La presencia de ánforas
romanas itálicas en
Hispania durante el Alto y
Medio Imperio1
The presence of Roman Italic
amphorae in Hispania during the
Early and Middle Empire
RAMON JÁRREGA DOMÍNGUEZ
Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ORCID: 0000-0002-5250-2841; rjarrega@icac.cat)
ENRIC COLOM MENDOZA
Institut Català d’Arqueologia Clàssica (ORCID: 0000-0002-0969-9327; ecolom@icac.cat)
Resumen: Presentamos un estado de la cuestión sobre la difusión de ánforas itálicas en Hispania durante el Alto y Medio
Imperio romano. Básicamente se trata de productos vinarios, distribuidos por la costa mediterránea, pero también con una
importante expansión en Portugal siguiendo la ruta atlántica. Además, ofrecemos un nuevo estudio tipológico de las formas
Dressel 2 medio-imperiales a partir de los ejemplares que hemos podido documentar en Hispania.
Palabras Clave: Ánforas itálicas; Difusión; Hispania; Alto y Medio Imperio Romanp.
Summary: We present a state of the question about the diffusion of amphorae in Hispania during the Early and Mid Roman
Empire. Basically, it corresponds to amphorae for wine, distributed by the Mediterranean coast, but also with an important
expansion in Portugal following the Atlantic route. We also offer a new typological study of mid-imperial Dressel 2 forms,
based on the specimens that we have been able to document in Hispania.
Key Words: Italian amphorae; Diffusion; Hispania, Early and Mid Roman Empire.
1. INTRODUCCIÓN
El objetivo del presente trabajo es ofrecer un
estado de la cuestión sobre la difusión de ánforas itálicas en Hispania en el período alto y medio imperial.
Después de la importante presencia de vinos itálicos
que inundaron las costas del Mediterráneo occidental
en los siglos II y I a. C. (representada por las ánforas
greco-itálicas, Dressel 1 y en menor medida, Lamboglia 2), su difusión se vio considerablemente mermada
a partir de la época de Augusto (en buena parte a causa
de la competencia de los productos provinciales), pero
aun así se manifiesta una continuidad que pasamos a
analizar seguidamente.
Por otro lado, hemos optado por incluir las áreas
de Sicilia y las Lípari en este trabajo, dado que actualmente pertenecen a Italia, aunque somos conscientes
de que, strictu senso, en época romana Italia designaba
solamente el territorio de la península.
2. LA FORMA DRESSEL 2-4
Las ánforas Dressel 2-4 itálicas presentan una
amplia dispersión en Hispania (Fig. 1), que contrasta
con la escasa cantidad encontrada en cada lugar donde
aparecen. Hace varias décadas, A. Tchernia expuso una
visión de conjunto sobre su distribución (Tchernia
1986: 46 y 126-140).
Se documentan a lo largo de la costa mediterránea,
(incluyendo las Baleares y las Pitiusas) destacando, entre
todas, la presencia de la producción pompeyana, acreditada por la presencia de un sello de Lucius Eumachius
en Emporiae (Almagro Basch 1952: nº184). Más al sur
se identifica un asa con marca Q·OCL (correspondiente a Quintus Oclatius) hallada en Can Jalpí (Arenys de
Munt, Barcelona), que fue publicada erróneamente por
R. Pascual (1991: 124, nº 194 y lám. XXII/440) como
un ejemplar de producción tarraconense.
En Baetulo (Badalona) se han documentado 10
fragmentos de ánforas Dressel 2-4 a las que se atribuye
una procedencia campana, frente a 31 itálicas (Comas
1985: 104, figs. 34 y 126, fig. 56).
En un contexto augusteo del teatro de Tarraco se
documenta un solo borde de Dressel 2-4 itálica (Gebellí
ACTAS DEL V CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SECAH (ALCALÁ DE HENARES, 2019)
397
RAMON JÁRREGA DOMÍNGUEZ Y ENRIC COLOM MENDOZA
Figura 1. Mapa de distribución de las Dressel 2-4 itálicas en Hispania.
2008: 49-51 y 52, fig. 1.1) lo que supone solo el 0, 37%
del total de las ánforas, todas de época republicana y
altoimperial. Considerándolo todo de forma conjunta
con otro fragmento hallado en la plaza de la Font de la
misma ciudad (Gebellí 2015: 113, tabla 2), el porcentaje de esta producción sigue siendo tan bajo como un
1, 09% del total de las ánforas, en el último cuarto del
siglo I a. C.
En Sagunto, tanto en el núcleo urbano como en
el área portuaria, conocida como Grau Vell, se hallaron cuatro fragmentos de ánforas Dressel 2-4 itálicas,
además de un pivote, con el típico perfil de “cola de
milano” propio de las Dressel 2-4 itálicas, con un sello,
con texto GRAECO, con nexo entre la E y la C (Ribera
1977: 16, fig. 5; Mantilla 1986: 33; Mantilla 1987-88:
386, fig. 3; 388, fig. 4; 405 y 406, fig. 13.13; y lám. II,
2, si bien esta última nos parece más bien una producción saguntina; Márquez y Molina 2005: 236-237, nº
166), atribuido al ager Falernus.
En la costa de Valencia se han hallado también
algunos ejemplares de Dressel 2-4 itálicas (Fernández
Izquierdo 1984: 71, 74, fig. 29.220 y 221). En Cartagena se señala una presencia minoritaria, reducida al
parecer a dos ejemplares (Pérez Bonet 1996: 42).
398
En Palma de Mallorca se ha documentado un borde
de Dressel 2-4 con la marca TIS [-], en cartela rectangular, en posición in collo (López Mullor et alii 1996: 15 y
lám. VIII5). En Portocolom, también en la isla de Mallorca, entre diversos hallazgos submarinos, se ha identificado un fragmento de borde, cuello y asas de Dressel
2-4 itálicas (Riera y Martín 2014: 564, 569 y 573, lám.
2, nº M14-6). En la cavidad subacuática de la Font de
ses Aiguades (Alcúdia, Mallorca), situada en el ager de
Pollentia, se halló un ejemplar completo de Dressel 4
itálica con un titulus pictus que hacía referencia a unos
tria nomina (Colom Mendoza y Járrega Domínguez, en
prensa), así como dos tercios superiores de ánfora de
esta misma tipología, representando un ínfimo porcentaje entre el total de ánforas caracterizadas.
En el área mediterránea, algunos lugares presentan
unos porcentajes altos, como el 21.4% del total de las
ánforas en Ilici y el 22.2% en Baetulo (Molina 1997:
16-18), pero en general su presencia es esporádica.
En la provincia de Cádiz, en la zona del Estrecho de
Gibraltar se han documentado diversos ejemplares: una
Dressel 2-4 de procedencia vesubiana y de época flavia,
hallada en la Venta del Carmen; otra de procedencia no
vesubiana y con la interesante marca EX FIGLIN(IS)
ACTAS DEL V CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SECAH (ALCALÁ DE HENARES, 2019)
LA PRESENCIA DE ÁNFORAS ROMANAS ITÁLICAS EN HISPANIA DURANTE EL ALTO Y MEDIO IMPERIO
CAESAR(IS) documentada en el Parque Natural de San
Fernando, quizás correspondiente al vino de Falerno;
otras dos, una con el sello AGATHOPV.F, en Los Cargaderos (San Fernando); así como algunos fragmentos en la villa romana del Puente Grande (Algeciras)
(Bernal, García Vargas y Sáez 2013: 364 y 365, fig. 7).
Por otro lado, hay que destacar la importante distribución que presentan en la costa atlántica, penetrando
hacia el interior de Portugal y por el noroeste de la península ibérica hasta Segovia, lo que se puede relacionar con la presencia militar en enclaves como Asturica
Augusta y Legio.
En Portugal las Dressel 2-4 itálicas tienen una difusión importante, si bien siempre en escasas cantidades en los lugares donde aparecen. Se documentan
en la zona costera, en Olisipo (Lisboa), villa de Povos,
Vila Franca de Xira, Ilha do Pessegueiro, Quinta de
Marim, Olhão, Setúbal, Tróia; en el interior aparecen
en la civitas Igaeditanorum (Idanha-a-Velha), Bracara
Augusta (Braga), Briteiros, Scallabis (Santarem), villa
Cardílio, Torres Novas, Conímbriga (Coímbra), Lomba
do Canho (Arganil) y Monte da Cegonha (Selmes,
Beja) (Filipe 2019: 40-41, con bibliografía anterior).
En el río Arade, junto a Portimão, se conoce un
ejemplar de Dressel 2-4 itálica (Avelino 2015: 118 y
127), que constituye únicamente el 3, 6% de un total
de 68 ánforas examinadas (Avelino 2015). En Setúbal
se han hallado dos ejemplares, de los cuales al menos el
primero de ellos, es claramente itálico por su tipología
y descripción (Coelho-Soares y Da Silva 1978: 175-176
y fig. I, 1 y 2). En el teatro romano de Lisboa están
también presentes, en poca cantidad (Filipe 2015: 139;
141, fig. 5, nos 596 y 153; Filipe 2019: 138-139).
En Balsa se han hallado solo dos fragmentos de
Dressel 2-4 itálica (Fabião 1994: 33, an.5; Viegas 2011:
362, fig. 65; 384-385), que representan el 4,8 y el 2%
respectivamente en dos contextos. En Sines se ha documentado un solo fragmento (Diogo 1999), mientras que, en la villa de Sao Cucufate se conocen dos
ejemplares de Dressel 2-4 itálica (Pinto y Lopes 2006:
202-23 y 205, fig. 5.10).
En las costas gallegas esta forma también aparece,
aunque en cantidad muy inferiores a las Dressel 1, en A
Forca, Santa Tegra, Troña y A Coruña (Naveiro, 1991:
66). En Lucus Augusti las Dressel 2-4 itálicas tienen una
representación apreciable, dado que se han documentado 27 fragmentos (Carreras, Morais y González 2011:
35 y 48). En Asturica Augusta, también 27 fragmentos (Carreras y Berni 2003: 638 y 645; Carreras 2010:
240), y 45 en Legio, según C. Carreras (2010: 241), si
bien en un trabajo reciente se reduce esta cantidad a 18
fragmentos, que representan el 5, 19% de las ánforas
altoimperiales (Morillo et alii 2020: 32, tabla 1). En
Campa Torres (Gijón) se han identificado 10 fragmentos (Carreras 2010: 242). En cambio, hacia el interior
son inusuales, habiéndose recogido solamente 2 ejemplares en Uxama Argaela y uno solo en Tiermes, estando
ausentes en el campamento de Petavonium (Carreras
2010: 242-243).
Sin embargo, como se ha indicado, su presencia es
poco numerosa en cada contexto (p. ej., el 1, 33% de
las ánforas de la época imperial en el teatro de Lisboa,
según V. Filipe); por tanto, podemos confirmar una
amplia difusión, pero no en grandes cantidades. Probablemente, el contenido era el vino de Falerno y el de
Campania.
Un interesantísimo ejemplar, correspondiente a la
parte superior de un ánfora Dressel 2-4, posiblemente Dressel 4, fue hallado en Segovia. Presenta en la
campana un titulus pictus en tinta negra, con el texto
GLABRIONE ET HOMVLLO COS / T FLAVI ATICI
FI, que se ha interpretado como (M. Acilio) Glabrione et
(M. Valerio) Homullo co(n)s(ulibus) / T. Flavi Atici (in)
fi(glina). Titus Flavius Aticus debió ser el propietario de
la figlina; la datación consular remite al año 152 d. C.
(Marqués y Hoces 2009). Ello nos permite certificar la
continuidad en la importación de estos tipos anfóricos
a mediados del siglo II d. C., y su llegada esporádica
al centro peninsular, sin duda para transportar vinos
preciados.
3. LAS DRESSEL 2 ITÁLICAS EVOLUCIONADAS
Debemos destacar que esta tipología ha recibido
diferentes denominaciones a lo largo de la historia de
la investigación, como Campanian almond-type, por la
presencia de bordes de sección almendrada, o anfore a
bastone (Panella 1989) por la sección de las asas documentada hasta ese momento, redonda u ovalada. Como
veremos más adelante, pensamos que estas dos denominaciones no se ajustan a la realidad existente, ya que la
inmensa mayoría de contenedores pertenecientes a esta
tipología presentan asas de sección bífida o pseudobífida, al igual que sus antecesoras, así como bordes de
sección redondeada. Proponemos, por ello, utilizar la
nomenclatura Dressel 2 itálicas evolucionadas o medio-
DE LA COSTA AL INTERIOR. LAS CERÁMICAS DE IMPORTACIÓN EN HISPANIA
399
RAMON JÁRREGA DOMÍNGUEZ Y ENRIC COLOM MENDOZA
imperiales, ya que no resulta ser una denominación
excluyente.
Se trata de producciones poco estudiadas y sin sistematizaciones tipológicas exhaustivas, si bien cuentan
con una cierta trayectoria historiográfica, que trataremos brevemente a continuación. Uno de los primeros
autores que dieron a conocer esta nueva forma fue P.
Arthur (1982; 1987) tras estudiar diferentes contextos
en el área de Roma y Nápoles. Seguidamente, C. Bencivenga (1987) presentó los ejemplares documentados
en la necrópolis de Gricignano (Caserta, en Campania)
indicando que se trataba de un tipo de ánfora desconocida, pero que guardaba muchas similitudes con las
ánforas Dressel 2-4 altoimperiales. Poco después, esta tipología centró la atención de los investigadores quienes
fueron publicando los ejemplares que documentaban,
como las Dressel 2-4 tardo-antoninianas halladas en las
Terme del Nuotatore de Ostia (Panella 1989), en excavaciones en la Via Gabina de Roma (Freed 1998), en
diferentes contextos de Saint-Romain-en-Gal (Desbat
y Savay 1990), en el Palmar Hotel (Premià de Mar),
situado en el ager Iluronensis (Coll y Járrega 1993), y
en estudios sobre la exportación de ánforas itálicas en
Britannia (Arthur y Williams 1992), entre otros.
En cuanto a su cronología, la mejor referencia con
la que contamos es una datación consular en un titulus
pictus, hallado en la iglesia de San Clemente de Roma,
con una cronología absoluta del 216 d. C. El resto de
contextos arqueológicos a los que hemos aludido presentan, mutatis mutandis, cronologías situadas entre
finales del siglo II d. C. y a lo largo del III d. C. En el
pecio Ouest-Embiez 1, naufragado en la región francesa de Var, se ha documentado un importante contexto
cerrado, formado por un cargamento de estas ánforas
itálicas procedentes del ager Falernus, junto con Gauloise 4, ánforas orientales Agora F 65/66, Käpitan I y
Knossos 18, además de contenedores del tipo Africana I. Nuevamente, la cronología del conjunto permite
fechar su hundimiento en torno a inicios del siglo III d.
C. (Bernard et alii 2007).
La epigrafía asociada a estas producciones nos
permite conocer a ciertos individuos involucrados en
el proceso de fabricación de ánforas y el envasado del
vino campano. Éstos aparecen siempre en marcas en
posición in collo, en cartela rectangular y normalmente bilineales, exceptuando algunos casos puntuales.
Contamos con varios ejemplos de sigilla que hacen
referencia a la gens Caedicia, concretamente a una
mujer llamada Caedicia Victrix (Tchernia 1996). Es
400
interesante destacar que es uno de los pocos casos en
los que aparece una mujer citada en la epigrafía anfórica. Además conocemos a Cornelius Pollio y Claudius
Claudianus, asociados a sendos officinatores a su servicio, llamados Silvanus y Ampliatus respectivamente
(Freed 1989), si bien, Claudius Claudianus también
aparece en otras marcas asociado a otro personaje de
nombre Redemptus. El cognomen Martialis es conocido
en varios sigilla, apareciendo él solo como en el caso
de Augusta Emerita (Fabiao et alii 2016: 128, fig. 2.4),
o junto a otro sujeto de nombre desconocido, ya que
la marca aparece fragmentada, en Saint-Romain-enGal (Desbat y Savay 1990: 209, fig. 6.8). En Gades,
en la Casa del Obispo, se halló un ejemplar con dos
sellos, CAEDICIAE / M.F. VICTRICIS y MARTIALIS, datable a inicios del siglo III, por paralelos epigráficos (Bernal et alii 2005: 210 y 212, fig. 12.32;
Bernal, García Vargas y Sáez 2013: 364-365, fig. 7).
Por ello, podemos relacionar las marcas de Caedicia
Felix y Martialis, aunque aparezcan por separado en
otros ejemplares, como hemos visto, pudiendo ser este
último un officinator al servicio de Caedicia Felix.
Por los tituli picti que hacen referencia a su contenido, hallados en Roma (Arthur 1986: 404, fig. 1) y
en Saint-Romain-en-Gal (Desbat y Savay 1990: 211,
fig. 8), podemos afirmar que estas ánforas se utilizarían para envasar, al menos, vino del ager de Falerno y
del de Sorrento.
El ámbito de distribución parece centrarse en la
península itálica (Campania, Tivoli, Roma y Ostia),
en el curso del Ródano (Saint-Roman-en-Gal), en
Britannia (Claydon Pike, York y South Shields), en
el campamento de Xanten (Remesal Rodríguez 2018:
380, nº 239), en Germania, y en Hispania (Fig. 2),
principalmente en la costa mediterránea o en ciudades
y enclaves con acceso al mar desde la fachada atlántica, ya sea por vía marítima o fluvial, como Augusta
Emerita, Hispalis (García Vargas 2015: 398, fig. 1.1),
Gades (Bernal et al. 2005: 210), o Setúbal (CoelhoSoares y Da Silva 1978, fig. 1, nº 1).
En Hispania hemos podido documentar un buen
número de ánforas completas de esta tipología que,
sin duda, ayudarán a establecer los rasgos morfológicos típicos de las producciones de Dressel 2 itálica
evolucionada o medioimperial. Contamos con los
ejemplares hallados en el núcleo urbano de Barcino
(Fig. 4.1), y del Palmar Hotel de Premià de Mar, en
el Maresme, asociados a inhumaciones (Coll y Járrega
1993), así como la posible imitación local documen-
ACTAS DEL V CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SECAH (ALCALÁ DE HENARES, 2019)
LA PRESENCIA DE ÁNFORAS ROMANAS ITÁLICAS EN HISPANIA DURANTE EL ALTO Y MEDIO IMPERIO
Figura 2. Mapa de distribución de las Dressel 2 itálicas evolucionadas en Hispania.
tada en Coma-ruga (Vendrell, Tarragona) ya que
presenta una pasta cerámica totalmente diferente a
la documentada en el resto de ejemplares, y presenta abundantes chorretones de arcilla pegados en el
cuerpo. Aun así no podemos descartar totalmente que
se trate de una producción itálica (Fig. 4.5). En la necrópolis de la villa romana de La Carrova (Amposta,
Tarragona) aparecieron dos individuos más (Figs. 4. 2
y 4. 3), asociados a inhumaciones, igual que, posiblemente los tres ejemplares de la villa de la Boella, que
actualmente tenemos en proceso de estudio. También
contamos con un ánfora procedente de un contexto
arqueológico subacuático (Fig. 4. 4), posiblemente un
pecio, naufragado en la costa norte de la isla de Mallorca, en algún lugar cercano al puerto de Sóller que
nos permite, junto al pecio Ouest-Embiez I, dilucidar
cuáles serían las rutas de distribución de estas ánforas.
Finalmente, el yacimiento que más contenedores ha
aportado ha sido el de Augusta Emerita, con un total
de cuatro ánforas completas (Fig. 5. 1-4).
En cuanto al análisis morfológico de estas ánforas,
respecto a los bordes, comprobamos que la sección
predominante es la de tipo redondeado, con un total
de cinco de los nueve ejemplares aquí analizados,
seguido de tres bordes de sección almendrada y uno
ligeramente cuadrangular. Por este motivo, como ya
hemos indicado anteriormente, pensamos que la denominación Campanian almond-type no tiene razón
de ser, ya que, si bien es cierto que muchos ejemplares
presentan esta sección en el borde, también hay que
recalcar la existencia de un gran número de sección
redondeada.
Las asas son mayoritariamente bífidas o pseudobífidas (o semibífidas), en una proporción mucho mayor a
las de sección oval o circular, es más, tan sólo uno de los
nueve ejemplares analizados presenta asas abastonadas.
Por este motivo, reiteramos que la denominación anfore
a bastone para esta tipología no puede seguir aplicándose a día de hoy. Podemos ver que todos los individuos analizados presentan el arranque de las asas justo
en la línea de carena, en la unión entre el cuerpo y la
campana. Normalmente se encuentran bastante alejadas del cuello, aunque en algunos casos esta separación
es más acentuada. El ángulo superior de las mismas
suele formar un ángulo recto, aunque en ocasiones
muestra una ligera curvatura. Los cuellos son largos
y robustos, de tendencia cilíndrica y, generalmente, y
el diámetro mínimo se encuentra a aproximadamen-
DE LA COSTA AL INTERIOR. LAS CERÁMICAS DE IMPORTACIÓN EN HISPANIA
401
RAMON JÁRREGA DOMÍNGUEZ Y ENRIC COLOM MENDOZA
te media altura del mismo. En la mayoría de casos, la
marca de unión entre el cuello y la campana no es muy
acentuada, siendo esta última de escasa longitud. Las
líneas de torneado han dejado profundas estrías en el
cuerpo que, como puede comprobarse, cuenta con una
morfología de tendencia cilíndrica, con líneas de carena
suaves y en ángulo recto, aunque en ocasiones ésta es un
poco más pronunciada, precisamente en los ejemplares
que tienen las asas más separadas del cuello. Los pivotes
presentan cierta variabilidad en cuanto al grosor y longitud de los mismos, así como en el tipo de remate.
Algunos muestran un engrosamiento externo justo en
el límite inferior, del tipo “cola de milano”, mientras
que, en otros no aparece esta característica.
Tal y como hemos podido comprobar, la mayoría de
estos casos aparecen asociados a contextos funerarios, ya
sea como contenedores de inhumaciones, como se ha indicado en Gricignano (Bencivenga 1987), en La Boella y
posiblemente en el caso del Palmar Hotel (Coll y Járrega
1993). En Augusta Emerita, en cambio, aparecen en la
zona de los columbarios, por lo que podía tratarse de posibles testimonios de ofrendas, como parece ser también
el caso de La Carrova (Esteve Gàlvez 1999: 268).
En definitiva, podemos concluir que la morfología general de estas producciones presenta un cambio
radical respecto a las Dressel 2-4 del período altoimperial. La erupción del Vesubio en el 79 d. C. habría
arrasado con la mayor parte de la infraestructura vitivinícola de la zona y los caldos procedentes de Pompeya,
Sorrento y Falerno habrían visto paralizada su exportación (Williams y Peacock 2005). Resulta interesante
comprobar cómo ésta se recuperó, con más fuerza si
cabe, a finales del siglo II y principios del III d. C.
4. ÁNFORAS ADRIÁTICAS DE LA FORMA
DRESSEL 6
Las ánforas Dressel 6 contienen productos vinarios,
fechados en el siglo I d. C. procedentes de la zona adriática de Italia. Las que tuvieron mayor difusión corresponden a la variante Dressel 6A. Esta tipología tiene
una mínima distribución en Hispania que se concreta
en: un fragmento de borde con el sello GAESAT (asociable a sellos GAESAT·LVCR conocidos en otros ejemplares), que se halló en la villa romana de Els Antigons
(Reus, Tarragona) (Berni 2010: 183, nº 146; Carreras
y Berni 2014: 185-187), y otros en Olisipo, Scallabis,
Setúbal y Augusta Emerita (Filipe 2019: 464), en la
antigua Lusitania.
402
5. ÁNFORAS ITÁLICAS DE BASE PLANA (SPELLO,
FORLIMPOPOLI, PRODUCCIONES SICILIANAS)
A partir de la época flavia se generalizó la elaboración de ánforas de base plana, de las cuales las más
significativas son las producciones galas denominadas
Gauloise 4, que fueron manufacturadas en varias figlinae de la costa meridional mediterránea de la Provincia Hispania Citerior. Asimismo, podemos destacar la
denominada Dressel 2-4 de base plana, que se conoce
solamente en la zona de Pompeya.
Dentro de este grupo anfórico existen algunas
producciones itálicas de base plana, que generalmente
no sobrepasan los límites geográficos de la provincia
donde fueron producidas, pero que eventualmente llegaron a Hispania. Destacamos un ejemplar semicompleto de ánfora del tipo conocido como Forlimpopoli
(por el nombre de la población donde fue identificada
por primera vez, en la región italiana de la Romagna),
o Agora K114, relacionable tipológicamente con las
ánforas denominadas de Spello (localidad de la región
italiana de Umbria), que fue hallado en El Morer
(Sant Pol de Mar, Barcelona). Perduran hasta inicios
del siglo III d. C., y probablemente, como en el caso
de las otras producciones de base plana, servían para
transportar vino.
Se difundieron especialmente hacia el Mediterráneo oriental, pero en Hispania contamos con 4 casos,
el citado de El Morer (que presenta un interesante
grafito post cocturam en griego, con el texto DIONOS,
es decir, relativo a un cierto Dion), así como otro de
procedencia submarina, identificable como un ánfora
del tipo A de Forlimpopoli, hallado en aguas de
Sagunto (Mantilla 1987-88: 397 y 399, fig. 11.4). En
el solar de Quevedo, en la misma ciudad de Sagunto,
se halló un fragmento de tercio superior que parece
corresponder a esta tipología (Melchor 2013: lám.
XXXVII, 3). Asimismo, en la costa de Valencia se hallaron algunos fragmentos que podrían ser atribuidos
a estas producciones (Fernández Izquierdo 1984: 95,
fig. 41). Recientemente se ha señalado también la presencia de un ejemplar de esta forma en León (Morillo
et alii 2020: 32, tabla 1).
Existe un grupo de ánforas de base plana, de tipificación controvertida, que podemos denominar (a
partir de las diversas tipologías propuestas) Robinson
M 254 / Benghazi Mid Roman 1 / Ostia II, 523, a
partir de los estudios de los contextos del ágora de
Atenas, Bengasi (Libia) y Ostia (Italia) donde apare-
ACTAS DEL V CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SECAH (ALCALÁ DE HENARES, 2019)
LA PRESENCIA DE ÁNFORAS ROMANAS ITÁLICAS EN HISPANIA DURANTE EL ALTO Y MEDIO IMPERIO
Figura 3. Mapa de distribución de las ánforas de base plana, Dressel 6, Richborough 527, Dressel 21-22 y Schorgendorfer
558 en Hispania.
cen (Robinson 1959; Riley, 1979; Panella 2001: 247
y 255, fig. 5, nos 31 a 34). Aunque parece ser que
estas ánforas pudieron ser manufacturadas en Libia, la
mayor parte de la producción se sitúa en Sicilia, donde
en la localidad de Naxos se ha documentado la elaboración de las mismas (Wilson 1990: 264, fig. 224a).
Presentan una cierta variedad tipológica, sobre
todo en los bordes, pero en general tienen un perfil
globular, como en la mayoría de los casos de ánforas
de base plana. Sin embargo, hemos documentado una
variante en Dertosa (Tortosa, Tarragona) que presenta un atípico estrechamiento en la parte inferior del
cuerpo (Járrega y Ferré 2018: 176-178; Járrega y Ferré
2019).
Se han hallado en Pompeya, lo que nos da una
datación ante quem al año 79 d. C.; el ejemplar de
Dertosa antes citado apareció en un contexto muy
homogéneo (formado por piezas completas, tanto de
ánforas como cerámica común), datado a finales del
siglo II d. C, lo que nos proporciona el marco cronológico para estas ánforas, aunque en los contextos
de Ostia pueden fecharse desde época tardoantoniniana hasta mediados del siglo III d. C. (Panella y Rizzo
2014: 143). Por su área de producción y su tipología,
creemos que constituyen el precedente de época altoimperial de las posteriores ánforas de la forma Keay
52.
Además del atípico ejemplar de Tortosa, sabemos
de otro, más canónico, hallado en la Casa del Mitreo
de Mérida, sin contexto estratigráfico conocido (Fig.
5. 5), así como el documentado en los niveles severianos del Patio de Banderas de Sevilla (García Vargas
2015: 399, fig. 2.5)
6. ÁNFORAS DE LA FORMA RICHBOROUGH 527
Estas ánforas, conocidas a partir de 1968 por su
hallazgo en la ciudad inglesa que les da nombre, son
fusiformes (de perfil similar a las ánforas púnicas) procedentes de las islas Lípari, en Italia, que se subdividen
en cuatro tipos, denominados Lipari 1a (del segundo
cuarto del siglo I a. C. hasta la época de Augusto),
Lipari 1b (época de Augusto a los flavios), Lipari 2a
(época flavia a inicios del siglo II) y Lipari 2b (desde la
primera mitad del siglo II hasta finales del III o inicios
del IV) (Borgard 2005).
DE LA COSTA AL INTERIOR. LAS CERÁMICAS DE IMPORTACIÓN EN HISPANIA
403
RAMON JÁRREGA DOMÍNGUEZ Y ENRIC COLOM MENDOZA
Figura 4. Ejemplares de Dressel 2 itálica evolucionada documentados en Hispania. 1-2: Museu d’Historia de Catalunya;
3: Museu de les Terres de l’Ebre; 4: Museu del Vi de Vilafranca del Penedés; 5: Museu de la Mar de Sóller (Dibujos y
ortofotos elaborados por Enric Colom)
Su contenido era el alumen, que servía pare teñir
tejidos y curtir pieles, además de tener también un
uso medicinal; sin embargo, el hecho de haber hallado
ejemplares resinados permite suponer el propósito de
dedicarlo, además, a contener vino.
Su difusión es relativamente amplia (Fig. 3), si bien,
como ocurría en el caso de las Dressel 2-4 itálicas, en
escasas cantidades; así, en Olisipo (Lisboa) representan
únicamente el 0, 38% de las ánforas altoimperiales y el
0, 92% de las importaciones de dicho período (Filipe
2019: 471). Se han documentado también en Empúries (Arthur 1987: 255), Barcino (Carreras 2009: 19,
tabla 2), Iesso (Carreras y Berni 2003: 647), Tarraco
(Aliende, Díaz y Bru 2004, anexo 1.5), El Vendrell (Tarragona; Díaz y Roig 2016: 223), Valentia (Fernández
Izquierdo 1984: 53 y 54, fig. 21, nº 151), Baelo Claudia
(Domergue 1973: 47 y 113), Hispalis (García Vargas
2007: 334; García Vargas 2012: 257-258, fig. 12.5, nº
9), Segobriga (Cebrián y Hortelano 2018), Conimbriga
(Alarcâo 1976: 88 y 91) y Asturica Augusta (Morillo et
alii 2003: 128).
7. ÁNFORAS DRESSEL 21-22
Las Dressel 21-22, o cadi, se han estudiado en
profundidad sólo recientemente, con los estudios de
404
E. Botte (2009), y se mantiene abierta la cuestión de
las áreas de manufactura. Su producción itálica parece
haberse llevado a cabo en diversas zonas del Lacio,
Campania y Calabria, y también en Sicilia. Se documenta una producción hispana en El Rinconcillo (Algeciras, Cádiz) (Bernal y Jiménez-Camino 2004). En
Hispania conocemos algunos casos en Barcino (Aguelo
et alii 2010: 179), Lucentum (Molina 1997: 39), Caesar
Augusta (Cebolla et alii 2004: 468; Botte, 2009: 122,
fig. 4-09) y Olisipo (Filipe 2019: 465-466).
8. ÁNFORAS SCHORGENDORFER 558
También denominadas «ánforas troncocónicas para
olivas», se trata de contenedores de pequeño tamaño
con un marcado perfil troncocónico, que las asemeja a
algunas producciones orientales. Los análisis arqueométricos han posibilitado determinar que se produjeron en
el área septentrional o central adriática de Italia, concretamente del Piceno. Los tituli picti han permitido
documentar que su contenido eran olivas, conservadas
en sapa, defrutum o miel. Se fechan entre mediados del
siglo I y finales del II d. C.
En Hispania se han hallado solamente en Olisipo,
donde se conoce un único ejemplar estudiado por V.
Filipe (2019).
ACTAS DEL V CONGRESO INTERNACIONAL DE LA SECAH (ALCALÁ DE HENARES, 2019)
LA PRESENCIA DE ÁNFORAS ROMANAS ITÁLICAS EN HISPANIA DURANTE EL ALTO Y MEDIO IMPERIO
Figura 5. Ejemplares de Dressel 2 itálica evolucionada y ánfora de base planta hallados en Augusta Emerita (Museo
Nacional de Arte Romano de Mérida) (Dibujos y ortofotos elaborados por Enric Colom)
9. CONCLUSIONES
Las Dressel 2-4 itálicas, si bien tienen una amplia
difusión en las costas hispánicas, sufren una importante
recesión si tomamos como referencia la masiva importación de ánforas vinarias de la forma Dressel 1 distribuida por estas zonas en época republicana.
Las Dressel 2-4 itálicas transportaban vinos campanos y probablemente también del Lacio. Cuentan con
una importante distribución en la costa mediterránea
hispana, así como en Lusitania, en la ruta hacia Britannia. En el noroeste peninsular presentan también
una abundante presencia, probablemente en relación
con la presencia militar, penetrando ocasionalmente
por el interior hasta Segovia. Sin embargo, pese a su
amplia distribución geográfica, aparece en cantidades
poco importantes, lo que denota, bien su competencia
con los productos hispanos, o bien que envasaban vinos
de reputada calidad, como el de Falerno y los vinos
campanos.
En los siglos II-III d. C. se comercializaron las que
proponemos denominar Dressel 2 evolucionadas itálicas, que presentan una difusión inferior a las Dressel
2-4 del siglo I d. C. Se documentan en la costa catalana y balear, así como en la fachada atlántica; asimismo
llegaron en el interior a Asturica Augusta y a Augusta
Emerita. Esto permite constatar la recuperación de la
industria vitivinícola en el área vesubiana y campana
después de la erupción del Vesubio. Su presencia en
ámbitos funerarios permite pensar que se importaron
por contener vinos preciados que podían ser utilizados en rituales funerarios. Por otro lado, el estudio
de los ejemplares hallados en Hispania, nos ha permitido establecer las características tipológicas de estas
producciones.
Las ánforas vinarias Dressel 6 se introducen en Hispania, con una muy escasa difusión, en la villa romana
de Els Antigons (Reus, Tarragona), así como Olisipo,
Scallabis, Setúbal y Augusta Emerita, en la antigua
Lusitania.
También minoritarias son las ánforas itálicas de base
plana; conocemos dos casos de ánforas del tipo Forlimpopoli, en El Morer (Sant Pol de Mar) y en aguas de
Sagunto; servían probablemente para transportar vino
de la zona del Piceno.
Así mismo, está presente un grupo de ánforas de
base plana, que podemos denominar Robinson M 254
/ Benghazi Mid Roman 1 / Ostia II, 523, producidas
en Sicilia, que se fechan entre finales del siglo I y el
III d. C, que tienen diversas variantes formales, y que
se documentan en Dertosa, Augusta Emerita e Hispalis,
aunque en proporciones muy reducidas.
Otras producciones son las Richborough 527,
ánforas de Lípari con amplia cronología entre época de
Augusto y finales del siglo III o inicios del IV d. C., que
transportaban alumen de dichas islas, y que presentan
una discreta distribución en la costa mediterránea y en
DE LA COSTA AL INTERIOR. LAS CERÁMICAS DE IMPORTACIÓN EN HISPANIA
405
RAMON JÁRREGA DOMÍNGUEZ Y ENRIC COLOM MENDOZA
Lusitania, con una penetración hacia el interior en Asturica Augusta y en Segobriga.
Las Dressel 21-22, o cadi, se identifican en escasas
cantidades en Barcino, Lucentum, Caesar Augusta y
Olisipo.
Finalmente, las ánforas Schorgendorfer 558, contenedores datados entre mediados del siglo I y finales del
II d. C., que transportaban olivas de la zona adriática
de Italia, y de las que se conoce en Hispania un único
ejemplar, hallado en Olisipo.
En definitiva, aparte de los tipos minoritarios a los
que nos acabamos de referir, debemos reseñar la dispersión de vinos laciales y campanos envasados en las
Dressel 2-4 itálicas, que tienen una amplia difusión
tanto en la costa mediterránea como en la atlántica de
Hispania, lo que debe explicarse tanto por el aprovisionamiento de los enclaves militares del noroeste peninsular como por la continuidad del transporte hacia la
Galia y Britania.
Sin embargo, la cantidad en que aparecen en los
distintos yacimientos es escasa, y contrasta vivamente
con la abundancia de las Dressel 1 de época tardorepublicana, lo que probablemente una pérdida de competitividad frente a los productos hispánicos, así como que
posiblemente envasaron vinos itálicos de calidad, como
el de Falerno.
En los siglos II y III d. C., las que proponemos
denominar Dressel 2 itálicas evolucionadas, así como
algunos tipos de ánforas de base plana, supusieron la
continuidad del comercio de vinos itálicos en Hispania
en dicho período.
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