5.2. Cloto como hilandera del destino: vv. 618-620.
4.6. Grandeza del novio en todo el Orbe y en el Cielo: vv. 621-656.
4.7. Gloria que traerá la unión: vv. 657-670.
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
Acerca de los coros cabe destacar alguna cuestión ulterior. Estos cumplen
su función dentro del rito nupcial, en el que se reserva un momento para
entonar los cantos festivos. Esa suerte de canción coral aparece frecuentemente escandida por fórmulas (de tipo invocatorio) que imprimen un ritmo característico a la composición. El estribillo “Himeneo, Himen / oh,
Himen, oh, Himeneo” del Carmen 61 o “Himen, oh Himeneo. Ven, Himen. Oh, Himeneo” del Carmen 62 estaba llamado a tener gran influjo
en la evolución secular del género, hasta convertirse en un elemento casi
ineludible. La rescritura gongorina del mismo (“Ven, Himeneo, ven, ven,
Himeneo”) se consolidó como la fórmula propia de las letras castellanas
durante el Barroco, lo que explica su presencia en el centón-epitalamio
de Vera Tassis, así como en gran número de composiciones nupciales67.
3.5. Una red tópica en el centón-epitalamio
Aparte de los coros, otros muchos elementos proceden del conjunto de
tópicos asociados al universo epitalámico. Por un lado, elementos como la
tea nupcial (v. 268) y la presencia de flores, empleadas con diversos significados, que van desde la belleza de la novia (vv. 216-227, 358-369 y 54067 Entre los epitalamios del siglo xvii que repiten este estribillo destacan las Canciones
en las bodas de los Excelentíssimos Señores Don Bernardino de Velasco, Condestable de
Castilla, y Doña María Enríquez de Ribera Sarmiento y Mendoza de José García de
Salcedo Coronel, el Epitalamio a las bodas de D. Rodrigo Ponce de León y Herrera,
y Doña Ana Alfonsa de Berlanga, Señores de la Villa de Puerto-Lope de Francisco
de Trillo y Figueroa, el Epitalamio del Excelentíssimo Señor don Gómez Suárez de
Figueroa y Cordona, mi señor, Duque de Feria, Marqués de Villalva, con la Señora
Doña Ana Fernández de Córdoba, mi señora, hija del Excelentíssimo Señor D. Alonso
Fernández de Córdoba y Figueroa, Marqués de Priego y de Montalbán de Sebastián
Francisco de Medrano, el Epitalamio en las bodas de las católicas majestades de Felipe
IV, el Grande, y la muy alta y poderosa señora doña Mariana de Austria, reyes de las
Españas de Juan de Matos Fragoso, el dedicado A las bodas del excelentísimo señor
duque de Veragua, Almirante y Adelantado Mayor de las Indias, duque de la Vega y
conde de Gelves, con la excelentísima señora doña Teresa Marina de Ayala Fonseca y
Fajardo, hija de los excelentísimos señores condes de Ayala de Agustín de Salazar y
Torres y el Tálamo y túmulo o Epitalamio i nenia. A la Marquesa de Molina D. Ana
de Ribera, hija de los Duques de Alcalá de Manuel de Faria e Sousa, entre otros.
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559) hasta la grandeza del novio (vv. 332-347). Sobre la hermosura de la
joven reina, se ofrece —a modo de descriptio puellae— una sucesión de
elementos dotados de innegable encanto, que sirven para ponderar detalladamente sus atributos físicos: ojos (vv. 370-388); frente (vv. 389-394);
cabello (vv. 395-399); rostro, cuello y mejillas (vv. 400-421); cuerpo (vv.
422-447); pies (vv. 448-453); cuerpo (vv. 454-465). La doble alusión al
cuerpo va a permitir al encomiasta jugar con algunos conceptos referidos
a la virginidad de la novia, ya que dicha prenda ha de serle entregada al
esposo y se asocia a lo sacro merced a la comparación con un templo, lo
que sugiere la proximidad con los versos del soneto “De pura honestidad
templo sagrado”, una pieza dilecta para Vera Tassis, ya que la cita hasta en
seis ocasiones a lo largo del pasaje descriptivo.
En este tipo de composiciones suele abundar, justificadamente, el aparato mitológico. En el plantel de númenes, Himeneo o Talasio —sinónimo de nuptialia desde la Antigüedad— se erige en la divinidad por excelencia, seguido por otras deidades, como Héspero o Véspero (que anuncia
la llegada del feliz momento) y la Aurora, tradicionalmente ligada a los
epitalamios con referencias al amanecer del día fausto de la celebración
o de la mañana posterior, tras el encuentro conyugal en el lecho, propio
del kateunastikòs lógos. Como solía ser común en las composiciones de la
Antigüedad, la referencia a las Musas y Apolo en tanto fuente de inspiración aparece también en las composiciones nupciales, como por ejemplo
en los primeros versos del Epitalamio de Estela y Violentilla de Estacio o el
Fescenino I de Claudiano. Es frecuente citar divinidades menores a modo
de séquito, tal y como es el ejemplo de los cupidillos y las ninfas, a las
cuales se les da un papel mayor en este epitalamio, sátiros, sirenas u otras
criaturas68.
Vera Tassis menciona otro tipo de númenes en relación con la tópica
nupcial. Por ejemplo, la comparación de la novia con Venus (basada en la
hermosura) y con Diana (inspirada por la condición virginal de su llegada
al tálamo). Ambas deidades también resultan protectoras del matrimonio
(como alianza de amor correspondido) y esperanza de una unión fértil
68 En algunos casos, los epitalamios que narran la despedida comparten rasgos
temáticos con el propémptikon, poesía dedicada a las partidas, como la presencia de
tritones, sirenas, hipocampos o grandes divinidades como Nereo o Tritón.
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(ya que Diana se asocia a Lucina, protectora de los partos). El parangón
con los dioses también recurre en la caracterización del novio, al que se
pinta como un nuevo y belicoso Marte, a menudo citado en compañía de
la latina Belona.
Por cuanto atañe a los logros militares y políticos del soberano, se presenta la figura de una divinidad (o fictio personae) como la Fama, ligada
con frecuencia a los segmentos de la alabanza genealógica de los contrayentes. Estos se remontan habitualmente hasta la figura de los padres y
abuelos, aunque el centón nupcial de Vera Tassis, concretamente, vaya
muy hacia atrás en la línea dinástica y llegue hasta el tatarabuelo del enfermizo soberano, el César Carlos.
Sobre la elaboración de la alabanza en sí, cumple el encomiasta con
las líneas habituales. La novia se caracteriza por su belleza y honestidad,
y para ella la alianza dinástica representa una unión beneficiosa desde
múltiples planos. Además de extenderse en el canto de las virtudes de la
joven reina (belleza, honestidad, pudor), el escritor cortesano entona las
laudes del novio (absolutamente ficticias), al que presentará coronado por
la sabiduría, luciendo una buena forma física y actuando en todo con
justicia, entre sus múltiples virtudes. Dentro de la composición de Vera
Tassis, la grandeza de Carlos II es tal que Mercurio, el propio heraldo de
los dioses, es quien proclama su magnificencia. En el colmo de la adulación, para destacar los atributos físicos del novio se le compara en fuerza
y prestancia a Hércules.
En la articulación de redes tópicas dentro del centón, cabe destacar
finalmente la prolija enumeración de deseos y los auspicios favorables de
la venidera fortuna de los contrayentes. Al igual que los antepasados les
han dado en herencia belleza y virtud, de esta unión dinástica cabe esperar la llegada de una hermosa progenie que sea el calco de sus venturosos
padres. En ese marco van a concurrir Lucina y Juno, dos divinidades de
especial relevancia en el difícil trance del alumbramiento. Entre las poderosas Parcas, Cloto ya se mencionaba en el carmen 64 de Catulo. La
misma divinidad cumple una misión afín (como encarnación del destino)
entre los versos de Vera Tassis.
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4. Edición del Epitalamio real a Carlos II y María Luisa de Borbón
Para la presente edición ha servido de base el ejemplar VE/1559/3 de la
Biblioteca Nacional de España69. Se trata de un pliego suelto, en cuarto,
compuesto por doce hojas. El opúsculo se elaboró en la imprenta de Francisco Sanz, “impresor del Reino y portero de Cámara de su Majestad” en
el año 1680, un año después de las nupcias regias ensalzadas. La rúbrica
de la obra es tan detallada como extensa: Epitalamio real a las prósperas,
augustas, sacras bodas de las cathólicas magestades de don Carlos II de Austria, rey de las Españas, y doña María Luisa de Borbón Stuart y Austria,
meritíssima esposa suya. Fórmale con solos los versos mayores de D. Luis de
Góngora, siguiendo el método de sus Soledades, con precisión de no poner más
que dos versos juntos y no añadir ni quitar sílaba. Y le dedica reverente a las
sacras reales plantas de doña María de Austria, Augustíssima Reina Madre,
don Juan de Vera Tasis y Villarroel. La portada se enmarca en una orla
tipográfica con motivos vegetales. Desde el punto de vista del ornato, el
texto aparecía encabezado por un grabado xilográfico en el que pueden
contemplarse dos cupidillos que sostienen el escudo de Castilla, sobre el
enunciado “Epitalamio real”. El texto se cierra con el remate “Fin”, la descripción de la imprenta como localización donde “hallárase” el impreso y
otro pequeño grabado de temática floral. Se guardan en blanco el vuelto
de la portada y una hoja final. El texto del poema y la indicación de la
procedencia de los versos se disponen en dos columnas unidas con líneas.
En cuanto a la edición del texto, se han revisado y corregido las referencias a la foliación. Los versos del Polifemo, las Soledades y, en muchos
casos, el Panegírico no constan de referencias al folio, las cuales se ofrecen
tras el cotejo con la edición que estimamos fue la manejada por Vera
Tassis. También se han añadido las indicaciones de recto y vuelto. Sobre
las abreviaturas utilizadas en las referencias de las composiciones véase el
Apéndice I.
Otros datos que no aparecen en la edición príncipe se han incluido
entre corchetes ([...]), así como una numeración alfabética para diferen69 También se conservan otros ejemplares en la biblioteca de la Facultad de Teología
del Norte de España [Burgos; BU-FT, Pt 58(4)] y en el Monasterio de San Juan de
Poyo (Pontevedra; PO-PO.SJP, R.S. C-43/48).
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
ciar composiciones que en la edición de Hoces podrían confundirse por
su etiquetado, como las octavas sacras “Era la noche, en vez del manto
obscuro” y “Ciudad gloriosa cuyo excelso muro”, oct. sac. [a] y oct. sac.
[b] respectivamente. En cuanto a las referencias a las obras dramáticas de
Góngora, las Firmezas de Isabela y el Doctor Carlino, se reinicia la numeración de los versos con cada jornada, por ello se ha indicado con la abreviatura jorn. También se ha sustituido la expresión Ibidem por el verso al
que remite para facilitar una lectura sin búsquedas atrás.
En cuanto a la edición textual, se ha procedido a la actualización de
grafías y de puntuación siguiendo la norma actual, así como la eliminación de geminadas. Se mantiene, sin embargo, el uso culto de latinismos
gráficos, como “obstentación”, “proprios”, “fragrantes”, “lilios”, “invidia”
Fig. 1. Portada del Epitalamio real a Carlos II y María Luisa
de Borbón. Biblioteca Nacional de España (Madrid)
201
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
EPITALAMIO REAL A LAS PRÓSPERAS, AUGUSTAS, SACRAS BODAS DE LAS CATÓLICAS
MAJESTADES DE DON CARLOS II DE AUSTRIA, REY DE LAS ESPAÑAS, Y DOÑA
MARÍA LUISA DE BORBÓN STUART Y AUSTRIA, MERITÍSIMA ESPOSA SUYA
5
10
15
20
25
30
35
40
202
Hoy es el sacro y venturoso día
adonde luz de lumbre misteriosa
dirige al cielo España en dulce Coro.
El Templo Santo de la fe gloriosa
sobre este fuego, que vencido envía
su humo al ámbar y su llama al oro,
con majestad vincula, con decoro,
dosel al día y tálamo a la noche,
émulo vago del ardiente coche,
que iluminando el templo restituye
extenuada la luz que a su luz huye.
Un dulce y otro cántico sagrado
al Júpiter dirige verdadero,
de quien aún no estará Marte seguro,
a quien por tan legal, por tan entero,
sus balanzas Astrea le ha fiado;
la docta Erudición su licor puro,
para perpetuo cuerdo en lo futuro;
Febo la luz, Amor su monarquía,
en los prolijos términos del día.
Hoy cada corazón deja su pecho
con más puntualidad, con más decoro,
cuál en púrpura envuelto, cuál en oro,
con religiosa vanidad ha hecho
extraña obstentación, alta reseña,
al galán novio, * al príncipe excelente,
y su valor devotamente enseña,
bien sea natural, bien extranjero,
las libreas, bellísimos colores,
lisonjas luminosas,
de Príncipes, de Grandes, de Señores,
espejos claros de cristal luciente.
Y lo que por las calles espaciosas
fabrican * coronados,
sacros altos dorados capiteles,
de piedras, de metales,
arcos del cielo, o proprios o imitados,
de jaspes varios y de bronces duros,
con modernos, angélicos pinceles,
milagrosas injurias del de Apeles,
obra toda de artífice elegante,
pompa todos mayor de la escultura,
émula la verán siglos futuros,
Canc. sac. 1, v. 1, fol. 49v
Oct. her., v. 2, fol. 142v
Canc. her. [1], v. 35, fol. 39v
Oct. her., v. 4, fol. 143v
Son. her. 5 [a], v. 7, fol. 27r
Son. her. 5 [a], v. 8, [fol. 27r]
Son. fún. 4, v. 10, fol. 22v
Soled. I, v. 500v
Soled. I, v. 497v
Oct. sac. [a], v. 63, fol. 54r
Oct. sac. [a], v. 54r
Son. fún. [b], v. 14, [fol. 30r]
Son. fún. [b], v. 13, fol. 30r
Son. her. [h], v. 7, fol. 36r
Son. her. 16, v. 7, fol. 4v
Son. her. 16, v. 8, [fol 4v]
Son. her. [c], v. 2, fol. 32r
Son. her. [c], v. 6, [fol. 32r]
Canc. her. 4, v. 20, fol. 42r
Panegírico, v. 146, fol. 183r
Canc. sac. 1, v. 21, fol. 49v
Firmezas, v. 58, [jorn. 1], fol. 190r
Canc. sac. [1], v. 22, fol. 49v
Canc. sac. [1], v. 18, [fol. 49v]
Canc. sac. [1], v. 19, fol. 49v
Soled. I, v. 758, [fol. 163v] y Oct. her., v. 109, fol. 144r
Canc. sac. 1, v. 23, fol. 49v /48r
Son. her. [d], v. 6, fol. 33r
Son. her. 1 [b], v. 7, fol. 26v
Son. fún., v. 10, fol. 24r
Son. her. 1 [b], v. 6, fol. 26v
Canc. am. [4], v. 18, fol. 45v
Soled. I, v. 755, [fol. 164v]
Soled. I, [v. 756, fol. 164v] y Oct. sac. [a], v. 19, fol. 53v
Son. her. 31, v. 1, fol. 7v
Canc. fún., v. 8, fol. 52v
Son. her. 1 [b], v. 8, fol. 26v
Oct. sac. [a], v. 68, fol. 54r
Canc. sac. 1, v. 28, fol. 49v
Canc. sac. 1, v. 20, [fol. 49v]
Oct. her., v. 59, fol. 143v
Oct. her., v. 60, fol. 143v
Son. her. 26, v. 5, fol. 6v
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
y el Tiempo ignorará su contextura,
45 pero versos los honran inmortales.
De uno ostenta y otro metal puro,
desatada la América sus venas;
ambicioso el Oriente se despoja
de blando nácar y alabastro duro,
50 de una y otra lámina dorada,
a no alterables siglos reservada;
Ceilán, cuantas su esfera exhala roja
engasta en el mejor metal centellas,
tales que abrevia el cielo
55 sus faroles clarísimos en ellas,
y el Sol todos los rayos de su pelo,
en la deidad solícito de España,
hoy con devotas ceremonias baña,
con pecho, con amor, con osadía,
60 el blanco clero, el aire en armonía,
en lenguas mil de luz, por tantas de oro,
traslado a su capilla en más decoro
fragrantes bocas del humor sabeo,
con mayor ceremonia o más aseo
65 que testimonio de su amor constantes
son sacrificios de tu fe fragrantes.
Hoy a estos sacros himnos, dulce canto,
arde como en cristal el templo santo
mientras en calma humilde, en paz süave,
70 ayuda con silencio la nobleza,
haciendo devoción de la riqueza,
pues entre siglos sabe
en su undosa campaña
cantar en nuestra España
75 del español Atlante,
de la fe sacra cítara sonante,
del pollo fénix hoy que apenas cabe
en los inciertos * términos del día.
De aquella hermosa flor de lis francesa,
80 gloria mayor de la española empresa,
sacra elección de príncipe glorioso,
de quien será en la tierra la más grave,
la mayor gloria de su monarquía.
Lilio siempre real, * de aquel segundo
85 oráculo de España verdadero,
segundo en nombre, en el valor primero.
El Júpiter novel de más coronas
ceñido que sus orbes dos de zonas.
Aquel inmortalmente generoso,
90 augusto en forma, en fe majestuoso,
florido en años, en prudencia cano,
eternizado, cuando no ceñido,
203
Son. burl. [b], v. 11, fol. 32v
Son. am. [i], v. 11, fol. 32v
Panegírico, v. 310, fol. 184v
Canc. fún., v. 34 [fol. 53r]
Panegírico, v. 480, fol. 186v
Son. am. 22, v. 3 [fol. 13r]
Panegírico, v. 572, fol. 188r
Oct. her., v. 66, fol. 143
Panegírico, v. 482, fol. 186
Panegírico, v. 483. [fol. 183r]
Firmezas, v. 19, [jorn. 2], fol. 189v
Firmezas, v. 20, [jorn. 2], [fol. 189v]
Soled. I, v. 4, [fol. 155r]
Son. her. [h], v. 11, fol. 36r
Canc. sac. [1], v. 4, fol. 49v
Oct. sac., v. 2, fol. 55v
Canc. sac. [1], v. 5, fol. 49v
Son. burl. [c], v. 9, [fol. 34r]
Oct. her., v. 174, fol. 145r
Son. burl. [c], v. 10, fol. 34r
Firmezas, v. 43, [jorn. 1] fol. 190r
Oct. her., v. 134, fol. 144v
Oct. her., v. 135, [fol. 144v]
Canc. sac. 1, v. 7, fol. 49v
Son. am. 38, v. 3, [fol. 16r]
Son. am. [b], v. 3, fol. 30v
Canc. sac. 1, v. 8, fol. 49v
Canc. sac. 1, v. 9, [fol. 49v]
Canc. her. 3, v. 3, fol. 41r
Soled. II, v. 177, [fol. 172v]
Canc. her. 2, v. 90, fol. 41r
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 90, fol. 43r
Oct. her., v. 256, fol. 146r
Panegírico, v. 146, fol. 182v
Soled. I, v. 813, [fol. 164v] y v. 1019, [fol. 168r]
Oct. her., v. 226, fol. 145v
Oct. her., v. 227, [fol. 145v]
Son. her. [8], v. 9, fol. 2v
Panegírico, v. 148, fol. 183r
Panegírico, v. 149, [fol. 183r]
Son. fún. 10, v. 1, [fol. 24r] y Oct. her. fol. 143v
Son. her. 16, v. 5, fol. 4v
Oct. her., v. 122, fol. 144r
Panegírico, v. 246, fol. 184r
Panegírico, v. 247, [fol. 184r]
Oct. her., v. 106, fol. 144r
Oct. her., v. 121r, fol. 144r
Son. her. [b], v. 1, fol. 30r
Son. her. 2, v. 13, fol. 1v
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de iguales hojas que Filipo estrellas,
cuyo vuelo atrevido
crespo volumen vio de plumas bellas
a la que ciñe estrellas altamente
y nieve de colores mil vestida,
que a mucha fresca rosa,
beber el sudor hace de su frente
gloriosa y del suceso agradecida,
a la región asciende esclarecida,
fresca espira, marchita y siempre hermosa,
donde, no sin decoro,
entre los lazos del coturno de oro,
cuyo pie tiria púrpura colora;
de perlas siembra el monte, de esmeraldas,
tapete de su Aurora,
corona de crepúsculos el día.
A cuantos dora el sol, a cuantos baña
del Zodíaco de España,
coronados traslada de favores,
porque a sus pies les deben las guirnaldas,
tantas el blanco pie crecer hacía,
cuyo bello contacto puede hacerlas,
sin concebir rocío, parir perlas.
Si tanto puede el pie, que ostenta flores,
claveles deshojó la Aurora en vano,
mientras se dejan ver a cualquier hora,
¡oh, serafín humano,
ilustre y hermosísima María!,
Febo en tus ojos y en tu frente el día.
No, pues, de otra manera
desde el sitial la reina esclarecido,
águila generosa de su esfera
asiste al que dos mundos, garzón bello,
veneran rey y yo deidad adoro,
gloria mayor del soberano coro,
y añudada a su cuello,
la vista de hermosura y el oído
de métrica armonía,
a la satisfacción se disponía,
y honestamente, al fin, correspondido
el joven apresura
hacia su hermosura
el delicado pie, el dorado pelo,
que rayos ciñe, que zafiros pisa,
luciente honor del cielo,
y con arte no poca,
las flores trasladando de su boca,
goza sus bellas plantas,
aun no impedidas de la Real Corona,
Son. her. 2, v. 14, [fol. 1v]
Soled. II, v. 138, [fol. 172r]
Son. fún. 1, v. 3, fol. 22r
Oct. her., v. 31, fol. 143r
Soled. I, v. 664, fol. 162v
Soled. I, v. 599, [fol. 161v]
Soled. I, v. 600, [fol. 161v]
Canc. her. [1], v. 34, fol. 39v
Son. fún. [c], v. 6, fol. 38v
Son. fún. 7, v. 6 [fol. 23v]
Canc. am. 2, v. 19, fol. 44r
Canc. am. 2, v. 22, [fol. 44r]
Soled. II, v. 790, [fol. 178r]
Firmezas, v. 21, [jorn. 2], fol. 197v
Soled. I, v. 505, [fol. 160v]
Canc. fún. 1, v. 48 [fol. 48r]
Son. her. 4, v. 11, fol. 1v
Son. her. 19, v. 3, fol. 5r
Soled. II, v. 660, [fol. 176v]
Firmezas, v. 22, [jorn. 2], fol. 197v
Son. am. 18, v. 4, fol. 12r
Polifemo, oct. 44, v. 7, [fol. 151r]
Polifemo, [oct. 44], v. 8, [fol. 151r]
Son. am. [f ], v. 11, fol. 33r
Son. am. [h], v. 14, fol. 35v
Son. am. 9, v. 2, fol. 10r
Oct. her., v. 202, fol. 145r
Son. burl. 15, v. 2, fol. 18v
Son. am. 9, v. 4, fol. 36v
Soled. II, v. 22, [fol. 168v]
Oct. sac. [a], v. 49, fol. 54r
Panegírico, v. 207, fol. 183v
Son. her. [e], v. 5, fol. 33v
Son. her. [e], v. 6, [fol. 33v]
Soled. I, v. 847, [fol. 165r]
Canc. am. 3, v. 34, fol. 45r
Soled. I, v. 306, [fol. 158r]
Soled. I, v. 307, [fol. 158r]
Son. her. [a], v. 11, fol. 31r
Soled. II, v. 242, [fol. 171v]
Soled. I, v. 115, [fol. 156r]
Soled. II, v. 679, [fol. 176v]
Son. am. [12], v. 4, fol. 11r
Son. fún. [a], v. 7, fol. 28r
Soled. I, v. 5, [fol. 155r]
Canc. her. [6] [Silva 1], v. 44, fol. 43r
Canc. her. [6] [Silva 1], v. 45, [fol. 43r]
Canc. her. [6] [Silva 1], v. 60, [fol. 43r]
Canc. sac. 1, v. 36, fol. 50r
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de un limpio amor la más ilustre llama,
los verdes rayos de aquel árbol solo
que los abrazos mereció de Apolo.
Más coronas ceñidas que vio años,
en breve espacio mucha primavera,
sacras plantas perpetuamente vivas,
émulas no de palmas ni de olivas,
no de verde laurel caduca rama,
sino con verdaderos desengaños,
del carro perezoso, honor del cielo,
tardo, mas generoso.
De la Peneida Virgen desdeñosa,
que la engendró la Libia ponzoñosa,
más le debe * su nombre a las espumas,
si ya la Antigüedad no nos engaña,
del veneno del ciego ingenïoso
que argenta el aire con su dulce vuelo.
De los Reyes Católicos de España,
del Fénix hoy, que reinos son plumas,
de cuya monarquía
el sol, que cada día,
tan vecino a su cielo
nace en las ondas y en las ondas muere,
saber todos los términos no quiere.
Del mayor rey, Monarca, al fin, de cuanto
al balcón de zafiro
pisa el sol, lamen ambos oceanos,
en sangre claro y en persona augusto,
hasta en nombre robusto,
que al sol fatiga tanto
el luminoso tiro,
lústrale sus dos mundos en un día,
porque es breve aun del sol la monarquía,
¿qué mucho si el oriente es cuando vuela,
una a la suya y otra el occidente?
Díganlo cuantos arden hoy faroles
en la lengua del agua ruda escuela,
y en su dulce orïente,
cuantos humean árboles sabeos,
que Egipto consagró a sus Ptolomeos,
cuantos árboles sudan del Orontes,
conculcando sus piélagos de montes,
las claras, aunque etíopes estrellas,
y las osas dos bellas
y en las alas del viento
la pompa de las aves,
del líquido elemento
la delicia volante,
cuantas segundas bate plumas bellas,
Son. am. 38, v. 4, fol. 16r
Panegírico, v. 190, [fol. 183v]
Panegírico, v. 191, [fol. 183v]
Son. fún. 3, v. 11, fol. 22v
Soled. II, v. 346, [fol. 172v]
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 24, fol. 43r
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 25, [fol. 43r]
Son. am. 38, v. 8, fol. 16r
Soled. II, v. 373, [fol. 173r]
Soled. II, v. 630, [fol. 176r]
Soled. II, v. 785, [fol. 178r]
Soled. I, v. 191, [fol. 168r]
Son. am. 33, v. 8, fol. 15r
Son. burl. [b], v. 1, [fol. 32r] y Soled. II, v. 138, [fol. 172r]
Canc. am. 2, v. 51, fol. 44r
Soled. II, v. 643, [fol. 176r]
Firmezas, v. 24, [jorn. 2], fol. 189v
Oct. her., v. 16, fol. 143r
Son. her. 10, v. 12, fol. 3r
Soled. I, v. 435, [fol. 160r]
Soled. I, v. 436, [fol. 160r]
Soled. II, v. 822, [fol. 178v]
Soled. I, v. 437, [fol. 160r]
Soled. I, v. 438, [fol. 160r]
Son. burl. [a], v. 10, fol. 31v
Soled. II, v. 604, [fol. 176r]
Son. burl. [a], v. 11, fol. 31v
Soled. II, v. 827, [fol. 178v]
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 20, fol. 43r
Canc. her. [Silva 3], v. 24, fol. 51v
Soled. I, v. 707, [fol. 163v]
Canc. her. [Silva 3], v. 25, fol. 51r
Canc. fún., v. 47, fol. 53v
Son. her. 10, v. 13, fol. 3r
Son. her. 10, v. 14, [fol. 3r]
Oct. her., v. 133, fol. 144v
Soled. II, v. 58, [fol. 169r]
Son. am. II, v. 9, fol. 9r
Oct. her., v. 134, fol. 144v
Soled. I, v. 904, [fol. 166v]
Oct. her., v. 171, fol. 156v
Oct. her., v. 173, [fol. 156v]
Soled. II, v. 629, [fol. 176v]
Soled. II, v. 630, [fol. 176v]
Canc. her. 4, v. 5, fol. 42r
Oct. fún., v. 5, fol. 54v
Soled. II, v. 489, [fol. 174r]
Soled. II, v. 762, [fol. 178r]
Son. her. 2, v. 11, fol. 1v
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terno de aladas cítaras süaves.
Apolo, en vez del pájaro nevado,
ardiente morador del Sacro Coro,
que en Delfos algún día
fue a las ondas, fue al viento,
de liras de marfil, de plectros de oro,
segundo de Arión dulce instrumento.
La métrica armonía
de cuantos ciñen líbico turbante
desde el francés Pirene al moro Atlante,
cuya siempre dichosa excelsa cumbre
expira luz, y no vomita lumbre.
Quién es deidad lo diga
su bella amada esposa,
que en sus brazos depuso su cuidado,
la piedad de su pecho generosa,
de la reina su madre el celo ardiente,
émula de provincias glorïosa
que nácar su color, perlas su frente,
corona de crepúsculos el día.
Mucho de lo futuro se le fía
su Venus alemana,
goda virtud, y gloria castellana,
siempre gloriosa * madre esclarecida,
de un blanco armiño el esplendor vestida.
Él, pues, de rojas flores coronado,
atento sigue aquella
lis francesa real, * con pompa rara,
injuria de la luz, honor del día,
lisonja de los aires y alegría,
beldad desnuda, con saber armado,
nunca bastamente celebrado,
aun a pesar de las tinieblas, bella,
aun a pesar de las estrellas, clara,
de beldad soberana y peregrina,
valerosa y real sobre divina,
en lo que alumbra el sol, la noche ciega.
Para quien no tan solo España ara,
y siembra Francia, mas Sicilia siega
en carro, que estival trillo parece,
Sicilia en cuanto oculta, en cuanto ofrece,
de cuyas fertilísimas espigas
las provincias de Europa son hormigas.
A la que España toda humilde estrado
le jura muchas veces a sus plantas,
y homenaje recíproco otras tantas,
de joya tal quedando enriquecida,
a tanto rey debida,
que maravillas tantas,
Son. fún. 5, v. 11, fol. 23r
Son. her. 4, v. 6, fol. 1v
Son. am. 34, v. 9, fol. 15v
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 52, fol. 43r
Soled. I, v. 12, [fol. 155r]
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 8, fol. 42v
Soled. I, v. 14, [fol. 155r]
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 51, fol. 43r
Soled. II, v. 763, [fol. 178r
Canc. her. 2, v. 2, [fol. 40r]
Son. sac. 2, v. 2, fol. 25r
Son. sac. 2, v. 3, [fol. 25r]
Canc. her. [Silva 3], v. 69, fol. 52v
Soled. I, v. 391, [fol. 159r]
Son. am. 1, v. 8, fol. 8v
Oct. her., v. 137, fol. 144v
Oct. her., v. 139, [fol. 144v]
Canc. sac. 1, v. 67, fol. 50r
Canc. fún. 1, v. 47, fol. 48r
Canc. fún. [I], v. 48, fol. 48r
Oct. sac. [b], v. 46, fol. 55v
Son. am. 1, v. 7, fol. 8v
Firmezas, v. 36, [jorn. 3], fol. 206r
Oct. sac. [a], v. 65, [fol. 54r] y Panegírico, v. 440, [fol. 186r]
Son. am. 14, v. 9, fol. 11v
Son. her. 20, v. 9, fol. 5r
Soled. I, v. 107, [fol. 155v]
Oct. her., v. 226, [fol. 145v] y Panegírico, v. 299, [fol. 184v]
Soled. II, v. 971, [fol. 181v]
Firmezas, v. 44, [jorn. 3], fol. 206r
Carlino, v. 7, [jorn. 2] fol. 224v
Oct. her., v. 35, fol. 143r
Soled. I, v. 109, [fol. 155v]
Soled. I, v. 108, [fol. 155v]
Son. her. 15, v. 11, fol. 4r
Canc. her. [Silva 3], v. 68, fol. 51v
Canc. sac. [1], v. 69, [fol. 50r]
Canc. sac. 1, v. 71, fol. 50r
Canc. sac. 1, v. 72, [fol. 50v]
Polifemo, oct. 15, v. 5, [fol. 149v]
Polifemo, [oct. 15], v. 1, [fol. 149r]
Polifemo, [oct. 15], v. 7, [fol. 149v]
Polifemo, [oct. 15], v. 8, [fol. 149v]
Son. fún. 3, v. 1, fol. 22v
Panegírico, v. 179, fol. 183r
Panegírico, v. 183, [fol. 183r]
Panegírico, v. 302, [fol. 184v]
Terc. her., v. 6, fol. 55v
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 61, fol. 43r
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240 en coyunda feliz, tan grande estado,
son arra de tu fe, de tu amor seña,
aquella grande, estotra no pequeña.
Entre esplendores, pues, alimentado,
al mayor ministerio proclamado,
245 ya de la Aurora bella,
los rayos anticipa de la estrella
de Calíope el hijo intonso, al bello
garzón augusto, que a coyundas tales,
en sus primeros años florecientes,
250 provincias, mares, reinos diferentes
rindió no solo, mas expuso el cuello,
abeja de los tres lilios reales,
generosos afectos de una pía
doliente afinidad, bien que amorosa,
255 digna la juzga esposa,
que viendo el rey tan santa compañía
a dos opuestos mundos hace un día.
Esta augusta eminente
consorte generosa del prudente
260 generoso mancebo,
en rosicler menos luciente Febo,
alma al tiempo dará, vida a la historia,
a los rayos de Júpiter expuesta,
no es voz de fabulosa deidad esta,
265 siglos ha de lograr más su memoria
que una estrella rayos.
Esta, pues, gloria nuestra, conducida
a la tea nupcial * esclarecida,
calzada abriles y vestida mayos,
270 generosa a su rey se hizo ofrenda,
con rayos dulces mil de sol templado,
que en sus brazos depuso su cuidado,
y el amor más despierto
bebía de una dulce y otra estrella
275 la misma esfera de los rayos bellos,
mientras el culto de las musas coro
sueño le alterna dulce en plectros de oro.
Himeneo, añudando
el lazo de ambos cuellos,
280 los dos miraba atentamente cuando
vírgenes bellas y jóvenes lucidos
llegaron conducidos,
coros tejiendo, voces alternando,
mientras invocan su deidad alterna
285 de zagalejas cándidas voz tierna.
CORO I DE NINFAS
Ven, Himeneo, y plumas no vulgares
207
Panegírico, v. 434, [fol. 186r]
Panegírico, v. 336, [fol. 185r]
Panegírico, v. 337, [fol. 185r]
Panegírico, v. 240, [fol. 184r]
Panegírico, v. 224, fol. 183r
Soled. I, v. 426, [fol. 159v]
Soled. I, v. 1016, [fol. 168r]
Panegírico, v. 106, fol. 182r
Panegírico, v. 107, [fol. 182v]
Terc. her., v. 11, fol. 55v
Terc. her., v. 13, [fol. 55v]
Panegírico, v. 108, fol. 182v
Panegírico, v. 109, [fol. 182v]
Soled. II, v. 645, [fol. 176v]
Soled. II, v. 646, [fol. 176v]
Soled. I, v. 769, [fol. 163v]
Oct. her., v. 87, fol. 143v
Oct. her., v. 179, [fol. 145r]
Canc. fún., v. 19, fol. 53v
Son. her. 11, v. 9, fol. 3r
Canc. her. [Silva 3], v. 1, fol. 50v
Canc. her. [Silva 3], v. 3, [fol. 50v]
Son. [her.] 15, v. 9, fol. 4r
Soled. I, v. 972, [fol. 166v]
Son. her. 5 [b], v. 9, fol. 2r
Son. her. [h], v. 13, fol. 36r
Soled. I, v. 604, [fol. 162r]
Panegírico, v. 298, fol. 184v
Panegírico, v. 283, [fol. 184v] [y v. 433, fol. 186r]
Soled. I, v. 607, [fol. 162r]
Panegírico, v. 279, fol. 184r
Son. her. 20, v. 12, fol. 5r
Son. am. 1, v. 8, [fol. 8v]
Firmezas, v. 8, [jorn. 2], fol. 189v
Son. am. [g], v. 7, fol. 35r
Soled. I, v. 797, [fol. 164r]
Panegírico, v. 454, [fol. 186v]
Panegírico, v. 455, [fol. 186v]
Soled. I, v. 800, [fol. 164r]
Soled. I, v. 798, [fol. 164r]
Oct. her., v. 176, fol. 145r
Soled. I, v. 790, [fol. 145r]
Soled. I, v. 791, [fol. 145r]
Soled. I, v. 177, [fol. 163v]
Soled. I, v. 801, [fol. 164r]
Soled. I, v. 802, [fol. 164r]
Soled. I, v. 830, [fol. 164v]
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al aire los hijuelos den alados,
290 ardiendo enteros en faroles de oro,
de sus carcajes estos argentados
flechen mosquetas, nieven azahares,
cuantas produce Pafo, engendra Gnido,
consagrando los palios a su esposa
295 su agradable ruïdo,
de las plumas que baten más süaves
en su volante carro blancas aves.
Este, pues, docto enjambre y dulce coro
que azules ojos con pestañas de oro
300 sus plumas son, conduzgan alta diosa,
igual en pompa al pájaro que grave
su manto azul de tantos ojos dora,
de lirios de oro * luz resplandeciente,
propicio albor del Héspero luciente,
305 que ilustra dos eclípticas ahora,
templo de amor, alcázar de nobleza,
blanca más que las plumas de aquel ave
que dulce muere y en las aguas mora,
nido de Fénix de mayor belleza,
310 que bate en nuestra edad pluma dorada
y generosamente edificada.
No de los rayos baja a las espumas
la esfera de sus plumas,
que sin moverse en plumas de oro vuela,
315 plumas siempre gloriosas, no del ave
que la Arabia en sus venas atesora
para quien luego apela
la Admiración, vestida un mármol frío.
Esa con majestad y señorío
320 en los inciertos de su edad segunda
ponderador saluda afectuoso,
o ya por generoso
crepúsculos vincule tu coyunda
a su ardiente deseo.
325 Ven, Himeneo, ven, ven, Himeneo.
Soled. I, v. 831, [fol. 164v]
Oct. her., v. 175, fol. 145r
Soled. I, v. 834, [fol. 164v]
Soled. I, v. 835, [fol. 164v]
Polifemo, oct. 39, v. 5, [fol. 151v]
Soled. I, v. 598, [fol. 161v]
Soled. II, v. 733, [fol. 177v]
Soled. I, v. 1123, [fol. 168v]
Soled. I, v. 1124, [fol. 168v]
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 9, fol. 42v
Soled. I, v. 845, [fol. 165r]
Soled. I, v. 846, [fol. 165r]
Polifemo, oct. 43, v. 5, [fol. 152r]
Polifemo, [oct. 43], v. 6, [fol. 152r]
Son. fún. 9, v. 7 [fol. 24r] y Oct. her., v. 219, [fol. 145v]
Panegírico, v. 142, [fol. 182v]
Panegírico, v. 143, [fol. 182v]
Son. am. [21], v. 6, fol. 12v
Polifemo, oct. 43, v. 3, [fol. 152r]
Polifemo, oct. 43, v. 4, [fol. 152r]
Son. am. 21, v. 7, fol. 12v
Son. am. 21, v. 8, [fol. 12v]
Son. am. 21, v. 4, [fol. 12v]
Soled. I, v. 169, [fol. 157v]
Soled. I, v. 168, [fol. 157v]
Son. fún. [a], v. 8, fol. 28r
Son. her. 2, v. 3, fol. 1r
Son. am. [d], v. 7, fol. 23v
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 42, fol. 43r
Soled. I, v. 1030, [fol. 167r]
Firmezas, v. 9, [jorn. 3], fol. 205v
Soled. I, v. 813, [fol. 164v]
Soled. II, v. 247, [fol. 171v]
Son. her. 7, v. 2, fol. 2v
Soled. I, v. 814, [fol. 164v]
Soled. I, v. 815, [fol. 164v]
Soled. I, v. 867, [fol. 165r]
CORO I DE JÓVENES
Ven, Himeneo, ven donde te espera
Cupido con dos soles, que este hermoso
de ángel tiene lo que el otro de ave,
rey siempre glorïoso,
330 que los clarines de la Fama cabe
de la sonante esfera.
Su flor es pompa de la primavera,
flores su bozo es, cuyos colores
sombras son, rubicundos esplendores,
335 que abreviarán el sol en una estrella
Soled. I, v. 805, [fol. 164r]
Son. her. 7, v. 7, fol. 2v
Son. her. 7, v. 8, [fol. 2v]
Son. her. 1 [a], v. 2, fol. 1r
Son. fún. 6, v. 6, fol. 23r
Soled. II, v. 633, [fol. 176r]
Terc. burl., v. 70, fol. 57r
Polifemo, oct. 32, v. 7, [fol. 151r]
Son. her. [g], v. 11, fol. 36v
Soled. I, v. 70, [fol. 163r]
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las trenzas rubias y la vista bella,
de rayo, más que flores,
que Amor sacó del oro de sus minas,
goza mano, cabello, labio y frente
oro, lilio, clavel, marfil luciente,
cual otro no fio Febo más robusto,
del belicoso belga al indo adusto
lilios la edad el tálamo perdone,
dulce enjambre de Amores le corone,
señas dando festivas del contento;
haga, pues, tu dulcísimo instrumento
bellos efectos, pues la causa es bella.
Vengan las Gracias, que dichosas Parcas
hilen estambre digno de monarcas,
émulo su resplandor del firmamento,
de la alta fatal rueca al uso breve
venza no solo en su candor la nieve,
mas plata en su esplendor sea cardada,
la alta esperanza en él se vea lograda,
por templarse en las ondas el deseo.
Ven, Himeneo, ven, ven, Himeneo.
Son. am. 13, v. 10, fol. 11r
Son. fún. 10, v. 4, fol. 24r
Son. 10, v. 4. fol. 137v
Son. am. 10, v. 9, fol. 10v
Son. am. 10, v. 12, [fol. 10v]
Polifemo, oct. 48, v. 7, [fol. 152v]
Polifemo, [oct. 48], v. 8, [fol. 152v]
Oct. her., v. 233, fol. 145v
Oct. her., v. 236, [fol. 145v]
Panegírico, v. 457, fol. 186v
Son. am. 38, v. 10, fol. 16r
Son. am. 38, v. 11, fol. 16r
Canc. her. 3, v. 20, fol. 41v
Canc. her. 3, v. 22, [fol. 41v]
Panegírico, v. 461,[fol. 186v]
Soled. I, v. 937, [fol. 166r]
Soled. I, v. 934, [fol. 166r]
Soled. I, v. 935, [fol. 166r]
Son. her. 7, v. 9, fol. 2v
Soled. I, v. 1015, [fol. 168r]
Soled. I, v. 855, [fol. 165r]
CORO SEGUNDO [DE NINFAS]
Ven, Himeneo, donde entre arreboles
de honesto rosicler previene el día
una alba que crepúsculos ignora,
virgen tan bella que hacer podía
tórrida la noruega con dos soles,
cuyo candor en mejor cielo ahora
occidental balcón fue de la Aurora,
y en sus divinos ojos los amores
coronados traslada de favores,
Y, siervos coronados, pagan ellos
sus libres pasos a sus ojos bellos
ejecutoriando en la revista
todos los privilegios de la vista.
Divinos ojos, que su dulce oriente
dan luz al mundo, quitan luz al cielo,
si Febo no me engaña,
y espera idolatrarlos occidente,
esto Amor solicita con su vuelo,
culto debe María tan glorioso.
En estos ojos bellos,
si no Apolos lucientes dos de España,
de honor, de majestad, de gallardía,
vista al aire la púrpura del día,
que el templo ilustra y a los aires vanos
aurora de sus ojos soberanos,
y en las alas del viento * proceloso
Soled. I, v. 817, [fol. 164v]
Soled. I, v. 818, [fol. 164v]
Canc. fún. [4] [Madrig. 2], v. 6, fol. 49r
Soled. I, v. 820, [fol. 164v]
Soled. I, v. 821, [fol. 164v]
Panegírico, v. 296, fol. 184v
Panegírico, v. 530, fol. 187v
Son. am. [c], v. 14, fol. 31r
Soled. II, v. 660, [fol. 176v]
Firmezas, v. 23, [jorn. 2], fol. 197v
Firmezas, v. 24, [jorn. 2], [fol. 197v]
Oct. sac. [a], v. 47, fol. 54r
Oct. sac. [a], v. 48, [fol. 54r]
Son. am. 2, v. 9, fol. 9r
Son. am. [2], v. 10, fol. 9r
Canc. her. 2, v. 88, fol. 41r
Son. am. 2, v. 11, fol. 9r
Son. am. 2, v. 12, [fol. 9r]
Oct. her., v. 54, fol. 143v
Canc. her. 4, v. 19, fol. 42r
Panegírico, v. 115,[fol. 182v]
Son. her. [f ], v. 2, fol. 34v
Oct. sac. [a], v. 16, fol. 53v
Soled. I, v. 685, [fol. 162v]
Soled. I, v. 819, [fol. 164v]
Canc. her. 4, v. 5, fol. 42r y Polif., oct. 5, [v. 3], [fol. 148v]
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del último occidente,
como se obscurecía el sol en ellos,
solicitaba al trueno generoso,
en tinieblas de oro, rayos bellos;
admiraciones son y desenojos,
gloria del gusto y néctar de los ojos.
La Alba en los blancos lilios de su frente
si espira suavidad, si gloria espira,
campos ilustra del Olimpo ardiente
al claro sol, en cuanto en torno gira,
si Aurora no con rayos, Sol con flores
que el suelo pinta de cien mil colores.
Del casi tramontado sol aspira
a los confusos rayos su cabello,
mueve el viento la hebra voladora,
solicitando en vano
el templado color de la que adora.
De su rostro la nieve y escarlata
raya dorado sol, orna y colora,
cuantas del uno ya y el otro cuello
cadenas la Concordia engarza rosas;
del galán novio, de la esposa bella,
purpúreo son trofeo
de sus mejillas siempre vergonzosas:
del carro, pues, febeo
la Alba entre lilios cándidos deshoja
o púrpura nevada o nieve roja,
si bien toda la púrpura de Tiro,
cual parece al romper de la mañana
bordadura de perlas sobre grana,
las hojas del clavel, que había juntado
el silencio en un labio y otro bello,
padre de la que en sí bella se esconde,
beldad parlera, gracia muda ostenta
al docto pecho, a la suave boca,
cual del rizado verde botón, donde
abrevia su hermosura virgen rosa
porque entre un labio y otro colorado
Amor está de su veneno armado.
De cuyos dulces números no poca
conceptuosa suma
el nieto de la espuma
por brújula concede vergonzosa,
cuyos purpúreos senos perlas netas
hoy te ofrecen su más precioso engaste,
si no al segundo ilustrador del día,
cuyas minas secretas
del rubí más ardiente
solicita el que más brilla diamante,
Soled. I, v. 348, [fol. 158v]
Son. am. 2, v. 3, fol. 9r
Panegírico, v. 60, fol. 181v
Son. am. [g], v. 8, fol. 35r
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 62, fol. 43v
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 63, [fol. 43v]
Son. am. [c], v. 13, fol. 31r
Son. am. 8, v. 10, fol. 10r
Oct. her., v. 3, fol.142v
Son. am. 22, v. 10, fol. 13r
Soled. I, v. 186, [fol. 158r]
Son. am. 17, v. 11, fol. 12r
Polifemo, oct. 32, v. 5, [fol. 151r]
Polifemo, [oct. 32], v. 6, [fol. 151r]
Son. am. 9, v. 6, fol. 10v
Soled. II, v. 147, [fol. 170r]
Soled. I, v. 783, [fol. 164r]
Son. am. 23, v. 7, fol. 13r
Son. am. 24, v. 1, fol. 13r
Soled. I, v. 826, [fol. 164v]
Soled. I, v. 827, [fol. 164v]
Soled. I, v. 1015, [fol. 168v]
Soled. I, v. 829, [fol. 164v]
Soled. I, v. 828, [fol. 164v]
Soled. I, v. 706, [fol. 163v]
Polifemo, oct. 11, v. 2, [fol. 149r]
Polifemo, [oct. 11], v. 4, [fol. 149r]
Canc. her. [Silva 3], v. 21, fol. 51r
Son. am. 26, v. 1, fol. 13v
Son. am. 26, v. 4, [fol. 13v]
Son. am. [a], v. 5, fol. 28v
Son. am. [a], v. 6, [fol. 28v]
Soled. I, v. 758, [fol. 163v]
Soled. I, v. 763, [fol. 163v]
Son. her. 32, v. 10, fol. 8r
Soled. I, v. 764, [fol. 163v]
Soled. I, v. 765, [fol. 163v]
Son. am. [e], v. 6, fol. 10v
Son. am. [e], v. 7, [fol. 10v]
Soled. II, v. 180, [fol. 172v]
Soled. II, v. 181, [fol. 172v]
Soled. II, v. 537, [fol. 175r]
Soled. II, v. 768, [fol. 163v]
Soled. I, v. 486, [fol. 160v]
Soled. I, v. 488, [fol. 160v]
Son. her. 13, v. 6, fol. 3v
Soled. I, v. 487, [fol. 160v]
Soled. II, v. 880, [fol. 179r]
Soled. I, v. 220, [fol. 159v]
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el príncipe excelente,
dulcemente impedido
su blanco pecho de un arpón dorado,
y cuantos suda olores,
lisonjas son * del día
que a la madre gentil de los amores,
la segunda deidad del tercer cielo,
la dulce confusión hacer podía
ultraje milagroso a la hermosura
con ojos y sin alas un Cupido,
y blanca la Etiopïa con dos manos.
Venza la blanca nieve su blancura,
ilustre injuria, valeroso ultraje
del blanco cisne que en las aguas mora,
cuya vestida nieve anima un hielo
en el papel diáfano del cielo.
Claveles del abril, rubíes tempranos,
sus pies la primavera
abrevian, y así en ellos
tejieron dulce y generosa cuna
flores, que ilustra otra mejor Aurora,
que el pie divino de una virgen dora.
Cuyo bello cimiento y gentil muro,
bien nacido esplendor, firme coluna,
de pura honestidad templo sagrado,
fue por divina mano fabricado,
mármol, al fin, tan por lo Pario, puro,
que pudo bien Acteón perderse en ellos,
delante quien el Sol es una estrella,
por verla menos bella,
y esfera España de sus rayos bellos,
ídolo dulce, a quien humilde adoro,
alto de amor dulcísimo decoro,
lisonjas del deseo.
Ven, Himeneo, ven, ven Himeneo.
CORO SEGUNDO [DE JÓVENES]
Ven, Himeneo, y las volantes pías,
que ciento ilustras ojos celestiales,
rediman del que más, o tardo vuela,
470 o infausto gime, pájaro nocturno.
A Favonio en el tálamo de Flora
Oct. her., v. 109, fol. 144r
Soled. I, v. 275, [fol. 157v]
Polifemo, oct. 28, v. 4, [fol. 150v]
Son. fún. 6, v. 13, fol. 23r
Canc. am. 1, v. 17, [fol. 43v] y Son. am. [c], v. 8, [fol. 30v]
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 12, fol. 42v
Son. am. [g], v. 7, fol. 35r
Soled. I, v. 515, [fol. 160v]
Son. am. 27, v. 10, fol. 14r
Soled. I, v. 806, [fol. 164r]
Soled. I, v. 822, [fol. 164v]
Son. am. 9, v. 13, fol. 10v
Son. her. [c], v. 14, fol. 32r
Son. am. 1, v. 6, fol. 9r
Soled. II, v. 864, [fol. 179r]
Soled. I, v. 640, [fol. 163r]
Soled. I, v. 824, [fol. 164v]
Firmezas, v. 17, [jorn. 2], fol. 197r
Canc. her. 4, v. 21, fol. 42r
Son. am. 14, v. 2, fol. 11r
Son. fún. 7, v. 13, fol. 2v
Oct. her., v. 26, fol. 143r
Son. am. 22, v. 2, fol. 13r
Panegírico, v. 90, fol. 182r
Son. am. 22, v. 1, fol. 13r
Son. am. 22, v. 4, [fol. 13r]
Soled. II, v. 712, [fol. 177r]
Soled. I, v. 530, [fol. 161r]
Son. am. 2, v. 7, [fol. 9r]
Soled. I, v. 703, [fol. 163r]
Son. am. 2, v. 8, fol. 9r
¿Son. am. 22, v. 12, fol. 13r?70
Son. am. 22, v. 12, fol. 13r71
Canc. her. 3, v. 33, fol. 41v
Soled. I, v. 816, [fol. 164v]
Soled. I, v. 80672, [fol. 165r]
Oct. sac. [a], v. 75, fol. 54v
Soled. I, v. 836, [fol. 164v]
Soled. I, v. 837, [fol. 164v]
Panegírico, v. 429, [fol. 186r]
70 Este verso y el siguiente se sitúan como verso 12 del mismo soneto según las
ediciones. La edición de Hoces presenta el v. 468 del centón.
71 Según la edición de Hoces, este verso corresponde, erróneamente, al v. 645 de la
Soledad Primera.
72 Corrijo la referencia al v. 845.
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fie tus nudos ella, que los días
disuelvan tarde en senectud dichosa,
mudos coronen otros por su turno
el dulce lecho, * la dorada esfera,
a expectación tan infalible iguales.
Y la que Juno es hoy a nuestra esposa
mañana * coronados,
casta Lucina, en lunas desiguales,
generosa * repita sus umbrales,
donde la primavera,
con plumas solicita lisonjera;
los blancos lilios de ciento en ciento
al primero previenen casamiento
alcázares dorados,
y el aplauso de España les previene
concurso más solemne
a la alta expectación de tanta pompa,
do el pájaro real su vista afina
que serán cuna y nido generoso
a un fresco sitïal, dosel umbroso,
de sucesión real, si no divina.
¡Tráiganos hoy Lucina,
sudando néctar, lambicando olores
de nuestra perla fina,
al Palacio Real, real venera,
süave risa de perpetua Aurora,
madre de perlas y que serlo espera
de un sol luciente ahora,
coronado de flores,
del Héspero luciente,
de aljófares purpúreos coronado,
dichosa edad presente!
¡Oh, bienaventurado
albergue a cualquier hora!
Las Virtudes se vean
mover el pie de sus segundos años,
y por cebarse en dulces engaños
felicidades sean.
Corónense estos muros ya de gloria,
del tiempo y del olvido haya victoria,
ardan las teas nupciales obedientes,
en idiomas canten diferentes,
cuide real Fortuna
del dulce movimiento de la cuna,
ricos de fortaleza y de fe ricos,
siglos ciñan los dos en desengaños,
de más coronas, que felices años,
unas y otras edades
virtudes sean y felicidades,
Soled. I, v. 848, [fol. 165r]
Soled. I, v. 849, [fol. 165r]
Soled. I, v. 838, [fol. 164v]
Soled. I, [v. 837, fol. 164v] y Son. am. 30, v. 9, [fol. 14v]
Panegírico, v. 193, fol. 183v
Soled. I, v. 350, [fol. 165r]
Son. [her.] 11, v. 5, fol. 3r y Son. her. 1 [b], v. 5, fol. 26v
Soled. I, v. 851, [fol. 165r]
Son. am. [33], v. 4,[fol. 15r] y Soled. I, [v. 814], [fol. 165r]
Soled. I, v. 606, [fol. 162r]
Son. am. [f ], v. 6, fol. 33r
Son. am. [f ], v. 1, [fol. 33r]
Panegírico, v. 466, [fol. 186v]
Canc. lir. [1], v. 14, fol. 46r
Panegírico, v. 480, [fol. 186v]
Panegírico, v. 473, fol. 286, [fol. 186v]
Panegírico, v. 479, [fol. 186v]
Son. am. 30, v. 10, fol. 14v
Son. her. 15, v. 13, fol. 4r
Polifemo, oct. 36, v. 6, [fol. 151v]
Son. her. 15, v. 14, fol. 4r
Canc. her. [3], v. 13, fol. 41v
Polifemo, oct. 47, [v. 1], [fol. 152v]
Canc. her. 3, v. 15, fol. 41v
Canc. her. 3, v. 14, [fol. 41v]
Panegírico, v. 297, [fol. 184v]
Canc. her. 3, v. 16, fol. 41v
Canc. her. 3, v. 17, [fol. 41v]
Firmezas, [v. 21], [jorn. 2], fol. 194v
Panegírico, v. 141, [fol. 182v]
Panegírico, v. 211, fol. 183v
Son. am. 27, v. 7, fol. 14r
Soled. I, v. 171, [fol. 156v]
Soled. I, v. 131, [fol. 156r]
Canc. her [3]., v. 27, fol. 4, [fol. 41v]
Canc. her [3]., v. 28, [fol. 41v]
Firmezas, [v. 1035], [jorn. 1], fol. 197r
Canc. her. 3, v. 25, [fol. 41v]
Son. her. 15, v. 11, fol. 4r
Son. [her.] 3, v. 7, fol. 3v
Oct. her., v. 232, fol. 145v
Soled. II, v. 366, [fol. 173r]
Canc. her. 3, v. 23, fol. 41v
Canc. her. 3, v. 24, [fol. 41v]
Canc. her. 2, v. 43, fol. 40v
Oct. her., v. 238, fol. 145v
Oct. her., v. 239, [fol. 145v]
Canc. her. 3, v. 29, fol. 41v
Canc. her. 3, v. 30, [fol. 41v]
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que es lo que más deseo.
Ven, Himeneo, ven, ven, Himeneo.
Son. burl. 26, v. 14, fol. 20v
Soled. I, v. 828, [fol. 164v]
“Vivid felices, dijo,
largo curso de edad, nunca prolijo
en números no rudos,
de Alejandro venciendo la memoria,
cuya lámina cifre desengaños,
que en letras pocas lean muchos años.
Y si prolijo, en lazos amorosos
siempre vivid esposos
en los dichosos nudos,
que a los lazos de amor os dio Himeneo.
A vuestros descendientes
no hay paso concedido a mayor gloria;
llegad al cielo vuestras sacras frentes,
por los que visten púrpura leones
en tantos hoy católicos pendones,
que, eternizados en sus luces bellas,
estampas usurpáis a las estrellas.
No cuente piedra, no, este alegre día,
ni al blanco cisne creo,
cuando más obscurecen las espumas,
nevada invidia sus nevadas plumas
que a tanta dicha su blancura es poca;
cuéntenle perlas que el oriente fía,
ilustre y hermosísima María,
de la purpúrea concha de tu boca.
Corona en puntas la dorada esfera,
Que, borrándole al sol sus arreboles,
a envidiarte ha salido
el rojo paso de la blanca Aurora,
por las floridas señas que da el prado
y artífice tejió la primavera,
el sol relumbra en vano,
de rayos negros serafín humano,
cuando de tus dos soles,
huyendo con su * dulce compañía,
el cénit escaló, plumas vestido,
por no abrasar con tres soles el día.
Cuando el monarca de este y de aquel mundo
del Júpiter de España * sin segundo,
están ciñendo ahora,
¡oh, bienaventurado
albergue a cualquier hora!
Dije, cuando del templo cristalino,
en dos columnas del honor cristalino,
dos vi ceñidos de inmortal corona,
soberana beldad, valor divino,
Soled. I, v. 930, [fol. 166r]
Soled. I, v. 931, [fol. 166r]
Soled. II, v. 550, [fol. 175r]
Oct. her., v. 69, fol. 143v
Soled. I, v. 979, [fol. 166v]
Soled. I, v. 980, [fol. 166v]
Soled. I, v. 332, [fol. 166r]
Soled. I, v. 333, [fol. 166r]
Canc. am. [3], v. 47, fol. 45r
Canc. am., v. 48, [fol. 45r]
Soled. I, v. 964, [fol. 166v]
Son. burl. 1, v. 10, fol. 16v
Oct. her., v. 102, fol. 144r
Canc. fún. 2 [Silva 2], v. 42, fol. 48v
Canc. fún. 2 [Silva 2], v. 43, fol. 48v
Oct. her., v. 103, fol. 144r
Oct. her., v. 104, [fol. 144r]
Carlino, v. 31, [jorn. 2], fol. 225r
Soled. I, v. 880, [fol. 165v]
Soled. II, v. 263, [fol. 171r]
Soled. II, v. 264, [fol. 171r]
Carlino, v. 32, [jorn. 2], fol. 225r
Carlino, v. 33, [jorn. 2], [fol. 225r]
Son. am. 9, v. 1, fol. 10r
Carlino, v. 35, [jorn. 2], fol. 225r
Son. am. 30, v. 9, fol. 14v
Oct. her., v. 131, fol. 144v
Canc. her. [Silva 3], v. 4, fol. 50v
Son. am. 24, v. 4, fol. 13r
Son. am. 17, v. 8, fol. 12r
Polifemo, oct. 37, v. 4, [fol. 151v]
Son. am. 10, v. 2, fol. 10v
Son. her. 27, v. 8, fol. 7r
Soled. II, v. 560, [fol. 175v]
Oct. sac. [a], v. 61, [fol. 54r] y Son. 13, v. 2, fol. 3v
Soled. II, v. 137, [fol. 170r]
Polifemo, oct. 20, v. 8, [fol. 150r]
Son. her. [a], v. 12, fol. 31r
Son. her. 4, v. 14, fol. 2r y Canc. sac. [1], v. 81, [fol. 50v]
Canc. fún. 4 [Madrig. 2], v. 5, fol. 49r
Soled. I, v. 131, [fol. 156r]
Soled. I, v. 172, [fol. 156v]
Oct. her., v. 248, fol. 145v
Oct. her., v. 160, [fol. 144v]
Oct. her., v. 143, [fol. 144v]
Son. her. 11, v. 6, fol. 3r
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rayo el uno belígero de Marte,
570 hasta el otro triunfante de Belona,
del uno, al levantar la altiva mano,
del otro, al revolver la heroica frente.
En simulacros de la Fama aparte,
jurisdicción de un cetro, de un tridente,
575 Carlos el uno era, Marte humano,
Filipo el otro, oráculo prudente.
A los pies llega, al fin, del Quinto Carlos
su nieto generoso,
en nuestra edad famoso,
580 segundo en tiempo, si * en honor primero.
Primero en quien más puros,
con tan alto ejemplo,
viven los fuegos de este sacro templo,
el Tiempo lo vincule en bronces duros,
585 y a los siglos envidia sea futuros.
Alimentado de sus rayos bellos,
ya, joven cristianísimo, con ellos,
vi, que el cielo, tu imperio contemplando,
dio de su luminoso firmamento,
590 Filipo las acciones y la vida,
cediendo afectuoso
las llaves todas de su reino entero,
y vi en ti retratado honor y palma,
Carlos darte el valor, Filipo el alma.
595 Majestuoso * feliz tálamo honora,
¡oh, bienaventurado
albergue a cualquier hora!
En tanto que tú alcanzas
del coro vergonzoso
600 el príncipe glorioso
del reino escudo y silla de tu estado,
en quien de nuestro bien las esperanzas
tejieron dulce y generosa cuna,
cuna siempre real de tus abuelos,
605 que de águilas reales,
por más lucientes soles,
ha sido y es zodíaco luciente;
si quien me da su lira no me engaña,
príncipe tendrá España;
610 el oráculo fiel de tu fortuna
números crece, multiplica voces.
Mercurio, de estas nuevas diligente,
al templarse en las ondas Himeneo,
cristal pisando azul con pies veloces,
Oct. her., v. 146, fol. 144v
Oct. her., v. 147, [fol. 144v]
Oct. her., v. 164, [fol. 144v]
Oct. her., v. 165, [fol. 144v]
Oct. her., v. 144, [fol. 144v]
Son. fún. [d], v. 8, fol. 29v
Oct. her., v. 162, fol. 145, [fol. 144v]
Oct. her., v. 163, [fol. 144v]
Terc. her., v. 37, fol. 56r
Panegírico, v. 43, fol. 181v
Son. her. 1 [a], v. 6, fol. 1r
Panegírico, v. 17, [fol. 181r] y v. 609, [fol. 188v]
Oct. her., v. 75, fol. 143v
Oct. her., v. 79, [fol. 143v]
Oct. her., v. 76, [fol. 143v]73
Son. [her] 16, v. 14, fol. 4v
Son. [her] 16, v. 11, [fol. 4v]
Panegírico, v. 240, [fol. 184v]y Son. am. 2, v. 8, [fol. 9r]
Canc. her. [Silva 3], v. 36, fol. 51r
Oct. her., v. 180, fol. 145r
Son. her. 14, v. 6, fol. 4r
Terc. her., v. 2, fol. 55v
Oct. her., v. 123, fol. 144r
Oct. her., v. 126, [fol. 144r]
Oct. her., v. 187, fol. 145r
Oct. her., v. 146, [fol. 145r]
Oct. sac. [a], v. 42, [fol. 54r y] Panegírico, v. 130, fol. 182v
Soled. I, v. 143, [fol. 156r]
Soled. I, v. 160, [fol. 156v]
Canc. sac. 1, v. 16, [fol. 49v]
Soled. II, v. 243, [fol. 171v]
Oct. her., v. 24, fol. 143r
Son. her. 8, v. 4, fol. 2v
Canc. sac. 1, v. 54, fol. 50r
Son. am. 14, v. 2, fol. 11r
Son. her. 8, v. 3, fol. 2v
Son. fún. 8, v. 3, fol. 23v
Son. her. 31, v. 3, [fol. 7v]
Son. her. 26, v. 10, fol. 6v
Son. her. 15, v. 3, fol. 4r
Canc. her. 3, v. 35, fol. 41v
Panegírico, v. 92, fol. 182r
Soled. I, v. 108, [fol. 157v]
Soled. II, v. 662, [fol. 176v]
Soled. I, v. 1014, [fol. 168r]
Soled. II, v. 46, [fol. 169r]
73 Según la edición de Hoces se trataría del fol. 144.
214
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
615 volando alienta trompas de cristales,
a quien sirven los cielos de fanales,
calzándole talares mi deseo.
Cloto el vital estambre de luz baña,
a quien Mercurio le previene cuna,
620 dándole Amor sus alas para ello.
Eres deidad armada, Marte humano,
asciende, en cuya poderosa mano,
que al mundo será una,
dos mundos continente son pequeño,
625 para oprimir sacrílega costumbre,
mira a tu blanca frente el lilio bello,
sigue con agradable mansedumbre,
los lilios de tu Aurora,
de perlas cada hora.
630 Belona de dos mundos
tremola en sus riberas
pacíficas banderas,
coronada la Paz verá la gente
en lo que España encierra,
635 multiplicarse imperios, nacer mundos,
bañados de tu luz resplandeciente,
siglos de oro arrogándose la tierra,
Copia la paz y crédito la Guerra.
Rey de ambos mundos, freno de ambos mares
640 lisonjeen el mar vientos segundos,
de nuestros ya, de hoy más, seguros lares.
Más si con la importancia el tiempo mides,
arma tus hijos, vara tus galeras,
domando cuellos y ligando manos,
645 que a tanto leño el húmido elemento,
y a tanta vela es poco todo el viento;
y al ronco son de trompas belicosas,
sigue la gloria de abreviar dos polos,
nunca intentada de ningún Alcides,
650 donde armados de nieve los Trïones
despliegan blando lino
a España en uno y otro alado pino,
al aire encomendado,
que ilustren tus pendones,
655 y sobre los castillos y leones,
que a tu cielo corrieron más apriesa.
Levanta aquel león fiero
del tribu de Judá, que honró el Madero.
Llega, que si a tu Fénix traes ornado
660 de aquella hermosa Flor de Lis francesa,
florida en años, en beldad florida,
matutinos del sol rayos vestida,
vuelves feliz entre estos patrios lares,
215
Oct. her., v. 8, fol. 143r
Oct. her., v. 197, fol. 145r
Soled. II, v. 600, [fol. 176r]
Panegírico, v. 93, fol. 182r
Panegírico, v. 94, [fol. 182r]
Panegírico, v. 110, [fol. 182v]
Son. 22, v. 4, fol. 5v
Panegírico, v. 202, fol. 183v
Son. am. [i], v. 2, fol. 32v
Panegírico, v. 203, [fol. 183v]
Son. sac. 2, v. 9, fol. 25v
Son. am. 10, v. 4, fol. 10v
Son. am. 24, v. 3, fol. 13r
Soled. II, v. 603, [fol. 176r]
Soled. II, v. 68, [fol. 169r]
Son. fún. 9, v. 13, fol. 24r
Soled. I, v. 315, [fol. 158r]
Soled. I, v. 316, [fol. 158r]
Son. her. 11, v. 13, fol. 3v
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 33, fol. 43r
Son. her. 11, v. 14, fol. 3v
Oct. her., v. 116, fol. 145v
Panegírico, v. 271, fol. 184v
Panegírico, v. 272, [fol. 184v]
Son. fún. [d], v. 9, fol. 29v
Son. her. 11, v. 11, fol. 3v
Son. fún. [d], v. 1, fol. 30r
Canc. her. [2], v. 75, fol. 41r
Canc. her. [2], v. 77, [fol. 41r]
Canc. her. [2], v. 57, fol. 40v
Canc. her. 2, v. 25, fol. 40v
Canc. her. 2, v. 26, fol. 40v
Canc. her. 2, v. 3, fol. 40r
Oct. her., v. 187 fol. 145r
Oct. her., v. 188, [fol. 145r]
Firmezas, [v. 1026], [jorn. 1], fol. 196v
Canc. her. 4, v. 15, fol. 42r
Canc. fún. 2 [Silva 2], v. 35 [fol. 48v]
Son. am. [a], v. 4, fol. 28v
Canc. her. [2], v. 79, fol. 41r
Canc. her. [2], v. 78, [fol. 41r]
Oct. her., v. 229, fol. 145v
Canc. 2, v. 80, fol. 41r
Canc. 2, v. 81, [fol. 41r]
Oct. her., v. 224, fol. 145v
Oct. her., v. 225, [fol. 145v]
Son. fún. [b], v. 7, fol. 30r
Soled. I, v. 896, [fol. 166v]
Oct. her., v. 222, fol. 145v
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Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
que pagarán tus votos en altares,
665 y con ella * dos orbes ilustrando,
maravillas libando,
hallar podrás renombres inmortales,
abeja de los tres lilios reales,
que para globos de tus pies segundos,
670 imperios brotarán, nacerán mundos.
Oct. her., v. 223, [fol. 145v]
Canc. her. 3, v. 197, [fol. 41] y Oct. her., v. 178, fol. 145v
Canc. her. 6 [Silva 1], v. 10, fol. 42v
Oct. her., v. 195, fol. 145r
Panegírico, v. 111, v. 182v
Oct. her., v. 198, fol. 145r
Oct. her., v. 199, [fol. 145r]
5. Un texto epidíctico recuperado: a modo de conclusión
El Epitalamio real de Vera Tassis constituye un valioso testimonio de la
pervivencia de la técnica centonaria en la poesía barroca, combinada con
la escritura nupcial de tradición cortesana. Los versos de esta composición
prueban cómo —al igual que Homero en la tradición helénica, Virgilio
en la latina o Petrarca en la italiana— Góngora se erigió en el príncipe
de los poetas hispánicos, el inalcanzable modelo capaz de proporcionar a
los escritores de la corte un caudal de versos sublimes, susceptibles de ser
seleccionados y ensamblados para configurar los elogios del soberano y la
alta aristocracia.
A la hora de reflexionar sobre los avatares de esta práctica bimilenaria,
puede percibirse un detalle curioso: en los centones hispánicos del siglo
xvii fue cobrando una importancia creciente el carácter laudatorio, frente
a la tradición tardo-antigua sustentada en la cristianización de motivos
paganos. Dicho factor, hasta donde llegan nuestras noticias, no llega a
percibirse con la misma intensidad ni en la poesía griega, ni en la latina,
excepción hecha de los epigramas centonarios de Ario. Los llamativos y
novedosos mosaicos construidos con teselas gongorinas se insertan así en
diferentes subgéneros del elogio, como la poesía funeral (las composiciones de Angulo y Pulgar, el anónimo portugués) o los carmina nuptialia
(Vera Tassis).
Apéndice I. Índice de abreviaturas
- fol.: folio
- v.: verso
- Canc.: canción
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- Oct.: octavas
- Son.: soneto
- Terc.: tercetos
- Carlino: Comedia del Doctor Carlino
- Firmezas: Comedia de las firmezas de Isabela
- Panegírico: Panegírico al duque de Lerma
- Polifemo: Fábula de Polifemo y Galateo
- Soled. I: Soledad Primera
- Soled. II: Soledad Segunda
- Burl.: burlesco
- Fún.: fúnebre
- Her.: heroico/a
- Lír.: lírico/a
- Sac.: sacro/a
Apéndice II. Índice de composiciones gongorinas citadas
Entre las variantes que presenta la edición de Hoces, tres afectan al primer
verso de las composiciones: “Claro arroyuelo de la nieve fría” se presenta por
la versión moderna como “Dulce arroyuelo de la nieve fría”; “Yacen aquí los
huesos mal logrados” por la ya aceptada “Yacen aquí los huesos sepultados”;
y “De la merced, señores, desterrado” se muestra por el verso confirmado
como “De la Merced, señores, despedido”. Además, Hoces ofrece por duplicado la composición “Ilustre y hermosísima María”, con una variante que
solo afecta al primer verso: “Hermoso dueño de la vida mía”74.
En el siguiente índice cito las composiciones a partir de la edición
secentista con la etiqueta de Hoces y mis aclaraciones:
Canc. am. 1
Canc. am. 2
Canc. am. 3
“De la florida falda”
“Corcilla temerosa”
“Qué de envidiosos montes levantados”
74 El verso inicial de estas composiciones se cita a partir de las ediciones mencionadas,
con alguna excepción tomada de la edición digital de la Universidad Sorbona de
París, en la que se ofrece la edición (con varias actualizaciones) a cargo de Antonio
Carreira de las Obras completas de Luis de Góngora, Madrid, Fundación José
Antonio de Castro, 2000, vol. 1.
Puede consultarse en el siguiente enlace: http://obvil.sorbonne-universite.site/
corpus/gongora/gongora_obra-poetica [última vez consultado el 19/08/2020]
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Creneida, 8 (2020). www.creneida.com. ISSN 2340-8960
Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
Canc. am. [4]
Canc. fún. [a]
Canc. fún. 1
Canc. fún. 2 [Silva 2]
Canc. fún. 4 [Madrig. 2]
Canc. her. [Silva 3]
Canc. her. [1]
Canc. her. 2
Canc. her. 3
Canc. her. 4
Canc. her. 6 [Silva 1]
Canc. lir. [1]
Canc. sac. 1
Carlino
Firmezas
Oct. fún.
Oct. her.
Oct. sac. [a]
Oct. sac. [b]
Oct. sac.
Panegírico
Polifemo
Soled. I
Soled. II
Son. am. [a]
Son. am. [b]
Son. am. [c]
Son. am. [d]
Son. am. [e]
Son. am. [f ]
Son. am. [g]
Son. am. [h]
Son. am. [i]
Son. am. 1
Son. am. 2
Son. am. 8
Son. am. 9
Son. am. 10
Son. am. [12]
218
“Donde las altas ruedas”
“Suspenda y no sin lágrimas tu passo”
“Moriste en plumas, no en prudencia cano”
“Perdona al remo, Lícidas, perdona”
“Tres violas del cielo”
“Generoso mancebo”
“En roscas de cristal serpiente breve”
“Levanta, España, tu famosa diestra”
“Abra dorada llave”
“Verde el cabello undoso”
“Por este culto bien nacido prado”
“A la pendiente cuna”
“Hoy es el sacro y venturoso día”
“Gerardo, nuestros abuelos”
“¿De qué seno infernal, oh pensamiento”
“En esta, que admiráis, de piedras graves”
“Yace a la parte del templado oriente”
“Era la noche, en vez del manto obscuro”
“Ciudad gloriosa cuyo excelso muro”
“El pelicano rompe el duro pecho”
“Si arrebatado merecí algún día”
“Estas que me dictó rimas sonoras”
“Era del año la estación florida”
“Éntrase el mar por un arroyo breve”
“Al tronco Filis de un laurel sagrado”
“Aunque a rocas de fe ligada vea”
“Claro arroyuelo de la nieve fría”
“Hermoso dueño de la vida mía”
“La dulce boca que gustar convida”
“Los blancos lilios que de ciento en ciento”
“Peinaba al sol Belisa sus cabellos”
“Prisión del nácar era, articulado”
“Yacen aquí los huesos mal logrados”
“Clavar victorïoso y fatigado”
“Al sol peinaba Clori sus cabellos”
“Oh marinero, tú que, cortesano”
“Ilustre y hermosísima María”
“Mientras por competir con tu cabello”
“Verdes hermanas del audaz mozuelo”
Creneida, 8 (2020). www.creneida.com. ISSN 2340-8960
Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
Son. am. 13
Son. am. 14
Son. am. 17
Son. am. 18
Son. am. 21
Son. am. 22
Son. am. 23
Son. am. 24
Son. am. 26
Son. am. 27
Son. am. 30
Son. am. [33]
Son. am. 34
Son. am. 38
Son. burl. [a]
Son. burl. [b]
Son. burl [v].
Son. burl. [f ]
Son. burl. 1
Son. burl. 26
Son. fún. [a]
Son. fún. [b]
Son. fún. [c]
Son. fún., [d]
Son. fún. 1
Son. fún. 3
Son. fún. 4
Son. fún. 5
Son. fún. 6
Son. fún. 7
Son. fún. 8
Son. fún. 9
Son. fún. 10
Son. her. [a]
Son. her. [b]
Son. her. [c]
Son. her.
Son. her.
Son. her.
219
“No destrozada nave en roca dura”
“Verdes juntos del Duero a mi pastora”
“Tres veces de Aquilón el soplo airado”
“Al tramontar del sol la ninfa mía”
“Si ya la vista, de llorar cansada”
“De pura honestidad templo sagrado”
“Oh claro honor del líquido elemento”
“Raya, dorado Sol, orna y colora”
“Cual parece al romper de la mañana”
“¿Cual del Ganges marfil o cual de Paro”
“No enfrene tu gallardo pensamiento”
“Del color noble que a la piel vellosa”
“Sacra planta de Alcides, cuya rama”
“Culto jurado, si mi bella dama”
“¿Son de Tolú o son de Puerto Rico”
“De la merced, señores, desterrado”
“Hurtas mi bulto, y cuanto más le debe”
“Lugar te da sublime el vulgo ciego”
“Con poca luz y menos disciplina”
“El Conde mi señor se va a Nápoles”
“Aljófares risueños de Albïela”
“Ave real de plumas tan desnuda”
“Ser pudiera tu pira levantada”
“Este funeral trono que luciente”
“No de fino diamante o rubí ardiente”
“A la que España toda humilde estrado”
“Esta, que admiras, fábrica, esta prima”
“Entre las hojas cinco generosa”
“Esta en forma elegante, oh peregrino”
“Pálida restituye a su elemento”
“¡Ayer deidad humana, hoy poca tierra”
“El cuarto Enrico yace malherido”
“Lilio siempre real nací en Medina”
“Con razón, gloria excelsa de Velada”
“Florido en años, en prudencia cano”
“Generoso don Juan, sobre quien llueve”
“Las que a otros negó piedras de oriente”
“Los rayos que a tu padre son cabello”
“¡Oh excelso muro, oh torres levantadas”
Creneida, 8 (2020). www.creneida.com. ISSN 2340-8960
Daniel Mateo Benito, “Hoy es el sacro y venturoso día”: un centón epitalámico de Vera Tassis
Son. her.
Son. her.
Son. her. 1 [a]
Son. her. 1 [b]
Son. her. 2
Son. [her.] 3
Son. her. 4
Son. her. 5 [a]
Son. her. 5 [b]
Son. her. 7
Son. her. 8
Son. her. 10
Son. her. 11
Son. her. 13
Son. her. 14
Son. her. 15
Son. her. 16
Son. her. 19
Son. her. 20
Son. her. 22
Son. her. 26
Son. her. 27
Son. her. 32
Son. lír. 10
Son. sac. 2
Terc. burl.
Terc. her.
220
“Purpúreo creced, rayo luciente”
“Teatro espacioso su ribera”
“Vive en este volumen el que yace”
“La plaza un jardín fresco; los tablados”
“Segundas plumas son, oh lector, cuantas”
“Cantaste, Rufo, tan heroicamente”
“En vez de las Helíades ahora”
“De este más que la nieve blanco toro”
“¡Oh de alto valor, de virtud rara”
“Del león que en la Silva apenas cabe”
“Llegué a este Monte fuerte coronado”
“Vencidas de los montes Marïanos”
“Velero bosque de árboles poblado”
“Cisnes de Guadïana, a sus riveras”
“Clarísimo Marqués, dos veces claro”
“Alta esperanza, gloria del Estado”
“Este que en traje lo admiráis togado”
“Generoso esplendor, si no luciente”
“Poco después que su cristal dilata”
“No en bronces, que caducan, mortal mano”
“Nilo no sufre márgenes, ni muro”
“Montaña inaccesible, opuesta en vano”
“Tú, cuyo ilustre (entre una y otra almena)”
“Ya besando unas manos cristalinas”
“Este monte de cruces coronado”
“¡Mal haya al que en señores idolatra”
“Escribís, oh Cabrera, del Segundo”
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