Voluntades Anticipadas
Voluntades Anticipadas
Voluntades Anticipadas
personas que estn pensando en redactar sus propias voluntades anticipadasiv. La obra est estructurada en las siguientes partes: reflexin desde la biotica sobre el final de la vida y las voluntades anticipadas, argumentos a favor de las voluntades anticipadas, argumentos en contra de las voluntades anticipadas, un referente desde la tica del dilogo y conclusiones. Finalmente el texto ofrece unos anexos que recogen la evolucin histrica de las voluntades anticipadas y sus regulaciones jurdicas a nivel internacional, nacional y autonmico, incluye tambin un ejemplo tomado de la Generalitat de Valncia. Como ltimo anexo, ofrece el autor su propuesta, con la cualidad de que se puede constituir en herramienta que favorezca la conversacin con los seres queridos, con el personal mdico y la responsabilidad en educacin compartida, porque la sanidad necesita para su humanizacin no solo firmas, sino tambin, o sobre todo, dilogosv. En este sentido la propuesta incorpora unos consejos para las personas que participen de la elaboracin o aplicacin del documento de voluntades anticipadas y la aclaracin de que el documento no requiere un formato especial, si bien existen propuestas desde distintos mbitos de inters. Sobra decir que invitamos a la consulta de estas propuestas y la legislacin respectiva en la web.
encima de los temores o dificultades de la familia; la excepcin se dar ante graves problemas que impidan la comunicacin. Los profesionales de enfermera, por su parte, ofrecen ideas tiles para la familia, destacamos: evitar que el paciente pierda el sentido del tiempo, disponer de luz diurna, planificar correctamente el trabajo evitando las improvisaciones y respetando los periodos de sueo. Entre los consejos de enfermera para la misma profesin son mltiples los que conviene destacar: dejar que el paciente lleve la iniciativa, respetar los derechos del paciente, escuchar activamente, ser creble, prestar atencin a lo que se dice y cmo se dice, evitar los mensajes impositivos, ser fiable y decir la verdad, utilizar el mismo cdigo que el pacienteix. El aparte del captulo titulado La calidad de vida, la futilidad y el encarnizamiento teraputicox ofrece una especial utilidad pues avisa sobre las condiciones en qu puede llegar a darse la muerte en el mbito hospitalario. Se recuerda que el concepto de calidad de vida es multidimensional, as como la dedicacin que le han destinado los diversos mtodos para su medicin.xi Vale la pena detenerse en el concepto de calidad de vida pues ser determinante en las decisiones mdicas y en la evaluacin para la redaccin de las voluntades anticipadas y dada su complejidad para los fines del texto que nos ocupa, pues induce una paradoja entre sus mecanismos de medicin y los mtodos: dilogo, reflexin y argumentacin, de que se sirven la elaboracin de las voluntades anticipadas. Como es habitual, el concepto de calidad de vida comienza su exposicin considerando el estado funcional fsico, al que se le suman otras dimensiones: la dimensin psicolgica, social, espiritual. Los mtodos actuales para la medicin de la calidad de vida han sido objeto de debate, es el caso de QALY (Quality Adjusted Life Year). Por otra parte, como recuerda el autor Roco Fernndez-Ballesteros, Mara Dolores Zamarrn y Aracel Maci ofrecen de manera esquemtica las dimensiones analizadas por 18 mtodos diferentesxii desde una perspectiva psicolgica. Acercndose as a la distincin entre calidad de vida subjetiva y objetiva que propone Albert W. Musschenga: Calidad de vida objetiva. Condiciones que han de darse en cualquier persona para que cuente con la posibilidad de ser feliz: capacidades fsicas, intelectuales, sociales y emocionales. Calidad de vida subjetiva. Idea particular de felicidad que tiene cada persona. Aqu entran en juego componentes de personas individuales que slo ellas pueden avaluar -el disfrute, entendido como un estado mental positivo, y la satisfaccin, entendida como la evaluacin del xito en realizar un plan o la concepcin personal de la vida buena-.xiii A tenor de lo anterior, la toma de decisiones clnicas se ordena segn los siguientes criterios: 1. Si el paciente tiene capacidad para tomar decisiones se acude al juicio subjetivo, subsidiario de la calidad de vida subjetiva. 2. Si no est en capacidad de tomar decisiones, se recurre al juicio por sustitucin, calidad de vida en interpretacin de un representante autorizado, como se expresa en las voluntades anticipadas. 3. Si no es posible conocer o interpretar la decisin del paciente, se aplica el juicio del mejor inters, subsidiario de la calidad de vida objetiva. El concepto de futilidad y el de encarnizamiento teraputico, estn asociados con el de calidad de vida. Vemoslos: En los ltimos aos se ha extendido la idea de que los mdicos no estn obligados a dar a los pacientes o a sus representantes la oportunidad de aceptar o de rechazar un tratamiento considerado ftil.xiv Para comprender correctamente esto, y su vinculacin con las voluntades anticipadas, se ofrecen los tres sentidos de futilidad que distingue Mark R. Wicclair: 1. Futilidad fisiolgica. Una intervencin mdica es ftil si no hay una probabilidad razonable de alcanzar su objetivo fisiolgico. (...) 2. Futilidad en relacin a las metas del paciente. Una intervencin mdica es ftil si no hay probabilidades razonables de alcanzar las metas del paciente. (...) 3. Futilidad en relacin a los estndares de la integridad profesional. Una intervencin mdica es ftil si no hay probabilidades razonables de que alcanzar cualquier meta compatible con las normas de la integridad profesional.xv En estas categoras, como en el caso anterior de la calidad de vida, hay una dificultad mdica de determinacin ya que remiten a juicios que van ms all del conocimiento de los expertos; de aqu la relevancia de la valoracin del paciente, es l el que posee el juicio de valor sobre las probabilidades razonables. Ahora bien, el mdico puede esgrimir los estndares de la profesin segn las metas de la
medicina, que, por otra parte, no cuentan con un acuerdo entre la profesin. En un sentido semejante, el encarnizamiento teraputico consiste en el mantenimiento de la vida del paciente por encima de cualquier otra consideracinxvi, y orienta hacia una muerte medicalizada y ftil que se constituye en una carga para el moribundo. Hay varios motivos que llevan al encarnizamiento teraputico: la prctica de la medicina defensiva, ante el temor de una demanda judicial; la dificultad de la familia de hacer frente a la muerte del ser querido; el anhelo del mdico de avanzar en la investigacin, asociado a su propia autoestima y a la idea de conceptualizar la muerte como una derrota. Frente al encarnizamiento teraputico se presenta el concepto de eutanasia. Comparten los dos las condiciones mdicas bajo las que se dan y la conciliacin que exigen en su responsabilidad social, legal y moral. Respecto a la eutanasia, hay una diferencia inicial entre eutanasia activa y pasiva; procurar la muerte o dejar morir. Y otras diferencias derivadas de las posibilidades y limitaciones mdicas, as: eutanasia activa indirecta: a consecuencia de la administracin de sustancias para paliar el dolor se produce el efecto secundario de acortar la vida, se las denomina tambin accin de doble efecto; suicidio asistido: dejar al alcance del paciente los medios para que ponga fin a su vida. Otro concepto, el ms reciente, es el de ortotanasia: consiste en dejar que la muerte cumpla su tiempo, sustituyendo el tratamiento agresivo para retrasarla, por el tratamiento paliativo para combatir el dolor. Trae el texto una afirmacin de Somermille donde estamos en general, de acuerdo, es en que ninguno de nosotros es pro-sufrimiento y ninguno de nosotros es anti muerte cuando su hora ha llegado xvii. Entendiendo el concepto de sufrimiento en el contexto del concepto de calidad de vida y advirtiendo que el desacuerdo surge en los medios utilizados para reducir el sufrimiento. Las voluntades anticipadas, surgen pues en el reconocimiento del nuevo (en el sentido de todo lo que todava falta para su reconocimiento), contexto de las sociedades pluralistas, donde es posible y deseable buscar el acuerdo y la conciliacin. Juan Carlos Siurana, despus de hacer el recuento de la amplia variedad de trminos que han surgido para una misma definicin o variantes de la misma, aclara que l opta por la de voluntades anticipadas, pues es el ms utilizado en las legislaciones autonmicas del pas y ofrece su definicin con el propsito de dar claridad y precisin: Las voluntades anticipadas son declaraciones orales o, preferiblemente escritas, dirigidas al personal sanitario y a otras personas significativas, realizadas por una persona -llamada el otorgante-, capacitada para tomar decisiones sobre los cuidados de la salud, con la intencin de que entren en vigor cuando pierda dicha capacidad, y que pueden adoptar al menos alguna de las siguientes formasxviii: 1. Instrucciones. Sobre los cuidados de la salud y para despus de la muerte. El otorgante enuncia que tratamientos desea que le sean aplicados o no, bajo diversas y posibles circunstancias mdicas futuras. 2. Designacin de representante. Para los cuidados de la salud y para despus de la muerte. El otorgante designa una persona de su confianza para que lo represente e interprete las instrucciones. 3. Historia de valores. informacin ofrecida por el otorgante sobre sus valores, visin de mundo, deseos y actitudes que deberan gobernar el tratamiento y las diversas decisiones que se tomen. La informacin se puede dar mediante listas de valores, respuestas a preguntas, mtodos narrativos o comentarios a escenarios seleccionadosxix Aclarados estos apartes, Juan Carlos Siurana recuerda que el objetivo nuclear de su trabajo consiste en exponer los argumentos a favor y en contra de las voluntades anticipadas, para identificar los aspectos en comn por medio de la reconstruccin de acuerdos. Y como los argumentos se han clasificado tomando como referentes las metas de la medicina y los principios de la biotica, los recuerda. Las metas de la medicina, entendidas como metas de las profesiones sanitarias, son subsidiarias del estudio publicado por el Hastings Center, importante centro mundial de biotica, en 1996: The Goals of Medicine. Setting New Prioritiesxx. Y que ofrece su definicin de salud en contraste con la definicin de la Organizacin Mundial de la Salud de 1947, por entender que la medicina nunca puede conseguir un bienestar completoxxi La metas que presenta el informe, aplicables a todas las profesiones de la salud, entendiendo que ninguna tiene un rango superior a otra, estn recogidas en el textoxxii y enumeradas son: 1. La prevencin de la enfermedad y de las lesiones y la promocin y mantenimiento de la salud. Este meta ayudar a equilibrar el nfasis en la tecnologa curativa. 2. El alivio del dolor y el sufrimiento causado por la enfermedad y las dolencias. El autor aclara que el dolor es una sensacin fsica mientras que el sufrimiento es psicolgicoxxiii.
3. La asistencia y curacin de los enfermos y el cuidado de los que no pueden ser curados. 4. Evitar la muerte prematura y velar por una muerte en paz. El concepto de muerte en paz se refiere a minimizar el dolor y el sufrimiento mediante cuidados paliativos. Si bien todas las profesiones de la salud tienen en sus objetivos el cuidado con calidad y excelencia del paciente, para la enfermera es el objetivo principal, que cuenta con las siguientes actitudes, muy deseables para su consecucin: 1. Compasin por el sufrimiento de la persona paciente que depende de uno 2. Actitud vocacionada, o sensibilidad para procurar las metas de la medicina 3. Responsabilidad, como actitud para complementar los derechos 4. Capacidad de comunicacin con el paciente, orientada desde la biotica 5. Capacidad para promover en los pacientes su seoro sobre s mismos, del que se debe derivar la prevencin y la autocuracin 6. Competencia tcnica 7. Autoestimaxxiv Respecto a los principios de la biotica, el autor mantiene el orden en que aparecieron en la historia de la tica mdica con el propsito de facilitar su comprensin, recordando, sin embargo, que en otras ocasiones colocan en primer lugar el de autonoma, probablemente por las nefastas consecuencias por no respetarloxxv: 1. No-maleficencia. Este principio est expresado desde el juramento hipocrtico. La tradicin clsica establece que el primer cuidado es el de evitar el dao. Por esta razn es un principio pasivo. 2. Beneficencia. Es un principio activo: procurar el bien en el mbito de cuidado de la medicina, que se orienta por unas condiciones concretas, atendiendo y respetando los argumentos del paciente, no respetarlos incurrira en paternalismo. 3. Autonoma o accin autnoma. Una accin es autnoma cuando el que acta lo hace intencionadamente, con comprensin y sin coaccin. Puesto que la intencin no admite grados y la comprensin y coaccin s, comprobar que una accin es autnoma exige saber que se realiz con intencin y con un nivel suficiente de comprensin y de ausencia de coaccin. 4. Justicia. Las desigualdades en el acceso a la salud y el incremento en sus costes han suscitado un debate al respecto. En enunciacin negativa: Una injusticia se produce cuando se le niega a la persona el bien al que tiene derecho o no se distribuyen las cargas equitativamente en consecuencia el paciente no podr pedir menos de lo que la sociedad considera un mnimo decente, pero tampoco podr pedir ms de lo que la sociedad puede ofrecerle en el marco de una distribucin equitativa de los recursos sanitariosxxvi
II. Argumentos a favor de las voluntades anticipadas por sus aspiraciones fundamentales
Desarrolla a continuacin, Juan Carlos Siurana, los argumentos a favor de las voluntades anticipadas, organizados as: argumentos basados en el principio de autonoma de la biotica, en las metas de la medicina y en los principios de no-maleficencia y beneficencia, en el principio de justicia, en argumentos jurdicos, religiosos y filosficos. Los argumentos basados en el principio de autonoma de la biotica, recuerdan que la persona que forma parte de una sociedad secular y plural, es la duea de sus decisiones y que los documentos de voluntades anticipadas cumplen esta funcin, posibilitando a mdicos y familiares conocer los valores y razones que mueven las decisiones del paciente, y facilitando la expresin de su voluntad cuando ya no pueda hacerlo. De esta manera se constituyen en un recurso para vencer el paternalismo propio de la Conspiracin del silencio, y recobrar su derecho a la confidencialidad. Los argumentos basados en las metas de la medicina y en los principios de no-maleficencia y beneficencia, posibilitan que el paciente defina su concepto de calidad de vida y futilidad, reducen el sufrimiento moral del paciente ante la expectativa de no ser tenida en cuenta su voluntad respecto a su muerte, adems de mejorar las relaciones con su mdico y representante. Para los argumentos basados en el principio de justicia las voluntades anticipadas permiten reducir los
gastos sanitarios destinados a los pacientes terminales respetando a la vez su autonomaxxvii. Para los argumentos jurdicos con las voluntades anticipadas se cuenta con unas afirmaciones razonadas y sustentadas frente a posibles frases sueltas en una situacin de incapacidad mental o un estado de inconsciencia irreversible. Evitan, por otra parte, que la justicia cargue el peso de la decisin en el criterio mdico, en el caso de testigos de Jehov, por ejemplo, y su negativa a recibir transfusiones de sangre, cuando son miembros de la familia ajenos a la concepcin religiosa los que toman la decisin. Reducen el recurso a los tribunales para tomar decisiones sobre el cuidado de la salud en el final de la vidaxxviii y facilitan claridad y transparencia a la prctica habitual de la eutanasia pasiva. Los argumentos religiosos recuerdan que permiten considerar a la persona por su dimensin espiritual y trascendente y no meramente biolgica y permiten una muerte acorde con los principios de la fe del creyente. Los argumentos filosficos, que se pueden subdividir en distintas escuelas, los resumiremos as: respetan la vida humana en su valor fundamental y personal, respetan la diversidad de valores legtimos propios de las sociedades pluralistas y laicas, desarrollan el concepto de democracia participativa y de humanismo, reducen el sentimiento de culpabilidad y el estrs en el personal sanitario, la familia y los jueces xxix, permiten proyectar el futuro y terminar la vida en coherencia con lo vivido y la voz interior, son el resultado de valorar riesgos y beneficios, y surgidos en la cultura estadounidense son adaptables a la cultura europea.
misma muerte nos dar la oportunidad, cuando nos llegue la propia, de tener presentes a los dems, tanto los que se fueron antes como los que dejaremos nosotros. En el anterior sentido debe utilizarse el mtodo narrativoxxxiii, con sus variantes que favorezcan la cumplimentacin del documento de voluntades anticipadas, pero sobre todo el reconocimiento de nuestra condicin de personas dueas del valor inalienable de la vida y de las exigencias y responsabilidades que sta nos demanda y que dejamos al morir en legado a las dems personas. La narrativa es una forma de convivencia entre aquellos que se entienden, o en su defecto, una forma de propiciar o intentar la convivencia y el entendimiento. Por esta razn se deben considerar los intereses de todos, aun cuando los prioritarios son los del paciente u otorgante de las voluntades anticipadas que exigen, no solo por l sino tambin por los que acompaan, una actitud de compromiso con las decisiones morales. Al respecto nos parece oportuno reproducir un prrafo completo del texto: Pensar que actuamos de manera altruista cuando practicamos criterios establecidos previamente de lo bueno para el paciente sin consultarle es actuar de manera opuesta a como pretendamos. El altruismo no debe perpetuar de manera no crtica las prcticas mdicas de toma de decisiones que excluyen la posibilidad de decisin del principal afectado. Actuar as es privar al paciente de la posibilidad de retener su estatus como agente moral. Segn esta autora, de entre las indignidades que la medicina es capaz de infligir sta es la ms profundaxxxiv Finalmente, conviene la revisin y actualizacin peridica del documento de voluntades anticipadas. Condiciones referidas a la forma de los documentos. Es necesario redactarlos en trminos precisos y claros. Algunos estudios encuentran que conceptos clave como condicin terminal y tratamiento de soporte vital pueden resultar confusos, en este sentido Stone concluye que el documento de instrucciones no defiende la autonoma del paciente, acaba siendo el mdico el que 1) decide si el paciente es capaz para tomar decisiones, 2) cunto tiempo es un corto periodo de tiempo de esperanza de vida, 3) si el paciente es un enfermo terminal y 4) qu es un tratamiento de soporte vitalxxxv. Otros autores indican algunos conceptos que deben quedar claros: instrucciones sobre cuidados de la salud, representante para cuidados de la salud, quimioterapia, demencia, estadio final, muerte cerebral, coma, respiracin artificial, alimentacin artificial, paro cardaco, administracin artificial del fluidos, calidad de vida, medicina paliativa, pronstico, acompaamiento humano y mdico en el morir, eutanasia activa y pasiva, etcxxxvi. Igualmente los documentos deben mostrar las razones por las que el autor u otorgante toma cada decisin, en el sentido de dejar clara la importancia de cada instruccin. A su vez, deben evitar ser excesivamente detalladas, por su escasa flexibilidad y posible intimidacin hacia los profesionales de la salud. Deben evitar igualmente la expresin de propsitos o ideas poco racionales. Condiciones refereridas al contenido de los documentos. Algunos autores aprueban la redaccin de las voluntades anticipadas pero no con cualquier contenido, en consecuencia, stas deben aclarar qu tipo de prdida de conciencia permite que entren en efecto, as como revocarlas; el ejemplo tradicional: la necesidad de transfundir sangre a un testigo de Jehov durante una intervencin, teniendo en cuente que, si tiene xito, supondr que recobre la conciencia xxxvii. Deben expresar las creencias religiosas del otorgante, en este sentido para que le paciente sea mejor comprendido y ms fielmente respetado, algunas voluntades anticipadas, como es el caso del testamento vital de la iglesia catlica, explicitan la opcin moral de partida, en lugar de disolverla en una lista, aparentemente neutral, de actos requeridosxxxviii. No deben solicitar la eutanasia activa, ni ms tratamientos de los que la sociedad considera que puede costear segn la justicia distributivaxxxix. Tampoco deben influir en la condiciones del seguro mdico. Por su parte, es fundamental que quede claro el papel del representante, pues es la persona en capacidad de defender los valores del otorgante; deben expresar una prioridad entre los representantes designados, si se nombraron a todos los hijos, por ejemplo; debe ser muy claro en la persona o personas con quien consultar el representante para cuestiones especficas y permitir la posibilidad de que el representante tome decisiones segn sus propios valores. La posibilidad de donacin de rganos debe estar incluida en las voluntades anticipadas. Condiciones durante la aplicacin de los documentos. Mdico, familia y representante han de tener el propsito de respetar la voluntad del paciente, expresin de su autonoma personal, de lo contrario su efectividad ser muy limitada. En este sentido, y cuando ya las voluntades anticipadas se redactan en el centro hospitalario, es conveniente considerar la influencia del personal sanitario en su elaboracin. Diversos autores sealan la importancia de que el representante est en condiciones de interpretar el texto, pues ceirse a l puede llegar a ser adverso. Cualquier duda respecto a la voluntad del paciente debe resolverse buscando un equilibrio razonable entre cantidad y calidad de vidaxl, los estudios, pareceres y ejemplos son amplios al respecto, y exigen, en cualquier caso, una cuidadosa y oportuna ponderacin, la reflexin de los conceptos de paternalismo y auto-paternalismo y los de continuidad psicolgica del pacientexli. Deben
generarse y articularse protocolos para la atencin de excepciones y contar con el comit de tica al respecto, si ste existe en el centro hospitalario. Las excepciones sealadas en el estudio de Juan Carlos Siurana se refieren a mujeres gestantes con fetos viables, casos de urgencia, interpretaciones dudosas de las voluntades anticipadas y probabilidad de que se recupere la conciencia, objecin de conciencia por parte del mdico y decisin del mdico de actuar en contra de lo expresado en las voluntades anticipadas, que exigiran una argumentacin documentada y razonada.
en ltimas, no abordan la dificultad de los pacientes que no quieren dialogar sobre estas cuestiones.
voluntades anticipadas puede implicar cambios en las relaciones, incluso, como algunos han observado, puede ser necesario defenderse de la propia familia. La toma de decisiones al final de la vida da cuenta de que la defensa puede consistir en el ejemplo que se va de dejar. Corresponsabilidad. El propio desarrollo moral exige asumir la corresponsabilidad por las consecuencias de las acciones colectivas. En el mismo sentido, acudir a las voluntades anticipadas no solo tiene valor de instrumento sino tambin de mtodo pues desarrollan una responsabilidad moral ya que las consecuencias que se buscan son intencionadas. Fundamentan tambin la corresponsabilidad de aquellos que intervienen y acompaan su elaboracin y aplicacin, de los cercanos y en definitiva de la sociedad, pues en las voluntades anticipadas la tica supera el espacio normativo y desarrolla su mbito de creacin y aplicacin, por medio de la fuerza vinculante que se desprende de estos documentos. En sus conclusiones ofrece el autor una sntesis de las caractersticas mnimas de los argumentos a favor y en contra de las voluntades anticipadas. Concluyendo que bajo unos argumentos y otros hay una concepcin diferente de los documentos de voluntades anticipadas. Mientras los argumentos a favor consideran que las voluntades anticipadas estn fundadas en el principio que dice que los valores de una persona deben dirigir las decisiones que le afectan, los argumentos en contra consideran que los documentos que existen ahora no tienen como resultado que los valores de una persona dirijan las decisiones que le afectanliv De lo anterior se concluye que los argumentos en contra son, en definitiva, argumentos a favor si se cumplen ciertas condiciones, pues en ltimas no muestran que sea posible evitar los peligros que temen. Y, por el contrario, fundamentan ciertas precauciones legtimas para evitar el abuso sobre los dbiles. De ambos argumentos se desprende que la meta que buscan las voluntades anticipadas debe y vale la pena procurar que sea alcanzada, de modo que, en un futuro hipottico en que se alcanzara el objetivo que persiguen, persistiran los argumentos a favor y no seran necesarios los argumentos en contra. Alcanzado el progreso, compartiran objetivos ambas posturas. De lo anterior se desprende que es preferible optar por la postura creativa, aun cuando est sembrada de dificultades, pues adems su alternativa obedece al temor, justamente lo que se desea superar. De aqu, el encuentro fundamental de ambas posturas y la posibilidad de que se puedan constituir en fundamento de un mismo objetivo que, alcanzado, situara la cuestin en un nuevo nivel, de carcter postconvencional. Esto avala la confianza de que una equivocacin en la redaccin de las voluntades anticipadas debe contar con una nueva decisin conforme a sus propsitos, pues todas las voluntades anticipadas son falibles y revisables, antes o despus de la prdida de capacidad del otorgante. No quiere esto decir que se trate de desafiar la voluntad de quien ha perdido la capacidad; un nuevo acuerdo exige un nuevo consenso que, para que lo sea, ha de estar legitimado y responder a una exigencia de la misma calidad tica. El autor ofrece finalmente diez condiciones a cumplir para que las voluntades anticipadas se realicen ticamente, pues creo que el debate sobre la justificacin tica de las voluntades anticipadas se reduce al debate sobre las condiciones que deben cumplirse para que est justificado introducirlaslv. Condiciones que expuestas invitan al compromiso tico que les cabe: que nos cabe. Ideal y por lo mismo compartido. De ah la posibilidad de desempearlo en la responsabilidad diaria. La obra rene al final los anexos que mencionbamos en la introduccin.
Conclusiones
Cuando iniciamos el resumen del trabajo de Juan Carlos Siurana sobre voluntades anticipadas, creamos que contbamos con un buen ramillete de conclusiones que habran de ir madurando durante el escrito para llegar a su exposicin, sin embargo, y esto puede ser lo interesante, su maduracin ha consistido en ir desgranndolas del texto mismo y verse superadas por este ejercicio. Ojal hayamos llegado a un resumen de alguna calidad, pues, por ms que tenga carta de ejercicio, abordar el resumen del trabajo de otra persona es tener a disposicin e invitacin el esfuerzo que otro realiz y que nos es dado. Qu le pueden importar al hombre las cosas sino son el envoltorio de un regalo que se le da? Esta sntesis, a la que alguna vez llegbamos, nos parece oportuna ahora. Indagumosla en aras de hacer nuestro aporte al tema resumido: hemos recibido en regalo un trabajo minucioso sobre un tema fundamental para nuestras sociedades industrializadas contemporneas. El documento de voluntades anticipadas no es fcil, como no lo es, en ltimas, toda responsabilidad, pues en su asuncin respondemos por nuestra condicin de dignidad, que por ser compartida implica corresponsabilidad. Por lo tanto, no es solo regalo para alguno que busca
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saber, sino para todos: el tema es universal. Los regalos valiosos no son fciles. La cualidad del tema abordado no lo es. Esto no le quita valor sino que se lo otorga y le da relevancia. En las sociedades industrializadas contemporneas la muerte queda relegada a la condicin de mayor asepsia posible, condicin que solo es aplicable en alguna medida, desde algunas ciencias; pero la persona rene muchas ms condiciones y muchas ms complejidades, entramadas en buena forma y constituyendo un todo, no orgnico, sin embargo; o no nicamente orgnico, si preferimos. De resultas de esto, la dificultad que nos corresponde es responsabilidad, ahora bien, puesto que de algn modo hemos relegado esta responsabilidad, es corresponsabilidad. Hemos advertido la cualidad de un buen regalo: nunca se pierde, solo se transforma. Es la cualidad de una buena responsabilidad, no queda solo para el individuo, se constituye en corresponsabilidad. Entonces la dificultad aumenta, lo cual la hace ms digna. Dificultad y dignidad dan cuenta de su viabilidad, no para temerla, sino para afrontarla: la persona es por definicin lo que no tiene definicin. En este sentido y para concretar: vale la pena consultar y pensar el declogo para elaborar unas voluntades anticipadas ticas, que hemos mencionado, sin reproducir, al final del resumen. En nuestra presentacin recurramos a Rilke, busquemos nuevamente su ayuda: en el acercamiento que hace al tema del amor en Cartas a un joven poeta, recuerda que la cualidad del amor no se pierde aunque las generaciones de los hombres la maltraten. Otro tanto podemos decir de la muerte. Pero nos abruma su carcter absoluto para nuestra condicin finita, y en las sociedades desarrolladas nos abruma su exceso de medios que llegan a contaminar la muerte misma. El desbalance es flagrante: cerca se arrebata la vida, nosotros arrebatamos la muerte, en medio de ponderadas medidas de cantidad y calidad de vida, y una asepsia y tecnologa despersonalizadas para personas. No obra el silencio tras la muerte, no sustituyen la asepsia y tecnologa la carne y sangre vulnerable de personas, que tienen conciencia de la finitud. Prueba es el numeroso grupo de obras que abordan el tema tras la muerte de un ser querido, no es excepcin el trabajo de Siurana. Pero los hombres somos afortunados, deca Herclito, pues podemos pensar la muerte y la eternidad, los dioses estn obligados a la eternidad. Perder la condicin de aceptar lo necesario con gallarda, nos quita humanidad y personalidad: no es extrao que ocultemos la muerte a nuestros nios, pues el temor o desconcierto nunca son excusa para no dar ejemplo. Entre el amedrentamiento y la gallarda, la respuesta parece obvia. Quiz no sea gratuito tener presente la conciencia ltima y la posibilidad de arrepentimiento del moribundo y su muerte, rodeado de los que dejar, en que insista la iglesia catlica. Por qu la sociedad industrializada teme la muerte que, al tiempo, desvirta en imgenes que adulan la pornomiseria? Por qu deja al lado la muerte y vida ultrajada de tantos y quisiera dejar tambin la propia muerte en manos de la tecnologa y los profesionales, mezcla difcil, por lo dems? En la Antgona de Sfocles, enumera el coro los bienes de que la tecnologa ha dotado a las personas, para concluir que nada supera a las personas que, con sus manos, construyeron esos bienes. Que sea la tica del dilogo la que haga una propuesta de acompaamiento para salir humana e intersubjetivamente del silencio, sobre una de las realidades fundamentales de la persona, es una propuesta arriesgada y viable. La mencionamos aqu porque ya tenemos a disposicin las manos, la tecnologa, la intersubjetividad, el amor, la muerte: regalos. Corresponsabilidades. Dilogo. Los seres humanos son crticos por definicin por el hecho de estar sometidos al tiempo y por oponerse a los infortunios solo en nombre de sus intereses y aspiraciones, a los que, ciertamente, slo se los puede pensar como temporales () El sufrimiento infringido o temido, a nivel mayor o menor ofrece siempre los mejores argumentos para la crticalvi. El documento de voluntades anticipadas es en buena medida consecuencia de la crtica al infortunio en que se viene desarrollando la asuncin de la muerte al interior de instituciones hospitalarias en el llamado mundo desarrollado, y es la expresin de unos intereses de autonoma propios de toda persona, porque est dotada de razn y de libertad. El documento puede constituirse en el gesto con que las personas se saludan y despiden y se interesan entre s. Solo un tab evita el saludo y la despedida franca y la compaa del recuerdo dejado. Ahora bien, el tab no se supera a la brava. Las voluntades anticipadas son alternativa, forma corresponsable de enfrentar esta magnfica dificultad que nos hemos autoimpuesto y morir la muerte con la dignidad que le debemos y que nos debemos. Es razonable nuestra crtica cuando con sensibilidad moral conocemos cmo estamos muriendo, el dilogo ordena esta crtica, el documento de voluntades anticipadas ofrece esta alternativa.
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SIURANA, Juan Carlos, Voluntades anticipadas. Una alternativa a la muerte solitaria, Trotta, Madrid, 2005 Ibid p 9 iii Ibid iv Ibid p 10 v Ibid p 14 vi Esta conclusin de Aris nos ha invitado a preguntarnos en algunas ocasiones si se podra establecer una relacin con la emergencia contempornea de las enfermedades psiquitricas de base emocional y su tambin relacin con los estereotipos promovidos por la imagen difundida en los medios de comunicacin masiva. vii Ibid p 20 viii Citado y parafraseado en ibid p 22 ix Citados en ibid p 26 x Ibid pp 29 ss xi En estos enlaces, de los aos 2002 y 2010 se encuentran unos acercamientos al concepto de calidad de vida, creemos en sintona con el abordaje que se hace en la obra: http://www.scielosp.org/pdf/spm/v44n4/14023 y http://www.scielo.cl/pdf/rmc/v138s2/art05.pdf xii Fernndez- Ballesteros, R., Zamarrn, M.D. Y Maci, A., Calidad de vida en la vejez en distintos contextos, Ministerio de Trabajo y Asuntos Sociales, Instituto Nacional de Servicios Sociales (INSERSO), Madrid, 1996, pp 21-36 Citado en ibid p. 30 xiii Citado en ibid xiv Ibid p 31 xv Ibid xvi Ibd p 32 xvii M.A. Somerville, The song of Death: The Lirics of Euthanasia: The Journal of Contemporany Health Law and Policy 9/1 (1993), p 75. Citado en ibid p 35 xviii Ibid p 37 xix Ibid pp 37-38 xx The Goals of Medicine. Setting New Priorities Hastings Center Report 26/6 , Suplemento especial, (1996) pp 1-27 xxi Ibid 39 xxii Ibid xxiii Ibid xxiv Desarrolladas en ibid p 40 xxv Ibid p 41 xxvi Ibid p 43 xxvii Ibid p 49 xxviii Ibid p 51 xxix Ibid p 54 xxx Ibid p 68 xxxi Ibid p 69 xxxii Como se mencionaba en I. La reflexin en biotica sobre el final de la vida y la propuesta de las voluntades anticipadas xxxiii Ibid p 72 xxxiv Ibid p 74, y cita de M. Pabst Battin, The Eclipse of Altruism: The Moral Cost of Deciding for Others, en The Least Worst Death. Essays in Bioethics on te End of Life, OUP, Oxford, 1994, p 55 xxxv Ibid 76 xxxvi Ibid p 77 xxxvii Ibid p 80 xxxviii Ibid p 81 xxxix Ibid p 82 xl Ibid p 89 xli El concepto de continuidad psicolgica que se encuentra en este aparte, adolece de alguna pobreza que se ver resulta, a nuestor parecer, despus, en Un referente desde la tica del dilogo xlii Ibid p 100 xliii Ibid p 101 xliv Ibid p 104 xlv Ibid p 107 en referencia a Cattorini, Direttive anticipate del malato. Pro e contro en La morte offesa, EDB, Bologna, 1996, p.114 xlvi SIURANA, Juan Carlos, Una brjula para la vida moral, Comares, Granada, 2003 xlvii Ibid p 110 xlviii Ibid
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Ibid p 111 Ibid p 113 Ibid p 114 Ibid p 113 Ibid p 111 Ibid p 120 Ibid p 123 GRONDIN, Jean; Introduccin a la hermenutica filosfica, Herder, Barcelona, 2002, p 34
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