Este documento analiza la figura retórica de la prosopopeya, que consiste en poner el discurso en boca de un objeto inanimado o persona ausente. Explica que la prosopopeya funciona mejor cuando el hablante imposible tiene un discurso completo y una intención determinada. Aunque no conoce obras literarias buenas que usen directamente la prosopopeya, cree que la mecánica subyacente ha inspirado grandes novelas como la "Carta al padre" de Kafka. También analiza cómo autores como D
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Este documento analiza la figura retórica de la prosopopeya, que consiste en poner el discurso en boca de un objeto inanimado o persona ausente. Explica que la prosopopeya funciona mejor cuando el hablante imposible tiene un discurso completo y una intención determinada. Aunque no conoce obras literarias buenas que usen directamente la prosopopeya, cree que la mecánica subyacente ha inspirado grandes novelas como la "Carta al padre" de Kafka. También analiza cómo autores como D
Este documento analiza la figura retórica de la prosopopeya, que consiste en poner el discurso en boca de un objeto inanimado o persona ausente. Explica que la prosopopeya funciona mejor cuando el hablante imposible tiene un discurso completo y una intención determinada. Aunque no conoce obras literarias buenas que usen directamente la prosopopeya, cree que la mecánica subyacente ha inspirado grandes novelas como la "Carta al padre" de Kafka. También analiza cómo autores como D
Este documento analiza la figura retórica de la prosopopeya, que consiste en poner el discurso en boca de un objeto inanimado o persona ausente. Explica que la prosopopeya funciona mejor cuando el hablante imposible tiene un discurso completo y una intención determinada. Aunque no conoce obras literarias buenas que usen directamente la prosopopeya, cree que la mecánica subyacente ha inspirado grandes novelas como la "Carta al padre" de Kafka. También analiza cómo autores como D
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La prosopopeya
Por: Csar Aira
Fecha: 30/12/2003
Se llama ?prosopopeya? al recurso artificioso de poner el discurso en boca de algn objeto inanimado, animal, cualidad abstracta o persona muerta o ausente o imaginaria. En estos ltimos casos tendera a confundirse con algo como la novela o teatro histrico, en los primeros con el gnero fantstico, lo propio de la prosopopeya, empero es que ese hablante imposible no sea tanto un personaje como el sujeto de un discurso completo, que constituye la obra o pasaje literario en su integridad. Ms caracterstico todava es que ese discurso tenga una intencin determinada, que no pueda realizarse sino mediante la prosopopeya. Esa intencin responde al tipo de deseos que expresan frases como ?Si estas paredes hablaran...?. Los objetos suelen ser testigos presenciales tan intiles como insustituibles por dos motivos principales: la primera es que, confiando, con buenos motivos, en que nunca hablarn, no vacilamos en realizar en su presencia nuestros actos secretos; y segundo, que al no estar afectados por los ciclos de la vida orgnica, duran ms que cualquier ser vivo y las ?paredes? en cuestin pueden haber presenciados las evoluciones, secretas o no, de veinte o treinta generaciones sucesivas.
Es el objeto inerte el que da el modelo completo de la prosopopeya; todo lo dems es parcial; el discurso de un gato puede revelar interesantes secretos que no se han ocultado a sus ojos fosforescentes, pero no tienen nada que decir sobre el discurso de las generaciones (un rbol estara en una situacin intermedia, digamos entre gato y pared); lo que pudiera decir la Justicia, o la Primavera, es demasiado general para que pueda interesarnos; y las revelaciones de Manuelita Rosas o de Napolen nos llegara a travs del tiempo pero slo diran sus propios secretos, no los ajenos: nadie se habra comportado frente a Napolen como frente a una pared o a un gato; adems en este caso haba distintas opciones, como hacer hablar el alma de Napolen, o a su estatua o a su retrato. Esto ltimo, que es bastante comn (basta pensar en los ltimos soliloquios de la Gioconda que se han escrito) propone un mixto: el retrato o estatua como objeto que atraviesa el tiempo, ms la psicologa del personaje. Entre parntesis, creo que esta versin mixta apunta a la intuicin que se oculta en el fondo de un recurso que nos parece tan pueril: la prosopopeya representara simplemente a la obra de arte, que es a la vez objeto inerte, y soporte del discurso, es decir objeto parlante.
Me apresuro a sealar que no conozco ninguna obra literaria realmente buena que haga uso de la prosopopeya. Es demasiado limitadora y artificiosa para elevarse por encima del ingenio fcil. Sin embargo, he credo sentir su maquinaria bsica operando como modelo o motor de algunas grandes novelas.
Habra que empezar por distinguir la prosopopeya como figura descripta en los manuales de retrica, de la prosopopeya en el momento de invencin, usada por primera y nica vez: en esta primera vez s triunfa la libertad que hace la literatura. Y como todos los buenos inventos en el arte, de ste puede recuperarse el impulso original. Para ver cmo, hay que dirigir la vista a los motivos que llevaron a su invencin, y volver a efectuarlos. Ya suger los motivos de la prosopopeya: el de fondo, yo dira que es tematizar la cosificacin ambigua (parlante) de la obra de arte. A se podemos dejarlo de lado porque de agota en s mismo, es un poco su mito de origen. Los otros podran simplificarse a tres: 1) la organizacin intencional del discurso: si se pone a hablar una pared, podemos esperar que sea para decir algo muy especfico y muy bien pensado (se supone que ha tenido tiempo para pensarlo): 2) toma la palabra un sujeto no destinado a hablar, al que todos los participantes de las historias implicadas tuvieron por mudo, y con buenas razones; por ello, le han entregado sin saberlo todos sus secretos; 3) el que habla est exento de las limitaciones temporales de los personajes y atraviesa sus vidas de un lado a otro.
Este mecanismo triple informa, me parece, la obra de algunos escritores no sospechosos de manipulaciones retricas. Los tres impulsos funcionan en la CARTA AL PADRE de Kafka. Ah habla el afectado por el tab de silencio, el hombre-pared para su interlocutor paterno, el ltimo en esperar que se pusiera a hablar; y su discurso est severamente organizado como alegato jurdico, lo que es muy caracterstico de la prosopopeya, que siempre tiene algo de ajuste de cuentas o acto de justicia; y por ltimo, la ?Carta al Padre? tambin comparte con la prosopopeya la ?longitud de onda? necesaria para hendir las generaciones, aunque aqu habra que desplazar la mirada a otros puntos de la obra de Kafka para verlo en todo su alcance: al optimismo de la especie ms all del individuo, al pueblo de los ratones y sobre todo al animal subterrneo del ltimo relato, en el que se llega al individuo que ya no necesita a la especie para sobrevivir.
Quizs sera muy fcil hacer muchas ms analogas de este tipo, y terminara viendo prosopopeyas en todas partes. Pero no me refera a apariciones, ni siquiera sumadas, de sus tres rasgos. El mecanismo de la prosopopeya hace actuar a esos tres rasgos en un solo mecanismo nico: no el mudo, ni el ajuste de cuentas, ni el triunfo sobre el tiempo, sino las tres cosas coordinadas de modo que quieran significar algo distinto. Ese ?algo distinto? es lo que hace la originalidad personalsima de un autor, del autor que vuelve a tener, por primera vez en el mundo y sin saberlo, la ocurrencia de la prosopopeya.
Esto podra verse mejor recurriendo a otro autor en el que tambin he visto en accin este mecanismo, y que para mi propsito tiene la ventaja sobre Kafka de estar mucho ms lejos de Puig. Hago la advertencia de que no se trata de ejemplos; no podran serlo, porque cada caso se trata de un origen absoluto, de una primera vez histrica, que no admite por esencia un modelo anterior.
Este otro autor es Diderot. Aun limitndome a sus cuatro novelas, creo que en ellas se hace visible la mecnica de la prosopopeya. Para empezar, en LES BIJOUX INDISCRETAS sta fue tematizada: ante la consternacin de todo un reino, afortunadamente imaginario, los genitales femeninos se ponen a hablar; lo que nunca se habra esperado que hable, lo que detenta, por definicin, los secretos que se crea mejor guardados, toma la palabra. No es una prosopopeya sino su tematizacin o novelizacin. El acento est puesto sobre la organizacin intencional del discurso: las ?joyas? abren sus boquitas por motivos muy concretos, y los realizan con sorprendente eficacia. Esto es muy propio de la mentalidad iluminista, de la que sera difcil encontrar un modelo ms acabado que Diderot. La calidad de Diderot como exponente de su poca deriva de la originalidad sin parangn que gana con la reinvencin del dispositivo prosopopeya. El racionalismo hablado como ajuste de cuentas est ms desarrollado en LA RELIGIEUSE, donde la que habla es una monja de clausura, que slo ha hecho voto de silencio y obediencia para enunciar mejor su apasionado alegato. JACQUES LE FATALISTE y sobre todo LE NEVEU DE RAMEU se vuelven en la direccin contraria en tanto sus protagonistas son habladores compulsivos. Por eso mismo, la prosopopeya triunfa en ellos. Nada puede sorprender menos que or hablar al sobrino de Rameau, una especie de charlatn profesional, pero la sorpresa perenne que produce la provoca el hecho de que dice la verdad, que su locura y marginalidad lo han cosificado en objeto parlante capaz de atestiguar en el juicio a la civilizacin. JACQUES LE FATALISTE por su parte es el monumento a la digresin proliferante de la novela. Aqu yo dira que hay una arqueologa de la prosopopeya en la novela. El modelo que sigui Diderot es Cervantes. Y toda la originalidad del QUIJOTE, originalidad fundante de la novela, est en que sus personajes hablan. Mediante el simple recurso de darle la palabra a los personajes de una novela de caballeras, sta estalla, sus cdigos se disuelven. La ficcin no resiste a la prueba de la palabra hablada, la realidad acta como un cido, y nace el realismo. Al referirme al ?triunfo de la prosopopeya? quiero decir su superacin. Algo tan necio como la prosopopeya se hace literatura slo al derrumbarse por su propio peso. La otra influencia de Diderot en su novela fue el TRISTAM SHANDY. La peculiaridad inslita de la novela de Sterne consiste en darle la palabra, sin condicionamientos, a un personaje, para que se extrave en su propio discurso incontrolable, y termine contando una historia distinta a la que se propona contar el autor. Salvo que entonces hay que cosificar a ese personaje, despojarlo de una psicologa a la que no podra dejar de contaminar la del autor, y darle la imprevisibilidad de una pared que se largara a hablar.
Para no extraviarme yo tambin en las digresiones, vuelvo a la prosopopeya. Lo que sospecho es una estructura profunda de la prosopopeya que puede asomar a la superficie como formacin retrica, la prosopopeya propiamente dicha, o bien proseguir su travesa subterrnea y emerger, actualizada en la historia, como obra novelstica innovadora y nica. La estructura profunda sera su mito de origen, del que no vale la pena hablar porque si yo pretendiera formularlo saldra actualizado y deformado por mi posicin. Me limito entonces a los tres rasgos que seal (el escndalo de que hable quien no puede hablar, la intencionalidad justiciera de su discurso, el exceso sobre el tiempo orgnico), los tres rasgos tomados en su mayor abstraccin. La emergencia, es decir la elaboracin histrica de estos elementos, es la literatura e inevitablemente es lo histrico de una literatura.
Pues bien, en Puig el mito de la prosopopeya se actualizar con rasgos propios, propios de Puig y de su tiempo. Creo que la explotacin de su obra encarada por este lado pueda sacar a la luz algunos puntos de inters.
Si nos preguntamos cul es el secreto de Puig, qu es lo que lo hace tan diferente y tan superior a todos los novelistas argentinos que fueron sus contemporneos, creo que la respuesta est en que las novelas de Puig se benefician por el movimiento de un inters intrnseco, vale decir no, o no en primer trmino, el que puedan despertar en los lectores sino el que mueve a sus actores. Los personajes de Puig surgen y sacan su razn de ser del inters apasionado en sus historias. ?Inters? aqu debe tomarse en sus dos sentidos, como curiosidad intelectual y como implicacin. Esta es la marca de la novela popular o de gnero por excelencia la policial: los personajes siguen los avatares de su curiosidad y son conformados por stos, a la vez que tienen intereses vitales colocados en la historia. Pero en la novela de entretenimiento el inters se quema y consume por entero en su propio crculo, y su triunfo consiste precisamente en no dejar ningn resto. El inters del lector es puramente vicario, y su soporte es la identificacin fantasmtica, por esencia efmera, con los intereses internos a la ficcin. Mientras que la novela obra de arte, tal como la invent Flaubert, invierte estos trminos: todo su inters est puesto afuera, en el lector y en la operacin esttica de la lectura. De ah que, para acentuar el contraste, la novela moderna haya dejado de lado al aventurero y al genio, y se haya especializado en el ms gris y anodino de los ciudadanos. Puig, por un golpe de genio que podra adjudicarse a su sensatez pueblerina, o a su gusto por el viejo cine de Hollywood, logr recuperar, en la ms artstica de las formas novelescas, la dinmica del inters interno.
Mi hiptesis es que eso se hizo bajo el signo de la prosopopeya, por lo menos en las dos primeras novelas, que pusieron en marcha todo el proceso. Est la mudez, o el tab de silencio, que acumula todos los secretos ajenos, la intencionalidad justiciera del texto, y el pasaje de las generaciones que le da sentido a toda la operacin. El sentido es la madre, clave de la organizacin del discurso. La madre es la primera persona, ms all del juego de palabras, porque es la nica que puede hablar, aunque no sea ella la que habla. Tambin es la clave temtica: con ella empieza su primera novela y termina la ltima, al cabo de un largo rodeo. La madre es la produccin; en su encarnizamiento con el producto hijo, lo sigue produciendo eternamente. Es la introduccin del mecanismo de la prosopopeya lo que interrumpe este proceso y lo hace cristalizar en arte.
Pero no es exactamente la madre la que habla. No podra hacerlo, o tendra muy poco que decir. Hay que recordar que la madre es un sujeto relativo; solo es madre para su hijo, y si bien la homosexualidad congela a la mujer en la figura materna exclusiva, para sta o aquella madre hubo, y debi haber necesariamente, un momento en que fue parte de una multiplicidad. De ah la aparente polifona de la prosopopeya de Puig. El sujeto al que le da la palabra es plural: yo lo llamara ?la poca de la juventud de mi madre?.
La empresa de Puig, de hacer hablar a una determinada poca histrica, se parece a lo que hoy se llama ?cultural studies?; el perodo de civilizacin enfocado es ?la juventud de la madre?. Es una especie de reconstruccin , pero distinta de la que hace la novela histrica o la filologa, ya que aqu el estilo est implicado. Es la diferencia entre el discurso cientfico sobre la constitucin atmica de una pared, y el soliloquio de la pared en la prosopopeya con la diferencia adicional de que la pared no tiene un estilo propio, y la ?poca? s lo tiene. Pero adems, aqu el estilo est implicado por dentro. Yo he sostenido que lo nico que le transmite de verdad una madre a su hijo es el estilo; y de ah compite de un modo ambiguo y en realidad inextricable con la poca de formacin del hijo. Junto con la primera persona, la personalidad de un Zeitgeist. De modo que ms que una reconstruccin es una auproduccin. Y se la debe hacer con un mtodo historiogrfico peculiar: ya no el ?paternalista? de los documentos, sino uno oral, fragmentario, sospechoso, frvolo. Aun con estos defectos, es el nico mtodo totalizante, porque abarca todo, imgenes y valores y gestos, una esttica general.
La aventura que sucede en esta poca es la abertura de las posibilidades de la madre: los hombres que tuvo para elegir, o entre los que se dej elegir. Es un reino de inmensa libertad. Es como en el adagio del Derecho Romano: ?la paternidad siempre es incierta, la maternidad es certsima?. Pero ese ?siempre incierto? es la abertura infinita de los posibles. Despus se cerraron, y ese cierre est subrayado por el destino de bronce, ineluctable, que se descarga sobre el hijo, que no encontrar la libertad sino en el arte. Lo inerte se desplaza, y se forma un zeugma que es la mquina novelstica de Puig: un pasado vivo, vibrante de color y sonido, y un presente inexorable, amortajado en la inadecuacin y la desdicha; y a la vez, un pasado que se ha clausurado a pesar de todo, y un presente que se abre en el trabajo de la escritura. En esas condiciones, escribir debera producir cierta culpa, en tanto equivale a cosificar o matar al pasado, como un vampirismo transtemporal. Matarlo para hacerlo hablar.
La superioridad de Puig estuvo en esta opcin. La poltica de la novela se resume en la alternativa de hablar por s, o hablar por los dems; los colegas de Puig hicieron el cortocircuito mediante la consigna abyecta de ?dar voz a los que no tienen voz?, lamentable caricatura de la prosopopeya; mejor dicho, ventriloqua y no prosopopeya. sta es una ventriloqua menos el ilusionismo. La primera persona revierte sobre s misma cuando no se toma la precaucin de la prosopopeya. ?Darle voz a los que no tienen voz? sin las virtudes que encarn Puig (la sed de justicia, la experiencia del secreto, el trnsito materno del estilo) equivale a una mascarada bastante turbia. Y cuando hay buena conciencia ingenua, como la clase alta, la prosopopeya da resultados como LA CASA DE MUJICA LINEZ o el inefable HABLA EL ALGARROBO DE VICTORIA OCAMPO.
La emergencia de la prosopopeya en el arte novelstico de Puig lo extrae del realismo ilusionista y hace funcionar a pleno la mquina literaria. Para lo cual (y en el proceso se crea un continuo de realidad y novela) es preciso cosificar y alejar el mundo de la madre imponiendo y asumiendo el destino del hijo, hacindolo objeto de una fatalidad absoluta y cerrando todas las salidas.
El Derecho Civil Es La Rama Del Derecho Privado Constituida Por Un Conjunto de Normas Que Se Refieren A Las Relaciones Jurídicas de La Vida Ordinaria Del Ser Humano