Anuario de Arqueología, Rosario (2022), 00:00-00
e-ISSN: 2684-0138 | ISSN: 1852-8554
LA HISTORIA DE VIDA DEL RECINTO 1 DE CASAS QUEMADAS (CUSI CUSI,
JUJUY, ARGENTINA) DURANTE LA TRANSICIÓN ENTRE EL PERIODO TARDÍO/
INKA (1430 – 1535 DC) Y EL COLONIAL TEMPRANO (1535 – 1660 DC)
THE LIFE STORY OF STRUCTURE 1, CASAS QUEMADAS (CUSI CUSI, JUJUY,
ARGENTINA) DURING THE TRANSITION BETWEEN LATE/INKA PERIOD (AD 14301535) AND EARLY COLONIAL PERIOD (AD 1535-1660)
José María Vaquer1, Laura Pey2, Jesica Carreras3, Ignacio Gerola4 y Yamila Cámera5
Recibido 1 agosto 2022. Aceptado 11 noviembre 2022
Resumen: En este trabajo presentamos las interpretaciones de los materiales recuperados en las excavaciones del Recinto 1
de Casas Quemadas, Cusi Cusi, Jujuy. Este recinto posee fechados que sitúan sus ocupaciones entre los siglos XV y XVII.
Proponemos un enfoque micro basado en las prácticas sociales de sus habitantes para caracterizar los cambios y continuidades
entre el periodo Tardío/Inka (1430 – 1535 DC) y el periodo Colonial temprano (1535-1660 DC). Nuestro argumento es
que, en las etapas iniciales de la conquista española, el modo de vida de los habitantes no varío significativamente. Para
ello, comparamos los conjuntos materiales provenientes de las ocupaciones Tardía/Inka y Colonial temprana. Los resultados
muestran que la estructura de las actividades realizadas en el Recinto 1 fue prácticamente similar en ambos momentos, aunque
algunos bienes españoles como clavos y restos de Bos taurus fueron incorporados a las actividades. Vinculamos esta situación
con la ausencia de sectores de producción minera en nuestra área de estudios que interesaran a los españoles. Esta situación
habría cambiado después del siglo XVII, cuando el recinto es abandonado y utilizado como paradero de arrieros de vacas,
práctica que también relacionamos con el caravaneo prehispánico y con una continuidad en el uso del paisaje.
Palabras clave: Puna de Jujuy, cambios, continuidades, Colonia temprana, espacio doméstico
Abstract: In this paper we present the interpretations of materials recovered in excavations at Structure 1, Casas Quemadas,
Cusi Cusi, Jujuy. This structure has radiocarbon dates that locates its occupations between XV and XVII centuries AD. We
suggest a micro approach based in its inhabitant´s social practices in order to characterize changes and continuities between
Late/Inka period (AD 1430-1535) and early Colonial period (AD 1535-1660). Our argument is that, in the early stages of
the Spanish invasion, the way of life of inhabitants of Structure 1 didn´t change significantly. For that purpose, we compare
material assemblages from Late/Inka and early Colonial occupations. Results show that activities in Structure 1 was almost
identical in both periods, even though some Spanish goods like nails and Bos taurus were used. We link this situation to the
absence of mining resources in the study region that interested Spaniards. The situation changed after XVII century, when
Structure 1 is abandoned and used as a stop for cattle herders, a practice that we also relate to pre-columbian caravaneo and
a continuity with landscape use.
Key words: Jujuy Puna, changes, continuities, early Colonial period, domestic space
Introducción
“¿Qué ocurre cuando la explicación se desplaza de los cambios
profundos de las estructuras objetivas de la sociedad, a un
abordaje de los cambios en la vida cotidiana y la transformación
de las prácticas sociales?” (Bianchi Villeli, 2012, p. 61).
La cita que abre este trabajo sintetiza el enfoque que aquí
proponemos para abordar el estudio de un caso arqueológico
puneño en el contexto de la colonia temprana. ¿Qué ocurre si,
en lugar de entender la situación colonial de manera global, nos
focalizamos en un espacio doméstico particular? Desde una
perspectiva hermenéutica que plantea las relaciones entre las
partes y el todo (Vaquer, 2013, 2015; Vaquer & Pey, 2021), en
este trabajo abordamos la historia de vida del Recinto 1 de Casas
Quemadas (Cusi Cusi, Puna de Jujuy) para vincularla con el
proceso de inserción de la Puna en el sistema global capitalista,
producto de la invasión española. Se trata de una perspectiva
que nos permite reparar, a la vez que reflexionar, sobre varios
aspectos. En primer lugar, consideramos que el espacio doméstico
1
CONICET. Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA). 25 de mayo 217, 3º piso,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C1002ABE), ARGENTINA.
E-mail: jmvaquer@yahoo.com. ORCID: 0000-0001-5245-1549.
2
CONICET. Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA). 25 de mayo 217, 3º piso,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C1002ABE), ARGENTINA.
E-mail: marialaurapey@gmail.com. ORCID: 0000-0002-0099-1751.
3
CONICET. Instituto Interdisciplinario Tilcara, Facultad de Filosofía
y Letras, Universidad de Buenos Aires (IIT, FFyL, UBA). Belgrano
445, Tilcara (CP Y4624), Jujuy, Argentina. E-mail: jesicacarreras@
gmail.com. ORCID: 0000-0001-6773-7240.
4
CONICET. Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad de Buenos Aires (UBA). 25 de mayo 217, 3º piso,
Ciudad Autónoma de Buenos Aires (C1002ABE), ARGENTINA.
E-mail: ignaciogerola@gmail.com. ORCID: 0000-0001-5016-7974.
5
Instituto de Arqueología, Facultad de Filosofía y Letras, Universidad
de Buenos Aires (UBA). 25 de mayo 217, 3º piso, Ciudad Autónoma
de Buenos Aires (C1002ABE), ARGENTINA. E-mail: yamilacamera@gmail.com. ORCID: 0000-0003-0464-9117.
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Anuario de Arqueología, Rosario (2022), 14:00-00
es el lugar de producción y reproducción de los habitus. Esto
implica, a su vez, que en este espacio se produce la interacción
entre los agentes sociales con la cultura material, estructurada por
y estructurante de los diferentes campos sociales en los que se
inserta. En este sentido, la vivienda es el lugar donde coinciden
las biografías de los agentes sociales con las biografías de las
cosas (Bourdieu, 1977; Vaquer, 2007, 2012).
Esto último nos lleva a un segundo punto a destacar.
Considerar la relación colonial desde una escala micro permite
abordar la problemática de la invasión española desde la
perspectiva de los agentes. Al respecto, consideramos que el
habitar se desarrolla en dos instancias, una corporal-somática y
una narrativa, donde las experiencias corporales son llevadas al
discurso (Vaquer, 2019; Vaquer & Cámera, 2018). La experiencia
somática, producto de las interacciones entre la corporalidad y la
materialidad, permite interpretar la manera en la que los agentes
sociales se situaron ante la llegada de los españoles. De esta
manera, es posible apreciar los diferentes modos y tempos en los
que la presencia española irrumpió en las poblaciones originarias.
Finalmente, y en relación con esto último, sostenemos que
poner el foco tan sólo en los procesos globales reproduce de
manera velada un discurso colonial, ya que sitúa los centros del
movimiento histórico en Europa, mostrando a las poblaciones
americanas como pasivas ante la invasión. Por el contrario,
concentrarnos en las prácticas sociales de los agentes, nos permite
visibilizar la manera en que los saberes de las poblaciones locales
se insertaron en el contexto de la Colonia, como una forma de
resistencia a los cambios sociales. Por todo esto, consideramos
que el enfoque micro puede ampliar nuestras interpretaciones
(Bianchi Villeli, 2012; Landa & Ciarlo, 2016; Zarankin &
Salerno, 2007).
Este artículo, entonces, se organiza en las siguientes
secciones. Comenzaremos desarrollando brevemente la
información que se conoce sobre el Periodo Colonial de la Puna
jujeña para, luego, introducirnos en la microrregión de Cusi Cusi.
Presentaremos los antecedentes de investigación arqueológica
sobre el Complejo Agrícola Pajchela y, en particular, sobre uno
de los sitios que lo componen: Casas Quemadas. Luego, nos
detendremos en el Recinto 1 de dicho sitio (CQR1), una estructura
habitacional que fue habitada entre los siglos XV y XVII. En
esta oportunidad presentamos el análisis de la cultura material
recuperada contemplando la evidencia cerámica, lítica, ósea y
arquitectónica. Finalmente, brindaremos una interpretación de la
evidencia recuperada reparando en los cambios y continuidades
en el habitar del recinto durante su historia de ocupación.
Antecedentes
El Período Colonial Temprano en la Puna de Jujuy
El Periodo Colonial en el Noroeste Argentino comienza
con la entrada de Diego Almagro en 1536. En 1540 la Puna
es encomendada a Martín Monje y a Juan Villanueva, dando
comienzo a la organización y racionalización de la economía
local de acuerdo con los intereses de los invasores. Al igual que
en los centros de la conquista, lo que movilizó a los españoles
a asentarse y fundar pueblos fue la búsqueda de recursos
minerales. Este proceso no se dio sin la resistencia de los pueblos
originarios: en 1561 se produce la sublevación calchaquí, que
causó un efecto expansivo en el territorio colonial. Como
respuesta a las sublevaciones, y buscando ampliar el control de
la corona española sobre los territorios invadidos, entre 1570 y
1579 el virrey Toledo establece una serie de reformas al sistema
colonial. Otro hito importante es la introducción de la técnica de
amalgama para la obtención de la plata en 1572, lo que produjo
un nuevo auge de los emprendimientos mineros (para una
síntesis del Periodo Colonial, ver Albeck & Palomeque, 2009;
Ávila, 2011; Becerra, 2014, Becerra et al., 2014; Palomeque
2006, 2013).
Desde una perspectiva más local, entre los años 1573 y 1595
se produce la reducción de los chichas, uno de los grupos más
importantes en la región circumpuna. Con la colaboración de los
chichas, en 1580 se logra la “pacificación” de los grupos casabindo
y cochinoca, cuyos asentamientos principales se encontraban en
la actual Puna jujeña. De esta manera, se consolida la presencia
española en la Puna con la tercera y definitiva fundación de
Jujuy en 1593. Esta ciudad sería el “puesto de avanzada” para
la conquista de la región. Sobre este proceso destacamos dos
cuestiones: por un lado, la Puna era una zona importante para
los españoles por la presencia de recursos minerales; y, por el
otro, constituía una vía de circulación estratégica para movilizar
recursos hacia las minas de Potosí. Jujuy era la última ciudad en
el camino entre el Río de La Plata, Tucumán y Potosí (Conti &
Sica, 2011). En el año 1602 se fundan los pueblos de Santa Ana
de Casabindo y Nuestra Señora del Rosario de Cochinoca, en los
territorios de los grupos casabindos y cochinocas.
En 1630 se produce una crisis en la producción minera de
Potosí. Esta situación llevó a que la producción minera en la Puna
jujeña tuviera un nuevo impulso: los principales yacimientos
mineros (con excepción de algunos que ya estaban siendo
explotados previamente) datan de este periodo en adelante:
Cochinoca (1600); Ajedrez (1627); Valle Rico (1644); Rinconada
(1646); Cerro Granadas (1656); San José del Oro (1707) y Santo
Domingo (1747) (Becerra, 2014). El auge de la minería en la Puna
jujeña (junto con un recrudecimiento de la situación tributaria)
produce que a mediados del siglo XVI haya un crecimiento en la
población tributaria de la encomienda de Casabindo y Cochinoca
(Palomeque, 2013). Además de la actividad minera en sí misma,
surgieron otras industrias paralelas dependientes. Una de ellas
fueron los centros de faenado y preparación de charque de ganado
vacuno en distintos lugares de la Puna para abastecer de alimento
a los trabajadores mineros (Giusta, 2020; Palomeque, 2000).
Asociado a la demanda alimentaria, también se constituyeron
circuitos de arriería que llevaban el ganado en pie desde Córdoba
hasta los centros de engorde y faenado en la Puna jujeña. Esta
actividad se presentó como una continuidad con el caravaneo
prehispánico, ya que los arrieros eran pastores que conocían los
circuitos viales y aprovechaban las rutas tradicionales (Sanhueza,
1992; Sica, 2010).
En síntesis, vemos que los diferentes ritmos de la avanzada
española sobre la Puna jujeña se encontraron marcados en mayor
o menor medida por la actividad minera. En este sentido, de
los yacimientos más importantes explotados durante el periodo
colonial, ninguno se encuentra localizado en la microrregión de
Cusi Cusi. El yacimiento más próximo es el del Cerro Granada,
cuya explotación data de 1656. La actividad minera tuvo, en
consecuencia, dos centros: por un lado, el sur de la cuenca
de Pozuelos con centro en Rinconada; y por el otro, la región
Cochinoca – Casabindo, que se expandió hacia el oeste por la
cuenca del Río Orosmayo.
Vaquer et al - “La historia de vida del Recinto 1 de Casas Quemadas (Cusi Cusi, Jujuy, Argentina)...”
La microrregión de Cusi Cusi y el Complejo Agrícola Pajchela
El caso de estudio se ubica dentro de la microrregión de
Cusi Cusi en el departamento de Rinconada de la Puna de Jujuy
(Figura 1). La microrregión corresponde a la cuenca superior
del Río Grande de San Juan (CSRGSJ) —conformada por los
ríos Granadas, Orosmayo y Tiomayo— y el ambiente es de
Puna seca. Comenzamos nuestro trabajo en la zona hace más
de 10 años, registrando un total de 221 sitios arqueológicos de
diferentes tipos y temporalidades (Gerola, 2022; Vaquer, 2021;
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Vaquer & Cámera, 2018; Vaquer & Pey, 2021). Entre ellos, se
destacan tres sitios con evidencia de producción agrícola y/o
agropastoril: Casas Quemadas, Pajchela Terrazas y Pajchela
Núcleo concentrados en las inmediaciones de la quebrada de
Pajchela (Figura 2). Debido a su cercanía espacial y rasgos
tecnológicos compartidos —como los tipos de cerámica y
fragmentos de hoja de pala lítica en superficie y capa, y los tipos
de estructuras de cultivo—, componen lo que hemos denominado
como “Complejo Agrícola Pajchela” (Pey, 2017, 2021).
Figura 1. Mapa de la cuenca superior del Rio Grande de San Juan donde se destaca la ubicación de la localidad de Cusi Cusi.
Figura 2. Mapa con la ubicación de los sitios arqueológicos del Complejo Agrícola Pajchela: Casas Quemadas, Pajchela Terrazas y
Pajchela Núcleo.
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Cabe destacar que, de las 575 estructuras que hemos
identificado en dicho paisaje agrario, sólo unas pocas
corresponden a viviendas o estructuras habitacionales, similar
a la situación reportada por Angiorama et al. (2017) y Franco
Salvi et al. (2019) para los sitios agrícolas tardíos de la cuenca
sur de Pozuelos. La excavación de una de ellas (el Recinto 1 del
sitio Pajchela Núcleo) nos ha brindado el fechado ocupacional
más temprano que podemos vincular, hasta el momento, con las
ocupaciones agrícolas locales. Éste se ubica dentro del Período
de Desarrollos Regionales II o PDR II (1200-1430 DC) y se
encuentra asociado con cerámica de tipo Casabindo (Vaquer et
al.,2020). A su vez, otros rasgos presentes en el paisaje agrario
local —como los monolitos de sección circular, los tipos de hoja
de pala lítica, los andenes de cultivo, entre otros— poseen gran
similitud con los presentes en el área de Doncellas-Casabindo
(Albeck, 2019; Pey, 2021). Otra cuestión, a tener en cuenta, es
que, tanto en la superficie de las áreas de cultivo como en los
niveles de excavación posteriores a la ocupación Casabindo,
predomina material cerámico correspondiente al estilo YaviChicha.
Por todo esto, nuestro modelo interpretativo propone que,
durante el Periodo de Desarrollos Regionales I (900-1200 DC),
la CSRGSJ estuvo habitada por grupos de pastores locales; y
en algún momento del PDR II por poblaciones provenientes
de la región Doncellas-Casabindo que habrían construido los
sitios de producción agrícola (Vaquer, 2016, 2021; Vaquer et
al., 2020). Las modificaciones del paisaje llevadas adelante
por las poblaciones Casabindo tuvieron como objetivo ampliar
la frontera agrícola a partir de construir complejos en lugares
emplazados estratégicamente. Involucró, a su vez, la creación
de un paisaje sacralizado a partir de situar a los ancestros en
forma de torres-chullpas, monolitos y un montículo-plataforma
de Pajchela Núcleo (Carreras, 2020; Pey, 2021; Vaquer et al.,
2020). En este sitio, tenemos evidencia del abandono de algunas
de las estructuras por parte de las poblaciones Casabindo, y la
llegada de poblaciones de filiación Yavi-Chicha. Estas últimas,
posiblemente desplazadas desde la Cuenca Media del Río
Grande de San Juan por intervención del Estado Inka (Nielsen et
al., 2015), tomaron control de los sitios agrícolas. La evidencia
de Pajchela Núcleo apunta a que este proceso se dio de manera
ritualizada con ceremonias de comensalidad y clausura de los
espacios (Carreras, 2022). Esto nos lleva a considerar que, tal
como muestran las crónicas españolas, existían relaciones
amistosas entre los Casabindo y los Yavi (Palomeque, 2010,
2013). Todavía no tenemos elementos para hipotetizar el motivo
del abandono, pero dado que la presencia Inka en la zona se dio
de manera indirecta; y que la Cuenca Media del Río Grande de
San Juan, que fue un centro de poblaciones Yavi, es despoblada
para este momento, consideramos que el movimiento de las
poblaciones fue realizado por el Imperio.
Sobre este componente Yavi es que se produce la invasión
española. Dentro del Complejo Agrícola Pajchela, la evidencia
de ocupaciones coloniales se concentra en el sitio Casas
Quemadas. Al respecto, y teniendo en cuenta lo expuesto en
la sección anterior, nuestra hipótesis de trabajo es que en las
primeras etapas de la conquista española el modo de vida de los
habitantes de Casas Quemadas no varió sustancialmente. Esto se
debió a que la región no presentaba recursos mineros de interés
para los españoles, por lo que no se constituyó en un foco de
asentamiento (Carreras, 2022; Vaquer, 2016; Vaquer & Cámera,
en prensa; Vaquer et al., 2018).
Anuario de Arqueología, Rosario (2022), 14:00-00
Casas Quemadas
1) Composición y caracterización general
Como mencionamos anteriormente, Casas Quemadas es uno
de los tres sitios componentes del Complejo Agrícola Pajchela.
Se encuentra a 3,5 km en dirección noroeste respecto del poblado
actual de Cusi Cusi, a una altitud media de 3880 msnm sobre dos
laderas de la margen derecha del cauce oeste que luego conforma
el Río Cusi Cusi. En la actualidad, la gente del pueblo lo reconoce
como un “antigal”, es decir, un lugar donde vivían los antiguos.
El terreno pertenece a la familia Llampa y, ocasionalmente, se
pueden encontrar algunas tropas de llamas pastando.
El sitio ocupa una superficie de aproximadamente 22 ha
y está compuesto por una serie de estructuras productivas y
habitacionales en desuso (Figura 3). A pesar del bajo estado
de conservación de los muros, se han identificado (hasta el
momento) 254 estructuras entre las que se destacan canchones
de cultivo, corrales, terrazas de ladera, despedres sobre bloques
rocosos, canales de irrigación, muros de control de escorrentía,
muros de contención de terreno, trampas para zorro, parapetos o
refugios, estructuras mortuorias bajo afloramientos, escondrijos
con herramientas agrícolas asociadas, estructuras chullparias de
tipo “hornito” y recintos habitacionales (Pey, 2016, 2021).
A nivel arquitectónico, se destacan tres características
generales. La primera es que prácticamente la totalidad de rocas
que se han empleado para la construcción de las estructuras
son de ignimbrita, materia prima de tonalidad rojiza fácilmente
accesible en el mismo cerro donde se emplaza el sitio. La
segunda característica es el aprovechamiento de grandes bloques
y afloramientos rocosos para la construcción de las estructuras.
Esto no sólo se registra en los despedres y trampas para zorro,
sino también en la construcción de pircas, terrazas, refugios/
parapetos y tumbas. En interpretaciones previas, dicha tendencia
se ha asociado con la búsqueda de optimización de recursos
constructivos y, sobre todo, de los espacios cultivables (Pey,
2016, 2017). La tercera característica es que, a diferencia de los
otros sitios de la microrregión, en Casas Quemadas predomina
una sola técnica constructiva. En todos los casos relevados
(salvando algunas excepciones) se trata de muros simples de una
o más hiladas, construidos con rocas sin trabajar (y sin un criterio
claro de selección), aparejo rústico o irregular y sin mortero.
Además de las estructuras mencionadas, se destaca la
presencia de un camino que atraviesa el sitio de Este a Oeste.
Asociados a éste, hemos registrado apachetas, sitios rituales
caravaneros y materialidades que dan cuenta de su uso durante
momentos prehispánicos. El camino se dirige hacia el Sur de
Bolivia vía Abra de García y, a su vez, se conecta con un ramal
que, hacia el Norte, se dirige a Paicone y Ciénega de Paicone
(Figura 4).
2) Sector habitacional
Finalmente, destacamos un área de 0,6 ha que hemos
denominado “sector habitacional” ya que concentra a los dos
recintos habitacionales del sitio (CQR1 y CQR2). Como hemos
anticipado, en este trabajo nos focalizamos en la evidencia
procedente del CQR1 o Recinto 1 (Figura 5). Las estructuras
habitacionales se emplazan junto a un fueguero y una serie
de canchones/corrales con canales de irrigación asociados.
Dicho sector posee el nivel de conservación arquitectónica
Vaquer et al - “La historia de vida del Recinto 1 de Casas Quemadas (Cusi Cusi, Jujuy, Argentina)...”
Figura 3. Plano del sitio Casas
Quemadas, obtenido de Pey (2021,
p. 208).
Figura 4. Casas Quemadas en relación con los
caminos prehispánicos de Cusi Cusi, tomado
de Gerola (2022, p. 282).
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Anuario de Arqueología, Rosario (2022), 14:00-00
más alto del sitio y presenta una alta densidad de materiales en
superficie como fragmentos de hoja de pala lítica de dacita y
fragmentos cerámicos correspondientes a diferentes tipologías
(principalmente Yavi). En tres de los canchones hemos registrado
diferentes elementos de molienda (morteros, conanas y manos)
y un bloque pétreo tallado que ha sido interpretado como un
monolito huanca (Pey, 2021).
En este sector, además, se emplazan las dos estructuras
chullparias del sitio. Una se encuentra totalmente derrumbada (o
desarmada), la otra presenta un excelente estado de conservación.
Dado su emplazamiento y asociación directa con sectores de
cultivo, se ha interpretado una posible función de almacenaje para
estas estructuras (Pey, 2016, 2021). Sin embargo, no descartamos
que en algún momento pudiesen haber sido empleadas con fines
mortuorios, entendiendo la multifuncionalidad y polisemia que
envuelven las estructuras chullparias -en particular, vinculada a
la ancestralidad (Nielsen, 2010; Rivet, 2015).
En relación con esto último, y concluyendo con la
caracterización general del sitio, hemos rastreado algunos
principios registrados etnohistórica y etnográficamente para
la región andina vinculados a la potencialidad productiva. Al
respecto, se destacan dos características que hacen de Casas
Quemadas, más allá de las condiciones físicas del entorno, un
sector ontológicamente más fértil: su emplazamiento sobre una
pallqa (es decir, la convergencia de dos ríos) y la presencia
de ancestros en el paisaje (enterratorios bajo afloramiento,
estructuras chullparias, monolitos huanca) (Pey, 2021).
Desarrollo
Figura 5. Croquis del Sector Habitacional del sitio Casas Quemadas.
Se destaca la ubicación del Recinto Habitacional 1 (C1R1) (Pey, 2016,
p. 64).
Interpretaciones de los materiales del Recinto 1
El Recinto 1 posee planta rectangular con unas dimensiones
de 3 m de ancho y 5,5 m de largo. Sus muros son simples, de
aparejo rústico y sus rocas no se encuentran trabajadas. Presenta
dos hornacinas en el muro oeste y un muro divisor, en el muro
este (Figura 6). El espacio excavado se dividió en 4 cuadrículas,
excavándose por niveles naturales siguiendo el método de
Harris (1991) y del Archaeological Site Manual del Museo de
Londres (AAVV, 1994). Registramos un total de 66 Unidades de
Proveniencia (UP). Las UP fueron agrupadas en tres componentes
a partir del análisis estratigráfico, de dos fechados obtenidos de
estructuras de combustión (que detallaremos más adelante) y
del análisis de los materiales recuperados en las excavaciones
(Figura 7).
Componente 1 – Derrumbe y uso actual
El Componente 1 (C1) corresponde al abandono del recinto
como espacio habitacional y su inclusión en circuitos pastoriles
actuales. Estratigráficamente se localiza entre la superficie actual
y el derrumbe de los muros del recinto.
-Material cerámico
En el C1 se recuperaron un total de 186 fragmentos cerámicos
(para una explicitación de la metodología utilizada ver Vaquer &
Cámera, 2019, en prensa). Los estilos decorados que predominan
son el Interior Negro Pulido con un 38% (16: 42), seguido por
Figura 6. Planta del Recinto 1 de Casas Quemadas, fuente: Carreras
(2022, p. 158).
Vaquer et al - “La historia de vida del Recinto 1 de Casas Quemadas (Cusi Cusi, Jujuy, Argentina)...”
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Figura 7. Unidades de proveniencia, rasgos y componentes del Recinto 1 de Casas Quemadas, tomado de Carreras (2022, p. 174).
el Yavi con un 36% (15: 42), el Casabindo con un 12% (5: 42),
el Inka Castaño Pulido con un 9% (4: 42) y el Negro Pulido con
un 5% (2: 42). Con respecto a los fragmentos diagnósticos de
formas, recuperamos un total de 14, repartidos entre 10 bordes,
dos fragmentos de base y dos fragmentos de asas. A partir de
los estilos presentes, se identificaron un número mínimo de 10
piezas.
El Conjunto Cerámico 1 se encuentra bastante perturbado
debido al transporte y al pisoteo por animales. Si bien pudimos
identificar 10 piezas como mínimo, es difícil asegurar que se
hayan utilizado de manera contemporánea. Cinco de las piezas
corresponden al estilo Alisado, mientras que cuatro a diferentes
variedades de Yavi y finalmente uno al estilo Interior Negro Pulido.
Con respecto a la composición formal, detectamos la presencia
de tres contenedores de forma indeterminada; dos escudillas,
una pieza accesible de forma indeterminada; y finalmente cuatro
piezas de forma indeterminada. La indeterminación formal
se debe a, por un lado, el estado de fragmentación y deterioro
de la muestra que impidió identificar remontajes que permitan
reconstruir los perfiles. Por otro lado, en el caso de las piezas
de los diversos estilos de Yavi, fueron reconocidas a partir de la
presencia de bordes y asas que tampoco presentaron remontajes.
-Lítico
Se desarrolló una caracterización técnico morfológica y
morfológica funcional macroscópica, siguiendo la terminología
morfológica descriptiva de Aschero (1975, 1983). Además, las
piezas fueron diferenciadas según los criterios clase tipológica y
grupo tipológico (Aschero y Hocsman, 2004). Con un total de 79
elementos, el Componente 1 es el que presenta la menor cantidad
de materiales líticos. Predominan los instrumentos (49: 62%)
por sobre los desechos de talla (27: 34%), lo que sugiere que,
durante el lapso que representa el C1, la presencia de material
lítico en el Recinto 1 estaría más bien relacionada con el uso
de instrumentos en el ámbito doméstico que con la manufactura.
La baja cantidad de núcleos (2: 2%) apunta también hacia dicha
interpretación. También se encontró un artefacto de filo natural
con rastros complementarios (1: 1%). Entre los 27 desechos de
talla la mayoría son de tipo indeterminado (20: 74%), seguidos
por las lascas angulares (6: 22%) y una lasca primaria (1: 3%);
la relación entre las materias primas es pareja entre dacita (11:
40%), obsidiana (6: 22%), sílice (6: 22%), cuarzo lechoso (2:
7%) e indeterminadas (2: 7%). Además, uno de los núcleos
encontrados es de obsidiana y el otro de cuarzo lechoso, y el
único artefacto de filo natural con rastros complementarios es de
materia prima indeterminada. Los 49 instrumentos recuperados
en la excavación del Componente 1 se presentaron en estado
fragmentario. Casi todos estos artefactos son palas líticas de
dacita (47: 95%), a excepción de un raspador de sílice (1: 2%)
y un instrumento de molienda de materia prima indeterminada
(1: 2%). Solo en el caso del raspador se distinguió el uso de una
forma base específica, lasca angular.
El amplio predominio de las palas puede estar sugiriendo
la reclamación de estos instrumentos en algún tipo de labor
agrícola en tiempos actuales o su exposición por procesos
posdepositacionales, principalmente antrópicos, como pueden
ser las pisadas de las tropillas de llamas. La otra alternativa es
que se hayan seguido confeccionando específicamente palas de
dacita en algún momento postcolonial.
72
-Zooarqueología
Nuevamente, por cuestiones de espacio, remitimos a los
lectores y las lectoras a Carreras (2022) para el detalle de la
metodología utilizada y las tablas correspondientes a cada uno
de los índices y cálculos. El conjunto zooarqueológico del C1
cuenta con un Número Total de Especímenes óseos (NSP) de
309, de los cuales pudieron ser identificados taxonómicamente
(NISP) el 29% (90:309) y no pudieron ser identificados (NID)
el 70% (219: 309). En relación con la termoalteración, casi el
70% (212: 309) del NSP no presenta ningún tipo de modificación
provocada por la acción del fuego, mientras que solo el 30%
(97: 309) presenta algún tipo de evidencia de esta modificación.
Además, el NISP del conjunto presenta estadios de meteorización
avanzados (Behrensmeyer 1978), donde los mayores porcentajes
se concentran en los estadios 3 (31:90, 34,44%) y 4 (23:90,
25,56%).
El conjunto se encuentra dominado por especímenes de
Camelidae (71:90, 79%), seguidos por Artiodactyla (11:90, 12%).
Se destaca la presencia de especímenes de Bos taurus (8:90, 9%).
En relación con los camélidos (de los que no se ha podido hacer
una diferenciación interespecífica por encontrarse la muestra
muy fragmentada), se encuentran presentes la gran mayoría de
las partes esqueletarias de camélidos, con una predominancia del
costillar, la cabeza y el autopodio, es decir, partes que presentan
abundante carne y médula y otras que presentan bajas cantidades
de ambas (Yacobaccio et al. 1997-1998). No se han registrado
huellas de origen no antrópico. Sin embargo, se registraron dos
huellas de corte, una sobre una vértebra indeterminada y otra sobre
un axis, ambas de Camelidae. También se registró un negativo
de impacto sobre un radioulna. Por otro lado, se calculó el MNI
para cada parte esqueletaria. El valor más alto corresponde al
astrágalo (MNI:2). El conjunto presenta, además, una mayoría
de camélidos adultos (6:9, 67%) sobre subadultos (3:9, 33%).
Por otra parte, en relación con los especímenes de Bos taurus, se
observa una predominancia del esqueleto apendicular (6:7, 86%)
sobre el axial (1:7, 14%).
Componente 2 – Ocupación colonial
El Componente 2 (C2) corresponde a la ocupación colonial
del recinto. La base del componente está conformada por una
ocupación doméstica, asociada con las estructuras de producción
agrícola del sitio. Sobre el tope del componente se localiza un
muro bajo utilizado como tabique para resguardo que no tiene
Anuario de Arqueología, Rosario (2022), 14:00-00
continuidad estratigráfica con el componente posterior. Tanto en
este componente como en el 1 se detectó la presencia de restos de
Bos taurus. También se recuperaron clavos de metal de sección
rectangular. La ocupación presenta tres fogones en cubeta y tres
lentes de ceniza que interpretamos como fogones expeditivos.
Obtuvimos dos fechados de la base del recinto que sitúan la
ocupación entre los siglos XV y XVI (Tabla 1).
-Material cerámico
En el C2 recuperamos un total de 2378 fragmentos
cerámicos. La mayoría de los fragmentos corresponde al estilo
Alisado con un 79% (1873: 2378); seguido por el estilo Yavi con
un 10% (236: 2378). Los demás estilos decorados presentan una
frecuencia más baja. La alta proporción del estilo Alisado indica
que el conjunto fue utilizado para tareas domésticas.
Se recuperaron un total de 169 fragmentos diagnósticos,
distribuidos en 134 bordes, 10 asas y 25 bases. Con respecto
a la distribución por estilos, la mayoría de los fragmentos
corresponden al estilo Alisado con un 66% (111: 169); seguido
por el Yavi con un 15% (25: 169). Los demás estilos tienen una
representación mucho menor, destacándose el Interior Negro
Pulido con un 7% (12: 169). A partir de ellos se calculó el
Número Mínimo de Piezas (NMP) presentes en el conjunto que
dio un total de 71. El conjunto se compone, en consecuencia, de
un total de 71 piezas. Una primera interpretación es a partir de
la proporción entre las piezas abiertas o accesibles y las cerradas
o contenedores. La mayoría del conjunto corresponde a piezas
accesibles con un 59% (42: 71), seguido por las restringidas
con un 35% (25: 71). Las piezas indeterminadas corresponden
a fragmentos de asas para las cuales no se pudo determinar su
categoría formal. Con respecto a la distribución de las piezas por
estilo, el resultado fue el siguiente (Figura 8):
En la figura vemos que la mayoría de las piezas corresponden
al estilo Alisado con un 45% (32), seguido por el estilo Yavi con
un 27% (19). En menores proporciones se encuentran el Interior
Negro Pulido con un 10% (7), los indeterminados con un 8% (6),
y finalmente el Inka con un 6% (4) y el Casabindo con un 3%
(2). Con respecto a los estilos Alisado y Alisado Interior Pulido,
la mayoría de las piezas corresponden a contenedores (18: 32);
mientras que las piezas accesibles son un total de 14: 32. Debido
al estado de la muestra fue bastante difícil asignar categorías
formales más detalladas. En el caso de los contenedores, se pudo
identificar un cántaro compuesto, dos contenedores grandes de
forma indeterminada y una botella. Con respecto a las piezas
Tabla 1. Fechados radiocarbónicos obtenidos para el Recinto 1 de Casas Quemadas (UP 17 y 23) calibrados para el hemisferio sur con el método
SHCal13. 14c Hogg et al. (2013) y el programa CALIB 7.0.0 en conjunción con Stuiver & Reimer (1993). Realizados por el Laboratorio de tritio y
radiocarbono (LATYR), Centro de Investigaciones Geológicas (CIG), Facultad de Ciencias Naturales y Museo, UNLP y CONICET.
Vaquer et al - “La historia de vida del Recinto 1 de Casas Quemadas (Cusi Cusi, Jujuy, Argentina)...”
Figura 8. Cantidad y proporción de piezas por estilo (n=71).
accesibles, pudimos identificar dos cuencos y una escudilla.
La diferencia entre las piezas cerradas y las accesibles no está
tan marcada en este caso, mostrando un conjunto con piezas
que pueden ser utilizadas para cocinar/almacenar y para servir/
consumir.
Con respecto al estilo Yavi, identificamos un total de 19
piezas. La mayoría de las piezas corresponden a piezas accesibles
(12: 19), seguido por las indeterminadas (4: 19) y finalmente los
contenedores (3: 19). Es interesante que, en el caso de este estilo,
predominan ampliamente las piezas accesibles, utilizadas para
servir/consumir. Sin embargo, ocurre lo mismo que con el estilo
Alisado que el mal estado de conservación no permitió detallar
más las categorías formales. Con respecto a las piezas accesibles,
pudimos identificar dos escudillas hemisféricas simples de 140
cm de diámetro de boca, una escudilla sin diámetro y una pieza
accesible pequeña; mientras que en los contenedores solamente
pudo determinarse que uno de ellos se trataba de una pieza
grande.
Con respecto a los demás estilos presentes, cabe destacar que
el estilo Casabindo se encuentra representado solamente por dos
piezas, una abierta y otra cerrada. El estilo Inka Castaño Pulido
tiene una representación en el conjunto de 4 piezas, entre ellas un
cuenco, una pieza accesible indeterminada y dos contenedores
indeterminados reconocidos a partir de bases. El Negro Pulido
se encuentra representado por un solo ejemplar, una pieza
accesible indeterminada. El Interior Negro Pulido tiene una
representación de 7 piezas; una escudilla, un plato y cinco piezas
accesibles indeterminadas. Finalmente, hay 6 piezas de estilo
indeterminado: una escudilla, un contenedor indeterminado y 4
piezas accesibles indeterminadas.
-Conjunto cerámico 2
Este conjunto cerámico es el que presentó la mayor cantidad
de fragmentos, y, en consecuencia, de piezas identificadas a partir
de los fragmentos diagnósticos. Sin embargo, y al igual que el
componente anterior, la muestra se encuentra muy fragmentada,
por lo que no se pudieron reconstruir perfiles ni diámetros de
boca debido al tamaño pequeño y al grado de erosión de los
fragmentos. En la mayoría de los casos, las diferencias entre
73
piezas identificadas son en función de los tipos de bordes y tipos
de labios.
A partir de la caracterización del conjunto, podemos
interpretar que las actividades realizadas en el recinto en este
momento se vinculaban con el servicio/consumo en mayor
medida. Las piezas restringidas pueden haberse utilizado para
la cocción y el almacenaje de los alimentos. Sin embargo, hay
un detalle interesante: dentro del estilo Alisado, representado
por 32 piezas, 14 de ellas son piezas accesibles mientras que 18
corresponden a contenedores. La tendencia en este estilo es que
las piezas cerradas son más que las accesibles. Si le sumamos
el siguiente estilo con mayor representación, el Yavi, vemos
que, sobre un total de 19 piezas, 12 corresponden a piezas
accesibles, 3 a contenedores y 4 a formas indeterminadas. Si
sumamos al Interior Negro Pulido, representado por 7 piezas
accesibles, entonces podemos observar que la mayoría de las
piezas cerradas cuya función es cocinar/almacenar corresponden
al estilo Alisado; mientras que las piezas accesibles cuya función
es servir/consumir se encuentran repartidas entre varios estilos,
destacándose el Yavi y el Interior Negro Pulido. Finalmente, cabe
destacar la presencia de 4 piezas de estilo Inka, en este caso, Inka
Castaño Pulido que corresponden a dos piezas accesibles y a dos
contenedores que fueron interpretados a partir de la presencia de
dos bases.
En síntesis, tenemos un conjunto donde predominan las
piezas accesibles que se utilizan para servir/consumir alimentos
y bebidas. Dentro de estas tenemos una variabilidad de estilos
como el Yavi, el Interior Negro Pulido y el Inka Castaño Pulido.
Con respecto a los contenedores, la mayoría corresponde al estilo
Alisado.
-Lítico
El componente 2, de ocupación colonial, es el que cuenta
con mayor cantidad de materiales líticos con un total de 873
piezas entre las que se distinguieron 663 desechos de talla (76%),
199 instrumentos (23%) y 11 núcleos (1%). En el total de los
desechos de talla, predominan los de tipo indeterminado 523
(523: 663; 79%), seguidos por las lascas angulares (89: 663;
13%), 7 lascas secundarias, 6 lascas primarias, 3 lascas de arista
y 1 hoja corta. La dacita (268: 663; 40%) prevalece entre las
materias primas de los desechos de talla y también se destacan
las cantidades de cuarzo lechoso (157: 663; 24%), obsidiana (93:
663; 14%) y sílice (81: 663; 12%). Diferenciamos 11 núcleos en
este componente, de diversas materias primas como obsidiana,
sílice, cuarzo lechoso, cuarcita gris y calcedonia. De los 199
elementos clasificados como instrumentos, siete se encontraron
enteros y 192 fragmentados. Por clase tipológica destacan con
claridad las palas agrícolas confeccionadas sobre dacita (182:
199; 91%) (Figura 9), ocho cabezales líticos (8: 199; 4%), seis de
ellos de sílice, uno de obsidiana, uno de cuarzo lechoso. También
se recuperaron un cuchillo de cuarzo traslúcido o hialino; un
raspador de materia prima indeterminada; tres preformas,
dos de ellas de sílice y una de obsidiana; dos instrumentos de
procesamiento; y dos torteros fragmentados.
La importante cantidad de palas agrícolas líticas y de
desechos de talla de dacita, destaca no solo el componente
agrícola del sitio Casas Quemadas durante la etapa colonial, sino
también al Recinto 1 como un espacio dentro del cual, entre otras
actividades, se habrían confeccionado o al menos reactivado una
considerable cantidad de palas líticas agrícolas. La cantidad de
74
Anuario de Arqueología, Rosario (2022), 14:00-00
Figura 9.a - Pala con bordes tallados, componente 2 (UP 49). b - Pala con bordes pulidos, componente 2 (UP 60).
cabezales líticos, en relación con el resto de los instrumentos del
C2, permiten postular la regularidad de las prácticas cinegéticas
como complemento económico o, mucho menos probable, una
situación de conflicto interpersonal de la cual aún no hemos
obtenido otro tipo de evidencia.
-Zooarqueología
El conjunto zooarqueológico del C2 cuenta con un NSP
de 4820 especímenes, de los que pudieron ser identificados
taxonómicamente (NISP) (982: 4820; 28%) y no pudieron
ser identificados (NID) (3838: 4820; 72%). En relación con
la termoalteración, la mayoría (3507: 4820; 72%) del NSP no
presenta ningún tipo de modificación provocada por la acción
del fuego, mientras que solo el 28% (1313: 4820) presenta
algún tipo de evidencia de esta modificación. Además, el NISP
del conjunto presenta un relativo buen estado de conservación,
siendo que la mayoría de los especímenes se encuentran entre los
estadios 2 (353:982, 36%) y 3 (386:982, 39%) de meteorización
(Behrensmeyer 1978).
El conjunto se encuentra dominado por especímenes de
Camelidae (587: 982, 60%), seguidos en importancia por
Artiodactyla (289: 982, 29%). Se han asignado, además,
especímenes a Bos taurus (65: 982, 7%), Chinchillidae (28: 982,
3%), Rodentia (10: 982, 1%) y Avis (3: 982, 0,30%). A partir
de la diferenciación interespecífica de camélidos (realizada a
partir de análisis multivariados desde la medición de las falanges
primeras) se han asignado tres especímenes que coinciden con
el tamaño de llamas actuales. Se encuentran representadas
todas las partes esqueletarias de camélidos, con predominancia
de partes que presentan abundante carne (cinturas), aquellas
que presentan abundante carne y médula (estilopodio), como
aquellas que presentan una cantidad moderada-baja de carne y
médula (zeugopodio). No se han registrado huellas de origen
no antrópico. Sin embargo, se han registrado para el conjunto
un total de 20 huellas de origen antrópico (corte y perforado)
en especímenes de Camelidae, Artiodactyla, y Bos taurus. El
conjunto presenta, además, una mayoría de camélidos adultos
Vaquer et al - “La historia de vida del Recinto 1 de Casas Quemadas (Cusi Cusi, Jujuy, Argentina)...”
(44:72, 61%) sobre subadultos (28:72, 39%). Por otro lado,
se calculó el MNI para cada parte esqueletaria, donde los
valores más altos corresponden a falange primera (MNI: 2),
escápula (MNI: 2) y húmero (MNI: 2). Además, en cuanto a los
especímenes de Bos taurus, predomina el esqueleto apendicular
con el 77% (20:26) sobre el axial con el 23% (6:26).
Componente 3 – PDR/INKA
El Componente 3 (C3) corresponde a la ocupación
fundacional del recinto. No se detectaron especímenes de Bos
taurus ni materialidad vinculada con la invasión española. Esta
ocupación está vinculada con cerámica Yavi, y también tuvo
sus relaciones con el Tawantinsuyu. Se trató de una ocupación
doméstica asociada a las estructuras de producción agrícolas.
Presentó dos fogones en cubeta; uno de ellos delimitado por
piedras y asociado con un rasgo negativo que interpretamos
como un pozo de basura.
-Material cerámico
La muestra de este componente fue de 1022 fragmentos.
Con respecto a la distribución de los fragmentos por estilos, la
mayoría de los fragmentos corresponde al estilo Alisado con
un 81% (830), seguido por el Yavi con un 7% (72) y el Interior
Negro Pulido con un 5% (47). Los demás estilos se encuentran en
proporciones menores: el Inka con un 3% (28), los indeterminados
también en un 3% (36) y finalmente los estilos Casabindo con
solamente dos fragmentos y el Negro Pulido con un fragmento.
75
estuvo orientado hacia servir/consumir alimentos y bebidas y en
segunda instancia a la cocción y almacenamiento. Con respecto
a la distribución de piezas por estilo, se obtuvieron las siguientes
proporciones (Figura 10):
La mayoría de las piezas corresponden al estilo Alisado con
un 53% (24), seguido por el Yavi con un 22% (10); el Interior
Negro Pulido con un 9% (4), el Inka también con un 9% (4) y
finalmente el indeterminado con un 7% (3). El subconjunto
del estilo Alisado se encuentra conformado por un mínimo de
24 piezas, de las cuales nueve son abiertas, 13 son cerradas
y dos indeterminadas (se calcularon a partir de un asa y unos
fragmentos de bases muy deteriorados). Con respecto a los estilos
decorados, el Yavi está representado con 10 piezas (siete abiertas
y tres cerradas), entre las que pudimos identificar dos escudillas;
el Inka con cuatro piezas, las cuatro abiertas, entre las que se
encuentren una fuente y una pieza accesible de tamaño pequeño
(plato – escudilla – cuenco); el Interior Negro Pulido con tres
piezas abiertas, entre las que pudimos observar una escudilla; y
finalmente tres piezas de estilo indeterminado (dos accesibles y
un contenedor).
-Conjunto cerámico 3
Las proporciones de piezas por estilo son coherentes con la
función doméstica del recinto, predominando las piezas de estilo
Alisado utilizadas en las comidas cotidianas. Sin embargo, en
este componente ocurre lo mismo que en el anterior: la mayoría
de las piezas cerradas, cuya función es cocinar y almacenar,
corresponden al estilo Alisado; mientras que las piezas abiertas,
cuya función es servir/consumir, corresponden a varios estilos.
Entre ellos predomina el Yavi con 7 piezas abiertas seguido por el
Interior Negro Pulido con 4 piezas abiertas. Cabe mencionar que
de las cuatro piezas de estilo Inka identificadas, una corresponde
a una fuente utilizada para servir y mostrar los alimentos antes de
su consumo; y las tres restantes corresponden a piezas abiertas.
Si bien la proporción de material de este estilo es bastante baja,
es llamativo que la mayoría de las piezas correspondan a vasijas
que se utilizan para servir/consumir. Tal vez nos encontramos
ante ceremonias de comensalidad a una escala doméstica donde
se construía el vínculo con la sociedad Inka o sus representantes
locales.
-Lítico
Figura 10. Cantidad y proporción de piezas por estilo (n=45).
Recuperamos un total de 92 fragmentos diagnósticos de forma,
divididos en 68 bordes, dos asas y 22 bases. La mayoría de
los fragmentos corresponde al estilo Alisado con un 66% (61)
de la muestra, seguido por el Yavi con un 15% (14); el Interior
Negro Pulido con 9% (8); el Inka con un 7% (6) y finalmente los
indeterminados con un 3% (3).
El Número Mínimo de Piezas, calculado a partir de los
fragmentos diagnósticos es de 45. Con respecto a la restricción,
la mayoría de las piezas son abiertas con un 58% (26) seguido por
las cerradas con un 38% (17) y finalmente las indeterminadas con
un 4% (2). Esto significa que en términos funcionales el conjunto
Con un total de 265 materiales líticos el C3 presenta menor
cantidad de piezas que el C2. La cantidad de instrumentos (98:
37%) es considerable en relación con el número de desechos
de talla (155: 58%). También distinguimos 10 núcleos y dos
artefactos de filo natural con rastros complementarios. Los
desechos de talla se distribuyen en 105 (68%) indeterminados,
45 (29%) lascas angulares, 6 (4%) lascas primarias y dos (1%)
lascas secundarias. Este es el único componente donde, entre
los desechos de talla, no predomina la dacita (155: 37; 24%),
sino el sílice (43: 155; 28%). También es importante la cantidad
de desechos de cuarzo lechoso (35: 155; 23%) y obsidiana
(20: 155; 13%). A esto se suman seis desechos de talla de
cuarzo cristalino y los casos donde no se pudo distinguir la
materia prima. Los núcleos de este componente son seis, dos de
obsidiana, dos de sílice, uno de cuarzo lechoso y uno de materia
prima indeterminada, coherentes con las materias primas de los
desechos de talla. En tanto, los dos artefactos de filo natural con
76
Anuario de Arqueología, Rosario (2022), 14:00-00
Figura 11. a- Cabezales de sílice, componente 3 (UP21). b- Cabezal de sílice, componente 3 (UP22).
rastros complementarios son de materia prima indeterminada.
De los 98 instrumentos del componente más temprano, 12 se
presentan enteros y 86 fragmentados. Nuevamente, destacan
las palas de dacita (80: 82%), pero también se evidencia una
importante variedad de instrumentos como raspadores de sílice,
raederas de sílice, seis cabezales líticos (cinco de sílice y uno
de obsidiana) (Figura 11); dos preformas (una de sílice y una de
cuarzo lechoso); tres torteros, y una cuenta de collar de materia
prima indeterminada.
En este componente percibimos una mayor variedad de
instrumentos, probablemente en relación con el desarrollo de
una mayor diversidad de actividades cotidianas en el Recinto 1.
También observamos una proporción diferente en el uso de las
materias primas en los desechos de talla, donde la cantidad de
sílice, cuarzo lechoso y obsidiana, puede encontrarse en relación
a la producción de mayor diversidad de artefactos destinados
a otras actividades más allá de la agricultura. Sin embargo, el
predominio de las palas líticas agrícolas por sobre el resto de
los instrumentos es similar entre los 3 componentes (entre el
81% y 96% en la distinción por grupo tipológico), destacando el
carácter agrícola del sitio Casas Quemadas y del Recinto 1 como
sector de producción, o al menos reactivación de palas agrícolas,
en todas las etapas de ocupación del sitio.
especímenes a Rodentia (25:685, 4%), Chinchillidae (16:685, 2%)
y a Avis (16:685, 2%). A partir de la diferenciación interespecífica
de camélidos (realizada también a partir de análisis multivariados
desde la medición de las falanges primeras), se han asignado cinco
especímenes que coinciden con el tamaño de las llamas actuales
y dos que se corresponden con vicuñas actuales. Se encuentran
representadas todas las partes esqueletarias de camélidos, con
una predominancia de aquellas partes que presentan una cantidad
moderada-baja de carne y médula (zeugopodio), aquellas que
presentan abundante carne y médula (estilopodio) como aquellas
que presentan escasa carne y médula en cantidades bajas. No se
han registrado huellas de origen no antrópico. Se han registrado
para el conjunto un total de 22 huellas de origen antrópico
(corte y raspado) en especímenes de Camelidae, Artiodactyla,
y Chinchillidae. El conjunto presenta, además, una mayoría de
camélidos adultos (25:41, 61%) sobre subadultos (16:41, 39%).
Por otro lado, se calculó el MNI para cada parte esqueletaria,
donde los valores más altos corresponden a fémur (MNI:3), tibia
(MNI:3) y falange primera (MNI:3).
Discusión
-Zooarqueología
Prácticas sociales e historia de vida del Recinto 1 de Casas
Quemadas
El conjunto zooarqueológico del C3 cuenta con un NSP
de 2606 especímenes, de los cuales pudieron ser identificados
taxonómicamente (NISP) el 26% (685: 2606) y no pudieron ser
identificados (NID) el 74% (1921: 2606). En relación con la
termoalteración, el 18% (486: 2606) del NSP no presenta ningún
tipo de modificación provocada por la acción del fuego, mientras
que el 82% (2120: 2606) presenta algún tipo de evidencia de esta
modificación. Además, el NISP del conjunto presenta un buen
estado de conservación, dado que la mayoría de los especímenes
se encuentran entre los estadios 1 (224:685, 33%) y 2 (215:685,
31%) de meteorización (Behrensmeyer 1978).
El conjunto se encuentra dominado por especímenes de
Camelidae (433:685, 63%), seguidos en importancia por
Artiodactyla (195:685, 28%). Se han asignado, además,
De acuerdo con nuestras interpretaciones, Casas Quemadas
es un sitio de producción agrícola, posiblemente construido por
poblaciones de filiación Casabindo provenientes de la zona de
Doncellas. Si bien no contamos con fechados para esta ocupación,
en Pajchela Núcleo tenemos evidencias de que el paisaje del
Complejo Agrícola Pajchela fue construido durante el PDR II,
sobre una base de poblaciones de pastores que estaban en la zona
desde al menos fines del Holoceno medio (Vaquer et al., 2020).
Si bien la construcción de algunas de las estructuras agrícolas
de Casas Quemadas pudo haberse dado en aquel momento, en
las excavaciones del Recinto 1 no detectamos la presencia de
una ocupación Casabindo previa a la Yavi. Por ello proponemos
que este recinto fue construido, más bien, a comienzos del
siglo XVI o del Periodo Inka. La arquitectura del CQR1, de
Vaquer et al - “La historia de vida del Recinto 1 de Casas Quemadas (Cusi Cusi, Jujuy, Argentina)...”
planta rectangular, contrasta con los recintos datados para
el PDR II de Pajchela Núcleo, tanto en su forma como en sus
dimensiones (Vaquer et al., 2020). En consecuencia, el CQR1
fue un espacio doméstico construido en un emplazamiento
diferente a las ocupaciones anteriores del sitio. El objetivo de
la construcción fue tener un espacio doméstico para que habiten
las familias encargadas del mantenimiento de las estructuras
para la producción agrícola. Esto se evidencia en la presencia
mayoritaria de palas líticas dentro del conjunto lítico, junto con
lascas de mantenimiento y reactivación de los filos de estos
instrumentos. A su vez, recuperamos seis núcleos de diferentes
materias primas, lo que apunta hacia que parte de la producción
de instrumentos se realizaba en el recinto. Recuperamos seis
cabezales líticos y dos preformas, que, junto con los especímenes
de vicuña y chinchilla, evidencian que las actividades de caza
eran importantes para los habitantes del recinto. También
recuperamos raederas y raspadores posiblemente vinculados con
el desposte y aprovechamiento del cuero de los animales. Otra
materialidad relacionada son los tres torteros, utilizados para el
hilado de la lana.
El conjunto cerámico del Componente 3 estuvo compuesto
por 45 piezas, de las cuáles la mayoría (26: 45) corresponden a
piezas abiertas cuyas funciones fueron servir/consumir alimentos
y bebidas. Como mencionamos más arriba, las piezas abiertas
corresponden con varios estilos en su tratamiento de superficie,
destacándose el estilo Yavi, seguido por el Interior Negro Pulido
y finalmente cuatro piezas de estilo Inka. Con respecto a estas
últimas, es importante mencionar que una de ellas es una fuente,
cuya función es servir, pero a la vez mostrar los alimentos servidos
(Bray, 2004). El resto del conjunto se encontró conformado por
piezas cerradas, utilizadas para cocinar y almacenar alimentos y
bebidas. Detectamos la presencia de dos fogones en cubeta y un
pozo de basura en la base del recinto. La ocupación fundacional
del recinto tuvo una clara orientación doméstica, donde se
cocinaban y se consumían alimentos, a la vez que se realizaba
el mantenimiento y producción de instrumentos relacionados
con la agricultura y las tareas vinculadas con la utilización de
los animales.
Con respecto a las prácticas alimentarias de los habitantes
del CQR1, se vinculan con un habitar propio de las casas andinas
en una lógica agrícola-pastoril (Carreras, 2022). El centro de la
vida doméstica es el fuego, que no solamente brinda luz y calor,
sino también es el lugar de transformación de los alimentos en
comida; y el centro de la sociabilidad cotidiana. Una práctica
propia de los habitantes de este recinto durante la ocupación
fundacional (Componente 3) es el desecho de los residuos al
fuego, y su posterior descarte en el pozo de basura mencionado.
Sin embargo, esta práctica no se sostiene durante la ocupación
colonial, donde la mayoría de los restos óseos no presentan
evidencia de termoalteración, y nos permite pensar en un cambio
que se produce en el manejo de los residuos vinculado con una
modificación en la forma de habitar un mismo espacio. Los
ingredientes de las comidas fueron en su mayoría carne, médula
y grasa de camélidos, tanto llama como vicuña. Se consumieron
todas las partes de los animales. A partir de la composición del
conjunto, también interpretamos que la matanza de los animales
se realizaba en el sitio. Con respecto a la edad de los animales
sacrificados, identificamos la presencia de animales adultos y
jóvenes, aunque se destaca la presencia predominante en todos
los conjuntos de animales adultos. Las evidencias del manejo
de los rebaños, entonces, se vinculan a estrategias de pastores
77
actuales orientadas hacia la producción no especializada de fibras
y carne (Capriles, 2014; Nielsen, 2000; Yacobaccio, 2007). En el
conjunto 2 recuperamos un hueso de Chinchillidae con marcas de
corte, por lo que este animal también fue consumido. Al igual que
lo expresado por los conjuntos líticos, las prácticas alimenticias
de los habitantes del R1 incluían tanto animales domésticos
como silvestres. Este espacio doméstico, centrado en el comer
y el compartir, se constituye como un microcosmos del paisaje
circundante, creando y recreando socialidades entre agentes
de diferentes tipos (ver Arnold, 1998 para una interpretación
similar). A su vez, implica una síntesis entre prácticas agrícolas
y pastoriles.
El espacio doméstico del CQR1 se presentó como un lugar
donde diferentes materialidades, provenientes de diversas partes
del paisaje, se concentraron estructurando un modo de vida
particular, que combinaba la agricultura con el pastoreo. Los
días de sus habitantes pasaban entre las tareas de mantenimiento
de la infraestructura agrícola, de las herramientas asociadas, del
pastoreo y la eventual caza de animales en el cerro. También se
producían instrumentos líticos en la casa, con materias primas
que provenían de diferentes lugares. Si bien no contamos con
evidencia positiva al respecto, la baja frecuencia de recintos
domésticos, y la gran superficie de las estructuras productivas en
los complejos agrícolas de Pajchela y Huayatayoc hacen pensar
que en las épocas como la siembra y la cosecha posiblemente
se debía movilizar mano de obra en un sistema de reciprocidad
familiar. En consecuencia, la actividad agrícola y pastoril también
permite la producción y reproducción de las socialidades a una
escala mayor.
Cambios y continuidades en el habitar
De acuerdo con nuestras interpretaciones, la llegada de los
conquistadores españoles fue a los pocos años de la construcción
del CQR1. Sin embargo, al menos en los primeros momentos,
el modo de habitar de las personas en el CQR1 no varió
sustancialmente. De hecho, es en la etapa colonial cuando la
ocupación del recinto es más intensa. En el conjunto lítico del
Componente 2 siguen predominando las palas líticas, con 182
de un total de 199 instrumentos, evidenciando que la actividad
principal sigue siendo la agricultura. A su vez, recuperamos
ocho cabezales líticos y dos preformas; junto con 11 núcleos
de diversas materias primas. La proporción se mantiene con
respecto al componente anterior, lo que permite interpretar que
las actividades realizadas eran las mismas, pero con mayor
intensidad.
Con respecto al conjunto cerámico, el Componente 2 es
el que presentó la mayor cantidad de piezas con 71. Al igual
que en la ocupación fundacional del recinto, la mayoría de las
piezas son abiertas con respecto a las cerradas. Si tomamos las
proporciones entre estas categorías formales, vemos que en el C3
las proporciones son 58% abiertas y 38% cerradas; mientras que
en el C2 las proporciones son del 59% abiertas y 35% cerradas.
En consecuencia, los conjuntos cerámicos son similares desde su
composición formal y desde sus características de performance
(Vaquer & Cámera, 2019). En relación con los estilos presentes,
el de mayor proporción es el Alisado, seguido por el Yavi, el
Interior Negro Pulido, el Inka y el Casabindo con dos piezas.
Nuevamente se repite el mismo fenómeno del C3: las piezas
restringidas corresponden en su mayoría al estilo Alisado
mientras que las piezas abiertas utilizadas para servir/consumir
78
Anuario de Arqueología, Rosario (2022), 14:00-00
a varios estilos decorados. En este componente recuperamos
cuatro piezas de filiación inkaica, dos piezas abiertas y dos
contenedores. Las actividades realizadas en el recinto son las
mismas. Es interesante que en esta ocupación no detectamos
la presencia de material cerámico colonial. Sin embargo, en
las excavaciones recuperamos clavos de metal de sección
rectangular. Nuevamente, la presencia española se manifiesta a
partir de algunos elementos de la cultura material.
Las prácticas de manejo de rebaños también son similares
al momento anterior. En el C2, el conjunto se encuentra
dominado por Camelidae, en proporciones similares al C3. Se
encuentran representadas todas las partes esqueletarias y los
individuos adultos predominan sobre los jóvenes. La principal
diferencia es la presencia de Bos taurus, aunque en proporciones
muy bajas. Consideramos que la presencia de vacas no alteró
significativamente las prácticas alimentarias de los habitantes
del Recinto 1. Los animales ya entraron troceados, posiblemente
en forma de charque (Carreras, 2022). También se evidencia
la presencia de animales no domesticados como Chinchillidae,
aves y vicuñas. Es interesante destacar nuevamente, los animales
que más se consumieron en la historia de vida del CQR1 son
los camélidos, tanto domésticos como silvestres, marcando una
continuidad en las prácticas alimenticias de los habitantes de este
espacio.
En síntesis, en este momento la presencia española se
manifiesta de manera indirecta, a partir de la cultura material,
pero sin alterar significativamente las prácticas sociales de
los habitantes. La materialidad española es incorporada, pero
siguiendo las pautas culturales prehispánicas. Sin embargo,
estos elementos hacen referencia al sistema mundial emergente.
Teniendo en cuenta el contexto regional, una posible hipótesis
respecto al abandono como espacio de habitación, es que el
recinto comienza a ser utilizado como paradero de arrieros,
que probablemente transportaban ganado vacuno hacia los
lugares de matanza para alimentar a los trabajadores de las
minas. Sin embargo, y como ya mencionamos, la práctica de la
arriería colonial se encontraba basada en los conocimientos de
los caravaneros prehispánicos, así que consideramos que esta
actividad fue una posibilidad de inserción en el sistema colonial
con la que contaron las poblaciones locales. De esta manera, a
través de una práctica fomentada por los invasores, se produce y
reproduce un conocimiento codificado en el tránsito del paisaje
que sirve como base simbólica de reproducción de esquemas de
resistencia y continuidad.
Conclusiones
En este trabajo propusimos que, durante los primeros
momentos de la Colonia, las prácticas sociales de los habitantes
del CQR1 no variaron sustancialmente. Angiorama et al.
(2018) y Torres Vega et al. (2021) proponen una situación
similar para la cuenca sur de Pozuelos y Merler (2022) para
Barrancas. Las interpretaciones de las evidencias provenientes
de las excavaciones mostraron que, desde el punto de vista de
la estructura de actividades realizadas en el recinto, no hubo un
cambio significativo. Si bien se incorporaron algunos bienes
provenientes de los españoles como clavos y vacas, esto no
implicó cambios dramáticos en el modo de vida de los habitantes.
Al vincular la historia de vida del recinto con el contexto
global de la expansión colonial, vemos que la zona de Cusi Cusi
no presentaba recursos mineros de interés para los españoles. En
función de esto es que proponemos que se dieron condiciones
estructurales que permitieron la reproducción de los espacios
domésticos sin mayores cambios. Sin embargo, este panorama
cambia probablemente hacia fines del siglo XVI cuando la
presión tributaria aumenta; y la “pacificación” de los grupos
locales permite que los españoles expandan sus territorios
efectivamente controlados. Nuestra propuesta es que los sitios
agrícolas son abandonados como lugares de producción por parte
de las sociedades agrícolas, y son reutilizados por los pastores
cuseños para la producción de consumo doméstico a baja escala
o para criar vegas en las que pasten sus ganados. Un ejemplo
de esto último lo representa el sitio agrícola de Huayatayoc,
donde actualmente una familia de pastores cría una vega a
partir de reutilizar y acondicionar la infraestructura agrícola
(Pey, 2020; Vaquer & Pey, 2021). En consecuencia, el abandono
de Casas Quemadas y los sitios aledaños como espacios de
producción agrícola es aprovechado por los grupos pastoriles
para reapropiarse del espacio.
Nuestra propuesta se basó también en interpretar la estructura
de las actividades del CQR1 para luego ponerla en tensión con
la situación colonial global. De esta manera, pudimos interpretar
que las continuidades en el modo de vida de sus habitantes, al
menos en la primera etapa de la conquista, fueron mayores que
los cambios. De esta manera, es posible considerar los diferentes
tempos con los que lo españoles extendieron sus dominios
efectivos de manera independiente a la evidencia etnohistórica
y con un foco en las experiencias locales. En este sentido,
remarcamos la importancia de la arriería como una actividad que
permitió la reproducción de esquemas cosmológicos codificados
en el paisaje de manera narrativa y, principalmente, corporal –
somática (ver Vaquer, 2019, 2021; Vaquer & Cámera, 2018). En
estos “intersticios” de la dominación española es donde pueden
encontrarse prácticas de resistencia, tanto de manera explícita o
implícita, tal como han propuesto, por ejemplo, Haber y Lema
(2006) para Tebenquiche Chico en la provincia de Catamarca.
Finalmente, este trabajo también nos permitió plantearnos
varios interrogantes que servirán como pre-juicios en los trabajos
de interpretación posteriores y en la medida en que contemos con
mayor información empírica. Entre ellos, podemos mencionar las
relaciones entre la historia de vida del CQR1 y Casas Quemadas
como sitio. Si bien propusimos que el sitio fue construido durante
el PDR Tardío, aún no hemos detectado espacios habitacionales
vinculados con las ocupaciones Casabindo, como en el caso
de Pajchela Núcleo. Otro punto a considerar son las relaciones
entre los grupos Casabindo y Chicha, el papel de los Inkas, y la
naturaleza del reemplazo de las poblaciones. A su vez, esto nos
lleva a preguntarnos sobre los modos de abandono del sitio y su
reapropiación por parte de los pastores y pastoras cuseñas que
continúa hasta la actualidad.
Agradecimientos
Queremos agradecer a la Comunidad Orko Runas, la
Municipalidad de Cusi Cusi y los vecinos y vecinas por el
apoyo constante en nuestros trabajos. A todos y todas los que
participaron en las tareas de campo y laboratorio. A los dos
evaluadorxs que con sus comentarios contribuyeron a mejorar la
calidad del trabajo.
Vaquer et al - “La historia de vida del Recinto 1 de Casas Quemadas (Cusi Cusi, Jujuy, Argentina)...”
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