El recuerdo de una pasión: Secretos junto al mar
()
Información de este libro electrónico
Julia Espinoza se había enamorado de Matt Harper a pesar de su reputación de pirata y del abismo social que los separaba. Pero había acabado rompiéndole el corazón. Había conseguido rehacer su vida sin él hasta que apareció un extraño con su mismo aspecto y comportamiento. Después de una aventura de una noche en la que la verdad había quedado al descubierto, la única posibilidad de tener una segunda oportunidad era asumiendo todo lo que los dividía.
Relacionado con El recuerdo de una pasión
Títulos en esta serie (100)
Promesa de venganza: Amor a primera vista Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Juegos del amor: Escándalos de sociedad Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Cautivos del destino: Amantes y enemigos Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Ese hombre prohibido: Bajo el influjo de la luna Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Intento de seducción: Escándalos de sociedad Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Sus besos prohibidos: Asuntos de familia Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRivales en las sombras: Amantes y enemigos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Corazón culpable: Secretos del sur Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa tentación del millonario: 'Amor y pintalabios' Calificación: 3 de 5 estrellas3/5A la luz del día: 'Objetivo boda' Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCorazones divididos Calificación: 3 de 5 estrellas3/5De nuevo a tu lado. Para leer en la playa: Objetivo boda Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesSecretos de un soltero: Los hermanos Stone Calificación: 5 de 5 estrellas5/5El recuerdo de una pasión: Secretos junto al mar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn escándalo muy conveniente: Secretos junto al mar Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUna noche y dos secretos: Aventuras de una noche Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Más que una noche de pasión: 'Secretos del sur' Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Venganza y placer: Escándalos de sociedad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTentaciones y secretos: Novias de la Bahía de Whisky Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una noche con su ex: Aventuras de una noche Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa heredera y el millonario Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una boda inolvidable Calificación: 2 de 5 estrellas2/5Pétalos de amor: Los Lassiter (3) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un contrato de seducción: Secretos del sur Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Los besos del millonario: 'Amor y pintalabios' Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCasados de nuevo: Amor a primera vista Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl último escándalo: 'Secretos junto al mar' Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesUn juego peligroso: Los hermanos Serenghetti Calificación: 1 de 5 estrellas1/5La esposa de su hermano: Realeza rebelde (1) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5De playboy a padre Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Libros electrónicos relacionados
Por el amor de una mujer Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Aventura de escándalo: 'La seducción del dinero' Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl príncipe heredero Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Noche secreta Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCorazones unidos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un futuro contigo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa mayor fortuna Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesPasión en hollywood Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El único riesgo Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Doble seducción Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Contrato de felicidad Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa traicionera dama de honor Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesLa pareja que engañó a todo el mundo Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesTras el olvido Calificación: 3 de 5 estrellas3/5La novia secreta Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Matrimonio temporal Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un jefe engañado Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Noche en Venecia Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Escándalo real: Los reyes de Sherdana (3) Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Solo por una noche Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesEl privilegio de amarte Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Un compromiso en peligro Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesAtracción escondida Calificación: 1 de 5 estrellas1/5Más de cien besos Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesRegalo de boda Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Más dulce que la venganza Calificación: 3 de 5 estrellas3/5El despertar del amor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5La cantante y el millonario Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificacionesCautiva entre sus brazos Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Una propuesta sospechosa Calificación: 0 de 5 estrellas0 calificaciones
Romance contemporáneo para usted
Vaya vaya, cómo has crecido Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Después de Ti: Saga infidelidades, #1 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Contrato con un multimillonario, La obra completa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La Asistente Virgen Del Billonario Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Dos Mucho para Tí Calificación: 4 de 5 estrellas4/5La esposa olvidada Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Esposa por contrato Calificación: 3 de 5 estrellas3/5A solas con mi jefe Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Atraído por mi mujer de mil caras Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Drácula: Clásicos de la literatura Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Tú de menta y yo de fresa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Un orgullo tonto Calificación: 4 de 5 estrellas4/5No me toques ni un pelo... ¡o te vas a enamorar! Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Heredero del Alfa: Un Romance Paranormal: El Hombre Oso Multimillonario, #1 Calificación: 3 de 5 estrellas3/5Resiste al motero Calificación: 4 de 5 estrellas4/5El Soltero más Codiciado de Atlanta Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Novia del Señor Millonario Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Tres años después Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Un beso por error Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Vendida al mejor postor Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Las tres reglas de mi jefe Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Una virgen para el billonario Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Destinada a ser su esposa Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Al Borde Del Deseo: Romance Contemporaneo: Los Secretos Del Multimillonario, #1 Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Te odio, pero bésame Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Fiesta de empresa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Todo es posible... menos tú Calificación: 5 de 5 estrellas5/5Prometida falsa Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Al Borde Del Deseo: Romance De Un Millonario: Los Secretos Del Multimillonario, #1 Calificación: 4 de 5 estrellas4/5Sin compromiso Calificación: 5 de 5 estrellas5/5
Comentarios para El recuerdo de una pasión
0 clasificaciones0 comentarios
Vista previa del libro
El recuerdo de una pasión - Kimberley Troutte
Cualquier forma de reproducción, distribución, comunicación pública o transformación de esta obra solo puede ser realizada con la autorización de sus titulares, salvo excepción prevista por la ley. Diríjase a CEDRO si necesita reproducir algún fragmento de esta obra. www.conlicencia.com - Tels.: 91 702 19 70 / 93 272 04 47
Editado por Harlequin Ibérica.
Una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
Núñez de Balboa, 56
28001 Madrid
© 2018 Kimberley Troutte
© 2019 Harlequin Ibérica, una división de HarperCollins Ibérica, S.A.
El recuerdo de una pasión, n.º 167 - julio 2019
Título original: Forbidden Lovers
Publicada originalmente por Harlequin Enterprises, Ltd.
Todos los derechos están reservados incluidos los de reproducción, total o parcial.
Esta edición ha sido publicada con autorización de Harlequin Books S.A.
Esta es una obra de ficción. Nombres, caracteres, lugares, y situaciones son producto de la imaginación del autor o son utilizados ficticiamente, y cualquier parecido con personas, vivas o muertas, establecimientos de negocios (comerciales), hechos o situaciones son pura coincidencia.
® Harlequin, Harlequin Deseo y logotipo Harlequin son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited.
® y ™ son marcas registradas por Harlequin Enterprises Limited y sus filiales, utilizadas con licencia.
Las marcas que lleven ® están registradas en la Oficina Española de Patentes y Marcas y en otros países.
Imagen de cubierta utilizada con permiso de Harlequin Enterprises Limited.
Todos los derechos están reservados.
I.S.B.N.: 978-84-1328-343-2
Conversión ebook: MT Color & Diseño, S.L.
Índice
Créditos
Capítulo Uno
Capítulo Dos
Capítulo Tres
Capítulo Cuatro
Capítulo Cinco
Capítulo Seis
Capítulo Siete
Capítulo Ocho
Capítulo Nueve
Capítulo Diez
Capítulo Once
Capítulo Doce
Capítulo Trece
Capítulo Catorce
Capítulo Quince
Capítulo Dieciséis
Capítulo Diecisiete
Capítulo Dieciocho
Capítulo Diecinueve
Epílogo
Si te ha gustado este libro…
Capítulo Uno
Matt Harper disfrutaba de lo lindo.
Con una sonrisa en los labios, deslizó las manos por aquellas curvas suaves y sensuales. Más rápido, más fuerte. Enseguida sintió cómo ronroneaba y percibió una sutil vibración de sus entrañas. Era todo fuerza y refinamiento. Estaba decidido a traspasar el límite y llevarla hasta la gloria. Estaba hecha para un tipo como él, no para aquel viejo mezquino que la había comprado para simplemente admirarla. Vaya despilfarro. Solo de pensar que aquella espectacular máquina de sesenta y cinco millones de dólares iba a quedar arrinconada acumulando polvo, se enfurecía.
Su pareja aquel día era el nuevo Gulfstream G650ER, la aeronave que su padre había comprado para Industrias Harper. ¿Por qué? Ni que su padre fuera a sobrevolar sus pozos de extracción de petróleo para asustar a sus empleados. Si hacía caso a los rumores, su padre se había recluido en Casa Larga, su casa de verano, para evitar mostrarse en público. Hacía diez años que no lo veía, aunque tampoco le habría importado que hubieran sido más.
Giró a la izquierda y ante él apareció la mansión Harper. Se tensó. En las Fuerzas Aéreas, Matt siempre había puesto el mismo nombre a sus misiones: Casa Larga.
Se golpeó el muslo con el puño. Prefería estar en medio de una batalla, en cualquier parte del mundo, menos allí. ¿Para qué demonios le había pedido su padre que volviera a casa?
Aterrizó en el aeropuerto privado de los Harper y apagó el motor. Cuánto le gustaría poder apartar todos aquellos recuerdos que lo asaltaban. Como el dolor que le había causado su padre con sus manos.
Sintió que volvía a tener diecisiete años, la boca ensangrentada y los puños en alto mientras retaba a RW a que le diera otra bofetada. Su padre nunca había dejado de darle órdenes, pero el ultimátum de aquel día le había dejado muy afectado.
–A la vista de que no te apartas de esa chica –le había dicho–, tienes dos opciones: alistarte en las Fuerzas Aéreas o quedarte a ver lo que le pasa a esa novia tuya. Tengo información, hijo, de esa que puede hundir a toda una familia. ¿Es eso lo que quieres que pase?
Nadie daba puñaladas por la espalda mejor que Harper.
¿Eran reales aquellas amenazas? No lo había sabido entonces y seguía sin saberlo, pero lo cierto era que Julia había sido su chica y la había amado como a ninguna otra. No le había quedado más remedio que protegerla a ella y a su familia. Aquel mismo día, Matt se había incorporado a las Fuerzas Aéreas. No había podido ni despedirse de Julia, pero se había marchado convencido de que volvería a por ella.
Diez años más tarde, había conseguido superarlo. O casi. Pero a quien no había olvidado, a pesar de las muchas mujeres atractivas que había conocido después, era a aquella chica a la que había tenido que dejar. Julia le había prometido ser suya para siempre, pero se había casado con otro apenas tres meses después de su marcha. No había sufrido tanto como cuando se había enterado de la boda de Julia. Había sido el golpe de gracia y había jurado no volver nunca a Plunder Cove.
Hasta que RW le había propuesto un trato: si llevaba el Gulfstream a Plunder Cove, Industrias Harper compraría el avión que la flota de Matt necesitaba en el sudeste asiático. Un inversor le había fallado y la nueva compañía aérea de Matt necesitaba aquel último avión. No le había quedado más remedio que aceptar el trato. De esa manera, RW Harper, pirata y magnate del petróleo, había conseguido convencerlo.
No se quedaría mucho en Plunder Cove. No quería ver a Julia Espinoza.
Matt paró en la tienda y cafetería de Juanita. De niño, aquel era su rincón favorito del pequeño pueblo limítrofe con la propiedad de su familia.
Había entrado allí por vez primera un verano, con ocho años. Se había quedado maravillado con todos aquellos olores y objetos, en especial con los dulces mexicanos. Así que había tomado un puñado. Su madre se había horrorizado al descubrir que había estado en aquel sitio y que había comido cosas de aquella gente. Le había hecho volver y pagar por los caramelos.
Juanita le había dedicado una mirada severa y le había impuesto un castigo por su delito. Le había hecho barrer toda la tienda. Había sido la primera vez que había tenido que trabajar y había sentido una gran satisfacción. Al día siguiente había vuelto y le había preguntado si podía robar algo más.
–¿No has aprendido la lección?
–Claro que sí, pero quiero volver a barrer. Trabajar es divertido.
Juanita se había reído a carcajadas y luego le había abrazado. Olía bien y sus brazos eran cálidos y acogedores. Había deseado que su madre le abrazara como Juanita y no con aquella falsa y fría sonrisa.
–Puedes barrer siempre que quieras. Te pagaré con caramelos.
Habían llegado a un acuerdo. Cuando su familia iba allí de vacaciones, pasaba gran parte de sus vacaciones ayudando a Juanita. A cambio, podía tomar todos los dulces que quisiera. Y churros, ¿cómo había podido olvidarse de los churros?
La boca se le hizo agua mientras esperaba sentado en una mesa de fuera a que Juanita tomara su pedido. A su alrededor estaban los mismos vejestorios de siempre comiendo y charlando. Era como si nunca se hubiera marchado, salvo que esta vez Julia no estaba con él.
Una joven se acercó y dejó en su mesa un cesto con patatas fritas y un cuenco con salsa.
–¿Ya sabe lo que quiere, señor?
–Tú no eres Juanita.
–Muy agudo, y usted no es George Clooney. Juanita tenía que ocuparse hoy de unos asuntos. Me llamo Ana.
–¿Y dónde está? Soy un viejo amigo que va a estar unos días por aquí. Me gustaría verla.
–Lo siento, no puedo darle más detalles. De hecho, ni siquiera sé dónde está. ¿Qué quiere beber?
Matt no pudo evitar sentirse decepcionado. Juanita era la única persona que de verdad se había preocupado por él.
–Una cerveza, por favor. ¿Hay churros hoy?
–Todos los días. Enseguida vuelvo.
Se tomó las patatas fritas, mojándolas en la salsa más picante del mundo. Le ardían las orejas del calor y sentía el sudor en la espalda.
–Cuidado, señor, esa salsa pica. Le traeré agua.
Asintió y bebió un trago de cerveza, pero no consiguió calmar el ardor de su boca. En la mesa de al lado, dos mujeres charlaban sobre vestidos y zapatos.
–Me da igual que vayáis disfrazadas de piratas, quiero llevar el vestido que acabo de comprarme. No todos los días me invitan a la mansión de los Harper.
A punto estuvo de atragantarse al oír aquello. No conocía a aquellas mujeres y dudaba mucho que RW Harper invitara a desconocidos a su casa.
–Disculpen, ¿me ha parecido oír que hay una fiesta en casa de los Harper?
–Sí, RW Harper ha invitado a todo el pueblo –respondió la mujer.
Algo estaba pasando. Sus padres no eran de relacionarse con el servicio y, teniendo en cuenta que la mayoría de la gente que trabajaba para los Harper vivía allí, aquello era imposible.
–¿Saben a qué se debe la ocasión?
–No, no tenemos ni idea, guapo. Pero si quiere una cita…
La otra mujer le dio en el brazo con el menú.
–María, será mejor que estés calladita. Vas a ir con Jaime.
–A Jaime no le gusta bailar. Pero viendo los músculos de aquí nuestro amigo, adivino que sabe moverse muy bien –dijo y se volvió hacia Matt–. ¿Baila bien, a que sí?
–Me enseñaron que bailar es cosa de chicas –contestó riendo.
–Bueno, nosotras somos las que bailamos y ellos siguen nuestros pasos –dijo una voz desde detrás de él–. Lo siento, mis primas están emocionadas con la fiesta y no sé por qué. No iría a una fiesta en esa casa ni aunque me pagaran. Aunque tampoco me han invitado.
La mujer rodeó la mesa y tomó una patata de la cesta de sus primas.
Julia. Una corriente eléctrica lo sacudió. El pecho se le encogió. No podía tragar.
El pelo oscuro de Julia brillaba bajo el sol. Tenía finas arrugas alrededor de sus ojos marrones y sus labios sensuales, pero su expresión era la misma que recordaba. Su voz seguía siendo la que oía en sus sueños. Él había cambiado en muchos aspectos, mientras que ella seguía siendo… perfecta.
–Tienes prohibido ir –dijo María.
–No deberías haber enfadado al señor Harper hasta después de la fiesta –intervino la otra mujer–. ¿Me prestas tu vestido rojo?
Julia se encogió de hombros y se sentó con sus primas. Era más alta de lo que recordaba y tenía más curvas. Vaya, la pequeña Julia Espinoza se había convertido en una mujer muy atractiva.
–Claro, Linda. No tengo ocasión de ponérmelo.
Luego se volvió hacia Matt, ladeó la cabeza y entornó los ojos.
–¿Nos conocemos?
Julia no podía ver sus ojos tras aquellas gafas de espejo de aviador, pero había algo en aquel hombre que le resultaba familiar. Era alto, casi un metro noventa, y ancho de espaldas. Tenía los brazos musculosos y bronceados. Su cabello oscuro lucía un corte de estilo militar y llevaba una barba cuidada.
Matt mojó otra patata en la salsa y al momento empezó a toser.
–Tenga cuidado, esa salsa es muy picante –le advirtió.
Julia reparó en su garganta al tragar. Tenía la nariz recta, con una pequeña cicatriz sobre el puente. ¿Qué se sentiría al acariciar aquellas mejillas barbudas? Tenía otra cicatriz en la comisura del labio. ¿Le dolería cuando le besaran? Estaba mirándola. Su expresión era seria, como la de las esculturas de aquellos dioses griegos de los que tanto había leído en la universidad. Claro que no llevaban aquellas gafas de aviador.
«Cielo santo, me he quedado mirándolo descaradamente».
–Lo siento, es que me recuerda a alguien que conocía. Un error que cometí.
–Sí, un error –repitió él alzando el mentón.
–Disculpe.
Se volvió y siguió hablando con sus primas, pero no pudo quitarse de la cabeza a aquel guapo desconocido. Por alguna razón, pensó en Matt y los ojos se le llenaron de lágrimas.
–¿Me estás escuchando? ¿Qué zapatos me pongo con tu vestido rojo? –preguntó Linda.
Julia se volvió de nuevo hacia el desconocido, que estaba dando un trago a su cerveza.
–Tal vez coincidimos en alguna de mis