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Consuegra. Cuadernos de Historia y Cultura Popular El territorium de Consabura. Aproximación a los límites de la ciudad romana. EL TERRITORIO DE CONSABURA 00 00 Consuegra. Cuadernos de Historia y Cultura Popular El territorium de Consabvra. Aproximación a los límites de la ciudad romana. El territorium de Consabura. Aproximación a los límites de la ciudad romana a partir de la documentación medieval. Diego Rodríguez López-Cano. UNED 1 Hace unos años que empecé a estudiar los restos romanos de la comarca de Consuegra, dentro del programa de Doctorado en Arqueología Histórica de la UNED; dicen que un largo viaje se lleva mejor cuando se va acompañado, y en mi caso, tengo que hacer referencia a dos personas: la primera, mi amigo Juan Francisco Palencia García, colega de profesión y de afición, a quien debo agradecer su ayuda, su consejo, pero sobre todo su ánimo inquebrantable, que ha hecho que continúe con esta aventura, pese a las circunstancias. El segundo es uno de estos personajes indispensables en todos los pueblos, uno de los que “ tiran del carro” para que hoy sigamos investigando y aportando nuestro granito de arena en asuntos que, en otras épocas y en otros lugares, han sido olvidados o directamente pisoteados por la ignorancia y el afán de “ futuro” , sin tener en cuenta el pasado; me refiero a Francisco Domínguez Gómez, quien con sus iniciativas y trabajo de coordinación y edición del proyecto Consuegra en la historia, que comparte con José García Cano están aportando un gran legado historiográfico a nuestra tierra. Es por esto que me tomo la licencia, aunque no sea habitual en este tipo de artículos, de ofrecer un brindis a la salud de los tres. El objetivo de este artículo es el de buscar los límites del territorio de la ciudad romana de Consabura. Al no contar con documentación epigráfica, presentamos una serie de hipótesis en relación con el territorio de la Consuegra medieval, que sí conocemos. 1 El presente trabajo se encuadra dentro de las investigaciones para la consecución del Doctorado en el Departamento de Arqueología y Prehistoria de la UNED 00 00 Consuegra. Cuadernos de Historia y Cultura Popular El territorium de Consabvra. Aproximación a los límites de la ciudad romana. importancia para el funcionamiento de la civitas en la medida en que articulan el territorio organizándolo en diferentes zonas de actividad económica, no en círculos concéntricos, sino en zonas funcionales donde cada vicus constituiría un pequeño centro artesanal, agrícola, comercial o incluso minero (MACÍAS, 2008:617 y ss.). Atardecer soleado desde el cerro Calderico desde donde se domina parte del amplio territorio de Consabura. Fotografía: F. Domínguez Gómez. Basta con subir al Cerro Calderico en una mañana o en un atardecer soleado para hacerse una idea del amplio espacio que podría controlar la ciudad carpetana que se cita en las fuentes junto a Toletum y Complutum. Es lógico pensar que, antes de la llegada de los romanos, Consabura contaría con un espacio que la dotaría de recursos, sobre todo pensando en el carácter agrícola del pueblo carpetano. Según las fuentes clásicas, nuestra zona y la Carpetania en general, eran territorios medianamente fértiles, comparados con la Meseta Septentrional, por ejemplo (HURTADO, 2001:71). Siguiendo a Apiano, Viriato saqueó la Carpetania cobrando tributos a los dueños de las cosechas, algo que no hizo en zonas eminentemente ganaderas. Por la misma fuente, sabemos de la existencia de olivos en el centro de la península en aquel tiempo, así como está documentado el cultivo de la vid y cereales como el trigo, que cierra la “ triada” mediterránea, y que hoy en día sigue siendo la base agrícola de esta comarca (vid, trigo y olivo). Las ciudades romanas contaban con un territorium que explotaban en su beneficio; existía una ciudad propiamente dicha, un caput civitatis, y los restantes núcleos de población se jerarquizaban con respecto a él (SALINAS DE FRÍAS, 2008:344). Aunque la idea general del campo romano nos lleva a las villae como únicos centros rurales, es importante la figura de los vici. La diferencia entre un vicus y una villa es que el primero es un asentamiento agrupado, una aldea, que generalmente ya existe antes de la llegada de los romanos y que, no siendo destruido en el proceso de conquista, queda incluido en el territorio de la cabecera administrativa, sirviendo incluso para llevar el control, a su vez, de un pequeño territorio. Tienen mucha 00 Los modelos romanos de organización del territorio los conocemos gracias a una documentación escrita relativamente abundante que nos informa de sus características. Una de nuestras principales fuentes es el conjunto de tratados y escritos que recopila las pautas empleadas en la concepción y construcción de un territorio y que se conoce como Corpus Agrimensorum Romanorum. Los temas de los que se ocupa son las categorías de tierras, los sistemas de registro, las disputas entre los propietarios, etc. Otras fuentes literarias aluden también a los repartos de tierra y fundaciones coloniales: Livio, Estrabón, Apiano, sobre todo en la época de conquista. Por último, la epigrafía también nos aporta datos relevantes; expresiones como termini, lapides, cippi se utilizan para definir mojones. El uso de soportes no tallados dificulta su identificación y más si tenemos en cuenta que las inscripciones pueden ser muy esquemáticas. Igualmente, el empleo de materiales perecederos y árboles explicaría la desaparición de los restos de este amojonamiento antiguo (ARIÑO et alii, 2004: 23). El terminus es el documento epigráfico más significativo en este sentido; se trata de una inscripción que puede aparecer en diferentes soportes (aras, pedestales, cipos) en la que se menciona, entre otras cosas, el nombre del emperador y las Las sierras, caminos y ríos podrían marcar los límites de una ciudad romana. En la foto, camino de los Estanques, al fondo sierra Luenga, del término municipal de Consuegra. Foto: F. Domínguez Gómez. 00 Consuegra. Cuadernos de Historia y Cultura Popular El territorium de Consabvra. Aproximación a los límites de la ciudad romana. comunidades a las que afecta la frontera que delimita. Al no haber aparecido ninguno de estos termini en nuestra zona de estudio tenemos que pensar en un territorio delimitado por los accidentes geográficos, o por vías de comunicación. Por poner un ejemplo, podemos pensar en las indicaciones que se usan hoy para delimitar un término municipal: en ocasiones no existe ninguna señal artificial porque es sabido que un río, un barranco, una línea de árboles, un camino o una simple línea de piedras marcan el límite. Cuando no contamos con epigrafía disponible para trazar los límites de una ciudad romana, contamos con otras técnicas dentro de la arqueología del paisaje, tales como la observación de accidentes geográficos que pudieron haber tenido una función delimitadora: ríos, montes y sierras (SCHA TTNER, OVEJERO Y PÉREZ , 2008:131), incluso camino s (RODRÍGUEZ MORALES, 2007:34). Así, nosotros vamos a intentar demarcar un área de influencia mediante la aplicación de la teoría de los polígonos Thiessen: “ se dibujan polígonos en torno a las ciudades, trazando Para delimitar aproximadamente el área de influencia de estas tres ciudades, hemos querido contar con otras de los alrededores no menos importantes en las fuentes y sobre todo en restos arqueológicos para poder dibujar sobre el mapa los límites hipotéticos de influencia de estas ciudades; así, aparecen en el extrarradio las ciudades de Complutum, Ercavica, Valeria, Libisosa, Mentesa, Oretum o Caesarobriga. Somos conscientes de que no todos estos núcleos tendrían la misma importancia en el mismo periodo de tiempo, pero nos parecen ejemplos significativos para, como decimos, poder delimitar de alguna forma estas áreas de influencia. simplemente unas perpendiculares por los puntos medios entre las ciudades” (HODDER Y ORTON, 1990: 72). Esta técnica se basa en la premisa de que es más probable que un asentamiento interactúe con la ciudad más cercana, y ha sido aplicada en numerosos ejemplos. En la figura1 se muestra un mapa de la zona de nuestro estudio; si partimos de la base de considerar sólo los núcleos romanos más importantes a la hora de establecer los correspondientes polígonos Thiessen, marcaríamos en el mapa inicial la localización de las ciudades de Consabura, Toletum y Segobriga. En la zona centro, sólo tres ciudades tienen pruebas de status municipal: Segobriga, Toletum y Consabura. Pelagios proyet. University of Soutthampton. Podemos observar el gran vacío que existiría en cuanto a poblaciones de importancia, si sólo tenemos en cuenta la presencia de esos tres municipios. Es probable que en este espacio existiesen otras ciudades con suficiente entidad como para contar con un territorium propio. Así, Dionisio Urbina señala la localización de ciudades romanas en las actuales Campo de Criptana y Ocaña (URBINA, 1998:199); otros autores han querido localizar 2 la ciudad de Alces en los actuales municipios de El Toboso, Miguel Esteban, Campo de Criptana o Alcázar de San Juan (CARRASCO, 2012:50). Por último, también se ha apuntado la posibilidad de la existencia de un caput civitatis en la zona de Arisgotas-Orgaz, debido a la gran cantidad de restos de época romana que allí podemos encontrar y a su significado (MANGAS, 2012:217). Por el momento, nosotros preferimos limitarnos a considerar sólo las ciudades que presentan pruebas de contar con status municipal en esta zona: Segobriga, Toletum y Consabura. 2 Esta ciudad aparece mencionada por Tito Livio como Alce y también en el Itinerario Antonino, aunque puede que no se trate de la misma ciudad en los dos casos. Fig. 1: Polígonos Thissen de Consabura, Segobriga y Toletum. 00 00 Consuegra. Cuadernos de Historia y Cultura Popular Básicamente, según el Corpus Agrimensorum Romanorum, las tierras del entorno de una ciudad se dividirían en tres tipos, según la forma de repartirlas entre los ciudadanos. La manera más característica y que deja restos más reconocibles en el paisaje de hoy es el ager divisus et assignatus, esto es, la división del terreno en cuadrículas (centuriae) que a su vez se dividen en otras cuadrículas menores (iugera). Estos lotes de tierra serían asignados a cada propietario para su explotación y hoy en día se pueden percibir aún en el paisaje de ciudades como Mérida, Zaragoza, Elche o Tarragona, sobre todo a través de la fotografía aérea. Cuando no contamos con pruebas de estas centuriaciones ni en la epigrafía ni en el paisaje, podemos pensar en un ager per extremitatem mensura comprehensus; en esta forma, los territorios eran tan sólo objeto de una medida perimetral y se excluye un proceso de colonización sistemática y programada, así como una ocupación del territorio por parte de asentamientos rurales prerromanos; la explotación de la tierra se llevaría a cabo a partir de época augustea a través de la fundación de villae. Se cree que este es el sistema de explotación de las ciudades estipendiarias (ARIÑO et alii, 2004:178), como Consabura hasta la época Flavia, pero sería necesario encontrar algún tipo de terminus en nuestra zona para poder asegurar que el Ager Consaburensis se organizó de esta forma; tenemos ejemplos de este tipo de organización catastral en Salamanca y Palencia. Pero los agrimensores se refieren también a una tercera categoría, el ager arcifinius, en la que el territorio delimitado no fue medido de ninguna manera, pero sus límites eran conocidos por todos a partir de elementos preexistentes, probablemente. Podemos poner como ejemplos Badalona y Mataró, donde los estudios arqueomorfológicos han demostrado la inexistencia de repartos geométricos, lo que sumado a la inexistencia (hasta el momento) de epígrafes que fijen los límites, hace que se piense en esta forma de organización del territorio (ARIÑO et alii, 2004:181). Lo mismo podemos aplicar a nuestro territorio en tanto en cuanto no aparezca algún termini o cualquier otra prueba escrita de los límites del territorium de Consabura. No obstante, y pese a la existencia de asentamientos rurales anteriores a la llegada de los romanos, la proliferación de villae altoimperiales y el status de civitas stipendiaria según Plinio, hacen que no cerremos la puerta al anteriormente mencionado ager per extremitatem mensura comprehensus como forma de organización del espacio agrícola consaburense. En 1151, en el marco de la reconquista de estos territorios, el rey Alfonso VII dona el castillo de Consuegra al caballero Rodrigo Rodríguez; en el documento, podemos leer: “ …facio cartam don(acion)is de castellum meum vocatur Consogra, et dono illut tibi cum omnibus terminis, scilicet, per rivulum de Anssares et per Lilium et per Bogas et per Mora la Vieja et per viam que vadit de Toletum ad Calatrava et per Pontem Siccam et per El Calderil et per Canal de 00 El territorium de Consabvra. Aproximación a los límites de la ciudad romana. Grinnon, et quomodo torna Guodiana ad sursum et per Quitrana, et vadit ad rivulum de Ansares, et cum omnibus aliis causis ad ipsum pertinentibus…” (DE AYALA, 1995:217). Do cumento del Libro Becerro co n la donación a Rodrigo Rodríguez en 1151 del castillo de Consuegra por Alfonso VII (Museum and Library of the Order of St. John de Londres. Esta es la demarcación más antigua del término de Consuegra que conocemos y nos deja los límites claros: Lillo al Noreste, Bogas y Mora al Norte, la vía Toledo-Calatrava al Oeste, la sierra de la Calderina al Suroeste, el canal de Griñón y los Ojos del Guadiana al Sur, y el distrito castral de Criptana y el río Ansares (actual Riánsares) al Este. Mojón de piedra con la cruz de ocho puntas para delimitar los términos pertenecientes a la Orden de San Juan que permanecen desde los siglos XV-XVI. Foto: F. Domínguez Gómez. 00 Consuegra. Cuadernos de Historia y Cultura Popular Pero, ¿cómo podemos relacionar los límites de la donación hecha al caballero Rodríguez en el siglo XII con los límites del territorium del municipio romano mil años antes? Pues sencillamente, pensando que en la Edad Media se conservan las fronteras establecidas en época romana, que perduraron en el tiempo precisamente por tratarse de accidentes geográficos y referencias “ de toda la vida” ; este método ha sido aplicado en otros casos para el estudio del territorio de ciudades romanas (SÁEZ, ORDÓÑEZ Y GARCÍA-DILS, 2010:409). Para apuntalar esta teoría, contamos también con fuentes anteriores: Respecto a la frontera este, ya en el siglo X tenemos noticias de la pugna entre toledanos y bereberes por el control de la zona con dos centros importantes: Consuegra y Uclés; la frontera entre ambos centros seguiría una línea recta desde Lillo a Criptana (MOLERO, 2005:337), trazado que nosotros identificamos con la vía 29 del Itinerario Antonino. Al oeste, la vía de Toledo a Calatrava aparece mencionada en varias fuentes árabes , y la situación en su trazado de importantes villae romanas hace que nos decantemos por su existencia en época romana, aspecto ya señalado por algunos autores (CHAVARRÍA, 2011:25). Esta situación del territorium consaburensis delimitado por las dos vías, una a cada lado, se mantendría hasta la Edad Media. El territorium de Consabvra. Aproximación a los límites de la ciudad romana. como para poder considerarlo un límite jurisdiccional; incluso contamos con el importante puente de Villarta, clave hasta en la Edad Moderna para atravesar este territorio. - Suroeste y Oeste: Sierra de la Calderina y Sierra del Robledo, estribaciones orientales de los Montes de Toledo donde se dan las mayores altitudes, superando los 1100 m. Se trata de una zona de monte donde aún hoy, no encontramos una gran densidad de asentamientos humanos. Así, los límites del territorium de la Consabura romana podrían coincidir con: - Al Noroeste: Sierra del Algodor y de La Rabera. Coincide aproximadamente con el punto intermedio entre Toletum y Consabura, hay un rio de cierta importancia, el Algodor, y contamos además con el topónimo de Finisterre, donde las excavaciones efectuadas durante las obras de la “ Autovía de los Viñedos” sacaron a la luz restos de un asentamiento romano que ha sido interpretado como una statio de la vía Toletum-Consabura-Laminium (HERNÁNDEZ Y MORÍN, 2008: 74). - Al Noreste: Sierra de El Romeral. Sin ser un sistema de excesiva altitud, esta sierra constituye una referencia visual importante en la llanura y aparece en varias ocasiones como límite entre jurisdicciones, por ejemplo, entre el Arzobispado de Toledo y la Orden de San Juan (AYALA, 1995:443) o entre los actuales términos municipales de Villacañas y Lillo. - Al Este: Rio Gigüela y zona lagunar. Por el momento, preferimos emplear el obstáculo natural del río Gigüela, ya que no está claro el trazado de la vía 29 que consideramos, como decimos arriba, propiamente el límite este de nuestro territorio. Por otra parte, es probable que dicha vía no transcurriese muy lejos del río vista la concentración y la alineación de los asentamientos de los términos municipales de Quero y Villacañas. - Sureste y Sur: Río Gigüela. Nos parece un río con suficiente entidad 00 Mapa de la zona de estudio con las demarcaciones que se citan en el texto. En 1183, treinta años después de la donación de este territorio al caballero Rodrigo Rodríguez, Alfonso VIII dona el mismo distrito a la Orden de San Juan; debemos pensar que la extensión del territorio sería prácticamente idéntica y que el caballero Rodríguez (o su descendiente) seguramente se integró en la Orden (MOLERO, 2011: 274) estos años entre 00 Consuegra. Cuadernos de Historia y Cultura Popular finales del siglo XII y principios del XIII estarán marcados por el temor y la incertidumbre derivados de la derrota de Alarcos (1195) y el avance almohade. La victoria de las Navas de Tolosa en 1212 va a iniciar una época de expansión y, sobre todo, de consolidación y repoblación del territorio con el objetivo de la percepción de las rentas derivadas. Pero el Priorato tendrá que ponerse de acuerdo con sus vecinos: las órdenes de Santiago y Calatrava y el Arzobispo de Toledo. Estos tratados se firman durante el primer tercio del siglo XIII, años en los que también se lleva a cabo la repoblación de la comarca con la concesión de cartas puebla a distintos grupos de campesinos que fundarán aldeas. Gracias a la documentación (AYALA, 1995), podemos demarcar exactamente el término asignado a cada una de estas poblaciones que, prácticamente se corresponde con la demarcación actual de sus términos municipales. Todo este territorio formaría el Gran Priorato de San Juan en La Mancha, dependiente del castillo de Consuegra, y queda ya definitivamente delimitado a mediados del siglo XIII. Castillo de Consuegra, capital del Gran Priorato de San Juan en La Mancha. Foto: Fco. Domínguez Gómez Poniendo otra vez en relación este momento con la época romana, es muy interesante observar cómo las nuevas aldeas que se van a fundar en el siglo XIII se encuentran, en la mayoría de los casos, muy cerca o directamente sobre los vestigios de asentamientos rurales romanos. En algunos casos, y basándonos en la cronología de los restos cerámicos encontrados en prospección, podemos afirmar que existe una continuidad en la ocupación de los asentamientos, esto es, que las “ granjas” de época romana seguirán habitándose durante siglos hasta convertirse, si no lo eran ya, en aldeas que reciben los derechos que otorga el fuero de Consuegra a sus pobladores. 00 El territorium de Consabvra. Aproximación a los límites de la ciudad romana. Sería necesario un trabajo de prospección intensiva o incluso de excavación en algunos casos, para poder asegurar esta continuidad del poblamiento rural de la comarca. De cualquier forma, los orígenes romanos de poblaciones como Madridejos, Camuñas, Villacañas, Turleque, Urda o Quero, por poner algunos ejemplos, están más que probados. Por último, y haciendo un ejercicio de imaginación, podemos apuntar algunas ideas de cómo sería el paisaje de la comarca en aquella época: La época romana coincide con un recalentamiento y un incremento de la humedad que se inicia hacia el 1000 a.C. y alcanza su momento culminante a partir del cambio de Era, hasta el punto de que en los primeros siglos del milenio se sitúa el máximo térmico y de precipitación de la historia (FONT TULLOT, 1988), contando con un clima similar al actual, incluso más cálido a principios de la Era Cristiana y con un descenso de temperaturas a partir del S. III siguiendo a Acot (2005). La importancia de las aguas subterráneas es fundamental; casi todos los acueductos de época romana de la región tienen sus manaderos en las mismas zonas que en la actualidad mantienen las reservas de agua más importantes y duraderas (FUENTES, 2006: 24). Sabemos que los afloramientos de aguas subálveas eran más comunes en épocas antiguas; las fuentes históricas contemporáneas dan cuenta de las desecaciones de humedales, como las lagunas de Tembleque y Turleque, con la excusa de evitar enfermedades y para su aprovechamiento agrícola. Sí que hay que pensar en un territorio con una “ epidermis” más húmeda que en la actualidad. La explotación abusiva de los regadíos, la deforestación, han desecado la superficie de nuestra comarca. Hay que imaginar un territorio con mayor cantidad de arroyos, fuentes, charcas y humedales. Es impensable una Meseta completamente arbolada, incluso en situación ideal; imposible mantener el tópico de la ardilla de Estrabón. No obstante, sí que es convincente un paisaje mucho más arbolado que en la actualidad. Las evidencias de las maderas encontradas y analizadas en yacimientos arqueológicos, así como algunos estudios arqueopolínicos (FUENTES, 2006: 20) demuestran esa vecindad de los bosques frondosos en zonas impensables en la actualidad. La presencia de huesos de animales de caza mayor en yacimientos romanos de las cuencas del Tajo y el Guadiana apunta a una extensión del bosque virgen hasta las cercanías de los yacimientos. La carne comida era, esencialmente, carne cazada y ello era posible sólo en la cercanía de un bosque amplio e inalterado. En nuestra zona de estudio, esta situación sigue dándose en la parte occidental, en las estribaciones de los Montes de Toledo, donde abunda la caza. Podemos pensar en una amplia reserva de maderas, caza, lo que se conoce como silva en los territoria de las ciudades romanas, en la zona de montes de nuestro estudio. 00 Consuegra. Cuadernos de Historia y Cultura Popular El territorium de Consabvra. Aproximación a los límites de la ciudad romana. Paisaje de monte bajo y tierras de cultivo características del campo manchego. Donde la ganadería ovina perdura a través de los siglos. Foto: José Manuel Perulero Las zonas lagunares también invitan a pensar en una buena disposición para el cultivo de determinadas especies, aunque los elevados niveles de sales de muchas de estas lagunas las hacen inadecuadas para la agricultura según algunos autores (RUIZ TABOADA, 1998: 30), y podríamos apuntar la teoría de su aprovechamiento como zonas de pasto o incluso, como lugares para la extracción de sales. Muñoz Villarreal (2008) plantea la hipótesis de una producción continuada de sal que sería uno de los pilares del desarrollo de Consabura. Bibliografía: Las tierras más bajas, pedrizas y rañas en las faldas de los montes, aunque hoy se dedican a la agricultura gracias a las mejoras de los siglos XVIII y XIX (RUIZ TABOADA, 1998: 27), formarían parte del monte bajo característico de nuestros campos, con lo que cabe pensar en una explotación ganadera del mismo. La ganadería es la base económica de los pueblos de la Edad del Hierro de la Meseta, una ganadería extensiva que requiere de pastizales cada vez más grandes y un sistema de transterminancia (trashumancia a escala regional) que exige la duplicación de estos pastizales (FUENTES, 2006: 20). Esta práctica debió de acabar con gran parte de la masa boscosa paulatinamente, así como originar dehesas como las que aún hoy podemos encontrar en la mitad occidental de nuestra zona de estudio. La llanura manchega cuenta con suelos pardos calizos profundos que son aptos para los cultivos de secano debido a su capacidad para retener el agua (RUIZ TABOADA, 1998: 31). Los suelos formados por sedimentos aluviales están destinados también al cultivo de hortalizas, incluso hoy en día. Este panorama nos hace pensar en unas grandes posibilidades agrícolas en la parte oriental del territorio, sobre todo en las cercanías de los cursos de agua. Zonas lagunares del territorio de Consabura, aprovechadas para pastos o para la extracción de sal co mo uno d e lo s pilares d el desarrollo económico. Laguna de Tirez, término actual de Villacañas. Foto: Fco. Domínguez Gómez. 00 ACOT, P. (2005): Historia del clima: desde el Big Bang a las catástrofes climáticas, El Ateneo, Buenos Aires. ARIÑO, E., GURT, J. M. y PALET, J. M. (2004): El pasado presente. Arqueología de los paisajes en la Hispania Romana, EUSAL, Salamanca. DE AYALA MARTÍNEZ, C. (1995): Libro de Privilegios de la Orden de San Juan de Jerusalén en Castilla y León (S. XII-XV) , Ed. Complutense, Madrid. CARRASCO SERRANO, G. 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