Migraciones Internacionales
ISSN: 1665-8906
miginter@colef.mx
El Colegio de la Frontera Norte, A.C.
México
Calderón Chelius, Leticia
Reseña de "Migración internacional e identidades cambiantes" de María Eugenia Anguiano Téllez y
Miguel J. Hernández Madrid (eds.)
Migraciones Internacionales, vol. 2, núm. 2, julio - diciembre, 2003, pp. 191-196
El Colegio de la Frontera Norte, A.C.
Tijuana, México
Disponible en: http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=15102208
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RESEÑA
BIBLIOGRÁFICA
Migración internacional e identidades cambiantes
María Eugenia Anguiano Téllez y Miguel J. Hernández Madrid (eds.)
México, El Colegio de Michoacán/
El Colegio de la Frontera Norte, 2002
Leticia Calderón Chelius
Instituto José María Luis Mora
Si el proceso migratorio pudiera ser
fotografiado, Migración internacional
e identidades cambiantes sería como
una de esas fotografías antiguas en
color sepia que incluyen a toda la familia. Esto porque se trata de un libro que a través de los trabajos que
lo conforman muestra diversos momentos, experiencias y perspectivas
del proceso migratorio. Algo así
como reunir a los abuelos, padres,
hijos, tíos y toda la parentela extensa que nunca falta en una fotografía
panorámica que sintetiza la historia
familiar con sus alegrías, crudezas,
contradicciones y futuros posibles.
Con esta imagen como fondo, podemos analizar el contenido del libro en dos niveles. Primero, como
la unidad que representa, ya que a
pesar de la diversidad temática del
mismo fenómeno migratorio, que es
el eje de todo el libro, los editores
mantuvieron el rigor científico al ordenar analíticamente los materiales
incluidos de tal forma que cada uno
complementa al resto. Otro elemento que destaca del libro como un
todo es que, si bien la mayoría de
los materiales proceden del Coloquio Migración, Identidades y Pro-
cesos de Socialización en un Mundo
Globalizado, organizado en el 2000
por las instituciones que apoyaron
la tarea de su publicación, el proceso de selección que los editores realizaron recogió los materiales que por
su capacidad explicativa sirvieran al
fin último de la obra, que ofrece temas que nos actualizan en el conocimiento de un fenómeno tan cambiante y ágil como es la migración
internacional. Esto, sin lugar a dudas, es un ejemplo de la inteligencia
con que se planeó el propio libro,
buscando en todo momento aportar
por encima de improvisar, ante lo
cual no hubo concesión alguna.
En un segundo nivel de análisis se
encuentran los materiales mismos,
que, más allá del orden establecido
por los editores, agruparemos según
las diferentes etapas del proceso migratorio que cada capítulo cristaliza.
La ruta migratoria:
la frontera como destino
En el proceso de migración internacional entre México y Estados Unidos un punto central es el papel que
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juega la frontera norte, no sólo como
lugar de cruce, sino sobre todo como
destino. Este enfoque es analizado
desde dos temáticas y perspectivas
metodológicas distintas en los trabajos de Elizabeth Fussell, “La organización social de la migración en
Tijuana”, y de Françoise Lestage, “La
emergencia de las ‘neocomunidades’
étnicas en Tijuana”. Cada uno de estos estudios logra mostrar, sea a través del análisis etnográfico de la vida
de distintos grupos indígenas mexicanos que se concentran en la ciudad de Tijuana, o mediante un análisis basado en entrevistas y datos
censales de habitantes de esa ciudad,
cómo hay “al menos dos sistemas de
migración en México”: uno cuya finalidad es el cruce y otro donde la
frontera es meta que se vuelve un espacio físico y social privilegiado donde se desarrollan “solidaridades inéditas” que constituyen nuevas
alianzas sociales. La riqueza de la información que en ambos capítulos
se ofrece sirve como prueba de la
complejidad de un tema que, aunque ha sido tratado con anterioridad
en distintos documentos, sin embargo, ahora ofrece hallazgos que ayudan a comprender la dinámica fronteriza desde la perspectiva de los
migrantes que ahí han llegado y sus
múltiples experiencias.
Vivir como migrante
La experiencia cotidiana de los sujetos en un nuevo universo social
resignifica sus visiones de mundo.
Este proceso logra ser representado
desde las múltiples facetas que incluyen la experiencia de las familias,
principalmente en el caso de mujeres y niños, actores antes invisibles
en el análisis del fenómeno migratorio. En el trabajo “Mujeres y familias migrantes mexicanas en Estados
Unidos”, de Ofelia Woo Morales, se
demuestra una vez más, como en los
textos de la amplia bibliografía incluida (que contiene material de la
propia Woo Morales, pionera del
tema), que la inserción generalizada
de las mujeres en el proceso, así
como la reunificación familiar, ha
dado lugar a un sinnúmero de fenómenos que han modificado gradualmente los patrones con que se analizó la migración mexicana por
décadas. Uno de ellos es, por ejemplo, la tendencia a un establecimiento prolongado o definitivo de las familias migrantes, lo que cambia
radicalmente el sentido de la experiencia migratoria, de ahí lo importante de su conocimiento.
Por su parte, Leticia Díaz Gómez
introduce la experiencia de los niños en “Siguiendo los pasos hacia Estados Unidos. Interacción infantil con
videos, cartas y fotografías”. Lo central es mostrar cómo los niños representan su visión de Estados Unidos y cómo este proceso los vincula
con sus comunidades de origen a través de cartas, videos y fotos. Es un
trabajo lleno de imágenes y anécdotas. En ambos estudios, tanto el de
Woo Morales como el de Díaz
Gómez, la mayor riqueza radica en
los ejemplos que ofrecen. Dejan,
además, abiertas preguntas que dado
el alcance de los documentos no era
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posible responder allí, pero que, sin
embargo, motivarán al lector exigente
a buscar nuevas referencias y ampliar
los ejemplos expuestos.
Uno de los procesos que mejor permiten entender lo que significa “vivir como migrante” es una experiencia que se desarrolla en el campo
religioso, un ámbito más íntimo y
emocional. En esta línea se ofrecen
dos trabajos impecables: “Creyentes
religiosos en movimiento. La intersección de búsquedas identitarias entre México y Norteamérica”, de
Miguel J. Hernández Madrid, y “La
práctica religiosa entre los mexicanos residentes en el condado de San
Diego”, de Olga Odgers Ortiz. Los
dos exploran la experiencia religiosa
como un proceso a través del cual
los sujetos aprenden a distinguir los
códigos de la nueva sociedad, al mismo tiempo que constituye una forma de reafirmación identitaria. Cada
uno de estos trabajos discute desde
perspectivas teóricas y metodológicas
distintas, lo que para el lector es una
suerte de “bendición”, pues con ello
se facilita la comprensión del fenómeno que se discute. Sin embargo,
comparten en lo general el análisis
de la relación entre la tensión que
provoca la soledad y desamparo emocional que implica la migración y las
nuevas ofertas religiosas que encuentran como salida al aislamiento. Ante
esto, se demuestra, tanto desde lo teórico como con un respaldo de trabajo empírico (que en cada documento es sólidamente sustentado) que la
religión es un soporte emocional
para las personas que no lleva a una
conversión automática a una nueva
religión por razones meramente pragmáticas, como sería ubicar a un grupo de apoyo social en un nuevo contexto. Por el contrario, estos trabajos
evidencian que la mayoría de los entrevistados mantienen su adhesión al
catolicismo, principalmente por su
lealtad afectivo-religiosa, pero además, y esto es lo más interesante,
porque el catolicismo se vuelve un
símbolo de su identidad mexicana.
Se demuestra también que la práctica religiosa es una forma de mantener lazos con la comunidad de origen, sea en la expresión cotidiana de
la propia religiosidad, sea en la reproducción de las prácticas sociales
que conlleva la propia religión católica, tales como la celebración de fiestas con motivo del día de la virgen o
santo patrono del pueblo y el mantenimiento de redes sociales mediante
el compadrazgo, que extienden la
membresía de los sujetos a su propia comunidad de origen. De diversos modos, los autores llaman la atención sobre el hecho de que, si bien
las instituciones religiosas cubren un
espacio vacío dado el aislamiento de
los sujetos, en algún momento esta
vía de contacto en una nueva sociedad puede llegar a convertirse en otra
fuente de aislamiento.
Consecuencias del proceso migratorio
Como proceso dinámico, migrar
deja huella en la vida de los sujetos.
Sus efectos son de diferente grado y
estilo y se pueden seguir, a lo largo
del tiempo, en los cambios de los patrones de la propia experiencia
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migratoria, así como en experiencias
sociales inéditas que sólo el proceso
migratorio posibilita. Desde esta
perspectiva, Jaime Vélez Storney, en
“Los braceros y el Fondo de Ahorro
Campesino”, ofrece un ejemplo concreto de uno de los efectos del conocido Programa Bracero (1942-1964).
En este caso se trata de la creación
de un fondo de ahorros para los trabajadores mexicanos que se constituyó con el descuento del diez por
ciento de sus ingresos, que supuestamente se les rembolsaría en México al finalizar la relación laboral. Dicho fondo quedó bajo resguardo de
dos instituciones mexicanas que tendrían la misión de devolver dichos
ahorros a sus legítimos dueños. Vélez
Storney recrea en su trabajo el largo
penar de los trabajadores veteranos
por recuperar la cantidad de 168 millones de pesos reunidos entre 1942
y 1945, perdidos entre la demogogia
del sistema político mexicano y las
“desmemorias” de la cancillería de
esos tiempos. La fuerza del relato y
la puntual reconstrucción histórica
del proceso realizada por el autor
muestran una faceta poco conocida
de los efectos de este programa y los
puntos que se deben considerar en
los futuros programas bilaterales en
los que los trabajadores sean los principales involucrados.
“El retorno de los ‘solos’. Migrantes
mexicanos en la agricultura de Estados Unidos” es el sugerente título que
Rafael Alarcón y Rick Mines dan al
trabajo que incluyen en este volumen.
En él ofrecen un análisis minucioso
de una de las consecuencias más directas de la política estadunidense de
reforzamiento de la vigilancia de la
frontera México-Estados Unidos a
partir de 1993. La conclusión es que
si bien se registró un cambio paulatino en el patrón migratorio de las
últimas décadas, el cual dejó de ser
predominantemente masculino, las
complicaciones del cruce, sus dificultades y peligros asociados con la
política migratoria, han vuelto a aumentar la proporción de los varones
en el flujo migratorio. Esos “solos”
sirven de guía para que Alarcón y
Mines hagan un análisis de las políticas migratorias estadunidenses desde mediados del siglo XX y demuestren que al restablecerse el patrón de
migración original se está provocando un recrudecimiento de la separación de las comunidades, donde los
viejos, niños y mujeres, los grupos
más vulnerables, vuelven a quedarse
a la espera del regreso de esos miles
de “solos”.
Entre los efectos más sorprendentes de la experiencia migratoria entre México y los Estados Unidos están los fenómenos que la migración
indígena ha originado. Inicialmente, la presencia de comunidades indígenas en el proceso migratorio modificó muchos de los supuestos
largamente aceptados sobre la migración mexicana. Con la inclusión de
este nuevo actor en el proceso, al
principio conformado sólo por población mixteca, se reveló la complejidad de la sociedad mexicana, con
sus contradicciones, dilemas y retos.
En esta perspectiva, en “Migración
e intelectuales indígenas en la frontera Baja California-California” (que
es parte de su tesis de doctorado, re-
RESEÑA BIBLIOGRÁFICA
cientemente publicada en forma de
libro), Laura Velasco Ortiz ofrece
una lectura indispensable. Principalmente, porque muestra cómo en la
comunidad mixteca se ha generado
una élite intelectual que ha tenido la
capacidad de proyectar a su grupo
con un liderazgo importante, no sólo
entre los propios mixtecos, sino también como ejemplo para otras comunidades indígenas. Según Velasco
Ortiz, algunas de las actividades que
esta élite ha impulsado conforman
una experiencia completamente distinta a las formas de organización
social de los migrantes mestizos. Por
ejemplo, lograr y preservar la educación bilingüe (mixteco-español-inglés-mixteco) en los estados de Baja
California y California, la expansión
de la radio bilingüe en las mismas
regiones y la creación de programas
de impartición de justicia para las
poblaciones migrantes indígenas en
California. El artículo ofrece testimonios que dejan oír las voces de
esta élite y muestra el proceso sobre
el que se ha constituido el movimiento del que da cuenta la autora.
Otros destinos
Debido a que la migración mexicana se concentra de manera tan abrumadora (98%) en los Estados Unidos, hay una tendencia natural en los
estudiosos mexicanos a enfocarse en
esta relación bilateral; sin embargo,
el libro incluye una experiencia que
sale de esta geografía. Se trata del
trabajo “Inmigrantes extranjeros en
Barcelona”, de Guillermo Alonso
Meneses, quien nos ofrece, a modo
de viaje fantástico, un recorrido por
la diversidad étnica que se concentra actualmente en Barcelona. Lo que
sobresale es que la experiencia
migratoria en esa ciudad reproduce
algunos de los fenómenos que se observan en la experiencia de otras urbes, como la tendencia a que las minorías formen guetos étnicos, que
origina un nivel de aislamiento respecto del resto de la sociedad. Esto
lleva a una reproducción de prácticas que reactivan la identidad de origen, a la vez que se da un fenómeno
de creación de nuevas prácticas que
derivan en nuevos valores. Lo enriquecedor de considerar esta experiencia enmarcada en Barcelona es
que sirve para universalizar el fenómeno más allá de la frontera México-Estados Unidos.
La dimensión teórica
de la experiencia migratoria
La experiencia migratoria por sí misma abre distintos debates políticos,
filosóficos y teóricos. Este debate se
incluye en el libro por mediación del
artículo, “Comunidades de origen
extranjero y ciudadanía”, que Ana
María López Salas presenta. La autora plantea el debate sobre los derechos políticos de los migrantes con
la hipótesis de la contradicción existente en la condición del extranjero,
que carece de derechos debido a que
el estatus de ciudadanía, en el sentido más clásico, lo siguen teniendo
únicamente los sujetos que ostentan
su condición de miembros de la co-
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MIGRACIONES INTERNACIONALES
munidad política por su pertenencia
al territorio nacional. Este tema es
hoy punta del debate en el proceso
migratorio, por lo que la exposición
de López Salas es sumamente útil
por lo impecable de su argumentación teórica, por la referencia a autores ahora clásicos en el tema, así
como por la presentación de ejemplos que sirven para comprender el
alcance de las leyes.
El planteamiento sobre los derechos políticos que han alcanzado los
extranjeros en algunos países europeos es un buen marco de referencia teórica y está presente, aun sin
proponérselo, de alguna u otra manera en los distintos artículos que
constituyen el libro. Entonces, para
la discusión actual sobre el lugar que
ocupan los extranjeros y sus posibilidades en las sociedades a la que se
incorporan, sería muy útil leer todos los trabajos aquí reseñados. Ciertamente, cada artículo contaría una
historia diferente.