Cargados con las maletas de su arte, en cuyo interior todavía venían agitándose viejas prácticas académicas y avanzadas ideas y capacidades creativas desarrolladas en la España de las dos últimas décadas –puestas en ebullición durante los...
moreCargados con las maletas de su arte, en cuyo interior todavía venían agitándose viejas prácticas académicas y avanzadas ideas y capacidades creativas desarrolladas en la España de las dos últimas décadas –puestas en ebullición durante los tres últimos años de guerra española–, en 1939 comenzaron a llegar a México nuevos artistas que formaban parte de las primeras grandes expediciones de españoles exiliados. Sin embargo, por lo general, sus maletas ni se abrieron de inmediato ni se deshicieron por completo, sino que lo fueron haciendo poco a poco, al ritmo de circunstancias propicias y salvaguardando en lo posible referencias sobre la tierra de procedencia. El tiempo y la larga convivencia, no obstante, acabaron por ir adaptando la creación y producción de estos artistas al país de acogida. Es decir, fueron desprendiéndose de los amarres excesivos con el país de origen y adquiriendo carta de naturaleza en México. Este proceso de naturalización o acomodo al entorno creativo de la mestiza tierra mexicana, en cualquier caso, no fue rápido ni fácil. De hecho, el arte desarrollado, enseñado o impulsado allí por los artistas españoles exiliados, durante mucho tiempo estuvo traspasado por una serie de circunstancias y características propias, en buena medida también comunes a otros sectores de la cultura y la creatividad española allí desplazadas, para cuyos resultados se han buscado diferentes adjetivaciones. De manera que, en equivalencia con otras áreas, su inscripción en condiciones de hospedaje y el desarrollo de elementos privativos y patrimoniales nos permiten referirnos a la presencia en México desde 1939 de un arte español transterrado, trasplantado o exiliado, incluso con la posibilidad de reservar cada una de estas adjetivaciones para el diferente grado de permeabilidad o asimilación del entorno.
De todos estos temas trata este trabajo, que sirve de contextualización al gran número de obras que, producidas en este escenario, guarda la Colección Kaluz de Ciudad de México.
Miguel Cabañas Bravo: “Arte transterrado, trasplantado o exiliado: la maleta de los artistas españoles de 1939 que también se naturalizó mexicana”. En: Elena Horz (ed.): Colección Kaluz. Ciudad de México: Horz Asocia-dos, 2018, pp. 289-375. (ISBN: 978-607-96604-4-4)
http://hdl.handle.net/10261/175405