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Encontrada Por El Cambiaformas: Aspen Ridge Pack: Mountain Rescue, #2
Encontrada Por El Cambiaformas: Aspen Ridge Pack: Mountain Rescue, #2
Encontrada Por El Cambiaformas: Aspen Ridge Pack: Mountain Rescue, #2
Libro electrónico77 páginas50 minutos

Encontrada Por El Cambiaformas: Aspen Ridge Pack: Mountain Rescue, #2

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Información de este libro electrónico

Perderse podría ser lo mejor que le pasara...

 

Cameron

Se suponía que ir a Aspen Ridge era para tomarme un descanso y relajarme. 

En lugar de eso, me encuentro perdida y congelándome de frío en algún lugar del bosque. 

Pensé que había sido la suerte la que me había hecho ser rescatada por un alto y apuesto desconocido. 

Resulta que podría ser algo más que suerte. 

 

Davis

Cuando oigo a alguien gritar pidiendo ayuda, me dirijo a ayudar. 

Al fin y al cabo, ese es mi trabajo.

Pero cuando encuentro a la belleza pelirroja, me doy cuenta de que es algo más que una turista perdida. 

Es mi compañera. 

Ahora que la he encontrado y puesto a salvo, tengo que encontrar la manera de convencerla de que no está realmente perdida. 

Este lugar, conmigo, es exactamente donde debe estar. 

Solo espero poder hacerlo antes de que abandone Aspen Ridge para volver a su vida real.

IdiomaEspañol
EditorialLuna Wilder
Fecha de lanzamiento8 sept 2024
ISBN9798227318343
Encontrada Por El Cambiaformas: Aspen Ridge Pack: Mountain Rescue, #2

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    Encontrada Por El Cambiaformas - Luna Wilder

    UNO

    Cameron

    —Quédate quieto un... segundo... más —le murmuro al pequeño zorro ártico mientras hago unas cuantas fotos.

    El chasquido del obturador lo asusta y se escapa por la nieve, desapareciendo con un movimiento de la cola. Sonrío al verlo marchar, sabiendo que al menos he sacado unas cuantas buenas fotos.

    —Ugh —Gruño mientras me pongo en pie.

    Me duele estar agachada tanto tiempo y me pongo rígida al levantarme. Estoy segura de que el frío glacial tampoco ayuda mucho.

    Doy un par de pisotones, intentando recuperar la sensibilidad en los dedos de los pies antes de darme la vuelta y seguir mis pasos en la nieve por donde he venido mientras miro las fotos que he hecho esta tarde durante la excursión.

    El sol empieza a ponerse y sé que tengo que acelerar el paso si quiero llegar a la estación de esquí antes de que anochezca.

    Respiro hondo y suelto una bocanada de aire mientras avanzo por el sendero. Empieza a nevar suavemente y sonrío ante su belleza y tranquilidad. Entonces, una ráfaga de viento me da un golpe de nieve en la cara y se me borra la sonrisa.

    —¿Por qué he vuelto a elegir Alaska para mis vacaciones? —murmuro mientras atravieso un montón de nieve.

    Alaska me había parecido tan buena idea cuando llevaba dos meses sudando la camiseta en África. Sin embargo, ahora que estoy aquí, creo que subestimé el frío que haría tan al norte.

    Estos últimos meses he trabajado en África para National Geographic. Fue un sueño hecho realidad y una oportunidad increíble. Había soñado con trabajar con National Geographic desde que era una niña y mi padre me puso una cámara en las manos por primera vez.

    Ahora que por fin he alcanzado ese sueño, me siento un poco perdida. De ahí que actualmente me esté abriendo camino a través de la nieve en Alaska. Quería un descanso después de trabajar sin parar durante años. Quería aclarar mis ideas y planear mi próximo movimiento.

    Hasta ahora, no tengo ni idea de lo que quiero hacer. Es cierto que solo llevo dos días en Aspen Ridge, pero pensé que ya tendría algunas ideas.

    El sol empieza a ocultarse tras las montañas y me siento un poco preocupada. No recuerdo bien esta parte del camino y me pregunto si ya estoy cerca de la estación.

    «Estoy segura de que está a la vuelta de esta curva», me aseguro a mí misma mientras intento acelerar el paso.

    Me quedo sin aliento y mi respiración se detiene en mis pulmones cuando doblo la esquina y solo veo más árboles y nieve.

    —Mierda.

    Noto que empiezo a entrar en pánico, respiro hondo varias veces e intento calmar mi acelerado corazón mientras empiezo a caminar de nuevo.

    «¿Qué me habría dicho mi padre que hiciera?»

    A mi padre le encantaba estar al aire libre. Creo que lo he heredado de él. Solíamos ir de excursión juntos mucho antes de que falleciera. Sé que me diría que mantuviera la calma y la cabeza despejada, ahora mismo.

    Mi amor por la fotografía también lo heredé de mi padre. Él era fotógrafo, aunque hacía bodas y otras sesiones de fotos. Siempre hablaba de que quería dedicarse más a la fotografía de naturaleza, pero tenía un buen negocio. Sé que nunca dio el salto porque estábamos solos él y yo y necesitaba mantenernos.

    Mi madre falleció al darme a luz. Ojalá hubiera podido conocerla, pero al menos tuve a mi padre. Era el mejor. Siempre estuvo ahí para mí, siempre me apoyó y fue paciente. Era mi héroe.

    Sé que habría estado orgulloso de mí por todo lo que he conseguido. Ojalá estuviera aquí para verme alcanzar todos mis sueños.

    Me froto el dolor en el pecho e intento apartar los pensamientos sobre mi padre mientras acelero el paso y me apresuro por el sendero.

    Voy deprisa y quizá por eso no veo el árbol caído ni el banco de nieve que hay justo detrás.

    Tropiezo con el tronco y jadeo mientras extiendo los brazos para frenar la caída. Mis guantes se hunden en la nieve y poco después lo hace mi cara. Me estremezco y se me hiela todo el cuerpo. Chisporroteo, luchando por salir de la nieve y alejarme del frío, pero no hay nada contra lo que pueda empujarme.

    Cada vez que me muevo, parece que me hundo más en el

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