Tema 3: Características de La Etapa Pre Lingüística Y Lingüística Del Niño
Tema 3: Características de La Etapa Pre Lingüística Y Lingüística Del Niño
Tema 3: Características de La Etapa Pre Lingüística Y Lingüística Del Niño
En el desarrollo del lenguaje hay que diferenciar dos etapas. En la primera de ellas no
podemos hablar de lenguaje propiamente, sino de comunicación. Esta fase consiste en
la puesta en marcha de aquellos mecanismos que permitirán el nacimiento del lenguaje
como tal, la llamaremos PERÍODO PRELINGÜÍSTICO.
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Cuando se le demanda que diga El vocabulario se va
13-18 MESES o señale algo lo realiza. incrementando de forma
gradual.
El habla de estilo materno suele aparecer hacia el tercer o cuarto mes, aunque puede
aparecer con anterioridad. Hasta entonces el niño captaba los ruidos que había a su
alrededor y lloraba o gritaba para dar a conocer su estado. La madre en esta época es
capaz de diferenciar los lloros y saber si se trata de hambre, sueño, ganas de jugar,
molestia,... Hacia los 6 meses el niño empieza a explorar los parámetros de su aparato
vocal para ver qué puede hacer. Aprenden a producir vocales abiertas y las primeras
consonantes. Con el balbuceo y el laleo, el niño va experimentando los sonidos.
También aparece una ecolalia, el niño parece un “loro” ante cualquier cosa que diga
la madre, repite como si estuviera jugando. Hacia el final de este primer período el
niño será capaz de decir las primeras palabras. En la tabla 2 podemos ver más
claramente los estadios del desarrollo vocal.
1.1. EL HABLA Y LENGUAJE NORMAL DEL NIÑO ENTRE CERO Y NUEVE MESES:
1° ETAPA: Durante la misma el pre-lenguaje está constituido por llanto, grito,
vocalización (en los tres primeros meses), consonantizaciones (del 3° al 6°
mes), silabaciones (del 6° al 9° mes). Sin embargo esto tiene menos
significación lingüística que las reacciones tónicas (actitudes) y las posturas del
bebé. Cuando el niño llora expresa su displacer con todo su cuerpo, a través de
actitudes y posturas.
Establece así un verdadero "diálogo corporal ", la conexión a través del cuerpo
establecida en el mismo nacimiento se irá entrenando y perfeccionando más
tarde hasta adquirir niveles de verdadero lenguaje gestual.
Si partimos de la definición de Lenguaje dada anteriormente, no podremos
llamar “lenguaje” a ninguna de las manifestaciones del recién nacido. Por lo
tanto esta etapa la consignaremos como “pre-lingüística” y coincidirá, hasta
el final de las reacciones circulares secundarias de Piaget, con las tres primeras
etapas de la fase senso-motriz.
Sabemos bien que el niño ya oye desde antes de nacer. Pero es evidente que
si bien oye, no le otorga a lo audible una significación determinada. Durante
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los primeros meses, la percepción resulta evidente, pero no así la significación
de lo percibido. Es recién entre los 8 y 9 meses de vida extrauterina que el
niño comienza las imitaciones del mundo sonoro que lorodea y su primera
atención la dirige hacia sus propias emisiones sonoras que para esa épocason
silábicas. Durante los 8 primeros meses va a existir un continuo reaccionar
reflejo frentea estímulos táctiles, kinestésicos, auditivos, visuales. Va a existir
también una evolución en lapostura y en el movimiento voluntario y todo esto
va a ir dejando una experiencia concreta delpropio cuerpo y del mundo
circundante que debe ser aceptada como una condición necesariapara la
aparición del habla.
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especialistas considera que ese hecho puede ocurrir alrededor de los dieciocho meses de
edad, e incluso algunos meses antes. Probablemente el adulto cree que el niño dice
aquello que él desea oír y se lo devuelve oralmente con gran alegría, dándole el modelo
sonoro que el niño reconoce idéntico al que él ha emitido, lo que le sirve al mismo tiempo
para la mejora fonética de sus posteriores emisiones y para dar o confirmar el significado
a la unión de sonidos repetidos que ha producido.
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Algunos niños pueden emplear frases de dos o tres palabras, aunque la mayoría
sigue empleando una sola para referirse a muchos objetos.
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En cuanto a las realizaciones más concretas entre los 2 y 3 años, destacamos entre
otras, las siguientes actuaciones expresivas: se designa a sí mismo por su nombre y llama
también por el nombre a sus familiares cercanos; los verbos pasan poco a poco de la
forma infinitiva al presente o imperativo, utiliza la forma negativa; surgen los adjetivos
y, hacia la mitad del segundo año, aparecen los artículos así como los pronombres (él,
tú, mío, tuyo); también las preguntas “¿Quién?” o “¿Dónde?”. Entonces los niños pueden
ser capaces de emplear los verbos auxiliares “hacer” y “haber”, los determinantes y las
preposiciones”, por lo que el lenguaje se vuelve más comprensible, incluso por parte de
personas ajenas a la familia. Se pasa de esta forma a un habla, si bien poco elaborada
aún, muy lejana cualitativamente de las primeras frases. Realiza, a lo largo de esta fase,
y en forma paralela, numerosas adquisiciones fonéticas y sintácticas. Alrededor de los 3
años el niño puede realizar adecuadamente frases simples.
La aparición del “yo”, hacia los 3 años, es un momento muy importante, pues
implica el acceso a un estadio del desarrollo psicológico en el que el niño tiene ya
conciencia de sí mismo diferenciado del otro y capaz de relacionarse con él.
A partir de los 3 años, el niño utiliza en forma clara el plural y el género, comienza
a emplear preposiciones y adverbios, usa el verbo en futuro y pasado, y puede realizar
preguntas como “¿Por qué” y “¿Cuándo?”, a la vez que entra en un período de
interrogaciones casi constantes , por su afán de querer saberlo y comprenderlo todo.
Hacia la mitad del tercer año aproximadamente aparecen los verbos reflexivos, los
pronombres y complementos, la forma negativa correcta, así como la forma “porque…”.
Emplea frases aisladas que, si bien aún son simples, son ya correctas.
Merece la pena señalar que entre los 3 y 4 años suele aparecer lo que se conoce
como tartamudeo fisiológico. Los niños de 3 años o más repiten normalmente dos o más
veces una sílaba o una palabra; en algunos sujetos esas repeticiones son más prolongadas
y frecuentes, lo que hace pensar en un tartamudeo real. Esto suele suceder por la
importante diferencia que existe en este momento evolutivo entre todo lo que quiere
expresar y los medios reales que aún posee para hacerlo. Parece que mientras repite la
primera palabra de la frase busca las palabras que siguen. Este tipo de tartamudeo tiende
a desaparecer a medida que el niño aumenta y madura su capacidad expresiva. Los
adultos que lo rodean no deben mostrarse preocupados por esta dificultad, ya que ello
lo haría consciente de un problema que no es en realidad tal, con lo que se correría el
riesgo de prolongarlo e incluso de convertirlo en un verdadero tartamudeo.
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f) De los 6 a los 7 años
A los 6 años la narración será aún somera o simple, pero podrá expresar lo esencial
de los acontecimientos en forma clara y comprensible. Desde un punto de vista
morfológico, el niño emplea en forma adecuada los pronombres posesivos; también usa
algunos adverbios y preposiciones espaciales y temporales; aumenta la cantidad de
infinitivos y participios, y utiliza adecuadamente las formas irregulares de los verbos.
Aunque normalmente el desarrollo del lenguaje continúa hasta los diez o doce años,
los aspectos más importantes se adquieren coincidentemente con la etapa de ingreso a
la escolaridad. Entonces, en esta etapa la generalidad de los niños no debe presentar
dificultades para comprender ni expresarse en forma descontextualizada; es decir, fuera
del ámbito o contexto comunicativo; por ejemplo, los niños pueden ser capaces de referir
historias inventadas o imaginarias, organizar una serie de acontecimientos pasados,
darles un tratamiento lógico y explicarlos conforme a las convenciones lingüísticas o
idiomáticas formales. Asimismo, los niños son capaces de utilizar oraciones compuestas,
tanto coordinadas como subordinadas (“He realizado mis tareas de lenguaje y de
historia”; “ya sé leer, pero no comprendo varias palabras”). Desde luego, también
pueden presentar problemas de conectividad o de concordancia (“En clase habemos
pocos alumnos”; “Estudio mucho mis tareas; ayer estuve jugando”).
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Hasta los 7-8 meses, aproximadamente, no aparecen con más precisión estos
sonidos de la lengua adulta. Hay que destacar que los sonidos aislados se adquieren en
forma gradual y nunca repentinamente.
Al año el niño emplea monosílabos. Son esbozos de palabras, que puede repetir
aisladamente o en forma duplicada.
Entre el año y los dos años el pequeño ya puede formar palabras de dos y tres
sílabas simples diferenciadas, aunque no correctas fonéticamente. Las palabras
aparecen así deformadas. El niño tiende en esta etapa a la simplificación
fonética: es la característica “habla de bebé”. En estos momentos está en
condiciones de entender el lenguaje del adulto, aunque no puede realizarlo,
por lo que es importante ayudar a la evolución hablándole con claridad y
precisión, y no emplear su mismo lenguaje de bebé en la creencia de que así
se le facilita la comprensión, ya que ello podría provocar un estancamiento en
la evolución.
A los dos años puede repetir dos sílabas muy simples.
A los tres años puede reproducir palabras de tres sílabas simples.
A los cuatro años reproduce grupos de dos consonantes sencillas.
A los cuatro o los cinco años la simplificación fonética va decreciendo
considerablemente.
De los cinco a los seis años puede repetir grupos consonánticos.
A los seis años puede emitir prácticamente cualquier sonido del idioma. Le
cuestan las palabras complejas, que aún tiende a deformar.
A partir de los seis años, mejora la pronunciación de consonantes
especialmente difíciles, como CH, J, S, Z, L y R, al combinarlas con otros
sonidos en palabras de compleja pronunciación.
De los seis a los diez años el niño estabiliza una pronunciación que le permitirá
un alto nivel de aprendizaje en su desarrollo lector.
4. La comprensión
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Continuando con los aportes y lineamientos de Torres, G. (1996), en relación a la
comprensión, se consideran los siguientes puntos:
A lo largo de los primeros seis meses parece que la comprensión verbal como tal
no existe. El niño responde, sin embargo, a una variada gama de sonidos cambiando el
movimiento de los ojos o sobresaltándose, por ejemplo. También deja de llorar si la
madre le habla. A los tres meses el niño reconoce más claramente ruidos familiares,
vuelve la cabeza y sonríe mientras su madre va haciendo cosas a su alrededor (como
prepararle el biberón o el baño). Reacciona ya a entonaciones y mímicas.
A los dos años tiene un vocabulario comprensivo de 200 a 1000 palabras concretas,
pudiendo designar los objetos e imágenes que corresponden a esos nombres. Comprende
la pregunta “¿Dónde?” y responde a órdenes simples, como por ejemplo “Dame la
cuchara”. Hacia el segundo semestre de los dos años puede ya designar objetos definidos
por el uso y entender preguntas como “¿Cuándo?” y “¿Por qué?”. El vocabulario
comprensivo puede llegar antes de los tres años a 1,800 palabras.
De los tres a los tres años y medio puede acceder a algunos sustantivos abstractos,
adjetivos de dimensión y nociones espaciales simples. De los tres y medio a los cuatro
años, comprende adjetivos relacionados con la semejanza y preguntas simples, así como
palabras que traducen cuestiones relacionadas con el cuerpo.
La comprensión llega a los cuatro años hasta 2000 palabras. A esta edad puede
acceder a casi todo el lenguaje más habitual y concreto que se utiliza diariamente a su
alrededor. Algo más adelante, a los cuatro años y medio, entiende la pregunta “¿Cómo?”,
y realiza tres recados simples en orden. Su vocabulario comprensivo antes de los cinco
años puede llegar a ser de 2600 palabras.
De los cinco a los seis años accede a nociones espaciales más complejas y
comprende la noción de diferencia.
ACTIVIDAD ACADEMICA:
1. Elabora una línea de tiempo del periodo pre lingüístico y lingüístico del niño
(usa dibujos para complementar el trabajo)
2. Ejemplifica cada período con situaciones reales utilizando imágenes, hojas de
colores, plumones, etc.
3. Presenta una propuesta de actividades para estimular ambos períodos.
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