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Spirit Djinn
Spirit Djinn
Spirit Djinn
Libro electrónico646 páginas9 horas

Spirit Djinn

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Información de este libro electrónico

Cuando Aoi llega a la escuela de magia del continente de Argan, descubre una vida de la que no tenía conocimiento. El tiempo corre en su contra si quiere alcanzar el mismo nivel de sus compañeros de clase, mientras las sombras del peligro se ciernen sobre ella. La vida de Aoi cambiará tras conocer a Senyel y al resto de sus amigos y profesores, pero ¿podrá Aoi sobreponerse a la vida en la escuela y a las sombras del peligro? Las páginas de este libro son las únicas que conocen la respuesta, y ahora es el momento de conocerlas. Bienvenido a Spirit Djinn.
IdiomaEspañol
Fecha de lanzamiento2 may 2019
ISBN9788417741419
Spirit Djinn
Autor

Ismael Luque Arrabé

Nacido en Alcorcón, en 1993, Ismael Luque Arrabé tuvo una educación centrada en las ciencias de la salud, muy lejos de una vida literaria. Con varias aficiones, como el baloncesto, el anime, el manga, los videojuegos y la lectura, Ismael comenzó a escribir como una afición; pero durante el transcurso del tiempo, entre estudios, creó no solo una idea para hilvanar una historia, sino un gran universo, conocido como 12 Mundos, donde sus ideas cobraron vida.Desde el año 2015 ha estado preparando la que sería su primera obra literaria, conocida como Spirit Djinn. Es la primera historia de los 12 Mundos.

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    Spirit Djinn - Ismael Luque Arrabé

    Spirit Djinn

    Ismael Luque Arrabé

    Esta obra ha sido publicada por su autor a través del servicio de autopublicación de EDITORIAL PLANETA, S.A.U. para su distribución y puesta a disposición del público bajo la marca editorial Universo de Letras por lo que el autor asume toda la responsabilidad por los contenidos incluidos en la misma.

    No se permite la reproducción total o parcial de este libro, ni su incorporación a un sistema informático, ni su transmisión en cualquier forma o por cualquier medio, sea éste electrónico, mecánico, por fotocopia, por grabación u otros métodos, sin el permiso previo y por escrito del autor. La infracción de los derechos mencionados puede ser constitutiva de delito contra la propiedad intelectual (Art. 270 y siguientes del Código Penal).

    © Ismael Luque Arrabé, 2019

    Diseño de la cubierta: Equipo de diseño de Universo de Letras Imagen de cubierta: ©Shutterstock.com

    www.universodeletras.com

    Primera edición: 2019

    ISBN: 9788417740320

    ISBN eBook: 9788417741419

    Prólogo

    «Había una vez un mundo en el que solo existía agua, hasta donde alcanzaba la vista no se podía ver nada más que agua.

    —Este mundo está perdiendo la poca vida que le queda.

    En ese mundo existía un único habitante, allí solo, no tenía a nadie con quien hablar o algún otro ser que le recordase su propia existencia. Pasaron miles de años y este único habitante seguía solo, él mismo sabía que había viajado por este mundo, pero era un mundo muy aburrido; los días se terminaban y comenzaban las noches, al terminarse las noches comenzaba un nuevo día, ya no sabía cuánto tiempo llevaba solo.

    Pero un día se le ocurrió una idea.

    —Este mundo está vacío y eso es un desperdicio, por lo que me dispondré a llenarlo de vida.

    Y así fue, con solo tocar la superficie del agua nació un gran continente. Era frondoso, lleno de vida y de distintos aspectos que, al único ser, le encantaban. Ahora ya tenía un lugar para la futura vida, pero aún no estaba contento, por lo que decidió continuar con su idea.

    —Toda esta tierra merece ser habitada. — y mientras caminaba por la nueva tierra, la vida de animales y de otras formas de vida comenzaron a existir.

    Mientras contemplaba las nuevas formas que ahora habitaban esa tierra, una pequeña mota de luz se le aproximó y con mucha curiosidad, alzó el brazo en dirección a esa pequeña luz. Cuando estuvo a punto de alcanzarla, su brillo aumentó y se transformó en un nuevo ser.

    —Qué curioso, me eres raro a mis ojos, pero siento como si me estuviera viendo reflejado en un espejo.

    La pequeña criatura comenzó a dar vueltas a su alrededor y dentro suyo comenzó a sentir que emergía un recuerdo, ya olvidado, muy atrás en el tiempo.

    —Tienes razón, mi nombre es Karis. — dijo mientras la pequeña criatura continuaba su especie de baile. — Nací en este mundo hace mucho tiempo, junto a la anterior raza que habitaba este mundo, los Djinns.

    Karis miró al horizonte, mientras el sol se ponía, él recordaba más cosas sobre su pueblo.

    —No es justo que este mundo vuelva a quedarse sin vida, es mi deseo que mi antiguo hogar, el continente de Argan, recobre su esplendor. Es posible que las nuevas vidas aún no estén preparadas, por lo que los guiaré y para ello me sumiré en un sueño profundo, casi eterno. Será vuestro cometido—dijo Karis señalando a la pequeña criatura—el cometido de los nuevos Djinns guiarlos. Pero no todos se podrán comunicar con vosotros; aquellos que puedan, ayudarlos en todo lo que podáis.

    Mientras hablaba, el Sol estaba a punto de ocultarse, se dio media vuelta y se dirigió a la gran montaña que se encontraba a sus espaldas. Cuando llegó a cierto punto se detuvo.

    —Aquí será donde descanse y por si ocurriera algo que pusiera en peligro a Argan, los cinco descendientes vuestros serán la llave para despertarme. —dicho esto, Karis agitó la mano y otras cuatro luces aparecieron, otros cuatro Djinn. Una vez acabados los preparativos para la llegada de la nueva raza de Argan, Karis se sumió en un sueño, un sueño que no sería perturbado...»

    Capítulo 1

    ¡Bienvenida a la

    escuela de magia!

    La historia contada en el prólogo es un fragmento de un cuento que se les cuenta a los niños, pero también es, en parte leyenda y como todas las leyendas, tiene una parte de verdad.

    No se sabe que parte de la historia es cierta y tampoco de donde vinieron o nacieron los Djinns, pero si se sabe que, hoy, el Continente Argan es el único existente en este mundo y también se sabe que los Djinns han estado desde siempre para ayudar a las personas de Argan, aunque solo sea a unos pocos, aquellos que son capaces de interactuar con los Djinns.

    En el continente, a los Djinns también se les conoce como las «semillas del espíritu», ya que solo unos pocos niños son capaces de criar a un Djinn. Estos niños, en un futuro son conocidos como magos y pueden hacer uso de la magia, por este motivo necesitan un lugar donde aprender a controlar y a usar sus poderes junto a sus Djinns.

    En Argan existen muchas escuelas de aprendizaje primario, pero solo hay una de donde los futuros magos salen realmente preparados y se encuentra en el centro del continente, en una isla en el centro de Argan, que tienen forma circular. Este es el lugar de la escuela de magia y es aquí donde una gran aventura está a punto de iniciarse.

    Era un mañana de finales de verano y el puerto de la ciudad de Blago está recibiendo las últimas mercancías que traían los pescadores de las aguas que se abrían más allá de la ciudad del Canal. Pero había algo por lo que Blago era más famoso, más famoso que por la gran oferta de pescado que ofrecía y es que Blago, es la única ciudad en Argan desde la que salen los barcos con destino a la escuela de magia.

    Tres grandes buques con velas esperaban a los alumnos, el sistema era simple: en el primer barco, salían los alumnos de primer año (los nuevos alumnos tenían que encontrarse con un profesor para que les enseñase la escuela) y los dos barcos restantes eran para el resto de los alumnos.

    Este día de inicio del nuevo curso, los dos primeros barcos ya habían zarpado, pero aún quedaba el tercero.

    —Capitana, los otros barcos han zarpado hace un buen rato, si no salimos ya, los alumnos llegaran tarde el primer día.

    La capitana del tercer barco era una persona alta de pelo castaño que le llegaba hasta la cintura y tenía un Djinn con ella. Los capitanes de los barcos son unos magos especializados en el comando de estos, pero como suelen estar gran tiempo al mando de sus barcos, el curso especial de la escuela para ello, no siempre está disponible, solo está disponible cuando un capitán está a punto de dejar el trabajo o ya está tan viejo que no es capaz de sujetar el timón.

    —No te preocupes, aún estamos esperando a alguien.

    La capitana no dejaba de mirar hacia el muelle donde estaban atracados, era como si esperase que alguien llegase en el último momento antes de partir. Pero los minutos seguían pasando y nadie llegaba.

    —Capitana..., ya es muy tarde, por favor tenemos que...

    —¡Levad las anclas y preparaos!, ¡zarpamos ya!

    Con un solo movimiento de su brazo, la capitana logró que toda la tripulación se pusiera en marcha.

    —Kisrhe, ya sabes lo que hay que hacer. —le dijo a su Djinn, que en ese momento salió volando hacia la vela de mayor tamaño y con un conjuro mágico de viento, creó una corriente que dio impulso suficiente para que el barco comenzase su marcha.

    Gracias a la corriente, el barco ganaba velocidad muy rápidamente y en poco tiempo ya había dejado el muelle atrás.

    —Capitana, comprendo que demos a los alumnos que vienen con más retraso algo de tiempo, pero hemos tardado mucho en salir, seguro que los otros barcos ya han llegado.

    —No tienes que preocuparte, llegaremos a tiempo. Además, solo le estaba dando un poco más de tiempo a él. —la Capitana señalaba hacia el muelle. El marinero con que estaba hablando se fijó en el punto donde estaba apuntando con el dedo y en ese instante vio a una persona que se dirigía a todo correr hacia el muelle que habían dejado atrás.

    El puerto de Blago siempre tenía actividad, pero ese día mucha más por la cantidad de personas que venían por el inicio del curso de la escuela. Pero en la zona residencial de Blago, había un joven de 15 años que aún dormía.

    Su nombre es Senyel, es un mago que estudia en la escuela, hoy comienza su segundo año y aunque es hijo de una familia de antiguos sirvientes, fue capaz de criar a un Djinn, que, en este momento, intentaba lo imposible por que se levantara.

    —Kuru... déjame cinco minutos más, aún es temprano para levantarse. —dijo Senyel entre sueños.

    Kuru era el nombre del Djinn de Senyel, que ya harto de intentar que se levantara, pasó a medidas más extremas; con un conjuro, creó una explosión que puso patas arriba la habitación e hizo que la gente que pasaba por la calle se parase a mirar lo que había ocurrido.

    —¡Kuru...! *cof*, *cof*, ¡te tengo dicho que no me levantes con una explosión, ni que la utilices dentro de casa! —dijo Senyel entre el humo que la explosión había provocado. Por suerte la ventana estaba abierta y el humo se iba rápido.

    Pero Kuru no estaba atento al humo que había provocado, estaba en la ventana, señalando en dirección al puerto.

    —Si querías ir al puerto a dar una vuelta podrías haber esperado a que me levan..., un momento.

    Senyel se dirigió a la ventana donde estaba Kuru, desde allí tenía muy buena vista del puerto y si, lo pudo ver, el último barco de estudiantes aún estaba atracado y esperando.

    —¡AHHHH! ¡Hoy comienzan las clases! ¡Kuru, podías haberme despertado antes!.—Senyel estaba yendo de un lado para otro del pequeño piso en el que vivía, cogiendo y metiendo en una bolsa lo que necesitaba, además de ponerse el uniforme de la escuela, que consistía en pantalones negros, camisa blanca con el escudo de la academia, una corbata negra (para los chicos) y una chaqueta roja, también con el escudo, pero hacía demasiado calor para ponérsela, por lo que la metió junto a las demás cosas en la bolsa y se dispuso a salir de casa.

    Las calles estaban llenas de gente, si ya era difícil andar por las calles de Blago en días normales, ese día que había más gente era casi imposible. Senyel había perdido la cuenta de las veces que se le había enganchado la bolsa con algo, pero si no se daba prisa, perdería el barco a la escuela, mientras tanto, Kuru le seguía por el aire.

    Al final, de lo que le parecieron horas, Senyel pudo llegar a puerto, ahora solo le faltaba llegar al muelle. Pero mientras se acercaba, el barco ya había zarpado y se encontraba a bastante distancia. Senyel se paró un momento al principio del muelle para recobrar el aliento.

    —Parece que no llegamos a tiempo, ¿eh, Kuru? Bueno, creo que aún podemos llegar de un salto.

    Senyel retrocedió un poco, lo justo como para coger carrerilla. Y empezó a correr hacia el final del muelle, mientras Kuru lo seguía.

    —¡Vamos Kuru, es el momento!, ¡Spirit On!

    Spirit On era la «orden» que los magos utilizaban para sincronizarse con sus Djinns y ganar más poder mágico.

    —¡Vamos allá! —dijo Senyel mientras daba un salto justo en el borde del muelle. Gracias al aporte de magia que le proporcionaba Kuru, Senyel pudo usar un conjuro justo antes de llegar al final de muelle, lo que hizo que el salto que dio, no fuese normal, sino que fue el conjuro el que lo impulsó en el aire.

    Mientras tanto, en el barco, la capitana observaba el salto que había dado Senyel, que era la persona a la que estaba esperando. Por el contrario, el marinero que estaba al lado de la capitana estaba asombrado por el gran salto y no es porque hubiera ganado mucha altura, sino porque estaba a punto de alcanzar al barco, que ya estaba muy lejos del muelle, eso, siempre que no se lo pasara por el impulso.

    Justo cuando Senyel estaba llegando al mástil mayor, estiró el brazo para sujetarse y no caer al agua. Lo alcanzó por los pelos y aterrizó en el puesto del vigía.

    —Uf..., parece que casi nos pasamos con el impulso. —dijo Senyel cuando ya estaba sobre el puesto. —Kuru, es suficiente. Spirit Off.

    Spirit off era la «orden» contraria a Spirit On, deshacía la sincronización y liberaba al Djinn. Estar mucho tiempo en sincronización con el Djinn resultaba agotador y peligroso, eso era algo que les habían enseñado en las escuelas de aprendizaje primario, pero por suerte, en la escuela, les enseñaban a mantener la sincronización por más tiempo y no había nadie que pasara a segundo curso sin poder mantener la sincronización por lo menos dos horas seguidas.

    —¡Ja...!, buen vuelo Senyel.

    Senyel no se había fijado, pero en el puesto del vigía estaba Zan, un marinero de unos 30 años, que se había criado en el mar, pescando con su padre, por lo que tenía un cuerpo musculoso y moreno por todo el tiempo que estaba bajo el sol.

    —Buenos días Zan, no te había visto.

    —¡Ja...!, con ese vuelo que has hecho, me impresiona que no hayas acabado en el agua, dándote un baño.

    Cuando Kuru vio a Zan se dirigió hacia él y se puso a dar vueltas a su alrededor. Puede que

    Zan no fuera un mago, pero los Djinns le cogían cariño enseguida. En ese momento, apareció Kisrhe, el Djinn de la capitana del barco.

    —Lo mejor será que bajes, a no ser que prefieras que la Capitana suba aquí a buscarte, ¡Ja...!

    —No, lo mejor será bajar. —dijo Senyel mientras bajaba por la escala que había en un lado del puesto, seguido de cerca por Kuru y Kisrhe.

    La bajada le resultó difícil por el viento que hacía, pero pudo llegar a bajo de una sola pieza. Cuando estuvo en cubierta se fijó en que algunos de los alumnos que había en el barco le estaban mirando y estaba seguro de que muchos de ellos habían seguido su vuelo, otros solo le prestaron atención cuando ya había llegado a suelo, pero a Senyel no le interesaba llamar la atención ni ser popular, ahora mismo solo tenía que seguir a Kisrhe a donde estaba la Capitana.

    Senyel conocía a la capitana de este barco desde que se mudó a Blago, su nombre era Amber (pero sabía que no le gustaba que la llamasen así) además era su vecina. Cuando se mudó a Blago, Amber estaba en el último curso de la academia, por lo que mientras que estaba estudiando, la madre de Amber, siempre le cuidaba (y le trataba como a un hijo, por lo que la relación que Senyel y Amber tenían era de hermanos).

    Kisrhe condujo a Senyel y a Kuru hasta Amber que estaba al lado del timón.

    —Te has vuelto a dormir. —dijo Amber nada más ver a Senyel.

    —Je, je, je..., me conoces bien.

    —Ya me imaginaba que sería algo por ese estilo y sabes que, yo que tu, me pondría a rezar, porque como lleguemos tarde por tu culpa, te pasaras el curso entero limpiando el barco.

    —Entendido. —Senyel conocía a Amber muy bien y sabía que sería capaz de tenerle limpiando el barco el curso entero. — Pero, aun así, podíais haber salido a vuestra hora, ¿no Amber?

    Había cometido el error de llamarla por su nombre, pero ya era tarde cuando Senyel se dio cuenta, pero no se le pasó a Amber, que le dio un golpe en la cabeza a modo de castigo.

    —Ya sabes que no me gusta que me llamen por mi nombre, Senyel. Además, hay una razón por la que tenía que esperarte.

    Senyel aún se frotaba donde le había dado el golpe.

    —¿Una razón?

    Amber le hizo una señal para que se acercase a la barandilla de madera que separaba la zona del timón del resto de la cubierta del barco.

    —El favor que necesito que me hagas está en la proa del barco. —dijo Amber mientras señalaba en esa dirección. —Se trata de que te hagas amigo de una chica.

    Senyel la miró con cara de extrañeza.

    —¿Ese es el gran favor?, me esperaba algo más. Además, es probable que ya tenga amigos.

    —Te pudo asegurar que no. Ha sido la primera en llegar al puerto esta mañana y cuando los alumnos han podido comenzar a subir a los barcos, se ha sentado allí y no se ha movido ni hablado con nadie.

    —Entonces es una alumna de primero, se ha equivocado de barco.

    —El que se ha vuelto a equivocar has sido tú. Tiene tu misma edad, 15 años, por lo que es una alumna de segundo curso.

    Ahora Senyel si que no entendía nada, si era una alumna de segundo curso, era raro que no tuviera amigos o por lo menos algún conocido en este barco, en la escuela no había tantos alumnos como para no conocerse entre ellos o haber oído hablar de «aquel que hizo esto» o «hizo esto otro»

    —Esto que te voy a contar es un secreto y en principio no debería saberlo nadie que no lo sepa ya; cuando terminó el año pasado la directora nos llamó a los capitanes de los barcos para decirnos que este curso habría alguien «especial». —mientras decía esto, Amber hizo un gesto con la cabeza, señalando al lugar donde estaba la chica. —Seguro que conoces al Gran Mago Paris, pues ella es su hija.

    —¡¿Qué ella es la hija de...!?

    Senyel no pudo terminar la frase, Amber la cortó en la mitad con otro golpe, aún más fuerte que el anterior.

    —Te estoy diciendo que es un secreto y tú te pones a gritarlo a pleno pulmón. Ahora ya sabes la razón del favor, estoy segura que no te costará nada hacerte amigo de ella, además es muy guapa.

    —Capitana, —Senyel tuvo cuidado de no volver a meter la pata con el nombre. —me estas confundiendo con Max, yo no soy él que va persiguiendo a cada falda que ve.

    —Pues entonces con más razón. —dijo Amber mientras empujaba a Senyel para que fuera a hablar con la chica. —Y antes de que se me olvide, cuídala durante el curso, porque si no ya sabes quién limpiará el barco.

    Senyel se giró para ver como Amber volvía a sus obligaciones como capitán.

    —Si en verdad es la hija de Paris, sería una noticia muy grande y seguro que no la dejarían tranquila. —pensaba Senyel.

    Paris era famoso en Argan por ser el primero que supo localizar unas viejas ruinas que databan muy anteriores a las que se conocían en la actualidad. Gracias a sus investigaciones, recibió el título de Gran Mago, que estaba reservado a unos pocos. También se decía que era algo introvertido y que desconfiaba de todo el mundo, solo confiaba en su Djinn y en su familia y que, por temor, se habían refugiado en el Monte Numbia, la montaña más alta de Argan, desde entonces no se había vuelto a saber de él y de esto hacía más de veinticinco años.

    Cuando Senyel llegó a donde estaba la chica se dio cuenta de que sí que era muy guapa, tal como le había dicho Amber y ahora estaba seguro de que le estaba vigilando.

    —Esto..., —no sabía cómo empezar la conversación— mi nombre es Senyel y este es Kuru, te he visto sentada aquí sola y me...

    La chica no se movió y no daba señales de que le interesase conocer a alguien. Cuando Senyel estaba a punto de rendirse y marcharse, algo salió volando de entre las ropas de la chica, era un Djinn, pero era distinto a Kuru o a los otros Djinns que había en el barco.

    —¡Kori, no! —la chica reaccionó rápidamente cuando su Djinn se alejó de su lado.

    —Espera, ¿ese es tu Djinn? —Senyel ya sabía porque le resultaba extraño, era porque aún estaba en el nivel intermedio.

    Los Djinns crecían junto a los niños, por eso cuando un niño es pequeño, su Djinn está en un nivel básico, en el cual no pueden hacer casi magia. Según crece el niño, el Djinn también crece, pero cuando se tienen 15 años y estás en la escuela de magia, el Djinn debería estar en el nivel avanzado.

    La chica cogió rápidamente a su Djinn y lo abrazó, a Senyel le pareció que estaba a punto de llorar.

    —Perdona no quería asustarte....

    —Mi nombre es Aoi y ella es Kori. —Senyel se imaginó que se refería al Djinn que sujetaba en con sus brazos cuando dijo el nombre de Kori.

    —Encantado—dijo Senyel con toda la suavidad que pudo mientras la miraba de arriba a abajo, sin que se diera cuenta.

    Aoi tenía el pelo de color azul, que le llegaba a la cintura, tal vez un poco más arriba de la cintura, sus ojos eran del mismo color, un azul muy profundo y tenía la piel clara, parecía que no le había dado casi el sol en toda su vida.

    Aunque había conseguido que se presentase, Senyel no tenía ni idea de por donde continuar la conversación, por lo que alzó la vista y vio a lo lejos la isla donde estaba la escuela, entonces se le ocurrió algo, no sabía si era una buena idea, pero...

    —¿Ves aquello? —dijo señalando a la isla—allí es a donde nos dirigimos, la escuela de magia.

    Senyel no le quitaba ojo a Aoi, para ver su reacción y se dio cuenta de que los ojos de Aoi, en ese momento parecían relucir.

    —Mi padre me habló de la escuela cuando era niña. Me dijo que era un lugar seguro y que allí conocería a mucha gente y que podría hacer muchos amigos. —la voz de Aoi estaba mucho más animada al hablar de la escuela y de sobre lo que encontraría allí— ¿sabes?, yo nunca he ido a ninguna escuela de aprendizaje primario, todo lo que sé me lo enseñó mi padre.

    —La verdad es que ya lo sabía. —Aoi miró, por primera vez a Senyel a la cara extrañada—Me han contado tu situación, has vivido durante toda tu vida junto a tu padre y ahora estás al aire libre y sin nadie que te ayude...

    Cuando dijo eso último, Senyel comprendió porque Amber le había pedido a él que ayudase a Aoi. Senyel también era huérfano, se había quedado sin padres cuando tenía 12 años, fue en ese momento cuando se mudó a Blago y la familia de Amber lo cuidó hasta que pudo trabajar (cuando tuvo 14 años), en verano, para pagar su casa y sus estudios en la academia. Es posible que no fuera una buena idea soltar aquello tan de repente, Aoi lo miraba con ojos aterrorizados, Senyel no sabía cómo iba a reaccionar, pero era posible que lo que había conseguido se fuera al traste.

    —Así que lo sabías, entonces te has acercado para sacar provecho y poder presumir ante tus amigos.

    —No, no, no, Aoi, no te equivoques, si conozco tu situación es porque me la han contado, la capitana de este barco me lo ha contado. La directora de la escuela piensa que podría ser un poco duro que empezaras de cero en segundo curso y si la capitana Amber me lo ha contado es porque me conoce y sabe que soy de fiar.

    No parecía que Aoi se fiara mucho de esas palabras y ahora sus ojos se estaban llenando de lágrimas de rabia. Entonces Senyel se acordó de una frase que solía decir su padre.

    —En esta vida existen muchas oportunidades de llorar, pero solo unas pocas de reír, lo mejor es hacer que las risas sean inolvidables. Hay que sonreír siempre y pensar de la mejor manera posible.

    Ahora que lo pensaba en frío, aquella frase no es que fuera realmente necesaria en esta situación lo mejor habría sido una disculpa.

    —..., lo siento, no quería molestarte. —Senyel se dio la vuelta con la cabeza gacha, Kuru lo seguía de cerca.

    —¿Era una frase de tu padre?

    Senyel se paró, se dio la vuelta y se quedó mirando a Aoi.

    —Sí, siempre la decía cuando algo iba mal

    Un momento de silencio siguió a esa última frase.

    —Mi padre me enseño, más bien me dijo, que las personas en las que podía confiar son aquellas que se dejaban enseñar de otras personas y que eran capaces de transmitir esas enseñanzas.

    Senyel no estaba seguro de lo que quería decir, pero Aoi sí. Se levantó de donde estaba sentada y se dirigió a donde se encontraba Senyel.

    —Es posible que te haya malentendido, te pido perdón por eso. Y quería pedirte...—la cara de Aoi fue cogiendo un color rojo mientras hablaba. —que por favor... ¡fueras amigo mío y que me ayudases en la academia todo lo que puedas!

    Aoi había levantado la voz hasta casi gritar, lo que hizo que los estudiantes más cercanos a ellos se quedaran mirando a la extraña pareja que formaban Senyel y Aoi, incluso algunos empezaban a murmurar cosas.

    —Yo... lo siento..., no quería...—a estas alturas la cara de Aoi se había vuelto toda roja y trató de ocultarse detrás de Kori, a la que no había soltado desde el principio.

    —Jejejejeje..., Aoi, no necesitas gritar que te ayude en la academia ni que sea tu amigo, pero ya que me lo has pedido tu misma, será un placer ayudarte y ser tu amigo. Ahora deja que sea el primero en decirte: ¡bienvenida a la escuela de magia!

    Senyel le tendió la mano a Aoi y esta, en respuesta, soltó a Kori y cogió la mano de Senyel a manera de agradecimiento. Justo en este momento, Amber anunciaba la llegada al puerto de la isla.

    En el puerto de la isla de la escuela, los otros dos barcos que se encargaban de llevar a los alumnos ya habían llegado hacía rato; el barco de los alumnos de primer curso se diferenciaba del resto porque atracaba en un muelle algo alejado de donde atracaban los otros dos barcos. El barco que llevaba al resto de los alumnos se encontraba atracado en el muelle a la izquierda de donde Amber situó el suyo.

    Cuando el barco se hubo detenido, colocaron una pasarela para que los alumnos pudieran bajar al muelle. Cada alumno tenía que hacerse responsable de las pertenencias que llevaban a bordo, ni la escuela, ni los capitanes, ni la tripulación se hacían cargo de lo que perdieran o se les cayera por la borda, eso sí, si cuando todo el mundo había bajado y algún miembro de la tripulación al hacer un registro, encontraba alguna pertenencia de algún alumno, tenía que informar a la academia y esta se encargaría de llevarlo a objetos perdidos, donde los alumnos podrían reclamarlo como suyo.

    Cuando Senyel desembarcó llevaba una bolsa con su equipaje (la bolsa era algo pequeña, pero, como decía él, para llevar un poco de ropa interior, uno o dos cambios de ropa, el uniforme de gimnasia y un cambio de uniforme era suficiente) y a Kuru, en cambio, Aoi llevaba tres maletas pequeñas y un neceser, además de Kori. Cuando Senyel pisó tierra firme, Aoi no había podido subir a la pasarela.

    —Kuru, vigila la bolsa. —dijo Senyel, tras un suspiro, para ir a ayudar a Aoi. —No necesitas tres maletas para venir a la escuela. —dijo Senyel al tiempo que cogía dos maletas, una con cada mano.

    —No sabía que necesitaría, así que me he traído toda mi ropa. —ahora que solo tenía que cargar con una de las maletas y con el neceser pudo subirse a la pasarela y acompañar a Senyel a tierra firme. —Lo siento mucho. —la cara de Aoi volvía a ponerse roja debido a la situación.

    —No tienes que disculparte, a todos nos pasa lo mismo la primera vez: venimos cargados de equipaje y luego solo usamos menos de la mitad. —Senyel alcanzó tierra y Aoi le siguió de cerca.

    La mirada de Aoi no dejaba de ir de un lado para otro, a donde miraba solo veía a alumnos de la escuela que se reencontraban después de un verano, riendo y contándose las últimas noticias y por supuesto a sus Djinns, flotando y revoloteando por todos lados, pero sin alejarse demasiado de sus magos.

    —Sabes, me impresiona la cantidad de formas que tienen los Djinns, pensaba que todos serían iguales, pero cuando estaba en el barco vi que todos eran distintos, algunos se parecían, pero al final eran muy diferentes. —la voz de Aoi denotaba emoción por el descubrimiento que acababa de hacer, se notaba que le gustaba descubrir cosas nuevas, ¿posiblemente era una herencia de su padre?

    —Cada Djinn es único, al igual que el mago con el que se cría y al igual que las personas, son todos diferentes. —dijo Senyel mientras miraba a Kuru y Kori, estaban flotando por encima de sus cabezas y se les había unido un tercer Djinn. — ¿Eh?, ¿Kamo?

    El nuevo Djinn, al oír su nombre, se dirigió al lado de Senyel para saludarlo.

    —Sí, eres Kamo. —dijo Senyel mientras acariciaba la cabeza del nuevo Djinn, el cual se acababa de fijar en Aoi y se dirigió a ella para conocerla. —No tengas miedo, Kamo es muy tranquilo.

    Aoi parecía dudar en un primer momento, pero al final acarició a Kamo y sintió un calor que le recorría el brazo.

    —Es muy cálido al tacto.

    —Eso es porque su mago, Max, un buen amigo mío, sabe controlar el fuego.

    Kamo era un Djinn como pocos, su pelaje era de color naranja fuego, que en contraste al color marrón de Kuru y al color azul de Kori resultaba muy llamativo, además tenía una cola bastante larga del mismo color naranja, lo que le hacía resaltar por encima del resto de los Djinns, que no tenían cola.

    En Argan los magos saben controlar y hacer cualquier magia, pero hay algunos, muy pocos, que saben controlar los elementos naturales: aire, agua, tierra y fuego. Los magos que están realizando sus estudios en la escuela y que controlen algún elemento natural, estudian un curso especial, no tiene mucha diferencia del curso normal, solo que tienen dos horas más de horario a la semana para una clase especial en la que aprenden Alquimia Antigua, que les servía para saber controlar su elemento.

    —Escucha Kamo, ¿dónde está Max? —dijo Senyel.

    Kamo dejó los mimos de Aoi para adelantarse a ambos y guiarlos hacia Max. Senyel cogió su bolsa y las dos maletas de Aoi, mientras que ella volvía a coger su tercera maleta y el neceser. La caminata siguiendo a Kamo resultó ser lenta por la cantidad de equipaje y por toda la gente que estaba en el muelle, yendo y viniendo de un lado para otro. En un par de ocasiones Senyel se giró para ver si Aoi le seguía y si no fuera porque Kori la ayudaba a abrirse paso, de seguro ya se habría perdido.

    Kamo los llevó hasta casi el otro extremo del muelle, donde había menos gente.

    —Seguro que Max llegó en el segundo barco. —pensó Senyel, ya que no lo había visto a él ni a nadie más en su barco.

    Cuando Aoi llegó a su lado, Kamo se había detenido en el aire y señalaba con la cola hacía un punto del muelle, del que, Senyel se imaginaba el por qué, se formaba una especie de corro de donde un montón de chicas salían corriendo. No se equivocaba, mientras Aoi y él se acercaban más al punto donde estaba señalando Kamo, la voz de Max alcanzó los oídos de Senyel.

    —Los ojos que estoy observando en este instante son los más bonitos que he visto en mi vida. La profunda existencia, que veo en ellos me arrastra a lo más profundo, donde espero encontrar un corazón al que abrazar siempre.

    Max era un chico de la misma edad que Senyel, eran de la misma altura y tenía el pelo castaño claro, con unos ojos del mismo color, pero tenía un defecto; que siempre intentaba ligar con todas las chicas que se encontraban cerca de él y como Max decía: «no debo considerar mis actos como un defecto, sino como una oportunidad de conocer a las chicas de este mundo».

    Nadie que conociera a Max en la academia, incluido Senyel, dudaba que siempre hacía todo lo posible por acercarse a cuantas más alumnas de la academia; en su primer año, logró que salieran corriendo todo el primer año de alumnas más dos terceras partes del resto del alumnado femenino de la escuela. Y en este momento, la chica a la que estaba «alagando», estaba a punto de sumarse a larga lista.

    —Podrías haber cambiado durante el verano. —Max alzó la vista al oír la voz de Senyel, momento que aprovechó la chica para salir corriendo con su equipaje y su Djinn siguiéndola de cerca. —Parece que ya hay otro nombre que añadir a la lista de fracasos amorosos. —dijo Senyel mientras veía como se alejaba la chica corriendo y Max se incorporaba.

    —No, realmente no es necesario, esa chica ya está en la lista. —dijo Max mientras guiñaba un ojo a Senyel. —Está en nuestro curso, solo he estado probando que no me hubiera oxidado durante el verano, ya sabes que mi padre no me ha dejado relajarme, siempre trabajando en la herrería.

    Max y Senyel chocaron las manos a modo de saludo y sus Djinns, aunque ya se habían saludado, hicieron el mismo gesto.

    El padre de Max tenía una herrería ambulante, por lo que a la vez resultaba su hogar como su puesto de trabajo. En la herrería de su padre, trabajaban ellos dos y la madre de Max. Dado que era una herrería ambulante, durante todo el año el padre y la madre de Max viajaban por todo Argan haciendo distintos encargos y durante el verano, Max les ayudaba, por lo que no podía relajarse, pero tampoco se quejaba demasiado, ya que era de gran ayuda para ambos lados: a Max le ayudaba a mejorar su control sobre el fuego (además de llevarse las propinas que les dejaban los clientes) y a sus padres les venía bien tener la magia de fuego de Max, porque sus padres, que ambos, eran experimentados magos, ninguno podía manejar el fuego como elemento de la naturaleza.

    —Me alegro de verte Senyel, pero llegas tarde.

    —Me quedé dormido, además de que Kuru no me despertó a tiempo y casi pierdo el barco.

    Mientras Senyel y Max hablaban, Aoi los estaba escuchando un poco alejada, con su timidez a cualquier persona nueva para ella.

    Pero eso iba a cambiar, Max ya la había visto y antes de que Aoi pudiera reaccionar, Max la había alcanzado y cogiéndola de la mano y arrodillándose en el suelo, comenzó un recital similar al de la chica anterior.

    —La belleza que emite tu cara sonrojada por la timidez me ilumina...

    —No vayas por ese camino, casanova. —Senyel, previendo la reacción de Max le había parado los pies antes de que continuase con su discurso.

    —Bueno, pues si no me puedo presentar a mi manera, preséntamela tú mismo, aunque ya me explicaras que hace una belleza como ella contigo.

    —¿Presentarse a su manera?, ¿belleza? —pensaba Aoi agitadamente, era la primera vez en su vida que alguien la decía algo como eso.

    —Su nombre es Aoi y está en nuestro mismo curso y ¿qué has querido decir con lo que qué hace conmigo?, nos hemos conocido en el barco y la estoy enseñando todo esto, ¿verdad Aoi? —Aoi no le escuchaba, esta vez tenía toda la cara roja por otro ataque de vergüenza posiblemente por las palabras de Max

    —Ya veo eso lo explica todo.

    —Lo explica todo, ¿eh?

    Mientras Senyel y Max discutían, Aoi seguía sumida en su ataque de vergüenza, por lo que no les estaba prestando atención, por otro lado, Kuru, Kori y Kamo estaban d<

    —Llevamos dos años en la escuela y vosotros siempre tenéis que estar discutiendo. —ante la nueva voz, Aoi volvió en sí y Senyel y Max se callaron y miraron a donde estaban las dos chicas.

    La que había hablado era Samanta (aunque ella prefería Sam y aun así no le gustaba su nombre), era una chica un poco más alta que Aoi, tenía el pelo rubio, una piel clara y unos ojos azules; la chica que la seguía era Hikari, que era algo más baja, tenía el pelo castaño en una coleta alta, piel clara y ojos marrones.

    —Ya se me hacía raro no veros por aquí. —Max fue el primero en hablar cuando vio a las dos chicas.

    En ese momento, Aoi se imaginó que Max empezaría con una de sus frases, pero al ver que no comenzaba a recitar nada, se acercó a Senyel para preguntarle.

    —¿Cómo es que Max no intenta ligarse a esas dos chicas?

    —Sí que lo intentó, pero fue el año pasado y no salió muy bien parado de ambas situaciones. —le contó Senyel a Aoi. —A la primera que intentó ligarse fue a Sam, la del pelo rubio, después de eso Max, no intentó ligarse a ninguna chica durante más de diez días y la segunda a la que intentó ligarse fue a Hikari, pero parece ser que la hizo tanta gracia que fue Max el que salió corriendo.

    —Así que ni siquiera Max puede conquistar a todas las chicas.

    —Por el momento no ha conquistado a nadie.

    Aoi no dejaba de mirar la conversación de Max con Sam y Hikari y estaba absorta en sus pensamientos hasta que el grupo de Djinns que antes estaba jugando algo apartado se le aproximaron. Kori iba en cabeza del grupo y le seguían Kuru y Kamo y otros dos Djinns nuevos. El primer Djinn que seguía a Kori era amarillo en su totalidad y el segundo era un poco más pequeño que el resto de los Djinns que Aoi había visto por el momento.

    —El Djinn amarillo es Kasja, la Djinn de Sam y el pequeño es Kore la Djinn de Hikari. —dijo Senyel mientras señalaba con el dedo a los nuevos Djinns que se estaban presentando en este momento a Aoi. Fue en este instante cuando Hikari reparó en Aoi.

    —Tú debes de ser nueva, no te recuerdo del año pasado. Es un placer, mi nombre es Hikari.

    Aoi se volvió a mostrar tímida ante la presencia de una persona desconocida para ella, por lo que fue Senyel el que la dio un pequeño empujón para que se presentara ella misma.

    —Y.… yo soy Aoi... un placer Hikari.

    Simple, pero válido para una presentación, Sam fue la siguiente en presentarse.

    —Yo soy Sam, encantada de conocerte.

    —Igualmente Sam.

    Senyel se separó de Aoi, Sam y Hikari para que hablasen un rato entre ellas, por lo que se fue a hablar con Max.

    —Parece que se están haciendo buenas amigas. —dijo Max señalando la escena de las tres chicas.

    —Cuanto antes empiece a hacer amigas de su mismo curso más fácil se le hará encontrar un lugar donde encajar.

    —Bueno, por mí está bien. —dijo Max mientras cruzaba las manos por detrás de la cabeza. — Una nueva chica se ha unido a nuestro grupo y además es una preciosidad.

    —Hablando del grupo..., ¿no nos falta alguien?

    El grupo del que hablan Senyel y Max lo formaron junto a Sam y Hikari y además había otro chico, Marco, pero aún no se había dejado ver.

    —Como si no viene este curso, es mi principal rival y no puedo permitir que consiga a una chica como novia antes que yo.

    Marco era un chico muy popular en la escuela y eso hacía que Max perdiera sus «oportunidades» para «ligar» a una chica; Marco era el típico chico serio, que si preguntases que por qué era popular nadie sabría decírtelo, sacaba buenas notas y era buen deportista, pero nunca había ido detrás de una chica, era todo lo contrario. Muchas de sus admiradoras decían que era un aura que desprendía.

    —Seguro que utiliza su magia de ilusión para confundir a las indefensas chicas de nuestra escuela para poder cazarlas en su red y así poder reírse a mis espaldas.

    —Si dices eso, es que serías capaz de usarlo si tu pudieras hacer esa magia. —pensó Senyel, pero era incapaz de decirlo en voz alta, Max estaba tan entusiasmado con esa idea que sería incapaz de hacer que aterrizara en la realidad.

    La magia de Marco era magia de ilusión, es decir, era capaz de crear imágenes, situaciones y sensaciones que a la gente que sufría su magia la hacía ver y notar cosas que no estaban allí, por eso Max tenía la idea de que usaba su magia para ese propósito.

    —Estas muy equivocado Max, nunca utilizaría mi magia para un propósito así, pero si tú lo has dicho, estoy seguro de que tú sí que utilizarías las ilusiones de esa manera. —Max y Senyel se giraron, al igual que Aoi, Hikari y Sam. La voz pertenecía a Marco, el último integrante del grupo.

    —Es un placer volver a encontraros a todos en este nuevo curso. —dijo Marco mientras saludaba a todos ellos.

    Todos le devolvieron el saludo, incluso Max, que, aunque consideraba a Marco su principal rival en el amor, durante el resto del día lo trataba como a un amigo más.

    Aoi como de costumbre, se intentó esconder detrás de Senyel por su timidez, pero Marco ya la había visto y se presentó debidamente al tratarse de una chica nueva.

    —Una cara nueva por lo que veo, es un placer, mi nombre es Marco.

    —Yo soy Aoi, encantada. —dijo Aoi, despegándose de la espalda de Senyel. Parecía que Aoi se empezaba a acostumbrar a la presencia de personas desconocidas.

    —Jejejejeje, con esta chica no tienes ninguna oportunidad Marco, Senyel ya se ha adelantado.

    —¿En serio?, parece que nuestro pequeño Senyel empieza a crecer. —dijo Marco. —Pero quítatelo de la cabeza Max, no estoy participando contigo en ningún concurso de ver quien consigue una novia antes.

    Mientras Marco y Max empezaban a discutir, Aoi se acercó a Senyel.

    —¿A qué se refería Max con que te habías adelantado?

    —Eh..., pues…—Senyel no sabía por dónde empezar, esta vez era él el que tenía toda la cara roja por la vergüenza, si se había fijado en que Aoi era una chica muy guapa, pero por el momento no quería nada más, solo tenerla como amiga.

    —Mirad los carruajes ya están aquí. —dijo Hikari señalando un camino.

    Un montón de carruajes se acercaban al muelle donde estaban los alumnos. Eran de construcción sencilla, seis personas por carruaje, un asiento para el conductor y un maletero para las bolsas.

    Cuando los alumnos vieron los carruajes cogieron sus pertenencias y se dirigieron a coger uno. Como todos se conocían de otros cursos, los grupos de amigos se sentaban juntos en el mismo carruaje, si era un grupo muy grande, se repartían entre varios carruajes.

    Para el grupo de Senyel, Sam ya había llegado a un carruaje y ya estaba montada en él, haciendo señas para que todos se acercaran. Cada uno cogió sus bolsas y se dirigieron al carruaje desde el que Sam les hacía señas. Aoi comprobó que lo que le dijo Senyel acerca de las maletas era cierto: ninguno de ellos llevaba más de dos bolsas y ninguna era muy grande, sentía que había hecho el ridículo al traerse todas sus cosas.

    —Lo siento mucho Senyel.

    —¿Ahora por qué te disculpas? —preguntó Senyel

    —He traído demasiadas maletas y ahora me tienes que ayudar a cargarlas. —ya estaban al lado del carruaje, donde todos estaban ya sentados y esperando a que Senyel y Aoi subieran.

    —¡Jajajaajajajajaja!, no te preocupes por eso Aoi. —dijo Max desde su asiento

    —Ninguno de este carruaje te va a echar la culpa por haber traído más equipaje del necesario. —siguió Sam

    —Además a Senyel le encanta a ayudar a todo el que puede. —terminó Marco.

    —¿Sabes que estás mejor calladito Marco? —dijo Senyel mientras tendía la mano a Aoi desde el carruaje para ayudarla a subir.

    Cuando ya estuvieron todos subidos, Hikari le hizo una seña al conductor que puso el carruaje en marcha. Los Djinns de todos ellos los seguían de cerca y Aoi volvió a reparar en un nuevo Djinn que se había unido al resto.

    —¿Ese Djinn morado es el tuyo, no Marco?

    —Sí, su nombre es Koma.

    Koma era el Djinn de Marco, tenía de color morado la espalda y el vientre de más claro, de un tono rosa.

    —Por cierto, Aoi, ¿cómo es que no llevas puesto el uniforme de la escuela? —preguntó Sam.—Si eres de primer curso tenías que haber venido en el primer barco.

    Aoi miró a Senyel, como pidiendo permiso para contárselo, a lo que Senyel le respondió con un ligero gesto de la cabeza.

    —Sí, es cierto que soy nueva en la escuela, pero no soy de primero, estoy en vuestro mismo curso, por eso no tengo el uniforme escolar. —la respuesta de Aoi produjo la reacción que Senyel se había imaginado, todos se sorprendieron, excepto Max, que ya lo sabía de cuando se encontraron en el muelle.

    —Tengo que ir a hablar con la directora cuando llegue a la escuela, antes de ir a los dormitorios.

    —El despacho de la directora está en el ala norte del edificio principal, junto a la sala de profesores y a la sala de juntas, cuando lleguemos te enseñaré el camino. —dijo Senyel.

    Aoi asintió y se puso a hablar con Sam y con Hikari. Max, Marco y Senyel hablaban por su lado.

    El resto del camino se lo pasaron conversando y antes de que se dieran cuenta el edificio principal de la escuela se empezaba a levantar ante ellos. Cuando llegaron a la explanada en frente de la gran puerta principal de la escuela, el cochero les abrió la puerta del carruaje y se dirigió a sacar las maletas del maletero.

    Aoi se quedó mirando fijamente la gran figura que ofrecía la escuela y recordó las últimas palabras que su padre le dijo antes de morir: «Cuando llegues a la escuela vivirás experiencias que no has podido vivir aún por estar aquí. Pero no te asustes, los amigos, experiencias y recuerdos que harás allí serán para siempre y que siempre estarán contigo, pero prométeme que siempre protegerás a Kori. Es posible que al final, tu Djinn sea una llave para descubrir una gran verdad ya olvidada».

    Aoi no sabía que era a lo que su padre se refería con lo de la llave, pero una cosa si sabía, que los amigos que tenía y los recuerdos que estaban por venir siempre los guardaría.

    Capítulo 2

    El nuevo curso

    El ambiente que se respiraba en la explanada era una sensación que Aoi desconocía y que era la primera vez que experimentaba: los alumnos estaban nerviosos, todos se organizaban por los cursos en los que estaban, excepto los de primero, que ya estaban en el interior de la escuela. Si el ambiente que había en el puerto, cuando llegaron, le pareció a Aoi un gran caos este nuevo ambiente era demasiado para ella.

    —¡Aoi, por aquí!

    Aoi se giró cuando escuchó su nombre, era Hikari que la estaba llamando desde un grupo de alumnos, los cuales, dedujo, Aoi que eran los alumnos de segundo curso. El resto de su grupo se había puesto en su lugar correspondiente mientras Aoi estaba mirando el edificio principal.

    —Lo siento, me he despistado un momento.

    —No te preocupes, la escuela impresiona mucho cuando la ves por primera vez. —dijo Marco.

    —Es incluso posible que te pierdas cuando vayas a las clases. —continuo Max.

    —Eso solo te pasa a ti.

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