DOCUMENTO DE TRABAJO
4-2019
El arte de la
memoria
–
La memoria
del arte
Horst Hoheisel
Autor/investigador
Horst Hoheisel
Nacido en 1944 en Poznan, Polonia. Estudió primero
ciencias forestales y se doctoró con un análisis de
ecosistemas de un bosque húmedo tropical en
Venezuela. Simultáneamente estudió artes en la
Escuela de Artes de Kassel, y trabaja desde 1980
como artista independiente y profesor invitado
en la Universidad Bauhaus de Weimar. Junto con
Andreas Knitz, ha realizado numerosas nuevas formas
de monumentos, inclusive en Latinoamérica. Horst
Hoheisel vive y trabaja en Kassel y en Berlín.
Esta investigación fue apoyada y patrocinada
por el Instituto Colombo-Alemán para la Paz – CAPAZ
Traducción
Wolfgang Fuhrmann
Corrección de estilo
Juliana González Villamizar
Diseño y diagramación
Leonardo Fernández
Imagen de portada
Modelo del barrio El Voto Nacional (“La L”) en Bogotá,
Museo Nacional, 2018, Fotografías: Horst Hoheisel.
Bogotá, Colombia, noviembre de 2019
Periodicidad: cada dos meses
ISSN: 2711-0354
El presente documento de trabajo es producto de la
visita académica del autor a Colombia en marzo de
2019. Durante esta visita, el Instituto CAPAZ organizó
conferencias y talleres en conjunto con el Museo
Nacional de Colombia y la Dirección de Patrimonio
Cultural de la Universidad Nacional de Colombia.
La histórica fuente Aschrott
en 1908, Fotografía: Archivo
Municipal de Kassel; Boceto
en 1987, reconstrucción de
Horst Hoheisel de la escultura
de la fuente en 1987; mirada
en la forma negativa de la
hundida Fuente Aschrott.
Fotografías: Horst Hoheisel.
Personas sienten el calor
de la memoria de la placa
conmemorativa calentada
a 37 grados centígrados.
Fotografía: Horst Hoheisel.
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esde hace más de treinta años trabajo como artista de la memoria e intento desarrollar, a menudo en proyectos conjuntos con
Andreas Knitz, nuevas formas del monumento. Nuestras obras se
dieron a conocer como monumentos negativos (Negativ-Denkmale
en alemán) o contra-monumentos (Counter-Monuments en inglés). No se
erigen sobre un pedestal, ni son fundidos en bronce o tallados en mármol.
Tratan del vacío, la pérdida y el silencio.
Como la mayoría de niños alemanes en la pos-guerra, crecí también
con el silencio sobre los crímenes de guerra de los nacionalsocialistas y el
Holocausto. Pero los niños sienten el silencio en la familia, sienten el tabú
y, más tarde, siendo adolescentes y adultos, irrumpen con sus preguntas y
no se detienen durante toda la vida. Así me pasa a mí. En este documento
quisiera resumir algunos de mis trabajos con monumentos negativos o
contra-monumentos.
La fuente Aschrott (Der Aschrottbrunnen)
Vivo en Kassel. En 1908, el empresario judío Sigmund Aschrott donó a la
ciudad una fuente en forma de obelisco para la plaza del ayuntamiento,
con motivo de la inauguración del nuevo edificio de la alcaldía.
Los nazis destruyeron la escultura en 1939, porque Hitler, quien fue
a Kassel para el Día de los Veteranos del Estado Alemán (Reichskriegertag
en alemán), no debía ver la “fuente de los judíos”. Solo se conservó la pila.
Fue plantada con flores y llamada la tumba de Aschrott. Después de la
guerra, la fuente fue puesta de nuevo en funcionamiento. En ese momento
fue llamada la fuente del ayuntamiento y se dijo que las bombas inglesas
habían destruido la escultura. El donante judío Aschrott fue olvidado.
En 1987 reconstruí la escultura de la fuente durante la exposición de
arte Documenta 8. Estuvo disponible durante unas pocas semanas en la
plaza del ayuntamiento. Luego la hundí; la puse al revés en la plaza como
forma negativa. Los transeúntes pueden ahora pararse sobre una rejilla
encima de esta forma perdida. Bajo sus pies no hay suelo. Solo el agua cae
fuerte en la forma perdida. Simplemente ofrezco un “pedestal histórico”.
El monumento en sí mismo sucede en la cabeza de quien se para en ese
espacio vacío y reflexiona sobre la pérdida y la forma perdida.
He intentado hacer perceptible en este lugar la presencia de la ausencia. La gente en Kassel se inquietó mucho porque allí solo hay un “agujero”
que ha costado mucho dinero de sus impuestos. Pero, precisamente al
hundir la forma negativa de la fuente a doce metros de profundidad en la
plaza hasta alcanzar el agua subterránea, la historia de Sigmund Aschrott y
su familia judía ha vuelto a la superficie y a la conciencia de la ciudadanía.
Ahora todo el mundo llama de nuevo “fuente Aschrott” a la otrora fuente
del ayuntamiento. El donante judío Aschrott ha regresado a la memoria
colectiva de la ciudad de Kassel.
El arte de la memoria – La memoria del arte
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Un monumento a un monumento
(Ein Denkmal an ein Denkmal)
En 1994, el director del monumento conmemorativo de Buchenwald1,
Volkhard Knigge, me encargó el diseño de un símbolo que conmemorara
el quincuagésimo aniversario de la liberación de Buchenwald, el 11 de
abril de 1945. La primera celebración conmemorativa tuvo lugar en la
Appellplatz2 inmediatamente después de la liberación, frente a un obelisco
provisional de madera. Este monumento solo existió durante unas pocas
semanas. Luego, la madera del obelisco fue utilizada para construir un atril
para oradores durante la celebración del Primero de Mayo.
A partir de fotos antiguas y de las pronunciadas formas que adoptaron
los árboles viejos al crecer frente al campo de concentración, determiné
junto con Andreas Knitz en un primer momento la ubicación del monumento, el cual había desaparecido tan prontamente. Luego delimitamos
ese lugar en el suelo con una placa de acero inoxidable del tamaño del
plano del obelisco de madera. En la placa de metal están fresadas todas las
nacionalidades de las víctimas. La placa permanece caliente día y noche,
en el verano y el invierno, a la temperatura del cuerpo humano [37 grados
centígrados]. La energía para mantener ese lugar cálido en la helada plaza
de Buchenwald, donde los prisioneros se congelaron por horas durante las
llamadas a lista, fue una donación de las Empresas Municipales de Servicios
Públicos de Weimar.
La temperatura corporal de 37 grados centígrados es común a todas
las personas, independientemente de su edad, color de piel, sexo y de su
condición de víctimario o víctima. El calor corporal es la vida. Cuando la
gente se arrodilla durante su visita al monumento, toca la placa y siente este
calor corporal en sus manos, tiene lugar una forma de tocar y ser tocado
completamente diferente de si se pusiera una corona de flores.
Las puertas de los alemanes (Berlín, 1997)
El 27 de enero de 1997, día en Memoria de las Víctimas del Nacionalsocialismo (el Día de la Liberación de Auschwitz), proyecté en la Puerta de
Brandenburgo dos fotos diferentes de la puerta de Auschwitz con la frase
“EL TRABAJO LIBERA” (“ARBEIT MACHT FREI”). Una foto histórica a blanco y negro
de la época del campo de concentración con la puerta cerrada y una foto
actual a color de la puerta abierta. Las dos puertas alemanas, tan lejos la
una de la otra, se juntaron esa noche para formar una imagen. Después de
la Reunificación, los alemanes ven en la Puerta de Brandenburgo el símbolo
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Buchenwald fue un campo de concentración en Alemania, cerca de la ciudad de Weimar
(N. de T.).
“La Appellplatz de los campos de concentración era la gran plaza central en la que
por la mañana y por la tarde se llevaba a cabo el recuento (Appell) de los prisioneros”.
https://es.wikipedia.org/wiki/Appellplatz.
El arte de la memoria – La memoria del arte
Barack Obama pone una rosa sobre el monumento para el monumento (junio 5 de 2009). Fotografía: AP, Oliver Multhaup.
Demolición de la Puerta de Brandenburgo, esbozo de Horst Hoheisel para el
monumento exhortatorio del Holocausto en Berlín, 1995. Fotografía: Horst Hoheisel.
de la inquebrantable identidad nacional y de la continuidad histórica. Sin
embargo, desde el Holocausto la identidad alemana está requebrajada y,
si vemos la Puerta de Brandenburgo como un símbolo nacional, siempre
tenemos que ver las sombras de las otras puertas: las puertas de los campos
de concentración.
Monumento a los judíos asesinados de Europa (Berlín, 1995)
Para el concurso público para un monumento a los judíos asesinados de
Europa propuse como monumento conmemorativo del Holocausto en
Berlín demoler la Puerta de Brandenburgo y esparcirla como escultura
pisable en el lugar designado para el monumento. Después de la Reunificación, ¿sacrificarían los alemanes su símbolo nacional como monumento
del Holocausto y soportarían el doble vacío: un espacio vacío en vez de su
símbolo nacional y un lugar conmemorativo vacío con el polvo de la demolida Puerta de Brandenburgo? Este no sería un memorial convencional para
las víctimas, sino que aquí, en el centro de la capital alemana, se sentiría la
pérdida causada por los victimarios alemanes. El jurado me descalificó del
concurso en la primera ronda.
Estos son algunos ejemplos de los muchos trabajos de memoria que
he realizado, en su mayoría con Andreas Knitz. En los más de treinta años
durante los cuales he trabajado la memoria desde el arte, mi mirada y mi
postura han cambiado. Al principio me identifiqué mucho más intensamente
con las víctimas y quería hacerles un monumento digno. Ahora es más importante para mí dirigir la mirada al acontecimiento y a los perpetradores.
Ahora me parece más significativo iniciar los procesos de memoria que
erigir un monumento en un lugar. No quiero impactar como creador de
monumentos, sino como catalizador que inicia procesos de memoria en
los que también participan otras personas.
Colección de piensa-piedras (1988-1993)3
(Denk-Stein-Sammlung, 1988-1993)
Por iniciativa propia, sugerí a más de mil jóvenes de Kassel donar por
varios años una piedra a cada uno de los más de mil judíos asesinados de
la ciudad, y rotularlas con una dedicatoria personal. Estas piensa-piedras
(Denk-Steine en alemán) fueron colocadas como memoriales dentro de cajas
de almacenamiento en un carro portaequipajes en un andén de la estación
central, desde el cual partieron los trenes de deportación. Aprendices de la
Deutsche Bahn4 y la planta de Volkswagen en Kassel fresaron en los rieles
3
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El título alemán: Denk-Stein-Sammlung es un juego de palabras que incluye piedra
conmemorativa (Gedenkstein) y la interpelación de pensar/reflexionar sobre el objeto
(N. del T.).
Deutsche Bahn: empresa de ferrocarriles alemanes (N. del T.)
El arte de la memoria – La memoria del arte
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todos los nombres de los judíos deportados. De esta manera, muchos
jóvenes vivieron su propia pequeña historia de la memoria. El artista solo
los inspiró y acompañó.
El monumento de los autobuses grises. Monumento a las
víctimas de la llamada “Acción de eutanasia T4”, 1940-1941
Durante la Segunda Guerra Mundial, más de 300.000 personas con enfermedades mentales y otras discapacidades, consideradas “indignas para vivir”,
fueron víctimas de la llamada “acción de eutanasia” de los nacionalsocialistas.
El “Monumento de los autobuses grises” conmemora el transporte a la muerte
de estos pacientes. Junto con Andreas Knitz diseñé este monumento en
2006 para el Centro de Psiquiatría Die Weissenau en Ravensburg.
Un autobús fundido en hormigón en su tamaño original, del mismo
tipo y tal como se utilizaba en los años 1940 y 1941 desde los asilos de
ancianos hasta las cámaras de gas, recuerda el asesinato en masa. La frase
“¿Adónde nos llevan?”, la pregunta de un paciente, está inscrita en el autobús.
Un autobús-memorial gris bloquea para siempre la salida de la clínica
psiquiátrica Weissenau, de la que salieron los autobuses de la muerte. Un
segundo de estos autobuses conmemorativos de 75 toneladas se desplaza
por las calles y lugares de este asesinato de enfermos con el que los nazis
iniciaron el Holocausto.
Desde 2007, el autobús ha conmemorado el primer asesinato en
masa de los nazis en más de veinte ciudades, recorriendo más de siete mil
kilómetros. Cada vez son diferentes grupos e instituciones los que prestan
este autobús-memorial gris, financian el transporte, montan el monumento
durante unos meses o un año y lo enmarcan en eventos muy diferentes.
Gracias a que el monumento está en movimiento, muchas más personas
se enteran de la historia del asesinato de los enfermos, de las que podrían
enterarse con un monumento instalado permanentemente en un lugar.
Y es un proceso abierto. Si nadie quiere alquilar más este monumento,
si se detiene en algún lugar, si no se mueve más, ¿también se ha detenido el
recuerdo del asesinato de los enfermos y ha sido borrado de la memoria?
La Química de la Memoria (Die Chemie der Erinnerung)
En Santiago de Chile, en 2004, quise hacer junto con Rodrigo Yanes, un
amigo y artista chileno, un taller con estudiantes de arte en el Barrio San
Bernardo. Se trataba de la memoria de la dictadura militar. Pero los estudiantes no querían trabajar en el barrio pobre. Así que fuimos con ellos al
Estadio Nacional. Este sirvió a los golpistas como el primer lugar de reunión
de sus prisioneros. Fue un lugar de tortura y asesinato. Pudimos encontrar
aún los nombres de los generales de la Junta en algunos asientos de la
tribuna preferencial. Debajo de las tribunas del estadio abrimos todas las
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El arte de la memoria – La memoria del arte
Las puertas de los alemanes, instalación lumínica en la Puerta de
Brandenburgo, Horst Hoheisel, 1997. Fotografía: Horst Hoheisel.
Colección de piensa-piedras (DenkStein-Sammlung en alemán), 19881993 y La memoria de los carriles,
2016, Estación central de Kassel, Horst
Hoheisel. Fotografías: Horst Hoheisel
El monumento de los autobuses grises, aquí
en Ravensburg y Berlín, 2006-2019: más de
veinte estaciones y siete mil kilómetros en
movimiento, Horst Hoheisel y Andreas Knitz.
Fotografías: Horst Hoheisel, Andreas Knitz.
Taller: La química de la memoria,
Santiago de Chile 2004.
Fotografías: Horst Hoheisel.
puertas de los vestuarios. En ese entonces sirvieron como prisiones. Abrimos
todas las duchas. El sonido del agua saliendo resonaba por los oscuros y
vacíos pasillos bajo las gradas. Los vestuarios para los jugadores de fútbol
se conviertieron por un momento en una sala digna para la conmemoración,
un monumento a la memoria de la gente que aquí había sufrido.
En el taller también desarrollamos ideas simples pero efectivas sobre
cómo los partidos de fútbol de hoy podrían recordar al estadio como una
gran prisión durante el golpe de estado. Una sugerencia fue izar a media
asta la bandera nacional frente al estadio en partidos importantes. Otra idea
fue imprimir en las entradas a los partidos una referencia sobre la historia
del estadio durante el golpe. Fue una experiencia fuerte estar solo o en
un pequeño grupo sobre la grama de este monumental estadio vacío e
imaginarse que se trataba de una enorme prisión con personas detenidas
y no con aficionados al fútbol.
La experiencia en el Barrio San Bernardo fue completamente diferente.
Allí le pedimos a la gente del barrio llevar a un conversatorio objetos de
su vida cotidiana que tuvieran que ver con el pasado, con su vida durante
la dictadura militar. Estas personas, en su mayoría mujeres del barrio, nos
mostraron sus pequeños objetos de memoria y comenzaron a contar sus
historias sobre ellos. No obstante, muchas de ellas empezaron a llorar con
las primeras palabras y solo pudieron contar sus historias después de que las
emociones fuertes se habían apaciguado. Nunca había visto tantas lágrimas
y nunca había oído tantas historias de violencia, alcoholismo, abuso, pérdida
y muerte como durante esa semana en ese taller. Estas personas no estaban
muy interesadas en la política. Simplemente no querían que sus hijos tuvieran
que pasar por lo que ellos habían vivido. Sobre una simple mesa de una
escuela, las y los participantes colocaron juntos todos sus pequeños objetos
de la memoria. La mesa se transformó en un pequeño altar de la memoria.
El grupo se convirtió por un momento casi en una congregación devota.
Silencio, dignidad, esperanza y comunidad se hicieron sentir. Luego, cada
uno volvió a tomar su propio objeto de la memoria y se fue a casa. ¿Siguió
siendo el mismo objeto?
Muy diferentes fueron los objetos que se pudieron reunir en un ejercicio
similar en Buenos Aires. Allí, junto con la profesora María Antonia Sánchez
y la artista Marga Steinwasser, pedí a personas de los ámbitos universitario, artístico y de diferentes grupos que trabajan los temas de la memoria
llevar a un taller objetos que tuvieran que ver con la época de la dictadura
militar. Los participantes se contaron entre sí historias sobre sus objetos.
Eran objetos de la vida cotidiana, desde ropa hasta libros y cuadros, e instrumentos musicales. Casi todas las cosas de la vida cotidiana estuvieron
representadas. Sin embargo, cuando un participante sacó una pistola de
plástico, hubo una acalorada discusión en el grupo. La mayoría de las y los
participantes no quería aceptar usar un arma como pieza recordatoria en
esta colección. Pero las armas pertenecen al conflicto y también son parte
esencial, en parte rezagada, de la memoria. Después de una larga discusión también fue aceptada el arma. Más importantes que los objetos en sí
El arte de la memoria – La memoria del arte
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mismos fueron las historias narradas en torno a ellos y su relación con la
dictadura militar. Las escribimos en etiquetas y las pegamos a los objetos.
Después expusimos la colección en el vestíbulo de la Biblioteca Nacional,
como si fuera una tienda de recuerdos de un museo. Posteriormente, esta
exposición se trasladó a Rosario, al Museo de la Memoria, y a otras ciudades.
Esta colección de objetos, resultante del proceso de memoria que llamé
Química de la memoria (Chemie der Erinnerung) continuó en el ESMA, el
lugar central de la memoria en Buenos Aires. Pero nadie recuerda que yo,
como artista durante este proceso, fui el catalizador que lo puso en marcha.
Eso me gusta.
El Parque de la Memoria
En Buenos Aires, a orillas del Río de la Plata, se encuentra el Parque de la
Memoria, un complejo conmemorativo con un enorme muro con los nombres
de todas las víctimas conocidas de la dictadura militar, un museo y muchas
esculturas de artistas de renombre internacional. Todo el complejo está
enmallado, vigilado y por la noche iluminado con reflectores como si fuera
un complejo carcelario. Mi propuesta fue poner uno de estos postes de luz
en el río y hacer reflejar la luz en el agua. Porque el río lleva la memoria con
él. Las víctimas fueron lanzadas desde de los aviones al río.
Las almas de los edificios – HIATUS
Desde 2001 he realizado varios proyectos y exposiciones en Brasil para
honrar a las víctimas de la dictadura militar, junto con artistas de Suramérica, la universidad, la Pinacoteca de São Paulo y el Palacio del Congreso
en Brasilia. Durante el gobierno de Lula da Silva (2002-2010) insertamos
en las ventanas del Congreso en Brasilia las ventanas rotas durante la
lucha de los estudiantes de la Facultad de Filosofía en la calle Rua Maria
Antonia en Sao Paulo en 1968. Queríamos recordarles a los gobernantes
lo difícil que es poner en marcha en la política real las ideas y los ideales
de la revolución estudiantil de 1968. Porque los estudiantes de esa época
estaban en ese entonces en el poder. Ya no eran estudiantes. Poco después
de mi exposición HIATUS en São Paulo, la cual presenté en 2017 y 2018
con la Pinacoteca, artistas brasileños, argentinos y chilenos en los cuartos
de tortura de la antigua policía secreta brasileña DOPS, Jair Bolsonaro fue
elegido presidente y la dictadura militar fue nuevamente celebrada. ¿Qué
podemos generar nosotros los artistas.
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El arte de la memoria – La memoria del arte
La química de la memoria, taller y
exposiciones en Argentina, 2005, 2006,
2007, Fotografías: Horst Hoheisel.
Parque de la memoria, Buenos Aires; Proyecto
para el Parque de la memoria de Horst
Hoheisel, 2005. Fotografías: Horst Hoheisel.
El Barrio en el Museo, Museo Nacional de Colombia
En noviembre de 2018, un grupo de jóvenes construyó en el Museo Nacional
en Bogotá un modelo de su barrio, derribado por la administración de la
ciudad por razones de seguridad. Un trabajo de memoria que me impresionó
por partida doble. Aquí trabajaron jóvenes, quienes no tenían nada que ver
con las actividades culturales de un museo, en la memoria de su entorno
destruido, y contaron a los visitantes del museo sus historias y la historia de
su barrio. Trabajaron entre esculturas clásicas de mármol de un arte museal
burgués y elitista. El choque entre estos dos mundos tan distantes en el
Museo Nacional me impresionó mucho. Había un poco de utopía en los
pasillos del museo. Se hubieran podido fusionar productivamente estos dos
extremos del arte. Unos meses después vi el modelo del barrio expuesto
como pieza de museo en una sala dedicada al conflicto colombiano, a la
guerra civil, junto con un modelo de los baldosines de Doris Salcedo con
armas fundidas de las FARC. Como objeto de exposición colgado en la
pared, me pareció que el trabajo de memoria de estos jóvenes, el cual me
había conmovido tanto, se había enfriado de nuevo en su forma museal.
En mayo de 2019 la Universidad Nacional de Colombia y la Universidad de los Andes en Bogotá me pidieron realizar un taller con estudiantes.
También en esta ocasión, las y los participantes debían traer un objeto, el
cual estuviera, para ellas y ellos, relacionado con el conflicto. Fueron objetos
muy diferentes de aquellos de los talleres en Chile y Argentina. Estos no
solo reflejaban el conflicto con las FARC, el ELN y el estancado proceso de
paz, sino también el problema de las drogas y la violencia que este genera.
Estudiantes de maestría de de la Universidad de los Andes, quienes ya
habían estudiado juntos durante cuatro años, hablaron en este taller por
primera vez sobre el conflicto y la violencia en su país. El tema parecía haber
sido tabú hasta ahora.
A modo de conclusión
Romper el silencio es el primer paso hacia la memoria y hacia un futuro
posible, sin la coerción a repetir el pasado. ¿Qué contribución puede hacer el arte? ¿Qué pueden lograr los monumentos o contra monumentos?
Presento brevemente un resumen de mis experiencias durante más de
treinta años de trabajo:
• Los memoriales se erigen como fantasmas sobre sus pedestales en
nuestras ciudades y apenas son percibidos en la vida cotidiana. Solo
son eficaces en el momento de su construcción e inauguración y luego,
de nuevo, cuando un nuevo sistema político los tumba y a menudo
erige sus propios nuevos monumentos en el mismo lugar. Por ejemplo:
la demolición del Palacio de la República de la antigua RDA en Berlín y
la construcción en curso de la réplica del Palacio Imperial de la Ciudad
(llamado Humboldtforum), en el mismo lugar.
El arte de la memoria – La memoria del arte
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Cada generación construye sus propios monumentos de acuerdo
con su propia visión de la historia. Este punto de vista cambia constantemente. Por esta razón, los monumentos también deben ofrecer
la posibilidad de cambiar, de llevar procesos dentro de sí mismos, o
al menos de ser situados una y otra vez en nuevos contextos.
Cada monumento, cada contra-monumento (Counter Monument en
inglés) dice más sobre nuestro presente, nuestro sistema político,
nuestro arte y nuestro estilo, que sobre el acontecimiento y la historia
que el monumento en sí debería conmemorar.
Es más fácil recordar a través de un monumento a las víctimas de una
guerra, una revolución, una catástrofe, que confrontarse artísticamente
con los victimarios y los hechos victimizantes. Las propias víctimas de
una nación son siempre los héroes en sus monumentos. Las víctimas
de la los adversarios son denominadas “daños colaterales”, o ni se
mencionan en absoluto (por ejemplo, en la guerra de Irak). Tal vez algo
cambie primero en la mente si empezamos a recordar a las víctimas
del adversario. Una vez, el artista Daniel Spoerri sugirió intercambiar
entre Alemania y Francia todos los monumentos conmemorativos
de la Primera Guerra Mundial, de manera que la mirada sobre la
guerra cambiara. Porque los monumentos de guerra se ven iguales
en ambos lados.
Como artistas, nunca podremos representar el pasado con nuestros
cuadros y esculturas. Ya pasó. Solo tenemos en retrospectiva nuestra
visión subjetiva. En el mejor de los casos puede parecerse al ángel
de la historia de Paul Klee. Pero nunca podemos crear una imagen
de memoria, por ejemplo, una imagen “adecuada” del Holocausto
en un monumento. Nada de lo que hacemos logra atinarle, ¡está mal!
¡Solo podemos hacerlo más o menos mal! No obstante, tenemos que
intentarlo una y otra vez, en cada generación.
Por lo tanto, para mí los momentos más emocionantes de un concurso
de monumentos son cuando el coloquio tiene lugar, y tantos artistas y
arquitectos asisten a un lugar histórico. Miro las caras, imagino cómo
cada uno piensa qué monumento podría construir en ese lugar. Este
es un momento lleno de tensión y quizás se debería recoger todas
las ideas y los diseños, y simplemente documentarlos y exhibirlos en
un solo lugar, sin nunca llevarlos a cabo. Diez o veinte años después,
el grupo de artistas y arquitectos de la siguiente generación podría
encontrarse en ese lugar, y de nuevo reflexionar sobre el lugar y su
historia. Ese proceso de memoria sería tal vez más efectivo que un
monumento construido “para la eternidad”.
Del monumento construido a los procesos de memoria la memoria
colectiva debería cambiar. El memorial burgués es una invención del
siglo diecinueve. Pero vivimos en el siglo veintiuno. Las formas cambian.
El lugar de la memoria es el ser humano. Pero allí no hay seguridad.
La memoria es un río. Todo lo que sacamos de él son solo fragmentos
de una infinita corriente. Todos estamos a su deriva: la MEMORIA.
El arte de la memoria – La memoria del arte
Mirada a traves de una ventana rota por la Revolución
de los Estudioantes de 1968 en São Paulo en el Eje
Monumental, Brasilia, 2005. Exposición: Las almas
de los edificios, Palacio do Congreso, Brasilia, 2005.
Exposición HIATUS. Instalación de Andreas Knitz. Pinacoteca
São Paulo, 2017-2018. Fotografías: Horst Hoheisel.
Modelo del barrio El Voto
Nacional (“La L”) en Bogotá,
Museo Nacional, 2018,
Fotografías: Horst Hoheisel.
Instituto Colombo-Alemán para la Paz – CAPAZ
El Instituto CAPAZ es una plataforma de cooperación entre Colombia
y Alemania que promueve el intercambio de conocimientos
y experiencias en temas de construcción de paz, mediante la
conformación de redes entre universidades, centros de investigación,
organizaciones de la sociedad civil y entidades gubernamentales
que actúan en el ámbito territorial. La consolidación de dichas
redes permite el análisis, la reflexión y el debate académico
interdisciplinario sobre las lecciones del pasado y los desafíos de
la construcción de una paz sostenible. CAPAZ promueve actividades
de investigación, enseñanza y asesoría, las cuales permiten nuevas
aproximaciones a la comprensión de la paz y el conflicto, transmiten
conocimiento a la sociedad y plantean respuestas a los múltiples
desafíos de una sociedad en transición.
Serie Documentos de trabajo del Instituto CAPAZ
La serie Documentos de trabajo del Instituto CAPAZ busca fomentar
el intercambio de conocimientos, el debate académico y la
construcción de puentes de cooperación académica, facilitando
a investigadoras e investigadores difundir y exponer los
resultados iniciales de sus investigaciones en curso, así como sus
contribuciones y enfoques sobre diferentes temáticas relacionadas
con la construcción de paz en Colombia.
La serie Documentos de trabajo del Instituto CAPAZ es de acceso
público y gratuito, y se rige por los parámetros del Creative
Commons Attribution. Los derechos de autor corresponden
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